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Teatro español:
siglos XVIII-XXI
www.uned.es/publicaciones
2. UN CENTRO DE INVESTIGACIÓN
Sobre referencias de la historia teatral del pasado, contamos con la larga
y fructífera trayectoria del Centro de Investigación de Semiótica Literaria,
Teatral y Nuevas Tecnologías (el SELITEN@T: http://www.uned.es/centro-
investigacion-SELITEN@T) [3], que dirijo desde 1991, en la UNED. Tres
son las grandes líneas de investigación que practicamos en su seno:
a) La más vigorosa, sin duda, por los granados frutos que ha generado,
es el estudio de lo teatral tanto desde el punto de vista textual
(literario) como, especialmente, desde la óptica espectacular, que
tanta luz van aportando a la historia del teatro representado en
España y a la presencia del teatro español en Europa y América,
fundamentalmente, según puede verse en su página electrónica (en
«Estudios sobre teatro»:http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/estudios_sobre_teatro.html).
b) El estudio de lo autobiográfico, como puede verse en el trabajo de
José Romera Castillo, «La escritura (auto)biográfica y el
SELITEN@T: Guía bibliográfica», Signa 19 (2010), págs. 333-369
—que también puede leerse en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/1247628098
0181621332679/035521.pdf?incr=1—.
c) El examen de las relaciones de la literatura y el teatro con las nuevas
herramientas, según puede verse en el trabajo de José Romera
Castillo, «Literatura, teatro y nuevas tecnologías: investigaciones en
el SELITEN@T (España)», Epos XXVI (2010), págs. 409-420 —
también en
http://congresosdelalengua.es/valparaiso/ponencias/lengua_comunica
cion/romera_jose.htm)—.
3. REPRESENTACIONES TEATRALES
4. LA FUNCIÓN VA A COMENZAR…
[1] Cf. de José Romera Castillo, Semiótica literaria y teatral en España (Kassel:
Reichenberger, 1988) y Literatura, teatro y semiótica: Método, prácticas y bibliografía
(Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1998).
[2] Buenos Aires: Galerna, 1990, pág. 15.
[3] Cf. de José Romera Castillo, «El Centro de Investigación de Semiótica Literaria,
Teatral y Nuevas Tecnologías», en su obra, Pautas para la investigación del teatro español
y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 21-45).
[4] Muy especialmente a su trabajo «Teatro en escena: un centro de investigación sobre
la vida teatral en España», Teatro de Palabras (Université de Québec a Trois-Rivières) 6
(2012), págs. 175-201 (en línea:
http://www.uqtr.ca/teatro/teapal/TeaPalNum06Rep/TeaPal06Romera.pdf).
[5] En el n.º 21 (2012) aparecen dos secciones monográficas sobre teatro: Sobre lo
grotesco en autoras teatrales de los siglos XX y XXI, coordinada por Raquel García-Pascual
(págs. 11-197) y Sobre teatro breve de hoy y obras de dramaturgas en la cartelera
madrileña (1990 y 2000), coordinada por José Romera Castillo (págs. 199-415).
[6] Para otra de las líneas de investigación, cultivada en el Centro, puede verse el
artículo de mi alumno, Michel-Yves Essissima, «Literatura y cine: estudios en el
SELITEN@T», Epos XXVII (2011), págs. 333-352.
[7] Además de otros estados de la cuestión que se consignarán en los respectivos temas.
[8] Cf. además la Memoria de Investigación (inédita), Estudio de las dramaturgas
españolas (siglos XX y XXI) en el Centro de Investigación de Semiótica Literaria, Teatral y
Nuevas Tecnologías de la UNED, de Sonia M.ª Piñeiro Barderas (2012), realizada bajo mi
dirección.
[9] Con reseñas de Coral García Rodríguez, en Epos XXVIII (2012), págs. 484-487;
Ana Prieto Nadal, en Signa 22 (2013), págs. 795-799 y Simone Trecca, en Don Galán.
Revista de Investigación Teatral 3 (2013), en línea:
http://teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum3/pagina.php?vol=3&doc=7_1.
[10] Con reseñas de Eva Cotarelo, en Signa 21 (2012), págs. 767-769 (también en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/05815030959469806317857/0474
07.pdf?incr=1); Juan Ignacio García Garzón, en ABC Cultural 1237, 17 de marzo (2012),
pág. 24; Manuel F. Vieites, en ADE-Teatro 140, abril-junio (2012), págs. 183-185; Laeticia
Rovecchio, en Anagnórisis 5 (2012), págs. 163-165
(http://www.anagnorisis.es/pdfs/n5/rovecchio_anton(163-165)resena_n5.pdf); Serafín
Verón, en Don Galán. Revista de Investigación Teatral (Ministerio de Educación, Cultura y
Deportes) 2 (2012), en línea:
http://teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum2/pagina.php?vol=2&doc=7_21;
Francisco Javier Díez de Revenga, en La Opinión (Murcia). 30 de agosto (2012), pág. 38;
Berta Muñoz Cáliz, en Teatro (Revista de Estudios Culturales) 25, págs. 157-159 (en
http://www.revistateatro.com/uploads/3/0/9/0/3090244/romera_castillo_157-159.pdf);
Virtudes Serrano, en El Kiosco Teatral: Leer Teatro 1 (2012) en
http://www.aat.es/elkioscoteatral/leer-teatro/leer-teatro-1/mejor-pensarlo-dos-veces-2/ y
María Bastianes, en Cálamo. FASPE Lengua y Literatura Españolas 61 (2013), abril-junio,
págs. 80-82.
[11] Asimismo, quienes quieran investigar sobre el teatro, entre otra bibliografía,
pueden acudir a los dos volúmenes de Berta Muñoz Cáliz, Fuentes y recursos para el
estudio del teatro español. Mapa de la documentación teatral en España y Guía de obras
de referencia y consulta (Madrid: Centro de Documentación Teatral, 2011 y 2012,
respectivamente), que pueden consultarse también en http://teatro.es/publicaciones/fuentes-
y-recursos-para-el-estudio-del-teatro-espanol.-mapa-de-la-documentacion-teatral-en-
espana/pdf (vol. 1) y http://teatro.es/publicaciones/fuentes-y-recursos-para-el-estudio-del-
teatro-espanol.-guia-de-obras-de-referencia-y-consulta/pdf (vol. 2).
[12] Cf. además las Actas de los otros Seminarios: José Romera Castillo et alii (eds.),
Ch. S. Peirce y la literatura, Signa 1 (1992) —que puede leerse también en
http://cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa); Semiótica(s). Homenaje a Greimas
(Madrid: Visor Libros, 1994) y Bajtín y la literatura (Madrid: Visor Libros, 1995);
Escritura autobiográfica (Madrid: Visor Libros, 1993), Biografías literarias (1975-1997)
(Madrid: Visor Libros, 1998) y Poesía histórica y (auto)biográfica (1975-1999) (Madrid:
Visor Libros, 2000); La novela histórica a finales del siglo XX (Madrid: Visor Libros,
1996); El cuento en la década de los noventa (Madrid: Visor Libros, 2001) y Literatura y
multimedia (Madrid: Visor Libros, 1997). Los índices de las Actas de todos los Seminarios
pueden consultarse en «Publicaciones», en nuestra web: http://www.uned.es/centro-
investigacion-SELITEN@T/publiact.html.
[13] Prólogos que pueden leerse también en nuestra página web:
http://www.uned.es/centro-investigacion-SELITEN@T/estudios_sobre_teatro.html.
[14] Para más datos puede verse de José Romera Castillo, «El teatro contemporáneo en
la revista Signa dentro de las actividades del SELITEN@T», en José Romera Castillo (ed.),
Teatro, prensa y nuevas tecnologías (1990-2003) (Madrid: Visor Libros, 2004, págs. 123-
141) y «El teatro en la revista Signa», en su obra, Pautas para la investigación del teatro
español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 84-98); así como «La revista
SIGNA y la teoría teatral», Gestos 55 (2013), págs. 129-135 (en línea:
http://www.hnet.uci.edu/gestos/gestos55/Gestos%2055.pdf). Cf. además de Manuel Pérez
Jiménez, «Panorama de las publicaciones periódicas de investigación teatral desde 1990»,
en José Romera Castillo (ed.), Teatro, prensa y nuevas tecnologías (1990-2003) (Madrid:
Visor Libros, 2004, págs. 103-121; especialmente pág. 106); así como de Berta Muñoz
Cáliz, Fuentes y recursos para el estudio del teatro español. I. Mapa de la documentación
teatral en España (Madrid: Centro de Documentación Teatral, 2011, pág. 175). La revista
está incluida en el Repositorio de la UNED, portal Revistas Digitales (http://e-
spacio.uned.es/fez/index.php); así como está indexada en numerosas bases de datos
(SCIMAGO, MLA, SCOPUS, MIAR, A&HCI, MLA, ULRICH’S, SUMARIS
CBUC, ANEP, CIRC, LATINDEX, DICE, ISOC, IN-RECSH, RESH y DIALNET).
[15] Otra advertencia: el interesado puede prescindir de todas las notas a pie de página,
así como de los apéndices de cada tema, que no tienen otra finalidad que facilitar la labor a
quienes quieran profundizar en algunos de los aspectos señalados.
TEMA 1
EL TEATRO EN EL SIGLO XVIII
Temario
1. Contextos histórico y cultural.
2. Vida escénica.
3. Corriente tradicionalista.
4. Corriente innovadora.
1.2.1. La Ilustración
1.2.2. El Neoclasicismo
2. VIDA ESCÉNICA
3. CORRIENTE TRADICIONALISTA
4. CORRIENTE INNOVADORA
1. LECTURA
2. ANÁLISIS
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
• Freire, Ana María, «El teatro español de los siglos XVIII y XIX en Internet: luces y
sombras», en JOSÉ ROMERA CASTILLO (ed.), Teatro e Internet en la primera década
del siglo XXI (Madrid: Verbum, 2013, págs. 108-118).
• OLIVA, CÉSAR y TORRES MONREAL, FRANCISCO, Historia básica del arte escénico
(Madrid: Editorial Cátedra, 2003, 7.ª ed.º ampliada). Para el teatro del siglo XVIII
(págs. 221-234).
• Álvarez Barrientos, Joaquín, «El arte escénico en el siglo XVIII», en JAVIER HUERTA
CALVO (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs.
1472-1517) [42].
[1] Como bibliografía complementaria indicaré que sobre la presencia del teatro en el
siglo XVIII en los escenarios españoles —además de lo consignado en la Historia de la
Literatura Española. Siglo XVIII (Madrid: Espasa Calpe, 1995, tomos 5 y 6), dirigida por
Víctor García de la Concha, en los dos tomos coordinados por Guillermo Carnero, en los
que se proporciona una visión global del teatro de la época en los capítulos dedicados a su
estudio, y de trabajos tanto sobre el teatro en general, como sobre autores y obras en
particular—, me referiré a unos cuantos volúmenes, como botones de muestra muy
significativos. Madrid, capital política y cultural de España, será —como siempre— uno de
los puntos de referencia más significativos, según han estudiado, por ejemplo, René
Andioc y Mireille Coulon, Cartelera teatral madrileña del siglo XVIII (1708-1808)
(Toulouse: Presses Universitaires du Mirail, Université de Toulouse-Le Mirail, 1996, 2
vols.); Ada M. Coe, Catálogo bibliográfico y crítico de las comedias anunciadas en los
periódicos de Madrid desde 1661 hasta 1819 (Baltimore: The Johns Hopkins Press, 1935);
John E. Varey, Los títeres y otras diversiones populares en Madrid, 1758-1840. Estudio y
documentos (Londres: Tamesis Books, 1972), etc. Le siguen otros puntos geográficos,
analizados y valorados por Francisco Aguilar Piñal, Sevilla y el teatro del siglo XVIII
(Oviedo: Cátedra Feijoo / Universidad, 1974); Celso Almuiña Fernández, Teatro y cultura
en el Valladolid de la Ilustración (Valladolid: Ayuntamiento, 1974); Arturo Zabala, El
teatro en la Valencia de finales del siglo XVIII (Valencia: Institución Alfonso el Magnánimo,
1982); Enrique del Pino, Tres siglos de teatro malagueño (Málaga: Universidad, 1974);
Francesc Curet, Teatres particulars a Barcelona en el segle XVIII (Barcelona: Institut del
Teatre, 1935); Miguel Figueras Martí, Teatro escolar zaragozano: las Escuelas Pías en el
siglo XVIII (Zaragoza: Ayuntamiento, 1981); Jesús Menéndez Peláez, Teatro escolar en la
Asturias del siglo XVIII (Gijón: GH, 1986) y otros tantos trabajos. Para más bibliografía al
respecto, puede verse la indicada en «Introducción» (Fernando Doménech y Emilio Peral
Vega), «El arte escénico» (Joaquín Álvarez Barrientos) y «Transmisión y recepción del
teatro dieciochesco» (Mireille Coulon), en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro
español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 1453-1472, 1473-1517 y 1715-1736,
respectivamente).
[2] Ignacio de Luzán, La poética o reglas de la poesía en general y de sus principales
especies (Barcelona: Labor, 1977; con edición de Russell P. Sebold) o en la Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes: http://www.cervantesvirtual.com/obra/la-poetica-o-reglas-de-
la-poesia-en-general-y-de-sus-principales-especies--0/. Cf. de Gabriela Makowiecka,
Luzán y su poética (Barcelona: Planeta, 1973).
[3] Editada por René Andioc (Madrid: Castalia, 1970).
[4] Cf. de María F. Vilches de Frutos, «Los sainetes de Ramón de la Cruz en la
tradición literaria. Sus relaciones con la Ilustración», Segismundo 39-40 (1984), págs. 173-
192.
[5] Cf. de José Romera Castillo, «Teatro entre siglos (XVIII y XIX)», en el capítulo 8 de
su libro, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid:
UNED, 2011, págs. 245-254).
[6] Cf. de Emilio Palacios Fernández, «El teatro tardobarroco y los nuevos géneros
dieciochescos», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos,
2003, vol. II, págs. 1553-1576).
[7] Puede verse en Internet el portal dedicado al Teatro de magia, dirigido por David T.
Gies, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (Universidad de Alicante), que vale
tanto para el teatro de este siglo como del siguiente.
[8] Pueden verse obras digitalizadas de los dos autores en la Biblioteca Virtual Miguel
de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com).
[9] Gaspar M. de Jovellanos, Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos
y diversiones públicas, y sobre su origen en España, en Obras escogidas (Madrid: Espasa-
Calpe, 1965, vol. I, págs. 79-148 y vol. II, págs. 7-49; con edición de Ángel del Río).
[10] René Andioc, Teatro y sociedad en el Madrid del siglo XVIII (Madrid: Castalia,
1976); Jorge Campos, Teatro y sociedad en España (1780-1820) (Madrid: Moneda y
Crédito, 1969), etc.
[11] Cf. de Emilio Palacios Fernández, «La descalificación moral del sainete
dieciochesco», en Luciano García Lorenzo (ed.), El teatro menor en España (Madrid:
CSIC, 1983, págs. 215-230).
[12] Cf. de José Antonio de Armona y Murga, Memorias cronológicas sobre el teatro
en España (Vitoria: Diputación Foral de Álava, 1988; con edición de Emilio Palacios
Fernández, Joaquín Álvarez Barrientos y M.ª Carmen Sánchez García); además de los
trabajos de Ramón Esquer, «Las prohibiciones de comedias y autos sacramentales en el
siglo XVIII. Clima que rodeó la Real Orden de 1765», Segismundo 1 (1965), págs. 187-226;
Mario Hernández Sánchez, «La polémica de los autos sacramentales en el siglo XVIII»,
Revista de Literatura 84 (1980), págs. 185-220, etc.
[13] Leandro Fernández de Moratín, La comedia nueva (Madrid: Castalia, 1970; con
edición de John Dowling) u otras, señaladas posteriormente; John Dowling, «Moratin’s La
comedia nueva and the Reform of the Spanish Theater», Hispania (Wallingford) 53 (1970),
págs. 397-402, etc.
[14] Como certificó Ramón de la Cruz en Los sobresalientes (1778): el teatro «se nos
llena temprano / si se ofrece cosa nueva / y si no, aunque le ofrezcamos / comedias de
Calderón, / de Moreto, o de Candamo, / está flojo, y los que vienen / sueltan la entrada
rabiando».
[15] Comedia en prosa y en tres actos, editada en 1805. Cf. de René Andioc, «Teatro y
público en la época de El sí de las niñas», en Varios Autores, Creación y público en la
literatura española (Madrid: Castalia, 1974, págs. 93-111).
[16] Cf. de Joan Lynne Pataky Kosove, The «Comedia Lacrimosa» and Spanish
Romantic Drama: 1773-1865 (Londres: Tamesis Books, 1977).
[17] Cf. de Emilio Cotarelo y Mori, D. Ramón de la Cruz y sus obras. Ensayo
biográfico y bibliográfico (Madrid: José Perales y Martínez, 1899); John A. Moore, Ramón
de la Cruz (Boston: Twayne, 1972), etc. Ver su portal en la Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com).
[18] Cf. de Josep M. Sala Valldaura, «Ramón de la Cruz y el teatro breve», en Javier
Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 1662-
1675, especialmente).
[19] Cf. de José M.ª Sala Valldaura, Juan Ignacio González del Castillo (Barcelona:
Universidad, 1979); Alberto Romero Ferrer (ed.), Juan Ignacio González del Castillo
(1763-1800). Estudios sobre su obra (Cádiz: Universidad, 2005) y la antología Sainetes
(Cádiz: Ayuntamiento, 2000; con edición de Alberto González Troyano, Alberto Romero
Ferrer, Marieta Cantos Casenave y Fernando Durán López). Pueden verse obras
digitalizadas en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[20] Oviedo: Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de Oviedo,
1993.
[21] Toulouse: Presses Universitaires du Mirail, Université de Toulouse-Le Mirail,
1996, 2 vols.
[22] Cuya página electrónica invito a consultar (http://teatroclasico.mcu.es), así como
la del Centro de Documentación Teatral (http://documentacionteatral.mcu.es). Todos los
espectáculos de la CNTC han sido grabados por el CDT y se encuentran a disposición de
espectadores e investigadores en su archivo.
[23] Cf. el número monográfico del Boletín de la Compañía Nacional de Teatro
Clásico 46 (mayo, 2006), dedicado al montaje.
[24] Madrid: Compañía Nacional de Teatro Clásico, 2006 (Colección Textos de Teatro
Clásico, n.º 43).
[25] Cf. la entrevista de Sofía Basalo con Ernesto Caballero, en Culturalia.
[26] Cf. de Ramón de la Cruz, Sainetes (Barcelona: Crítica, 1996; con estudio
preliminar de Mireille Coulon y edición de Josep Maria Sala Valldaura), entre las
numerosas ediciones que hay en el mercado.
[27] Hay edición de la obra, bajo el título de La embarazada ridícula (Valencia: José
Ferrer de Orga y Compañía, 1811), en la Biblioteca Virtual Cervantes
http://www.cervantesvirtual.com, etc.
[28] Cf. los sainetes de Ramón de la Cruz, El petimetre (1764), La petimetra en el
tocador (1762), etc.
[29] Cf. por ejemplo la crítica muy elogiosa —aunque publicada tras la retirada de la
cartelera madrileña de la obra— de Marcos Ordóñez, «Fiesta grande en el Pavón», El País
(Babelia), 17 de junio (2006), pág. 21.
[30] Un estudio más detallado puede verse en José Romera Castillo, «Alzando el
telón… y gozando de la vida escénica (sobre Sainetes, de Ramón de la Cruz y la CNTC)»,
en su obra, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en escena
(Madrid: UNED, 2011, págs. 220-242); así como en Fernando Doménech Rico, «Texto y
escenografía. El espacio escénico en Sainetes, de Ramón de la Cruz (CNTC, 2006)», en
José Romera Castillo (ed.), Análisis de espectáculos teatrales (2000-2006) (Madrid: Visor
Libros, 2007, págs. 77-90).
[31] En «El Corpus Electrónico de Teatro Breve Español (CORTBE): los autores
dieciochescos», en José Romera Castillo (ed.), Teatro e Internet en la primera década del
siglo XXI (Madrid: Verbum, 2013, págs. 97-107).
[32] El interesado puede hacerlo en la edición impresa, anteriormente citada, o en la
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: www.cervantesvirtual.com/obra/la-poetica-o-
reglas-de-la-poesia-en-general-y-de-sus-principales-especies--0/.
[33] En Obras escogidas (Madrid: Espasa-Calpe, 1965, vol. I, págs. 79-148 y vol. II,
págs. 7-49; con edición de Ángel del Río).
[34] Cf. de José Checa Beltrán, «La teoría teatral neoclásica», en Javier Huerta Calvo
(ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 1519-1552).
[35] Cf. de Jesús Cañas Murillo, «García de la Huerta y la tragedia neoclásica», en
Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs.
1577-1602). Ver su portal en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[36] Pueden verse obras digitalizadas en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[37] Ver su portal en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[38] Cf. de Antonieta Calderone y Fernando Doménech, «La comedia neoclásica.
Moratín», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003,
vol. II, págs. 1603-1651). Ver su portal en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[39] Cf. lo que señala Francisco Aguilar Piñal, en «Biografías de escritores españoles
del siglo XVIII», en José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.), Biografías
literarias (1975-1997) (Madrid: Visor Libros, 1998, págs. 109-125) —con referencias a
Leandro Fernández de Moratín, García de la Huerta, González del Castillo, Enciso
Castrillón, Luis Moncín, etc.—.
[40] Que puede leerse en la edición de La comedia nueva y El sí de las niñas (Madrid:
Espasa Calpe, 1998); la de John Dowling y René Andioc (Madrid: Castalia, 1993); la de
Joaquín Álvarez Barrientos (Madrid: Biblioteca Nueva, 2000); la de la Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes: http://bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=9095, o en otras
ediciones indicadas posteriormente.
[41] Sobre él se señalaba lo siguiente en el programa de mano: «Autor teatral y director
de escena, además de profesor de interpretación de la RESAD. Como director de escena
destacan sus montajes El amor enamorado, de Lope de Vega; Eco y Narciso, El monstruo
de los jardines y La gran Zenobia, de Calderón de la Barca; La ciudad, noches y pájaros,
de Alfonso Plou; Fugadas, La noche del oso y La mirada del hombre oscuro, de Ignacio
del Moral; Quien mal anda, de Alfonso Zurro; Etiqueta negra, de Pierrette Brunó; Querido
Ramón, sobre textos de Gómez de la Serna; Mirandolina, de Carlo Goldoni; Brecht cumple
cien años, sobre textos del dramaturgo; Yo estaba en casa..., de J. L. Lagarce; Las
amistades peligrosas, de Christopher Hampton; Noches del amor efímero, de Paloma
Pedrero; He visto dos veces el cometa Halley; El señor Ibrahim y las flores del Corán, de
Eric Emmanuel Schmitt. Últimamente ha dirigido los siguientes montajes: Presas, Las
visitas deberían estar prohibidas por el código penal y La tortuga de Darwin. Ha dirigido
para la CNTC la obra Sainetes, de Ramón de la Cruz. La mayor parte de sus obras han sido
estrenadas y publicadas en España y traducidas a otros idiomas. Él mismo ha dirigido sus
propias obras, entre las que destacan: Squash, Destino desierto, Auto, Sol y sombra,
Rezagados, La última escena, María Sarmiento, Santiago (de Cuba)...y cierra España, Te
quiero...muñeca, Sentido del deber y Tierra de por medio, entre otras. Ha recibido el
Premio José Luis Alonso, concedido por la Asociación de Directores de Escena, por su
montaje de la obra Eco y Narciso; el Premio de la Crítica Teatral de Madrid al mejor autor
de la temporada por sus obras Auto y Rezagados, y el premio Max 2006, concedido por la
SGAE, por la adaptación de la obra Señor Ibrahim y las flores del Corán, de Eric-
Emmanuel Schimtt». Actualmente dirige el Centro Dramático Nacional.
[42] Cf. además el estado de la cuestión de José Romera Castillo, «Una tesela más
sobre investigaciones teatrales (siglos XVIII y XIX) en el SELITEN@T», en Ángeles Ezama
et alii (eds.), Aún aprendo. Estudios de Literatura Española [dedicados al profesor
Leonardo Romero Tobar] (Zaragoza: Prensas Universitarias, 2012, págs. 723-733) —
incluido como «Teatro entre siglos (XVIII y XIX)», en el capítulo 8 de su libro, Pautas para
la investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs.
245-254).
TEMA 2
EL TEATRO EN EL SIGLO XIX
Temario
1. Contextos histórico y cultural.
2. Vida escénica.
3. El teatro romántico.
4. Autores y obras más significativas.
2. VIDA ESCÉNICA
Como rasgos generales podemos decir que en los inicios del siglo son
varias las corrientes por las que discurre la vida teatral en España:
De un lado, pervive la corriente neoclásica, iniciada por Moratín, en el
siglo anterior, la más cargada de modernidad.
De otro, se traducen y adaptan multitud de obras extranjeras, muy
especialmente de dramaturgos franceses; así como se siguen adaptando
obras del teatro clásico español; lo que, sin duda, sirvió en algo para
cierta renovación de nuestro teatro.
España, una vez más, se margina de lo que estaba sucediendo en los
escenarios de Europa. La Guerra de la Independencia (iniciada en 1808) y
el absolutismo de Fernando VII (1813-1833) contribuirían a este retraso.
Las creaciones teatrales, a medida que avanza el siglo, desde la década
de los años treinta y cuarenta, discurrirán por otras vías:
La romántica, a través del drama romántico e histórico.
La cómica / paródica.
La «Alta comedia» (que combinaba aspectos neoclásicos con
románticos con el fin de ofrecer lecciones morales).
La popular, a través de las comedias de magia, especialmente, y de las
comedias de santos.
El costumbrismo, a través de un tipo de teatro, conservador
ideológicamente, defensor de lo más típico español (costumbres, tipos,
lenguaje, etc.) frente a lo foráneo.
La realista y naturalista (sobre las que apuntamos algo anteriormente).
3. EL TEATRO ROMÁNTICO
1. LECTURA
2. ANÁLISIS
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
• Penas Varela, Ermitas, «El drama romántico» (págs. 1895-1941) y Muro, Miguel
Ángel, «La comedia: de Bretón de los Herreros a Tamayo y Baus» (págs. 1943-
1975), en JAVIER HUERTA CALVO (ed.), Historia del teatro español (Madrid:
Gredos, 2003, vol. II).
• Freire, Ana María, «El teatro español de los siglos XVIII y XIX en Internet: luces y
sombras», en JOSÉ ROMERA CASTILLO (ed.), Teatro e Internet en la primera década
del siglo XXI (Madrid: Verbum, 2013, págs. 108-118).
• OLIVA, CÉSAR y TORRES MONREAL, FRANCISCO, Historia básica del arte escénico
(Madrid: Editorial Cátedra, 2003, 7.ª ed.º ampliada). Para el teatro romántico
(págs. 235-259).
• RUBIO JIMÉNEZ, JESÚS, «El arte escénico en el siglo XIX», en JAVIER HUERTA CALVO
(ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 1803-
1852).
APÉNDICE
SELITEN@T
ANDALUCÍA [21]
CANARIAS
CANTABRIA
CASTILLA-LA MANCHA
CASTILLA Y LEÓN
CATALUÑA [22]
EXTREMADURA
Badajoz: Ángel Suárez Muñoz ha estudiado La vida escénica en Badajoz
1860-1886 (1994), en su tesis de doctorado, dirigida por José Romera
Castillo, publicada primeramente en microforma por la UNED en 1995,
posteriormente como El teatro en Badajoz: 1860-1886. Cartelera y
estudio (Madrid: Támesis, 1997, 343 págs., Colección «Fuentes para la
historia del teatro en España», n.º XXVIII) y en
http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/pdf/angelsuarez.pdf. La investigación se ha continuado
con dos libros más: El teatro López de Ayala. La escena en Badajoz a
finales del siglo XIX [1887-1900] (Badajoz: Editora Regional de
Extremadura, 2002, con prólogo de José Romera Castillo) —reseñado
por Eloy Martos Núñez (Signa, n.º 12, 2003, págs. 719-723, también en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/791062883296823841
00080/p0000043.htm#I_49_)— y Entre bambalinas. Estampas teatrales.
Un recorrido por la vida social y cultural del Badajoz del siglo XIX
(Badajoz: Caja de Badajoz, 2003) —reseñado por Juan de Dios Martínez
Agudo (Signa, n.º 13, 2004, págs. 601-604, también en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0171541865903
5095220035/014409.pdf?incr=1)—. Además de los trabajos de Ángel
Suárez Muñoz, «El teatro en la ciudad de Badajoz en el siglo XIX. Los
comienzos», Revista de Estudios Extremeños LII.1 (1996); «El teatro
extremeño en el tránsito del siglo XIX al XX», Revista de Estudios
Extremeños LIV.1 (1998); «Del teatro al espectáculo popular: una
tradición que se consolida en la segunda mitad del siglo XIX. El caso de
Badajoz y su proyección transfronteriza», Lectuario 2000 (Diputación
Provincial de Badajoz) y «Badajoz (1860-1900)» (Signa, n.º 12, 2003,
págs. 381-407) —que también
puede leerse en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/791062883296823841
00080/p0000019.htm#I_23_—, en la sección monográfica sobre
compañías teatrales; Ángel Suárez Muñoz y Sergio Suárez Ramírez,
«Teatro, parateatro y prensa en el Badajoz del siglo XIX», Revista de
Estudios Extremeños LVII.2 (2001); «Espectáculos parateatrales en
Badajoz en el siglo XIX (hasta 1886)» (Signa, n.º 11, 2002, págs. 257-
296) —también en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/468283994379156174
22202/p0000011.htm#I_16_— y «Badajoz (1860-1900)» (Signa, n.º 15,
2006, págs. 85-96) —que también puede leerse en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0581273096943
6473087857/030478.pdf? incr=1—, en la sección monográfica sobre
Puestas en escena de nuestro teatro áureo en algunas ciudades españolas
durante los siglos XIX
y XX.
GALICIA
LA RIOJA
Logroño: Inmaculada Benito Argáiz ha estudiado La vida escénica en
Logroño (1850-1900), en su tesis de doctorado, defendida en la
Universidad de La Rioja, en 2003, bajo la dirección de M.ª Pilar Espín
Templado y Miguel Ángel Muro Munilla —parte de ella, dedicada al
estudio de los espacios teatrales, ha sido publicada como De Teatro
Principal a Teatro Bretón de los Herreros (Logroño: Instituto de Estudios
Riojanos / Ayuntamiento de Logroño, 2006)— y en
http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/pdf/BenitoArgaizInmaculada.pdf; además de «Compañías
teatrales profesionales en Logroño (1850-1900)» (Signa, n.º 14, 2005,
págs. 181-211) —que también puede leerse en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0126074109892
9529670035/029214.pdf?incr=1— y «Logroño (1889-1900)» (Signa, n.º
15, 2006, págs. 43-72) —que también puede leerse en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0470495217046
9795209079/030307.pdf?incr=1—, en la sección monográfica sobre
Puestas en escena de nuestro teatro áureo en algunas ciudades españolas
durante los siglos XIX y XX. Por su parte, Julián Bravo Vega y Francisco
Domínguez Matito han estudiado «El Liceo de Logroño (1868):
localización de un nuevo espacio teatral» (Signa, n.º 8, 1999, págs. 181-
200) —también en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/025863967224038952
09079/p0000002.htm#I_16_—.
Calahorra: María Ángel Somalo Fernández ha estudiado El teatro en
Calahorra (1840-1910), en la memoria de investigación (inédita),
defendida en la UNED (1988), dirigida por José Romera Castillo.
MADRID
MURCIA
PAÍS VASCO
[1] Para el teatro de estas dos modalidades artísticas, conviene ver el epígrafe,
«Naturalismo frente a Realismo», en César Oliva y Francisco Torres Monreal, Historia
básica del arte escénico (Madrid: Editorial Cátedra, 2003, 7.ª ed.º ampliada, págs. 287-
317).
[2] Cf. de Leonardo Romero Tobar, «Veinte años después: biografías literarias del siglo
XIX» (págs. 127-143) —con referencias al Duque de Rivas, García Gutiérrez, Galdós,
Rosario de Acuña, José Ixart, etc.—; así como de José Luis González Subias, «Un primer
acercamiento biográfico a la figura del dramaturgo romántico español José María Díaz»
(págs. 435-442), en José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.), Biografías
literarias (1975-1997) (Madrid: Visor Libros, 1998). El interesado puede encontrar obras
de diversos autores de la época en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com), en la que hay dos portales sobre géneros dramáticos de
gran interés: el de Teatro de magia, dirigido por David T. Gies, y el de la Parodia
dramática, dirigido por Juan Antonio Ríos Carratalá— o en la Biblioteca Digital Hispánica
de la Biblioteca Nacional
(http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigitalHispanica/Inicio/index.html).
[3] Cf. de Miguel Ángel Muro Munilla, «Bretón de los Herreros y la “alta comedia”»,
Signa 14 (2005), págs. 277-297 (también en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12604062007048203087624/0292
17.pdf?incr=1).
[4] Cf. de Miguel Ángel Lama, «Dos dramas populares del XIX: Don Juan Tenorio y
Juan José», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos,
2003, vol. II, págs. 2095-2099).
[5] En mi libro, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en escena
(Madrid: UNED, 2011, págs. 209-220).
[6] Cf. al respecto el volumen de Ana Sofía Pérez-Bustamante (ed.), Don Juan Tenorio
en la España del siglo XX. Literatura y cine (Madrid: Cátedra, 1998), donde se puede
encontrar una amplia bibliografía sobre el tema.
[7] En el prólogo de Carmen Romero a las obras de Tirso de Molina, El burlador de
Sevilla y José Zorrilla, Don Juan Tenorio (Barcelona: Círculo de Lectores, 1991, Biblioteca
de Plata de los Clásicos Españoles, n.º 12), se señala: «“Misericordia de Dios y apoteosis
de amor” es el último acto. Zorrilla dispone un ritmo lento para estas escenas, que
contemplan la segunda cena con el Comendador y las vacilaciones y las dudas de un Don
Juan temeroso ante la muerte. Para favorecer su arrepentimiento, le es permitido ver
desfilar su propio entierro, escena extraña a los clásicos Don Juanes y procedente de la
contaminación con la leyenda de Miguel de Mañara. Todo este acto está situado en el
terreno de lo fantástico. Zorrilla juega con una larga agonía de Don Juan, a quien supone
muerto por el capitán en el acto anterior, pero no completamente, puesto que conserva la
conciencia para arrepentirse cuando al fin se ha decidido a hacerlo. Zorrilla introduce la
consabida frase del Comendador “Ya es tarde” para permitir a Doña Inés que interceda por
su salvación. Pero el Paraíso debió de parecerle a Zorrilla demasiado premio para un Dios
clemente. Así, las llamas que salen de las bocas de ambos nos hacen pensar en un
purgatorio final aunque amoroso» (pág. 53).
[8] La CNTC ha puesto en escena, además, otras obras de Tirso: El vergonzoso en
palacio (con dirección de Adolfo Marsillach y adaptación de Francisco Ayala, en 1989),
Don Gil de las calzas verdes (con dirección de A. Marsillach y adaptación de José M.
Caballero Bonald, en 1994) y La venganza de Tamar (con dirección de José Carlos Plaza y
versión de José Hierro, en 1997), estando en proyecto la puesta en escena de La celosa de
sí misma. Asimismo, conviene apuntar que la Compañía dedicó gran parte de su
programación, en 2000-2001, a Calderón de la Barca, con motivo del centenario (La vida
es sueño, La dama duende y El Alcalde de Zalamea); en el año 2002, a Lope de Vega (La
dama boba y Peribáñez y el Comendador de Ocaña) y en el año 2003, Tirso de Molina
recibirá una atención especial. Posteriormente el repertorio de puestas en escena de todos
estos autores se ha ampliado.
[9] Sobre la representación puede verse el reparto (pág. 50), «El montaje», de A.
Marsillach (págs. 51-52) y «La versión», de Carmen Martín Gaite (págs. 53-54), en La
Compañía Nacional de Teatro Clásico 1986-2002, n.º monográfico de Cuadernos de
Teatro Clásico 16 (2002).
[10] Cf. la memoria de investigación (inédita), Los montajes de José Hernández en la
Compañía Nacional de Teatro Clásico, de Olivia Nieto Yusta, defendida en la UNED, en
2012, bajo la dirección de José Romera Castillo.
[11] Sobre la puesta en escena puede verse el reparto (pág. 195), «El montaje» (de
Eduardo Vasco, pág. 197) y «La adaptación» (de Yolanda Pallín, pág. 198), en La
Compañía Nacional de Teatro Clásico 1986-2002, n.º monográfico de Cuadernos de
Teatro Clásico 16 (2002).
[12] Eduardo Vasco tenía muy clara la distinción entre las obras de Tirso y de Zorrilla,
marcadas por su cierre: «Si leemos atentamente El burlador de Sevilla encontramos una
crítica evidente sobre aquellos personajes, hijos de validos y nobles, que resultaban
intocables por su condición y campaban a sus anchas por un país empobrecido y maniatado
al que solo le quedaba lo divino como recurso para frenar aquello ante un poder político
incapaz y negligente. Zorrilla equilibra la balanza al presentar a un héroe romántico que
vive al límite pero es transformado por el amor. El amor lo guía hacia la salvación y logra,
por vez primera, encauzar a Don Juan sin necesidad de destruirlo» (pág. 197).
[13] Sobre la representación puede verse el reparto (pág. 207) y «El montaje» (de
Alfonso Zurro, págs. 209-210), en La Compañía Nacional de Teatro Clásico 1986-2002,
n.º monográfico de Cuadernos de Teatro Clásico 16 (2002).
[14] Sobre la puesta en escena puede verse el reparto (pág. 203) y «El montaje», de
Jean-Pierre Miquel (págs. 205-206), en La Compañía Nacional de Teatro Clásico 1986-
2002, n.º monográfico de Cuadernos de Teatro Clásico 16 (2002).
[15] Cf. de Librada Hernández, «Echegaray y el teatro postromántico», en Javier
Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 1977-
2000). Pueden verse obras digitalizadas en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[16] En «El teatro español en el siglo XIX», en Guillermo Díaz-Plaja (ed.), Historia
general de las literaturas hispánicas (Barcelona: Vergara, 1957, vol. IV, pág. 310).
[17] En «José Echegaray y otros dramaturgos», en Leonardo Romero Tobar (ed.),
Historia de la Literatura Española. Siglo XIX, (Madrid: Espasa Calpe, 1998, vol. II, págs.
111-115).
[18] Como puede verse en los estados de la cuestión, realizados por José Romera
Castillo, «Una tesela más sobre investigaciones teatrales (siglos XVIII y XIX) en el
SELITEN@T», en Ángeles Ezama et alii (eds.), Aún aprendo. Estudios de Literatura
Española [dedicados al profesor Leonardo Romero Tobar] (Zaragoza: Prensas
Universitarias, 2012, págs. 723-733) —incluido como «Teatro entre siglos (XVIII y XIX)»,
en el capítulo 8 de su libro, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas
en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 245-254)—; «Puestas en escena de obras áureas en
diversos lugares de España en la segunda mitad del siglo XIX», en Fernando Doménech
Rico y Julio Vélez-Sainz (eds.), Arte nuevo de hacer teatro en este tiempo (Madrid:
Ediciones del Orto, 2011, págs. 47-76) —incluido en el capítulo 4 de su libro, Pautas para
la investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs.
141-171)— y «Sobre puestas en escena de la Compañía Nacional de Teatro Clásico», en el
capítulo 7 de su obra, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en
escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 201-242). Así como en el artículo de José Romera
Castillo, «Una bibliografía (selecta) para la reconstrucción de la vida escénica española en
la segunda mitad del siglo XIX», Signa 9 (2000), págs. 259-421 (que también puede leerse
en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/13528399434915617422202/p0000004.
htm#I_17_).
[19] Las memorias de investigación que vayan acompañadas de tesis de doctorado, las
señalaré en notas.
[20] Una más amplia información sobre la metodología empleada puede verse en José
Romera Castillo, «Reconstrucción de la vida escénica en España (Un proyecto de
estudio)», en Beatriz Mariscal y Blanca López de Mariscal (eds.), Actas del XV Congreso
de la Asociación Internacional de Hispanistas «Las dos orillas» (México: Fondo de
Cultura Económica, 2007, vol. III, págs. 357-370) y en su libro, Pautas para la
investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 103-
137).
[21] Así como las memorias de investigación (inéditas), El teatro en Cádiz (1867-
1870), de Amalia Vilches Dueñas (1984) y El teatro en Córdoba (1854-1858), de María
Teresa Gómez Borrego (1988), dirigidas por José Romera Castillo.
[22] Además de las memorias de investigación (inéditas), El teatro en Barcelona en la
segunda mitad del siglo XIX (1850-1854), de Ana María Grau Gutiérrez (1992) y El teatro
en Igualada en la segunda mitad del siglo XIX (1863-1880), de María Rosa Vila Farré
(1992), dirigidas por José Romera Castillo.
[23] Con reseña de M.ª Pilar Espín Templado, Signa 20 (2011), págs. 613-617). Cf.
entre otros trabajos de Ana M.ª Freire, Literatura y sociedad: los teatros en casas
particulares en el siglo XIX (Madrid: Ayuntamiento, 1996); «Salones y teatros de sociedad
en el siglo XIX», en Joaquín Álvarez Barrientos (ed.), Espacios de la comunicación
literaria (Madrid: CSIC, 2002, págs. 147-160), etc.
[24] De algunas tesis de doctorado se han hecho estudios conjuntos, como el de nuestra
colaboradora Dolores Romero López, Bases de datos de representaciones teatrales en
algunos lugares de España (1850-1900), que puede leerse en http://www.uned.es/centro-
investigacion-SELITEN@T/pdf/basedatosdoloresromero.pdf y en «Publicaciones
electrónicas», http://www.liceus.com (que ha tenido en cuenta las tesis de doctorado de
Emilia Cortés Ibáñez, José A. Bernardo de Quirós Mateo, Ángel Suárez Muñoz, M.ª del
Mar López Cabrera, Agustina Torres Lara, Tomás Ruibal Outes, Estefanía Fernández
García y M.ª Eva Ocampo Vigo).
TEMA 3
EL TEATRO MUSICAL: LA ÓPERA Y LA
ZARZUELA
Temario
1. Características generales.
2. La ópera: autores y obras más importantes.
3. La zarzuela: autores y obras más significativas.
1. CARACTERÍSTICAS GENERALES
• En el siglo XVIII
José Máximo Leza distingue tres periodos: «El primero de ellos incluiría
aproximadamente las dos primeras décadas de la centuria y estaría
marcado por las figuras de Sebastián Durón [6], que ya había trabajado a
finales del XVII, y Antonio de Literes». Una de las piezas más
significativas y que mayor número de representaciones alcanzó sería Acis
y Galatea [7], de José de Cañizares y Literes. Tanto Cañizares como
Antonio Zamora serían los libretistas más destacados del momento.
El segundo periodo, en los años centrales del siglo, desde 1723 y durante
tres décadas, estará protagonizado por la figura del compositor José de
Nebra [8], entre otros, que compuso más de setenta piezas, de diferentes
géneros, entre las que se conservan completas Viento es la dicha de amor
(1743) y Vendado es amor no es ciego (1744) [9] —basadas en los
tradicionales argumentos mitológicos o en leyendas pastoriles—; así
como Donde hay violencia no hay culpa (1744) y Para obsequio a la
deidad, nunca es culto la crueldad y Iphigenia en Tracia (1747) [10] —
donde «comienzan a aparecer episodios de la historia grecorromana, en
los que ya no encontramos la presencia de dioses sobre la escena como
había sido habitual»—.
Y el tercer periodo, «que correspondería aproximadamente a los años del
reinado de Carlos III, sería el escenario de las colaboraciones de Ramón
de la Cruz con distintos compositores entre los que destaca Antonio
Rodríguez de Hita». Obras destacadas serían La Briseida (1768) —«un
intento de aclimatación de la ópera tamizada por la influencia neoclásica
de los ilustrados del conde de Aranda»—, Las segadoras de Vallecas
(1768) y Las labradoras de Murcia (1769) [11] —que «responden al
modelo cómico y costumbrista que tan bien conocía el público por las
adaptaciones italianas»—.
• Otros géneros
Dentro del género chico, además de la zarzuela chica, encontramos
varias modalidades, que gozaron del favor del público [16]:
— El teatro por horas [17].
— El sainete.
— El pasillo.
— El juguete cómico.
— La parodia dramática
— Tonadilla.
— La revista.
— Etc.
• Alicante
En primer lugar, por el lugar de nacimiento del compositor (Villena,
Alicante), me referiré a la presencia en algunos de sus escenarios de las
obras de Chapí, con el fin de cubrir, adecuadamente, uno de los objetivos
fundamentales ahora: el de prestar especial atención a la relación del
compositor con la Comunidad Valenciana.
Alicante ha sido la única ciudad, hasta el momento, de esta Comunidad
Autónoma, que ha merecido el estudio, en nuestro Centro, de su cartelera
teatral, gracias a la tesis de doctorado, dirigida por José Romera, de
Francisco Reus-Boyd-Swan, El teatro en Alicante (1900-1910) (1991) —
publicada, primeramente, en microforma por la UNED en 1992,
posteriormente como El teatro en Alicante: 1901-1910. Cartelera y
estudio (Madrid / Londres: Támesis / Generalitat Valenciana, 1994, 438
págs., Colección «Fuentes para la historia del teatro en España», n.º
XXIII) [23] y en la web del Centro: http://www.uned.es/centro-
investigacion-SELITEN@T/pdf/reusboydswan.pdf—.
De los diez años estudiados en esta cartelera, de los 881 títulos
estrenados en el periodo (en 6.896 funciones), 467 títulos corresponden
al teatro declamado, 349 al teatro lírico y 65 al teatro en valenciano (TD
[24]
Reus, vol. II: 1.110). El teatro lírico-musical, como sucedía en otros
escenarios españoles, gozó de una gran aceptación del público a través de
las puestas en escena en diferentes y numerosas funciones.
Entre todos los compositores que pusieron música a los espectáculos
teatrales (Reus, 1994: 56-57), Chapí figura a la cabeza de todos ellos
(con 38 partituras) [25], siguiéndole Tomás López Torregrosa (con 31),
Vicente Lleó y Joaquín Valverde (con 29, respectivamente), Rafael
Calleja y Jerónimo Jiménez (con 22, respectivamente), José Serrano (con
19), Fernández Caballero (con 15), etc.
De esas 38 obras de Chapí, según el número de veces que fueron llevadas
a la escena, figuran, por orden cuántico, las siguientes:
— El puñao de rosas, zarzuela de costumbres andaluzas (en la serranía
de Córdoba), en un acto, estrenada en el teatro Apolo de Madrid, el
30 de octubre de 1902, con libreto de Carlos Arniches y Ramón
Asensio Mas, se representó en cincuenta y dos ocasiones. El público
alicantino aplaudió siempre con entusiasmo la conjunción del dúo
(Arniches y Chapí), por otra parte, dos alicantinos insignes.
— Ninón, comedia lírica, en un acto y en prosa, estrenada en el teatro de
la Zarzuela de Madrid, el 13 de mayo de 1907, con libreto de Carlos
Allen-Perkins y Manuel Fernández de la Puente, se puso en escena en
treinta y seis ocasiones.
— La cuna, zarzuela, en un acto y en verso, con libreto de Guillermo
Perrín y Vico, de 1904, se llevó a los escenarios en treinta y cinco
ocasiones.
— El barquillero, zarzuela, en un acto, estrenada en Eldorado, el 21 de
julio de 1900, con libreto de José Jackson Veyán y José López Silva,
se puso en escena treinta y tres veces.
— La Revoltosa, sainete lírico de costumbres madrileñas con acción de
enredo amoroso, en un acto, estrenada en el teatro Apolo de Madrid,
el 25 de noviembre de 1897, con libreto de José López Silva y Carlos
Fernández Shaw, se representó veinticinco veces.
— La Czarina, zarzuela en un acto, estrenada en el teatro Infanta Isabel
de Madrid, el 8 de octubre de 1892, con libreto de José Estremera y
Cuenca, se llevó al escenario en veinticuatro ocasiones.
— Aquí jase farta un hombre, sainete lírico, en un acto, con texto de
Jorge y José de la Cueva, de 1908, se representó veintiuna veces.
— Abanicos y panderetas o ¡a Sevilla en el botijo!, humorada satírica,
con libreto de los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero, de
1902, se llevó a las tablas en quince ocasiones.
— El maldito dinero, sainete lírico, en un acto, en prosa y verso, con
libreto de Carlos Arniches y Carlos Fernández Shaw, de 1906, se
representó catorce veces.
— La tragedia de Pierrot (1904), zarzuela en verso, con libreto de
Ramón Asensio Mas y José Juan Cadenas Muñoz, y La patria chica
(1907), zarzuela, en un acto, con libreto de los hermanos Joaquín y
Serafín Álvarez Quintero, se pusieron en escena en trece ocasiones
(cada una de ellas).
— La tempestad, zarzuela / melodrama lírico, en tres actos, en prosa y
verso, estrenada en el teatro de Zarzuela de Madrid, el 11 de marzo de
1882, con libreto de Miguel Ramos Carrión, se representó en doce
ocasiones.
— La peseta enferma, pasillo cómico-lírico, con libreto de José y
Fernando Pontes, de 1905, se llevó diez veces a las tablas.
— El rey que rabió (1891), zarzuela cómica, en tres actos, en prosa y
verso, estrenada en el teatro de la Zarzuela de Madrid, el 20 de abril
del mencionado año, con libreto de Vital Aza y Miguel Ramos
Carrión, y Entre rocas (1908), zarzuela, en un acto, con libreto de
Joaquín Dicenta, se representaron en nueve ocasiones (cada una de
ellas).
— Los lobos marinos (1887), zarzuela, en un acto, con libreto de Miguel
Ramos Carrión; Las campanadas (1892), zarzuela, en un acto, con
libreto de Carlos Arniches y Gonzalo Cantó y María de los Ángeles
(1900), zarzuela cómica, en un acto, con libreto de Carlos Arniches y
Celso Lucio López, se pusieron en escena ocho veces (cada una de
ellas).
— La chavala, zarzuela melodramática o drama de ambiente regional, en
un acto, con libreto de Carlos Fernández Shaw y José López Silva, de
1898, se representó en siete ocasiones.
— El alma del pueblo, zarzuela, en un acto, con libreto de José Jackson
Veyán y José López Silva, de 1905, fue llevada a los escenarios en
seis ocasiones.
— La bruja, ópera cómica, en tres actos, estrenada en el teatro de la
Zarzuela de Madrid, el 10 de diciembre de 1887, con libreto de
Miguel Ramos Carrión y Vital Aza; El tambor de Granaderos (1894),
zarzuela en un acto, estrenada en el teatro Eslava de Madrid, el 16 de
noviembre de 1894, con libreto de Emilio Sánchez Pastor y Los
veteranos (1907), sainete lírico, en un acto, con libreto de Manuel
Labra, se representaron en cinco ocasiones (cada una de ellas).
— El milagro de la Virgen, zarzuela en tres actos, en prosa y verso,
estrenada en el teatro Apolo de Madrid, el 8 de octubre de 1884, con
libreto de José Estremera y Cuenca; La leyenda del monje (1890),
zarzuela cómica, en un acto, con libreto de Carlos Arniches y
Gonzalo Cantó; Las bravías (1896), sainete lírico —basado en La
fierecilla domada, de Shakespeare—, con libreto de José López Silva
y Carlos Fernández Shaw; La cara de Dios (1899), zarzuela o drama
lírico, en tres actos, con libreto de Carlos Arniches; Quo vadis
(1901), juguete cómico-lírico, con libreto de Sinesio Delgado; Amor
en solfa (1905), capricho literario, en cuatro escenas y prólogo
(segunda parte de El amor en el teatro), con libreto de Serafín y
Joaquín Álvarez Quintero, y música de Chapí y José Serrano (como
rara ocasión) [26] y El rey del petróleo (1906), juguete cómico-lírico,
con libreto de de Guillermo Perrín y Miguel Palacios, se llevaron a
los escenarios en cuatro ocasiones (cada una de ellas).
— El cura del regimiento (1895), zarzuela, en un acto, con libreto de
Emilio Sánchez Pastor; Curro Vargas (1898), drama lírico —sobre El
niño de la bola, de Pedro Antonio de Alarcón—, en tres actos y en
verso, con libreto de Joaquín Dicenta Benedicto y Manuel Paso y
Cano y ¡Angelitos al cielo! (1905), zarzuela, en un acto, con libreto
de Alberto Casañal; se representaron en tres ocasiones (cada una de
ellas).
— La piel del diablo (1897), opereta, en un acto, con libreto de Federico
Jacques; y El sombrero de plumas (1902), zarzuela, en un acto, con
libreto de Miguel Echegaray, La polka de los pájaros (1904), sainete
lírico, con libreto de Ricardo Monasterio y El diablo con faldas
(1908), zarzuela en un acto / comedia con música en prosa, estrenada
en el teatro Mayo de Buenos Aires, el 15 de julio del mencionado
año, con libreto de Sinesio Delgado, se pusieron en escena en dos
ocasiones (cada una de ellas).
— Las mil maravillas, zarzuela, con cuatro actos y prólogo, con libreto
de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, de 1908, se llevó al escenario
en una ocasión.
En total fueron representadas 38 piezas: zarzuelas (27), sainetes líricos
(5), juguetes cómico-líricos (2), drama lírico (1), operetas (1), humoradas
líricas (1) y pasillo cómico-lirico (1).
Anotaré, además, que pese a ser Chapí el compositor más oído en las
plateas, con el mayor número de obras, sin embargo ninguna de sus
piezas, pese a tener numerosas representaciones, se inserta en la lista de
las diez obras más representadas de la cartelera alicantina en este
periodo, ni en teatro declamado ni en teatro lírico-musical. La lista la
encabeza, en primer lugar, la zarzuela Bohemios (con libreto de Miguel
de Palacios Brugada y Guillermo Perrín Vico y música de Amadeo
Vives), que alcanzó un total de 108 representaciones; seguida por la
humorada lírica, La gatita blanca (con libreto de Jacinto Capella y Feliu
y José Jackson Veyán y música de Jerónimo Jiménez Bellido y Amadeo
Vives), con 85 puestas en escena y —por poner un tercer botón de
muestra más— la zarzuela, La alegría de la huerta (con libreto de
Enrique García Álvarez y Antonio Paso y Cano y música de Federico
Chueca), con 63 (Reus, 1994: 57-58).
Añadiré, también, que si comparamos estos datos de esta modalidad
escénico-musical con el teatro declamado, se constata que la obra más
representada en Alicante, del último género señalado, fue el juguete
cómico, La cuerda floja, de José Estremera (con 48 representaciones) —
frente a las 108 de Bohemios—; seguida —cómo no— por Don Juan
Tenorio, de Zorrilla (con 42) y el juguete cómico Los corridos, de Ramón
de Marsal (con 40). La diferencia entre las puestas en escena de obras de
ambos géneros es, a todas luces, muy significativa. Lo que pone de
manifiesto, una vez más, pero con datos objetivos, el tino de las
compañías teatrales a la hora de incluir en sus repertorios unas piezas que
se atuvieran al gusto de los espectadores alicantinos, que, sin duda, se
decantaban por este tipo de teatro musical (Reus, 1994: 57).
Aunque en la investigación de Francisco Reus se traen a colación
numerosas críticas y reseñas de las representaciones de las piezas, elegiré
una, como botón de muestra, referida a El puñao de rosas, puesta en
escena por la Compañía Lírica de Valentín García (el 27 de enero de
1903) [27], que mereció la siguiente reseña del crítico de El Noticiero (n.º
1.662, 28 de enero de 1903, pág. [2]) que, en primer lugar, se refiere al
libreto, que enaltece y ensalza:
«El puñao de rosas es un triunfo más alcanzado en buena lid por los señores
Arniches y Asensio Mas. Cuantos elogios pudiéramos hacer nosotros del relevante
mérito de la obra, resultarían pálidos ante la realidad». En segundo lugar, a la
labor del músico: «Y buena parte de esos plácemes corresponden también al autor
de la partitura, Sr. Chapí, que ha puesto una vez más de relieve su alta nota de
reputado compositor». Para terminar con una anotación sobre los actores: «Y
respecto a la interpretación, si exceptuamos a las señoritas Sevilla y María
González y a los señores Espada y Valentín García, a ratos este último, haremos
una obra de caridad omitiendo [a] los demás. Aquello era un gallinero (TD Reus,
vol. III: 1.507-08).
• Ferrol
Traeré a colación un ejemplo gallego, entre dos siglos. Me refiero a la
tesis de doctorado, realizada bajo la dirección de José Romera, de M.ª
Eva Ocampo Vigo, Las representaciones escénicas en Ferrol: 1879-1915
(2001) —publicada con igual título (Madrid: UNED, 2002, 458 págs.,
con prólogo de José Romera Castillo) [28] y en la web del Centro:
http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/pdf/OcampoVigo.pdf—. El número de obras llevadas a la
escena en esta ciudad, en los 36 años de la cartelera estudiada, fue de
3.957; de las cuales 1.174 fueron estrenos y 2.783 reposiciones. Un
52,23% pertenecían al teatro declamado, un 41,43% al teatro lírico y un
6,32% a otros géneros (Ocampo, 2002: 199 y 201-202).
Fueron 40 las partituras [29] de Chapí, correspondientes a otras tantas
obras, que ordenadas de mayor a menor número de representaciones nos
dan el siguiente resultado:
— La tempestad, se puso en escena en veintiuna ocasiones.
— El rey que rabió, en diecinueve.
— La bruja y El puñao de rosas, en diecisiete (cada una de ellas).
— La patria chica, en dieciséis.
— El barquillero y Música clásica, en catorce (cada una de ellas).
— Las campanadas, La Czarina y La Revoltosa, en trece (cada una de
ellas).
— La Calandria (1880), zarzuela, en un acto, con libreto de Miguel
Ramos Carrión y Vital Aza, en once.
— La tragedia de Pierrot, en ocho.
— El milagro de la Virgen, en siete.
— La leyenda del monje y Las dos huérfanas (1881), zarzuela, en tres
actos, con libreto de Mariano Pina Domínguez, en seis (cada una de
ellas).
— El maldito dinero, María de los Ángeles, Ninón y Las tentaciones de
San Antonio (1890), zarzuela, en tres actos, con libreto de Andrés
Ruesga y Enrique Prieto, en cinco (cada una de ellas).
— El tambor de Granaderos, A casarse tocan o la misa a grande
orquesta (1889), zarzuela, en un acto, con libreto de Ricardo de la
Vega y Las doce y media y… sereno (1890), zarzuela, en un acto, con
libreto de Fernando Manzano, en cuatro (cada una de ellas).
— Aquí jase farta un hombre, El cura del regimiento, El mismo demonio
(1891), zarzuela en dos actos, con libreto de Fernando Manzao y El
organista (1892), zarzuela, en un acto, con libreto de José Estremera,
en tres (cada una de ellas).
— Con dos puestas en escena: Los lobos marinos, Pepe Gallardo y La
venta de don Quijote, El Duque de Gandía (1894), zarzuela en tres
actos, con libreto de Joaquín Dicente y música de Chapí y Antonio
Llanos; El figón de las desdichas (1887), zarzuela, con libreto de
Adolfo Llanos Alcaraz; Las hijas del Zebedeo (1889), zarzuela
cómica, en dos actos, estrenada en el teatro Maravillas de Madrid en
el mencionado año, con libreto de José Estremera y Mujer y reina
(1895), zarzuela, en tres actos, con libreto de Mariano Pina
Domínguez
— Con una representación: La chavala, Curro Vargas, Los alojados
(1890), zarzuela, en un acto, con libreto de Emilio Sánchez Pastor y
Pedro Miguel Marqués; Los golfos (1896), zarzuela, con libreto de
Emilio Sánchez Pastor; Los Mostenses (1893), zarzuela, en tres actos,
con libreto de Gonzalo Cantó, Carlos Arniches y Celso Lucio; El
término medio (1885), zarzuela, en un acto, con libreto de Ramón de
Marsal y Vía libre (1893), zarzuela, en tres actos, con libreto de
Carlos Arniches y Celso Lucio.
De los 122 compositores, cuyas obras fueron escenificadas en Ferrol, el
maestro Chapí ocupa el primer puesto (con 40 partituras), seguido por
Manuel Fernández Caballero (con 39) y Francisco Asenjo Barbieri (con
24) (Ocampo, 2002: 283). Aunque dentro del teatro lírico la pieza que
más se representa es Marina (en 35 ocasiones, casi una vez por cada año)
—frente a la obra más representada del teatro declamado, Don Juan
Tenorio, puesta en escena en 36 ocasiones (una vez por año como
mandaba la tradición)—, seguida por La tempestad (en 21) y El rey que
rabió (en 19), las dos últimas con música de Chapí (Ocampo, 2002: 204).
En Ferrol encontramos dos tipos de juicios sobre las partituras de Chapí.
Uno, positivo, recogido en El Correo Gallego (1-V-1908), sobre Ninón.
En primer lugar, el anónimo crítico se refiere al libreto de Carlos Allen-
Perkins y Manuel Fernández de la Puente:
[…] «pese a la escasa novedad de la obra y a lo poco verosímil de la fábula, el
asunto en general, interesa y aún conmueve en algunas ocasiones. Esto revela
conocimiento de la escena y de los resortes melodramáticos, de seguro efecto en el
público sensible e ingenuo. La nota cómica se explota con exceso». Y, después, se
refiere a la partitura de la obra: «La música de Chapí contiene números hermosos,
sobresaliendo la sentida romanza de Ninón que valió un justo y ruidoso aplauso a
la actriz Huguet» (Ocampo, 2002: 316).
Pero no siempre la música del maestro era del agrado de todos. Así, en
una ocasión anterior, encontramos, en El Correo Gallego (24-XII-1900),
los siguientes juicios negativos sobre la representación de la zarzuela El
milagro de la Virgen. Sobre el libreto de José Estremera, se indicaba:
«El libro tiene bellezas singulares aunque un tanto embrolladas por la manera
de exponer el asunto y por el rápido desenlace que el público no siempre penetra,
censurando, también, algunos efectos de brocha gorda». Y sobre la partitura: «en
cuanto a la música de Chapí, posee magníficos trozos de soberbia instrumentación,
pero al lado hay otros completamente faltos de originalidad, que todo el mundo
descubre, y de vulgaridad indigna de este autor» (Ocampo, 2002: 316-317).
• Albacete
El estudio del teatro en esta ciudad, tan cercana a Valencia y a Alicante,
es el más completo de cuantos se han realizado en nuestro Centro, gracias
a tres tesis de doctorado, bajo la dirección de José Romera:
La de Emilia Cortés Ibáñez, El teatro en Albacete en la segunda mitad
del siglo XIX (1991) —publicada en microforma por la UNED en 1991,
posteriormente como El teatro en Albacete en la segunda mitad del siglo
XIX (Albacete: Diputación / Instituto de Estudios Albacetenses, 1999, 395
págs., con prólogo de José Romera Castillo) [30] y en la web del Centro:
http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/pdf/emiliacortes.pdf—, que aquí no tendré en cuenta,
aunque se constatan 22 piezas de Chapí llevadas a la escena.
La de Francisco Linares Valcárcel, La vida escénica en Albacete (1901-
1923) (1997) —publicada en microforma por la UNED en 1998,
posteriormente como Representaciones teatrales en Albacete 1901-1923.
Cartelera, compañías y valoración (Albacete: Instituto de Estudios
Albacetenses «Don Juan Manuel» de la Diputación Provincial, 1999, 545
págs., con prólogo de José Romera Castillo) [31] y en la web del Centro:
http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/pdf/franciscoLinares.pdf—.
Y la de Emilia Ochando Madrigal, El teatro en Albacete (1924-1936)
(1998) —publicada en microforma por la UNED en 1998, posteriormente
como El teatro en Albacete durante la Edad de Plata (1924-1936)
(Albacete: Instituto de Estudios Albacetenses «Don Juan Manuel» de la
Diputación Provincial, 2000, 499 págs., con prólogo de José Romera
Castillo) [32] y en la web del Centro: http://www.uned.es/centro-
investigacion-SELITEN@T/pdf/emiliaochando.pdf—.
a) Periodo 1901-1923
En Albacete, en el primer tercio del siglo XX, según los datos
proporcionados por Linares Valcárcel (1999), de los que se tiene noticia
documentada en estos 23 años, se realizaron 1.425 funciones, con 2.085
representaciones de 882 títulos diferentes. De las mencionadas puestas en
escena, corresponde (más o menos) un 51% al teatro declamado, un 47%
al musical y un 3 % a otros géneros.
Por lo tanto, la presencia del teatro lírico-musical en sus diversas
modalidades (zarzuela, género chico, opereta, etc.) es muy significativa,
una vez más. A su vez, dentro de este ámbito corresponde (más o menos)
un 28% al género chico y un 19% al lírico. De las obras con más de 10
representaciones, cuatro pertenecen al teatro declamado (con Don Juan
Tenorio a la cabeza) y 18 al lírico-musical (con La corte de Faraón a la
cabeza, con 20 representaciones, seguida de Marina, con 16).
Por lo que respecta a los autores, entre los compositores, cuyo número de
obras puestas en escena supera las diez, figura, en primer lugar, Ruperto
Chapí (con 23 partituras), seguido por Joaquín Valverde Sanjuán (con
21), Amadeo Vives (con 19), José Serrano (con 18), Tomás López
Torregrosa y Rafael Calleja (con 16, respectivamente), Manuel
Fernández Caballero (con 14), Joaquín Jiménez (con 13), Manuel Penella
Moreno y Vicente Lleó (con 12, respectivamente); Pablo Luna (con 11),
etc., siendo Chapí y Luna los que más componen en solitario y no en
colaboración con otros músicos (Linares, 1999: 60-62).
Un dato curioso. La cartelera de este periodo se inicia el día 15 de febrero
de 1901, cuando la Compañía de Zarzuela Mayol y Viñas, en el teatro
Circo, a las 20:30 horas, ponía en escena la zarzuela El barquillero. En la
misma función, a continuación, se interpretó la zarzuela cómica María de
los Ángeles (que volvió a representarse también días después),
finalizando la representación con el juguete cómico La señora capitana,
de Jackson Veyán, musicado por Joaquín Valverde y Tomás Barrera. Dos
obras de Chapí, por lo tanto, que, por los datos que conocemos, inician
las representaciones de 1901 en Albacete.
A continuación, señalo las obras del maestro Chapí —un total de 23
piezas—, llevadas a los escenarios albacetenses en este periodo, según el
número de representaciones que alcanzaron:
— La tempestad, fue llevada a los escenarios por ocho compañías, en
once representaciones (Linares, 1999: 211-212).
— La Revoltosa, se escenificó por cinco compañías, en nueve ocasiones
(Linares, 1999: 201).
— El barquillero, fue puesta en escena por tres compañías, en ocho
representaciones (Linares, 1999: 111-112).
— La patria chica, se llevó a las tablas por cinco compañías, en seis
ocasiones (Linares, 1999: 191).
— El puñao de rosas, fue puesta en escena por dos compañías, cinco
veces (Linares, 1999: 197).
— María de los Ángeles, fue llevada al escenario por dos compañías, en
cuatro representaciones (Linares, 1999: 173).
— La chavala, se representó en tres ocasiones (Linares, 1999: 132).
— El rey que rabió, fue puesta en escena por tres compañías, en tres
representaciones (Linares, 1999: 201).
— Abanicos y panderetas o ¡a Sevilla en el botijo!, humorada satírica,
con texto de los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero, se
llevó al escenario por dos compañías, en dos ocasiones (Linares,
1999: 99).
— La bruja, se representó por dos compañías, dos veces (Linares, 1999:
113).
— El maldito dinero, fue puesta en escena por dos compañías, en dos
representaciones (Linares, 1999: 170).
— La tragedia de Pierrot, tuvo dos puestas en escena (Linares, 1999:
215).
— 11 obras se representaron en una ocasión: Aquí jase farta un hombre
(Linares, 1999: 108); La cara de Dios (Linares, 1999: 119); La
carabina de Ambrosio (1908), entremés baturro, con libreto de
Vicente Castro Les, inspirado en uno de sus cuentos (Linares, 1999:
119); La cuna (Linares, 1999: 132); Curro Vargas (Linares, 1999:
132); La Czarina (Linares, 1999: 132); El diablo con faldas (Linares,
1999: 137); El milagro de la Virgen (Linares, 1999: 178); Música
clásica (1880), disparate cómico-lírico en un acto, en prosa, estrenada
en el teatro de La Comedia de Madrid en el mencionado año, con
libreto de José Estremera y Cuenca (Linares, 1999: 182); Ninón
(Linares, 1999: 183) y Pepe Gallardo (1898), zarzuela cómica, en un
acto y en verso, con libreto de Miguel de Palacios Brugada y
Guillermo Perrín y Vico (Linares, 1999: 192).
Sobre las reseñas críticas de los espectáculos, elegiré algunas. En primer
lugar, destacaré que hay casos en los que una misma compañía llevaba en
su repertorio una serie de obras de nuestro compositor. Pondré un
ejemplo, entre otros. La Compañía de Zarzuela de Enrique Mayol y
Fernando Viñas, durante el periodo de su estancia en Albacete (del 18 de
febrero al 6 de marzo de 1901), puso en escena una serie de obras (6) del
maestro Chapí: María de los Ángeles (3 veces), El barquillero y Pepe
Gallardo (2, respectivamente), La cara de Dios, La chavala, La
Revoltosa (1, respectivamente). Sobre esta Compañía y su debut en la
ciudad, la crítica se detuvo en dar cuenta de algunas de sus puestas en
escena. Traeré a colación algunos botones de muestra. El crítico «El Tío
de los lentes», señalaba lo siguiente (18-II-1901):
La compañía no puede ser mejor; desde la señora [Avelina] López Píriz que al
parecer fue estrepitosamente aplaudida y que como siempre declama y canta de
modo encantador, todos los artistas cumplen a conciencia su cometido,
destacándose de aquel hermoso círculo, por su valentía y su inspiración el señor
[Lorenzo] Sola. La señorita [Blanca] Urrutia demostró que ha obtenido señaladas
ventajas en el terreno artístico y la señora [Tomasa] del Río, hizo gala de su bonita
voz y de sus encomiables aptitudes en El barquillero. Elementos, sin embargo, hay
en la compañía que aun siendo de «primera» corren el peligro de sufrir una
decepción. Por nuestra parte atentamente los hemos de seguir (TD Linares, vol. II:
1.111).
Sobre la puesta en escena de María de los Ángeles (15-I-1901), aunque el
crítico —el anteriormente indicado— señalaba que había gustado «por
sus tintes dramáticos y su brillante color» (TD Linares, vol. II: 1.000-
1.001), sin embargo no le agradaron todas las interpretaciones musicales
de las partituras de Chapí. Un ejemplo negativo, referido a las funciones
iniciales (las del 15 y 17 de febrero):
¡Lástima que los profesores del sexteto a pesar de su innegable maestría y de
los gigantescos esfuerzos que realizan, no puedan llenar el vacío que se advierte.
La falta de orquesta, deficiencia que el público no podrá tolerar, es un serio peligro
y pudiera sobrevenir el fracaso de la temporada. Así vemos que los coros desafinan
y se pierden como anoche [por la sesión del día 17] sucedió en la invocación o
coro de galerna. Propios o estraños [sic] hacen falta músicos; de otro modo
vendrán las protestas primero y reiteradamente después (TD Linares, vol. II:
1.111).
Y un ejemplo positivo, sobre Pepe Gallardo (22-II-1901):
No recordamos […] que haya tenido en Albacete mejor interpretación. Igual el
cuarteto que el terceto y el dúo fueron admirablemente cantados. Cuantos artistas
en ellos tomaron parte sostuvieron briosamente la escena y llegaron sin
decaimientos al final. Merecidamente oyeron repetidos aplausos, las señoras López
Píriz, del Río, Urrutia, [Soledad] Molina y los señores [Fernando] Viñas y
[Moisés] Iglesias. El dúo mereció los honores de la repetición y una y otra vez la
concurrencia aplaudió estrepitosamente a sus intérpretes (TD Linares, vol. II:
1.112-1.113).
b) Periodo 1924-1936
Los datos que nos proporciona Emilia Ochando (2000), de los que se
tiene noticia documentada en estos 13 años, son los siguientes: en
Albacete se pusieron en escena 843 títulos diferentes, de los que
corresponden 663 al teatro declamado y 180 al género lírico,
perteneciendo 95 piezas al teatro grande lírico (con dos o más actos), 74
al género chico y el resto a otros géneros (Ochando, 2000: 59-60 y 53-
64).
De Ruperto Chapí, se representaron siete obras:
— La Revoltosa, llevada a los escenarios por cuatro compañías, en
cuatro representaciones (Ochando, 2000: 261).
— La tempestad, representada por cuatro compañías, en cuatro
ocasiones (Ochando, 2000: 275).
— El barquillero, puesta en escena por dos compañías, dos veces
(Ochando, 2000: 172).
— La bruja, llevada a las tablas por dos compañías, en dos ocasiones
(Ochando, 2000: 175).
— El rey que rabió, representada por dos compañías, dos veces
(Ochando, 2000: 261)
— La patria chica, puesta en escena en una sola ocasión (Ochando,
2000: 250).
Todas estas piezas (6) se habían puesto en escena en el periodo anterior
(1901-1923), como hemos visto, siendo La leyenda del monje —zarzuela
cómica, con texto de Carlos Arniches y Gonzalo Cantó (Ochando, 2000:
223)— la única obra nueva que en estos años se lleva a los escenarios
albaceteños.
Chapí, en este caso, ya no va a ocupar el primer puesto de la nómina de
compositores. Esta la encabezan Francisco Alonso y Jacinto Guerrero
(con 17 partituras, respectivamente); seguidos por José Serrano (con 14),
Pablo Luna (con 9), etc. A continuación aparece el maestro Chapí (con
7). Ocupar el quinto lugar ya está indicando algo, como que las
compañías teatrales eligen obras de una mayor actualidad —no
olvidemos que el maestro muere en 1909—, por una parte, y que los
gustos del público estaban ya cambiando de orientación, como señalaré a
continuación.
Pero, una vez más, se reitera un hecho que no conviene dejar de lado. A
la pregunta ¿cuáles fueron las obras que tuvieron mayor número de
representaciones en Albacete, en este periodo? Habría que responder,
según los datos aportados por Emilia Ochando, que figura, en primer
lugar, la zarzuela, La Dolorosa, con libreto de Juan José Lorente y
música de José Serrano (con 11 representaciones); seguida por el sainete
lírico, Los claveles, con libreto de L. Fernández de Sevilla y A. Carreño y
música de José Serrano (con 9); Las Leandras, pasatiempo cómico-lírico,
con libreto de Emilio González de Castillo y J. Muñoz Román y música
de Francisco Alonso (con 8), etc. (Ochando, 2000: 59). Aunque fueron
más los títulos del teatro declamado puestos en la cartelera albaceteña
que los del lírico-musical, la comparación entre las obras más
representadas de ambos géneros se inclina, una vez más, a este último.
Don Juan Tenorio —de nuevo— encabeza la nómina del teatro
declamado (con 4 puestas en escena), seguido por otra pieza de gran
éxito, Juan José, de Joaquín Dicenta (con 5). Otra prueba más,
documentada, de la orientación del público hacia lo lírico-musical.
Pero, a medida que avanzaba el siglo, como siempre ocurre, iban a surgir
nuevas tendencias musicales y, sobre todo, otro medio artístico, el cine se
abría paso, lenta pero con recia firmeza. De ahí, como señala Emilia
Ochando:
En cuanto al teatro lírico, junto a las formas heredadas en el periodo anterior
(zarzuela, sainete, ópera género chico, etc.) que intentan recuperarse y lograr
mayor entidad musical, estos años conocen el surgimiento de la revista musical
que, junto con otras derivaciones del «género ínfimo» (como las variedades, el
cuplé, el género sicalíptico, etc.), llenará las salas de espectáculos reemplazando,
en gran medida, a los géneros tradicionales. Todos ellos en franca competencia con
el cinematógrafo (Ochando, 2000: 20).
Traeré a colación unas pocas críticas, aparecidas en los periódicos
albaceteños, relacionadas con diversos aspectos. Sobre una obra
determinada, en este caso La Revoltosa, puesta en escena por la Gran
Compañía de opereta, zarzuela y género chico de Rafaelita Haro (que
actuó en Albacete del 19 al 24-I-1932), se dice:
la gracia castizamente madrileña de López Silva, retratada en esos versos
barriobajeros, en los que el chiste brota de modo natural, unida a la grandiosa
música con que Chapí la sirvió, hacen del sainete uno de los que con más justeza
pueden servir de modelo en el género chico. Los tipos son tan reales y humanos que
no es difícil tropezarse con ellos al salir a la calle (TD Ochando, vol. II: 770).
Pero vayamos a las compañías teatrales. Sobre la Compañía de Zarzuela
de Manuel Fernández (que actuó entre el 7 al 12-XII-1927) se señala lo
siguiente:
Todas las obras representadas han proporcionado justos aplausos a sus
intérpretes, entre los que merecen especial atención las tiples Julieta Ferrer,
Enriqueta y Clara Torres, y Victoria Otto, la característica María Hernández y los
primeros actores Manuel Fernández y Miguel Tejada, el barítono Vicente Estrada,
el tenor Pascual Pastor y el tenor cómico José Valor, y los señores Mata y
Balaguer. El conjunto resulta muy estimable, y por ello y por los atractivos que el
repertorio ofrece, el público ha prestado a la Compañía la más grata acogida (TD
Ochando, vol. II: 654).
En el repertorio figuraba la reposición de La Revoltosa, sobre la que se
indica que, además de su modernidad, es una «hermosa joya del género
chico, que nunca envejece, y que ya quisieran imitar los actuales ases del
trimestre» y que «fue muy del agrado del público y constituyó un
merecido triunfo para Enrique Torres y Manuel Fernández», siendo
«espléndidamente presentada de decorado y atrezzo» (TD Ochando, vol.
II: 654).
Pero señalaré, a continuación, algunos aspectos que conviene tener en
cuenta a los historiadores de la música. El primero, sobre las quejas de
las malas interpretaciones musicales. Al llegar de nuevo, la Compañía de
Zarzuela y Opereta de Manuel Fernández, renovada (que actuaría en
Albacete del 4 al 13-II.-1928) [33], el periódico, antes de dar cuenta de su
buen hacer, constata una observación digna de ser traída a colación:
de verdadera solemnidad puede considerarse en Albacete —donde la falta de
músicos escarece todo intento artístico— el debut de una compañía de zarzuela que
imponga al aficionado del movimiento del teatro en estos últimos años, en que no
hemos oído más cantables que los gritos —salvo raras excepciones— de las
cupleteras, ni más música que la de los sextetos y los platillos de manubrio (TD
Ochando, vol. II: 655).
El segundo, sobre la renovación que se daba en las compañías (en este
caso referida a la anteriormente mencionada): «Ha vuelto a presentarse al
público del Teatro Circo, notablemente reformada, la Compañía de
Zarzuela que dirige el primer actor Manolo Fernández, tan estimado en
Albacete. La compañía, de la que ha entrado ahora a formar parte
elementos tan valiosos como la tiple cantante Pepita Amorós, el barítono
Jaime Miret y el tenor cómico José Acquaviva, ha obtenido un excelente
éxito, conquistando como siempre los aplausos entusiastas de nuestro
público» (TD Ochando, vol. II: 655-656).
El tercero, sobre la sustitución de cantantes en la escena. Cuando la
compañía de Emilio Sagi Barba (que actuó en Albacete del 10 al 14-IV-
1929), al poner en escena La tempestad, el director de la misma se
indispuso, siendo sustituido por el señor Rubio, que cosechó los aplausos
del público. Al día siguiente, se anotaba:
Como continuaba indispuesto el barítono Sagi Barba, el señor Rubio cantó la
inmortal zarzuela del maestro Chapí, repitiendo su romanza del primer acto. En la
interpretación de esta zarzuela no respondió del todo la Compañía a su merecida
fama, y por ello, los aplausos no fueron tan cálidos como otras noches (TD
Ochando, vol. II: 695).
Y finalmente, una observación sobre las puestas en escena. La Compañía
de Zarzuela Española (que actuó en esta ciudad del 8 al 11-XI-1930)
representó El barquillero, aparte de no gustarle la actuación del coro
«que pasó sin pena ni gloria», el reseñador del periódico señalaba:
Algunos detalles primordiales faltaban en escena; uno de ellos fue que el corro
de barquilleros —que bien podían ser limpiabotas, por su apariencia— salieron a
cantar sin que sus componentes llevasen barquilleras o cosa que se le pareciera;
estos son detalles que todo director de escena debe cuidar bien y, si no cuenta con
elementos necesarios para representar una obra, variar el programa (TD Ochando,
vol. II: 736).
• Segovia
Los datos de su cartelera nos lo proporciona Paloma González-Blanch
Roca, en su tesis de doctorado, dirigida por José Romera, El teatro en
Segovia (1918-1936) (2004) —publicada parte de ella con el mismo
título (Madrid: Fundación Universitaria Española, 2005, 529 págs., con
prólogo de José Romera Castillo) [34] y en la web del Centro:
http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/pdf/palomagonzalez.pdf—. En este periodo se celebraron
en Segovia 1.829 representaciones, con un total de 842 obras diferentes
puestas en escena y 987 reposiciones, correspondiendo 596 obras al
teatro declamado (71%) y 246 al teatro lírico (29%). De nuevo, en
Segovia, ocurre lo que en las otras localidades, que, pese a ser mayor el
número de títulos del teatro declamado, sin embargo las obras que más
veces se reponen corresponden al teatro lírico, porque las compañías de
esta modalidad escénica «son mucho más complejas, sus estancias son
mucho más prolongadas y cuentan con un muy amplio repertorio de
obras antiguas que se repiten en todas las compañías» (González-Blanch,
2005: 118 y 185-187), y por la gran aceptación, además, que tenían por
parte del público.
De Ruperto Chapí se pusieron en escena 15 obras (González-Blanch,
2005: 278):
— La tempestad, en ocho ocasiones (González-Blanch, 2005: 109).
— La bruja, en siete (González-Blanch, 2005: 42-43).
— El milagro de la Virgen (González-Blanch, 2005: 84) y La Revoltosa
(González-Blanch, 2005: 101), en seis (cada una de ellas).
— La patria chica (González-Blanch, 2005: 93), en cinco.
— El diablo con faldas (González-Blanch, 2005: 58), El rey que rabió
(González-Blanch, 2005: 102) y El tambor de Granaderos
(González-Blanch, 2005: 108), en tres ocasiones (cada una de ellas).
— El barquillero (González-Blanch, 2005: 41), La Czarina (González-
Blanch, 2005: 56), Música clásica (González-Blanch, 2005: 87),
Ninón (González-Blanch, 2005: 88), El puñao de rosas (González-
Blanch, 2005: 99) y La venta de don Quijote (González-Blanch,
2005: 115) —comedia lírica, en un acto, de 1902, con libreto de
Carlos Fernández Shaw—, en dos (cada una de ellas).
— El maldito dinero (González-Blanch, 2005: 78-79), en una.
Si examinamos los compositores (64 en total) que más partituras aportan
a la escena segoviana, solos o en colaboración, vemos que, en primer
lugar, figura Joaquín Valverde (con 19 obras en colaboración); pero son
los maestros Chapí y Jacinto Guerrero los que ocupan el primer lugar
como compositores individuales de partituras (con 15), seguidos por
Francisco Alonso (con 14), etc. Una vez más, nuestro músico se pone a la
cabeza de los más puestos en escena. Aunque la pieza más representada
fue la opereta, en un acto, con libreto de Antonio Paso Cano y Joaquín
Abatí, y música de Pablo Luna, El asombro de Damasco (con 12
representaciones), seguida por Maruja, ópera, en dos actos, con libreto de
Luis Pascual Frutos y música de Amadeo Vives y la opereta, en dos
actos, y El niño judío, con libreto de Enrique García Álvarez y Antonio
Paso Cano, con música de Pablo Luna (con 10 representaciones cada una
de ellas) (TD González-Blanch, vol. II: 1.330).
Me referiré, a continuación, a algunas críticas. La compañía de Zarzuela
y Opereta de Emilio S. Medrano y Eduardo Gómez, actuó en Segovia del
9 al 17-IV-1921, poniendo en escena, entre otras obras, El rey que rabió
(a la que se denomina «la chispeante y zumbona opereta»), sobre cuya
interpretación el crítico del periódico de La Tierra de Segovia (el día 12
de abril), escribía lo siguiente, sobre el público:
con las mismas precipitaciones, el mismo desconcierto e igual batahola de la noche
del debut de la compañía cantando Marina. La taquilla, habrá demostrado a la
empresa del teatro que el público desea el espectáculo teatral y con preferencia el
lírico; pero como corresponde a un público culto, que conoce obras y artistas y
distingue el oro del oropel. La bondad tiene sus límites y ya el domingo hubo
conatos de descontento.
A continuación, señala lo que es preciso que una compañía cumpla:
Para interpretar obras de la importancia de Marina, El rey que rabió, etc. etc.
se precisa un poco más de estudio y un director de orquesta y maestro concertador
práctico, machacón, conocedor de las triquiñuelas del teatro, que no se amilane
por nada y esto no es dudar de los muchos méritos y conocimientos artísticos que
tendrá seguramente la infantil directora actual, pero su edad, su talla y estar
encargada del piano al mismo tiempo, la privan del vigor físico y de la práctica
necesaria, para reunir en sus manos la dirección única de cantantes y orquesta.
Por su parte, El Adelantado constataba lo siguiente: «Laura Blasco,
encargada del protagonista, dio a este todo el desenfado y pasión que el
autor concibió. Muy bien Carlota Sanford y el primer actor Medrano,
artista íntegro de mucho talento» (TD González-Blanch, vol. II: 885).
Asimismo, la Compañía Cómico-lírica de Martiánez, que actuó en la
ciudad del 3 al 11-XII-1921, puso en escena dos obras de Chapí. Sobre la
interpretación de La Revoltosa, el crítico de La Tierra de Segovia (el día
5 de enero de 192l) indicaba lo siguiente:
fue interpretada con verdadero cariño por todos cuantos artistas en ella tomaron
parte. Principalmente Herminia Velasco, que supo dar a la Mari Pepa la
coquetería, desenvoltura y ardiente pasión de la madrileña honrada y buena,
celosa por el amor de su chulapo. La Velasco cantó primorosamente el dúo de los
claveles y toda su parte, derrochando buen gusto e intención. El barítono señor
Beut, muy bien de voz, dio pasión y fuego a toda su parte del dúo con Mari Pepa y
en la parte hablada todo el relieve necesario al tipo de Felipe. Muy bien la señorita
Santoncha, la señora Zapater y los señores Latorre y el actor encargado del papel
de inspector de policía urbana. El maestro Estellés merece nuestra felicitación, así
como la orquesta, por el acierto que realizaron las bellezas de la partitura del
maestro Chapí (TD González-Blanch, vol. II: 897-898).
Y sobre otra pieza, el crítico de El Adelantado (7-I-1933) señalaba: «La
bruja proporcionó ayer a la empresa dos espléndidas entradas, hecho que
viene a comprobar la opinión que emitimos hace días, respecto a la
conveniencia de representar obras clásicas». El mismo día, el reseñador
de La Tierra de Segovia, en relación con los actores, «destacaba la
interpretación de Herminia Velasco, la señora Zapater, el señor Ángelo y
Beut y de nuevo, la participación de la señorita Rivas Torrecilla, en
sustitución de Paquita García» (TD González-Blanch, vol. II: 898).
• Algunas conclusiones
De lo anteriormente expuesto podemos sacar algunas conclusiones.
Aunque el número de títulos de teatro declamado es siempre superior a
los de teatro lírico, en todas las carteleras estudiadas, sin embargo, la
cantidad de reposiciones de las piezas musicales es mucho mayor que las
del anterior, debido a que tanto el número de sus componentes [35] como
el montaje de una zarzuela, por ejemplo, era mucho más costoso que el
de una comedia, por lo que las compañías líricas permanecían más
tiempo en las ciudades [36] y en sus repertorios figuraban una serie de
obras antiguas, que se repiten en la mayoría de compañías, muy aptas (en
ocasiones por su breve extensión) para completar una misma función
teatral. Además, claro, del gusto del público que las acogía, en general,
con gran entusiasmo y, en consecuencia, con el aplauso intenso.
Aunque las compañías de aficionados acudiesen al género lírico, en
ocasiones, para sus puestas en escena, sin embargo la mayoría de las
veces este tipo de teatro es llevado a las tablas por compañías
profesionales, procedentes de Madrid, en general, al requerir una
especialización tanto de actuación como de interpretación musical.
Por otra parte, la figura del alicantino Chapí se destaca muy reciamente
en las carteleras estudiadas, al ser uno de los compositores con una gran
cantidad de obras llevadas a la escena y, a su vez, con un gran número de
reposiciones de las mismas. De las más de 200 piezas, a las que Chapí
puso música, en las carteleras estudiadas se pusieron en escena unas 127
(más de un 60%), con un amplio número de reposiciones. De ahí, la
importancia de este tipo de estudios tan exhaustivos para trazar el
panorama del teatro representado en España (sea el declamado o el
musical), aún sin hacer del todo, pero que avanza lentamente, gracias a
los trabajos de nuestro grupo de investigación y de algunos otros. Los
espectáculos teatrales, que toman unos rumbos propios, diferentes del
que poseen los textos literarios dramáticos o las partituras musicales
(cuya trayectoria conocemos muy bien en general), además de servirnos
para examinar sus valores artísticos, son también muy útiles para valorar
la función del teatro en los ámbitos socio-culturales de cada una de las
ciudades estudiadas. Pero, también, quien quiera estudiar a algún autor
teatral, o a un músico, en particular, como ha sido nuestro caso, tiene a su
disposición un arsenal de datos con los que pergeñar con más precisión la
figura y la obra del autor o del compositor elegido y su recepción por el
público.
Por ello, cierro este epígrafe invitando tanto a los estudiosos de nuestro
teatro, como, especialmente también, a los musicólogos, a conocer y
tener en cuenta este tipo de estudios, fuera de la cartelera madrileña o
barcelonesa, que, sin duda alguna, serán muy provechosos en el radio de
actuación de sus investigaciones [37]. Al menos así lo espero…
Como este estudio se pueden hacer otros con diversos compositores de
zarzuelas y sus puestas en escena tanto en el territorio español como
fuera del mismo.
ACTIVIDADES
1. LECTURA
2. ANÁLISIS
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
• Espín Templado, M.ª Pilar y Fernández San Emeterio, Gerardo, «Sobre teatro
lírico e Internet: presente y futuro en las nuevas tecnologías», en JOSÉ ROMERA
CASTILLO (ed.), Teatro e Internet en la primera década del siglo XXI (Madrid:
Verbum, 2013, págs. 119-139).
[1] Cf. de José Subirá, Historia de la música teatral en España (Barcelona: Labor,
1945).
[2] Para más información remito a los estudios, entre otros, de Emilio Cotarelo y Mori,
Orígenes y establecimiento de la ópera en España hasta 1800 (Madrid: Imprenta de la
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1917); Antonio Peña y Goñi, La ópera
española y la música dramática en España en el siglo XIX. Apuntes históricos (Madrid:
Imprenta de El Liberal, 1881) —reeditado parcialmente luego por Eduardo Rincón,
España, desde la ópera a la zarzuela (Madrid: Alianza, 1967)—; José Subirá, Historia de
la música teatral en España (Barcelona: Labor, 1945), etc. Y muy especialmente el
catálogo de óperas y zarzuelas de Luis Iglesias de Souza, Teatro lírico español (La Coruña:
Diputación Provincial, 1992-1997, 4 vols.).
[3] Para más datos sobre la ópera, la zarzuela, el género chico, los bufos, etc. conviene
ver el trabajo de Francisco León Tello, «El teatro musical español durante el siglo XIX», en
Leonardo Romero Tobar (ed.), Historia de la Literatura Española. Siglo XIX (Madrid:
Espasa Calpe, 1998, vol. II, págs. 150-183).
[4] Madrid: Imprenta Real de la Gazeta, 1779.
[5] Para más datos conviene ver, entre otros, el estudio clásico de Emilio Cotarelo y
Mori, Historia de la Zarzuela, o sea el drama lírico en España, desde su origen a fines del
siglo XIX (Madrid: Imprenta de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1934). Así
como los portales, entre otros, Fundación Teatro Lírico Española
(lazarzuela.webcindario.com), Zarzuela.net, Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero
(fundacionguerrero.com).
[6] Cf. de José de Cañizares y Sebastián Durón, Salir el Amor al Mundo (1696).
Zarzuela en dos jornadas, editada por Antonio Martín Moreno (Málaga: Sociedad
Española de Musicología, 1979).
[7] Que puede leerse en la edición de L. A. González Marín, publicada en Madrid:
Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2000.
[8] Cf. de María Salud Álvarez Martínez, José de Nebra Blasco: vida y obra
(Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1993).
[9] Que puede leerse ahora en la edición de María Salud Álvarez Martínez, publicada
en Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1999.
[10] Que puede leerse ahora en la edición de María Salud Álvarez Martínez, aparecida
en Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1997.
[11] Que puede leerse ahora en la edición de F. J. Cabañas Alamán, publicada en
Madrid: Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 1998.
[12] Cf. de Emilio Casares y Celsa Alonso (eds.), La música española en el siglo XIX
(Oviedo: Universidad, 1995). Para más información bibliográfica puede verse el trabajo de
José Romera Castillo, «Una bibliografía (selecta) para la reconstrucción de la vida escénica
española en la segunda mitad del siglo XIX», Signa 9 (2000), págs. 259-421 (también en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/13528399434915617422202/p0000004.
htm#I_17_).
[13] Cf. de M. Zurita Rodríguez, Historia del género chico (Madrid: Prensa Popular,
1920); José Deleito y Piñuela, Origen y apogeo del género chico (Madrid: Revista de
Occidente, 1949); Antonio Valencia, El género chico (Madrid: Taurus, 1962); A. Barrera
Masaver, Crónicas del género chico y de un Madrid divertido (Madrid: El Avapiés, 1993,
3.ª ed.º), etc.
[14] Cf. de E. Huertas Vázquez, El teatro de los Bufos madrileños (Madrid: Instituto de
Estudios Madrileños / CSIC, 1993).
[15] En la Biblioteca Digital Hispánica, de la Biblioteca Nacional de España
(bne.es./Catálogos.BibliotecaDigital), en la colección Teatro Lírico, se pueden encontrar
noticias y libretos de diversos autores (Francisco Asenjo Barbieri, Ruperto Chapí, Miguel
Ramos Carrión, Ricardo de la Vega, Vital Aza o Javier de Burgos, etc.); así como en el
portal del Género Chico en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com), los de la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero
(fundacion guerrero.com), Francisco Alonso (maestroalonso.com), etc.
[16] Como ha estudiado Alberto Romero Ferrer, «El género chico», en Javier Huerta
Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2031-2050).
[17] Cf. de nuestra colaboradora, M.ª Pilar Espín Templado, El teatro por horas en
Madrid (1870-1910) (Madrid: Instituto de Estudios Madrileños / Fundación Jacinto e
Inocencio Guerrero, 1995), entre otros trabajos suyos dedicados al teatro en el siglo XIX.
[18] Una constatación más detallada de sus actividades, referidas al teatro, en general,
se encuentra en los estados de la cuestión de José Romera, «Teatro en escena: un centro de
investigación sobre la vida teatral en España» Teatro de Palabras (Université de Québec a
Trois-Rivières, Canadá) 6 (2012), págs. 175-201 (en línea:
http://www.uqtr.ca/teatro/teapal/TeaPalNum06Rep/TeaPal06Romera.pdf); además de
«Literatura, teatro y nuevas tecnologías: investigaciones en el SELITEN@T (España)»,
Epos XXVI (2010), págs. 409-420 (también puede leerse en
http://congresosdelalengua.es/valparaiso/ponencias/lengua_comunicacion/romera_jose.htm
). El panorama más completo puede verse en los dos capítulos primeros, «El Centro de
Investigación de Semiótica Literaria, Teatral y Nuevas Tecnologías» y «El Centro de
Investigación y el teatro», de su obra, Pautas para la investigación del teatro español y sus
puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 21-45 y 47-101, respectivamente).
[19] Cf. de José Romera, «El teatro francés en algunos escenarios españoles en la
segunda mitad del siglo XIX y el SELITEN@T», en Stefano Torresi (ed.), Francia e
Spagna a confronto (Macerata, Italia: Edizioni Università di Macerata, 2010, págs. 231-
243).
[20] Una descripción detallada de la misma, puede verse en José Romera Castillo,
«Reconstrucción de la vida escénica en España (Un proyecto de estudio)», en Beatriz
Mariscal y Blanca López de Mariscal (eds.), Actas del XV Congreso de la Asociación
Internacional de Hispanistas (México: Fondo de Cultura Económica, 2007, vol. III, págs.
357-370) y en su libro, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en
escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 103-137).
[21] Tanto las tesis de doctorado completas como una síntesis de las carteleras teatrales
de (casi todas) ellas pueden consultarse en el epígrafe «Estudios sobre teatro» de la página
web del Centro: http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/estudios_sobre_teatro.html.
[22] Cf. entre otros estudios los de Juan José del Águila, Ruperto Chapí y su obra lírica
(Alicante: Diputación, 1973); Ángel Sagardía Sagardía, Ruperto Chapí (Madrid: Espasa
Calpe, 1979); Luis G. Iberni, Ruperto Chapí (Madrid: Instituto Complutense de Ciencias
Musicales, 1995) y Ruperto Chapí: memorias y escritos (Madrid: Instituto Complutense de
Ciencias Musicales, 1995), etc..
[23] Con reseña de Agustina Torres, en Signa 4 (1995), págs. 261-264 (también puede
leerse en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01371741344505955212257/p0000017.
htm#I_22_). Cf. además de Francisco Reus, «Alicante (1900-1910)», Signa 12 (2003),
págs. 519-546 (en la sección monográfica, coordinada por José Romera, sobre compañías
teatrales; que también puede leerse en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/79106288329682384100080/p0000025.
htm#I_29_) y «Alicante (1901-1910)», Signa 15 (2006), págs. 115-124 (en la sección
monográfica sobre Puestas en escena de nuestro teatro áureo en algunas ciudades
españolas durante los siglos XIX y XX, bajo la coordinación de Irene Aragón González;
también en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12259418920170495210435/0304
80.pdf?incr=1).
[24] La sigla TD corresponde a Tesis de Doctorado.
[25] Pese a que se constate que fueron 41 piezas (Reus, 1994: 56) ó 39 en el índice de
compositores (Reus, 1994: 410), al atribuir a Chapí la zarzuela La Rabalera (1907),
perteneciente al maestro Amadeo Vives, con libreto de Miguel Echegaray (que fue puesta
en escena en diecisiete ocasiones en la cartelera alicantina).
[26] Compartiría partituras también en muy escasas ocasiones, como, por ejemplo, en
El Duque de Gandía (1894), en colaboración con Antonio Llanos; El guerrillero (1885),
con Manuel Fernández Caballero y Emilio Arrieta; Aprieta constipado (1900), con Arturo
Saco del Valle; El tío Juan (1902), con Enrique Morera; Man’zelle Margot (1903), con
Joaquín Valverde (hijo); Los bárbaros del Norte (1907), con Joaquín Valverde Durán y
Joaquín Quinito Valverde (hijo); La eterna revista (1908), con Jerónimo Jiménez;
Diversiones infantiles (póstuma), con Tomás Bretón y Jerónimo Jiménez, etc.
[27] La citada compañía puso en escena la obra en trece ocasiones, en su estancia en
Alicante durante los meses de enero y febrero de 1903.
[28] Cf. además de M.ª Eva Ocampo Vigo, «Ferrol (1878-1915)», Signa 12 (2003),
págs. 461-480 (en la sección monográfica, coordinada por José Romera, sobre compañías
teatrales; que puede leerse también en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/79106288329682384100080/p0000022.
htm#I_26_).
[29] Aunque M.ª Eva Ocampo constate 43, al atribuirle a Chapí tres piezas: La caza del
oso o el tendero de comestibles, que es del maestro Federico Chueca; El señor cura,
comedia, en dos actos, que pertenece a Vital Aza (teatro declamado) y Churro Bragas —
parodia del drama lírico Curro Vargas (con libreto de Joaquín Dicenta y Manuel Paso y
música de Chapí)—, estrenada en el teatro Apolo de Madrid, el 1 de febrero de 1899, con
libreto de Enrique García Álvarez y Antonio Paso Cano y música de Ramón Estellés.
[30] Cf. la reseña de Francisco Linares Valcárcel, en Signa 9 (2000), págs. 627-631
(también en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/13528399434915617422202/p0000007.
htm#I_30_). Además de otro trabajo de Emilia Cortés, «Albacete (2.ª mitad del s. XIX)»,
Signa 12 (2003), págs. 409-422 —también puede leerse en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/79106288329682384100080/p0000020.
htm#I_24_—, en la sección monográfica sobre compañías teatrales, coordinada por José
Romera.
[31] Con reseña de Emilia Cortés Ibáñez, en Signa 10 (2001), págs. 477-479 (también
en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01371852677834857430035/p0000027.
htm#I_35_).
[32] Cf. además de Emilia Ochando Madrigal, «Representaciones de teatro histórico en
Albacete (1983-1998)», en José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.),
Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs.
525-536); «Albacete (1924-1936)», Signa 12 (2003), págs. 423-459 (en la sección
monográfica sobre compañías teatrales, coordinada por José Romera Castillo; que puede
leerse también en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/79106288329682384100080/p0000021.
htm#I_25_) y «Albacete (1924-1939)», Signa 15 (2006), págs. 149-158 (en la sección
monográfica sobre Puestas en escena de nuestro teatro áureo en algunas ciudades
españolas durante los siglos XIX y XX, bajo la coordinación de Irene Aragón González; que
también puede verse en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/79106288329682384100080/p0000021.
htm#I_25_).
[33] La compañía esta vez puso en escena La tempestad, a la que se califica como «una
joya inmortal de nuestro género lírico» y que «obtuvo una interpretación muy acertada, en
la que se distinguieron las tiples Pepita Amorós y Enriqueta Torres y los señores Pastor,
Miret, Balaguer y Acquaviva» (TD Ochando, vol. II: 656-657).
[34] Cf. además de Paloma González-Blanch Roca, «Segovia (1918-1936)», Signa 15
(2006), págs. 125-148 (en la sección monográfica sobre Puestas en escena de nuestro
teatro áureo en algunas ciudades españolas durante los siglos XIX y XX, bajo la
coordinación de Irene Aragón González; que también puede leerse en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01474064211384173454480/0303
13.pdf?incr=1) y «El teatro representado en Segovia (2000-2005)», en José Romera
Castillo (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006,
págs. 637-652).
[35] Por ejemplo, en Segovia, «la compañía de zarzuela de Rafael Santoncha (11 de
octubre de 1924), tiene 93 personas en nómina, con 22 actrices, 6 actores, un director
artístico y otro técnico, dos maestros concertadores, 25 coristas de ambos sexos, 20
profesores de orquesta, 1 gerente, 1 sastre, 1 maquinista, 2 apuntadores y 1 atrezzista»,
mientras que en las de teatro declamado el número de personas es mucho menor
(González-Blanch, 2005: 418).
[36] En Segovia, por ejemplo, «la compañía de César Muro, [representó] en las
temporadas de 1918 (con casi un mes de permanencia, 32 títulos y 161 representaciones) y
1919 (tres meses de permanencia con 52 títulos y 171 representaciones) y la de Luciano
Ramallo en 1923 (con 35 días de permanencia, 46 funciones, 39 títulos y 67
representaciones)», según González-Blanch (2005: 431).
[37] Este trabajo fue presentado en el Congreso Internacional Ruperto Chapí,
organizado por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, INAEM, SGAE,
Universitat de València e Institut Valencià de la Música (Valencia, 18-21 de noviembre de
2009), con motivo del centenario de la muerte del músico, y que no se ha publicado por
incompetencia de sus dos organizadores, cuyos nombres ni siquiera merece la pena dejar
constancia de ellos. Apareció posteriormente, reformulado, como parte del capítulo 9,
«Ruperto Chapí: más allá de los escenarios madrileños», en el volumen de José Romera
Castillo, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid:
UNED, 2011, págs. 297-320).
[38] También puede acudirse a la realizada por Alberto Romero Ferrer, Antología del
género chico (Madrid: Cátedra, 2005), que contiene 7 libretos: El baile de Luis Alonso,
Gigantes y cabezudos, La Revoltosa, La Gran Vía, Agua, azucarillos y aguardiente, La
verbena de la Paloma y Cuadros al fresco —proveniente esta última del teatro en verso—.
Puede verse también la web dedicada a los libretos de zarzuelas (libretoszarzu.iespana.es).
TEMA 4
EL TEATRO EN LOS INICIOS DEL SIGLO XX
Temario
1. Contextos histórico y cultural.
2. Vida escénica.
3. El 98 y el teatro.
4. El teatro poético. Otras corrientes.
El hecho más importante con que acaba el siglo XIX y se inicia el XX es,
sin duda alguna, la pérdida de las últimas de las colonias ultramarinas que
tenía España. Debido a las acciones armadas contra Estados Unidos —
potencia emergente en el periodo—, gracias al tratado de París (1898), se
independiza Cuba y se cede al poder estadounidense Puerto Rico y
Filipinas. A lo que se une la guerra con Marruecos.
Por otro lado, en lo político, la España de la Restauración se organiza en
dos partidos, el liberal y el conservador, que se turnan en el gobierno y en el
poder. Aunque hubo, a fines del XIX e inicios del XX, algunos atisbos de
avances de modernidad, la paz social, regentada por la oligarquía, se vio
alterada con episodios duros como la Semana Trágica de Barcelona (1909)
y otros.
Todo ello ocasionará una fuerte crisis, política y moral, que se verá
reflejada en todos los órdenes de la vida española (incluido, cómo no, el
artístico). Dejando a un lado la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en la
que España quedó fuera, fue neutral, interiormente, debido a las
circunstancias sociales y políticas, se llegará al golpe de Estado del general
Primo de Rivera, en 1923, que implantará la dictadura, como veremos en el
tema siguiente, y que culminará con la caída de la monarquía y la
proclamación de la Segunda República, en 1931.
1.2.1. El Modernismo
1.2.2. El 98
2. VIDA ESCÉNICA
Tras el avance teatral del siglo XIX, visto en el tema anterior, es preciso
constatar la cantidad de autores y obras teatrales que pueblan el primer
tercio del siglo XX, antes de llegar al periodo vanguardista de los años
veinte, ampliado en el periodo de la Segunda República. De ahí que
señalaremos solamente algunos de estos hitos.
En primer lugar, entre los dos siglos, el XIX y el XX, es preciso destacar a
Benito Pérez Galdós, dentro de la corriente del drama social, como señala
Antonio Fernández Insuela. Los temas sociales abundarán en la
dramaturgia, sobre todo, del escritor canario, Galdós, y de Juan José
Dicenta.
Don Benito Pérez Galdós (nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en
1843 y muerto en Madrid en 1920), conocido más por su excelente y
abundante producción novelística, incursionó en el espacio teatral,
revindicado últimamente, con un teatro de ideas, que hiciera pensar,
habiéndosele vinculado al eminente dramaturgo noruego Henrik Ibsen
(1828-1906), «por lo que de análisis de estados de conciencia y de
trascendencia simbólica de los hechos presentados hay en dichos
dramaturgos». Autor de veintitrés textos dramáticos, de los cuales media
docena de ellos fueron adaptaciones de sus propios relatos dialogados a la
escena —«dentro de sus objetivos de renovar a la vez la novela y el teatro,
mediante el acercamiento entre ambos géneros»— y utilizando «un
lenguaje realista y simbólico a la vez», obtuvo, también en su faceta de
dramaturgo, un gran interés por parte del público: unas veces,
aplaudiéndolo —muy especialmente con Electra [1] (1901)— y otras,
discutiéndolo [2].
En el ámbito del teatro social —basado en un realismo con tintes
reivindicativos de carácter político— la figura más destacada será Joaquín
Dicenta (1872-1917) [3], con una obra, Juan José [4], estrenada el 29 de
octubre de 1895, en el teatro de la Comedia de Madrid, que, junto con Don
Juan Tenorio, de Zorrilla, se convierte en una de las piezas más
representadas del teatro español en el siglo XX, aunque en la actualidad
decaiga para el espectador el interés por los temas tratados. Temas que van
desde el tratamiento y reivindicación de la clase obrera al melodramatismo
folletinesco de los celos.
Otros eslabones de esta cadena teatral, a inicios del siglo xx, lo
constituirán las dramaturgias de los autores del 98, del teatro poético y del
cómico, como veremos a continuación.
En este periodo, finales del XIX e inicios del XX, la vida escénica
española [5] se verá completada por las dramaturgias practicadas por:
Los del 98.
Los cultivadores del teatro poético.
Los novecentistas.
De ello daremos cuenta a continuación.
3. EL 98 Y EL TEATRO
Como escribía en otro de mis trabajos [10], 1898 es un año clave —¡qué
duda cabe!— en la historia de España. Considerado desde una perspectiva
imperialista, fue negativo, ya que se culminó el proceso de pérdida de las
últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas). Visto desde otra óptica,
fue positivo porque, además de aliviar las arcas escuálidas del Estado y
evitar sacrificios múltiples a sus ciudadanos —a algunos: que suelen ser
casi siempre los mismos—, sirvió para que el pensamiento y la cultura de
entonces buscasen nuevos senderos y se iniciase el camino de la
modernidad, en el pleno sentido del término.
1898 es también un año clave —¡qué duda cabe!— en la historia del
teatro. Stanislavski fundaba, junto con Wladimir Nemirovitch-
Dantchencho, el Teatro de Arte de Moscú, continuado por su seguidor V. E.
Meyerhold, gracias al cual se iba a producir una revolución copernicana en
la concepción y realización de las prácticas escénicas. Una revolución, en el
pleno sentido de la palabra, que posteriormente, a lo largo del siglo XX, se
encargarían otros de desarrollar y culminar. A su vez, como consecuencia
de esta nueva concepción teatral, surgirían diversas aproximaciones críticas
y de estudio, en las que se distinguiría claramente entre el texto teatral
escrito (el literario) y la textualidad de la representación, en la que lo teatral
alcanza su cénit [11].
1898 es, por lo tanto, una fecha muy significativa para España y para el
hecho dramático. Por ello, sobre España y el teatro representado, dentro del
espacio temporal de los últimos años del milenio, me propongo apuntar
algo.
Las carteleras sobre las que se basará nuestro estudio serán algunas de
las realizadas, bajo mi dirección, en el Centro de Investigación de Semiótica
Literaria, Teatral y Nuevas Tecnologías (cuya relación completa puede
verse en su página web: http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T). No obstante, examinaré la vida escénica, a través de las
tesis de doctorado, realizadas bajo mi dirección, sobre siete ciudades. He
aquí la relación: Emilia Cortés Ibáñez, El teatro en Albacete en la segunda
mitad del siglo XIX (1991); José Antonio Bernaldo de Quirós, El teatro y
actividades afines en Ávila (siglos XVII, XVIII y XIX) (1993); Ángel Suárez
Muñoz, La vida escénica en Badajoz 1860-1886 (1994); María del Mar
López Cabrera, El teatro en Las Palmas de Gran Canaria (1853-1900)
(1995); Agustina Torres Lara, La escena toledana en la segunda mitad del
siglo XIX (1996); Tomás Ruibal Outes, La vida escénica en Pontevedra en la
segunda mitad del siglo XIX (1997) y Estefanía Fernández García, León y su
actividad escénica en la segunda mitad del siglo XIX (1997). Tesis que
pueden leerse en la web de nuestro Centro de Investigación (SELITEN@T).
El interesado en conocer la realidad de algunos de nuestros escenarios,
en 1898 y años colindantes, tiene en estas investigaciones del Centro de
Investigación de Semiótica Literaria, Teatral y Nuevas Tecnologías de la
UNED —que hay que unirlas a las realizadas por otros investigadores—, un
arsenal de información y análisis para comprender mejor la realidad
española de la época.
Pondré algunos botones de muestra. En relación con las redenciones del
servicio militar obligatorio, a cambio de dinero, tenemos un testimonio en
Badajoz [12], en el que se constata que, en el teatro del Campo de San Juan,
se dio un concierto, el lunes 16 de julio de 1883, del que se «tenía previsto
dedicar sus productos para hacer cambiar de situación al hijo de un artista
destinado al ejército de Cuba» (Suárez Muñoz: 814).
En Albacete [13] tenemos información de la preparación de una función,
a beneficio de un barco de guerra, que bien podría participar en las
contiendas de ultramar: «Ya han principiado los ensayos de la zarzuela La
tela de araña, que formará parte del programa en la función teatral que dará
la guarnición de esta plaza a beneficio del barco Ejército» (Cortés Ibáñez:
703). En efecto —según informaba el periódico La Unión (7-XI-1895: 3)
—, el juguete cómico en dos actos de Calixto Navarro y Mediano y Javier
Govantes de Lamadrid, con música de Manuel Nieto Castañ, fue llevado a
las tablas en noviembre de 1885, por una compañía de aficionados, con tal
motivo (Cortés Ibáñez: 191).
Por lo que respecta a las funciones teatrales patrióticas, sabemos que no
eran algo nuevo en España y que tanto la guerra de África (1859-1860) [14]
como la sostenida con los Estados Unidos, a finales de siglo, incrementaron
su auge. Podemos darnos una idea de la estructura de una función
patriótica, según la descripción que se hace de una de ellas en una carta al
director del Defensor de Albacete (27-III-1898: 3):
Muy Sr. nuestro: De su reconocida amabilidad esperamos dé cabida a las
columnas de su ilustrado periódico, a los acuerdos tomados por la sociedad Pro
Patria, organizada con el fin de allegar recursos a la suscripción nacional.
«Acuerdos
1.º Representar dentro de la presente semana en el Teatro-Circo una función
cuyos productos se destinarán al aumento de la citada suscripción.
2.º Que el programa del espectáculo esté constituido por las obras Château
Margaux, Los Africanistas y Los Cocineros.
3.º Verificar entre el primer entreacto una rifa de los objetos que el patriotismo
albacetense done para tan laudable fin.
4.º Admitir por pago de localidades todas las cantidades que el amor patrio de
cada cual ofrezca, siempre que cubra cuando menos el precio que a cada localidad
se designe como mínimo.
5.º Engalanar el teatro para la noche del espectáculo.
6.º Que todos los cargos de acomodadores, porteros, etc. sean desempeñados
por individuos de esta sociedad.
7.º Organizar otros festejos como una kermesse, una estudiantina, etc., con el
mismo patriótico objeto.
8.º Y último. Enviar un voto de gracias a los señores accionistas del teatro y
gerente de la empresa del alumbrado eléctrico por su patriótico desprendimiento
de ceder los primeros el mencionado edificio y el segundo todo el fluido eléctrico
necesario para los ensayos y representación».
Anticipándole gracias, quedan de V. afectísimos atentos s.s.q.v.s.m., Baltasar
Valenciano, presidente.— Juan Dusac y Joaquín Jorge, vice-presidentes.— Gabriel
Navarro, tesorero.— Justo Arcos, secretario (Cortés Ibáñez: 702-703) [15].
Testimonios de funciones patrióticas tenemos en 1897. Por ejemplo, en
Albacete, el día 25 de febrero del citado año, se celebró una, en la que una
compañía de aficionados representó La casa de las fieras, juguete cómico,
en un acto, de Rafael María Liern y Cerach, a beneficio de la guerra de
Cuba y Filipinas. Así lo reseñaba El Diario de Albacete (25 y 26-II-1897):
«Con una concurrencia muy escogida y numerosa, se celebró añoche la
función anunciada a beneficio de los soldados enfermos y heridos en las
guerras de Cuba y Filipinas». El hecho se constaría, también, un mes
después (El Diario de Albacete, 7-III-1897: 2): «En la función celebrada el
día 25 del pasado mes a beneficio de los heridos de la guerra, hubo un
ingreso de 497 pts. Deducidas 377,35 pesetas de gastos quedó líquido la
cantidad de 119,65 pesetas que ha sido entregada al Presidente de la Cruz
Roja, D. Vicente Molina. En poder de dicho Sr. obran los justificantes, para
aquellas personas que deseen examinarlos» (Cortés Ibáñez: 701-702).
Otro tanto ocurrió en Toledo [16], en donde se programó una función,
dirigida por Melitón Baños, que, con un grupo de aficionados, escenificó la
ópera, en cuatro actos, Poliuto, de Salvatore Cammarano y Gaetano
Donizetti, en las funciones de los días 18, 22, 24 y 25 de abril de 1897, en el
teatro de Rojas [17]. En dicha representación, se «cuidaron todos los detalles
e incluso se llegó a encargar las decoraciones al escenógrafo Adolfo
Herrera, quien pintó tres decorados» para la citada obra, destinándose los
beneficios para los «enfermos y heridos de Cuba y Filipinas» (Torres Lara:
887).
En 1898 continuaron las funciones patrióticas. En el teatro del Liceo de
Pontevedra [18], la compañía, dirigida por Eduardo Perlá, dedicó la función
del sábado, 22 de enero de 1898, a la pacificación de Filipinas, poniéndose
en escena tres piezas teatrales: el drama en un acto, Los domadores, de
Leopoldo Sellés; se estrenó el cuadro cómico dramático, en un acto, ¡A
Cuba! de Rogelio Lois Estévez (1842-1905) y la comedia en dos actos, La
careta, de Ramos Carrión (Ruibal: 393-394). Lo curioso del caso es que,
además de dedicar una función a beneficio de recaudar fondos para la
empresa militar que se estaba llevando a cabo en Filipinas, un autor
pontevedrés compusiese —y estrenase— una pieza que, por el título ¡A
Cuba! [19], en tono jocoso, tratase de un tema tan familiar tanto para la
ciudad como para el país en aquellos momentos [20].
En Ávila [21], en 1898 —siguiendo la consigna enviada desde Madrid de
recaudar fondos para la guerra contra los Estados Unidos, por medio de una
suscripción nacional—, tuvo lugar una función patriótica, el 26 de abril del
citado año, llevada a cabo por aficionados, en la que además de
interpretaciones musicales y recitado de poemas (de Francisco Delgado y
Domingo Ortiz de Pinedo, autores locales), se pusieron en escena dos obras,
Perecito (juguete cómico, en dos actos, de Vital Aza) y La criatura (juguete
cómico, en un acto, de Miguel Ramos Carrión) (Bernaldo de Quirós: 173),
figurando en el programa, además, un cuadro alegórico, «es decir, una
escena sin texto alusiva a la situación bélica», que «se caracterizaron por el
entusiasmo patriótico del público y el ambiente festivo» (Bernaldo de
Quirós: 239) [22]. En cuanto a la recaudación, se señala que fue cuantiosa,
«porque los asistentes pagaban más caras las entradas voluntariamente. El
Eco de la Verdad publicó en uno de sus números [29-4-1898] el precio más
común que se pagó por cada tipo de entrada, advirtiendo que todas
estuvieron por encima de su precio habitual» (Bernaldo de Quirós: 239).
En Toledo, el miércoles 4 de mayo de 1898, «la compañía de María
Álvarez Tubau y Ceferino Palencia [del Teatro de la Princesa de Madrid]
aceptaba la invitación que le hizo el pueblo toledano para llevar a cabo
desinteresadamente una función patriótica con la que contribuir a sufragar
la guerra que España mantenía con Estados Unidos. La función que se
desarrolló en medio de un ambiente festivo, constituyó todo un alarde de
patrioterismo. Las mujeres asistieron al acto “luciendo prendidos nacionales
y ostentando la mantilla española blanca o negra, y algunos madroños
amarillos y encarnados” (La Campana Gorda, 24-IV-1898: 2). Tras [la
interpretación de una sinfonía, se daría paso a] la representación de La corte
de Napoleón [de Victorien Sardou y Moreau, traducida por Pedro Gil],
comedia [en tres actos y un prólogo] traducida [—adaptada, querrá decir—]
del francés por Ceferino Palencia y el recitado de una poesía, el público
pidió, como no podía ser menos, La marcha de Cádiz [23], convertida en la
época poco menos que en un verdadero himno nacional. Al finalizar se
coreó el ¡Viva España! El producto de la función ascendió a 12.000 pts.,
que fueron ingresadas en el Banco de España a nombre de “el noble pueblo
toledano”» [24] (Torres Lara: 888-889).
En Albacete, además de la función a la que se refiere El Diario de
Albacete, en marzo de 1898 —que hemos descrito anteriormente—, el
citado diario (del 5-V-1898: 2) reseñaba lo siguiente: «Mañana se celebra la
función patriótica. Desde hoy pueden adquirirse las localidades y entradas
en el domicilio de don Gabriel Navarro, San Agustín, 8, - TRES-EFES», de
la compañía de Gregori, Lorente y Pellicer, con Los cocineros (Cortés
Ibáñez: 702). Al día siguiente dos periódicos de la ciudad, El Diario de
Albacete (6-V-1898: 2) y el Defensor de Albacete (6-V-1898: 1)
notificaban: «Esta noche, función patriótica con cuadro plástico, lectura de
poesías de conocidos escritores de esta capital, rifa de preciosos objetos y
representación de Los cocineros y Cádiz por estimados jóvenes y la citada
compañía, bien digna de elogio por tomar parte desinteresadamente en el
espectáculo. Sabemos que el teatro estará concurridísimo y que son ya
muchísimas las personas que han pagado sus localidades a precio mayor del
señalado en los programas» (Cortés Ibáñez: 702).
También, en Léon [25], el 9 de mayo de 1898, se hizo una función
patriótica, con dos obras referidas a la guerra, de autores locales: el
apropósito, ¡Patria! de Telesforo Ballarna, y el monólogo Soñar despierto,
de Martín Granizo y Quintiliano Saldaña, estrenado para tal ocasión
(Fernández García: 294).
Con todo lo anteriormente expuesto, no cabe otra recomendación que
proseguir la labor de exploración del teatro representado en España en estos
años —y en otros—, con el objetivo de ver cómo la crisis del 98 —en este
caso— tuvo su reflejo, también, en la vida escénica de España, ya que el
teatro no es ajeno a la realidad que lo circunda.
4. EL TEATRO POÉTICO
5. OTRAS CORRIENTES
1. LECTURA
2. ANÁLISIS
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
SELITEN@T
COMUNIDAD VALENCIANA
CASTILLA-LA MANCHA
GALICIA
LA RIOJA
OTROS ESTUDIOS
[1] Cuya lectura recomendamos en la edición de Luis F. Díaz Larios, junto a La de San
Quintín (Madrid: Cátedra, 2002).
[2] Cf. de Antonio Fernández Insuela, «Galdós y el drama social», en Javier Huerta
Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2001-2030).
Para más datos conviene ver la aportación de Jesús Rubio Jiménez, «El teatro de Pérez
Galdós: tradición y nuevos caminos», en Leonardo Romero Tobar (ed.), Historia de la
Literatura Española. Siglo XIX (Madrid: Espasa Calpe, 1998, vol. II, págs. 122-131). Puede
verse su portal en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[3] Pueden verse obras digitalizadas en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[4] Cuya lectura recomendamos en la edición de José Mas (Madrid: Cátedra, 1982) o
en la de Antonio Fernández Insuela, junto a Los semidioses, de Federico Oliver (Madrid:
Biblioteca Nueva, 1998). Cf. de Miguel Ángel Lama, «Dos dramas populares del XIX: Don
Juan Tenorio y Juan José», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español
(Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2095-2099).
[5] Para más datos, remito a César Oliva, «La escena española en el paso del siglo XIX
al XX», en su obra, Teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002, págs. 13-41).
[6] Cf. de Antonio Díez Mediavilla, «Voluntad renovadora: Unamuno, Grau, Azorín»,
en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II,
págs. 2365-2373); así como sobre las teorizaciones teatrales se puede acudir a los epígrafes
del capítulo II.24, en la misma historia, de José Antonio Pérez Bowie, «Unamuno» y
«Azorín» (págs. 2248-2250 y 2254-2256, respectivamente).
[7] Cf. de Antonio Díez Mediavilla, «Azorín», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia
del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2381-2387).
[8] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Alberto Romero
Ferrer, «Entre el teatro de repertorio y las vanguardias (las experiencias dramáticas de los
Machado, Azorín y Baroja)» (Signa, n.º 14, 2005, págs. 331-351) —donde analiza facetas
teatrales de los autores mencionados—. Cf. lo que señala sobre estudios biográficos del
autor Rafael Alarcón Sierra, en «Entre modernistas y modernos (Del fin de siglo a Ramón).
Ensayo de bibliografía biográfica», en José Romera Castillo y F. Gutiérrez (eds.),
Biografías literarias (1975-1997) (Madrid: Visor Libros, 1998, págs. 165-167).
[9] Cf. de Javier Huerta Calvo y Emilio Peral Vega, «Baroja y otros autores» [Ramiro
de Maeztu y Eugenio D’Ors]», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español
(Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2387-2390). Nos referiremos al teatro de Antonio
Machado, en colaboración con su hermano Manuel, en el apartado del teatro poético.
[10] En uno de los epígrafes, «El 98 y el teatro representado en España a fines de siglo
(un procedimiento de estudio y ecos del acontecimiento histórico)», del capítulo 8 de mi
libro, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid:
UNED, 2011, págs. 287-294).
[11] Según Jirí Veltrusky —uno de los componentes del Círculo de Praga y, también,
uno de los iniciadores de la semiótica teatral en los años cuarenta—, en su obra, El drama
como literatura (Buenos Aires: Galerna, 1990, pág. 15): «el teatro, en su globalidad, no
constituye otro género literario sino otro arte. Este utiliza el lenguaje como uno de sus
materiales, mientras que para todos los géneros literarios, incluido el drama, el lenguaje
constituye el único material, aunque cada uno lo organiza de manera diferente».
[12] Tomo los datos de la tesis de doctorado de mi alumno, Ángel Suárez Muñoz, La
vida escénica en Badajoz (1860-1886), ya citada —que por cierto llega hasta un poco antes
de 1898—.
[13] Tomo los datos de la tesis de doctorado de mi alumna, Emilia Cortés Ibáñez, El
teatro en Albacete en la segunda mitad del siglo XIX, ya citada.
[14] Jesús Rubio Jiménez las documenta en 1859, en la guerra en Marruecos, en «La
censura teatral en la época moderada: 1840-1868. Ensayo de aproximación», Segismundo
39-40 (1984), págs. 193-231 (correspondiendo la referencia a la pág. 212). Eran obras de
«nula calidad literaria, pero de eficaces efectos en el público». Para proseguir luego: todas
ellas eran unos «panegíricos de exaltación patriótica, que llevan a despreciar absolutamente
a los marroquíes, que son presentados como salvajes moros e infieles con todas las
connotaciones peyorativas que estos términos conllevan en la cultura española» (pág. 211).
[15] Emilia Cortés Ibáñez no documenta en marzo de 1898 ninguna función teatral. En
cambio, el día 11 de abril, se representó en el teatro Circo de Albacete, por la compañía de
Gregori, Lorente y Pellicer, una función —de la que no se anota que fuese en beneficio de
alguien— con tres obras: La banda de trompetas, zarzuela cómica en un acto de Carlos
Arniches y Barrera, con música de Tomás R. Torregrosa; Los cocineros y La marcha de
Cádiz (Cortés Ibáñez: 242).
[16] Tomo los datos de la tesis de doctorado de mi alumna, Agustina Torres Lara, La
escena toledana en la segunda mitad del siglo XIX, ya citada.
[17] El reparto figura en Agustina Torres Lara: 387-388.
[18] Tomo los datos de la tesis de doctorado de mi alumno, Tomás Ruibal Outes, La
vida escénica en Pontevedra en la segunda mitad del siglo XIX, ya citada.
[19] Obra que volvió a representarse al día siguiente, el día 23 de enero, domingo
(Rubial: 394).
[20] En Las Palmas de Gran Canaria, el 19 de febrero de 1898, se dedicó la función —
en la que se representaron las zarzuelas ¡Olé Sevilla! de Julián Romea; Château Margoux,
de José Jakson Veyán y Manuel Fernández Caballero; Los cocineros de Enrique García
Álvarez y Antonio Paso Cano, con música de Tomás L. Torregrosa y Valverde Sanjuán; y
La marcha de Cádiz, de Celso Lucio López y Enrique García Álvarez, con música de
Joaquín Valverde y Ramón Estellés, a beneficio de la tiple Rita Florindo, que renunció a él
en favor de los jefes y oficiales del batallón regional de Canarias. Tomo los datos de la tesis
de doctorado de mi alumna, M.ª del Mar López Cabrera, ya citada (t. I: 583 y t. II: 1010).
[21] Tomo los datos del libro de mi alumno, José A. Bernaldo de Quirós Mateo, Teatro
y actividades afines de Ávila (Siglos XVII, XVIII y XIX) (Ávila: Diputación Provincial /
Institución Gran Duque de Alba, 1998, págs. 238-239).
[22] Bernaldo de Quirós (pág. 287) transcribe un documento periodístico (el n.º 179)
del 28 de abril de 1898: «Nunca he visto el teatro tan brillante como lo estuvo la
mencionada noche. Ni una localidad vacía y si mayor fuera aquel igualmente hubiera
estado lleno. / Señoras y señoritas llevaban sobre sus cabezas la clásica mantilla, viéndose
algunas blancas. / En el palco presidencial, entre dos grandes banderas nacionales, el
escudo de Ávila. / Con La marcha de Cádiz empezó la función y con la misma terminó,
siendo siempre coreado el ¡viva España!».
[23] Anotando Torres Lara (888-889) lo siguiente: «La citada pieza musical —que no
hay que confundir con la zarzuelita en un acto La marcha de Cádiz— procede de la
zarzuela en dos actos titulada Cádiz, de Javier de Burgos y los maestros Chueca y
Valverde, estrenada en 1866 en el Teatro Apolo de Madrid. El éxito que adquirió la citada
marcha, narra Deleito y Piñuela [Origen y apogeo del género chico (Madrid: Revista de
Occidente, 1949, pág. 198)], hizo que pasase del escenario del Apolo a las bandas de todos
los regimientos españoles y a los pianos de todos los cafés. En 1898, a causa de la guerra
colonial que mantuvo España con los EE.UU., se intentó convertir a aquella en un himno
nacional; para ello, el diario El Imparcial, convocó un concurso para premiar la mejor letra
que pudiera acomodarse a la música, saliendo premiada la que compuso el semanario
Gedeón, en la cual se insultaba a los yankees. La marcha, finalmente, exaltó la fiebre
españolista, acompañando y alentando los esperanzados y trágicos episodios de nuestro
debacle colonial, de lo que se le acusó años más tarde».
[24] Agustina Torres Lara (407-408), constata los precios de las entradas: «palcos
plateas, 250 pts.; palcos bajo, 175 pts.; palcos principales, 125 pts.; butacas, 12 pts. y 50
cts.; delanteras de platea, 7 pts. y 50 cts.; asientos de platea, 5 pts.; delanteras de anfiteatro
bajo, 7 pts. y 50 cts., asientos de anfiteatro bajo, 5 pts.; delanteras de anfiteatro principal, 4
pts.; asientos de anfiteatro principal, 2 pts. y 50 cts.; delanteras de anfiteatro segundo, 2 pts.
y 50 cts.; asientos de anfiteatro segundo y entrada general, 1 pts. y 50 cts.».
[25] Según Clemente Bravo Guarida, La imprenta en León, apuntes para una
monografía (León: Nebrija, 1902, pág. 626). Tomo el dato de la tesis de doctorado de mi
alumna, Estefanía Fernández García, ya citada.
[26] Cf. de César Oliva, «El teatro poético español del siglo XX», en su obra, Teatro
español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002, págs. 91-102). Para más información
conviene acudir al epígrafe «El teatro poético en verso» del estudio de Javier Huerta Calvo
y Emilio Perales, «Benavente y otros autores», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del
teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2286-2301).
[27] Cf. lo que señala sobre estudios biográficos del autor Rafael Alarcón Sierra, en
«Entre modernistas y modernos (Del fin de siglo a Ramón). Ensayo de bibliografía
biográfica», en José Romera Castillo y F. Gutiérrez (eds.), Biografías literarias (1975-
1997) (Madrid: Visor Libros, 1998, pág. 159).
[28] Cf. de Javier Huerta Calvo y Emilio Perales, «Marquina, o el drama poético del
Imperio», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003,
vol. II, págs. 2289-2293).
[29] Cf. de Javier Huerta Calvo y Emilio Perales, «Villaespesa: el discurso decadentista
en escena», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos,
2003, vol. II, págs. 2293-2297).
[30] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de José Antonio
Pérez Bowie, «Los contextos de la adaptación: dos lecturas de un texto teatral de Manuel y
Antonio Machado» (Romera, ed., Del teatro al cine y la televisión en la segunda mitad del
siglo XX, Madrid: Visor Libros, 2002, págs. 463-476) —sobre La Lola se va a los puertos
(1929), llevada al cine con igual rótulo por Juan de Orduña (1947) y Josefina Molina
(1993)— y Alberto Romero Ferrer, «Entre el teatro de repertorio y las vanguardias (las
experiencias dramáticas de los Machado, Azorín y Baroja)» (Signa, n.º 14, 2005, págs.
331-351) —donde analiza facetas teatrales de los autores mencionados—. Cf. lo que señala
sobre estudios biográficos de los hermanos Rafael Alarcón Sierra, en «Entre modernistas y
modernos (Del fin de siglo a Ramón). Ensayo de bibliografía biográfica», en José Romera
Castillo y F. Gutiérrez (eds.), Biografías literarias (1975-1997) (Madrid: Visor Libros,
1998, págs. 175-181).
[31] Según Javier Huerta Calvo y Emilio Perales, «Los hermanos Machado», en Javier
Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2297-
2303). Sobre las ideas teatrales de Manuel Machado, conviene ver el epígrafe «Manuel
Machado», en el mismo volumen (págs. 2250-2252).
[32] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Laura López
Sánchez, «El humor en La señorita de Trevélez: su recepción en el siglo XXI» (Romera, ed.,
El teatro de humor en los inicios del siglo XXI, Madrid: Visor Libros, 2010, págs. 325-337);
Rosanna Mestre Pérez, «Calle Mayor (1956) desde La señorita de Trevélez (1916)»
(Romera, ed., Del teatro al cine y la televisión en la segunda mitad del siglo XX, Madrid:
Visor Libros, 2002, págs. 419-425) —sobre la adaptación cinematográfica de Juan Antonio
Bardem de la pieza teatral de Carlos Arniches—; José María Nadal, «Sobre El baile, La
corte de Faraón, La señorita de Trevélez y Calle Mayor» (Romera, ed., Del teatro al cine y
la televisión en la segunda mitad del siglo XX, Madrid: Visor Libros, 2002, págs. 437-446)
—sobre las adaptaciones cinematográficas de piezas de Edgar Neville (1959) por el propio
dramaturgo, la famosa zarzuela por José Luis García Sánchez (1985) y la de Arniches por
Bardem— y Virginia Guarinos, «Ninette, la de un señor de Murcia, por la Calle Mayor
¿Esto era el siglo XXI? ¿O habrá que dejarle tiempo?» (Romera, ed., Teatro, novela y cine
en los inicios del siglo XXI, Madrid: Visor Libros, 2008, págs. 133-150) —sobre la
espléndida Calle Mayor, de Bardem, basada en la pieza de Arniches y la anodina película
Ninette, de José Luis Garci, que adapta y aglutina dos obras de Mihura (Ninette y un señor
de Murcia y Ninette, modas de París)—. Cf. lo que señala sobre estudios biográficos del
autor Rafael Alarcón Sierra, en «Entre modernistas y modernos (Del fin de siglo a Ramón).
Ensayo de bibliografía biográfica», en José Romera Castillo y F. Gutiérrez (eds.),
Biografías literarias (1975-1997) (Madrid: Visor Libros, 1998, págs. 1998: 158-159).
[33] Cf. de César Oliva, «La escena cómica», en su obra, Teatro español del siglo XX
(Madrid: Síntesis, 2002, págs. 43-62); así como de Juan Antonio Ríos Carratalá, «Arniches
y el teatro cómico», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid:
Gredos, 2003, vol. II, págs. 2393-2407).
[34] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Susana M.ª
Teruel Martínez que reseñó la edición de Mariano de Paco (ed.), Serafín y Joaquín Álvarez
Quintero, El ojito derecho, Amores y amoríos y Malvaloca (Signa, n.º 18, 2009, págs. 397-
399). Cf. lo que señala sobre estudios biográficos de los hermanos Rafael Alarcón Sierra,
en «Entre modernistas y modernos (Del fin de siglo a Ramón). Ensayo de bibliografía
biográfica» (Romera y Gutiérrez, eds., Teatro histórico (1975-1998): textos y
representaciones, Madrid: Visor Libros, 1998, pág. 159).
[35] Cf. de Juan Antonio Ríos Carratalá, «Los hermanos Quintero», en Javier Huerta
Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2407-2411).
[36] Cf. de Juan Antonio Ríos Carratalá, «Muñoz Seca», en Javier Huerta Calvo (ed.),
Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2411-2414).
[37] Cf. de Antonio Díez Mediavilla, «Grau», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia
del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2373-2381).
[38] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en el trabajo biográfico de Rafael
Alarcón Sierra, en «Entre modernistas y modernos (Del fin de siglo a Ramón). Ensayo de
bibliografía biográfica» (Romera y Gutiérrez, eds., Biografías literarias (1975-1997),
Madrid: Visor Libros, 1998, pág. 158).
[39] Puede verse su portal en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[40] Del que puede verse su portal en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(http://www.cervantesvirtual.com).
[41] Para más información conviene acudir al estudio de Javier Huerta Calvo y Emilio
Perales, «Benavente y otros autores», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro
español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2271-2282); así como sobre su teorización
teatral al epígrafe del capítulo, en la misma historia, de José Antonio Pérez Bowie,
«Benavente» (págs. 2243-2244).
[42] Cf. de José Antonio Pérez Bowie, «Las ideas teatrales de 1900 a 1939», en Javier
Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2239-
2270).
[43] Una más amplia información sobre la metodología empleada puede verse en José
Romera Castillo, «Reconstrucción de la vida escénica en España (Un proyecto de
estudio)», en Beatriz Mariscal y Blanca López de Mariscal (eds.), Actas del XV Congreso
de la Asociación Internacional de Hispanistas «Las dos orillas» (México: Fondo de
Cultura Económica, 2007, vol. III, págs. 357-370) y en su libro, Pautas para la
investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 103-
137).
[44] Con reseña de Agustina Torres, en Signa 4 (1995), págs. 261-264 (también puede
leerse en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01371741344505955212257/p0000017.
htm#I_22_).
[45] Con reseña de Emilia Cortés Ibáñez, en Signa 10 (2001), págs. 477-479 (también
en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01371852677834857430035/p0000027.
htm#I_35_).
[46] Se han defendido diversas Memorias de Investigación (inéditas) sobre Andalucía:
El teatro en Málaga a principios del siglo XX (1907-1908), de Pablo García Martínez
(2002) y El teatro en Málaga en el primer tercio del siglo XX. Cartelera teatral de 1909-
1910, de José Manuel Sánchez Andreu (2003), bajo la dirección de M.ª Pilar Espín
Templado. Extremadura: El teatro en Badajoz en la primera mitad del siglo XX (1900-
1902), de Pablo Fernández García (1995), dirigida por M.ª Pilar Espín Templado.
Cantabria: El teatro en Santander (1910-1912), de José Ismael Álvarez Garzón (1999),
bajo la dirección de M.ª Clementa Millán.
TEMA 5
El teatro VANGUARDISTA
Temario
1. Contextos histórico y cultural.
2. Vida escénica.
3. Características.
5. Valle-Inclán.
6. Federico García Lorca.
7. Otros autores.
2. VIDA ESCÉNICA
3. CARACTERÍSTICAS
César Oliva, en El teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002),
distingue en este teatro de tipo innovador, inicialmente, de inmensa minoría
(al decir de Juan Ramón Jiménez), las siguientes características:
a) «Estar concebido para muy pocas representaciones, únicas en la
mayoría de los casos».
b) «Contar con intérpretes asimismo ocasionales, mezclando grandes
figuras del arte, no siempre de la escena, con jóvenes aficionados».
c) «Disponer de curiosas escenografías y originales efectos de luz, al
menos para la época en la que se realizan».
d) «Aportar un repertorio [de obras] verdaderamente innovador».
e) «Tener un público limitado, de un sector social concreto», ligado al
mundo de la cultura» (pág. 65).
Dos son las vías que el profesor Oliva señala para la introducción de las
innovaciones escénicas en este periodo:
• La experiencia minoritaria
Estas manifestaciones teatrales se dieron principalmente en Cataluña y
Madrid.
a) En Cataluña: estas innovaciones, llegadas de Europa y aceptadas
por la burguesía culta, las introdujo en España Adrià Gual, al dar a
conocer a Ibsen, Maererlink, Hauptmann o D’Annunzio y sus propias
creaciones, a través de la labor del Teatro Intim y la creación de la
Escola Catalana d’Art Dramatic. Como señala Oliva, «Gual fue el
primer hombre de teatro español equiparable a los grandes creadores
europeos, como Antoine, Paul Fort o Lugné-Poe, cuyas teorías
conocía perfectamente, así como el concepto de Arte Total de
Wagner. Sus ideas de puesta en escena rompían la habitual
distribución de espacios, entradas y salidas, que empleaba el
régisseur de la época. Gual creía que la labor del director procuraba
“la perfecta armonía” entre los elementos de que disponía la obra a
representar, al tiempo que pedían a los actores que se identificaran en
conseguir un mismo objetivo, con idéntico amor, sacrificio y
voluntad por el trabajo» (pág. 66).
b) En Madrid: tras la experiencia de Jacinto Benavente con su Teatro
Artístico —a semejanza del de Antoine— las innovaciones escénicas
se van a dar fundamentalmente a través del Teatro de Arte, creado, a
semejanza del de Stanislavski, por el periodista Alejandro Miquís
(seudónimo de Anselmo González), e impulsado, posteriormente, por
Gregorio Martínez Sierra (1917-1925), en el escenario del teatro
Eslava. Como características más sobresalientes, César Oliva destaca
las siguientes: intentó aunar lo comercial con lo nuevo; en el
repertorio de puestas en escena se incluyó a autores jóvenes; «el
escenario debía de ser considerado como un espacio en el que
trabajar de manera colectiva los distintos componentes de la
producción»; cambió la manera de presentar las decoraciones, con
pintores nuevos e importantes como Manuel Fontanals, Rafael Pérez
Barradas y Sigfredo Bürman, así como se buscó la colaboración de
músicos destacados como Manuel de Falla, Joaquín Turina o Pablo
Luna, etc. (págs. 67-68). Otra experiencia innovadora se dio en los
teatros de casas particulares como la del Mirlo Blanco, ubicado en la
casa madrileña de los Baroja; la del Cántaro Roto, compañía
promovida por Valle-Inclán y Rivas Cherif, en el Círculo de Bellas
Artes; la de El Caracol, impulsada y dirigida también por este último
o ya, en plena República, el Club Teatral de Cultura, puesto en
marcha, en 1933, por Pura Ucelay, trasformado en Club Teatral
Anfístora, donde se estrenaron algunas obras de García Lorca.
• La experiencia popular
Al lado de las empresas teatrales innovadoras, minoritarias, surgieron
otras empresas que intentaron introducir innovaciones escénicas desde el
ámbito de lo popular. Vamos a destacar —siguiendo a César Oliva— cuatro
importantes actuaciones:
a) La de la Escuela Nueva: surgida en 1920, bajo la dirección de
Cipriano Rivas Cherif, que quiso «seguir las experiencias de teatro de
masas que en Alemania hacía Otto Brahn, y Dermin Gemiré en
Francia» (pág. 70).
b) La del Teatro de las Misiones Pedagógicas: empresa creada en
plena República, bajo la dirección de Rafael Marquina y Alejandro
Casona después, que actuó desde 1932 a 1936, y que utilizó el teatro
con fin de acabar con la incultura de los pueblos. Las Misiones
Pedagógicas «estaban integradas por jóvenes estudiantes que
aprovechaban los periodos vacacionales para actuar de forma
desinteresada», componiendo su repertorio «principalmente obras
clásicas, sobre todo pasos, entremeses y sainetes, adaptados para una
fácil recepción» (pág. 71).
c) La del Teatro Universitario La Barraca: un proyecto estatal, creado
en 1931, bajo la dirección de Eduardo Ugarte y Federico García
Lorca, que duró hasta 1936, en gira por ciudades y pueblos de
España, representando al aire libre, con «un aparato que para sí
hubieran querido muchas compañías profesionales», con la
colaboración de pintores-escenógrafos como José Caballero, Ramón
Gaya y Santiago Ontañón. Como señala Oliva: «De signo claramente
universitario, su objetivo fue la recuperación de un modo artístico
español a partir de un peculiar tratamiento de los autores clásicos.
Aunque la proyección era popular, con un idealismo en sus
planteamientos que parecía justificar cualquier carencia, el proyecto
debía no pocas razones a las experiencias del Teatro de Arte, de
Martínez Sierra, y de El Caracol, bien conocidas ambas por García
Lorca» (págs. 71-72).
d) La de Teatro Universitario El Búho: con residencia en Valencia,
tuvo dos etapas. La primera, desde 1934, con puestas en escena de
Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca y otros; y una
segunda, ya en la guerra civil, dirigida por Max Aub y Josep Renau,
«de tono más abiertamente político, pues era un auténtico modelo de
teatro de agitación y propaganda» —como señala Oliva (pág. 72)—,
adquiriendo después un talante experimental, con prolongación en la
Universidad de Chile, donde uno de sus componentes, el dramaturgo
exiliado Ricardo Morales, la impulsaría.
Veamos ahora, aunque sea brevemente, algunos de los autores más
destacados en el ámbito vanguardista.
4. VALLE-INCLÁN
• La tradicional
Buen conocedor tanto de los gustos del público teatral español de su
época como de la dramaturgia de Benavente o Marquina se acercó al drama
histórico en Mariana Pineda (1925), así como a los dramas rurales con gran
éxito de público en:
— Bodas de sangre (1933).
— Yerma (1934).
— La casa de Bernarda Alba (1936).
Además de Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935).
García Lorca, según señala César Oliva, pese a seguir la corriente
ruralista, introduce elementos novedosos como alejarse del chabacano
costumbrismo; presentar a las gentes y ambientes traspasando el elemento
naturalista que exigirían sus referentes reales; utilizar personajes
simbólicos; emplear técnicas dramatúrgicas diferenciadas, etc.
Es de destacar la importancia que da a los personajes femeninos, que
domina a la perfección como suele ocurrir con la buena textura de los
escritores homosexuales. Según Oliva (págs. 107-108):
— «Como La Madre de Bodas de sangre, auténtica tragedia de la
infidelidad que rezuma sentido popular, pues entre bailes y coplas
anuncia el terrible final que motiva la difícil relación entre el Novio y
la Novia, amante esta de un vecino casado».
— «Como es Yerma, la tragedia de la fertilidad, o de la imposible
maternidad de una mujer que lo condiciona todo a eso, hasta el amor
por un hombre».
— «Como es Bernarda Alba, verdadero símbolo del poder absoluto,
visto a través de la perspectiva familiar y femenina, pues así son
todos los personajes de este “drama de mujeres en los pueblos de
España”, duro, descarnado y sensible».
— Como Doña Rosita, «otro de esos entrañables tipos lorquianos: la
joven que espera eternamente la llegada de su prometido, cuyo drama
viene sugerido por la admirable metáfora de la rosa, bellísima en su
juventud, y marchita en su vejez. La crítica se ha encargado de
señalar que no faltan en esta obra referencias autobiográficas».
• La renovadora o vanguardista
De carecer más intelectual, es la faceta teatral en la que se inicia García
Lorca. Los rumbos vanguardistas se plasman en obras como:
— El maleficio de la mariposa (1920).
— Títeres de cachiporra (1923).
— La zapatera prodigiosa (1926).
— Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1928).
— El retablillo de don Cristóbal (1931).
Pero, sin duda alguna, las dos obras más importantes de esta etapa
innovadora son:
— Así que pasen cinco años (1931): donde Lorca mezcla «elementos
simbólicos con otros reales, pero dentro de una ingeniosa disposición
de materiales escénicos que precisan una lectura nada lineal» (según
Oliva, pág. 106).
— El público (empezada en 1930 y terminada en 1936): donde «hace
patente la oposición existente entre los dos tipos de teatro,
denominados por él, en esta obra, como “teatro bajo la arena” y
“teatro al aire libre”. García Lorca introduce la acción del primero de
ellos en una representación habitual, al aire libre, con el efecto del
teatro en el teatro. De esa manera el autor habla del drama del mundo
que lo rodea, pero también lo hace del suyo propio» (Oliva, págs.
106-107).
Además de la incompleta Comedia sin título (1936).
Para más datos sobre su vida y su obra el interesado deberá recurrir a la
página web del autor: http://bib.cervantesvirtual.com/bib_autor/garcialorca/
y tomar notas de los aspectos más importantes.
6. OTROS AUTORES
1. LECTURA
2. ANÁLISIS
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
• Peláez Martín, Andrés, «El arte escénico en la Edad de Plata» (págs. 2201-2238);
Huerta Calvo, Javier y Peral Vega, Emilio, «Valle-Inclán» (págs. 2311-2363);
Harretche, María Estela, «García Lorca» (págs. 2455-2502) y Muñoz-Alonso
López, Agustín, «Gómez de la Serna y el teatro de vanguardia» (págs. 2419-
2453), en JAVIER HUERTA CALVO (ed.), Historia del teatro español (Madrid:
Gredos, 2003, vol. II).
SELITEN@T
ASTURIAS
CASTILLA-LA MANCHA
CASTILLA-LEÓN
LA RIOJA
[1] Para más datos, conviene ver el capítulo de Andrés Peláez Martín, «El arte escénico
en la Edad de Plata», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid:
Gredos, 2003, vol. II, págs. 2201-2238).
[2] En el Centro de Investigación de Semiótica Literaria, Teatral y Nuevas Tecnologías
(SELITEN@T) hemos estudiado varios aspectos de la obra de Valle-Inclán. Damos las
referencias bibliográficas a continuación por si el interesado quiere profundizar en algunos
aspectos de la dramaturgia del dramaturgo gallego. Como estudios generales figuran los
siguientes. Sobre estudios biográficos del autor conviene ver el trabajo de Rafael Alarcón
Sierra, «Entre modernistas y modernos (Del fin de siglo a Ramón). Ensayo de bibliografía
biográfica», en José Romera y Francisco Gutiérrez (eds.), Biografías literarias (1975-
1997) (Madrid: Visor Libros, 1998, págs. 163-165); José M.ª Paz Gago, «Valle-Inclán y el
teatro gallego» (Signa, n.º 9, 2000, págs. 163-179); Emilia Ochando Madrigal, «Valle-
Inclán y el teatro nuevo», en José Romera (ed.), Del teatro al cine y la televisión en la
segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros, 2002, págs. 447-454) —sobre su
concepción del cine y sus relaciones con el teatro—; José Romera Castillo, «Cartas de los
Valle-Inclán a Azaña y Rivas Cherif», Los Cuadernos del Norte 12 (1982), págs. 40-43 —
trabajo incluido en su obra, De primera mano. Sobre escritura autobiográfica en España
(siglo XX) (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 433-437)—. Además, José Romera Castillo
ha editado y prologado (pág. 7) el número monográfico, Valle-Inclán. Homenaje, que le
dedicó la Revista de Estudios Hispánicos (Universidad de Puerto Rico) XVI (1989). Han
analizado puestas en escena: César Oliva, «Valle-Inclán en la escena institucional del siglo
XXI», en José Romera (ed.), Análisis de espectáculos teatrales (2000-2006) (Madrid: Visor
Libros, 2007, págs. 151-167) —donde se refiere a los montajes de las Comedias bárbaras,
dirigido por Bigas Luna (2003), Cara de plata, dirigido por Ramón Simón en el Centro
Dramático Nacional (2005), Divinas palabras, dirigido por Gerardo Vera en el C.D.N.
(2006) y Romance de lobos, dirigido por Ángel Facio (2005)—; Monique Martinez
Thomas, «Acercamiento pragmático a las Comedias bárbaras, de Valle-Inclán» (Signa, n.º
11, 2002, págs. 205-228) —donde se estudia el tema en esta pieza—; Carlos Alba Peinado,
«Motivos y estrategias en Romance de lobos: el auxilio de la independencia», en José
Romera (ed.), Análisis de espectáculos teatrales (2000-2006) (Madrid: Visor Libros, 2007,
págs. 195-208) —sobre el montaje de Ángel Facio (2005)—; José María Paz Gago,
«Perversa y sensual. Mari-Gaila en los escenarios de los siglos XX y XXI», en José Romera
(ed.), El personaje teatral: la mujer en las dramaturgias masculinas en los inicios del siglo
XXI (Madrid: Visor Libros, 2009, págs. 129-143) —sobre la protagonista de Divinas
palabras—; Simone Trecca, «Valle-Inclán en la tele: Martes de Carnaval adaptado para
TVE (2008)» (Signa, n.º 19, 2010, págs. 95-120). Conviene ver además la tesis de
doctorado de Coral García Rodríguez, dirigida por José Romera Castillo, La vida escénica
del teatro español del siglo XX en Italia (1960-1998), defendida en la UNED en 2000 —
parte de ella ha sido publicada en Italia bajo el título de Teatro español en Italia: Valle-
Inclán, García Lorca, Buero Vallejo, Sastre y Arrabal (Florencia: Alinea, 2003)—.
[3] Cf. de Javier Huerta Calvo y Emilio Peral Vega, «Valle-Inclán», en Javier Huerta
Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2311-2363).
Entre la inmensa bibliografía sobre Valle, puede verse El Pasajero (Revista de Estudios
sobre Ramón del Valle-Inclán) de la Universidad Autónoma de Barcelona:
http://www.elpasajero.com/.
[4] Por ejemplo, Televisión Española emitió, en 2009, bajo la dirección de José Luis
García Sánchez, Martes de carnaval. El interesado puede buscar en Internet referencias a
puestas en escena o a películas de diversas obras de Valle.
[5] En el Centro de Investigación de Semiótica Literaria, Teatral y Nuevas Tecnologías
(SELITEN@T) hemos estudiado varios aspectos de la obra de García Lorca. Damos las
referencias bibliográficas a continuación por si el interesado quiere profundizar en algunos
aspectos de la dramaturgia del dramaturgo granadino. Sobre estudios biográficos del autor
pueden verse los trabajos de Andrés Soria Olmedo, en «Biografías del 27: excesos y
carencias», en José Romera y Francisco Gutiérrez (eds.), Biografías literarias (1975-1997)
(Madrid: Visor Libros, 1998, págs. 240-242); Francisco Abad, «Los estudios biográficos
sobre García Lorca (1974-1999)» (págs. 119-132), Miguel Ángel de la Fuente González,
«Diario de una búsqueda lorquiana (1955-1956), de Penón-Gibson, como texto biográfico
dual» (págs. 282-287) —sobre el texto de Agustín Penón, editado por Ian Gibson, referido
a García Lorca— y Emilia Cortés Ibáñez, «Biografías y cine (Rimbaud, García Lorca y
Lewis)» (págs. 237-244) —acerca de las películas Vidas al límite (1996), sobre el poeta
francés, de Agnieszka Holland; Muerte en Granada (1996), sobre el autor español, de
Marcos Zurinaga y Tierra de penumbra (1999), sobre el irlandés C.S. Lewis, de Richard
Attenborough—, en José Romera y Francisco Gutiérrez (eds.), Poesía histórica y
(auto)biográfica (1975-1999) (Madrid: Visor Libros, 2000). Así como el estudio de M.ª
Teresa García-Abad García, «Buñuel, Lorca, Dalí: “El gozo de los ojos” a escena», en José
Romera (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006,
págs. 565-579) —sobre el espectáculo del aragonés Alfonso Plou, basado en el ensayo de
Agustín Sánchez Vidal, presentado por el Teatro del Temple en 2002—. También los
trabajos de José Romera Castillo, «Apuntes sobre la actividad escénica madrileña (1919-
1920) de García Lorca en su epistolario», en Pedro Guerrero Ruiz (ed.), Federico García
Lorca en el espejo del tiempo (Alicante: Aguaclara / Caja de Ahorros del Mediterráneo,
1998, págs. 193-201) y «Algunas fórmulas de despedida en el epistolario (1910-1926) de
Federico García Lorca», en Pedro Carbonero Cano et alii (eds.), Lengua y discurso.
Estudios dedicados al profesor Vidal Lamíquiz (Madrid: Arco / Libros, 1999, págs. 825-
833) —incluidos los dos trabajos en su libro, De primera mano. Sobre escritura
autobiográfica en España (siglo XX) (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 389-399 y 401-
412, respectivamente)— y Lourdes Bueno Pérez, «Lidia Falcón y García Lorca: el espacio
del tirano en los dramas de mujer», en José Romera (ed.), Dramaturgias femeninas en la
segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor Libros, 2005, págs. 311-321)
—sobre las concomitancias entre La casa de Bernarda Alba (1936), del autor granadino y
Siempre busqué el amor (1983), de la dramaturga—. Han estudiado la presencia de Lorca
en los escenarios italianos una integrante de nuestro grupo de investigación, Coral García
Rodríguez, en su tesis de doctorado, dirigida por José Romera Castillo, La vida escénica
del teatro español del siglo XX en Italia (1960-1998), defendida en la UNED en 2000 —
parte de ella ha sido publicada en Italia bajo el título de Teatro español en Italia: Valle-
Inclán, García Lorca, Buero Vallejo, Sastre y Arrabal (Florencia: Alinea, 2003)— y
«Teatro como representación: Mariana Pineda a la italiana», en José Romera y Francisco
Gutiérrez (eds.), Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor
Libros, 1999, págs. 497-502) —sobre las puestas en escena, de la obra de Lorca menos
representada en Italia: en Roma (1981) y en diversas localidades cercanas a la capital en el
periodo veraniego (1990)— así como Milena Locatelli, «Así que pasen cinco años y su
puesta en escena multimedia. Apuntes sobre el espectáculo de Caterina Genta y Marco
Schiavoni» (Signa, n.º 19, 2010, págs. 121-141).
[6] Cf. de María Estela Harretche, «García Lorca», en Javier Huerta Calvo (ed.),
Historia del teatro español (Madrid: Gredos, vol. II, 2003, págs. 2455-2502).
[7] En «Nuevas formas de teatro poético: la generación del 27», en su obra, Teatro
español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002, págs. 105-109, para Federico García Lorca).
[8] Cf. de Javier Huerta Calvo y Emilio Peral, «María y Gregorio Martínez Sierra», en
Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, vol. II, 2003, págs.
2282-2286).
[9] Cf. de Agustín Muñoz-Alonso López, «Gómez de la Serna y el teatro de
vanguardia», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos,
vol. II, 2003, págs. 2419-2426).
[10] Cf. además de Emilia Ochando Madrigal, «Representaciones de teatro histórico en
Albacete (1983-1998)», en José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.),
Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs.
525-536).
[11] Cf. además de Paloma González-Blanch Roca, «El teatro representado en Segovia
(2000-2005)», en José Romera Castillo (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI
(Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 637-652).
[12] Cf. además de Paulino Aparicio Moreno, su tesis de doctorado, La vida escénica
en Pontevedra: 1901-1924 (2000) —publicada en microforma por la UNED en 2001,
posteriormente con igual título (Madrid: Fundación Universitaria Española, 2008, 2 vols.,
con prólogo de M.ª Pilar Espín) y en la web del Centro: http://www.uned.es/centro-
investigacion-SELITEN@T/pdf/AparicioMorenoPaulino.pdf—; «Pontevedra (1901-
1924)», Signa 12 (2003), págs. 501-518 (en la sección monográfica sobre compañías
teatrales, coordinada por José Romera Castillo; que puede leerse también en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/79106288329682384100080/p0000024.
htm#I_28_)—; «Pontevedra (1901-1924)», Signa 15 (2006), págs. 97-113 (en la sección
monográfica sobre Puestas en escena de nuestro teatro áureo en algunas ciudades
españolas durante los siglos XIX y XX, bajo la coordinación de Irene Aragón González;
también en
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/46882731804241495200080/0304
79.pdf?incr=1); así como El Circo-Teatro de Pontevedra (1900-1924). Historia de un
olvido (Madrid: Fundación Universitaria Española, 2010).
TEMA 6
EL TEATRO DEL EXILIO
Temario
1. Contextos histórico y cultural.
2. Dramaturgos.
3. Dramaturgas.
2. DRAMATURGOS
Este poeta gaditano [8] —otro de los grandes componentes del grupo del
27—, al igual que Federico García Lorca, cultivó la creación teatral. En su
trayectoria dramatúrgica, se pueden distinguir tres etapas:
La inicial o innovadora: con una primera pieza, El hombre
deshabitado (1930) —«un auto sacramental (sin sacramento), libre de
toda preocupación teológica, pero no poética», según definición de su
autor, lejana del teatro tradicional al uso, e inmersa en la corriente
vanguardista (como la de Valle-Inclán, Jacinto Grau o García Lorca)
—, cargada de simbolismo alegórico, al acusar a la Divinidad de ser la
culpable de la negatividad y fracaso que el Hombre en su vida
conlleva. A ella le seguiría Fermín Galán (1931), estrenada por
Margarita Xirgu, una pieza de índole histórico-social, de menor
calidad dramatúrgica, en la que se recoge la sublevación del héroe
Fermín Galán, en Jaca, el año anterior, con una estructura novedosa a
través de diez episodios, según la técnica de romance de ciego, así
como una preocupación temática por lo social y lo político —la del
poeta comprometido— que se irá incrementando en sus creaciones
posteriores.
La de la guerra civil: con una obra extensa, De un momento a otro,
drama de una familia española (1938-1939), un verdadero drama
político, que como indicaba el propio autor, se sitúa «en una pequeña
ciudad del sur, antes del 18 de julio de 1936, fecha en que termina el
drama», con claros tintes autobiográficos. A su vez, durante la guerra
(in)civil, al igual que hicieron otros autores (como Miguel Hernández),
escribió una serie de piezas breves con un contenido altamente de
agitación y propaganda, con el fin de concienciar a sus destinatarios en
el ardor de defensa de los ideales izquierdistas y republicanos, frente a
los de los del bando contrario (el de los nacionales), en obras, para
representar en los frentes de batalla, de baja calidad teatral —según
suele suceder en estos casos—, como Bazar de la Providencia, Los
salvadores de España, Radio Sevilla, Cantata de los héroes y de la
fraternidad de los pueblos, etc.
La del exilio: la etapa más productiva y rica de su trayectoria teatral.
El poeta comunista, exiliado, inicialmente, en Buenos Aires, escribirá
una serie de piezas dramáticas dignas de interés. Dos de ellas, El trébol
florido (1940) —un enfrentamiento entre la tierra y el mar— y La
Gallarda (1945) —escrita totalmente en verso, en la que se narra un
enfrentamiento erótico y simbólico entre la mujer y el toro—,
constituyen dos fábulas poéticas, dos poemas más líricos que
dramáticos, con difícil escenificación. Pero serán El adefesio (1944) y
Noche de guerra en el Museo del Prado (1956) las dos piezas más
conocidas de Rafael Alberti. En la primera, basada en una historia real
(al modo de García Lorca en Yerma o Bodas de sangre), la vieja Gorgo
—al estilo de otra Bernarda Alba— se constituye en un poder
omnímodo y férreo (un verdadero adefesio, lleno de perversidad y
maldad). Mientras que en la segunda, Alberti, cuidador junto a su
primera esposa María Teresa León de preservar los tesoros del Museo
del Prado, hace rebelarse con indignación a los personajes más
famosos de ciertos cuadros contra los bombardeos de los aviones de
Franco durante la guerra (in)civil.
En síntesis: «El teatro de Alberti consolida la línea de innovación de
la generación del 27. Sin el sentido dramático de García Lorca, bucea
las posibilidades expresivas del idioma, dejando a un lado de manera
absoluta cualquier atisbo de aproximación a la comedia burguesa. Un
teatro que no ha tenido sitio en los escenarios convencionales, pero
que siempre ha sido considerado en tanto que aportación imaginativa a
la escena española», como sostiene César Oliva [9].
Otro escritor del grupo poético del 27, además del cultivo de la poesía,
en el que destacó también, en el exilio dio a luz una serie de piezas teatrales
[10]
. Antes de salir al exilio escribió el drama El director (1936) y, tras
exiliarse, escribió trece piezas cortas, de corte simbolista, aunque muy
ligadas al género de los sainetes, con clara inspiración en Arniches, como
La fuente del arcángel, La isla del tesoro, La cabeza de Medusa —sobre el
amor—, Los santos —sobre la guerra civil—, etc.
Otros autores
Manuel Azaña
Buscar en Internet datos sobre su vida y obra. Cf. lo que señala sobre
estudios biográficos del autor Rafael Alarcón Sierra, «Entre modernistas y
modernos (Del fin de siglo a Ramón). Ensayo de bibliografía biográfica»,
en José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.), Biografías
literarias (1975-1999) (Madrid: Visor Libros, 1998, págs. 188-192).
Paulino Masip
Buscar en Internet datos sobre su vida y obra [15]. Puede verse, además,
de José Vicente Peiró Barco, «Memoria y ficción. Autobiografismos en el
teatro de José Ricardo Morales», en José Romera Castillo (ed.), Teatro y
memoria en la segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros, 2003,
págs. 509-517); así como el Trabajo Fin de Máster, Aproximación al teatro
de José Ricardo Morales, de Pedro Valdivia Martín (2011), inédito, dirigido
por José Romera Castillo [16].
3. DRAMATURGAS
3.4. Conclusión
Es cierto que en la concepción teatral y en el desarrollo escénico de las
dramaturgas, al igual que en el teatro escrito por hombres, se advierten las
influencias de las tendencias teatrales del momento, tanto las practicadas en
España como las que tenían lugar fuera de ella —a cuya labor
contribuyeron algunas de ellas al traducir obras de insignes dramaturgos
(aspecto que reclama un estudio riguroso)—; pero, por otra parte, una de las
cosas que más diferencian a las piezas examinadas es que estas mujeres —
defensoras de los derechos de estas e impulsoras de las organizaciones
femeninas españolas— escribieron un teatro en el que, en el plano
semántico, se ofrece una visión distinta del mundo de la mujer y del papel
de esta en la sociedad, con el fin de presentar a una mujer nueva, más libre,
más suya, arrumbando el viejo molde de sometimiento a los dicterios de
una sociedad patriarcal que las conduce a la infelicidad; hecho que para la
época constituía un salto cualitativo importante.
Estas obras se alejarían, un tanto, de un teatro típicamente histórico o
historicista —el referido a un pasado no vivido por sus autores—, mientras
que se insertan, mejor, en un discurso teatral histórico, testimonial-
documental y autobiográfico, en el que la memoria de la historia cumple el
cometido de hacer, con el tiempo, historia con la memoria, y que podrá ser
comparado con otros discursos históricos referidos a ese pasado, tanto de la
historia de la mujer como de la historia de España, tras su incivil guerra.
En el caso de Carlota O’Neill, su obra pertenece a un teatro político,
muy paralelo al teatro-documento (en la línea de Piscator o Peter Weiss,
posteriormente), tan practicado en Alemania [65], con el añadido de la base
autobiográfica (que amplía lo estrictamente documental). Lanzo una
interrogante hipótesis: ¿estamos, pese a circunstancias históricas diferentes,
ante un precedente claro de lo que, desde la transición, en España, se ha
llamado teatro de la memoria, que sigue los parámetros occidentales de la
literatura de la memoria, en general, y de la novela de la memoria, en
particular? [66].
ACTIVIDADES
1. LECTURA
2. ANÁLISIS
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
[1] Cf. de F. Piedrahita Salgado, Bibliografía del exilio republicano español (1939-
1975) (Madrid: Fundación Universitaria Española, 2003). Entre los abundantes estudios, al
respecto, mencionaré los llevados a cabo por José Luis Abellán (ed.), El exilio español de
1936 (Madrid: Taurus, 1976, 6 vols.; especialmente el vol. 4 sobre Cultura y literatura);
Roger González Martell y Juan Rodríguez (eds.), La literatura y la cultura del exilio
republicano español de 1939 (San Cugat del Vallés, Barcelona: Associació Cop d’Idees-
Centre de Investigacions Estètiques, 2002, en CD-ROM); Francisco Caudet, El exilio
republicano de 1939 (Madrid: Cátedra, 2005) y muy especialmente los llevados a cabo por
el Grupo de Estudios del Exilio Literario (GEXEL) de la Universidad Autónoma de
Barcelona, como atestiguan los diversos volúmenes de Actas, desde las primeras,
publicadas por Manuel Aznar Soler (ed.), El exilio literario español de 1939 (Barcelona:
Associació Cop d’Idees-GEXEL, 1998) y El exilio teatral republicano de 1939 (Barcelona:
Associació Cop d’Idees-GEXEL, 1999); hasta las de los doce congresos plurales,
celebrados durante 1999, bajo el título genérico de Sesenta años después, en otras tantas
Comunidades Autónomas.
[2] Cf. de Andrés Trapiello, El escritor de diarios (Barcelona: Península, 1998);
Danielle Corrado, «Zenobia Camprubí», Le journal intime en Espagne (Aix-en-Provence:
Publications de l’Université de Provence, 2000) y, sobre todo, Eusebio Cedena Gallardo, El
diario y sus aplicaciones en los escritores del exilio español de posguerra (Madrid:
Fundación Universitaria Española, 2004), fruto de su tesis de doctorado, realizada en la
UNED, bajo la dirección de José Romera Castillo.
[3] Barcelona: Círculo de Lectores, 1998, t. XX de las Obras completas (con edición de
Ioana Zlotescu. Cf. su «Preámbulo al espacio literario de los Escritos autobiográficos»,
págs.13-36).
[4] Cf. al respecto, entre otros trabajos que se podrían traer a colación —además de los
de Shirley Mangini, Sarah Leggott, y otros, que citaré después—, de José Romera Castillo,
«La escritura autobiográfica, espejo de una realidad histórica (la posterior a la guerra
incivil)», en Ángel Berenguer y Manuel Pérez (eds.), Estudios de Literatura (Madrid:
Ateneo / Cátedra Valle-Inclán / Lauro Olmo, 2001, págs. 249-264); «Polifonía literaria
confesional de la España peregrina (con un solo de Juan Gil-Albert)» y «Tres tipos de
discurso autobiográfico sobre la guerra (in)civil española (Portela Valladares, Azaña e
Indalecio Prieto)», en su obra, De primera mano. Sobre escritura autobiográfica en
España (siglo XX) (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 290-318 y 81-98, respectivamente);
Manuel Alberca «Autobiografías del 27, memorias de exilio», en Cristóbal Cuevas (ed.), El
universo creador del 27. Literatura, pintura, música y cine (Málaga: Publicaciones del
Congreso de Literatura Española Contemporánea, 1997, págs. 289-306); R. Mora de
Frutos, «Memorias, autobiografías, diarios, epistolarios, novelizaciones del yo desde el
exilio», en F. E. Puertas Moya et alii (eds.), El temblor ubicuo (Panorama de escrituras
autobiográficas) (Logroño: Seminario de Estudios sobre Relatos de Vida y Autobiografías,
2004, págs. 113-148), etc. Una más completa bibliografía sobre el tema puede verse en la
tesis de doctorado de mi alumno Eusebio Cedena, anteriormente reseñada.
[5] Como los trabajos del malagueño José Moreno Villa, «Autobiografías y memorias
de españoles en el siglo XX», en su obra, Los autores como actores y otros intereses de acá
y de allá (México: Fondo de Cultura Económica, 1976, págs. 79-101; con primera edición
en 1951) y Manuel Andújar, «Memorias españolas», Cuadernos Hispanoamericanos 412
(1984), págs. 63-100.
[6] En Teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002, págs.164-166).
[7] Publicado en Don Galán (revista electrónica del Ministerio de Cultura) 1 (2011),
http://teatro.es/contenidos/donGalan/pagina.php?vol=1&doc=2_1 —aparecido también
como «Los dramaturgos y el SELITEN@T», en su libro, Pautas para la investigación del
teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 335-381)—.
[8] Cf. lo que señala sobre estudios biográficos del autor Andrés Soria Olmedo,
«Biografías del 27: excesos y carencias», en José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez
Carbajo (eds.), Biografías literarias (1975-1999) (Madrid: Visor Libros, 1998, pág. 237).
Así como de José Rodríguez Richard, «Alberti», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del
teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2680-2683).
[9] En Teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002, págs. 109-111; para la cita,
pág. 111).
[10] Cf. de José Rodríguez Richard, «Salinas», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia
del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2684-2685)
[11] Cf. el estudio de Ignacio Soldevila Durante, El compromiso de la imaginación.
Vida y obra de Max Aub (Segorbe: Fundación Max Aub, 1999). La parte cuarta está
dedicada a su teatro.
[12] Diarios (1939-1972) (Barcelona: Alba Editorial, 1998. Edición de Manuel Aznar
Soler).
[13] Cf. de José Rodríguez Richard, «Casona», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia
del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2666-2672).
[14] En Teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002, págs. 112-116, para
Casona y 115-116, para la cita).
[15] Cf. de Ana Sedano Solís, «José Ricardo Morales e Internet», en José Romera
Castillo (ed.), Teatro e Internet en la primera década del siglo XXI (Madrid: Verbum, 2013,
págs. 433-447).
[16] Cf. de José Rodríguez Richard, «Morales», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia
del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, pág. 2693).
[17] Como ha estudiado Shirley Mangini, en Las modernas de Madrid. Las grandes
intelectuales españolas de la vanguardia (Barcelona: Península, 2001) y Susan Kirpatrick,
Mujer, modernismo y vanguardia en España (1898-1931) (Madrid: Cátedra / Universidad
de Valencia, 2003). Cf. además de Juan Villarín, El Madrid de Primo de Rivera (1928)
(Madrid: Ediciones Nova, 1979); M.ª Gloria Núñez Pérez, Madrid 1931: Mujeres entre la
permanencia y el cambio (Madrid: Horas y Horas, 1993); Manuel Lacarta, Madrid y sus
literaturas: de la Generación del 98 a la posguerra (Madrid: El Avapiés, 1986); José
Montero Alonso, Madrid y su «belle époque» (1913-1936) (Madrid: Máster, 1994), etc.
[18] Cf. entre otros estudios el de Carmen Alcalde, La mujer en la Guerra Civil
española (Madrid: Cambio 16, 1976).
[19] Cf. los trabajos, entre otros, de Alicia Vigil Alted, «El exilio republicano español
de 1939 desde la perspectiva de las mujeres», Arenal. Revista de Historia de las Mujeres
(Granada), 4.2 (1997), págs. 223-238; Pilar Domínguez Prats, Voces desde México.
Mujeres españolas en México 1939-1950 (Madrid: Instituto de Investigaciones Feministas
de la Universidad Complutense, 1994), etc.
[20] S. Mangini, Recuerdos de la resistencia: la voz de las mujeres de la guerra civil
española (Barcelona: Península, 1997; con traducción de Teresa Kennedy de Memories of
Resistance: Women’s Voices from the Spanish Civil War, New Haven: Yale University
Press, 1995).
[21] Sarah Leggott, History and Autobiography in Contemporary Spanish Women’s
Testimonial Writings (Lewiston, NY: Edwin Mellen Press, 2001) y The Workings of
Memory: Life-Writing by Women Writersin Early Twentieth-century Spain (Lewisburg, PA:
Bucknell University Press, 2008).
[22] En «Voz autobiográfica e identidad profesional: las escritoras españolas de la
Generación del 27», Hispania 89.1 (2006), págs. 20-26.
[23] Cf. de Anna Caballé, «Memorias y autobiografías en España (siglos XIX y XX)», en
Myriam Díaz-Diocaretz e Iris M. Zavala (eds.), Breve historia feminista de la literatura
española (en lengua española), vol. 5. La literatura escrita por mujeres (del siglo XIX a la
actualidad) (Barcelona: Anthropos, 1998, págs. 111-137) —historia en 6 vols.—; Rosa
Maria Grillo, «Scritura in esilio», en Hans-Georg Grüning et alii (eds.), Discorso fizionale
e realtà storica (Atti del 1.er Colloquio Internazionale Testo e contesto) (Ancona: Edizioni
Nuove Ricerche, 1992, págs. 193-216) [también en Heteroglosia. Quaderni dell’Istituto di
Lingue e Culture Straniere (Università degli Studi di Macerata) 4, págs. 193-216]; «La
guerra civile e l’esilio nella scrittura autobiografica femminile», en Gigliola Sacerdoti
Mariani et alii (eds.), La guerra civile spagnola tra politica e letteratura (Firenze:
Shakespeare and Company, 1995, págs. 251-262) y «La escritura autobiográfica femenina
del exilio, entre confesión y memoria», en las Actas del Congreso de Málaga, Del exilio y
otras exclusiones; Bettina Pacheco, «El memorialismo del exilio», en su obra, Mujer y
autobiografía en la España contemporánea (San Cristóbal / Universidad de los Andes,
Venezuela, 2001, págs. 141-150); Marcia Castillo-Martín, «Contracorriente: Memorias de
escritoras en los años veinte», Espéculo 17
(http://www.ucm.es/info/especulo/numero17/memor_20.html), etc. Me he referido a
algunas autoras del exilio en diversos trabajos, como, por ejemplo, en «Panorama de la
literatura autobiográfica en España (1975-1991)», Suplementos Anthropos 29 (1991), págs.
170-184; «Hacia un repertorio bibliográfico (selecto) de la escritura autobiográfica en
España (1975-1992)», en José Romera et alii (eds.), Escritura autobiográfica (Madrid:
Visor Libros, 1993, págs. 423-505); «Escritura autobiográfica cotidiana. El diario en la
literatura española actual (1975-1991)»; «Escritura autobiográfica de mujeres en España
(1975-1991)» y «Unas biografías de escritores españoles actuales», en José Romera
Castillo, De primera mano. Sobre escritura autobiográfica en España (siglo XX) (Madrid:
Visor Libros, 2006, págs. 341-366, 127-141 y 155-199, respectivamente).
[24] Mercedes Gómez Blesa (ed.), Las intelectuales republicanas. La conquista de la
ciudadanía (Madrid: Biblioteca Nueva, 2007).
[25] Entre la amplia bibliografía citaré los trabajos de Maria Aurèlia Capmany, La dona
i la II República (Barcelona: La Gaya Ciencia, 1977); Las mujeres en la historia de
España: BIHES. Bibliografías de Historia de España (Madrid: CSIC / CINDOC, 1994);
Josefina Cuesta Bustillo (ed.), Historia de las mujeres en España (Madrid: Instituto de la
Mujer, 2003, 2 vols.), etc.
[26] Sobre la literatura testimonial española de la época, conviene ver las obras, entre
otras, de Maryse Bertrand de Muñoz, La guerra civil española en la novela: bibliografía
comentada (Madrid: Porrúa, 1982), etc.
[27] Cf. especialmente los estudios, dedicados a las mujeres republicanas, de Antonina
Rodrigo, como Mujeres de España: las silenciadas (Barcelona: Plaza & Janés, 1979, con
prólogo de Monserrat Roig y Barcelona: Círculo de Lectores, 1990) —con nueva edición
ampliada, Mujeres para la historia: la España silenciada del siglo XX (Madrid: Compañía
Literaria, 1996 y Barcelona: Ediciones Carena, 2002)— y Mujer y exilio 1939 (Madrid:
Compañía Literaria, 1999 —con prólogo de Manuel Vázquez Montalbán— y Barcelona:
Flor del Viento Ediciones, 2003), donde estudia 22 figuras femeninas de la época —con
otra edición, Mujeres para la historia: las exiliadas (Madrid: Compañía Literaria, 1999)—;
Mary Nash, Rojas. Las mujeres republicanas en la Guerra Civil (Madrid: Taurus, 1999;
con traducción de Irene Cifuentes), etc.
[28] Algunas de ellas las estudia Eusebio Cedena Gallardo, en su tesis de doctorado, El
diario y sus aplicaciones en los escritores del exilio español de posguerra (2004), realizada
bajo la dirección de José Romera Castillo, en el Centro de Investigación de Semiótica
Literaria, Teatral y Nuevas Tecnologías (SELITEN@T) —publicada con igual título en
Madrid: Fundación Universitaria Española, 2004, 559 págs., con prólogo de José Romera
Castillo)—.
[29] En «De la historia a la memoria: recursos mitológicos y autobiográficos en
algunas dramaturgas del exilio», en Wilfried Floeck et alii (eds.), Dramaturgias femeninas
en el teatro español contemporáneo: entre pasado y presente (Hildesheim, Alemania:
Olms, 2008, págs. 123-137) —también en su libro, Teatro español entre dos siglos a
examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 218-232)—.
[30] Cf. al respecto el trabajo, entre otros, de Juan Antonio Ríos Carratalá, «El teatro
histórico escrito por mujeres (1975-1998)», en José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez
Carbajo (eds.), El teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor
Libros, 1999, págs. 191-203), etc.
[31] Cf. de José Romera Castillo, «Publicaciones de la ADE: más adeferas para la
investigación teatral», ADE-Teatro 117 (2007), págs. 105-108 (en el número monográfico
25 años de la ADE) —incluido como «Otro caudal para la investigación teatral:
Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena de España (ADE)», en su obra,
Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED,
2011, 436-442)—.
[32] Como ha estudiado, entre otros, Hayden White, Metahistoria. La imaginación
histórica en la Europa del siglo XIX (México: Fondo de Cultura Económica, 1992).
[33] En «Del drama histórico al teatro de la memoria. Lucha contra el olvido y
búsqueda de identidad en el teatro español reciente», en José Romera Castillo (ed.),
Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 185-209).
[34] Cf. de Pierre Nora (ed.), Le lieux de mémoire (Paris: Gallimard, 1984).
[35] Cf. al respecto los estudios publicados en las Actas de Giessen, Wilfried Floeck et
alii (eds.), Dramaturgias femeninas en el teatro español contemporáneo: entre pasado y
presente (Hildesheim, Alemania: Olms, 2008) de Phyllis Zatlin, «El exilio y la mujer:
Varadas, de Itziar Pascual» (págs. 235-243) y Manuela Fox, «En igualdad de condiciones,
de Pilar Pombo: una mirada femenina a la Guerra Civil española» (págs. 279-290); así
como, desde otra perspectiva —la de los hijos de los vencidos, acogidos en instituciones
caritativas franquistas—, el trabajo de Antonia Amo Sánchez, «Los niños perdidos, de
Laila Ripoll: de la afrenta histórica a la dignificación artística» (págs. 245-258).
[36] Barcelona: Associació Cop d’Idees-GEXEL, 1999.
[37] Cf. especialmente el vol. II de Autoras en la historia del teatro español (1500-
1994). Siglo XX (Madrid: ADE, 1996); así como el vol. IV de Autoras en la historia del
teatro español (1500-2000). Catálogo General e Índices (Madrid: ADE, 2000).
[38] En Autoras dramáticas españolas entre 1918 y 1936 (Madrid: CSIC, 1993).
[39] En Teatro y mujer en España. De los años 20 a la posguerra (Bérgamo: Università
/ Sestante Edizioni. 2006).
[40] En Mujeres de España: las silenciadas (Barcelona: Círculo de Lectores, 1990).
[41] Como estudian, entre otros, Joan L. Brown, Women Writers of Contemporary
Spain: Exiles in the Homeland (Newark / Londres y Toronto: University of Delaware Press
/ Associated University Presses, 1991); Marcia Castillo Martín, Las convidadas de papel.
Mujer, memoria y literatura en la España de los años veinte (Alcalá de Henares:
Ayuntamiento, 2001), etc.
[42] De primera mano. Sobre escritura autobiográfica en España (siglo XX) (Madrid:
Visor Libros, 2006).
[43] Madrid: Visor Libros, 2003. Las Actas de los otros tres Seminarios, editadas por
José Romera Castillo, pueden verse en los volúmenes Escritura autobiográfica (Madrid:
Visor Libros, 1993), Biografías literarias (1975-1997) (Madrid: Visor Libros, 1998) y
Poesía histórica y (auto)biográfica (1975-1999) (Madrid: Visor Libros, 2000).
[44] En Els personatges femenins de la tragedia greca (Sabadell: Editorial Ausa,
1990), Personajes y temas de la tragedia griega en el teatro contemporáneo (Sada: Ediciós
do Castro, 1991) y Lo que fue de Troya: los mitos griegos en el teatro español actual
(Madrid: ADE, 1992). Cf. además de María-José Ragué-Arias, la pieza teatral,
Clitemnestra: tragedia en tres actos (publicada en la editorial barcelonesa Millà, Librería
Editorial Arxiu-Teatral, en 1986).
[45] En La saga de los Átridas en el teatro español contemporáneo (Murcia:
Universidad, 2001) y La tragedia de Agamenón en el teatro español del siglo XX (Murcia:
Universidad, 2003). Cf. de Diana de Paco, la obra teatral Polifonía (publicada en Primer
Acto, 291, 2003, págs. 103-123), en la que se renueva la visión de cuatro figuras de la
mitología griega (Medea, Clitemnestra, Fedra y Penélope), estudiada por Wilfried Floeck,
«Hacer memoria a la antigua. Memoria y búsqueda de identidad en Polifonía, de Diana de
Paco Serrano» (págs. 87-101) en las Actas del Coloquio de Giessen (en el que, además, se
puso en escena); Virtudes Serrano, «El espacio y el tiempo de la mujer en la dramaturgia
femenina finisecular», en José Romera Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas en la
segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros, 2005, págs. 95-108) —donde se
encuentran referencias a Polifonía— y Susana M.ª Teruel Martínez, «Tres dramaturgas del
siglo XXI: Itziar Pascual, Laila Ripoll y Diana de Paco Serrano», en José Romera Castillo
(ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 801-
811) —sobre la pieza breve Su tabaco, gracias—, etc.
[46] Halma Angélico —de nombre verdadero María Francisca Clar Margarit (Palma de
Mallorca, 1888-Madrid, 1952)— escribió una pieza mitológica, La nieta de Fedra. Teatro
irrepresentable (Madrid: Tip. Velasco, 1929). ADE ha publicado de ella Ak y la
Humanidad (2001, n.º 33; con edición de Fernando Doménech) y M.ª Francisca Vilches de
Frutos, «Teatro histórico: la elección del género como clave de la escena española
contemporánea» (Romera y Gutiérrez, eds., Teatro histórico (1975-1998): textos y
representaciones, Madrid: Visor Libros, 1999, págs. 73-92) —donde se refiere al montaje
de la mencionada obra (1998), una recreación de la vida y obra de María Martínez Sierra
—.
[47] Sobre ella, Maite Agirre ha escrito una obra, dentro del teatro histórico biográfico
—otra varilla más del abanico del teatro histórico—, Y María tres veces amapola María
(publicada en Mutis. Revista de Teatro, 3, 1998). Sobre su obra se han realizado en el
SELITEN@T los trabajos de Araceli Maira Benítez, «Espectacularidad y escritoras del yo.
El ejemplo de María Martínez Sierra en Una mujer por caminos de España» (Romera, ed.,
Teatro y memoria en la segunda mitad del siglo XX, Madrid: Visor Libros, 2003, págs. 465-
473); Sonia Núñez, «Dos cartas inéditas de María Lejárraga dirigidas a Gregorio Martínez
Sierra» (Signa, n.º 17, 2008, págs. 283-291) y la Memoria de Investigación (inédita),
realizada bajo mi dirección, La voz del otro y la otra voz: Zenobia Camprubí, María
Martínez Sierra, Dolores Medio y Alejandra Pizarnik, de Carmen Palomo García (2007).
Cf. lo que señala sobre esta autora José Romera Castillo, en «De la historia a la memoria:
recursos mitológicos y autobiográficos en algunas dramaturgas del exilio», en Wilfried
Floeck et alii (eds.), Dramaturgias femeninas en el teatro español contemporáneo: entre
pasado y presente (Hildesheim, Alemania: Olms, 2008, págs. 127-128).
[48] Obra publicada en México (Biografías Gandesa, en 1953); con reedición de Alda
Blanco en la editorial valenciana Pre-Textos, en 2000. Cf. el estudio biográfico de
Antonina Rodrigo, María Lejárraga. Una mujer en la sombra (Barcelona: Círculo de
Lectores, (1992); además del trabajo, entre otros, de Patricia W. O’Connor, Mito y realidad
de una dramaturga española: María Martínez Sierra (Logroño: Instituto de Estudios
Riojanos, 2003).
[49] La mujer silenciosa y El demonio es un asno (publicadas por la ADE, en 1999).
[50] Tras la presentación de Juan Antonio Hormigón, «Enigma y olvido» (págs. 5-6), el
editor hace una breve sinopsis biográfica de la autora (págs. 7-19), en la que se encuentra
una muy sintética bibliografía (de sus seis obras, firmadas por María Martínez Sierra, así
como siete estudios sobre ella), además de un análisis global de su dramaturgia (págs. 21-
62). La obra, junto con Sueños en la venta, La abuela vuelve en sí, La última confidencia y
Es así —una serie de piezas de muy diferentes estilos y facturas dramatúrgicas—, se
publicó en la editorial bonaerense Aguilar, en 1960, bajo el título genérico de Fiesta en el
Olimpo y otras diversiones menos olímpicas. Cf. de Pilar Nieva de la Paz, «Mito e historia:
Tres dramas de escritoras españolas en el exilio», Hispanística XX. 15 (1997), págs. 123-
131.
[51] Publicada primeramente por Sergio Magaña, en la editorial mexicana Costa-Amic
(1974), en el volumen de su Teatro (Circe y los cerdos. Cómo fue España encadenada.
Cuarta dimensión).
[52] Cf. el estudio de Cándida Ferrero Hernández, «Circe y los cerdos de Carlota
O’Neill», Faventia. Revista de Filología Clásica (Universidad Autónoma de Barcelona)
26.2 (2004), págs. 123-133.
[53] Cf. de Romá Comamala Valls, Variacions sobre mites grecs I: Tesseu. Prometeu.
Circe. Alexias i les sirenes. Jasó i Medea (Barcelona: Publicacions Abadia Montserrat,
1977).
[54] Rosana Murias, en su tesis de doctorado, Rasgos autobiográficos en la escritura
de Carlota O’Neill (2013), dirigida por José Romera, ha estudiado ampliamente la
trayectoria literaria y teatral de esta tan interesante escritora.
[55] Para más datos sobre las ediciones y estrenos de sus obras, así como bibliografía
sobre la autora, cf. el estudio de Juan Pablo Heras González, «María Luisa Algarra, una
autora del exilio: trayectoria dramática», Signa 15 (2006), págs. 325-340 (también en
http://cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa) —donde estudia las aportaciones de esta
escritora tanto al teatro español del exilio como al mexicano en el que se insertó muy
vivamente—. Cf. lo que señala sobre esta autora José Romera Castillo en «De la historia a
la memoria: recursos mitológicos y autobiográficos en algunas dramaturgas del exilio», en
Wilfried Floeck et alii (eds.), Dramaturgias femeninas en el teatro español
contemporáneo: entre pasado y presente (Hildesheim, Alemania: Olms, 2008, págs. 127-
128).
[56] El volumen, además del prólogo, contiene Primavera inútil (que posee trazos
autobiográficos evidentes, al tratar de unos refugiados europeos que, como ella, son
acogidos en un castillo francés huyendo del fascismo) y Los años sin prueba. Cf. el trabajo
de Pilar Nieva de la Paz, «Mito e historia: tres dramas de escritoras españolas en el exilio»,
Hispanística XX.15 (1997), págs. 123-131.
[57] Cf. de M.ª Francisca Vilches de Frutos, «Identidad y mito en la escena española
actual: Casandra como paradigma», Foro Hispánico. Revista Hispánica de Flandes y
Holanda 27 (2005), págs. 43-52.
[58] Cf. La Memoria de Investigación, De las memorias al teatro: el caso de Carlota
O’Neill (2009), inédita, convertida en tesis de doctorado, Rasgos autobiográficos en la
escritura de Carlota O’Neill (2013), de Rosana Murias Carracedo, dirigidas por José
Romera Castillo.
[59] De la obra poseemos varias ediciones: Caracas, 1951; Madrid: Turner, 1979;
Madrid: Oberón, 2003 y 2006 (con prólogo de Rafael Torres) y Barcelona: RBA, 2005. En
México se publicó bajo el título de Una mexicana en la guerra de España: documento
vivido y escrito (México: Populibros La Prensa, 1964), de la que se editaron 35.000
ejemplares..
[60] México: Populibros La Prensa, 1971 (con segunda edición en 1973, de la que se
editaron 5.000 ejemplares).
[61] Publicado en México, por Costa-Amic Editor, en 1974. En la obra Cuarta
dimensión (Teatro abstracto), de carácter surrealista, el personaje de Ela es un trasunto de
la autora, como ha estudiado Eleanor J. Martin, en «Carlota O’Neill’s Cuarta dimensión
(Four Domension): The Role of the Female and the Imagination in Daily Existence», Latin
American Literary Review 15 (1979).
[62] En el volumen (editado en la editorial mexicana Costa-Amic, en 1982) se incluyen
las siguientes obras: Volver al origen, El café se ha enfriado, Dentro de una hora… ¡Será
mañana!, Hombre… asesino del hombre —obra teñida de historicismo al ser un alegato
contra la tortura, practicada por las dictaduras americanas de Argentina, Chile, Uruguay,
Brasil y Haití— y Yo… no soy yo.
[63] En la edición se pone en notas la redacción de los pasajes refundidos de Los que
no pudieron huir, con el fin de que el lector pueda constatar las semejanzas y divergencias
entre las dos versiones.
[64] Cf. sobre la autora el trabajo, realizado por un miembro del SELITEN@T, Eusebio
Cedena Gallardo, «María Teresa León, teatro de la melancolía», en José Romera Castillo
(ed.), Teatro y memoria en la segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros, 2003,
págs. 413-420).
[65] Como ha estudiado, entre otros, Luis Acosta, en El teatro documental alemán
(Salamanca: Universidad, 1992)..
[66] Una apostilla final. Como continuación, y complemento de nuestro proyecto
europeo, por equidad y complementariedad (como el haz y el envés), nuestro Centro de
Investigación celebró su XVIII Seminario Internacional, el del año 2008, editado por José
Romera Castillo, sobre El personaje teatral: la mujer en las dramaturgias masculinas en
los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2009).
TEMA 7
EL TEATRO DURANTE EL FRANQUISMO
Temario
1. Contextos histórico y cultural.
2. Vida escénica.
3. Teatro del régimen.
4. Teatro crítico: los realistas y el Nuevo teatro.
5. El teatro independiente.
2. VIDA ESCÉNICA
4. TEATRO CRÍTICO
Pese a la férrea censura hubo autores que, aunque fuese de un modo
sibilino e indirecto, iniciaron un modo de realizar cierto distanciamiento del
régimen franquista al reflejar aspectos sociales cercanos. De entre todos,
elegiremos a tres: Antonio Buero Vallejo, Alfonso Sastre y Lauro Olmo.
• Antonio Buero Vallejo (1916-2000) [8]: es el dramaturgo más
importante de la posguerra española. Desde su primera obra, Historia
de una escalera (1949), que marcaba un nuevo rumbo teatral, alejado
del teatro de evasión, típicamente burgués, la presencia en los
escenarios, a lo largo de una amplia trayectoria, fue muy continuada
y numerosa. Desde diversas técnicas y tácticas, Buero —condenado a
muerte por el franquismo, pero que se pudo librar gracias a diversas
actuaciones— fue interesándose por los problemas humanos y
sociales. Para el estudio de su vida y obra, el interesado puede
hacerlo en la página web del autor:
http://bib.cervantesvirtual.com/bib_autor/buerovallejo/, a la que
remitimos, con el fin de hacer más participativo el estudio. Las obras
de Buero Vallejo, con su realismo simbolista, fueron las más
representadas de todos los autores del realismo (al que nos
referiremos después).
• Alfonso Sastre (1925) [9]: este dramaturgo, muy prolífico, cultivó un
realismo social crítico, en la senda de Buero, pero más radicalizado,
especialmente en su última fase productiva. Con el estreno de
Escuadra hacia la muerte (en 1953) se va consolidando un teatro
que, bajo diversas apariencias y simbolismos, intenta denunciar la
realidad social en la que vive. Con obras como La mordaza (1954) —
una denuncia de cualquier tipo de represión—, Guillermo Tell tiene
los ojos tristes (1955) —una crítica al poder autoritario—, Oficio de
tinieblas (1962), M.S.V. (o La sangre y la ceniza) (1965) —una
«tragedia compleja», sobre la intolerancia, basada en la vida del poco
asimilado Miguel Servet Vilanova, que, por descubridor de la doble
circulación de la sangre, fue quemado en la hoguera por mandato de
la Inquisición—, La taberna fantástica (1966) —sobre la vida
cotidiana de la época— y tantas otras obras, que configuran una
trayectoria teatral, plena de problemas con la censura, de honda
crítica contra el sistema dictatorial franquista, aunque fuese al modo
y manera de entonces.
• Lauro Olmo (1922-1994) [10]: este dramaturgo se ocupó mucho de los
aspectos relacionados con la sociedad, de la realidad de su época.
Como obras más significativas figuran La camisa (1962) —un drama
social, sobre la emigración y los ambientes obreros—, La pechuga de
la sardina (1963) —en la que las mujeres y sus frustraciones ocupan
un lugar destacado—, etc.
6. EL TEATRO INDEPENDIENTE
1. LECTURA
2. ANÁLISIS
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
• OLIVA, CÉSAR, «El teatro durante la guerra civil» (págs. 117-136); «Teatro español
de posguerra» (págs. 137-166) y «Drama realista frente a comedia» (págs. 171-
217). En su obra, Teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002).
• Pérez-Rasilla, Eduardo, «La recepción del teatro desde los años cuarenta», en
JAVIER HUERTA CALVO (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003,
vol. II, págs. 2905-2934).
APÉNDICE
SELITEN@T
[1] Cf. de César Oliva, el capítulo 5, «El teatro durante la guerra civil», de su obra
Teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002, págs. 117-136).
[2] Cf. de César Oliva, el capítulo 6, «Teatro español de posguerra», de su obra Teatro
español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002, págs.137-169).
[3] Cf. de César Oliva, «El arte escénico en España desde 1940» y Óscar Cornago
Bernal, «Poéticas del teatro desde 1940», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro
español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2603-2640 y 2641-2664).
[4] Cf. de José Romera Castillo, «Los dramaturgos del otro 27 (el del humor)
reconstruyen su memoria», en su libro, De primera mano. Sobre escritura autobiográfica
en España (siglo XX) (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 99-126).
[5] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Joaquina Canoa
Galiana, «Lectura de signos en Tres sombreros de copa de M. Mihura (Aplicación del
concepto de interpretante)» [de Peirce], Signa 1 (1992), págs. 189-200 (también en
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/06929511933558539732268/p0000003.
htm#15); Virginia Guarinos, «Ninette, la de un señor de Murcia, por la Calle Mayor ¿Esto
era el siglo XXI? ¿O habrá que dejarle tiempo?» (Romera, ed., 2008: 133-150) —sobre la
espléndida Calle Mayor, de Juan Antonio Bardem (1956), basada en La señorita de
Trevélez, de Arniches y la anodina película Ninette, de José Luis Garci, basada en dos
obras de Mihura (Ninette y un señor de Murcia y Ninette, modas de París)— y José
Romera Castillo, «Perfiles autobiográficos de la “Otra generación del 27” (la del humor)»
(Romera, ed., 2003: 221-243). Además de Juan José Montijano Ruiz, «Mihura por cuatro y
la cara oculta de su retrato. El teatro breve surgido en torno al centenario de Miguel
Mihura» (Romera, ed., 2011: 349-365). Desde ahora, en todas las notas de este tema,
consigno solamente las referencias bibliográficas sintetizadas de todos los volúmenes
citados, producto de nuestros Seminarios Internacionales, cuya relación el interesado puede
encontrar en la «Introducción» de este libro.
[6] Cf. de Carlos Ferrer Hammerlindl, «Los ladrones somos gente honrada: una versión
fílmica libre de Pedro L. Ramírez» (Romera, ed., 2002: 331-339) —sobre la adaptación
cinematográfica (1956) de la pieza del dramaturgo— y José Romera Castillo, «Perfiles
autobiográficos de la “Otra generación del 27” (la del humor)» (Romera, ed., 2003: 221-
243).
[7] Cf. el trabajo de M.a Teresa García-Abad García, «Desvaríos cervantinos y
humorismo circense en Una tal Dulcinea, de Alfonso Paso / Rafael J. Salvia: teatro y
cine», Signa 19, (2010), págs. 77-94.
[8] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Mariano de Paco,
«Historia de una escalera en 2003: representación y recepción» (Romera, ed., 2007: 169-
180) —sobre el montaje de la obra por Juan Carlos Pérez de la Fuente en el C.D.N. (2003)
—, «Teatro histórico actual: Buero Vallejo y Alfonso Sastre» (Romera y Gutiérrez, eds.,
1999: 129-140), «Autobiografía y teatro: Buero Vallejo y Alfonso Sastre» (Romera, ed.,
2003: 77-94) y «Buero y el cine» (Romera, ed., 2002: 91-105) —sobre el dramaturgo como
actor y, especialmente, sobre sus piezas llevadas a la pantalla—; así como de Francisco
Gutiérrez Carbajo, «Algunas adaptaciones fílmicas de teatro histórico (1975-1998)»
(Romera y Gutiérrez, eds., 1999: 265-293) —donde se refiere a las realizaciones
cinematográficas de Josefina Molina, Esquilache (1998), de la obra de Buero, Un soñador
para un pueblo; Las bicicletas son para el verano, dirigida por Jaime Chávarri (1983), de
la pieza de Fernando Fernán-Gómez y ¡Ay, Carmela!, dirigida por Carlos Saura, de la obra
de Sanchis Sinisterra—. Además de John P. Gabriele, «Tres imágenes del terrorismo
rememorado en el teatro español contemporáneo: Antonio Buero Vallejo, Jerónimo López
Mozo y Paloma Pedrero» (Signa, n.º 20, 2011: 39-58) —sobre Jueces en la noche, El
arquitecto y el relojero y Ana el once de marzo, respectivamente—. Y las Memorias de
Investigación (inéditas), dirigidas por Francisco Gutiérrez Carbajo, La censura y los
dramaturgos. El caso de Antonio Buero Vallejo, de Yoshimi Isono (2003) y Análisis de
«Madrugada» de Antonio Buero Vallejo, de César Besó Portolés (2005). Cf. lo que señala
sobre estudios biográficos del autor José Romera Castillo, en «Unas biografías de
escritores españoles actuales», en José Romera Castillo y F. Gutiérrez (eds.), Biografías
literarias (1975-1997) (Madrid: Visor Libros, 1998, págs. 252-253) y su amplia reseña del
volumen de Mariano de Paco y Francisco J. Díez de Revenga (eds.), Antonio Buero
Vallejo, dramaturgo universal, Monteagudo 7, 3.ª época (2002), págs. 199-205. Cf. además
de Coral García Rodríguez, su tesis de doctorado, realizada bajo mi dirección, La vida
escénica del teatro español del siglo XX en Italia (1960-1998), defendida en la UNED en
2000 —parte de ella ha sido publicada en Italia bajo el título de Teatro español en Italia:
Valle-Inclán, García Lorca, Buero Vallejo, Sastre y Arrabal (Florencia: Alinea, 2003)—.
Cf. de Mariano de Paco, «Buero Vallejo», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro
español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2757- 2788).
[9] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Mariano de Paco,
«Teatro histórico actual: Buero Vallejo y Alfonso Sastre» (Romera y Gutiérrez, eds., 1999:
129-140), «Autobiografía y teatro: Buero Vallejo y Alfonso Sastre» (Romera, ed., 2003:
77-94) y «La confesión: textos para un espectáculo» (Romera, ed., 2011: 179-191) —donde
analiza la pieza corta Un drama titulado No—; así como de María Isabel Aboal,
«Elementos autobiográficos en el teatro y la obra de Alfonso Sastre» (Romera, ed., 2003:
348-354). Además de la Memoria de Investigación (inédita), El elemento fantástico en la
obra dramática de Alfonso Sastre, de Jordi Llavoré Pons (2009), dirigida por Francisco
Gutiérrez Carbajo. Cf. lo que señala sobre estudios biográficos del autor José Romera
Castillo, «Unas biografías de escritores españoles actuales», en José Romera Castillo y F.
Gutiérrez (eds.), Biografías literarias (1975-1997) (Madrid: Visor Libros, 1998, pág. 253).
Cf. además de Coral García Rodríguez, su tesis de doctorado, realizada bajo mi dirección,
La vida escénica del teatro español del siglo XX en Italia (1960-1998), defendida en la
UNED en 2000 —parte de ella ha sido publicada en Italia bajo el título de Teatro español
en Italia: Valle-Inclán, García Lorca, Buero Vallejo, Sastre y Arrabal (Florencia: Alinea,
2003)—.
[10] Para más datos sobre el autor, puede verse el prólogo de José Romera Castillo,
«Entre afiladores anda el juego», en Teatro completo (Madrid: Asociación de Autores de
Teatro, 2004, t. II, págs. 85-175) —incluido como «Lauro Olmo: entre afiladores anda el
juego (Ante Historia de un pechicidio)», en su libro, Teatro español entre dos siglos a
examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 264-270)—.
[11] Cf. de César Oliva, el capítulo 7, «Drama realista frente a comedia», de su obra
Teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002, págs. 171-217); así como de Virtudes
Serrano, «Los autores neorrealistas», en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro
español (Madrid: Gredos, 2003, vol. II, págs. 2789-2819).
[12] Quien quiera profundizar en la vida y obra de este dramaturgo puede acudir al
prólogo de José Romera Castillo a las obras de José María Rodríguez Méndez:
Reconquista (Guiñol histórico) y La Chispa (Aguafuerte dramático madrileño) (Madrid:
UNED, 1999, págs. 9-48), que puede leerse también en http://www.uned.es/centro-
investigacion-SELITEN@T/pdf/armendez.pdf. Así como a las páginas dedicadas al autor
en el volumen de José Romera Castillo, Teatro español entre dos siglos a examen (Madrid:
Verbum, 2011, págs. 72-118). Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T tanto en su
intervención en uno de nuestros Seminario, «Mi teatro historicista (la importancia histórica
en el teatro)» (Romera y Gutiérrez, eds., 1999: 39-48), como con la edición de Reconquista
(Guiñol histórico) y La Chispa (Aguafuerte dramático madrileño) (ya citada, con prólogo
de José Romera Castillo, «José María Rodríguez Méndez: un realismo historicista y
crítico» y José Romera Castillo, «Sobre el teatro historicista (y dos nuevas obras) de José
M.ª Rodríguez Méndez» (Romera y Gutiérrez, eds., 1999, págs. 141-169); así como de
Jorge Herreros Martínez, «El teatro breve de José María Rodríguez Méndez: Espectáculo
de calle del suburbio madrileño de estos tiempos» (Romera, ed., 2011: 413-424) —sobre la
producción de sus últimos años, una serie de piezas teatrales breves, que él mismo
denominó como se consigna, en el título: El sueño de un amor imposible; La banda del Tisi
habla de literatura; Novios de la muerte; Real Academia; A mal juez, peor testigo y El
marqués de Sade en Usera—; Los estudios de Virtudes Serrano, «Flor de Otoño y La
mirada del hombre oscuro: de la escena a la pantalla» (Romera, ed., 2002: 107-122) —
sobre la obra de Rodríguez Méndez llevada al cine por Pedro Olea (1978) y la pieza de
Ignacio del Moral, filmada por Imanol Uribe (1996)— y Emilia Cortés Ibáñez, «Flor de
Otoño, de Rodríguez Méndez, y Testamento, de Benet i Jornet: un tema y dos estéticas»
(Romera, ed., 2002: 279-289) —obras llevadas al cine por Pedro Olea (Un hombre llamado
Flor de Otoño, 1978) y Ventura Pons (Amic / Amat, 1998), respectivamente—. Además de
la tesis de doctorado de Jorge Herreros Martínez, El teatro de José María Rodríguez
Méndez durante la dictadura de Franco (2009) —publicada con igual título en Madrid:
Fundación Universitaria Española, 2010, 465 págs.—, bajo la dirección de Francisco
Gutiérrez Carbajo y Ángel Berenguer.
[13] Para más datos puede verse el prólogo de José Romera Castillo, «Batalla dialéctica
entre un vencedor y un vencido», a la obra de José María Rodríguez Méndez (Última
batalla en el Pardo), en Teatro escogido (Madrid: Asociación de Autores de Teatro, 2005,
t. II, págs. 300-407).
[14] Para una mayor información puede acudirse al trabajo de José Romera Castillo,
«Ante una obra inédita de Carlos Muñiz sobre Riego», prólogo a Pronunciamiento y
proceso de Riego, en Gregorio Torres Nebrera (ed.), Teatro escogido de Carlos Muñiz
(Madrid: Asociación de Autores de Teatro, 2005, págs. 637-647) —incluido como «Carlos
Muñiz: ante una obra inédita sobre Riego», en su libro, Teatro español entre dos siglos a
examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 180-199)—.
[15] José Romera Castillo se ha ocupado del tema en «Sobre un teatro (en) vivo: el
Nuevo teatro en la escena madrileña (1970-1974)», en su obra, Pautas para la
investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 320-
334).
[16] Para más datos puede verse el prólogo de José Romera Castillo a Jerónimo López
Mozo: Combate de ciegos. Yo, maldita india... (Dos obras de teatro) (Madrid: UNED,
2000), que también puede leerse en http://www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/pdf/blmozo.pdf —incluido como «Jerónimo López Mozo y su teatro: ante
dos obras de corte histórico», en su libro, Teatro español entre dos siglos a examen
(Madrid: Verbum, 2011, págs. 119-151)—.
[17] Cf. de Francisca Bernal y César Oliva, El teatro público en España (1939-1978)
(Madrid: J. García Verdugo, 1996).
[18] Además de su intervención en uno de nuestros Seminarios, «El diálogo en el cine,
el teatro y la televisión» (Romera, ed., 2002: 171-178), se ha estudiado en el SELITEN@T
lo siguiente: Antonio José Domínguez, «Pedro Laín y Fermín Cabal: dos miradas ante El
Empecinado» (Romera y Gutiérrez, eds., 1999: 389-397) —sobre El Empecinado, del
primero y Maladanza de Don Juan Martín, del segundo— y la Memoria de Investigación
(inédita), Fermín Cabal: entre la modernidad y la postmodernidad, de Antonio José
Domínguez Rodríguez (1998), dirigida por Francisco Gutiérrez Carbajo.
[19] En el diálogo de Luis Landero con Fermín Cabal, «Fuentes y temas del autor», en
el volumen colectivo, Conversaciones con el autor teatral de hoy (Madrid: Fundación Pro-
RESAD, 1998, págs. 73-106).
[20] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Jesús Rubio
Jiménez, «Francisco Nieva: los dramas del recuerdo» (Romera, ed., 2003: 141-157) —
sobre sus memorias, Las cosas como fueron—; Juan Carlos Romero Molina, «Narración e
imagen: fronteras de lo dramático en Francisco Nieva» (Romera, ed., 2008: 247-263) —
sobre el volumen de piezas breves Misterio y Festival (2005)— y Anna Caballé, «Tres
vidas y tres escenografías (Adolfo Marsillach, Albert Boadella y Francisco Nieva)»
(Romera, ed., 2003: 159-170) —los tres trabajos se basan en sus memorias— y Raquel
García Pascual, «Manuscrito encontrado en Zaragoza, versión y perversión de Francisco
Nieva» (Romera, ed., 2006: 581-599) —sobre la adaptación de la célebre novela del polaco
Jean Potocki (1761-1815), puesta en escena en España, en el Teatro de La Latina de
Madrid, bajo la dirección del dramaturgo (2002)—. Además de la reseña de Olga Elwes
Aguilar, referida al volumen de Francisco Nieva, Las cosas como fueron. Memorias (Signa,
n.º 12, 2003: 685-687).
[21] Cf. los trabajos, realizados dentro de las actividades del SELITEN@T, de Carole
Nabet Egger, «Autobiografía y estética teatral en la obra de Miguel Romero Esteo»
(Romera, ed., 2003: 489-497) y Miguel-Héctor Fernández Carrión, «Autobiografía en la
obra teatral de Miguel Romero Esteo» (Romera, ed., 2003: 437-445).
[22] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Diego Santos
Sánchez, «La estrategia ceremonial: Carta de amor (como un suplicio chino), de Fernando
Arrabal» (Romera, ed., 2007: 527-539) —estrenada por el Centro Dramático Nacional,
bajo la dirección de Juan Carlos Pérez de la Fuente (2002)—; Juan Carlos Romero Molina,
«Situación y contexto en Carta de amor, de Fernando Arrabal» (Romera, ed., 2009: 283-
297) y Simone Trecca, «La madre, protagonista inestable de Carta de amor (como un
suplicio chino), de Fernando Arrabal» (Romera, ed., 2009: 299-309). Además de los
trabajos de Pedro Barea, «Gernika y El Guernica en el teatro» (Romera y Gutiérrez, eds.,
1999: 583-594) —donde estudia su Guernica (1959)—; Raquel García-Pascual, «Una
escena por la igualdad. La temporada teatral 2007-2008 en el Théâtre de l’Épée de Bois /
Teatro Espada de Madera: representaciones en París y en Madrid del Ciclo de Teatro de
Humor Arrabal, Un enfant de la guerre fratricide» (Romera, ed., 2010: 309-324) —sobre
las puestas en escena de El arquitecto y el Emperador de Asiria, en el teatro parisino
(2007) y en el teatro madrileño (2008)— y Ángel Berenguer, «Fernando Arrabal: el cine y
la televisión» (Romera, ed., 2002: 201-204). Además de la reseña de Enrico di Pastena
sobre Simone Trecca, La parola, il sogno, la memoria. El «Laberinto» (1956) di Fernando
Arrabal (Signa, n.º 17, 2008: 377-381) y la Memoria de Investigación (inédita), realizada
bajo mi dirección, Escritura autobiográfica de dramaturgos españoles actuales (Arrabal,
Fernán-Gómez, Marsillach y Boadella), de Juan Carlos Romero Molina (2005).
[23] Más los artículos de Joan Abellán, «El teatro catalán de 1940 a 1985: una
dramaturgia en permanente estado de recuperación» (págs. 162-167) y Dolores Vilavedra,
«Begin the beginning: la literatura dramática gallega» (págs. 168-174).
[24] Cf. de Alberto Torres Fernández (ed.), Documentos sobre Teatro Independiente
Español (Madrid: Ministerio de Cultura, CNNTE, 1987); M.ª Francisca Vilches de Frutos,
«El Teatro Nacional de Cámara y Ensayo. Auge de los grupos de teatro independiente
(1960-1975)», en el vol. col. Historia de los Teatros Nacionales (1960-1975) (Madrid:
Centro de Documentación Teatral, 1995, vol. II, págs. 127-149); Luciano García Lorenzo
(ed.), Aproximación al Teatro Español Universitario (T.E.U) (Madrid: CSIC, 1999); así
como para una bibliografía actualizada sobre el tema, el trabajo de Cristina Santolaria
Solano, «Eslabones para una historia del teatro independiente», ADE-Teatro 84 (2001),
págs. 57-70.
[25] Una visión de diversas tipologías teatrales, dentro del teatro independiente, puede
verse en ADE-Teatro, la revista de la Asociación de Directores de Escena de España, en el
n.º 84 (2001), especialmente en la sección VII («Alternativas estéticas»), con sintéticos e
interesantes trabajos de César de Vicente Hernando, «Los teatros de Cámara y Ensayo: un
espacio de negociación estética para la posguerra» (págs. 38-45), Jesús Rubio Jiménez,
«Teatro universitario entre 1939 y 1965. Una aproximación» (págs. 46-56), Cristina
Santolaria Solano, «Eslabones para una historia del teatro independiente» (págs. 57-70) y
José A. Sánchez, «Las fronteras de lo escénico: arte y acción en la España pre-
democrática» (págs. 71-76). Asimismo son de interés las secciones dedicadas a «La
interpretación» (VIII), «La plástica del espectáculo» (X), «El teatro musical» (XI), «La
crítica y la investigación» (XII), «Sociología, pedagogía y formación teatral» (XIII), para
terminar con una bibliografía de César de Vicente (XIV). Un conjunto de estudios que bien
vale la pena tener en cuenta.
[26] Cf. del Equipo Pipirijaina, Tábano, un zumbido que no cesa (Madrid: Ayuso,
1975).
[27] Dentro de las actividades del SELITEN@T, se han realizado varios trabajos sobre
este grupo: Óscar Cornago Bernal, «Teatro histórico y renovación teatral: el camino hacia
la polifonía escénica» (Romera y Gutiérrez, eds., 1999: 537-549) —donde estudia,
especialmente, los montajes de El Fernando (1972), una creación colectiva de César Oliva,
basada en textos dramáticos de ocho autores, Àlias Serrallonga (1974), de Els Joglars y La
Setmana Trágica (1975), de Lluís Pasqual—; Verónica Azcue Castillón, «Pero… ¿dónde
está la obra? En un lugar de Manhattan y el concepto de teatro de Cervantes» (Romera,
ed., 2007: 255-265) —acerca de la heterodoxa adaptación teatral del Quijote, con motivo
del cuarto centenario de la edición de la primera parte, por Els Joglars (2005)— y Juan
Carlos Romero Molina, «La torna de un bufón» (Romera, ed., 2007: 485-499) —sobre dos
espectáculos de Els Joglars, La torna (1977), que tuvo grandes problemas con la censura, y
la nueva versión, La torna de la torna, estrenada en el teatro Romea de Barcelona (2005)
—. Cf. lo que señala sobre este y otros grupos (Tricicle, Dagoll Dagom; además de la
Asociación de Autores de Teatro, Pepe Rubianes, etc.) Francisca Martínez González, en
«Proyectos teatrales en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes» (Romera, ed., 2004: 64-
71).
[28] La cartelera puede leerse en la página web de nuestro Centro:
http://www.uned.es/centro-investigacion-SELITEN@T/estudios_sobre_teatro.html. Cf.
además de Irene Aragón González, «Los colectivos de teatro aficionado en Alcalá de
Henares durante la posguerra (1940-1955)», en Actas del XI Encuentro de Historiadores
del Valle del Henares (Guadalajara: Diputación Provincial, 2008, págs. 787-809).
[29] Cf. además del autor, «Dos paradigmas de drama histórico contemporáneo: el
español Domingo Miras y el negroafricano Aimé Césaire», Epos XXII (2006), págs. 271-
280 (también en http://e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS).
TEMA 8
EL TEATRO EN EL PERIODO DEMOCRÁTICO
Temario
1. Contextos histórico y cultural.
2. Vida escénica.
3. El teatro histórico.
4. Teatro y memoria.
5. Teatro y prensa.
6. Otras corrientes.
2. VIDA ESCÉNICA
3. EL TEATRO HISTÓRICO
• Domingo Miras [27], gran cultivador del género (La Saturna, La brujas de
Barahona, De San Pascual a San Gil, El doctor Torralba, Las
alumbradas de la Encarnación, etc.), ha señalado lo siguiente sobre el
tema:
La Historia es un enorme depósito de víctimas. Víctimas de muy distinta
naturaleza y circunstancias [...] El teatro sigue siendo así esencialmente igual al
que fue en otro tiempo, representación catártica del sacrificio del hombre, pero con
la importante innovación de que sus antagonistas no son las fuerzas ciegas del
destino, sino fuerzas sociales muy concretas que se pueden, y se deben, identificar.
• José María Rodríguez Méndez —gran cultivador del género [28]—
también se ha detenido en el tema, además de en otras contribuciones, en
la conferencia final del VIII Seminario Internacional del SELITEN@T
—en el siglo de las siglas—, que impartía nuestro autor, bajo el
significativo título de «Mi teatro historicista (La interpretación histórica
en el teatro)» [29]. Extractaré las ideas más importantes expuestas en ella
sobre el asunto. Rodríguez Méndez, antes de adentrarse en el análisis de
algunas de sus obras, insertas en este subgénero de escritura dramática,
nos proporciona unos apuntes teóricos, basados en la historia teatral más
cercana, muy esclarecedores y pertinentes. El dramaturgo empieza
señalando que al hablar de teatro histórico es preciso tomar «algunas
precauciones con el fin de precisar el concepto de lo histórico», porque
«la Historia con mayúsculas es una ciencia que sobrepasa los límites
naturales de la obra de arte», siendo «sumamente difícil crear una obra
teatral auténticamente histórica, rigurosamente histórica».
Rodríguez Méndez, al relacionar el teatro con la historia, distingue dos
tipologías: el teatro histórico y el teatro historicista. Para hablar del
primero, se remonta a la época romántica, «cuando la historia fue un
tema muy querido para los autores dramáticos de aquel tiempo», que
compusieron «ciertas obras cuya finalidad parece ser la reconstrucción
más o menos arqueológica de un tiempo y unos personajes históricos sin
más». Para ejemplificar esta modalidad, trae a colación, en primer lugar,
al «germano Schiller y sus obras María Estuardo, Los bandidos, El
Príncipe Don Carlos, que parecen perseguir únicamente la
reconstrucción de la Historia, reconstrucción que, sin embargo, vendrá
influida por el efluvio romántico que hace que el autor les dé un
tratamiento subjetivo y especial»; y, después, a algunos escritores
románticos españoles («nuestro Zorrilla y nuestro García Gutiérrez y su
Trovador que, convertido luego en Trovatore, alcanzó la gloria operística
merced a la hermosa música de Giuseppe Verdi»).
Por el contrario, el teatro historicista es aquel «que va más allá de la
Historia. Es decir, un teatro en que la Historia es manipulada por el autor
para definir sus tesis ideológicas o sus doctrinas de hoy». Esta modalidad
de teatro, característica de nuestro siglo, viene generada por la Filosofía
de la Historia que cuestiona la ciencia histórica en sí, según el autor:
Después de la Filosofía de la Historia de Hegel, interpretándola en sentido más
o menos materialista, tenemos la figura de un historiador y filósofo, hoy
desafortunadamente olvidado, que, con su monumental obra Estudio de la Historia,
revolucionó los estudios históricos. Me estoy refiriendo, claro está, a Arnold
Toynbee [30]. La influencia de esta nueva disciplina filosófica de la Historia en los
dramaturgos fue notable y así surgió ese teatro historicista que, bebiendo en la
Historia, dio a ésta un sentido materialista (Brecht) o espiritualista como [...]
Claudel, Montherlant, Bernanos. Resultado de lo que llamamos historicismo y que
está emparentado con otras filosofías dualistas, dialécticas, etc.
En obras como Port Royal (de Montherlant), El rehén (de Paul Claudel),
Diálogos de Carmelitas (de Bernanos), los dramas ideológicos de Bertolt
Brecht o los dramas de Buero Vallejo —sigue anotando Rodríguez
Méndez— «la Historia se utiliza como un simple instrumento para
establecer unas tesis y replantear en cierto modo la Historia».
Con ello, el artista en general y el dramaturgo en particular —prosigue el
autor— consiguen no solamente exponer su visión del mundo, sino que
aportan, en no pocas ocasiones, «a la Historia en sí una visión muy
valiosa», trayendo a colación el testimonio de la gran filósofa
espiritualista, Simonne Weil, que decía «que había aprendido de la Ilíada
más historia que en cualquiera de los clásicos historiadores helénicos»,
ya que «no deja de ser probable que ahondando en las raíces de la
existencia se produzca un brote de Historia, siendo la obra de arte un tan
vivo testimonio de la época en que el artista vivió que la obra en sí se
convierte en Historia».
Toda la denominada generación realista [31] —término acuñado por José
Monleón, en 1962— de nuestro teatro de posguerra, que ha practicado
realismos de diversa índole, ha producido una serie de piezas dramáticas
de carácter historicista [32]. Por ello, convendría añadir estas interesantes
reflexiones de José María Rodríguez Méndez a la teorización sobre esta
modalidad de escritura teatral.
• Jerónimo López Mozo [33] —que también ha cultivado el género, como
he tenido la oportunidad de estudiar en otro trabajo—, antes de referirse a
su práctica de esta modalidad de teatro, además de indicar testimonios
citados por mí en el prólogo a las Actas sobre Teatro histórico (1975-
1998): textos y representaciones, añade otros como los de Carlos Muñiz,
que señalaba en el prólogo a su obra, Tragicomedia del Serenísimo
Príncipe don Carlos [34], escrita en 1972 y prohibida durante años:
Mostrar abiertamente y sin tapujos ni paños calientes lo más tenebroso de
nuestro pasado, aunque sea bajo la impura forma dramática, me parece algo muy
positivo que nos permitirá mirar de otra manera, más desahogada, hacia el futuro
[...] Desmitificar la Historia me parece un sano ejercicio, imprescindible para
evitar caídas en los mismos errores.
López Mozo trae a colación también el testimonio de Alberto Miralles,
«quien comentando uno de sus más recientes estrenos, Píntame en la
eternidad, opinaba que el recurso a aquella [la Historia] contribuía a
hacer universales temas que, en un contexto actual, se reducirían a mera
anécdota. Pero también consideraba que era consecuencia de la
normalización de la vida política y social producida tras la llegada de la
democracia, que exigía la desmitificación del «supuesto pasado glorioso
con el que, durante el franquismo, se nos había ocultado un presente
miserable» [ [35]] . Recientemente, este autor ha situado muchas de sus
obras en la Italia renacentista, en la Roma de Julio César o en los Siglos
de Oro españoles» (pág. 91). Pues bien —según López Mozo, en un
artículo muy esclarecedor y contradictorio, «Yo no escribo teatro
histórico»—, Alberto Miralles [36] opinaba lo siguiente:
Yo no escribo teatro histórico, yo utilizo la historia como recurso literario
porque la distancia da credibilidad, asienta el criterio y evita la sensación de
transitoriedad de los problemas planteados. Yo no escribo teatro histórico, porque
me sirvo del ayer para mostrar el hoy: por eso los conflictos mostrados, aunque
sean del pasado, deben ser comprendidos como actuales, y hay que temerlo, como
eternos. Yo no escribo teatro histórico, porque lo que quiero es, como dice Mariano
de Paco, hacer un «ajuste de cuentas con el pasado» y eso solo se puede hacer
desde el presente. Yo no escribo teatro histórico porque, como hombre y escritor,
quiero ser vehículo de las pesadillas de mi época [...] Y una cosa. Yo no escribo
teatro histórico porque el teatro histórico no existe, sino que va existiendo. Lo que
escribimos hoy será histórico mañana.
López Mozo recoge otros testimonios como los de Concha Romero (Un
olor a ámbar, Juego de reinas), Eduardo Galán (La posada del Arenal,
La amiga del Rey) [37] —ver nuestras Actas—, Ignacio Amestoy (Doña
Elvira, imagínate Euskadi, Violetas para un Borbón), Raúl Guerra
Garrido, resaltando el juicio de Juan Mayorga —«uno de los pilares del
teatro español actual»—, en un esclarecedor artículo, «El dramaturgo
como historiador» [38] sobre nuestro tema:
[...] el llamado teatro histórico siempre dice más acerca de la época que lo
produce que acerca de la época que representa. El teatro histórico dice, sobre todo,
de los deseos y miedos de la época que lo pone en escena. Esos deseos y miedos
determinan que el presente se abra a un pasado y no a otro, que ese pasado sea
visto desde una perspectiva y no desde otra {...] El teatro puede presentar un
pasado como un escalón en el ascenso hacia la actualidad [...] El mejor teatro
histórico no pone al espectador en el punto de vista del testigo presencial. Pues lo
importante no es lo que aquella época sabía de sí misma. Lo importante es lo que
aquella época aún no podía saber sobre sí y que sólo el tiempo ha revelado.
Testimonios que se podrían ampliar con otros de diversos autores. Puede
verse, además, la página web del autor:
http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/jeronimolopez/.
• José Sanchis Sinisterra (Valencia, 1940) [39]. Es uno de los autores más
prolíferos e interesantes dentro del teatro español de la segunda mitad del
siglo XX e inicios del siglo XXI. Además de director y, sobre todo, llevar
adelante una labor pedagógica incesante tanto en España como en
América. El interesado debe buscar en Internet la trayectoria vital y
dramatúrgica de este autor valenciano. Ahora, nos fijaremos en la
utilización de la historia como recurso teatral, en varias de sus obras:
a) Ñaque o de piojos y actores (1980), sobre el mundo teatral en el
Siglo de Oro.
b) El retablo de Eldorado (1985) y Crímenes y locuras del traidor
Lope de Aguirre (1986), sobre la conquista de América.
c) ¡Ay, Carmela! sobre la guerra civil española.
d) Terror y miseria en el primer franquismo (1979), una colección de
piezas breves.
El interesado podrá acceder a informaciones sobre estas (y otras) obras
en Internet
(http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Sanchis_Sinisterra) y
recopilar sus opiniones sobre las relaciones del teatro con la historia
especialmente.
4. TEATRO Y MEMORIA
Para el estudio tanto del teatro como de otras modalidades artísticas son
muy útiles los escritos generados por los propios actantes, con el fin de
conocer, de primera mano, sus trayectorias humanas y profesionales.
La escritura autobiográfica (escribir sobre la vida de uno mismo: auto-
bios-grafé), a través de la identificación del autor, narrador y personaje
principal del relato (Rafael Alberti, el autor, se convierte en narrador de su
vida, contando las peripecias del personaje principal, él mismo, en sus
memorias, La arboleda perdida), puede formalizarse a través de diferentes
formatos:
a) Autobiografías: cuando el eje principal del discurso es la vida del
propio autor.
b) Memorias: cuando el yo se inserta en una serie de contextos
(ideológicos, sociales, políticos, religiosos, etc.).
c) Diarios: cuando la narración de una vida se fragmenta y se escribe
por días, dirigiéndose, en primera instancia, el emisor a sí mismo.
d) Epistolarios: cuando el emisor se dirige a un receptor, a distancia, a
través de relatos que esperan respuesta.
e) Autorretratos: cuando el emisor se retrata a sí mismo.
f) Otras modalidades: ya mixtificadas, como la autoficción (donde se
mezcla lo vivido con lo ficcional), los libros de viajes, crónicas, etc.
En el Centro de Investigación de Semiótica Literaria, Teatral y Nuevas
Tecnologías (el SELITEN@T en el siglo de las siglas), que dirijo en la
Universidad Nacional de Educación a Distancia, desde 1991, trabajamos en
equipo una serie de investigadores, en tres líneas de investigación
fundamentalmente: la reconstrucción de la vida escénica en España y la
presencia del teatro español en los escenarios de Europa y América, desde
la segunda mitad del siglo XIX hasta nuestros días —como hemos ido
viendo en el temario—; las relaciones de la literatura y el teatro con las
nuevas tecnologías y el estudio de la escritura autobiográfica en España,
como puede verse en el trabajo de José Romera Castillo, «La escritura
(auto)biográfica y el SELITEN@T: guía bibliográfica», Signa 19 (2010),
págs. 333-369 (que también puede leerse en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12476280980181621332
679/035521.pdf?incr=1) [40]. De los 22 Seminarios Internacionales,
celebrados hasta el momento (2012), hemos dedicado:
• Uno a lo biográfico, como puede verse en José Romera Castillo y
Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.), Biografías literarias (1975-1997)
(Madrid: Visor Libros, 1998, 647 págs.) —muy útil para quien quiera
encontrar estudios biográficos sobre dramaturgos—.
• Y tres, a lo autobiográfico:
a) José Romera Castillo et alii (eds.), Escritura autobiográfica
(Madrid: Visor Libros, 1993, 505 págs.).
b) José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.),
Poesía histórica y (auto)biográfica (1975-1999) (Madrid: Visor
Libros, 2000, 591 págs.).
c) Y el que está dedicado a nuestro tema. En efecto, quien quiera
tener una información detallada de los relaciones de la escritura
autobiográfica con el teatro puede acudir al volumen de José
Romera Castillo (ed.), Teatro y memoria en la segunda mitad del
siglo XX (Madrid: Visor Libros, 2003, 582 págs.) [41].
Veamos algunos ejemplos de escritura autobiográfica por parte de
diferentes cultivadores del arte teatral, que nos pueden servir para conocer
la intrahistoria y la historia del arte de Talía.
• Dramaturgos
Antonio Gala [42]: en el prólogo a su autobiografía, Ahora hablaré de mí
(Barcelona: Planeta, 2001) —según Olga Elwes, en nuestras Actas,
Teatro y memoria en la segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros,
2003), a las que nos referiremos a continuación en otros actantes teatrales
—, «sienta las bases sobre las que se construye este retrato de sí mismo:
no se trata puramente de una biografía —señala— al no seguir un
riguroso orden cronológico (pág. 7), sino más bien temático. Dice
haberlas escrito para divertirse, en un tono entre novelesco y cómico,
para ejercitar la evocación y la anécdota (pág. 9), una de las constantes
que perfilaremos. Su faceta de escritor de teatro va a quedar trazada
desde el principio, pero no en detrimento de otras variantes de escritura
como la novela o la poesía. Sin duda, el capítulo más productivo desde el
punto de vista dramático es el titulado «Las gentes de teatro y yo», en el
que se declara contra la injusta consideración de este como género
maltratado y desprestigiado por la literatura (pág. 63). El libro, además
de un recuerdo afectuoso hacia figuras del mundo de la escena como
Lola Membrives, Concha Velasco, Mary Carrillo, Irene Gutiérrez Caba y
José Luis Alonso —por citar a algunos—, es antes que nada una
exaltación de su universo personal, con sus manías y fobias, sus viajes y
sus amistades, su amor cuasi-místico hacia los animales... que construyen
la imagen de un personaje conocido por todos».
Otros autores: entre otros que se podrían citar, tenemos testimonios
autobiográficos de Antonio Buero Vallejo, Buero por Buero
(Conversaciones con Francisco Torres Monreal) (Madrid: Asociación de
Autores de Teatro, 1993); el diario de Fernando Arrabal, La dudosa luz
del día (Madrid: Espasa Calpe, 1994); Jaime de Armiñán, Diario en
blanco y negro (Madrid: Nickel Odeón, 1994) y La dulce España.
Memorias de un niño partido en dos (Barcelona: Tusquets, 2000), etc.
• Autores-Directores-Actores
Según Olga Elwes, en nuestras Actas (anteriormente citadas), «del
mismo año 98 son los libros de memorias de dos dramaturgos
tangenciales, es decir, de autores de teatro circunstanciales que han
dedicado su principal actividad a otras facetas del oficio; concretamente,
a la interpretación y la dirección. Estamos ante los casos de El tiempo
amarillo. Memorias ampliadas (1921-1997) de Fernando Fernán-Gómez
y de Tan lejos, tan cerca de Adolfo Marsillach; retratos personalísimos
del tiempo que les tocó vivir de uno y de otro lado de las tablas». A ellos
añadiríamos, en este selecto muestreo, el testimonio del director-actor de
Els Joglars —como ejemplo de un trabajo teatral colectivo— Albert
Boadella. Veamos algo más.
Fernando Fernán-Gómez: El tiempo amarillo. Memorias ampliadas
(1921-1997) (Madrid: Debate, 1998) [43] «supone —en extenso flash-back
— la narración de las memorias del actor que arrancan con la imposición
de la medalla al Mérito en las Bellas Artes el 11 de junio de 1980. Gran
parte del volumen está ambientado en esa España de la posguerra y del
hambre, con capítulos hermosos dedicados a su abuela y a su madre
artista [44], relatando profusamente sus primeras oportunidades en el cine
y en el teatro. El autor de [la pieza teatral] Las bicicletas son para el
verano nos introduce en la reflexión crítica sobre el mecanismo de la
memoria, que viene a ser una constante en todo el conjunto de obras
analizado».
Adolfo Marsillach [45]: en su obra, Tan lejos, tan cerca (Barcelona:
Tusquets, 1998) —según O. Elwes— sigue «de nuevo en el paradigma
del hombre de teatro que se sabe con éxito y fama. Sin un riguroso orden
cronológico, estas memorias fanfarronas, irónicas y salpicadas de
anécdotas del oficio, así como de una retahíla de amores que forjaron su
fama de galán —muy al contrario de la discreción de Fernán-Gómez a
este respecto—, suponen también un documento de primera mano para
conocer su concepción de la escena». Puede verse su obra, Yo me bajo en
la próxima, ¿y usted? en www.youtube.com/watch?
v=pjcNKIkHMXc&feature=related.
Albert Boadella [46]: en su obra Memorias de un bufón (Madrid: Espasa
Calpe, 3001) hace unas interesantes reflexiones —según Olga Elwes—
«en torno al hecho teatral concebido siempre como experiencia colectiva
con finalidad lúdica, tal y como evidencia el decálogo de Els Joglars:
“individualista, asilvestrado, antidogmático, provocador, desconfiado, ir
siempre a la contra, desdeñar la fantasía, amar el mal gusto, fomentar los
enemigos, huir del teatro”» (pág. 162). Memorias de un bufón, pues,
«supone no solo un diario de viaje de la banda —el trabajo en grupo
queda exaltado y puesto de manifiesto en numerosas ocasiones (págs. 60,
420)— sino la exposición de unos principios artísticos engarzados en la
cotidianeidad y el vitalismo».
• Autores-escenógrafos
Francisco Nieva [47]: el dramaturgo manchego ha escrito la trayectoria de
su vida en Las cosas como fueron. Memorias (Madrid: Espasa Calpe,
2002). Según Olga Elwes, en nuestras Actas (anteriormente citadas), en
este volumen asistimos «no solo a la proclamación de unos principios
vitales y, por extensión, poéticos (el sueño, el delirio, lo operístico, lo
grotesco y lo sagrado) sino a un análisis detallado de los montajes de sus
obras tal y como refleja el episodio «Residencia en “el otro”» (págs. 379-
643). Explicación de símbolos y del imaginario personal del autor, la
extensa obra reconstruye un mapa vital que conjuga lo escrito, lo deseado
y lo soñado dado que, como nos dice el autor, «casi todo lo que se escribe
se ha tenido que vivir de un modo u otro. Surge siempre de una
experiencia de vida. Quizá en unos más que en otros (pág. 512)».
• Actores [48]
Teófilo Calle: Esta es la cuestión (Memorias de un actor) (Murcia:
Universidad de Murcia, 2000). Ver
www.diariocordoba.com/noticias/cultura/teofilo-calle-fallece-en-hospital-
reina-sofia_169902.html.
Adriano Domínguez Fernández: Memorias de un actor (Madrid: Dyrsa,
1984).
Paco Rabal: Si yo te contara. Memorias recogidas y ordenadas por
Agustín Cerezales (Madrid: Ediciones el País y Aguilar, 1994). Ver
es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Rabal.
Juan Jesús Valverde: Los pasos de un actor (Barcelona: Ariel, 2002).
Ver es.wikipedia.org/wiki/Juan_Jes%C3%BAs_Valverde.
• Actrices
Aunque felizmente son numerosas las actrices que se han decidido a
publicar sus historias de vida, señalaremos solamente algunos botones
de muestra [49].
a) En primer lugar, traeremos a colación algunos (pocos) textos
autobiográficos escritos por ellas mismas:
Ana Mariscal: según Dolores Romero López, en nuestras Actas
(anteriormente citadas), en Cincuenta años de teatro en Madrid (Madrid:
El Avapiés, 1984), la actriz madrileña «se nos presenta como una
excelente narradora del teatro que se representa en Madrid desde 1933
hasta 1983. Se trata de una visión panorámica de los escenarios
madrileños desde el punto de vista de una actriz. Afirma: “Trataré de
entrar en su propia médula, como hace un actor con su personaje, solo
eso, que no mi erudición, ni una labor crítica que me es ajena, le dará
singularidad” (pág. 11). Es la voz de la experiencia hecha historia. Una
voz que recuerda al tiempo que consulta la cartelera teatral madrileña en
el ABC. Es pues un relato autobiográfico muy bien informado al que la
actriz va trenzando su propia experiencia: su relación con Federico
García Lorca, la guerra, Benavente, Jardiel Poncela, la vida en las
compañías, así hasta los nuevos nombres: José Martín Recuerda, Antonio
Gala, Fernando Arrabal, Francisco Nieva. No hay datos de su vida
íntima, solo aquellos que tienen que ver con su profesión de actriz». Ver
es.wikipedia.org/wiki/Ana_Mariscal.
Mary Carrillo: según Dolores Romero López, en nuestras Actas
(anteriormente citadas), «a pesar de que Mary Carrillo parece que publicó
en 1991 un texto titulado Narraciones y memorias (Madrid: Editorial O.
M. Teatro, 1991)», el texto autobiográfico más accesible es Sobre la vida
y el escenario (Barcelona. Ediciones Martínez Roca, 2001). En este
volumen, la actriz toledana, profesional y vocacional, nos ofrece «un
texto muy reflexivo. A veces, la autora, que con estilo limpio y claro va
describiendo los hechos de su vida para la narración y reflexiona
abiertamente sobre qué es la memoria o qué son los recuerdos o qué es el
teatro. La narradora se siente actriz y madre, por igual. Incluso ya al final
nos confiesa que “Al teatro no le he dado mi vida, sino parte de mi
vida”» (pág. 250). El texto consta de seis apartados. Comienza con una
«Introducción» donde explica que, tras quedarse sorda, su memoria se
llena de recuerdos y acontecimientos y que ante tal carga su espíritu tuvo
que comenzar a escribir. La segunda parte, «De qué están hechos los
recuerdos», trata sobre su niñez en Toledo. «En las horas y los días que
nos tocan vivir» recuerda su adolescencia en Madrid y su primer contacto
con el mundo del teatro. En «Cumplir mi destino» recuerda su viaje
como actriz por Hispanoamérica, donde se casa con Diego Hurtado. En
«Yo era Marianela» describe su pasión por el teatro al tiempo que se hace
madre de cuatro criaturas. En «Estupendos locos» reflexiona sobre qué es
el teatro. Por último, en el capítulo sexto, «Nunca no», habla más de sus
hijas, profesional y afectivamente. Lo que destaca de este texto es que el
orden totalmente exterior de la cronología que sigue la narración se
muestra ilusorio ante las reflexiones que hace una mujer madura sobre la
memoria, el teatro, la maternidad. Este libro tiene un prólogo
extraordinario de Antonio Gala». Ver
es.wikipedia.org/wiki/Mary_Carrillo.
b) En segundo lugar, pondremos algunos ejemplos de escritos
autobiográficos de actrices, escritos por persona interpuesta
(periodistas, la mayoría de las veces). Aunque son numerosas las
memorias de estas artistas, nos referiremos solamente a dos:
Nuria Espert [50], una de las más grandes actrices españolas de la
actualidad, sin duda alguna, nos ha dejado testimonios de su larga y
fructífera vida teatral, de la mano del periodista Marcos Ordóñez, en unas
interesantísimas memorias, De arte y fuego. Memorias (Madrid: Aguilar /
Santillana, 2002) [51]. Ver es.wikipedia.org/wiki/N%C3%BAria_Espert.
Concha Velasco, de la mano del periodista Andrés Arconada, nos deja
retazos de su laboriosa vida en Concha Velasco. Diario de una actriz
(Madrid: T & B Editores, 2001). Como señala Andrés Arconada en la
introducción —según Dolores Romero López, en nuestras Actas
(anteriormente citadas)—, «a pesar de que el libro esté escrito en primera
persona, no fue idea de la protagonista, sino del autor y de la editorial al
comprobar que sus conversaciones —que han durado más de un año—
pudieran convertirse en un libro de confidencias de una actriz. Lo
descrito en el libro es lo que a un especialista en teatro le gustaría
encontrar en un libro de memorias de una actriz. Concha Velasco cuenta
su vida, desde que nació a la actualidad, pero no su vida afectiva, sino su
vida como cantante, como actriz de cine y de teatro, su relación con
directores de escena, con dramaturgo, actores nacionales e
internacionales, detalles sobre escenarios, maquillajes, obras, dineros,
repertorios, argumentos de obras, dificultades de la interpretación, etc. Es
un libro muy bien documentado, mejor documentado, diría yo, de lo que
la simple memoria puede retener de unos hechos acaecidos hace más de
cincuenta años. El libro, que cuenta con el visto bueno de la actriz, tiene
el prólogo de su amigo José Sacristán». Ver
es.wikipedia.org/wiki/Concha_Velasco.
Otros: la serie de personajes del teatro que plasmaron sus vivencias
podría seguir, pero con estos ejemplos el interesado podrá darse cuenta
de lo importante que pueden ser estos textos autobiográficos tanto para la
reconstrucción biográfica (de primera mano: con todas las ventajas y
desventajas que ello supone) de sus autores, como, paralelamente, para la
reconstrucción de la historia teatral y de la vida escénica.
5. TEATRO Y PRENSA
6. OTRAS CORRIENTES
1. LECTURA
2. ANÁLISIS
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
• ROMERA CASTILLO, JOSÉ (ed.), Teatro y memoria en la segunda mitad del siglo xx
(Madrid: Visor Libros, 2003, 582 págs.).
SELITEN@T
En España
GALICIA
LA RIOJA
MADRID
MURCIA
Murcia: Nieves Pérez Abad, «Del lado de allá: el teatro de Eduardo
Rovner en España de la mano del Aula de Teatro de la Universidad de
Murcia», en José Romera Castillo (ed.), Análisis de espectáculos
teatrales (2000-2016) (Madrid: Visor Libros, 2007, págs. 445-459) —
sobre el montaje de César Oliva y el propio autor argentino de Volvió una
noche (2004)—.
PAÍS VASCO
OTROS ESTUDIOS
AMÉRICA
EUROPA
[1] Cf. al respecto de César Oliva, «El teatro español en torno a la transición» y «El
teatro español a fin de siglo», en su obra, Teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis,
2003, págs. 219-299 y 301-334, respectivamente); así como «El teatro español en torno a
1975», «Entidad dramática de la transición política española (1975-1982)» y «La década
prodigiosa (1983-1992)» y «Los caminos del teatro español hacia el siglo XXI», en su obra,
La última escena (Teatro español de 1975 a nuestros días) (Madrid: Cátedra, 2004, págs.
37-60, 61-109, 111-182 y 183-264, respectivamente).
[2] En nuestra revista Signa, hemos dedicado una sección monográfica al teatro de este
periodo. Así, en Signa 9 (2000) se puede encontrar la sección Sobre teatro de los años
noventa, coordinada por José Romera Castillo (págs. 93-210) —que también puede leerse
en bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/13528399434915617422202/index.htm—,
con trabajos de José Luis Alonso de Santos, «El autor español en el fin de siglo» (págs. 97-
105); Antoni Tordera, «Rasgos de las dramaturgias jóvenes: dentro y fuera del texto»
(págs. 107-117); Margarita Almela, «Puestas en escena fin de siglo» (págs. 119-153); Íñigo
Ramírez de Haro, «El cutre-casposismo del teatro actual en España» (págs. 155-162); José
María Paz Gago, «Valle-Inclán y el teatro gallego» (págs. 163-179); Xosé Manuel
Fernández Castro, «¿Panorámica del teatro gallego de los noventa?» (págs. 181-203);
Guillermo Heras, «Teatro e identidad. Breves reflexiones sobre el conocimiento del teatro
latinoamericano en España» (págs. 205-210) y la pieza teatral de Juan Mayorga, Cartas de
amor a Stalin (págs. 211-255), que puede leerse también en www.uned.es/centro-
investigacion-SELITEN@T/pdf/emayorga.pdf o en
bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/13528399434915617422202/p0000003.htm#I
_15_.
[3] Cf. de José Romera Castillo, «Dramaturgos en los Seminarios Internacionales del
SELITEN@T», Don Galán (revista electrónica del Ministerio de Cultura) 1 (2011),
teatro.es/contenidos/donGalan/pagina.php?vol=1&doc=2_1 —también como «Los
dramaturgos y el SELITEN@T», en su libro, Pautas para la investigación del teatro
español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 335-381)—.
[4] Cf. el volumen autobiográfico de Antonio Gala, Ahora hablaré de mí (Barcelona:
Planeta, 2001) y el biográfico de José Infante, Antonio Gala, un hombre aparte (Madrid:
Espasa Calpe, 1994), etc. Su obra la hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de
José Romera Castillo, Con Antonio Gala (Estudios sobre su obra) (Madrid: UNED, 1996,
335 págs.; Aula Abierta n.º 100, con «Pórtico» de Antonio Gala). En el volumen, además
de una serie de aspectos generales e inéditos sobre su teatro, se incluyen trabajos
publicados con anterioridad: «Samarkanda, de Antonio Gala» (págs. 170-183); «Lo
coloquial en El Hotelito de Antonio Gala» (págs. 184-217); «Francia en el teatro de
Antonio Gala» (págs. 229-238); «Rosalía de Castro (una figura en su paisaje) de Antonio
Gala» (págs. 239-252); «Antonio Machado y Antonio Gala» (págs. 253-272); «Referencias
sobre Iberoamérica en la obra periodística de Antonio Gala» (págs. 281-299) y «Algunas
observaciones de Antonio Gala sobre las hablas andaluzas» (págs. 300-318).
Posteriormente he dedicado otros trabajos al estudio de su teatro: «Antonio Gala», en Kurt
y Theo Reichenberger (eds.), Siete siglos de autores españoles (Kassel: Reichenberger,
1991, págs. 351-353); «Sobre Antonio Gala», Cuadernos de Dramaturgia Contemporánea
(Alicante) 2 (1997), págs. 53-56 y «El teatro: Antonio Gala», en Francisco Rico (ed.),
Santos Sanz Villanueva y otros (coords.), Historia y crítica de la literatura española.
Época contemporánea: 1939-1975 (Barcelona: Crítica, 1999, Primer Suplemento 8/1,
págs. 675-678); «El buen humor (en el teatro) de Antonio Gala», en Marieta Cantos
Casenave y Alberto Romero Ferrer (eds.), La comedia española entre el realismo, la
provocación y las nuevas formas (1950-2000) (Cádiz: Universidad / Fundación Pedro
Muñoz Seca, 2003, págs. 213-224); «Análisis crítico», en Antonio Gala, El caracol en el
espejo (Madrid: Sociedad General de Autores y Editores, 2003, págs. 99-116; Colección
Teatrohomenaje, n.º 7) e «Historicidad en el teatro de Antonio Gala», en las Actas del
Congreso Internacional Antonio Gala y el arte de la palabra (Córdoba: Fundación Antonio
Gala / Universidad, 2011, págs. 209-237). Asimismo, he editado y prologado de Antonio
Gala las siguientes obras: Los verdes campos del Edén y El cementerio de los pájaros
(Barcelona: Plaza & Janés, 1986; Biblioteca Crítica de Autores Españoles, n.º 52); Carmen
Carmen (Madrid: Espasa-Calpe, 1988, Colección Austral, n.º 65; prólogo: págs. 9-44); Las
manzanas del viernes (Madrid: Espasa Calpe, 1999, Colección Austral, n.º 486; prólogo:
págs. IX-XXVII) y el libreto de la ópera, Cristóbal Colón (Madrid: Espasa-Calpe, 1990;
Colección Austral, n.º 138, prólogo: págs. 9-65). Conviene ver las reseñas de Irene Aragón
González sobre su obra, El caracol en el espejo (Signa, n.º 13, 2004: 573-576) y Ana
Padilla Mangas sobre José Romera Castillo, Con Antonio Gala (Estudios sobre su obra)
(Signa, n.º 6, 1997: 429-434).
[5] Para una bibliografía de Antonio Gala puede verse mi edición de Los verdes
campos del Edén y El cementerio de los pájaros (Barcelona: Plaza & Janés, 1986) y el
prólogo que he puesto a Cristóbal Colón (Madrid: Espasa Calpe, 1990)..
[6] Como teórico del teatro ha publicados dos obras imprescindibles para los
interesados en el tema: La escritura dramática (Madrid: Castalia, 1998) y Manual de
teoría y práctica teatral (Madrid: Castalia, 2007; con segunda edición en 2012).
[7] Con reseña de Ignacio del Moral, en Las Puertas del Drama 13 (2003), págs. 41-43
(también en www.aat.es/pdfs/drama13.pdf).
[8] En el «Estado de la cuestión 2: Sobre teatro de los años noventa», coordinado por
José Romera Castillo (págs. 93-255). Participó también en el curso, Del teatro al cine, que
tuvo lugar en el Centro Asociado a la UNED de Melilla (del 15 al 17 de octubre de 2001),
realizado bajo mi dirección.
[9] Con reseña de Ignacio del Moral, en Las Puertas del Drama 13 (2003), págs. 41-43
(también en www.aat.es/pdfs/drama13.pdf). Sobre las referencias bibliográficas señaladas
sintéticamente en este tema, puede verse la relación pormenorizada en la «Introducción» de
este volumen, así como en el Apéndice de este tema.
[10] Sobre las relaciones entre historia y novela remito, entre otros trabajos, a los de
György Lukács, La novela histórica (Barcelona: Grijalbo, 1976; con traducción de Manuel
Sacristán); Celia Fernández Prieto, Historia y novela: poética de la novela histórica
(Pamplona: EUNSA, 1998) y Kurt Spang, «Apuntes para una definición de la novela
histórica», en Kurt Spang, Ignacio Arellano y Carlos Mata (eds.), La novela histórica.
Teoría y comentarios (Pamplona: EUNSA, 1995, págs. 65-114). Cf. de José Romera
Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.), La novela histórica a finales del siglo XX
(Madrid: Visor Libros, 1996, 439 págs.), donde aparece el repertorio de José Romera
Castillo, «Selección bibliográfica sobre novela histórica» (págs. 427-439).
[11] El IX Seminario Internacional del Centro de Semiótica Literaria, Teatral y Nuevas
Tecnologías, en 1999, lo dedicamos al examen del tema, como puede leerse en el volumen
de José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.), Poesía histórica y
(auto)biográfica (1975-1999) (Madrid: Visor Libros, 2000).
[12] Con reseñas de Francisco Fernández Ferreiro, en Theatralia III (Vigo:
Universidade, 2000, págs. 483-488); Dolores Romero López, en Gestos 29 (2000), págs.
197-200; Emilia Cortés Ibáñez, en Signa 9 (2000), págs. 643-648 (también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa); M.ª Isabel Aboal Sanjurjo, en Monteagudo
(Murcia) 5 (2000, 3.ª época), págs. 209-213; Francisco Gullón de Haro, en Epos XVI
(2000), págs. 566-568 (también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS); Coral
García, en Rassegna Iberistica 71 (2001), págs. 58-60; Wilfried Floeck, en Iberoamericana
1.2 (2001), págs. 250-254; Karl Kohut, en Iberoamericana 1.3 (2001), págs. 271-273 y
Nancy J. Membrez, en Anales de la Literatura Española Contemporánea 27.1 (2002),
págs. 248-251.
[13] Cf. de Antonio Buero Vallejo, «Acerca del drama histórico», Primer Acto 187
(1980-1981), págs. 18-21 —recogido luego en Obras completas (Madrid: Espasa Calpe,
1994, vol. II, págs. 826-830)—. El insigne dramaturgo ha practicado el teatro histórico en
piezas como Un soñador para un pueblo (1958) —a la que me referiré después—; Las
Meninas (1960) —pieza publicada en Primer Acto 19 (1961); así como en Madrid: Alfil,
1968—, sobre Velázquez; El sueño de la razón (1970) —publicada en Primer Acto 117
(1970)—, sobre Goya; La detonación (1977) —publicada, junto con Las palabras en la
arena, por Ricardo Doménech, en Madrid: Espasa Calpe, 1993 y estrenada en el teatro
Bellas Artes de Madrid, en 1977, bajo la dirección de José Tamayo—, sobre Mariano José
de Larra, etc. .
[14] G. Lukács, La novela histórica (México: Era, 1977, pág. 22).
[15] Afirmación sobre la que reincidirá Ricardo Doménech (en El teatro de Buero
Vallejo, Madrid: Gredos, 1993, pág. 152): «Si desde un punto de vista preceptivo el
concepto de teatro histórico resulta extraordinariamente impreciso, este fenómeno de que
un pueblo, al encararse con su escenario, pueda encararse con su pasado histórico y, por lo
tanto, tomar conciencia histórica de sí mismo y de su destino a través de la acción catártica
que es peculiar al drama, nos parece, por el contrario, extraordinariamente preciso y
entendemos que sólo a partir de aquí la idea de teatro histórico puede tener una
significación coherente».
[16] Vid. entre otros trabajos de Alfonso Sastre, Drama y sociedad (Madrid: Taurus,
1956), La revolución y la crítica de la cultura (Barcelona: Grijalbo, 1970), Anatomía del
realismo (Barcelona: Seix Barral, 1974, 2.ª ed.º aumentada), Crítica de la imaginación
(Barcelona: Grijalbo, 1978), Prolegómenos a un teatro del porvenir (Hondarribia: Hiru,
1992), etc. Sastre practicó el género en obras como en M. S. V. o La sangre y la ceniza
(1965) —donde se evoca a Miguel Servet— y Crónicas romanas (1968) —publicadas
conjuntamente en Madrid: Cátedra, 1979—, Guillermo Tell tiene los ojos tristes (Madrid:
Escelicer, 1962), Ana Kleiber (Madrid: Escelicer, 1957), Los últimos días de Emmanuel
von Kant (Madrid: El Público Teatro, 1989), etc. Obras publicadas también por la editorial
Hiru de Hondarribia, etc.
[17] Por ejemplo, en el prólogo, «Unas palabras», a su obra, Pablo Iglesias (Sada, A
Coruña: Ediciós do Castro, 1984).
[18] Tanto cuando habla sobre su teatro —por ejemplo en Génesis de «El engañao»
(Versión dramática de la otra cara del imperio) (Salamanca: Universidad, 1979)— como
cuando lo hace sobre el de Rodríguez Méndez, como veremos luego. El granadino Martín
Recuerda ha escrito obras de teatro histórico como Las arrecogías del Beaterio de Santa
María Egipciaca (1970) —sobre Mariana Pineda—, El engañao (1972) —sobre San Juan
de Dios—, ¿Quién quiere una copla del Arcipreste de Hita? (Madrid: Escelicer, 1966), La
Trotski. La Trotski se va a las Indias (Sevilla: Editoriales Andaluzas Unidas, 1990), La
Caramba (Motril: Ingenio, 1996), El carnaval de un reino (Las conversiones) —sobre La
Celestina y Enrique IV de Trastámara, estrenada en 1983—, etc. Cf. las introducciones a
las ediciones de algunas obras, realizadas por Francisco Ruiz Ramón (ed.), Las salvajes de
Puente San Gil. Las arrecogías del Beaterio de Santa María Egiciaca (Madrid: Cátedra,
1977); Martha T. Halsey y Ángel Cobo (eds.), El engañao. Caballos desbocados (Madrid:
Cátedra, 1981) —muy especialmente la parte del prólogo de Martha T. Halsey, «El
engañao o el nuevo drama histórico de la posguerra» (págs. 27-50)—; José Monleón,
Cuatro autores críticos (Granada: Universidad, 1976), etc.
[19] Como ha hecho al referirse a su obra, El llanto del dragón (1974) —donde el
padre de Hitler dialoga con el cura rural de Braunan— y, sobre todo, en la nota preliminar
a La libertad esclava (Madrid: Eds. Antonio Machado, 1998) —en la que pone en escena
un encuentro entre Martín Lutero y Erasmo de Rotterdam—, pieza escrita en 1983 y
estrenada en 1987.
[20] Cf. el trabajo de Juan Antonio Ríos Carratalá, «El teatro histórico escrito por
mujeres (1975-1998)», en José Romera Castillo y F. Gutiérrez Carbajo (eds.), Teatro
histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs. 191-
203).
[21] Como expone el autor en «El Barroco como espejo del presente en mi mundo
creativo: influencias y desarrollo», en José Romera Castillo y F. Gutiérrez Carbajo (eds.),
Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs.
49-60).
[22] Cf. las intervenciones del dramaturgo en dos de nuestros Seminarios, «Como en
los mil espejos de Proteo. Una reflexión sobre mis personajes», en José Romera Castillo
(ed.), Teatro y memoria en la segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros, 2003,
págs. 23-39) y «Si en el asfalto hubiera margaritas, una tetralogía», en José Romera
Castillo (ed.), El personaje teatral: la mujer en las dramaturgias masculinas en los inicios
del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2009, págs. 43-62); así como los trabajos de Ángel-
Raimundo Fernández, «Doña Elvira, imagínate Euskadi, de Ignacio Amestoy: del pre-
texto al texto definitivo» y Pedro Barea, «Gernika y El Guernica en el teatro» —donde
estudia el Gernika. Un grito. 1937 (1995)—, en José Romera Castillo y F. Gutiérrez
Carbajo (eds.), Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor
Libros, 1999, págs. 181-189 y 583-594, respectivamente); Samuel Amell, «El teatro último
de Ignacio Amestoy: de la historia a la contemporaneidad», en José Romera Castillo (ed.),
Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 319-330);
Manuela Fox, «El terrorismo en el teatro de Ignacio Amestoy: de lo particular a lo
universal» (Signa, n.º 20, 2011: 59-77) y Mariano de Paco, «La confesión: textos para un
espectáculo», en José Romera Castillo (ed.), El teatro breve en los inicios del siglo XXI
(Madrid: Visor Libros, 2011, págs. 179-191) —donde se incluye uno de sus textos—.
[23] Cf. las reflexiones teatrales de otros autores como, por ejemplo, las de Alberto
Miralles, Nuevo teatro español: una alternativa cultural [aparece la palabra tachada] social
(Madrid: Villalar, 1977); Fermín Cabal y José Luis Alonso de Santos, Teatro español de los
80 (Madrid: Fundamentos, 1985), etc. Referencias en este sentido no faltan en los
«Anteprólogos» de los autores a las ediciones de sus obras, entrevistas, declaraciones, etc.
[24] Como puede leerse en el volumen de José Romera Castillo, Con Antonio Gala
(Estudios sobre su obra) (Madrid: UNED, 1996, págs. 65-66), al que remito para el análisis
de sus obras con referencias históricas y la pertinente bibliografía al respecto; así como en
el capítulo 4, «Antonio Gala: su teatro con referencias históricas», en su obra, Teatro
español entre dos siglos a examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 152-179).
[25] Tomo la cita de Antonio Gala, Texto y Pretexto (Madrid: Sedmay, 1977, pág. 276).
[26] Tomo la cita de Antonio Gala, Cuaderno de la Dama de Otoño (Madrid: Ediciones
El País, 1985, págs. 336-337).
[27] En «Los dramaturgos frente a la interpretación tradicional de la historia», Primer
Acto 187 (1980-1981), págs. 21-23. Cf. de José Romera Castillo, «El caso Hildegart: de la
vida al escenario», prólogo a Aurora, de Domingo Miras, en Teatro escogido (Madrid:
Asociación de Autores Teatrales, 2005, t. II, págs. 465-480) —también en su libro, Teatro
español entre dos siglos a examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 200-217)—; así como la
tesis de doctorado, realizada en la UNED bajo mi dirección, de André Mah, Aproximación
semiótica al teatro histórico de Domingo Miras y Aimé Césaire (1997), hasta el momento
inédita (pero que puede consultarse en nuestra web: www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T).
[28] Vid. al respecto lo apuntado en mi trabajo, «Sobre el teatro historicista (y dos
nuevas obras) de José María Rodríguez Méndez», en José Romera Castillo y Francisco
Gutiérrez Carbajo (eds.), Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid:
Visor Libros, 1999, págs. 141-169) y en mi prólogo a la edición de Reconquista (Guiñol
histórico) y La Chispa (Aguafuerte dramático madrileño) (Madrid: UNED, 1999); así
como el capítulo 2, «José María Rodríguez Méndez: un realismo historicista y crítico», de
mi obra, Teatro español entre dos siglos a examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 72-118).
Cf. además, entre otros trabajos, los de José Martín Recuerda, La tragedia de España en la
obra dramática de José María Rodríguez Méndez (Desde la Restauración hasta la
Dictadura) (Salamanca: Universidad, 1979); Gonzalo Jiménez Sánchez, El problema de
España. Rodríguez Méndez: una revisión dramática de los postulados del 98 (Salamanca:
Universidad Pontificia, 1998); la tesis de doctorado de Jorge Herreros Martínez, El teatro
de José María Rodríguez Méndez durante la dictadura de Franco (2009) —publicada con
igual título en Madrid: Fundación Universitaria Española, 2010, 465 págs.—, bajo la
dirección de Francisco Gutiérrez Carbajo y Ángel Berenguer, etc.
[29] En José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.), Teatro histórico
(1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs. 39-48).
[30] Cf. de Arnold J. Toynbee, Estudio de la historia (Madrid: Alianza, 1970, 3 vols.;
7.ª ed.º de 1991), traducción de su monumental A Study of History (1954). Amando C. Isasi
Angulo, al preguntarle al escritor sobre el asunto, este afirmaba conocer «todos los tomos
del Estudio de la Historia de Toynbee, pero que de poco le valen porque al escribir no se
acuerda demasiado del crítico inglés» (Diálogos del teatro español de la posguerra,
Madrid: Ayuso, 1974, págs. 258-259).
[31] Cf. al respecto la bibliografía que señalo en mi trabajo «Sobre el teatro historicista
(y dos nuevas obras) de José M.ª Rodríguez Méndez», en José Romera Castillo y F.
Gutiérrez Carbajo (eds.), Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid:
Visor Libros, 1999, págs. 141-169).
[32] Como constata Rodríguez Méndez en «Mi teatro historicista (la interpretación
histórica en el teatro)», en José Romera Castillo y F. Gutiérrez Carbajo (eds.), Teatro
histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs. 39-
48): «Es evidente que la generación a la que pertenezco ha escrito mucho teatro histórico o
historicista. Aquí quiero rendir un homenaje al fallecido e injustamente olvidado Carlos
Muñiz y su Tragedia del Serenísimo Príncipe don Carlos, por ejemplo. Y a mi querido
colega José Martín Recuerda y a sus Arrecogías del Beaterio de Santa María Egipciaca; al
maestro Buero con Un soñador para un pueblo y a Domingo Miras y a Luis Araújo y a
tantos otros. .
[33] Jerónimo López Mozo, «La historia en el teatro español», La Ratonera. Revista
Asturiana de Teatro 7 (enero, 2003), págs. 89-101 (también en www.la-
ratonera.net/numero7/n7_historia.html) y «¿Por qué escribo teatro histórico?», Primer Acto
280 (1999), págs. 24-25. Cf. de José Romera Castillo, el capítulo 3, «Jerónimo López
Mozo y su teatro: ante dos obras de corte histórico», en su libro, Teatro español entre dos
siglos a examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 119-151).
[34] Madrid: Cuadernos para el Diálogo, 1974, págs. 7-8.
[35] Cita tomada del trabajo de Alberto Miralles, «Escribir en libertad», Primer Acto
195 (1982), págs. 112-115 (para la cita, pág. 112).
[36] Publicado en Primer Acto 280 (1999), págs. 27-28 (pág. 28 para la cita).
[37] Cf. además de Eduardo Galán, «El Barroco como espejo del presente en mi mundo
creativo: influencias y desarrollo», en José Romera Castillo y F. Gutiérrez Carbajo (eds.),
Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs.
49-60).
[38] Publicado en Primer Acto 280 (1999), págs. 8-10 (págs. 9-10 para la cita).
[39] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Blas Sánchez
Dueñas, «Realidad histórica, comicidad y crítica irónica político-social en ¡Ay, Carmela!»
(Romera y Gutiérrez, eds., 1999: 417-430); Jerelyn Johnson, «Una aproximación al estudio
de las didascalias en ¡Ay, Carmela! de José Sanchis Sinisterra» (Romera y Gutiérrez, eds.,
1999: 431-437); Francisco Gutiérrez Carbajo, «Una representación fragmentada: Sangre
lunar, de Sanchis Sinisterra» (Romera, ed., 2007: 107-123) —bajo la dirección de Xavier
Albertí en el C.D.N. (2006)—; Simone Trecca, «Los niveles del humor en La raya del pelo
de William Holden, de José Sanchis Sinisterra» (Romera, ed., 2010: 415-431); Federico
Gaimari, «El traje de Arlequín en Flechas del ángel del olvido, de José Sanchis Sinisterra»
(Romera, ed., 2010: 295-307); María Pareja Olcina, «El personaje femenino en las obras El
lector por horas y Flechas del ángel del olvido, de José Sanchis Sinisterra» (Romera, ed.,
2009: 245-257); José Vicente Peiró, «Visitas a la conquista de América: la Trilogía
americana, de José Sanchis Sinisterra» (Romera y Gutiérrez, eds., 1999: 439-449) —sobre
Naufragios de Álvar Núnez, Lope de Aguirre, traidor y El retablo de Eldorado— y
Federico Gaimari, «Vacío y otras piezas breves del Teatro menor, de José Sanchis
Sinisterra» (Romera, ed., 2011: 425-440). Sobre sus obras llevadas al cine versan los
trabajos de Judit García-Quismondo García, «¡Ay, Carmela de Carlos Saura: ¿el poder de
la palabra?» (Romera, ed., 2002: 351-358) —sobre la adaptación cinematográfica de la
obra de Sanchis Sinisterra por el cineasta (1990)—; Francisco Gutiérrez Carbajo, «Algunas
adaptaciones fílmicas de teatro histórico (1975-1998)» (Romera y Gutiérrez, eds., 1999:
265-293) —donde se refiere a las películas de Josefina Molina, Esquilache (1998), basada
en la obra de Buero Vallejo, Un soñador para un pueblo; Las bicicletas son para el verano,
dirigida por Jaime Chávarri (1983), inspirada en la pieza de Fernando Fernán-Gómez y
¡Ay, Carmela!, dirigida por Carlos Saura, una adaptación de la obra de Sanchis Sinisterra
—.
[40] Cf. de José Romera Castillo, De primera mano. Sobre escritura autobiográfica en
España (siglo XX) (Madrid: Visor Libros, 2006)..
[41] Cf. la noticia-reseña del Seminario de Olga Elwes Aguilar, «Teatro y memoria en
la segunda mitad del siglo XX o las máscaras del yo en los textos dramáticos», ADE-Teatro
93 (2002), pág. 222; así como las reseñas de Francisco Javier Díez de Revenga, en Las
Puertas del Drama 15 (2003), págs. 40-42 (también en www.aat.es/pdfs/drama15.pdf);
Francisco Gullón de Haro, en Signa 13 (2004), págs. 593-595 (también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa); Sandra Álvarez de Toledo, en Epos XX/XXI
(2004-2005), págs. 478-480 (también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS); Luis
Miguel Fernández, en Moenia (Universidad de Santiago de Compostela) 10 (2005);
Candelaria Siles Reches, en Anales de la Literatura Española Contemporánea 31.2 (2006),
págs. 317 / 703-321 / 707 y L. Pascual Molina, en Analecta Malacitana XXIX.1 (2006),
págs. 330-335.
[42] Ver lo anotado anteriormente sobre su obra.
[43] A pesar de la existencia de otras ediciones anteriores —de 1990 y 1995 en la
Editorial Debate— hemos preferido estudiar en el SELITEN@T esta obra en los trabajos
de Samuel Amell, «Historia y memoria en la autobiografía española actual: la obra
memorialística de Fernando Fernán-Gómez» (Romera, ed., 2003: 119-129); Emilia Cortes
Ibáñez, «El mundo del teatro desde dentro (algunas claves): L. Escobar, F. Fernán-Gómez
y A. Marsillach» (Romera, ed., 2003: 421-436); M.ª Teresa García-Abad García, «El
tiempo, la historia y la memoria en Las bicicletas son para el verano, de Fernando Fernán-
Gómez» (Romera y Gutiérrez, eds., 1999: 409-416); Isabel Cristina Díez Ménguez, «La
adaptación cinematográfica del Lazarillo de Tormes, por Fernando-Fernán Gómez y José
Luis García Sánchez» (Romera, ed., 2008: 403-415) y Simone Trecca, «La palabra al
pícaro, Lázaro de Tormes (2000), de Fernando Fernán-Gómez y José Luis García Sánchez»
(Romera, ed., 2008: 575-584); José Antonio Pérez Bowie, «Noticias y reflexiones sobre la
adaptación cinematográfica de textos teatrales en escritos autobiográficos (Escobar,
Fernán-Gómez, Bardem, Sáenz de Heredia)» (Romera, ed., 2003: 171-186); Francisco
Gutiérrez Carbajo, «Algunas adaptaciones fílmicas de teatro histórico (1975-1998)»
(Romera y Gutiérrez, eds., 1999: 265-293) —se refiere a las películas de Josefina Molina,
Esquilache (1998), adaptación de la obra de Buero, Un soñador para un pueblo; Las
bicicletas son para el verano, dirigida por Jaime Chávarri (1983), de la pieza de Fernando
Fernán-Gómez y ¡Ay, Carmela!, dirigida por Carlos Saura, de la obra de Sanchis Sinisterra
—. Además de la reseña de Jorge Herreros Martínez sobre Francisco Gutiérrez Carbajo
(ed.), Fernando Fernán-Gómez, Las bicicletas son para el verano (Signa, n.º 20, 2011:
605-608) y la Memoria de Investigación (inédita), realizada bajo mi dirección, Escritura
autobiográfica de dramaturgos españoles actuales (Arrabal, Fernán-Gómez, Marsillach y
Boadella), de Juan Carlos Romero Molina (2005).
[44] Carola Fernán-Gómez actuó con Rambal y fue discípula de María Guerrero.
[45] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Juan Antonio
Hormigón, «Memoria de Marsillach» (Romera, ed., 2003: 131-140); Ana Suárez Miramón,
«Marsillach y los clásicos» (Romera, ed., 2003: 541-559); Anna Caballé, «Tres vidas y tres
escenografías (Adolfo Marsillach, Albert Boadella y Francisco Nieva)» (Romera, ed.,
2003: 159-170) y Emilia Cortes Ibáñez, «El mundo del teatro desde dentro (algunas
claves): L. Escobar, F. Fernán-Gómez y A. Marsillach» (Romera, ed., 2003: 421-436).
Además de la Memoria de Investigación (inédita), realizada bajo mi dirección, Escritura
autobiográfica de dramaturgos españoles actuales (Arrabal, Fernán-Gómez, Marsillach y
Boadella), de Juan Carlos Romero Molina (2005).
[46] Sobre Albert Boadella versan las investigaciones, realizadas en el seno del
SELITEN@T, de Alicia Molero de la Iglesia, «Albert Boadella: la vida por la obra, la obra
por la vida» (Romera, ed., 2003: 475-487); Anna Caballé, «Tres vidas y tres escenografías
(Adolfo Marsillach, Albert Boadella y Francisco Nieva)» (Romera, ed., 2003: 159-170) y
la Memoria de Investigación (inédita), realizada bajo mi dirección, Escritura
autobiográfica de dramaturgos españoles actuales (Arrabal, Fernán-Gómez, Marsillach y
Boadella), de Juan Carlos Romero Molina (2005).
[47] A cuya obra teatral nos hemos referido anteriormente.
[48] Cf. de Juan Antonio Ríos Carratalá, Cómicos ante el espejo. Los actores españoles
y la autobiografía (Alicante: Universidad, 2001); Manuel Román, Los cómicos. Vida y
anécdotas de los actores españoles más populares del siglo (Barcelona: Royal Books,
1995-96, 7 vols.), etc.
[49] Cf. al respecto el trabajo de una integrante del SELITEN@T, Dolores Romero
López, «Las actrices» (Romera, ed., 2003: 285-312) —un panorama, inserto en el trazado
por el grupo de investigación del SELITEN@T, de textos autobiográficos de diversas
actrices de teatro y cine—.
[50] Cf. de Duarte-Nuno Mimoso-Ruiz, «Del teatro de la memoria (El teatro y yo,
entrevista, Madrid, 1986) a las memorias del teatro (De aire y fuego, 2002): Nuria Espert»,
Signa 13 (2004), págs. 185-197 —donde se detiene en el análisis de la trayectoria teatral de
una de las más significativas actrices del teatro español actual—.
[51] Cf. de A. Rodrigo García y R. Romà, Nuria Espert (Barcelona: Nou Art Thor,
1989).
[52] Con reseñas de Mar Rebollo Calzada, en Las Puertas del Drama 19 (2004), págs.
36-38 (también en www.aat.es/pdfs/drama19.pdf); Irene Aragón González, en Epos
XX/XXI (2004-2005), págs. 481-483 (también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?
terms=EPOS); Francisco Gullón de Haro, en Signa 14 (2005), págs. 401-405 (también en
bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=029229) y Petra García Cerro, en Anales de
la Literatura Española Contemporánea 31.2 (2006), págs. 313 / 699-317 / 703. Cf. además
de José Romera Castillo, «Sobre teatro, prensa y nuevas tecnologías», en Fidel López
Criado (ed.), Literatura y periodismo. Estudios de Literatura Española Contemporánea (A
Coruña: Artabria —Grupo de Investigación de la Universidad de A Coruña— / Diputación
Provincial, 2006, págs. 323-336); así como «Sobre teatro y nuevas tecnologías», en su
libro, Teatro español entre dos siglos a examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 388-409).
[53] Así como de César Oliva, «El teatro español en torno a 1975», «Entidad dramática
de la transición política española (1975-1982)», «La década prodigiosa (1983-1992)» y
«Los caminos del teatro español hacia el siglo XXI», en su obra, La última escena (Teatro
español de 1975 a nuestros días) (Madrid: Cátedra, 2004, págs. 37-60, 61-109, 111-182 y
183-264, respectivamente).
[54] Como puede en los estados de la cuestión, realizados por José Romera Castillo,
indicados en varios lugares de este volumen, especialmente en la «Introducción».
[55] Una más amplia información sobre la metodología empleada puede verse en José
Romera Castillo, «Reconstrucción de la vida escénica en España (Un proyecto de
estudio)», en Beatriz Mariscal y Blanca López de Mariscal (eds.), Actas del XV Congreso
de la Asociación Internacional de Hispanistas «Las dos orillas» (México: Fondo de
Cultura Económica, 2007, vol. III, págs. 357-370) y en su libro, Pautas para la
investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 103-
137).
[56] Cf. además de Anita Viola, «Puestas en escena de obras de dramaturgas en la
cartelera de ABC de Madrid (2000)», Signa 21 (2011). págs. 395-415 (también en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/04702707659336506317857/047380.pd
f?incr=1).
[57] Cf. además de Valeria Maria Rita Lo Porto, «Puestas en escena de obras de
dramaturgas en la cartelera de ABC de Madrid (1990)», Signa 21 (2011), págs. 369-393
(también en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12715737554944883087402/047379.pd
f?incr=1).
[58] Cf. de José Romera Castillo, «Impulso al teatro iberoamericano en España», en
Maria Grazia Profeti (ed.), L’altra riva / La otra orilla (Florencia: Alinea, 2003, págs. 135-
160) —incluido como «Impulso al estudio del teatro Iberoamericano en Casa de América»,
en su obra, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en escena
(Madrid: UNED, 2011, 442-462)—.
[59] Cf. además de Alfredo Cerda Muños, «La crítica teatral tapatía en los noventa o de
cómo el público se ausentó del teatro», en José Romera Castillo (ed.), Teatro, prensa y
nuevas tecnologías (1990-2003) (Madrid: Visor Libros, 2004, págs. 345-352); Diccionario
bio-bibliográfico de dramaturgos jalicenses del siglo XX (Guadalajara, México:
Universidad de Guadalajara, 2005), etc.
[60] Cf. además el trabajo de María del Puerto Gómez Corredera, «El devenir del teatro
de Unamuno en Latinoamérica», Signa 16 (2007), págs. 365-389 (que también puede
leerse en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/68038318212481721976613/026021.pd
f?incr=1). Conviene añadir que bajo la dirección de Francisco Gutiérrez Carbajo se
defendió la tesis de doctorado, La aportación de José Tamayo al teatro español de la
segunda mitad del siglo XX (2012), de Juan Miguel Tévar Angulo, en la que hay
abundantes referencias a las puestas en escena del director granadino en diversos lugares
de América; así como la memoria de investigación (inédita), Lo grotesco en la industria
del espectáculo en Argentina, de Susana Trujillo Ros (2011).
[61] Volumen reseñado por Paola Bellomi en Signa 14 (2005), págs. 379-382 (también
en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/91383863090605165754491/029225.pd
f?incr=1). Cf. además de Coral García Rodríguez, «Teatro como representación: Mariana
Pineda a la italiana», en José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.), Teatro
histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs. 497-
502); «Confrontación de las puestas en escena españolas e italianas de la vanguardia teatral
española (1960-1976)», Salina (Tarragona) 16 (2002), págs. 193-202 y «El teatro español
de la segunda mitad del siglo XX en los escenarios italianos (1972-1997)», Signa 14 (2005),
págs. 213-238 (que también puede leerse en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/24660408902028506300080/029273.pd
f?incr=1).
[62] Cf. los trabajos de José Romera Castillo, «El teatro francés en algunos escenarios
españoles en la segunda mitad del siglo XIX y el SELITEN@T», en Stefano Torresi (ed.),
Francia e Spagna a confronto (Macerata, Italia: Edizioni Università di Macerata, 2010,
págs. 231-243) y «Algo más sobre la presencia del teatro de Alejandro Dumas (hijo) en
algunos escenarios españoles del siglo XIX», en M.ª Rosario Ozaeta et alii (eds.), Palabras
y recuerdos. Homenaje a Rosa María Calvet Lora (Madrid: UNED / Departamento de
Filología Francesa, 2004, págs. 193-203) —incluidos los dos, refundidos, como «El teatro
francés y Alejandro Dumas (hijo) en algunos escenarios españoles», en su obra, Pautas
para la investigación del teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011,
272-287)—.
[63] Cf. de Irene Aragón González, «El teatro español en Toulouse (1995-2002).
Estudio de la cartelera», en José Romera Castillo (ed.), Teatro, prensa y nuevas tecnologías
(1990-2003) (Madrid: Visor Libros, 2004, págs. 267-296). Además de «Eric-Emmanuel
Schmitt en España. Influencia de los medios en la recepción crítica», en José Romera
Castillo (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006,
págs. 331-352).
[64] Cf. además del autor, «Dos paradigmas de drama histórico contemporáneo: el
español Domingo Miras y el negroafricano Aimé Césaire», Epos XXII (2006), págs. 271-
280 (también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS).
[65] Codirigida con María Teresa Navarro Salazar. Con reseña de Ángeles Arce
Menéndez, en Signa 17 (2008), págs. 371-376 —también puede leerse en
bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html? Ref=029442—. Cf. además de Marina
Sanfilippo, «La narración teatral italiana entre lengua y dialecto», Epos XX-XXI (2004-
2005), págs. 221-233 (también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS); «Teatro di
Narrazione: algo más que una etiqueta», en José Romera Castillo (ed.), Tendencias
escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 769-785), etc. Vid.
asimismo el estado de la cuestión, en la sección monográfica, coordinada por Marina
Sanfilippo, «Oralidad y narración entre el folklore, la literatura y el teatro», en nuestra
revista Signa 16 (2007), págs. 11-164 —también en
bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/79184733329460617400080/index.htm—
donde aparece su trabajo, «El narrador oral y su repertorio: tradición y actualidad (págs.
73-95), que puede leerse también en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01316164200682749535680/025991.pd
f?incr=1.
[66] Con reseña de Julio E. Noriega, en Signa 16 (2007), págs. 593-596 (también en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/07037399722449317732268/026038.pd
f?incr=1).
[67] Sobre la zarzuela (de 1943) del maestro Pablo Sorozábal, con letra de Luis
Fernández de Sevilla y Anselmo C. Carreño.
[68] Cf. además las Actas de los otros Seminarios: José Romera Castillo et alii (eds.),
Ch. S. Peirce y la literatura, Signa 1 (1992) (también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa), Semiótica(s). Homenaje a Greimas (Madrid:
Visor Libros, 1994) y Bajtín y la literatura (Madrid: Visor Libros, 1995); Escritura
autobiográfica (Madrid: Visor Libros, 1993), Biografías literarias (1975-1997) (Madrid:
Visor Libros, 1998) y Poesía histórica y (auto)biográfica (1975-1999) (Madrid: Visor
Libros, 2000); La novela histórica a finales del siglo XX (Madrid: Visor Libros, 1996); El
cuento en la década de los noventa (Madrid: Visor Libros, 2001) y Literatura y multimedia
(Madrid: Visor Libros, 1997).
TEMA 9
DRAMATURGIAS FEMENINAS
Temario
1. Características.
2. Dramaturgas y obras más importantes.
3. La mujer en las dramaturgias masculinas.
1. CARACTERÍSTICAS
2.3. Dramaturgas
En este tercer ejemplo, nos vamos a fijar en una obra del heterodoxo
Fernando Arrabal (de cuya vida y obra el interesado podrá encontrar
información en Internet), Carta de amor (como un suplicio chino).
Conocemos varias ediciones de la pieza: la de la revista Estreno (n.º 27,
otoño, 2001); la de la Universidad de Alcalá (2002) —con edición de Ángel
Berenguer—; la de la editorial Hiru, compartida con …Y pusieron esposas a
las flores (2002) y en Primer Acto. Cuadernos de Investigación Teatral 295
(2002), págs. 23-39; la de Libros del Innombrable (2003), editada también
en 2002; la de la Fundación Autor-Sociedad General de Autores y Editores
(2004), en unión de Vuela hacia Cecilia. Hay traducción francesa, «Lettre
d’amour» suivi de «Claudel et Kafka» (Arles: Actes Sud, 2004) e italiana,
Carta de amor. Testo spagnolo a fronte (Roma: Datanews, 2005).
La pieza fue estrenada por el Centro Dramático Nacional, bajo la
dirección de Juan Carlos Pérez de la Fuente (2002), con gran éxito.
Como estudios sobre la obra, remitimos al volumen de José Romera
Castillo (ed.), El personaje teatral: la mujer en las dramaturgias
masculinas en los inicios del siglo XXI, ya mencionado, donde aparecen dos
trabajos sobre esta misma obra, que el interesado puede leer: el de Juan
Carlos Romero Molina, «Situación y contexto en Carta de amor, de
Fernando Arrabal» (Romera, ed., 2009: 283-297) y el de Simone Trecca,
«La madre, protagonista inestable de Carta de amor (como un suplicio
chino), de Fernando Arrabal» (Romera, ed., 2009: 299-309) [24].
Como señala Simone Trecca, «a este afortunado título Arrabal le
atribuye nada menos que dos subtítulos: el uno, señalado entre paréntesis
(como un suplicio chino), remite directamente al contenido y, en cierta
medida, a su estructuración dramática; el otro, monólogo [inédito] para una
actriz, que parece desarrollar simplemente una doble función para y
extratextual, tiene, asimismo, cierta trascendencia a la hora de interpretar la
obra y el personaje de la madre […] El título […] supone ya cierta
ambigüedad, puesto que no se trata realmente de una carta —solo en parte,
lo que la madre enuncia en la escena es de tipo epistolar y en cualquier caso
no está sacado de una, sino de diversas cartas, escritas en diversos
momentos de la historia evocada […]».
Prosigue: «la falta de referencia a la madre en el título y el subtítulo no
está, de hecho, compensada en el texto. La maternidad aparece únicamente
en las cartas que refiere la actriz y, claro, en el apelativo «hijo» que la
misma pronuncia varias veces; las partes habladas no se introducen nunca
con la indicación del nombre del personaje; ninguna de las pocas
acotaciones menciona directamente a la madre, optando en cambio por el
uso del sujeto implícito. Se ha querido ver esta pieza, con sincero
entusiasmo crítico, como el momento en que el dramaturgo le cede, por fin,
la palabra a la madre, pero es de extrañar, cuando menos, esta reticencia a
dejar una huella del término madre en los elementos paratextuales citados.
Las palabras de las cartas del hijo, leídas (en realidad recitadas de memoria)
en escena, no le corresponden, por supuesto, al autor en persona, sino a un
personaje sin nombre, cuya voz es un eco de la del protagonista antiguo del
autobiografismo arrabaliano […] Arrabal elige una estrategia de titulación
elusiva, que no permite, tanto antes como después de la recepción del texto,
pronunciarse con certeza».
«El título —continua Trecca— no denota el texto como carta, sino que
connota, quizá, el acto mismo de la escritura autógrafa, íntima y, por otra
parte, el calificativo de amor, relacionado con el suplicio en el subtítulo
entre paréntesis, supone que no se traten temas estrictamente amorosos, ni
que se utilice el tono monocorde del enamorado, sino que se presenten las
ambivalencias, las arrugas, los intersticios del discurso amoroso maternal y
filial. Tampoco es denotativo, como ya he venido anticipando, el subtítulo
monólogo para una actriz; a mi manera de ver se connota aquí otro aspecto
esencial: la corporeidad de la voz, el monólogo que se encarna en la mujer
que actúa, la palabra que se enuncia en la escena a través de un cuerpo
presente».
«El texto de Carta de amor —añade— no tiene la linealidad de un
monólogo, estando compuesto por partes con diferentes destinadores y
destinatarios y que suponen diversos canales de comunicación: cartas,
diario, conversaciones, llamada telefónica […]. La función de la madre, en
este sentido, es múltiple: por un lado, ella interviene como personaje teatral,
con su carácter y sus expectativas; por otro, es portavoz de palabras de
otros, especialmente del hijo, cuyas cartas, páginas de diario y
conversaciones lee, refiere y sobre todo recuerda; por último, es cuerpo
presente, el único agente físico en escena. Es importante subrayarlo porque
no siempre la acción de recordar o la forma de actuar responden a una
voluntad de la madre-personaje; más bien parecen depender de la
«estrategia ceremonial» elegida por el autor […], justificando en cierta
medida el uso del subtítulo monólogo para una actriz, donde con el término
actriz no se indica solamente a la profesional a la que está dedicada la obra
o que se haga cargo de su representación, sino sobre todo a la madre-
performer del texto teatral, actriz porque actúa, porque es cuerpo y voz de
un acto, de un discurso escénico».
Y termina: «en esta Carta de amor vuelve a aparecer, junto con la
memoria y la imaginación, un laberinto cuya puerta es accesible, al fin,
también para el personaje de la madre, un laberinto formado por recuerdos
y palabras “tatuados para siempre en la memoria”, donde cada uno,
siguiendo “el orden de la causalidad” alterado por su propia memoria,
recorrerá su propio camino: solo en ese laberinto es posible —que no cierto,
desde luego— un nuevo encuentro, entre los renglones del recuerdo». En
suma, estamos ante una recreación de la figura de una mujer-madre, todo lo
heterodoxa que se quiera, que, aunque posea además tintes autobiográficos,
Arrabal, siguiendo los rumbos de un peculiar teatro, construye y re-
construye con el fin de sembrar una fructífera semilla que nos haga
reflexionar y debatir.
La obra fue interpretada magníficamente por la actriz María Jesús
Valdés
ACTIVIDADES
1. LECTURA
2. ACTIVIDADES
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
ESTUDIOS GENERALES
OTRAS INVESTIGACIONES
[1] Cf. de José Romera Castillo, «Estudio de las dramaturgas en los Seminarios
Internacionales del SELITEN@T y en la revista Signa. Una guía bibliográfica», en Manuel
F. Vieites y Carlos Rodríguez (eds.), Teatrología. Nuevas perspectivas. Homenaje a Juan
Antonio Hormigón (Ciudad Real: Ñaque, 2010, págs. 338-357), incluido en sus Pautas
para la investigación... Como veremos después.
[2] Con reseñas de Estela Barreiros Novoa, en Signa 15 (2006), págs. 621-623
(también en bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=030386); Julia López Durán, en
Epos XXII (2006), págs. 459-461 (también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS)
y Margherita Bernard, en Anales de la Literatura Española Contemporánea 34.2 (2009),
págs. 288 / 674-294/680.
[3] NOTA: El interesado debe saber que toda la información bibliográfica (generada en
el SELITEN@T) que aparece, generalmente, en notas, no es obligatoria su consulta.
Asimismo, quien quiera profundizar en diversos autores, obras o aspectos, relacionados
con lo que se expone en este y otros temas, no tiene que consultar toda la bibliografía
reseñada en cada nota, sino, quizás, seleccionar una, dos o las entradas bibliográficas que
considere convenientes. Para facilitar la labor se constatan direcciones electrónicas de
algunos trabajos que están y pueden ser consultados en la red.
[4] Optativamente pueden leerse los trabajos sobre su obra, realizados dentro de las
actividades del SELITEN@T, de Gabriela Cordone, «Imposible masculinidad. Estrategias
espacio-temporales en Ulises no vuelve, de Carmen Resino», en José Romera Castillo (ed.),
Dramaturgias femeninas en la segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor
Libros, 2005, págs. 333-339); José Luis García Barrientos, «Dramatología del tiempo y
dramaturgias femeninas (Diosdado, Ortiz, Pedrero, Reina, Resino)», en José Romera
Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas en la segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo
(Madrid: Visor Libros, 2005, págs. 43-66); Nina Bosch Namaste, «Lo privado vs. lo
público: identidad en Personal e intransferible, de Carmen Resino», en José Romera
Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas en la segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo
(Madrid: Visor Libros, 2005, págs. 303-309); Isabel Díez Ménguez, «Espacio y tiempo en
Locas de amar, de Paloma Pedrero, Un maldito beso, de Concha Romero y …Son los otros,
de Carmen Resino», en José Romera Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas en la segunda
mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor Libros, 2005, págs. 341-350); Manuela
Fox, «El humor en el teatro último de Carmen Resino», en José Romera Castillo (ed,), El
teatro de humor en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2010, págs. 83-294);
Juan Antonio Ríos Carratalá, «El teatro histórico escrito por mujeres (1975-1998)», en José
Romera y Francisco Gutiérrez (eds.), El teatro histórico (1975-1998): textos y
representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs. 191-203) —con referencias a los
textos de El Presidente (1967), Nueva historia de la princesa y el dragón (1989) y Bajo
sospecha (1995)—; Virtudes Serrano, «El espacio y el tiempo de la mujer en la
dramaturgia femenina finisecular», en José Romera Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas
en la segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor Libros, 2005, págs. 95-
108) —con referencias a La recepción— e Isabel Díez Ménguez, «Acercamiento a la
bibliografía y trayectoria literaria del teatro histórico español (1975-1998)», en José
Romera y Francisco Gutiérrez (eds.), El teatro histórico (1975-1998): textos y
representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs. 297-307) —donde se citan las
ediciones de tres de sus obras: Nueva historia de la princesa y el dragón (1989), Teatro
breve. El oculto enemigo del profeta Schneider (1990) y Los eróticos sueños de Isabel de
Tudor (1992)—. Más la reseña de Fernando Almena sobre Virtudes Serrano (ed.), Carmen
Resino, Teatro diverso 1973-1992 (Signa 11, 2002, págs. 329-333, también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa) y la memoria de investigación (inédita), La
articulación del amor y el desamor en la obra de Paloma Pedrero, Carmen Resino y Pilar
Pombo, de María Dolores Puerta Agüero (2001), dirigida por Francisco Gutiérrez Carbajo.
[5] Optativamente pueden verse los trabajos, expuestos en los Seminarios
Internacionales del SELITEN@T, por Paloma Pedrero, «Mi vida en el teatro: Una
estrella», en José Romera Castillo (ed.), Teatro y memoria en la segunda mitad del siglo XX
(Madrid: Visor Libros, 2003, págs. 41-45) —reflexiones basadas, especialmente, en la
mencionada obra, escrita en 1990 y estrenada en 1998— y «El humor que no perdí», en
José Romera Castillo (ed.), El teatro de humor en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor
Libros, 2010, págs. 67-77) —donde se incluye, además, el monólogo La polla negra—.
[6] Optativamente pueden verse los trabajos, realizados dentro de las actividades del
SELITEN@T, de María Jesús Orozco Vera, «Claves de la memoria: espacios de la
intimidad en el teatro de Paloma Pedrero», en José Romera Castillo (ed.), Dramaturgias
femeninas en la segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor Libros, 2005,
págs. 497-507); Raquel García-Pascial, «Erotismo desde la perspectiva de género y puesta
en valor de la diversidad funcional en el teatro de Paloma Pedrero», en José Romera
Castillo (ed.), Erotismo y teatro en la primera década del siglo XXI (Madrid: Visor Libros,
2012, págs.151-162); Susana Báez Ayala, «La noche en el teatro de Paloma Pedrero», en
José Romera Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas en la segunda mitad del siglo XX:
espacio y tiempo (Madrid: Visor Libros, 2005, págs. 259-270) —sobre las obras que
integran el volumen Juego de noches. Nueve obras en un acto (1999, estrenadas entre 1985
y 1998)—; Michael Thompson, «“Un lugar atractivo e inquietante”: encuentros en el
parque en el teatro de Paloma Pedrero», en José Romera Castillo (ed.), Dramaturgias
femeninas en la segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor Libros, 2005,
págs. 565-576) —sobre dos obras cortas de Noches de amor efímero: Esta noche en el
parque y La noche que ilumina—; Lola Josa, «Espacio y tiempo dramático para el “re-
encuentro”: El color de agosto, de Paloma Pedrero», en José Romera Castillo (ed.),
Dramaturgias femeninas en la segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor
Libros, 2005, págs. 443-452); Isabel Díez Ménguez, «Análisis de la puesta en escena de En
el túnel un pájaro, de Paloma Pedrero», en José Romera Castillo (ed.), Análisis de
espectáculos teatrales (2000-2006) (Madrid: Visor Libros, 2007, págs. 315-326) —pieza
estrenada en La Habana, bajo la dirección de Pancho García (2003)— y «Espacio y tiempo
en Locas de amar, de Paloma Pedrero, Un maldito beso, de Concha Romero y …Son los
otros, de Carmen Resino», en José Romera Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas en la
segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor Libros, 2005, págs. 341-350);
John P. Gabriele, «Tres imágenes del terrorismo rememorado en el teatro español
contemporáneo: Antonio Buero Vallejo, Jerónimo López Mozo y Paloma Pedrero» (Signa
20, 2011, págs. 39-58, que puede leerse también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa) —sobre Jueces en la noche, El arquitecto y el
relojero y Ana el once de marzo, respectivamente— y Mariano de Paco, «La confesión:
textos para un espectáculo», en José Romera Castillo (ed.), El teatro breve en los inicios
del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2011, págs. 179-191) —donde analiza la pieza corta La
actriz rebelde—.
[7] Además de las memorias de investigación (inéditas), La articulación del amor y el
desamor en la obra de Paloma Pedrero, Carmen Resino y Pilar Pombo, de María Dolores
Puerta Agüero (2001), dirigida por Francisco Gutiérrez Carbajo; Estudio de algunas obras
de María Manuela Reina y Paloma Pedrero, de Gaëlle Canola (2008), defendida en
l’Université de Genève, Faculté des Lettres, Département des Langues et Littératures
Romanes, Unité d’espagnol, y Tiempo y espacio en el teatro de Lluïsa Cunillé: «Barcelona,
mapa de sombras» y «Après moi, le déluge», de Ana Prieto Nadal (2012), las dos dirigidas
por José Romera Castillo.
[8] Cf. optativamente otra de sus intervenciones en otro de los Seminarios
Internacionales del SELITEN@T, «Descaro y denuncia. Los personajes femeninos en la
obra de Michel Tremblay», en José Romera Castillo (ed.), El personaje teatral: la mujer en
las dramaturgias masculinas en los inicios del siglo XXI. (Madrid: Visor Libros, 2009, págs.
115-128) —sobre el dramaturgo canadiense y muy especialmente sobre su obra Las
cuñadas—; así como los estudios sobre su obra de Wendy-Llyn Zaza, «El ayer en el teatro
de hoy: la omnipresencia de la historia en el teatro de Itziar Pascual», en José Romera
Castillo (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006,
págs. 823-835); Gabriela Cordone, «Cuerpos reales y cuerpos virtuales en Pared, de Itziar
Pascual», en José Romera Castillo (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI
(Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 399-412); Susana M.ª Teruel Martínez, «Tres
dramaturgas del siglo XXI: Itziar Pascual, Laila Ripoll y Diana de Paco Serrano», en José
Romera Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas en la segunda mitad del siglo XX: espacio y
tiempo (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 801-811) —sobre su obra Varadas—; además de
Mariano de Paco, «La confesión: textos para un espectáculo», en José Romera Castillo
(ed.), El teatro breve en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2011, págs. 179-
191) —en el que se incluyó un texto breve de la autora—.
[9] Cf. optativamente el trabajo de Agnès Surbezy, «En busca de un futuro nuevo:
tradición, transgresión y transición en Las voces de Penélope, de Itziar Pascual», en José
Romera Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas en la segunda mitad del siglo XX: espacio y
tiempo (Madrid: Visor Libros, 2005, págs. 221-229).
[10] Optativamente puede verse el trabajo, expuesto en uno de nuestros Seminarios, de
Laila Ripoll, «Atra bilis y Perpetua la desmedida pasión de los ijares», en José Romera
Castillo (ed.), Erotismo y teatro en la primera década del siglo XXI (Madrid: Visor Libros,
2012, págs. 23-27) —sobre el tema en estas dos obras suyas—; además de los estudios
sobre su obra de Rossana Fialdini Zambrano y Kay Sibbald, «El “efecto de choque” en el
teatro breve de Laila Ripoll», en José Romera Casillo (ed.), El teatro breve en los inicios
del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2011, págs. 263-275) —sobre dos de sus obras: Once
de marzo (2006) y Pronovias (2006)—; Susana M.ª Teruel Martínez, «Tres dramaturgas
del siglo XXI: Itziar Pascual, Laila Ripoll y Diana de Paco Serrano», en José Romera
Castillo (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006,
págs. 801-811) —sobre El día más feliz de nuestra vida—; Isabelle Reck, «El teatro
grotesco de Laila Ripoll, autora», Signa 21 (2012), págs. 55-84 (también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa) y Virtudes Serrano, «El espacio y el tiempo de la
mujer en la dramaturgia femenina finisecular», en José Romera Castillo (ed.),
Dramaturgias femeninas en la segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor
Libros, 2005, págs. 95-108) —con referencias a su obra Unos cuantos piquetitos—.
[11] Cf. optativamente los estudios, realizados dentro de las actividades del
SELITEN@T, de Susanne Hartwig, «Ante los monstruos, la estética de feria en el teatro
contemporáneo», en José Romera (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI
(Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 211-223); Marco Canale, «Forma y política en el teatro
de Angélica Liddell», en José Romera Castillo (ed.), Tendencias escénicas al inicio del
siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 369-382); Coral García Rodríguez, «La
(com)pasión de Angélica Liddell o la imposibilidad del erotismo», en José Romera Castillo
(ed.), Erotismo y teatro en la primera década del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2012,
págs. 163-177) y «Teatro e Internet: diagnóstico terminal de una sociedad líquida (A. de
Santos, J. Campos, A. Liddell, D. de Paco y J. Escabias)», en José Romera Castillo (ed.),
Teatro e Internet en la primera década del siglo XXI (Madrid: Verbum, 2013, págs. 372-
387); Ana Vidal Egea, «Las Acciones en el teatro de Angélica Liddell», en José Romera
Castillo (ed.), El teatro breve en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2011, págs.
289-297) —donde aborda lo que la dramaturga denomina «acciones», el cometido de las
mismas y la significación que tienen dentro de su teatro—; Cristina Vinuesa Muñoz y
Sergio Cabrerizo Romero, «De una erótica impuesta (Angélica Lidell) a una erótica
mutilada (María Folguera)» (págs. 179-190), en José Romera Castillo (ed.), Erotismo y
teatro en la primera década del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2012); así como de
Emmanuelle Garnier, «El “espíritu de lo grotesco” en el teatro de Angélica Liddell», Signa
21 (2012), págs. 115-136 (también en cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa) y «De los
dos lados de la webcam: Venecia, una performance de Angélica Liddell», en José Romera
Castillo (ed.), Teatro e Internet en la primera década del siglo XXI (Madrid: Verbum, 2013,
págs. 403-419).
[12] También en Signa 21 (2012), se edita la sección monográfica Sobre teatro breve de
hoy y obras de dramaturgas en la cartelera madrileña (1990 y 2000), coordinada por José
Romera Castillo (págs. 199-415), donde se incluyen los trabajos de José Romera Castillo,
«Pórtico» (págs. 201-204); Isabel Cristina Díez Ménguez, «Bibliografía del teatro breve
español en los inicios del siglo XXI» (págs. 205-348); Juan Carlos de Miguel, «Los Pasos
apresurados, de Dacia Maraini» (págs. 349-367); Valeria Maria Rita Lo Porto, «Puestas en
escena de obras de dramaturgas en la cartelera de ABC de Madrid (1990)» (págs. 369-393)
y Anita Viola, «Puestas en escena de obras de dramaturgas en la cartelera de ABC de
Madrid (2000)» (págs. 395-415). Trabajos que pueden leerse también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa.
[13] Cf. su intervención en uno de nuestros Seminarios Internacionales, «Formas de
presencia del director en mis obras» (Romera, ed., 2007: 35-48) —sobre las puestas en
escena (conformidades y discordancias) de Óleo sobre lienzo y objeto encontrado, La
herida en el costado y Autorretrato doble—; así como el estudio de Antonia Amo Sánchez,
«La herida en el costado, de Pilar Campos Gallego: (H)istoria y tiempo en un drama
postmoderno» (Romera, ed., 2005: 175-186). Las referencias bibliográficas completas
pueden verse en las Actas de nuestros Seminarios, sobre el teatro, en la «Introducción» de
este volumen.
[14] Puede verse su intervención en uno de los Seminarios Internacionales del
SELITEN@T, «Reflexiones a partir de tres puestas en escena de mis obras» (Romera, ed.,
2007: 139-150) —sobre Quince peldaños, Como si fuera esta noche y Un horizonte
amarillo en los ojos—; así como en los trabajos de Monique Martinez Thomas, «Un lugar
estratégico, de Gracia Morales: hacia una transgresión de la postmodernidad» (Romera,
ed., 2005: 211-219) y Yolanda Ortiz Padilla, «Tres autores andaluces (Gracia Morales,
Tomás Afán y Antonio H. Centeno) despiertan al público» (Romera, ed., 2006: 735-748)
—con referencias a la obra Un lugar estratégico—.
[15] Con reseñas de Susana M.ª Teruel Martínez, en Epos 9 (2009), págs. 408-411
(también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS) y Federico Gaimari, en Signa 19
(2010), págs. 447-451 (también en bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=035533).
[16] Varios estudios, realizados en actividades del SELITEN@T, han versado sobre el
autor y su dramaturgia: Ángel-Raimundo Fernández, «Doña Elvira, imagínate Euskadi, de
Ignacio Amestoy: del pre-texto al texto definitivo», en José Romera Castillo y Francisco
Gutiérrez Carbajo (eds.), Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid:
Visor Libros, 1999, págs. 181-189); Samuel Amell, «El teatro último de Ignacio Amestoy:
de la historia a la contemporaneidad», en José Romera Castillo (ed.), Tendencias escénicas
al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 319-330); Pedro Barea, «Gernika
y El Guernica en el teatro», en José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.),
Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs.
583-594)
—donde estudia el Gernika. Un grito. 1937 (1995)—; Manuela Fox, «El terrorismo en el
teatro de Ignacio Amestoy: de lo particular a lo universal» (Signa 20, 2011, págs. 59-77,
también en cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa) y Mariano de Paco, «La confesión:
textos para un espectáculo», en José Romera Castillo (ed.), El teatro breve en los inicios
del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2011, págs. 179-191) —donde se recoge uno de sus
textos—.
[17] Para más datos sobre el autor puede verse el prólogo de José Romera Castillo a la
edición de dos de sus piezas, Combate de ciegos. Yo, maldita india... (Dos obras de teatro)
(Madrid: UNED, 2000; prólogo: págs. 9-24) —que puede leerse también en
www.uned.es/centro-investigacion-SELITEN@T/pdf/blmozo.pdf—, reseñada por Carmen
Perea González (Signa 11, 2002, págs. 317-320, también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa) y Virtudes Serrano, en Las Puertas del Drama
(Revista de la Asociación de Directores de Escena) 4 (2000), págs. 28-29 (también en
www.aat.es/pdfs/drama4.pdf). Cf. además de Laura López Sánchez, «La mujer en el teatro
de Jerónimo López Mozo: de La Infanta de Velázquez a Lady Macbeth», en José Romera
Castillo (ed.), El personaje teatral: la mujer en las dramaturgias masculinas en los inicios
del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2009, págs. 217-230).
[18] En lugar de referirse a su teatro, López Mozo se nos muestra como un fino,
riguroso y penetrante crítico teatral en «Chequeo al teatro español. Perspectivas [siglo
XXI]», en José Romera Castillo (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid:
Visor Libros, 2006, págs. 37-74); «Decorado y escenografía (de lo pintado a lo vivido)», en
José Romera Castillo (ed.), Análisis de espectáculos teatrales (2000-2006) (Madrid: Visor
Libros, 2007, págs. 125-137) —sobre la importancia de la escenografía en la escena
española actual—; «Cuando los personajes de papel suben al escenario: narrativa y teatro»,
en José Romera Castillo (ed.), Teatro, novela y cine en los inicios del siglo XXI (Madrid:
Visor Libros, 2008, págs. 187-202) —donde ofrece un extenso repertorio de relatos
trasvasados al teatro en España en el periodo estudiado—; «Cartografía madrileña de risas
(y sonrisas)», en José Romera Castillo (ed.), El teatro de humor en los inicios del siglo XXI
(Madrid: Visor Libros, 2010, págs. 95-117) —un repaso a la cartelera de la capital sobre el
teatro de humor en el s. XXI—; «El teatro breve, si bueno… (perspectivas: entre la obra de
arte y el gag)», en José Romera Castillo (ed.), El teatro breve en los inicios del siglo XXI
(Madrid: Visor Libros, 2011, págs. 127-155) —donde el dramaturgo traza un panorama
sobre el cultivo de esta tipología teatral en la España actual—; «Teatro y televisión: ¿un
matrimonio bien avenido?», en José Romera Castillo (ed.), Del teatro al cine y la televisión
en la segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros, 2002, págs. 157-169) e «Internet:
de herramienta útil a materia dramática», en José Romera Castillo (ed.), Teatro e Internet
en la primera década del siglo XXI (Madrid: Verbum, 2011, págs. 195-218). Así como su
participación en la mesa redonda sobre «Crítica de periódicos y cartelera», junto a Íñigo
Ramírez de Haro, Jorge Dubatti, Juan Ignacio García Garzón, Juan Antonio Vizcaíno y
Eduardo Haro Tecglen, en José Romera Castillo (ed.), Teatro, prensa y nuevas tecnologías
(1990-2003) (Madrid: Visor Libros, 2004, págs. 211-251).
[19] Cf. el volumen memorialístico de Victoria Kent, Cuatro años en París 1940-1944
(Madrid: Gañir, 2007); así como el estudio biográfico de Z. Gutiérrez Vega, Victoria Kent,
una vida al servicio del humanismo liberal (Málaga: Universidad, 2001).
[20] Puede verse el volumen memorialístico de Clara Campoamor, El voto femenino y
yo. Mi pecado mortal (Madrid: Horas y Horas, 2006); así como el estudio biográfico de M.
Á. Villena, Victoria Kent. Una pasión republicana (Barcelona: Random House /
Mondadori, 2007).
[21] Cf. además otro trabajo sobre la obra de Elena García Torres, «Teatro de la
memoria: Victoria Kent, Clara Campoamor y Las raíces cortadas, de Jerónimo López
Mozo», Signa 18 (2009), págs. 299-319 (también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa).
[22] La obra, junto con El arquitecto y el relojero y con El olvido está lleno de
memoria, pertenece a la llamada «Trilogía de la memoria histórica», cuyo objetivo es
rescatar de la desmemoria algunos sucesos de la guerra y de la dictadura, a través de
evocaciones y recuerdos dramatizados. Ha sido traducida al francés por David Ferré y
Christine Gagnieux y será publicada por Les Éditions de L’Armandier, de París. Se hizo
una lectura escenificada en el Centro Cultural Koldo Mitxelena, de San Sebastián, el día 20
de mayo de 2005. Por lo que concierne a la puesta en escena, Juan Antonio Hormigón, que
quería montar Las raíces cortadas con motivo del setenta aniversario del sufragio
femenino, refiere que alguna personalidad política recomendó que no se hiciera porque, en
su opinión, el trato que se daba a la cuestión no era políticamente correcto. Añado yo: ¡qué
horror que los políticos se metan donde no debieran!
[23] La obra de Jerónimo López Mozo ha merecido diversas investigaciones, dentro de
las actividades del SELITEN@T, además de las señaladas anteriormente, como las de
Eileen J. Doll, «La Infanta de Velázquez, de Jerónimo López Mozo y la intertextualidad
posmoderna», en José Romera Castillo (ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI
(Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 493-504) y «Banderitas americanas: terrorismo y
patriotismo en Bajo los rascacielos, de J. López Mozo» (Signa 20, 2011, págs. 119-139,
también en cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa); Laura López Sánchez, «La mujer en el
teatro de Jerónimo López Mozo: de La Infanta de Velázquez a Lady Macbeth», en José
Romera Castillo (ed.), El personaje teatral: la mujer en las dramaturgias masculinas en
los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2009, págs. 217-230); Raquel García
Pascual, «Sobre la puesta en escena de Guernica, de Jerónimo López Mozo, en el siglo
XXI», en José Romera Castillo (ed.), Análisis de espectáculos teatrales (2000-2006)
(Madrid: Visor Libros, 2007, págs. 343-359) —por Thalia Spanihs Theater, bajo la
dirección de Ángel Gil Orrios, en Nueva York (2000) y por la modesta representación
escolar en el IES Avempace de Zaragoza (2003)— y Pedro Barea, «Gernika y El Guernica
en el teatro», en José Romera Castillo (ed.), El teatro histórico (1975-1998): textos y
representaciones (Madrid: Visor Libros, 1999, págs. 583-594) —donde estudia la pieza
anteriormente reseñada—; John P. Gabriele, «Tres imágenes del terrorismo rememorado en
el teatro español contemporáneo: Antonio Buero Vallejo, Jerónimo López Mozo y Paloma
Pedrero» (Signa 20, 2011, págs. 39-58, también en cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa)
—sobre Jueces en la noche, El arquitecto y el relojero y Ana el once de marzo,
respectivamente—y Manuela Fox, «El teatro breve de Jerónimo López Mozo», en José
Romera Cartillo (ed.), El teatro breve en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros,
2011, págs. 299-313) —donde se hace un detallado análisis de las últimas producciones
breves del dramaturgo, demostrando que la brevedad nunca es sinónimo de simplificación,
sino más bien de densidad y concentración—. Además de la reseña de Virtudes Serrano
sobre Eileen J. Doll, El papel del artista en la dramaturgia de Jerónimo López Mozo:
juegos temporales e intermediales (Signa 19, 2010, págs. 419-422, también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa).
[24] Cf. también de Diego Santos Sánchez, «La estrategia ceremonial: Carta de amor
(como un suplicio chino), de Fernando Arrabal», en José Romera Castillo (ed.), Análisis de
espectáculos teatrales (2000-2006) (Madrid: Visor Libros, 2007, págs. 527-539). Además
de los trabajos, realizados también dentro de las actividades del SELITEN@T, de Pedro
Barea, «Gernika y El Guernica en el teatro», en José Romera Castillo y Francisco
Gutiérrez Carbajo (eds.), Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Madrid:
Visor Libros, 1999, págs. 583-594) —donde estudia su Guernica (1959)—; Raquel García-
Pascual, «Una escena por la igualdad. La temporada teatral 2007-2008 en el Théâtre de
l’Épée de Bois / Teatro Espada de Madera: representaciones en París y en Madrid del
Ciclo de Teatro de Humor Arrabal, Un enfant de la guerre fratricide», en José Romera
Castillo (ed.), El teatro de humor en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2010,
págs. 309-324) —sobre las puestas en escena de El arquitecto y el Emperador de Asiria, en
el teatro parisino (2007) y en el teatro madrileño (2008)— y Ángel Berenguer, «Fernando
Arrabal: el cine y la televisión», en José Romera Castillo (ed.), Del teatro al cine y la
televisión en la segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros, 2002, págs. 201-204).
Además de la tesis de doctorado de Coral García Rodríguez, La vida escénica del teatro
español del siglo XX en Italia (1960-1998), defendida en la UNED en 2000 —parte de ella
ha sido publicada en Italia bajo el título de Teatro español en Italia: Valle-Inclán, García
Lorca, Buero Vallejo, Sastre y Arrabal (Florencia: Alinea, 2003)— y de la memoria de
investigación (inédita), Escritura autobiográfica de dramaturgos españoles actuales
(Arrabal, Fernán-Gómez, Marsillach y Boadella), de Juan Carlos Romero Molina (2005),
ambas dirigidas por José Romera Castillo.
[25] Cf. de José Romera Castillo, «El Centro de Investigación de Semiótica Literaria,
Teatral y Nuevas Tecnologías», en su obra, Pautas para la investigación del teatro español
y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 21-45).
[26] Como puede verse además en otros trabajos de José Romera Castillo, «La escritura
(auto)biográfica y el SELITEN@T: Guía bibliográfica», Signa 19 (2010), págs. 333-369 —
también en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12476280980181621332679/035521.pd
f?incr=1) y «Literatura, teatro y nuevas tecnologías: investigaciones en el SELITEN@T
(España)», Epos XXVI (2010), págs. 409-420 (que también puede leerse en
congresosdelalengua.es/valparaiso/ponencias/lengua_comunicacion/romera_jose.htm).
[27] Hay referencias al tema en los artículos de José Romera Castillo, «Estudio del
teatro en la primera década del siglo XXI en el SELITEN@T», Don Galán 2 (2012, en
línea) y «Teatro en escena: un centro de investigación sobre la vida teatral en España»,
Teatro de palabras 6 (2012, págs. 175-201, en línea).
[28] Con reseñas de Estela Barreiros Novoa, en Signa 15 (2006), págs. 621-623
(también en www.cervantesvirtual/hemeroteca/signa); Julia López Durán, en Epos XXII
(2006), págs. 459-461 (también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS) y
Margherita Bernard, en Anales de la Literatura Española Contemporánea 34.2 (2009),
págs. 288 / 674-294/680.
[29] En el coloquio Septièmes Recontres de Théâtre Hispanique Contemporaine:
Trangresión y locura en las dramaturgas femeninas hispánicas contemporáneas (Toulouse,
Francia, 7-8 de abril de 2006). Publicado por Roswita / Emmanuel Garnier (eds.),
Transgression et folie dans les dramaturgies féminines hispaniques contemporaines
(Carnières-Morlanwelz, Bélgica: Lansman Éditeur, 2007).
[30] En el encuentro celebrado en Giessen (del 26 al 30 de septiembre de 2007) y
publicado por Wilfried Floeck et alii (eds.), Dramaturgias femeninas en el teatro español
contemporáneo: entre pasado y presente (Hildesheim, Alemania: Olms, 2008).
[31] Con reseñas de Susana M.ª Teruel Martínez, en Epos 9 (2009), págs. 408-411
(también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS) y Federico Gaimari, en Signa 19
(2010), págs. 447-451 (también en www.cervantesvirtual/hemeroteca/signa).
[32] En el artículo de Isabel Cristina Díez Ménguez, «Bibliografía del teatro breve
español en los inicios del siglo XXI» (págs. 205-348) pueden verse numerosas ediciones de
esta modalidad teatral, publicadas por dramaturgas.
[33] Cf. además los trabajos, entre otros, anteriormente citados, de José Romera
Castillo, «A tantas y a locas… de amar (Algunos ejemplos en la dramaturgia femenina
actual)», en Roswita / Emmanuelle Garnier (eds.), Transgression et folie dans les
dramaturgies féminines hispaniques contemporaines (Carnières-Morlanwelz, Bélgica:
Lansman Éditeur, 2007, págs. 21-36; Collection Hispania, n.º 10) —incluido en su libro,
Teatro español entre dos siglos a examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 233-249). También
puede leerse en portal.uned.es/portal/page?
_pageid=93,24003562,93_24003563&_dad=portal&_schema=PORTAL]— y «De la
historia a la memoria: recursos mitológicos y autobiográficos en algunas dramaturgas del
exilio», en Wilfried Floeck et alii (eds.), Dramaturgias femeninas en el teatro español
contemporáneo: entre pasado y presente (Hildesheim, Alemania: Olms, 2008, págs. 123-
137) —incluido en su libro, Teatro español entre dos siglos a examen (Madrid: Verbum,
2011, págs. 218-232). También puede leerse en portal.uned.es/portal/page?
_pageid=93,24003562,93_24003563&_dad=portal&_schema=PORTAL)—.
TEMA 10
EL TEATRO EN LOS INICIOS DEL SIGLO XXI
Temario
1. Tendencias escénicas.
2. Teatro de humor.
3. Teatro breve.
4. Teatro, cine y televisión.
5. Teatro musical.
6. Teatro y nuevas tecnologías.
7. Otras corrientes.
1. TENDENCIAS ESCÉNICAS
1.1. Panoramas
Como manifestación primera, quisiera dejar muy claro, que pese a todos
los avatares en los que se encuentra inmerso el teatro español actual, en la
creación teatral, en lo referido a lo textual, se puede sostener que, además
de dar valor a la palabra, al texto escrito, lo siguiente:
a) Que la literatura dramática tanto por calidad como por cantidad vive
un momento interesante, según se puede ver en las creaciones de
autores como, por ejemplo, José Sanchis Sinisterra, Juan Mayorga,
Sergi Belbel, Jordi Galcerán, José Ramón Fernández, Miguel del
Arco, etc.
b) Que la dramaturgia femenina tiene un gran auge en la creación
literaria teatral, aunque, por otra parte, su presencia en los escenarios
es todavía escasa. Nombres como Carmen Resino, Paloma Pedrero,
Lluïsa Cunillé, Angélica Liddell, Yolanda Pallín, Itziar Pascual, entre
otras, se inscriben en el parnaso teatral de nuestros días, como hemos
estudiado, por ejemplo. en nuestro proyecto europeo
DRAMATURGAE, a través de tres Congresos Internacionales [2].
c) Que, en estos últimos años, se están incorporando a la creación
literaria teatral una serie de jóvenes —como estudiamos en nuestro
Seminario XXIIII, Creadores jóvenes en el ámbito teatral
(20+13=33), en prensa— como Paco Bezerra, Diana I. Luque, María
Velasco, etc. Que, además de creer en la calidad del texto escrito,
siguen pautas de novedad y variedad tanto temática como
dramatúrgicamente..
Extraeremos, al respecto, algunas ideas señaladas, en uno de nuestros
Seminarios Internacionales del SELITEN@T, por el dramaturgo Jerónimo
López Mozo en «Chequeo al teatro español. Perspectivas», en el volumen,
que bien podría servir de guía básica en este tema, de José Romera Castillo
(ed.), Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI (Madrid: Visor Libros,
2006, págs. 37-74), ya que «La dramaturgia nacional de cualquier país está
íntimamente ligada a los contenidos de las obras que escriben sus
dramaturgos». Veamos algunas de sus ideas, aunque queden, a veces,
cambiadas de sitio. En principio, añadiría yo, podemos distinguir dos
tipologías de creadores.
• Paco Bezerra
Francisco Jesús Becerra Rodríguez (El Alquián, Almería, 1978), de
nombre artístico Paco Bezerra, es uno de los jóvenes dramaturgos que
descuellan en el panorama teatral español. Formado en la RESAD y en
el Laboratorio de Teatro William Layton, ha publicado y estrenado
diversas obras, por las que ha recibido numerosos premios, entre los que
cabe destacar el Calderón de la Barca (2007) y el Nacional de Literatura
en la modalidad de Literatura Dramática (2009), por Dentro de la tierra,
etc. Así como ha hecho incursiones como actor en el teatro y en el cine.
Sobre su dramaturgia, se señala en es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Paco_Bezerra&oldid=61812617: «En su obra nos encontramos
con un lenguaje poético, una estructura innovadora y una nueva forma
de abordar los temas actuales. Bezerra tiene la capacidad de crear
atmósferas inquietantes entre el humor que destaca en sus obras. Utiliza
el habla coloquial para crear el lenguaje conversacional de sus
personajes. Pero a su vez, las palabras pronunciadas por cada uno de
ellos sugieren más de lo que aparentan. Siente especial predilección por
dramaturgos tan dispares como Sófocles, García Lorca y Lluïsa Cunillé.
Su curiosidad literaria es amplia, y por ello recoge influencias desde
Grecia hasta de sus propios coetáneos. En su obra podemos hallar
también influencias de Valle-Inclán en cuanto a las referencias hacia
Andalucía y la acentuación de ese mundo rural y supersticioso, recursos
que Valle utiliza para la crítica de su Galicia natal. Los temas que
plantea en su obra son actuales: la homosexualidad, el machismo, la
vida en el campo almeriense, el cíberacoso sexual, la inmigración, entre
otros. Escribe sobre cosas que teme o se avergüenza, o sobre aquello
que tiene dudas. Solo entiende la realidad desde la imaginación, y en
sus obras suele mezclar la realidad con la ficción. No escribe teatro para
expresar su opinión sino para formular preguntas. Bezerra afirma
escribir para un público joven, de su edad».
Especialmente destaca su obra Grooming (Bilbao: Editorial Artezblai,
2012) —aunque escrita en 2008—, que fue estrenada con gran éxito en
el Teatro de la Abadía de Madrid, bajo la dirección del prestigioso José
Luis Gómez (el 1 de febrero de 2012) [8].
1.4.6. El público
2. TEATRO DE HUMOR
3. TEATRO BREVE
5. TEATRO MUSICAL
7. OTRAS CORRIENTES
1. LECTURA
2. ANÁLISIS
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
• OLIVA, CÉSAR: «Los caminos del teatro español hacia el siglo XXI», en su obra, La
última escena (Teatro español de 1975 a nuestros días) (Madrid: Cátedra, 2004,
págs. 183-264).
• ROMERA CASTILLO, JOSÉ (ed.): Tendencias escénicas al inicio del siglo XXI
(Madrid: Visor Libros, 2006).
— El personaje teatral: la mujer en las dramaturgias masculinas en
los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2009).
— El teatro de humor en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor
Libros, 2010).
— El teatro breve en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros,
2011).
— Erotismo y teatro en la primera década del siglo XXI (Madrid:
Visor Libros, 2012).
— Teatro e Internet en la primera década del siglo XXI (Madrid:
Verbum, 2013).
— (en prensa). Creadores jóvenes en el ámbito teatral (20+13=33).
• OLIVA, CÉSAR: «Los caminos del teatro español hacia el siglo XXI», en su obra, La
última escena (Teatro español de 1975 a nuestros días) (Madrid: Cátedra, 2004,
págs. 183-264).
SELITEN@T
Todo este apéndice es optativo. Como anejo final, presentamos una serie
de estudios bibliográficos, basados en lo realizado en el Centro de
Investigación de Semiótica Literaria, Teatral y Nuevas Tecnologías, que,
bajo mi dirección, ha llevado a cabo una labor extensa —como ninguna otra
institución hasta el momento— sobre el teatro en los inicios del siglo XXI.
Estados de la cuestión
Seminarios Internacionales
EROTISMO Y TEATRO
TEATRO E INTERNET
El volumen, publicado por José Romera Castillo (ed.), Teatro e Internet
en la primera década del siglo XXI (Madrid: Verbum, 2013, 556 págs.) [73],
se estructura en varias partes. La primera —tras la presentación de José
Romera Castillo, «Sobre teatro, Internet y el SELITEN@T» (Romera, ed.,
2013: 11-32)—, está dedicada a una serie de panoramas: Berta Muñoz
Cáliz, «Internet e investigación teatral. Fuentes en la red para la
investigación del teatro español de los siglos XX y XXI» (Romera, ed., 1013:
33-60); Miguel Ángel Pérez Priego, «El teatro medieval, enREDado y
enredoso, con unas apostillas sobre el teatro renacentista» (Romera, ed.,
2013: 61-69); Germán Vega García Luengos, «El gran teatro del Siglo de
Oro de la Red Mundial: realidades y proyectos» (Romera, ed., 2013: 70-
96); Julio Vélez y Juan Carlos Bayo Juve, «El Corpus Electrónico de Teatro
Breve Español (CORTBE): los autores dieciochescos» (Romera, ed., 2013:
97-107); Ana M.ª Freire, «El teatro de los siglos XVIII y XIX en Internet:
luces y sombras» (Romera, ed., 2013: 108-118); Pilar Espín Templado y
Gerardo Fernández San Emeterio, «Teatro lírico e Internet: ópera, zarzuela
y musicales. Presente y futuro en las nuevas tecnologías» (Romera, ed.,
2013: 119-139); Fernando Olaya Pérez, «La dramaturgia española actual en
castellano: algunas calas sobre la edición de sus textos en España y su
presencia en Internet» (Romera, ed., 2013: 140-153) y M.ª Isabel Lozano
Palacios, «Literatura dramática infantil y juvenil actual en Internet»
(Romera, ed., 2013: 153-168).
La segunda parte se dedica a reflexiones de dramaturgos: Luis Araujo,
«Un intento de escritura dramática global (El proceso de creación de Dios
está muy lejos)» (Romera, ed., 2013: 169-179); Diana de Paco Serrano,
«¿Una nueva protagonista? El papel de la red en nuestros textos
dramáticos» (Romera, ed., 2013: 180-194) y Jerónimo López Mozo,
«Internet: de herramienta útil a materia dramática» (Romera, ed., 2013:
195-218).
La tercera parte versa sobre nuevas modalidades teatrales: Teresa
López Pellisa, «Teatro de robots: actores mecánicos y digitales con alma de
software» (Romera, ed., 2013: 219-234); Isabel Marcillas, «Flashmobs: la
transformación de la dramaturgia a través de las redes sociales» (Romera,
ed., 2013: 235-249) y Rosana Murias Carracedo, «El crowdfunding: otra
forma de financiarse, ¿otra forma de hacer teatro?» (Romera, ed., 2013:
250-262).
La cuarta parte, se dedica al teatro en diversas zonas de España:
Rubén Chimeno Fernández, «Teatro asturiano: una visión (virtual) del
mundo» (Romera, ed., 2013: 263-275); Miguel Ángel Jiménez Aguilar, «La
contribución de Internet al fomento del teatro en Málaga durante la primera
década del siglo XXI» (Romera, ed., 2013: 276-291); Nerea Aburto
González, «Presencia del teatro vasco (Vizcaya/Bizkaia) en Internet (2000-
2009)» (Romera, ed., 2013: 292-306); Ricardo de la Torre Rodríguez, «La
presencia en Internet de compañías de teatro gallegas (2000-2009)»
(Romera, ed., 2013: 307-319) y Olivia Nieto Yusta, «Los escenógrafos de la
Compañía Nacional de Teatro Clásico e Internet» (Romera, ed., 2013: 320-
337).
Y la quinta parte se centra en el estudio de autores, obras y
espectáculos: Juan Ignacio García Garzón, «Internet como elemento
dramático (Grooming y Tras la puerta)» (Romera, ed., 2013: 339-344);
Alicia Casado Vegas, «La influencia de Internet en la fábula del teatro de
Aitana Galán y Paco Bezerra» (Romera, ed., 2013: 345-356); Mariángeles
Rodríguez Alonso, «Grooming o Alicia en el país de las ventanas
indiscretas. Del ciberespacio al escenario» (págs. 357-370); Coral García
Rodríguez, «Teatro e Internet: diagnóstico terminal de una sociedad líquida
(A. de Santos, J. Campos, A. Liddell, D. de Paco y J. Escabias)» (Romera,
ed., 2013: 372-387); Lourdes Bueno, «Juego de identidad en Internet: varias
propuestas dramáticas contemporáneas (A. Bueno, J. Escabias y J.P.
Heras)» (Romera, ed., 2013: 388-402); Emmanuelle Garnier, «De los dos
lados de la webcam: Venecia, una performance de Angélica Liddell»
(Romera, ed., 2013: 403-419); Simone Trecca, «El paradigma cibernético
en PCP, de Diana de Paco Serrano» (Romera, ed., 2013: 420-432); Ana
Sedano Solís, «José Ricardo Morales e Internet» (Romera, ed., 2013: 433-
447); Susana Báez Ayala, «Hipertextualidad y recepción: rizomas teatrales
de José Moreno Arenas» (Romera, ed., 2013: 448-462); María Jesús Orozco
Vera, Esto es lo que hay, espectáculo de Carmen Ruiz-Mingorance, sobre
las Pulgas dramáticas de José Moreno Arenas» (Romera, ed., 2013: 463-
477); «Sergio Cabrerizo Romero, «Sobre público y visualidad en los
entornos virtuales de relación, a través de Seedbed: failed.version (2011),
de Javi Moreno» (Romera, ed., 2013: 478-486); Martín Bienvenido Fons
Sastre, «Marcel·lí Antúnez y la sistematurgia: proyecto Membrana y el
actor expandido» (Romera, ed., 2013: 487-500); Enrique A. Mijares Verdín,
«Proyecto Twitter en la dramaturgia mexicana.com: un par de ejemplos
(Carlos Vigil y Richard Viqueira)» (Romera, ed., 2013: 501-513); Mariana
de Lima Muniz y Maurilio Rocha, «La relación de la presencia aurática del
actor y los vídeos del YouTube en la escena improvisada del espectáculo
Links» (Romera, ed., 2013: 514-521); Marina Sanfilippo, «Giacomo Verde:
la palabra tecnológica de un digital storyteller» (Romera, ed., 2013: 522-
532); María Ángeles Grande Rosales, «Realidades virtuales: Johannes
Birringer (2000-2006)» (Romera, ed., 2013: 533-545) y María José Sánchez
Montes, «Tecnología y performance: Johannes Birringer (2007-2011)»
(Romera, ed., 2013: 546-556).
[1] Cf. de José Romera Castillo, «Estudio del teatro en la primera década del siglo XXI
en el SELITEN@T», Don Galán 2, en línea:
teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum2/pagina.php?vol=2&doc=1_5.
[2] Cf. de José Romera Castillo (ed.), Dramaturgias femeninas en la segunda mitad del
siglo XX: espacio y tiempo (Madrid: Visor Libros, 2005); Roswita / Emmanuelle Garnier
(eds.), Transgression et folie dans les dramaturgies féminines hispaniques contemporaines
(Carnières-Morlanwelz, Bélgica: Lansman Éditeur, 2007, Collection Hispania, n.º 10) y
Wilfried Floeck et alii (eds.), Dramaturgias femeninas en el teatro español
contemporáneo: entre pasado y presente (Hildesheim, Alemania: Olms, 2008).
[3] Según López Mozo: «El premio fue creado en 1984 por el Instituto de la Juventud,
del Ministerio de Asuntos Sociales, por iniciativa de Jesús Cracio, entonces Director
Técnico del Área Teatral. Tras el breve paréntesis de 1994, en que no fue convocado,
desapareció definitivamente en 1996. Los ganadores fueron Sergi Belbel, con G/VW.
Caleidoscopios y faros de hoy (1985); Alfonso Plou, con Laberinto de cristal (1986);
Rafael González y Francisco Sanguino, con 013 Varios: informe prisión (1987); Íñigo
Reyzabal, con Le petit negre (1988); Maxi Rodríguez, con El color del agua (1989); Pablo
Ley, con Paisaje sin casas (1990); Antonio Álamo, con La oreja izquierda de Van Gogh
(1991); Juan García Larrondo, con Mariquita aparece ahogada (1992); Elio Palencia, con
Escindida (1993) y Borja Ortiz de Gondra, con Dedos (1995). Entre los finalista figuran
Antonio Onetti, Rodrigo García, Margarita Sánchez, Juan Mayorga, Adrián Daumás,
Francisco Ortuño, Yolanda Pallín y Rafael González».
[4] A lo que hay que añadir la multiplicación de premios teatrales; la numerosa edición
de textos (aunque siempre en menor cuantía que los poéticos y los de relatos —largos y
breves—), etc.
[5] Como señala López Mozo: «creado en 1984 por el INAEM, organismo dependiente
del Ministerio de Cultura, Guillermo Heras fue su director hasta su cierre en 1994. Su sede
estaba en la Sala Olimpia, que pasó a depender del CDN». Hoy ocupa el espacio el teatro
Valle-Inclán.
[6] Cuya obra hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Anne-Claire
Paillisse, «El tratamiento humorístico del personaje materno en Móvil, de Sergi Belbel y en
Aurora de Gollada, de Beth Escudé» (Romera, ed., 2010: 399-413). Además de la tesis de
doctorado de M.ª del Pilar Regidor Nieto, Textos teatrales de Sergi Belbel, Josep M.ª Benet
i Jornet, Ignacio del Moral y Jordi Sánchez y sus adaptaciones cinematográficas (1995-
2000) (2004) —inédita en versión impresa, aunque puede leerse en nuestra página web
www.uned.es/centro-investigacion-SELITEN@T/estudios_sobre_teatro.html—, dirigida
por Francisco Gutiérrez Carbajo.
[7] He editado su obra, Cartas de amor a Stalin (Signa, n.º 9, 2000: 211-255, que puede
leerse también en www.uned.es/centro-investigacion-SELITEN@T/pdf/emayorga.pdf). Su
teatro lo hemos estudiado en el SELITEN@T en los trabajos de Julio Checa Puerta,
«Últimos estrenos de Juan Mayorga, ¿un punto de inflexión en la escena madrileña
actual?» (Romera, ed., 2006: 383-397); Fernando Doménech Rico, «El retorno del
compromiso. Política y sociedad en el teatro último (Juan Mayorga y Ernesto Caballero)»
(Romera, ed., 2006: 505-517); Simone Trecca, «Terrorismo y violencia en La paz
perpetua, de Juan Mayorga» (Signa, n.º 20, 2011: 79-100); Ángela Cremonte, «Identidad,
lenguaje y traducción en Últimas palabras de Copito de nieve, de Juan Mayorga» (Romera,
ed., 2006: 413-426); Claire Spooner, «Las obras breves de Juan Mayorga: ¿Metáforas
visibles?» (Romera, ed., 2011: 315-331) —donde se detiene en algunas de sus obras:
Amarillo, Legión y La mano izquierda (protagonizadas por personajes ciegos que logran
ver más allá de lo visible) y La mala imagen— y Simone Trecca, «Buscando pasadizos: el
Teatro para minutos, de Juan Mayorga» (Romera, ed., 2011: 333-348) —donde examina
cómo el autor aboga por la trascendencia de un teatro menor, de un teatro para minutos, en
el que el espacio y el tiempo del texto y la escena vayan cargados de existencia, de
experiencia, de teatro, existiendo entre los textos unos «pasadizos» que el lector y/o el
espectador puedan descubrir y recorrer—. Además de las memorias de investigación
(inéditas), La obra dramática de Juan Mayorga, de Carmen de las Peñas Gil (2008) y
Análisis de las ideas políticas y filosóficas en algunas obras de Juan Mayorga, de
Francisco Fernández Ferreiro (2009), dirigidas por Francisco Gutiérrez Carbajo.
[8] Cf. de Juan Ignacio García Garzón, «Internet como elemento dramático (Grooming,
Tras la puerta y otros espectáculos)» (págs. 339-344); Alicia Casado Vegas, «Internet en el
teatro de Aitana Galán y Paco Bezerra» (págs. 345-356) y Mariángeles Rodríguez Alonso,
«Grooming o Alicia en el país de las ventanas indiscretas. Del ciberespacio al escenario»
(págs. 357-371), en José Romera Castillo (ed.), Teatro e Internet en la primera década del
siglo XXI (Madrid: Verbum, 2013).
[9] Cf. de Juan Ignacio García Garzón, «Internet como elemento dramático (Grooming,
Tras la puerta y otros espectáculos)», en José Romera Castillo (ed.), Teatro e Internet en la
primera década del siglo XXI (Madrid: Verbum, 2013, págs. 339-344).
[10] Cf. lo que señala sobre P. Bezerra y D.I. Luque, y las dos obras mencionadas,
Jerónimo López Mozo, «Internet: de herramienta útil a materia dramática», en José
Romera Castillo (ed.), Teatro e Internet en la primera década del siglo XXI (Madrid:
Verbum, 2013, págs. 195-218).
[11] Cf. lo señalado al respecto en el tema 8 de este volumen.
[12] Puede consultarse la Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales
de Titularidad Pública (www.redescena.net/lared/quienes_somos/index.php#faq1), que es
una asociación cultural sin ánimo de lucro, constituida en febrero del año 2000, en
convenio de Colaboración con el INAEM (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la
Música), Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Sus objetivos son los siguientes:
«Fomentar y potenciar la creación y formación de públicos en el ámbito de las artes
escénicas y musicales en España; garantizar la calidad y estabilidad en la programación de
los teatros y auditorios de titularidad pública, potenciando la cooperación y colaboración
entre ellos, así como con los circuitos de las Comunidades Autónomas; impulsar y
promover una estrecha, permanente y enriquecedora cooperación entre los diferentes
teatros, auditorios, circuitos y redes (públicos y privados), tanto nacionales como
internacionales; establecer vías de comunicación entre los diferentes agentes que
intervienen en el desarrollo de las políticas sectoriales del teatro, la música y la danza
(creadores, productores, distribuidores y gestores culturales) en la perspectiva del
mantenimiento y consolidación del sector; promover mecanismos de comunicación y
colaboración con el sector escénico y de la música de los países que conforman la
Comunidad Europea y los países Iberoamericanos; ayudar a las administraciones públicas
en el desarrollo técnico de la intervención y gestión en el ámbito de las artes escénicas y
musicales y colaborar con entidades como universidades, unidades de producción teatral y
musical, centros de formación, y especialmente, los Centros de Documentación Teatral y
Musical del Ministerio de Educación y Cultura, para facilitar la investigación e intercambio
de información sobre las artes escénicas […] Actualmente la Red Española de Teatros
cuenta con 131 asociados. Se trata de espacios de exhibición de artes escénicas de
titularidad pública de todo el territorio nacional. Dentro de esta cifra se incluyen los
principales teatros y auditorios del país. Además de 14 redes y circuitos de artes escénicas
de las comunidades autónomas y provinciales que a su vez aglutinan sus espacios
dependientes. Por lo que la Red reúne más de 450 espacios de exhibición públicos».
[13] Para más información sobre el tema puede el capítulo 9, «Teatro de humor y sus
alrededores», del volumen de José Romera Castillo, Teatro español entre dos siglos a
examen (Madrid: Verbum, 2011, págs. 251-263).
[14] Cf. especialmente el trabajo de Javier Huerta Calvo, «El lugar del teatro en la
poética de Mijail Bajtín» (págs. 81-93).
[15] Como puede verse en cualquier historia de nuestro teatro, como, por ejemplo, las
de Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro español (Madrid: Gredos, 2003, 2 vols.);
César Oliva, Teatro español del siglo XX (Madrid: Síntesis, 2002), El teatro desde 1936
(Madrid: Alhambra,1989) y La última escena (Teatro español de 1975 a nuestros días)
(Madrid: Cátedra, (2004); Víctor García Ruiz (2006), La comedia burguesa y el teatro de
humor (en liceus.com), etc.
[16] César Oliva, en La última escena. Teatro español de 1975 a nuestros días)
(Madrid: Cátedra, 2004, pág. 44), señala la diferencia entre el teatro cómico y el teatro de
humor de esta época: el primero «se basa en una estructura convencional, salpicada de
elementos verbales», mientras que el segundo, «sin obviar el ingenio lingüístico, se apoya
decididamente en una más o menos atrevida situación escénica».
[17] Cf. de José Romera Castillo, «Los dramaturgos del otro 27 (el del humor)
reconstruyen su memoria», en su obra, De primera mano. Sobre escritura autobiográfica
en España (siglo XX) (Madrid: Visor Libros, 2006, págs. 99-126).
[18] Patrice Pavis, en su Diccionario del teatro (Barcelona: Paidós, 1983, págs. 76-81),
define lo cómico del modo siguiente: «Lo cómico no se limita al género de la comedia; es
un fenómeno que podemos aprehender desde diferentes ángulos y campos. Como
fenómeno antropológico, responde al instinto del juego, al gusto del hombre por la broma
y la risa, a su facultad de percibir aspectos insólitos y ridículos de la realidad física y
social. Como arma social, ofrece al ironista los medios para criticar su entorno, para
ocultar su oposición a través del ingenio o de una farsa grotesca. Como género dramático,
centra la acción en torno a conflictos y peripecias que testimonian la inventiva y el
optimismo humanos ante la adversidad». Después señala los principios, las formas y los
procedimientos cómicos. No indica nada respecto al teatro de humor.
[19] «Cartografía madrileña de y risas (y sonrisas), en José Romera Castillo (ed.), El
teatro de humor en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2010, págs. 95-117).
[20] Desde que en 1996, después de pasar por numerosas manos, se hiciera cargo de su
gestión la compañía Yllana, se ha convertido en el templo madrileño del teatro de humor.
[21] Cf. de Juan A. Ríos Carratalá, «El monólogo cómico en España: del plató al
escenario», en José Romera Castillo (ed.), El teatro de humor en los inicios del siglo XXI
(Madrid: Visor Libros, 2010, págs. 143-163), donde estudia este formato breve, que, por
una operación empresarial y mediática, compatible con los escenarios y los platós
televisivos, goza de un gran éxito de público en la España actual.
[22] Espectáculo estudiado —añado yo— en uno de nuestros Seminarios
Internacionales por Verónica Azcue Castillón, «Pero… ¿dónde está la obra? En un lugar de
Manhattan y el concepto de teatro de Cervantes», en José Romera Castillo (ed.), Análisis
de espectáculos teatrales (2000-2006) (Madrid: Visor Libros, 2007, págs. 255-265).
[23] Cf. los estudios de Guadalupe Soria Tomás, «Últimas propuestas escénicas de
Matarile Teatro» (págs. 541-554) y Óscar Cornago, «Teatro de ideas / teatro de acción: el
“ensayo” como género teatral o las resistencia de la palabra» (págs. 49-75) —donde se
refiere a Matarile Teatro—, en José Romera Castillo (ed.), Análisis de espectáculos
teatrales (2000-2016) (Madrid: Visor Libros, 2007).
[24] El método Grönholn se estrenó en el teatro Marquina en 2003; Almacenados, en el
Fígaro en 2005; La vida en chándal, en la sala Lagrada en 2005.
[25] Y cita «algunos títulos que orientan bastante sobre la imaginación de sus autores y
sus contenidos: Confesiones sexuales de un solateras, 23 centímetros (en alusión a la
longitud del miembro viril en erección), Confesiones del pene, 5mujeres.com, Gilipollas
sin frontera, Elogio de la masturbación, Esperando a Godoy, Vida sexual del español
medio, Pandilla de mamones y 5gays.com».
[26] Con reseñas de Susana M.ª Teruel Martínez, en Epos XXVI (2010), págs. 408-411
(también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS); Laura Demonte, en Signa 20
(2011), págs. 641-643 (también en bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html); José Antonio
Llera, en Don Galán. Revista de Investigación Teatral 1 (2011) —publicada por el
Ministerio de Cultura, en línea: http://teatro.es/contenidos/donGalan/pagina.php?
vol=1&doc=2_1— y Susana M.ª Teruel Martínez, «La dramaturgia breve en los albores del
siglo XXI», Monteagudo (Universidad de Murcia) 17 (2012, 3.ª época), págs. 251-254.
[27] Cf. el n.º 21 (2012) de nuestra revista Signa, en el que se edita la sección
monográfica Sobre lo grotesco en autoras teatrales de los siglos XX y XXI, coordinada por
Raquel García-Pascual (págs. 11-197) —que puede leerse también en
bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0692517115595924091046/index.htm—.
[28] Para más información sobre el tema pueden verse los epígrafes correspondientes
en dos libros de José Romera Castillo, Teatro español entre dos siglos a examen (Madrid:
Verbum, 2011, págs. 307-327) y Pautas para la investigación del teatro español y sus
puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 61-62).
[29] El volumen se estructura en dos grandes apartados. El primero, «Sobre el cuento»
(págs. 31-635), se haya fraccionado en diferentes secciones: sobre el cuento (en) español
(estudios panorámicos, mujeres y cuentos, análisis de autores y obras y cuentos de cine y
cine de cuentos), relatos breves en diversas lenguas y aspectos teóricos; y el segundo,
«Sobre el microrrelato» (págs. 637-742), se divide, a su vez, en varios apartados:
Panoramas y análisis de obras, así como aspectos teóricos. Reseñado por Francisco E.
Puertas Moya, en Epos XVII (2001), págs. 491-194 y Olga Elwes Aguilar, en Epos XVIII
(2002), págs. 558-560 (las dos pueden leerse también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?
terms=EPOS); Irene Aragón González, en Signa 11 (2002), págs. 335-340 (también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa); Mercedes Carballo-Abengózar, en Bulletin of
Hispanic Studies 80.2 (2003), págs. 282-283 y Felipe Díaz Pardo, en Anales de la
Literatura Española Contemporánea 29.1 (2004), págs. 353-356. Las Actas se completan
con los dos trabajos de los investigadores, pertenecientes a nuestro Centro de Investigación
(expuestos en el Seminario Internacional), Felipe Díaz Pardo, «Reseñas de cuentos
aparecidas en los diarios ABC (ABC Cultural) y El País (Babelia) 1991-1995» y Francisco
Linares Valcárcel y Dolores Romero López, «Reseñas de cuentos aparecidas en los diarios
ABC (ABC Cultural) y El País (Babelia) 1996-1999», Signa 11 (2002), págs. 71-111 y 113-
161, respectivamente (también en cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa).
[30] Con reseñas de Manuel F. Vieites, en ADE-Teatro 137 (2011), pág. 316; Laura
Rivero, en Signa 21 (2012), págs. 771-775 (que también puede leerse en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/46815731704575728500080/047408.pd
f?incr=1); Laeticia Rovecchio, en Anagnórisis 5 (2012), págs. 155-162
(http://www.anagnorisis.es/pdfs/n5/rovecchio_anton(155-162)resena_n5.pdf) y Coral
García Rodríguez, en Don Galán. Revista de Investigación Teatral (Ministerio de
Educación, Cultura y Deportes) 2 (2012), en línea:
teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum2/pagina.php?vol=2&doc=7_3.
[31] Como puede verse, por ejemplo, en Javier Huerta Calvo (ed.), Historia del teatro
breve en España (Madrid: Iberoamericana, 2008).
[32] «El teatro breve, si bueno… (perspectivas: entre la obra de arte y el gag», en José
Romera Castillo (ed.), El teatro breve en los inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros,
2011, págs. 127-155).
[33] Cf. de José Ramón Fernández, uno de los autores que ha cultivado el género, su
intervención en nuestro Seminario, «Teatro breve como primer apunte y como trabajo en
común. Algunas experiencias personales (2000-2010)» (Romera, ed., 2011: 63-77) —
donde repasa su trayectoria creativa en este ámbito tanto individualmente como en
compañía—.
[34] Añadiré que al tema hemos dedicado en nuestra revista Signa 20 (2011), la sección
monográfica Sobre teatro y terrorismo, coordinada por Manuela Fox (págs. 11-165) —
también en
bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12941652149047162210435/index.htm—.
[35] Los textos fueron publicados por la Asociación de Autores de Teatro en 2001 y
han sido estudiados en el SELITEN@T, como podrá verse luego.
[36] «La representación de Once voces contra la barbarie del 11-M tuvo lugar el 11 de
marzo de 2005 en los siguientes teatros: La Abadía, Pavón, María Guerrero, Círculo de
Bellas Artes, Sala Cuarta Pared y, de forma conjunta, Español. La ficha técnica es:
Dirección: Adolfo Simón. Autores: Ignacio Amestoy, Ana Diosdado, Yolanda Dorado,
Raúl Hernández Garrido, Juan Alberto López, Jerónimo López Mozo, Yolanda Pallín,
Paloma Pedrero, Margarita Reiz, Laila Ripoll y Julio Salvatierra. Los textos fueron
publicados por Fundación Autor en 2006. La representación de Grita: ¡Tengo Sida! tuvo
lugar el 1 de diciembre de 2005. La ficha técnica es: Idea y dirección: Adolfo Simón. Entre
los autores figuran Ángel Abascal, Eduardo Alonso, José Luis Alonso de Santos,
Inmaculada Alvear, Ignacio Amestoy, Luis Araujo, Carlos Be, Antonia Bueno, Ernesto
Caballero, Eusebio Calomge, Jesús Campos, Encarna de las Heras, Manuel de Pinedo,
Ignacio del Moral, Yolanda Dorado, Juana Escabias, Carlos Etxeba, Luis Miguel González
Cruz, Guillermo Heras, Raúl Hernández, Eva Hibernia, Jerónimo López Mozo, Domingo
Miras, Vicente Molina Foix, Pedro Montalbán, Gracia Morales, Francisco Nieva, Borja
Ortiz de Gondra, Itziar Pascal, Luz Peña Tovar, Rosa Regás, Margarita Reiz, Maxi
Rodríguez, Susana Sánchez, Adolfo Simón, Pedro Villora y Alfonso Zurro. Los textos
fueron publicados por la Universidad Complutense de Madrid en 2006. La representación
de Un minuto de teatro tuvo lugar el 26 de marzo de 2010 en la sala La Puerta Estrecha.
Ficha técnica: Dirección: Adolfo Simón. Autores: Ángel Abascal, Luis Araujo, Carlos Be,
María Cabrera, Raquel Calonge, Juan Cerbatano, Alejandro Céspedes, Maite Celendrón,
Federico Farano, Ernesto García, Nico Grijalba, Guillermo Heras, Juan Antonio Marigil,
Ana Martín Puigpelat, María Eugenia Matamala, Vanessa Montfort, Yau Nazca y Adolfo
Simón», según López Mozo.
[37] «Las jornadas tuvieron lugar del 3 al 6 de mayo de 2004 y las obras fueron
encargadas a Juan Mayorga, José Ramón Fernández, Jerónimo López Mozo e Ignacio
Amestoy».
[38] Según el dramaturgo, «Tras las tocas fue estrenada el 1 de abril de 2002 en el
teatro de Las Aguas. Las autoras de los textos son: Itziar Pascual, Esperanza de la
Encarnación, Ana Casas, Margarita Reiz y Antonia Bueno».
[39] Dictadura-Transición-Democracia fue estrenada el 8 de abril de 2010 en el Teatre
Lliure (Barcelona).
[40] De los veintiún autores seleccionados, según López Mozo, «veinte han
desarrollado la mayor parte de su labor en el último tercio del siglo pasado: son Fernando
Martín Iniesta, Alberto Miralles, Jerónimo López Mozo, Carmen Resino, Ana Diosdado,
Domingo Miras, Jesús Campos, José Luis Alonso de Santos, José Sanchis Sinisterra,
Ignacio Amerstoy, Concha Romero, Pilar Pombo, Ernesto Caballero, Paloma Pedrero,
Antonio Onetti, Ignacio García May, Juan Mayorga, Raúl Hernández Garrido, Itziar
Pascual y Laila Ripoll». Además de «Diana de Paco, que inició su andadura creativa en
1998. Sin embargo, si atendemos a las fechas en que fueron escritas las obras incluidas,
unas seis corresponden a la década de los noventa y, cinco, al periodo comprendido entre
2000 y 2002».
[41] Cf. de José Romera Castillo, el capítulo 17, «Sobre teatro, cine y otros media en
España en los inicios del siglo XXI», de su libro, Teatro español entre dos siglos a examen
(Madrid: Verbum, 2011, págs. 353-385); así como el capítulo 2, epígrafe 2.2, «Teatro y
multimedia», de su libro, Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en
escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 68-73).
[42] Cf. la crónica sobre el citado Seminario de José Romera Castillo en ADE-Teatro
88 (2001), págs. 233-234; así como las reseñas de la redacción de Cuadernos Escénicos 3
(2001), págs. 52-54; Olga Elwes Aguilar, en Signa 12 (2003), págs. 709-711 (también en
cervantesvirtual.com/hemeroteca/signa); Paola Valentini (2003), en
http://drammaturgia.fupress.net/; Irene Aragón González, en Epos XIX (2003), págs. 404-
407 (también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS); Francisco Ernesto Puertas
Moya, en Anales de la Literatura Española Contemporánea 29.2 (2004), págs. 178/548-
181/551 y Emeterio Diez, en Libros (Mesa de Redacción) (2004), págs. 190-195.
[43] Con reseñas de Ingrid Beaumond, en Epos XXIV (2008), págs. 446-448 (también
en e-spacio.uned.es/fez/list.php?terms=EPOS); William Smith, en Signa 18 (2009), págs.
445-448 (también en bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=033042); Susana M.ª
Teruel Martínez, en Monteagudo 14 (3.ª época, 2009), págs. 205-208 y Emeterio Diez, en
Anales de la Literatura Española Contemporánea 35.2 (2010), págs. 309-311 / 689-693.
[44] Cf. de José Romera Castillo, «Teatro, cine y narratividad en España en los inicios
del siglo XXI», ADE-Teatro 122 (2008), págs. 215-222.
[45] En «La novela en el cine español a comienzos del siglo XXI. Mercados y
encrucijadas de la adaptación», en José Romera Castillo (ed.), Teatro, novela y cine en los
inicios del siglo XXI (Madrid: Visor Libros, 2008, págs. 313-359). Así como también «Los
estudios de literatura y cine en España (1995-2003)», Signa 13 (2004), págs. 233-276.
[46] Cf. de José Romera Castillo, el capítulo 6, «El teatro clásico a escena, a las
pantallas del cine y la televisión y otros media», de su libro, Pautas para la investigación
del teatro español y sus puestas en escena (Madrid: UNED, 2011, págs. 185-199).
[47] Esta adaptación y su versión cinematográfica ha sido estudiada en nuestro Centro
por M.ª José Alonso Veloso, en «El perro del hortelano, de Pilar Miró: una adaptación no
tan fiel de la comedia de Lope de Vega», Signa 10 (2001), págs. 375-393 (también en
bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01371852677834857430035/p0000022.htm#I
_28_); Isabel Díez Ménguez, en «Adaptación cinematográfica de El perro del hortelano,
por Pilar Miró» y Rosa Ana Escalonilla López, en «La vigencia dramática de la comedia
nueva en la película El perro del hortelano, de Pilar Miró», en José Romera Castillo (ed.),
Del teatro al cine y la televisión en la segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros,
2002, págs. 301-308 y 309-319, respectivamente).
[48] Cf. especialmente el estado de la cuestión de Simone Trecca, «Teatro y medios
audiovisuales: la situación de los estudios en España» (págs. 13-34); seguido de los
trabajos de Victoria Pérez Royo, «El giro performativo de la imagen» (págs. 143-158); José
Antonio Pérez Bowie, «La teatralidad en la pantalla. Un ensayo de tipología» (págs. 35-62)
y Marco Cipolloni, «Aires libres y escenarios apantallados: las transiciones difíciles del
cineteatro hispanófono contemporáneo» (págs. 63-76).
[49] El programa Érase una vez la tele, emitido en 1997, recoge algunos de los mejores
montajes de Estudio 1 en TVE. Por su parte, Ana Suárez Miramón ha estudiado «Las
producciones televisivas de teatro clásico» (Romera, ed., 2002: 571-595), emitidas en el
mencionado programa.
[50] Como ha estudiado también M.ª Francisca Vilches de Frutos, en «Teatro, cine y
televisión: la captación de nuevos públicos en la escena española contemporánea»
(Romera, ed., 2002: 205-221), en el apartado «El teatro en la pequeña pantalla» (215-218).
[51] Cf. de M.ª Pilar Espín Templado, «Pautas teórico-prácticas para el análisis
semiótico de obras teatrales en televisión» (Romera, ed., 2002: 561-569).
[52] Sobre el tema conviene ver otros estudios, realizados, dentro de las actividades de
nuestro Centro, de José María Paz Gago, «Aristóteles y Cunqueiro van al cine. Teatro
gallego y espectáculos audiovisuales» (Romera, ed., 2002: 193-200) —sobre su libro de
relatos Os outros feirantes, llevado al teatro y a la televisión— y Elisa Constanza Zamora
Pérez, «Interpretación de Dario Fo en el Mistero bufo: el actor y el hombre en la historia»
(Romera y Gutiérrez, eds., 1999: 705-712) —en la televisión italiana RAIDUE—.
[53] Al estilo de otras series como las producidas sobre Don Quijote, La Regenta, Los
gozos y las sombras y tantas otras.
[54] Cf. el reportaje de Javier Vallejo sobre el teatro musical en España, «El original y
la copia», El País (Babelia), sábado 9 de octubre (2004), págs. 22-23.
[55] El tema de base trata sobre la historia de tres cómicos de la legua (Carmela,
Paulino y Gustavete), como señala la propaganda, «que actúan para entretener a las tropas
del bando republicano durante la Guerra Civil Española [que] son hechos prisioneros [por
el otro bando: los nacionales, los de Franco] y la única manera de salvar sus vidas es
ofreciendo un espectáculo para un grupo de militares nacionales que choca de lleno con la
ideología de los cómicos».
[56] Con reseñas de Mar Rebollo Calzada, en Las Puertas del Drama 19 (2004), págs.
36-38 (también en www.aat.es/pdfs/drama19.pdf); Irene Aragón González, en Epos
XX/XXI (2004-2005), págs. 481-483 (también en e-spacio.uned.es/fez/list.php?
terms=EPOS); Francisco Gullón de Haro, en Signa 14 (2005), págs. 401-405 (también en
bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=029229) y Petra García Cerro, en Anales de
la Literatura Española Contemporánea 31.2 (2006), págs. 313 / 699-317 / 703. Cf. además
de José Romera Castillo, «Sobre teatro, prensa y nuevas tecnologías», en Fidel López
Criado (ed.), Literatura y periodismo. Estudios de Literatura Española Contemporánea (A
Coruña: Artabria —Grupo de Investigación de la Universidad de A Coruña— / Diputación
Provincial, 2006, págs. 323-336).
[57] Puede verse una grabación en TeleUNED de las intervenciones de los días 26
(teleuned.uned.es/teleuned2001/directo.asp?ID=6116&Tipo=C) y 27
(teleuned.uned.es/teleuned2001/directo.asp?ID=6117&Tipo=C). Con crónica-reseña de
Nerea Aburto González, en Anagnórisis. Revista de Investigación Teatral 6, diciembre
(2012), págs. 185-191 (www.anagnorisis.es/pdfs/n6/aburto_gonzalez(185-
191)resena_n6.pdf).
[58] Cf. los estudios realizados en el SELITEN@ sobre este autor de Berta Muñoz
Cáliz, «La creación escénica de Jesús Campos en el panorama teatral de principios del
siglo XXI» (Romera, ed., 2006: 701-719) y «Entremeses variados, de Jesús Campos García:
parodia y recreación de un género teatral» (Romera, ed., 2007: 415-429) —espectáculo
estrenado en el teatro López de Ayala de Badajoz, bajo la dirección del propio autor (2005)
—; así como de Mariano de Paco, «La confesión: textos para un espectáculo» (Romera,
ed., 2011: 179-191) —en el que se escenificó una pieza breve del dramaturgo—.
[59] Cf. de Ana García Martínez, «La “red” y el teatro, Mutation - # 02 Vuelvo
enseguida / We’ll be right back, de Lubricat, y 24/7, de Yolanda Pallín, José Ramón
Fernández y Javier G. Yagüe» (Romera, ed., 2006: 163-183).
[60] Cf. la explicación de la obra por el propio autor en nuestro Seminario
Internacional, «Un intento de escritura dramática global (El proceso de creación de Dios
está muy lejos)» (Romera, ed., 2013: 169-179). Expone el argumento: «un joven gay
despechado de amor se refugia en un chat de Internet donde conoce a un grupo de amigos.
Con ellos organiza diariamente su vida, sus fiestas, sus conversaciones y confidencias.
Poco a poco, los demás interlocutores del chat descubren que le ocurre algo, hasta que
llega la información de su desengaño amoroso y de su aislamiento total del mundo excepto
a través del ordenador. Los amigos, tras intentar inútilmente convencerle de que salga a la
calle y se relacione con la gente, deciden desconectarse definitivamente del chat para
forzarle a buscar relaciones en directo. En ese proceso Damián, el protagonista, y sus
amigos, presentes a través de Internet, dialogan sobre su situación como homosexuales en
diferentes partes del mundo (Puerto Rico, México, Argentina, España e incluso el ejército
norteamericano en el Golfo Pérsico), se pasan información unos a otros, leen poemas de
Wilde, Lorca o Shakespeare… viven, sufren, aman y establecen lazos humanos a través de
la red. No contaré el final».
[61] Puede leerse además de Diana de Paco Serrano, PCP, explicada por su autora en
nuestro Seminario Internacional, en su ponencia, «¿Una nueva protagonista? El papel de la
red en nuestros textos dramáticos» (Romera, ed., 2013; 180-194) y estudiada en el mismo
volumen por Simone Trecca, «El paradigma cibernético en PCP, de Diana de Paco
Serrano» (Romera, ed., 2013: 420-432).
[62] Además de los dos volúmenes de Berta Muñoz Cáliz, Fuentes y recursos para el
estudio del teatro español. Mapa de la documentación teatral en España y Guía de obras
de referencia y consulta (Madrid: Centro de Documentación Teatral, 2011 y 2012,
respectivamente), que pueden consultarse también en teatro.es/publicaciones/fuentes-y-
recursos-para-el-estudio-del-teatro-espanol.-mapa-de-la-documentacion-teatral-en-
espana/pdf (vol. 1) y teatro.es/publicaciones/fuentes-y-recursos-para-el-estudio-del-teatro-
espanol.-guia-de-obras-de-referencia-y-consulta/pdf (vol. 2).
[63] Puede verse una grabación en TeleUNED de las intervenciones de los días 26
(teleuned.uned.es/teleuned2001/directo.asp?ID=6116&Tipo=C) y 27
(teleuned.uned.es/teleuned2001/directo.asp?ID=6117&Tipo=C). Con crónica-reseña de
Nerea Aburto González, en Anagnórisis. Revista de Investigación Teatral 6, diciembre
(2012), págs. 185-191 (www.anagnorisis.es/pdfs/n6/aburto_gonzalez(185-
191)resena_n6.pdf), como se ha señalado anteriormente.
[64] Cf. además las Actas del sexto Seminario Internacional, publicadas por José
Romera Castillo, et alii (eds.), Literatura y multimedia (Madrid: Visor Libros, 1997, 386
págs.).
[65] Con reseñas de Manuel F. Vieites en ADE-Teatro 143 (diciembre, 2012), pág. 195;
Sara Boo Tomás, en Anagnórisis. Revista de Investigación Teatral 6 (2012), págs. 152-159
(en línea: www.anagnorisis.es/pdfs/n6/boo-tomas(152-159)resena_n6.pdf); Eduardo Pérez-
Rasilla, en Signa 22 (2013), págs. 801-806 y Julio Enrique Checa Puerta, en Don Galán.
Revista de Investigación Teatral 3 (2013), en línea:
http://teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum3/pagina.php?vol=3&doc=7_18.
[66] Cf. además la memoria de investigación (inédita), Estudio de las dramaturgas
españolas (siglos XX y XXI) en el Centro de Investigación de Semiótica Literaria, Teatral y
Nuevas Tecnologías de la UNED, de Sonia M.ª Piñeiro Barderas (2012), realizada bajo mi
dirección.
[67] El volumen se ha editado también como libro electrónico (en el mismo año). Con
reseñas de Coral García Rodríguez, en Epos XXVIII (2012), págs. 484-487; Ana Prieto
Nadal, en Signa 22 (2013), págs. 795-799 y Simone Trecca, en Don Galán. Revista de
Investigación Teatral 3 (2013), en línea:
http://teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum3/pagina.php?vol=3&doc=7_1.
[68] Con reseñas de Eva Cotarelo, en Signa 21 (2012), págs. 767-769 (también en
descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/05815030959469806317857/047407.pd
f?incr=1); Juan Ignacio García Garzón, en ABC Cultural 1237, 17 de marzo (2012), pág.
24; Manuel F. Vieites, en ADE-Teatro 140, abril-junio (2012), págs.183-185; Laeticia
Rovecchio, en Anagnórisis 5 (2012), págs. 163-165
(www.anagnorisis.es/pdfs/n5/rovecchio_anton(163-165)resena_n5.pdf); Serafín Verón, en
Don Galán. Revista de Investigación Teatral (Ministerio de Educación, Cultura y
Deportes) 2 (2012), en línea: teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum2/pagina.php?
vol=2&doc=7_21; Francisco Javier Díez de Revenga, en La Opinión (Murcia). 30 de
agosto (2012), pág. 38; Berta Muñoz Cáliz, en Teatro (Revista de Estudios Culturales) 25,
págs. 157-159 (en www.revistateatro.com/uploads/3/0/9/0/3090244/romera_castillo_157-
159.pdf); Virtudes Serrano, en El Kiosco Teatral: Leer Teatro 1 (2012), en
www.aat.es/elkioscoteatral/leer-teatro/leer-teatro-1/mejor-pensarlo-dos-veces-2/ y María
Bastianes, en Cálamo. FASPE Lengua y Literatura Españolas 61 (2013), abril-junio, págs.
80-82.
[69] Los índices de las Actas de todos los Seminarios pueden consultarse en
«Publicaciones», en nuestra web: www.uned.es/centro-investigacion-
SELITEN@T/publiact.html.
[70] Teatro histórico (1975-1998): textos y representaciones (Romera y Gutiérrez, eds.,
1999) —con reseña, entre otras, de Emilia Cortés Ibáñez (Signa, n.º 9, 2000: 643-648)—;
Del teatro al cine y la televisión en la segunda mitad del siglo XX (Romera, ed., 2002) —
con reseña, entre otras, de Olga Elwes Aguilar (Signa, n.º 12, 2003: 709-711)—; Teatro y
memoria en la segunda mitad del siglo XX (Romera, ed., 2003) —con reseña, entre otras, de
Francisco Gullón de Haro (Signa, n.º 13, 2004: 593-595)— y Dramaturgias femeninas en
la segunda mitad del siglo XX: espacio y tiempo (Romera, ed., 2005) —con reseña, entre
otras, de Estela Barreiros Novoa (Signa, n.º 15, 2006: 621-623)—. Todos los volúmenes
han sido publicados por la editorial madrileña Visor Libros.
[71] Especialmente en Pautas para la investigación del teatro español y sus puestas en
escena (Madrid: UNED, 2011) y Teatro español entre dos siglos a examen (Madrid:
Verbum, 2011).
[72] Con reseñas de Manuel F. Vieites en ADE-Teatro 143 (diciembre, 2012), pág. 195;
Sara Boo Tomás, en Anagnórisis. Revista de Investigación Teatral 6 (2012), págs. 152-159
(en línea: www.anagnorisis.es/pdfs/n6/boo-tomas(152-159)resena_n6.pdf); Eduardo Pérez-
Rasilla, en Signa 22 (2013), págs. 801-806 y Julio Enrique Checa Puerta, en Don Galán.
Revista de Investigación Teatral 3 (2013), en línea:
http://teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum3/pagina.php?vol=3&doc=7_18.
[73] Puede verse una grabación en TeleUNED de las intervenciones de los días 26
(teleuned.uned.es/teleuned2001/directo.asp?ID=6116&Tipo=C) y 27
(teleuned.uned.es/teleuned2001/directo.asp?ID=6117&Tipo=C). Con crónica-reseña de
Nerea Aburto González, en Anagnórisis. Revista de Investigación Teatral 6, diciembre
(2012), págs. 185-191 (www.anagnorisis.es/pdfs/n6/aburto_gonzalez(185-
191)resena_n6.pdf).
SE CIERRA EL TELÓN... POR AHORA
Llegamos al final de estas consideraciones que bien podemos cerrar con
estas acertadas palabras de Federico García Lorca:
El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los
hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con
ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento [ya que] el teatro que
no recoge el latido social, el latido histórico, el drama de sus gentes y el color
genuino de su paisaje y de su espíritu […] no tiene derecho a llamarse teatro, sino
sala de juego o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama matar el tiempo.