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Los acontecimientos de esta semana, las movilizaciones que han llevado adelante las
confederaciones de maestros y la reacción del gobierno, nos muestran un panorama donde se
impone la imposibilidad de diálogo y el cálculo político como forma de acción del gobierno y la
posibilidad de que las organizaciones de maestros tomen la iniciativa con acciones dirigidas a
ampliar la legitimidad de sus demandas.
En la mesa de diálogo instalado esta semana, Cárdenas no fue a escuchar a las organizaciones
de maestros y padres de familia, ya que, él de antemano ya había asumido que el único
camino que le queda es mostrar que tiene la razón, aunque no la tenga, como forma de
sobrevivencia dentro de su gobierno y de su gobierno dentro del obscuro panorama de
incapacidad y corrupción que los viene desgastando estructuralmente. Es por eso que ante la
interpelación de los maestros y padres de familia, quienes expusieron el carácter
inconstitucional del decreto 4260 (por no garantizar el derecho a la educación de todos los
estudiantes, ya que no contempla presupuesto para llevar adelante las modalidades
educativas que plantea, siendo que “la educación es la primera responsabilidad financiera del
estado”, según la Constitución Política del estado), Cárdenas, de forma conveniente para él,
solo atinó a decir que el pedido de la derogación del decreto sobrepasa su responsabilidad, por
eso no estaba contemplado en su agenda de diálogo.
Del mismo modo, su abandono repentino de la reunión (aludiendo de que esa reunión era una
pérdida de tiempo), y la conferencia de prensa que ofreció al día siguiente; donde cerró
definitivamente el diálogo con el argumento engañoso de que “no hubo cuestionamientos a
los artículos del decreto y por tanto éste sigue vigente y estaría bien hecho”, muestra que la
mesa de diálogo fue solo una carnada para desmovilizar y desacreditar ante la opinión pública
a las organizaciones de maestros. Por eso no es casual que Cárdenas haya insistido en el
discurso de que las organizaciones de maestros estarían dirigidos desde argentina y que las
movilizaciones se convierten en un foco de infección del corona virus.
Si bien todas estas acciones de Cárdenas, pueden haberle servido mediáticamente para
congelar el conflicto momentáneamente, no resuelven las demandas que movilizan a los
actores de la educación, ni atenúa el rechazo de los maestros de base a su gestión y sus
políticas educativas. Asimismo, el haber mantenido tozudamente lo ya avanzado por el
gobierno con su decreto, reglamentación y calendario, dentro de sus cálculos, quizá tenga que
ver con la apuesta de que sea el inicio de actividades escolares (que según su calendario,
debería empezar el 20 de julio), la que permita abrir un nuevo escenario que el que el
gobierno espera usar para desmovilizar al magisterio, en un contexto propicio para confrontar
a maestros y padres a favor de reiniciar las clases y los maestros movilizados. Todo esto,
muestra el agotamiento de las ideas e iniciativa del Ministro y del gobierno, que ante la ola de
movilizaciones que rechazan sus acciones, van achicando su margen de acción dentro el
conflicto.
Lo que queda por dilucidarse es la postura que van a tomar las organizaciones de maestros
ante este contexto. A diferencia de Cárdenas y el gobierno, que han ido cerrando sus
posibilidades de acción, las organizaciones de maestros tienen varias opciones posibles para
tomar la iniciativa en el conflicto, pero a su vez, tienen algunas exigencias que deben afrontar
para no caer en los escenarios que favorecen al cálculo político del gobierno.
Para las organizaciones de maestros será de vital importancia encarar las demandas y los
problemas educativos en el corto plazo, que tiene que ver con cómo generar un mínimo
espacio de organización del funcionamiento del sistema educativo, ante el inminente caos y
exclusión que está dejando el Ministerio de educación, pero, a su vez, puede abrir el debate
para la generación de consensos entre todos los actores que permitan superar la crisis
educativa en el mediano y largo plazo.
Hay que asumir que el gobierno transitorio y Cárdenas tienen una fecha de caducidad, por
tanto, desgastarse en el pedido de su renuncia, si bien es vital para salir de la crisis a corto
plazo, es insuficiente ante los desafíos de la educación a mediano y largo plazo. De la misma
forma, el decreto 4260 solo tiene vigencia en la etapa de emergencia sanitaria, solo atiende y
puede ser reformulado para el corto plazo, lo que no solucionará toda la crisis educativa en la
que ya estamos inmersos, que debe atenderse en el mediano y largo plazo. Cárdenas y su
gobierno se irán, pero quedarán los problemas que no se han resuelto por su negligencia y su
incapacidad. La mirada de las organizaciones de maestros no deben reducirse al pequeño
panorama que visualiza el gobierno, debe y puede lograr una mirada más amplia de la
superación de la crisis de la educación actual.
Se trata de asumir la construcción de una agenda para salir de la crisis educativa que involucra
pensar en los problemas inmediatos, de corto plazo, pero también generar los acuerdos para
plantear una ruta de trabajo a mediano y largo plazo que plantee propuestas para articular el
contexto de crisis sanitaria con el contexto de retorno a clases presenciales.
Construir una agenda para salir de la crisis educativa en el corto, mediano y largo plazo, a
través de un evento regional y nacional, a la cabeza de las confederaciones de maestros, que
permita llegar a acuerdos entre todos los actores de la educación, se puede convertir en el
camino más contundente para ganar legitimidad social y articular todo un movimiento de
defensa de la educación propositiva y con perspectiva de futuro; proceso que se complementa
con la lucha por conseguir las demandas más inmediatas de lograr un nuevo decreto para la
crisis sanitaria y un nuevo ministro que trabaje por la educación sin exclusión.