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Los Cretinos Roald Dahl llustraciones de Quentin Blake = Caras peludas * {Qué cantidad de hombres barbudos hay a nuestro alrededor hoy di Cuando un hombre se deja crecer el pelo por toda la cara es imposible adivinar qué as- pecto ene. Puede que lo haga por eso. Seguramente prefiere que no lo sepas. Ademas esta el problema del aseo. Cuando los muy peludos se lavan la cara, debe ser para ellos un trabajo tan grande como cuando tti y yo nos lavamos la cabeza. Lo que me gustaria saber es esto: gCon qué frecuencia se Javan la cara estos barbudos? ZS6lo una vez. a la semana, el domingo por la no- che, como nosotros? gUsan champu? ¢Usan se- cador de pelo? {Se dan fricciones con una locién tonificante del cabello para que la cara no se les quede calva? ; Van a la barberia para recortarse y arreglarse la barba o lo hacen eflos mismos con unas tijeras mirdndose al espejo del cuarto de bano? 10 No lo sé Pero la proxima ve un hombre con barba (lo cual sucedera probable- mente tan pronto como salgas a la calle) segura- mente lo miraras mds de cerca y empezards a preguntarte acerca de estas cosas. Z que veas J E] senior Cretino .. El sefor Cretino era uno de estos bom- bres barbudes. ‘Toda su ¢: a exe On de da frente, los ojos y la nuriz, estaba cubierta por un espeso cabello. El pelo le salfa en repulsives ma- tojos inclusu de los agujeros de la nariz y de las orejas. E] senor Cretino crefa que esta pelam- brera le daba un aspecto de gran sabidurfa y ma- jestuosidad. En realidad no tenfa ninguna de las dos cosas. El sefior Cretino era un cretino. Habia nacido cretino. Y ahora, a los sesenta afios, era mas cretino que nunca. El cabello de la cara del sefior Cretino no crecia suave y rizado como el de la mayoria de los barbudos. Crecia en forma de espigas que brotaban tiesas como las cerdas de un cepillo de uflas. iY con qué frecuencia se lavaba el sefior Cretino la cara poblada de cerdas? La respuesta es NUNCA, ni siquiera los do- mungos. No se la habia lavado desde hacia mu- chos afios. f Barbas sucias 4, Como ti sabes, una cara normal, sin barba, como la tuya o la mia, simplemente se pone un poco churretosa si no se lava bastante a menudo, y no hay nada horrible en eso. Pero una cara con barba es algo muy di- ferente. Las cosas se pegan a los pelos, especial- mente la comida. Las salsas, por ejemplo, se me- ten entre los cabellos y se quedan alli. Ta y yo podemos frotar nuestras caras lisas con un pajio y rapidamente volvemos a tener un aspecto mas © menos limpio, pero los barbudos no pueden ha- cer lo mismo. También podemos, si tenemos cuidado, comer sin desparramarnos la comida por Ia cara. Pero los hombres con barba no pueden. La pré- xima vez que vedis un hombre con barba co- miendo, observadlo detenidamente y veréis que, incluso abriendo la boca desmesuradamente. le es imposible tomar una cucharada de estofado o de helado de vainilla y chocolate sin dejar algtin trocito entre los pelos de su barba. 14 El sefior Cretino no se molestaba nit si- quiera en abrir mucho la boca cuando comia. Por eso (y porque nunca se lavaba) siempre habia cientos de restos de viejos desayunos, comidas y cenas pegados a los pelos y distribuidos por toda la cara, Pero, eso sf, no eran trozos grandes, ya que acostumbraba a restregdrselos con el dorso de la mano o con la manga mientras estaba co- miendo. Si lo mirabas de cerca (cosa poco apete- cible) podias ver pegadas a los pelos peqiefias motitas secas de huevos revueltos, de espina- cas, de salsa de tomate, escamas de pescado, pi- cadillo de higados de pollo y todas las otras co- sas desagradables que al sefior Cretino le gustaba comer. Si mirabas mas de cerca todavia (tdpense bien las narices. seforas y caballeros). si escudri- fabas entre las cerdas del bigote que le brotaba sobre el labio superior, probablemente hubieras visto cosas mas grandes que habian escapado a los restregones de su mano: cosas que Hlevaban alli meses y meses, como. por ejemplo, un trozo de queso verde con gusanos, 0 una vieja y Mo- hosa palomita de maiz 0 incluso la cola grasicnta de una sardina de lata. Por todo ello, el sefior Cretino nunca pa- saba realmente hambre. Sacando la lengua y cur- vandola para explorar la jungla de pelos alrede- dor de su boca, sicmpre podia encontrar un sabrosu bocado que mordisquear. 16 Lo que estoy intentando explicarte es que el sefior Cretino era un viejo cochino y malo- liente. También era un viejo extremadamente horrible, como descubrirds dentro de poco. = La sefiora Cretino 7 La sefiora Cretino no era mejor que su marido. No tenia, por supuesto, una cara barbuda. Era una pena que no la tuviera porque esto, al menos, habrfa ocultado algo de su espantosa feal dad. Echale un vistazo. 18 {Has visto alguna vez una mujer con una cara tan fea como ésta? Lo dudo. Pero lo curioso era que la sefiora Cretino no habia nacido fea. La fealdad se habia ido apo- derando de ella aio tras afio a medida que enve- jecfa. {Por qué habia sucedido esto? Yo te diré por qué. Si una persona tiene malas ideas, empieza a notarse en su cara. Y cuando esta persona tiene malas ideas cada dia, cada semana, cada afio, su cara se va ponicndo cada vez mas fea hasta que es tan horrible que apenas puedes soportar ¢] mi- rarla, Una persona que tiene buenos pensamien- tos nunca puede ser fea. Puedes tener una nariz deforme, la boca torcida, una doble barbitla y los dientes salientes, pero si tienes buenos pensa- mientos, resplandecerdn en tu cara como rayos de sol y siempre tendrds algtin atractivo. Nada resplandecfa en Ja cara de la sefiora Cretino. En Ja mano derecha siempre Ilevaba un bast6n. Acostumbraba a decir a la gente que to usaba porque le habjan crecido verrugas en la planta del pie izquierdo y le dolia al andar. Pero la verdadera raz6n de que Hevara el bast6n era que con él podia golpear cosas, tales como pe- Iros, gatos y nifios. Y ademas estaba el ojo de cristal. La se- fiora Cretino tenia un ojo de cristal que siempre miraba hacia otro lado. an El ojo de cristal * Se pueden hacer un montén de trucos con un ojo de cristal porque puedes sacartelo y vol- vértelo a poner todas las veces que quieras. Pue- des apostar tu vida a que la sefiora Cretino se co- nocia todos estos trucos. Una mafiana se sacé el ojo de cristal y lo eché dentro de la jarra de cerveza del sefior Cre- lino, cuando &} no estaba mirando. El seftior Cretino estaba allf sentado be- biendo su cerveza Jentamente. La espuma for- maba un anillo blanco en los pelos alrededor de 21 su boca. El se restregaba la espuma blanea con la manga y luego se frotaba la manga en el pan- talon, —Tii estas tramando algo —dijo la se- flora Cretino, manteniéndose de espaldas para que él no pudiera ver que se habia sacado el ojo de cristal—. Siempre que estas callado como ahora, sé muy bien que estas tramando algo. La sefiora Cretino tenfa razén. E] sefior Cretino estaba maquinando frenéticamente. Es- taba intentando inventar una jugarreta realmente sucia que pudiera gastarle a su esposa ese dia. —Ten cuidado —dijo la sefiora Creti- no—, porque cuando veo que empiezas a tramar algo te vigilo como un bho. —jOh, callate, vieja bruja! —dijo el se- fior Cretino. Continué bebiendo su cerveza y su 22 mente diabdlica siguid maquinando sobre las proximas jugarretas horribles que iba a gastarle a la vieja. De repente, cuando el sefior Cretino vol- caba la tiltima gota de cerveza en su garganta, se encontré con la mirada del horroroso ojo de cris- tal de la sefiora Cretino observandole desde el fondo de Ja jarra. Esto le hizo dar un brinco. —Ya te dije que estaba observdndote —cacareé la sefiora Cretino—. Tengo ojos por todas partes, asi que dndate con cuidado. a Le rana x, Para wengarse por fo de! ojo de crisial en la jarra, el sefior Cretino decidié pons una rana en la cama Je la sefiora Cretino. Caz6 una grande en a charca y sé Ja lev a casa escoadids en una coya Esa noche, cuando ta sefora Cretino cs- taba en el cuarto de bafio preparéndose para acos- tarse, el sefior Cretino deslizé la rana cite las sd. banas de la cama de su mujer. Luego se metid en la suya y esperé a que empezara la juerga. La sefior.i Cretino volvio, se acosté en su cama y apagé la luz, Tumbada en la oscurivlad se rascaba la tripa. Le picaba la tripa. Las vrujas viejas y sucias como ella siempre tienen picores en la tripa. De repente sintié algo frio y viscoso arrastrandose sobre sus pies. Gritd. —jQué te pasa? —pregunt6 el scfior Cretino. . Socorro! —vociferé la sefiora Cretino dando brincos—. jHay algo en mi cama! —Apostaria a que es ese Gigante Salta-

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