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Rubén Darío (1.867 - 1.

916)

Lo fatal
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido, y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida, y por la sombra, y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos...!

Habla de la muerte. Habla de la vida. Las contrapone. Es el grito del deseo de la


muerte y el miedo a morir. El asco a la vida y una inmensa tristeza, acompañada de
angustia y de melancolía. Es también el sufrimiento de la vida y el mal que hace pensar
en la muerte La preocupación de que pronto todo va acabar, y ojalá acabe, pero ojalá
no porque da miedo. Sufrir por lo desconocido. El miedo viene de ahí: de lo
desconocido, de donde también viene el sufrimiento. Y la proximidad de la muerte, y
el no querer morir por miedo, y el querer morir por hastío. Y por último la oposición
más clara: la incertidumbre de no saber a dónde vamos y lo inexplicable de saber de
dónde vinimos. En Lo fatal, lo fatal del tiempo y de la perspectiva de vida del hombre
americano de finales del siglo XIX.

Félix Rubén García Sarmiento etapa, hoy Ciudad Darío, Matagalpa, 18 de


enero de 1867 -León, 6 de febrero de 1916fue un poeta nicaragüense, máximo
representante del modernismo literario en lengua española. Rubén Darío es citado
generalmente como el iniciador y máximo representante del Modernismo hispánico siendo el poeta
modernista más influyente, y el que mayor éxito alcanzó, tanto en vida como después de su muerte. Fue
además el primer poeta que articuló las innovaciones del Modernismo en una poética coherente. La
evolución de su obra marca además las pautas del movimiento modernista: si en 1896 Prosas profanas
significa el triunfo del esteticismo, Cantos de vida y esperanza (1905) anuncia ya el intimismo de la fase
final del Modernismo, que algunos críticos han denominado postmodernismo.

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