Actividad Individual 1: Realizar un análisis crítico sobre los temas planteados en la
unidad 2 (Psicología Cultural, La Actividad Humana y Cibercultura).
PSICOLOGÍA CULTURAL: UNA APROXIMACIÓN CONCEPTUAL E
HISTÓRICA AL ENCUENTRO ENTRE MENTE Y CULTURA
Se ha desarrollado principalmente como una respuesta alternativa a los proyectos de
psicología que no incluían, como elementos claves de sus agendas, a la cultura y a su relación dialéctica con el individuo, como por ejemplo el proyecto de la psicología cognitiva. Al mismo tiempo supone un análisis crítico de aquellos enfoques que, aun enfatizando el papel de las fuerzas histórico-culturales, no adoptan una perspectiva dialéctica. El interés de la psicología cultural, más que en las funciones mentales universales, se centra en los aspectos diferenciales de las mismas, se ha constituido, entre otros factores, a partir de las críticas al modo en el que algunos enfoques intentaron superar las deficiencias de las psicologías cognitivas, pero desde esta misma perspectiva. Greenfield (1997), señala que quizá el error de estos enfoques fue mantener los términos de dicha relación. La psicología cultural representa una aproximación interdisciplinar cuyas asunciones y agenda se derivan de campos estrechamente relacionados como la psicología general, la psicología transcultural, la psicología etnopsicologia y la antropología psicológica tradicional. Desde una perspectiva categorial, la psicología cultural puede ser entendida como un campo interdisciplinar que encuentra sus raíces históricas en la antropología, la psicología y la lingüística. Desde una perspectiva que Miller denomina politetica, la psicología cultural haría referencia a un conjunto de aproximaciones que comparten muchos, pero no todos, los presupuestos teóricos y metodológicos que la sustentan y que, en ocasiones, mantienen presupuestos mutuamente incompatibles. Desde una perspectiva teleológica, la psicología cultural es entendida como una dirección a seguir en la investigación y la teoría a cerca de la relación mente-cultural.
LA ACTIVIDAD HUMANA EN LA PSICOLOGÍA HISTÓRICO-CULTURAL
Dentro de la psicología histórico-cultural se precisa la unidad orgánica (pero no la identidad) de la psiquis y la actividad, podemos decir que la actividad es la fuerza motriz que impulsa el desarrollo de la psique. Sobre la actividad humana: La idea central de los estudios de L.S y de su escuela, la psicología historicocultural (Leòntiev, Luria, Galperin, Davidov y otros), es que la actividad humana se origina y se construye en la actividad externa objetal (material) y significativa. Lo objetal se refiere a la acción practica con los objetos. El lado significativo de la actividad consiste en dar sentido tanto a las acciones prácticas como a las acciones mentales (representaciones mentales) y en extraer su significado. La psicología histórico-cultural considera a la acción como la célula o “la unidad de análisis” de la psicología, la acción se encuentra en el centro de todas las interrelaciones de los componentes de la actividad del sujeto. Zinchenko (1985, 1993) consideran a la acción mediada por instrumentos (instrumentos materiales o instrumentos psicológicos denominados signos). La unidad de análisis de la conciencia, según la concepción de Vygotski, siguiendo a Zinchenko, Wertsch (1988) precisa la acción mediada por instrumento y orientada hacia un objetivo, como la unidad según el enfoque Vygotskiano.
CIBERCULTURAS: EL ESTADO ACTUAL DE LA INVESTIGACIÓN Y EL
ANÁLISIS Rearticulaciones del tiempo y el espacio: las nociones del tiempo y espacio están íntimamente vinculadas con las concepciones del mundo y varían según las sociedades y culturas en las que se escriban.
Tensiones entre lo global y lo local:
La dimensión local en términos de territorio esta trastocado por los procesos globales, y lo global aparece como un inmenso bricolaje de expresiones propias de múltiples localidades. Como lo señala Ortiz (2002), comprender un conjunto de prácticas culturales desterritorializadas, requiere un punto de vista desterrtorializado, según este autor, los cambios económicos, tecnológicos y culturales alteraron radicalmente el sentido colectivo del espacio, en especial la antigua y clara dicotomía entre las dimensiones locales y globales del territorio. Zygmunt Bauman, pocas viviendas de la elite actual implican diferencias entre “aquí” y “allá” “interior” y “exterior”, “cerca” y “lejos”, (Bauman, 1999). Anthony Giddens (1999), el proceso de separación del tiempo y del espacio constituyo una de las principales transformaciones de la modernidad y ha marcado la dinámica de la globalización. Cuando Giddens (1999) dice que el lugar se “vuelve cada vez más fantasmagórico”, se refiere a que las influencias sociales procedentes de otros lugares penetran y dan forma a lo local, el autor también plantea que el lugar, la localidad, sigue siendo fuente de continuidad. Manuel Castells (1999) afirma que somos testigos de un novedoso modelo de organización y desarrollo de las sociedades globalizadas, como producto de una nueva situación del capitalismo mundial. Andrew Leyshon (1995), en su esfuerzo teórico por comprender la dinámica de los procesos de globalización y fragmentación del mundo, identifica dos tendencias básicas. En primer ligar señala la existencia de un proceso que llama convergencia tiempo- espacio. Se refiere a la forma como las tecnologías de información tienen el efecto de mover los lugares y la gente, cambiando las percepciones de la distancia y disminuyendo su importancia como límites de la interacción social. La segunda tendencia que este autor identifica se denomina comprensión tiempo-espacio, hace referencia al proceso de comprensión del mundo, en sus nuevas configuraciones, por los actores sociales.