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Buenos días a todes!

Como dijeron algunos de mis compañeros anteriormente, el texto de Hauser


me resultó bastante complejo de leer (también el texto de Bourdieu) no así el texto de Eagleton,
quizás porque, como dijo la compañera Victoria, en la carrera es frecuente ver algunos ensayos de
él. Del texto de Hauser destaco la capacidad que tiene para entrecruzar datos y sucesos históricos
con los cambios culturales y literarios que se dieron en Europa durante estos siglos. Me parece
que lo esencial en su texto es describir el cambio cultural, como él bien lo dice, que se traslada
desde Francia hacia Inglaterra, como centro del Romanticismo. Me llamó especialmente la
atención, cómo describe las relaciones entre periodismo y literatura y cómo el rol del escritor se va
profesionalizando poco a poco y va adquiriendo muchas veces la forma de cualquier trabajo que
se realiza con fines de una remuneración. Como bien indica el autor, la idea del mecenas es
reemplazada por la de la suscripción a los periódicos o “patronazgo colectivo”, y de a poco, a
medida que avanza el liberalismo económico (en toda Europa y especialmente en Inglaterra),
parece avanzar la idea del artista como individualidad creadora, dotada de originalidad y
subjetivismo, lo que dará lugar al nacimiento del movimiento romántico. Otro dato que me llamó
la atención es la referencia a Richardson como uno de los impulsores e iniciadores del
Romanticismo. Debo reconocer que desconocía su apellido por completo y que me dieron ganas
de leer algo de él, sobre todo teniendo en cuenta, el análisis que realiza Hauser de su obra, en
donde se narra pormenorizadamente, centrándose en el drama psicológico de sus héroes, la vida
de la pequeña burguesía de aquella época. También la referencia a Rousseau como quien
definitivamente le otorga, a las tendencias románticas de Richardson, “categoría europea y formas
universalmente válidas”. A este respecto, me parece muy novedoso el análisis que realiza el autor
acerca de Rousseau, cuando señala que provenía de la pequeña burguesía desprovista de
tradición, que era un desarraigado y un rebelde, y que representaba la voz del pueblo por aquella
época, en fin, ¿un “outsider” podríamos decir? También me resultó interesante la descripción que
realiza el autor sobre cómo evoluciona la música en este período prerromántico/romántico, desde
formas más objetivas y normativas hacia otras más independientes y subjetivas, cómo se convierte
en un arte representativo e influyente a lo largo del mundo y la burguesía lo adopta, para sí, como
una de sus formas de expresión predilectas.

El texto de Eagleton sigue o coincide en muchos aspectos con el texto de Hauser. Pero aborda la
problemática suscitada en los siglos XVII y XVIII desde la perspectiva de la expansión de la esfera
pública inglesa (es decir, “aquellas instituciones donde se agrupan un conjunto de individuos
particulares para realizar un intercambio libre e igualitario de discursos razonables, unificándose
así en un cuerpo relativamente coherente cuyas deliberaciones pueden asumir la forma de una
poderosa fuerza política”). En este sentido, me resultó muy interesante cómo describe Eagleton a
los cafés literarios como aquellos lugares en donde se reunían los diferentes públicos lectores a
debatir y darle forma a los discursos estéticos que estaban naciendo y a la también, incipiente
crítica literaria. Situación que evidenciaba el creciente número de lectores y/o consumidores de
literatura que ya no pertenecían a las capas más altas de la aristocracia sino, muchas veces, a los
sectores medios/bajos de la sociedad. Con ello viene aparejado, la idea de la profesionalización del
escritor (que menciona Hauser) y como se dijo, la progresiva evolución de la figura del crítico
literario, En este sentido apunta Eagleton, “no debe pensarse al crítico como un intelectual”, pues
en el siglo XVIII, “había hombres ingeniosos, hombres cultos y piadosos pero no eruditos”. El
lenguaje «cultural» y el político se entretejían de continuo: el propio Addison era funcionario del
aparato del Estado además de periodista, y Steele también desempeñaba un cargo público.”
También vemos nuevamente la relación entre política y literatura, y cómo durante esta época, la
literatura sirvió (¿aún hoy funciona del mismo modo?) como vehículo para impulsar ideologías,
darle fundamento a proyectos políticos, contrastar y poner en tensión diversas formas de pensar.
Del mismo modo, Hauser nos dice sobre la literatura de Defoe y Swift, especialmente refiriéndose
a Robinson Crusoe, “es una novela con un propósito social pedagógico”, y sobre Los viajes de
Gülliver “es una sátira de actualidad crítico-social”; “ambas son, en el sentido estricto de la
palabra, propaganda política y casi nada más que propaganda”. Es decir que, así como los críticos
o comentadores literarios a la vez, ocupan el lugar de informadores y periodistas, los escritores
pasan a actuar, bajo el “mecenazgo” del poder político de turno, como panfletistas políticos y
persiguen con sus obras fines pedagógicos o moralizantes.

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