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Guerra Fría

. La Guerra Fría fue un enfrentamiento político, económico, social, militar, informativo, científico y deportivo
iniciado al finalizar la Segunda Guerra Mundial entre el llamado bloque Occidental (occidental-capitalista)
liderado por Estados Unidos, y el bloque del Este (oriental-comunista) liderado por la Unión Soviética. Su
origen se suele situar entre 1945 y 1947, durante las tensiones de la posguerra, y se prolongó hasta
la disolución de la Unión Soviética (inicio de la Perestroika en 1985, Accidente nuclear de
Chernóbil en 1986, caída del muro de Berlín en 1989 y golpe de Estado fallido en la URSS de 1991). Ninguno
de los dos bloques tomó nunca acciones directas contra el otro, razón por la que se denominó al conflicto
«guerra fría». Las razones de este enfrentamiento fueron esencialmente ideológicas y políticas. Por un lado, la
Unión Soviética financió y respaldó revoluciones y gobiernos socialistas, mientras que Estados Unidos dio
abierto apoyo y propagó desestabilizaciones y golpes de Estado, sobre todo en América Latina. En ambos
casos los derechos humanos se vieron seriamente violados. Si bien estos enfrentamientos no llegaron a
desencadenar una guerra mundial, la gravedad de los conflictos económicos, políticos e ideológicos,
marcaron significativamente gran parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX. Las
dos superpotencias ciertamente deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta.

Guerra Fría en África


A partir de 1975, las guerrillas comunistas toman el poder en los países recientemente independizados del
antiguo imperio colonial portugués en África (Angola y Mozambique). Iniciaron acciones militares
contra Sudáfrica con el apoyo del ejército cubano, que devinieron en auténticas batallas, especialmente
en Namibia, ocupada por el régimen racista de Sudáfrica (Apartheid). A partir de 1976 en Etiopía, el
ejército soviético y las fuerzas cubanas intervinieron contra movimientos opositores a la dictadura de Mengistu
Haile Mariam. El ejército francés entabló acciones de desestabilización, como el salvamento de Kolwezi.
En África, los soviéticos reforzaron sus relaciones con el gobierno nacionalista de Argelia.
Por otro lado, oficiales del ejército somalí, encabezados por Mohamed Siad Barre, llevaron a cabo un golpe de
estado incruento, formando la República Democrática Somalí, de ideario socialista. La Unión Soviética
prometió apoyo a Somalia. Cuatro años después, en el país vecino de Etiopía, el Emperador Haile Selassie,
pro-occidental, fue derrocado por el Derg un grupo de oficiales radicales del ejército etíope, liderados por el
pro-soviético Mengistu Haile Mariam, que se apresuró a reforzar las relaciones con Cuba y la URSS. Cuando
estallaron las hostilidades entre Somalia y Etiopía (Guerra de Ogaden) el somalí Siad Barre perdió el apoyo
de los soviéticos, y a cambio buscó el la asistencia del conocido como Safari Club —una alianza de los
servicios de inteligencia de Irán, Egipto y Arabia Saudí—. A través del Safari Club, Somalia consiguió armas
soviéticas y tanques estadounidenses. El ejército etíope estaba apoyado por soldados cubanos y asesores y
armamento soviético. La postura oficial de Estados Unidos era la de neutralidad en el conflicto, aunque
defendiendo que fue Somalia la que violó la soberanía territorial de Etiopía. Aun así, la administración Carter
comenzó a apoyar a Somalia desde 1980.
En 1974, estalló en Portugal la Revolución de los Claveles en contra de la dictadura del Estado Novo. Los
cambios políticos en Portugal facilitaron la independencia de las colonias portuguesas de Angola y Timor
Oriental. En Angola, donde las facciones rebeldes habían sostenido una guerra por la independencia contra
Portugal desde 1961, tras la independencia en 1974 estas mismas facciones que habían luchado juntas
contras las fuerzas colonialistas comenzaron una guerra civil al enfrentarse entre ellas. En una muestra de los
equillibrios político-estratégicos de la Guerra Fría, la guerra civil angoleña enfrentó a tres facciones distintas:
el MPLA, apoyado por cubanos y soviéticos, el FNLA, apoyado por EE. UU., China y Zaire y la UNITA
apoyado también por Estados Unidos, el régimen del Apartheid sudafricano y otra serie de países africanos.
Finalmente, el MPLA, con tropas cubanas y apoyo soviéticos, vencerían a la UNITA a pesar del apoyo militar
de Sudáfrica.
DESCOLONIZACION DE AFRICA
La mayor parte de África había sido colonizada durante la Repartición de África, en medio del período conocido
como Nuevo Imperialismo, durante la segunda mitad del siglo XIX. Tras la Primera Guerra Mundial, los
movimientos independentistas africanos tomaron relevancia, que culminaría en el proceso de descolonización. En
algunos países la independencia se obtuvo de forma pacífica, mientras que en otros se consiguió mediante el uso
de las armas. Entre estos últimos, la Guerra de Independencia de Argelia (1954-1962) y la Guerra colonial
portuguesa (1961-1975) fueron las más violentas.
En 1959, la Unión Francesa se convirtió en la Comunidad Francesa, con la notable excepción de Guinea, la cual
decidió su independencia en un referéndum; dos años más tarde, todas las colonias francesas se independizaron.
La descolonización, sin embargo, no ha acabado, ya que el Sáhara Occidental sigue bajo administración colonial
española de jure, e invadido por Marruecos en virtud de los ilegalizados Acuerdos de Madrid.
Durante la Repartición de África en el siglo XIX, las potencias europeas delimitaron África en la Conferencia de
Berlín de 1884 y 1885. Ya en 1905, todo el suelo africano estaba controlado por las fuerzas europeas. Reino
Unido y Francia contaban con mayores posesiones, pero Alemania, España, Reino de
Italia, Bélgica y Portugal también tenían colonias. Las consecuencias de este proceso de colonización fueron
variadas, como la pérdida de recursos naturales, devastación económica, confusión cultural, división geopolítica y
subyugación (Someter o dominar completamente por medio de la violencia) política. El último país en ser
colonizado fue la actual Etiopía, que resistió independiente hasta el 5 de mayo de 1936.
En la actualidad, casi todos los países europeos se han retirado de territorio africano. Solo Reino
Unido, Francia, Portugal, Noruega, Australia y España mantienen el control de pequeñas islas frente a las costas
africanas. Este último es el único que mantiene presencia en el continente propiamente dicho, ya que dos ciudades
de su costa noroccidental (Ceuta y Melilla) permanecen también bajo control español aunque estas últimas nunca
fueron colonias sino territorios propios.

CAUSAS
La descolonización de África se basa en tres circunstancias distintas: el deseo de los pueblos indígenas a
independizarse, la distracción europea por los asuntos mundiales y el resentimiento popular contra el racismo y
la desigualdad. El deseo africano de independencia se basó en la contemplación de la exitosa revolución y, su
consecuente autogobierno, de India, dirigida por Mahatma Gandhi en su respectivo caso. En segundo lugar, la
descolonización tuvo lugar en el ámbito internacional de la Guerra Fría. Debido a los esfuerzos que
la URSS llevaba a cabo para promulgar su ideología comunista, las potencias europeas temían que sus colonias se
volvieran hacia el comunismo como una forma de obtener la independencia. El racismo fue la tercera circunstancia
que afectó al proceso descolonizador. Las colonias africanas, a diferencia de las colonias americanas, no tenían un
mestizaje racial importante, ya que los colonos europeos no se habían asentado y mezclado con los nativos. En
vez de eso, los prejuicios racistas habían calado hondo en la conciencia europea, que veía a los africanos como
inferiores, ya sea por las diferencias culturales, la falta de participación política o la educación inferior de los
africanos.

EFECTOS
En la mayoría de las colonias británicas y francesas, los dos mayores colonizadores de África, la transición a la
independencia se produjo de forma pacífica. En la conclusión de la descolonización, África sufría una gran
inestabilidad política, pobreza económica y dependencia de las potencias debido a la deuda pública. La
inestabilidad política nació de la introducción en África de ideología marxista o de la influencia capitalista, así como
de las diferencias raciales, que incitaban a guerras civiles, formándose grupos nacionalistas negros, que
participaban en ataques violentos contra los colonos blancos, intentando así poner fin al gobierno de la minoría
blanca. Las fronteras decididas generalmente de manera arbitraria por las potencias europeas durante la
colonización fue otra fuente de violencia, ya que algunas de las nuevas naciones no estaban de acuerdo con el
trazado de límites poco respetuosos de las comunidades. Aunque la mayoría de las naciones africanas ya han
aceptado sus fronteras, existen disputas hoy en día como la
de Chad y Libia, Etiopía y Somalia, Etiopía y Eritrea, Nigeria y Camerún o Sudán y Sudán del Sur. En un intento de
influir a los países empobrecidos para adoptar la ideología de capitalismo o comunismo, los Estados Unidos y
la URSS dieron créditos de comida y dinero a las naciones africanas. Para alimentar, educar y modernizar a sus
masas, África tomó prestado grandes cantidades de dinero de varias naciones, banqueros y compañías.

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