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DERECHO CONSTITUCIONAL GUATEMALTECO

El precepto constitucional y el razonamiento del alto tribunal constitucional, determinan


certeramente que los funcionarios públicos como depositarios de la autoridad o cuota de
poder, deben ajustar sus actos a la ley, entendida esta en su acepción material de toda
disposición de carácter general y obligatorio, con lo que abarca desde preceptos
constitucionales, leyes ordinarias y reglamentos o disposiciones generales. Si no lo hace
así debe de responder de las consecuencias de sus actos, dando lugar a responsabilidades
civiles por los daños y perjuicios conocidos, de lo cual son solidariamente responsables
con el estado. Esto sin perjuicio de las responsabilidades penales respectivas, en caso su
actuar encuadre en tipos delictivos.

También es relevante el aspecto relativo a que la competencia pública o el ejercicio


del poder limitado, no es delegable, a excepción de los casos expresamente previstos en la
ley.

La responsabilidad civil de los funcionarios públicos prescribe en el término de veinte


años, y la responsabilidad penal se extingue por el transcurso del doble de tiempo
señalado por la ley para la prescripción penal.

LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL
I. La hermenéutica Jurídicas

Es la disciplina científica que tiene por objeto el estudio y sistematización de los principios
y métodos interpretativos.

La interpretación es aplicación de la hermenéutica jurídica y la hermenéutica es la teoría


científica del arte de interpretar; descubrir y determinando los principios que deben guiar
la interpretación sin embargo, suele usarse los vocablos hermenéutica e interpretación
como sinónimos, a pesar de su diferencia.

Se estima a la interpretación como la actividad cognoscitiva enderezada a adquirir y


determinar el significado, el alcance y el de terminados actos o comportamientos,
específicamente la interpretación jurídica, no debe tener por finalidad investigar y al
actual de la norma, de acuerdo con su posición e interrelación del sistema general.

García Belsunde afirma que “interpretar una norma jurídica significa establecer su
verdadero sentido y alcance. Para concepciones racionalistas de los siglos XVII y XVIII, con
la culmina la valoración de la ley como expresión suprema del el problema de la
interpretación de la ley es considerado inexistente y superfluo. Se considera que códigos
claros y precisos habrían de suministrar la solución de todas las controversias
reduciéndose la función de los jueces a una misión mecánica o automática, este culto del
texto de la ley, este ilusionismo y la perfección se ha desvanecido hoy por fuerza de los
hechos y frente a la norma de la ley, se presenta en ocasión de su aplicación la compleja
tarea de interpretarla, para determinar la comprensión y extensión de los conceptos de su
letra, en función del fin que la inspiro y de las circunstancias del tiempo y el lugar en que
debe aplicarse, así como para regular aquellos supuestos que no aparecen comprendidos
en la norma”.

En la interpretación jurídica se han producido dos planteamientos antagónicos: la escuela


de la exegesis y la escuela del derecho libre o de la libre investigación del derecho.

La primera sostuvo un culto al texto de la ley como primera actitud, y si excepcionalmente


el texto resultare insuficiente, investigar la intención del legislador. Es decir que, a juicio
de tal escuela el intérprete puede encontrarse ante tres direcciones:

a) existencia de una ley expresa y clara, en cuyo caso debe aplicarse tal como reza
el texto prescindiendo de toda investigación;

b) existencia de la ley, pero con texto oscuro o dudoso, en cuyo caso debe acudirse
a la interpretación gramatical y lógica para determinar la intención del legislador al
momento de emitir la ley;

c) no existencia de ley expresa, situación en la que debe recurrirse a leyes análogas


y los principios generales del derecho.

La escuela del derecho libre, por su parte, sostuvo que la interpretación jurídica tenía un
carácter creativo principalmente porque los textos jurídicos necesariamente poseen
lagunas, ya que los legisladores por propia limitación humana no pueden prever todos los
casos que en el futuro se pueda dar. De ahí que tal posición doctrinaria le reconociera al
intérprete y al juez, una amplia discrecionalidad de la decisión en la solución de casos
concretos contemplados en la norma expresamente.

2. Interpretación Jurídica
Las reglas jurídicas son emitidas para ser aplicadas socialmente. Son reglas reguladoras de
conductas humanas exteriorizadas en la de relación de las personas, que generalmente,
imponen obligaciones, otorgan derechos o permiten conductas. La misma dinámica se
exige la aplicación de las normas jurídicas aceptadas, su ponderación y su estudio.

Cualquier norma para ser aplicada a casos concretos, para ser comentada o estudiada,
debe ser previamente interpretada. Cuando se este en presencia de una norma cuyo
sentido es claro o surge fácilmente del tenor de sus palabras, es necesaria esa operación
intelectual tendiente a explicar qué quiere enunciar la norma. Precisamente por esa
operación intelectiva es que se asume que el significado de la regla es claro. De ahí que
sea correcta la afirmación de que la interpretación es una condición sine qua non,
inseparable e imprescindible de la vida del derecho, de la dinámica jurídica. No puede
haber aplicación del derecho positivo, si no media una actividad de interpretación.

Dada la importancia de la actividad interpretativa es la operatividad de las reglas jurídicas,


es que se ha desarrollado paulatinamente toda una teoría general de la interpretación
jurídica. El objeto pragmático del derecho se hace viable, se facilita gracias a la
interpretación.

La interpretación jurídica, en términos generales, es aquella actividad intelectual,


subjetiva, tendiente a desentrañar o encontrar sentido, significado, contenido o mandato
de la norma. Es la operación humana teleológica que tiene un fin específico y es claro:
saber o determinar qué se manda, ordena, otorga o permite, y a veces, que se castiga.
Precisar, en su alcance, extensión y limitaciones, que deber se impone, que derecho se
otorga, que permite, que condiciones se prohíbe, y en todo caso, la sanción y su medida
impuesta; esto último se tratase de normas punitivas.

Ignacio Burgoa precisa que “En el terreno del derecho, bien se sabe que –interpreta-
denota una operación intelectual consistente en determinar el alcance de la extensión, el
sentido o el significado de cualquier norma jurídica, bien sea general, abstracta e
impersonal, o particular, concreta e individualizada”

Dentro de la temática se ha planteado la interrogante siguiente: que debe hablarse de una


interpretación jurídica en general válida para todo tipo de normas o cuerpos jurídicos, o
habrá tanta clases de interpretación como materia objeto de interpretación existan, cada
un con sus peculiaridades bien delimitadas?

Fundamentalmente, podemos apreciar dos posicione. Una que propugna una


hermenéutica general aplicable a todas las ramas del ordenamiento jurídico, con lo que se
daría unidad a la actividad interpretativa, sin importar la especialización de la materia.

La otra posición le resta importancia a una teoría general de la interpretación jurídica, no


la acepta como omnicomprensiva, y presta mas atención a las peculiaridades, las
especificidades o características propias que presenta cada rama jurídica o materia sobre
la que se acciona la interpretación.

Creemos en la teoría general de l interpretación jurídica como su género, la cual es apta


para todo tipo de interpretación del derecho y diferentes ramas del derecho positivo. Pero
también debe reconocerse que la operación intelectiva desentrañadora desarrolla
características propias, peculiaridades, de acuerdo a la rama del derecho a la que se le
aplique, lo que de ninguna manera le resta valor a la interpretación jurídica en general.

Lo que sí es cierto, es que toda roma o sector del derecho positivo, todo cuerpo normativo
especifico, forma parte de un todo, que es el sistema jurídico u ordenamiento jurídico en
general. Este denominador común sistemático o la totalidad del sistema jurídico,
inexorablemente esta presente en cualquier interpretación jurídica sectorizada que e
haga, u como presididora del sistema, la constitución, causa eficiente del sistema.

2.1. Métodos de interpretación jurídica


Prescindiendo de las clasificaciones elaboradas atendiendo al sujeto que realiza la
interpretación, pues, verdaderamente no denota clases de métodos interpretativos, pues,
verdaderamente no denota clases de métodos interpretativos y las que atienden al
resultado obtenido en la labor hermenéutica que tampoco se refieren a la actividad
desentrañadora de sentido propiamente, nos adherimos a la distinción como métodos
interpretativos del gramatical o literal, el conceptual o lógico el sistemático y el histórico o
causal-teleológico.

El método gramatical, como su nombre lo indica, consiste en determinar el sentido de la


norma ateniéndose al significado literal de las palabras utilizadas por el legislador en la
conformación de la norma. De la utilización de este método se han derivado máximas
incorporadas a las legislaciones, acerca de que cuando el tenor literal de una norma es
claro no es valido consultar su espíritu, se estima útil cuando el significado de las palabras
usadas en un regla jurídica son suficientemente claras, sin dudas en cuanto otras
direcciones significativas que se pudieran derivar. Sin embargo, puede conducir a
interpretaciones y resultados inexactos, cuando para encontrar el verdadero mandato de
una norma hay que atender aspectos políticos, sociales, culturales, económicos,
financieros o históricos por la especial naturaleza de la regla.

También puede no rendir resultados adecuados cundo los vocablos utilizados por el
legislador, se hizo no atendiéndose al significado literal sino de acuerdo a una dirección
puramente técnica o de especialización científica.

La ley del organismo judicial guatemalteco estipula, en primer lugar, que las normas se
interpretarán conforme a su texto, según el sentido propio de sus palabras, a su contexto
y de acuerdo con las disposiciones constitucionales. Es obvio, que como norma genera, se
asienta la preferencia por atender el significado literal de las palabras de la ley dentro de
su texto normativo, aunque no de manera absoluta, y esto porque, como se asienta, la
interpretación también debe hacerse tomando en cuenta el contexto dentro del cual
están insertas las palabras y las disposiciones constitucionales. Es decir, no sería válida una
interpretación literal que condujese a un resultado vulnerante de preceptos
constitucionales.

El método conceptual o lógico, es una modalidad hermenéutica que no repara en el tenor


literal de los vocablos usando en la ley, sino que busca cual es el mandato, hacia donde se
orienta la imperatividad de la norma, tomando como índice e aspecto conceptual.
Interesa determinar que conceptos o ideas generales tratan de reflejar las palabras del
texto, para integrar, sobre esa base, el sentido general de la norma. La justificación de esta
modalidad metodológica se ha sustentado en algo que no pocas veces acontecen en la
realidad: cuando el legislador elabora las leyes, no siempre utiliza las palabras en su
verdadera dimensión literal o etimológica. Quiere estampar en ley determinadas ideas o
conceptos, pero lo hace con vocablos equivocados, sin plena correspondencia entre
aspecto conceptual y palabras. La equivocidad del legislador es la elección gramatical,
hace plenamente legítimo hurgar para ir tras los conceptos que se quisieron reflejar en la
ley.

El método sistemático ha alcanzado relevancia en materia interpretativa. Parte de la idea


que todo conjunto, el cual por estar integrado por elementos diversos, es un sistema, cada
uno de los elementos integradores es un subsistema, el cual a su vez, es un sistema en
cuanto también esta integrado por otros elementos o subsistemas.

Una norma esta interrelacionada con otros preceptos dentro de un titulo o capitulo y
también con todos los preceptos conformadores de un texto normativo o una ley. El texto
normativo en su conjunto, constituye un sistema normativo en relación con cada uno de
sus preceptos, pero también todas las leyes de un país, incluyendo el texto constitucional,
integraran un sistema normativo nacional. De esa cuenta, el método consiste en que para
encontrar en forma precisa el contenido de unas norma, hay que interrelacionarla con os
demás preceptos de la ley, incluso, con reglas de otros textos normativos hasta
constitucionales, pues todas las reglas jurídicas forman un sistema normativo e
interdependientes entre sí. Es un error apreciar una norma como algo aislado y no
formando parte interactiva de un ordenamiento jurídico e cua debe ser armónico como un
todo y en relación a cada uno de los preceptos que lo integran. Tal forma de concebir las
disposiciones jurídico-positivas y su interpretación, facilita evitar los resultados
contradictorios entre dos o mas preceptos, conduciendo al interprete los significados
correctos, de acuerdo a texto y contexto y evidentemente armonizadores.

El método histórico o causal-teleológico, por su parte, se asienta en la concepción que


todo aquello vinculado con una actividad humana tiene una causa final. El hombre cuando
actúa individual o colectivamente, siempre persigue objetivo, metas, y fines en última
instancia. En otras palabras, todo actuar del hombre tiene una explicación teleológica
porque lleva implícito un porque y para que.

Como las leyes son productos culturales, porque son obra de los hombres en su vida de
relación, en sociedad, es claro que son creados obedeciendo a varios objetivos y una
finalidad última. Todo ordenamiento juridic0o como sistema nacional tiene una causa
final, cada una de las leyes que lo integran tiene también una finalidad última.

El método al que aludimos, por consiguiente, consiste en que para interpretar un


precepto, como recurso importante, es aconsejable auxiliarse con la determinación d
cuales fueron las circunstancias o factores o condicionantes de la realidad (históricos,
coyunturales, regionales, sociales, culturales, etc.) que precedieron, influyeron y fueron
determinantes en la emisión de la ley a interpretar, y en todo caso, cual fue la finalidad
última perseguida con su promulgación para que fue creada.

Esto es complementario, en buena medida, del método sistemático, porque para


implementarlo, requiere apreciar os preceptos como un sistema normativo, insertos, a su
vez, dentro de un contexto de cuestiones fácticas, generadas dentro del grupo social.

La ley del organismo judicial que constituye un conjunto de normas generales de


aplicación, interpretación e integración de ordenamiento jurídico guatemalteco y que sun
supletorias de otras leyes, determina que la interpretación literal debe hacerse conforme
al contexto y de acuerdo a las disposiciones constitucionales, con lo que hace alusión al
método sistemático. Pero además dispone que “el conjunto de una ley servirá para
ilustrar e contenido de una de sus partes, pero los pasajes obscuros de la misma, se
podrán aclarar, atendiendo el orden siguiente: a) a la finalidad y al espíritu de la misma; b)
a la historia fidedigna de sus institución; c) a modo que parezca más conforme a la
equidad y a los principios generales del derecho” (articulo 10). Se aprecia en tal texto legal
una referencia al uso de la interpretación sistemática, pero también al uso del método
histórico o causal teleológico, principalmente en las literales a) y b) del precepto
transcrito.

3. Interpretación constitucional
Dentro de la doctrina que se ha ido generando en materia de interpretación
constitucional, se han manifestado algunas posiciones en cuanto a la precisión conceptual
de tal especie de interpretación.

Así, existe una tendencia de los que estiman como importante el sujeto que afectúa la
actividad interpretativa. Bajo esa perspectiva, la interpretación constitucional sería toda
aquella actividad tendiente a establecer el sentido, extensión, significado o alcance de
disposiciones generales afectuada por el tribunal constitucional u órgano afín.

Adoptando tal posición se provoca mucha generalización y poca precisión de la


interpretación constitucional, ya que la realidad nos muestra que un tribunal
constitucional interpreta una serie de preceptos, disposiciones y realidades de tipo
jurídico, pero que no son, en sentido estricto, constitucionales, la mirada orientadora y
desentrañadora de un tribunal constitucional, trasciende los límite de las normas con
rango constitucional.

Además, quedaran excluidas de la interpretación constitucional la labor y operación


intelectual dirigidas a tal fin, realizada por estudiosos, juristas y otros órganos estatales.

Es mas precisa, en cambio, la perspectiva que delimita la interpretación constitucional


desde el punto de vista del objeto sobre el cual recae. Bajo este sistema, sería tal, toda
aquella operación intelectual tendiente a establecer el significado o sentido, alcance o
extensión de los preceptos que conforman el texto constitucional y al interpretación
constitucional es indagar el contenido de disposiciones de la constitución.

Como la preocupación y acción human de captar el contenido de preceptos


constitucionales, es una labor susceptible de ser realizada por juristas, entidades y
diversos órganos del estado a efecto de pode adecuar sus actos a o ordenado por el texto
supremo, el radio de actuación en cuanto a sujetos queda ampliado, produciéndose, en
consecuencia dos ordenes o especies de resultados interpretativos. Uno emana del
tribunal constitucional con suficiente fuerza vinculante, según la regulación de cada
nación; y otro, que al ser efectuada por quien carece de la facultad jurídica oficial
respectiva, el resultado no tiene fuerza vinculante o de autoridad alguna.

A este enfoque, algunos autores le han adicionada un aditamento más, integran dentro de
a interpretación constitucional aspectos: a) la interpretación del texto constitucionales
propiamente dicho y b) la interpretación de otros preceptos o disposiciones de
ordenamiento jurídico (infraconstitucionales), pero desde la perspectiva o proyección de
la constitución, de esa cuenta es que habla una interpretación de la constitución y una
interpretación desde la constitución.

Por nuestra parte opinamos, que si bien es perfectamente valido la distinción de la


interpretación de la constitución y la hecha desde la constitución, la interpretación
constitucional en sentido estricto, efectuada hacia preceptos que integran o forman parte
de la constitución, en cambio, la actividad hermenéutica de preceptos de la legislación
ordinaria desde e prisma constitucional, no es mas que interpretar normas
infraconstitucionales dentro de su texto y con las apreciadas formando parte de todo un
ordenamiento jurídico por la constitución. Es decir, con el auxilio de método hemático e
histórico.

Es el caso de Guatemala, debe contemplarse la existencias de unas leyes, que sin formar
parte de contexto constitucional, si fueron admitidas por una asamblea nacional
constituyente y la propia carga magna les otorga rango constitucional, tal es el caso de la
ley de amparo, exhibición personal y de constitucionalidad, entre otras. Como resultado,
la interpretación constitucional, como modalidad de la interpretación jurídica, debe
abarcar al efectuada sobre disposiciones y leyes con rango constitucional.

Diferente asunto es cuando se interpreta una norma ordinaria separándola con preceptos
constitucionales para determinar su contraposición, en este caso, se trata de establecer si
existe una vulneración al principio de la supremacía constitucional, porque el precepto
ordinario rebase, restrinja o tergiverse al constitucional o compagine.

En este caso, si la actividad desentrañadora la efectuara e tribunal constitucional, podría


optar entre dos direcciones; declarando la contravención, si existiese, o determinar que
no existe confrontación; o una segunda opción seria asignarle o determinar un significado
a la regla ordinaria, y armonizarla con el precepto constitucional. Como en ambos casos,
de lo que se trata es de hacer prevalecer el principio de supremacía constitucional
mediante un estudio comparativo, aunque el desentrañamiento de sentido o contenido se
haga con relación a reglas ordinarias, cae dentro de la concepción de interpretación
constitucional, y es que, como correctamente lo afirmo Hesse “no existe interpretación
constitucional desvinculada de los problemas concretos”. Por eso es que, siempre que se
trata de fijar o captar el resultado de una norma constitucional, es porque se hace relación
o con un problema dado, un caso concreto, un acontecimiento de la vida real que plantea,
además, una duda de significado, es decir, una interpretación generalmente va impulsada
por la concurrencia del asuntos en el que es preciso, mediante ella, determinar coherencia
o afinidad entre una norma constitucional y otra no constitucional, o bien, coherencia
entre norma constitucional y un comportamiento y omisión. El intérprete es así, un
mediador entre la norma y el caso o problema.

Cuando se interpreta con la finalidad de determinar coherencia entre normas


constitucionales y no constitucionales, es cuando se muestre relevante el tema de las
denominadas antinomias jurídicas. Las antinomias jurídicas se le ha llamado a las reales o
aparentes contradicciones de mandato entre dos o mas normas positivas. Mientras una
norma impone una obligación, prohíbe o permite una conducta, otra u otras de igual,
superior o inferior jerarquía ordenan lo contrario o parciamente lo contrario
Como todo ordenamiento jurídico tiene que ser coherente y armónico, tale
contradicciones deben ser resueltas, principalmente cuando se trata de solventar casos o
entuertos concretos. Se conocen os siguientes criterios de solución:

a) Axiológico: este criterio enuncia que en caso de contradicción inter-normas,


debe darse preminencia a aquella en que se contemplen valores de mayor peso o
jerarquía. La jerarquía de valores cobra más importancia en estos casos

esta modalidad tiene gran apreciación cuando se trata de conflictos entre normas
constitucionales y no constitucionales, ya que la jerarquía axiológica va
fuertemente ligada a la jerarquía normativa, y siendo la constitución la
capitalizadora de los valores fundamentales de la vida socio-política de la
comunidad organizada, esto hace que tal normativa supera la prevalencia sobre
otras expresiones valorativas contenidas en otros textos normativos.

b) Jerárquico: este no enuncia el criterio de la jerarquía de valores expresados en


un texto normativo, sino la jerarquía de las normas jurídicas en si, haciendo
prevalecer la norma de superior rango sobre la inferior, este también es acogido
para la solución de incoherencias entre normas constitucionales e
infraconstitucionales, dada la incorporación dentro de constitucionalismo del
principio de supremacía constitucional.

c) Cronológico: enuncia que a norma emitida con posterioridad en el tiempo, la


mas reciente, deja sin efecto a la anterior. Ordinariamente opera en antinomias
entre normas ordinarias, cuando una de ellas no ha sido derogada expresamente,
y por ende, coexisten formalmente.

d) De especialidad: destaca la situación de que una norma especial tiene


prevalencia respecto de una norma genera. La situación generalmente se da entre
normas especiales de una ley y normas generales de la misma ley, pero puede ser
entre normas integradas de diferentes leyes.

e) De la liberalidad: expresa que si el conflicto se produce entre una norma que


fortalece, otorga o regula una libertad y otra que ordena una prohibición, debe
optarse por aquella que consagra una libertad.

En materia constitucional, a interpretación ha ido adquiriendo paulatinamente una


importancia decisiva, a tal punto que se afirma que todo asunto constitucional, en última
instancia, depende de la interpretación de la constitución.
La mejor elaborada puede fracasar como consecuencia de una errónea, defectuosa o
inadecuada interpretación de sus cláusulas, conduciendo hacia lo que se denomina
perversión constitucional.

Enrique Romero indica que: “interpretación constitucional es lo mismo que interpretar


una ley común. Tratase, como es obvio, de todo un sistema normativo, súper ley, cuya
fundamentalidad es característica decisiva y esencia. Aunque escrita como constitución
jurídica, se endereza a dar satisfacción, en todo tiempo, a la constitución real o sustancial.
Por eso comporta siempre un verdadero programa de gobierno; y su elasticidad que,
desde luego, no es tonel de las danaides, la habilita para observar los cambios y las
mutaciones que en futuro pueda deparar en su dinámica histórica. De allí, que ninguna ley
como la constitución tenga más vocación de porvenir, por eso es materia constitucional es
acendrado deber de sus cultores, de quienes tienen responsabilidad de gobierno, y en
especial de los jueces, desentrañándolo, e recto sentido de la norma cuya rectitud esta en
función de los valores primigenios que inspiran el sistema político. La única forma de
realizar en concreto la justicia; y con ella, el bien común de la comunidad. A la postre, el
pueblo, que se integra de hombres que significa e sujeto y el objeto de toda indagación
política; pero e hombre abstracto que imaginó a burguesía, sino el hombre situado. El que
trabajo, estudia, padece y que también sueña porque tiene esperanzas”.

La interpretación constitucional si bien tiene semejanzas con la interpretación de leyes,


también nuestra acusadas diferencias de carácter fundamental de las normas
constitucionales, su alcance amplio, sus términos generales, su redacción sintética y su
condensamiento de principios referidos al porvenir, a orden, la libertad, hacen que la
temática interpretativa cambien a particularidades propias, cuando se trata de preceptos
constitucionales.

Como también afirma Linares Quintana: “Una constitución -enseña Weaver- debe ser
interpretada como ley fundamental y prestarse atención al hecho de que afecta a la
totalidad del pueblo y debe ser interpretada para llevar a cabo los amplios principios
generales de gobierno establecidos expresamente en sus disposiciones. Debe ser
interpretada a la luz de ese propósito y a la luz de las exigencias y condiciones que se han
previsto afrontar. Es necesario tener en cuenta que se rata de una ley fundamental
permanente que ha de mantener durante un largo periodo de tiempo. Debe ser
considerada como institución que no es estática, sino cambiante y progresiva”.

Debe advertirse, en sí, que en la labor de interpretación constitucional los jueces no son
creadores de derecho, no pueden crear normas con e mismo valor y jerarquía que los
prec.

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