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La primera de ellas sería la profesionalización de la mayoría de los altos cargos.

Me estoy refiriendo a subsecretarios, directores generales y presidentes del bcrp..


La propuesta sería que se eligiera al candidato idóneo mediante un concurso
público, con un comité de selección independiente e integrado por expertos. Una
vez elegido el candidato, se firmaría con él un contrato por seis años,
prorrogables, y se le blindaría con una indemnización razonable en caso de
despido antes de tiempo.Las ventajas son obvias: tendríamos a buenos
profesionales en muchos de los puestos clave del sector público, serían bastante
más independientes de las injerencias políticas y dispondrían de un horizonte de
estabilidad. La repercusión de esta medida en la mejora de la gestión pública sería
muy notable.

La segunda medida sería la generalización de la gestión por objetivos. A cada


organismo se les pediría que definan su plan de objetivos a corto, medio y largo
plazo, revisándolos periódicamente. El grueso de sus actividades tendría que estar
guiado por ese plan, que además se publicaría en Internet. De acuerdo con ello se
fijarían los objetivos de cada uno de los directivos y parte de sus retribuciones
dependerían de su cumplimiento. De este modo se conseguiría que los
organismos públicos se guiasen por una estrategia a medio y largo plazo,
priorizando en su actividad lo que verdaderamente es importante, y se reducirían
sustancialmente los vaivenes que actualmente introducen los cambios de
gobierno.

La cuarta medida sería la generalización de la evaluación del desempeño de los


empleados públicos.

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