Comparto la definición de éxito que consiste en estar satisfecho con uno mismo, entonces
tener un bienestar económico y un gran número de posesiones, tener fama, salir en
televisión, viajar por el mundo o tener una esposa atractiva se vuelven características secundarias. Ahora que una persona exitosa, bien puede gozar de todas esas características, aunque si a alguien las tiene, no significa que él tenga éxito en su vida. Para mí la clave del éxito es la disciplina. El éxito real, el que involucra el nivel de bienestar personal, necesita del trabajo constante, de crear hábitos y de corregir esos comportamientos negativos, que siempre terminan por hacernos caer en errores de los que uno mismo termina arrepintiéndose. Algunos de esos comportamientos negativos son la pereza, el orgullo, la envidia o la procrastinación. Una persona exitosa, pudo vencer todas aquellas dificultades. En ese sentido, pienso que mi abuelo es una persona exitosa, ya que en el tiempo que llevo compartiendo con él, por motivo del aislamiento en esta pandemia, me he dado cuenta que, aunque no fue a la universidad, no escribió un libro, tampoco salió en televisión y nunca ha ganado un millón de euros, se nota en su rostro la alegría y la paz con él mismo, pues durante su vida, en cambio, aprendió a manejar, viajó por el mundo, se casó, pudo formar una familia y pudo empezar su propio negocio. Pienso que la mayoría de la gente se comportará muy similar a como era su comportamiento antes de la pandemia, sobre todo en américa latina, donde las cifras de propagación del virus, hablan muy mal de la cultura de esta zona del mundo. Las personas seguirán levantándose de madrugada para trabajar. Tendrán que lavarse las manos con frecuencia antes y después de entrar a lugares públicos, también tendrán que desinfectarse antes de entrar a sus empleos y al llegar a casa de nuevo. En resumen. la vida será la misma pero la gente tendrá cuidado de lavarse las manos solo por requisito. Las mascotas tendrán que adaptarse a usar protección en sus patas, y los animales silvestres tendrán mayor oportunidad de supervivencia por el aislamiento de su mayor depredador, el ser humano.