Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Formación
acreditada
Síndrome compartimental abdominal
L. A. Fernández Meré*,a M. Álvarez Blanco**,a
*Servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor. Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Oviedo. **Servicio de Cirugía
General. Hospital del Oriente de Asturias. Fundación Grande Covián. Arriondas. Asturias
Índice 1. Introducción
1. Introducción Las primeras reseñas históricas que hablan de la
2. Medida de la presión intraabdominal (PIA) presión intraabdominal (PIA) nos sitúan en 1863 cuan-
3. Etiopatogenia do Marey y Buró describieron la relación entre la
4. Fisiopatología hipertensión intraabdominal (HIA) y la función respi-
5. Manifestaciones clínicas ratoria1-7 y en 1876 cuando Wendt1,6,8-11 estableció la
6. Tratamiento relación entre HIA y fallo renal. Fue un anestesiólogo
7. Conclusiones dublinés llamado Baggot1,12 quien describió por prime-
ra vez la relación entre la HIA postoperatoria y sus
efectos adversos. Sin embargo, no ha sido hasta los 70
y los 80, cuando se han publicado más estudios acerca
a
Médico Adjunto. de la PIA, su elevación y los efectos deletéreos que
Correspondencia: produce en el organismo.
Luis Ángel Fernández Meré La revisión de este tema fue elaborada a partir de la
Plaza de La Noceda, nº 3 – 6ºA búsqueda realizada en el Medline. El período abarcado
33010 Oviedo
Principado de Asturias fue desde 1990 hasta 2005 y las palabras claves emplea-
Aceptado para su publicación en junio de 2006. das fueron “Intra-abdominal pressure”, “intra-abdomi-
39 359
C08-12329-FORM. CONT. 27/6/07 18:01 Página 360
nal hypertension” y “abdominal compartment syndro- cuando la PIA sobrepasa un determinado valor (gene-
me”. ralmente situado entre 20 y 25 mmHg), y se habla de
La introducción de las técnicas quirúrgicas por lapa- SCA cuando la HIA se acompaña de manifestaciones
roscopia, al provocar un aumento de presión intraabdo- clínicas multisistémicas.
minal y simular así un estado de HIA patológico, supu- La incidencia real del SCA no está definida ya que
so un claro en el mar de oscuridad que rodeaba a esta depende del tipo de población de pacientes estudiados
entidad, siendo Kron y sus colaboradores1,5,7,12-14 quienes por los autores en los trabajos desarrollados al respec-
publicaron en 1984 las primeras series de mediciones de to y depende también del punto de corte establecido
la PIA y quienes acuñaron por primera vez el término entre PIA normal e HIA. Se cifra la incidencia media
de síndrome compartimental abdominal (SCA), consi- de HIA en pacientes críticos en el 30-35%6,8,10,13,18: va
derándolo como criterio de tratamiento quirúrgico. desde 19,8-20% en pacientes con patología médica,
La PIA es un parámetro de gran importancia en el hasta 30-39,4% en pacientes quirúrgicos de urgencia.
paciente crítico, siendo un indicador pronóstico de su La incidencia del SCA en pacientes críticos está cifra-
estado fisiopatológico, por lo que se ha de convertir en da en torno al 5%18. Es característica la presencia de
una monitorización rutinaria 8-10,15 en determinados altas presiones en la vía aérea durante la ventilación
pacientes. mecánica, hipoxia, oliguria y gasto cardíaco disminui-
La PIA normal, en reposo, se suele mover en unos do2,4,19. El cuadro puede revertir si se aplica el trata-
valores que van desde los subatmosféricos hasta valo- miento en el momento adecuado, siendo la descom-
res próximos a 5-6,5 mmHg. Tiene una gran variabili- presión abdominal quirúrgica la solución. Si el SCA
dad, dependiendo de la posición, del hábito corporal y no es sospechado, diagnosticado y tratado a tiempo, el
de la actividad, fluctuando con el ciclo respiratorio resultado puede ser la muerte del paciente (tasa de
(aumentando con la inspiración por la acción del dia- mortalidad entre el 10,6 y el 71%1,3,20,21 en global, del
fragma y disminuyendo con la espiración) 1,13,16 y 38% en pacientes traumatizados y 100% en pacientes
pudiendo alcanzar incluso los 300 mmHg9,11,17. con causa médica22).
En caso de presentarse elevaciones de la misma, se El problema radica en la actualidad en determinar
habla de HIA y puede ser el reflejo de problemas los puntos de corte de la PIA normal (ya que está en
abdominales subyacentes, representando un factor de función del Índice de Masa Corporal) y de la HIA a
riesgo independiente de mortalidad en el paciente crí- partir de la cual es necesario actuar, por lo que los
tico8. Varios estudios han confirmado que la presencia valores de la PIA deben de ser integrados en el con-
de HIA puede predecir la necesidad y la duración de la texto de otros hallazgos (el valor absoluto por si solo
ventilación mecánica, así como la aparición de fallo de carece de interés).
la función renal y la exigencia de terapia sustitutiva8.
El valor exacto para definir la HIA no está claro: aun-
que se hable de valores entre 20 y 25 mmHg, con 2. Medida de la presión intraabdominal (PIA)
cifras próximas a 10 ó 15 mmHg pueden darse altera-
ciones fisiopatológicas (el umbral está situado en la La medición de la presión intraabdominal debería de
literatura entre 12 y 25 mmHg)16. Lo que está claro es realizarse de manera rutinaria en aquellos pacientes con
que un valor elevado y aislado de PIA no vale para elevada probabilidad de sufrir HIA, y con una frecuen-
definir una HIA. Son necesarias, por lo menos, tres cia que no excediera de las 4 horas9,18,22-24. Malbrain25
mediciones (espaciadas 4 horas) con valores por enci- propone la medición continua de la PIA y de la presión
ma de 12 mmHg16. de perfusión abdominal (PPA), en analogía con la
El SCA, definido como el aumento sostenido de la medición de la presión intracraneal (PIC) y de la pre-
PIA (>20 mmHg) acompañado de disfunción multior- sión de perfusión cerebral (PPC), una vez que se haya
gánica, hace referencia a un conjunto de síntomas y no detectado algún signo de fallo multiorgánico (mediante
a una enfermedad. Malbrain16 define el SCA como las escalas MOD, del inglés multiple organ dysfunc-
HIA gradual y mantenida, asociada a la disfunción de tion, o SOFA, sequential organ failure assesment).
uno o más órganos, no presente previamente. El SCA Kirkpatrick26 y Rapanos27 demostraron que la medi-
es el resultado final de un aumento progresivo de la da del perímetro abdominal no es un método válido
PIA. Al contrario de la HIA, el SCA no puede ser cla- para diagnosticar elevaciones de la PIA (el 40% de los
sificado en estadios: existe o no existe. Se puede decir pacientes con PIA >100 mmHg no fue diagnosticado,
que la HIA es un proceso continuo con diferentes esta- así como el 56% de los que tenían PIA >15 mmHg).
dios, uno de ellos crítico (variable con cada paciente, Malbrain16,28 defiende la misma idea por ser una esti-
cada situación y cada momento), y cuando éste se mación imprecisa, con una sensibilidad próxima al
sobrepasa aparece en escena el SCA. Se habla de HIA 40%. Puede existir clínica de HIA en ausencia de dis-
360 40
C08-12329-FORM. CONT. 27/6/07 18:01 Página 361
Se causa una disminución del flujo mesentérico e sión intraabdominal, que produce más isquemia,
ileal (del 40% si se alcanzan los 20 mmHg43) y del muerte celular, inflamación y, de nuevo, más edema.
hepático (incluso a los 10 mmHg), por compresión El resultado final (el fallo multiorgánico) es el pro-
mecánica directa y por vasoconstricción mesentérica ducto del aumento de la permeabilidad capilar, el
inducida por la vasopresina, e independiente del esta- shock sistémico con lesiones por isquemia-reperfu-
do del gasto cardíaco23. sión y los efectos de sustancias vasoactivas y radica-
La base del SCA14,22,40 se sustenta en la lesión intes- les libres derivados del metabolismo anaerobio; todo
tinal por isquemia y posterior reperfusión (con libera- acompañado del aumento masivo del volumen extra-
ción de citokinas proinflamatorias y la consiguiente vascular7 (Figura 3).
respuesta inflamatoria sistémica), en un territorio pre- Comprobado en animales, pero no en humanos, se
dispuesto (vísceras dañadas o manipuladas). Está rela- ha observado translocación bacteriana a través de la
cionada con la excepcional sensibilidad intestinal tan- mucosa intestinal dañada39,43,44, lo que puede llevar a la
to al daño arterial como al venoso (congestión). Se sepsis y al fallo multiorgánico. La translocación bacte-
origina en poco tiempo edema e isquemia de la sub- riana se produce por el aumento de la permeabilidad o
mucosa intestinal con una caída de la oxigenación a por la pérdida de la integridad de la mucosa gastroin-
nivel del extremo distal de las vellosidades intestina- testinal secundaria al proceso de isquemia-reperfusión.
les (con respecto a la base), que provoca un metabo- Esta idea no es compartida por Doty45, que defiende la
lismo anaeróbico con acidosis importante por el ausencia de translocación bacteriana y propone la
aumento del ácido láctico. Esta hipoxia desencadena translocación de endotoxinas y el desencadenamiento
una triada que se autoconsolida en el tiempo40: libera- de una cascada proinflamatoria dentro de la luz intes-
ción de citokinas proinflamatorias, formación de radi- tinal.
cales libres y descenso de la producción celular de La HIA (incluso en valores moderados)46 disminuye
adenosina trifosfato. Esto último desciende las activi- el flujo de la arteria hepática y de la vena porta (mien-
dades celulares energía-dependientes: se afecta la tras que aumenta el flujo portal colateral), el aclara-
bomba de sodio-potasio. En el momento de la reper- miento de lactato, el metabolismo de la glucosa, la
fusión (necesaria para el aporte de oxígeno) se produ- actividad mitocondrial y la actividad del citocromo
ce daño tisular por la cantidad de sustancias oxidantes P450. Los efectos deletéreos sobre el flujo de la arteria
liberadas (citotóxicas) y aumento de la permeabilidad hepática pueden ser corregidos mediante un β-adrenér-
de la microvasculatura, dando lugar al edema intesti- gico (dobutamina>dopamina), por sus efectos inotró-
nal. El aumento del tamaño de las asas intestinales picos positivos y por la vasodilatación que induce en
origina un problema de espacio en un compartimien- el territorio intestinal (mayor peso específico que el
to cerrado (compartimiento fluido sujeto a las leyes aumento producido en el metabolismo del territorio
de Pascal8,10,28), lo que deriva en el aumento de la pre- esplácnico)47,48.
364 44
C08-12329-FORM. CONT. 27/6/07 18:01 Página 365
En pacientes con cirrosis e hipertensión portal, los esta manera el volumen y la compliancia torácicos, y
cambios agudos en la PIA no alteran el gradiente de aumentando la presión intrapleural (mientras la com-
presión hepática, pero modifican de manera importan- pliancia pulmonar está mantenida dentro de la norma-
te la hemodinámica sistémica y esplácnica. Se incre- lidad). Se produce una disminución de la capacidad
menta el flujo a través de la circulación portal colate- pulmonar total, de la capacidad residual funcional y
ral (sistema azygos)10. del volumen residual, así como un aumento de las
resistencias vasculares.
Cardiovascular Pueden producirse edemas y atelectasias de los seg-
mentos pulmonares basales (con reducción de hasta
La respuesta a este nivel parece ser bifásica. En un 1/3 del volumen pulmonar total) que originan altera-
primer momento, con aumentos moderados de la PIA, ciones de la ventilación-perfusión con efecto “shunt” y
se produce el paso de sangre del territorio esplácnico con hipoxia, hipercarbia y acidosis respiratoria. En la
al compartimento torácico (autotransfusión), con radiografía de tórax la imagen que aparece es la eleva-
aumento del retorno venoso y del gasto cardíaco. Si la ción de los hemidiafragmas1. El aumento de la presión
PIA sigue aumentando se produce una disminución de torácica asociado a la vasoconstricción pulmonar hipó-
la precarga, un aumento de la postcarga y, en definiti- xica puede desembocar en hipertensión pulmonar. Se
va, una reducción del gasto cardíaco (se trata de la res- produce también la activación de los neutrófilos del
puesta básica al aumento de la PIA y ocurre con valo- territorio pulmonar con la consecuente respuesta infla-
res de 20 mmHg). matoria alveolar elevada (con aumento del agua extra-
El aumento de la presión en la vena cava inferior y vascular) y aumento del riesgo de neumonía16.
en la vena porta produce el acúmulo de sangre en el Para mantener la ventilación adecuada será necesa-
territorio esplácnico y en extremidades inferiores, lo rio el aumento de las presiones en las vías aéreas
que origina una disminución del retorno venoso y la durante la ventilación mecánica, las medidas de reclu-
consiguiente disminución de la precarga, además de un tamiento alveolar, elevada PEEP, el uso de suspiros y
aumento del riesgo de enfermedad tromboembólica y la posición de decúbito prono8,11.
edema periférico (por éstasis venoso).
El aumento de la postcarga se produce por la eleva- Sistema Nervioso Central
ción de las resistencias vasculares sistémicas (por
compresión mecánica de los lechos vasculares), lo que Se considera a la HIA como factor de riesgo inde-
provoca una disminución del volumen de eyección y pendiente de daño cerebral secundario a lesión trau-
un aumento compensatorio de la frecuencia cardiaca, mática. La PIA está relacionada directamente con la
con una presión arterial media mantenida en un prin- presión intracraneal (PIC), sobre todo en pacientes
cipio. traumatizados, en los que pueden aparecer alteraciones
A todo esto se suma el aumento de la presión intra- neurológicas en ausencia de trauma craneal34. Los pri-
torácica (por elevación del diafragma) y la disminu- meros apuntes sobre esta relación fueron dados por
ción de la compliancia ventricular izquierda (con dis- Josephs et al49 y Mijangos et al50.
minución del volumen telediastólico). De manera El aumento de la PIA conlleva el aumento de la
secundaria se produce la elevación de la presión veno- presión intrapleural (por desplazamiento del diafrag-
sa central (PVC), de la presión enclavada de la arteria ma), lo cual origina un aumento de la presión venosa
pulmonar (PCP) y de la presión en la aurícula dere- central (PVC) y una disminución del retorno venoso
cha9. cerebral (documentado por un aumento de la presión
El resultado final es el descenso del gasto cardíaco, venosa en las yugulares internas), que desemboca en
en un patrón hemodinámico “falsamente” hipervolé- un aumento de la PIC y, a su vez, en la disminución
mico (el aumento de la PVC y de la PCP es por causa de la presión de perfusión cerebral (PPC), sobre todo
de la PIA, y no se pueden utilizar como marcadores de en pacientes hipovolémicos o hipotensos16,34,51. Esta
la precarga, debiendo emplear el volumen telediastóli- secuencia se basa en la doctrina de Monroe-Kellie: la
co del ventrículo derecho, medido por termodilución, cavidad craneal tiene un volumen limitado, por lo que
el agua pulmonar extravascular o el volumen sanguí- cualquier variación en uno de sus componentes
neo intratorácico, medido por técnica de tinción10). -parénquima 85%, líquido cefalorraquídeo 10% y san-
gre 5%, 150 mL- origina otro cambio en alguno del
Respiratorio resto. El incremento de la PIA es mucho mayor que el
de la PVC, y éste es, a su vez, mayor que el aumento
Las consecuencias a este nivel son mayoritariamen- de la presión venosa a nivel cerebral (debido a la dis-
te mecánicas. El diafragma se eleva, reduciendo de tensibilidad de las venas yugulares). Valores elevados
45 365
C08-12329-FORM. CONT. 27/6/07 18:01 Página 366
Fig. 5. Algoritmo de Malbrain25. (SCA: síndrome compartimental abdominal; PIA: presión intraabdominal; PPA: presión de perfusión abdominal; HIA:
hipertensión intraabdominal; PAM: presión arterial media; IC: índice cardíaco; IVSIT: índice de volumen sanguíneo intratorácico; PCP: presión capi-
lar pulmonar; IAPEV: índice de agua pulmonar extravascular).
intraabdominales, complicaciones biliares o infeccio- tunas para que no llegue a desarrollarse. Una vez que
nes de las heridas quirúrgicas35. se haya establecido o ante la mínima duda, lo mejor
Todas estas manifestaciones clínicas revierten con será instaurar el tratamiento lo antes posible. Se ten-
la descompresión quirúrgica del abdomen20. Si no se drá que disminuir el contenido o aumentar el conti-
corrige con prontitud el aumento de la PIA, el resulta- nente.
do será el fallo multiorgánico y la muerte del paciente La actitud terapéutica1,7,13,27 recomendada por Mel-
en el 100% de los casos37. drum19 y Moore36, según el grado de HIA, es la siguien-
te (Figura 4): 10-15 mmHg de PIA (SCA grado I) =
medidas de mantenimiento (no suele tener consecuen-
6. Tratamiento cias); 16-25 mmHg de PIA (SCA grado II) = aumento
del aporte de volumen para sustento hemodinámico;
Lo mejor será reconocer los pacientes que puedan 26-35 mmHg de PIA (SCA grado III) = descompresión
sufrir este síndrome y llevar a cabo las medidas opor- quirúrgica (sin llegar a ser urgente); >35 mmHg (SCA
47 367
C08-12329-FORM. CONT. 27/6/07 18:01 Página 368
grado IV) = descompresión quirúrgica y reexploración de la “Bolsa de Bogotá” o cualquier otra técnica en una
inmediatas. primera fase; o realizar un cierre normal, esperar y ver,
Malbrain30 propone otro algoritmo del manejo de realizando una segunda laparotomía en caso de presen-
estos pacientes (Figura 5). tarse el SCA. Dentro de la primera opción Meldrum19
La primera aproximación a este síndrome se llevará divide la actitud quirúrgica en cinco pasos: identifica-
a cabo desde el punto de vista médico, sin demorar en ción de los candidatos; control quirúrgico primario de
ningún caso el tratamiento quirúrgico. los daños y cierre “provisional” del abdomen; recupe-
Varias son las medidas que se apuntan como bene- ración en la Unidad de críticos; resolución completa de
ficiosas en estos pacientes 6,16. Entre ellas podemos daños y, por último, cierre definitivo de la pared abdo-
citar: las farmacológicas (gastroprocinéticos –cisapri- minal. Mediante este abordaje del paciente politrauma-
da, metoclopramida, domperidona, eritromicina-, colo- tizado se rompe la triada de hipotermia, acidosis y coa-
procinéticos –prostigmina–, diuréticos –furosemida gulopatía, desencadenada cuando se intenta controlar
sola o acompañada de albúmina 20%–, relajantes mus- los daños y repararlos en el mismo tiempo quirúrgico,
culares, hipnóticos, antioxidantes, antiinflamatorios), y que dará lugar a un HIA que, en un primer momento
la paracentesis, la aspiración gástrica, rectal y los ene- controlará el sangrado pero que, a la larga, cuando
mas, hemofiltración continua, la aplicación de presión superé a la presión de perfusión capilar, desembocará
negativa continua abdominal o el decúbito supino. en un SCA. El propósito de la cirugía del control de
La oxigenación arterial se beneficia de la aplicación daños es parar el sangrado y la coagulopatía incipiente,
de una PEEP elevada, a expensas de mantener unas limitar la contaminación y la respuesta inflamatoria
presiones pico (hasta 57 cmH 2O), plateau (40-45 secundaria, y, por último, proteger el contenido abdo-
cmH2O) y media elevadas8,11. El soporte ventilatorio minal y minimizar la pérdida de fluidos y proteínas36.
puede ser disminuido paulatinamente y la ventilación Lo controvertido del tratamiento quirúrgico del
mecánica no invasiva puede ser útil en los primeros SCA se sitúa en cuándo se debe llevar a cabo. Los
momentos tras la extubación (si ésta se logra); el niveles de PIA a los que se desarrolla un SCA depen-
paciente deberá ser mantenido en posición supina den de cada paciente. Unos autores defienden este tra-
semielevada para facilitar el descenso del diafragma29. tamiento con cifras de PIA superiores 22 mmHg; sin
En cuanto al estado de volemia del paciente existe embargo otros proponen cifras mucho más bajas (pró-
cierta controversia8: unos autores prefieren mantener ximas a 10 mmHg), en las que ya se pueden encontrar
un elevado aporte de líquidos apoyándose en el hecho signos de disfunción orgánica14. Burch2 y Biffl22 han
de que la HIA causa más efectos indeseables en sugerido el tratamiento quirúrgico indiscutible para
pacientes hipovolémicos, mientras que otros autores aquellos casos de HIA grado III y IV. La medición del
remarcan los efectos perjudiciales de un estado hiper- pH intragástrico demuestra que el punto crucial en el
volémico en la mecánica pulmonar a través de la dis- momento del tratamiento quirúrgico se alcanza con
tensión abdominal producida por la dilatación vascu- una PIA de 18,5 mmHg: aparece acidosis en el pH por
lar, la ascitis y el edema de asas intestinales y pared. hipoperfusión esplácnica sin manifestaciones clínicas
Debe tenerse en cuenta que una sobrecarga de fluidos de HIA. Los pacientes tratados en este momento, o
excesiva puede desencadenar por sí misma una HIA. cuando se midan presiones pico elevadas en la venti-
En pacientes con HIA debe garantizarse un rendi- lación mecánica, se ven beneficiados y tienen menos
miento urinario elevado como protección del sistema probabilidades de desarrollar un SCA, y si éste se pro-
renal. Es importante, considerando la teoría de la duce, se reduce la morbi-mortalidad35. Para Cheatham
translocación bacteriana, tener en cuenta la posibilidad y colaboradores38, el mejor indicador para realizar la
de la descontaminación selectiva del tracto grastroin- descompresión quirúrgica es la presión de perfusión
testinal. El uso de drogas vasoactivas debe ser cuida- abdominal (por debajo de los 50 mmHg): supera la
doso dado los efectos perjudiciales en la circulación sensibilidad y la especificidad de indicadores como la
visceral. Como protección de las alteraciones a nivel PIA, la PAM, el pH, el déficit de base, el nivel de lac-
cerebral, resulta útil disminuir la actividad simpática y tato o la producción horaria de orina.
mantener la posición supina semielevada (para favore- Será necesario adecuar el estado del paciente antes
cer el drenaje venoso cerebral)29. de someterlo al tratamiento quirúrgico. Es importante
La descompresión quirúrgica del abdomen (laparos- corregir la hipotermia, la coagulación, la acidosis
tomía) es el único tratamiento definitivo del SCA31: tie- metabólica y la volemia.
ne una efectividad del 93% en la regresión del fallo Cuando se haya descomprimido el abdomen es
multiorgánico y ofrece una supervivencia del 59%7. importante no cerrarlo a tensión, lo que ayudará también
Desde el punto de vista quirúrgico existen dos actitu- a mantener la integridad de los músculos y la fascia para
des12: aplicar el tratamiento preventivo, con aplicación un cierre a posteriori. El cierre a tensión desemboca en
368 48
C08-12329-FORM. CONT. 27/6/07 18:01 Página 369
isquemia de la fascia, necrosis, infección y dehiscencia nal se producirá una mejoría de todos los parámetros
de la pared abdominal, acompañada de una mortalidad (hemodinámica, aumento de la diuresis). Es importan-
próxima al 90% de los pacientes. La probabilidad de te ajustar la ventilación mecánica, ya que, tras el
aparición del SCA es 11 veces mayor si se realiza el cie- aumento de la compliancia de la pared torácica, se
rre fascial primario que si se deja descomprimido24. hiperventilaría al paciente, con el riesgo de alcalosis
Debe evitarse dejar el abdomen abierto por el ries- respiratoria que conlleva1,40.
go de complicaciones que conlleva, tales como la pér- El cierre definitivo de la pared abdominal se hará
dida excesiva de fluidos (próxima a la pérdida de un cuando se haya optimizado el estado del paciente,
paciente con quemaduras de tercer grado en el 50% de cuando se pueda realizar la aproximación de las fas-
su cuerpo), la formación de fístulas, el uso prolongado cias y cuando el riesgo de resangrado y nueva laparo-
de relajantes musculares para evitar la evisceración y tomía sea mínimo31.
permitir la ventilación mecánica, o el daño de la piel
del abdomen por los fluidos abdominales (con proble-
mas en la reconstrucción final de la pared). 7. Conclusiones
Para evitar estas complicaciones y permitir el cierre
abdominal libre de tensión, existen varias posibilida- La HIA es un factor de riesgo independiente de
des4: Bolsa de Bogotá: bolsa de irrigación urológica mortalidad, comorbilidad y estancia hospitalaria en
cosida a las paredes abdominales, que descansa sobre pacientes críticos, pudiendo originar efectos adversos
el contenido visceral y permite ver el estado de las en varios territorios, y llegando en su máxima expre-
mismas, descrita por primera vez por Londoni en sión, el SCA, a desencadenar un fallo multiorgánico.
Bogotá (Colombia); mallas reabsorbibles53: de ácido Resulta más importante la rapidez de instauración del
poliglicólico. Deben colocarse con el epiplon separán- cuadro (con limitación del tiempo de acomodación a la
dolas de las vísceras; mallas no reabsorbibles53: Gore- situación) que las cifras absolutas de la PIA. Como
Tex (principalmente), Marlex y Silastic. Presentan único y más precoz síntoma que puede predecir la pro-
bajo riesgo de fístula intestinal y hernia (menor que las gresión hacia el SCA se cuenta con la elevación de las
reabsorbibles); “Vacuum pack”54: cierre al vacío, con presiones pico en la ventilación mecánica. Se trata de
material de polietileno, con aspiración a través de dre- un cuadro tan agresivo que ante la presencia de valo-
najes; cierres con cremallera, que permiten la reexplo- res elevados de PIA debemos confirmarlos (descartan-
ración intraabdominal. do errores técnicos en la medición), y poner en marcha
Todos estos sistemas permiten el cuidado adecuado el protocolo de tratamiento sin perder tiempo. Por lo
por parte de enfermería y el cierre abdominal herméti- general, el tratamiento quirúrgico del paciente con
co y libre de tensión, evitando la pérdida de fluidos, la SCA desemboca en la mejoría clínica del paciente de
contaminación abdominal y la evisceración. manera inmediata (si se realiza a tiempo).
También están descritas técnicas descompresivas
mínimamente invasivas55,56, como la laparoscopia o los
procedimientos percutáneos apoyados por ultrasonidos, BIBLIOGRAFÍA
si se estima que los pacientes no toleran la cirugía abier- 1. Bailey J, Shapiro MJ. Abdominal compartment syndrome. Crit Care
ta, pero no son de uso extendido (por ejemplo drenaje 2000;4:(4)23-9.
de líquido ascítico en pacientes con cirrosis descompen- 2. Ivatury RR, Suegrman HJ. Abdominal compartment syndrome: a cen-
tury later, isn’t it time to pay attention?. Crit Care Med. 2000;28(6):
sada, líquido peritoneal en pacientes quemados). 2137-8.
El decidir llevar a cabo la descompresión abdominal 3. García Ch, Parramón F, Delás F, Codina A, Plaja I, Arxer T et al. Sín-
quirúrgica conlleva el traslado del paciente al quirófa- drome compartimental abdominal en pacientes no traumáticos. Rev
Esp Anestesiol Reanim 2000;47(3):126-9.
no. Paciente que no está en óptimas condiciones, por 4. Gracias VH, Braslow B, Johnson J, Pryor J, Gupta R, Reilly P et al.
lo que en ocasiones tendrá que valorarse la realización Abdominal compartment syndrome in the open abdomen. Arch Surg.
de la técnica en la misma unidad de críticos31. Se debe 2002;137(11):1298-10.
5. Yol S, Kartal A, Tavli S, Tatkan Y. Is urinary bladder pressure a sensitive
disponer de todos los medios necesarios para realizar indicator of intra-abdominal pressure? Endoscopy 1998;30(9):778-80.
la reanimación del paciente en caso de presentarse 6. Malbrain M. Intra-abdominal pressure in the Intensive Care Unit: Cli-
complicaciones. Están descritas la aparición de hipo- nical tool or toy? Yearbook of Intensive Care and Emergency Medici-
ne (Edited by: Vincent JL). Berlin: Springer-Verlag 2001,547-585.
tensión importante y arritmias graves e incluso la asis- 7. Saggi BH, Sugerman HJ, Ivatury RR, Bloomfield GL. Abdominal
tolia, resultantes del paso a la circulación general de compartment syndrome. J Trauma. 1998;45(3):597-609.
grandes cantidades de sustancias derivadas del meta- 8. Malbrain MLNG. Abdominal pressure in the critically ill: measure-
ment and clinical relevance. Intensive Care Med. 1999;25(12):1453-8.
bolismo anaerobio, tras la reperfusión de las vísceras 9. Sugrue M. Intra-abdominal pressure: time for clinical practice guideli-
abdominales1. Después de la descompresión abdomi- nes? Intensive Care Med. 2002;28(4):389-91.
49 369
C08-12329-FORM. CONT. 27/6/07 18:01 Página 370
10. Malbrain MLNG. Abdominal pressure in the critically ill. Curr Opin rent methods for measuring intra-abdominal pressure. Intensive Care
Crit Care. 2000;6:17-29. Med. 2002;28(4):1232-8.
11. Moore AFK, Hargest R, Martin M, Delicata RJ. Intra-abdominal 34. Bloomfield GL, Ridings PC, Blocher CR, Marmarou A, Suegrman HJ.
hypertension and the abdominal compartment syndrome. Br J Surg. A proposed relationship between increased intra-abdominal, intratho-
2004;91(9):1102-10. racic, and intracranial pressure. Crit Care Med. 1997;25(3):496-503.
12. Hunter JD, Damani Z. Intra-abdominal hypertension and the abdomi- 35. Raeburn CD, Moore EE, Biffl WL, Johnson JL, Meldrum DR, Offner
nal compartment syndrome. Anaesthesia. 2004;59(9):899-907. PJ et al. The abdominal compartment syndrome is a morbid complica-
13. Tal R, Lask DM, Keslin J, Livne PM. Abdominal compartment syn- tion of postinjury damage control surgery. Am J Surg. 2001;182(6):
drome: urological aspects. BJU Int. 2004;93(4):474-7. 542-6.
14. Malbrain M. Intra-abdominal pressure in the Intensive Care Unit: Cli- 36. Moore EE. Staged laparotomy for the hypothermia, acidosis and coa-
nical tool or toy?. Yearbook of Intensive Care and Emergency Medici- gulopaty syndrome. Am J Surg. 1996;172(5):405-10.
ne (Edited by: Vincent JL). Berlin: Springer-Verlag 2001:547-585. 37. Maxwell RA, Fabian TC, Croce MA, Davis KA. Secondary abdominal
15. Morken J, West MA. Abdominal compartment syndrome in the inten- compartment syndrome: an underappreciated manifestation of severe
sive care unit. Curr Opin Crit Care. 2001;7(4):268-74. hemorrhagic shock. J Trauma. 1999;47(6):995-9.
16. Malbrain MLNG, Deeren D, De Potter TJR. Intra-abdominal hyper- 38. Cheatham ML, White MW, Sagraves SG, Johnson JL, Block EFJ.
tension in the critically ill: it is time to pay attention. Curr Opin Crit Abdominal perfusion pressure: a superior parameter in the assessment
Care 2005;11(2):156-71. of intra-abdominal hypertension. J Trauma. 2000;49(4):621-7.
17. Hong JJ, Cohn SM, Perez JM, Dolich MO, Brown M, McKenney MG. 39. Diebel L, Dulchavsky S, Brown J. Splanchnic ischemia and bacterial
Prospective study of the incidence and outcome of intraabdominal translocation in the abdominal compartment syndrome. J Trauma.
hypertension and the abdominal compartment syndrome. Br J Surg. 1997;43(5):852-5.
2002;89(5):591-6. 40. Walker J, Criddle LM. Pathophisiology and management of abdominal
18. Sugrue M. Abdominal compartment syndrome. Curr Opin Crit Care. compartment syndrome. Am J Crit Care. 2003;12(4):367-71.
2005;11(4):333-8. 41. Bongard F, Pianim N, Dubecz S, Klein S. Adverse consequences of
19. Meldrum DR, Moore FA, Moore EE, Franciose RJ, Sauaia A, Burch increased intra-abdominal pressure on bowel tissue oxygen. J Trauma.
JM. Prospective characterization and selective management of the 1995;39(3):519-25.
abdominal compartment syndrome. Am J Surg. 1997;174(6):667-73. 42. Sugrue M, Jones F, Deane SA, Bishop G, Bauman A, Hillman K. Inta-
20. McNelis J, Soffer S, Marini CP, Jurkiewicz A, Ritter G, Simms HH et abdominal hypertension is an independent cause of postoperative renal
al. Abdominal compartment syndrome in the surgical intensive care impairment. Arch Surg. 1999;134(10):1082-5.
unit. Am Surg. 2002;68(1):18-23. 43. Gargiulo III NJ, Simon RJ, Leon W, Machiedo GW. Hemorrhage exa-
21. Bloomfield GL, Blocher CR, Fakhry IF, Sica DA, Sugerman HJ. Ele- cerbates bacterial translocation levels of intra-abdominal pressure.
vated intra-abdominal pressure increases plasma renin activity and Arch Surg. 1998;133(12):1351-5.
aldosterone levels. J Trauma. 1997;42(6):997-1005. 44. Eleftheriadis E, Kotzampassi K, Papanotas K, Heliadis N, Sarris K.
22. Biffl WL, Moore EE, Burch JM, Offner PJ, Franciose RJ, Jonson JL. Gut ischemia, oxidative stress, and bacterial translocation in elevated
Secondary abdominal compartment syndrome is a highly lethal event. abdominal pressure in rats. World J Surg. 1996;20(1):11-6.
Am J Surg. 2001;182(6):645-8. 45. Doty JM, Oda J, Ivatury RR, Blocher CR, Christie GE, Yelos JA et al.
23. Ertel W, Oberholzer A, Platz A, Stocker R, Trentz O. Incidence and cli- The effects of hemodynamic shock and increased intra-abdominal
nical pattern of the abdominal compartment syndrome after “damage- pressure on bacterial translocation. J Trauma. 2002;52(1):13-7.
control” laparotomy in 311 patients with severe abdominal and/or pel- 46. Diebel LN, Wilson RF, Dulchavsky SA, Saxe J. Effect of increased
vic trauma. Crit Care Med. 2000;28(6):1747-53. intra-abdominal pressure on hepatic arterial, portal venous, and hepa-
24. Offner PJ, De Souza AL, Moore EE, Biffl WL, Franciose RJ, Johnson tic microcirculatory blood flow. J Trauma. 1992;33(2):279-82.
JL et al. Avoidance of abdominal compartment syndrome in damage- 47. Agusti M, Elizalde JI, Adalia R, Cifuentes A, Fontanals J, Taura P.
control laparotomy after trauma. Arch Surg. 2001;136(6):676-81. Dobutamine restores intestinal mucosal blood flow in a porcine model
25. Malbrain M. Abdominal perfusion pressure as a prognostic marker in of intra-abdominal hyperpressure. Crit Care Med. 2000;28(2):467-72.
intra-abdominal hypertension. Yearbook of Intensive Care and Emer- 48. Agusti M, Elizalde JI, Adalia R, Martínez-Pallí G, García-Valdecasas
gency Medicine (Edited by: Vincent JL). Berlin: Springer-Verlag JC, Piqué JM et al. The effects of vasoactive drugs on hepatic blood
2002,792-814. flow changes induced by CO2 laparoscopy: an animal study. Anesth
26. Kirkpatrick AW, Brenneman FD, McLean RF, Rapanos T, Boulanger Analg. 2001;93(5):1121-6.
BR. Is clinical examination an accurate indicator of raised intra-abdo- 49. Josephs LG, Este-McDonald JR, Birkett DH, Hirsch EF. Diagnostic
minal pressure in critically injured patients?. Can J Surg. 2000;43(3): laparoscopy increases intracranial pressure. J Trauma. 1994;36(6):815-
207-11. 9.
27. Fusco MA, Martin RS, Chang C. Estimation of intra-abdominal pres- 50. Mijangos JL, Thwin N, Hinchey EJ, Oung CM. Changes in intracra-
sure measurement: validity and methodology. J Trauma. 2001;50(2): nial pressure during carbon dioxide pneumoperitoneum in normovole-
297-302. mic and hypervolemic animals. Surg Forum. 1994;45:583-6.
28. Malbrain ML. Different techniques to measure intra-abdominal pres- 51. Citerio G, Vascotto E, Villa F, Celotti S, Pesenti A. Induced abdominal
sure (IAP): time for a critical re-appraisal. Intensive Care Med. compartment syndrome increases intracranial pressure in neurotrauma
2004;30(3):357-71. patients: a prospective study. Crit Care Med. 2001;29(7):1466-71.
29. Pelosi P, Brazzi L, Gattinoni L. Measuring intra-abdominal pressure in 52. Majchrzak C. Abdominal compartment syndrome: a case review. J
intensive care setting. Yearbook of Intensive Care and Emergency Perianesth Nurs. 2002;17(6):413-7.
Medicine (Edited by: Vincent JL). Berlin: Springer-Verlag 2001,547- 53. Mayberry JC, Mullins RJ, Crass RA, Trunkey DD. Prevention of abdo-
585. minal compartment syndrome by absorbable mesh prosthesis closure.
30. Malbrain M. Abdominal perfusion pressure as a prognostic marker in Arch Surg. 1997;132(9):957-62.
intra-abdominal hypertension. Yearbook of Intensive Care and Emer- 54. Ciresi DL, Cali RF, Senagore AJ. Abdominal closure using nonabsorba-
gency Medicine (Edited by: Vincent JL). Berlin: Springer-Verlag ble mesh after massive resuscitation prevents abdominal compartment
2002,792-814. syndrome and gastrointestinal fistula. Am Surg. 1999;65(8):720-5.
31. Nathens AB, Brenneman FD, Boulanger BR. The abdominal compart- 55. Brock WB, Barker DE, Burns PB. Temporary closure of open abdo-
ment syndrome. Can J Surg. 1997;40(4):254-8. minal wounds: the Vacuum pack. Am Surg. 1995;61(2):30-5.
32. Kirkpatrick AW, Brenneman FD, McLean RF, Rapanos T, Boulanger 56. Reckard JM, Chung MH, Varma MK, Zagorski SM. Management of
BR. Is clinical examination an accurate indicator of raised intra-abdo- intraabdominal hypertension by percutaneous catheter drainage. J Vasc
minal pressure in critically injured patients?. Can J Surg. 2000;43(3): Interv Radiol. 2005,16(7):1019-21.
207-11. 57. Corcos AC, Sherman HF. Percutaneous treatment of secondary abdo-
33. Gudmundsson F, Viste A, Gislason H, Svanes K. Comparison of diffe- minal compartment syndrome. J Trauma. 2001;51(6):1062-4.
370 50