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DELITOS CONTRA LA VIDA Y LA INTEGRIDAD PERSONAL

CAPITULO PRIMERO

Del genocidio

Artículo 101. Genocidio. El que con el propósito de destruir total o parcialmente un


grupo nacional, étnico, racial, religioso o político que actúe dentro del marco de la ley,
por razón de su pertenencia al mismo, ocasionare la muerte de sus miembros, incurrirá
en prisión de treinta (30) a cuarenta (40) años; en multa de dos mil (2.000) a diez mil
(10.000) salarios mínimos mensuales legales vigentes y en interdicción de derechos y
funciones públicas de quince (15) a veinte (20) años.

La pena será de prisión de diez (10) a veinticinco (25) años, la multa de mil (1.000) a
diez mil (10.000) salarios mínimos mensuales legales vigentes y la interdicción de
derechos y funciones públicas de cinco (5) a quince (15) años cuando con el mismo
propósito se cometiere cualquiera de los siguientes actos:

1. Lesión grave a la integridad física o mental de miembros del grupo.

2. Embarazo forzado.

3. Sometimiento de miembros del grupo a condiciones de existencia que hayan de


acarrear su destrucción física, total o parcial.

4. Tomar medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo.

5. Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Nota: El Texto Subrayado fue Declarado Inexequible por la Sentencia Corte


Constitucional 177 de 2001.

Anteriormente cuando no existía el delito de genocidio se utilizaba el delito de


homicidio múltiple.

El delito de genocidio se puede dar tanto en tiempo de paz como de guerra.

Artículo  102. Apología del genocidio. Modificado por el art. 7, Ley 1482 de 2011. El 


que por cualquier medio difunda ideas o doctrinas que propicien o justifiquen las
conductas constitutivas de genocidio, o pretendan la rehabilitación de regímenes o
instituciones que amparen prácticas generadoras de las mismas, incurrirá en prisión de
seis (6) a diez (10) años, multa de quinientos (500) a mil (1.000) salarios mínimos legales
mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas
de cinco (5) a diez (10) años.

Difundir ideas que respalden propósitos genocidas o apoyar aquellos gobiernos que han
practicado el genocidio.

CAPITULO SEGUNDO
DEL HOMICIDIO1

Artículo 103. Homicidio. El que matare a otro, incurrirá en prisión de trece (13) a


veinticinco (25) años

JURISPRUDENCIA
PRUEBA DEL MÓVIL PASIONAL NO ES INDISPENSABLE PARA LA CONFIGURACIÓN TÍPICA
DEL HOMICIDIO
En materia de dogmática penal, la prueba del móvil pasional no constituye un elemento
indispensable para la configuración típica de la conducta punible de homicidio.
Así lo precisó la Corte Suprema de Justicia, al tiempo que reconoció su importancia en la
demostración del ingrediente subjetivo del tipo penal o en la determinación de la
culpabilidad.
Adicionalmente, calificó como cierto que la comprobación de un móvil puede explicar la
ocurrencia de una conducta lesiva, así como servir de hecho indicador de autoría y
responsabilidad penal. 
Premeditación
Tratándose de un homicidio pasional, para el caso bajo análisis, no se requiere de una
acción premeditada sustentada en una relación de larga duración, condición de
premeditación en el ejecutor, pues es posible la realización de un crimen de ese calibre
en el fragor de una imprevista reacción emocional.
Para la perpetración de un homicidio no se requiere entonces de una especial
motivación y cualquier condición puede desencadenar ese fatal desenlace, existiendo la
posibilidad de que la intención delictiva se haya creado en el mismo momento y sea
ejecutada sin intervalo entre la idea y la acción, como consecuencia de una reacción
imprevista o por un impulso instantáneo, conocido como dolo de ímpetu, aclaró.     
No obstante, aunque parezca extraordinario que un tercero realizara la incursión
violenta en el motel donde estaba la víctima y el acusado, la hipótesis está corroborada
por pruebas testimoniales que confirman la presencia de esta persona, escapando y
llevando consigo un arma de fuego (M. P. Patricia Salazar).
CSJ Sala Penal, Sentencia SP-7342018 (41785), Mar. 14/18

2. Sobre la determinación de la muerte encefálica puede consultarse el Decreto 2493 de


2004, artículos 12 y 14.

JURISPRUDENCIA.

DOLO EVENTUAL Y SUS DIFERENCIAS CON LA CULPA CON REPRESENTACIÓN.


ACCIDENTE DE TRÁNSITO.

"El elemento subjetivo del delito solo puede definirse a partir de las particularidades del
caso específico, es decir, de un razonamiento inductivo que comprenda el análisis de los
distintos factores que convergieron a la producción del resultado, pues solo a partir de
1
su conocimiento y estudio puede determinarse si el sujeto actuó con consciencia y
voluntad en la producción del resultado típico, si lo quiso en forma directa o indirecta, o
si solo lo previó en forma eventual, o si actuó dentro de los marcos propios de la
conducta imprudente.

(...).

Aunque son varias las teorías que han intentado exponer criterios de diferenciación
objetiva a partir del análisis de la intensidad o calidad del riesgo creado, con el fin de
distinguir los casos dolosos de los casos culposos, es importante precisar que todas ellas,
sin excepción, son coincidentes en reconocer como casos de conducta culposa solo
aquellos en los que los niveles del riesgo creado superan en grado menor los límites
permitidos y que en muchos casos son producto de la dinámica y naturaleza misma en
que se desarrolla la actividad de tránsito.

También se dijo que la representación de la probabilidad de producción del resultado


lesivo (aspecto cognitivo) debe darse en el plano de lo concreto para que la conducta
pueda imputarse a título de dolo eventual. En caso contrario, es decir, si el
conocimiento de la probabilidad de producción se queda en el ámbito de lo puramente
abstracto, la imputación subjetiva solo podrá hacerse a título de culpa.

La comprobación de estos aspectos, como ya también se indicó, se lleva normalmente a


cabo con fundamento en datos externos debidamente demostrados, y de constantes
derivadas de la aplicación de reglas de experiencia, como la calidad objetiva del riesgo
creado o el mayor o menor grado de contenido de la situación de peligro generada, que
permitan concluir que el sujeto se representó la probabilidad de producción del peligro
en concreto, y que no obstante ello, continuó su accionar, sin tomar ninguna precaución
para evitarlo". (CSJ, Cas. Penal, Sent.ago.25/2010, Rad.32964. M.P. José Leónidas
Bustos Martínez).

NO HAY IRA E INTENSO DOLOR EN HOMICIDIO CAUSADO SIN PROVOCACIÓN GRAVE E


INJUSTA

Para reconocer el estado de ira como un atenuante de la pena, es indispensable que los
elementos probatorios demuestren que, efectivamente, el acto delictivo se cometió
como consecuencia de un impulso violento, provocado por un acto grave e injusto, de lo
que surge necesariamente la relación causal entre uno y otro comportamiento.

De acuerdo con la Corte Suprema de Justicia, el estado emocional del incriminado debe
ser directamente provocado por un comportamiento grave e injusto, siendo estas
últimas verdaderas cualificaciones jurídicas que el legislador impuso a la provocación.

“No se trata entonces, como atinadamente lo enseña la doctrina, de actos que son el
fruto exclusivo de personalidades impulsivas, que bajo ninguna provocación actúan
movidas por su propia voluntad”, sostuvo.

La Sala Penal recordó que la gravedad y la injusticia de la provocación deben ser


estudiadas en cada situación, debido a las condiciones particulares de los protagonistas
y de las circunstancias en las que se consumó el hecho, por ejemplo, la situación
afectiva, la idiosincrasia, la tolerancia, los sentimientos, la formación, el grado de
educación y el nivel socio económico. Solo los estados de ánimo originados por
comportamientos con estas características quedan amparados en la causal diminuente,
agregó.

Además, aclaró que si el acto se origina en un estado emocional como los celos, es
necesario diferenciar los supuestos hechos ultrajantes y socialmente inaceptables en los
que habría incurrido la víctima, de aquellos que nacen del victimario sin ningún motivo
real.

La provocación, explicó el alto tribunal, consiste en una conducta para mortificar o


suscitar protesta, desagrado o inconformidad en una persona determinada, lo que deriva
eb un estado de excitación que, además de producir alteraciones orgánicas visibles o
perceptibles, ocasiona pérdidas de control y ofuscación inocultables.

En el caso analizado, la Sala no casó la sentencia proferida contra un hombre que


solicitaba prisión domiciliaria y rebaja de pena por los delitos homicidio agravado y
tentativa de homicidio. El imputado alegaba que los hechos fueron motivados por una
provocación grave e injusta de parte de su compañera sentimental y una presunta
infidelidad causada por esta.

(Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-10724-14 (43190), ago. 13/14, M.P.
José Luis Barceló Camacho)

NO SE CONFIGURA IRA O INTENSO DOLOR CUANDO AGENTE DESVIRTÚA ACTUACIÓN


QUE LO CONDUJO A REALIZAR EL DELITO

Cuando el agente con su propio relato desvirtúa la presencia de un comportamiento


grave o injusto que lo condujo a realizar la conducta punible no se configura ira o
intenso dolor. Así lo precisó la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.
En tal sentido, la corporación aseguró, con base en el artículo 57 del Código Penal  (Ley
599 del 2000), que la ira y el intenso dolor es una figura que mitiga la sanción punitiva
referida esencialmente a delitos que atentan contra la vida y la integridad personal y
agregó que este hecho se lleva a cabo en un estado de emoción violenta provocada por
la conducta de la víctima.
Así las cosas, lo anterior obedece a una condición subjetiva emocional que
consecuentemente da lugar a una responsabilidad penal atenuada, señaló la
providencia.
Requisitos
Acorde con la jurisprudencia pacífica y el alcance jurídico de esta circunstancia
atenuante de la pena, la Sala Penal afirmó que el privilegio emocional subjetivo de esa
causal paliativa exige para su reconocimiento que al momento de la realización de la
conducta se haya procedido en estado de ira o de intenso dolor determinado por un
comportamiento ajeno grave e injusto.
Con todo, advirtió que un postulado normativo de esta figura es estar plenamente
probada la existencia de un comportamiento con las connotaciones antes indicadas, de
un tercero contra quien reacciona emocionalmente.
También es necesario el nexo de causalidad entre ese estado síquico y ser aquella su
causa, la cual, a su vez, debe tener la virtualidad de desencadenarlo, pues si bien no se
exige simultaneidad o concomitancia en la reacción, sí es necesario que el sujeto obre
bajo los efectos de un “raptus” emotivo.
Lo anterior, toda vez que la ira atenuante, en relación con este aspecto, tiene arraigo
en circunstancias de objetiva verificación, ya que no se trata de hacer sustentable la
disminución a partir de personalísimos sentimientos o de favorecer temperamentos
impulsivos, iracundos, irascibles, irritables, coléricos, ni de propiciar extensiones
genéricas a otros estados anímicos.
Por el contrario, busca reconocer la presencia de situaciones humanas que implican una
disminución de la capacidad intelectual y volitiva del agraviado provocada por una
ofensa, sin que ello implique desde luego una pérdida absoluta de dichas facultades que
corresponden a estados de inimputabilidad penal (M.P. Luis Guillermo Salazar Otero)
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-3462019 (48587), Feb. 13/19 

A CONDENADO POR HOMICIDIO NO SE LE PUEDE ATRIBUIR PORTE DE ARMAS SOLO POR


PRODUCIRSE LA MUERTE CON ESTE ARTEFACTO
La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia casó de oficio y parcialmente una
sentencia en la que se condenaba a un individuo a 400 meses como coautor del delito de
homicidio y se agregaban 12 meses más por el concurso con el delito de porte ilegal de
armas.

En efecto, la corporación evidenció de la lectura detenida del fallo de primer grado una
completa ausencia de motivación en lo que compete al delito de porte de armas, porque
solo se hizo una leve referencia del mismo al inicio de la parte motiva.

En esta se adujo que la materialidad de la conducta se deducía del hecho de haberse


demostrado producida la muerte de la víctima con arma de fuego, aun cuando a lo largo
del proceso siempre se sostuvo que la muerte había sido producida por un tercero y no
por el procesado, quien era el encargado de conducir la motocicleta desde la que se
realizó el atentado (M. P. Gustavo Enrique Malo).

Corte Suprema de Justicia Sala Penal, Sentencia SP-132882017 (50552), 09/14/17

Artículo 104. Circunstancias de agravación. La pena será de veinticinco (25) a cuarenta


(40) años de prisión, si la conducta descrita en el artículo anterior se cometiere:

1.  Modificado por el art. 26, Ley 1257 de 2008. En la persona del ascendiente o
descendiente, cónyuge, compañero o compañera permanente, hermano, adoptante o
adoptivo, o pariente hasta el segundo grado de afinidad. Declarado EXEQUIBLE por la
Corte Constitucional mediante Sentencia C-029 de 2009, en el entendido de que la
misma incluye, en igualdad de condiciones, a los integrantes de las parejas del
mismo sexo.}

2. Para preparar, facilitar o consumar otra conducta punible; para ocultarla, asegurar su
producto o la impunidad, para sí o para los copartícipes.
3. Por medio de cualquiera de las conductas previstas en el Capítulo II del Título XII y en
el Capítulo I del Título XIII, del libro segundo de este código.

4. Por precio, promesa remuneratoria, ánimo de lucro o por otro motivo abyecto o fútil.

5. Valiéndose de la actividad de inimputable.

6. Con sevicia.

7. Colocando a la víctima en situación de indefensión o inferioridad o aprovechándose de


esta situación.

[§ 1209]JURISPRUDENCIA.— Indefensión e inferioridad como agravantes del homicidio.


Características. Al aplicar esta causal de agravación, se debe determinar exactamente
cuál de las circunstancias se aplica."3. Respecto del último motivo de mayor punibilidad,
cabe precisar que la norma hace referencia a cuatro situaciones que surgen diferentes:
(I) se puso a la víctima en situación de indefensión, (II) se la puso en situación de
inferioridad, (III) la víctima se encontraba en situación de indefensión, la cual fue
aprovechada por el agente activo, o (IV) el procesado se aprovechó de la situación de
inferioridad en que se encontraba la víctima.

Se dice que los cuatro supuestos son disímiles por cuanto la indefensión comporta falta
de defensa (acción y efecto de defenderse, esto es, de ampararse, protegerse, librarse),
y una cosa es que el agresor haya puesto a la víctima (colocarla, disponerla en un lugar o
grado) en esas condiciones, y otra diferente a que la víctima por sus propias acciones se
hubiese puesto en esa situación, de la cual el agente activo se aprovecha (le saca
provecho, utiliza en su beneficio esa circunstancia).

Por su parte, la inferioridad es una cualidad de inferior, esto es, que una persona está
debajo de otra o más bajo que ella, que es menos que otra en calidad o cantidad, que
está sujeta o subordinada a otra, y, por lo ya dicho, no equivale a lo mismo que una
persona haya sido puesta en condiciones de inferioridad por el agresor, o que, estándolo
por sus propios medios, el agente hubiese sacado provecho de tal circunstancia.". (CSJ,
Cas. Penal, Sent. nov. 26/2014, Rad. 44817. M.P. José Luis Barceló Camacho).

ESTA ES LA DIFERENCIA QUE EXISTE ENTRE EL ESTADO DE INDEFENSIÓN Y EL DE


INFERIORIDAD

En relación a los grados de mayor o menor punibilidad, una providencia de la Corte


Suprema de Justicia recordó que la ley penal hace referencia a cuatro situaciones
disímiles:
(I)                 Se puso a la víctima en situación de indefensión.
(II)               Se la puso en situación de inferioridad.
(III)             La víctima se encontraba en situación de indefensión, la cual fue
aprovechada por el agente activo.
(IV)             El procesado se aprovechó de la situación de inferioridad en que
se encontraba la víctima.
Teniendo en cuenta lo anterior, la Sala Penal explicó la principal diferencia respecto a
estos dos estados.
La indefensión comporta falta de defensa (acción y efecto de defenderse, esto es, de
ampararse, protegerse, librarse).
 Vale aclarar que una situación es que el agresor haya puesto a la víctima (colocarla,
disponerla en un lugar o grado) en esas condiciones y otra diferente a que la víctima por
sus propias acciones se hubiese puesto en esa situación, de la cual el agente activo se
aprovecha (le saca provecho, utiliza en su beneficio esa circunstancia).
 Por su parte, la inferioridad es una cualidad de inferior, esto es, que una persona está
debajo de otra o más bajo que ella, que es menos que otra en calidad o cantidad, que
está sujeta o subordinada a otra. 
Esto quiere decir que no equivale a lo mismo que una persona haya sido puesta en
condiciones de inferioridad por el agresor o que, estándolo por sus propios medios, el
agente hubiese sacado provecho de tal circunstancia (M. P. Eyder Patiño Cabrera).
 Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-6202019 (48976), Feb. 27/19.

8. Con fines terroristas o en desarrollo de actividades terroristas.

DELITO CONTRA LA VIDACIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACIÓN


PUNITIVAHOMICIDIOTERRORISMO [§ 1213] JURISPRUDENCIA.—Elementos del homicidio
con fines terroristas. "En consecuencia, el delito de homicidio agravado con finalidades
terroristas o cometido con ocasión de actividades terroristas, es el que se comete por
quienes lo ejecutan en el marco de acciones dirigidas a provocar estados de zozobra o
temor en la población o parte de ella, mediante actos que ponen en peligro la vida, la
integridad física o la libertad de las personas.

Por lo tanto, el temor o el miedo en sí mismo no le dan sentido al tipo, pues estos son
efectos de conductas en las que se utilizan medios para causar estragos, destrucción o
devastación.

No puede, entonces, aceptarse como fundamento para variar la competencia, que el


homicidio con fines terroristas se estructure por el hecho de “que se hubiese
amedrentado y seleccionado a las víctimas y ejecutado por personas entrenadas para
lograr el desplazamiento de propietarios de inmuebles del sector”, pues de pensar así se
extendería la cobertura del tipo penal por vía analógica a situaciones no previstas en él,
hasta el extremo de hacer del desplazamiento forzado, que es un delito contra la
libertad individual y otras garantías (Libro II, Tit. III, Cap. quinto, art. 180), una
modalidad de terrorismo, lo cual es francamente inaceptable” . (CSJ, Cas. Penal, Auto
sep. 27/2005, Rad. 23742. M.P. Mauro Solarte Portilla).
9. En persona internacionalmente protegida diferente a las contempladas en el Título II
de éste Libro y agentes diplomáticos, de conformidad con los Tratados y Convenios
Internacionales ratificados por Colombia.

 10.  Modificado por el art. 2, Ley 1309 de 2009, Modificado por el art. 2, Ley 1426 de
2010.  Si se comete en persona que sea o haya sido servidor público, periodista, juez de
paz, dirigente sindical, político o religioso en razón de ello.

 11. Adicionado por el art. 26, Ley 1257 de 2008, Derogado por el art. 13, Ley 1761 de
2015.

ARTÍCULO 104A. FEMINICIDIO. <Artículo adicionado por el artículo 2 de la Ley 1761 de


2015. El nuevo texto es el siguiente:> Quien causare la muerte a una mujer, por su
condición de ser mujer o por motivos de su identidad de género o en donde haya
concurrido o antecedido cualquiera de las siguientes circunstancias, incurrirá en prisión
de doscientos cincuenta (250) meses a quinientos (500) meses.

Jurisprudencia Vigencia

a) Tener o haber tenido una relación familiar, íntima o, de convivencia con la víctima,
de amistad, de compañerismo o de trabajo y ser perpetrador de un ciclo de violencia
física, sexual, psicológica o patrimonial que antecedió el crimen contra ella.

b) Ejercer sobre el cuerpo y la vida de la mujer actos de instrumentalización de género o


sexual o acciones de opresión y dominio sobre sus decisiones vitales y su sexualidad.

c) Cometer el delito en aprovechamiento de las relaciones de poder ejercidas sobre la


mujer, expresado en la jerarquización personal, económica, sexual, militar, política o
sociocultural.

d) Cometer el delito para generar terror o humillación a quien se considere enemigo.

e) <Literal CONDICIONALMENTE exequible> Que existan antecedentes o indicios de


cualquier tipo de violencia o amenaza en el ámbito doméstico, familiar, laboral o
escolar por parte del sujeto activo en contra de la víctima o de violencia de género
cometida por el autor contra la víctima, independientemente de que el hecho haya sido
denunciado o no.

f) Que la víctima haya sido incomunicada o privada de su libertad de locomoción,


cualquiera que sea el tiempo previo a la muerte de aquella.

ARTÍCULO 104B. CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACIÓN PUNITIVA DEL FEMINICIDIO. <Artículo


adicionado por el artículo 3 de la Ley 1761 de 2015. El nuevo texto es el siguiente:> La
pena será de quinientos (500) meses a seiscientos (600) meses de prisión, si el
feminicidio se cometiere:

a) Cuando el autor tenga la calidad de servidor público y desarrolle la conducta punible


aprovechándose de esta calidad.
b) Cuando la conducta punible se cometiere en mujer menor de dieciocho (18) años o
mayor de sesenta (60) o mujer en estado de embarazo.

c) Cuando la conducta se cometiere con el concurso de otra u otras personas.

d) Cuando se cometiere en una mujer en situación de discapacidad física, psíquica o


sensorial o desplazamiento forzado, condición socioeconómica o por prejuicios
relacionados con la condición étnica o la orientación sexual.

e) Cuando la conducta punible fuere cometida en presencia de cualquier persona que


integre la unidad doméstica de la víctima.

f) Cuando se cometa el delito con posterioridad a una agresión sexual, a la realización


de rituales, actos de mutilación genital o cualquier otro tipo de agresión o sufrimiento
físico o psicológico.

g) Por medio de las circunstancias de agravación punitiva descritas en los numerales 1,


3, 5, 6, 7 y 8 del artículo 104 de este Código.

ESTO HA DEFINIDO LA JURISPRUDENCIA NACIONAL E INTERAMERICANA SOBRE


EL FEMINICIDIO

La Corte Suprema de Justicia, a través de un reciente concepto de extradición,


explicó que, a partir  de la Ley 1761 del 2015, el feminicidio se convirtió en un
delito autónomo ubicado en el título de los delitos contra la vida y la integridad
personal de la legislación penal.
Así, la Sala Penal recordó que su jurisprudencia ha señalado que esta conducta
penal se presenta cuando la muerte de la mujer es consecuencia de la violencia
en su contra, que sucede en un contexto de dominación (público o privado) y
donde la causa está asociada a la instrumentalización de que es
objeto. (Lea: Decisiones judiciales deben tener enfoque de género)
Igualmente, y recapitulando la Sentencia C-539 del 2016, se ha definido este
delito como la supresión de la vida de la mujer a causa de su identidad de
género, en el que la vida es uno de los bienes jurídicos tutelados, además de la
dignidad humana, la libertad, y la igualdad.
Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso González
vs. México, se expresó frente al feminicidio como el homicidio de una mujer por
razones de género. También Naciones Unidas ha caracterizado diversos tipos de
feminicidios, uno de ellos es el feminicidio íntimo o familiar, que tiene como
elemento determinante el trato de la mujer como una posesión.
Para el alto tribunal de la justicia ordinaria, las reseñas efectuadas coinciden en
definir el feminicidio como el homicidio de una persona, específicamente el de
una mujer, debido a circunstancias especiales de violencia de género,
discriminación y/o vulnerabilidad en las que se encuentran en la actualidad.
(Lea: Jueces deben sustentar penas accesorias en el delito de feminicidio)
En ese orden, y resolviendo el caso concreto objeto de pronunciamiento,
independiente de que el nomen iuris no se encontrara descrito en el “Acuerdo
Bolivariano sobre extradición”, los hechos y la descripción típica del delito
imputado no eran ajenos a las conductas contempladas en él, con lo cual se
cumplía con el requisito de doble incriminación.
Se debe terminar informando que dicho requisito no se limita a que el delito sea
punible por la ley de la nación requerida, ni a que la pena aplicable exceda de
seis meses de privación de libertad, sino que además debe verificarse que la
conducta punible que sustenta la reclamación por las autoridades extranjeras
esté expresamente prevista en el convenio o en uno posterior.
Finalmente, la Sala emitió concepto favorable ante la solicitud de extradición del
ciudadano colombiano, requerido al Gobierno de Colombia por el de Venezuela,
para que sea procesado por la conducta punible de feminicidio agravado.

JURISPRUDENCIA-CONSTITUCIONALIDAD.

La expresión “por su condición de ser mujer” prevista en el delito de feminicidio."9. En


resumen, la expresión “por su condición de ser mujer” prevista en el delito de
feminicidio es un elemento subjetivo del tipo, relacionado con la motivación que lleva al
agente a privar de la vida a la mujer (i). Este ingrediente identifica y permite
diferenciar el feminicidio del homicidio de una mujer, que no requiere de ningún móvil
en particular (ii). En tanto motivación de la conducta, comporta no solo la lesión al bien
jurídico de la vida, como sucede con el homicidio, sino también una violación a la
dignidad, la libertad y la igualdad de la mujer (iii). La causación de la muerte asume
aquí el sentido de un acto de control y de sometimiento de contenido esencialmente
discriminatorio (iv).

En la regulación del feminicidio el legislador estableció seis escenarios de comisión del


delito que, en todo caso, requieren la verificación efectiva de la citada motivación del
agente. Esto supone que cada uno de tales conjuntos de circunstancias implica ese
ingrediente subjetivo (v). La motivación del agente, por el contrario, hace de la muerte
de la mujer un feminicidio no solo en las situaciones indicadas en esos seis conjuntos de
circunstancias sino en todos aquellos en que pueda ser inferido (vi).

(...).

En conclusión, el feminicidio es el acto final de violencia, necesariamente coherente y


armónico con un contexto material de sometimiento, sujeción y discriminación, al que
ha sido sometida la mujer de manera antecedente o concomitante la muerte (xii). Su
ejecución está articulada, lógicamente concatenada, con otros actos de violencia ya sea
física, psicológica, sexual o económica, pero también con meras prácticas, tratos o
interrelaciones que reflejan patrones históricos de desigualdad, de inferioridad y de
opresión a que ha sido sujeta la mujer (xiii).

Lo anterior implica que el feminicidio nunca es acto aislado, sino que su propia
existencia requiere un complejo marco de prácticas culturales de sometimiento de
género, que constituyen su condición de aplicación (xiv). Estas tienen la capacidad de
mostrar que el feminicida ha actuado efectivamente por razones de género al decidir
suprimir la vida de la mujer (xv). Los contextos reales de discriminación no solo
permiten inferir este elemento motivacional, como lo pone de manifiesto el uso del
término feminicidio en la investigación social, sino que deben tener esa función, a fin
disolver los problemas ligados a la prueba del móvil y de esta manera adoptar un
enfoque de género en la investigación y sanción del delito (xvi)". (C. Const., Sent. C-539,
oct. 5/2016. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva).

NOTA: Sobre la configuración del Feminicidio, puede consultarse también la Sentencia


del 4 de marzo de 2015 (Rad. 41457) de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia,
M.P. Patricia Salazar Cuéllar.

EL MÓVIL DEL AGENTE AL COMETER EL DELITO DE FEMINICIDIO NO DESCONOCE EL


PRINCIPIO DE TIPICIDAD.

El móvil del agente al causar la muerte a una mujer por su condición de mujer, uno de
los elementos esenciales del delito de feminicidio, no desconoce el principio de
tipicidad; así mismo, la circunstancia de agravación de esta conducta penal no implica
una doble sanción y, por tanto, no infringe el principio non bis in ídem.
 Así lo determinó recientemente la Sala Plena de la Corte Constitucional luego de
declarar la exequibilidad de las expresiones “por su condición de ser mujer” y “cuando
el autor tenga la calidad de servidor público y desarrolle la conducta punible
aprovechándose de esta calidad”, contenidas en los artículos 104A y 104B del Código
Penal, adicionadas por la Ley Rosa Elvira Celis  (Ley 1761 del 2015).
 Al respecto, la Corte señaló que más que un problema de tipicidad el cuestionamiento
es esencialmente de índole probatoria. No obstante, precisó que el elemento
motivacional no es accidental al feminicidio, sino que mantiene con este una relación
inescindible.

 El feminicidio está precedido siempre de esa finalidad, pero, al mismo tiempo, “es
claro que esa intención es inferida y está relacionada con el contexto de discriminación
y sometimiento de la víctima en medio del cual se ejecuta el crimen”.
 En cuanto a los apartes impugnados por la supuesta doble sanción por un mismo hecho,
la Sala observó que, contrario a lo que señalaban los demandantes, esas circunstancias,
objetivamente consideradas como agravantes del feminicidio, no constituyen por sí
mismas el delito, sino que solo permiten inferir las razones de género del homicidio de
la mujer y conducir a su agravación.
 Concluyó que tales circunstancias aportan elementos de juicio para concluir que la
muerte fue provocada por motivos de género y confiere al feminicidio el carácter de
agravado, lo cual no contraviene la Carta Política.
Vale la pena decir que si bien los magistrados Alejandro Linares y Alberto
Rojas compartieron la decisión frente a las normas demandadas, anunciaron la
presentación de aclaraciones de voto en relación con el análisis en abstracto del cargo
de infracción del principio non bis in ídem.
 Corte Constitucional, Comunicado Sentencia C-539, Oct. 5/16
ASUNTOS CONTEXTUALES SIRVEN PARA ESTABLECER ELEMENTO SUBJETIVO EN
DELITO DE FEMINICIDIO

La violencia a la que se refiere el literal e) del artículo 2 (parcial) de la Ley 1761 del
2015 constituye violencia de género como una circunstancia contextual que
complementa el delito de feminicidio para establecer el elemento subjetivo del tipo.
 Esta fue una de las razones explicadas por la Sala Plena de la Corte Constitucional para
declarar la exequibilidad condicionada de la expresión indicada en el citado literal de la
ley que creó el tipo penal de feminicidio como delito autónomo (Rosa Elvira Cely).
 La alta corporación también explicó que la verificación de esta circunstancia no puede
entenderse como un remplazo del estudio que el operador debe hacer en el proceso
penal sobre la existencia de la intención.
 Ni tampoco excluye el análisis de culpabilidad, es decir, que el literal atacado actúa
como un hecho contextual para establecer el móvil del delito, pero no puede
entenderse ipso iure como la intención de matar por el hecho de ser mujer.
(Lea: Mallete y garrote para las decisiones judiciales con enfoque de género)
 
NO TODA VIOLENCIA CONTRA UNA MUJER ES VIOLENCIA DE GÉNERO
 Además, la sala afirmó que no necesariamente cualquier tipo de violencia tiene el grado
de discriminación que configure los elementos de la intención de matar por razones de
género, ya que no toda violencia contra una mujer es violencia de género y aun cuando
se trate de violencia de género no todas las acciones previas a un hecho generan una
cadena o círculo de violencia que cree un patrón de discriminación que pueda demostrar
la intención de matar por razones de género.
 Por lo que teniendo en cuenta la dificultad de probar bajo esquemas tradicionales que
replican las desigualdades de poder la intención de dar muerte por motivos de género,
determinó que la inclusión de elementos contextuales en la descripción del tipo penal
de feminicidio constituye una garantía del acceso a la justicia para las mujeres, con un
cambio estructural del derecho penal, el cual integra una perspectiva de género tanto
en los tipos penales como en su investigación y sanción.
 Lo precedente en cumplimiento de las obligaciones internacionales de adoptar medidas
para erradicar, prevenir, investigar y sancionar la violencia contra las mujeres.
 Finalmente, y acorde con la facultad de modular sus fallos, la corte acudió a la
metodología de la sentencia de constitucionalidad condicionada, garantizando con ello
el respeto al principio de legalidad (M.P. Gloria Stella Ortiz).
 Corte Constitucional, Sentencia C-297, jun. 08/16

CORTE CONSTITUCIONAL CONDICIONA UN APARTE DEL DELITO DE FEMINICIDIO

La Sala Plena de la Corte Constitucional declaró exequible el literal e) del artículo 2° de


la Ley 1761 del 2015 (Rosa Elvira Cely), mediante la cual se crea el tipo penal de
feminicidio como delito autónomo, en el entendido de que “la violencia a la que se
refiere el literal es violencia de género como una circunstancia contextual para
determinar el elemento subjetivo del tipo: la intención de matar por el hecho de ser
mujer o por motivos de identidad de género”.
 Se debe decir que el literal establece como una de las circunstancias de esta conducta
penal que existan antecedentes o indicios de cualquier tipo de violencia o amenaza en el
ámbito doméstico, familiar, laboral o escolar por parte del sujeto activo en contra de la
víctima o de violencia de género cometida por el autor contra la víctima,
independientemente de que el hecho haya sido denunciando o no.
 El accionante manifestaba que el aparte acusado contrariaba a la Carta Política, en
tanto que el legislador creó un tipo penal abierto que conllevaba a una violación de los
postulados del debido proceso, “además que su clara ambigüedad violaba el principio de
legalidad”.
 Según el concepto de la alta corporación, y teniendo cuenta de la dificultad de probar
bajo esquemas tradicionales que replican las desigualdades de poder la intención de dar
muerte por motivos de género, determinó que la inclusión de elementos contextuales en
la descripción del tipo penal de feminicidio constituye una garantía del acceso a la
justicia para las mujeres, con un cambio estructural del derecho penal, el cual integra
una perspectiva de género tanto en los tipos penales como en su investigación y sanción.
 Lo anterior en cumplimiento de las obligaciones internacionales de adoptar medidas
para erradicar, prevenir, investigar y sancionar la violencia contra las mujeres.
 Así mismo, la corporación enfatizó que la misma norma y las referencias al derecho
internacional de derechos humanos permiten precisar que necesariamente la violencia a
la que se refiere el literal acusado es violencia de género, “lo cual es indispensable para
establecer un patrón de discriminación que identifique una intención de matar a una
mujer por el hecho de serlo o por motivos de género, como elemento diferenciador del
homicidio”.
 Esta precisión mediante un referente calificado da a la norma claridad y hace que sea
posible prever la conducta sancionada, agregó el pronunciamiento judicial. 
 En este orden de ideas, consideró que para superar esa indeterminación era necesario
declarar una constitucionalidad condicionada del aparte acusado que garantice el
respeto del principio de legalidad y precise el elemento diferenciador del delito en
mención.
 Finalmente, el magistrado Alberto Rojas Ríos se apartó de manera parcial de la decisión
anterior, su colega Jorge Ignacio Pretelt anunció la presentación de una aclaración de
voto en relación con la aptitud de la demanda. Por su parte, Alejandro Linares
Cantillo se reservó una eventual aclaración de voto (M.P. Gloria Stella Ortiz).

CORTE SUPREMA SEÑALA CASOS QUE CONSTITUYEN FEMINICIDIO


Cuando la subordinación y la discriminación de las que son víctimas las mujeres motivan
su asesinato, este hecho delictivo constituye un feminicidio, indicó la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia.
El alto tribunal aclaró que no cualquier actuación en la que un hombre provoca la
muerte de una mujer puede enmarcarse dentro de este tipo. Si la conducta está
motivada por un sentimiento de dominación, debe considerarse que ocurre por el hecho
de ser mujer, que es el agravante del homicidio contenido en el numeral 11 del artículo
104 de la Ley 599 del 2000, precisó.
De acuerdo con la Corte, los hechos frecuentes de violencia y agresiones que han puesto
a la mujer en una situación marginal y de vulnerabilidad llevaron al legislador a
establecer dicha causal, introducida al Código Penal mediante el artículo 26 de la Ley
1257 del 2008.
“Señalaron las senadoras y senadores que presentaron la iniciativa, por último, su anhelo
de contribuir con esa ley ‘a eliminar el silencio social y la falta de acciones concretas
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres por su condición de
mujeres, dada la gravedad de sus consecuencias sociales, económicas y, especialmente,
sobre su vida y su salud”, recordó la Sala.
Además, para la Corte, se trata de una modificación estructural que se adecúa a los
pronunciamientos de organismos multilaterales de justicia que han analizado la situación
de la mujer como víctima frecuente de la violencia de género.
“Matar a una mujer porque quien lo hace siente aversión hacia las mujeres, no se duda,
es el evento más obvio de un ‘homicidio de mujer por razones de género’ (…). Pero
también ocurre la misma conducta cuando la muerte de la mujer es consecuencia de la
violencia en su contra que sucede en un contexto de dominación (público o privado) y
donde la causa está asociada a la instrumentalización de que es objeto”, anotó el alto
tribunal, al referirse a casos analizados por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.
Según la Sala, hechos como el analizado, en el que hombre opta por asesinar a su
pareja, para que esta “no sea de nadie más”, son el reflejo de una tradición machista
que alimenta la idea de la superioridad de un género sobre otro.
 “Este entorno de la violencia feminicida, que es expresión de una larga tradición de
predominio del hombre sobre la mujer, es el que básicamente ha servido de apoyo al
legislador para considerar más grave ese tipo de violencia que se genera en un contexto
de desigualdad y que se busca contrarrestar legítimamente con la medida de carácter
penal examinada e igual con las demás de otra naturaleza adoptadas en la Ley 1257 de
2008”, señaló.
Para la corporación, los hechos de violencia y asedio que se producen en relaciones
heterosexuales marcadas por este tipo de acontecimientos parten de la convicción del
hombre de que la mujer es “suya”, luego sus reacciones se intensifican cuando adquiere
conciencia de una eventual pérdida de su poder de dominación.
“El aumento en la intensidad de su asedio y agresividad en cuanto ella más se aproxima
a dejar de ‘pertenecerle’ y la muerte que al final le causa ‘para que no sea de nadie
más’, claramente es el homicidio de una mujer por el hecho de ser mujer o ‘por razones
de género’”, sentenció.
 (Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-2190 (41457), mar. 4/15, M. P.
Patricia Salazar)
Artículo 105. Homicidio preterintencional. El que preterintencionalmente matare a
otro, incurrirá en la pena imponible de acuerdo con los dos artículos anteriores
disminuida de una tercera parte a la mitad.

1. Intención de cometer un delito. 2. Que el resultado exceda la intensión del sujeto


agente. 3. Nexo de causalidad entre las lesiones y la muerte. 4. Resultado previsto como
posible. 5. Que este previamente definido por el legislador.

NOTA: Cuando el texto del presente artículo hace referencia a "los dos artículos
anteriores", se refiere a los artículos 103 y 104, por cuanto el artículo 105 (que ha
permanecido incólume desde la expedición del Código Penal) fue redactado y publicado
sin tener en cuenta los artículos 104A y 104B, que fueron introducidos al Código Penal
posteriormente a la promulgación del Código Penal, con la Ley 1761 de 2015.

DELITO PRETERINTENCIONALTENTATIVA DEL DELITOHOMICIDIO


PRETERINTENCIONALDELITO CONTRA LA VIDA

Tentativa en delitos preterintencionales "Cierto que el dispositivo amplificador del tipo


denominado “tentativa” presupone que el resultado buscado por el agente no se
produce, por causas ajenas a su voluntad; sin embargo, en esta figura siempre habrá de
partirse de la intención delictiva del agente, necesariamente dolosa, resultando un
despropósito jurídico hablar de delito tentado, bajo la forma de culpabilidad culposa o
preterintencional frente a nuestra ley positiva ". (CSJ, Cas. Penal, Sent. oct. 22/1997,
Rad. 9677. M.P. Carlos Eduardo Mejía Escobar ).

JURISPRUDENCIA. —ELEMENTOS DEL HOMICIDIO PRETERINTENCIONAL

"Luego, para la estructuración del homicidio preterintencional, se requiere de los


siguientes elementos: a) Una acción dolosa tendiente a causar daño en el cuerpo o en la
salud. b) Producción de la muerte de la víctima. c) Nexo de causalidad entre las lesiones
y la muerte. d) Previsibilidad del resultado muerte. e) Identidad y homogeneidad del
bien jurídico tutelado, en el entendido de que en nuestra legislación la muerte que se
origina en unas lesiones personales dolosas se reprime como un tipo especial de
homicidio.

Significa ello que respecto del elemento previsibilidad, lo que la ley exige en relación
con el delito preterintencional es que el agente haya tenido la posibilidad de prever el
resultado mayor, no que efectivamente lo haya previsto, valga decir, que a pesar de
haber tenido la capacidad de prever ese resultado más grave al inicialmente propuesto,
omita hacerlo ". ( CSJ, Cas. Penal, Sent. mar. 14 /2002 , Rad. 15663 . M.P. Jorge Aníbal
Gómez Gallego ).

CORTE SUPREMA ACLARA DIFERENCIA ENTRE DOLO EVENTUAL Y PRETERINTENCIÓN


La Sala de Casación Penal aclaró que el dolo eventual se genera cuando una conducta
implica un riesgo y puede causar otros, cuya producción no es impedimento para que
continúe el comportamiento. Por su parte, en la conducta preterintencional, el agente
orienta su actuación consciente y voluntaria hacia un resultado típico, del cual se deriva
un segundo resultado distinto y más grave.
 En ese sentido, concluyó que la diferencia entre estos delitos consiste en que en el dolo
eventual, el resultado no excede el propósito del agente, porque actúa a sabiendas del
riesgo que asume y de que el resultado lesivo se producirá, si no hace nada para
evitarlo.
 De esta forma, la corporación negó que se configurara el delito de homicidio
preterintencional en la muerte de una mujer causada por el suministro de grandes dosis
de opiáceos con fines distintos a quitarle la vida, pues el victimario no solo omitió
prestarle ayuda oportuna, sino que mintió a los médicos sobre la sustancia suministrada.
 (Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia 30485, mar. 28/12, M. P. Augusto
Ibáñez Guzmán)

Artículo 106. Homicidio por piedad. El que matare a otro por piedad, para poner fin a
intensos sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad grave e incurable,
incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años. Propofol Analgesico General Y Mayores
Cantidades.

Eutanasia: Es la terminación intencional de la vida por otra persona, de una forma digna
y humana.
Suicidio asistido: Es la ayuda o asistencia que se le presta al enfermo en fase terminal
para cometer suicidio.

JURISPRUDENCIA-CONSTITUCIONALIDAD. —

La piedad como fundamento de menor punibilidad en el homicidio."La piedad es un


estado afectivo de conmoción y alteración anímica profundas, similar al estado de dolor
que consagra el artículo 60 del Código Penal como causal genérica de atenuación
punitiva; pero que, a diferencia de éste, mueve a obrar en favor de otro y no en
consideración a sí mismo.
Quien mata a otro por piedad, con el propósito de ponerles fin a los intensos
sufrimientos que padece, obra con un claro sentido altruista, y es esa motivación la que
ha llevado al legislador a crear un tipo autónomo, al cual atribuye una pena
considerablemente menor a la prevista para el delito de homicidio simple o agravado.
Tal decisión no desconoce el derecho fundamental a la vida consagrado en el artículo 11
de la Carta, pues la conducta, no obstante la motivación, sigue siendo antijurídica, es
decir, legalmente injusta; pero en consideración al aspecto subjetivo la sanción es
menor, lo que se traduce en respeto por el principio de culpabilidad, derivado de la
adopción de un derecho penal del acto, tal como lo consagró el constituyente en el
artículo 29, según se expuso antes (...)”". (C. Const., Sent.C-239, mayo20/97. M.P.
Carlos Gaviria Díaz ).

HOMICIDIO PIADOSODELITO CONTRA LA VIDAABORTO SIN CONSENTIMIENTO


JURISPRUDENCIA- CONSTITUCIONALIDAD. —

Enfermos terminales, homicidio por piedad y consentimiento del sujeto pasivo ." (...) la
Corte concluye que el Estado no puede oponerse a la decisión del individuo que no desea
seguir viviendo y que solicita le ayuden a morir, cuando sufre una enfermedad terminal
que le produce dolores insoportables, incompatibles con su idea de dignidad. Por
consiguiente, si un enfermo terminal que se encuentra en las condiciones objetivas que
plantea el artículo 326 del Código Penal considera que su vida debe concluir, porque la
juzga incompatible con su dignidad, puede proceder en consecuencia, en ejercicio de su
libertad, sin que el Estado esté habilitado para oponerse a su designio, ni impedir, a
través de la prohibición o de la sanción, que un tercero le ayude a hacer uso de su
opción. No se trata de restarle importancia al deber del Estado de proteger la vida sino,
como ya se ha señalado, de reconocer que esta obligación no se traduce en la
preservación de la vida sólo como hecho biológico.
(...).
No sobra recordar que el consentimiento del sujeto pasivo debe ser libre, manifestado
inequívocamente por una persona con capacidad de comprender la situación en que se
encuentra. Es decir, el consentimiento implica que la persona posee información seria y
fiable acerca de su enfermedad y de las opciones terapéuticas y su pronóstico, y cuenta
con la capacidad intelectual suficiente para tomar la decisión. Por ello la Corte concluye
que el sujeto activo debe de ser un médico, puesto que es el único profesional capaz no
sólo de suministrar esa información al paciente sino además de brindarle las condiciones
para morir dignamente. Por ende, en los casos de enfermos terminales, los médicos que
ejecuten el hecho descrito en la norma penal con el consentimiento del sujeto pasivo no
pueden ser, entonces, objeto de sanción y, en consecuencia, los jueces deben exonerar
de responsabilidad a quienes así obren”". (C. Const., Sent.C-239, mayo20/97. M.P.
Carlos Gaviria Díaz ).

¿EN QUÉ VA LA REGLAMENTACIÓN DE LA EUTANASIA?


La Corte Constitucional ha instado al Congreso de la República en repetidas ocasiones a
reglamentar la eutanasia, las sentencias más representativas sobre este tema son la C-
239 de 1997 y la T-970 del 2014.
 El alto tribunal ha dicho que el derecho fundamental a vivir dignamente implica el
derecho a morir dignamente, y pese a que el artículo 326 del Decreto 100 de 1980
(antiguo Código Penal) establecía como delito el homicidio por piedad, este no procedía
en casos de enfermos terminales en los que concurriera la voluntad libre del paciente y
por ende no podría derivarse la responsabilidad penal del médico autor.

¿Qué está vigente?

La Superintendencia de Salud expidió la Circular Externa 0013 del 2015, por medio de la
cual se imparten órdenes precisas a las instituciones prestadoras de servicios de salud
privadas, públicas y mixtas en materia del derecho a morir dignamente. El Ejecutivo no
habla de eutanasia expresamente.
 Algunos aspectos que deberán ser considerados tanto por el médico tratante como por
el comité interdisciplinario para hacer efectivo el derecho a morir son:
-  El diagnóstico del médico tratante.
-  La solicitud de la persona mayor de edad.
-  El consentimiento sustituto.
-  La objeción de conciencia del médico tratante, entre otros.
 Sin embargo, el trámite descrito por la Supersalud es meramente enunciativo y dentro
de la circular se precisa que las directrices podrán modificarse en caso de
pronunciamiento explicito por un juez de la República, por lo cual hace falta una
reglamentación de índole legal que ofrezca soporte a estos tratamientos.
 Además, vale mencionar que la Procuraduría ha pedido suspender la aplicación de esta
reglamentación, pues argumenta que no hay legislación que la avale, como cuando se
reglamenta el derecho a la objeción de conciencia, labor que está reservada
exclusivamente al legislador estatutario.

 Trámite en el Congreso

En la actualidad cursa el proyecto de ley 030/15S, que pretende reglamentar la


eutanasia y la asistencia al suicidio, establecer las diferencias entre los términos y
regular los procedimientos para cada caso en particular, así:
Se establecería en la ley la indispensable participación del médico tratante, que será el
profesional que ha tenido la responsabilidad del cuidado del paciente con una
enfermedad terminal o grave lesión corporal y que, además, de acuerdo al registro
médico eutanásico y al acta de defunción, ha terminado, por petición expresa del
paciente, con su vida de una forma digna y humana o le ha proveído los medios
necesarios para lograr el mismo resultado.
Antes de la práctica del procedimiento deberá contarse con el diagnostico de un médico
de referencia, que sería el profesional consultado por el médico tratante y quien servirá
como segunda instancia. Adicionalmente a lo anterior, el paciente deberá contar con la
consulta de un siquiatra o un psicólogo, con el propósito de determinar la madurez,
juicio y voluntad inequívoca de morir.
La petición deberá ser libre, consciente y voluntaria; además, deberá protocolizarse
necesariamente por escrito. En los casos en que el paciente adulto mayor de edad se
encuentre inconsciente y no pueda expresar su voluntad por escrito, ni por ningún otro
medio, se deberá atender la petición escrita completada por los familiares. Ahora bien,
no podrá obligarse a realizar el procedimiento eutanásico al médico tratante, la familia
tendría el derecho de solicitar la intervención a otro profesional de la medicina.
Por último, el proyecto de ley ya cuenta con informe de ponencia para primer debate y
se espera que el trámite se surta durante este periodo legislativo.
(Senado de la República, ponencia P. L. 030/15S, Oct. 21/15)

ESTA ES LA NORMA QUE REGULA EL DERECHO A MORIR DIGNAMENTE

El Ministerio de Salud acaba de publicar la Resolución 1216, expedida ayer, con la cual
da cumplimiento a la  Sentencia T-970 del 2014 de la Corte Constitucional, que imparte
las directrices necesarias para la organización y el funcionamiento de los comités para
hacer efectivo el derecho a morir con dignidad.
 Según la normativa, las IPS que tengan habilitado el servicio de hospitalización
oncológica (de alta o de mediana complejidad), el servicio de atención  institucional de
paciente crónico o el servicio de atención domiciliaria para paciente crónico tendrán
que conformar un comité científico interdisciplinario para el ejercicio de ese derecho.
 Igualmente, precisa que los pacientes con enfermedades en fase terminal tendrán
derecho a desistir de manera voluntaria y anticipada de tratamientos médicos
innecesarios que no cumplan con los principios de proporcionalidad terapéutica y no
representen una vida digna.
 Así mismo, puntualiza que solo los mayores de edad podrán solicitar el procedimiento
ante su médico tratante, quien valorará la condición de enfermedad terminal. Este
consentimiento debe ser expresado de manera libre, informada e inequívoca, y puede
ser previo a la enfermedad terminal.
 La norma advierte que los documentos de voluntades anticipadas o testamento vital se
considerarán manifestaciones válidas y deberán ser respetadas.
 En caso de que la persona esté en incapacidad legal o no tenga la posibilidad de
manifestar su voluntad, esta podrá ser formulada por quienes estén legitimados para dar
el consentimiento sustituto, siempre y cuando haya sido expresada previamente
mediante un documento.
 Por último, en cuanto a la objeción de conciencia, esta solo será predicable por los
médicos encargados de intervenir en el procedimiento. En caso de que el profesional
formule tal objeción, el comité tendrá que ordenarle a la IPS que, dentro de las 24 horas
siguientes, reasigne a otro médico que lo realice.
(Ministerio de Salud, Resolución 1216, abr. 20/15)

EUTANASIA: 15 AÑOS ESPERANDO REGLAMENTACIÓN


Han pasado casi 15 años desde que la Corte Constitucional profirió una de sus sentencias
hito: la C-239 de 1997, que eliminó la responsabilidad penal en los casos de homicidio
por piedad, cuando concurre la voluntad libre del enfermo terminal.
 En esa oportunidad, la Corte exhortó al Congreso a regular de manera urgente la
muerte digna. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha expedido ninguna norma que
cumpla con ese propósito. Y aunque hace tres meses el Legislativo aprobó una
reglamentación sobre cuidados paliativos para enfermos terminales, la iniciativa todavía
está esperando la sanción presidencial.
 El tema de la muerte digna es complejo. Las discusiones que desata van de lo jurídico a
lo ético, pasando por lo religioso. De hecho, la Iglesia Católica ha sugerido la prohibición
constitucional del homicidio piadoso, aunque ha promovido los cuidados paliativos para
los enfermos en etapa terminal.
 En lo estrictamente jurídico, la proscripción ha sido la regla general. En 1936, el Código
Penal tipificó la eutanasia, con la posibilidad de atenuar la pena o, incluso, obtener el
perdón judicial. Posteriormente, el Decreto 100 de 1980 castigó el homicidio por piedad
con una pena de seis meses a tres años de cárcel, y la ayuda al suicidio, con prisión de
dos a seis años. Actualmente, la Ley 600 del 2000 conserva ambos tipos penales. El
primero tiene prisión de 16 a 54 meses, y el segundo, de 16 a 36 meses.
 Solo hasta la sentencia del 97, se logró descartar de plano la responsabilidad penal,
cuando existe consentimiento. Pero quedó faltando un tema grueso: la regulación de la
muerte digna. ¿Por qué no ha sido posible que la aspiración de morir sin alargar los
padecimientos tenga su marco legal?
 Intentos y resistencias
Diversas iniciativas han pretendido regular el tema. Sin embargo, ha sido mayor la
resistencia que el apoyo alcanzado en el Congreso.
 En el 2004, el entonces senador Carlos Gaviria Díaz, ponente de la Sentencia C-239,
radicó el primer proyecto de ley para regular la muerte digna y voluntaria de los
enfermos terminales. La propuesta fue retirada por el propio Gaviria, porque el senador
ponente, Germán Vargas Lleras, modificó el proyecto y se negó a incluir la figura del
homicidio por piedad (ver cuadro 1).
 Tres años más tarde, los senadores Armando Benedetti y Gina Parody presentaron un
proyecto de ley estatutaria que pretendía regular la eutanasia y la asistencia al suicidio.
La iniciativa también fue retirada por sus autores, pues consideraron que su aprobación
no era viable, debido a la oposición de la mayoría de congresistas (ver cuadro 2). Al año
siguiente, Benedetti insistió con la propuesta, que no fue aprobada por falta de quórum
(ver cuadro 3).
 Pero los opositores también han hecho esfuerzos legislativos, aunque igualmente
infructuosos. En el 2009, la senadora Claudia Rodríguez de Castellanos radicó un
proyecto de ley que penalizaba la eutanasia en todos los casos. Además del aumento de
penas, la iniciativa incluía circunstancias de agravación punitiva para los profesionales
de la salud que indujeran, ayudaran o incentivaran esa conducta.
 El argumento de la violación de los derechos fundamentales a la vida digna y al libre
desarrollo de la personalidad, esgrimido por el entonces senador Alfonso Valdivieso, dio
al traste con la propuesta de Castellanos, que no pasó del primer debate.
 El año pasado, el senador conservador José Darío Salazar Cruz impulsó un proyecto de
acto legislativo que modificaba el artículo 11 de la Constitución, aclarando que el
derecho a la vida era inviolable desde la fecundación, hasta la muerte natural. En
últimas, la sutil reforma prohibía el aborto y la eutanasia, en todos los casos. La
propuesta recibió ponencia negativa y fue archivada, porque, según los ponentes,
desnaturalizaría el Estado social de derecho.
 Para Juan Mendoza Vega, presidente de la Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente,
la reglamentación de la eutanasia solo se hará realidad, cuando se entienda que
Colombia no es un país confesional, sino un Estado que reconoce la diversidad y la
pluralidad de opiniones y decisiones.
 A su juicio, es importante que el Congreso tome cartas en el asunto, como lo dispuso la
Sentencia C-239, para que el médico que atiende la petición de morir de parte de un
enfermo terminal no sea penalizado y su conducta esté enmarcada en la ley.
 Lo que hay
Solo hasta el año pasado la expectativa de contar con una norma que regule la muerte
en condiciones dignas se hizo realidad.
 Pero el logro es apenas parcial: de un lado, la normativa solo se refiere a los cuidados
paliativos para el manejo integral de pacientes con enfermedades terminales, crónicas,
degenerativas e irreversibles; de otro, aunque han pasado tres meses desde su
aprobación, aún no ha recibido sanción presidencial.
 El autor del proyecto, el senador Álvaro Ashton, ya había impulsado en el Congreso una
propuesta para regular el manejo integral de este tipo de pacientes, que fue archivada
por tránsito de legislatura (ver cuadro 4). El  año pasado, su proyecto contó con mejor
suerte y recibió la aprobación del legislativo.
 La futura ley afirma que estos pacientes tienen derecho a negarse a tomar tratamientos
médicos innecesarios, de manera voluntaria. Además, cuando estén inconscientes o en
estado de coma, la decisión sobre el suministro de cuidados paliativos estará a cargo de
su familia, y en caso de muerte cerebral, el médico no estará obligado a mantener otros
órganos en funcionamiento por medios artificiales.
 Un punto fundamental de la normativa es que las EPS y las IPS públicas y privadas
estarán obligadas a prestar el servicio de cuidados paliativos. Según Mendoza, es urgente
que la norma sea sancionada y reglamentada, pues dichas entidades han estado
evadiendo el suministro de estos cuidados, argumentando que no hacen parte del POS o
que no son curativos.
 Cabe recordar que la Corte Constitucional, en la Sentencia T-560 del 2003, advirtió que
el interés económico no puede ser una razón para negar estos cuidados.
 Lo que viene
Es posible que los avances en la regulación de la muerte en condiciones dignas no
terminen aquí. El año pasado, el representante a la Cámara Rafael Romero Piñeros
radicó un proyecto de ley que permitiría expresar la voluntad de no recibir tratamientos
médicos innecesarios para prolongar la vida, de manera anticipada, por escrito y ante
notario.
 De acuerdo con la ponencia para primer debate, que aún no se ha realizado, el médico
deberá limitarse a aliviar los dolores, sin emprender acciones terapéuticas inútiles u
obstinadas.
 Para Iván Garzón Vallejo, experto en Derecho Constitucional y Derechos Humanos,
considerar como un derecho la firma de un documento de voluntad anticipada en el que
el paciente se rehúsa a ser sometido a tratamientos médicos innecesarios es válido y
oportuno, siempre y cuando no sirva de excusa para practicar la eutanasia o el suicidio
asistido.
 En su opinión, una persona puede negarse conscientemente a ser sometida al
ensañamiento terapéutico, pero no es lícito que se le niegue seguir viviendo, mientras
existan condiciones médicas y biológicas para ello.
 La objeción de conciencia
La Sentencia C-239 no indicó el procedimiento que se debe seguir cuando los médicos se
rehúsen a acatar las leyes que regulen la muerte digna alegando objeción de conciencia.
 En opinión de Mendoza, la ley no puede obligar a los médicos a practicar la eutanasia.
Sin embargo, tampoco pueden estar autorizados para negarle la ayuda al paciente.
Garzón, por su parte, destaca que aunque el derecho a la objeción de conciencia está
pendiente de reglamentación, debe ser respetado: “Uno de los aspectos centrales de
una sociedad abierta, libre y plural, es el respeto que el Estado debe profesar hacia la
conciencia de los ciudadanos, inspirada esta en motivos éticos, filosóficos, religiosos o
de cualquier otra naturaleza”, explicó.
 En ese sentido, ¿los hospitales y centros médicos podrían oponerse a la eutanasia? la
Corte Constitucional ya ha aclarado este punto. En las sentencias C-355 del 2006, T-209
del 2008 y T-388 del 2009, el alto tribunal explicó que la objeción de conciencia es un
derecho individual del ser humano, que no puede ser alegado por las instituciones
médicas.
 Hoy por hoy, son más las incógnitas que las respuestas legislativas que se le han dado al
homicidio por piedad. Con este panorama, es claro que el Congreso deberá legislar a
fondo sobre la materia, estableciendo lineamientos para que pacientes, familiares y
médicos adopten la decisión que consideren más apropiada. El tiempo sigue corriendo.
 ¿Qué debe contener la ley que regule la eutanasia?
 De acuerdo con la Corte Constitucional, el Congreso deberá tener en cuenta los
siguientes puntos, al expedir la reglamentación sobre la eutanasia:
 1. El procedimiento debe tener en cuenta el consentimiento libre, informado y
manifestado de la persona que toma la decisión de morir dignamente.
 2. El personal competente debe verificar la situación real de la enfermedad del
paciente y su voluntad inequívoca de morir.
 3. Debe indicarse claramente qué personas intervendrán en el proceso.
 4. Será necesario estipular la forma en que la persona que desea su muerte manifestará
su consentimiento.
 5. Deberá especificar las medidas que serán usadas para obtener el resultado.
 6. El Estado tendrá que ofrecerles tratamientos paliativos a los enfermos terminales,
para atenuar el dolor.
 7. En el proceso educativo, se deberá fomentar el valor de la vida y su relación con la
responsabilidad social y la autonomía personal, para que la regulación penal sea la
última instancia
EUTANASIA PROCEDE PARA MENORES, INCLUSO EN CASOS DE CONSENTIMIENTO
SUSTITUTO
La Sala Cuarta de Revisión de la Corte Constitucional estudió el caso de una madre que
interpuso acción de tutela para solicitar el derecho a morir dignamente de su hija, una
menor de edad con epilepsia, quien no podía decidir por sí misma. (Lea: Derecho a morir
dignamente debe ser constatado estrictamente por jueces y entidades)
 Dados los múltiples padecimientos y el efecto degenerativo de la enfermedad, la menor
murió antes de proferirse el fallo. No obstante, la corporación judicial estimó necesario
realizar algunas precisiones sobre el derecho a morir dignamente tratándose de menores
de edad.
De otra parte, ordenó al Ministerio de Salud adecuar la Resolución 1216 del 2015 en un
término máximo de cuatro meses, en relación con los siguientes aspectos:
i. El parágrafo 3° del artículo 15 sobre consentimiento sustituto, de acuerdo con lo
establecido en la Sentencia T-970 del 2014, párrafo 7.2.9, y el trámite respectivo.
ii. Regular el trámite cuando se advierta la necesidad de convocar al comité de ética
hospitalaria y cuando el paciente exprese su voluntad de no continuar con el
tratamiento o solicite la limitación del esfuerzo terapéutico o la readecuación de las
medidas asistenciales.
Por último, también ordenó que se deberá contemplar, entre otros aspectos, el plazo
para emitir respuesta oportuna y reiteró el exhorto de dos años al Congreso de la
República para que regule lo propio.
Derecho a morir dignamente
En virtud de lo ordenado en la sentencia T-970 del 2014, el Ministerio de Salud expidió la
Resolución 1216 del 2015, en la cual fijó los parámetros generales para garantizar el
derecho a morir dignamente, a través de la manifestación de la voluntad anticipada.
Así las cosas, la Corte ha sostenido que este derecho es de carácter fundamental,
además de gozar de estrecha conexidad con la dignidad humana, lo cual implica una
noción de la vida más amplia que el concepto de subsistencia vital. Entre otros
elementos, destacó los siguientes:
i. La falta de regulación constituye una barrera para la realización de la eutanasia.
ii. Obligar a una persona a prolongar por un tiempo escaso su existencia cuando no lo
desea y padece profundas aflicciones equivale a un trato cruel e inhumano.
iii. No hay distinciones respecto a la edad del peticionario.
 iv. En virtud del principio de igualdad y del interés superior del menor, ellos también
son titulares de este derecho.  (Lea: Nuevo caso de eutanasia evidencia las fallas del
sistema para garantizar este derecho)
Por consiguiente, los presupuestos para hacer efectivo este derecho, son:
 i. El padecimiento de una enfermedad terminal que produzca intensos dolores.
ii. Que se trate de una persona mayor de 18 años o menor, de acuerdo con el desarrollo
cognitivo y sicosocial.
 iii. Que exprese su consentimiento libre, informado e inequívoco, que también puede
ser sustituido en caso de menores.
Pese a que en el caso particular la menor falleció antes de proferida la sentencia, la
Corte precisó que, como la resolución referida condiciona el consentimiento sustituto a
que el paciente haya expresado su voluntad de forma previa y que haya quedado
constancia escrita de ello, se debe modificar este aparte de la normativa atendiendo los
parámetros jurisprudenciales.
Caso concreto
La accionante interpuso el amparo en procura de obtener la protección del derecho a la
muerte digna de su hija menor de edad, al debido proceso administrativo y al derecho
de petición, los cuales consideró vulnerados por parte la EPS.
La menor fue diagnosticada como epiléptica desde los dos años y medio. Luego fue
intervenida quirúrgicamente con el fin de curar dicha enfermedad y después de la
operación quedó con una discapacidad mental absoluta que le impedía tomar decisiones
por sí misma. Su condición era de “estado vegetativo permanente”.
Con posterioridad, la madre inició un proceso mediante el cual se declaró en estado de
interdicción a la menor por discapacidad absoluta y, en consecuencia, se designó a la
madre como curadora.
Dados los múltiples padecimientos de la menor, la madre manifestó que el núcleo
familiar no pudo tener una vida digna. (Lea: Dos visiones sobre una muerte digna)
Así las cosas, en octubre del 2016 solicitó a la EPS adelantar los trámites
correspondientes para realizar la eutanasia en la menor. No obstante, hasta el momento
de interposición de la tutela no fue posible obtener respuesta.
En primera instancia, un juzgado penal de control de garantías de Bogotá ordenó la
aplicación del protocolo de eutanasia y amparo el derecho a la muerte digna.
En segunda instancia, un juzgado penal del circuito de la misma ciudad revocó el fallo,
explicando, entre otras razones que:
i. El Comité Científico Interdisciplinario se pronunció negativamente frente a la
solicitud de activar el procedimiento de eutanasia en la menor.
ii. La enfermedad que padecía no era “terminal” y, por ende, no se enmarcaba dentro
de los lineamientos de la Resolución 1216 del 2016 ni de la jurisprudencia constitucional.
iii. No existía, ni siquiera de forma sumaria, la voluntad anticipada de la paciente de
querer morir o tampoco la capacidad para tomar decisiones.
En sede de revisión, la Corte Constitucional revocó la anterior decisión y, como
consecuencia de que la menor ya había fallecido para el momento del fallo, declaró la
carencia actual de objeto. Pero también ordenó al Ministerio de Salud a adecuar la
resolución referida. (Lea: Corte Constitucional exhorta a Minsalud y al Congreso a
regular la muerte digna de menores)
La menor murió sin cuidados paliativos, un año y medio después de que su madre elevó
la primera solicitud de eutanasia (M. P. Antonio José Lizarazo Ocampo).

Artículo 107. Inducción o ayuda al suicidio. El que eficazmente induzca a otro al


suicidio, o le preste una ayuda efectiva para su realización, incurrirá en prisión de dos
(2) a seis (6) años.

Cuando la inducción o ayuda esté dirigida a poner fin a intensos sufrimientos


provenientes de lesión corporal o enfermedad grave e incurable, se incurrirá en prisión
de uno (1) a dos (2) años.

Artículo  108. Muerte de hijo fruto de acceso carnal violento, abusivo, o de


inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas. La madre que
durante el nacimiento o dentro de los ocho (8) días siguientes matare a su hijo, fruto de
acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, o abusivo, o de inseminación artificial o
transferencia de óvulo fecundado no consentidas, incurrirá en prisión de cuatro (4) a seis
(6) años.

NOTA: Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante


Sentencia C-829 de 2014.

Artículo 109. Homicidio culposo. El que por culpa matare a otro, incurrirá en prisión de
dos (2) a seis (6) años y multa de veinte (20) a cien (100) salarios mínimos legales
mensuales vigentes.
Cuando la conducta culposa sea cometida utilizando medios motorizados o arma de
fuego, se impondrá igualmente la privación del derecho a conducir vehículos
automotores y motocicletas y la de privación del derecho a la tenencia y porte de arma,
respectivamente, de tres (3) a cinco (5) años.

Violación al deber objetivo de cuidado, en la culpa hay conocimiento pero no hay


intención se viola el deber objetivo de cuidado por IMPRUDENCIA: se actúa no debiendo
actuar. NEGLIGENCIA: cuando debiendo actuar no se actúa. IMPERICIA: se actúa sin la
debida destreza.

IMPORTANTE PRECISIÓN PROCESAL SOBRE EL HOMICIDIO CULPOSO POR ACCIDENTE DE


TRÁNSITO
La Corte Suprema de Justicia precisó que, atendiendo al sistema de libre valoración
probatoria dominante en el sistema procesal penal colombiano, la acreditación de la
velocidad del vehículo que conducía la persona investigada por homicidio culposo en
accidente de tránsito puede obtenerse válidamente con cualquier medio legal.
Ello, precisa un auto reciente de la Sala Penal, sin que la ausencia de prueba técnica al
respecto impida llegar al convencimiento del juez.
“El recurrente yerra al superar la existencia de una tarifa probatoria en materia penal,
cuando en realidad nuestro sistema probatorio admite que los aspectos sustanciales
objeto del debate sean probados por cualquier medio suasorio, siempre que este sea
respetuoso de los derechos humanos de los sujetos implicados en el proceso”, agrega el
auto.
En el caso concreto, una ciudadana fue condenada a 32 meses de prisión y multa de 30
salarios mínimos por el delito de homicidio culposo, por eso interpuso un recurso
extraordinario de casación contra las decisiones de instancia.
 Según reseña el pronunciamiento, la prueba del exceso de velocidad a la que conducía
la procesada fue producto del fuero interno del juzgador. No obstante, la Sala concluyó
que las valoraciones y las deducciones se fundamentaron en pruebas documental y
pericial.
Estas comprobaron que la acusada violó el deber objetivo del cuidado que le era
exigible, toda vez que además del exceso de velocidad no contaba con la licencia de
conducción requerida.
Todo lo anterior quiere decir que el sistema procesal colombiano se rige por el principio
de libertad probatoria, el cual se encuentra consagrado en el artículo 373 de la Ley 906
del 2004 (M. P. José Francisco Acuña).
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Auto AP41512018 (52485), Sep. 26/18.

NO BASTA HABER PREVISTO LA PRODUCCIÓN DEL RESULTADO PARA DESCARTAR


IMPRUDENCIA E IMPUTAR DOLO
 La teoría del dolo eventual como la de la culpa con representación, a la luz del
ordenamiento penal, tiene como presupuesto común el conocimiento de los factores de
riesgo para la lesión del bien jurídico respecto de un resultado contingente, afirmó la
Sala Penal de la Corte Suprema.
En ambas formas de responsabilidad el autor no desea el resultado y reconoce la
posibilidad de que este último se produzca. Sin embargo, esa proximidad se fractura en
cuanto en la culpa el sujeto confía en que el resultado no se produzca, pero en el dolo
eventual se deja librada al azar la producción o no del resultado (artículo 22 de la Ley
599 del 2000)
 Así, para imputar el dolo como modalidad de conducta debe establecerse que el
conocimiento del agente sobre la situación riesgosa le permitía suponer que las
condiciones que podrían conducir a la realización de dicho resultado no estaban bajo su
control.
 O, en el caso de haber contado con tal suposición de controlar los factores de riesgo,
que ello obedeció a un error o estado irracional, como por ejemplo cualquiera
relacionado con la eficacia de las medidas que de hecho empleó para neutralizar el
peligro.
El dolo eventual, precisó la sentencia, no puede ser entendido como una simple suma de
imprudencias (o de infracciones al deber) ni tampoco la valoración aislada acerca de un
peligro que se cataloga como gravísimo o de producción inminente (Vea: Otra vez, el
dolo eventual).
 Para la Sala, siempre, será indispensable para distinguirlo de una manera no arbitraria
con la culpa consciente constatar que el sujeto agente carecía de la posibilidad de
representarse un control racional (aunque errado y vencible) en cuanto a los factores de
riesgo por él percibidos, dirigido a no producir el resultado.
 El magistrado Fernando Alberto Castro se apartó de la decisión adoptada por la sala,
mientras que el magistrado Eyder Patiño salvó parcialmente su voto. 
 Hechos
 El alto tribunal analizó el caso de un patrullero de la Policía Nacional que mató a su
novia con su arma de dotación y fue condenado por homicidio agravado.
 Se determinó que el acusado carecía de motivos para cometer el homicidio, y el mismo
fue producto de la imprudencia con la que actuó. Por lo anterior, casó la sentencia para
condenarlo por homicidio culposo.
 Según la sentencia, la acción consistió en haberle disparado a su propia novia no de una
manera intencional, sino como consecuencia de su insensatez. Por otro lado, consideró
que el comportamiento del imputado, desde una perspectiva estadística, es
insignificante.
 A efectos de dosificar la pena, la Sala agregó que “no hay datos que respalden la idea
de abusos por parte de miembros de la fuerza pública en el manejo cotidiano de las
armas de fuego. Tampoco obedeció a factores culturales susceptibles de corregir
imponiendo aserciones normativas acompañadas de sanciones ejemplares. Fue un hecho
aislado, de índole trágica y difícil repetición”.
 (Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP- 174362015 (45008), M. P. Eugenio
Fernández Carlier).

HOMICIDIO CULPOSO NO SE CONFIGURA CON RESPECTO AL ‘NASCITURUS’


Considerar que la protección penal brindada por la tipificación del homicidio culposo se
extiende al nasciturus no solo desconoce el principio de legalidad, sino también la
jurisprudencia constitucional, advirtió la Corte Suprema de Justicia.
 
La Corte Constitucional, a través de diversas sentencias, como la C-355 del 2006, ha
reiterado que la protección del no nacido se garantiza mediante otras conductas
punibles como el aborto y las lesiones al feto, sin posibilitar la configuración del
homicidio culposo con respecto a este, indicó.
 
De acuerdo con esa providencia, el ordenamiento jurídico salvaguarda al nasciturus,
pero no en el mismo grado e intensidad que a la persona. Es decir que los bienes
jurídicos tutelados son diferentes y su vulneración genera reproches y penas distintas.
 
La Sala Penal advirtió que ella no puede ofrecer una visión distinta del tema, porque
este es de competencia exclusiva del legislador.
 
Con esos argumentos, determinó que fue atípica la conducta de un médico acusado de la
comisión de dicho punible por no atender adecuadamente un parto cuyo resultado fue la
extracción del feto sin vida.

Sin embargo, esa postura no sólo representa un abierto desconocimiento del principio de
legalidad, sino que además escapa por completo al desarrollo de la jurisprudencia de
esta Sala en tanto está suficientemente decantado por la Corte Constitucional, a través
de decisiones que han adquirido el carácter de cosa juzgada constitucional, que la
protección de su vida se garantiza mediante otras conductas punibles como el aborto y
las lesiones al feto y cosa muy distinta es que el demandante tergiverse el claro
contenido de esas sentencias con el fin de justificar el acceso a la vía extraordinaria de
impugnación y, subsiguientemente, el decaimiento del fallo impugnado, como cuando
señala, contrario a su contenido objetivo, que la sentencia C-355 de 2006 posibilita la
configuración del delito de homicidio culposo respecto del nasciturus.
 
(Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Auto 42624, ene. 29/14, M. P. María del Rosario
González)
 
LA REPARACIÓN INTEGRAL COMO CAUSAL DE EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL
(ARTÍCULO 42 DE LA LEY 600 DEL 2000), QUE APLICA A LOS CASOS TRAMITADOS POR
LA LEY 906 DEL 2004, NO PROCEDE EN CASO DE HURTO CALIFICADO.
Así lo advirtió  la Corte Suprema de Justicia, al señalar que al no ser un delito
querellable y, con independencia de su cuantía, fue expresamente excluido por el
legislador de esta posibilidad.
También, agregó que no es procedente la disminución punitiva consagrada en el artículo
269 del Código Penal.
Al respecto, precisó que este beneficio opera ante  los delitos que admiten
desistimiento, en los de homicidio culposo y lesiones personales culposas cuando no
concurra alguna de las circunstancias de agravación punitiva consagradas en los artículos
110 y 121 del Código Penal.
 También, procede  en los de lesiones personales dolosas con secuelas transitorias; en
los delitos contra los derechos de autor y en los procesos por los delitos contra el
patrimonio económico. En estos casos, la acción penal se extinguirá para todos los
sindicados cuando cualquiera repare integralmente el daño ocasionado.
 Sin embargo, tal beneficio no opera ante los delitos de hurto calificado, extorsión,
violación a los derechos morales de autor, defraudación a los derechos patrimoniales de
autor y violación a sus mecanismos de protección.
 En el caso concreto, aunque la víctima manifestó que se le repararon en su integridad
los perjuicios ocasionados con el delito, para la Sala fue evidente  que ello no sucedió
antes de dictarse la sentencia de primera instancia, que es el límite previsto por la
disposición legal para acceder a la rebaja “de la mitad a las tres cuartas partes” de las
penas.
 
(Corte Suprema de Justicia Sala Penal, Auto AP-1896 (44779), 4/16/2015. M. P. Patricia
Salazar Cuéllar)

PRINCIPIO DE CONFIANZA APLICA A QUIEN ACTÚA IMPRUDENTEMENTE

Al estar relacionado con el riesgo permitido, el principio de confianza, esto es, la


expectativa de que los demás asuman y cumplan sus deberes, se predica de la persona
que actúa imprudentemente.
Así lo sostuvo la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, al explicar que  aunque el
individuo obre sin el debido cuidado, tiene derecho a esperar que los otros realicen
acciones ajustadas a los reglamentos.
 En el caso estudiado, la corporación confirmó la condena por homicidio y lesiones
personales culposas impuesta al conductor de un vehículo que colisionó con tres
personas que transitaban en una bicicleta.
 Según el alto tribunal, dicho principio se aplicaba a las víctimas, que cruzaron la vía con
la confianza de que el automotor no invadiera ni se desplazara a una velocidad excesiva,
a pesar de que no realizaron señales manuales que indicaran su intención de atravesar la
carretera y aunque la conductora de la bicicleta usara una vestimenta inadecuada.
 (Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia 42000, feb. 12/14, M. P. Luis
Guillermo Salazar)

FRENTE A UNA CONDUCTA CULPOSA DEBE VALORARSE SI SE CREÓ UN RIESGO


JURÍDICAMENTE DESAPROBADO

La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia enfatizó que el artículo 23 de la  Ley 599
del 2000 definió la conducta culposa como aquella que produce un resultado típico
producto de la infracción a un deber objetivo de cuidado en la que el sujeto debió
haberlo previsto o habiéndolo previsto confió en poder evitarlo.
 
Igualmente, citó una providencia de la misma corporación, del año 2007, la cual aseguró
que la realización del tipo objetivo en el delito imprudente, es decir, la infracción al
deber de cuidado se satisface con la teoría de la imputación objetiva, según la cual un
hecho causado por el agente le es jurídicamente atribuible si con su comportamiento se
ha creado un peligro para el objeto de la acción no abarcado por el riesgo permitido y
dicho peligro se realiza en el resultado concreto.
 
Acorde con ello, la sentencia de casación de la Sala Penal indicó que frente a una
conducta culposa, además de la verificación del resultado lesivo, se debe valorar si la
persona creó un riesgo jurídicamente desaprobado desde una perspectiva ex ante.
 
Lo anterior significa que debe retrotraerse al momento de realización de la acción y
examinar si conforme a las condiciones de un observador inteligente, situado en la
posición del autor, el hecho sería o no adecuado para producir el resultado típico.
 
Así mismo, habrá de valorarse si ese peligro se realizó en el resultado, teniendo en
cuenta las circunstancias conocidas ex post.
 
En tal virtud, el examen inicial no se encamina a inspeccionar el actuar de la víctima,
sino que se ubica en el campo del agente que produce el resultado típico, puesto que
aun en los eventos en los que se encuentra culpa en la acción u omisión de sujeto pasivo
persiste para el actor el deber de evitar el daño, si este le era previsible (M. P. Patricia
Salazar Cuéllar).
 
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-201082017 (50433), Nov. 29/17

Artículo  110. Circunstancias de agravación punitiva para el homicidio


culposo.  Modificado por la Ley 1326 de 2009. El nuevo texto es el siguiente: La pena
prevista en el articulo anterior se aumentará:

1. Si al momento de cometer la conducta el agente se encontraba bajo el influjo de


bebida embriagante o droga o sustancia que produzca dependencia física o siquica y ello
haya sido determinante para su ocurrencia, la pena se aumentará de la mitad al doble
de la pena.

2. Si el agente abandona sin justa causa el lugar de la comisión de la conducta, la pena


se aumentará de la mitad al doble de la pena.

3. Si al momento de cometer la conducta el agente no tiene licencia de conducción o le


ha sido suspendida por autoridad de tránsito, la pena se aumentará de una sexta parte a
la mitad.

4. Si al momento de los hechos el agente se encontraba transportando pasajeros o carga


pesada sin el lleno de los requisitos legales, la pena se aumentará de una cuarta parte a
tres cuartas partes.

5. Si al momento de los hechos el agente se encontraba transportando niños o ancianos


sin el cumplimiento de los requisitos legales, la pena se aumentará de una cuarta parte
a tres cuartas partes.

 6. Adicionado por el art. 2, Ley 1696 de 2013. Si al momento de cometer la conducta el


agente estuviese conduciendo vehículo automotor bajo el grado de alcoholemia igual o
superior al grado 1o o bajo el efecto de droga o sustancia que produzca dependencia
física o síquica, y ello haya sido determinante para su ocurrencia, la pena se aumentará
de las dos terceras partes al doble, en la pena principal y accesoria.

CAPITULO TERCERO
De las lesiones personales

Artículo 111. Lesiones. El que cause a otro daño en el cuerpo o en la salud, incurrirá en


las sanciones establecidas en los artículos siguientes.

Artículo 112. Incapacidad para trabajar o enfermedad. Si el daño consistiere en


incapacidad para trabajar o en enfermedad que no pase de treinta (30) días, la pena
será de prisión de uno (1) a dos (2) años.

Desde la perspectiva jurídico forense la incapacidad medico legal, se ha entendido como


el tiempo necesario que se requiere para hacer entrar la parte enferma en las
condiciones que constituyen la salud y no como una incapacidad laboral.

Si el daño consistiere en incapacidad para trabajar o enfermedad superior a treinta (30)


días sin exceder de noventa (90), la pena será de uno (1) a tres (3) años de prisión y
multa de cinco (5) a diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Si pasare de noventa (90) días, la pena será de dos (2) a cinco (5) años de prisión y multa
de diez (10) a veinte (20) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Artículo  113. Deformidad. Modificado por el art. 2, Ley 1639 de 2013. Si el daño


consistiere en deformidad física transitoria, la pena será de prisión de uno (1) a seis (6)
años y multa de quince (15) a veinticinco (25) salarios mínimos legales mensuales
vigentes.

Si fuere permanente, la pena será de prisión de dos (2) a siete (7) años y multa de
veintiséis (26) a treinta y seis (36) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

 Si la deformidad afectare el rostro, la pena se aumentará hasta en una tercera


parte. Eliminado por el art. 2, Ley 1773 de 2016.

Artículo 114. Perturbación funcional. Si el daño consistiere en perturbación funcional


transitoria de un órgano o miembro, la pena será de prisión de dos (2) a siete (7) años y
multa de quince (15) a veinticinco (25) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Si fuere permanente, la pena será de tres (3) a ocho (8) años de prisión y multa de
veintiséis (26) a treinta y seis (36) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Artículo 115. Perturbación psíquica. Si el daño consistiere en perturbación psíquica


transitoria, la pena será de prisión de dos (2) a siete (7) años y multa de veintiséis (26) a
cuarenta (40) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Si fuere permanente, la pena será de tres (3) a nueve (9) años de prisión y multa de
veintisiete (27) a cincuenta (50) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Artículo 116. Pérdida anatómica o funcional de un órgano o miembro. Si el daño


consistiere en la pérdida de la función de un órgano o miembro, la pena será de seis (6)
a diez (10) años de prisión y multa de veinticinco (25) a cien (100) salarios mínimos
legales mensuales vigentes.

La pena anterior se aumentará hasta en una tercera parte en caso de pérdida anatómica
del órgano o miembro.

Artículo  116A. Adicionado por el art. 1, Ley 1773 de 2016LESIONES CON AGENTES


QUÍMICOS, ÁCIDO Y/O SUSTANCIAS SIMILARES. <Artículo adicionado por el artículo 1 de
la Ley 1773 de 2016. El nuevo texto es el siguiente:> El que cause a otro daño en el
cuerpo o en la salud, usando para ello cualquier tipo de agente químico, álcalis,
sustancias similares o corrosivas que generen destrucción al entrar en contacto con el
tejido humano, incurrirá en pena de prisión de ciento cincuenta (150) meses a
doscientos cuarenta (240) meses y multa de ciento veinte (120) a doscientos cincuenta
(250) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Cuando la conducta cause deformidad o daño permanente, pérdida parcial o total,


funcional o anatómica, la pena será de doscientos cincuenta y un (251) meses a
trescientos sesenta (360) meses de prisión y multa de mil (1.000) a tres mil (3.000)
salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Si la deformidad afectare el rostro, la pena se aumentará hasta en una tercera parte.

PARÁGRAFO. En todo caso cuando proceda la medida de seguridad en contra del


imputado, su duración no podrá ser inferior a la duración de la pena contemplada en
este artículo.

PARÁGRAFO 2o. La tentativa en este delito se regirá por el artículo 27 de este código.

Artículo 117. Unidad punitiva. Si como consecuencia de la conducta se produjeren


varios de los resultados previstos en los artículos anteriores, sólo se aplicará la pena
correspondiente al de mayor gravedad.

EXPLICAN POSIBILIDAD EXCEPCIONAL DE VARIAR CALIFICACIÓN JURÍDICA


MANTENIENDO EL ALCANCE DEL ALLANAMIENTO (DELITO LESIONES PERSONALES VS
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR)
La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia explicó recientemente la posibilidad
excepcional de variar la calificación jurídica en una sentencia manteniendo el alcance
de la aceptación o el allanamiento de la responsabilidad penal.
Inicialmente, teniendo en cuenta el caso concreto, la corporación distinguió (aun cuando
ostenten rasgos similares) lo que constituye violencia en contra de la mujer en el
contexto familiar de la violencia de la que es víctima por razón de su género.
Respecto al tipo penal de violencia intrafamiliar, concluyó que es imprescindible darle
contenido a la naturaleza de los ataques en los que la mujer es sujeto pasivo, para
determinar si la violencia física o sicológica de la que es objeto, como elemento
normativo, se ajusta a la previsión del artículo 229 del Código Penal (violencia
intrafamiliar).
Justamente, la Corte reiteró que es improcedente tipificar el delito de violencia
intrafamiliar en agresiones de exparejas que ya no comparten su sitio de residencia, con
independencia de que tengan hijos en común o no, al ser necesaria la convivencia de los
protagonistas de esos hechos para la configuración de la conducta.
Caso concreto
Un juzgado penal de Bogotá profirió sentencia condenatoria contra un ciudadano que se
allanó a cargos por el delito de violencia intrafamiliar, en segunda instancia la decisión
fue confirmada en su integridad. Contra esta providencia el defensor del sentenciado
interpuso recurso de casación.
Al resolver el recurso extraordinario y luego de advertir la violación directa de la ley
sustancial por parte de los falladores de instancia, la Sala concluyó que es necesario
casar la sentencia impugnada.
Lo anterior toda vez que la condena impuesta al ciudadano allanado se fundamentó en
el delito de violencia intrafamiliar, pese a que en realidad su comportamiento se adecuó
al tipo penal de lesiones personales dolosas agravadas, por referirse a una agresión de su
expareja con la cual ya no compartía sitio de residencia.
En tal sentido, y en aras de adoptar la decisión consecuente, la corporación consideró
razonable mantener el alcance de la aceptación de responsabilidad, modificando la
calificación jurídica de la conducta y efectuando la redosificación punitiva de la pena
(M. P. José Luis Barceló Camacho).
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-27062018 (48251), Jul. 11/18.

FORMULADA LA IMPUTACIÓN POR LESIONES PERSONALES CULPOSAS, PRESCRIPCIÓN


SE CUMPLE A LOS TRES AÑOS

La Corte Suprema de Justicia advirtió que una vez formulada la imputación por lesiones
personales culposas, la prescripción se cumple a los tres años.
 De acuerdo con la Sala Penal, la formulación interrumpe los términos prescriptivos, lo
que da lugar a un nuevo plazo, equivalente a la mitad del señalado en el artículo 83 del
Código Penal, que en ningún caso es superior a tres años.
Teniendo en cuenta que esta última norma establece un término prescriptivo
equivalente a la pena máxima fijada en la ley (36 meses, según el artículo 112) y que la
mitad de ese lapso es menor de tres años, lo consecuente es que los términos para
ejercer la acción penal frente a esta conducta sean de un trienio.
 
Igualmente, precisó que según el artículo 189, una vez proferida la sentencia de segunda
instancia se suspende el término de prescripción, que comienza a correr de nuevo sin
que pueda ser superior a cinco años.
 En el caso analizado, la Sala declaró la extinción de la acción penal y la preclusión de la
actuación respecto de los delitos de lesiones personales culposas. Por lo tanto, ordenó el
ajuste punitivo correspondiente, de acuerdo con los lineamientos fijados en la ley.
 “El fenecimiento del término para ejercer la potestad punitiva, el fallador de primer
grado no podía imponer condena por esas conductas punibles, y el Tribunal no advirtió el
desafuero al momento de conocer el asunto por vía del recurso de apelación”, concluyó.
 (Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-2685 (42895), mar. 11/15, M. P.
Eyder Patiño Cabrera)

MÉDICOS NO INCURREN EN LESIONES PERSONALES CULPOSAS, SALVO INOBSERVANCIA


DEL DEBER OBJETIVO DE CUIDADO
Recientemente, la Corte Constitucional explicó, con base en providencia de la Corte
Suprema de Justicia, que los médicos no incurren en el delito de lesiones personales
culposas, establecido en el artículo 120 del Código Penal.
 
No obstante, indicó que el daño es penalmente relevante cuando en el ejercicio de la
práctica médica se inobserva el deber objetivo de cuidado que impone la lex artis. (La
adecuada practica de la medicina)
 
Según lo precedente, afirmó que “la ciencia médica hace parte del progreso moderno y
que si se ejerce dentro de la lex artis no cabe formular un juicio de reproche, así no se
produzca el resultado esperado”.
 
Además, indicó que si existe una actividad peligrosa en la que se debe consentir la
existencia de un riesgo permitido esa es la medicina, por cuanto se admite cierto nivel
de exposición al daño inherente a su ejercicio, al ser una ciencia no exacta.
 
Agregó que esta práctica demanda, para el colectivo social, la necesidad de aceptar
como adecuada la eventual frustración de expectativas de curación o recuperación,
siempre que no se trascienda a la estructuración de una aproximación al daño evitable o
no tolerado.
 
Finalmente, enfatizó, conforme con lo indicado por la Corte Suprema, los actos
realizados en ejercicio de la medicina pueden caer en el ámbito de la imputación
objetiva cuando el agente asume voluntariamente la posición de garante respecto del
paciente, inobserva el deber objetivo de cuidado que le impone la lex artis y, como
consecuencia, causa un daño antijurídico (M. P. Diana Fajardo Rivera).
 
Corte Constitucional, Sentencia T-453, Jul. 14/17

DECLARAN INCONSTITUCIONAL PARÁGRAFO DEL DELITO DE LESIONES CON AGENTES


QUÍMICOS
Recientemente, se dio a conocer la sentencia de la Corte Constitucional que declaró
inexequible el parágrafo primero del artículo 116 A del Código Penal (Ley 599 de 2000),
adicionado por el artículo primero de la Ley 1773 del 2016, que modifico este Código y
el Código de Procedimiento Penal.
El artículo indicado establece el delito de lesiones con agentes químicos, ácidos y/o
sustancias similares y el parágrafo declarado inconstitucional precisaba: “Parágrafo. En
todo caso, cuando proceda la medida de seguridad en contra del imputado, su duración
no podrá ser inferior a la duración de la pena contemplada en este artículo.” (Lea: Cae
aparte de la ley contra ataques con ácido)
Según los demandantes, el Ministerio Público y los intervinientes con ese parágrafo el
legislador desconoce los artículos 1º, 13, 28, 29, 47 y 49 de la Constitución Política, al
establecer que el término de duración de la medida de seguridad que se imponga al
inimputable que incurra en ese delito no podrá ser inferior a la duración de la pena
contemplada en este artículo.
Argumentos de la sala
La Corporación afirmó que el legislador, al expedir la disposición atacada, desconoció
límites constitucionales como la dignidad humana (art. 1°), la libertad (art. 28), el
debido proceso (art. 29) y el deber del Estado de garantizar a los inimputables el acceso
efectivo a la atención y asistencia médica para su recuperación y rehabilitación social
(art. 47 y 49). (Lea: Opinión: “Enfermedad mental y delito”)
Como argumentos, entre otros, indicó que imponer términos mínimos de duración a las
medidas de seguridad implica que estas se transformen en un instrumento retributivo, el
cual es incompatible con la situación propia de los inimputables. Así, la medida de
seguridad no podrá durar más tiempo del estrictamente necesario para la curación del
inimputable.
Adicionalmente, advirtió que la medida del parágrafo atacado no resulta idónea para
lograr el fin buscado por el legislador, toda vez que, aunque puede evitar que falsos
inimputables se beneficien con sanciones menos severas, no garantiza que deje de
existir impunidad entendida como la ausencia de castigo para el autor de un delito.
Así mismo, dicha medida no desestimula la realización de la conducta de lesiones con
esos agentes, toda vez que dicha condición no les permite comprender la ilicitud de su
comportamiento, ni determinarse según esa comprensión. Por consiguiente, tampoco les
permite entender los efectos de la norma acusada (M. P. Luis Guillermo Guerrero Pérez).
Corte Constitucional, Sentencia C-107, Oct. 31/18.

PRECISAN COMPETENCIA EXTENDIDA DE JUECES ANTE CASO DE VIOLENCIA DE GÉNERO


CON AGENTES QUÍMICOS

Las lesiones personales con sustancias químicas contra las mujeres constituyen una
forma de violencia que tiene en Colombia un crecimiento exponencial, a punto tal que
el legislador nacional debió tomar medidas legislativas para hacerle frente, como las
leyes 1639 del 2014 y la 1773 del 2016. Al tiempo, administrativamente, diferentes
instituciones del Estado han creado dependencias encargadas del tema, explicó la Sala
Penal de Corte Suprema de Justicia
Además, indicó que los estudios modernos consideran que esta acción sobrepasa el nivel
de aceptación que tiene la sociedad sobre la violencia, por lo que tal comportamiento
ha sido catalogado como una forma de violencia extrema. (Lea: Declaran
inconstitucional parágrafo del delito de lesiones con agentes químicos)
Lo anterior teniendo en cuenta la gravedad de las lesiones que acarrean estos ataques
con agentes químicos , puesto que desfiguran y marcan el cuerpo de sus víctimas
tratándolas como objetos, negándoles toda su humanidad y dignidad.
Competencia extendida
 El ámbito de las competencias de los operadores judiciales no se limita a solo
interpretar y a aplicar la ley para la resolución de un caso concreto, sino que se
extiende a la adopción de todas aquellas medidas eficaces que conduzcan a eliminar los
prejuicios y estereotipos socio culturales. (Lea: Cae aparte de la ley contra ataques con
ácido)
Lo precedente debido a las implicaciones que tiene la adopción de un modelo de Estado
social de derecho en el cual los jueces deben garantizar la protección de las
prerrogativas fundamentales y de manera prioritaria buscar la erradicación de la
violencia contra las mujeres y las niñas.
Así las cosas, el cumplimiento del mandato constitucional e internacional de protección
a esta calidad de víctimas implica que si al momento de ejercer sus competencias
legales los operadores se percatan de la existencia de una situación que respecto de
ellas amerita desplegar un ámbito especial de protección, el máximo órgano de justicia
ordinaria pueda adoptar ciertos actos procesales encaminados a revertir tal estado de
cosas.
Lo anterior no comporta una sanción adicional, ni un exceso o un desbordamiento en el
ejercicio de sus competencias legales como corte de casación. Por el contrario, hacer
caso omiso ante eventos que probatoriamente evidencian la comisión de un delito con
ingredientes de violencia contra la mujer y las niñas conllevaría a un desconocimiento
del imperativo constitucional de protección de derechos y, por ende, a un
incumplimiento de los compromisos internacionales asumidos por Colombia (M. P. José
Francisco Acuña Vizcaya).
 Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-131892018 (50836), Oct.
10/18. 

Tipo de aborto Descripción (texto de la Sentencia C-355 de 2006)


Aborto terapéutico “Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud
de la mujer, certificada por un médico”.
Aborto ético “Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada,
constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de
inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de
incesto”.
Aborto Cuando “exista grave malformación del feto que haga inviable su vida, certificada
embriopático por un médico”.

Artículo  122. Aborto. La mujer que causare su aborto o permitiere que otro se lo


cause, incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años.

A la misma sanción estará sujeto quien, con el consentimiento de la mujer, realice la


conducta prevista en el inciso anterior.

Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-


355 de 2006, en el entendido que no se incurre en delito de aborto, cuando con la
voluntad de la mujer, la interrupción del embarazo se produzca en los siguientes
casos: (i) Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la
salud de la mujer, certificada por un médico; (ii) Cuando exista grave malformación
del feto que haga inviable su vida, certificada por un médico; y, (iii) Cuando el
embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva
de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación
artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas , o de incesto.

Artículo  123.   Aborto sin consentimiento. El que causare el aborto sin consentimiento


de la mujer o en mujer menor de catorce años, incurrirá en prisión de cuatro (4) a diez
(10) años.   Texto subrayado declarado INEXEQUIBLE por la Corte Constitucional
mediante Sentencia C-355 de 2006.

FISCALÍA PIDE DESPENALIZACIÓN TOTAL DEL ABORTO HASTA EL SEXTO MES DE


GESTACIÓN
El exfiscal Luis Eduardo Montealegre radicó ante la Cámara de Representantes el
proyecto de ley 209/16C, por medio del cual propone la despenalización del aborto
hasta la semana 24 de gestación. Ámbito Jurídico le ofrece los argumentos esgrimidos en
la iniciativa.
-  La reforma:
 Se propone reformar el artículo 122 de la Ley 599 del 2000 (Código Penal Colombiano),
para permitir la despenalización del aborto en todos los casos, mientras este se
practique dentro de las primeras 24 semanas de gestación, con lo que el escenario del
aborto en Colombia cambiaría de manera radical.
 Ahora bien, si la práctica del aborto supera los seis meses de gestación, se propone una
pena de prisión que tendría un tope máximo de un año, una reducción considerable si se
tiene en cuenta que la pena actual tiene un máximo de tres años.
 Hoy en día, la práctica del aborto está restringida a solo tres casos taxativamente
señalados por la Corte Constitucional dentro de la Sentencia C-355 del 2006, la cual,
valga la pena recordar, cumplirá su primera década el próximo 10 de mayo del 2016:
 i) Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la
mujer
 ii) Cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida
 iii) Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada,
constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de
inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto.
(Lea: El interminable debate sobre el aborto)
 La iniciativa también contempla la exclusión punitiva definitiva de los tres casos
anteriormente señalados.
 Por último, la reforma consagra como eximente de responsabilidad la práctica del
aborto después de la semana 24 de gestación cuando su realización tardía se deba a
causas ajenas a la voluntad de la mujer.
-  Los argumentos:
 Dentro de la exposición de motivos, el ahora exfiscal fundamenta la despenalización
total de la práctica del aborto como un reconocimiento a los derechos sexuales y
reproductivos de la mujer.
 Así, el autor considera que el Derecho Penal no puede coartar las decisiones que las
mujeres toman de manera autónoma para el desarrollo de su proyecto de vida, puesto
que la decisión de tener hijos está íntimamente ligada con los derechos fundamentales
de: libertad, igualdad, autonomía, dignidad, libre desarrollo de la personalidad, entre
otros.
 Por otra parte, la Fiscalía reconoce que la intervención punitiva de la práctica del
aborto no tiene eficiencia en la prevención de los mismos, es decir, el porcentaje de
abortos ilegales asciende en vez de descender. Tan solo para el año 2008, los abortos
ilegales llegaron a 400.000 casos, lo cual representa un grave riesgo a la integridad física
de la mujer gestante.
 Lo anterior sin mencionar que la criminalización de la práctica del aborto afecta
mayormente a mujeres de zonas rurales y de escasos recursos, lo cual reproduce un
círculo de pobreza y marginación. La iniciativa se respalda, entre otras cosas, en
estadísticas del Dane, entidad que para el año 2010 calculó que la mortalidad registrada
por abortos representaba el 4,3 % de todas las mujeres del país.
 Por otro lado, se estima que para el 2008 el 99,92 % de las interrupciones de embarazo
realizadas fueron practicadas en la clandestinidad y que, en el año 2010, 132.000
mujeres colombianas sufrieron complicaciones por abortos inducidos o realizados bajo
condiciones inseguras.
 Igualmente, en el año 2010, siempre de acuerdo a la información del proyecto, se
registraron 1.357.659 embarazos, de los cuales 911.897 no fueron planeados y de los que
el 43,9 % terminó en aborto inducido. Así, los abortos inseguros son la tercera causa de
mortalidad materna en el país.
 Lo anterior, en palabras de Montealegre, evidencia que la tasa de abortos clandestinos
practicados en el país no se ha visto efectivamente influenciada por la criminalización
de la conducta y que, por el contrario, la penalización es un factor que ha incidido en la
mortalidad materna. 

MUERTE DE FETO POR NEGLIGENCIA EN LA ATENCIÓN MÉDICA NO SIEMPRE


CONSTITUYE DELITO
 La muerte del feto como consecuencia de una negligente atención médica no en todos
los casos puede juzgarse como un delito, sentenció la Corte Suprema de Justicia. 
 Si el resultado del hecho dañoso ofrece como consecuencia la muerte del feto, tampoco
se materializa la conducta de lesiones personales al feto, ni en su modalidad dolosa ni
en la culposa, aclaró la Sala Penal.
 Lo anterior porque los artículos 125 y 126 del Código Penal (Ley 599 del
2000) reconocen como punibles lesiones al feto, culposas en el segundo caso, siempre y
cuando el hecho perjudicial conduzca a la afectación del normal desarrollo del feto, no
así cuando se ocasiona su fallecimiento.
 Y si el resultado es su muerte, precisó, solo tendría lugar lo que el artículo 122
reconoce como aborto, en la medida en que el agente lo haya cometido dolosamente, ya
que su comisión culposa no es sancionable desde el punto de vista penal.
Para la concreción del parto u aborto preterintencional que castiga el artículo 118 del
Código, se necesita que el imputado haya actuado con dolo y que el resultado, es decir
la muerte del feto, apenas haya sido una consecuencia inesperada, que fuera más allá
de sus intenciones de causar un daño, este sí intencional.
 La Sala revocó la condena que se le impuso a una profesional de la salud por lesiones
culposas al feto (artículo 126), absolviéndola, por considerar que la muerte del feto
transformó la conducta en un aborto culposo, que no es sancionable penalmente.
 Lo anterior “pese a ser frecuente en fallas no dolosas, derivadas de negligencia,
impericia, imprudencia o violación de la lex artis en la atención médica o en la
asistencia clínica de mujeres embarazadas, (se) conduzca a la pérdida del fruto de la
concepción, sin que medie una respuesta punitiva y únicamente resulten viables las
respectivas acciones civiles con pretensión indemnizatoria”, dice la Sala. 
 (Corte Suprema de Justicia Sala Penal, Sentencia SP-8344 (44791), Jul. 1º /2015, M. P.
José Luis Barceló).
(Cámara de Representantes, P. L. 209/16C, Mar. 28/16)
JURISPRUDENCIA.—

Lesiones al feto no deben conducir a la muerte del sujeto pasivo."Desde luego, si se


protege la integridad y salud del feto es necesario que la acción se produzca cuando se
encuentre dentro del vientre materno y que la lesión dolosa o culposa no conlleve su
fallecimiento, pues de ser así se configuraría una conducta de aborto (punible si es
dolosa, atípica si es culposa).

Ahora, es pertinente precisar que para la consumación del delito no es necesario que el
producto de la concepción nazca vivo, pues bien puede ocurrir que sufra una lesión
dolosa o culposa dentro del vientre materno capaz de alterar su desarrollo normal, lo
cual con la ciencia actual es constatable a través de procedimientos tales como las
ecografías, pero tiempo después, antes del parto o en la misma fase de alumbramiento
fallezca por causas diversas, hipótesis en la cual es evidente que el punible de lesiones
al feto sí tuvo ocurrencia. Lo que si debe quedar claro, es que si dichas lesiones son
causa del deceso del feto, no se comete el delito analizado, sino el de aborto,
únicamente punible cuando se trata de lesiones dolosas.

Igualmente, si ocasionadas las lesiones el feto no fallece pero sufre perjuicio en su


desarrollo normal y sigue su evolución gestacional hasta que tiempo después nace, o
bien fallece por causas diversas, se configura el punible de lesiones al feto; igual que
cuando es lesionado, luego nace y ve menguado su desarrollo producto de tal atentado.

Encuentra la Sala que si el resultado exigido por el legislador comporta una afectación
del normal desarrollo del feto, es preciso que continúe con vida, bien sea dentro del
útero de la madre (como cuando pese al daño efectivo causado sigue el proceso de
gestación hasta su culminación con el parto), ora fuera del útero (por ejemplo, cuando
tiempo después de la lesión al feto, nace y carga con las consecuencias del atentado).

(...).

...si en punto de las lesiones al feto se procede mediante un comportamiento culposo, y


con ocasión de ello se causa su muerte, es claro, de una parte, que no se configura el
delito de lesiones al feto pues como ya se advirtió requiere que el producto gestacional
siga con vida. Y de otra, tampoco tiene lugar el delito de aborto, el cual, según fue
precisado, únicamente admite la modalidad dolosa, es decir, se trataría de un aborto
culposo, no punible en nuestra legislación penal dada la sistemática de números clausus,
en el entendido que de conformidad con el artículo 21 del Código Penal, todos los tipos
de la parte especial requieren de una conducta dolosa, salvo cuando se haya previsto
expresamente que se trata de comportamientos culposos o preterintencionales". (CSJ,
Cas. Penal, Sent. jul. 1/2015, Rad. 44791. M.P. José Luis Barceló Camacho).

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