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PROGRESISTAS MODERADOS
Soberanía Nacional (Cortes).
Soberanía Compartida (Cortes-Corona).
Limitación de los poderes de la Corona.
Corona (derecho veto, nombrar ministros, disolver
Sufragio censitario más amplio. Cortes).
La Guerra Carlista
El carlismo se desarrolló fundamentalmente en las regiones forales (País Vasco, Navarra, bajo Ebro y
Cataluña) y tuvo un apoyo fundamentalmente eclesiástico y campesino, a los que se sumaron algunos
sectores de la aristocracia y el ejército. Sin embargo, la mayoría de los grupos sociales aspiraban a un
sistema liberal y apoyaron a María Cristina, que debió apoyarse en el liberalismo para defender los intereses
liberales.
La guerra acabó con el triunfo de los liberales en 1839 y se selló en el Abrazo de Vergara entre los
generales Espartero (liberal) y Maroto (carlista).
El programa ideológico-político del carlismo se podía sintetizar en el lema “Dios, Patria, Fueros, Rey”
Durante su corta regencia, se aceleró la desamortización de los bienes eclesiásticos y se recortaron los
fueros vasco-navarros.
La firma de un acuerdo librecambista con Inglaterra engendró grandes protestas en Barcelona que fueron
duramente reprimidas. El bombardeo de la ciudad llevó a que Espartero perdiera todo su popularidad, incluso
entre los propios progresistas.
Finalmente, una sublevación militar organizada por los moderados, a la que se unieron algunos progresistas,
precipitó el fin de la Regencia de Espartero. Para salir del impasse político en el que se hallaba el país, las
nuevas autoridades aceleraron, pese a tener solo catorce años, la coronación como reina de Isabel II.
El reinado de Isabel II
Una vez decretada la mayoría de edad de Isabel comienza su reinado, en el que se pueden distinguir varias
etapas:
a) La década moderada (1844-1854). Isabel manda formar gobierno al general Narváez, por lo que esta
etapa vendrá marcada por el liberalismo moderado. Destaca la redacción de la Constitución de 1845, en la
que se establece la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes, sufragio restringido a los más ricos,
restringe la libertad de prensa, establece Cortes bicamerales y establece la confesionalidad católica del
Estado español, hecho este último reforzado por la firma de un Concordato con la Santa Sede en 1851, por el
que ésta reconoce la desamortización y el “Patronato Regio” (derecho del Estado a elegir los candidatos a
obispos para las sedes vacantes), mientras que España concede la protección del poder a la Iglesia, la
confesionalidad del Estado y la intervención eclesiástica en educación.
Se realizan también una serie de reformas administrativas, como la creación del Banco de España y de
la Guardia Civil (1844).
En este periodo, de predominio moderado, se experimentan divisiones dentro de los progresistas, de los
que se escindió el Partido Demócrata, que exigía el sufragio universal, y los republicanos, favorables a la
proclamación de una república.
http://www.historiasiglo20.org/HE/10.htm