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La ética y el derecho: una relación sin final

En el presente ensayo esclareceré y reflexionaré acerca de los principales aspectos

éticos que todo estudiante de Derecho debe tener en cuenta si quiere llegar a ser algún

día un excelente abogado. Sin duda alguna este es un tema de los que en nuestro país se

debate a diario, ya sea por los diferentes carteles de contrataciones que muchos políticos

que supuestamente han estudiado leyes realizan o, ya sea por el sinnúmero de

corrupciones que nuestros operadores jurídicos hacen a diario. Bien se sabe que la

mayoría de estas situaciones son por temas de intereses personales, deudas, empatía,

pero; pocas son las veces que aquellos que tienen “las riendas” de nuestro amado país

piensan en la ética al momento de desarrollar su trabajo.

Autores plantean que: “La relación entre ética y derecho constituye un antiguo y

animado tema de filósofos y juristas; pero también de políticos y educadores. Se trata de

un asunto constante y relevante, que contribuye a desentrañar el sentido histórico y

actual de un sistema jurídico, y suele concurrir en su desarrollo. A menudo, la reforma

del derecho corresponde a una modificación en las convicciones éticas y prevalecientes;

entonces el proceso legislativo sirve como cauce —o así se entiende y se dice— a un

progreso moral: sea que lo recoja, sea que lo propicie.” (García Ramírez, 2002. UNAM)

Por otro lado, quienes practican la abogacía suelen encontrarse con dilemas morales a la

hora de defender a aquellos que han obrado mal ante la sociedad, por el hecho de dejar a

un lado sus estándares morales y/o éticos para darle al imputado el apoyo y defensa que

necesita aun cuando ha cometido un crimen atroz. El entredicho se encuentra entre lo

que realmente haría un abogado como persona sintiente y lo que debe hacer para
demostrar su profesionalismo y la inocencia de su cliente ante cualquier tipo de

conducta tipificada

Un diario chileno, nos plantea el siguiente ejemplo: “En un caso totalmente hipotético

para ejemplificar los hechos, un conductor bajo los efectos del alcohol, atropella a una

menor de 4 años en un sector urbano y al realizar la prueba de alcoholemia se detecta

que tiene 2.27 gramos de alcohol por litro de sangre lo que –legalmente- es constitutivo

de manejo en estado de ebriedad. Si esta persona era una autoridad importante, un

empresario, un uniformado o una persona común, la Ley Emilia es clara e igual para

todos. Esta señala que se expone a una pena que puede llegar a los 10 años de cárcel,

entonces, ¿por qué ante una audiencia de control de detención se da la posibilidad que el

victimario salga en libertad sólo con medidas cautelares cuando su comportamiento

irresponsable debería ser considerado un riesgo para la sociedad? Muchos dirán, que es

una buena defensa. Mal para la justicia, pero una excelente labor para el abogado.

Entonces ¿Quién hizo el bien?” (Jorquera, 2016. Diario La Tribuna)”

La ética por definición estudia el bien y el mal, su relación con la moral y el

comportamiento humano; por lo tanto, es más que clara la estrecha relación que llega a

tener con mi carrera universitaria. El Derecho es un orden normativo que regula la

conducta humana en la sociedad inspirada bajo los postulados de justicia y certeza

jurídica. En mi concepto todo buen abogado debe ser ético desde el primer instante en

que ingresa a la facultad de Derecho, debido a que el perfil profesional no se crea

cuando llega la hora de graduarse, sino desde el momento en que empieza la formación

como jurisprudente. El simple hecho de ser un estudiante correcto, respetuoso y honesto

deja ver qué clase de profesional se llegará ser al terminar el camino académico. Por

razones muy obvias se puede evidenciar; como el no hacer copias, evitando plagios,
refiriéndose a los profesores con mucho respeto, teniendo en cuenta opiniones de los

semejantes, dando opiniones de manera asertiva, etc.

Además, “Es en este punto en donde el rol de las universidades y de la academia resulta

determinante para establecer qué es la ética. No bajo el escepticismo del mismo

Wittgenstein que establecía que la ética se puede enseñar con el ejemplo, sino que,

además del ejemplo, se debe discutir constantemente en las facultades de Derecho de

qué manera se puede solucionar la indeterminación de lo ético 

En este sentido, en las universidades se debe discutir cuál es el objeto de la profesión y

su función social, para determinar lo que podría ser bueno y correcto en el actuar de un

abogado. Enseñar la ética desde la perspectiva de lo que es el Derecho puede ser una

salida a la indeterminación. Desde esta óptica, se puede llegar a que en las universidades

se preparen no solo abogados que sepan de su oficio, sino también que en su oficio sean

probos, honestos, solidarios y comprometidos con lo social” (Ramírez Cleves, 2015)

Si bien hay declaraciones de reconocidos abogados como el prestigioso Abelardo De la

Espriella que aseguró que “La ética nada tiene que ver con el Derecho” y en lo cual

discrepto totalmente, ésta fue una “frase que indignó a la opinión pública, ya que

sugería que para los abogados no existe ningún límite de valores y que siempre, para

llegar al fin, cualquier medio es válido. De la Espriella explicaba, para respaldar su

frase, que, incluso, Kelsen uno de los doctrinantes del positivismo jurídico, había dicho

que la ética y el Derecho no se relacionan entre sí. Reflexionar sobre la relación entre

ética y Derecho resulta relevante, y en especial sobre el papel que deben jugar las

facultades de Derecho que cumplen la labor de formar juristas. Sobre la frase de De la

Espriella, es cierto que Kelsen, dentro de su Teoría pura del Derecho, estableció la tesis
de la separación entre Derecho y moral. Sin embargo, esta separación no quiere decir

que el Derecho no deba carecer de valores” (Ramírez Cleves, 2015).

Por otro lado, no hay mejor satisfacción que el saber que has hecho bien las cosas, que

todo lo que has logrado se debe al empeño, pulcritud, estudio, responsabilidad y

honestidad con que has hecho tu trabajo. La sensación solo la tienes cuando materializas

toda esa capacidad que hay dentro de ti para conseguir tus logros, cuando sabes que el

éxito que tienes se debe a todos eso que cosechaste en el camino, y que, aunque no

siempre dieron los frutos que se esperaban, el resultado final es totalmente grato. Así es

el Derecho y la ética para mí, una relación sin final alguno, una relación en la que el

reconocimiento ético es mucho más poderoso que el académico. De nada sirve ser un

abogado o doctor si es el mal ejemplo para la sociedad.

Otros doctores en Derecho tienen opiniones de acuerdo a esta reflexión, “Durante

mucho tiempo me cuestioné sobre la relación entre moral y Derecho hasta que, gracias a

la guía del profesor Guillermo Hoyos, leyendo a autores como John Rawls y Adela

Cortina, la cuestión me pareció mucho más clara. Llegué entonces a la conclusión que

mientras la moral es un asunto exclusivamente individual, razón por la cual el Derecho

encuentra una frontera allí, la ética, muy por el contrario, es un elemento estructural del

Derecho.

Efectivamente el Derecho pretende regular la vida en sociedad, y para lograrlo muchas

veces se basa en las costumbres adoptadas por las personas que la integran. Tanto la

ética como la moral también están basadas en las costumbres y buscan distinguir la

bondad o malicia de los comportamientos humanos. Sin embargo, las personas en su

fuero interno generalmente aspiran a unos máximos morales y el Derecho no puede

regular basándose en ellos. Las normas jurídicas deben reflejar una ética común que está
basada en unos mínimos morales exigibles a una sociedad para convivir pacíficamente.

Mientras la moral es una cuestión de máximos, todos diferentes entre sí, la ética es una

cuestión de mínimos, estos sí, comunes dentro del conglomerado social. Un acuerdo

sobre los mínimos y no exigencias de máximos nos asegura una normatividad tolerante

y abierta a la diferencia.

Lo que para una persona puede ser moralmente reprochable, desde un punto de vista

ético puede no serlo dependiendo de la sociedad. Rawls lo explica a través del concepto

del consenso traslapado, es decir, el punto de encuentro entre diferentes convicciones

para llegar a un pluralismo razonable.

El derecho, así sea desde una visión positivista, y desde cualquiera de sus ramas, toma

decisiones sobre lo que considera adecuado o no para la sociedad; decide sobre cuáles

acciones se deben sancionar y cuáles no, y para hacerlo debe acudir a un criterio ético,

que no es moral ni religioso, sino que es un criterio basado en unos mínimos de

comportamiento aceptados en un conglomerado para poder convivir” (Bernal Fandiño,

2015. Revista semana)

En conclusión, la ética y el derecho sin duda alguna tiene una relación muy cercana. Sé

que es muy importante la academia en la vida de una persona ya que abre muchas

puertas, pero, de igual forma, sé que es aún más relevante la clase de perfil ético que

tenga al momento de tomar cada una de esas oportunidades para mi vida.

POR, KATHERIN HENRIQUEZ

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