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310 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUALENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 311

D. LAS TERAPIAS PSIQUIÁTRICAS Y PSICOLÓGICAS y en la segunda mitad del siglo XX ha habido una "explosión" de nue­
vas técnicas y escuelas de psicoterapia, al mismo tiempo que se ha
La preocupación por evaluar la eficacia de las diferentes psicote­ producido el declive de otras126. Por otro lado se pueden encontrar,
rapias es constante y los intentos hechos hasta el momento, si bien dentro de cada escuela, estudios que intentan mostrar que la eficacia
incompletos, muestran la necesidad de que la psicología mejore cada de "su" terapia es de las más elevadas, mientras que informes ­gene­
vez más su estatuto de disciplina científica en el conjunto de las cien­ ralmente provenientes de investigadores de otras corrientes­ contra­
cias. Esta preocupación también proviene de los sistemas de salud dicen esas afirmaciones. En este panorama confuso y no exento de
que se ven abocados a brindar servicios psicológicos a sus beneficia­ pasiones y radicalismos, los psicoterapeutas no tienen todavía una
rios y necesitan tener cierta seguridad de que el empleo de dichos teoría unificadora que les permita una visión globalizante y satisfac­
servicios va a ser productivo en resultados de salud123. Entre la opi­ toria del fenómeno psíquico humano, ni tampoco disponen de trata­
nión extrema de Serban124, que pensaba que las modalidades psicote­ mientos que puedan considerarse efectivos para toda la gama de
rapéuticas de fines del siglo xx eran una mezcla de manipulación de trastornos. Las metas y los objetivos de las psicoterapias son tan
la sensibilidad y modificación de conducta con un poco de existen­ amplios y tan vagamente determinados en muchos casos que se ha
cialismo popular improvisado, hasta la posición contraria que afirma dicho que la profesión no tiene aun un rol claramente definido127;
que la única psicología científica es la que se basa en comprobacio­ otros agregan que la psicología no puede calificarse todavía como
nes biológicas y compensación de problemas bioquímicos del cere­ profesión en el concepto clásico de la palabra, puesto que no dispone
bro, se desarrollan muchas perspectivas teóricas y prácticas terapéu­ de un cuerpo único de teoría y de práctica que la identifique como
ticas de la actualidad. Aunque posturas radicales como las mencio­ tal, condición esta, considerada esencial por los sociólogos, para
nadas son relativamente minoritarias entre los psicólogos, es cierto caracterizar como profesión una determinada actividad humana. Es
que sigue habiendo valoraciones contradictorias respecto a la efica­ un hecho evidente que la psicología actual no está en condiciones de
cia de muchas de las actuales técnicas de tratamiento psicológico125; interpretar y responder con una única teoría y metodología a todos
los tipos de consulta que le presenta la sociedad. En ese sentido algu­
123. American Psychological Association, "Presidential Task Force on Evidence­Based
Practice. Evidence­based practice in psychology", American Psychologist, 61 nas teorías y técnicas psicológicas son más apropiadas para ciertos
1
(2006) 271­285; Wampold, B., The great psychotherapy debate: Models, methods,
and findings, Nueva York: Lawrence Erlbaum Associates, 2001. Obsérvese, sin embargo, que el índice 0,89 de eficacia "global" de las psicotera­
l 24. Serban, G., Sexual activity in therapy: legal and ethical issues, Am. J. Psych. 35 pias es a expensas de algunas de ellas que tienen un índice mucho más elevado que
(1981) 76­85. las demás. Por el contrario, otras se acercan bastante al 0,56 que es el índice
125. Una investigación muy célebre respecto a la eficacia comparada de las psicotera­ correspondiente al placebo. Este consistió en evaluar el cambio operado en los
pias Í1.1e llevada a cabo por Smith y Glass a fines de los años 70. Estos autores sujetos que estaban en las listas de espera, antes de empezar el proceso psicotera­
emprendieron un proyecto de metaanálisis de 475 estudios de eficacia de psicote­ péutico; por tanto sin que se diese ninguna intervención de los profesionales. Cf.
rapias. Sus conclusiones señalan que las psicoterapias ­tomadas en conjunto­ Smith y Glass. The benefits of psychotherapy. Baltimore John Hopkins Univ. Press,
tienen una eficacia fuera de toda duda al alcanzar un índice de efectividad que va 1980.
del 0,89 al 0,93. Este resultado es notoriamente mayor al del efecto obtenido 126. Corsini da como datos de este cambio, el hecho de que en los años 40 del siglo XX,
con el placebo (que mostró tener un índice de 0,56), con 9 meses de instrucción Estados Unidos de América eran el centro mundial del psicoanálisis y la enorme
escolar (que llega a un índice 0,67) o con un curso introductorio de computa­ mayoría de psicólogos y psiquiatras se consideraba de orientación analítica. En
ción (que alcanza un índice 0,40). Tomadas individualmente, el grado de efecti­ la década de los 80 persistían aún 11 revistas dedicadas al psicoanálisis en Esta­
vidad que Smith y Glass encontraron en las psicoterapias fue el siguiente (orde­ dos Unidos, solo 2.500 psicólogos, (de los 60.000 que había en aquel país) eran
nadas de menor a mayor índice de eficacia): Efecto placebo o ausencia de psicote­ miembros de la American Psychoanalytic Association y otros 3.000 se considera­
rapia: 0,56; Pt. adleriana: 0,62; Pt centrada en el cliente: 0,62; Pt. gestáltica: 0,64; ban a sí mismos exclusivamente conductistas. (Cf. Corsini, R. J., Current psy­
Análisis transaccional: 0,67; Pt. racional emotiva: 0,68; Psicoanálisis: 0,69; Pt. con­ chotherapies, Itasca Illinois: F. E. Peacock Publ., 1988, pp. 11 y 246).
ductista: 0,73; Pt. dinámica ecléctica: 0,89; Desensibilización sistemática: 1.05; Ter. 127. Karasu. "Ethical aspects of Psychotherapy", en Bloch, S. y Chodof, P., Psychiatric
cognitiva conductual: 1.13; Terapias cognitivas: 2,28. ethics, Nueva York: Oxf. Univ. Press, 1981.
..•...
·:,

312 MANUAL DE PSICOÉTICA

cuadros clínicos y otras, para otro tipo de pacientes. Pero, por el


ÉTICA DE LA RELACIÓN INDMDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENJ:E

Corsini129 las caracteriza del siguiente modo:


313

momento ­aun cuando algunas tengan una explicación coherente


desde el punto de vista teórico­ ninguna corriente u orientación es Todos los modos de ayudar a la gente a progresar ellos mismos por
óptima para tratar todos los tipos de manifestaciones psíquicas que la vía de los métodos simbólicos pueden ser llamados psicoterapia.
De la misma manera que todos los métodos de ayudar a la gente a
pueden ser motivo de consulta a los psicoterapeutas 128·.
incrementar su funcionamientos psicológico a través de la medica­
Por su parte, la psiquiatría actual está bastante lejos de la época ción, psicocirugía y procedimientos somáticos pueden ser llamados
que reconocía un protagonismo teórico y terapéutico fundamental psiquiatría.
al psicoanálisis, predominante hasta los años cincuenta del siglo
xx. Tanto los aportes recibidos en los últimos años ­provenientes de De forma muy esquemática pueden diferenciarse entre sí por las
siguientes características:
las investigaciones neurológicas y genéticas­ como los suyos.pro­
pios en el terreno de la psicofarmacología e imagenología, ha lleva­
1. Mientras que las terapias orgánicas operan a nivel de aquellas
do a la psiquiatría a considerarse a sí misma cada vez más como estructuras psiconeurológicas ­cuya actividad se manifiesta en
una disciplina con métodos propios de diagnóstico y tratamiento. forma de síntomas cuando funcionan mal­, las psicoterapias
Hoy en día la psiquiatría es fundamentalmente una especialidad de actúan más directamente sobre la forma que el individuo hace
la medicina que aborda los cuadros de la salud mental con métodos funcionar esas estructuras en la interacción social.
orgánicos (psicofarrnacológicos, electroconvulsivos y psicoquirúr­ 2. Mientras las terapias orgánicas están enfocadas, fundamental­
gicos). mente, hacia la corrección de determinado tipo de síntomas, las
Teniendo en cuenta lo antes dicho, sigue vigente la distinción de psicoterapias se ocupan principalmente de ayudar a la persona
que hay dos grandes grupos de terapias aplicables al psiquismo a adaptarse a las exigencias y desafíos de su vida y entorno.
humano, que se diferencian por los métodos, los objetivos y los 3. Mientras las orgánicas usan procedimientos de índole material
(cuantificable y medible en su efectividad), las psicoterapias
medios que utilizan. Ellas son las terapias orgánicas (preferentemen­
utilizan fundamentalmente la interrelación social, la afectivi­
te usadas por los psiquiatras) y las psicosociales (o preferentemente
dad y la palabra (de difícil medición y cuantificación).
usadas por los psicólogos).
4. En la organización actu~l de la salud, las terapias orgánicas solo
128. La variedad de terapias no es más que el corolario del conocimiento relativamente pueden ser aplicadas por psiquiatras o neurólogos, mientras que
escaso que todavía se tiene con respecto al psiquismo humano. En este contexto, las psicoterapias suelen ser aplicadas por los psicólogos o perso­
la opinión de Marmor (expresidente de la Asociación Americana de Psiquiatría) a
principio de la década de 1980, era optimista: "En mi opinión, más allá de que la nas que no tienen por qué haber tenido formación médica.
orientación del terapeuta sea psicoanalítica, conductista o humanista, que la tera­
pia sea diádica o grupal. .. , es de esperar que las psicoterapias del futuro crezcan en Siguiendo con el análisis de los dilemas éticos que se suscitan en
flexibilidad y combinen las técnicas cognitivas, conductistas y humanísticas con el
crecimiento del conocimiento de la psicofisiología y de la psicofarmacología del º
la práctica "clínica"13 del psicólogo y del psiquiatra, en el presente
sistema nervioso central. En este proceso debemos seguir hasta· alcanzar la meta
de lo que hemos descrito como una 'ciencia unificada de la psicoterapia' que per­ 129. Current psychotherapies Itasca, (Illinois): F. E.Peacock Publ., 1988, p. S.
mita articular conjuntamente al paciente, al terapeuta y a la técnica, de manera 130. A diferencia del psicólogo "clínico", puede considerarse que el psicólogo que
que logre de la forma más efectiva, económica y humana posible las deseadas interviene en las organizaciones o instituciones, no persigue un objetivo prima­
metas de la salud mental" (Marmor, J., "Recents trends in Psychotherapy", Am. J. riamente "terapéutico", sino el de ser un "ingeniero" de las interacciones sociales.
Psy. 137:4 [1980] p. 416). Es dudoso y polémico afirmar que la esperanza manifes­ Los dilemas que aparecen en este último tipo de intervención profesional, serán
tada por Marmor se haya cumplido 30 años después. analizados en el capítulo V.
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capítulo nos ocuparemos de analizar los problemas éticos que surgen


con el uso de las técnicas de intervención sobre el psiquismo huma­ 1' temente actualizado con respecto a dichas terapias, como parte de su
constante tarea interdisciplinar con los psiquiatras, al servicio del
no, con un propósito terapéutico':". Nos ocuparemos de aquellas paciente. Los psicólogos organizacionales ­salvo aquellos que se ocu­
terapias más comúnmente usadas en la actualidad, empezando por pan exclusivamente de ser consultores externos de instituciones­ con
las orgánicas y siguiendo por las psicoterapias. frecuencia también reciben consultas por parte de las autoridades de
las instituciones, referidas a la repercusión que pueda tener en la
esfera laboral que uno de los trabajadores esté recibiendo alguna de
1. Ética de las terapias psiquiátricas u orgánicas las terapias orgánicas. Por otro lado, el psicólogo educacional con
mucha frecuencia tiene que informar a los padres y a la dirección de
Algunos psicólogos piensan que "nada tienen que ver" con las las instituciones con respecto a aquellos niños que están en trata­
terapias orgánicas cuando, en realidad, son permanentemente con­ miento psiquiátrico. Por todo lo anterior es indudable que la ética de
sultados por los pacientes que están siendo tratados con psicofárma­ las terapias orgánicas no es algo de competencia exclusiva del psi­
cos, terapia electroconvulsiva o psicocirugía. Reciben de los pacien­ quiatra, sino un asunto de responsabilidad ética de todo psicólogo,
tes sus ansiedades, sus fantasías, temores o rechazos con respecto a que siempre debe estar adecuadamente informado para asesorar idó­
las terapias orgánicas y no siempre saben tomar dicho "material" neamente sobre ellas a sus pacientes.
como ayuda para la recuperación de la salud mental. Esa "conscien­ Cuando tratamos el tema de la asistencia de los enfermos menta­
te" opción de algunos psicólogos de desinteresarse completamente les aludimos a algunos problemas éticos relacionados con el empleo
por saber en qué consisten las terapias orgánicas ­con la consiguien­ de las técnicas terapéuticas que en este capítulo analizaremos con
te repercusión que eso tiene en la forma con que abordan el tema con más detenimiento. Y en especial queremos resaltar cuáles son aque­
sus pacientes­, va en detrimento de la recuperación mental de quie­ llas informaciones que los profesionales de la salud mental deberían
nes recurren a ellos. De esa manera, no pueden ayudar a que el saber y trasmitir a las personas consultantes o sus representantes,
paciente clarifique lo que es un temor racional y justificado con res­ como para que estas puedan dar el consentimiento válido antes del
pecto a las terapias orgánicas ­dados los riesgos secundarios propios tratamiento.
de estas­ de aquellos miedos irracionales o fantasiosos que es nece­
sario reelaborar en la relación. a. La farmacoterapia
No olvidemos, además, que las terapias orgánicas están en perma­
Actualmente en psiquiatría se utilizan tres grandes tipos de fár­
nente evolución y probablemente sean las que más cambio tengan en
macos: los antipsicóticos'P (para tratar los síntomas de tipo paranoi­
los próximos años!". Cualquier psicólogo ­no solo el que se dedica a
co o esquizofrénicos); los antidepresivos+" (para tratar los cuadros
la práctica clínica­ tiene la responsabilidad ética de estar perrnanen­
133. En los últimos años han surgido los anti psicóticos de nueva generación o atípicos
.1.31. Utilizamos este término en un sentido amplio. Como sabemos, ciertas escuelas de (ej. clozapina, risperidona, olanzapina, etc.) que tienen menos efectos secunda­
psicología se niegan a denominar "terapéutica" a su forma de intervención, ya rios que los clásicos o típicos (haloperidol, clorpromazina, flufenazina, etc.) y se
que eso supondría considerar que los clientes son "enfermos", categoría que no utilizan como fármacos de primera elección.
aceptan para definir al consultante. 134. También entre los antidepresivos la nueva generación de fármacos como los inhi­
132. A las tres terapias orgánicas clásicas se han agregado otras variedades de terapias bidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) (ej., prozac) o los anta­
orgánicas que no necesariamente han de ser aplicadas exclusivamente por psi­ gonistas de los receptores serotoninérgicos se han convertido en el tratamiento
quiatras; nos referimos a la terapia del sueño, la terapia del insomnio y la fotote­ de primera elección, desplazando a los Antidepresivos tricíclicos y a los inhibido­
rapia. res de la monoaminooxidasa.
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depresivos y maníacos); y los ansiolíticos e hipnóticos135 (para dismi­ res de origen extrapiramidal (rigidez muscular, temblor distal en
nuir la ansiedad en distintos cuadros clínicos y conductas, facilitar la reposo, lentitud, etc), trastornos cardíacos (alteraciones del ritmo,
sedación, inducir el sueño). Los efectos positivos de estos fármacos etc.) que son causantes de molestias y quejas permanentes de algu­
han revolucionado la historia de la psiquiatría moderna y la capaci­ nos pacientes.
dad de esta para resolver situaciones clínicas realmente dramáticas Entre los síntomas que más causan ansiedad y molestia a los
hace 50 años. pacientes están las distonías. Estas consisten en espasmos muscula­
Los problemas éticos en relación con la farmacoterapia surgen a res (especialmente en los ojos, cuello, cara y brazos), movimientos
partir de los efectos secundarios que estos medicamentos generan en besatorios, protrusión de lengua, muecas, salivación, tortícolis y cri­
los pacientes. Es en tomo a dichas consecuencias que se ha desarro­ sis oculógiras. Todos estos síntomas pueden tratarse con medica­
llado en los últimos años un intenso movimiento de rechazo a recibir mentos antiparkinsonianos y remitir de forma parcial o completa.
1

algunos tratamientos psiquiátricos 136 .: Ello ha llevado a que, en varios Sin embargo, entre las distonías, la más preocupante de todas es
países137 se haya legislado con respecto al derecho de los pacientes a la disquinesia tardía que aun con los medicamentos más actuales

......
rechazar el tratamiento. De ahí que sería necesario analizar en deta­ puede ser suficientemente grave como para causar importantes pro­
lle en qué consisten esos efectos no deseables de los psicofármacos, blemas en la vida social de las personas. La incidencia es entre 2­4%

..
para que, tanto psicólogos como psiquiatras, puedan ponderar la durante los primeros años de tratamiento y entre los enfermos psicó­
ventaja de iniciar o continuar un determinado tratamiento. Sería ticos institucionalizados o en adultos mayores su prevalencia puede
desproporcionado pretender abordar en un libro como este la amplí­ fluctuar entre 20­40%139. Se trata de un trastorno que aparece relati­
sima gama de efectos secundarios que dependen de la variedad de vamente tarde en el curso de un tratamiento antipsicótico (no antes

• fármacos que hoy se usan en psiquiatría; para eso nos remitimos a


los tratados especializados de psicofarmacología138• Sin embargo
conviene hacer mención, aunque sea someramente, a algunos de los
de 6 meses de tratamiento) especialmente si este se ha hecho en altas
dosis y a lo largo de muchos años. La disquinesia puede presentarse
semanas después de suspendido el tratamiento y durar durante años,
síntomas que más frecuentemente son motivo de quejas por parte de y no solo es resistente al tratamiento antiparkinsoniano sino que,
quienes los padecen. paradógicamente, puede exacerbarse con los antiparkinsonianos.
Consiste en trastornos motores de tipo coreatetoide y similares que
1. Los medicamentos antipsicóticos generan trastornos de tipo afectan boca, labios, lengua, tronco y extrernidades+". Estos movi­
autonómico (sequedad de boca, constipación, etc.) trastornos moto­ mientos semejan masticación, succión (similar a la de los peces o cer­
dos), relamimiento de la boca y de los labios o producción de sonidos
135. Son las benzodiazepinas, barbitúricos, derivados del meprobarnato, antihistarní­
nicos, etc. besatorios o respiratorios. También causan movimientos laterales de
136. Breggin, P. R., Brairi Disabling treatments in psychiatry: Drugs, electroshock and los maxilares y de las mejillas empujadas por la lengua. En los casos
the rol of the FDA, Nueva York: Springer Pub!. Co., 1997.
137. Entre ellos Estados Unidos de América, España, Italia.
más severos el paciente puede tener dificultad para tragar, respirar y
138. Schatzberg, A., Manual de Psicofarmacologia clínica, Barcelona: Ars Médica, hablar. Los trastornos posturales y de la locomoción forman parte de
2005; Kaplan y Sadock, Manual de bolsillo de psiquiatría clínica, Barcelona: Wol­ la sintomatología en la que, a veces, los pacientes no pueden mante­
ters Ckuvver Health, 2008; Goodman, A. y Gilman, A., Las bases [armacolágicas de
la terapéutica. Mexico: Ed.Médica Panamericana, 1994; Davies, J. M., "Antípsico­
tic drugs", en Kaplan, W. l. y Sadock, B. J., Comprehensive textbook of psychiatry 139. Schatzberg, A., Manual de Psicofarmacología clínica, Barcelona: Ars Médica,
(4ª ed.)., Nueva York: Williams and Wilkins 1985; AA.W., "Reacciones psiquiátri­ 2005, p. 233 SS.
cas a las sustancias psicotrópicas", Adverse Drug Reactiori Bull. 119 (1986). 140. Glass, R., "Tardive dyskinesia and informed consent", JAMA 255:10 (1986) 1349.
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ner un adecuado balance entre el cuello, la región lumbar y la pelvis. La lista de trastornos secundarios que acabamos de hacer no ha
Muchos de estos síntomas se acrecientan en las situaciones emocio­ tenido la intención de ser exhaustiva, sino resaltar aquellos síntomas
nales, especialmente en la relaciones sociales141. En algunos casos que los pacientes suelen mencionar como los más molestos y perse­
estos síntomas pueden ser tan contraproducentes como la misma cutorios. Pero lo más importante a tener en cuenta después de haber
enfermedad que se pretende evitar con los neurolépticos. Por eso analizado los efectos secundarios de estos medicamentos, es que es
siempre debe sopesarse el riesgo de que aparezca la disquinesia en ineludible hacer un "cálculo" de riesgos y beneficios a la hora de apli­
relación con la gravedad de los síntomas de la enfermedad que moti­ car un tratamiento psiquiátrico, sobre todo si este debe ser prolonga­
va el tratamiento psicofarmacológico. do. Si bien la probabilidad de que se den los efectos secundarios es
relativamente baja para la mayoría de las personas, hay algunos que
Lo preocupante del tema de la disquinesia tardía no es solo su
­de presentarse­ podrían implicar serios trastornos sociales y psi­
aparición, sino que estos trastornos no ceden en la gran mayoría de
coafectivos en el sujeto, que se agregan a los propios de la enferme­
los casos, una vez suspendido el tratamiento. Varios factores parecen
dad. Los trastornos secundarios pueden suponer consecuencias par­
tener relación con la aparición de estos síntomas. Es claro que a
ticularmente perjudiciales para el caso de profesiones cuya tarea
mayor tiempo de tratamiento mayor probabilidad de ocurrencia.
consista en manejar aparatos de precisión, conducir coches, tocar
Algunos estudios han encontrado que la edad es una variable impor­
instrumentos musicales, pintar obras de arte, etc. Por otro lado, las
tante: cuanto más edad, más prevalencia. No hay ningún tratamiento
edades de las personas, el sexo y el medio ambiente donde viven, son
eficaz que esté estandarizado para tratar la disquinesia tardía. Se
variables que llevan a que la persona padezca estos trastornos de
recomienda bajar lenta y gradualmente la dosis de antípsicóticos,
maneras muy diferentes.
pero esa estrategia es muy limitada en su efectos porque pueden
reaparecer los síntomas de la enfermedad de fondo. En algunos casos En una situación de emergencia psiquiátrica, nadie duda de que
la clozapina da buenos resultados. En la gran mayoría de los casos la los síntomas de la enfermedad de base son de mucha mayor grave­
disquinesia tardía es irreversible142• dad que los posibles efectos secundarios que hemos mencionado
arriba. Sin embargo, cuando se trata de instaurar un tratamiento
2. También los antidepresivos, los ansiolíticos e hipnóticos permanente que evite las recaídas, la primera responsabilidad del
causan trastornos secundarios molestos para el paciente. Algunos psiquiatra es sopesar cuidadosamente las posibles ventajas de preve­
son similares a los antes descritos, como los de origen autonómico nir crisis futuras con un tratamiento que, ciertamente, tiene efectos
(sequedad de boca, visión borrosa, vómitos, mareos, sudoración, secundarios presentes.
constipación intestinal, etc.). Otros son más propios de este último No sería éticamente responsable por parte del psiquiatra aplicar
grupo de psicofármacos; por ejemplo, la somnolencia, debilidad, tratamientos psiquiátricos sin discriminar personalizadamente los
fatiga, pérdida de reflejos que incapacita para conducir o manejar tipos de pacientes que tiene ante sí, sus profesiones y sus circunstan­
máquinas, etc. Algunos pueden producir reacciones paradójicas cias vitales y sociales. El cálculo debe sopesar, por un lado la incapa­
tales como conductas groseras, coléricas o incluso tentativas de sui­ citación que causa la propia enfermedad psiquiátrica y, por otro, la
cidio. provocada por los efectos secundarios. Por lo tanto, es ineludible que
el psiquiatra informe adecuadamente al sujeto o a sus representantes
141. Véase al final de este capítulo el testimonio recogido por Beyer, que es muy signi­
legales de los pros y los contras de cada una de estas alternativas. Si
ficativo e ilustrativo al respecto.
142. Breggin, P., op. cit, p. 42. hay conflicto de pareceres entre el psiquiatra y el paciente o su repre­
l)

320 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACifü:/TE 321

sentante legal, siempre es posible sugerir que se consulte al Comité en los sistemas nacionales de salud147, para ciertos cuadros clínicos,
Hospitalario de Ética, para oír un parecer neutral al respecto. siempre que se siga ciertos protocolos de aplicación técnica. La TEC
sigue siendo el medio más rápido y efectivo para hacer remitir
Para terminar este punto solo mencionemos que la farmacoterapia
determinados cuadros psiquiátricos.
puede combinarse con psicocirugía (véase más abajo), insertando
catéteres que hagan llegar microdosis de fármacos a lugares profun­ La TEC resulta claramente eficaz en el manejo a breve plazo de las
dos y muy específicos dentro del cerebro. Este tipo de procedimiento depresiones severas y trastornos bipolares. Resulta imprescindible
cuando los fármacos no actúan y se necesita una acción terapéutica
(farmacoterapia profunda), de más reciente utilización, genera pro­
más rápida. La eficacia ha sido firmemente comprobada por innume­
blemas sobreagregados a los propiamente farmacológicos.
rables estudios148, y cuando se necesita una rápida remisión del cua­
dro, la TEC es el tratamiento de primera línea, especialmente en aque­
b. La terapia electroconvulsiva y la psicoestimulación electro­ llos pacientes que tienen potencialidad de suicidio, catatonía, deshi­
magnética dratación o malnutrición severa149• Otra indicación de primera elec­
ción que conviene subrayar es el caso de las depresiones en el primer
A fines del siglo xx (1985) la Conferencia Consenso143 organizada por trimestre de embarazo a las que no se puede tratar con antipsicóticos.
el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos de América Respecto a los cuadros maníacos que no ceden con farmacología
convocada para reunir a los máximos especialistas en el tema a fin de la TEC hace retroceder la sintomatología en un corto período de
actualizar y compartir conocimientos y evidencias al respecto, afirmaba tiempo. En la depresión grave estuporosa tiene una extraordinaria
en su informe final que "la terapia electroconvulsiva es el tratamiento eficacia (entre el 80­100%)150.
más controvertido en psiquiatría". Actualmente el mismo Instituto
La esquizofrenia debe ser tratada, en principio, con neurolépti­
nacional de la Salud califica a la TEC como "un muy efectivo y seguro
cos, sin embargo, aquellos cuadros de esquizofrenia aguda refracta­
tratamiento para la depresión"144• En el mismo sentido se expidió la rios a los antipsicóticos o con catatonía extrema, evolucionan muy
American Psychiatric Association en su declaración de 2007145: "La bien con la TEC.
terapia electro convulsiva es un efectivo y seguro método médico basado
En cuanto a las contraindicaciones hay que tener en cuenta que
en la evidencia ... ". Sigue faltando una explicación completa de por qué
no se debe aplicar cuando hay presión intracraneal aumentada, cua­
resulta eficaz la TEC146, no obstante, la mencionada controversia parece
dros tumorales, historia reciente de infarto de miocardio o un gran
haber disminuido y actualmente la TEC está ubicada como un
aneurisma circulatorio.
tratamiento normalmente integrado al conjunto de recursos terapéuticos
147. Así por ejemplo: Australia. División de Drogas y Salud Mental. Departamento de
143. National Institute of Health, Consensus Conference on Electroconvulsive Therapy , Servicios Humanos del Estado de Victoria. La terapia electroconvulsiva. Victoria:
J.Am.Me.Ass 254:15 (1985) 2103­2108. Department of Human Services, 2008.
144. Instituto Nacional de la Salud, Health Topicos. Electro convulsive therapy, U.S. 148. Citado por R. Colin Piana, "Terapia electroconvulsiva". Rev. Med. La Salle 7:25
National Library of Medicine: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/arti­ (abril­junio 1986) 29­40.
cle/007474.htm. Consultada en octubre de 2011. 149. Rudorfer, M. V., Henry, M. E., Sackeim, H. A. (2003). "Electroconvulsive therapy",
145. American Psychiatric Association. Posición oficial sobre la terapia electoconvulsi­ en A. Tasman, J. Kay, J.A. Lieberman (eds.) Psychiatry,. Chichester: John Wiley &
va, en www.psych.org/Departments/EDU/Library/APAOfficia!Documentsand Sons Ltd, 2003, pp. 1865­1901; Chuquizuta, C. y cols., "Efectos secundarios de la
Related/PositionStatements/200702.aspx. Consultada en octubre de 2011. aplicación de la Terapia Electroconvulsiva", Rev. De Psiquiatría y Salud Mental
146. Siendo uno de los mejores métodos a disposición del psiquiatra si tenemos en Hermilio Yaldizari 7 (2006) 59­64; Coffey, C. E. y Weiner, R. D., "Electroconvulsive
cuenta su eficacia, los mecanismos de acción permanecen tan poco conocidos therapy: an update", Hosp.Com.Psy. 41:5 (1991) 515­520.
como muchos de los tratamientos en psiquiatría. 150. Chuquizuta, C. y cols., op. cit.
322 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE , 323

Los efectos secundarios que han sido motivo de controversia pue­ afecta esa función cognitiva. Según Colin Piana153 los resultados de
den resumirse en alteraciones de la memoria, riesgos de complica­ los estudios que se han hecho para comprobar dicha pérdida no indi­
ciones cardíacas (incluida la muerte) y fracturas óseas. En cuanto al can daño persistente. Sin embargo, existe evidencia de que, bajo cier­
riesgo de muerte algunos textos hablan de 1 caso en 10.000, lo cual tas circunstancias no bien determinadas, algunos pacientes presen­
sería equivalente al riesgo de muerte que tiene la utilización de anes­ tan deficiencias permanentes en el recuerdo de los sucesos previos a
tesia para cirugía menor151. la TEC; no se ha demostrado, en cambio, que la capacidad para
adquirir nuevos conocimientos quede dañada.
Con respecto a la pérdida de memoria está comprobado que
inmediatamente después de la electroconvulsión, el paciente siente Puede decirse, en general, que la aplicación de pulsos eléctricos
confusión, olvido transitorio de lo que le sucede y dolor de cabeza 152• breves y electrodos unilaterales es mucho menos lesivo para los tras­
Estos síntomas remiten en períodos que fluctúan desde horas a tornos de memoria154 que otras modalidades de aplicación.
minutos. Se ha visto que el grado de confusión mental aumenta si la También se ha comprobado que no se produce edema, degenera­
TEC se aplica de forma bilateral, si las convulsiones permanecen ción neuronal, gliosis o hemorragias petequiales en el cerebro. Esto
más tiempo, si los electrochoques son muy seguidos uno después del ha sido confirmado tanto en el laboratorio como en los estudios his­
otro, o cuanto mayor sea la intensidad de la corriente eléctrica. En tológicos de cerebros de enfermos que habían sido tratados155· Los
ese sentido, las ondas en forma de seno afectan más, que las corrien­ estudios neuropatológicos en animales indican que los daños cere­
tes pulsátiles breves. brales no ocurren cuando las convulsiones son provocadas en condi­
ciones que se aproximan a los patrones estándares de la práctica clí­
La habilidad para retener nueva información es afectada inmedia­ nica del uso de la TEC; es decir, cuando las convulsiones son relativa­
tamente después de la TEC, pero esta se recupera varias semanas mente breves y de baja frecuencia, y se aplican con oxigenación y
después de la terminación del tratamiento. En cambio la memoria se relajación muscular156•
pierde con respecto a los hechos sucedidos durante las semanas que
La técnica de aplicación se ha perfeccionado mucho157 y, desde el
anteceden o siguen a las aplicaciones. Los pacientes se quejan de que
punto de vista ético, para garantizar que asegure el máximo de bene­
su memoria no es igual que antes de haber recibido la TEC. Sin
ficio'y el mínimo de riesgo en los pacientes, la terapia electro convul­
embargo, hay problemas metodológicos para poder corroborar los siva debe hacerse respetando las siguientes patrones técnicos:
datos antes mencionados, puesto que muchos pacientes no tienen
como costumbre la observación de su propia memoria como para 1. máscara de oxigenación al 100% (pero sin hiperventilación,
poder ser dignos de confianza cuando hacen sus propias apreciacio­ para evitar la hipocapnia que prolongaría la convulsión),
nes de rendimiento, antes y después de la TEC. Y por otro lado, la 2. relajación muscular (con suxametonio o succinilcolina),
misma patología psiquiátrica que motivó el uso de la TEC también
153. Terapia electroconvulsiva ... , op. cit
154. Squirre, L. R. y otros, "ECT and memory: brief pulse versus nine wave", Am. J.
151. Rudorfer, M. V,. Henry, M.E. y Sackeirn, H. A. (2003). "Electroconvulsive thera­ Psy 143:5 (mayo 1986) 596­60. Janicak, P. G. y otros, "Efficacy of ECT: a meta­
py", en Tasman, J. y Kay, J. A., Lieberman (eds.) Psychiatry , Chichester: John analysis", Am. J. Psy. 142:3 (marzo 1985) 297­301.
Wiley & Sons Ltd, 2003, pp. 1865­1901. 155. Avery, D., The case for "shock" therapy, en Edwards. Psychiatric and ethics (insan­
l 52. Smith, G. E., Rasmussen, K. G. Jr., Cullurn, C. M., Felrnlee­Devine, M. D., Petrldes, ity, rational autonomy and mental health care), Nueva York: Prometeus Books,
G., Rummans, T. A., et ál. "A randomized controlled trial cornparing the memory 1982, p. 409ss.
effects of continuation electroconvulsive therapy versus continuation pharmaco­ 156. Coffey, C. E. y Weinter, R. D., Electroconvulsive ... , op. cit, 517.
therapy: results frorn the Consortium for Research in ECT (CORE) study". J. Clin 157. Chuquizuta, C. y cols., Efectos secundarios de la aplicación de la Terapia Electro­
Psychiatry., 71 (2010) 185­193. convulsiva, Rev. De Psiquiatría y Salud Mental Hermilio Valdizan, 7 (2006) 59­64.
' '
324 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 325

3. reducción de las secreciones orales de la descarga vagal y de Con respecto a la responsabilidad de los psicólogos ante la terapia
los posibles trastornos del ritmo cardíaco (con atropina), electroconvulsiva dice R. Warren 159:

4. anestesia (con metoexital o pentotal por su baja producción de


El psicólogo tratante de un paciente severamente deprimido tiene
extrasístoles),
la responsabilidad ética primaria de tomar la decisión de derivar
S. monitorización electrocardiográfica y electroencefalográfica;
el paciente al psiquiatra, y saber que junto con el diagnóstico
además, monitorización del pulso y la presión arterial, médico puede estar indicada también la TEC. El Psicólogo debe
6. colocación unilateral de los electrodos en el hemisferio no estar familiarizado con la literatura sobre los posibles riesgos y
dominante, beneficios que implica la TEC, así como los tipos de desórdenes
7. breve tiempo de choque (20­30') y baja energía del estímulo para los cuales está indicada. Basado en ese conocimiento, el psi­
(100 volts durante 1 mseg 1/4 de mili segundo), con una corrien­ cólogo debe estar dispuesto a asistir a su cliente en decidir si quie­
te ondulante alterna'Y, re o no recibir la TEC, en caso de que se le recomendara dicho tra­
8. cateter intravenoso que se conserva hasta la recuperación total tamiento una vez hecho el diagnóstico médico ... Si el paciente
aceptara recibir la TEC, entonces el psicólogo deberá derivar al
del enfermo,
paciente a un psiquiatra que haga la TEC en las mejores condicio­
9. convulsión (controlada electroencefalográficamente) que dure
nes terapéuticas y éticas.
entre 25­40 segundos y que, en caso de superar los 3 minutos
se trate con barbitúricos. Al igual que en muchos otros casos en psiquiatría, también aquí
se plantea el problema de qué y cómo informar a los tutores o a los
Además de la correcta aplicación de la técnica en sí misma es
familiares, de forma que puedan hacer un consentimiento subroga­
necesario un plan de aplicación correcto. Normalmente son suficien­
do válido. Como no siempre se indica la TEC en los casos médica­
tes entre 6­12 electrochoques, a razón de 2­3 veces por semana.
mente requeridos y como la técnica de aplicación no siempre es la
Si se respeta el plan de aplicación y la técnica (tal como lo detalla­ correcta, creemos que es obligación ética de los psicólogos y psi­
mos arriba), disminuyen al máximo los efectos secundarios que tra­ quiatras, informar a los familiares, tutores o al comité ético, de los
dicionalmente han sido motivo de controversia cuando se trata de la siguientes puntos:
TEC.
a. Razones de por qué la TEC está indicada en un paciente dado.
Teniendo en cuenta todo lo expuesto hasta aquí, cabe decir que
b. Posibles riesgos de perjuicios por su aplicación en el corto,
los beneficios que pueden esperarse de la aplicación de la TEC en
determinados cuadros psiquiátricos, parecen superar en mucho a mediano y largo plazo.
los riesgos de perjuicios irreversibles. Además, los efectos secunda­ c. Posibles riesgos de perjuicios de la no aplicación de la TEC en

... rios no parecen ser mayores ­en cuanto a seriedad y gravedad­ que el corto, mediano y largo plazo.
aquellos que resultan de la aplicación de neurolépticos como alter­ d. Descripción de la técnica de aplicación en condiciones óptimas
nativa terapéutica. y de la técnica de administración tal como se aplica en el cen­
tro hospitalario en el que está siendo atendido el paciente.
e. Otros tratamientos alternativos.
158. Los estímulos supraliminares incrementan la confusión sin mejorar el efecto
terapéuticos, de ahí que deba usarse el menor estímulo capaz de inducir una con­ 159. Warren, R., "Electroconvulsíve Therapy: ethical considerations for psycholo­
vulsión. Los aparatos más modernos emiten breves pulsos eléctricos de un mili­ gists", J. of Behav. Tech. Meth.and Therapy, 25:3 (1979) 101.
segundo de duración, a intervalos entre 10­40 milisegundos.
326 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 327

Psicoelectroestimulación cerebral. No podemos dejar de Una de las objeciones hechas contra la psicocirugía es que podría
mencionar que los próximos años traerán novedades sobre técni­ ser usada por "poderes fácticos" con el fin de controlar la mente
cas de electro estimulación cerebral más sofisticadas que la TEC y humana161. Pero esto no es más que ficción novelesca. No obstante, la
que no impliquen cirugía. La neuroestimulación eléctrica hecha polémica fue muy ardiente en el pasado cuando ciertos especialistas
con electrodos de superficie, epidurales o subdurales (en este últi­ norteamericanos en derecho plantearon utilizar psicocirugía para
mo caso se requeriría una cirugía cerebral superficial) abre un controlar a los delincuentes potencialmente peligrosos que hubiesen
campo vastísimo que ahora comienza a explorarse. Con estas téc­ cumplido la pena de cárcel asignada y estaban a punto de salir en
nicas se podría ensayar estimulaciones cerebrales reversibles, que libertad; o a los delincuentes con penas de muchos años de cárcel ­
se ajusten a los cambios conductuales que se observen en la perso­ por haber cometido una violencia compulsiva­ a quienes se les podría
na. Eso parecería ser especialmente útil para el control del dolor ofrece disminuir tal pena a cambio de recibir la intervención quirúr­
crónico, el temblor esencial o el temblor de intención. La posibili­ gica cerebral 162•
dad de intervenir con estimulación cerebral para restaurar la fun­
Dejando de lado estas posibilidades tan polémicas, actualmente
ción motora o cognitiva dañada (eliminar los temblores de un
los beneficios que la experiencia clínica ha encontrado con la PCIR
paciente de Parkinson o permitir que un amputado controle un
en casos particulares y específicos está fuera de toda duda. Estudios
miembro artificial) son algunas de las perspectivas que resultan
dignos de confianza parecen mostrar que el empleo de estas técnicas
apasionantes en sus posibilidades.
puede ser eficaz como recurso terapéutico en 163:

c. Psicocirugía 1. En enfermos obsesivos compulsivos crónicos graves en los que


ha fallado toda otra técnica o tratamiento.
La psicocirugía es la intervención quirúrgica en el cerebro que 2. Dolor crónico incontrolable por otros métodos.
tiene como objetivo cortar o inutilizar las conexiones entre una 3. Bulimia o anorexia que no pueden ser tratadas de otra manera
º
parte y otra del cerebro16 a fin de modificar o alterar los trastornos y el paciente corre riesgo de vida.
de conducta, el contenido del pensamiento, el humor o el alivio del
fl-. Accesos graves de violencia­agresividad con alto potencial de
dolor. autolesión y mutilación.
Esta técnica psiquiátrica originalmente introducida por el neuró­ 5. Severa depresión en la que todas las demás terapias han resul­
logo portugués Edgar Moniz en 1936 fue evolucionando desde primi­ tado inútiles.
tivas y traumáticas ablaciones del lóbulo frontal a técnicas estereo­
táxicas (o teledirigidas) que permiten hacer modificaciones estructu­
161. Recordemos las experiencias de Rodríguez Delgado en la plaza de toros de Ronda
rales extraordinariamente selectivas en el cerebro. (España) en la que, luego de haber introducido electrodos en el cerebro del toro,
lograba inmovilizar al animal por control remoto.
162. De hecho esto sucedió en 1976 cuando Edmund Kernper, un preso de California,
pidió a las autoridades judiciales que le aplicaran psicocirugía y lo dejaran en
160. Donnelly, J., "Psychosurgery", en Kaplan y Sadock, Comprehensive textbook of libertad. Citado por J. Gafo, Manipulación del Cerebro, Madrid: inédito, 1987, p.
psychiatry , Williams & Wilkins, 1985, p. 1563. Mucho de lo que exponemos en 55. Al parecer también en Alemania se habría aplicado psicocirugía, en casos ais­
este capítulo se lo debemos a J. Gafo, "Psicocirugía: manipulación quirúrgica lados, a delincuentes sociales violentos. Ibíd., p. 56.
del comportamiento y sus problemas éticos", Miscelánea Comillas 45 (1987) 223­ 163. Pedrosa­Sánchez, M., La moderna psicocirugía: un nuevo enfoque de la neuroci­
389. rugía en la enfermedad psiquiátrica, Rev. Neurología 36 (2003) 887­897.
~)
329
ilif1 328 MANUAL DE PSICOÉTICA
ÉTICA DE LA RELACIÓN INDMDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACl~NTE

6. Esquizofrenias, si el paciente sufre de delirios graves e incon­ indicación es la correcta, a cuáles son los riesgos, los efectos secun­
trolables por otros métodos (en este caso la psicocirugía hace darios y las alternativas que estén disponibles, aunque sean de menor
que desaparezcan los componentes emocionales más perver­ eficacia.
sos y dañinos). No pensamos, en principio, que se autorice la aplicación de psico­
7. Ansiedad generalizada, temblor esencial o de intención. cirugía a los presos que estén pagando su pena de cárcel y que quieran
ver disminuida su condena luego de la intervención quirúrgica ya que,
Según los cuadros clínicos se hace cingulotomía, tractotomía sub­ por el momento, no hay datos científicos suficientes que avalen la
caudada, leucotomía límbica, cápsulotornía anterior, o hipotalamo­ capacidad de esta técnica para impedir los comportamientos agresi­
tornía posteromedial. Las agujas teledirigidas suelen ser muy peque­ vo­compulsivos futuros. No obstante, de comprobarse que los resulta­
ñas (1,1 mm de diámetro), con punta de 2­4 mm de largo, producién­ dos en la prevención de la agresividad compulsiva realmente se logren,
dose la coagulación del tejido cerebral en un período de tiempo muy deberían establecerse criterios muy precisos de aplicación ­en el
breve (60­90 segundos) a 60­80 ºC de temperatura. aspecto técnico y ético­ que fuesen públicamente conocidos por la
Los resultados son variables y dependen del lugar del cerebro sociedad y, por supuesto, por los implicados. Aún en esta última posi­
donde se intervenga, de la habilidad de los técnicos y del tipo de bilidad no creemos justificable que la justicia pueda imponer al preso,
técnica empleada. Algunos estudios reportan164 (lo consignamos a contra su voluntad, este tipo de intervención cerebral. Los presos inte­
manera de ejemplo, sin pretender hacer afirmaciones contunden­ resados en rebajar los años de pena a cambio de psicocirugía deberían
tes) que en la cingulotomía se logra el 62% de eficacia para enfer­ dar siempre un consentimiento probadamente libre e informado.
mos depresivos; en la tractotomía subcadudada se logra un 68% de
beneficios para depresivos; en la leucotomía límbica se logra el
d. Criterios éticos generales para las terapias orgánicas
90% de beneficios para los trastornos obsesivos compulsivos, el
66% para pacientes con ansiedad crónica, el 78% de beneficios en Creemos que el criterio ético ineludible cada vez que un paciente
pacientes depresivos; en la hipotalamotomía posterior medial se consulta a un psiquiatra es recibir la suficiente y adecuada informa­
logran respuestas favorables en el 80% de enfermos con grave con­ ción para dar su consentimiento antes de empezar cualquier trata­
ducta agresiva. miento que esté indicado instaurar. En ese sentido quisiéramos con­
En suma, podemos decir desde un punto de vista psicoético que se cluir señalando el tipo de información que consideramos mínima e
justifica el uso de la psicocirugía, no como primera línea de lucha imprescindible para que dicho consentimiento sea válido (y no solo
contra la enfermedad mental altamente peligrosa o dañina, sino informado):
cuando todas las otras alternativas hayan resultado ineficaces y el
1. Razones de por qué, en su caso! está indicada la terapia en
individuo siga siendo peligroso o experimente un gran sufrimiento
cuestión.
que lo incapacite para la convivencia social.
2. Posibles riesgos de su aplicación en el corto, mediano y largo
De estar indicada la psicocirugía en los casos antes mencionados plazo.
es una condición ética imprescindible que los pacientes o los repre­ 3. Posible riesgo de perjuicios causados por su no aplicación en
sentantes legales sean debidamente informados con respecto a si tal condiciones adecuadas, tanto en el corto y mediano como en el
164. Pedrosa­Sánchez, M., op. cit largo plazo.
330 MANUAL DE PSICOÉTJCA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 331

4. Descripción de la técnica de aplicación en condiciones adecua­ terminaban ampliamente fuera de control. La exposición al sol me causaba
das y de la técnica tal como se aplica en el lugar donde será dolorosas ronchas y en ocasiones serias quemaduras" (Citado por Beyer, S.
atendido el paciente. "Matness and medicine: the forcible administration of psychotropic drugs",
Wisc. Law. Rev 3 (1980) 497­567, p. 536, nota 178).
Obvio es decir que, además de una adecuada información, el
paciente ­o su representante legal­, debe estar en suficiente grado de Consentimiento presionado
libertad como para que su consentimiento no esté viciado por la Una mujer había estado atendiéndose con un psicólogo a lo largo de 3
manipulación o la coacción. meses por depresión severa. Antes de que ella empezara la psicoterapia, un
médico la había prescripto un antidepresivo pero no había experimentado
Si a partir de esta información proporcionada a la familia, igual
efectos positivos. Y aunque su hijo ya se había mudado a otra casa y ella ya
surgiera un conflicto de pareceres entre el ­psiquiatra y los familia­
no se sentía tan necesitada como antes, continúa sin darse cuenta de la cau­
res o tutores con respecto a la decisión a tomar, se hace necesario sa de su depresión, De hecho, su marido estaba bien remunerado como pro­
buscar instancias neutrales superiores, que puedan decidir sobre lo fesional y ambos tenían una vida muy confortable. Al terminar los 3 meses,
que deba hacerse, sean estas un comité ético o, directamente, el el psicólogo no ve ninguna mejoría en el cuadro, y ella sigue cada vez más
juez. Pero en ningún caso el psiquiatra puede aplicar el tratamiento frustrada porque estaba tan deprimida como al principio. Le dice entonces
orgánico en contra de la voluntad de los familiares, salvo que no al psicólogo que quiere encontrar cualquier otro tratamiento, con tal de
fuese posible emplear otro tratamiento para hacer remitir el cuadro sentirse aliviada de su depresión. El psicólogo le comenta que el tratamien­
y el paciente tuviese alto riesgo de atentar contra su vida, infligirse to que él había estado aplicando parecía inefectivo y le recomienda que vea
serios daños irreversibles a sí mismo o provocar graves perjuicios a un psiquiatra privado a quien él conoce como gran defensor de la terapia
electroconvulsiva (TEC). La mujer va a este psiquiatra y firma un consenti­
terceros.
miento para el TEC diciéndole: "me da igual cualquier cosa con tal de que
me mejores". Dado que el psiquiatra supone que ella ha entendido el tipo de
CASOS Y TEXTOS PARA EL DEBATE tratamiento de que se trata, empieza a administrarle una serie de 20 electro­
choques a lo largo de 3 meses. Al final de las series, la señora no muestra
Trastornos secundarios por psicofánnacos ninguna mejoría y dice tener severa pérdida de la memoria. Vuelve al psicó­
Mi lengua era tan áspera, tan gruesa que apenas podía hablar. Siempre logo que primero la había atendido y le dice: "Aquellos choques no me ayu­
necesitaba agua y, aun con ella, mi lengua tendía a dormirse. Durante 8 años daron y me siento peor, porque ni siquiera puedo recordar donde están las
no leí un solo libro, una revista ni vi película alguna. No podía enfocar mis cosas en mi casa". El psicólogo le recuerda el hecho de que ella había que­
ojos nublados y siempre me sentía somnoliento. Las voces de la gente me rido otro tipo de tratamiento distinto del que él le había estado dando y que
parecían filtradas, extrañas. No podían penetrar mi neblina torazínica y no había firmado una fórmula de consentimiento aparentemente válida antes
podía escapar a mi prisión de drogas. Las drogas me provocaban estreñi­ de recibir las TEC. El psicólogo ve que nada puede hacer, excepto restable­
miento y me sentía terriblemente hambriento; como última desgracia me cer la relación terapéutica y referirla a otro terapeuta (Citado por Carrol­
hicieron ganar peso. Durante 8 años tomé laxantes y sufrí viendo cómo mi Schneider, p. 32).
cuerpo ganaba peso y se deformaba. Mis manos temblaban, por lo tanto ape­
nas podía sostener un lápiz y me afligí con las ­irónicamente llamadas­
"piernas danzantes", que es un efecto secundario de tipo parkinsoniano pro­
vocado por estas drogas. Para eso tomé kemadrín (medicamento antiparkin­
soniano) y si suspendía la dosis de un día o simplemente una toma, los mús­
culos de mis hombros se contraían en dolorosos calambres y mis piernas
. '

332 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDMDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 333

2. Ética en las terapias psicosociales o psicoterapias do a la contratransferencia que siente el psicoterapeuta respecto a las
manifestaciones del consultante. Ninguna interpretación es pura­
Se ha llegado a identificar hasta 250 psicoterapias diferentes en mente objetiva sino que está, muy frecuentemente, originada, moti­
la práctica psicológica actual165. Podrían clasificarse en categorías o vada, subrayada y expresada desde los valores o desde la problemáti­
tipos diferentes de la siguiente manera: cognitivos/racionales (ej.: ca afectiva del terapeuta. Quizá sean aquellas psicoterapias que insis­
Ellis, Beck,); psicodinámicas (ej.: Freud, Jung, Adler); conductuales ten en el aspecto "cognitivo" de la curación, las que más fácilmente
(ej.: Wolpe, Skinner) ; interaccionales, (ej.: Perls, Maslow, Rogers); pueden subestimar las implicaciones valorativas y afectivas de sus
personalistas/existenciales (ej.: May, Frankl); emocionales (ej.: presupuestos teóricos y prácticos. Así, por ejemplo, Ellis considera
Zazlow); biológicos/orgánicos (ej.: farmacológica, terapia electro­ que el terapeuta tiene que pretender cambiar las ideas y el modo de
convulsiva, psicocirugía); espirituales (ej.: zen, yoga); sociestructu­ pensar del consultante. Conscientemente usa la técnica de "refuerzo"
rales (ej.: grupos de autoayuda); eclécticas (ej.: Lazarus, Thorne). de aquellas ideas que el psicólogo considera conectas y de "no refuer­
1
Como dijo K. Rogers en una ocasión: "el campo de la psicoterapia es zo" de las ideas supuestamente "erróneas"; procedimiento que tam­
un maremagnun" 166 de tal complejidad que sería descabellado de bién es usado por las terapias de enfoque conductual. La Terapia
nuestra parte pretender hacer un análisis de los problemas éticos Racional Emotiva de Ellis es un sistema psicoterapéutico claramente
que cada escuela puede suscitar. Sin embargo, en este apartado pre­ directivo. Este autor propugna que hay que "cambiarle" las expecta­
tendemos exponer algunas implicaciones éticas suscitadas por las tivas al sujeto, proporcionándole nuevas ideas y conceptos de la vida,
psicoterapias, en general, y que son comunes a muchas de ellas. reestructurándole el papel que aspira a conseguir, a fin de lograr que
Luego, seleccionaremos a algunas, en particular, para un análisis se adapte mejor a las circunstancias vitales. Es evidente el peligro de
más específico. imposición de valores que existe en escuelas teóricas que defiendan
este tipo de supuestos, más aún, si sus seguidores "encubren" dichas
1. La interpretación y la directividad versus neutralidad axio­
ideas con el prestigio o el "aura" académico. En el mismo sentido,
lógica. Casi todas las psicoterapias tienen que recurrir a la interpre­
podemos encender una luz amarilla frente al uso de la "sugestión" en
tación explícita de los trastornos del consultante por parte del psico­
la terapia de Wolpe. Este aspecto metodológico parece ser considera­
terapeuta. Algunas escuelas subestiman el riesgo potencial que tiene
do fundamental para la eficacia de dicha psicoterapia, pero ¿quién
la interpretación del psicoterapeuta para "contagiar" sus valores o
asegura la neutralidad axiológica de tales presupuestos? Otras tera­
ideas al consultante. El problema de la interpretación está muy liga­
pias, en cambio, insisten en la modificación de los entornos sociales
165. Corsini, R. J. y Wedding, D., Curren/ psychotherapies, Belmont (CA): Brooks/Cole, de los consultantes como principal medida terapéutica a lograr. Es
2008; Prochaska, J. O., Systems of Psychotherapy: a transtheor. Étical analisis, Bel­ indudable que esto se justifica en muchos casos, pero es altamente
mont (Ca): Brooks/Cole Pub!. 2009; Brown, S., Handbook of counseling psychol­
ogy, Nueva York: John Wiley & Sons, 2008. Corsini, R. J., Current psychoterhapies, cuestionablecuando quien establece los criterios de modificación de
Itasca (Illinois): F.E. Peacock Publ.,1988. Corsini, R. J., Handbook of innovative esos contextos sociales y afectivos, también está "impregnado" por
psychotherapies, Neuva York: John Wiley 1981; Prochaska, J. O., Systems of Psy­
chotherapy: a transtheor etical analysis, Belmont (Ca): Brooks/Cole Publ. 2009; valores ideológicos o socioculturales.
Brown, S., Handbook of counseling psychology, Nueva York: John Wiley & Sons,
2008. Corey, G., Theory and Practice of Counseling and Psychotherapy , Belmont 2. El psicólogo como velado "moralizador" del consultante.
(Ca): Thornson, 2006.
166. Rogers, C.R., "Psychotherapy today or where do we go frorn here?", Amer J. Psy­ Otra situación que tiene enormes repercusiones éticas es el manejo de
chother 17 (1963) 5­16. la culpa en la relación psicoterapéutica. Esto puede darse cuando un
334 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 335

psicólogo se encuentra con un individuo que tiene determinadas Algunos autores, como Marmor­?", no dudan en contestar afirmati­
opciones morales que el psicólogo rechaza o califica como "no sanas". vamente esta pregunta, sobre todo cuando la proliferación de psico­
Así, por ejemplo, un sujeto que se mantiene fiel a su esposa, podría terapias es inmensa y se mezclan, a veces, religiones orientales o
basar esa conducta ética en motivos infantiles o inmaduros a los que ingredientes de superstición y charlatanería en grado inaudito. De
el psicólogo considera imprescindible cuestionar, en orden al progreso todas formas, se trata de un terreno en el que no hay suficientes estu­
terapéutico. Esto no merece, en sí mismo, ninguna objeción ética, en dios empíricos y que solo se pueden hacer observaciones éticas muy
la medida que el psicólogo ayude a la persona a distinguir los motivos restringidas en determinados casos y procedimientos. Sin embargo
"inmaduros" para mantenerse fiel, de aquellos otros que pueden con­ es necesario que, tanto los profesionales del campo psicopsiquiátri­
siderarse "maduros". Ahora bien, si el psicólogo solo se limitase a "des­ co, como los especialistas en psicoética y la sociedad en general,
sean particularmente exigentes en la vigilancia de aquellas terapias
armar" los falsos motivos de fidelidad, pero no le facilitase al sujeto el
nuevas, sin suficiente base empírica o coherencia teórica, que se
camino "reconstructivo" de sus valores y motivos para la fidelidad,
ofrezcan como la panacea para la solución de los problemas psíqui­
estaría convirtiéndose en lo que llamamos un "velado moralizador".
cos. Y, además, hay que estar atentos al hecho de que también en
3. ¿Eficacia comprobada? Quedan muchas preguntas por resol­ este campo abundan charlatanes y negociantes que utilizan a los
ver respecto al grado de eficacia que tengan las psicoterapias 167. ¿Qué "devoradores de terapias" como su principal objetivo. Llamamos asf
significa que hayan proliferado tantas escuelas, teorías, técnicas, esti­ a aquellas personas que van pasando de un terapeuta a otro o de una
los de relación terapéutica y ámbitos de aplicación? Más en concreto: escuela a otra, sin poder solucionar su problema y siempre crédulos
preocupa saber de forma segura si ciertas terapias psicológicas real­ de lo que se les ofrezca como "buena noticia" de curación. Probable­
mente ayudan o son solo un "placebo"168. Un interrogante inquietante mente estos mismos sujetos, sean el producto de improvisaciones,
es saber si ciertas psicoterapias presentan algún tipo de peligro+". malas prácticas, ingenuidades aun explotaciones, llevadas a cabo
por parte de psicoterapeutas que se autoproclamaban idóneos des­
167. A. Bados López, E. García Grau y A. Fusté Escolano. "Eficacia y utilidad clínica pués de haber seguido muy discutibles formas de capacitación pro­
de la terapia psicológica", Revista Internacional de Psicolog{a Clínica y de la
Salud 2:3 (2002) 477­50; Shedler, J., "The efficacy of psychodynamic psycho­ fesional.
therapy", American Psychologist , 65 (2010) 2, 98­109; Chambless, D. L. y Ollen­
dick, T., "Empirically supported psychological interventions: Controversies and
'A continuación vamos a profundizar en dos sistemas psicotera­
evidence", Annual Review o[ Psychology, 52, (2001) 685­716; Shadish, W. R., péuticos específicos (conductismo y psicoanálisis) y tres técnicas o
Matt, G. E., Navarro, A. M. y Phillips, G., "The effects of psychological thera­ metodologías terapéuticas particulares (familiar, sexual y grupa.l).
pies under clinically representative conditions: A rneta­analysis", Psychological
Bulletin,126, (2000) 512­529; Wampold, B., "Outcornes of individual counseling Mientras que nos referimos a "sistemas psicoterapéuticos" a un con­
and Psychotherapy. Two fundamental questions", en Brown, S., Handbook of junto teórico­práctico de teorías y técnicas coherentes orientadas a
counseling psychology, Nueva York: John Wiley & Sons, 2008, pp. 711­739;
Smith, M. L., The benefits of psychotherapy , Baltimore: Johns Hopkins Univ. enfocar de forma exhaustiva las diversas problemáticas psíquicas de
Press, 1980. los· seres humanos, las "técnicas o metodologías terapéuticas" pue­
168. Placebo es un término usado en el campo de la investigación para referirse a sus­
tancias que, teniendo la apariencia de medicamentos, son inertes o no tienen nin­ den ser empleadas por diversos sistemas psicoterapéuticos para
gún efecto. abordar problemáticas específicas en un ámbito social determinado

..
169. Hay terapias aplicadas a los problemas psíquicos que no tienen ningún funda­
mento empírico, sin embargo, tienen seguidores y "peritos". Mencionemos, a
y con un marco metodológico particularizado.
manera de ejemplo, las terapias de las vidas pasadas, las terapias de los ángeles,
la cirugía psíquica, la psicotrónica. http://medtempus.com/archives/las­l O­me­ 170. J. Marmor, J., "Recent trends in Psychotherapy", Am. J. Psy 137:4 (abril 1980)
dicinas­alternativas­actuales­mas­delirantes/. Consultada en febrero de 2010. 409­416.
.
336 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 337

a. Psicoterapia conductista criterios éticos y con arreglo a las necesidades pragmáticas, ya sea de
los sujetos, del sistema jurídico o de la sociedad. En ese sentido algu­
Modificación de conducta es la terapia psicológica que trata de
nos han afirmado que:
aplicar los conocimientos de las ciencias del aprendizaje a la modifi­
cación de la conducta humana, entendiendo esta en un sentido La selección de las técnicas efectivas con las cuales cambiar el com­
amplio, es decir, no solo lo que los individuos hacen, sino lo que sien­ portamiento es un asunto empírico para lo cual el psicoterapeuta
ten, interpretan, perciben, piensan o proyectan. Se preocupa de presumiblemente es un experto; elegir los objetivos terapéuticos es
modificar las conductas, sentimientos o pensamientos del sujeto, un asunto de valor y debe ser determinado primariamente por el
considerando que todos estos hechos psíquicos obedecen a leyes de cliente.174
la conducta y, por tanto, que pueden ser medibles y modificables por
técnicas de condicionamiento. Esta postura de prescindencia de lo ético ­aparentemente neutral
por parte de los psicoterapeutas del comportamiento­ puede esconder
De entre todas las terapias psicológicas esta es la que más ha pro­
un engaño epistemológico y ético al mismo tiempo. Pero además, no es
vocado polémica en las últimas décadas a causa de: 1) sus presupues­
cierto que el deber de respetar la autonomía del individuo libere al psi­
tos teóricos y 2) sus métodos. Pero la misma discusión ha servido a
coterapeuta de la responsabilidad de juzgar si ciertos objetivos ponen al
sus defensores para establecer criterios éticos explícitos, quizá con
sujeto en el riesgo de graves daños para su propia personalidad o para
más claridad que ninguna otra psicoterapia contemporánea 111. Ya en
el bienestar de otros seres humanos. Un conductista no puede menos
1969 Bandura172 salió al paso de muchas críticas diciendo que "La
cuestión moral básica no es tanto si la conducta del hombre será con­ que admitir que el imperativo ético del principio de beneficencia sigue
trolada, sino más bien, por quién, con qué medios y para qué fines". siendo prioritario en muchas situaciones. Por ejemplo, nunca admiti­
rían una ingeniería de conducta que busque lograr el aumento de la
Sobre las críticas suscitadas por los presupuestos teóricos ­y aún agresividad para cometer delitos o una mayor seguridad para llevar a
metafísicos­ de la teoría comportamental cabría hacer numerosas cabo actos de venganza contra la mujer con quien está casado.
elucubraciones. Pero eso nos alejaría del propósito de este capítulo,
de ahí que nos detendremos en los puntos conflictivos de los métodos Evidentemente, la supuesta neutralidad axiológica del conductis­
utilizados por la terapia del comportamiento. mo es tal, solamente dentro de ciertos límites. Y es obvio que las res­
puestas a las preguntas que antes hemos formulado no las plantea el
l. ¿Objetivos terapéuticos éticamente neutros?
relativism', What is good for the Trobriand Islands is good for the Trobriand
Se ha dicho que la terapia conductista acepta como metas crear Islandes and that is that". Skinner. Beyond Freedom and Dignity, Nueva York:
AJfred A. Knopf, 1971, p. 128. Feldman (1976), otro conductista, se define como
o eliminar cualquier tipo de conducta173, con independencia de los un relativista explícito al decir: "two conclusions follow from the above argu­
ment. lst any ethical framework within which is discussed the relationship
171. Bayley, J. y Burch, M., Ethics for Behavior Analysts, Nueva York: Routledge, 2011. between behavior therapy and society is personal to writer. 2nd it is not suscep­
En este libro se puede encontrar una recopilación muy abundante de casos para tible to one of the crucial features of the scientific method, namely falsifiability by
analizar desde la perspectiva ética. empírica] test and its appeal, therefore is persuasive and emotional, i.e. subjective
172. Citado por Brown, B. S., Behavior modification: perspective on a current issue, rather than objective". Citado por K.itcherner, "Ethical relativism and Behavior
Washington: U. S. Dep. Health, Educ. Welfare. Nat. Inst. Health, 1975. Therapy" J. Cons. Cli. Psy 48 (1980) 1­7. Y agrega: "Therapist should actas a) to
173. Este texto de Skinner parece ir en tal sentido: "What a given group of people calls increase the access of their clients to those consequences defined as positive by
good is a fact: it is what member of the group find reinforcing as the result of their the client and b) to rernove consequences defined by the clientas aversive", Felc\­
genetic endowment and the natural and social contingencies to which they have man 1970 p. 422, citado por Kitchener, op. cit., p. S.
been exposed. Each culture has its own set of goods and what is good in one cul­ 174. Citados por Woolfolk, R. L. y Richardson, F. C., "Behavior therapy ancl the ideol­
ture may not be in another. To recognize this is to take the position of 'cultural .ogy of rnodernity", Am. Psychologist 39:7 (1984) 777­786.
338 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 339

conductismo a partir de sus conocimientos científicos de las leyes del en la terapia conductista y, consecuentemente, elimina los riesgos
aprendizaje, sino que conforman opciones extraempíricas que el antes aludidos. Sostienen con satisfacción, que en la elección de los
conductisino asume ­en la mayoría de las ocasiones­ de forma implí­ métodos terapéuticos siempre se trata de usar el más eficaz, breve y
cita. Lo más peligroso de este hecho es que sus defensores no tomen placentero para el consultante. Este debe optar por sí mismo cuando
conciencia de esos presupuestos éticos subyacentes a su teoría y se trata de escoger entre más de un procedimiento posible para con­
práctica. seguir un determinado objetivo 178•
Los autores conductistas179 propugnan que todo psicoterapeuta
2. La ética en sus métodos y técnicas. La ingeniería de la conduc­ del comportamiento debe buscar que la persona consienta explícita­
ta en manos de psicoterapeutas éticamente responsables no merece mente respecto al tratamiento que se le vaya a dar. Para eso conside­
ningún reparo siempre que asegure las condiciones de libre decisión ran que hay que explicarle de forma clara y comprensible los objeti­
por parte de los consultantes. Sin embargo, el instrumental del conduc­ vos y técnicas que se piensen emplear, las otras alternativas que pue­
tismo es peligroso en manos de personas inescrupulosas que no están dan existir para lograr el mismo objetivo, los riesgos y molestias del
bajo el control de la sociedad175. El miedo o el riesgo a ser controlado procedimiento, los posibles beneficios que se esperan de él. así como
por poderes políticos o militares con estas técnicas, ha sido planteado el porcentaje de fracaso en la mejoría. Debe decírsele también, que
en múltiples ocasiones. El "lavado de cerebro" ha sido usado por los puede abandonar el proceso terapéutico siempre que lo estime con­
ejércitos, como procedimiento psicológico, tanto en tiempos de gue­ veniente y las otras posibles fuentes de información a las que puede
rra!" como para controlar a los "subversivos"!"? o "disidentes". recurrir antes de tomar una decisión. Consideran recomendable que
Los defensores del conductismo afirman ­con legítimo orgullo­ se informe a la persona respecto a la duración, la intensidad del tra­
que el acuerdo explícito y razonado entre el consultante y el terapeu­ tamiento, el alcance que puede tener en la personalidad del sujeto el
ta respecto a las metas, medios y técnicas a aplicar, es la regla de oro procedimiento empleado y las nuevas conductas, así como sobre el
hecho de si solo son experimentales o están sólidamente establecidos
175. No por casualidad han surgido relatos novelescos del tipo de La Naranja Mecáni­ científicamente.
ca de Stanley Kubrick, Brave New World (1934) de Aldous Huxley, 1984 de Orwell,
donde plantean las consecuencias de que tendría el uso las técnicas de control 'Teniendo en cuenta las condiciones anteriores, no se ve que la
aplicadas por poderes políticos o sociales.
176. Se ha usado en la guerra de Corea, por ejemplo. A partir de las experiencias de
modificación de conducta, correctamente propuesta e informada
José Delgado (en la década de 1960) este medio de control se reafirmó más aún. sea, de por sí, una conducta incompatible con la ética. Todo lo con­
El mismo Skinner en Science and human Behavior (Nueva York: Macmillan, trario, parecería que permite fácilmente el cumplimiento de los
1953) y Beyond Freedom. and Dignity (Indianapolis: Hackett Publishing, 2002)
afirma que la ciencia nunca, como ahora, nos ha dado medios tecnológicos tan requisitos exigibles a cualquier otra relación terapéutica correcta
apropiados como para controlar sociedades que han estado sin planificar o sin desde el punto de vista moral. Aunque este es su punto fuerte, tam­
control.
177. La instrumentación de "lavado de cerebro" al servicio de regímenes dictatoriales bién es el flanco que más puede motivar demandas judiciales, puesto
no ha sido excepcional a fines del siglo x:x. Esto fue lo que sucedió con Luis
l
Eduardo Pellecer Faena. Este religioso jesuita era un estudiante del Centro de 178. Flanagan pone como ejemplo de este ejercicio de libertad que ofrece la terapia
Reflexión Teológico de Centroamérica y coordinador de un programa de educa­ conductista el caso del sujeto que escoge para tratar su miedo, entre el procedi­
ción popular entre campesinos del Salvador. Secuestrado por miembros de los miento por inundación (que es rápido, menos costoso pero más estresante) o el

t
grupos "paramilitares" fue sometido a un proceso de "lavado de cerebro" a partir de la desensibilización (que es más placentero y confortable, pero requiere más
del cual se convirtió en ferviente propagandista de la labor que hada Estados tiempo) Véase Flanagan y Liberrnan, "Ethical issues in the practice of behavior

l
Unidos a favor de Latinoamérica; a partir de ahí renunció públicamente a todo su therapy", en M. Rosenbaum, Ethics and values ... op. cit, 1982, pp. 207ss.
pasado vinculado a los sectores de la izquierda salvadoreña, luego se desvinculó 179. Gambrill, E., "Ethics of interpersonal helping", en Behavior modification, S. Fran­
de la Compañía de Jesús. cisco: Jossey Bass Pub., 1977.

:~.·
340 MANUAL DE PSJCOÉTICA · ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 341

que, de no cumplirse esos requisitos, los abogados acusadores 2. Tratar de enriquecer los ambientes sociales y usar programa­
podrían fácilmente comprobar cuándo un psicoterapeuta conductis­ ción positiva en la medida de lo posible, evitando la depriva­
ta no ha cumplido con los procedimientos normalmente aceptados ción y el control negativo o aversivo.
como correctos en su escuela. 3. Usar el método menos intrusivo posible para promover el mayor
nivel de desarrollo social.
3. Cuestionamiento por su uso en medios institucionales. 4. Extender la "libertad" del sujeto haciendo más explícito y
Muchas polémicas han surgido a propósito de la aplicación de méto­ manejable las contingencias sociales naturales de refuerzo del
dos conductistas en hospitales­"; cárceles181 o centros escolares 182. Es ambiente, dando énfasis primario a las conductas constructi­
en dichos ámbitos, donde el requisito de evitar la coercitividad en la vas y funcionales.

::
obtención del consentimiento previo del internado puede no respetar­ S. Analizar el sistema institucional y sus contingencias, que pue­
se y haber más riesgo de control. Tanto en los hospitales como en las den ser manipuladas para modelar conductas adaptativas.
cárceles, las técnicas del conductismo183 se pueden implementar para 6. Analizar el medio ambiente extrahospitalario o carcelario,
servir a los objetivos controladores de la institución, más que para el para ver las contingencias reforzantes y medios naturales que
beneficio de los internados. Tanto en una como en otra institución, no controlarán la conducta del sujeto cuando este deje la interna­
solo se pueden aplicar los métodos de refuerzo o condicionamiento ción.

......
operante, sino la faceta aversiva de la terapia conductista que son las 7. Tener el coraje de llevar a cabo tratamientos controvertidos
técnicas de castigo. La modificación de conducta puede ser, de esa cuando son en el mejor interés del sujeto, haciendo un balance
manera, un perfecto medio de represión del poder institucional. Los entre el derecho a un tratamiento efectivo, con el derecho a sal­
críticos han levantado la sospecha de si los antiguos métodos de tor­ vaguardar su libertad e integridad .

......
]
tura no han sido sustituidos por otros más sofisticados pero no menos 8. Resistir el uso de terapia conductista para legitimar ya sea la
/ reprobables, como los descritos por Skinner en Walden dos 184. recompensa económica, que refuerza conductas favorables a
) Los criterios formulados por algunos autores185 nos parecen muy la institución y a sus cuidadores, o el castigo inhumano del
) útiles a la hora de evaluar la oportunidad y el modo de aplicar las téc­ tipo de la anectina186.
)
nicas comportamentales en ambientes cohercitivos:
Tratándose de presos, se ha planteado187 que estos tienen derechos
)
1. Hay que intentar maximizar la implicación y participación de los inalienables que no pueden ser suprimidos como medida de castigo.

.,,¡'
... 1 sujetos ­en la medida de lo posible­ en la elección de metas obje­
tivos y procedimientos a usar con el tratamiento conductual.
Tales serían: el derecho a ser pagados con un sueldo mínimo si hacen
en la cárcel algún tipo de trabajo (aunque este sea considerado tera­

.,,)
... 1 180. Nos remitimos en este punto a lo dicho cuando tratamos los dilemas éticos ele la
asistencia al enfermo mental que está internado en hospitales .
181. Braclley, H., "Behavior modification: legal and ethical implications for the incar­
péutico); derecho a la privacidad, (incluyendo cama, silla y llaves);
derecho a una dieta adecuada en cantidad y calidad; derecho a ciertas
facilidades recreativas mínimas; derecho a recibir visitas, atender ser­
cerated", Southern Univ.Law Rev. 1 (1975) 280­296.
vicios religiosos y tener limpio el propio cuerpo y la vestimenta.
182. Nos remitimos en este punto al capítulo 5B y 6C.
183. Hersen, M., "Token economies in .institutional settirigs", J. Ner: Men. Dis. 162:3
(1976) 206­211; Bandura, A., "The ethics and social purposes of Behavior Modifi­ 186. Tal como se aplicó durante la guerra ­por parte de las tropas norteamericanas­
cation", Arz. Rev. of Beh. Ther. (Nov. 1974) 1­3. en uno de los hospitales de Vietnam.
184. Skinner, B. F. Walden dos, Barcelona: Editorial Fontanella, 1980. 187. Blackman, D. E., "Ethical standards for behavior modification", B1'. J. Cri. 19:4
185. Flanagan y Liberman, Ethical issues ... o.b. cit., pp. 207s. (1979) 420­448.
342 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 343

4. Lavado de cerebro ideológico y antisectario. Además del uso Tal como lo hemos expuesto arriba, los problemas éticos funda­
que se ha hecho de estas técnicas para fines ideológicos, políticos o mentales de las técnicas conductistas surgen cuando no hay posibili­
bélicos, una situación que ha planteado innumerables polémicas en dad de un consentimiento válido por parte de las personas implica­
los últimos años es el caso de padres de adolescentes ­o aún de mayo­ das. Métodos agresivos de modificación de conducta como el impues­
res de edad­ que han entrado a formar parte de ciertas sectas religio­ to por los padres o poderes político­militares con el fin de hacer un
sas fanáticas sobre las que los padres experimentan abierta oposi­ "lavado de cerebro" ideológico, nos parecen claramente injustifica­
ción. Muchos padres han recurrido a la modificación de conducta bles desde el punto de vista ético. En cambio las técnicas de desensi­
para "lavar el cerebro" a sus hijos. con el fin de que rompan su depen­ bilización sistemática, inundación, entrenamiento asertivo y recom­
1,:
dencia con la secta. Y se ha informado188 que hay una real organiza­ pensas, no tienen mayores objeciones éticas si la persona ha acepta­
ción de "peritos" en ofrecer este tipo de "servicios" a los interesados do recibirlas con consentimiento válido.
en la modificación ideológica de otras personas.
Como en todos los demás campos del ejercicio de la psicología,
también aquí, es fundamental la formación adecuada de los terapeu­
Conclusiones
tas, a fin de que dispongan de una clara conciencia de su responsabi­
Teniendo en cuenta todos los datos que hemos visto hasta ahora, lidad ética como profesionales y como ciudadanos. En especial es
nos parece fundamental que siempre haya consentimiento válido por importante la conciencia de los perjuicios que se podrían acarrear de
parte del consultante para que pueda justificarse el uso de una tera­ las técnicas conductistas aplicadas a internados, presos, niños o defi­
pia conductista hecha por un profesional de la psiquiatría o de la psi­ cientes mentales, así como respecto a los problemas epistemológicos
cología. Tal como lo establecen las guías para las conductas respon­ de la teoría del aprendizaje, sus valores implícitos, su concepción del
sables de los analistas de la conducta de la Behavior Analyst Certifi­ hombre y de las relaciones humanas.
cation Board (2010):

El analista de la conducta (a) diseña programas de cambio de conducta CASOS Y TEXTOS PARA EL DEBATE
(del cliente) que se basan en los principios del Análisis Comportamental,
Int~rvención y autonomía en conflicto
incluyendo las evaluaciones de los efectos de otros métodos de interven­
ción, (b) involucra al cliente o su sustituto en la planificación de estos JG es un adolescente de 17 años que desde muy pequeño ha tenido pro­
programas de cambio de conducta, (e) obtiene el consentimiento del blemas de conducta en la escuela. Junto a eso, su manera de pensar ha traí­
cliente, y (d) respeta el derecho del cliente a cancelar los servicios en do más de un dolor de cabeza a sus padres. Primero empezó perteneciendo
cualquier momento. a un grupo de espiritistas que decían que hablaban con los muertos. Cada
vez que volvía a casa contaba sus aventuras con espíritus desconocidos a
188. As( informaba un periódico español en 1988: "Durante 15 años un grupo crecien­ los que había contactado por el "mediurn". Luego se integró a un grupo de
te de individuos con conexiones internacionales, se ha dedicado a forzar a los
macumbas (ritos afroamericanos) que hacía sacrificios con gallos y cerdos
individuos a renegar de las religiones y asociaciones elegidas por ellos. Cientos de
personas en todo el mundo han sido secuestradas contra su voluntad y sujetos a a las tres de la mañana a la orilla del río. Cuando tenía 15 años lo hicieron
este proceso de quebranto de fe por la fuerza conocido como "desprogramación". ver por un psicólogo para que dijese si el muchacho tenía algún tipo de
"En España funciona desde hace tiempo un 'Centro de Recuperación, Orienta­
ción y Asistencia al Sectario' dedicado a desprogramaciones por encargo, con
problema afectivo o emocional. Durante 6 meses estuvo yendo a las entre­
médico, psicólogo y asistente social, amén de equipo de seguridad ... ". El Indepen­ vistas pero no dejó de participar en su grupo de macumbas. Últimamente
diente (Madrid) 6 de febrero de 1988, p. 25. se ha integrado a la secta Moon, quienes le han puesto la condición de
344 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 345

casarse con una chica nombrada por el jefe de la secta. También le exigen péutica. Como forma parte del departamento de psicología de la cárcel de
que entregue a su religión el 90% de su sueldo. El matrimonio ya está fija­ hombres, la dirección del instituto penal le solicita que haga un cursillo de
do para dentro de 3 meses y se hará de acuerdo a la costumbre de la secta, capacitación a sus funcionarios a fin de que estos, a su vez, dispongan de téc­
es decir, de forma masiva con otras 50 parejas. El muchacho está suma­ nicas eficaces para el mejoramiento global del funcionamiento institucional
mente entusiasmado y firmemente convencido de que ha encontrado la (tanto en los momentos de trabajo como en los momentos de descanso de los
felicidad, y que la chica es la que Dios le ha mandado para su vida. Tenien­ presos) (OFT) ..
do en cuenta el estado de fanatismo cierto en que parece encontrarse su
hijo, los padres han recurrido a un terapeuta de conducta para ver si es Conductismo y trabajo en centros escolares
posible hacer un "proceso de información intensiva" que le lleve a caer en
Se trata de un psicólogo cuya única formación teórica y terapéutica es la
la cuenta de los peligros de la Iglesia de la Unificación y a romper con ella.
escuela conductista. El está convencido personalmente de que dichas técnicas
La intención paterna es que, una vez hecho este proceso, el chico tendrá
son las únicas eficaces. Es contratado por la dirección de una escuela primaria
las condiciones mínimas para elegir a qué religión pertenecer ya que ahora
para que instruya a los maestros con el fin de que mejoren el rendimiento y el
parece no tener conciencia de lo que hace. Ante este drama familiar y ante
buen funcionamiento global de la institución, tanto en las clases como en los
el peligro de explotación que puede suponer el tener que vivir para la secta,
recreos (OFT).
el psicólogo les ha ofrecido aplicar un "plan de contrasensibilización pro­
gresivo e intensivo" que alcance ese objetivo. Luego de ponderar las venta­
Códigos de Ética Profesional
jas y los riesgos que esto podría traer, han quedado de acuerdo con los
padres en que se intentará traer al chico a la terapia, invitándole a partici­ Asociación Internacional para el Análisis Comportamental. Tribunal de
par en un proceso de información para la decisión matrimonial ya que eso certificación, guías para la conducta responsable de los analistas comporta­
es, en el fondo, el propósito último de la terapia que se va a aplicar con JG mentales (edición de junio de 2010).
(OFT).
4.05. Refuerzo y castigo
Conductas de castigo en terapia conductista Siempre que sea posible, el analista del comportamiento recomienda recu­
rrir al refuerzo antes que al castigo. Si los procedimientos de castigo son nece­
SD trabajaba en un hospital público para niños con problemas emocio­
nales. Él diseñó un programa específico que incluía el uso de estimulación sarios, el analista siempre incluye procedimientos de refuerzos para el com­
aversiva (aplicación breve de un choque eléctrico con una vara) como portamiento alternativo del programa.
medio para interrumpir conductas altamente autolesivas en un niño que
4.06. Evitando reforzadores perjudiciales
constantemente se golpeaba la cabeza. El niño se había causado ya serio
daño en un ojo y estaba en peligro de perder el otro de la misma manera. El analista del comportamiento minimiza el uso de ítems reforzadores
Medios menos drásticos de suprimir esas conductas habían resultado inefi­ que puedan ser perjudiciales para la salud a largo plazo del cliente o parti­
caces hasta ese momento. Una enfermera del hospital estaba horrorizada cipante (ej.: cigarros, azúcar o alimentos grasos) o que puedan requerir
por el plan de SD y mandó una carta al periódico denunciando el "método procedimientos de deprivación indeseables como motivadores de las ope­
de tortura" que estaba empleando SD con un menor de edad (Citado por raciones.
Keith­Spiegel, p. 142).

Conductismo y trabajo con prisioneros

Se trata de un psicólogo que sigue la Terapia Comportamental a propósito


de la cual está convencido que no hay otra que la supere en eficacia psicotera­
346 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE' 347

b. Psicoterapia psicoanalítica Quizá el planteo con respecto a los valores éticos en el PA que
más ha influido en las últimas décadas del siglo xx ha sido la posi­
Puede definirse el psicoanálisis (PA) como la técnica que ­emplea­
ción "aséptica" de Hartman191, que consideraba que el PA no tiene
da por un analista neutral­ facilita el desarrollo de una neurosis de
transferencia regresiva y la resolución final de esa neurosis por medio nada que ver con los asuntos morales, excepto, para explicar la cau­
de técnicas de interpretación189• sa que lleva a los individuos a apoyar determinados valores y no
otros.
Los autores psicoanalíticos muy poco han escrito sobre el tema
específico que nos interesa aquí: la ética de la práctica de la terapia Sin embargo, se ha ido incrementando entre los psicoanalistas la
psicoanalítica. Los libros y estudios que los mismos psicoanalistas conciencia de la implicación ética que tiene su sistema de pensa­
han publicado en el pasado, se refieren fundamentalmente a la ética miento'" y el reconocimiento de que existen en el PA­al menos­ cua­
implícita en el psicoanálisis o al hecho de que esta escuela psicológi­ tro valores fundamentales:
ca tiene como presupuestos ciertos valores éticos. Aún dentro de ese
planteamiento general y más bien abstracto, los trabajos publicados 1. Es "bueno" el conocimiento de la dinámica interna que se hace
hasta ahora se pueden revisar fácilmente porque no son demasiado por introvisión ("insight").
abundantes 190. 2. Es "positivo" no juzgar al paciente porque el consultante es un
"otro" inmanipulable.
189. Gil!, M., "Psychoanalysis and exploratory psychotherapy", J. Am. Psy­an. Ass. 2
3. Es "bueno" tener en cuenta los sentimientos inconscientes
(1954) 771­797. No podemos dejar de mencionar que, fuera de esta definición
escueta y amplia que hemos citado, tratar de especificar qué se entiende por psicoa­ (porque gracias a eso se puede reencontrar un yo básicamente
nálisis sería realmente temerario, ya que es un asunto en torno al cual ni siquiera
"bueno y constructivo").
los seguidores de Freud han podido ponerse totalmente de acuerdo. El psicoanalis­
ta Carlos Sopena llega a afirmar que las diferencias de interpretación de lo que eso 4. Es "bueno" encontrar la verdad por medio de la verdad. Dicho
significa son tan irreductibles que no es imaginable llegar a establecer una teoría
en otras palabras, es "bueno" que el consultante reestablezca
general del psicoanálisis (Revista Relaciones­Montevideo 71 [ab. 1990] 7­8).
190. Entre ellos citamos a: Breen, H .. , "A psychoanalytic approach to ethics", J. Am. "su verdad" o un nuevo "acuerdo" entre el consciente y el
Ac. Psy­an 14:2 (1986) 255­275. Erikson, E.H., Insight and responsibility. Lectures
inconsciente.
on the ethical implications of Psycho­analytic Insight, Nueva York. Norton 1964.
Feuer, L.S., Psychoanalysis and ethics, Springfield: Chas. C. Thomas 1955. Flugel,
J. C., Man, Morals and society, London Duckworth. Nueva York: Int. Un. Press Se puede decir, por tanto, que la terapia psicoanalítica es indivi­
1945. Novey, S., "The sense of reality and values of the analyst as a necessary fac­
tor in Psycho­Analysis", Int. J. Psyc­An. 47 (1966) 492­501. Redlich, F.C., "Psycho­ dualista y tolerante. No vamos a entrar aquí en problemas de la filo­
analysis and the problem of values", en Masserman, J.H., Psychoanalysis and
human values, Nueva York. Grune & Stratton, 1960. Money­Cyrle, R.E., "Psycho­ 116­122. Van der Waals, H. G., "Review of Psychoanalysis and Moral Values", Psy­
analysis and ethics", en Klein, M y otros. New Directions in Psychoanalysys. Tavis­ an.Ouart. 30 (1961) 426­431. Waelder, R., "Psychoanalysis and moral values", en
tock, (Nueva York): Basic Books 1955. Nielson, N., "Value judgments in Psycho­ Psychoanalysis: observation, theory, applications, Nueva York: Int.Un.Press, 1976.
analysis", lnt. J. Psy­art 41 (1960) 425­429. Novey, S., "Sense of reality and values Weiss, F., "Psychoanalysis and moral values", Am. J. Psy­an. 12:1 (1952) 39­49.
of the analyst as a necessary factor in psychoanalysis", Int. J. Psi­an, 47 (1966) Zinberg, N. E., "The problem of values in teaching psychoanalytic psychiatry",
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ference of the Council of Psychoanalytic Psychotherapy. Barbizos­Plaza Hotel Feb "Value Judgment in Psychoanalytic Theory, Fall meeting of the American Psyco­
14 1965. Shor, J., "The ethic of Freud's psycho­analysis", Int. J. Psy­an. 42 (1961) analytic Association", op. cit., Psycho­an.Ouar: 3:4 (1983).
l .

348 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 349

sofía del psicoanálisis, donde tendriamos que mencionar su concep­ Pese a que los psicoanalistas reivindican ­en teoría­ la necesidad
ción respecto al determinismo o libre voluntad, a la relación mente­ de ser neutrales axiológicamente en la relación con el consultante,
cuerpo, su concepción del hombre y otros asuntos por el estilo. Eso muchos admiten que hay circunstancias en que el principio de neu­
es lo que ha llevado en parte a Stone a decir que "el supuestamente tralidad se rompe porque las intervenciones e interpretaciones son
imparcial psicoanalista, tiene como marco de su concepción de Jo directivas. Aunque el contenido verbal pueda ser neutral y no directi­
que es la enfermedad y el tratamiento, una teoría prescriptiva. Esa vo, el analista puede estar expresando198 su opinión autoritaria e
teoría es en muchos aspectos una ideología ... "193. imperativa a través de su tono de voz o de otras maneras muy sutiles
como las que señalamos a continuación:
¿Neutralidad?
1. El rechazo o inhabilidad del analista para ver o entender
Para el PA la palabra "neutralidad" tiene diferentes significados y qué tipo de material es el que ha expresado el consultan­
no ha sido claramente definida194. Incluso hay desacuerdo sobre si el te. Esta es quizá una de las formas más comunes. Otras veces
analista debe ser neutral en toda circunstancia o solo en algunas .. sucede que el analista elude dar importancia al material que le
Glover195 ­hace ya mucho tiempo­ pensaba que la idea de un analista evoca sus propios conflictos y racionaliza sobre ello. De la
completamente neutral es algo similar a un mito. En el mismo senti­ misma manera puede dirigir la atención del consultante a
do iría la opinión del psicoanalista Reid: "los analistas no solo descri­ otros elementos del material que tengan menos que ver con
ben y explican los valores de los pacientes sino que ­en varios grados los conflictos del analista. Podría suceder que elementos real­
de explicitación­ comunican sus propios valores; así como también mente periféricos dentro de la problemática del consultante
por sus expresiones verbales y no verbales, modifican los valores de fuesen tenidos especialmente en cuenta porque evocan en el
sus pacientes de diversas maneras'T". analista especiales resonancias, que llevan a que los ponga de
relevancia. La "elección" por parte del analista de cuál es el
También el psicoanalista Karl Menninger escribió palabras simi­ "foco de la transferencia" es particularmente permeable a la
lares por la misma fecha: "lo que el psicoanalista cree, aquello por lo contaminación de elementos de contratransferencia.
que vive, lo que ama, lo que considera bueno o malo, termina siendo 2. El deseo del analista de dar gratificación al consultante,
conocido por el consultante y lo influye enormemente'T". satisfaciendo sus propios deseos con las mismas necesi­
~)
dades que el consultante necesita gratificar. Por ejemplo,
193. Stone, A., Law, psychiatry, and morality (essays and analysis}, Am.Psy.Press.,
~) Washington DC, J 984, p. 229. si el consultante quiere ser rescatado, el analista podría sentir
194. Citado por Ramzy, L, "The place of values in Psycho­analysís", Psyan. Jnq. 3:4
¡.f1 (1983) 551­572. Sobre el concepto de "Neutralidad" en el psicoanálisis, véase Hof­
deseos de rescatar. Las interpretaciones que haga el analista
fer, A., "Toward a definition of psychoanalytic neutrality", J. Am. Psy­an Ass. 33:4 pueden ser un vehículo fácil para evidenciar esta forma de

-).,,,)
~)
(1985) 771­795. Wolff, E. S., "Aspects of Neutrality", Psyan. Inq. 3:4 (1983) 675­
reacción emocional del terapeuta respecto a la persona.
~) 690. Dorpat, T. L., "On Neutrality", Int. J. Psy­an. Psy­ther. 6 (1977) 39­63; Poland,
W. S., "On the analysrs neu trali ty", J. Am. Psyan. Ass 32 ( 1984) 283­2 99; Cf. tam­ 3. El deseo del analista de demostrarle al sujeto su inteligen­
j¡¡il) bién la revisión histórica de esta palabra que hace Leider, R. J., "Analytic neutra­
lity a historical review", Psyan. Jnq. 3:4 (J 983) 665­674.
cia o sagacidad para elaborar interpretaciones sutiles o
,1
195. Glover, E., The technique of Psycho­analysis, Nueva York: Int.Univ.Press, 1955.

.....
ii,i/1) 196. J. R. Reid, The problem ... , op. cit, p. 120. 198. Jacobs, T. H., "On countertransference enactrnents", J. Am. Psyan. Ass. 34 (1986)
197. Citado por Ramzy, I., "The place of values in Psychoanalysis", Psych. Inq. 3:4 289­307; Silverman, M. A., "Countertransference and the myth of the perfectly
(1983) 551­572 . analyzed analyst", Psy. Quar. 54 (1985) 175­199 .

)
350 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE . 351
.....
.....
--....
complejas es un síntoma de contratransferencia. En el mismo 9. Por último, la concepción que el analista tenga del mundo

.....
....
rubro podríamos considerar el hecho de que el consultante, al exterior a la sesión (es decir, los presupuestos científicos,
estar acostado, podría estimular en el psicoanalista actitudes artísticos, éticos o religiosos que él haya asumido como ver­

..........
sádicas o masoquistas. daderos) teñirá su manera de ver las actitudes, sentimientos
4. La contratransferencia puede manifestarse también por o conductas de su consultante y las consiguientes interpreta­
gestos, tonos de voz, mínimas variaciones en las palabras de ciones que haga de lo que acontece en el sujeto.
recibimiento o de despedida, ritmos en el lenguaje y tipos 10. Los síntomas de que la contratransferencia está presente en el
analista, también pueden manifestarse cuando este tiene pen­

......
..--...
de sintaxis o de razonamientos. Son particularmente signifi­
samientos recurrentes respecto al sujeto fuera de las horas
cativos ciertos silencios que muchas veces contienen rabia,
de trabajo (especialmente si están acompañados de cambios
venganza, aburrimiento, depresión y momentánea identifica­

-.............
de humor y depresión) como tendencia a hablar del consultan­
ción o refuerzo de lo que el consultante acaba de decir.
te con otros analistas o como deseos de contar cosas sucedidas
5. Las repeticiones que hace el analista de ciertas interpre­
durante la sesión. También podría manifestarse esa reacción,
taciones pueden también estar impregnadas de mensajes
al aparecer en sus sueños nocturnos o fantasías diurnas. Los
extraverbales para el consultante199. El excesivo interés por
lapsus, olvidos, llegadas tardes en relación con el consultante,
profundizar en determinado tipo de valores asumidos por el también pueden ser indicio de lo mismo. Durante la sesión

.....
individuo pero no compartidos por el psicoterapeuta, puede puede ser señal de ello el aburrimiento, la irritabilidad, la som­
estar significando que el analista tiene la secreta intención de nolencia, la emoción excesiva o un sentimiento de confusión .
"librar" al paciente de ellos. Por el contrario, cuando un ana­
lista comparte determinado mundo de valores con el consul­ En suma, la forma como se escucha, los silencios que se hagan,
tante, puede buscar no analizarlos, para no sentirse él mismo los énfasis que se pongan en las transferencias del consultante, las
amenazado. ideas respecto a cómo trabajar con el material expuesto, las ideas res­
6. Indicios de que el analista ha mostrado más atención pecto a la terminación de la terapia y a cuál es la "correcta" interpreta­
durante un cierto tiempo de la sesión o en un grupo de ción, están impregnados muy frecuentemente de elementos de contra­
sesiones más que en otras, puede indicarle al sujeto el tipo de trarisferencia, y como tales, pueden influir decisivamente en la inter­
pretaciól:1que haga el analista del material del consultante. Tal como
valoración que el terapeuta está haciendo, de lo que le cuenta.
lo plantea el psicoanalista Silverman­?? es un mito pensar que el ana­
7. La contra transferencia puede manifestarse por las preguntas
lista ya no necesita estar vigilante ante la influencia que él puede ejer­
que haga o las sugerencias para profundizar en un deter­
cer con sus propios sentimientos sobre los valores del consultante.
minado tema o aspecto de sus sentimientos o por las ideas
que tiene el analista respecto a cuando terminar el análisis. A la luz de lo dicho, es coherente que la Asociación Psicoanalítica
8. La interpretación que haga el terapeuta de la reacción Norteamericana haya intentado formular su propio código de ética
"negativa" que pueda tener el consultante frente a una presu­ profesional­?' en el cual la conciencia de las implicaciones axiológi­
mible "correcta" interpretación dada anteriormente, también cas queda muy claramente expresada en estos dos pasajes:
puede estar determinada por la contratransferencia. 200. Cf. "Countertransference ... ", op. cit, p. 177.
201. American Psychoanalitic Association. Principies and Standards of Ethics for Psy­
199. Jacobs, T. J., "On Countertransference ... ", op. cit, p. 299. choanalysts. http://www.apsa.org. Consultada en noviembre de 2011.
352 MANUAL DE PSICOÉTICA
ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 353

Preámbulo: Al mismo tiempo que la relación psicoanalítica implica res­ zaba y se desarrollaba a partir del instituto donde eran entrenados. Si
peto a la dignidad humana, involucra un poder diferente entre el psicoa­ aspiraban a una vida profesional más allá de la práctica privada del psi­
nalista, paciente y, ­en el caso de niños­ la familia, que, si es ignorado, coanálisis, si deseaban modificar los criterios de formación de futuros
trivializado o mal usado puede comprometer o desviar el tratamiento e analistas o cambiar la dirección del instituto, si buscaban algún tipo de
infligir daño a ambas partes.
reconocimiento social de su labor profesional, si esperaban seguir en el
VI. Evitación de la explotación. A la luz de la vulnerabilidad de los instituto como miembros de su dirección, como docentes, supervisores o
consultantes y la inequidad de la relación dual psicoanalista­analizan­ simples analistas de la práctica privada, tenían que tener en cuenta la
do, el psicoanalista debe evitar escrupulosamente toda forma de influencia que pudiesen tener los miembros directivos antiguos. Ellos
explotación de consultantes y sus familias, tanto actuales como del eran los que determinaban qué estudiantes se iban a graduar, qué gradua­
pasado, y limitar lo mas posible el papel que juegan sus deseos o inte­ dos iban a recibir consultantes o iban a ser elegidos como miembros o
reses personales. administrativos del instituto y qué miembro iba a ser promovido al cargo
de máxima responsabilidad. La influencia de estos iba más allá de la elec­
ción de los estudiantes mejores y más competentes disponibles que pudie­
CASOS Y TEMAS PARA EL DEBATE sen ser analistas de pacientes. Ellos elegían los candidatos a ser los mejo­
res educadores de analistas futuros y los que fueran a hacer la contribu­
Información, supervisión y riesgo de manipulación
.
ción más importante a la vida del instituto. Al evaluar el progreso de sus
Un instituto de orientación psicoanalítica entrenaba estudiantes a lo estudiantes y al considerar los candidatos a los puestos significativos den­
largo de 6 años. Su formación incluía clases, seminarios, terapia supervi­ tro del instituto, era importante para ellos basar sus decisiones en el más
sada y análisis personal con un miembro de la sociedad psicoanalítica del completo conocimiento posible de los candidatos. De ahí que no creían
instituto. El instituto creaba una densa estructura de relaciones vitales y adecuado excluir aquella información de los candidatos que proviniese
sociales. Los estudiantes compartían el mismo mundo profesional con sus del análisis confidencial de los familiares, amigos o colegas. Sabían muy
analistas así como su mundo social. A través de ellos, los estudiantes bien aquello de Freud de que un buen analista "no olvida". Dentro de la
venían a formar parte de una extensa red de relaciones analíticas que se organización de la institución, la comisión de ºeducación era de las más
extendía a amigos, familiares y colegas del presente y del pasado del ins­ influyentes. Cuando se trataba de decidir quienes podían ser graduados u
tituto. Si los familiares, amigos o colegas de fuera, buscaban terapia, eran ocupar cargos de responsabilidad solían usar informaciones confidencia­
referidos solo a aquellos analistas (estudiantes graduados o miembros les provenientes del análisis. En este caso se podía percibir que se trataba
natos) a quien el miembro antiguo, mejor conociera y respetara. De ahí de eso por dos características principales: la fraseología y el tono de voz
que, al menos con uno de los miembros antiguos del instituto, no solo se (que daba a entender que los demás miembros de la comisión no debían
hacían análisis los candidatos a analistas sino algunos familiares, amigos seguir preguntando por las fuentes y fiabilidad de la información que
y colegas de fuera del mismo. Además de eso, en algunas ocasiones, ami­ poseían). Los miembros de la comisión evitaban cuidadosamente toda
gos o familiares, se volvían colegas en el instituto. De ahí que las relaciones mención a la fuente de información, la relación de la fuente con los can­
sociales entre los miembros además de basarse en el análisis, se extendían didat~s y la relación de la fuente con quien daba la información a la
a otras varias formas de interacción. El pequeño grupo de analistas­direc­ comisión. Una vez la comisión nombró varios analistas como entrenado­
tores del instituto era el que ejercía el poder más grande en esta densa res ­cargos extremadamente delicados por su responsabilidad­ y esto
estructura de relaciones sociales, formada por estudiantes, amigos, fami­ provocó serio descontento entre los miembros del instituto. Cuando fue­
liares y colegas. Los miembros antiguos no solo ejercían autoridad sobre ron a cuestionar el porqué se había hecho eso recibieron como contesta­
los candidatos mientras estos eran estudiantes, sino a lo largo de sus vidas ción que debían dejar las cosas como estaban porque las razones para el
profesionales, ya que su carrera de analista, con raras excepciones, empe­ nombramiento provenían de fuentes que no podían hacerse públicas.
354 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTJ;: 355

Esta forma de proceder fue cuestionada por varios integrantes, basados c. Terapia familiar
en el argumento de que si se amparaban en el mismo criterio era imposi­
ble cuestionar· ninguna decisión que tomaran las autoridades del Institu­ La terapia familiar es una técnica que admite una variedad de
to. (Resumen hecho a partir de J. Dulchin, "Third­party confidences: the procedimientos muy grande en la práctica psicológica actual, hasta
uses of information in a Psychoanalytic Institute", Psychologist 45:1 [feb. tal punto que algunos autores incluyen en ella cualquier tipo de pro­
1982)) 27­37). cedimiento que tenga como meta la búsqueda de alterar los patrones
de interacción entre los miembros de una familia­?­.
Abuso sexual y práctica psicoanalítica Surge el primer problema ético apenas se trata de definir ­desde
Un psicoanalista trata a un sujeto con tendencias pedófilas que se sentía el punto de vista operativo­ qué es y cómo debe funcionar una fami­
claramente atraído por el hijo de 5 años de su vecino de apartai:_nento, y llega lia para asegurar el adecuado estado de salud en cada uno de sus
a la conclusión de que había serios riesgos de que cayera en la tentación de miembros. Todas las definiciones que se hagan están impregnados de
violar al niño. En consecuencia, como medida precautoria de este delito optó valores implícitos o explícitos, como hemos afirmado en innumera­
por prohibirle terminantemente que lo hiciera, mientras abordaba en el aná­ bles oportunidades a lo largo de este trabajo. Pero, en especial, el
lisis todo lo concerniente a estas vivencias del consultante. No obstante, la ámbito de lo que es y lo que debe ser una pareja humana o una fami­
posibilidad de que su paciente pasara a la acción antes de poder eliminar lia está sujeta a particulares polaridades de valores. El problemas~··
tales pensamientos durante el proceso analítico, desencadenó en el psicoa­ hace todavía más delicado si se tiene en cuenta ­como lo han plan­
nalista una ansiedad muy grande. No tranquilo por lo que pudiese suceder teado autores como Kalafat y Boroto203­ que la efectividad de una
en el futuro terminó ­como medida extrema­ prohibiéndole a su paciente
terapia se debe en gran parte a la afinidad de estilos y valores entre el
que ni siquiera pensara en el niño (OFT).
terapeuta y las personas. Si eso es cierto, habría que pensar que el
éxito o fracaso de la terapia de la familia dependería del grado de
Mantenerse al día y habilidad profesional
"trasmisión" de valores familiares por parte del terapeuta al sistema
IP normalmente recomienda psicoterapia de larga duración ­de orienta­ familiar. ¿Puede un terapeuta ayudar a la familia a clarificar cuáles
ción analítica­ a niños con enuresis reactiva secundaria, a pesar de que es deben ser sus valores, dado que él mismo no tiene claros qué valores
notorio que existen ciertos tratamientos conductuales para tales problemas son los óptimos en la vida intrafamiliar?
que son altamente eficaces y que duran un período de tiempo relativamente
Pero, además, ¿cómo debe proceder el psicoterapeuta cuando se
más breve. Cuando se le llamó la atención sobre este hecho, se sorprendió, y
empezó a consultar la literatura profesional especializada en el tema (Citado trata de. asuntos que tienen que ver con la separación de la pareja­?",
por Keith & Spiegel, 240). el aborto, el control de la natalidad, la infidelidad matrimonial, la dis­
funcionalidad sexual, maltrato a la mujer, valores y conductas educa­
CÓDIGOS DE ÉTICA PROFESIONAL
tivos o e! abuso sexual a los hijos?
Código de Ética de la Asociación Americana de Psicoanalistas (2008)
202. Lakin, M., Ethical Issues in the psychotherapies, Nueva York, 1988, p. 91. Hecker,
"III. Mutuality and Informed Consent. The treatment relationship bet­ L., Ethical and professional issues in couple and [amily therapy, Nueva York: Out­
ween the patient and the psychoanalyst is founded upon trust and informed ledge, 2010.
203. Seymour, W., "Counsellor/therapist values", en Hansen, J., Values, ethics, legalities
mutual agreement or consent. At the outset of treatment, the patient should
and the [amily therapist, Rockville: Maryland Aspen Systems Corp.,1982.
be made aware of the nature of psychoanalysis and relevant alternative the­ 204. En cuanto al divorcio dice el Código de Ética de la Asociación Americana para la
rapies", Terapia Conyugal y Familiar: "En todos los casos el terapeuta debe advertir a la
familia claramente que la decisión de la separación o el divorcio es responsabili­
dad únicamente del cliente".
·~. ,'.\.,.
:1.,li MANUAL DE PSICOÉTTCA
ÉTJCA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 357

i".11 .uunto al tema de la infidelidad matrimonial y las posibles familiar­ asiste más de un psicólogo a las sesiones terapéuticas y tie­
·:u1sas d · divorcio es obvio que puede ser tratado por el psicotera­ nen, a su vez, distintos valores religiosos, culturales o étnicos.
p ruta de diferente manera dependiendo de si quien está primaria­
La valoración que tenga el terapeuta respecto a la muerte y al
111 intc implicado en la infidelidad es el varón o la mujer. Podría
morir, afectará a la familia si esta está traumatizada por un caso de
suceder; además, que el psicoterapeuta dé por sentado que los valo­
enfermedad crónica, riesgo de muerte, deficiencia mental o discapa­
res sociales y étnicos de su cultura sean los "correctos" e intente
cidad. Lo mismo sucederá con el manejo de temas como el de la
imponerlos ­consciente o inconscientemente­ a familias que pro­
fecundidad y de la educación de los hijos en el seno de la pareja.
vienen de otras culturas. Podría buscar que cambie la interrelación
de poder dentro del eje marido­mujer en una familia fundada sobre El grado de nivel cultural de los miembros de la familia, los
la valoración positiva del mayor poder del hombre sobre la mujer, tipos de personalidad que le resultan más simpáticos al terapeuta o
ta] como se piensa en determinados grupos étnicos. Buscaría, de aún motivos de tipo más circunstancial (como la afinidad con la pro­
esa forma, provocar una crisis de los valores tradicionales entré los fesión de alguno de sus miembros) son de enorme importancia en las
miembros del sistema familiar con el fin de conducirlos a practicar alianzas que establece el terapeuta y los refuerzos que proporciona a
los valores de una familia "tipo"; o sea, aquellos vividos en la clase individuos particulares en el seno de] sistema. Este tipo de refuerzos
media de una sociedad occidental. ¿ Cómo intervenir en el seno de que tienden a modificar la dinámica familiar considerada "patológi­
ca", nos plantea el interrogante de saber al interés de qué miembro
la familia y qué metas buscar? ¿Quién decide esto y en qué base
de la familia sirve el terapeuta.
científica lo fundamenta? ¿Hay realmente distintos modelos "cien­
tíficos" sobre cuál debe ser la interrelación familiar adecuada? ¿O, Habiendo planteado hasta ahora una serie de dificultades de
simplemente, hay diversos modelos de familia que están en depen­ orden general, quisiéramos destacar en lo que sigue, algunos aspec­
dencia con los valores culturales o éticos de la sociedad que los ha tos éticos específicos en relación a la terapia familiar2º5•
formulado? Si esto no está suficientemente claro, ¿cómo justificar
la búsqueda de determinados objetivos, mediante la producción de 1. Ética al inicio de la terapia familiar. Hay distintos tipos de pro­
crisis en el seno de la familia? blemas relacionados con esta etapa del proceso terapéutico familiar:

¿ Qué pensar cuando en el seno de la familia un miembro de la Primero. ¿Presionar :para que todos participen? Como algunas
pareja quiere el aborto y el otro quiere tener el hijo? ¿Será cierto que escuelas defienden que lo más importante en la terapia familiar es el
el terapeuta "puede" quedar lo suficientemente neutral como para no cambio del sistema como tal, y que el cambio individual, siendo
interferir en la decisión? Más aún, ¿"debe" quedar indiferente? importante, es su consecuencia=", ¿qué hacer cuando en el seno del
Algo similar puede plantearse cuando hay asuntos de tipo religio­ sistema familiar algunos miembros son realmente patológicos pero
so, en especial, si entre los miembros de la familia hay distintas con­ otros "normales", no quieren sufrir la tensión que supone una tera­
cepciones o distintos ajustes en ese tipo de valores. ¿Cómo se sitúa pia conjunta? La política que siguen algunos terapeutas familiares
ante eso un terapeuta que discrepa con los valores religiosos o étnicos es no empezar la terapia si no participan todos los integrantes del
de una determinada familia, especialmente, si éstos forman parte de 205. O'Shea, M. y Jesee, E., "Ethical, value and professional conflicts in systems ther­
una minoría cultural a la que él no pertenece? El problema se puede apy", en Hansen, C., Values, ethics, legalities and the family therapist, Rockville,
Md.: Aspen, 1982.
complicar aún más si ­como sucede en algunas técnicas de terapia 206. Huber y Baruth, "Ethical issues in Family Therapy," op. cit, p. 48.
358 .....
,,..
.......
MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIEN:fE 359

núcleo­?". ¿Es lícito que se deje sin tratar al resto de la familia si uno 2. El uso del poder y el "beneficio del sistema". Generalmente
de los miembros no quiere participar? ¿No implicaría eso una espe­

.....
es aceptado que para que una familia modifique su conducta trastor­
cie de alianza con el miembro que no quiere participar ­que a veces nada, el terapeuta debe ejercer una posición de poder que la conven­
es el que más importa que lo haga­ en perjuicio de los demás? En za a actuar de una manera diferente. El terapeuta se sitúa en el siste­
todo caso, siempre es el psicólogo quien dice a la familia que deben .. ¡
ma como quien sabe lo que hay que hacer y cómo debe hacerse. Esos
·,¡
dejar de ver el problema ­motivo de la consulta­ como algo particu­ valores, no los decide la familia, sino que esta se somete al parecer
lar de uno de los miembros, para empezar a tratarlo como problema "autoritario" del terapeuta. ¿Por qué este criterio ético es diferente al
del conjunto de todos.
que se adopta con la psicoterapia individual? ¿Cuál es su justifica­
Segundo. El terapeuta diagnostica cuáles son las conductas o ción? La responsabilidad de definir cuál es el sentido del cambio, es
interpretaciones patológicas que se dan en el seno de la familia y pla­ reivindicado por los terapeutas de algunas escuelas, como tarea pro­
nifica las técnicas y las estrategias apropiadas para modificarlas. El pia. El equipo terapéutico familiar es el que "desarticula" los "patro­

.........
....
psicólogo familiar da por sentado que él tiene derecho a intervenir nes disfuncionales" de la pareja para que esta pueda "asumir otros",
causando un nuevo tipo de interrelación a una familia que, muchas supuestamente mejores. Creemos que mucho más aun que en latera­ ~
veces, no ha visto la necesidad de un tratamiento conjunto hasta que pia individual, el terapeuta de familia puede verse involucrado y
"ha sido diagnosticada" como tal por el terapeuta. El terapeuta es arrastrado por las "transferencias" afectivas que recibe de diferentes

........
quien define o diagnostica la situación, según su propio sistema de miembros del sistema, en particular, aquellas que conciernen al rol
creencias y teorías, más o menos científicas. paterno en el seno de la familia que se sienten más cuando el psico­

......
Tercero. El consentimiento válido y la presión del terapeuta. Al exi­ terapeuta es también padre o madre. Y ha de ser muy cuidadoso para
gir que todos los miembros de la familia participen de la terapia, ¿no . ¡ que el "halo" mágico que la familia tiende a atribuir a sus interven­
se está coaccionando indebidamente la libertad de un individuo para ciones no sea más que un período provisorio y pasajero de dependen­
que dé su consentimiento? De ahí que haya que extremar las medidas cia hacia su palabra.
1

para evitar que algurios miembros de la familia participen en contra de ,A veces, el uso del poder terapéutico se manifiesta cuando hay
su voluntad y para garantizar que el consentimiento sea realmente que "sacrificar" el interés de uno o algunos de los miembros, en aras
válido para todos y cada uno de los participantes. Los miembros de la del "beneficio" supuesto de la totalidad del sistema ya que: "El tera­
familia deben tener la suficiente información en cantidad y calidad peuta puede creer que tiene una posición neutral de no alineamiento
como para tomar la decisión de participar en la terapia con el máximo (con ningún miembro en particular) cuando, de hecho, ha habido
de elementos de juicio. Debe incluir, también, la información concer­ una aceptación tácita por parte del terapeuta en dar prioridad a la
niente al uso que se vaya a dar a ciertos aspectos técnicos como la ven­ necesidad de un miembro sobre los demás"2º8. También es arriesga­
tana de gessel, grabación de entrevistas con cintas magnetofónicas o do el método, normalmente empleado, de "hacer alianzas" con
vídeos. En cualquier caso el consentimiento tiene que ser unánime de determinados miembros de la familia para poder modificar el con­
toda la familia para que pueda considerarse consentimiento familiar. junto del sistema.

207. Hay ocasiones en que también se presiona para que alguien de fuera de la familia, 208. Hare­Mustin, R. T., "Farnily therapy may be dangerous for your health", Prof. Psy
pero estrechamente relacionada a esta, participe en algunas instancias terapéuticas. 11:6 (dic. 1980) 118­123.
......
í
360 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 361

Algunos autores como Seymour (antes citado) han planteado que si otras medidas menos traumatizantes han fallado, si el riesgo de
las alianzas tienen relación directa con el rol sexual en el sistema. El resultados negativos es pequeño y si la interrelación establecida pre­
psicoterapeuta varón puede reforzar el papel "machista" del marido viamente de forma patológica es peor que otras posibles alternativas.
o, por lo menos, su supremacía de autoridad en el seno del sistema, Pero, como se ha señalado por parte de algunos autores21º· el terapeu­
así como la continuidad de una determinada forma de familia. El ta es apenas capaz de predecir o controlar cómo se va a reformar el
terapeuta varón y el marido podrían compartir los mismos prejuicios sistema a partir de esa intervención de crisis y solo puede tener "espe­
antifeministas respecto al rol de la mujer en la sociedad y en una ranza" de que el resultado sea mejor que el estado actual.
familia concreta. Por tanto es fundamental que el terapeuta sea extre­ Otro problema no menos preocupante son las estrategias de ries­
madamente prudente al sopesar las consecuencias que eso puede go que asumen ciertos terapeutas. En ese sentido, algunos, con la dis­
tener en el resto de los miembros de la familia, que pasarán por; un culpa de buscar cambios "más de fondo" dejan "por un tiempo más"
período de incomodidad o de molestias a causa de tal estrategia. 1 en el seno de la familia al niño sexualmente abusado o en riesgo de
El poder se usa también para diagnosticar si una determinada serlo. Y, en lugar de tomar medidas inmediatas de prevención, prefie­
familia está resistiendo al cambio y, por lo tanto, si es necesario apli­ ren que un determinado miembro débil siga expuesto a un riesgo
car lo que se llama la "estrategia escalada hacia la crisis", que no es importante, mientras continúan con su propósito ­a veces omnipo­
precisamente una técnica inocua. La programación de la crisis quie­ tente­ de buscar que el supuesto abusador cambie de comportamien­
re decir que se busca de forma progresiva provocar una crisis interna to211. Este tipo de razonamientos en el cual el fin (bueno) justifica
del sistema. Algunas veces esto se hace escogiendo a alguno de los cualquier tipo de medio, pertenece al más inescrupuloso utilitarismo
miembros de la familia como medio para ese fin. Evidentemente, ético. La posibilidad de que se causen serios daños en los menores,
este intento consciente de provocar dolor va ­al menos en un primer con tal manera de proceder, es notoria.
momento­ en contra del principio de beneficencia, que implica ali­
3. La confidencialidad y la vulneración de la intimidad.
viar el sufrimiento y curar. En este caso, el psicólogo está eligiendo
Habrían dos niveles fundamentales en cuanto a la ruptura de la con­
causar ansiedad, tensión y molestia en ciertos individuos (hasta el
fidencialidad: 1) la información que se comparte entre los miembros
nivel de crisis) a fin de forzar el cambio en la familia. Además, ¿cuál
de la familia; 2) la información que se comparte entre la familia y las
es el grado de tensión psicológica al que se puede someter a una
personas de fuera del sistema (ej.: una maestra, una mutualista de
familia para que modifique su dinámica interna? ¿Es justificable que
seguros médicos, un médico, etc.).
los miembros más débiles del sistema sufran la tensión psicológica a
causa de los problemas padecidos por los miembros más problemá­ Primero. ¿ Cuáles serían los límites de la privacidad e intimidad
ticos, con la esperanza ­supuesta­ de que en el próximo futuro las en cada miembro de la familia y entre la pareja y los hijos? Esto es
relaciones interpersonales mejorarán? Esta pregunta nos parece particularmente sensible cuando los hijos son pequeños o adoles­
· · 209 . eonsiid eramos que es justificado ese "asalto" a la familia
d ecisrva centes. Por ejemplo, si uno de los miembros de la familia ha sido
infiel, ¿debe el psicoterapeuta presentar ese dato en la sesión? Si el
209. Puede s~ceder, en consecuencia, que en la terapia familiar algunos miembros ter­
psicólogo sabe que hay conductas homosexuales en alguno de los
minen siendo más beneficiados que otros. Esa sería la causa de que se hagan
algunas demandas judiciales contra los psicólogos ya que los afectados acusan no
haber sido informados adecuadamente ­cuando hicieron el consentimiento váli­ 210. O'Shea, op. cit
do­ de que esta eventualidad podía darse en la terapia familiar. 211. Cf. Huber y Baruth, op. cit, p. 49.
•.....
,,,.,-
~I

362 MANUAL DE PSICOÉTICA 1. ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 363
,,...
miembros del sistema (por ej., en el padre), ¿debe buscar que se
l ......
--.............
conductas inadecuadas. La mayoría de los terapeutas ­en orden a
revele ­o revelar él mismo­ ese dato en el transcurso del proceso? obtener la movilización del sistema­ sobrevaloran intencionalmente
¿Es lícito que un miembro de la familia confíe al terapeuta datos determinados datos y ocultan otros, interpretan los gestos de manera
que quiera mantener escondidos para el resto de los miembros? equívoca o distorsionada, "dan vuelta" a las afirmaciones hechas por
Esto crea en el terapeuta el dilema de guardar fidelidad a uno de los . ·1· "·
la familia, etc. ¿No es esto un engaño? Por otro lado, ciertas escuelas

........
miembros ­manteniendo la confidencialidad­ pero ser infiel a los usan la prescripción ­sin explicación previa­ de conductas paradó­
demás integrantes de la familia. Además, la reserva de datos de algu­ jicas, basadas muchas veces en la mera "intuición" de que pueden
nos de los miembros llevaría a que el terapeuta entre en una alianza ayudar a la movilización del sistema. La obediencia de órdenes sin

.....
con un sujeto y guarde mayor distancia afectiva respecto a los explicación, la asignación de tareas sin sentido, absurdas o contra­
demás. Si esto sucediera, por una parte habría un sector de datos producentes, hace surgir la pregunta de si este ejercicio de poder no
inútil, que no se podrían usar en las sesiones y por otra existiría el está en algunos casos basado en la improvisación, o en un deseo de
riesgo de que en algún momento alguien los revelase sin querer "ver qué pasa", sin tener suficiente base empírica como para prever ~
que los resultados serán beneficiosos.

.......
delante de todos, con el consiguiente "choque" emocional que eso
~

....
provocaría. Por otra parte, ¿es absolutamente imprescindible la
completa apertura de datos en el seno de la familia, aun con el ries­ S. El terapeuta y los roles sexuales en la pareja. También aquí
go de causar situaciones dolorosas o de gran ansiedad para los hay modelos diferentes de roles y el terapeuta no debería inclinarse ~

.......
.....
miembros? Teniendo en cuenta las dificultades anteriores, creemos por una postura moral determinada, proponiendo a la pareja que

....
que el criterio ético más conveniente, en principio, sería que ­cuan­ uno de los dos tipos fundamentales de roles mutuos sea el que deba
do los miembros de la familia den el consentimiento inicial de la adoptarse. Llamemos "modelo A" a aquel en el que los dos miembros
terapia­ les quede completamente claro el criterio de que toda infor­ de la pareja se consideran en igualdad de condiciones y deciden fun­
mación que el psicoterapeuta reciba dentro o fuera de la terapia, de cionar por acuerdos mutuos. Llamemos "modelo B" a aquel en el que
parte de los miembros de la familia, siempre será volcada en las uno de los miembros asume el papel de "tener la última palabra" en
sesiones, salvo que .ese hecho traiga perjuicios gravísimos a alguno todas las decisiones importantes (sea el hombre o la mujer). Es fun­
de los miembros o a todos ellos, y que el psicólogo se sienta incapaz damental que el terapeuta llegue a explicitar con la pareja cuál de
de hacer nada para evitar tales perjuicios. estos dos modelos es el que quieren ­consciente y libremente­ para
mantener su relación. Una vez clarificado dicho conjunto de valores,
Segundo. Este problema se hace más complejo si el psicólogo
el terapeuta podrá ayudar a la pareja en el sentido del modelo que
juzga que alguien de fuera de la familia, debe intervenir en algunas
hayan adoptado para la relación, pero no tiene derecho a imponerles
sesiones. Además, no siempre está claro cuál es el límite preciso de
aquél que considera el mejor desde su propio punto de vista.
un núcleo familiar: ¿forman parte de él la suegra, la tía o la empleada
doméstica? Si se exigiese a estas personas de "fuera" a que vengan a Más complejo es el problema cuando la pareja consulta debido
las sesiones podrían acceder a datos que la familia no hubiera desea­ a los conflictos que tienen porque uno de los miembros quiere el
do compartir en las circunstancias normales de la vida. modelo A y el otro, el modelo B. Quizá la labor del terapeuta sea,
primero que nada, ayudar a la pareja a percibir si ese es realmente
4. El uso de la paradoja y del engaño. Varias escuelas usan esa el motivo de los conflictos o si, simplemente, se trata de un meta­
metodología para movilizar al sistema en el sentido de modificar las problema o metalenguaje para expresarse mutuamente las respec­
......
....... MANUAL DE PSICOÉTICA
.:.·.1'
,.,,
ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 365

......
....
tivas insatisfacciones en la relación. Una vez llegado a ese punto, que ellos mismos se han propuesto vivir y el engaño que eso supone .
deberá limitarse a que ambos miembros puedan expresar auténti­ Si una pareja ha optado por el modelo clásico de matrimonio y lo
camente sus propias demandas y deseos. Deberá ayudarlos, final­ quiere mantener explícitamente, el psicoterapeuta tiene motivos
mente, a que caigan en la cuenta de que necesariamente han de ­basados en la misma opción de la pareja­ para cuestionar tal con­

......
tomar una decisión con respecto al modelo de roles que quieren ducta inadecuada fundándose en:
asumir, porque, de otra manera, no es posible enfocar ningún obje­
1. Una relación extraconyugal permanente incidirá directamente

......
tivo ulterior para el proceso terapéutico .
en la dificultad de la pareja para crecer en la implicación mutua
6. El terapeuta y las relaciones maritales extraconyugales. y, por lo tanto, en su estabilidad futura y en el éxito que pueda
tener la psicoterapia conyugal.

-..
Parecería que está en juego aquí cuál es el modelo de matrimonio
2. Una relación extraconyugal es una ruptura de la promesa de
que la pareja quiere asumir desde el principio: '
exclusividad mutua y, si se hace con engaño y mentira, consti­

_... 1. Si la pareja quiere ­consciente y libremente­ mantener entre sí


un acuerdo mutuo, circunstancial, que no sea exclusivo (es decir, en
tuye una deslealtad intencionada.

.......
Por los mismos motivos, cabe juzgar éticamente de diferente
el que se admitan las relaciones extramaritales en igualdad de condi­
manera la recomendación que pueda hacer un psicoterapeuta para
ciones para ambos miembros de la pareja) se está asumiendo un
que uno o los dos miembros de la pareja comience a tener relaciones

...
modelo determinado de matrimonio que, puede o no ser compartido extraconyugales. Tratándose del primer modelo, podrían darse cier­
por el terapeuta, pero que, desde el punto de vista exclusivamente éti­ tas circunstancias en las que tenga una importancia terapéutica esa

--
~ co (sin tener en cuenta los aspectos religiosos) podría admitirse, recomendación. Pero si la pareja ha asumido ­consciente y libremen­
siempre que estuviese basado en la conciencia, la libertad, la veraci­ te­ el modelo clásico de matrimonio, el terapeuta tomaría una postu­

--
dad mutua, la igualdad de oportunidades y en el no perjuicio a terce­ ra moral en clara oposición a los valores éticos de la pareja y eso sería
ros (ya que la pareja podría optar por no tener hijos). Cualquier pare­ una imposición de sus valores sobre los de los cónyuges.
ja tiene derecho a querer un modelo como ese o cualquier otro entre

...-...
múltiples variantes. Pero el psicoterapeuta también tiene derecho a 7. El terapeuta y la posibilidad de disolución de la pareja.
no querer ayudar a este tipo de contrato conyugal y a declinar su par­ Dijimos más arriba que el Código de Ética de la Asociación Ameri­
ticipación en la relación de ayuda. En todo caso, nunca debe impo­ cana de Terapia Familiar y de Pareja, era muy categórico en afirmar
ner sus puntos de vista al respecto . que el psicoterapeuta de familia debe permanecer neutral en los
asuntos que conciernen a la disolución del vínculo marital. Si bien es
2. Pero si la pareja ­consciente y libremente­ asume el modelo
cierto que desde el punto de vista explícito eso debe ser así, hay un
clásico de matrimonio, es decir aquel en el que la relación es íntima,
nivel de decisión ­más íntimo que el dé no explicitar su opinión­ que
monogámica exclusiva, permanente y abierta a la vida, las reglas de
puede tener tanto o igual peso que el anterior y que es muy dificil de
juego que la pareja ha acordado para sí son diferentes a las del pri­ evitar. Nos referimos a que el "pronóstico de felicidad futura" que un
mer caso. Si la pareja dice haber aceptado este modelo afirmando terapeuta familiar pueda hacer en su fuero interno con respecto a las
­consciente y libremente­ querer sostenerlo hacia el futuro pero, al posibilidades previsibles de que una pareja se mantenga unida exito­
mismo tiempo, uno o los dos miembros de la pareja tienen relaciones samente, repercutirán luego en la dinámica terapéutica de esta. El
extraconyugales, el terapeuta deberá reflejarle la incoherencia de lo punto imaginario que el terapeuta considere como límite, a partir del
366 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDMDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE. 367

cual ya "no vale la pena intentar buscar salvar la relación", es decisi­ palabra divorcio como un metalenguaje para expresar su mutua insa­
vo. A partir de ese punto la estrategia del psicoterapeuta estará, en :..¡·: . tisfacción. Tomando este tipo de comentarios más en serio de lo que
buena parte, alterada. Ahora bien, ese punto imaginario, que no
,;.
los esposos de hecho intentan, el terapeuta puede inadvertidamente
depende de ningún dato científico sino simplemente de la propia promover el divorcio como un resultado inevitable"212.
opción de valores del psicoterapeuta ­de su optimismo o pesimis­
En el mismo sentido, Whitaker y Miller recomiendan la siguiente:
mo­, es de una enorme subjetividad y arbitrariedad. La experiencia
indica que las equivocaciones respecto a este tipo de "pronósticos" Al trabajar con un individuo casado, o con una pareja que proyecta
son frecuentísimas. Y sucede que, mientras que unas parejas se recu­ divorciarse, el terapeuta se enfrenta con un sistema en tensión. Obra­
peran después de haber llegado a ese supuesto punto límite, otras no ría acertadamente si respetara al matrimonio como un hecho que
lo logran, ni aun con la ayuda del terapeuta de familia. De ahí que el sigue persistiendo hasta la consumación del divorcio legal. Sea cual
cuidado que debe poner el terapeuta en este tipo de "diagnósticos" sea el grado de complejidad y por más colapsado que pueda estar el
sea enorme. Hay diferentes posturas éticas y técnicas respecto al matrimonio del consultante a juzgar por las apariencias, el terapeuta
asunto. Mientras que algunos son de la idea de que se debe tomar la no debe desestimar a priori la potencialidad de funcionamiento de la
decisión en lugar de la pareja ­recomendándoles abierta y explícita­ pareja, su posibilidad de reavivarse, su latido interno. Si al matrimo­
mente que opten por separarse una vez de que hayan llegado al punto nio ha de extendérsele un certificado de defunción, el juez será el úni­
co que firme el documento ... Casi todas las parejas en algún período
límite­, otros piensan que no debe hacerse eso jamás. Una tercera
de su vida matrimonial hallan cumplida ocasión de separarse, depen­
postura intenta un camino intermedio: decirles el parecer del tera­
diendo la continuidad de la unión, en buena parte de las personas
peuta, pero señalándoles que solo es una opinión personal, no profe­
que intervienen. Esperemos no ser quienes formemos parte de esas
sional. Sostienen estos últimos autores que esta solución tiene la ven­ personas+':'.
taja de que, así, la pareja puede tomar distancia y discriminar, por un
lado la opinión personal del terapeuta y su opinión como experto, y Estos mismos autores aseguran que la inclusión de los hijos en
por otro, la opinión propia que tenga cada uno de ellos como pareja. este proceso de incertidumbre de la pareja con respecto a sí misma,
Me parece muy interesante lo que dicen Jacobson y Margolin al les, ha resultado siempre de gran utilidad. Parecería que los hijos, al
respecto: participar de la terapia, saben desentrañar de forma particular las
potencialidades de reavive de "las brasas" que siguen encendidas
No es infrecuente que se trabaje con una pareja en tal grado de con­ bajos los rescoldos y ayudar, así, a sus propios padres a superar lo
flicto que uno se pregunta por qué se están provocando a sí mismos
que puede ser una crisis severa pero no irreversible. Por el contrario,
tanta miseria. Si el terapeuta siente una afinidad particular por uno de
un terapeuta que en su propio matrimonio no haya podido superar
los esposos y ve su sufrimiento como una falta de la otra persona, pue­
de existir el deseo de ver que el miembro preferido se vea libre del
crisis severas, tenderá a creer que todas las crisis importantes son
otro. Un prejuicio favorable al divorcio puede ser también el producto razón suficiente para el corte definitivo. Y, naturalmente, podría ela­
de que el terapeuta mismo haya pasado exitosamente a través de una borar una estrategia de cambio para la familia, acorde con esa con­
experiencia de divorcio y haya llegado a la conclusión de que en cier­ vicción íntima.
tas instancias el divorcio es una decisión correcta. Es fundamental ser
prudente con respecto a ese prejuicio favorable al divorcio ya que hay 212. Citado por Morgolin, G., "Ethical and legal considerations in marital and family
therapy", Am. Psy. 37:7 (1982) 788­801.
algunas parejas que hablan permanentemente del divorcio más de lo

j
213. Whitaker, G. A. y Miller, M. H., "Revaluación de la 'asistencia psiquiátrica' en
que están dispuestos a llevarlo a cabo. Los esposos pueden utilizar la casos de divorcio inminente", Am. J. Psychiatry 126 (1969) 57­64.

j
368 MANUAL DE PSICOÉTICA 369
ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE

8. Efectos iatrogénicos. El conjunto de todos los problemas has­ todos. También tienen formado su propio mundo de amistades y relaciones
ta ahora aludidos o la repercusión de algunos en particular de los sociales. Al año de instalarse en Montevideo, Helena se dio cuenta de que la
antes mencionados, no llevan a plantear ­con razonable evidencia­ mayor parte del día pasaba sin hacer nada y aburrida. Esto le llevó a pensar
que en el transcurso de la terapia familiar existe la posibilidad de que que no era bueno ver la televisión varias horas al día y que necesitaba hacer
un miembro asintomático de la familia pueda terminar traumatiza­ algo productivo. De ahí que se quiso apuntar para hacer cursos de cosmética
para adultos ­que le gusta mucho­ aunque esto le suponía estar fuera de casa
do por las crisis que tuvo que soportar durante el transcurso de la
desde las 6 hasta las 10 de la noche. Rugo se ha opuesto a esa idea por consi­
terapia y, de esa forma, empezar a ser sintomático. Gurman y Knis­
derar que la reunión familiar diaria era fundamental. Otro argumento era que
kerrr'!" hacen la distinción entre recidiva y deterioro. Recidiva sería les supondría dejar la comunidad cristiana, que tan importante era para
un cambio negativo ocurrido después de aplicado el tratamiento ambos y que se reunía los viernes a las 20 horas. Por otro lado tampoco podrían
hacia niveles similares a los que existían antes del tratamiento. Dete­ ir a la comisión vecinal que sesionaba los martes por la noche. Los hijos tam­
rioro, en cambio, sería una agravación de los síntomas durante el ':tra­ poco ven claro que la madre tenga que estar ausente del hogar, justo en el úni-
tamiento. Basándose en esta distinción algunos psícoterapeutas co momento en que todos pueden encontrarse. Desde hace un año, Helena ha
familiares afirman que su técnica solo lleva a la recidiva, pero no al empezado a tener crisis de angustia, complicadas con vómitos y cefaleas muy
intensas, que suelen darse al final de la tarde. Las relaciones con Rugo están
deterioro. La experiencia dice, por el contrario, que el deterioro tam­
cada vez más tensas y agresivas. Ella reprocha a los hijos diciéndoles que se
bién es una realidad en muchos casos. Con frecuencia las sesiones
han confabulado contra ella y los trata con permanentes reproches e ironías.
terapéuticas son de una "dureza" tal que resultan inolvidables para la Por otro lado siempre busca una disculpa para ir a visitar un familiar al ano­
familia y, en ocasiones, distorsionan irreversiblemente la convivencia checer porque dice que es la única hora en que los encuentra. Como última­
familiar. Por lo tanto, no solo hay recidiva sino que también puede mente tuvo un leve intento de suicidio, decidieron entre todos que era bueno
haber deterioro o empeoramiento, y este es un hecho que no puede consultar al psicólogo. Cuando lo hicieron, el profesional les dijo que era nece­
ser minusvalorado. sario una terapia familiar. Gustavo y Alicia (15 años) se opusieron a participar
porque decían que ellos no tenían necesidad de ninguna terapia, que quienes
debían hacerlo ­en todo caso­ eran sus padres. Como los psicólogos pusieron
CASOS Y TEXTOS PARA EL DEBATE como condición para tratar a Helena el que todos asistieran a las sesiones, al
final consintieron en ir. En la 3ª sesión, Helena contó que se había besado con
Concepción de la familia, valores y técnica
un vecino ­amigo de la infancia­ dos meses atrás. Eso provocó una reacción
HH y Hes una pareja de Pueblo Ansina (Tacuarembó, Uruguay). Hace ya muy violenta de Rugo que no sabía nada, quien salió abruptamente de la sala
3 años que se han trasladado a Montevideo por motivos económicos. Ahora golpeando con fuerza la puerta. Lo siguió Alicia, que dijo que jamás se hubiera
viven en un barrio periférico donde también se han afincado muchos vecinos imaginado eso de su madre, a la que siempre había considerado modelo de
del norte del país, con quienes se sienten como si siguiesen viviendo en su pue­ lealtad y fidelidad a su padre. En la reunión de evaluación, los dos psicólogos
blo. El lleva adelante un pequeño negocio lejos del hogar, que les permite vivir familiares opinaron que había que fortalecer a Helena dentro del sistema inte­
mínimamente bien, sin apuros económicos y sin que ella tenga que salir a tra­ racciona! familiar, junto con Gustavo, que en la última sesión había estado
bajar. Tienen cuatro hijos, de los cuales la mayor y el que le sigue ya trabajan muy cariñoso y comprensivo con ella. En consecuencia, deciden ­de común
por su cuenta y aportan dinero a la familia. El 3° está en 6º de enseñanza acuerdo­ que en la próxima sesión presionarían para hacer un análisis de los
secundaria y la última (Alicia, 15 años) en 4°. Cada uno ya tiene su vida más o valores machistas y patemocentristas de la familia, con el fin de que el sistema
menos organizada de manera que las tareas de la casa se llevan adelante entre familiar cayese en la cuenta de que solo con una nivelación de poder en el seno
de la pareja y con una relación igualitaria marido­mujer, podía solucionarse el
214. Citado por M. O'Shea y E. Gessee, Ethical ... , op. cit. p. 250. problema, tanto de Helena como de todas las demás relaciones patológicas
370 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDMDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE, 371

familiares, que habían sido la causa de la actual situación. Se pusieron de años a "perderse", y que lo mismo le está pasando a la de 14. Durante el pe­
acuerdo, también, en buscar las vías adecuadas para que Hugo trajera a las ríodo de tiempo en que se va desarrollando la terapia, la de 14 años se entera
sesiones su ligazón afectiva con una de las empleadas de su negocio (asunto ­fuera de las sesiones­ de que su hermana de 16 está embarazada y que ha
sobre el cual sabía uno de los psicólogos por haberlo conversado personalmen­ dado los pasos para abortar. Piensa que esta información puede ser revelada
te con él fuera de las sesiones). Consideraron que, solo con esta contrapartida
de autenticidad por parte de Hugo, se iba a ver con más claridad que el jefe de
inadvertidamente en la terapia, ya sea por ella o por su hermana, y tiene mie­
do de que su padre repudie a su hermana cuando se entere. Por eso, decide ••

la familia no era tan fuerte como aparentaba (OF). telefonear a uno de los psicoterapeutas familiares para comunicarle estos
datos y su inquietud (Citado por Caroll­Schneider, p. 62).
Técnicas paradojales y perjuicio al vulnerable li
Un terapeuta familiar recomienda a los padres de un niño de 10 años de
edad que rechazaba salir de casa para ir a la escuela, a no presionarlo para
Consentimiento familiar, confidencialidad
unilateral
y apertura de información
••
que hiciera esas actividades a las que temía. De hecho, el psicólogo sugería
que si el chico mostraba interés en dichas actividades los padres debían ani­
mar su interés, pero debían permanecer enteramente neutrales. El mensaje
Un terapeuta familiar recibió una llamada telefónica de un hombre cuya
esposa e hijo (adulto) habían participado en una terapia familiar debido a los
problemas de abuso de alcohol que presentaba el esposo. Este último, solicitó
• •
del psicólogo respecto del niño es que este necesitaba tiempo para estar en el que se le comunicara a su jefe, los progresos que obtuviera en el transcurso de
hogar y no debían preocuparse mucho acerca de su conducta. De hecho no la terapia. El psicoterapeuta estaba al tanto del peligro de pérdida de empleo de
debían forzarlo a hacer cosas para las que no se sentía preparado. La base su paciente pero, aun así, declinó aceptar su petición argumentando que todos
teórica del psicólogo para hacer esta recomendación se basaba en bibliogra­ los miembros de la familia debían estar de acuerdo con esa decisión. El consul­
fía sobre técnicas paradójicas en terapia familiar. En las siguientes tres sema­ tante se enojó y manifestó que su trabajo estaba en juego y que se trataba de un
nas desde que la recomendación se había implementado, el chico no había problema suyo y no de su familia" (Citado por Huber y Baruth, 1987, p. 71).
ido a la escuela ni se había puesto a favor de sus padres en ningún momento.
Hasta el presente, el chico no había mostrado signos de interés por la escue­ Uso de técnicas paradógicas
la u otras actividades fuera del hogar. Los padres disentían con las orienta­
Ichilove, una terapeuta familiar con 25 años de experiencia, contaba así
ciones del psicólogo (Citado por E. Reynolds, 2010, p. 261).
lo que le pasó: "Aquel hombre tenía un gran prestigio en el campo (de latera­
pia' familiar); era una persona de gran reputación internacional. La familia
Terapia familiar y confidencialidad (que participaba de la terapia) estaba allí sentada y el hijo ­un chico de 9
Un terapeuta familiar se ha puesto de acuerdo con una familia de 4 miem­ años­ no 'había dicho nada todavía. Se podía ver, claramente, que el terapeu­
bros para empezar una serie de sesiones de terapia. La pareja tiene 2 hijas, 1 ta estaba sumamente molesto con la actitud del niño, por lo cual dijo que
•I
una de 16 y otra de 14. El padre ha aceptado participar en la terapia solo bajo usaría una estrategia paradójica. Pidió una cinta de vídeo y procedió a filmar
la condición de que haya un contrato que establezca que toda información la boca cerrada del chico mientras le decía: 'si tu no quieres hablar haremos
recibida por el terapeuta, de cualquiera de los miembros de la familia, sea las cosas de tal manera que te resultará más dificil quedar sin decir nada'. El
revelada a los otros. El terapeuta acepta, y los otros miembros de la familia chico se sintió completamente humillado y confuso. Lo sorprendente del
también. El principal problema sobre el que tratan es el de la hija de 16 años. caso fue que este psicoterapeuta familiar no tuvo sentimiento de culpa por
El padre cree que su madre ha sido muy indulgente y que no la ha disciplina­ lo que acababa de hacer y ¿sabes qué más? ¡Nadie en aquel grupo de pro­
do suficientemente; piensa que ella necesita una supervisión más estricta. fesionales dijo una sola palabra de protesta contra el famoso psicoterapeuta
Esto ha causado problemas entre la pareja que están afectando ahora a la hija familiar! Después traté de hablar con él pero, simplemente, me evadió" (caso
de 14 años. La madre siente que su actitud rígida está conduciendo a la de 16 citado por Lakin, M., "Ethical issues", op. cit 1988).
372 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 373

Código de Ética de la American Association for Marriage and Family 4. Reducción de la ansiedad en lo relativo a la expresividad sexual.
Therapy (AAMFT) (2001) S. Énfasis en una comunicación efectiva, utilizando reatroali­
1.2. Marriage and family therapists obtain appropriate informed consent mentación durante la actividad sexual.
to therapy or related procedures as early as feasible in the therapeutic rela­ 6. Uso de determinadas técnicas para disminuir o eliminar los
tionship, and use language that is reasonably understandable to clients. The elementos transtomantes de la relación.
content of informed consent may vary depending upon the client and 7. Uso de una estrategia escalada de logros que permita ir adqui­
treatment plan; however, informed consent generally necessitates that the riendo confianza y disminuir la ansiedad causada por la rela­
client: (a) has the capacity to consent; (b) has been adequately informed of ción. El intercambio genital es la última etapa de este proceso.
significant information concerning treatment processes and procedures; (e)
has been adequately informed of potential risks and benefits of treatments Entre las técnicas que se pueden usar se indican las siguientes:
for which generally recognized standards do not yet exist; (d) has freely and
without undue influence expressed consent; and (e) has provided consent • Observación de material informativo respecto a la técnica
that is appropriately documented. When persons, due to age or mental1 sta­ sexual como para comprender la funcionalidad orgánica y eró­
tus, are legally incapable of giving informed consent, marriage and family tica (por medio de fotografías, videos, películas, etc.).
therapists obtain informed permission from a legally authorized person, if
• Observación de material erótico para buscar excitación sexual
such substitute consent is legally permissible.
directa (también por medio de fotografías y películas, observa­
ción de parejas en lugares públicos o contratadas especialmente).
d. Terapia Sexual • El examen sexológico, que cuenta con las siguientes partes:
a. La mujer es examinada delante de su marido. El sexotera­
Según algunos autores esta terapia busca 7 metas u objetivos
principales215: peuta la estimula eróticamente en sus tejidos sexuales,
incluyendo el clítoris y los labios de la vagina.
1. El cambio en la forma de relación erótico­genital entre mari­ b. La mujer y su marido son estimulados de igual manera por
do­mujer. el sexoterapeuta del otro sexo, en presencia de ambos tera­
2. La estructuración de un espacio nuevo de espontaneidad rela­ peutas.
cional que les permita sentirse bien a ambos, experimentando c. Lo mismo, pero sin la presencia de uno de los miembros de
nuevas sensaciones corporales. la pareja.
3. El cambio de actitudes o prejuicios negativos respecto al sexo, d. La persona tiene que verbalizar todos los pensamientos y
ya sean de tipo teórico o cultural. fantasías que le vienen a propósito de sus genitales externos
e internos, mientras son examinados.
215. Althof, Stanley E., "What's new in sex therapy", Journal of Sexual Medicine, 7 • Autoobservación con espejo.
(2010) 5­13; Lief, H., "Ethical problems in sex therapy", en Rosenbaurn, M., Eth­
ics and values in psychotherapy (a guide book), Nueva York: The Free Press, 1982; • Expresión corporal. Esto incluye ir a saunas, casas de masajes,
Althof, Stanley, E, "Sex therapy and combined (sex and medica)) therapy", Tour­ encuentros de grupos nudistas, etc., con el fin de experimentar
nal of Sexual Medicine, 8:6 (2011) 1827­1828; Althof, S., "Sex therapy: Advances
in paradigms, nomenclature, and treatment", The Journal of The American Asso­ más libertad y comodidad con las sensaciones corporales.
ciation of Directors of Psychiatric Residency Training And The Association for Aca­ • Uso de compañero/a sexual (contratado o voluntario) para
demic Psychiatry [Acad Psychiatry] 34: 5 (2010) 390­6; McCarthy, B., McDonald,
D., "Sex therapy failures: a crucial, yet ignored, issue", Journal of Sex & Marital poner en práctica las enseñanzas aprendidas, realizando un
Therapy [J Sex Marital Ther] 35:4 (2009) 320­329. acto sexual completo.
374 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 375

Implicaciones éticas de la terapia sexual la terapia sexual. Esto puede darse, especialmente, en aquellos casos en
1. Un asunto ético de primera significación es el de los criterios los que el consultante es mujer y el examen sexológico se practique en
para el reconocirniento profesional de quienes ejercen como sexote­ ausencia del marido o de la terapeuta del mismo sexo que ella.
rapeutas en la sociedad. ¿Es la terapia sexual una mera cuestión de
3. íntimamente relacionado con lo anterior está el riesgo de
"técnicas" físicas para enseñar a excitarse sexualmente o estimular eró­
imposición de valores por parte del sexoterapeuta.
ticamente a otros? Dado que la mayoria de los problemas sexuales son
de índole psicoafectiva, no médica ni informativa, ¿debe exigirse que En primer lugar, imposición de valores respecto al significado del
los sexoterapeutas estén capacitados para abordar íntegramente la pro­ sexo en la vida humana. La terapia sexual parte del presupuesto de que
blemática psicosexual de las parejas o basta que sepan cómo lograr en el sexo es algo manipulable como cualquier otra dimensión del cuerpo
las parejas una buena funcionalidad física? En algunos países ejercen humano, pero eso mismo es lo que podría ser cuestionable desde el pun­
como sexoterapeutas quienes provienen de diversos campos: médicos, to de vista antropológico. Por otro lado, ¿debe ser la genitalidad sexual
psicológicos, educativos, fisicoculturisticos, etc. ¿Qué destreza específi­ algo esencial en la vida de la pareja o debe ser un instrumento al servicio
ca deberian tener como para que la sociedad pueda confiar en ellos sin de otro fin antropológico todavía más fundamental? Según cómo res­
verse manipulada o engañada? Muchas de estas preguntas son debati­ pondan los sexoterapeutas a estas preguntas así serán los valores éticos
das entre quienes se autodenominan sexoterapeutas porque el estatuto que estén trasmitiendo (¿o sugestionando?) a sus consultantes.
de la terapia sexual, como disciplina con identidad propia no está sufi­ En segundo lugar; la imposición de valores puede darse con respecto
cientemente establecida. Responder adecuadamente a cada una de al tipo de relación interna de poder en la pareja. Las terapias sexuales,
estas preguntas es una cuestión que compete directamente a la salud en general, parten de la base de que ambos miembros deben tener igual­
pública de los países ya que empiezan a autodenominarse como sexo­ dad de poder. Esto no siempre se comparte por ciertas culturas y podría
terapeutas los más diversos tipo de personas, y todos se autoproclaman implicar trastornos relacionales en la vida futura de aquella pareja que
"profesionales". De ahí que sea un imperativo ético fundamental la exi­ no pertenece a la cultura de la clase media de una sociedad desarrollada.
gencia de una clara reglamentación académica y sanitaria al respecto.
Y en tercer lugar, el uso y la recomendación de determinadas técni­
cas, como puede ser la visión de películas pornográficas, la práctica de
2. Otro de los problemas que surgen con la terapia sexual es el del la masturbación, el sexo oral o el uso de la prostitución extraconyugal,
riesgo de explotación de personas. Esto resulta obvio cuando se trata implica dar por válidas ciertas opciones éticas de los sexoterapeutas,
de contratar una pareja sexual para observarla durante sus relaciones que no son de índole menor y que, por eso mismo, no deberian ocultar­
íntimas, o una prostituta para tener relaciones sexuales con ella. Evi­ se a los clientes, antes de dar comienzo a las sesiones terapéuticas.
dentemente, la persona que consulta por sus trastornos sexuales está en
particulares condiciones de debilidad, y la posibilidad de manipulación 4. También la confidencialidad tiene aquí sus problemas específi­
no requiere demasiados esfuerzos. No resulta difícil convencer a un cos. Quizá el riesgo mayor de ruptura del secreto surge cuando uno de
hombre que padece impotencia para que recurra a la prostitución o a los miembros de la pareja ­una vez divorciado­ presiona al terapeuta
que contemple el coito de otra pareja detrás del espejo. A una mujer con para que revele ante el juez, las condiciones sexuales o psicosexuales
frigidez tampoco es difícil sugestionar hasta que crea que ­por su pro­ de su pareja. El problema de la revelación de datos también aparece
pio beneficio­ debe tener relaciones sexuales con el terapeuta u otro cuando se han guardado cintas magnetofónicas donde están registra­
. hombre contratado a tales efectos. En consecuencia, la posibilidad de dos los momentos íntimos de la pareja, o textos escritos con relatos de
que el sexoterapeuta caiga en el abuso sexual o en la explotación direc­ los sentimientos o pensamientos que aparecen a lo largo del proceso
­ ta del consultante es un riesgo constante que se tiene en la práctica de terapéutico. El uso futuro de esos datos por parte de uno de los miern­
..
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B7H MANUAL DE PSICOÉTICA


ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 377

bros de la pareja en contra del otro es motivo suficiente como para CASOS Y TEXTOS PARA EL DEBATE
generar conflictos no solo en el plano ético sino en el jurídico.
Falta de control social y falta de entrenamiento idóneo
Al igual que en la terapia familiar, se plantea un dilema ético difí­
Un grupo de alumnos y alumnas de cuarto año de carrera participan
cil cuando un miembro de la pareja comparte un dato con el terapeu­
en un curso particular extrauniversitario para aprendizaje de terapia
ta, pero no quiere que éste se lo revele al otro miembro. Nos remiti­
sexual. La participación en él da por supuesto que está reservado para
mos a los mismos criterios que formulamos al respecto, cuando este
estudiantes de psicología, psicólogos o personas que están ejerciendo
problema surge en la terapia familiar. como sexólogas profesionales en la sociedad. Durante el transcurso del
En suma, la multiplicidad de formas y técnicas usadas en la actua­ seminario conocen a dos compañeras, una de 30 y otra de 50 años. Esta
lidad por las diversas orientaciones teóricas de terapia sexual no per­ última se presenta con una tarjeta que la acreditaba como "sexóloga" y
mite una respuesta única a los problemas éticos antes expuestos. Hace directora de un consultorio particular. Con el transcurso de los días las
falta no solo una clarificación del significado del sexo en el desarrollo alumnas van enterándose que, en realidad, las compañeras que se auto­
de la persona humana sino, también, más cantidad de estudios empí­ denominaban "sexólogas" solo eran profesoras de educación física y tra­
bajaban con discapacitados. Sin embargo, en el consultorio que dirigían,
ricos que permitan evaluar la eficacia de las diversas técnicas que se
ambas tenían pacientes particulares y aplicaban técnicas llamadas de
han venido usando a fines del siglo xx y principios de este.
"placereado" (OFT).
Por el contrario, creo que hay objeciones éticas de peso con res­
pecto a ciertas técnicas utilizadas tales como el uso de la prostitu­ Implicación sexual del psicoterapeuta e~ el seno de la pareja
ción, intercambio sexual entre cliente y terapeuta, o visualización de
Un consejero matrimonial que presuntamente sedujo a una paciente,
parejas realizando actos sexuales detrás de un espejo.
deberá pagar 3.400.000 dólares al marido de esta por los daños causados.
Nos parece que ninguna de estas técnicas que acabamos de men­ Un tribunal dictaminó ayer que el especialista Gerald Kersenbrock había
cionar deberían justificarse desde el punto de vista ético, no solo por­ infligido daños emocionales a Steven Ertel al mantener relaciones sexua­
que es bastante dudosa la eficacia terapéutica que puedan tener, sino les con su esposa luego de que la pareja acudiera a él en busca de aseso­
porque no cualquier medio justifica cualquier fin. Por otra parte, los ramiento sexual. "Gerald Kersenbrock destruyó la familia de Steven
mismos objetivos pueden lograrse sin tener que recurrir a la explota­ Ertel", declararon los jurados, "Que un especialista en terapia de parejas
ción sexual de personas. haya actuado corno lo hizo es inconcebible". Kersenbrock negó haber
mantenido relación sexual con Amal Ertel pero admitió haberse encon­
En cuanto a otros objetivos y técnicas utilizadas por las terapias trado con ella fuera del consultorio. (Despacho de la agencia Reuter desde
sexuales en los que no haya explotación de personas o imposición de San Diego, California, 4 nov. 1989. Publicado por El País. Montevideo,
valores antropológicos y éticos a las parejas, creemos que pueden ser 5/11/1989).
éticamente admisibles como instrumentos útil al servicio de la adecua­
da funcionalidad sexual y del crecimiento del vínculo amoroso entre las
parejas. Para eso se requiere que no haya explotación ni seducción de CóDIGOS DE ÉTICA PROFESIONAL

valores y que la pareja llegue a dar un consentimiento válido antes Code of Ethics AASECT American Association of Sexualrty Educators,
de comenzar las sesiones terapéuticas, luego de ser adecuadamente Counsellors and Therapists (2008)
informados de los objetivos y técnicas que se emplearán, valores éticos (N) The member practicing counseling or therapy shall not engage,
implicados, beneficios, riesgos, y alternativas de tratamiento. attempt to engage or offer to engage a consumer in sexual behavior whe­
378 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 379

ther the consumer consents to such behavior or not. Sexual misconduct e. Terapia grupal
includes kissing, sexual intercourse and/or the touching by either the mem­
La terapia de grupos es frecuentemente usada en la práctica psico­
ber or the consumer of the other's breasts or genitals. Members do not
lógica­!": Y buena parte de los problemas éticos que se suscitan en la
engage in such sexual misconduct with current consumers. Members do
not engage in sexual intimacies with individuals they know to be close rela­ relación psicológica individual también se plantean en las terapias
tives, guardians, or significant others of a current consumer. Sexual mis­ grupales o en los grupos psicológicos de cualquier tipo: ¿ Qué prepara­
conduct is also sexual solicitation, physical advances, or verbal or nonver­ ción deben tener los psicólogos que lleven grupos? ¿Por qué recomen­
bal conduct that is sexual in nature, that occurs in connection with the dar que determinadas personas participen de una terapia grupal y no
member's activities or roles as a counsellor or therapist, and that either (1) de una individual? ¿Solo porque aquellas abarcan a mayor número de
is unwelcome, is offensive, or creates a hostile workplace or educational personas y son económicamente más accesibles? ¿Qué criterios usar
environment, and the member knows or .is told this or (2) is sufficiently para seleccionar a los que se integren a un grupo? ¿ Qué garantías tene­
severe or intense to be abusive to a reasonable person in the context.
mos de que la participación en los grupos sea realmente voluntaria?
Sexual misconduct can consist of a single intense or severe act, or of mul­
¿Qué características debe tener el "acuerdo" que se entable entre el psi­
tiple persistent or pervasive acts. For purposes of determining the existen­
cólogo y cada miembro del grupo? ¿Cómo enfocar el tema del consen­
ce of sexual mísconduct, the counseling or therapeutic relationship is dee­
timiento válido y el acuerdo informado entre un psicólogo y un grupo?
med to continue in perpetuity.
¿Hasta qué punto el consentimiento puede ser informado, si el hecho
Código de Ética de la American Psychological Association (2010)
de informar sobre ciertas técnicas que se usarán en el proceso grupal
10.06. Intimidad sexual con el actual cliente/paciente. Los psicólogos no se las haría inutilizables? ¿Cuál es la diferencia entre la utilización de una
involucran en intimidad sexual con el actual cliente/paciente. "idea creativa e innovadora" y experimentar con los grupos? ¿Cómo
,
10.08. Intimidad sexual con antiguo cliente/paciente a) Los psicólogos no • 1
asegurar la confidencialidad? ¿Cuál es el límite de privacidad que debe
se involucran en intimidad sexual con antiguos clientes/consultantes antes ser preservado entre los miembros de los grupos? Trataremos de expo­
de dos años de haber cesado o terminado la terapia. ner con algo más de detalle algunos de estos problemas217.
1
Código de Ética de la American Association for Marriage and Family l. Capacitación del líder de grupo. Como consecuencia de la
Therapy (AAMFT) (2001) . teorí; psicológica sustentada en cada una de las escuelas de terapia
1.4 Sexual intimacy with clients is prohibited. grupal surge cual es el tipo de líder que se considera apropiado para
1.5 Sexual intimacy with former clients is likely to be harmful and is
la experiencia grupal218, y por tanto, el tipo de preparación que cada
therefore prohibited for two years following the termination of therapy or una de las teorías exige para esos líderes, que, obviamente, carece de
last professional contact. In an effort to avoid exploiting the trust and toda uniformidad. Mientras en algunas escuelas se exige casi ningu­
dependency of clients, marriage and family therapists should not engage in
216. En una encuesta hecha a 402 miembros de la división 17 de la American Psycho­
sexual intimacy with former clients after the two years following termina­
logical Association (apoyo psicológico) mostró que el 47% de los que respondie­
tion or Iast professional contact. Should therapists engage in sexual intima­ ron usaban terapia de grupos en sus prácticas. Cf. Brown, S., Handbook of coun­
cy with former clients following two year~ after termination or last profes­ seling psychology, Nueva York: John Wiley & Sons, 2008, p. 767.
217. Braaten, L., "Sorne ethical dilemmas in sensitivity training, encounter groups and
sional contact, the burden shifts to the therapist to demonstrate that there
related activities Scand", J. Psy 20 (1979) 81­89.
has been no exploitation or injury to the former client or to the client's 218. Los "dinamizadores", "nutricios", "ingenieros sociales", "impersonales", "laissez­
immediate family. fairs" y "gerenciales". Cf. Lieberman. Citado por Braaten, L., Sorne ethical... op.
cit.., pp. 81­91.
380 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 3Sl

na formación teórico­práctica, en otras, son imprescindibles años de 3. Haber tomado conciencia de los asuntos éticos y las propias
entrenamiento. La sociedad, a través de sus organismos competen­ actitudes éticas con colegas que hayan tenido experiencia de
tes, debería estar al tanto de cuáles son las condiciones mínimamen­ muchos años en la terapia grupal.
te adecuadas en ese sentido y vigilar que se cumplan219. El criterio a 4. Estar dispuesto, por adelantado, a proporcionar a los miem­
establecer para alcanzar ese mínimo es algo que merece ser analiza­ bros de los grupos orientaciones éticas escritas, a fin de anali­
do detenidamente entre quienes están llevando a cabo este tipo de zarlas en el primer encuentro.
práctica psicológica y quienes son responsables de la salud pública. 5. Tener el hábito de consultar opiniones expertas apenas surjan
Desde el punto de vista ético habría que decir que lo que puede ser decisiones dificultosas que tengan que ser tomadas, y saber
muy perjudicial para la sociedad es que no exista ningún tipo de con­ buscar supervisión periódica con expertos.
trol de los líderes de grupos terapéuticos. Y el control ,de este tipo de 6. Ser firme en el apoyo de conductas éticas durante la experien­
profesionales corresponde tanto a las asociaciones profesionales, cia grupal.
como al Ministerio de Salud Pública. .
Pensamos que los criterios "mínimos" de capacitación del grupo­ 2. Selección de los participantes. Otro problema ético relevante
terapeuta, que exponemos a continuación=", son muy apropiados en es el vinculado a la selección de los sujetos que van a participar en las
ese sentido. Esto significa que entre las habilidades que debe adquirir dinámicas de grupos. El código de ética de la American Psychologi­
un psicólogo que trabaja con grupos están las de: cal Association (1973) dice que "una entrevista de selección debe
hacerse antes de la aceptación por parte del líder de cualquier inte­
l. Saber identificar, prever y reaccionar a los típicos problemas grante del grupo. Es su responsabilidad excluir aquellas personas
de la experiencia grupal, para lo cual es necesario: a) tener un que él juzgue que la experiencia grupal puede serles inapropiada".
conocimiento teórico adecuado de las terapias de grupos; b)
saber usar adecuadamente las principales estrategias y técni­ Teniendo en cuenta esto parece evidente que no todas las perso­
cas de grupo; e) proteger al paciente fomentando su participa­ nas están preparadas para participar en una experiencia de dinámica
ción activa; d) saber interpretar la dimensión no verbal en los de grupos. Por ejemplo, ¿es éticamente justificable incluir en un mis­
grupos; e) ser capaz de diagnosticar las actitudes y conductas mo grupo a personas que tengan problemas socioafectivos leves (de
de los miembros del grupo. tipo neurótico) junto a quienes sean extremadamente narcisistas,
2. Estar familiarizado con los códigos de ética de las asociaciones drogadictos, alcohólicos, sociópatas (personalidad psicopática),
profesionales. paranoicos, suicidas, psicóticos agudos, maníacos depresivos?221.

219. La American Group Psychotherapy Association exige un mínimo de dos años de 221. Otras preguntas no menos importantes son las siguientes: ¿Conviene que un
formación con 120 h. de experiencia clínica acompañando grupos junto a terapeu­ matrimonio que pasa por una crisis del vínculo se integre a un grupo terapéutico?
tas experimentados y más 75 h. de animación directa de grupos, supervisada por un ¿Conviene que los candidatos a la experiencia grupal no se conozcan previamen­
psicoterapeuta ya graduado. Y como parte de esas horas de formación, autores te entre sí al empezar el grupo, o es indiferente que sean amigos o extraíios? ¿Es
como Paradise y Siegelwaks plantean que se debe proponer permanentemente a los inocuo desde el punto de vista de los futuros riesgos que compañeros de la misma
alumnos problemas éticos relacionados con los grupos, para que de esa forma, sal­ oficina o trabajo formen parte ele una maratón grupal? ¿Conviene admitir al "gru­
gan preparados a no infringir los principios y normas éticas básicas. Paradise, L., po adicto", es decir, aquel sujeto que se apunta a todo tipo de experiencia grupal
Siegelwaks, B., "Ethical training for group leaders", The Journal [or Specialists in que encuentra como oportunidad? ¿Conviene que el líder del· grupo admita a
Group Work. 7, (3) (1982) 162­166. Citado por Corey y otros, Jssues & ethics in the alguien que en la vida real es su subordinado, ya sea como parte de su departa­
helping Professions, California: Brooks/Cole Publishing Co, 1985, 240. mento o de su grupo de trabajo? ¿Conviene que en un mismo grupo estén quienes
220. Cf. Gumaer, en Corey op. cit, p. 255, y Kottler, J., Pragmatic group leadership, tienen rango de subordinación, por ejemplo, docentes y alumnos, gerentes y tra­
Monterey (California): Brooks/Cole, 1983. bajadores?
............
ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE . 383

......
382 MANUAL DE PSICOÉTICA

Lakin222 propone que entre las personas que deberían excluirse 3. La voluntariedad en la participación . No son raros los casos
de la terapia de grupos estarían aquellas en las que se sospecha sig­ de directivos de empresas e instituciones que se sienten motivados a
nos de paranoia o las que tienen extremos de ansiedad tal que les organizar sesiones de grupos llevados por psicólogos y exigen la par­

.....
....-
impide un nivel adecuado de comunicación con los demás. También ticipación obligatoria de sus empleados o subordinados. ¿Qué debe­
considera motivos de exclusión: 1) individuos que se volverían dema­ ría hacer el psicólogo en esas circunstancias? En principio, parecería
siado defensivos frente a la realimentación que reciban de los demás; que ese tipo de "encuadre" coercitivo de la experiencia grupal debería
2) personas que tiendan a proyectar sus sentimientos sobre otros y a estar contraindicada, y el psicólogo debería poner siempre como
sentirse victimizados por ellos; 3) personas con la autoestima tan condición que la participación sea libre y sin represalias. No obstan­
baja que necesitan permanente reforzamiento. te, habría circunstancias excepcionales ­merecedoras de un muy


meticuloso examen valorativo­ que justificarían tal tipo de obligato­
En cambio señala como aptitudes positivas para participar en un
riedad de la experiencia grupal si fuesen la única alternativa posible
grupo a aquellos individuos con: a) habilidad básica para comunicar­
para solucionar problemas de relación graves y urgentes en el seno
se; b) grados de vulnerabilidad emocional adecuada, y e) tolerancia a
de la institución. En ese caso, el psicólogo debería alertar a los indi­
la interacción con otros.
viduos y a las instituciones en las que esto suceda de las ventajas y
En todo caso, pensamos que lo apropiado desde el punto de vista riesgos que ­en su saber y entender­ podrían surgir con dichos pro­
ético es que la participación en una terapia grupal o en sesiones de cedimientos. Además, el psicólogo debería poner como condición
dinámica de grupos abierta a un proceso terapéutico, no dependa que, en caso de producirse secuelas de tipo psicológico en quienes
de la demanda de los candidatos, sino de un específico criterio de participan de la experiencia grupal, estas personas puedan atenuar
selección basado, por lo menos, en una entrevista individual con los tales efectos adversos recurriendo a otras formas de asistencia psico­
aspirantes. En todo caso, el candidato a la terapia grupal debe saber lógica posterior. Si se tratase de grupos integrados por consultantes
cuáles son los criterios que se utilizan. Por otro lado, no basta con de un hospital psiquiátrico, el objetivo sería estrictamente terapéuti­
una selección de los candidatos hecha en base a los inscritos en un co. Se justificaría, en ese contexto, cierta forma de presión para que
"formulario de inscripción" que trate de conformar grupos más o los consultantes participen, pero también debería existir la posibili­
menos heterogéneos, según ocupaciones, profesiones, actividades Y dad 'de que el consultante se negase a participar sin recibir represa­
sexos. Parece bastante evidente que ese único criterio es insuficiente, lias de la institución.
y que individuos con problemas psicológicos del campo psiquiátrico
(psicosis, esquizofrenia, depresiones endógenas) no deberían estar 4. La preparación de los candidatos y el consentimiento váli­
en grupos con personas sanas, sino en grupos homogéneos con con­ do. Hay psicólogos que se niegan a hacer alguna preparación en los
sultantes de su misma categoría. Por consiguiente, la pregunta ética­ candidatos a participar, mientras que otros tienen el firme convenci­
mente responsable que debería hacerse un terapeuta grupal cada vez miento de la conveniencia de esa instancia previa, en orden a la efec­
que se encuentra ante un candidato a integrar un grupo, debería ser tividad de la misma experiencia. Pero, desde el punto de vista ético,
la siguiente: "¿Es apropiado que esta persona participe de este grupo, ¿se debe o no, preparar a los sujetos? Si por preparación se entiende
con este líder y en este momento?" que los candidatos estén adecuadamente informados de lo que impli­
ca la experiencia en sus aspectos más relevantes y previsibles, hay
222. M. Lakin, Ethical issues in the psychotherapies, Nueva York: Oxf. Univ. Press,
1988, p. 74. que responder categóricamente que sí. La forma concreta como se
384 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 385

haga esta preparación, ya es otro asunto diferente y habrá que verlo la desmitificación del proceso grupal, sobre todo en aquellos candi­
en cada circunstancia. Pero es un derecho de toda persona el poder datos que tienen expectativas desproporcionadas o fantasiosas al res­
dar un consentimiento válido ante cada alternativa vital que un pro­ pecto. Y por eso recomienda que en el acuerdo o contrato con los
fesional le ofrezca, y hacerlo después de recibir suficiente y adecuada participantes se diga explícitamente que participar en la experiencia
información. grupal implica:

En ese sentido la American Association for Group Work en su trabajar con otros para lograr las metas que se proponga el grupo,
código de ética de 1980 establece los siguientes criterios: ­aprender a escuchar a otros, ­responder concretamente a otros ­dejar
que otros entren en su "mundo", ­dejar que otros conozcan lo que le
l. los líderes grupales deben informar exhaustivamente a los miem­ gusta acerca de ellos y lo que lo separa de ellos, ­compartir lo que Ud.
bros por adelantado y, si es posible, por escrito, con respecto a las aprende respecto a sí mismo en el grupo­ recibir y dar realimen­
metas del grupo, las habilidades del líde.r y los procedimientos que se tación225.

.....
llevarán a cabo; 2. Los líderes grupales deberán explicar, de un modo
tan realista como sea posible, qué servicios pueden y no pueden ser Si cada individuo da su consentimiento a un acuerdo que conten­
brindados en una organización de grupo determinada. ga las informaciones que acabamos de decir, es probable que la
mayoría de los riesgos e inconvenientes de los grupos queden muy
Habría que agregar además, que hay que informarle sobre cuáles
minimizados .
son los posibles inconvenientes o riesgos que puede tener la partici­
pación en la experiencia grupal y, en particular, todo aquello que ten­
5. ¿Desnudarse sin límites? ¿Es la apertura de toda intimidad lo
ga que ver con la confidencialidad. Además, es altamente convenien­
único que un psicólogo o un grupo debe buscar cuando se trata de la
te hacerle saber que entrar a la experiencia grupal no implica que se
participación en la experiencia grupal? ¿Debería establecerse un
deba permanecer en ella durante todo el proceso223. Como dice
límite infranqueable cada vez que un grupo presiona insistentemen­
Corey'?" la preparación a la experiencia grupal tiene como cometido
te para que un individuo cuente determinados asuntos de carácter
223. Algunos estiman necesario que el individuo sepa antes de empezar que, si decide reservado? ¿Hay áreas que merecen "protegerse" de la "mostración
interrumpir el proceso grupal, el psicólogo querrá saber en ese momento los grupal"? Estas preguntas se refieren al derecho a la intimidad que

--
motivos específicos de su decisión. Esto se considera conveniente por cuanto la
decisión de dejar el grupo en un momento de depresión o de mucha angustia tiene todoser humano. Cuando este "fuero interno" es forzado a
podría traer como consecuencia una tentativa de suicidio, ante la cual el psicólo­ abrirse se viola un derecho humano fundamental. Pero, ¿qué crite­
go debe tomar medidas de prevención.
224. Estos autores explican así su manera de proceder: "Nuestra práctica es preparar rios éticos nos permitirían saber con precisión sobre ese límite?
sistemáticamente a los participantes, sea que se trate de terapia semanal de gru­
pos, grupos de crecimiento, grupos de fin de semana o talleres grupales de una .las vías de minimización de estos riesgos. También dejamos tiempo para tratar
semana de duración. En nuestros talleres de entrenamiento hemos visto mucha las falsas concepciones que la gente tiene de los grupos y para explorar cualquier
resistencia que puede ser atribuida a la falta de conocimiento de los procesos temor o resistencia que tengan los miembros ... Además, les decimos que dedi­
grupales y a la falta de claridad de las metas. Lo que decimos aquí se aplica a quen tiempo a clarificarse a sí mismos qué es lo que buscan en la experiencia
todo tipo de grupos con algunas modificaciones. Tanto en la sección de selección grupal. Para que esto se haga más concreto, les pedimos normalmente que hagan
como en el encuentro inicial del grupo exploramos las expectativas de los miem­ un contrato que implique áreas de interés que quieran trabajar en el grupo. Tam­
bros, clarificamos las metas y los objetivos, discutimos los detalles de procedi­ y
bién les invitamos a que pongan por escrito sus metas aquellos puntos más sig­
miento, exploramos los posibles riesgos y valores de la participación grupal y nificativos que esperan cambiar en sus vidas" (Cf. Corey, Schneider, P. Callanan,
discutimos las guías para obtener lo mejor de la experiencia. Como parte de la lssues & ethics in the helping, California: Professions Brooks/Cole Publishing Co
preparación de los miembros, nos gusta incluir la discusión de los valores y limi­ 1985, p. 250).
taciones de los grupos, los riesgos involucrados en la participación del grupo, y 225. Ibíd., p. 254.
386 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE. 387

Creemos que no es posible establecerlo a priori. Debe ser el "sentido ne con un acuerdo grupal explícito en el que se establezcan los lími­
común" y la responsabilidad ética de los profesionales los dos funda­ tes y las mutuas responsabilidades de los integrantes.
mentos para ayudar a los miembros del grupo a que se traten con No olvidemos, sin embargo, que el deber ético de mantener en
respeto mutuo evitando que haya indebidas presiones violatorias de secreto lo que los individuos quieren guardar como tal, no es un
la autonomía personal. Aunque los límites nunca son totalmente cla­ deber absoluto y tiene también sus excepciones respecto a las cuales
ros, sería un procedimiento éticamente cuestionable que el psicólo­ no repetiremos lo ya dicho en ocasiones anteriores.
go se escondiera detrás de la "neutralidad" para dejar que algunos
miembros del grupo ejerzan su presión sobre los demás, sin ningún 7. Los objetivos grupales y la selección de técnicas. Las posibi­
tipo de límite. lidades de aplicar técnicas que faciliten la expresión de determinados
sentimientos son inmensas pero, como tales, pueden usarse como
6. La confidencialidad . ¿Cómo asegurar que los datos espontá­ mero recurso "gimnástico" o "lúdico" por parte del animador, sin
neos y libres que se expresan en la sesión de terapia, permanecen evaluar responsablemente las posibles consecuencias de su aplica­
exclusivamente en el recinto grupal? Como profesionales, los psico­ ción. Hay algunas que solo son trucos engañosos; otras, que solo sir­
terapeutas tienen el deber de asegurar la confidencialidad, pero los ven para incrementar el poder del terapeuta sobre el grupo, o cuyo
participantes en una terapia de grupo ­muchos de ellos en condicio­ propósito primario es crear una atmósfera conflictiva en la dinámica
nes psicológicas seriamente debilitadas­ ¿están en condiciones de de la experiencia. Por último, hay técnicas que presionan a los miem­
mantener el secreto? ¿ Qué puede suceder si un miembro revela ­en bros del grupo a perder el respeto por la dignidad de los demás, o a
un momento de crisis­ datos "sensibles" de la empresa en la que tra­ perder la propia frente a los demás'?". La aplicación y la participa­
baja o de la oficina ministerial de la que es un alto mando? ¿Cómo ción de los miembros del grupo en determinadas "técnicas de movi­
asegurar el secreto si un miembro en un momento de emotividad no lización grupal" implica un cierto de grado de coerción que hace
controlada revela que padece sida pero quiere, de todos modos, per­ plantear el interrogante por los límites adecuados para mantener el
manecer en el anonimato? Ejemplos de ese tipo nos ayudan a darnos resneto merecido a los demás. Hay algunas que, mal usadas, lindan
cuenta de que las consecuencias negativas y los perjuicios que se con Jo sádico porque contradicen, humillan, ridiculizan o hacen que
derivarían de la ruptura del secreto por los integrantes de los grupos un integrante se vuelva el centro del desprecio del grupo a fin de obli­
podrían ser muy graves. garlo a que exprese su intimidad, reaccione y modifique sus valores o
conductas. La licitud de estas técnicas de confrontación227 debe ser
Un medio apropiado al que el psicólogo puede recurrir con el
cuidadosamente evaluada desde el punto de vista ético ya que podría
objetivo de disminuir dichos perjuicios consiste en plantear el tema
traer graves consecuencias para el individuo afectado, y los límites
de la confidencialidad de forma abierta y franca en las primeras
entre el abuso y lo éticamente justificable no son claros.
sesiones, y que sea el grupo el que asuma esta dificultad con todas las
consecuencias que se derivan de ello. Puede ser que desde el punto de 226. Preguntas del tipo: ¿quién es el/la más poderoso/a en este grupo, el/la más
hermoso/a, atractivo/a sexualmente, el/la más inteligente, el/la más simpático/a o
vista técnico esto genere ciertas incomodidades para los animadores agradable? pueden llevar a que los miembros del grupo se sientan presionados a
de grupo, pero tal cosa fácilmente puede ser integrada a la misma verbalizar sentimientos que jamás harían en condiciones normales, ni tampoco
en el grupo si el/la psicólogo/a no se lo preguntara usando técnicas específicas
dinámica del proceso. Y es altamente deseable que este primer trata­ para ello. Lakin, M., Ethical issues .. , op. cit, p. 81.
miento directo del tema por parte de los integrantes del grupo culmi­ 227. Corey, op. cit, p.253.
......
....

..... 388 MANUAL DE PSICOÉTICA

He aquí algunos criterios que podrían tenerse en cuenta:


ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACI~NTE

otros pueden ser altamente sofisticados y dañinos229, si no hay tiempo


suficiente como para manejarlos individualmente con el mismo tera­
389

l. Una técnica puede usarse siempre que tenga un propósito defi­


peuta grupal. Algunos psicoterapeutas aducen que aun los "castigos"
nido y una probabilidad cierta de lograr un beneficio propor­ que un grupo proporciona a un sujeto, terminan siendo re­situados y
cionado al proceso concreto de "un" grupo. redimensionados por la dinámica grupal a medida que esta va avan­
2. El animador debe conocer bien ese propósito y saber usar la zando. De esa manera, los "castigadores" caen en la cuenta de lo que
técnica. Debe, además, saber cómo proceder ante las conse­ han hecho y de sus motivaciones, y el "castigado" toma conciencia de
cuencias que se derivan del uso. que aquello que se le había atribuido puede ser manejado de forma
3. Toda técnica debe ser juzgada desde el punto de vista ético y no constructiva. El problema ético surge porque las dinámicas grupales
puede ir contra la dignidad de lapersona o presionar coactiva­ tienen un tiempo definido de transcurso y no siempre es posible llegar
mente su libertad. a esta situación de equilibrio en la homeostasis grupal+".
4. En caso de que una técnica sea "agresiva" debe ser posible jus­. El grupo también puede presionar a sus integrantes a la práctica
tificar su uso ante un comité de ética, mostrándola como una de determinadas "reglas de conducta" como válidas para todos, ya
alternativa proporcionada al beneficio esperable. sea decidiéndolo por mayoría o por la "seducción" de sus líderes
S. No deberían emplearse técnicas en un momento en que no dominantes. Podría, por ejemplo presionar para que los que no se
haya más tiempo para que el grupo se haga cargo de las reac­ han drogado nunca, lo hagan; o que los que no han tenido relaciones
ciones que éstas provocan. sexuales hasta ese momento, las tengan; o que los que no han robado,
lo hagan, etc: ¿Qué debe hacer el psicoterapeuta en estos casos?
8. El poder y la coercitividad grupal. Otro problema no menos ¿Debe seguir siendo no directivo, como propugnan muchas escuelas
importante es el de las traumatizaciones que pueden causar unos
¡ ,.
de terapias? ¿Qué haría el terapeuta si un grupo presiona a determi­
miembros del grupo a otros. Las diferencias de poder intragrupal, la 229. Ciertos centros de desintoxicación de drogadictos o alcohólicos recurren a estos
agresividad reprimida liberada en el grupo y los odios y venganzas fru­ procedimientos para desarticular al individuo, a fin de que pueda luego reaccionar
y reestructurarse como persona. Sin embargo, el punto preciso de lo éticamente
tos de la misma dinámica grupal, pueden llevar a que los miembros justificable es muy cercano al de la violación de los derechos humanos. El escruti­
más indefensos terminen siendo dañados más o menos seriamen­ nio público de estas técnicas, que solo pueden justificarse en situaciones excepcio­
nales, es imprescindible. Justamente porque la sociedad no lo hacía, se ha informa­
te228. Los "chivos expiatorios" de los grupos pueden ser seriamente do de que ciertos centros de rehabilitación de drogadictos de Italia han llegado, con
dañados por los "vengadores". Los "castigos" que unos proporcionan a las dinámicas grupales a cometer verdaderas atrocidades. Las Instituciones Católi­
cas Italianas de Rehabilitación de Drogadictos han denunciado hace unos afias
atrás el uso de "técnicas grupales" que semejan más a salas de tortura pública, que
228. No faltan los grupo­terapeutas que incentivan que los miembros de sus grupos intentos humanizadores de reinsertar al drogadicto en la sociedad. Véase en Jos
liberen físicamente su agresividad. Han habido verdaderos accidentes por este "Casos para el debate" del literal dedicado a los problemas éticos de la asistencia a
motivo. Cf. Carey, op. cit., p. 253. Estos autores proponen ciertas orientaciones los drogadictos, el caso relatado por Santiago Femández Ardanaz.
para aquellos casos en que sea conveniente usar técnicas: a) Tales técnicas no 230. Más preocupante aun es lo que Lieberman, Yalom y Miles (1973) encuentran en
deben ser usados con clientes a quienes el animador no conoce bien. La naturale­ uno de las investigaciones hechas por ellos: los terapeutas grupales llegaban a
za de la relación cliente­grupo­terapeuta y la personalidad del cliente son variables darse cuenta solo de 2 de los 16 casos de deterioro de los sujetos a causa ele la
decisivas a la hora de decidir si se pueden usar técnicas y ejercicios físicos. b) Los terapia grupal. Por el contrario, los miembros del grupo llegaban a ciarse cuenta
animadores grupales deben proteger a los miembros de cualquier daño, deben de todos los casos, menos 4. Esto suscita el interrogante de si los terapeutas gru­
estar preparados para enfrentar derivaciones imprevistas que surjan de las técni­ pales, de hecho, no subestiman el riesgo de daño que pueden ocasionar con la
cas físicas. e) Un animador debutante debe usar técnicas físicas solo si tiene super­ terapia grupal. Cf. Thornpson, Ethical concerns in psychotherapy and their ramifi­
visión disponible o si tiene un coanimador experimentado en dichas técnicas. cations, Nueva York:Univ. Press of America, 1983.
390 MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE' 391

nadas miembros a tomar actitudes cuasi terroristas como "demos­ naturales que se dan cuando una persona experimenta cambios sus­
tración" de la '.'liberación de la figura paterna" alcanzada en el grupo? tanciales en su proyecto vital o en sus comportamientos.
¿Cuál debe ser el papel del terapeuta en esos casos? ¿Será suficiente En cuanto al seguimiento, la American Association for Group
con decirles "piénsenlo durante una semana", "reconsideren el asun­ Work en sus orientaciones, sugiere que "Si se necesita o pide, los ani­
to y después decídanlo"? ¿O deberá establecerse un criterio explícito madores de grupos proveerán a los miembros la posibilidad de hacer
más claro al respecto? consultas entre una sesión y otra, y un seguimiento después de la ter­
minación de los grupos"231. Quizá esa sea la respuesta adecuada y
9. Otros problemas éticos del transcurso de la experiencia suficiente con respecto a este punto. Aunque la conveniencia del
grupal. Mencionemos al pasar algunas otras dificultades de la expe­ seguimiento sea importante desde el punto de vista técnico o cientí­
riencia grupal que suscitan interrogantes éticos más o menos impor­ fico, no parece que deba ser considerado un deber moral hacerlo o,
tantes, sin pretender aquí llegar a ningún criterio orientativo al res­ por el contrario, una irresponsabilidad no hacer el seguimiento ético,
pecto. Nos referimos a las siguientes situaciones: salvo que, del no seguimiento, se causasen importantes perjuicios al
exparticipante de una terapia grupal.
a. Las relaciones personales "extragrupales" del terapeuta con los
miembros del grupo. Los integrantes pueden buscar invitar al
psicólogo a que participe de sus actividades colectivas (fiestas, CASOS Y TEXTOS PARA EL DEBATE
etc.) o aun, de sus vidas privadas. ¿Qué es lo correcto en estos
casos? Irresponsabilidad y iatrogenia

b. El uso de drogas o alcohol en las sesiones o maratones grupa­ El psicólogo Fernando Rodríguez es un fuerte defensor de la escuelas,
les. ¿Deben establecerse criterios específicos al respecto? del "dilo tal cual es". En el primer encuentro que tuvo con un grupo nuevo,
c. El "grupoholismo", es decir la actitud reiterada de ciertos indi­ Rodríguez se centró en Juan Díaz, quien había venido por orden dada del
gerente de la empresa donde trabajaba, que consideraba que todos los tra­
viduos de salir de una experiencia grupal y buscar la siguiente,
bajadores de la sección de Juan debían pasar por tan rica experiencia. Ani­
haciéndose dependientes de esta forma de interacción humana 1
mado por el psicólogo a revelar al grupo detalles íntimos de su vida, Juan
o terapia psicológica. ¿Es eso facilitado o inducido por los psi­ los compartió con todos. Después de ello el terapeuta y los demás miembros
cólogos? ¿Deben estos tratar de impedir dichas actitudes? del grupo empezaron a analizarlos, resaltando, en particular, las insuficien­
cias personales de Juan y sus carencias para resolver esos problemas. Juan
10. La vuelta a la vida y el seguimiento postgrupal. Las maneras nunca más volvió a las sesiones grupales y entró en un proceso depresivo
de proceder por parte de las escuelas de terapia grupal en este aspecto que lo llevó a un intento de suicidio. Como consecuencia de esto, terminó
son variadas. En líneas generales hay que decir que el psicoterapeuta internado en un hospital, con Jo cual perdió el trabajo que hacía pocos
debe tener en cuenta el hecho de la reinserción en la vida de los sujetos meses había empezado y que tanto le había costado encontrar. Ahora vaga
y preparar a los integrantes del grupo para evitar posibles dificultades desocupado y deprimido, sin poder pagar ni siquiera al psicólogo. El grupo
nunca llegó a enterarse de lo que había sucedido y el psicólogo que lo llamó
en ese proceso. La forma concreta de hacerlo dependerá de las condi­
por teléfono para ver por qué no venía a las sesiones, se dio por satisfecho
ciones del grupo y de muchas otras circunstancias que deben ser eva­
cuando supo que en el hospital psiquiátrico lo estaban atendiendo por su
. luadas en cada caso. Pero el hecho de que el psicólogo sea responsable depresión (OFT).
de disminuir al máximo el sufrimiento que pueda surgir con la rein­
serción, no quiere decir que sea su obligación suprimir los conflictos 231. Citado por Corey, p. 263.
' ...,

:111· MANUAL DE PSICOÉTICA ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE 393

l111t,1·v,,11dc'111 sin calcular los riesgos ra y tres que no nos gustara de los demás. Esto podía haber estado bien, pero
1)1., 1111 psicólogo clínico con entrenamiento en terapia individual y que se le fue la mano. ¡Imagínate!, algunas cosas que se decían eran verdaderos
insultos, como el hecho de describir a una persona que era verdaderamente
ha l ruido práctica privada, ha leído últimamente un par de libros sobre el
buena, como "pasiva" y "dependiente". Y si el merecedor (ele tal adjetivo) se
proc so de Grupos de Desarrollo Humano. Tiene una amiga en la cátedra de
defendía y protestaba, la gente se molestaba. Y preguntaban: "¿por qué estás
1111 departamento universitario donde el catedrático se ha mostrado interesa­
tan a la defensiva?, no te estamos degradando". Cuando otros lo defendían,
do en que el cuerpo docente de su departamento participara en alguno de
el líder del grupo decía: "Ya ves que otros salen en tu defensa ¡esto prueba
·sos grupos de crecimiento. Su amiga informó a DL del interés que tenía el
cuán pasivo y dependiente eres! Aquel líder era parte de la pandilla, en lugar
catedrático y de que había dinero disponible para tal tipo de taller. Como
de ser quien lo ayudara a uno" (Citado por Lakin, "Ethical ... ", p. 81).
pensaba que iba a ser beneficioso en el mejoramiento del ambiente humano
dentro del cuerpo docente, le pidió a su amigo que llevara adelante el grupo
de crecimiento, y este aceptó. Se hicieron los arreglos correspondientespero CóDIGOS DE ÉTICA PROFESIONAL
no se informó al cuerpo docente de la naturaleza de la experiencia pro¡¡mes­
Asociación de Especialistas en Terapia Grupal (USA) Código Ética 2007
ta. Simplemente se les dijo que se esperaba que participaran en un "taller de
desarrollo docente". Durante las sesiones, DL animó a los miembros del gru­ A.6. Professional Disclosure Statement
po a que expresaran todo tipo de sentimiento positivo o negativo hacia los Group Workers maintain awareness and sensitivity regarding cultural
demás. Algunos se mostraron renuentes a hacerlo pero el psicólogo los pre­ meaning of confidentiality and privacy. Group Workers respect differing
sionó un poco y resultó que, incluso, una pareja de profesores varones hicie­ views towards disclosure of information. They have a professional disclosure
ron insinuaciones sexuales hacia una de las profesoras. Después de esta statement which includes information on confidentiality and exceptions to
experiencia, algunos de los sentimientos expresados en el taller afectaron la confidentiality, theorÉtical orientation, information on the nature, purpose(s)
relación de trabajo entre varios integrantes del departamento. Debido a esto, and goals of the group, the group services that can be provided, the role and
le plantearon nuevamente a DL que les gustaría tener otro taller de segui­ responsibility of group members and leaders, Group Workers qualifications
miento para aliviar las tensiones que se habían suscitado con la primera to conduct the specific group(s), specific licenses, certifications and profes­
experiencia. Este les respondió: "Realmente no tengo interés en hacer otro sional affiliations, and address of licensing/credentialing body.
trabajo grupal, en cambio, no tendría ningún inconveniente en recibirlos de
forma personal en mi consultorio privado para aquello que ustedes necesi­ A. 7. Group and Member Preparation
ten" (Citado por Carol­Schneider, "Ethics in ... ", p. 46).
a. Group Workers screen prospective group members if appropriate to
the type of group being offered. When selection of group members is
Presión institucional y marco profesional del grupo terapeuta appropriate, Group Workers identify group members whose needs
El presidente de una compañía manufacturera estaba muy entusiasmado and goals are compatible with the goals of the group.
respecto a los descubrimientos que había hecho en una "maratón" de fin de b. Group Workers facilitate informed consent. They communicate infor­
semana conducida por el equipo de terapia grupal. De ahí que decidiera con­ mation in ways that are both developmentally and culturally appro­
tratar a ese mismo equipo con el fin de mandar a todos los gerentes y jefes de priate. Group Workers provide in oral and written form to prospective
personal de la empresa, a que participaran de la misma experiencia (Citado members (when appropriate to group type): the professional disclo­
por Keith­Spiegel, "Ethícs in ... ", p. 136). sure statement; group purpose and goals; group participation expec­
tations including voluntary and involuntary membersbip; role ex­
pectations of mernbers and leader(s); policies related to entering and
Técnicas o procedimientos peligrosos sin medir las consecuencias
exiting the group; policies governing substance use; policies and pro­
"Aquella experiencia grupal resultó extraña. El psicoterapeuta insistía cedures governing mandated groups (where relevant); documentation
que nosotros empezáramos a decirnos unos a otros tres cosas que nos gusta­ requirements; disclosure of information to others; implications of
394 MANUAL DE PSJCOÉTICA

out­of­group contact or involvement among members; procedures for


consultation between group leader(s) and group member(s); fees and
time pararneters: and potential impacts of group participation.
c. Group Workers obtain the appropriate consent/assent forros for work
with minors and other dependent group members.
d. Group Workers define confidentiality and its limits (for example, legal
and ethical exceptions and expectations; waivers implicit with
treatment plans, documentation and insurance usage). Group Workers
have the responsibility to inform ali group participants of the need for
confidentiality, potential consequences of breaching confidentiality
5 Ética de la práctica psicológica
. .
en organizaciones
and that legal privilege <loes not apply to group discussions (unless
provided by state statute).

Principios éticos para psicólogos y código de conducta de la American


Psychological Association (2010)
10.03. Terapia de grupos. Cuando los psicólogos proporcionan servicios a
numeras personas en un contexto grupal, describen desde el principio los roles A. LA PRACTICA PSICOLÓGICA ORGANIZACIONAL
y responsabilidades de todas las partes y los límites de la confidencialidad.

La división 14 de la American Psychological Association (psicolo­


gía organizacional e industrial) ha adquirido cada vez más importan­
cia en la práctica psicológica. Tal como define la Sociedad para la
Psicología Organizacional/Industrial de los Estados Unidos su cam­
po de acción es 1:
1
'el estudio del comportamiento en contextos organizacionales y labo­
~ales así como la aplicación de métodos, hechos y principios de psi­
cología a individuos y grupos, en contextos organizacionales y labo­
rales.
Los psicólogos industriales/laborales facilitan las respuestas a
asuntos y problemas que involucran a las personas comprometidas en
el trabajo, sirviendo como consejeros, catalizadores en la industria,
negocios, trabajos, medios académicos, comunitarios y organizacio­
nes de salud.

l. Véase la web institucional de la Society for Industrial/Organizacional Psychology


en www.siop.org.

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