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La época de Jhon Locke fue bastante azarosa; en ella se presentaban guerras por el poder

monárquico; no había un único credo cristiano, sino que gracias a la reforma Luterana las
vertientes religiosas cristianas se fueron distanciando cada vez más, a tal punto en que unas
pensaban en una libertad de culto imperante para su sociedad, y otras, como la católica,
detrás del poder monárquico, velaba por un absolutismo con mandatos propios. Sin
embargo, y gracias a los avances de la ciencia natural en cuanto a métodos experimentales
se trata, el poder de una iglesia con una cosmovisión remarcada absolutista, podía verse
quebrantada su pretensión de verdad única.
De esta manera, también una idea metafísica de substancia, como algo sin lo cual las cosas
no podrían existir a su manera, se verían trastocadas por este avance de la ciencia
experimental. Jhon Locke fue realmente marcado por estas ciencias, llegando a ser un
auxiliar bastante efectivo en ciertas experimentaciones y por un aire lleno de movimientos
y cambios en su vida; estas ciencias son la medicina y la química; y por otro lado, las
injusticias políticas que observaba del trono, los constantes cambios y necesidades, lo
podían llevar a cuestionar la idea de una ley inmaculada por la que las familias y los reyes
justificaban su poder. Es por este acercamiento a la experimentación y la observación
empírica del mundo, que pudo haber sembrado las primeras tendencias a formular su crítica
al innatismo y la idea de substancia.
Juan Felipe Rendón Cortés.

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