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CAPITULO PRIMERO
Del genocidio
La pena será de prisión de diez (10) a veinticinco (25) años, la multa de mil (1.000) a
diez mil (10.000) salarios mínimos mensuales legales vigentes y la interdicción de
derechos y funciones públicas de cinco (5) a quince (15) años cuando con el mismo
propósito se cometiere cualquiera de los siguientes actos:
2. Embarazo forzado.
Difundir ideas que respalden propósitos genocidas o apoyar aquellos gobiernos que han
practicado el genocidio.
CAPITULO SEGUNDO
DEL HOMICIDIO1
JURISPRUDENCIA
PRUEBA DEL MÓVIL PASIONAL NO ES INDISPENSABLE PARA LA CONFIGURACIÓN TÍPICA
DEL HOMICIDIO
En materia de dogmática penal, la prueba del móvil pasional no constituye un elemento
indispensable para la configuración típica de la conducta punible de homicidio.
Así lo precisó la Corte Suprema de Justicia, al tiempo que reconoció su importancia en la
demostración del ingrediente subjetivo del tipo penal o en la determinación de la
culpabilidad.
Adicionalmente, calificó como cierto que la comprobación de un móvil puede explicar la
ocurrencia de una conducta lesiva, así como servir de hecho indicador de autoría y
responsabilidad penal.
Premeditación
Tratándose de un homicidio pasional, para el caso bajo análisis, no se requiere de una
acción premeditada sustentada en una relación de larga duración, condición de
premeditación en el ejecutor, pues es posible la realización de un crimen de ese calibre
en el fragor de una imprevista reacción emocional.
Para la perpetración de un homicidio no se requiere entonces de una especial
motivación y cualquier condición puede desencadenar ese fatal desenlace, existiendo la
posibilidad de que la intención delictiva se haya creado en el mismo momento y sea
ejecutada sin intervalo entre la idea y la acción, como consecuencia de una reacción
imprevista o por un impulso instantáneo, conocido como dolo de ímpetu, aclaró.
No obstante, aunque parezca extraordinario que un tercero realizara la incursión
violenta en el motel donde estaba la víctima y el acusado, la hipótesis está corroborada
por pruebas testimoniales que confirman la presencia de esta persona, escapando y
llevando consigo un arma de fuego (M. P. Patricia Salazar).
CSJ Sala Penal, Sentencia SP-7342018 (41785), Mar. 14/18
JURISPRUDENCIA.
"El elemento subjetivo del delito solo puede definirse a partir de las particularidades del
caso específico, es decir, de un razonamiento inductivo que comprenda el análisis de los
distintos factores que convergieron a la producción del resultado, pues solo a partir de
1
su conocimiento y estudio puede determinarse si el sujeto actuó con consciencia y
voluntad en la producción del resultado típico, si lo quiso en forma directa o indirecta, o
si solo lo previó en forma eventual, o si actuó dentro de los marcos propios de la
conducta imprudente.
(...).
Aunque son varias las teorías que han intentado exponer criterios de diferenciación
objetiva a partir del análisis de la intensidad o calidad del riesgo creado, con el fin de
distinguir los casos dolosos de los casos culposos, es importante precisar que todas ellas,
sin excepción, son coincidentes en reconocer como casos de conducta culposa solo
aquellos en los que los niveles del riesgo creado superan en grado menor los límites
permitidos y que en muchos casos son producto de la dinámica y naturaleza misma en
que se desarrolla la actividad de tránsito.
Para reconocer el estado de ira como un atenuante de la pena, es indispensable que los
elementos probatorios demuestren que, efectivamente, el acto delictivo se cometió
como consecuencia de un impulso violento, provocado por un acto grave e injusto, de lo
que surge necesariamente la relación causal entre uno y otro comportamiento.
De acuerdo con la Corte Suprema de Justicia, el estado emocional del incriminado debe
ser directamente provocado por un comportamiento grave e injusto, siendo estas
últimas verdaderas cualificaciones jurídicas que el legislador impuso a la provocación.
“No se trata entonces, como atinadamente lo enseña la doctrina, de actos que son el
fruto exclusivo de personalidades impulsivas, que bajo ninguna provocación actúan
movidas por su propia voluntad”, sostuvo.
Además, aclaró que si el acto se origina en un estado emocional como los celos, es
necesario diferenciar los supuestos hechos ultrajantes y socialmente inaceptables en los
que habría incurrido la víctima, de aquellos que nacen del victimario sin ningún motivo
real.
(Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-10724-14 (43190), ago. 13/14, M.P.
José Luis Barceló Camacho)
En efecto, la corporación evidenció de la lectura detenida del fallo de primer grado una
completa ausencia de motivación en lo que compete al delito de porte de armas, porque
solo se hizo una leve referencia del mismo al inicio de la parte motiva.
1. Modificado por el art. 26, Ley 1257 de 2008. En la persona del ascendiente o
descendiente, cónyuge, compañero o compañera permanente, hermano, adoptante o
adoptivo, o pariente hasta el segundo grado de afinidad. Declarado EXEQUIBLE por la
Corte Constitucional mediante Sentencia C-029 de 2009, en el entendido de que la
misma incluye, en igualdad de condiciones, a los integrantes de las parejas del
mismo sexo.}
2. Para preparar, facilitar o consumar otra conducta punible; para ocultarla, asegurar su
producto o la impunidad, para sí o para los copartícipes.
3. Por medio de cualquiera de las conductas previstas en el Capítulo II del Título XII y en
el Capítulo I del Título XIII, del libro segundo de este código.
4. Por precio, promesa remuneratoria, ánimo de lucro o por otro motivo abyecto o fútil.
6. Con sevicia.
Se dice que los cuatro supuestos son disímiles por cuanto la indefensión comporta falta
de defensa (acción y efecto de defenderse, esto es, de ampararse, protegerse, librarse),
y una cosa es que el agresor haya puesto a la víctima (colocarla, disponerla en un lugar o
grado) en esas condiciones, y otra diferente a que la víctima por sus propias acciones se
hubiese puesto en esa situación, de la cual el agente activo se aprovecha (le saca
provecho, utiliza en su beneficio esa circunstancia).
Por su parte, la inferioridad es una cualidad de inferior, esto es, que una persona está
debajo de otra o más bajo que ella, que es menos que otra en calidad o cantidad, que
está sujeta o subordinada a otra, y, por lo ya dicho, no equivale a lo mismo que una
persona haya sido puesta en condiciones de inferioridad por el agresor, o que, estándolo
por sus propios medios, el agente hubiese sacado provecho de tal circunstancia.". (CSJ,
Cas. Penal, Sent. nov. 26/2014, Rad. 44817. M.P. José Luis Barceló Camacho).
Por lo tanto, el temor o el miedo en sí mismo no le dan sentido al tipo, pues estos son
efectos de conductas en las que se utilizan medios para causar estragos, destrucción o
devastación.
10. Modificado por el art. 2, Ley 1309 de 2009, Modificado por el art. 2, Ley 1426 de
2010. Si se comete en persona que sea o haya sido servidor público, periodista, juez de
paz, dirigente sindical, político o religioso en razón de ello.
11. Adicionado por el art. 26, Ley 1257 de 2008, Derogado por el art. 13, Ley 1761 de
2015.
Jurisprudencia Vigencia
a) Tener o haber tenido una relación familiar, íntima o, de convivencia con la víctima,
de amistad, de compañerismo o de trabajo y ser perpetrador de un ciclo de violencia
física, sexual, psicológica o patrimonial que antecedió el crimen contra ella.
JURISPRUDENCIA-CONSTITUCIONALIDAD.
(...).
Lo anterior implica que el feminicidio nunca es acto aislado, sino que su propia
existencia requiere un complejo marco de prácticas culturales de sometimiento de
género, que constituyen su condición de aplicación (xiv). Estas tienen la capacidad de
mostrar que el feminicida ha actuado efectivamente por razones de género al decidir
suprimir la vida de la mujer (xv). Los contextos reales de discriminación no solo
permiten inferir este elemento motivacional, como lo pone de manifiesto el uso del
término feminicidio en la investigación social, sino que deben tener esa función, a fin
disolver los problemas ligados a la prueba del móvil y de esta manera adoptar un
enfoque de género en la investigación y sanción del delito (xvi)". (C. Const., Sent. C-539,
oct. 5/2016. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva).
El móvil del agente al causar la muerte a una mujer por su condición de mujer, uno de
los elementos esenciales del delito de feminicidio, no desconoce el principio de
tipicidad; así mismo, la circunstancia de agravación de esta conducta penal no implica
una doble sanción y, por tanto, no infringe el principio non bis in ídem.
Así lo determinó recientemente la Sala Plena de la Corte Constitucional luego de
declarar la exequibilidad de las expresiones “por su condición de ser mujer” y “cuando
el autor tenga la calidad de servidor público y desarrolle la conducta punible
aprovechándose de esta calidad”, contenidas en los artículos 104A y 104B del Código
Penal, adicionadas por la Ley Rosa Elvira Celis (Ley 1761 del 2015).
Al respecto, la Corte señaló que más que un problema de tipicidad el cuestionamiento
es esencialmente de índole probatoria. No obstante, precisó que el elemento
motivacional no es accidental al feminicidio, sino que mantiene con este una relación
inescindible.
El feminicidio está precedido siempre de esa finalidad, pero, al mismo tiempo, “es
claro que esa intención es inferida y está relacionada con el contexto de discriminación
y sometimiento de la víctima en medio del cual se ejecuta el crimen”.
En cuanto a los apartes impugnados por la supuesta doble sanción por un mismo hecho,
la Sala observó que, contrario a lo que señalaban los demandantes, esas circunstancias,
objetivamente consideradas como agravantes del feminicidio, no constituyen por sí
mismas el delito, sino que solo permiten inferir las razones de género del homicidio de
la mujer y conducir a su agravación.
Concluyó que tales circunstancias aportan elementos de juicio para concluir que la
muerte fue provocada por motivos de género y confiere al feminicidio el carácter de
agravado, lo cual no contraviene la Carta Política.
Vale la pena decir que si bien los magistrados Alejandro Linares y Alberto
Rojas compartieron la decisión frente a las normas demandadas, anunciaron la
presentación de aclaraciones de voto en relación con el análisis en abstracto del cargo
de infracción del principio non bis in ídem.
Corte Constitucional, Comunicado Sentencia C-539, Oct. 5/16
ASUNTOS CONTEXTUALES SIRVEN PARA ESTABLECER ELEMENTO SUBJETIVO EN
DELITO DE FEMINICIDIO
La violencia a la que se refiere el literal e) del artículo 2 (parcial) de la Ley 1761 del
2015 constituye violencia de género como una circunstancia contextual que
complementa el delito de feminicidio para establecer el elemento subjetivo del tipo.
Esta fue una de las razones explicadas por la Sala Plena de la Corte Constitucional para
declarar la exequibilidad condicionada de la expresión indicada en el citado literal de la
ley que creó el tipo penal de feminicidio como delito autónomo (Rosa Elvira Cely).
La alta corporación también explicó que la verificación de esta circunstancia no puede
entenderse como un remplazo del estudio que el operador debe hacer en el proceso
penal sobre la existencia de la intención.
Ni tampoco excluye el análisis de culpabilidad, es decir, que el literal atacado actúa
como un hecho contextual para establecer el móvil del delito, pero no puede
entenderse ipso iure como la intención de matar por el hecho de ser mujer.
(Lea: Mallete y garrote para las decisiones judiciales con enfoque de género)
NO TODA VIOLENCIA CONTRA UNA MUJER ES VIOLENCIA DE GÉNERO
Además, la sala afirmó que no necesariamente cualquier tipo de violencia tiene el grado
de discriminación que configure los elementos de la intención de matar por razones de
género, ya que no toda violencia contra una mujer es violencia de género y aun cuando
se trate de violencia de género no todas las acciones previas a un hecho generan una
cadena o círculo de violencia que cree un patrón de discriminación que pueda demostrar
la intención de matar por razones de género.
Por lo que teniendo en cuenta la dificultad de probar bajo esquemas tradicionales que
replican las desigualdades de poder la intención de dar muerte por motivos de género,
determinó que la inclusión de elementos contextuales en la descripción del tipo penal
de feminicidio constituye una garantía del acceso a la justicia para las mujeres, con un
cambio estructural del derecho penal, el cual integra una perspectiva de género tanto
en los tipos penales como en su investigación y sanción.
Lo precedente en cumplimiento de las obligaciones internacionales de adoptar medidas
para erradicar, prevenir, investigar y sancionar la violencia contra las mujeres.
Finalmente, y acorde con la facultad de modular sus fallos, la corte acudió a la
metodología de la sentencia de constitucionalidad condicionada, garantizando con ello
el respeto al principio de legalidad (M.P. Gloria Stella Ortiz).
Corte Constitucional, Sentencia C-297, jun. 08/16
NOTA: Cuando el texto del presente artículo hace referencia a "los dos artículos
anteriores", se refiere a los artículos 103 y 104, por cuanto el artículo 105 (que ha
permanecido incólume desde la expedición del Código Penal) fue redactado y publicado
sin tener en cuenta los artículos 104A y 104B, que fueron introducidos al Código Penal
posteriormente a la promulgación del Código Penal, con la Ley 1761 de 2015.
Significa ello que respecto del elemento previsibilidad, lo que la ley exige en relación
con el delito preterintencional es que el agente haya tenido la posibilidad de prever el
resultado mayor, no que efectivamente lo haya previsto, valga decir, que a pesar de
haber tenido la capacidad de prever ese resultado más grave al inicialmente propuesto,
omita hacerlo ". ( CSJ, Cas. Penal, Sent. mar. 14 /2002 , Rad. 15663 . M.P. Jorge Aníbal
Gómez Gallego ).
Artículo 106. Homicidio por piedad. El que matare a otro por piedad, para poner fin a
intensos sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad grave e incurable,
incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años. Propofol Analgesico General Y Mayores
Cantidades.
Eutanasia: Es la terminación intencional de la vida por otra persona, de una forma digna
y humana.
Suicidio asistido: Es la ayuda o asistencia que se le presta al enfermo en fase terminal
para cometer suicidio.
JURISPRUDENCIA-CONSTITUCIONALIDAD. —
Enfermos terminales, homicidio por piedad y consentimiento del sujeto pasivo ." (...) la
Corte concluye que el Estado no puede oponerse a la decisión del individuo que no desea
seguir viviendo y que solicita le ayuden a morir, cuando sufre una enfermedad terminal
que le produce dolores insoportables, incompatibles con su idea de dignidad. Por
consiguiente, si un enfermo terminal que se encuentra en las condiciones objetivas que
plantea el artículo 326 del Código Penal considera que su vida debe concluir, porque la
juzga incompatible con su dignidad, puede proceder en consecuencia, en ejercicio de su
libertad, sin que el Estado esté habilitado para oponerse a su designio, ni impedir, a
través de la prohibición o de la sanción, que un tercero le ayude a hacer uso de su
opción. No se trata de restarle importancia al deber del Estado de proteger la vida sino,
como ya se ha señalado, de reconocer que esta obligación no se traduce en la
preservación de la vida sólo como hecho biológico.
(...).
No sobra recordar que el consentimiento del sujeto pasivo debe ser libre, manifestado
inequívocamente por una persona con capacidad de comprender la situación en que se
encuentra. Es decir, el consentimiento implica que la persona posee información seria y
fiable acerca de su enfermedad y de las opciones terapéuticas y su pronóstico, y cuenta
con la capacidad intelectual suficiente para tomar la decisión. Por ello la Corte concluye
que el sujeto activo debe de ser un médico, puesto que es el único profesional capaz no
sólo de suministrar esa información al paciente sino además de brindarle las condiciones
para morir dignamente. Por ende, en los casos de enfermos terminales, los médicos que
ejecuten el hecho descrito en la norma penal con el consentimiento del sujeto pasivo no
pueden ser, entonces, objeto de sanción y, en consecuencia, los jueces deben exonerar
de responsabilidad a quienes así obren”". (C. Const., Sent.C-239, mayo20/97. M.P.
Carlos Gaviria Díaz ).
La Superintendencia de Salud expidió la Circular Externa 0013 del 2015, por medio de la
cual se imparten órdenes precisas a las instituciones prestadoras de servicios de salud
privadas, públicas y mixtas en materia del derecho a morir dignamente. El Ejecutivo no
habla de eutanasia expresamente.
Algunos aspectos que deberán ser considerados tanto por el médico tratante como por
el comité interdisciplinario para hacer efectivo el derecho a morir son:
- El diagnóstico del médico tratante.
- La solicitud de la persona mayor de edad.
- El consentimiento sustituto.
- La objeción de conciencia del médico tratante, entre otros.
Sin embargo, el trámite descrito por la Supersalud es meramente enunciativo y dentro
de la circular se precisa que las directrices podrán modificarse en caso de
pronunciamiento explicito por un juez de la República, por lo cual hace falta una
reglamentación de índole legal que ofrezca soporte a estos tratamientos.
Además, vale mencionar que la Procuraduría ha pedido suspender la aplicación de esta
reglamentación, pues argumenta que no hay legislación que la avale, como cuando se
reglamenta el derecho a la objeción de conciencia, labor que está reservada
exclusivamente al legislador estatutario.
Trámite en el Congreso
El Ministerio de Salud acaba de publicar la Resolución 1216, expedida ayer, con la cual
da cumplimiento a la Sentencia T-970 del 2014 de la Corte Constitucional, que imparte
las directrices necesarias para la organización y el funcionamiento de los comités para
hacer efectivo el derecho a morir con dignidad.
Según la normativa, las IPS que tengan habilitado el servicio de hospitalización
oncológica (de alta o de mediana complejidad), el servicio de atención institucional de
paciente crónico o el servicio de atención domiciliaria para paciente crónico tendrán
que conformar un comité científico interdisciplinario para el ejercicio de ese derecho.
Igualmente, precisa que los pacientes con enfermedades en fase terminal tendrán
derecho a desistir de manera voluntaria y anticipada de tratamientos médicos
innecesarios que no cumplan con los principios de proporcionalidad terapéutica y no
representen una vida digna.
Así mismo, puntualiza que solo los mayores de edad podrán solicitar el procedimiento
ante su médico tratante, quien valorará la condición de enfermedad terminal. Este
consentimiento debe ser expresado de manera libre, informada e inequívoca, y puede
ser previo a la enfermedad terminal.
La norma advierte que los documentos de voluntades anticipadas o testamento vital se
considerarán manifestaciones válidas y deberán ser respetadas.
En caso de que la persona esté en incapacidad legal o no tenga la posibilidad de
manifestar su voluntad, esta podrá ser formulada por quienes estén legitimados para dar
el consentimiento sustituto, siempre y cuando haya sido expresada previamente
mediante un documento.
Por último, en cuanto a la objeción de conciencia, esta solo será predicable por los
médicos encargados de intervenir en el procedimiento. En caso de que el profesional
formule tal objeción, el comité tendrá que ordenarle a la IPS que, dentro de las 24 horas
siguientes, reasigne a otro médico que lo realice.
(Ministerio de Salud, Resolución 1216, abr. 20/15)
Artículo 109. Homicidio culposo. El que por culpa matare a otro, incurrirá en prisión de
dos (2) a seis (6) años y multa de veinte (20) a cien (100) salarios mínimos legales
mensuales vigentes.
Cuando la conducta culposa sea cometida utilizando medios motorizados o arma de
fuego, se impondrá igualmente la privación del derecho a conducir vehículos
automotores y motocicletas y la de privación del derecho a la tenencia y porte de arma,
respectivamente, de tres (3) a cinco (5) años.
Sin embargo, esa postura no sólo representa un abierto desconocimiento del principio de
legalidad, sino que además escapa por completo al desarrollo de la jurisprudencia de
esta Sala en tanto está suficientemente decantado por la Corte Constitucional, a través
de decisiones que han adquirido el carácter de cosa juzgada constitucional, que la
protección de su vida se garantiza mediante otras conductas punibles como el aborto y
las lesiones al feto y cosa muy distinta es que el demandante tergiverse el claro
contenido de esas sentencias con el fin de justificar el acceso a la vía extraordinaria de
impugnación y, subsiguientemente, el decaimiento del fallo impugnado, como cuando
señala, contrario a su contenido objetivo, que la sentencia C-355 de 2006 posibilita la
configuración del delito de homicidio culposo respecto del nasciturus.
(Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Auto 42624, ene. 29/14, M. P. María del Rosario
González)
LA REPARACIÓN INTEGRAL COMO CAUSAL DE EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL
(ARTÍCULO 42 DE LA LEY 600 DEL 2000), QUE APLICA A LOS CASOS TRAMITADOS POR
LA LEY 906 DEL 2004, NO PROCEDE EN CASO DE HURTO CALIFICADO.
Así lo advirtió la Corte Suprema de Justicia, al señalar que al no ser un delito
querellable y, con independencia de su cuantía, fue expresamente excluido por el
legislador de esta posibilidad.
También, agregó que no es procedente la disminución punitiva consagrada en el artículo
269 del Código Penal.
Al respecto, precisó que este beneficio opera ante los delitos que admiten
desistimiento, en los de homicidio culposo y lesiones personales culposas cuando no
concurra alguna de las circunstancias de agravación punitiva consagradas en los artículos
110 y 121 del Código Penal.
También, procede en los de lesiones personales dolosas con secuelas transitorias; en
los delitos contra los derechos de autor y en los procesos por los delitos contra el
patrimonio económico. En estos casos, la acción penal se extinguirá para todos los
sindicados cuando cualquiera repare integralmente el daño ocasionado.
Sin embargo, tal beneficio no opera ante los delitos de hurto calificado, extorsión,
violación a los derechos morales de autor, defraudación a los derechos patrimoniales de
autor y violación a sus mecanismos de protección.
En el caso concreto, aunque la víctima manifestó que se le repararon en su integridad
los perjuicios ocasionados con el delito, para la Sala fue evidente que ello no sucedió
antes de dictarse la sentencia de primera instancia, que es el límite previsto por la
disposición legal para acceder a la rebaja “de la mitad a las tres cuartas partes” de las
penas.
(Corte Suprema de Justicia Sala Penal, Auto AP-1896 (44779), 4/16/2015. M. P. Patricia
Salazar Cuéllar)
La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia enfatizó que el artículo 23 de la Ley 599
del 2000 definió la conducta culposa como aquella que produce un resultado típico
producto de la infracción a un deber objetivo de cuidado en la que el sujeto debió
haberlo previsto o habiéndolo previsto confió en poder evitarlo.
Igualmente, citó una providencia de la misma corporación, del año 2007, la cual aseguró
que la realización del tipo objetivo en el delito imprudente, es decir, la infracción al
deber de cuidado se satisface con la teoría de la imputación objetiva, según la cual un
hecho causado por el agente le es jurídicamente atribuible si con su comportamiento se
ha creado un peligro para el objeto de la acción no abarcado por el riesgo permitido y
dicho peligro se realiza en el resultado concreto.
Acorde con ello, la sentencia de casación de la Sala Penal indicó que frente a una
conducta culposa, además de la verificación del resultado lesivo, se debe valorar si la
persona creó un riesgo jurídicamente desaprobado desde una perspectiva ex ante.
Lo anterior significa que debe retrotraerse al momento de realización de la acción y
examinar si conforme a las condiciones de un observador inteligente, situado en la
posición del autor, el hecho sería o no adecuado para producir el resultado típico.
Así mismo, habrá de valorarse si ese peligro se realizó en el resultado, teniendo en
cuenta las circunstancias conocidas ex post.
En tal virtud, el examen inicial no se encamina a inspeccionar el actuar de la víctima,
sino que se ubica en el campo del agente que produce el resultado típico, puesto que
aun en los eventos en los que se encuentra culpa en la acción u omisión de sujeto pasivo
persiste para el actor el deber de evitar el daño, si este le era previsible (M. P. Patricia
Salazar Cuéllar).
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-201082017 (50433), Nov. 29/17
CAPITULO TERCERO
De las lesiones personales
Si fuere permanente, la pena será de prisión de dos (2) a siete (7) años y multa de
veintiséis (26) a treinta y seis (36) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Si fuere permanente, la pena será de tres (3) a ocho (8) años de prisión y multa de
veintiséis (26) a treinta y seis (36) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Si fuere permanente, la pena será de tres (3) a nueve (9) años de prisión y multa de
veintisiete (27) a cincuenta (50) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
La pena anterior se aumentará hasta en una tercera parte en caso de pérdida anatómica
del órgano o miembro.
PARÁGRAFO 2o. La tentativa en este delito se regirá por el artículo 27 de este código.
La Corte Suprema de Justicia advirtió que una vez formulada la imputación por lesiones
personales culposas, la prescripción se cumple a los tres años.
De acuerdo con la Sala Penal, la formulación interrumpe los términos prescriptivos, lo
que da lugar a un nuevo plazo, equivalente a la mitad del señalado en el artículo 83 del
Código Penal, que en ningún caso es superior a tres años.
Teniendo en cuenta que esta última norma establece un término prescriptivo
equivalente a la pena máxima fijada en la ley (36 meses, según el artículo 112) y que la
mitad de ese lapso es menor de tres años, lo consecuente es que los términos para
ejercer la acción penal frente a esta conducta sean de un trienio.
Igualmente, precisó que según el artículo 189, una vez proferida la sentencia de segunda
instancia se suspende el término de prescripción, que comienza a correr de nuevo sin
que pueda ser superior a cinco años.
En el caso analizado, la Sala declaró la extinción de la acción penal y la preclusión de la
actuación respecto de los delitos de lesiones personales culposas. Por lo tanto, ordenó el
ajuste punitivo correspondiente, de acuerdo con los lineamientos fijados en la ley.
“El fenecimiento del término para ejercer la potestad punitiva, el fallador de primer
grado no podía imponer condena por esas conductas punibles, y el Tribunal no advirtió el
desafuero al momento de conocer el asunto por vía del recurso de apelación”, concluyó.
(Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-2685 (42895), mar. 11/15, M. P.
Eyder Patiño Cabrera)
Las lesiones personales con sustancias químicas contra las mujeres constituyen una
forma de violencia que tiene en Colombia un crecimiento exponencial, a punto tal que
el legislador nacional debió tomar medidas legislativas para hacerle frente, como las
leyes 1639 del 2014 y la 1773 del 2016. Al tiempo, administrativamente, diferentes
instituciones del Estado han creado dependencias encargadas del tema, explicó la Sala
Penal de Corte Suprema de Justicia
Además, indicó que los estudios modernos consideran que esta acción sobrepasa el nivel
de aceptación que tiene la sociedad sobre la violencia, por lo que tal comportamiento
ha sido catalogado como una forma de violencia extrema. (Lea: Declaran
inconstitucional parágrafo del delito de lesiones con agentes químicos)
Lo anterior teniendo en cuenta la gravedad de las lesiones que acarrean estos ataques
con agentes químicos , puesto que desfiguran y marcan el cuerpo de sus víctimas
tratándolas como objetos, negándoles toda su humanidad y dignidad.
Competencia extendida
El ámbito de las competencias de los operadores judiciales no se limita a solo
interpretar y a aplicar la ley para la resolución de un caso concreto, sino que se
extiende a la adopción de todas aquellas medidas eficaces que conduzcan a eliminar los
prejuicios y estereotipos socio culturales. (Lea: Cae aparte de la ley contra ataques con
ácido)
Lo precedente debido a las implicaciones que tiene la adopción de un modelo de Estado
social de derecho en el cual los jueces deben garantizar la protección de las
prerrogativas fundamentales y de manera prioritaria buscar la erradicación de la
violencia contra las mujeres y las niñas.
Así las cosas, el cumplimiento del mandato constitucional e internacional de protección
a esta calidad de víctimas implica que si al momento de ejercer sus competencias
legales los operadores se percatan de la existencia de una situación que respecto de
ellas amerita desplegar un ámbito especial de protección, el máximo órgano de justicia
ordinaria pueda adoptar ciertos actos procesales encaminados a revertir tal estado de
cosas.
Lo anterior no comporta una sanción adicional, ni un exceso o un desbordamiento en el
ejercicio de sus competencias legales como corte de casación. Por el contrario, hacer
caso omiso ante eventos que probatoriamente evidencian la comisión de un delito con
ingredientes de violencia contra la mujer y las niñas conllevaría a un desconocimiento
del imperativo constitucional de protección de derechos y, por ende, a un
incumplimiento de los compromisos internacionales asumidos por Colombia (M. P. José
Francisco Acuña Vizcaya).
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-131892018 (50836), Oct.
10/18.
Ahora, es pertinente precisar que para la consumación del delito no es necesario que el
producto de la concepción nazca vivo, pues bien puede ocurrir que sufra una lesión
dolosa o culposa dentro del vientre materno capaz de alterar su desarrollo normal, lo
cual con la ciencia actual es constatable a través de procedimientos tales como las
ecografías, pero tiempo después, antes del parto o en la misma fase de alumbramiento
fallezca por causas diversas, hipótesis en la cual es evidente que el punible de lesiones
al feto sí tuvo ocurrencia. Lo que si debe quedar claro, es que si dichas lesiones son
causa del deceso del feto, no se comete el delito analizado, sino el de aborto,
únicamente punible cuando se trata de lesiones dolosas.
Encuentra la Sala que si el resultado exigido por el legislador comporta una afectación
del normal desarrollo del feto, es preciso que continúe con vida, bien sea dentro del
útero de la madre (como cuando pese al daño efectivo causado sigue el proceso de
gestación hasta su culminación con el parto), ora fuera del útero (por ejemplo, cuando
tiempo después de la lesión al feto, nace y carga con las consecuencias del atentado).
(...).