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EL PAPEL DEL PROFESORADO COMO GENERADOR DE

CONDICIONES PARA EL DESARROLLO DE LOS FACTORES COGNITIVOS,


AFECTIVOS Y SOCIALES EN EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DEL
CONOCIMIENTO

Introducción
Si bien es cierto que los enfoques educativos actuales centran su atención
en el papel del estudiante, no cabe duda que el papel mediador del profesor
genera condiciones que favorecen el desarrollo de los factores cognitivos,
afectivos y sociales en el proceso de la construcción del conocimiento. Con
frecuencia se minimiza el impacto que esta labor docente tiene en los resultados
académicos y, sin embargo, dada la complejidad del proceso, resulta imposible
prescindir, al menos en la educación formal, del rol de generador de condiciones
para que el proceso de aprendizaje se dé. Desafortunadamente en muchas
ocasiones los profesores no solo no coadyuvan, sino que obstaculizan los
procesos debido al desconocimiento que tienen del impacto de sus conductas en
los demás.
Me pregunto si el grueso de los profesores de educación básica, incluidos
preescolar, primaria, secundaria y preparatoria tienen consciencia de las
condiciones ideales para que la mayoría de los estudiantes con los que conviven
cotidianamente alcancen procesos de aprendizaje significativo.
Este ensayo pretende abordar este cuestionamiento a partir de la
experiencia vivida y los conocimientos adquiridos en el transcurso de mi vida
académica.

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Palabras clave:
Profesor, factores cognitivos, afectivos y sociales, construcción del conocimiento,
condiciones favorables para el aprendizaje

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María Eugenia Martínez Rubín
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El quehacer educativo ha centrado su análisis en distintos procesos que
emanan de la experiencia de la enseñanza que se lleva a cabo en el sistema
educativo formal. Múltiples han sido los enfoques teóricos desde los que se ha
analizado este proceso, desde el positivismo y las propuestas en las que el
estudiante es visto como un recipiente con capacidad de recibir la luz que el
catedrático poseedor de la sabiduría le quiere compartir, hasta aquellas en las que
el estudiante no sólo es capaz de aprenderlo todo, sino que se consideran todos
los factores que inciden haciendo de este proceso un fenómeno complejo
difícilmente desmenuzable y que requiere del profesor una actitud crítica, reflexiva
y comprometida.
En este universo conformado por la escuela, que incluye las políticas
educativas, los programas, los profesores, los estudiantes y la infraestructura
física de los planteles, cada uno de los actores tiene un papel determinado y debe
asumir la responsabilidad del mismo y experimentarlo intensamente y de manera
plena ya que de ello depende la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje.
Los modelos actuales se encuentran centrados en el alumno, es decir han
apostado al 100% por el proceso de construcción del conocimiento a partir de la
experiencia del estudiante, sin embargo, se ha relegado el peso que la labor del
profesor tiene en esta construcción; si bien es cierto que el proceso depende del
alumno, también es cierto que existen condiciones en el aula y fuera de ella que
promueven, facilitan y reafirman la construcción de nuevas estructuras cognitivas.
Justamente para que se consigan aprendizajes significativos que le sirvan
al estudiantado para desarrollar sus habilidades y competencias para la vida, es
necesario que no sólo se desarrollen los aspectos cognitivos; llenar de información
a los estudiantes no es sinónimo de que estén aprendiendo, es necesario que
haya un cambio neuronal para que se realice el aprendizaje, y si bien es cierto que
como dice [ CITATION Can14 \l 2058 ] “el aprendizaje dura toda la vida, pues se
aprende en todo lugar y circunstancia, de manera intencional o no intencional”,

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también lo es que la escuela es el espacio ideal para llevarlo a cabo, ya que los
asistentes están ahí para eso y, es de suponerse que se den las condiciones
propicias para desarrollar algo más que saberes, que haya un procesamiento de la
información y se construyan en el cerebro estructuras cognitivas destinadas a
hacer del sujeto alguien diferente, con más herramientas y nuevas autopistas
neuronales, todo esto considerando además los factores sociales y afectivos.
Tal como se plantea en el párrafo anterior, sería imposible pensar en el
proceso de enseñanza-aprendizaje como algo lineal, es demasiado reduccionista
y simplificadora la aseveración de que el estudiante aprende porque el profesor
enseña; son tantos los factores que inciden en este proceso, complejo e intrincado
que resulta absurdo, como dice [ CITATION Mor94 \l 2058 ] haber simplificado
tanto la realidad que “Vivimos bajo el imperio de la disyunción, reducción y
abstracción cuyo conjunto constituye lo que llamo el paradigma de simplificación”,
es inútil desmenuzar el proceso educativo con fines investigativos, es como decir
que la conducta humana es, independientemente del contexto en el que se da.
Desde luego resulta primordial identificar que cada uno de nosotros somos únicos
e irrepetibles y que tenemos distintos estilos para aprender, por ello no se puede
estandarizar la educación, al decir de [ CITATION Can14 \l 2058 ] “El sistema
educativo actual tiene el reto de preparar a los estudiantes para que manejen y
resuelvan situaciones desconocidas en los ámbitos profesionales, sociales o
personales”, todo esto porque su contexto es así de complejo, la realidad no es
lineal, es una madeja de situaciones y factores que complejizan la realidad y que
hacen que “Los estudiantes requieran capacidades de aprendizaje de segundo
orden: aprender, cómo aprender y como autorregular el propio aprendizaje para
afrontar los retos del contexto tan abierto, cambiante e incierto” [ CITATION Can14
\l 2058 ] y para ello los docentes necesitan también haber desarrollado ciertas
competencias profesionales ya que nadie puede enseñar, lo que no sabe. No se
puede pedir a un docente que enseñe a sus estudiantes a ser críticos y reflexivos
si él mismo no sabe cómo hacerlo.

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Una de las más novedosas corrientes es el modelo de la neurodidáctica,
que plantea al aprendizaje cooperativo centrado en la motivación intrínseca (dada
por el interés creado a través del reto cognitivo que el profesor propone) y que
incluye procesos educativos adaptados al funcionamiento del cerebro de los
estudiantes a partir del conocimiento de cómo aprenden que las neurociencias nos
han proporcionado a través de la investigación. Para que las condiciones áulicas
sean favorecedoras de los procesos cognitivo, social y afectivos del aprendizaje es
necesario que los modelos de aprendizaje sean analizados y que busquen una
evolución hacia las características individuales de los estudiantes. No hay
aprendizaje si no hay motivación, contenidos aburridos, sin sentido y
segmentados, difícilmente se convierten en aprendizajes significativos, ya que se
encuentran disgregados y están lejanos a la realidad del estudiante. El aprendizaje
colaborativo coadyuva al intercambio de experiencias personales que se
convierten en aprendizajes sociales, como bien lo plantea el paradigma
sociocultural, dice [ CITATION Her97 \l 2058 ] “A través de la actividad mediada,
en interacción con su contexto sociocultural, el sujeto construye-internaliza las
funciones psicológicas superiores y la conciencia”; este proceso de mediación, ya
sea a través del docente o de pares más aventajados, lleva a los menos
aventajados a su zona de desarrollo próximo, lo que representa un reto cognitivo
que, en mayor o menor grado, provoca cambios en la estructura neuronal y por
ende procesos de aprendizaje significativo motivados intrínsecamente.
Los aportes de Vygotsky a estos postulados fueron posteriormente
desarrollados por Luria quien pondría en el panorama educativo, los procesos
neuropsicológicos que darían origen al modelo de la Neurodidáctica, aporte que
nos ocupa y que plantea todo un reto para los profesionales que nos dedicamos a
la educación. “Luria desarrolló su trabajo estudiando el cerebro y sistema nervioso
conjuntamente con los procesos psicológicos, concentrando en el desarrollo
cognitivo desde la integración sociocultural propuesta por Vygotski, su maestro y
guía teórico, en su teoría Genética Socio-Cultural de la Mente. Esto lo hace de
forma aplicada a los procesos neurofisiológicos del cerebro y sistema nervioso,

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particularmente sobre las enfermedades o lesiones que sufre el ser humano como
las afasias, las lesiones traumáticas, alteraciones en la memoria, la atención y la
percepción, sin dejar de atender los procesos fisiológicos normales. Lo interesante
de la lectura de los trabajos de Luria es que cuando creemos estar hablando con
el médico nos habla el psicólogo y cuando creemos que la respuesta será
psicológica nos contesta el neurólogo. Esta aparente dicotomía disciplinaria no
existe realmente en sus trabajos.”[ CITATION Váz06 \l 2058 ] Estas aportaciones
dieron como resultado toda una corriente que aborda la importancia de los
procesos neurológicos en el aprendizaje, en el desempeño social de los seres
humanos y en las motivaciones intrínsecas que nos llevan a querer aprender más,
resolver problemas e incluso construir hipótesis sobre lo que ocurre en nuestro
entorno.
Para analizar el papel que el cerebro y los neurotrasmisores tienen en el
aprendizaje abordaremos las propuestas que Pizarro planteó sobre este papel y
que [ CITATION Can14 \l 2058 ] resumió en la siguiente lista:
Principios:
1. El cerebro es un sistema de adaptación complejo.
2. El cerebro es un cerebro social.
3. La búsqueda de significado es natural.
4. La búsqueda de significado ocurre a través de patrones.
5. Las emociones son cruciales para generar patrones, para modelar nuestro
cerebro.
6. Cada cerebro percibe y crea simultáneamente piezas y todos.
7. El cerebro absorbe la información en la que está focalizado; puesto que las
señales periféricas son muy potentes, el cerebro también se puede focalizar en
ellas.
8. El aprendizaje implica siempre procesos conscientes e inconscientes.
9. Existen al menos dos tipos de memoria: a corto plazo o memoria operativa, y a
largo plazo o memoria secundaria e inactiva.

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10. El aprendizaje es un desarrollo. El cerebro es plástico, muchas de sus
conexiones son formadas por la experiencia;
11. El aprendizaje es realzado por el desafío e inhibido por la amenaza.
12. Cada cerebro se organiza de forma única. Las diferencias se expresan en
diferentes estilos de aprender o talentos.
Estos principios plantean muy claramente las necesidades que nuestro
cerebro tiene para realizar los procesos de aprendizaje, la pregunta obligada es
¿puede el maestro conseguir que esas condiciones se den en el aula y con ello
favorecer el desarrollo de los factores cognitivos, afectivos y sociales de los
estudiantes? Desde luego que sí, pero requiere asumir el compromiso y la toma
de consciencia de lo que debe hacer para lograrlo.
A continuación, hago una propuesta basada en la neuropsicología y el
pensamiento crítico y complejo sobre las condiciones que debería guardar un aula
para promover un ambiente propicio al aprendizaje:
1. Debe ser un espacio seguro, donde el estudiantado se sienta aceptado,
entendido, cuidado y tomado en cuenta como un ser único e irrepetible.
2. Debe propiciarse dentro de él un clima agradable, divertido, estimulante,
retador, respetuoso del pensamiento diverso, colaborativo y reconfortante.
3. El espacio físico debe estar ventilado, iluminado, tener suficiente espacio para
todos, con una temperatura regulada, mobiliario cómodo.
4. El espacio de aprendizaje debe ser ilimitado, sin paredes que lo restrinjan,
abierto al contexto individual y a recibir la interculturalidad de sus integrantes, a
la imaginación y la creatividad.
5. Partir de los intereses de los estudiantes, sus conocimientos previos y con la
plena certeza de que todos aprendemos de las experiencias que vivimos,
aunque haya distintos ritmos de aprendizaje, nadie es mejor que nadie, todos
son igualmente importantes, igualmente talentosos e igualmente valiosos para
el grupo.
6. El profesorado deberá estar bien preparado en el tema.

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7. Debe haber apertura al pensamiento divergente, a respuestas inesperadas y
fuera de esquemas y a la creatividad.
8. Habrá que abordar los temas desde distintas perspectivas, con estímulos
multisensoriales, con elementos diversos y de forma atractiva, que despierten
la curiosidad y representen un reto cognitivo para la imaginación.
9. Utilizando el pensamiento crítico, [ CITATION Schsf \l 2058 ] propone
utilizar las siguientes preguntas como detonantes de la reflexión. Preguntas
de:
a. Propósito: ¿qué trato de lograr?, ¿cuál es mi meta central?, ¿cuál es mi
propósito?
b. Información: ¿qué información estoy usando para llegar a mis
conclusiones?, ¿qué experiencias he tenido para apoyar esta
información?, qué información necesito para resolver esa pregunta?
c. Inferencia o conclusión: ¿cómo llegué a esta conclusión?, ¿habrá otra
forma de interpretar esta conclusión?
d. Concepto: ¿cuál es la idea central?, ¿puedo explicar esta idea?
e. Suposiciones: ¿qué estoy dando por sentado?, qué suposiciones me
llevan a esta conclusión?
f. Implicaciones/ Consecuencias. Si alguien aceptara mi posición, ¿Cuáles
serían las implicaciones? ¿Qué estoy insinuando?
g. Puntos de vista: ¿Desde qué punto de vista estoy acercándome a este
asunto? ¿Habrá otro punto de vista que deba considerar?
h. Para formular Preguntas ¿Qué pregunta estoy formulando? ¿Qué
pregunta estoy respondiendo?
10. Así mismo, es muy importante que al encargar, dar seguimiento y evaluar las
investigaciones de los estudiantes, los maestros seamos capaces de precisar
algunos aspectos como la claridad del tema expuesto, la exactitud de la
información enfatizando si se puede verificar, la precisión de la información
brindada, preguntar cuál es la relevancia del tema tratado, que tan
profundamente se investigó, si hay distintas perspectivas en el tema, si es

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lógico y tiene sentido lo que se está planteando, si están priorizando la
importancia del tema tratado y finalmente cuál es el interés que le despierta la
investigación; pero no como una lista de cotejo, sino cuestionándoles a ellos y
que haya un pensamiento reflexivo al respecto.
11. Tomar en consideración los intereses y contextos diversos del estudiantado,
adaptando algunos contenidos a la información actualizada y favoreciendo el
enriquecimiento de ejemplos y propuestas por parte de ellos.
12. Ser empáticos y compasivos ante las necesidades afectivas de los alumnos.
13. Realizar evaluaciones diferenciadas, con retroalimentación positiva y
enriquecimiento de los procesos de construcción del conocimiento y plena
aceptación y respeto al ritmo de los procesos individuales de aprendizaje. No
todos aprenden lo mismo, ni de la misma forma, ni al mismo tiempo.
14. Establecer relaciones afectivas con todos los estudiantes, conocerlos por su
nombre, identificar sus necesidades, establecer contacto visual, acercamiento
físico (con la debida distancia), utilizar el lenguaje del cuerpo para mostrar
calidez, utilizar tono de voz y vocabulario mesurado.
15. Amar profundamente la docencia, si un profesor disfruta lo que hace, se
divierte al hacerlo y siente pasión por ello, lo demostrará en clase a los
alumnos y por ende habrá un contagio de ánimo y alegría en el grupo.
Conclusión
La práctica docente es una aventura extrema, en ella los profesores nos
enfrentamos a emociones fuertes, como en una montaña rusa, sintiendo en una
misma sesión de clase que estamos en los cuernos de la luna y en el fondo mismo
del infierno, dependiendo del estado de ánimo de los estudiantes. Cada día resulta
más difícil adaptarse al cambiante mundo escolar, con jóvenes sobre estimulados
digitalmente y con poco entusiasmo para reflexionar sobre la realidad,
enriquecidos materialmente y empobrecidos emocionalmente, ávidos de
respuestas a preguntas que no saben plantearse y enamorados de la efímera
satisfacción que les da el consumismo. Todo esto sumado al trabajo administrativo

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a veces nos lleva a caer en el desánimo y la inconsciencia de lo que tenemos que
hacer para favorecer la construcción del conocimiento en nuestras aulas.
Hago una propuesta de las condiciones que favorecerían el proceso de
enseñanza aprendizaje en el aula, como una aportación a los docentes nóveles
que se preguntan cómo hacerlo. No pretende ser la panacea ni una receta de
cocina para lograr resultados académicos, pero si aporta algunas estrategias que
ayudarán al docente a sentirse más animado e integrado con sus alumnos.
Los aportes que la neurociencia ha hecho a la educación son realmente
importantes, asumamos una actitud de apertura, incluyente y estimulante para un
estudiantado que requiere sentir gozo al aprender y que agradecerá el aporte que
en este sentido demos a nuestras clases.

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Canseco, C. S. (2014). Cerebro que Aprende. Manual de estilos y estrategias.
México: Tierra firme.
Hernández, R. (1997). Módulo Fundamentos del Desarrollo de la Teconología
Educativa (Bases Psicopedagógicas). Coordinadora: Frida Díaz Barriga
Arceo. México: ILCE-OEA.
Morín, E. (1994). Introducción al pensamiento complejo. Northhampton.
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