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de José de Ribera.
Del Escorial a la Academia
I. José de Ribera.
1.1. Biografía.
1.2. Obras de Ribera de 1635, 1636 y 1637.
1.3. Obras originales de Ribera y copias en El Escorial.
1.4. Obras originales de Ribera y copias en la Academia.
I. JOSÉ DE RIBERA
1.1. Biografía
der sus bienes a los Apóstoles para que siguieran con la misión en-
comendada por Cristo.
Magdalena, mujer bella y de familia con gran fortuna, se fue en-
tregando poco a poco a los pecados carnales, la gente la llamaba «la
pecadora». Un día se enteró que Jesús estaba en Jerusalén y, movida
por un Espíritu Divino, fue a verle; pero avergonzada por su mala re-
putación, trató de pasar inadvertida, hasta que llegó al Señor y, pos-
trándose ante Él, le lavó sus pies con lágrimas, enjugóselos con su
pelo y derramó sobre ellos perfume. Cristo le perdonó de todos sus
pecados y le dio inmensos beneficios. Magdalena también estuvo
con Cristo en la Cruz y fue quien le ungió con perfumes en el sepul-
cro, y también fue a la primera a la que se apareció Jesús tras Resu-
citar para que anunciara la Buena Noticia.
Catorce años después de la muerte de Cristo la Santa, junto a San
Maximino (seguidor de Jesús, encargado por San Pedro que atendie-
ra espiritualmente a María), sus hermanos Lázaro y Marta, su criada
Martila y San Cedonio, el ciego que había curado Cristo, tomaron
una barca y se fueron hacia alta mar con el fin de quedar abando-
nados a su suerte y morir ahogados, pero Dios los llevó hasta las cos-
tas de Marsella, y, tras no encontrar alojamiento, se cobijaron debajo
del templo pagano; después empezaron a predicar a esas gentes con
gran elocuencia y lograron convencer al Gobernador para que tirara
los templos y edificara iglesias, y él y su familia se bautizaran junto
con todo el pueblo. Posteriormente eligieron a Lázaro como obispo
de la ciudad.
María, deseosa plenamente de entregarse a la contemplación, se
retiró a una celda en el desierto preparada por los ángeles, y allí vivió
treinta años. Durante este tiempo la santa no se alimentó con nada te-
rrenal sino que Dios la sustentó milagrosamente con sustancias
celestiales, y todos los días, en los Siete Tiempos de las Horas Canó-
nicas, cuatro mayores y tres menores (maitines, laudes, vísperas y
completas, y tercia, sexta y nona), los ángeles la transportaban al cie-
lo para oír los Oficios Divinos que allí celebraban los Bienaventura-
dos. En este desierto sólo pudo hablar con ella un sacerdote que tam-
bién fue a hacer penitencia; el cual, mandado por la santa a buscar a
San Maximino para decirle que el Domingo de Resurrección entrara
en su oratorio y allí la vería antes de ser llevada por los ángeles, así
fue y San Maximino, tras darle la Comunión, vio cómo el alma de
María ascendía al cielo, y el cuerpo fue enterrado allí.
696 LUZ MARÍA DEL AMO HORGA
4.7.2. La Piedad
Hay un San Antonio con el Niño Jesús, que está firmado y fecha-
do en 1647, y fue expuesto como autógrafo en la muestra sobre los
pintores españoles presentada en Estocolmo en 1959-1960, mientras
es con seguridad obra del taller. Esta obra se encuentra en la actuali-
dad en la ciudad de Mora (Suecia). El santo aparece de medio cuer-
po, a diferencia de los otros, que aparecen de cuerpo entero.
to los cortes y los injertos que tiene en la parte posterior a todo lo an-
cho, así como en la parte inferior del cuadro, afectando al piso.
VI. BIBLIOGRAFIA