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El CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y EL VALOR DE LAS SENTENCIAS

DE LA CORTE A LA LUZ DEL FALLO “SCHIFFRIN, LEOPOLDO HECTOR C/

PODER EJECUTIVO NACIONAL S/ ACCION MERAMENTE DECLARATIVA ”

Por Giotta Facundo Nahuel

INTRODUCCION:

En el presente trabajo intentaré llevar a cabo un análisis de la sentencia dictada por la


Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina en el caso “SCHIFFRIN, LEOPOLDO
HECTOR C/ PODER EJECUTIVO NACIONAL S/ ACCION MERAMENTE
DECLARATIVA” con fecha 28 de Marzo del año 2017. La importancia de dicho fallo se da
porque con él se ha sepultado un precedente jurisprudencial de más de 20 años de la propia
CSJN, a la vez que se ha abierto un enriquecedor debate doctrinario acerca de diversos temas
que acarrean una gran trascendencia para el desarrollo y goce de los derechos de las personas,
entre los que se destacan en relación a su importancia: el control de constitucionalidad de las
reformas constitucionales y el valor de las decisiones jurisprudenciales del excelentísimo
tribunal dentro de un sistema de derecho continental-latino como lo es el argentino.

El fallo en cuestión resulta de una acción declarativa de certeza interpuesta por


Leopoldo Héctor Schiffrin, ahora exjuez argentino, quien teniendo en cuenta el precedente de
la causa “Fayt”, accionó con el fin de que se declare la nulidad y la inaplicabilidad del art. 99
inciso 4° tercer párrafo de la Constitución Nacional, incorporado a la Carta Magna luego de la
reforma constitucional del año 1994. La demanda interpuesta por Schiffrin fue admitida en
primera y segunda instancia. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en un
fallo por mayoría y con diferentes argumentos, decidió hacer lugar al recurso extraordinario
federal interpuesto por el Estado Nacional y rechazar la demanda interpuesta por Schiffrin.

DESARROLLO:

Valor de las decisiones adoptadas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación:


Muchas veces por costumbre o ignorancia se suele entender falsamente que los precedentes
de la CSJN son obligatorios para el resto de los tribunales inferiores e incluso para el propio
tribunal supremo. Sin embargo, en el mundo jurídico multidimensional argentino, pienso que
la jurisprudencia de la CSJN en realidad es cuasiobligatoria, es decir, que debe ser acatada
por los tribunales inferiores y por el mismo máxime tribunal. La razón de ello es que es
conveniente que los pronunciamientos del más alto tribunal de la República sean seguidos en
los casos ulteriores similares, con el fin de generar una guía de conducta para los ciudadanos
y enervar con ello la seguridad jurídica. Pese a lo dicho, excepcionalmente podrían los
tribunales apartarse de los precedentes de la CSJN en caso de que se encontraren argumentos
suficientes no tenidos en cuenta por la CSJN con anterioridad o que fundamenten la no
aplicación del precedente al caso concreto.

En este punto debo mencionar la coincidencia de los distintos votos del fallo, ya que
todos remarcaron la importancia de los precedentes de la CSJN en aras de la seguridad
jurídica. Sin embargo, es de notar como el mismo argumento fue utilizado para pronunciarse
sobre su modificación, como así también por el voto en disidencia para justificar el
mantenimiento del precedente Fayt. A modo ejemplificativo, encontramos en el voto del
ministro Rosatti quien manifiesta que “es deseable y conveniente” que los precedentes de la
corte sean considerados y seguidos en casos ulteriores a fin de preservar la seguridad jurídica.
Y en el voto completamente contrario, Rosenkrantz expresa es imperante el respeto de los
precedentes de la CSJN como modo de resguardar la seguridad jurídica, y por el hecho de que
se juzga la validez de una reforma constitucional debe ser aún más riguroso el respeto a las
decisiones anteriores de la Corte.

Procedencia del Control de Constitucionalidad de una reforma constitucional: Los


tres miembros que integraron la mayoría en el fallo en análisis encuentran argumentos
suficientes para dejar de lado el precedente del caso Fayt. Coinciden en que el control de
constitucionalidad es una herramienta de ultima ratio, característica que se acentúa aún más
por el hecho de que lo que se intenta declarar inconstitucional es paradójicamente una
cláusula constitucional; razón por la cual se debe analizar la temática dentro de un estándar
“del más amplio respeto hacia la actividad de la Convención Constituyente” [ CITATION
Ric17 \l 11274 ]. Sobre esta base llama la atención los distintos argumentos que encuentran los
ministros, los cuales son levemente disímiles entre sí.

Así las cosas, Lorenzetti encuentra sus fundamentos en que la actividad de una
Convención Constituyente se trata de la voluntad soberana del pueblo, expresada a través de
un órgano que cuenta con el grado más alto de representatividad, ya que los ciudadanos eligen
a los convencionales con plena conciencia de que llevarán a cabo la reforma constitucional.
No actuar de esta manera, implicaría un alto riesgo de interferir en el proceso democrático,
porque por una parte, se altera el equilibrio entre los poderes constituidos; y por la otra,
debido a que un poder constituido no puede dejar sin efecto la voluntad soberana del pueblo
expresada mediante una Convención Constituyente.

El ministro entiende que existen solo dos casos excepcionales en que el Poder Judicial
podría declarar la inconstitucionalidad de una Comisión reformadora, en sus palabras, estos
son: “cuando se demuestre categóricamente que exista una grave, ostensible y concluyente
discordancia sustancial que haga absolutamente incompatible la habilitación conferida y la
actuación llevada a cabo por la convención constituyente; o cuando lo decidido por la
Convención afectara, de un modo sustantivo y grave, el sistema republicano como base del
estatuto del poder constitucional; o los derechos fundamentales inderogables que forman
parte del contenido pétreo de la Constitución.”[ CITATION Ric17 \l 11274 ] . Resulta pertinente
remarcar la concepción que deja ver Lorenzetti acerca de lo que él entiende por Constitución,
se puede interpretar que el ministro adhiere a un modelo axiológico y como norma. Como lo
entiende Paolo Comanducci, este modelo ve en la Constitución un conjunto de normas
positivas que son fundamentales y jerárquicamente superiores a las demás, pero éstas tendrán
este carácter siempre que cuenten con un valor intrínseco, que expresen principios o derechos
anteriores a cualquier texto legal[ CITATION Pao16 \l 11274 ].

En cuanto a las excepciones a la imposibilidad del control de inconstitucionalidad el


Lorenzetti difiere de los otros dos ministros que integran la mayoría, ya que los mismos no
creen (o al menos no lo manifestaron en este fallo) que existan tales contenidos pétreos,
anteriores a la misma Constitución, que se impongan como límite al accionar del Poder
Constituyente; sino que solo se podrá invalidar los actos de una Convención Constituyente
cuando se corrobore una manifiesta e inconcebible incompatibilidad entre las facultades que
le fueron otorgadas y la actuación de la misma.

Por su parte, Maqueda analiza el problema a la luz de la historia constitucional


argentina, explicando las dificultades que existieron siempre para llegar a un consenso sobre
el texto constitucional y sus posteriores reformas, y en cómo a lo largo de estos más de 150
años de historia constitucional siempre que se ha facultado a la Convención para reformar un
artículo sobre determinada materia, su poder en ese ámbito es total porque las asambleas
reformadoras actuaron en el pasado con un amplio margen y tanto el Poder Legislativo como
el Judicial han sido respetuosos de ese ejercicio.

Por otra parte, Maqueda utiliza el argumento de la “Constitución viva”. A mi entender,


el ministro manifiesta que la sentencia en el caso Fayt no ha permitido que el mecanismo
diseñado en el art 99 inc 4 párrafo 3 pueda ser utilizado, ya que luego de dicho fallo nunca fue
aplicada dicha cláusula para volver a nombrar a jueces al momento de cumplir estos los 75
años. Se condenó a la cláusula anulada subdesarrollo constitucional, lo que resulta
contraproducente para quienes adhieren a una concepción constitucional descriptiva y de
orden, que pretenda vivificar el dialogo político dentro del marco democrático que la
Constitución plantea; dice expresamente el ministro que “es precisamente esta noción misma
de Constitución viva lo que desapareció cuando los jueces recortaron el art 99 inc 4 párrafo
3 del texto de la constitución nacional al dictar el precedente Fayt”[ CITATION SCH17 \l
11274 ].

Analizando los dos argumentos expuestos por el ministro, resulta interesante remarcar
el modelo de Constitución descriptivo entendido como orden al que parece adherir, según el
cual (resumidamente) si bien existe un documento normativo, los múltiples operadores
jurídicos a través de una práctica compleja y compartida van determinándole un significado
concreto, que va variando con el correr del tiempo; tal como lo manifiesta Paolo
Comanducci[CITATION Pao16 \l 11274 ].

Para completar la mayoría, Rosatti, según su voto, 1) Conceptualiza y distingue al Poder


constituyente y el Poder constituido. Remarcando la (según su entender) abismal diferencia
que existen entre uno y otro. Por ello propone que en sistemas como el argentino resulta
relevante advertir la disímil jerarquía que se observa entre ambos, ya que si se ignorara la
relación de subordinación que conlleva, la Constitución dejaría de ser “la carta de
navegación” que indica el rumbo, quedando expuesto el pueblo a decisiones legislativas o
sentencias judiciales con capacidad de alterar materialmente el texto que constitucional. 2)
Diferencia también el control judicial de los actos que lleva a cabo el Poder Constituyente
Derivado en dos tipos: el procedimental, consistente en examinar si la Convención se siguió el
mecanismo previsto por la constitución y las normas inferiores declarativas de la necesidad de
reforma en su actuación; y el sustantivo, que consiste en ponderar si el contenido de las
decisiones adoptadas por el Poder Constituyente derivado se ajustan a las facultades otorgadas
y es jurídicamente congruente con el resto del texto constitucional. Sentada esta
diferenciación, entiende el ministro que excepcionalmente puede existir un control judicial
con el fin de asegurar el debido proceso, siempre que falten los requisitos mínimos e
indispensables que condicionan la creación de la ley (lo que a su entender no pasó en este
caso, ya que aquí se discutió la competencia de la convención para realizar la modificación, lo
que forma parte del control sustancial).

Párrafo aparte merece el análisis de cómo los ministros van construyendo su argumento
conforme a la teoría de interpretación constitucional del brillante profesor de la Universidad
de Oxford Ronald Dworkin. Conforme lo explica Gargarella (y muy resumidamente), dicha
teoría consta de dos pasos: En primer lugar, el constitucionalista estadounidense sostiene que
los jueces, a la hora de interpretar la Constitución deben ser fieles tanto al texto escrito, como
también a las tradiciones y a la práctica constitucional de la comunidad; de este modo deben
demostrar de qué manera la concepción que proponen encaja con la experiencia constitucional
de la comunidad. Pero la interpretación no termina aquí, sino que es necesario que dicha
concepción se encuentre justificada en principios que los respalden, lo que él llama leer las
normas constitucionales “a su mejor luz”. Con este razonamiento, los jueces podrán ir
progresando en la interpretación de la Constitución conforme al paso del tiempo, sin
desconocer completamente el devenir de la cultura constitucional del Estado; pero a la vez
podrá desechar aquella interpretaciones realizadas con a lo largo de la historia que se hubiesen
corrido del eje de los principios conformados con el devenir de la praxis constitucional, a la
vez que estos principios, sostiene Dworkin, deberán ser objeto de una revisión continuada, no
con el objeto de encontrar substitutos para determinar qué es lo que dice la constitución, sino
con el objeto de respetar lo que ella dice.[ CITATION Rob09 \l 11274 ]

La mayoría en el fallo en cuestión, cada uno con su voto y sus particularidades, a la vez
que argumentan conceptualmente las razones por las cuales debe tomarse un estándar amplio
respeto hacia la actividad de la Convención Constituyente, van introduciendo al lector poco a
poco en la historia constitucional argentina, expresando las particularidades de cada reforma y
dejando muy en claro que la única vez en la historia en que el poder judicial declaro la
nulidad de una cláusula constitucional fue en el caso Fayt.

Si todo esto resultó interesante, aún más lo será la disidencia formulada por el ministro
Carlos Rosenkrantz: ya que el mismo trae a colación el mismo argumento de la importancia
de la voluntad soberana del pueblo utilizado por Lorenzetti, pero mediante una brillante línea
argumental lo utiliza de piedra fundante para declarar la inconstitucionalidad de la reforma
constitucional en cuestión. Así las cosas, comienza por remarcar la máxima importancia del
tema a discutir, ya que del procedimiento de reforma constitucional depende el modo en que
han de perdurar el sistema de derechos y garantías y la forma de gobierno establecida por la
Constitución.

Además, señala que las facultades del Congreso de iniciar el proceso de reforma
constitucional y de establecer las restricciones a la comisión reformadora en realidad es
“potenciador de la soberanía popular” ya que el mecanismo del art 30 de la Carta Magna
permite que el pueblo participe dos veces en el proceso: primero a través de sus representantes
en el congreso identificando que es lo que será objeto de reforma, y posteriormente a través de
los convencionales constituyentes que el pueblo decida, consagrando la reforma que estos les
propongan al momento de las elecciones. Es entonces cuando el ministro de manera brillante,
citando al consejo para la consolidación de la democracia, expresa que: “Si en la tarea de
reformar la Constitución Nacional la Convención no estuviera restringida por la declaración
efectuada por el Congreso, el pueblo de la Nación vería reducida su aptitud para determinar
qué es lo que, en última instancia, formará parte de la Constitución bajo la cual deberá vivir.
De esa manera, su soberanía se vería limitada. En efecto, si la Convención ignorara los
límites impuestos por la declaración de la necesidad de reforma no solo se burlaría la
competencia y la calificación de la mayoría del parlamento prevista en la constitución, sino
también el voto del electorado que tuvo en cuenta la declaración de ese órgano al elegir los
miembros de la convención (Consejo para la consolidación de la democracia, reforma
constitucional. Dictamen preliminar del consejo para la consolidación de la democracia
1986)”[CITATION Car17 \l 11274 ].

Es por estas razones por las cuales, luego de analizar la ley de necesidad de la reforma y
la cláusula en cuestión, decide rechazar el recurso interpuesto por el Estado Nacional y
declarar la inconstitucionalidad del art. 99 inciso 4° tercer párrafo de la Constitución
Nacional.

CONCLUSION: No puedo evitar estar de acuerdo con la disidencia en que es fundamental


para el desarrollo de un país democrático, serio y ordenado que exista un gobierno de leyes
que no puedan ser vulneradas por ninguna persona ni Poder, ya sea Constituyente o
Constituido; ya que esta es la única manera en que los ciudadanos podrán tener la seguridad
de que no quedarán a la merced de quienes en definitiva ocupen los cargos de poder
Constituyente o Constituido. Así las cosas, es más peligroso para la democracia que los
órganos más importantes sean los que en mayor medida vulneren los procedimientos
establecidos por la Constitución y las leyes; por lo que los controles en los casos como los
referidos aquí deben ejercerse con la mayor intensidad posible, en virtud de la importancia de
las decisiones en juego.

Ahora bien, mal que me pese, soy consciente de que un pueblo se da sus propias
normas, que van siendo constituidas por el inconsciente colectivo de la comunidad; y los
argentinos formamos un país donde las reglas son interpretadas siempre en un sentido laxo y
permisivo, de acuerdo a las conveniencias del momento, tal como se realizó en casi todas las
reformas constitucionales, y como se da en la vida cotidiana. Por esta sencilla razón, sumadas
claro a las notables construcciones argumentativas de la mayoría, llego a la conclusión de que
la reforma es completamente acorde a la Constitución Argentina.
BIBLIOGRAFÍA

 "Schiffrin, Leopoldo Hector c/ Poder Ejecutivo Nacional s/ accion meramente


declarativa" (Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina 28 de Marzo de
2017).

 Comanducci, P. (2016). Estudios sobre Constitucion y Derechos Fundamentales.


Querétaro, Mexico: Instituto de Estudios Constitucionales del Estado de
Querétaro México.

 Constitucion Nacional de la República Argentina. (1994).

 Gargarella, R. (2009). "La dificultosa Tarea de la Interpretacion constitucional".


En R. Gargarella, TEORIA Y CRÍTICA DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.
TOMO I. Buenos Aires: Abeledo Perrot.

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