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Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad.

Este deseo es de origen divino Dios lo ha puesto


en el corazón del hombre a fin de atraerlo hacía Él, el único que lo puede satisfacer. Nos enseñan el fin último al
que Dios nos llama: el Reino, la visión de Dios, la participación en la naturaleza divina, la vida eterna, la filiación,
el descanso en Dios. También nos colocan ante opciones decisivas con respecto a los bienes terrenos; purifican
nuestro corazón para enseñarnos a amar a Dios sobre todas las cosas.

I. Dibuja cada Bienaventuranza y luego colorea.

1. Bienaventurados los pobres de espíritu,


porque de ellos es el Reino de los cielos.

2. Bienaventurados los que lloran, porque


ellos recibirán consuelo.
3. Bienventurado los pacientes, porque
recibirán la tierra en herencia.

4. Bienaventurados los que tienen hambre y


sed de justicia, porque serán saciados.

5. Bienaventurados los compasivos,


porque obtendrán misericordia.

6. Bienaventurados los de corazón limpio,


porque verán a Dios.

7. Bienaventurados los que trabajan


por la Paz, porque serán reconocidos como
hijos Dios.
8. Bienaventurados los que son perseguidos
por causa del bien, porque de ellos
es el Reino de los cielos.

9. Bienaventurados ustedes, cuando por


causa mía los insulten, los persigan y
les levanten toda clase de calumnias.

"Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa


que recibirán en el Cielo".

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