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Atendiendo a las distintas zonas del español de América podemos señalar las
principales características. Para ello, vamos a fijarnos en la clásica división en 5 partes que hizo
PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA en un estudio de 1921:
1. Antillana o del Caribe: comprende las 3 grandes Antillas españolas (Cuba, Puerto Rico,
Santo Domingo), la costa y los llanos de Venezuela y la costa atlántica de Colombia), la costa y
los llanos de Venezuela y la costa atlántica de Colombia. Se basa en los dominios del arahuaco.
2. Mexicana: México, sur y sureste de Estados Unidos y América Central. Este grupo se
basa en los dominios del mejicano.
3. Andina: Andes de Venezuela, Meseta de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y noroeste de
Argentina. Este grupo se basa en los dominios del quechua.
4. Chilena: casi todo Chile, (quizá habría que exceptuar el norte). Este grupo se basa en
los dominios del arahucano.
5. Rioplatense: Argentina, Uruguay y Paraguay. Se basa en los dominios del guaraní.
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Mari Carmen Alonso Resumen TEMA 9
En las distintas zonas se dan una serie de rasgos fonéticos morfosintácticos y léxicos que
se han considerado como específicos americanismos.
ALONSO ZAMORA VICENTE afirma que gran parte de los fenómenos fonéticos que
encontramos desde México hasta la Tierra del Fuego, son conocidos en España desde antiguo; a
pesar de ello, constituyen uno de los rasgos más específicos de aquellas hablas. Son los
siguientes:
Fonética:
1. Paso de “e” átona a “i”: vistido, Lisión, siguro.
2. Cambio de “e” en hiato a “i”, y al revés, incluso en el habla culta: teatro, pasiar, rial.
Vesita, melitar, principal.
3. Paso de “o” a “u” en posición protónica y viceversa: cuete (cohete), Gorrión (gorrión),
tuavía (todavía), justicia, chubasco.
4. Abertura de la –e- del diptongo –ei- hasta sonar –ai-. Cierre del diptongo –ai- hasta
sonar -ei-.
5. Reducción de grupos cultos. Corrución, ilesia, manífico, sinificar, dino,….
6. Vocalización del grupo ct: aspeito, defeito, doctor,….
7. Caída de la d intervocálica, “deo” por dedo.
8. Como ultracorrección, aparición de “d” donde no corresponde. Descoger, bacalado,….
9. Diptongación excesiva. Apreta (aprieta).
10. Cambios acentuales: bául, máistro, cáido.
Como se ve, todos estos rasgos son comunes con el español vulgar y rural de la
península. No constituyen por tanto rasgos específicos de América.
Indigenismos fonéticos. Frente a estos rasgos, se proponen como derivados del substrato
amerindio algunos que no son admitidos por todos los estudiosos. RODOLFO LENZ, gran
defensor del indigenismo, señala como las principales huellas indígenas las siguientes:
1. Articulación fricativa de b, d, g.
2. Paso de –s final a h aspirada.
3. F- bilabial, frente a la labiodental.
4. Conversión de /r/ /rr/ en fricativas asibiladas.
5. Palatalización de g, j ante e, i : mujer, yefe.
Estas características se han encontrado igualmente en España, lo que demuestra que el
substrato indígena hay que buscarlo en otros lugares. A pesar de ello, no puede negarse que
alguna influencia fonética se deba al substrato, y así citamos como principales:
1. en el Yucatán se articula el español sirviéndose de las “letras heridas” del maya, que son
articulaciones oclusivas o africadas sordas cuyo cierre es muy tenso y va seguido de aspiración
(p’, t’, k’, ch’, tz’). La pronunciación de esas tierras recuerda el español hablado por alemanes.
2. Al mismo origen quizá haya que atribuir buena parte de la confusión entre las vocales e-i, o-
u en la Sierra de Ecuador porque el quechua y el aimara sólo tienen 3 vocales.
3. Pero quizá donde más se encuentre la huella prehispánica sea en la entonación y el ritmo.
La entonación del español en América, muy rica en variantes, muy viva en modulaciones,
ascensos y descensos, se presenta como muy distinta de la castellana, más sostenida en torno a
una nota. Algo similar ocurre con el ritmo del habla: el mejicano abrevia las sílabas átonas,
mientras que el argentino se detiene antes del acento y en la sílaba que lo lleva. Aunque no
existen todavía estudios definitivos sobre la pronunciación parece plausible atribuir al sustrato
amerindio las evidentes diferencias existentes tanto respecto a la castellana como entre ellas.
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Como un fenómeno específico hay que anotar el habla vulgar de Santo Domingo donde se
está extendiendo un morfema nuevo de plural, se, por analogía con otros plurales. Ejemplo:
cruz/cruse; pié/piese; gallínase, mucháchase, cásase (casas).
Otros morfemas:
Los sufijos –ada, -ida son muy utilizados en nombres de acción y efecto de la misma: una
atropellada (atropello), insultada (insulto), conversada (conversación), ausustada (susto), en una
distribución que induce a pensar que cada país ha desarrollado sus propios sustantivos
postverbales o ha sustantivado distintas formas del participio: el llamado, la llamada o el
llamamiento.
Los diminutivos –illo, -ete, -in frecuentes en España, apenas están activos allí. En cambio es
muy productivo el –ito, usado abundantemente e incluso repetido para reforzar la expresividad:
ahorita o ahoritita, yaíta, platita, etc. También en los diminutivos, tan frecuentes debido a la
afectividad que impregna el habla americana, cada región ha desarrollado un diminutivo
específico: amigazo, buenazo, querendón de Argentina; y otros países: reciencito, mismito,
adiosito de otras regiones.
Indigenismos morfosintácticos. Entre los que parece seguro que tienen origen indígena
citamos:
1. El sufijo -eco, -eca de azteca, guatemalteco, yucateco, etc., procedente del nahua
/ecatl/, que se circunscribe a Méjico y América Central.
2. En Perú y noroeste de Argentina, el morfema posesivo quechua /i/ se pospone a
palabras españolas dando un matiz fuertemente expresivo: viday= mi vida.
3. El sufijo diminutivo /la/, quechua también, es origen de expresiones como: vidala,
vidalita= vidita, usado en la sierra argentina.
4. Algunas construcciones sintácticas son calcos de lenguas prehispanas:
/Kue/ como morfema de pasado: noviakué= ¿has trabajado?.
/pa/ como marca de interrogación: has trabajado pa= ¿has trabajado?.
Otras expresiones como: “voy a comprar para mi vestido” = vestido futuro; “pobre siendo
también” = aunque es pobre, etc.
Léxico. Las mayores y más evidentes influencias se dan en el léxico. Cuando los
españoles llegan a América, se encuentran con una naturaleza en muchos aspectos desconocida.
Los indios ofrecían costumbres y modos de vida desconocidos y a todo hubo que darles nombre.
Cuando algo les recordaba a seres existentes en España, les daban el nombre que les sugería
algún parecido a lo conocido en Europa. Pero en la mayor parte de los casos se trataba de algo
desconocido y tomaron la palabra junto con la cosa.
La fuente de léxico más antigua corresponde al Taíno, lengua del tronco arahucano
hablada en las Antillas. Las Antillas fueron el primer lugar al que llegaron los españoles. De esta
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lengua es la primera voz indígena aceptada y difundiendo luego en todas las lenguas: Canoa,
registrada ya en el diccionario de Nebrija.
-Del Arahucano proceden palabras como: Tabaco, que designaba en principio al
instrumento con que se fumaba; Batata, especie de patata dulce; Bohío (choza); Sabana (llanura),
Naguas o anaguas, tiburón, yuca, Hamaca (con h aspirada), Cacique,….
-Algunas voces taínas fueron extendidas después por los españoles a otras regiones
americanas como: caimán, caníbal, maíz,….
-Origen caribeño tienen loro, piragua,….
-El Nauha proporcionó palabras como aguacate, cacahuete, cacao, chocolate, hule, petate,
petaca, jícara, tiza, tomate, etc.
-El Quechua legó alpaca, vicuña, guana, cóndor, mate, papa,….
-Origen mapuche o araucano tienen palabras tan usuales como poncho, gaucho,…
Por otro lado son muy numerosas las palabras conocidas sólo en América y con las que
nos encontramos frecuentemente en la literatura. Algunas son: Iguana (reptil comestible),
guajalote (pavo), china (mujer india), choclo (maíz tierno), chacra (granja), malón (ataque de los
indios), tucán Ñandú, yaguaré, etc.
La gran cantidad de indigenismos que registran los diccionarios podría hacer pensar que el
vocabulario amerindio tiene una importancia muy superior a la real. En realidad, la importancia es
muy relativa; si bien es cierta que existen muchos indigenismos, también lo es que la mayoría
tienen un uso muy restringido geográficamente. En términos generales se puede decir como opinó
ZAMORA VICENTE que el substrato léxico se refleja especialmente sobre aspectos de la vida
material, concreta localizada sobre cosas y manifestaciones del vivir cotidiano. Para la vida del
espíritu el vehículo obligado es el español patrimonial.
Además del aporte del sustrato amerindio, el léxico hispanoamericano presenta algunas
características propias entre las que señalamos brevemente las siguientes:
1. Son abundantes las palabras que en España pertenecen al lenguaje literario o han
desaparecido, como lindo, bravo (irritado), liviano, pollera (falda), recordar (despertar), esculcar
(registrar), vidriera (escaparate), limosnero (pordiosero), cerrero (tosco, inculco) y mucho más.
2. Se producen cambios semánticos como consecuencia de la adaptación del vocabulario
original a la nueva realidad que tenía que designar. “Estancia”= granja; Quebrada= arroyo,
ensenada= cercado corral.
3. Otras veces adquieren sentidos obscenos algunas palabras en determinadas regiones:
coger es malsonante en Argentina, Méjico, Venezuela y Cuba; Acabar en Argentina, chile y
Nicaragua; Concha en Argentina, pico en Chile,… adquieren connotaciones sexuales.
4. Son abundantes los eufemismos que evitan nombrar algunos aspectos desagradables:
ultimar, perjudicar, dejar indiferente sustituyen a “matar”, “moreno” sustituye a negro; trigueño a
mulato, etc.
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acercamiento que desembocó en la pronunciación actual, dando lugar a una especie de coiné
sobre la base del andaluz. Para LAPESA el proceso no fue lineal sino simultáneo, operando las
distintas hablas en una serie de líneas convergentes que tuvieron como final la reducción de las
oposiciones sonoras/sordas por una parte, y ápico-alveolar/dental por otra de las sibilantes para
converger en una solución que dio la pervivencia de la alveolar sorda. Durante algún tiempo
estuvieron conviviendo distintas soluciones. La convivencia niveló los particularismos generando
la reducción de las 4 sibilantes a una /s/ sorda.
[La influencia andaluza quedado planamente demostrada por las estadísticas de las emigraciones,
sobre todo mujeres, de las que una gran mayoría procedía del reino de Sevilla. Si a ello se suma el hecho
de que el comercio con las indias quedó monopolizado durante los siglos XVI y XVII por Sevilla y Cádiz,
donde tenían que permanecer largas temporadas quienes querían pasar a las indias, no resulta difícil
explicar los rasgos meridionales de América]
7. Otros andalucismos:
a. Neutralización de /-r/ y /l/. se encuentra sobre todo en territorios costeros e insulares,
dejando libres las tierras del interior. En la costa del Pacífico parece que prevalece el paso de /l/
a /r/: algún>algún; el paso inverso parece más frecuente en las Antillas.
b. Pronunciación de x y g, j antiguas como H aspirada. Es normal en Antillas, parte de
Méjico, América Central, Panamá, Colombia, Venezuela y costas de Ecuador y Perú. Son
normales huntar, dejar, hente por juntar, dejar, gente.
Algunos filósofos a los que se une ÁNGEL ROSENBLAT resumen la cuestión de las áreas
del español de América hablando de tierras altas y tierras bajas como de dos modalidades
distintas de español, basándose en la coincidencia de variantes fonéticas. Las razones que se
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han aducido se han basado fundamentalmente en la influencia del sustrato indígena, aunque
ROSENBLAT introduce como causa principal la distinta procedencia de los colonizadores y afirma
que las tierras bajas han sido colonizadas por gentes de las tierras bajas de España, sobre todo
de Andalucía, y tienen más bien impronta andaluza. Las tierras altas tienen más bien sello
castellano y su consonantismo tenso, a veces enfático, manifiesta la influencia de las lenguas
indígenas: las grandes culturas americanas fueron culturas de las mesetas, y sus lenguas se
caracterizaban precisamente por la riqueza del consonantismo implosivo. Las diferencias más
notables se centran en lo que humorísticamente ROSENBLAT llama “el régimen atlántico”: las
tierras altas de comen las vocales; las tierras bajas se comen las consonantes.
Esta teoría no es compartida por todos los estudiosos. No obstante, de lo expuesto se
desprende que el las Antillas y en el Caribe es donde los andalucismos son más abundantes,
probablemente como consecuencia de las migraciones andaluzas durante el s. XVI y de la
continua relación con Canarias. Igualmente se han podido comprobar las semejanzas con el habla
castellana de las tierras altas donde subsiste la –s implosiva y no se confunden /l/ y /r/.
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El papiamento de Curaçao
En las Antillas holandesas, cuya capital es Curaçao, se habla un alengua criolla que es el
resultado de la mezclad e varias. LA lengua oficial del gobierno y la administración es el holandés,
pero en la vida ordinaria se emplea el papiamento. Tiene esta lengua en su base el criollo negro-
portugués que traían los esclavos de Africa superpuesto a la lengua criolla que ya existía en la isla
y a la que se han añadido algunas palabras holandesas. Su base principal es el español, aunque
por tratarse de una lengua criolla no se puede decir propiamente que sea una manifestación del
español. Los rasgos más notables son:
1. Seseo y yeísmo, como en América.
2. La /y/ a veces se pronuncia con nasalidad: ñama (llama), aña (haya).
3. La s (procedente de s, ce, ci, z) se hace predorsal sh: shegu –ciego.
4. La /r/ sencilla se pierde con frecuencia: ceca=cerca.
5. En las vocales hay que notar el cambio de timbre de las átonas: muchu, dilanti. En
ocasiones se desarrolla una nasal: pampel = papel.
6. Tiene tendencia a reducir las palabras a 2 sílabas: para “pájaro”, bispa “víspera”.
7. el sustantivo es invariable en género y número. El plural se forma añadiendo al singular
el sufijo nam, de origen africano: mucho graciosonam o muchanam gracioso = muchachas
graciosas, muchachos graciosos.
8. El artículo definido es e; el indefinido un.
9. El adjetivo es invariable, inmovilizando una de las 2 formas, sin una regla fija: novo,
shegu (ciego), bunita (bonito).
10. Los pronombres personales son: mi, bo (2ª), ele, el e; nos, boso –bosonam, nam.
11. El verbo es palabra invariable.
El sefardí o Judeo-español
Los judíos expulsados de España por los Reyes Católicos se asentaron en general en el
imperio turco y en el norte de África, sobre todo en Marruecos, creando núcleos que han
conservado con tenacidad su cultura y sobre todo su lengua.
La característica más sobresaliente del judeo-español es su arcaísmo:
1. Elimina las ápico-alveolares (s-, -ss- y –s-) extendiendo los dentales (c, ç y z). en esto se
asimila al andaluz, al canario y al español de América.
2. Seseo y yeísmo, como en las hablas del sur.
3. Mantienen la diferencia entre sonoras y sordas en estos fonemas. Es sorda siempre la
S, que se articula como la S actual. Es sonora la /Z/ articulada como la S francesa de “poison”.
4. La /-f-/ inicial vacila entre el mantenimiento (fazer), la aspiración (kehazer) y la
eliminación (izo).
5. En los grupos romances subsiste la labial implosiva: bivda = viuda; sivdad = ciudad.
6. En gramática persisten arcaísmos como só, estó, vó, dó y las terminaciones querés, sos,
amá (amad). Aglutinación del imperativo con el pronombre: quitadle, traílde = quitadle, traedle. Los
tratamientos también son muy arcaicos; se desconoce vuestra merced y por tanto usted, y se
emplea para el de respeto vos en Marruecos y él, ella en oriente.
7. Subsisten muchas palabras articuladas en España: agora, amatar (apagar), ambezar
(enseñar; subsiste avezar), güerco (diablo), kamareta (habitación), etc.
8. La N inicial tiende a cambiarse en –m-: mosotros, muebo.
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El español de Filipinas
La colonización es tardía y el español que se lleva a las islas es muy moderno en contraste
con el de América. Por este motivo, la hispanización de las islas fue mucho menor que en
Ámérica, debido en parte a la distancia y sobre todo a que las órdenes religiosas llevaron a cabo
la evangelización en los idiomas nativos desentendiéndose del español. Sólo una minoría culta,
relacionada con la clase dirigente y con la cultura hablaba español.
A raíz de la guerra de 1898 EEUU se anexiona las islas como colonia y se propone
instaurar el inglés como lengua oficial, cosa que consigue debido a la indudable eficacia de las
medidas tomadas. A pasar de ello, el español sigue siendo la lengua de una minoría dirigente
poseedora de buena parte de los recursos intelectuales y económicos.
En general se puede decir que le español de Filipinas recuerda más al español americano
que al de España y esto debido al prolongado contacto con el virreinato de Méjico, a pesar de lo
cual la norma peninsular se impone entre hablantes cultos. Los rasgos que presentan las hablas
más populares son:
a. Fonética:
1. Seseo y yeísmo.
2. Conservación en algunos casos de la aspiración de f- inicial latina: jablar (hablar);
jamnbre (hambre); jací (hice).
3. La j /x/ española se ha intensificado con la aspiración, lo mismo que ha ocurrido con
otras hablas americanas.
4. La F, sonido que no existe en tagalo, se sustituye por /p/ bilabial: Filipinas; pondo
(fondo); puelte (fuerte); puera (fuera); pastidiá (fastidiar).
5. Desaparición de –d- intervocálica.
6. Neutralización de /l/ /r/: mujer, maltín pescadol, talde, etc.
7. La –r final de los infinitivos suele desaparecer y es sustituida por una oclusión glotal
propia del tagalo.
8. El tagalo tiene un sistema trivocálico, que contamina al español y hace que las
vocales /e, o / se asimilen a /i, u/ respectivamente (retirar); ingrandicí (engrandecer);
pinsá( pensar), etc.
b. Morfología:
1. El artículo es invariable, tanto el definido –el –como el indefinido- un: el viento, el luna, el
murmuración.
2. Existe la contracción “del”, invariable también: del viejo; del mujer.
3. La preposición “na” (en la) puede desempeñar la función del artículo contenido en ella.
4. Al no existir el género en tagalo, no se ha conservado el del español. Las palabras salvo
las de uso más frecuente, son invariables.
5. En cuanto al número, el plural se forma o bien siguiendo la forma española, o bien con le
morfema independiente tagalo “mana”: el mana compañero =los compañeros; el mana puelco =
los puercos.
6. El adjetivo también es invariable, aunque pueden emplearse las formas españolas en los
casos de uso más frecuente.
7. La intensificación se logra mediante la reduplicación: bueno- bueno = muy bueno. O bien
con esta reduplicación más el sufijo tagalo “ng”: altong –alto; tristing –triste =muy triste. También
se usa “demasiado, masivo”: masivo malo el boca.
8. El sistema pronominal presenta las formas: yo, tú (junto a vos), ele; nisós (nosotros),
ustedes o vusós, ilós (ellos).
9. El verbo ha reducido su paradigma extraordinariamente. Sólo persisten: hay y tiene. La
conjugación se hace a base de partículas: tá (para el presente. Ej.: tá pensá = yo pienso), ya
(para el pasado. Ej.: ya pensá = yo pensé) y de (para el futuro. Ej.: de pensá = pensaré).
c. Léxico
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