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y marketing internacional
Índice de contenidos
Introducción
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21
Objetivos
•• Presentar los lineamientos centrales introductorios que permiten compren-
der la dinámica, la perspectiva y el desarrollo del marketing internacional.
•• Describir los conceptos principales en cuanto a su utilidad, como también
la importancia de su aplicación en la dinámica competitiva actual y futura.
•• Mostrar la importancia de la internacionalización de las empresas y el
uso de las capacidades del marketing internacional como parte de dicha
actividad.
Algunas definiciones
Una de las de las definiciones de marketing internacional es la que dan
Cateora y Graham:
CC
La realización de las actividades de negocios diseñada para planear, cotizar,
promover y dirigir el flujo de bienes y servicios de una compañía hacia los con-
sumidores o usuarios de más de una nación para obtener un beneficio. La úni-
ca diferencia del marketing nacional y el internacional es que las actividades
de marketing ocurren en más de un país (Cateora y Graham, 2001).
LECTURA OBLIGATORIA
Esta definición parece ser simple, pero en sí engloba una serie de dificultades
propias de la empresa que decide salir más allá de sus fronteras hacia un
mundo desconocido, con conductas de consumo y de respuesta a los mensa-
jes que plantea una campaña de marketing o, incluso, de una simple etiqueta
de cualquier producto con significados, signos y significantes ampliamente
diferentes a los que el marketing local satisface. Las estrategias que sigue
una empresa para internacionalizar su producción deben revisarse en forma
completa y en ningún caso deben replicarse tal como se las utiliza fronteras
adentro e incluso en otro mercado, siguiendo los patrones de consumo, de
comportamiento de los consumidores, de cuestiones culturales, etc., si se
quiere llegar a un buen resultado.
Por su parte, París, desde otra perspectiva totalmente opuesta, nos dice
lo siguiente:
CC
Si bien el marketing es un sistema total de actividades destinadas a detectar y
satisfacer plenamente las necesidades y deseos de los consumidores de una
manera más eficiente, eficaz y efectiva de la competencia. También es cierto
que en la actualidad el marketing no tiene que ser visto tan solo como un pro-
ceso de lectura del mercado, sino más bien de interpretación de los significa-
dos en el mercado y comprobar si sus significantes, signos, significancias res-
petan ese significado (París, 2012).
LECTURA RECOMENDADA
RR
París, J. (2012), La segunda miopía del marketing y las técnicas de afloramiento de sig-
nificados, Ediciones Haber, La Plata, p. 49.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Arese, H. (1999), “Capítulos 1 y 14” en: Comercio y marketing internacional, Norma,
Buenos Aires.
nacional dentro del de ventas, que se separa del nacional para atender a las
particularidades de los mercados exteriores e incluye las actividades de mar-
keting más relacionadas con la función de ventas en el exterior (la logística y
el transporte internacional, la administración aduanera, los cobros y pagos en
divisas, etc.). El objetivo principal es alcanzar la mayor cobertura de ventas
en el exterior que permita a la empresa una mayor producción y, como resul-
tado, la obtención de economías de escala. Los productos que se exportan ya
no son mayoritariamente materias primas y agrícolas (commodities), como en
el caso anterior, sino que se comercian productos más elaborados que, al no
ser productos homogéneos, requerirán una mayor adaptación.
Sin embargo, todavía no existe una filosofía mayoritaria de adaptación de
los productos a los gustos de los clientes en los distintos países, sino que
esta, si se hace, es más por imperativo legal (para poder vender) que por
voluntad empresarial.
Por otro lado, el mercado se caracteriza por suficiente demanda no satisfe-
cha (si se es capaz de alcanzarla geográficamente), y los mayores problemas
de las empresas son los de tipo logístico-distributivo y los de cobro.
Finalmente, en la tercera fase, que empieza a mediados de la década de
1970, se puede hablar de la aparición de una orientación al marketing inter-
nacional en sí. Esta orientación surge simultáneamente con la orientación
general al marketing. Se está en una fase en la cual la demanda es ya objeti-
vamente inferior a la oferta, tanto en el ámbito nacional como en el extranje-
ro, y se buscan maneras de fomentarla mediante el descubrimiento y la satis-
facción de necesidades encubiertas de los consumidores. Esta era comienza,
al igual que la anterior, con una crisis económica originada por la ruptura
del sistema de cambios fijo de Bretton Woods, pero que no afectará tanto
al comercio exterior como la crisis de 1929, ya que los países desarrollan
medidas económicas de estabilización monetaria individual o colectivamente
(Comunidad Económica Europea) y, además, se crean instrumentos de segu-
ridad de cobro-pago y de seguros de cambio (mercados de futuros, forward,
opciones, etcétera).
Un hecho primordial de esta fase es la extensión de la homogeneidad
entre los mercados, es decir, el fenómeno denominado “globalización”. Este
fenómeno ha dado lugar a un nuevo tipo de marketing internacional, llamado
“marketing global”, que surge en contraposición al conocido como “marketing
multidoméstico”. La concepción de ambos tipos de marketing es diametral-
mente opuesta, y se habla de empresas globales o multidomésticas, respec-
tivamente, según sigan uno u otro tipo de estrategia, cuya distinción se expli-
cará a continuación.
La estrategia multidoméstica entiende que los distintos mercados interna-
cionales son diferentes, por lo que propugna una adaptación de cada una de
las estrategias del mix de marketing (producto, precio, comunicación y distri-
bución) a las circunstancias particulares de cada mercado. Con ello se con-
sigue una mejor adaptación a las necesidades de cada mercado y, por tanto,
las ventas son mayores por lo general.
Fase
Primera fase:
Período
1880 a
Característica
Colocación del
Productos
Comercio de productos
orientación 1930 excedente producti- de agricultura, pesca
al comercio vo o de garantía de y minería, que se lleva
exterior. aprovisionamiento a cabo, en gran parte,
de materias primas. entre la metrópoli y
sus colonias.
Segunda 1930 a Caída del comercio Los productos que
fase: orien- 1970 internacional, impor- se exportan ya no
tación a la tantes devaluaciones son mayoritariamente
venta en competitivas para materias primas y agrí-
mercados favorecer las expor- colas (commodities),
exteriores. taciones y dificultar sino que se comercian
las importaciones. productos más elabo-
rados.
Tercera fase: 1975 en La demanda es Productos más sofis-
orientación adelante ya objetivamente ticados, que buscan
al marketing inferior a la oferta. cubrir ya no necesi-
internacional Importantes estudios dades, sino deseos
en sí. sobre comportamien- que se ubican en el
to del consumidor. inconsciente de las
Se produce un personas: productos
fenómeno acompa- asociados con el
ñado de los avances estatus, los logros, el
en las telecomuni- confort, etcétera.
caciones y con ello
la tendencia a la
homogeneización
de los mercados: la
“globalización”.
Por otro lado, la estrategia global entiende que los mercados mundiales son
homogéneos (gustos, medios, etc.); es más, considera que no hay más que
un mercado (el mundo) y, por lo tanto, establece una estrategia única de
estandarización del mix de marketing. Los beneficios que se derivan de esta
estrategia son enormes, desde mayores economías de escala o ámbito hasta
sinergias por el empleo de marcas únicas e imagen consistente de la empresa
en todo el mundo.
El empleo de un tipo de estrategia u otro será resultado tanto de una opción
estratégica de la empresa como del nivel de homogeneización del mercado.
Si el mercado está homogeneizado, como ocurre en sectores como los que
demandan productos suntuarios, los productos tecnológicos, la moda joven,
los deportes, la música, la comida rápida, etc., la estrategia más apropiada
será la global. Sin embargo, si los mercados no están homogeneizados, como
es el caso de los productos de higiene, para el cuidado personal y para el
hogar, será más conveniente una estrategia multidoméstica.
La cuestión reside, por lo tanto, en averiguar el nivel de homogeneización
del mercado objetivo de la empresa respecto de un producto/sector concre-
to. Esto requiere analizar los distintos entornos externos (económico, político-
legal, tecnológico, cultural-social, etc.) y estudiar en esos entornos el distinto
Dado el tipo de objetivos que persigue esta carpeta, resultaría excesivo extendernos res-
pecto de las nociones básicas de marketing, su evolución y su desarrollo.
Basta simplemente recordar que el concepto de marketing ha evolucionado desde sus
expresiones originales. En efecto, puede decirse que se trata de “una filosofía de negocios
que consta de tres partes: la orientación al consumidor, la capacitación del personal para
poder ofrecer un mejor servicio al cliente y la orientación a las ganancias” (Arese, 1999).
El marketing se vale, entre otros, de cuatro factores, “las variables controlables del
marketing”, conocidas como las cuatro “P”: producto, precio, plaza y publicidad. La
mezcla adecuada de estos cuatro elementos constituye el mix de marketing: producto,
precio, publicidad y plaza o distribución.
En esta acción de “vincular” producción y consumo, el proceso de marketing agrega
valor a dichos bienes, servicios o ideas. Tal valor de utilidad puede ser considerado como:
•• Utilidad de forma: proceso por el cual se transforman las materias primas en produc-
tos elaborados.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Kotler, P. (2007), “Capítulos 2 a 8” en: Dirección de marketing, Pearson, Madrid.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Arese, H. (1999), “Capítulo 1” en: Comercio y marketing internacional, Norma, Bue-
nos Aires.
Fuente: Cardozo, E., Latin America’s economy, Cambridge, Massachusetts: MIT, 2001; Economic
Commission for Latin America and the Caribbean, Latin America: the economic experience of the last
15 years 1980-1995, Santiago, Chile: CEPAL, 1997; Walther Ted, The world economy, New York: John
Wiley & Sons., 2001.
(*) Agregados de los autores.
1.
RR
Keegan, W. (1997), Marketing global, 5.a edición, Prentice Hall, Madrid.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Arese, H. (1999), “Capítulo 1” en: Comercio y marketing internacional, Norma, Bue-
nos Aires.
Resulta ilustrativo reconocer que el comerciante del siglo XVI que efectua-
ba las transacciones entre el viejo continente y el nuevo mundo era capaz de
relacionar adecuadamente los aspectos operativos y los aspectos estratégicos
de la operación comercial internacional como un claro hacedor del comercio
exterior. No caben dudas de que, durante el proceso y la evolución históricos,
el “comercio exterior” ha sido comprensivo de actividades que luego fueron
identificadas como marketing internacional.
En este sentido, la preocupación por el mercado, la investigación de los
gustos del consumidor y el pensamiento estratégico de la operación mirando
el mercado han sido formas practicadas, indudablemente, desde mucho antes
de que existiera una forma diferencial de denominar las actividades comercia-
les internacionales. El eje conceptual se puede ubicar en esta dirección desde
los propios comienzos del comercio como actividad (fuera de las fronteras de
pertenencia de una comunidad), pasando por la Edad Media y el proceso de
formación de los estados-nación, hasta ya entrado el siglo XX.
Sin embargo, es necesario reconocer que, con el desarrollo del estudio de
las empresas, las actividades de marketing internacional se han perfecciona-
do y han adquirido un valor propio. Así, en la creciente especialización que se
verifica en la mayoría de las disciplinas, la dimensión que ha adquirido el mar-
keting internacional lo ha llevado a ser en la actualidad una forma superadora
de concebir la conducción de las operaciones comerciales de las empresas
en términos internacionales.
•• La empresa debe tener alguna ventaja sobre sus competidoras del país
receptor para contrarrestar los inconvenientes de producir en un medio
poco conocido. Estas ventajas, denominadas ownership advantages, pue-
den estar dadas por la existencia de economías de escala y de conocimien-
tos específicos de tipo tecnológico, y de capacidad de dirección y gestión
empresarial –comercialización y distribución de bienes y servicios, capa-
cidad organizativa y directiva, capacidad para crear nuevas tecnologías– y
posesión de recursos y activos en general, generadores de ingresos.
•• Debe ser más beneficioso para la empresa internalizar las ventajas ante-
riormente mencionadas mediante la inversión exterior directa que externali-
zarlas a través de la venta de patentes o licencias a otras empresas. Este
tipo de ventajas se denomina internalization advantages y puede generarse
por las imperfecciones en los mercados de bienes y de insumos producti-
vos, que dificultan la fijación de precios, por el deseo de ocultar información
específica sobre un determinado producto, proteger su calidad o evitar la
intervención pública en forma de aranceles, impuestos, etcétera.
•• El mercado de destino de la inversión debe tener algún factor de locali-
zación propio, de modo que, asociándolo con la ventaja específica de la
empresa inversora, esta prefiera invertir en lugar de exportar. Estos facto-
res de localización pueden basarse en elementos de costo o en factores
relativos a la demanda. En el primer caso, las variables para tener en cuen-
ta serán tanto el costo como la disponibilidad y la abundancia de recursos
naturales y factores productivos. Con respecto a los factores relativos al
mercado, el nivel de demanda actual y potencial, las políticas guberna-
mentales, el grado de rivalidad existente, la existencia de barreras para el
comercio o la inestabilidad política serán, entre otros, los elementos para
tener en cuenta.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Resulta interesante evaluar la visión que se tiene desde otros países respecto a la inter-
nacionalización. Para tal fin, se recomienda leer el siguiente artículo:
Martínez Jiménez, J. (2007), “Determinantes para la internacionalización de las
pymes mexicanas” en: Análisis Económico, n.º 49, Universidad Autónoma Metropoli-
tana, México D. F.
{
Empresa
Competitividad
Estado
•• Liderazgo en costos
•• Diferenciación
•• Segmentación
LECTURA OBLIGATORIA
El uso del marketing internacional en el desarrollo de las empresas está íntimamente vin-
culado con la competitividad y la sustentabilidad en términos espaciales. Resulta esen-
cial proyectar la empresa en esta dimensión espacial (hacia el exterior) con el objetivo de
generar ventajas competitivas que le permitan afrontar el futuro con garantías de éxito.
Basta recordar los “problemas sin solución” que tuvieron que enfrentar varias empresas
en América Latina cuando en la década de 1990 se produjo la apertura del mercado y se
vieron obligadas a competir con productos de todo el mundo, lo que llevó a muchas a
desaparecer o a convertirse en meros importadores.
En efecto, una empresa no puede ser competitiva a nivel local sin serlo internacio-
nalmente. Por lo tanto, las empresas que pretendan ser competitivas deberán iniciar su
proceso de internacionalización. Además, solo aquellas empresas que sean competitivas a
nivel nacional podrán impulsar con éxito un proceso de internacionalización. El beneficio
e incluso el crecimiento no pueden considerarse sino atributos necesarios de la empresa
competitiva, pero ya no son suficientes. Solo la presencia activa y creciente en escenarios
internacionales, a través de inversión propia y de alianzas de diverso tipo, constituye la
prueba válida de la competitividad sostenida a mediano y largo plazo.
Además, la entrada en la escena internacional requiere analizar la competitividad inter-
nacional como indicador de la posición competitiva que ocupa un país y sus empresas.
Este concepto ha sido utilizado y definido desde diversas ópticas, si bien de forma genérica
cabe entenderlo como la capacidad de soportar la competencia internacional obteniendo
cierto nivel de rentabilidad, o bien como la capacidad de las empresas de un país para
crear, producir y distribuir bienes y servicios en los mercados internacionales. Se pueden
distinguir tres fuentes fundamentales del desarrollo de la competitividad internacional:
país sede, sector base y unidad de análisis (el país, el sector y la empresa).
Muchos estudios se han desarrollado poniendo el énfasis en la competitividad de los
países, es decir, en determinar de qué forma resultan los entornos nacionales beneficiosos
o perjudiciales para la competitividad de las empresas que operan en ellos. Dentro de
este enfoque estarían las acepciones de competitividad exterior que se entroncan con la
visión ortodoxa del principio de la ventaja comparativa y, por lo tanto, entienden que la
competitividad internacional se expresa exclusivamente en términos de costos y precios
relativos. Según esta acepción, la evolución de la competitividad de un país concreto
respecto a otro país o conjunto de países a lo largo de un período se evaluaría sobre la
base de la comparación de la evolución de sus respectivos costos o precios expresados en
una moneda común.
Si solo se consideran estos factores en el análisis de la competitividad, no es posible
explicar por qué empresas de un mismo sector industrial presentan entre sí pautas com-
petitivas diferentes.
Existen estudios realizados en el ámbito de la economía industrial que señalan que los
beneficios medios de los sectores difieren entre sí, lo que significa que los resultados de las
empresas están condicionados por la industria a la que pertenecen. La industria es el foco
primario de las fuerzas competitivas; su estructura es la que condiciona primordialmente
la conducta y la actuación de la empresa, y es la unidad lógica conveniente para estudiar
la conducta y la actuación de la empresa.
La conjunción de estos dos tipos de variables –las de naturaleza macroeconómica
relacionada con un área y las asociadas a la estructura de los sectores– tampoco ofrece una
visión completa del fenómeno de la competitividad, porque no analizan a fondo el papel
de la empresa en la competitividad. Dentro de cada sector, las empresas, a través de sus
capacidades de gestión y organización interna, determinan su propia competitividad. A
la luz de la moderna teoría de la estrategia, éste es el determinante crítico de la competi-
tividad de cada empresa.
En este sentido, la teoría de recursos y capacidades coloca a la empresa en el centro
del juego competitivo al sostener el papel vital de los factores específicos de la empresa
en la generación de ventajas competitivas, especialmente activos intangibles ajenos en
gran medida a las transacciones en el mercado. Para que los recursos y capacidades se
transformen en ventajas competitivas, no deben ser generalizables al resto de las empresas.
En primer lugar, es necesario considerar que los recursos no son homogéneos, por lo
que las empresas pueden diferenciarse en función de los recursos que controlen, y obten-
drán una ventaja competitiva aquellas que sean capaces de acceder a los recursos supe-
riores, especialmente si estos son limitados, lo que provocaría que las restantes empresas
tuviesen que utilizar recursos de valor inferior en su producción.
Pero para garantizar la ventaja en el largo plazo es preciso que las demás empresas no
encuentren la manera de incrementar la oferta del input o de suplirlo con otro; es decir,
deben existir mecanismos que aíslen a la empresa de posibles imitaciones.
Esto se puede conseguir de varias maneras; la primera es que los recursos necesarios
no se puedan encontrar en un mercado de factores al que podría acudir cualquier com-
petidor, sino que sean generados en la propia empresa. No obstante, esto no garantiza
el mantenimiento de la ventaja competitiva, pues debe considerarse la posibilidad de la
imitación por parte de las demás empresas. Será necesario, por lo tanto, dificultar esa
imitación, y la mejor forma de hacerlo es que no se conozcan con exactitud las causas del
éxito de un empresa, pues, si no se identifican los recursos y las capacidades empleados,
difícilmente podrán ser imitados o sustituidos.
En definitiva, los mejores recursos son aquellos escasos, evaluables, poco sustituibles
y difícilmente imitables, por cuanto proporcionan a la empresa la posibilidad de obtener
una renta de la que podrá apropiarse si, además, esos recursos no son vendibles o su venta
supone elevados costos de transacción.
Una vez que se ha analizado la importancia de los recursos para la ventaja competitiva
de la empresa, cabe cuestionarse la relación que guardan estos con los procesos de inter-
nacionalización. La estrategia internacional no es sino un vector específico –de mayor o
menor importancia, según los casos– de la estrategia competitiva general de la empresa. La
internacionalización se puede entender como una forma de diversificación geográfica de la
empresa, y, precisamente, el perfil de recursos de la empresa determina no solo la existencia
de crecimiento, sino también la dirección de ese crecimiento.
PARA AMPLIAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Se puede ampliar la lectura sobre el tema presentado en este apartado en los siguientes
artículos:
2.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Aguiar, M. y otros (2006). “The new global challengers” [en línea], en: BCG Report,
26. Boston. BCG Inc. Disponible en: <http://www.bcg.com.cn/export/sites/default/
en/files/publications/reports_pdf/New_Global_Challengers_May06.pdf>. [Consulta:
01/08/2014]
Esta posición se debate con otra que realiza el análisis partiendo de la bús-
queda de elementos diferenciadores que le permitan a las empresas acceder
a mercados de menor competencia.
Para ello, y mediante productos altamente diferenciados (innovadores abso-
lutos o relativos), el desafío de las empresas pasa por generar estrategias
que, aportando valor y reducción de costos, permitan abordar “y navegar en
océanos azules apartados de los océanos rojos de alta competencia” (Cham
Kim, 2005).
Focalizar el desarrollo de la internacionalización en el uso de capacidades
de marketing internacional en las tendencias anteriores permite visualizar los
desafíos que las empresas argentinas tienen y tendrán en dicho contexto, así
como analizar la formación y el desarrollo de empresas internacionales hacia
empresas multinacionales, llamadas multilatinas.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Santiso, J. (2007) “The emergence of latin multinationals”, [en línea]. En: Latin
American Current Issues. Alemania. Deustch Bank Research. 2007. Disponible
en: <http://www.dbresearch.com/PROD/DBR_INTERNET_EN-PROD/
PROD0000000000207831.PDF> Consulta: 01/08/2014.