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INTRODUCCIÓN

Las sociedades andinas se caracterizan por tener su propia racionalidad,


distinta a las de las ciudades, existe un alto sentido de pertenencia con su
tierra, con su familia y con sus redes de parentesco; este lazo se establece
desde muy pequeños; los padres inculcan a los miembros de la familia a
colaborar en las distintas actividades, no solo dentro de la familia, sino también
dentro del grupo social, ayllu. Estas actividades se expresan a través de los
sistemas de trabajo que se establecen, que de algún modo, como
consecuencia de la migración ha ido modificando, modificando sus actividades,
dentro y fuera de su pueblo de origen; sin embargo el alejamiento de su pueblo
no ha logrado deslindarlo de su sentido de identidad y pertenencia; por el
contrario, los pobladores siguen manteniendo lazos con los miembros de su
pueblo de origen, así como con su territorialidad, resistiendo a dejar de lado
sus costumbres; y esto se expresa a través de la conformación de las
asociaciones, sistema de padrinazgo que de algún modo logro incluir mejoras
para el desarrollo de su pueblo.

En el PRIMER capítulo se menciona sobre la conformación de la unidad


familiar en las sociedades andinas.

En el SEGUNDO se hace referencia a la participación de la familia en el


desarrollo de actividades, para lo cual también se considera a la familia
extensa, se describe como cada miembro de la familia interviene en las
actividades agropecuarias, haciendo notar los cambios que se han presentado.

En el TERCER se hace referencia como a pesar de la migración de la


población, estos mantienen lazos con su población de origen, a través de
distintas representaciones.
CAPÍTULO I: LAS FAMILIAS ANDINAS

La familia es la base fundamental dentro de las sociedades andinas, quienes


consideran fundamental la complementariedad, cada persona tiene otra parte
que lo complementa, todo ser vivo necesita de otro, nadie es autosuficiente,
siendo así que la familia parte de esta concepción dual de la unión del hombre
y la mujer.

Por lo general la conformación de las familias se caracterizan por ser patrilineal


y virilocal; es decir que cuando una nueva familia se conforma casi siempre se
van a residir junto a la familia del esposo, hasta que decidan construir su propia
vivienda o de ser el caso forman su propio hogar dentro de la vivienda de los
padres, el cual implica de alguna manera su independización, considerándose
este aspecto relativo, ya que los lazos de parentesco y reciprocidad con la
familia extensa es una constante en estas sociedades.

Mientras la mujer resida en la casa de la familia del esposo, será su madre


quien tenga autoridad sobre ella, dará ordenes en cuanto a la organización de
las actividades cotidianas, de algún modo la está preparando para enfrentar su
nueva vida; es vista como una hija más, estableciéndose una relación de
madre-hija, esto se confirma cuando se escucha que llaman mamá a la madre
del esposo. La familia obtiene sus primeras pertenecías para el desarrollo de
sus actividades socioeconómicas a través de regalos que le hacen tanto los
padres de la mujer como del hombre, esta consta en ganado vacuno, puesto
que desde pequeños, ambos ya cuentan con el ganado ovino, el cual les fue
regalado por el padrino durante el bautizo, ambos unen los ganados ovinos y
vacunos, pasando a ser ahora de la unidad familiar.

En la construcción de la nueva vivienda, participaran todos los miembros de la


familia extensa, esto como parte del sistema de trabajo llamado Minka, desde
que conforman una nueva familia se verán obligados, aunque esta se
considere más una obligación moral, a participar en las distintas actividades
dentro de su grupo poblacional.
CAPÍTULO II: PARTICIPACIÓN EN LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS

Desde que se conforma la nueva familia se estable una participación, de los


distintos miembros; por ejemplo en la construcción de la nueva vivienda; siendo
que los varones adultos y algunos jóvenes se encargan directamente de la
construcción de la vivienda o también llamado techado; mientras que las
mujeres se encargan de preparan el alimento.

Todos los miembros de cada familia aportan en las actividades para la


conformación de la nueva familia y para sus posterior sostenibilidad, lo hacen
desde muy pequeños, por tanto todos son considerados necesarios; resultando
imprescindible en la producción familiar, dependerá de la edad que tenga los
miembros para de acuerdo a ellos se incluyan dentro del desarrollo de las
actividades cotidianas; quien no colabora con las actividades es considerado
un flojo o una floja, aunque este terminó se aplica más a las mujeres que a los
varones, lo cual implica un insulto e incluso desacredita a quien se lo dicen,
pudiendo ser considerado como una mala opción en un futuro matrimonio,
para una mujer el perjuicio es mayor; siendo que las niñas reciben mayor
control de parte de sus madres; mientras que los niños no sin ser recriminados
por la madre, lo que si sucedería en el caso de la niña.

Desde muy temprano, antes que salga el sol, se inicia las labores dentro de
una familia; la esposa comienza a preparar el desayuno, mientras que el
marido saca al ganado; pero son ambos quienes se dedican al cuidado de los
animales, mientras los hijos, sobre todo en época de vacaciones son quienes
se encargan de pastar a su ganado, quien desde muy pequeño ya realiza estas
actividades, siempre acompañado de una mochila, donde incluye sus diversos
instrumentos que lo acompañaran durante el día; una onda, un trompo, algún
instrumento musical; caminan por la puna, a un lugar distinto al del día anterior,
con la intención de encontrar pasto fresco. Los niños cuando son pequeños
pueden acompañar a sus hermanos mayores, cuando cumple seis años se
considera que ya está en edad de ir solo, entonces desde ese momento es
enviado a la puna junto a sus ovejas, aunque procuran que lo hagan
acompañados de otros vecinos, este crecimiento repentino y el asumir dicha
responsabilidad, hace que desde pequeños los niños adquieran ciertas
características, como de independencia, fortaleza y seguridad; por lo que la
puna es vista como el espacio donde pueden sentirse libres sin ningún tipo de
control de sus padres, si se es adolescente es también visto como un lugar
donde se puede sociabilizar con el otro sexo, estar en la puna les permite
iniciar los primeros juegos amorosos, y por tanto les permite pasar de una
etapa de la vida a otra: “Pastando, el niño desarrolla ciertos valores
fundamentales: la autonomía pero también la amistad y la competencia, el
juego ligado al trabajo, el conocimiento positivo de la naturaleza a la par que un
amor por la misma” . (Ortiz; 1993, 190).

Cuando el pastor es joven lleva consigo una quena en su mochila, para


acompañarse de su sonido, cuando es niño además tiene un trompo y una
onda que solo utilizará cuando se cruce con algunos compañeros, el tiempo es
largo por lo que puede desarrollar distintas actividades.

Por la complejidad de la actividad agrícola, esta es compartida, tanto en la


etapa de siembra como en la de cosecha, en esta actividad, por lo general se
hace uso de la red de sistemas de parentesco con el que cuenta la familia,
quienes trabajaran para ayudar en la siembre o en la cosecha, este a través del
sistema de trabajo llamado Ayni, que deberá ser devuelto posteriormente, quizá
de otro modo, siendo que si una familia ayudó en la siembre de cultivos, podría
luego requerir apoyo en la construcción de su vivienda y este sistema de
reciprocidad seria valido. Otro sistema de trabajo que prevalece en las
sociedades andinas es la Minka, donde participan hombres y mujeres; el
trabajo que se ejecuta es por lo general para el bien común; como la limpieza
de las trochas, así como el mantenimiento de las escuelas;

Hoy en día este sistema ya no funciona como tal, ahora hay quienes pagan por
mano de obra, hay otras donde solo participan los familiares de la misma
unidad familiar. Estos cambios se presentaron como consecuencia de las
migraciones que se han presentado a lo largo de todas las poblaciones
andinas, lo que ha causado el alejamiento de la población; sin embargo no se
puede decir que ha desaparecido en su totalidad sino que ha sufrido
modificaciones y/o transformaciones.
CAPITULO IV: MANTENIEND SU IDENTIDAD

La migración de los pueblos andinos se ha ido acrecentando conforme pasan


los años, por distintas razones, principalmente porque los jóvenes iban
creciendo y se formaban nuevas expectativas, y también porque los padres
buscan que sus hijos obtengan mejores oportunidades que ellos, por lo cual se
trasladan a la ciudad, dejando de atrás, aparentemente sus pueblo y con ello
sus costumbres y su identidad. Si bien muchas personas migraron de sus
pueblos de origen, esto no ha hecho que dejen de lado sus costumbre, o por lo
menos no de manera acelerada sino que siempre han buscado algún modo de
mantener lazos con su pueblo, en algunos con mayor intensidad que en otros.

… el cambio, por una parte es lento, en algunos casos pudiendo


prolongarse sobre decenios o incluso siglos, realidad que debe tomarse
en cuenta a la hora de hablar de evangelización, cristianización o
inculturación. Y por otro lado, normalmente nunca se evoluciona a partir
de un abandono de toda tradición en bloque, sino que se van ensayando
pequeños abandonos parciales sustituyéndolos por innovaciones también
parciales” (Jolicoeur; 1997,96).

A pesar del cambio de espacio que implica el cambio de actividad, hay familias
que aún mantienen lazos con sus pueblos, siguen preservando sus actividades
agrícolas y ganadera, aunque ya no de la misma intensidad que lo hacían,
encargando el cuidado de sus pertenecías a quienes se quedan en los pueblos
de origen. Pero es en los días festivos donde la población migrante regresa a
sus pueblos de origen, que quizá ahora resulta más esplendoroso gracias al
dinero que ahora invierten en ellas. Entonces se podría decir que la migración
ha favorecido en este aspecto. Las personas ahora lucen sus mejores trajes y
apoyan a quienes se quedaron en las distintas actividades festivos; por lo
general quienes migran al regresar toman un papel más protagónico, como el
de padrino de una fiesta.

Existe un sentido de pertenencia a su comunidad, incluso cuando se ha


ido a vivir a la ciudad, vuelve a su comunidad para las ocasiones
especiales como por ejemplo la fiesta patronal y también sigue
colaborando económicamente con las obras comunitarias del ayllu. Y
viviendo en la ciudad, reproduce allí su ayllu con las “asociación de
residentes” de ese ayllu entre los cuales siguen, aunque adaptadas, todas
las formas de ayuda mutua que se tienen en el campo”. (Jolicoeur;
1997,83).

A pesar de la migración los pobladores andinos buscan afianzar sus


alianzas desde su pueblo destino; ya sea la misma ciudad de Lima, donde
los migrantes vinieron a residir en grupos poblacionales, asentándose por
lo general dentro de los mismos espacios; quienes provienen de la sierra
sur, residen en el cono sur; los migrantes del norte del país, residen en el
cono norte; y es en estos lugares que han consolidado su pertenencia a
un grupo, formando asociaciones, clubes, entre otros grupos, que le
permiten tener constante contacto con sus paisanos y es desde estos
espacios donde los migrantes han logrado obtener mejoras para sus
pueblos de origen, logrando, a través de gestiones, donaciones mejorar la
infraestructura de su pueblo, del cual nunca se desprenden.
CONCLUSIONES

1. Todos los miembros de cada familia aportan en las actividades para la


conformación de la nueva familia y para sus posterior sostenibilidad, lo
hacen desde muy pequeños, por tanto todos son considerados
necesarios; resultando imprescindible la disponibilidad de mano de obra
en la producción familiar, dependerá de la edad que tenga los miembros
para de acuerdo a ellos se incluyan dentro del desarrollo de las
actividades cotidianas.

2. A pesar de la migración, los pobladores andinos buscan afianzar sus


alianzas desde su pueblo destino; y es en estos lugares que han
consolidado su pertenencia a un grupo, formando asociaciones, clubes,
entre otros grupos, que le permiten tener constante contacto con sus
paisanos y es desde estos espacios donde los migrantes han logrado
obtener mejoras para sus pueblos de origen, logrando, a través de
gestiones, donaciones mejorar la infraestructura de su pueblo, del cual
nunca se desprenden.
BIBLIOGRAFIA

1. GOLTE, Jurgen y Adams Norma. Los caballos de Troya de los


invasores. Estrategias campesinas en la conquista de la gran Lima. IEP.
Lima.1990.
2. JOLICOEUR, Luis. El cristianismo aymara ¿Inculturación o culturación?.
Universidad Católica Boliviana.1997

3. ORTIZ R, Alejandro. La pareja y el mito. Estudios sobre las


concepciones de la persona y de la pareja en los Andes. PUCP. Lima.
1993.
ANEXO

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