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@ ECUADOR: ANALISIS DE CERAMICA DE JARDIN DELESTE @ BATAN GRANDE: HORNOS DE CERAMICA FORMATIVOS @ CARACOLES SAGRADOS EN LA ICONOGRAFIA MOCHE @ EXCAVACIONES EN KUNTUR WASI, CAJAMARCA @ OCUPACION ARCAICA EN CAHUACHI, NASCA @ INVESTIGACIONES EN LA AKAPANA DE TIWANAKU @ ARGENTINA: ANTROPOLOGIA FORENSE @ PERU: INVESTIGACIONES EN LA COSTA NORTE Gaceta Arqueolégica Andina Vol. V, N° 20, 1990, pp. 45-58 CARACOLES SAGRADOS EN LA ICONOGRAFIA MOCHE INTRODUCCION El presente articulo trata sobre la cultu- ra Moche, pueblo costero que se desarroll6 alnorte del Pera, entre el ano 100 A.C. y 700 D.C. Es a partir del rico material ceramico y de las escenas en él representadas que descubriremos la estructura magico-reli- giosa, el simbolismo ligado al poder socio— religioso, e iniciaremos el andlisis de la funci6n ritual de ciertas representaciones, Varios especialistas en iconologfa han estudiado este corpus iconogrdfico particu- lar y ofrecido, numerosas interpretaciones, algunas veces convergentes pero, en su ma- yoria, contradictorias (ver: Benson 1972, Dobkin de Rios 1979, Donnan 1978, Hoc- quenghem 1977-86, Kutscher 1955, Larco Hoyle 1945, Lavallée 1970). La originalidad del presente enfoque en relacién al de sus predecesores radica en que hemos tratado de identificar, en un primer momento, evidencias iconogrificas del uso de sicotropos. En ese sentido, creemos ha- beridentificado dos: el caracol terrestre, que se convierte en sicoactivo al alimentarse del cactus que contiene la mezcalina (Trichoce- reus pachanoi, Neoraimondia arequipensis), y el pescado de roca, la Salarias griegas, co- imunmente llamado “pez borracho". Después de esta primera etapa, nos ha sido posible identificar iconogréficamente Steve Bourget os contextos de utilizacién, de integracién magico-religiosa y social de estos dos sico- tropos. Esto nos ha permitido reconocer te- mas distintos, pero relacionados entre si, quese refieren a la deificaci6n del caracol, al control del éxtasis y al poder religioso. La hip6tesis de partida es que silos mo- che han usado ritualmente un producto s cotr6pico, éste sera representado en la ico- nografia, puesto que es el vehiculo privile- giado de la ideologia religiosa. CONTEXTO DE IDENTIFICACION DEL SICOTROPO El trabajo de recoleccién de datos se realiz6 en dos etapas distintas: en la primera se habfan claborado algunas hipdtesis de trabajo a partir de la investigacién biblio- grafica anterior al trabajo de campo; y luego, paralelo a éste, se pudieron replantear com- pletamente las hip6tesis y el trabajo hecho hasta el momento. A partir de los trabajos anteriores de determinados autores, se ha tratado de identificar los contextos rituales de utiliza- cidn de algunos sicotropos en la iconogra- fia Moche Donnan, parece ser, identifies de mane- ra iconogratica y etnoarqueolégica los usos rituales del Trichocereus pachanoi (comun- mente llamado San Pedro), del Anadenantera peregrina y de la coca (Donnan 1978: 117, 127, Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 © Principales sitios Moche @ Principales sitios Moche V 134), Dobkin de Rios menciona la posibili- dad de utilizacion de frijoles alucinégenos parecidos a algunos consumidos actualmen- te en el Amazonas y conocidos con el nom- bre de *Camalonga’, posici6n que es crit da por otros icondlogos. Nuestro primer interés se centré en el Fig. 1.- Mapa de la costa norte del Prd, oon los principales sitios Moche cactus "San Pedro", puesto que avin cs muy utilizado por los curanderos de la region nortey nor central del Perd. EI San Pedro es un cactus cirio, poco §rueso, que mide de tres a siete metros de altura; est generalmente desprovisto de es- pinas y si las tiene son pequefias, Caracoles en la leonogratia Moche / $. Bourget Después de observar varias escenas en vasijas Moche, donde estaban representados cactus, parecia que ademés de la dificultad de identificar formalmente la especie de cactus, éstas no expresaban una funci6n ritual corres- pondiente que se hubiese determinado, aun- que sea te6ricamente. Ya que varias repre- sentaciones colocaban al cactus de manera privilegiada, ninguna le aseguraba un vinculo tan especifico en el aspecto magico-religioso, como el quese puede encontrar en las culturas havin, Cupisnique, Paracas 0 Nasca, En tanto avanzaba nuestra busqueda de informaci6n y el trabajo de campo, pudimos conocer algunas experiencias antropol6gi- cas (¢ independientes entre sf) en este cam- po. Colegas arquedlogos en Lima nos hicie- Ton participes, de manera informal, de su experiencia luego del consumo de caracoles recolectados del cactus San Pedro, al norte del pats. En un caso, el consumo fue de una pe- quefia cantidad (de dos a tres cucharadas) de uncaldo que habfa preparado un campesino de la region de Lambayeque. En cambio el otro caso, generado en diferentes circuns- tancias, consistié en consumir los caracoles del San Pedro fritos en un poco de aceite. En ambos casos los efectos sentidos fue- on los mismos: la sensacién de ligereza, ma- reosy una deformaci6n visualdela perspectiva circundante. Necesariamente, el aumento de las dosis en ambos casos, implicaban mayores estados de alteracin sensorial, como fo adver- tfan los campesinos que prepararon de mane- ta diferente los caracoles, y que conocen los efectos del San Pedro. Estas informaciones nos interesaron es- pecialmente, ya que anteriormente habia mos examinado algunas vasijas en las cuales identificamos cactus, caracoles, e individuos que los recolectaban. Los icondlogos Don- nan y Lavallée habfan descrito ya tales esce- nas y decfan que se trataba de actividades de subsistencia. Por ejemplo, Lavallée (1970: 82) afirma: 47 "Entre las siete clases de caza o recoleccion (de caracoles), los Mochicas debieron practicar la recoleccién de camarones de rio, cangrejos y una gran variedad de moluscos marinos. Sin embargo, ‘no hemos encontrado ninguna representacién de estas recolectas". Esto iba en contra de un principio me- todolégico de base que ellos mismos habfan definido para el estudio de fa iconografia moche: aquel que trata del cardcter no secu- lar de la iconografia y de la no represen- taci6n de escenas de subsistencia. CARACOLES, CACTUS Y MEDIO. AMBIENTE En la region de Tembladera existen lo- mas donde se encuentran los cactus y los caracoles que motivan este estudio. En este valle, situado a unos 15 km. de la costa, hemos ascendido hasta 1600 m.s.n.m. y he- mos observado allf caracoles sobre muchas especies de cactus. Tanto el Neoraimondia arequipensis, al igual que el San Pedro, son utilizados tradicionalmente en la prepara cidn del brebaje alucinégeno llamado "cimo- ra" (Schultes 1978: 76). ‘Mediante informacion etnogréfica obte- nida en la regién, sabemos que los campesi- nos de los alrededores que consumen cara coles tratan de disminuirles su poder sico- tr6pico remojandolos en mafz algunos dias. Por otro lado, Kutscher menciona que en una época determinada del afio una variedad de caracol es recolectado y consumido des- pués de haberlo "limpiado” (Kutscher 1955: 27). Es posible, entonces, que el autor se reficraal desintoxicamiento de los caracoles por medio del mafz, hecho que necesitamos demostrar con més precision. Es posible que este caracol comin de tierra (Scutaius sp.), al nutrirse de Iiquidos contenidos en los cactus, se nutre igualmen- te (de acuerdo al especimen) de los alcal des, Sera necesario hacer investigaciones de cardter boténico y quimico a fin de averi- Gaceta Arqueoldgica Andina N° 20, 1990 Fig. 2.-A la izquiorda, cactus Neoraimondia arequipensis con cerca de 190 caracoles, cuyo detalle se observa ‘en la foto de la derecha guar, con rigurosidad y exactitud, los proce- Sos bioquimicos implicitos, estudio que has- ‘ ta el momento no existe. INDICES ICONOGRAFICOS Un anilisis de la colecci6n cerdmica del ‘Museo Nacional de Antropologiay Arqueo- logia nos permitié recolectar més de treinta huacos asociados al tema del caracol. Algunas vasijas se aproximaban directa- mente la representaciOn formal del caracol (cuerpo del vaso en forma de concha, etc.) en tanto que otros parecfan abrir nuevos campos temdticos: la montafa sagrada, la arquitectura ritual, e incluso temas dobles, comoel que identificamos como "el sacerdo- tey la montana". De esta manera, Jos temas ligados al caracol evidenciaban Ia articulacién de un sistema, mas que nada de una organizacion iconogrdfica. Un vinculo todavia débil pero coherente que se expresaba-al interior del corpus iconografico. DESCRIPCION DE LA CERAMICA Técnicamente, la ceramica Moche pre- senta vasijas pintadas 0 modeladas, exclusi- vamente bicromas, de acabado rojo sobre blanco crema. La mayorfa de las piezas mi- den entre 20 y 30 cm. de altura. Elaspecto mas caracteristico de esta ico- nografia es su alto grado de realismo. Casi todas las cosas representadas tienen una re- laci6n directa con objetos visibles en el me- dio ambiente donde vivian los Moche (Don- nan 1978: 29). Incluso las criaturas sobrena- turales son una amalgama de partes prove- Caracoles en la lconografia Moche / S. Bourget $$ i “* nientes de muchos animales. Por ejemplo, se verd que en la deificacin del caracol Sirom- bus, al convertirlo en deidad-strombus (co- ménmente denominada strombus mons- truoso), su representaci6n se compone de un zorro con antenas de caracol sobre Ja nariz y sobre la espalda Ileva una concha marina, el strombus (Lavallée 1970: 95). Todos los elementos se han pintado mostréndolos desde e] punto de vista mas reconocible, tomandose regularmente liber- tades en cuanto a las normas de la perspec- tiva, del Angulo, etc. Generalmente los ani- males y los humanos son representados de perfil, a menos que la especie sea més facil- mente reconocible desde otro Angulo: can- grejo de mar, araftas (Lavallée 1970: 27). Las posiciones del cuerpo son a menudo orientadas para transmitir una actitud en una accién. Por ejemplo, se girar4 la posi- cin de los pies y de las piernas para indicar el movimiento: corter, caminar, bailar, dete- nerse, etc. El rango social de los individuos repre- sentados parece deducirse de los indices de rango existentes en la misma sociedad. Por ejemplo, los personajes importantes llevan vestimentas elaboradas, son transportados en literas © aparecen sentados en un trono. Ade- més, los atributos en las vestimentas y en la parafernalia religiosa siempre son fielmente asignados al mismo individuo. Enel mismo orden de ideas, la desgracia © los prisioneros de guerra serdn repre- sentados desnudos, amarrados en las mufie- cas de las manos 0 jalados por los cabellos. Sibien el arte moche da la impresion de ‘mostrar una cantidad infinita de temas, la realidad es que est4 limitado a un némero reducido, en donde se hacen, casi siempre, referencias a actividades de naturaleza ri- tual, mdgico-religiosa o social. A pesar que ciertos autores han intenta- doilustrar, con la ayuda de la iconografia, los. 49 diferentes aspectos de la vida cotidiana, ja- més se ha encontrado escenas que muestren las labores agricolas, pastoriles, mineras, u otras como la preparaci6n de alimentos, tex- tilerfa, fabricaci6n de cerémica, ete, La gran mayorfa de las escenas pintadas y modeladas de la presente investigacién provienen de botellas con asa estribo que, como Io subraya Lavallée: *...la jarra con asa estribo seria no solamente la forma mds usada, sino tambien el vaso ceremo- nial de uso funerario destinado a soportar repre- sentaciones de cardcter simbélico..." Segiin la icondloga Anne-Marie Hoc- quenghem: "Las escenas de la iconografia existen en niimero limitado, no son inde- pendientes las unas de las otras y cada escena es susceptible de ser retomada en toda su com- plejidad o en cada uno de sus detalles". Nosotros consideramos que: 1) La iconograffa moche cs un sistema co- herente y complejo que trata, al mismo tiempo, de los mitos y de los numerosos aspectos de la ideologia religiosa y ri- tual. 2) Seconsiderard a lo largo de todo el and- lisis la dimension no secular de la icono- gratia. 3) El conjunto de fa iconografia moche puede ser percibido como una forma de comunicacién (0 lenguaje) que peri una mejor comprensién de determina- dos aspectos de su universo simbélico y cultural. TRANSFORMACION Y DEIFICACION DEL CARACOL El tema de la transformacién y de la deificaci6n del caracol nos permitird entre- ver de que manera los moche percibian y representaban su universo simbdlico. Vere- Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 mos que cada detalle iconogrdfico esta car- gado de un sentido preciso, sin que jamas exista lugar para lo "superfluo" o lo "decora- tivo". Anteriormente habfamos propuesto que los caracoles comunes de tierra, al ali- mentarse de los cactus, absorbian de éstos uno de sus principales alcaloides, la mezca- ina, producto sicotrépico muy activo en el ser humano. Por medio) de las diferentes repre- sentaciones pintadas y modeladas del cara- col, demostraremos que los artistas moche no solamente habian pintado este molus- 0, sino que Io habian integrado en su uni- verso mdgico-religioso y esto precisamen- te por sus cualidades sicoactivas, lo que lo conyirtié en producto por excelencia para el éxtasis y la comunicacién sobrenatural. La transformaci6n sucesiva del caracol endeidad-strombus por la afiadidura de ele- mentos extrafios, no implica en ningiin caso un desarrollo cronolégico, sino, tal como lo sefiala Lavallée (1970: 29): “Esta evolucién est desprovista de toda signi- ficacion cronologica y en una misma fase de la cultura mochica podemos encontrar diferentes eta- pas de evolucion y de transformacién de un mismo ‘motivo’. Fig. 3.~ Recolecta de caracoles, Lima, Museo Na~ cional de Antropologia y Arqueologia; segtin Lava- lige 1970, figura 51A (seguin Kutscher, Chimd p.19 fig.19); Moche WV Layallée asigna al strombus deificado el nombre de "strombe monstruex’, ¢ insiste en que el animal que inicia la deificaci6n es un caracol: "El punto de partida de estas repre- sentaciones parece ser el caracol bajo su aspecto realista, adquiriendo su aspecto mostruoso y cargdndose, al mismo tiempo, de un significado simbélico..." (1970: 95). Este significado no ofrece, sin embargo, nin- guna interpretacién en cuanto al- posible sentido de la carga simbdlica del caracol deificado. REFERENCIAS ICONOGRAFICAS En la figura 3 exponemos un dibujo que representa dos recolectores de caracoles colo- cados a cada lado de un molusco. Estén reco- Jectando con un bast6n y los dos tienen, en la otra mano, una canastita trenzada, que serviria para depositar los caracoles. ‘Tras el personaje de la izquierda hay dos cactus; estas plantasson representadas de forma estandarizada, por lo que resulta imposible pre- cisar de qué especie s¢ trata, Sin embargo, por la dimensién y apariencia general de estos cac- tus bien podrian ser el "San Pedro", El mismo ‘personaje lleva una chaqueta de mangas cortas, ‘con adornos escalonados que generalmente es- ‘én reservados para personajes 0 seres antropo- morfos, vinculados a actividades religiosas. Las bandas zigzagueantes bajo la escena simbolizan Jas montafias, que son los lugares en donde se encuentran los caracoles y los cactus. En las figuras 4a, 4b y 4c se ha repre- sentado el caracol, de manera més realista en las dos primeras y mas estilizado en la iiltima. En la figura 4a se aprecia con clari- dad las cuatro distintas antenas que posce esta especie. En la escena de la figura 4b, solo la parte ventral est4 pintada; asimismo, se notan cactus y lineas ondulantes que sim- bolizarian colinas. El molusco en la figura 4c est4 muy esti- lizado, habiendose representado casi carica- turalmente. Posee dientes, tres antenas y la Caracoles en la Iconografia Moche / S. Bourget 51 GGG, Fig. 4a.~ (lequierda) Caracoles. Lima, Museo Nacional de Antiopologia y Arqueclogia (C- 04361); botolla con asa estribo, de 29 cm. de altura, Moche IV. Fig. 4b,- (Centro) Caracoles y cactus. Lima, Museo Nacional de Antropologia y Arqueologia (O- 04362); botella con asa osiribo, 28 om. de altura, Moche IV. Fig, 4¢.= (Derecha) Caracol esiilizado. London, British Museum (1909.12-18.151); botella con asa esttibo (segtin Kutscher 1983, fig.30) ‘ Fig. Sa (Izquierda) Caracol zorro. London, British Museum (1909.12-12,181); botella con asa esttibo; (segtin Kutscher 1983, fig.31). Fig. 5b.~ (Derecha) Caracol zorro. Stuttgart, Linden-Museum (93362) Chimbote; botella con asa estribo (segiin Kutscher 1983, fig.29) posicién del "cuelio" nos recuerda al de otro tipo de animal. En las figuras 5a y Sb, el conjunto de conchay cuerpo permanecen inalterables; la cabeza fue remplazada por Ja de un mamite- ro y se ha conservado sobre su nariz. las caracteristicas antenas del caracol. El apén- dice ventral del animal de Ia figura Sa es parecidoal del animal grabado sobre el Obe- lisco Tello; creemos reconocer alli la repre- sentaci6n de un caracol. Comparando estas cabezas con las de zorto, de la figura 7, se puede establecer claras semejanzas: oreja apuntando hacia atrds, hocico alargado y colmillos filosos. Este zorro de pelaje bicolor es un pequeno mamffero que se encuentra frecuentemente en el desierto de la costa norte peruana, En las figuras 5b y 6, aparece otro ele- mento que ser4 muy importante en la icono- grafia mAgico-religiosa: la lengua bifida de la serpiente, Este iltimo atributo lo encon- Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 Fig. 6. (Arriba) Caracol zorro. Chicago, The Art Institute (IX d 730); botella con asa estribo (segun Kutscher 1988, fig.32) Fig. 7.~ (Centro) Lima, Museo Nacional de Antropo- logiay Arqueologia (C-03340); Moche IV; detalle de una botolla tipo templo Fig. 8,- (Abajo) Serpiente/zorro. Hamburg, Museum fur Volkerkunde (B 6578), botella con asa estribo (sogtin Kutscher 1983, fig.20) tramos en la figura 8, en donde el cuerpo del animal representado es una especie de sim- biosis entre un cuerpo de serpiente y la ca- beza de un zorro, rodeado de cactus. Este simbolo de a serpiente/zorro con Iengua bifida, acompafa siempre los atribu- tos de la vestimenta del jefe religioso y per- sonifica, en nuestra opini6n, el poder magi- co-Feligioso, que es su patrimonio. En la figura 6 se representa totalmente al zorro, con algunos atributos de felino, bajo la concha del caracol, conservando las dos antenas del molusco sobre la nariz. Lle- va el pelaje bicolor del zorro, pero con la apariencia de un felino, efecto conseguido mis por el estilo del artista que por una voluntad real de pintar un felino. La figura 9 muestra un dibujo donde se ve todavia al zorro de lengua bifida que ocu- pa otro tipo de concha. Se trata de un mo- Tusco; el strombus (Sirombus galeatus) (La- vallée 1970: 95). Donnan (1978: 63) nos ofrece una inter- pretacién con el fin de poder explicar la formaci6n de este ser poli zoomorto: "Dado que las conchas marinas fueron impor- tadas del Ecuador, probablemente la gente Moche ‘nunca vio a las criaturas que vivian en su interior. Ain, ast, ellos debieron haber hecho la analogta ‘entre las criaturas que creyeron vivian dentro de estas conchas y el caracol de tierra, que es nativo de 1a costa norte del Pert. Este uikimo tiene una con- cha blanca muy delicada, similar en forma a la primera, pero que mide menos de dos centimetros de largoyy que puede ser facilmente molida entre los dedos de la mano, La gente moche debié haber estado muy familiarizada con las crianuras que vivian dentro de las conchas de los caracoles de tierra. Imaginemos la sorpresa que debieron llevar. se cuando vieron por vez primera las enormes con- chas de los Strombus galeatus que miden mds de 25 centimetros de largo y que pesan varios kilos." Sin embargo, la indiferencia con que los artistas moche han ilustrado los diferentes elementos dela deidad strombus, en muchas otras situaciones, no aboga en favor de esta interpretaci6n. Por otra parte, estos elemen- tos se integran a los atributos personales del sacerdote y a las actividades magico-religio- Caracoles en la Iconogratia Moche / S. Bourget sas que ellos representan. No parece que el artista se las haya ingeniado en imaginar un ser fantastico habitando el strombus, sino més bien lo ha idealizado, integrandolo es- trechamente al conjunto del universo sim- bélico. AdemAs, la importancia ritual del strombus no data del perfodo Mocke, sino de mucho antes. En 1933 Tello descubrié en el templo de Punkuri, en el valle de Nepefia, una tumba conteniendo el cuerpo de una mujer sacrificada asociada a un molusco de la especie Strombus galeatus; estatuillas de estilo Chavin cldsico acompafiaban esta se- pultura (Tello 1967: 68). Disefios en dos piedras grabadas del si- tio de Chavin de Huantar parecen repre- sentar un ser fantastico que habita una con- cha y que podria muy bien testimoniar la existencia de la deidad strombus en el perio- do Chavin. El "dios sonriente" tiene en su mano derecha estesery, en la izquierda, otro molusco marino, el Spondylus (fig. 14) (Ro- we 1973, fig. 21). Este mismo motivo se en- cuentra igualmente grabado sobre el Obelis- co Telloy representa, segdin Cané (1983:21), un animal mitico contenido en un strombus. Las espirales sobre la concha y el apéndice rayado en la parte inferior, recuerdan més que nada la concha y el vientre del caracol (Gig. 15). Como ha subrayado acertadamente Donnan (1978: 63), el strombus, objeto ri- tual de extrema importancia, no proviene de las aguas frfas de la costa peruana sino de las aguas mds calientes del norte: a partir del Ecuador, cerca de Guayaquil, hasta el itsmo de Panama, Este tipo de moluscos, asf como muchos otros, eran probablemente objetos de comercio con los vecinos del norte. La forma espiral que presenta el molusco, cerca de la cabeza del animal, como se ve en las figuras 9, 10, 11 y 13, no existe en el strom- bus. Probablemente es un vestigio dela misma ‘concha del caracol, lo que testimonia la "con- tinuidad simbélica" del molusco terrestre has- Fig. 9.~ (Arriba) Caracol zorto en un strombus. New York, Museum of the American Indian (15/7547); botella con asa estribo (segiin Kutecher 1963, fig.37) Fig. 10.- (Centro) Hamburg fur Volkerkunde (LPR 32); botella con asa estribo (segiin Kutscher 1983, fig.38) Fig. 11.— (Abajo) Strombus deificado, London, British Museum (1909,12-18.162); botella con asa estribo (segiin Kutscher 1983, fig.44) ta el fantéstico ser strombus, fruto de una imaginacin rigurosa al servicio de la ideo- logia mégico-religiosa. La conjuncién de es- 1as dos conchas en unasola no solo establece Gaceta Arqueoldgica Andina N° 20, 1990 Fig. 12.~ ('zquierda) Deidad strombus. Lima, Museo Nacional de Antropologia y Arqueologia (C- 04159); botella con asa estribo, Moche IV; dibujo a partir de un cako. Fig. 19~ (Derecha) Adoracién del strombus deiticado. London, British Museum (1909.12-18,168); botella con asa estribo (segdin Kutscher 1983, ig. 45) Ja continuidad simbdlica entre la concha del caracol terrestre y el molusco marino, sino que crea una relaci6n entre la montafia, de donde bajan los rfos y en donde se recolectan los caracoles, con el mundo marino donde desembocan los riosy habitan los strombus. Laescenaen a figura 10 es muy interesan- te, puesto que el artista ha representado la muesca semicircular que se practicaba en el apex del molusco, para convertirlo en una especie de trompeta 0 caracol de oreja llama- do "pututo". Si se examina la cabeza del zorro de lengua bifida y sus antenas de caracol, se notard que de la nariz.del animal salen unas volutas, que en nuestra opinion simboliza- rfanel fuerte sonido producido por ef instru- mento musical. Podemos sugerir, entonces, quese asociarta el sonido del "pututo" con la ‘voz.del ser fantastico que habita clstrombus. Incidentalmente, a partir de un estudio sobre la importancia de los moluscos strom- busy spondylus en la mayorfa de las socieda- des precolombinas, Allison Paulsen (1974: 605) ha concluido: "Si el spondylus fue el simbolo visual de este patron multiple, entonces el strombus debié haber proveido tanto de la voz del ordculo como del sonido de la deidad” (traduccién del editor). Se han encontrado numerosos ejem- plares de "pututos" en arcilla cocida, Esto denota, probablemente, la rareza y la difi- cultad de adquisiciGn de! molusco marino. Quizas el color oscuro de la abertura indi- ca que el dela figura 10 es posiblemente de cerdmica. La deidad-strombus en la figura 11 esta representada en su forma més fantéstica. Es. posible que los motivos abstractos, con los quese recubre el cuerpo del animal, corres- pondan a fosfenos, es decir signos que re- presentan los efectos luminosos experimen- tados por una persona después de la intoxi- caci6n sicodélica (Oster 1970: 84). Entonces se tratarfan de signos gréficos, ejecutados por el artista alfarero con el fin de repre- sentar la forma de contacto y la condicién sobrenatural de la deidad. Al igual que en la figura 10, las antenas del caracol estén fielmente reproducidas: dos inmensos tentéculos oculares y los ten- téculos téctiles ms pequefios. Eni la parte superior del ser strombus hay dos cactus Caracoles en la Iconograffa Moche / S. Bourget Fig. 14 Chavin de Huantar, Idpida del patio det “templo nuevo" (segtin Rowe 1973, fig. 21) invertidos, muy parecidos a los de la figura 3, con una flor en la cima cada uno. El "monstruo", en la figura 12, es pareci- do al precedente; sin embargo, aqui tiene como detalle suplementario la afiadidura de una pequefia serpiente/zorro de lengua bifi- da en la cima del strombus. Quizds esto in- dica el orden de importancia y de tamaiio entre el ser que ocupa la concha, el "vehicu- lo" del trance estdtico y su representacion deificada. Hay un detalle gréfico encima del cuello del dios strombus, que parece representar un pajaro en vuelo. éSer4 solamente un.de- talle suplementario para subrayar la natura- Ieza del vuelo chaménico? El dibujo de la figura 13s el que nos ha convencido de la naturaleza altamente ritual y Sagrada del ser strombus en la iconografia moche. Se ve, en efecto, un soldado en acti- tud de adoraci6n o de saplica presentando susarmas (una maza, dos flechas, un escudo) a la deidad. Segin Donnan (1978: 78), la maza en forma de estrella formaba parte de este juego de armas que es de un tipo parti- cular, reservado a un grupo selecto de com- 55 a] Se se li Fig. 15. Chavin de Huantar, "Obelisco Tello (segin Rowe 1973, fig. 6) batientes. Por encima de la escena, en posi- cién invertida (al igual queen la fig. 11), hay un pequefio dibujo abstracto que es pro- bablemente un cactus. 56 Gaceta Arqueoldgica Andina N° 20, 1990 Sa CONCLUSION Con Ia tiltima escena (fig. 13) del tema de la transformacién, se constata una real actitud de veneracién de un ser humano frente al strombus deificado, asignandole, entonces, una gran importancia a esta dei- dad, quizds representandola, entre otras, co- mo intermediaria privilegiada entre el me- dio natural y el sobrenatural, en lo que con- cierne a los asuntos de guerra, la prevision del desentace de un combate, etc. Esta representacion expone también otro aspecto: la participacién en la deifica- cién permite controlar socialmente el uso profano del sicotropo. El hecho de consti- tuirse en un extraordinario intermediarioen los asuntos humanos, un vehiculo privilegia- do hacia el mundo sobrenatural, tiene por finalidad volverlo sagrado y al mismo tiem- po de uso restringido. En este mismo orden de ideas, la asocia- ci6n, en la figura 10, entre el "pututo” y las volutas saliendo de los orificios de la nariz 0 de laboca del dios strombus, subraya la impor- tancia ritual no solamente del objeto, sino también del sonido producido por el instru- mento. No pensamos que sca posible tocar el "pututo" en cualquier momento o consumir caracoles con alcaloides alucinégenos luego de las actividades recreativas. Incluso es posi- ble que el uso de uno 0 de otro estén reserva- dos a determinados individuos que juegan un rol especifico en el aparato social y religioso moche, BIBLIOGRAFIA BENSON, Elizabeth 1972 The Mochica, a Culture of Peré, Prae- ger, New York. CANE, Ralph E. 1983 "Elobelisco Tello de Chavin: Un inten- 10 de andlisis iconogrétfico de sus ele- mentos segin el atlas de John H. Rowe". Boletin de Lima 26: 13-28. Lima. CORDY-COLLINS, Alana 1977 *Chavin Art: Its Shamanic/Eallucino- genic Origins’. 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B. DONNAN 1977 “Then Magic Cactus: Ethnoarchacolo- gical Continuity in Pert". Archaeology 8 (4): 405-447. New York. ASENTAMIENTOS HUMANOS Y FORMACIONES SOCIALES en la Costa Norte del ANTIGUO PERU José Canziani Amico En este trabajo se analiza la relacién causal entre las distintas formaciones sociales los correspondientes modos de asentamiento que sc suceden en la costa norte, desde ¢l perfodo de los cazadores recolectores hasta la fase V de la cultura Moche. En particular se examina la problemAtica de los origenes de la ciudad en esta region de lo Andes Centrales. ‘América Latina Norte América, Europa y Asia $15.00 $20.00 $10.00" $15.00" Incluido porte aéreo # Precio especial susoriptores de la Gaceta Arqueolégioa Andina eviciones INDEA. Insitlo Andro de Estudios Arquecldgicos ‘Apartado Postal 14-0279 Lime—Pert Gaceta Arqueolégica Andina Vol. V, N° 20, pp. 81-107 INVESTIGACIONES EN LA PIRAMIDE DE AKAPANA, TIWANAKU, BOLIVIA Tiwanaku, sitio preincaico monumen- tal, se encuentra ubicado en un valle del altiplano boliviano a 3840 m.s.n.m. Esti se- parado del 4rea del Lago Titicaca por una sierra al norte del asentamiento, Otra sierra, rica en recursos mineros (particularmente cobre), cierra el valle por cl sur. Sin duda alguna Tiwanaku fue el desa- rrollo urbano mds importante de la region de los Andes Centro-Sur durante el primer milenio de nuestra Era, Sin embargo, a pesar de multiples polémicas sobre su cardcter teocratico, militarista o comercial, sobre su sistema hidradlico o de control vertical, el menos conocido de los sitios tiwanacotas es sin duda Tiwanaku mismo. Desde 1988 se inicié el Seminario Inter- nacional de Excavaciones Arqueolégicas en Tiwanaku, coordinado por Alan Kolata y Carlos Ponce Sanginés, con el propésito de esclarecer las relaciones del sitio principal con su entorno, la variabilidad interna del Este articulo es una versién ampliada y modificada de otro que entregamos a la revista Antiquity de Londres, ¢ incluye una sintesis de un tercer articulo sobre los restos humanos desmembrados, publica- do en la revista Latin American Antiquity, 1990. * Instituto de Investigaciones Antropoldgicas, UNAM, 04510 México D-F. México, Linda Manzanilla* Luis Barba* Maria Renée Baudoin asentamiento, la dindmica demogréfica del valle a través del tiempo, etc, La excavacién arqucoldgica de la es- tructura principal del sitio la Piramide de Akapana— fue cncomendada a Maria Renée Baudoin y Linda Manzanilla, La estrategia que se siguié fue ubicar sectores de excavacién tanto en la base como en la cima, con el fin de tener informacién sobre las caracterfsticas constructivas tanto del nticleo como de las distintas terrazas de la estructura, contar con datos sobre cl siste- ma hidratlico, ubicar su acceso principal, abordar la funcién a fa que fueron destina- dos los recintos de la cima, rastrear contex- tos primarios que diesen pistas sobre la historia de la pirdmide y, por tltimo, com- prender qué importancia tuvo para la so- ciedad tiwanacota. Durante la segunda temporada de exca- vaciones (1989) contamos con la presencia de Luis Barba, quien hizo una prospecci6n eléctrica de la estructura; de sus conclusio- nes Surgieron propuestas para ubicar otras reas de excavacion que, a la larga, dicron frutos excelentes. Elsitio de Tiwanaku fue conocido origi- nalmente con el nombre de Taypicala —"la picdra del centro"—, ya que en tiempos in- caicosse pensaba que el dios Viracocha creé 82 Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 PERU SIT a OCEANO PACIFICO ae Ce Fig. 1.— Mapa de ubicacién de Tiwanaku en el Altiplano del Titicaca, ala nueva humanidad en 1. Betanzos (1987: Capitulo 1) y Cobo (1979: 105) apuntan al mito en el cual Con Ticei Viracocha fue a Tiwanaku, durante una era de oscuridad, y cred el sol, la luna, las estrellas y los seres humanos en forma de bultos pétreos. Les did nombres ysefalo a sus sirvientes los lugares de Ios cuales deberian emerger para poblar la tierra: fuentes, cuevas, Arbo- les, montes. Sarmiento de Gamboa (1907: 20, 34-35) agrega de que antes de partir a las diferentes provincias, estos seres recién creados construyeron las pirdmides y recin- tos del sitio Tiwanaku. ANTERIORES TRABAJOS EN LA ESTRUCTURA La pirdmide de Akapana estd situada en el centro del sitio, inmediatamente al sures- te del recinto de Kalasasaya. Es la estructura més alia y masiva del sitio. Cuando Pachacutic Inca Yupanqui con- quisté la regi6n y vid las magnificas cons- trucciones y paramentos, did drdenes a sus hombres para que observaran esas técnicas constructivas, ya que queria que los proyec- tos constructivos de Cuzco fuesen similares (Cobo, op cit. p. 141). Excavaciones en Tiwanaku / Manzat la, Barba, Baudoin 83 EI mismo Cobo (/bid.: 73) cita que Juan de Vargas desenterré tesoros de las ruinas de Tiwanaku (vestimentas finas, plata, chaquira, elesqueleto de un gigante, una enorme cabeza de oro y otros objetos). Es probable que el gigantesco hueco en la cima de la piramide de ‘Akapana hayasido debidocn parteacsta labor de saqueo en tiempos coloniales. Otras per- turbaciones fuieron hechas con el fin de extracr y cantear piedra para los edificios coloniales y ‘modernos, tanto del pucblo actual de Tiahua- naco como de La Paz y pucblos intermedios En 1903, George Courty excavé una irinchera orientada norte-sur en la estruc- tura; comenzaba en la base de la pirdmide y lacruzaba probablemente. En ella hallé res tos de uno de los principales canales de dre- naje (Créqui Montfort 1906: 553), que pos- teriormente recibirfa el nombre de "Cloaca Maxima" (Posnansky 1945, 1). Durante los afios setentas, Gregorio Cordero descubrié una porcion de la facha- da este de Ia pirdmide, particularmente de los muros 1, 2y 3. DESCRIPCION DE LA PIRAMIDE DE AKAPANA Las construcciones monumentales del centro civico de Tiwanaku, en el altiplano boliviano, son de dos tipos: a) Las pirémides (Akapana, Pumapunku, Wila Pukara y otras mas pequenas) qué son estructuras religiosas clevadas, construidas en terrazas. Pensamos que en éstas habitaban y oficiaban los sacer- dotes. b) aya, Putuni, Tem- plete Semisubterraneo, etc.), que son grandes espacios amurullados, en oca- siones bajo el nivel del terreno, que probablemente servian para ritos de congregacién. Fig, 2 Vista general de la pirémide de Akapana, Tiwanaku 84 Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 scat Fig. 3. Plane topogratico dé la Akapana y ubicacién de las excavaciones A continuacion daremos algunas carae- teristicas basicas de la pirdmide escalonada de Akapana (Fig. 2). Forma y dimensiones A través de la digitalizacion de una am- pliacion de la fotografia a¢rea de escala 1:50,000, se pudicron cxtracr datos intere- santes sobre la forma de la estructura. Esta informacién sc integr6 con los levantamicn- tos topograficos y magnéticos Hlevados a ca- bo por el Instituto Geogratico Militar de Bolivia, y con el levantamiento eléctrico he- cho por el Ingenicro Luis Barba, Los datos procedentes de las excavaciones realizadas corroboraron algunas apreciaciones deriva das de los datos citados en los parrafos ante- riores. Las dimensiones de la pirdmide son las siguientes: altura del cuerpo (hasta la base Uc las Salas Norte y Sur), 16.50 m.; longitud maxima (norte-sur), ¢. 203 m.; ancho maxi- mo (este~ este), c. 192 m. La oriemtacién de sus muros ¢s de ¢. 4 grados 30 minutos; uno de-4os accesos (probablemente el principal) estuvo ubicado en su lado occidental. La planta de la estructura es semej ala mitad de una cruz andina (Fig. 3), con dos dingulos entrantes y tres esquin tes de cada lado. Los muros de las terrazas estdn revestidos de arenisca (pilares y silla- Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilla, Barba, Baudoin CL TZ NT HENS MUHA RRR ZEEE eg ge sas aay SZZZ ZS Fig. 4.—Pirdmide de la Akapana restituida mediante una digitacién de fotografia aérea Fig. 5.- Seocién central de la cima de la Akapana, Al centro se hallaba un patio hundido probablemente des- tinado a la captaci6n de agua pluvial Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 res). La hipdtesis publicada por Mesa y Gis- bert (1957: 148) de que la pirdmide tenfa planta cuadrada y estaba revestida con gui- jarros y lodo es, pues, incorrecta. Enelcentro de lacimase hallaba un patio hundido (Fig. 4y5), probablemente destinado ala caplacién de agua pluyial; fue parcialmen- tedestruido por una excavaci6n desaquco que los espafioles practicaron en ta Colonia con el fin de buscar tesoros, Sin Embargo, a través del estudio eléetrico se definieron sus muros limi- trofes (tanto inferiores como superiores, pues parece estardelimitado porun talud) del norte y del sur, Tuvo probablemente una profundi- dad de 7m. Hacia el este cuenta con un vertedero: con muros en taludycon una posible represa de més de un metro de alto. Este vertedero parece estar delimitado, en la cima, por mu- ros altos con hileras de seis monolitos verti- cales en cada lado. El vertedero tiene aprox- imadamente 6.5 m. de ancho inferior y 22 m. de ancho superior; tiene una direccién lige- ramente desviada hacia cl sureste. Podria ser también que el vertedero estuviese flan- queado por rampas. El nucleo Esta piramide fue formada acumulando material arcilloso y limoso procedente quiz4 de fa llanura aluvial cireundante. El nucleo estd formado por,una alternancia de: a) ma- terial arcilloso rojizo y negrusco; b) material limoso café claro y; c) pequefas estratos de guijarros gris-verdosos (probablemente procedentes de las morrenas glaciares del Cerro Quimsachata). Proponemos que el material arcilloso fue clegidoen virtud deser un material impermea- bilizante eficiente, y que todo el flujo de agua al interior de la estructura estaba controlado de manera precisa por cl sistema hidréulico (deno haber planificady csteaspecto, laarcilla s¢ hubiese expandido con el agua y hubiese desplazado la piedra del revestimiento), En sitios cereanosa los canales en que pudicsen ocurrir escurrimicntos de agua, se dispusic- ron estratos de caiitos aplanados de rio (de 10a 15 cm. de diémetro) para que cl agua drenase rapidamente y no dafiase Ia arenis- ca del canal, Ya que gran parte del nucleo estaba formado por material arcilloso, al eliminar la piedra del revestimiento para ser reusa- da en las construcciones coloniales y mo- dernas, se ocasion6 un lavado constante del material del nucleo que fue redeposi tado en la llanura circundante, Este proce- so debi6 iniciarse por lo menos en el siglo XVI; en cinco siglos se han sedimentado dos metros en Ja base de la piramide. Fig. 6. Uno de los Angulos entrantes del sector norte, donde se pueden apreciar los muros 1,2 y 3 Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilla, Barba, Baudoin 87 Fig. 7. (Arriba) Vista del muro 1 con ia = salida arqueada de un canal Fig, 8.— Esqueleto de un animal carnt- voro encontrado en la misma salida del canal Técnicas constructivas Laestructura tuyo siete terrazas (Fig. 6) con sus respectivos muros de revestimiento, yo tres 0 Cuatro como se pensaba anterior- mente, Hay diferencias notorias en las técni- cas constructivas entre los muros 1,2 y 3, y sus respectivos muros de contencién. Squier (1878: 28) describe el muro 1 de Akapana como un muro ciclépco bien 88 Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 —_—— conservado, construido con piedras muy re- gulares y bien ensambladas en hileras sin mortero, pero con el uso de grapas y clavos de cobre. Sus pilares estaban bien asentados enel terreno. El muro 1 tuvo 1.90 m. de altura; sus pilares estaban separados de 3.10 a 3.40 m. Contuvo cuatro hiladas de sillares de arenis- ca,ademds de un remate superior de grandes losas horizontales. Los bloques basales esta- ban tallados a 4ngulos rectos, mientras que aquéllos pertenecientes a las hiladas supe- riores y algunos de los pilares tuvieron un acabado "almohadillado". Un rasgo sobresa- liente del muro 1 {ue un pequenio acceso coro- nado por una piedra tallada (Fig. 7) que daba_ hacia una cimara tapiada, que recibfa el agua proveniente de un canal situado en el muro 2. El esqueleto de un carnivoro fue hallado en la entrada (Fig, 8). El sistema de contenci6n aso- ciado a este muro consisti6 de una serie de muretes perpendicularcs y a un metro de dis- tancia uno de otro, consiruidos con bloques irregulares de tamaho medio, El interior de los espacios entre Jos murctes estaba relleno de arena rojiza con mica doraday material limoso ‘oscuro con cantos ocasionales. El muro 2 presenta diferencias cn las caras este y norte de la piramide. Mientras en el sector este s6lo est construido con bloques rectangulares, en la cara norte (par- ticularmente en uno de los éngulos entran- tes) estaba hecho con grandes losas poligo- nales separadas por 20 a 50 em. de sillerfa (seis hiladas con zécalo y remate superior). Estas disminufan de tamafo al alejarse del niicleo de la estructura. En algunos puntos se observaron canales de tipo gargola que des- cansaban sobre las losas del muro 2; el agua cafa sobre la terraza hasta un agujero que lo Ievaba a la pequefia cémara del muro 1. El muro 2 tuvo una altura de 1.55 m. y present6 en algunos puntos sillares que so- bresalfan del paramento. Su sistema de con- tencidn fue muy distinto: se trataria de una masa arcillosa muy dura mezclada con pasto ichu, y que corrfa paralela al muro, a 3-4 m. detras de él, Esta masa debié de contener la presi6n ejercida por la masa del nucleo, evi- tando que los bloques del revestimento ex- terno colapsaran. El muro 3 esté construido con silleria rectangular, y suponemos que los otros cua- Fig. 9 Escali- nata del oeste ei ti ean Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilla, Barba, Baudoin 89 iro muros superiores también. S6lo cinco hiladas se conservaron, de las cuales la ter- cera present6 sillares salientes. De los muros 4 y 6 s6lo se observé la huella del piso, ya que fueron totalmente desmantelados, Una esquina del muro 4 ain estaba visible en sus hiladas inferiors. El muro 7 delimitaba la cima y probablemente tenia una altura mayor que los demas. Con- taba con pilares-espiga. El principal acceso de la estructura era una escalinata (probablemente doble)situada sobre la cara oeste (Fig. 9). La detectamos original- mente por medio del estudio eléctrico. Al exca- var en. uno de los puntos donde se presentaba la anomalfa,sc hallaron restos de cuatro peldafios muy destruidos de una gran escalinata ornada con esculturas de basalto (particularmente un chachapuma) sobre pedestales y grandes plata- formas monoliticas (Fig, 10). Sistema hidraulico EI sistema hidrdulico estaba‘ formado por cinco elementos interconectados: Fig, 10. Esout tura de un char chapuma cerca de la escalinata este a) Un captador de aguas pluviales, que Bennett (1963: 109) describe como un depé- sito de agua con los restos de un vertedcro de piedra. Se trata de un gran patio hundido, con muros en talud, que ocupa la parte cen- tral de la cima. Por medio del estudio eléc- itico, podemos proponer la existencia de un gran vertedero que desagua al este. Fue qui- z4un canal de picdra probablemente techa- do (como los demas canales de drenaje), con muros cn talud, yen la cima de las margenes existicron seis monolitos a cada lado, de los cuales los del lado norte ain estén visibles. También tiene una especie de elevacién a manera de represa, que quizd sirvid para controlar la'salida del agua por cl lado este del canal. Gran parte del captador y del ver- tedero fue destruide por e) gran hoyo que hicicron los espafioles de la Colonia, bus- cando tesoros. b) Del captador central surgian otros ‘anales que setvian para controlar el nivel de las aguas pluviales. Estos corren desde él hacia las mérgenes de la cima. La "Cloaca Maxima” es un ejemplo de este tipo de canal; segiin Posnansky (1910: 12), tenfa un curso oblicuo. Courty desenterré su porciGn nor- 90 Gaceta Arqueoldgica Andina N° 20, 1990 te: giraba en Angulo recto hacia el norte y descendia hacia Ia esquina sureste del Kala- sasaya, La excavacion de Courty fue hecha en cl margen noreste de nuestra excavacién en lacima norte (donde hallamos el comple- jo residencial de los sacerdotes). El canal estaba construfdo con sillares de 47 por 70 em. y su ancho era de 1.11 m. Los bloques cstaban unidos con grapas de cobre (Créqui Montfort 1906: 553). Nosotros corrobora- mos su existencia (muy perturbada) en la porcién sur de la cima. Existe una gran correspondencia entre “cafadas" de erosion en las margenes de la pirdmde y la salida de varios canales, sugi- Tiendo que los cortes fueron hechos tanto por el flujo del agua, como por el canteado de la piedra para su reutilizacion. ©) Hay otros canales en Ia cima, como el que Linda Manzanilla excavé cn la cima oes- Fig, 11.— Canal al interior de la estructura te (Figs. 11 y 12); quizé se trate de canales de derivacion de los de tipo "b". Nuestro canal cortfa sur-norte (orientacién: 4 grados azi- mut), con una pendiente de 12%. Tenfa una altura de 1.20 m., un ancho de 0.45 m. y se conserv6 en una longitud de 14 m. En el extremo sur habfa un receptculo cuadran- gular que debi6 haber recibido agua de un, canal de tipo "b*. La construcci6n inclufa un z6calo sobre el cual yacfan bloques de arenisca unidos con grapas de cobre en forma de doble "T's tenfan 14.2 cm. de largo (Fig. 13). Sobre los bloques descansaban fas tapas del canal: gigantescas losas con un reborde inferior para ser empotradas justamente en el inicrior del canal. En algunas tapas existfan pares de muescas semicirculares en la parte inferior que probablementeservian para hacer palanca, levantar la tapa y quizé permitir la limpieza del canal, En puntos donde habia fugas de agua, los tiwanacotas disponfan su- perposiciones de cantos planos para que el agua no impregnase el material arcilloso en contacto con los bloques de arenisca. 4) Los canales de tipo "ec" desembocan enel revestimiento de la estructura y vertian el agua de terraza en terraza, donde era re- cibida por hoyos en el piso y transmitida a los canales inferiores, como pudimos detec- tar en los muros 1 y 2. ¢) Finalmente, en la base de Ja estructu- ra y paralclos a sus muros, corrian pro- bablemente grandes canales de drenaje que Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilla, Barba, Baudoin 1 Fig. 14. Cabezas de céndor de “sahumerios’ Hevaban el agua a depdsitos ya otros canales ubicados en la Hanura —como el canal de Putuni—, que a su vez la conducfan al rio Tiahuanaco. CONTEXTOS RITUALES Y DOMESTICOS DE LA CIMA La cima de la estructura es tan amplia que albergaba no s6lo las salas de culto (Sala norte y sala sur) sino también los complejos. residenciales de los sacerdotes, Hacia cl este, el veriedero estaba bordeado por hileras de seis monolitos en cada lado. La sala sur En el sector sur de la cima, bordeando el patio central, se encontré una gran sala con. arquitectura monolitica y accesoal ocste. Des- graciadamente estaba muy destruida hacia el sur, y su muro norte habia sido roto por la excavacién de la época colonial. A cada lado del acceso se hall una ofrenda de restos des- membrados de camélido y humano (al norte), y Festos de material vegetal quemado, quiz incienso, y una vasija con pigmento verde (al sur). También se hallaron dos eabezas de c6n- dor de sahumerios (Fig. 14). Fig. 15.~ Estructura en forma de ‘U' enterrada en la sala sur Al interior de la sala sur se hizo una cexcavacién en la que se hall6 una estructura en forma de U, abierta al sur (Fig, 15), hecha de pequefossillares reutilizados. Encima de esta estructura se dispuso una plataforma de arcilla sobre lajas (Fig. 16), en cuyo centro sc hallé un agujero de 60 em. de profundidad yde una veintena de centimetros de diame- tro, Suponemoss que seria para fijar un gran poste de madera. Asociados a estas estructu- Tas posteriores se hallaron fragmentos de cerémica negra bruftida incisa, con motivos de cabezas de cOndores. La sala norte Al norte del patio central se hallé otra sala que originalmente también fue monolf- tica (Fig. 17), pero cuyos muros estaban to- talmente rotos por la labor de canteado. Ahi Gaceta Arqueoidgica Andina N° 20, 1990 Fig, 17.- Vista general de la sala norte Excavaciones en Tiwanaku / Manzanill Barba, Baudoin 93 se podia apreciar mejor la técnica construc- tiva: después de hacer un apisonado, se dis- pusieron hileras de sillares cuadrados, sepa- rados entre sf por una decena de centime- tros. Sobre este z6calo se implantaron los grandes bloques, a veces sobre sillares pe- quefios. El muro sur de esta sala ya no cxistia pues fue destruido por la excavacién colo- nial, Los demds muros presentaban hucllas de cincelado y golpes para romperlos en fragmentos mas pequefios. Asociada a esta sala se hallé una kimina de oro. Hacia el norte habia un empedrado ymésall4, una tumba tiwanakota disturbada de un adulto en posici6n fetal, con erdneo al norte y viendo hacia el este (asociado a una mascarita policroma de cer4mica, un frag- mento de cobre, una punta de proyectil de silexy una cucharillade hueso), y un enticrro de un feto, Segdn Bermann (1989), los es- queletos orientados a los puntos cardinales pertenecen a Tiwanaku 1V. La sala norte estaba separada del com- plejo residencial del noreste por un gran muro de contencién en forma de"L" de una Fig, 18. Conjun- F to residencial de la.cima noreste terraza més elevada, donde se hallaba la sala (a 1.34 m, més arriba del complejo residen- cial), Un muro similar separaba la sala sur del resto de la cima sureste, En la mitad de la cima (Ia mejor conser- vada) s¢ podia apreciar que ese muro en forma de "L" terminaba en sus dos extremos en pilares erguidos en las margenes norte y este de la cima; estaba construido a base de lajas y cantos, con enormes pilares a distan- cias de 4.40 m. Este sistema de scgregacion de la vida ritual en las salas norte y sur del resto de las actividades domésicas del sacer- docio quiz4 represente un momento de ale- jamiento de las instancias de decision. Alhablarde las ruinas de Tiwanaku, Gar- cilaso de la Vega (1967: 141) describe un patio cuadrado adyacente a una sala de c. 14 por 7 m,, cuyo {echo estaba formado por bloques imitando juncos, yque estaba dedicado al "Ha- cedor dei Universo". Junto al patio habia un estanque, No se sabe si Garcilaso de la Vega se referfa a Puma Punku oa Akapana (con su patio de captacién de aguas pluviales bordea- do por las salas norte y sur). 94 Gaceta Arqueoldgica Andina N° 20, 1990 El complejo residencial del noreste En el sector noreste de la cima, a 13.30 m. por encima de Ja base, se hall6 una gran estructura en forma de "L" (Fig. 18), que originalmente pudo haber tenido forma de "UM, pero cuyo lado oriental fue destruido por el saquco. Se trata de dos alineamientos de cuartos de paredes dobles dispuestos al- rededor de un patio central, cuyo perimetro estaba revestido con un gran enlosado. El lado mas largo de la "L" corrfa norte-sur y tenia por lo menos ocho cuartos (los més septentrionales también fueron desmante- lados para reutilizar sus piedras y fueron disturbados por la excavacién de Courty). El lado mas pequefio (cste-oeste) tenia por lo menos tres cuartos, pero también se hallaba muy disturbado, A excepcién del cuarto en el Angulo de la"L* (Rasgo 11) y sus inmediaciones, poco permanecia del contenido interior de los cuartos, Los muros dobles de sillares peque- jos de arenisca eran probablemente la parte basal de muros de adobe o lodo que fueron desmantelados (periodo de destruccidn) o erosionades (periodo de abandono). Poste- riormente se dispuso una ofrenda dentro y alrededor del Rasgo 11; proponemos que este hecho fue posterior al desmantclamicn- to, ya quealgunos fucsos de camélido yacian parcjalmente sobre la base de piedra del Fig. 19.- Esculturila de cobre que representa'a un un zorto sentado, encontrada en el Rasgo 11 muro. Lo mds factible es que a partir de ese momento, la estructura dejé de ser lo que habfa sido hasta entonces, ya que muchos sectores fueron abandonados. El Rasgo 11 es un cuarto con 4.24 m, de superficie techada (una cuarta parte del ta- majio de una casa tiwanacota de Lukurmata, scgin Berman 1989). Tenia un acceso con un escalon de picdra, ubicado hacia cl sur. E| apisonado sobre el cual fue dispuesta la ofrenda tenfa una gran mancha de fucgo en su parte central. Los elementos de dicha ofrenda parece que fueron puestos en posiciones especificasy cn estratos significativos, de manera similar a Jo que ocurre con las *mesas" u ofrendas de los grupos aymaras. Consistié de 14 créncos de camélidos (la mayorfa, animales jvenes) puestos boca abajo (ubicados al norte y al Oeste), ocho mandibulas de cam¢lidos (hacia Cl sureste), huesos largos de camélido (en cl sector sur), algunos objetos metilicos —un tupu de cobre, una kimina de cobre, una escul- turilla de cobre representando a un zorro sen- ado (Fig. 19), una lamina de plata— (en el scetor noroeste), una tembeta de hueso (al norte), cerdmica tanto doméstica como ritual (en algunas esquinas), madera carbonizada (cnlaesquina noroeste)y finalmente frutosde plantas tropicales de la familia Sapotaceae 0 Sapindaceae en la exquina suroeste (Fig: 20). De los andlisis de flotacién hechos por la Dra, Christine Hastorl y su equipo, se desprende que al interior del Cuarto R11 habia también quenopodiaceas, pastos, cyperdceas, malvaceas, algunos restos de tu- bérculos y madera, Inmediatamente en cl exterior de este cuarto scguian las ofrendas de camélidos y otros objetos: herramientas de hueso, litica pulida, jaspe, cuarzo, mica, silex, un fragmento de plata, la cabeza de puma de un incensario (Fig. 21), restos de céntaroy eerdmica policro- ma, Los demds cuartos contuvicron ceramica doméstica, algunos huesos, escamas de pesca- do y cantos de rio con earas de pulimento, Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilla, Barba, Baudoin 95 SS | a a a Fig, 20.~ Ofrenda de camélidos al interior dol cuarto 11 del coryunto residencial Solamente en el cuarto R 12 R 25 sc halla- ron fupus de hueso y un asta de venado. EI patio present una matriz lena de pequefios fragmentos de carbon y de dese- chos domésticos; bajo esta capa se hallé un material compacto atcilloso y oscuro que forma el nicleo de Ja estructura. Al hacer una excavacién de sondeo en el patio, se detectaron seis entierros deadultossedentes viendo hacia el norte; cinco de ellos se en- contraban alineados este-oestey ubicados al sur del individuo principal, que sostenia en sus manos un incesario con forma de puma aun con cl material carbonizado en su inte- rior (Fig, 22). Ademds tena asociados un cAntaro miniatura de cerémica naranja, una cucharilla de huesoy un pulidor en forma de S. Segdin Bermann (1989), los entierros se- dentes corresponden a Tiwanaku III. Fuera del conjunto residencial, haciacl Fig. 54__ Cabeza de puma de echumerio hallada en este pero en niveles mas altos, s¢ hall6 una gl eerior del conjunto residencial Gaceta Arqueoldgica Andina N° 20, 1990 ee — —— — ! — 4 ae at ul ee Fig, 22.- Entierro de un ‘sacerdote" con un sahume- tio de puma en sus manos, cuando comenzaba a ‘emerger la cabeza, Su posicién era sedente ‘ofrenda de varios kilos de limonita bordeados por pequefios guijarros de pedernal y cinco kilos de concha marina del Pacifico. Ambos materiales fueron dispuestos en hoyos. CONTEXTOS RITUALES DE LA BASE DE LA ESTRUCTURA Ofrendas humanas y de camélidos asociados al Muro 1 Particularmente en la esquina noroeste que excavamos, pero-también en el sector oeste de Ia estructura, se hallaron cuerpos desmembrados de hombres y ninos (existe s6lo un caso de mujer hasta ahora) (Fig. 23); estén dispucstos a lo largo de la base del muro, yacfan sobre algunos centimetros de sedimento. Estos restos en ocasioncs esta- ban asociados a camGlidos completos 0, des- membrados, y a cerdmica tiwanakota poli- croma y utilitaria. Se hallé también una ld- mina circular de oro, un mortero y algunos fragmentos de roca volesnica. Consideramos necesario describir aque- Hos cuerpos hasta ahora estudiados por cl antrop6logo fisico Eric Woodard, ya que cl patron de desmembramiento observado po- dria representar un caso de practica mortuo- ria no muy comin. La determinacién del sexo se basé en las normas establecidas por Phenice (1969), asf como en las caracterfsti- cas dimérficas del créneo (proceso mastoi- dco, angulo gonial de la mandibula y robus- tez de la protuberancia occipital externa). No sc usaron medidas cuantitativas para evaluar el diformismo sexual, debido a la carencia de una muestra comparativa. La edad fue determinada por el tiempo decrup- cidn dental en especimenes subadultos, Para Jos adultosse usaron las normas establecidas por Brooks (1955), junto con McKern y Ste- wart (1953). Las partes presentes del individuo N° 1 fucron; las rétulas, los fémures, la pelvis, cl sacro, las vérlebras coccigeas y las vertebras lumbares 4 y 5. Todos los hues iban arti- culados y no se detectaron huellas de corte ni mordeduras de roedor. Bajo la pelvis del indi- viduo N° 1 yacfa un kero policromo. El individuo N° 2 (ubicado en el mismo sector que ¢l anterior) tenfa ambas tibias, los fémures, la pelvis, elsacro, las vérrtebras lum- bares 45, cl hiimero derecho y un antebrazo articulado con su mano, en posici6n anatémi- ca. Asociado a este individuo se hallaron dos keros (uno con el disefio de o6ndor coronado), fragmentos de incensario, una cuenta, varios fragmentos de madera carbonizada y un frag- mento de punta de proyectil de sflex. Encima Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilla, Barba, Baudoin 97 Ca y abajo de los dos individuos descritos se hallaron camélidos. Cuatro metros al sur del conjunto ante- rior, aparecieron restos de tres individuos (3a, 3b y 3c), también asociados a camélidos y ce- rémica polfcroma (Keros ¢ incensarios); dos camélidosarticulados yactan sobre el conjunto y dos desarticulados bajo éste (Fig. 24). Ocho metros al sur de este conjunto, cercanoa la esquina noroeste del muro 1, se hall el individuo N° 4, con sacro, pelvis, fémur, tibia y peroné derechos articulados. En asociacién se encontré el esqueleto des- articulado de un camélido y algunos tiestos. El individuo N° 5 es uno de los tres estu- diados que tuvieron créneo (15% del total estudiado), pero carecia de piernas y pies. Dos metros al oeste (siguiendo el con- torno del muro 1), se hallé el cuerpo del Fig. 23. Un ejemplo de los restos humanos parciales hallados en la base del muro 1 del Sector Norte ee individuo N° 6 con fa columna vertebral completa, comenzando con el atlas y la vér- tebra tordcica 8; 1a mandfbula estaba presen- te y en posicin anatémica correcta, No se observaron huellas de corte en la mandibula ni en Jos restos postcraneales. La cerdmica asociada fue primordialmente de cardcter utilitario, con un solo tiesto pintado. Como €N otros casos, se hallaron también huesos de camélido. En forma similar a lo descrito para el individuo N° 6, el N°8 tuvo un torso relativa- mente completo y articulado, pero faltaba el sacro, la pelvis y las extremidadesinferiores. El individuo N° 9 fue el tinico esqueleto comple- toy totalmente articulado de los excavados en labasedel muro 1. Un rasgo que lo hace tinico es el hecho de que estaba alectado por una enfermedad seria: una infecci6n peridstica ha- bia incidido sobre todos fos huesos largos y la mandibula (probablemente se inicié en los huimeros). Los premolaresy caninos de leche Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 eee tenfan defectos en el esmalte, caracteristicos del siress sist€mico. Los conjuntos 7 y 10 representan una forma modificada de la préctica mortuoria observaday descrita. El conjunto N° 10 con- sistia de restos desarticulados de varios indi- viduos, mezclados con huesos de camélido. En total habia restos de cuatro adultos mas- culinos (entre 23 y 39 afios de edad), junto con huesos de un subadulto (de menos de 16 aiios) y un nifio (de unos 10 afios), Elconjunto N°7 consisti6 de un adulto, de un nifio de 6a 8afios, de un nifiode menos de 4 afios y de un nifio de menos de 6 afios. Este conjunto parecia mas bien un “entierro secundario". Hacia el Angulo central saliente del lado norte, siguiendoel contormodel muro 1,se hall un grupo de tres créncos de adulto con defor- ‘maciOn craneana (alguno sin mandibula), que ademds tenfan a su alrededor otros huesos hu- ‘manos (largos y cortos) de extremidades. Apa- recieron asociados a huesos de camélidos, ade- més de cerdmica monécroma y policroma. Bajo este conjunto se hallé el esqueleto articulado de un camélido. Ademés, inme- Fig, 24.- Dos camélidos articulados asoclados alos rostos parciales de seres: humanos en la base del muro 1 Fig. 25.-(abajo) Vasija ofl gie hallada en asociacisn con los restos humanos parciales en la base del muro 1 diatamente al norte de esta ofrenda, Maria Renée Baudoin hallo un estupendo vaso re- trato policromo (de 20-cm. de alto), con la cabeza de un personaje que portaba una banda cefélica color naranja (Fig. 25). La pintura facial consiste de una franja ondula- Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilla, Barba, Baudoin 99 da de color blanco que comienza en la meji- lla derecha, sube hacia la frente por encima del ojo derecho, para bajar por la nariz y Tematar en la parte inferior de la mejilla izquierda. Tuvimos otros casos aislados de créneos sin mandfbula o sus fragmentos en otras partes del 4rea excavada en la base del muro 1. Lo pequefio de la muestra de restos hu- manos parciales hace dificil una interpreta- cidn completa. Sin embargo, se pueden su- gerir algunas hip6tesis sobre el patr6n ob- servado, que podrfan ser probadas en futu- ras excavaciones. Los individuos 1, 2,3, 4, 5, 6y 9 presentan secciones del cuerpo en po- sicin anat6mica y en forma articulada. Di- fieren de deposiciones secundarias debidoa Ja presencia de huesos como las rétulas y los carpos. La falta de créneos en los adultos, asi como la concentracin de créneos aislados, podrfan formar parte de un sistema simb6lico Telacionado con el crénco que ha sido descrito como el complejo "cabeza trofeo", Sin embar- g0, consideramos que cs apresurado atribuir- los a una practica guerrera. Estos elementos aparecen representados en la cerdmica polf- croma de Ia ofrenda del Muro 2, en la vasija efigie del Muro 1 y en el chachapuma que decoraba la escalinata del lado oeste. Tanto en camélidos como en humanos, parece haber habido la costumbre deseparar Jas mandfbulas de los crneos, y éstos de sus Tespectivos cuerpos. Un ejemplo de esto, en camélidos, es el hecho de que en Ia ofrenda asociada al Cuarto 11 del complejo residen- cial de la cima se hallaron ocho mandibulas separadas de sus crdneos, De la Tabla N° 1 se desprenden algunas conclusiones. La mitad aproximadamente corresponde a nifios de uno a diez afios. De los individuos sexados (adultos) predomi- nan notoriamente los individuos masculi- nos. Sin embargo, es interesante observar que el esqueleto femenino fue el tinico que tuvo asociados los dos esqueletos articula- dos de camélidos, ya que los demas contaron con camélidos desmembrados. Los torsos predominan en los infantes, mientras las partes inferiores, en adultos. De haber exis- tido el crdneo, la orientacién predominante de éste seria hacia el norte, Enrelaci6na la pregunta de quiénesson los individuos depositados en la base de la estructura, se pueden plantear dos posil dades: eran habitantes de Tiwanaku 0 eran parte de una poblaci6n fordnea. En ningin caso contamos con una muestra comparati- va para poder llegar a una conclusin al respecto. En primer lugar nos preguntarfamos c6- mo murieron. Existen varias alternativas: muerte colectiva intencional: envenena- miento, estrangulamiento, decapitacion; 0 muerte colectiva no-intencional: epide- mias, hambruna a causa de sequias, envene- namiento, Respecto dela primera opcidn, diremos que existen varias menciones en las fuentes de sacrificios de nifios por estrangulamiento, decapitacién o extracci6n del coraz6n, entre los incas. Estos sacrificios se ofrecian a las divinadades mas importantes en ocasiones muy solemnes, como peste, hambruna 0 du- rante la coronacién del nuevo rey (Rowe op cit: 305-306). Entre los aymaras, se citan sacri- ficios de llamas macho blancas, corténdoles el cuello (Tschopik op cit.:°562); a la gente ago- nizantescle cstrangulaba, para liberarsualma (ibid.: 551). Ademés, entre la gente mAs im- portante del mundo aymara se usaba también matar a Sus esposas ¢ hijos, asi como sacrificar muchas llamas (Ibid.: 553). Contos datos con que contamosal presen- te, resulta dificil atribuir alguna de estas muer- tes los individuos de la base del muro 1. Las articulaciones no presentan huellasde corte ni contusiones, por lo que es improbable que la causa de la muerte fuese el descuartizamient Asi pues, carecemos de indicadores para cular los tipos de muertea huellas particulares dejadas sobre los huesos, Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 TABLA N° 1 SEXO Y EDAD DE LOS RESTOS HUMANOS PARCIALES: ASOCIADOS AL MURO 1 ORIENTA- DUO Ne anos) SEXO] NORMA) cpRESENTADA SONG RSE TNACIONES 22 Torso 9 | 22-24 Dorsal | Casicompleto(*) | Oeste Enformo Cm ‘Secundario a | 4-6 Ventral | Torso + créneo Norte crma teres ‘Secundario 5 6-7 Ventral nes Be Este o7_| 6-8 Secundario cio | 10 Inferior Secundario ab | 11-12 Dorsal | Torso + illaco Norte cio | <16 Inferior ‘Secundario co7_ [aoutTo| ™ i 3a |ADULTO| F | Ventral Inferior Norte ie 4__ [17-18 [M_| Dorsal Inferior Oeste Piedra en pelvis 2__| 18-21 | M_ | Dorsal Inferior Norte Piedra en pelvis 6 | 21-27 | M | Ventral [Torso + mandibula| _Este cio_| 23-80 | M Inferior Secundario 1__[ 25-30 | M_| Ventral Inferior Norte Piedra en pelvis, (*) A pesar de que la mayoria de los cusrpos no tenfan créneo, se ha tabulado la orientacion de éste de haber estado presente. (**) Le faltaban manos y pies. En relacion a la opcidn "b’, es intere- sante notar que Paulsen (1976: 125-127) proponga unas etapa de fuerte sequfa en- tre 600 y 1000 dC. Segdn La cronologia propuesta por Bermann (1989), Tiwanaku IV (la época que proponemos para estos eventos, segtin la cerdmica asociada) va de 400 a 900 dC. Quizé esta sequfa hizo estra- gos en la poblacién de Tiwanaku, y los muertos que ocasions fueron "ofrendados” ala estructura. La tercera pregunta aborda el problema de cuando y cmo fueron desmembrados los cadaveres, Considerando que el hecho de que Jas mandibulas de los camélidos y la de los humanos estén completasy sin huella de corte podria ser un elemento que refutase la hipote- sis dedescuartizamiento de las victimas, ya que estas son piezas que no se separan ficilmente de los crineos sin romperlas, Ademés, €l indi- viduo N° 6contaba no s6lo con la mandibula, sino con la vértebra atlas; esto podria impli. Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilla, Barba, Baudoin 401 car que una vez depositado en la base del Muro 1,se sustrajo el créneo cuidadosamen- te dejando la mandibula y la columna; esto no pudo haberse hecho sino cuando los res- tos ya estaban en descomposicién. Se pueden proponer dos hip6tesis sobre la forma en que los restos conservaron su articulacién: 1) Los individuos fueron expuestos a los elementos y se dejé que se descompusieran hasta el punto en el cual ciertas partes pre- viamente seleccionadas podrfan ser removi- das del resto, permaneciendo los demds ele- mentos de articulaci6n, 2) Estos eran restos momificados con partes articuladas que permanecfan sujetas por piel momificada y textiles (de éstos ilti- mos no se hallé una sola huella). Existen evidencias de desmembramien- to y descarnacién post mortem en otras cul- turas del pasado y del presente. A nivel et- nogrdfico, en varios grupos del Chaco, se detectaron practicas de descarnamiento. Por ejemplo, entre los Mataco, el cadaver era dispuesto en una plataforma en un 4rbol hasta que la carne se pudriese. Posterior- mentee recogian los huesos y se enterraban en un cementerio comunal (Métraux 1963: 329). Otros grupos, como los Mbay4—Cadu- veo y los Abip6n, enterraban a sus muertos ensusmoradas, pero después de 106 12dfas, Jos desenterraban, limpiaban los huesos, y los transferian a la casa funeraria familiar (Ibid.: 330). Para Mesoamérica, también tenemos menciones en las fuentes, deque, al morir un comerciante (pochteca) de Tlatelolco, no le enterraban sino que le ponfan en un bulto que después llevaban al monte, hasta que se consumiese la carne (Sahagdn 1969, vol. III, cap. V del Libro IX). En el caso del Cercano Oriente, destaca el caso de praticas mortuo- rias de Catal Huyuk, un asentamicnto del Neolitico de Anatolia, en el cual las cabezas de los muertos parecen haber sido removi- das previamente de sus respectivos cuerpos, que posteriormente eran descarnados por buitres, segan se observa en uno de los mu- rales del sitio (Hodder 1987: 46; Mellaart 1964: 65). Otra posibilidad seria el hervir los cuer- pos (como actualmente hacen quienes quie- Ten separar los huesos de tejido blando) a un. punto en que las articulaciones se separasen fécilmente. A nivel etnogréfico, entre los Tapuya del este de Brasil, tenemos que en el siglo XVII, los sacerdotes disectaban el ca- aver, que posteriormente era cocido y las partes blandas consumidas. Posteriormente se conservaban los huesos para ser pulveri- zados, mezclados con agua y bebidos (Lowie 1963; 392). Por ultimo, cabria la posibilidad de que quienes desmembraron estos cuerpos tuviesen una destreza enorme y un gran co- nocimiento de la anatomia humana y de los camélidos, como para desprender segmen- tos completos sin dejar huellas. Algunos autores se han inclinado por interpretaciones apresuradas sobre cautivos de guerra descuartizados cada vez que se enfrentan a cuerpos desarticulados, Sin em- bargo, consideramos que estas ideas pueden estar opacando otras posibilidades de inter- pretacién, las mismas que pudieran surgir al observar detenidamente las huellas de corte y contusiones sobre las articulaciones, y re- con ndo patrones recurrentes. La Gitima pregunta que haremos es por quése hizo esta practica. Ya que la evidens de violencia es minima, se puede considerar que se trata de una ofrenda, Podrfamos in- cluso proponer el desmembramiento post- mortem de algunos seres humanos recién fallecidos, y también la exhumaci6n de en- tierros anteriores y su posterior deposicin en forma de "entierros secundarios’. OFRENDAS DEL MURO 2 En la esquina entrante excayada, pero en la segunda terraza, junto al muro 2 (so- 102 bre 70 cm. de sedimento sobre el piso) se hall6 una gigantesca ofrenda (en un 4rea de 9x5 m.) de cerdmica policroma rota inten- cionalmente (Fig. 27). Parecen pertenecer a la fase Tiwanaku IV (Ponce Sanginés 1981) o Tiwanaku Clésico (Bennett 1963). Tanto la cer4mica como la ofrenda humana sugie- ren que esta ofrenda fue contemporanea a los restos humanos depositados en la base del muro 1. Encima de la ofrenda fue tirado un torso humano desmembrado (individuo n. 11), sin cabeza, pelvis ni extremidades inferiores (Fig. 26). Deunanilisis prefiminar dela cerémica, proponemos que hay cuatro 0 cinco talleres cerdmicos implicados en su manufactura. Estos se distinguirfan por tener color de fondo, 1razo, sucesiGn de registros, prado de pulido y brufiido, y motivos distintos. He- mos detectado también diferencias que son atribuibles al mensaje mismo: cambios en color, tipos de ojo, direccién del movimien- to, etc. CONSIDERACIONES FINALES Elnombreaymara de Tiwanakuera Tay- picala, “la piedra de en medio" (Cobo op. cit.: 65), es decir, el centro del universo, del cual surgieron los distintos grupos humanos a poblar la tierra después de un acto de crea- cin por parte de Viracocha. Cobo (op cit.: 68) también sefiala que el templo en forma de pirdmide truncada, con base con varios Angulos, fue construido en honor a Viraco- cha. Asf pues, la estructura era la conmemo- raci6n del acto de creacién; por lo tanto, no nos debe sorprender que fuese la estructura pivote de la organizaci6n ideol6gica de la sociedad tiwanacota. Si algtin desajuste se present6 en el sistema, seguramente acudi- Tian a ofrendar a ella. Akapana pudo haber sido construida en Ja fase Tiwanaku III (Ponce 1981: 78), Aesta fase pertenecerian tanto los aspectos exter- nos € internos (sistema hidréulico) de la estructura, como ¢] conjunto residencial de Gaceta Arqueolégica Andina N°20, 1990 la cima noreste. En Tiwanaku IV se pudie- ron haber construido las salas norte y sur, probablemente sobre antiguas dreas de cul- to. Al final de Tiwanaku IV se dispusieron las ofrendas de restos parciales humanos, de camélidos y de cerdmica en la base de los muros 1 y 2, asi como en el Rasgo 11 y en la sala sur. Quiz4 un cambio de funci6n de la estructura serfa el causante de este fenéme- no. Durante Tiwanaku V, es probable quese introdujesen tanto la estructura en forma de U como la base para poste al interior de la sala sur. La presencia de la ofrenda cerdmica y el torso humano asociados al muro 2, laasocia- cién de los restos parciales humanos con esqueletos articulados y desarticulados de camélidos, la orientacin de los cuerpos hu- manos en forma paralela al muro 1, la aso- ciacién de cerdmica policroma ademés de la I4mina de oro y Ia vasija efigie, apoyan la idea de un acto ritual de ofrenda a la estruc- tura, Al parecer este patr6n de deposicién se repite en los otros lados de la estructura, ya queal excavar el muro 1 anexo a la del oeste, también se hallaron restos articulados par- ciales de seres humanos asociados con hue- sos de camélidos. Si la hipdtesis de la sequfa y consecuente muerte colectiva fuese valida, entonces resul- taria factible que laestructuradedicadaal"Ha- cedor del Universo" (Cobo 1961:68) fuese in- vocada de manera ritual con el fin de propiciar el fin de la catdstrofe. Debemos agregar una observacin mas. Con la deposicién de estos restos, la funci6n de la estructura debi6 cambiar, pues ya no serfa posible transitar libremente alrededor o sobre la misma. Un ejemplo de esto es el hecho de que el agua que escurria por el canal cuya salida se observaba en las figuras 6, 7y 8, ya no lo harfa después de depositar el cuerpo del carnivoro y los otros restos. No se observan huellas de perturbaci6n por el flujo de agua. Otro ejemplo seria la ofrenda del cuarto 11 del complejo residencial de la cima, Este cuarto dej6 de estar en uso y sus Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilla, Barba, Baudoin 103 muros probablemente perdieron su alzado de adobes 0 lodo en ese momento o antes de él. Los contextos relacionados con Akapa- na nos hablan de una funciGn ritual y de habitacion para los sacerdotes, y no defensi- va (como se crefa en siglos pasados). Pode- mos agregar que, a través del estudio eléctri- coy la distribuci6n de rasgos iconogréficos, existe una probable biparticién de la estruc- tura con un eje de simetria: la mitad sur con sus elementos de c6ndores, y la mitad norte, con pumas. Esta division se observa tanto en Jos motivos cerémicos, en los sahumerios, en las cabezas clavas, en la escultura, etc. La doble escalinata propuesta por el reconoci- miento eléctrico (uno de cuyos lados, norte, fue ya excavado) podria ser otro elemento que apoye la idea de biparticién Las salas norte y sur también servirfan de indicadores, y podriamos proponer que existe un conjuto residencial similar al excavado en la cima sureste, Fig. 26- Ofrenda cerémica y torso humano hallados cerca del muro 2 del sector norte ‘Sabemos que la comunidad de Tiahuana- co estaba y est4 organizada en forma dual: las mitades Arasaya (norte) y Masaya (sur) ain bailaban la "Morenada" encima de Akapana, una en la sala norte y otra en la sala sur, a principios de siglo. Es probable que el sistema de organizaci6n dual sea originario del Alti- plano del Lago Titicaca, como Julien (1982: 134) ha sugerido. Si Tiwanaku Cldsico estaba dividido en dos mitades, como est4 actualmen- te, proponemos que en Akapana se hallaban Fepresentados los dos sacerdocios correspon- diente a las mitades, que ahi vivian y hacian iertos cultos, que accedian a la estructura por escalinatas diferentes, y que uno estaba asocia- do a los cndores y otro a los pumas. Ast, en la pirémide de Akapana estaria Tepresentada la sintesis integradora de la sociedad tiwanacota, el eje del mundo, don- de el "Creador del Universo" culminé su acto, el pivote sobre el cual ia organizacion teocrdtica de Tiwanaku gravit6. 104 Gaceta Arqueolégica Andina N° 20, 1990 a TAUEA 1 TALLER 2 DISENOS, GEOMETRICOS fF Feunos & 1 t t 0 gs Avs Peces g E | svauenos A | ceRvivos ! § T N craczas § TROFEO Fig. 27.- Cuadro de motivos decorativos de la ofrenda cerémica junto al muro 2 de la segunda terraza Excavaciones en Tiwanaku / Manzanilia, Barba, Baudoin 105 TALLER 2 TALLER 4 DISENOS GEOMETRICOS we Smt onan, Sy en Sake oe tect ae y que cortesponde a la fase Tiwanaku 4 106 Gaceta Arqueoldgica Andina N° 20, 1890 AGRADECIMIENTOS Agradecemos al Instituto de Investiga- ciones Antropolégicas de la UNAM por la comisi6n de trabajo académico para poder participar en el seminario Internacional de Excavaciones Arqueolégicas en Tiwanaku También a Maria Renée Baudoin, Antonio Guzmén y Fernando Botas por los dibujos de este articulo; a Humberto Arrieta y José Saldafia, por las fotografias; a Eric Woodard por el estudio osteolégico de los entierros; a Christine Hastorf y su equipo por la identi- ficacién de restos boténicos de] Rasgo 11, al Dr. Fernando Chiang (Instituto de Biologia de la UNAM) por la identificacién de un fruto del Rasgo 11, al Biol. Gerardo Villa- nueva (de la Direccién de Salvamento Ar- queoldgico del INAH) por la identificacion de dos conchas, y a los trabajadores aymaras de las cuadrillas "Malikus" y "Pumas" de ‘Akapana por su entusiasmo, honestidad y apoyo. BIBLIOGRAFIA BENNETT, Wendell C. 1934 Excavations at Tihuanaco. Anthiropo- logical Papers of the American Mu- seum of Natural History: 359-494, 1963 The Archeology of the Central Andes. En: Handbook of South American In- dians2, J. H. Steward,ed,, pp. 61-147, ‘New York. BERMANN, Mare 1989 VisiGn de las casas de! Perfodo Tiwa- naku en Lukurmata, En; La tecnolo- fa y organizacién de Ia producci6n agricola en el estado de Tiwanaku, A. L. Kolata, ed, 2: 113°151. La Paz. BETANZOS, J. de 1987 [1551] Sumay Narracién de los Incas. Trans- cripeién y notas por Marfa del Carmen ‘Martin Rubio, Gréfica Maluar, Madrid. 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