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Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles

Col. León XIII, Guadalupe, Nuevo León, México

ITINERARIO PARA MINISTROS EXTRAORDINARIOS


DE LA SAGRADA COMUNIÓN

“No me habéis elegido vosotros a mí,


sino que yo os he elegido a vosotros,
y os he destinado para que vayáis y deis fruto,
y que vuestro fruto permanezca”
Jn 15, 16

ESPIRITUALIDAD E IDONEIDAD DEL MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA


SAGRADA COMUNIÓN.

ESPIRITUALIDAD

La espiritualidad y la idoneidad de los ministros siempre van unidas. La espiritualidad


de todos los ministerios tanto laicales como clericales (reconocidos, instituidos,
ordenados) siempre debe ser la misma, la diferencia solo será el grado de
profundización y su capacidad de amar. Al estilo de Santa Catalina de Siena que dice:
Entre más te busco, más te encuentro, y entre más te encuentro más te busco.
¿Quieres saber que tan grande es tu espiritualidad?.- Pregúntate ¿Qué tanto
hago en y por la Pastoral Social?. Esa será tu medida, tu referencia.

La espiritualidad del ministro.

El ministro, consciente de la naturaleza de su ministerio y de las funciones que


cumple, debe vivir de acuerdo con lo que es, representa y hace (Col 3, 12), de modo
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que elegido como es de Dios, consagrado a Él y objeto de su predilección, debe
revestirse de misericordia, de bondad y de humildad, de mansedumbre y de caridad.
Llamado a estar en disponibilidad para ser un instrumento libre y generoso en manos
de la Iglesia a la vez que continuar siendo levadura de Dios en medio de los hombres
del mundo.
En cuanto Proclamador de la Palabra de Dios, y dispensador de la Sagrada
Comunión a los fieles, debe trabajar celosamente por conocer, amar, vivir y practicar
más profundamente la verdad revelada en esa Palabra, a la cual quiere servir, e
impetrar insistentemente de Dios el Don de la Sabiduría (Ef 4, 29). Sólo viviendo la
Palabra de Dios, encarnándola en su vida a semejanza de María, podrá luego
ofrecerla, a fin de llevar a los hombres a que también ellos, la conozcan y la
practiquen hasta alcanzar el esplendor de la vida sacramental en la gracia.
Esta Palabra se debe proclamar desde los tejados, sin acomodos humanos, sin
disminuir su fuerza, sin cambios ni adulteraciones, sin pretensiones de originalidad y
sin intentar agradar a los hombres o aparentar ante ellos. Con valentía y sin miedo;
con dedicación, prontitud y sin pereza. Por ello el ministro no debe proclamarse a sí
mismo ni sus ideas personales, sino el Evangelio del cual no es su dueño sino su fiel
transmisor. Su ciencia humana puede resultarle útil, pero, en definitiva, lo que él
anuncia es a Jesucristo y éste crucificado 1Cor 2, 2.
Dedicado por entero a esa Palabra y consagrando su vida a la evangelización ha
de tratar de llegar a los hombres de su tiempo amándolos y conociendo cada día las
realidades temporales a la luz del Evangelio y tratando de penetrar cada vez más en el
contenido del mensaje que transmite animado siempre por la convicción, cada vez
mayor, de la grandeza y riqueza de la palabra de Dios, sabiendo que quienes tienen la
misión de transmitirla deben prestar gran atención a la dignidad, a la precisión y a la
adaptación del lenguaje.
Estas funciones exigen del ministro sacrificio, abnegación, y continuo esfuerzo
para superarse y perfeccionarse en el desempeño de sus funciones. La espiritualidad
del ministro debe brillar por estas virtudes: la caridad, gratitud y reconocimiento,
generosidad, humildad, obediencia, celo apostólico, fraternidad y espíritu de oración.

La idoneidad del ministro.


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El candidato al ministerio, célibe o casado, conforme a las prescripciones de
Derecho (canon 230), debe ser varón Bautizado, contar con una edad mínima de 18
años cumplidos (CEM), gozar de buena salud física y psíquica, buena fama,
responsable en su trabajo o profesión; fiel a su esposa (si es casado) y a su tarea de
ser padre, conocido, recomendado y aceptado por la propia comunidad, y que haya
ejercitado el ministerio que ha de recibir por dos años mínimo
La decisión del que es llamado al ministerio tiene que ser una decisión propia y
libre, elaborada a la luz de la fe y no de mero sentimiento personal o de opiniones
interesadas en su favor o en su contra. Todo llamado interior debe ser exteriorizado.
El que se siente interiormente llamado debe efectuar las consultas necesarias y
atenerse a lo que el responsable de la comunidad cristiana resuelva; en caso de
dudas, que recurra a su Obispo cuya decisión se ha de tomar como definitiva.
Si la vocación o llamado ha sido externo, adquiere tintes de mayor seguridad y
puede llegar a la certeza cuando, informado por la jerarquía de la Iglesia, está
dispuesto a cumplir con todos los pasos preparatorios necesarios. Esta preparación
contiene los siguientes elementos: encuentros personales, sea o no dentro de una
escuela o institución, formación espiritual pastoral, técnica, mediante el estudio y la
respuesta afirmativa de los requerimientos de los responsables, práctica ministerial
correspondiente, etc.
Las cualidades requeridas para el ministerio suponen cualidades naturales, tales
como: oído, voz, vista, escolaridad suficiente y buena voluntad para adquirir los
conocimientos técnicos necesarios para alcanzar la formación conveniente. Asimismo,
debe contar con cierta habilidad para la relación y la comunicación humana, tener
sentido de responsabilidad, capacidad de liderazgo y de trabajo en equipo.
Deberá de tener una formación integral de tres años mínimo, que abarque una
sólida base de teología bíblica y doctrinal, una profunda instrucción antropológica, una
cuidadosa preparación pedagógica y didáctica, empleo adecuado de medios
audiovisuales, vida litúrgica, experiencia en el apostolado seglar y en pastoral
parroquial y/o en el ámbito diocesano, formación espiritual especialmente en cuanto a
la oración, maduración de la fe, etc.

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Para el ejercicio de sus funciones, tanto especificas como supletorias, el ministro
necesita conocer no solo la Sagrada Biblia, sino también, los libros de uso en la
Liturgia; debe conocer suficientemente las ceremonias
y tener una capacidad adecuada para proclamar las
lecturas. Además, debe tener una noción clara de las
suplencias que se permiten o se aconsejan en el
desempeño de su ministerio.
La institución del ministro es efectuada por el
Obispo (o por su delegado) delante de la comunidad
cristiana (preferentemente aquella donde ejercerá el
ministerio) y de acuerdo con el rito del Pontifical
Romano. Para ello el candidato hará la solicitud al
Obispo por escrito, por lo menos un mes antes de la
institución y deberá ser formalmente propuesto por su
Párroco. Una vez instituido, su nombre quedará
registrado en la Curia, y se le dará una constancia por
escrito. El Modo de ejercer su ministerio será
determinado por el Obispo Diocesano, por ello no ejercerá el ministerio fuera del lugar
señalado, sin la debida autorización.
El ministro debe dar razón de lo que lee; por tanto, debe conocer ampliamente
la Sagrada Escritura

Metas de este trabajo: Que los ministros y los aspirantes comprendan y vivan la
espiritualidad, se integren a la comunidad eclesial y se santifiquen en el ejercicio de su
ministerio.
Subsidios: Documento de Santo Domingo, 1992.- En el No. 92 dice: Los fieles
laicos comprometidos manifiestan su sentida necesidad de formación y espiritualidad.
En el No. 96 dice: La deficiente formación priva a los laicos a dar respuestas eficaces.
En el No. 98 dice: Que se formen Consejos de Laicos y sean espacios de formación. En
el No. 99 dice: Hay que incentivar una formación integral, gradual y permanente de
los laicos en escuelas diocesanas. Los Pastores procuremos como objetivo pastoral
inmediato, impulsar la preparación de los laicos que sobresalgan en: el campo de la
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educación y de la política; en los medios de comunicación social; de la cultura y del
trabajo.

Aportaciones para nuestro crecimiento:

A nosotros, aunque indignos, Dios nos ha elegido del mundo, por su misericordia, para
que, dedicados a su servicio, vayamos progresando continuamente en la virtud y, por
nuestra constancia, demos fruto abundante de caridad, jubilosos por la esperanza de
poseer la gloria que nos corresponde por ser hijos de Dios, y gloriándonos incluso en
medio de nuestras tribulaciones.
Fijémonos en nuestro llamamiento, hermanos muy amados; si lo consideramos
atentamente, fácilmente nos daremos cuenta de que exige de nosotros que no
rehuyamos participar en los sufrimientos de Cristo, puesto que nuestro propósito es
seguir, aunque sea de lejos, las huellas de los santos apóstoles y demás soldados del
Señor. Corramos con firmeza y constancia la carrera para nosotros preparada,
llevemos los ojos fijos en Jesús, caudillo y consumador de la fe.
Los que hemos tomado por guía y padre a un apóstol tan eximio y hacemos
profesión de seguidores suyos, debemos esforzarnos en poner por obra sus
enseñanzas y ejemplos; no seria correcto que, en las filas de semejante capitán,
militaran unos soldados cobardes o desertores, o que un padre tan ilustre tuviera unos
hijos indignos de él.
San Antonio María Zacarías a sus hermanos de religión.

Aprendan los padres y madres de familia cuan importante es que eduquen a los
hijos que Dios les ha dado en la rectitud, en la santidad y la fortaleza, en la obediencia
a los preceptos de la religión católica, para que, cuando la virtud se halle en peligro,
salgan de el victoriosos, íntegros y puros, con la ayuda de la gracia divina.
Aprenda la alegre niñez, aprenda la animosa juventud a no abandonarse
lamentablemente a los placeres efímeros y vanos, a no ceder ante la seducción del
vicio, sino, al contrario, a luchar con firmeza, por muy arduo y difícil que sea el
camino que lleva a la perfección cristiana, perfección a la que todos podemos llegar

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tarde o temprano con nuestra fuerza de voluntad, ayudados por la gracia de Dios,
esforzándonos, trabajando y orando.
Pío XII, en la canonización de Santa Maria Goretti.

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CURSO PARA MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIÓN

Este material se pone a consideración de los formadores de


Acólitos Instituidos (estables). Pero también puede ser
aplicable en la formación de los Ministros Extraordinarios de la
Sagrada Comunión (MESC.).

FORMACIÓN DEL ASPIRANTE A MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA


COMUNIÓN

Conscientes de que previamente ejercieron el ministerio de lector y


que poseen los conocimientos al respecto, se presenta el siguiente
temario con los aspectos que debe cubrir la formación de los
aspirantes a ser Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión:

PRIMERA PARTE:

1. El misterio Eucarístico
2. Cuidado Pastoral de los enfermos
3. Los laicos y la liturgia
4. Ayudar al Sacerdote a distribuir la Comunión dentro de la Misa
5. Comunión a los enfermos
6. Comunión en forma de viático
7. Comunión a los fieles fuera de Misa
8. Comunión bajo las dos especies
9. Exposición del Santísimo
10. Funciones del Lector y del Acólito
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SEGUNDA PARTE:

11. Pastoral de los enfermos


12. Celebraciones por un laico
13. Cuidado de la llave del sagrario
14. Recomendaciones
15. Oraciones al bien morir.
16. La Sagrada Comunión fuera de la Misa
17. Cuidado del Sagrario
18. Exposición del Santísimo
19. Comunión a Enfermos
20. Conclusión

TERCERA PARTE:

21. Comunión fuera de la Misa (Recomendaciones prácticas)


22. Culto a la Sagrada Eucaristía
23. Orientaciones del Nuevo Bendicional
24. Ministros Lectores y Acólitos
25. Funciones de los ministros Lectores y Acólitos
26. Ritos de institución de ministros Lectores y Acólitos
27. Prescripción para la ordenación, el ministerio y la vida de los Diáconos
28. Esquema de la Celebración de la Palabra
29. Esquema de la Hora Santa con el Santísimo Expuesto.
30. El catequista
31. El Acolitado (Fundamentación Teológica).
32. El diaconado al servicio del a Iglesia y del hombre
33. Ministerios Laicales Reconocidos

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BIBLIOGRAFÍA
 Curso para Ministros.- Diócesis de León, Guanajuato
 Orientaciones Litúrgicas.- Mons. Pbro. Tomás Guzmán Zamudio
 Ministros Extraordinarios de la Comunión. - Pbro. Juan Manuel Pérez; Diócesis
de Qro.
 Manual de Celebraciones Sacramentales.- Pbro. Jesús García Ibarra
 Ministerios Laicales.- Mons. Pbro. Tomás Guzmán Zamudio
 Celebraciones Dominicales y Festivas en ausencia de Presbítero. - Buena Prensa
A.C.
 Taller del Padre Rodrigo Vargas Jacobo con material del Padre Amatulli
 Palabras de S.S. Juan Pablo 11 en el Jubileo de los Diáconos Permanentes en
Roma.
 Apuntes.- Diácono Permanente Jesús Félix Mejía
 Orientaciones Litúrgicas.- Mons. Pbro. Tomás Guzmán Zamudio

Nota: Recomendable es leer y estudiar el documento INMENSAE CHARITATIS y la


carta apostólica el MUTO PROPIO MINISTERIA QUADAM.

Que hermoso es ver a aquel que como tu, anuncia paz y alegría, la Buena Nueva que
Jesús encomendó a sus Apóstoles. Que nosotros seamos ese instrumento, los
portadores de la gracia de Dios para su pueblo, para que así el reino de Dios siga
extendiéndose sobre toda la tierra.
Hemos sembrado en el corazón de nuestros hermanos con mucho entusiasmo, la
semilla de la fe, de la esperanza, pero sobre todo, la semilla del Amor, y tenemos la
certeza de que Dios hará germinar esas semillitas en frutos de alegría, y de paz entre
todos los hombres.

Como dijo el apóstol San Pablo: Si en algo hemos de gloriarnos, que sea en la Cruz de
nuestro Señor Jesucristo. Dios quiera y siempre nos gastemos al servicio de nuestra
familia y de nuestros hermanos.
Que el Señor sea nuestra mejor recompensa.

"EL HOMBRE, SOLO SE REALIZA PLENAMENTE Y ES FELIZ, EN LA ENTREGA


GENEROSA DE SÍ MISMO"

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¡ANIMO! "Un pedacito de cielo... lo resuelve todo"

REQUISITOS PREVIOS AL CURSO DE MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA


SAGRADA COMUNIÓN.:

El Ministro Extraordinadio de la Sagrada Comunión, como requisito previo, debe haber


sido durante un buen tiempo Ministro Lector y por lo tanto debe tener esa
espiritualidad y los conocimientos concernientes. A continuación se marcan los
conocimientos requridos.

T e m a r i o:
1.- Los Ministerios
2.- Ministerios Laicales:
• Institucionalizados
• Lector
• Acólito
• MESC
• Reconocidos
• No institucionalizados, ni reconocidos
3.- EL MINISTERIO DEL LECTOR
• Fundamentación teológica
• Origen e historia del ministerio del Lector
• La espiritualidad del Lector
• La idoneidad del Lector
• Las tareas del Lector:
• Litúrgicas
• Catequísticas
• Tecno-formativas
• Misioneras,
• Etc.
4.- Los ministerios laicales en la Sagrada Escritura
• En tiempos de Jesucristo
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• Después de la muerte de Cristo
• Después de la muerte de los apóstoles
• En la Patrística
• En el magisterio de la Iglesia
• En el Derecho Canónico.
5.- Los Ministerios Laicales en México
• La Iglesia Mexicana Colonial
• La Iglesia del México Independiente
• Retos del México de hoy al ministerio de los laicos
• Visión Pastoral
6.- Conocimientos del Lector (formación)
• Sagrada Biblia
• Libros Litúrgicos
• Ceremoniales.
• Sacramentales: Ej. Bautismo en el caso de peligro de muerte
• Noción clara de las suplencias
• Catecismo de la Iglesia Católica
• Teología Bíblica y doctrinal
• Instrucción antropológica
• Pedagogía y didáctica
• Apostolado seglar
• Formación espiritual: Oración, maduración de la fe.
7.- Requisitos para instituirlos, y formación especializada, después de la
formación básica
• Funciones y recomendaciones
• Aprobaciones
• El Rito de institución
8.- Ministerios Laicales reconocidos
• Características
• Campos de acción: Palabra, liturgia, caridad, social, administración,
dirección, conducción, etc
• Funciones a la luz del Misal Romano. (recapitulación)
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9.- Instrucción sobre la colaboración de los fieles laicos en el Sagrado Ministerio
de los Sacerdotes. Decreto del 13 de agosto de 1997 de SS Juan Pablo II.
10.- Técnica de la Lectura (Conocimientos suplementarios, pero esenciales)
• Aprendizaje y reflexión
• Fases de la lectura
• Pre-lectura
• Lectura rápida
• Post-lectura
• Cómo aumentar la velocidad de la lectura
• Cómo localizar la presencia de una palabra preseleccionada
• Localizar la presencia de informaciones especificas
• Ampliar el campo de fijación del ojo
• Análisis estructural de un texto
• Estrategia de la comprensión
• Numeración
• Secuencia
• Contraste
• Ampliación de un concepto
• Enunciación/Resolución de un problema
• Causa/efecto
• Lectura crítica
• Determinación de los objetivos
• Valoración de las fuentes
• Hechos v.s. opiniones
11.- Cursos específicos de profundización y maduración

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FORMACIÓN MINIMA QUE DEBEN TENER LOS MINISTROS LECTORES

INTRODUCCIÓN:
01.- La Biblia:
01.1 Nombres dados a la Biblia.
01.2 Historia de la Composición de los Libros.
01.3 Contenido de la Biblia.
01.4 Significado de la Biblia para la Iglesia.
01.5 Fuerza de la Palabra de Dios.
01.6 Duración.
02.- Las Enseñanzas de Cristo:
02.1 Los Testigos: Los Apóstoles.
02.2 Primera Generación de Cristianos: Tradición Oral.
02.3 Segunda Generación de Cristianos: Tradición Escrita.
03.- Revelación y Tradición:
03.1 Unidad entre Revelación y Tradición.
03.2 Necesidad de la Tradición.
03.3 Custodia de la Revelación.
03.4 Custodia de la Tradición.
04.- Celebración de la Palabra de Dios:
04.1 La Sinagoga Judía.
04.2 Jesús en la Sinagoga.
04.3 El mandato de Cristo.
04.4 Los Apóstoles en la Sinagoga.
04.5 La Asamblea Cristiana.
04.6 La Importancia de la Palabra de Dios en las Cel. Litúrgicas.
04.7 La Acción del Espíritu Santo.
05.- El Ministerio de la Palabra:
05.1 Razón.
05.2 Ministerios.
05.3 Espiritualidad y Eficacia de los Ministros.
05.4 Relación con el Misterio Eucarístico.
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CAPITULO I.- EL AÑO LITÚRGICO:
1.1 Qué es Celebrar.
1.2 Celebrar a Cristo en el Tiempo.
1.3 Pascua y Navidad: Ejes del Misterio Salvífico de Cristo.
1.4 Tiempos de Preparación: Cuaresma/Adviento.
1.5 El Tiempo Ordinario.
1.6 Tipos de Celebraciones.
1.7 El Santoral.
1.8 Tabla de Precedencias Litúrgicas.
1.9 La Piedad Popular en el Año Litúrgico.

CAPITULO II.- LA PALABRA DE DIOS EN LA CELEBRACIÓN EUCARISTICA:


2.1 Lugares Litúrgicos de la Liturgia de la Palabra.
2.1.1 El Ambón.
2.1.2 La Sede.
2.1.3 El Atril.
2.2 Estructura de la Liturgia de la Palabra.
2.2.1 Lectura del A.T.
2.2.2 Canto del Salmo.
2.2.3 Lectura del N.T.
2.2.4 Aclamación antes del Evangelio.
2.2.5 Secuencia.
2.2.6 Evangelio.
2.2.7 Homilía.
2.2.8 Credo.
2.2.9 Oración Universal de los Fieles.
2.3 Libros Litúrgicos para la Celebración de la Palabra de Dios.
2.3.1 Leccionario.
2.3.2 Salterio.
2.3.3 Evangeliario.
2.3.4 Oración de los Fieles.
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2.4 Función del canto y del silencio en la cel. de la Palabra de Dios.

CAPITULO III.- OFICIOS Y MINISTROS DE LA CELEBRACIÓN DE LA PALABRA


DE DIOS.
3.1 Ministros de la Palabra de Dios.
3.1.1 Presidencia: Obispo, Presbítero, Diácono.
3.1.2 Ministros: Lectores, Salmistas, Cantores, Monitor.
3.2 Oficios de los Ministros.
3.2.1 Del Obispo.
3.2.2 Del Presbítero.
3.2.3 Del Diácono.
3.2.4 Del Lector.
3.2.5 Del Salmista.
3.2.6 Del Coro.
3.2.7 De los Monitores.
3.3 Vestiduras Litúrgicas relacionadas con la Cel. de la P. de Dios.
3.3.1 El traje talar.
3.3.2 La Cota.
3.3.3 El Alba y la Estola.
3.3.4 La Capa Pluvial.
3.3.5 La Mitra y el Pastoral.

CAPITULO IV. - TÉCNICAS DE LA LECTURA EN PUBLICO:


4.1 Géneros Literarios de la Biblia.
4.1.1 Epistolar.
4.1.2 Narrativo.
4.1.3 Profético.
4.1.4 Apocalíptico.
4.1.5 Sapiensal (Salmos y Cánticos).
4.2 Técnicas de la respiración.
4.3 Técnicas de la puntuación y acentuación.
4.4 Técnicas de la modulación de voz.
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4.5 Taller de vocalización.
4.6 El uso del micrófono y de los aparatos de sonido.
4.7 Posturas y gestos.
4.8 Taller de Lectura.

CAPITULO V.- ESTRUCTURA DE LA ORDENACIÓN DE LAS LECTURAS EN LA


CELEBRACIÓN EUCARISTICA:
5.1 Leccionarios.
5.1.1 Leccionario I (Adviento-Pentecostés).
5.1.2 Leccionario II ( Pentecostés-Adviento).
5.1.3 Leccionario III ( Santoral-Común-Ritual-Votivas-Diversas Nec.
5.1.4 Leccionario en otros Libros Litúrgicos.
5.2 Criterios para la Ordenación de las Lecturas para la Cel. Euc.
5.2.1 Sólo la Biblia Litúrgica.
5.2.2 Ciclo Dominical: A,B,C.
5.2.3 Ciclo Ferial: Años Pares e Impares.
5.3 Criterios para la Ordenación de las Lecturas en la Cel. de la Pal.
5.3.1 Para el Adviento y la Navidad.
5.3.2 Para la Cuaresma.
5.3.3 Para la Pascua.
5.3.4 Para el Tiempo Ordinario.
5.3.5 Para las Celebraciones de los Santos.
5.3.6 Para las demás celebraciones del Misal Romano.
5.3.7 Para los sacramentos y sacramentales.
5.3.8 Cuando los Novios escogen las Lecturas.

CONCLUSIÓN:
La proclamación de la Palabra de Dios exige de todo ministro un tato personal y
directo con Dios, un estado de gracia y, además una conciencia de que servir a Dios en
sus santos misterios nos obliga a una más clara humildad.
1. Las moniciones tienen el fin de dar una discreta orientación a los fieles acerca del
Misterio que se celebra. Se sugiere, una monición general antes de la Misa y otra, al
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inicio de la Liturgia de la Palabra. Luego, lo que se le tenga que informar a la
Asamblea al final de la Misa (avisos), después de la Oración Post-comunión y antes
dela bendición.
2. Vaticano II nos pide que en las celebraciones litúrgicas cada cual desempeñe su
ministerio, sin que una sola persona asuma varios ministerios a la vez. Sin embargo,
cuando la comunidad tenga cubrir todos los ministerios, se puede con discreción
realizar algún otro ministerio, sin que por ello se llegue al “hacelotodo”
3. El Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión, como cualquier otro fiel puede
desempeñar otro oficio que no sea propiamente en el cual ha sido instituido, para lo
cual debe conocer sobre las suplencias. Sin embargo, hay que evitar al “hacelotodo”.
4. Cuando el monitor sube por primera vez para hacer las indicaciones pertinentes,
puede saludar a la Asamblea, ya que nadie lo ha hecho hasta ese momento. Una vez
iniciada la Misa no se permite ese saludo en ninguno de los ministros.
5. La celebración de la Misa reviste una especial importancia el Domingo, porque es el
día de la resurrección del Señor y el día que solía aparecerse a sus discípulos antes
de la ascensión, pero toda Misa tiene el mismo valor. Conviene, sin embargo, resaltar
algunos signos de que el Domingo es un día grande para los católicos. Algo festivo,
incluso para el ministro sagrado.
6. No debería haber una monición para el Evangelio, pues para eso existe el canto del
aleluya. Sin embargo, si se persistiera en ello, lo recomendable es antes del aleluya.
7. Lo recomendable es una sola monición al inicio de toda la Liturgia de la Palabra, pero
si se hiciera para cada lectura no creo necesario indicar que se trata de la primera,
segunda o del salmo.
8. No es necesario recordarle a los fieles la fecha civil, en cambio, sería muy adecuado
el tiempo litúrgico.
9. Las moniciones tienen la finalidad de presentar alguna indicación sobre lo que se ha
de tener más en cuenta, a fin de que el fiel pueda de mejor manera encontrar el
tema de la celebración o de la homilía

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FORMACIÓN MINIMA QUE DEBEN TENER LOS MINISTROS
EXTRAORDINARIOS DE LA SAGRADA COMUNIÓN

Aporte del Diácono Jorge Antonio Mejía C., sdb

CONOCIMIENTOS BÁSICOS PARA LOS


MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA SAGRADA COMUNIÓN

1.- PRINCIPIOS GENERALES:

Es un Ministerio sin Orden Sagrado que surgió después del Concilio Vaticano 11, Para
que también los laicos sean llamados a colaborar con sus pastores en el servicio a la
comunidad eclesial "en la línea de una mayor participación, para rejuvenecer y reforzar
el dinamismo evangelizador de la Iglesia". Reglamentado por el Derecho Canónico L. 11.
Parte 1.

También a las mujeres se les otorga este Ministerio no ordenado, "abriéndoles nuevos
caminos de participación en la vida y en la misión de la Iglesia" ya que desde siempre
han colaborado con su presencia y aporte pastoral en la catequesis, la liturgia y otros
servicios comunitarios.

No es sorprendente que para promover participación plena en la Sagrada Eucaristía, el


Concilio pida que los fieles presentes en cada Misa se comuniquen no solo por deseo
espiritual, sino también por comunión sacramental (lnstrucción General del Misal
Romano, 2000, no. 13). Si un gran número de los fieles están presentes, el celebrante,
frecuentemente ha de necesitar asistencia en la distribución de la Comunión, para que el
Rito de Comunión no sea excesivamente largo. Él necesitará regularmente esta
asistencia cuando la Comunión se distribuye bajo ambas especies, la manera que más
claramente representa el banquete eucarístico (IGMR 2000, no. 281-282).

Para este fin, los diáconos y sacerdotes concelebrantes asisten como ministros
ordinarios de la Comunión. Los Acólitos instituidos, donde estén disponibles, pueden
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asistir como ministros auxiliares. Sin embargo, los Ministros Extraordinarios de la
Sagrada Comunión (MESC), ya sean formalmente comisionados por un periodo dado ó
temporalmente asignados por el celebrante, frecuentemente han de ofrecer esta
asistencia (IGMR 2000, no. 162 y 284.a).

Estos laicos sirven a Cristo, quien está presente en la asamblea, administrando su


Cuerpo y Sangre a sus hermanos y hermanas. También sirven al Cuerpo de Cristo
llevando Comunión a esos miembros quienes, por enfermedad, vejez ú otras causas no
pueden participar en la Misa. De acuerdo a una tradición antiquísima, es apropiado que
se lleve la Comunión directamente de la Eucaristía Dominical a los enfermos y los
confinados a sus hogares.

II.- GUÍA DE FORMACIÓN PARA MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA SAGRADA


COMUNIÓN.

El ministerio auténtico se trata de un servicio humilde. El modelo de todo ministerio es


Nuestro Señor Jesucristo, quien vino a servir, no a ser servido. Su mandato de "amarse
los unos a los otros" (Juan 13:43) fue un ejemplo durante su vida y ministerio. El MESC
ha de poner a un lado sus agendas y necesidades personales, sus prejuicios y juicios,
para poder servir a la comunidad y dar testimonio fiel de la presencia de Cristo en la
Eucaristía.

Se habrá de tener en cuenta que La Instrucción General del Misal Romano indica que el
Obispo diocesano ha de establecer las guías para los Ministros Extraordinarios de la
Sagrada Comunión. Por lo que el Obispo ha de fijar las normas sobre la distribución de
la Comunión y todo lo relacionado con ella para su propia diócesis (IGMR 2000, no.
283); llamando a cada comunidad parroquial a que ofrezca la educación y formación
requerida al respecto.

ENTRENAMIENTO - FORMACIÓN CONTINUA Y PERMANENTE:

La preparación para este ministerio habrá de incluir:


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1. Instrucción formal a través de la Oficina de Culto, que incluye sesiones sobre:
ministerio, Eucaristía, misterio pascual, y guías generales.

2. Instrucción acerca de costumbres locales y responsabilidades, y la oportunidad de


orar y compartir con otros en el ministerio. Este entrenamiento debe incluir: educación,
formación y apoyo.

También se deben ofrecer oportunidades para reflexión sobre la Eucaristía, su lugar en


la vida del ministro y en este ministerio en particular, por lo menos una vez al año, o
quizás según las estaciones litúrgicas (por ejemplo Adviento y/o Cuaresma); o bien en
tiempos de verano según se crea conveniente.

Es importante se les forme sobre el Ministerio de la Iglesia; el Magisterio, sobre el


Ministerio de los Laicos, en lo cual se habrá de desarrollar una clara comprensión de la
Iglesia y de la misión; formando técnicas pastorales apropiadas para el ministerio; a
resaltar técnicas naturales de liderazgo, y a intensificar el desarrollo espiritual y las
disciplinas de oración. Preparar a hombres y a mujeres para un dedicado liderazgo
parroquial; El Ministro como Persona, Relaciones Humanas en el Ministerio, Técnicas de
Consejería para el que no es Profesional, Hablar en Público, Predicar, Teología del
Ministerio, Liturgia y Celebrante Laico, Eclesiología, Cristología, Sacramentos, Escritura,
Historia de la Iglesia, Justicia Social, Teología Moral, Ley Canónica, y Liderazgo
Parroquial, etc. todo ello mediante lecciones, oraciones, preguntas de reflexión,
ejercicios de grupo, dispositivos y folletos que pueden ser reproducidos, etc.

Se habrá de fomentar también la experiencia de retiros espirituales programados y


calendarizados, así como el de iniciarse en la vivencia de la dirección espiritual.

Cualidades de los Candidatos que se habrán de favorecer:

• Habilidad para relacionarse con personas de manera efectiva


• Una fe viva y enraizada en el Concilio Vaticano II
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• Una imagen saludable de sí mismo y del prójimo
• Ministerio activo en la parroquia, organización o agencia diocesana
• Patrocinio y apoyo del párroco o líder organizador
• Buena salud y estabilidad económica
• Apoyo del esposo/a y de la familia; se insta a los esposos/as a que asistan los
fines de semana
• Matrimonio o estilo de vida estable, maduro
• Habilidad para trabajar en procesos de aprendizaje en grupo y para captar
conceptos teológicos, ministeriales, espirituales
• Abiertos a diferentes tipos de personas, ideas, cambio
• Deseo de discernir dirección vocacional
• Sentido común
• Iniciativa
• Buena percepción de sí mismo
• Vida de oración firme
• Fuerte potencial para el crecimiento y la formación
• Capacidad organizadora y dedicación a los fines de semana, a todas las lecturas y
asignaciones
• Capaces de asistir los fines de semana y reunir los requisitos de los programas

III.- SELECCIÓN DE CANDIDATOS

a) Las personas seleccionadas para ser Ministros Extraordinarios de la Sagrada


Comunión han de ser miembros completamente iniciados en la comunidad, tanto
masculinos como femeninos, de suficiente edad y madurez.
b) La parroquia también los puede llamar a llevar Comunión a los enfermos y personas
confinadas a sus hogares, esas personas seleccionadas para este ministerio han de
poseer la madurez necesaria para llevar su ministerio en esas situaciones a veces
difíciles.

Ciertos criterios son necesarios para la selección, formación y evaluación de los


ministros. Para quienes han de servir en el ministerio público de la Iglesia, su fe ha de
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estar apoyada en signos visibles. Con este fin, se pueden utilizar las siguientes
calificaciones para asistir al equipo pastoral en discernir quien ha de tomar este
ministerio: integridad, manifestación de las virtudes teologales (fe, esperanza y
caridad), manifestación de las virtudes cardinales (prudencia justicia, fortaleza y
templanza), un sentido positivo de Iglesia, una disposición a ser formado en el
ministerio de la Iglesia, y una reverencia perdurable por la presencia de Cristo en el pan
y el vino eucarísticos, y en la asamblea de los fieles.

Finalmente, los ministros que llevan Comunión a los enfermos o confinados a sus
hogares, han de acatarse a las disposiciones prescritas por la parroquia y las de la
Diócesis que se refieren a formularios de voluntarios y revisión de antecedentes.

IV.- TÉRMINO DE SERVICIO

Ya que el ministerio es un llamado de Dios y de la comunidad en donde se ha de ejercer.


Es apropiado que las opciones de ministerio y la renovación del período de servicio sea
un acuerdo mutuo entre el individuo y la parroquia: Las parroquias deben comisionar
ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión por un periodo específico, quizás dos
años. Este permitirá que tanto el MESC como la parroquia se beneficien de este
ministerio. También, provee al ministro la oportunidad de evaluar su participación y/o
cambiar a otro ministerio al final de su término. La re-certificación y re-comisión de los
ministros después de este periodo ha de depender de las políticas de la parroquia.

Como con todos los ministerios litúrgicos, es mejor para el individuo y para la parroquia
si la persona sirve en un solo ministerio en una liturgia dada. Para fomentar la
participación de una variedad de personas en este ministerio, puede ser deseable para
las parroquias el limitar el servicio de una persona a un solo ministerio litúrgico en
cualquier tiempo dado. Después de completar la preparación para este ministerio, la
comisión formal, la presentación a la comunidad y el envío de los Ministros
Extraordinarios de la Sagrada Comunión se debe hacer en una liturgia dominical de la
parroquia. Es importante que la parroquia mantenga constancia escrita de la formación
continua de cada MESC y de la renovación al término de su servicio.
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V.- PROCEDIMIENTOS

A. Reverencia y Vestido
Los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión deben demostrar reverencia por
la Eucaristía. Esta reverencia se refleja en su conducta en la Misa (participación
completa, activa y consciente en la liturgia), su vestir, y la manera en que manejan la
Eucaristía. Una apariencia pulcra y reverente está en armonía con el papel del ministro y
la fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía. El vestido del ministro no ha de restarle
valor a ese rol.

Los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión deben asegurarse que sus manos
estén limpias. Deben abstenerse de usar colonias, perfume ó loción de afeitarse de olor
fuerte, porque algunas personas son sensitivos a estos aromas y porque estas
fragancias usualmente permanecen en las manos y se pueden transferir a la Eucaristía.

B. Antes de la Liturgia
Los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión deben llegar a sus parroquias
mucho antes de comenzar la liturgia. Deben seguir el procedimiento de registro de
asistencia que sea normativo según sea acordado. La cuidadosa preparación del pan y
vino eucarísticos es importante. No debe haber una gran cantidad de pan eucarístico
restante después del Rito de Comunión. La Preciosísima Sangre restante después del
Rito de Comunión debe ser consumida al final del Rito. Los Ministros Extraordinarios de
la Sagrada Comunión pueden consumir el vino restante, según disposición del párroco.

El vino y las hostias se deben poner en recipientes en el número, tipo, y tamaños


apropiados. Un solo cáliz y una patena ó fuente grande apropiadamente significa un solo
pan y un solo vino bajo los cuales nos reunimos en el "solo Cuerpo de Cristo, el sacrificio
vivo de alabanza". El simbolismo de un pan y un cáliz es mejor expresado cuando hay
un solo vaso sagrado para el pan en el altar y un cáliz. Otros vasos sagrados adicionales
necesarios para el Rito de Comunión no se han de colocar en el altar hasta la "Fractio"
en el "Cordero de Dios".
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Si el número de fieles en una liturgia es demasiado grande, se puede usar una sola
hostia grande para partir el pan con otras hostias pequeñas para los fieles. No obstante,
las parroquias deben estar conscientes que la unidad de todos se expresa mejor cuando
el solo pan es de tamaño suficiente para que al menos algunos de los fieles puedan
recibir una fracción de este.

C.- Preparaciones:
Se debe tener cuidado de que suficiente pan y vino (si la Comunión se ha de ofrecer
bajo ambas especies) sean consagrados para los fieles que asisten a las Misa.
Generalmente, la Sagrada Comunión se da con hostias y vino consagrados en la misma
Misa, y no de las reservadas en el sagrario, ya que la Eucaristía reservada es
primeramente para los enfermos y confinados a sus hogares. (IGMR 2000, no. 85, y
Eucaristicum mysterium (EM), no. 3) Finalmente, se recomienda que el MESC se siente
con la asamblea. No tienen que ser parte de las procesiones iniciales ni de cierre. Es un
poderoso signo de unidad el verlos venir de la asamblea y regresar a esta después de
servir.

D.- Procedimientos para Distribución


EL sacerdote solo, o con la asistencia del diácono ú otro concelebrante, parte el pan
según se canta ó recita el "Cordero de Dios". Al mismo tiempo, otros cálices ó patenas
que se necesiten para la distribución se traen al altar. El diácono o sacerdote coloca el
Pan Consagrado en ellos y vierte la Preciosísima Sangre en los cálices para distribución
según el caso. Para acelerar este proceso, el celebrante puede invitar la asistencia de los
diáconos ó sacerdotes concelebrantes. Esto usualmente se lleva a cabo en el altar, para
simbolizar el compartir de un solo pan y un solo cáliz. Los Ministros Extraordinarios de la
Sagrada Comunión se acercan al altar según el sacerdote recibe Comunión. Las
costumbres locales determinan donde el MESC se sitúa y espera.

Cuando el sacerdote ha terminado su propia Comunión, el distribuye Comunión al MESC


y entonces le entrega los vasos sagrados para la distribución de la Sagrada Comunión a
la gente.
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Todos reciben la Sagrada Comunión en la manera descrita en el IGMR, 2000:
Sacerdotes concelebrante, Diáconos, MESC. (Los ministros laicos reciben la Sagrada
Comunión de manera diferente a un sacerdote concelebrante).

La práctica de los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión de esperar a recibir


Comunión hasta después que la asamblea haya recibido no está de acuerdo con la ley
litúrgica. Una vez el MESC haya recibido Comunión, el celebrante le entrega el Cuerpo
de Cristo a los diáconos y ministros extraordinarios que han de asistir en la distribución
de la Sagrada Comunión. El diácono puede asistir al celebrante en entregar los vasos
sagrados al MESC.

El celebrante y otros ministros van a sus estaciones asignadas para la distribución de la


Comunión. Todos los que se presenten deben recibir la Comunión. Si existe una duda
sobre decoro ó escándalo, el ministro debe ofrecer la Sagrada Comunión y hablar con el
párroco después de la Misa.

Cuando la Comunión se ofrece bajo ambas especies, el cáliz ha de ser administrado por
un sacerdote, diácono ó Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión. El cáliz no se
ha de dejar en el altar para "servicio propio" de parte de la asamblea (IGMR 2000, no.
160). El recibir el cáliz es opción personal del que recibe la Comunión.

E.- Postura antes de recibir Comunión


La IGMR 2000 indica que los fieles han de hacer un gesto de reverencia antes de recibir
la Comunión. Este gesto expresa nuestra reverencia y honor a Cristo, quien viene a
nosotros como comida espiritual.

Al recibir Comunión, la persona inclina su cabeza ante el sacramento como gesto de


reverencia y recibe el Cuerpo de Cristo por el ministro: Cuando la Comunión se recibe
bajo ambas especies, el signo de reverencia se hace también antes de recibir la
Preciosísima Sangre.

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F.- Distribuyendo el Pan: "El Cuerpo de Cristo"
Al distribuir la Comunión, el ministro sostiene una hostia o un pedazo del pan eucarístico
un poco sobre el ciborio, mira al "comulgante" y dice en voz clara: "El Cuerpo de Cristo".
El Comulgante responde: "Amén". El ministro entonces administra la Comunión,
respetando la opción del comulgante de recibirla en la palma de la mano ó en la lengua
(IGMR 2000, nos. 161, 284-287).

G.- Distribuyendo el Vino: "La Sangre de Cristo"


Al administrar el vino, el ministro sostiene la copa, elevándola un poco y dice en una voz
clara, mirando al comulgante: "La Sangre de Cristo". El Comulgante responde: "Amén".
El ministro entonces da la copa al comulgante, quien la toma en sus manos, bebe de
ésta y la devuelve al ministro. Entonces el ministro limpia el borde de copa con el
purificador, le da un cuarto de vuelta, y la ofrece al próximo comulgante (IGMR 2000,
nos. 161, 284-287).

El recibir la copa es la opción del comulgante, no del ministro. La invitación, "el Cuerpo
de Cristo" ó "la Sangre de Cristo" no se deben reducir ni expandir, porque debilita la
respuesta del comulgante. "Amén" ("Yo Creo") es una afirmación o profesión de fe en
tres realidades: La presencia de Cristo en la Asamblea; presencia de Cristo en el
comulgante; y la presencia de Cristo bajo las especies de pan y vino. (El cambiar la
invitación restringe la afirmación de las tres).

No le está permitido al comulgante, incluyendo al Ministro Extraordinario de la Sagrada


Comunión, el administrarse la Comunión a sí mismo, aún por intinción. La Comunión
bajo cualquier forma debe ser siempre dada por un ministro ordinario de la Comunión.

H. Purificación de los Vasos Sagrados


Después de la distribución de la Comunión, cualquier pan eucarístico ú hostias han de
ser preservadas en el sagrario. Si hay sobrante de la Preciosísima Sangre, el sacerdote,
diácono y/o MESC consumen el resto (IGMR 2000, no. 182). La reverencia debida a la
Preciosísima Sangre exige que sea completamente consumida después de la Comunión y
nunca ha de ser derramada en la tierra o en el sagrario.
Pbro. Baltazar Rodriguez Zamora SDB. Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles Col. León XIII, Gpe. N.L. Ministros 27
Si ocurre un accidente, ... no se alarmé!

Con el Pan Eucarístico


El ministro tiene varias opciones. Puede traer la hostia que se cayó al altar y colocarla en
el corporal, para manejo después de la Comunión, o pude sujetar la hostia en la misma
mano que la patena. La hostia que se cayó nunca se debe volver a colocar en la patena
o copón, no se debe distribuir a nadie, ni ser consumida por el MEC en ningún momento.
Al terminar la distribución y el ministro regresa al altar, entonces la hostia se puede
consumir…

Con la Preciosísima Sangre


El ministro debe cubrir la Preciosísima Sangre con un purificador, pidiendo primero al
comulgante se dirija a otro ministro. Limpie el espacio; lo mejor que pueda con el
purificador, tomando cuidado con pedazos de vidrio. Después de la Misa, el área se ha
de limpiar con un purificador limpio y húmedo. Toallas limpias y húmedas se han de usar
si el área es grande. Los paños pueden ser enjuagados y escurridos (preferentemente
en una planta o maceta).

El cáliz y otros vasos sagrados utilizados para la distribución de la Comunión se pueden


llevar a una mesa al lado donde se limpien (credencia). Una vez que el pan consagrado
restante haya sido consumido o reservado en el sagrario, y la Preciosísima Sangre se ha
consumido, los vasos sagrados se pueden dejar en una mesa al lado (apropiadamente
cubiertos y en un corporal) para limpiarse después de la Misa según el caso lo requiera.
(IGMR 2000, no. 183).

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MINISTERIO A LOS ENFERMOS Y CONFINADOS A SUS HOGARES

Cuando un miembro del Cuerpo de Cristo es incapaz de celebrar en totalidad en la


Liturgia Dominical por enfermedad e edad avanzada, se debe informar a toda la
comunidad para que se hagan oraciones y (Obras de caridad por ellos. El MESC se
convierte en un enlace vital entre la comunidad parroquial y el miembro que está
hospitalizado o confinado a su hogar.

Los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión que sirven a los enfermos y


confinados a sus hogares deben ser personas que tengan empatía y compasión. Es
importante que sean sensitivos a las necesidades del enfermo o de la persona confinada
a su hogar, y satisfacer sus necesidades espirituales, emocionales y materiales.

El MESC debe informar al personal pastoral de la parroquia si la persona necesita los


óleos sacramentales, reconciliación o una visita pastoral. Deben siempre cuidar de
mantener la confidencialidad y dignidad del individuo.

Es deseable que las visitas a los enfermos y confinados a sus hogares se hagan después
de la Misa dominical, para mantener el enlace entre la celebración parroquial y la
persona enferma. Lo mismo aplica después de la celebración en la semana, previsto que
la parroquia tenga suficientes ministros

Cualidades de un Ministro de los Enfermos:


El Ministerio de los enfermos y Reclusos es un servicio que se le ofrece a las personas en
momentos vulnerables y dolorosos de su vida. La persona que sirve al enfermo y al
recluso necesita tener cualidades y dones específicos:
• Compasión e identificación
• Una actitud no enjuiciadora
• Privacidad
• Compromiso y seguimiento
• Devoción
• Amabilidad
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• Compromiso a un entrenamiento y formación espiritual continuos
• Una presencia de oyente

LLEVANDO LA COMUNIÓN A LOS ENFERMOS Y CONFINADOS A SUS HOGARES

Hacer:
1. Hacer una cita para visitar. Preguntar a la persona como se siente y si habrá otros
presentes.
También preguntar si pueden preparar una mesa con mantel, vela, cruz o crucifijo.
2. Usa el rito "Comunión para los enfermos", llevar un misal o Biblia para la lectura de
las lecturas.
3. Comenzar formalmente. Presentarse a les presentes y brevemente explicar lo que se
va a hacer. Prestar atención en como se siente la persona.
4. Invitar a los presentes a participar en las oraciones. Si se sienten cómodos, invitar a
los presentes a hacer las lecturas.
5. Dependiendo de la fuerza o atención de la persona, compartir con ellos una breve y
exhortativa homilía del día.
6. Tener un caso de agua accesible si la persona tiene dificultad para consumir la hostia.
7. Establecer enlaces con la parroquia, ejemplo, traiga un boletín parroquial, compartir
noticias de la parroquia, preguntar si hay algo que la parroquia puede hacer por ellos,
etc.
8. Agradecer a la persona por la oportunidad de orar con ellos y por su hospitalidad.

No Hacer:
1. NO visite a una persona si usted está enfermo.
2. NO se quede mucho tiempo o asuma el papel de _consejero o confidente
3. NO compita con un televisor o un radio. Cortésmente solicite que se apaguen durante
el servicio.
4. NO lleve la hostia consagrada en una bolsa plástica ú otro envase inapropiado.
Dirigiéndose directamente a quien se la va a llevar, no haciendo escalas innecesarias.
5. Utilice un portaviático (relicario para portar la hostia consagrada, llevándola con
mucho respeto y dignidad.
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DEL REGLAMENTO GENERAL PARA EL EJERCICIO DEL
MINISTERIO EXTRAORDINARIO DE LA COMUNIÓN

Introducción:
La Iglesia procura que los fieles se acerquen con frecuencia a recibir la Sagrada
Comunión para acrecentar en ellos la unión con Cristo. La vida en Cristo encuentra su
fundamento en el Banquete Eucarístico,

Art. 7. El ministro extraordinario es designado por un período determinado. Estos


períodos son renovables, pero no podrá ejercer sus funciones por un término indefinido
o según lo disponga el Obispo del lugar .

Art. 8. El Ministro Extraordinario de la comunión está facultado para:

1. Ayudar a distribuir la Eucaristía a los fieles dentro de la Misa.


2. Distribuir la eucaristía a los fieles y dársela a sí mismo fuera de la Misa, según el rito
prescrito en el ritual de la Sagrada comunión y El Culto de la eucaristía fuera de la Misa.
3. Llevar la Comunión a los enfermos, incluso bajo la forma de Viático en común acuerdo
con el párroco.
4. Exponer el santísimo Sacramento para la adoración de los fieles, en ausencia del
sacerdote, diácono o acólito, cuando expresamente se lo hubiera pedido el sacerdote.
Sin embargo no le es lícito impartir la bendición con el Santísimo Sacramento.

Estas facultades se ejercen solamente cuando falta el sacerdote o el diácono, por el mal
estado de salud de los mismos o cuando éstos están imposibilitados por otros
ministerios, siempre que el número de los fieles que se acerquen a recibir la comunión
sea tan grande que prolongaría demasiado la celebración de la misa.

Los Ministros extraordinarios no deben distribuir la sagrada Eucaristía juntamente con el


ministro presidente de la Asamblea cuando el escaso número de fieles no constituya un

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motivo de necesidad. Tampoco deben hacerlo mientras el ministro ordenado y los
eventuales concelebrantes permanecen inactivos.

Art. 9. Los Ministros extraordinarios de la comunión no pueden purificar los vasos


sagrados, ni en las celebraciones litúrgicas ni fuera de ellas.

Nota: Los Ministros extraordinarios de la comunión no pueden hacer la homilía


salvo que el sacerdote les haya autorizado y preferentemente se las haya dado escrita
para que la lean o bien tomada de algún libro de homilética o de reflexión

Art. 10. Los Ministros extraordinarios están facultados para ejercer este ministerio sólo
en la comunidad para la cual han sido designados. Cuando algún miembro de la
comunidad para la cual han sido designados se encuentre hospitalizado, el ministro
podrá llevarle la comunión con la expresa autorización del sacerdote al que le ayuda,
siempre que en el lugar de referencia no haya algún ministro que pueda hacerlo sin
dificultad.

Art. 11. Los ministros extraordinarios laicos no se revisten para el ejercicio del
ministerio. Su vestimenta y presencia debe ser adecuada a la índole sagrada de la
misión eclesial que asume o según se disponga por el Ordinario del lugar.

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