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Jair Enrique Cruz Gómez

Tema: Un atalaya espiritual


Título: El deber del atalaya

Texto bíblico: Ezequiel 33:1-9


Texto clave: Ezequiel 33:7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la
casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

Un atalaya en los tiempos antiguos, era un hombre escogido de entre el pueblo o un


pueblo para vigilar, debía estar alerta todo el tiempo, este ejercía su trabajo desde
los muros de la cuidad o desde una torre. La mayoría de las grandes ciudades
tenían un atalaya por el peligro a que estaban expuestos. Este hombre, no era un
hombre cualquiera, al hombre que escogían como atalaya debía tener la vista más
fina, que pudiera tener una visión de muy largo alcance, así mismo un oído de lo
más desarrollado, que pudiera escuchar ruidos que no todos pueden escuchar.
También al hombre que elegían como atalaya, aun teniendo las capacidades de ver
a una larga distancia, o de escuchar ruidos extraños, si este era miedoso, no podía
ser un atalaya.
¿A qué se debe las grandes exigencias de un atalaya?, según el diccionario bíblico
Perspicacia un atalaya era un hombre que vigila, por lo general de noche, para
proteger propiedades o personas de posibles daños y dar aviso ante una amenaza
de peligro. En términos militares también se le suele llamar guarda o centinela.
Solían apostarse atalayas sobre los muros y las torres de las ciudades para ver de
lejos a los que se acercaban.
Aunque según este diccionario menciona que por lo general el atalaya vigilaba de
noche, este se enfoca solo en cuanto a vigilar propiedades, pero en términos
militares un atalaya debía mantener su vigilia todo el tiempo.
Un atalaya debe estar alerta siempre ante la invasión del enemigo, pues el
enemigo, puede llegar de sorpresa, y el atalaya tiene el deber de avisar, de advertir
a la ciudad.
1.-
Este es un nuevo capítulo para Juda y para las naciones malvadas, Jerusalén
ya había caído, las palabras de fatalidad y juicio ya se habían cumplido, las palabras
de Jehová se habían cumplido, y como en muchas ocasiones al término de una
profecía Jehová decía “y sabrán que yo soy Jehová.”, El pueblo había visto el juicio
de Dios y habían visto que Jehová es Dios y que si El (Dios) daba la espalda a la
nación pecadora, ellos perecían.

Ahora el mensaje de Jehová es de consuelo, esperanza y restauración para su


pueblo. Dios había designado a Ezequiel como atalaya para advertir a la nación del
juicio venidero, Ezequías había advertido, el pueblo debía arrepentirse, pero no lo
hicieron, así que perecieron. Ezequiel es nuevamente elegido por Dios para ser
atalaya de su pueblo, pero predicar un mensaje de esperanza, en los capítulos
siguientes de Ezequiel, encontraremos palabras de consuelo al pueblo judío. Pero
siendo esta primera parte el inicio de un nuevo capítulo para Juda, un capítulo de
restauración, aún hay advertencias, Jehová le dice a Ezequiel “Hijo de hombre,
habla a los hijos de tu pueblo, y diles”. Solo aquellos que sean fieles a los
mandamientos de Jehová serán restaurados, el impío debe apartarse de su mal
camino para que sea restaurado y viva.

Ezequiel es llamado para advertir al pueblo de Dios para los peligros que
pueden causarles su destrucción, el atalaya tiene el deber de anunciar al pueblo de
Dios, si el pueblo no quiere oír aun con las advertencias, la muerte de ellos no será
sobre el atalaya, pues advirtió, pero no oyeron. Pero si el atalaya no advierte sobre
los peligros que vienen de destrucción sobre los pecados del pueblo, y el atalaya no
da el mensaje de arrepentimiento, aunque el pecador muera por sus pecados, la
sangre de los muertos será por la responsabilidad del atalaya, pues no aviso.
El profeta Ezequiel de una o de otra forma siente el peso de la responsabilidad que
esta sobre él, el está capacitado, el recibe el mensaje de Jehová, Él es el hombre
elegido para advertir al pueblo, es la misma responsabilidad que siente el apóstol
Pablo en 1 Corintios 9:16b ¡Ay de mí si no anunciare el Evangelio!
2.
Es por eso que nosotros habiendo recibido la palabra de consuelo, pero
también de advertencia de parte de Dios, debemos sentir el mismo peso de
responsabilidad por advertir al pueblo de Dios y a los que no han escuchado, sobre
la ira venidera, Cristo murió en una cruz por nuestros pecados, y solo habremos de
creer con todo nuestro corazón a través de su gracia, somos más responsables aun y
debemos sentirnos extremadamente responsables por anunciar el evangelio de
Cristo, “Todos somos pecadores, y debemos volvernos de nuestro mal camino”,
murió el Hijo de Dios por nosotros, para que seamos salvos, ¡Hay de nosotros si no
compartimos el evangelio”, ¡hay de nosotros, si no advertimos al hombre de su mal
camino”. El promete restauración, y bienestar, pero todos habremos de obedecer
sus mandamientos.
Nosotros que tenemos la palabra de Dios en nuestras manos, sabemos la promesa
de Dios a su pueblo (Una restauración eterna), pero también las palabras de
advertencia (Aquellos que no se vuelven de sus malos caminos, perecerán). Somos
responsables por advertir, y al fin de cuentas sabemos de la responsabilidad de
cada uno, somos responsables individualmente de nuestra perdición, y cada quien
los es. Pero somos llamados a ser centinelas para el pueblo de Dios, llamados a
advertir sobre las consecuencias de los pecados. Pero ¡hay de nosotros si no lo
hacemos¡, si un hombre atiende a la advertencia, debemos tener en claro que no
fue por nuestra advertencia solamente, sino porque Dios lo quiso salvar, pero
habremos cumplido con nuestro trabajo. Pero si no advertimos del peligro, aunque
muchos perezcan por sus pecados, teniendo una responsabilidad individual,
nosotros que no habremos advertido, su muerte será por nuestra culpa y nos será
por tormento eternamente.

El verdadero centinela o atalaya cumple con su responsabilidad, pero el falso


cantilena hará caso omiso de las palabras de Jehová.
¡Ay de mí si no anunciare el Evangelio!

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