Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
htm
ÍNDICE:
2 EFECTO DE LA TEMPERATURA
2.2.1 MICROORGANISMOS PSICRÓFILOS
2.2.2 MICROORGANISMOS MESÓFILOS
2.2.3 MICROORGANISMOS TERMÓFILOS
2.3.1 CALOR HÚMEDO
2.3.2 CALOR SECO
3 LIOFILIZACION
9 EFECTO DEL pH
Hasta ahora hemos venido considerando el crecimiento de las bacterias en función de su fondo
genético, en relación con los nutrientes, y en unas hipotéticas condiciones ideales (óptimas). Sin embargo,
el trabajo experimental con microorganismos ha de tener en cuenta los factores ambientales, es decir,
una serie de agentes físicos y químicos que
3) permiten a los humanos controlar el crecimiento microbiano, por medio de la fijación de parámetros
para:
a) la mutagénesis,
No todos los microorganismos toleran del mismo modo un determinado factor ambiental. Así,
unas determinadas condiciones pueden ser nocivas para una especie bacteriana, y en cambio ser neutras o
beneficiosas para otra.
Antes de abordar el estudio de distintos agentes ambientales, conviene distinguir entre los efectos
que un determinado agente puede tener sobre la viabilidad y los efectos que pueden simplemente afectar
al crecimiento, a la capacidad de diferenciación (si la hubiera) o de reproducción.
Radiaciones Antibióticos
Ondas sonoras
Presión hidrostática
Presión osmótica
pH
2 EFECTO DE LA TEMPERATURA
CRECIMIENTO
La temperatura es uno de los parámetros ambientales más importantes que condicionan el
crecimiento y la supervivencia de los microorganismos.
La temperatura afecta a la velocidad de crecimiento (y, por lo tanto al tiempo de generación, g).
Cada bacteria (y suponiendo que el resto de condiciones ambientales se mantienten constantes) muestra
una curva característica de tasa de crecimiento en función de la temperatura, donde podemos distinguir
tres puntos característicos llamados temperaturas cardinales:
Temperatura mínima: por debajo de ella no hay crecimiento;
Temperatura máxima: por encima de ella tampoco existe crecimiento;
Temperatura óptima: permite la máxima tasa de crecimiento (o sea, g mínimo).
El margen entre la temperatura mínima y la máxima se suele llamar margen de crecimiento, y en muchas
bacterias suele comprender unos 40 grados.
Obsérvese en el gráfico que la temperatura óptima está más cerca de la máxima que de la mínima.
LA TEMPERATURA: ADAPTACIONES
EVOLUTIVAS
Cada especie o cepa bacteriana tiene temperaturas cardinales distintas, de modo que una bacteria
puede presentar una temperatura óptima superior a la temperatura máxima de otra, o inferior a la
temperatura mínima de una tercera. Según el rango de temperaturas al que pueden crecer las distintas
bacterias, se pueden establecer tres tipos principales:
2.2.1 MICROORGANISMOS PSICRÓFILOS
Las psicrófilas o criófilas: crecen a partir de entre -5 a 5ºC.
a) Las llamadas psicrófilas obligadas tienen temperatura óptima a 15-18ºC, como por
ejemplo Flavobacterium. La bacteria Polaromonas vacuolata, recientemente aislada en aguas
heladas de la Antártida es lo que pudiéramos llamar un psicrófilo extremo: tiene su óptimo de
crecimiento en 4ºC, y es incapaz de crecer a 14ºC (¡se muere de calor!).
Los psicrotrofos (psicrófilos facultativos) son más abundantes, ya que están adaptados a soportar
grandes oscilaciones térmicas, y en verano pueden crecer a unos 30ºC-40ºC. Algunas bacterias y hongos
pueden crecer en alimentos (carne, leche, frutas y hortalizas) que se guardan en frigoríficos, alterando las
cualidades organolépticas e incluso, echándolos a perder (una experiencia que casi todos hemos tenido).
2.2.2 MICROORGANISMOS MESÓFILOS
Los mesófilos presentan temperaturas óptimas a los 25-40ºC y máximas entre 35 y 47ºC. La
mayor parte de las eubacterias (incluyendo las patógenas) pertenecen a esta categoría. La mayor parte de
los microorganismos que viven en ambientes templados y tropicales, incluyendo los simbiontes y
parásitos, pertenecen a esta categoría.
2.2.3 MICROORGANISMOS TERMÓFILOS
Las únicas formas de vida capaces de vivir por encima de 65ºC son todas procariotas.
Los termófilos presentan óptimos a 50-75ºC y máximos entre 80 y 113ºC. Dentro de esta categoría se
suele distinguir las termófilas extremas (=hipertermófilas), que pueden llegar a presentar óptimos
cercanos a los 100ºC, y que taxonómicamente pertenecen al dominio de las Archaea.
Como ejemplo “clásico”, muy conocido por documentales de divulgación, recordemos que en el
famoso Parque Nacional de Yellowstone, en EE UU, existe la mayor concentración mundial de
fuentes volcánicas, con géiseres que emiten a más de 100oC, siendo esta temperatura bastante
constante, con oscilaciones de +/- 1 ó 2oC. Cuando esta agua sale, lo hace a punto de ebullición. El
riachuelo que genera va bajando su temperatura en su recorrido, de modo que se genera un gradiente
de temperatura en el que se pueden estudiar fascinantes comunidades microbianas adaptadas a esas
diversas temperaturas. Allí fue donde T.D. Brock descubrió la eubacteria termófila Thermus
aquaticus, de la que se extrae la ADN polimerasa termorresistente (Taq) empleada en la reacción en
cadena de la polimerasa (PCR) automatizada. Recientemente se está recurriendo a usar la polimerasa
de una arquea hipertermófila, Pyrococcus furiosus, que funciona muy bien a 100ºC.
Los hipertermófilos, con óptimos por encima de los 80ºC son de hecho incapaces de
crecer a menos de 37oC, como las citadas arqueas (ej., Thermoproteus, Pyrococcus,
Pyrodictium). La arquea Pyrolobus fumarii, habitante de los humeros termales
submarinos tiene su óptimo nada menos que a 105ºC y puede llegar a aguantar 113ºC,
y parece que detiene su metabolismo (por “frío”) a la “agradable” temperatura de 90ºC
(!).
Las termófilas facultativas pueden crecer a menos de 37ºC, como p. ej. la
eubacteria Thermus aquaticus.
Se han aislado bacterias termófilas en medios artificiales, como calentadores de agua domésticos e
industriales.
Al subir la temperatura por encima de la temperatura máxima de crecimiento, se dejan sentir los
efectos sobre la viabilidad: la pérdida de viabilidad significa que las bacterias dejan de ser capaces de
crecer y dividirse, aun cuando las transfiramos a un medio idóneo. La muerte por calor es una función
exponencial de primer orden:
dN/dt = -KT·N
O sea, y como se puede constatar en el gráfico adjunto, la acción del calor supone la muerte de
una fracción constante (KT) de la población sobreviviente en cada momento.
La cinética de primer orden sugiere que no existen efectos acumulativos, sino que la muerte se debe a la
destrucción o inactivación irreversible de una molécula o estructura esencial (como p. ej. el ADN
cromosómico o por creación de un daño irreparable en la membrana).
¿Cómo podemos caracterizar o medir en la práctica la inactivación por calor de una suspensión
bacteriana? He aquí algunos parámetros utilizados:
tiempo térmico mortal: es el tiempo mínimo requerido para que mueran todas las bacterias
de una determinada suspensión a una determinada temperatura;
tiempo de reducción decimal: es el tiempo requerido para reducir al 10% la densidad de la
suspensión, a una determinada temperatura (también llamado valor D);
punto térmico mortal: es la temperatura mínima que mata a todas las bacterias en un
tiempo determinado (normalmente el tiempo de referencia empleado es de 10 min).
Ejemplos
Antes de seguir adelante, es importante tener claro que, dependiendo de la temperatura y el tiempo
a que sometamos un material a tratamiento térmico, lograremos inactivación parcial de la población
microbiana (es decir, queda una fracción de células viables) o bien esterilización (=inactivación total).
En general, entendemos por esterilización todo tratamiento de un material con un agente físico
(como el calor, que nos ocupa en este momento) o químico (como veremos en el capítulo 14) que acarrea
la eliminación de toda forma de vida en él. Una vez estéril, el material sigue estéril indefinidamente con
tal de que esté encerrado en un compartimento estanco, sellado y libre del contacto con microorganismos
del ambiente exterior.
Centrándonos de nuevo en el calor, la inactivación parcial o la esterilización se pueden lograr por calor
húmedo o por calor seco.
La inactivación (total o parcial) por calor se debe a la desnaturalización de proteínas y a la fusión
de lípidos de membrana, debido a que se rompen muchos enlaces débiles, sobre todo los puentes de
hidrógeno entre grupos -C=O y H2-N-. Estos enlaces se rompen más fácilmente por calor húmedo (en
atmósfera saturada de vapor de agua), debido a que las moléculas de agua pueden desplazar a los puentes
de hidrógeno.
2.3.1 CALOR HÚMEDO
Por lo tanto, la inactivación por calor húmedo requiere menores temperaturas que la que se realiza
en ausencia de agua. Veamos algunos ejemplos de condiciones de inactivación total por calor húmedo:
Microorganismo condiciones
La mayoría de células vegetativas, de bacterias, levaduras y hongos 80oC , 5-10 min
Bacilo tuberculoso 58oC , 30 min
Bacilo tuberculoso 59oC , 20 min
Bacilo tuberculoso 65oC , 2 min
Staphylococcus aureus, Enterococcus faecalis 60oC , 60 min
La mayoría de esporas de bacterias patógenas 100oC , pocos min
esporas del patógeno Clostridium botulinum 100oC , 5,5 horas
esporas de Clostridium y Bacillus saprofitos 100oC , muchas horas
esporas de Clostridium y Bacillus saprofitos 120oC , 15 minutos
(Hay que tener en cuenta que, en la práctica, a veces hay que emplear
condiciones diferentes; por ejemplo: si queremos esterilizar grandes
volúmenes de líquido, habrá que prolongar el tratamiento, 30 o 40 min,
ya que el centro del recipiente donde va el líquido tarda más en
alcanzar la temperatura de esterilización. Los medios de cultivo que
incluyen glucosa deben esterilizarse a 115oC, ya que a temperaturas
superiores la glucosa "carameliza"; por lo tanto, en estas ocasiones, el
tiempo también es mayor: 30 min).
La acción rápida del calor húmedo depende en buena parte del alto valor de calor latente del agua
(540 cal·g-1); ello hace que los objetos más fríos (como las muestras a esterilizar) se calienten
rápidamente por condensación de agua en su superficie.
a) en la primera fase el material se calienta a una temperatura entre 50 y 100ºC, durante 1 ó 2
horas;
b) en la segunda fase el material se incuba en una estufa, a 30-37ºC durante 24 horas.
Durante las fases de tipo a) mueren todas las células vegetativas de la muestra, pero permanecen
viables las esporas, que quedan activadas para germinar. Durante las fases de tipo b) se produce la
germinación de las esporas activadas en la respectiva fase anterior. En la siguiente fase de tipo a) morirán
las células vegetativas procedentes de la germinación en la fase anterior; y así sucesivamente, hasta que al
cabo de unos cuantos ciclos no queda ningun microrganismo en la muestra.
Como se puede ver, este método es bastante engorroso y consumidor de tiempo, por lo que en los
últimos años ha sido reemplazado por otro método de esterilización, aunque ya no dependiente del calor:
se trata de la esterilización por filtración. Consiste de hacer pasar una solución a través de una membrana
o filtro de un tipo de material (normalmente nitrato de celulosa) que presenta poros de un tamaño inferior
al de cualquier célula bacteriana (diámetro de poro =0,22 m).
b) Pero no siempre es imprescindible esterilizar la leche, sino que puede bastar eliminar los
posibles microorganismos patógenos que pueden contaminarla, y que son más sensibles al calor
que los saprófitos inofensivos. Con esta inactivación parcial de la población microbiana de la
leche logramos que ésta se conserve durante unos días, sin alterar apenas sus cualidades
organolépticas y nutricionales. He aquí los procedimientos más habituales para conseguir esto:
2.3.2 CALOR SECO
Como ya dijimos, la esterilización por calor seco necesita recurrir a mayores temperaturas que la
efectuada por el calor húmedo, ya que al no existir agua, la rotura de puentes de hidrógeno y la
desnaturalización de proteínas, así como la fusión de membranas, se efectúan a mayores energías. Otros
efectos del calor seco son los daños por oxidación y el provocar un aumento de la concentración de
electrolitos.
1. El llamado horno de Pasteur, mediante calentamiento a 160-170ºC durante 2-3 horas permite
esterilizar materiales inertes de laboratorio resistentes al calor: material de vidrio y metálico, aceites
y jaleas, etc.
2. Flameado a la llama (hasta el rojo) de asas metálicas de siembra, con las que se inoculan las
bacterias.
Los efectos de someter una suspensión bacteriana a temperaturas menores de 0ºC dependen de:
En ambos casos la consecuencia es que las sales intracelulares se concentran, lo que supone que la
solución del citoplasma puede llegar a saturarse, con precipitación de sales. Ello conlleva varias
consecuencias: los cristales de sales y la alta concentración de electrolitos provocan la desnaturalización
de proteínas y daños a la membrana; otro efecto de menor importancia es el daño mecánico a la pared
celular y a la membrana provocado por los cristales de hielo.
En general, el enfriamiento rápido es más lesivo que el lento, existiendo una velocidad óptima.
Cuando una bacteria se enfría rápidamente a -35ºC se producen cristales de hielo que provocan daños
cuando la muestra se descongela.
Aplicaciones de la congelación:
Por ello, este método es usado en el laboratorio para guardar cultivos durante largas temporadas.
El inconveniente de emplear nieve carbónica o nitrógeno líquido es que hay que reponerlos con relativa
frecuencia. Como veremos enseguida, hay métodos menos engorrosos y caros de mantener viables
muestras microbianas durante largos periodos de tiempo.
Para preservar aún mejor las bacterias a bajas temperaturas, se recurre a añadir a la suspensión
ciertas sustancias, como por ejemplo:
La suspensión bacteriana puede aguantar varios meses congelada con estas sustancia entre -25 a
-30ºC, en congelador. Si se hace con nitrógeno líquido, la conservación puede ser de varios años.
3 LIOFILIZACION
4 EFECTO DE LA DESECACION
RADIACIONES Y BIOMOLÉCULAS
Se puede definir la radiación como la propagación de energía por el espacio. Los principales tipos
de radiaciones que pueden tener efectos sobre los seres vivos son:
1) Si la energía es E>10 eV, hablamos de radiaciones ionizantes: son los rayos X y los rayos (estos
últimos se emiten como resultado de la desintegración de radioisótopos). Un fotón de gran energía incide
sobre un átomo, provocando la expulsión de un electrón de gran energía (fotoelectrón), y quedando el
átomo en forma ionizada (cargado positivamente). El electrón expulsado suele tener energía suficiente
para originar una nueva ionización, de la cual surge otro electrón de alta energía, etc... produciéndose
una cadena de ionizaciones, con transferencia linear de energía, hasta que ésta se disipa en el material:
el último electrón de la cadena es captado por otro átomo o molécula, que queda cargado negativamente.
El resultado final es que se forman pares de iones (uno positivo y otro negativo). A su vez, esos iones
originados tienden a experimentar reorganizaciones electrónicas ulteriores, que dan pie a cambios
químicos en el sistema que se había sometido a la irradiación.
2) Si la energía es E<10 eV, no se producen ionizaciones: los electrones del átomo o molécula pasan
transitoriamente (de 10-8 a 10-10 segundos) a un nivel energético superior (entonces se habla de que el
átomo o molécula están excitados), pero enseguida dicho electrón vuelve al estado energético inicial. En
su regreso a su nivel energético previo, el electrón puede dar origen a una variedad de fenómenos:
fluorescencia: emisión de energía a una longitud de onda mayor que la del fotón incidente;
fotosensibilización: la energía se transfiere a otra molécula;
reacciones fotoquímicas: se origina un cambio químico;
emisión de calor: la energía simplemente se disipa en colisiones entre moléculas.
La luz visible y UV pueden dar origen a reacciones fotoquímicas, aparte de calor. Pero la
radiación infrarroja sólo conduce a disipación de calor, si bien ciertas bacterias fotosintéticas
anoxigénicas pueden aprovechar el infrarrojo para la fotosíntesis.
En general, los microorganismos son más resistentes a las radiaciones ionizantes que los seres
superiores. Por ejemplo, la dosis de reducción decimal (D10) para las endosporas de ciertas especies
de Clostridium es de 2000-3000 Gy. Las células vegetativas de la bacteria Deinococcus
radiodurans (observe el nombre específico) es de 2.200 Gy. Otras especies más “normales” poseen una
dosis de reducción decimal en torno a 200-600 Gy. Compara estos datos con el valor de sólo 10 Gy como
dosis letal para humanos.
Las fuentes de radiaciones ionizantes son los aparatos de rayos X, los rayos y los radioisótopos,
como el Co60 o el Cs137.
Los efectos de las radiaciones ionizantes son letales, tanto directos como indirectos, así como
mutagénicos. Los efectos letales directos se logran a altas dosis de radiación, mientras que los letales
indirectos y mutagénicos se consiguen a menores dosis.
1. Efecto letal directo: por impacto de cuantos de radiación ionizante sobre alguna molécula esencial
para la vida, que es el ADN (ya que obviamente es absolutamente esencial y suministra una sola copia de
la mayoría de los genes bacterianos). Los daños al ADN son, principalmente: roturas en ambas cadenas, y
entrecruzamiento entre dichas cadenas, que no puedan repararse.
2. Efecto mutagénico: deriva de la producción de daños menores al ADN que pueden repararse por
mecanismos propensos a error.
3. Efecto letal indirecto: este tipo de efecto es el más importante, y deriva de la radiolisis del agua,
que genera hidrógeno naciente (H·) y radical hidroxilo (OH·). El radical hidroxilo reacciona
fácilmente con macromoléculas, sobre todo con ADN, provocando roturas en ambas cadenas, lo cual
se traduce en efectos de letalidad. Si, además, la bacteria está expuesta al oxígeno mientras se la está
irradiando, el efecto es aún más intenso, debido a que el O2 reacciona con los radicales libres,
originando cadenas de reacciones de autooxidación, muy destructivas, y promoviendo la formación
de peróxidos y epóxidos, asimismo letales.
H· + O2 ·HO2
2 ·HO2 H2O2 + O2
ULTRAVIOLETA
La radiación UV tiene un efecto letal y mutagénico, que depende de su longitud de onda. Ello se
debe a la absorción selectiva de longitudes de onda por parte de ciertas moléculas biológicas:
Las proteínas tienen dos picos (es decir, máximos) de absorción: uno a 280 nm, debido a
los aminoácidos aromáticos (Trp, Tyr, Phe), y otro a 230 nm, debido a los enlaces
peptídicos.
El ADN y el ARN absorben a 260 nm, debido al enlace doble entre las posiciones 4 y 5 de
las bases púricas y pirimidínicas.
Los rayos UV no tienen actividad ionizante, pero provocan cambios químicos en las moléculas
absorbentes, de modo que aparecen moléculas alteradas denominadas genéricamente fotoproductos. Los
fotoproductos originan la inactivación de macromoléculas, aunque, como veremos enseguida, el ADN
dispone de mecanismos para paliar o eliminar estas modificaciones potencialmente lesivas.
Las consecuencias de inactivar proteínas o ARN no se dejan sentir a efectos de letalidad, ya que
existen muchas copias de cada uno de estos tipos de macromoléculas, y se pueden volver a sintetizar. En
cambio, la inactivación del único cromosoma de la bacteria tiene efectos letales primarios y efectos
mutagénicos secundarios. Por lo tanto, el espectro de acción biológica de la luz UV equivale al de
absorción del UV por el ADN (260 nm).
c) hidratos de pirimidina
Los dímeros de pirimidina son los fotoproductos más importantes en las células vegetativas bacterianas.
El principal es el dímero de timina (T-T), aunque también se producen T-C y C-C. Como se puede
observar, se trata de aductos (uniones) entre dos pirimidinas adyacentes en la misma hebra de ADN,
mediante la creación de un anillo de ciclobutano. Su efecto principal es la distorsión local de la
configuración de la doble hélice, que interfiere en el normal emparejamiento de bases complementarias;
ello, a su vez, provoca una interferencia en los procesos de replicación y transcripción, y secundariamente
en el crecimiento y la respiración.
A dosis muy altas de rayos UV se forman también dímeros entre pirimidinas de las dos cadenas,
es decir, se provocan entrecruzamientos de las dos hebras que igualmente afectan a la replicación y a la
transcripción, aunque este tipo de daños reviste menos significación biológica.
1) Mecanismos prerreplicativos:
2) Mecanismos posreplicativos:
A) Reparación fotoenzimática
Mecanismo
Aunque se sabe que el segundo cromóforo (la pterina) favorece la reparación, no está claro cuál es
su papel exacto.
No todas las bacterias tienen enzimas fotorreactivantes, pero en cambio la fotorreparación está muy
extendida entre eucariotas.
La distorsión en la doble hélice provocada por el dímero es reconocida por un complejo proteico
con actividad de endonucleasa correctora, conocido como correndonucleasa o escinucleasa. El daño
se repara indirectamente (es decir, no se actúa sobre el propio fotoproducto), sino que las bases dañadas
se eliminan (se escinden) formando parte de un oligonucleótido, y el hueco resultante se rellena por
resíntesis reparadora de ADN.
Mecanismo:
1) Un complejo formado por dos subunidades de la proteína UvrA y una de la UvrB (Uvr[A2B]) se une
cerca del dímero de pirimidina, usando la energía de la hidrólisis del ATP, y merced a su actividad
helicasa, desenrolla localmente la doble hélice.
3) La correndonucleasa realiza dos cortes en la cadena afectada por el dímero: corta el 8º enlace
fosfodiéster “a la izquierda” del dímero (o sea, hacia el lado 5') respecto de la localización del dímero
y corta el 4º o 5º enlace fosfodiéster “a la derecha” (en dirección 3' del dímero). Por lo tanto, se
produce y libera un fragmento de unos 12 nucleótidos de longitud, que incluye al dímero de
pirimidina, al mismo tiempo que se retira la escinucleasa, que se separa en sus polipéptidos
constituyentes.
4) Queda, pues, un hueco de cadena sencilla en el ADN. Este hueco es ocupado ahora por la ADN-
polimerasa-I y por la ADN-helicasa-II (codificada por el gen uvrD), que llevan a la síntesis de
nuevo ADN para rellenar el hueco (por supuesto, en sentido 5' 3'), tomando como molde la
cadena intacta, y usando como cebador (“primer”) el extremo 3'-OH que se había generado en la fase
anterior.
Mecanismo:
2) La proteína RecA promueve emparejamiento homólogo de la cadena sencilla a la que recubre con la
doble cadena “hermana” intacta.
4) El extremo 3'-OH libre de la cadena dañada (que merced al intercambio recíproco está ahora
emparejada con la cadena complementaria procedente de la doble hélice “hermana”) sirve de cebador
a la ADN-polimerasa-I, que sintetiza ADN nuevo usando como molde la cadena complementaria
intacta del dúplex.
5) Ligación e isomerización espontáneas, que produce la llamada “estructura de Holliday”, una figura
en “X” donde hay dos sobrecruzamientos (“crossing-over”) que mantienen unidos entre sí a los dos
duplex.
6) Resolución de los dos sobrecruzamientos por sendas roturas y religaciones, lo cual genera dos dobles
hélices ininterrumpidas. Como se ve en la figura, uno de estos dúplex lleva el dímero de pirimidina, y
el otro es una doble cadena intacta, aunque parte de ella contien ADN de nueva síntesis.
Como se puede ver, el mecanismo de reparación por recombinación no repara por sí mismo la
lesión en el ADN, pero logra reparar la mella postreplicativa, evitando que se detenga la replicación del
cromosoma. Al final del proceso el dímero como tal sigue sin reparar, pero ahora tendrá una oportunidad
de ser reparado por algún otro mecanismo, como el de escisión-resíntesis.
Cuando la bacteria se somete a dosis elevadas de luz UV o a determinados agentes químicos que
dañan severamente el ADN, o que interfieren seriamente con la replicación, puede ocurrir que los
sistemas de reparación que hemos visto hasta ahora no sean suficientes para reparar todos los daños; en
estas circunstancias se pone en marcha un nuevo mecanismo, que es inducible y que calificamos como de
emergencia, ya que tiende a salvaguardar la viabilidad de la célula, a costa de acumular mutaciones con
frecuencia elevada (y por eso lo llamamos también propenso a error).
Descripción del sistema en una célula normal (no sometida a daños al ADN):
El gen lexA posee un nivel basal de expresión, de modo que codifica la proteína LexA, que actúa
como represor sobre su propio gen (represión autógena), así como sobre los genes recA, uvrA, B, C,
umuDC. La represión no es total, sino que se da un nivel basal de producción de los polipéptidos
correspondientes a estos genes. Así, por ejemplo, el nivel de proteína RecA es suficiente para efectuar los
procesos normales de recombinación, y los niveles de UvrABC son suficientes para reparar pequeños
daños en el ADN.
Una célula seriamente afectada por un agente que daña el ADN o interfiere con su replicación
poseerá zonas de cromosoma con ADN de cadena sencilla (c.s.) sin reparar. Pues bien, este ADN de c.s.
constituye una señal de situación de emergencia para la proteína RecA: dicha proteína se une a esas
regiones de c.s., de modo que adquiere una actividad proteasa muy específica (para distinguir esta
actividad, usamos la nomenclatura RecA*). La proteína RecA* (activada como proteasa) induce la
proteolisis del represor LexA (rompiéndolo entre dos aminoácidos concretos hacia la mitad de la
molécula). Por lo tanto, ya no hay suficiente proteína LexA intacta como para seguir reprimiendo a los
genes citados (recA, uvrABC, umuDC). Dichos genes (llamados genéricamente genes SOS) se pueden
expresar ahora a altos niveles, de modo que:
De esta manera, la célula salvaría su integridad en esta situación “límite”, pero a costa de adquirir
frecuentes mutaciones. (¡Es mejor sobrevivir aunque sea con unas cuantas mutaciones a morirse!).
Por ejemplo, una lámpara de 15 watios emite una energía de 38watts·cm-2·seg-1, a una
muestra situada a 1 metro de la lámpara.
La luz UV es efectiva sobre bacterias Gram-positivas y Gram-negativas. La dosis letal para
células vegetativas suele estar entre 1800 y 6500 watt·cm-2, pero las endosporas requieren 10 veces más
dosis.
El uso práctico de la luz UV como agente esterilizante está limitado, ya que tiene poco poder
penetrante: no entra en objetos sólidos, y además se ve apantallada por el cristal y penetra poco en los
líquidos. Su aplicación concreta más frecuente es en el control de infecciones por vía aérea: lámparas de
desinfección en salas de hospitales y de laboratorios de investigación. En Microbiología se emplea la luz
UV como agente mutagénico en bacterias (en muchos estudios que requieran obtener mutantes
correspondientes a cualquier tipo de fenotipos, para conocer las correspondientes bases genéticas).
La luz visible de fuerte intensidad (p. ej., exposición a pleno sol) es capaz de matar las bacterias,
debido a que ciertas moléculas de éstas (riboflavinas, porfirinas, citocromos) absorben la energía de los
cuantos y se excitan durante 10-6-10-8 seg, tras lo cual reemiten la energía a otras moléculas,
originando fotooxidaciones en residuos His y Trp de las proteínas y en las bases de los ácidos nucleicos.
También se puede generar oxígeno singlete (1O2), que es un radical muy reactivo, oxidante, que puede
destruir la célula con rapidez.
Así pues, la moraleja práctica es: no dejarse los cultivos bacterianos expuestos a la luz solar, sino
que habrán de cultivarse en oscuridad (salvo el cultivo de las bacterias fototrofas).
Ciertas bacterias (entre ellas las fotosintéticas, y las que se propagan vía aérea) poseen abundantes
pigmentos de tipo carotenoide que las protegen de estos efectos fotosensibilizadores. (Los carotenoides
captan la energía del oxígeno singlete y la reenvían al estado basal, no excitado).
SONORAS
Las ondas sonoras audibles para los humanos poseen un rango de frecuencias entre los 9
kilociclos y los 20 kilociclos/segundo. Por encima de 20 Kc se sitúan las ondas supersónicas (hasta los
200 Kc/seg) y las ultrasónicas (desde 200 hasta 2000 Kc/seg). Estos tipos de ondas de frecuencias
superiores a las audibles (sobre todo las ultrasónicas) tienen el efecto de desintegrar las células.
El fundamento de esta acción es el siguiente: el paso del sonido a través de un líquido produce
cambios de presión alternantes (por los sucesivos frentes de ondas), que a grandes frecuencias originan
cavidades (burbujas de gases disueltos) de unos 10 m de diámetro (fenómeno de cavitación). Dichas
cavidades van aumentando de tamaño y terminan colapsando violentamente, dando lugar a enormes
presiones locales (de hasta 1000 atmósferas o 10 Tm/cm2). Las consecuencias del colapso son:
la célula se desintegra;
si existe oxígeno en el líquido de suspensión, se forman peróxidos (como el H 2O2);
despolimerización de macromoléculas;
cortes en ambas hebras del ADN.
Las bacterias son variables en cuanto a su susceptibilidad a las vibraciones sonoras. En general,
son más sensibles las Gram-negativas y más resistentes las Gram-positivas. Sin embargo, ante un
tratamiento por ultrasonidos siempre cabe la posibilidad de que sobrevivan algunos individuos, por lo que
este método no tiene utilidad para la esterilización.
7 EFECTO DE LA PRESION
HIDROSTATICA
La mayor parte de las especies bacterianas de hábitats continentales no pueden crecer (e incluso
mueren) cuando son sometidas a altas presiones (unos 600 Kg/cm2). Ello se debe a los siguientes efectos
adversos:
Sin embargo, existen bacterias (sobre todo marinas) que toleran o requieren altas presiones
(barotolerantes y barófilas, respectivamente):
Bacterias barotolerantes: Crecen a la presión atmosférica, pero aguantan hasta unas 500
atmósferas. Su hábitat son las aguas oceánicas, entre los 2000 y los 4000 metros de
profundidad.
Bacterias barófilas: Crecen óptimamente a más de 400 atmósferas. Podemos distinguir
entre barófilas moderadas (facultativas) y barófilas extremas (obligadas):
La llamada prensa de French (que frecuentemente se denomina incorrectamente como “prensa
francesa”) es un aparato de laboratorio que permite aplicar grandes presiones y brusca descompresiones,
lo que logra la rotura mecánica de las bacterias, con objeto (al igual que la sonicación) de obtener
extractos libres de células.
8 EFECTOS DE LA PRESIÓN
OSMÓTICA
(Repasa en el capítulo 11 el concepto de potencial de agua o actividad de agua, aw)
Exceptuando los micoplasmas, que carecen de pared celular, las bacterias pueden vivir en medios
tanto hipotónicos como hipertónicos, debido a la protección de una pared celular rígida y a la membrana
citoplásmica semipermeable.
B) En medios hipertónicos (cuando la aw del exterior es menor que la del citoplasma). Las bacterias
poseen mecanismos compensatorios por los que tienden a aumentar la osmolaridad interior por encima de
la del medio (para garantizar la entrada de agua del ambiente y mantener su metabolismo). Ello se logra
esencialmente aumentando la concentración de un soluto muy soluble en agua en el interior celular,
soluto llamado genéricamente soluto compatible, lo cual se puede lograr por varios posibles
mecanismos:
1) En el caso de los iones, el ión bombeado suele ser el potasio (K+), por un sistema de antiporte K+/H+.
Ahora bien, si el medio es muy hipertónico, estos mecanismos ya son incapaces de evitar la salida de
agua desde el citosol, lo cual conlleva una retracción de la membrana citoplásmica. La pérdida de
agua puede suponer la deshidratación del citoplasma, lo que conlleva la detención del crecimiento.
Halófilos moderados: suelen ser bacterias marinas (ej.: Vibrio fischeri) que viven en
3.5% de NaCl, y que ven inhibido su crecimiento a concentraciones mayores o menores
de sales. Los halófilos moderados tienen requerimientos concretos de una a w equivalente
a la de agua de mar, así como concentraciones determinadas de iones Na +. El papel
jugado por este Na+ es:
La mayor parte de las bacterias son neutrófilas. Muchas bacterias neutrófilas modifican el pH del
medio, y resisten entornos relativamente ácidos o alcalinos. Por ejemplo, algunas bacterias fermentativas
excretan ácidos, mientras otras alcalinizan el medio, p. ej., produciendo amonio a partir de desaminación
de aminoácidos. Por otro lado, la mayor parte de los hongos y levaduras requieren pHs ligeramente ácidos
(en torno a 4-5).
Aunque los microorganismos pueden crecer en un margen más o menos amplio de pH (alrededor
de un óptimo), los cambios bruscos pueden ser lesivos (afectando a la membrana y al transporte de
solutos, e inhibiendo enzimas). Si el pH citoplásmico cae rápidamente hasta 5 o menos, la bacteria puede
morir.
Si el pH interior cae en torno a 6 o 5.5, bacterias como E. coli o S. typhimurium inducen una
respuesta de tolerancia a ácidos, consistente en ATPasas translocadoras de protones (expulsan protones al
exterior) y chaperonas (proteínas celadoras) para corregir las proteínas desnaturalizadas.
Existen algunos notables procariotas cuyo pH óptimo es muy bajo (acidófilos extremos u
obligados): Algunas eubacterias del género Thiobacillus (T. thiooxidans, T. ferrooxidans) y las arqueas
de los géneros Sulfolobus, Thermoplasma y Ferroplasma tienen su óptimo a pH 2, y generan ellas
mismas estos bajos pH al oxidar sulfuros hasta ácido sulfúrico. (Sulfolobus es un Secciones un
termoacidófilo). De hecho, estas bacterias necesitan esas altas concentraciones de H+ para mantener la
integridad de sus membranas y envueltas: a pH neutro esas envueltas se desintegran. Una arquea
sorprendentemente acidófila es Picrophilus oshimae, cuyo pH óptimo es nada menos que 0.7 (aparte de
que es una termófila que necesita temperaturas de más de 60ºC).
1 CONCEPTOS GENERALES
2 DESINFECTANTES Y ANTISÉPTICOS
3 QUIMIOTERÁPICOS
3.1 QUIMIOTERÁPICOS DE SÍNTESIS
3.1.1.1 SULFAMIDAS
3.1.1.2 OTROS ANÁLOGOS DE FACTORES DE
CRECIMIENTO
3.2 ANTIBIOTICOS
3.2.1 INTRODUCCION
3.2.2.1 VANCOMICINA
3.2.2.2 ANTIBIOTICOS ß-LACTAMICOS
1 CONCEPTOS GENERALES
Todos los días usamos agentes químicos para controlar el crecimiento microbiano:
detergentes y jabones para el cuerpo y la ropa, cloració n de las aguas potables,
antisépticos para la piel y el tratamiento de heridas, desinfectantes para tratar
superficies en la industria y en los laboratorios, quimioterá picos y antibió ticos
para tratar enfermedades bacterianas, etc.
2 DESINFECTANTES Y
ANTISÉPTICOS
Como se recordará cuando tratamos el tema del calor como agentes
esterilizante, la muerte de una població n bacteriana se podía representar como
una curva exponencial, expresió n de la cinética de primer orden. Este tipo de
cinética también es aplicable a la muerte microbiana cuando se aplica un agente
químico a una concentració n suficientemente alta. Sin embargo, cuando se aplican
menores concentraciones del agente, se pueden encontrar cinéticas diferentes,
expresables como curvas sigmoidales.
DE UN DESINFECTANTE
1) Concentración del agente y tiempo de actuación
Los haló genos son agentes oxidantes muy potentes, y que tienen usos muy
importantes:
Ciertos á cidos orgá nicos se usan como conservantes de alimentos. Tal es el caso del
á cido benzoico y del á cido só rbico. Por otro lado, los alimentos fermentados
producen sus propios conservantes, como el á cido acético, lá ctico y propió nico.
3 QUIMIOTERÁPICOS
3.1.1.1 SULFAMIDAS
3.2 ANTIBIÓTICOS
3.2.1 INTRODUCCIÓN
La mayor parte de los antibió ticos proceden del metabolismo secundario de
microorganismos procariotas (actinomicetos, Bacillus, etc.) o eucariotas (hongos
de los géneros Penicillium, Cephalosporium, etc.).
Se conocen unos 5.000 antibió ticos distintos, y cada añ o se descubre unos
300 nuevos, pero en clínica solo se usa un 1% de los descubiertos. Su importancia
econó mica se pone de manifiesto al pensar en las 100.000 Tm. de antibió ticos
producidas al añ o, por un valor equivalente a 3.000 millones de euros, lo cual
representa una de las industrias biotecnoló gicas má s importantes.
Porcentajes de producción de diversas familias de quimioterápicos
La mayor parte de los antibió ticos comerciales se emplea para tratar
enfermedades de etiología bacteriana, aunque algunos se usan contra hongos y
levaduras, y unos pocos presentan actividad antitumoral.
La mayoría de los antibió ticos son moléculas relativamente pequeñ as pero
complejas, con regiones hidrofó bicas que facilitan el transporte al interior celular.
Muchos poseen varios anillos, algunos de los cuales mejoran la interacció n de la
molécula con su diana macromolecular.
Para estudiarlos es má s ú til agrupar a los antibió ticos no por clases segú n su
naturaleza química, sino en funció n de las “dianas” sobre las que actú an y con las
que interfieren:
Los antibió ticos má s abundantes, y los mejor estudiados, son los que
interfieren con enzimas de la biosíntesis del peptidoglucano de las eubacterias, y
los que interfieren con la funció n del ribosoma eubacteriano (obviamente, esto
cumple el requerimiento de “balas má gicas”). A continuació n estudiaremos
algunos grupos importantes de antibió ticos, dando importancia a sus mecanismos
de acció n.
3.2.2.1 VANCOMICINA
3.2.2.2 ANTIBIÓTICOS ß-LACTÁMICOS
3.2.2.2.1 PENICILINAS
Como ya sabemos, las penicilinas fueron los primeros antibió ticos naturales
en descubrirse, pero en general, todos los ß-lactá micos tienen el mismo
mecanismo de acció n. Actualmente las penicilinas suponen un 17% del mercado
total de antibió ticos.
El grupo comú n a todas las penicilinas es el á cido 6-aminopenicilá nico (6-
APA), que en realidad es un dipéptido ciclado por condensació n de L-cys y D-val,
que genera el anillo ß-lactá mico (anillo A) y el anillo tiazolidínico (anillo B). Las
distintas penicilinas se pueden considerar derivadas del 6-APA, sustituyendo el
hidroxilo (-OH) del grupo carboxilo por un radical acilo (-R). Este radical acilo es
variable de unas penicilinas a otras.
3.2.2.2.2 CEFALOSPORINAS Y CEFAMICINAS
Los antibió ticos que interfieren en la síntesis de proteínas son muy variados
y abundantes, y la mayoría de ellos funcionan interfiriendo con el ribosoma, sobre
todo los que se unen a proteínas ribosó micas o a alguno de los ARN ribosó micos.
Nosotros vamos a detenernos principalmente en aquellos antibió ticos que afectan
a la elongació n de la cadena naciente del polipéptido. Obviamente, los má s ú tiles
son aquellos que tienen efectos selectivos frente a los ribosomas 70S procarió ticos,
pero no sobre los 80S eucarió ticos. Dentro de ellos, y siguiendo el orden natural
del funcionamiento de la elongació n de la cadena polipeptídica, podemos
agruparlos segú n la fase concreta de la elongació n sobre la que actú an:
Mecanismo de acción: se une a la proteína L15, que forma parte del centro
peptidil-transferasa de la subunidad grande del ribosoma 70S. Bloquea el paso de
translocación interfiriendo específicamente con la liberació n del ARNt desacilado,
es decir, impide que el ARNt “descargado” (una vez que ha cumplido su misió n al
transferirse el péptido naciente al aa-ARNt del sitio A) salga del sitio P; por lo
tanto, el pp-ARNt cargado y situado en el sitio A no puede translocarse al sitio P, y
se produce la parada de la síntesis de proteinas.