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RELATO

Mi nombre es Ricardino Calderón Londoño, nací el 10 de febrero de 1959 en la


ciudad de Pereira (Risaralda), hijo de Ricardino Calderón y Franquelina Londoño,
soy el sexto hijo de nueve hermanos, de los cuales seis eran hombres y tres mujeres,
crecimos dentro de un hogar católico, con padres ejemplares formados con disciplina
y buenas tradiciones, inculcándonos siempre el respeto y el amor a Dios, al prójimo y
a nosotros mismos, siempre hubo una buena relación dentro de nuestro núcleo
familiar y un buen trato de mis padres hacia nosotros y entre ellos mismos como
pareja. Mi madre tenía un carácter más fuerte que mi padre, pues ella era la que
siempre nos castigaba y reprendía, sin dejarnos salir a jugar o nos ponía a hacer los
oficios de la casa, o en algunas ocasiones nos pegaba, corrigiéndonos siempre para
no coger malos vicios o costumbres, por parte de mi madre hubo más castigo que
estimulo, pero sin existir ningún tipo de maltrato. Los estímulos que nos brindaban
nuestros padres era darnos lo necesario, como educación, alimentación y
vestimenta, pero de igual forma siempre existía el cariño, la comprensión y la
confianza entre cada uno de los miembros de mi familia.

Mis padres mantuvieron un matrimonio por 70 años hasta que mi madre murió, por lo
que dentro de los cuales, en ningún momento me entere que haya existido
infidelidades por parte de alguno de los dos. Por otro lado, de las familias que
formaron mis hermanos, algunos de ellos sufrieron infidelidad, abuso intrafamiliar y
drogadicción, ocasionado por sus parejas, más no existió por parte de mis hermanos
ni de ningún miembro de mi familia, infidelidad, homosexualidad, drogadicción, abuso
sexual o que hayan sufrido alguna demencia o perturbaciones síquicas o mentales.

Durante mi infancia y adolescencia, nunca sufrí ningún trato que me afectara física o
sicológicamente, pues crecí en un entorno tranquilo con buenas costumbres,
sabiendo siempre donde estaba y hacia donde quería ir y pensando en formar un
buen hogar ejemplo de mis padres.

Me case con Consuelo Escudero, nacida el 7 de diciembre de 1959 en el municipio


de Yumbo (Valle del Cauca) es la tercera hija de siete hermanos, los cuales 4 son
hombres y 3 son mujeres, creció dentro de un núcleo familiar de buenos principios
católicos, con una educación basada en el respeto a Dios, fue una niña que creció en
un hogar separado por los padres, ya que su padre abandonó el hogar, dejando a su
madre sola con siete hijos, donde a mi ex esposa le toco estar al pendiente de sus
hermanos y de los quehaceres del hogar, pero a pesar de todo, su madre les
brindaba a ella y a sus hermanos comprensión y cariño, nunca conocí que algún
miembro de su familia haya sufrido problemas de infidelidad, homosexualidad,
drogadicción, abuso sexual, demencia o perturbaciones síquicas o mentales, aunque
posiblemente, el abandono de su padre, pudo ser causado por infidelidad de su
parte. Aparentemente se veía como si fuera una persona que nunca hubiera sufrido
problemas donde se haya visto afectada física o sicológicamente, aunque la
separación de sus padres pudo ser un detonante que marco en ella
significativamente su infancia.

Mi formación educativa la curse, en la primera etapa, en una escuela en la ciudad


Pereira, obteniendo el título de básica primaria, posteriormente pase al colegio
Instituto Comercial Comfamiliar, donde me otorgaron el título de bachiller, mi
rendimiento académico fue excelente, pues me dieron una beca durante mi etapa de
bachillerato, al finalizar dichos estudios, realice una carrera técnica en el SENA,
donde me forme como Mecánico Industrial. Siempre tuve una relación muy buena
con mis compañeros y con mis profesores y en ningún momento me vi involucrado
en algún problema o inconvenientes.

Durante mi etapa de soltería, me gustaba mucho jugar futbol y llegue a


desempeñarme como árbitro en algunos partidos de campeonatos, de igual forma
me gustaba jugar baloncesto y practicar la natación. En el barrio donde crecí tuve
muchas amistades, el cual todavía mantengo con algunos de ellos.

Debido a la formación recibida por mis padres, siempre quise formar un hogar como
el de ellos, inculcando ante todo el respecto y el amor y donde siempre hubo
fidelidad, pues pensaba que el matrimonio era para toda la vida y para mí era muy
importante la estabilidad en el hogar, ya que eso fue lo que me enseñaron y sobre
todo estar siempre al cuidado de los hijos como lo hicieron mis padres, brindándoles
además una buena educación y llegar a ser un padre ejemplar, formar un hogar
donde existiera siempre el dialogo, la compresión y el respeto mutuo, llegar a ser el
hombre de la casa y ser el encargado del sostenimiento económico así como lo fue
mi padre para mi madre, mis hermanos y para mí, contando además con el apoyo de
la que fuera mi esposa.

En cuanto a mi ex cónyuge, debido a que su familia era de muy bajos recursos, para
ella fue imposible terminar la primaria y por ende el bachillerato, pues siempre le toco
estar al cuidado de sus hermanos, ya que su madre tenía que trabajar, debido al
abandono de su padre, más adelante aprendió a manejar máquina de confección, la
cual fue de mucha ayuda y pudo conseguir un trabajo en una Compañía.

Debido a lo aprendido durante la infancia y adolescencia, Consuelo desconocía que


era la fidelidad conyugal y la permanencia del matrimonio, ya que fue algo que no vio
en su núcleo familiar, pero a pesar de todo soñó en casarse y formar una familia.

Antes de casarme, solo tuve una relación, la cual quise mucho pero no duro debido a
que el padre de esa persona era muy exigente y le prohibió estar conmigo, ya que yo
mantenía muchas amistades femeninas, con las que hablaba y salía seguido pero sin
ninguna relación amorosa y eso aparentemente no fue bien visto por el padre de la
que fue mi novia. En ningún momento tuve en una relación de unión libre o
matrimonio civil.

Según lo que se y de acuerdo lo que dice la gente, Consuelo tuvo un novio antes de
casarnos pero sin ninguna importancia, desconociendo el motivo de su terminación.

En el año 1981, después de terminar mis estudios teóricos en el SENA, ingrese a


una fábrica de confección para realizar las prácticas como Mecánico, donde conocí a
Consuelo y al poco tiempo nos hicimos novios y transcurrido tres meses de
conocernos decidimos en casarnos, durante nuestro noviazgo, como puede ser
evidente, fue demasiado corto, por lo tanto, fue muy poco lo que nos pudimos
conocer uno del otro, las visitas y salidas eran muy pocas, ya que me tocaba trabajar
durante un periodo muy largo y el tiempo libre lo dedicaba para descansar, pues la
mayoría de las veces que nos veíamos era en nuestro trabajo.

En ese poco tiempo pensamos que estábamos enamorados y éramos el uno para el
otro, por lo que hablamos en dar otro paso a nuestra relación, pero debido a que mi
familia era de creencias católicas, siempre me decían que para unirse a una persona
y ser una pareja, era primordial ante todo recibir la bendición de Dios, por lo que no
vivimos juntos o en unión libre, sino que apresuradamente decidimos casarnos,

Mis padres no opinaban mucho sobre nuestra relación, ya que era muy poco lo que
conocían de ella, pero de igual forma en ningún momento se opusieron a nuestro
matrimonio, al igual que la familia de mi ex cónyuge, por lo que ya éramos mayores
de edad y podíamos tomar nuestras propias decisiones.

En ningún momento mantuvimos una conversación referente a la fidelidad y a la


permanencia del matrimonio, pues pensábamos que cada uno tenía sus ideas claras
al unirnos, al momento de quedar ella embarazada, siempre nos planteamos en
aceptar a nuestro hijo y darle una buena educación, en cuanto a los aspectos
económicos, cada uno tenía su trabajo y pensamos en que podíamos juntos sostener
la economía del hogar.

Teníamos bien trazado nuestros caminos y con los pies bien puestos en la tierra que
nunca tuvimos inconvenientes legales o conflictos de ninguna índole como para que
nos privaran nuestra libertad.

En realidad no tuvimos un noviazgo prolongado y de manera precipitada tomamos la


decisión de casarnos, sin pensar ni analizar adecuadamente la responsabilidad que
implica sostener un matrimonio y en ningún momento tuvimos alguna presión para
casarnos.

Ninguno de los dos tuvimos hijos anteriores al matrimonio.

Durante nuestro tiempo de novios, no fue mucho lo que pude conocer de mi ex


esposa, teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, fue muy poco el tiempo que duro
nuestra relación como para llegar a conocer una persona, pero aparentemente se
veía que tenía buenos valores, que era amorosa, responsable y trabajadora, sin
notar, algún defecto que pudiera tener, mi comportamiento durante la época de
noviazgo considero que era normal, como la de cualquier novio, brindándole respeto
y amor.
Puedo calificar nuestra relación de noviazgo como respetuosa y pasional, pero
también fue ligera e inmadura, ya que se tomó una decisión muy apresurada de
casarnos en tan solo transcurrir tres meses de conocernos y durante ese tiempo es
imposible conocer ampliamente a una persona y mucho menos saber si existe un
amor como para formar un hogar.

Todos los preparativos para el matrimonio fueron realizados en conjunto de ambas


familias, asumiendo entre los dos, los gastos que surgen en la preparación de un
matrimonio y realizamos todos los requisitos prematrimoniales que exige la iglesia.

En vísperas de nuestro matrimonio, sentíamos que éramos las personas más felices
y enamorados, pues pronto íbamos a ser marido y mujer, sentíamos algunos miedos
pero los normales que puede surgir en cualquier persona que se encuentra a punto
de tomar este gran paso. En ese momento no sentí ninguna duda y pensaba que ella
era la mujer que quería para el resto de mi vida.

Teníamos 22 años cuando decidimos tomar la decisión de casarnos y en ese


momento, yo era un practicante del SENA, el cual solo ganaba el 75% del salario
mínimo, en cuanto a ella, tenía un cargo de operaria y solo ganaba un mínimo, por lo
que nuestros medios económicos eran muy escasos, no teníamos ningún utensilio
domestico ni domicilio mobiliario, pero en ese momento no nos importó, pensando
que a medida que pasaba el tiempo íbamos a conseguir juntos nuestras cosas para
el hogar.

Nuestros compañeros de trabajo nos realizaron una pequeña reunión en la casa de


uno de ellos, para celebrar nuestro matrimonio, era una especie de despedida de
solteros.

El 2 de mayo de 1981, llevábamos a cabo el matrimonio en la Parroquia Nuestra


Señora de la Valvanera en la ciudad de Pereira y en la casa de mis padres se realizó
una pequeña reunión en la que asistieron nuestras familias y amigos más cercanos.

Después de casarnos la compañía en la que trabajábamos nos dio una semana libre,
pero debido a que era muy poco el dinero que teníamos ahorrado, no tuvimos luna
de miel, por lo que usamos el dinero para asumir los gastos del primer mes de
arrendamiento, alimentación y la compra de algunos utensilios domésticos, la
situación económica no era muy buena, ya que contábamos con muy pocos
ingresos, por lo que a los pocos meses nos vimos en la necesidad de irnos a vivir
con mis padres.

Debido a las dificultades económicas en la que estábamos viviendo, empezamos a


tener muchas dificultades personales y diferencias en cuanto al dinero y los gastos
domésticos, teníamos constantemente discusiones pero sin llegar a las agresiones
verbales o físicas, desde ese momento empecé a notar que habíamos tomado una
decisión muy apresurada, ya que no teníamos la suficiente estabilidad económica
para poder sostener los gastos del hogar. A pesar de la situación en la que
estábamos viviendo, en ningún momento, hubo algún tipo de desprecios o
infidelidades, siempre existió el respeto.

Al año de casados, el 22 de mayo de 1982 nació nuestra hija y le pusimos el nombre


de Yuly Andrea Calderón Escudero, fue una bendición de Dios para los dos,
estábamos muy contentos, sentíamos que nuestros problemas se habían
solucionado, pues siempre quisimos lo mejor para nuestra hija y brindarle todo lo que
necesitaba, pero la realidad era que seguíamos teniendo dificultades económicas y
aumentaron nuestros gastos con la llegada de Yuly, las discusiones continuaban,
pero mostrábamos la mejor actitud ante nuestra hija, ya que en ningún momento
quisimos que se viera afectada por la situación.

Debido a las constantes peleas y discusiones que manteníamos por casusa de las
dificultades económicas, empecé a evidenciar muchísimas diferencias, y actitudes
personales que no pude conocer durante los tres meses de noviazgo, pues en ella
existía ciertas libertades a la cuales le toco abstenerse al momento de casarse, de
igual forma considero que existió falta de madurez y preparación por parte de ambos
para asumir las responsabilidades del matrimonio, esto ocasiono que existiera
pequeñas infidelidades por parte y parte, considero que estas fueron las acciones
que atribuyeron al fracaso de nuestro matrimonio.

Así paso cinco años de casados, pero debido a las constantes pelas, durante ese
tiempo, nos separamos por dos meses, pero pensando siempre en el bienestar de
nuestra hija, quisimos intentar conservar nuestro matrimonio, sin embargo fue
imposible, seguían las diferencias, por lo que de mutuo acuerdo decidimos darle fin a
nuestro matrimonio, pues debido a las constantes dificultades y desavenencias, no
existió armonía en el hogar y llegamos a la conclusión que era mejor para nuestra
hija estar separados que seguir presenciando nuestra situación y no queríamos que
creciera en un hogar inestable que la perjudicara emocionalmente.

No asistimos a ningún tratamiento ni consultamos con profesionales para salvar el


matrimonio, ya que sabíamos que no iba a funcionar porque en realidad tomamos la
decisión muy apresurada, sin esperar a tener una mejor estabilidad económica ni
llegar a conocer los aspectos de la vida del otro.

Mis padres y mis hermanos no opinaban acerca del matrimonio, pero siempre recibí
su apoyo en cualquier decisión que tomara, a pesar de conocer todas las dificultades
que presentábamos.

Consuelo quedo con la custodia de mi hija por dos años, durante ese tiempo siempre
estuve al pendiente de ella económicamente, manejando una buena relación con las
dos, luego estuvo a cargo mío, porque ella decidió darme la custodia, y la niña se
mudó conmigo y mis padres, donde vivió hasta que tenía 13 años de edad, después
regreso con su madre y su abuela, y siempre estuve al pendiente de ella en cualquier
situación, en la actualidad tiene 38 años.

Después de la separación, cada uno rehízo su vida, yo me reencontré con quien fue
mi primera novia e inmediatamente me di cuenta que en realidad, era ella a quien
amaba y con quien tuve un hijo y deseo cásame con la bendición y aceptación de
Dios nuestro señor, después de un tiempo me traslade a vivir a Estados Unidos con
mi nueva familia y mi hija, quien ya tiene su propio hogar.

Por otra parte, mi ex esposa, tiene una nueva familia con quien vive en España y
sigue al pendiente de nuestra hija.
No tengo nada más que añadir, me ratifico en lo dicho y en constancia firmo.

Ricardino Calderón Londoño


C.C. 10.099.534

TESTIGOS

Maria Consuelo Calderón Londoño


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Manzana 20 Casa 17 B, Primavera Azul – Dosquebradas
Tel: 3204976440

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C.C. 10.104.582 de Pereira
Calle 43 # 14 – 31 Barrio Buenos Aires – Dosquebradas
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