Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
Octubre, 2018
CURIOSA PARADOJA
Segunda entrevista
Para uso exclusivo BARNA Management School, 2019
Después de aquel mensaje, volví a ver a Gabriel una semana después. Apenas saludarnos me puso
al día.
—Fui a ver al médico que me recomendaste. Dice que en mi malestar hay un fuerte componente
psicológico, pero que no ve un problema orgánico serio. Me recetó un ansiolítico de corta duración y
me recomendó utilizarlo sólo en casos extraordinarios. Sugirió que lo trajera siempre conmigo.
“Me alegra que no lo hayas hecho, pues coincido con el médico en que el medicamento debe ser un
recurso verdaderamente extraordinario”.
Diagnóstico
—Fui a Houston a ver a un neurólogo muy reconocido. Me mandó hacer muchos estudios. El
diagnóstico final fue que tengo un padecimiento llamado essential tremor en un nivel moderado y
manejable. El diagnóstico confirmó que es algo que viene de familia.
Nuevas noticias
—Han pasado muchas cosas en estos dos años. Estoy casado y soy papá desde hace unas semanas. En
lo profesional, también ha habido cambios: ya soy director y me hicieron socio. En los últimos meses
he recibido ofertas de varias empresas. Hablé con claridad con los directores y “pusieron el grito en el
cielo”. Como consecuencia, me hicieron socio. Mi trabajo es muy interesante, estoy muy contento y
Caso elaborado por el profesor Carlos Alejandro Armenta Pico, del Centro de Investigación de Filosofía y Empresa del Instituto
Panamericano de Alta Dirección de Empresa, para servir de base de discusión y no como ilustración de la gestión adecuada o inadecuada
de una situación determinada.
Derechos Reservados © 2018 por Sociedad Panamericana de Estudios Empresariales, A.C. (Instituto Panamericano de Alta Dirección de
Empresa, IPADE). Impreso en EDAC, S.A. de C.V., Cairo Nº 29, 02080 México, CDMX. El contenido de este documento no puede ser
reproducido, todo o en parte, por cualesquier medios –incluidos los electrónicos– sin permiso escrito por parte del titular de los derechos.
De tener alguna una duda o comentario al presente material académico, por favor, remitirlo a casos@ipade.mx 3 págs.
IPADE CIFE 15 C 11/B
aprendiendo mucho. Aun así, sigo con la inquietud de hacer algo por mi cuenta. Estoy en el nivel más
alto de la empresa, trabajo con gente muy valiosa y estoy en varios consejos de administración.
—En las reuniones de consejos no tengo mayores problemas. El malestar sigue presente cuando tengo
que hablar en público y hacerlo de pie. Evito el alcohol y las desveladas, por ejemplo, si tengo que
hablar en jueves, no bebo ni me desvelo desde el fin de semana anterior.
—El médico que me recomendaste es muy bueno. Me dijo que no me diera tanta importancia y me
recetó una pastilla que actúa como regulador de la presión arterial. Me sugirió que si estaba muy
nervioso, la tomara media hora antes de hablar en público, la traigo siempre conmigo.
—En la primera conversación me diste un consejo que me ha ayudado mucho: “Tienes cosas útiles
que decir a los demás”. La frase me recuerda que no debo tener miedo a quedar mal y que mi imagen
Para uso exclusivo BARNA Management School, 2019
no es lo más importante.
“¿No crees que conviene dejar gradualmente la pastilla? ¿No te parece que es hora de dejar a un lado
‘las muletas’?”
—En realidad, durante este tiempo ha habido muy pocas ocasiones de hablar en público. Sin embargo,
hace tres semanas tuve una experiencia tremenda:
—Asistí a una reunión de expertos internacionales. El idioma oficial era el inglés y asistieron clientes
importantes. Se acordó que hablarían dos directores de la empresa. No estaba previsto que yo
interviniera, pero el día anterior me dijeron: “Tú vas a hablar”. ¡El tiempo que dediqué a la
preparación fue enorme y sólo eran cuatro láminas! Expuse el contenido a mi esposa cuatro veces
hasta las 10 de la noche. Interrumpí el ensayo porque ella me dijo: “Ya quiero dormir”. Retuve todo
el contenido en la memoria. ¡Siempre lo hago así! Llevaba el texto escrito debajo de las láminas por
si olvidaba algo. ¡Tenía todo previsto! Al comenzar la reunión, uno de los asistentes hizo una pregunta
y, de forma inesperada, me dijeron: “Pasa a responder”. Me puse nervioso hasta el límite, comencé a
temblar y me sentí fatal. Hablé sentado y con ayuda de un micrófono. Cuando me levanté a entregarlo,
me temblaba la mano, no pude colocarlo en su base y lo dejé sobre la mesa. Tomé la pastilla, pero no
me hizo efecto. Al terminar pregunté a algunos directores: “¿Lo hice bien?”. Me sorprendió que
dijeran que sí y que, al parecer, no habían notado mi nerviosismo.
Sucesos inesperados
—Deseo contarte dos sucesos curiosos. El primero tiene que ver con mi hermano Luis que está
estudiando una maestría en Boston. Hace unos días le llamé por teléfono y lo note mal, me pareció
que estaba abatido. Llamé a su esposa y le pregunté: “¿Cómo está Luis?”. Me dijo que estaba
sometido a mucho estrés y que no dormía bien. Comentó que unos días antes tuvo que hablar en
público, que le temblaba la mano e, incluso, la cabeza, se sentía fatal y pensaba que se iba a desmayar.
Luis dijo que nunca le había pasado algo similar. Llamé de nuevo a mi hermano y le dije que entendía
muy bien lo que le pasaba. Fue una conversación larga en la que le di todo tipo de consejos.
“¿Ha sufrido otro episodio tu hermano? ¿Le dejó alguna huella lo ocurrido?”.
—No, no le ha vuelto a pasar y me di cuenta que no prestó ninguna atención a mis consejos. Mi
hermano es diferente.
De tener alguna una duda o comentario al presente material académico, por favor, remitirlo a casos@ipade.mx 2
IPADE CIFE 15 C 11/B
—El otro suceso ocurrió hace una semana. Asistí a una reunión que estaba presidida por un CEO
global. Es una persona muy brillante y tiene un cargo de mucha responsabilidad. Hemos coincido en
varias reuniones. ¡Habla y le tiembla la mano! Se ve que eso no lo detiene y que no le importa. En la
última reunión se puso de pie para hablar y se sintió mal, se bajó, pidió un vaso de agua y volvió a
subir, después volvió a bajar, lo intentó tres veces, pero no pudo y nos dijo: “Les pido una disculpa,
no me siento bien”. Al terminar me enteré que es algo que ha tenido toda su vida y que sabe convivir
con ello. Me impresionó y me dejo pensativo.
—Hay otro punto que no te había contado. Hace un año tomé un curso para hablar en público. Lo
imparte un actor muy conocido que ha preparado a directores de grandes empresas. El curso presta
mucha atención a diferentes aspectos de la imagen personal: ropa, postura, voz, etc.
—¡No! Y creo que, en mi caso, puede producir un efecto contrario. Ahora empiezo a entender una
Para uso exclusivo BARNA Management School, 2019
curiosa paradoja: el miedo se acentúa cuando centro la atención en cuidar mi imagen en vez de pensar
en las personas a las que hablo. También quería comentarte que deseo dar clases en la universidad.
De tener alguna una duda o comentario al presente material académico, por favor, remitirlo a casos@ipade.mx 3