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Desde lejos

Caen las hojas, caen en círculos.

Una por cada historia.

Como almas que en parapente van cayendo,

en mis pensamientos me voy hundiendo.

El follaje desvía su habitual camino, arrastrado por el silencio.

El viento, con todo divino dijo:

¡Esta es la naturaleza al rojo vivo!

Yo sólo contemplaba, de lejos,

a los cantores del árbol.

Procurando, anhelando

algún día poder volver a aquél espacio.

¡Cómo cuesta aceptar estos tristes cambios!

Mientras el sol a lo lejos se escondía,

en mis párpados la nostalgia tomaba lugar.

Me invadían los nervios y la melancolía

¿Cuánto más debemos esperar?

¿Volveremos a ser los mismos algún día?

No puedo con esta incertidumbre y preocupación.

Veo todo a distancia,

mientras cerca mi alma pierde toda acción.

¡Es imposible que a esto se acostumbre!

Necesito la ciudad y la gente,

quiero volver a mis costumbres.

Los dulces y amargos recuerdos


corrían y corrían por mis mejillas.

Mientras, en el lecho de mi desconcierto me perdía.

Tal como las hojas de aquel lejano, viejo y gris sauce,

que lloraban en el silencio de los mediodías.

En tanto, sus sentimientos de injusticia y soledad nos mostraba.

Ninguno de nosotros pensaba que, algún día, todo nuestro ruido pararía.

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