El estructuralismo es un enfoque de las ciencias humanas que creció hasta convertirse en uno de los
métodos más utilizados para analizar el lenguaje, la cultura y la sociedad en la segunda mitad del siglo
XX.
El término no hace referencia clara a una escuela definida de pensamiento filosófico (como la
antropología cultural, la lingüística, el marxismo, etc.), aunque tiene derivaciones filosóficas de
consideración.
En general, es un enfoque filosófico que trata, de un modo, afrontar las ciencias humanas, de analizar un
campo específico como un sistema complejo de partes relacionadas entre sí, como decía Roman
Jakobson. Por tanto, en términos amplios y básicos el estructuralismo busca las estructuras a través de
las cuales se produce el significado dentro de una cultura. De acuerdo con esta teoría, el significado es
producido y reproducido a través de varias prácticas, fenómenos y actividades que sirven como sistemas
de significación (estudiando cosas tan diversas como la preparación de la comida y rituales para servirla,
ritos religiosos, juegos, textos literarios y no literarios, formas de entretenimiento, etc.).
La novedad que introduce el estructuralismo no es la idea misma de estructura, ya presente de forma
continua a lo largo del pensamiento occidental, sino la eliminación en ella de un concepto central que
ordene toda la realidad, como sucedía con las ideas platónicas.