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para las
Administraciones
Públicas
Flexibilidad en la gestión
de personal en la
Administración Pública
0(
Serie
Administración
General
FLEXIBILIDAD EN LA GESTION
DE PERSONAL EN LA
ADMINISTRACION PUBLICA
Traducción
Elisa Romero Sebastián
© OCDE
Versión francesa: F1exibilité dans la gestion du personnel de I'administration publique.
Versión inglesa: Flexible personnel management in the public service.
© Versión en español: Instituto Nacional de Administración Pública.
Edita:
MINISTERIO PARA LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
Instituto Nacional de Administración Pública
ISBN: 84-7088-672-X
NIPO: 329-95-006-7
Depósito legal: M. 23.340-1995
Fotocomposición e impresión: Closas-Orcoyen, S. L.
Polígono Igarsa. Paracuellos de Jarama (Madrid)
SUMARIO
INTRODUCCIÓN 9
LA FLEXIBILIDAD EN LA GESTIÓN
DE PERSONAL: ALGUNAS COMPARACIONES
ENTRE EL SECTOR PÚBLICO
Y EL SECTOR PRIVADO 13
por Sue RICHAROS
7
LA GESTIÓN DE LOS EXCEDENTES
DE PERSONAL EN EL SENIOR EXECUTIVE
SERVICE DE LA FEDERACIÓN AUTRALIANA 109
por Rosemary OXER
8
INTRODUCCIÓN
9
poner a disposición del público una selección de las contribuciones presen-
tadas en las citadas reuniones con el interés de favorecer el intercambio de
ideas y conocimientos adquiridos sobre esta materia de plena actualidad.
En la primera contribución, Sue RICHARDS compara los métodos de
gestión de personal entre el sector público y el sector privado, partiendo
del examen de la función pública y de la administración de los puestos de
trabajo en el Reino Unido, de una parte, y de la Sociedad Shell Países
Bajos, de otra. La autora llega a la conclusión de que es esencial impul-
sar la descentralización de la gestión de personal para alcanzar un grado
de flexibilidad que permita a las organizaciones funcionar eficazmente en
un entorno que evoluciona rápidamente. La función pública debe adop-
tar reglas más flexibles, con límites lo suficientemente elásticos como
para permitir conciliar una estrategia centralizada y modalidades de apli-
cación descentralizadas.
El trabajo aportado por Lennart GUSTAFSSON incide también sobre
este mismo enfoque. Refiriéndose a la reciente evolución de las políticas
de remuneración y de personal en la función pública sueca, el autor
subraya el interés por la flexibilidad y la descentralización de estas polí-
ticas en cuanto que es necesario que la Administración pública sea más
eficaz y se comprometa con el servicio prestado. Es preciso, sin
embargo, observar que la búsqueda de una mayor flexibilidad tiene limi-
taciones que parten del hecho de que ciertos principios del servicio
público se definen a escala central y han de continuar aplicándose al con-
junto de la función pública.
Ahondando en la experiencia adquirida en Noruega, Per LAEGREID
encuentra también en la descentralización y en la delegación los elemen-
tos esenciales para una política flexible de personal. Propone, igual-
mente, un marco general que posibilite soluciones locales. Pero es pre-
ciso resaltar que de las tensiones que aparecen inevitablemente entre la
necesidad permanente de una autoridad central (sobre el presupuesto
total de las remuneraciones o para enunciar los valores e ideales del ser-
vicio público, por ejemplo) de un lado, y la autonomía local concedida
para gestionar los recursos humanos según los objetivos de eficacia y de
productividad, de otro, la política de personal en la función pública debe
actuar en equilibrio inestable y los responsables deben asumir ciertas
ambigüedades cuando apliquen estas políticas.
L.J. WUNGAARDEN señala que es difícil llevar a cabo la descellltrali-
zación completa y recuerda que después de cuarenta años de descentrali-
zación continuada de competencias en materia de gestión de personal, la
función pública holandesa está introduciendo ahora reformas que tratan
de reafirmar el papel central de la coordinación y de paliar la insuficiente
preparación de algunos directivos en las tareas de gestión de personal.
10
Un elemento esencial de la política de flexibilidad en la mayoría de
los países, tanto en el sector público como fuera de él, es desarrollar la
movilidad del personal, principalmente a nivel de directivos superiores.
Se piensa que la movilidad es un medio de ofrecer a los directivos la
experiencia necesaria para hacer frente a la complejidad de la
Administración pública moderna, y que permite una aplicación más fle-
xible de los recursos humanos para responder a las nuevas prioridades.
La contribución del Secretariado del Consejo del Tesoro de Canadá
señala el grado de movilidad del personal alcanzada en los grados supe-
riores de la función pública canadiense y demuestra cómo los programas
de perfeccionamiento de los directivos han acompañado y favorecido
I esta evolución.
En su aportación, Sachiko IKARI pone de relieve que en el Japón la
movilidad interna es el principal factor de flexibilidad en un sistema de
gestión de personal que es, por lo demás, bastante rígido y que depende
de un órgano central independiente. No obstante, hay que tener en cuenta
que si la movilidad permite una aplicación eficaz de los recursos huma-
nos para responder a las exigencias cambiantes de la actuación de los
poderes públicos, no es del todo suficiente para hacer frente a las deman-
das que se dirigen al servicio público. Recientemente, la puesta en prác-
tica de una gama más amplia de políticas de flexibilidad relativas a la
selección ya la remuneración de expertos podría abrir camino a una polí-
tica más ambiciosa de flexibilidad en la gestión de personal.
La contribución de Jean-Pierre RONTEIX se refiere igualmente a la
movilidad. Con apoyo en el ejemplo de los altos funcionarios de la fun-
ción pública francesa, el autor expone las ventajas y los inconvenientes
de la movilidad para los interesados y para el conjunto del servicio
público. Llega a la conclusión de que las ventajas de una gran movilidad
de los altos funcionarios superan ampliamente los inconvenientes.
Señala, no obstante, una paradoja mayor: mientras que los altos funcio-
narios son contratados para puestos clave en el sector privado, los méto-
dos de este sector se aplican en las Administraciones Públicas. Según el
autor, podríamos preguntarnos entonces si no sería más ventajoso para el
Estado buscar la forma de conservar a sus directivos superiores.
En su aportación, Rosemary OXER se apoya en la experiencia austra-
liana reciente para demostrar como se ha tratado el problema de exceso
de personal sobrante en la función pública, después de haberse procedido
a una importante reducción del número de puestos de altos funcionarios.
Uno de los problemas más delicados que pueden hacer frente los servi-
cios públicos, es la gestión del personal desplazado a causa de las refor-
mas dirigidas a lograr una mayor eficacia del servicio público, sobre
todo, cuando la búsqueda de una mayor flexibilidad lleva a limitar, en los
11
niveles superiores, la seguridad en el empleo que se había garantizado a
los agentes de la función pública. A este respecto, el caso de Australia,
pone de manifiesto importantes enseñanzas que interesan a todo país que
se enfrenta a problemas humanos que llevan consigo reformas radicales
de la Administración pública.
James Ü'FARRELL analiza también las enseñanzas que se derivan de
una reducción del número de funcionarios, realizada, esta vez, en Ir1anda.
Describe los esfuerzos llevados a cabo para conseguir poner en marcha
un mecanismo de jubilación anticipada y dar un nuevo empleo al perso-
nal excedente, estas medidas se han logrado gracias a una interrupción de
la contratación de nuevos funcionarios.
Finalmente, Colin FUDGE, recapitula los problemas que se plantean
los responsables de la función pública cuando intentan traducir en accio-
nes los diversos elementos de una política de flexibilidad, y se pregunta
cuáles son los beneficiarios de esta política. Concluye que el imperativo
de flexibilidad se mantendrá, y que los países se beneficiarán de un inter-
cambio internacional permanente de innovaciones y conocimientos.
Esperamos que esta publicación pueda contribuir de manera útil a
este intercambio.
12
FLEXIBILIDAD EN LA GESTIÓN
DE PERSONAL:
ALGUNAS COMPARACIONES ENTRE EL
SECTOR PÚBLICO Y EL SECTOR PRIVADO
Sue RICHARDS*
INTRODUCCIÓN
13
toria que ha servido para crear culturas organizativas claramente identi-
ficables. Las tres son grandes organizaciones que llevan a cabo tareas de
considerable complejidad e interdependencia en un amplio repertorio de
orientaciones profesionales, localizaciones geográficas y contextos tec-
nológicos. En algunos aspectos, por tanto, pueden compararse debido a
sus similitudes.
Las diferencias son igualmente acusadas. La diferencia más clara no
estriba en la propiedad de los medios de producción, que es solo uno de
los factores determinantes del funcionamiento de una organización.
Posiblemente de mayor significación, y con toda seguridad para lo rela-
cionado con la flexibilidad de la gestión de personal, es el grado de orien-
tación mercantil que se incorpora al funcionamiento de la organización.
Tanto la organización privada Shell Netherlands, como el Servicio Postal
británico, de titularidad pública, se orientan hacia la venta de servicios o
de productos a clientes. Así es como sobreviven. Aunque algunos ele-
mentos de la función pública británica se han desplazado hacía una situa-
ción de mercado, algunas veces creados artificialmente por disposiciones
que tratan de imitar los mecanismos del mercado, como con ocasión del
establecimiento de mercados internos, también es cierto que la tradición
histórica y la mayor parte de la práctica actual de los servicios responden
a procesos de asignación de recursos que resultan de decisiones no indi-
viduales, sino colectivas.
La otra diferencia importante se refiere a la propia imagen de las
organizaciones y, particularmente, hasta qué punto se interpreta su actua-
ción pasada como de éxito o de fracaso. En el caso de la Compañía Shell
Netherlands, que forma parte de un grupo multinacional extremada-
mente próspero, no hay duda que las futuras necesidades de gestión de
personal se ven como una continuación de las adecuadas prácticas actua-
les. El sistema produjo gente capaz de guiar la empresa a través de difi-
cultades en el pasado y se supone que esto puede repetirse en el futuro si
se siguen los mismos principios generales. Mientras el producto de la
Compañía Shell Netherlands puede variar, el proceso de gestión se ha
mostrado eficaz y puede continuar, adaptándolo a circunstancias cam-
biantes si fuera necesario.
La situación en las otras dos organizaciones es muy diferente. En
las dos existe rechazo de la herencia del pasado. El cambio es necesa-
rio, pero no un cambio del tipo continuista, adaptativo como el que
llevó a cabo Shell. Para el Servicio Postal, que está llamado a ser una
empresa comercial de servicios, se trata de un salto cualitativo, de una
transformación radical. Bajo la influencia del gobierno Thatcher, la
función pública se ha esforzado también en procurar una revolución
administrativa aunque se enfrenta a la dificultad adicional de tener que
14
desarrollar modelos apropiados de gestión para encuadrar toda su
amplia gama de tareas.
15
la «elección de políticas públicas». Mientras el sector privado se veRa for-
zado a adoptar nuevas formas no burocráticas de organización para
sobrevivir en el mercado, el sector público ha estado sujeto a fuertes pre-
siones en favor del cambio ejercidas por los líderes políticos.
El modelo burocrático tiene sus ventajas para hacer frente a la com-
plejidad e interrelación del mundo, pero se ha puesto en entredicho por
las desventajas por su falta de capacidad para responder a los cambios.
Además, los principios burocráticos fundamentales de equidad, cohe-
rencia, igualdad ante la ley, responsabilidad y regularidad en el procedi-
miento han llegado a ser considerados por los líderes políticos, no sólo
por los de la derecha, como obstáculos para obtener los mejores resulta-
dos de la gestión en el sector público. Muchos consideraban al Estado en
los años 70 como una carga para el sector privado, puesto que se consu-
mía una parte siempre creciente de la riqueza nacional. Los recortes en el
gasto público se vieron como un correctivo necesario y la mejora del fun-
cionamiento del sector público llegó a ser una necesidad prioritaria.
Salirse de los paradigmas burocráticos no es fácil. Un sistema gober-
nado por la necesidad de lograr la equidad, la coherencia y el respeto a
los demás valores burocráticos no se convierte con facilidad en otro dife-
rente conducido por los criterios de eficiencia y eficacia. En la función
pública británica había, además, problemas en el sentido de que los altos
funcionarios se veían a sí mismos como consejeros políticos y persona-
les de los ministros, más que como directivos responsables de la gestión,
ya sea ésta regida por principios burocráticos o de mercado.
Este análisis simplifica la realidad, sin embargo, es discutible que el
desencanto con las formas burocráticas de organización, en los sectores
privado y público, ofrezca un escenario esencial para considerar la flexi-
bilidad en la política y la práctica de la gestión de personal. Es esta situa-
ción la que explica la presión para apartarse de los sistemas universalis-
tas de gestión de personal, reglamentarios y centralizados que
caracterizan al sector público. Estos sistemas universalistas son adecua-
dos para las formas clásicas de la burocracia, pero no sirven para un enfo-
que orientado hacia el rendimiento donde la flexibiidad se hace necesa-
ria, para que la práctica se pueda adaptar a la evolución de las
circunstancias. A medida que se introducen sistemas de gestión delegada
para mejorar el funcionamiento, existe presión para dar a los responsa-
bles del presupuesto local cierto grado de libertad en lo referente a per-
sonal en consonancia con sus libertades presupuestarias.
Es importante, sin embargo, señalar que la flexibilidad y la falta de
una clara estrategia en la gestión de personal no son conceptos equiva-
lentes. Obviamente debe reflexionarse sobre las necesidades a largo
plazo de una política de personal, y también sobre cómo se integran los
16
diferentes elementos de una política más flexible, si fuera necesario. En
un sistema centralizado de gestión de personal se hace más difícil definir
una orientación estratégica, dada la necesidad de concentrarse en la
administración del detalle. El respeto del reglamento aparta la atención
de los grandes problemas. La flexibilidad y la estrategia, lejos de ser
antagonistas, van en paralelo.
EL CONTEXTO DE LA FLEXIBILIDAD
17
manera que las presiones en algunas áreas han sido especialmente agu-
das. La infraestructura social como la vivienda, o más recientemente la
educación y la salud, y todo el área del apoyo industrial han sufrido los
recortes más importantes mientras que la defensa, la justicia y el orden
público han ganado terreno. Estas diferencias, sin embargo, tienen que
ver principalmente con el gasto en programas. La tendencia a la reduc-
ción de los gastos administrativos ha sido prácticamente universal: apro-
ximadamente el 70 por ciento consiste en gastos de personal, y el ataque
en esta área vino señalado por una reducción de 100.000 puestos de tra-
bajo, que debía conseguirse en abril de 1984 y que se llevó a cabo satis-
factoriamente.
Cualquiera puede hacer reducciones si no importa que la producción
disminuya, lo que nos lleva a un segundo factor: la valorización del gasto
público y la mejora de la gestión. Se diagnosticó que un problema esen-
cial era el despilfarro de los recursos destinados a la Administración y
aunque el conjunto de recortes inmediatos podía eliminar los excesos en
el presente, en el futuro para mejorar la gestión era necesario un cambio
radical. Además de introducir mejores sistemas de gestión, como medida
verdaderamente innovadora había que impulsar en los altos funcionarios
una cultura de gestión, proceso todavía en marcha.
Para persuadir a los altos funcionarios a que considerasen la gestión
seriamente, en vez de considerarla como una actividad reservada a los
niveles más bajos, se hizo necesario alterar su concepción del mundo.
En otras palabras, usando un modelo familiar de gestión del cambio, fue
necesario descongelar la vieja cultura (4). La actitud hostil del gobierno
Thatcher hacia el sector público sirvió para llevar a cabo esta función.
El próximo paso en el proceso de cambio implicó introducir nuevas
ideas y persuadir a los guardianes de la viej a cultura, funcionarios de
alto nivel, para que asumiesen la responsabilidad de la gestión.
Finalmente, estas nuevas ideas de gestión tuvieron que ser aplicadas sis-
temáticamente a través de toda la organización. La Iniciativa de Gestión
Financiera (Financial Management Initiative -FMI-) fue la responsable
de esta tarea.
La Iniciativa de Gestión Financiera está basada en los principios de
gestión responsable y, aunque inicialmente no se apreció, en general, la
importancia que tenía para la gestión de personal, a medida que los nue-
vos métodos iban imponiéndose más firmemente iba siendo también más
evidente que los sistemas no importaban por ellos mismos, sino por la
forma en que eran puestos en práctica por las personas. Como conse-
cuencia de ello, surgieron más tarde importantes políticas de gestión de
personal, y es ahora cuando se están poniendo al día en relación con los
nuevos sistemas. La línea de conducta seguida para mejorar el rendi-
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miento ha centrado particularmente su atención en la necesidad de reco-
nocer que los empleados de la función pública forman parte del conjunto
del mercado de trabajo. La selección y retención de los empleados claves
y la necesidad de mantener los salarios al mismo nivel que los del mer-
cado de trabajo local en determinadas áreas geográficas económicamente
deprimidas, han sido los factores clave subyacentes en la atención tar-
día que se dio a las cuestiones de personal.
Relacionados con estos cambios en las políticas, ha tenido lugar una
apreciable disminución de los «privilegios» otorgados a los sindicatos de
la función pública. La Primera Ministra Thatcher practicó, primero con
sus propios empleados, el tratamiento de las relaciones en la empresa que
más tarde ella misma pondría en práctica en el mercado de trabajo más
amplio. Una política de separación de los salarios de la función pública
de sus homólogos del sector privado, y la política de asegurar, a conti-
nuación, que se hicieran acuerdos anuales a niveles bajos, ha causado
grandes tensiones en el seno de los sindicatos de la función pública, tra-
dicionalmente acostumbrados a negociar en condiciones y términos glo-
bales. Mientras que en el pasado, los más débiles estaban fortalecidos
por su unión con los más fuertes, esta unión parece empezar a romperse.
Se han alcanzado acuerdos salariales que contienen elementos ligados al
rendimiento y lazos de ¡acto hacia el mercado para determinados grupos
de funcionarios que están claramente destinados a hacer fracasar las
negociaciones salariales globales. Este proceso se está viendo acelerado
por la creación de Comités de dirección, encargados de ajustar los pro-
cesos de gestión de los diferentes sectores de la función pública a las
necesidades de los puestos de que se trate.
El Servicio Postal británico ha estado sufriendo durante los últimos
años lo que puede ser incluso una transformación más radical. Durante
los años 70, sus resultados financieros se degradaron al ser afectados
tanto por los conflictos de trabajo como por las restricciones de precios.
El futuro parecía sombrío, a medida que el ambiente de mercado se hacía
más competitivo. Se nombró un nuevo presidente hacía finales de 1980,
un antiguo alto funcionario que presentaba la particularidad de haber
tenido al mismo tiempo contactos con el sector privado y una buena for-
mación de gestión. Bajo su dirección se llevó a cabo un proceso de cam-
bio dirigido a adaptar al Servicio Postal para la superviviencia en un
ambiente competitivo.
Se reconoció que el Servicio Postal comprendía varias clases dife-
rentes de funciones, cada una con sus propios competidores y que, para
concentrar la atención estratégica apropiadamente, era necesaria la des-
centralización en unidades relacionadas con el mercado o empresas. Un
consejo de administración se encargó de asegurar la interdependencia
19
entre las distintas unidades, pero las cuatro empresas -Correos, paque-
tes, ventanilla y giros (el Banco Postal}- serían en el futuro la fuerza
motora del cambio. Para acelerar esta transformación, se contrató a un
número considerable de nuevos directivos, especialmente en áreas que
hasta entonces habían estado débilmente representadas, como el marke-
ting y las finanzas. A medida que iba tomando forma la nueva estructura
descentralizada, la gestión de personal se iba descentralizando igual-
mente, trasladándose el peso del cambio desde las instancias centrales a
las empresas.
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que generalmente se considera de acceso a los niveles más elevados. De
las seis semanas pasan cuatro con altos directivos del sector privado. Uno
de los objetivos del programa es desarrollar en los funcionarios públicos
la comprensión de actitudes, prioridades y enfoques de los problemas
importantes que se dan fuera de la función pública. La búsqueda de este
objetivo llevó a la característica más significativa del programa: la mez-
cla de participantes de los sectores público y privado en el curso núcleo
de cuatro semanas. Los participantes no funcionarios proceden funda-
mentalmente de las grandes empresas aunque ocasionalmente algún par-
ticipante puede venir del sector de voluntarios (associatif), el servicio de
salud o de las Administraciones locales. Juntos abordan estudios de casos
y, por tanto, aprenden cómo se piensa al otro lado de la frontera
público/privado. En el programa se establecen amistades con frecuencia
que se mantienen después. El TMP ha generado una red de contactos
entre el sector público y el sector privado que anteriormente se ignora-
ban, vista la naturaleza fragmentaria y elitista de la sociedad británica. Ha
contribuido a suscitar entre las élites hasta entonces separadas una comu-
nidad de puntos de vista que ha tenido como resultado más inmediato
facilitar entre los funcionarios un cambio de actitud hacia los problemas
de gestión, pero que, a largo plazo, puede tener repercusiones más impor-
tantes sobre la actuación de los poderes públicos.
La otra innovación importante es el Programa de Desarrollo de Altos
Directivos (SMDP), que está diseñado para mejorar la formación y el
desarrollo de la carrera administrativa de la próxima generación de altos
directivos. Este programa, como el TMP, significa acabar con la idea
según la cual la única forma valiosa de conocimiento era la adquirida
bajo la vieja cultura. Es sabido que en el pasado el desarrollo de la
carrera administrativa de los futuros altos funcionarios era poco apro-
piada para producir la clase de personas precisas. También implicaba una
dedicación a aumentar considerablemente el tiempo que este grupo dedi-
caba a la formación de este tipo de personal, otro signo de reconoci-
miento de que se necesitaban nuevas técnicas en la organización. Ha sido
difícil, en la práctica, asegurar que los objetivos en materia de formación
se alcanzaban porque hay una presión a corto plazo cada vez mayor sobre
los funcionarios. Sus colegas, en número mayor que antes, están abando-
nando la función pública, por lo que aquéllos que se quedan tienen que
ocupar las vacantes y no pueden ser desaprovechados en sus puestos.
Parece probable que a medida que los funcionarios mejoran sus técnicas
de gestión a través del SMD se encontrarán en una posición más atrac-
tiva para el sector privado, lo cual es una situación paradójica.
Shell Netherlands y el Servicio Postal no han dado una prioridad tan
alta a las medidas de formación de directivos que crean lazos de unión
21
con el mundo exterior. Para Shell Netherlands, el desarrollo es conse-
cuencia natural de la planificación coherente de la carrera en la empresa
que se examina a continuación. La detección precoz de los que proba-
blemente alcanzarán los puestos más altos y que, en el futuro, llegarán a
tomar decisiones estratégicas que exijan una gran perspectiva, permite
incorporar la formación de los directivos en la evolución de sus caHeras
profesionales. Las oportunidades de formación y aprendizaje más
amplias se incorporan siempre que sea posible, entre destinos, desde una
variedad de fuentes, incluyendo Shell International, varias escuelas de
negocios y otras fuentes.
El Servicio Postal dispone de un determinado número de escuelas
propias de formación de directivos, pero están dirigidas principalmente
a funcionarios de nivel medio e inferior, más que a futuros direc~ivos.
Recientes políticas de selección contribuyen a introducir marcos exter-
nos de referencia en la mentalidad del Servicio Postal. Además, las
reformas instauradas desde 1983 han sido tan rápidas que las políticas
de formación de directivos, que se refieren a problemas a largo plazo, no
se encuentran en el orden del día. Ha sido una labor de todos los direc-
tivos de personal intentar adquirir las técnicas necesarias en el momento
actual. De momento, el mañana no está contemplado. Sin embargo, en
lo sucesivo se plantearán probablemente importantes problemas de for-
mación de directivos que se refieren a elementos clave. La dirección
central es la responsable a largo plazo de la formación de los mejores
directivos funcionales, pero las empresas necesitan los mejores emplea-
dos para que ayuden a mejorar los resultados hoy. El Servicio Postal
tiene algo que aprender de Shell acerca de cómo pueden resolverse estos
problemas.
22
enlazase con los sistemas de desarrollo de la gestión previstos por el
FMI, y se incorporó la atribución de una mayor importancia a los resul-
tados obtenidos (6). Actualmente, el funcionario y su inmediato superior
definen de común acuerdo los objetivos para el ejercicio siguiente y el
funcionario es así evaluado en términos de cumplimiento de los objeti-
vos. Sin embargo, es necesario resaltar que en la función pública no todos
los objetivos son susceptibles de ser medidos con precisión. Cuando se
trata de funciones de asesoramiento, de reglamentación o de asistencia
personal, por ejemplo, la apreciación de la eficacia de un funcionario es
una cuestión subjetiva más que de medida.
En último extremo, no obstante, todos los sistemas de evaluación son
cuestión de opiniones y es inútil buscar un sistema objetivo. A pesar de
las mejoras introducidas en el sistema en los últimos años, sigue siendo
el mismo grupo de personas las que siguen siendo evaluadas y, quizá más
importante todavía, las que están haciendo la evaluación. Nos encontra-
mos otra vez aquí frente al hecho de que es más fácil hacer funcionar un
sistema que ya ha sido experimentado, aunque obtenga menores resulta-
dos, que llevar a cabo cambios fundamentales. Parece apropiado inspi-
rarse en este punto en el sistema de evaluación de Shell Netherlands.
Sobre el papel, el sistema de Shell Netherlands no parece muy diferente
del nuevo de la función pública, pero la práctica personal que lo sustenta
es de un orden cualitativamente diferente. Aunque se aplica el mismo sis-
tema de informes anuales, Shelllo obtiene como resultado de numerosas
discusiones, donde la dirección de personal ha intervenido para asegurar
que las apreciaciones expresadas sobre el personal en relación con los
resultados obtenidos y su actitud a la promocion reflejan una amplia
gama de consideraciones y, lo que es más importante, se sitúan en un
marco organizacional coherente donde se puede establecer una compara-
ción entre los individuos evaluados. Los directivos funcionales tienen un
sentido de responsabilidad estrátegica para determinar el presente y el
futuro de los recursos humanos en la empresa.
En la función pública, la dirección de personal rara vez ha adoptado
una orientación estratégica. La mayoría de los encargados de tareas de
personal no tienen cualificaciones profesionales y muchos de ellos no lle-
gan a especializarse en esta función a lo largo de su carrera. Esta debili-
dad del sistema es reconocida, y se están haciendo esfuerzos para reme-
diarlo mediante una especialización oficiosa que consiste en que los
funcionarios ocupen a lo largo de su carrera varios puestos que tengan
relación con la gestión de personal, aunque deban igualmente ocupar
otros puestos para conocer a fondo la Administración a la que sirven. No
obstante, el proceso de especialización es tan lento que se hace casi
imperceptible. En cualquier caso, en el marco de una mentalidad admi-
23
nistrativa que no toma casi en consideración las cualificaciones profesio-
nales, la especialización no parece ser el mejor medio para mejorar el
prestigio de la dirección de personal.
Las mejoras en la gestión de personal pecan de falta de atención al
aspecto humano de la gestión por parte del actual gobierno y de algunos
altos funcionarios. La prueba de ello es el progresivo debilitamiento de
las instancias encargadas de la gestión de personal a nivel de
Administración central, con la supresión, primero del Ministerio de la
Función Pública en 1981, y recientemente la de su sucesor el Servicio de
Gestión y Personal (Management and Personel Office). Hay, a este res-
pecto, la creencia de que el sector privado se preocupa sólo de obtener
beneficios, sin tomarse el tiempo necesario para pensar en los aspectos
humanos. Este es también el caso de Shell donde los altos directivos de
la gestión de personal tienen experiencia fuera de esa función, pero existe
una tradición de competencias profesionales muy antigua. Shell difiere
mucho de los estereotipos del sector privado. La gestión de personal es
considerada como un componente esencial en el pasado y en el futuro
éxito de la empresa.
Es interesante resaltar que el Servicio Postal británico, al igual que
la función pública, ha intentado su propia transformación; el primero ha
pasado de ser una empresa pública muy burocrática (y hasta 1969, un
Ministerio) a una empresa de servicios dinámica. A pesar de continuar
siendo de titularidad pública, debe competir en los distintos mercados
con los mejores sectores privados de la competencia. Incluso, aunque
suministre un servicio en plan monopolístico, tiene asegurada una com-
petencia genérica que le hace más sensible a las presiones del mercado.
Parte de la estrategia para la transformación se basa en la contratación
de especialistas de fuera de la organización. Igual que en la función
pública, de la que en otro tiempo formó parte, el Servicio Postal hizo
prevalecer la figura del generalista. A la gente se le asignaba un grado,
más que una función determinada, y se suponía que si las personas apro-
piadas eran seleccionadas, podrían asumir cualquier tarea. El proyecto
para el cambio incluyó el abandono de la mentalidad generalis1a en
favor de una especialización funcional que permitiera que los funcio-
narios con una experiencia y una formación adecuadas pudieran contri-
buir a mejorar los resultados obtenidos. La rapidez es un elemento esen-
cial para la transformación administrativa -pues ésta no se dará a
menos que se haga con rapidez-; por eso, se trajeron de fuera los
expertos necesarios en vez de formarlos en sus puestos. Este método se
aplicó en toda la gama de actividades: en marketing, contabilidad, inge-
niería, gestión de transportes y en la administración de personat Lo
mismo que en Shell Netherlands, el Servicio Postal ha considerado ésta
24
última como un elemento crucial de progreso, sobre todo en sus nuevas
empresas orientadas hacia el mercado (7).
En la función pública, la evaluación ha acrecentado su importancia
con la introducción de la remuneración según el rendimiento, lo que se
llevó a cabo por primera vez en 1985 bajo la forma de una prima. Sin
embargo, esta medida estuvo mal preparada y los criterios de atribución
de la prima no fueron claros, por lo que se impuso una restricción para
limitar los costes a un porcentaje determinado de la masa de salarios y la
prima no alcanzó sino a determinados funcionarios de grado medio.
Desde entonces, se han extraído algunas lecciones de la experiencia y se
han desarrollado nuevos esquemas que se encuentran directamente rela-
cionados con la evaluación de resultados.
Desde hace algunos años, la flexibilidad de las remuneraciones ha
experimentado un considerable avance en detrimento del antiguo sistema
universalista. Una innovación se ha establecido a partir del convenio
entre la función pública y el sindicato que negocia en representación del
conjunto de especialistas. Unas disposiciones complejas de «bases» y
«escalas» permite que el sistema responda a la escasez en la oferta de
mano de obra especializada, especialmente en el mercado de tecnologías
de la información, orientándose en principio hacia una remuneración dic-
tada por la oferta y la demanda -aunque los niveles efectivos no son
capaces de seguir a este mercado en rápida evolución- y ligada a la
remuneración al rendimiento. Esta innovación ha sido reforzada recien-
temente extendiendo este convenio a los especialistas de recaudación de
impuestos y, lo que es más importante todavía, a los funcionarios medios
(grados 5 a 7). Los miembros más brillantes de este grupo son los más
demandados por el sector privado. La mayoría de ellos están destinados
en Londres, donde el coste de la vida, y más particularmente el de la
vivienda, es elevado, y donde los sueldos elevados que ofrecen los sec-
tores financiero y de servicios incitan a abandonar la función pública.
Una vez que los elementos de la remuneración ligada al rendimiento lle-
gan a ser permanentes, funcionarios con alto rendimiento pueden sobre-
salir considerablemente del nivel medio percibido por quienes eran sus
colegas. Luego de un lento comienzo, el Tesoro (el Ministerio responsa-
ble de las remuneraciones) ha realizado progresos sorprendentemente
importantes y rápidos, en parte debido a la creencia de que las remune-
raciones del tipo del mercado disminuirían la masa salarial. El cambio
más reciente en materia de salarios ha consistido en extender las primas
al rendimiento a los niveles más bajos. Además, se han desarrollado uno
o dos proyectos experimentales, como los de Vehicule Inspectorate
Executive Agency, donde se han otorgado primas de grupo para los bue-
nos resultados colectivos. La tendencia a implantar una prima ligada con
25
el rendimiento no lleva consigo necesariamente una mejora de la moti-
vación, pero obliga a mejorar la calidad de la evaluación, puesto que las
evaluaciones tienen consecuencias económicas inmediatas.
Los directivos del Servicio Postal perciben que en su remuneración
hay un elemento relacionado con el rendimiento, aunque aquí existe una
mayor flexibilidad en el nivel de remuneración básica. Los directivos
medios y los superiores tienen contratos personales que responden a sus
condiciones reales de selección y permanencia en su puesto, más que a
convenios generales. Los criterios para otorgar primas al rendimiento se
encuentran definidos de forma que reflejan las prioridades actuales de la
empresa y están basados en la consecución de objetivos medibles, lo cual
se refleja claramente en el sistema de evaluación. Por ejemplo, en 1987,
una parte de la remuneración al rendimiento estaba ligada con la mejora
de la calidad del servicio de Post Office Letters Business, para poner de
manifiesto este objetivo estratégico.
Si el Servicio Postal está situado a una cierta distancia del modelo
de la función pública, Shell Netherlands está aún más alejado. Es impor-
tante resaltar, sin embargo, que la remuneración al rendimiento supone
sólo una pequeña parte en las motivaciones admitidas por la dirección.
Aquí es la calidad del sistema de evaluación lo que entra en juego. Se
selecciona a la gente a nivel de licenciados o diplomados sólo si en la
evaluación se les reconoce el potencial para alcanzar posiciones de direc-
tivos superiores. Sus progresos se examinan atentamente, sobre todo en
los primeros años. Se acepta que la satisfacción, tanto psicológica como
financiera de una carrera exitosa en Shell constituye una motivación en
sí misma. En caso contrario, se anima a los interesados a que se marchen
en lugar de ofrecerles una prima para reanimar sus ambiciones limitadas.
Esta política está de acuerdo con la investigación que se ha hecho sobre
la remuneración basada en el rendimiento que sugiere que, en la práctica,
las personas no están motivadas sólo por su remuneración cuando han
alcanzado lo que consideran nivel básico aceptable. Este es otro caso de
práctica sofisticada del sector privado que se aleja considerablemente del
escueto estereotipo mantenido por algunos órganos decisorios del sector
público.
26
más alto nivel que se consideran aptos para alcanzar los niveles más altos
de la organización. Las dos utilizan métodos muy elaborados para valo-
rar el potencial de los candidatos y ambas ponen el acento en la impor-
tancia de las capacidades intelectuales, consideradas como un indicador
de las aptitudes futuras para resolver problemas estratégicos complejos.
Las diferencias entre las dos empiezan a revelarse durante el proceso
de selección. A la vista de los anteriores comentarios acerca del signifi-
cado que se otorga a los servicios de personal como parte de una estrate-
gia de recursos humanos, no debería sorprender a nadie que esta diferen-
cia de orientación quede también reflejada en el enfoque que se sigue
para la selección.
Los orígenes de la función pública moderna se reflejan muy clara-
mente en los procesos de selección que se llevan a cabo actualmente. En
el siglo XIX, el principal problema que se planteó en este sector fue el
del importante papel que jugaba el nepotismo en los nombramientos y,
como consecuencia, la mediocridad de los funcionarios seleccionados.
Para resolver ese problema, la selección se confió a una Administración
distinta, con independencia garantizada por ley para desarrollar sus fun-
ciones en la forma que considerase más conveniente. La selección, un
elemento clave en cualquier estrategia de personal, queda fuera del con-
trol de los altos directivos de personal en los Ministerios. Aunque trans-
miten sus necesidades al organismo competente, la Comisión de la
Función Pública (Civil Service Commission), sin embargo, no tienen nin-
guna responsabilidad en la selección y, por tanto, ésta se hace al margen
de sus responsabilidades, lo que implica que el desempeño de sus activi-
dades sea mucho más difícil en caso de que no se seleccione un número
suficiente de gente adecuada, como ha ocurrido recientemente.
Aunque la Comisión de la Función Pública desarrolló un proceso de
selección que establecía el principio de mérito, sin embargo, este princi-
pio se definía de manera que reflejaba la mentalidad de la organización y
de la sociedad en general. Particularmente, el procedimiento comportaba
un examen por los funcionarios más antiguos, que incorporaba en la
selección los valores de la antigua mentalidad. El viejo aforismo bien
conocido por las direcciones de personal «el seleccionado se parece al
seleccionador» sirve aún más para la función pública, puesto que la dis-
tancia que existe entre la Comisión y el resto de los servicios de personal
no permite hacer nuevas orientaciones en los procesos de selección muy
sensibles a las nuevas orientaciones. Actualmente toda selección que
sobrepasa los niveles más bajos es de la competencia de la Comisión de
la Función Pública, o debe ser hecha con su autorización previa. Aunque
la selección abarca muchos campos especializados, los futuros directivos
se consideran como una categoría única, cualquiera que sean las funcio-
27
nes atribuidas a su Ministerio. Un reciente informe The Next Steps (las
próximas etapas) llama la atención sobre la forma en que el proceso de
gestión de personal, al tratar de satisfacer a la organización en su totali-
dad, no se adapta adecuadamente a ninguna de las partes(8).
Recientemente se ha tomado la decisión de retirar a la Comisión de la
Función Pública el monopolio de los derechos de selección de la gran
mayoría de los funcionarios civiles. A partir de 1991, a excepción de un
núcleo estable de personal, los Ministerios podrán establecer sus propias
modalidades de selección. Podrán utilizar la Comisión como un agente,
o usar otros «cazadores de talentos» existentes en el mercado, o recurrir
a sus propios recursos internos.
El contraste con Shell Netherlands es muy acusado. La selección es
una actividad esencial del servicio de personal, en lugar de ser confiada
a una instancia distinta -sería verdaderamente sorprendente que cual-
quier organización que no tuviese la misma historia que la función
pública hubiese adoptado el mismo sistema. Sin embargo, hay otra dife-
rencia que es más significativa. Aunque Shell exige a sus seleccionados
aptitudes a largo plazo para el papel integrador que deben tener los direc-
tivos superiores, al principio de su carrera los destina a una función o
tarea determinada. Shell Netherlands, en sí misma una filial de Shell
International, es una sociedad holding que controla numerosas filiales,
algunas de ellas son empresas de negocios, tales como la compañía
encargada de la prospección, y otras entidades funcionales encargadas de
las operaciones financieras. Los seleccionados pasan los primeros años
de su carrera profesional en estas empresas subsidiarias, y más tarde son
trasladados para desarrollar capacidades de integración.
Al desarrollar en primer lugar experiencias y técnicas especializadas
antes de las capacidades generales de gestión que la compañía necesita,
Shell puede parecer más inflexible que la función pública que busca téc-
nicas de generalista desde el principio. Esto es paradójico teniendo en
cuenta la argumentación que subraya la mayor flexibilidad de Shell, pero
la respuesta al enigma es de orden semántico, puesto que las técnicas lla-
madas de «generalista» por la función pública son una clase particular de
especialización, más que las capacidades integradoras que implica el tér-
mino «administración general». Por «generalista» debe entenderse
«especialista en las tareas valoradas por la cultura administrativa», tales
como la ayuda política aportada a los Ministros y las funciones de pre-
sentación y de representación.
Este contraste de métodos de selección en Shell tiene repercusiones
en las primeras etapas del desarrollo de la carrera profesional. La direc-
ción de personal asume la responsabilidad de sus decisiones de selección
controlando exhaustivamente la actuación inicial de los seleccionados, de
28
tal forma que aquéllos que han pasado a través del proceso de selección
pero que resultan no ser aptos en la práctica, como sucederá en un por-
centaje inevitable, se identifican y se separan antes de que cualquiera de
las partes se haya comprometido excesivamente en la relación. La fun-
ción pública, por el contrario, no utiliza apenas el período de prueba. El
esquema de formación administrativa (Administration Trainee) que
selecciona a los licenciados para acceder a una carrera rápida con la posi-
bilidad de ascenso en un corto plazo, exige que se tome una decisión
sobre la carrera futura del seleccionado al cabo de dos años. Solamente
en raras ocasiones se coloca a la gente en una vía muy lenta o se les
excluye de esta etapa, lo que implica un proceso de selección poco efec-
tivo o un ejercicio improvisado, no estratégico, de servicios de personal.
El enfoque «no intervencionista» es igualmente seguido en la función
pública en materia de ascensos y destinos. Para poder conseguir un
ascenso, los directivos deben figurar en una «lista de ascensos», (lo que
supone haber permanecido un cierto número de años en el nivel desde la
última promoción) y un cierto número de evaluaciones anuales favora-
bles que les declaren aptos para el ascenso. El paso siguiente comporta,
generalmente, la reunión de una comisión de ascensos, que se compone
de un representante de los servicios de personal y un determinado
número de directivos que pertenecen a otras áreas. Esta comisión está
encargada de designar de entre los candidatos a los que serán designados
para los niveles superiores, a través de entrevistas o simplemente exami-
nando su historial. De nuevo el principio de intervención de los iguales
se establece en la práctica, y éstos tienen las consecuencias predecibles
de que se reproducirá la cultura existente en lugar de introducir cambios.
En la misma forma que «el seleccionado se parece al seleccionador»,
también «el ascendido se parece al que propone su ascenso». A pesar de
todo lo que se ha dicho sobre la importancia de la gestión en la función
pública, un informe reciente podía aún asegurar con toda razón que «el
camino dorado hacia la cumbre» implica que el interesado lleve a cabo
tareas administrativas propias de la «vieja cultura» (9).
La atribución de los puestos también se hace generalmente de manera
improvisada. En la función pública, donde los directores de personal no
tienen un status elevado, otros que sí lo tienen, particularmente los
Ministros, plantean exigencias a corto plazo que los servicios de perso-
nal no pueden atender. Los Ministros reclaman una mejor gestión, pero,
--en tanto que políticos- también piden el personal más capaz para su
apoyo personal y en puestos muy notorios. Esto significa que los planes
cuidadosamente elaborados para desarrollar la carrera de un funcionario
en una determinada dirección pueden fácilmente fracasar, y la experien-
cia persuade a los servicios de personal que no merece la pena tratar de
29
adoptar un enfoque más estratégico. Con una mayor cultura de gestión,
los servicios de personal tendrían más autoridad sobre la organización.
Una vez más, Shell Netherlands demuestra esta proposición. Aborda
de manera activa la cuestión del desarrollo de la carrera y ha puesto en
marcha un sistema perfeccionado de planificación sucesoria, que tiene en
cuenta las necesidades inmediatas de la organización y las necesidades
personales y de promoción de los individuos. Las relaciones entre Shell
Netherlands y sus filiales reclaman una tendencia particularmente activa,
puesto que el interés de las subsidiarias es retener el personal adecuado,
ante el temor de que se deteriore el funcionamiento a corto plazo. Sin
embargo, el status de la dirección de personal junto con el hecho de que
un directivo debe cambiar si quiere progresar en su carrera, asegura la
aceptación de las normas.
La planificación sucesoria garantiza que aquéllos que alcanzarán los
distintos niveles en su carrera tienen la experiencia profesional adecuada.
Esta atención prestada a los recursos humanos de la compañía es consi-
derada como una parte integrante de la vida de la empresa y reconocida
como un factor de sus éxitos, pasados, presentes y futuros.
30
ción pública, es quizá sorprendente que las situaciones de servicios espe-
ciales hayan aumentado tanto como lo han hecho.
Conviene mencionar aquí dos aspectos más de la política actual. Un
gran número de altos funcionarios se sientan en calidad de expertos en
consejos de administración en compañías del sector privado, aumentando
de esa manera su conocimiento de cómo funciona el sector privado y
contribuyendo a la comprensión de la función pública. En sentido
inverso, se puede señalar el reciente intento de Lord Young, entonces
Secretario de Estado de Comercio y de Industria, para incorporar exper-
tos del sector privado dentro del proceso de elaboración de la política de
su Ministerio, como parte de una estrategia dirigida a crear una mentali-
dad de empresa.
Se puede apreciar aquí, a pesar de las evidentes dificultades, un
intento firme de crear relaciones, e incluso interpenetración, entre los
sectores público y privado, en el marco de una ideología y estrategia eco-
nómica más amplia. Las otras dos organizaciones examinadas utilizan
otros medios para conocer el mundo exterior, principalmente en el curso
normal de su actividad, que, en ambos casos, implica interaccionar en el
mercado. El Servicio Postal ha ampliado sus horizontes seleccionando
del exterior un considerable número de directivos. Los más capacitados
de Shell Netherlands son destinados a Shell International, donde se
encargan de las operaciones de estudio y planificación estratégicas, que
hacen del conocimiento del mercado y del análisis de su entorno el cen-
tro de sus actividades de organización.
CONCLUSIONES
31
época en que una planificación racional era más factible, porque respon-
der a los cambios era una cuestión de extrapolación de forma relativa-
mente ordenada a partir del pasad~ está mal equipado para enfrentarse
a los cambios rápidos que intervienen en un nuevo entorno organizacio-
nal turbulento. Las burocracias tienen tendencia a eliminar y a ignorar
mensajes que entran en conflicto con su opinión dominante. Rechazan
cualquier tipo de pensamiento radical.
Para facilitar una mejor respuesta al cambio en las grandes organi-
zaciones se ha hecho una llamada para descentralizar al máximo sus
decisiones de organización. En parte, esto se debe a la infuenciCi de la
creencia que existe en el sector privado sobre la importancia de estar
cerca del cliente. En la mayoría de las Administraciones públicas, el per-
sonal menos considerado de la organización, los que se encuentran en
los puestos más bajos de la jerarquía, son los que están más cerca de los
clientes de la organización. Son quienes saben más sobre el cliente y, al
mismo tiempo, son aquéllos cuyas opiniones tienen menos posibilidades
de ser tenidas en cuenta en los círculos en donde se toman las decisio-
nes. (Incluso en una organización comercial el interés de los consumi-
dores se pospone a otros intereses. Puede haber intereses profesionales,
por ejemplo, que persiguen la innovación tecnológica que acrecienta la
reputación profesional en lugar de servir a intereses más amplios de la
organización).
La flexibilidad implica reducir el grado en que las reglas establecidas
de manera centralizada gobiernan la toma de decisiones, lo cual no es lo
mismo que la abdicación. Eliminar controles y dejar que la organización
tenga éxito o fracase sería abdicar de la responsabilidad estratégica sobre
el futuro de la organización. La flexibilidad sólo puede obtenerse de un
enfoque estratégico, de decisiones coherentes sobre lo que se necesita o
no se necesita decidir de manera centralizada, y lo que se puede dejar al
juicio de otros en la organización. Requiere que quienes estén en los
puestos centrales reconozcan que las acciones para preservar la unifor-
midad pueden ser perjudiciales para la gestión y, por tanto, sólo deben ser
tomadas en caso de extrema necesidad. En los casos que se han exami-
nado aquí el nivel de capacidad estratégica en la función de gestión de
personal difiere notablemente. En Shell Netherlands la gestión de perso-
nal está en el núcleo de la toma de decisiones de la organización. Una
organización próspera atribuye sus exitos pasados en parte a la forma en
que se trata a su personal: la preocupación fundamental de la gestión de
personal es asegurarse que, igual que en el pasado, seguirá habiendo
oferta de altos directivos que han seguido el proceso de formación que se
considera adecuado en Shell. Evidentemente, Shell cree que tiene el pro-
ceso adecuado para producir la clase adecuada de personas. Mientras
32
estas personas tomen decisiones a medida que transcurre el tiempo para
variar el producto -para retirar inversiones en algunas áreas de los hol-
dings de la multinacional y para invertir en nuevos campos-, el proceso
de gestión, por medio del cual se renueva la organización se considera
correcto. La flexibilidad en Shell se localiza en el área de la producción
y se facilita por una gestión estratégica del personal que es coherente. Los
directivos formados a través del proceso de gestión de personal aportan
a la organización la necesaria flexibilidad.
Los otros dos casos son completamente diferentes. Tanto el Servicio
Postal como la función pública no buscan continuar la historia de éxitos
pasados sino lograr una transformación organizativa y establecer desde la
base la capacidad para éxitos futuros. El Servicio Postal piensa clara-
mente en un futuro. El Servicio Postal piensa claramente en un modelo
comercial. Su futuro se dibuja claramente como un grupo de empresas de
servicios. El personal del Servicio Postal está convencido ahora que
solamente asegurará su superviviencia y la prosperidad compitiendo con
éxito en un mercado cada vez más activo. Aunque algunas de sus fun-
ciones tienen que ver con un servicio público en régimen de monopolio,
que puede muy bien continuar en el futuro en esta forma, se cree en la
organización que la supervivencia futura de ese monopolio dependerá de
ofrecer un servicio que responda a la competencia con otros medios de
comunicación. (Aunque hay un monopolio en la distribución de correo
con un franqueo máximo de una libra, hay otros métodos de transmitir
mensajes que pueden ser escogidos por los clientes si no obtienen el ser-
vicio que necesitan). No ha sido tarea fácil introducir métodos de gestión
de personal orientados hacia el mercado en una estructura esencialmente
burocrática y reglamentaria. La tarea se ha completado en el campo de la
dirección, donde ha habido claramente una reorientación fundamental,
debida a la decisión de traer del exterior personas con diferentes aptitu-
des y experiencias.
La transformación de los métodos de gestión, ahora más o menos
conseguida, parece un problema menor cuando se compara con otros
temas de relaciones laborales que quedan por resolver. Como en muchos
otros servicios públicos, el Servicio Postal ha sido albergue de sindicatos
bien organizados que han utilizado su posición estratégica a lo largo de
los años para defender lo que en su opinión eran los intereses de sus
miembros. El clima cambiante de relaciones laborales en Gran Bretaña,
como resultado directo e indirecto de la política gubernamental, ha sido
muy favorable a la dirección del Servicio Postal. Este enfoque ha ani-
mado a los sindicatos a participar en un marco que asocia una «alta pro-
ductividad a una alta remuneración»; pero esta estrategia ha tenido un
éxito limitado. Sin embargo, en un área de interés primordial, la gestión
33
de personal, el éxito ha sido más importante. Una estrategia coherente de
personal que ha abolido las reglas de carácter universal ha introducido la
flexibilidad necesaria para mejorar el funcionamiento.
La función pública ha tropezado con los más serios problemas estra-
tégicos en materia de administración de personal, y todavía tiene mucho
camino por recorrer hasta alcanzar la flexibilidad. Esto se explica ¡por la
propia naturaleza de la gestión pública. Aunque el Servicio Postal forma
parte todavía del sector público, ha decidido actuar como si ya no perte-
neciese habiendo adoptado un modelo comercial de organización. En
este caso, y en el sector comercial propiamente dicho, la transacción más
importante en la organización es el contrato de venta, a través del cual el
cliente y el suministrador del servicio intercambian dinero contra servi-
cios. En la parte no comercial del sector público, las transacciones más
importantes se refieren a la distribución centralizada de recursos que
determina los recursos del servicio en cuestión. La distribución de los
recursos procede directamente de elecciones colectivas efectuadas por el
público en su conjunto y manifestada por medio de los gobiernos elegi-
dos y no por los clientes individuales (10). Este es el principio que, en
último análisis, orienta a las Administraciones no comerciales. El poder
de decisión está situado en el centro de tales organizaciones porque es ahí
donde se generan los recursos. Las operaciones clave se realizan entre los
proveedores de servicios y los que deciden la distribución de recursos.
Las tendencias actuales en Gran Bretaña para conseguir un mayor
rendimiento del gasto público deben entenderse en el contexto die ese
principio general. Este resultado sólo puede alcanzarse por la descentra-
lización y una estrategia de personal que acreciente la flexibilidad de las
reglas que gobiernan la gestión. Sólo la abolición de las normas detalla-
das que, en el pasado burocrático, permitían al centro gobernar la perife-
ria, puede motivar un comportamiento receptivo y orientado hacia la
mejora. Sin embargo, el centro teme que si pierde el control del detalle,
podría verse marginado en la toma de decisiones y abdicar de su papel
estratégico.
Quizá la respuesta a este problema esté en la redefinición de la dico-
tomia centralización/descentralización. Se han sugerido dispositivos de
«tira y afloja» en un contexto de mercado para sugerir que hay algunas
cosas sobre las que el centro debe ejercer influencia, principalmente las
culturas de la organización, y algunas cosas que no debería tratar de
influenciar como el detalle de la acción organizativa (11).
La función pública, tanto si se le reconoce como si no, está tratando
en el momento actual de seguir nuevas vías en materia de reforma de la
gestión. Está consiguiendo transformaciones radicales organizativas, no
simplemente cambiando un modelo de organización por otro, como
34
intenta el Servicio Postal, sino creando un nuevo modelo que combina
procesos de elecciones colectivas en el centro del proceso de distribu-
ción de recursos con un modelo de mercado, o modelo descentralizado,
que promueve una mejor valoración del dinero: la flexibilidad en la ges-
tión de personal es un elemento esencial de esta última parte de la estra-
tegia, pero es más difícil de conseguir debido a la primera.
NOTAS Y REFERENCIAS
(6) Ibid.
(9) Ibid.
35
PROMOVER LA FLEXIBILIDAD
MEDIANTE POLITICAS SALARIALES:
EXPERIENCIA DE LA ADMINISTRACIüN
NACIONAL SUECA.
Lennart GUSTAFSSON*
37
del Estado como empleador precisando que la política de personal debía
convertirse en un instrumento para la renovación de la Administración
nacional.
CONTEXTO HISTÓRICO
38
entre codecisión y democracia política se convirtió en un tema más cru-
cial que el propósito de la reforma, que era acomodar los deseos de par-
ticipación de los agentes para que participasen en el desarrollo de sus
propios lugares de trabajo y, por tanto, contribuir hacia una mayor satis-
facción en el empleo.
Los acuerdos en otros sectores estaban dirigidos a suscitar la partici-
pación de los empleados, su imaginación y su interés para desarrollar
actividades operacionales.
Las cosas desde entonces han cambiado de manera espectacular. Es
verdad que persiste mucha de la situación anterior, pero como resultado
del nuevo enfoque que se ha dado a la política de personal los objetivos
del Estado como empleador se han definido inequívocamente en los
siguientes términos:
Hay tres razones, al menos, por las que una política de personal más
flexible puede contribuir a una mayor eficiencia:
39
i) la oferta de personal: una política flexible permitirá al Estado
seleccionar y conservar un personal adecuado. El Estado debe de
ser capaz de competir con otros sectores y esto implica mayor
capacidad de respuesta y mejor ajuste a las condiciones de tra-
bajo del mercado.
ii) la motivación: si la política de personal incluye retribución al
rendimiento, esto puede mejorar el interés de los individuos para
contribuir a las diversas actividades. Desafortunadamente, en los
sistemas de retribución públicos, normalmente hay una baja
correlación entre rendimiento y retribución, puesto que el
aumento en la remuneración individual está relacionado funda-
mentalmente con los años de servicios y generalmente el único
factor de motivacion es la promoción.
iii) la inercia en el sistema: se necesitan aquí dos cambios, siendo
uno la eliminación de rigideces en forma de estructuras organi-
zativas centralizadas que unen los nombramientos a niveles fijos
de remuneración. El otro se relaciona con la atenuación de lo que
es con frecuencia una resistencia natural al cambio por parte del
empleado, clarificando su situación en lo que respecta a la segu-
ridad en el empleo. Aunque la tradición y la expansión de los ser-
vicios gubernamentales dieron como resultado que los despidos
fuesen muy raros en la función pública sueca, la seguridad en el
empleo estaba basada hasta muy recientemente, fundamental-
mente más en acuerdos políticos que en regulaciones estrictas.
Sin embargo, cuando se planificaron reducciones y grandes reor-
ganizaciones como parte de un programa de reforma de lia fun-
ción pública, se negoció un acuerdo sobre seguridad en el
empleo. Esto no proporcionaba ningún derecho absoluto a un
nuevo puesto, pero definía las obligaciones del Estado con el
individuo en caso de reducciones de efectivos.
40
No obstante, las condiciones del servicio han sido tradicionalmente
definidas a nivel central, por el gobierno o por la Oficina Nacional de
Empleadores del Gobierno (National Agency ¡or Government Emplo-
yers), a quien el gobierno confía la tarea de llevar a cabo las negociacio-
nes colectivas con los sindicatos sobre las condiciones del servicio de los
empleados del gobierno nacional. Sin embargo, la selección y la promo-
ción se deciden «localmente», es decir, por las diversas Adminis-
traciones.
En el programa sueco de renovación, una de las reformas más impor-
tantes se refería al reparto de competencias entre el gobierno y las
Administraciones locales. El sistema presupuestario hoy se está trans-
formando con un enfoque más a largo plazo, en el que se ofrece a las
Administraciones locales un marco de planificación financiera de tres
años. Se da mayor importancia a la evaluación de los resultados obteni-
dos en períodos anteriores, y estas evaluaciones constituyen la base de un
diálogo sobre objetivos entre el gobierno y las distintas Administra-
ciones. Con ello se pretende una mayor libertad de las Administraciones
locales en las decisiones de asuntos internos, permitiéndoseles elegir los
medios para alcanzar los objetivos y controlar los aspectos más impor-
tantes en materia de organización, de personal y política de retribuciones.
El Estado, en su calidad de empleador, ha hecho uso de cuatro méto-
dos para conseguir una política más flexible de personal que conduzca a
una mayor eficiencia de los servicios:
- la adaptación al mercado
- la descentralización
- la individualización
- la codecisión
41
Administraciones locales y a las comisiones administrativas y, en algu-
nos casos, delegadas todavía a niveles más bajos en el organigrama de las
Administraciones locales.
Dentro de esta política de personal, además, el empleador está tra-
tando de alcanzar flexibilidad, mediante la definición de índices de remu-
neración y otras condiciones del servicio más individualizadas.
La eficiencia y la satisfacción en el empleo tienen que mejorarse con
la ayuda de procedimientos prácticos, específicos y no burocráticos de
participación y codecisión de los empleados.
Los esfuerzos llevados a cabo por el Estado para alcanzar estos obje-
tivos pueden ilustrarse refiriéndonos a un determinado número de refor-
mas llevadas a cabo durante la última década.
42
dualmente se han ido produciendo desviaciones. Una de las primeras
medidas tomadas en esta dirección fue la adopción de disposiciones más
flexibles para los altos directivos, cuando sus salarios se empezaron a
fijar independientemente de la negociación colectiva. En 1977 se creó
una comisión especial para fijar los salarios. Al principio, la determina-
ción del salario se basaba en una división de los altos directivos en cier-
tas categorías, definiéndose el salario para cada categoría en un número
de «unidades suplementarias» añadidas a una cantidad básica que corres-
pondía al conjunto de los altos directivos. En origen, por tanto, el sistema
de remuneración de los directivos todavía tenía la forma de un sistema
gradual de salarios, aunque de una clase mucho más simple que la estruc-
tura tradicional. Por ejemplo, no incluía ningun incremento automático
de remuneración por años de servicio, a pesar de ser un sistema de revi-
sión anual.
Al cabo de algunos años, se ha revisado el sistema de remuneración
de los directivos, y los índices o tasas de remuneración se fijan ahora para
cada individuo y en cifras absolutas, refiriéndolas a evaluaciones de la
competencia de cada directivo, que, entre otras cosas, incluye las cuali-
dades de liderazgo, de cumplimiento de objetivos y de responsabilidad.
Los criterios de remuneración tienen igualmente en cuenta las necesida-
des a largo plazo del Estado para garantizar la selección de personal
directivo. La situación del mercado juega aquí un papel importante al
igual que la necesidad de asegurar una cierta movilidad para los altos
funcionarios.
43
número fijo de complementos para que los distribuyese de acuerdo con sus
necesidades. Estos complementos pueden considerarse como un primer
paso en el proceso dirigido a conseguir una mayor flexibilidad en el sis-
tema de remuneraciones. De algún modo, han sido superados por reformas
en el sistema de remuneraciones que han permitido una mayor flexibilidad
en las diferencias individuales dentro de la estructura de remuneracñones.
DESCENTRALIZACIÓN EN LA DETERMINACIÓN
DE LOS SALARIOS
44
nistracines y los sindicatos. Los totales que debían ser distribuidos por
cada Administración fueron cuidadosamente definidos por acuerdos
negociados de manera centralizada. Durante el primer año los fondos
locales comprendieron solamente el 7 por ciento del total del incremento
de remuneración para ese año.
Los criterios pa"ra la distribución de los fondos locales fueron esta-
blecidos en términos generales y tomaban en cuenta los intereses tanto
del empleador como de los sindicatos. Como resultado de ello, los com-
promisos en las negociaciones a menudo resultaron en que la distribución
de los fondos disponibles para las mejoras en las remuneraciones se deci-
día en términos de antigüedad. Sin embargo, puesto que las mejoras
negociadas se referían a los individuos y no a los puestos que ocupaban,
el nuevo sistema representaba un cambio con respecto al enfoque estricto
basado en los sueldos por grados.
45
-debido a que el Estado paga relativamente más para los puestos no
cualificados y menos al personal altamente cualificado-- se ha reducido,
y los problemas de selección han disminuido. La descentralización de las
decisiones de remuneración hace posible que se tengan en cuenta las cali-
ficaciones y los resultados obtenidos por cada funcionario individual-
mente, con lo que resulta un cambio en la forma de fijar los salarios que
pone el acento en el individuo más que en el puesto de trabajo.
La remuneración al rendimiento
46
resultados económicos de los citados servicios, al mismo tiempo que per-
mite a los empleados obtener mayores niveles de remuneración.
Hasta aquí, toda la fij ación de los salarios a nivel local se refería a la
distribución de los fondos concedidos por las partes en las negociaciones
colectivas centrales. Un nuevo sistema adoptado en 1988 permite a los
mismos agentes locales aumentar los fondos a su disposición. Es decir,
que si la Administración por un aumento de la eficiencia, puede obtener
ahorros extraordinarios por encima de las exigencias de racionalización
que define el gobierno, estos ahorros pueden ser utilizados por las partes
negociadoras locales para introducir mejoras en las condiciones del ser-
vicio. Puesto que esta clase de mejoras en la eficiencia son con frecuen-
cia cuestiones de todo o nada, las orientaciones oficiales estipulan que los
cambios en la política de personal no deben conllevar compromisos futu-
ros. Este principio normalmente prohíbe que se efectúen incrementos en
los salarios. Por otro lado, las Administraciones locales son libres para
elegir otras recompensas como gratificaciones, viajes de estudio o vehí-
culos gratuitos. Sin embargo, hasta ahora, solamente unas pocas
Administraciones se han atrevido a ejercer esta nueva prerrogativa.
ADAPTACIÓN AL MERCADO
47
Hay otro cambio que debe mencionarse. Durante muchos años los
criterios de «permanencia» (antigüedad) y «capacidad» se han conside-
rado iguales cuando se trata de seleccionar y de promocionar a los emple-
ados. Como resultado de la reforma de la política de personal se ha otor-
gado una importancia fundamental a la capacidad. La antigüedad puede
tener poder solamente en casos en donde se considera que dos candida-
tos son igualmente capaces. Esto aumenta las perspectivas de seleccionar
personal de otros sectores y promueve la competencia en los nombra-
mientos de mayor categoría.
48
La seguridad en el empleo
Acuerdos sectoriales
49
DESCENTRALIZACIÓN
INDIVIDUALIZACIÓN
Durante los años 60 y 70, en los que el sector público conoció una
gran expansión, las nuevas capacidades y competencias que se hicieron
necesarias, derivadas de las reformas y otros cambios, pudieron en gran
medida ser cubiertas por medio de nuevas selecciones e incrementos de
plantilla. Todo ello ha cambiado ahora. Las nuevas obligaciones y la
necesidad de desarrollar nuevas capacidades no se puede seguir obte-
niendo mediante el aumento de recursos de personal. Mientras tanto, la
especialización sigue aumentahdo y hay una necesidad creciente para
desarrollar nuevas capacidades profesionales en muchos campos. La
renovación del sector público y el desarrollo de servicios pide en ciertos
casos un reciclaje de las capacidades del personal. Para esto se ha nece-
sitado un enfoque sistemático para la formación del personal. Ha habido
un creciente interés en la planificación de la formación de los empleados,
teniendo en cuenta la evaluación de sus intereses y aptitudes en relación
con las futuras necesidades operativas.
Muchas de estas disposiciones han sido inspiradas en la informatiza-
ción de las tareas. El papel tradicional de secretaria, por ejemplo, se ha
transformado. Muchas Administraciones, por tanto, están introduciendo
programas sistemáticos de diversificación de tareas para esta categoría de
funcionarios: la separación entre el personal técnico y el de secretariado
se está borrando y se hace más fácil la movilidad entre diferentes carre-
ras tradicionales. Huelga decir que en estos cambios ha influido la indi-
vidualización de las tasas de remuneración.
El más ambicioso programa coordinado de formación de personal se
so
aplicó a altos funcionarios y se terminó en 1986. Todos los jefes de las
Administraciones locales (Directores Generales) asistieron durante dos
semanas a un curso de técnicas de gestión, seguido de seminarios en las
diferentes Administraciones en los cuales los grupos de directivos exa-
minaron estrategias futuras para sus respectivas Administraciones.
Se ha creado un Instituto para técnicas de gestión para el sector
gubernamental que ofrece, al mismo tiempo, cursos temáticos de corta
duración y programas más largos de técnicas de gestión.
Se han reorganizado los programas centralizados de formación del
personal para el sector gubernamental. Estas actividades se han finan-
ciado sobre una base comercial, para asegurarse que responden a las ver-
daderas necesidades de los usuarios, es decir, las Administraciones loca-
les. Sin embargo, el gobierno todavía financia el desarrollo de programas
de formación de interés más general.
Existe una estrecha relación entre la formación del personal y la
movilidad, y se están haciendo esfuerzos, en determinados casos, para
alentar la movilidad entre los diferentes puestos, tanto entre las
Administraciones locales y dentro de ellas como entre los sectores
público y privado. Para facilitar cambios en esta dirección, se ha revisado
la reglamentación en vigor y se han eliminado las disposiciones que
suponían un obstáculo para esta movilidad deseada. Por ejemplo, se han
dado a las Administraciones locales mayores poderes discrecionales para
definir los beneficios vinculados a la reubicación geográfica (ayudas para
desplazamiento, subvenciones y otras formas de indemnización).
CODECISIÓN
51
más específicas, de participación de los empleados en la planificación y
en la toma de decisiones en lo que concierne a sus propias condiciones
de trabajo. El objetivo es incrementar la eficacia y la calidad del servicio
prestado al mismo tiempo que se mejora la satisfacción en el trabajo.
En algunos de los ensayos que se están llevando a cabo actualmente,
se están combinando esquemas experimentales de incentivos al rendi-
miento con nuevos procedimientos de participación directa de los emplea-
dos en las decisiones relativas a las condiciones de trabajo. Estos experi-
mentos se basan en la convicción de que, a pesar de los conflictos
fundamentales de intereses respecto al tema de las remuneraciones, las
dos partes, empleados y empleador, están interesadas en el desarrollo y la
racionalización de las actividades gubernamentales.
Paralelamente a los esfuerzos que se están llevando a cabo para esta-
blecer primas a la remuneración y reforzamientos cualitativos a la codeci-
sión, la Oficina Nacional para Empleados del Gobierno --organismo cen-
tral responsable de los asuntos de personal en la Administración
nacional- y las principales organizaciones sindicales han celebrado con-
juntamente seminarios para las Administraciones locales para tratar el tema
de la productividad, eficacia y codecisión. Estos seminarios, de tres días de
duración, se organizan para un pequeño grupo de Administraciones cada
vez. Las Administraciones están representadas por sus Directores
Generales y otras personas clave, junto con los representantes de las orga-
nizaciones sindicales locales. Una idea básica es que ambas partes des-
ciendan juntas al trabajo práctico de mejorar las operaciones dentro de las
Administraciones locales. Uno de los temas de discusión en los seminarios
es el de las nuevas formas de remuneración ligadas al aumento de la pro-
ductividad. Durante estos seminarios, las dos partes intentan definir los
objetivos para una continua formación administrativa, al mismo tiempo
que analizan problemas reales y proponen medidas de actuación.
52
El dinero se distribuye por una comisión mixta empleador-sindicatos
y se puede utilizar tanto en la mejora del personal a través de su forma-
ción como al desarrollo de nuevas formas de organización y gestión (en
general, con la asistencia de consejeros exteriores). Todos estos proyec-
tos se orientan a la mejora de las competencias de los empleados y a
reforzar su participación en los proyectos de desarrollo. Se financian
actualmente más de cien proyectos, cubriendo una gran variedad de acti-
vidades.
El plan inicial era que estas actividades se limitasen a un período de
tres años, pero al cabo de sólo dos años las partes negociadoras decidie-
ron dotar al acuerdo de carácter permanente, con fondos adicionales.
OBSERVACIONES FINALES
53
condiciones del servIcIO seguuan, por tanto, siendo comunes
para el conjunto del sector gubernamental. Esto se aplicará, por
ejemplo, para las indemnizaciones por enfermedad o la seguridad
en el empleo y también para los principios básicos de la codeci-
sión.
iii) La descentralización necesita que las partes a nivel local desa-
rrollen su competencia, y no deben sobrepasar su capacidad para
aceptar nuevas tareas. El Gobierno ha hecho de ello una condi-
ción expresa para el proceso de reforma. Para poder desarrollar
la competencia necesaria, el Estado ha asegurado un comple-
mento de formación de los ejecutivos a diferentes niveles que son
los representantes locales del empleador.
iv) La actitud de los empleados de las Administraciones locales es
también importante. Existen ideas profundamente enraizadas
sobre qué materias deben ser reglamentadas uniformemente y
nociones sobre qué materias se pueden permitir desviaciones
locales. La introducción a los nuevos sistemas debe adaptarse a
esta realidad y ésta es una razón por la que se ha progresadlo más
en el sector de las remuneraciones.
v) Finalmente, conviene resaltar que la instauración de políticas de
personal más flexibles presupone una transformación general del
control del gobierno sobre los diferentes sectores de la
Administración. La introducción a una gestión a largo plazo por
objetivos políticos junto con una evaluación más eficiente (que,
a menudo, supone una reforma presupuestaria), es esencial para
que los asuntos de personal sean descentralizados con éxito. Si
esta transformación no se alcanza, la gestión de personal no se
adaptará a las actividades de la Administración que, por
supuesto, es el objetivo primordial de la flexibilidad.
54
CAMBIOS DE LA POLÍTICA DE PERSONAL
EN EL SECTOR
PÚBLICO NORUEGO
Per LAEGREID*
NORMALIZACIÓN Y DESCENTRALIZACIÓN
DE LA GESTIÓN DE PERSONAL
55
solidaridad e igualdad en el tratamiento a los empleados. Sin embargo, en
los últimos tiempos han cobrado importancia las peticiones de mayor
diferenciación en los salarios y las remuneraciones. En otras áreas de la
política de personal es difícil percibir el Estado como un simple emplea-
dor. La política de selección y otras políticas diferentes de la política de
remuneraciones han sido en gran medida descentralizadas a cada uno de
los Ministerios y a los organismos, lo que supone un considerable grado
de fragmentación.
Durante los últimos años ha habido varias señales políticas que mos-
traban una buena disposición para tomar en consideración una política de
personal de la Administración pública más activa en Noruega.
La política de personal se ha presentado como un medio para conse-
guir una gestión más efectiva de los directivos, lo que sugiere que se
entra en un período marcado por cambios y reorganización, lo que
implica también, que debería concederse a los organismos una mayor
influencia en las decisiones sobre la clase de soluciones que deberían
adoptarse en este campo. Las actuales propuestas de reorganización seña-
lan una tendencia hacia una mayor autonomía local, lo cual implica más
libertad de los sistemas normalizados y respecto de la autoridad central.
La descentralización no supone necesariamente un menor control sobre
las actuaciones de las diferentes instituciones, pero sí traerá consigo una
mayor libertad de acción en relación con las instancias centrales. Una
reorganización tal representará nuevos desafios para los servicios de ges-
tión de personal de las distintos organismos.
La administración de personal en la función pública noruega fun-
ciona dentro de un contexto de tensiones que existe entre el control cen-
tral y la autonomía local, conflicto entre el derecho de los directivos a
dirigir y el derecho de las organizaciones de los empleados a negociar. El
estado de tensión existente entre el control centralizado y la descentrali-
zación en el campo de la gestión de personal puede ser ilustrado con refe-
rencia a tres áreas de la política de personal: el sistema de sueldos y
remuneraciones, la política de codecisión y la política de selección. Estas
tres áreas se caracterizan por disposiciones que son de carácter general,
pero que permiten también acuerdos de carácter local.
56
a cuestionar el sistema de una escala nacional de salarios y la coordina-
ción completa de la política salarial en el sector público. Los principios
de solidaridad en la política de salarios y el apoyo particular a los pues-
tos de menor remuneración están amenazados por las exigencias de una
mayor diferenciación en las escalas de salarios, de tal forma que se ten-
gan más en cuenta los mecanismos del mercado. La tendencia actual es
dar más flexibilidad para negociar de manera descentralizada, aunque la
necesidad del Estado de mantener el control presupuestario sobre los
incrementos de salarios limita las posibilidades de descentralización. La
delegación y la descentralización también deben ser evaluadas en rela-
ción a si, desde un punto de vista puramente administrativo, los organis-
mos están capacitados para asumir un mayor poder. Un sistema centrali-
zado de salarios ha hecho jugar a los servicios de personal de los
diferentes organismos un papel relativamente pasivo, que consiste en
interpretar las normas y ajustarse a las decisiones tomadas a nivel central.
Con la descentralización, el papel de los servicios de personal locales lle-
gará a ser más importante y será necesario desarrollar los servicios de
empleador ejercidos por el Estado a nivel local.
LA POLÍTICA DE CODECISIÓN
57
POLÍTICA DE SELECCIÓN
58
posibilidades cada vez mayores de escoger su propio modo de funciona-
miento. Los acuerdos que se controlan de manera centralizada exigen de
las unidades de personal la interpretación de numerosos reglamentos,
mientras que los acuerdos descentralizados permiten una mayor discre-
cionalidad. El programa de modernización del gobierno incluye planes
que permiten delegar mayores responsabilidades y tareas en las unidades
de gestión de personal de nivel local. Cuando el número de tareas
aumenta, su papel se hace más importante y las posibilidades de conflicto
también aumentan. Los empleados relacionados con el personal se
encuentran con frecuencia en una situación de ambigüedad en relación
con los principios de toma de decisiones, de relaciones, definiciones y
objetivos. Esta situación de ambigüedad puede permitir a la unidad de
personal soportar mejor las tensiones y conflictos, pero, al mismo
tiempo, puede dar lugar a frustraciones y críticas entre los empleados.
La ambigüedad con que se enfrentan los empleados relacionados con
el personal puede tener su fundamento en el hecho de que las actividades
de la unidad de gestión del personal están débilmente vinculadas al obje-
tivo primordial de la institución. Y tienen el riesgo de dar un mayor énfa-
sis a los procedimientos y a la ejecución que a los contenidos. Se trata de
saber si el aspecto simbólico de la administración de personal es más
importante, mientras que el contenido sustantivo de las actividades es
menos primordial (1).
En la próxima sección veremos cómo tienen lugar los cambios en las
pautas de movilidad dentro del aparato administrativo central, sin que
estén necesariamente ligados a un control consciente de la política de
personal.
59
administrativo eran mujeres. Era un sistema de carrera vitalicio, normal-
mente dentro de un mismo Ministerio. Como regla general, los puestos
de directivos sólo podían obtenerse después de un largo período de bue-
nos y leales servicios. Había un mercado de trabajo interno y cerrado
donde los Ministerios estaban bien situados para recompensar e influen-
ciar a sus empleados. No había apenas intercambio de personal con el
sector privado. Los funcionarios tenían mayores oportunidades de carrera
en el Ministerio que fuera de él y la mayoría de ellos no tenía intención
de dejar la Administración al terminar su período de prueba. Los que lo
hacían, tendían a moverse dentro del sector público.
Había una cierta clase de pluralismo institucional según la cual la
función pública se comportaba como un conjunto de instituciones poco
conectadas entre sí, cuyos empleados se preocupaban principalmente de
defender las instituciones en las que trabajaban y las tareas que les esta-
ban encomendadas. A lo largo de sus largas carreras y ascensos gradua-
les dentro de la jerarquía, estaban expuestos a los mecanismos de socia-
lización y disciplina que tenían un efecto integrador y favorecían su
adaptación a las pautas culturales dominantes.
60
sonal cualificado. El cerrado mercado de trabajo interno se fue abriendo
progresivamente gracias a programas de reforma del gobierno para el
sector público, en los que las demandas de desregulación y la privatiza-
ción y unidades orientadas hacia el mercado contibuyeron a terminar con
las diferencias entre los sectores público y privado.
Estas tendencias están claramente ejemplificadas en el Ministerio
del Petróleo y de la Energía creado en 1978. Estudios realizados por la
Universidad de Bergen demuestran que tiene un personal joven y espe-
cializado en comparación con otros Ministerios. En 1985, la media de
edad era de 36 años y más de la mitad tenían menos de 33. Los diploma-
dos en comercio son más numerosos que los abogados. El seleccionado
típico es un joven que viene directamente de una institución educativa. El
perfil de personal del Ministerio demuestra que los intentos para alcan-
zar una representación más igualitaria de los sexos a través del uso de una
cuota ha tenido poco éxito: solamente el 22 por ciento de los empleados
son mujeres, muy pocas de ellas han sido selecionadas a través del sis-
tema de cuota. Aunque, desde 1981, el Ministerio ha animado a las muje-
res a solicitar plazas vacantes y tiene un acuerdo sobre igualdad de dere-
chos que implica un sistema moderado de cuotas, los criterios más
importantes de selección son la competencia profesional y los años de
servicio, y entre los seis criterios utilizados para la clasificación de las
personas con nombramiento, el sexo es claramente el menos importante.
Por otro lado, el Ministerio ha desarrollado fuertes características
típicas de una burocracia orientada hacia el mercado. Las mayores dife-
rencias con los procesos demográficos tradicionales en el aparato admi-
nistrativo se encuentran en las dimisiones. Se han creado pautas de movi-
lidad por las cuales muchos empleados consideran su servicio en el
Ministerio como un período de formación destinado a incrementar su
valor de mercado y hacerles más aptos para encontrar un empleo fuera de
la Administración. Las carreras vitalicias se han convertido en la excep-
ción en lugar de la regla: uno de cada cuatro funcionarios tiene menos de
dos años de servicio, y sólo el 34 por ciento de los directivos que traba-
jaban en el Ministerio en 1978 seguían todavía trabajando allí cuatro años
más tarde. Tanto el grado como la dirección de la movilidad de los fun-
cionarios difieren de los existentes en otras áreas de la Administración
central. Una gran parte de los burócratas del sector del petróleo se diri-
gen hacía las compañías del petróleo o a otras empresas privadas. En
conjunto, se consideran mejores las posibilidades de ascenso fuera del
Ministerio que dentro de él: a lo largo de un año el 39 por ciento de los
funcionarios recibieron una oferta para un puesto fuera de la
Administración. Una consecuencia de ello es que el 42 por ciento de los
que fueron nombrados en 1985 expresaban la opinión de que existía una
61
pequeña probabilidad de que ellos continuaran trabajando en el
Ministerio al cabo de dos años. Se ha desarrollado un mecanismo que es
bien conocido en los Estados Unidos, que consiste en que los empleados
en organismos de control del Estado se pasan a las empresas que ellos, en
alguna ocasión, tuvieron la tarea de controlar (3).
De esta manera se debilitan las posibilidades de control interno a tra-
vés del proceso demográfico. El Ministerio ha tenido relativamente
pocos solicitantes cualificados para acceder a los puestos vacantes. Al
mismo tiempo, el corto tiempo de servicios y las mejores oportunidades
de carrera en el exterior han debilitado la socialización y la disciplina. La
pregunta que surge es cuáles son las consideraciones que influyen en el
comportamiento de los funcionarios públicos. ¿Está influido su compor-
tamiento por sus antiguas relaciones de lealtad, por su lugar en el orga-
nismo o por sus futuras expectativas de carrera?
La impresión general del modelo de identificación de los empleados
es que se orienta cada vez más hacia la empresa privada. El papel con el
que se identifican de manera más generalizada es el de negociador, y
existen también muchos que se identifican con los papeles de directivo o
de empresario tanto como con el papel tradicional de juez. El rápido cam-
bio de personal dificulta integrar a los funcionarios en una cultura minis-
terial común, y crea problemas respecto al liderazgo interno y agravado
por el hecho de que los conflictos internos son relativamente importan-
tes. Al mismo tiempo, las comparaciones con las empresas del petróleo
engendran frustración en el personal e insatisfacción con las ventajas que
ofrece el sector público.
Las diferencias en los modelos de identificación de los empleados
están relacionadas con más de un conjunto de factores. Es necesario tener
en cuenta la procedencia de los funcionarios, su situación actual y sus
expectativas de carrera. Hay dos factores evidentes: la situación de los
funcionarios en el Ministerio, especialmente el servicio en donde traba-
jan y su formación técnica o profesional. Mientras el proceso demográ-
fico del Ministerio del Petróleo y la Energía se diferencia del modelo tra-
dicional en la Administración central, no parece que deba existir un
cambio equivalente en los otros factores que influencian las variaciones
en la identificación de los funcionarios. Los licenciados en Comercio
especialmente muestran una tendencia a identificarse con la empresa pri-
vada' mientras que los juristas están más cerca de las normas tradiciona-
les del Ministerio.
Las expectativas de carrera parecen ejercer una menor influencia en
la identificación que en la socialización, a través de las instituciones edu-
cativas y el puesto en la estructura de la organización. Que los burócra-
tas relacionados con el petróleo se orienten, a menudo, hacia la industria
62
del petróleo cuando cesan en su puesto, no significa necesariamente que
su identificación como funcionarios ministeriales se decida sobre la base
de tales aspiraciones de trabajo futuras.
Aunque la pauta de movilidad ha cambiado en el período que va
desde los años 70 a los 80, parece que los intentos para conseguir un con-
trol deliberado, a través de la introducción de normativas sobre cuotas,
han tenido poco exito, sin lugar a dudas porque lleva tiempo cambiar nor-
mas institucionales bien establecidas. Por otra parte, los cambios en el
mercado laboral han tenido consecuencias importantes para la composi-
ción del personal empleado en el Ministerio del Petróleo y la Energía. El
Ministerio está adoptando una orientación de mercado inspirada en el
sector privado de la industria del petróleo. Esto se refleja, por ejemplo,
en el área de la política salarial donde los salarios basados en un cierto
nivel están a punto de ser sustituidos con tasas individuales de remune-
ración y las decisiones administrativas para fijar salarios están siendo
complementadas por ajustes inspirados en el mercado. Hay también
señales que sugieren que los cambios en la Administración del área del
petróleo están actuando como un catalizador para que se extiendan tales
tendencias a otras partes del aparato administrativo.
Los más recientes programas gubernamentales de modernización
prevén una intervención más decidida en las pautas de movilidad para
conseguir un mayor movimiento entre las unidades y los niveles admi-
nistrativos. Sin embargo, las experiencias anteriores indican que los
intentos de control están limitados por los derechos de la organización a
negociar y son afectados por las tradiciones establecidas y las condicio-
nes del mercado laboral. Por tanto, el resultado es, con frecuencia, des-
preciable. Es particularmente importante considerar el papel de los sindi-
catos de los funcionarios en el desarrollo de una política administrativa
global.
63
coordinador jugado por las organizaciones «paraguas» debilitando, por
tanto, su posición.
Esta importante posición que mantienen los sindicatos de funcionarios
significa que la descentralización de la política de personal implica lIlO sola-
mente una delegación del derecho administrativo de control al jefe local
del servicio, sino también la delegación a un sistema de negociación local,
en el que la dirección administrativa debe ocupar un lugar como una de las
partes en las negociaciones con las organizaciones locales de funcionarios.
Los cambios en el campo de personal serán, entonces, más una cuestión de
realpolitik marcada por luchas políticas entre intereses opuestos que una
cuestión técnica de resolución de problemas y cambios planificados.
CONCLUSIONES
64
Para entender las limitaciones y posibilidades en el área de la política
de personal es necesario ir más allá del enfoque de la eficiencia que se
centra en encontrar el mejor método para organizar el sector público. La
ambigüedad, la incertidumbre y los conflictos son tan frecuentes como
los objetivos claros, la nítida comprensión de los medios necesarios para
conseguir los objetivos y la dirección perfecta. Es necesario analizar la
complicada interacción que existe entre principios de gobierno en el sis-
tema administrativo que están en parte en conflicto entre sí.
La concepción de un gobierno de la mayoría, en donde líderes políti-
cos responsables puedan gobernar a través de directivas y órdenes debe
ser complementada por una perspectiva que tenga en cuenta el hecho de
que los funcionarios en la Administración tienen opiniones con una inde-
pendencia notable. El principio jerárquico coexiste con otros principios
que incluyen reglas constitucionales y éticas, principios de autonomía
profesional, el principio del consumidor soberano, el principio de que los
intereses afectados deben estar representados en el proceso de toma de
decisiones, y que los funcionarios deben ser capaces de ejercer influen-
cia sobre su propio lugar de trabajo. Debería haber menos discusión
sobre la elección entre diferentes normas y valores y más preguntas sobre
modificación de los objetivos y normas usados por la Administración.
Nos enfrentamos a un sistema multifuncional en donde los diferentes
principios están presentes permanentemente, pero en proporciones varia-
bles en el tiempo.
Los cambios en la función de gestión de personal y sus efectos no
pueden ser entendidos simplemente como resultado de una política deli-
berada de personal. El control basado en prioridades políticas se comple-
menta con los derechos de los sindicatos de funcionarios a la negocia-
ción. Al mismo tiempo, existen fuertes tradiciones y normas y cuando
aumenta la demanda de ajustes relacionados con el mercado no se pue-
den dejar de lado otros procesos de control. El Estado debe vivir con con-
tradicciones y desajustes dentro de la política de personal cuando se dis-
tribuyen las proporciones entre diferentes formas de control. Este es un
resultado del hecho de que deben tenerse en cuenta al mismo tiempo
varias funciones diferentes y opuestas entre sí.
Consecuencia de esto es la necesidad de implantar un concepto
ampliado de efecto (6). Cuando hay distintas consideraciones que se
involucran en la función de gestión de personal los diferentes actores
pondrán énfasis en diferentes consecuencias. Esto se expresa en la polí-
tica de personal, porque algunos actores ponen énfasis en los efectos
sobre la productividad y los cambios, mientras que otros se preocupan
más de sus propios intereses, el nivel de conflictos y la distribución del
poder. Es importante adoptar un concepto de efecto más amplio que
65
incluya, además de los impactos puramente económicos, los procesos
políticos puestos en marcha por los intentos de cambio en la política de
personal.
Es también importante ser conscientes de que las reformas gnobales
pueden tener efectos sustanciales tanto en el funcionamiento como en
nuestra imagen del funcionamiento. Los éxitos organizativos dependen
de factores diferentes de la eficacia técnica. Frecuentemente es difícil
medir los cambios reales en el funcionamiento y los cambios se evalúan
con frecuencia sobre la base de las creencias que se tengan sobre las
reformas organizativas apropiadas. Un posible resultado de las refor-
mas de política de personal es que tienen mayores consecuencias sobre
cómo hablamos sobre la Administración pública que sobre su funcio-
namiento real.
NOTAS Y REFERENCIAS
66
DESARROLLO DE LA GESTIÓN
DE PERSONAL EN LA ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA HOLANDESA: REVISIÓN
y NUEVAS TENDENCIAS
L. J. WIJNGAARDEN*
67
elementos de este proceso son: reducción del gasto público en general,
recortes presupuestarios y reducción de personal, reducción del sector
público en favor del sector privado (privatización), racionalización admi-
nistrativa y una rigurosa descentralización dirigida a dar a los servicios
operativos una mayor autonomía en materia presupuestaria, financiera y
de personal.
Este proceso se inició por el trabajo de un comité gubernamental
encargado de investigar en profundidad la eficacia y la efectividad de la
Administración central en los Países Bajos. En el área de la gestión de
personal este comité formuló cierto número de propuestas dirigidas a
mejorar la calidad del personal directivo. Entre otras medidas, se inicia-
ron programas para descentralizar la gestión de personal y confiársela a
los Departamentos ministeriales y dentro de ellos a los servicios opera-
tivos para aumentar la flexibilidad de los administradores. Además, se
instituyó un programa dirigido a incrementar la movilidad de los fun-
cionarios bajo la supervisión de un órgano interministerial, el Consejo
Consultivo para la Movilidad (Advisory Council on Mobility).
El lanzamiento del programa de movilidad se planeó en tres etapas:
primero, se pidió a los Departamentos ministeriales que prepararan una
lista de puestos de trabajo que pudieran estar abiertos a la movilidad
interdepartamental. La segunda etapa estaría dirigida a buscar un acuerdo
con los funcionarios que ocupaban estos puestos en asuntos tales como la
rotación en el puesto de trabajo y las condiciones de selección. Sobre la
base de esta información, la tercera etapa consistiría en establecer un
modelo interdepartamental de rotación en el puesto de trabajo supervi-
sado por el Consejo Consultivo para la Movilidad. El número total de
funcionarios públicos que ocupaban estos puestos era aproximadamente
de 6.000. Este programa comenzó en 1985.
La primera etapa se completó a principios del año 1986 y puede ser
considerada un éxito. Se incluyeron en el programa de movilidad inter-
departamental un total de 1.200 puestos, aproximadamente el 80 por
ciento del número total en el grupo escogido. La segunda fase, sin
embargo, no ha sido completada todavía. Su ejecución se ha visto.
entorpecida por la falta de entusiasmo de los altos funcionarios y por la
falta de experiencia en lo que respecta a los temas de desarrollo de
directivos, tales como evaluación del personal y del desarrollo de la
carrera profesional. Además, el Consejo que supervisó este proceso
sólo tenía un papel consultivo y no estaba habilitado para hacer cum-
plir la ejecución del programa según las orientaciones del Gabinete.
Como consecuencia de ello, la Oficina para la Movilidad de los
Funcionarios (Bureau for the Mobility of Civil Servants), que forma
parte del Consejo Consultivo sobre la Movilidad, actúa sólo como una
68
agencia de selección para la Administración pública. La oficina está
teniendo bastante éxito en esta labor.
A pesar de la debilidad del programa de movilidad, un efecto secun-
dario beneficioso ha sido que los altos directivos comienzan a reconocer
que el cambio de un control burocrático a un control de gestión presu-
pone un esfuerzo sistemático en el campo del desarrollo de la dirección.
Este proceso está siendo considerablemente reforzado y acelerado por
recientes encuestas de las Comisiones Parlamentarias de Investigación.
Todas llegan a la conclusión de que una de las razones del fallo en los
proyectos de políticas públicas y de la incompleta ejecución de las polí-
ticas gubernamentales que se han sometido a investigación, fue la falta
de eficacia y eficiencia por parte del personal directivo, que parece estar
insuficientemente preparado, formado y equipado para coordinar y con-
trolar los proyectos. El ejemplo más reciente fue la introducción de un
nuevo pasaporte anti fraude, sobre el que la Comisión de Investigación
Parlamentaria concluyó que el personal directivo había fallado en puntos
esenciales.
TENDENClASNUEVAS
Aunque los recientes avances en la Administración pública holan-
desa en el área del desarrollo del personal directivo son favorables, las
tentativas precedentes muestran claramente que el posible éxito depende
de diversas condiciones: el compromiso de los niveles políticos y de
altos funcionarios; la voluntad al más alto nivel político, es decir, el
Gabinete, para examinar con regularidad las materias relacionadas con el
desarrollo del personal directivo y, finalmente, el acuerdo de los miem-
bros del Gabinete respecto a un marco global para el desarrollo del per-
sonal directivo en la Administración pública.
El Ministerio del Interior ha preparado una propuesta para el Consejo
de Ministros de acuerdo con estas líneas. Incluye proposiciones sobre el
porcentaje de vacantes que deben ser cubiertas en los grupos a los que se
destina el programa de desarrollo del personal directivo, la movilidad y
la rotación en el puesto de trabajo, los sistemas de evaluación y la plani-
ficación de la carrera, y la relación entre el desarrollo del personal direc-
tivo y los programas y recursos para la formación. La puesta en marcha
de los programas de desarrollo de los directivos en los departamentos
ministeriales será evaluada anualmente a nivel de Gabinete. Para evitar
el riesgo de introducir una rigidez estructural, se ha descentralizado su
ejecución y queda a la responsabilidad de cada Ministro. Además, el
marco establecido de manera centralizada será puesto en marcha de tal
69
forma que pueda adaptarse a las exigencias especiales y a las culturas
ministeriales tradicionales de los diversos Ministerios.
Para ayudar a los Departamentos ministeriales a poner en marcha los
programas de desarrollo del personal directivo y estimular nuevas inicia-
tivas en la medida de lo posible, el Ministerio del Interior ha creado un
Centro para el desarrollo del personal directivo (Centre for Management
Development) en la Administración pública, con expertos altamente cua-
lificados en este campo. Los Departamentos pueden acudir al saber hacer
de este organismo en los campos de selección, sistemas de evaluación,
programas de evaluación de los directivos y de auto-evaluación, gestión
interina y de proyectos, programas de rotación y movilidad en el empleo
y sistemas de información sobre recursos humanos. El Ministerio del
Interior proveerá los recursos necesarios, por lo menos en la fase inicial.
RESUMEN
70
LA MOVILIDAD EN LOS NIVELES
SUPERIORES DE LA FUNCIÓN PÚBLICA
FEDERAL EN CANADÁ*
* Este capítulo está basado en un informe más amplio preparado por la División de
planificación, de evaluación y de desarrollo de la política, Dirección General de Política
de Personal, Secretariado del Consejo del Tesoro, Canadá.
71
La función pública de Canadá continúa aplicando el principio de
nombramiento de una persona para un puesto determinado de acuerdo
con sus méritos y no para un nivel dentro de la categoría de dirección.
Las propuestas originales antecedentes a la creación de la categoría de
dirección habrían permitido nombramientos para un cierto nivel, pero
ahora parece poco probable que esto llegue a materializarse. Se pensaba
que la introducción de nombramientos para un nivel haría patente a los
Departamentos la idea de la categoría como un recurso corporativo cuyos
miembros no eran «propiedad» de ningún feudo particular, al tiempo que
cada empleado llegaría a la convicción de movilidad personal, ausencia
de «propiedad» de un puesto específico y a un cierto sentido de identidad
corporativa, tal como queda ejemplificado en el ejército y en el cuerpo
diplomático canadienses, los cuales tienen de jure o de tacto nombra-
mientos en sistemas de niveles. El hecho de haber coincidido los años en
los que se fundó la categoría de dirección con los años de crecimiento
lento o de ausencia de crecimiento, de abandono de la función pública y
de congelación de salarios no ha servido, ciertamente, para fomentar esta
identidad corporativa.
72
los planes de selección, de las necesidades operativas y de las necesida-
des del servicio y de los objetivos de la categoría.
73
por los Departamentos, relativamente cerrado, diseñado para responder a
las necesidades de dirección» sin obligación de dar publicidad o informar
de las vacantes a los miembros de la categoría de dirección. En 1986,
según la Comisión de la Función Pública, el 27 por ciento de todas las pro-
mociones a puestos directivos no estaban sujetas a procesos de concurso.
El estudio también hacía notar que las personas que respondieron a un
cuestionario llevado a cabo durante la auditoría habían mostrado su preo-
cupación por la falta de información sobre las oportunidades de puestos
de trabajo y por la aplicación del principio de mérito en las promociones.
El tema de la redistribución fue examinado posteriomente por un
Comité de Subsecretarios que encontró una coherencia general en los cam-
bios al examinar las estadísticas de nombramientos de puestos de dirección
durante los últimos años. Por ejemplo, en 1981 hubo una media de ocho
redistribuciones y 13 promociones dentro de la función pública por cada
cien empleados en la categoría de dirección; en 1986 el número de redis-
tribuciones y promociones daba una media de 11 y 15 por ciento, respecti-
vamente. El Comité concluyó que la frustración manifestada por los miem-
bros con respecto a la movilidad dentro de la categoría de dirección no se
debe tanto a una disminución de oportunidades para la redistribución o la
promoción, como a una falta de información sobre cuándo y cómo se
cubren los puestos. Por tanto, recomendó que se hiciese fácilmente accesi-
ble a los directivos la información sobre oportunidades de promoción y
redistribución en toda la función pública. Como resultado de esto, la
Comisión de la Función Pública ha decidido publicar información sobre las
vacantes en la categoría de dirección. Se envía semanalmente información
sobre las vacantes actuales y previstas a los directores de personal en cada
Departamento y organismo. La Comisión asegura que con este nuevo enfo-
que se conseguirá un sistema más abierto y se ayudará a los miembros de
la categoría de dirección a conseguir sus objetivos profesionales.
74
lucro, asociaciones voluntarias y otros niveles de gobierno; análogamente
se asignan representantes de estos sectores a la función pública federal. De
esta manera, todos los participantes obtienen experiencia en otros ambien-
tes de trabajo, de tal modo que les permite conseguir sus propios objetivos
profesionales al tiempo que ayuda a satisfacer las necesidades corporativas
tanto de la organización anfitriona como de la patrocinadora.
A 31 de diciembre de 1987, 196 personas habían participado en el
Programa Intercambios Canadá, lo cual representaba un aumento del 10
por ciento sobre el año anterior. De estos destinos, el 51 por ciento pro-
cedían de organizaciones fuera de la función pública federal y el 49 por
ciento procedían de la función pública federal o de organizaciones de
otros sectores de la economía canadiense.
A finales de 1985, una revisión del Programa Intercambios Canadá
concluyó que, aunque habían tenido lugar más de 1200 destinos desde el
comienzo del programa en 1971, el objetivo importante y específico de
fortalecer las relaciones y conocimiento entre el sector del gobierno y la
empresa podía ser conseguido de manera más efectiva, a través de la crea-
ción de un nuevo programa diseñado especificamente para intercambiar
altos ejecutivos del gobierno federal y del sector de la empresa. De
acuerdo con esto, se puso en marcha el Programa de Intercambio de
Ejecutivos gobierno/empresa en 1987, con el propósito expreso de mejo-
rar las relaciones empresa/gobierno promoviendo al mismo tiempo el
desarrollo personal de los altos ejecutivos con potencial de mejora, ofre-
ciéndoles oportunidades de progreso. El Primer Ministro nombró un
Comité Consultivo para apoyar el programa y supervisar su desarrollo y
operación. Este Comité, que depende del Primer Ministro, está com-
puesto de altos ejecutivos de empresas importantes y subdirectores de
ciertos Ministerios económicos, junto con el Oficial Mayor del Consejo
Privado, el Secretario del Consejo del Tesoro y el Presidente de la
Comisión de la Función Pública como miembros de oficio. Durante los
primeros ocho meses tuvieron lugar ocho intercambios de directivos.
75
tivos hacia las carreras de los subordinados de la categoría de dirección
había llevado a algunos a la creencia de que nadie está preocupándose
por los intereses de la categoría de dirección». Entre las iniciativas de
reforma llevadas a cabo como resultado de la auditoría, se creó el Centro
Canadiense para la Formación de Directivos (Canadian Centre for
Management Development). Al anunciar la creación del Centro, el
Consejo del Tesoro hizo notar que: «el gobierno considera que Ulll com-
promiso a largo plazo para mejorar la calidad de sus grupos de directivos
es la clave para una gestión eficiente y eficaz de los programas públicos.
Ha reconocido que es necesario mejorar sensiblemente los programas de
formación y perfeccionamiento de los directivos, junto con una nueva
dedicación a la investigación en el campo de la dirección».
La política actual de formación y perfeccionamiento de los miembros
de la categoría de dirección se orienta a tres áreas:
76
en otras políticas de formación. Entre éstas podrían incluirse realizar
investigación en una universidad o en un instituto; la docencia en una ins-
titución educativa; trabajar con organizaciones empresariales, con gobier-
nos provinciales, municipales o extranjeros, o con organizaciones interna-
cionales. El Consejo del Tesoro autoriza tales licencias caso por caso y,
por tanto, se espera que sean utilizadas solamente de manera muy limi-
tada. No hay un derecho de los empleados a la Licencia para la Formación
de Directivos y no se trata de un programa sabático.
El programa EDL solamente concierne a los miembros del grupo de
dirección. La licencia con salario debe ser aprobada para períodos de
hasta un año y se entrega a los participantes una garantía escrita de
empleo a su vuelta. Para cada uno de los participantes, los Ministerios
deben facilitar la persona-año y obtener la autorización complementaria
del colectivo de la dirección.
La movilidad en el nivel internacional es promocionada por la
Oficina de Programas Internacionales, que forma parte de la Comisión de
la Función Pública y trabaja coordinadamente con el Ministerio de
Asuntos Exteriores para incrementar el número de canadienses emplea-
dos por las organizaciones internacionales. También coordina los nom-
bramientos temporales de los funcionarios públicos canadienses para
puestos en gobiernos de otros países y viceversa. Durante 1987 había 13
funcionarios públicos canadienses que cubrieron tales puestos en el
extranjero y 11 personas de otros países que se destinaron a puestos en la
función pública canadiense.
IGUALDAD DE OPORTUNIDADES
77
les para los otros tres grupos designados (personas con minusvalía, autóc-
tonos y minorías). Hasta el momento ha sido muy difícil verificar la efec-
tividad de la integración de estos otros grupos en la categoría de dirección.
Debido a la obediencia de la ley y al respeto profundo a la vida privada de
cada uno de los ciudadanos, el gobierno canadiense confía enteramente en
la propia identificación del empleado o del solicitante. Puesto que muchos
de los que entrarían en estas categorías parecen tomar la decisión cons-
ciente de no identificarse, la validez de las estadísticas es dudosa.
La política canadiense en materia de lenguas oficiales tiene implica-
ciones para la movilidad, lo cual supone la necesidad de hacer esfuerzos
para asegurar una adecuada representación de los francófonos en la cate-
goría de dirección y exigir a los miembros de la categoría que mejoren
sus conocimientos de la lengua si es necesario.
78
situación del empleado sea clara e inequívoca. La licencia es un permiso
para ausentarse del trabajo. Un empleado que obtiene una licencia sin
sueldo por algún período continúa siendo un empleado y, al término de su
licencia autorizada, debe ser asignado a un puesto y regresar al trabajo. A
pesar del título, la licencia sin sueldo supone un coste para el gobierno
como empleador. En la mayoría de los casos, la licencia forma parte de un
período de empleo continuado con efectos sobre la indemnización por
cese, en las vacaciones anuales acumuladas a la vuelta a su trabajo y, en
algunos casos, sobre ciertos derechos que le permiten continuar benefi-
ciándose de algunos regímenes de prestaciones. Por consiguiente, en los
casos en que se puede hacer uso de los poderes discrecionales, la licencia
sin sueldo es, por tanto, concedida normalmente tanto más cuanto repre-
senta alguna ventaja (por ejemplo, empleos en organismos internaciona-
les que sean de interés nacional ocupados por canadienses).
A mediados de 1988, el presidente del Consejo del Tesoro anunció la
implantación, Departamento por Departamento, de la opción de una
Licencia autofinanciada, de acuerdo con enmiendas a la reglamentación
del impuesto sobre el rendimiento, para permitir promediar impuestos
para períodos intermitentes y extensos de licencias sin sueldo. «Esto per-
mite a los empleados recibir, por ejemplo, cuatro quintos de su salario
normal durante cuatro años, con un quinto retenido, y luego ausentarse
el quinto año con la certeza de que disponen de un ingreso, que les man-
tenga al nivel de los cuatro quintos de su salario normal.
79
de destino. Esta previsión no se aplica únicamente a la categoría de direc-
tivos, sino que es aplicable para todos los funcionarios públicos. Se han
tomado también medidas especiales para tratar los problemas que crea la
movilidad entre las regiones de habla francesa e inglesa.
NOTAS Y REFERENCIAS
80
ASPECTOS DE LA POLÍTICA
DE PERSONAL EN LA FUNCIÓN
PÚBLICA JAPONESA
Sachiko IKARI*
INTRODUCCIÓN
81
SELECCIÓN
82
pañeros de clase y todos los que entraron en el Ministerio antes que él
deben dimitir. La práctica habitual es que un alto funcionario reciente-
mente nombrado encuentre un empleo para sus colegas en una empresa
pública o privada.
Los cursos de formación para el personal de grado A que correspon-
den a los distintos grados en la jerarquía se ofrecen a nivel interministe-
rial. En algunos cursos hay participantes del sector privado y del extran-
jero. Estos cursos de formación tienen cuatro niveles de desarrollo:
personal recién seleccionado, jefe de rama, jefe adjunto de división y jefe
de división. La asistencia a estos cursos de formación no es obligatoria ni
tampoco un prerrequisito para la promoción; todo el personal reciente-
mente seleccionado participa en los cursos de formación, pero la tasa de
participación decrece a medida que el personal alcanza mayores grados
en la jerarquía.
Para el personal de los grupos B y C, no existe un plan establecido
para el desarrollo de la carrera profesional. Desde 1980, sin embargo, se
ha instituido un curso especial de perfeccionamiento para preparar a bue-
nos candidatos entre los miembros de los grupos B y C, para el puesto de
jefe adjunto de división, aunque solamente 50 participantes pueden tomar
parte en este curso cada año. No existe año sabático.
FEUDALISMO
83
esta Ley se consideran con frecuencia indeseables y se necesita un gran
apoyo político para que pueda revisarse.
La Ley de la Función Pública prevé que las condiciones laborales de
los funcionarios deben determinarse de acuerdo con las condiciones
generales en el sector privado. La Administración Nacional de Personal
(NPA), que constituye el servicio central de personal para la función
pública, efectúa anualmente una encuesta para la obtención de datos en
los sectores público y privado. Se comparan las remuneraciones y otras
condiciones de trabajo tales como las horas de trabajo y los permisos
pagados. Los resultados y las recomendaciones se someten a la Diet
(Parlamento) y al Gabinete pero no son vinculantes. La encuesta se lleva
a cabo utilizando una gran muestra de empresas con más de 100 trabaja-
dores en jornada completa, excluyendo agricultura, silvicultura y pesca.
En lo que respecta a las remuneraciones, los resultados de la encuesta se
utilizan para obtener una media ponderada que, generalmente es inferior
al nivel de remuneraciones de las empresas más importantes. Respecto a
las otras condiciones de trabajo, la generalización de determinadas prác-
ticas influye en si son o no recomendadas para que sean adoptadas en el
sector público. Consecuentemente, las nuevas iniciativas adoptadas en
determinadas empresas o industrias no pueden ser introducidas inmedia-
tamente en el sector público, ni tampoco puede el sector público desa-
rrollar nuevas iniciativas por sí mismo, puesto que la Ley de la Función
Pública determina que pueden proponerse nuevas medidas solamente si
ya existen en el sector privado. La política de personal tiende, pues, a
evolucionar lentamente en el sector privado.
Debido a estas características, la flexibilidad en la función pública
está limitada a una gran movilidad del personal altamente cualificado y a
las nuevas reglamentaciones recientemente instauradas para los especia-
listas, que se examinarán en detalle más adelante. En lo que respecta a
otros aspectos, el sistema japonés es bastante rígido.
84
No existe un fuerte apoyo político para una política de personal más
flexible en el sector público. La mayoría de los políticos le dan poca
prioridad a las cuestiones relacionadas con el personal al servicio de la
función pública ya que no tienen demasiado interés para los votantes.
Además, por otra parte, los poderes públicos tienen como principales
clientes a las industrias más que a los particulares, y aquéllas están inte-
resadas solamente en las políticas que, junto con la maquinaria guberna-
mental y los procedimientos, les afectan directamente.
Desde 1981 se está llevando a cabo un programa de modernización
de la función pública conocido como «Reforma Administrativa» y la
Comisión de la Reforma Administrativa publicó un informe en 1982 que
no es vinculante. Sus sugerencias para el sistema de personal de la fun-
ción pública incluyen: acabar con el «feudalismo» en los Ministerios,
reforzar la formación interministerial de los directivos, selección en la
mitad de la carrera profesional, mejorar las condiciones de los especia-
listas, promoción por el sistema de mérito, instauración de la participa-
ción del personal en la gestión de personal y promover la flexibilidad en
el horario. Se han tomado algunas medidas en materia de control del
gasto público y de personal, se ha reforzado la cohesión del gobierno,
desreglamentación y descentralización. Estas medidas responden a una
fuerte necesidad política de reducción del déficit financiero y a la presión
ejercida por los socios comerciales de Japón para conseguir un mercado
más abierto. Sin embargo, no ha habido cambios significativos en la ges-
tión de personal, salvo en el área de los especialistas.
Debido a los cambios demográficos y las mejoras en el nivel general
de la educación, la estructura de personal de la función pública está
comenzando a estar constituida por gente de mucha edad y altamente for-
mada. Esto está llevando a mayores costes de personal y a una apatía por
parte del personal más joven porque disminuyen las oportunidades de
promoción. Hay también problemas de falta de adaptación entre el per-
sonal disponible y áreas emergentes de actuación política. El paso de una
estructura industrial orientada hacia la manufactura a una estructura
orientada hacía los servicios, la creciente interdependencia y la multipo-
laridad de la economía mundial y el incremento de las oportunidades tec-
nológicas tienen repercusiones importantes en las prioridades políticas.
Sin embargo, bajo las estructuras existentes, el personal no puede ser
redistribuido fácilmente o rápidamente en la función pública. Los pro-
blemas de redistribución pueden resolverse en cierta medida mediante la
formación y el incremento de la movilidad. Se requerirá también flexibi-
lidad en la selección y en las condiciones de trabajo, aunque en el
momento actual las tradiciones y la cultura de la función pública hacen
difícil la adaptación a tales medidas.
85
RESPONSABILIDAD EN MATERIA DE GESTIÓN
DE PERSONAL
86
directores de las divisiones afectadas. Se considera que el puesto de jefe
de la división de personal es uno de los más importantes y prestigiosos y
el nombramiento para este puesto es un paso en la dirección de una posi-
ble promoción al nivel más alto de la jerarquía. Los jefes de servicio tien-
den a prestar menos atención a la gestión de personal, prefiriendo ceder
la responsabilidad a la división de personal. Hasta el momento no se ha
intentado delegar la responsabilidad de la gestión de personal a los jefes
de servicio.
87
Ministerio el personal de mayor nivel está sujeto a una rotación frecuente
en los puestos.
La movilidad, de cualquier manera, no es obligatoria ni tampoco
condición previa para la promoción, aunque el personal con experiencia
amplia puede tener ventajas. Ciertas características del sistema de perso-
nal facilitan la movilidad de la plantilla. Cada Ministerio y organismo
puede reorganizar su plantilla con intercambios entre puestos que perte-
nezcan al mismo nivel; la mayor parte del personal de nivel A son licen-
ciados de universidades prestigiosas y forman un grupo homogéneo. La
movilidad interministerial se puede organizar mediante negociaciones
bilaterales entre los Ministerios afectados. Por el contrario, el personal de
nivel B y C tiende a permanecer en la misma oficina durante la mayor
parte de su carrera profesional trabajando como especialistas más que
como generalistas.
88
que en las empresas privadas y los fondos para investigar están limitados.
Los beneficios de las invenciones hechas en el sector público se compar-
ten entre los investigadores y los Ministerios u organismos públicos; los
investigadores pueden conseguir patentes y los Ministerios u organismos
públicos las pueden usar sin pagar derechos. Las perspectivas de promo-
ción de los investigadores están más limitadas que las del personal de
administración porque hay un número limitado de niveles en su escala
profesional. El personal tiende a permanecer más tiempo en el mismo
puesto incrementando su nivel salarial y se necesita también más tiempo
para alcanzar un puesto superior con mayores responsabilidades. No es
fácil cambiar de una carrera profesional en la investigación a una carrera
administrativa. Esta situación ha sido la causa de que un número cada vez
mayor de especialistas abandone el sector público hacia empresas con
capital extranjero.
En noviembre de 1986 se introdujo una reglamentación especial con
el propósito de cortar este flujo de especialistas. Esta iniciativa se tomó en
el contexto de potenciar una mejora de la ciencia y la tecnología. La nueva
reglamentación flexibiliza las estrictas condiciones de trabajo para permi-
tir un horario laboral flexible y diversas clases de permisos por estudios.
Los investigadores tienen ahora la oportunidad de trabajar a tiempo par-
cial en los laboratorios de empresas privadas. Además, se contrataron por
primera vez unos cuantos investigadores extranjeros. Sin embargo, no
hubo cambios en las perspectivas salariales y de carrera profesional para
los puestos administrativos, incluyendo los puestos de alta dirección.
CONCLUSIONES
89
LA MOVILIDAD EN LA ALTA FUNCIÓN
PÚBLICA FRANCESA
Jean-Pierre RONTEIX*
91
- entre la Administración del Estado y la Administración Territorial,
lo que implica, la mayor parte de las veces, movilidad geográfica;
- entre la Administración Central y el sector privado;
- entre la Administración Central y las organizaciones internacio-
nales o supranacionales;
- entre la Administración Central y los países en vía de desarrollo.
92
EL STATUS DEL FUNCIONARIO CON MOVILIDAD
93
jubilación en su Cuerpo de origen al cual puede eventualmente
incorporarse.
iii) La excedencia (la disponibilité) tiene como efecto situar a los
funcionarios fuera de su Administración o servicio de origen.
Dejan entonces de beneficiarse de sus derechos de promoción y
de jubilación, pero pueden reintegrarse en su Cuerpo de origen
al fin de la disponibilidad. Los funcionarios que se incorporen al
sector privado pueden acogerse a este status y deben elegir, al
cabo de un cierto período de tiempo, generalmente de tres o seis
años, entre dejar la Administración o reintegrarse en su Cuerpo
de origen. Las condiciones que permiten la disponibilidad pue-
den variar según que sea reconocida o no como de interés gene-
ral por la autoridad administrativa.
iv) La comisión de servicios fuera de la Administración de origen
(la mise a disposition) practicada desde hace veinte años, no ha
sido reconocida oficialmente hasta 1984. Los funcionarios per-
manecen en su Cuerpo de origen donde se considera que ocupan
un empleo por el cual continúan percibiendo sus remuneracio-
nes mientras prestan sus servicios en otra Administración. Esta
comisión de servicios es decidida por necesidades de sellVicio y
puede ser en favor de una Administración del Estado o de un
organismo público estatal. La comisión de servicios permite
ayudar temporalmente a una Administración u organismo en
vías de creación o de expansión que tiene necesidad de funcio-
narios de calidad. Algunos de ellos pueden estar dispuestos a
colaborar en este organismo pero sin perder las ventajas, princi-
palmente económicas, que les concede la Administración a la
que pertenecen.
94
Los puestos reservados a la discrecionalidad del gobierno
El personal contratado
95
incluso algunos gobiernos han querido prohibir la contratación de perso-
nal para ocupar puestos permanentes en el Estado.
Pero, además de que no se exige la condición de funcionario para los
contratos de la alta función pública, parece que existe también un con-
senso en mantener la posibilidad de contratar personal. Esto refuerza,
evidentemente, la movilidad en la medida en que permite asociar a la
dirección de una Administración o de un organismo público a personas
que hasta ese momento han hecho su carrera en el sector privado.
Se está de acuerdo, generalmente, en reconocer que la informatiza-
ción de un Ministerio debe ser confiada a un informático de alto nivel
contratado, incluso aunque el Ministerio tenga funcionarios expertos en
informática. De la misma forma, cuando el Ministerio de Cultura quiere
seleccionar a grandes artistas para que se ocupen de determinadas
misiones, no puede hacerlo sino sobre una base contractual, que es la
única que permite responder a las aspiraciones, la mayor parte de las
veces legítimas, de esos artistas en materia de remuneración. Se podrían
encontrar casos semejantes en el Ministerio de Defensa o en Correos y
Telecomunicaciones y de forma más general en casi todas las
Administraciones.
Esta práctica utilizada en sectores concretos podría quizás multipli-
carse, pero tal procedimiento comportaría el riesgo de ser muy gravoso
para las finanzas públicas y no es fácil fijar límites a este sistema excep-
cional. Hay que reconocer, sin embargo, que si el contrato se renueva
indefinidamente, el aspecto de la movilidad podría rápidamente llegar a
ser secundario.
LA MOVILIDAD OBLIGATORIA
96
aprendizaje de la movilidad. Movilidad geográfica por la organización de
un stage de casi un año en una Prefectura, movilidad sectorial por la
organización de stages de varios meses en empresas industriales y
comerciales y, a veces también, en el extranjero. Movilidad intelectual
por la variedad de materias impartidas, así como por los cometidos encar-
gados. No es exagerado, pues, afirmar que la E.N.A. es una forma de
aprendizaje de la movilidad.
Pero este aprendizaje era sin duda insuficiente. Pronto, las autori-
dades administrativas y políticas quisieron asegurar la movilidad obli-
gatoria de los funcionarios en ejercicio. Incluso la creación de un
Cuerpo interministerial de administradores civiles, personal directivo
de la Administración general de las Administraciones centrales, no
parecía suficiente. Se temía, no sin razón, que el carácter interministe-
rial pudiera quedar en pura teoría y que cada Ministro o cada dirección
de personal se limitaría a gestionar y a utilizar a los administradores
civiles que hubieran sido destinados a su Ministerio a la salida de la
E.N.A.
De este temor justificado nació la idea de movilidad obligatoria.
Contemplada inicialmente por un Decreto de 26 de noviembre de 1964,
lo está ahora por un Decreto de 30 de junio de 1972. Esta norma obliga
a los miembros de los cuerpos seleccionados por la E.N.A., al igual que
a los administradores de correos y telecomunicaciones, a ejercer, después
de un mínimo de cuatro años de servicios efectivos en su Administración
de origen, funciones diferentes a las normalmente atribuidas a los miem-
bros del Cuerpo al que pertenecen.
La duración de esta movilidad obligatoria es de un mínimo de dos
años prorrogables. La vuelta a la Administración de origen está garanti-
zada, incluso si las necesidades de personal están cubiertas . El período
de movilidad obligatoria es condición necesaria para obtener el ascenso
al grado de subdirector. Esta movilidad obligatoria ha llegado a ser un
elemento importante tanto para el desenvolvimiento de la carrera de los
altos funcionarios como para la política de personal de cada Ministerio.
Con relación a un año determinado (1986) 375 puestos figuraban en una
lista preferente publicada en el Boletín Oficial y fueron propuestos a los
jóvenes altos funcionarios que debían cumplir en ese momento con su
movilidad obligatoria.
Por su carácter general y obligatorio, por su duración, por el retomo
de los funcionarios cOl? movilidad a su Cuerpo o Ministerio de origen,
esta forma de movilidad ha dado lugar a una auténtica fertilización de
conocimientos en la alta función pública. Sin embargo, la movilidad obli-
gatoria no alcanza a la movilidad entre el sector privado y el sector
público.
97
LA MOVILIDAD ENTRE EL SECTOR PÚBLICO
Y EL SECTOR PRIVADO
98
No existe ninguna norma equivalente que oponga una prohibición
penal al nombramiento de un directivo privado para un puesto en el sector
público. Sin embargo, es obligado constatar que el movimiento del sector
privado hacia la alta función pública es incomparablemente menos intenso.
Cuando el Estado quiere atraer a su campo a determinada personali-
dad del sector privado, dispone de medios jurídicos, como acabamos de
ver: puestos reservados a la discrecionalidad del gobierno, contratos, tur-
nos externos. Si la personalidad proveniente del sector privado, donde se
supone que ha obtenido resultados satisfactorios, logra igualmente tener
éxito en sus funciones públicas, puede permanecer al servicio del Estado
hasta los 65 años, a condición, lógicamente, de que los gobiernos sucesi-
vos quieran mantenerla en las mismas funciones, lo que, evidentemente,
no sucede siempre así, teniendo en cuenta las diferentes alternancias polí-
ticas que tienen lugar de forma natural en una democracia. No obstante,
los nombramientos por el turno externo tienen un carácter definitivo.
Sea como fuere, hemos visto recientemente que gracias a estas dis-
posiciones, un responsable sindical ha llegado a prefecto, que varios
periodistas y dos empresarios fueron nombrados embajadores, que otro
industrial ha sido elegido como director general de un Ministerio o que
incluso varios abogados y dos cirujanos han llegado a ser miembros del
Consejo de Estado. Además, es frecuente ver delegados ministeriales o
interministeriales y altos comisarios procedentes del sector privado.
Cuando se trata particularmente de personas contratadas se impone
cierta prudencia y los sucesivos gobiernos han adoptado respecto a este
punto posiciones muy diferentes. En la situación actual, el gobierno
puede ofrecer, para los empleos más elevados, contratos de tres años
renovables sin limitación. Algunos Ministerios recurren tradicionalmente
al sistema de contratos, bien por razones técnicas, como en los casos del
Ministerio de Defensa o de Correos y Telecomunicaciones, o bien por
razones de especialidad como en el caso del Ministerio de Cultura.
Sin embargo, incluso aunque estas normas ofrecen posibilidades satis-
factorias de transferencia del sector privado hacia el público, este movi-
miento no afecta más que a unas pocas personas. Habría que preguntarse
entonces sobre las verdaderas razones de la debilidad de este movimiento.
99
conviene, sin embargo, señalar tres obstáculos mayores: un sistema de
valores diferente, la organización actual de la formación de altos directi-
vos en Francia y el aspecto retributivo.
100
nadas a formar a priori al personal directivo del Estado. Por tanto, con
estos presupuestos no hay lugar para asombrarse de que sean numerosos
los altos funcionarios que se pasan al sector privado.
Así pues, no existe simetría en esta materia. A un estudiante que quiera
ocupar un puesto de reponsabilidad en el sector público no se le pasa por
la cabeza que la mejor forma de conseguirlo sea ingresar en una Escuela de
Comercio, de Gestión o de Administración de Empresas por muy famosa
que ésta sea, aun cuando cada año en el momento de ingresar en la E.N.A.
se cuenta con antiguos alumnos de la Escuela de Altos Estudios
Comerciales que, a menudo, poseen un brillante historial académico.
El aspecto retributivo
101
Para los niveles de remuneración más corrientes, los servicios presu-
puestarios muestran una actitud más favorable. Son conscientes de que el
sector público tiene necesidad de algunos especialistas provenientes del
sector privado. Los servicios financieros han sabido establecer determina-
das precauciones para evitar excesivas diferencias salariales. Por lo demás,
son conscientes de que la precariedad de la fórmula del contrato ocasiona
que, al menos, inicialmente, tenga que ser compensada financieramente.
Algunos responsables de la Administración francesa se han preocu-
pado o se preocupan de aumentar la inclusión de directivos del sector pri-
vado en las altas esferas de la Administración. Ciertos directivos del sec-
tor privado han sido ofrecidos a determinados Ministerios para el
montaje de algunas operaciones particularmente sofisticadas. La refle-
xión sobre este hecho continúa abierta. Parece que el método experimen-
tal es al final el más satisfactorio. Se podría incluso llegar a firmar un
acuerdo en materia de intercambios de directivos, bien entendido que el
empleador de origen continuaría retribuyendo a su antiguo «empleado».
Por supuesto que estos procedimientos no carecen de inconvenientes,
sobre todo si se trata de confiar funciones de responsabilidad a determi-
nados agentes, pero permitirían el aumento de intercambios entre el sec-
tor privado y el sector público y permitiría también, al menos, compren-
derse mejor hablando un mismo lenguaje.
102
carácter particularmente saludable de la movilidad geográfica es fre-
cuentemente puesto de relieve.
La mayor parte de mis interlocutores desean antes que nada movilidades
de ida y vuelta. Está claro que la Administración de origen, o la
Administración, en general, cuando se trata de movilidad hacia el sector pri-
vado, sólo puede sacar provecho de la experiencia adquirida por el funcio-
nario si éste regresa. Sin embargo, son muy pocos los que consideran que
no hay buena movilidad si no hay regreso. La mayor parte de los responsa-
bles de personal ven en la movilidad sin regreso un riesgo que hay que correr
y, además, son conscientes de que el regreso será tanto más fácil cuanto que
los que han salido tengan perspectivas de carrera que les inciten a volver.
De todas formas, muchos piensan que el Estado tiene gran interés en
que los directivos de empresas privadas sean sensibles al interés público y
hablen el mismo lenguaje que sus propios responsables. El hecho de que
los directivos del sector privado sean a menudo procedentes de la alta fun-
ción pública permite obviamente conseguir este objetivo. Además, algu-
nos, especialmente entre los responsables de Cuerpos muy estructurados y
jerarquizados, afirman que la movilidad sin regreso es necesaria para una
buena gestión. Cuando el Cuerpo no ofrece puestos al final de la carrera en
número suficiente, algunos vigilan incluso la calidad de los que «salen»
velando por asegurar el éxito del Cuerpo del que son responsables.
Subrayando el interés que encuentran en la movilidad de los altos
funcionarios, algunos de mis interlocutores han manifestado su preocu-
pa~ión ante el eventual «efecto torbellino» que provoca, entre otros, la
movilidad obligatoria o voluntaria de los directivos de un servicio. No es
raro ver en menos de un año como el cuadro completo de directivos de
un servicio se ha renovado por entero. Lo que plantea entonces el pro-
blema de la «memoria» del servicio.
Algunos Ministerios plantean la cuestión de las falsas movilidades
obligatorias, que no son sino formas de falsear el espíritu, cuando no la
letra de las normas aplicables. El nombramiento de un administrador
civil para la inspección general de su propio Ministerio se puede tomar
como ejemplo. Pero parece que éste es un fenómeno completamente mar-
ginal, especialmente porque los altos funcionarios son muy partidarios de
la movilidad como vamos a ver.
103
profesional que les puede proporcionar la movilidad, no solamente la
movilidad obligatoria sino también la movilidad voluntaria que pue-
den procurarse si se les presenta la ocasión, cuando los problemas del
empleo del cónyuge o el problema del alojamiento no suponen un
obstáculo.
En determinados grandes Cuerpos del Estado, la movilidad funcional
es una tradición sólidamente establecida y explica en gran manera la
influencia de estos Cuerpos en el Estado e incluso en la propia sociedad
francesa.
La movilidad es igualmente sentida, especialmente entre los anti-
guos alumnos de la E.N.A., como una ocasión de reorientar su carrera
dentro de la Administración o eventualmente fuera de ella. Si el
número de salida de la Escuela no permitió escoger el Cuerpo o el
Ministerio al que se aspiraba, la movilidad especialmente obligatoria es
un buen medio para tratar de integrarse en ese Cuerpo o, por lo menos,
de ser destinados al Ministerio deseado. Si los primeros años de la vida
profesional en el servicio público no han respondido a las expectativas
del funcionario, las diversas formas de movilidad le permitirán experi-
mentar en un sector nacionalizado, incluso en el sector privado, con la
garantía de un retorno posible a la Administración si esta nueva expe-
riencia se revela menos positiva aún que la primera. Finalmente, está
claro que la existencia permanente de diversas formas de movilidad es
una garantía importante para todos aquéllos que no han entendido su
paso por la E.N.A. o por la Escuela Politécnica y sus escuelas de for-
mación profesional avanzadas como el modo de hacer una carrera al
servicio del Estado, sino más bien como la adquisición de una etiqueta
de prestigio.
Por todas estas razones, es comprensible que los altos funcionarios y
especialmente los más jóvenes sean partidarios del mantenimiento de
diversas formas de movilidad.
Por lo demás, es sorprendente que los altos funcionarios franceses
estén poco inclinados a querer salir más allá de sus fronteras, aun cuando
existe una Delegación para los funcionarios internacionales que se
esfuerza en despertar vocaciones. Se puede pensar que no hay más allá
de 200 a 300 altos funcionarios franceses en los organismos internacio-
nales. Parece que no son los obstáculos jurídicos, sino problemas finan-
cieros y quizá psicológicos los que frenan el movimiento y el problema
del regreso está, en general, bastante mal regulado.
A pesar de estas reservas -que son modestas-, se puede afirmar
que la movilidad ha llegado a ser una práctica extendida y apreciada en
la alta función pública francesa.
104
CONCLUSIONES
105
necesidad de managers? La cuestión apunta aquí al Estado en sus fun-
ciones de soberanía: justicia, policía, moneda, defensa. Por supuesto, no
se trata de desarrollar aquí esta idea. Pero podemos, sin embargo, pre-
guntamos si los criterios necesarios para el funcionamiento de la sobe-
ranía del Estado son los mismos que los del management privado y si las
cualificaciones o competencias requeridas son idénticas.
Además, existe una paradoja aún mayor: la formación recibida por
los altos funcionarios franceses es tenida como de primer orden tanto en
Francia como en el extranjero. La gran mayoría de las empresas priva-
das francesas selecciona de entre la alta función pública a sus cuadros
directivos, incluso a su director general. Al mismo tiempo, los respon-
sables políticos y administrativos franceses se esfuerzan por introducir
métodos del sector privado en la Administración Pública, atrayendo
managers que han obtenido buenos resultados en el sector privado. En
estas condiciones, se nos debe permitir preguntarnos si el Estado no
obtendría un mayor beneficio conservando algunos de sus más brillan-
tes altos funcionarios de los que tiene necesidad, otorgándoles un status
excepcional y otorgándoles un período de larga duración y a um alto
nivel en una empresa que se estime particularmente excelente en na ges-
tión de los servicios.
Finalmente, el examen de la movilidad en la alta función pública
francesa lleva a pensar que la dimensión internacional no ha sido sufi-
cientemente tenida en cuenta por los altos funcionarios y por los propios
responsables de personal. Es un poco difícil valorar con precisión las
consecuencias sobre la alta función pública francesa de la entrada en
vigor del Acta Unica Europea después del 1 de enero de 1993. Es cierto,
sin embargo, que los funcionarios franceses tendrán que competir de for-
mas diversas con sus homólogos del Mercado Común. No hay lugar a
dudas que cuanto más familiarizados estén con los métodos y con los
hombres, la Administración francesa podrá hacer frente mejor a los desa-
fíos que se le presentarán.
Así, más que la búsqueda de un lenguaje común con el sector pri-
vado, la Administración francesa tiene sin duda necesidad de conocer
mejor la lengua y los métodos de sus competidores. La movilidad es un
buen medio de conseguirlo si se pone prioritariamente al servicio de esta
causa. Hacer estas observaciones no quita evidentemente nada a la
amplitud del movimiento de movilidad en la alta función pública fran-
cesa, ni al interés que esta movilidad representa tanto para el Estado
como para los altos funcionarios. Ello sólo permite matizar el juicio par-
ticularmente positivo que arroj a al resultado de este estudio sobre en fenó-
meno de la movilidad y sobre sus efectos beneficiosos en la alta función
pública francesa.
106
NOTAS Y REFERENCIAS
107
LA GESTIÓN DE LOS EXCEDENTES
DE PERSONAL EN EL SENIOR EXECUTIVE
SERVICE DE LA FEDERACIÓN
AUSTRALIANA
Rosemary OXER *
INTRODUCCIÓN
109
orientación, asesoramiento y negociación con los departamentos ministe-
riales en cuestiones de plantillas y de personal.
El SES representa la categoría más alta de consejeros y directivos
que se encuentran situados inmediatamente por debajo de los Secretarios
generales de los Departamentos ministeriales y que ocupan puestos de
asesoramiento de alto nivelo de dirección en las divisiones, secciones y
oficinas que constituyen la función pública. La estructura del SES com-
prende seis categorías, con salarios brutos que en 1988 oscilaban desde
los 52.720 dólares australianos (Nivel 1 del SES) hasta los 77.999 dóla-
res australianos (Nivel 6 del SES). En junio de 1988 había 1.500 funcio-
narios del SES, incluyendo 121 mujeres. Los funcionarios del SES pue-
den estar destinados en cualquier lugar de Australia o en el extranjero,
pero la mayor parte se encuentran en la capital, Canberra (76 por ciento),
seguida de Melbourne (7 por ciento) y Sydney (6 por ciento).
En lo que se refiere a estos altos funcionarios, las áreas concretas en
las que el gobierno hizo reformas fueron:
110
- participar o estar representada en todas las selecciones de perso-
nal para asegurar que se mantienen altos niveles de exigencia;
- asesorar en la redistribución o el cese de personal del SES cuyas
actuaciones sean instisfactorias y
- desarrollar programas de formación y movilidad de la plantilla
diseñados para favorecer la igualdad de oportunidades en el
empleo en los niveles directivos, para cuidar que haya una oferta
suficiente de personas con alta formación que puedan satisfacer
las necesidades de la Administración en conjunto, y asegurar que
las personas se sitúen de acuerdo con sus deseos.
111
sonas de fuera del Ministerio o incluso de la Administración, fueron pro-
mocionadas o nombradas por delante de «los de dentro». Estos desplaza-
mientos fueron esporádicos y en número relativamente pequeño. El 30 de
junio de 1987 había 40 funcionarios del SES que habían sido desplaza-
dos en estas circunstancias y buscaban nuevos puestos en otras áreas de
la Administración. Seis de estos funcionarios todavía carecían de un
puesto permanente un año después.
112
lugar a un período de transición mientras la transferencia tenía lugar. (Se
comentará más adelante sobre el papel de la Senior Executive Staffing
Unit (Unidad de la Plantilla Ejecutiva de Dirección) que se transfería de
la PSB a la PSC, sin que fuera prácticamente afectada por los cambios
gubernamentales). En segundo lugar, hubo cambios generalizados de
Ministros y Secretarios Generales y llevó algún tiempo hasta que los
altos niveles de dirección estuvieron asentados y pudieron dedicarse a
resolver los problemas causados por los cambios administrativos. En ter-
cer lugar, los cambios gubernamentales tuvieron lugar mientras el presu-
puesto se encontraba en el Parlamento, que es un período de gran activi-
dad política, de los medios de comunicación y de la acción general de los
poderes públicos, con lo que los cambios administrativos añadieron
mayores tensiones.
Estos cambios trascendentales tuvieron consecuencias en todos los
niveles de la función pública. Este artículo se centra en la forma en que
se abordó el problema de los funcionarios del SES desplazados por la
reforma administrativa y las reorganizaciones de los Ministerios.
113
que las jubilaciones de acuerdo con el artículo 76R no constituirían «sino
un mal menor»:
- Era muy probable que las funcionarias del SES se verían muy
afectadas por la reestructuración de los Ministerios, dado que la
mayor parte de ellas ocupaban puestos de los niveles 1 y 3. Se
pidió a los Secretarios Generales que fuesen conscientes de esta
situación, tomando las medidas adecuadas de forma que se evitase
114
perder lo ganado en el terreno de la igualdad de oportunidades en
el empleo.
- Los Secretarios Generales eran los primeros responsables de tra-
tar de colocar a los funcionarios del SES.
- Los Secretarios Generales debían mantener al personal empleado
hasta que pudiesen ser colocados.
- Los Secretarios Generales podían negociar con otros Secretarios
para colocar a los funcionarios de manera temporal o permanente.
El personal podía trabajar en otros Ministerios y ser pagado por el
Ministerio a que perteneciese de origen.
- Los Secretarios Generales podían negociar con el Ministerio de
Hacienda una solución en relación con aquellos funcionarios que
pudiesen jubilarse en un plazo de dos años.
115
- no quisiese aceptar un nuevo puesto en un nivel inferior;
- quisiese retirarse con los beneficios del artículo 76R; y
- su jubilación representase una ventaja económica para el Estado
federal.
116
125 hombres que habían sido desplazados, de los cuales 29 (23 por
ciento) se colocaron, 56 (45 por ciento) se jubilaron con indemnización
y 9 (7 por ciento) se jubilaron en otras situaciones. Hay varios factores
que pueden explicar estos resultados. La mujeres eran, en general, más
jóvenes que los hombres, habían entrado al SES más recientemente y
estaban más adaptadas a las nuevas técnicas y al nuevo estilo directivo
que los hombres. También existe la opinión, evidentemente subjetiva, de
que las mujeres tenían que haber sido considerablemente mejores que los
hombres para haber conseguido puestos en el SES. El 30 de junio de
1988 las mujeres totalizaban el 8 por ciento del SES, comparado con el
7 por ciento en abril de 1987, 4,9 por ciento en diciembre de 1985 y 3,9
por ciento en diciembre de 1984.
Seis meses después de la reforma administrativa se precisaron varios
hechos claros respecto a la situación de los funcionarios desplazados del
SES: organizar las colocaciones provisionales y definitivas era una carga
de trabajo considerable para el SESU; los funcionarios desplazados se
desmoralizaban cada vez más, daban pruebas de que existían tensiones
físicas, emocionales y familiares y un cierto número de funcionarios
estaban recibiendo tratamiento médico y psiquiátrico; la Asociación de
Altos Funcionarios del gobierno australiano se hacía oír mostrando su
preocupación por la forma en que se trataba a los funcionarios desplaza-
dos y la moral era baja en el SES en general, lo cual se extendía a los gru-
pos entre los que se reclutaban estos funcionarios. Los Secretarios
Generales de los Ministerios encontraban cada vez más difícil procurar
créditos y trabajo para acomodar a los funcionarios desplazados.
El hecho de que la mayoría de los funcionarios desplazados estuvie-
sen en Canberra (en donde están localizados el 76 por ciento de todos los
puestos de trabajo del SES) también era un problema. Canberra, la capi-
tal de la nación, solamente tiene una población de 220.000 habitantes y
una base industrial y manufacturera insignificante. Los grandes centros
industriales (y, por tanto, de empleo) son Sydney (3,5 millones de habi-
tantes) y Melbourne (2,6 millones de habitantes). Aunque había un
número de funcionarios desplazados del SES de Canberra que serían ade-
cuados para el sector privado, la diferencia de costos en vivienda entre
Canberra y Sydney o Melbourne es tan grande que muchos funcionarios
no podían permitirse el cambio.
A medida que los Ministerios, la Comisión de funcionarios y el
SESU estudiaban informalmente la situación, se hacía cada vez más claro
que, a pesar de algunas reorganizaciones pendientes, como resultado de
los cambios administrativos, los desplazamientos continuarían aunque
fuese en una menor escala, constituyendo una situación permanente en el
futuro del SES.
117
La alta dirección del Servicio estaba cada vez más preocupada por los
costes directos e indirectos que representaban un gran número de funcio-
narios desplazados, y un Ministerio importante llamó a una empresa con-
sultora para que le ayudase a solucionar el problema de los funcionarios
del SES que iban a ser desplazados. Otras empresas consultoras se habían
dado cuenta también del nuevo mecanismo y se pusieron en contacto con
los Ministerios y el SESU para ofrecer sus servicios. La Asociación de
Altos Funcionarios del gobierno australiano organizó una reunión dedi-
cada específicamente a los funcionarios del SES desplazados y a los fun-
cionarios que creían iban a serlo para planificar estrategias sobre los pro-
cedimiento del cambio. Al mismo tiempo, se produjeron también
cambios personales en los niveles directivos del PSC, lo cual permitió
que se hiciese un nuevo examen adicional por parte de personas que
tenían la ventaja de no haber estado implicadas en el desarrollo o la
implantación de la anterior política.
En abril de 1988 habían empezado dos actuaciones importantes que
continuaron en los dos meses siguientes dando lugar a un período de
intensa actividad en el SESU. Mediante la primera se facilitaba una
mayor asistencia personal a los funcionarios desplazados, principal-
mente a través del establecimiento de comisiones independientes de ase-
soramiento (presididas por el Vicepresidente de la Comisión de la
Función Pública, asistido por otros dos altos funcionarios de prestigio)
y ofreciendo asesoramiento para el cambio de carrera profesional a tra-
vés de una empresa contratada por la Comisión de la Función Pública.
La segunda era una actuación a corto plazo, orientada a mejorar la cali-
dad del SES, titulada «Revitalización del SES». Se ofreció a los
Secretarios Generales de los Ministerios la posibilidad de aplicar jubila-
ciones voluntarias a funcionarios del SES que no hubiesen sido despla-
zados y cuya baja en el servicio representase, en su opinión, un ahorro,
con el acuerdo del Presidente de la Comisión de la Función Pública.
Estas dos fueron iniciativas importantes que se describen con mayor
detalle a continuación.
118
des para obtener informes objetivos y, además, las comISIOnes de
selección les consideraban inferiores a los funcionarios no desplaza-
dos. Tal como se ha mencionado, esto daba como resultado que los
funcionarios desplazados se consideraban inapropiados para puestos
en el nivel que ocupaban actualmente. El SESU sospechó que en algu-
nos casos había una evaluación incorrecta de los funcionarios y que
era, de hecho, un medio de asegurar que el Ministerio afectado no
tuviese que aceptar un funcionario desplazado y pudiese quedarse con
el candidato de su propia elección.
Los rechazos repetidos efectuados por las comisiones de selección
tuvieron un efecto desastroso en muchos de los funcionarios desplazados,
convirtiéndolos finalmente en candidatos ineptos para desempeñar fun-
ciones en su nivel, aunque al principio de este proceso ésta no hubiese
partido de una evaluación correcta.
La evaluación por la Comisión Independiente de Evaluación es
voluntaria a petición del interesado. La entrevista tiene dos partes: una
evaluación conforme a criterios básicos del SES para el nivel del funcio-
nario, y una discusión entre el funcionario y los tres miembros de la
Comisión en torno a los conocimientos y experiencia del funcionario, sus
aspiraciones profesionales futuras y las posibilidades realistas que se le
ofrecen. Se toma contacto con personas que puedan dar referencias y
todos los miembros de la Comisión firman los informes sobre las entre-
vistas. El presidente de la Comisión asesora al funcionario desplazado, le
da una copia del informe y discute con él la evaluación. Todos los fun-
cionarios desplazados reconocen que esta medida ha sido extraordinaria-
mente útil, aun cuando en algunos casos se informa a los funcionarios de
inportantes deficiencias de acuerdo con algunos de los criterios básicos o
incluso, en un par de casos, de que es difícil que encuentren un puesto en
su nivel actual. Los informes son confidenciales para el funcionario y
para el SESU y no puede disponer de ellos ni el Ministerio a que perte-
nece el funcionario ni ninguna otra persona. El funcionario puede, si así
10 desea, utilizar el informe como apoyo para otras peticiones o para ayu-
dar al Consejero profesional a asesorarle en la reorientación de su
carrera.
119
de origen del funcionario interesado. Desde el comienzo queda claro que
el asesoramiento se ofrece al funcionario como miembro de la función
pública australiana y no es un servicio de colocación para ayudarle a
obtener empleo fuera de la Administración. La aceptación del asesora-
miento es voluntaria pero el SESU recomienda vivamente a los funcio-
narios que acepten esta oferta. El contrato prevé una media de ocho horas
de asesoramiento personal por funcionario. El asesoramiento comprende
tres componentes fundamentales:
120
REVITALIZANDO EL SES
121
funcionario fue de 50.610 dólares australianos y, además, los funciona-
rios recibieron una paga por sus derechos de pensión, incluyendo una
cantidad total igual a la cotización del funcionario más dos veces y media
la suma de sus cotizaciones. La edad media de los 60 funcionarios fue de
54,5 años y la edad más frecuente (10 funcionarios) de 57 años.
La alta dirección de los Ministerios consideró esta medida como muy
satisfactoria. Un elemento importante fue el hecho de que se dio a cada
funcionario tanto tiempo como necesitase para discutir la cuestión en el
SESU y, hasta que el tiempo se terminó, con el plazo del 30 de junio,
también tuvieron tiempo para reconsiderar su decisión final. Muchos fun-
cionarios comentaron lo tranquilo, rápido y transparente que había sido
el proceso. Una prueba del éxito de la medida es que se está organizando
ahora un procedimiento similar para los niveles inmediatamente por
debajo del SES. El gobierno ha acordado continuar con el uso limitado
del artículo 76R de esta forma.
122
considerase funcionarios con bajo rendimiento y que no habían pensado
en la posibilidad de otra carrera profesional. Sin embargo, esta moneda
tiene dos caras: primero, ha habido un asesoramiento inadecuado por
parte de los superiores y, segundo, hay falta de autoevaluación por parte
de los funcionarios. Se intentará la solución de estos problemas mediante
la introducción de la evaluación del rendimiento en todo el SES y se está
implantando actualmente un programa piloto en la Comisión de la
Función Pública; además, hay ahora una mayor conciencia de la necesi-
dad de planificar las carreras profesionales tanto por las organizaciones
como por los funcionarios.
Muchos funcionarios desplazados podrían argumentar, con cierta jus-
tificación, que hubo poca sensibilidad hacia sus necesidades personales.
Hay un cierto número de razones que explican que esto ha sido así, y
ahora se ha aprendido la lección. La Administración recurre a la utiliza-
ción del asesoramiento para el cambio de la carrera profesional y para la
recolocación y practica una cooperación más estrecha con la SESU.
Los individuos que llegaron a la función pública australiana hace
veinte años creyendo que se embarcaban en una carrera profesional vita-
licia resultaron ser especialmente vulnerables. No habían pensado en
cambios de carrera profesional y estaban desilusionados y preparados
deficientemente para el cambio. Muchos tenían una idea limitada de cuál
sería su situación financiera a largo plazo.
Un resultado de estas experiencias ha sido una mayor conciencia en
el SESU de la necesidad de considerar al funcionario tanto en cuanto per-
sona, como en cuanto un funcionario. El SESU ha iniciado una serie de
informes, el primero de los cuales se titula «Su vida y su dinero en un
mundo cambiante»; el segundo informe trata de los modelos del sector
privado sobre gestión de recursos humanos que podrían utilizarse en el
sector público; el tercero, trata de la evaluación del rendimiento y, el
cuarto, es sobre la planificación de la carrera profesional. Se pretende que
estos informes, que han sido facilitados a todos los funcionarios del SES,
les ayuden a mantenerse más equilibrados y felices dentro del servicio.
Sin embargo, a algunos puede ayudarles a llegar a la conclusión de que
no son las personas adecuadas para trabajar en el SES y tentarles a tomar
la decisión de buscar otro empleo.
CONCLUSIONES
Los dos años que siguieron a la reforma administrativa han sido ago-
tadores tanto física como emocionalmente para todas las personas afec-
tadas. Hay muchos funcionarios que ahora siguen diferentes caminos,
123
tanto jubilados como en activo. Se ha hecho ver claramente a los funcio-
narios que no hay seguridad automática en la función pública australiana
y todos deben darse cuenta que son especialmente vulnerables a los des-
plazamientos. Aunque el SESU ha estado fundamentalmente dedicado al
trabajo operativo, también ha reflexionado y revisado las políticas y los
procedimientos e introducido métodos de operación pensados para ser
eficientes y eficaces tanto para la Administración como para el indJividuo.
124
LA REDUCCIÓN DEL TAMAÑO
Y DEL COSTE DE LA ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA EN IRLANDA
James O'FARRELL*
125
No es posible explicar los aumentos masivos en el tamaño y eli coste
de la Administración pública por razón de la creación de nuevos servi-
cios o por la expansión de los ya existentes. Debe reconocerse que las
demandas en determinados sectores (por ejemplo, bienestar social)
aumentaron y que la mayoría de los Departamentos ministeriales y orga-
nismos estatales tienen ahora una dimensión europea, pero otros servi-
cios (por ejemplo, la reordenación territorial, construcción pública) han
ido a menos. De mayor importancia es el hecho de una inversión pública
masiva en nueva tecnología que debía haber producido servicios públi-
cos menos costosos y más efectivos en lugar de una inflación de perso-
nal del 45 por ciento. Además del aumento global en los efectivos, la
falta de un análisis crítico de las necesidades de personal y de las pro-
puestas de reorganización estructural llevó a una proliferación de orga-
nismos y oficinas públicas que se superponían entre sí, competían entre
ellas y duplicaban funciones.
126
En 1984, se introdujo una medida que involuntariamente actuó en
contra de la supresión de «uno de cada tres». Con el objetivo de crear
algunos puestos para los jóvenes que abandonan el sistema escolar y tam-
bién para facilitar la reconversión de los funcionarios, se creó un pro-
grama de «interrupción de la carrera profesional», mediante el cual el
personal podía abandonar el servicio activo por un período de hasta tres
años (más tarde se convertiría en cinco) y volver después de ese tiempo.
En este programa se contemplaba que todas las vacantes que apareciesen
por estos motivos podían ser cubiertas independientemente de su orden
de aparición. Lo que sucedió, sin embargo, fue que el personal que
hubiera solicitado la baja de una manera normal, sin pensar en volver,
elegía ahora la interrupción de su carrera profesional. Veían en este pro-
grama una «especie de seguro» para el caso en que su nueva carrera pro-
fesional no resultase bien y en esta actitud se vieron alentados por los
jefes de servicio que deseaban mantener incólume el número de puestos.
Consecuentemente, casi las únicas vacantes que quedaron sujetas a la
supresión eran las que resultaban de jubilaciones. Por ello, y también
debido a algunas contrataciones indispensables para los servicios peni-
tenciarios, el número total de funcionarios permaneció estable a lo largo
de los tres años siguientes.
En marzo de 1987, el nuevo gobierno tomó medidas urgentes para
acelerar la política de reducción de efectivos tanto en la Administración
pública como en el conjunto de servicios públicos. En la presentación de
su presupuesto para 1987,-el gobierno anunció la supresión total de con-
vocatorias para cubrir puestos de trabajo en la Administración y servicios
públicos, excepto para un número muy pequeño de puestos clave que
podrían cubrirse solamente con el consentimiento del Ministro de
Hacienda y el Ministro del área correspondiente. Esta política que tam-
bién se aplica a las vacantes de interrupción de la carrera profesional con-
tinuó en 1988 y 1989.
Otra medida utilizada para acelerar las reducciones de personal es un
sistema de jubilación voluntaria anticipada. Esta medida ofrece una pen-
sión inmediata y una indemnización a tanto alzado a todo el personal,
independientemente de su edad, en ciertas áreas de la Administración y
en los servicios públicos donde se hayan identificado excedentes. Esta
opción ha estado durante un tiempo a disposición de todos los emplea-
dos de la Administración pública que tuviesen 50 años o más. El sistema
se introdujo a finales de 1987 y funcionó también en 1988. A finales de
este último año, 8.600 personas habían dejado la Administración pública
por jubilación voluntaria anticipada. En 1989, la medida sólo tiene
vigencia para el personal sobrante, es decir, aquél en áreas donde hay
excedentes. Se trata basicamente de personal especialista cuyas funcio-
127
nes que ya no se llevan a cabo (reordenación del territorio) o que se han
visto reducidas (por ejemplo, desecación de tierras) y de personal de
organismos estatales que han sido racionalizados, suprimidos o fusiona-
dos con ocasión de las medidas para eliminar duplicidades y coinciden-
cias improductivas.
Como resultado del sistema de jubilación voluntaria anticipada y de
la supresión de convocatorias de selección de personal (que ha sido apli-
cado con extremado rigor), los efectivos en la Administración pública se
redujeron aproximadamente en 17.500 desde marzo de 1987 a finales de
1988, lo que representa una reducción del 7,5 por ciento en menos de dos
años. Esta cifra incluye una reducción de 2.500 en la Administración cen-
tral, lo cual eleva la totalidad de las reducciones en este sector a 6.500 (19
por ciento) desde 1981.
REASIGNACIÓN
128
Fuera de la función pública, se ha conseguido un número considera-
ble de reasignaciones en los sectores de sanidad y educación; por: ejem-
plo, se han trasladado enfermeras desde hospitales clausurados a otros
nuevos, y profesores excedentes en sus centros escolares se han trasla-
dado a las vacantes existentes en otras escuelas. No obstante, parece que
la mayoría de los funcionarios no están preparados para cambiar de
carrera o de organismo voluntariamente, incluso cuando trabajan en sec-
tores a punto de extinguirse o en declive.
EL FUTURO
129
UNA REVISIÓN DE LA FLEXIBILIDAD:
EXAMEN DE ALGUNOS ASPECTOS
Colin FUDGE*
131
por medio de los cuales se explotaba una mano de obra barata y de
efectivos variables (4).
En Gran Bretaña, los términos «núcleo estable» y «mano de obra
periférica», así como los de flexibilidad «funcional» y «cuantitativa»
surgidos del modelo de «empresa flexible» (5), son ahora comunes en el
contexto de la negociación industrial y dan testimonio de una nueva
estrategia de gestión (6). La empresa flexible, dice POLLERT, asocia dos
grandes corrientes de pensamiento en materia de gestión en los años 80:
el modelo japonés de organización de la producción y de estructura del
mercado de trabajo y los principios de «gestión estratégica» proceden-
tes de los Estados Unidos. Intenta integrar estas dos corrientes en una
estrategia de gestión apropiada para tiempos de recesión. Lo que nos
interesa aquí es cómo estas ideas generales del sector privado han sido
difundidas en el sector público y, en particular, sus efectos sobre las
reformas de las burocracias de las Administraciones centrales. Estos
principios contribuyen, ciertamente, a crear un clima social favorable a
la recepción, pero también se transfieren directamente por el alto valor
y la legitimidad que se les otorga,particularmente cuando proceden de
empresas «de punta».
En muchos países, con ocasión de la puesta en práctica de importan-
tes reestructuraciones, la función pública ha adoptado algunos de estos
métodos de gestión del sector privado, incluyendo la introducción de
prácticas más flexibles de personal. Tiene interés que recapitulemos bre-
vemente sobre los motivos.
132
áreas tales como organización y gestión de personal, redistribución de los
gastos y negociaciones con los sindicatos y los empleados.
Sin embargo, los Ministerios de Hacienda aunque encauzan o dirigen
los programas de reducción del gasto y su implantación «local» se opo-
nen generalmente a cualquier descentralización importante hacia los
Ministerios y organismos públicos, debido a sus temores a perder el con-
trol sobre el gasto. Este miedo a perder el control se refleja a menudo en
los Ministerios y organismos públicos en las relaciones entre los servi-
cios de presupuestos y personal, de una parte, y los responsables de ser-
vicios operativos, de otra.
MODERNIZACIÓN Y REFORMA
133
tisfactorio, para que los altos funcionarios se sientan muy responsables
de su actuación y hacerles más sensibles a la evolución de las políticas
prioritarias.
Desde hace cinco o diez años asistimos a intentos para atenuar las
diferencias entre el sector público y el sector privado reconociendo su
interdependencia en lo que respecta al funcionamiento de la economía
nacional y a la productividad. La difusión de los métodos del sector pri-
vado, de las teorías de la nueva gestión, el deslizamiento ideológico hacia
la derecha y hacia los métodos del sector empresarial, así como el reto y
la amenaza que suponen las políticas de privatización y competencia, han
134
reforzado la noción de que las ideas del sector privado se pueden trans-
ferir para ser utilizadas en la función pública. A través de estos cambios
se argumenta que el sector público se convertirá en un socio más eficaz
del sector privado y contribuirá de esta forma a incrementar las produc-
tividad nacional. Este argumento dista de ser reconocido universalmente
y subsisten dudas en cuanto a la utilidad de los métodos del sector pri-
vado en el sector público. Sin embargo, hay un interés generalizado en
las ideas de gestión, en algunos métodos operativos del sector privado y,
en particular, en el concepto de «gestión pública».
PERRY y KRAEMER introdujeron el término «gestión pública» en el
sentido de «... la fusión entre el enfoque normativo de la Administración
pública tradicional y el aspecto instrumental de la gestión en general»(7).
Por enfoque normativo de la Administración pública se quiere designar
la preocupación por temas de responsabilidad y democracia con respecto
a ciertos valores como la coherencia, equidad e igualdad, suponiéndose
que estos temas y valores tienen una mayor relevancia en el sector
público que en el mundo de los negocios.
Aunque algunos de los resultados extraídos de los estudios de gestión
en el sector privado se dirigen a los gestores de los servicios públicos, no
se pueden ignorar las diferencias que existen entre los sectores público y
privado. Las diferencias más claras son las constricciones políticas que
pesan sobre las actividades de gestión pública, la permeabilidad de las
fronteras organizativas entre las actividades del sector público, y la
ausencia de indicadores o resultados cuantificables comparables con la
utilidad de los indicadores de beneficios. La experiencia ha demostrado
que algunas ideas y métodos del sector privado no han funcionado muy
bien en el sector público, o se han frustrado por la oposición y resisten-
cia profesional, política o de la organización.
Uno de los peligros de ciertos argumentos sobre la eficacia y la pro-
ductividad que incorporan ideas de flexibilidad en la política de personal
es que su objetivo primordial se centra en los mecanismos para conseguir
los objetivos propuestos más que en la política y sus derivaciones. Hay
un número de comentaristas que han deplorado la distinción
política/implantación o política/gestión como una simplificación grosera
que puede conducir a obviar los temas relacionados con los valores en la
política en favor del problema más limitado de cómo funcionar de
manera más eficaz. Los gobiernos de algunos países de la OCDE quizás
podrían reflexionar sobre esto, puesto que la búsqueda de la eficacia y la
reducción del gasto tendrían el riesgo de ser llevadas a cabo en un vacío
político.
Al comentar sobre sus experiencias de trabajo tanto en el sector
público como en el sector privado, consultores como Karl WEICK, Warren
135
BENNIS y James MARCH señalan como en el sector privado prima la ges-
tión como factor racionalizador de las empresas. Argumentan que el sec-
tor público es muy diferente del sector privado en la medida en que al
menos tres sistemas sociales o «ámbitos» se superponen. Estos son el
ámbito político, el de gestión y el operativo. Cada uno tiene formas dife-
rentes de ver el mundo, adoptan técnicas diferentes para llevar a cabo su
trabajo y requieren diferentes prácticas en relación con el personaL Así,
de la misma forma que los técnicos y los especialistas no pueden enten-
der la primacía de la gestión, hay muchos gestores que no pueden enten-
der a los políticos y a los responsables de las líneas de actuación política.
Dos son los temas claves: las estrategias, los enfoques y las técnicas pro-
pias del sector privado no deben transferirse tal cual al sector público, y
las técnicas y enfoques de un sector no deben aplicarse en el otro(8).
PARSTON, en un estudio sobre la gestión del sector público, ha identi-
ficado también un conjunto de obstáculos que hacen que la gestión
pública sea difícil de definir y posiblemente más compleja que la gestión
en el sector privado:
136
espaldas», es decir, siguen los procedimientos administrativos
prescritos en lugar de actuar como directivos;
iv) los límites organizativos de la responsabilidad de los gestores
suelen estar mal definidos y sus atribuciones se solapan. Es fre-
cuente que los gestores dispongan de poca autonomía para nego-
ciar sobre los procedimientos y responsabilidades de sus organi-
zaciones;
v) las exigencias contradictorias que plantean las limitaciones pre-
supuestarias anuales y la agenda política a corto plazo frente a la
planificación a largo plazo pueden impulsar a los gestores a
adoptar medidas a corto plazo como una garantía de éxito. Esto,
a su vez, puede frecuentemente dar lugar a fracasos en la conse-
cución de objetivos a largo plazo, reduciendo, de esta manera, la
planificación a un ejercicio de gestión irreal e inútil pero al que
debe dedicarse mucho tiempo;
vi) en general, se aprecia poco el espíritu de liderazgo entre los ges-
tores del sector público, lo cual es alimentado por una prevención
política para fomentar comportamientos emprendedores y la
asunción de riesgos. El círculo problemático se cierra porque esta
falta de liderazgo apoya la concepción del gestor público como
alguien que no tiene ningún papel en la determinación de la polí-
tica o de los objetivos de la organización(9).
DESCONCENTRACIÓN y DESCENTRALIZACIÓN
137
Asistimos cada vez más frecuentemente a intentos para delegar más res-
ponsabilidad en los gestores, comenzando con cambios en la gestión finan-
ciera y siguiendo con cambios en la gestión de personal. Sin embargo, aun-
que se mantiene con frecuencia que los gestores quieren y necesitan «un
espacio de gestion», la práctica no se ajusta siempre a estas razones. Hay
una serie de preguntas relacionadas con esta contradicción. Primero, ¿quie-
ren los gestores gestionar? En países con culturas de gestión los gestores
generalmente sí quieren y deben gestionar; esto no ocurre necesariamente
en otras tradiciones y culturas. Parece haber algunas diferencias entre los
directivos de alto nivel y de nivel medio. Los primeros se definen cada vez
más como gestores y exigen las responsabilidades y autoridad necesarias,
incluyendo las funciones de dirección de personal. Los segundos, que son
generalmente técnicos y especialistas que trabajan en un nivel operativo,
parecen sentirse menos atraídos por estas responsabilidades de dirección y
muchos de ellos las consideran como una carga inevitable. Esta ambivalen-
cia por parte de algunos gestores puede colocar a algunos directores de per-
sonal, tanto si están en organismos centralizados como si no, en una posi-
ción difícil en el ejercicio de su autoridad, responsabilidad e influencia.
La segunda pregunta se relaciona con el papel del servicio de perso-
nal. En un sistema con delegación de la dirección ¿en qué se convierte el
papel de la dirección de personal? Muchos directores de personal se
esfuerzan para ajustarse a los nuevos papeles y a la pérdida de funciones
tradicionales. Posiblemente, los nuevos papeles incluyan un enfoque de
las políticas más estratégico, la gestión de la información y de los archi-
vos, el control, la protección de los derechos individuales, el asesora-
miento y la consultoría. Sin embargo, no parece que se haya prestado
mucha atención a la definición y apoyo de estas nuevas funciones, por
ejemplo, a través de la formación, no parece que se hayan aceptado ni
por los gestores operativos ni por los jefes de personal. Parece que se
siguen tratando cuestiones de dependencia e independencia sin que los
directivos ni los funcionarios de los servicios de personal tengan las ideas
claras sobre sus nuevos papeles y responsabilidades.
La tercera pregunta, que es importante, se refiere al efecto combi-
nado tanto de una mayor responsabilidad de los gestores sobre la acción
y el control de conjunto ejercidos por el centro como, de otra parte, su
responsabilidad respecto al poder político. Es obvio que existen motivos
de fricción entre las necesidades de estos dos principios de acción. Desde
mi propia experiencia de gestor en Australia y a partir de algunos estu-
dios comparativos en Suecia y el Reino Unido, parece que los países
oscilan entre los dos extremos. Mientras que el Reino Unido apoya una
mayor responsabilidad directiva y financiera de los gestores de los nue-
vos organismos Next Steps, el Gobierno sueco está preocupado por la
138
necesidad de un mayor control político y financiero de los directores
generales de sus organismos.
139
- pueden existir choques entre objetivos y dirección política y la
autoridad delegada.
EFECTOS REDISTRIBUTIVOS
140
duración en lugar de contratos permanentes. Quizá deberíamos pregun-
tarnos si las políticas flexibles de personal son una nueva respuesta a las
necesidades cambiantes de los empleados de la función pública o si son
simplemente una reformulación de viejos métodos de empleo promovida
por los empleadores.
CONCLUSIONES
141
posindustrial puede significar una presión continuada para funcionar de
manera más eficaz con efectivos limitados, más restricciones en el gasto
público, aumento de la descentralización, aumento del control político
centralizado, más flexibilidad en las políticas y prácticas de personal, un
retroceso potencial de los derechos individuales y democráticos, un inte-
rés y poder del consumidor cada vez mayor, nuevas formas de organiza-
ción y relaciones nuevas en el servicio público, cambios adicionales en
el papel del Estado, menos soberanía de los Estados nacionales en un
mundo cada vez más internacionalizado. Podríamos seguir. Muchas de
estas tendencias son contradictorias y seguramente causarán tensiones,
impondrán límites y generarán concesiones mutuas con relación a la acti-
vidad de gestión pública.
Al pensar en las estrategias necesarias para responder a estos retos
hay una número de áreas que podrían beneficiarse de la difusión interna-
cional de innovaciones y experiencias.
Estas incluyen, por ejemplo, el examen y la evaluación más detallada
de las ideas y prácticas de gestión pública, el examen detallado de cómo
se pueden desarrollar sistemas de gestión de personal flexibles, las con-
secuencias de los cambios que tienen lugar y los nuevos papeles y capa-
cidades que se requieren de los directivos de personal en la función
pública; el análisis de los objetivos de reforma, de los métodos para ges-
tionar el cambio y de las necesidades de formación y de desarrollo de la
dirección. Finalmente, las nuevas políticas, las cualificaciones del orga-
nizador y las capacidades necesarias para funcionar en un mundo en con-
tinua transformación y cada vez más internacionalizado.
NOTAS Y REFERENCIAS
142
(5) ATKINSON, J. «Manpower Strategies for Flexible Organisations»,
Personnel Management, August 1984; Flexibility, Uncertainty and
Manpower Management, IMS Report, Nº 89, Brightin, Institute of
Manpower Studies, 1985.
143
Colección
Informes y
Documentos
Ministerio
para las
Administraciones
Públicas
Flexibilidad en la gestión
de personal en la
Administración Pública
0(
Serie
Administración
General