Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El texto de Eagleton sigue o coincide en muchos aspectos con el texto de Hauser. Pero aborda la
problemática suscitada en los siglos XVII y XVIII desde la perspectiva de la expansión de la esfera
pública inglesa (es decir, “aquellas instituciones donde se agrupan un conjunto de individuos
particulares para realizar un intercambio libre e igualitario de discursos razonables, unificándose
así en un cuerpo relativamente coherente cuyas deliberaciones pueden asumir la forma de una
poderosa fuerza política”). En este sentido, me resultó muy interesante cómo describe Eagleton a
los cafés literarios como aquellos lugares en donde se reunían los diferentes públicos lectores a
debatir y darle forma a los discursos estéticos que estaban naciendo y a la también, incipiente
crítica literaria. Situación que evidenciaba el creciente número de lectores y/o consumidores de
literatura que ya no pertenecían a las capas más altas de la aristocracia sino, muchas veces, a los
sectores medios/bajos de la sociedad. Con ello viene aparejado, la idea de la profesionalización del
escritor (que menciona Hauser) y como se dijo, la progresiva evolución de la figura del crítico
literario, En este sentido apunta Eagleton, “no debe pensarse al crítico como un intelectual”, pues
en el siglo XVIII, “había hombres ingeniosos, hombres cultos y piadosos pero no eruditos”. El
lenguaje «cultural» y el político se entretejían de continuo: el propio Addison era funcionario del
aparato del Estado además de periodista, y Steele también desempeñaba un cargo público.”
También vemos nuevamente la relación entre política y literatura, y cómo durante esta época, la
literatura sirvió (¿aún hoy funciona del mismo modo?) como vehículo para impulsar ideologías,
darle fundamento a proyectos políticos, contrastar y poner en tensión diversas formas de pensar.
Del mismo modo, Hauser nos dice sobre la literatura de Defoe y Swift, especialmente refiriéndose
a Robinson Crusoe, “es una novela con un propósito social pedagógico”, y sobre Los viajes de
Gülliver “es una sátira de actualidad crítico-social”; “ambas son, en el sentido estricto de la
palabra, propaganda política y casi nada más que propaganda”. Es decir que, así como los críticos
o comentadores literarios a la vez, ocupan el lugar de informadores y periodistas, los escritores
pasan a actuar, bajo el “mecenazgo” del poder político de turno, como panfletistas políticos y
persiguen con sus obras fines pedagógicos o moralizantes.