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Inicio Secciones Ciencias Humanas y Sociales El camu aje del pensador y la mala prensa de la losofía
Todo ello porque, como ellos mismos corroboran, la filosofía goza de mala prensa y en
cuanto se use tal palabra el gran público se espantará o se cerrará frente a lo que Karl
Mannheim afirmó que toda sociedad existente denominaba como «pensamiento peligroso».
Si bien es cierto que la filosofía goza de mala prensa, ello podría restringirse al ámbito
de lo que denominamos como «filosofía administrada», esto es, al entorno
académico universitario, donde todas las demás disciplinas la consideran un saber agotado
e inútil, como una suerte de «madre de las ciencias» que ya dio sus frutos; tal fue el caso
de Manuel Sacristán y su propuesta de harakiri que fue respondida hace ya 40 años por
Gustavo Bueno en El papel de la filosofía en el conjunto del saber.
Sin embargo, no faltan quienes, en los contextos más mundanos, afirman poseer toda una
filosofía: el rechazo a la filosofía administrada por las instituciones tradicionales implica que
la filosofía, en toda sociedad democrática, se encuentra disuelta, que todo ciudadano, por
el hecho de serlo, también tiene su propia filosofía, tan respetable como la del más elevado
catedrático.
Precisamente, Gustavo Bueno señaló en El papel de la filosofía en el conjunto del saber los
modos en los que determinadas formas de organización política se relacionaban con la
filosofía de tradición académica: las denominadas por Bueno «organizaciones sociales
totalizadoras».
Desde esta perspectiva, Bueno traza cuatro posibles alternativas de relación entre estas
«organizaciones sociales totalizadoras» (principalmente, las dos vigentes en su época, la
Iglesia católica y la Unión Soviética), y la filosofía. Son las siguientes:
En este último caso, los escritores de temas realmente filosóficos adoptan sin embargo una
actitud antifilosófica. Su objetivo inequívoco es defenderse de la inevitable
clasificación de sus escritos como filosóficos.
Pero esta actitud, propia de una filosofía sedicente, ignora la distinción escolástica entre el
ejercicio y la representación: para realizar un análisis filosófico, enraizado en los saberes
del presente, no es necesario estar constantemente invocando y llenándose la boca con la
palabra filosofía.
El mejor ejemplo es el del más genuino filósofo en lengua española, el Padre Feijoo, quien
en su Teatro Crítico Universal (1726-1740) jamás usa el término «filosofía», salvo cuando
alude a algún sistema filosófico o filósofo concreto, ya sea el «sistema filosófico de
Descartes» o de los «sistemas de la filosofía corpuscular»; en el resto de sus discursos la
palabra filosofía, como el valor para el torero, se le supone…
En resumen, quienes pretenden sustituir el término «filosofía» y todos los contenidos que
conlleva en el sentido de la tradición filosófica occidental iniciada en la Grecia clásica, no es
más que otro jalón dentro del trayecto en el que la filosofía de tradición académica ha ido
muriendo burocráticamente, primero por la vía del vaciamiento de sus contenidos, al
convertirse en «filosofía pura», exenta de los problemas del presente, y en el caso que nos
ocupa, siendo camuflada bajo una perspectiva «socioantropológica», «ética», de «análisis
del presente», u otros términos «pensamiento» donde subsumir en él a la filosofía.
De este modo, presentando sus discursos como algo «práctico», lo único que hacen es
degradar y disolver sus análisis, contribuyendo a destruir la disciplina en la que en realidad
se insertan.
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Es columnista de filosofía e historia en Ciencia del Sur. (Gijón, España 1976). Es doctor
en Filosofía por la Universidad de Oviedo, España. Profesor de Filosofía de Enseñanza
Secundaria. Es autor de, entre otros libros, "El alma de los brutos en el entorno del
Padre Feijoo" (2008), "La independencia del Paraguay no fue proclamada en Mayo de
1811 (2011)" y "El Estado Islámico. Desde Mahoma hasta nuestros días (2016)".
Ecología de rutas, un largo camino Desconocimiento sobre la formación Consideraciones sobre la licenciatura
hacia el desarrollo humano y el del PhD amenaza la incorporación de en biología y su desempeño en el
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1 Comentario
Gracias por el artículo. Creo que denuncia acertadamente un problema real, que es
nada menos que el desprecio de la filosofía desde el ámbito académico. La psicología, la
sociología, la antropología, y otras disciplinas humanísticas similares, son ramas de la
filosofía y siguen siéndolo. No tienen, ni pueden tener, la autonomía que posee la
ciencia cuando dejó de ser simplemente una rama de la filosofía —la filosofía natural—
para convertirse en un medio de conocimiento propio. Si bien, la ciencia sigue
dependiendo de un sustrato filosófico. Pero las disciplinas humanísticas en el momento
en que estudian al ser humano, están estudiando ideas, creencias, sentimientos,
intenciones y otra serie de fenómenos que no son medibles ni cuantificables y, por
tanto, no pueden ser disciplinas científicas.
El único aspecto del texto que podría es objetar en este momento es, a nivel gramatical,
el uso excesivo de las comillas. No comprendo, por ejemplo, por qué escribir
«camuflarse» con comillas. Realmente se está tratando de camuflar la labor filosófico
bajo otro nombre que oculta su verdadera naturaleza. Es un camuflaje real. Si el autor
se refiere a otro concepto entonces habría que usar otra palabra. Creo que existe una
tendencia generalizada a abusar de las comillas, que está perjudicando la comprensión
del lenguaje, y que fomenta el uso despreocupado de los términos.
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