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¿Los jóvenes de hoy leen menos que los de antes?

Es común escuchar que la gente diga que los jóvenes de hoy leen poco. En realidad
ocurre justo lo contrario, leen mucho y lo hacen todo el tiempo. Leen etiquetas de
diferentes productos cuando van a comprar algo, la publicidad en las calles, las
notificaciones de sus redes sociales, correos electrónicos y algunos afortunados,
conocen el placer de leer libros, revistas y periódicos. No obstante, a pesar de que las
nuevas generaciones leen más que las de antes a esa edad, el tipo de lectura que realizan
es diferente.

Cuando una persona lee, utiliza lo que algunos psicólogos denominan memoria de
trabajo. Ésta, permite almacenar una cantidad de información limitada en el cerebro por
un plazo de tiempo corto, a fin de procesarla y distinguir lo que es importante de lo que
no, según los objetivos del lector. Cuando una persona lee por internet, constantemente
es bombardeada por diferentes textos, imágenes, hipervínculos y notificaciones, al tener
que decidir la información a la cual le presta atención, su memoria de trabajo se satura.
A eso, hay que adicionar la tendencia a fragmentar las lecturas en los medios digitales,
se pasa de leer un chat por Whatsapp a un artículo científico de una página web. Todo lo
anterior, dificulta una lectura profunda para comprender mejor un texto de un tamaño
mayor a una publicación de Facebook o Twitter.

Entonces, los jóvenes de hoy sí leen más que los de antes, pero muchas veces de manera
superficial. Además, se tiene la falsa idea de que no leen porque se tiene al libro
sacralizado y a algunas de las opciones disponibles en internet no se las toma como
materiales de lectura. Eso es un problema de dos aristas. Provoca que muchos no se
acerquen a los libros por percibirlos como algo aburrido, educativo, obligatorio, y que la
gente no se percate de la amplia bastedad de materiales de calidad disponibles en la
web: blogs, artículos, páginas de poesía, etcétera y que no tienen por qué ser libros. Los
mismos jóvenes en ocasiones consideran tener un bajo índice de lectura porque no
perciben esos materiales como contenidos literarios, ya no se diga las redes sociales.

Así, habría que distinguir a qué tipo de lectura se refiere cuando se dice que los jóvenes
no leen. En todo caso, podría decirse que tienen una tendencia a hacer lecturas
superficiales y con objetivos muy particulares, como saber acerca de sus amigos; antes
que las lecturas profundas que requieren paciencia para desentrañar algunas ideas. En
las redes sociales se ven sobre todo ideas cortas, pero un libro encierra un mundo en sí
mismo disponible para quien se aventure dentro de sus páginas. Es una manera
económica de viajar. No voy a mentir diciendo que todos los libros se disfrutan, aun así
tengo la confianza de que para cada quien, hay más de un libro que entre sus páginas
esconde el aliento que algunos días hace falta. Y ese aliento, también se esconde entre
los versos de algunos blogs anónimos.

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