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OPERATIVIDAD EN EL LIMITE

BASE ARGUMENTAL

Cuando hablamos de paisaje en primeros términos se nos hace referencia a


cualquier parte del territorio tal como la percibe la población cuyo carácter es
el resultado del crecimiento, acción y la interacción de factores naturales y
humanos. Haciendo una referencia visual pero siempre mutable. Pero paisaje
no es sinónimo de naturaleza, ni tampoco del medio físico que nos rodea, sino
que se trata de un constructo, de una elaboración mental que los humanos
realizamos a través de los fenómenos de la geográficos, territoriales y culturales.

(Fig. 01)

₂Los paisajes tienen y siguen sus compas, pero, para conocerlo, hay que estar
preparado y, ante todo, atento. Como en la planta, que enlaza tierra y aire, y
se nutren de ambos, que con frecuencia está reconfigurada geográficamente
por el hombre, que sigue el ciclo de las estaciones con rigor, la relación del
paisaje globalmente con estos fundamentos vendría a ser como la de un
organismo que evoluciona, fecunda, se perpetúa y muere. Toda acción del
hombre sobre el territorio es una manipulación de algún tipo de materia, que se
asienta sobre otra materia. Utiliza energía o potencial de un lugar para genera
otra condición de energía y potencial. La tradicional diferencia entre urbano y
rural, entre ciudad y campo, entre natural y artificial no existe. Por lo tanto,
entendido el mundo como un continuo de energías e información que
interactúan en diversos tipos de ecosistemas, el paisaje, la topografía y los
territorios no construidos, ya no son un fondo sobre el que crear un evento, sino
que son el proyecto en si mismo. Podríamos imaginar que, tras milenios de
expansión de lo artificial sobre lo natural, los elementos básicos de un territorio
(su geología, su topografía, su botánica, su clima) son ahora un material pre
formativo, capaz de desarrollarse en sentido inverso y actuar tanto
transformando los ecosistemas artificiales construidos históricamente (ciudades
y redes), como creando nuevas naturalezas hibridas que emerjan según una
lógica natural.

Entendemos la idea de natural más allá de un compendio de sistemas


relacionados a procesos biológicos o geológicos, y en otros casos a cuestiones
relacionales, sociales o culturales, que siguen lógicas que encontramos en la
naturaleza. El proceso de ₁ RE- NATURALIZADOR propone por ello operar a partir
de un material entre orgánico y geológico según diversas estrategias que

1 Vicente Guallart, GEOLOGICS, Geografía Información Arquitectura, pág.16.


2. Eduardo Martínez de Pisón, MIRADAS SOBRE EL PAISAJE, pag.24
abarcan tanto la reforma de ciudades y territorios construidos, la creación de
nuevos asentamientos a partir de lógicas naturales, como la actuación por
omisión poniendo en valor e integrando en los procesos habitacionales globales
partes del territorio de alto valor ambiental, paisajístico o patrimonial.
Entonces aparece la idea “ REPROGRAMANDO EL MUNDO ”, llevando al límite
la idea del hábitat multiescalar, capaz de relacionar a partir de los mismos
principios cualquier elemento del mundo físico capaz de relacionar a partir de
los mismos principios cualquier elemento del mundo a partir de definir nuevos
sistemas relacionales del sistema locales y globales.

(Ver Fig.09)

El paisaje entonces será valorado por su calidad visual ya que se definen como
un conjunto de rasgos que se caracterizan visualmente por sus componentes
como son: el color, su forma, la línea, su textura, escala o dimensiones, teniendo
de este un carácter espacial propio.

Es una perspectiva que, sin duda, tendrá mucho que ver con el “hilo conductor
del cuerpo” es lo único que confiere unidad a toda la combinación de fuerzas
vivientes del entorno hacia el movimiento. Este invitara y deberá procurar los
ritmos y los pliegues, trabaja sobre los accidentes del terreno, y los hallazgos,
ordena y crea una multiplicidad de encuentros. Interpretar es sentir relación,
sentirse afectado por algo. Es un sujeto hecho de espacios.
H. D. Thoreau sostenía que podía percibirse a través de una caminata y la
totalidad de la vida humana, justamente en el hecho de que nunca se acaba
de conocerlos.

Si consideramos el conjunto de rasgos que caracterizan un paisaje vemos que


el acento puede recaer en uno o en otro. Así, Nancy Holt, una artista del land
art, se interesa esencialmente por los problemas de la percepción y concede
un valor particular al punto de vista del espectador. La luz, la forma de las nubes,
las temperaturas cambian y aunque la mirada sea idéntica para cada uno. Del
mismo modo que se dice que un concepto gana en comprensión lo que pierde
en extensión, que puede decir que estas percepciones que su profundidad es
inversamente proporcional a su amplitud.
Se puede decir también que para conocer el paisaje hacemos una pretensión
de reducir este concepto a una perfectamente delimitada, apareciendo el
concepto “aparecer”, ya que el aparece de una cosa es la manera en que
esta se encuentra aquí y ahora con la percepción. La propia relación sensitiva
de los individuos con el entorno ha estimulado su transformación.
Es entonces, donde se reprogramara el territorio, a partir de la relación de
estructuras públicas, operando en el mundo físico que se pueda definir a partir
de las mismas capas, de forma que se haga compatible el mundo físico y el
digital. Cualquier objeto en una vivienda, edificios, barrios, ciudades o regiones,
cualquier lugar con identidad en el mundo físico tiene el potencial de ser
relacionado con otros nodos, de forma que esta interacción tenga principios
lógicos capaces de reprogramar el mundo.

(Ver Fig.02)

El paisaje se convierte en cultural por los contenidos abundantes que han


logrado convertir el territorio en paisaje, por los sucesos naturales, históricos que
han ido transformando a este paisaje. Siendo así que el paisaje es un producto
del tiempo y en el guardan las objetivas huellas de lo que ha sido manifestando,
sus raíces volviéndose un paisaje histórico. Como vemos paisaje por su tradición
cultural y científica posee diversos contenidos, el paisaje como panorama,
como espectáculo, como entorno percibido que son formas parcialmente
visibles, terrestres, en relación con una estructura visible y dinámica. Es entonces
donde paisaje es integrador de su pluralidad, de sus constituyentes, de su
relación y dinamismo. Su estructura revela la totalidad de elementos cuyos
componentes se interrelacionan. El paisaje es compensado por beneficios
ambientales y llevada de la mano por tiempos nostálgicos que rotan a su
alrededor, teniendo experiencia y sensaciones diferentes de frio, color, nubes,
vientos. También si consideramos el conjunto de rasgos que caracterizan un
paisaje vemos que el acento puede recaer en uno o en otro.

Así, Nancy Holt, una artista del land art, se interesa esencialmente por los
problemas de la percepción y concede un valor particular al punto de vista del
espectador. La luz, la forma de las nubes, las temperaturas cambian y aunque
la mirada sea idéntica para cada uno. Del mismo modo que se dice que un
concepto gana en comprensión lo que pierde en extensión, que puede decir
que estas percepciones, su profundidad es inmersamente proporcional a su
amplitud. Mary Miss, una artista americana reflexiona sobra la distancia que nos
separa del límite del paisaje para hacer sensibles lo que se puede denotar
horizontes interiores produciendo una experiencia telescópica, la mirada.

También hay que darse cuenta de que las obras, no se refieren necesariamente
y en primer lugar al paisaje. Sino que el lugar supone que la obra no se percibida
de manera aislada, sino en reciproca relación con lo que la rodea, de tal
manera que el lugar aclara la obra.

(Ver Fig.03)

Entonces hoy, en su contundente implantación en nuestro reciente bagaje


conceptual, el término “paisaje” radica precisamente no como mero escenario,
sino como instrumento. Traspaso que se ha visto favorecido por el paso de una
generación obsesionada por la relación entre arquitectura y ciudad (la ciudad
como escenario estable, resultante de lo edilicio) a otra más sensibilizada por
nuevo contrato con la naturaleza. (una naturaleza mestiza, manipulada).
Permitiendo, en primer término, asumir y valorar el paisaje desde esa calidad
espacial relacionada como presencia de lo ausente: las grandes superficies,
suelos, horizontes, vegetaciones, texturas, pliegues. Pero, más allá de esa
importante preocupación por trabajar con una “paisaje – espacio libre” hoy se
abren paso a otro tipo de inquietudes menos previsibles, conformando un
vocabulario incipiente, en las que la acción sobre el lugar partiría de ese
contrato hibrido: Land y arch, dos categorías ajenas, un injerto brutal.
Construcciones que integrarían momentos de la naturaleza, en unos casos
“arquitectonizando” el paisaje (modelando, recortando, plegando)
proponiendo nuevas formas topológicas (relieves, ondas, pliegues, bandejas
cizalladas), una arquitectura ambigua, con la extraña naturaleza que la
envuelve.
Formas imaginativas, capaces de favorecer es nuevo contrato natural en el que
la apariencia cómplice de la arquitectura en sintonía con el paisaje radicaría
precisamente en incorporar soluciones técnicas a la presencia de la
arquitectura, enriquecerla más, repotenciarla, incorporarla.

(Ver Fig.04)

Entonces aparece el vacío, un subsistema importante que el urbano, a su vez es


capaz de entrelazar nuevos y viejos procesas a partir de la seriación táctica de
los acontecimientos. Una sucesión timada y mallada sobre el territorio que
puede configurarse así, con retracciones y dilatación, extensiones y recortes,
abierto a posibles evoluciones, no contraponiendo ya espacio natural y espacio
urbano sino haciéndolo cohabitar en sistemas estructuradores antes a definición
del espacio de transición y zonas mestizas, generando espacios de transición,
mestizas, paisajes mixtos. Estos espacios relacionados en definitiva a la actividad
temática, mixta.

Pues, ahora planteemos una noción de paisaje operático, basada en una


tradicional jerarquía, figura – fondo es decir “figura edilicia sobre campo de
fondo”, intentando codificar una situación contemporánea según diversos
modos: Los vacíos, los contenedores y flujos, revelando un carácter abierto, más
fructífero. El paisaje, tal como lo queremos ver aquí, no tiene relación con la
escala, no es necesariamente la arquitectura de los espacios grandes o vacíos,
se pueden definirse que una arquitectura se caracterizara por: atender tanto a
lo que está entre las cosas como a las cosas en sí misma, el espacio público, una
plaza, por lo tanto, con frecuencia su objeto; constatar la variabilidad, la acción
del proyecto como compromiso entre escalas, teniendo como capacidad de
traslación, de viaje, entre escalas, entendiendo simultáneamente las diversas
escalas de percepción y acción, actuando sobre lo mismo, lo inmediato,
entender al tiempo muchos otros receptáculos y dimensiones de lo modificado.

(Ver Fig. 05)


Se establece una dualidad, contexto y arquitectura, una suma inevitable,
dando a conocer una arquitectura que se incorpora como paisaje.
Hoy se muestra la presencia de fenómenos físicos al límite de una ciudad, que
se multiplica y enriquecen al paisaje con factores como agua, piel, superficie,
profundidad, arboles, constituyendo un límite. Cuando nosotros operamos en los
filos de la ciudad, nos obliga a desaparecer un ápice de firmeza, inventando y
construyendo un borde y límite, manifestándose a través de unos mecanismos
de control, como estructuras de contención. Dentro de esta razón se podría
decir que dentro de este mecanismo no se incluyen solo contenedores llenos de
actividades y acontecimientos, sino también de manifestaciones políticas,
asuntos sociales e idealismos culturales. Por eso hoy, los arquitectos han de
cuestionarse la naturaleza de todo tipo de limite o frontera, si estos derivan de
un acto premeditado que son resultado del impacto producido dentro del
espacio público, teniendo como consecuencia espacios arquitectónico dentro
de un campo virtual.

La relación con los conceptos de límite, control y frontera, abarca una


arquitectura que ha de ser comprensible por un pronóstico, que en el fondo un
espacio de actuaciones da expectativas a un campo abierto de diferente tipo
de posibilidades que se desarrollan en este espacio.

(Fig. 06)

Nosotros podemos conectar el territorio con los bordes, o filos de la ciudad a


través de nodos funcionales en el territorio con el fin de generar un ritmo urbano.
Estructurando la relación de activación a lo largo de un punto del territorio. Una
secuencia de nodos funcionales producirá la activación temporal de lugar,
permitiendo una continuidad de ciudad. Esta programación de la ciudad y
limite podrá permitir creas una estructura abierta de actividades y potenciales
relaciones humanas que son las que fomentan la interacción social, en el mejor
de los casos, un cambio de escala en las relaciones sociales y en la actividad
económica, que finalmente es la que crea una consciencia e inteligencia
urbana.
Pues, la lógica de lo urbano requiere en si fijar estos límites del territorio en el que
se pone en valor los terrenos naturales. Lo no urbano adquirirá un valor
estratégico, siendo un territorio potencialmente activo, capas de ser
transformado en parques metropolitanos de grandes superficies que debería ser
estructurado para, más allá de protegerlo, activarlo. Por ellos los espacios de
limite son claves para definir el valor de la transición. Surge así el potencial de
definir hubs de conexión entre lo urbano y lo natural, desde los que acceder a
espacios para el deporte, la cultura, el ocio o el descanso. De esta manera se
definen líneas verdes en el territorio, flujos conectores que abren relaciones, que
utilizan espacios que tiene atributos de lo natural.

Un claro ejemplos de la relación entre el paisaje, la ciudad, la reconexión entre


un eje a otro y como el filo de la ciudad se ve potencialmente activo es la Calle
Cristóbal de Moura, se desarrolla en dirección mar/ montaña con una
organización regalar de calles de veinte metros de ancho, creando una calle
de mayor dimensión cuyos procesos de urbanización dan una nueva respuesta
de vida en ese espacio vital.

(Fig.07)

Los espacios públicos deben generar al menos parte de la energía que asumen,
además de albergar huecos urbanos que permitan obtener frutos y hortalizas en
la proximidad de viviendas. Equilibrando el trabajo y el ocio. De esta manera se
logra el doble objetivo de ahorrar energía.

(Fig.08)
Para romper la dicotomía ciudad – campo hay que generar lugares de
transición entre ambos crear territorios “reurbanos” con el fin de imbricar la
cultura de la huerta en la ciudad, garantizando que ciertos valores de la misma
son asumidos como propios de nuestra cultura y tiempo.
En Valencia del siglo XXI, en un momento en los que las ciudades y los territorios
buscan afirmar sus características diferenciales frente a las globalizaciones,
disponer de un paisaje y una cultura de huerta en nuestra ciudad, puede ser un
factor diferencial clave para el proceso urbano y cultural. Pues, tras la era
industrial emerge una nueva sociedad tecno – agrícola en la que como
ciudadanos del planeta participamos de su cultura y economía a través de las
tecnologías de la información, nos desplazamos a lugares lejanos a través de
sistemas de transporte de alta velocidad, pero al mismo tiempo afirmamos la
calidad de lo local, del entorno habitable inmediato, de un NUEVO EQUILIBRIO
inteligente entre lo que generamos y lo que consumimos.

Un ejemplo claro es ₇ Sociópolis parte fundamental de dos premisas: la primera


es que la cuestión de la habitabilidad no puede resolverse únicamente
construyendo viviendas sino que debe actuarse a varias escalas
simultáneamente, y que la urbanidad es un fenómeno que puede tener
múltiples formalizaciones y que hoy es necesario reformular sus principios para
dar respuestas a la necesidad de interacción entre lo urbano y lo rural, con el fin
de crear nuevos paisajes habitables. Sociópolis impulsa el re urbanidad sin una
forma urbana tradicional. Fomenta la relación social, la hibridación, la
interacción, la mixicidad funcional, la creación de amplias zonas verdes y
equipamientos, al tiempo que propone la construcción de un límite abierto
entre la ciudad y la huerta.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Diccionario Metápolis de arquitectura avanzada

Geologic

Miradas sobre el paisaje – Eduardo Martínez de Pisón

Paisaje y arte – Javier Maderuelo

Arquitectura del paisaje – Angeles Ruiz Sanchez – Universidad Rey Juan Carlos

Entre el paisaje y la arquitectura – Francisco De Gracia.

FOTOGRAFIAS

FIG 01.

FIG 02 - Paisaje de límites variables

Fig. 03 – El caminante sobre el mar de nubes

Fig. 04. GEIRANGER TROLLSTIGEN

Fi. 05 – Predio de la planta de pre- tratamiento de Efluentes - Mar de Plata.

Fig. 06 – La operatividad en el limite

Fig .07 - Calle Cristóbal de Moura

Fig 09 - Fuente propia, un nuevo lugar para habitar.

MERY FIESTAS CASTRO


PAISAJE
NATURALEZA
CONTEXTO LIMITE
CONTEMPLACIÓN

ESCALA
MUTABLE PAISAJE RE-NATURALIZAR
OPERATIVO
PERCEPCION DUALIDAD RECONECTAR
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