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PORTAFOLIO FINAL

ESTUDIO DE CASO: LA COMUNIDAD ANTE LA VIOLENCIA DEL ENTORNO

GENNY LORENA MARQUEZ MAYA

LINA MARIA JARAMILLO LÓPEZ

NATHALY MEJÍA CASTRO

NANCY ELENA AGUIRRE GALEANO

VIVIANA MERCEDES MARIN OROZCO

Profesora:

VIVIANA MOSQUERA CORDOBA

Campo de Formación:

HISTORIA DE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA

FUNDACION UNIVERSITARIA CLARETIANA – FUCLA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS RELIGIOSAS

TRABAJO SOCIAL

PEREIRA

2019
INTRODUCCIÓN

El objetivo principal de este trabajo es generar un análisis reflexivo en cuanto a los conflictos
armados que se dan en nuestro país desde hace más de 50 años, su incidencia en la población
civil y el papel del trabajo social en la reparación integral de las víctimas que ha dejado este
flagelo. No pretenderá por tanto, ser un modelo de intervención, sino una reflexión en sí misma.

Contiene generalidades del crimen cometido específicamente en Bojayá Municipio colombiano


ubicado en el Departamento del Choco, efectuado el 02 de Mayo del 2002, ésta masacre
representa ese álgido momento de la degradación del conflicto armado. Mediante este suceso se
hace una radiografía de los alcances del conflicto armado y la manera en la que afectó a la
población civil, el contexto de éste en el departamento de Choco y sus víctimas, ¿quiénes son
estas?, las implicaciones de la política pública departamental para víctimas, la asistencia en dicha
reparación y unas recomendaciones para el ejercicio de la profesión en este contexto.

Realizamos el ejercicio de pensar el papel de trabajo social en un escenario de conflicto armado,


en situaciones como las que se presentaron en Bojayá que infortunadamente ha sido echadas al
olvido, lo que genera grandes desafíos y se convierte en una tarea necesaria para el
enriquecimiento de la profesión, y además, para la construcción de procesos de paz y de
reconciliación en el territorio, que pueden empezar por la reparación integral a las víctimas,
dotando a éstas de voces múltiples y del protagonismo necesario para la transformación social,
más allá del asistencialismo y más allá de los diálogos de paz infructuosos hasta el momento. Nos
damos cuenta que los conflictos no cesan sino que se transforman, así como se transforman las
formas de abordarlos, intervenirlos y dinamizarlos.

Han pasado más de 10 años desde que el mundo conoció la existencia de municipios colombianos
como Bojayá, Vigía del Fuerte, Bellavista, y no precisamente por su cultura, sus costumbres, su
folclor o por su gente. Fue conocida por el horror de la violencia, la barbarie y la tragedia. Hoy
día Bojayá está en el olvido, las promesas por parte del Gobierno Nacional no sean cumplido, las
victimas aun no gozan de una restitución integral, no existe un proceso de justicia. Más de 2.300
desplazados y unas grandes secuelas psicológicas y físicas que no sean borrado, las poblaciones
sin ningún tipo de desarrollo pareciera que el tiempo en Bojayá se estancó.
Para finalizar presentamos una serie de reflexiones grupales donde presentamos nuestra
perspectiva general con respecto a la forma como la población civil ha afrontado y ha intentado
recuperarse de las secuelas generadas por estos macabros actos de dolor y sufrimiento, su lucha
por sanar las heridas de la guerra. Un desafío de todas estas personas de Bojayá quienes en
medio del conflicto armado, intentan construir una sociedad que pueda encarar el futuro, o mejor
aún para tener uno.

MATRIZ ESTUDIO DE CASO

ITEMS DESCRIPCIÓN Y ARGUMENTACIÓN

Nombre del acontecimiento Masacre de Bojayá, Choco

Lugar donde ocurrió el Riveras del rio Atrato y en el casco urbano de las poblaciones de Vigia del
acontecimiento Fuerte y Bellavista - Bojayá Departamento Chochó

Fecha en que ocurrió el


acontecimiento 2 de Mayo 2002

Tipo de violencia (Física,  Durante la masacre de Bojayá, Choco se sufrió violencia física como
psicológica, emocional, sexual, psicológica, ya que tras el atentado que hubo en la iglesia provocando
económica, social, política, tantas muertes, después de eso las personas que quedaron vivas tuvieron
que enfrentar ver a su alrededor personas echas pedazos por el cilindro que
las FARC hizo explotar, de allí se desprendieron momentos de angustia y
dolor. Esto provoco que muchos tuvieran traumas tanto así que por mucho
tiempo dejaron de comer carne o de dormir bien, cuentan varios relatos de
simbólica, laboral, entre otras). personas que pudieron ver todo este hecho. Además vivían atemorizadas

porque no sabían que podía suceder más adelante y aunque huyeron de este
lugar, en sus mentes siempre van a recordar lo sucedido.

Modalidad de violencia del  La modalidad de violencia en Bojayá, Choco fue en absoluto masacre, ya

acontecimiento (Masacre, que despiadadamente por enfrentamientos de los paramilitares y las farc se

desaparición forzada, asesinato ocasionó ese hecho que destrozó la vida de muchas personas, los cuales
selectivo, desplazamiento tuvieron que abandonar todo lo que tenían.

forzado, entre otras).

Motivo que se supone ocasionó  Desde los años 90 se intensifico la disputa territorial entre las FARC y los
el acontecimiento PARAMILITARES, quienes buscaban controlar la selva y el rio, la salida
directa al mar Caribe y al océano Pacifico, ya que esta ubicación era
estratégica para el tráfico de drogas, el acceso al megaproyecto (carretera
Panamericana) y la cercanía a puertos y centrales hidroeléctricas. Este era
un territorio dominado por la guerrilla, hasta que en mayo de 1997 los
paramilitares anunciaron su entrada a la zona, ya para el año 2000, la
guerra llegaba a un punto crítico, la policía por ejemplo se retiró de la zona
luego de una cruenta toma simultanea de las FARC a las poblaciones de
Vigía del fuerte y Bojayá, además de la ausencia de fuerzas militares y
policía, el municipio de Bojayá no contaba con alcalde. Así que este quedo
a la merced de la disputa a bala entre paramilitares y las FARC.

El 1° de mayo de 2002 al amanecer iniciaron las primeras movidas de la


guerrilla desembarcaron desde Vigía del fuerte a Bojayá para acorralar a
los paramilitares. Solo el Atrato y las personas de los dos pueblos los
separaban ahí comenzó el tiroteo que no pararía en casi dos días. Llegada
la noche la gente asustada corre a buscar refugios todas las casas eran
hechas de madera menos la iglesia, la casa de las Misioneras Agustinas y el
Colegio, al amanecer del dos de mayo la guerrilla comenzó a preparar los
cilindros bomba con metralla, entre las 10 y media y 11 de la mañana la
guerrilla disparo el tercer cilindro bomba el cual iba dirigido contra la
iglesia donde se refugiaban del fuego rompió el techo, cayó sobre el altar y
estallo inmediatamente.4 días después llego el ejército para auxiliar a los
heridos.

 Las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia bloque 58 (FARC) y los


paramilitares los cuales son llamados también autodefensas “ejercito
privado” que cuidan los intereses de los de extrema derecha, son ilegales y
Actores que participaron en el están conformados por (miembros de fuerzas policiales, militares,
acontecimiento guerrilleros, mercenarios e integrantes de escuadrones de asalto o grupos
de seguridad privados y políticos.)

Murieron119 civiles, y 79 de estas víctimas fueron las que se encontraban


Número de personas afectadas
refugiadas dentro de la iglesia, 3 bebes, 48 niños 16 mujeres 13 hombres y
2 adultos mayores

Acciones de respuesta de  Estado tiene responsabilidad por omitir su función de proteger a los
Estado ciudadanos de los hechos ocurridos el 2 de mayo del 2002. Para lo cual
estableció mecanismos o acciones tendientes a resarcir el daño hecho por la
guerrilla de las FARC y los paramilitares. –

1. Tras la matanza y los combates, sólo hasta el 7 de mayo, es decir, cinco


días después, el Ministerio de Defensa hizo presencia en la zona a través
del Ejército, ordenando una operación conjunta para retomar el control de
Bojayá y Vigía del Fuerte.

2. se solicitó el desarrollo de acciones humanitarias urgentes, tales como el


envío de helicópteros del Programa aéreo de salud de la Gobernación de
Antioquia, para el traslado de los heridos graves y la entrega de
medicamentos para el centro de salud de Vigía del Fuerte. Una vez
logradas unas condiciones mínimas de seguridad, esta ayuda llegó el 4 de
mayo.

3. El día 9 de mayo, el Presidente de la República, acompañado por varios


Ministros y funcionarios del Gobierno, visitó la zona. El mismo día, un
equipo de la Fiscalía, encabezado por el Fiscal Regional de Antioquia e
integrado por investigadores, técnicos y médicos forenses, llegó al área en
un helicóptero de las Fuerzas Armadas.

4. El Estado se halla la relacionada con la administración de justicia en


materia de violaciones de derechos humanos y de infracciones al derecho
internacional humanitario.

5. Hacer cumplir sus compromisos derivados del Pacto Internacional de


Derechos, Económicos, Sociales y Culturales, y asegurar a todos los
habitantes del departamento del Choco, incluyendo a los de la región del
río Atrato el goce de esos derechos, con el fin de lograr una reducción
significativa de la discriminación, la marginación y la brecha de inequidad
que hoy los afectan.

6. De acuerdo con el mapa institucional, desde el 2 de mayo de 2002 se ha


presentado un amplio despliegue de instituciones de diverso orden:
estatales (civiles y armadas) y no estatales (descentralizadas, no
gubernamentales), públicas y privadas, de alcance local, regional, nacional
e internacional. En este sentido, la masacre marca un precedente que
convoca en bloque a las instituciones, las cuales aparecen en escena y se
revelan a la comunidad. De manera sorpresiva, la población, acostumbrada
al abandono y al olvido, es testigo de avalanchas institucionales temporales
y esporádicas antes no vistas o imaginadas: presidente, ministros,
periodistas, funcionarios, comisiones internacionales, entre otros.
7. Reparar a 1.195 desplazados, a quienes deberá pagarles una
indemnización de 312.564 millones de pesos.

Esta presencia-intervención institucional, mayoritariamente de tipo


asistencial-humanitaria, se ha prestado de acuerdo con los objetivos y
lineamientos de acción de cada organismo y ha tenido como radio de
acción la cabecera municipal, afectada por los impactos de la masacre. O la
zona rural del municipio de Bojayá, donde se producen desplazamientos
continuos por la presencia de los actores armados, los enfrentamientos y
hostigamientos

8. desde competencias institucionales para esclarecer y definir


responsabilidades, generar espacios de discusión y mantener cierto
seguimiento sobre la situación de crisis humanitaria y conflicto armado en
la zona. Tal es el caso, entre otros, de los informes, audiencias y
pronunciamientos de instancias de control y organismos de derechos
humanos gubernamentales y no gubernamentales, y del cubrimiento dado
por los medios de comunicación. -

9. garantizar las condiciones de un retorno y restablecimiento dignos en la


zona.

10. compromiso de la reubicación del pueblo y se expide el documento


CONPES 3180 de julio de 2002, con el cual se apropian recursos del
presupuesto nacional que son entregados a Planeación Nacional para ser
ejecutados por FONADE, y se somete a consideración el Programa de
reconstrucción y desarrollo sostenible del Urabá antioqueño y chocoano
Bajo y Medio Atrato.

Acciones de respuesta de la 1. En acción conjunta la población de Bojayá interpone denuncia en contra


Comunidad del Estado y el Tribunal Administrativo de Chocó condenó al Estado
colombiano por el desplazamiento ocurrido en Bojayá (Chocó) después del
2 de mayo de 2002, cuando 74 personas fueron víctimas de una masacre
perpetrada por las Farc.

2. como consecuencia de la masacre Entre los días 2 y 3 de mayo, la casi


totalidad de los aproximadamente 1000 habitantes de Bellavista se refugió
en Vigía del Fuerte a raíz del lanzamiento de la pipeta en la Iglesia y de la
continuación de los enfrentamientos entre los grupos armados ilegales.

3. Igualmente, un aspecto destacado con relación al caso de Bojayá y las


acciones de la comunidad es la extraordinaria participación y solidaridad
internacional que se produjo en torno a la comisión de la masacre y las
víctimas del Medio Atrato.

4. El despliegue que recibió la masacre en Bellavista y que permitió


visibilizar las dimensiones de los daños morales, emocionales, físicos,
socioculturales y materiales producidos por la múltiple victimización de la
población civil, convocó a un amplio espectro de organizaciones, redes y
organismos humanitarios. La condensación de la barbarie del conflicto en
Bojayá no sólo generó la intervención y solidaridad de actores
institucionales externos y de sistemas de protección de los derechos
humanos como la ONU y la OEA, sino que interpeló a organizaciones
reconocidas como la Iglesia Católica.

5. De otra parte, desde 2004, y a raíz de la masacre de Bojayá, el Chocó ha


recibido atención nacional e internacional permanente por su crítica
situación humanitaria, lo cual ha propiciado la llegada de varias
organizaciones del Sistema de Naciones Unidas (en adelante ONU).

Rol desde el Trabajo Social   Teniendo en cuenta todas las situaciones de guerra que se presentan
ante estos acontecimientos históricamente a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional
colombiana, surge un escenario de intervención profesional para el Trabajo
Social. Dicho escenario genera una serie de desafíos y se convierte en una
tarea necesaria para el enriquecimiento de la profesión. Profesión
alimentada por personas, por comunidades de personas, por sujetos de
derechos que han sido violentados, a quienes le debemos nuestra razón de
ser como profesionales en esta área, todo esto implica poder mirar a los
ojos a las víctimas y no como un expediente, un número, una cifra o una
estadística más de la violencia en el país, sino más bien como seres
humanos acallados por las circunstancias, intimidados y violentados por
una guerra de la nunca pidieron hacer parte y que lo único que se pretenden
es encontrar una mano justa que les permita volver a resurgir y no
precisamente con la ayuda del estado que se hace el sordo ante el clamor
de un pueblo. Es ahí donde la labor del trabajo social se hace imperante y
tiene un papel muy importante a la hora de intervenir en el renacer de las
víctimas, del fango en el que día a día las secuelas del conflicto armado se
empeñan en sumergirlos.
El conflicto armado y sus consecuencias exigen una interpretación más allá
de la historia presentada por los medios de comunicación tradicionales. Por
lo que se debe partir más bien de la idea de interaccionar no solo con los
afectados por la guerra, sino también con todos aquellos miembros de la
comunidad, con el fin de entablar un ambiente de confianza y cercanía,
porque es bien sabido que dicha población ha sido abandonada por el
estado y para las personas es muy difícil volver a confiar en instituciones o
grupos de profesionales que se aprovechan de las situaciones de conflicto
para sacar provecho económico. Pero esa desconfianza e incredulidad
puede irse rompiendo con el cumplimiento de la labor de los profesionales
del trabajo social, mediante una observación analítica y participante que
nos permita interpretar silencios, lagrimas, gestos, tendencias, maneras de
actuar e inclusive de vestir, manifestaciones culturales, las relaciones
sociales y familiares de una comunidad especifica.
Todo lo anterior requiere de mucha preparación, documentación de
diferentes fuentes que cuenten lo ocurrido, no solo medios oficiales
quienes en la mayoría de las veces se encuentran viciados por los partidos
políticos imperantes en la región, sino más bien analizar intervenciones
realizadas previamente, para poder tener herramientas de conocimiento en
el momento del acercamiento a las víctimas y sus comunidades. La técnica
a utilizar obedece básicamente al contexto, al momento que se vive en los
territorios, las tensiones en torno al orden público, el avance o retraso de
los procesos de la reparación, los cumplimientos o incumplimientos por
parte de las instituciones, entre otras causas, pero ante todo y sin lugar a
dudas recalcando el respeto por la calidad de la vida humana. La
construcción de memoria alrededor de estas afectaciones colectivas se debe
hacer precisamente previendo el desconocimientos de muchas personas
que consideran que nunca han sido afectadas directamente por el conflicto
armado en el país y específicamente en las ciudades capitales aledañas al
departamento del Chocó, teniendo en cuenta a quienes no permiten una
sólida reprobación social del conflicto, y para acabar de completar
recordar que no existen garantías de no repetición desde una ciudadanía
activa, y mucho menos derecho a la verdad y divulgación de los hechos
que han victimizado a un gran número de personas inocentes, pero lo más
triste la indiferencia marcada de la mayoría de los citadinos.
Debe ser asumida la intervención como una acción social transformadora,
consciente y deliberada de situaciones y circunstancias con el fin de que se
logre una reparación integral, procurando la comprensión de aquellos
cambios que no fueron deseados por las víctimas del conflicto armado, de
sus entornos, las relaciones y los bienes (materiales e inmateriales) que
amaban y les fueron arrebatados con violencia. El trabajo social intenta
contribuir en una reparación de la humillación, del despojo, de los
proyectos que no pudieron realizar, del olvido estatal. Una reparación del
enojo, de las iras, de la impotencia experimentada, del sufrimiento y la
culpa (Grupo Nacional de Memoria Histórica, 2013). Es una reparación
para la verdad y la no repetición de estos hechos. El conflicto armado en
Colombia también ha dado un rumbo, sin lugar a dudas, a las prácticas de
los y las trabajadoras sociales. Aunque como lo diría Alayón, los Estados
nunca han estado “ausentes”, ya sea por presencia o por “ausencia”, los
Estados siempre están presentes, pues detrás de cada omisión seguramente
hay una intención políticamente pensada (Alayón, 2010).
comprender que el conflicto armado en Colombia ha dado un orden a las
distintas esferas del país (política, cultural, social y económica), generando
unas consecuencias profundas que recaen sobre las víctimas (en sus
individualidades y colectividades) y en la sociedad colombiana en general,
ha construido unas subjetividades y realidades sociales que dan lugar a las
prácticas sociales, las cuales adquieren unas dinámicas propias y pasan a
formar parte de las características del ámbito social y comunitario en el
cual se inscribe el quehacer del trabajo social. Las víctimas del conflicto
armado, algunas ya sin ganas de nada, otras con una pequeña esperanza y
otros con grandes sueños, aún por encima de la intencionalidad de quienes
ejecutan y diseñan las prácticas asistencialistas o asistenciales, reciben lo
que se les brinden para paliar sus carencias más puntuales; y el trabajo
social no puede estar con una visión a medias para comprender la enorme
dimensión que adquiere una asistencia para quien la recibe. ¿Qué víctima
después de la humillación de quedar sin tierras, sin trabajo, sin algún
familiar, sin amigos cercanos, enferma o con hambre estará en condiciones
de impulsar procesos de reivindicación, lucha y resistencia? Claro está que,
no se puede discutir que al interior de los grupos dominantes se gestan
intenciones de desmovilizar, detener, señalar negativamente y amortiguar
el nivel de reivindicación de las personas que históricamente en su mayoría
han sido excluidas, como las víctimas del conflicto armado.
Dentro de esta práctica reflexiva se observa la importancia de reconocer a
la víctima como sujeto de derecho y no objeto de favores. Se hace urgente
que el trabajo social posibilite y proponga nuevas narrativas que permitan
la profundización en los vínculos de pertenencia, de participación y de
reconocimiento, tanto con las instituciones y quienes las representan como
con las víctimas. Ser testigos de las consecuencias devastadoras del
conflicto no es una tarea fácil y no pasa por encima de las personas que
optan por la esperanza a través de su trabajo, mencionando además que en
este escenario, es probable que algunos profesionales sean víctimas
directas de la violencia, amenazados, hostigados y perseguidos por grupos
al margen de la ley. No mencionarlo restringe la mirada crítica sobre cómo
posturas íntimas (creencias, miedos, prejuicios y emociones) y
profesionales (ética, política) son potencialidades u obstáculos para el
objeto de la intervención (la reparación integral).
Luego entonces de considerar sobre el papel del trabajo social en la
reintegración de las víctimas del conflicto armado en Colombia se puede
comprender que no se pretende recaer sobre lo perdido sino sobre lo que
esto representaba para las víctimas. Es decir, son ellas mismas quienes
establecen la relación entre lo que el Estado a través de la reparación ofrece
y lo que se ha perdido. Las medidas de satisfacción son hechas al molde de
las víctimas porque está estrechamente ligado a las características
personales, el contexto y las creencias de las víctimas. El real desafío para
el trabajo social será la construcción de iniciativas para coadyuvar en la
anulación de la impunidad y no sólo la judicial sino la moral, el
desconocimiento total, la mala memoria y la indiferencia.

Reflexión grupal sobre las  Como reflexión de grupo se podría decir que el Estado o la acción del
acciones que la población Estado se basa en una acción decreciente en materia de protección y
víctima ha implementado en defensa de los derechos de las poblaciones negras e indígenas que habitan
sus entornos para sobrevivir y la zona. Pese a que después de mayo de 2002 la zona ha sido objeto de
resistir al fenómeno de la observación permanente, las alertas tempranas no se tienen en cuenta, no se
violencia. aplican las medidas preventivas, la implementación de los mecanismos
contra la impunidad se omiten, las autoridades continúan evadiendo
responsabilidades administrativas y militares, y la atención a las víctimas
se brinda de manera insuficiente por las entidades responsables del tema.

En general, existe una subestimación de la crisis humanitaria que se vive


en la región causada por una guerra que se conoce a nivel internacional. De
igual forma No se observa de parte del Estado un esquema de ejecución de
responsabilidades integral, planificado y coordinado, con esto queremos
decir, no se logra trascenderse la etapa de emergencia, por lo que se
reproduce un esquema de dependencia y debilitamiento de las
comunidades afectadas al no encontrar opciones sostenibles a sus vidas ya
devastadas por el fenómeno de la violencia. Al contrario de esta forma de
ver las cosas por parte del estado se realiza un fuerte ejercicio militar con
el cual se aspira a pacificar la zona, ganar el control y garantizar la
“seguridad”, pero nunca se establece una forma de accionar social y
económica que ayude a sus habitantes a mejorar o aliviar la reprochable
situación por la que tuvieron y tienen que vivir.

En conclusión, el Estado colombiano respondió a la masacre con un


proceso de intervención en materia de infraestructura y esquemas de
seguridad “Fuerza Pública” nunca antes vista en el Medio Atrato chocoano.
Pero desconoció el conflicto social, cultural y económico por el que pasaba
la comunidad y la degradación sistemática del conflicto por la cual
atravesaba la región.

MAPA DE LA UBICACIÓN GEOGRÁFICA DONDE SUCEDIERON LOS


ACONTECIMIENTOS
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Informe general (2013): Centro de memoria histórica, Basta ya.

Bojayá, memoria y río: violencia política, daño y reparación / Martha Nubia Bello … [et al.] —

Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas, 2005.

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