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10-Revista BBC Mundo
10-Revista BBC Mundo
Este tipo de comportamiento complejo es muy sorprendente para una especie humana
con un cerebro de un tercio del tamaño del nuestro. Esto apuntaría a que tenía una
mente inteligente y que estaríamos ante la presencia de indicios de cultura.
En ese mismo momento, los investigadores estaban explorando una segunda cámara, a
100 Km de distancia, llamada Lesedi.
El hallazgo en Dinaledi fue publicado en 2015, pero la investigación sobre los restos de
Lesedi no fue presentada sino hasta ahora.
Los especímenes más recientes incluyen los restos de al menos dos adultos y un niño.
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El cráneo de uno de estos adultos, al que llamaron "Neo", indica que fue
probablemente un hombre.
El análisis de los huesos de sus extremidades muestra que se sentía igualmente cómodo
caminando o trepando.
El hecho de que el H. naledi haya vivido al mismo tiempo y en la misma región que el
H. sapiens revela la increíble diversidad de formas humanas que existían durante el
Pleistoceno tardío (entre las que se incluye el Homo rhodesiensis).
Similitudes
¿Pero cómo mantuvo el H. naledi sus características distintivas viviendo en una
proximidad tan cercana con otras especies humanas entre las que se encuentra el H.
Sapiens?
Image caption. H. naledi (derecha) parece haber compartido el sur de África con
distintas especies de humanos, como por ejemplo el hombre de Kabwe (izq.).
"No parecen haber estado en diferentes nichos ecológicos. Esto es raro, es un problema.
No es una situación en la que podamos decir: 'coexistieron porque usaban los recursos
de forma diferente", le dijo Hawks a la BBC.
Análisis minucioso
Algo clave en la investigación fue la datación de los restos. En un principio, y
basándose en sus características primitivas, Berger creyó que podrían tener hasta tres
millones de años.
Image caption. El esqueleto de Neo (derecha) está más completo incluso que el del
famoso esqueleto de Lucy de Etiopía (izquierda).
Sin embargo, estos huesos estaban solo ligeramente mineralizados, lo cual dio lugar a la
posibilidad de que no fueran en realidad tan antiguos.
Para dar con una fecha más precisa, el equipo dató los huesos mismos, los sedimentos
del suelo de la cueva y la colada (los minerales carbonatos que se forman cuando el
agua corre por las paredes o el suelo de la cueva).
Usando una serie de técnicas, los investigadores lograron reducir el período al que
pertenecieron los restos: entre 236.000 y 335.000 años atrás.
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El equipo envió las muestras a dos laboratorios diferentes de modo que ninguno supiera
qué estaba haciendo el otro o qué métodos analíticos estaba empleando.
Aun así, ambos obtuvieron los mismos resultados.