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Capítulo XI – judaísmo

El término «judaismo» designa la historia del pueblo hebreo en su conjunto, desde sus
inicios en la época bíblica hasta el presente

- pueblo hebreo en sus diversas formas históricas

- la religión

- la cultura de los hebreos

El término «judíos» puede utilizarse tanto para indicar la pertenencia al pueblo como la
pertenencia a la comunidad religiosa hebrea.

El término «judaismo» se utiliza para designar tanto la época del Segundo Templo (515
a.C- 70 d.C.) como la época posterior a la destrucción definitiva del templo de Jerusalén
en el año 70 d.C., cuando se constituyó el judaismo rabínico, que desde entonces
adquirió el valor de judaismo normativo

Épocas de la historia hebrea.

Aparecen algunas interrupciones fundamentales, que pueden servir para efectuar una
división general en períodos.

- El primer período de la época bíblica, que comienza en el n milenio a.C,


termina con la caída de los estados independientes de Israel y de Judea y con
la destrucción del Primer Templo por obra de los babilonios en los años 587-
586.

- Después del regreso de Babilonia de una parte de los exiliados, comienza la


época del Segundo Templo: una época de restauración, en la que se suceden
las dominaciones persa, helenística y romana, el comienzo de una amplia
diáspora hebrea y el nacimiento, junto al templo, de la sinagoga.

- Tras la destrucción del templo por los romanos en el año 70 d.C, surge en
torno a la sinagoga el judaismo rabínico, que tiene sus centros en Palestina y
en Babilonia y que con la compilación del Talmud proporciona al judaismo
un nuevo punto de referencia fundamental.

o España

o Palestina

o Centro y este de Europa

- Con la llegada de la Ilustración y del movimiento de emancipación se somete


a una discusión radical la identidad del judaismo en general y del judío en
particular; la pluralidad de respuestas surgida de esta discusión es la que
caracteriza al judaismo contemporáneo
Es una ortopraxis, es decir, de una serie de normas de origen divino que regulan toda la
conducta (halakah) del creyente, que el buen judío debe observar si quiere realizarse a
sí mismo y conseguir con ello un sistema de justicia en el mundo.

En el judaismo, religión y pueblo constituyen un binomio indisoluble, hasta el punto de


que se ha afirmado que la desaparición del uno provocaría la desaparición del otro, y
viceversa.

Puntos de tensión

1. Repliegue sobre sus propias tradiciones, con el consiguiente ries- go de


aislamiento o de conflicto con todo lo que no es judío

2. Riesgo de asimilación a los modelos cultu- rales dominantes y de pérdida de la


propia identidad

3. Aunque la tierra de Israel es, según la tradición, la tierra prometida a los ju- díos,
y aunque es esta misma tierra el lugar de reencuentro de todos los judíos cuando,
en un futuro no precisado, venga el Mesías y dé comienzo la era mesiánica, el
judaismo en realidad se ha desarrollado por todo el mundo. Esto ha supuesto que
los centros importantes del judaismo siempre hayan sido móviles; se han
trasladado a menudo, siguiendo y acompañando a una u otra civilización de la
diáspora.

La doctrina fundamental del judaismo como religión ha sido identificada gene- ralmente
con su -> monoteísmo ético y la particular concepción de la historia que de ello deriva.
Dios es concebido como omnipotente.

Su acción en el mundo tiene un designio salvífico: la elección de Israel, el pueblo


elegido, para que sea un ejemplo para toda la humanidad. La llegada de este reino de
Dios sobre la tierra, está vinculada en el presente a la observancia de la Ley.

La conducta ideal, desde un punto de vista ético-religioso, es, por consiguiente, la que
respeta los mandatos de la Ley, un código de comportamiento que afecta tanto a la vida
de cada individuo como a la de la comunidad.

Fuentes

Biblia. Es una colección de treinta y nueve libros dividida en tres partes:

1. La Ley (en hebreo Torah, «enseñanza», «instrucción»), la parte normativa más


importante

2. Los Profetas, divididos en anteriores y posteriores

3. Los Escritos

Estos libros, de contenido, género y estilo diferentes, fueron redactados en hebreo en


Palestina, en Babilonia y en Egipto por autores de distinta formación y pertenecientes a
clases sociales diversas.
El canon de la Biblia hebrea, es decir, el catálogo oficial de los escritos bíblicos que el
judaismo, como después el cristianismo, considera normativo desde el punto de vista
doctrinal y ético, es distinto al de la Biblia católica.

Criterio de canonicidad

Sea como sea, quedaron excluidas del canon hebreo una serie de obras redactadas en
griego.

Talmud. es una amplísima colección de material jurídico y ritual sobre todos los
aspectos de la vida hebrea, además de un registro de las discusiones que tenían lugar en
las academias sobre la aplicación de las leyes, normas y preceptos.

1. la Mishná: comprende toda la legislación que, al no estar incluida en la Biblia,


había sido transmitida oralmente

2. la Ghemara: las explicaciones y las adiciones a la Mishná

Códices. La extensísima legislación que se fue incluyendo en el Talmud fue ordenada y


compendiada en la Edad Media en manuales de manejo más fácil, los llamados códices,
en los que se suprimieron las normas caídas en desuso y se añadieron los resultados de
la elaboración del derecho y las nuevas costumbres adquiridas en la diáspora.

Preguntas y respuestas. También se consideran fuentes las respuestas y las soluciones


que, desde la Alta Edad Media en adelante, expertos juristas y rabinos daban a las
cuestiones planteadas sobre casos controvertidos formulados por las distintas
comunidades de la diáspora.

Sefer ha-zohar. Con el propósito de explicar los significados ocultos de la Biblia y de


los mandamientos divino

Perfíl histórico

A. Los reinos de Israel y Judá.

Tribus de árameos nómadas  región de Canaán

Se reunieron en un único reino, de David primero, y de Salomón después, con capital en


Jerusalén.

A la muerte de Salomón se formaron dos reinos: el reino de Israel al norte, con capital
en Samaría, y el reino de Judá al sur, con capital en Jerusalén.

Israel conservó su propia autonomía has- ta el año 721 a . C , cuando Samaría fue
conquistada por los asirios y se convirtió en una provincia de su imperio. Judá, en
cambio, fue autónoma hasta el 587-586, cuan- do Jerusalén fue conquistada por el
babilonio Nabucodonosor y el rey y la clase diri- gente fueron deportados a Babilonia.

El «exilio babilonio» supuso una ruptura decisiva en la historia hebrea. Con la


desaparición del reino de Judá acababa, tras cuatro siglos, el dominio de la casa de
David y con ello la autonomía política del pueblo hebreo que, a partir de entonces y
salvo breves excepciones, vivirá siempre sometido al dominio extranjero incluso en su
propia patria: el recuerdo de la monarquía de David, imbuido de tintes míticos, se
transformará en la espera de su posible restauración (-> Mesianismo), considerada más
o menos inminente. Además, se había iniciado el proceso de la diáspora (del griego
diáspora, «diseminación»), que caracterizaría a partir de entonces la milenaria historia
del judaismo: mientras que una parte de los hebreos seguía viviendo en la tierra de
Israel, otra parte, cada vez mayor, vivía en la diáspora.

B. El judaismo del Segundo Templo

Una parte de los exiliados en Babilonia decidió regresar a Judá para reconstruir el
templo.

El contacto con la civilización helenística (capítulo VIII, 1) influyó profundamente en la


clase dirigente judía.

Este proceso de helenización culminó con la introducción por la fuerza del culto
helenístico en el templo de Jerusalén, que para muchos judíos fue como la
«abominación de la desolación».

La revuelta que esto ocasionó, dirigida por los macabeos, concluyó en el año 142 a.C.
con la reconquista de la autonomía política por obra de Simón Macabeo, que reunió en
su persona los cargos de sumo sacerdote y de rey.

Durante este período turbulento nace un judaismo muy diversificado, acentua- ción de
una tendencia que parece remontarse al período macabeo.

Los dos grupos que a menudo aparecen mencionados juntos, incluso en el Nuevo
Testamento, son los saduceos y los fariseos.

1. Los primeros formaban un partido sacerdotal aristocrático y conservador, cuya


orientación ideológica resulta, por otra parte, poco clara.

2. Los fariseos, en cambio, estaban representados por hombres doctos laicos, los
llamados escribas, que defendían la primacía de la Tora, especialmente de sus
normas de pureza ritual.

3. Otro grupo importante era el de los esenios, los cuales observaban unas normas
de pureza extraordinariamente rígidas, relacionadas con una intensa espera
escatológica, parecidas a las que existían en otros movimientos apocalípticos de
tendencia escatológica.

En el año 70 d.C, los ejércitos romanos al mando de Tito inva- dieron Jerusalén, con
objeto de acabar con las continuas rebeliones judías; destruyeron el templo y de este
modo pusieron fin al poder de la clase sacerdotal.

En el año 135 los romanos transformaron definitivamente Iudaea en Palaestina y


destruyeron Jerusalén, que tomó un nuevo nombre (Aelia Capitolina): a los judíos se les
prohibió poner los pies en la ciudad.
C. El judaismo rabínico.

1. Período talmúdico: de las revueltas contra Roma surgió como única


corriente el judaismo rabínico, que consiguió que Roma les concediera una
nueva forma de autonomía, el patriarcado.

2. Desde la conquista árabe hasta la expulsión de España: diáspora cada vez


mayor. Aparecieron así dos gran- des ramificaciones del judaismo: una
oriental y sefardí.

D. La época moderna (siglos xvi-xvm).

Los factores decisivos de la historia de este período son tres:

1. La nueva distribución de los judíos en Europa y en el imperio turco, como


consecuencia de la expulsión de España en 1492.

2. La reducción, cuando no supresión, de los contactos con el mundo no judío


en aquellos estados (Italia, Alemania, Europa oriental) donde los judíos
fueron recluidos en «guetos» (el primer «gueto», o barrio cerrado, se creó en
Venecia en 1516) u obligados a vivir solamente en las «zonas de residencia».

3. La reclusión física tuvo su correspondencia en la disminución de los


contactos entre judíos y no judíos. La consecuencia fue que el judaismo se
recluyó en el estudio de sus propios textos jurídicos, rituales y místicos.

E. La época contemporánea.

La Ilustración en primer lugar y las consecuencias liberadoras de la Revolución


francesa más tarde marcaron toda una época para el judaismo en general, y para
muchos judíos en particular. Al desafío planteado por la modernidad el judaismo
ofreció respuestas diversas, que dieron lugar a corrientes y movimientos diversos.

1. El judaismo ortodoxo

2. El judaismo reformado

3. El judaismo conservador

Para expresar las diferencias existentes entre los tres movimientos, se ha observado
que si los fundamentos del judaismo son tres (Dios, Tora, pueblo judío), la reforma
pone a Dios ante todo, la ortodoxia a la Tora y el conservadurismo al pueblo judío.

F. El sionismo y el estado de Israel.

Hacia finales del siglo xix varias corrientes del judaismo fueron adquiriendo cada
vez más una dimensión política. Se formaron, sobre todo en Europa oriental, grupos
socialistas y anarquistas, en buena medida indiferentes y contrarios a la religión, que
al emigrar de Europa oriental se exten- dieron por Occidente y Norteamérica.
Doctrinas y creencias

Se trata de una orto praxis, es decir, un sistema de preceptos y de normas, más o menos
rígidas, que regulan toda la vida del judío, tanto privada como pública.

Así, a diferencia del cristianismo y concretamente del catolicismo, que ha conservado la


función mediadora del clero, en el judaísmo ha desaparecido toda distinción entre lo
sagrado y lo profano, entre lo «religioso» y lo «laico».

A diferencia del catolicismo, el judaísmo carece de dogmas, es decir, de doctrinas cuyo


contenido, fijado por la tradición, deba ser creído por el cuerpo de los fieles. Estos
principios no son rigurosamente vinculantes para el judío piadoso, sino que permiten
interpretaciones personales.

El credo más amplio y difundido es el que elaboró el gran pensador medieval


Maimónides.

El contenido de estos principios es aceptado hoy en día por todos los judíos piadosos,
pero más como punto de partida para posteriores profundizaciones que como principios
definitivos.

Práctica, culto y ritos

El día de la expiación (Yom Kippur) se considera el día más sagrado del año religioso
judío. Se celebra al finalizar el período de penitencia iniciado con el Año Nuevo y se
caracteriza por las oraciones, ayunos y la confesión pública de los pecados.
Tradicionalmente, era el día en que el sumo sacerdote ofrecía un sacrificio por los
pecados de Israel y penetraba en el Sancta sanctorum del templo. Hoy en día, la
ceremonia de expiación ha sido sustituida por el arrepentimiento individual y colectivo.

Aproximadamente por las mismas fechas en que los cristianos celebran la Navidad, los
judíos celebran Hanukkah, la fiesta de las luces, en memoria de la victoria de Judas
Macabeo sobre los sirios y de la nueva consagración del templo en el año 164 a.C.

La fiesta judía más conocida es la Pascua (Pesach), que coincide más o menos con la
Pascua cristiana y conmemora la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de
Egipto

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