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Hoy en día la Ciencia de los Materiales se ocupa principalmente de las

propiedades, clasificación, procesamiento y  usos de las diversas


manifestaciones de la materia en el Universo. En este tema, omitiremos lo
referente al procesamiento y nos concentraremos en los otros tres
aspectos.

El comportamiento de los materiales  queda definido por su estructura, a


nivel microscópico, la estructura electrónica de un átomo determina la
naturaleza de los enlaces atómicos que a su vez contribuye a  fijar las
propiedades de un material dado.

Así, en forma general, las propiedades se separan para su estudio en dos


grandes ramas: propiedades físicas y propiedades mecánicas.

Propiedades mecánicas: Describen la forma en que un material soporta


fuerzas aplicadas, incluyendo fuerzas de tensión, compresión, impacto,
cíclicas, o fuerzas a  altas temperaturas. A continuación, se definen:

Tenacidad: Es la propiedad que tienen ciertos materiales de soportar,


sin deformarse ni romperse, los esfuerzos bruscos que se les
apliquen.

Elasticidad: Consiste en  la capacidad de algunos materiales para


recobrar su forma y dimensiones primitivas cuando cesa el esfuerzo
que había determinado su deformación. No todos los sólidos son
elásticos, eso se debe a que las fuerzas entre las moléculas a veces
no son lo suficientemente grandes para restaurar la forma original
del sólido; incluso los cuerpos elásticos no recuperan totalmente su
forma original si la fuerza que se les aplica fue de una magnitud tal
que los deforma demasiado.

Dureza: Es la resistencia que un material opone a la penetración.


Fragilidad: Un material es frágil cuando se rompe fácilmente por la
acción de  un choque.

Plasticidad: Aptitud de algunos materiales sólidos de adquirir


deformaciones permanentes, bajo  la acción de una presión o fuerza
exterior, sin que se produzca rotura.

Ductibilidad: Considerada una variante de la plasticidad, es la


propiedad que poseen ciertos metales para poder estirarse en forma
de hilos finos.

Maleabilidad: Otra variante de la plasticidad, consiste en la


posibilidad de transformar algunos metales en láminas delgadas.
Resistencia a los esfuerzos: Se denomina resistencia mecánica de un
material al mayor o menor grado de oposición que presenta a las
fuerzas que tratan de deformarlo. Es importante destacar que
cuando se habla de resistencia de un material es necesario indicar
ante qué esfuerzo se trata (tracción, compresión, corte, flexión,
torsión). El grado de resistencia se define, para la mayoría de las
solicitaciones, como el cociente entre el esfuerzo que se ejerce sobre
el cuerpo y la sección (superficie) que soporta dicho esfuerzo.
Las unidades, por lo tanto, son de fuerza por unidad de superficie.
Por ejemplo: kg/cm

Las anteriores propiedades mecánicas se valoran con exactitud mediante


ensayos mecánicos:

Ensayo de tracción: Ofrece una idea aproximada de la tenacidad y


Elasticidad de un material.

Ensayos de dureza: Permiten conocer el grado de dureza del material.

Ensayos al choque: Su práctica permite conocer la fragilidad y


tenacidad de un material.

Ensayos tecnológicos: Ponen de manifiesto las características de


plasticidad que posee un material para proceder a su forja, doblado,
embutido, etc.
Propiedades físicas: Dependen de la estructura y procesamiento del
material. Describen características como color, conductividad eléctrica o
térmica, magnetismo y comportamiento óptico, generalmente no se alteran
por fuerza que actúan sobre el material. Pueden dividirse en: eléctricas,
magnéticas y ópticas.

Propiedades eléctricas: Describen el comportamiento eléctrico del metal,


el cual en muchas ocasiones es más crítico que su comportamiento mecánico.
Existe también el comportamiento dieléctrico, propio de los materiales que
impiden el flujo de corriente eléctrica, que va más allá de simplemente
proporcionar aislamiento.

Los electrones son los portadores de carga en los materiales conductores,


semiconductores y muchos de los aislantes; en los compuestos iónicos son
los iones quienes transportan la mayor parte de la carga. La movilidad de los
portadores depende de los enlaces atómicos, de las imperfecciones de la
red, de la micro estructura y, en los compuestos iónicos, de las velocidades
de difusión.

La aplicación de un campo magnético genera la formación y el movimiento de


dipolos contenidos en el material. Estos dipolos son átomos o grupos de
átomos que tienen carga desequilibrada. Dentro de un campo eléctrico
aplicado los dipolos se alinean causando polarización.

La Polarización electrónica. Consiste en la concentración de los electrones


en el lado del núcleo más cercano al extremo positivo del campo. Esto
implica una distorsión del arreglo electrónico, en la que el átomo actúa como
un dipolo temporal inducido. Este efecto, que ocurre en todos los materiales
es pequeño y temporal.

Cuando se encuentran entre capas de material conductor, los materiales


dieléctricos que se polarizan son capaces de almacenar cargas,  esta
propiedad se describe mediante:

Constante dieléctrica, que es la relación de la permisividad del


material con la permisividad en el vacío.
Resistencia dieléctrica.  Es el campo dieléctrico máximo que puede
mantener un material entre conductores.

La presencia de polarización en un material después de que se retira el


campo eléctrico se puede explicar en función de una alineación residual de
dipolos permanentes. Esto sucede de la siguiente forma: se toma un cristal
cuyos dipolos se encuentran orientados de forma aleatoria, de forma que no
hay polarización neta; al aplicar un campo, los dipolos comienzan a alinearse
con dicho campo; finalmente, el campo alinea todos los dipolos y se obtiene
la polarización máxima o de saturación; cuando posteriormente se retira el
campo, queda una polarización remanente, debida al acoplamiento de dipolos
y el material ha quedado permanentemente polarizado. Los materiales que
retienen una polarización neta, una vez retirado el campo se conocen como
ferro eléctricos.

Para que el material dieléctrico almacene energía, se debe impedir que los
portadores de carga como iones y electrones se muevan de un conductor a
otro a través de él, en consecuencia,  los materiales dieléctricos  tienen
siempre una alta resistividad eléctrica.

Materiales utilizados para aislar el campo eléctrico deben poseer alta


resistividad eléctrica, alta resistencia dieléctrica y un bajo factor de
pérdida. Sin embargo,  una constante dieléctrica alta no es necesaria e
incluso puede llegar a ser indeseable. Una constante dieléctrica pequeña
impide la polarización, por lo que no se almacena carga localmente en el
aislante.

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