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Sacramentorum Sanctitatis Tutela

CARTA APOSTÓLICA en forma de motu proprio

Por la que se promulgan Normas sobre los delitos más graves reservados a la Congregación para la Doctrina
de la Fe dada en la Ciudad Vaticana en 2001.

LA TUTELA DE LA SANTIDAD DE LOS SACRAMENTOS, especialmente de la Santísima Eucaristía y


de la Penitencia, así como de los fieles en orden a la preservación de los llamados por el Señor en la
observancia del sexto precepto del Decálogo, postulan que, para procurar la salvación de las almas «que en
la Iglesia debe ser siempre la suprema ley» (Código de Derecho Canónico, can. 1752), intervenga la propia
Iglesia en su solicitud pastoral para precaver los peligros de violación.

Y así, ya se ha provisto a la santidad de los sacramentos, especialmente de la penitencia, por nuestros


Predecesores mediante las oportunas Constituciones Apostólicas, como la Constitución Sacramentum
Poenitentiae del Papa Benedicto XIV (1), publicada el día 1 de junio de 1741; igualmente los cánones del
Código de Derecho Canónico promulgado en el año 1917, con sus fuentes, que había establecido sanciones
canónicas contra los delitos de esta especie, perseguían esta finalidad (2).

En tiempos más recientes, para prevenir estos delitos y conexos, la Suprema Sagrada Congregación del
Santo Oficio estableció el modo de proceder en estas causas mediante la Instrucción que comienza por las
palabras Crimen sollicitationis, dirigida a todos los Patriarcas, Arzobispos, Obispos y otros Ordinarios de
lugar «incluso de Ritos orientales» del día 16 de marzo de 1962, por la cual le era concedida en exclusiva la
competencia judicial en esta materia, tanto en la vía administrativa, como en la vía judicial. Debe ser
considerado que dicha Instrucción tenía fuerza legal cuando el Sumo Pontífice, según la norma del can. 247
§ 1 del Código de Derecho Canónico promulgado en el año 1917, presidía la Congregación del Santo Oficio
y la Instrucción procedía de su propia autoridad, mientras que el Cardenal que había en cada momento
cumplía sólo una función de Secretario.

El Sumo Pontífice Pablo PP. VI, de feliz memoria, confirmó, mediante la Constitución Apostólica sobre la
Curia Romana Regimini Ecclesiae Universae, publicada el día 15 de agosto del año 1967, la competencia
judicial y administrativa en el procedimiento «según sus normas enmendadas y aprobadas» (3).

Y por fin, mediante Nuestra autoridad, en la Constitución, expresamente establecimos: «los delitos contra la
fe, así como los delitos más graves cometidos tanto contra las costumbres como en la celebración de los
sacramentos, que le fueran comunicados, los conoce [la Congregación para la Doctrina de la Fe], y procede,
cuando sea necesario, a declarar o irrogar sanciones canónicas, según la norma del derecho, tanto común
como propio» (4), confirmando posteriormente y determinando la competencia judicial de la misma
Congregación para la Doctrina de la Fe como Tribunal Apostólico.

Aprobada por Nosotros la Ratio de actuar en el examen de doctrinas (5) era necesario definir con más
precisión no sólo «los delitos más graves cometidos tanto contra las costumbres como en la celebración de
los sacramentos» para los cuales permanece en exclusiva la competencia de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, sino también las normas procesales especiales «para declarar o irrogar sanciones
canónicas».

Así pues, por estas Nuestra Carta Apostólica dada en forma de Motu Proprio, realizamos, y mediante ella
promulgamos, las Normas de los Delitos más graves reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe,
divididas en dos partes, la primera de las cuales contiene Normas sustanciales, y la segunda Normas
procesales, ordenando a todos los que tienen interés que las observen eficaz y fielmente. Estas Normas
obtienen fuerza de ley el mismo día que sean promulgadas.

No obstante cualquier cosa contraria, incluso digna de especial mención.


Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 30 de abril, memoria de San Pío V, del año 2001, vigesimotercero
de Nuestro Pontificado.

JUAN PABLO PP. II

(1) BENEDICTO PP. XIV, Constitución Sacramentum Poenitentiae, del de junio de 1741, en Código de Derecho Canónico,
compilado por mandato de Pío X Máximo Pontífice, promulgado por autoridad de Benedicto PP. XV, Documentos, Documento
V, en AAS 9 (1917), Parte II, pp. 505-508.

(2) Cfr. Código de Derecho Canónico promulgado en el año 1917, cans. 817, 2316, 2320, 2322, 2368 § 1, 2369 § 1.

(3) PABLO PP. VI, Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae Universae sobre la Curia Romana, 15 de agosto del año 1967, n.
36, en AAS 59 (1967), 898.

(4) JUAN PABLO PP. II, Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana, 28 de junio de 1988, art, 52, en AAS 80
(1988) 874.

(5) CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Agendi ratione in doctrinarum examine, 29 de junio de 1997, en AAS 89
(1997) 830-835.

CARTA
DE LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
ENVIADA A LOS OBISPOS DE TODA LA IGLESIA CATÓLICA
Y OTROS ORDINARIOS Y SUPERIORES INTERESADOS:
DE LOS DELITOS MÁS GRAVES
RESERVADOS A LA MISMA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

Para el cumplimiento de la ley eclesiástica, que en el artículo 52 de la Constitución Apostólica de la Curia


Romana enuncia: «los delitos contra la fe, así como los delitos más graves cometidos tanto contra las
costumbres como en la celebración de los sacramentos, que le fueran comunicados, los conoce [la
Congregación para la Doctrina de la Fe], y procede, cuando sea necesario, a declarar o irrogar sanciones
canónicas, según la norma del derecho, tanto común como propio» (1) era necesario ante todo definir el
modo de proceder en los delitos contra la fe: lo cual fue realizado mediante las normas, que se titulan Ratio
de actuar en el examen de doctrinas, promulgadas y confirmadas, e igualmente aprobadas en forma
específica en los artículos 28-29 (2).

Casi al mismo tiempo la Congregación para la Doctrina de la Fe daba obra, mediante una Comisión
constituida a este efecto a un diligente estudio de los cánones de los delitos, tanto en el Código de derecho
canónico, como en el Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, para determinar «los delitos más
graves tanto contra las costumbres como contra la celebración de los sacramentos» para adecuar también
normas procesales especiales «para declarar o irrogar sanciones canónicas», porque la Instrucción Crimen
sollicitationis hasta ahora en vigor, promulgada por la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio el
día 16 de marzo del año 1962 (3), debía ser reconocida por los nuevos Códigos canónicos.

Examinados atentamente los votos particulares y hechas las oportunas consultas, el trabajo de la Comisión
llegó a su fin; los Padres de la Congregación de la Doctrina de la Fe lo examinaron gravemente, sometiendo
al Sumo Pontífice las conclusiones acerca de la determinación de los delitos más graves y el modo de
proceder para declarar o irrogar sanciones, permaneciendo firme la competencia exclusiva del Tribunal
Apostólico de la misma Congregación. Aprobado todo ello por el Sumo Pontífice, se confirman y aprueban
por Letras Apostólicas dadas Motu Proprio, cuyo inicio se toma de las palabras Sacramentorum sanctitatis
tutela.

Los delitos más graves tanto en la celebración de los sacramentos como contra las costumbres, reservados a
la Congregación para la Doctrina de la Fe, son:

- Delitos contra la santidad del augustísimo Sacrificio y sacramento de la Eucaristía, es decir:


1º Llevar o retener con fines sacrílegos, o arrojar las especies consagradas (4);

2º Atentado de la acción de la liturgia del Sacrificio eucarístico o su simulación (5);

3º Concelebración prohibida del Sacrificio eucarístico simultáneamente con ministros de comunidades


eclesiales, que no tienen sucesión apostólica ni reconocen la dignidad sacramental de la ordenación
sacerdotal (6).

4º Consagración con fin sacrílego de una materia sin la otra en la celebración eucarística, o también de
cualquiera de las dos, fuera de la celebración eucarística (7);

- Delitos contra la santidad del sacramento de la Penitencia, es decir:

1º Absolución del cómplice en pecado contra el sexto precepto del decálogo (8);

2º Solicitación en el acto, o con ocasión, o con el pretexto de la confesión, a un pecado contra el sexto
precepto del Decálogo, si se dirige a pecar con el propio confesor (9);

3º Violación directa del sigilo sacramental (10);

- Delitos contra las costumbres, es decir: delitos contra el sexto precepto del Decálogo con un menor
de dieciocho años cometido por un clérigo.

Se reservan al Tribunal Apostólico de la Congregación para la Doctrina de la Fe sólo estos delitos, que se
indican arriba con su definición.

Cada vez que un Ordinario o Superior tenga noticia al menos verosímil de un delito reservado, una vez
realizada una investigación previa, comuníquelo a la Congregación para la Doctrina de la Fe, la cual, a no
ser que por las peculiares circunstancias de la causa avoque a sí, ordena al Ordinario o Superior a proceder
mediante el propio Tribunal emanando normas oportunas; el derecho de apelar válidamente contra la
sentencia de primer grado, sea por parte del reo o de su Patrono, sea por parte del Promotor de Justicia,
permanece únicamente y sólo ante el Supremo Tribunal de la misma Congregación.

Debe recordarse que la acción criminal de los delitos reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe,
se extinguen por prescripción a los diez años (11). La prescripción corre según las normas del derecho
universal y común (12); en el delito cometido por un clérigo con un menor la prescripción comienza a correr
desde el día en que el menor cumple dieciocho años.

En los Tribunales constituidos ante los Ordinarios o Superiores, solamente sacerdotes pueden cumplir
válidamente para estas causas el oficio de Juez, de Promotor de justicia, de Notario y de Patrono. Terminada
la instancia de cualquier modo en el Tribunal, todas las actas de la causa se deben transmitir de oficio cuanto
antes a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Todos los Tribunales de la Iglesia Latina y de las Iglesias Orientales Católicas están obligados a observar los
cánones de los delitos y de las penas tanto en lo que se refiere al proceso penal de sus respectivos Códigos,
como las normas especiales emanadas para cada caso singular por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Todas estas causas están sometidas al secreto pontificio.

Mediante esta Carta, enviada por mandato del Sumo Pontífice a todos los Obispos de la Iglesia Católica, a
los Superiores Generales de los institutos religiosos clericales de derecho pontificio, y de las sociedades de
vida apostólica clericales de derecho pontificio y a otros Ordinarios y superiores con interés, se tiene el
deseo no sólo de evitar en absoluto los delitos más graves, sino principalmente que se tenga una solícita cura
pastoral por parte de los Ordinarios y Superiores, procurando la santidad de los clérigos y fieles también
mediante las necesarias sanciones.
En Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el día 18 de mayo de 2001.

+ JOSE Card. RATZINGER


Prefecto
+ Tarsicio BERTONE, S.D.B
arz. em. Vercelli a Secretis

1 JUAN PABLO PP.II, Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana de 28 de junio de 1988, art. 52, en AAS 80
(1988), 874.
2 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE,atio de actuar en el examen de doctrinas, de 29 de junio de 1997, en
AAS 89 (1997), 830-835.
3 SUPREMA SAGRADA CONGREGACIÓN DEL SANTO OFICIO, Instrucción Crimen sollicitationis, Ad omnes Patriarchas,
Archiepiscopos, Episcopos aliosque locorum Ordinarios «etiam Ritus orientales: del modo de proceder en el caso de solicitación,
16 de marzo de 1962, Typis Polyglottis Vaticanis MCMLXII.
4 Cfr. Código de Derecho Canónico, can. 1367; Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, can. 1442. Cfr. también
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA INTERPRETACIÓN DE LOS TEXTOS LEGISLATIVOS, Respuesta a una duda propuesta,
4 de junio de 1999.
5 Cfr. Código de Derecho Canónico, can. 1378 § 2, n.1; Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, can. 1443.
6 Cfr. Código de Derecho Canónico, can. 908 y 1365; Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, can. 702 y 1440.
7 Cfr. Código de Derecho Canónico, can. 927.
8 Cfr. Código de Derecho Canónico, can. 1378 § 1; Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, can. 1457.
9 Cfr. Código de Derecho Canónico, can. 1387; Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, can. 1458.
10 Cfr. Código de Derecho Canónico, can. 1388 § 1; Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, can. 1456 § 1.
11 Cfr. Código de Derecho Canónico, can. 1362 § 1 n.1; Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, can. 1152 § 2, n.1.
12 Cfr. Código de Derecho Canónico, can. 1362 § 2; Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, can. 1152 § 3.

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