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Prefacio

Motivado por la consigna de escribir una monografía para la materia Psiquiatría Forense
dictada por el Dr. Espector intentaré en esta oportunidad profundizar en algunos aspectos
relacionados con la Responsabilidad profesional en el ejercicio de la psicoterapia, en
particular revisitando el caso del Dr. Osheroff mencionado en clase y relacionándolo luego
con algunas experiencias personales en este campo para concluir luego con algunas
reflexiones sobre algunos motivos que pueden llevar a un profesional que ejerce la
psicoterapia de una manera a-crítica y peligrosa.

El caso emblemático de el Dr. Osheroff vs. Chestnut Lodge

Un poco de historia

En 1909 el polémico y ya conocido neurólogo vienes Sigmund Freud había desembarcado


en los Estados Unidos junto con sus más dilectos discípulos, el Dr. Carl Gustav Jung y el
húngado Sandor Ferenczi. Juntos dieron una serie de conferencias en la Clark University.
Según cuenta el mito historiográfico psicoanalítico, cuando los tres contemplaron la
estatua de la Libertad mientras se acercaban al puerto de Nueva York ,Freud le dijo a
Jung, “No saben que les traemos la peste”. Y efectivamente, el psicoanálisis, con sus
ideas innovadoras produjo una revolución en un terreno virgen y ábido de ideas y
recursos terapéuticos nuevos. La peste vienesa se expandió rápidamente e impregnó la
labor de numerosos psiquiatras y neurólogos
Un año más tarde, en 1910, a pocos kilometros de el lugar en que Freud dio sus
conferencias, la epidemia psicoanalítica comenzaba a mostrar manifestaciones concretas.
En un hermoso edificio que alguna vez había sido un lujoso hotel en la pequeña ciudad de
Rockville, Marylan, un cirujano de renombre, profesor de psiquiatría y neurología decidió
abrir las puertas de un sanatorio para el tratamiento de enfermedades nerviosas utilizando
los nuevos métodos. El Dr. Bullard renovó el edificio y bautizó a su sanatorio Chesnut
Lodge (Refugio de los castaños), en honor a los numerosos castaños (chestnuts) que
crecían en el espacioso terreno. Por muchos años él sería el único psiquiatra que
trabajaría allí.
Con el paso del tiempo tres generaciones de Bullards continuaron su labor y se fueron
sumando profesionales que llegaría a tener renombre internacional como Harry Stack

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Sullivan, Frieda Fromm-Reichmann y Harold Searles. El sanatorio se caracterizaba por
tratar pacientes psiquiatricos con psicoterapia psicoanalítica fomentando una intensa
relación entre psicoterapeuta y paciente.
Con el paso de los años comenzaron a descubrirse nuevos tratamientos
psicofarmacológicos para los trastornos mentales. Para citar solo uno, el 11 de diciembre
de 1951 se sintetizó la clorpromazina y comenzó a utilizarse para el tratamiento de la
esquizofrenia, otras psicosis o como sedante en el caso de pacientes agitados. La era de
la psicofarmacología había comenzado y una nueva epidemia que iria llegando a los
ámbitos psiquiatricos. Los antipsicóticos se comenzaron autilizar habitualmente siendo un
tratamiento frecuente ya en los años 60'.
Sin embargo, los profesionales en la Chestnut Lodge continuaron bregando por
tratamientos de psicoterapia intensiva y evitando hasta las últimas consecuencias la
utilización de psicofármacos a los que cosideraban agentes que fomentaban la represión
de los conflictos inconcientes que subyacerían, según las teorían psicodinámicas, a los
problemas mentales de los pacientes y por lo tanto se opondrían al desarrollo del
tratamiento psicoanalítico. Incluso llegaban a optar por utilizar paños con agua fría para
contralar la agitación de los pacientes para evitar el uso de antipsicóticos u otros
sedantes.

El caso del Dr. Osheroff

En el invierno de 1979 la Chestnut Lodge recibió un paciente como tantos otros. Raphael
Osheroff, un exitoso nefrólogo de 41 años de edad fue internado en el sanatorio. Sufría
de síntomas ansiosos y depresivos e ideación suicida.
Antes de ser internado el Dr. Osheroff ya sufría de estados ansioso y depresivos desde
hacía aproximadamente 2 años y había sido tratado con psicoterapia y antidepresivos
tricíclicos. El Dr. Natahan Kline, un renombrado psicofarmacólogo de Nueva York fue
quien le indicó los antidepresivos obteniéndose una mejoría leve de los síntomas. El
paciente no sostuvo en el tiempo las dosis recomendadas de medicación, su estado
empeoró y se le indicó una internación.
Osheroff estuvo internado en Chestnut Lodge durante siete meses en los que fue tratado,
de acuerdo al uso del lugar, con psicoterapia cuatro veces por semana y no se le
indicaron psicofármacos. En ese período perdió 10 kilos de peso, sufriendo de estado de
insomnio persistente y marcada excitación psicomotriz que se manifestaba en un

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insesante deambular, llegando al punto de padecer de inflamación y apollas en los pies
que requirieron de atención médica

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