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ESTUDIOS DE GÉNERO:

Nuestros pasos en el Caribe Colombiano


Rafaela Vos Obeso, Compiladora

VICERRECTORÍA DE INVESTIGACIONES
ii Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano
ESTUDIOS DE GÉNERO:
Nuestros pasos en el Caribe Colombiano
Rafaela Vos Obeso, Compiladora

VICERRECTORÍA DE INVESTIGACIONES
iv Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO

RECTORA
ANA SOFÍA MESA DE CUERVO

VICERRECTOR ACADÉMICO
IVÁN JAVIER VALENCIA MARTÍNEZ

VICERRECTORA ADMINISTRATIVA
SANDRA CAMACHO FERNÁNDEZ

VICERRECTORA DE INVESTIGACIONES
RAFAELA VOS OBESO

VICERRECTOR DE DOCENCIA
FERNANDO CABARCAS CHARRIS

VICERRECTORA DE BIENESTAR UNIVERSITARIO


SONIA SAAVEDRA ARENAS

DECANA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS


LUZ MARINA TORRES RONCALLO

Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano


Rafaela Vos Obeso, Compiladora

Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez, Silvia B. de Marenco


Acela Elena Gutiérrez González, Rafaela Vos Obeso, Julia Páez Sanjuán
Luz Marina Torres Roncallo, Emma Tilano Vitali,
Elizabeth Unamuno Sotomayor

Corrector de estilo: Julio Maldonado

ISBN 978-958-8123-42-4

Diciembre, 2007

Impresores
Artes Gráficas Industriales Ltda.
Calle 58 70-30
editorial_mejoras@yahoo.com
Barranquilla

Printed and made in Colombia


v

ContenIDO

Prólogo
Nuestros pasos por el Caribe colombiano.......................................... vii

Rafaela Vos Obeso

LAS RELACIONES DE GÉNERO Y LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN COLOMBIA


Estudio de caso: Universidad del Atlántico.............................................................. 1
LIGIA CANTILLO BARRIOS, DELMA ROCHA ÁLVAREZ

LA OPRESIÓN DE LA MUJER EN LA NOVELA Y CUENTÍSTICA


DE MARVEL MORENO............................................................................................ 19
Silvia B. de MARENCO

ESTADO DEL ARTE DE LOS APORTES DEL FEMINISMO Y EL


MOVIMIENTO SOCIAL DE MUJERES A LA ECONOMÍA Y PLANIFICACIÓN
DEL DESARROLLO................................................................................................. 35
ACELA ELENA GUTIÉRREZ GONZÁLEZ

EL COMPROMISO HISTÓRICO DE LA EDUCACIÓN CON LAS MUJERES......... 81


Rafaela Vos Obeso

Sociología e historia: un diálogo interdisciplinario


con el feminismo y el género...................................................................... 93
Rafaela Vos Obeso

LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LA GESTION DEL DESARROLLO:


REFLEXIONES DESDE LA COSTA CARIBE.......................................................... 113
Julia Páez Sanjuán

PSICOLOGÍA Y GÉNERO: UNA APUESTA EN LA CONSTRUCCIÓN


DE POLÍTICAS PÚBLICAS SOCIALES................................................................... 125
Julia Páez Sanjuán

LENGUAJE, SUBJETIVIDAD Y GÉNERO............................................................... 139


LUZ MARINA TORRES RONCALLO

LA FORMACIÓN CON ENFOQUE DE GÉNERO EN LA ISLA BARÚ..................... 151


EMMA TILANO VITALI, ELIZABETH UNAMUNO SOTOMAYOR
vi Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano
vii

NUESTROS PASOS
POR EL CARIBE COLOMBIANO

El caribe colombiano, en donde nacimos y crecimos, y soñamos, es la tierra de


metáforas y leyendas mágicas, y acontecimientos de inagotables historias, de
tradiciones orales y musicales que alimentan la creatividad de pueblos modestos
que han vivido, algunos, la decadencia de tiempos mejores. Sin pretender mitificar
sus cualidades culturales y reconocer el aporte que estas han tenido, no nos
olvidamos que en ese entramado cultural, inmerso en un conjunto de símbolos,
creencias, y códigos, las transformaciones ocurridas en esta porción de patria
Caribe, no siempre se han manifestado como producto de la avalancha del
progreso, sino lamentablemente, desde la pobreza las violencias y la exclusión,
lo que vulnera sus derechos y desarrollo social y humano y le impide, en muchos
casos asumirse con una mirada prospectiva.

Es en este contexto cultural, político, económico y de enormes tensiones sociales


en donde se requiere que desde los distintos sectores, pero especialmente
desde la academia, ayudar en la deconstrucción de elementos discursivos y de
miradas científicas desde las ciencias sociales, que en su interés de interpretar
y explicar al ser, lo han hecho tradicionalmente desde definiciones y diseños
que lo configuran como entes abstractos y neutrales de su condición de ser
hombre o ser mujer. Contribuir a la reflexión, discusión y a los avances que se
han obtenido, y lograr que interlocuten con nuevas corrientes de opinión son
los aportes de este texto sobre género y feminismos, que desde diferentes
disciplinas, y enfoques humanísticos se presenta a lectores y lectoras, a través
de una serie de artículos que contienen reflexiones académicas que son producto
de resultados de proyectos de investigaciones y de una larga trayectoria de cada
una de sus autoras. Los mismos, han arrojado experiencias teórica y práctica
que en diálogo interdisciplinario, han construido las integrantes del Grupo
de Investigación MUJER GÉNERO Y CULTURA de la UNIVERSIDAD DEL
ATLÁNTICO reconocido y categorizado por Colciencias en Categoría B.

Las autoras de los artículos: “Sociología e Historia: un diálogo interdisciplinario


con el Feminismo y el Género”, “El compromiso histórico de la educación con
viii Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

las mujeres” de Rafaela Vos Obeso, “Psicología y Género: Una apuesta en la


construcción de políticas públicas sociales”, “La Perspectiva de Género en
la gestión del desarrollo: reflexiones desde la costa caribe” de Julia Páez
Sanjuán, “La formación con enfoque de género en la Isla Barú” de Emma
Tilano Vitali y Elizabeth Unamuno Sotomayor, “Las relaciones de Género y la
educación superior en Colombia, estudio de caso: Universidad del Atlántico” de
Ligia Cantillo Barrios y Delma Rocha Álvarez, “Lenguaje, subjetividad y Género”
de Luz Marina Torres Roncallo, “Estado del arte de los aportes del feminismo
y el movimiento social de mujeres a la economía y planificación del desarrollo”
de Acela Gutiérrez González y como invitada especial, para esta publicación,
Silvia B. de Marenco quien con su artículo “La opresión de la mujer en la novela
y cuentística de Marvel Moreno” se acercan a nuestra realidad desde diferentes
enfoques.

Nuestros pasos por el caribe colombiano representan también la presencia


algunas veces silenciosa pero activa, de un grupo de docentes de la Universidad
del Atlántico quienes desde hace varias décadas han venido desarrollando
perspectivas teóricas sobre los feminismos y el género, inicialmente desde
nuestra propia motivación particular, luego como colectivo y en los últimos años
como grupo de investigación. Varias han sido nuestras experiencias y recorridos.
Inicialmente, a través de la fundación de la Revista Chichamaya, “expresión del
pensar femenino” desde 1983 la cual sobrevivió 13 años con grandes dificultades
para su edición, luego la fundación del Centro de Documentación de la mujer
Meira Delmar en la Universidad del Atlántico en 1995, y agrupados en una
serie de procesos pedagógicos y curriculares surgen iniciativas que dan como
resultado de ese trabajo colectivo y no sin pocas dificultades, en medio de una
gran crisis del Alma Mater la puesta en marcha de la Especialización Género,
Planificación y Desarrollo con dos cohortes; de esta última invitamos a participar
en este libro a cuatro de sus egresadas, hasta la constitución como Grupo de
Investigación y su semillero de investigación reconocido por Colciencias.

Cada artículo constituye un cúmulo de experiencias en diferentes espacios


académicos y vivenciales, pero especialmente un compromiso con la equidad de
género en el caribe colombiano.

Rafaela Vos Obeso


Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez 1

LAS RELACIONES DE GÉNERO


Y LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN COLOMBIA
Estudio de caso: Universidad del Atlántico

LIGIA CANTILLO BARRIOS*


DELMA ROCHA ÁLVAREZ*

Introducción

La universidad como institución social no es ajena a las relaciones de género


que se establecen en el contexto. Ella las acentúa y perpetúa en el tiempo y
el espacio con el propósito de mantener el orden establecido. Por ello, en sus
inicios estuvo marcada por la diferencia de clase, etnia y género; pero la nueva
dinámica social produjo cambios significativos que reivindicaron los derechos
sociales sin diferencia de ningún tipo, lo que permitió que los sectores populares,
las etnias y las mujeres ingresaran a la universidad.

Las reivindicaciones sociales ampliaron el ingreso a la universidad de la población


excluida, y en particular de la mujer, llegando en la actualidad a equipararse en
lo cuantitativo con los hombres. Este hecho no ha superado la tradición cultural
que persiste en las diferencias de los roles de género, masculino o femenino,
para la selección de las profesiones, configurándose unas carreras con más
presencia de hombres que de mujeres, y otras a la inversa. En cada una de ellas,
se desarrollan estereotipos e imaginarios que conforman la diferencia cultural del
mundo en la cotidianidad de unos y otras.

Estudiar las relaciones de género se ha constituido para América Latina, y en


particular para Colombia, en una temática de interés académico para las ciencias
sociales, dada la importancia que tiene el entender y asumir que la cotidianidad
está transversalizada por las redes que establecen los hombres y las mujeres en
el ejercicio de los roles sociales. A esto se agrega la indiferencia, producto de la

* Docentes e investigadoras Universidad del Atlántico.


2 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

falta de información y la sensibilización masificada frente a esta realidad, donde


se establecen desigualdades que limitan el desarrollo humano integral de los
géneros inmersos en una cultura androcéntrica.

El presente artículo es el resultado de la investigación sobre las relaciones de


género realizada en la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Atlántico
en el 2005.1 Para ello, se utilizaron diversas fuentes teóricas y metodológicas,
que incluyen las técnicas de revisión de archivos, observaciones en el espacio
académico, encuesta y entrevista, para las cuales se seleccionaron al azar
docentes y estudiantes de dicha facultad, quienes entregaron su visión sobre
el entramado de relaciones objeto de este estudio, convirtiéndose en la base
para cimentar los resultados que a continuación se exponen. De esta manera
se acopió, estudió y contextualizó la pregunta problema: ¿Cuáles son las
relaciones de género que se configuran en las Facultades con fuerte presencia
masculina?

Género y profesión

La identidad de género es el resultado de la construcción histórica y cultural de


los roles masculinos y femeninos, los cuales son aprendidos a través del proceso
de socialización de generación en generación y configuran la realidad objetiva y
subjetiva de una sociedad determinada. Desde la infancia la niña es entrenada
para proteger y cuidar todo lo relacionado con la vida, y al niño se le condiciona
por fuera de ese espacio.

Este aprendizaje incide en la construcción del mundo de la vida entre hombres y


mujeres, la cual se evidencia en la selección de la profesión que crean el sexismo
en unas profesiones cuantitativamente más masculinas que femeninas y otras
opuestas. Las que se tipifican como masculinas se inscriben más en el espacio
de lo público o están referidas con actividades que requieren de habilidades
y destrezas simbolizadas con lo masculino. Mientras que las femeninas se

1
La misma se realizó como requisito para optar el título en la Especialización: Género, Planeación
y Desarrollo, Universidad del Atlántico.
Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez 3

inscriben en el espacio de lo privado y en relación con el cuidado de los otros.


Por ejemplo, la Universidad del Atlántico en el 2005, en el programa de Nutrición
y Dietética, el 99% de los estudiantes eran mujeres y el 1% hombres; mientras
que en Ingeniería Mecánica 80% eran hombres y el 20% mujeres (Ligia Cantillo,
sin publicar). La simbología sexista de las carreras se evidencia porque su mayor
número poblacional de estudiantes, docentes, cargos directivos y actividades
curriculares y extracurriculares son masculinos o femeninos.

El caso en estudio, Facultad de Arquitectura


de la Universidad del Atlántico

La Facultad de Arquitectura desde sus inicios se ha caracterizado por una mayor


presencia masculina en todos sus ámbitos, tal como lo evidencian los datos
suministrados por la misma Facultad: La Decanatura 100% masculina, Secretaría
Académica, 99% masculina y 1% femenina, Jefatura de Departamentos, 100%
masculina, Coordinación de Áreas, 100% masculina. El personal docente, 89.2%
masculino y 10.7% femenino y el administrativo 100% femenino. Estas funciones
secretariales son tradicionalmente femeninas. En cuanto a los estudiantes, en
el período 1958-1962: 100%, masculina; del 1968-1972: 89% masculina y 11%
femenina y 2003 al 2005: 69.3% masculina y 30.6% femenina.

Estas cifras coinciden con las suministradas por la Oficina de Planeación de la


misma Universidad: de 1958 a 1962, se graduaron 23 arquitectos y cero mujeres.
El ingreso de la mujer se dio en la Facultad a partir de 1961 en forma tímida; de
allí que la graduación del segundo quinquenio, 1963 al 1967, 92% eran hombres
y 7% mujeres. En la Facultad en el período de 1958-2005 se han graduado un
total de 2.917 profesionales: 2.387 hombres y 530 mujeres.

Por su parte, la distribución de las asignaturas no escapa a la división por


género. La malla curricular del programa está formada por doce asignaturas,
cada una de ellas tiene el mismo valor cuantitativo mas no valorativo. Unas
se denominan “blandas” y otras “duras”. Las primeras, requieren de menor
esfuerzo y dedicación académica; y las segundas, son las básicas de la carrera,
tienen mayor exigencia de estudio, y no es tan fácil sacar buenos puntajes. En
4 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

relación con esta valoración, se crean estereotipos sobre los y las docentes. Las
primeras asignaturas son accesibles y amables con el estudiantado; en ellas se
pueden negociar las actividades académicas, están delimitadas en la visión del
mundo de lo débil, y en su mayor porcentaje están adscritas a las mujeres. Las
segundas, son poco abordables, se convierten en el terror de la Facultad y son
impenetrables, casi no ríen. Esto se evidencia en las actitudes de los profesores
con sus gestos y la distancia que ponen para que los estudiantes les teman.
Estas asignaturas generalmente las dictan hombres.

La estigmatización, igualmente, se manifiesta cuando en el aula de clase algunos


profesores siguen diciéndole a las estudiantes: “Esta no es una carrera para
mujeres”. El sociólogo Norbert Elías, lo explica así: “En particular, este caso
muestra que nos enfrentamos a un tipo de desigualdad codificada por la sociedad
en cuestión, en tal forma que se ha convertido no solo en costumbre sino también
en hábito, en parte de los hábitos sociales de los individuos. La coerción ejercida
por la costumbre social se ha convertido en una segunda naturaleza y por tanto
en autocoerción” (1998, 202).

La ciencia también incorpora y adecúa los conceptos, las emociones y las


acciones de la valoración simbólica de lo femenino y lo masculino en el quehacer
científico. Cae en la lógica patriarcal y, por ende, en las relaciones de poder y
dominación y por tanto, de exclusión. Desde esta perspectiva la ciencia no es
objetiva, es sesgada, dado que no puede dar cuenta de la realidad concreta en
tanto no la consulta desde la diversidad.

El perfil docente

El 100% de los docentes son de la Facultad, y de las 6 mujeres 4 están


vinculadas directamente y 2 son de otros programas. Esta desigualdad establece
desventajas para ellas, que se manifiestan en las pocas posibilidades de lograr
reivindicaciones específicas de su género y la limitación de plantearse nuevas
opciones y estrategias para la Facultad.

Al indagar en el personal docente sobre la edad, sexo, tipo de vinculación, tiempo


de servicio, profesión y estudios de postgrado se encontró que el promedio de
Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez 5

edad de los hombres va de 40 a 69 años, el mayor rango de 55-59 años, y el


porcentaje más bajo son los docentes menores de 50 años, y su tiempo de servicio
es de 25 a 38 años. Mientras para las mujeres, su edad es inferior a los 50 años
y por debajo de 15 años de trabajo. El tiempo de labores de los y las docentes
es positivo en la academia gracias a la posibilidad de desarrollar procesos
educativos de cualificación pedagógica, pero también puede ser negativo si se
anquilosan y se convierten en conservadores y limitan las innovaciones.

Al relacionar el nivel educativo de las y los docentes se evidenció que el 90% son
profesionales en Arquitectura, 6.4% Ingenieros Civiles, y 3.2% licenciados en
Ciencias Sociales. De ellos, 58% tiene estudios de postgrado, el 66.6% mujeres y
el 54% hombres. Los estudios de postgrado para ambos sexos están en relación
con lo que ofrecen las universidades locales, tales como la planeación urbana y
pedagogía, entre otros.

Imaginarios simbólicos

Los imaginarios son construcciones sociales que forman la realidad social que
se pone en escena en la ritualidad de la vida cotidiana. Con estas autoimágenes
se establecen relaciones que marcan desde la infancia la imagen que cons-
truyen el ser hombre y mujer. Para identificar los imaginarios simbólicos de los
estereotipos masculinos y femeninos de los y las estudiantes, se realizó un taller
donde estudiantes de ambos sexos respondieron a dos preguntas: Identifique
¿cuál es su lado femenino y cuál su lado masculino?, y ¿cómo se sintió
respondiendo la anterior pregunta? En la primera, los hombres identificaron como
su lado masculino: La fuerza, el carácter, lo rudo, lo dominante, activo, dinámico,
seguridad, posesivo, deportista, trabajador, firmeza en la toma de decisiones,
descomplicado, orgulloso, perfeccionista y desesperado. Mientras que su lado
femenino lo relacionaron con la sensibilidad, vanidad, delicadeza, tranquilidad,
amor, cariño, orden, comprensión, cuidar la imagen personal, cuidar las cosas,
fidelidad, tolerancia, desconfianza, cocinar y ser servicial.

Las mujeres identificaron su lado masculino: La valentía, independencia,


intolerancia, enfrentar dificultades, no dejarse intimidar, autoritaria, con liderazgo,
6 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

con perspectiva, deporte, pelear, impulsiva, terca y grosera. Mientras que lo


femenino lo asimilan con la presentación personal, el no interés por el deporte, no
gustarle ver actos violentos, sensible, delicada, sentimental, sentirse protegida,
llenas de amor y de gracia de Dios, generosidad, amabilidad, vanidad, cariñosa,
detallista, comprensiva, romántica, amistosa y muy espiritual.

En la segunda pregunta: para ellos y ellas fue difícil encontrar su lado opuesto.
Era una reflexión que nunca habían hecho; por tanto, a los hombres les dio miedo
y temor reconocer la existencia de una parte femenina; les era embarazoso
expresar algo que se tiene escondido. “En la Facultad no se trata el lado femenino
por el temor a que se le estigmatice como homosexual”. Algunos hombres iden-
tificaron lo femenino como lo humano: “Mirar lo humano, la sensibilidad que no
es vista por los hombres sino por las mujeres; nunca se hace esa pregunta, es
difícil responder ese interrogante. Mirarse dentro de sí y entender que se tiene
un lado masculino y femenino, reflexionar sobre sí mismo, y darse cuenta que se
tiene algo de femenino”.

Las motivaciones para seleccionar la profesión

Para indagar a los estudiantes sobre los motivos para seleccionar la profesión
se les formuló la siguiente pregunta abierta: ¿Por qué eligió la Arquitectura
como profesión? Las respuestas de los hombres fueron: al 28.8% les gusta la
profesión, tiene aptitudes, desde niños les gustaba estar en lugares donde se
realizaban construcciones; al 28.8% por el diseño gráfico, dibujo lineal, crear
sitios agradables, diseñar y construir la casa de sus sueños y por el urbanismo; al
21.4% como una alternativa de la universidad pública para hacerse profesionales,
pues las carreras de sus preferencias, entre ellas, la Medicina, la Ingeniería Civil,
Periodismo e Ingeniería Electrónica, estaban en las universidades privadas y
fuera de su presupuesto económico. Y al 7% por las influencias de un pariente
que como profesional de la Arquitectura tiene buen nivel de vida.

Por su parte, las mujeres, el 66.6%, eligió esta carrera porque les gusta, tienen
habilidades para dibujar, diseñar, decorar, las artes, remodelar, construcción,
crear espacios agradables o cosas nuevas para que satisfagan la necesidad de
Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez 7

las personas en un ambiente estéticamente bello y agradable; al 13.3% por la


proyección futurista que la carrera tiene en el mercado laboral y el posicionamiento
personal; al 13.3% la opción que les facilita la universidad pública de hacerse
profesional, dado que las de su preferencia, Ingeniería Civil, Medicina, Artes
Plásticas e Ingeniería de Sistemas, entre otras, estaban en las universidades
privadas y fuera de su presupuesto económico; y el 6.6% por las influencias
familiares.

Hay similitud en las preferencias por género para seleccionar la profesión.


Las diferencias están en que las mujeres quieren diseñar y construir espacios
que hagan agradable la vida de los seres humanos, que no aparecen en las
respuestas de los hombres. La preocupación femenina por la calidad de vida
es propia de su condición de género; para ellas la reproducción biológica forma
parte de su naturaleza, y por tanto, se les delega la responsabilidad de garantizar
su conservación y desarrollo. Las inclinaciones de estudiar la carrera para
diseñar estructuras y construcción resaltan en las respuestas de los varones,
labores que se consideran aptas para hombres. Resulta significativo precisar
que los hombres también se preocupan por lo bello y lo estético, valores no
potestativos de ningún sexo, ya que deben formar parte del desarrollo integral
de las personas.

Otra diferencia se manifiesta en que los hombres quieren diseñar y construir


“la casa de sus sueños”, y las mujeres no lo enuncian. No obstante, la casa
tradicionalmente representa para ellas seguridad familiar y por ende, debe
planteársele como un satisfactor de la necesidad humana de protección. Este
hecho está en razón que, desde la visión tradicional, la casa se asume como
parte de las funciones que le corresponden al proveedor y protector, el hombre.
Esta concepción se sustenta con la cita de Símmel, cuando afirma: “Estas dos
significaciones de la casa –como parte y como todo– existe, sin duda, para los
dos sexos: pero se reparte de manera que para el hombre la casa es más bien
un fragmento de la vida entera plasmada a modo doméstico” (1938, 39).

Igualmente, con el mismo propósito se les preguntó a las y los docentes: ¿Por
qué eligieron la Arquitectura como su profesión? Las respuestas de las mujeres
8 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

fueron: el 60% organizar y transformar el espacio, el 40% servir a la sociedad y


dignificar la vida del ser humano. En estas motivaciones femeninas está inmersa
la visión del mundo de la realidad simbólica instalada por la división que separa
a los seres humanos en dos realidades, femenino y masculino. El primero, ligado
a la conservación y protección de lo relacionado con la vida, que pertenece al
espacio doméstico. Y el segundo, con el público, y alejado de lo doméstico.
La división del trabajo entre el hombre proveedor y la mujer que asume el rol
escondido e invisible del trabajo doméstico y la reproducción, está en relación a
las sociedades tradicionalistas.

Por su parte, los profesores eligen la Arquitectura por: el 39.1% la atracción


y/o aptitudes para dibujar, diseñar, crear, organizar, las bellas artes, la estética
de las formas, la sensibilidad por la belleza y transformar las ideas en objetos
concretos; el 21.7%, crear y optimizar el medio, conocer las edificaciones de la
ciudad, estudiar la problemática del arte, querer brindar soluciones espaciales,
construir el hábitat humano y la educación con énfasis en lo humanístico; el
17.3%, por vocación o porque les gustaba la Arquitectura; el 17.3%, opción y/o
alternativa ante las dificultades económicas; 4.3% por las influencias del medio;
y el 4.3%, por ninguna razón.

Las expectativas y prospectivas profesionales

Con el propósito de identificar las expectativas y prospectivas del ideal de vida de


los y las estudiantes, se elaboró la siguiente pregunta: ¿Cuál es su expectativa
como profesional de la Arquitectura? Las respuestas de los hombres fueron: 42.3%,
realizarse como profesional; 34.6%, estabilidad económica; 15.3%, contribuir
al desarrollo social; y el 7.6% otros, tales como: especialización y construir la
casa de sus sueños. Para las mujeres: 46.1%, es importante realizarse como
profesional; 30.7%, hacer aportes a la sociedad; y el 23% otras, tales como:
construir su propia vivienda, explorar el mundo, vivir en otro país, especializarse,
entre otros. Aquí, la construcción de la vivienda está entre las expectativas. En
este relacionar no se evidencian diferencias en la construcción del proyecto de
vida por género. La no similitud se expresa en el deseo de estabilidad económica
que manifiestan los hombres, característico de su visión de proveedor.
Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez 9

La convivencia y las relaciones de género

La convivencia es una de las formas de realizar el encuentro humano en lo


cotidiano. Para identificar la convivencia entre la población estudiantil, se
formuló la siguiente pregunta: ¿Cómo son las relaciones de convivencia en
los estudiantes? Según las respuestas, los hombres establecen relaciones
interpersonales fundamentadas en la solidaridad, amistad, amabilidad y camara-
dería. Suelen interrelacionarse, generalmente, más desde la conveniencia, la
competitividad, aspectos académicos y el interés. Hay grupos aislados a los
que no les interesa relacionarse, son desleales, guardan la información de
tipo académico, son toscos. Así lo expresan algunos estudiantes: “Son malos,
hablan mal de las personas, chismosos, esperan que den la papaya para rajar
de él”. Mientras que un estudiante de VII semestre manifiesta: “Hay una leve
superioridad masculina en cuanto a relacionarse, ya que hay mayor madurez de
parte de los hombres”. Las mujeres están más adiestradas para la emotividad,
diferentes a los hombres que en el espacio público construyen red de relaciones
armoniosas y/o conflictivas.

Las respuestas dadas por las mujeres plantean que las relaciones suelen ser
aisladas, distantes, hacen grupitos, son descomplicadas, heterogéneas y más
académicas. Las mujeres en su interrelacionar tienden a mezclar el mundo
de su subjetividad con el de la objetividad, el de los sentimientos, que no les
permite establecer límites y suelen entrar en conflicto que se manifiesta en estas
apreciaciones: “Algunas mujeres no crean buenas relaciones, sino rivalidad,
chismes y envidia.” “Son demasiado bochincheras, se enemistan por los
hombres.” “Tienden a formar grupos, suelen entrar en conflicto en lo personal y
lo colectivo, y hablan mal de las otras compañeras.”

La interrelación entre los dos sexos es híbrida, tímida e insegura por parte de las
mujeres. Desde el género es de competencia en lo académico, pero tienden a
establecer puntos de vista en común de acuerdo con los intereses de cada uno
o una.

Algunos hombres tratan mal a las mujeres de diferentes maneras. Una de las
10 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

formas del maltrato de los hombres son las rechiflas en la cafetería, actos que
evidencian el machismo, ya no solo en la facultad, sino en la Universidad.
Generalmente las rechiflas son contra las mujeres por cualquier acto o por la
forma como ellas estén vestidas. Una docente de la facultad manifiesta que:
“En algunos casos, son mejores las relaciones del mismo sexo, aunque existen
en la mayoría de los casos grupos mixtos que trabajan juntos en semestres
consecutivos manteniendo alianzas, en cuyos grupos no es bienvenido ningún
nuevo miembro”.

Con el fin de identificar las diferencias y/o similitudes de las relaciones de


género del pasado y el presente también se les preguntó a los y las docentes:
¿Existen cambios en las relaciones entre docentes y estudiantes en su época
de estudiantes y la actual? Las respuestas fueron que las relaciones buenas se
desarrollan en un clima de cordialidad, fluidez y respeto mutuo. Mientras que
las malas las describen como despectivas, no sinceras, desleales en el trabajo
académico, desacreditación y “zancadillas”. El desencuentro marca la lucha por
el poder al interior de la Facultad.

Las mujeres respondieron que en el pasado los hombres se consideraban


superiores a ellas, en particular en lo intelectual, ellos las veían no aptas para
interactuar en un programa que no se creía visionado en los estereotipos
femeninos. En la actualidad, las buenas relaciones se desarrollan en un clima
de colaboración, solidaridad, comunicación y apoyo. Las malas relaciones se
marcan por el aislamiento. Hoy las docentes ven que la universidad está en
el marco de oportunidades y posibilidades reales y suelen generar solidaridad
de sexo, frente a los comentarios mal intencionados de los docentes. Algunas
de ellas han vivido los dos momentos en la Universidad, como estudiantes y
hoy docentes, y aún persiste la visión machista del pasado al considerar que la
Arquitectura no forma parte del quehacer femenino, con fases tales como: “Esta
carrera es pa’ machos”.

Las relaciones actuales entre profesoras y profesores guardan similitud con las
del ayer. Hoy las buenas relaciones se manifiestan a través de la solidaridad, la
fraternidad y la responsabilidad. Mientras que las malas son de indelicadeza,
Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez 11

no sinceras, machistas e insolidarias, y otras son de indiferencia y el no recono-


cimiento de la otredad. Estas formas de relaciones no son ajenas a las que se
establecen en la vida cotidiana, donde se internaliza y externaliza la realidad
social que a su vez, crean y recrean las redes sociales de afecto y desafecto
y los intereses personales y colectivos que suelen manifestarse a través del
conflicto, convivencia pacífica o relaciones moderadas.

Percepción de género en la academia

Se les preguntó a los estudiantes sobre la percepción que tienen de las mujeres
en la academia. Las respuestas de los hombres se agrupan en cuatro opiniones:
La primera, las consideran capaces de lograr sus metas, responsables, buenas
en lo que hacen y bien estructuradas. La segunda, piensan que ellas no son aptas
para la carrera. La tercera, las ven en igualdad de condiciones con los hombres.
Y la cuarta, desde la visión machista, las miran en su condición de mujer sexual,
las bellas para amar, o reclaman la existencia de más mujeres atractivas en la
Facultad. Así se manifiestan: “Falta más viejas buenas y la verdad creo que
algunas no sirven para esto, aunque algunas me sorprenden, por su capacidad
intelectual tan alta me dan miedo”.

Por su parte, las opiniones de las mujeres sobre los hombres en la Facultad
se agrupan así: algunos son amistosos y buenos compañeros, solidarios; otros
son machistas, chismosos e insolidarios. Las respuestas evidencian que las
relaciones humanas no son lineales, ni cíclicas, son solo relaciones de encuentro o
desencuentro, las que suelen estar determinadas por una sociedad específica.

Participación del género en la academia

Se les preguntó a los y las docentes sobre quiénes participaban más en las
actividades académicas, si los hombres o las mujeres. El 58% respondió que
los hombres son más participativos; y el 41.4% respondió que son las mujeres.
Los docentes consideran a los hombres con mayor preparación, menos tímidos,
más extrovertidos, más arriesgados, y son mayoría en los salones de clase.
Mientras que consideran a las mujeres con más compromiso con su futuro, más
12 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

consagradas y dedicadas a su labor, más disciplinadas, y piensan que no hay


alternativa de igualdad entre los géneros. Por otro lado, las docentes piensan que
las mujeres son más seguras, atentas y participativas. Otros docentes, creen que
no existe ninguna diferencia entre hombres y mujeres, ambos son responsables
y dedicados con sus responsabilidades: “El intelecto no lo determina el género”
y “No veo que un sexo sea el de mejor aprendizaje en arquitectura, dice que
ambos sexos lo tienen”.

Las transformaciones sociales han demostrado que el sexo no es una limitante


para el conocimiento. Además, consideran a los hombres más débiles en lo
teórico pero son fuertes en lo técnico y las mujeres son más participativas en
clases y disciplinadas. Sin embargo, la visión androcéntrica se visibiliza cuando
algunos estudiantes y docentes dudan que las mujeres hagan excelentes trabajos
académicos. una estudiante lo plantea así: “Cuando las mujeres realizan buenos
diseños los profesores y los estudiantes dudan que hayan sido diseñados por
ellas, empiezan a tocarlos y preguntan con insistencia que quién se los hizo”.

También se les preguntó a las y los estudiantes sobre quiénes son mejores
docentes, si los hombres o las mujeres. El 62.9 % respondió que los profesores,
y el 37% las profesoras. La otra pregunta fue: ¿quiénes son más exigentes en
la academia? Las respuestas fueron: el 48.3% las profesoras, y el 51.6% los
profesores. la tercera pregunta fue: ¿quiénes les exigen más? Los hombres
64.5% y a las mujeres 35.5%.

La educación y el género

La educación en Colombia es un derecho constitucional sin discriminación ni


exclusión, como una forma para garantizar la equidad de los seres humanos.
Se requiere de un proceso cultural y político que cree un nuevo paradigma de
desarrollo humano sustentable que coloque al ser humano en el centro de sus
preocupaciones. Este hecho implica una nueva ética ciudadana que considere a
todas las personas como agentes imprescindibles para el cambio social. Esto no
es una tarea fácil en un contexto autoritario, patriarcal, clasista y racial en donde
las diferencias se manifiestan como desigualdades desconociendo la diversidad.
El cambio de este sistema es un desafío para la sociedad actual que implica
Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez 13

modificar las estructuras mentales de la desigualdad por la equidad con justicia


social.

La búsqueda de la equidad de género es un avance de la sociedad moderna


y un logro no solo para las mujeres, sino también para la humanidad. Es abolir
la subordinación del sexo femenino. En este sentido, la educación, como
agente socializador, juega un papel importante en la producción de una imagen
diferente sobre los roles de los hombres y las mujeres en la sociedad, por ello la
modificación de lo curricular y lo extracurricular es una tarea imprescindible para
superar la diferencia de género.

La educación no sexista debe transversalizar todo el proceso educativo, desde el


preescolar hasta la universidad para evitar que la socialización de los estereotipos
de los roles masculinos y femeninos sea el factor que incida en la construcción
del proyecto de vida de unos y otras, y en particular en la selección de las
profesiones. Lo cual impide la realización personal en función a las aspiraciones,
habilidades, deseo y expectativas.

La misión de la universidad es crear un ambiente propicio para el desarrollo


académico, intelectual, profesional e investigativo, sin discriminación. Para lo
cual se requiere implementar un proyecto de desarrollo estudiantil acorde con
los nuevos retos que imponen las nuevas dinámicas sociales con un ambiente
de respeto mutuo, de tolerancia, de convivencia, compromiso y de valoración de
la otredad. También es necesario, desarrollar actividades de capacitación que
fomenten la integración interpersonal entre la población estudiantil y docentes de
todas las áreas para que se genere unidad y solidaridad.

Los cambios en la Facultad

Uno de los cambios más significativos en la Facultad de Arquitectura fue el


ingreso de las mujeres como estudiantes y, luego como docentes y, finalmente,
aunque de manera exigua, en lo administrativo. Esto es un avance, dado el
fuerte componente masculino que tiene la misma, amén que la Universidad está
ubicada en una zona de arraigo cultural machista. Este logro ha incidido para
14 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

que la presencia femenina tenga aceptación y reconocimiento en el ámbito de la


Facultad, aunque aún persisten rezagos de la visión androcéntrica y en particular
en el lenguaje que se materializa en las frases de algunos profesores, que
caracterizan la arquitectura como masculina cuando al dirigirse a las alumnas
emiten frases tales como: “Ustedes no sirven para eso, se van a dar cuenta más
adelante”. También se da la estigmatización ante la presencia de estudiantes con
tendencia homosexual, expresando, “esto no es para maricas”. Así se viola el
derecho a la diversidad sexual.

Según las mujeres las relaciones entre docentes y estudiantes han cambiado,
ayer eran de respeto y miedo, hoy son de tolerancia, intercambio y acercamiento,
pues antes se pensaba que el acercamiento generaba la pérdida de la autoridad
del docente frente al estudiante. Hoy existe una mayor preocupación e interés
del profesorado sobre lo que le sucede a la juventud estudiantil. Así lo manifiesta
una docente: “Hoy algunos profesores aprecian la parte humana y sensible de
los estudiantes. En mi época ser sensible como profesor era perder el manejo”.

Para las mujeres, en el pasado los docentes eran irónicos y a veces asumían
actitudes machistas y de acoso sexual con las estudiantes, creían tener siempre
la verdad en la academia y en otras actividades. Hoy reconocen la labor femenina
como docente y estudiante, las relaciones son de tolerancia y de respeto mutuo,
y reconocen que las mujeres hablan de temas de interés e importancia para la
vida académica.

Una arquitecta docente expresa que cuando era estudiante, en la década de


los ochenta hasta hoy, se evidencian los cambios de las estudiantes de su
generación con las actuales: “las mujeres de hoy en la Facultad son menos
femeninas que las de antes, las de hoy son descomplicadas y comprometidas
con la carrera, esto hoy es visible, ellas son competitivas, más interesadas y con
mejor nivel académico que los hombres. Los profesores han identificado que las
mujeres son más responsables”.

Por su parte, los hombres dicen que pese a que existía mayoría de hombres, las
relaciones entre los géneros no eran de superioridad, más bien trataban a las
Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez 15

mujeres con “la delicadeza y el respeto que ellas se merecían”, mientras que
ellas “mantenían una actitud de prevención con el hombre”. Reconocen que en
algún momento creyeron que la Arquitectura no era carrera para mujeres, y en
particular por el componente de la construcción. La práctica ha revalidado esta
concepción, ellas se profesionalizan y se destacan en esa área.

Según los hombres, los cambios más notorios son la apertura del sistema
educativo a todas las clases sociales y, en particular, a la mujer, lo que ha
enfatizado la valoración humana en las relaciones en todos los espacios de la
vida cotidiana, que las relaciones docentes-estudiantes sean de mayor acer-
camiento, comunicación, familiaridad, colaboración, confianza, libertad e igual-
dad, generándose procesos educativos más personalizados y de creación de
redes de afecto. Aunque plantean que antes existía más cordialidad, menos
distanciamiento y rigidez en las relaciones, porque la Facultad era más pequeña,
posibilitándose las relaciones más cercanas entre las personas: “Las relaciones
que hoy se aplican son mucho más rígidas y menos agradables que las de
ayer”.

La visión androcéntrica se evidencia empíricamente en expresiones como: “Las


mujeres son el elemento morboso de la universidad; parece que el concepto ha
cambiado, falta respeto, caballerosidad, parecen depravados y enfermos”.

Un factor que incidió para la vinculación de la mujer en todos los espacios


educativos fue “la revolución silenciosa” que propició el movimiento social de
mujeres a partir del siglo XX, en especial la década del sesenta en los países
desarrollados, y que luego se propagó en el resto de los países, como una
alternativa para la reivindicación de los derechos sociales, políticos, económicos
y culturales, que les eran negados por razones de sexo, logrando a través de ello
mayores bienes y servicios de la sociedad y la posibilidad de ejercer ciudadanía
plena.

Conclusión

Se concluye que la identidad de género incide en la selección de las profesiones


y determinan intereses, ubicación de los seres en el espacio, la interacción social,
16 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

las relaciones de poder, la adhesión a los grupos, las actitudes, comportamientos,


deseos, expectativas, motivaciones y la forma de percibir la realidad social, entre
otros. Por ello, hay que vislumbrar la equidad de género como una necesidad
para lograr el desarrollo humano y la educación como un factor determinante para
revalidar los roles masculinos y femeninos. De allí que la educación no sexista
debe transversalizar el proceso educativo, con el fin de eliminar el sexismo que
producen en las profesiones universitarias.

Otro aspecto es que los estereotipos de los roles masculinos y femeninos se


revaliden con nuevos modelos que no dividan el espacio público del espacio
privado. Además, que la diferencia de sexo no constituya un factor determinante
para construir identidades que separen y subordinen los seres humanos. Y que
las instituciones, familia, escuela, iglesia, medios de comunicación y el lenguaje,
encargadas de la socialización, que juegan un papel preponderante en la
reconstrucción de esos nuevos modelos dignifiquen la vida humana sin distingos
de ningún tipo.

La equidad de género es una alternativa humanizante que posibilita la garantía de


los derechos humanos, desde una perspectiva del desarrollo humano sostenible.
No reconocerlo es seguir incurriendo en una de las injusticias más antiguas y
permanentes de violación de los derechos humanos. Esta violación ha limitado
la posibilidad de reconciliación y encuentro de los seres más desarrollados de la
especie viviente, los hombres y las mujeres.

Finalmente, la universidad, como gestora de conocimientos, es el espacio


convocado para reconceptualizar nuevos esquemas sociales que garanticen
la construcción de saberes de equidad social, de género, de etnia y edad que
hagan más dignificante la vida planetaria.

Bibliografía

Aportes para el debate de los estudios de género, III Encuentro de Universidades


Ligia Cantillo Barrios, Delma Rocha Álvarez 17

Latinoamericanas y del Caribe sobre Estudios de Género. Universidad de


Panamá, 2000.

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investigación Universidad del Atlántico, 2005, sin publicar.

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sociológico procesual: el ejemplo del antiguo Estado romano. En La
civilización de los padres y otros ensayos. Norma, Santa Fe de Bogotá,
1998.

LONDOÑO E. María Ladi. Ética de la legalidad visión de género y valores


reproductivos. Feriva, Cali, 1994.

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Entrevista a docentes y estudiantes de la Facultad de Arquitectura, 2006.

Archivos de la Oficina de Planeación de la Universidad del Atlántico y de la


Facultad de Arquitectura de la Universidad del Atlántico, 2005.
18 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano
Silvia B. de Marenco 19

LA OPRESIÓN DE LA MUJER
EN LA NOVELA Y CUENTÍSTICA
DE MARVEL MORENO

Silvia B. de MARENCO*

Resumen: En este trabajo se propone presentar un estudio realizado de la novela


En diciembre llegaban las brisas de Marvel Moreno, con el objetivo de dilucidar
la forma en que ella presenta, mediante la ficción y el arte literario, los sucesos y
las circunstancias de humillación y desprecio hacia la mujer, considerada como
objeto de procreación por el hombre, en la alta burguesía, clase social a la que
ella perteneció.

Abstract: The object of this paper is to present the study of the novel En diciembre
llegaban las brisas (The wind blows up in december), written by Marvel Moreno,
and elucidate the way she presents, in her fiction and literary art, the humiliation
and contemption suffered by high bourgeoisie women considered only worthy for
childbearing by their spouses, social class to which she herself had been part
of.

Palabras clave: Intolerancia, violencia, inferiorización, resentimiento, sadismo,


manipulación, sujeción, mutilación, desprecio, dogmatismo, crueldad, auto-
ritarismo.

Key words: Intolerance, violence, inferiorization, resentment, sadism,


manipulation, subjection, mutilation, scorn, dogmatism, cruelty, authoritarism.

* Universidad del Atlántico.


20 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Introducción

Como mujeres, a través de la historia, hemos sabido demostrar nuestro


talento y saber en los campos científico, político, artístico y social, al lado de la
responsabilidad del hogar, atención al cónyuge y ternura a los hijos.

En el campo del arte literario, tenemos a nivel nacional, a Meira delmar, Laura
Restrepo, Alba Lucía Ángel, Margarita Galindo, Nora Carbonell, Fanny Buitrago,
Marvel Moreno y otras olvidadas, que con belleza supieron manifestar sus
pensamientos y vivencias plasmadas en magnas obras.

Con referencia a las autoras olvidadas, como lo manifiesta Ariel Castillo, había
una serie de textos narrativos escritos por mujeres, en una tradición de intentos
y fracasos:

... textos tejidos en épocas mucho más difíciles para la escritura femenina:
voces y vidas sepultadas tratando de ganarse a pulso un espacio mínimo
en el privilegiado universo de las letras duras y vivas, resistentes al tiempo
tropical y a todos los tiempos y los temporales, textos que, no obstante, se
encuentran y se rechazan o intercambian sus irradiaciones (Ariel Castillo.
Panel de Toulouse: 45).

Entre las mencionadas, hemos optado por seleccionar a Marvel Moreno, cuyas
obras han sido poco tratadas en nuestro medio, no obstante los premios y
reconocimientos obtenidos por ella en países europeos, donde su novela En
diciembre llegaban las brisas, objeto de este análisis, ha tenido gran aceptación y
por tanto traducida a varios idiomas, dado su valor artístico y literario. Oriane, tía
Oriane es un cuento llevado con éxito al cine por Fina Torres de Venezuela, ganó
premio en el Festival de Cannes en Europa, y fue presentado en la Cinemateca
de Combarranquilla de nuestra localidad.

Generalidades

Fue necesario el postgrado de “Especialización en la Literatura del Caribe


Silvia B. de Marenco 21

Colombiano” en la Universidad del Atlántico, dirigido por eminentes docentes


de la institución, para que los asistentes llegaran a familiarizarse con la novela y
los cuentos fantásticos, esotéricos, escatológicos y míticos de Moreno. Creemos
que sería de importancia hacer unas alusiones cortas a algunos de sus cuentos,
y así tenemos:

El Encuentro, que trata del conformismo, la abnegación y la tenacidad de la


mujer ante unas circunstancias adversas; otros son poéticos y mágicos como
Sortilegio, donde la pintora asediada por el vendedor de drogas, se libera de él.

Son cuentos de violencia, de heroísmo de la mujer cuando logra soltarse de


las ataduras del hombre como en La Sombra, en que la violencia se trata como
algo simbólico, como una actitud cultural de sometimiento al mandato masculino
en tres generaciones, pero en la última, el personaje acepta la humillación, y
mediante la reflexión cambia de actitud y recobra su personalidad.

En otra circunstancia plantea el problema social de desconocimiento a los derechos


de la mujer carente de identidad, en medio del horror, las creencias míticas, la
magia y la hechicería. Acude a lo metafísico, lo esotérico y lo escatológico para
superar lo que equivocadamente se considera como normal en la bifurcación de
la existencia de la mujer y el hombre.

En La muerte de la acacia de final abierto, el esposo mutila el genital sexual


de la esposa subyugada por él y el cura párroco. Autocrítica gira en torno de la
violencia generacional y la negación de la interculturalidad por ignorancia de la
abuela a cargo de sus dos nietas tras la muerte del padre europeo a quienes
termina separando para que la mayor no inculque sus ideas a la menor. La Sala
del Niño Jesús encierra violencia social, es ideológico y trata la violencia como
resultante de la indiferencia de los dirigentes políticos. En Ciruela para Tomasa
reina el mito, tiene como espacio el medio rural donde se presentan sucesos
atroces ante la venta y violación de una niña, la mujer maltratada por el esposo,
que según costumbre, se casa con ella como medio para escalar posiciones
en la alta sociedad, adueñándose de su fortuna. La esposa en Algo tan feo en
la vida de una señora bien, se convierte en una desdichada mujer; el marido,
22 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

con la anuencia de la suegra que vive con ellos, la somete cruelmente a su


voluntad, terminando ella, en medio de la desesperación, por utilizar somníferos
para trasladarse a otro mundo diferente al de su realidad. Una noche feliz de
Madame Ivonne presenta el intento carnavalesco de una hechicera, pasada de
tragos en quien los hombres creen, de enseñarles, con el deseo de ser moralista,
cómo deben comportarse con las mujeres.

Desarrollo

Marvel es una autora realista por excelencia, su tiempo y su espacio son,


histórico el primero, y real el segundo: Colegios de bachillerato Biffi, La
Enseñanza, evocación de espacios urbanos reconocidos, Heladería Americana,
barrio el Prado, Avenida Olaya Herrera, Iglesia de San Nicolás, alusiones a
fiestas y particularidades ambientales, el Carnaval de Barranquilla, las fiestas
de presentación en sociedad de las niñas bien, la brisa, la flora, el mar, con
personajes presumiblemente reales en un espacio donde ella se encuentra con
la memoria de sus vivencias en la ciudad donde está arraigado su pasado.

Su novela En diciembre llegaban las brisas, como ya se manifestó, ha sido


traducida a varios idiomas. Es una obra densa, testimonial e histórica, que
retrata, al lado de la ficción, la violencia ejercida en contra de la mujer de la alta
clase social, en un tiempo no lejano, de la ciudad de Barranquilla.

En este momento de mayor conciencia se hace la siguiente indagación: ¿Es esa


la posición de Marvel para describir la violencia a la que, a falta de una buena
orientación en la escuela y el hogar, las mujeres se veían interiorizadas en un
medio de oscurantismo y nihilismo existencial?

Creemos que no, cuando ella, además de la temática de la violencia y humillación


de la mujer, plantea en el texto unas tramas que involucran el capital económico,
la violencia simbólica, la aberración política y la ausencia de capital cultural de
los protagonistas.

Marvel Moreno, nació en Barranquilla el veintitrés de septiembre de 1939 en el


hogar de una familia perteneciente a la alta burguesía de la ciudad de Barranquilla.
Silvia B. de Marenco 23

En 1955 la retiran del colegio de religiosas donde realizaba sus estudios, por
haber defendido con vehemencia la teoría de la evolución de Darwin, teoría
que todavía se somete a discusión en el sistema educativo estadounidense y
otros países, donde unos educadores que optan por la teoría de la creación la
quieren abolir del sistema educativo, basándose en el primer libro de la Biblia,
en el Antiguo Testamento, mientras otros luchan para que permanezca la teoría
evolucionista de Darwin en los programas escolares.

En 1959 fue nombrada Reina de los Carnavales de Barraquilla, e introdujo


cambios a favor de los grupos carnestoléndicos menos favorecidos. El seis de
septiembre de 1962 emigra a Francia para más nunca regresar a su patria, y
según sus biógrafos, varias veces tuvo la intención de volver, pero a causa de
dificultades económicas no pudo realizar su deseo; en 1995 muere en París tras
una enfermedad que supo llevar con valentía.

En el mismo año de su arribo a Francia la revista ECO publica su primer cuento.


En un foro sobre su vida y sus obras en el Hotel Heredia de la ciudad de
Cartagena, celebrado en el 2005, se hizo mención de otra novela que dejó sin
publicar, titulada El tiempo de las Amazonas, obra que se espera con interés,
dada su trayectoria y capacidad como escritora.

La novela ilustra la forma en que los hombres de la clase social alta imponen un
paradigma de normas y estructuras jerárquicas donde predomina la búsqueda del
placer autogratificante y momentáneo, por desconocer quizás el mundo elevado
de las artes, el amor, la benevolencia; en una sociedad donde hasta los hijos
de los emigrantes ya enriquecidos, asumen un comportamiento neto de goce e
idiosincrasia caribeños, mostrando indiferencia ante la herencia dejada por los
padres, la cual terminan por despilfarrar debido a la ausencia de un equilibrio
entre el comportamiento social y los conceptos fundamentales que sublimizan
al ser humano.

La idiosincrasia caribeña se explica por ser los habitantes de esta comarca seres
descomplicados, amantes de la vida con euforia, optimismo, que no se dejan
llevar por la amargura y el resentimiento, lo cual dibuja con claridad Guillermo
Tedio (Ortega) en uno de sus cuentos de La noche con ojos.
24 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

En los personajes no prima el reconocimiento a la libertad, menos la belleza de


una vida interior y exterior sana. A partir de esta verdad crea la autora esta obra
testimonial en un positivismo de hombres dominantes, amantes de los burdeles,
machistas, despojados de cualquier consideración hacia la mujer y al homosexual,
resultante de una formación errónea en el hogar y una educación religiosa de
obediencia ciega a los padres, al marido, las imposiciones de la sociedad, y al
dogma de una iglesia estática, que no permite ningún cuestionamiento acerca
de su doctrina.

De ellos y sus vanidades se distancia Marvel en esta novela, al identificarse con


las cosas más hermosas que ofrece el mundo del arte, como luz que alumbra y
orienta al ser humano. En la irradiación de su pensamiento se reflejan los actos
que realiza de forma solidaria.

Fue esa solidaridad y el reconocimiento a la bondad oculta de cada ser, los que
condujeron a Marvel a escribir esta novela en la que el lector(a) reconoce el
desvío sexual y sus causas como un factor acumulativo, que evoluciona en unas
circunstancias sociales adversas. Es la presentación de un rechazo al hedonismo
presente en el universo lúgubre, vacío, sin paradigma, que rodea a los personajes
masculinos que despojan a la mujer de su propia identidad y naturaleza,
produciéndose una disociación entre su ser femenino y la civilización, que como
consecuencia, le impide mostrar sus verdaderos sentimientos, terminándose por
llevar una vida cargada de frustraciones, no obstante la arrogancia paradójica
de pertenecer a la alta clase social, a un Club, sin embargo, vive confinada en
una mansión en la ciudad o recluida en la vivienda que regularmente poseen los
pertenecientes a esa sociedad en el balneario de Puerto Colombia.

Los corazones duros de los hombres no conocen la tolerancia ni el sacrificio,


las mujeres son objetos sexuales de procreación, circunstancia sin intermisión
todavía frecuente en nuestro medio, si acudimos a las últimas noticias que
publican los diarios nacionales e internacionales, no obstante los avances
industriales y tecnológicos de la postmodernidad.

Como prueba acudimos a un ejemplo entre muchos, sobre el ambiente creado


Silvia B. de Marenco 25

a Norma Jean, que vivía su irrealidad en medio de somníferos, quien fue


despersonalizada y convertida por Hollywood en un símbolo sexual bajo el
nombre de Marylin Monroe, cuya soledad y tragedia fue cantada por Elton John,
(traducción nuestra) en el día de sus funerales:

Adiós Norma Jean/ Te hicieron cambiar de nombre/ Viviste como una


llama en el viento/ Nunca supiste a dónde te dirigían/ Cuando la lluvia
estaba haciendo su entrada/ La llama de tu vida se apagó/ Pero nunca
tu leyenda/ Tu soledad fue dura/ Fue el papel más triste que tuviste que
jugar/ Hollywood te convirtió en una superestrella/ Lo pagaste con dolor/
Eres más sublime que el sexo/ Adiós Norma Jean.

El mismo cantante le cantó a la Princesa Diana con el mismo dolor y nostalgia


en sus funerales, mujer que también fue vapuleada por la Corona Inglesa al no
querer integrarse a las exigencias arcaicas que esta pretendía imponerle.

Lo aludido es prueba de que no obstante los vientos de cambio, la mujer sigue


siendo manipulada por los mass media y revistas de moda, sufriendo de prejuicios
resultantes de la ignorancia e insolidaridad, cubriéndose la humanidad con la
máscara de la tecnología, el progreso de unos cuantos en medio de una seudo
democracia que pregona la libertad, pero que todavía en el fondo sobrevalora el
dinero en abundancia, el machismo, el sexualismo denigrante, en contra de la
mujer.

Los personajes femeninos de la novela de Marvel son conformistas e incapaces


de buscar soluciones al dilema de sus vidas dramáticas llenas de depresión;
creen y se resignan ante una “mística femenina” que la circunstancia les edifica.
Por otro lado, presenta las vicisitudes y la fatalidad de unas voces vacilantes y
temerosas en la interpretación de los mitos bíblicos que unos aprovechan y otros
se dejan dominar por el escepticismo y el temor.

Las bajas pasiones y las trabajadoras sexuales en los prostíbulos, de forma


paradójica, atraen a los hombres de la novela por encima de las esposas
sometidas a la procreación. Lo paradójico se explica en que son dos clases,
26 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

una perteneciente a la cúspide social y otra a los prostíbulos de bajos fondos.


Las diferencias son extremas, mutuamente se atraen, pero nunca se unen
fuera del ambiente de satisfacciones sexuales. En ambos entornos se carece
de conciencia crítica, la identidad se oculta, circunstancia que García Márquez
pinta con detalles en su novela Memorias de mis putas tristes donde el banquero
muere en el lugar donde se ejerce la prostitución, y el mismo personaje principal
da muestras de haber pertenecido a una alta clase social.

La autora dibuja a unos señores carentes de acción y réplica ante las concepciones
bíblicas y religiosas que rigen su comportamiento y punto de vista violentos; a
unas mujeres que temen reconocer y confrontar su realidad, con excepción de
la abuela de Lina, (Marvel en la vida real) y unas que con deseos de cambio,
abrazan las ideas marxistas, pero sin resultados, llegando inclusive a ejercer el
extremismo. Es un retrato psico-sociológico y satírica de una sociedad, donde en
su existencialismo, las damas se resignan a la violencia simbólica de hombres
seudo-políticos con capital económico, pero sin capital cultural, a la manera de
Bourdieu.

Marvel produce la sensación de no pretender encarnar una verdad, sino que se


ahonda en los conflictos de la realidad que circunda a unos seres conocidos por
ella mediante la figura de Lina Insignares, adolescente que a sus catorce años,
bajo la orientación de su abuela progresista, observa, en medio de su quietud y
capacidad interpretadora, la violencia y la vulgaridad de las cuales, también es
objeto, pero con su carácter y personalidad fuerte se hace valer en medio de
todo ello.

Es así como mediante la sátira menipea, distribuye la autora a los personajes y


los reúne en el ambiente de la ciudad de Barranquilla; escribe una obra social
autobiográfica, ya que la trama testimonial es objeto de su experiencia y vivencia.
Las relaciones familiares se dan en una cotidianidad monótona y clasista,
estamentariamente en los estratos sociales alto y bajo, este último representado
en los prostíbulos, en las trabajadoras domésticas y mujeres marginadas que
históricamente no tienen acceso a un decir.
Silvia B. de Marenco 27

La clase media intelectual no aparece en ninguna parte de la obra para brindar


ilustraciones sobre lo cotidiano y los principios éticos ausentes en los nexos
sociales, que permitirían a los personajes realizarse plenamente en el mundo de
sus vivencias, trascender y salirse del círculo vicioso creado en su entorno, por
una generalización simbólica de la realidad.

La novela consiste de tres libros que giran alrededor de un mismo tema; a cada
uno lo encabeza la referencia con sadismo a la ira de un Dios castigador y
vengativo que no inspira amor sino miedo, cuando se cree que Dios es amor.
Dialécticamente se encuentra en la obra la violencia como tesis, en el centro
está la antítesis de Lina Insignares y su abuela observando e interpretando la
circunstancia de cada escena, para cerrarse, en el epílogo, con lecciones sobre el
deber ser del comportamiento humano, que es la síntesis. Marvel implícitamente
propone que las mujeres se concienticen sobre la necesidad de tener y elevar
su autoestima, trasciendan su condición humana, cuando pinta las huellas de su
visión realista que pesa más que la ficción.

La autora propone que una vida de opulencia podría ser vacua e intrascendente,
cuando para el ser humano lo necesario es saber coincidir su YO con el SI,
siendo que nadie puede pretender desconocer la razón absoluta en la práctica
de la benevolencia universal:

(…) si solo se desarrolla el aspecto afectivo y se descuida el aspecto


intelectual, uno se volverá un tonto de corazón bueno (Carlo Coccioli:
247).

El narrador omnisciente asume otra actitud en medio de sus memorias, al fusionar


el monólogo de su voz interior metafórica con la filosofía cuando dice:

Pienso a veces –siempre al anochecer cuando llega la fiebre y se apaga


el cuchicheo de las palomas en los tejados– que los laberintos de la vida
contienen enigmas sin descifrar… (página 282).

La novela desarrolla la temática de violencia intrafamiliar, acciones políticas


28 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

violentas, discriminación y desigualdad social en ese tiempo de su novela y


todavía sucesos de la actualidad, practicadas por unos hombres que consideraban
como normal la humillación de sus mujeres y de aquellos de estratos bajos,
que les servían de meseros en los clubes, hoteles y como domésticas en sus
residencias.

Está más cercana al cuerpo, más cercana a la existencia cotidiana, que


de una estética y de una ética del cuidado que se reconoce la proximidad
del otro, de la otra (Florence Thomas: 131).

Barranquilla, la ciudad que la vio nacer y crecer fue abandonada por ella, pero
simbólicamente, como la metáfora de la sonata de la tía Irene tocada por un
violinista, se convirtió en la sombra del olvido, pero la recordaba con amor y con
tristeza cuando:

(…) y el viento helado del invierno me secaba las lágrimas, burlándose de


mi tristeza (página 282).

No fue la ciudad la que la hizo emigrar, sino la soledad dejada por el fallecimiento
de su abuela, persona sabia que la había apoyado en las circunstancias difíciles
que la rodeaban, haciéndola comprender las causas del mal del hombre como
ser pecador, originado por la Biblia, que unas mujeres defendían con convicción
para inspirar miedo en las niñas ante el futuro:

Muchas cosas han cambiado al parecer en la ciudad que dejé para siempre
después de la muerte de mi abuela (página 282).

La abuela, librepensadora, orientaba a su nieta cuando eran temas del día los
pensamientos vacíos de su mundo circundante, la instruía en el cómo abordar
las vivencias en esa sociedad que le negaba a la mujer dócil ante los mandatos
del marido, su identidad. Lina Insignares o Marvel Moreno, a sus catorce años,
ya comprendía esa vida y supo adquirir su identidad como persona enjuiciadora
de los eventos que se presentaban sin cambio.
Silvia B. de Marenco 29

La narración de Marvel reproduce un humor oscuro, pesimista, no olvida la


otra realidad deslucida, cuando, con referencia a las niñas modernas, de una
generación con actitudes diferentes, describe el cobro del maltrato infligido a sus
madres:

Ellas ignoraban la sumisión: no se maquillaban y en sus polveras había


casi siempre unos gramos de cocaína y hacían el amor con desenvoltura
para tormento de sus amantes… (página 282).

(…) era simplemente la venganza que una generación de mujeres ejercía


sin saberlo, en nombre de muchas otras (página 283).

Evoca de esa forma el reconocimiento del carácter sagrado y distintivo de cada


ser, resalta la bondad de la humildad que no significa humillarse, la vida donde
prevalezcan la armonía, el amor y la concordia que neutralizan el odio y la
deslealtad. Igual a los sonetos y la dramaturgia de Shakespeare, propone que la
paz y el perdón son posibles, pero exigen sacrificio, reconocimiento y entrega.

Lenguaje

El lenguaje de Marvel es llamativo, reproduce la oralidad característica de los


barranquilleros; puede ser irónico, satírico, a veces hiperbólico, sin embargo,
explaya esa elegancia atribuible a los grandes autores. A pesar de la densidad
de los párrafos, la lectura se hace fluida.

La narración, como elemento histórico testimonial, se realiza en el pasado; el


tiempo presente lo implementa en el epílogo, donde la protagonista, ya enferma,
toma la palabra, evocando sus recuerdos:

A veces en las noches la fiebre vuelve a subirme, pienso que como las
abuelas yo habito en medio de los recuerdos (página 281).

Su lenguaje puede ser poético, escatológico y místico ante la incomprensión de


la enfermedad que ella trata de vencer. En el fluir de su conciencia, mediante
el monólogo interior, ofrece firmeza a la concepción de la nueva generación
30 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

diferente a la anterior, y le llega el recuerdo de su juventud inmediatista, poco


pensante e indiferente ante la violencia que se aceptaba como normal:

Nosotras las oíamos hablar de aquel mundo que fue el suyo sin pensar
que el nuestro, ligero y fácil, girando siempre en torno a la piscina de un
club y a los bailes de Carnaval, entraría también en la nostalgia de la
memoria (página 281).

La prosa es amena, no obstante de ser los párrafos extensos y las oraciones


largas. Como buena autora tiene una predisposición y habilidad innata en el
uso del lenguaje y la gramática; partiendo de las dos, su habitus se traslada
hacia donde ambas la llevan, que es la calidad estética en la organización
de los elementos lingüísticos de la obra. Su pensamiento creativo, vitalidad e
imaginación se clarifican mediante la capacidad expresiva que se infiere de su
manera de implementar el lenguaje creativo, meritorio y representador de una
actitud oracional y lexical que se observa a través de la novela.

Marvel Moreno acude a la construcción de un lenguaje contextual o situacional,


concordante con el uso que se daba en un período particular, debido a que la
lengua, en el campo lexical y uso idiomático, cambia en años tras años, hasta se
podría decir, día tras día. Haciendo alusión a Gutiérrez, concordamos que Marvel
como escritora

(...) es una persona que reflexiona, que analiza y piensa, tiene gracia para
escribir... (página 8).

El lenguaje concuerda con la temática de su narrativa, genera su visión, resalta


su capacidad y madurez, cuando no acude a un lenguaje sofisticado, sino a la
oralidad, que en Cepeda Samudio, García Márquez y otros autores, representa
el mundo semiótico de sus experiencias, preservando de ellas lo mejor y lo más
válido, que en un futuro quedarán como una tradición viviente y vivida.

Conclusión

En gran parte, la novela conforma un reflejo fiel de la Barranquilla de las décadas


Silvia B. de Marenco 31

de los cincuenta y parte de los sesenta, cuando, bajo la presidencia de Rojas


Pinilla, se le fue concedido el derecho político de participar en las elecciones a
la mujer.

En la novela no se topa con un análisis de conciencia, menos de reflexión y


concordia, cuando la posición de los personajes es inmediatista, existencialista
y nihilista, con excepción de la abuela, y esporádicamente la tía Irene. La
aceptación de la ideología marxista es confusa y superflua; a pesar de poseer
grandes bibliotecas en sus casas, son casi nulas quienes se dedican a leer para
trascender y cambiar las circunstancias de sus vidas, o, para mantenerse al paso
con la historia, que desconocen.

Marvel plantea los cambios generados por las religiones, cuando el pez era el
símbolo de la iglesia primitiva como la hoz y el martillo para los países que en
un tiempo practicaban el marxismo. Era una iglesia que en los primeros tiempos
reconocía el valor y los derechos de la mujer, pero estos han quedado rezagados
por el cristianismo, que todavía pretende infundir al género femenino una
obediencia ciega al cónyuge, y niega la ayuda a las niñas víctimas de violación
sexual bajo amenaza de la excomulgación, que todavía sigue siendo creíble en
esta época trascendental cognitiva y virtual.

La mujer en la actualidad tiene la protección del Estado, se divorcia, sin embargo,


siguen siendo comunes las divulgaciones mediáticas sobre el maltrato infligido
a la mujer por el marido en las clases sociales “altas, medias y bajas”, como se
dividen en la mayoría de los países de Latinoamérica.

Marvel escribió para hoy, pero su literatura se ocupa del ayer y del mañana,
cuando todavía se encuentran mujeres conformistas e incapaces de buscar
soluciones al dilema de sus vidas dramáticas.

El Estado colombiano, con nuevas leyes y decretos castiga la violencia doméstica,


el acoso sexual, la discriminación laboral y económica de la mujer, la violación de
niños y niñas. Estos problemas se discuten públicamente para buscar solución
y reestructuración de las familias, sin embargo, todavía muchas prefieren sufrir
32 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

sus problemas en silencio, solas, aún cuando estamos viviendo la verdad de una
revolución de género que todavía no ha concluido.

El universo real de las mujeres sin autoestima, que viven una realidad vulnerable
por el desprecio del hombre, es lo que Marvel da a conocer en esta magnífica
novela. Mediante el proceso literario involucra al lector(a) como protagonista en
búsqueda de una nueva tesis, núcleo del método de la teoría marxista según
Althusser.

La vida constituye la etapa última de la creación, según unos científicos, fuimos


creados a la imagen de un Dios a quien cada uno edifica, piensa y cree a su
manera. Los recientes estudios han llevado a los científicos a elaborar la teoría
de que el ser humano ya ha alcanzado la última etapa de la evolución para seguir
creciendo en sabiduría.

Lo anterior da a significar que Dios es vida, que el ser humano es vida y ha sido
creado para ser feliz en sabiduría. Sin embargo, para unas almas la vida se
convierte en un infierno, de ahí que, mediante este estudio, se cree que el dinero
no es forjador de la felicidad, es necesario por el sistema imperante, pero a los
seres humanos los satisfacen la honestidad, la lucha, el conocimiento, el respeto
por la evidencia y creencias de otros, lo cual no halla el lector(a) en las personas
actantes en esta obra de la magnífica autora que fue Marvel Moreno.

Referencias Bibliográficas

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Coccioli, Carlo. Buda y su glorioso mundo. México, Editorial Diana, 1990.

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GUTIÉRREZ, Pedro Juan. Escribir a mi manera y que cada quien piense lo que
Silvia B. de Marenco 33

quiera, me da igual. El Heraldo Dominical, febrero 25-2007. Barranquilla,


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Barranquilla, 1979.

THOMAS, Florence. La mujer tiene la palabra. Bogotá, 2001, segunda edición.


34 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano
Acela Elena Gutiérez González 35

ESTADO DEL ARTE


DE LOS APORTES DEL FEMINISMO
Y EL MOVIMIENTO SOCIAL DE MUJERES
A LA ECONOMÍA Y PLANIFICACIÓN
DEL DESARROLLO

ACELA ELENA GUTIÉRREZ GONZÁLEZ*

Introducción

El presente artículo es un recorrido por los aportes que desde el feminismo y el


movimiento social de mujeres, ha hecho la economía como ciencia que vela por
el bienestar de las personas, a través de la producción, distribución y consumo
de los bienes y servicios. Tiene como finalidad el demostrar, cómo la economía
y su principal herramienta de distribución, la planificación del desarrollo, no toma
en cuenta las diferencias de género y excluye a las mujeres de su núcleo de
estudio, como sucede con las otras ciencias. por consiguiente, se refiere al
impacto diferenciado que tienen sus políticas, normas, reglas y/o acuerdos sobre
el sexo femenino.

Las contribuciones hasta ahora implementadas por medio del análisis desde
la perspectiva de género demuestran que la equidad, el bien-estar y la justicia
social son posibles; por consiguiente, no es un sueño la construcción de un
mundo mejor.

Refuerzan sus aportes, las críticas que desde la misma ciencia se han venido
haciendo por economistas mujeres y hombres que cuestionan sus paradigmas,
de tal manera, que con ellas iniciamos el presente artículo, para después dar
paso a las contribuciones hechas por las mujeres.

* Economista. Magíster en Estudios Políticos y Económicos. Docente titular del Programa de


Economía. Integrante del Grupo de Investigación Mujer, Género y Cultura de la Universidad del
Atlántico.
36 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

1. Críticas a la Teoría y Política económica

Al desconocerse en la planificación del desarrollo el proceso político, ideológico


interactivo, de debate y concertaciones que en ella subyace, además de su
esencia económica, ha traído grandes discusiones debido a la discriminación que
ha producido ya que su concepción, sus alcances, metodología e instrumentos,
solo han tenido como sujeto a la producción, olvidándose de que esta es solo
el objeto de la economía y que las y los sujetos son todas y todos los seres
vivientes.

Desde la originaria pregunta ¿qué es lo que hace a un país más rico que otro?
y aunado a la noción de una forma apropiada para distribuir estas riquezas en
busca de un progreso, crecimiento y/o desarrollo, se desprenden dos grandes
concepciones: La teoría Clásica que consideraba que el progreso de un país
lo determinaba el mayor o menor grado de inversión física que en él se hacía
(correspondía entonces a los arquitectos e ingenieros esta actividad). Suposición
que tenía como supremo árbitro el mercado, por consiguiente su premisa era la
no intervención del Estado. Y por otra parte, los que aseguran que el éxito de las
políticas económicas depende del poder centralizado del Estado. Concepciones
en torno a la cual se han hecho grandes debates que aún no han cesado, hay
voces que privilegian al mercado como el supremo interventor de desarrollo y los
que magnifican el papel del Estado a través de una planeación centralizada de
la economía.

Después de la Segunda Guerra Mundial, irrumpe en el mundo económico y


social contemporáneo la teoría de Keynes y las políticas keynesianas, quien
impuso como dogma que el continuo crecimiento era la única manera de que la
riqueza material se “filtrara” hacia las clases más pobres conduciendo de esta
manera a la igualdad entre pobres y ricos. Este período se conoce como el del
Estado Benefactor, cuya intervención y alcance en sus políticas económicas de
carácter redistributivas influirían en el bienestar colectivo.

Otra de las discusiones que se han planteado, es acerca del alcance de los
conceptos de crecimiento y desarrollo, o si es necesario acompañar el término
Acela Elena Gutiérez González 37

desarrollo con económico para hacer una diferenciación de la connotación que tiene
este en otras disciplinas. Ateniéndonos al Diccionario, crecer “significa aumento de
tamaño por adición de materiales a través de la asimilación o el acrecentamiento”
(ello es un aumento cuantitativo de cosas). Mientras que desarrollar significa:
“expansión o realización de potencialidades de algo, alcanzando gradualmente
un estado mejor, mayor o más pleno”1 (o sea, mejoramiento cualitativo).

Estas definiciones llevan implícito que el Crecimiento trata y se trata de las


cosas, de los objetos, del incremento del producto, de la simple acumulación
de bienes y servicios, en fin, de la producción tal y como se representa en la
contabilidad nacional; mientras que el término Desarrollo envuelve procesos de
transformaciones, no solo en la producción sino también en mujeres y hombres.
Se trata de la expansión de capacidades, de los cambios cualitativos en la calidad
de vida, introduce una acepción más holística que incluye además, lo económico,
es decir, desde el funcionamiento del mercado, una concepción política, filosófica
y ética.

1.1. Fin de la teoría de Keynes y del keynesianismo

Las críticas del mundo académico y de las instituciones internacionales de


cooperación del desarrollo a la teoría de Keynes y al keynesianismo, emergen
ante el incremento de la pobreza, la marginalidad y el desempleo en el mundo
y especialmente en América Latina a finales de la década de los 60. Lo anterior
ponía en entredicho el paradigma que había centrado la solución de la pobreza
y la marginalidad en el crecimiento económico, cuando la realidad estaba
demostrando que naciones con altas tasas de crecimiento estaban aparejadas
con altos índices de pobreza, como lo señaló el PNUD, en el informe de Desarrollo
Humano 1995; por igual situación pasaban las tesis de Kuznets a mediados de
los años 50, en las cuales planteaba la hipótesis según la cual en las fases
iniciales del crecimiento la distribución del ingreso sería menos equitativa, y solo
más tarde se haría más equitativa al quedar en evidencia “que la reducción de

1
Desarrollo Territorial con Equidad. –Propuesta de Institucionalización de la Perspectiva de
Género– GTZ - Pro Equidad. Santafé de Bogotá, Colombia, diciembre de 1999, p. 20.
38 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

los niveles de desigualdad no se logra de manera automática a medida que


aumenta el ingreso”.2

En la década de los 70, se inicia la segunda década de Naciones Unidas para el


desarrollo, con una de las crisis más profundas de la economía: la crisis petrolera
y la ruptura del sistema financiero internacional, además de la pauperización de
los sectores vulnerables, entre ellos “la Mujer”, lo que hizo más evidente la crisis
ideológica del desarrollo, acervando el cuestionamiento hacia los indicadores
puramente cuantitativos tales como el Producto Interno Bruto (PIB) y el Producto
Interno Bruto per cápita.

Lo anterior crea preocupación entre los organismos e instituciones de desarrollo


que plantean la necesidad de un nuevo orden económico. La Asamblea General
de Naciones Unidas sobre el desarrollo, en sesiones especiales, llega al
consenso de que una manera de disminuir las desigualdades en la distribución
de las riquezas es a través de la generación del empleo y una mejor distribución
del ingreso. Asimismo, el Banco Mundial, como respuesta a la problemática que
enfrenta, se inspira en la idea de apalear las necesidades básicas a través de
la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 1976) y el Informe Brant (1980),
recogido en inglés bajo el nombre de “North-South: A Program for Survival”.3

Por su parte la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) manifiesta:


“Que el desarrollo debe ser concebido como un proceso integral caracterizado por
la consecución de metas económicas y sociales, que aseguren la participación
efectiva de la población en el proceso de desarrollo y en sus beneficios; por lo
cual, se hace necesario realizar cambios estructurales profundos en dicho ámbito
como prerrequisito para el proceso de desarrollo integral a que se aspira”.4

En este mismo sentido el Centro de Alternativas de Desarrollo (CEPAUR), grupo

2
González, Mario. Una gráfica de la Teoría del Desarrollo: Del Crecimiento al Desarrollo Humano
Sostenible. Fotocopias, p. 47.
3
González, Mario. Una gráfica de la teoría del desarrollo: Del Crecimiento al Desarrollo Humano
Sostenible, Ibíd., p. 59.
4
Cepal. Evolución de la ciudad de La Paz. E/CEPAL/1083/ Revista 1, 1979, p. 211.
Acela Elena Gutiérez González 39

interdisciplinario de investigación latinoamericano, contribuye a esta crítica al


acordar que:
1: El impulsar el crecimiento económico, no es generador de desarrollo, 2:
Los supuestos de la racionalidad económica son supuestos supremamente
mecanicistas e inadaptables; en consecuencia, en los países pobres la miseria
no puede erradicarse como consecuencia de la liberación de un mercado del que
los pobres se encuentran de hecho marginados, y 3: En mercados restringidos
y oligopolios, donde los grupos de poder económicos no se enfrentan a fuerzas
capaces de limitar su comportamiento, la actividad económica se orienta
con sentido especulativo, lo que deriva en resultados concentrados que son
socialmente inaguantables.

Simultáneamente se deja atrás la discusión entre Crecimiento Económico y/o


Desarrollo, al reclamar nuevos enfoques producto de la poca preocupación por
cuestionar el desarrollo como tal: “El debate acerca de la supuesta diferencia
entre los conceptos de crecimiento y desarrollo, ha permitido superar, al menos
a nivel del discurso, los primeros enfoques calificados como economicistas y así
extender el proceso de cambio a los planes sociales, culturales y políticos. Sin
embargo, no ofrecen un cuestionamiento profundo de los objetivos reales del
desarrollo, ni de los valores culturales sobre los cuales se han construido los
diferentes paradigmas del mismo”.5

En esta dirección, cabe resaltar las ideas de Aníbal Pinto al introducir el término
de “Estilos de Desarrollo”, definiendo “Estilo” como la “opción política, social
y económica adoptada dentro de un sistema y estructura determinados. Y lo
económico, como la manera en que dentro de un determinado sistema no
se organizan y asignan los recursos humanos y materiales, con el objeto de
resolver los interrogantes sobre qué, para quiénes y cómo producir los bienes
y servicios”.6

5
Hissong, Robin. Las teorías y las prácticas de desarrollo desde la perspectiva de la modernidad.
En Cuadernos Ocasionales No. 10.1, edición: diciembre de 1996, Cider Uniandes. Santa Fe de
Bogotá, Colombia, p. 9.
6
Pinto, Aníbal. Notas sobre estilos de desarrollo. En América Latina. Revista Cepal No. 1,
Santiago de Chile, 1976, publicación de las Naciones Unidas, p. 97.
40 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Por otra parte, Manfred Max Neef, economista chileno, premio Nóbel y director
del CEPAUR, nos habla del doble carácter de las necesidades, quitándoles el
aspecto meramente existencialista y de infinitas al concluir que las necesidades
revelan de la manera más apremiante el ser de las personas, ya que aquel se
hace palpable a través de estas en su doble condición existencial: como carencia
y potencialidad. Las necesidades como carencia implican restringir su espectro
a lo puramente fisiológico. Son potencialidades, y más aún pueden llegar a ser
recursos, en la medida en que las necesidades comprometen, motivan y movilizan
a las personas. Estos aportes rompen con la visión clásica y neoclásica de las
necesidades infinitas y los recursos escasos, y va a tener gran impacto en la
concepción de un desarrollo centrado en las personas.

Para Rubén Prieto, América Latina debe sacar el máximo provecho de la


encrucijada que se vive, porque nos enfrenta al riesgoso momento de la creación.
“Ineludiblemente debemos interrogar a lo visible o a lo que somos capaces
de visualizar y desde allí, hacer visible lo posible, desde sueños que tal vez
parezcan imposibles”.7 El sueño latinoamericano se expresa en el paradigma del
Desarrollo a Escala Humana propuesto como una “Opción para el Futuro” por el
grupo CEPAUR.

A pesar de la gran polémica que existe en torno a las teorías de crecimiento y sus
indicadores, estas siguen teniendo validez para explicar y comparar la tasa de
crecimiento y la renta per cápita del país con los distintos países; pero, por otra
parte, madurar en la concepción de desarrollo deja abierta la noción de que este
es un proceso integral y que su concreción requiere interdisciplinariedad con una
visión armónica del ser humano y la naturaleza, dejando claro que el crecimiento
es condición necesaria para el desarrollo, pero no suficiente.

En cuanto a las discusiones sobre metodología e instrumentos a utilizar para


medir y planificar el desarrollo, se abre paso la crítica de los conceptos: eficiencia
y racionalidad económica. La asignación eficiente por parte del mercado y la

7
Max Neff, Manfred, Lizalde, Antonio y Hopenhayn, Martín. Desarrollo a escala humana. Una
opción para el futuro. Proyecto 20 Editores. Medellín, Colombia, 1997, p. 7.
Acela Elena Gutiérez González 41

racionalidad de los sujetos económicos no logra los objetivos propuestos, así como
tampoco los modelos utilizados para simplificar la realidad, realidades estas cada
vez más complejas. Por otra parte, el proceso de planificar el desarrollo encierra,
quiérase o no, dos racionalidades, de tal manera que al encubrir la racionalidad
política que subyace en el proceso por privilegiar la racionalidad técnica, impide
que se abran espacios para que surja el debate en la búsqueda de consensos
y/o la negociación de los distintos intereses de los diferentes actores que hacen
parte de una comunidad, municipio, departamento o nación, con el fin de que las
motivaciones de cada uno de ellos queden plasmadas en la redistribución de los
recursos.

Desde el punto de vista procedimental y político de la planificación del desarrollo,


grandes teóricos han expresado su opinión: Morales la define como el proceso
de “instrumentalización en el plano técnico de un proyecto político”;8 agregando
Alejo Vargas que lo es “en la medida en que esta define las bases del futuro
deseado de la sociedad o del “deber ser” social. Siendo la planeación un hecho
eminentemente político por sus implicaciones, se fundamenta sin embargo
en la denominada “racionalidad técnica”; supone que es posible de antemano
organizar el devenir de la sociedad a partir de una clara definición de objetivos,
asignación de medios y procedimientos. Señalando que es la expresión máxima
del paradigma racional”.9

Oszlak, al referirse a quienes diseñan la planeación, dice que “Los planificadores


fracasan habitualmente porque pretenden aunque no lo planteen así o no sean
conscientes de ellos, influir un juego –la política– que se rige por reglas diferentes.
Nada más ajeno a la política que las premisas de neutralidad valorativa,
racionalidad sustantiva y certidumbre, propias de la planificación”.10

Vargas concluye que: “La planificación al ser un proceso técnico que orienta a los

8
Morales, J. Reseñado por Alejo Vargas Velásquez en “Participación Social”, Almudena Editores,
Santa Fe de Bogotá, Colombia, 2000, p. 171.
9
Vargas, Alejo. Participación Social, Ibíd., p. 171.
10
Vargas, Alejo. Participación Social, Ibíd., p. 173.
42 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

planificadores es a su vez un proceso político que se basa en la negociación, el


compromiso, el acuerdo entre fuerzas con poder”.11

Es importante señalar la relevancia que tiene el reconocer la diversidad de


intereses individuales en un proceso de construcción colectiva, no solo para el
proceso en sí como también para la institución que lo promueve. “De no ser
así, sentencia David Sánchez,12 conduce a las prebendas y corrupción por
parte del grupo que logre imponerse sobre los demás, ya que toda sociedad se
construye cuando, gracias a la existencia de un mundo instituido de significado,
opera como proyecto colectivo, o cuando la comunidad se convierte en una
colectividad política en la que los individuos recrean su identidad en el ámbito de
las instituciones reconocidas”.

De ser así debe centrarse entonces en la concertación de los diferentes


intereses, por lo tanto hay que introducir el debate, la resolución del conflicto y
poner su énfasis metodológico como proceso interactivo. Pero por otra parte, “La
noción de planificación como debate, asume que los resultados esperados, en
términos de valores o estrategias, no pueden ser anticipados con precisión, por
ello se privilegia es el proceso, identificado como el mecanismo institucional y los
procedimientos operacionales, mediante los cuales los intereses y necesidades
son mediados en estratégicas, políticas, programas y proyectos”.13

Las mujeres, las grandes discriminadas del proceso, señalan que las elecciones
de los problemas a resolver que hacen los planificadores son “en la mayoría
de los casos profundamente políticos, porque tienen el potencial para producir
un tipo de sociedad y de relaciones sociales particulares; nacen de juicios de
valores colectivos derivados de consensos sociales o de una ideología dada”14
(Comealiau, 1986).

11
Vargas, Alejo. Participación Social, Ibíd., p. 210.
12
Sánchez, David. Gobernabilidad, Integración Social y Paz. –Documentos del Módulo de
Procesos Políticos en la Maestría de Estudios Políticos y Económicos–. Uninorte 2001. p. 241.
13
Moser O., Carolina. “Planificación del desarrollo desde la perspectiva de género”. Documento
fotocopiado, p. 129.
14
Reseñada por Young, Kate. “El potencial transformador en las necesidades prácticas:
Empoderamiento colectivo y el proceso de planificación”. En Poder y empoderamiento de las
mujeres. Compiladora Magdalena León. TM Editores. U.N. - Facultad de Ciencias Humanas.
Agosto 1997, p. 111.
Acela Elena Gutiérez González 43

1.2. La Planeación en Colombia

En Colombia podemos decir que se inicia el proceso de planificar la economía


con la organización de la Contraloría General como ente fiscalizador del gasto
estatal a través de la Ley 42/45 de 1923; le sigue la creación del Consejo
Nacional de Economía con la Ley 23/31. Como antecedente a la planeación
actual encontramos el Acto Legislativo No. 1 de 1945 que establece como función
del Congreso la de fijar los Planes y Programas para el fomento de la economía
nacional y de las obras públicas.

En Colombia la institucionalización de los planes de desarrollo como en el resto


de América Latina, se hace a partir del Programa de Ayuda Económica y Social
de Estados Unidos llamado “La Alianza para el Progreso”, entre los años de
1961/70. Era necesario realizar este proceso con el fin de que fuesen revisados
por la OEA mediante la creación del Comité Interamericano de la Alianza para
el Progreso, quien instituye esta necesidad con el fin de que las políticas de
desarrollo se enmarcasen dentro de sus programas de ayuda.

De esta manera, el país entró en la dinámica de elaborar planes a largo plazo.


“Se pretende regular la producción de una entidad en abstracto, el sector
constituido por un conjunto de actividades cortadas de manera vertical: la salud,
el transporte, la educación, y la manera como este se articula con los objetivos
más globales de la reproducción de la sociedad en su conjunto.”15

Para los años 80 es imperiosa la necesidad de redefinir las relaciones entre


Estado y Sociedad, entre Política y Economía. El sector privado y las fuerzas del
mercado se configuran como los motores principales del proceso de acumulación.
Se abre paso al proceso de descentralización que involucra a las regiones en la
elaboración de planes y programas mediante la Ley 38/81; se crea el Consejo
Departamental de Planeación reglamentado por el Decreto 1527 que establece
la participación comunitaria, complementado por la Ley 03 del 86, que asigna a
los Departamentos las funciones de elaborar los planes, así como coordinar su
ejecución, prestar asistencia técnica, administrativa y financiera a los municipios,

15
Vargas V., Alejo. Participación Social. Santafe de Bogotá. Almudena Editores, 2000. p. 177.
44 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

promover su desarrollo y ejercer sobre ellos la tutela que las leyes señalan. En
la década de los ochenta con el proceso de descentralización, existe una lógica
regional y “participativa” para la planeación del desarrollo.

En este período se consolidan los municipios como células políticas, mediante la


elección popular de Alcaldes y la delegación de las responsabilidades y eficiencia
del gasto de inversión social en las áreas de salud, educación, vivienda y servicios
públicos, al mismo tiempo se le transfieren parte de los ingresos corrientes de
la Nación.

Continúa este proceso la Constitución de 1991, uno de sus principios es el


fortalecimiento de las entidades territoriales en todos los órdenes, para hacer de
ellas un soporte esencial del proceso de descentralización administrativa en el
cual el Estado está empeñado, con el fin de responder a la urgente necesidad
de democratización de la sociedad y la satisfacción de sus necesidades básicas.
Se reorganizan las funciones y los recursos entre los niveles territoriales. En
lo político, se amplían los espacios de participación ciudadana a través de la
consulta popular, el referendo, la elección popular de Alcaldes y Gobernadores,
el voto programático y la revocatoria del mandato, elementos estos que permiten
el ejercicio de una mayor autonomía y control ciudadano.

La Ley Orgánica (152 de 1994) del Plan Nacional de Desarrollo, es el marco


político en el cual se deben elaborar los planes de desarrollo, conformados por
una parte, de diagnóstico y de las estrategias, y por la otra, de un plan de
inversiones. Al Estado central le corresponde conservar la responsabilidad de la
política macroeconómica, fiscal, monetaria y comercial y de las inversiones en
infraestructura estratégica (Cuervo Luis, 1999).

El plan de Desarrollo Local, por su parte, contiene los grandes propósitos de la


acción pública sobre la ciudad, que estarán definidos por el plan estratégico y
los planes de ordenamiento territorial y municipal. Debe ser el resultado de un
proceso de consulta a la ciudadanía, quien debe colaborar en su elaboración,
la toma de decisiones y la adopción del plan, todo ello teniendo como referente
un proyecto de ciudad. Se supone que concreta el programa del gobierno de
los alcaldes a través de un diagnóstico del municipio, estrategias sectoriales
Acela Elena Gutiérez González 45

y globales, proyectos, metas e instrumentos de acción (Barco Carolina y José


Salazar, 1997).

Gracias a los cambios producidos por la nueva Constitución, se pasó de la


Planeación por proyectos a la planeación de los procesos, concebido este como
un proceso continuo e interactivo entre la sociedad y el Estado, es decir, “Se
debilita el propósito de intervención directa e indirecta del Estado central en la
promoción del desarrollo económico, y se ha consolidado la convicción de que
estos deberían ser liderados y resueltos desde las regiones”.16

Desde lo local se entiende la Planificación del Desarrollo Participativo que


promulga la Constitución de 1991, como la oportunidad que tienen mujeres y
hombres para propiciar la equidad “que propone oportunidades de acceso y control
a los recursos y beneficios del desarrollo desde un respeto por las diferencias.
La equidad es deseable no solo por principios de justicia social sino necesaria y
conveniente en una dinámica de crecimiento, que para su consolidación requiere
de estabilidad social y política”.17

Por ende, es el escenario propicio para el ejercicio de la democracia económica,


eliminando la desigualdad independientemente de clases sociales, razas, religión,
sexo, y/o preferencias sexuales, así como también sea este el espacio en donde
los actores sociales se reconozcan como tales, participen activamente en las
decisiones que los afecten, para que a través de los mecanismos existentes
posibiliten la formación de una cultura ciudadana de la tolerancia, en donde
se aprende a defender los intereses propios pero reconociendo los ajenos.
Conduciendo todo lo anterior, a propiciar “el desarrollo de la democracia, que
depende de que se amplíe de manera decidida la ciudadanía social sobre todo a
partir de la lucha contra la pobreza y la desigualdad y de la creación de empleos
de buena calidad”.18

16
Cuervo G., Luis. El rompecabezas de la intervención económica territorial. En Territorios
–Revista de Estudios Regionales y Urbanos– Intervenir el territorio. No. 2, febrero a julio de
1999. Tercer Mundo Editores S. A., p. 88.
17
Garzón, Luz Yanira. Planeación del desarrollo territorial con equidad social. En Planeación y
Desarrollo. Vol. XXVIII, No. 4, diciembre 1997, p. 154.
18
PNUD 2004. p. 26.
46 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

2. Economía y Género

Entendiendo que existen interrelaciones entre los asuntos privados de las


personas, las posiciones de género y los procesos económicos, las mujeres
procedieron, hace más de cuarenta años, a hacer una revisión de la teoría
económica, y especialmente de la macroeconomía en sus modelos y políticas
en los ochenta.

Con el fenómeno de la globalización, donde los procesos económicos que se


dan en un país tienen repercusiones positivas o negativas en los otros países,
los estudios de los mecanismos de funcionamiento de las economías nacionales
y mundiales acceden a la elaboración de nuevas perspectivas de análisis que
permiten incidir en la agenda global, lo que hasta ahora había sido “la agenda
de los otros”.

Estas transformaciones en el orden económico, evidencian la necesidad de


plantear nuevas estrategias de desarrollo que superen los modelos prevalecientes
para resolver la pobreza, el desempleo y la desigualdad. Estos fenómenos
requieren de políticas macroeconómicas que logren alcanzar un crecimiento efi-
ciente, sostenible y con equidad.

Concentrándose en la mujer, estos flagelos de la humanidad requieren entonces


de diseños de políticas económicas y análisis de las mismas desde la perspectiva
de género; de no ser así, y plantearlos de manera tradicional, los resultados
obtenidos tienen consecuencias muy diferentes ya que ocultan las desigualdades
relacionadas con la mujer, convirtiéndose en un obstáculo para el logro de los
objetivos. “El resultado es que una evaluación de la eficiencia económica o social
con análisis de género tiene consecuencias muy desiguales a las de un análisis
realizado con las categorías e indicadores tradicionales. Esta perspectiva abre
caminos prometedores para la macroeconomía.”19

Por ejemplo, al visualizar el trabajo doméstico en la reproducción de la fuerza

19
DPN y Otros. Macroeconomía, Género y Estado. Tercer Mundo Editores. Santa Fe de Bogotá,
1999, p. XIII.
Acela Elena Gutiérez González 47

laboral, lo que se puede considerar como un verdadero subsidio a la economía


de mercado, o las tareas del cuidado de las familias, especialmente de los
enfermos y enfermas o de personas que requieren ser atendidos por otras,
aportan nuevos elementos al funcionamiento de la economía productiva, a la vez
que deja al descubierto los sesgos de la macroeconomía cuando solo toma en
cuenta los agregados monetarios sin mirar las articulaciones entre lo productivo
y reproductivo.

La economía tradicional ha “naturalizado” las asignaciones de roles; la primera


división sexual del trabajo marcó el punto de referencia en la discriminación de
las mujeres, porque esta división no reconoció el aporte realizado al mercado
a través de la agricultura y de la construcción de utensilios para las actividades
domésticas. Estos quehaceres cotidianos, sobre todo el primero que alimentó
y mantuvo la supervivencia humana en momentos de las grandes hambrunas,
se realizó dentro del ámbito de lo privado. En la década de los 70 se denuncia
la existencia de estas actividades que por no transarse en el mercado, no son
reconocidas como laborales, permaneciendo invisibles, para él y la sociedad.

De ser contabilizadas todas ellas, se modificarían los resultados de las cuentas


nacionales, las cuales tendrían que obtener una información más exacta del PIB,
ya que al no incluir la producción de bienes y servicios para el autoconsumo,
(trabajo doméstico, agrícola y artesanal) estaría siendo subestimado. De igual
manera, este desconocimiento también afecta a otra variable macroeconómica
y es la del consumo, por lo que habría de obtener una estimación más real del
consumo de las familias. Producción y Consumo inciden en la tasa de crecimiento
económico (Carrasco, 2001).

El informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas en 1995 señalaba al


respecto que “El valor de la producción no registrada en las cuentas nacionales
de los países industrializados representan, al menos, la mitad del producto
interno bruto y más de la mitad del consumo privado”.

2.1. Análisis de las políticas de ajuste estructural

La década de los 80, considerada como la década perdida para algunos países
debido al estancamiento de la economía, impactó las balanzas de pago, y
48 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

los países fueron obligados a implementar políticas de ajuste estructural y de


estabilización macroeconómica. A corto plazo, las medidas estaban dirigidas
a controlar la demanda agregada de bienes transables para que no excediera
la oferta y así mantener o bajar la inflación, la disminución del déficit fiscal y
de cuentas corrientes, a través del control de la intervención estatal, mediante
los programas de subsidios de precios, transferencias y al diseño de medidas
proteccionistas en el comercio exterior. A largo plazo, las economías apuntaban
al esbozo de políticas de desregulación y privatización para liberar el mercado.

Todas estas estrategias tuvieron un impacto perverso en las mujeres y sobre


todo en las más pobres, debido a que la reducción de los subsidios en el gasto
social de educación, salud y servicios públicos obligó a las mujeres a aumentar
sus jornadas de trabajo, tanto las productivas como las reproductivas. “De esos
servicios y cuidados no se prescinde pues son necesarios y considerados como
tales por la comunidad, solo que pasan a engrosar el trabajo no remunerado
ni compartido que realizan las mujeres, con la consiguiente sobrecarga que
ello representa. De esta forma se produce un deslizamiento de los costos que
generaban en el ámbito público al privado, gracias a la enorme versatilidad del
trabajo de las mujeres y del nexo que en ellas se establece entre trabajo productivo
y reproductivo, remunerado y no remunerado, familiar y comunitario.”20

Este hecho pone de nuevo al descubierto cómo las políticas macroeconómicas


tienen efectos diferenciados en los géneros. Sobre este tema hay mucha literatura
con ejemplos muy claros de ello. para reiterar presentamos la siguiente opinión:
“Se encontró que bajo las políticas de ajuste estructural y como resultado del
empeoramiento de la distribución del ingreso y de la reorientación de la economía
hacia las exportaciones, las mujeres aumentaron su participación en la fuerza
laboral para poder mantenerse a sí mismas y a sus familias”.21

Pero, la participación de las mujeres se hace en condiciones laborales

20
Montero, Justa. Pekín y el debate internacional sobre la mujer. en Papeles No. 56, 1995,
p. 11.
21
Carrasco, Cristina. “La valoración del trabajo familiar doméstico: Aspectos políticos y
metodológicos”. en El género en la economía. Centro de Estudios de la Mujer - Isis Internacional,
Santiago de Chile, 2001, p. 27.
Acela Elena Gutiérez González 49

desmejoradas por los obstáculos que siempre han tenido en el acceso al


mercado. Fueron incorporadas al empleo informal de peor calidad, este les
permite continuar con la responsabilidad de las labores domésticas que siguen
siendo una tarea casi de su exclusividad, pero al mismo tiempo les reporta
menor protección laboral y seguridad social, teniendo graves repercusiones para
el futuro de las más pobres, debido a que a menores aportes a la protección
y seguridad social así mismo recibirán las mesadas pensionales, y ante el
incremento de la esperanza de vida, que es mayor para las mismas, al mismo
tiempo que aumentan los años de vida, desmejora su calidad y acrecienta los
índices de pobreza en las mujeres mayores.

Las economistas feministas Elson en 1991 y Moser en 1992, encontraron que


bajo las políticas de ajuste estructural existen tres tipos de sesgos masculinos:
• Estos recortes en muchas de las necesidades prácticas de género de
las mujeres son amortiguados por la elasticidad de sus trabajos para el
incremento de su auto-producción de alimentos y por cambios en los hábitos
de compras y patrones de consumo.
• Asumen que los procesos realizados por mujeres en actividades no remu-
neradas como cuidar niños, abastecer de combustibles, procesar alimentos,
preparar las comidas y cuidar a los enfermos continuarán, sin tener en
consideración la manera en que los recursos son reasignados.
• Estos programas definen las economías solo en términos de bienes y
servicios y de mercado y de la producción de efectivo para la subsistencia y
excluyen el trabajo reproductivo de las mujeres.

Con el fin de incorporar en la construcción de los modelos macroeconómicos


la perspectiva de género para visualizar las actividades de reproducción que
realizan las mujeres, proponen diferentes métodos:

Como una aproximación a lo que llamaremos primer método, tenemos la


desagregación por género, cuyo objetivo es el de destacar las implicaciones
de la diferenciación de comportamientos entre los dos géneros. las variables
a estudiar a manera de ejemplo son: Restricciones en la movilidad del trabajo
femenino, en este caso se trata de demostrar cómo la introducción de un
50 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

solo dato especialmente diseñado puede alterar significativamente la forma


de comportamiento del modelo; asimismo, sucedería al tener en cuenta las
diferencias en los patrones de consumo según género, debido a que las mujeres
tienen una propensión marginal al consumo más alto en bienes que fortalecen las
capacidades de los hijos y esto en la nueva teoría del crecimiento la inversión en
capital humano y el logro educativo son variables importantes para el crecimiento
a largo plazo.

El segundo método consiste en introducir la dimensión de género en ciertas


variables macroeconómicas. Este método se sustenta en la percepción de que
en la forma en que funcionan los mercados de trabajo, de crédito y de bienes se
fundamentan en el grado de desigualdad de género existentes. De igual manera,
la toma de decisiones en el hogar o en los sectores públicos y privados depende
de aspectos específicos de las relaciones de género. Siempre se concede el
privilegio al dominante en las relaciones.

El tercer método consiste en dividir la economía en dos sectores: Productivo


y Reproductivo: El primero comprende las variables macroeconómicas tradi-
cionales. El segundo incluye el trabajo no remunerado, los bienes y servicios no
monetizados y las redes de cuidado. El objetivo es centrarse en la forma en que
interactúan los dos sectores en relación con los flujos y stock.

Existiría un cuarto método que consiste en combinar los métodos ya descritos,


por ejemplo el método uno con el tercero.

Estas propuestas surgen de diferentes estudios (Cagatay, Elson y Grown, 1995)22


que tienen como punto de partida conceptuales los siguientes presupuestos:
1. Aunque las Instituciones sociales no tengan intrínsecamente un contenido de
género, ellas sustentan y transmiten sesgos de género. Al ser instituciones
construidas socialmente, los “mercados Libres” también reflejan y refuerzan
las desigualdades de género.
2. El costo de reproducción y mantenimiento de la fuerza de trabajo en

22
Cagatay, Nilufer. Reseña los trabajos de Elson y Grown. en Incorporación de género en la
macroeconomía. Del texto Macroeconomía, Género y Estado. DNP-GTZ y BMZ. TM Editores
Santafé de Bogotá, 1999, p. 8.
Acela Elena Gutiérez González 51

una sociedad determinada sigue siendo invisible, mientras la gama de la


actividad económica no incluya el trabajo “reproductivo” no remunerado.
Por tanto, el trabajo no remunerado necesita hacerse visible y el significado
económico de trabajo debe ser redefinido para incluir el trabajo reproductivo
no remunerado.
3. Las relaciones de género desempeñan un papel importante en la división del
trabajo, la distribución del trabajo, ingreso, riqueza y los insumos productivos
con importantes implicaciones macroeconómicas. Esto también implica que
el comportamiento económico tiene contenido de género.

2.2. Enfoques mujer en desarrollo (MED) y Género en Desarrollo (GED)

Para contribuir en la eliminación de los sesgos del mercado, se establecieron


políticas afirmativas, entre ellas apoyar a las mujeres a participar en el desarrollo
a partir de proyectos con perspectiva de género. Esta medida fue sugerida
internacionalmente y ratificada por casi todos los países. La cooperación
internacional entre los requisitos para la aprobación de los mismos estableció que
desde el planteamiento del problema, objetivos y demás componentes quedaran
plenamente identificados los intereses de las mujeres, de tal manera que los
resultados las beneficien buscando crear un impacto positivo sobre la situación y
posición relativa de las mujeres en la sociedad.

Dentro de esta política surgen varios enfoques para vincular a la mujer de bajos
ingresos al desarrollo. la propuesta en primera instancia nace de Mujeres
en Desarrollo23 (MED) quien desafiando el supuesto de que el crecimiento
económico iba a la par de la igualdad de las mujeres, propició la búsqueda de
la equidad en el proceso de desarrollo a través de los proyectos en donde esta
tuviera una participación activa, aunque reconociendo el triple rol que jugaban,
buscaba cubrir las necesidades estratégicas de género mediante la intervención
directa del Estado, otorgando autonomía política y económica a la mujer.

23
Grupo de mujeres investigadoras y profesionales que nace a partir de finales de la década de
los 60, preocupadas por las crecientes pruebas de que los proyectos de la Agencia Internacional
para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) durante la primera década del desarrollo
52 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Debido a la diversa situación en que viven las mujeres en cada país, para las
mujeres del tercer mundo que tenían otras prioridades, propusieron el enfoque
antipobreza, con el fin de asegurar que las mujeres pobres aumentasen su
productividad. Se presume que la desigualdad entre hombres y mujeres no está
vinculada a la “subordinación”, sino a la pobreza; por consiguiente, se reduce
la desigualdad. Por su parte, el Banco Mundial cambia de preocupación, del
crecimiento económico a la erradicación de la pobreza absoluta y la promoción
de la distribución con crecimiento, satisfaciendo las necesidades básicas de
los más pobres. Se fomentan los proyectos de mujeres para las mujeres con
las mujeres a través de las ONG, compuestas generalmente por mujeres en
actividades que realizan las mujeres, reciben donaciones en vez de préstamos
de los organismos internacionales y bilaterales, sin introducir nuevas áreas de
trabajo, y se relacionan con las actividades preferentemente rurales.

El tercer enfoque de MED, la eficiencia, surge durante la crisis de los años


80; su objetivo era/es que el desarrollo fuera más eficiente y efectivo mediante
la contribución económica de la mujer. Las mujeres son vistas sobre todo en
términos de su capacidad para compensar la disminución de los servicios
sociales, mediante la extensión de su jornada de trabajo. a pesar de la toma de
conciencia de que el 50% de los recursos humanos disponibles para el desarrollo
son subutilizados, la situación de la mujer no fue mejorada ni su participación
económica elevó su estatus, siguió siendo discriminada en la educación tecno-
lógica y ligada aún más a su rol comunitario no pagado.

Últimamente, desde la investigación académica, se ha llamado la atención de

(1960-1970) habían acrecentado la desigualdad de mujeres y hombres, trabajaron para


influenciar la política de este organismo, así como también en el congreso; con el concurso de
su participación en 1973 este aprobó la enmienda Percy al acta de la ley de cooperación al
desarrollo de los países tercermundistas en donde se le exigía que la ayuda de este país estaba
condicionada a que impulsaran a la mujer al desarrollo dentro de sus economías nacionales.
También impulsaron las instituciones, departamentos u oficinas de apoyo a las políticas de
mujeres en el desarrollo y trazaron metodologías para la capacitación de estos funcionarios.
Su enfoque al inicio fue el de la Equidad pero en los países pobres se impuso el enfoque de
antipobreza y bienestar.
Acela Elena Gutiérez González 53

considerar la perspectiva de género en el desarrollo (GED).24 autoras como


Oakley (1972) y Rubin (1975), les preocupaba si los problemas de las mujeres
eran percibidos en relación a su sexo, a través de sus diferencias biológicas con
los hombres en lugar de su género, es decir, la relación social entre hombres y
mujeres en la cual la mujer ha sido sistemáticamente subordinada.

El enfoque GED de empoderamiento fue articulado por las mujeres del tercer
mundo. Su propósito es dar más poder a las mujeres mediante la confianza en
sí mismas. Este enfoque reconoce que las desigualdades entre las mujeres y
los hombres tienen su origen en la familia, sin desconocer que cada una de
ellas vive de distintas maneras esta opresión según su raza, clase social, su
historia colonial, y su posición en el orden mundial internacional. Este enfoque
requiere la transformación de las estructuras de subordinación que han sido
tan adversas a las mujeres. Son esenciales los cambios en la ley, los códigos
civiles, los sistemas de derecho de la propiedad, el control sobre el cuerpo de las
mujeres, los códigos laborales y las instituciones sociales y legales que suscriben
el control y el privilegio masculino.

La formulación de estas políticas y/o planes de acción para la integración de


las mujeres en programas de desarrollo, produjo cambios en la metodología y
concepción de la planificación al introducir los asuntos de mujeres en la agenda
política de cada uno de los países participantes. Esto se refleja en el Plan de
Acción Mundial de las Naciones Unidas para la implementación de los objetivos
del Año Internacional de la Mujer (ONU, 1976), y en la Asamblea General
de Naciones Unidas al proclamar la década de la mujer con los objetivos de
IGUALDAD, DESARROLLO Y PAZ.

La exigencia de la Igualdad hace referencia al cumplimiento por parte de los países


para posibilitar y estimular la repartición del poder, la eliminación de estereotipos

24
Mujeres académicas e investigadoras desplazaron los enfoques de MED por considerarlo con
algunas limitaciones de una aproximación a mujeres aisladas, y llamaron la atención sobre qué
se considera la perspectiva de género en el desarrollo, ya que hombres y mujeres desempeñan
roles distintos en la sociedad y sus diferencias de género son moldeadas por determinantes
ideológicos, históricos, religiosos, étnicos, económicos y culturales.
54 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

que las discriminan a través de la educación, los medios de comunicación y otros,


el reparto de las responsabilidades en la familia, la integración de su contribución
en el desarrollo en espacios centrales, la ratificación de la convención sobre
la eliminación de la discriminación contra la mujer y el establecimiento de
instituciones y procedimientos para monitorear a MED.

Con respecto al Desarrollo, hace referencia al incremento de la participación


de la mujer en todas las áreas de desarrollo, la participación total en el proceso
político, concentrándose sobre todo en el empleo, la salud y la educación. Y por
último, con respecto a la Paz se busca el fortalecimiento de su participación en las
actividades de paz y en los movimientos de independencia, desmantelamiento
de la carrera armamentista, la promoción de una educación para la paz, la
acción legal para prevenir la violencia contra la mujer, el establecimiento de una
maquinaria nacional para combatir la violencia doméstica (Moser, 1986).

3. Aporte al desarrollo: La perspectiva de género

Para los años ochenta, las feministas y el movimiento social de mujeres


introdujeron en la planificación del desarrollo los términos “Perspectiva de
Género”, “Empoderamiento”, “Necesidades básicas de género” y “Necesidades
estratégicas de género”.

Esta perspectiva en la planificación del desarrollo tiende a eliminar las diferencias


que estructuran las relaciones personales entre hombres y mujeres, la división
social del trabajo y la distribución de los recursos económicos y de poder.

Señala las contradicciones entre la universalidad de la noción de ciudadanía


basada en los derechos universales e iguales para todos, y las características
particulares de las ciudadanas y los ciudadanos.

Este enfoque lo definimos como una estrategia que incluye a mujeres y hombres,
teniendo en cuenta los diferentes roles que desempeñan en la sociedad.
Particularizando sus necesidades y los distintos niveles de acceso y de control
Acela Elena Gutiérez González 55

que tiene cada uno sobre los recursos materiales y no materiales.

En cuanto a las necesidades, se hace distinción entre “las necesidades prácticas


e intereses estratégicas de género”.25 Las primeras, hacen referencia a
las condiciones concretas de existencias, tales como la falta de alimentación,
vivienda, educación, servicios públicos y empleo, entre otros.

Los segundos, son formulados a partir del análisis de la subordinación de


la mujer frente a los hombres, de tal manera que sus satisfactores son más
sutiles; luchar por ellos está condicionado por el reconocimiento explícito que
haga la sociedad de los mismos. Estos exigen una toma de conciencia frente a
los diferentes niveles de desigualdad en que viven, los cuales dependen de su
condición social, religiosa, etnia, edad y raza. Requiere del fortalecimiento de sus
organizaciones, y espacios para coadyuvar y liderar este proceso.

A diferencia de las primeras, su conquista no se logra dentro del ámbito de


lo privado, lugar asignado al sexo femenino, sino que corresponden y son
reconocidos como del “ámbito público” muy a pesar de que no afecta a la
comunidad en general, solo a las mujeres y estas dentro de este ámbito carecen
de voz pública, por lo que el ejercicio deliberatorio sobre las mismas lo deben
hacer desde la posición de “contra público-subalterno”, en donde la formulación
de opiniones no incluye toma de decisiones. Este discurso enfrenta abiertamente
la discriminación milenaria de la sociedad de tal manera que desde el poder
público es tomado como una amenaza a su estabilidad y hegemonía.

Las interpretaciones de necesidades básicas, estratégicas o intereses estraté-


gicos de género pusieron en el tapete el debate de la interpretación política del

25
Máxime Molyneux, plantea con respecto a la posición de la mujer que es importante distinguir
dos conjuntos de intereses: los que se derivan del hecho de que a las mujeres les son asignados
ciertos roles por la división sexual del trabajo y aquellos que se originan del hecho de que las
mujeres como categoría social, tienen acceso desigual a los recursos y al poder. Llamando
al primero de ellos intereses prácticos de géneros a los segundos intereses estratégicos de
género. Carolina Moser al igual que Kate Young los traducen en necesidades, las necesidades
son los medios por los cuales las preocupaciones son satisfechas.
56 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

discurso que subyace en la demanda de las necesidades. según Nancy Fraser26


hay que distinguir entre los recursos discursivos de que dispone la sociedad para
ello: El lenguaje oficialmente reconocido con el que se pueden argumentar las
demandas; los términos disponibles en relación al discurso de las necesidades y
los paradigmas de argumentación aceptados como autorizados para juzgar las
demandas en conflicto.

Por ello, distingue tres tipos de discursos: 1. Los opositores del discurso, que
surgen cuando las necesidades se politizan “desde abajo”. Estas contribuyen
a la cristalización de nuevas identidades sociales por parte de los grupos
subordinados, 2. Los discursos de la reprivatización, que aparecen como
respuestas a los primeros. Estos articulan arraigadas interpretaciones sobre
las necesidades que anteriormente ni siquiera tuvieron que formularse, y 3.
Los discursos de “expertos”, que vinculan los movimientos populares con
el estado, pueden ser mejor comprendidos en el contexto de la “resolución de
problemas sociales”.

Desde la disertación de los opositores, las mujeres, al politizar el discurso de las


necesidades a través de los intereses estratégicos de género, han cuestionado
y transgredido el límite que separa lo “político” de lo “económico”, y estos de
lo “doméstico”. Esta argumentación constituye nuevos agentes colectivos o
movimientos sociales; ejemplo de ello es el hecho de que las feministas hayan
convertido el sustantivo “mujeres” en el sentido de una colectividad política auto-
constituida discursivamente, no obstante de ser una colectividad como tal muy
heterogénea y fracturada (Nancy Fraser, 1991). Asimismo, esta colectividad
instituye nuevo vocabulario y formas de expresarse, tales como: Violencia
intrafamiliar, sexismo, hostigamiento sexual, segregación sexual, entre otros.

Con respecto al “Empoderamiento”, este es compartido con la administración


pero con significaciones opuestas, porque desde este conocimiento se potencia

26
Fraser, Nancy. La Lucha por las necesidades –Esbozo de una teoría crítica socialista-feminista
de la cultura política del capitalismo tardío–. En Del cuerpo de las necesidades, Debate
feminista, Volumen 3, marzo 1991, pp. 21 y 28.
Acela Elena Gutiérez González 57

la capacidad de los individuos para que sean emprendedores en la noción de


las fuerzas del mercado. Desde las mujeres, Carolina Moser lo define como “El
incremento de la confianza en sí misma y de su fortaleza interna, mediante su
acceso a la redistribución equitativa del poder, dentro de y entre las sociedades.
Esto es identificado como el derecho a determinar las opciones en la vida e influir
en la dirección del cambio mediante la capacidad de ganar el control sobre los
recursos materiales y no materiales fundamentales”.27

Al decir de Kate Young: “El empoderamiento es para que la gente tome control
sobre sus propias vidas: lograr la habilidad para hacer cosas, sentar sus propias
agendas cambiar eventos”. Añade que para el feminismo el empoderamiento
comprende “La alteración radical de los procesos y estructuras que reproducen
la posición subordinada de las mujeres como género”.28

Y en efecto empoderarse es tener el poder para transgredir las normas y reglas


sociales de la subordinación y discriminación, pero para que esto se logre es
necesario que todas las demás mujeres o en su mayoría, se empoderen, lo que
implica que el empoderamiento incluye cambios tantos individuales como de
conciencia colectiva.

En este cuerpo teórico el concepto de empoderamiento de las mujeres “Solo


tiene significado cuando se utiliza en el contexto de la transformación social
según la concepción feminista del mundo”.29

Esta toma de conciencia conduce a otro quehacer, en el cual las mujeres no


han podido incursionar todavía sin que esto les genere crisis y conflictos entre
el rol que la sociedad les ha establecido milenariamente y lo que ellas desde su

27
Moser, Carolina. Planificación del desarrollo desde la perspectiva de género. Op. cit. p. 117.
28
Young, Kate. El potencial transformador. En Las Necesidades Prácticas: Empoderamiento
Colectivo y El Proceso de Planificación. En poder y empoderamiento de las mujeres. Magdalena
León, Compiladora. TM Editores. Universidad Nacional, Facultad de Ciencias Humanas, 2000,
p. 106.
29
Wierringa, Saskia. Una reflexión sobre el poder y la medición del empoderamiento de género
del PNUD. En Poder y empoderamiento de las mujeres. Magdalena León, Compiladora. TM
Editores. Universidad Nacional, Facultad de Ciencias Humanas, 2000, p. 157.
58 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

interioridad, en la toma de conciencia como género germina en su otro yo: el


saber “negociar”.

El término “negociación” como tal se viene usando en la economía cuando


media un objeto que se compra y se vende en el mercado; desde las mujeres y en
la planificación del desarrollo se habla de “negociación” para lograr acuerdos que
beneficien a ambos actores sobre una situación determinada. En este contexto
la negociación plantea un desafío, el de mantener un equilibrio entre el derecho
a defender los propios intereses y controlar los impulsos de dominio que atenten
contra los intereses ajenos (Coria, 1990).

Estas negociaciones, al igual que las del mercado, “incluyen un espacio para que
las distintas partes puedan defender sus intereses y sus necesidades”. Por ello,
se hace necesario discernir sobre los mismos ya que los derechos legitimados
por la sociedad otorgan espacios, “quien dispone de espacios se siente con
derechos y cuando se siente con derechos está en mejores condiciones para
defender sus espacios”.30

La negociación hace parte del empoderamiento y estos de una toma de


conciencia. la UNICEF lo ve como un “proceso de avance de la mujer que se
puede comprender en términos de interés en cinco ‘niveles de igualdad’. Y que
‘el empoderamiento es una parte necesaria del proceso de desarrollo en cada
nivel, para que la mujer pueda avanzar hacia un estatus de igualdad’. Ellos son:
‘control, participación concientización, acceso y bienestar’”.31 Podemos colegir
que a mayor igualdad, mayor empoderamiento, a mayor empoderamiento niveles
mayores de desarrollo; aquí la concientizacion es la clave del cambio.

Tomar conciencia de los acondicionamientos en lo que está atrapado el género


femenino, es el primer paso en el proceso del empoderamiento colectivo, ya que
ignorar estos acondicionamientos contribuyen a que muchas lleguen a vivir como
naturales las discriminaciones que generan los roles. Con la falta de conciencia

30
Coria, Clara. Poder-Dinero-Dependencia. Ediciones Argot España, 1990, p. 35.
31
Unicef, 1994. Paquete de capacitación sobre igualdad de género y adquisición poder de las
mujeres. Documento impreso preparado por Longwe y Clarke Asociados, p. 24.
Acela Elena Gutiérez González 59

de que existe la discriminación es imposible combatirla y si no se combate se


perpetúa; por lo tanto, esta toma de conciencia supone una profunda revisión
que pasa por establecer nuevas relaciones con nosotras mismas y con quienes
nos rodean (Coria, 1990).

4. “Planificación del desarrollo desde la perspectiva de género”32

Hablar de la planeación desde la perspectiva de género, es pensar en una


planeación que trascienda a las necesidades, entendidas estas como carencia y
que concibe las necesidades como intereses estratégicos.

Al tratar estas necesidades le imprime una característica especial, y es que esta


planificación reconoce su naturaleza tanto técnica como política, e incluye el
debate en el proceso de planificación. Es de naturaleza técnica en la medida en
que para ser satisfechas las necesidades prácticas de género solo se requiere
la implementación de herramientas y técnicas para ayudar a las mujeres a hacer
mejor lo que ya ellas venían haciendo.

Su razón política porque debe asumir el conflicto que implica la distribución,


que comprende procesos transformativos en el proceso de planificación, al
satisfacer las necesidades estratégicas de género, ya que estas provienen de
la subordinación de las mujeres en la sociedad y ello encierra el compartir de
manera equitativa el poder y los recursos entre las mujeres y los hombres.

Como debate, “tiene el potencial de confrontar a aquellos que ‘hoy por hoy’
mantienen el poder en el plano de la ideología y la filosofía, como también en
lo material. En verdad cambia el lugar del ejercicio del poder, del manejo de
los recursos materiales, a la asociación con un argumento convincente (…) su
desafío enfrenta las tensiones en vez de ignorarlas”33 (Healy, 1989).

32
Esta parte está basada en el texto de Carolina Moser. Planeación del Desarrollo desde la
perspectiva de género. Documentos de Trabajo, 1986.
33
Ibíd., p. 136. Reseñado por Carolina Moser.
60 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Al proponer este instrumento de planeación, se establece una diferenciación


entre una tradición de planificación que tiene sus propios intereses, objetivos,
bases de conocimientos, agenda, proceso y organización, a una metodología de
planificación que es un conjunto de procedimientos y métodos para la toma de
decisiones racionales aplicables a cualquier contexto social.

Tiene como requisitos para que sea exitosa: 1. Que se posea un profundo
conocimiento sobre la teoría feminista, que está relacionado con lo que
llamamos teorías de género, que “expresa, que analiza, que devela, lo que se
llama la dimensión de género”. Entendiendo por género, según la definición de
Marcela Lagarde,34 “el conjunto de atribuciones de características asignadas
al sexo. Como categoría, se construye en torno a los cuerpos, como lo es
también la raza, a este conjunto de características biológicas se les asignan
características económicas, sociales, jurídicas que crean un sistema social”. 2.
Tener conocimiento de los debates que se han hecho en torno a las políticas de
“Mujeres en el Desarrollo” y “Género en el Desarrollo”. Porque sus objetivos son
buscar la equidad, igualdad de oportunidades y empoderamiento de la mujer,
mediante la satisfacción de las necesidades prácticas y estratégicas de género,
cuya meta es la liberación de la mujer de la subordinación y discriminación. De
ahí que su análisis se inicie con los distintos roles asignados al género femenino,
lo que determina su posición y condición en la sociedad.

Por otra parte en el transcurso de la planificación se privilegia el proceso


“identificado como el mecanismo institucional y los procedimientos operacionales
mediante los cuales los intereses y las necesidades son mediadas en estrategias,
políticas, programas y proyectos”.35 Es específicamente contextual y no pueden
determinarse a priori. Es un proceso iterativo, insistente, conformado por un
número de procedimientos que constituyen pasos progresivos, utiliza e incorpora
un número de herramientas metodológicas que unidos a los procedimientos de
planificación y componentes de la planificación de género constituyen el marco

34
Lagarde, Marcela. La multidimensionalidad de la categoría género y del feminismo. En
Metodología para los estudios de género. Borradores, 1990, p. 50.
35
Moser, Carolina. Planeación del desarrollo desde la perspectiva de género. Op. cit., p. 138.
Acela Elena Gutiérez González 61

de la planificación. Su propósito es aportar los medios para hacer operativa


esta preocupación política y asegurar que se institucionalice en la práctica de la
planificación.

Una de las formas para lograr la institucionalización de la práctica de la planificación


con perspectiva de género es la capacitación de género; aquí se desarrollan
varias preguntas importantes: ¿Por qué capacitar? ¿Cuándo capacitar? ¿Quién
capacita? ¿Quién es capacitado? y ¿Cómo capacitar?, pertinentes por lo tras-
cendental que es planificar el desarrollo desde una perspectiva de género que
introduce otra lógica, otra racionalidad instrumental y política, es decir, una
tradición de planificación.

Hay diferentes metodologías para la capacitación de Género, que se fueron


gestando con el desarrollo de diferentes enfoques conceptuales sobre el
tema de mujer y desarrollo, y desde las diversas estructuras institucionales y
procedimientos operacionales.

Para 1980, ante la necesidad de incorporar a la mujer en el desarrollo, el Banco


Mundial comisionó a un equipo de expertas: Catherine Overhot, Mary Anderson y
Kathleen Cloud y un asesor capacitador en el método de casos de Harvard, cuya
base del enfoque es el análisis de género, identificado como una herramienta
de diagnóstico, “se pregunta quién hace qué”. comprende un marco analítico,
secuencial de cuatro componentes interrelacionados: el perfil de la actividad
el perfil del acceso y el control, el análisis de los factores que influyen en las
actividades, en el acceso y el control y el análisis del ciclo del proyecto. Esta
metodología fue una de las primeras, la más conocida y aún usada por los
organismos de cooperación internacional.

El segundo enfoque es la capacitación en planificación de género vinculada a


la planificación de género, con el análisis del triple rol que realizan las mujeres;
es decir, se relacionan con los roles productivos, reproductivos y de gestión
comunal de la mujer en la toma de decisiones dentro del hogar y con la naturaleza
de la subordinación femenina. Tiene como propósito trasladar estos asuntos a
62 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

intervenciones específicas en la práctica de la planificación. Este método empezó


en 1984 con componentes para la capacitación de capacitadores; es uno de
los más conocidos en América Latina, en donde Carolina Moser ha trabajado y
capacitado con este método, aunque también ha sido duramente cuestionado por
las realidades de estos países, pero permite en cada caso desarrollar estrategias
de capacitación contextualmente específicas.

Como tercer método se encuentra la dinámica de género, que busca concientizar


acerca de la naturaleza, orígenes, extensiones, los efectos y las alternativas
del perjuicio de género en el hogar, en el trabajo y en la sociedad en general;
interpretar algunas experiencias a la luz de valores y principios feministas;
reconciliar diversos puntos de vista del movimiento de la mujer, corregir normas
sexistas de pensamiento, lenguaje y comportamiento; e integrar valores de la
equidad de género al propio plan de acción personal y profesional (Balayon,
1991).36 Este método se basa, sobre todo, en conferencias interactivas, dinámicas
interpersonales y juego de roles; en algunos contextos se incluye el uso de teatro
popular. Se diferencia de los anteriores porque proviene de la experiencia de
capacitación de las organizaciones del Tercer Mundo, forma su base social
profesional del tercer mundo sobre todo mujeres de Ong.

Estos han sido los más conocidos, aunque algunas agencias internacionales
de cooperación al desarrollo últimamente han agregado algunos métodos de
planificación como el Árbol de Problemas y el Marco Lógico.37

36
Reseñada por Moser en Planificación del desarrollo desde la perspectiva de género. Op. cit.,
p. 252.
37
El Árbol de Problemas también es conocido como causa efecto, es una técnica para la definición
del problema y los objetivos específicos, en donde los efectos son todos aquellos sucesos que se
derivan del problema y permanecerán sino se realiza el proyecto. Una vez definido el problema,
se procederá a identificar las causas directas e indirectas que lo generan, esta metodología
permite identificar las causas históricas-culturales de la discriminación de la mujer haciendo
que todas las participantes tomen conciencia de la misma. Por otra parte el Marco Lógico se
elaboró para la USAID a finales de los años 60, desde entonces es utilizado por las principales
organizaciones multilaterales como bilaterales para el desarrollo. Hoy esta metodología fue
desarrollada por las Naciones Unidas para la GTZ, también busca la participación de los y las
sujetos en la planificación y gestión de proyectos orientados por objetivos.
Acela Elena Gutiérez González 63

Las críticas sobre las metodologías de capacitación que se le hacen desde


América Latina a las dos primeras, se pueden resumir desde la apreciación que
hace una capacitadora, Raquel Salinas, a través de la experiencia chilena.38
• Porque la capacitación de género es un campo complejo en lo conceptual,
metodológico, y en la misma práctica no es entendible, ni aún por muchas
mujeres, la necesidad de visualizar las relaciones de género, porque cultural
e históricamente, la mujer siempre ha sido subordinada y discriminada. Se
requiere por tanto un proceso de sensibilización para la toma de conciencia
de las y los participantes acerca de esta situación que conlleva a la falta de
equidad y de equifonía con el fin de romper las barreras y obstáculos que
impiden su integración al desarrollo.
• Porque durante todo el proceso hay que capacitar, se requiere un cambio en
la perspectiva del mundo que valore el costo social que tiene la desigualdad,
ya que atenta contra la democratización de un país y limita el desarrollo.
Además, comprender la discriminación y la desigualdad que afectan a las
mujeres no es un hecho natural, sino producto de una construcción social.

5. Aporte al desarrollo humano

A finales de los 60 irrumpe un movimiento crítico hacia las ciencias sociales y


a las teorías del desarrollo; por otra parte, emerge un movimiento contestatario
a las políticas estatales producto de la toma de conciencia de los pueblos por
su autodeterminación, y de las personas en busca de un mejor bienestar que
las políticas económicas y la institucionalidad le han negado. Brota también la
protesta de las mujeres que develan la exclusión del mercado, su discriminación
política y social y la subordinación en el hogar; fue trascendental el grito de que
“todo lo público es político” para llevar hasta el espacio de lo público la violencia
intrafamiliar, formando el gran Movimiento Social de Mujeres.

Al respecto señala Jo Freeman: “Un movimiento social se convierte en el

38
Salinas, Raquel. Chile: Una experiencia de aprendizaje en el sector público. Ediciones de las
Mujeres No. 27. Isis Internacional, 1998, p. 88.
64 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

vehículo por el cual los forjadores de la política son influenciados directamente,


así como indirectamente por el cambio social general. Los movimientos sociales
son uno de los medios principales de socializar el conflicto, de llevar las disputas
personales hacia el plano de lo público y hacerlas políticas”.39

Este enfrentamiento a las leyes del Estado y a las normas de la sociedad, se


conoce desde las historias escritas por las mujeres como la segunda ola del
feminismo que va a incidir en el fortalecimiento de la conciencia de los otros
grupos minoritarios como los negros y los homosexuales.

La investigación realizada por Esther Boserup, en 1970,40 demostró la exclusión


de las mujeres del mercado a pesar de que eran quienes principalmente
contribuían a la productividad básica de sus comunidades, particularmente en la
agricultura. Su contribución económica no quedaba reflejada ni en las estadísticas
nacionales ni en la ejecución de proyectos de desarrollo, denunciando la situación
de pobreza que como consecuencia viven.

La Asamblea General de las Naciones Unidas al adoptar la Segunda Estrategia


para el Desarrollo, después de la crisis en que se midiera el desarrollo por el
incremento del PIB y por el intercambio internacional de productos, alarmado
porque el incremento de la pobreza tenía rostro de mujer, declaró en 1972
que el año 1975 sería el Año Internacional de la Mujer, y convocó a la Primera
Conferencia Mundial que se desarrollaría en México con el fin de trazar políticas
para estimular la integración plena de las mujeres al desarrollo. Desde el Banco
Mundial se propone como estrategia la satisfacción de las necesidades básicas
de los grupos de población no integrados a la economía o marginados.

Un año después, se lleva a cabo la Conferencia Mundial sobre el Trabajo. En


esta conferencia, convocada por la OIT, surge el Programa Mundial de Empleo

39
Freeman, Jo. El Movimiento Feminista. Editores Asociados, S. A. México 12 D.F. 1977, p. 23.
40
Boserup, Esther. Woman’s Role In Economic Development. New York, 1970, reseñada por
Justa Montero. en Papeles No. 56 “Pekín y el debate internacional sobre la mujer”, 1995, sin
paginar.
Acela Elena Gutiérez González 65

en el que las mujeres de bajos ingresos se convirtieron en un objetivo prioritario


sin dejar de reconocer su rol de proveedora de la familia. Para ello “era necesario
los programas de ‘promoción de la mujer’ que ‘mejoraran su estatus’ y suplieran
los déficits en educación, capacitación y salud. Las mujeres se convirtieron, así,
en las verdaderas sustentadoras del desarrollo y en un elemento fundamental
para mitigar la pobreza”.41

La problemática de la mujer debe plantearse en todos los programas, proyectos,


informes y evaluaciones de la Cooperación Internacional.

Acorde con la aprobación de la Enmienda Percy a la ley de Cooperación,


aparece la ayuda a las mujeres en su rol reproductivo basado en tres supuestos:
“Primero: que las mujeres son las beneficiarias pasivas del desarrollo, antes
que participantes en el proceso de desarrollo. Segundo: que la maternidad es
el rol más importante de la mujer en la sociedad. Tercero: que la crianza de
niños es el rol más efectivo para la mujer en todos los aspectos del desarrollo
económico”.42

Como respuestas a estas políticas y las denuncias que revelan que no se modifica
el estatus de la mujer, se hizo necesario reorientar estas políticas a través de
Mujeres en Desarrollo, quienes proponen varios enfoques alternativos, entre
ellos el de equidad, anti-pobreza, de la eficiencia, hasta llegar posteriormente
al de Género en Desarrollo (GED).43 Con el enfoque de empoderamiento, se
evidencia y se hace necesario establecer políticas afirmativas que conduzcan a
eliminar la discriminación de las mujeres en la sociedad.

41
Birgin, Haydee. El lugar de las mujeres en las estrategias de desarrollo sustentable. En Fin de
Siglo: Género y Cambio Civilizatorio. Isis Internacional, Ediciones de las Mujeres No. 17, 1992,
p. 11.
42
Moser, Carolina. Planificación del desarrollo desde la perspectiva de género, Op. cit., p. 96.
43
MED y GED son expresiones a menudo utilizadas como sinónimas; sin embargo, la última
proviene de las experiencias de los problemas experimentados por las mujeres pobres del
Tercer Mundo. Mientras que la primera proviene de mujeres profesionales de Estados Unidos
y del primer mundo, tiene como preocupación la incorporación de la mujer en el desarrollo
para que este avanzara mucho mejor, la segunda sostiene que centrarse en la mujer aislada
equivale a ignorar el verdadero problema, que sigue siendo el de su posición subordinada
frente al hombre.
66 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Estas reivindicaciones tienen aliados naturales: los Derechos Humanos, así


como los Derechos Fundamentales del Trabajo; alrededor de ellos se exigen
la igualdad ante la ley como igualdad de oportunidades en lo que toca a la
educación, empleo, propiedad de bienes, así como también “La eliminación de
los obstáculos al acceso al mercado laboral, la responsabilidad de la labores
domésticas, la segregación en el mercado del trabajo, la precariedad en las
condiciones de trabajo, la discriminación salarial, la ubicación en ocupaciones
de menor calificación y la dificultad de acceso a puestos de dirección”.44

Porque la igualdad a que hace referencia el discurso feminista no es identidad


desde el concepto universal con el otro, esta igualdad al decir de Isabel Santa
Cruz comporta: “En primer lugar, la autonomía, es decir, la posibilidad de elección
y decisión que involucra la posibilidad de autodesignación. En segundo lugar,
supone autoridad, la capacidad de ejercicio de poder”, “el poder poder”, como
dice Celia Amorós, solo puede llamarse iguales a quienes son equipotentes,
conectada con la equipotencia está la equifonía, es decir, la posibilidad de
emitir una voz que sea escuchada o considerada como portadora de significado y
de verdad y goce en consecuencia de credibilidad. El cuarto es la equivalencia,
tener el mismo valor, no ser considerado ni por debajo ni por encima de otro”.45
No basta con poder, sino que también hay que valer, con la respetabilidad que
ello implica.

Esta connotación de Igualdad se hace necesaria en la medida en que existe la


diversidad en los seres humanos. “Fue precisamente el reconocimiento de que
hay diversidad entre todos los seres humanos, el que llevó a la necesidad de
establecer que todos los seres humanos, tienen derecho a gozar plenamente
de todos los derechos humanos sin distinción por raza, edad, sexo, religión o
cualquier otra distinción”.46

44
Diagnóstico de situación de las mujeres en Colombia. Las mujeres y el desarrollo. Documento,
borrador sin enumerar.
45
Santa Cruz, Isabel. Sobre el concepto de Igualdad: algunas observaciones. En Notas y
Discusiones, Revista Isegoria 1992, p. 147.
46
Facio, Alda. De las necesidades básicas a los Derechos Humanos. En Derechos Humanos
de la Mujer, Perspectivas Nacionales e Internacionales. Editado por Rebeca J. Cook, 1997,
Profamilia - Colombia, p. 353.
Acela Elena Gutiérez González 67

Esta igualdad compleja no es que sea la condición necesaria y suficiente de


una sociedad moralmente buena, supone solamente que esta es condición de
posibilidad para que pueda diseñarse y edificarse un orden social fundado en la
justicia, la equidad, el respeto a las diferencias.

A partir de los años 80 se introduce en la concepción del desarrollo el concepto


de Desarrollo Humano, una de estas primeras aproximaciones es lograda por
Manfred Max Neef con sus postulados sobre el desarrollo a escala humana,
donde las necesidades humanas no solo son del tener y el haber sino también
del ser y el estar. De tal manera que las clasifica entre básicas y axiológicas,
siendo las primeras de tipo individual como alimentarse, vestirse; y las segundas
correspondientes a la sociedad como la autoestima, el respeto, el reconocimiento
y la tolerancia. Su postulado básico es que “El desarrollo se refiere a las personas
y no a los objetos”.47

Contribuye a la crítica del keynesianismo al revertir el rol tradicional del Estado


paternalista en estimulador de soluciones creativas que emergen desde abajo
hacia arriba, desafía el protagonismo de la sociedad civil para movilizarse
y adecuar un orden político representativo a los proyectos de los diversos y
heterogéneos sujetos sociales.

Por otra parte, el Consejo de Administración del Programa de Naciones Unidas


declaró como una de sus misiones básicas la idea de promover el Desarrollo
Humano. Basado en esta declaración pública en 1990 el primer Informe en
donde se define Desarrollo Humano como: “Un proceso en el cual se amplían
las oportunidades del ser humano, destacando la idea de que en principio estas
oportunidades pueden ser infinitas y cambiar con el tiempo, colocando en el
punto de mira tres oportunidades esenciales, entre ellas: disfrutar de una vida
prolongada y saludable, adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos
necesarios para lograr un nivel de vida decente”.48

El aumento de la Esperanza de vida se justifica como un valor en sí mismo,

47
Max Neef, Manfred y otros. Op. cit., p. 29.
48
PNUD. Informe de Desarrollo Humano. Nueva York, 1990, p. 34.
68 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

como medio para alcanzar otras metas personales y como reflejo de la


ausencia de privación en el terreno de la salud y de la nutrición. El alfabetismo,
segundo componente, es un reflejo del acceso de la gente a la educación y a
los conocimientos que le permiten participar en mejores condiciones en la vida
económica y social de sus comunidades. El tercer componente, basado en el
Ingreso per Cápita, refleja los recursos de que se dispone para llevar una vida
decente y se ha mejorado teniendo en cuenta la capacidad de poder adquisitivo
de ese ingreso.

Estas tres consideraciones se concretan en un solo indicador: el (IDH) Índice


de Desarrollo Humano, que permite hacer seguimiento al avance del desarrollo
humano más allá del ingreso de que disponen las personas, combina los
indicadores correspondientes a esperanza de vida, educación e ingreso, para
dar una medida compuesta del desarrollo humano con miras a proporcionar un
rasero para medir el progreso de un país de modo más global que cuando se
utiliza el PNB.

Esta dimensión humana fue enriquecida con las aportaciones ambientalistas, y se


le agrega al concepto de desarrollo humano el de la sostenibilidad: “El desarrollo
sustentable es aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes,
sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades”. Definición sugerida por la Comisión Mundial sobre Medio
Ambiente y Desarrollo, presidida por la Primera Ministra noruega Gro Brundtlan
(1987) (World comisión on environment and development).49 El citado informe va
mucho más allá de las políticas medioambientales y del crecimiento económico,
dejando una definición que implica responsabilidad intergeneracional.

La Cumbre de la Tierra, Brasil, 1992, logró despertar la conciencia mundial en


torno a la urgencia de lograr el desarrollo ecológicamente sostenible, su mensaje
fue que de no mediar una mejor gestión del medio ambiente, el desarrollo será

49
Guimaráes, Roberto. La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo.
en Ecología, Política, Naturaleza, Sociedad y Utopía. Héctor Alimonda, Compilador. Buenos
Aires, CLACSO, 2002, p. 66.
Acela Elena Gutiérez González 69

imposible, y si no se acelera el desarrollo de los países pobres las políticas


ambientalistas no surtirán efecto alguno.

Para el año de 1994, las Naciones Unidas asumen la noción de Desarrollo Humano
Sostenible y se comenta al respecto: “Debemos unir el Desarrollo Sostenible y
el Desarrollo Humano y unirlos no solo de palabra, pero en los hechos todos los
días, en el terreno, en todo el mundo. El Desarrollo Humano Sostenible es un
desarrollo que no solo genera crecimiento, sino que distribuye sus beneficios
equitativamente; regenera el medio ambiente en vez de destruirlo; potencia a
las personas en vez de marginarlas; amplía las opciones y oportunidades de
las personas y les permite su participación en las decisiones que afectan sus
vidas. El Desarrollo Humano Sostenible es un desarrollo que está a favor de los
pobres, a favor de la naturaleza, a favor del empleo y a favor de la mujer. Enfatiza
el crecimiento, pero un crecimiento con empleos, un crecimiento con protección
del medio ambiente, un crecimiento que potencia a la persona, un crecimiento
con equidad”.50

Se concreta entonces como un proceso que mejora la suerte de los seres


humanos, un proceso holístico integrado e integrador de los elementos que
conforman la totalidad ambiental, un proceso en el que los elementos y las
partes solo pueden ser evaluadas significativamente en su relación con el todo.
Los humanos son tanto los actores como los beneficiarios del proceso y su
supervivencia y bienestar son su razón de ser (PNUD, 1994).

“Afirmar que los seres humanos constituyen el centro y la razón de ser del
proceso de desarrollo implica abogar por un nuevo estilo de desarrollo que
sea ambientalmente sustentable en el acceso y uso de los recursos naturales
y en la preservación de la biodiversidad; que sea socialmente sustentable en
la reducción de la pobreza y de las desigualdades sociales y que promueva la
justicia y la equidad; que sea culturalmente sustentable en la conservación del

50
PNUD. Algunas preguntas y respuestas sobre el Desarrollo Humano Sostenible. Washington,
enero 17 de 1994, p. 7.
70 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

sistema de valores, práctica y símbolos de identidad que, pese a su evolución


y reactualización permanente, determinan la integración nacional a través de
los tiempos; y que sea políticamente sustentable al profundizar la democracia
y garantizar el acceso y la participación de todos en la toma de decisiones
públicas”.51

En la medida que se profundiza en la conceptualización de desarrollo se van


integrando las exigencias de nuevas reivindicaciones. Para 1995, el Informe
de Desarrollo Humano incorpora la potenciación de las mujeres como una
de sus metas. Considera que el Desarrollo Humano es un proceso injusto y
discriminatorio si la mayoría de las mujeres quedan excluidas de sus beneficios y
que avanzar hacia la igualdad en la condición de los sexos es un proceso político
y no una meta tecnocrática.

Opina que dicho proceso requiere un nuevo tipo de pensamiento, en el cual los
estereotipos de mujeres y hombres sean reemplazados por una nueva filosofía
donde se considere que todas las personas, sea cual fuere su sexo, son agentes
de desarrollo.

Asimismo, deja claro unos principios a seguir en el nuevo paradigma de desarrollo


que tiene como centro de sus preocupaciones al ser humano:

“Es preciso consagrar como principio fundamental, la igualdad de derechos entre


la mujer y el hombre. Deberían individualizarse y eliminarse mediante reformas
políticas integrales y una fuerte “acción afirmativa”, las barreras jurídicas,
económicas, políticas, o culturales que impiden el ejercicio de la igualdad
de derechos”. Agrega: “Es preciso considerar a las mujeres como agentes
y beneficiarias del cambio. Las inversiones en la capacidad de la mujer es la
potenciación de esta para que ejerza sus opciones, no solo constituyen un valioso
fin en sí mismas, sino que son también la manera más segura de contribuir al
crecimiento económico y al desarrollo general” (PNUD, 1995).

51
Guimaráes, Roberto. La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo.
en Ecología, Política, Naturaleza, Sociedad y Utopía. Héctor Alimonda, Compilador. Buenos
Aires, CLACSO, 2002, p. 66.
Acela Elena Gutiérez González 71

El informe para medir la situación de las mujeres en el mundo, desarrolla dos


índices: El IDM, Índice de Desarrollo de la Mujer, con las mismas variables del
Índice de Desarrollo Humano, centrándose en la desigualdad entre mujeres y
hombres conjuntamente con el grado de adelanto medio de ambos sexos. Y,
el IPM, Índice de Potenciación de la Mujer, que se compone de tres variables
que reflejan la participación femenina en la adopción de decisiones políticas,
su acceso a oportunidades profesionales y su capacidad de obtener ingresos.
Estos indicadores se incorporan de manera permanente en los informes para
seguir su evolución. Posteriormente este cambia su denominación, debido a
los interesantes estudios feministas sobre la concepción de mujer y género,
quedando de la siguiente manera: Índice de Desarrollo de Género (IDG) e Índice
de Potenciación de Género (IPG).

6. A manera de conclusión. “Tareas pendientes”

Sin discusión alguna, podemos decir que el siglo XX fue un siglo de lucha por
los derechos civiles, políticos, económicos y sociales, en donde sin el concurso
de la mujer no hubiese sido posible enfrentar el discurso de la discriminación,
desigualdad y subordinación de mujeres y hombres, así como también la
autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, es mucho lo que hay que hacer
aun en estos campos, de tal manera que para el siglo XXI las mujeres siguen con
sus aportes en los terrenos de la democracia, derechos humanos y desarrollo,
develando que la desigualdad persiste y que los fenómenos del desempleo, el
hambre, el abandono de las niñas y los niños, así como el de las ancianas y
ancianos, al igual que la violencia que se ejerce sobre ellos y ellas cualquiera que
sea su tipificación requieren de políticas públicas afirmativas desde la perspectiva
de género.

Si bien es cierto que hay avances al reconocer la diversidad de los seres humanos,
plasmada en la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de Viena (1993)
en la cual 170 países reafirmaron “El solemne compromiso de todos los Estados
con su obligación de promover el respeto universal y la observancia y protección
72 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

de todos los derechos humanos y libertades fundamentales”, así como “La


Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la Mujer” (1993), sigue
siendo muy frágil frente al terreno de los derechos humanos y la participación en
el desarrollo.

El hablar hoy de liberación de los mercados, de acuerdos bilaterales y de


globalización, nos remite de inmediato a hablar de los derechos fundamentales
del trabajo. Partiendo de ellos, tenemos que es en el espacio laboral en donde
con mayor claridad la dimensión de género permite develar la exclusión social y
discriminación de la mujer, al confluir los aspectos socioeconómicos, culturales y
educativos que condicionan las interrelaciones entre ambos sexos.

Es en donde la dicotomía privada y pública, que ha distribuido los roles y


los espacios que los posicionan diferencialmente en la sociedad, impactan
negativamente sobre los derechos de las mujeres, a la vez que constituyen los
principales obstáculos que enfrentan en sus opciones y oportunidades de vida.

Si le apostamos al desarrollo visto desde Sen como “la expansión de capacidades


y estas como el énfasis a la expansión de la libertad humana para vivir el tipo de
vida que la gente juzga valedera y que por consiguiente tiene una relación directa
con el bienestar y la libertad de las personas y guarda una relación indirecta
a través de su influencia en la producción económica y el cambio social”, la
exclusión de las mujeres, por razón de su sexo, del mercado laboral que le ha
impedido históricamente poder elegir vivir el tipo de vida que juzgan valedera,
al no tener acceso ni control a los recursos económicos, sociales, políticos y
culturales como tampoco pueden influir en su propio bienestar, está muy lejos
de alcanzar.

Porque excluir a la mujer del mercado, va mucho más allá de no ocupar una
fuerza de trabajo, que se concibe como las cualidades humanas, su conocimiento,
destreza y capacidad al servicio del crecimiento económico, dado que en la
nueva visión del desarrollo “Ya no se trata simplemente de saber cuántas cosas
se producen por las personas, o con la vida de la gente, sino cuánta vida se
Acela Elena Gutiérez González 73

produce con las cosas a las que las personas tienen acceso”.52 Hoy por hoy, la
concepción de desarrollo como expansión de capacidades, exige la eliminación
de las principales fuentes de privación de libertad, entroncándose desarrollo y
derechos humanos como unidad, contribuyendo a que las mujeres y todos los
excluidos son personas sociales más plenas que ejercen su propia voluntad e
intereses con el mundo que los rodea (Sen, 2000).

Libertad y desarrollo según Sen, se refuerzan mutuamente; de tal manera que


“El desarrollo puede concebirse como un proceso de expansión de las libertades
reales de que disfrutan los individuos”.53 Y las libertades desde una perspectiva
instrumental, son derechos y oportunidades de las que socialmente se han
excluido a las mujeres y que se profundizan de acuerdo a la raza, etnia y credo
religioso.

Es por eso que en estos momentos de globalización y mundialización de todas


las expresiones y actividades humanas se pone en evidencia la Universalidad
de los Derechos Humanos y de los Derechos Fundamentales del Trabajo,
recobrando su sentido global, por tanto es desde esta dimensión internacional
como se puede hacer frente común para eliminar los atropellos, violaciones y
discriminaciones de todos los seres humanos; sobre todo, de las mujeres que
habitan en las regiones en donde las culturas y tradiciones se valoran por encima
de los mismos.

Estas costumbres que atentan contra la libertad de las mujeres, violan el derecho
a la vida y el derecho al trabajo y, por ende, las excluyen de la participación
en el desarrollo; ejemplo de ello, la ablación a que son sometidas las mujeres
en un sistema dominado por los hombres, en la que muchas de ellas terminan
perdiendo la vida, o el de asumir un matrimonio forzado, pactado entre los
parientes mayores, sin tener en cuenta su posición frente a estos hechos que
coartan su libertad, anteponiendo tradiciones familiares y sociales sobre las
decisiones y opciones de vidas individuales.

52
Iguiñiz, Javier. Desarrollo y experiencias de género. Apuntes desde la perspectiva de Sen. en
Ediciones de las Mujeres No. 27, 1998. Isis Internacional, Santiago de Chile, p. 120.
53
Sen, Amartya. Desarrollo y Libertad. Editorial Planeta S. A., 2000. Traducido por Esther Tabasco
y Luis Toharia, p. 19.
74 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Si bien es cierto que el “respeto por la diversidad cultural no debería ser


obstáculo para el reconocimiento de los derechos fundamentales de cualquier
persona, independiente a su sexo, edad, etnia o color de piel, este no puede
ser la razón por la cual se mantengan costumbres y tradiciones que violen los
derechos fundamentales de personas que históricamente no han tenido el poder
de seleccionar cuáles costumbres y tradiciones se van transformando y cuáles
se deben mantener a toda costa”.54 Ni que están en posición, ni en condición de
combatirlas, porque son tradiciones que solo rigen para el sexo femenino que se
encuentra excluido en estas sociedades de cualquier clase de poder.

Para finalizar, la utopía que soñamos: Lograr un desarrollo sostenible en donde


se respeten los derechos humanos y los derechos fundamentales del trabajo, la
compartimos con Sen y es que el desarrollo como tal “tiene que ocuparse más de
mejorar la vida que llevamos y las libertades de que disfrutamos. La expansión
de las libertades que tenemos razones para valorar no solo enriquece nuestra
vida y la libera de restricciones sino que también nos permite ser personas
sociales más plenas que ejercen su propia voluntad e intereses con el mundo
que lo rodean”.55

De tal manera que nuestra lucha continúa y solo con el internacionalismo


feminista conjuntamente con el movimiento social de mujeres y los sectores más
avanzados de la sociedad, podemos lograr en el plano mundial procesos de
democratización, defensa de los derechos humanos y derechos fundamentales
del trabajo, a la preservación del medio ambiente y a la equidad de género.

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BIRGIN, Haydee. “El lugar de las mujeres. En las estrategias de desarrollo

54
Ibíden, Op. cit., p. 357.
55
Sen, Amartya. Desarrollo y Libertad. Ibíden. Op. cit., p. 37.
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80 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano
Rafaela Vos Obeso 81

EL COMPROMISO HISTÓRICO
DE LA EDUCACIÓN CON LAS MUJERES

Rafaela Vos Obeso*

1. Las inconformes

Escribir sobre la historia de la educación de las mujeres implica, no solo hilvanar


los hilos conductores que permitieron la reconstrucción de los acontecimientos
que marcaron sus hechos, sino también conocer las gestoras, las luchas y el
papel que en estas, jugaron mujeres como sor Juana Inés de la Cruz. De ahí
que, cuando sor Juana Inés de la Cruz, la escritora feminista más destacada
de la lengua castellana del siglo XVII, opta por el convento, a las mujeres de su
época el contacto con la vida pública les estaba tan restringido que el matrimonio
o enclaustrarse en aposentos, dedicada a la oración, fueron prácticamente sus
únicas alternativas.

De esta manera, las condiciones de recogimiento, en claustros y conventos,


propiciaban en las mujeres la lectura, a lo que sor Juana Inés dedicó tiempo; ella
fue especializando su pluma en la poesía, por medio de la cual fueron fluyendo
sus miedos y desafíos hacia una sociedad que desde la educación formal la
excluyó de los saberes. Así, huyendo de la imposición del matrimonio, Sor Juana
ingresó al convento, para encontrar tempranamente la muerte, pues estando allí
se le aplicó como sanción la marginación de los libros, debido a su ya irreverente
pluma. Cuando sor Juana Inés de la Cruz, la poetisa, muere de tristeza, aún no
alcanzaba los 40 años.

Sin embargo, en los monasterios, por medio del contacto que tuvieron las

* Socióloga, Magíster en Historia, Magíster en Ciencias Políticas. Profesora Emérita de la


Universidad del Atlántico, fundadora del Centro de Documentación de la Mujer Meira Delmar en
la misma institución. Candidata al premio Nobel de la Paz 1000 mujeres y un Nobel de Paz 2005.
Autora entre otros escritos del libro Mujer, cultura y sociedad en Barranquilla. Actualmente es
Vicerrectora de Investigaciones Extensión y Proyección Social de la Universidad del Atlántico.
82 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

mujeres con su espiritualidad, se pudieron construir relaciones de adaptación o


de rebeldía con la autoridad religiosa institucional, significando con ello, que la
comunicación fuese compleja, especialmente con aquellas monjas que si bien
le dedicaron su vida a Dios, también se preocuparon por estudiar, alcanzando
algunas de ellas reconocimientos en el mundo académico de ese entonces,
quedando sus productos para la posteridad. Se puede mencionar entre las
eruditas a Juliana Morell, de cuna aristocrática, nacida en Barcelona en 1594,
quien ya desde niña demostraba su talento para los idiomas y “otras materias
elevadas” (según sus biógrafos). En 1607 ella recibió el doctorado de Filosofía
en una ceremonia especial en el palacio papal de Aviñon. “Casi todas las
referencias contemporáneas a ella, llaman la atención hacia la excepcionalidad
de su erudición. Se ha repetido que a los 17 años hablaba catorce idiomas y
defendía disputas académicas en público, como sucedió en una audiencia con
la reina de Francia.” 1

Y es que revisando la historia y en especial dando otra mirada a la corriente


tradicional, se encuentra James Amelang, historiadora que reconstruye la vida
de algunas monjas y beatas, y en este ejercicio de investigación, observa que
tras de su evasión mística ellas poseían una pluma prolífica, que las evidencia
comprometidas a través del activismo en movimientos de transformación social,
como fueron los de reforma religiosa. “Se ha subrayado que el siglo XVI, en
especial en los años que siguieron al Concilio de Trento, se presenció una
expansión espectacular de la vida conventual no solo en España sino en toda
Europa católica. Fue significativo el hecho de que muchos de aquellos conventos
fueran esencialmente instituciones nuevas o transformadas, caracterizadas por
un nuevo espíritu de rigor y observación”.2

Como respuesta, la autoridad católica ante la influencia de la reforma tridentina


sobre las mujeres españolas, decretó la clausura, es decir, dio la orden de
enclaustrar todas las congregaciones femeninas. “A pesar de los mandatos de
las autoridades eclesiásticas, muchas monjas y beatas defendieron con éxito

1
Amelang James. Monjas y Beatas en la Cataluña Moderna, p. 196, (reproducción).
2
Ibíd., p. 202.
Rafaela Vos Obeso 83

su autonomía dentro del mundo intelectual y emocional de la fe y la práctica


religiosa. Además no solo consiguieron muchas veces mantener un cierto margen
de autodeterminación, también defendieron hábilmente su derecho a ejercer
actividades públicas dentro de éste campo”.3 Aún así, los conventos, en este
contexto, jugaron un papel importante en el crecimiento de mujeres inconformes
con el estilo de vida de la época. Y aunque la Inquisición quemaba a las mujeres
denominadas “brujas”, otras tantas huyeron del esquema terrorífico que la
orden impuso, reclutándose en los conventos donde bebieron de las fuentes del
conocimiento, aferradas a las bibliotecas de los monasterios.

Más adelante, en otra época y en otros tiempos, como en el siglo XVIII,


apareció el texto La vindicación de los derechos de la mujer, escrito por
Mary Wollstonecraft (1792), a quien se le atribuye el adjetivo de “feminista”.
Dicho documento, enriqueció el camino para pensar en una ética feminista que,
inspirada en el proyecto ilustrado, propuso el reconocimiento de la ciudadanía
de las mujeres, y la premura de construir una civilización basada en la necesidad
de “cambiar las estructuras sociales para el bien de todos”.4 La importancia de su
obra radicó en que describió la situación de la mujer inglesa a fines del siglo XVlll,
“sobre todo, lo que se refiere a la educación que las preparaba para una vida
de sumisión, las enseñaba a mentir y a disimular bajo una hipócrita apariencia
de virtud y de castidad y las encerraba en estúpidas y frívolas ocupaciones
domésticas (...)”.5

El pensamiento de esta visionaria, confrontó, en su momento, las posiciones


políticas que excluían a la mujer como ciudadana, denunciando la diferencia
que existía en la educación de niños y niñas apoyada en la diferencia de sexos.
En prospectiva, podemos señalar que su obra constituye una crítica a la ética
universalista y androcéntrica, ya que considera la educación como una opción
viable para justificar y promocionar la autonomía de las mujeres, lo cual, según
Wollstonecraft, se logra mediante una formación que fomente en las mujeres el
desarrollo de sus capacidades racionales; es decir, una educación para la libertad.

3
Ibíd., p. 204.
4
Wollstonecraft, Mary. Vindicación de los derechos de la mujer. Editorial El Debate (Tribuna
feminista), Madrid, 1977, p. 9.
5
Ibíd., p. 12.
84 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Las discusiones, que sobre la condición femenina propuso esta pensadora,


pusieron en evidencia las inequidades del proyecto ilustrado, que promocionó
los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, –bases de la Revolución
Francesa– los cuales no fueron reivindicados para el sexo femenino.

Vale la pena recapitular un hecho histórico de la Revolución Francesa de 1789:


cuando la asamblea aprobó los derechos del Hombre y del Ciudadano, evidenció
que la otra parte de la humanidad estaba excluida de estos derechos. Es así como
Olympe de Gouges denunció la injusticia del nuevo régimen instituido, haciendo
énfasis en la necesidad de desarrollar una contrapropuesta que incorporara los
derechos de ciudadanía de las mujeres. Ese hecho histórico, llevó a Olympe de
Gouges a redactar “La Declaración Francesa de los Derechos de la Mujer
y la Ciudadanía”, acto que también la condujo a la guillotina por orden de
Robespierre quien expresó que la autora “había olvidado las virtudes de su sexo
para mezclase en los asuntos de la República”.6

Así mismo, la historia registra a otras escritoras como pioneras de la reivindicación


de la educación de las mujeres, quienes mimetizadas bajo seudónimos varoniles,
le dieron rienda suelta a su creatividad. De esta forma, lograron clandestinizar
sus conocimientos en una sociedad donde el único saber válido era el masculino,
siendo el talento literario, entre otros, de su exclusividad. Algo similar ha de pasar
con la francesa Aurore Dupin (1804-1876), quien se ocultó bajo el seudónimo de
George Sand, y la inglesa Mary Anns Evans, nacida en la misma época bajo el
seudónimo de George Elliot, quienes salieron a la vida pública como escritoras
con apodos varoniles para que la sociedad de entonces aceptara publicar sus
creaciones, dejando para la posteridad sus obras, como testimonio de una
sociedad intolerante.7

Estos antecedentes permiten inferir que la creatividad femenina, tanto artística

6
Mujer y Derechos Humanos en América Latina, Revista Cladem, edición Rosa Mavila León,
Lima, febrero de 1991, p. 18.
7
Vos Obeso, Rafaela. La Mujer y la Ciencia un vínculo necesario. En El Misionero (órgano
de los intereses de la Sociedad Hermanos de la Caridad), Año 12, No. 46, agosto de 2003,
pp. 24-36.
Rafaela Vos Obeso 85

como literaria, ha sido ignorada; pero sus protagonistas, aunque algunas toda-
vía son desconocidas, se han mantenido vivas en el laberinto de la historia. En
consecuencia, las acciones de estas pioneras permitieron que la mujer fuese
construyendo la autonomía como un valor necesario que exigía abandonar
la obediencia ciega a normas propuestas desde las estructuras. Esos mismos
acontecimientos históricos, le dieron la posibilidad a la mujer de construir, desde
el ejercicio de la ciudadanía, su capacidad de elección y su desarrollo individual
y colectivo. En tal sentido, se vuelve la mirada hacia la educación formal, como
un proyecto que ayudaría en la construcción y merecimiento de la autonomía;
en otras palabras, una comunidad que viera en la autonomía la base de la
ciudadanía para la creación de formas de entendimiento, producto de un diálogo
entre los sexos.

Lo anterior, permite reflexionar en torno a la construcción que fueron haciendo


las mujeres sobre el concepto de Libertad, Justicia e Igualdad, avanzando así,
no solo en reivindicaciones según los contextos sociales, sino también en grados
de organización. En consecuencia, cuando las reivindicaciones trascendieron
al ámbito colectivo, la necesidad de organizarse surgió como un mecanismo
efectivo para que las mujeres exigieran los derechos que se les había negado.

2. La lentitud de los cambios en la historia

Para reflexionar sobre la construcción de los conceptos de Libertad, Justicia e


Igualdad, hace falta sumergirse en la base del sistema educativo occidental,
el cual empezó a construirse en Europa a mediados del siglo XVlll. El sistema
nació con la impronta de que hombres y mujeres tendrían posibilidades de vida
diferentes, porque los papeles adscritos por la tradición los encasillaban.

J. Rousseau (padre de la pedagogía moderna y uno de los autores más


importantes del siglo XVlll) quien tuvo una influencia decisiva sobre las propuestas
pedagógicas por más de un siglo, plasmó en sus escritos su concepción sobre
las formas diferenciales en que se debían educar niños y niñas. Al respecto
escribió: “Mientras que para Emilio el proceso educativo se basa en el respeto a
86 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

su personalidad y en la experiencia, que debía proporcionarle los conocimientos


adecuados para convertirse en un sujeto con criterios propios, libre y autónomo, la
educación de Sofía debería ir encaminada a hacer de ella un sujeto dependiente
y débil, porque el destino de la mujer es servir al hombre, y por lo tanto una
educación semejante a la de Emilio, la perjudicaría para el resto de su vida”.8

Las reflexiones de este pedagogo marcaron las concepciones de una época


direccionando la educación de las niñas y las jóvenes hacia rezos y labores
domésticas, y con el fortalecimiento de algunas asignaturas en las instituciones
educativas que les pudiese cualificar sus funciones “naturales” de madre y
esposa, puesto que acceder a estudios medios o superiores les estaba vetado,
ya que se deformaría “la esencia femenina”. “Solamente las niñas y muchachas
pertenecientes a la clase alta podían recibir algunas enseñanzas de música,
dibujo y otras materias, con el fin de permitirles intervenir en las conversaciones,
pero en ningún caso para que pudieran realizar un uso creativo más allá de los
ámbitos privados.” 9

Para no ir más lejos, en la Colombia del siglo XIX los días de las mujeres
transcurrían sin grandes emociones, la influencia del pensamiento del insigne
pedagogo incidió en la mentalidad de una época que era renuente en abandonar
los imaginarios de las mujeres como seres imperfectos. Hubo de transcurrir
cerca de un siglo para que su condición pudiese transformarse; baste señalar
el impulso a la educación de las mujeres por parte del general Francisco de
Paula Santander, como parte del proyecto de la Gran Colombia, que aunque fue
muy importante: “Sin embargo, la educación femenina, carente de un programa
adecuado e influida por la idea de que las mujeres no necesitaban los mismos
conocimientos que los varones, siempre fue a la zaga”.10

8
Subirata Martori, Marina. “Conquistar la igualdad: la coeducación hoy. En revista Iberoamericana
de educación, Género y Educación, septiembre-diciembre de 1994, p. 50. Citado por Rosas
Silva, Análisis de Género en las pruebas de logro educativo, en: Género, Equidad y Desarrollo,
TM Editores, Bogotá, 1998, p. 209.
9
Ibíd., p. 208.
10
Tavera de Téllez, Gladis. Tejidos precolombinos, inicio de la actividad femenina. En Historia
Crítica, No. 9. Impresión: Arte Fotolito, enero-junio de 1994.
Rafaela Vos Obeso 87

De esta manera, una de las primeras leyes de la República, en materia educativa,


fue la de obligar a los conventos de religiosas, a establecer escuelas para niñas.
Las monjas en los conventos deberían ser instruidas para ejercer el magisterio,
pero la falta de capacitación pedagógica, indujo a monjas y laicas a enfatizar,
en la educación religiosa y doméstica, aspectos donde las mujeres debían
desempeñarse mejor que en “Gramática, Historia y matemáticas”.11 Es importante
señalar que para este período, el aporte más grande en materia educativa lo
realizaron las hermanas de la Presentación, de origen francés, quienes abrieron
colegios en 33 poblaciones colombianas en el período de 1873 a 1900.

Así mismo, los liberales radicales de la generación de mitad de siglo XlX se


vieron influenciados por el pensamiento de la Ilustración, y motivados por las
transformaciones sociales aprobaron la ley del divorcio en 1853, posteriormente
abolida en 1856. La Constitución de 1853 aprobó el voto masculino sin
restricciones, y la legislatura de Vélez aprobó el voto femenino, pero las mujeres
de esta provincia no pudieron ejercerlo, puesto que fue anulado por la Corte
Suprema argumentando que ninguna provincia podía otorgar más derechos que
la Constitución Nacional.12

Así fue como las mujeres no pudieron disfrutar a cabalidad del principio de
autonomía, revindicado por las pioneras y posteriormente por las sufragistas,
principio que pudo, incluso, ser conquistado por las herramientas que poseía
la educación; más bien, este hubo de aplazarse para nuevas generaciones,
puesto que el sistema educativo se resistía a los cambios. Lo cierto es que
la educación para las mujeres continuó inscrita en aprendizajes basados en
soportes para ser mejores madres y esposas, y sus enseñanzas se extendieron
hasta aproximadamente mediados de la década de los 30 en el siglo XX,
momento en el que el gobierno de Olaya Herrera inspirado en los principios
filosóficos liberales y, desde luego, por las presiones y debates de las sufragistas

11
Martínez, Aída. Los oficios mujeriles, Ibíd. Ver: Vos Obeso Rafaela. La educación de las
mujeres en la historia de Colombia. En Nación, Educación, Universidad y Manuales Escolares
en Colombia, Fondo de Publicaciones de la Universidad del Atlántico, Artes Gráficas del Valle,
Cali, 2002.
12
Bushnell, David. Colombia una nación a pesar de sí misma, Editorial Planeta, Bogotá, 1997.
88 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

colombianas, como el caso de Ofelia Uribe de Acosta quien contribuyó para que
se aprobaran leyes como la de las capitulaciones matrimoniales, empezara a
generar en las mujeres el sentido de autocrecimiento y respeto por el papel que
jugaban en la sociedad.

A pesar del escándalo social que generaron las posiciones del liberalismo durante
los gobiernos de Enrique Olaya Herrera, Alfonso López Pumarejo y el proyecto
político gaitanista, con relación a la condición de las mujeres colombianas; lo
anterior no impidió que egresaran las primeras mujeres de las universidades de
Cartagena, Antioquia y La Nacional. El gobierno de Olaya Herrera propició las
condiciones del ingreso de las colombianas a las universidades a los estudios
secundarios, con la expedición de los Decretos 1874 de 1932 y 227 de 1933,
ingreso que se hizo en igualdad de condiciones con los varones para que
pudieran cursar estudios superiores. Así mismo, el voto femenino se aprobó para
1954, pero este ejercicio de ciudadanía lo realizaron las colombianas en 1957
ejerciendo el voto con “la aprobación y acompañamiento a las urnas de sus
maridos.”

A pesar de estos tímidos avances, el ingreso de las mujeres a la universidad ha sido


lento, traumático y elitista. Todavía para 1965 existían grandes diferencias en la
educación profesional masculina y femenina cuando egresaron 2.784 hombres, y
915 mujeres.13 Sin embargo, la Constitución de 1991, abrió perspectivas diferentes
en la afirmación de los valores democráticos, motivando la incorporación de los
Derechos Humanos que han coadyuvado a la transformación de paradigmas
sociales que parecían eternos e inamovibles. De esta forma, los diferentes grupos
sociales han tomado conciencia de derechos que la mentalidad decimonónica
obstaculizaba para su apropiación. Así es como el derecho a la igualdad entre
los sexos, contemplado en el artículo 43 de dicha constitución, se erige como un
referente jurídico importante para impugnar actitudes discriminatorias que van
en contravía con el desarrollo de la democracia.

13
Velásquez Toro, Magdalena. Condición jurídica y social de la mujer. En Nueva historia de
Colombia, Tomo IV, Editorial Planeta, Bogotá, 1989.
Rafaela Vos Obeso 89

Hay que tener en cuenta también que un nuevo concepto de desarrollo humano
ha sido promovido en las últimas décadas, en donde el movimiento de mujeres,
en el acuñamiento de tal concepto, ha jugado un papel decisivo, contribuyendo
con diferentes visiones, desarrollos teóricos y posiciones ante la vida; lo cual
ha ejercido presión –para que en las “cárceles mentales” salten los grillos y
picaportes– dándose apertura a nuevos paradigmas sociales e importantes
pronunciamientos como la declaración de las Naciones Unidas en 1995, enfática
en expresar “(...) que si en una nueva concepción sobre el desarrollo no se
incorpora la condición de los sexos está en peligro,14 puesto que, el desarrollo
humano implica la ampliación de las opciones para todas las personas y no solo
para una parte de la humanidad”.15

Hoy en día existen nuevos retos para la sociedad del futuro, puesto que la
educación no solo es importante porque puede mejorar eventualmente los
ingresos de un país y de las personas, también porque amplía el espacio de
decisiones personales. Por eso, es importante reconocer que aunque no todas
las mujeres educadas están vinculadas al mercado laboral, su formación sí
contribuye a mejorar la calidad de vida de la sociedad, puesto que las mujeres
están mejor formadas para cuidar a sus hijos, hijas, controlar su opción
reproductora, y decidir con relación a sus derechos y deberes. Y es que en el
presente, las diferencias educativas señaladas en 1965 forman parte del pasado
y de la historia: “la cobertura bruta de la población femenina que era inferior en
1985 a la masculina, se igualó en 1993 y se superó a partir de 1997. La cobertura
neta de la educación superior en el caso de las mujeres, aumentó del 2% al
16% y en el caso de los hombres, del 6% al 14%. Desde 1993, la cobertura de
población femenina comenzó a ser mayor que la masculina”.16 Aunque en los
últimos años la deserción femenina viene siendo mayor por causa de la crisis
económica.

Sin embargo, a pesar de la sensible diferencia entre la escolaridad femenina

14
Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, 1995, México, p. 1.
15
Desarrollo Humano-Colombia 2000, Editorial Alfaomega, Grupo Editores, Bogotá, 2001.
16
Ibíd., p. 90.
90 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

y masculina, hoy nos enfrentamos a otros componentes de la discriminación,


relacionados con las posibilidades que tienen mujeres y hombres para sus
realizaciones personales. A pesar de los avances persiste la desigualdad,
viéndose reflejada en la insuficiente valoración de su trabajo y en la ausencia de
reconocimiento de su contribución a la sociedad. La igualdad de remuneración
y la igualdad de oportunidades en el mercado laboral no es equitativa entre
los sexos. Como impronta, la segregación en el campo de la ciencia continúa,
las tendencias lo confirman y a pesar de que haya más mujeres que hombres
obteniendo grados universitarios, muy pocas mujeres logran ingresar a los altos
círculos del conocimiento; de ahí que en los últimos 10 años se ha visto un
incremento “por lo general lento, en la presencia de las mujeres en diferentes
campos de la ciencia, mas no en cargos de decisión, ni de poder; sin ir más lejos,
en el campo de la docencia y de los cargos académicos directivos, estos siguen
estando fuertemente dominados por el sexo masculino”.17

Lo anterior obliga a responder: ¿Cuáles podrán ser las causas de esta


marcada tendencia? De hecho, no solo las posibles soluciones estarían en las
transformaciones del sistema educativo, en el currículo oculto y el explícito en
donde permanecen las exclusiones de género, o en el incremento de fondos
para la investigación; también debemos desplazar nuestra mirada hacia las
responsabilidades domésticas, pues la mayor parte de estas, recaen sobre las
mujeres, al igual que las tradiciones y costumbres que determinan su función
en la sociedad, la carga de la doble y triple jornada de trabajo conlleva a que la
mujer enfrente un complicado manejo del tiempo, entre lo público y lo privado.

Pero también existen otros factores, que la investigadora Patricia Tovar anota en
revista No. 2 de Colciencias Colombia Ciencia y Tecnología: “Debemos examinar
cuáles son los estudiantes que tienden a ser favorecidos por sus profesores, cuál
es la relación mentor alumno, quiénes son informados, recomendados y apoyados
para concursos de beca o posibilidades de trabajo. ¿Cuántas publicaciones son
escritas en conjunto? Esto sin contar el juego de manipulación y el acoso sexual

17
Tovar Rojas, Patricia. Género y Ciencia en Colombia: Algunos Indicadores. En Revista Colombia
Ciencia y Tecnología, (Colciencias) Vol. 20, No. 2, junio de 2002, p. 9.
Rafaela Vos Obeso 91

y la simple y llana misoginia que existe también en este medio que opera como
otro mecanismo de control social”.18

Hoy, iniciándose apenas el siglo XXl, ya se han saldado algunas cuentas


históricas que tenía pendientes la humanidad con las mujeres y nuevos interro-
gantes aparecen en el mundo globalizado, acompañando la escena con nuevas
destrezas; y es que un sistema educativo que se plantee como objetivo educar
para la modernidad, debe asumir el desafío con funciones “instrumentales
con compromisos éticos y políticos”.19 En consecuencia, el compromiso ético
del sistema educativo, del cual hacen parte las mujeres, desarrollará valores
que conlleven al fortalecimiento de la democracia, la autonomía y los derechos
humanos; y significará entonces, crecer en el respeto mutuo, en la equidad, la
dignidad, la solidaridad y la justicia, porque la democracia es también un valor de
comportamiento cotidiano.

Este deber ser del sistema educativo para la modernidad comporta los principios
que en siglos pasados las pioneras ya habían escrito y señalado, con vehemencia,
dichos principios han quedado para la posteridad en escritos y expresiones que
hoy retomamos las mujeres de este siglo, afirmando y defendiendo con ellas,
a través de la historia, que la ciudadanía es un derecho innegociable puesto
que promueve la libertad como condición humana. Por consiguiente es un
compromiso histórico que tiene el sistema educativo, con todas las mujeres.

18
Ibíd., p. 10.
19
Equidad, Desarrollo y Ciudadanía II. Agenda social. Editorial Alfaomega, Bogotá, 2000.
92 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano
Rafaela Vos Obeso 93

Sociología e historia:
un diálogo interdisciplinario
con el feminismo y el género

Rafaela Vos Obeso*

Introducción

Un epitafio romano, del siglo ll antes de nuestra era, señalaba:

No tengo mucho que decir, amigo mío, para y lee: Esta hermosa tumba, que
no es bella, es sin embargo la de una mujer hermosa. Le dieron sus padres,
el nombre de Claudia. Amó a su esposo, en su corazón. Le dio dos hijos,
de los que uno se lo llevó la tierra y el otro deja tras de sí. Su conversación
era amable, y grácil su caminar. Llevó la casa e hizo labores de lana. Eso
es todo. Vete en paz.1

Inferimos que el epitafio pudo haber sido escrito por su esposo o un miembro
varón de su familia, el cual describe a Claudia como una mujer amable, quien
llevó la casa en orden, parió hijos y pasó por la vida sin hacer ruidos… eso fue
todo. Sin embargo, este mismo epitafio es una fuente primaria, que permite tener
otra mirada de ella, quien hizo lo que las costumbres le impusieron. Si se rebeló
o no, eso no lo sabemos, tampoco sus miedos y dudas.

Conocer la vida de las mujeres implicó un camino de deconstrucción del


conocimiento para que nuestras voces y silencios se incluyesen en la historia.

* Socióloga, Magíster en Historia, Magíster en Ciencias Políticas. Profesora Emérita de la


Universidad del Atlántico, fundadora del Centro de Documentación de la Mujer Meira Delmar en
la misma institución. Candidata al premio Nobel de la Paz 1000 mujeres y un Nobel de Paz 2005.
Autora entre otros escritos del libro Mujer, cultura y sociedad en Barranquilla. Actualmente es
Vicerrectora de Investigaciones Extensión y Proyección Social de la Universidad del Atlántico.
1
Citado por Finley, Moses I.: “Las silenciosas mujeres de Roma”, en Aspectos de la antigüedad,
Barcelona, Ariel, 1975, p. 72 en: Bianchi, Susana, ¿Historia de mujeres o mujeres en la historia,
Feminismos Ciencias Cultura y Sociedad (p. 17).
94 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Si no hubiese sido así, hoy no conociéramos que para la Roma de entonces “las
mujeres carecían de nombres individuales, Claudia, Julia, Cornelia, son apellidos
con terminación femenina”. Claudia la protagonista, no tenía nombre.2

1. La historia impregnada por los héroes y algunas heroínas

Para la historiografía del siglo XlX, solo se “debía mostrar lo que realmente
aconteció; la objetividad para entonces consistía en ordenar los hechos como
habían acontecido”. Interpretarlos significaba subjetividad, la historia era entonces
una colección de datos, los “grandes hombres” signaban los relatos, y como las
mujeres no habíamos participado en los “hechos históricos” sencillamente no
existíamos.

En la primera década del siglo XX, la Escuela de los Anales y los marxistas
hacen críticas a la escuela positivista fundada por Comte, a quien le perturbaba
“la anarquía que reinaba en la sociedad”, y se mostraba crítico frente a los
pensadores franceses que había engendrado la Ilustración y apoyado la revo-
lución. Comte, desarrolló su perspectiva sociológica, “el Positivismo” o “Filosofía
positiva” para luchar contra lo que consideraba la filosofía destructiva y negativa
de la Ilustración”;3 se puede observar entonces, que el Positivismo hizo escuela
tanto en la historiografía y sociología, como en las demás ciencias humanas.

Las nuevas discusiones sobre el objeto de la historia formulan interrogantes


e hipótesis sobre temas que no eran tratados por la historiografía tradicional,
como son las clases, grupos sociales, grupos subalternos, y se presiona para la
inclusión de las mujeres en la historia.

De esta manera, paralelo a los enfoques simplistas y reduccionistas de la historia

2
Ibídem.
3
Ritzer, George. Teoría sociológica moderna. España: Editorial McGraw-Hill. Quinta edición,
2003, p. 16.
Rafaela Vos Obeso 95

de bronce, se van organizando corrientes historiográficas que cuestionan los


enfoques androcéntricos, afirmación sustentada por Susy Bermúdez cuando
en el prólogo de su libro Hijas, esposas y amantes, afirma ”la historia ha sido
escrita por varones y miembros de la clase dirigente, formados e impregnados
por la cultura de una sociedad que ha sido esencialmente varonil y machista”.4

En relación con esta afirmación, Jaime Jaramillo Uribe en su libro De la Sociología


a la Historia, en el capítulo “Sobre la Invisibilidad histórica de la mujer”, le
responde a Susy Bermúdez diciendo: “La larga duración de ese criterio o de
ese tipo de mentalidad, que no ha venido a modificarse sino en nuestros días,
probablemente no se debió a que la historia había sido escrita por varones, sino
más bien a dos circunstancias históricas. La primera ha sido que la conquista de
los derechos y libertades de la mujer y del hombre en general, sin exclusiones
y discriminaciones iniciadas para fijar una fecha más o menos convencional por
la Revolución Francesa, ha sido un proceso de duración lenta y secular. Con
la Revolución Francesa la burguesía industrial financiera y comercial ganó sus
derechos y libertades de ciudadanía y en cierto sentido sus derechos a ser actor
de la historia. Otros sectores, la clase obrera, los campesinos y la mujer tendrían
que esperar un siglo más para adquirirlo y en muchos países más de un siglo.
No solo esto: los pueblos coloniales y las etnias secularmente discriminadas y
marginadas solo comenzaron a tener acceso a estos derechos en fechas muy
recientes después de la Segunda Guerra Mundial”.5

La discusión continúa, y en estas últimas décadas los argumentos que dan


explicación a uno u otro enfoque forman parte del la historiografía sobre el
tema. Como respuesta a los debates, a mediados de los 70 y 80 una “historia de
mujeres” va abriendo espacios en la academia, en donde historiadoras feministas
deconstruyen lo que en apariencia era inmutable.

De esta manera, se gana consenso en que las intenciones no consistían en

4
Bermúdez, Susy. Hijas, esposas y amantes (Prólogo). Bogotá: Uniandes, 1992.
5
Jaramillo Uribe, Jaime. De la Sociología a la historia. Bogotá: Ediciones Uniandes, 1994.
p. 152.
96 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

complementar la historia, sino revolucionar su enfoque, cuestionando por ende


la impronta histórica de la imagen idealizada de lo femenino. Se presentan
nuevas perspectivas históricas que obligan a explorar metodologías diferentes
a las tradicionales, apoyándose en las ciencias sociales que pueden brindar
herramientas importantes para nuevas reflexiones.

“En este proceso se van desnudando los embriones de la discriminación, la que


involucra diferencias de género, de comportamientos, de cosmovisiones del
mundo, permitiéndonos así conocer el funcionamiento de la sociedad sobre la
base de las relaciones desiguales.”6

La reconstrucción de la invisibilidad de las mujeres en la historia, trae a la superficie


las primeras mujeres, quienes, sin saberlo explícitamente, cuestionaron el orden
establecido y dieron origen a una corriente humanista, como fue el feminismo.

Algunas pensadoras afirman que su origen data del siglo XVlll, cuando la
Revolución Francesa de 1791 defendió las ideas de “Igualdad, Libertad y
Fraternidad”, y Olympe de Gouges demostró a través de la “Declaración de los
Derechos de la Mujer y la Ciudadana”, que de estos principios fueron excluidas
las mujeres; por su atrevimiento, por cuestionar el orden establecido, fue
guillotinada en 1793, pues Robespierre consideró que se estaba inmiscuyendo
en asuntos que no eran concernientes a su sexo.

Por otro lado, en 1792 Mary Wollstonecraft escribió la Vindicación de los derechos
de la mujer, considerada la obra fundacional del feminismo. Al respecto, Amelia
Valcárcel afirma “que el feminismo es un hijo no querido de la Ilustración”, porque
en ese momento se comienzan a hacer preguntas impertinentes: ¿Por qué están
excluidas las mujeres? ¿Por qué los derechos solo corresponden a la mitad del
mundo, los varones?7

Podemos observar, a través de las huellas que nos dejaron para la posteridad,

6
Vos Obeso, Rafaela. Voces de mujeres en el pasado. En Archivo General de la Nación. Sistema
Nacional de Archivos, (s.l.i), (s.f), p. 138.
7
Varela, Nuria. Feminismo para principiantes. España: Ediciones B, 2005, p. 14.
Rafaela Vos Obeso 97

que De Gouges y Wollstonecraft eran mujeres que no encajaban en su época


por la forma de vida que tuvieron. Pero junto a ellas en la Francia del siglo XVll
las mujeres fueron activas en todos los campos y crearon los salones literarios y
políticos donde se gestaba buena parte de la cultura y la política del momento.
Estos salones que nacen en París se extienden en los años siguientes a Londres
y Berlín. Además también abrieron los clubes literarios y políticos que fueron
sociedades que adquirían una gran relevancia en el proceso revolucionario,
especialmente la Confederación de Amigos de la Verdad creada por Etta Palm
y la Asociación de Mujeres Republicanas Revolucionarias. En ambos clubes se
discutían los principios ilustrados apoyando activamente los derechos de las
mujeres en la esfera política.8

Pero antes de la Ilustración se registran autoras como Christine de Pizan, quien


escribió en 1405 La ciudad de las damas, y discutió con la élite intelectual
literaria de la época polémicas que para una mujer eran inaceptables. En dicho
texto plasmó sus reflexiones diciendo: “Me preguntaba cuáles podían ser las
razones que llevan a tantos hombres, clérigos y laicos, a vituperar a las mujeres,
criticándolas bien de palabras, bien en escritos y tratados. No es que sea cosa
de un hombre o dos (…) sino que no hay texto que esté exento de misoginia”.9
En respuesta escribe La ciudad de las damas, en donde defiende la imagen
positiva del cuerpo femenino, algo insólito en su época, y asegura que otra
hubiera sido la historia de las mujeres si no hubiesen sido educadas por hombres.
Sorprendentemente elogia la vida independiente y escribe: “Huid damas mías,
huid del insensato amor con que os apremian. Huid de la enloquecida pasión,
cuyos juegos placenteros siempre terminan en perjuicio vuestro”.10

Al respecto, si bien desde el derecho a la ciudadanía como consecuencia


de la Revolución Francesa, las mujeres se hacen preguntas en relación a
su participación en el mundo público, desde siglos anteriores, se encuentran
cuestionamientos contra el orden establecido.

8
Sánchez, Cristina. Genealogía de la Vindicación, en Feminismo. Debates teóricos con-
temporáneos, Beltrán, Elena y Maquiera, Virginia (eds.). Madrid: Alianza, 2001, p. 26.
9
De Pizan, Christine. La ciudad de las damas (trad. de Marie. José Lemarchand). Madrid:
Siruela, 2 ed., 2002, p. 64.
10
Ibídem, p. 25.
98 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Y con ello hago referencia a nuestra historia latinoamericana, diferente a la


europea o norteamericana –y sin excluir su importancia– porque estas reflexiones
están inscritas en el contexto de grandes movimientos sociales e ideológicos
de la humanidad, como fue la Ilustración. Desde otras sensibilidades, mujeres
como sor Juana Inés de la Cruz, quien ocupa un lugar destacado en el campo
de la lírica al final del Barroco hispano, nacida en 1648, es decir en el siglo
XVll, –es considerada la primera feminista latinoamericana– al trascender con su
pluma desde el convento y convertir su enclaustramiento en un acto meditativo,
revelando con su poesía las injusticias sociales por el solo hecho de ser mujer.
En una de sus inspiraciones escribió:

“¿En perseguirme mundo, ¿qué interesa?


¿En qué ofendo, cuando solo intento
poner belleza en mi entendimiento,
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas.
Y así, siempre me causa más contento
Poner riquezas en mi entendimiento,
que no mi entendimiento en las riquezas.”

Esta profunda reflexión es de una mujer encerrada, que abrazó los hábitos para
no claudicar ante los imperativos de la época de ser madre o esposa; a su vez,
convirtió la lectura en su punto de fuga, pero también de protesta. Su irreverencia
fue castigada por la Iglesia cuando se le prohibió tener acceso a los libros. Sor
Juana muere de tristeza cuando apenas tenía poco más de 40 años.

Sin embargo debemos regresar al siglo XlX, por constituirse en un tiempo


importante en la historia de la ciencia política, siglo donde nació el feminismo
y el sufragismo; su importancia no solo radica en haber inspirado los ideales
que en la Ilustración reivindicaron el derecho a la igualdad, sino también el de la
justicia, y este ha sido uno de los soportes de la teoría sociológica feminista del
siglo XX.

En este contexto, se reivindica al pensador John Stuart Mill hijo (1806-1873),


reconocido como economista, filósofo y sociólogo por sus contribuciones no solo
Rafaela Vos Obeso 99

a la economía sino también al feminismo, y le hace homenaje junto a su esposa


Harriet Taylor, –quien lo influyó con las ideas socialistas humanitarias de la
época–, juntos construyeron la teoría política del sufragismo de la primera ola.

John Stuart Mill representa el final del período clásico, aunque siempre se mostró
inconforme con algunos de los planteamientos de esta escuela: Smith, Ricardo
y Mill, rigieron el pensamiento económico desde 1776 hasta los años postreros
del siglo XlX.

No obstante ser un eminente economista, las reflexiones de Mill se inclinaron


hacia la sociología y filosofía social, puesto que era un crítico de las exclusiones,
ya que proponía el desarrollo de una sociedad más igualitaria.

Su libro La sujeción de la mujer, escrito en 1869, se constituyó en la “biblia” del


feminismo de entonces. Allí escribió: “El objeto de este ensayo, es explicar, tan
claro como pueda hacerlo, los fundamentos de una opinión que he sostenido
desde el período más remoto –cuando se formaron más opiniones sobre todas
las cuestiones sociales y políticas– y la cual en vez de haberse debilitado o
modificado, se ha reafirmado cada vez con mayor ímpetu gracias a la reflexión
y a la experiencia de la vida, a saber: que el principio que regula las relaciones
sociales existentes entre los dos sexos –la subordinación legal de un sexo a
otro– es erróneo en sí mismo, y que ahora representa uno de los principales
impedimentos para la evolución de la humanidad: asimismo, este debe reem-
plazarse por un principio de completa igualdad, donde se admita que no existe
ningún poder o privilegio a favor de alguna de las partes, o que se cometa
perjuicio en la otra”11 (Works, XXl, 261).

Estas opiniones las expresó nueve años después de haber escrito el libro,
consciente de la hilaridad que suscitarían sus ideas. Sin embargo, en un artículo
escrito con Harriet Taylor en el período de 1847-1850, expresaron: “En primer
lugar, debe observarse que los impedimentos de la mujer son exactamente de

11
Landreth y Colunder. Historia del pensamiento económico. México: Editorial Continental, 1998,
p. 160.
100 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

la misma naturaleza que aquellos de los cuales los tiempos modernos más se
enorgullecen de haberse librado: los impedimentos por nacimiento. Es motivo de
vanagloria para Inglaterra que si bien algunas personas resultan privilegiadas
a causa de su cuna, al menos ninguna está inhabilitada por esa misma razón:
es causa de orgullo que cualquiera pueda ascender hasta llegar a ser un noble,
un miembro del Parlamento o un ministro; que la senda de la distinción no está
cerrada ni para el más humilde. Empero, sí está vedada de manera irrevocable
para las mujeres. Una mujer está incapacitada por nacimiento, y no puede –por
más esfuerzo que haga– liberarse de sus impedimentos. Esto convierte su caso
en uno en verdad singular para la Europa moderna. Padece la misma situación
que el negro en América, y es peor que la de un plebeyo de la antigua Europa,
puesto que él podía recibir o quizá comprar un título de nobleza. Los impedimentos
de las mujeres son los únicos que ostentan una calidad de indelebles”12 (Works,
xxl, 380).

Su trabajo político es destacado por el feminismo, porque se enfrentó, a pesar


de las críticas de la opinión pública, a un contexto histórico en el cual defender
el derecho a la igualdad era oprobioso. Cuando fue diputado de la Cámara de
los Comunes del Parlamento inglés, soportó las burlas de un comentarista del
Times cuando escribió con ironía que Mill “intentaba realizar una ‘reforma social’
mediante el cambio de una simple palabra cuando este pretendió cambiar ‘hombre’
por ‘persona’, en la reforma electoral que se discutía en este momento”.13

También ha de enfrentarse a las posiciones esclavistas, cuando en defensa de la


no esclavitud y los derechos de las mujeres, abogó haciendo eco a la corriente
progresista del Parlamento inglés con la consigna: “Lo personal es político”, frase
célebre que el feminismo de la segunda ola retomó.

Esta muestra desde la historia, permite adoptar, en un diálogo interdisciplinario,


los aportes de la sociología norteamericana e inglesa, rescatando del olvido a

12
Ibídem, p. 180.
13
De Miguel, Ana. Deconstruyendo la ideología patriarcal, en Amorós Celia (coord.). Historia de
la teoría feminista, p. 52. En Varela, Nuria. Feminismo para principiantes, Op. cit., p. 58.
Rafaela Vos Obeso 101

mujeres pioneras en la construcción de la teoría sociológica feminista, quienes


por su activismo político por los derechos a la igualdad entre hombres y mujeres
fueron olvidadas por la sociología tradicional.

A la vez que Durkheim (1858-1917), Weber (1864-1920) y Georg Simmel (1858-


1918), contribuían a la creación de una sociología europea, en concordancia con
ellos, un grupo de mujeres, conectadas por los mismos intereses y reconocidas
como reformadoras sociales, ayudaron a desarrollar pioneras teorías sociológicas.
Encontramos la presencia de alguna de ellas en la sociología norteamericana
y en los debates que se dieron en relación con las revoluciones francesas
y norteamericanas. Es más notoria en el movimiento contra la esclavitud
norteamericana en la década de 1850 y a favor de los derechos políticos de las
mujeres y de la clase media. Algunas de ellas se situaron dentro de la sociología,
o tuvieron alguna relación con la misma; ellas son: Harriet Martineau, Charlotte
Perkins Gilman, Jane Adams, Florence Kelley, Ana Julia Cooper, Ida Wells-
Barnett, Marianne Weber y Beatrice Potter Webb.

En este aspecto, George Ritzer comenta: “Con el tiempo, las obras de estas
autoras fueron empujadas hacia la periferia de la profesión, situadas en apéndices,
descartadas o excluidas del registro público de la sociología por hombres que
estaban organizando la sociología como una base de poder profesional. Las
preocupaciones feministas se filtraron en la sociología solo en los márgenes
en la obra de teóricos varones marginados o de teóricas mujeres cada vez más
marginadas. Los hombres que adquirieron importancia central en la profesión
–desde Spencer hasta Weber y Durkheim– dieron una respuesta básicamente
conservadora a los argumentos feministas que les llegaban, convirtiendo las
cuestiones relativas al género en un tema intrascendente al que respondían de
modo más convencional que crítico en los que identificaban y promocionaban
públicamente como sociología. Respondían de este modo a pesar de que las
mujeres estaban escribiendo un cuerpo relevante de teoría sociológica.”14

Recabando en la memoria, las obras de estas pioneras en la sociología fueron

14
Ritzer, George, Op. cit., pp. 9 y 10.
102 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

rescatadas en los años 60 y 70. Se encontró, por ejemplo, que no solo debemos
reconocer “padres” sino también “madres” de la sociología. Pensadoras como
Charlotte Perkins (1860-1935), autora del libros Dellas, de ciencia ficción,
donde plasma sus deseos de una utopía literaria en relación con la vida de
las amazonas, imagen mitificada de las “supermujeres”, quienes conociendo
su propia fuerza, no tienen ninguna dependencia psicológica, ni económica,
respecto a los hombres.

Beatrice Webb (1858-1943), influyente economista, cuya obra no puede en-


cerrarse en estrechos cánones de las especializaciones, pues su obra fue
interdisciplinaria y abarcó desde la historia económica, metodología de las
Ciencias Sociales, el análisis de las instituciones políticas, el estudio crítico de
las teorías económicas y la investigación sociológica aplicada, escribió más de
100 libros y artículos e informes parlamentarios como el Minorit Report, que
marcarían algunas de la claves de lo que vendrá a ser el Estado de Bienestar en
la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial. Fundó con su esposo Sydney
el Partido Laborista en Inglaterra, sentando las bases del socialismo democrático
y moderado de nuestros días.

Ida Wells Barnett, nacida esclava (1862-1931), luchó contra las prácticas
bárbaras de linchar a hombres negros y en general por los derechos de la
población negra. Líder sufragista, reivindicando el derecho al voto de las mujeres
negras, sin embargo su nombre no quedó plasmado para la historia como el
de las sufragistas blancas. Fundó en febrero de 1909 la Asociación Nacional
para el progreso de la persona de Color, abanderada de las libertades civiles y
políticas. Reivindicó hasta sus últimos días la necesidad de la organización de
la población negra para enfrentar el racismo y al KuKluxKlan, líder para que el
movimiento sufragista incluyera a las mujeres negras en sus reivindicaciones.

James Adams (1860-1935), fue pionera en el uso de las encuestas para conocer
diferentes problemas sociales; reformadora social, quien con su práctica ayudó
al desarrollo de la Sociología y del Trabajo Social. No olvidemos que el Trabajo
Social nació en Estados Unidos.

Marianne Weber (1870-1954), quien definió a la sociología, en oposición al


Rafaela Vos Obeso 103

positivismo, como una ciencia histórica que trata de comprender, por la vía
de la interpretación, el sentido de la acción social. Esposa de Max Weber,
connotada feminista de su tiempo, perteneció a la primera generación de
mujeres que lograron estudiar en la universidad. Consumada escritora sobre la
problemática femenina, hizo varios libros sobre el tema, haciendo contribuciones
en la sociología de la cultura. Publicó en 1948 la biografía de Weber, la cual se
constituye en un panorama sobre la vida social, política, intelectual, académica
y cultural de Alemania y Europa durante más de un siglo. Al respecto, sobre la
biografía señalada se encuentran algunos comentarios de sus detractores: una
obra “mal editada, es una manipulación póstuma de Max Weber”.

Se puede resumir, a grosso modo, las principales características de sus teorías,


que se convierten en razones de la marginación por la sociología convencional.
Entre estas, se pueden mencionar: a) destacar la experiencia de las mujeres
reivindicando la igualdad entre hombres y mujeres, b) el contexto era importante
para interpretar las causas de las problemáticas, y esto para la sociología
convencional, carecía de objetividad, c) para estas reformadoras la teoría
sociológica debía inducir a reformas sociales, es decir estaban convencidas que
el conocimiento debía mejorar las condiciones de la vida de las personas, d)
resolver la desigualdad social era superar los problemas de género,15 raza, clase
o la amalgama de los tres factores.

Sobre la vida y obra de estas mujeres, George Ritzer de nuevo comenta: “El
hecho de que no sean conocidas o reconocidas actualmente en las historias
convencionales de la disciplina como sociólogas o como teóricas de la sociología,
es un testimonio escalofriante de la influencia de la política de género en el marco
de la disciplina de la sociología, así como de la interpretación fundamentalmente
acrítica e irreflexiva que la sociología ha hecho de sus propias prácticas”. Continúa
afirmando el autor: “aunque la teoría sociológica de cada una de estas mujeres
es producto de un esfuerzo teórico individual, cuando se leen colectivamente
representa una formulación coherente y complementaria de la temprana teoría
sociológica feminista”.16

15
Ibídem, p. 71.
16
Ibídem, p. 71.
104 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Su activismo político, y sus concepciones teóricas inyectaron innovación a la


metodología de las ciencias sociales y, de una u otra forma, transformaron
la mentalidad de las sociedades noratlánticas. Pero algo paradójico ocurrió:
“A medida que la joven disciplina de la sociología marginó a estas mujeres
como sociólogas y teóricas, la sociología incorpora a menudo sus métodos de
investigación a sus propias prácticas mientras utilizaba su activismo como una
excusa para definirlas como “no sociólogas”. Así, son recordadas como activistas
sociales y como trabajadoras sociales, pero no como sociólogas. Su legado es
una teoría sociológica que llama tanto a la acción como al pensamiento”.17

El aporte de estas pioneras trascendió, puesto que el principio de justicia sigue


siendo la inspiración de la teoría sociológica feminista. Los resultados de todas
las discusiones y aportes de las diferentes ciencias humanas a las preguntas
básicas del feminismo, han entregado como resultado una teoría de la vida social
de aplicabilidad universal.

El feminismo se constituye, entonces, en una teoría crítica y activista, cuyo objetivo


es construir un mundo mejor para la humanidad. Pero lo más interesante de la
teoría sociológica feminista es el uso de la interdisciplinariedad como método,
porque dialoga con diferentes áreas del conocimiento, permaneciendo en relación
constante, a través de redes, con pensadoras europeas, norteamericanas y del
tercer mundo para ampliar, profundizar y explicar el mundo actual, y de esta
forma ayudar a mejorar la vida de todas las mujeres, sin distingo de raza, religión,
edad, estado civil, etnicidad, preferencias afectivas, entre otras.

La diferencia, la desigualdad y la justicia, preocupaciones centrales de la teoría


sociológica feminista, son también compartidas por el Marxismo, el Neomarxismo
y las teorías sociales desarrolladas por las minorías étnicas y raciales, yendo el
feminismo más allá porque vincula en su análisis no solo la desigualdad sino
la diferencia, lo que de hecho aporta a la conceptualización del género como
categoría de análisis.

17
Ibídem, p. 72.
Rafaela Vos Obeso 105

Es así como en la actualidad existe el debate entre corrientes de la sociología


que defienden los estudios centrados solo en las mujeres, y otras, en los estudios
de género, ya que las primeras miran con recelo a las segundas, por el temor de
perder las perspectivas en las luchas feministas.

Sin embargo, parte de la teoría sociológica feminista ha servido de soporte para


las elaboraciones teóricas y prácticas de la sociología de género, con métodos
e instrumentos para defender políticas diferenciales, según las necesidades y
derechos de los sexos.

De esa manera, el término comenzó a ser aceptado en las ciencias sociales en


el siglo XX, y aparentemente los primeros en utilizarlo en la literatura científica
fueron un psicoanalista y el sociólogo John Money, quien en 1955 propone el
término Gender roles para referirse a las conductas sociales atribuidas a los
varones y a las mujeres en la cultura y esperados también por él y ella.18

Sin embargo, desde la perspectiva etnometodológica liderada por el sociólogo


Harold Garfinkel a mediados de los años 50, se contribuye también a enriquecer
el análisis de la categoría, –cuyas reflexiones no obstante que se manifestaron
en los años mencionados– solo se hicieron públicas en 1967.

La categoría es ilustrada por el autor con su experiencia cotidiana, cuando conoció


en un consultorio una persona llamada Agnes, quien parecía ser una mujer, ya
que su apariencia aparentemente lo señalaba. Sin embargo, charlando con la
protagonista, descubrió que se encontraba en cita médica para convencer a los
galenos para que le cambiaran de sexo. “Pronto descubrió que vestirse como
mujer no era suficiente; tenía que aprender a actuar (pasar por “ser”) como una
mujer, si quería que la aceptasen como tal. Aprendió las prácticas comúnmente
aceptadas y llegó a lograr definirse y que la definieran como mujer. La idea más
general subyacente a este caso es que no solo nacemos hombres o mujeres, sino
que también debemos aprender y usar rutinariamente las prácticas comunes que

18
Castellanos, Gabriela. Sexo, género y feminismo: tres categorías en pugna. Cali: Universidad
del Valle, 2006, p. 20.
106 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

nos definen como hombre o mujer. Solo aprendiéndolas y usándolas llegamos


a ser en sentido sociológico, hombre o mujer.”19 Estos resultados desde la
etnometodología traen a la memoria la célebre frase de Simone de Beauvoir en
los años 70: “No se nace mujer; se llega a serlo”, la cual inspiró al feminismo de
la tercera ola.

El concepto continúa desarrollándose y es así cómo detrás de las huellas de


la sociología y la historia, encontramos a Joan Scott, historiadora feminista,
como una de las pioneras en los años 80 que aportan nuevos ingredientes en la
deconstrucción del término.

La definición de Scott, publicada en 1986, dice: “El género es un elemento


constitutivo de las relaciones sociales que se basa en las diferencias que
distinguen los sexos”;20 segundo, “Género es una forma primaria de relaciones
significantes de poder”;21 tercero, es el conjunto de saberes sociales (creencias,
discursos, instituciones, y prácticas) sobre las diferencias entre los sexos”.22 Se
concluye, entonces, que el género es una categoría íntimamente ligada a las
relaciones sociales, al poder y los saberes.

A Scott se le reconocen sus grandes esfuerzos por avanzar en la deconstrucción


teórica de la categoría –lo que no habían realizado sus antecesores– para
demostrar que dicha categoría atraviesa todos los ámbitos de la cultura.

Pero el debate también se extiende a otras disciplinas. por ejemplo, Gabriela


Castellanos, lingüista docente de la Universidad del Valle, comenta que en
cuanto al término género, se hace necesaria una aclaración ya que “género no
es otra manera de decir “mujer”, ni un camuflaje inventado por las feministas
para despistar al enemigo. El término género que entró en boga como resultado

19
Ritzer, Op. cit., pp. 311, 312.
20
Scott, Joan W. “El género, una categoría útil para el análisis histórico”. En Historia y género:
Las mujeres en la Europa moderna y contemporánea. James Amelang and Mary Nash, (comp.).
Valencia Ediciones Alfons el Magnamin, (1990), p. 26. En castellanos, Gabriela, Op. Cit., p. 21.
21
Scott, Ibídem.
22
Joan Wallach Scott. Gender and Politics of History (New York: Columbia University, Press,
1988) p. 2. Ibídem, p. 21.
Rafaela Vos Obeso 107

de las luchas feministas (sobre todo en Norteamérica) y de su articulación con


cierto tipo de trabajo académico, nos remite a las relaciones sociales y culturales
entre mujeres y hombres, a las diferencias entre los roles de unas y de otros, y
nos permite ver que estas diferencias no son producto de una esencia invariable.
Por el contrario, cada cultura concibe lo que es ser hombre y lo que es ser mujer
de una manera diferente. Además, estas concepciones cambian, evolucionan a
través del tiempo”.23

Es decir, el género, al igual que la clase social y la etnia, transversaliza todas


las relaciones sociales. Además, su definición, argumenta Scott, tiene la virtud
de “remitirnos a la dimensión política”. Señala que el género es la forma primaria
mediante la cual aprendemos lo que es el poder. “Evidentemente es en las rela-
ciones familiares, viendo cómo se relacionan padre y madre, hermano y hermana,
donde observamos desde la infancia el significado concreto de este término”.24

Es interesante la vinculación de Scott en el análisis de la riqueza de la


categoría género con los soportes teóricos de Foucault, cuando reconstruye
los términos poder, saber y relaciones sociales. En el término saber nos remite
a “la comprensión sobre relaciones humanas producidas por las culturas y las
sociedades”; el saber es relativo en vez de absoluto, es objeto de luchas políticas,
y a la vez se constituye en relaciones de poder.25

Así mismo, el feminismo se pregunta cómo se producen y se comparten los


saberes, los cuales lo hacen “a través de determinados tipos de discursos,
desde los científicos hasta los narrativos, tanto los relatos literarios como de la
vida cotidiana, pasando por la gama de discursos profesionales más o menos
especializados. Es allí, en donde la gente dice y escribe, donde consideramos
legítimo, lo que consideramos valioso e importante. Es allí donde se establecerá
quién tiene derecho a tomar determinadas decisiones en la vida social, es decir,
quién ostentará cada tipo de poder.”26

23
Castellanos, Gabriela. Sexo, género y feminismo: tres categorías en pugna. Cali: Ediciones
Universidad del Valle, 2006, p. 12.
24
Castellanos, Gabriela, Ibídem, p. 22.
25
Joan Wallach Scott. Gender and Politics of History. Op. cit.
26
Castellanos, Gabriela, Op. cit., p. 22.
108 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

De esta manera, los saberes deconstruidos por cientistas sociales en nuestro


país, –de los cuales haré referencia a través de una pequeña muestra– podemos
señalar que desde la sociología y otras ciencias humanas afines, como la historia,
la antropología, las ciencias políticas, la filosofía, y la interdisciplinariedad son muy
importantes los aportes que se han venido dando interrelacionados a los tiempos
de los desarrollos conceptual y práctico de los debates desde el feminismo.

Desde este contexto, los estudios pioneros del sociólogo Saturnino Sepúlveda
Niño, publicado en los años 70, en el libro La prostitución en Colombia, como
producto de las condiciones sociales que vivía el país durante el período
denominado La Violencia, forzosamente se instalaban asentamientos de per-
sonas emigrantes de la violencia, y entre estas, muchas mujeres tuvieron que
prostituirse para sobrevivir. en este texto, el acercamiento entre el análisis
cualitativo y cuantitativo se constituye en un aporte de la sociología para los
estudios de las mujeres.

Y desde otra especialidad como es la antropología, las investigaciones de


Virginia Gutiérrez de Pineda, quien en su texto Familia y cultura en Colombia,
publicado en 1975, desarrolló uno de los estudios relevantes en el país; esta obra
es considerada como uno de los textos pioneros en donde el enfoque de género
transversaliza la cultura. Es interesante cómo la autora, en forma detallada y
rigurosa, en su estudio de campo, cubre todo el país dividiéndolo en: complejos
culturales andino o americano, el santandereano, negroide o litoral fluvio minero
y (en este incluye no solo la Costa Pacífica sino Atlántica) y el antioqueño.
estudia el hábitat, las instituciones, entre estas la familiar, religiosa, económica,
los procesos de aculturación, y la personalidad femenina y masculina en cada
una de estas culturas.

En el prólogo del libro, que son palabras preliminares de la autora, expresa que
“en un primer momento el estudio se orientó a describir la tipología y la estructura
familiar colombiana (…) pero a medida que realizaba el trabajo de campo, el
estudio del proceso histórico, y avanzaba en el análisis cultural, me fui topando
con que el país se repartía en zonas configuradas bajo indicadores peculiares
en cada una, de cuyo funcionalismo la institución de la familia venía a ser un
Rafaela Vos Obeso 109

fragmento, una secuencia y una implicación casual. De esta manera, hábitat,


proceso histórico, instituciones y cultura, configuraban unidades integradas con
principios identificadores propios…”.27

Es asombroso percibir la riqueza del análisis de esta pionera cuando introduce


las imágenes culturales femeninas y masculinas captadas en su trabajo de
campo en cada una de estas culturas.

En su obra introduce elementos que permiten no solo captar la riqueza de los


saberes en la deconstrucción del conocimiento, sino también las relaciones
sociales y el poder que representa la imagen masculina como las tradiciones
y costumbres en cada uno de los complejos culturales. Es una obra que ha
contribuido a investigaciones posteriores sobre género y cultura.

Virginia es de la misma generación de María Cristina Salazar (1931-2006), a


quien se le dedica el lX Congreso de Sociología 2006; fue fundadora junto con
Orlando Fals Borda y Camilo Torres de la Facultad de Sociología de la Universidad
Nacional y de la carrera de Trabajo Social en la Universidad Javeriana; pionera
de reflexiones en género así como estudios sobre educación.

Haciendo referencia en esta ruta de la Sociología en su afán de contribuir


al cambio, la obra de Fals Borda: Retorno a la tierra –Historia Doble de la
Costa–, tomo 4, es un diálogo entre sociología e historia, en donde el concepto
de machismo como componente cultural en la colonización costeña se hace
presente en la investigación.

Al respecto el autor afirma: “Si el ethos agrario en el campesino costeño es tan


resistente como viene dicho, ello no se debe necesariamente a su masculinidad
que se acompaña en la lucha por la vida. Muchas veces es ella la que encarna el
ethos, como la historia de la Costa lo demuestra, y en forma tan extraordinaria que
conviene revisar las ideas que se han extendido en general. Sobre el papel de la

27
Gutiérrez de Pineda, Virginia. Familia y cultura en Colombia. Bogotá: Instituto Colombiano de
Cultura, 1975.
110 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

mujer en nuestra sociedad, y en los procesos de socialización y reproducción de


la cultura, especialmente en asuntos políticos y económicos. Ante todo, también
es nuestra concepción, que es la otra cara de la misma moneda.”28

Incluye también conceptos sobre la cultura matrifocal, matriarcado, y bisexualidad,


entre otros aspectos de la cultura Zenú. El libro ha sido polémico para muchos
historiadores, pero lo que nos interesa, es destacar la importancia de los estudios
de Fals en la Historia doble de la Costa, en la cual no deja de lado el análisis de
género e interpreta las tradiciones y costumbres propias de la cultura del Caribe
colombiano.

En este recorrido apretado es importante destacar a sociólogas, pido excusas por


no incorporar a todas, como Magdalena León, quien ha posicionado la sociología
en diferentes espacios nacionales e internacionales con sus investigaciones
sobre desigualdades de género, mujeres rurales, empoderamiento, mercado
laboral, entre otros; Elsy Bonilla, con investigaciones en educación y perspectiva
de género; Luz Gabriela Arango, quien desde el diálogo interdisciplinario con la
historia ha reconstruido en su libro Religión e industria: Fabricato 1923-1982, la
historia de las obreras vinculadas a esa industria, en el cual la relación religión,
cultura y fuerza laboral, contextualizan el análisis.

La teoría sociológica feminista viene aportando con el desarrollo de teorías


explicativas, que se han constituido en soportes de interpretación para investigar
la historia de la cultura, para abrir caminos y captar los comportamientos,
tradiciones y costumbres, que permiten acercarnos a los activadores culturales
existentes en las relaciones sociales que marcan las diferencias y desigualdades
de hombres y mujeres. Este ha sido el objetivo del libro Mujer, cultura y sociedad
en Barranquilla, 1900-1930, en el cual, a través del vívido mundo femenino y
masculino, se rastreó la historia de la ciudad. Dicha experiencia ha sido el inicio
de estas reflexiones y la causa de exposición de las mismas.

28
Fals Borda, Orlando. Retorno a la Tierra. Historia doble de la Costa - Tomo 4. Bogotá: Carlos
Valencia Editores, 1986, p. 30B.
Rafaela Vos Obeso 111

En el texto anotado, la cultura es nodo de análisis, para desentrañar los nudos de


la discriminación; la investigación parte de la célebre reflexión de Lucièn Febvre
cuando comenta: “Nunca he conocido, y aún no conozco, más que un medio
para comprender bien, para situar bien la historia grande. Este medio consiste
en poseer a fondo, en todo su desarrollo, la historia de una región”. Pero también
el historiador mexicano Luis González nos comenta: “La historia local es el agua
fiesta de las grandes generalizaciones”.

En lo cultural, lo local maneja su propia organización social, un haz de prejuicios


que rigen desde la mesa hasta el altar, en donde siempre van a estar presentes
las interacciones entre los géneros pero también sus identidades. Reconstruir
contextos culturales y captar los nudos de la discriminación, no se podrán
hacer sin el apoyo de las fuentes, pero también es importante la forma creativa
de abordarlas, y desde esta perspectiva el saber sociológico, etnográfico y
hermenéutico son claves para acceder a las convenciones sociales de cada
época.

Trabajar los imaginarios29 sociales en contextos culturales significa introducirnos


en el universo simbólico que llena de sentido el actuar de hombres y mujeres.
“Los imaginarios son expresiones simbólicas que se fundamentan en signos
ordenados y coherentes que constituyen simbolismos colectivos correspondientes
a referentes sociales propios de la cultura de una sociedad. Se expresan a
través de mitos, ideologías o representaciones sociales y llenan de sentido a las
relaciones de género. De esta manera, el concepto de género comprende así
mismo imaginarios que simbolizan y dan sentido a la diferencia sexual a la manera
como se explican,30 valoran y establecen normas acerca de la masculinidad y la
feminidad.”

De esta manera, la noción de género, históricamente construida como categoría

29
Imaginario, del latín imaginarius, connota la significación de aparente, ilusorio, pero esta alusión
está lejos de ser inocua, pues sus efectos muchas veces suelen ser devastadores.
30
Vos Obeso, Rafaela, Torres Roncallo, Luz Marina, Gutiérrez González, Acela, Páez Sanjuán,
Julia. Los imaginarios sociales acerca de la violencia intrafamiliar en la cultura barranquillera. En
Pensar El Caribe, Ciencias Humanas y Arte, Ediciones Universidad del Atlántico, Barranquilla,
2006, p. 138.
112 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

social, está inserta en actitudes, conducta, sentimientos y sistemas de valores


presentes en la cotidianidad, lo que no se antepone a lo público, porque lo “per-
sonal es político”.

Hacer visibles a las mujeres en la historia es evaluar los enfoques desde los
cuales el patriarcado explica la sumisión de las mujeres. Reformular el enfoque
de victimización es también enfrentarnos a las tolerancias y consentimientos en
las cuales hemos incurrido las mujeres para el mantenimiento del mismo orden.

Todo lo expuesto ha implicado esfuerzos y renovaciones metodológicas para


abordar la temática mujer/género y feminismos.

Recuperar las voces de las mujeres implica no solo haber inducido a renovar
enfoques en la historia y la sociología y demás, sino también deconstruir el
conocimiento, porque, al decir Celia Amorós, debemos estar alerta porque el
conocimiento androcéntrico “tiene bicho adentro”; significa también seguir
comprometidas con el mensaje de aquellas sociólogas pioneras a quienes
la sociología tradicional borró su legado. Ellas nos legaron acerca de la gran
importancia de la función social del conocimiento, es decir, la combinación de
activismo y conocimiento. Si no hubiese sido por esta herencia tan interiorizada
en nuestra conciencia, hoy a las teorías de los feminismos no se les hubiese
dado el estatus de teoría sociológica (...) pero todavía falta, y en esto las nuevas
generaciones no deben olvidar el mensaje de las pioneras.

Se trata entonces, de seguir avanzando en aperturas conceptuales con las cuales


se nieguen posiciones relativistas y hegemónicas, aun al interior del feminismo;
es realizar el ejercicio de mirar la sociología y la historia “de los márgenes
hacia dentro”; es tener en cuenta los saberes de las regiones. En fin, es seguir
trabajando contra la desigualdad y la diferencia, es decir, a favor de la justicia y
la misma, como el género, tiene aplicabilidad hasta en el aire que respiramos.
Julia Páez Sanjuán 113

LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
EN LA GESTION DEL DESARROLLO:
REFLEXIONES DESDE LA COSTA CARIBE1

Julia Páez Sanjuán*

Incorporar la concepción, así como a las prácticas relativas al desarrollo de


los asuntos de género ha llevado a un debate de no menos de 30 años, si
tomamos como referencia la Primera Conferencia Internacional sobre la Mujer
en 1975. Desde entonces, la relación producto de este proceso ha sido compleja
y no exenta de conflictos, y ha sido el resultado, inicialmente, de académicas
y profesionales vinculadas a las instituciones del desarrollo y de las redes de
mujeres, que visibilizaron y cuestionaron la manera cómo las políticas públicas
que se venían implementando no solo habían ignorado a la mujer, sino que en
muchos casos habían logrado empeorar su condición, especialmente en los
países pobres. Aunque ha habido un trecho largo entre los enfoques iniciales
denominados MED o Mujeres en el Desarrollo, enfatizando criterios como los
de eficiencia y equidad, hasta los actuales, denominados GED, Género en el
desarrollo, con los que se ha logrado en los últimos años ubicar en diálogo,
en términos de intereses estratégicos, a mujeres y hombres. sin embargo, aún
persisten diferencias significativas en términos de exclusión para las mujeres,
y resultados del efecto adverso que se produce sobre todo en sociedades
conflictualizadas como Colombia, donde se han demostrado las características y
consecuencias del conflicto armado sobre las mujeres del campo, sus secuelas,
algunas de ellas irreversibles como en el caso de violaciones, degradaciones y
pérdidas afectivas y materiales.

1 Este artículo fue presentado por la autora en calidad de ponente invitada en el 1o Congreso de
la red de Mujeres del Caribe Colombiano, realizado en Tolú durante los días 3, 4 y 5 de marzo
de 2007.
* Psicóloga. Magíster en Desarrollo Social. Docente de la Universidad del Atlántico. Integrante
del Grupo de Investigación en Género, Mujer y Cultura. Coordinadora de la especialización
en Género, Planificación y Desarrollo. Consultora Representante sector Mujeres en el
Concejo Departamental de Planeación del Atlántico. Integrante del Consejo de Política Social
Gobernación del Atlántico.
114 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Mas allá de estas consideraciones importantes en el tratamiento de la temática,


me asiste el interés de razonar sobre una diferencia que ha surgido en el
camino de estos debates y escenarios de políticas públicas de equidad, y es la
diferencia entre crecimiento y desarrollo; asunto este que ha formado parte
de un análisis necesario por parte de académicos e investigadores sociales en
la última década en América Latina, a medida que aumentaba el deterioro en
la calidad de vida de la mayor parte de la población en contraste con una alta
concentración de riqueza en una franja poblacional muy baja. No ha sido fácil
reconocer dentro de un amplio espectro, un enfoque de desarrollo centrado o
reconociendo como variables principales el desarrollo humano y coherente con
un modelo a escala humana, asunto que ha sido especialmente difícil incorporar
en sus propuestas en nuestra región Caribe a economistas clásicos, consultores
y técnicos del desarrollo, y una élite de políticos y dirigentes sin compromisos con
estos enfoques integrales y holísticos.

Crecer significa incrementar el tamaño por la asimilación o acumulación de


materiales. Desarrollar significa expandir o lograr la realización de potenciales
de algo, alcanzar un estado de mayor completud, tamaño o mejoría. Cuando
algo crece se hace cuantitativamente más grande, cuando se desarrolla se
hace cualitativamente mejor. Este nuevo enfoque significó trasladar la “medida
del éxito” de una sociedad de la mera evaluación del desempeño económico,
hacia la forma en que ese desempeño se traduce en mayores capacidades y
oportunidades para las personas en todos los ámbitos de su vida. A partir de las
diferencias de estas premisas, se recupera un nuevo concepto que tomó fuerza
a partir de la década del 90 y es el de desarrollo humano.

Se entiende por Desarrollo Humano el proceso de ampliación de las capacidades


y opciones de las personas,2 proceso que implica asumir entre otras cosas que
el centro de todos los esfuerzos del desarrollo, cuantitativa y cualitativamente,
deben ser siempre las personas y que estas deben ser consideradas no como
beneficiarias, sino como verdaderos sujetos sociales. Hoy, se reconocen mundial-

2
Informe sobre Desarrollo Humano. PNUD. –ONU– 1995. Ediciones Harla, México, para el
programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 1995.
Julia Páez Sanjuán 115

mente tres condiciones mínimas, que conllevan a tres opciones esenciales para
las personas: Poder tener una vida larga y saludable, Salud, poder adquirir
conocimientos, Educación, y poder tener acceso a los recursos necesarios para
disfrutar de un nivel de vida decoroso, Ingresos. Esta forma de mirar el desarrollo
de los países, representa un enfoque “normativo” que nos guía en el sentido que
más allá de constatar cómo son las cosas en una sociedad dada, se preocupa
por señalar cómo estas debieran ser a la a luz de principios fundamentales de
los derechos humanos, considerados de una manera amplia como derechos
políticos, económicos y sociales. Más allá de inspeccionar en una sociedad
qué tanto aumentan algunas variables del desarrollo, esta propuesta privilegia
el beneficio que reciben de ese crecimiento los habitantes de un país, región o
municipio, dando la oportunidad a estos que prioricen de una manera planificada
pero participativa y consensuada entre todos los actores, en dimensiones más
esenciales en relación con sus beneficios colectivos.

Para la puesta en marcha de este enfoque dentro de una meta de avance, se


requiere tener en cuenta factores que hoy resultan más que necesarios para
medir y evaluar el impacto que cualquier gestión de desarrollo tiene sobre una
colectividad.

El Desarrollo Humano entonces, además de las tres condiciones mencionadas,


incluye considerar integralmente seis factores principales definidos así:3
1. Equidad: es un concepto que reconoce la igualdad no en un sentido idéntico,
sino como oportunidades para todos. En este concepto se hace especial
énfasis en la relación con la equidad de Género, diversos grupos sociales y
territoriales.
2. La Potenciación: entendida como la libertad de las personas para incidir, en
su calidad de sujetos del desarrollo, en las decisiones que afectan su vida.
Esto significa que hoy no debería tener cabida en una comunidad avanzada
ningún proyecto que no consulte las aspiraciones de sus afectados, por un
lado, y por otro, requiere generar una serie de habilidades en las personas
para asumir el rol protagónico y de liderazgo que se requiere.

3
Texto Igualdad de género en la cooperación del Desarrollo. ACCI - Pro Equidad. Agencia de
cooperación alemana GTZ. Tercer Mundo Editores. Bogotá, 2000.
116 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

3. La cooperación: incluye la participación y pertenencia a comunidades


y grupos como modo de enriquecimiento recíproco y fuente de sentido
social.

Desde las visiones integradoras y humanizadas, esto significaría la búsqueda de


seres humanos armónicos, con capacidades o necesidades no jerarquizables,
por ejemplo en necesidades básicas y secundarias. Seres humanos como seres
de poder, un poder de fuente interior, ejercido con los otros y otras y no contra
ellos, es decir, seres humanos con razones para vivir y pensar bien de sí mismos,
cuya satisfacción no esté centrada en la acumulación de bienes materiales.

Los otros tres factores se refieren a la sustentabilidad, seguridad y productividad;


son tan importantes como los anteriores, pero para el caso que nos concierne, la
perspectiva de género en el desarrollo, mencionaré solo los anteriores.

En el primer factor, equidad, se incorpora entonces la categoría analítica Género


buscando que en la práctica se produzcan efectos tales como:
• La Flexibilidad de estereotipos.
• Reestructurar las relaciones de poder.
• Generar un nuevo modelo de desarrollo.
• Integrar la perspectiva de género a los procesos de planeación del desarrollo,
de manera estructural.
• Buscar integralidad y sostenibilidad.
• Entender que la relación entre Género y Desarrollo es un proceso.

No podemos dejar de lado que los avances en estos procesos implican alcanzar
unas metas que en la mayoría de los casos se recogen en términos de aspiraciones
institucionales, comunitarias o técnicas, y que a su vez son diseñadas, ejecutadas
y evaluadas en fases o etapas, lo que requiere unos elementos propios de la
gestión social, que para el caso definiremos como:

“(…) el proceso completo de acciones y toma de decisiones que hay que recorrer,
desde el abordaje de un problema, su estudio y comprensión, hasta el diseño
y operación de propuestas en la realidad. Proceso que implica un aprendizaje
Julia Páez Sanjuán 117

conjunto y continuo para los grupos sociales, que les permite incidir en los
procesos de la toma de decisiones dentro de la dimensión política. Es por esta
razón que, el adjetivo social califica a la gestión. Aclaramos con esto, que nuestro
concepto de gestión no se limita solo a la gestión administrativa.” 4

La puesta en práctica del conjunto de acciones estaría fuertemente relacionada


con el talento humano o las personas encargadas del direccionamiento y puesta
en marcha de un conjunto de toma de decisiones que conduzcan a unas metas
y resultados específicos de esa gestión, incluyendo el conjunto de instituciones,
a diferentes niveles territoriales, desde donde se ejecutan los planes, programas
y proyectos que orientan la equidad de Género, además del entorno social,
económico y político de la región Caribe. Desafortunadamente, en el presente
requerimos superar obstáculos que aunque a primera vista, en las evaluaciones de
procesos, no aparecen mencionados sus efectos, se perciben con contundencia
en la falta de resultados actuales. Los más relevantes a superar serían:
1. Formación del talento humano en diseño, ejecución y evaluación de los
indicadores de desarrollo humano y de género, además del compromiso y
voluntad política del más alto nivel técnico encargado de direccionar estos
asuntos tales como funcionarios, alcaldes y organismos de control.
2. Fortalecimiento institucional, especialmente en lo que tiene que ver con
hábitos de pensamiento, valores o reglas de juego predominante en la
sociedad costeña.5
3. Erradicar el predominio de una ética patrimonialista sobre lo público que
ha permitido el usufructo por parte de sectores de la dirigencia política y
económica de la región sobre los bienes y patrimonio del Estado de una
manera inmisericorde.
4. El tremendo peso del clientelismo que se atraviesa como un obstáculo
permanente a la ampliación de la democracia y a la conciencia política
ciudadana.

4
Arellano Méndez, Juan y Velasco Gamboa, Emilio en Gestión Social: conceptos, operación
y dinámicas. Cátedra Unesco (23 de mayo de 2001). Sitio Web del Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Occidente (ITESO). http://www.catedraui.iteso.mx/catedra/p231.html
5
Parada, Jairo. Visión Colombia 2019, Capítulo Caribe, Propuesta para Discusión. Ediciones
Uninorte, 2006, Barranquilla.
118 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

5. La permanente zozobra en que se toman decisiones y se ejecutan programas


de desarrollo en los distintos municipios y departamentos ante la injerencia,
especialmente en la gestión pública de los actores armados del conflicto que
nos sacude.

A partir de los anteriores elementos de análisis acerca del desarrollo humano,


propongo para las redes locales y regionales que agrupan las distintas orga-
nizaciones y expresiones del movimiento de mujeres:

Que el movimiento social de mujeres no solo incluya en su agenda los temas,


programas y proyectos que nos permiten avanzar en una equidad de género, sino
que por la actual situación mundial generada por procesos como la globalización,
el aumento de la pobreza, el calentamiento global y, particularmente en el caso
de Colombia, por una debilidad de las estructuras políticas permeadas por la
corrupción, el narcotráfico y el paramilitarismo, tenemos el imperativo ético de
asumir la reflexión acerca de los asuntos del desarrollo, el medio ambiente, las
agendas de los políticos, los planes de desarrollo, los indicadores cuantitativos
y cualitativos con que se evalúan nuestros avances; y por supuesto, aportar en
la construcción de nuevos referentes de valores en la formación de ciudadanía.
Contribuir a “desmontar”, especialmente para beneficio de la generación que
crece y la futura, una serie de imaginarios que entre otras cosas nos dice que
a través de los “atajos” o del camino más fácil, podemos echar para adelante,
legitimándo argumentos poco edificantes para construir tejido social, como el del
fin justifica los medios, aun violando la ley.

En el caso de la Costa Caribe, propongo que fortalezcamos, desde el


Movimiento Social de Mujeres, los espacios donde se definen en el contexto
local las decisiones respecto al diseño, ejecución y evaluación de las políticas
públicas y sociales; tales como los Consejos Departamentales de Planeación
(Ley 152 de 1994), Concejos Municipales y Asambleas, y la inserción en los
Consejos de Políticas Sociales, ojalá en la representación de distintos sectores;
de esta manera ayudamos a generar “consensos” desde “adentro” y no solo
presión desde “afuera”. Esta inserción implica, por un lado, una nueva mirada del
feminismo y por el otro, apuntarle a los elementos técnico-teóricos que precisan,
Julia Páez Sanjuán 119

para el caso de la región Caribe, los asuntos del desarrollo social a favor del
desarrollo humano.

Esta nueva mirada de las feministas, y de todas las mujeres aspirantes a


propiciar nuevos escenarios, incluye nuevas formas de entender lo político y
nuevos contenidos y orientaciones. En el caso de este país, se requiere ayudar
desde los procesos organizativos de la sociedad civil, a dinamizar aspectos
fundamentales de la nueva cultura política acorde con los nuevos tiempos.

La transformación de la realidad con nuevos elementos que dinamizan las


realidades del contexto social y político, presupone la “transformación de la
mirada”, tal como lo define Virginia Vargas6 en políticas feministas en el nuevo
milenio, citando a Beck. Esta nueva mirada implica un cambio de imaginación,
desde una centrada en el Estado-Nación, hacia una imaginación cosmopolita,
que no elimina, sino reubica las escalas global-local, evitando el desperdicio
de la experiencia social, reconociendo que en las escalas de sociabilidad están
interconectadas lo local, nacional, global, y que una mirada cosmopolita requiere
incorporarlos. Es una mirada más cercana a la realidad actual, porque abre
posibilidades de acción, ya que la mirada nacional sola y en sí misma cierra
y nos priva a los ciudadanos/as de armonizarnos de manera coherente con el
entorno globalizado conque las nuevas tendencias del pensamiento moderno
construyen el concepto de sociedad regulado por nuevas leyes. Para el caso de
la justicia, por ejemplo, la violación de derechos humanos, especialmente los
relacionados con el desplazamiento forzado y crímenes de lesa humanidad en
un país como Colombia, esa mirada cosmopolita de la justicia es un elemento
positivo ya que si alguno de esos crímenes o masacres no es asumido con los
criterios de justicia restaurativa que amerita, se abre la puerta de la aplicación de
la justicia internacional, sobre todo en los casos que no prescriben.

Esta nueva mirada o enfoque es fundamental dentro del feminismo para entender

6
Vargas, Virginia. Socióloga, investigadora del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, en el
texto: Las miradas y estrategias políticas feministas en el nuevo milenio. Una perspectiva desde
América Latina. Agosto de 2006.
120 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

las nuevas dinámicas que van dejando las prácticas de los movimientos sociales,
para evitar que se profundice en una sociedad fracturada por las desigualdades
sociales, y una “cultura del yo”, recelosa de involucrarse en compromisos
colectivos (Lechner, 2000).7 Sin embargo, esa mirada cosmopolita no puede
distanciarnos de una identidad regional. Es el caso del caribe colombiano que
en un nuevo proceso de inserción en la economía mundial como el TLC,* va a
dinamizar el renglón exportador-importador y traerá nuevos asentamientos, ojalá
de empresas y no de bodegas, y nuevos asentamientos poblacionales, que si no
son vistos con una óptica de equidad impactarán en las poblaciones vulnerables,
además de la creación de nuevos y numerosos empleos, corremos seriamente el
riesgo de que la brecha entre ricos y pobres se agigante.

El papel de los movimientos de mujeres deberá estar tambien cada vez más
cercano a incorporar nuevas estrategias para la negociación y nuevos lenguajes
que traigan consigo algunos de estos cambios del escenario local afectado
por tendencias mundiales. Si tambien tomamos como referencia, las nuevas
discusiones respecto al enfoque de género, hoy se reconoce que el marco de
las relaciones sociales demuestra que los aspectos de colaboración y conflicto
en las relaciones de género, involucra a hombres y mujeres en un constante
proceso de negociación y renegociación. Por tanto, la prioridad para aquellos
interesados en mejorar el estatus de la mujer debe ser proveer a la mujer de
mayores poderes de negociación dirigidos a brindar a las mujeres estrategias
que les permitan un mayor empoderamiento, una mayor participación en la toma
de decisiones.

Nuevos procesos económicos como el TLC, algunas políticas con la posibilidad


de cambio de actores en el contexto local, de justicia en las negociaciones
de paz, de necesidad de fortalecimiento de las instituciones que gestionan el
desarrollo a nivel gubernamental, potencian la posibilidad de control social y
político desde la sociedad civil y generan una apertura para ayudar a hacer una
gerencia eficiente con el alto sentido humano que implican los nuevos escenarios
para el feminismo.

7
Lechner citado por Virginia Vargas en el texto Las miradas y estrategias políticas feministas en
el nuevo milenio. Editorial Flora Tristán, Perú, 2006.
* TLC o Tratado de Libre Comercio.
Julia Páez Sanjuán 121

Entonces, para la agenda del feminismo Caribe deberían priorizarse como


referentes en la planeación del desarrollo, con amplia participación y con capa-
cidad de negociación y acuerdos con los gobiernos locales:
1) Las metas del milenio y su inserción en los planes de desarrollo municipal y
departamental.8
2) La propuesta de desarrollo que el gobierno nacional presentó a los
colombianos en el 2007, denominada Visión II Centenario: 2019, que pro-
yecta las prioridades de desarrollo hasta el año 2019.
3) El documento Capítulo Caribe elaborado como contrapropuesta de la región
Caribe para ser anexado al documento Visión II Centenario 2019, ya que en
el anterior se evidenciaba la falta de compromiso del Gobierno con la región,
y que visibiliza nuestras prioridades pensadas desde acá y no lo contrario,
con criterio concertado y de inclusión.9
4) El análisis del desarrollo regional a partir de los foros que se realizaron en
la región Caribe, siendo el primero de ellos en 1981, y los aportes de las
mujeres al proceso de regionalización, ampliamente explicado en el libro
Regionalización y movimiento de mujeres de la investigadora Yusmidia
Solano.10

Para el caso de los dos primeros, aunque las metas del milenio son claras en
términos de priorizar la equidad de género e incluir indicadores significativos,
estos no se reflejan ampliamente en el Plan del Desarrollo propuesto por el
actual gobierno, donde las estrategias están más asociadas a fortalecer la familia
con rezagos de políticas hacia la mujer, excepto la política afirmativa “mujeres
constructoras de paz y desarrollo”, pero focalizada en su mayor parte en grupos
vulnerables, como mujeres cabeza de familia, emprendedoras, maltratadas, en
situación de extrema pobreza. Estas políticas focalizadas solo en situaciones de
vulnerabilidad, si bien proporcionan ayuda estatal, han encubierto una falta de
compromiso para impactar más ampliamente a sectores de mujeres.

8
Ver metas del milenio en cuadro 1.
9
Visión Colombia 2019: Capítulo Caribe: propuesta para discusión. Ediciones Uninorte 2006.
10
Solano Yusmidia. Regionalización y movimiento de mujeres: Procesos en el Caribe Colombiano.
Texto orientador que recoge las dinámicas de discusión de los foros y los aportes de las
mujeres en el proceso de construir región. Universidad Nacional de Colombia - Sede Caribe.
San Andrés, 2006.
122 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

METAS DEL MILENIO

1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.


2. Lograr la enseñanza primaria universal.
3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer.
4. Reducir la mortalidad infantil.
5. Mejorar la salud materna.
6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
7. Garantizar sostenibilidad del medio ambiente.
8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Cuadro 1. Fuente: Documento Conpes de Política Social.


Presidencia de la República - 2007

Con la focalización e interés en la categoría “familias” como concepto neutro,


podríamos pasar paulatinamente al consabido modelo propio de los años 70
y 80 denominado Mujeres en el Desarrollo y este a su vez venía de superar
el esquema de utilización de la mujer dentro del binomio madre-hijo o madre-
familia de los años 70 y que evitó que el rezago en políticas públicas para la
mujer, especialmente en salud y generación de ingresos fuese nula.

Esta misma tendencia de invisibilización de las mujeres se observó en el


documento propuesto como anexo al documento 2019 donde en el capítulo
“desarrollo humano” están presentes como población la infancia y juventud sin
inclusión de las mujeres Caribe, desconociéndose el indicador propuesto por las
metas del milenio al igual que los indicadores que hoy promueve la Procuraduría
General y que resultan ser un instrumento útil al momento de concertar
políticas públicas. Resalto como un indicador a mejorar especialmente para los
y las funcionarias públicas de planeación, secretarías de programas sociales,
defensorías, personerías y docentes, un conocimiento ampliado del desarrollo
humano ya que muchas veces sus decisiones, negligencias o desconocimientos
no permiten el avance en este campo, por lo que la cualificación del talento
humano institucional es fundamental.
Julia Páez Sanjuán 123

Algunas de las propuestas presentadas y debatidas en el Foro Regional,11 donde


se discutió el informe Visión Colombia 2019, consideró como importante:
• Reconocer que un país es la suma de sus regiones, por lo tanto se deben
consultar sus propias dinámicas y grados de impacto social.
• Tocar más a fondo en la región Caribe el problema de la tierra y no limitarse
a una política de la Reforma Agraria, tal como es promovida en los planes
de desarrollo del gobierno nacional en los últimos años.
• Regresar a estrategias claras de regionalización del sistema de Ciencia y
Tecnología que eliminen la inequidad existente, e impacten positivamente
en la calidad educativa regional, y mejoren la relación sector productivo-
Academia.
• La posibilidad de revivir el Corpes de la Costa Atlántica, organismo adscrito
al Departamento de Planeación que funcionó hasta 1998 y le permitió a la
región elaborar y ejecutar una agenda común de desarrollo en términos de
gestión de macroproyecto, descentralización y transferencias fiscales.

El Desarrollo Humano, entonces, no solo se debe preocupar por la gente como


individuos sino, además, por la forma en que estos interactúan y cooperan entre
sí. Por ello el desarrollo humano reivindica a la sociedad como el ámbito donde
las personas logran el reconocimiento recíproco, y por lo tanto, la realización
de sí mismas, así como la adhesión a una idea común acerca del sentido de
vivir juntos. Y ese gran sentido lo podemos construir a partir del concepto de
sentirnos región. Es en esa relación donde se equilibra la realización de los
sueños individuales con los sueños colectivos, haciendo posible la cohesión
social. La persona alcanza a ser sujeto y beneficiario del desarrollo humano
cuando logra moldear como un logro efectivo su entorno social. De esta relación
se derivan derechos y deberes recíprocos que se encarnan en el ejercicio de la
ciudadanía y la participación social. De allí que el incremento de la calidad de
vida individual tenga como condición previa una mejor calidad de vida social. Por

11
Foro Regional Visión Colombia 2019, realizado el 19 de noviembre de 2005 en la ciudad de
Barranquilla donde se presentó al sector de la academia, dirigentes regionales y organizaciones
de la sociedad civil el borrador de las propuestas de desarrollo que el gobierno nacional
promueve con un ambicioso horizonte al año 2019.
124 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

ello, requerimos dejar de nombrar en singular y hacerlo en conexión, y orientar la


presión, acción y diálogos con los estados y los actores sociales y políticos que
los representan en fortalecer no solo la democracia en sentido neutral y retórico,
sino en “democratizar las ciudadanías”; solo así las personas y las mujeres
como sujetas de derecho en la contemporaneidad habrán tenido un lugar en la
construcción de un pedazo de mundo y no solo una mención en su historia.

Bibliografía

ARELLANO Méndez, Juan y Velasco, Emilio. Conceptos, operación y diná-


micas en la gestión social. Cátedra UNESCO. http.//www. Cátedra ui. Iteso.
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VARGAS, Virginia. Miradas y estrategias políticas feministas en el nuevo milenio.


Ediciones Flora Tristán, agosto, 2006.
Julia Páez Sanjuán 125

PSICOLOGÍA Y GÉNERO:
UNA APUESTA EN LA CONSTRUCCIÓN
DE POLÍTICAS PÚBLICAS SOCIALES1

Julia Páez Sanjuán*

Introducción

El presente documento tiene como base recorrer un camino donde se presenten


los principales elementos conceptuales y algunos metodológicos, referidos
al estudio y aplicación de la categoría género desde una disciplina como la
psicología y el ámbito académico interdisciplinar de las ciencias humanas,
hasta algunas experiencias en contextos de planeación y ejecución de políticas
públicas, basadas en el enfoque de derechos.

Más allá de discernir en el sentido amplio al que nos invita el término, como
profesionales de las ciencias humanas, especialmente de la psicología, es un
intento por colocar en escena académica una temática que con el tratamiento que
amerita una categoría analítica relacionada con paradigmas emergentes, invita
a los estudiantes y a las facultades de psicología a incluirlas en los procesos
donde el rol del psicólogo, especialmente en la psicología social, se involucra
presentando alternativas de solución a problemáticas sociales en nuestra región
Caribe y el país, los cuales hoy más que nunca, requieren de nuevas miradas para
lograr aproximarnos a asuntos del desarrollo tales como los conflictos, la equidad
de género, políticas sociales para jóvenes, mujeres y poblaciones excluidas, todo
esto con un enfoque de desarrollo humano centrado en las personas.

1
Este artículo forma parte de la ponencia presentada en el Primer Congreso Nacional de
Psicología Contemporánea convocado por la Corporación Universitaria de la Costa, CUC, en
la ciudad de Barranquilla, los días 2, 3 y 4 de junio de 2007, en donde la autora participó en
calidad de ponente invitada.
* Psicóloga de la Universidad Nacional, Magíster en Desarrollo Social de la Universidad del
Norte, docente universitaria. Coordinadora en la especialización de Género y Desarrollo
Universidad del Atlántico. Integrante del Grupo de Investigación en Género, Mujer y Cultura.
Ha sido asesora de proyectos en Mujer, Niñez y Familia.
126 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

En la primera parte, se presentan algunos avances teóricos respecto al concepto


de género y el tratamiento y discusión que en la psicología se expone desde
algunos pensadores. En la segunda, se expone la importancia de esta categoría
a la luz de la evolución, relacionada con una cultura basada en el reconocimiento
de derechos, ya que la Psicología Social, como puente articulador entre la
ciencia del sujeto y su interacción con los otros introduce nuevos elementos
en esta relación, marco de principios como el de los derechos humanos. Por
último, se relacionan elementos conceptuales y técnicos de la perspectiva de
género para que sean útiles cuando se diseñan y ejecutan programas sociales
de desarrollo que impacten positivamente a grupos de población, como en el
caso de programas para niñez, mujeres y tercera edad.

1. Psicología y Género

Los Psicólogos de la corriente del aprendizaje social, han relacionado el género


con el proceso de identificación, y en particular la identificación de género con el
proceso mediante el cual el niño adopta las características, creencias, actitudes,
valores y comportamiento de otra persona o de un grupo. Es el proceso de
formación para la vida durante el cual la persona en crecimiento evolutivo
aprende a cumplir un rol en la sociedad, se identifica con ella, desarrolla un
sentido de pertenencia a su grupo y hábitat. La cultura determina el contenido de
la socialización e identificación, y las conductas transmitidas de una generación
a otra, y moldea la interpretación que el niño confiere a sus propios datos y al
universo en el que vive, comenta Bateson2 desde el Psicoanálisis; lo que muestra
un interés de esta disciplina y de sus distintos enfoques3 por saber cómo logran
los niños la identidad de género; es decir, la conciencia y la identificación de sí
mismos como hombres y mujeres. Las primeras explicaciones con respecto a la

2
Bateson citado por Juanita Barreto y otras en la investigación en red llevada a cabo en varias
regiones del país denominada Mujeres, hombres y cambio Social, quien señala el papel de
la cultura en la formación del inconsciente y del niño, mostrando cómo este proceso varía de
manera sustancial de una cultura a otra.
3
Papalia, Diane E. y Wendkos Olds, Rally. Desarrollo Humano, Editorial McGraw-Hill Intera-
mericana S. A., sexta ed., p. 245, Bogotá, 1997.
Julia Páez Sanjuán 127

identificación y a la identidad de género, provienen de la teoría psicoanalítica y de


la teoría del aprendizaje social propuesta por Albert Bandura y otros, y la teoría
cognitiva de Lawrence Kohlberg. Aunque usualmente se utilizan indistintamente
los términos sexo y género, la literatura reciente en Ciencias Sociales distingue
entre estos dos, ya que el concepto sexo se refiere a las diferencias biológicas
entre hombre y mujer, o entre macho y hembra de la especie humana. Se trata
de características naturales, relativamente invariables e inmodificables.

El concepto género alude a la dimensión psicológica y social del sexo, es


decir, a las características atribuidas a los hombres y a las mujeres y a los roles
que estos deben desempeñar en la sociedad.

El concepto género abarca el conjunto de características, oportunidades y


expectativas, que un grupo social asigna a hombres y mujeres, y que estos
asumen como propias.4 Por lo tanto, el género es ante todo una construcción
social, no “natural”, se aprende a “ser mujer o a ser hombre” a lo largo de
un proceso que se inicia en la familia y se continúa en las instituciones de la
sociedad. Esta construcción social presenta variaciones entre las culturas, las
clases sociales, las etnias y los momentos históricos.

La asignación que hace la cultura a hombres y mujeres sobre su ser y su


quehacer, se basa principalmente en diferencias y atributos que se valoran
de manera desigual en la sociedad. Así, las características asignadas a lo
masculino se consideran de mayor valor que las asignadas a lo femenino. Este
ordenamiento jerárquico que han hecho las culturas de lo masculino sobre lo
femenino determina desigualdades entre hombres y mujeres y lleva a la creación
de sistemas sociales no equitativos.5

Es necesario mencionar que el avance o la visibilización de la categoría


género, tuvo que pasar por la discusión respecto si las ciencias habían sido

4
Guzmán Jorge E., y Tobón Mónica. Herramientas para construir equidad entre mujeres y
hombres. GTZ, proyecto Pro Equidad, 1995.
5
Pabón Castilla, Marta Lucía. Planes locales de salud con equidad de género. Proyecto Pro
Equidad - GTZ de la Consejería Presidencial para la Equidad. p. 12. Bogotá, 2000.
128 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

neutrales u objetivas al momento de plantear los asuntos referidos al sujeto


como “subjetividad humana”; de esa manera, pensadores, políticos e ideólogos
en todas las ramas de las humanidades, concibieron al sujeto por antonomasia
como necesariamente masculino.

Tal como menciona Gabriela Castellanos,6 un filósofo tan determinante para


el pensamiento moderno como Kant, al hablarnos del sujeto “hombre” como
sinónimo del ser humano, enfatiza ciertas cualidades que están notoriamente
ausentes de sus concepciones acerca de la mujer. En el texto Observaciones
acerca de lo bello y lo sublime, Kant presupone una multiplicidad de vocaciones
posibles para los varones, a la vez que un único llamado para las mujeres: el
de existir para los otros, y específicamente para los varones significativos de
su entorno: padre, esposo e hijo. En esta idea subyace la descripción de la
educación diferencial que deben recibir ambos. Mientras los varones pueden
escoger entre la ciencia, la filosofía o la poesía, para las mujeres el estudio debe
estar limitado a desarrollar su sensibilidad; el varón, racional, existe para sí, la
mujer tierna y sensible existe para los demás.

En el caso de la psicóloga y filósofa Carol Gilligan7 (1982), algunos de sus trabajos


se orientaron a tratar de demostrar que el enfoque del psicólogo piagetiano
Kohlberg sobre el Desarrollo Moral aunque útil y necesario para entender
cómo vamos logrando a lo largo de nuestras etapas evolutivas el razonamiento
moral, se enfoca hacia valores que, por lo general, son más importantes para
los hombres que para las mujeres, y que no tienen en cuenta los intereses y
perspectivas de mujeres y niñas.

Gilligan sostiene que mientras la sociedad espera que los hombres emitan juicios
firmes e independientes, confía que las mujeres se dediquen a colaborar en el
bienestar de los demás e incluso se sacrifiquen para lograrlo. El principal dilema
moral de una mujer es el conflicto entre ella misma y los demás, un conflicto que

6
Castellanos, Gabriela y Accorsi, Simona. Sujetos femeninos y masculinos. p. 16. Editorial La
manzana de la discordia. Universidad del Valle. Cali, 2002.
7
Papalia, Diane E. y Wendkos Olds Rally. Desarrollo Humano, Editorial McGraw-Hill
Interamericana S. A., sexta ed., p. 278, Bogotá, 1997.
Julia Páez Sanjuán 129

no se refleja en la teoría de Kohlberg ni en los métodos de probarla, trazándose


dos conceptos contrastantes: La moralidad de los derechos de Kohlberg, y la
moralidad de la responsabilidad de Gilligan.

Tenemos entonces, que los roles de género son dinámicos, cambiantes y


susceptibles de transformación, no solo de una época a otra, sino de un grupo
social a otro. El estudio de la realidad social a través de la categoría género, es
lo que constituye el enfoque o la perspectiva de género. Se trata además de
una categoría analítica, de una mirada, una manera de analizar los procesos de
interacción y dinámicas sociales, desde las cuales se hacen visibles diferencias
entre hombres y mujeres.

2. Antecedentes al enfoque de Género

Es indudable que en el avance de este concepto y en su aplicabilidad, surgieron


iniciativas previas en el campo de lo jurídico, la ciencia, los enfoques en el
desarrollo y de los movimientos sociales, que como el feminismo, incluyeron
en su agenda el propósito de continuar mejorando los logros adquiridos por las
mujeres en Occidente, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial.

2.1. El marco jurídico

El reconocimiento de los derechos humanos y el fortalecimiento y puesta en


práctica de una serie de instrumentos legales a nivel mundial para su cumplimiento
en la esfera de la vida práctica de las naciones y los individuos, trajo consigo el
desarrollo de un sistema jurídico internacional como el de las Naciones Unidas,
y con este la firma de una serie de tratados y convenios internacionales para
fomentar y preservar la equidad y la participación de la mujer, firmados por países
como Colombia, siendo los más importantes para el avance de políticas públicas
en equidad de género los siguientes:
- La Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
contra la Mujer, CEDAW (17 de julio de 1980).
- La Convención Interamericana de Belén (1995), para prevenir, sancionar y
130 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

erradicar la violencia contra la mujer.


- Conferencia de Viena sobre Derechos Humanos (1993).

Así mismo, la realización de cumbres mundiales con sus consabidas plataformas


de acción, han constituido mecanismos de presión legal para que en Colombia
empezaran a surgir políticas públicas sociales adecuadas para mejorar la condición
y calidad de vida de mujeres y hombres con una perspectiva de género; por
ejemplo, en el campo de la salud sexual y reproductiva, la violencia intrafamiliar,
la participación de las mujeres en proyectos de desarrollo de los sectores rurales
y en situación de vulnerabilidad, y otros. Cumbres como la de Beijing (China)
en 1995, y la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo del Cairo,
fortalecieron estos procesos; y en Colombia el marco legal propicio fue la nueva
Constitución de 1991.

Para la aplicación de estos instrumentos jurídicos en los últimos 10 años también


han jugado un papel importante las redes de mujeres conformadas a nivel
nacional e internacional, y la institucionalización de la perspectiva de género en
las universidades y grupos de investigación como categoría analítica, así como
la formación de profesionales en estas visiones a través de especializaciones y
maestrías.

Con estos avances académicos, conceptuales y jurídicos, la aplicabilidad del


concepto en instancias gubernamentales y no gubernamentales que despliegan
iniciativas hacia las comunidades, conlleva un análisis de factores facilitadores y
factores que obstaculizan un enfoque de género en la planeación del desarrollo
social, para lo cual la orientación de desarrollo con que se trabaje es crucial.

2.2. El enfoque de Desarrollo

Las posibilidades de un Desarrollo que incluya la sostenibilidad como criterio de


relación con el entorno natural/social, la equidad como criterio de relación entre
las personas, apoyados en una ciencia holística, integradora, que haga énfasis
en tecnologías limpias, de bajo costo y a escala humana, empieza a dejar de ser
una utopía y hace parte de una corriente de pensamiento y las nuevas prácticas
de desarrollo.
Julia Páez Sanjuán 131

La creación de visiones es necesaria para avanzar hacia nuevas perspectivas.


Los seres humanos requerimos de ella para orientar nuestras acciones. Si no
sabemos qué queremos o para dónde vamos, ¿cómo orientar adecuadamente
nuestras decisiones y actuaciones?

La perspectiva de género se inserta de manera adecuada en enfoques de


desarrollo donde los seres humanos cuentan más que los factores de crecimiento
económico, con las siguientes características aplicadas en sus modelos y
metodologías de trabajos:
• Seres humanos como centro del desarrollo, un desarrollo que potencie
las capacidades humanas y amplíe sus oportunidades.
• Seres humanos integrados, con capacidades o necesidades fundamentales
no jerarquizables en, por ejemplo, necesidades básicas y secundarias.
Integralidad de la conciencia humana, del cuerpo con la mente, de lo público
con lo privado.
• Seres humanos flexibles, abiertos al aprendizaje y al cambio. Posibilita
el desarrollo equilibrado de las distintas cualidades humanas y aporta mayor
equilibrio al colectivo.
• Seres humanos que integran los aspectos psicológicos y del entorno
social y político en las prioridades de transformación.

Reconociéndose hoy que el desarrollo lo hacen las personas, las distintas


visiones y modelos de desarrollo se basan en comprensiones que la sociedad
y la cultura tienen del ser humano, de lo femenino y lo masculino, aunque casi
siempre lo hagan de manera implícita. Estas visiones de lo humano y del género
no solamente producen visiones de desarrollo distintas, sino también favorecen
y priorizan avances en las ciencias, opciones y técnicas distintas, y a la hora de
la planeación de los distintos programas y proyectos para las personas, también
permean unos objetivos, metodologías y estrategias.

El género como categoría de análisis aplicada a la investigación, ha producido


conocimiento que muestra cómo, lo que fue visto como algo exclusivamente de
origen natural o innato, está moldeado en la interacción con el entorno natural y
socio/cultural de los seres humanos.
132 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

De esta forma, “La versión cultural que hace corresponder de manera mecánica
y estereotipada al sexo de nacimiento unas identidades y unos roles fijos, es una
versión que genera dinámicas de socialización de separación y fragmentación
entre lo femenino y lo masculino. Una cultura así genera personas fragmentadas,
que deben hipertrofiar el desarrollo de algunas de sus potencialidades al tiempo
que deben reprimir y atrofiar el desarrollo de otras de sus facetas.”8

3. El proceso de planeación con perspectiva de Género

En esta parte del contenido se incluyen algunos elementos básicos de un proceso


de planeación con perspectiva de género, y posteriormente cómo estaría ubicado
en un tema tan sensible para los profesionales de las ciencias sociales y de la
aplicación de políticas públicas, como es el tema de la salud.

Para el caso de la planeación ya definimos conceptualmente la categoría género,


pero igual surge otro concepto como el de equidad, implicado fuertemente con
el anterior y que por lo tanto requiere definirse.

El término equidad hace referencia a valores de justicia social (dimensión moral


y ética) determinados por una sociedad, para valorar o emitir juicios sobre la
justa o injusta distribución de bienes, servicios, o decisiones sobre asignación de
recursos, sean estos tangibles o intangibles.9

La equidad entonces hace referencia al trato diferencial, y en ocasiones


preferencial, que requieren las personas o grupos en razón de su situación
especial de diferencia o desventaja, para garantizar la igualdad en el disfrute
de sus derechos. No todas las diferencias existentes en una sociedad implican
inequidades, más aún, algunas diferencias son deseables. La equidad entonces
invita a una igualdad en términos de oportunidades para todos y todas, y para

8
Díaz González, Olga Sofía. Desarrollo Territorial con Equidad. p. 32. Tercer Mundo Editores.
1996, Bogotá.
9
Castilla Pabón, Marta Lucía. Planes locales de salud con equidad de género. Proyecto Pro
equidad, Consejería Presidencial para la equidad de las mujeres. p. 19, Bogotá, 2000.
Julia Páez Sanjuán 133

esto a veces se requieren acciones afirmativas que promuevan y busquen este


efecto.

En un proceso de planeación con perspectiva de género, también es necesario


tener en cuenta que es un enfoque que aporta principios, conceptos y herramientas,
con el fin de que las políticas, los programas y los proyectos promuevan en su
acción la equidad entre mujeres y hombres. Siendo esto así la planeación debe
tener las siguientes características:
1. La planeación no es solamente un proceso técnico: Debe estar apoyada
en metodologías que consideren la negociación como un asunto central,
que aborden el campo de los intereses estratégicos, cuyo logro requiere una
transformación de los roles de género tradicionales.
2. El conflicto forma parte del proceso de planeación: Se parte de la premisa
que en una sociedad plural hay diversidad de intereses, que frecuentemente
están en conflicto. El enfoque de la planeación con equidad de género,
considera que la planeacion debe encarar el conflicto, y no evadirlo, pues
esta puede enriquecer la planeación y hacerla más efectiva.
3. Siempre la planeación debe involucrar procesos de transformación: El
logro de la equidad de género supone un cambio en las actitudes y en las
formas cotidianas de actuación por parte de los hombres y de las mujeres.
Este es un proceso que se realiza a través de transformaciones sociales de
carácter estructural y en los individuos de carácter actitudinal y cognitivo.

La planeación es ante todo un proceso de aclaración y entendimiento entre


personas que se proponen modificar conjuntamente una situación, “significa
concebir mundos posibles y definir una o varias rutas para acercarse a esa nueva
realidad planteada. Planear es un proceso de organización de sueños, metas
propósitos, acciones y actores, con tiempos, espacios y recursos definidos”.10

3.1. El enfoque de género en salud

El enfoque de género en salud introduce la reflexión sobre la forma en que

10
Arenas, Ana María. Guía de orientaciones para la formulación participativa de proyectos con
perspectiva de género. Proyecto Pro equidad - GTZ, 1999.
134 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

los factores biológicos ligados al sexo y las construcciones socioculturales


ligadas al género, influyen sobre los procesos de salud, enfermedad y atención,
y moldean diferencialmente el acceso a los recursos y a los procesos de
participación en salud, de los hombres y de las mujeres.11 Teniendo en cuenta la
anterior consideración, entonces, el enfoque de género en el tema de la salud
no excluye, pero sí desborda el ámbito fisiológico centrándose en la dialéctica
de las relaciones entre factores biológicos y el medio social, que conducen
a situaciones de desventaja o ventaja relativas para uno de los sexos. Dicha
ventaja o desventaja se puede medir primero en el término de las probabilidades
de mantener la salud o de enfermar o morir, y segundo lugar, en la equidad o
inequidad con que aparecen distribuidos los recursos, las responsabilidades y
las retribuciones en el trabajo en salud.

Asimismo pone presente que las necesidades y los problemas de salud de las
mujeres y los hombres no son solo resultado de procesos biológicos, como
plantea el enfoque biomédico, sino también de formas de comportamientos,
patrones de conducta, ligados al género, el cual configura conductas protectoras
o de riesgo para unos y otras; un buen ejemplo es el caso de la política pública
en salud que existe actualmente en la Secretaría de Equidad para las Mujeres de
la Alcaldía de Medellín, con el fin de combatir un flagelo como el de la anorexia
que está reflejado con imaginarios e ideales acerca de los patrones de belleza
y del cuerpo de las mujeres en una cultura que sobrevalora las curvas en ellas;
otro buen ejemplo es la política en salud sexual y reproductiva que promueve
el uso del condón y otras formas de cuidado y control de natalidad pero que se
encuentra con una serie de imaginarios sociales y percepciones que involucra de
manera distinta a hombres y mujeres.

Es necesario no olvidar que la equidad, para el caso de la salud, implica que


todos deberíamos tener una justa oportunidad de alcanzar su completo potencial
de salud y, más específicamente, que nadie en razón de su sexo, edad, estrato,
etnia, debe estar en desventaja para alcanzar este potencial. Por esto, para
llegar a la equidad en materia de salud, hay que reconocer que diferentes grupos

11
Ibídem.
Julia Páez Sanjuán 135

tienen diferentes necesidades, que deben ser identificadas para poder darles
una respuesta adecuada.

Asumiendo en la práctica lo anterior, entonces la aplicación de la perspectiva de


género en procesos de planeación y prestación de servicios de salud, implica:
• Transformar la comprensión del modelo biomédico sobre los procesos salud-
enfermedad.
• Desagregar los sistemas de información por edad y sexo.
• Documentar permanente y sistemáticamente las inequidades de género en
salud.
• Ampliar y/o readecuar la oferta de servicios según necesidades de los grupos
de población.
• Crear y ampliar los mecanismos de participación social en salud.
• Formar y sensibilizar al talento humano, en el enfoque de género.
• Desarrollar investigaciones que documenten la problemática en salud de
mujeres y hombres.

En el análisis de las condiciones de salud de una población desde el enfoque


de género, el diagnóstico debe describir y examinar de manera diferencial las
condiciones de vida, los problemas y necesidades de salud, los factores protectores
y de riesgo asociados al hecho de ser hombre o mujer, y las inequidades que
determina su situación de salud y las causas de enfermedad y muerte, según
las etapas del ciclo vital y cómo los sistemas de salud deben dar respuestas a
estas necesidades. en este diagnóstico se debe tener en cuenta que algunos
problemas y necesidades en salud obedecen también a aspectos socioculturales,
como los roles que hombres y mujeres desempeñan en la sociedad, implican
diferentes factores de riesgo o protección para su salud.

La categoría analítica género resulta entonces útil al momento de planear


procesos para minimizar efectos en la morbi-mortalidad de situaciones tales
como la violencia intrafamiliar, la situación de salud sexual y reproductiva en
jóvenes, la prevalencia de enfermedades diferenciadas por sexos, tales como:
ciertos tipos de cáncer, el VIH, las enfermedades profesionales, las víctimas
de la violencia socio-política propia del conflicto armado que vive el país; y nos
136 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

ayuda a orientar la prestación de servicios de salud a fin de que respondan a las


necesidades diferentes y específicas de mujeres y hombres, y a la reducción de
inequidades entre ellos.

Cuando en nuestro ejercicio profesional nos comprometemos con la búsqueda


de una mejor calidad de vida para los sujetos, con beneficios para la sociedad
y con el compromiso de mejorar indicadores de desarrollo humano en nuestras
regiones, no solo actuamos conforme al conjunto de valores profesionales que
nos definen, sino que como sujetos éticos nos involucramos en aportarle a la
construcción de una sociedad más incluyente y equitativa y, por lo tanto, a un
mejor país.

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138 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano
Luz Marina Torres Roncallo 139

LENGUAJE, SUBJETIVIDAD
Y GÉNERO

LUZ MARINA TORRES RONCALLO*

Sujeto, ¿Cuál Sujeto?

“Situado en la confluencia de diversas tradiciones (filosófica, lógica y lingüística)


el concepto de sujeto es de difícil manejo y da lugar a múltiples ambigüedades”,1
razón por la cual y solo con el propósito de aproximarnos a una panorámica
acerca de esta compleja categoría, en este texto pretendemos hacer precisiones
muy breves sobre dicha noción.

Etimológicamente “sujeto”2 hace referencia a sometimiento, sujeción. Sin em-


bargo, a la luz de la lógica clásica esta concepción apunta a “sometimiento”
pero a partir de la reflexión y la observación. Desde esta perspectiva el “sujeto
es considerado como aquello de lo que se trata por oposición a lo que se dice
(predicado). Corresponde a la concepción usual en lógica clásica: en ella el sujeto
es situado en un enunciado objetivado y tratado como una magnitud observable,
susceptible de recibir las determinaciones que el discurso le atribuye.”3 Estamos
en presencia, entonces, de un sujeto lógico.

Por otro lado, junto al sujeto lógico, también existen otros. Tal es el caso del

* magíster es Estudios Semiológicos y Magíster en Educación y Filosofía Latinoamericana. Es


profesora adscrita a la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Atlántico, donde ha
tenido a su cargo cátedras de Procesos Semiológicos, Semiótica, Procesos Discursivos, Teorías
Lingüísticas y Representaciones Sociales y Discursivas de Género. Es co-investigadora del
Círculo de Análisis del Discurso –CADIS–, grupo con el cual ha realizado investigaciones sobre
las Interacciones Verbales en la ciudad de Barranquilla. Igualmente es co-investigadora del
Grupo Mujer, Género y Cultura con el que ha realizado investigaciones sobre el Androcentrismo
Discursivo. Así mismo, es integrante del Programa de Estudios del Discurso de Cortesía en
Español –EDICE– y de la Asociación Latinoamericana de Estudios del Discurso –ALED–.
1
greimas, A. (1982). Semiótica. Diccionario Razonado de la Teoría de Lenguaje. Gredos.
Madrid.
2
Corripio, Fernado (1979). Diccionario Etimológico. Bruguera. Barcelona.
3
greimas, A. (1982).
140 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

sujeto filosófico, en franca alusión a un “ser”, a un “principio activo”, capaz no


solo de poseer cualidades, sino también de efectuar actos. Este sentido, según
Greimas,4 también le es conferido en sociología y psicología.

Desde la perspectiva de las ciencias del lenguaje, y siguiendo las afirmaciones


de Patricia Violi,5 quien considera que “cualquier teoría del lenguaje es también
una teoría del sujeto”, ya sea porque se puede considerar como instrumento
para representar el pensamiento o como medio para la interacción comunicativa,
se abordará la noción sujeto lingüístico.

En este orden de ideas, penetrar los territorios del lenguaje con el propósito de
explorar el “sujeto”, implica a su vez apelar a los albores de la lingüística moderna;
y en consecuencia, recurrir al padre de la lingüística científica, Ferdinand De
Saussure.

La propuesta teórica del mencionado autor privilegia la lengua como su objeto


central y único; además de independiente de la actividad del sujeto hablante. Esto
es en realidad la consecuencia de que Saussure haya separado el fenómeno del
lenguaje en dos planos: el social, perceptible en la lengua, y el individual, como
manifestación del habla.

En efecto, de forma simultánea, Saussure relega el ámbito del habla a empiria


cognoscible científicamente solo a través de la lengua. Sin embargo, al sujeto lo
reduce a individuo concreto, por lo tanto, proscrito de sus desarrollos teóricos.
Esto en absoluta consonancia con sus planteamientos sobre los fenómenos del
lenguaje en el que desplegó una lingüística de la lengua, mas no del habla.

Resulta pertinente precisar que para Saussure la lengua constituye un sistema


de clasificación que escapa a la voluntad subjetiva, a la forma explícita de la
subjetividad realizada.

4
Ídem.
5
Violi, Patricia. Sujeto lingüístico y sujeto femenino. En Colaizzi, Giulia, ed. (1990) Feminismo y
Teoría del Discurso. Cátedra, Barcelona.
Luz Marina Torres Roncallo 141

Desde otra perspectiva, y en franca alusión al lugar del sujeto en algunas vertientes
de las teorías del lenguaje, afirmamos que la lingüística chomskiana tiene para él
una responsabilidad especial: concebido en calidad de sujeto cartesiano, por lo
tanto pensante, tiene la capacidad de organizar el lenguaje mediante la facultad
innata. Tangible en términos de competencia lingüística y de soporte sintáctico
como capacidad de producción de frases.

No obstante este sujeto solo piensa pero no habla. Pues solo produce frases
pero no hace parte del proceso de enunciación debido a que este “sujeto soporte
de la síntesis sintáctica está claramente indicada por Chomsky como derivado
del cógito cartesiano, sujeto lógico que se da en el pensamiento y en el acto
de pensar. La determinación principal de la lingüística chomskiana es la de
una estructura lógica profunda y la creatividad lingüística se reduce a la de tipo
sintáctico, es decir, la posibilidad de generar siempre nuevas frases reguladas
por los mismos mecanismos de producción lógica”.6

Aunque el sujeto de la teoría chomskiana está desprovisto de los rasgos de la


subjetividad, sin duda alguna, propicia la apertura para que este se entronice
en otras perspectivas lingüísticas en las que el sujeto constituye un ámbito muy
importante.

En tal dirección se encuentra Emile Benveniste, uno de los más brillantes lingüistas
del siglo XX, quien somete a profundo análisis los aportes saussereanos, para
proveer una verdadera lingüística del habla.

En dicha lingüística destaca el papel del sujeto en el lenguaje, llegando a afirmar


que “el lenguaje no es posible sino porque cada locutor se pone como sujeto
y remite a sí mismo como yo en su discurso. En virtud de ello Yo plantea otra
persona, la que, exterior y todo a Mi se vuelve mi eco al que digo Tu y que me
dice Tu”.7 De igual forma Benveniste8 resalta la articulación del lenguaje con el

6
Ídem.
7
Benveniste, Emil (1979). Problemas de Lingüística General II. Siglo XXI Editores.
8
Ídem.
142 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

sujeto cuando asevera que “es en y por el lenguaje como el hombre se constituye
como sujeto, porque el solo lenguaje funda en realidad, en su realidad que es
la del ser, el concepto de “ego””. “Es ego quien dice ego. Encontramos aquí
el fundamento de la subjetividad que se determina por el estatuto lingüístico
de la persona”. Planteada así la situación, solo con Benveniste se da una real
articulación lenguaje-habla en la que el sujeto queda enganchado mediante la
categoría de la persona, pudiendo emerger al mismo tiempo como sujeto del
discurso, por ende sujeto de la enunciación.

”El ámbito, inmediatamente mencionado, es decir, la enunciación, que constituye


un espacio intermedio funda la nueva lingüística, la lingüística del sujeto.

”En esta línea del desarrollo de las ciencias del lenguaje se inscriben autores
como Patrick Charaudeau, para quien “el lenguaje es un fenómeno humano
global que integra lo social a través de los sujetos que lo utilizan”.9

Los mencionados sujetos de la teoría charaudeana se orientan bajo los avatares


de circunstancias, conveniencias y aspectos socioculturales que hacen de este
sujeto humano un ser sico-social y discursivo a la vez. A estos sujetos se les
endilga la responsabilidad de los procesos de producción e interpretación de la
significación.

Ahora bien, veamos cómo en lo atinente al ámbito de la enunciación Charaudeau


nos advierte de la existencia de “dos tipos de sujetos del lenguaje: por una parte,
los interlocutores, los sujetos que actúan como seres sociales y tienen intenciones
–los cuales nosotros llamamos sujeto comunicante y sujeto interpretante–; por
otra parte los protagonistas, los intra-locutores, los seres o sujetos discursivos,
responsables de su acto de enunciación- los cuales llamamos (sujeto) enunciante
y (sujeto) destinatario”.10

9
Charaudeau, Patrick. Presentación General. En: Análisis del Discurso y sus implicaciones
pedagógicas (1986). Trabajo Colectivo bajo la dirección de Patrick Charaudeau. Universidad
del Valle. Cali, Colombia.
10
Charaudeau, Patrick. Un análisis semiolinguístico del discurso (2005). En Revista Polifonía
No. 5-6, Universidad del Atlántico. Traducción de Julio Escamilla Morales.
Luz Marina Torres Roncallo 143

Tal como se puede apreciar, en el plano de la enunciación se produce un


desdoblamiento, explicado en los siguientes términos: quien se adjudica un
proyecto comunicativo, en su condición de YO comunicante* puede asumir
distintos roles, en calidad de YO enunciante.** Cabe anotar que este YO se
reserva el derecho de erigir a un o una semejante TU como su interlocutor o
interlocutora, en otras palabras, a un(a) destinatario(a)*** Sin embargo, dadas
las circunstancias internas y externas este TU, se convierte en interpretante.****
En síntesis, el Sujeto que nos propone Charaudeau es un ser humano capaz de
interactuar con sus semejantes mediante procesos discursivos.

Ahora bien, si exploramos desde otras vertientes, Edgar Morin,11 por su parte,
nos propone la sugerente noción de individuo-sujeto que implica a la vez
autonomía e independencia en el marco de la constitución en la que el individuo
tiene cualidades propias, en particular el lenguaje y la cultura, pero a la vez
“Esas mismas cualidades retroactuan sobre los individuos desde que nacen
al mundo, dándole lenguaje, cultura, etc”.12 En este sentido el individuo es
algo incierto. Es todo y nada. Es autonomía, pero extremadamente relativa y
compleja. La noción de sujeto supone la autonomía/dependencia del individuo.
Pero igual la de ser computante, entendido como el ser que se ocupa de signos,
de índices, de datos, y a través de estos trata con su mundo interno así como
con el exterior, permitiendo al sujeto la constitución del sí mismo, de la identidad.
Simultáneamente al sujeto le es concomitante la propiedad inclusión/exclusión:
Así por ejemplo: “cualquiera puede decir YO, pero nadie puede decirlo por mí.
Sin embargo podemos integrar nuestra subjetividad personal en una subjetividad
más colectiva: “nosotros”.13 O en el caso de la intercomunicación con el o la
semejante que nos muestra una auténtica inclusión a la vez que una exclusión.
Estos aspectos se conjugan en el juego dialéctico del desarrollo superior del

* Es el ser sico-social, o ser de la vida real.


** Es el ser construido discursivamente, es decir, el ser de palabra.
*** Es el ser construido discursivamente por el YO y a quien va dirigido por cuenta del YO el
proyecto comunicativo.
**** Es el ser sico-social responsable del proceso de interpretación.
11
Morin, Edgar. (1998). La noción de sujeto. En: Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad. Dora
Fried. Comp. Paidós. Argentina.
12
Ídem.
13
Ídem.
144 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

sujeto por medio del aparato neurocerebral permitiendo que aflore la subjetividad.
“Es decir tenemos un sujeto cerebral que es un sujeto en el acto mismo de
la percepción, de la representación, de la decisión, del comportamiento (...) al
unísono ligado a la emoción, a los sentimientos (...).”14 En fin, a la subjetividad,
mediante otros ámbitos como el lenguaje y la cultura, aspectos exclusivos del
sujeto humano. Asunto este último que le permite tomar conciencia de sí mismo
a través de la autorreferencia y reflexividad. Esto es lo que constituye el aspecto
fundante de la subjetividad humana.

Del sujeto a la subjetividad

La ciencia clásica escinde el mundo entre objetivo e intuitivo. Tal bipartición


obedece al interés científico de establecer distancia entre el objeto cognoscible y
sujeto cognoscente. Especialmente porque se considera que el sujeto puede con
su sensibilidad e intuición afectar el objeto de estudio, y por ende, los resultados
investigativos. Se plantea entonces una clara oposición sujeto/objeto.

Desde otra perspectiva, según Morin,15 pero similar en cuanto a discriminación


hacia el sujeto, se encuentran muchas filosofías y metafísicas en las que se le
confunde con lo superior, el alma o parte divina. Otro tanto ocurre en algunas
disciplinas científicas, en las que se le considera como simple determinismo de
orden físico, biológico, sociológico o cultural.

No obstante, en contraposición a las anteriores consideraciones, el cógito


cartesiano emerge como fundante de la verdad, de toda la verdad posible. Tal
es el sentido en el que apuntan algunas vertientes de las ciencias del lenguaje
de final de presente siglo, especialmente la lingüística textual y discursiva, la
semiótica y la literatura, que retienen para el sujeto un espacio privilegiado.
Bajo la consideración de que “el sujeto solamente se puede expresar dentro del
lenguaje y el lenguaje no puede constituirse sin un sujeto que lo haga existir”.16
He ahí una auténtica complicidad entre sujeto y lenguaje.

14
Ídem.
15
Ídem.
16
Violi, Patricia. Romper estereotipos. En Perspectivas No. 5. Enero-Marzo 1997. Isis
Internacional.
Luz Marina Torres Roncallo 145

Este asunto nos permite comprender con mayor claridad y asumir el lenguaje
como campo de análisis primordial, por constituir punto de articulación entre
representaciones subjetivas e ideología, debido a que el lenguaje es más que
palabras porque comunica nuestros pensamientos y da forma a nuestras ideas,
refleja las tradiciones y las estructuras socioculturales.

El lenguaje se convierte, por lo tanto, en un ámbito desde el cual se pueden


desentrañar fenómenos que expliquen, por ejemplo, por qué el sujeto ha hecho
de su estatus por demás distinguido, una apropiación inadecuada. Este sujeto
con su postura androcéntrica que “ha ordenado el mundo a imagen y semejanza
del hombre, a la medida del hombre, al servicio del hombre y ha hecho de este
hombre un genérico universal, que aunque excluye a todas las demás criaturas
y seres habla en sus nombres”.17 En fin, se ha apropiado hasta de las estructuras
gramaticales para hablar en nombre de todos los seres, tal como sucede en el
caso de la lengua española, que a pesar de ofrecer lexemas identificadores de
género masculino o femenino, en presencia simultánea de seres femeninos y
masculinos se generaliza a partir de lo masculino.

Sin duda alguna, ese sujeto unitario, universal, autodeterminado y enunciador de


la verdad androcéntrica merece ser cuestionado.18 Por eso no ha de extrañarnos
el constante desplazamiento, en los últimos tiempos, del interrogante ¿Quién
soy? Por los de ¿Desde dónde hablo?; ¿Quién habla cuando yo hablo? O
¿Quién habla a través de mí? “Es decir, desde qué posición de sujeto actúo
en determinado contexto, lo que implica haber aceptado la multiplicidad de
posiciones desde las cuales los sujetos se conforman y por ende sus posibles
tensiones y contradicciones.19 Es decir, estamos ad portas de una necesidad:
sujeto responsable de decisiones y capaz de transformaciones.

Lenguaje y género

La lengua es una de las más auténticas manifestaciones de la cultura. Por igual,

17
Sexismo y educación. Guía para la producción de textos escolares no sexistas. Unicef -
Presidencia de la República.
18
Ídem.
19
Bonder, Gloria (1999). Género y Subjetividad: Avatares de una relación no evidente. En Género
y Epistemología. Lorn Ediciones. Santiago de Chile.
146 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

le sirve de fundamento ya que toda reflexión o pensamiento sobre cualquier


forma de cultura pasa por el lenguaje. Bien lo afirma Sebastià Serrano20 cuando
nos dice que el dominio de la reflexión es un dominio lingüístico.

Reflexionemos entonces acerca de la articulación entre el lenguaje y el género,


teniendo en cuenta que la categoría género a la que aquí se hace referencia
está concebida, de acuerdo con Magdalena León, como una entidad analítica
que incluye pero trasciende la definición biológica de sexo y ubica a hombres
y mujeres como categorías de análisis socialmente construidas. Por lo tanto,
se le considera como un modo de referirse a la organización social de las
relaciones entre sexos, más concretamente, la convergencia del sexo biológico
con el género social. En virtud de lo anterior, podemos establecer la articulación
entre el sexo biológico y el género social. De esta conjunción retenemos la
categoría género como una red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes,
sentimientos, valores, conductas y actividades que diferencian a hombres y
mujeres, convirtiéndose el asunto en un complejo constructo. En realidad, la
relación del lenguaje con el género se presenta como una relación mediatizada
por las actividades, los conceptos y las expectativas sociales. De acuerdo con
Florence Thomas,21 “tal vez, lo primero que se debe recordar es que el lenguaje
además de ser una extraordinaria herramienta para interactuar humanamente,
o sea un sistema de signos con sus reglas de una asombrosa complejidad que
ni siquiera hemos terminado de entender del todo, es, al mismo tiempo, un
aparato de construcción y de representación de la realidad y por consiguiente
de acción sobre ella por medio de elaboraciones simbólicas”. Por otro lado, es
válido advertir que, teniendo en cuenta las anteriores apreciaciones, no se puede
ignorar que el tamiz por el cual pasan aspectos fundamentales de mujeres y
hombres está indeleblemente coloreado por una perceptible huella de género.
La muestra fehaciente de normas y leyes estatuídas y consagradas en los más
diversos documentos sistemáticamente “olvidan”, “desconocen”, o sencillamente
“no reconocen”, la existencia de la gran mayoría de la población: las mujeres.

20
Serrano, Sebastià (1980). Signo, Lengua y Cultura. Anagrama. Barcelona.
21
Citada en el texto Sexismo y educación. Guía para la producción de textos escolares no
sexistas. Unicef - Presidencia de la República, página No. 41.
Luz Marina Torres Roncallo 147

Esto indudablemente en favor de la preservación de la auto-imagen masculina.


Entre otras tangibles en términos de lenguaje verbal o no verbal.

He ahí razones importantes que justifican tener en cuenta el ámbito de los


lenguajes como ejes fundamentales en la formación y cualificación de todo ser
humano.

Por lo tanto, la perspectiva semiótica-discursiva que accede a un exhaustivo


examen de la articulación lenguaje-género permite desenmascarar el envolven-
te lenguaje que presenta a las mujeres como un epígono de la polifonía
masculina.

Esta perspectiva permite entender y poner en escena cómo el desarrollo hu-


mano, en lo concerniente al ámbito de lo femenino en cuanto a la dinámica
comunicativa, se ha visto seriamente atrofiada por razones de manipulación,
marginamiento, desinformación e ideologías, entre otras, obstaculizando así la
interacción equitativa en el mundo social, económico, cultural, artístico, lúdico,
etc.

Se pretende, entonces, ganar espacios fundamentales para el reconocimiento


y la construcción de seres sico-sociales que se afirmen en lo propio, pero
reconociéndose en la diferencia.

Ese espacio fundamental del que antes se ha hecho mención lo ocupa la


comunicación, y por ende los lenguajes ya sea verbal o no verbal. Estos como
medios por los que se transmiten y construyen pensamientos, sentimientos,
costumbres, etc., se convierten en acicates importantes desde los cuales se
introyectan y proyectan la forma de vivir y pensar de la comunidad, y de la
sociedad. Razón por la que consideramos, junto con Jesús Martín Barbero,22
que los procesos de comunicación comienzan a ser mirados como escenario de
transformación de la sensibilidad, de la percepción social, de las sensibilidades

22
Martín Barbero, Jesús y Germán, Rey. Los ejercicios del ver. Hegemonía audiovisual y ficción
televisiva. Barcelona. Gedisa, 1999.
148 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

sociales (...) reubicar la mirada en torno a las transformaciones de la experiencia


social, las transformaciones de la vida cotidiana de los modos de sentir, de ver,
de conocer, de congregarse.

Por lo tanto, si compartimos las apreciaciones de Barbero, junto con la afirmación


de Sebastià Serrano de que: “La cultura es mi espacio de comunicación”, resulta
plenamente válido incursionar en el ámbito de la comunicación para desde ahí
propiciar cambios de orden instrumental, que a la vez se reflejen en cambios
de orden real y pragmático que se permeen en la cultura. En la que la identidad
de género sea reconocida como un eslabón necesario desde el cual se puedan
alentar procesos que coadyuven al auto-reconocimiento y el reconocimiento de
los y las demás. Una de las formas más auténticas con las que cuentan los seres
humanos para tal caso es el lenguaje.

A través del mecanismo del lenguaje, más concretamente de su realización


individual por parte de sus hablantes, es decir, por el habla, se pone en escena el
fenómeno de la subjetividad, por medio de la enunciación como fuente primaria
de su uso.

Se necesita entonces que el ámbito femenino recupere los espacios arrebatados


por el envolvente lenguaje masculino. Que se deje percibir de manera efectiva
en los procesos de enunciación y comunicación. Que no siga aceptando la
genericidad masculina como forma de ponerse en evidencia ante las demás
personas, debido a que esta, de acuerdo con Violi23 “en vez de presentarnos
dos sujetos autónomos y diferenciados, sin que uno de ellos pueda reducirse
a la negación del otro, el lenguaje y la cultura dan la palabra a un solo sujeto,
aparentemente neutro y universal, pero masculino en realidad, al que someten
toda diferencia como su simétrico adversario. La diferencia sexual allí donde
aparezca está tan reducida a la caricatura de sí misma es tan incapaz de liberar
sus capacidades creativas porque no puede reflejar dos objetos”.

El espacio del que antes se ha hecho mención urge de su rescate para dinamizarlo

23
Violi, Patricia. Op. cit.
Luz Marina Torres Roncallo 149

y completarlo con la presencia de seres femeninos. Ese primer reconocimiento


se logra justamente, como se dijo antes, a través del lenguaje.

El trabajo inmediato exige que la enunciación en la que intervengan voces


femeninas no se presente como un reflejo y proyección de la genericidad
masculina. Se necesita la presencia explícita de marcas genéricas en las
huellas discursivas que den testimonio de la real existencia de la otra franja de
la población en el anonimato: la mujer.

Lograr lo anterior no solo es cuestión de audición, es más de alocución, pues


sin ella no hay interlocución válida. Es perentorio que las voces femeninas se
hagan escuchar de forma real, mas no involucradas en una generalización de
carácter androcéntrica. Por lo tanto, la necesidad de revisar huellas discursivas
que marquen la presencia femenina de manera enmascarada es urgente. O para
decirlo en palabras de Isabel Santacruz, al referirse al ámbito de la igualdad
entre humanos, que esta solo se da si entre otros aspectos se pone en evidencia
una auténtica equifonía, “es decir, la posibilidad de emitir una voz que sea
escuchada y considerada como portadora de significado y de verdad y goce en
consecuencia de credibilidad”. En otras palabras que permita ganar un espacio
fundamental de reconocimiento.

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Isis Internacional.
Emma Tilano Vitali, Elizabeth Unamuno Sotomayor 151

LA FORMACIÓN CON ENFOQUE DE GÉNERO


EN LA ISLA BARÚ

EMMA TILANO VITALI


ELIZABETH UNAMUNO SOTOMAYOR

Barú, siendo una isla de encanto por su belleza y relaciones socioculturales,


provista de demandas socioeconómicas por la población desprotegida, es
catalogada como una de las zonas más pobres del país. Posee además ofertas
ambientales y turísticas donde hombres y mujeres conviven bajo relaciones
basadas en estereotipos sexuales con sesgos que generan discriminación,
exclusión y perpetúan una sociedad menos justa.

Barú, isla ubicada en el departamento de Bolívar con 4.250 habitantes según


censo del 2006, cuenta con una sola institución educativa donde se forma la
niñez de esa población, quienes a la fecha de la investigación desarrollaban un
Proyecto educativo institucional basado en discriminaciones, de manera que se
alimentaba la vocación científica, deportiva y competitiva de los niños, en tanto
que en las niñas se cultivaban más las áreas de humanidades, manualidades y
se les promovía lo relacionado con los servicios sociales. El Proyecto Educativo
Institucional (PEI) fue cambiado a partir de los elementos que ofreció esta
investigación.

La experiencia vivida de manera muy gratificante como investigadoras en


esta institución educativa, llamada Luis Felipe Cabrera, es administrada por la
fundación Fe y Alegría, con 1.059 estudiantes en los programas de educación
Básica, media técnica y educación para adultos, dividido entre 544 hombres y
515 mujeres.

La iniciativa de elaborar una propuesta coeducativa que reorientara el Proyecto


Educativo Institucional, PEI, buscaba gestar un proceso de formación integral a
su cuerpo docente, planteaba mejorar las relaciones de género en la comunidad
y por ende la búsqueda de una sociedad más justa y equitativa.
152 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Esta investigación mostró en su proceso de sondeos, entrevistas, talleres y


observación participante cómo las mujeres baruleras, siempre estaban en
situación de desventaja con relación a los hombres en los distintos
espacios de la vida escolar y de la vida comunitaria, convirtiéndose esta en
la pregunta problema que guió la investigación.

En Colombia, al igual que en otros países del mundo, el trato desigual a niños y
niñas sustentado en el estereotipo de la diferencia sexual, pone en desventaja
un género con relación al otro; cabe anotar que en investigaciones en educación,
Zenaida Porras afirma que “la escuela produce y reproduce todo lo que en
la sociedad ocurre”.1 Esta situación se confirma si revisamos las escuelas del
siglo XX, donde el modelo educativo estaba basado en el respeto, la autoridad,
y se enseñaba el bordado, el latín, cocina y buenas maneras; sin embargo, lo
que queremos destacar es que la escuela no solo es el resultado de un tipo de
sociedad, las distintas sociedades son y han sido del tipo de escuela que han
tenido.

La investigación plantea que deben existir cambios al interior de la escuela, donde


se reconozcan las diferencias y se reivindique la igualdad desde un modelo
coeducativo que apunte a la abolición de las diferencias en razón del sexo. Estos
cambios deben llegar a las familias, al barrio, a los medios de difusión locales y
regionales.

La coeducación, definida como “Un proceso intencionado de intervención”, por


medio del cual se potencia el desarrollo integral de niños y niñas, suprimiendo
una construcción social enfrentada entre los sexos, se constituye un horizonte
hacia la construcción de espacios de igualdad de oportunidades y de respeto e
integración de las diferencias entre hombres y mujeres.2

Plantear un modelo coeducativo implica el reconocimiento de las discriminaciones


por género, su origen y cómo se reproducen a través de la historia personal,

1
Porras, Zenaida y otras. Mi mamá me mima, mi papa fuma pipa, Compilación. Presidencia de
la República, Dirección Nacional para la Equidad de la Mujer, Bogotá, 1995.
2
Acuña, F. S., Cremades, M. A., Álvarez, R. C., y otras. Coeducación y tiempo libre, Editorial
Popular S.A., Madrid, 1995.
Emma Tilano Vitali, Elizabeth Unamuno Sotomayor 153

familiar, escolar y cultural; la construcción de la identidad y de género, como el


desarrollo del auto concepto al margen de los estereotipos sexistas imperantes;
la eliminación de los sesgos sexistas, tanto en el currículo explícito como en
el currículo oculto, la promoción de cambio actitudinal del profesorado hacia el
respeto de las diferencias entre los sexos, que tanto niños y niñas se identifiquen
como sujetos históricos y reconozcan sus aportes al proceso de construcción
cultural, considerando la experiencia de vida de cada hombre y mujer como un
legado para las generaciones posteriores.

Una vez el proceso de investigación avanzaba, la propuesta de replantear los


modelos educativos reinantes esbozaba la posibilidad de construir un entorno
con diversidad y riqueza que permitiera que la individualidad de cada niña y
niño se desarrollara integralmente, y la preocupación por los demás, mediante
acciones que muestren ejemplo, sea patrimonio de la sociedad.

La intención de esta experiencia plantea que solo se transforman las acciones


sexistas desfavorables en el proceso de desarrollo integral de la niñez, cuando
se logran resignificar los modelos educativos. La escuela, como espacio de
formación integral, es propicia para socializar las diferentes formas de ser
mujeres y ser hombres, porque desde allí se logran nuevas formas de relación
entre los géneros, experiencia significativa que sirve para construir modelos que
puedan ser revisados, validados y replicados a otras regiones del país a través
de una escuela pensada desde la coeducación y equidad de género.

El proceso de revisión del Proyecto Educativo Institucional (PEI) de la escuela, al


igual que en las estrategias y actividades de la investigación, se realizó con una
metodología lúdica participativa utilizando herramientas y técnicas apropiadas
(juegos de roles, entrevistas, libretas de campo, revisión bibliográfica, lecturas
interpretativas, dibujos); vinculando a un 100% de los docentes, un 10% de la
población estudiantil de los grados 6º, 7º, 8º y 9º; y un 20% la participación de
madres y padres de familias, ajustando estas al enfoque epistemológico crítico
social, ya que se pretendió desde su teoría interpretar una práctica social donde
los actores y actoras, a través de un proceso de desarrollo humano, participativo y
reflexivo, puedan transformar sus vidas actuales en agentes sociales de cambios
individuales y colectivos. La investigación arrojó los siguientes resultados:
154 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Un denominador común en los PEI de los centros educativos, confrontando


experiencias de otras regiones destacándose que la mayor preocupación del
diseño de estos, es dar respuesta a la ampliación de cobertura; por otro lado
satisfacer necesidades, como agua potable, transporte, dotación e infraestructura.
En el caso del proceso investigativo, coinciden las miradas, pero acá se ve la
necesidad de adoptar un énfasis técnico en hotelería y turismo como respuesta
al gran fenómeno de desempleo, considerando que existe un gran mercado en
la región que con un buen marketing puede ser un renglón de la economía muy
significativo para esta localidad.

Existen por otro lado, aspectos que influyen directa e indirectamente en el


proceso educativo, como es el desconocimiento de la importancia e influencia
de la familia, la cultura, la adolescencia, entre otros. Según la investigación solo
se quiere responder a necesidades administrativas planteadas por el Ministerio
de Educación Nacional,
como lo establece
el Decreto 2343, y
sus lineamientos cu-
rriculares, además a los
proyectos pedagógicos
obligatorios (educación
sexual, medio ambien-
te, valores, democracia
y demás). Estos linea-
mientos solo presentan
la importancia de la par-
ticipación, aunque no
definen los mecanismos
ni los espacios para
realizarse.

Estudiantes de Barú
en talleres sobre género
Emma Tilano Vitali, Elizabeth Unamuno Sotomayor 155

Muestra muy interesante dado el proceso de confrontación de los insumos de


información primaria, entrevistas, talleres y mesas de trabajo con docentes y la
población estudiantil frente a la incidencia de la práctica pedagógica en la formación
del género que soñamos, respondieron así a las preguntas realizadas:

En la práctica pedagógica con referencia al PEI de su escuela, ustedes


como docentes ¿qué aportes dan al ideal de ser mujer u hombre? Ante esta
pregunta planteaban que estos aportes estaban determinados por la participación
de los y las estudiantes en áreas de su interés para que, a través de las acciones
ejecutadas en cada proyecto, vayan alcanzando niveles más elevados de su
realización y se vayan descubriendo como personas valiosas. con relación al uso
y acceso a los mecanismos de participación (ejemplo, elección de personería),
exponían que motivaban a la población estudiantil de igual forma; aunque la
participación femenina ha mejorado, aún falta sensibilización a la necesidad
de empoderamiento de las mismas, apuntaban que el aporte más significativo
que hacían era en el área de ética y valores “la construcción para la equidad,
se evidencia en los distintos espacios de la convivencia, esos valores que es
necesario encarnar en cada una de las personas para lograr una relación más
justa entre hombres y mujeres como es el respeto, la participación igualitaria, la
justicia y la autoconciencia entre otros.”

¿Cómo no le aportan y qué sugieren para mejorar? La mayoría expresó que


los proyectos deben desarrollarse en un tiempo y espacios determinados, lo que
impide la participación masiva de los estudiantes, además son tantas las áreas
de trabajo que el año termina cargado de actividades y con poco tiempo para
reflexionar sobre los aprendizajes que dejan los mismos. con relación al desarrollo
de los planes, se estructuran desde criterios netamente académicos y científicos;
se muestra dificultad de organizar estos planes desde perspectivas diferentes,
llámese “metodología de proyectos”, “ejes o tópicos generadores”, o cualquier
otro nombre; reflexionaban que la preocupación primordial de la docencia giraba
en torno al “qué” y al “cómo enseñar”, más que al “quiénes enseñar”. Sugerían
la importancia de incorporar proyectos de interés con metodología participativa,
promovidos desde la convivencia como espacio generador de cambios al interior
de la escuela, que transversalice los procesos coeducativos.
156 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Un aspecto relevante que ameritó debate entre docentes sujetos de la investigación


e investigadoras, fue en el momento en que se desarrolló un análisis del impacto
de las actividades en las aulas de clases (metodología, actitud, estrategias). por
otro lado, se revisaron los contenidos de los textos, encontrándose que estos son
pocos actualizados con relación a la perspectiva de género, las mujeres como
actoras siguen siendo invisibilizadas en las distintas ramas del saber, y en este
sentido la escuela, como escenario productor de conocimiento y pensamiento,
sigue siendo reproductora de la cosmovisión androcéntrica del mundo.

En el aspecto relacionado al sentir de los jóvenes, niños y niñas con lo femenino,


se encuentra que la definen como sinónimo de fragilidad, lo doméstico, lo amoroso
y lo reproductivo. Ignoran en sus respuestas el rol productivo. Estudiantes, por
ejemplo, en un taller de identidad contestaban: “las mujeres cocinan, lavan, son
sensibles, trabajan suave, y tienen derecho a trabajar; los hombres llevan la
plata, son más fuertes, son más trabajadores y tienen derecho a ser alguien”. Se
desconfía de las capacidades de ellas. No obstante, en la práctica la participación
de ellas en lo productivo puede ser mayor o en igual medida que la de los hombres.
La mujer es quien asume el cuidado y el sostenimiento de la descendencia ante
la indiferencia paterna, alimentada por costumbres machistas. Se escuchan
expresiones como “los hijos son pa’las mujeres”, “yo tengo mi gallo suelto,
amarren sus pollitas”, entre otras, ilustrativas de los imaginarios de género que la
comunidad valida y que se traducen en discriminación femenina y, la validación
de la promiscuidad masculina como algo inherente al ser hombre.

Otro de los aspectos que vale la pena resaltar fue que esta investigación visibilizó
los diferentes quehaceres de mujeres y hombres que están enmarcados en
esquemas sexistas, donde se evidencian desventajas en las mujeres con
relación a los hombres en espacios laborales como la pesca y la agricultura.
La participación de las mujeres se reduce solo al 20%, mientras que el hombre
ocupa el 80%, pero en espacios como la comercialización y la industria turística
la mujer alcanza un 60% de la participación.

En los encuentros con la comunidad se pudo constatar que los hogares se articulan
alrededor de la mujer, debido a que ellas deben asumir la responsabilidad y
Emma Tilano Vitali, Elizabeth Unamuno Sotomayor 157

el cuidado de la familia ante la ausencia del padre o del compañero: de las


30 mujeres entrevistadas, un 85% se autorreconoce como mujeres cabeza de
familia, es decir, que velan y proveen los recursos necesarios para la familia;
un 30% de estas comparten su compañero con otra mujer y solo un 15% de las
entrevistadas manifiesta vivir con un compañero estable con un solo hogar.

Los datos anteriores ponen de manifiesto el marcado machismo que se traduce en


una objetivación de la mujer, reducida a instrumento de uso masculino y valorada
por su rol reproductivo; pero además se manifiesta una forma de abandono hacia
los hijos e hijas que crecen con una concepción androcéntrica de las relaciones
familiares y en una forma de pobreza femenina, pues es ella quien menos puede
disponer de recursos para la satisfacción de sus necesidades personales. Su
realización como persona queda ligada al bienestar de su familia, negando la
construcción de la propia autoestima y validando esta forma de ser y existir con
algo de la ética del sacrificio. La “buena mujer” es aquella que sufre, que espera,
que da, que ama incondicionalmente.

No obstante lo anterior, los hombres sufren privación como consecuencia de la


cultura machista predominante, pierden la posibilidad de disfrutar del afecto, la
ternura y la sensación de estabilidad que ofrece una familia.

Las situaciones antes descritas no afirman que las personas nativas de Barú
vivan esta situación y la disfruten, solo que sus aspectos culturales les hacen
tolerar algunas situaciones y antes de la investigación y talleres, en especial las
mujeres, no percibían en un inicio la realidad descrita antes como problemática,
ignorando la discriminación que viven tanto mujeres, niños, niñas y hombres.

En Barú la cultura legitima un enfoque sexista, evidenciada en la manera de


comunicarse, de sus conversaciones, de sus pinturas y artesanías, incluso de
sus canciones. Cabe anotar que la champeta es el ritmo preferido y que las letras
de esta música que tararea la niñez posee un alto contenido sexista.

Situación de la equidad de género en Barú

Las relaciones de género y la búsqueda de la equidad están determinadas por


158 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

la sociedad o cultura, según procesos ideológicos, históricos, religiosos, étnicos,


económicos y culturales; es decir, las relaciones de género son dinámicas y
susceptibles de ser transformadas en espacios como en la escuela.

Al hablar de género no podemos perder de vista el carácter relacional de esta


categoría, lo que implica que no solo debemos abordar la situación de las mujeres
sino, en general, los sistemas de diferenciación por género que afectan tanto a
las mujeres como a los hombres. Desde esta perspectiva podremos comprender
si para un grupo social determinado, las relaciones son de subordinación o
equidad.3

La investigación facilitó hacer un análisis en referencia a la categoría de equidad


de género en Barú, y esta tiene como punto de partida el hecho de que el género
es una categoría que busca compartir e identificar estrategias que permitan
demostrar los alcances del desarrollo de una población; se busca replantear
asignaciones de ser, sentir y actuar por el resultado de construcciones sociales
permeadas por los ámbitos simbólicos de la cultura.

Se evidencian en este proceso las diferencias entre hombres, mujeres, etnias,


culturas, niños y niñas para reconocer las inequidades existentes en una sociedad.4
Para alimentar la propuesta, se analizaron otras situaciones pertinentes:

Actividades socio-económicas de la comunidad de Barú

Las actividades económicas predominantes en la isla giran en torno a la pesca,


la artesanía y el turismo. Estas labores se asignaban tradicionalmente a los
hombres; sin embargo, las mujeres han ido incursionando en estos espacios,
dadas las necesidades económicas de las familias y la responsabilidad de asumir
solas las riendas de un hogar. la niñez aporta una valiosa cuota de trabajo en la
elaboración de artesanías, así como en su distribución.

3
Pro Equidad Herramientas para construir equidad entre hombres y mujeres (Elaborado por M.
Tobón y J. Guzmán) Santa Fe de Bogotá, 1995.
4
Ídem.
Emma Tilano Vitali, Elizabeth Unamuno Sotomayor 159

La pesca es en su mayoría desarrollada por hombres, no obstante las mujeres


participan de ella no solo como pescadoras, sino como comercializadoras del
producto con los mayoristas de Cartagena o hacia los consumidores nativos y
del entorno.

Vida comunitaria de las mujeres

En la vida comunitaria las mujeres se constituyen en la base de las organizaciones


existentes pues en comunidad participan en la junta de acción comunal, consejo
de padres y madres de familia. Por otro lado, la comunidad cuenta con otros
grupos conformados alrededor de diversas actividades e intereses, algunos
de ellos son: Asociación de Madres Comunitarias, Asociación de Pescadores,
Asociación de Artesanos, Asociación de Comerciantes, Asociación de Mujeres
en Acción, Grupo de la Tercera Edad, Grupo de Catequistas; los grupos juveniles
están en formación.

Las mujeres entrevistadas promueven acciones de desarrollo comunitario, son


agentes dinamizadoras del mismo y están involucradas en las actividades que
buscan el mejoramiento de la calidad de vida de la isla; sin embargo, esto no
significa que ellas tengan el control y la toma de decisiones en las actividades
que realizan, pues estas no se manifiestan en equidad de género.

El sentir de la comunidad educativa

En la práctica cotidiana el sentir de la población plantea las relaciones de género


manejadas con gran dificultad; además se evidencia en las vivencias de los y las
estudiantes y de la comunidad educativa en general. esta situación se constató
con la observación directa a los niños y niñas en su convivencia diaria, a través
de la información que suministran los docentes desde su lugar, cómo perciben el
problema de la inequidad.

En los encuentros con docentes se dieron insumos básicos para la sistematización


del trabajo, la comunidad barulera vive y expresa su masculinidad y su feminidad,
con reacciones que quedaron expresadas de la siguiente manera:
160 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

Talleres de sensibilización de género con adolescentes

• Ser hombre o mujer en Barú está determinado por la tradición que se


transmite de generación en generación. En algunos despierta desacuerdo
pero se respeta y se acepta como algo cultural.
• Los roles determinan la vivencia de la masculinidad y la feminidad.
• Los roles son condicionantes de la construcción de la identidad, se practica
y se acepta que sea el hombre quien tome la iniciativa en las relaciones.
• El rol de la mujer se visualiza vinculada al ámbito de lo privado y lo
reproductivo.
• Las actitudes de los hombres predominan como machistas, se desconocen
las mujeres, no las valoran.
• Las mujeres se muestran a la defensiva, son bruscas y agresivas aún más
que los propios hombres, según algunos docentes.
• La agresividad es un elemento que caracteriza las relaciones entre hombres
y mujeres; los juegos de los jóvenes e infantes casi siempre llevan incluidos
golpes y agresiones verbales.
• Las relaciones de pareja tienen una sombra de maltrato mutuo y las
relaciones ocasionales suelen terminar también violentamente.
• La comunidad valida las libertades ilimitadas para la juventud, con conse-
cuencia en algunos casos negativos (embarazos, víctimas de abortos, de
negación de paternidades, deserción escolar y de otros proyectos de vida).
• El trato agresivo entre mujeres y las rivalidades se dan entre los distintos
grupos de edades, niñas, adolescentes y adultas.
Emma Tilano Vitali, Elizabeth Unamuno Sotomayor 161

• En los hombres se percibe una marcada tendencia a la heterosexualidad.


• Las mujeres se someten a la pareja, y la infidelidad femenina se sanciona
moralmente. La infidelidad matiza las relaciones, es más pronunciado en
los hombres, sin embargo también se habla en la comunidad de mujeres
infieles “que no respetan a su marido”.
• Los hombres son posesivos, dominantes y tienden a reaccionar agre-
sivamente.
• Las mujeres poseen un nivel de escolaridad incompleto, se muestran
inseguras, resignadas.

El análisis de esta información nos permite reconocer y afirmar que los roles
masculino y femenino están determinados por los diferentes estereotipos
culturales en la vida escolar y comunitaria. La coexistencia de estos estereotipos
se manifiesta en relaciones de inequidad entre los géneros, lo que se constituye
en la raíz de una forma de inequidad social. Por tanto, reorientar hacia un
enfoque de equidad de género al PEI de la única institución educativa que
tiene la comunidad se convierte en una necesidad imperante, y se pretende
que esta investigación como acto consciente y como proceso de producción de
conocimiento y pensamiento faciliten análisis para la construcción de políticas
públicas a favor de la formación con equidad de género como asunto de justicia,
bienestar y desarrollo colectivo.

Conclusiones

La experiencia vivida en el proceso de investigación facilita presentar a ma-


nera de conclusiones, coincidencias que permitieron acercar unos criterios
aproximados en la experiencia de investigación, ejercicio académico para optar
el título de Especialista en Género, Planificación y Desarrollo de la Universidad
del Atlántico:
• La comunidad educativa debe fundamentar una nueva conciencia del
ser hombre y del ser mujer, con lo cual lo aprendido debe favorecer la
resignificación del Proyecto Educativo Institucional del colegio.
• El desarrollo institucional debe trabajar el enfoque de género, en los
162 Estudios de Género: Nuestros pasos por el Caribe colombiano

aspectos (justificación, misión, metas, perfiles, estructura de áreas y Manual


de Convivencia).
• Se debe hacer seguimiento a los grandes aportes establecidos en los planes
de áreas, mallas curriculares y proyectos transversales, para que continúen
con enfoques de género.
• Continuar las reflexiones realizadas con la comunidad educativa, para que
el enfoque de equidad de género se considere como eje transversal a todo
el currículo y así el énfasis productivo que se le diera al colegio, gire en torno
al turismo, lo artesanal, o lo pesquero.
• Establecer estrategias que favorezcan las relaciones de género, con un
desarrollo humano sostenible integral.
• Establecer acciones que minimicen la exclusión, inequidad y discriminación,
para que la sociedad le conceda a los sexos las mismas oportunidades,
además de revaluar los estereotipos originados por la cultura. Para esto se
hace necesario vincular a toda la comunidad educativa.
• La mujer de Barú debe iniciar un proceso de valoración.
• Los hombres y mujeres se deben plantear proyectos de vida basados en la
construcción de conocimientos que ayuden a transformar sus condiciones
de vida para que sean capaces de ayudar a construir una sociedad nueva
sustentada en los pilares del respeto a la diversidad, el reconocimiento de la
igualdad y la equidad, de manera que acceda a los derechos sin distinción
de sexo.

La investigación facilitó un trabajo comunitario de reevaluación de la manera como


se transmiten valores culturales de una generación a otra y de la concepción y
situación de la mujer en nuestra sociedad. Situación que se evidenció en los
cuentos, dibujos, expresiones, y otras manifestaciones desde las cuales se
pudo elaborar una comprensión de los códigos interpretativos y valorativos de
lo femenino y lo masculino en este grupo, con base en los cuales se pudo hacer
la propuesta.

Fue el inicio y no el fin. No es tarea fácil, pues hoy por hoy se sigue implementando
el proceso de la coeducación en la Institución Educativa Luis Felipe Cabrera de
Barú.
Emma Tilano Vitali, Elizabeth Unamuno Sotomayor 163

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