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LA NATURALEZA DEL COSTE DE LA ELECTRICIDAD

A. El coste binomio

Un rasgo fundamental del suministro de electricidad es el


hecho de que la empresa proporciona al usuario dos servicios
distintos:

a) La energía que consume en realidad (medida en kilowatios-hora);


y
b) La posibilidad de suministrarle la energía que precise cuando
la necesite.

Este último servicio es, o debe ser, continuo -de día y de


noche- y cuesta dinero aún cuando esa energía no sea consumida.

Una empresa formal debe poder asegurar un servicio continuo de


24 horas; esto no excluye la posibilidad de que ciertas empresas
muy pequeñas o de muy reciente formación, para las cuales el coste
de un suministro ininterrumpido de 24 horas resultase
desproporcionado con las necesidades de la comunidad, limiten su
suministro a unas cuantas horas del día.

Así resulta que el coste bruto de una empresa suministradora


de energía eléctrica se compone de dos partes principales:

1. el coste variable y
2. el coste fijo.

El primero incluye el coste efectivo de la energía


suministrada, en tanto que el fijo representa el coste que supone
el estar siempre en condiciones y dispuesta a suministrar energia,
cuando esta sea requerida. Para algunos usuarios, esta
disponibilidad resulta mas cara que la energía realmente
suministrada.

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La componente variable del coste, como se desprende de su
definición, puede considerarse como directamente proporcional al
número de kilowatios-hora suministrados. La componente fija no es
realmente proporcional a ningún factor, si bien es evidente que en
gran medida dependerá de la máxima demanda de potencia en
kilowatios, ya que una gran parte de los gastos fijos provienen de
la financiación y operación del equipo necesario para la
generación y distribución de la energía eléctrica. Estos costes, a
su vez, están determinados por la capacidad en kilowatios de los
equipos.

Fue John Hopkinson quien, en Inglaterra y ya en el año 1882,


en los albores de la industria eléctrica, sugirio la idea de
dividir en dos partes los costes de la energía eléctrica. La
componente variable de estos, consistente principalmente en el
consumo del combustible quemado en las centrales térmicas y en una
parte del coste de reparación y mantenimiento de la planta, debía
estimarse en función de los kilowatios-hora suministrados, en tanto
que la componente fija de los costes debía fijarse en función de la
potencia requerida en KW. Mientras este sistema era adecuado para
expresar los costes totales de la empresa, Hopkinson propuso además
que también sería lógico aplicar a los usuarios individuales esta
doble base, considerando por una parte los kilowatios-hora que
habían consumido y por otra, la máxima potencia requerida por ellos
en KW. Poco después de que Hopkinson formulase este principio del
coste binomio, Arthur Wright inventó el conocido indicador de
potencia máxima, introduciendole en Brighton, Inglaterra, en 1896;
así se puso en práctica lo que hasta entonces había sido
considerado como un concepto indudablemente interesante pero
académico: a saber, que el usuario debía pagar no solo la energía
que había consumido, sino que debía también contribuir a sufragar
los gastos fijos de la empresa, en función de su demanda máxima de
potencia. Claro está que el usuario venía desde siempre
contribuyendo indirectamente a cubrir estos gastos fijos, pagando

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un precio base por KW-h que incluía estos costes, pero esta
contribución no se calculaba sobre una base racional. Al introducir
la facturación en dos partidas, el cargo variable (kilowatios-hora)
disminuía mucho en relación con el precio base facturado
anteriormente, dándole así al usuario la posibilidad de beneficiarse a
sí mismo y de beneficiar a la empresa mejorando su factor de carga.

La resolución de los costes totales en sus componentes fijo


y variable puede ilustrarse de forma sencilla mediante el gráfico
de la figura 1, aplicable tanto al usuario individual, como a un
grupo de usuarios o a toda una compañía eléctrica. Los costes
totales del suministro son representados por la línea AB que no
pasa por el centro de coordenadas; es decir, que los gastos
totales no son, en modo alguno, directamente proporcionales a la
cuantía de la energía suministrada. Pues incluso en el supuesto de
que, la energía suministrada fuese nula, los costes no caerian por
debajo de un cierto mínimo irreductible, F, que representa
precisamente la componente fija de los costes. Los costes totales
C dependerán de la cantidad de energia suministrada V y rebasarán
el valor de F en una cuantía correspondiente a la componente
variable de los costes, V, la cual si es directamente proporcional
a U.
Vemos que:

C  F  V
ó
C  F  v  U

(siendo v el coste variable por KWh; es decir, la tangente  )

Los términos C, F, V y U pueden referirse a cantidades


anuales, trimestrales o mensuales, según las conveniencias. Sin
embargo, todos deben naturalmente corresponder a un mismo período.
El termino v, sin embargo, será generalmente independiente de todo
factor tiempo, (aunque no siempre, pues no lo es cuando los
kilowatios hora son suministrados en épocas distintas por

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Costes totales

A 
C

U F


N
P1
KWh
suministrados

cos te _ total
tan    C F  cos tes _ fijos
KWh

cos te _ var iable


tan    V V  cos tes _ var iables
KWh

Figura 1: el coste binomio

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centrales diferentes).

Las ecuaciones pueden expresarse en palabras de la forma


siguiente:

El coste de disposición para el suministro (F)


El coste total del
suministro (C) = +

El coste de la energía realmente suministrada


(V ó v.U)

Ambas componentes del lado derecho de la ecuación cuestan


dinero, aún cuando sólo la segunda, al quedar reflejada en la
medición del contador, puede aparecer tangible.

El cálculo del coste con criterio doble no es una


peculiaridad del suministro eléctrico. Se utiliza en otros tipos
de servicios públicos como son los taxis, los hoteles y
restaurantes, el suministro de gas, todos ellos caracterizados por
esta doble faceta del coste, una respondiendo a la disposición
necesaria para ofrecer un servicio y otra constituida por el
propio servicio ofrecido. También nos encontramos con esta doble
faceta al considerar el coste de utilización de un automóvil. La
posesión de un coche presupone tenerlo en condiciones de poder
utilizarlo en cualquier momento, independientemente del número de
kilometros recorridos, y el propietario tiene que hacer frente a
una serie de gastos fijos -impuesto de circulación, seguros,
permiso de conducir, garaje, amortización e interés- aunque no
saque el coche a la carretera. Los costes variables son
representados por la gasolina, el aceite y parte de los gastos de
reparación y mantenimiento. El verdadero incremento de coste que
puede suponerle el recorrer un kilómetro es muy inferior a la
cifra media obtenida dividiendo el total de sus gastos anuales por
el número de kilómetros recorridos durante el año. Así pues es más
correcto expresar el coste de funcionamiento de un coche en un

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tanto por semana (o por mes, o por año), mas un tanto por
kilómetro recorrido, obteniendo una cantidad media por kilómetro.
Este coste medio por kilómetro puede resultarles totalmente
distinto a dos propietarios de dos coches idénticos.

Similarmente en el caso de un restaurante, el jefe de cocina


debe poder ofrecer a sus clientes, no sólo los platos y bebidas
que vayan a consumir, sino también el uso de su restaurante con
toda la organización que entraña, y este uso puede considerarse,
en semejanza al caso de la empresa de electricidad, como una
"disposición a ofrecer comidas". Seria más lógico cobrarle al
cliente sobre una doble base, tanto por el uso de la mesa más una
cantidad moderada dependiente del menú que haya elegido.

B. El coste trinomio

El método de Hopkinson representó un importante avance en la


teoría del cálculo de costes aplicado al suministro de
electricidad. Pero no era perfecto, pues algunos elementos de la
componente fija del coste no eran, a todas luces, proporcionales a
la máxima demanda de energía. Los gastos de administración de las
cuentas de los abonados, los gastos del suministro, instalación y
lectura de los contadores y otros gastos administrativos -por
ejemplo, el mantenimiento de exposiciones para demostrar las
diversas aplicaciones de nuevos aparatos eléctricos y la venta de
los mismos-no tienen relación alguna con la potencia en KW
requerida por una colectividad o por consumidores individuales. La
imperfección de la teoría de Hopkinson fue señalada en 1900 por
Henry L. Doherty en un informe presentado ante la National
Electric Light Association de Chicago. Sugirió que ciertos gastos
son ocasionados por los usuarios por el mero hecho de ser
usuarios, independientemente de la cantidad de energía que
consuman o de la potencia que requieran.

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Estos costes que claramente forman parte de la componente
fija, pero son independientes de la potencia máxima, pueden ser
expresados lógicamente en función del numero total de abonados, o
bien en función del número total de contadores instalados, ya que
puede darse el caso de que un abonado tenga más de un contador.

Así nació el concepto del coste trinomio, un refinamiento de


la teoría más sencilla del coste binomio. La base de esta nueva
teoría reside en el concepto de que cada usuario entraña una serie
de gastos que pueden analizarse en tres partes:

1. los gastos variables (componente variable);


2. los gastos relacionados con la máxima potencia
requerida (componente de máxima demanda o componente
MD) y
3. los gastos ocasionados como simples usuarios
(componente de uso).

Las dos Últimas componentes constituyen conjuntamente la


componente fija.

Cuando se trata de grandes consumidores, la componente de


uso representará generalmente una proporción despreciable del
coste total, pero para los pequeños usuarios puede representar una
parte importante. Esto bastaría para justificar la aplicación de
precios por KWh más altos a los pequeños usuarios que a los
grandes consumidores.

El coste trinomio puede ser ilustrado de forma sencilla


mediante un gráfico tridimensional (figura 2). Vemos en
perspectiva los tres ejes de coordenadas. Un eje horizontal OX,
representa la energía suministrada (en kilowatios-hora). El otro
eje horizontal OZ representa la demanda máxima (en kilowatios) y
el eje vertical OY representa los costes totales. Para cualquier
combinación de energía y de demanda máxima de potencia, los costes

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Costes totales

C = coste de consumidor (de usuario o de uso)


M = costes MD
F = costes fijos
V = costes variables

P
D
V
A  Máximas
B potencias
M requeridas
F


F N P1
C

O U
KWh
suministrados

cos tes _ var iables


tan  
KWh

cos tes _ fijos


tan  
KWmax

cos te _ medio
tan  
KWh

Figura 2: El coste trinomio

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totales serán representados por la superficie plana FDEB formando
sobre el plano horizontal, como puede verse, un ángulo  en una
dirección y un ángulo  en la otra dirección. Así pues, para un
consumo de energía de OU kilowatios-hora y una demanda máxima de ON
kilowatios, los costes totales quedaran definidos por el punto P,
situado verticalmente encima de un punto P1, cuyas coordenadas
horizontales son ON y OU. La altura PP1 representa los costes
totales constituidos por las siguientes componentes:

C = componente de uso
M = componente MD
V = componente variable

Donde, de estas tres, las dos primeras, combinadas, forman


la componente fija F.

La componente variable por kilowatio-hora es representada


por la tangente  , la componente MD por kilowatio es representada
por la tangente  y el coste total medio por kilowatio-hora es
representado por la tangente  . Se observará que el plano APP1N es
una repetición de la figura 1.

La figura 2, como la figura 1, puede representar a un solo


usuario, a un grupo de consumidores o a toda una compañía
eléctrica.

C. Implicaciones del coste múltiple

Los gráficos de las figuras 1 y 2 no deben ser tomadas


demasiado literalmente ni considerados como matemáticamente
exactos. Son gráficos idealizados que ilustran con matemática
sencillez una forma lógica de expresar el coste de la energía
eléctrica.

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Gastos brutos incurridos por la empresa

(Incluyendo interesen bancarios, amortización, combustible,


gastos de funcionamiento, reparaciones y mantenimiento,
servicios post-venta, administración e impuestos)

A. Gastos fijos B. Gastos variables

(Gastos Independientes de (Gastos más o menos proporcionales


la cantidad de energía a la energía consumida, por
consumida puede dividirse ejemplo, la mayor parte del
en dos grupos) gasto en combustible de
las centrales térmicas)

C. Gastos MD D. Gastos de uso

(Gastos relacionados con (Gastos relacionados con


la máxima potencia que la máxima potencia que
puede dar la planta y sus puede dar la planta y sus
equipos, por ejemplo, equipos, por ejemplo,
gastos de financiación de gastos de financiación de
la planta) la planta)

NOTA: El coste total será representado bien por la suma A + B (dos


componentes) o por la suma B + C + D (tres componentes)

Figura 3. La estructura del coste con componentes múltiples

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La proporcionalidad directa entre los costes variables y la
energía suministrada y entre la componente MD del coste y la máxima
demanda de KW, es más una hipótesis conveniente, que la afirmación
de un hecho absoluto. Por ejemplo, un aumento de un 20% en la
potencia requerida por un usuario individual, puede ser absorbido
generalmente por la empresa productora sin que esto repercuta en lo
mas mínimo en sus costes. Sin embargo, si todos los usuarios fueran
a aumentar su demanda de potencia en un 20%, la empresa se vería
seguramente obligada a incrementar la capacidad de sus equipos
generadores y de distribución, lo cual supondría un apreciable
aumente de sus gastos fijos.

El hecho es que los diferentes elementos del coste que en su


conjunto forman el coste total se hallan tan decisivamente
influenciados por la cantidad de energía suministrada, por la
cantidad de potencia requerida y por el número de abonados (o de
contadores) que resulta eminentemente razonable el adjudicar los
costes a las categorías de consumidores y a los usuarios
individuales en función de estos tres elementos, suponiendo una
proporcionalidad directa. Esta proporcionalidad, sin embargo, no
puede ser aplicada de forma indiscriminada. No debe pensarse que si
las máximas potencias requeridas por los usuarios A y B son de
20[KW] y de 10[KW], respectivamente, la parte de los gastos fijos
que han de cargarse al usuario A (excluyendo la componente de uso)
deberá ser necesariamente el doble de la parte cargada al usuario
B. Dependerá mucho de la categoría de usuarios en la que estén
clasificados (por ejemplo, considerando el momento de incidencia de
su carga), pero para usuarios de una misma categoría, no parece
irrazonable suponer una estricta proporcionalidad. Veremos más
adelante que existe una base racional para modificar este principio
de estricta proporcionalidad al distribuir los costes MD entre
diferentes grupos de consumidores, aunque muchas veces lo prudente
sea no tenerlo en cuenta.

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La estructura del coste considerado en sus múltiples
componentes aparece en su forma más sencilla en la figura 3; se
trata del coste examinado desde el punto de vista de la empresa.
Si se considera este coste como constituido por dos partes,
entonces se supone que todos los costes fijos son proporcionales a
la demanda máxima de potencia; si se considera el coste total como
formado por tres partes, entonces estos costes fijos se dividen en
costes MD y en costes de uso. Esta última forma de analizar los
costes es más científica, pero el método de Hopkinson suele
considerarse muchas veces como suficientemente exacto.

Lo importante es que expresando los costes en sus tres


componentes y no como un coste medio alzado por kilowatio-hora,
resulta posible distinguir el origen de estos costes. Esto es muy
importante cuando llega el momento de fijar los precios. Incluso
cuando se considera el coste siguiendo el método de Hopkinson (con
dos componentes) se acerca uno mas a la estructura real del coste,
pero el refinamiento de Doherty al introducir una tercera
componente bien merece las ligeras complicaciones que puede
entrañar en la práctica.

D. Costes compartidos y marginales

Existen dos formas en las que puede valorarse el coste que


supone el suministrar energía eléctrica a un usuario. Primero está
el coste compartido, estimado de tal forma que sea lógicamente
distribuido entre todos los abonados, siguiendo los principios que
expondremos en este estudio u otros principios aceptables. En
segundo lugar, el coste marginal que consiste en el suplemento de
coste que supone el suministro de energía a un consumidor o a un
grupo de consumidores, comparado con el coste de la energía si ese
consumidor o grupo de consumidores no fuesen suministrados. Esta
distinción puede asumir cierta importancia al fijar los precios. De
acuerdo con este concepto del coste marginal, el consumo de un
particular o de una cierta categoría de consumidores puede,

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virtualmente considerarse como una carga derivada y ser facturada
como tal.

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CUESTIONARIO

1. Explique la teoría del costo binomio.

2. Grafique, coloque los ángulos y explique las variables del


costo binomio.

3. Explique la teoría del costo trinomio.

4. Grafique, coloque los ángulos y explique las variables del


costo trinomio.

5. Escriba las 3 ecuaciones del costo trinomio en base a la


tangente de los ángulos graficados en la pregunta 5.

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