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Guadalupe Elizabeth Bonilla Cambranis Tarea 3

EL BALANCE DE ENERGÍA

1. Conceptos básicos de transferencia y balance de energía


1.1 Balance energético de una superficie plana

El balance de energía superficial (SEB por sus siglas en inglés) se refiere a la


conservación de la energía aplicada a una superficie determinada. En una
superficie no urbana, los principales componentes del SEB son la radiación neta
Q∗; la densidad de flujo de calor sensible QH; la densidad de flujo de calor latente
entre la superficie y la atmósfera QE; y la conducción de calor sensible al sustrato
QG. La conservación de energía significa que esos flujos deben equilibrarse en una
superficie:

Ecuación 1

El caso más simple en el que todas las densidades de flujo de calor actúan en la
vertical respecto a un pastizal amplio se ilustra en la Figura 1a. Al tratarse un sitio
extenso se evitan las complicaciones derivadas del transporte de calor horizontal
en contra del viento desde superficies marcadamente diferentes.

Figura 1 Esquema de los flujos en el SEB de (a) un volumen rural y (b) un volumen urbano
edificio-suelo-aire. Las flechas se dibujan en la dirección en la que el flujo correspondiente se
considera positivo. Para ΔQS y ΔQA, son positivos si aumenta la energía interna del volumen.

Fuente? 1
Densidades de flujo de calor turbulento

QH es impulsada por el contraste de térmico entre la superficie y el aire, y minimiza


las diferencias de temperatura dentro de la atmósfera al mezclar aire cálido con
aire más frío. QE es el resultado del transporte de vapor de agua y el calor latente
hacia o desde la superficie, y puede calcularse mediante la fórmula:

Ecuación 2

Donde Lv es el calor latente de vaporización (2.464 MJ kg -1 a 15ºC) y E es la


densidad de flujo de masa del agua que se evapora (en kg m -2 s-1). El calor latente
es la energía utilizada para evaporar la masa de agua. Una vez que ocurre la
evaporación, el calor latente permanece en el vapor de agua y puede ser liberado
nuevamente durante la condensación, por ejemplo, en el proceso de formación de
gotas de nubes. La evaporación elimina la energía del ambiente local, lo que
produce un enfriamiento de la superficie y el aire cercano ella; la condensación
devuelve la energía al ambiente y lo calienta.

La relación de las dos densidades de flujo de calor turbulento QH / QE, conocida


como razón de Bowen (β), es significativa para el clima superficial. Si β > 1 indica
que la superficie o el sistema canaliza más calor hacia una forma sensible, lo que
calienta la atmósfera inferior, mientras que, si β <1, domina el calor latente, lo que
mantiene fresca la superficie y el aire circundante, mientras que agrega humedad
al ambiente.

Evolución temporal del balance energético superficial

El patrón de recepción de radiación solar establece los ritmos diarios y


estacionales del suministro externo de energía. La Ecuación 1 requiere que el
excedente de radiación diurna en la superficie (Q ∗ > 0) se conduzca en forma de
calor sensible al suelo (QG) o se trasporte mediante turbulencia a la atmósfera
inferior (QH y QE).

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Por la noche, todas las densidades de flujo suelen invertir su signo. La superficie
se convierte en un emisor neto de radiación (Q ∗ < 0) y la superficie se enfría,
formando una inversión de térmica en la capa más baja. Esa salida de calor se
equilibra con la suma de un QG negativo conducido desde el subsuelo más cálido,
más QH y QE negativos (y de menor magnitud) que transportan energía desde la
atmósfera hacia la superficie. Las capas de aire más bajas se enfrían y se secan
ligeramente debido a un flujo intermitente de vapor sobre la superficie más fría,
como rocío o escarcha.

En resumen, el SEB determina los microclimas térmicos cercanos a la superficie,


que a su vez están controladoscontrolan sus forzamientos (en gran parte
establecidos por el estado de la capa límite atmosférica) en conjunto con la
combinación única de las propiedades de las superficies constituyentes.

1.2 Balance energético de los sistemas y elementos urbanos

El dosel urbano es complejo debido a su naturaleza facetadaque está formado de


distintas caras. Cada faceta tiene diferentes propiedades radiativas, térmicas,
aerodinámicas y de humedad que, en combinación con sus disposiciones
geométricas, producen variaciones en los flujos de energía.

Para cualquier faceta urbana (techo, muro, camino, suelo) el SEB es similar al de
la superficie plana de la Ecuación 1. Sin embargo, cuando se trata de facetas
múltiples vinculadas entre sí, se vuelve imposible tratar con superficies
individuales y se prefiere el manejo de capas o volúmenes

Para formular un balance energético volumétrico se deben contemplar tres


realidades: en primer lugar, se necesita agregar nuevas fuentes y sumideros de
energía dentro del volumen; en segundo lugar, el intercambio de energético puede
ocurrir en cualquiera o en todos los lados del volumen; y en tercer lugar, es
necesario que interactúen diferentes facetas. En contraste, en la Ecuación 1 se
considera que la superficie es solo una interfaz entre dos medios.

El balance para tal volumen se puede escribir como:

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Ecuación 3

Donde, los nuevos términos son la densidad de flujo de calor


antropogénico QF , el cambio neto de almacenamiento de calor por todo el tejido
de la ciudad ΔQS, y la energía neta agregada o sustraída del volumen por
advección a través de cualquiera de sus lados ΔQA. En la práctica, los estudios y
modelos de campo intentan evitar ΔQA seleccionando o asumiendo suponiendo
una superficie urbana extensa y relativamente homogénea, donde las diferencias
horizontales son insignificantes.

2. Flujo de calor antropogénico

El flujo de calor antropogénico (QF) es el calor que se libera de forma directa a la


atmósfera como resultado de las actividades humanas, especialmente de aquellas
en las que se emplea energía química o eléctrica. QF se expresa como una
densidad de flujo (en W m-2) en la parte superior del volumen urbano (Figura 1b) y
se suele clasificar de acuerdo a sus tres fuentes principales: edificios, transporte y
emisión metabólica humana / animal.

Conocer las variaciones de QF puede favorecer el modelado de la atmósfera


urbana. Dichas variaciones son impulsadas por los ritmos de actividad de las
personas que por lo general son regidos por los ciclos solares. Además el flujo de
calor antropogénico cuantificado en base per cápita (en J cap-1 y-1), permite
comparar la eficiencia energética de las ciudades.

2.1 Estimación del flujo de calor antropogénico

Existen tres formas de estimar el valor de QF:


 Estimaciones de arriba hacia abajo: Se basan en una contabilidad
detallada de todo el uso de energía conocido en una región, ciudad o
vecindario. Dicha contabilidad es realizada por agencias gubernamentales,
empresas de servicios públicos o distribuidores de combustible, que

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después de la aplicación de los factores de conversión correspondientes,
producen un equivalente de calor. Por lo general los datos sólo están
disponibles para períodos de tiempo más largos y/o para escalas de
espaciales más extensas que las requeridas para los estudios urbanos de
SEB. Por lo tanto, las emisiones deben adaptarse en espacio y tiempo
basándose en los patrones de actividad de los usuarios, sin embargo, este
proceso está sujeto a muchas incertidumbres y suposiciones.

 Estimaciones de abajo hacia arriba: Consisten en monitorear o modelar


elementos típicos de un ecosistema urbano, es decir, edificios, vehículos y
personas. Para esta tarea suelen utilizarse medidores de consumo y salidas
de modelos energéticos de edificios (MEE). La entrada del transporte se
puede estimar a partir de recuentos de tráfico, tipos de vehículos y
conocimiento del consumo de combustible. Las estimaciones deben
complementarse con el calor de fuentes puntuales para escalar los valores
hasta los totales de QF de todo el vecindario o ciudad.

 Enfoque residual del balance energético: Si consideramos un


almacenamiento de calor neto cercano a cero (ΔQS ≈ 0) y una advección
insignificante (ΔQA  ≈ 0) podemos resolver el SEB de la Ecuación 3 como QF
= QH + QE - Q∗. Sin embargo, sólo es posible realizar el cálculo si se
conocen los valores Q∗, QH y QE en la subcapa inercial sobre un dosel
urbano a lo largo de un año. Además, existen otros impedimentos prácticos
para realizar tal análisis, por ejemplo: el elevado costo de realizar estudios
SEB a largo plazo; establecer una torre de medición, o encontrar un sitio lo
suficientemente extenso para cumplir con la condición de que ΔQA  ≈ 0 y
obtener un acuerdo entre las áreas de monitoreo que cubren los
radiómetros y sensores de turbulencia. Incluso si se superan esas
dificultades, los resultados se restringen a ese sitio y están sujetos a
diversas fuentes de error. Por lo anterior, este no suele ser un medio
principal para obtener estimaciones espaciales de QF, pero puede
proporcionar datos comparativos.

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En resumen, ninguno de los tres métodos usados para obtener los valores de QF
es sencillo de implementar y todos tienen limitaciones significativas. No obstante,
los resultados de estudios de alta calidad que utilizan estos métodos convergen
razonablemente.

2.2 Controles sobre el flujo de calor antropogénico

Demanda de calefacción y refrigeración de espacios

La temperatura del aire exterior es uno de los principales controles de QF ya que


determina la necesidad de calefacción/refrigeración de los edificios. La regulación
térmica es impulsada por el combustible y la energía eléctrica. La calefacción
calienta la estructura y el aire interior, pero eventualmente el calor llega al exterior
por conducción o por filtraciones de aire cálido en la envolvente del edificio. El
enfriamiento de interiores requiere energía para alimentar las unidades de
refrigeración y para bombear aire caliente a través de un enfriador evaporativo o
un condensador, con el consiguiente escape de aire caliente y, a menudo,
húmedo.

Las personas se sienten cómodas con temperaturas de entre 18 y 24 ° C, a


medida que la temperatura ambiente se aleja de estos valores incrementa la
necesidad de regulación térmica y por consiguiente, aumenta QF.

Densidad urbana y uso eficiente de la energía

Dos ciudades pueden tener valores QF muy diferentes, aunque sus habitantes
consuman una energía per cápita similar. Esto es así si comparamos la energía
consumida / liberada por unidad de área. Si se libera la misma cantidad de energía
(por edificio o persona) en un área densamente desarrollada, se genera un QF
mayor que si se emite desde un asentamiento disperso, simplemente porque (con
la excepción de áreas industriales) la densidad de personas mayor en el primero.

Existe una relación estrecha, aproximadamente lineal, entre la densidad urbana


(expresada como densidad de población) y QF, la cual se observa en la figura 2.
De las 32 ciudades que se muestran en la figura, Manhattan tiene el mayor valor

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de QF. En este caso la densidad urbana es sin duda el control principal de QF, pero
el macroclima también juega un papel importante. Las ciudades ubicadas en
latitudes altas (por ejemplo, Fairbanks y Reykjavik) y / o en un clima continental
(por ejemplo, Montreal, Chicago y Salt Lake City) tienen menor eficiencia
energética debido al consumo / liberación de energía ocasionada por la necesidad
de calefacción y refrigeración en comparación con las ciudades de climas más
benignos de latitud baja o marítimos (por ejemplo, Hong Kong, Sao Paulo, Sydney
y Toulouse)

Sin embargo, las ciudades densamente desarrolladas suelen tener mayor


eficiencia energética que los asentamientos dispersos. Las principales razones de
esto son:

 El mayor uso de departamentos de en unidades múltiples en ciudades más


densas significa que comparten más paredes y techos y usan menos
espacio, lo que reduce la relación superficie / volumen de las viviendas
colectivas, lo que a su vez conserva el calor.

 La presencia de edificios de unidades múltiples en una ciudad densamente


desarrollada reduce el consumo de combustible para el transporte

 La alta densidad de viajeros en las ciudades densas hace conveniente


construir sistemas de transporte público, lo que reduce el uso de transporte
privado.
Los asentamientos dispersos, son menos eficientes energéticamente por las
razones opuestas.

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Figura 2 Relación entre la densidad de flujo de calor antropogénico Q F y la densidad de población
de las ciudades.

Variaciones temporales

Hay tres variaciones temporales principales de QF:

 Un curso característico de doble pico en la variación horaria del QF a lo


largo del día. Esta forma diaria contiene dos elementos: los valores más
altos durante el día se deben al ciclo de actividades humanas construido
alrededor de los períodos de trabajo y sueño, y las oleadas de energía
adicionales debido al tráfico matutino y vespertino hacia y desde el trabajo.

 Un ciclo semanal de mayor QF en días laborales que en los fines de


semana o festivos

 Un ciclo anual que depende del uso de calefacción o refrigeración


producido por los cambios de temperatura estacionales.

Variaciones intraurbanas

La distribución de QF está estrechamente relacionada con la ubicación y la


densidad de los edificios, la vegetación y la carga de tráfico en las carreteras. A
escala de ciudad, QF generalmente disminuye a lo largo del gradiente de densidad
del desarrollo urbano, desde el centro hasta la periferia.

La variación de QF en la vertical está menos documentada. Los edificios altos


liberan QF desde sus lados desde el nivel del suelo hasta la parte superior. Las
rejillas de ventilación de calefacción y refrigeración y los extractores de aire de

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estos edificios se encuentran en el techo. Por lo tanto, se inyectan grandes
cantidades de calor tanto sensible como latente por encima del dosel urbano. Las
emisiones de chimeneas altas y torres de enfriamiento también son elevadas. Esto
significa que para comprender y modelar de manera integral el impacto de QF es
necesario tener en cuenta la altura de la liberación.

2.3 Importancia del flujo de calor antropogénico

La importancia de QF en el SEB de una ciudad y un vecindario puede variar de


dominante a insignificante. Por ejemplo, en una ciudad ubicada en una latitud alta
donde la entrada de radiación solar en invierno es escasa o nula, QF puede ser el
flujo de energía principal. También puede llegar a ser muy relevante, incluso
dominante en una zona muy industrializada. De manera similar, en el centro de
una ciudad, con edificios de gran altura densamente poblados, especialmente
aquellos con fachadas de vidrio y quizás calles muy transitadas por vehículos.

La liberación de energía a través de QF tiene un impacto en la temperatura del


aire exterior. La respuesta térmica atmosférica (aumento de la temperatura del aire
por unidad de densidad de flujo de energía, K W -1 m2) depende de todo el SEB,
incluida la relación de QH a QE y la eficiencia de mezcla del aire en la subcapa de
rugosidad.

Los indicios del impacto térmico directo están surgiendo de modelos numéricos
que incluyen los intercambios de energía tanto del edificio como de la subcapa de
rugosidad, especialmente si la magnitud de QF se puede incluir o eliminar. Las
simulaciones sugieren que la temperatura del aire aumenta en aproximadamente
0,8 K por cada 100 W m-2 de entrada de QF.

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