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Estudios y jurisprudencia

del Código Procesal


Constitucional

Análisis de los procesos constitucionales y


jurisprudencia artículo por artículo
COORDINADOR:
Luis Castillo Córdova

AV. ANGAMOS OESTE 526 - MIRAFLORES


(01) 710-8950 / 710-8900 TELEFAX: (01) 241-2323
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ESTUDIOS Y JURISPRUDENCIA
DEL CÓDIGO PROCESAL
CONSTITUCIONAL. ANÁLISIS DE LOS
PROCESOS CONSTITUCIONALES Y
JURISPRUDENCIA ARTÍCULO
POR ARTÍCULO

PRIMERA EDICIÓN
ENERO 2009
3,550 ejemplares

© Gaceta Jurídica S.A.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822

HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA


BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
2009-01397

LEY Nº 26905 / D.S. Nº 017-98-ED


ISBN: 978-612-4038-02-0
REGISTRO DE PROYECTO EDITORIAL
31501220900059

DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
José L. Rivera Ramos
EQUIPO ENCARGADO DE LA
RECOPILACIÓN Y SISTEMATIZACIÓN
GACETA JURÍDICA S.A. DE JURISPRUDENCIA
ANGAMOS OESTE 526 - MIRAFLORES
LIMA 18 - PERÚ Federico Mesinas Montero
CENTRAL TELEFÓNICA: (01)710-8900 Miriam Tomaylla Rojas
FAX: 241-2323 Catherine Sevilla Torello
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe Yolanda Tito Puca
Moisés E. Lozano Lozano
Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L. Kory Del Carpio Rivera
San Alberto 201 - Surquillo
Lima 34 - Perú
I NTRODUCCIÓN

H ace aproximadamente un mes, recibí la amable propuesta de


parte de la editorial Gaceta Jurídica para coordinar un libro que tenía
ya en catálogo y cuyo título publicitado era Estudios y jurisprudencia
del Código Procesal Constitucional. Análisis de los procesos consti-
tucionales y jurisprudencia artículo por artículo. El libro tenía que
estar listo para su edición a inicios del mes de noviembre, con lo que
el plazo se avizoraba más bien escaso. Esta dificultad traía aparejada
otra: por la brevedad del plazo, el número de los potenciales autores
podría reducirse notablemente. Por eso, inmediatamente después de acep-
tar el encargo, se elaboró una lista de posibles autores en los que concu-
rrieran al menos las siguientes dos características. La primera, que por
publicaciones hechas o conferencias concedidas, hayan trabajado ya algu-
no o todos los aspectos del proceso constitucional que se les encomenda-
ría. Y, la segunda, que por ellos mismos o que por terceros conociéramos
que no tenían demasiados compromisos que asumir durante el mes que se
les daría de plazo. Se eligió a un autor por proceso constitucional y luego
de hacerles la consulta respectiva, todos tuvieron la amabilidad y genero-
sidad de aceptar.

Así, el estudio del proceso constitucional de hábeas corpus fue asu-


mido por Christian Donayre Montesinos, un joven y talentoso docen-
te de Derecho Constitucional de la Universidad Peruana de Ciencias
Aplicadas (UPC). El análisis del proceso constitucional de hábeas data
fue elaborado por Karin Castro Cruzatt, joven docente de Derecho
Constitucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP),
cuya agudeza e inteligencia pude comprobar personalmente durante su
participación en el IX Congreso Nacional de Derecho Constitucional.

5
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La investigación del proceso de inconstitucionalidad fue asumida por


Carlos Hakansson Nieto, profesor de Derecho Constitucional en la
Universidad de Piura (UDEP), de cuya extraordinaria capacidad de tra-
bajo aprendemos quienes compartimos labores con él, y de su vasta y
exquisita formación constitucional nos aprovechamos quienes seguimos
su producción científica. El estudio del proceso constitucional compe-
tencial fue asumido por Jorge León Vásquez, excelente asesor jurisdic-
cional del Tribunal Constitucional y destacado docente en los postítulos
de Derechos Fundamentales y de Derecho Procesal Constitucional en la
Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). El tratamiento del pro-
ceso constitucional de cumplimiento fue elaborado por Juan Manuel Sosa
Sacio, joven y sobresaliente académico del Derecho Constitucional, quien
actualmente se desempeña como jefe del Área de Derecho Constitucional
de Gaceta Jurídica y coordinador ejecutivo de la Revista Gaceta
Constitucional. Y a mí me correspondió analizar el proceso de amparo.

Inicialmente no se previó el estudio ni del Título Preliminar del


Código Procesal Constitucional, ni del proceso constitucional de ac-
ción popular. Del primero, porque no se regulaba ningún proceso
constitucional en particular; y, del segundo, porque era un proceso
cuyo trámite no llegaba a la máxima instancia de control e interpreta-
ción constitucional. Sin embargo, y ya casi al final, luego de una breve
coordinación con los editores se decidió incluirlos. Una decisión, por
lo demás acertada, debido no solo a que el título ya publicitado hacía
esperar razonablemente que ambos temas fueran abordados, sino tam-
bién porque materialmente el libro aparecería como incompleto sin el
estudio de estos temas. El análisis del Título Preliminar lo asumí yo, y
el del proceso constitucional de acción popular fue elaborado por Sofía
Salinas, una joven y brillante estudiosa del Derecho Constitucional,
quien actualmente se desempeña como una de las responsables del
Área de Derecho Constitucional de la editorial Gaceta Jurídica.

*****

El libro tiene dos partes bien marcadas. Una primera consiste


en el análisis que de las cuestiones más relevantes de cada proceso
constitucional, incluido el Título Preliminar, ha realizado cada uno de
los colaboradores. Con base en la mejor doctrina y en la jurispruden-
cia, en particular la del Tribunal Constitucional peruano, en esta primera

6
Introducción

parte se plantean y dan respuesta a las cuestiones jurídicas más resaltan-


tes que cada proceso constitucional implica. Con ello, se pretende que
el lector tenga una idea general y la más completa posible de cada
proceso constitucional. La segunda parte, complemento necesario de
la primera, consiste en una selección jurisprudencial (en particular
del Tribunal Constitucional aunque también de la Corte Suprema de
Justicia, ambos peruanos) agrupada según cada uno de los artículos del
Código Procesal Constitucional.
Es así que esta obra aparece como un esfuerzo conjunto de un grupo
de jóvenes académicos del Derecho Constitucional, la que tiene por finali-
dad brindar a los distintos operadores jurídicos las herramientas interpre-
tativas, así como los principales criterios hermenéuticos, tanto doctrinarios
como jurisprudenciales, referidos de los derechos fundamentales y de los
procesos constitucionales. De lo que se trata, en definitiva, es de colaborar
con el objetivo de hacer realidad –y de la mejor manera– la plena vigencia
de la Constitución en general, y de los derechos fundamentales en particu-
lar. Si bien será el lector quien juzgue y decida la calidad y utilidad de esta
obra, me parece que existen claros y objetivos elementos de juicio –como
la profesionalidad y responsabilidad de quienes colaboran, así como la se-
riedad y calidad de sus colaboraciones–, que apuntan en la línea de que
ella se convertirá en una valiosa ayuda para quienes tienen que resolver
cuestiones iusfundamentales, tanto materiales como formales.
*****
Finalmente, quiero agradecer profundamente a todos y cada uno de
quienes participan con sus colaboraciones en esta obra colectiva. El en-
tusiasmo y compromiso mostrados desde el inicio, así como la calidad
de sus colaboraciones, no hacen más que confirmar la valía personal y
profesional de cada uno de ellos. Por partida doble quiero manifestar una
vez más mi gratitud a Juan Manuel Sosa Sacio, quien me ha ayudado en
las labores de coordinación, apoyo inapreciable para la buena conducción
y culminación de esta obra. Y, finalmente, deseo agradecer a la editorial
Gaceta Jurídica, por haberme encomendado una labor que me enorgulle-
ce grandemente, especialmente, por las personas que finalmente fueron
convocadas para esta labor académica conjunta.
Luis Castillo Córdova
Piura, noviembre de 2008

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PARTE I
ESTUDIOS A
LOS PROCESOS
CONSTITUCIONALES
El Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional

Luis Castillo Córdova (∗)

Introducción
La normatividad de todo Título Preliminar de un texto legal está
fuera de discusión, la cual está vinculada con la función de marco que
está llamado a cumplir. El Título Preliminar se presenta tanto como
marco introductorio, así como marco normativo. Como marco introduc-
torio significará que da cuenta, de modo general, de lo que tratará el texto
legal que le sigue(1). Como marco normativo, recoge el conjunto de reglas
y principios que el intérprete ha de tomar en consideración a la hora de
determinar el significado normativo de las distintas disposiciones legales
que conforman el restante cuerpo legal. Por ejemplo, en el caso del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional se recogen reglas como la
que define –de modo general– los órganos jurisdiccionales encargados de
tramitar y resolver los distintos procesos constitucionales; y se recogen
principios como los diversos principios procesales que deberán animar no
solo el iter procesal, sino también la formulación de las correspondientes
decisiones.

(*) Profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura, en el Máster de Derecho Público de la


Universidad de Piura y en la Maestría de Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica
del Perú.
(1) Por ejemplo, el Título Preliminar del Código Procesal Constitucional se abre estableciendo cuál será
el objeto de regulación para inmediatamente después indicar que este cuerpo legislativo significa el
desarrollo legal de dos disposiciones constitucionales: el artículo 200 y el artículo 202.3.

11
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Aquí no se estudiará el significado de la regla procesal de compe-


tencia recogida en el artículo IV del Código Procesal Constitucional. La
razón principal es que en sí misma, la formulación de los órganos com-
petentes no genera más dificultad que la de conocerla. Así, los procesos
constitucionales de amparo, hábeas corpus, hábeas data y de cumpli-
miento son tramitados en los juzgados y salas del Poder Judicial y, en
última instancia, ante el Tribunal Constitucional. Los procesos constitu-
cionales de inconstitucionalidad y competencial se tramitarán en instan-
cia única ante este tribunal, y el proceso de acción popular solo ante las
salas del Poder Judicial. Lo que sí se estudiará será el resto de exigencias
que, debido a su contenido abierto e indeterminado, permiten márgenes
de cumplimiento, a diferencia de la regla de la competencia que definía
contenidos jurídicos precisos. Estas exigencias se formularán a modo de
principios y serán: el principio teleológico que apunta a los fines de los
procesos constitucionales; el principio de la vinculación de los opera-
dores jurídicos a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional; y, final-
mente, los principios procesales propiamente. Las principales fuentes
serán la Constitución peruana (CP), el Código Procesal Constitucional
(CPConst.), la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y la doctrina.

I. La finalidad de los procesos constitucionales


El principio teleológico reza de la siguiente manera: “son fines
esenciales de los procesos constitucionales garantizar la primacía de la
Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales”
(artículo II CPConst.). Si se quiere ser riguroso habrá que precisar que
garantizar la primacía de la Constitución es garantizar la vigencia de los
derechos que la Constitución reconoce, ya sea de modo explícito, así
como de manera implícita. De modo que la finalidad esencial de los pro-
cesos constitucionales es una misma: favorecer la efectiva vigencia de la
Constitución, la cual se manifiesta también asegurando la plena vigencia
de las normas iusfundamentales. Así, de los dos fines esenciales a los que
alude el artículo I CPConst., el segundo –la vigencia efectiva de los de-
rechos constitucionales– aparece como una concreción del primero –la
plena vigencia de la Constitución–.

1. La Constitución como norma jurídica


Este principio teleológico es manifestación necesaria de la consideración
de la Constitución como norma y, además, de carácter fundamental. Que la

12
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

Constitución es norma significa que su contenido es normativo, es decir, que


vincula efectivamente (artículos 38 y 45 CP). El tránsito del Estado Legal de
Derecho al Estado Constitucional de Derecho supuso, en palabras del Tribunal
Constitucional, “abandonar la tesis según la cual la Constitución no era más que
una mera norma política, esto es, una norma carente de contenido jurídico vin-
culante y compuesta únicamente por una serie de disposiciones orientadoras de
la labor de los poderes públicos, para consolidar la doctrina conforme a la cual
la Constitución es también una norma jurídica, es decir, una norma con conteni-
do dispositivo”(2). Admitir la fuerza normativa de la Constitución implica admitir
una doble modalidad de normativa. Una normativa o fuerza activa que se define
como “aquella capacidad para innovar el ordenamiento jurídico (…), derogan-
do expresa o implícitamente aquellas normas jurídicas infraconstitucionales
que resulten incompatibles con ella”(3); así como una normatividad o fuerza
pasiva “entendida como aquella capacidad de resistencia frente a normas infra-
constitucionales que pretendan contravenir sus contenidos”(4). Sin embargo, la
normativa de la Constitución en uno y otro caso, no solo es predicable del poder
normativo público, sino también de los actos ejecutivos y judiciales del poder
público, así como de todos los actos –normativos o no– de los privados(5).

El contenido normativo de la Constitución obliga pero no de cual-


quier manera, sino que lo hace como norma suprema (artículo 51 CP)(6).
Más allá del presupuesto de rigidez necesario(7), esto quiere significar,
en primer lugar, que existe jerarquía entre las fuentes normativas(8); y,
en segundo lugar, que el rango supremo corresponde a la Constitución,
y por debajo de ella se colocan tanto las normas emanadas del poder
público (las normas con rango de ley y las normas reglamentarias), así
como las emanadas del poder privado (normas estatutarias o normas
contractuales)(9). De modo que la validez jurídica de unas y otras depende

(2) Exp. N° 5854-2005-PA/TC, del 8 de noviembre de 2005, f. j. 3.


(3) Exp. N° 0005-2007-PI/TC, del 26 de agosto de 2008, f. j. 7.
(4) Ibídem.
(5) Sobre la vinculación del poder público y de los particulares a la Constitución, cfr. CASTILLO CÓR-
DOVA, Luis. Los derechos constitucionales. Elementos de una teoría general. Tercera edición, Palestra,
Lima, 2007, pp.193-200.
(6) El principio de jerarquía constitucional “exige una concepción de la Constitución como norma”. Exp.
N° 2939-2004-AA/TC, del 13 de enero de 2005, f. j. 8.
(7) Al respecto, véase PEREIRA MENAUT, Antonio Carlos. En defensa de la Constitución. Universidad
de Piura, Piura 1997, pp. 116-125.
(8) Exp. N° 00017-2006-PI/TC, del 21 de enero de 2007, f. j. 13.
(9) Exp. N° 03574-2007-PA/TC, del 1 de octubre de 2007, f. j. 39.

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Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de su ajustamiento (formal y material) a la Constitución(10). De igual


forma, el paso del Estado Legal de Derecho al Estado Constitucional
de Derecho significó que el principio de soberanía del Parlamento diera
paso al principio de supremacía de la Constitución, “conforme al cual,
una vez expresada la voluntad del poder constituyente con la creación
de la Constitución del Estado, en el orden formal y sustantivo presidi-
do por ella no existen soberanos, poderes absolutos o autarquías. Todo
poder devino entonces en un poder constituido por la Constitución y, por
consiguiente, limitado e informado, siempre y en todos los casos, por su
contenido jurídico-normativo”(11).

2. Mecanismos jurídicos de protección


A la vez que los principios de normatividad y de fundamentalidad
que recoge la Constitución peruana, se han recogido los mecanismos ju-
rídicos (además de los políticos sobre los que aquí no se abundará) que
permitan asegurar lo más posible la vigencia de la Constitución como
norma jurídica fundamental. Bien dice el TC cuando afirma que “es a tra-
vés de los procesos constitucionales que se garantiza jurisdiccionalmen-
te la fuerza normativa de la Constitución”(12). Especial relevancia tiene
el control constitucional de la actividad normativa del poder público, el
cual puede desarrollarse dentro del ámbito dual o paralelo que conforma
el sistema peruano(13), como consecuencia de la falta de tradición peruana
en la defensa del imperio del Derecho(14).

En lo que respecta al control difuso (artículo 138 CP), este se ha


previsto para favorecer la vigencia plena de la Constitución, tanto fren-
te a normas con rango de ley como frente a normas de rango infralegal,
a las que hoy en día se ha de agregar las normas privadas(15). En efecto,
el Constituyente peruano ha establecido el poder-deber del juez(16) de

(10) Exp. Nº 0006-2008-PI/TC, del 11 de junio de 2008, f. j. VII.3.


(11) Exp. N° 5854-2005-PA/TC, citado, f. j. 3.
(12) Exp. N° 0030-2005-PI/TC, del 2 de febrero de 2006, f. j. 46.
(13) GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Derecho Procesal Constitucional. Temis, Bogotá, 2001, p. 135.
(14) HAKANSSON, Carlos. La forma de gobierno de la Constitución peruana. Universidad de Piura, Piura
2001, p. 227.
(15) No existe, me parece, ningún inconveniente para extender este control difuso a las normas estatutarias
en un proceso constitucional o en un proceso judicial ordinario, en los que la aplicación del estatuto
convenga al caso.
(16) Exp. N° 1109-2002-AA/TC, del 6 de agosto de 2002, f. j. 22.

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El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

preferir la Constitución a la ley, y de preferir la Constitución al reglamen-


to(17). En lo que respecta al control concentrado, se han recogido dos me-
canismos que apuntan a la preservación de la Constitución como norma
jurídica fundamental. El primero es el proceso de inconstitucionalidad
(artículo 200.4 CP) y se ha destinado a analizar la constitucionalidad de
las normas con rango de ley, a fin de que sí son inconstitucionales así sean
declaradas por el Tribunal Constitucional, con los correspondientes efec-
tos derogatorios (artículo 204 CP)(18). El segundo es el proceso de acción
popular (artículo 200.5 CP), el cual se ha destinado a analizar la constitu-
cionalidad de las normas de rango infralegal por parte del Poder Judicial,
de modo que si son encontradas inconstitucionales sean declaradas como
tales, también con los correspondientes efectos derogatorios(19). En uno y
otro caso, la inconstitucionalidad de la norma –para ser inaplicada o de-
rogada– se define tanto por contravenir la Constitución en la forma o en
el fondo, ya se trate de preceptos que organizan el poder público (normas
orgánicas), o que reconocen derechos y libertades (normas iusfundamen-
tales). En uno y otro caso, también, el control de la constitucionalidad
debería ser posible respecto de normas privadas(20).

Pero el control de la constitucionalidad no solo acontece respecto


del ejercicio del poder público normativo, sino también sobre todo del
acto público o privado no normativo que contravenga la Constitución.
Esto ocurrirá fundamentalmente respecto de las normas iusfundamen-
tales. Se trata de examinar si un acto no normativo, tanto del poder

(17) El Tribunal Constitucional, con base en una argumentación harto criticable, extendió el poder deber
de inaplicación de normas inconstitucionales a la Administración Pública en su sentencia al Exp.
Nº 3741-2004-AA/TC. Sobre las deficiencias de esa argumentación véase CASTILLO CÓRDOVA,
Luis. “Administración Pública y control de la constitucionalidad de las leyes. ¿Otro exceso del TC? En:
CARPIO MARCOS, Edgar; GRÁNDEZ CASTRO, Pedro. La defensa de la Constitución por los tribu-
nales administrativos. Un debate a propósito de la jurisprudencia constitucional. Cuadernos de análisis
y crítica a la jurisprudencia constitucional. N° 1, Palestra, Lima, 2007, pp. 69-99.
(18) Sobre la acción de inconstitucionalidad, cfr. HUERTA GUERRERO, Luis. “El proceso de inconstitucio-
nalidad en el Perú: Reflexiones a partir del Código Procesal Constitucional y la experiencia reciente”.
En: PALOMINO MANCHEGO, José F. (Coordinador). El Derecho Procesal Constitucional peruano.
Estudios en Homenaje a Domingo García Belaunde. Tomo II, Editora Jurídica Grijley, Lima 2005, pp.
839-884.
(19) Sobre el proceso constitucional popular, cfr. MORÓN URBINA, Juan Carlos. “Aportes para el estudio
del nuevo régimen de la acción popular en el Código Procesal Constitucional”. En: PALOMINO MAN-
CHEGO, José F. (Coordinador), El Derecho Procesal Constitucional peruano. Ob. cit., pp. 1091-1106.
(20) MENDOZA ESCALANTE, Mijail. “Las normas privadas y el problema de su control de constituciona-
lidad”. En: CASTAÑEDA OTSU, Susana. Derecho Procesal Constitucional. Tomo I, segunda edición,
Lima 2004, pp. 433-462.

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Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

público como privado contraviene o no el contenido constitucionalmente


protegido de un derecho fundamental. A través del correspondiente pro-
ceso constitucional de la libertad (amparo, hábeas corpus y hábeas data),
se determinará la ineficacia jurídica del acto por contravenir una norma
iusfundamental.

3. La situación particular de la acción de cumplimiento


En esta lógica de asegurar la vigencia efectiva de la Constitución
como norma jurídica fundamental no encaja del todo el proceso de cum-
plimiento. Y no lo hace porque en definitiva se trata de un proceso consti-
tucionalizado antes que uno constitucional(21), debido a que en su seno no
se resuelve ninguna controversia de relevancia constitucional(22), sino que
está “destinado a controlar la ilegalidad por omisión de la Administración
Pública”(23), lo que ha llevado incluso a la comisión de juristas que re-
dactaron el anteproyecto del Código Procesal Constitucional a manifestar
que “esta institución debería ser eliminada, pues no solo no es clara, sino
que en puridad no es un proceso constitucional”(24). Esto supone que el
proceso de cumplimiento impide ser asemejado a los procesos que sí son
(verdaderos) procesos constitucionales y, por tanto, no se puede intentar
entenderlo y regularlo de la misma manera que se entiende y regulan los
procesos constitucionales(25).

Definida la acción de cumplimiento como aquella que procede contra


toda autoridad o funcionario renuente a acatar una norma legal o un acto
administrativo (artículo 200.6 CP), y asumiendo la categoría de “derecho
fundamental a asegurar y exigir la eficacia de las normas legales y de los
actos administrativos” (26) como esencialmente errónea(27), solo habría una
posibilidad en la que este proceso constitucionalizado sería efectivamente

(21) Exp. N° 0191-2003-AC/TC, del 26 de septiembre de 2003, f. j. 2.


(22) Ídem.
(23) CARPIO MARCOS, Edgar. “La acción de cumplimiento”. En: CASTAÑEDA OTSU, Susana (coordi-
nadora), Derecho Procesal Constitucional. Tomo II, Jurista editores, Lima 2004, p. 963.
(24) AA. VV. Código Procesal Constitucional. Anteproyecto y legislación vigente. Palestra, Lima,
2003, p. 25.
(25) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “El proceso de cumplimiento: a propósito de un desafortunado criterio
jurisprudencial del Tribunal Constitucional”. En: Actualidad Jurídica, Tomo 145, Gaceta Jurídica, di-
ciembre de 2005, pp. 129-136.
(26) Exp. N° 0168-2005-PC/TC, del 29 de septiembre de 2005, f. j. 9.
(27) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “El proceso de cumplimiento…”. Ob. cit., pp. 132-133.

16
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

un proceso constitucional. Y esta es que cuando la renuncia suponga la


vulneración del contenido constitucional de un derecho fundamental,
la agresión iusfundamental pueda ser tramitada a través del proceso de
cumplimiento. Sin embargo, esta única posibilidad ha sido descartada por
el legislador al establecer que la agresión de un derecho fundamental pro-
ducida por la renuencia del funcionario público deberá ser resuelta a tra-
vés del amparo, hábeas corpus o hábeas data según corresponda (artículo
70.3 CPConst.).

II. La jurisprudencia vinculante del Tribunal Constitucional

1. A partir del segundo párrafo del artículo VI del CPConst.:


respecto de los procesos de inconstitucionalidad
A. Vinculación al fallo
El segundo ámbito de estudio que abre el Título Preliminar es el re-
ferido a la vinculación de los operadores jurídicos a la jurisprudencia del
Supremo Intérprete de la Constitución, regulada en los artículos VI y VII
del mencionado Título Preliminar. Tres situaciones son las reguladas en
estos dos preceptos legales. La primera está referida a la jurisprudencia
que se obtiene a través de las sentencias en los procesos de inconstitu-
cionalidad, y se encuentra prevista en el segundo párrafo del artículo VI
CPConst. en el que se dispone la obligación de los jueces de no dejar de
aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada en un
proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular. Aquí
solo interesa hacer referencia a los procesos de inconstitucionalidad y no
a los procesos de acción popular, porque estos últimos no llegan a ser co-
nocidos por el Supremo Intérprete de la Constitución.

Como se sabe, con la demanda de inconstitucionalidad que se presen-


ta y se resuelve en el seno del Tribunal Constitucional, se solicita a este
que examine en abstracto la constitucionalidad de una norma con rango
de ley. Este tribunal puede resolver declarando la inconstitucionalidad de
los preceptos cuestionados, o por el contrario, puede declarar y confirmar
su constitucionalidad. Si el referido Alto Tribunal declara lo primero, el
precepto legal encontrado inconstitucional queda sin validez jurídica (ar-
tículos 103 y 204 CP), es decir, es expulsado del ordenamiento jurídico y
no podrá ser invocado ni aplicado por ningún operador jurídico en ningún

17
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

caso. Si, por el contrario, se declara lo segundo, el precepto cuestionado


queda confirmado en su constitucionalidad, de modo que ninguna autori-
dad ni ningún particular podrá dejar de aplicarlo en cualquier caso futuro.
En especial referencia a los jueces del Poder Judicial, en el segundo
párrafo del artículo VI CPConst., se ha previsto que estos no pueden dejar
de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada en un
proceso de inconstitucionalidad(28). Consecuentemente, ya sea declarada
fundada o infundada una demanda de inconstitucionalidad, lo cierto es
que la sentencia en los procesos de inconstitucionalidad tienen autoridad
de cosa juzgada y vinculan a todos los poderes públicos y producen efec-
tos generales desde el día siguiente a la fecha de publicación (artículos
204 CP y 82 CPConst.). En palabras del Tribunal Constitucional, estas
sentencias “tienen efectos de: a) fuerza de ley; b) cosa juzgada; y, c) apli-
cación vinculante a los poderes públicos”(29).
Planteado así, este primer producto jurisprudencial del Tribunal Cons-
titucional es claro que está referido al fallo de las sentencias que resuel-
ven los procesos de inconstitucionalidad. En efecto, en el fallo de estas
sentencias se declara fundada o infundada la demanda de inconstitucio-
nalidad, con la consecuente nulidad del precepto legal o, por el contra-
rio, con la consecuente confirmación de su constitucionalidad. Este fallo
tendrá efectos erga omnes, en tanto que el examen de constitucionalidad
del precepto cuestionado se realiza no en función de las circunstancias de
un caso concreto, sino más bien a través de un juicio general y abstracto
de la constitucionalidad propio de la justicia constitucional concentrada.
Esto quiere decir que todos los operadores jurídicos, y en particular los
jueces del Poder Judicial, están vinculados de modo general al fallo de
una sentencia de inconstitucionalidad.
B. Vinculación a los fundamentos jurídicos
Si es incuestionable que los operadores jurídicos, en particular los
jueces del Poder Judicial, están vinculados al fallo en una sentencia de
inconstitucionalidad, la pregunta que conviene formular ahora es si
la vinculación se circunscribe solo al fallo o por el contrario es posible

(28) De esta manera, la imposibilidad de inaplicar una norma confirmada en su constitucionalidad en un


proceso de inconstitucionalidad configura un límite efectivo al ejercicio del llamado control difuso de
la constitucionalidad por parte de los magistrados del Poder Judicial (artículo 103 CP).
(29) Exp. N° 00053-2004-PI/TC, del 16 de mayo de 2005, f. j. V.

18
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

extenderla a otras partes de la sentencia, en particular a la llamada por


el Tribunal Constitucional como interpretaciones que son los fundamen-
tos jurídicos de la misma y que están compuestos –a decir del Tribunal
Constitucional(30)– al menos por los dos siguientes elementos: la ratio de-
cidendi(31), y los obiter dicta(32). Como se sabe, de modo general puede
afirmarse que la actividad de enjuiciamiento que desarrolla el menciona-
do tribunal en una demanda de inconstitucionalidad se desenvuelve, pri-
mero, a través de los argumentos o fundamentos jurídicos; y, segundo, a
través de la emisión del fallo. Argumentación y fallo son dos realidades
necesariamente vinculadas: no existe fallo sin argumentación previa, y la
argumentación solo tiene sentido en la medida en que se arriba a un fallo.

a) Cuando la sentencia declara la inconstitucionalidad de


la ley
Esta estrecha vinculación exige considerar que los operadores jurídi-
cos –en particular los magistrados del Poder Judicial– no solo están vincu-
lados al fallo en una sentencia de inconstitucionalidad, sino también a los
fundamentos jurídicos. De estos fundamentos, la vinculación necesaria re-
caerá sobre las razones suficientes o ratio decidendi, y no sobre las razo-
nes subsidiarias u obiter dicta sobre las que recae una vinculación relati-
va. Las razones suficientes o ratio decidendi y su consecuente vinculación
necesaria jugarán un papel más importante respecto de la confirmación
de la constitucionalidad de un precepto legal, que respecto de su decla-
ratoria de inconstitucionalidad. Así, si un precepto legal ha sido cuestio-
nado a través de una demanda de inconstitucionalidad ante el Tribunal
Constitucional, y este ha fallado que el precepto cuestionado vulnera la
Constitución, ese precepto legal pierde su validez jurídica y es expulsado
del ordenamiento jurídico. Los operadores jurídicos, como regla gene-
ral, no tendrán nada que interpretar para aplicar el fallo(33), sencillamente

(30) Exp. N° 4119-2005-PA/TC, del 29 de agosto de 2005, f. j. 12.


(31) Definida como la base o consideración determinante de la decisión. Ibídem.
(32) Definidos como “aquella parte de la sentencia que ofrece reflexiones, acotaciones o apostillas jurídicas
marginales o aleatorias que, no siendo imprescindibles para fundamentar la decisión adoptada por el
Tribunal Constitucional, se justifican por razones pedagógicas u orientativas, según sea el caso en donde
se formulan”. Ibídem.
(33) Esto no significa obviar casos singulares –y excepcionales– en los que un proceso de inconstitucionalidad
pueda dar por resultado un fallo oscuro, y se tenga que acudir a las argumentaciones para definir lo que
realmente ha quedado invalidado. En estos casos, la necesidad de definir el fallo requerirá necesariamente
acudir a las razones suficientes (ratio decidendi) emitidas en la sentencia de inconstitucionalidad.

19
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

se han de limitar a no invocar como fundamento de sus decisiones una


norma que ya no tiene validez jurídica. La importancia de las razones su-
ficientes se dirige por otro lado y tiene el siguiente doble significado. El
primero es que esas razones suficientes vinculan la futura actuación nor-
mativa del poder público a una determinada regla. El segundo es que si el
poder público en su actuación normativa futura quebrantase esa regla, los
jueces podrán emplear esas razones suficientes para inaplicar las normas
por ser sustancialmente semejantes a otras ya declaradas inconstituciona-
les. Con un ejemplo se entenderá mejor esta doble significación.
Cuestionada la constitucionalidad de los artículos 38.1(34) y 39(35) de
la Ley N° 27153, ley que regula la explotación de los juegos de casino y
máquinas tragamonedas, el Tribunal Constitucional los declaró inconsti-
tucionales con base en la siguiente justificación: “conforme se desprende
de la regulación conjunta de los artículos 38.1 y 39 de la Ley, la alícuota
del impuesto asciende al 20% (...). Considerando además, que la alícuo-
ta del impuesto parece ser excesiva, que recae sobre una base fijada sin
deducir los gastos realizados para la obtención de las utilidades y que no
es considerado, el monto pagado, como pago a cuenta del Impuesto a la
Renta, debe concluirse que el gravamen presenta una vocación confisca-
toria del capital invertido, prohibida por la Constitución”(36).
Esta justificación que constituiría lo que el Alto Tribunal llama razón
suficiente o ratio decidendi, si bien es el fundamento de la declaración
de inconstitucionalidad de los artículos 38.1 y 38 de la Ley N° 27153, en
realidad es indiferente a la hora de interpretar el significado y el conteni-
do del fallo que –en buena cuenta– es la derogación de los mencionados
preceptos legales. Estos preceptos pierden validez para el ordenamiento
jurídico y, por ello, ningún poder público y ningún particular podrá in-
vocarlos al margen de cual haya sido la razón suficiente que lo justifique.
Sin embargo, el criterio hermenéutico contenido en esta razón suficiente

(34) En este precepto se disponía que “[l]a base imponible del impuesto está constituida por la ganancia
bruta mensual proveniente de la explotación de los juegos de casino y de máquinas tragamonedas, en-
tendiéndose por tal a la diferencia resultante entre el ingreso total percibido en un mes por concepto de
apuestas o dinero destinado al juego y el monto total de los premios otorgados el mismo mes”.
(35) El artículo 39 establecía que “[l]a alícuota del impuesto, tanto para la explotación de juegos de casino
como de máquinas tragamonedas, será el 20% (veinte por ciento) de la base imponible indicada en el
artículo anterior”.
(36) Exp. N° 0009-2001-AI/TC, del 29 de enero de 2002, f. j. 16. La cursiva de la letra es añadida.

20
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

sí servirá –y en este sentido debe interpretarse su vinculatoriedad– para


sujetar la conducta de los poderes públicos frente a situaciones semejan-
tes futuras. Así, en el caso descrito, para el Legislativo es vinculante la
siguiente regla: en el futuro no podrá aprobar un precepto legal con el
contenido igual o sustancialmente igual a los declarados inconstituciona-
les para las empresas que exploten juegos, casinos y máquinas tragamo-
nedas y en general para cualesquiera otras empresas(37); igualmente le es
vinculante que en el futuro no pueda establecer un impuesto cuya base
imponible sea la ganancia bruta mensual sin las deducciones razonables
de los gastos en los que se incurran para generarla(38).
Teóricamente, nada impediría que en el futuro el Parlamento perua-
no aprobase un texto, incluso, igual al declarado inconstitucional por el
Tribunal Constitucional. Sin duda que una nueva demanda de inconstitu-
cionalidad terminaría con la emisión de un fallo del Supremo Intérprete
de la Constitución anulando el nuevo precepto legal. Pero mientras ello
ocurriese –y en virtud de la facultad de control difuso que tienen atribui-
da los jueces– los empresarios que explotasen los juegos, casinos y traga-
monedas podrían interponer demandas constitucionales (de amparo, por
ejemplo) a fin de obtener del juez una declaración de inconstitucionali-
dad al caso concreto con la consiguiente inaplicación del nuevo precepto
legal. De presentarse esta demanda, el juez estaría obligado a inaplicar la
ley posterior que tuviese sustancialmente igual o mismo contenido que
el precepto declarado inconstitucional en un previo proceso de incons-
titucionalidad, y lo hará precisamente con base en las ratio decidendi o
fundamentaciones suficientes dadas por el Tribunal Constitucional.

De igual forma, el juez estaría obligado a inaplicar por inconstitucio-


nales aquellas otras normas que sin tener un contenido igual al precepto
declarado inconstitucional, plantea una situación contraria a lo que sería

(37) Y es que “mientras el legislador puede modificar libremente sus propias normas, no puede, sin em-
bargo, modificar esas normas en un sentido contrario a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional”.
BALAGUER CALLEJÓN, Francisco. “Tribunal Constitucional y creación del Derecho”. En: ESPÍN
TEMPLADO, Eduardo; DÍAZ REVORIO, Javier. La justicia constitucional en el Estado democrático.
Tirant lo blanch, Valencia 2000, p. 385.
(38) En esta línea, el legislador peruano en sustitución del artículo 38.1 de la Ley N° 27153, declarado
inconstitucional, aprobó posteriormente el siguiente texto: “La base imponible del impuesto a la explo-
tación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas está constituida por la diferencia entre ingreso
neto mensual y los gastos por mantenimiento de las máquinas tragamonedas y medios de juego de
casinos” (artículo 17 de la Ley N° 27796).

21
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

las razones suficientes en la sentencia de inconstitucionalidad: crear un


tributo confiscatorio o por no permitir deducir gastos en los que se incurre
para obtener una utilidad, o por prever una alícuota de impuesto excesi-
vo. Obviamente, en este último caso, el juez mantiene su plena capacidad
para determinar si se encuentra o no ante un caso semejante al caso que
dio origen a la razón suficiente o ratio decidendi establecida en la senten-
cia de inconstitucionalidad.

Por lo tanto, en las sentencias de inconstitucionalidad declaradas fun-


dadas por el Supremo Intérprete de la Constitución, la vinculación a los
fundamentos del fallo es irrelevante a efectos de no aplicar un dispositivo
legal declarado inconstitucional con efectos derogatorios. Sin embargo,
esa vinculación mantiene su relevancia para condicionar la actividad le-
gislativa del poder público, en particular, para aquellas situaciones en las
que produciéndose una misma o semejante agresión por la aprobación
de un mismo o semejante dispositivo legal al declarado inconstitucional,
los jueces del Poder Judicial se disponen a declarar su inaplicación en un
caso concreto.

b) Cuando la sentencia confirma la constitucionalidad de


la ley
Algo diferente ocurre cuando una demanda de inconstitucionalidad
es declarada infundada y, con ello, queda confirmada la constitucionali-
dad del precepto legal cuestionado. En este caso la ratio decidendi juega
un papel más decisivo a la hora de ejecutar el fallo, porque el precepto
cuestionado no queda invalidado y expulsado del ordenamiento jurídico,
sino que se confirma su constitucionalidad y consecuente vigencia, por lo
que se hace necesario saber con cual significado y alcance la mantiene.

Un primer supuesto está relacionado con las llamadas sentencias in-


terpretativas. Dentro de un proceso de inconstitucionalidad en el que la
demanda ha sido declarada infundada, lo normal sería que el precepto
cuestionado mantenga su vigencia jurídica tan igual como antes de ser in-
terpuesta la demanda. Sin embargo, no siempre ocurre así. Puede ocurrir
que luego de la sentencia que declara infundada la demanda de inconsti-
tucionalidad, el precepto cuestionado varíe también en el significado de
su vigencia. Esto ocurrirá cuando en el fallo se ha establecido que de-
terminado precepto es constitucional, siempre y cuando se le interprete

22
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

según un criterio hermenéutico previamente establecido en alguno de los


fundamentos jurídicos de la sentencia constitucional.

Se trata de las sentencias interpretativas a través de las cuales se


establece que “determinado sentido interpretativo de una disposición
legislativa resulta contrario a la Constitución, por lo que no debe ser
usado por los jueces en el ejercicio de la función jurisdiccional que les
corresponde”(39). Las sentencias interpretativas, las que en realidad con-
forman un amplio grupo de tipo de sentencias(40), encuentran su legitimi-
dad “en el principio de conservación de la ley y en la exigencia de una
interpretación conforme a la Constitución, a fin de no lesionar el prin-
cipio básico de la primacía constitucional”(41). Y es que debido a que al
Parlamento le asiste “legitimidad democrática directa como representante
de la Nación (artículo 93), el juez tiene el deber de presumir la constitu-
cionalidad de las leyes, de modo tal, que solo pueda inaplicarla (control
difuso) o dejarla sin efecto (control concentrado), cuando su inconstitu-
cionalidad sea manifiesta; es decir, cuando no exista posibilidad alguna
de interpretarla de conformidad con la Constitución”(42).

Así, partiendo del hecho de que “el objeto de la acción de inconsti-


tucionalidad lo constituye la disposición y las normas que forman parte
de una fuente que tiene rango de ley; es decir, el enunciado lingüístico y
los sentidos interpretativos que de él se derivan”(43), la labor del Tribunal
Constitucional ante una demanda de inconstitucionalidad es “analizar la
constitucionalidad de todas aquellas normas que se desprenden de la dis-
posición cuestionada con la finalidad de verificar cuáles se adecuan a la
Constitución y cuáles deben ser expulsadas del ordenamiento jurídico”(44).
De modo que, “no cabe que se declare la inconstitucionalidad de una dis-
posición si, entre sus normas, esto es, los sentidos interpretativos de una
disposición legislativa, es posible hallar una que sea compatible con la
Constitución”(45). Y es que “la declaración de invalidez constitucional

(39) Exp. N° 4853-2004-PA/TC, del 19 de abril de 2007, f. j. 15.


(40) DÍAZ REVORIO, Francisco Javier. Las sentencias interpretativas del Tribunal Constitucional. Lex
Nova, Valladolid, 2001, pp. 60-161.
(41) Exp. N° 0010-2002-AI/TC, del 3 de enero de 2003, f. j. 35.
(42) Exp. N° 0030-2005-PI/TC, del 2 de febrero de 2006, f. j. 53.
(43) Exp. N° 0002-2003-AI/TC, del 27 de junio de 2003, f. j. 7.
(44) Exp. N° 0004-2006-PI/TC, del 29 de marzo de 2006, f. j. 53.
(45) Exp. N° 0002-2003-AI/TC, citado, f. j. 7.

23
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

siempre debe ser la última ratio”(46), de modo que siempre que sea posible
se ha de evitar “crear vacíos y lagunas de resultados funestos para el or-
denamiento jurídico”(47).

Pues bien, en estas sentencias, el Tribunal Constitucional declara que


un precepto es constitucional siempre y cuando se le interprete de deter-
minada manera. Esa manera de interpretarlo habrá sido manifestada en
una ratio decidendi, y el operador jurídico necesitará acudir a ella para
saber qué es lo que realmente queda vigente. En estos casos, en buena
cuenta ocurre que “determinados fundamentos –que contengan criterios
interpretativos que sirvan para no declarar la inconstitucionalidad de la
disposición– se anidan en la parte resolutiva de la sentencia”(48).

El segundo supuesto de relevancia de la ratio decidendi en una sen-


tencia que confirma la constitucionalidad de un precepto legal, está re-
ferido a las disposiciones constitucionales empleadas como parámetro
del control de constitucionalidad. Cuando se examina la constituciona-
lidad de un precepto legal a través de una demanda de inconstituciona-
lidad, se examina siempre con referencia a determinados preceptos de la
Constitución, e incluso normalmente el Tribunal Constitucional se limita
a analizar la constitucionalidad de una ley respecto de las disposiciones de
la Constitución invocadas por la parte demandante. Esto significa que si el
referido Alto Tribunal declara que un precepto legal es constitucional, lo que
está declarando es que ese precepto es compatible con el o los preceptos de la
Constitución que han servido para examinar su constitucionalidad; no signifi-
ca necesariamente que el precepto legal sea constitucional siempre y en todo
caso, pues puede perfectamente resultar siendo inconstitucional respecto
de otros preceptos de la Constitución ni invocados ni aplicados como pa-
rámetros de control en el juicio de constitucionalidad. Consecuentemente,
en casos posteriores, el juez del Poder Judicial podrá inaplicar al caso
concreto un precepto legal que habiendo sido declarado constitucional
por el Tribunal Constitucional en una demanda de inconstitucionalidad,
lo ha sido en referencia a dispositivos de la Constitución distintos a los
que sustentan la inaplicación del precepto legal a un caso concreto.

(46) Ídem.
(47) Exp. N° 0010-2002-AI/TC, citado, f. j. 29.
(48) Exp. N° 0002-2003-AI/TC, citado, f. j. 8.

24
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

Por ejemplo, en la demanda de inconstitucionalidad presentada con-


tra el artículo 5.1(49) de la ya mencionada Ley N° 27153, se argumentaba
que el referido dispositivo legal era inconstitucional porque vulneraba la
autonomía administrativa de los gobiernos locales recogida en el artículo
191 CP(50). El Tribunal Constitucional declaró infundada la demanda en
este punto, y con ello confirmó la constitucionalidad del artículo 5.1, de-
bido a que esta disposición “no tiene por propósito sustituir o alterar los
planes de zonificación que cada gobierno local pueda establecer, sino úni-
camente identificar a los distritos en cuya jurisdicción se puede autorizar
la explotación de los juegos de casinos, quedando a salvo, por lo tanto, la
facultad de los gobiernos locales para establecer sus planes de zonifica-
ción de acuerdo con la ley”(51).

Como se puede apreciar, la confirmación de constitucionali-


dad efectuada sobre el artículo 5.1 de la Ley N° 27153 no ha ocu-
rrido respecto de todas las normas de la Constitución, sino solo
respecto del mencionado artículo 191 CP. Consecuentemente, la con-
firmación de constitucionalidad respecto del precepto legal no sig-
nifica que los magistrados del Poder Judicial tendrán que conside-
rarlo siempre como un precepto constitucional, de modo que queden
imposibilitados de evaluar su constitucionalidad al momento de apli-
carlo a un caso concreto. Podrán inaplicar el referido precepto legal si
su incosntitucionalidad se sustenta con base en otros dispositivos de la
Constitución distintos del artículo 191 CP e incluso, podrá ser inapli-
cado aunque hubiese sido invocado este dispositivo constitucional,
pero por un apartado distinto a la autonomía administrativa de las muni-
cipalidades ahí reconocida.

(49) Se establecía en este precepto legal que “[l]a explotación de juegos de casino solo se puede realizar en
establecimientos ubicados en los distritos autorizados mediante resolución suprema refrendada por el
Ministro de Industria, Turismo, Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales, para lo cual
se tomará en cuenta además de la infraestructura turística existente, razones de salud, de moral y de
seguridad pública”.
(50) Se establece en el artículo 191 CP que “[l]as municipalidades provinciales y distritales, y las delegadas
conforme a ley, son los órganos de gobierno local. Tienen autonomía política, económica y administrati-
va en los asuntos de su competencia. Corresponden al concejo las funciones normativas y fiscalizadoras;
y a la alcaldía, las funciones ejecutivas. Los alcaldes y regidores son elegidos por sufragio directo, por
un periodo de cinco años. Pueden ser reelegidos. Su mandato es revocable, pero irrenunciable. Gozan
de las prerrogativas que señala la ley”.
(51) Exp. N° 0009-2001-AI/TC, citado, f. j. 1.

25
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Por lo tanto, en los casos en los que el Tribunal Constitucional de-


clara infundada una demanda de inconstitucionalidad, no basta con saber
que el precepto legal cuestionado ha sido declarado constitucional a tra-
vés de una demanda de inconstitucionalidad. Se requiere también acudir
a la razón suficiente (ratio decidendi) para determinar el alcance y sig-
nificado de la confirmación de constitucionalidad. En la razón suficiente
podrá hallarse, por un lado, el sentido interpretativo que permite mante-
ner la constitucionalidad de un precepto legal; y, por otro, el dispositivo o
los dispositivos constitucionales respecto de los cuales el precepto man-
tiene su constitucionalidad.

2. A partir del artículo VII del CPConst.: los precedentes vincu-


lantes
La segunda situación viene regulada por el artículo VII CPConst. y
está referida al resto de procesos constitucionales que conoce el Supremo
Intérprete de la Constitución, ya sea en instancia única (proceso competen-
cial) o instancia última (amparo, hábeas corpus, hábeas data y de cumpli-
miento). En estos procesos constitucionales, según el mencionado precepto
legal, las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad
de cosa juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese
la sentencia, precisando el extremo de su efecto normativo, a través de su
parte resolutiva, tal y como lo ha interpretado el referido tribunal(52).
En estos procesos constitucionales –a diferencia del supuesto ante-
rior–, el Alto Tribunal tiene que resolver una controversia definida por
unas concretas circunstancias. Se trata de procesos en los que se discute
si una determinada actuación pública o privada ha infringido el contenido
constitucionalmente protegido de un derecho fundamental. En este enjui-
ciamiento, el referido tribunal puede fallar declarando fundada o infun-
dada la demanda constitucional según haya encontrado o no violación de
un derecho fundamental. Si bien la decisión resolverá una controversia en
unas circunstancias concretas y, por ello, estará llamada a afectar solo a
las partes del proceso, el Tribunal Constitucional podrá dar valor general

(52) Ha manifestado el Tribunal Constitucional que “resulta importante recordar al órgano jurisdiccional que
por disposición del artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, las sentencias
expedidas por este tribunal constituyen precedente vinculante cuando así se exprese resolutivamente”,
Exp. N° 2522-2005-PHC/TC, del 9 de junio de 2005, f. j. 12.

26
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

(con efectos erga omnes) a los fundamentos de la sentencia siempre que


los formule como precedentes vinculantes.

a) Significado del precedente vinculante


Varias cuestiones se pueden plantear en este punto. La primera de
ellas es determinar cuál es el significado de los precedentes vinculantes. El
Tribunal Constitucional ha reconocido para sí mismo dos funciones básicas:
“por un lado resuelve conflictos, es decir, es un tribunal de casos concretos;
y, por otro, es un tribunal de precedentes, es decir, establece, a través de su
jurisprudencia, la política jurisdiccional para la aplicación del derecho por
parte de los jueces del Poder Judicial y del propio Tribunal Constitucional
en casos futuros”(53). Según esta declaración, la política jurisdiccional
para la aplicación del derecho la formula el Máximo Intérprete de la
Constitución a través de los precedentes vinculantes a los que se refie-
re el artículo VII CPConst. Los precedentes, en este contexto, aparecen
“como una herramienta técnica que facilita la ordenación y la coherencia
de la jurisprudencia; y, por otro, expone el poder normativo del Tribunal
Constitucional dentro del marco de la Constitución, el Código Procesal
Constitucional y la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional”(54).

De modo que, se entiende perfectamente que el mismo Tribunal


Constitucional haya definido el precedente vinculante como “aquella
regla jurídica expuesta en un caso particular y concreto que el Tribunal
Constitucional decide establecer como regla general; y, que, por ende, de-
viene en parámetro normativo para la resolución de futuros procesos de
naturaleza homóloga. El precedente constitucional tiene por su condi-
ción de tales efectos similares a una ley”(55). Es decir, continuará di-
ciendo el Tribunal Constitucional que “la regla general externalizada
como precedente a partir de un caso concreto se convierte en una regla
preceptiva común que alcanza a todos los justiciables y que es oponible
frente a los poderes públicos”(56).

(53) Exp. N° 3741-2004-AA/TC, del 14 de noviembre de 2005, f. j. 36.


(54) Exp. N° 0024-2003-AI/TC, del 10 de octubre de 2005, primera consideración previa.
(55) Ídem.
(56) Ídem.

27
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

b) Ratio decidendi y precedente vinculante


La segunda cuestión es determinar si cualquiera de los fundamentos pre-
vios al fallo en una sentencia constitucional puede ser constituido como pre-
cedente vinculante por el Tribunal Constitucional o, por el contrario, se ha de
considerar algunas limitaciones. Tal y como viene redactado el artículo VII
CPConst., podría concluirse que el referido tribunal tiene plena libertad para
determinar cuál o cuáles de los criterios interpretativos manifestados en una
sentencia constitucional podrán ser establecidos y declarados como preceden-
tes vinculantes. De modo que, aunque se parta de la distinción entre razones
suficientes o ratio decidendi y razones subsidiarias u obiter dicta, lo cierto
sería que el supremo intérprete de la Constitución tendría plena libertad para,
con base en unos o en otros, formular el precedente vinculante.
Sin embargo, el Tribunal Constitucional parece haberse decantado
por una interpretación más restrictiva, por la cual los precedentes vincu-
lantes solo podrían formularse de las ratio decidendi y no de los obiter
dicta. En referencia a las ratio decidendi tiene dicho, el mencionado tri-
bunal, que se trata “del fundamento directo de la decisión que, por tal,
eventualmente puede manifestar la basa, base o puntal de un precedente
vinculante”(57). De esto, se puede concluir que de las ratio decidendi se
pueden formular precedentes vinculantes.
Adicionalmente, que estos solo pueden ser consecuencia de las ratio
decidendi y no de los obiter dicta queda confirmado cuando el Tribunal
Constitucional afirma que una de las condiciones que sustenta el uso del
precedente vinculante es la existencia de la relación estrecha entre el
caso y el precedente vinculante. Así, la regla que se establece a través
del precedente vinculante “debe ser necesaria para la solución del caso
planteado (…) El Tribunal Constitucional no debe fijar una regla so pre-
texto de solución de un caso, si en realidad esta no se encuentra ligada
directamente con la solución del mismo”(58). De esto, se concluye que los
precedentes vinculantes solo pueden formularse de aquellas razones nece-
saria y directamente ligadas con el fallo, es decir, solo pueden formularse
desde las ratio decidendi. Aquellas otras razones ni necesaria ni direc-
tamente relacionadas con el fallo, –es decir, los obiter dicta– por propia

(57) Ídem, primera consideración previa.


(58) Ídem, la cursiva de la letra es añadida.

28
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

definición no pueden servir de base para la formulación de un precedente


vinculante tal y como lo ha previsto el artículo VII CP.

Y no puede ser de otra forma cuando el Tribunal Constitucional ha


definido el obiter dicta o razón subsidiaria reconociéndole simplemente
un valor orientativo o persuasivo(59), en la medida en que su finalidad es
“proponer respuestas a los distintos aspectos problemáticos que compren-
de la materia jurídica objeto de examen (…) orientar la labor de los ope-
radores del Derecho mediante la manifestación de criterios que pueden
ser utilizados en la interpretación jurisdiccional que estos realicen en los
procesos a su cargo; amén de contribuir a que los ciudadanos puedan co-
nocer y ejercitar de la manera más óptima sus derechos”(60). No habría
sido posible, no al menos sin incurrir en una grave incoherencia, atribuir
este carácter persuasivo u orientativo a los obiter dicta y a la vez afirmar
que sirven de base para establecer precedentes vinculantes. De modo que,
si una razón considerada subsidiaria o accidental no merece un simple ca-
rácter persuasivo, sino que por el contrario permite –y exige– reconocerle
un carácter vinculante a través de la figura de los precedentes vinculantes
entonces, lo más probable es que la naturaleza de esa razón no sea la de
una razón subsidiaria, sino más bien la de una razón suficiente. Por lo
tanto, los precedentes vinculantes solo podrán ser declarados como tales
desde las ratio decidendi o razones suficientes para el fallo, y no desde
los obiter dicta o razones subsidiarias.

c) La obligatoriedad del precedente vinculante


La tercera cuestión que respecto de los precedentes vinculantes se
puede formular es la referida a su vinculatoriedad. De la solución a las dos
primeras cuestiones puede concluirse que a través del precedente vincu-
lante referido a una norma iusfundamental, el Tribunal Constitucional
formula una determinación o concreción del contenido constitucional-
mente protegido del derecho fundamental, de modo que el juez se vincula
al precedente como si se vinculase a la Constitución misma. Dicho esto,
sin embargo, se ha de agregar inmediatamente que esto no significa que
el operador jurídico, en particular el juez del Poder Judicial, deba aplicar

(59) Ídem.
(60) Ídem.

29
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

siempre y en todo supuesto el criterio hermenéutico contenido en el pre-


cedente vinculante. Se hace necesario afirmar el sentido de vinculación
absoluta que se ha de atribuir a la ratio decidendi(61). Esto significa que
al juez se le reconoce la capacidad de examinar las circunstancias de los
casos futuros que deba resolver, a fin de determinar si su configuración
fáctica exige o no la aplicación del criterio hermenéutico dispuesto en la
ratio decidendi. Al juez no se le reconoce la capacidad de modificar el
criterio interpretativo, el cual se mantiene incólume, de modo que siem-
pre que el criterio sea aplicable deberá ser aplicado por el juez en la solu-
ción del caso concreto. En efecto, si el precedente vinculante se formula
respecto de la ratio decidendi, la vinculación que se predique de aquel
será la de esta, de modo que el precedente vinculante no podrá ser re-
formulado en su contenido, sino que permanecerá siempre hasta que el
Tribunal Constitucional resuelva apartándose del precedente, supuesto en
el que deberá “expresar los fundamentos de hecho y de derecho que sus-
tentan la sentencia y las razones por las cuales se aparta del precedente”
(artículo VII CPConst.). Sin embargo, el contenido inmodificable del pre-
cedente podrá no ser aplicado en un caso concreto que no sea sustancial-
mente igual al caso respecto del cual se formuló.
Y no podía ser de otra forma cuando se reconoce que, el precedente
vinculante es una regla preceptiva común(62) y, como tal, viene compuesta
por un supuesto de hecho y por una consecuencia jurídica, de manera que
la consecuencia jurídica que conforma la regla que significa el precedente
vinculante solo podrá ser aplicada en los casos en los que se verifiquen
los elementos que conforman el supuesto de hecho de la referida regla.
El análisis de si el supuesto de hecho que conforma la regla que significa
el precedente vinculante, se verifica o no en el caso concreto que se ha
de resolver, corresponde realizarlo al juez. Es el juez, y no el Tribunal
Constitucional, el que conoce y debe resolver –al menos en primeras
instancias– los casos concretos y, por lo tanto, será él y no el Tribunal
Constitucional, quien decida si en el caso concreto se ha verificado el
supuesto de hecho que haga exigible la aplicación de la consecuencia
jurídica contenida en el precedente vinculante. De modo que, si el juez
decide razonablemente que en el caso que debe resolver no se verifica el

(61) Exp. N° 0012-2005-PI/TC, del 26 de septiembre de 2005, f. j. 4.


(62) Exp. N° 0024-2003-AI/TC, citado, primera consideración previa.

30
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

supuesto de hecho contenido en el precedente vinculante, podrá y deberá


resolver ese caso al margen del precedente mismo.

d) Razón suficiente declarada precedente vinculante y razón


suficiente no declarada precedente vinculante
Llegado a este punto es posible plantear una cuarta cuestión. Si las
razones suficientes o ratio decidendi tienen, por ser tales, un efecto vincu-
lante, ¿no resulta siendo una inútil redundancia el mecanismo de los
precedentes vinculantes previstos en el artículo VII CPConst.? Es decir,
¿cuál sería la diferencia entre una razón suficiente o ratio decidendi no
declarada como precedente vinculante y una razón suficiente o ratio deci-
dendi sí declarada precedente vinculante en una sentencia constitucional?
Pareciera ser que la previsión del mecanismo de los precedentes
vinculantes es vana, de modo que la situación no cambiaría demasiado
si no hubiese sido prevista. En efecto, pareciera ser que una razón sufi-
ciente vincularía igualmente a los operadores jurídicos por ser una ratio
decidendi y al margen de lo previsto en el artículo VII CPConst. Esto se
vería reforzado, más aún, si se toma en cuenta que frente a la existencia
de un caso semejante a aquel que dio origen tanto a la razón suficiente no
declarada como precedente vinculante como a la razón suficiente decla-
rada como precedente vinculante, el operador jurídico –en particular
los jueces del Poder Judicial– no puede resolver el caso semejante si
no es aplicando la razón suficiente o ratio decidendi, haya o no sido
declarada precedente vinculante.
Sin embargo, es posible argumentar en contra de esta primera impre-
sión. Para ello, es necesario empezar reconociendo que en una senten-
cia constitucional, los fundamentos jurídicos no aparecen agrupados en
fundamentos que son razones suficientes y fundamentos que son razones
subsidiarias. Una vez que el Tribunal Constitucional emite una senten-
cia será el juez quien determine cuáles de las razones que conforman
los fundamentos son razones suficientes o ratio decidendi y cuáles no.
Con base en este reconocimiento es posible argumentar que si una razón
suficiente es declarada por el Tribunal Constitucional como precedente
vinculante en una sentencia constitucional, entonces se generan las dos
siguientes consecuencias que no se generarían de no haberse producido
tal declaración. La primera es que si bien es cierto será el juez (el ope-
rador jurídico en general) quien conoce de un caso semejante al que dio

31
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

origen al precedente vinculante, y quien está llamado a determinar cuáles


razones de los fundamentos de la sentencia constitucional son las sufi-
cientes (ratio decidendi) y cuáles son las subsidiarias (obiter dicta), no
podrá dejar de considerar como razón suficiente aquellas que hayan sido
declaradas como precedente vinculante por el Tribunal Constitucional en
un sentencia constitucional. Así, cuando este tribunal establece un criterio
interpretativo como precedente vinculante, lo que está haciendo es dicién-
dole a los operadores jurídicos que los precedentes así declarados no pue-
den dejar de ser considerados como razones suficientes o ratio deciden-
di. Estos operadores podrán encontrar otras razones suficientes, pero no
podrán obviar como tales las declaradas como precedente vinculante. De
esta forma, el mecanismo de los precedentes vinculantes se convierte en
uno que permite al Tribunal Constitucional decidir expresamente cuáles
contenidos hermenéuticos deben ser seguidos según la vinculación propia
de una ratio decidendi.
Correlativamente, y esta es la segunda consecuencia, los efectos de
una razón suficiente declarada como precedente vinculante será necesa-
riamente la de una regla preceptiva común que alcanza a todos los jus-
ticiables y que es oponible frente a los poderes públicos, consecuencia
no necesaria en las razones suficientes no declaradas como precedentes
vinculantes en una sentencia constitucional. En efecto, la regla general
es que en los procesos constitucionales de amparo, hábeas corpus, hábeas
data y de cumplimiento, el fallo y las razones estrechamente vinculadas
a él (las razones suficientes o ratio decidendi) solo vinculan a las partes
en el proceso, de modo que no alcanzan a todos los justiciables(63). Si no
fuese posible declarar algunas razones como precedente vinculante, en-
tonces, no sería posible ir con claridad y seguridad más allá de los efectos
inter partes propios de una sentencia en los mencionados procesos cons-
titucionales. En este sentido, la diferencia entre jurisprudencia constitu-
cional (razones suficientes o ratio decidendi no declaradas precedentes
vinculantes, y razones subsidiarias u obiter dicta) y precedente vinculante
es que el Tribunal Constitucional, “a través del precedente constitucional,
ejerce un poder normativo general, extrayendo una norma a partir de un
caso concreto”(64).

(63) Exp. N° 00053-2004-PI/TC, citado, f. j. V.


(64) Exp. N° 3741-2004-AA/TC, citado, f. j. 43.

32
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

Por lo tanto, no ha sido una redundancia innecesaria la previsión legal


del artículo VI CPConst., sino que una razón suficiente declarada como pre-
cedente vinculante tiene una doble consecuencia que no tiene la razón su-
ficiente no declarada precedente vinculante: primero, que el juez del Poder
Judicial no podrá dejar de considerarla como ratio decidendi, con los conse-
cuentes efectos vinculantes; y, segundo, que se le habrá atribuido una eficacia
general erga omnes aunque inicialmente tuviese solo una inter partes.

e) Procesos constitucionales y precedente vinculante


La quinta cuestión que puede plantearse es la de determinar en las
sentencias de cuáles procesos constitucionales es posible establecer un cri-
terio interpretativo como precedente vinculante. Tal y como ha sido redac-
tado el artículo VII CPConst., no habría inconveniente en reconocer que el
Tribunal Constitucional tiene la facultad de establecer precedentes vinculan-
tes en cualesquiera de los procesos constitucionales que tuviese que cono-
cer. Ello debido a que el mencionado precepto se refiere a “sentencias del
Tribunal Constitucional”, sin distinguir el proceso constitucional del cual pro-
vengan. Alguna duda, sin embargo, podría plantearse respecto de la sentencia
en un proceso de inconstitucionalidad. Y la duda iría referida no tanto a la
posibilidad o no del mencionado tribunal de establecer una ratio decidendi
como precedente vinculante en un proceso de inconstitucionalidad, que sin
duda la tiene, sino más bien iría referida a cuestionar su utilidad.

Si se tiene en cuenta que el fallo en una sentencia de inconstitucio-


nalidad tiene efectos erga omnes, y que las razones suficientes van estre-
chamente ligadas al fallo, de modo que la virtualidad erga omnes tam-
bién es predicable de ellas, entonces siempre toda razón suficiente o ratio
decidendi en una sentencia de inconstitucionalidad tendrá atribuido el
carácter erga omnes, es decir, el carácter de regla preceptiva común que
alcanza a todos los justiciables y que es oponible frente a los poderes pú-
blicos(65). Y es que, en palabras del Supremo Intérprete de la Constitución,

(65) Incluso el Tribunal Constitucional ha llegado a mencionar respecto de toda una sentencia de incons-
titucionalidad, que toda ella es vinculante –se entiende con efectos generales– y no solo el fallo. Dijo
el referido Tribunal que “[m]ediante la STC Nº 0041-2004-AI/TC este Tribunal se pronunció en un
proceso de inconstitucionalidad sobre diversos temas relacionados con el ejercicio de la potestad tri-
butaria municipal en la creación y determinación de arbitrios, sentando –por la propia naturaleza del
proceso– jurisprudencia vinculante no solo respecto al fallo, sino a la totalidad de su contenido”. Exp.
00053-2004-PI/TC, del 16 de mayo de 2005, F. J. V.

33
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

“a diferencia de los procesos constitucionales de la libertad, cuyos efectos


vinculan únicamente a las partes –salvo se establezca el precedente vin-
culante a que hace referencia el artículo VII CPConst.–, la sentencia con
calidad de cosa juzgada en un proceso de inconstitucionalidad resulta de
incuestionable cumplimiento para todos los aplicadores públicos y priva-
dos de las normas jurídicas, en la integridad de sus términos”(66).

De manera que las dos utilidades que se concluían anteriormente de


la diferenciación entre ratio decidendi declarada precedente vinculante
y ratio decidendi no declarada precedente vinculante, la segunda practi-
camente quedaría diluida en la naturaleza general que las razones sufi-
cientes tendrían por el hecho de estar esecialmente vinculadas a un fallo
que tiene carácter erga omnes, permaneciendo la primera, pues no debe
olvidarse que el precedente vinculante obliga a que el operador jurídico
considere necesariamente al menos como ratio decidendi de la sentencia
constitucional al menos aquellas razones suficientes declaradas como pre-
cedentes vinculantes.

Por lo demás, en el tiempo que lleva aplicando este tribunal la figura


del precedente vinculante, este ha sido formulado en procesos de ampa-
ro(67), de hábeas corpus(68) y de cumplimiento(69). Ninguno aún en un pro-
ceso de inconstitucionalidad(70), de conflicto de competencia(71) o de hábeas

(66) Exp. N° 00053-2004-PI/TC, citado, f. j. V.


(67) Cfr, entre otras, Exp. N° 2302-2003-AA/TC, del 13 de abril de 2005; Exp. N° 3361-2004-AA/TC,
del 12 de agosto de 2005; Exp. N° 2802-2005-PA/TC, del 14 de noviembre de 2005; Exp. N° 0206-
2005-PA/TC, del 28 de noviembre de 2005; Exp. N° 1333-2006-PA/TC, del 8 de enero de 2006; Exp.
N° 3075-2006-PA/TC, del 29 de agosto de 2006; Exp. N° 3362-2004-AA/TC, del 29 de agosto de 2006.
(68) Cfr. Exp. N° 1257-2005-PHC/TC, del 13 de abril de 2005; Exp. N° 1805-2005-HC/TC, del 29 de abril
de 2005; Exp. N° 2496-2005-PHC/TC, del 17 de mayo de 2005; Exp. N° 3482-2005-PHC/TC, del 27
de junio del 2005; y, Exp. N° 3771-2004-HC/TC, del 29 de diciembre de 2004.
(69) Cfr. Exp. N° 0168-2005-PC/TC, del 29 de septiembre de 2005 y Exp. N° 2616-2004-AC /TC, del 12 de
setiembre de 2005.
(70) En una sentencia de inconstitucionalidad el Tribunal Constitucional estableció como precedente
vinculante los criterios expuestos en los fundamentos jurídicos de la sentencia al Exp. Nº 0030-2005-PI/
TC del 2 de febrero del 2006. Se trata de criterios referidos a la limitación que tiene el Tribunal Cons-
titucional para realizar su labor interpretativa e integrativa en general, y al dictado de las sentencias
interpretativas en particular. Aunque el Tribunal Constitucional manifestó en el fallo de la mencionada
sentencia que “constituyen precedentes vinculantes para todos los poderes públicos”, lo cierto es que
solo son aplicables y exigibles al Tribunal Constitucional, un claro despropósito.
(71) Una sentencia en un proceso de conflicto de competencia fue empleada, no obstante, para cuestionar la
validez de una serie de resoluciones judiciales. Se trató de la sentencia al Exp. N° 0006-2006-PC/TC,
del 13 de febrero de 2007, en la que el Tribunal Constitucional terminó anulando sentencias emitidas
por jueces del Poder Judicial luego de argumentar que estas no se ajustaron a los precedentes vinculan-
tes por él establecidos.

34
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

data. Por lo tanto, y como regla general, el Tribunal Constitucional podrá


declarar como precedentes vinculantes las razones suficientes en las sen-
tencias de cualquier tipo de proceso constitucional.

f) Consecuencias de la inobservancia de los precedentes


vinculantes
La cuestión que cabe plantear ahora es la de determinar cuáles son
las consecuencias que acarrea la inobservancia de un precedente vincu-
lante declarado como tal por el Tribunal Constitucional; es decir, la de no
aplicar el criterio hermenéutico contenido en un precedente en un caso
sustancialmente semejante a aquel para el cual fue formulado inicialmen-
te. La respuesta puede construirse en torno a dos bases. La primera de
ellas consiste en recordar que la Constitución siendo la norma suprema
del entero ordenamiento jurídico peruano, sus disposiciones en general
y las referidas a los derechos fundamentales en particular, son disposi-
ciones abiertas que reclaman necesariamente de concreción para poder
ser aplicadas(72). Esta concreción se obtiene a través de la interpretación.
Si la interpretación es “la atribución de sentido o significado a los enun-
ciados jurídicos”(73), interpretar la Constitución significará dar sentido o
significado a los enunciados jurídicos que conforman las distintas dispo-
siciones de la Constitución, de forma tal que la Constitución significa-
ría y valdría lo que la actividad interpretativa diga qué significa y vale la
Constitución(74).

La segunda base parte de reconocer que si bien los preceptos consti-


tucionales pueden ser interpretados por diversos agentes, son el Tribunal

(72) Las normas constitucionales, se ha dicho, “poseen el mayor nivel de abstracción y, por eso, su formu-
lación suele ser considerablemente vaga y usualmente contienen referencias a conceptos valorativos
cuyos contornos de aplicación son por lo demás imprecisos”. ORUNESU, Claudina; PEROT, Pablo M.;
RODRÍGUEZ, Jorge L. Estudios sobre la interpretación. Dinámica de los sistemas constitucionales.
Fontamara, México, 2005, p. 19.
(73) GASCÓN ABELLÁN, Marina; GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. La argumentación en el Derecho. Pa-
lestra, segunda edición, Lima, 2005, p. 105.
(74) Y es que “[q]uien consiga convertir en vinculante su interpretación de los derechos fundamentales –esto
es, en la práctica, quien logre que sea la adoptada por el Tribunal Constitucional Federal– habrá alcan-
zado lo inalcanzable a través del procedimiento político usual: en cierto modo habrá convertido en parte
de la Constitución su propia concepción de los asuntos sociales y políticos de la máxima importancia y
los habrá descartado de la agenda política”. ALEXY, Robert. “Los derechos fundamentales en el Estado
Constitucional democrático”. En: CARBONELL, Miguel. Neoconstitucionalismo(s). Trotta, Madrid,
2003, pp. 36-37.

35
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Constitucional y los magistrados del Poder Judicial los llamados a hacer-


lo de modo vinculante, en la medida que se trata, en ambos casos, de co-
misionados del Poder Constituyente(75). Junto a esto, hay que reconocer
inmediatamente la posición privilegiada que ostenta el mencionado tribu-
nal como el Supremo Intérprete de la Constitución o Comisionado mayor
del Poder Constituyente, “no solo porque la Constitución llama expre-
samente controlador de la Constitución solo al Tribunal Constitucional;
sino también –y principalmente–, por los mayores poderes que para el
cumplimiento del encargo tiene este respecto de los jueces ordinarios”(76).
Consecuentemente, si bien hay que reconocer una pluralidad de intérpre-
tes de la Constitución, “también reafirmamos el lugar privilegiado que
ocupa el Tribunal Constitucional para efectuar una interpretación de la
Constitución con carácter jurisdiccional y, sobre todo, vinculante para los
poderes del Estado, órganos constitucionales, entidades públicas, priva-
das y para los ciudadanos”(77).

De esta manera, si interpretar la Constitución significa dar contenido


normativo a sus distintas disposiciones, y el Tribunal Constitucional es
el Supremo Intérprete de la Constitución, entonces, lo que este formule
como interpretación pasará a formar parte de la Constitución misma(78).
En este sentido, las sentencias constitucionales expedidas por el mencio-
nado tribunal son fuente de Derecho Constitucional, es decir, “dado que
constituyen la interpretación de la Constitución del máximo tribunal ju-
risdiccional del país, se estatuyen como fuente de derecho y vinculan a
todos los poderes del Estado”(79).

Llegado a este punto, puede darse ya respuesta a la cuestión arriba


planteada. Si los precedentes constitucionales explicitan el conteni-
do y significado de los preceptos de la Constitución, y lo explicitan con

(75) GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional. Civi-
tas, Madrid, 1991, pp. 197-205.
(76) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “El carácter normativo fundamental de la Constitución peruana”. En:
Anuario de Derecho Constitucional latinoamericano. Tomo II, Konrad Adenauer Stiftung, Montevideo,
2006, p. 900.
(77) Exp. N° 0004-2004-CC/TC, del 31 de diciembre de 2004, f. j. 19.
(78) Conocida es la afirmación de Smend por la que, “Das Grundgesetz gilt nunmehr praktisch so, wie das
Bundesverfassungsgericht es auslegt” (“En la práctica actual, La Ley Fundamental vale tal como la
interpreta el Tribunal Constitucional”). SMEND, Rudolf, Das Bundesverfassungsgericht. 2ª auf., Karls-
ruhe, 1971, p. 16.
(79) Exp. N° 1333-2006-PA/TC, del 8 de enero de 2006, f. j. 11.

36
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

carácter vinculante, entonces, toda actuación pública o privada que


contravenga los precedentes constitucionales está viciada de inconsti-
tucionalidad y, consecuentemente, será jurídicamente inválida. Dicho
con otras palabras, los precedentes vinculantes “constituyen paráme-
tros de validez y legitimidad constitucionales”(80). Esto significa que
si, por ejemplo, el Legislativo emitiese una ley, o el Ejecutivo ejecu-
tase un acto administrativo o, en fin, el Judicial emitiese una sentencia
contraviniendo el contenido de un precedente constitucional, tal ley,
tal acto administrativo y tal sentencia estarían viciadas de inconsti-
tucionalidad. En el caso de los jueces del Poder Judicial, aunque la
sentencia judicial haya quedado firme, no se ha podido configurar
respecto de ella la calidad de cosa juzgada, debido a que esta “no es un
principio absoluto y solo llega a configurarse cuando se ha obtenido la
resolución final a través de un debido proceso”(81). Y es que “lo que la
Constitución garantiza, a través de su artículo 139, inciso 2, es la cosa
juzgada constitucional, la que se configura con aquella sentencia que se
pronuncia sobre el fondo de la controversia jurídica, de conformidad con
el orden objetivo de valores, con los principios constitucionales y con los
derechos fundamentales, y de acuerdo con la interpretación que haya rea-
lizado el Tribunal Constitucional”(82).

Por lo tanto, las determinaciones que de las disposiciones abiertas,


vagas e imprecisas realiza el Tribunal Constitucional a través de los pre-
cedentes vinculantes, conforman en sí mismas derecho, y además de
rango constitucional. La sanción de no sujetarse al precedente vinculante
viene a ser la misma que la sanción por no sujetarse a la Constitución:
la invalidez jurídica. Aunque, como se dirá inmediatamente después, esto
no significa considerar al juez como mero autómata que actúa como boca
muerta que repite el contenido del precedente vinculante.

(80) Exp. N° 0006-2006-PC/TC, citado, f. j. 69.


(81) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Tomo I, segunda edi-
ción, Palestra, Lima, 2006, p. 344.
(82) Exp. N° 0006-2006-PC/TC, citado, f. j. 70.

37
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

g) Los precedentes vinculantes como normas constitucio-


nales adscritas
Dicho esto, es preciso plantear una cuestión más. Si los preceden-
tes declarados vinculantes en particular (y las ratio decidendi en gene-
ral) contienen interpretaciones de los dispositivos de la Constitución, de
modo que pasan a formar parte de esta, ¿cuál es su categoría jurídica?
Sin duda que el contenido de un precedente vinculante no figura recogido
expresamente en el texto de la Constitución, pero qué duda cabe que es
un contenido que se desprende de él mismo. De esta forma, de las normas
constitucionales directamente estatuidas en los textos constitucionales, y
a partir precisamente de su interpretación, es posible concluir otras nor-
mas que teniendo la misma categoría de normas constitucionales son solo
reconocibles implícitamente. Se hace necesario explicitarlas a través de
la actividad interpretativa, en particular, de la realizada por el Tribunal
Constitucional como Supremo Intérprete de la Constitución. En este con-
texto, es posible afirmar que todas las razones suficientes o ratio deciden-
di en una sentencia constitucional, en particular las que son formuladas
como precedentes vinculantes, son normas constitucionales implícitas o
adscritas a la norma constitucional directamente estatuida, objeto de in-
terpretación y en relación con la cual se ha formulado el precedente vin-
culante. No puede decirse lo mismo de los obiter dicta por su carácter
meramente peruano.

Sirve a nuestro propósito, siempre que se predique de todas las nor-


mas constitucionales y no solo respecto de las normas constitucionales
que reconocen derechos fundamentales, la definición de normas adscri-
tas (Zugeordnete Normen) formulada por Alexy: “[u]na norma adscripta
vale y es una norma de derecho fundamental si para su adscripción a una
norma de derecho fundamental estatuida directamente es posible dar una
fundamentación iusfundamental correcta [eine korrekte grundrechtliche
Begründung möglicht ist]”(83). Para el caso de los precedentes vinculan-
tes, estos serán considerados normas adscritas a una norma constitucio-
nal directamente estatuida en la medida en que el Tribunal Constitucional
justifique el contenido del precedente (el criterio interpretativo, en buena
cuenta). Esto necesariamente obliga al mencionado tribunal a un especial
ejercicio argumentativo cuando se trate de la formulación de precedentes

(83) ALEXY, Robert. Theorie der Grundrechte. 3. Aufl., Suhrkamp, Frankfurt am Main, 1996, p. 61.

38
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

vinculantes. En esa argumentación deberá quedar manifestada no solo el


o los preceptos constitucionales sobre los cuales el referido Alto Tribunal
formulará el criterio interpretativo vinculante, sino que además quedará
manifiesta la corrección o no del criterio interpretativo en sí mismo.

3. A partir del tercer párrafo del artículo VI del CPConst.: la


interpretación del Tribunal Constitucional
Una tercera situación que es posible distinguir en los criterios inter-
pretativos contenidos en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, es
la referida a la del tercer párrafo del artículo VI CPConst. En este dispo-
sitivo se ha establecido que los jueces del Poder Judicial deberán inter-
pretar y aplicar toda norma con rango de ley y los reglamentos según los
preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación que
de los mismos haya establecido el Tribunal Constitucional en sus senten-
cias constitucionales(84). Para abordar el estudio de este nuevo producto
jurisprudencial es necesario realizar una breve recapitulación de lo que se
lleva dicho.

Al partir de la consideración de la Constitución como norma ju-


rídica fundamental compuesta de disposiciones abiertas necesitadas
de concretización, y de la consideración del Tribunal Constitucional
como Supremo Intérprete de la Constitución que se pronuncia a tra-
vés de las sentencias constitucionales, se ha llegado a admitir que sus
criterios interpretativos vinculan tanto a los poderes públicos como
a los particulares. Siguiendo a la doctrina mayoritaria, el Tribunal
Constitucional ha decidido establecer que sus sentencias constitu-
cionales, además del fallo, vienen compuestas por fundamentos que
pueden ser razones suficientes (ratio decidendi) o razones subsidiarias
(obiter dicta), en la medida que estén o no vinculadas directamente
al fallo. Consecuentemente, ha decidido el referido tribunal reconocer
una vinculación necesaria a las razones suficientes y solo una vincula-
ción persuasiva u orientativa a las razones subsidiarias.

(84) Lo mismo se ha establecido en la Primera Disposición General de la LOTC, en la cual se ha estable-


cido que “[l]os jueces y tribunales interpretan y aplican las leyes y toda norma con rango de ley y los
reglamentos respectivos según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación
de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de
procesos, bajo responsabilidad”.

39
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

De los artículos VI y VII CPConst., se concluye que los productos


interpretativos que pueden descubrirse en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional son al menos tres. El primero está referido al fallo y a los
fundamentos en una sentencia de inconstitucionalidad (segundo párrafo
del artículo VI CPConst.). Al tratarse de un examen general y abstrac-
to de la constitucionalidad de un dispositivo legal, tanto el fallo como
las razones suficientes de la sentencia tienen efectos también generales
(erga omnes), y vinculan por ello a los poderes públicos y a los particu-
lares. El segundo está referido a los precedentes vinculantes (artículo VII
CPConst.) que puede declarar el Supremo Intérprete de la Constitución
en una sentencia constitucional, los cuales si bien se formulan respec-
to de las concretas circunstancias de un caso particular, una vez decla-
rados precedentes vinculantes su referencia y obligatoriedad es general.
Consecuentemente, si bien el juez al que vincula la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional es a quien corresponde definir cuáles son las ra-
zones suficientes y cuáles las accidentales en una sentencia constitucio-
nal, una vez establecidos los precedentes vinculantes necesariamente de-
berá asumir estos como razones suficientes o ratio decidendi y, por ello,
vinculantes de modo absoluto y no relativo como ocurre con las razones
subsidiarias u obiter dicta.

En este contexto, la pregunta a responder es cuál es el significado


del tercer producto interpretativo que se recoge en el tercer párrafo del
artículo VI CPConst. Si se tiene en cuenta que las sentencias constitu-
cionales en las que se manifiesta la doctrina jurisprudencial del Tribunal
Constitucional están conformadas por unos fundamentos jurídicos y un
consecuente fallo, siendo vinculante el fallo ya sea con efectos gene-
rales (proceso de inconstitucionalidad) como con efectos inter partes
(demás procesos constitucionales), entonces la interpretación manifesta-
da por el Tribunal Constitucional deberá descubrirse en los fundamentos
jurídicos, es decir, en las razones suficientes (ratio decidendi) y en las
razones subsidiarias (obiter dicta). De este modo, al tercer párrafo del
artículo VI CPConst. se le puede reconocer al menos las siguientes tres
consecuencias.

En primer lugar, confirma la vinculación de los jueces del


Poder Judicial (y de los operadores jurídicos en general) a las razo-
nes suficientes o ratio decidendi que se expresen en una sentencia de

40
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

inconstitucionalidad, lo cual se concluía anteriormente del segundo párra-


fo del artículo VI CPConst. Efectivamente, y como se recordará, del texto
de este precepto legal solo se podía concluir expresamente la vinculación
al fallo en las sentencias de inconstitucionalidad, ya sea expulsando del
ordenamiento jurídico las normas declaradas inconstitucionales, ya sea
confirmando la constitucionalidad de las mismas. Como nada se afirma
en este dispositivo respecto de la vinculación de las razones suficientes
o ratio decidendi, se hizo necesario presentar argumentos en orden a
concluir que la vinculación también alcanzaba a las mencionadas razo-
nes suficientes. Pues bien, estos razonamientos vienen confirmados por
el tercer párrafo del artículo VI CPConst., al disponer expresamente la
vinculación de los jueces (de los operadores jurídicos en general) a las
interpretaciones del Tribunal Constitucional contenidas en las sentencias
constitucionales, en particular, para definir el alcance de la confirmación
de constitucionalidad de un precepto legal.

En segundo lugar, confirma también la vinculación a las razones su-


ficientes no declaradas como precedentes vinculantes en el resto de los
procesos constitucionales. En efecto, el Tribunal Constitucional puede
decidir que determinadas razones suficientes se conviertan en preceden-
tes vinculantes y, por ello, con efecto erga omnes. Esto no significaba, se
decía entonces, que las razones suficientes no declaradas como preceden-
tes vinculantes perdiesen fuerza vinculante como ratio decidendi. Esto se
ve confirmado ahora con la obligación de los jueces del Poder Judicial
(de los operadores jurídicos en general) de sujetarse a las interpretaciones
del Supremo Intérprete de la Constitución, dispuesta en el tercer párrafo
del artículo VI CPConst., por la que se establece que la vinculación no
solo es a los precedentes, sino también a las razones suficientes o ratio
decidendi no declaradas como precedentes vinculantes.

Y, en tercer lugar, el tercer párrafo del artículo VI CPConst. está dis-


poniendo no solo la vinculación de los jueces (de los operadores jurídicos
en general) a las interpretaciones del Tribunal Constitucional contenidas
en las razones suficientes o ratio decidendi, sino también a las contenidas
en las razones subsidiarias u obiter dicta. En este dispositivo se establece
una vinculación general a las interpretaciones del Tribunal Constitucional
contenidas en sus sentencias y, por lo tanto, a las interpretaciones conte-
nidas tanto en las razones suficientes como en las razones subsidiarias.
En la medida en que el referido tribunal ha reconocido en las razones

41
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

subsidiarias u obiter dicta solo una fuerza orientativa o persuasiva, la


vinculación a las interpretaciones ahí contenidas no es absoluta como en
el caso de las razones suficientes, hayan o no sido declaradas como pre-
cedentes vinculantes, sino más bien es una vinculación relativa, es decir,
el juez del Poder Judicial (el operador jurídico en general) podrá des-
marcarse del contenido del criterio hermenéutico recogido en un obiter
dicta si es que ello es posible y presenta una justificación constitucional
suficiente.

De esta manera, queda cerrado completamente el circuito que se abría


con el segundo párrafo del artículo VI CPConst. en referencia expresa al
fallo en los procesos de inconstitucionalidad. Es verdad que toda la ju-
risprudencia del Tribunal Constitucional vincula a los poderes públicos
y a los particulares, pero no vincula siempre de la misma manera y con
los mismos alcances. La manera como vinculan las razones suficientes
o ratio decidendi, provengan de los procesos de inconstitucionalidad o
de los demás procesos constitucionales, es distinta a la manera como
vinculan las razones subsidiarias u obiter dicta. Las primeras vinculan
de modo absoluto, las segundas de modo relativo. Y es que, “a dife-
rencia de los obiter dicta –que pueden ser considerados como criterios
auxiliares o complementarios–, la ratio decidendi constituye, finalmen-
te, la plasmación o concreción de la actividad interpretativa del Tribunal
Constitucional y, dada su estrecha vinculación con el decisum, adquiere
también, al igual que este, fuerza vinculante para los tribunales y jueces
ordinarios, tanto si se declara la inconstitucionalidad de la norma como
si, por el fondo, se la desestima”(85).

En particular, también las razones suficientes vinculan con un alcance


distinto pues habrá las que vinculen con efectos generales propios de una
ley, y las que vinculen siempre en referencia al caso concreto. Las primeras
son las razones suficientes o ratio decidendi que se recogen en una sentencia
de inconstitucionalidad, y son también aquellas que son declaradas prece-
dentes vinculantes en cualquier proceso constitucional; y las segundas
son las demás razones suficientes que no son declaradas como preceden-
tes vinculantes. Como ha dicho el Tribunal Constitucional, “[l]as inter-
pretaciones del tribunal valen acá, ya sean como doctrina jurisprudencial

(85) Exp. N° 0006-2006-PC/TC, citado, f. j. 41.

42
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

o, llegado el caso y cuando así lo configure el propio tribunal, también


como precedente vinculante para todos los poderes públicos”(86).

4. Espacio para la decisión judicial, en particular respecto de


los precedentes vinculantes
Lo que se acaba de decir acerca de la vinculación de los operadores
jurídicos, en particular de los jueces, hacia la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, permite afirmar que los jueces en ningún momento pier-
den su independencia como órganos de administración de justicia en el
caso concreto. Al contrario de lo que una primera impresión podría hacer
suponer, la jurisprudencia del Supremo Intérprete de la Constitución,
incluso la que se presente como precedente vinculante, no hace inútil o
innecesaria la actividad interpretativa de los jueces cuando deban resol-
ver las cuestiones concretas. Este espacio para la interpretación y para
la decisión no es difícil de encontrar respecto de los obiter dicta en una
sentencia del Tribunal Constitucional. La vinculación a las razones subsi-
diarias u obiter dicta es relativa debido a su carácter orientativo o persua-
sivo. El juez estará vinculado a ellas, mientras no presente una argumen-
tación constitucionalmente válida para formular un contenido distinto al
contenido del obiter dicta. Por lo que no cabe duda de que el juez puede
desmarcarse de un obiter dicta.

Menos sencillo es el caso de las ratio decidendi no declaradas prece-


dente vinculante por el Tribunal Constitucional en una sentencia, aunque
no por ello deja de ser posible argumentar la independencia del juez res-
pecto de estas razones suficientes. Esta independencia se manifiesta en
un doble sentido: en la calificación del criterio hermenéutico como ratio
decidendi o como obiter dicta; y en la aplicación del criterio calificado
como ratio decidendi. En lo que respecta al primer sentido, el juez no
pierde la facultad de analizar las razones o fundamentos que en una sen-
tencia presenta el Tribunal Constitucional, y decidir con base en criterios
objetivos como –en palabras del Tribunal Constitucional español– ser el
“argumento decisivo (…) del fallo”(87), “la causa esencial”(88), la “base

(86) Exp. N° 4119-2005-PA/TC, citado, f. j. 37.


(87) STC 48/1983, del 31 de mayo, f. j. 2.
(88) STC 109/1985, del 8 de octubre, f. j. 8.

43
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

determinante”(89), “el soporte único o básico”(90), “los criterios jurídicos


esenciales fundamentadores de la decisión”(91), si una razón determinada
es razón suficiente o ratio decidendi o por el contrario es razón subsi-
diaria u obiter dicta en la sentencia, entendiendo por esta “declaraciones
secundarias o alejadas de la ratio decidendi”(92). “careciendo de relevan-
cia para la fundamentación del fallo”(93), es decir, un razonamiento “sin
trascendencia en el fallo”(94), que “carece de entidad para fundamentar”(95)
una decisión.

De esta manera, una razón que puede parecer ratio decidendi puede
ser considerada –siempre con base en una argumentación válida y sufi-
ciente– como obiter dicta por el juez y, consecuentemente, vincularse
solo relativamente a ella. En lo que respecta al segundo sentido, el juez
puede separarse de la ratio decidendi no declarada como preceden-
te vinculante, cuando argumenta que los hechos del caso no configuran
el supuesto de hecho previsto en la regla jurídica que significa la ratio
decidendi y, consecuentemente, no se justifica la aplicación de la conse-
cuencia jurídica de la referida regla. En este último caso, el juez mantiene
su independencia no para reformular el criterio hermenéutico que trae la
ratio decidendi, sino para decidir –como juez de los casos concretos que
es– si ese criterio hermenéutico es o no aplicable al caso que conoce.

El caso más difícil lo presenta el supuesto de las ratio decidendi de-


claradas como precedente vinculante por el Tribunal Constitucional, y
sobre el cual la vinculación de los operadores jurídicos, en particular de
los jueces, es necesaria. Parecería que una vez formulado un precedente
como vinculante, desaparece la capacidad de juicio de los jueces y con
ella su independencia, de modo que estos tendrían que limitarse a una
aplicación mecánica del contenido de los precedentes vinculantes, como
meros autómatas o bocas muertas que repiten el contenido del preceden-
te. Sin embargo, esta primera impresión no es correcta, sino que es posi-
ble sustentar que el juez mantiene su independencia también respecto de

(89) STC 11/1991, del 17 de enero, f. j. 3.


(90) STC 109/2006, del 3 de abril, f. j. 3.
(91) STC 302/2006, del 23 de octubre, f. j. 3.
(92) STC 76/1990, del 26 de abril, f. j. 8.
(93) STC 172/2004, del 18 de octubre, f. j. 6.
(94) STC 8/2004, del 9 de febrero, f. j. 9.
(95) STC 47/2001, del 15 de febrero, f. j. 6.

44
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

los precedentes vinculantes. En efecto, es posible sustentar que aun en los


casos de aplicación de un precedente vinculante, el juez tiene necesaria-
mente que llevar a cabo interpretaciones. Esta actividad hermenéutica es
necesaria tanto para determinar si el precedente vinculante se aplica o no
al caso concreto, como para establecer qué es lo que del precedente ha de
aplicar al caso concreto a la hora de resolverlo(96).

No otra cosa se puede concluir desde el juego de las dos siguien-


tes razones. Primera, que los jueces son independientes en el ejerci-
cio de la función de administrar justicia en los casos concretos, de
modo que las concretas soluciones no pueden venir impuestas desde
otros órganos, ni siquiera desde el Tribunal Constitucional, entre otras
cosas, por el hecho de que –y esta es la segunda razón– será el juez
quien conoce las concretas circunstancias que definen los casos con-
cretos presentados en su instancia, y será él quien deba decir la solu-
ción justa en ese caso concreto. Desde el Tribunal Constitucional po-
drán venir principios de solución, pero nunca la solución definitiva e
inamovible al caso concreto. Lo contrario solo sería posible de admitir
si fuese posible admitir también que las circunstancias que definen los
casos concretos son conocidas primero por el Tribunal Constitucional,
el que establecería la solución justa para ese caso, y una vez definida
se la presentaría al juez para que la aplicase. Pero es obvio que esto
último es imposible que ocurra, de modo que es imposible considerar
al juez como boca muerta de los precedentes vinculantes del Tribunal
Constitucional.

Se debe tener especial cuidado en no confundir la jurisprudencia


del supremo intérprete de la Constitución con la solución del caso.
El Tribunal Constitucional cuando establece una interpretación de la
Constitución, no le impone al juez una concreta solución al caso que

(96) Incluso, el Tribunal Constitucional ha abierto las puertas para que los jueces reinterpreten el contenido
mismo del precedente vinculante cuando deban aplicarlo al caso concreto. Esto se da cuando el propio
supremo intérprete de la Constitución ha manifestado que “las decisiones del Tribunal Constitucio-
nal alcanzan el máximo grado de vinculación cuando ofrecen una mejor protección a los derechos
en cuestión, mientras que, si es posible que en un caso concreto la interpretación realizada por el
tribunal puede ser optimizada con la intervención de los jueces del Poder Judicial, el grado de vincu-
lación disminuye a efectos de incorporar la mejor interpretación que objetivamente ponga de manifiesto
la mayor protección que pueda brindar a un bien constitucional determinado”. Exp. N° 4853-2004-PA/TC,
citado, f. j. 16.

45
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

conocería en el futuro. Incluso, cuando el referido Alto Tribunal dispone


una ratio decidendi como precedente vinculante, no le está diciendo al
juez cuál ha de ser la concreta solución a las concretas litis que conoz-
ca. No olvidemos que la justicia depende del caso concreto, y el Tribunal
Constitucional no pudo haber conocido todos los casos concretos y, por
ello, no pretende –no debería pretender– imponer a los jueces una deter-
minada manera de solucionar las concretas controversias que conozcan.
Al juez siempre se le ha de reconocer y respetar un espacio propio de in-
terpretación que es amplio respecto del obiter dicta y que se va estrechan-
do respecto de la ratio decidendi (declarada o no precedente vinculante)
pero que en ningún caso desaparece. Incluso habiendo una ratio deciden-
di declarada precedente vinculante, el juez guarda para sí la capacidad de
analizar el nuevo caso y decidir si efectivamente es uno sustancialmente
igual al examinado por el Tribunal Constitucional a fin de decidir apli-
car o no el precedente vinculante. Si no se le reconociese este espacio
de interpretación se estaría concibiendo al juez como un autómata que se
limita a repetir y a aplicar indiscriminadamente la solución encontrada
por el Tribunal Constitucional para otro caso concreto aun sustancialmen-
te igual y aún habiéndose dispuesto la solución con efectos erga omnes.
Y el juez no es ningún autómata.

Ya se intentó en el Estado Legal de Derecho, y con los lamentables


resultados que todos conocemos, convertir al juez en la boca muer-
ta que repetía las palabras de la ley. No cometamos el mismo error
en el Estado Constitucional de Derecho y no pensemos que las in-
terpretaciones del Tribunal Constitucional al ser concreciones de la
Constitución hacen desaparecer todo ámbito de interpretación al juez
o convertir al juez en la boca muerta que repite las palabras de los
criterios jurisprudenciales del Tribunal Constitucional. Bien conce-
bidos los precedentes vinculantes no pueden constituirse en un ins-
trumento de sometimiento de los jueces a una concreta ideología de
una circunstancial mayoría e incluso unanimidad de los miembros del
Tribunal Constitucional, sino que ha de significar un mecanismo efi-
caz de colaboración en la determinación de soluciones justas a las dis-
tintas controversias que pueda surgir entre los ciudadanos de una co-
munidad política, o entre estos y el poder público. Deberá de ser una
colaboración que se funde en el respeto del marco constitucional en
general y, en particular, en el respeto de las facultades y competencias

46
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

asignadas a los órganos constitucionales, como son los órganos judi-


ciales. Negar que el juez mantiene un espacio para la interpretación y de-
cisión judicial en los casos concretos que tiene que resolver, y obligarle a
una aplicación autómata de la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional,
no solo significará una profunda desconfianza en la capacidad (moral y
profesional) de los jueces, sino también una inaceptable contravención de
las exigencias de su independencia a la hora de administrar justicia. Una
y otra cosa es rechazable desde un Estado Democrático y Constitucional
de Derecho como lo es el peruano.

III. Los principios procesales

1. Identificación y definición
En el artículo III CPConst. se han recogido expresamente una serie
de principios que deben animar el desarrollo de cualquiera de los proce-
sos constitucionales que ahí se regulan(97), con lo que se entra al tercer
ámbito de estudio que trae consigo el Título Preliminar. Este conjunto
de principios son los siguientes: el principio de dirección judicial, el
principio de gratuidad, el principio de economía y gratuidad procesal,
el principio de inmediación, el principio de socialización, el princi-
pio de impulso de oficio, el principio de elasticidad, el principio pro
actione, y el principio iura novit curia. A estos principios se han de
agregar los siguientes otros: el principio de la cláusula internacional y
el principio de queja deficiente.

Antes de entrar al estudio de cada uno de ellos conviene manifestar


algo referido a su significación jurídica. Los principios procesales pue-
den definirse como aquellos principios generales del Derecho que “sir-
ven para describir y sustentar la esencia del proceso”(98). La esencia de

(97) La antigua y dispersa legislación sobre procesos constitucionales no llegó a recoger estos principios, por lo
que el mencionado artículo III constituye una verdadera novedad a este respecto. Como han escrito los re-
dactores del anteproyecto que hoy es el Código Procesal Constitucional, otra novedad que trae esta norma
“es haber contemplado expresamente los principios procesales propios de los procesos constitucionales
(artículo III). Se trata con ello de resaltar aquellos que les resultan aplicables y que les permiten cumplir
su finalidad trascendente de velar por la supremacía constitucional y el respeto a los derechos humanos”.
AA. VV. Código Procesal Constitucional. Anteproyecto y legislación vigente. Palestra, Lima 2003, p. 14.
(98) MONROY GÁLVEZ, Juan. Introducción al Proceso Civil. Tomo I, Temis-de Belaunde & Monroy,
Santa Fe de Bogotá, 1996, p. 80.

47
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

todo proceso –como el proceso constitucional– es llegar a la solución


justa de las controversias que puedan discutirse a su interior. Así, los
principios procesales son “aquellos que no pueden dejar de informar
la legislación y la realidad procesal”(99), y que aparecen “como pautas
de optimización que inspiran el establecimiento de las reglas procesa-
les y su interpretación”(100). Son principios jurídicos normativos, no son
meras declaraciones de intenciones del legislador, sino que son realidades
jurídicas plenamente vigentes y deben ser invocados y aplicados en el de-
venir de todo proceso concreto. Desconocer la normatividad de los prin-
cipios procesales “equivale a quitar obligatoriedad a su aplicación. Si (...)
el ordenamiento jurídico procesal requiere y busca una particular armonía
interna, ¿puede presumirse su voluntad de rechazar el concurso de tan
eficaces colaboradores para arribar a esa meta? Se diga o no, todo orde-
namiento adjetivo incluye una norma convalidatoria de la imperatividad
de los principios [procesales] que puede conceptualizarse de la siguiente
manera: dado un vacío o conflicto normativo, debe buscarse la solución
dirimente teniendo en cuenta el principio procesal respectivo”(101). En
cualquier caso, se debe insistir con el Tribunal Constitucional que “[e]
n el aseguramiento del ejercicio de las funciones de Supremo Intérprete
de la Constitución, [se debe otorgar] valor normativo a los princi-
pios procesales establecidos en el artículo III del Título Preliminar del
CPConst[itucional]”(102).

2. El principio de dirección judicial


Este principio, que se encuentra también reconocido en el artículo II
del Título Preliminar del Código Procesal Civil (CPC), “implica el tránsi-
to del juez-espectador al juez-director”(103). Supone el convencimiento de
que “el juez no puede conservar la actitud pasiva que tuvo en el proceso
de otros tiempos”(104), debido a que al Estado le interesa que “la justicia

(99) DE LA OLIVA, Andrés; FERNÁNDEZ, Miguel Ángel. Derecho Procesal Civil. Volumen I, tercera
edición, Centro de estudios Ramón Areces, Madrid, 1992, p. 104.
(100) Exp. N° 01317-2008-PHC/TC, del 6 de junio de 2008, f. j. 6.
(101) PEYRANO, Jorge. El Proceso Civil. Astrea, Buenos Aires, 1978, p. 71.
(102) Exp. N° 0048-2004-PI/TC, del 28 de marzo de 2005, f. j. 4.
(103) PEYRANO, Jorge. Ob. cit., p. 73.
(104) CHIOVENDA, José. Principios de Derecho Procesal Civil. Traducción de la tercera edición italiana por
José Casais y Santaló. Tomo II, REUS S. A., Madrid 1977, p. 136.

48
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

de todos los pleitos se realice lo más rápidamente y lo mejor posible”(105).


No cabe duda que al juez constitucional se le ofrecen una serie de medios
y herramientas con el objetivo de lograr los fines esenciales de los pro-
cesos constitucionales: asegurar la supremacía de la Constitución y ase-
gurar el cumplimiento efectivo de los derechos fundamentales. No cabe
duda, igualmente, no solo que esos medios no serán aprovechados ni las
herramientas debidamente empleadas, sino que la consecución de los
fines mismos quedarán entredichos si no se concibe al juez constitucional
como un juez partícipe, responsable de la debida y oportuna marcha del
proceso(106). Y es que el principio de dirección judicial del proceso predi-
cado del proceso constitucional, se redimensiona, “en la medida en que
la jurisdicción constitucional no es simple pacificadora de intereses de
contenido y alcance subjetivos, sino del orden público constitucional en
conjunto”(107).

Se debe coincidir, entonces, con el Tribunal Constitucional cuando


afirma que “[e]l principio de dirección judicial del proceso sitúa en la fi-
gura del juez constitucional el poder-deber de controlar razonablemente
la actividad de las partes, evitando una conducta procesal obstruccionista
y promoviendo la consecución de los fines del proceso de manera eficaz
y pronta. En tal sentido, corresponde al juez constitucional detectar y
desvirtuar aquella conducta procesal que, intencionalmente o no, pretenda
convertir al proceso en un ritualismo de formas, antes que en un eficiente
cauce para la protección de los derechos fundamentales y el respeto por
la supremacía normativa de la Constitución”(108).

Este principio ha sido invocado por el Tribunal Constitucional para


justificar la intervención del Pleno en una causa que por su competencia
formal debía ser resuelta por una sala(109); para permitir el uso de la pala-
bra a alguien que no siendo parte en el proceso y por “la naturaleza del presente

(105) Ídem.
(106) Haciendo referencia a este principio, quienes estuvieron a cargo de la elaboración del anteproyecto de
lo que hoy es el Código Procesal Constitucional, han manifestado que “[e]n el caso de los procesos
constitucionales, no cabe la menor duda de que los jueces tienen –con razones más trascendentes que
en un proceso civil– el deber de controlar la actuación de las partes, a fin de conseguir que en los plazos
propuestos se dé la respuesta jurisdiccional más idónea”. AA. VV. Código Procesal Constitucional.
Comentarios, exposición de motivos, dictámenes e índice analítico. Palestra, Lima 2004, p. 32.
(107) Exp. N° 0005-2005-CC/TC, del 18 de noviembre de 2005, f. j. 4.
(108) Exp. N° 0048-2004-PI/TC, citado, f. j. 4.
(109) Exp. N° 1317-2008-PHC/TC, citado, f. j. 2.

49
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

caso, (…) puede aportar alguna opinión técnica o tesis interpretativa que
coadyuve en la labor de este colegiado, sin que tal autorización implique
su incorporación como ‘parte procesal’ ”(110); para justificar –conjunta-
mente con el principio de iura novit curia, objeto de estudio más ade-
lante– el pronunciamiento sobre el fondo de una demanda constitucional
en la que “la pretensión no resulta clara y evidente, o está planteada de
manera incorrecta, o se ha invocado erróneamente la norma de derecho
aplicable”(111), entre otros casos.

3. El principio de gratuidad
El principio de gratuidad en la actuación del demandante significa que
no debe resultar onerosa ninguna actuación procesal para el que se dice
agraviado en su derecho constitucional o para el que se dice perjudicado
por una norma inconstitucional, ilegal o simplemente por la renuencia
de un funcionario a acatar una norma o cumplir con un acto administra-
tivo firme. Este principio se encuentra igualmente recogido en el Código
Procesal Civil (artículo VIII CPC), y en la norma constitucional (artículo
139.16 CP). El principio de gratuidad en el ámbito judicial se traduce “en
asegurar, a las personas de escasos recursos, el acceso, el planteamiento
y la obtención de un fallo judicial que resuelva sus diferencias dentro de
un proceso judicial gratuito”(112), de modo que a través de la vigencia de
este principio “se haría efectiva la tutela procesal efectiva y el principio
de socialización del derecho”(113). La principal consecuencia de este prin-
cipio es el no pago de las tasas para acceder al aparato judicial, es decir,
de las costas que se puedan establecer por las disposiciones administra-
tivas del Poder Judicial. De otra forma se estarían alentando situaciones
de verdadera injusticia y desigualdad material(114). Sin embargo, y en una

(110) Exp. N° 0006-2006-PI/TC, del 25 de abril de 2006, f. j. 5.


(111) Exp. N° 2302-2003-AA/TC, del 13 de abril de 2005, f. j. 30.
(112) Exp. N° 1607-2002-AA/TC, del 17 de marzo de 2004, f. j. 6.
(113) Exp. N° 10063-2006-PA/TC, del 8 de noviembre de 2007, f. j. 120.
(114) Como bien ha apuntado Espinosa-Saldaña, “si lo que está en juego es evitar la concentración del poder
para así hacer posible un pleno ejercicio de los diferentes derechos fundamentales, se presenta como
algo injusto el obligar a quien se considere perjudicado por acciones u omisiones de otros el no contar
siquiera con la posibilidad de intentar revertir esta situación como consecuencia de su falta de recursos
económicos para impulsar la actuación de la judicatura, independientemente, de si los juzgadores perte-
nezcan al Poder Judicial o nos estemos refiriendo al Tribunal Constitucional”. ESPINOSA-SALDAÑA,
Eloy. “Código Procesal Constitucional: Estudio Introductorio”. En: CASTAÑEDA OTSU, Susana, y
otros. Introducción a los procesos constitucionales. Comentarios al Código Procesal Constitucional,
Jurista editores, Lima 2005, p. 34.

50
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

suerte de matización del principio, se establece en la parte final del artí-


culo III CPConst., que el principio de gratuidad no obsta el cumplimiento
de la resolución judicial firme que disponga la condena de costas y costos
según los supuestos que prevea el Código Procesal Constitucional para el
demandante (artículos 16, 56 y 97)(115). Este principio se encuentra ple-
namente justificado en el hecho de que es vital que no exista ningún tipo de
elemento que obstruya el acceso a los medios de salvación de los derechos
constitucionales o de los medios que tienden a hacer efectivamente vi-
gente el orden constitucional. Y es que este principio contiene “un man-
dato constitucional que exige la remoción de los obstáculos que impidan
el ejercicio pleno de los derechos fundamentales”(116).

4. El principio de economía y celeridad procesal


El principio de economía procesal surge del convencimiento de que
“[e]l proceso, que es un medio, no puede exigir un dispendio superior
al valor de los bienes que están en debate, que son el fin. Una necesa-
ria proporción entre el fin y los medios debe presidir la economía del
proceso”(117). Este principio está referido especialmente “a tres áreas dis-
tintas: ahorro de tiempo, gasto y esfuerzo”(118). En referencia a los proce-
sos constitucionales, se trata de “aliviar en la mayor medida posible el es-
fuerzo de tiempo y de medios económicos”(119), de modo que corresponde
al juez constitucional “detectar y desvirtuar aquella conducta procesal
que, intencionalmente o no, dilate los procesos ocasionando un gasto
innecesario de tiempo, energía y dinero”(120). El Tribunal Constitucional
ha venido aplicando normalmente este principio(121) para declarar fundada
la demanda remitiendo a los fundamentos de la sentencia que declaraba

(115) De ahí que sea criticable que el Tribunal Constitucional rechace la solicitud el pago de costas y costos
afirmando simplemente que “conforme a lo establecido en el artículo II del Título Preliminar del Códi-
go Procesal Constitucional, los procesos constitucionales se rigen por el principio de gratuidad”. Exp.
N° 7165-2006-PA/TC, del 6 de noviembre de 2007, f. j. 9.
(116) Exp. N° 1607-2002-AA/TC, citado, f. j. 6.
(117) COUTURE, Eduardo. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Tercera edición, decimocuarta reim-
presión, Depalma, Buenos Aires 1988, p. 189.
(118) MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob. cit., p. 98.
(119) Exp. N° 10340-2006-AA/TC, del 26 de abril de 2007, f. j. 8.
(120) Exp. N° 00029-2007-PI/TC, del 19 de octubre de 2007, f. j. 9.
(121) Sirvan de ejemplos las sentencias expedidas en Exp. N° 2430-2002-HC/TC, del 4 de noviembre de
2002, f. j. 4; Exp. N° 1480-2003-HD/TC, del 15 de julio de 2003, f. j. 2; Exp. N° 2684-2003-AA/TC, del
28 de junio de 2004, f. j. 4; Exp. N° 3407-2004-AC/TC, del 14 de enero de 2005, f. j. 1, entre otras.

51
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

fundada la demanda en otro caso sustancialmente igual(122); así mismo,


para justificar la prohibición de notificar a la dependencia administrativa
a la vez que a su respectivo procurador o para permitir a unos y otros
participar en los distintos actos procesales(123); así como para pronunciar-
se sobre el fondo de una cuestión cuya demanda a pesar de haber sido
rechazada liminarmente en las instancias previas, “existen suficientes ele-
mentos de juicio que permiten un pronunciamiento para evaluar si la pre-
tensión es o no compatible con los derechos constitucionales, y [si] se ha
acreditado fehacientemente la violación de estos”(124), entre otros casos.

El principio de economía procesal no solo apunta a economizar los


costos que pueda suponer el proceso, y “evitar un tránsito innecesario al
recurrente”(125), sino también a hacer del proceso un trámite sumario: “[e]l
principio de economía procesal, como es conocido, intenta enfrentar no
solo el tema de los costos, sino también de la duración y de la cantidad
de actos que deben realizarse en un proceso”(126). Y es que muy vincula-
do a este principio de economía se encuentra el principio de celeridad pro-
cesal, tan vinculados están que una misma acción puede vulnerar uno y
otro principio a la vez(127), o que el Supremo Intérprete de la Constitución
suele nombrarlos de manera conjunta(128). El principio de celeridad pro-
cesal no está reconocido expresamente en el artículo III CPConst.,
(como sí lo está en el artículo V del Título Preliminar CPC), pero
indudablemente debe inspirar el desarrollo de los procesos constitucionales,

(122) Así se tiene el Exp. N° 1172-2002-AA/TC, del 09 de diciembre de 2002, en cuyo fundamento único se
manifestó que “[d]e los actuados fluye que la presente demanda contiene idéntica pretensión respecto
de otros casos resueltos por este Colegiado. En tal sentido, el Tribunal Constitucional considera que los
fundamentos a que se refiere la sentencia recaída en el Expediente N° 1383-2001-AA/TC resultan apli-
cables, en su totalidad, al caso materia de autos, a los que se remite en aras de economía procesal”, para
luego declarar fundada la demanda. Algo parecido se contiene en el fundamento único de la sentencia
que resuelve el Exp. N° 1256-2002-AA/TC, del 29 de enero de 2003.
(123) Exp. N° 2496-2007-PA/TC, del 28 de noviembre de 2007, f. j. 4.
(124) Exp. N° 6382-2005-PA/TC, del 22 de setiembre de 2005, f. j. 2.
(125) Exp. N° 00097-2008-Q/TC, del 18 de julio de 2008, f. j. 8.
(126) AA. VV. Ob. cit., p. 34.
(127) Así, por ejemplo, hubo dicho el Tribunal Constitucional que “resulta lesivo a los principios de econo-
mía y celeridad procesal, vinculados al derecho al debido proceso, que el representante del Ministerio
Público, titular de la acción penal, sostenga una imputación cuando esta se ha extinguido, o que formule
denuncia penal cuando la potestad persecutoria del Estado, por el transcurso del tiempo, se encuentra
extinguida, y que el órgano jurisdiccional abra instrucción en tales supuestos”. Exp. N° 1297-2006-
PHC/TC, del 12 de marzo de 2007, f. j. 3.
(128) Exp. N° 2029-2003-HC/TC, del 7 de octubre de 2003, f. j. 1; Exp. N° 0655-2003-AC/TC, del 9 de febre-
ro de 2004, f. j. 1; Exp. N° 1392-2004-AA/TC, del 20 de mayo de 2004, f. j. 6; Exp. N° 2920-2003-HD/
TC, del 8 de julio de 2004, f. j. 3.

52
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

más aún cuando algunos de ellos están dirigidos directamente a defen-


der derechos constitucionales, por lo que se requiere de una respuesta
judicial urgente debido a la especial importancia de su objeto de defen-
sa: “[l]os diferentes procesos constitucionales, y sobre todo, los vincu-
lados con la protección de los diversos derechos fundamentales, deben
caracterizarse por buscar una tutela urgente, limitándose en lo posible al
cumplimiento de aquellas pautas y formalidades que realmente resulten
indispensables”(129).

5. El principio de inmediación
El principio de inmediación (que se recoge también en el artículo
V CPC) tiene por finalidad “que el juez –quien en definitiva va a resol-
ver el conflicto de intereses o la incertidumbre con relevancia jurídi-
ca– tenga el mayor contacto posible con todos los elementos subjetivos
(intervinientes) y objetivos (documentos, lugares, etc.) que conforman el
proceso”(130), con la finalidad de “lograr una aproximación más exacta al
mismo”(131). No puede aspirarse a una solución justa al margen del caso
concreto. La justicia en abstracto no existe, lo que existe es la solución
justa de concretas controversias. Nuevamente, será el valor justicia el que
justifique y dé sentido a la aplicación de este principio, pues se trata de
conocer de modo cierto y completo una situación sobre la cual se va a
tomar una decisión. Y, decididamente, no habrá solución justa sin un co-
nocimiento suficiente del caso concreto(132). De modo que, en palabras del
Tribunal Constitucional, “no solo es posible, sino, en determinados casos,
indispensable, que el juez canalice ante sí la mayor cantidad de elementos
que le permitan arribar a una decisión fundada en Derecho, esto es, a concre-
tizar el valor justicia al interior del proceso”(133). Este principio cobra especial
importancia durante el desarrollo de la actividad probatoria, la cual “debe

(129) ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Código Procesal Constitucional. Proceso contencioso ad-
ministrativo y derechos del administrado. Palestra, Lima 2004, p. 33.
(130) MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob. cit., p. 94.
(131) Exp. N° 2876-2005-PHC/TC, del 22 de junio de 2005, f. j. 23.
(132) En este sentido Mesía afirma que “[l]a idea es que detrás de cada juicio existe un drama humano y
que la verdad procesal debe acercarse lo mejor posible a la verdad pasada, la de los hechos tal y como
acontecieron. Solo así se garantiza un proceso justo, arreglado a los valores de la Constitución en la
medida que los derechos humanos se hallan insolublemente ligados a las garantías del debido proceso”.
MESÍA, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Primera edición, segunda reimpresión,
Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 64.
(133) Exp. N° 0048-2004-PI/TC, citado, f. j. 4.

53
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

transcurrir en presencia del juez encargado de pronunciar sentencia, puesto


que solo de esta manera se garantiza que exista un contacto directo entre
el juzgador y los medios de prueba aportados al proceso”(134).

El principio de inmediación, por otro lado, no exige que uno solo sea
el juez que conozca y dirija un proceso, pues pueden haber sido más de
uno sin que ello desacredite este principio. Éste “garantiza que el juez
encargado de sentenciar tenga contacto directo con todas las pruebas, no
resulta afectado cuando más de un juez en la etapa de instrucción conoce del
proceso”(135). Tampoco “significa necesariamente la exigencia de oralidad,
pues entender la oralidad como condición sine qua non para la realización
del principio de inmediación en el proceso constitucional supondría dedu-
cir que cuando no hay informes orales el tribunal no puede resolver”(136).

6. El principio de socialización
El principio de socialización procesal (recogido también en el artículo
VI CPC), exige del juez la capacidad de saber intervenir, a fin de que las
desigualdades materiales que siempre acompañan a los litigantes no en-
torpezcan la labor de llegar a una solución justa. Como bien se ha dicho,
este principio “no solo conduce al juez –director del proceso– por el sen-
dero que hace más asequible la oportunidad de expedir una decisión justa,
sino que lo faculta para impedir que la desigualdad en que las partes concu-
rren al proceso sea un factor determinante para que los actos procesales o
la decisión final tengan una orientación que repugne al valor justicia”(137).

En palabras del Tribunal Constitucional, el principio de socialización


“consiste en el deber del juez de evitar que las desigualdades materiales
existentes entre las partes impidan la consecución de una decisión judicial
que sea reflejo cabal de la objetividad del Derecho. En efecto, el principio
de socialización procesal es una de las manifestaciones del tránsito del
Estado liberal hacia el Estado social, de manera tal que la falacia forma-
lista en virtud de la cual el principio de igualdad solo adquiere plena vi-
gencia con una conducta absolutamente pasiva y contemplativa del Estado,

(134) Exp. N° 6846-2006-PHC/TC, del 25 de setiembre de 2006, f. j. 5.


(135) Exp. N° 1934-2003-HC/TC, del 8 de septiembre de 2003, f. j. 4.
(136) Exp. N° 01317-2008-PHC/TC, citado, f. j. 5.
(137) MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob. cit., pp. 101-102.

54
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

sucumbe ante los principios del constitucionalismo social, según los cuales,
ante los múltiples factores que pueden situar a las partes en una evidente si-
tuación de desigualdad, resulta imperativa la intervención judicial a efectos
de tomar las medidas correctivas que aseguren un proceso justo”(138).

Como se puede advertir, en particular se trata de hacer realidad otro


valor constitucional: el valor igualdad. Se trata de un criterio de inter-
pretación que permite y obliga al juez a pasar de una igualdad formal a
hacer efectiva una igualdad material. Indudablemente, todo debería ter-
minar en una solución justa, pero esta será impensable si se permite que
las desigualdades que traen las partes al proceso logre manifestarse en el
desarrollo del mismo y en la sentencia final. Eso claramente configuraría
una situación de injusticia.

7. Principio de impulso de oficio


Se suele definir el impulso procesal como aquel “fenómeno en virtud
del cual se asegura la continuidad de los actos procesales y su dirección
hacia el fallo definitivo”(139). Mientras que el principio de oficiosidad en el
impulso se define como “la facultad que se concede al juez para conducir
y hacer avanzar autónomamente el proceso –sin necesidad de interven-
ción de las partes– a fin de lograr la consecución de sus fines”(140). Según
esta definición, se entiende perfectamente que vaya muy vinculado al
principio de dirección judicial del proceso, arriba comentado. De hecho,
en el Código Procesal Civil se les recoge en la misma norma del Título
Preliminar (artículo II CPC).

En todo caso, debe tomarse en consideración que los decretos o re-


soluciones que el juez emita en aplicación de este principio no necesitan
ser motivados. Se tratará siempre de resoluciones que no establecen san-
ciones ni resuelve pretensión alguna, sino que sencillamente tienen por
finalidad mover el proceso, se entiende, con la finalidad de –para lo que
ahora importa– afianzar la supremacía de la Constitución y la plena vi-
gencia de los derechos fundamentales. Ya lo ha dispuesto así la norma

(138) Exp. N° 0048-2004-PI/TC, citado, f. j. 4.


(139) COUTURE, Eduardo. Ob. cit., p. 172.
(140) MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob. cit., p. 93.

55
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

constitucional cuando ha recogido como principio de la administración


de justicia “[l]a motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas
las instancias, excepto los decretos de mero trámite” (artículo 139.5 CP).
Es el caso de la resolución en la que se ordena que se notifique a una de
las partes procesales para que concurra al juzgado a fin de que se realice
la audiencia pública de lectura de sentencia. En este caso, dijo el Tribunal
Constitucional que “la citación a una audiencia de lectura de sentencia no
requiere de mayor fundamentación”(141).

8. El principio de elasticidad
Mediante este principio (recogido además en el artículo IX CPC)
se exige que el juez adecue las formalidades que puedan exigirse en el
proceso constitucional a la consecución de los fines de este, y los cua-
les no huelga mencionar nuevamente ahora: asegurar la supremacía de
la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales.
Una vez más cobra especial relevancia tener en cuenta que el principio
que ahora se comenta (al igual que todos los demás principios proce-
sales), en sí mismo no es más que un medio para alcanzar la solución
justa que involucra la garantía plena de la Constitución y de los derechos
constitucionales.

Este principio impone exigir las formalidades “solo si con ello se


logra una mejor protección de los derechos fundamentales. Por el contra-
rio, si tal exigencia comporta la desprotección de los derechos y, por ende,
su vulneración irreparable, entonces las formalidades deben adecuarse o,
de ser el caso, prescindirse, a fin de que los fines de los procesos cons-
titucionales se realicen debidamente”(142). Por ello, queda justificada la
afirmación según la cual la aplicación de este principio “solo tiene plena
aplicación en aquellos casos en los cuales se estima el ejercicio constitu-
cionalmente legítimo de los derechos fundamentales que la Constitución
del Estado reconoce”(143). Como bien se ha dicho, “dentro de un sistema
publicístico, el juez –director del proceso– está facultado (...) a adecuar
la exigencia de cumplir con las formalidades a los fines del proceso:

(141) Exp. N° 1090-2002-HC/TC, del 20 de junio de 2002, f. j. 3.


(142) Exp. N° 266-2002-AA/TC, del 10 de marzo de 2005, f. j. 7.
(143) Exp. N° 0752-2007-PA/TC, del 15 de noviembre de 2007, f. j. 3.

56
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

la solución del conflicto de intereses o la eliminación de la incertidumbre


con relevancia jurídica y, en consecuencia, a la paz social en justicia”(144).

Sin embargo, la flexibilidad que supone este principio a favor de la


actuación judicial del juez no significa que el juzgador quede desvincu-
lado del Derecho. Bien dice, el Tribunal Constitucional cuando afirma,
hablando del proceso de inconstitucionalidad –afirmación que debe ha-
cerse extensiva a los demás procesos constitucionales– que “prima facie,
no supone que la especial naturaleza del proceso de inconstitucionalidad,
autorice a este colegiado a desvincularse de los principios procesales ge-
nerales y crear ex novo reglas procesales aplicables a tal tipo de proceso,
sino tan solo preferir los principios procesales del artículo III del Título
Preliminar CPConst., desechando la aplicación de todo criterio procesal
que resulte incompatible con su finalidad. Tal es el sentido del tercer pá-
rrafo del mencionado artículo III [CPC]”(145). Por eso es que la aplicación
del principio de elasticidad demanda una argumentación suficiente por
parte del juez que lo aplica.

9. El principio pro actione


Debido –entre otras razones– a la singular importancia del objeto de
los procesos constitucionales (los derechos constitucionales y la vigencia
efectiva de nuestro ordenamiento constitucional), es que se ha previsto
en el artículo III CPConst. que, de existir duda respecto de si el proceso
constitucional debe declararse concluido o no, el juez, la sala o el mismo
Tribunal Constitucional, debe decantarse por su continuación. Este prin-
cipio suele conocerse con el nombre de principio pro actione o principio
favor processum, considerado “una de las manifestaciones del principio
pro homine en materia de interpretación de los derechos fundamentales
de orden procesal”(146) y, particularmente, útil a la hora de determinar el
contenido constitucionalmente protegido del derecho de acceso a la justi-
cia, declararon fundada dicha excepción”(147).

(144) MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob. cit., p. 104.


(145) Exp. N° 0048-2004-PI/TC, citado, f. j. 5.
(146) Exp. N° 1211-2006-AA/TC, del 14 de marzo de 2006, f. j. 7.
(147) Exp. N° 10340-2006-AA/TC, del 26 de abril de 2007, f. j. 22.

57
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Este principio consiste “en la facultad que tiene el juez de decidir


a favor de la admisión de la demanda o de la continuación del proceso,
en aquellos casos en los que tenga una duda razonable respecto de si se
está ante un caso de improcedencia de la demanda o de conclusión del
proceso”(148). En particular referencia al juez constitucional, este principio
“impone que el juez constitucional, en lugar de optar por alternativas que
supongan el estrechamiento del derecho de acceso a la justicia, máxime
a la justicia constitucional, debe acoger aquellas que impliquen, por el
contrario, una optimización o mayor eficacia de este”(149). Es necesario
–así lo exige la efectiva protección de los derechos constitucionales y la
efectiva vigencia de la norma constitucional– que exista la certeza de que
el proceso constitucional no va más para recién poder declarar su con-
clusión. La sospecha de que debe continuar, obliga al juzgador a prose-
guir el proceso. Así que “en caso de duda debe proseguirse con el trámite
del proceso constitucional”(150), dicho con otras palabras, en caso de duda
“debe preferirse aquel dispositivo legal que en menor medida restrinja el
derecho del justiciable al acceso a la justicia”(151).

El principio pro actione ha sido normalmente invocado en la juris-


prudencia del Tribunal Constitucional, a través de la cual se ha permitido
un entendimiento más cabal de este. Mediante este principio, ha dicho el
mencionado Alto Tribunal, “se impone a los juzgadores la exigencia de in-
terpretar los requisitos y presupuestos procesales en el sentido más favorable
a la plena efectividad del Derecho a obtener una resolución válida sobre el
fondo, con lo cual, ante la duda, la decisión debe dirigirse por la continua-
ción del proceso y no por su extinción”(152). De modo que debe interpretarse
“en sentido favorable para posibilitar el acceso a la tutela jurisdiccional
y, consiguientemente, con exclusión de toda opción interpretativa que sea
contraria a ese propósito”(153); es decir, “el operador judicial debe interpretar
las restricciones impuestas a tal derecho del modo que mejor se optimice su
ejercicio”(154). Y es que “el derecho de obtener una sentencia que se pronuncie
sobre una pretensión es una manifestación del derecho a la tutela judicial y,

(148) MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob. cit., p. 35.


(149) Exp. N° 00250-2008-PHD/TC, del 31 de enero de 2008, f. j. 5.
(150) Exp. N° 4177-2007-PA/TC, del 15 de noviembre de 2007, f. j. 2.
(151) Exp. N° 04264-2007-HD/TC, del 4 de octubre de 2007, f. j. 3.
(152) Exp. N° 2302-2003-AA/TC, del 13 de abril de 2005, f. j. 3.
(153) Exp. N° 1003-1998-AA/TC, del 6 de agosto de 2002, f. j. 3.c.
(154) Exp. N° 2214-2004-AA/TC, del 26 de octubre de 2004, f. j. 2.

58
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

como tal, si bien exige que el justiciable previamente satisfaga las condicio-
nes de la acción que la ley establece, no puede perder de vista que esta debe
ser interpretada y aplicada de tal forma que se haga efectivo el ‘derecho de
acción’ o ‘derecho de acceso a la jurisdicción’ (principio pro actione)”(155).
Si no se interpreta de esta manera, se corre el riesgo de anular la na-
turaleza de los procesos constitucionales como medios de protección y
aseguramiento de la Constitución, y con ella de los derechos constitucio-
nales. Ello debido a que erróneamente se convertiría “una duda interpre-
tativa respecto de las formalidades propias del instrumento de tutela en
un elemento determinante para permitir el acceso a la tutela constitucio-
nal de los derechos, cuando, en realidad, es el instrumento procesal el que
debe ser adecuado e interpretado decididamente –siempre y cuando no se
restrinjan los derechos constitucionales de la contraparte– a fin de conso-
lidar una tutela constitucional más eficaz, oportuna y plena”(156).
Con base en este entendimiento del principio de pro actione, el
Tribunal Constitucional ha planteado interesantes reglas hermenéuticas.
Así, lo ha invocado para declarar nulo todo lo actuado en un proceso en
el cual la demanda había sido rechazada (siendo declarada improceden-
te), porque el demandado la había interpuesto ante un juez incompetente
por el territorio. En este caso, ordenó el Tribunal Constitucional que se
repusiera la causa al estado en que sea remitida al juez competente para
tramitarla conforme a ley. Dijo este tribunal que “el principio pro actione
impone que el juez, en lugar de optar por alternativas que supongan el
estrechamiento del derecho de acceso a la justicia, máxime, a la justicia
constitucional, como sería la de declarar improcedente una demanda por
un error del recurrente respecto a la competencia territorial, deba acoger
aquellas que impliquen, por el contrario, una optimización o mayor efi-
cacia del derecho referido”(157). En este caso, por lo tanto, el principio pro
actione no habilita al juez a que rechace la demanda, sino que lo obliga a
remitirla –con prontitud– al juez competente.
Un criterio hermenéutico con base en el principio de pro actione
y en referencia a la vía previa, también ha sido formulado por el Tribunal
Constitucional. En el entendimiento de que la vía previa administrativa no

(155) Exp. N° 0112-2002-AC/TC, del 21 de octubre de 2002, f. j. 3.


(156) Exp. N° 1049-2003-AA/TC, del 30 de enero de 2004, f. j. 5.
(157) Exp. N° 0933-2000-AA/TC, del 12 de junio de 2002, f. j. 2.

59
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

puede ser concebida como un privilegio del Estado, sino como una limitación
del derecho constitucional de acceso a la justicia, ha declarado el Tribunal
Constitucional que “[e]sta limitación del derecho de acceso a la justicia debe
entenderse a la luz del principio pro actione y, en ese sentido, el agotamiento
de la vía administrativa solo será exigible si su tránsito se configura como
una vía idónea y eficaz para los fines que se persiguen con su instalación”(158).
En este caso, el Tribunal Constitucional rechaza que el demandante
deba agotar la vía administrativa, debido a que la solución de la cuestión
planteada pasaba por la inaplicación de una ley, lo que no iba a ocurrir en
el caso, pues si “existe jurisprudencia reiterada y constante del Tribunal
Fiscal en el sentido de que, en la medida en que este no posee el rango
de órgano jurisdiccional, no es competente para declarar la inaplicabili-
dad de leyes o normas con rango de ley, pues tal actuación contraven-
dría la Constitución”(159). Por lo tanto, el Tribunal Constitucional termina
considerando que “la exigencia de que debe agotarse nominalmente la vía
administrativa-tributaria, (...) constituye un exceso de ritualismo procedi-
mental manifiesto al que se pretende someter a la demandante que, por ser
ineficaz, dificulta irrazonablemente su derecho de acceso a la justicia”(160).
Referido también de la vía administrativa, el Tribunal Constitucional ha
manifestado que “si el legislador prevé la obligatoriedad del agotamiento
de la vía administrativa, una exigencia derivada del derecho de acceso a la
justicia es que este sea configurado de la manera más breve como sea po-
sible, pues de ese modo se optimiza mejor el principio pro actione”(161). Y
ello, en razón de que “los órganos administrativos no cumplen esas garan-
tías mínimas que debe observar el ente que resuelva el conflicto; es que,
al tiempo de considerarse el agotamiento de la vía administrativa como
un derecho del particular [derecho que se traduce en evitarle el acceso a
la justicia ordinaria si puede resolver su conflicto con la administración
estatal en dicha sede], dicha vía, cuando se fija su agotamiento de manera
obligatoria, debe contemplarse de manera tal que no pueda considerarse
un privilegio del Estado o, acaso, como una medida que, irrazonable y
desproporcionadamente, disuada, imposibilite o impida el acceso del par-
ticular a un tribunal de justicia”(162).

(158) Exp. N° 0499-2002-AA/TC, del 16 de octubre de 2002, f. j. 1.


(159) Ídem.
(160) Ídem.
(161) Exp. N° 0010-2001-AI/TC, del 26 de agosto de 2003, f. j. 3.
(162) Ídem.

60
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

El principio pro actione le ha servido igualmente al Tribunal Cons-


titucional para fundamentar la necesidad de que se otorgue un plazo razo-
nable para subsanar las deficiencias en que ha incurrido el demandante al
presentar la demanda. Dijo el Tribunal Constitucional que “la necesidad
de conceder un plazo razonable para subsanar las deficiencia, de índole
estrictamente formal en que pudieran incurrir las demandas, los medios
impugnatorios y recursos en general presentados ante la judicatura, debe
considerarse como criterio inherente a todo el orden procesal, en aplica-
ción del principio pro actione y en resguardo de la tutela jurisdiccional
efectiva, a tenor del inciso 3) del artículo 139 de la Constitución”(163).

De la misma manera, este principio fue invocado por el Tribunal


Constitucional para resolver a favor de los demandantes de la violación
–entre otros– del derecho al debido proceso al haberse declarado inadmisi-
ble el recurso de casación que interpusieron e infundada su queja, respecti-
vamente, aduciéndose el supuesto pago insuficiente de la tasa judicial. En
este caso invocó el principio pro actione para no admitir que “tratándose
de varios codemandantes, si solo uno de ellos hubiera pagado la tasa judi-
cial correspondiente, y no así los otros, se tenga que declarar inadmisible
el recurso de casación formulado”(164). Fundado también en el principio
de pro actione, el Tribunal Constitucional ha dispuesto que no puede ser
rechazada una demanda por extemporánea, cuando el cómputo del plazo
para presentarla se han contado los días en los que el Poder Judicial no
estuvo en funcionamiento(165). En este caso, en la “demanda de nulidad
de despido, en el cómputo de dicho plazo de caducidad no cabía que se
comprendiera los días de ‘falta de funcionamiento del Poder Judicial’”(166).
Finalmente, el Tribunal Constitucional declara fundado el amparo y orde-
na la tramitación de la demanda sobre nulidad de despido.

Muy relacionado con el principio pro actione se encuentra el princi-


pio pro homine y pro libertatis. Según estos principios, “ante diferentes

(163) Exp. N° 0503-2002-AA/TC, del 7 de enero de 2003, f. j. 1. También el Exp. N° 0616-2003-AA/TC, del
6 de junio de 2005, f. j. 7.
(164) Exp. N° 0358-2001-AA/TC, del 21 de agosto de 2002, f. j. 2.b. En este asunto, el Tribunal Constitu-
cional luego de declarar fundada la demanda de amparo, ordenó que “cumplidos los demás requisitos
legales exigidos para la interposición del recurso de casación, este se admita y se sustancie con arreglo
a derecho”.
(165) Exp. N° 2070-2003-AA/TC, del 18 de febrero de 2005, f. j. 7.
(166) Ibídem, f. j. 8.

61
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

interpretaciones de un dispositivo legal se debe optar por aquella que


conduzca a una mejor protección de los derechos fundamentales, descar-
tando así las que restrinjan o limiten su ejercicio. Vale decir, el principio
pro homine impone que, en lugar de asumirse la interpretación restrictiva
e impedir el derecho a la efectiva tutela jurisdiccional, se opte por aquella
que posibilite a los recurrentes el ejercicio de dicho derecho”(167).

De esta manera, el contenido constitucional de los derechos de acce-


so a la justicia o de tutela judicial efectiva (artículo 139.3 CP) “exige que
los límites establecidos legislativamente deban interpretarse de manera
restrictiva, bajo los alcances del principio pro actione, y no de manera
extensiva. Se exige así del juez o magistrado judicial que las condiciones
y limitaciones del derecho de acceder a la justicia sean comprendidas de
manera tal que, frente a un caso de duda, ya sea por la existencia de dos
disposiciones o, en una disposición, por la existencia de dos formas posi-
bles de ser comprendidas, se opte por aquella disposición o norma que de
mejor forma optimice el ejercicio del derecho fundamental”(168).

10. El principio iura novit curia y el principio de suplencia de


queja deficiente
A diferencia de los anteriores principios que se recogen en el artículo
III CPConst., el principio que ahora se comentará viene recogido en el
artículo VIII CPConst. (igualmente en el artículo VII CPC). Como prin-
cipio procesal, su reconocimiento y aplicación se justifica solo en la me-
dida en que se emplea para alcanzar los fines del proceso constitucional:
la supremacía de la Constitución y, en particular, la plena vigencia de los
derechos ahí reconocidos. Este principio significa “la necesaria libertad
con la que debe contar el sentenciante para subsumir los hechos alegados
y probados por las partes, dentro de las previsiones normativas que rijan
el caso. Libertad que subsiste aún en la hipótesis de que los litigantes hu-
bieran invocado la aplicabilidad de otras disposiciones”(169).

A decir del Tribunal Constitucional, se trata del “poder-deber de iden-


tificar el derecho comprometido en la causa, aun cuando no se encuentre

(167) Exp. N° 0075-2004-AA/TC, del 5 de mayo de 2004, f. j. 6.


(168) Exp. N° 2070-2003-AA/TC, citado, f. j. 6.
(169) PEYRANO, Jorge. Ob. cit., p. 96.

62
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

expresamente invocado en la demanda. De este modo, el juez, como di-


rector del proceso, dice el derecho antes de emitir sentencia (...), lo que
no implica, en ningún caso, la modificación del objeto de la pretensión o
de los términos de la demanda; es decir, que ello no puede suponer fun-
dar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por las
partes”(170). Es decir, “la obligación del juzgador de aplicar correctamente
el derecho objetivo involucra, simultáneamente, la correcta adecuación
del derecho subjetivo reconocido en aquel”(171). De manera que “el hecho
de que no se aleguen determinados derechos y, por lo tanto, que el contra-
dictorio constitucional no gire en torno a ellos, no es óbice para que este
tribunal pueda pronunciarse sobre esos y otros derechos”(172).

¿Cuál es la fundamentación de este principio cuando de los proce-


sos constitucionales se trata? La razón debe encontrarse en la naturaleza
jurídica del derecho que no ha sido invocado debiéndose invocar o que
ha sido mal invocado. Se trata de derechos que vinculan al juez consti-
tucional no por haber sido o no invocados, sino por estar recogidos en la
norma constitucional que obliga plenamente por ser plenamente norma-
tiva. Por eso, y con razón, ha recordado que la norma constitucional que
sustenta un derecho subjetivo constitucional “es indisponible para el juez
constitucional y, en consecuencia, aunque no haya sido invocada, debe
aplicarse”(173). De modo que, “más allá de que no hayan sido invocados o
no se hayan identificado correctamente, corresponde decidir al juez de la
constitucionalidad”(174).

Aunque el derecho no haya sido invocado correctamente, el juez está


en la obligación de hacerlo y sentenciar según él. Sin embargo, esto no
significa permitir y dar cobertura constitucional a una actuación arbitraria
del juez, pues esta facultad que le depara el principio de iura novit curia
tiene límites. En efecto, el juez está vinculado también a los hechos y a la
pretensión que plantee el demandante.

(170) Exp. N° 0569-2003-AC/TC, del 5 de abril de 2004, f. j. 6.


(171) Exp. N° 0905-2001-AA/TC, del 14 de agosto de 2002, f. j. 4.
(172) Exp. N° 0256-2003-HC/TC, del 21 de abril de 2005, f. j. 5.
(173) Exp. N° 0905-2001-AA/TC, citado, f. j. 4.
(174) Exp. N° 0256-2003-AA/TC, citado, f. j. 5.

63
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Como ha dicho el Tribunal Constitucional, los límites de la aplica-


ción de este principio “son los hechos alegados por las partes y el peti-
torio, los cuales no pueden ser modificados”(175). De modo que su aplica-
ción “buscará no alterar ni sustituir las pretensiones y los hechos fácticos
que sustentan la demanda y resulten acreditados en el proceso” (176). Y es
que, “[l]os alcances del iura novit curia constitucional no tienen por efec-
to alterar el contradictorio en el seno de un proceso constitucional de la
libertad, toda vez que, (…), en estos procesos se juzga al acto reclamado,
reduciéndose la labor del juez constitucional, esencialmente, a juzgar
sobre su legitimidad o ilegitimidad constitucional”(177).

Esto lejos de verse contradicho, es complementado por el principio


de suplencia de queja deficiente o también llamado suplencia de las defi-
ciencias procesales(178), institución de origen mexicano(179) muy estrecha-
mente relacionada al principio iura novit curia. Aquel principio comple-
menta a este debido a que el iura novit curia se circunscribe al derecho
no invocado o invocado erróneamente, mientras que la queja deficiente se
amplía a otros supuestos, como son la correcta precisión de los actos le-
sivos o del petitorio. Sin duda que se trata de no inventar hechos o de no
sustituir a la parte procesal en su pretensión, pero sí de un modo correcto
calificar jurídicamente los hechos o los intereses de las partes.

Ha manifestado el Supremo Intérprete de la Constitución que “[l]a su-


plencia de las deficiencias procesales comprende la obligación del juez de
subsanar los errores en que pueda incurrir el demandante”(180). Este impera-
tivo de suplencia de queja deficiente constituye “un principio implícito de
nuestro Derecho Procesal Constitucional que se infiere de la finalidad de
los procesos constitucionales”(181), y tiene además la siguiente justificación:
“la finalidad de los procesos constitucionales; (...) el preeminente valor de
los derechos cuya tutela se pretende y (…) el principio pro actione”(182).

(175) Exp. N° 0616-2003-AA/TC, del 6 de junio de 2005, f. j. 5


(176) Exp. N° 0569-2003-AC/TC, citado, f. j. 6.
(177) Exp. N° 0256-2003-AA/TC, citado, f. j. 6.
(178) Exp. N° 024-2005-Q/TC, del 28 de febrero de 2005, f. j. 4.
(179) CARPIO MARCOS, Edgar, “La suplencia de la queja deficiente en el amparo: un análisis compara-
tivo”. En: CASTAÑEDA OTSU, Susana (coordinadora). Derecho Procesal Constitucional. Tomo II,
Jurista editores, Lima 2004, p. 697 y ss.
(180) Exp. N° 0509-2000-AC/TC, del 24 de abril de 2001, f. j. 6.
(181) Exp. N° 00250-2008-PHD/TC, del 31 de enero de 2008, f. j. 5.
(182) Ídem.

64
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

Los errores que pueden ser objeto de corrección a través del principio de
queja deficiente son los relacionados con la identificación del derecho fun-
damental agredido(183), o con los actos lesivos(184), o con los fundamentos
de derecho de la pretensión(185). De igual forma puede recaer sobre el peti-
torio, cuando “este ha sido erróneamente formulado o expuesto en forma
ambigua u obscura”(186), o sobre “el error o la omisión en la que incurre el
demandante en el planteamiento de sus pretensiones, tanto al inicio del pro-
ceso como en su decurso”(187).

11. Principio de interpretación conforme a la norma interna-


cional sobre derechos humanos
Este principio está recogido en el artículo V del Título Preliminar
CPConst. al igual que en la IV Disposición Final y Transitoria. A través
de este principio se establece que a la hora de determinar el contenido
constitucionalmente protegido de un derecho fundamental, el intérpre-
te tiene la obligación de tomar en consideración la norma internacional
sobre derechos humanos vinculante para el Perú, así como las interpreta-
ciones que de esta normatividad se han recogido en las sentencias de los
tribunales internacionales con jurisdicción sobre el Estado peruano(188).
Esto significa que no se puede establecer lo que cae dentro del contenido
constitucional de un derecho para ser objeto de protección constitucio-
nal, sin tomar en consideración la norma y jurisprudencia internaciona-
les sobre derechos humanos vinculantes para el Perú. Porque en buena
cuenta, lo que ocurre es una suerte de traslación de contenido de la norma
internacional a la norma constitucional peruana. Es decir, que forma parte
del contenido constitucional de un derecho, también lo que sobre ese

(183) Exp. N° 8078-2005-PA/TC, del 25 de agosto de 2006, f. j. 2.


(184) Exp. N° 2397-2003-AA/TC, del 15 de octubre de 2004, f. j. 4.
(185) Exp. N° 0509-2000-AC/TC, del 24 de abril de 2001, f. j. 6.
(186) Exp. N° 4885-2007-PHD/TC, del 18 de agosto de 2008, f. j. 5.
(187) Exp. N° 5637-2006-PA/TC, del 12 de abril de 2007, f. j. 14.
(188) La comisión encargada de la redacción del anteproyecto de Código Procesal Constitucional ha manifes-
tado que “[l]a adecuada interpretación de los derechos constitucionales es un tema que ha preocupado
a la comisión. Por ello, se señala que tales derechos deben interpretarse de conformidad con la Decla-
ración Universal de Derechos Humanos, los tratados sobre derechos humanos, así como las decisiones
jurisdiccionales adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos humanos constituidos se-
gún tratados de los que el Perú es parte (artículo V). De esta manera, por ejemplo, se reconoce que la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos debe ser aplicada por nuestros jueces”.
AA. VV., Ob. cit., pp. 14-15.

65
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

derecho haya dispuesto la norma internacional y el criterio jurispruden-


cial del tribunal internacional(189).

La validez jurídica de la norma internacional sobre derechos huma-


nos vinculante para el Perú le viene del artículo 55 CP(190) y, a decir del
Tribunal Constitucional, este derecho internacional de los derechos hu-
manos “posee fuerza normativa directa o aplicabilidad directa, en tanto
los tratados que lo componen, como cualquier otro, ‘forman parte del
derecho nacional’ (artículo 55 de la Constitución); así como fuerza inter-
pretativa, en cuanto los derechos reconocidos por la Constitución deben
interpretarse ‘de conformidad’ o ‘dentro del contexto general’ (…) de di-
chas fuentes internacionales”(191).

Pero las normas de la Constitución que reconocen derechos no solo


debe interpretarse de conformidad con la norma internacional sobre de-
rechos humanos, sino también “y, en particular, con la jurisprudencia de
los tribunales internacionales de justicia con competencia en materia de
derechos humanos”(192). De esta manera, “[e]l mandato imperativo deri-
vado de la interpretación en derechos humanos implica, entonces, que
toda la actividad pública debe considerar la aplicación directa de nor-
mas consagradas en tratados internacionales de derechos humanos, así
como en la jurisprudencia de las instancias internacionales a las que el
Perú se encuentra suscrito”(193). Por lo tanto, los derechos fundamentales
reconocidos por nuestra Constitución “deben ser obligatoriamente inter-
pretados de conformidad con los tratados y los convenios internacionales
sobre derechos humanos ratificados por el Perú y en concordancia con
las decisiones adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos
humanos constituidos según tratados de los que el Perú es parte”(194). Es
así que este principio se convierte en un principal criterio hermenéutico
para la determinación del contenido constitucionalmente protegido de un

(189) Por eso tiene dicho el Tribunal Constitucional que este principio “exige a los poderes públicos naciona-
les que, a partir del ejercicio hermenéutico, incorporen en el contenido protegido de los derechos consti-
tucionales los ámbitos normativos de los derechos humanos reconocidos en los referidos tratados”. Exp.
N° 2730-2006-PA/TC, del 21 de julio de 2006, f. j. 9.
(190) Exp. N° 1230-2002-HC/TC, de 20 de junio de 2002, f. j. 8.
(191) Exp. N° 1268-2001-HC/TC, del 8 de abril de 2002, f. j. 2.
(192) Exp. N° 2209-2002-AA/TC, del 12 de mayo de 2003, f. j. 5.
(193) Exp. N° 2798-2004-HC/TC, del 9 de diciembre de 2004, f. j. 8.
(194) Exp. N° 5854-2005-PA/TC, del 8 de noviembre de 2005, f. j. 23.

66
El Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

derecho fundamental. En palabras del Tribunal Constitucional, “el ejerci-


cio interpretativo que realice todo órgano jurisdiccional del Estado (o que
desempeñe funciones materialmente jurisdiccionales), para determinar el
contenido constitucionalmente protegido de los derechos fundamentales,
debe estar obligatoriamente informado por las disposiciones de los trata-
dos internacionales de derechos humanos y por la interpretación de estas
realizada por los tribunales internacionales sobre derechos humanos a tra-
vés de sus decisiones”(195).

(195) Exp. N° 01458-2007-PA/TC, del 15 de noviembre de 2007, f. j. 3.

67
El proceso constitucional
de hábeas corpus (∗)

Christian Donayre Montesinos (∗∗)

Introducción
Como bien pone de relieve el Código Procesal Constitucional, los
procesos constitucionales tienen como fines esenciales asegurar la pri-
macía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos consti-
tucionalmente protegidos(1). Dada la importancia del rol que cumplen
para todo Estado Constitucional, se les ha investido de aquellos rasgos
que permiten identificar a un proceso de tutela urgente. De esa forma,
se ha hecho uso de la sumarización procedimental, esto es, reducción de
plazos, eliminación del dictamen fiscal, entre otros; y de la sumarización
cognitiva, es decir, será el juez quien decida si requiere de audiencia para
complementar su información(2).

(*) El presente trabajo constituye una modesta actualización –dentro de los términos de tiempo y espacio
que se nos han otorgado– de dos textos anteriores intitulados En torno al hábeas corpus en el Código
Procesal Constitucional peruano: Antecedentes, derechos tutelados, procedimiento y tipos de hábeas
corpus, publicado en el libro-homenaje a Domingo García Belaunde que coordinó nuestro buen amigo
José F. Palomino Manchego (Grijley, 2005); y Algunas notas sobre las reglas procesales previstas para
el hábeas corpus en el Código Procesal Constitucional, publicado en abril de este año en una obra
coordinada por Luis Castillo Córdova (Palestra, 2008).
(**) Ha sido profesor titular de Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú y
Coordinador del Post Título en Derecho Público de la misma universidad. Actualmente se viene desem-
peñando como profesor a tiempo completo de Derecho Constitucional y Derecho Procesal Constitu-
cional en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Asimismo, es profesor asociado de la
Academia de la Magistratura. Miembro ordinario de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional
y de la Asociación Iberoamericana de Derecho Militar.
(1) Esto que se encuentra contenido en el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitu-
cional, sin embargo, podría resultar redundante si tomamos en cuenta que al asegurar la primacía de la
Constitución Política del Estado también se ampara la vigencia efectiva de los derechos fundamentales,
salvo mejor parecer.
(2) AA. VV. Código Procesal Constitucional. Palestra Editores, Lima, agosto de 2004, p. 71.

69
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

El proceso de hábeas corpus fue el primer proceso constitucional con-


sagrado en nuestro país y ha sido utilizado en algunas ocasiones no solo
como mecanismo para tutelar derechos que hoy son más bien susceptibles
de ser protegidos a través del amparo, sino como verdadero proceso de
inconstitucionalidad(3). El presente trabajo tiene por objeto aproximar al
lector a la regulación de este proceso de acuerdo con el Código Procesal
Constitucional y la jurisprudencia que sobre el particular ha emitido el
Tribunal Constitucional peruano. No obstante, y para tener el escenario
completo, antes dedicaremos algunas líneas a los antecedentes de este
proceso en la experiencia peruana.

I. Antecedentes del hábeas corpus en el Perú


El hábeas corpus, proceso de origen inglés, fue reconocido por prime-
ra vez en América Latina en el año 1830 en el Código Penal del Imperio
del Brasil y luego fue siendo incorporado en otras legislaciones compara-
das como en los Códigos de Livingston de 1837, que fueron aplicados en
Guatemala, en la Constitución de Costa Rica del año 1847 e incluso antes
del amparo en la Constitución de Yucatán del año 1841(4).
En el Perú, el hábeas corpus fue reconocido por la Ley del 21 de oc-
tubre de 1897, que desarrolló el artículo 18 de la Constitución de 1860.
De acuerdo con lo establecido en este último precepto constitucional:
“Nadie podrá ser arrestado sin mandamiento escrito del juez compe-
tente o de autoridades encargadas de conservar el orden público, ex-
cepto infraganti delito, debiendo en todo caso ser puesto el arrestado
dentro de las veinticuatro horas a disposición del juzgado que corres-
ponde. Los ejecutores de dicho mandamiento están obligados a dar
copia de él siempre que se les pidiera”.
En el año 1916 se promulgaron la Ley Nº 2223, que buscó ampliar el
margen de protección del hábeas corpus, y la Ley Nº 2253, que trató de
perfeccionar los aspectos procesales contemplados en la Ley del 21 de

(3) A mayor abundamiento sobre los antecedentes del hábeas corpus en el mundo en general y en el Perú
en particular, recomendamos vivamente revisar: GARCÍA BELAUNDE, Domingo. El hábeas corpus
en el Perú. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1979.
(4) GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Derecho Procesal Constitucional. Marsol Editores, Trujillo, julio de
1998, p. 119 y ss.

70
El proceso constitucional de hábeas corpus

octubre de 1897. Luego, a través de la Ley Nº 4019, de fecha 2 de enero


de 1919, se promulgó el Código de Procedimientos en Materia Penal y
entró en vigencia en 1920, estableciendo la regulación del hábeas corpus
solo para detenciones indebidas. Será justamente en el artículo 352 de
este último código que se establecerá una disposición que parecía abrir la
puerta a la posibilidad de iniciar procesos de hábeas corpus contra parti-
culares. Dicho artículo establecía lo siguiente:“Cuando el secuestro pro-
venga de persona que no es autoridad, el juez, una vez puesto en libertad
el detenido, procederá a abrir instrucción contra el culpable conforme a
este Código”.

Luego, el hábeas corpus adquiere rango constitucional con la Carta


Magna de 1920, cuyo artículo 24 establecía que:

“Nadie podrá ser arrestado sin mandamiento escrito del juez compe-
tente o de las autoridades encargadas de conservar el orden público,
excepto infraganti delito, debiendo en todo caso ser puesto, el arresta-
do, dentro de veinticuatro horas, a disposición del juzgado que corres-
ponda. Los ejecutores de dicho mandamiento están obligados a dar
copia de él siempre que se les pidiere.
La persona aprehendida o cualquier otra podrá interponer conforme a
la ley, el recurso de hábeas corpus por prisión indebida”.
Sin perjuicio de la imprecisión en la que incurre la Constitución de
1920 al referirse al hábeas corpus como un recurso, cabe mencionar que
a partir de dicho año se va a intentar recurrir al hábeas corpus incluso
para solicitar que se declare la inconstitucionalidad de alguna ley. El caso
Cecilia Althaus de Pardo puede resultar por demás ilustrativo de lo re-
cientemente afirmado(5).

Con la Constitución de 1933 se presentó un cambio importante, ya


que se amplió el margen de protección del proceso constitucional que ve-
nimos comentando. Así, según el artículo 69 de esta Constitución “Todos
los derechos individuales y sociales reconocidos por la Constitución, dan
lugar a la acción de hábeas corpus”.

(5) ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Jurisdicción constitucional, impartición de justicia y debi-


do proceso. Ara Editores, Lima, 2003, pp. 146-147.

71
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Luego, en el año 1940, el Código de Procedimientos Penales esta-


bleció que el hábeas corpus procedía cuando el agraviado era sometido a
prisión por más de 24 horas sin que el juez competente le haya tomado su
instructiva; así como en los casos que se violen los derechos individuales
o sociales amparados por la Constitución.

Posteriormente, el Decreto Ley Nº 17083, del 24 de octubre de 1968,


efectuó una distinción entre lo que allí se denominaba hábeas corpus
penal y hábeas corpus civil, pasando a ser este último el antecedente de
lo que a la postre consagraría la Constitución de 1979 como el proceso
de amparo. Así, en los supuestos en que se buscaba proteger la libertad
personal, la inviolabilidad de domicilio y la libertad de tránsito se inter-
ponía un hábeas corpus penal; quedando para los casos de los llamados
derechos sociales el hábeas corpus civil.

Finalmente, fue la Ley Nº 23506, Ley de Hábeas Corpus y Amparo,


la que se encargó de regular lo dispuesto en la Carta de 1979, pasando
luego a ser complementada por la Ley Nº 25398. Luego, la Constitución
de 1993 recogió dentro de los diversos procesos constitucionales con-
sagrados en el artículo 200 al hábeas corpus. Por su parte, el Código
Procesal Constitucional, aprobado mediante la Ley N° 28237, le ha des-
tinado el Título II, que comprende los artículos 25 al 36, además de las
disposiciones generales en lo que le resulte aplicable.

II. Algunos de los derechos cuya tutela es exigible a través


del hábeas corpus en el Código Procesal Constitucional
El proceso de hábeas corpus busca proteger el derecho a la libertad
personal(6) y demás derechos conexos a ella. Cuando hablamos del derecho

(6) Si bien el texto constitucional vigente, como el Código Procesal Constitucional, hace referencia más
bien a la libertad individual como la susceptible de ser protegida a través del hábeas corpus, doctrina-
riamente existe cada vez mayor consenso en que es más bien la libertad personal, entendida como la
dimensión física de aquel derecho y valor, la que resulta amparada a través del hábeas corpus. La liber-
tad personal busca, como dijimos, garantizar la libertad física del individuo evitando que sea privado
u obstaculizado en el ejercicio de ella de forma ilícita. Sobre el particular puede revisarse: FAÚNDEZ
LEDESMA, Héctor. “El derecho a la libertad y seguridad personal”. En: Lecturas Constitucionales
Andinas Nº 1. Comisión Andina de Juristas, Lima, p. 143-144; ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA,
Eloy. Op. cit., p. 146; BELDA PÉREZ-PEDRERO, Enrique. “El derecho a la libertad personal y a la
seguridad personal”. En: Anuario Parlamento y Constitución. Nº 3. Cortes de Castilla-La Mancha y
Universidad de Castilla-La Mancha, Castilla-La Mancha, 1999, p. 227; entre otros.

72
El proceso constitucional de hábeas corpus

a la libertad personal, nos referimos a la dimensión más bien física de la


libertad en general, y supone autodeterminación sin interferencia(7).

El Tribunal Constitucional en el caso Vicente Silva Checa (Expe-


diente Nº 1091-2002-HC/TC)(8) aludió al mismo concepto, pero lo deno-
minó libertad individual que comprende –a nuestro juicio– un concepto
mucho más amplio(9). El Alto Tribunal definió este derecho en los siguien-
tes términos:

“En cuanto derecho subjetivo, garantiza que no se afecte indebida-


mente la libertad física de las personas, esto es, su libertad locomo-
tora, ya sea mediante detenciones, internamientos o condenas arbitra-
rias. Los alcances de la garantía dispensada a esta libertad comprende
frente a cualquier supuesto de privación de la libertad locomotora,
independientemente de su origen, la autoridad o persona que la haya
efectuado”.
Posteriormente, al resolver el Expediente N° 0019-2005-PI/TC(10)
hace referencia al derecho a la libertad personal y lo define como
“(...) un derecho subjetivo en virtud del cual ninguna persona puede sufrir
una limitación o restricción a su libertad física o ambulatoria, ya sea me-
diante detenciones, internamientos o condenas arbitrarias”. De este modo,

No obstante esta precisión, no debe perderse de vista, como también señalaremos en este trabajo, que
hay otros derechos fundamentales que caen dentro del ámbito de protección de este proceso constitu-
cional.
(7) EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Estudios constitucionales. Ara Editores, Lima, 2002, p. 25 y ss;
HUERTA GUERRERO, Luis Alberto. Libertad personal y hábeas corpus: estudios sobre jurispruden-
cia constitucional. Comisión Andina de Juristas, Lima, 2003, p. 9 y ss; MESÍA RAMÍREZ, Carlos. El
proceso de hábeas corpus desde la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Gaceta Jurídica, Lima,
marzo de 2007, p. 77 y ss.
(8) Sentencia de fecha 12 de agosto de 2002 y publicada el 16 de agosto del mismo año.
(9) De la siguiente cita, extraída de un famoso libro de Georg Jellinek, se puede inferir lo que aquí quere-
mos significar:
“La existencia de ciertas restricciones respecto del individuo ha provocado históricamente la exigencia
de que se reconozcan determinados derechos a la libertad. La coacción religiosa y la censura han hecho
nacer la idea de la libertad religiosa y de la libertad de prensa. Los ataques y prohibiciones de la Policía
han sido causa de que se reconozcan libertades, como el derecho a la inviolabilidad de domicilio, al
secreto de la correspondencia, derechos de asociación y de reunión, etc. Una observación atenta hace
ver que aquí no se trata de derechos particulares, sino solo del reconocimiento de determinadas direc-
ciones de la libertad individual, una en sí misma, e indica aquel círculo de actividad del individuo que
está libre de las ordenaciones del Estado. De esta posición de la personalidad nace la exigencia, por
parte de ella, de que desaparezcan todas las disposiciones del Estado que lesionan la libertad” (las
cursivas son nuestras).
JELLINEK, Georg. Teoría general del Estado. Fondo de Cultura Económica, México, 2000, p. 388.
(10) Sentencia de fecha 21 de julio de 2005.

73
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

el colegiado pone en sus justos términos el derecho que en rigor es objeto


de protección a través del proceso de hábeas corpus.

En opinión de algunos autores, se establece una tutela diferenciada


entre la libertad personal y otros derechos –como, por ejemplo, aquellos
que son susceptibles más bien de ser protegidos mediante el amparo–, en
razón de la importancia que adquiere la libertad para el ejercicio de otros
derechos, el respeto de los valores sociales y porque su violación se con-
vierte, en múltiples ocasiones, en irreparable(11).

Así también pareciera haberlo reconocido el Tribunal Constitucional


peruano cuando alude al doble carácter de la libertad, en tanto valor su-
perior que inspira el ordenamiento jurídico y la organización misma
del Estado, y derecho subjetivo cuya titularidad recae en todas las per-
sonas sin distinción(12). De igual manera cuando resolvió el Expediente
N° 0019-2005-PI/TC, oportunidad en la que destacó lo siguiente:

“La plena vigencia del derecho fundamental a la libertad perso-


nal es un elemento vital para el funcionamiento del Estado Social y
Democrático de Derecho, pues no solo es una manifestación concre-
ta del valor libertad implícitamente reconocido en la Constitución,
sino que es presupuesto necesario para el ejercicio de otros derechos
fundamentales”.
Ahora bien, a pesar de que en el caso José Luis Torres Huayas
(Expediente N° 01560-2005-HC/TC)(13) el Colegiado definió el proceso
constitucional de hábeas corpus como uno de “(...) naturaleza excep-
cional, dirigido a tutelar la libertad individual de la persona y evitar
que esta sea recortada o perturbada indebidamente por autoridad, fun-
cionario o persona alguna”, este proceso tiene en rigor un ámbito de
protección mayor.

(11) SORIANO, Ramón. El derecho de hábeas corpus. Publicaciones del Congreso de los Diputados. Mo-
nografías 6, Madrid, p. 22. Citado por: CASTAÑEDA OTSU, Susana. Hábeas corpus: normativa y
aspectos procesales. En: Susana Castañeda Otsu, (coordinadora). Derecho Procesal Constitucional.
Primera edición. Jurista Editores, Lima, marzo de 2003, p. 273. Existe una segunda edición de esta obra,
es en el Tomo II de esta nueva edición que encontramos el trabajo aquí citado (p. 585 y ss).
(12) En este sentido, las sentencias del Tribunal Constitucional recaídas los casos Jaime Rodríguez Aguirre
(Expediente N° 06142-2006-HC/TC), Francisco Mallma Tinco (Expediente N° 08815-2005-HC/TC),
César Javier Chávez Berrocal (Expediente N° 2510-2005-HC/TC) y Felipe Tudela y Barreda (Expe-
diente N° 1317-2008-HC/TC).
(13) Sentencia de fecha 25 de octubre de 2005 y publicada el 19 de abril de 2006.

74
El proceso constitucional de hábeas corpus

En efecto, entre los derechos que se han reconocido como aquellos


cuya tutela es exigible a través del proceso de hábeas corpus encontra-
mos, por ejemplo, el derecho a la vida. Así lo ha puesto de relieve la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en múltiples pronunciamien-
tos como el recaído en el caso Castillo Páez con fecha 3 de noviembre
de 1997. Y ello adquiere además sentido en nuestro país si comproba-
mos que el Código Procesal Constitucional ha recogido el hábeas corpus
instructivo, que procede ante la desaparición forzada de personas, figura
delictiva que lamentablemente trae consigo en la gran mayoría de casos
la ejecución extrajudicial de la persona desaparecida. Así lo ha recono-
cido el propio Tribunal Constitucional peruano en el caso Juan Nolberto
Rivero Lazo (Expediente N° 4677-2005-PHC/TC)(14), al señalar que “La
desaparición forzada es un delito pluriofensivo, dado que afecta a más de
un bien jurídico ya que vulnera la libertad física, el debido proceso, el de-
recho a la integridad personal, el conocimiento de la personalidad jurídica
y a la tutela judicial efectiva”.

El derecho a la integridad personal, tanto en su dimensión física, psí-


quica como moral es también susceptible de ser protegido a través del
hábeas corpus. Así lo ha previsto el Código Procesal Constitucional en el
inciso 1 del artículo 25 y esto nos aproxima a la figura del hábeas corpus
correctivo, que será materia de estudio posteriormente.

El derecho a no autoincriminarse, que comprende además el dere-


cho a no declarar o reconocer culpabilidad contra su cónyuge o parientes
del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad está también
previsto en el Código como derecho cuya tutela es exigible por medio del
hábeas corpus.
Sin duda, llama la atención que el Código Procesal Constitucional
haya previsto el derecho a la inviolabilidad de domicilio dentro del mar-
gen de protección del hábeas corpus(15), considerando que antes de la en-
trada en vigencia del Código en el caso René Agustín Escalante Zúñiga
(Expediente Nº 3172-2003-HC/TC)(16) el Tribunal Constitucional peruano es-
tableció que “(...) el derecho constitucional a la inviolabilidad de domicilio,

(14) Sentencia de fecha 12 de agosto de 2005 y publicada el 27 de enero de 2006.


(15) Véase el inciso 17 in fine del artículo 25 del Código Procesal Constitucional.
(16) Sentencia de fecha 7 de mayo de 2004 y publicada el 14 de mayo del mismo año.

75
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

no pertenece al ámbito de protección que es propia de la acción de hábeas


corpus, esto es, la libertad individual y los derechos constitucionales co-
nexos previstos en el artículo 12 de la Ley Nº 23506”.
Sin embargo, para los promotores del Código que venimos comentando:
“(...) el derecho a la inviolabilidad de domicilio se convierte en un
‘derecho a la libertad en el domicilio’ que protege a la persona en
dicho ámbito contra cualquier injerencia exterior que impida o difi-
culte su libertad de movimiento. Si bien el objeto de protección de
este derecho estaba vinculado a la propiedad en la época del constitu-
cionalismo primigenio, en la actualidad, el domicilio hace referencia
a todo lugar en que se despliega la vida privada”(17).
El derecho a no ser detenido sino es por mandato motivado por el
juez o en caso de mediar flagrancia delictiva por la Policía Nacional,
constituye tal vez el derecho emblemático –por decirlo de alguna mane-
ra– susceptible de ser protegido a través del hábeas corpus. Este derecho
es identificado como derecho a la seguridad personal, aunque no les falta
razón a quienes afirman que no tiene un significado independiente a la
libertad personal, por lo que mantiene un carácter ambiguo(18).
Otro derecho cuya tutela por medio del hábeas corpus se ha previs-
to en el Código Procesal Constitucional, es el derecho a no ser detenido
por deudas. Al respecto, es importante tener presente que, a diferencia del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que prevé la prohi-
bición de la prisión por incumplimiento de obligaciones contractuales, es
más bien la Convención Americana sobre Derechos Humanos la que con-
templa la proscripción de la prisión por deudas. Ello encierra una distin-
ción sustancial: mientras que con el Pacto sería posible encarcelar a una
persona por deudas de índole tributaria, ello no sería posible en el marco
de la Convención Americana, en tanto alude a deudas en general y no a
obligaciones contractuales. No obstante, es importante tener presente que
tal limitación no puede ser considerada como un obstáculo para que las
autoridades judiciales ordenen la detención de aquellas personas que, por
ejemplo, incumplen sus deberes alimentarios(19).

(17) AA. VV. Ob. cit., p. 53.


(18) En este sentido, FAÚNDEZ LEDESMA, Héctor. Ob. cit., p. 143 y ss.
(19) Ibíd., p. 160.

76
El proceso constitucional de hábeas corpus

El derecho a no ser privado del documento nacional de identidad (no


previsto en la legislación derogada ni en la misma Constitución vigen-
te de forma expresa), así como de obtener el pasaporte o su renovación
dentro o fuera de la República, constituye otro derecho pasible de ser
protegido a través de este proceso constitucional, pero cuya tutela puede
generar algunos problemas. Y es que es bien sabido que hay un costo por
el derecho de tramitación para la expedición del documento nacional de
identidad(20) o el pasaporte, costo que debe estar amparado por la ley y
responde al principio de razonabilidad, ya que no debe dejar de tomarse
en consideración que en múltiples ocasiones se producen retenciones en
virtud de no tener a mano el documento nacional de identidad o no se
puede salir del país sin el pasaporte. Estamos entonces ante situaciones
que pueden presentarse lesivas del derecho a la libertad personal, si es
que el Estado no atiende tales requerimientos en forma razonable y no
adopta los recaudos correspondientes(21).

De acuerdo con lo resuelto por el Tribunal Constitucional peruano en


el caso Rolando Apaza Chuquitarqui (Expediente N° 02432-2007-HC/
TC)(22) este señaló que:

(20) El documento nacional de identidad, según el artículo 26 de la Ley Orgánica del Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil, es un documento público, personal e intransferible. Constituye la única
cédula de identidad personal para todos los actos civiles, comerciales, administrativos, judiciales y, en
general, para todos aquellos casos en que, por mandato legal, deba ser presentado. Constituye también
el único título de derecho al sufragio de la persona a cuyo favor ha sido otorgado.
El documento nacional de identidad, como habrá podido observarse, hace efectivo no solo el derecho a
la identidad, sino también el ejercicio de la ciudadanía.
(21) La Defensoría del Pueblo plantea respecto del documento nacional de identidad que, en principio, su
expedición debería ser gratuita, correspondiéndole al mismo Estado asumir el costo del servicio que
dicho trámite pueda generarle por medio de la recaudación tributaria correspondiente. Sin embargo, si
se va a proceder a cobrar un monto para tal efecto, pues entonces dicho monto no debe estar alejado de
principios tales como el de legalidad y razonabilidad.
Sobre el particular: DEFENSORÍA DEL PUEBLO. La legalidad del cobro y la razonabilidad del costo
en la expedición del documento nacional de identidad por el Registro Nacional de Identificación y
Estado Civil (Reniec). Serie Informes Defensoriales, Informe Defensorial Nº 79, Lima, noviembre de
2003.
El Tribunal Constitucional peruano en el caso María Angélica Aguirre Ato (Expediente Nº 264-97-AA/
TC), en sentencia de fecha 2 de diciembre de 1997 y publicada el 16 de enero de 1998, ha entrado, pues,
a precisar que:
“(...) ciertos derechos constitucionales por su naturaleza como la obtención de pasaporte, la inscripción
en el Registro Electoral para el ejercicio de derechos ciudadanos, el derecho al goce de jubilación, etc.,
necesariamente tienen que estar sujetos al cumplimiento de ciertos requisitos establecidos por ley; los
mismos que deberán ser viables para hacer efectivo el derecho constitucional respectivo”.
(22) Sentencia de fecha 16 de noviembre de 2007 y publicada el 23 de enero de 2008.

77
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

“El documento nacional de identidad (DNI) es un documento públi-


co personal e intransferible que tiene como fin identificar de manera
individual a los ciudadanos nacionales, constituyendo la única cédula
de identidad personal para todos los actos civiles, comerciales, admi-
nistrativos, judiciales y en general. En cuanto por mandato legal sea
requerida su presentación”.
Agregando luego que:

“En nuestro ordenamiento el documento nacional de identidad tiene


una doble función, de un lado permite que el derecho a la identidad se
haga efectivo, en tanto posibilita la identificación precisa de su titular;
y de otro, constituye un requisito para su ejercicio de los derechos
civiles y políticos consagrados en la Constitución vigente, de modo
que su carencia comporta una limitación de otros derechos ciudada-
nos uno de los cuales está referido a la libertad individual”.
Desde la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional, el
Colegiado ha ido definiendo diversos aspectos vinculados con el derecho
a la identidad como consecuencia de la resolución de varios procesos de
hábeas corpus. Sobre el particular resulta entonces de mayor interés lo se-
ñalado por el Alto Tribunal respecto de su contenido en los casos Gladys
Purificación Espinoza Joffre (Expediente N° 04444-2005-HC/TC)(23) y
Rolando Apaza Chuquitarqui (Expediente N° 02432-2007-HC/TC)(24), y
en cuanto a su doble carácter en el caso Karen Mañuca Quiroz Cabanillas
(Expediente N° 02273-2005-HC/TC)(25).

Otro de los derechos cuya tutela hoy, conforme al Código, es posible


solicitar a través del hábeas corpus es el del debido proceso o lo que en
términos de la Ley N° 28237 debemos denominar tutela procesal efec-
tiva. Si bien es cierto en principio dicho derecho fundamental debe ser
protegido a través del amparo, en aquel supuesto en el que la violación
de la tutela procesal efectiva suponga o traiga consigo la vulneración del
derecho a la libertad personal, será posible iniciar un hábeas corpus. Esta
figura conocida como el hábeas corpus contra resoluciones judiciales
ha merecido la atención de la doctrina y, desde luego –e incluso antes

(23) Sentencia de fecha 25 de julio de 2005 y publicada el 17 de mayo de 2006.


(24) Sentencia de fecha 16 de noviembre de 2007 y publicada el 23 de enero de 2008.
(25) Sentencia publicada el 13 de octubre de 2006.

78
El proceso constitucional de hábeas corpus

de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional–, de la ju-


risprudencia del Tribunal Constitucional, la cual ha venido perfilando
paulatinamente sus alcances(26).

No siendo el objetivo del presente trabajo agotar los derechos que


son susceptibles de ser protegidos a través de este proceso constitucio-
nal, convendría destacar que entre los derechos que caen dentro del ám-
bito de protección de este proceso se encuentran –además de los men-
cionados– el derecho a no ser exiliado o desterrado o confinado sino por
sentencia firme (inciso 3 del artículo 25), el derecho a no ser expatriado
ni separado del lugar de residencia sino por mandato judicial o por apli-
cación de la Ley de Extranjería (inciso 4 del artículo 25), el derecho del
extranjero, a quien se ha concedido asilo político, de no ser expulsado
del país cuyo gobierno lo persigue, o en ningún caso si peligrase su li-
bertad o seguridad por el hecho de ser expulsado (inciso 5 del artículo
25) y el derecho a que se observe el trámite correspondiente cuando se
trata del procedimiento o detención de las personas, a que se refiere el
artículo 99 de la Constitución (inciso 15 del artículo 25)(27), entre otros.

(26) Sobre el particular recomendamos revisar: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. “Hábeas corpus
contra resoluciones judiciales: entre la evolución del concepto ‘proceso regular’ y la determinación del
ámbito de acción del juez constitucional”. En: Dos ensayos sobre nueva jurisprudencia constitucional:
los tratados de derechos humanos y el hábeas corpus contra resoluciones judiciales. Justicia Viva,
Lima, junio de 2003, p. 41 y ss, trabajo también recogido en su compilación intitulada “Jurisdicción
constitucional…”. Ob. cit., p. 142 y ss; DONAYRE MONTESINOS, Christian. El hábeas corpus en
el Código Procesal Constitucional. Una aproximación con especial referencia a la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional peruano. Jurista Editores, Lima, febrero de 2005, p. 157 y ss; SAR SUÁREZ,
Omar. Hábeas corpus contra resoluciones judiciales. Colección Monografía de Jurisprudencia Especia-
lizada. Editora Jurídica Grijley, Lima, 2008; entre otros.
(27) A este respecto puede revisarse el caso Fernando Rospigliosi Capurro (Expediente N° 04747-2007-HC/
TC) y los comentarios sobre el particular de CARO, José Antonio y HUAMÁN, Daniel. “¿‘Delito de
función’ o ‘delito en el ejercicio de la función’ de alto dignatario? Precisiones sobre el ámbito objetivo
del antejuicio político”. En: Jus Constitucional. Nº 1. Editora Jurídica Grijley, Lima, enero de 2008;
GARCÍA CHÁVARRI, Abraham. “La acusación constitucional y los delitos cometidos en el ejercicio
de las funciones. Breves comentarios a partir de una reciente sentencia”. En: Revista Jurídica del Perú.
Gaceta Jurídica. Lima, Nº 84, febrero de 2008, p. 25 y ss; DONAYRE MONTESINOS, Christian. “An-
tejuicio y responsabilidad penal de altos funcionarios públicos. Lo que se dijo y lo que no se dijo en una
sentencia del Tribunal Constitucional peruano”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 7. Gaceta Jurídica,
Lima, julio de 2008, p. 77 y ss.

79
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

III. Los tipos de hábeas corpus en el Código Procesal Cons-


titucional y en la jurisprudencia del Tribunal Constitu-
cional peruano
Son en buena cuenta nueve los tipos de hábeas corpus identifica-
dos por la doctrina y recogidos a nivel jurisprudencial: el hábeas corpus
preventivo, el hábeas corpus restringido, el hábeas corpus reparador,
el hábeas corpus traslativo, el hábeas corpus correctivo, el hábeas cor-
pus innovativo, el hábeas corpus instructivo, el hábeas corpus excepcio-
nal y el hábeas corpus conexo. Todos ellos serán materia de análisis a
continuación.

1. El hábeas corpus preventivo


El hábeas corpus preventivo procede ante la amenaza del derecho a
la libertad personal. Dicha amenaza debe ser cierta y de inminente reali-
zación, esto es, que no deje duda respecto de la ejecución o propósito de
la medida que culminará finalmente en una afectación arbitraria al dere-
cho antes indicado. Como bien puede deducir el lector, estamos ante un
supuesto en que la privación de la libertad del sujeto aún no se ha hecho
efectiva, sin embargo, existe la amenaza cierta e inminente de que ello
llegará a producirse y de forma contraria a la Constitución y las leyes(28).

(28) Este tipo de hábeas corpus tiene como antecedente lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la
República en el célebre caso Alberto Borea Odría (Expediente HC Nº 14-94), en sentencia de fecha 24
de febrero de 1994 y publicada en el diario oficial El Peruano el 4 de mayo del mismo año.
A tenor de dicha sentencia:
“(...) según lo preceptuado en el numeral ochenta de la tantas veces citada ley, en estos casos el fiscal
provincial solo tiene dos alternativas: o formaliza la denuncia o abre investigación policial, lo que no
hizo en el caso de autos, sino que inició por su cuenta una investigación que no tenía cuando concluir,
que, como consecuencia de esta investigación ilegal la puesta en peligro de la libertad del accionante se
pone de manifiesto cuando no se quiere dar por concluida una investigación mientras no se presente el
investigado a prestar su declaración indagatoria a sabiendas de que se encontraba fuera del Perú, dando
a entender que la investigación tenía que prolongarse mientras dure la ausencia, como si no hubieran
otros elementos de juicio en los actuados, que no solo permitían sino que la obligaban a un pronuncia-
miento definitivo, como lo había hecho respecto a otros implicados, prolongando una situación de inde-
fensión procesal y la consiguiente estigmatización que conlleva el simple hecho de estar investigado por
presunto delito; que evidentemente esta actitud no tiene justificación ninguna, tanto más, si se tiene en
cuenta que los hechos ya había sido materia de una sentencia en el fuero respectivo, por lo que tenemos
que admitir que existe, pues, amenaza de violación a la libertad personal del actor (...)”.
Sobre este caso en particular y demás implicancias véase: VALLE-RIESTRA, Javier. “Borea, el leading
case”. En: Ius et Veritas. Revista editada por estudiantes de la Facultad de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Nº 8. Lima, junio 1994, pp. 184-191.

80
El proceso constitucional de hábeas corpus

El Tribunal Constitucional en múltiples ocasiones ha tenido oportuni-


dad de conocer procesos de hábeas corpus de índole más bien preventiva.
Así, por ejemplo, en el caso Julio Muñoz Pérez (Expediente Nº 1091-
2002-HC/TC)(29) declaró infundada la demanda interpuesta, tras consi-
derar que “(...) careciendo de certeza e inminencia la supuesta amenaza
al derecho constitucional invocado en la demanda, no resulta de aplica-
ción el artículo 4 de la Ley Nº 25398”. En igual sentido y bajo argumen-
tos similares se pronunció en el caso Raúl Áyvar Cevallos (Expediente
Nº 2028-2002-HC/TC)(30) y en el caso Asociación de Familiares de Presos
Políticos y Desaparecidos del Perú (Expediente Nº 1835-2002-HC/
TC)(31).

En el caso Patricia Andrea Garrido Arcentales y otro (Expediente


Nº 399-96-HC/TC)(32) el Tribunal Constitucional estableció:

“Que, en cuanto a las llamadas telefónicas a través de las cuales se


amenazaría con detener a los recurrentes, según afirman, este Tribunal
considera que no se han dado los supuestos para que se configure una
situación que constituya amenaza a la libertad personal que haga pro-
cedente la acción de hábeas corpus, es decir, tal y como lo consagra
el artículo 4 de la Ley Nº 25398 se necesita que esta sea cierta y de
inminente realización; se requiere que la amenaza sea conocida como
verdadera, segura e indubitable, que se manifieste con actos o pala-
bras que no dejen duda alguna de su ejecución y propósito e inminen-
te y posible, esto es, que no deje duda sobre su ejecución en un plazo
inmediato y previsible (...)”.
En el caso Alfredo Arnaiz Ambrosiani (Expediente Nº 2175-2002-
HC/TC)(33) el Tribunal Constitucional precisó que:

“(...) habida cuenta que: a) el recurrente plantea esta acción de garan-


tía sobre la base de una nota periodística que da cuenta de los resulta-
dos de ciertas investigaciones seguidas ante una subcomisión investi-
gadora del Congreso de la República; b) La circunstancia de que una

(29) Sentencia con fecha 10 de setiembre de 2002 y publicada el 8 de abril de 2003.


(30) Sentencia con fecha 30 de setiembre de 2002 y publicada el 8 de abril de 2003.
(31) Sentencia con fecha 21 de agosto de 2002 y publicada el 25 de abril de 2003.
(32) Sentencia con fecha 4 de noviembre de 1996 y publicada el 27 de abril de 1997.
(33) Sentencia con fecha 14 de octubre de 2002 y publicada el 15 de mayo de 2003.

81
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

comisión del Congreso investigue ciertos hechos por delegación del


pleno, no constituye amenaza ilegítima a la libertad, pues no se apre-
cia arbitrariedad ni violación al debido proceso en tal investigación, y
el hecho de que un medio de comunicación informe acerca de los re-
sultados de una investigación parlamentaria no significa, de ninguna
forma, amenaza que pueda considerarse cierta e inminente contra la
libertad individual del recurrente, pues ni el Congreso puede encon-
trarse impedido de investigar asuntos de interés público, cuando es la
propia Constitución del Estado la que lo faculta plenamente para ello,
ni, por otro lado, el que las investigaciones concluyan incriminando al
actor no quiere decir que su libertad corra peligro, pues en este último
supuesto será el propio Ministerio Público y el Poder Judicial quie-
nes, en pleno ejercicio de su autonomía y libertad de criterio, deter-
minen la situación jurídica del investigado, no teniendo el Congreso
capacidad de decisión al respecto”.
En el caso Martha Milagro Valenzuela Sotomayor y otra (Expediente
Nº 4022-2004-HC/TC)(34), el Colegiado va a señalar que “(...) no consti-
tuyen amenaza cierta y de inminente realización contra derecho constitu-
cional alguno las palabras procaces pronunciadas por un sujeto en estado
de ebriedad”.

Asimismo, en el caso Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca (Expe-


diente Nº 2663-2003-HC/TC)(35) el Tribunal Constitucional definió el há-
beas corpus preventivo como aquel que:

“(...) podrá ser utilizado en los casos en que, no habiéndose concreta-


do la privación de la libertad, existe empero la amenaza cierta e inmi-
nente de que ello ocurra, con vulneración de la Constitución o la ley
de la materia.
Al respecto, es requisito sine qua non de esta modalidad que los actos
destinados a la privación de la libertad se encuentran en proceso de
ejecución; por ende, la amenaza no debe ser conjetural ni presunta”.
En el Código Procesal Constitucional peruano el hábeas corpus pre-
ventivo es recogido en el artículo 2 cuando señala expresamente que:

(34) Sentencia de fecha 29 de diciembre de 2004 y publicada el 8 de abril de 2005.


(35) Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

82
El proceso constitucional de hábeas corpus

“Los procesos constitucionales de hábeas corpus, amparo y hábeas


data proceden cuando se amenace o viole los derechos constitucio-
nales por acción u omisión de actos de cumplimiento obligatorio, por
parte de cualquier autoridad, funcionario o persona. Cuando se invo-
que la amenaza de violación, esta debe ser cierta y de inminente rea-
lización...” (las cursivas son nuestras).
Como bien habrá observado el lector, el Código y la jurisprudencia
hacen especial énfasis en el carácter cierto e inminente de la amenaza a
efectos de evitar que un peligro de carácter presunto o remoto sea objeto
de examen a través del hábeas corpus.

2. El hábeas corpus restringido


A diferencia de lo que sucede con el hábeas corpus preventivo o el re-
parador, que procede ante la privación arbitraria de la libertad personal tal
como veremos luego, el hábeas corpus restringido se presenta cuando se
está ante actos que no constituyen una privación de la libertad personal,
pero sí molestias o perturbaciones en su libre ejercicio. En otros términos,
se trata de restricciones irrazonables a este derecho que en sentido estric-
to no se presentan como una detención o prisión, pero indudablemente lo
limitan u obstaculizan.

Ejemplos de este tipo de actos son las vigilancias constantes a un


ciudadano que se encuentra libremente transitando por la ciudad, los
impedimentos de salida del país o de concurrencia a determinados luga-
res, entre otros.

En este tipo de hábeas corpus se ubica el caso Asociación de


Familiares de Presos Políticos y Desaparecidos del Perú (Expediente
Nº 1835-2002-HC/TC)(36) sometido al Tribunal Constitucional, y en el
que la señora Julia Chumpitaz Arias:

“(...) interpone acción de hábeas corpus contra el Ministro del Interior,


don Fernando Rospigliosi Capurro, y el Director de la Dircote, don
Marco Enrique Miyashiro Arashiro, pues considera que los empla-
zados vienen realizando actos de acoso, persecución y seguimiento

(36) Véase la sentencia con fecha 21 de agosto de 2002 y publicada el 25 de abril de 2003.

83
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

contra los miembros de la asociación. Señala que los demandados han


entregado unas separatas a diversos medios de comunicación que in-
cluyen nombres y fotos de miembros de la asociación, y en donde se
les acusa falsamente de cometer acciones violentas y perseguir propó-
sitos ilícitos”.
Asimismo, en el fundamento 2 de su sentencia recaída en el caso José
Aguilar Santiesteban (Expediente Nº 2455-2002-HC/TC)(37) el Tribunal
Constitucional reconoció el hábeas corpus restringido al señalar que:

“el hábeas corpus, históricamente, surge como remedio frente a una


detención; sin embargo, la doctrina reconoce el denominado ‘hábeas
corpus restringido’, también llamado accesorio o limitado, siendo una
modalidad del hábeas corpus reparador, que tiene por finalidad según
Néstor Pedro Sagüés, ‘(...) evitar perturbaciones o molestias menores
a la libertad individual que no configuren una detención o prisión’”.
Dicho criterio del Colegiado es reiterado en los casos de colocación
de rejas u otros obstáculos que dificultan el ingreso a determinadas zonas
de la ciudad, tema sobre el cual va a tener oportunidad de pronunciar-
se en más de una ocasión. Pueden revisarse sobre el particular los casos
Renzo Lercari Carbone (Expediente N° 2961-2002-HC/TC)(38), Compañía
Inmobiliaria y Constructora Quisqueya S.A. (Expediente N° 0311-2002-
HC/TC)(39), entre otros.

En el caso Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca (Expediente


Nº 2663-2003-HC/TC)(40) el Tribunal Constitucional definió el hábeas
corpus restringido como aquel que:
“Se emplea cuando la libertad física o de locomoción es objeto de
molestias, obstáculos, perturbaciones o incomodidades que, en los he-
chos, configuran una seria restricción para su cabal ejercicio. Es decir,
que, en tales casos, pese a no privarse de la libertad al sujeto, ‘se le
limita en menor grado’.
Entre otros supuestos, cabe mencionar la prohibición de acceso o
circulación a determinados lugares; los seguimientos perturbatorios

(37) Sentencia de fecha 11 de noviembre de 2002 y publicada el 28 del mismo mes y año.
(38) Sentencia de fecha 4 de marzo de 2004 y publicada el 11 de marzo del mismo año,
(39) Sentencia de fecha 20 de mayo de 2003 y publicada el 11 de agosto del mismo año.
(40) Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

84
El proceso constitucional de hábeas corpus

carentes de fundamento legal y/o provenientes de órdenes dictadas


por autoridades incompetentes; las reiteradas e injustificadas citacio-
nes policiales; las continuas retenciones por control migratorio o la
vigilancia domiciliaria arbitraria o injustificada, etc.”.
El Código Procesal Constitucional peruano ha pasado a reconocer
el hábeas corpus restringido cuando señala en el inciso 13 del artículo
25 que este proceso constitucional procedería a efectos de exigir el res-
peto del “(...) derecho a retirar la vigilancia del domicilio y a suspender
el seguimiento policial, cuando resulten arbitrarios o injustificados”, así
como en el inciso 6 del mismo artículo 25 que consagra “el derecho de
los nacionales o de los extranjeros residentes a ingresar, transitar o salir
del territorio nacional, salvo mandato judicial o aplicación de la Ley de
Extranjería o de Sanidad”. Evidentemente, los supuestos comprendidos
en dichos preceptos no se refieren a actos que configuren propiamente
una detención o prisión indebida, sino más bien a conductas que pueden
conducir a restringir y/o perturbar de forma irrazonable el ejercicio del
derecho a la libertad personal.

3. El hábeas corpus reparador


Considerado el tipo clásico de hábeas corpus, procede ante priva-
ciones arbitrarias del derecho a la libertad personal. El acto lesivo más
común ante el cual se inicia un proceso de este tipo es la detención
arbitraria(41), sin embargo, existen otros actos que suponen privación de la
libertad personal y que en caso de llevarse a cabo de manera irregular po-
drían configurarse –dependiendo del caso– en actos lesivos susceptibles

(41) La detención se encuentra vinculada a la privación de la libertad de una persona, en tanto se encuentra
vinculada a la comisión de un acto delictivo, a fin de asegurar su presencia en el transcurso del proceso y los
efectos jurídicos de la sentencia que se emita sobre el particular. Se trata de una medida cautelar personal que
es dictada siempre y cuando se cumplan con determinados requisitos. Como se puede observar entonces, la
detención guarda estrecha relación con la existencia de un proceso penal de por medio.

85
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de ser cuestionados a través de esta modalidad de hábeas corpus. Nos re-


ferimos a la prisión(42), arresto(43), aprehensión(44) y secuestro(45).

En el caso Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca (Expediente


Nº 2663-2003-HC/TC)(46) el Tribunal Constitucional definió el hábeas
corpus reparador como aquella modalidad del hábeas corpus que:

“(...) se utiliza cuando se produce la privación arbitraria o ilegal de la


libertad física como consecuencia de una orden policial; de un man-
dato judicial en sentido lato –juez penal, civil, militar–; de una deci-
sión de un particular sobre el internamiento de un tercero en un centro
psiquiátrico sin el previo proceso formal de interdicción civil; de
una negligencia penitenciaria cuando un condenado continúe en

(42) La prisión constituye la situación en la cual se encuentra el sujeto que fue condenado por una sentencia
emanada de un órgano judicial, luego de que se le siguiera el proceso penal correspondiente. Como
tendremos ocasión de ver con posterioridad y para no confundir al lector, va a ser el hábeas corpus tras-
lativo el que se podrá interponer cuando el sujeto en prisión haya cumplido ya el tiempo establecido en
su condena o cuando el plazo de la detención haya vencido y aun así se encuentre privado de su libertad
personal.
(43) La figura del arresto constituye una forma de privación de la libertad personal ordenada por la autoridad
competente como medida de apremio, esto es, para obligar a que el sujeto adopte una determinada con-
ducta en un supuesto específico o como medida sancionadora.
(44) La aprehensión, por su parte, constituye en sentido estricto un acto de colaboración con la justicia por
parte de los particulares, en virtud del cual detienen a una persona en una situación de flagrancia delic-
tiva. Producida la aprehensión bien pueden retener al delincuente en el lugar de los hechos hasta que
las autoridades policiales se constituyan allí o, caso contrario, trasladar al sujeto ante la dependencia
policial más cercana. EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Libertad personal, detención arbitraria y há-
beas corpus: las novedades en la Constitución de 1993. En: AA. VV. La Constitución de 1993. Análisis
y Comentarios. Serie: Lecturas sobre temas constitucionales Nº 11. Comisión Andina de Juristas, Lima,
1995, p. 17.
Las notas distintivas de la aprehensión son a saber las siguientes: en primer lugar, se trata de una au-
torización y no de una potestad, propia de la autoridad pública. De allí que los particulares no están
obligados a detener a una persona que vean que está cometiendo un delito o lo ha cometido momentos
antes. No estamos ante una obligación legal que les sea exigible como sí ocurre con las autoridades
policiales. En segundo término, es necesario que estemos ante una situación de flagrancia delictiva y,
finalmente, lo que busca esta forma de detención es que el sujeto aprehendido sea puesto a disposición
de las autoridades policiales, no rigiendo para este caso los plazos de veinticuatro horas o quince días
consagrados constitucionalmente. En este sentido: SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal
Penal. Volumen II, primera edición. Grijley, Lima, 2000, p. 815.
Si bien la Constitución de 1993 no recoge expresamente la figura de la aprehensión, se admite como
legítima en tanto se trata de una medida necesaria y socialmente útil de colaboración con la justicia.
(45) Que puede definirse como el acto de privación de la libertad personal llevado a cabo por particulares
y que dependiendo de las circunstancias puede llegar a configurarse en una conducta delictiva. En este
supuesto encajan, por ejemplo, aquellas prácticas de algunos hospitales y clínicas de impedir la salida del pa-
ciente hasta que se hayan cubierto todos los gastos incurridos. Véase a este respecto la sentencia del Tribunal
Constitucional peruano recaída en el caso Lorgia Olivares de Cabezas (Expediente N° 1411-2001-HC/
TC), con sentencia de fecha 1 de abril de 2002 y publicada el 22 de setiembre del mismo año.
(46) Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

86
El proceso constitucional de hábeas corpus

reclusión pese a haberse cumplido la pena; por sanciones disciplina-


rias privativas de la libertad; etc.
En puridad, el hábeas corpus reparador representa la modalidad clá-
sica o inicial destinada a promover la reposición de la libertad de una
persona indebidamente detenida”.
De declararse fundada una demanda de hábeas corpus de este tipo,
se dispondrá la libertad de la persona que fue privada arbitrariamente de
ella(47).

Ahora bien, en los casos de detenciones arbitrarias lo dicho en el pá-


rrafo precedente no debe confundirse, desde ninguna perspectiva, con una
declaratoria de inocencia respecto del agraviado, ya que lo que se preten-
de a través de este proceso constitucional no es un pronunciamiento sobre
el fondo del asunto, lo cual recae dentro de la competencia de los jueces
ordinarios, sino que el juez constitucional determine si la privación del
derecho a la libertad personal se ha efectuado conforme a lo establecido
en la Constitución y las leyes correspondientes. De ahí que si se declara
infundada la demanda, ello no supone tampoco un reconocimiento de la
responsabilidad penal del accionante.

A fin de evitar confusiones como la descrita, el Tribunal Consti-


tucional peruano ha puesto de relieve la precisión que hemos acabado de
efectuar. Así, por ejemplo, en el caso Florencio Chávez Abarca y otros
(Expediente Nº 1324-2000-HC/TC)(48) señaló:

“(...) este Tribunal no puede dejar de advertir, que el hecho de que


mediante la presente sentencia se asuma que las detenciones cues-
tionadas han sido arbitrarias y que, por tanto, la acción es fundada y
la liberación de los detenidos, procedente, no significa que el Tribunal
Constitucional esté efectuando juicios de valoración respecto de la
inocencia o culpabilidad que puedan tener las personas en cuyo favor
se interpuso la presente acción, pues ello siempre será atribución ex-
clusiva y excluyente de las autoridades competentes, en este caso, las
judiciales y, por otra parte, dado el tiempo transcurrido en la tramita-
ción del presente proceso y por lo mismo que el sometimiento ante las

(47) Véase lo dispuesto en el inciso 1 del artículo 34 del Código Procesal Constitucional.
(48) Sentencia de fecha 19 de enero de 2001 y publicada el 22 de marzo del mismo año.

87
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

autoridades judiciales de los mismos favorecidos del hábeas corpus es


una posibilidad que no puede quedar descartada, debe quedar perfec-
tamente señalado que los términos del mandato de liberación que a
propósito de esta sentencia expida este Tribunal no deben entenderse
como oponibles a los mandatos de detención, que por el contrario y
sobre la misma investigación que se les siguen, puedan haber expedi-
do las autoridades judiciales competentes”.
El Código Procesal Constitucional peruano ha recogido también
de forma expresa el hábeas corpus reparador al consagrar en el inciso
7 del artículo 25 que este proceso constitucional procede para exigir
la tutela del:

“(...) derecho a no ser detenido sino por mandato escrito y motivado


del juez, o por las autoridades policiales en caso de flagrante delito; o
si ha sido detenido, a ser puesto dentro de las 24 horas o en el término
de la distancia, a disposición del juzgado que corresponda, de acuerdo
con el acápite ‘f’ del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución sin
perjuicio de las excepciones que en él se consignan”.
4. El hábeas corpus traslativo
Estaremos ante un hábeas corpus de tipo traslativo cuando lo que se
pretenda sea la libertad de aquella persona que se encuentra detenida o
condenada, pero ya transcurrió el plazo previsto legalmente para la de-
tención o el tiempo de su condena expiró, o cuya libertad ya fue decla-
rada por el juez. En consecuencia, en este último caso estamos ante una
decisión judicial que ha dispuesto la libertad del procesado o condenado,
es decir, un mandato de excarcelación, pero a pesar de él se mantiene la
situación privativa de la libertad.

Comprendería entonces, según lo señalado por los mismos promoto-


res del Código Procesal Constitucional, “(...) los casos en que existe ex-
ceso de detención al continuar el procesado detenido más allá del plazo
fijado por la ley, o si el condenado no obstante haber cumplido su conde-
na continúa en prisión”(49). Esto nos lleva al tema del plazo razonable que
debe durar una situación de detención o el proceso en sí mismo.

(49) AA.VV. Ob. cit., p. 57.

88
El proceso constitucional de hábeas corpus

Toda persona tiene derecho a ser juzgada dentro de un plazo razo-


nable, máxime si permanece detenida durante el transcurso del proceso.
Esta noción del plazo razonable comprende no solo el derecho de que los
procesos se desarrollen sin dilaciones indebidas y evitar que sean exce-
sivamente largos, sino a su vez comprende el derecho del justiciable a
ser sometido a un proceso que no sea excesivamente corto, a tal extremo
que no le permita, por ejemplo, formular su defensa como corresponde.
Así Nicolo Trocker(50) señala “Razonable es un término que expresa una
exigencia de equilibrio en el cual estén moderados armoniosamente, por
un lado, la instancia de una justicia administrada sin retardos y, por otro,
la instancia de una justicia no apresurada y sumaria”(51).

El Tribunal Constitucional en el caso Pablo Wigberto Timaná Solis


(Expediente Nº 902-99-HC/TC)(52) conoció justamente un hábeas cor-
pus de tipo traslativo bajo los términos que aquí hemos definido, esta-
bleciendo en dicho caso como principio de observancia obligatoria que:

“(...) una forma de detención arbitraria por parte de una autoridad o


funcionario la constituye el hecho de omitir el cumplimiento obliga-
torio de normas procesales que disponen la libertad inmediata de un
detenido, como es el caso del beneficio procesal de excarcelación por
exceso de detención, previsto en el artículo 137 del Código Procesal
Penal”.

(50) TROCKER, Nicolo. “Il nuovo articolo 111 della Costituzione e il ‘giusto processo’ in materia civile:
profili generali”. En: Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, Nº 2, 2001. Citado en sentencia
del Tribunal Constitucional recaída en el Expediente Nº 010-2002-AI/TC del caso Marcelino Tineo
Silva y más de 5000 ciudadanos con fecha 3 de enero de 2003.
(51) Sin lugar a dudas el determinar cuándo estamos ante un plazo razonable supone el examen de diversos
elementos, entre los cuales podemos mencionar los siguientes: en primer lugar, la duración efectiva de
la detención. En segundo término, la duración de la detención en comparación con la naturaleza del
delito y la pena que podría imponerse al acusado.
Los efectos morales o materiales de la detención en la persona detenida y la conducta del acusado son
elementos también que hay que entrar a evaluar. Y es que muchas veces es por la conducta del propio
imputado que el proceso o las investigaciones se dilatan innecesariamente. A propósito de las investi-
gaciones, también deberán examinarse las dificultades a las cuales pueden enfrentarse las autoridades
a efectos de esclarecer los hechos, dificultades que pueden deberse al número de testigos o personas
acusadas por el delito, a la necesidad de cooperación internacional, entre otros. No obstante ello, la
conducta de las mismas autoridades será otro elemento que deberá tomarse en consideración, a fin de
evitar que sean ellas las que prolonguen de forma irrazonable la duración del proceso mismo. Como
bien señala Héctor Faúndez, sin duda se trata de elementos que pueden resultar útiles, sin embargo,
ello no los libra de estar sujetos a ciertas subjetividades que dificultarán su análisis de forma precisa y
absoluta. FAÚNDEZ LEDESMA, Héctor. Ob. cit., pp. 171-172.
(52) Sentencia de fecha 11 de noviembre de 1999 y publicada el 16 de marzo de 2000.

89
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

De esta forma, declaró fundada la demanda interpuesta, por cuanto la


detención había excedido el plazo legal establecido.

Y es que para el Tribunal Constitucional, según lo señalado en el caso


Luis Alberto Peraldo Jaramillo (Expediente Nº 873-2000-HC/TC)(53).

“(...) cuando el artículo 137 del Código Procesal Penal otorga libertad
por exceso de detención, lo que ofrece en realidad es un paliativo a la
eventual injusticia ocasionada por la lentitud o ineficacia en la admi-
nistración de justicia, optando por el mal menor de que un culpable
salga libre mientras espera su condena, frente al mal mayor de que
un inocente permanezca encarcelado en espera de su tardía absolu-
ción definitiva. En tales circunstancias es obvio que hacer prevalecer
el derecho de todo individuo a ser juzgado en un tiempo razonable, es
una forma de anteponer la persona al Estado, tal y cual lo proclama el
artículo 1 de la Constitución”.
Es sobre la base de lo anterior que, en dicho proceso, el Tribunal
declaró fundada la demanda de hábeas corpus, pronunciándose en el
mismo sentido, y con similar argumentación en casos como el de Luis
Alberto Estrada Suárez (Expediente Nº 876-2000-HC/TC)(54), el de Eliseo
Alvarado Linares (Expediente Nº 1168-2000-HC/TC)(55), el de Alfredo
Pérez Mezquita (Expediente Nº 696-2000-HC/TC)(56), por citar solo algu-
nos ejemplos.

Como habíamos adelantado, en buena cuenta, el derecho que se en-


cuentra detrás del hábeas corpus traslativo es el derecho a ser juzgado en
un plazo razonable, máxime si durante el transcurso del proceso el imputado
viene sufriendo una situación privativa de su libertad. Sobre el particular, el
Supremo Intérprete de nuestra Constitución ha precisado en el caso Gabriel
Orlando Vera Navarrete (Expediente Nº 2798-04-HC/TC)(57) que:
“La determinación del plazo máximo de la detención en el caso de-
berá realizarse de conformidad con el derecho a la razonabilidad

(53) Sentencia de fecha 18 de enero de 2001 y publicada el 19 del mismo mes y año.
(54) Sentencia de fecha 18 de enero de 2001 y publicada el 19 del mismo mes y año.
(55) Sentencia de fecha 15 de diciembre de 2000 y publicada el 19 de enero de 2001.
(56) Sentencia de fecha 19 de enero de 2001 y publicada el 20 del mismo mes y año.
(57) Sentencia de fecha 9 de diciembre de 2004 y publicada el 18 de febrero de 2005.

90
El proceso constitucional de hábeas corpus

del plazo de la detención. Asimismo, como ya lo ha señalado este tri-


bunal, no es posible que en abstracto se establezca un único plazo a
partir del cual la prisión provisional pueda reputarse como irrazona-
ble. Ello implicaría asignar a los procesos penales una uniformidad
objetiva e incontrovertida, supuesto que es precisamente ajeno a la
grave y delicada tarea que conlleva merituar la eventual responsabi-
lidad penal de cada uno de los individuos acusados de la comisión de
un ilícito (Expediente Nº 2915-2004-HC/TC)”.
Por otro lado, el Colegiado en casos como el de Manuel Rubén Moura
García (Expediente Nº 549-2004-HC/TC)(58) ha precisado algunos crite-
rios que pueden contribuir a determinar la aludida razonabilidad del plazo.

Así, por ejemplo, nos dice, siguiendo lo establecido por la Corte


Interamericana de Derechos Humanos en casos como el Suárez Rosero,
con sentencia de fecha 12 de noviembre de 1997 –en jurisprudencia
que se ajusta a lo señalado sobre el particular por el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos–, que para tal efecto se deben tomar en cuenta
tres elementos:

1) La complejidad del asunto.


2) La actividad procesal del interesado.
3) La conducta de las autoridades judiciales.
Respecto del primero de los elementos aquí mencionados, el supremo
intérprete de nuestra Constitución nos dice:
“(...) para valorar la complejidad de un caso es menester tomar en
consideración factores tales como la naturaleza y la gravedad del de-
lito, los hechos investigados, los alcances de la actividad probatoria
para el esclarecimiento de los eventos, la pluralidad de los agraviados
o inculpados, o algún otro elemento que permita concluir, con un alto
grado de objetividad, que la dilucidación de una determinada causa
resulta particularmente complicada y difícil”.
En relación con el segundo elemento, es decir, la actividad procesal
del interesado, el Tribunal Constitucional señala:

(58) Sentencia de fecha 21 de enero de 2005 y publicada el 4 de abril del mismo año.

91
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

“(...) es preciso distinguir el uso regular de los medios procesales que


la ley prevé y la falta de cooperación mediante la pasividad absoluta
del imputado (muestras ambas del ejercicio legítimo de los derechos
que el Estado Constitucional permite), de la denominada ‘defensa
obstruccionista’ (signo inequívoco de la mala fe del procesado y, con-
secuentemente, recurso repudiado por el orden constitucional)”.
Por último, en cuanto a la conducta de las autoridades judiciales
indica:
“(...) que será preciso evaluar el grado de celeridad con el que se ha
tramitado el proceso, sin perder de vista en ningún momento el es-
pecial celo que es exigible a todo juez encargado de dilucidar una
causa en la que se encuentra un individuo privado de su libertad. En
tal sentido, serán especialmente censurables, por ejemplo, la demora
en la tramitación y resolución de los recursos contra las decisiones
que imponen o mantienen la detención preventiva; las indebidas e in-
justificadas acumulaciones o desacumulaciones de procesos; o, como
estableciera el TEDH, los repetidos cambios de juez instructor, la tar-
danza en la presentación de un peritaje o en la realización de una dili-
gencia en general (caso Clooth, párrafo 45)”.
El Tribunal Constitucional en el caso Eleobina Mabel Aponte
Chuquihuanca (Expediente Nº 2663-2003-HC/TC)(59) estableció que el
hábeas corpus en su modalidad traslativa:

“Es empleado para denunciar mora en el proceso judicial u otras gra-


ves violaciones al debido proceso o a la tutela judicial efectiva; es
decir, cuando se mantenga indebidamente la privación de la libertad
de una persona o se demore la determinación jurisdiccional que re-
suelva la situación personal de un detenido”.
Por su parte, el Código Procesal Constitucional ha recogido esta mo-
dalidad de hábeas corpus en el inciso 14 del artículo 25 al establecer, por
ejemplo, que podrá iniciarse este proceso constitucional para exigir la tu-
tela del “(...) derecho a la excarcelación de un procesado o condenado,
cuya libertad haya sido declarada por el juez”.

(59) Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

92
El proceso constitucional de hábeas corpus

5. El hábeas corpus correctivo


El hábeas corpus correctivo procederá ante la amenaza o violación
del derecho a la vida o la integridad de las personas que se encuentran
privadas de su libertad. De esta forma, constituye una importante herra-
mienta a disposición de los detenidos, reclusos u otras personas que se
encuentra en una relación de especial sujeción en establecimientos públi-
cos o privados y que no deben ser objeto de tratos crueles, inhumanos o
degradantes.

El derecho a la integridad personal, como es de conocimiento general


y señalamos líneas atrás, comprende una perspectiva física, una psíquica
y otra moral. La integridad física supone la preservación de los órganos,
partes y tejidos del cuerpo humano, así como el estado de salud de las
personas. La integridad psíquica comprende la conservación de las ha-
bilidades emocionales, intelectuales y motrices. Y la integridad moral, el
derecho de toda persona de desenvolverse de conformidad con sus con-
vicciones. Abarca también la prohibición de ser sometido a torturas y
otros tratos crueles, inhumanos o degradantes(60).

Según lo señalado por el Tribunal Constitucional peruano en el caso


Francisco Javier Francia Sánchez (Expediente N° 0256-2003-HC/TC)(61),
el derecho a la integridad moral comprende:

“(...) el libre desarrollo del proyecto de vida en sociedad, así como


aquellas costumbres que le asisten a las personas y les permiten de-
sarrollarse con normalidad dentro de la sociedad. De este modo, la
sepultura de un ser querido constituye una costumbre que le permite
a los individuos identificarse con determinados ritos propios de esas
ocasiones”.
Existen, pues, una serie de medidas que si bien pueden adoptarse con-
tra una persona que se encuentra privada de su libertad, dependiendo del
caso podrían devenir en figuras calificables como tortura. Así, por ejem-
plo, el Comité de Derechos Humanos ha señalado que el confinamiento

(60) Esta prohibición, como bien ha puesto de relieve el propio Comité de Derechos Humanos, tiene un
carácter absoluto. Sobre el particular léase la Observación General Nº 20 referida al artículo 7 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
(61) Sentencia de fecha 21 de abril de 2005 y publicada el 17 de junio del mismo año.

93
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

solitario prolongado de una persona privada de su libertad puede ser equi-


valente a una tortura o trato inhumano(62).

La incomunicación de una persona podrá ser dispuesta siempre que


exista la necesidad de esclarecer un delito o como parte de una medida
penal. Sin embargo, no debe confundirse con el aislamiento absoluto del
imputado con el exterior. En ese sentido, cuando no se le permite la re-
cepción de toda señal del exterior, se presume que hay un exceso en la
aplicación de la medida, por lo que bien puede calificarse el acto como
una forma de tortura(63). Para el Comité de Derechos Humanos, una per-
sona que se encontraba detenida en condición de incomunicada y en un
lugar secreto por más de tres años estaba siendo víctima de tortura y tra-
tos crueles e inhumanos(64).

El Tribunal Constitucional peruano ha establecido, por ejemplo, en


el caso Marcelino Tineo Silva y más de 5000 ciudadanos (Expediente
Nº 010-2002-AI/TC)(65) sobre el aislamiento e incomunicación que:

“Dicho trato inhumano bien puede traducirse en una duración injusti-


ficada de aislamiento e incomunicación del delincuente. Siendo el ser
humano un ser social por naturaleza, la privación excesiva en el tiem-
po de la posibilidad de relacionarse con sus pares genera una afecta-
ción inconmensurable en la psiquis del individuo, con la perturbación
moral que ello conlleva. Dicha medida no puede tener otro fin más
que la humillación y el rompimiento de la resistencia física y moral
del condenado, propósito, a todas luces, inconstitucional”.
De declararse fundado un hábeas corpus correctivo, la situación de
privación de libertad continuará, pero lo que se modificará serán las con-
diciones en que ella se llevaba a cabo en la medida en que suponían una
violación del derecho a la integridad o a la salud del agraviado.

En el caso Alejandro Rodríguez Medrano (Expediente Nº 0726-2002-


HC/TC)(66) el Tribunal Constitucional reconoció que:

(62) COMISIÓN ANDINA DE JURISTAS. Protección de los derechos humanos. Definiciones operativas.
Comisión Andina de Juristas, Lima, 1997, p. 94.
(63) Ibíd., p. 92.
(64) Comunicación Nº 440199, Youssef El-Megreisi c. La Jamahiriya Árabe Libia, párr. 5.4. Ibíd., p. 93.
(65) Sentencia de fecha 3 de enero de 2003.
(66) Sentencia con fecha 21 de junio de 2002 y publicada el 29 de agosto del mismo año.

94
El proceso constitucional de hábeas corpus

“(...) mediante este remedio procesal puede efectuarse el control cons-


titucional de las condiciones en las que se desarrolla la restricción del
ejercicio de la libertad individual, en todos aquellos casos en que esta se
haya decretado judicialmente”.
Es más, agregó en el mismo caso que:
“ese ha sido el criterio con el que este Tribunal ha venido consideran-
do los alcances del hábeas corpus (Cfr. las sentencias recaídas en los
Expedientes Nºs 0318-1996-HC/TC y 0590-2001-HC/TC): en efec-
to, está dentro del ámbito de su protección evaluar la constituciona-
lidad de las condiciones en que se desarrolla la detención preventi-
va ordenada por el juez, pues en estos casos debe observarse que la
medida cautelar en cuestión se realice de conformidad con los prin-
cipios y valores constitucionales y, muy singularmente, con el de-
recho de dignidad de la persona y los principios de razonabilidad y
proporcionalidad”.
Si bien a través de esta modalidad de hábeas corpus puede cautelarse
el derecho de toda persona recluida de no ser objeto de traslado de centro
penitenciario de forma arbitraria y que implica una eventual afectación
de su derecho a la integridad personal, el Tribunal Constitucional, por
ejemplo, en el caso Javier Iberico Suárez Moncada y otros (Expediente
Nº 1731-2002-HC/TC)(67) ha declarado infundada la demanda de hábeas
corpus por considerar que:

“el artículo 110 del Código de Ejecución Penal establece que son fun-
ciones del Consejo Técnico Penitenciario, entre otras, el proponer el
cambio de régimen o el traslado de los internos a otro establecimiento
penitenciario en los casos de progresión o regresión en el tratamiento
del interno, por lo que la autoridad administrativa ha tomado dicha
medida conforme a sus facultades, lo que no implica la afectación de
derecho alguno de los beneficiarios”.
En el célebre caso Abimael Guzmán Reynoso y Elena Iparraguirre
Revoredo (Expediente Nº 935-2002-HC/TC)(68) también se planteó un há-
beas corpus de tipo correctivo, sin embargo, el Tribunal Constitucional
dispuso que:

(67) Sentencia con fecha 8 de agosto de 2002 y publicada el 18 de marzo de 2003.


(68) Sentencia con fecha 20 de junio de 2002 y publicada el 12 de setiembre del mismo año.

95
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

“Del análisis de la investigación sumaria realizada para constatar in


situ las reales condiciones de reclusión de los beneficiarios, así como
del examen integral de las declaraciones y los recaudos aportados por
las partes, se desprende que las gravosas condiciones de reclusión que
se denuncian no han sido comprobadas. Antes bien, se ha verificado
que los beneficiarios cumplen reclusión en condiciones permisivas de
comunicación, salubridad e higiene, y que cuentan con atención mé-
dica periódica, acceso a servicios de recreación, estudio y trabajo y
prestación diaria de alimentos”.
El mismo Tribunal Constitucional agregó luego en el fundamento 3
de su sentencia recaída en el mismo caso citado que:

“De acuerdo con lo señalado por este Tribunal Constitucional en su


resolución de fecha veintidós de junio de dos mil uno (Expediente
N° 590-2001-HC/TC), teniendo en cuenta la naturaleza de la preten-
sión formulada por los promotores de la acción, el asunto de autos
configuraba un caso típico de hábeas corpus correctivo, en la medida
en que los hechos denunciados se referían a una supuesta amenaza o
acto lesivo a la vida, la integridad física y psicológica o al derecho a
la salud de los beneficiarios, internos en el Centro de Reclusión de
Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao, hechos que no han
sido comprobados, sino, por el contrario, se ha demostrado la false-
dad de lo alegado conforme a la situación descrita en los fundamentos
anteriores, por lo que esta acción de garantía debe ser desestimada”.
Por último, en el caso Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca
(Expediente Nº 2663-2003-HC/TC)(69) el Tribunal Constitucional estable-
ció que la modalidad de hábeas corpus correctivo:
“(...) es usada cuando se producen actos de agravamiento ilegal
o arbitrario respecto a las formas o condiciones en que se cumplen
las penas privativas de la libertad. Por ende, su fin es resguardar a
la persona de tratamientos carentes de razonabilidad y proporcionali-
dad, cuando se ha determinado cumplir un mandato de detención o de
pena”.
En el mismo caso agregó que:

(69) Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

96
El proceso constitucional de hábeas corpus

“Es también admisible la presentación de esta modalidad en los casos


de arbitraria restricción del derecho de visita familiar a los reclu-
sos; de ilegitimidad del traslado de un recluso de un establecimien-
to penitenciario a otro; y por la determinación penitenciaria de co-
habitación en un mismo ambiente de reos en cárcel de procesados y
condenados”.
Este tipo de hábeas corpus ha sido recogido por el Código Procesal
Constitucional peruano en el inciso 1 de su artículo 25 que reconoce el
derecho a la integridad personal, y el derecho a no ser sometido a tortura o
tratos inhumanos o humillantes, ni violentado para obtener declaraciones
como derechos susceptibles de ser protegidos por este proceso constitucio-
nal, así como en el inciso 17 del mismo artículo del Código que consagra
“el derecho del detenido o recluso a no ser objeto de un tratamiento caren-
te de razonabilidad y proporcionalidad, respecto de la forma y condiciones
en que cumple el mandato de detención o la pena”.

6. El hábeas corpus innovativo


El hábeas corpus de tipo innovativo procederá cuando a pesar de
haber cesado o convertirse en irreparable la conducta lesiva del derecho
a la libertad personal(70), es menester que el juez constitucional actúe a
fin de evitar que conductas de esa naturaleza se repitan a futuro contra el
accionante. En consecuencia, de declararse fundada la demanda de há-
beas corpus innovativo, el juez ordenará al responsable del agravio que
no vuelva a incurrir en aquellas acciones u omisiones que dieron origen a
su interposición.
Antes, la Ley Nº 23506, Ley de Hábeas Corpus y Amparo, estable-
cía en el inciso 1 del artículo 6 que no proceden tales procesos constitu-
cionales en caso de haber cesado la violación o amenaza de violación de
un derecho constitucional, o si la violación se convirtió en irreparable.
Una mala lectura de esta disposición por parte de algunos jueces condujo
en su momento a una situación de desprotección de los agraviados, por
cuanto muchos de ellos declaraban la improcedencia de la demanda inter-
puesta sin tomar en consideración que el acto lesivo o amenazante había

(70) GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Constitución y política. Eddili, Lima, 1991, p. 148.

97
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

cesado o el daño se había tornado en irreparable luego de que el proceso


constitucional había sido iniciado.
Sin embargo, existen casos como el Wilmer Baquedano Valderrama
(Expediente Nº 478-2001-HC/TC)(71), en donde el Tribunal Constitucional
aplicó correctamente la citada causal de improcedencia. Así, conforme
señaló el colegiado en este caso:
“(...) antes de interponerse la demanda de hábeas corpus, el empla-
zado prorrogó por quince meses el plazo de detención del recurren-
te, ni bien asumió competencia del proceso, y de acuerdo con las
formalidades que exige el artículo 137 del Código Procesal Penal,
por lo que resulta de aplicación el inciso 1) del artículo 6 de la Ley
Nº 23506, al haberse producido la sustracción de la materia justiciable”.
Con anterioridad, en el caso Emilio Roberto Jhon Eyzaguirre
(Expediente Nº 176-95-HC/TC)(72) nuestro supremo intérprete de la
Constitución dispuso que “(...) los hechos de violación de derechos fun-
damentales que se imputan al demandado cesaron antes de interponerse
la acción de hábeas corpus, por lo que no pueden reponerse a la situación
existente antes de esa interposición (...)”.
Si ese es finalmente el resultado que se busca al plantear una deman-
da de hábeas corpus y el acto lesivo ya había cesado antes de que sea in-
terpuesta, aquí el juez no entrará a pronunciarse sobre el fondo, sino que
se limitará a declarar su improcedencia. Insistimos en que un supuesto
distinto es que luego de iniciado el proceso constitucional la amenaza de
lesión o el acto lesivo haya cesado o devenido en irreparable, ya que en
ese caso el juez, en virtud del hábeas corpus innovativo, declarará fun-
dada la demanda ordenándole al agresor que no vuelva a incurrir en la
conducta que le dio origen.
Esta es una buena manera de combatir la lenidad en la que incurren
algunos jueces al resolver procesos constitucionales. En efecto, como-
quiera que su demora para entrar a pronunciarse sobre el fondo del asun-
to le podría dar al agresor el tiempo suficiente para arrepentirse y cesar
el acto lesivo o sencillamente para agudizar el daño hasta tornarlo en

(71) Sentencia de fecha 14 de junio de 2001 y publicada el 30 de abril de 2002.


(72) Sentencia de fecha 7 de agosto de 1995 y publicada el 28 de agosto de 1996.

98
El proceso constitucional de hábeas corpus

irreparable, no debe constituir un elemento que conduzca a que la persona


agraviada pierda el proceso que haya iniciado en defensa de sus derechos
fundamentales.
En otros casos, el Tribunal Constitucional peruano reconoció la impor-
tancia de pronunciarse sobre la existencia o no del acto lesivo, independien-
temente de que hubiera operado la sustracción de la materia. Así, en el caso
Oswaldo Torres Segura (Expediente Nº 125-2001-HC/TC)(73) señaló que:
“(...) aun cuando en el presente proceso ha operado la sustracción de
la materia, toda vez que al día siguiente de su detención, el benefi-
ciario fue puesto a disposición de la Fiscalía de Familia, es indispen-
sable que, sin perjuicio de que no se pueda cumplir con la finalidad
restitutoria del derecho conculcado, de conformidad con el artículo 1
de la Ley Nº 23506, se declare en sede jurisdiccional si la detención
oportunamente cuestionada constituyó o no una detención arbitraria,
a efectos, primero, de habilitar la aplicación del artículo 11 de la pre-
citada ley, y, segundo, de que este Tribunal Constitucional, en su con-
dición de Supremo Intérprete de la Constitución, establezca a través
de su jurisprudencia qué actos son lesivos al derecho a la libertad y
qué actos no lo son, con la finalidad de que las instancias judiciales
iniciales tengan que resolver las causas con estricta observancia de lo
resuelto por el Tribunal en casos análogos”.
El Tribunal Constitucional en el caso Eleobina Mabel Aponte
Chuquihuanca (Expediente Nº 2663-2003-HC/TC)(74) tuvo oportunidad
de precisar que el hábeas corpus innovativo “Procede cuando, pese a
haber cesado la amenaza o la violación de la libertad personal, se solicita
la intervención jurisdiccional con el objeto de que tales situaciones no se
repitan en el futuro, en el particular caso del accionante”.
En el Código Procesal Constitucional se ha recogido también este
tipo de hábeas corpus cuando establece en el artículo 1 que:
“Si luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza por de-
cisión voluntaria del agresor, o si ella deviene en irreparable, el juez,
atendiendo al agravio producido, declarará fundada la demanda preci-
sando los alcances de su decisión, disponiendo que el emplazado no

(73) Sentencia de fecha 20 de abril de 2001 y publicada el 3 de agosto del mismo año.
(74) Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

99
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la interpo-


sición de la demanda, y que si procediere de modo contrario se le apli-
carán las medidas correctivas previstas en el artículo 22 del presente
Código, sin perjuicio de la responsabilidad penal que corresponda”.
Es menester tener presente que el supuesto recogido en el artículo
1 que acabamos de citar es muy diferente a la causal de improcedencia
contemplada en el inciso 5) del artículo 5 del mismo Código Procesal
Constitucional. Este último supuesto se refiere al hecho de que al mo-
mento en que fue presentada la demanda, cesó la amenaza o violación
del derecho fundamental o se convirtió en irreparable. Sin embargo, rei-
teramos, el caso en el que opera el hábeas corpus innovativo es cuando al
momento en que se interpone la demanda sí existía amenaza o violación
de un derecho constitucional como la libertad personal, luego de lo cual
recién ha cesado el acto o la omisión lesiva o amenazante o, en todo caso,
el daño se ha tornado en irreparable.

7. El hábeas corpus instructivo


A través de esta modalidad de hábeas corpus se busca proteger el de-
recho de toda persona a no ser objeto de desaparición forzada. En estos
casos el juez buscará, además de ubicar a la persona detenida-desapareci-
da, identificar a los responsables de dicha conducta delictiva a fin de que
sean procesados y sancionados penalmente por la vía ordinaria.
Según la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de
Personas, se considerará como tal la privación de la libertad de una o más
personas, cualquiera que fuere su forma, cometida por agentes del Estado
o por personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el
apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la falta de información o
de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de informar sobre
su paradero, con lo cual se impide el ejercicio de los recursos legales y de
las garantías procesales pertinentes.
En el caso Genaro Villegas Namuche (Expediente Nº 2488-2002-HC/
TC)(75) el Tribunal Constitucional reconoció que:

(75) Sentencia con fecha 18 de marzo de 2004 y publicada el 22 de marzo del mismo año.

100
El proceso constitucional de hábeas corpus

“En el caso de autos, estamos ante lo que doctrinariamente se ha defi-


nido como hábeas corpus instructivo, en el cual, el juez constitucional
‘a partir de sus indagaciones sobre el paradero del detenido-desapa-
recido, busca identificar a los responsables de la violación constitu-
cional, para su posterior proceso y sanción penal en la vía ordinaria,
en base al artículo 11 de la Ley 23506’ [Landa Arroyo, César. Teoría
del Derecho Procesal Constitucional, p. 117]. Esa deberá ser la labor
que realice el juez del hábeas corpus al llevar a cabo la investigación
sumaria que dispone la Ley Nº 23506, cuando se trate de un caso de
desaparición forzada”.
Asimismo, el Tribunal Constitucional en el caso Eleobina Mabel
Aponte Chuquihuanca (Expediente Nº 2663-2003-HC/TC)(76) esta-
bleció que el hábeas corpus de tipo instructivo podría ser utilizado
“(...) cuando no sea posible ubicar el paradero de una persona de-
tenida-desaparecida. Por consiguiente, la finalidad de su interposi-
ción es no solo garantizar la libertad y la integridad personal, sino,
adicionalmente, asegurar el derecho a la vida y desterrar las prácticas
de ocultamiento o indeterminación de los lugares de desaparición”.
El Código Procesal Constitucional recoge este tipo de hábeas corpus
en el inciso 16 del artículo 25 cuando prevé expresamente que a través de
este proceso constitucional se puede exigir la tutela del “(...) derecho a no
ser objeto de una desaparición forzada”.

8. El hábeas corpus excepcional


A diferencia de lo previsto en su momento por la Constitución de
1979(77), la Carta de 1993 es clara al reconocer la posibilidad de iniciar
procesos constitucionales durante la vigencia de un estado de excepción.
Así, el artículo 200 es enfático cuando establece que:

(76) Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.
(77) Según el artículo 231 de la Constitución de 1979 “El Presidente de la República, con acuerdo del
Consejo de Ministros, decreta, por plazo determinado, en todo o parte del territorio y dando cuenta al
Congreso o a la Comisión Permanente, los estados de excepción que en este artículo se contempla:
a) Estado de emergencia, en caso de perturbación de la paz o del orden interno, de catástrofe o de
graves circunstancias que afectan la vida de la Nación. En esa eventualidad, puede suspender las
garantías constitucionales relativas a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad de domi-
cilio, la libertad de reunión y de tránsito en el territorio (...)” (las cursivas son nuestras).

101
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

“El ejercicio de las acciones de hábeas corpus y de amparo no se sus-


pende durante la vigencia de los regímenes de excepción a que se re-
fiere el artículo 137 de la Constitución.
Cuando se interponen acciones de esta naturaleza en relación con de-
rechos restringidos o suspendidos, el órgano jurisdiccional competen-
te examina la razonabilidad y la proporcionalidad del acto restrictivo.
No corresponde al juez cuestionar la declaración del estado de emer-
gencia ni de sitio”.
En lo que se refiere a la legislación de la materia, en un principio la
Ley Nº 23506, Ley de Hábeas Corpus y Amparo, estableció en su artículo
38 que “No proceden las acciones de hábeas corpus y amparo respecto de
las garantías y derechos señalados en el artículo 231 de la Constitución
Política, durante el tiempo de su suspensión”.
Sin embargo, luego la Corte Interamericana de Derechos Humanos
dispuso en sendas opiniones consultivas que el ejercicio del derecho a un
recurso sencillo, efectivo y rápido no podía ser objeto de suspensión(78).
Así, en la Opinión Consultiva ocho, con fecha 30 de enero de 1987, seña-
ló por unanimidad:
“(...) que los procedimientos jurídicos consagrados en los artículos
25.1 y 7.6 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos no
pueden ser suspendidos conforme al artículo 27.2 de la misma, por-
que constituyen garantías judiciales indispensables para proteger de-
rechos y libertades que tampoco pueden suspenderse según la misma
disposición”(79).

(78) Tanto los tratados internacionales sobre derechos humanos como la Constitución Política del Estado
y el Código Procesal Constitucional hacen referencia a una suspensión del ejercicio de derechos fun-
damentales durante un estado de excepción. Sin embargo, en nuestra modesta opinión debiera hacerse
referencia en estos supuestos a una restricción del ejercicio de derechos fundamentales. Sobre el parti-
cular DONAYRE MONTESINOS, Christian. “Protegiendo los derechos constitucionalmente protegi-
dos durante un estado de excepción. Algunas necesarias precisiones para evitar situaciones lesivas a los
derechos fundamentales”. En: Eloy, Espinosa-Saldaña Barrera (coordinador). Derechos Fundamentales
y Derecho Procesal Constitucional. Jurista Editores, Lima, setiembre de 2005, p. 371 y ss.
(79) El texto de la opinión consultiva a la que hacemos referencia puede encontrarse en: BIDART CAMPOS,
Germán y PIZZOLO, Calogero (coordinadores). Derechos Humanos-Corte Interamericana. Comenta-
rios a las opiniones consultivas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Tomo I. Ediciones
Jurídicas Cuyo, Mendoza, abril de 2000, p. 505 y ss. Sobre el particular recomendamos revisar además
el comentario de MANILI, Pablo Luis. “El hábeas corpus bajo suspensión de garantías”. En: Ibíd.,
p. 521 y ss.

102
El proceso constitucional de hábeas corpus

Con posterioridad, a través de la Opinión Consultiva nueve, de


fecha 6 de octubre de 1987, la Corte Interamericana precisó también por
unanimidad:
“Que deben considerarse como garantías judiciales indispensables no
susceptibles de suspensión, según lo establecido en el artículo 27.2 de
la Convención, el hábeas corpus (artículo 7.6), el amparo, o cualquier
otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes (artícu-
lo 25.1), destinado a garantizar el respeto a los derechos y libertades
cuya suspensión no está autorizada por la misma Convención”(80).
El Comité de Derechos Humanos en la Observación General 29
también se encargó de indicar que constituye obligación de todo Estado
parte el garantizar un recurso efectivo durante la vigencia de un estado de
excepción.
Sin embargo, un precepto como el antes citado artículo 38 de la Ley
Nº 23506, amparado por lo equívocamente dispuesto en la Constitución
de 1979 sobre el particular, va traer consigo que durante su vigencia múl-
tiples procesos constitucionales interpuestos durante un régimen de ex-
cepción sean finalmente declarados improcedentes(81).
Al respecto, la Ley Nº 25398, ley que complementaba las disposicio-
nes de la Ley Nº 23506 en materia de hábeas corpus y amparo, se encargó
de consagrar en su artículo 29 lo siguiente:

(80) El texto de la opinión consultiva citada puede encontrarse también en: Ibíd. Tomo II, p. 547 y ss.
Recomendamos revisar además el comentario de GIL DOMÍNGUEZ, Andrés. “Derechos humanos:
garantías judiciales en estados de emergencia”. En: Ibíd., p. 561 y ss.
(81) Así, por ejemplo, en sentencia del Trigésimo Primer Juzgado de Instrucción de Lima con fecha 5 de ju-
lio de 1983, en el caso Juan Santiago Bautista contra la Dirección de Inteligencia de la P.I.P. se resolvió
el proceso de hábeas corpus de la siguiente manera:
“[...] CONSIDERANDO: Que, la Constitución Política del Estado, en capítulo sétimo, artículo doscien-
tos treintiuno, Inc. ‘a’ y ‘b’ faculta la suspensión de las garantías constitucionales, por plazo determina-
do, en casos de requerirlo la salvaguarda de la paz pública y el orden interno de la nación; dispositivo
constitucional que ha sido a su vez recogido por el legislador de la Ley veintitrés mil quinientos seis;
y en armonía con los dispositivos citados, el supremo Gobierno ha procedido a expedir el Decreto Su-
premo cero veintidós-ochentitrés-IN, de fecha treinta de mayo del año pasado, debidamente publicado
en el diario oficial El Peruano del día treintaiuno del mismo mes, por el que se dispone la declaración
del estado de emergencia en todo el territorio de la República, y suspendiéndose por sesenta días las
garantías constitucionales, por lo que en aplicación del artículo trigésimo octavo de la Ley veintitrés mil
quinientos seis, se declara: IMPROCEDENTE, la acción de hábeas corpus [...]”.

103
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

“Decretados cualesquiera de los regímenes de excepción establecidos


en el artículo 231 de la Constitución Política los jueces tramitarán las
acciones de garantía solo en los casos:
1) Si se interpone la acción en defensa de derechos constitucionales
que no han sido suspendidos; y,
2) Si tratándose de derechos suspendidos, estos no tienen relación di-
recta con la conducta del agraviado o afectado”.
De esta forma, entonces, no fue necesario esperar a la Constitución
de 1993, que zanja claramente este tema tal como ya tuvimos oportuni-
dad de comprobar con lo dispuesto en el artículo 200, para que procesos
constitucionales como el hábeas corpus procedan durante la vigencia de
un estado de excepción.
La importancia de contar con mecanismos de esta naturaleza ante si-
tuaciones como la de un estado de emergencia o estado de sitio radica
en que permiten, en el caso peruano en la lógica de un contralor judicial
parcial(82), un control por parte de los órganos judiciales del accionar de
las autoridades a quienes se confía la tutela del orden interno durante su
vigencia. Se conoce entonces, bajo el nombre de hábeas corpus excepcio-
nal, justamente a aquel hábeas corpus que es interpuesto durante la vigen-
cia de un estado de excepción.
En el Código Procesal Constitucional va a ser el artículo 23 el que
va recoger claramente la posibilidad de interponer, en este caso una de-
manda de hábeas corpus, durante un estado de excepción. Dicho precepto
reza de la siguiente forma:
“Los procesos constitucionales no se suspenden durante la vigencia
de los regímenes de excepción. Cuando se interponen en relación con

(82) En un esquema de contralor judicial parcial, el juez se limitará a evaluar la necesidad, razonabilidad,
proporcionalidad y temporalidad de los actos u omisiones de autoridad que tienen lugar durante la
vigencia de un estado de excepción y que pueden estar amenazando o lesionando derechos fundamen-
tales. Mientras que en una lógica más bien de contralor judicial amplio, el juez podrá incluso entrar a
examinar la decisión misma que declara el estado de excepción bajo las pautas antes señaladas. Sobre
el particular: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Jurisdicción constitucional.... Ob. cit., p. 169
y ss, y en especial pp. 187-191; DONAYRE MONTESINOS, Christian. “Del control jurisdiccional y
la posibilidad de un control político del estado de emergencia en el Perú: nuevas alternativas frente a
viejos retos”. En: Revista Jurídica del Perú. Año LIII, Nº 48. Editorial Normas Legales, Trujillo, julio
2003, p. 75 y ss, y en especial pp. 87-89; trabajo también recogido en nuestro libro intitulado La reforma
de la justicia militar. Estudios críticos de la experiencia peruana y comparada. Jurista Editores, Lima,
mayo de 2004, pp. 279-310, sobre todo pp. 301-305; entre otros.

104
El proceso constitucional de hábeas corpus

derechos suspendidos, el órgano jurisdiccional examinará la razonabi-


lidad y proporcionalidad del acto restrictivo, atendiendo a los siguien-
tes criterios:
1) Si la demanda se refiere a derechos constitucionales que no han
sido suspendidos;
2) Si tratándose de derechos suspendidos, las razones que sustentan
el acto restrictivo del derecho no tienen relación directa con las
causas o motivos que justificaron la declaración del régimen de
excepción; o,
3) Si tratándose de derechos suspendidos, el acto restrictivo del dere-
cho resulta manifiestamente innecesario o injustificado atendiendo
a la conducta del agraviado o a la situación de hecho evaluada su-
mariamente por el juez.
La suspensión de los derechos constitucionales tendrá vigencia y al-
cance únicamente en los ámbitos geográficos especificados en el de-
creto que declara el régimen de excepción”.
Como hemos tenido oportunidad de percibir, tanto la Constitución vi-
gente como el Código Procesal Constitucional señalan que el juez, ante
la interposición de una demanda de hábeas corpus, procederá a evaluar
la razonabilidad y proporcionalidad de las medidas adoptadas durante el
régimen de excepción, mas no su declaración. Indudablemente, aquí la
Ley Nº 28237, es decir, el Código Procesal Constitucional, encontraba un
fuerte límite para ir más allá de un mero contralor judicial parcial, ya que
el artículo 200 de la Carta de 1993 es muy claro en este sentido.
Ahora bien, de conformidad con el primer inciso del artículo 23 de
la Ley Nº 28237, la interposición de procesos constitucionales procederá
cuando se trate de derechos no suspendidos (a nuestro juicio, debió
decir restringidos(83)). Es necesario señalar que este primer inciso se re-
fiere al caso de los derechos no sometidos a limitación alguna como con-
secuencia de la declaratoria del estado de excepción, así como a aquel en
el que el (o los) derecho(s) se encuentra(n) contenido(s) en el decreto que es-
tablece el estado de excepción, pero el acto que lo limita o pretende limitarlo
alegando el supuesto estado de excepción no tiene lugar en la zona o espacio

(83) Véase la nota al pie número 77 del presente trabajo.

105
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

del territorio en el cual dicho estado se encuentra vigente(84). Esto se debe a


que “(…) el derecho en uno y otro caso, no está suspendido, y la acción de
garantía procedería como en cualquier situación de normalidad”(85).
El segundo inciso del artículo 23 del Código Procesal Constitucional se
refiere al caso de los derechos que sí son materia de limitación como conse-
cuencia de la declaratoria del estado de excepción, sin embargo, la restric-
ción de la que son objeto no guarda relación con los motivos que conduje-
ron al establecimiento de dicho régimen. Y es que, en atención al criterio
de razonabilidad, durante la vigencia de un estado de excepción algunos
derechos son objeto de restricción, siempre que dicha restricción responda
a una relación lógica y coherente con la situación que motivó su declarato-
ria. Ello quiere decir que, por ejemplo, es perfectamente posible interponer
una demanda de hábeas corpus durante un estado de excepción en favor de
una persona que es detenida sin mandato judicial por el solo hecho de ser
sospechosa de un delito y no porque dicha medida guarde correspondencia
con los motivos que generaron el establecimiento de tal régimen.
Por último, el tercer inciso se refiere a los casos en los que el estado de
excepción pasa a ser una excusa para limitar o restringir de forma innecesa-
ria o injustificada el (o los) derecho(s) constitucionalmente rotegido(s). Aun
cuando al inicio del artículo 23, tal como lo hace la Constitución vigente,
se alude únicamente a los criterios de razonabilidad y proporcionalidad
mas no a los de necesidad y temporalidad como los que debiera tomar
en consideración el juzgador que conoce de un caso en estos supuestos,
este tercer inciso a nuestro juicio habilita a los jueces a evaluar también
–al menos así podría ser interpretado– la necesidad de las limitaciones o
restricciones de las que son objeto el (o los) derecho(s) fundamental(es) en
un régimen de excepción, salvo mejor parecer.

9. El hábeas corpus conexo


De no encontrarnos en alguno de los tipos de hábeas corpus antes
descritos, a excepción del hábeas corpus excepcional, bien podríamos

(84) Como se sabe, y así lo establece la Constitución vigente en su artículo 137 y el último párrafo del
artículo 23 del Código Procesal Constitucional que venimos comentando, la declaratoria de un estado
de excepción tiene lugar en un espacio geográfico determinado. De ahí que no es posible extender sus
efectos a otros territorios o zonas no comprendidos en el decreto que establece dicho régimen.
(85) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Hábeas corpus, amparo y hábeas data en regímenes de excepción”. En:
Susana Castañeda Otsu (coordinadora). Derecho Procesal Constitucional. Segunda edición, Tomo II,
Jurista Editores, Lima, julio de 2004, p. 1003.

106
El proceso constitucional de hábeas corpus

encontrarnos ante un hábeas corpus de tipo conexo, aquel que procede en


defensa de aquellos derechos constitucionalmente protegidos considera-
dos conexos al derecho a la libertad personal.
En esa línea de pensamiento, como bien ha tenido oportunidad de
precisar el propio Tribunal Constitucional peruano en el caso Eleobina
Mabel Aponte Chuquihuanca (Expediente Nº 2663-2003-HC/TC)(86), el
hábeas corpus conexo:
“Cabe utilizarse cuando se presentan situaciones no previstas en los tipos
anteriores. Tales como la restricción del derecho a ser asistido por un
abogado defensor libremente elegido desde que una persona es citada o
detenida; o de ser obligado a prestar juramento; o compelido a declarar o
reconocer culpabilidad contra uno mismo, o contra el o la cónyuge, etc.
Es decir, si bien no hace referencia a la privación o restricción en sí de la
libertad física o de la locomoción, guarda, empero, un grado razonable de
vínculo y enlace con este. Adicionalmente, permite que los derechos
innominados –previstos en el artículo 3 de la Constitución– entronca-
dos con la libertad física o de locomoción, puedan ser resguardados”.
Debe tenerse presente que, por ejemplo, en el caso Silvestre Espino-
za Palomino (Expediente Nº 1323-2002-HC/TC)(87), el Tribunal Constitu-
cional ha tutelado el derecho a la defensa a través del proceso de hábeas
corpus, aun cuando precisa que dicho derecho no es propiamente co-
nexo a la libertad personal. Así, a tenor de su sentencia recaída en el caso
mencionado:
“(...) es necesario precisar que, si bien el derecho de defensa no es
propiamente un derecho conexo a la libertad individual, razón por la
cual la vía idónea para solicitar tutela de sus derechos sería la acción
de amparo y no de hábeas corpus, es obligación de este Tribunal, a fin
de no dilatar el estado de indefensión procesal en el que se encuentra
el recurrente, adecuar la acción invocada de acuerdo con la pretensión
que se persigue”.
El inciso 12 del artículo 25 del Código Procesal Constitucional reco-
ge algunos de los derechos que serían protegidos más bien por medio de
un hábeas corpus conexo como aquel de toda persona a ser asistida por

(86) Sentencia de fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.
(87) Sentencia de fecha 9 de julio de 2002 y publicada el 28 de enero de 2003.

107
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

un abogado defensor libremente elegido desde que es citada o detenida


por la autoridad policial u otra, sin excepción; otro lo encontramos en el
inciso 2 del mismo artículo que consagra el derecho a no ser obligado a
prestar juramento ni compelido a declarar o reconocer culpabilidad contra
sí mismo, contra su cónyuge, o sus parientes dentro del cuatro grado de
consanguinidad o segundo de afinidad.

IV. Aspectos procesales del hábeas corpus en el Código


Procesal Constitucional con referencia a la jurispruden-
cia del Tribunal Constitucional peruano
Veremos a continuación las reglas procesales que el Código Proce-
sal Constitucional ha consagrado para el hábeas corpus y efectua-
remos algunas anotaciones en aquellos aspectos en los que el Tribunal
Constitucional ha sentado alguna posición o en donde se requiere de una
reforma a fin de mejorar el escenario procesal de este importante proceso
constitucional.

1. La legitimación activa para el proceso de hábeas corpus


según el Código Procesal Constitucional
Partimos del hecho de que se ha previsto, como ocurría con la legis-
lación anterior, una legitimación procesal amplia (artículo 26). Tal legiti-
mación se debe entre otras razones, en primer lugar, a las dificultades en
las que puede encontrarse la persona que se ve privada de su libertad para
interponer una demanda de esta naturaleza o designar a un representante
para tal efecto, y, en segundo término, a que existe un interés general en
evitar que un sujeto sea privado de forma ilícita del ejercicio de su liber-
tad personal.
A este respecto, el Tribunal Constitucional peruano haciendo referen-
cia a una disposición similar contenida en la anterior legislación sobre la
materia, señaló lo siguiente:
“(...) si bien el artículo 13 de la Ley Nº 23506 establece que puede
ejercer la acción de hábeas corpus la persona perjudicada o cualquier
otra en su nombre, esta liberalidad que estriba en que en la promoción
y sustanciación del hábeas corpus existe un interés público superior al
mero interés individual del agraviado, no supone, sensatamente, que

108
El proceso constitucional de hábeas corpus

la voluntad del promotor del hábeas corpus pueda prevalecer sobre la


voluntad del propio presunto agraviado”(88).
Como es de conocimiento general y de hecho ha ocurrido en algunos
casos, la Defensoría del Pueblo, según lo establecido en el artículo 26 del
Código, también podrá interponer demandas de hábeas corpus. La Ley
Nº 26520, Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo, ha previsto esta po-
sibilidad en el artículo 9(89).

2. El proceso constitucional de hábeas corpus como la vía


procedimental específica más satisfactoria para los dere-
chos que se encuentran dentro de su ámbito de protección
Por otra parte, uno de los principales cambios que trae consigo la Ley
Nº 28237 es el de contemplar un amparo que, por las especiales y espe-
cíficas circunstancias en que procede, es denominado “residual”(90). Ello
se desprende de diversos dispositivos contenidos en el Código Procesal
Constitucional, como son la primera y segunda de las causales de improce-
dencia previstas en el artículo 5 del mismo. A tenor de dichas disposiciones:

“(...) No proceden los procesos constitucionales cuando:


1. Los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en
forma directa al contenido constitucionalmente protegido del de-
recho invocado;

2. Existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfacto-


rias para la pretensión del derecho constitucional amenazado o
vulnerado, salvo cuando se trate del proceso de hábeas corpus;

(…)”.

(88) Caso Fredy Pacheco Chamorro (Expediente Nº 0935-2000-HC/TC), fundamento jurídico número 3.
(89) Caso célebre a este respecto es por ejemplo la demanda de hábeas corpus interpuesta por el jefe de la
Oficina Defensorial de Ayacucho a favor de 8 campesinos de Chacas por la vulneración de los derechos
al debido proceso y defensa, en conexidad con la libertad personal. A mayor abundamiento sobre el par-
ticular recomendamos revisar la revista jurídica El Portal del Derecho Nº 6, Ayacucho, enero de 2007,
p. 5 y ss.
(90) Véase al respecto: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. “La consagración del amparo residual
en el Perú, sus alcances y repercusiones”. En: Eloy Espinosa-Saldaña Barrera (coordinador). Derechos
fundamentales y Derecho Procesal Constitucional. Jurista Editores, Lima, setiembre de 2005, p. 143 y
ss; entre otros.

109
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

En ese orden de ideas, si la afectación que se considera lesiva del dere-


cho fundamental no recae en su contenido constitucionalmente protegido(91),
no tendrá mayor sentido entrar a evaluar la presencia o no de vías es-
pecíficas igualmente satisfactorias, como quiera que por ello mismo se
desprende la improcedencia de la demanda. De modo que para la pro-
cedencia del hábeas corpus es importante tomar en consideración que la
violación que se cuestione en sede del juez constitucional debe involucrar
necesariamente el contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
libertad personal y/o de los derechos conexos a ella, pues de lo contrario la
demanda sería declarada improcedente(92). Ahora bien, en caso de que la le-
sión recaiga en el contenido constitucionalmente protegido, procederá sin
más la demanda de hábeas corpus, toda vez que la exigencia de que no
existan vías procedimentales igualmente satisfactorias no es aplicable
para el caso del hábeas corpus.

Lo recientemente señalado pone en evidencia que la lógica del


Código responde al hecho de que, en nuestro país, el hábeas corpus
es la vía procedimental específica más satisfactoria para los derechos que
caen dentro de su margen de protección, lo que, sin embargo, no podemos

(91) Sobre el contenido constitucionalmente protegido de los derechos son interesantes los aportes de CAS-
TILLO CÓRDOVA, Luis. “El contenido constitucional de los derechos como objeto de protección del
proceso de amparo”. En: José F. Palomino Manchego (Coordinador). “El Derecho Procesal Constitucio-
nal peruano”. Estudios en homenaje a Domingo García Belaunde. Editora Jurídica Grijley, Lima, 2005,
p. 563 y ss; y “Pautas para la determinación del contenido constitucional de los derechos fundamenta-
les”. En: Actualidad Jurídica. Nº 139, Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 144 y ss, del mismo autor.
(92) Necesario es señalar que el Tribunal Constitucional peruano en el caso Lorenzo Navarro Quispe (Expe-
diente Nº 7134-2005-PHC/TC) ha señalado: “(...) es preciso enfatizar que la improcedencia liminar no
está prevista para el proceso constitucional de hábeas corpus, a diferencia del amparo”.

110
El proceso constitucional de hábeas corpus

afirmar –por lo menos no en todos los casos– respecto de procesos consti-


tucionales como el amparo(93) o el proceso de cumplimiento(94).

3. Las condiciones y demás requisitos para presentar una de-


manda de hábeas corpus según el Código Procesal Cons-
titucional
De conformidad con lo establecido en el Código Procesal Cons-
titucional, la demanda de hábeas corpus puede ser presentada tanto por
escrito como en forma verbal. Adaptándose a los avances de la informá-
tica y la tecnología, el Código Procesal Constitucional permite la utiliza-
ción del correo, medios electrónicos de comunicación u otro idóneo, a fin
de facilitar y hacer más accesible al público la posibilidad de iniciar un

(93) En efecto, tal es así que el Tribunal Constitucional peruano, mediante su capacidad para establecer
precedentes constitucionales vinculantes (artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Cons-
titucional), ha determinado bajo qué consideraciones se acude al amparo y en qué casos al proceso
contencioso-administrativo, comoquiera que este último al ser de plena jurisdicción o subjetivo per-
mite a su vez la tutela de aquellos derechos que son susceptibles de ser protegidos también mediante
el amparo (Sobre el particular y antes de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional
véase: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Jurisdicción constitucional, impartición de justicia
y debido proceso. Ara Editores, Lima, 2003, p. 251 y ss). Así, por ejemplo, en el caso Manuel Anicama
Hernández (Expediente Nº 1417-2005-AA/TC), el supremo intérprete de nuestra Constitución al deter-
minar el contenido esencial del derecho a la pensión estableció en qué supuestos procede un amparo en
materia previsional y qué pretensiones más bien deben ventilarse en sede contencioso-administrativa.
Al respecto recomendamos revisar TIRADO BARRERA, José Antonio. “Relaciones entre el proceso
contencioso-administrativo y el proceso de amparo en la defensa de los derechos de los administrados.
Comentario a la sentencia del Tribunal Constitucional Nº 1417-2005-AA/TC (caso Manuel Anicama)”.
En: Jorge Danós Ordóñez, Eloy Espinosa-Saldaña Barrera y Diego Zegarra Valdivia (coordinadores).
Derecho Administrativo contemporáneo. Ponencias del II Congreso Nacional de Derecho Administra-
tivo. Palestra Editores, Lima, setiembre de 2007, p. 493 y ss.
Igualmente, en materia laboral el Tribunal Constitucional en el caso César Antonio Baylón Flores (Ex-
pediente Nº 0206-2005-PA/TC) ha determinado qué pretensiones son susceptibles de ser ventiladas en
sede constitucional y cuáles más bien en sede ordinario laboral o contencioso-administrativa, aun cuan-
do, es importante decirlo, en este caso reproduce de alguna manera lo que ya había sostenido en algunos
casos previos inclusive a la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional, como es el caso
Eusebio Llanos Huasco (Expediente Nº 976-2001-AA/TC). Véase a este respecto DONAYRE MON-
TESINOS, Christian. “El carácter residual del amparo en el Código Procesal Constitucional peruano
y sus implicancias en la tutela de los derechos laborales constitucionalmente protegidos”. En: Eloy
Espinosa-Saldaña Barrera (coordinador). Derechos fundamentales y Derecho Procesal Constitucional.
Jurista Editores, Lima, setiembre de 2005, p. 157 y ss.
(94) En lo que se refiere a la relación entre el proceso de cumplimiento y el proceso contencioso-administrativo,
el Tribunal Constitucional peruano en el caso Maximiliano Villanueva Valverde (Expediente Nº 0168-
2005-PC/TC) precisó bajo qué consideraciones el incumplimiento de una obligación legal o de un acto
administrativo es pasible de ser cuestionado a través del proceso de cumplimiento y en qué supuesto
corresponde acudir al proceso contencioso-administrativo. A mayor abundamiento sobre el particular
puede revisarse: HUAPAYA TAPIA, Ramón. “Las nuevas relaciones entre el proceso constitucional
de cumplimiento y el proceso contencioso-administrativo: La sentencia recaída en el Expediente Nº
0168-2005-PC/TC, caso Maximiliano Villanueva Valverde”. En: Jorge Danós Ordóñez, Eloy Espinosa-
Saldaña Barrera y Diego Zegarra Valdivia (coordinadores). Ob. cit., p. 445 y ss.

111
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

proceso de hábeas corpus (artículo 27). En el caso de las demandas ver-


bales, se levantará un acta ante el juez o secretario, sin más exigencia que
la de relatar en forma breve los hechos que son materia de denuncia (ar-
tículo 27). En nuestra opinión, la información mínima que debe contener
la demanda debiera comprender, además de la identificación del deman-
dante y a favor de quien se interpone la demanda –si es que no es para la
tutela de su(s) propio(s) derecho(s)–, la identificación de los eventuales
agresores o de algunos elementos que permitan identificarlos y, si es po-
sible, el lugar en donde se efectuó la agresión. No se requerirá la firma de
letrado, tasa o alguna otra formalidad.

Aun cuando, a diferencia de la legislación derogada, no se mencione


la posibilidad de plantear la demanda vía telegráfica, toda vez que la Ley
Nº 28237 alude a otro medio idóneo, ello resulta perfectamente posible.
Conviene tener presente, eso sí, que no existe un plazo de prescripción a
efectos de iniciar este proceso constitucional.

Es necesario señalar que, a nuestro juicio, la demanda podría incluso,


interponerse en un idioma distinto al castellano, como podría ocu-
rrir, por ejemplo, en aquellas zonas donde predomina el aymara
o el quechua, toda vez que de conformidad con el artículo 48 de la
Constitución vigente, se consideran idiomas oficiales tanto el castella-
no, como el quechua, aymara y demás lenguas aborígenes en las zonas
en donde ellas imperen.

4. Acerca del juez competente para conocer la demanda de


hábeas corpus: algunas precisiones y ciertos criterios para
facilitar su determinación y la tutela efectiva de los dere-
chos que caen en su ámbito de protección
En cuanto a la competencia, tal como lo establecía el artículo 21 de
la hoy derogada Ley Nº 25398, se ha previsto que cualquier juez penal
podrá admitir las demandas de hábeas corpus, sin observar turnos (artícu-
lo 28). Los promotores del Código que venimos comentando han puesto
de relieve que no necesariamente el juez competente es aquel del lugar en
donde se encuentra el detenido o donde se haya ejecutado la medida o el

112
El proceso constitucional de hábeas corpus

lugar en donde esta se haya dictado(95), tal como lo contempló el artículo


15 de la derogada Ley Nº 23506.

Esa posibilidad de plantear una demanda de hábeas corpus ante cual-


quier juez penal sin observar turnos puede conducir a algunos problemas
de competencia territorial que es preciso dilucidar(96). Así, frente a tal si-
tuación, Néstor Pedro Sagüés(97) propone el siguiente orden a efectos de
elegir al juez que conocerá de la demanda de hábeas corpus.

Para empezar, el juez del lugar donde se encuentra el agraviado; ello,


en virtud del principio de inmediación, facilita constatar las causas del
agravio, la exhibición del perjudicado, así como evaluar las condiciones
de la violación. En términos del mismo profesor argentino(98) “(...) es en
aquel sitio donde cabe requerir el informe a la autoridad que detiene, y
donde puede constituirse personalmente el juez del hábeas corpus (...)”.
Esto último puede explicar por qué el Código ha establecido –en cuanto
al trámite de la demanda de hábeas corpus para supuestos de privación ar-
bitraria de la libertad personal y violación de la integridad personal– que
en principio, el juez debiera apersonarse al lugar donde se encuentra el
agraviado a efectos de constatar si es que en efecto existe o no violación
de los derechos mencionados.

Ahora bien, si no se conoce el lugar en donde se encuentra la persona


que, por ejemplo, viene siendo privada arbitrariamente de su libertad, de-
biera procederse, en forma subsidiaria, tal como se indica a continuación:

a) El juez del lugar donde se inició el agravio, tal vez porque ello
permitiría conocer las causas en virtud de las cuales este se produ-
jo y porque en la mayoría de ocasiones su determinación no gene-
ra mayores dificultades.

(95) AA. VV. Código Procesal Constitucional. Comentarios, exposición de motivos, dictámenes e índice
analítico. Palestra Editores, Lima, agosto de 2004, p. 62.
(96) Sobre el particular puede revisarse HUERTA GUERRERO, Luis Alberto. “El proceso constitucional
de hábeas corpus en el Perú”. En: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano. Anuario 2006.
Konrad-Adenauer Stiftung A.C., Montevideo, 2006, pp. 583-584.
(97) SAGÜÉS, Néstor Pedro. Derecho Procesal Constitucional. Hábeas corpus. Tomo 4, segunda edición.
Editorial Astrea, Buenos Aires, 1988, p. 337. Estos mismos planteamientos son recogidos luego en ME-
SÍA, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica, Lima, noviembre de 2004,
pp. 236-238.
(98) SAGÜÉS, Néstor Pedro. Ob. cit., p. 338.

113
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

b) El juez del lugar de la residencia de la persona o autoridad o fun-


cionario que dispuso la realización del acto lesivo, lugar que re-
sulta –por cierto– de fácil determinación.
c) El juez del lugar donde estuvo de tránsito la persona a la cual se le
viene privando en forma arbitraria de su libertad personal o lesio-
nando otro de los derechos que caen dentro del margen de protec-
ción del hábeas corpus.

En caso de presentarse diversas demandas de hábeas corpus por dis-


tintas competencias territoriales en favor de una misma persona, según
Sagüés(99), apelando a una disposición del Código Procesal Penal de su
país, se optaría por el juez que conozca de la demanda más antigua, sin
perjuicio de que el legislador precise este tema. Sin embargo, un sector
de la doctrina nacional(100) propone que debiera darse preferencia a alguna
de ellas según el orden antes indicado, esto es, en primer lugar, al juez del
lugar en donde se encuentra el agraviado y así subsidiariamente hasta el
juez del lugar en donde estuvo de tránsito la víctima.

En nuestra modesta opinión, cuando se está ante este tipo de situa-


ciones y considerando la urgencia que se requiere actuar para la efecti-
va protección de los derechos involucrados, debiera darse preferencia a
aquella demanda que permita justamente atender esos fines, de ahí que en
función del caso se empezará quizá por la demanda que fue interpuesta
precisamente en el lugar en donde se encuentra el agraviado por las ven-
tajas que ello puede traer consigo, y así sucesivamente.

Un tema especialmente sensible es el de la competencia del juez


penal en materia de hábeas corpus, sobre todo cuando se interpone con-
tra resoluciones judiciales. En primer lugar, porque bien puede presen-
tarse el caso de que un juez de primer grado conozca una demanda de
hábeas corpus interpuesta contra algún acto de un órgano judicial de se-
gundo grado que se considera amenaza o viola alguno de los derechos
susceptibles de ser protegidos a través de este proceso constitucional, lo
que como bien ha dejado establecido el Tribunal Constitucional peruano en

(99) Ibíd., p. 339.


(100) En este orden de ideas se encuentra MESÍA, Carlos. Exégesis del Código…. Ob. cit., p. 237.

114
El proceso constitucional de hábeas corpus

su sentencia recaída en el caso Pedro Terrones Casas (Expediente Nº 942-


96-HC/TC)(101),

“(...) no puede interpretarse como un desacato al orden establecido al


interior del órgano judicial cuando lo que está de por medio es la re-
afirmación cotidiana del respeto por los derechos constitucionales y
particularmente del debido proceso, pues de lo contrario nadie podría
intentar una garantía contra las más altas jerarquías de la judicatura,
lo que evidentemente entrañaría una interpretación absolutamente
inconstitucional”.
Compartimos el criterio establecido por el supremo intérprete de
nuestra Constitución, no solo por el importante argumento que esboza sino
también porque no habría otra manera de interpretar la vigencia del princi-
pio de independencia jurisdiccional, inclusive cuando se trata de los procesos
constitucionales. En efecto, estamos ante un tema netamente competencial y
en modo alguno de jerarquía, pauta esta última incompatible precisamente
con la vigencia del principio jurisdiccional al cual hemos hecho referen-
cia. En otras palabras, no supone desacato al orden establecido al interior
de la judicatura, pues es la ley la que le otorga competencia al juez penal
para conocer la materia y en tal sentido cuando conozca de aquellos asun-
tos debe actuar con la independencia y discrecionalidad que le es propia
para resolver la causa, aunque el acto lesivo que se somete a su conside-
ración haya sido producido por una instancia superior –no en términos
jerárquicos sino exclusivamente competenciales–.
En segundo término, esta amplitud de la competencia del juez penal
para conocer hábeas corpus ha generado, como dijimos, una que otra crí-
tica sobre todo –aunque no exclusivamente– cuando lo que se cuestiona
son resoluciones judiciales, toda vez que dicho esquema permite que se
inicie este proceso constitucional en un distrito judicial absolutamente
alejado y distante de aquel en donde se emitió la resolución judicial que
es objeto de cuestionamiento, lo que, según afirman algunos jueces, difi-
culta en muchas ocasiones el ejercicio de su derecho de defensa, la tutela
jurisdiccional efectiva, entre otros.

(101) Sentencia de fecha 14 de julio de 1997 publicada el 20 de agosto del mismo año.

115
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Ahora bien, tal parece ser la preocupación en esta materia que el


12 de junio del año pasado, el Ejecutivo presentó el Proyecto de Ley
Nº 1383/2006-PE mediante el cual se buscaría superar este tipo de incon-
venientes. Al respecto, en la exposición de motivos del proyecto se afirma
lo siguiente:
“La proliferación de demandas de hábeas corpus, referidas a presuntas
detenciones arbitrarias, que ha devenido en la liberación de inculpa-
dos por delitos graves, ordenada por jueces de competencia territorial
distinta al lugar donde se habría afectado el derecho, ha ocasionado
desconcierto público, inseguridad jurídica y desorden, situación que
se ha producido por la falta de previsión del legislador respecto del
uso abusivo de la norma, la misma que debe ser corregida, sin causar
menoscabo al acceso a la justicia”.
A lo cual añade luego:
“(...) el texto actual del artículo 30 que señala: ‘La demanda de hábeas
corpus se interpone ante cualquier juez penal sin observar turnos’, pro-
picia el acudimiento indiscriminado ante el juez más adepto a los reque-
rimientos en ocasiones subalternos de los justiciables, lo que a su vez
causa inseguridad jurídica y desprestigio del aparato estatal (...)”(102).

Sobre la base de estos argumentos, el Ejecutivo propone modificar


tanto el artículo 12 como el 28 del Código Procesal Constitucional, en los
siguientes términos:

“Artículo 12.- El inicio de los procesos constitucionales se sujetará


a lo establecido para el turno en cada distrito judicial, salvo en los
procesos de hábeas corpus en los cuales se observarán las reglas espe-
cíficas de competencia.
“Artículo 28.- Competencia
La demanda de hábeas corpus se interpone ante el juez penal del
lugar en el que se habría producido la amenaza o vulneración de
los derechos previstos en el artículo 25 de esta ley, sin perjuicio de

(102) Debemos señalar que es el artículo 28 mas no el artículo 30 del Código Procesal Constitucional el que
dispone la competencia de cualquier juez penal sin observar turnos para la interposición de demandas de
hábeas corpus, por lo que se trata de un error por parte de quienes elaboraron la exposición de motivos
del proyecto de ley que venimos comentando.

116
El proceso constitucional de hábeas corpus

interponerse ante cualquier juez penal de distinta competencia territo-


rial, siempre que exista causa que lo justifique”.
A despecho de lo interesante de la propuesta, creemos que los
argumentos sobre los que se sustenta la modificación son fácilmente
rebatibles, ya que, como se puede inferir de la exposición de moti-
vos, estos se dirigen más hacia una actuación inadecuada por parte
de los jueces que conocen de demandas de hábeas corpus contra re-
soluciones judiciales, antes que a los problemas que esto genera para
un adecuado ejercicio del derecho de defensa en particular o la tutela
procesal efectiva en general por parte de los jueces cuyas resoluciones
son cuestionadas.

En esa línea de pensamiento, en nuestra modesta opinión, consi-


derando las razones por las cuales el Ejecutivo pretende modificar la
disposición que venimos comentando, creemos que el cambio resulta
irrazonable, pues existen otras medidas menos aflictivas al derecho de
acceso a la justicia que puedan atender el mismo fin que se persigue con
el proyecto de ley, esto es, un idóneo ejercicio de la función jurisdiccio-
nal del Estado(103). No obstante ello, insistimos en lo interesante y debati-
ble que resulta este tema no por los argumentos que esboza el Ejecutivo
sino sobre todo por las complicaciones que la competencia en materia
de hábeas corpus viene generando en algunos casos para la defensa de
los jueces cuyas resoluciones se cuestionan mediante dicho proceso
constitucional.

Por otro lado, el Código Procesal Constitucional dispone que en caso


de que la afectación de la libertad personal tenga lugar lejos de la zona
en la que se encuentra el juzgado donde se planteó la demanda de hábeas
corpus o sea de difícil acceso, este, según la Ley Nº 28237, dictará orden
perentoria e inmediata a fin de que el juez de paz del distrito en el que
está el detenido cumpla en el día, bajo responsabilidad, con hacer las ve-
rificaciones y ordenar las medidas inmediatas para hacer cesar la afecta-
ción (artículo 29). A este respecto el Ejecutivo también propuso un cam-
bio normativo precisamente por la posibilidad de iniciar hábeas corpus

(103) Como puede ser, por ejemplo, exhortar a las autoridades encargadas de velar por la correcta conducta
funcional de los jueces a que sean más rigurosas y estrictas en el cumplimiento de las tareas que les han
sido asignadas.

117
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

contra resoluciones judiciales. En tal sentido, la propuesta contenida en


el Proyecto de Ley Nº 1383/2006-PE agrega un segundo párrafo al citado
artículo 29 en los siguientes términos:

“Cuando la afectación proviene de un mandato judicial, el juez de paz


dictará las medidas adecuadas para que esta cese, debiendo oír en el
día al presunto responsable de la afectación, a fin de que este le pro-
porcione los elementos necesarios para una adecuada valoración de
los hechos alegados.
La notificación del presunto agresor se efectuará por cédula, facsímil,
correo electrónico o cualquier otro medio análogo que garantice su
eficacia y no cause demora en el trámite”.
Nuestras observaciones a los argumentos por los cuales el
Ejecutivo pretende este tipo de modificaciones se reproducen en
este caso, debiendo añadir que llama poderosamente la atención que
se regule específicamente la competencia en materia de hábeas cor-
pus contra resoluciones judiciales del juez de paz, cuando en senti-
do estricto, de conformidad con lo dispuesto en el Código Procesal
Constitucional, su competencia está referida a las situaciones en las
que por las condiciones o circunstancias del lugar en donde se inter-
pone la demanda de hábeas corpus, resulta difícil acceder al lugar en
donde se está produciendo el agravio a efectos de constatar las viola-
ciones que se cuestionan. Aparentemente, la participación del juez de
paz en estos casos no pareciera encontrar justificación.

5. Los diferentes trámites de la demanda de hábeas corpus


que ha previsto el Código Procesal Constitucional según el
acto lesivo y los derechos involucrados
En lo que se refiere al trámite de la demanda de hábeas corpus, el
Código Procesal Constitucional diferencia, ya sea que nos encontremos
ante un supuesto de privación arbitraria o una supuesta violación de la
integridad personal, si estamos ante otros actos amenazantes o lesivos del

118
El proceso constitucional de hábeas corpus

derecho a la libertad personal y demás derechos conexos a ella o ante una


eventual desaparición forzada de personas(104) (105).

5.1. El trámite de la demanda de hábeas corpus en caso


de privación arbitraria o violación de la integridad
personal
Así, de encontrarnos en el primero de los casos señalados, el juez de-
bería, en principio, constituirse en el lugar de los hechos y, verificada la
privación indebida o la violación de la integridad personal, ordenar en el
mismo lugar la libertad del agraviado o el cese del acto lesivo a dicho
derecho fundamental. Para ello, debe dejar tan solo constancia en el acta
correspondiente y no será necesario notificar previamente al responsable
de la agresión para que dé cumplimiento de la resolución judicial respec-
tiva (artículo 30).

Sin embargo, es importante señalar que en estos casos a pesar de que


a nuestro juicio debe considerarse como obligación del juez que cono-
ce del hábeas corpus constituirse en el lugar de los hechos a fin de ve-
rificar la detención indebida o la lesión de la integridad personal o, por
lo menos, es así como debiera interpretarse el artículo 30 del Código
Procesal Constitucional, no necesariamente es ello lo que se desprende
del tenor literal de dicho dispositivo, que literalmente establece que el
juez podrá actuar de esa manera. Esto ha generado una que otra com-
plicación, pues algunos jueces han considerado que el artículo 30 deja
dentro de la discrecionalidad judicial la decisión de constituirse en el

(104) El artículo 25 de la Ley Nº 28237 en el inciso 16 recoge el derecho a no ser objeto de desaparición
forzada como susceptible de ser protegido a través del hábeas corpus, aun cuando ya la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos había establecido que el hábeas corpus constituía un mecanismo idóneo
para exigir la tutela del derecho que venimos comentando. Así, según lo señalado por dicha instancia
regional de protección de los derechos humanos en el caso Castillo Páez, en sentencia de fecha 3 de
noviembre de 1997:
“Habiendo quedado demostrado como antes se dijo (supra, párrafo 71), que la detención del señor
Castillo Páez fue realizada por miembros de la Policía del Perú y que, por tanto, se encontraba bajo la
custodia de este, la cual lo ocultó para que no fuera localizado, la Corte concluye que la ineficacia del
recurso de hábeas corpus es imputable al Estado, configurando con ello una violación del artículo 25 de
la Convención en relación con el artículo 1.1” (párrafo 84).
(105) Esta distinción parece deberse a que los agravios producidos en uno u otro supuesto no necesariamente
son susceptibles de ser identificados con la misma facilidad y por la urgencia que demanda la tutela de
los derechos allí involucrados.

119
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

lugar de los hechos, optando más bien por proceder a citar a las personas
involucradas en la violación de los derechos que se invocan.

Como señalamos líneas atrás, en nuestra modesta opinión los jueces


deben actuar conforme dispone el artículo 30 del Código, por lo que no
es un asunto inmerso en su discrecionalidad judicial. Sobre el particular,
el Ejecutivo en el proyecto de ley antes referido, también propone cambios
de cara a eliminar cualquier resquicio de duda respecto de cómo debe com-
portarse el juez que conoce de un hábeas corpus en estas circunstancias, pro-
puesta que compartimos y que con relación a este extremo y con buen
criterio propone sustituir el término podrá por el de deberá.

5.2. El trámite de la demanda de hábeas corpus en casos


distintos a la detención arbitraria y a la violación de
la integridad personal
De encontrarnos más bien en el segundo de los casos enunciados,
esto es, si estamos ante otros actos amenazantes o lesivos del derecho a
la libertad personal o demás derechos conexos a ella, distintos a los su-
puestos de privación arbitraria o de violación de la integridad personal, el
Código Procesal Constitucional establece textualmente que el juez podrá
constituirse en el lugar de los hechos o citará a quien o quienes ejecuta-
ron la violación, exigiéndoles que expliquen las razones que motivaron
el acto. Una vez escuchadas dichas razones, el juez resolverá de plano
en el término de un día natural, bajo responsabilidad(106). La resolución
respectiva en este caso podrá ser notificada al agraviado, aun así se en-
cuentre privado de su libertad, así como a la persona que interpuso la

(106) En el caso Comité contra la Corrupción (Expediente Nº 367-96-HC/TC) el Tribunal Constitucional


peruano declaró nulo todo lo actuado desde la interposición de la demanda en razón de que:
“Cuando no se trate de detención arbitraria, el juez citará a quien o quienes ejecutaron la violación
requiriéndoles que expliquen la razón que motivara la agresión, hecho que no se ha cumplido en el
caso bajo examen (…) los accionados no han sido notificados con la acción de hábeas corpus (…)
vulnerándose de este modo su derecho a la defensa (...)”.
En similar sentido se encuentra su pronunciamiento recaído en el caso Jorge Chávez Montoya (Expe-
diente Nº 7024-2005-PHC/TC), que tuvo lugar mucho tiempo después. Así, a tenor de lo señalado por
el Tribunal Constitucional:
“Del estudio de autos se advierte que el juez constitucional no emplazó con la demanda a quienes
presumiblemente ejecutaron la vulneración constitucional que sustenta la demanda, error que pasó
inadvertido en segunda instancia de la sede judicial, incurriendo en vicio procesal insubsanable,
toda vez que, de acuerdo al artículo 31 del Código Procesal Constitucional, se cita a quien o quienes
ejecutaron la violación, requiriéndoles para que expliquen la razón que motivó la agresión”.

120
El proceso constitucional de hábeas corpus

demanda de hábeas corpus o al abogado correspondiente, si lo hubiere


(artículo 31).

En esta materia sostenemos –muy respetuosamente– la misma crítica


esbozada líneas atrás; es decir, que en nuestra modesta opinión la primera
actuación que debe procurar realizar el juez cuando se trata de un hábeas
corpus es apersonarse en el lugar de los hechos a efectos de constatar la
violación que se alega en la demanda y, luego de ello, esto es, si esta ac-
tuación no es posible por las circunstancias del caso proceder a citar a
quien o quienes ejecutaron la violación.

En esta materia el Ejecutivo también propuso cambios, pero en este


caso buscó sustituir la expresión podrá por la de deberá no en el extremo
referido a la presencia del juez en el lugar de los hechos a efectos de la
verificación correspondiente, sino en cuanto a la citación de los presun-
tos responsables de la violación. En tal sentido, a criterio del Ejecutivo el
juez deberá citar a quienes ejecutaron la violación y podrá constituirse en
el lugar de los hechos. Sin embargo, si como argumenta el Ejecutivo en
su Proyecto de Ley Nº 1383/2006-PE la finalidad de este es evitar que la
verificación de la violación se considere como una facultad discrecional
del juez que conoce del hábeas corpus, lo recomendable es sustituir inclu-
sive en la parte relativa a la verificación de la agresión el término podrá
por el de deberá, salvo mejor parecer. Así, el juez primero debe intentar
apersonarse en el lugar para resolver y, solo en caso de que ello no sea
posible, citar a los presuntos responsables.

5.3. El trámite de la demanda de hábeas corpus en caso de


desaparición forzada de personas
También existe en el Código un trámite especial para los supuestos
de desaparición forzada de personas o hábeas corpus instructivo y que en
términos del Tribunal Constitucional supone un proceso:

“(...) en el cual, el juez constitucional ‘a partir de sus indagaciones


sobre el paradero del detenido-desaparecido, busca identificar a los
responsables de la violación constitucional, para su posterior proce-
so y sanción penal en la vía ordinaria, en base al artículo 11 de la
Ley 23506’ [Landa Arroyo, César. Teoría del Derecho Procesal
Constitucional, p. 117]. Esa deberá ser la labor que realice el juez

121
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

del hábeas corpus al llevar a cabo la investigación sumaria que dis-


pone la Ley Nº 23506, cuando se trate de un caso de desaparición
forzada”(107).
Posteriormente, en el caso Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca
(Expediente Nº 2663-2003-HC/TC), el supremo intérprete de nuestra
Constitución estableció que el hábeas corpus instructivo se interpone:

“(...) cuando no sea posible ubicar el paradero de una persona dete-


nida-desaparecida. Por consiguiente, la finalidad de su interposición
es no solo garantizar la libertad y la integridad personal, sino, adi-
cionalmente, asegurar el derecho a la vida y desterrar las prácticas de
ocultamiento o indeterminación de los lugares de desaparición”.
En estos casos, si la autoridad, funcionario o persona demandada no
proporciona los elementos de juicio satisfactorios sobre el paradero o
destino de la persona o personas desaparecidas, el juez adoptará todas las
medidas que conlleven su hallazgo. Ello lo habilita incluso para comisio-
nar a jueces del distrito judicial donde se presuma que la persona puede
estar detenida para que practiquen tales medidas. El juez además deberá
dar aviso al Ministerio Público para que realice las investigaciones que
correspondan.

Si la figura delictiva de la desaparición forzada es imputada a algún


miembro de la Policía Nacional o de las Fuerzas Armadas, el juez deberá
solicitar –además de las acciones antes señaladas– a la autoridad superior
del presunto agresor de la zona en la cual ocurrió la desaparición forzada,
que informe dentro de veinticuatro horas si es cierta o no la vulneración
de la libertad y proporcione el nombre de la autoridad que la hubiere or-
denado o ejecutado (artículo 32).

Sobre el particular, es importante señalar que el mismo Tribunal


Constitucional ha reconocido las limitaciones que parecen presentar los
procesos constitucionales en general y el hábeas corpus de tipo instructi-
vo en particular, con relación a los fines para los que fue pensado. Así, en
el caso Genaro Villegas Namuche antes citado sostuvo lo siguiente:

(107) Véase Caso Genaro Villegas Namuche (Expediente Nº 2488-2002-HC/TC).

122
El proceso constitucional de hábeas corpus

“No obstante, dada la carencia de etapa probatoria en los procesos


constitucionales, el que se tramita será poco eficaz para lograr la
identificación de los responsables y la consiguiente ubicación de la
víctima o sus restos, por lo que no se podrá dispensar en esta vía una
tutela en los términos en los que se ha solicitado; sin embargo, sí cabe
disponer que el o los órganos competentes inicien y culminen las in-
vestigaciones necesarias destinadas a brindar la imperiosa informa-
ción requerida”.
6. Las disposiciones especiales de procedimiento previstas
para el hábeas corpus en el Código Procesal Constitucional
Como se puede apreciar, el Código Procesal Constitucional ha tratado
de consagrar un proceso de tutela urgente, libre de muchas formalidades
(no se requiere firma de letrado, papel sellado, pago, entre otros), bus-
cando que se convierta en un medio de protección efectivo para tutelar
un derecho tan relevante como la libertad personal y demás derechos co-
nexos a ella. En efecto, sobre el particular el Tribunal Constitucional ha
señalado en reiterada jurisprudencia:

“Dada la naturaleza del bien jurídico que protege, el proceso de há-


beas corpus no requiere de firma de letrado, tasa o alguna otra forma-
lidad, pudiendo la demanda presentarse por escrito o verbalmente, en
forma directa o por correo, a través de medios electrónicos de comu-
nicación o cualquier otro idóneo. En suma para su tramitación solo se
exigen requisitos mínimos imprescindibles”(108).
En ese orden de ideas, dentro de las normas especiales de procedimien-
to contempladas en el artículo 33 del Código Procesal Constitucional se ha
previsto que no cabe recusación, salvo por el afectado o quien actúe en su
nombre(109), mucho menos las excusas de los jueces ni de los secretarios.

(108) En este sentido los pronunciamientos del Tribunal Constitucional en casos como Edwin Alfredo Isasi
Elías y otros (Expediente Nº 7512-2005-PHC/TC) o Nazario Cueva Torrejón (Expediente Nº 0482-
2005-HC/TC).
(109) A través de esta medida se busca evitar las dilaciones indebidas del proceso de hábeas corpus en per-
juicio de la persona que puede estar sufriendo una amenaza o una lesión a los derechos que caen dentro
de su margen de protección. No obstante, el Código omite hacer alguna referencia a los términos para
resolver las recusaciones que eventualmente se planteen por parte del demandante. En esos supuestos,
Borea Odría propone que el juez deberá aceptar la recusación y pasar ese mismo día el expediente al
juez instructor que sea del turno más remoto, al juez encargado de los asuntos civiles donde no existiese
más de un instructor o al de la capital del departamento en caso de que no hubiese más que un solo
juzgado mixto. Si se opta por no estimarse fundada la recusación la absolverá en el mismo día y dentro

123
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Sobre el particular, en el caso Magaly Medina Vela y Ney Guerrero Orellana


(Expediente Nº 6712-2005-HC/TC), el Tribunal Constitucional peruano
ha puesto en claro la razón por la cual no es posible que el juez se inhiba
en el proceso de hábeas corpus sino que, en todo caso, lo que corresponde
es su recusación, tal como se dispone en el primer inciso del artículo 33 del
Código Procesal Constitucional. Al respecto el supremo intérprete de nuestra
Constitución afirma:

“(...) explícitamente se ha determinar, en aras de la celeridad del pro-


ces o de hábeas corpus, que los jueces constitucionales no puedan
alejarse del ejercicio de su función jurisdiccional (...) que el hábeas
corpus, en tanto proceso constitucional y por su carácter de tutela de
extrema urgencia, tiene reglas sumamente especiales y plazos muy
breves, que han sido claramente determinados por el legislador”.
Por otra parte, y siguiendo con las normas especiales de procedimien-
to previstos en el Código Procesal Constitucional para el hábeas corpus,
es obligación de los jueces habilitar día y hora para la realización de las
actuaciones procesales(110) y el Ministerio Público no intervendrá en estos
casos. En cuanto a la actividad probatoria y para efectos del ejercicio del
derecho de defensa, la Ley Nº 28237 dispone que es posible presentar do-
cumentos cuyo mérito apreciará el juez en cualquier estado del proceso
y a solicitud del demandante; en tanto que si el demandante lo pidiera, el
juez o la sala designará un defensor de oficio(111). Finalmente, de conformi-
dad con la sumarización propia de los procesos de tutela de urgencia, las
actuaciones procesales son improrrogables(112).

de 24 horas la remitirá a la sala la que absolverá dentro de las 24 horas de recibida con solo tener a la
vista el expediente, debiendo ordenar que dentro de las 24 horas devuelva el expediente al juzgado de
origen, si se declara infundada la recusación, o al que le corresponda, resolver si la estima fundada.
Sobre el particular: BOREA ODRÍA, Alberto. Evolución de las garantías constitucionales. Hábeas
corpus, amparo, hábeas data, acción de cumplimiento. Editorial Fe de Erratas, Lima, 2000, p. 240.
(110) Se privilegia la tutela urgente de los derechos involucrados, por lo que de ser necesario el juez habilitará
días y horas para tal efecto, independientemente de que se trate de días u horas hábiles.
(111) Puede deducirse que los gastos que correspondan al defensor de oficio serán asumidos por el Estado.
(112) Esto no constituye más que una manifestación de la sumarización procedimental que identifica a un pro-
ceso de tutela urgente. A diferencia de lo previsto en la Ley Nº 23506, hoy derogada, el Código es muy
claro en establecer que las actuaciones son imporrogables, es decir, asume el principio de preclusión
procesal en sentido estricto. En otras palabras, ni siquiera el agraviado podrá solicitar el aplazamiento
de diligencias o informes.

124
El proceso constitucional de hábeas corpus

7. Las medidas que podrá contener la sentencia que declara


fundada la demanda de hábeas corpus interpuesta
Es en el artículo 34 del Código Procesal Constitucional donde encon-
tramos las medidas que podría contener la sentencia que declare fundada
la demanda de hábeas corpus. Allí se dispondrá, pues, la libertad de la
persona que fue privada arbitrariamente de ella; o que continúe la situa-
ción privativa de la libertad, pudiendo en todo caso el juez modificar las
condiciones de la detención, sea en el mismo establecimiento o en otro, o
bajo la custodia de otras personas.

En caso de que el proceso de hábeas corpus se haya iniciado por


haber transcurrido en exceso el plazo legalmente previsto para la deten-
ción, el juez podrá ordenar que la persona que se encontraba privada de
su libertad sea puesta de inmediato a disposición del juez competente.
Por último, señala que también podrá ordenarse que cese el agravio pro-
ducido, disponiéndose además las medidas que resulten necesarias para
evitar que el acto se repita en perjuicio del agraviado. La variedad de me-
didas que puede adoptar el juez al declarar fundada la demanda de hábeas
corpus guarda cierta relación con los tipos de hábeas corpus que hemos
mencionado líneas atrás y que se han identificado a nivel de la doctrina
y jurisprudencia tanto nacional como comparada, aun cuando quizá con-
venga precisar esto último con mayor rigor a efectos de que el lector sepa
cómo es que en principio debiera resolver el juez dependiendo de cada
situación.

Así, en los casos de un hábeas corpus preventivo el juez deberá evi-


tar que la amenaza se configure en una violación de los derechos que
se invocan, para lo cual ordenará que cesen aquellos actos que pueden
conducir a dicha situación. En un hábeas corpus restringido el juez orde-
nará el cese de aquellas actuaciones que impiden el ejercicio regular del
derecho a la libertad personal por parte del agraviado, por ejemplo, que
cesen las persecuciones policiales si fueron estas las que dieron origen a
la demanda.
En el supuesto de un hábeas corpus reparador el juez resolverá con-
forme se establece en el primer inciso del artículo 34 del Código Procesal
Constitucional, es decir, ordenará la libertad de la persona privada arbi-
trariamente de este derecho.

125
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

El juez que esté ante un hábeas corpus traslativo deberá resolver


en algunos casos conforme establece el tercer inciso del artículo 34 del
Código Procesal Constitucional, esto es, ordenará que la persona privada
de libertad sea puesta inmediatamente a disposición del juez competente. En
los casos de hábeas corpus innovativo el juez debe actuar según indica el ar-
tículo 1 y el inciso cuatro del artículo 34 del Código Procesal Constitucional,
lo que significa que ordenará al agresor a que no vuelva a incurrir en aquellas
conductas que dieron origen a la interposición de la demanda.
Si nos encontramos ante un hábeas corpus correctivo el juez decla-
rará fundada la demanda y ordenará, de conformidad con el inciso dos
del artículo 34 del Código Procesal Constitucional, según sea el supuesto,
que continúe la situación de privación de libertad de acuerdo con las dis-
posiciones legales aplicables al caso, pero si el juez lo considera necesa-
rio, ordenará inclusive cambiar las condiciones de la privación, sea en el
mismo establecimiento o en otro, o bajo custodia de personas distintas
de las que hasta entonces la ejercían. Es preciso recordar que este tipo de
hábeas corpus se presenta normalmente cuando las condiciones de la pri-
vación de la libertad personal resultan lesivas del derecho a la integridad
personal, de allí que lo que se cuestione no es la privación de la libertad
en sí misma, sino las condiciones en que esta se viene llevando a cabo.
Para los casos de hábeas corpus instructivo, que como hemos visto,
se presenta cuando se alega la violación del derecho a no ser objeto de
desaparición forzada, el juez deberá actuar conforme hemos señalado al
tramitar la demanda en estos casos, esto es, ordenando que se adopten
todas las diligencias que resulten necesarias para determinar la ubicación
del detenido-desaparecido, luego de lo cual declarará finalmente si es que
en efecto se violó o no dicho derecho, supuesto en el cual corresponderá,
a su vez, ser muy estrictos con la aplicación de los artículos 1 y 8 del
Código Procesal Constitucional.
Finalmente, en los supuestos de los denominados hábeas corpus co-
nexos y excepcionales, dependiendo del acto lesivo, el juez ordenará en
algunas situaciones que este cese, debiendo reponer, en cuanto sea po-
sible, las cosas al estado anterior a la violación y/u ordenará al agresor a
que no vuelva incurrir en aquellas conductas que dieron origen a la inter-
posición de la demanda.

126
El proceso constitucional de hábeas corpus

Como se pueda apreciar, las medidas que puede adoptar un juez al


declarar fundada una demanda de hábeas corpus dependerá indudable-
mente de las circunstancias del caso y de la naturaleza de los derechos
cuya violación se cuestiona. De ahí que si bien el artículo 34 del Código
Procesal Constitucional señala que las allí reseñadas son solo algunas de
las medidas que puede adoptar el juez que conoce del proceso, dicha enu-
meración puede interpretarse tan solo a título enunciativo. En otras pala-
bras, el juez, dentro de su ámbito competencial y margen de acción, debe
sentirse libre de adoptar las medidas conducentes a una efectiva tutela de
los derechos fundamentales, aun cuando aquellas no se encuentren men-
cionadas en el artículo 34 del Código Procesal Constitucional.

8. El procedimiento previsto para el hábeas corpus en el


Código Procesal Constitucional
Por otro lado, y a efectos de brindar al lector un marco un tanto más
completo sobre las reglas procesales previstas para el proceso constitu-
cional de hábeas corpus, dentro de los límites de tiempo y espacio con
que contamos, pasaremos a efectuar una sucinta descripción del procedi-
miento del hábeas corpus en el Código Procesal Constitucional.
Para empezar, la decisión de primer grado, es decir en términos del
Código aquella que “(...) pone fin a la instancia (...)”, es susceptible de
ser impugnada a través del recurso de apelación en el plazo de dos días
(artículo 35). Planteado dicho recurso, el juez elevará en el día los autos
a la sala penal, la que se encargará de resolverlo en un plazo de cinco
días, bajo responsabilidad, pudiendo los abogados informar a la vista de
la causa (artículo 36)(113).
Si la decisión de la sala penal resulta desfavorable al demandan-
te, es decir, si declara infundada o improcedente la demanda, en el
plazo de diez días contados desde el día siguiente de notificada la re-
solución, este podrá impugnarla a través del recurso de agravio cons-
titucional (en la legislación anteriormente vigente se le denominaba

(113) Hoy el Código Procesal Constitucional establece que los abogados podrán estar presentes en la vista de
la causa, antes la derogada Ley Nº 23506 lo preveía como una obligación, ya que establecía que ella se
realizaría con citación de los abogados.

127
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

“recurso extraordinario”) ante nuestro Tribunal Constitucional(114). Sin


embargo, es necesario señalar que el Tribunal Constitucional peruano
en el caso Dirección Regional de Pesquería de la Libertad (Expediente
Nº 4853-2004-PA/TC) ha modificado esta pauta de procedencia, de
modo que ahora también es posible interponer el recurso de agravio
constitucional cuando se esté ante sentencias estimatorias de segundo
grado que vulneran el orden jurídico constitucional o, en otros térmi-
nos, impliquen haber resuelto sin respetar los precedentes establecidos
por el Tribunal Constitucional(115).

Una vez que el recurso es concedido(116), el presidente de la sala de-


berá remitir al Tribunal Constitucional el expediente en un plazo máximo
de tres días, más el término de la distancia, bajo responsabilidad (artícu-
lo 18). Será con el pronunciamiento de nuestro supremo intérprete de la
Constitución que el proceso de hábeas corpus habrá culminado, y con
ello, agotado la vía interna (artículo 24). En el caso del hábeas corpus, el
plazo máximo previsto para que el Tribunal Constitucional emita senten-
cia es de veinte días (artículo 20). Los días a efectos del hábeas corpus se
consideran, en líneas generales, como días naturales por la importancia
que supone el otorgar una rápida tutela a los derechos que caen dentro de
su margen de protección.

(114) Conforme establece el artículo 202 de la Constitución peruana vigente:


“Corresponde al Tribunal Constitucional:
(…)
2. Conocer en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, amparo,
hábeas data y acción de cumplimiento.
(…)”.
(115) Estamos indudablemente ante una sentencia bastante polémica, pues supone en términos prácticos mo-
dificar la pauta establecida en el inciso dos del artículo 202 de la Constitución en cuanto a la compe-
tencia del Tribunal Constitucional para conocer amparos, hábeas datas, hábeas corpus y procesos de
cumplimiento. Sobre el particular es bastante recomendable revisar SÁENZ DÁVALOS, Luis (coor-
dinador). El amparo contra amparo y el recurso de agravio a favor del precedente. Palestra Editores,
Lima, octubre de 2007, de reciente publicación y que contiene diversos trabajos dedicados específica-
mente al estudio de la materia.
(116) Si se deniega el recurso de agravio constitucional será posible plantear recurso de queja en los términos
establecidos en el artículo 19 del Código Procesal Constitucional.

128
El proceso constitucional de hábeas corpus

9. Sobre el agotamiento de la vía interna y la posibilidad de


recurrir a los organismos internacionales de protección de
los derechos humanos constituidos según tratados o conve-
nios de los que el Perú es parte
Para el completar el escenario hasta aquí descrito es importante tomar
en consideración que una vez que el Alto Tribunal se pronuncia sobre el
fondo de la materia discutida –esto es, si declara sea fundada o infundada
la demanda–(117) siguiendo lo señalado en el artículo 205 de la Constitución
vigente, quien se considere lesionado en los derechos que la Constitución
reconoce puede recurrir a los tribunales u organismos internacionales cons-
tituidos según tratados o convenios de los que el Perú es parte(118).

El mismo Código Procesal Constitucional, en el artículo 114, nos


indica cuáles son aquellos tribunales u organismos internacionales a los
que alude el artículo 205 del texto constitucional de 1993, como son:
el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados
Americanos y aquellos otros que se constituyan en el futuro y que sean
aprobados por tratados obligatorios para el Perú.

En el caso del Comité de Derechos Humanos, según el artículo 5 del


Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General
en su resolución 220 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966(119):

“1. El Comité examinará las comunicaciones recibidas de acuerdo con el


presente protocolo tomando en cuenta toda la información escrita que
le hayan facilitado el individuo y el Estado parte interesado.

(117) Si se pronuncia más bien por la improcedencia de la demanda no podría alegarse el agotamiento de la
vía interna. Ello es lo que parece desprenderse del artículo 24 del Código Procesal Constitucional. Esta
situación, sin embargo, no ha sido bien vista por algunos autores, quienes sostienen que se trata de un
escenario peligroso, ya que una formalidad no puede ser un obstáculo para solicitar una solución justa y
rápida de los casos. En este orden de ideas encontramos a CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios
al…. Ob. cit., p. 313.
(118) Estamos ante una manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional, que trasciende del escenario
nacional y encuentra también cabida en el internacional. LANDA ARROYO, César. “Invalidez del
retiro del Perú de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”. En: Revista Peruana de Derecho
Público. Año 1, Nº 1, Editorial Jurídica Grijley, Lima, diciembre de 2000, p. 27 y ss, específicamente
pp. 29-39.
(119) Este protocolo facultativo ha sido ratificado por el Estado peruano el 3 de octubre de 1980.

129
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

2. El Comité no examinará ninguna comunicación de un individuo a


menos de que se haya cerciorado que:
a) El mismo asunto no ha sido sometido ya a otro procedimiento
de examen o arreglo internacionales;
b) El individuo ha agotado todos los recursos de la jurisdicción
interna. No se aplicará esta norma cuando la tramitación de
los recursos se prolongue injustificadamente.
(…)”.

En el caso de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,


habrá que pasar primero por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos. Ahora bien, de acuerdo con lo establecido en el artículo 46 de
la Convención Americana:

“Para que una petición o comunicación presentada conforme a los ar-


tículos 44 o 45 sea admitida por la Comisión se requerirá:
1. que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción
interna, conforme a los principios del Derecho Internacional ge-
neralmente reconocidos;
2. que sea presentada dentro del plazo de seis meses, a partir de la
fecha en que el presunto lesionado en sus derechos haya sido noti-
ficado de la decisión definitiva;
3. que la materia de la petición o comunicación no esté pendiente de
otro procedimiento de arreglo internacional; y,
4. que en el caso del artículo 44 la petición contenga el nombre, la
nacionalidad, la profesión, el domicilio y la firma de la persona o
personas o del representante de la entidad que somete la petición.

Sin embargo, los requisitos mencionados en los literales a) y b) no


resultarán exigibles cuando se presenten los siguientes tres supuestos:

“a. no exista en la legislación interna del Estado de que se trata el de-


bido proceso legal para la protección del derecho o derechos que
se alega han sido violados;

130
El proceso constitucional de hábeas corpus

b. no se haya permitido al presunto lesionado en sus derechos el ac-


ceso a los recursos de la jurisdicción interna, o haya sido impedi-
do de agotarlos; y,
c. haya retardo injustificado en la decisión sobre los mencionados
recursos”.

10. A modo de conclusión


Como se ha podido apreciar, el Código Procesal Constitucional con-
templa en términos generales una regulación bastante adecuada para el
proceso de hábeas corpus. Por ello, cualquier crítica que sobre el parti-
cular podamos haber efectuado en el presente trabajo busca tan solo con-
tribuir a mejorar un escenario que de por sí se presenta tuitivo para los
derechos fundamentales que caen dentro de su ámbito de protección.

Por otro lado, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional a este res-


pecto ha permitido en algunos casos aclarar ciertas inquietudes vincula-
das con los alcances, procedimiento o uno que otro elemento que en torno
a este proceso constitucional no habían quedado suficientemente claros.
Si tomamos en consideración que estamos a tan solo aproximadamente
cuatro años de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional,
podemos afirmar que el balance resulta muy positivo.

131
El proceso constitucional
de amparo

Luis Castillo Córdova (∗)

I. Justificación de las fuentes


Uno de los tipos de mecanismos de protección jurídica de los dere-
chos fundamentales reconocido constitucionalmente es el que engloba
a los conocidos como procesos constitucionales de la libertad(1). Para
determinar el significado de cada uno de ellos en el ordenamiento jurí-
dico peruano, se ha de partir de lo establecido en el artículo 200 de la
Constitución peruana (CP), así como de su norma de desarrollo, el
Código Procesal Constitucional (CPConst.)(2). En general, todos los dis-
positivos de la Constitución y, en particular, los que recogen derechos
fundamentales son enunciados abiertos y genéricos que necesitan ser
determinados en su alcance y significación(3). El principal –aunque no
el único– encargado de realizar esta tarea es el Tribunal Constitucional,
como Supremo Intérprete de la Constitución(4). Aunque la decisión

(*) Profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura, en el Máster de Derecho Público de la


Universidad de Piura y en la Maestría de Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica
del Perú.
(1) HUERTA GUERRERO, Luis, “Lineamientos para el estudio, análisis y enseñanza del Derecho Procesal
Constitucional”. En: Anuario de Derecho Constitucional latinoamericano. 2005, p. 395.
(2) Como expresamente lo reconoce el mismo Código Procesal Constitucional en su artículo I.
(3) Este carácter “se advierte insistentemente en el carácter sumamente sucinto y desde luego lapidario y
vacío de las declaraciones del texto constitucional”. ALEXY, Robert. “Los derechos fundamentales en
el Estado constitucional democrático”. En: CARBONELL, Miguel. Neoconstitucionalismo(s). Trotta,
Madrid, 2003, p. 35.
(4) En palabras del Máximo Tribunal de la Constitución peruana, “las sentencias del Tribunal Constitu-
cional, dado que constituyen la interpretación de la Constitución del máximo tribunal jurisdiccional

133
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

(fallo) a la que arribe el referido tribunal en un caso concreto debe ser


tenida siempre como constitucional(5), y del mismo modo las determina-
ciones que de la norma constitucional formule deben ser tenidas como
normas constitucionales adscritas(6), las razones que formula el Supremo
Intérprete de la Constitución en uno y otro caso son susceptibles de aná-
lisis, para –desde un plano de la argumentación jurídica– formular su co-
rrección o incorrección constitucional. En esta labor, una función desta-
cada cumple la doctrina constitucional. Esto justifica plenamente que el
estudio del proceso de amparo que a continuación se abordará, se formu-
le con base en lo dispuesto tanto en la Constitución como en el Código
Procesal Constitucional sobre el mencionado proceso constitucional;
complementado con las interpretaciones que el Tribunal Constitucional
haya formulado de ambos cuerpos normativos; y, estas a su vez, por lo
que en la doctrina se haya elaborado.

II. El ámbito de actuación del proceso de amparo

1. Los derechos fundamentales protegidos


En el primer párrafo del artículo 200.2 CP se ha reconocido como
garantía constitucional la acción de amparo(7), en defensa de “los demás
derechos reconocidos por la Constitución, con excepción de los seña-
lados en el inciso siguiente”. Esta disposición constitucional está de-
finiendo el ámbito de defensa del proceso de amparo. Así, el amparo
procede para la defensa de todos los derechos fundamentales con excep-
ción del derecho a la libertad personal y de los derechos a ella conexos

del país, se estatuyen como fuente de derecho y vinculan a todos los poderes del Estado”. Exp.
N° 1333-2006-PA/TC, del 8 de enero de 2006, f. j. 11.
(5) Materialmente las resoluciones del Tribunal Constitucional pueden contravenir la Constitución. En
contra LEÓN VÁSQUEZ, Jorge, “Poder Judicial versus Poder Ejecutivo: ¿se extralimitó el Tribunal
Constitucional en su sentencia al Expediente 0006–2006–PC/TC: Caso Casinos y Tragamonedas?”. En:
Themis, Revista de Derecho. Número 55, pp. 138-139.
(6) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. El Tribunal Constitucional y su dinámica jurisprudencial. Palestra edi-
tores, Lima 2008, p. 68.
(7) Si bien es cierto, se puede coincidir con la afirmación de que “el Código [Procesal Constitucional] deja
de lado la tradicional denominación de garantías constitucionales, que reemplaza por la más moderna y
técnica de procesos constitucionales” (EGUIGUREN PRAELI, Francisco, “El nuevo Código Procesal
Constitucional peruano”. En: Anuario de Derecho Constitucional latinoamericano, 2005, p. 332), no
se puede negar que una u otra expresión, incluso la también utilizada por la Constitución acciones de
garantía, actualmente son de uso legítimo en el discurso procesal constitucional peruano.

134
El proceso constitucional de amparo

(derechos defendidos por el hábeas corpus según el artículo 200.1 CP);


y los derechos de acceso a la información contenida en los bancos de
datos de la Administración Pública y a la autodeterminación informati-
va (derechos protegidos por el hábeas data según el artículo 200.3 CP).
En esta dirección, una lista enunciativa de los derechos protegidos por el
amparo constitucional viene recogida en el artículo 37 CPConst. Así, el
derecho a la igualdad, la libertad religiosa, la libertad de información y
expresión, la libertad de contratación, entre otros.

2. El objeto de la protección: contenido constitucional de los


derechos fundamentales

A) Los niveles jurídicos del contenido de un derecho


fundamental
Del conjunto de derechos constitucionales cuya protección corre por
cuenta del proceso de amparo conviene formular algunas cuestiones. La
primera es la siguiente: ¿qué es lo protegible de cada uno de esos dere-
chos? Todo derecho fundamental trae reconocido un contenido jurídico
que es precisamente el que define su alcance. El contenido jurídico puede
estar configurado en varios niveles normativos, a los que se pasará a refe-
rir aunque de modo breve.

a. Contenido jurídico suprapositivo


El primer nivel normativo es el que puede denominarse nivel supra-
positivo o metapositivo. Viene conformado por todos aquellos componen-
tes que brotan de la esencia del derecho fundamental que corresponda.
Por lo que este nivel normativo también puede llamarse contenido esen-
cial del derecho. En la medida en que la esencia se define como aquello
por lo cual la cosa es lo que es y no es una cosa distinta, el contenido
esencial de un derecho fundamental, es aquello por lo cual ese derecho es
el que es y no es otro derecho distinto. En la medida que el derecho hu-
mano o fundamental es el reconocimiento jurídico de un bien humano a
través de cuya consecución se satisfacen necesidades humanas y permite
obtener grados de perfeccionamiento humano(8), no es posible definir el

(8) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Los derechos constitucionales. Elementos para una teoría general. Ter-
cera edición. Lima 2007, pp. 35-37.

135
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

contenido esencial del derecho fundamental al margen del bien humano


que le subyace. Este viene a constituir los fines o intereses jurídicamente
protegidos como esencia del derrecho humano o fundamental; en pala-
bras del Tribunal Constitucional español, es posible hablar “de una esen-
cialidad del contenido del derecho para hacer referencia a aquella parte
del contenido del derecho que es absolutamente necesaria para que los in-
tereses jurídicamente protegibles, que dan vida al derecho, resulten real,
concreta y efectivamente protegidos”(9). Este ámbito es plenamente jurídi-
co y, por tanto, vinculante y exigible. Y lo es, no porque esté reconocido
positivamente en una disposición, sino por conformar el mismo ser del
derecho, por lo que es un ámbito normativo anterior –o superior según se
quiera ver– del ámbito normativo positivo.

b. Contenido jurídico constitucional


El segundo nivel es el constitucional. Debido a su valiosa significa-
ción y a la necesidad de su aseguramiento, la realidad jurídica metaposi-
tiva que encarna la naturaleza y esencia humana y los derechos humanos
que de ahí se derivan en su contenido esencial, es recogida en la norma
positiva de mayor importancia o jerarquía en el seno de un sistema ju-
rídico: la Constitución. En la medida en que las disposiciones constitu-
cionales que recogen derechos fundamentales están formuladas de modo
genérico, la disposición iusfundamental recoge el contenido esencial del
derecho fundamental que corresponda. Dicho con otras palabras, en la
medida que los enunciados iusfundamentales están abiertos a la moral,
al nivel constitucional se le adosa necesariamente un conjunto de valores
y principios jurídicos que representan el contenido esencial metapositi-
vo del derecho fundamental. De ahí que normalmente el contenido esen-
cial de un derecho fundamental es el recogido en la norma constitucio-
nal, y definir el contenido constitucional es definir su contenido esencial.
En este contexto, acierta el Tribunal Constitucional cuando manifies-
ta que “el contenido esencial de un derecho fundamental es la concre-
ción de las esenciales manifestaciones de los principios y valores que lo
informan”(10). En referencia al caso peruano, el nivel constitucional se de-
fine también con la norma positiva internacional sobre derechos humanos

(9) STC 11/1981, del 8 de abril, f. j. 8, primer párrafo.


(10) Exp. N° 1417-2005-AA/TC, del 8 julio de 2005, f. j. 21.

136
El proceso constitucional de amparo

vinculante para el Estado peruano en la medida que estos “constituyen


parámetro de constitucionalidad en materia de derechos y libertades”(11).
De modo que la definición del alcance del contenido constitucional de
un derecho fundamental deberá tomar también en consideración la norma
internacional vinculante para el Perú, así como la interpretación que de
ella hayan formulado los tribunales internacionales (IV Disposición Final
y Transitoria CP)(12).

c. Contenido jurídico-legal
El tercer nivel jurídico de un derecho fundamental es el legal, con-
formado por el conjunto de normas con rango de ley que regulan directa
o indirectamente algún aspecto del contenido constitucional del derecho
fundamental. En el primer caso, la norma con rango de ley regula directa-
mente un elemento del contenido constitucional del derecho fundamental,
y al regularlo lo define en su significado. Esta definición legal se con-
vierte en necesaria para el ejercicio pleno del derecho fundamental, por
lo que el contenido de la ley pasa a formar parte del contenido consti-
tucionalmente protegido(13). En el segundo caso, la norma con rango de
ley regula o refiere algún elemento del contenido constitucionalmente
protegido del derecho, pero solo secundaria o indirectamente. La regu-
lación así establecida no resulta siendo necesaria para el pleno ejercicio
del contenido constitucional del derecho fundamental, de modo que no
resulta relevante para la constitucionalidad (o corrección constitucional)
de una determinada decisión. Hecha esta diferenciación, cabe realizar las

(11) Exp. N° 0047-2004-AI/TC, del 24 de abril de 2006, f. j. 22.


(12) En palabras del Tribunal Constitucional, “el ejercicio interpretativo que realice todo órgano jurisdic-
cional del Estado (o que desempeñe funciones materialmente jurisdiccionales), para determinar el
contenido constitucionalmente protegido de los derechos fundamentales, debe estar obligatoriamente
informado por las disposiciones de los tratados internacionales de derechos humanos y por la interpre-
tación de las mismas realizada por los tribunales internacionales sobre derechos humanos a través de sus
decisiones”. Exp. N° 5854-2005-PA/TC, del 8 de noviembre de 2005, f. j. 23.
(13) Por ejemplo, es el caso del artículo 27 CP: la indemnización como adecuada protección contra el des-
pido arbitrario prevista en el artículo 5 del Decreto Legislativo N° 728 forma parte del contenido cons-
titucional del derecho recogido en el artículo 27 CP (Exp. N° 976-2001-AA/TC, del 13 de marzo del
2003, f. j. 12.a.2). Lo es también el caso del derecho a la pensión (artículos 10 y 11 del CP), respecto
del cual ha manifestado el Tribunal Constitucional que forma parte del contenido constitucional del de-
recho fundamental a la pensión, “las disposiciones legales que establecen los requisitos del libre acceso
al sistema de seguridad social consustanciales a la actividad laboral pública o privada, dependiente o
independiente, y que permite dar inicio al periodo de aportaciones al Sistema Nacional de Pensiones”
(Exp. N° 1417-2005-AA/TC, del 8 de julio de 2005, f. j. 37.a); lo mismo que las “disposiciones legales
que establecen los requisitos para la obtención de un derecho a la pensión” (Ídem, 37.b).

137
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

siguientes precisiones. La primera es que solo las leyes que al desarrollar


una norma iusfundamental lo hace de modo directo y necesario forman
parte del bloque de constitucionalidad(14). La segunda es que en uno y otro
caso se trata de actividad legislativa del Parlamento y, por tanto, debe su-
jetarse a las exigencias que broten de la Constitución(15). Y la tercera es
que el contenido legal de los derechos fundamentales va estrechamente
vinculado con la reserva de ley, tanto orgánica(16) como ordinaria(17). Las
materias constitucionales reservadas a la ley orgánica sólo pueden ser re-
guladas por esta ley; mientras que las materias reservadas a la ley ordina-
ria podrán ser reguladas también por decreto legislativo(18).

d. Contenido jurídico-infralegal
Un cuarto nivel es el reglamentario, y viene conformado por toda
norma infralegal que regula o refiere algún elemento del contenido cons-
titucionalmente protegido del derecho fundamental. A este nivel, la refe-
rencia o regulación será lo suficientemente lejana como para estar siempre
ante una normatividad manifiestamente indirecta. Esto se ve corroborado
por el principio de reserva de ley –ya mencionado antes– prevista como
garantía normativa de los derechos fundamentales(19), el cual “impone que
cualquier disposición que tenga por objeto directo la regulación de dere-
chos constitucionales o que, aun cuando de manera indirecta, incida en ella,
debe ser objeto exclusivo y excluyente de ley, mas no de fuentes normativas
de jerarquía inferior”(20). Esto no significa que normas reglamentarias no pue-
dan regular el contenido constitucional de un derecho fundamental, lo podrán
hacer, pero solo secundariamente, y en ningún caso esencialmente. De modo

(14) Ha recordado el Tribunal Constitucional que “el parámetro del control en la acción de inconstitucio-
nalidad, en algunos casos comprende a otras fuentes distintas de la Constitución (...) en concreto, a
determinadas fuentes con rango de ley, siempre que esa condición sea reclamada directamente por una
disposición constitucional”. Exp. N° 0005-2006-PI/TC, del 26 de marzo de 2007, f. j. 21.
(15) Con base al principio de supremacía constitucional, ha manifestado el Tribunal Constitucional que “una
vez expresada la voluntad del Poder Constituyente con la creación de la Constitución del Estado, en
el orden formal y sustantivo presidido por ella no existen soberanos, poderes absolutos o autarquías.
Todo poder devino entonces en un poder constituido por la Constitución y, por consiguiente, limitado e
informado, siempre y en todos los casos, por su contenido jurídico-normativo”. Exp. N° 5854-2005-PA/
TC, citado, f. j. 3.
(16) Exp. N° 0014-2002-AI/TC, del 21 de enero de 2002, f. j. 8.
(17) Exp. N° 2868-2004-AA/TC, del 24 de noviembre de 2004, f. j. 15.
(18) Exp. N° 1115-1999-AA/TC, del 19 de enero de 2000, f. j. 6.
(19) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Los derechos constitucionales... Ob. cit., pp. 410-416.
(20) Exp. N° 1429-2002-HC/TC, del 19 de noviembre de 2002, f. j. 16. (La cursiva de la letra es añadida).

138
El proceso constitucional de amparo

que, en ningún caso puede agregar nada nuevo al contenido constitucional


del derecho fundamental ya definido por la Constitución o por la ley.

e. Contenido jurídico-privado
Al margen del ejercicio del poder normativo por parte del poder pú-
blico, conforman también el ordenamiento jurídico disposiciones que
tienen su origen en la autonomía regulativa que en determinadas situa-
ciones se ha reconocido a los particulares. Se trata del ejercicio de un
poder normativo privado que tiene por finalidad regular cierto ámbito de
las relaciones entre particulares. Esta regulación privada en ningún caso
puede llegar a configurar el contenido constitucional de un derecho fun-
damental, no solo por la reserva legal referida antes, sino también porque
la actividad normativa privada presupone el contenido constitucional de
derechos fundamentales como la libertad de contratar (normas contrac-
tuales) y el derecho de asociación (normas estatutarias), actividad que
estará dirigida a regular las relaciones jurídicas en un contrato o en una
asociación o sociedad. Por lo que sobre este supuesto ocurre algo seme-
jante a lo manifestado respecto del nivel reglamentario.

B) Lo que protege el amparo


a. Contenido jurídico-constitucional
De estos niveles del contenido jurídico de un derecho fundamental,
el proceso constitucional de amparo solo protege el nivel constitucional
y aquel contenido legal que por desarrollar esencialmente el contenido
constitucional de un derecho fundamental pase a formar parte de este
(artículos 5.1 y 38 CPConst.). Bien claro ha sido a este respecto el
Tribunal Constitucional al manifestar que “procesos como el amparo,
por la propia naturaleza del objeto a proteger, solo tutelan pretensio-
nes que están relacionadas con el ámbito constitucional de un derecho
fundamental”(21). Así, han sido rechazadas demandas de amparo por no
tener una pretensión de nivel constitucional, como por ejemplo aquella
en la que se solicitaba la protección de “un beneficio tributario de ori-
gen legal”(22); la nueva valoración de pruebas(23); o “la determinación de

(21) Exp. N° 03227-2007-PA/TC, del 18 de diciembre de 2007, f. j. 3.


(22) Exp. N° 5970-2006-PA/TC, del 12 de noviembre de 2007, f. j. 9.
(23) Exp. N° 0399-2005-AA/TC, del 8 de marzo de 2005, f. j. 3.

139
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

cuál sea la norma aplicable para resolver una controversia suscitada en


el ámbito de la jurisdicción ordinaria”(24); cuando se solicitó “revisar la
legalidad de los actos procesales expedidos por los jueces”(25); o “el dere-
cho de posesión regulado en el artículo 896 del Código Civil o los bene-
ficios de combustible o chofer para militares regulados en el Decreto Ley
N° 19846”(26), entre otras.

En la medida en que el contenido constitucional de un derecho fun-


damental se conforma a partir del texto constitucional (complementado
con el contenido jurídico metapositivo y el derecho internacional de los
derechos humanos) y del texto legal que desarrolla necesaria y directa-
mente algún elemento de ese contenido constitucional, el contenido de
ninguna disposición reglamentaria o privada llega a delimitar el ámbito
constitucionalmente protegido de un derecho fundamental. Situación bien
distinta es el caso en el que la disposición reglamentaria o privada sea
manifestación del contenido esencial de algún derecho fundamental, por
lo que el desacato de esta supondrá irremediablemente la violación del
derecho fundamental del que es manifestación. Por ejemplo, puede ocu-
rrir que una decisión legislativa (una ley) intente regular una determinada
situación de modo distinto a como lo ha hecho el estatuto de una per-
sona jurídica privada, representando este el ejercicio regular del derecho
de asociación. Esta controversia tendrá relevancia constitucional para ser
discutida a través de amparo, pero la relevancia no le vendrá dada por lo
que se haya dispuesto en el estatuto y que pretende ser modificado por
la ley, sino que le vendrá por el contenido constitucionalmente protegido
del derecho de asociación que, como se sabe, incluye “c) la facultad de
autoorganización, es decir, la posibilidad de que la asociación se dote de
su propia organización”(27).
Por eso, no se puede estar del todo de acuerdo con el Tribunal
Constitucional, cuando este manifiesta que “existe un considerable núme-
ro de casos en los que la (…) el reglamento o el acto entre particulares tan
solo desarrollan el contenido de un derecho fundamental de manera que este
contenido, por tener relevancia constitucional, sí es susceptible de protección

(24) Exp. N° 2298-2005-PA/TC, del 11 de mayo de 2005, f. j. 4.


(25) Exp. N° 2533-2005-PA/TC, del 16 de mayo de 2005, f. j. 4.
(26) Exp. N° 03227-2007-PA/TC, del 18 de diciembre de 2007, f. j. 3.
(27) Exp. N° 09332-2006-PA/TC, del 30 de noviembre de 2007, f. j. 16.

140
El proceso constitucional de amparo

en la jurisdicción constitucional”(28). Se ha de insistir en que ni el reglamento


ni la norma privada pueden definir el contenido constitucional de un derecho
fundamental, sin que esto signifique que el reglamento y la norma priva-
da sea consecuencia o manifestación del contenido constitucional de un
derecho fundamental y, en tanto ello, no “carezca de fundamentalidad
o relevancia constitucional”(29) que permita su debate en el proceso de
amparo.
Y no podía ser de otro modo cuando de la esencia del proceso de
amparo se desprende que al formularse como una garantía constitucio-
nal, solo deberá emplearse para la defensa de aquello que tiene relevan-
cia constitucional en un derecho fundamental que es, precisamente, su
contenido constitucionalmente protegido. Por eso, no existe ni asomo de
inconstitucionalidad en los artículos 5.1 y 38 CPConst. cuando limitan la
protección del amparo solo al nivel constitucional, sin que esta limitación
se recoja expresamente en el artículo 200.2 CP. Pretender, por el contra-
rio, que se discuta a través del amparo el contenido jurídico sin relevancia
constitucional, es pretender la desnaturalizción del proceso de amparo,
así como el ejercicio extralimitado del derecho fundamental implícito a la
defensa jurisdiccional de los derechos constitucionales(30).

b. Contenido expreso y contenido implícito


En este punto, se hace necesario resaltar que lo protegido por el pro-
ceso de amparo es todo el contenido constitucional de un derecho funda-
mental, sea este un contenido expreso o un contenido implícito. La di-
ficultad se puede presentar respecto del contenido implícito, por lo que
conviene decir algo sobre él. El Tribunal Constitucional ha diferenciado
los contenidos implícitos nuevos de los viejos. Respecto de los primeros,
ha manifestado que “existen determinados contenidos de derechos fun-
damentales cuya necesidad de tutela se va aceptando como consecuencia
del desarrollo normativo, de las valoraciones sociales dominantes, de la
doctrina y, desde luego, de la propia jurisprudencia constitucional”(31). Un
ejemplo de esta categoría dentro de su jurisprudencia, es el derecho a la

(28) Exp. N° 01318-2007-PA/TC, del 18 de diciembre de 2007, f. j. 3.


(29) Ídem.
(30) Exp. N° 2209-2002-AA/TC, del 12 de mayo de 2003, f. j. 3.
(31) Exp. N° 0895-2001-AA/TC, citado, f. j. 5.

141
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

objeción de conciencia(32), considerado por el Alto Tribunal como uno de


los contenidos nuevos del derecho a la libertad de conciencia(33).

A los segundos se ha referido el mencionado Alto Tribunal con ex-


presiones –poco afortunadas– como “contenidos implícitos de los dere-
chos viejos”(34) o “contenido implícito de un derecho expreso”(35). Y las
ha empleado para referir que a veces “es posible identificar dentro del
contenido de un derecho expresamente reconocido otro derecho que, aun-
que susceptible de entenderse como parte de aquel, sin embargo, es sus-
ceptible de ser configurado autónomamente”(36). Ejemplos de esta catego-
ría en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional son: el derecho a un
plazo razonable(37) o el derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas(38);
el derecho de acceso a los recursos(39); el derecho de no ser sancionado
dos veces por un mismo hecho o el de no ser procesado dos veces (ne
bis in idem)(40); el derecho a la tutela cautelar(41); el derecho de acceso a la
justicia(42); el derecho a un juez independiente e imparcial(43); el derecho a
la duración de un plazo razonable de la detención preventiva(44); el derecho

(32) Peligrosa y poco razonable creación del Tribunal Constitucional como un derecho autónomo. Al res-
pecto véase MOSQUERA MONELOS, Susana, Derecho de libertad de conciencia y de religión en el
ordenamiento jurídico peruano. Palestra editores, Lima, 2005, p. 167 y ss.
(33) La razón de considerarlo así, según el Tribunal Constitucional, sería que de nada “serviría poder auto-
determinarse en la formación de las ideas si no es posible luego obrar (o dejar de obrar) conforme a los
designios de esa conciencia. No permitirle al individuo actuar conforme a los imperativos de su con-
ciencia, implicaría que el derecho a la formación de esta careciera de toda vocación de trascendencia,
pues sucumbiría en la paradoja perversa de permitir el desarrollo de convicciones para luego tener que
traicionarlas o reprimirlas con la consecuente afectación en la psiquis del individuo y, por ende, en su
dignidad de ser humano”. Exp. N° 0895-2001-AA/TC, citado, f. j. 6.
(34) Ibídem., f. j. 5.
(35) Exp. N° 2050-2002-AA/TC, del 16 de abril de 2003, f. j. 18.
(36) Exp. N° 0895-2001-AA/TC, citado, f. j. 5.
(37) Ídem.
(38) Exp. N° 4124-2004-HC/TC, del 29 de diciembre de 2004, f. j. 8 y Exp. N° 0549–2004–HC/TC, del 21
de enero de 2005, f. j. 3.
(39) Exp. N° 09285-2006-PA/TC, del 10 de enero de 2007, f. j. 2.
(40) Exp. N° 1158-2007-PHC/TC, del 30 de marzo de 2007, f. j. 2.
(41) Ha dicho el Tribunal Constitucional que “[a]l igual que el derecho al libre acceso a la jurisdicción, la
tutela cautelar no se encuentra contemplada expresamente en la Constitución. Sin embargo, dada su
trascendencia en el aseguramiento provisional de los efectos de la decisión jurisdiccional definitiva y
en la neutralización de los perjuicios irreparables que se podrían ocasionar por la duración del proceso,
se constituye en una manifestación implícita del derecho al debido proceso, consagrado en el artículo
139, inciso 3) de la Constitución. No existiría debido proceso ni Estado Constitucional de Derecho ni
democracia, si una vez resuelto un caso por la autoridad judicial, resulta de imposible cumplimiento la
decisión adoptada por esta”. Exp. N° 00023-2005-PI/TC, del 27 de noviembre de 2005, f. j. 49.
(42) Exp. N° 010-2001-AI/TC, del 26 de agosto 2003, f. j. 10.
(43) Exp. N° 0023-2003vAI/TC, citado, f. j. 34.
(44) Exp. N° 2915-2004-HC/TC, del 23 de noviembre de 2004, f. j. 5.

142
El proceso constitucional de amparo

a la prueba(45); el derecho de igualdad procesal de las partes(46), el derecho


a la ejecución de las resoluciones judiciales(47), el derecho a no autoincri-
minarse(48), el derecho a la prohibición de la reformatio in peius(49), todos
ellos contenidos implícitos de un derecho viejo como es el derecho al de-
bido proceso(50). En esta misma categoría entra la libertad de ejercicio de
la profesión que es considerada como contenido implícito de la libertad
de trabajo reconocida en el artículo 2.15 CP(51). De igual forma entra el
derecho de acceder, en igualdad de condiciones, a los cargos y empleos
públicos que, como contenido implícito del derecho a la igualdad ante la
ley, se encuentra reconocido en el artículo 2.2 CP(52).

c. Derechos expresos y derechos implícitos


Complementariamente, este contenido constitucionalmente protegido
expreso o implícito (nuevo o viejo) a la vez estará referido de derechos
fundamentales reconocidos expresa o implícitamente en el texto constitu-
cional(53). Los derechos expresos protegidos por el amparo constitucional
ya fueron referidos anteriormente. De los derechos constitucionales implí-
citos hay que manifestar dos cosas. Primera, que en virtud de un determi-
nado modo de entender a la persona humana(54), del artículo 3 CP(55) y de

(45) Exp. N° 1934-2003-HC/TC, del 8 de septiembre de 2003, f. j. 1 y ss.; y Exp. N° 1808–2003–HC/TC,


del 14 de agosto de 2003, f. j. 2.
(46) Exp. N° 0729-2003-HC/TC, del 14 de abril de 2003, f. j. 2 y Exp. N° 2050–2002–AA/TC, del 16 de
abril de 2003, f. j. 18.
(47) Exp. N° 2028-2004-HC/TC, del 5 de julio de 2004, f. j. 5.
(48) Exp. N° 0003-2005-PI/TC, del 9 de agosto de 2006, f. j. 272.
(49) Exp. N° 0806-2006-PA/TC, del 13 de marzo de 2006, f. j. 5.
(50) Aunque no ha faltado alguna decisión del Tribunal Constitucional en la que alguno de estos derechos
lo ha considerado como parte implícita no del debido proceso sino de otro derecho “viejo”. Así, tiene
dicho que “el derecho de acceso a los recursos, como contenido implícito del derecho a la pluralidad de
la instancia, es un derecho fundamental, pero no de configuración constitucional, sino de configuración
legal”. Exp. N° 1391–2006–AA/TC, del 29 de agosto de 2006, f. j. 5.
(51) Exp. N° 010–2002–AI/TC, del 3 de enero de 2003, f. j. 131; y Exp. N° 2235–2004–AA/TC, del 18 de
febrero de 2005, f. j. 2.
(52) Exp. N° 576–2001–AA/TC, del 10 de julio de 2002, f. j. 1.
(53) Cfr. CARPIO MARCOS, Edgar. “Los derechos no enumerados”. En: La Constitución comentada.
Tomo I, Gaceta Jurídica - Congreso de la República del Perú, Lima 2006, pp. 319–324; de él mismo
“Los derechos no enumerados en la Constitución y la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional”. En:
Gaceta Constitucional. Número 5, pp. 17-29; SAENZ DÁVALOS, Luis. “La cláusula de los derechos
no enumerados y su aplicación en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional”. En: Revista Perua-
na de Jurisprudencia. Número 13, 2002, p. XXV y ss; y SOSA SACIO, Juan Manuel. “Derechos no
enumerados y nuevos derechos según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional”. En: Actualidad
Jurídica. Número 126, 2004, p. 110 y ss.
(54) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Los derechos constitucionales... Ob. cit., pp. 27-37.
(55) Exp. N° 6546-2006-PA/TC, del 7 de noviembre de 2007, f. j. 4.

143
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

la IV Disposición Final y Transitoria CP(56), son derechos constituciona-


les no solamente los mencionados expresamente en los dispositivos cons-
titucionales, sino también los que sin serlo se derivan(57) de la naturaleza
y dignidad humanas. De estos derechos implícitos y, en segundo lugar, a
través del amparo serán protegidos aquellos no vinculados ni a la libertad
personal ni al ejercicio público o privado del poder informático.

III. La finalidad de la actuación en el proceso de amparo

1. Modalidades de las agresiones


Una vez examinado el ámbito sobre el cual recae la operatividad del am-
paro, conviene preguntarse por su finalidad que está llamada a cumplir esta.
En el primer párrafo del artículo 200.2 CP se ha dispuesto que la demanda
constitucional de amparo “procede contra el hecho u omisión, por parte de
cualquier autoridad, funcionario o persona que vulnera o amenaza” los de-
rechos fundamentales diferentes a los protegidos por el hábeas corpus y por
el hábeas data. La finalidad, por lo tanto, del proceso de amparo es procu-
rar la defensa de estos derechos frente a situaciones de agresión. La agresión
puede definirse como toda situación que impide o dificulta el pleno ejercicio
del contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental, conte-
nido que está conformado por el conjunto de facultades de acción y de reac-
ción que el derecho depara a su titular (dimensión subjetiva de los derechos
fundamentales), y por el conjunto de deberes u obligaciones positivas que el
Estado adquiere para promover el pleno ejercicio de esas facultades (dimen-
sión objetiva o prestacional de los derechos fundamentales)(58).

A) Agresiones por acción y por omisión


De la formulación general de esta regla de defensa se desprenden va-
rias cuestiones. La primera consiste en determinar las modalidades que
pueden adoptar las agresiones a los derechos fundamentales. El texto

(56) Ídem.
(57) En palabras del Máximo Tribunal de la Constitución peruana, “las sentencias del Tribunal Consti-
tucional, dado que constituyen la interpretación de la Constitución del máximo tribunal jurisdiccio-
nal del país, se estatuyen como fuente de derecho y vinculan a todos los poderes del Estado”. Exp.
N° 1333-2006-PA/TC, del 8 de enero de 2006, f. j. 11.
(58) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Los derechos constitucionales... Ob. cit., pp. 275 y ss.

144
El proceso constitucional de amparo

constitucional mencionado antes permite colocarnos ante una primera


pareja de modalidades en la agresión: la acción y la omisión. En uno y
otro caso se trata de que la acción u omisión impide o dificulta el ejer-
cicio de alguna de las facultades que el derecho atribuye a su titular o,
sencillamente, impide o justifica el incumplimiento de un deber que
brota del contenido constitucional del derecho. La primera modalidad de
agresiones supone el “ejercicio de la posibilidad de hacer”(59) que lleva a
cabo el sujeto agresor. Son ejemplos de agresiones, en la modalidad de
acción, las siguientes: contra el contenido constitucionalmente protegido
del derecho a la libertad de expresión, cuando se sanciona con destitu-
ción a un servidor público por haber ofrecido una entrevista radial, sin
que ella ponga “en riesgo el normal cumplimiento de las funciones de
la emplazada [entidad administrativa] y/o el correcto ejercicio de sus po-
testades [ni] compromete el principio de jerarquía ni afecta el necesario
respeto que se debe guardar a sus compañeros de trabajo y, en particular,
a sus superiores”(60); contra el contenido constitucionalmente protegido
del derecho al debido proceso, pues “al haberse procesado y sancionado
administrativamente a una sola persona con la argumentación de ser pre-
sidente de dicho Consejo, resulta totalmente arbitrario y carente de pro-
porcionalidad y razonabilidad”(61); del contenido constitucional del dere-
cho a la educación, cuando “por la deuda de uno de los menores hijos del
recurrente (…), se niegue o impida el acceso a la matrícula de los otros
menores (…), no encontrándose razón objetiva alguna que respalde o jus-
tifique tan drástica determinación”(62); entre otras.
La segunda modalidad de agresión significa la “[a]bstención de
hacer”(63), es decir, que brotando del contenido constitucional de un dere-
cho fundamental, la obligación de realizar una acción en un determinado
plazo o en un plazo razonable, esta no se haya realizado. Sin embargo,
recuerda el Tribunal Constitucional: “hay que tener presente que no toda
omisión habilita el empleo del amparo, sino solo aquella que tenga en el
sujeto agresor un ‘deber hacer’ o cumplir. Es decir, se trata de la omisión
de un acto de cumplimiento obligatorio que tiene ese carácter, porque así

(59) Primera acepción que de “acción” aparece en el Diccionario de la Real Academia Española.
(60) Exp. N° 0866-2000-AA/TC, del 10 de julio de 2002, f. j. 6.
(61) Exp. N° 5314-2007-AA/TC, del 12 de noviembre de 2007, f. j. 9.
(62) Exp. N° 4646-2007-PA/TC, del 17 de octubre de 2007, f. j. 57.
(63) Primera acepción que de “omisión” aparece en el Diccionario de la Real Academia Española.

145
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

lo impone el ordenamiento jurídico”(64). Así, por ejemplo, se vulnera por


omisión el derecho a la igualdad cuando “no se ha contemplado una justi-
ficación objetiva y razonable para el tratamiento diferenciado en cuestio-
nes remunerativas entre el personal que labora en la misma entidad em-
plazada, no obstante tratarse de una misma institución. Por consiguiente,
dicha omisión de la demandada al no homologar las remuneraciones
resulta ser discriminatoria e irrazonable”(65) (homologación progresiva
exigida por el Decreto Supremo N° 095-2002-EF). Se vulnera también
el contenido constitucional del derecho a la salud, cuando el Estado no
otorga a un enfermo del VIH/Sida la atención médica integral, ya que si
bien “los derechos sociales, como es el caso de la salud pública, no repre-
sentan prestaciones específicas por sí mismas, pues dependen de la dis-
ponibilidad de medios con que cuente el Estado, (…), de ninguna manera
puede justificar la inacción prolongada (…), ya que ello devendría en una
omisión inconstitucional”(66), entre otros supuestos(67).

Agresiones por violación efectiva o por amenaza de vio-


B)
lación
Una acción o una omisión pueden configurar una amenaza o una
violación efectiva del derecho fundamental, según exista un riesgo de
impedimento o un impedimento efectivo para el ejercicio del contenido
constitucional de un derecho fundamental. De estas dos modalidades, las
que contienen cierta complejidad son las amenazas, por lo que conviene
detenerse un poco sobre ellas. Para el Tribunal Constitucional, la agresión
por amenaza de un derecho constitucional “se produce cuando se pone en
peligro la vigencia o el ejercicio de un derecho constitucional”(68). Pero
no todo peligro que se cierna sobre el ejercicio razonable de un derecho
fundamental ha de ser tenido como amenaza, sino que se han de verificar
determinados requisitos. En palabras del legislador, “[c]uando se invoque
la amenaza de violación, esta debe ser cierta y de inminente realización”
(artículo 2 CPConst.).

(64) Exp. N° 3420-2004-AA/TC, del 17 de diciembre de 2004, f. j. 3.


(65) Exp. N° 04922-2007-PA/TC, del 18 de octubre de 2007, f. j. 16.
(66) Exp. N° 2016-2004-AA/TC, del 5 de octubre de 2004, f. j. 48.
(67) Sobre la exigibilidad de los derechos sociales, Cfr. ALVITES ALVITES, Elena. “Democracia y dere-
chos sociales. Reflexiones en torno a su exigibilidad y satisfacción”. En: Gaceta Constitucional. Núme-
ro 6, pp. 17-33.
(68) Exp. N° 2064-2004-AA/TC, del 4 de julio de 2005, f. j. 31.

146
El proceso constitucional de amparo

Que sea cierta significa que sea “conocido como verdadero, seguro,
indubitable”(69). No es suficiente la sospecha o conjetura o la mera posi-
bilidad de que la afectación del ejercicio del derecho fundamental ocu-
rrirá, se requiere por el contrario la seguridad de que ello ocurrirá. En
palabras del Tribunal Constitucional, la amenaza es cierta “cuando el per-
juicio es real, efectivo, tangible, concreto e ineludible”(70). Que sea real
significa que “tiene que estar basado en hechos verdaderos”(71); que sea
efectivo “implica que inequívocamente menoscabará alguno de los dere-
chos tutelados”(72); que sea tangible exige que “debe percibirse de manera
precisa”(73); y, que sea ineludible significa que “implicará irremediable-
mente una violación concreta”(74). En estos casos, debe actuarse “dejando
de lado conjeturas o presunciones”(75), “los perjuicios imaginarios o aque-
llos que escapan a una captación objetiva”(76). De modo que una demanda
constitucional de amparo será improcedente “cuando la amenaza sea
incierta, es decir, que no sea verdadera, segura o hubiese duda razonable
de que pueda ocurrir por no estar ante una amenaza cierta”(77).

Que sea inminente significa que “está para suceder prontamente(78).


Es decir, la inminencia predicada de la amenaza de un derecho fundamen-
tal significará que existen elementos de juicio objetivo para concluir que
de mantenerse la situación de amenaza, esta se convertirá en poco tiempo
en una violación efectiva del derecho fundamental. Dos elementos, por
lo tanto, son necesarios distinguir y comprobar: uno, la previsión real y
objetiva de que se pasará de un estado de peligro a otro de impedimento
efectivo del ejercicio o realización de alguna de las facultades que el de-
recho fundamental reconoce a su titular; y, la previsión real y objetiva de
que ese paso o cambio acontecerá en breve plazo, el otro(79). La exigencia
de inminencia, ha dicho el Tribunal Constitucional, “supone su evidente

(69) Primera acepción que de “cierto” aparece en el Diccionario de la Lengua Española.


(70) Exp. N° 0477-2002-AA/TC, del 6 de noviembre de 2002, f. j. 3.
(71) Exp. N° 1032-2003-AA/TC, del 2 de julio de 2004, f. j. 5.
(72) Ídem.
(73) Ídem.
(74) Ídem.
(75) Exp. N° 2435-2002-HC/TC, del 19 de junio de 2003, f. j. 2.
(76) Exp. N° 0477-2002-AA/TC, del 6 de noviembre de 2002, f. j. 3.
(77) Exp. N° 9598-2005-PHC/TC, del 12 de enero del 2006, f. j. 1.
(78) Primera acepción que de “inminente” aparece en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Aca-
demia Española.
(79) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “La amenaza como modalidad de agresión de los derechos fundamenta-
les”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 175, junio 2008, pp. 181-190.

147
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

cercanía en el tiempo; es decir, actualidad del posible perjuicio cuya falta


de atención oportuna haría ilusoria su reparación”(80). De hecho, el Alto
Tribunal ha distinguido entre futuro inmediato y futuro remoto para pre-
dicar la amenaza solo del primero. Así, “[p]ara determinar si la amenaza
de un derecho es inminente debe establecerse, en primer lugar, la diferen-
cia entre actos futuros remotos y actos futuros inminentes. Los primeros
son aquellos actos inciertos que pueden o no suceder; en tanto que los
segundos están muy próximos a realizarse, su comisión es casi segura y
en un tiempo breve”(81). En definitiva, se trata de acreditar que la vulne-
ración efectiva del derecho fundamental “esté por suceder prontamente
o en proceso de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos
preparatorios”(82), de modo que en el caso concreto no exista “duda algu-
na de su ejecución en un plazo inmediato y previsible”(83).

Un ejemplo de amenaza cierta e inminente en la jurisprudencia del


Tribunal Constitucional fue el caso de la demanda de amparo presentada
por Marcial Huiman Aguilar contra el rector de la Universidad Nacional
de Trujillo, a través de la cual buscaba la inaplicación de una resolución
rectoral del 19 de junio del 2001, por la que se pretendía cesarlo por edad
(cumplía años el 24 del mismo mes), cese supeditado a la culminación de
labores en el semestre académico (lo que ocurriría en la primera semana
de agosto del 2001). El pretendido cese por edad no podía proceder por así
disponerlo el artículo 52.g de la Ley universitaria, por lo cual el Tribunal
Constitucional manifestó que “queda claro que al no haberse dejado sin
efecto la cuestionada Resolución Rectoral N° 1293–2001/UNT, se en-
cuentra latente un estado de amenaza que no solo es cierto, por provenir
de una resolución administrativa vigente, sino de inminente realización,
por existir peligro de ejecutarse en cualquier momento”(84).

2. Sujetos agresores
Una vez analizadas las modalidades que puede adoptar la agresión
de un derecho fundamental, corresponde abordar el estudio de los sujetos
que puedan llegar a infringir un derecho fundamental. Nuevamente se ha de

(80) Exp. N° 8152-2006-PA/TC, del 15 de noviembre de 2007, f. j. 30.


(81) Exp. N° 7936-2006-PHC/TC, del 27 de junio de 2007, f. j. 3.
(82) Exp. N° 2435-2002-HC/TC, citado, f. j. 2.
(83) Exp. N° 1017-2001-AA/TC, del 7 de noviembre de 2002, f. j. 2.
(84) Exp. N° 0560–2002–AA/TC, del 5 de diciembre de 2002, f. j. 2.

148
El proceso constitucional de amparo

acudir a la norma constitucional para solventar esta cuestión. En ella se ha es-


tablecido que la agresión del derecho fundamental puede provenir “de cual-
quier autoridad, funcionario o persona” (artículo 202.2 CP). Consecuentemente,
los sujetos agresores de un derecho fundamental pueden ser el poder público
y los particulares. Y no podía ser de otra forma, cuando la Constitución
peruana se presenta como una norma jurídica fundamental que vincula
al poder público (artículo 45 CP) y a los particulares (artículo 38 CP)(85).
De modo que “entre los sujetos pasivos de los derechos, ya no solo se
encuentra el Estado, sino también a los propios particulares”(86).

A) El poder público como agresor de derechos fundamentales


Una concepción clásica de la Constitución afirma que es un lími-
te al ejercicio del poder público(87). La limitación se obtiene de impe-
dir que el poder se concentre en una sola mano, por lo que lo asigna a
órganos autónomos diferentes (parte orgánica de la Constitución); y
se obtiene también a través del reconocimiento de una serie de de-
rechos y garantías a las personas, creando al poder público debe-
res de abstención y de acción (parte dogmática de la Constitución).
Clásicamente, los órganos a los que se les encarga el ejercicio del
poder son: el Legislativo, el Judicial y el Ejecutivo(88). A ellos se refie-
re la Constitución cuando afirma la procedencia del amparo contra cual-
quier autoridad o funcionario. Así, la agresión del derecho fundamental
puede provenir del Legislativo, tanto en su actuación política como en
su actuación normativa. Respecto de la primera, fundamentalmen-
te se trata de sujetar el proceso de antejuicio y juicio político a las exi-
gencias constitucionales del debido proceso(89). Respecto del segundo,

(85) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “El carácter normativo fundamental de la Constitución peruana”. En:
Anuario de Derecho Constitucional latinoamericano. 2006, Tomo II, Konrad Adenauer Stiftung, Mon-
tevideo, pp. 879-901.
(86) Exp. N° 976-2001-AA/TC, del 13 de marzo del 2003, f. j. 5.
(87) PEREIRA MENAUT, Antonio Carlos. En defensa de la Constitución. Universidad de Piura, Piura, 1997,
p. 50.
(88) En el artículo 16 de la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano se estableció que “Toda
sociedad en la cual la garantía de los derechos no está asegurada ni la separación de poderes establecida
no tiene Constitución”. Para una guía histórica sobre la formulación de la “separación de poderes”,
véase PEREIRA MENAUT, Antonio Carlos. En defensa de la Constitución. Ob. cit., p. 192 y ss; y en
referencia particular al caso peruano véase HAKANSSON, Carlos. La forma de gobierno de la Consti-
tución peruana. Universidad de Piura, Piura, 2001, p. 206 y ss.
(89) Exps. N°s 6149-2006-PA/TC y 6662-2006-PA/TC, del 11 de diciembre de 2006, f. j. 36; y el Exp.
N° 3593-2006-AA/TC, del 4 de diciembre de 2006, ff. jj. 16, 17 y 18.

149
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

se trata de la figura del amparo contra leyes que serán objeto de estudio
más adelante. La agresión de derechos fundamentales puede provenir
también del órgano judicial, lo que permite hablar de amparo contra re-
soluciones judiciales; también objeto de estudio más adelante. Y, en fin,
el Ejecutivo puede agredir derechos fundamentales, tanto en su actividad
normativa como en la administrativa; también objeto de estudio posterior.

B) Los particulares como agresores de los derechos funda-


mentales
En la jurisprudencia constitucional peruana, la eficacia horizontal o
inter partes de los derechos fundamentales (doctrina de la Drittwirkung)(90),
se suele fundamentar en el artículo 38 CP(91) y en los artículos 1 y 3 CP(92).
Si los particulares están vinculados a la Constitución, puede ocurrir que
obren en contra de la norma iusfundamental. Ante esta posibilidad ha
sido el mismo constituyente el que ha previsto la procedencia del ampa-
ro contra las actuaciones particulares que vulneren derechos fundamen-
tales(93); al decirlo así, expresamente en el artículo 200.2 CP(94). De ahí
que no sea escasa la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en la que
se ha tenido que resolver demandas de amparo por supuestas o efectivas
agresiones de derechos fundamentales provenientes de particulares. Así,
por ejemplo, respecto de la facultad de autoorganización de una persona
jurídica privada, cuyos estatutos, tanto en su formulación como en su eje-
cución “deben guardar plena conformidad con la Constitución y, en par-
ticular, con los derechos fundamentales”(95); también respecto del ejerci-
cio de la potestad disciplinaria sancionadora en una asociación(96); o en el

(90) DE DOMINGO, Tomás. “El problema de la Drittwirkung de los derechos fundamentales: una aproxi-
mación desde la Filosofía del Derecho”. En: Derechos y Libertades. Número 11, 2002, pp. 251-289.
(91) Exp. N° 1124-2001-AA/TC, del 11 de julio de 2002, f. j. 6.
(92) Exp. N° 06730-2006-PA/TC, del 11 de junio de 2008, f. j. 9.
(93) Sobre la adopción de esta tesis permisiva, cfr. ABAD YUPANQUI, Samuel. El proceso constitucional
de amparo. Gaceta Jurídica, Lima, 2004, p. 389 y ss.
(94) Como ha dicho el Tribunal Constitucional, “a diferencia de lo que sucede en otros países, en los que se
ha tenido que apelar a la teoría de la eficacia ‘indirecta’ de los derechos fundamentales y, a partir de allí,
formalizar una construcción indirecta de control constitucional por la vulneración de derechos entre pri-
vados, entre nosotros, el tópico ha sido resuelto explícitamente por la misma Constitución, al preverse
que los procesos constitucionales de la libertad, como el amparo, no solo pueden plantearse cuando los
derechos resulten lesionados o amenazados de lesionarse por actos u omisiones de parte de cualquiera
de los poderes públicos, sino también, y en iguales condiciones, si es que el agravio lo ocasiona cual-
quier ‘persona’ (art. 200, inciso 2)”. Exp. N° 410–2002–AA/TC, del 15 de octubre de 2002, f. j. 7.
(95) Exp. N° 03574-2007-PA/TC, del 1 de octubre de 2007, f. j. 39.
(96) Exp. N° 07577-2006-PA/TC, del 30 de noviembre de 2007, f. j. 8.

150
El proceso constitucional de amparo

desenvolvimiento de un proceso arbitral(97); o cuando se ha vulnerado el


derecho fundamental a la seguridad social en el supuesto de que la entidad
empleadora privada se erige como destinataria de ese derecho(98); o para la
garantía del derecho a la adecuada protección contra el despido arbitrario y
frente a un despido nulo cuando la empleadora es una persona privada(99);
o para la protección del derecho al honor por ataques provenientes de un
particular, sea una empresa informativa(100) o no(101); entre otros(102).

3. Neutralizar la agresión como finalidad del proceso de


amparo
Habiéndose abordado el estudio de las agresiones y del sujeto agre-
sor de un derecho fundamental, corresponde entrar al análisis de la ope-
ratividad y eficacia del proceso de amparo para enfrentar esas agresio-
nes. Esto nos pone de lleno sobre la finalidad del mencionado proceso
constitucional. La idea de aseguramiento y protección de los derechos
fundamentales que se desprende del texto constitucional (artículo 200.2
CP) se encuentra desarrollada legislativamente al disponerse que los pro-
cesos constitucionales –entre ellos el amparo constitucional– cumplen su
finalidad de defensa, “reponiendo las cosas al estado anterior a la vio-
lación o amenaza de violación de un derecho constitucional” (artículo
1 CPConst.). Como ha dicho el Tribunal Constitucional, la finalidad es
“restablecer el ejercicio de un derecho constitucional, esto es, tiene una
finalidad eminentemente restitutoria”(103).

Esta finalidad se desdoblará en dos según la agresión: haya sido una


amenaza o una violación efectiva. En el caso de la primera modalidad,
la finalidad del amparo será “evitar que la situación de amenaza llegue a
convertirse en una violación efectiva y, además, hacerla desaparecer”(104).
Mientras que en el caso de la segunda, se manifestará haciendo cesar el

(97) Exps. N°s 6149-2006-PA/TC y 6662-2006-PA/TC, del 11 de diciembre de 2006, f. j. 10.


(98) Exp. N° 09600-2005-PA/TC, del 11 de diciembre de 2006, f. j. 8.
(99) Exp. N° 976-2001-AA/TC, del 13 de marzo del 2003, f. j. 12 y ss.
(100) Exp. N° 9721-2006-PA/TC, del 30 de noviembre de 2007, f. j. 3.
(101) Exp. N° 05523-2006-PA/TC, del 21 de agosto de 2006, f. j. 4.
(102) Para otros supuestos jurisprudenciales cfr. ABAD YUPANQUI, Samuel. El proceso constitucional de
amparo. Ob. cit., p. 396 y ss.
(103) Exp. N° 410-2002-AA/TC, del 15 de octubre de 2002, f. j. 5.
(104) Exp. N° 2064-2004-AA/TC, del 4 de julio de 2005, f. j. 31.

151
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

acto vulneratorio. En uno y otro caso, se apunta a una situación en la que


el titular pueda ejercer plenamente el contenido constitucional del dere-
cho fundamental, tal y como se encontraba antes del entorpecimiento o
impedimento que trajo consigo la agresión iusfundamental.

4. Causales de improcedencia del amparo que se concluyen


de su finalidad
Desde la formulación de la finalidad, es posible concluir algunas
causales de improcedencia de la demanda constitucional de amparo.
Así, siendo la finalidad reponer las cosas al estado anterior de ocurrida
la agresión del contenido constitucional del derecho fundamental, serán
causales de improcedencia del amparo las siguientes: primera, cuando
el amparo se ha interpuesto para la defensa de un atributo o facultad
que no forma parte del contenido constitucional de un derecho funda-
mental(105); segunda, cuando no es posible conseguir regresar las cosas al
estado anterior, ya sea porque la agresión ha cesado completamente(106)
antes de presentada la demanda de amparo, por así disponerlo el artículo
1 CPConst.(107), o ya sea porque se ha convertido en totalmente imposible
la restitución(108). Y es que la acción de amparo “se encuentra exclusiva-
mente destinada a proteger derechos cuando estos son posibles de repa-
rar total o parcialmente”(109). Tercera, cuando se pretende conseguir algo
distinto a la finalidad restitutiva; así, por ejemplo, no procede el amparo
para sancionar al agresor o para obtener una reparación económica por el
daño ocasionado por la agresión del derecho(110), o para que se reconozca

(105) Por ejemplo, fue el caso resuelto en el Exp. N° 186-2007-PA/TC, del 16 de febrero de 2007, f. j. 3.
(106) Ha dicho el Tribunal Constitucional que “carece de sentido discutir una situación que culminó, o dicho
de otro modo cuando el acto lesivo ha dejado de ser tal”. Exp. N° 1647-2007-PA/TC, del 9 de noviembre
de 2007, f. j. 2.
(107) Ha recordado el Tribunal Constitucional que “no es obligación del juez constitucional declarar fundada
la demanda en todos los casos en que la agresión haya cesado una vez presentada la demanda; por el
contrario, “ello dependerá del agravio producido al demandante en relación con el acto primigeniamen-
te vulnerador” (STC Exp. N° 7955-2005-AA, f. j. 5). En consecuencia, se deberá constatar, entre otros
aspectos, que se ha producido una efectiva vulneración del derecho fundamental alegado y que existe la
posibilidad de que dicha afectación se configure nuevamente en el futuro”. Exp. N° 10575–2006–PA/
TC, del 14 de marzo de 2007, f. j. 8.
(108) Ha dicho el Tribunal Constitucional que “la irreparabilidad en la lesión de un derecho constitucional,
para que se constituya plenamente como una causal de improcedencia del amparo, debe ser total, y no
solo parcial”. Exp. N° 0683-2004-AA/TC, del 28 de abril de 2004, f. j. 3.
(109) Exp. N° 246-1995-AA/TC, del 12 de agosto de 1998, f. j. 5.
(110) Como regla general, el amparo no procede para atender pretensiones indemnizatorias, salvo que la
indemnización forme parte del contenido constitucional, como ocurre con el derecho a la adecuada

152
El proceso constitucional de amparo

a alguien como titular de un determinado derecho fundamental(111), o para


“revisar el criterio jurisdiccional que un juez haya podido tener”(112).

IV. El amparo como un instrumento excepcional

1. Modalidades del amparo


Todos los derechos fundamentales pueden ser defendidos en la vía
judicial ordinaria. En palabras del Tribunal Constitucional, “bien sabido
es que para la protección de derechos constitucionales, las vías ordina-
rias siempre han de proveer vías procesales tuitivas”(113). Esta situación
permite plantear una doble modalidad en los procesos de amparo. Así,
puede ocurrir que quien se dice agredido en su derecho fundamental
tenga la alternativa de hacer cesar la agresión a su derecho fundamental
a través del proceso constitucional de amparo o a través de la vía pro-
cesal tuitiva ordinaria. Esta modalidad es conocida como amparo alter-
nativo. Fue el caso del sistema peruano antes de la entrada en vigor del
Código Procesal Constitucional, es decir, con la vigencia de la Ley
N° 23506, en la que se dispuso que no procedían las acciones de ga-
rantía “cuando el agraviado opta por acudir a la vía judicial ordinaria”
(artículo 6.3). Con esta legislación, “la acción de amparo es de carácter
optativo”(114), debido a que la protección de los derechos constitucionales
“queda librada a la opción que tome el justiciable”(115), ya que “el ordena-
miento jurídico permite que el justiciable recurra a la vía de amparo si no
se opta por la vía ordinaria”(116).

De igual manera, puede ocurrir que quien se dice agraviado en su de-


recho fundamental no tenga la mencionada alternativa de optar por una u
otra vía, sino que se le imponga la obligación de acudir al amparo como

protección contra el despido arbitrario (artículo 27 CP), y el derecho a la indemnización por errores
judiciales (artículo 139.7 CP).
(111) Tiene declarado el Tribunal Constitucional que “[e]n el amparo no se discuten cuestiones concernientes
a la titularidad de un derecho –así sea este constitucional–, sino el modo de restablecer su ejercicio, si
acaso este resultó lesionado”. Exp. N° 6396-2005-PA/TC, del 6 de octubre de 2005, f. j. 4.
(112) Exp. N° 9567-2005-AA/TC, del 13 de febrero de 2006, f. j. 5.
(113) Exp. N° 0847-2007-PA/TC, del 16 de noviembre de 2007, f. j. 3.
(114) Exp. N° 0149-1995-AA/TC, del 28 de noviembre de 1997, f. j. 2.
(115) Exp. N° 0200-2001-AA/TC, del 3 de mayo de 2000, f. j. 1.
(116) Exp. N° 0446-2000-AA/TC, del 2 de enero de 2000, f. j. 1.

153
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

excepción y no como regla general. A esta modalidad se le llamará am-


paro excepcional. El amparo excepcional se subdivide en amparo excep-
cional por definitividad y por subsidiaridad. El amparo excepcional por
definitividad se presenta cuando el que se dice agredido en su derecho
constitucional no puede acudir al proceso de amparo si antes no haber
intentado conseguir la salvación de su derecho en la vía judicial. Solo
podrá acudir al amparo de modo excepcional cuando definitivamente
en la vía judicial no ha alcanzado hacer cesar la agresión. Es el modelo
español(117) y, en cierta medida, el modelo mexicano(118). Mientras que el
amparo excepcional por subsidiaridad se presenta cuando el que se dice
agraviado en su derecho constitucional no puede acudir al amparo si es
que cuenta en el ámbito judicial con vías igualmente efectivas para al-
canzar la salvación de su derecho fundamental. En este caso, el agredi-
do podrá acudir al amparo solo subsidiariamente cuando no existan unas
tales vías. Este es el modelo argentino(119).

2. Las modalidades del amparo en el Código Procesal Consti-


tucional
Tanto en la doctrina(120), como en la jurisprudencia constitucional(121),
incluso los redactores del anteproyecto de ley de lo que hoy es el Código
Procesal Constitucional(122), así como la comisión parlamentaria que tuvo
a su cargo el dictamen de la ley del referido cuerpo legislativo(123), se ha
afirmado que el amparo en el Perú ha dejado de ser alternativo para pasar

(117) JIMÉNEZ CAMPO, Javier. “Artículo 53. Protección de los derechos fundamentales”.En: ALZAGA
VILLAAMIL, Óscar (coordinador). Comentarios a la Constitución española de 1978, p. 514. La cur-
siva de la letra es añadida.
(118) FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. La acción constitucional de amparo en México y España. Tercera
edición, Porrúa, México D. F. 2002, p. 314.
(119) SAGÜÉS, Néstor. Derecho procesal constitucional. Acción de amparo. Vol. 3, cuarta edición, Astrea,
1995, Buenos Aires, p. 176.
(120) SÁENZ DÁVALOS, Luis R. “Las innovaciones del Código Procesal Constitucional en el proceso cons-
titucional de amparo”. En: AA. VV. Introducción a los procesos constitucionales. Comentarios al Có-
digo Procesal Constitucional. Jurista editores, Lima 2005, p. 133.
(121) A decir del Tribunal Constitucional, el amparo “se ha convertido en una vía residual (como excepcional)
y de última ratio”. Exp. N° 01286-2007-PA/TC, del 27 de agosto de 2008, f. j. 4.
(122) Ellos han escrito que “la ley [CPConst.] –y el anteproyecto que le sirvió de base– pretende que el am-
paro y, en general los procesos constitucionales, sean excepcionales o residuales y solo sean utilizados
cuando realmente resulten indispensables”. AA. VV. Código Procesal Constitucional. Comentarios,
exposición de motivos, dictámenes e índice analítico, Palestra editores, Lima 2004, p. 28.
(123) Han manifestado que “siendo conscientes de que los procesos constitucionales suelen ser usados, de
manera deliberada, para resolver conflictos que no son necesariamente de contenido constitucional, con
el propósito de aprovechar precisamente su urgencia (celeridad)”. Exposición de motivos del Proyecto
de Ley N° 09371, Código Procesal Constitucional, punto 5.

154
El proceso constitucional de amparo

a ser uno excepcional y residual. Esta es una afirmación que necesita ser
comentada porque requiere de algunas matizaciones. La afirmación que
aquí se sostendrá es que en el Código Procesal Constitucional se han re-
cogido las siguientes modalidades de amparo: el amparo excepcional por
definitividad, el amparo excepcional por subsidiaridad y el amparo alter-
nativo. A continuación se justificará esta afirmación.

A) Amparo excepcional por definitividad


La modalidad de amparo excepcional por definitividad viene recogida
en el artículo 4 CPConst. al exigirse firmeza en las resoluciones judicia-
les para ser objeto de cuestionamiento constitucional a través del amparo
constitucional. Como se sabe, la firmeza exigida es aquella que se obtiene
luego de haber agotado los recursos impugnativos que el proceso del que
procede la resolución judicial ofrece al quejoso(124). Lo cual significa que,
como regla general(125), frente a una resolución judicial que vulnera un de-
recho fundamental, el titular agredido no podrá interponer directamente
la demanda de amparo, sino que tendrá que plantear contra ella todos los
recursos impugnativos hasta que adquiera firmeza, para recién luego –y
en caso no haya cesado la agresión– acudir al amparo constitucional. Esta
obligación de acudir primero a los recursos impugnativos que el proceso
judicial ofrece, equivale a la obligación de intentar primero en la vía ju-
dicial la salvación del derecho fundamental, y solo si agotados ellos no
es posible la salvación del derecho, acudir recién al amparo. Este es el
significado del amparo excepcional por definitividad, por lo tanto, esta
modalidad se debe considerar recogida en el artículo 4 CPConst.

B) Amparo excepcional por subsidiaridad


El amparo excepcional por subsidiaridad también ha sido recogido en
la norma procesal constitucional, y lo ha sido en el artículo 5.2 CPConst.,
al disponerse que no procede el amparo cuando existan vías procedimenta-
les específicas, igualmente satisfactorias, para la protección del derecho

(124) En palabras del Tribunal Constitucional, “la firmeza de las resoluciones judiciales está referida a aquel
estado del proceso en el que no cabe presentar medio impugnatorio”. Exp. N° 0970-2007-AA/TC, 26
de noviembre de 2007, f. j. 4.
(125) A esta regla general puede presentársele una excepción, la cual será abordada más adelante. Cfr. infra el
punto VII.2.B.d.

155
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

constitucional amenazado o vulnerado(126). Significa esta causal, la obliga-


ción de quien se dice agredido en su derecho fundamental de acudir al
amparo solo si en la vía judicial no es posible encontrar una vía procesal
que le ofrezca una igual satisfacción de su pretensión, es decir, de acudir
al amparo solo subsidiariamente.

Desde el artículo 200.2 CP se desprende la alternatividad en el am-


paro, al momento en que se dispone como derecho fundamental implí-
cito, la facultad de acudir al amparo cada vez que exista una agresión
–manifiesta, como se justificará más adelante– del derecho fundamental.
Una ley, como es el Código Procesal Constitucional, no puede estable-
cer una limitación irrazonable al ejercicio de este derecho. La cuestión
es: el artículo 5.2 CPConst. que obliga a no interponer el amparo ante
la agresión manifiesta de un derecho fundamental, ¿constituye una li-
mitación razonable? Mi tesis es que no constituirá una restricción irra-
cional si es que se interpreta de un determinado modo lo que signifique
vía igualmente satifactoria(127). Este modo, que lo tengo desarrollado en
otro lado(128) y que ha sido objeto de crítica(129), y esta crítica a su vez
de respuesta(130), significa que la vía igualmente satisfactoria debe tener
las siguientes características: a) que sea una vía procedimental de na-
turaleza judicial; b) que sea una vía procedimental no general, sino
específica para la portección de los derechos fundamentales; c) que
sea igualmente satisfactoria, satisfacción que se define tanto formal
como materialmente, lo que supone admitir que no basta una vía judicial

(126) Causal de improcedencia que tiene su origen en el abuso del que había sido objeto la demanda de
amparo durante la vigencia de la Ley N° 23506: el amparo se había “convertido en arma común, de
uso cotidiano, que amenaza desplazar, por inútil, al resto de nuestro ordenamiento procesal”. GARCÍA
BELAUNDE, Domingo. Derecho Procesal Constitucional. Temis, Bogotá, 2001, p. 158.
(127) Lo cual no viene a ser si no manifestación del principio de interpretación conforme a la Constitución,
respecto del cual ha manifestado el Tribunal Constitucional que “una disposición legal no es inconsti-
tucional si es que esta puede ser interpretada conforme a la Constitución. Como tal, presupone la exis-
tencia, en una disposición legal, de al menos dos opciones interpretativas, una de las cuales es conforme
con la Constitución y la otra incompatible con ella. En tal caso, el Tribunal Constitucional declara que
la disposición legal no será declarada inconstitucional en la medida en que se la interprete en el sentido
que es conforme a la Constitución”. Exp. N° 010-2002-AI/TC, del 3 de enero de 2003, f. j. 29.
(128) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “El amparo residual en el Perú. Una cuestión de ser o no ser”. En: Jus-
ticia Constitucional. Número 2, Lima, junio 2006, pp. 61-96.
(129) EGUIGUREN PRAELI, Francisco. “La opción por un amparo ‘estricto’ y ‘residual’ en el Perú”. En:
Estudios Constitucionales, Año 4, N° 2, Santiago de Chile, 2006, p. 89 y ss.
(130) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “La determinación de la vía igualmente satisfactoria en el amparo. A
propósito de la reciente recomendación de la Sala Penal de la Corte Suprema”. En: Jus doctrina &
Práctica. Número 12, 2007, pp. 245-260.

156
El proceso constitucional de amparo

simplemente apta (idónea) para la salvación del derecho constitucio-


nal, sino que debe tener previsto un trámite sumario que brinde una pro-
tección especialmente eficaz como la brindada por el amparo(131); y,
d) que incluso prevea el beneficio de la cosa juzgada (artículo 6 CPConst.).

Solo si efectivamente al agredido en su derecho constitucional le es


formal y materialmente irrelevante acudir a una u otra vía para la protec-
ción de su derecho fundamental en la medida que en una y otra encon-
trará una misma satisfacción, la obligación de transitar por la vía judicial
ordinaria no le supondrá ninguna restricción a su derecho fundamental a
encontrar protección a través del proceso de amparo. De ahí que habrá
que acoger interpretaciones como la que entiende que la vía igualmen-
te satisfactoria es una vía que “debe cuando menos y entre otras cosas,
dispensar la misma dosis de tutela o satisfacer con igual intensidad la
protección reclamada”(132); antes que interpretaciones que la asemejan a
“vías suficientemente satisfactorias”(133), o meros “medios idóneos de de-
fensa judicial”(134), o simples “mecanismos procesales eficaces”(135), aun
cuando con ella sea posible concluir que “ningún proceso habrá en el or-
denamiento que sea capaz de conseguir lo mismo que en el amparo”(136).
Y es que la tutela jurisdiccional, “[p]ara atender de manera adecuada las
diferentes necesidades de la vida social, asume las siguientes manifesta-
ciones: la tutela jurisdiccional ordinaria o clásica y la tutela jurisdiccional
de urgencia”(137), siendo esta última la propia del amparo.

(131) Ello aunque pueda ocurrir que en casos excepcionales el proceso de amparo dure en los hechos tanto
que sea argumentable “la violación del derecho a la protección judicial consagrado en los artículos
8.1 y 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”. CRESCI VASSALLO, Giancarlo,
“¿Constituye el proceso de amparo peruano un recurso rápido y sencillo en los términos de la Conven-
ción Americana sobre Derechos Humanos? Comentarios a la sentencia del Exp. N° 2732-2007-PA/TC
y un amparo interminable”. En: Jus Constitucional. Número 6, p. 168.
(132) SÁENZ DÁVALOS, Luis, “Las innovaciones del Código Procesal Constitucional en el Proceso Cons-
titucional de Amparo”. En: AA. VV. Introducción a los procesos constitucionales. Comentarios al Có-
digo Procesal Constitucional. Jurista editores, Lima, 2005, p. 135.
(133) AA. VV. Ob. cit. p. 69.
(134) LANDA, César. Ob. cit., p. 380.
(135) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica, Lima, 2005,
118.
(136) RODRÍGUEZ SANTANDER, Roger. “Amparo y residualidad. Las interpretaciones (subjetiva y objeti-
va) del artículo 5. 2 del Código Procesal Constitucional peruano”. En: Justicia Constitucional, Revista
de Jurisprudencia y Doctrina. Número 2, Lima, 2005, p. 123.
(137) CAIRO ROLDÁN, Omar. Justicia constitucional y proceso de amparo. Palestra editores, Lima, 2004,
p. 193.

157
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

C) Amparo alternativo
Y, finalmente, el amparo en el Código Procesal Constitucional no ha
dejado de ser del todo un amparo alternativo. La alternatividad se des-
prende de la interpretación conjunta de los artículos 5.2 y 5.3 CPConst.,
y se formula de la siguiente manera: cuando quien se dice agraviado en
su derecho fundamental no encuentra en la vía judicial una vía especí-
fica igualmente satisfactoria (artículo 5.2 CPConst.), tiene la opción (la
alternativa) de acudir a la vía judicial desigualmente satisfactoria o a la
vía del amparo constitucional. Si decide acudir a la vía judicial desigual-
mente satisfactoria, luego no podrá acudir al proceso de amparo (artículo
5.3 CPConst.). Esta última causal es la que se conoce con el nombre de
vía paralela. Al generalizado entendimiento de vía paralela como “todo
proceso judicial distinto al amparo (…) que puede proteger el derecho
constitucional afectado”(138), se ha de agregar –con la entrada en vigor del
Código Procesal Constitucional– la exigencia de que ese proceso judicial
no debe ser igualmente satisfactorio que el amparo, pues de ocurrir se
configuraría la comentada causal de improcedencia recogida en el artícu-
lo 5.2 CPConst.

Debido a que el quejoso puede acudir alternativamente (optativamen-


te) o a la vía judicial ordinaria desigualmente satisfactoria y al amparo, es
que el legislador ha establecido que no proceden los procesos constitucio-
nales cuando “[e]l agraviado haya recurrido previamente a otro proceso
judicial para pedir tutela respecto de su derecho constitucional” (artículo
5.3 CPConst.). En palabras del Tribunal Constitucional, “[l]a finalidad de
la vía paralela, al igual que en el caso de la litispendencia, es evitar los
pronunciamientos contradictorios sobre la misma cuestión y se materiali-
za cuando el proceso judicial ordinario se inicia con anterioridad al pro-
ceso constitucional y exista un trámite simultáneo de los procesos”(139).
Sobre la vía paralela pueden plantearse una serie de cuestiones, varias de
las cuales he planteado e intentado resolver en otro estudio al cual me
permito remitir al lector(140).

(138) ABAD YUPANQUI, Samuel. “El proceso constitucional de amparo. Aproximaciones desde la Teoría
General del Proceso”. En: CASTAÑEDA OTSU, Susana (coordinadora). Derecho Procesal Constitu-
cional. Tomo II, segunda edición, Jurista editores, Lima, 2004, p. 691.
(139) Exp. N° 00893-2007-PA/TC, del 30 de noviembre de 2007, f. j. 3.
(140) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Tomo I, segunda edi-
ción, Palestra editores, Lima, 2006, p. 312 y ss.

158
El proceso constitucional de amparo

Por lo demás, la subsistencia de la alternatividad tiene un límite


que brota de la naturaleza jurídica del amparo y que consiste en lo si-
guiente: quien se dice agraviado en su derecho fundamental tendrá nece-
sariamente que acudir a la vía judicial desigualmente satisfactoria y no
al amparo, cuando la agresión del derecho fundamental no es una agre-
sión manifiesta(141). En efecto, y como ha manifestado el mismo Tribunal
Constitucional(142), es de la esencia del amparo que las cuestiones que se
litiguen en su seno que estando referidas a derechos ciertos y líquidos(143),
no sean controvertidas o litigiosas de modo que no requieran de una etapa
de actuación de pruebas(144). De lo contrario, el proceso de amparo se ase-
mejaría al proceso judicial ordinario desnaturalizándose. Este límite, por
provenir de la naturaleza del proceso de amparo, de su esencia, es decir,
de aquello por lo cual es proceso de amparo y no es un proceso ordinario,
constituye un límite inmanente del ya mencionado derecho fundamental
implícito a proteger derechos fundamentales a través del amparo recogi-
do en el artículo 202.2 CP. Nada dice este precepto constitucional de las
características que debe tener la agresión del derecho fundamental para
ser tramitada a través del amparo, sin embargo, no toda agresión podrá
serlo, sino solo la que está acorde con la naturaleza jurídica del amparo.
Lo contrario significaría pretender un ejercicio extralimitado del referido
derecho implícito(145).

V. Amparo contra leyes

1. Desde la Constitución
En el segundo párrafo del artículo 200.2 CP se ha dispuesto que el
amparo no procede contra normas legales. Desde este dispositivo cons-
titucional es posible concluir dos normas constitucionales. La primera
(N1) es: está prohibido presentar una demanda constitucional de amparo
para dirigirla contra una norma legal; la segunda (N2) es: está permitido
presentar una demanda de amparo contra una norma legal cuando esta

(141) Ídem, p. 325 y ss.


(142) Por todas el Exp. N° 474-2008-PA/TC, del 26 de febrero de 2008, f. j. 7.
(143) EGUIGUREN, Francisco. Estudios Constitucionales. Ara editores, Lima 2002, p. 218.
(144) AA. VV. Ob. cit. p. 69.
(145) Por esta razón tampoco hay asomo de inconstitucionalidad en el artículo 9 CPConst. al disponer –como
regla general– la inexistencia de una etapa de actuación de pruebas en los procesos constitucionales.

159
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

agrede un derecho fundamental. La primera es fruto de una interpretación


literal del dispositivo, la segunda es fruto de una interpretación sistemá-
tica, al menos, entre los artículos 1 CP (que recoge el principal criterio
de hermenéutica constitucional: la persona humana y, por lo tanto, sus
derechos humanos o fundamentales son el fin de la sociedad y del
Estado) y 45 CP (que recoge el sometimiento del poder público a la
Constitución). De entre estas dos posibles normas, N2 favorece más la
plena vigencia de los derechos fundamentales que N1, por lo que se ha de
interpretar según la primera.

Si N2 es la interpretación constitucionalmente correcta del dispositivo


constitucional señalado, corresponde determinar sus alcances. Para ello se
ha de tomar en consideración otros varios dispositivos constitucionales,
al menos los siguientes: el primero es el artículo 200.4 CP. Con base en
este dispositivo es fácil concluir que N2 no puede significar una evalua-
ción abstracta y general de la ley que busque su derogación, porque eso
es función de la acción de inconstitucionalidad. El segundo es el artículo
138 CP, con base en el cual se puede concluir que, como todo juez, el
juez constitucional tiene el deber de preferir la norma constitucional a la
norma legal para inaplicarla al caso concreto que resuelve. De modo que
a lo que faculta el segundo párrafo del artículo 200.2 CP es a interponer
una demanda de amparo contra una norma inconstitucional por violatoria
de un derecho fundamental, para buscar su inaplicación al caso concreto
y al inaplicarla hacer cesar la agresión iusfundamental.
Esta es la interpretación adoptada por el Tribunal Constitucional, el
cual ha tenido oportunidad de manifestar que “[s]i bien el artículo 200,
inciso 2) de la Constitución dispone que la acción de amparo no procede
contra las normas legales, debe entenderse que esta prohibición se refiere
a acciones de amparo que pretendan la declaración por parte del Tribunal
Constitucional, de la inconstitucionalidad de una norma jurídica, en uso
del control concentrado y con efectos erga omnes, para expulsarla defini-
tivamente del sistema jurídico; pero que sí procede la acción de amparo,
cuando su objeto es la no aplicación de una norma que se estima incom-
patible con la Constitución, respecto a un caso concreto, en uso del con-
trol difuso (…), y con efectos solo para el demandante”(146). Y esta ha sido

(146) Exp. N° 1311-2000-AA/TC, de 19 de junio de 2001, f. j. 1.

160
El proceso constitucional de amparo

también la interpretación del legislador al disponer la procedencia del


amparo buscando la inaplicabilidad de la norma inconstitucional (artícu-
lo 3 CPConst.), la que se pasa inmediatamente a comentar.

2. Desde el Código Procesal Constitucional


A) Amparo directo contra normas autoaplicativas
En la norma de desarrollo constitucional del artículo 200.2 CP se ha
dispuesto la procedencia del amparo constitucional para hacer cesar la
agresión que suponga “la amenaza o violación de actos que tienen como
sustento la aplicación de una norma autoaplicativa incompatible con la
Constitución”; y en estos casos, el juez constitucional se ha de limitar “a
declarar la inaplicación de la norma por incompatibilidad inconstitucio-
nal, para el caso concreto, sin afectar su vigencia” (artículo 3 CPConst.).

Hay acuerdo doctrinario(147) y jurisprudencial(148) en admitir que la


procedencia del amparo contra las normas se ha de realizar solo sobre
normas autoaplicativas. Estas se definen como “aquellas cuya aplicabili-
dad, una vez que han entrado en vigencia, resulta inmediata e incondicio-
nada” (artículo 3 CPConst.). En palabras del Tribunal Constitucional, son
“normas autoaplicativas o de efectos inmediatos”(149), aquellas que “no
requieren de reglas jurídicas intermedias o de actos de ejecución poste-
riores a su entrada en vigencia para generar un efecto directo”(150), pues
se trata de normas “creadora[s] de situaciones jurídicas inmediatas, sin
la necesidad de actos concretos de aplicación”(151), es decir, son aquellas
“cuya eficacia no se encuentra sujeta a la realización de actos posteriores
de aplicación, sino que la adquieren al tiempo de entrar en vigencia”(152).

Son requisitos que se han de cumplir para la procedencia del amparo


contra una norma autoaplicativa los siguientes: en primer lugar, debido a
que en definitiva se trata de la procedencia de un proceso constitucional,

(147) Por todos ABAD YUPANQUI, Samuel. Ob. cit., p. 380.


(148) Por todas la sentencia en la que el Tribunal Constitucional ha manifestado que “tal como tiene estable-
cido este tribunal en uniforme y reiterada jurisprudencia, la improcedencia del denominado ‘amparo
contra normas’, se encuentra circunscrita a los supuestos en los que la norma cuya inconstitucionalidad
se acusa sea heteroaplicativa”. Exp. N° 4677-2004-PA/TC, del 7 de diciembre de 2005, f. j. 3.
(149) Exp. N° 1314-2000-AA/TC, del 11 de julio de 2002, f. j. 2.
(150) Ídem.
(151) Exp. N° 1136-1997-AA/TC, del 25 de octubre de 1999, f. j. 2.
(152) Exp. N° 1122-2000-AA/TC, del 14 de marzo de 2001, f. j. 5.c.

161
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

el contenido de la norma debe ser inconstitucional por contravenir el


contenido constitucionalmente protegido de un derecho fundamental, y
al contravenirlo lo agrede, ya sea por amenaza cierta e inminente o por
violación efectiva(153). En segundo lugar, debido a que la procedencia del
amparo exige que la agresión al derecho fundamental sea manifiesta, se
ha de exigir que la inconstitucionalidad de la norma también deba ser ma-
nifiesta(154). Y, en tercer lugar, por ser una exigencia de la aplicación del
control difuso de la constitucionalidad de las normas(155), la norma cuya
inconstitucionalidad se invoca debe ser relevante para la resolución de la
controversia, es decir, para la determinación y para el cese de la agresión
del derecho fundamental(156).
A modo de ejemplo, un caso de amparo contra norma autoaplicati-
va en el que se declara fundada la demanda constitucional fue cuando
esta se dirigió contra el artículo 2 del D. S. N° 017-2005-MTC, en el
que se establecieron una serie de requisitos para la importación de moto-
res, partes, piezas y repuestos usados de uso automotor(157). Respecto de
esta norma, dijo el Tribunal Constitucional que se trataba de una norma

(153) A este requisito se refiere el Tribunal Constitucional, cuando afirma que “el amparo procede, en primer
lugar, cuando la norma constituye en sí misma un acto (normativo) contrario a los derechos fundamen-
tales. En segundo lugar, la procedencia del amparo es consecuencia de la amenaza cierta e inminente
a los derechos fundamentales que representa el contenido dispositivo inconstitucional de una norma
inmediatamente aplicable”. Exp. N° 2734-2005-PA/TC, del 19 de diciembre de 2007, f. j. 7.
(154) En palabras del Tribunal Constitucional, se exige que “la norma a inaplicarse resulte evidentemente
incompatible con la Constitución, aun luego de haberse acudido a interpretarla de conformidad con
esta”. Exp. N° 06730-2006-PA/TC, citado, f. j. 16.c.
(155) Recuerda el Tribunal Constitucional que “[e]ste colegiado, en la STC Exp. N° 1680-2005-PA/TC precisó
los límites del ejercicio del control judicial de constitucionalidad de las leyes. En lo que ahora importa,
se sostuvo que para efectuar el control referido, la ley debe ser relevante para resolver la controversia
sometida al juez”. Exp. N° 10325-2005-AA/TC, del 8 de marzo de 2007, f. j. 3.
(156) Se exige, dice el Tribunal Constitucional que “la norma a inaplicarse tenga una relación directa, prin-
cipal e indisoluble con la resolución del caso, es decir, que ella sea relevante en la resolución de la
controversia”. Exp. N° 06730-2006-PA/TC, citado, f. j. 16. b.
(157) En el mencionado artículo 2 se disponía lo siguiente: “Incorpórese el artículo 29-A al Reglamento
Nacional de Vehículos, aprobado por Decreto Supremo N° 058-2003-MTC, el mismo que quedará
redactado en los siguientes términos: artículo 29-A.- Requisitos para la importación de motores, partes,
piezas y repuestos usados de uso automotor. Para la importación de motores, partes, piezas y repuestos
usados de uso automotor, estos deberán ser remanufacturados y, por lo tanto, cumplir con los siguientes
requisitos: a) ser suministrados con garantía de fábrica similar a la de una mercancía nueva; b) que la
importación sea realizada para actividades productivas dentro del territorio nacional, siempre que los
bienes a importar estén destinados a su utilización por empresas dedicadas a tales actividades como
consumidores finales; c) que el proceso de remanufactura también sea el original y que los bienes estén
compuestos completa o parcialmente por mercancías recuperadas; y, d) que en el mismo bien que se
importe se indique su condición de remanufacturado. Los motores, partes, piezas y repuestos deben
tener como destino su utilización exclusiva en vehículos que no circulen dentro del Sistema Nacional
de Transporte Terrestre y que sirvan de apoyo en operaciones productivas. En el caso de los motores
remanufacturados, estos deben tener una potencia igual o superior a los 380 Kw”.

162
El proceso constitucional de amparo

autoaplicativa, “puesto que al imponer requisitos previos [a la importa-


ción] no necesitan, para su ejecución y cumplimiento, de ningún acto de
la Administración, incidiendo en forma directa en el ámbito subjetivo de
los demandantes”(158). Concluyó el Supremo Intérprete de la Constitución
que la exigencia de los requisitos contenidos en el mencionado artículo
2, vulneraba manifiestamente la libertad fundamental de importación(159),
por lo que declaró fundada la demanda e “INAPLICABLE al caso con-
creto de los demandantes, los efectos del artículo 2 del Decreto Supremo
N° 017-2005-MTC”.

B) Amparo indirecto contra normas heteroaplicativas


La manifestada procedencia del amparo contra normas autoaplicati-
vas abre inmediatamente la siguiente interrogante: ¿en ningún caso proce-
de el amparo contra normas heteroaplicativas? Para resolver esta cuestión
es necesario definir la norma heteroaplicativa o también llamada por el
Tribunal Constitucional como “normas (…) de efectos mediatos”(160). Son
normas “cuya aplicabilidad no es dependiente de su sola vigencia, sino
de la verificación de un posterior evento, sin cuya existencia, la norma
carecerá, indefectiblemente, de eficacia: esto es, de capacidad de subsu-
mir por sí misma, algún supuesto fáctico en su supuesto normativo”(161);
es decir, aquellas normas “que requieren de algún acto de ejecución pos-
terior a la vigencia de la norma para poder ser efectivas”(162); pues tie-
nen “su eficacia condicionada a la realización de actos posteriores de
aplicación”(163). Así, “para que tengan plenos efectos requieren de actos
legislativos o reglamentarios posteriores”(164). Estas normas, ha dicho el
Tribunal Constitucional, “no crean peligros inminentes en la esfera de los
derechos fundamentales, (...), ni menos aún la existencia actual de un acto
lesivo de tales derechos, la demanda de amparo resulta improcedente”(165).

(158) Exp. N° 01576-2007-PA/TC, del 14 de abril de 2007, f. j. 5. En el mismo sentido Exp. N° 4656-2007-
PA/TC, del 15 de octubre del 2007, f. j. 6.
(159) Los requisitos “no son compatibles con los principios relativos a nuestra Constitución económica de
1993 ya que han puesto a la libre importación de motores, piezas, partes y autopartes en una situación
que imposibilita su realización necesaria para el sistema de transporte nacional, reconocida en el artícu-
lo 58 de la Constitución”. Ob. cit., f. j. 15.
(160) Exp. N° 1314-2000-AA/TC, citado, f. j. 2.
(161) Exp. N° 4677-2004-PA/TC, citado, f. j. 3.
(162) Exp. N° 1314-2000-AA/TC, citado, f. j. 2.
(163) Exp. N° 1100-2000-AA/TC, del 30 de noviembre de 2005, f. j. 5.b.
(164) Exp. N° 4119-2005-PA/TC, del 29 de agosto de 2005, f. j. 77.
(165) Ídem.

163
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Definida así la norma heteroaplicativa, solo será posible la interpo-


sición de un amparo contra ella de modo indirecto, nunca directamente.
Y lo será solo en los casos en los que la norma heteroaplicativa (N1) sea
una norma inconstitucional (por el fondo o por la forma), de modo que
el acto de ejecución cuya realización ella dispone también será necesa-
riamente inconstitucional (N2). En este supuesto (N2) en la medida que
él vulnera un derecho fundamental. Sin embargo, no habrá modo de no
invocar también la inconstitucionalidad de la norma heteroaplicativa
(N1), precisamente para dejar sin efecto la norma de ejecución. Por ejem-
plo, imaginemos que el Parlamento emite una ley por la que autoriza al
Ejecutivo a regular la importación de vehículos usados para proteger el
medio ambiente y fortalecer la seguridad en las carreteras. Imaginemos
que en ejercicio de la función legislativa delegada se aprueba un decreto
legislativo (N1) por el cual se establece que mediante decreto supremo
se aprobarán los requisitos que han de cumplir los vehículos usados para
poder ser importados. Imaginemos, finalmente, que se aprueba posterior-
mente el decreto supremo con una serie de requisitos para la importación
de esos vehículos (N2).

Aún siendo los requisitos establecidos materialmente constituciona-


les, debido a su racionalidad intríseca, N2 no podrá ser tenido por consti-
tucional, y ello a causa de la inconstitucionalidad en la que incurre N1 por
vulneración del artículo 104 CP (el decreto legislativo no se ha ajustado
a la ley autoritativa al producirse una redelegación de las facultades le-
gislativas desde el Gobierno hacia uno o varios ministros). La limitación
del derecho fundamental a la importación que recoge (acto posterior respec-
to de la norma heteroaplicativa), siendo materialmente constitucional
es formalmente inconstitucional. En este supuesto, si bien la agresión
del derecho fundamental se produce con la entrada en vigor de N2, no
habrá modo de no dirigir el amparo también contra N1 y pedir también su
inaplicación(166), en tanto la inconstitucionalidad del N2 es consecuencia
de la inconstitucionalidad de N1.

(166) Un caso semejante ha sido analizado en CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Un caso de apelación de la
medida cautelar sin efecto suspensivo en un proceso de amparo dirigido contra normas autoaplicativas”.
En: Actualidad Jurídica. N° 172, marzo 2008, pp. 15-29.

164
El proceso constitucional de amparo

De aquí, podría concluirse que el amparo sí procede contra normas


heteroaplicativas, aunque no del mismo modo que contra una norma
autoaplicativa: en esta el amparo es directo, en aquella es indirecto, y
solo cuando sea necesario para argumentar la inconstitucionalidad del
acto posterior de ejecución. Esta conclusión puede obtenerse también de
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, el que ha manifestado que
“[n]o procede el amparo directo contra normas cuando se trata de nor-
mas heteroaplicativas, es decir, que tienen su eficacia condicionada a la
realización de actos posteriores de aplicación”(167). A contrario sensu, sí
procede de modo indirecto contra normas heteriaplicativas.

C) Cuestiones formales finales


Finalmente, hay que hacer referencia a tres cuestiones referidas al
amparo contra normas. La primera es que toda la lógica de control de la
constitucionalidad de las leyes que se lleva a cabo a través del amparo
constitucional, no solo es predicable de la ley o de las normas con rango
de ley, sino que es igualmente aplicable de las normas infralegales(168). La se-
gunda es que para el caso de las normas autoaplicativas –no necesariamente
para las normas heteroaplicativas–, no existe vía previa que agotar, sino que
directamente se puede acudir al amparo buscando la salvación del derecho
fundamental(169). Y la tercera es que para las normas autoaplicativas no ne-
cesariamente para las heteroaplicativas, no se computa el plazo de pres-
cripción debido a que por ser autoejecutivas la agresión se renueva día a
día, siendo en este sentido agresiones de naturaleza continuada(170).

VI. Amparo contra resoluciones judiciales

1. Justificación constitucional
Nuevamente hay que acudir al segundo párrafo del artículo 200.2
CP para encontrar la referencia constitucional sobre el amparo contra

(167) Exp. N° 00291-2007-PA/TC del 25 de febrero de 2008, f. j. 2.


(168) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Tomo I. Ob. cit., pp.
158-163.
(169) Exp. N° 2302-2003-AA/TC, del 13 de abril de 2005, f. j. 7.
(170) Exp. N° 02370-2007-PA/TC, del 7 de noviembre de 2007, f. j. 5.

165
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

resoluciones judiciales. En el mencionado dispositivo constitucional se


ha establecido que el amparo “[n]o procede (…) contra resoluciones ju-
diciales emanadas de procedimiento regular”. Una interpretación a con-
trario sensu lleva a concluir que sí procede el amparo (aunque no solo
el amparo) contra resoluciones judiciales emanadas de un procedimiento
irregular. Con lo cual, la cuestión se traslada a determinar cuando se está
frente a un proceso irregular. Si la demanda de amparo es posible frente
a un proceso irregular, y procede frente a la agresión manifiesta de un de-
recho fundamental, entonces la categoría jurídica de un proceso irregular
necesariamente tendrá que estar vinculada a los derechos fundamentales.
De modo que desde la Constitución es posible llegar a la siguiente con-
clusión: es irregular todo proceso que contravenga derechos fundamenta-
les. De modo que la causal de procedencia del amparo se formularía del
siguiente modo: procede el amparo contra resolución judicial emanada de
un procedimiento en el que se ha agredido algún derecho fundamental.
Y la justificación es sencilla de admitir: si la Constitución, y con ella las
normas iusfundamentales, debido a su normatividad vinculan de modo
efectivo al poder político, vinculan también a los jueces y, por tanto, al de-
sarrollo de su actividad jurisdiccional. De manera que si su actividad juris-
diccional se desarrolla contraviniendo derechos fundamentales, está cons-
titucionalmente justificada la procedencia de una demanda constitucional
como el amparo.

2. El debido proceso como objeto de protección del amparo

A) Dignidad humana y debido proceso


Doctrinaria y jurisprudencialmente se ha vinculado el proceso regu-
lar con el debido proceso. Así, en palabras del Tribunal Constitucional,
“que el amparo no proceda contra resoluciones judiciales, se encuentra
inexorablemente condicionado a que estas sean expedidas en franco y
absoluto respeto del contenido esencial del derecho al debido proceso,
característica que permite identificar cuándo se está o no frente a un pro-
ceso regular”(171). El debido proceso, como derecho fundamental, tiene
una justificación bien clara: el valor jurídico de la persona humana(172),

(171) Exp. N° 0611-1997-AA/TC, del 2 de septiembre de 1997.


(172) CASTILLO CÓRDOVA, Luis, “El valor jurídico de la persona humana”. En: Revista Galega de Coope-
ración científica iberoamericana. Número 11, 2005, pp. 31-40.

166
El proceso constitucional de amparo

que consiste en ser fin de toda realidad estatal y social (artículo 1 CP).
Este valor le viene dado por su dignidad que es la consideración de la
persona como fin en sí misma, nunca como medio(173). Esta dignidad es
portada por toda persona humana independientemente del ámbito en el
que se desenvuelva. Cuando la persona humana es procesada, lleva con-
sigo también las exigencias de su dignidad(174). En un proceso, la única
decisión acorde con su dignidad, es decir, con su valor de fin en sí misma,
es la decisión justa. Una decisión injusta es una decisión indigna para la
persona humana.

A partir de este reconocimiento, se ha buscado el mecanismo que


intente asegurar lo más posible que la decisión a la que se arribe en un
proceso sea una decisión justa. Ese mecanismo consiste en revestir al
proceso de una serie de exigencias con la finalidad de conseguir que una
persona humana sea procesada de acuerdo con su dignidad, es decir, con
justicia. De ahí que el debido proceso como derecho humano o funda-
mental se defina “como aquel derecho que tiene toda persona o sujeto
justiciable de invocar al interior del órgano jurisdiccional el respeto de un
conjunto de principios procesales, para que una causa pueda ventilarse y
resolverse con auténtica justicia”(175).

B) ¿Solo debido proceso judicial?


a. Proceso administrativo, privado, arbitral y militar
En el texto constitucional solo se hace referencia expresa a las resolu-
ciones judiciales como objeto de cuestionamiento a través de un amparo.
Sin embargo, ligar la significación del debido proceso con la dignidad hu-
mana, obliga plantear la pregunta siguiente: ¿el amparo solo debe proceder
contra resoluciones judiciales o, por el contrario, también contra otro tipo
de resoluciones? Tomando atención en que el debido proceso hunde sus
raíces en la consideración de que al ser la persona humana la procesada,
su valor como fin en sí misma no permite cualquier tipo de juzgamiento,
sino uno que se condiga con las exigencias de su dignidad, entonces, las

(173) KANT, Immanuel. Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Segunda edición, Ariel Filoso-
fía, Barcelona, 1996, p. 187.
(174) En este marco se insertan los “derechos humanos del procesado o enjuiciado”. GARCÍA BELAUNDE,
Domingo. Ob. cit., p. 166.
(175) Exp. N° 0612-1998-AA/TC del 9 de abril de 1999, f. j. 2. La cursiva de la letra es añadida.

167
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

exigencias del debido proceso no pueden circunscribirse solo a los proce-


sos judiciales, sino que deberán ser extendidas a todo tipo de proceso en
el que se juzgue a una persona. Lo contrario sería admitir que esta deja de
ser tal, cuando se le somete a un proceso distinto al proceso de naturaleza
judicial. Por eso, es un acierto del Tribunal Constitucional el haber exten-
dido la figura del debido proceso también al proceso administrativo(176), al
proceso privado(177), al proceso arbitral(178) y al proceso militar(179).

b. Proceso constitucional: el amparo contra amparo


Lo dicho abre una nueva interrogante: ¿es posible extender la cate-
goría jurídica “debido proceso” a las resoluciones que resuelven un pro-
ceso constitucional, a las que resuelven un proceso de destitución y rati-
ficación de jueces y fiscales, y a las que resuelven un proceso electoral?
Esta cuestión puede ser respondida con base en el principio de interpreta-
ción conforme a la Constitución aplicado a diversos apartados del artícu-
lo 5 CPConst.(180). Respecto de las primeras, en el artículo 5.6 CPConst.
se ha dispuesto que no procede un proceso constitucional –el amparo,
por ejemplo, que es lo que interesa destacar ahora– para cuestionar una
resolución firme recaída en otro proceso constitucional(181). Sin embargo,
la literalidad de este dispositivo no cerró la posibilidad de interponer un
amparo contra una resolución firme recaída en otro proceso de amparo,
siempre que este último se haya tramitado con manifiesta agresión del

(176) Recordó el Tribunal Constitucional que “conforme lo ha manifestado en reiterada y uniforme jurispru-
dencia, que el debido proceso como principio constitucional está concebido como el cumplimiento de
todas las garantías y normas de orden público que deben aplicarse a todos los casos y procedimientos,
incluidos los administrativos, a fin de que las personas estén en condiciones de defender adecuadamente
sus derechos ante cualquier acto del Estado que pueda afectarlos”. Exp. N° 4289-2004-AA/TC, del 17
de febrero de 2005, f. j. 2.
(177) Así, “el debido proceso –y los derechos que lo conforman, p. e. el derecho de defensa– rigen la actividad
institucional de cualquier persona jurídica”. Exp. N° 1612-2003-AA/TC, del 23 de setiembre de 2003,
f. j. 5.
(178) Tiene dicho el Tribunal Constitucional que “la naturaleza de jurisdicción independiente del arbitraje
no supone una autorización a que establezca el ejercicio de sus atribuciones con inobservancia de los
principios constitucionales que informan la actividad de todo órgano que administra justicia”. Exp.
N° 03574-2007-PA/TC, citado, f. j. 36.
(179) Ha dicho el Tribunal Constitucional que “todo órgano que posea naturaleza jurisdiccional (sea ordi-
nario, constitucional, electoral, militar y, por extensión, los árbitros) debe respetar, mínimamente, las
garantías que componen los derechos a la tutela jurisdiccional ‘efectiva’ y al debido proceso”. Exp.
N° 0004-2006-PI/TC, del 29 de marzo de 2006, f. j. 8.
(180) Sobre este principio cfr. CARPIO MARCOS, Edgar. “Interpretación conforme con la Constitución y
sentencias interpretativas”. En: Gaceta Constitucional. Número 3, pp. 19-21.
(181) AA. VV. Ob. cit. p. 45.

168
El proceso constitucional de amparo

debido proceso(182). Por eso, ha acertado el Tribunal Constitucional cuan-


do ha manifestado que “la posibilidad del ‘amparo contra amparo’ tiene
fuente constitucional directa en el segundo párrafo del artículo 200.2 de
la propia Constitución, (...). A partir de esta consideración, el tribunal ha
precisado que (...) cuando el Código Procesal Constitucional se refiere en
su artículo 5, inciso 6), a la improcedencia de un proceso constitucional
que cuestiona una resolución judicial firme recaída en otro proceso cons-
titucional, esta disposición restrictiva debe entenderse referida a procesos
donde se han respetado de modo escrupuloso el debido proceso y la tutela
procesal efectiva en sus distintas manifestaciones”(183).

c. Procesos en el Consejo Nacional de la Magistratura


Respecto de las segundas, la respuesta se encuentra en el artículo 5.7
del CPConst., en el que se ha dispuesto que no proceden los procesos
constitucionales, el amparo más precisamente, para cuestionar las reso-
luciones definitivas del Consejo Nacional de la Magistratura en materia
de destitución y ratificación de jueces y fiscales, siempre que dichas re-
soluciones hayan sido motivadas y dictadas con previa audiencia al in-
teresado”. Esto no es más que manifestación del sometimiento de los
procedimientos y decisiones del Consejo Nacional de la Magistratura,
a la Constitución en general y a los derechos fundamentales en particu-
lar, entre ellos al debido proceso. Como bien ha manifestado el Tribunal
Constitucional en referencia al Consejo Nacional de la Magistratura, “sus
resoluciones tienen validez constitucional en tanto las mismas no contra-
vengan el conjunto de valores, principios y derechos fundamentales de la
persona contenidos en la Constitución, lo que supone, a contrario sensu,
que si ellas son ejercidas de una forma tal que desvirtúan el cuadro de
principios y valores materiales o los derechos fundamentales que aquella
reconoce, no existe ni puede existir ninguna razón que invalide o deslegi-
time el control constitucional señalado a favor de este Tribunal”(184).

(182) Sobre el amparo contra amparo véase el libro colectivo coordinado por el profesor Luis Sáenz Dávalos
El amparo contra amparo y el recurso de agravio a favor del precedente, Palestra editores, Lima, 2007.
En particular su artículo titulado “Los nuevos derroteros del amparo contra amparo en la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional (Cambios y perspectivas a la luz de una reciente ejecutoria)”, pp. 77-126.
(183) Exp. N° 4853-2004-PA/TC del 19 de abril de 2007, f. j. 5.
(184) Exp. N° 2409-2002-AA/TC, del 7 de noviembre de 2002, f. j. 2.b.

169
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

d. Procesos en el Jurado Nacional de Elecciones


Y respecto de las terceras, a pesar de que en la literalidad del artículo
5.8 CPConst. se dispone que no proceden los procesos constitucionales,
en particular el amparo, cuando se cuestionen las resoluciones del Jurado
Nacional de Elecciones en materia electoral, de referéndum o de otro tipo
de consultas populares, bajo responsabilidad(185), no debe ser interpretado
como si se estuviese creando una zona exenta; primero, de vinculación
a la Constitución y, segundo, de control de la constitucionalidad(186). En
palabras del Tribunal Constitucional, procede una demanda de amparo
contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones “si y solo si estos
actos vulneran los derechos fundamentales de la persona. Así, ha enfati-
zado que ningún poder público que, mediante acto u omisión, se aparta
del contenido normativo de los derechos fundamentales, se encuentra
exento del control constitucional ejercido por el poder jurisdiccional
del Estado, en cuya cúspide –en lo que a la materia constitucional res-
pecta– se encuentra este colegiado. Desde luego, el JNE no se halla al
margen de este imperativo constitucional”(187).

e. Proceso ante el Congreso


Y respecto de las terceras hay que decir que el Congreso tiene atribui-
da la facultad de llevar acabo lo que se denomina antejuicio y juicio polí-
tico (artículos 99 y 100 CP). Pues bien, respecto de estos, ha manifestado
el Tribunal Constitucional que “el derecho al debido proceso (…) es un
derecho cuyo ámbito de irradiación no abarca exclusivamente el campo
judicial, sino que se proyecta, con las exigencias de su respeto y protec-
ción, sobre todo órgano, público o privado, que ejerza funciones formal o
materialmente jurisdiccionales”(188), por lo que “las exigencias de su respe-
to y protección deben observarse en todos los procesos o procedimientos
en los que se diluciden los derechos e intereses de las personas, sean estas

(185) La demanda de inconstitucionalidad interpuesta contra este dispositivo legal fue declarada infundada en
la sentencia al Exp. N° 0007-2007-PI/TC, del 19 de junio de 2007.
(186) Cfr. CRESCI VASSALLO, Giancarlo. “Control constitucional de las resoluciones del Jurado Nacional
de Elecciones según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional del Perú”. En: Jus Constitucional.
Número 3, pp. 101-116; y, LEÓN VÁSQUEZ, Jorge L. “Jurado Nacional de Elecciones: ¿Supremo
intérprete de la Constitución”. En: Jus Constitucional. Número 3, pp. 135-142.
(187) Exp. N° 03283-2007-PA/TC, del 3 de septiembre de 2007, f. j. 1.
(188) Exps. N°s 6149-2006-PA/TC y 6662-2006-PA/TC, citado, f. j. 35.

170
El proceso constitucional de amparo

(…), Congreso de la República (en materia de juicio político y antejuicio


constitucional)”(189).

C) Debido proceso formal y material


En la medida en que las exigencias que conforman el debido proceso
tienden a asegurar algo, pueden ser llamadas garantías. Como son exi-
gencias del proceso, se conocen como garantías procesales. Cuando estas
garantías procesales apuntan al desenvolvimiento del proceso incluido la
dación de la decisión, son garantías procesales formales; cuando apuntan
al contenido de la decisión del proceso, son garantías procesales materia-
les. Las primeras conforman lo que se suele denominar como “dimensión
formal del debido proceso” o simplemente “debido proceso formal”, y las
segundas la “dimensión material del debido proceso” o “debido proceso
material”. Es así, que el debido proceso “no solo tiene una faceta o di-
mensión formal, sino también una faceta o dimensión sustantiva”(190), lo
que lo convierte en “un derecho de estructura compleja” (191). De modo
que “las dimensiones del debido proceso no solo responden a ingredien-
tes formales o procedimentales, sino que se manifiestan en elementos de
connotación sustantiva o material”(192).

¿Cuáles son esas exigencias, principios o garantías que conforman


cada una de las dos dimensiones del debido proceso? En referencia a la
dimensión formal del debido proceso y, como ya se dijo, las garantías
que la conforman son las propias del trámite del proceso, así como de la
dación de la decisión. Ellas están recogidas en el artículo 139 CP y en el
tercer párrafo del artículo 4 CPConst. Y son, a título de ejemplo: el ser
juzgado por juez competente; el derecho de defensa; la pluralidad de instan-
cias; la motivación de las decisiones; el respeto de la cosa juzgada, etc.(193).
Mientras que las garantías del debido proceso material están dirigidas
hacia el contenido de la decisión. Y son exigencias como la justicia o la

(189) Ibídem., f. j. 36.


(190) Exp. N° 439-99-AA/TC, del 13 de abril del 2000, f. j. 3.
(191) Exp. N° 3075-2006-PA/TC, del 29 de agosto de 2006, f. j. 6.
(192) Exp. N° 10034-2005-PA/TC, del 26 de marzo de 2007, f. j. 8.
(193) Se trata de “las reglas esenciales con las que se tramita un proceso (juez natural, procedimiento preesta-
blecido, derecho de defensa, motivación resolutoria, instancia plural, cosa juzgada, etc)”. Ídem.

171
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

proporcionalidad o la razonabilidad en el contenido de la decisión a la


que se arriba en el proceso(194).

D) Derechos fundamentales materiales y el debido proceso


material
Manifestando desconocimiento de su propia jurisprudencia, en la
sentencia al Exp. N° 3179-2004-AA/TC, el Tribunal Constitucional
dijo modificar su propio criterio jurisprudencial, al disponer la amplia-
ción del ámbito de protección del amparo contra resoluciones judicia-
les. A decir del mencionado tribunal, hasta el momento en que expidió
la referida sentencia, solo era permitido emplear el amparo contra re-
soluciones judiciales para proteger derechos fundamentales procesa-
les, “quedando fuera de su ámbito todos los otros derechos igualmente
fundamentales (o constitucionales)”(195). Sin embargo, y he aquí el su-
puesto cambio, habían razones jurídico-constitucionales para extender la
protección a todos los derechos fundamentales(196).

Varias críticas se pueden realizar a la mencionada sentencia del


Tribunal Constitucional. Ahora solo resulta útil detenerse en las siguien-
tes dos. La primera es que el referido tribunal no hace derivar la del de-
bido proceso la supuesta ampliación. Como se ha justificado antes, el de-
bido proceso material tiene que ver con hacer realidad el valor justicia.
Si “la justicia tiene que ver con dar a cada quien lo que le corresponde,
la decisión justa tiene que ver con dar a cada quien lo que le es debido,
y lo debido para el hombre es siempre el respeto de sus derechos como
hombre reconocidos jurídicamente (derechos fundamentales). No puede
haber, entonces, solución judicial que se precie de ser justa, si con ella se

(194) El Tribunal Constitucional ha manifestado que la evaluación sustantiva del proceso, debe realizarse
“con mayor rigor, [y] se orienta a la preservación de los estándares o criterios de justicia sustentables
de toda decisión (juicio de razonabilidad, juicio de proporcionalidad, interdicción de la arbitrariedad,
etc.)”. Ídem.
(195) Exp. N° 3179-2004-AA/TC, del 18 de febrero del 2005, f. j. 6.
(196) Supuesta novedad que es tomada como tal también por algunos autores, llegándose a afirmar que “sí
constituye un hecho de relevancia la nueva concepción de proceso regular que asume el Tribunal Cons-
titucional en esta sentencia [Exp. N° 3179-2004-AA/TC], al entenderse que este solo se puede confi-
gurar (…) siempre que se respeten todos los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución”.
LEÓN VÁSQUEZ, Jorge. “El control constitucional de las resoluciones judiciales. Notas a la Sentencia
3179-2004-AA/TC, de 2 de octubre de 2006”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Número 100, p. 47.

172
El proceso constitucional de amparo

llega a vulnerar algún derecho fundamental”(197). Consecuentemente, una


decisión que vulnera un derecho fundamental es una decisión injusta, y
una decisión injusta quebranta la exigencia material del debido proceso.

La segunda es que ni por vía jurisprudencial ni por vía legislativa se


ha circunscrito la protección del amparo contra resoluciones judiciales
solo a los derechos fundamentales procesales, como mal dice el Tribunal
Constitucional(198). En efecto, en la jurisprudencia constitucional ha habi-
do casos en los que se ha apelado a la dimensión material del debido proceso
para la defensa de un derecho fundamental de naturaleza no procesal. Así,
en un caso en el que se cuestionaba “no una presunta afectación del derecho
fundamental del debido proceso, tradicionalmente entendido en su acepción
formal o procedimental, sino una resolución judicial que supuestamente
transgrede los derechos constitucionales de contenido sustantivo (honor
y buena reputación, intimidad personal, familiar, paz y tranquilidad, entre
otros)”(199), manifestó el Alto Tribunal que “cuando una resolución judi-
cial afecta un derecho constitucional [cualquier derecho constitucional] y
su eficacia se mantiene a pesar de haberse agotado los medios impugna-
torios ordinarios, el afectado puede acudir a la sede constitucional perti-
nente solicitando que se prive de eficacia a la referida resolución”(200).

La mencionada circunscripción tampoco ha ocurrido por vía legisla-


tiva. De hecho, desde el artículo 4 CPConst. es posible sostener la proce-
dencia del amparo contra resoluciones judiciales cuando vulneren derechos
fundamentales distintos a los de orden procesal. A la hora de enunciar posi-
bles contenidos de la tutela procesal efectiva, en el párrafo tercero del men-
cionado dispositivo se recoge el derecho “a la obtención de una resolución
fundada en derecho”. Pues bien, si el derecho tiene que ver con el Ius, y
este con la Iustitia(201), entonces se puede concluir la procedencia del am-
paro contra una resolución emitida en contra de los derechos fundamenta-
les que conforman el Ius(202): “el legislador ha dispuesto la procedencia de

(197) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Amparo contra resoluciones judiciales: recordatorio de un viejo crite-
rio jurisprudencial”. En: Diálogo con la Jurisprudencia, Tomo 99, diciembre de 2006, p. 67.
(198) Exp. N° 3179-2004-AA/TC, citado, f. j. 6.
(199) Exp. N° 2347-2004-AA/TC, del 18 de febrero de 2005, f. j. 2.
(200) Ibídem, f. j. 3.
(201) HERVADA, Javier. Lecciones propedéuticas de Filosofía del Derecho. Eunsa, Pamplona 1992,
p. 169.
(202) Una interpretación distinta que circunscribe el derecho a las leyes que se aplican, se encuentra en:
LANDA ARROYO, César. Constitución y fuentes del Derecho. Palestra, Lima 2006, p. 390.

173
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

la demanda de amparo en aquellos casos en los que la resolución judicial


cuestionada vulnera la tutela procesal efectiva por contener una decisión
injusta por desproporcionada o irrazonable y, por lo tanto, no ajustada a
Derecho”(203). Por lo tanto, y en palabras del Tribunal Constitucional, “un
proceso judicial resulta tanto irregular si viola el debido proceso formal y
la tutela judicial efectiva, como cuando penetra de forma arbitraria o irra-
zonable en el ámbito constitucionalmente protegido de cualquier otro de-
recho fundamental”(204). Consecuentemente, el proceso de amparo procede
contra resoluciones judiciales emanadas de un procedimiento irregular, por
vulnerar derechos fundamentales procesales o materiales.

E) Procesos distintos al judicial y debido proceso material


Antes se tuvo oportunidad de argumentar cómo el debido pro-
ceso era un derecho fundamental que no solo se exigía de las reso-
luciones judiciales, sino que su ámbito de acción abarcaba también
a todo tipo de procesos. Ahora es momento de manifestar que las exi-
gencias de justicia, objetivadas en principios como el de razonabi-
lidad o proporcionalidad, son exigibles de toda resolución que pro-
venga de un procesamiento a la persona humana. Así, el Tribunal
Constitucional lo ha exigido de los procesos privados, al defender
“el derecho al debido proceso corporativo particular entendido desde
su dimensión o vertiente fundamentalmente sustantiva que exige, entre
otras cosas, razonabilidad en la toma de decisiones y proscripción de
todo comportamiento que (…) denote arbitrariedad”(205). Algo parecido ha
manifestado respecto del proceso arbitral(206), al señalar que la demanda
de amparo procede “[c]uando la jurisdicción arbitral vulnera o amenaza
cualquiera de los componentes formales o sustantivos de la tutela pro-
cesal efectiva (debido proceso, tutela jurisdiccional efectiva, etc.)”(207). Y,
en fin, ha sido en el procedimiento administrativo en el que se ha exigido
el respeto al debido proceso material, especialmente en los procesos ad-
ministrativos disciplinarios en los que se ha evaluado “la razonabilidad

(203) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Amparo contra resoluciones judiciales…”. Ob. cit., p. 72.
(204) Exp. N° 4853-2004-PA/TC, del 19 de abril de 2007, f. j. 13.
(205) Exp. N° 8002-2006-PA/TC, del 12 de abril de 2007, f. j. 6.
(206) ABAD YUPANQUI, Samuel. “El amparo contra laudos arbitrales. El diseño fijado por el Tribunal
Constitucional y la nueva regulación del arbitraje”. En: Gaceta Constitucional. Número 7, p. 67 y ss.
(207) Exp. N° 4972-2006-PA/TC, del 4 de agosto de 2006, f. j. 17. La cursiva de la letra es añadida.

174
El proceso constitucional de amparo

de la sanción impuesta”(208). Y es que, “así como el debido proceso es dis-


torsionado formalmente cuando se contravienen los derechos y principios de
quien es procesado judicial, administrativa o corporativamente, dicho atribu-
to es igualmente distorsionado en términos materiales o sustantivos”(209). Y,
complementariamente, referencia parecida la ha formulado para el Jurado
Nacional de Elecciones, Consejo Nacional de la Magistratura, Congreso
de la República, respecto de los cuales inmediatamente después de mani-
festar su vinculación al debido proceso, ha manifestado de este que “su
contenido constitucionalmente protegido comprende una serie de garan-
tías, formales y materiales, de muy distinta naturaleza”(210).

F) Debido proceso y pronunciamiento sobre la forma y el


fondo en el proceso
Cuando el juez constitucional resuelve una demanda de amparo inter-
puesta contra una resolución judicial, puede pronunciarse sobre la forma
en que se ha desenvuelto el proceso (incluida la forma en que ha sido
emitida la sentencia), o por el fondo de la decisión adoptada en él.
Ocurre lo primero cuando el proceso es irregular por no ajustarse a
alguna garantía formal (debido proceso formal), y ocurre lo segundo
cuando el proceso es irregular por contravenir las exigencias materiales
(debido proceso material).

Si, por ejemplo, la agresión denunciada es la vulneración del derecho


de defensa, el juez constitucional examina si se ha agredido o no el conte-
nido constitucionalmente protegido de ese derecho. Si encuentra que no,
rechazará la demanda constitucional(211); si por el contrario, encuentra que
ha habido agresión, invalida toda la actuación procesal con excepción de
los actos procesales anteriores a la violación del derecho de defensa, y
ordena que se vuelva a procesar y a sentenciar, esta vez con arreglo a las
exigencias constitucionales omitidas(212). En este caso, no hay posibilidad
alguna de que el juez constitucional se pronuncie sobre el fondo de la
controversia presentada.

(208) Exp. N° 061-2002-AA/TC, del 21 de octubre de 2002, f. j. 3.


(209) Ibídem, f. j. 4.
(210) Exp. N° 6149-2006-PA/TC, citado, f. j. 37.
(211) Exp. N° 5085-2006-PA/TC, del 13 de abril de 2007, f. j. 8.
(212) Exp. N° 0282-2004-AA/TC, del 29 de octubre de 2004, punto 3 del fallo.

175
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La situación cambia, y mucho, cuando la agresión denunciada es la


falta de razonabilidad o proporcionalidad en la decisión adoptada. En este
caso no hay modo de no examinar y de no pronunciarse sobre el fondo de
la cuestión debatida en el proceso de donde proviene la resolución que
se cuestiona a través de la demanda constitucional. Si el juez encuentra
que la decisión adoptada es injusta por ser desproporcionada, entonces
anulará la decisión y ordenará que se vuelva a adoptar una nueva. Así,
por ejemplo, cuando el Tribunal Constitucional ha encontrado que la
sanción impuesta es irrazonable o desproporcionada(213) o, simplemente,
“cuando (…) no hay coherencia entre la infracción cometida y la sanción
adoptada”(214), ha anulado la sanción y ha ordenado “que la demandada
sea repuesta en sus labores habituales o en funciones de igual nivel que
las que desempeñaba”(215).

En cualquier caso, hay que resaltar el hecho de que si bien es cier-


to se ha de impedir que el amparo constitucional sea empleado como
una instancia judicial más, no se debe olvidar que en el caso concreto
se “deben merituar suficientemente tanto los argumentos expuestos como
los medios probatorios aportados, y no rechazar de plano la demanda bajo
el argumento de invocar, sin mayor sustento, la causal de improcedencia
prevista por el inciso 2) del artículo 6 de la Ley N° 23506 –hoy, artículo
4 del Código Procesal Constitucional–”(216).

3. Requisitos
Para la procedencia de la demanda de amparo contra una resolu-
ción sea o no judicial, debe concurrir una serie de presupuestos. Un
primer requisito es que la resolución que se cuestione sea firme, es
decir, que sobre ella se hayan interpuesto los recursos impugnativos
correspondientes y ya no sea posible impugnarla más(217). En palabras
del Tribunal Constitucional, es la “situación procesal en la que ya no
es posible hacer prosperar ningún otro recurso o remedio procesal que

(213) Exp. N° 0061-2002-PA/TC, citado, f. j. 5.


(214) Ibídem, f. j. 4.
(215) Ídem, fallo.
(216) Exp. N° 3261-2005-PA/TC, del 9 de junio de 2006, f. j. 7.
(217) CAIRO ROLDÁN, Omar. “El amparo contra resoluciones judiciales y el Tribunal Constitucional”. En:
Gaceta Constitucional. Número 5, pp. 60-61.

176
El proceso constitucional de amparo

logre revertir la situación denunciada”(218). Afirmado esto, sin embargo,


es conveniente preguntarse si para que una resolución pueda adquirir
firmeza debería emplearse absolutamente todos los posibles recursos
–tanto directos como indirectos– que puedan concluirse de la norma
procesal (tanto constitucional como civil). Para responder a esta pregun-
ta hay que referir a un asunto sobre el cual más adelante se abundará: el
plazo de prescripción para interponer la demanda de amparo. Reconoce
el Tribunal Constitucional que este plazo “es uno de los presupuestos
procesales menos respetados por nuestros operadores jurídicos, en es-
pecial por los abogados, pues, en su afán por eludirlo, han llegado a
hacer uso pernicioso de los medios impugnatorios que la ley prevé. Así,
queda comprobado en nuestra realidad que se utiliza cualquier tipo de
medio impugnatorio con la finalidad de obtener hasta el último pronun-
ciamiento judicial que permita contar, recién a partir de ese momento,
con el plazo para la interposición de la demanda. Esto ha generado –y
sigue generando– graves problemas a la Administración de justicia y, en
especial, a la constitucional”(219).

Advertida esta práctica perniciosa, el Tribunal Constitucional distin-


gue entre una concepción formal y otra material de lo que ha de ser enten-
dido como resolución judicial firme. La concepción formal “establece que
la firmeza de una resolución se adquiere simplemente con el agotamiento
de todos los recursos que la ley prevé para el cuestionamiento del acto
con el cual se está en desacuerdo”(220). Mientras que la concepción mate-
rial señala que “la calidad de firmeza de una resolución se adquiere cuan-
do se han agotado todos lo medios impugnatorios legalmente previstos,
pero siempre que estos tengan la posibilidad real de revertir los efectos de
la resolución que se impugna”(221). ¿Cuál de las dos posibles concepciones
hay que adoptar? El Tribunal Constitucional es claro al decantarse por
la concepción material, ya que “[e]ntender lo contrario no hace más que
contribuir a un uso negligente de las instituciones jurídicas”(222).

Un segundo requisito es que exista una agresión sobre el conte-


nido constitucionalmente protegido de alguna garantía, procesal o

(218) Exp. N° 1209-2006-PA/TC, del 14 de marzo de 2006, f. j. 10.


(219) Exp. N° 2494-2005-AA/TC del 21 de noviembre de 2006, f. j. 15, la cursiva es añadida.
(220) Ibídem. f. j. 16.
(221) Ídem.
(222) Ídem.

177
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

material, que conforma el debido proceso. Adicionalmente a la agre-


sión de este derecho fundamental, puede darse la agresión de otro
derecho fundamental. Si fuese este el supuesto, el derecho adicional-
mente agredido no puede ser uno protegido por el hábeas corpus o por
el hábeas data. Y, finalmente, en referencia a este segundo requisito, la
agresión sobre el derecho fundamental debe aparecer como manifiesta
e incontrovertible. En palabras del Tribunal Constitucional, “lo único
que se puede evaluar en la vía procesal constitucional es la transgre-
sión manifiesta del derecho al debido proceso, es decir, cuando un
procedimiento ha sido absolutamente irregular”(223), o cuando se “ha
trasgredido de forma directa y frontal el derecho fundamental al de-
bido proceso”(224), o cuando las resoluciones judiciales (...) derivan de
un proceso manifiestamente irregular”(225).

Y un tercer requisito es la existencia de indicios suficientes para hacer


pensar que, de no haber ocurrido la irregularidad, otro habría sido el re-
sultado que el que se hace contener en la resolución cuestionada(226). No
parece razonable requerir certeza en la obtención de un fallo diferente en
la resolución, sino que bastaría que con base en un criterio objetivo pueda
esperarse que eso ocurra(227).

VII. Algunas cuestiones procesales


Luego de haberse abordado el estudio de una serie de cuestiones más
bien sustantivas referidas tanto del proceso de amparo como de los dere-
chos fundamentales por él garantizados, corresponde estudiar algunas
de las principales cuestiones que trae consigo la tramitación del proceso
de amparo.

(223) Exp. N° 407-2003-AA/TC, del 20 de marzo de 2003, f. j. 4. La cursiva es añadida


(224) Exp. N° 1102-2000-AA/TC, del 26 de enero de 2001, f. j. 9. La cursiva es añadida.
(225) Exp. N° 456-2003-AA/TC, del 20 de marzo de 2003, f. j. 4. La cursiva es añadida
(226) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Ob. cit., tomo I,
p. 184.
(227) Opina distinto García Belaunde, quien exige “certeza”: “siempre y cuando que, salvada dicha irregulari-
dad, tengamos la certeza de que el resultado del proceso sería otro”. GARCÍA BELAUNDE, Domingo.
Ob. cit., p. 166.

178
El proceso constitucional de amparo

1. Plazo de prescripción

A) Naturaleza y fundamento
En el Código Procesal Constitucional se ha previsto un plazo para
la presentación de la demanda de amparo (artículo 44 CPConst.). Se
trata de un plazo de prescripción antes que de caducidad, ya que su in-
cumplimiento “cancela la posibilidad de acceso a la vía procesal cons-
titucional, sin que ello signifique la extinción del derecho constitucional
agraviado, toda vez que su defensa puede realizarse en las vías proce-
sales ordinarias”(228). Precisamente, por eso, es que cuando el Tribunal
Constitucional declara improcedente una demanda de amparo por haber-
se presentado fuera del plazo, “deja a salvo su derecho [del demandante]
para que, en todo caso, lo haga valer en la vía correspondiente”(229). La
justificación de que se haya previsto un plazo ha sido depositada por el
Tribunal Constitucional “en la naturaleza sumaria y urgente del proceso y
en privilegiar la seguridad jurídica que deben revestir a las diversas situa-
ciones que se generan como consecuencia de un determinado acto, de ahí
que dicho plazo sea de interés al orden público, por lo que la exigencia de
cumplimiento debe primar sobre cualquier situación particular”(230). De modo
que, si el amparo “ha sido ideado para poner corte inmediato y rápido, fulmi-
nante contra las agresiones a los derechos fundamentales”(231), y quien se dice
agraviado en su derecho fundamental no muestra la diligencia debida para
salvar su derecho, la imposibilidad de presentar la demanda de amparo
“constituye una especie de sanción que castiga la negligencia del deman-
dante por no actuar oportunamente frente a la supuesta violación de un
derecho constitucional”(232).

B) Primera regla general: cuando la agresión no es al debi-


do proceso
Hay dos reglas generales en la definición del plazo. La primera es que
el plazo es de 60 días hábiles de producida la afectación, si es que el que

(228) Exp. N° 2299-2004-AA/TC del 1 de octubre de 2004, f. j. 6.


(229) Exp. N° 1078-2003-AA/TC del 12 de junio de 2003, f. j. 2.
(230) Exp. N° 2889-2003-AA/TC del 16 de julio de 2004, f. j. 1.
(231) BOREA ODRÍA, Alberto. Evolución de las garantías constitucionales. 2ª edición actualizada, Fe de
Erratas, Lima, 2000, p. 421.
(232) Exp. N° 1659-2005-PA/TC del 20 de abril de 2005, f. j. 2.

179
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

se dice afectado hubiese estado en la posibilidad jurídica y fáctica de in-


terponer la demanda(233). Si no lo estaba, los 60 días empezarán a compu-
tarse desde que desaparece la situación que impedía la presentación de la
demanda(234). Sobre esta regla general no se presentan dificultades, más
allá de las que pueden propiciarse a partir de la aplicación de las reglas
especiales contenidas en el tercer párrafo del artículo 44 CPConst.(235).

C) Segunda regla general: cuando la agresión es al debido


proceso

a. ¿Un plazo solo para resoluciones judiciales?


Más dificultades pueden presentarse en la segunda regla general, la
cual establece que “tratándose del proceso de amparo iniciado contra re-
solución judicial, el plazo para interponer la demanda se inicia cuando la
resolución queda firme. Dicho plazo concluye treinta días hábiles después
de la notificación de la resolución que ordena se cumpla lo decidido” (se-
gundo párrafo del artículo 44 CPConst.). Una primera cuestión que plan-
tea esta disposición es si solo es aplicable a la resolución judicial o por el
contrario debe extenderse también a otro tipo de resoluciones, como la
administrativa, la privada, la arbitral, la militar. A favor de la extensión,
da cuenta el hecho de que comparten la misma justificación: se trata de
cuestionar decisiones adoptadas en el seno de un proceso que al quedar
firmes generan consecuencias jurídicas prima facie válidas, con base en
las cuales pueden crearse una serie de relaciones jurídicas. Frente a esta
situación es razonable que si se quiere cuestionarlas por vulneradores del
debido proceso, el plazo sea breve. Por lo demás, así lo exige el principio
de seguridad jurídica aplicado a esta situación concreta.

Contra esto se podría responder diciendo que en la medida en que


de lo que se trata es de restringir un derecho, como es el derecho de ac-
ceso a la justicia constitucional, las disposiciones se han de interpretar

(233) SAGÜÉS, Néstor. Derecho procesal constitucional. Acción de amparo. Vol. 3, cuarta edición, Astrea,
Buenos Aires 1995, p. 278.
(234) Esto mismo justificaría “la suspensión del cómputo del plazo cuando habiéndose iniciado, ocurren
situaciones en las que el afectado se ve impedido materialmente de interponer la demanda constitu-
cional”. CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Tomo II,
segunda edición, Palestra editores, Lima 2006 p. 884.
(235) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Ob. cit. pp. 346-349.

180
El proceso constitucional de amparo

restrictivamente. Interpretar restrictivamente el texto del segundo párra-


fo del artículo 44 CPConst. significa someter al plazo de 30 días solo a
las agresiones producidas por una resolución judicial. Adicionalmente, se
puede argumentar que con base en una interpretación pro libertatis, se
exige que en caso de duda se opte por aquella interpretación que más fa-
vorezca el ejercicio de un derecho fundamental como el referido derecho
de acceso. Una y otra interpretación son las que permitirían interponer la
demanda de amparo contra resoluciones distintas a la judicial en un plazo
mayor como es 60 días.
Sin embargo, a esto se puede contraargumentar de la siguiente ma-
nera. Es verdad que el texto legal solo hace referencia a la resoluciones
judiciales, tal y como lo hace el texto constitucional. Sin embargo, la
jurisprudencia constitucional –con acierto, según se comentó antes– ha
hecho extensivo el amparo a toda resolución independientemente del tipo
de proceso del que provienen. Y lo ha hecho porque en todos los casos
existe una misma exigencia material: se trata de agresiones a la dignidad
de la persona humana provenientes de un procesamiento indigno. El le-
gislador ha decidido cuestionar tal agresión a través del amparo, sujetán-
dose a una serie de exigencias formales. Por ejemplo, ha exigido firmeza
en las resoluciones; o la sujeción a un plazo. Pues bien, no hay modo de
extender la exigencia material al margen de la exigencia formal, de modo
que, o se aplica a todo tipo de resoluciones la sujeción a los derechos
fundamentales y su control de la constitucionalidad según determinadas
formas, o se restringe solo a las resoluciones judiciales, y solo de ellas se
predica la sujeción y el control constitucional.

b. ¿Cuándo empieza a computarse el plazo?


Textualmente, en el mencionado tercer párrafo del artículo 44 CPConst.
se ha dispuesto que el plazo para interponer el amparo contra resolucio-
nes judiciales (y en general, como se ha argumentado antes, para todo
tipo de resoluciones) “concluye treinta días hábiles después de la notifi-
cación de la resolución que ordena se cumpla lo decidido”. Con base en
este dispositivo es posible plantear una segunda cuestión: ¿cuándo em-
pieza a computarse los referidos treinta días para concluir el cómputo del
plazo? Una respuesta sería desde que se notifica la resolución que ordena
el cumplimiento de la decisión; y otra respuesta sería desde que se noti-
fica la resolución que contiene la decisión. Hay argumentos fuertes para
afirmar que lo constitucionalmente correcto es la segunda respuesta.

181
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

El primer argumento es que desde que la resolución adquiere firme-


za, la decisión ahí contenida se convierte en líquida y, por lo tanto, en un
plano jurídico es plenamente exigible. El deudor de la relación jurídica
creada o modificada con la decisión, debería de cumplir lo decidido sin
necesidad de otro requerimiento más que la notificación de la resolución
firme que contiene la decisión. El segundo argumento es que una inter-
pretación distinta lleva a situaciones injustas cuando no manifiestamente
irracionales. En efecto, si de lo que se trata es de prever un plazo breve
para interponer el amparo contra resoluciones, debido a que una vez que
estas han quedado firmes generan una serie de consecuencias, esperar una
adicional resolución que ordene el cumplimiento de lo decidido puede
extender sine die el cómputo del plazo. Adicionalmente, serviría para dar
cabida a conductas negligentes en la protección del derecho fundamental
al debido proceso. En uno y otro caso con la consiguiente desnaturaliza-
ción de la previsión de un plazo de prescripción.

Por lo demás, en este sentido se ha movido la jurisprudencia del


Tribunal Constitucional, el que ha tomado como punto de referencia
para iniciar el cómputo del plazo de prescripción la resolución firme con-
figurada por la resolución de segunda instancia y no otra distinta como
puede ser una pretendida adicional y posterior resolución a través de la
cual se ordenase el cumplimiento de lo decidido. Así, tiene dicho en el
caso Electro Perú S.A. contra la Primera y la Segunda Sala Mixta de la
Corte Superior de Justicia de Ica, que “el Tribunal Constitucional opina
que la demanda [de amparo] debe desestimarse, pues el segundo párrafo
del artículo 44 del Código Procesal Constitucional establece que el plazo
para interponer la demanda de amparo contra una resolución judicial con-
cluye a los 30 días hábiles posteriores a la notificación de la resolución
que ordena se cumpla lo decidido. En el caso el Tribunal aprecia que
entre la notificación de la resolución expedida por la Segunda Sala Mixta
Descentralizada de Chincha de la Corte Superior de Justicia de Ica, de
fecha 30 de junio del 2004, y la interposición de la demanda, de fecha 1
de abril de 2005, ha transcurrido con exceso el plazo señalado en el párra-
fo anterior”(236). En este caso, como se aprecia, el Tribunal Constitucional re-
fiere literalmente al artículo 44 CPConst., y hace equivaler la resolución que

(236) Exp. N° 4591-2006-PA/TC, del 25 de agosto de 2006, f. j. 3.

182
El proceso constitucional de amparo

ordena se cumpla lo decidido, no con una resolución adicional que así lo


disponga, sino con la resolución expedida por la Segunda Sala Mixta(237).

Finalmente, en este punto es necesario resaltar que la firmeza de las


resoluciones se adquiere con la interposición de todos los recursos que
tengan la posibilidad real de revertir los efectos de la resolución que se
impugna, para inmediatamente después afirmar que los recursos im-
pugnativos que se presenten sin tener la posibilidad real de revertir la
decisión contenida en la resolución, no deben ser considerados como inter-
puestos a efectos de iniciar el cómputo del plazo. Bien recuerda el Tribunal
Constitucional cuando manifiesta que para considerar firme una resolución
deben haberse agotado los recursos que son obligatorios por ley, debiéndose
considerar firme la resolución a partir de ese momento, “no estando per-
mitida la prórroga o creación de nuevos plazos de prescripción a conse-
cuencia de la presentación de escritos o ‘recursos’ inventados o propues-
tos por las partes sin ninguna posibilidad de que a través de estos pueda
revertirse las situaciones ya decididas judicialmente”(238).

D) Plazo ante amenazas de violación y ante violaciones


efectivas
En el artículo 44.4 CPConst. se ha dispuesto que “[l]a amenaza de
ejecución de un acto lesivo no da inicio al cómputo del plazo. Solo si la
afectación se produce se deberá empezar a contar el plazo”. Sin embargo,

(237) De igual forma, y por citar una referencia jurisprudencial más, así aconteció en el caso Jorge Vega
Núñez contra el Cuarto Juzgado Civil y Primera Sala Civil de Piura, en el que la demanda de amparo
había sido interpuesta “con el objeto que se declare la nulidad de la Resolución N° 03 su fecha 15 de
noviembre de 2004, expedida por la sala emplazada, que confirmó la Resolución N° 88 del 18 de junio
de 2004, expedido por el juzgado emplazado que a su vez declaró improcedente el pedido de nulidad
interpuesto por los demandantes” (Exp. N° 7576-2005-PA/TC, del 6 de diciembre de 2005, f. j. 1). En
este caso, resolvió el Tribunal Constitucional que “de la revisión de autos se desprende que desde el 15
de noviembre de 2004, fecha en que se notificó a los recurrentes la cuestionada Resolución N° 03 (…),
que a su vez confirmó la Resolución N° 88, hasta la fecha de presentación de la demanda de amparo (11
de enero de 2005) ha transcurrido en exceso el plazo establecido en el precitado artículo 44 del Código
Procesal Constitucional para ejercer la respectiva acción, por lo que la demanda debe desestimarse”
(Ibídem, f. j. 4). Tampoco en este caso se habla de una supuesta posterior resolución emitida especial-
mente para requerir el cumplimiento de lo ordenado en una sentencia. Es, una vez más, la resolución
con la que lo dispuesto por la sentencia adquiere firmeza el inicio del cómputo del plazo de prescripción,
máxime si se tiene en cuenta que el fallo emitido en una demanda estimada fundada, y con calidad de
cosa decidida (consentida), implica un mandato de cumplimiento por ser un atributo inherente de las
resoluciones jurisdiccionales, razonar en otro sentido implica desechar principios básicos y universales
de los derechos fundamentales.
(238) Exp. N° 9300-2006-PA/TC, del 12 de junio de 2007, f. j. 3.

183
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ante la cuestión de si el plazo de prescripción debe o no correr cuando


nos encontramos frente a una amenaza, es posible una respuesta distin-
ta y más ajustada con la significación de las agresiones de los derechos
fundamentales. Las razones que la sustentan son las siguientes. Primera,
el fundamento de la exigibilidad de un plazo es predicable igualmente de
las situaciones de amenaza. Si el fundamento del plazo es la exigencia de
una tutela constitucional urgente que demanda la agresión de un derecho
fundamental, de modo que si el que se dice agraviado no actúa con pron-
titud en la presentación oportuna de la demanda se le debe castigar por
negligente(239), entonces, no es posible admitir que un agraviado por ame-
naza de violación de un derecho fundamental que actúa sin la diligencia
debida, pueda no ser sancionado por su negligencia. Por lo demás, si real-
mente la amenaza cumple la exigencia de ser una de inminente realiza-
ción, no parece razonable aceptar la posibilidad de una demanda de am-
paro presentada más allá de un plazo que incluso en sí mismo parece no
condecirse estrictamente con la exigencia de inminencia. A lo dicho, se
podría contestar de la siguiente manera: se estaría creando una situación
de indefensión si se sometiese a un plazo la presentación de la demanda
por violación de un derecho fundamental, debido a que si vencido el
plazo para interponer la demanda por amenaza, tampoco se podría in-
terponerla cuando la amenaza se convierta en violación efectiva.

Sin embargo, esta objeción es plenamente contestable, y así se in-


gresa a la segunda de las razones para admitir el cómputo del plazo de
prescripción también para las situaciones de amenaza. Y se contesta de
la siguiente manera: la agresión de un derecho fundamental puede tomar
la modalidad de amenaza o la de violación efectiva, una y otra son mo-
dalidades de agresión distintas y perfectamente individualizables y di-
ferenciables. De modo que si se produce una agresión por amenaza de
violación, y no se interpone la demanda de amparo dentro del plazo, si la
amenaza se convierte en violación efectiva, el plazo empezará a compu-
tarse nuevamente por ser esta una agresión diferente(240).

(239) Cfr. SAGÜÉS, Néstor. Derecho Procesal Constitucional. Acción de amparo, Vol. 3, 4ª edición, Astrea,
Buenos Aires 1995, p. 276; LAZZARINI, José Luis. El juicio de amparo. La Ley, Buenos Aires, 1967,
p. 158.
(240) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Tomo II. Ob. cit., pp.
882-883.

184
El proceso constitucional de amparo

2. Las vías previas

A) Concepto, fundamento y clases


Varias son las cuestiones que respecto de la figura de las vías pre-
vias pueden plantearse. Aquí se abordarán algunas de ellas de manera
más bien sumaria, para detenernos con alguna profundidad en una cues-
tión que a su importancia se ha de agregar su carácter controversial, me
refiero a la vía previa judicial. Las vías previas pueden definirse como
el conjunto de recursos impugnativos que quien se dice agraviado en su
derecho fundamental deberá de agotar antes de acudir al proceso consti-
tucional de amparo. En palabras del Tribunal Constitucional, la vía previa
“debe entenderse como un requisito de procedencia consistente en agotar
los recursos jerárquicos con los que cuenta el presunto agraviado antes
de recurrir a la vía del proceso constitucional; y que resulta exigible a
efectos de obtener un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia
constitucional”(241).

Las vías previas han sido entendidas clásicamente respecto de la


Administración Pública, de modo que el agotamiento de la vía previa
administrativa se define como la obligación que tiene el administrado
de agotar los recursos administrativos antes de acudir al amparo buscan-
do la cesación del acto agresor por parte de la Administración Pública.
La justificación de esta exigencia ha sido formulada por el Tribunal
Constitucional en referencia expresa a la Administración Pública del si-
guiente modo: primero, “en que permite a la Administración Pública la
revisión de sus propios actos, ejerciendo el control de las instancias infe-
riores por parte de las de mayor rango”(242); y, segundo, “en la necesidad
de brindar a la Administración la posibilidad de revisar sus propios actos,
a efectos de posibilitar que el administrado, antes de acudir a la sede ju-
risdiccional, pueda en esa vía solucionar, de ser el caso, la lesión de sus
derechos e intereses legítimos”(243).

(241) Exp. N° 1567-2006-PA/TC, del 30 de abril de 2006, f. j. 6.


(242) Exp. N° 02041-2007-AA/TC, del 9 de agosto de 2008, f. j. 3,
(243) Exp. N° 02833-2006-PA/TC, del 28 de noviembre de 2007, f. j. 5.

185
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Las vías previas no solo son exigibles en la vía administrativa, sino


también en la vía privada, como lo ha sostenido la doctrina(244) y la juris-
prudencia del Tribunal Constitucional(245). Así, por ejemplo, este último
tiene dicho que “antes de incoar una acción de amparo, la persona que
se sienta afectada por acto de la administración o de particulares, tiene la
obligación de culminar el procedimiento previo de reclamación que para
el efecto se hubiere previsto. Tratándose de agresiones atribuida a perso-
nas jurídicas, el afectado estará sujeto a tal exigencia, únicamente si el
estatuto de aquella contempla el referido procedimiento”(246).

B) ¿Vía previa judicial?

a. Razones para su reconocimiento


La cuestión que en este punto se puede abrir es la siguiente: ¿es posi-
ble hablar de vía previa judicial? La única posibilidad de responder afir-
mativamente a esta cuestión es considerando que la exigencia de firmeza
establecida por el artículo 4 del CPConst. constituye vía previa. De la
definición y de la justificación que de las vías previas se ha manifesta-
do antes, se puede concluir los dos elementos que configuran la categoría
“vía previa”. El primero es que existan unos recursos impugnativos que
el afectado en su derecho fundamental deberá agotar antes de acudir –y
precisamente para poder hacerlo– al proceso de amparo; y, el segundo
es que se dé la oportunidad al órgano agresor del derecho fundamental
(la Administración Pública, por ejemplo) para que a través de un control
jerárquico, se revise la actuación de las instancias administrativas infe-
riores, a fin de hacer cesar el acto agresor en el mismo ámbito administra-
tivo. ¿Son aplicables estos dos elementos a la exigencia de firmeza de la
resolución a la que se refiere el artículo 4 CPConst.?

Respecto del primer elemento, la resolución judicial adquiere firme-


za solo si se han agotado los recursos impugnativos que ofrece el mismo
proceso en el que presuntamente se ha vulnerado el derecho fundamental
al debido proceso (formal o material). De modo que quien se dice agre-
dido en este derecho fundamental, antes de ir al amparo constitucional

(244) Cfr. MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Ob. cit. pp. 344-345.


(245) Por todas cfr. Exp. N° 02833-2006-PA/TC, citado, f. j. 8.
(246) Exp. N° 0508-1996-AA/TC, del 10 de diciembre de 1997, f. j. 2. La cursiva de la letra es añadida.

186
El proceso constitucional de amparo

deberá agotar los recursos impugnativos que el proceso le ofrece hasta


que la resolución adquiera firmeza. Respecto del segundo elemento, la
obligación de que la resolución sea firme supone dar la oportunidad para
que el órgano judicial (el Poder Judicial como órgano jurisdiccional) a
través de un control jerárquico examine la actuación de las instancias pre-
vias, a fin de conseguir la salvación del derecho fundamental al debido
proceso sin necesidad de acudir al amparo constitucional.

Dicho esto, es posible sostener que la exigencia de agotar los recur-


sos impugnativos contra una resolución judicial previstos en el seno de
un proceso judicial cumple los dos requisitos para hablar de vía previa,
de modo que es argumentable la existencia de una vía previa judicial.

b. Vía previa militar y arbitral


Admitir la existencia de la vía previa judicial lejos de cerrar la cues-
tión planteada, abre otras más. Una de ellas es que si se habla de vía pre-
via judicial, deberá ser posible hablar de vía previa militar y de vía previa
arbitral. La razón es que –como se explicó anteriormente– es posible ha-
blar de debido proceso (formal y material) tanto en los procesos militares
como en los procesos arbitrales. De modo que respecto de ellos, también
es exigible la firmeza en la resolución antes de ser cuestionada a través de
un amparo. Es decir, que habrá recursos impugnativos que agotar antes de
presentar la demanda constitucional tanto en el seno de un proceso militar
como en el arbitral, recursos que se encontrarán previstos en el Código de
Justicia Militar o en la Ley General de Arbitraje, respectivamente. Así,
por ejemplo, de la vía previa arbitral se ha manifestado que “si lo que se
cuestiona es un laudo arbitral que verse sobre derechos de carácter dispo-
nible, de manera previa a la interposición de un proceso constitucional, el
presunto agraviado deberá haber agotado los recursos que la Ley General
de Arbitraje prevé para impugnar dicho laudo”(247).

c. Vía previa y hábeas corpus


Una segunda cuestión es que la vía previa judicial sería predicable
también del hábeas corpus en la medida en que el artículo 4 CPConst.

(247) Exp. N° 06139-2006-AA/TC, del 25 de septiembre de 2006, f. j. 3.

187
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

reconoce que es posible interponer un hábeas corpus contra resolucio-


nes judiciales firmes que vulneran el debido proceso (formal y material)
y adicionalmente el derecho a la libertad personal o alguno de los dere-
chos conexos a ella. En estos supuestos también se exige firmeza en la
resolución judicial para la procedencia de la demanda de hábeas corpus,
firmeza que se obtendrá después de haberse agotado los recursos impug-
nativos que la norma procesal prevea, es decir, solo después de haberse
agotado la vía previa judicial. En la medida que las garantías constitu-
cionales (formales y materiales) del debido proceso no solo son exigibles
en el ámbito judicial, sino también en el arbitral y en el militar; y, tanto
que en estos ámbitos es posible la vulneración de la libertad personal y de
los derechos conexos a ella, entonces también será posible hablar de vía
previa arbitral y de vía previa militar en el hábeas corpus. Por lo tanto,
respecto de este proceso constitucional hay que reconocer la existencia de
vías previas judiciales, arbitrales y militares; lo cual vendría a constituir
una excepción a la regla general de que las vías previas no son exigibles
del hábeas corpus (artículo 5.4 CPConst.).

d. Excepciones a la exigencia de firmeza en la resolución


Una última cuestión es que si la exigencia de firmeza en la resolu-
ción para la procedencia del amparo (y del hábeas corpus) constituye una
modalidad de vía previa, entonces, no siempre será exigible el requisito
de firmeza para la procedencia de un amparo o de un hábeas corpus, sino
que habrá excepciones que serán precisamente las previstas en el artícu-
lo 46 CPConst.(248). Como se sabe, en este dispositivo se han reconocido
cuatro excepciones a la regla general de que las vías previas se han de
agotar antes de acudir al amparo.

Estas cuatro excepciones formuladas respecto de la vía previa judi-


cial (arbitral y militar) tomarían el siguiente contenido: primero: no será
exigible firmeza en la resolución judicial (arbitral y militar) cuando no
siendo la última en la vía judicial (arbitral y militar), “sea ejecutada antes
de vencerse el plazo para que quede consentida” (artículo 46.1 CPConst).
Segundo: no será exigible firmeza en la resolución judicial (arbitral y

(248) Esta cuestión la tengo abordada en CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal
Constitucional. Tomo I. Ob. cit., pp. 216-220.

188
El proceso constitucional de amparo

militar) cuando por el agotamiento de los recursos impugnativos judicia-


les (arbitrales y militares) “la agresión pudiera convertirse en irreparable”
(artículo 46.2 CPConst.). Tercero: no será exigible firmeza en la resolu-
ción judicial (arbitral y militar) cuando la vía previa judicial (arbitral y
militar) “no se encuentra regulada o ha sido iniciada innecesariamente
por el afectado” (artículo 46.3 CPConst.). Y cuarto: no será exigible fir-
meza en la resolución judicial (arbitral y militar) cuando no se resuelvan
los recursos judiciales, arbitrales y militares “en los plazos fijados para su
resolución” (artículo 46.4 CPConst.)(249).

El Tribunal Constitucional también se ha planteado “la cuestión acerca


de si la regla contenida en el artículo 4 del Código Procesal Constitucional
podría tener alguna excepción en función del caso concreto”(250). Frente a
esta cuestión, lo primero que ha advertido el Tribunal Constitucional es
que en el Código Procesal Constitucional no se han establecido expresas
excepciones a la exigencia de firmeza. A partir de esa constatación ha ma-
nifestado que “resulta razonable que este tribunal establezca algunos cri-
terios al respecto, siendo orientadoras e ilustrativas las excepciones que,
con relación al agotamiento de los recursos internos, señala la Convención
Americana de Derechos Humanos, así como la jurisprudencia que sobre
este tema ha emitido la Corte Interamericana de Derechos Humanos”(251).
De entre esas excepciones, destaca el Tribunal Constitucional las siguien-
tes cuatro: “a) que no se haya permitido al justiciable el acceso a los recur-
sos que contempla el proceso judicial de la materia; b) que haya retardo
injustificado en la decisión sobre el mencionado recurso; c) que, a causa del
agotamiento de los recursos, pudiera convertirse en irreparable la agresión;
d) que no se resuelvan los recursos en los plazos fijados”(252).

Este criterio jurisprudencial del Tribunal Constitucional adolece clara-


mente de una falta de justificación, la cual se manifiesta en dos momentos.

(249) De estas cuatro excepciones, es probable que la tercera no sea relevante, ya que los recursos im-
pugnativos que han de ser agotados a fin de que la resolución judicial (arbitral y militar) adquiera
firmeza normalmente vienen ya establecidos y regulados en la norma procesal judicial (arbitral y
militar); y porque en principio el agredido en su derecho constitucional siempre deberá agotar los
recursos impugnativos que el proceso cuya irregularidad invoca le ofrece, por lo que no podría ini-
ciar innecesariamente el trámite de la vía previa. Cfr. CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “La amenaza
como...”. Ob. cit., pp. 181-190.
(250) Exp. N° 0911-2007-PA/TC, del 25 de mayo de 2007, f. j. 15.
(251) Exp. N° 2909-2004-HC/TC, del 20 de diciembre de 2004, f. j. 6.
(252) Ídem.

189
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Primero, cuando se limita a decir que es razonable que exista excepcio-


nes sin justificar el por qué o en qué consiste esa razonabilidad. Segundo,
cuando sin dar ninguna razón afirma que es orientativo e ilustrativo fi-
jarse en la norma y jurisprudencia internacional. Sin duda que hay razo-
nes para plantear excepciones a la exigencia de firmeza en la resolución
antes de ser atacada a través del amparo o de un hábeas corpus, las cuales
pasan por la realización del valor justicia, ya que puede ocurrir que la
exigencia formal de firmeza suponga la anulación de la exigencia mate-
rial de justicia en la solución de la controversia. Sin duda, también ha-
bría razones para tomar como orientación las excepciones planteadas en
la norma o jurisprudencia internacional referida del agotamiento de los
recursos internos para acceder a la jurisdicción internacional, las cuales
irían en la línea de manifestar una semejanza operativa entre, por un lado,
el agotamiento de la vía judicial interna y la apertura de la jurisdicción
internacional; y, por otro, el agotamiento de los recursos impugnativos a
fin de que la resolución adquiriese firmeza y la apertura de las puertas del
proceso constitucional. Pero habría que manifestarlas.

Al margen de lo criticable de la ausencia de justificación, se encuen-


tra –muy ligada a ella, además– el hecho de que existen mayores y mejo-
res argumentos para fijarnos, no en las excepciones al agotamiento de la
jurisdicción interna, sino en las excepciones a la exigencia de agotar la
vía previa, incluso aunque unas y otras pudiesen coincidir. Esas razones
son: primera, las razones –ya manifestadas anteriormente– por las que
se ha de considerar que la exigencia de firmeza en la resolución para ser
cuestionada a través de una demanda constitucional, coincida con el con-
cepto y justificación de las vías previas, por lo que la mencionada exigen-
cia debe ser considerada como una modalidad de vía previa. Segunda, las
razones que justifican la creación de excepciones a la exigencia de agotar
la vía previa, las cuales tienen que ver con la consecución de la finalidad
última del proceso de amparo que es la salvación del derecho constitucio-
nal(253), lo cual supone no exigir el agotamiento de la vía previa cuando

(253) SAÉNZ DÁVALOS, Luis. “El amparo contra resoluciones judiciales en el Código Procesal Constitu-
cional peruano y su desarrollo jurisprudencial. Breves reflexiones”. En: Gaceta Constitucional. Número
5, p. 67.

190
El proceso constitucional de amparo

por las circunstancias, se ha convertido “en un requisito perverso”(254) o


“en un ritualismo inútil”(255), o “en un requisito dañoso”(256).

Así, las excepciones que se han de plantear a la exigencia de firmeza


de la resolución son las propias de la vía previa ya mencionadas ante-
riormente(257). Esta afirmación se ha de mantener aun constatando que las
excepciones formuladas por el Tribunal Constitucional, con base en las
excepciones al agotamiento de la jurisdicción interna, son prácticamen-
te las mismas que las causales que excepcionan el agotamiento de la vía
previa recogidas en el artículo 46 CPConst.(258). El que puedan coincidir,
primero, no hace cambiar el hecho de que la exigencia de firmeza tiene
naturaleza jurídica de vía previa; y, segundo, no hace más que confirmar
que no es errada la consideración de la exigencia de firmeza como vía
previa y, consecuentemente, no hace errado el criterio de aplicación de
las mencionadas excepciones también a la exigencia de firmeza en la re-
solución antes de ser cuestionada a través del amparo constitucional(259).

(254) Exp. N° 0895-2001-AA/TC, del 19 de agosto de 2002, f. j. 1.


(255) Exp. N° 02833-2006-AA/TC, del 28 de noviembre de 2007, f. j. 7.
(256) Exp. N° 01042-2002-AA/TC, del 6 de diciembre de 2002, f. j. 2.
(257) En este sentido parece ir la reciente opinión de Luis Sáenz. Cfr. SAÉNZ DÁVALOS, Luis. Ob. cit.,
p. 67.
(258) De las cuatro excepciones que con base en la norma y jurisprudencia internacionales ha destacado el
Tribunal Constitucional, salvo la primera, las tres restantes coinciden con las excepciones para agotar la
vía previa, previstas en el artículo 46 del CPConst.
(259) Así, en buena cuenta, la excepción prevista en el artículo 46.4 del CPConst. es la que finalmente aplica para
justificar la excepción de la exigencia de firmeza en la resolución judicial en el Exp. N° 0911-2007-PA/TC,
citado, f. j. 16.

191
El proceso de hábeas data

Karin Castro Cruzatt (∗)

Introducción
El proceso constitucional de hábeas data, incorporado por primera
vez en nuestro país en la Carta de 1993, tutela dos derechos fundamenta-
les: el derecho de acceso a la información pública, reconocido en el inci-
so 5 del artículo 2 de la Constitución, y el derecho a la autodeterminación
informativa o protección de datos personales, consagrado en el inciso 6
del artículo 2 de la Norma Fundamental(1).

La incorporación del hábeas data dentro del catálogo de procesos


constitucionales fue objeto de críticas. Así, se señalaba que resultaba
innecesario el establecimiento de un proceso distinto para la tutela de los
derechos fundamentales protegidos por este instituto, en la medida que el

(*) Abogada. Profesora de Derecho Constitucional en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro
de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional.
(1) Constitución Política del Perú
“Artículo 200.- Son garantías constitucionales:
(…)
3) La acción de hábeas data, que procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que vulnera o amenaza los derechos a que se refiere el artículo 2, incisos 5 y 6 de
la Constitución”.

193
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

amparo podría asumir dicha tarea(2). También se llamó la atención sobre


el carácter heterodoxo que asumió el hábeas data en nuestro ordenamien-
to jurídico, pues, además de tutelar el derecho a la autodeterminación in-
formativa o protección de datos personales, se le adscribió la defensa de
otros derechos fundamentales como el acceso a la información pública(3);
y, en esta dirección, se ha hecho referencia a su naturaleza impropia(4).

Lo cierto es que desde su vigencia este proceso constitucional ha sido


muy poco utilizado y su uso estuvo dirigido, principalmente, a tutelar el
derecho al acceso a la información pública; siendo realmente pocas las
sentencias dictadas relacionadas con la protección del derecho a la au-
todeterminación informativa o protección de datos personales. Ello tal
vez se deba a la escasa identificación de la ciudadanía con cada uno de
los derechos garantizados por dicho proceso y al poco conocimiento de
estos; pero también a su diseño procesal poco adecuado para brindar una
protección efectiva.

El presente trabajo tiene por objeto el estudio del proceso constitu-


cional de hábeas data. Para tal efecto, revisaremos –en primer lugar–, el
contenido de los dos derechos fundamentales que tutela, tomando como
punto de partida su tratamiento constitucional, pero apoyándonos tam-
bién en su desarrollo doctrinal y en su tratamiento en la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional. Posteriormente, analizaremos las principales
normas adjetivas del proceso constitucional de hábeas data, para lo cual
se revisarán los principales aportes que ha realizado el Código Procesal
Constitucional en esta materia.

(2) ABAD YUPANQUI, Samuel. “Hábeas data y conflictos entre órganos constitucionales”. En: Lecturas
sobre temas constitucionales. N° 10. Comisión Andina de Juristas, Lima, 1994, p. 268, y EGUIGUREN
PRAELI, Francisco. “El hábeas data y su desarrollo en el Perú”: En: Derecho PUCP. Pontificia Uni-
versidad Católica del Perú, Lima. N° 51, diciembre de 1997, pp. 304 y 305.
(3) Como se recordará la regulación constitucional del proceso de hábeas data estuvo dirigida a tutelar
también el derecho “Al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar, así como a la
voz y a la imagen propias. Toda persona afectada por informaciones o agraviada en cualquier medio de
comunicación social, tiene derecho a que este se rectifique en forma gratuita, inmediata y proporcional,
sin perjuicio de las responsabilidades de ley”. Mediante la reforma constitucional realizada por la Ley
N° 26470 dichos derechos fueron excluidos de su ámbito de protección.
(4) PUCCINELLI, Óscar Raúl. “Versiones, tipos, subtipos y subespecies de hábeas data en el Derecho la-
tinoamericano. (Un intento clasificador con fines didácticos)”. En: Revista Iberoamericana de Derecho
Procesal Constitucional. Proceso y Constitución. N° 1, enero-junio de 2004, pp. 114 y 115. En nuestro
medio: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. “El hábeas data en el Código Procesal Constitucio-
nal: ¿Recuperación de la credibilidad perdida?”. En: AA.VV. Introducción a los procesos constitucio-
nales. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Jurista, Lima, 2005, pp. 153-188.

194
El proceso de hábeas data

I. Los derechos protegidos por el hábeas data


Tanto el acceso a la información pública, como el derecho a la pro-
tección de datos personales o autodeterminación informativa han sido re-
conocidos por primera vez en la Carta de 1993. Pero, contrariamente a lo
que se podría pensar, los derechos hoy tutelados por el hábeas data tienen
un origen diverso, poseen un contenido diferenciado y responden a una
lógica y finalidades distintas. Como primer punto, debemos señalar que
mientras el derecho a la autodeterminación informativa expresa la protec-
ción al ámbito personal o privado de las personas; el acceso a la informa-
ción pública esta conexión con la publicidad y recae sobre la información
que pertenece a toda la ciudadanía.

El derecho a la protección de datos personales o autodeterminación


informativa nació alrededor de la década de los años sesenta, como con-
secuencia del desarrollo de la informática. En este contexto, en el que se
advirtió la amenaza que podría representar el uso de la informática para
los derechos de las personas, en especial, para el derecho a la intimidad
personal, el surgimiento de este nuevo derecho buscó garantizar a todas
las personas “un poder de control sobre sus datos personales, sobre su
uso y destino, con el propósito de impedir su tráfico ilícito y lesivo para
la dignidad y derechos del afectado”(5).

De este modo, el derecho a la autodeterminación informativa tiene


una especial conexión con los derechos vinculados a la dignidad y al libre
desarrollo de la personalidad, como la intimidad, la identidad, el derecho
a no ser discriminado, el derecho al honor, entre otros. Es el derecho del
que gozan las personas a controlar sus datos personales cuando se en-
cuentran fuera de su dominio y se expresa a través del ejercicio de un
conjunto de facultades que serán objeto de desarrollo posteriormente.

Por su parte, el derecho de acceso a la información pública tiene


un desarrollo autónomo relativamente reciente en Latinoamérica y nace
como una faceta de la libertad de información, aunque se encuentra muy
vinculado también al derecho a la participación. Supone la facultad de
toda persona de recabar de todas las entidades que desarrollan funciones

(5) Tribunal Constitucional español, STC Nº 292/2000, del 30 de noviembre, f. j. 6.

195
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

públicas la información que obra en su poder referida al cumplimiento de


dichas funciones. Este derecho es considerado una herramienta que con-
tribuye al afianzamiento del régimen democrático, en la medida en que
provee insumos para la fiscalización de la gestión de los asuntos públicos.
A su vez, se encuentra ligado con los principios de publicidad y transpa-
rencia administrativa; y, al igual que estos, constituye un instrumento idó-
neo para la prevención y lucha contra la corrupción. Se trata, en suma, del
derecho de las personas a recabar información que es de todos y todas,
pero que se encuentra en poder de las entidades que gestionan los intere-
ses de la ciudadanía en forma delegada.

Por lo señalado, y sin dejar de reconocer como un acierto su recono-


cimiento autónomo en la Constitución de 1993, no deja de suscitar extra-
ñeza que su protección se haya atribuido al mismo proceso constitucional.
Seguidamente desarrollaremos el contenido de cada uno de los derechos
tutelados por el hábeas data.

1. El derecho de acceso a la información pública


El acceso a la información pública ha sido reconocido en el inciso
5 del artículo 2 de la Carta Política como el derecho de toda persona a
“Solicitar sin expresión de causa información en poder de las entidades
públicas en el plazo de ley y con el costo que suponga el pedido”.

Aunque el Pacto de San José de Costa Rica no reconoce expresamen-


te este derecho, la Corte Interamericana de Derechos Humanos lo ha en-
tendido como parte del derecho a buscar y recibir información consagra-
do en el artículo 13 del citado instrumento internacional(6). Ello aconteció
al sentenciar el caso Claude Reyes y otros vs. Chile, el 19 de setiembre
del año 2006. Esta decisión tiene especial relevancia por ser la primera
oportunidad en la que un tribunal internacional reconoce de manera au-
tónoma el derecho de acceso a la información pública(7), y porque en ella

(6) Convención Americana de Derechos Humanos


“Artículo 13. Libertad de Pensamiento y de Expresión
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la
libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronte-
ras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de
su elección (...)”.
(7) COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Relatoría Especial para la Libertad

196
El proceso de hábeas data

la Corte estableció algunas pautas sobre la regulación e interpretación de


este derecho que son vinculantes en nuestro caso, en virtud de lo estable-
cido en la cuarta disposición final y transitoria de la Carta Política(8):

“77. […] la Corte estima que el artículo 13 de la Convención, al


estipular expresamente los derechos a ‘buscar’ y a ‘recibir’ ‘infor-
maciones’, protege el derecho que tiene toda persona a solicitar el
acceso a la información bajo el control del Estado, con las salveda-
des permitidas bajo el régimen de restricciones de la Convención.
Consecuentemente, dicho artículo ampara el derecho de las personas
a recibir dicha información y la obligación positiva del Estado de su-
ministrarla, de forma tal que la persona pueda tener acceso a cono-
cer esa información o reciba una respuesta fundamentada cuando por
algún motivo permitido por la Convención el Estado pueda limitar el
acceso a esta para el caso concreto. Dicha información debe ser entre-
gada sin necesidad de acreditar un interés directo para su obtención o
una afectación personal, salvo en los casos en que se aplique una legí-
tima restricción. […] de esta forma, el derecho a la libertad de pensa-
miento y de expresión contempla la protección del derecho de acceso
a la información bajo el control del Estado […]”.
Dado que este derecho faculta a su titular a recibir información por
parte de las entidades del Estado, bien podría considerarse como un de-
recho implícito en el derecho a la libertad de información reconocido en
el inciso 4 del artículo 2 de la Constitución(9). En esta línea se le ha ca-
lificado, por ejemplo, como “una especificación del derecho genérico a

de Expresión. “Estudio sobre el derecho de acceso a la información”. Washington, 2007, pp. 31-32.
(8) Constitución Política del Perú
“Cuarta disposición final y transitoria.- Las normas relativas a los derechos y a las libertades que la
Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Huma-
nos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú”.
A su vez, el Código Procesal Constitucional establece:
“Artículo V.- Interpretación de los Derechos Constitucionales.- El contenido y alcances de los dere-
chos constitucionales protegidos por los procesos regulados en el presente Código deben interpretarse
de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos, los tratados sobre derechos hu-
manos, así como de las decisiones adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos humanos
constituidos según tratados de los que el Perú es Parte”.
(9) Constitución Política del Perú
“Artículo 2.- Toda persona tiene derecho a:
4) A las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra
oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin previa autorización, censura
ni impedimento alguno bajo las responsabilidades de ley”.

197
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

la libertad de información”(10). Esta relación entre la libertad de informa-


ción y el derecho de acceso a la información pública ha sido advertida
también por el Tribunal Constitucional y es una línea constante desde la
expedición de la sentencia que puso fin al proceso de hábeas data pro-
movido por Wilo Rodríguez Gutiérrez en el año 2001, donde estableció:
“10. El derecho de acceso a la información pública evidentemente se en-
cuentra estrechamente vinculado a uno de los contenidos protegidos por la
libertad de información” (11).

Resulta innegable que el derecho de acceso a la información públi-


ca guarda una relación estrecha con la libertad de información; empero,
como ya se ha señalado, su reconocimiento constitucional autónomo obli-
ga a concebirlos como derechos con un ámbito de protección distinto(12).
En el caso peruano, es de resaltar que el Texto Constitucional vigente
confiere un tratamiento detallado a este derecho, garantizando expresa-
mente los principales elementos que lo configuran. Así, por ejemplo, esta-
blece que la solicitud de información no está sujeta a expresión de causa
y agrega que las entidades públicas se encuentran obligadas a suministrar
dicha información en un plazo establecido legalmente. Es decir, establece
una obligación positiva –por parte del Estado y de sus distintas reparticio-
nes–, de proporcionar la información solicitada, obligación cuyo plazo de
cumplimiento debe encontrarse garantizado legalmente. A ello se suma
la indicación sobre el pago por concepto del costo del pedido, que será
objeto de análisis posteriormente, y la previsión sobre las materias que
constituyen una excepción al ejercicio del derecho objeto de comentario.

(10) GARCÍA COBIÁN CASTRO, Erika. “Transparencia y acceso a la información en poder de las Fuerzas
Armadas”. En: Debate Defensorial. Revista de la Defensoría del Pueblo del Perú. 2004, p. 126. En
sentido análogo, Abramovich y Courtis han señalado que: “Este derecho es entonces la concreción en
un ámbito concreto del derecho a recibir información”. ABRAMOVICH, Víctor y COURTIS, Chris-
tian: “El acceso a la información como derecho”. En: Anuario de derecho a la Comunicación. Año 1,
volumen 1. Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2000, p. 5. En el Derecho español se ha calificado al
derecho de acceso de los ciudadanos a los archivos y registros administrativos, reconocido en el inciso b
del artículo 105 de la Constitución española en términos similares, al sostener que este constituye:
“Una especificación, para un ámbito funcional concreto, del derecho a la información, que con carácter
general recoge el art. 20.1, d), CE”: POMED SÁNCHEZ, Luis Alberto. El derecho de acceso de los
ciudadanos a los archivos y registros administrativos. Instituto Nacional de Administración Pública,
Madrid, p. 110.
(11) STC Exp. N° 1797-2002-HD/TC, expedida el 29 de enero de 2003.
(12) ABAD YUPANQUI, Samuel. “Transparencia y acceso a la información pública”. En: Derecho de acce-
so a la información pública. Defensoría del Pueblo, Piura, 2005, p. 16.

198
El proceso de hábeas data

1.1. Las entidades que ejercen funciones públicas son los


sujetos obligados por el derecho de acceso a la infor-
mación pública
Los sujetos pasivos u obligados en el caso del derecho de acceso a
la información pública son aquellas entidades obligadas a suministrar la
información requerida por las personas que titularizan esta facultad. Por
su naturaleza, este derecho se ejercita frente al Estado a quien se exige
la entrega de información relativa al ejercicio de las funciones desempe-
ñadas por sus distintas reparticiones. Pese a ello, en la actualidad existe
consenso en considerar como obligados, o sujetos pasivos, no solo a en-
tidades públicas en el estricto sentido del término, sino que también se
suele atribuir dicha condición a instituciones o entidades que aunque ca-
recen de personalidad jurídica de Derecho Público, desarrollan funciones
públicas(13). No cabe duda que este criterio resulta positivo, pues posibi-
lita la fiscalización y control de las actividades que se encuentran bajo
responsabilidad del Estado directa o indirectamente, y con ello garantiza
a los ciudadanos y ciudadanas el conocimiento de información de una es-
pecial relevancia.

En el caso peruano, la Constitución establece que el derecho de ac-


ceso a la información pública tiene como sujetos obligados a las enti-
dades públicas. De acuerdo a lo previsto en el artículo 2 de la Ley de
Transparencia y Acceso a la Información Pública(14) las entidades obli-
gadas a suministrar información son las señaladas en el artículo I del
Título Preliminar de la Ley N° 27444, Ley que regula el Procedimiento
Administrativo General. En esta norma resalta la inclusión de las empre-
sas privadas encargadas de la prestación de servicios públicos en calidad

(13) VILLANUEVA, Ernesto. Derecho de acceso a la información pública en Latinoamérica. Estudio intro-
ductorio y compilación. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de
México, México D.F., 2003, p. XXVIII. En nuestro medio se han pronunciado en ese sentido: LUQUE
RAZURI, Martín. Acceso a la información pública documental y regulación de la información secreta.
Ara Editores, Lima, 2002, pp. 140-153; HUERTA GUERRERO, Luis. La libertad de expresión y el
acceso a la información pública. Comisión Andina de Juristas, Lima, 2002, pp. 177 y 178; GARCÍA
COBIÁN CASTRO, Erika. Ob. cit. p. 126. y BOZA, Beatriz. Acceso a la información del Estado.
Ciudadanos al Día, Lima, 2004, p. 48. También adopta esta perspectiva: DEFENSORÍA DEL PUEBLO
DEL PERÚ. Informe Defensorial N° 96. Balance a dos años de vigencia de la Ley de Transparencia y
Acceso a la Información Pública 2003-2004. Lima, 2005, pp. 128-132.
(14) Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, Ley Nº 27806. Texto Único Ordenado (TUO)
aprobado mediante el Decreto Supremo Nº 043-2003-PCM, publicado en el diario oficial El Peruano el
24 de abril de 2003.

199
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de sujetos pasivos del derecho objeto de estudio. Por su parte, el artículo


9 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública precisa
que dichas entidades se encuentran obligadas a informar “sobre las ca-
racterísticas de los servicios públicos que presta, sus tarifas y sobre las
funciones administrativas que ejercen”.

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional se ha desarrollado si-


guiendo esta perspectiva, por lo que ha considerado como sujetos obli-
gados por el inciso 5) del artículo 2 de la Constitución a funcionarios
y/o entidades que, aun sin contar con la calidad de entidades públicas,
ejercitan funciones de dicha naturaleza. En esta dirección, ha incorpora-
do como sujetos pasivos de este derecho a los notarios, entendiendo que
la información que se produce en el ejercicio de la función notarial es
de carácter público(15). Asimismo, el Tribunal también ha estimado que
es posible acceder a la información en poder de los colegios profesiona-
les, a quienes ha considerado sujetos pasivos del derecho que venimos
estudiando(16).

Cabría puntualizar que tratándose de entidades que además de ejer-


citar funciones públicas gestionan intereses privados o corporativos, la
obligación de suministrar información recaerá exclusivamente sobre la
información relativa a las funciones públicas que tienen a su cargo(17).

1.2. El principio de la posesión como definitorio de la


información pública
El acceso a la información “comprende la posibilidad de solicitar
y obtener información que exista en una entidad pública o que debiera
existir”(18); siempre que no se encuentre sujeta a reserva de conformi-
dad con la Constitución. Esta pauta, conocida como el Principio de la
Posesión, supone que la Constitución no garantiza únicamente el acceso a
la información producida las entidades públicas, sino que incluye aquella

(15) STC Exp. N° 0301-2004-HD/TC, expedida el 5 de marzo de 2004. Este criterio fue reiterado al sen-
tenciar el proceso de hábeas data tramitado bajo el STC Exp. N° 4566-2004-HD/TC, expedida el 4 de
marzo de 2005.
(16) STC Exp. N° 1851-2002-HD/TC, expedida el 29 de marzo de 2004.
(17) DEFENSORÍA DEL PUEBLO DEL PERÚ. Ob. cit., pp. 130-131.
(18) ABAD YUPANQUI, Samuel. “Transparencia y acceso a la información pública”. En: Derecho de Ac-
ceso a la Información Pública. Defensoría del Pueblo, Piura, 2005, pp. 18 y19.

200
El proceso de hábeas data

que, sin haber sido elaborada por estas, se encuentra en su poder. Por
esta razón, aunque determinada información no haya sido generada por
una entidad que ejerce funciones públicas, siempre que se encuentre bajo
su control, deberá considerarse pública y ser puesta a disposición de las
personas que lo requieran.

El criterio antes señalado se encuentra recogido en el primer párrafo


del artículo 10 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información,
norma que considera como información pública aquella “creada u obte-
nida” por una entidad que ejercita funciones públicas y también a la que
“se encuentre en su posesión o bajo su control”. El inciso 1) del artículo
61 del Código Procesal Constitucional lo reitera, al catalogar como infor-
mación pública a la “que obre en poder de cualquier entidad pública, ya
se trate de la que generen, produzcan, procesen o posean”. Por su parte, el
Tribunal ha establecido que la información pública es aquella que se en-
cuentra en posesión de las entidades obligadas a suministrarla, añadiendo
que es relevante el uso de esta en la adopción de decisiones administra-
tivas (o de naturaleza pública): “Lo realmente trascendental [...] no es su
financiación, sino la posesión y el uso que le imponen los órganos públi-
cos en la adopción de decisiones administrativas [...]”(19).

Siguiendo el criterio expuesto, el Tribunal ha establecido que a través


del ejercicio del derecho reconocido en el inciso 5 del artículo 2 de la
Constitución es posible conocer, por ejemplo, la documentación propor-
cionada por los particulares (siempre y cuando no se encuentre exclui-
da de acuerdo a lo previsto en el Texto Constitucional). Así, ha señalado
que: “Aunque este Colegiado no afirma que determinadas informaciones
proporcionadas a la Administración por los particulares no tengan, bajo
ciertos supuestos, un carácter estrictamente privado [...] no quiere ello
decir que toda información derivada de un particular resulte, per se, pro-
tegida de toda forma de acceso [...]. Como ya se dijo, una vez incorpora-
dos estos al ámbito administrativo a consecuencia de un procedimiento
de ese tipo, asumen el carácter de información pública [...]”(20).

(19) STC Exp. N° 2579-2003-HD/TC, expedida el 6 de abril de 2004, f. j. 12.


(20) STC Exp. N° 0644-2004-HD/TC, expedida el 17 de octubre de 2005, f. j. 5.

201
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Entonces, a través del ejercicio del derecho reconocido en el inciso


5 del artículo 2 de la Carta es posible conocer información expedida o
creada por una entidad, pero también aquella que esta posee al haberla
obtenido como parte de su labor. En este sentido, se puede acceder a la
información que le hayan proporcionado otras entidades públicas e inclu-
sive a información proporcionada por los particulares. La importancia de
este criterio radica en que posibilita el conocimiento a información que
sirvió de base para la adopción de decisiones de naturaleza pública, fa-
cilitando su fiscalización. En efecto, si conocemos los currículum vítae
de las personas que postularon a un concurso para ocupar un puesto de
trabajo en la Administración Pública, podremos saber si dicho el procedi-
miento de contratación buscó contratar a la persona más idónea. En estos
casos, habrá que tener especial cuidado en que la información solicitada
no se encuentre sujeta a una legítima reserva.

1.3. La información pública puede encontrarse en cual-


quier tipo de formato
El concepto de información pública no se restringe a documentación
oficial como, por ejemplo, las actas, resoluciones u oficios, ni se limita
a la información escrita, como la que proviene de los expedientes finali-
zados o en trámite. Tampoco es relevante que forme parte de un archivo
informatizado o de uno mecanizado. Esta “comprende todo tipo de siste-
mas de almacenamiento o recuperación, incluyendo documentos, pelícu-
las, microfichas, videos, fotografías y otros”(21). La Ley de Transparencia
y Acceso a la Información Pública sigue esta línea, pues en su artículo 10
prescribe que es posible conocer información contenida en: “documentos
escritos, fotografías, grabaciones, soporte magnético o digital, o en cual-
quier otro formato”. Por su parte, el inciso 1) del artículo 61 del Código
Procesal Constitucional recoge esta concepción amplia de información,
pues comprende dentro de este concepto: “la que obra en expedientes
terminados o en trámite, estudios, dictámenes, opiniones, datos estadísti-
cos, informes técnicos y cualquier otro documento que la Administración
Pública tenga en su poder, cualquiera que sea la forma de expresión, ya
sea gráfica, sonora, visual, electromagnética o que obre en cualquier otro
tipo de soporte material”. Siendo ello así, es posible acceder, por ejemplo,

(21) COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Ob. cit., p. 38.

202
El proceso de hábeas data

a grabaciones visuales o auditivas de actos, ceremonias o de reuniones,


sin necesidad de que se cuente con una transcripción de estas. También es
posible solicitar que se nos faciliten datos estadísticos elaborados por una
entidad, aunque estos no consten en un documento previamente existente.

1.4. Los atributos de la información pública


La obligación positiva que la Constitución impone a las entidades pú-
blicas de suministrar información, se vería desnaturalizada si dicha infor-
mación no contara con cualidades que garanticen su fiabilidad. Como se
ha destacado en nuestro medio, el artículo 12 de la Ley de Transparencia
y Acceso a la Información brinda una pauta en este sentido, en la medida
que asimila la respuesta ambigua con la negativa tácita de proporcionar
la información(22). La sentencia expedida por el Tribunal al resolver el
proceso de hábeas data entablado por Wilo Rodríguez Gutiérrez reviste
de especial relevancia por ser la primera oportunidad en la que dicho ór-
gano se pronuncia sobre la calidad de la información. En esta decisión
se estableció que el contenido constitucionalmente protegido del derecho
objeto de comentario, no se agota con la entrega de la información solici-
tada, sino que incluye el derecho a recibirla en términos veraces, actuales
y claros. Consecuentemente, resulta violado también cuando la informa-
ción se proporciona de manera fragmentaria, desactualizada, incompleta,
imprecisa, falsa, no oportuna o errada:

“16. [...] no solo se afecta el derecho de acceso a la información cuan-


do se niega su suministro, sin existir razones constitucionalmente le-
gítimas para ello, sino también cuando la información que se propor-
ciona es fragmentaria, desactualizada, incompleta, imprecisa, falsa, no
oportuna o errada. De ahí que si en su faz positiva el derecho de acce-
so a la información impone a los órganos de la Administración Pública
el deber de informar, en su faz negativa, exige que la información que

(22) LUNA CERVANTES, Eduardo. “El hábeas data y los derechos en él protegidos. A propósito de una
reciente sentencia del TC”. En: Acceso y protección de la información. Cuadernos Jurisprudenciales.
Suplemento mensual de Diálogo con la Jurisprudencia. Año 3, N° 28, octubre de 2003, pp. 22-23. En
efecto, el último párrafo del artículo 12 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública
dispone lo siguiente: “Si el requerimiento de información no hubiere sido satisfecho o si la respuesta
hubiere sido ambigua, se considerará que existió negativa tácita en brindarla”.

203
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

se proporcione no sea falsa, incompleta, fragmentaria, indiciaria o


confusa.
Y es que si mediante el derecho en referencia se garantiza el acce-
so, conocimiento y control de la información pública, a fin de favo-
recer la mayor y mejor participación de los ciudadanos en los asuntos
públicos, así como la transparencia de la actuación y gestión de las
entidades gubernamentales, entonces, un mínimo de exigencia que
imponen que esos fines se puedan cumplir, es que la información sea
veraz, actual y clara”(23).
A partir de la incorporación por parte del Tribunal Constitucional
de los atributos de la información pública al ámbito constitucionalmente
protegido del derecho de acceso a la información, es posible afirmar que
sobre las entidades públicas no solo recae la obligación positiva de faci-
litar la información que les sea solicitada, sino que deben hacerlo en los
términos establecidos en su decisión.

1.5. Las características de la solicitud de información: un


pedido inmotivado y razonablemente claro
La Constitución ha establecido expresamente que el derecho de ac-
ceso a la información pública se ejercita sin expresión de causa. Por esta
razón, no es necesario acreditar interés en la información solicitada y toda
exigencia que apunte en esa dirección constituiría una limitación contra-
ria a la Constitución. Además, aunque el acceso a la información pública
goza de un carácter instrumental o relacional en la medida que “se pre-
senta como un presupuesto o medio para el ejercicio de otras libertades
fundamentales”(24), para su ejercicio no es exigible que el ejercicio de otro
derecho fundamental se encuentre involucrado o en riesgo de resultar
afectado.

Como hemos sostenido anteriormente, una exigencia de extrema


minuciosidad o precisión en la solicitud de información que se presenta
ante las entidades obligadas a suministrarla, puede representar un límite
desproporcionado al ejercicio de este derecho fundamental, pues, como
es lógico, en la mayoría de casos solo cuando se tiene el acceso directo

(23) STC Exp. N° 1797-2002-HD/TC, expedida el 29 de enero de 2003.


(24) Ibíd, f. j. 10.

204
El proceso de hábeas data

a determinada información se estará en aptitud de identificarla en deta-


lle(25). Por ello, estimamos adecuado exigir que la solicitud exprese con
razonable claridad la información que se desea conocer. Ello supone que
la información que se pretende obtener se encuentre individualizada en
la solicitud o que pueda determinarse a partir de lo expuesto en esta. En
buena cuenta, este pedido debe “contener una serie de elementos que per-
mitan identificar el documento o los documentos [la información] que se
soliciten”(26).

Pero además consideramos que la exigencia de claridad debe ser


complementada con el apoyo y orientación en la formulación de solicitu-
des por parte de las entidades públicas. En este aspecto, cabe destacar lo
dispuesto en la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información
Pública Gubernamental de México, cuyo artículo 40 dispone que la so-
licitud de información debe contener, entre otros datos: “La descripción
clara y precisa de los documentos que [se] solicita”. Pero, esta exigencia
de claridad y precisión se ve modulada por el mismo artículo en tanto
prescribe que: “Las unidades de enlace auxiliarán a los particulares en la
elaboración de las solicitudes de acceso a la información, en particular
en los casos en que el solicitante no sepa leer ni escribir”. En la misma
línea, la Ley de Acceso a la Información Pública del Estado Mexicano
de Sinaloa dispone en su artículo 27 que la solicitud de acceso a la in-
formación debe indicar: “III. Identificación clara y precisa de los datos
e informaciones que [se] requiere”; agregando de inmediato que: “Si la
solicitud es oscura o no contiene todos los datos requeridos, la entidad
pública deberá hacérselo saber por escrito al solicitante, en un plazo no
mayor de tres días hábiles después de recibida aquella, a fin de que la
aclare o complete. El solicitante deberá contar con el apoyo de la oficina
correspondiente designada por la entidad para recibir las solicitudes, en
caso de así requerirlo [...]”.

En el caso peruano, aunque la Ley de Transparencia y Acceso a la


Información no se ocupa del asunto bajo comentario, su Reglamento

(25) CASTRO CRUZATT, Karin. “La jurisprudencia del Tribunal Constitucional peruano en materia de
acceso a la información pública”. En: Ensayos sobre el Tribunal Constitucional y las libertades de
expresión e información. Consorcio Justicia Viva, Lima, 2004, p. 61.
(26) CERRILLO MARTÍNEZ, Agustín. La transparencia administrativa: Unión Europea y Medio Ambien-
te. Tirant lo Blanch, Valencia, 1998, p. 175.

205
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

señala que las solicitudes escritas de información deben contener:


“Expresión concreta y precisa del pedido de información”(27). Los alcan-
ces de dicha disposición deberán interpretarse con un criterio flexible y
que favorezca el ejercicio del derecho a acceder a información en poder
del Estado. Junto a ello, las entidades públicas deben tener en cuenta que
pueden jugar un papel importante en la formulación adecuada de solicitu-
des a través de una labor de apoyo y asesoramiento.

Adicionalmente, existen otras medidas complementarias que pueden


favorecer la formulación adecuada de solicitudes, como que las entidades
públicas cuenten con la información que producen y poseen debidamente
registrada y sistematizada, de modo tal que sea factible su identificación
tras una búsqueda inicial(28). De este modo, las personas interesadas po-
drían acceder al registro o archivo para identificar con mayor precisión
la información que desean obtener o reproducir(29). En síntesis, pode-
mos afirmar que: “La identificación definitiva del documento debe ser
el resultado de una colaboración activa entre el interesado y la propia
Administración, presidida por el principio de buena fe”(30).

1.6. La imposibilidad de solicitar la producción de información


El derecho de acceso a la información no tutela la facultad de solici-
tar la elaboración de informes, análisis o estudios, por lo que no es viable
exigir a las entidades obligadas por este derecho que realicen valoracio-
nes o evalúen la información que se encuentra en su poder. Tampoco es
posible exigir a su amparo la determinación de responsabilidades o la
declaración de veracidad respecto de hechos determinados. Todos estos
aspectos se encuentran fuera del ámbito de protección constitucional del
derecho que venimos comentando.

Por ello, un límite que suele imponer la legislación en materia de ac-


ceso a la información pública, y que se encuentra previsto en el artículo

(27) Reglamento de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Decreto Supremo N° 072-
2003-PCM, vigente desde el 7 de agosto de 2003; artículo 10, literal d.
(28) GONZÁLEZ ALONSO, Luis Norberto. Transparencia y acceso a la información en la Unión Europea.
Colex, Madrid, 2002, p. 81.
(29) Ibíd. p. 81; También: LUQUE RÁZURI, Martín. Ob. cit., p.131.
(30) FERNÁNDEZ RAMOS, Severiano. “Algunas proposiciones para una ley de acceso a la información”.
En: Boletín Mexicano de Derecho Comparado. Nueva Serie, año XXXV, N° 105, setiembre-diciembre
de 2002, p. 907.

206
El proceso de hábeas data

13 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, es la


imposibilidad de solicitar la creación o producción de información(31).
Como ha sostenido el Tribunal: “la información pública obliga al Estado
o a sus instituciones a proporcionarla a quien la requiere, pero no a pro-
ducir información distinta o adicional a la ya existente”(32). Cabría apuntar
que si en una solicitud de información es posible distinguir informaciones
que obren en poder de la entidad, de otras que supongan un pedido de
producir información, la solicitud debe ser parcialmente atendida.

Existen casos en los cuales puede resultar discutible la aplicación es-


tricta de la prohibición de formular solicitudes que conlleven la obliga-
ción de producir información. Así, por ejemplo, se ha planteado la duda
con respecto a solicitudes que demanden la entrega de un documento
inexistente, pero pasible de ser elaborado con facilidad a partir de los
datos con los que cuente la entidad pública(33). En estos casos, siempre
que la labor de la entidad no consista en analizar ni evaluar la informa-
ción en su poder, sino que se limite a reunirla y facilitarla, consideramos
que el pedido debe ser atendido. En esta dirección apunta el artículo 20
de la Ley Orgánica de Transparencia y Acceso a la Información Pública
del Ecuador, en donde se estipula lo siguiente: “No se entenderá por pro-
ducción de información, a la recopilación o compilación de información
que estuviese dispersa en los diversos departamentos o áreas de la insti-
tución, para fines de proporcionar resúmenes, cifras estadísticas o índices
solicitados por el peticionario”.

Un supuesto distinto a la imposibilidad de solicitar la producción de


la información se presenta cuando dicha elaboración viene impuesta jurí-
dicamente, por ejemplo, mediante una norma de rango legal o por un tra-
tado en materia de derechos humanos. Este es el caso de la información

(31) Ley de Transparencia y Acceso a la Información. “Artículo 13: [...] La solicitud de información no
implica la obligación de las entidades de la Administración Pública de crear o producir información con
la que no cuente o no tenga obligación de contar al momento de efectuarse el pedido. En este caso, la
entidad de la Administración Pública deberá comunicar por escrito que la denegatoria de la solicitud
se debe a la inexistencia de datos en su poder respecto de la información solicitada. Esta ley tampoco
permite que los solicitantes exijan a las entidades que efectúen evaluaciones o análisis de la información
que posean [...]”.
(32) Entre estos casos podemos citar al tramitado bajo el STC Exp. N° 315-2007-PHD/TC, expedida el 16 de
febrero de 2007, f.j. 3. El mismo criterio ha sido reiterado en diversos casos, entre los que podemos destacar
al proceso tramitado bajo el STC Exp. N° 2176-2006-PHD/TC, expedida el 17 de mayo de 2006.
(33) GONZÁLEZ ALONSO, Luis Alberto. Ob. cit., p. 62.

207
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

sobre el estado de goce de los derechos económicos, sociales y cultura-


les que, de acuerdo con la interpretación que ha realizado el Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales sobre los alcances del Pacto
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los estados se encuen-
tran en la obligación de generar y producir(34).

En casos similares al citado anteriormente, el acceso a la informa-


ción no puede ser objeto de restricciones bajo el argumento de que
la entidad no cuenta con la información solicitada. Debemos resaltar
entonces que este derecho tutela la facultad de exigir la entrega de
información que posea una entidad o que deba poseer. Por ende, su
inexistencia no puede ser justificación valida, desde un punto de vista
constitucional, para negar el acceso cuando exista una obligación jurídica
de contar con ella.

1.7. El costo del pedido


Como es sabido, en todo régimen democrático el Estado es un instru-
mento que se encuentra llamado a garantizar el bien común, por lo que la
información sobre la gestión de la res publica, es propiedad de los ciuda-
danos y ciudadanas que han delegado dicha gestión a sus representantes.
En este sentido, y en la medida en que se trata de un derecho fundamen-
tal, el acceso a la información sobre la gestión de los asuntos públicos no
se podría encontrar condicionado al pago de costo alguno.

Por ello, tratándose del acceso directo a la información, por ejem-


plo, mediante lectura del expediente administrativo en las instalaciones
de la entidad ante la que se viene tramitando, resulta inviable el estable-
cimiento del pago de una tasa. El principio de gratuidad que rige en este
contexto tiene por objeto adicional propiciar el ejercicio de este derecho
fundamental(35). A diferencia de ello, cuando se requiere reproducir la
información, resulta admisible el establecimiento de una tasa por dicho
concepto. Es este sentido en el que se deben interpretar los alcances de
lo dispuesto en el inciso 5) del artículo 2 de la Carta Política, en cuanto
alude a un costo del pedido.

(34) ABRAMOVICH, Víctor y COURTIS Christian. Ob. cit., pp. 9 y 10.


(35) VILLANUEVA, Ernesto. Derecho de acceso a la información pública en Latinoamérica. Estudio intro-
ductorio y compilación. Ob. cit., p. LVI.

208
El proceso de hábeas data

La Ley de Transparencia y Acceso a la Información indica en su ar-


tículo 17 que el monto de la tasa por reproducción de información debe
ser equivalente al costo de su reproducción, por lo que proscribe la inclu-
sión de conceptos distintos(36). El reglamento de esta norma precisa en su
artículo 13 que la liquidación del costo de reproducción solo puede incor-
porar gastos vinculados de manera directa y exclusiva con la reproduc-
ción de la información solicitada(37). Ello excluye la posibilidad de que
las entidades públicas fijen el monto de la tasa de modo discrecional o
que, mediante dichos cobros se genere un beneficio económico hacia las
entidades públicas.

Resulta evidente que el establecimiento de una tasa excesiva puede


desincentivar el ejercicio de este derecho fundamental o impedir el acce-
so a esta, cuando el solicitante no pueda afrontar el pago de dicho monto.
Por ello, como ha destacado el Tribunal Constitucional, la proporcionali-
dad del costo es un asunto que reviste de trascendencia constitucional(38).
En esta línea, el Tribunal ha advertido que los cobros desproporcionados
tienen el mismo efecto que la negativa de suministrar la información so-
licitada, por lo que suponen una forma de violación de este derecho: “El
derecho de acceso a la información pública resultaría siendo ilusorio si el
costo que se exige por la reproducción de la información representa un
monto desproporcionado o ausente de un fundamento real. Ello ocasio-
naría el efecto práctico de una denegatoria de información [...]. Por tanto,
este derecho puede también resultar afectado cuando el monto de repro-
ducción exigido es desproporcionado”(39).

(36) La Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública establece en su artículo 17: “El solicitante
que requiera la información deberá abonar solamente el importe correspondiente a los costos de repro-
ducción de la información requerida. El monto de la tasa debe figurar en el Texto Único de Procedimien-
tos Administrativos (TUPA) de cada entidad de la Administración Pública. Cualquier costo adicional se
entenderá como una restricción al ejercicio del derecho regulado en esta ley, aplicándose las sanciones
correspondientes”.
(37) Reglamento de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Decreto Supremo N° 072-
2003-PCM, vigente desde el 7 de agosto de 2003. “Artículo 13: La liquidación del costo de reproduc-
ción solo podrá incluir aquellos gastos directa y exclusivamente vinculados con la reproducción de la
información solicitada. En ningún caso se podrá incluir dentro de los costos el pago por remuneraciones
o infraestructura que pueda implicar la entrega de información ni cualquier otro concepto ajeno a la
reproducción”.
(38) RTC Exp. N° 4468-2006-PHD/TC, resolución expedida el 22 de marzo de 2007, f. j. 5.
(39) STC Exp. Nº 01912-2007-HD/TC, expedida el 13 de noviembre de 2007. f. j. 4.

209
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Dado que el monto de la tasa por reproducción de información debe


incorporar conceptos vinculados de manera directa y exclusiva a los gas-
tos que ocasione dicha reproducción, debe descartarse que el precio del
mercado sea un criterio a partir del cual pueda fijarse la tasa por concep-
to de reproducción de información. Como se ha destacado “el precio del
mercado siempre importa una ganancia o lucro que si bien es legítimo
y deseable en el ámbito de las relaciones privadas, [...] no es admisible
en el caso de los derechos fundamentales y administración del acceso a
la información pública”(40). Siguiendo este razonamiento el Tribunal ha
señalado que dicho criterio se utilizaría para demostrar que la fijación
del costo por la reproducción no se ajusta a los límites establecidos
legalmente, por resultar excesivo(41).

1.8. Las excepciones del derecho de acceso a la informa-


ción pública
La Constitución peruana se ocupa de prever los supuestos en los que
el derecho de acceso a la información pública deberá ser limitado. Así, el
inciso 5 de su artículo 2 establece que cuando la información en poder de
las entidades del Estado se encuentre referida a la intimidad, la seguridad
nacional, el secreto bancario y la reserva tributaria, no será posible acce-
der a ella. Adicionalmente, precisa que la información vinculada a otras
materias podrá también ser exceptuada del acceso público, siempre que
ello se regule a través de una ley.

Aunque la revisión de cada uno de los supuestos excepcionales exce-


de los objetivos y limitaciones de este trabajo, mencionaremos algunos de
los principios que deben ser tomados en cuenta para interpretar sus alcan-
ces. Por su trascendencia, debemos referirnos en primer término al prin-
cipio de presunción de publicidad, máxima publicidad o máxima divul-
gación de acuerdo al cual toda la información en poder del Estado debe
presumirse pública, salvo aquella expresamente exceptuada. Su propósito

(40) DEFENSORÍA DEL PUEBLO DEL PERÚ. Ob, cit., p. 146.


(41) STC Exp. N° 0915-2006-HD/TC, expedida el 9 de enero de 2007, en esta decisión se señala lo si-
guiente: “3. A fojas 9 de autos obra el Informe de la Defensoría del Pueblo N° DP-2005-AAC-052, el
que indica que el precio de mercado de las copias puede ser tomado como un precio de referencia para
determinar cuando la tasa que se pretende cobrar supone un costo adicional a los de reproducción, que
son los establecidos por la norma. Ello, en la medida en que, a diferencia de la actividad empresarial, el
servicio prestado por las entidades no tiene un ánimo de lucro”.

210
El proceso de hábeas data

es revertir la práctica arraigada de opacidad y avanzar hacia un escena-


rio de transparencia y visibilidad en el ejercicio de la función pública(42).
En este sentido, el inciso 1) del artículo 3 de la Ley de Transparencia y
Acceso a la Información prescribe que: “Toda información que posea el
Estado se presume pública, salvo las excepciones expresamente previstas
por el artículo 15 de la presente ley”.

Dado que las excepciones al derecho de acceso a la información pú-


blica configuran una limitación al ejercicio del mismo, estas deben ser
objeto de una interpretación restrictiva. El artículo 15-C de la ley hace
mención a este principio y estipula: “Los casos establecidos en los artícu-
los 15, 15-A y 15-B son los únicos en los que se puede limitar el derecho
al acceso a la información pública, por lo que deben ser interpretados de
manera restrictiva por tratarse de una limitación a un derecho fundamen-
tal”. El fundamento de esta pauta ha sido esbozado por el Tribunal al sen-
tenciar el proceso entablado por Julia Arellano Serquén contra el Consejo
Nacional de la Magistratura:

“15. El criterio de interpretación extensiva de una disposición que


restringe el ejercicio de un derecho constitucional, como el que ahora
se discute, se encuentra vedado implícitamente por el principio gene-
ral que se deriva del inciso 9) del artículo 139 de la Constitución, y
está desarrollado por el artículo VI del Título Preliminar del Código
Civil; asimismo, está precisado, de mejor forma aun y de modo ca-
tegórico, por el artículo 18 de la Ley de Transparencia y Acceso a la
Información Pública, a tenor del cual los límites al derecho de acceso
a la información pública ‘deben ser interpretados de manera restricti-
va por tratarse de una limitación a un derecho fundamental’”(43).
Ahora bien, la experiencia permite advertir que la necesidad de man-
tener en reserva determinada información no siempre supone que la inte-
gridad del documento o formato del cual forma parte, reviste del mismo
carácter reservado. Por esta razón, es necesario distinguir la información
que debe exceptuarse del acceso público, de aquella que, por el contrario,
debe estar a disposición de las personas interesadas. Esta herramienta,

(42) MENDEL, Toby. “Consideraciones sobre el estado de las cosas a nivel mundial en materia de acceso a
la información”. En: Derecho comparado de la Información. N° 8, julio-diciembre de 2006, p. 9.
(43) STC Exp. N° 2579-2003-HD/TC, expedida el 6 de abril de 2004.

211
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

conocida como la segregación de información reservada, permite “acotar


el alcance de la reserva a los datos y registros [...], dejando fuera porcio-
nes informativas de interés público que no tienen por qué estar también
reservados por el solo hecho de formar parte de un expediente o docu-
mento donde se encuentra información reservada”(44). Por consiguiente,
cuando en un documento coexista información de acceso público e in-
formación exceptuada, corresponde efectuar la entrega de la información
que debe estar a disposición de los interesados, dejando a salvo la que se
encuentra sujeta a reserva.

Otro aspecto relevante en la aplicación de las excepciones es la exi-


gencia de que la denegatoria de la información se exprese de manera es-
crita y motivada, de modo tal que el solicitante pueda conocer las razones
que han originado el rechazo a su solicitud y eventualmente cuestionarlo.
Sobre el particular, el segundo párrafo del artículo 13 de la ley establece:
“La denegatoria al acceso a la información solicitada debe ser debida-
mente fundamentada en las excepciones del artículo 15 de esta ley, seña-
lándose expresamente y por escrito las razones por las que se aplican esas
excepciones y el plazo por el que se prolongará dicho impedimento”.

Pero además, la Corte Interamericana se ha pronunciado sobre las


restricciones al derecho de acceso a la información pública. Al respecto,
la Corte ha establecido que las restricciones a este derecho deben estable-
cerse mediante una ley; deben obedecer a finalidades legítimas, las cuales,
según entiende, vienen definidas en el artículo 13.2. de la Convención;
deben resultar útiles o conducentes para alcanzar dichas finalidades; y,
además, han de restringir en la menor medida de lo posible el derecho de
acceso a la información:

“89. En cuanto a los requisitos que debe cumplir una restricción en


esta materia, en primer término deben estar previamente fijadas por
ley como medio para asegurar que no queden al arbitrio del poder

(44) VILLANUEVA, Ernesto. “Derecho de acceso a la información pública en México y algunos datos
mínimos de la experiencia comparada”. En: Hacia una América Latina transparente. Las experiencias
de Ecuador y México. Coalición Acceso-Proyecto Anticorrupción ¡Sí se puede!, Quito, 2005, p. 49.
El artículo 16 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública recoge el criterio antes
mencionado indicando que: “En caso de que un documento contenga, en forma parcial, información
que, conforme a los artículos 15, 15-A y 15-B de esta ley, no sea de acceso público, la entidad de la
Administración Pública deberá permitir el acceso a la información disponible del documento”.

212
El proceso de hábeas data

público. Dichas leyes deben dictarse ‘por razones de interés general y


con el propósito para el cual han sido establecidas’.
90. En segundo lugar, la restricción establecida por ley debe respon-
der a un objetivo permitido por la Convención Americana. Al res-
pecto, el artículo 13.2 de la Convención permite que se realicen res-
tricciones necesarias para asegurar ‘el respeto a los derechos o a la
reputación de los demás’ o ‘la protección de la seguridad nacional, el
orden público o la salud o la moral públicas’.
91. Finalmente, las restricciones que se impongan deben ser necesa-
rias en una sociedad democrática, lo que depende de que estén orien-
tadas a satisfacer un interés público imperativo. Entre varias opciones
para alcanzar ese objetivo, debe escogerse aquella que restrinja en
menor escala el derecho protegido. Es decir, la restricción debe ser
proporcional al interés que la justifica y debe ser conducente para al-
canzar el logro de ese legítimo objetivo, interfiriendo en la menor me-
dida posible en el efectivo ejercicio del derecho”.
2. El derecho a la protección de datos personales o autodeter-
minación informativa
Como ya adelantamos, el derecho a la protección de datos personales
o autodeterminación informativa surgió en el marco del desarrollo tecno-
lógico que tuvo lugar a partir de la década de los sesenta y que se tradujo
en la aparición y desarrollo de sistemas informáticos capaces de procesar,
relacionar y transmitir información a gran velocidad; configurando una
auténtica revolución. Y es que, con el advenimiento del desarrollo tecno-
lógico quedaron atrás las barreras espaciales y temporales que limitaban
la utilización y acumulación de la información; en la actualidad, “los re-
cursos tecnológicos no conocen el olvido, ni se detienen ante la lejanía y
son capaces de almacenar, relacionar y comunicar en tiempo real ingentes
masas de datos de todo tipo, incluidos los de carácter personal, y de utili-
zarlos para las más diversas finalidades”(45).

Ciertamente, las tecnologías informáticas han aportado diver-


sos beneficios a la sociedad y que hoy están presentes en casi todas las

(45) MURILLO DE LA CUEVA, Pablo Lucas. “Diez preguntas sobre el derecho a la autodeterminación
informativa y el derecho a la protección de datos de carácter personal”. Agencia Catalana de Protección
de Datos. Conferencia realizada el día 24 de octubre de 2005. Disponible en: www.apd.cat

213
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

actividades de nuestra vida(46). A su vez, las funciones estatales, que re-


quieren contar con un considerable flujo de información de tipo personal
de los administrados y administradas, se han visto beneficiadas con el uso
de la informática. Así, labores como la recaudación tributaria, la gestión
de la seguridad social y la prevención de las actividades delictivas, entre
muchas otras, son tareas a las que la informática viene aportando mayo-
res dosis de eficacia y predictibilidad(47).

Pero en el contexto del creciente desarrollo informático y tecnológi-


co se advirtió también que el registro indiscriminado de datos personales,
su interrelación y posterior transmisión descontrolada confiere un alto
poder de control sobre los titulares de dichos datos, llegando a represen-
tar una nueva forma de dominio social a la que se ha denominado Poder
Informático(48). De este modo, quedó en evidencia que el conocimiento
y uso de la información personal hace posible la adopción de decisiones
que afectan los derechos fundamentales de sus titulares, quienes queda-
rían en una situación de virtual indefensión frente a ello. Así, por ejem-
plo, con el registro no consentido de la filiación política de una persona
que tiene expectativas de acceder a un puesto de trabajo y el posterior
acceso de su potencial contratante a dicho dato, se podría generar una
afectación a su derecho a la no discriminación y eventualmente una afec-
tación a su derecho al trabajo.

Si bien la gravedad de los riesgos antes descritos resulta patente tra-


tándose de datos referidos a la esfera íntima de las personas, la informáti-
ca también puede generar situaciones de indefensión a partir del registro
y transmisión de datos personales que en un primer momento podrían ca-
lificarse como inocuos, pero que registrados, relacionados y transmitidos
en conjunto con otros, revelan características esenciales de las personas y
permiten delinear un perfil sobre su personalidad, afectando con ello su
dignidad y diversos derechos fundamentales(49). Por ello, se suele afirmar

(46) SERRANO PÉREZ, María Mercedes. El derecho fundamental a la protección de datos. Derecho espa-
ñol y comparado. Civitas, Madrid, 2003, p. 18
(47) PÉREZ LUÑO, Enrique Antonio. “Informática y libertad. Comentario al artículo 18.4 de la Constitu-
ción española”. En: Revista de Estudios Políticos (Nueva época). N° 24, noviembre-diciembre de 1981,
p. 36.
(48) FROSINI, Vittorio. “Bancos de datos y tutela de la persona”. En: Revista de Estudios Políticos (Nueva
época). N° 30, noviembre-diciembre de 1982, pp. 23 y 24.
(49) MURILLO DE LA CUEVA, Pablo Lucas. “La construcción del derecho a la autodeterminación infor-

214
El proceso de hábeas data

que ningún dato personal es neutro o irrelevante por lo que la facultad de


sus titulares de controlar su acopio y posterior uso debe garantizarse en
todos los casos(50).

Si se tienen en cuenta las ventajas que aporta la informática al desa-


rrollo de la sociedad y se advierte que los fines a los que esta herramienta
sirve resultan en muchos casos compatibles con la Constitución, es fácil
concluir que es preciso encontrar un punto de equilibrio entre el respeto a
los derechos fundamentales y la recolección y uso de datos personales(51).
Desde esta perspectiva, se ha sostenido que la autodeterminación infor-
mativa constituye un derecho destinado a solventar la tensión existente
entre el uso generalizado –y necesario– de la informática y el riesgo que
dicho uso supone en el disfrute de los derechos de las personas(52).

Si bien en sus inicios se concibió al derecho a la protección de


datos personales o autodeterminación informativa como una fa-
ceta positiva del derecho a la intimidad, a la cual se le adscribió la
función tutelar a las personas ante la “agresión tecnológica de su
intimidad”(53), cada vez existe mayor acuerdo en catalogarlo como un
derecho autónomo(54). A través de este derecho se reconoce a las per-
sonas la facultad de controlar el acopio, tratamiento y transmisión de
sus datos personales; y para el ejercicio de dicho control se les re-
conoce un conjunto de facultades. Con ello, se busca garantizar que
el tratamiento de la información personal no genere la afectación de

mativa”. En: Revista de Estudios Políticos (Nueva época). N° 104, abril-junio de 1999, p. 38.
(50) ORTI VALLEJO, Antonio. “El nuevo derecho fundamental (y de la personalidad) a la libertad informá-
tica (a propósito de la STC Nº 254/1993, de 20 de julio)”. En: Derecho Privado y Constitución. N° 2,
enero-abril de 1994, pp. 319 y 320.
(51) SERRANO PÉREZ, María Mercedes. Ob. cit., pp. 18 y 19.
(52) PIÑAR MAÑAS, José Luis. “Reflexiones sobre el derecho fundamental a la protección de datos perso-
nales”. En: Actualidad Jurídica Uria Menéndez. N° 12, 2005, p. 9.
(53) PÉREZ LUÑO, Enrique Antonio. “Informática y libertad. Comentario al artículo 18.4 de la Constitu-
ción española”. Ob. cit., p. 34.
(54) Esta evolución se puede apreciar en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional español la cual ini-
cialmente concibió al derecho reconocido en el artículo 18.4 de la Constitución española como un
nuevo ámbito del derecho a la intimidad, para posteriormente, a partir de la expedición de la STC
Nº 292/2000, distinguir el contenido y objeto de cada uno de dichos atributos. De este modo “lo que an-
tes era considerado un contenido “positivo”, y no meramente negativo o excluyente, de un derecho a la
intimidad ampliado a nuevos supuestos de infracción, por causa de la informática, es ahora un contenido
diferenciado de un derecho autónomo”: ROIG, Antoni. “La protección de las bases de datos personales.
Análisis de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional”. En: Revista Jurídica de Catalunya. N° 4,
2002, pp. 152 y 153.

215
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

derechos fundamentales. En este sentido, el Tribunal Constitucional


español lo ha definido en los siguientes términos:

“Consiste en un poder de disposición y de control sobre los datos per-


sonales que faculta a la persona para decidir cuáles de esos datos pro-
porcionar a un tercero, sea el estado o un particular, o cuáles puede
este tercero recabar, y que también permite al individuo saber quién
posee esos datos personales y para qué, pudiendo oponerse a esa po-
sesión o uso. Estos poderes de disposición y control sobre los datos
personales, (...) se concretan jurídicamente en la facultad de consentir
la recogida, la obtención y el acceso a los datos personales, su poste-
rior almacenamiento y tratamiento, así como su uso o usos posibles,
por un tercero, sea el estado o un particular”(55).
De manera similar a lo que acontece con el acceso a la información
pública, el derecho a la autodeterminación informativa no ha sido reco-
nocido expresamente por los tratados de derechos humanos de los que el
Perú es parte. Pese a ello es posible encontrar referencias a este derecho
en los informes elaborados por la Relatoría para la Libertad de Expresión
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Así, el Informe
sobre Terrorismo y Derechos Humanos elaborado en octubre del año
2002 lo define en los siguientes términos:

“289. Aparte del derecho general de acceso a la información en poder


del Estado, toda persona tiene el derecho a acceder a información
sobre sí misma, sea que esté en posesión del Gobierno o de una enti-
dad privada. Con frecuencia denominado derecho de hábeas data, este
derecho incluye el derecho a modificar, eliminar o corregir la infor-
mación considerada sensible, errónea, sesgada o discriminatoria. El
derecho al acceso y el control de la información personal es esencial
en muchas esferas de la vida, dado que la falta de mecanismos jurí-
dicos para la corrección, actualización y eliminación de información
puede tener efectos directos en el derecho a la privacidad, el honor, la
identidad personal, los bienes y la rendición de cuentas en la reunión
de información”.

(55) STC Nº 292/2000, de 30 de noviembre.

216
El proceso de hábeas data

2.1. La regla general del consentimiento previo e informa-


do para el tratamiento de datos personales
El consentimiento es un principio medular en materia de protección
de datos. Supone, en líneas generales, la autorización previa e informa-
da que debe brindar el titular de los datos personales que serán objeto
de tratamiento al responsable de dicha actividad(56). Esta manifestación
de voluntad, que puede ser expresa o tácita según lo contemple cada or-
denamiento jurídico, debe ser prestada atendiendo a las circunstancias
concretas en las que se solicitan los datos personales. Así, el titular de la
información personal debe conocer la finalidad para la cual sus datos son
registrados, el uso que se pretende dar a estos y los derechos que lo asis-
ten para vigilar que las condiciones bajo las cuales prestó su autorización
sean respetadas(57).

Con esta exigencia se pretende que los titulares de la información


personal puedan conocer y reflexionar en torno a los beneficios y even-
tuales desventajas que podría conllevar el tratamiento de sus datos. Por
esta razón, el consentimiento debe ser específico. No cabría, entonces, un
apoderamiento genérico, pues ello desvirtuaría la finalidad del mismo(58).
A su vez, una vez prestado este puede ser revocado por el titular.

Ciertamente, la regla general del consentimiento previo e informado


al tratamiento de datos personales admite excepciones. Aunque en este
punto es indispensable atender a la regulación específica de cada país,
podemos mencionar, a título ilustrativo, algunos de los casos más co-
múnes en los que no se requiere la autorización previa del titular. Entre
estos supuestos encontramos al tratamiento de la información personal
que recogen las administraciones públicas para el desarrollo de las
actividades que se enmarcan dentro del ámbito de sus competencias.
Se considera que resultaría una excesiva carga para la Administración

(56) El tratamiento de datos personales incluye todas las operaciones de carácter técnico que recaen sobre
los datos personales y que se dirigen a lograr su acopio o registro, su interrelación, su modificación, su
comunicación a terceros y su cancelación o bloqueo.
(57) MURILLO DE LA CUEVA, Pablo Lucas. Informática y protección de datos personales. Estudio sobre
la Ley Orgánica 5/1992, de regulación del tratamiento automatizado de los datos de carácter personal.
Cuadernos y Debates. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, pp. 61 y 62. En el ámbito
nacional se pronuncia sobre este principio: CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Pro-
cesal Constitucional. Tomo II, segunda edición, Palestra, Lima, 2006, pp. 1062 y 1063.
(58) SERRANO PÉREZ, María Mercedes. Ob. cit. pp. 195-243.

217
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

imponer la exigencia de recabar el consentimiento de los administrados


y administradas en cada oportunidad en la que requiera tratar informa-
ción personal(59).

También es frecuente que se excluya de la exigencia del consenti-


miento previo al tratamiento de datos personales que tenga su origen
en una relación contractual, como puede ser la laboral o una de orden
comercial. En estos casos operaría una suerte de consentimiento táci-
to(60). Así, por ejemplo, los datos que son recogidos por una empresa que
vende seguros de salud son puestos en su conocimiento por sus usuarios
de manera libre y voluntaria, con el objeto de que se concrete el vínculo
contractual, por lo que su uso debe limitarse a dicho fin. Por ello, dicha
empresa no debe transferir dichos datos a terceros, salvo que medie auto-
rización del titular de estas. Mencionaremos, finalmente, a la información
personal que es recogida y procesada por los órganos policiales con la
finalidad de resguardar la seguridad ciudadana y coadyuvar en la preven-
ción del delito. Cabría precisar que el tratamiento de información en este
ámbito suele sujetarse a un régimen especial.

2.2. Los datos personales y los datos sensibles


Podemos considerar como dato personal toda información sobre una
persona física (o jurídica) que permita su identificación de manera directa
o indirecta. Al respecto, se ha sostenido que: “para que exista un dato de
carácter personal es preciso que existan dos elementos: la información y
la persona a la que concierne dicha información”(61). Por lo tanto, debe
enfatizarse que además de la información que proviene del dato, es indis-
pensable la vinculación a una persona determinada para que nos encon-
tremos frente a un dato personal(62).

Teniendo en consideración lo señalado podemos mencionar, de


modo enunciativo, los siguientes ejemplos de datos personales: la di-
rección domiciliaria, la pertenencia a un partido político, las creencias

(59) Ibíd. p. 213.


(60) MURILLO DE LA CUEVA, Pablo Lucas. Informática y protección de datos personales. Ob. cit.,
p. 61.
(61) APARICIO SALOM, Javier. Estudio sobre la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Per-
sonal. Aranzadi, Navarra, 2002, p. 49.
(62) Ibíd., p. 51.

218
El proceso de hábeas data

religiosas, entre otros. Las imágenes que son captadas por los sistemas
de videovigilancia de las entidades públicas o privadas podrían constituir
datos de carácter personal, si dichos registros visuales permiten identi-
ficar a las personas que aparecen en ellas. Bajo el mismo criterio, el re-
gistro auditivo de la voz de una persona podrá también ser considerado
como un dato personal en la medida en que permita su identificación.

Dentro del género de datos personales existe una categoría cuya re-
visión es imprescindible en todo estudio que verse sobre protección de
datos personales. Se trata de los datos sensibles. Si bien esbozar una de-
finición de la información personal que puede ser catalogada como sensi-
ble no es una tarea sencilla, podemos señalar algunas de sus principales
características.

Debemos empezar afirmando que la información sensible permite


conocer características que forman parte del “núcleo de la personalidad
y dignidad humanas”(63). Entre estos datos destacan: el origen racial, los
datos referidos a la ideología, religión o creencias, los datos relativos a la
salud, la orientación sexual, entre otros.

Un rasgo esencial y a la vez determinante para calificar un dato per-


sonal como sensible es que alude a cuestiones cuya divulgación o comu-
nicación a terceros puede dar lugar a prácticas discriminatorias. En este
sentido, Peyrano considera que este concepto incluye “todos aquellos
datos personales que por sus connotaciones en el medio social, tengan, en
el caso concreto, la aptitud de generar [...] actitudes o conductas de carác-
ter discriminatorio”(64).

Ahora bien, es importante destacar que la información sensible no se


identifica, ni se agota en aquella referida a la intimidad personal o fami-
liar. Si bien la información de carácter íntimo puede considerarse sensi-
ble por su estrecha conexión con los aspectos básicos de la personalidad,

(63) MURILLO DE LA CUEVA, Pablo Lucas. Informática y protección de datos personales. Ob.
cit. p. 69.
(64) PEYRANO, Guillermo. Régimen legal de los datos personales y hábeas data. LexisNexis-Depalma,
Buenos Aires, 2002, p. 38. Citado por: PUCINELLI, Oscar. “Los datos de afiliación partidaria son datos
sensibles y no deben ser puestos a disposición del público general. (A propósito de su inclusión en pa-
drones electorales y en bases de datos disponibles en internet)”. En: Revista Jurídica del Perú. Año LV,
N° 64, setiembre-octubre de 2005, p. 240.

219
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

existe información que sin ser necesariamente de naturaleza íntima, goza


de carácter sensible. Así, por ejemplo, suele considerarse que la filiación
sindical constituye un dato sensible, pese a que carece de carácter íntimo.
Un comentario similar se puede formular en torno a la información re-
ferida a las condenas penales que ya han sido cumplidas. No se trata, en
nuestra opinión, de información íntima, pero parece claro que el acceso
ilimitado a dicho dato puede provocar discriminación.

La especial delicadeza de este tipo de información personal hace que


merezcan una especial tutela. Esta protección reforzada se expresa en la
prohibición de registrar información sensible, salvo que medie consenti-
miento expreso e inequívoco de su titular. Asimismo, como regla general
se encuentra proscrito la organización de archivos o registros que tengan
como finalidad exclusiva el tratamiento de este tipo de datos.

2.3. Los sujetos activos o titulares del derecho a la protección


de datos personales o autodeterminación informativa
El sujeto activo o titular de este derecho es la persona a la que pertene-
cen los datos objeto de tratamiento, es decir, “aquella a quien conciernen
las informaciones que, permitiendo directa o indirectamente su identifica-
ción, se registran, conservan, elaboran, modifican, cancelan o ceden”(65).

Consideramos que además de las personas físicas, que resultan des-


tinatarias naturales de este derecho, las personas jurídicas de derecho
privado también titularizan este atributo, aunque en su caso el derecho
a la autodeterminación informativa tiene un alcance más limitado(66).
Ciertamente, no será posible sostener que respecto de ellas pueda existir
información o datos personales de naturaleza íntima, en la medida que no
los consideramos titulares del derecho a la intimidad. Tampoco se puede
afirmar que cuenten con datos sensibles pues, como hemos indicado, di-
chos datos traducen características intrínsecas de la personalidad humana,

(65) MURILLO DE LA CUEVA, Pablo Lucas. Informática y protección de datos personales. Ob. cit.
p. 51.
(66) Al respecto, se ha referido en nuestro medio que: “[...] puede hablarse –en algunos aspectos– de la au-
todeterminación informativa de las personas jurídicas privadas frente al abuso del poder informativo”:
SORIA LUJÁN, Daniel. “Reflexiones sobre algunos aspectos procesales y jurisprudenciales del hábeas
data”. En: Cuadernos Jurisprudenciales. Suplemento mensual de Diálogo con la Jurisprudencia, año
3, núm. 28, octubre de 2003, p. 10.

220
El proceso de hábeas data

lo cual resulta ajeno a la naturaleza de las personas jurídicas de derecho


privado. Sin embargo, resulta innegable que respecto de ellas se genera
información cuyo eventual tratamiento debe ser tutelado. Así, por ejem-
plo, estas organizaciones mantienen relaciones comerciales y contrac-
tuales cuyo incumplimiento puede dar lugar a la incorporación de dicha
información en una central de riesgo crediticio, siendo necesario recono-
cerles la facultad de controlar el uso y la calidad de dicha información.
Por lo demás, que las personas jurídicas de derecho privado no sean titu-
lares del derecho a la intimidad y que por su naturaleza no generen datos
sensibles ni íntimos entendidos en términos estrictos, no supone que no
posean datos personales que merezcan protección e incluso reserva. Este
es el caso de la información tributaria que goza de protección constitucio-
nal en virtud del derecho a la reserva tributaria, o de la información ban-
caria garantizada por el derecho al secreto o sigilio bancario, entre otras.

Este criterio habría inspirado la Ley Nº 27489, mediante la cual se


regula la actividad de las Centrales Privadas de Información de Riesgos
y de Protección al titular de la información. La norma en mención con-
templa expresamente como sujetos activos a las personas naturales y a
las jurídicas, en el literal d) de su artículo 2, en donde se define al titular
de la información como: “La persona natural o jurídica a la que se refiere
la información de riesgos”. Por su parte, la legislación argentina contiene
una disposición específica sobre el tema bajo comentario. El artículo 1
de la Ley Nº 25326, Ley de protección de datos personales, dispone que:
“Las disposiciones de la presente ley también serán aplicables, en cuanto
resulte pertinente, a los datos relativos a las personas de existencia ideal”.

2.4. Los sujetos pasivos u obligados por el derecho a la


protección de datos personales o autodeterminación
informativa
El sujeto pasivo u obligado es la persona o entidad, de carácter pú-
blico o privado, que tiene a su cargo el registro, archivo o banco de datos
personales. Sobre él recaen una serie de deberes y obligaciones en rela-
ción con los datos personales objeto de tratamiento. A efectos del presente
estudio consideramos útil distinguirlos en tres categorías: i) los archivos o
registros cuya función principal es suministrar información a terceros; ii)
los bancos o archivos que sirven de apoyo a la función desempeñada por

221
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

las entidades públicas o privadas a las que pertenecen; y, iii) los bancos
de datos, archivos o registros de uso personal.

Los bancos de datos pertenecientes al primer grupo de sujetos pasivos


están dedicados principalmente al tratamiento de información personal y
su transmisión o suministro a terceros, por lo que resulta indiscutible su
condición de sujetos pasivos del derecho a la autodeterminación infor-
mativa. Este sería el caso de las centrales de riesgo crediticio de carácter
público o privado.

En el segundo grupo encontramos a los archivos o registros utilizados


por entidades públicas o privadas para apoyar las funciones que desempe-
ñan. Si bien estas entidades no tienen por función principal el tratamien-
to de datos personales, el volumen de información personal que requieren
procesar demanda su organización mediante la creación y mantenimiento
de bancos de datos. Como ejemplo, en el ámbito privado, encontramos a
las bases de datos de los centros de salud que contienen las historias clí-
nicas de sus pacientes, o los que pertenecen a las instituciones bancarias y
financieras y que conservan información sobre sus usuarios. En el Sector
Público, encontraríamos a los bancos de datos de los distintos ministerios
del Estado en donde constan los legajos del personal que labora en sus de-
pendencias; o los archivos con los que cuentan los centros educativos esta-
tales en donde se encuentra registrada información personal referida a sus
alumnos y alumnas. En estos casos, aunque no se trate de instituciones de-
dicadas al suministro de información, es necesario que las personas cuyos
datos se encuentren incorporados en dichos archivos puedan ejercer control
sobre la calidad de dicha información y el uso que se hace de esta(67).

Dentro del tercer supuesto encontramos a los archivos o registros de


uso personal o doméstico. Estos archivos son los que utilizan los par-
ticulares en cualquier ámbito de su vida personal o profesional. Su uso

(67) Es de la misma opinión: EGUIGUREN PRAELI, Francisco. La libertad de expresión e información y


el derecho a la intimidad personal. Su desarrollo actual y sus conflictos. Palestra, Lima, 2004, pp. 186
y 187. En la misma línea, en el ámbito nacional se ha señalado que los alcances del inciso 6 del artículo
2 de la Carta: “involucra en el ámbito de lo público [...] tanto a los registros y archivos de carácter ad-
ministrativo (es decir, de las distintas entidades que conforman el aparato estatal, y que contienen, en
algún grado –y no necesariamente por ser su objeto–, información de la esfera personal y/o familiar del
individuo), como a los registros y archivos de carácter público (como lo son por ejemplo aquellos de
las oficinas de registros públicos de los distintos departamentos del país [...])”: LUNA CERVANTES,
Eduardo, Ob. cit., p. 19.

222
El proceso de hábeas data

y acceso se encuentra restringido a su titular, pues no han sido creados,


ni son utilizados para suministrar información a terceras personas. Por
ello, la transmisión de la información personal que almacenan, con los
consiguientes riesgos que ello podría suponer para sus titulares resulta-
ría –en principio– inexistente. En vista de ello, no debieran considerarse
como sujetos pasivos u obligados por el derecho a la autodeterminación
informativa.

La legislación argentina en materia de protección de datos de carácter


personal excluye de la condición de sujetos pasivos a los archivos o re-
gistros creados por particulares siempre que tengan un uso exclusivamen-
te personal(68). Pero, como anota Puccinelli, no siempre resultará sencillo
determinar si, en efecto, la utilización de un registro o banco de datos
no trasciende del ámbito personal. Por ello, propone como criterio deter-
minante atender a la accesibilidad del archivo frente a terceros. Según
refiere el autor citado: “En la medida en que a la información contenida
en el registro puedan acceder personas distintas de la persona física que
es su propietario, aunque sea con fines estrictamente internos, el sistema
de información cae en la órbita de la ley y se debe cumplir con todos sus
principios y deberes”(69).

El riesgo de catalogar a los archivos o bancos de información de uso


personal como sujetos pasivos del derecho a la autodeterminación infor-
mativa, se aprecia con mayor nitidez en el caso de los archivos o bases de
datos que elaboran y utilizan las personas como parte del ejercicio de su
derecho a la libertad de información(70). En vista de la potencial amenaza
hacia el ejercicio de las libertades de expresión e información que podría
representar su consideración como sujetos pasivos del derecho objeto de

(68) La Ley Nº 25326 prevé en su artículo 24: “Los particulares que formen archivos, registros o bancos
de datos que no sean para uso exclusivamente personal deberán registrarse conforme lo previsto en el
artículo 21”.
(69) PUCCINELLI, Oscar R. Protección de datos de carácter personal. Astrea, Buenos Aires, 2004, pp. 372
y 373.
(70) A esta situación se ha hecho referencia señalando que la incertidumbre sobre inclusión de los bancos
de datos privados destinados al uso personal de su propietario, como sujeto pasivo del derecho bajo
comentario puede generar “un eventual uso del hábeas data como mecanismo para vulnerar el secreto
profesional que por ejemplo guardan abogados o contadores sobre la información que les hubiesen
proporcionado sus clientes”: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Jurisdicción constitucional,
impartición de justicia y debido proceso. Ara, Lima, 2003, pp. 313 y 314.

223
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

estudio(71), la Constitución argentina precisa que mediante el hábeas data


“no podrá afectarse el secreto de las fuentes de información periodística”.

2.5. Las facultades del derecho a la protección de datos


personales o autodeterminación informativa
El contenido del derecho a la protección de datos personales o auto-
determinación informativa se encuentra integrado por distintas facultades
cuyo ejercicio permite a su titular controlar el uso de la información refe-
rida a su persona. Como podrá intuirse, su número y alcance puede variar
de un ordenamiento jurídico a otro. Por nuestra parte, estimamos que las
más relevantes son las siguientes:

a) El derecho de acceso al registro o archivo


Este derecho permite al titular de los datos conocer la información
registrada sobre su persona. Este derecho actúa como presupuesto para el
ejercicio de las facultades que integran el derecho a la protección de datos
de carácter personal: conociendo el contenido de la información personal
registrada, se podrá detectar su carácter inexacto, desactualizado o erró-
neo, tras lo cual será exigible su rectificación, actualización o eventual
exclusión. Según ha definido el Tribunal Constitucional peruano “Tal
acceso puede tener por objeto que se permita conocer qué es lo que se
encuentra registrado, para qué y para quién se realizó el registro de
información, así como la (o las) persona(s) que recabaron dicha informa-
ción [...]”(72).

Para efectivizar su ejercicio las legislaciones nacionales suelen es-


tablecer el acceso gratuito y periódico por parte de los titulares de los
datos personales objeto de registro. En este sentido, el artículo 15 de la
norma argentina sobre protección de datos personales, Ley N° 25326,
reconoce el derecho del titular a obtener información sobre sus datos
personales incluidos en los bancos de datos públicos o privados desti-
nados a proveer informes. Se precisa que dicho derecho podrá ejercerse
de forma gratuita, en intervalos de por lo menos seis meses. En el ámbito

(71) SAGÜÉS, Néstor Pedro. “El hábeas data argentino (orden nacional)”. En: Derecho PUCP. N° 51, di-
ciembre de 1997, p. 183.
(72) STC Exp. N° 3052-2007-HD/TC, expedida el 16 de noviembre de 2007, f. j. 3.

224
El proceso de hábeas data

nacional, la Ley N° 27489 establece en su artículo 14 que los titulares po-


drán acceder anualmente o cuando la información contenida en los ban-
cos de datos haya sido objeto de rectificación, a la información crediticia
que les concierne de forma gratuita.

b) El derecho de actualizar los datos personales


Este derecho permite a su titular la puesta al día de aquella infor-
mación que ha dejado de ser cierta debido al cambio de circunstancias
acaecido con el transcurso del tiempo. Esto se logra “completando la in-
formación que quedó temporalmente superada o sustituyéndola por una
nueva”(73). Ejercitando esta facultad una persona podría solicitar la ac-
tualización del registro en donde aparece calificado como deudor por el
incumplimiento del pago de una obligación dineraria, si es que posterior-
mente ha procedido al pago de esta.

c) El derecho a la rectificación de datos personales


El derecho a la rectificación permite al titular de los datos persona-
les exigir la corrección o modificación de la información consignada de
manera errónea. Consideramos que el derecho a la rectificación puede
tener como finalidad corregir información consignada de forma errada,
o la modificación de aquella que es presentada de manera imprecisa o
inexacta(74).

d) El derecho a impedir el suministro de información


No siempre el titular de la información personal se encontrará habili-
tado para impedir el registro de información de tipo personal, pues pue-
den existir causas que justifican la necesidad de su incorporación en un
archivo o registro. Sin embargo, el titular de los datos puede impedir el
suministro de dicha información a terceros cuando se trate de informa-
ción de carácter íntimo o de tipo sensible. De este modo, aunque no sea
posible exigir a los hospitales públicos que excluyan las historias clínicas

(73) PUCCINELLI, Oscar. Protección de datos de carácter personal. Ob. cit., p. 294.
(74) PUCCINELLI, Oscar. “Versiones, tipos, subtipos y subespecies de hábeas data en el Derecho latino-
americano. (Un intento clasificador con fines didácticos)”. En: Revista Iberoamericana de Derecho
Procesal Constitucional. N° 1, 2004, p. 110.

225
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de los asegurados que reciben tratamiento médico, sí será viable controlar


que dichos datos no sean facilitados a terceros.

Entendemos que también procedería ejercitar esta facultad cuando la


información de carácter personal se transmita a terceros y dicha comu-
nicación no tenga conexión con las finalidades que justificaron la inclu-
sión de los datos personales en el registro. Como indicamos en el punto
II.2.1. los datos personales que son proporcionados por sus usuarios a
una empresa que vende seguros de salud, no podrían ser transferidos por
esta a terceros, salvo que medie autorización de su titular, pues le fueron
proporcionados para que se concrete y desarrolle el vínculo contractual.
Esto incluye a todo tipo de datos personales, tanto los íntimos y sensi-
bles, como los que no gozan de tales condiciones. Por ende, si el titular
de dicha información toma conocimiento de que vienen siendo facilitados
a terceros, puede ejercitar la facultad en mención, exigiendo el cese de
dicha conducta.

e) El derecho al olvido
El derecho al olvido constituye una manifestación del principio de
caducidad o de temporalidad de acuerdo al cual el registro de la informa-
ción personal adversa o socialmente reprobable debe encontrarse sujeto
a un límite temporal, siendo inadmisible su conservación indefinida(75).
Consecuentemente, transcurrido un plazo razonable, el titular de dichos
datos tiene el derecho a exigir la cancelación de la información del res-
pectivo archivo.

La Corte Constitucional colombiana ha desarrollado los alcances


del principio de caducidad y de su correlativo derecho al olvido en asun-
tos relativos al registro de datos negativos debido al incumplimiento
de obligaciones financieras. En este sentido, ha señalado que: “La per-
manencia de los datos en […] los sectores financiero y comercial debe
ser razonable, y la existencia de un término de caducidad del dato –tal
que permita la rehabilitación de quien incurrió en mora–, forma parte de
esa razonabilidad”(76). Según considera la Corte, si bien resulta legítimo

(75) MURILLO DE LA CUEVA, Pablo Lucas. Informática y protección de datos personales. Ob. cit., pp. 68
y 69.
(76) Corte Constitucional colombiana, sentencia T-121/97, f. j. 2.2.

226
El proceso de hábeas data

y útil el registro de datos referidos al incumplimiento de obligaciones


crediticias “es bien sabido que las sanciones o informaciones negativas
a cerca de una persona no tienen vocaciones de perennidad y, en conse-
cuencia, después de algún tiempo tales personas son titulares de un ver-
dadero derecho al olvido”(77).

Las legislaciones en materia de protección de datos personales suelen


incorporar previsiones inspiradas en este principio, sobre todo en lo ati-
nente a los datos referidos a la solvencia patrimonial. Así, por ejemplo, el
artículo 10 de la Ley N° 27489, Ley que regula las centrales privadas de
información de riesgos y de protección al titular de la información, dispo-
ne que las Cepirs no podrán contener en sus bancos de datos, ni difundir
en sus reportes de crédito la siguiente información:

“d) Información referida al incumplimiento de obligaciones de natu-


raleza civil, comercial o tributaria, cuando (i) la obligación se haya
extinguido y hayan transcurrido 2 (dos) años desde su extinción; o
(ii) 5 (cinco) años desde el vencimiento de la obligación. Estos plazos
no rigen si el titular ejerce el derecho de cancelación de acuerdo a lo
establecido en el inciso b) del artículo 13 de la presente Ley [...].
e) Información referida a sanciones exigibles de naturaleza tributaria,
administrativa u otras análogas de contenido económico, cuando (i)
hayan transcurrido 2 (dos) años desde que se ejecutó la sanción im-
puesta al infractor o se extinguió por cualquier otro medio legal, y (ii)
5 (cinco) años desde que se impuso la sanción”.
f) El derecho de cancelación o exclusión
A través de este derecho resulta factible exigir al archivo o registro
la exclusión o cancelación de la información personal. Ello puede deber-
se a distintas causas. Así, por ejemplo, cuando un banco de datos tenga
almacenada información de carácter íntimo o información sensible, sin
que medie consentimiento de su titular o sin que medie justificación legal
para ello, sus titulares pueden exigir la exclusión o cancelación de sus
datos personales del banco de datos. Este será el caso de una central de
riesgo crediticia que almacena indebidamente información referida a la
pertenencia a un partido político de una persona. Dado que dicho dato

(77) Corte Constitucional colombiana, sentencia N° T-220/93, f. j. 3.2.

227
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

personal reviste de carácter sensible, su titular se encuentra facultado para


exigir su cancelación del archivo o banco de datos.
También procedería la cancelación cuando se conserve información
personal que ha devenido en caduca; o cuando su registro resulte imperti-
nente en relación con la finalidad del respectivo banco de datos. Así, por
ejemplo, en una base de datos destinada a brindar información de carác-
ter comercial o central de riesgo crediticio, no tendría que encontrarse
registrada información distinta a la información de naturaleza patrimo-
nial. Consecuentemente, si en el respectivo banco de datos se encuentra
almacenada también la relación de instituciones donde ha laborado una
persona, su titular puede exigir la cancelación de dichos datos personales,
toda vez que a partir de dicha información no es posible dar cuenta del
cumplimiento de las obligaciones comerciales de su titular.
Finalmente, es factible exigir la cancelación de los datos personales
cuando su titular revoque el consentimiento que prestó para su incorpora-
ción en el banco de datos.

2.6. Reconocimiento constitucional y regulación del derecho


a la autodeterminación informativa en el Perú
La Constitución peruana reconoce el derecho a la protección de datos
personales o autodeterminación informativa en el inciso 6) de su artículo
2, norma que lo concibe como la facultad de toda persona: “A que los
servicios informáticos, computarizados o no, públicos o privados, no su-
ministren informaciones que afecten la intimidad personal y familiar”.
Como ya ha sido advertido en nuestro medio, la fórmula constitucional
consagra el derecho a la protección de datos personales de forma sesgada,
guardando silencio respecto de los elementos básicos que configuran este
derecho(78). Estas insuficiencias se ponen de manifiesto en tres aspectos
que pasaremos a comentar muy brevemente.

En primer término, la Constitución establece una relación de interde-


pendencia entre el derecho a la protección de datos de carácter personal

(78) EGUIGUREN PRAELI, Francisco. “El hábeas data y su desarrollo en el Perú”. Ob. cit., pp. 291-310;
también. En: Estudios constitucionales. Ara, Lima, 2002, pp. 183-206. Asimismo: GARCÍA-COBIÁN
CASTRO, Erika. “El derecho a la autodeterminación informativa: diez años después. Análisis y pro-
puestas de reforma”. En: Revista Jurídica del Perú. Año LIV, N° 55, marzo-abril de 2004, pp. 95-105.

228
El proceso de hábeas data

y el derecho a la intimidad personal. Como sostuvimos anteriormente, si


bien este derecho surgió como parte del desarrollo del derecho a la inti-
midad, su evolución lo ha configurado como un derecho autónomo y con
un ámbito de protección distinto al que corresponde al derecho a la inti-
midad personal(79). En tal sentido, a través del ejercicio de las facultades
que integran el derecho a la protección de datos personales, es posible
controlar la recolección y uso de los datos personales, con o sin conteni-
do íntimo.

La segunda crítica que se ha planteado es que el inciso 6 del artículo


2 de la Carta Política hace mención a solo una de las distintas faculta-
des que integran el derecho a la protección de datos personales, a saber:
el impedir el suministro de informaciones. Como es sabido, este derecho
comprende un conjunto de poderes cuyo ejercicio resulta vital a efectos
de controlar la información personal almacenada en cualquier tipo de ar-
chivo: el derecho de acceso, la actualización, rectificación y cancelación
o exclusión de información personal(80).

Como último punto, el Texto Constitucional alude a los sujetos pa-


sivos u obligados de este derecho denominándolos servicios informáti-
cos, lo cual podría sugerir que solo se encuentran comprendidas bajo los
alcances de la norma constitucional las entidades (públicas o privadas)
cuya actividad principal es el suministro de información a terceros. Desde
esta perspectiva, se podría concluir que este derecho no es exigible frente
a entidades que, sin tener como finalidad principal el suministro de infor-
mación a terceros, cuentan con registros o bancos de datos personales que
utilizan como apoyo a sus funciones(81).

La jurisprudencia constitucional referida al derecho a la protec-


ción de datos personales resulta verdaderamente escasa. Pese a ello,
y a propósito de demandas cuyo objetivo no siempre ha sido la pro-
tección del derecho objeto de estudio, el Tribunal Constitucional ha

(79) Sobre la autonomía hoy casi generalmente aceptada entre el derecho a la protección de datos y el
derecho a la intimidad se pronuncia en nuestro medio: GARCÍA-COBIÁN CASTRO, Erika: Ob. cit.,
pp. 98-102. También ABAD YUPANQUI, Samuel. Derecho Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica,
Lima, 2004, p. 198.
(80) EGUIGUREN PRAELI, Francisco. “El hábeas data y su desarrollo en el Perú”. Ob. cit., p. 301.
(81) Ibíd., p. 300.

229
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

tenido oportunidad de precisar sus alcances. Merece especial atención


la sentencia que puso fin al proceso de hábeas data tramitado bajo el
Expediente N° 1797-2002-HD/TC, en la cual el Tribunal explicitó
el contenido del derecho reconocido en el inciso 6 del artículo 2 de
la Carta, al que denominó autodeterminación informativa. En dicha
oportunidad, el Tribunal tomó distancia de la identificación entre el
derecho a la intimidad y el derecho a la protección de datos persona-
les que venía defendiendo hasta ese entonces(82):

“3. El derecho reconocido en el inciso 6 del artículo 2 de la


Constitución es denominado por la doctrina derecho a la autodetermi-
nación informativa y tiene por objeto proteger la intimidad, personal
o familiar, la imagen y la identidad frente al peligro que representa el
uso y la eventual manipulación de los datos a través de los ordenado-
res electrónicos. Por otro lado, aunque su objeto sea la protección de
la intimidad, el derecho a la autodeterminación informativa no puede
identificarse con el derecho a la intimidad, personal o familiar [...].
Ello se debe a que mientras que este protege el derecho a la vida pri-
vada, esto es, el poder jurídico de rechazar intromisiones ilegítimas en
la vida íntima o familiar de las personas, aquel garantiza la facultad
de todo individuo de poder preservarla controlando el registro, uso y
revelación de los datos que les conciernen”(83).
Resulta positivo que en la misma sentencia, siguiendo lo señalado en
anteriores pronunciamientos y frente al contenido limitado que le recono-
ce la Constitución, el Tribunal haya precisado las facultades que integran
este derecho. Es importante destacar que en esta decisión el Tribunal ex-
presó una comprensión más integral sobre las facultades de impedir el
suministro de datos personales y de exigir la cancelación de estas, pues
no supedita su ejercicio a que los datos personales objeto de exclusión o
reserva sean íntimos o sensibles:

“4. [...] la protección del derecho a la autodeterminación informativa


[...] comprende, en primer lugar, la capacidad de exigir jurisdiccio-
nalmente la posibilidad de acceder a los registros de información,
computarizados o no, cualquiera que sea su naturaleza, en los que

(82) GARCÍA-COBIÁN CASTRO, Erika. Ob. cit., pp. 101 y 102.


(83) STC Exp. N° 1797-2002-HD/TC, expedida el 29 de enero de 2003, f. j. 3.

230
El proceso de hábeas data

se encuentren almacenados los datos de una persona. Tal acceso


puede tener por objeto que se permita conocer qué es lo que se
encuentra registrado, para qué y para quién se realizó el registro
de información, así como la (o las) persona(s) que recabaron dicha
información. En segundo lugar, el hábeas data puede tener la fina-
lidad de agregar datos al registro que se tenga, ya sea por la nece-
sidad de que se actualicen los que se encuentran registrados, o bien
con el fin de que se incluyan aquellos no registrados, [...] Asimismo,
con el derecho en referencia [...], un individuo puede rectificar la
información, personal o familiar, que se haya registrado; impedir
que esta se difunda para fines distintos de aquellos que justifica-
ron su registro o, incluso, tiene la potestad de cancelar aquellos
que razonablemente no debieran encontrarse almacenados” (la cur-
siva es nuestra).
Debemos puntualizar, sin embargo, que en decisiones posteriores el
Tribunal ha retomado esta errónea identificación entre el derecho a la in-
timidad y la protección de datos personales o autodeterminación informa-
tiva. Así, se ha referido al derecho reconocido en el inciso 6 del artículo
2 de la Constitución sosteniendo que: “dicho atributo solo se circunscribe
a garantizar que la información o los datos de la persona no puedan ser
utilizados en detrimento de su intimidad”(84).

Siguiendo la misma línea, al sentenciar el proceso de hábeas data


tramitado bajo el Expediente Nº 10614-2006-PHD/TC, el Tribunal hizo
referencia a la autodeterminación informativa como “3. [...] el derecho a
mantener en reserva la información que pueda afectar su intimidad per-
sonal y familiar”. Cabe apuntar, sin embargo, que en esta misma decisión
el Tribunal hizo referencia a las distintas facultades que integran este de-
recho y estimó la demanda que exigía la actualización y rectificación de
la información referida a la persona del demandante. En el caso citado, el
actor exigía la actualización de la información sobre el pago de una deuda
que ya había cancelado a su acreedor; y la rectificación de la información
registrada en una central de riesgo en la que se le calificaba como cliente
pérdida, pese a que ya había cumplido con el pago total de la acreencia.
Este ha sido uno de los pocos casos resueltos por el Tribunal en donde la

(84) RTC Exp. N° 4602-2005-PHD/TC, resolución expedida el 4 de agosto de 2005, f. j. 4 y STC Exp.
N° 1052-2006-PHD/TC, expedida el 14 de marzo de 2006, f. j. 2.

231
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

controversia ha girado en torno a la afectación del derecho a la autodeter-


minación informativa(85).

Por su parte, el inciso 2 del artículo 61 del Código Procesal


Constitucional, dispone que toda persona puede promover un proceso de
hábeas data para obtener tutela del derecho a:

“2. Conocer, actualizar, incluir y suprimir o rectificar la informa-


ción o datos referidos a su persona que se encuentren almacena-
dos o registrados en forma manual, mecánica o informática, en
archivos, bancos de datos o registros de entidades publicas o de
instituciones privadas que brinden servicio o acceso a terceros.
Asimismo, a hacer suprimir o impedir que se suministren datos o
informaciones de carácter sensible o privado que afecten derechos
constitucionales”.
Según se puede advertir, el Código menciona las principales faculta-
des del derecho a la protección de datos personales, con lo cual viene a
complementar los aportes del Tribunal Constitucional en esta materia. En
efecto, la norma hace referencia a las facultades de conocer, actualizar,
incluir, suprimir, rectificar e impedir el suministro de datos personales.
Sin embargo, nos suscita cierta preocupación lo prescrito en el Código en
torno a las facultades de supresión o cancelación y de impedir el sumi-
nistro a terceros. En este aspecto, la norma establece una clara conexión
entre el ejercicio de dichas facultades y la información a la que denomi-
na sensible o de carácter privado que afecte derechos constitucionales;
sobre todo en lo referido a la facultad de impedir el suministro de datos
personales, pues solo aparece vinculada con la información íntima o sen-
sible. No cabe cuestionar la referencia expresa a la información sensible
que ha realizado el Código, aunque el lugar idóneo para ello debiera ser
una ley general de protección de datos personales en donde, entre otros
aspectos, se establezca un régimen de protección reforzada para la infor-
mación de naturaleza sensible. Empero, consideramos que la mención
a la información de carácter privado podría asimilarse –erróneamente–
con información de naturaleza íntima y, como ya hemos sostenido, las

(85) Una controversia similar se presentó en el proceso tramitado bajo el STC Exp. N° 771-2007-PHD/TC,
expedida el 30 de marzo de 2007, y en el proceso tramitado bajo el STC Exp. N° 3052-2007-HD/TC,
sentencia expedida el 16 de noviembre de 2007.

232
El proceso de hábeas data

facultades de cancelación y de reserva pueden ejercitarse respecto de


todo tipo de datos personales, aunque no sean necesariamente íntimos ni
sensibles. Por ello, hubiera sido preferible que el Código aluda más bien
a información personal o datos personales y no introduzca una noción
que puede generar confusión.

La revisión del estudio preliminar elaborado por los profesores


que participaron en la elaboración del proyecto del Código Procesal
Constitucional permite confirmar que el sentido de la norma apunta en la
dirección que hemos cuestionado. En dicho documento se hace referencia
a las facultades de supresión y reserva, señalando que su finalidad es: “lo-
grar la exclusión o supresión de los datos “sensibles”, que no deben ser
objeto de registro ni de difusión, a fin de salvaguardar la intimidad perso-
nal o de impedir la eventual discriminación; así como poder oponerse a la
transmisión y difusión de los mismos”(86).

Adicionalmente, encontramos poco adecuada la alusión a la


afectación a derechos constitucionales que el Código parecería exi-
gir para el ejercicio de las facultades anteriormente señaladas. Y es
que, si bien el derecho a la protección de datos personales goza de un
carácter instrumental, en la medida que es frecuente que se muestre
como un presupuesto para el ejercicio de otros derechos fundamenta-
les, ello no supone que el ejercicio de las facultades que lo integran se
encuentre condicionado a que se verifique la violación o amenaza de
otro derecho.

Por otra parte, el Código indica, con acierto, que el derecho objeto
de estudio supone la posibilidad de controlar la información personal re-
gistrada “en forma manual, mecánica o informática”. En efecto, si bien la
protección de datos personales surge como reacción ante el riesgo deriva-
do del tratamiento informatizado de datos personales, ello no supone que
el tratamiento de información personal almacenada de manera manual o
mecánica no deba ser objeto de tutela.

(86) AA.VV. Código Procesal Constitucional. Estudio Introductorio, Exposición de Motivos, Dictámenes e
Índice Analítico. Tercera edición. Palestra, Lima, 2008, p. 77.

233
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Ahora bien, de acuerdo a lo previsto en el Código Procesal


Constitucional el hábeas data puede dirigirse contra “archivos, bancos
de datos o registros de entidades públicas o de instituciones privadas que
brinden servicio o acceso a terceros”. El primer supuesto planteado por
el Código no ofrece dificultad. La norma hace referencia a los archivos
o registros (públicos o privados) que se dedican al servicio de suministro
de información personal. Sin embargo, es necesario esclarecer a qué
bases o archivos alude el Código como aquellos que “brindan acce-
so a terceros”. De acuerdo con lo estipulado en la norma, podría in-
terpretarse que la accesibilidad del banco de datos frente a terceras
personas sería un criterio para definir su eventual condición de sujeto
pasivo del derecho a la autodeterminación informativa. Pero, si consi-
deramos que existen diversas instituciones (privadas y públicas) que,
sin brindar el servicio de suministro de información personal, ni per-
mitir el acceso a la misma a terceras personas, procesan un volumen
considerable de datos personales que se organizan en bancos de datos o
archivos, el criterio de la accesibilidad parece insuficiente para garantizar
a sus titulares la facultad de controlarlos.

Consideramos, finalmente, que de acuerdo con lo estipulado en el


Código los archivos de uso personal o doméstico no podrían ser califica-
dos como sujetos pasivos u obligados por el derecho que venimos comen-
tando, pues resulta evidente que estos bancos de datos o archivos tienen
un uso limitado a la persona a la que pertenecen, no siendo accesibles a
terceros. Por lo demás, se debe considerar que en estos casos el riesgo de
afectación de derechos como consecuencia del manejo y registro de datos
personales resulta bastante improbable –aunque no imposible– y por ello
no se justifica su consideración como sujetos pasivos. Habría que añadir
que dichos archivos pertenecen al ámbito privado de quienes los organi-
zan y mantienen, por lo que su consideración como sujetos pasivos podría
afectar a distintos derechos vinculados a la esfera personal.

II. La regulación del proceso constitucional de hábeas data


La regulación del proceso de hábeas data estuvo a cargo de una
norma transitoria que adoleció de previsiones que le brindaran eficacia o
perfilaran a este proceso con características propias, además de contener

234
El proceso de hábeas data

algunas deficiencias técnicas que en su momento fueron advertidas. Así,


la Ley Nº 26301, publicada en el diario oficial El Peruano el 3 de mayo
de 1994, calificó de manera errada como vía previa a la exigencia de re-
mitir una carta notarial al agresor del derecho antes de interponer la de-
manda(87). Asimismo, de acuerdo a lo prescrito en dicha norma era posible
concluir que, además de agotar la vía administrativa, el afectado debía
remitir la comunicación notarial al agresor antes de la interposición de la
demanda de hábeas data(88).

La entrada en vigor del Código Procesal Constitucional representaba


una oportunidad valiosa para introducir mejoras cualitativas en la regula-
ción del proceso de hábeas data. Sin embargo, la revisión de sus normas
permite advertir que si bien el Código ha introducido algunas normas que
pueden agilizar y facilitar su tramitación, y también ha corregido los as-
pectos a los que nos hemos referido, no llegan a perfilar a este instituto
con suficiente autonomía.

1. Normas comunes aplicables a los procesos de amparo, há-


beas corpus y hábeas data: algunas cuestiones interesantes
1.1. El contenido constitucionalmente protegido de los de-
rechos protegidos por el hábeas data
El Código Procesal Constitucional establece en el inciso 1 de su ar-
tículo 5 que no proceden los procesos constitucionales cuando “los he-
chos y el petitorio de la demanda no estén referidos en forma directa al
contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado”.

Los profesores que participaron en la elaboración del Anteproyecto


del Código Procesal Constitucional explican que la finalidad de esta pre-
visión es evitar la desnaturalización de los procesos constitucionales,
impidiendo que a través de estas vías excepcionales y urgentes, se atien-
dan pretensiones que, invocando la supuesta afectación de un derecho

(87) ABAD YUPANQUI, Samuel. “Hábeas data y conflictos entre órganos constitucionales”. Ob. cit.,
p. 268, BOREA ODRÍA, Alberto. Evolución de las Garantías Constitucionales. Grijley, Lima, 1996,
pp. 481-484 y EGUIGUREN PRAELI, Francisco. “El hábeas data y su desarrollo en el Perú”. Ob. cit.,
pp. 304 y 305.
(88) ABAD YUPANQUI, Samuel. Derecho Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica, Lima, 2004, pp. 149
y 150.

235
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

fundamental, recaen sobre aspectos que no forman parte del ámbito de su


protección constitucional(89). Por ende, esta nueva causal de improceden-
cia supone que la viabilidad de la demanda de un proceso de hábeas data
“[…] dependerá de que los hechos invocados y [sus] pretensiones [...]
estén directamente referidos a la protección de un derecho constitucional
y a su contenido constitucionalmente protegido”(90).

Como hemos intentando demostrar en el punto II.1, el contenido del


derecho de acceso a la información en poder de las entidades públicas
no se agota en la entrega o suministro de la información solicitada, sino
que involucra distintos elementos que gozan de protección constitucio-
nal y que, por ende, pueden ser tutelados por el proceso de hábeas data.
Así, por ejemplo, el carácter inmotivado de la solicitud de información,
su entrega dentro de un plazo –razonable– garantizado por ley, la gra-
tuidad tratándose del acceso directo y la proporcionalidad del cobro por
su reproducción, entre otros, son asuntos que pertenecen al ámbito de
protección constitucional de este derecho. Del mismo modo, la puesta a
disposición de la información solicitada en términos veraces, actuales y
precisos, según ha establecido el Tribunal, también forma parte del conte-
nido constitucionalmente protegido del derecho reconocido en el inciso 5
del artículo 2 de la Carta.

Por otro lado, a efectos de la defensa del derecho de acceso a la in-


formación pública, habrá que recordar que este derecho puede verse vul-
nerado o amenazado a través de conductas que no necesariamente impli-
quen la negativa expresa de facilitar la información solicitada, pero que
representen restricciones desproporcionadas a su ejercicio. Ello podría
tener lugar cuando se sobredimensionen las exigencias de precisión de
una solicitud de información, pese a que la persona interesada en esta la
haya identificado con razonable claridad. La exigencia de un costo por el
acceso directo a la información en las instalaciones de las entidades pú-
blicas, o la exigencia de un costo desproporcionado por su reproducción,
también suponen una violación de esta facultad. Las situaciones descritas
y aquellas que representen una amenaza o violación del derecho pueden

(89) AA.VV. Código Procesal Constitucional. Ob. cit., p. 70.


(90) EGUIGUREN PRAELI, Francisco. “El amparo como proceso ‘residual’ en el Código Procesal Cons-
titucional peruano. Una opción riesgosa pero indispensable”. En: Pensamiento Constitucional. Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, año XII, núm. 12, 2007, p. 233.

236
El proceso de hábeas data

ser cuestionadas a través del proceso constitucional de hábeas data, en la


medida que constituyen actos (u omisiones) que amenazan o vulneran el
derecho fundamental de acceder a información en poder de las entidades
públicas.

Quedarían fuera del ámbito de protección constitucional de este dere-


cho las solicitudes que impliquen la producción de información por parte
de la entidad pública, siempre que dicha producción no constituya una
obligación jurídica. Tampoco gozaría de protección constitucional la
entrega de información que no se encuentre en poder de las entidades,
cuando las entidades no tengan la obligación de poseerla; o la entrega
de información solicitada a una entidad privada que no ejercite fun-
ciones públicas.

En el caso del derecho a la autodeterminación informativa debemos


recordar que su contenido supone el poder de controlar el acopio, uso y
transmisión de datos de carácter personal, mediante una serie de faculta-
des que son reconocidas a sus titulares. Por lo tanto, la violación o ame-
naza al ejercicio de cualquiera de dichas facultades o poderes habilita al
afectado para entablar un proceso de hábeas data, siempre y cuando se
reúnan las condiciones prescritas en la legislación procesal constitucio-
nal vigente. Así, por ejemplo, la negativa en acceder a la información in-
corporada en un banco de datos constituiría una evidente afectación al
derecho a la autodeterminación informativa, pues esta situación conlleva
además la imposibilidad de ejercitar las restantes facultades. También se
puede afectar este derecho cuando la rectificación de la información per-
sonal no se realice en los términos debidos y por ende no permita traducir
con precisión la situación real de su titular; o cuando un dato negativo,
que haya devenido en caduco, no sea retirado del banco de datos, o deba
esperarse un plazo excesivo para que su cancelación se produzca.

Cabe enfatizar que para la afectación a este derecho no es preci-


so que se demuestre la vulneración de otro derecho fundamental. Como
ya hemos referido, aunque tiene un evidente carácter relacional, ello
no debe limitar las posibilidades de tutelarlo, sino, por el contrario, lla-
mar la atención sobre las consecuencias graves de su vulneración, en la
medida en que con frecuencia conlleva la violación de otros derechos
fundamentales.

237
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

1.2. ¿Un hábeas data residual?


Como sabemos el Código Procesal Constitucional ha regulado una
nueva causal de improcedencia en el inciso 5 de su artículo 2, en donde
señala que son improcedentes los procesos constitucionales cuando
“2. Existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias,
para la protección del derecho constitucional amenazado o vulnerado,
salvo cuando se trate del proceso de hábeas corpus”.

La disposición citada ha instaurado el carácter residual del proceso de


amparo, a diferencia del carácter alternativo imperante bajo la vigencia
de la normativa hoy derogada. El cambio a un régimen de tipo residual se
justificó en vista de la desnaturalización de la que fue objeto el amparo y,
por ende, dicha opción legislativa se encuentra dirigida a racionalizar su
utilización. Al respecto se ha sostenido que bajo el sistema alternativo se
“facilitó la indebida utilización del amparo por muchos litigantes, apro-
vechando su carácter de proceso de urgencia, para la discusión de asuntos
que, en estricto, no suponían la protección del contenido constitucional-
mente protegido”(91), por lo que con la modificación “se pone coto a una
de las más severas distorsiones producidas mediante la instrumentación
del amparo”(92).

A diferencia de ello, en el caso del proceso de hábeas data, ha sucedi-


do todo lo contrario: ha sido un proceso muy poco utilizado y, en vista de
ello, el Código ha introducido reformas que tienen por objeto promover
su utilización y con ello la defensa de los derechos que tutela(93). Siendo
este el escenario, resultaría un contrasentido que la norma que regula los
procesos constitucionales haya previsto, junto a las reglas que tienen por
finalidad incentivar la utilización del hábeas data, una norma que atribuye
a este proceso carácter residual.

Pese a ello, de acuerdo al tenor literal del artículo antes citado,


la regla de la residualidad sería también de aplicación al proceso de

(91) AA.VV. Código Procesal Constitucional. Ob. cit. p. 72.


(92) Ibíd., p. 73.
(93) En efecto, según señalan expresamente los profesores que tuvieron a su cargo la elaboración del An-
teproyecto de esta norma: “El Código para fomentar el acceso a la justicia en casos en que se viole el
derecho de acceso a la información pública o el derecho a la autodeterminación informativa, formula
los cambios siguientes: [...]”: Ibíd. p. 79.

238
El proceso de hábeas data

hábeas data, pues se encuentra regulada dentro del Título Primero del
citado cuerpo normativo, en donde se encuentran las disposiciones
generales de los procesos de hábeas corpus, amparo, hábeas data y
cumplimiento.

Cabe destacar que la revisión de las sentencias expedidas por el


Tribunal Constitucional en los procesos de hábeas data, desde la en-
trada en vigor del Código Procesal Constitucional, permite apreciar
que dicho órgano no se ha detenido a analizar en ningún caso este as-
pecto. A partir de ello podría inferirse que considera que dicha causal
de improcedencia no resulta de aplicación en el caso del hábeas data;
o que, simplemente, en los casos que ha conocido no ha considerado
que pueda calificarse a una vía distinta al hábeas data, como igual-
mente satisfactoria para la defensa de los derechos que protege este
proceso constitucional.

En efecto, si consideráramos que la residualidad debe ser de apli-


cación, por propio mandato del Código Procesal Constitucional, tam-
bién al proceso de hábeas data, tendríamos que determinar cuál o cuá-
les podrían ser las vías igualmente satisfactivas para la defensa de los
dos derechos tutelados por este instituto. En el caso del derecho a la
autodeterminación informativa, si el responsable del banco de datos
es una entidad pública, el proceso contencioso-administrativo sería,
eventualmente, la vía igualmente satisfactiva para la protección del
derecho. Por el contrario, si el responsable del banco de datos es una
entidad privada, la vía civil ordinaria tendría que serlo. Por su parte,
tratándose del acceso a la información pública, por la naturaleza del
sujeto pasivo de este derecho, solo el proceso contencioso-administra-
tivo podría asumir dicho rol.

Aunque el factor temporal no debiera ser un elemento que defina el


carácter satisfactivo de una vía procesal, la naturaleza del derecho invo-
lucrado puede atribuirle una mayor o menor relevancia. Así, en el caso
del derecho a la autodeterminación informativa no cabe duda de que la
rapidez con la que pueda atenderse una controversia constitucional podrá
determinar la eficacia de su defensa. Por ello, resulta difícil afirmar que
el proceso contencioso-administrativo o la vía civil ordinaria podrían
llegar a constituir vías que brinden el mismo grado de protección a
dicho derecho, que el que es brindado por el proceso de hábeas data.

239
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Si sumamos a ello, las reglas específicas que ha introducido el Código


para la tramitación de este proceso constitucional, como la presencia
facultativa de un abogado, la falta de necesidad de agotar la vía previa
administrativa (o privada); y consideramos también que, como todo
proceso constitucional, la tramitación del hábeas data debe orientarse
por los principios de flexibilidad, celeridad y pro actione, entre otros,
resulta difícil imaginar que pueda existir una vía igualmente satisfac-
tiva que el hábeas data. En el caso del acceso a la información po-
demos sostener algo similar. Aunque tiene una naturaleza distinta, no
cabe duda de que el ejercicio de este derecho se vería desincentiva-
do frente a la exigencia de tener que transitar por un proceso judicial
largo y tedioso. Asimismo, si tenemos en cuenta que la eficacia en las
tareas de fiscalización y control requieren de procedimientos expediti-
vos que coadyuven en la obtención pronta de la información requeri-
da, podremos concluir que difícilmente la vía judicial ordinaria podrá
presentarse como una vía igualmente satisfactoria y protectiva que el
hábeas data. En vista de lo señalado, intuimos que la residualidad que
ha extendido el Código al proceso constitucional de hábeas data al pa-
recer “sin querer”, tendrá una eficacia bastante reducida.

1.3. El hábeas data contra normas


Considerando que las amenazas o violaciones a los derechos fun-
damentales pueden tener lugar a partir de actos concretos de parti-
culares o de los poderes públicos, cabría preguntarse cuál es la vía
procesal constitucional idónea para que la persona afectada pueda
cuestionar la aplicación de una norma legal que vulnera el derecho a
la autodeterminación informativa o el derecho de acceso a la informa-
ción pública.

Como es sabido, la Constitución prescribe en el inciso 2 de su artícu-


lo 200 que el amparo “No procede contra normas legales”. La interpreta-
ción de la Carta Política desde una óptica unitaria que considere también
el deber de los jueces de ejercitar el control difuso de la constitucionali-
dad normativa, conforme lo prescribe su artículo 138(94), permite concluir

(94) Constitución Política del Perú


“Artículo 138.- En todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y una
norma legal, los jueces prefieren la primera. Igualmente, prefieren la norma legal sobre toda otra norma

240
El proceso de hábeas data

que lo proscrito es cuestionar mediante el amparo, la constitucionalidad


de una norma legal de manera abstracta y general. En dicho supuesto, la
vía procesal adecuada sería el proceso de inconstitucionalidad o el pro-
ceso de acción popular, según se trate de una norma de rango legal o in-
fralegal, respectivamente. A diferencia de ello, en caso dicha norma sea
objeto de actos concretos de aplicación, la persona afectada podrá cues-
tionar los actos que suponen la afectación de sus derechos fundamenta-
les a través del amparo. En este caso, el juez deberá inaplicar, en el caso
concreto, la norma que vulnera los derechos fundamentales del afectado,
en consonancia con el artículo 138 de la Constitución. La inaplicación de
la norma inconstitucional, que se declarará en el mismo proceso, tendrá
efecto solo para el caso concreto, por lo que la norma conservará vigencia
en otros casos, salvo que también sea inaplicada por los jueces a cargo de
dichos procesos judiciales. Por lo demás, esta es la posición que, desde
hace algún tiempo, tiene establecida el Tribunal Constitucional sobre este
tema:

“Si bien el artículo 200, inciso 2) de la Constitución dispone que la


acción de amparo no procede contra normas legales, debe entenderse
que esta prohibición se refiere a acciones de amparo que pretendan
la declaración, por parte del Tribunal Constitucional, de la inconsti-
tucionalidad de una norma jurídica, en uso del control concentrado y
con efectos erga omnes, para expulsarla definitivamente del sistema
jurídico; pero que sí procede la acción de amparo, cuando su objeto
es la no aplicación de una norma que se estima incompatible con la
Constitución, respecto a un caso concreto, en uso del control difuso
del Tribunal Constitucional”(95).
Un supuesto excepcional se presenta cuando las normas tienen natu-
raleza autoaplicativa, lo cual tiene lugar cuando no requieren de actos ul-
teriores de aplicacion para generar la violación o amenaza de un derecho
fundamental. A este supuesto alude expresamente el artículo 3 del Código
Procesal Constitucional:

“Artículo 3.- Procedencia frente a actos basados en normas

de rango inferior”.
(95) Expediente Nº 1131-2000-AA/TC, publicada el 3 de agosto de 2001. Sentencia citada por: ABAD YU-
PANQUI, Samuel. El proceso constitucional de amparo. Gaceta Jurídica, Lima, p. 440.

241
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Cuando se invoque la amenaza o violación de actos que tienen


como sustento la aplicación de una norma autoaplicativa incompa-
tible con la Constitución, la sentencia que declare fundada la de-
manda dispondrá, además, la inaplicabilidad de la citada norma.
Son normas autoaplicativas, aquellas cuya aplicabilidad, una vez
que han entrado en vigencia, resulta inmediata e incondicionada
[...]”.
Ahora bien, aunque el inciso 2 del artículo 200 de la Carta alude
únicamente al proceso de amparo, ello no impide que la misma con-
clusión que se ha formulado pueda plantearse para cuestionar los
actos de aplicación de una norma que vulnere los derechos protegidos
por el hábeas data. Ello se debe a que el proceso de hábeas data es
el mecanismo procesal específico al que la Carta Política le ha asig-
nado la protección del derecho de acceso a la información pública y
del derecho de protección de datos personales o autodeterminación
informativa. Esto quiere decir que cumple con la misma función que
el amparo (y el hábeas corpus) aunque para derechos distintos. Por
esta razón, ante la existencia de normas que vulneren cualesquiera de
los derechos que defiende el hábeas data y de actos de aplicación de
estas, resulta innegable que los afectados pueden acudir a este proceso
para cuestionar dichos actos lesivos. También será viable acudir a este
proceso constitucional frente a normas autoaplicativas, sin que sea ne-
cesario en dichos supuestos la existencia de actos de aplicación de las
mismas.

2. Normas específicas sobre el proceso de hábeas data


De acuerdo con lo establecido en el artículo 65 del Código Procesal
Constitucional, “El procedimiento de hábeas data será el mismo que el
previsto [...] para el proceso de amparo, salvo la exigencia del patroci-
nio de abogado que será facultativa en este proceso”. Adicionalmente, el
Código precisa que el juez “podrá”, –léase deberá– adaptar el procedi-
miento a las circunstancias del caso concreto.

El artículo 62 del Código está destinado a la regulación del requisito


especial de la demanda, calificado por la legislación hoy derogada como
vía previa. Al respecto, la norma prescribe lo siguiente:

242
El proceso de hábeas data

“Artículo 62.- Requisito especial de la demanda


Para la procedencia del hábeas data se requerirá que el demandante
previamente haya reclamado, por documento de fecha cierta, el respe-
to de los derechos a que se refiere el artículo anterior, y que el deman-
dado se haya ratificado en su incumplimiento o no haya contestado
dentro de los diez días útiles siguientes a la presentación de la solici-
tud tratándose del derecho reconocido por el artículo 2 inciso 5) de la
Constitución, o dentro de los dos días si se trata del derecho reconoci-
do por el artículo 2 inciso 6) de la Constitución. Excepcionalmente se
podrá prescindir de este requisito cuando su exigencia genere el inmi-
nente peligro de sufrir un daño irreparable, el que deberá ser acredi-
tado por el demandante. Aparte de dicho requisito, no será necesario
agotar la vía administrativa que pudiera existir”.
Como vemos, el Código exige el envío de una comunicación de fecha
cierta al agresor, reclamando el respeto de su derecho; y que el agre-
sor se haya ratificado en su incumplimiento o no haya contestado dicho
reclamo en los plazos previstos en la norma que, como se aprecia, son
distintos, según se trate del derecho de acceso a la información o de
la autodeterminación informativa. Aunque se entiende que a este re-
clamo denegado, de manera expresa o tácita, ha precedido una soli-
citud por parte del afectado que también fue denegada, ello no quiere
decir que la existencia de dicha solicitud inicial deba ser acreditada(96).
Adicionalmente, el Código admite como supuesto excepcional la pres-
cindencia del cumplimiento de dicho requisito cuando su cumplimiento
genere un inminente peligro de sufrir un daño irreparable, situación que
debe ser acreditada por el demandante.

Pero además, se precisa que no existe necesidad de agotar la vía


administrativa que pudiera existir; solo basta con el cumplimiento del
requisito especial de la demanda y que persista la negativa expresa o
tácita por parte del agresor para que sea posible interponer la deman-
da constitucional. Según se ha sostenido, esta regla debiera ser apli-
cada también a las eventuales vías previas de carácter privado que
pudieran existir (97), interpretación con la que coincidimos, por ser

(96) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Tomo II, segunda edi-
ción, Palestra, Lima, 2006, pp. 1081-1083.
(97) Ibíd. pp. 1085-1088.

243
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

consecuente con el principio pro actione que consagra el título preli-


minar del Código Procesal Constitucional.

El artículo 63 del Código regula la ejecución anticipada, que consti-


tuye un instrumento al que el juez puede acudir, de oficio o a pedido de
parte, para obtener la información que resulte necesaria para resolver las
controversias en las que se encuentre involucrada la amenaza o violación
del derecho a la autodeterminación informativa. Según dispone la norma
en mención, el juzgador podrá exigir al demandado la entrega de la in-
formación personal relativa al demandante que se encuentra consignada
en el banco de datos y la documentación que sirvió de base para dicho
tratamiento. Así, por ejemplo, será posible determinar la veracidad o fal-
sedad de los datos personales registrados, y con ello la necesidad de co-
rregirlos o actualizarlos; también podrá advertirse el carácter sensible de
determinada información, ordenando su exclusión del banco de datos o su
reserva, según corresponda. Complementariamente, el juez puede reque-
rir información sobre soporte técnico de los datos personales o cualquier
cuestión técnica o de otra índole que deba conocer para resolver la con-
troversia(98). Ello se hace especialmente necesario en el caso del derecho a
la protección de datos que tiene como escenario principal a los bancos de
datos o archivos informatizados, cuya comprensión cabal es imprescindi-
ble para tutelar el derecho adecuadamente.

Aunque a partir de la redacción del artículo citado se advierte que


la denominada ejecución anticipada es un instrumento previsto para
los procesos en donde se debata la afectación al derecho a la autode-
terminación informativa, nada obsta para que el juez adopte las medi-
das que considere necesarias para resolver las controversias en las que
se discuta la afectación al derecho de acceso a la información pública.

(98) Código Procesal Constitucional


“Artículo 63.- Ejecución Anticipada. De oficio o a pedido de la parte reclamante y en cualquier etapa
del procedimiento y antes de dictar sentencia, el Juez está autorizado para requerir al demandado que
posee, administra o maneja el archivo, registro o banco de datos, la remisión de la información concer-
niente al reclamante; así como solicitar informes sobre el soporte técnico de datos, documentación de
base relativa a la recolección y cualquier otro aspecto que resulte conducente a la resolución de la causa
que estime conveniente. La resolución deberá contener un plazo máximo de tres días útiles para dar
cumplimiento al requerimiento expresado por el Juez”.

244
El proceso de hábeas data

Pese a que el artículo 63 del Código hace referencia a una supuesta


ejecución anticipada, lo cual puede sugerir que estamos frente a una me-
dida cautelar, ello no debe generar confusión. El artículo en mención ex-
plicita la atribución con la que cuenta el juez para recabar los elementos
que le permitan comprender y resolver adecuadamente la controversia.
Por su parte, la medida cautelar a la que alude el artículo 15 del Código
bajo la denominación de la suspensión del acto reclamado(99), “garan-
tiza al reclamante la posibilidad de efectivizar su derecho una vez que
sea declarada la procedencia de la acción, ya sea impidiendo la destruc-
ción de este por la continuación de la agresión, ya evitando el agrava-
miento y deterioro del bien tutelado”(100). Cabe recordar, entonces, que la
medida cautelar, regulada en los artículos 15 y 16 del Código Procesal
Constitucional, es de aplicación también al proceso de hábeas data, como
se precisa de modo expreso.

Finalmente, el artículo 64 del Código prevé la posibilidad de acu-


mular las pretensiones que tengan por objeto acceder y conocer datos
personales, con las de actualizar, rectificar, incluir, suprimir o impedir
el suministro de dichos datos personales(101). Aunque lo frecuente será la
acumulación objetiva, a la que hace mención la norma, nada obsta para
que también se pueda verificar la acumulación de tipo subjetivo, siempre
que se reúnan las condiciones necesarias para tal efecto.

(99) Código Procesal Constitucional


“Artículo 15. - Medidas Cautelares. Se pueden conceder medidas cautelares y de suspensión del acto
violatorio en los procesos de amparo, hábeas data y de cumplimiento, sin transgredir lo establecido en
el primer párrafo del artículo 3 de este Código. Para su expedición se exigirá apariencia del derecho,
peligro en la demora y que el pedido cautelar sea adecuado o razonable para garantizar la eficacia de
la pretensión. Se dictan sin conocimiento de la contraparte y la apelación solo es concedida sin efecto
suspensivo; salvo que se trate de resoluciones de medidas cautelares que declaren la inaplicación de
normas legales autoaplicativas, en cuyo caso la apelación es con efecto suspensivo.
Su procedencia, trámite y ejecución dependerán del contenido de la pretensión constitucional intentada
y del adecuado aseguramiento de la decisión final, a cuyos extremos deberá limitarse. Por ello mismo,
el Juez al conceder en todo o en parte la medida solicitada deberá atender a la irreversibilidad de la
misma y al perjuicio que por esta se pueda ocasionar en armonía con el orden público, la finalidad de
los procesos constitucionales y los postulados constitucionales [...]”.
(100) BOREA ODRÍA, Alberto. Evolución de las garantías constitucionales. Fe de Erratas, Lima, 2000,
p. 351. Citado por: CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional.
Ara Editores-Universidad de Piura, Lima, 2004, p. 270.
(101) Código Procesal Constitucional
“Artículo 64.- Acumulación. Tratándose de la protección de datos personales podrán acumularse las
pretensiones de acceder y conocer informaciones de una persona, con las de actualizar, rectificar, in-
cluir, suprimir o impedir que se suministren datos o informaciones”.

245
El proceso de cumplimiento

Juan Manuel Sosa Sacio (∗)

Introducción
El proceso de cumplimiento no ha tenido la suerte de otros proce-
sos constitucionales. En efecto, fue incorporado en la Constitución casi
de casualidad y sin mayor debate. Asimismo, no obstante ser un “proce-
so constitucional”, en su seno se discuten asuntos carentes de relevancia
constitucional. Su objeto protegido es compartido con un proceso tan
importante y prestigioso como el contencioso-administrativo (incluso
se ha dicho que este también podría ser tutelado mediante el amparo).
La doctrina, por su parte, resalta que no se trata de un auténtico “proce-
so constitucional”, e incluso preferiría que no hubiera sido incorporado
en el Código Procesal Constitucional. Finalmente, no ha convocado del
Tribunal Constitucional la misma atención y dedicación que sí han mere-
cido otros procesos constitucionales.

No obstante su mala estrella, el proceso de cumplimiento era, hasta


hace poco, el proceso constitucional más utilizado después del amparo(1).

(*) Jefe del Área de Derecho Constitucional de Gaceta Jurídica y coordinador ejecutivo de Gaceta Cons-
titucional, revista mensual de jurisprudencia constitucional. Bachiller en Derecho por la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Post título en Derecho Público por la Pontificia Universidad Católica
y diplomado en Justicia Constitucional e Interpretación de los Derechos Fundamentales por la Univer-
sidad de San Martín de Porres.
(1) Recién este año el hábeas corpus habría superado al cumplimiento en cuanto al número de expedientes
ingresados al Tribunal Constitucional, de acuerdo con las estadísticas que maneja el propio Colegiado.
Puede consultarse esta información actualizada hasta el tercer trimestre de 2008 en la Gaceta del Tribu-
nal Constitucional (http://gaceta.tc.gob.pe/actividad.shtml?x=2360).

247
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Permitió la tutela sostenida de derechos fundamentales, y luego unifor-


mizar criterios para que los tenga en cuenta el juez del contencioso-ad-
ministrativo (a quien se le encargó continuar con esta tarea tuitiva). En
su interior se hizo (y se hace) un uso creativo de las reglas procesales
constitucionales, lográndose la protección de auténticos bienes constitu-
cionales. Asimismo, poco a poco va consolidándose como un auténtico
“proceso ejecutivo” contra la Administración Pública, con las notorias
ventajas que da estar regulado como un proceso constitucional.

Con lo anotado, el proceso de cumplimiento debería ser valorado en


sus justas dimensiones, atendiendo a sus posibilidades y límites reales,
sin exigírsele más allá de lo que es o de lo que puede dar. Claro está, estas
posibilidades y límites solo podrán ser comprendidas una vez que reco-
nozcamos cuáles son sus alcances y características, qué es exactamente
lo que puede ser resuelto en su interior, y qué condiciones debe satisfacer
aquello cuyo cumplimiento se demanda.

Principalmente sobre estas cuestiones tratará el presente estudio, pos-


tergando otras por motivos de espacio y tiempo.

I. Antecedentes y referentes del proceso de cumplimiento


Si bien el nomen iuris “proceso de cumplimiento” (o “acción de cum-
plimiento”) es reciente y por ello no existe una tradición que apele a tal
denominación, podemos seguir el rastro de instituciones análogas en el
Derecho comparado, que tuvieron o tienen la misma finalidad de exigir
a la Administración que cumpla o ejecute un mandato. Estos referentes,
en parte, habrían inspirado la recepción y sobre todo la configuración de
nuestro actual proceso de cumplimiento. Nos referiremos a algunos de
mayor relevancia.

(a) En primer lugar encontramos al writ of mandamus, institución


del Derecho anglosajón que luego fue desarrollada en los Estados
Unidos. Inicialmente estuvo referida a órdenes prevenientes del mo-
narca. Así, el soberano inglés, en el manejo de la Administración
Pública, emitía directamente mandamientos, misivas o cartas, docu-
mentos que recibieron la denominación latina de mandamus (s. XII).
Posteriormente (s. XIV), con el desarrollo del sistema judicial sajón,

248
El proceso de cumplimiento

el writ of mandamus tomó forma de proveído judicial, a través del


cual la Court of King’s bench (tribunal competente para los procesos
del rey y de su Administración(2)) emitía, en nombre del monarca y a
favor de un súbdito, órdenes dirigidas a cualquier persona, corporación o
tribunal inferior, requiriéndoles el cumplimiento o ejecución de un deber
ya determinado por el tribunal real.
El writ of mandamus contemporáneo, en especial el estadounidense
(s. XVIII) que es el que influye en los países de la región, se refie-
re a la solicitud que puede presentarse ante los tribunales para que
se expida un mandamiento que obligue a la autoridad a ejecutar un
deber que le está legalmente impuesto(3), incluso aunque no exista re-
glamentación(4). A través de este mandato compelido por la judicatura
no puede exigirse el ejercicio de potestades discrecionales; asimismo,
puede estar dirigido contra autoridades administrativas, funcionarios
y jueces de instancias inferiores (incluso contra ciertos particulares,
para que cumplan deberes específicos).
(b) De otra parte, el constitucionalismo brasileño ha reconocido, como
parte de sus varios procesos constitucionales de tutela de derechos,
uno que tiene especialmente en cuenta la inacción estatal y se denomi-
na mandado de injunção(5). Pese a que el nombre de este instituto está
nominalmente relacionado con otro angloamericano –el denominado
writ of injuction– lo cierto es que se tratan de procesos muy distintos,
incluso contrapuestos(6). En efecto, mientras que el writ of injuction
implica básicamente prohibiciones para las autoridades(7) (medidas de
“no innovar”), a través del mandado de injunção se protegen derechos

(2) FERNÁNDEZ BARREIRO, Alejandrino. La tradición romanística en la cultura jurídica europea. Ra-
món Areces, Madrid, 1992, pp. 55-56.
(3) CARPIO MARCOS, Edgar. “La acción de cumplimiento en el Derecho comparado”. En: Revista Jurí-
dica del Perú. Año LII, Nº 32, marzo de 2002, p. 20.
(4) FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. “La dinamización de los mecanismos de garantía de los derechos
y de los intereses difusos en el Estado social”. En: Revista Mexicana de Derecho Comparado. Nueva
Serie. Año XXVIII, Nº 83, mayo-agosto de 1995, p. 574.
(5) Cfr. PINTO FERREIRA, Luiz. “Os intrumentos processuais protetores dos direitos humanos no Brasil”.
En: La jurisdicción constitucional en Iberoamérica. D. GARCÍA BELAUNDE y F. Fernández Segado
(coordinadores). Dykinson, Madrid, 1997, pp. 413 y ss.; GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “Procesos
constitucionales en la Constitución brasileña de 1988”. En: Derecho Procesal Constitucional. Temis,
Bogotá, 2001, p. 143 y ss.
(6) FIX-ZAMUDIO, Héctor. “Los derechos humanos y su protección jurídica y procesal en Latinoaméri-
ca”. En: Derechos humanos. Memoria del IV Congreso Nacional de Derecho Constitucional III. Diego
Valadés y Rodrigo Gutiérrez Rivas (coordinadores). UNAM, México, 2001, p. 13.
(7) Básicamente es una orden judicial dirigida contra terceros, para que no realicen o detengan la ejecución
de actos lesivos de derechos.

249
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

fundamentales (o prerrogativas inherentes a la nacionalidad, la sobe-


ranía y la ciudadanía) puestos en peligro por la ausencia de normas
que los reglamenten. Así, con este mandado se busca tutelar a las per-
sonas ante afectaciones de derechos constitucionales ocurridas como
consecuencia de la inactividad, silencio o mora del legislador.
Como señala la doctrina, es más bien con el writ of mandamus que el
mandado de injunção tendría cierta semejanza, pues en ambos casos
estaríamos ante mandatos compelidos judicialmente a las autoridades,
que deben ser cumplidos aunque no existan normas de desarrollo(8).
Sin embargo, las diferencias entre ambas nociones también son nota-
bles(9), siendo la principal que mediante el mandamus estadounidense
solo se pretende el acatamiento de normas legales por parte de auto-
ridades y funcionarios; mientras que el mandado de injunção es un
auténtico proceso constitucional de tutela de derechos, que pone en
evidencia la falta de acatamiento de la Constitución (por la falta de
reglamentación de los derechos)(10). Similares diferencias pueden es-
tablecerse entre nuestro proceso de cumplimiento y el mandado de
injunção.
(c) Otro referente importante, para el proceso de cumplimiento, lo en-
contramos en la expansión del proceso contencioso-administrativo
hacia la tutela del administrado frente a la inactividad material de la
Administración. Tal control ha sido reconocido por nuestra legislación
procesal administrativa (Ley Nº 27584, Ley que regula el proceso
contencioso administrativo), recibiendo el influjo de lo desarrollado
en España (en su nueva ley reguladora de la jurisdicción contencioso-
administrativa del 13 de julio de 1998) y a partir del modelo alemán
“de plena jurisdicción” (que contiene una queja para exigir el cumpli-
miento de la Administración, Verpflichtungsklage, incorporada por la
Ley de Jurisdicción Contencioso-Administrativa del 21 de enero de
1960(11)).

(8) Cfr. OTHON SIDHOU, J. M. “Las nuevas figuras del Derecho Procesal Constitucional brasileño: man-
dado de injunção y hábeas data”. En: Boletín Mexicano de Derecho Comparado. Nueva Serie. Año
XXIV, Nº 70, enero-abril de 1991, p. 172.
(9) CARPIO MARCOS, Edgar. Ob. cit., p. 23.
(10) Similares diferencias se encuentran entre el mandado de injunção y la Verfassungsbeschwerde alemana
(recurso de queja constitucional), figura a la que se le suele vincular. Vide PELLEGRINI GRINOVER,
Ada. “Os instrumentos brasileiros de defesa das libertades”. En: AA. VV. Garantías jurisdiccionales
para la defensa de los derechos humanos en Iberoamérica. UNAM, México, 1992, p. 371.
(11) Cfr. NIETO, Alejandro. “Nueva ordenación de la jurisdicción contencioso-administrativa en la Repú-

250
El proceso de cumplimiento

Y es que, bien visto, el proceso de cumplimiento puede ser entendido


como una manifestación del proceso contencioso-administrativo(12).
Así, por ejemplo, de manera similar a nuestro cumplimento, la legis-
lación española admite la posibilidad de impugnar la inactividad de la
Administración, solicitándose el cumplimiento de prestaciones con-
cretas a favor de una o varias personas determinadas, o bien la ejecu-
ción de actos administrativos firmes(13). Más inclusive, nuestra propia
ley sobre el proceso contencioso administrativo (Ley Nº 27584) seña-
la en su artículo 5, inciso 4 que por esa vía se puede demandar para
que “[s]e ordene a la Administración Pública la realización de una de-
terminada actuación a la que se encuentre obligada por mandato de
la ley o en virtud de un acto administrativo”. Es decir, casi lo mismo
que puede exigirse a través del proceso de cumplimiento.
(d) Finalmente, también debemos mencionar la “acción de cumplimien-
to” regulada en Colombia. Al respecto, la Constitución colombiana de
1991 –sin emplear el nombre de “acción de cumplimiento”– estable-
ció en su artículo 87 que: “Toda persona podrá acudir ante la autori-
dad judicial para hacer efectivo el cumplimiento de una ley o un acto
administrativo. En caso de prosperar la acción, la sentencia ordenará a
la autoridad renuente el cumplimiento del deber omitido”. Posteriores
leyes de desarrollo –y antes alguna jurisprudencia– dieron la denomi-
nación de “cumplimiento” a esta acción.
Asimismo, si bien se trataba de un proceso reconocido a nivel consti-
tucional, ello no significó que se le considerara una acción constitucional
de tutela de derechos (como serían la acción de tutela, el hábeas corpus o
las acciones populares y de clase(14)). Por ello fue regulada mediante ley
ordinaria (Ley 393 de 1997) y no a través de ley estatutaria (equivalente
a nuestras leyes orgánicas), como se hubiera requerido según el artículo
152 de la Carta colombiana(15).

blica Federal Alemana”. En: Revista de Administración Pública. Nº 31, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, 1960, p. 355.
(12) Como tempranamente lo señaló DANÓS ORDÓÑEZ, Jorge. “El amparo por omisión y la acción de
cumplimiento en la Constitución peruana de 1993”. En: Lecturas Constitucionales Andinas. Nº 3, Co-
misión Andina de Juristas, Lima, 1994, p. 206.
(13) GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás-Ramón. Curso de Derecho Administrativo.
Tomo II. Civitas, Madrid, 1999, p. 617.
(14) CIFUENTES MUÑOZ, Eduardo. “La jurisdicción constitucional en Colombia”. En: La jurisdicción
constitucional en Iberoamérica. D. García Belaunde y F. Fernández Segado (coordinadores). Dykinson,
Madrid, 1997, pp. 482-488.
(15) Mediante ley estatutaria se regula los “[d]erechos y deberes fundamentales de las personas y los proce-

251
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La Corte Constitucional colombiana, al analizar la constitucionalidad


de la mencionada ley, precisó que:
“La acción de cumplimiento está orientada a darle eficacia al orde-
namiento jurídico a través de la exigencia a las autoridades y a los
particulares que desempeñen funciones públicas, de ejecutar material-
mente las normas contenidas en las leyes y lo ordenado en los actos
administrativos, sin que por ello deba asumirse que está de por medio
o comprometido un derecho constitucional fundamental” (Sentencia
C-157/98, f. j. 3).
En ese sentido, la acción de cumplimiento colombiana es de compe-
tencia de los jueces en lo contencioso-administrativo(16).
Con lo señalado hasta aquí, y sin agotar el tema en tan breve espacio
serían diversas las fuentes que podrían haber inspirado a nuestro consti-
tuyente al incorporar este proceso en nuestro ordenamiento constitucio-
nal. Sin embargo, ello no ocurrió, como se desprende de las propuestas
y los debates producidos en la Comisión de Constitución del Congreso
Constituyente Democrático, además de las declaraciones realizadas por
algunos de los constituyentes(17).
Más bien se trató de un instituto incorporado improvisadamente
en la Constitución; sin embargo, ello no significó que posteriormente
la jurisprudencia, la doctrina y el legislador no hayan tenido en cuen-
ta los antecedentes mencionados. Claro está, porque a efectos de una
mejor comprensión de este proceso y de sus posibilidades, siempre
será necesario reconocer y analizar sus antecedentes, funcionamiento
y evolución.

dimientos y recursos para su protección”.


(16) Vide, inclusive para conocer otros aspectos procesales de este instituto, OLANO GARCÍA, Hernán Ale-
jandro. “Acción de cumplimiento en Colombia y Perú”. En: Derecho Procesal Constitucional. Estudios
en homenaje a Domingo García Belaunde. José F. Palomino Manchego (coordinador). Tomo I. Grijley,
Lima, 2007, p. 693 y ss.
(17) Cfr. LANDA ARROYO, César. “La acción de cumplimiento en el proyecto de Constitución del Perú de
1993”. En: Revista del Foro. Año LXXXI, Nº 1, Colegio de Abogados de Lima, 1993, p. 55; BOREA
ODRÍA, Alberto. La evolución de las garantías constitucionales. Grijley, Lima, 1996, p. 504; CARPIO
MARCOS, “La acción de cumplimiento”. En: Susana Castañeda Otsu (coordinadora). Derecho Pro-
cesal Constitucional. Jurista, Lima, 2003, p. 444; GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “La jurisdicción
constitucional en el Perú”. En: Derecho Procesal Constitucional. Temis, Bogotá, 2001, p. 125.

252
El proceso de cumplimiento

II. Naturaleza “constitucional” del proceso de cumplimiento


Debido a que el proceso de cumplimiento fue reconocido en la
Constitución como una “garantía constitucional”, al igual que los proce-
sos constitucionales de hábeas corpus, amparo, hábeas data, inconstitu-
cionalidad y de competencia –todos ellos destinados a cautelar bienes de
naturaleza constitucional– podría entenderse que el de cumplimiento es
igualmente un “proceso constitucional”, entendido como uno que resuel-
ve “controversias constitucionales”.

Sin embargo, basta una simple lectura de la disposición que reconoce


este proceso para entender lo contrario. Efectivamente, el artículo 200,
inciso 6 de la Constitución señala que la acción de cumplimiento “proce-
de contra cualquier autoridad o funcionario renuente a acatar una norma
legal o un acto administrativo, sin perjuicio de las responsabilidades de
ley” (cursivas nuestras). En tal sentido, los bienes que protege serían de
jerarquía legal o administrativa, esto es, en cualquier caso, bienes infra-
constitucionales(18). Por ello, de acuerdo con la doctrina mayoritaria el
proceso de cumplimiento no podría ser uno “constitucional”, al no cum-
plir con el requisito de todo proceso constitucional de atender siempre
materias de naturaleza o relevancia constitucional.

Ahora bien, ¿que las leyes y los actos administrativos sean cumplidos
–que es lo que se logra a través del proceso de cumplimiento– no puede
ser entendido como un bien de relevancia constitucional? Y si la respues-
ta es afirmativa, ¿acaso el proceso de cumplimiento no garantiza un bien
constitucional y, en tal sentido, es un auténtico proceso constitucional?

Asimismo, ¿en verdad la denominación “proceso constitucional”


depende de la materia que se discute en su seno? ¿No basta con que se
trate de un proceso establecido por la Constitución para merecer este ca-
lificativo? Sobre estas cuestiones, y otras vinculadas, nos referiremos a
continuación.

(18) El Código Procesal Constitucional amplía el objeto del proceso de cumplimiento (artículo 66), sin em-
bargo, ello no modifica nuestro análisis sobre su naturaleza constitucional.

253
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

1. ¿Proceso constitucional o proceso constitucionalizado?


De acuerdo con el profesor Edgar Carpio(19), lo que hace constitucio-
nal un proceso es la concurrencia de tres elementos: (1) que haya sido
configurado o creado por la propia Constitución, (2) que tenga una exis-
tencia autónoma y (3) que esté destinado a resolver conflictos en materia
constitucional. En el mismo sentido se ha señalado y es aceptado por la
doctrina nacional de manera mayoritaria(20), ya que el proceso de cum-
plimiento no responde a las finalidades de los procesos constitucionales
–a saber, garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efecti-
va de los derechos constitucionales– sino simplemente está destinado a
controlar la ilegalidad por omisión de la Administración(21), antes que un
“proceso constitucional” en sentido estricto, se trataría de un “proceso
constitucionalizado”.

Efectivamente, según esta postura, como no persigue la tutela de de-


rechos (o bienes) constitucionales, sino tan solo el cumplimiento de obli-
gaciones provenientes de normas legales o de actos administrativos, le
calzaría mejor la calificación de “proceso constitucionalizado”, ya que,
en efecto, fue creado o mencionado por la Carta Fundamental, no obstan-
te que su objeto carece de sustancia constitucional.

Incluso, el propio Tribunal Constitucional reforzó esta idea sobre la


naturaleza del proceso de cumplimiento:

“La acción de cumplimiento es un ‘proceso constitucionalizado’ que,


prima facie, no tiene por objeto la protección de un derecho o princi-
pio constitucional, sino la de derechos legales y de orden administra-
tivo, mediante el control de la inacción administrativa. Se trata, por
tanto, de un ‘proceso constitucionalizado’, como, a su vez, lo es el

(19) Que es el autor que ha aportado mayores claridades sobre este proceso en nuestro país. Vide CARPIO
MARCOS, Edgar. Ob. cit., p. 449.
(20) ABAD YUPANQUI, Samuel y otros. Código Procesal Constitucional. Estudio introductorio, Exposi-
ción de motivos, dictámenes e índice analítico. Palestra, Lima, 2005, p. 124; CARPIO MARCOS, Ed-
gar. “La acción de cumplimiento”. Ob. cit., pp. 448-454; CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios
al Código Procesal Constitucional. Palestra, Lima, 2006, pp. 29-30; GARCÍA BELAUNDE, Domingo.
“La jurisdicción constitucional en el Perú”. Ob. cit., pp. 36-37; NEYRA ZEGARRA, Ana Cristina. “El
proceso de cumplimiento. Algunos temas que plantea para el debate”. En: Actualidad Jurídica. Tomo
169, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre de 2007, pp. 179-181.
(21) CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de cumplimiento en el Código Procesal Constitucional”. En:
AA. VV. Introducción a los procesos constitucionales. Jurista, Lima, 2005, p. 195.

254
El proceso de cumplimiento

contencioso-administrativo, y no en estricto de un ‘proceso constitu-


cional’, toda vez que en su seno no se resuelven controversias que
versen sobre materia constitucional, aun cuando este haya sido creado
directamente por la Constitución (artículo 200, inciso 6)” (STC Exp.
N° 0191-2003-AC/TC, f. j. 2).
No obstante, podemos preguntarnos si la fórmula planteada para re-
conocer a un proceso como “constitucional” es la única posible. Más aún
teniendo en cuenta que el Tribunal Constitucional, a partir de una lectura
dogmática antes que teórica, ha señalado sobre “lo constitucional” que:

“Desde el punto de vista doctrinario, es posible considerar que exis-


ten temas de naturaleza propiamente constitucionales y otros que, sin
tener tal condición, son incorporados a la Constitución por el consti-
tuyente. Sin embargo, desde la perspectiva de la justicia constitucio-
nal, que es la que le compete al Tribunal Constitucional, y a fin de
preservar la supremacía jurídica de la Constitución, con arreglo a los
artículos 45 y 51 de la Carta Magna, es indispensable reiterar el ca-
rácter normativo de la Constitución en su conjunto que, obviamente,
abarca todas las materias que ella regula.
La Constitución es un ordenamiento que posee fuerza normativa
y vinculante; por ende, la materia constitucional será toda la con-
tenida en ella, y ‘lo constitucional’ derivará de su incorporación en
la Constitución. Así lo ha entendido el Tribunal Constitucional, a lo
largo de su funcionamiento, en la resolución de los diferentes casos
que ha tenido oportunidad de conocer (...), donde ha evaluado vul-
neraciones a la Constitución de la más diversa índole y en las cuales
el único requisito para tal examen consistía en que la controversia se
fundara en una violación de algún principio, valor o disposición de la
Constitución” (STC Exp. N° 0168-2005-PC/TC, ff. jj. 2 y 3).
En efecto, no deja de tener razón el Tribunal cuando indica que me-
rece la pena calificar de “constitucional” todo aquello que esté recono-
cido (expresa, incluso, tácitamente) en la Constitución. Sin embargo,
ello obvia que la palabra Constitución puede adquirir diversos usos y
significados(22), inclusive “desde la perspectiva de la justicia constitu-
cional”. Claro está, la referida polisemia también vale para la noción de

(22) Problematiza bien este asunto: GUASTINI, Riccardo. “Sobre el concepto de Constitución”. En: Cues-
tiones Constitucionales. Nº 1, UNAM, México, julio-diciembre de 1999, p. 161 y ss.

255
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

“lo constitucional”, adquiriendo además en este caso otros niveles de


complejidad(23).

En todo caso, consideramos que más importante que determinar si


al proceso de cumplimiento le corresponde el adjetivo de “constitucio-
nal” es conocer si su objeto es constitucional, es decir, si tiene sustancia
o relevancia constitucionales. Así, creemos que puede convenirse en la
existencia un “proceso constitucional” como el proceso de cumplimiento
–pues fue incorporado como tal por el constituyente–, pero cuya finalidad
no es garantizar la primacía de la Constitución ni la vigencia de los dere-
chos fundamentales(24).

De esta forma, podemos concentrarnos ya no en discutir si el proceso


de cumplimiento es o no “constitucional”, sino en si su objeto (el cumpli-
miento de normas legales y actos administrativos) lo es. Consideramos
que esta es la verdadera preocupación de la doctrina al referirse al cum-
plimiento como un proceso “constitucionalizado”, pues busca destacar
que su objeto es infraconstitucional. Adicionalmente, insistimos en que
vale la pena reconocer al cumplimiento como “proceso constitucional”
debido a que: (1) la Constitución da al cumplimiento cierta relevancia,
no solo por haberlo “constitucionalizado”, sino principalmente por ins-
tituirlo como una “garantía constitucional” con las peculiaridades que
ello implica (y que explicaremos luego); (2) ayuda a develar cierta con-
fusión en un sector de la doctrina y en la jurisprudencia sobre el término
“constitucional”, que consiste en afirmar que el cumplimiento (a) es un
proceso constitucional por estar reconocido en la Constitución y que, por
ello, (b) debería contar con un bien constitucional como objeto protegi-
do. Desde la perspectiva que ofrecemos, consideramos cierta la primera

(23) Efectivamente, solo por mencionar algunas, por “constitucional” puede entenderse: la conformidad
con la Constitución (v. gr. una ley confirmada como constitucional), una norma adscrita a una dispo-
sición –enunciado lingüístico– de la Constitución (norma constitucional, contenido constitucional de
un derecho), un elemento o institución que forma parte o está reconocido formalmente en la Consti-
tución (preámbulo constitucional, órgano constitucional, derecho constitucional), a un objeto al que
se le atribuye una jerarquía o sustancia propia de la Constitución (fuerza constitucional, naturaleza
constitucional), algo que reposa o se adhiere a la Constitución (sentimiento constitucional, patriotismo
constitucional), etc. Todas estas nociones pueden y suelen coincidir, pero ello no es imprescindible y en
muchos casos dista de ser pacífico (por ejemplo: ¿pueden existir normas constitucionales inconstitucio-
nales?, ¿son constitucionales ciertos requerimientos del patriotismo constitucional?, ¿tienen jerarquía
constitucional los preámbulos de las constituciones?, etc.)
(24) Así, evadimos una posible discusión meramente semántica sobre “lo constitucional”, empleando este
término según su significado más usual (tanto en el ámbito doctrinario como el jurisprudencial).

256
El proceso de cumplimiento

afirmación (a), pero que es un error considerar que de ella se despren-


de la segunda (b). Creemos que con esto último podrían coincidir, sin
mayor problema, quienes sostienen que el de cumplimiento es un proceso
“constitucionalizado”.

Conviniendo en ello, pasamos a analizar los argumentos que indican


que el objeto del proceso de cumplimiento es la protección de un bien
materialmente constitucional. Si bien esta posición era minoritaria a nivel
doctrinario(25), fue recogida por el Tribunal Constitucional en una impor-
tante sentencia, que consagró varios precedentes vinculantes.

Siguiendo en parte los planteamientos del profesor César Landa(26), el


Tribunal Constitucional señaló que:

“[E]l Código Procesal Constitucional acatando el mandato constitu-


cional, reconoce al proceso de cumplimiento su carácter de proceso
constitucional (...) [C]onforme al artículo II del Título Preliminar (…)
los procesos constitucionales tienen, entre sus fines esenciales, los de
garantizar la supremacía de la Constitución y la vigencia efectiva de
los derechos constitucionales que son posibles, o se concretizan, a
través de las finalidades específicas de cada uno de los procesos cons-
titucionales. Por tanto, para configurar el perfil exacto del proceso de
cumplimiento, garantizando la autonomía de cada uno de los proce-
sos constitucionales que protegen derechos constitucionales (amparo,
hábeas corpus y hábeas data), debemos precisar, dentro del marco del
artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional,
cómo es que mediante el proceso de cumplimiento se alcanzan los
fines comunes a los procesos constitucionales.
Para ello, es necesario tener presente que el artículo 3, concordante
con el artículo 43 de la Constitución, dispone que la enumeración de
los derechos establecidos en su capítulo I del Título I no excluye los
demás que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o

(25) Minoritaria, pero sostenida por un autor del prestigio de César Landa. Ya tempranamente (1993):
LANDA ARROYO, César. Loc. cit.
(26) LANDA ARROYO, César. Teoría del Derecho Procesal Constitucional. Palestra, Lima, 2004, pp. 140-
143. Luego, se adhiere a esta posición MONTOYA CHÁVEZ, Victorhugo. “El proceso de cumpli-
miento. Comentarios a partir de los criterios expuestos en la STC Exp. Nº 0168-2005-PC/TC”. En:
Actualidad Jurídica. Tomo 147, Gaceta Jurídica, Lima, febrero de 2006, pp. 145-148.

257
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

que se fundan en la dignidad del hombre, o en los principios de sobe-


ranía del pueblo, del Estado Democrático de Derecho y de la forma
republicana de gobierno (...).
En efecto, conforme a los principios de soberanía del pueblo (ar-
tículo 45 de la Constitución) y de forma republicana de gobierno,
al carácter social y democrático de nuestro Estado (artículo 43 de la
Constitución), y al principio de jerarquía normativa (artículo 51 de
la Constitución), el respeto al sistema de fuentes de nuestro ordena-
miento jurídico, donde se incluyen las decisiones de este Tribunal
Constitucional, constituye uno de los valores preeminentes de todo
sistema democrático por donde los poderes públicos y los ciudadanos
deben guiar su conducta por el Derecho.
Por tanto, el control de la regularidad del sistema jurídico en su in-
tegridad constituye un principio constitucional básico en nuestro or-
denamiento jurídico nacional que fundamenta la constitucionalidad
de los actos legislativos y de los actos administrativos (ambos en su
dimensión objetiva), procurándose que su vigencia sea conforme a
dicho principio. Sin embargo, no solo basta que una norma de rango
legal o un acto administrativo sea aprobado cumpliendo los requisi-
tos de forma y fondo que le impone la Constitución, las normas del
bloque de constitucionalidad o la ley, según sea el caso, y que tengan
vigencia; es indispensable, también, que aquellas sean eficaces.
Es sobre la base de esta última dimensión que, conforme a los artícu-
los 3, 43 y 45 de la Constitución, el Tribunal Constitucional reconoce
la configuración del Derecho Constitucional a asegurar y exigir la efi-
cacia de las normas legales y de los actos administrativos. Por tanto,
cuando una autoridad o funcionario es renuente a acatar una norma
legal o un acto administrativo que incide en los derechos de las perso-
nas o, incluso, cuando se trate de los casos a que se refiere el artículo
65 del Código Procesal Constitucional (relativos a la defensa de los
derechos con intereses difusos o colectivos en el proceso de cumpli-
miento) surge el derecho de defender la eficacia de las normas legales
y actos administrativos a través del proceso constitucional de cumpli-
miento” (STC Exp. N° 00168-2005-PC/TC, ff. jj. 4-9).
Resumiendo lo anotado, el Colegiado entiende el proceso de cum-
plimiento como uno constitucional y, por ende, que su fin debe ser
“garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los
derechos constitucionales”. A partir de ello reconoce (construye), de

258
El proceso de cumplimiento

conformidad con los principios de “soberanía del pueblo”, “Estado Social


y Democrático de Derecho” y “forma republicana de gobierno”, un de-
recho constitucional no enumerado a “defender la eficacia de las normas
legales y actos administrativos”. Este derecho sería el específico objeto
de protección del proceso de cumplimiento.

A consideración del Tribunal, entonces, el de cumplimiento no es


solo un proceso constitucional por estar reconocido en la Constitución,
sino considera que su objeto de protección es, ni más ni menos, un au-
téntico derecho constitucional: el derecho constitucional de defender la
eficacia de las normas legales y actos administrativos.

2. Sobre la pretendida “eficacia de leyes y actos administrati-


vos” como derecho fundamental no enumerado y como ob-
jeto del proceso de cumplimiento
Con lo indicado por el Tribunal Constitucional, debemos preguntar-
nos: ¿la eficacia de las leyes y de los actos administrativos es un genuino
derecho fundamental? Y, si lo fuera, ¿es el objeto protegido por el proce-
so de cumplimiento?

Para el Tribunal Constitucional, “la eficacia de las leyes y actos adminis-


trativos” es un derecho constitucional no enumerado debido a que en la
Constitución no se encuentra un enunciado lingüístico (disposición) que
le dé cobijo, pero sí puede coligirse de los principios mencionados en su
artículo 3 (cláusula de derechos no enumerados). Este derecho, según lo
indicado por el colegiado, se desprende específicamente los principios de
“soberanía del pueblo”, “Estado Democrático de Derecho” y “forma re-
publicana de gobierno”.
Como explicamos en otro lugar(27), mediante la cláusula de derechos
no enumerados se reconoce la posibilidad de entender como “constitucio-
nales” a derechos que no se encuentran expresamente reconocidos por la
Norma Fundamental. Así, esta cláusula niega que los derechos reconoci-
dos expresamente por la Carta sean los únicos atribuibles a las personas,
sino que también lo son (y quedan tutelados con la misma dedicación y

(27) Cfr. “Derechos no enumerados y nuevos derechos según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
peruano”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 126. Gaceta Jurídica. Lima, mayo de 2004.

259
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

fuerza) todos aquellos que merezcan tal reconocimiento por desprenderse


sobre todo del principio de dignidad humana, pero también de los otros
principios del artículo 3 de la Constitución.
Además, para el reconocimiento de estos derechos –asunto que es-
tamos abordando con más detalle en otro trabajo(28)–, debe tenerse en
cuenta su fundamentalidad (esto es, debe tratarse de bienes esenciales im-
plícitos, vinculados con los principios del artículo 3 de la Constitución);
su conformidad o adecuación constitucional prima facie (no debe tratarse
de contenidos claramente proscritos por el ordenamiento constitucional);
finalmente, deben tener singularidad y configurarse como derechos espe-
cíficos (no deben ser acciones –o exigencias– demasiado particulares o
detalladas, asimismo, las normas propuestas(29) deben tener la estructura
de una norma iusfundamental).
Con lo anotado, podemos analizar si “la eficacia de las leyes y actos
administrativos” es un bien constitucional, más aún, si es un derecho
constitucional implícito.

En primer lugar, coincidiendo con calificada doctrina, esta eficacia


puede ser concebida como un principio general del Derecho(30), lo que no
obsta que tenga también arraigo constitucional, por ejemplo si se le vincula
al principio de supremacía constitucional (y jerarquía normativa) y al de
adecuación de la actuación administrativa al principio de legalidad(31).

También es fácil relacionar este principio con algunos de los se-


ñalados en el artículo 3 de la Constitución, como anotó el Tribunal
Constitucional y explicamos antes. Efectivamente, el colegiado indicó
que “el respeto al sistema de fuentes de nuestro ordenamiento jurídico
(…) constituye uno de los valores preeminentes de todo sistema demo-
crático por donde los poderes públicos y los ciudadanos deben guiar su

(28) “Derechos no enumerados y derecho al libre desarrollo de la personalidad”. En: Derechos fundamenta-
les no reconocidos expresamente por la Constitución. Luis Sáenz Dávalos (coordinador). Gaceta Jurí-
dica, Lima, 2008 (en prensa).
(29) Debe tenerse en cuenta que, al no existir una disposición escrita que reconozca el derecho de que se
trata, la norma o normas de derecho fundamental deben construirse “desde cero”, claro está, sobre la
base de los principios contenidos en la cláusula de derechos no enumerados.
(30) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “El proceso de cumplimiento: a propósito de un desafortunado crite-
rio jurisprudencial del Tribunal Constitucional”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 145, Gaceta Jurídica,
Lima, diciembre de 2005, p. 133.
(31) Cfr. CARPIO MARCOS, Edgar. “La acción de cumplimiento”. Ob. cit., p. 450.

260
El proceso de cumplimiento

conducta por el Derecho”, ello sobre la base de los principios constitucio-


nales de soberanía del pueblo, Estado Democrático de Derecho y forma
republicana de gobierno(32).

Ahora bien, que sea un principio, o que sea un bien vinculado con
principios constitucionales, no le otorga inmediatamente el carácter de
derecho fundamental. Por cierto, tampoco significa que no lo sea. En tal
sentido, como se ha difundido suficientemente en nuestro medio, los dere-
chos fundamentales tienen también una dimensión de principio; además,
como ha resuelto en varias oportunidades el Colegiado Constitucional,
los principios de la Constitución pueden tener manifestaciones subjetivas
que hacen las veces de derechos fundamentales e incluso pueden ser cau-
telados a través de los procesos constitucionales de tutela de derechos(33).

Si bien la sentencia que reconoce a la “eficacia de las leyes y actos


administrativos” como un derecho innominado busca principalmente con-
vertir el cumplimiento –de manera algo forzada– en un proceso con ob-
jeto constitucional (para justificar los requisitos de procedencia que luego
establecerá como precedente vinculante(34)); consideramos que puede ha-
cerse una mejor fundamentación de ello, sin violentar la corrección de lo
argumentado.

Así, “la eficacia de las leyes y actos administrativos” cumpliría ini-


cialmente con los presupuestos de un derecho no enumerado, según ano-
tamos: fundamentalidad, conformidad prima facie con la Constitución y
carácter de derecho específico con una estructura iusfundamental. Como
anotamos, no es difícil vincular la necesaria eficacia de las leyes y de los
actos administrativos con los principios fundamentales del artículo 3 de
la Carta. Tampoco se trata de una norma de Derecho Constitucional
proscrita por el ordenamiento, o que contravenga jurispruden-
cia vinculante o reglas de precedencia establecidas por el Tribunal

(32) STC Exp. N° 0168-2005-PC/TC, ff. jj. 6-9.


(33) El Tribunal ha tutelado a través de los procesos constitucionales afectaciones a diversos principios, pero
como concreciones subjetivas. Así por ejemplo, tenemos al principio de legalidad penal (STC Exp.
Nº 2758-2004-HC/TC, ff. jj. 1, 7 y 8), a los principios de supremacía constitucional y de legalidad (STC Exp.
Nº 03448-2005-PA/TC, f. j. 13), al principio de seguridad jurídica (STC Exp. N° 009-2001-AI/TC, f.
j. 18), entre otros.
(34) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Ob. cit., p. 132.

261
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Constitucional. Asimismo –aunque no es pacífico(35)– consideramos


que puede establecerse una norma iusfundamental que autonomice el
derecho, sin exagerar en su especificidad: toda persona tiene derecho a
que la Administración cumpla y ejecute las leyes o actos administrativos
a los que esta se encuentra sujeta; norma que cuenta con un sujeto acti-
vo, un sujeto pasivo y una obligación específica; es decir, una estructura
iusfundamental.

Tal derecho subjetivo, además, tiene referentes similares en otros de-


rechos, como al cumplimiento y ejecución de resoluciones judiciales, o
al cumplimiento y respeto de los términos negociales (también vincula-
dos a la regularidad del sistema jurídico, al principio de legalidad, a la
supremacía constitucional y a la jerarquía normativa). Estos supuestos,
que constituyen claramente posiciones jurídicas subjetivas, encuentran
instrumentos jurisdiccionales que permiten su satisfacción; es el caso, por
ejemplo, de los procesos ejecutivos o las de ejecución de resoluciones
judiciales.

Con ello, corresponde establecer una precisión valiosa a los efectos


que nos interesan aquí: cualquier proceso ordinario (es decir, que no re-
suelve un conflicto constitucional) puede tener una finalidad constitu-
cionalmente relevante, pero su objeto puede ser perfectamente de rango
infraconstitucional.

Hicimos antes referencia a procesos de ejecución (de resoluciones


judiciales, de contratos, de documentos cambiarios, etc.). Pero incluso
podemos mencionar algunos fines –más generales y de no poca relevan-
cia constitucional– de diversos procesos ordinarios, como son la pacifi-
cación de conflictos de intereses o de controversias jurídicas (o también
la “paz social en justicia”) propia del proceso civil; el control de la
Administración y la tutela de los derechos e intereses de los administra-
dos del proceso contencioso-administrativo; o la consecución de los fines
individuales y sociales de las penas, obtenida a través de los procesos
penales.

(35) Ibíd., p. 133; NEYRA ZEGARRA, Ana Cristina. Ob. cit., p. 181.

262
El proceso de cumplimiento

En suma, la finalidad de estos procesos podría referirse a auténticos


bienes constitucionales, y ello no hace que el objeto que se resuelve en su
interior sea de naturaleza constitucional.

Así visto, con respecto a la finalidad del cumplimiento, esta puede


ser de rango constitucional y estar vinculada a “la eficacia de las leyes y
los actos administrativos”, noción que, bien vista, es contracara de aque-
lla otra de “control de la ilegalidad por omisión”(36) a la que también se ha
referido la doctrina. En efecto, exigir ante la Administración la eficacia
de leyes y actos administrativos, así como controlar la ilegalidad por omi-
sión de la Administración son dos caras de la misma moneda, dos mane-
ras distintas de enfocar la misma finalidad del proceso de cumplimiento.
Una enfatiza la eficacia de leyes y actos (para contrarrestar la inacción
administrativa), otra incide en el control de la omisión (para garantizar la
eficacia de normas y actos).

De otra parte, el objeto de este proceso es más bien el cumplimiento


de un deber (legal o administrativo) omitido por la Administración(37); o,
en los exactos términos del Código Procesal Constitucional (artículo 66),
que la Administración “[d]é cumplimiento a una norma legal o ejecute
un acto administrativo firme” o “[s]e pronuncie expresamente cuando las
normas legales le ordenan emitir una resolución administrativa o dictar
un reglamento”. Así visto, la sustancia de lo discutido en el cumplimiento
no es constitucional. Como explica Carpio, “[n]o hay, pues, controver-
sia que gire sobre ‘materia constitucional’ ya que su objeto no se plantea
como consecuencia de la aplicación o vigencia de una norma constitucio-
nal, sino de la ley o actos administrativos”(38).

Respecto a la finalidad constitucional de este proceso, no obstante su


objeto infraconstitucional, consideramos que el Tribunal Constitucional ha
llegado a una interesante fórmula, que vale la pena tener en cuenta:

“[e]s verdad que el proceso de cumplimiento, como bien lo ha reco-


nocido la doctrina, no es propiamente un proceso para la tutela de

(36) CARPIO MARCOS, Edgar. “La acción de cumplimiento”. Ob. cit., p. 449.
(37) Sobre qué tipo de inactividad de la Administración es controlada a través del proceso de cumplimiento
volveremos luego, al analizar su objeto.
(38) Ibíd., p. 450.

263
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

verdaderos derechos fundamentales, pero no es menos cierto que la


observancia y el acatamiento al sistema de fuentes del ordenamien-
to jurídico, donde deben incluirse, por cierto, las decisiones de este
Colegiado, constituyen valores preeminentes de todo sistema demo-
crático donde existe el gobierno del Derecho y no de los hombres.
En el proceso de cumplimiento, además de la atención de los dere-
chos subjetivos en juego, existe un fundamento de importancia ca-
pital para la propia labor de este Colegiado, cual es la vigilancia de
la ‘regularidad’ en la vigencia del sistema jurídico en su integridad.
La condición es, desde luego, que el mandamus sea concreto, líquido
y actual, como lo ha reiterado este Colegiado, pero es evidente que,
desde su dimensión objetiva, el proceso de cumplimiento constituye
también un proceso para asumir la vigencia y defensa del sistema de
fuentes que la Constitución encomienda a este Colegiado” (STC Exp.
N° 3149-2004-AC/TC, f. j. 13).
3. Relevancia de la constitucionalización del proceso de
cumplimiento
Si el proceso de cumplimiento es uno constitucional, pero en cuyo
seno no se discute ninguna materia de ese rango ¿cuál es la relevancia
de esta constitucionalización?, ¿valdrá la pena distinguir entre los proce-
sos constitucionales de tutela de derechos y el proceso de cumplimiento?,
¿tiene este reconocimiento del cumplimiento como proceso constitucio-
nal algún alcance práctico o procesal, o debe ser implementado como
cualquier proceso ordinario?

Al establecerse un instituto en la Constitución, es claro que este no


puede ser obviado o desnaturalizado por los poderes públicos. El Estado
queda especialmente vinculado al cumplimiento de las disposiciones cons-
titucionales. Para el caso de los procesos previstos en la Constitución, ello
implica no solo que tengan una existencia formal o nominal, sino que el
Estado debe asegurar su puesta en marcha eficiente, garantizar su conti-
nuidad y desarrollarlos conforme a los contenidos materiales de la Norma
Fundamental –en el marco de los principios que incardinan la función ju-
risdiccional y los derechos de los justiciables–.

Ahora bien, las “acciones de garantía” no son los únicos procesos


reconocidos por la Constitución. La Carta contiene diversos procesos y
procedimientos que luego serán desarrollados de acuerdo con las pautas

264
El proceso de cumplimiento

constitucionales esbozadas. Solo por mencionar ejemplos claramente dis-


puestos por la Constitución(39), tenemos al proceso de acusación constitu-
cional(40) y al proceso contencioso-administrativo(41); en estos casos, cabe
exigir al poder público, cuando menos, lo señalado antes sobre la puesta
en funcionamiento continuo y eficiente, así como el desarrollo de la insti-
tución de conformidad con la Constitución.

Pero respecto de las llamadas “acciones de garantía” existen debe-


res adicionales a los ya mencionados. En este caso, la Carta Fundamental
señala el objeto protegido por cada proceso, indica que la regulación
de estos debe realizarse mediante ley orgánica y decide que –ni más ni
menos– el intérprete calificado de la Constitución conozca de ellos como
única o como última y definitiva instancia.

Desde luego, que compartan la condición de “acciones de garantía”


no significa que todos los procesos constitucionales subjetivos (hábeas
corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento) deban tener similar regu-
lación o disposiciones generales comunes; que debían estar reunidos en
un mismo cuerpo normativo (como el Código Procesal Constitucional)
o que había que interpretar que el objeto que protegen son siempre de-
rechos constitucionales. Bastaba con respetar el objeto protegido es-
bozado por el constituyente, que el proceso pueda llegar al Tribunal
Constitucional como instancia final y que su regulación cuente con la
votación formalmente requerida para las leyes orgánicas (sin importar,
que se trate de una ley especial que regule el proceso de cumplimiento,
o que su regulación sea incorporada a otra ley, como la que regula el
proceso contencioso-administrativo).
Con lo anotado, la incorporación del proceso de cumplimiento al
Código Procesal Constitucional no fue necesariamente errónea, pero es
claro que podría haberse emitido una mejor regulación, afín a la esencia

(39) Existen otros trámites constitucionales solo “insinuados”, así como otros, sobre todo, procedimentales.
Entre los primeros están, por ejemplo, los procesos que pueden seguirse ante la justicia militar o los pro-
cesos arbitrales; entre los segundos, contamos al proceso de ratificación de magistrados, nombramiento
de altas autoridades, aprobación de ciertas normas, etc.
(40) Que, solo con efectos expositivos, el profesor García Belaunde consignó dentro de un listado de ac-
ciones de garantía. Desde luego, entonces la concibió como proceso constitucional en sentido lato.
Vide GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “Las garantías constitucionales en la Constitución peruana de
1993”. En: Derecho Procesal Constitucional. Temis, Bogotá, 2001, pp. 126-127.
(41) CARPIO MARCOS, Edgar. “La acción de cumplimiento”. Ob. cit., p. 453.

265
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

infraconstitucional del objeto que protege(42). Efectivamente, no existe


justificación constitucional para equiparar al proceso de cumplimiento
con los procesos constitucionales de tutela de derechos(43), con las notas
particulares que les son inherentes(44).
Ahora bien, finalmente esta es la regulación vigente y el desarrollo
jurisprudencial ha ido en el sentido de afirmar al cumplimiento como
un proceso con peculiaridades propias de los procesos constituciona-
les de tutela de derechos. Ello, aunado a los requisitos que el Tribunal
Constitucional ha establecido para que un mandamus sea exigible, hace
de este proceso uno muy singular, similar a un “proceso de ejecución”.
Sobre esta idea volveremos al final de este trabajo.

III. Objeto y sujetos del proceso de cumplimiento

1. Objeto del proceso de cumplimiento


El objeto del proceso de cumplimiento –señalamos antes– es el cum-
plimiento de un deber omitido por la Administración, de fuente legal o
administrativa. Se trata, entonces, de una exigencia frente a una inactivi-
dad, incluso renuencia de la Administración. Esta inactividad está referi-
da, de acuerdo con autorizada doctrina, a “la constatación de una omisión
por la Administración de toda actividad, jurídica o material, legalmente
debida y materialmente posible”(45).
Con mayor precisión, la Constitución y el Código Procesal
Constitucional regulan este cumplimiento ante la inactividad de la
Administración. Efectivamente, el inciso 6 del artículo 200 de la
Constitución señala que la acción de cumplimiento: “procede contra cualquier

(42) Más todavía si los promotores del Código tuvieron la claridad de que el proceso de cumplimiento “no
cautela derechos fundamentales o valores constitucionales”. No obstante ello, prefirieron regularlo en
el Código por haber sido reconocido como “garantía constitucional” (“proceso constitucional”) por los
constituyentes.
(43) Cfr. CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Ob. cit., p. 131.
(44) Así, por ejemplo, su celeridad y carácter urgente, ausencia de etapa probatoria, cierto informalismo
procesal, etc.
(45) GÓMEZ PUENTE, M. La inactividad de la Administración. Aranzadi-Thomson, Cizur Menor - Nava-
rra, 2002, p. 63.

266
El proceso de cumplimiento

autoridad o funcionario renuente a acatar una norma legal o un acto ad-


ministrativo, sin perjuicio de las responsabilidades de ley”.
Asimismo, el artículo 66 del Código Procesal Constitucional preci-
sa que el objeto del cumplimiento está dirigido hacia la Administración
pública en dos sentidos. Así, señala que el objeto del proceso de cumpli-
miento es “ordenar que el funcionario o autoridad pública renuente”: (1)
“[d]é cumplimiento a una norma legal o ejecute un acto administrativo
firme”, o que (2) “[s]e pronuncie expresamente cuando las normas legales
le ordenan emitir una resolución administrativa o dictar un reglamento”.
Con lo indicado por el Código, a diferencia de lo que sucedía con
la regulación procesal anterior(46), se admite que el objeto del proceso de
cumplimiento es tanto la inactividad material como la inactividad formal
de la Administración. No obstante, este no es un asunto aceptado unáni-
memente por la doctrina; aunque la discrepancia es sobre todo conceptual
y se refiere a los alcances que se le atribuya a cada tipo de inactividad(47).
Así por ejemplo, el profesor Carpio –siguiendo la clasificación pro-
puesta en un clásico trabajo de don Alejandro Nieto(48)– señala que el pro-
ceso de cumplimiento está destinado al cuestionamiento de la inactividad
material, entendiendo por esta la omisión “que se genera en el incum-
plimiento de un mandato previsto en la ley o en el acto administrativo
respecto de un ámbito que forma parte de sus competencias ordinarias.
Es el caso, por ejemplo, del incumplimiento de un mandato legal; dejar
de ejecutar un acto administrativo firme; no expedir un acto administra-
tivo o no dictar un reglamento, pese a que existe una ley que dispone
que este se expida, entre otros muchos supuestos”(49). De otra parte, la
inactividad formal se evidencia “cuando al cabo de un procedimiento

(46) El Código Procesal Constitucional amplió el objeto de control, permitiendo que se exija ahora la emi-
sión de resoluciones administrativas o que se dicten reglamentos pendientes, supuestos que pertenecen
a la inactividad formal. Antes de ello el objeto del cumplimiento era solo la inactividad material de la
Administración. Cfr. CARPIO MARCOS, Edgar. “La acción de cumplimiento”. Ob. cit., p. 454 y ss.
(47) Como bien explica CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de cumplimiento en el Código Procesal
Constitucional”. Ob. cit., p. 196.
(48) NIETO, Alejandro. “La inactividad de la Administración y el recurso contencioso-administrativo”.
En: Revista de Administración Pública. N° 37, Madrid, enero-abril de 1962, p. 75 y ss., especialmente
p. 80.
(49) CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de cumplimiento en el Código Procesal Constitucional”.
Ob. cit., p. 195.

267
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

administrativo, o tras el ejercicio de un derecho de petición, los funcio-


narios, autoridades u órganos de la Administración no contestan lo que
se peticiona o no resuelvan los recursos que en el seno del procedimien-
to administrativo se hayan formulado, pese a existir un mandato legal de
hacerlo”(50).

Claro está, desde esta perspectiva los supuestos que pueden ser exigi-
dos mediante el cumplimiento corresponden a la inactividad material. El
Tribunal Constitucional inclusive se ha pronunciado en alguna ocasión a
favor de esta posición(51).

No obstante, los autores del Código Procesal Constitucional(52) y re-


ciente doctrina nacional(53) –siguiendo, por ejemplo, al profesor Gómez
Puente(54)– tienen una perspectiva diferente. Consideran que la inactividad
formal está referida a la omisión por parte de la Administración de emitir
una declaración de voluntad a la que se encuentra obligada; declaración
que debe entenderse en sentido amplio y que comprende la obligación
de: (1) emitir normas de carácter general (reglamentarias); (2) celebrar
convenios o acuerdos, y no mantener una actitud pasiva en el marco de
convenciones vigentes contraviniendo el interés público, y (3) producir
actos administrativos diversos, especialmente ante los requerimientos o
peticiones de los administrados(55). La inactividad material se refiere la

(50) Ibíd., p. 194.


(51) STC Exp. N° 0191-2003-AC/TC, f. j. 5: “[M]ediante la acción de cumplimiento no se controla cual-
quier clase de inactividad, sino exclusivamente la que se ha denominado ‘material’, es decir, la que
deriva del incumplimiento de mandatos nacidos de la ley o de actos administrativos, donde no media
la petición de un particular, sino dónde se encuentra vinculado, prima facie, un deber o el ejercicio de
una atribución relacionada con sus competencias naturales. [Además] no se controla la denominada
‘inactividad formal de la administración’, es decir, la que se origina tras el ejercicio del derecho de
petición por un particular, pues esta tiene su instrumento natural de control en la técnica del silencio
administrativo negativo, cuyos efectos procesales –derivados de su acogimiento– tienen el propósito de
no dejar en estado de indefensión al administrado que hubiese peticionado algo o hubiese interpuesto
un medio impugnatorio en el seno de un procedimiento administrativo y que, pese a ello, no hubiese
recibido algún pronunciamiento expreso”.
Asimismo, cfr. la STC Exp. Nº 3055-2005-PC/TC, f. j. 2.
(52) ABAD YUPANQUI, Samuel y otros. Código Procesal Constitucional. Ob. cit., p. 77.
(53) HUAPAYA TAPIA, Ramón. “Las nuevas relaciones entre el proceso constitucional de cumplimiento
y el proceso contencioso-administrativo: la sentencia recaída en el Expediente Nº 0168-2005-PC/TC,
caso Maximiliano Villanueva Valverde”. En: Derecho Administrativo contemporáneo. Ponencias del
II Congreso de Derecho Administrativo. Jorge Danós Ordóñez, Eloy Espinosa-Saldaña, Diego Zegarra
Valdivia (coordinadores). Palestra, Lima, 2007, p. 463.
(54) Gómez Puente, M. La inactividad..., Ob. cit., pp. 123-124.
(55) Cfr. HUAPAYA TAPIA, Ramón. Ob. cit., pp. 449-450, CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de
cumplimiento en el Código Procesal Constitucional”. Ob. cit., p. 196.

268
El proceso de cumplimiento

omisión frente al “deber jurídico de realización de una actividad con-


creta, una prestación de dar, hacer o no hacer establecida a favor de un
particular”(56). Deber de actuación material que, a su vez, “puede provenir
de una norma, de una convención, o de la propia Administración”(57).

Desde esta postura –que consideramos se ajusta mejor a la natura-


leza del deber omitido y permite una clasificación más precisa– “omitir
el cumplimiento de una norma legal o de un acto administrativo firme”
constituye una inactividad material, mientras que “no pronunciarse expre-
samente cuando las normas legales ordenan emitir una resolución admi-
nistrativa o dictar un reglamento” es un supuesto de inactividad formal.

En todo caso, lo anotado hasta aquí nos permite confirmar que, en


cualquier caso, la finalidad del proceso de cumplimiento es controlar
la inactividad de la Administración. Es más, se trata del control de una
omisión “renuente” de acuerdo con lo regulado por la Constitución y el
Código(58), esto es, reiterada y deliberada, inclusive a pesar de que existe
requerimiento por parte del interesado.

Asimismo, la omisión o inactividad no solo comprende el incumpli-


miento o mora por pereza administrativa, sino también los supuestos
de cumplimiento defectuoso, cumplimiento parcial y cumplimiento
aparente(59). Con ello, el Tribunal Constitucional ha reconocido que las
omisiones de la Administración pueden ser formales, cuando no efectúa
acto alguno a fin de dar cumplimiento al mandato establecido, o materia-
les, cuando realiza cierta actividad, pero con ello no se cumple el manda-
to de la norma(60).

De manera contraria, queda excluido de este proceso la revisión de ac-


tuaciones administrativas (comportamientos comisivos), lo que eventualmente

(56) HUAPAYA TAPIA, Ramón. Ob. cit., p. 450.


(57) Ídem.
(58) STC Exp. N° 0191-2003-AC/TC, f. j. 3: “mediante la acción de cumplimiento no se controla la mera
o simple inactividad administrativa, sino aquella que asume la condición de “renuente”, conforme lo
expresa el inciso 6 del artículo 200 de la Constitución”.
(59) STC Exp. Nº 2002-2006-PC/TC, ff. jj. 36-37.
(60) Son especialmente ilustrativas las STC Exp. N° 9754-2005-PC/TC, ff. jj. 24, 25, 26 y 29 y la STC
Exp. N° 7435-2006-PC/TC, ff. jj. 20, 21 y 22.

269
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

corresponde ser cuestionado a través del proceso contencioso-administrativo,


inclusive en algunos casos a través del proceso de amparo.

Veamos ahora, separadamente, los supuestos que el Código Procesal


Constitucional señala como objeto del proceso de cumplimiento.

1.1. Que se dé cumplimiento a una norma legal o se ejecu-


te un acto administrativo firme
Sin perjuicio de explicar luego los requisitos que deben contener los
mandatos de la norma o del acto administrativo firme para que pueda exi-
girse su cumplimiento, corresponde explicar en este apartado lo que debe
entenderse por esta norma legal y por acto administrativo firme, al que se
refiere el Código.

En primer lugar, por norma legal se hace alusión a toda norma con
rango de ley. En tal sentido, puede exigirse el cumplimiento del manda-
mus contenido en leyes ordinarias, leyes orgánicas, decretos legislativos,
decretos leyes, reglamentos del Congreso, decretos de urgencia, normas
regionales de carácter general, ordenanzas municipales y tratados(61).

Con respecto de las normas legales de Derecho interno, debe tener-


se en cuenta su conformidad con el ordenamiento constitucional(62). Así,
si bien el proceso de cumplimiento se dirige a evaluar la omisión de un
mandato indubitable, preciso y formalmente vigente, ello no exime a los
jueces de analizar también la validez material del mandato, es decir, su
conformidad con la Constitución, teniendo en cuenta los principios de je-
rarquía normativa y de supremacía constitucional (artículos 51 y 138 de
la Constitución) que obligan a los jueces a ejercer el control difuso de la
constitucionalidad de las normas.
En lo que concierne a los tratados internacionales, se sabe que no todos
estos tienen rango de ley. Un caso especialmente importante es el de los
tratados internacionales en materia de derechos humanos, sobre cuya je-
rarquía se ha discutido bastante(63). Al respecto, pese a que sus normas

(61) Cfr. STC Exp. Nº 00047-2004-AI/TC, f. j. 16 y ss.


(62) Con las salvedades que ha realizado el Tribunal Constitucional para el caso de las leyes de facto (Decre-
tos leyes).
(63) Cfr. LANDA ARROYO, César. “Jerarquía de los tratados internacionales en la Constitución política del

270
El proceso de cumplimiento

(sentidos interpretativos) pueden ser entendidas como de relevancia cons-


titucional(64), lo cierto es que formalmente estos tratados tienen rango de ley
y por ello sus mandatos pueden ser exigidos a través del proceso de cum-
plimiento(65). Desde luego, tal exigibilidad no se extiende a los dictámenes
o las resoluciones de los tribunales internacionales en materia de derechos
humanos, incluso si estas decisiones son vinculantes para el Perú. En tal
caso, para exigir su cumplimiento es de aplicación el proceso de ejecución
de sentencias emitidas por los tribunales supranacionales o las leyes que
obligan a actuar a las autoridades nacionales (que sí pueden exigirse a tra-
vés del proceso de cumplimiento(66)).
Respecto del acto administrativo firme, la norma pertinente –Ley del
Procedimiento Administrativo General, Ley N° 27444– señala qué es un
acto administrativo y cuándo este adquiere la condición de firme.
Así, el artículo 1.1 de la mencionada ley indica que son actos admi-
nistrativos “las declaraciones de las entidades que, en el marco de normas
de Derecho Público, están destinadas a producir efectos jurídicos sobre los
intereses, obligaciones o derechos de los administrados dentro de una situa-
ción concreta”; y, además, el artículo 212 indica que: “[u]na vez vencidos
los plazos para interponer los recursos administrativos se perderá el derecho
a articularlos quedando firme el acto”. Asimismo, la firmeza también re-
quiere que se deje transcurrir el plazo legal previsto para cuestionar el acto
a través del proceso contencioso-administrativo(67). De esta forma visto, un

Perú de 1993”. En: Revista jurídica del Perú. Año XLVIII, Nº 16, julio-setiembre de 1998, pp. 3-14;
CARPIO MARCOS, Edgar. “Normas interpuestas en la acción de inconstitucionalidad (el caso perua-
no)”. En: Constitucionalismo y Derechos Humanos. Domingo García Belaunde (coordinador), Instituto
Iberoamericano de Derecho Constitucional (sección peruana), Grijley, Lima, 2002, especialmente, pp.
39-41.
(64) El Tribunal Constitucional inclusive se ha referido en cierta oportunidad al rango constitucional de los tra-
tados sobre derechos humanos; recientemente: “Los tratados internacionales sobre derechos humanos no
solo conforman nuestro ordenamiento sino que, además, detentan rango constitucional. El Tribunal Cons-
titucional ya ha afirmado al respecto que dentro de las ‘normas con rango constitucional’ se encuentran los
‘Tratados de derechos humanos’. [00047-2004-AI/TC f. j. 61 y 00025-2005-AI/TC ff. jj. 25 y ss.]” (STC Exp.
Nº 00005-2007-PI/TC, f. j. 11).
(65) Esta posibilidad ha sido reconocida, por ejemplo, para el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, específicamente en lo concerniente al mandato indemnizatorio a consecuencia de un error
judicial a favor de beneficiados con medidas de indulto: STC Exp. N° 1277-1999-AC/TC, ff. jj. 7 y 8.
(66) Así la RTC Exp. N° 105-2001-AC/TC, f. j. 5.
(67) MORÓN URBINA, Juan Carlos. Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General.
Gaceta Jurídica, Lima, 2008, p. 576.
(*) Cfr. GUZMÁN NAPURÍ, Christian. La Administración Pública y el procedimiento administrativo ge-
neral. Página blanca, Lima, 2004, pp. 190, 193-194; MORÓN URBINA, Juan Carlos. Ob. cit., p.

271
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

acto administrativo firme es uno inimpugnable en todo sentido. Con lo ano-


tado, es razonable que el acto que se exija a través del proceso de cumpli-
miento sea un acto firme, pues constituye una declaración indubitable de la
Administración, que ha sido aceptada por el administrado.
Asimismo, no debe confundirse el acto administrativo firme con el
acto administrativo “definitivo”, ni con el acto administrativo “que causa
estado”. Al respecto, la confusión puede presentarse debido a que se
trata de declaraciones administrativas que revisten una especial calidad.
Distinguiendo, el “acto definitivo” es simplemente uno mediante el cual
se decide una cuestión de fondo, mientras que el “acto que causa estado”
es aquel que ha llegado hasta la última instancia administrativa y solo po-
dría ser cuestionado a través del proceso contencioso-administrativo(*).

1.2. Que las autoridades se pronuncien expresamente


cuando las normas legales le ordenan emitir una reso-
lución administrativa o dictar un reglamento
Estamos ante un supuesto de inactividad formal, pues se exige a la
Administración que cumpla con emitir una declaración de voluntad que
le viene legalmente impuesta.

Como indicamos, la inactividad formal de la Administración puede


estar referida a la omisión de deberes legales normativos (falta de emisión
de reglamentos), convencionales (la voluntad administrativa no concurre
para suscribir acuerdos o convenios debidos) o singulares (no se emiten
actos administrativos distintos a los reglamentos).

El inciso que analizamos ahora permite demandar, primero, contra


una inactividad “singular” o “procedimental” referida a la obligación de
producir una decisión administrativa solicitada por un administrado; ello
en el marco de las potestades administrativas (distintas de la reglamenta-
ria). A ello se refiere la orden dirigida hacia los funcionarios o autorida-
des estatales para que “se pronuncien expresamente cuando las normas
legales le ordenan emitir una resolución administrativa”.
En efecto, se cuestiona que no se emita el acto administrativo corres-
pondiente tras la petición o el requerimiento de un ciudadano, pues existe
el deber legal de responderle. Tal omisión está vinculada con la forma

272
El proceso de cumplimiento

tradicional de entender la inactividad formal de la Administración como


“inactividad en el marco de un procedimiento administrativo”.
Ahora bien, como ha explicado Edgar Carpio, el supuesto de inacti-
vidad formal generada a partir del ejercicio del derecho de petición co-
rrespondería ser tramitado por otras vías(68). En efecto, ante la falta de res-
puesta de la Administración respecto al pedido de un ciudadano –que es
un supuesto muy común– bien podría emplearse la técnica del “silencio
administrativo” con las presunciones que le corresponde y, de ser necesa-
rio, llevarse el caso al proceso contencioso-administrativo; o también po-
dría alegarse la afectación del derecho constitucional de petición, lo cual
corresponde ser tutelado mediante el proceso constitucional de amparo.
No obstante, debido a que el Código Procesal Constitucional con-
templó expresamente esta posibilidad de control de la inactividad formal,
debemos buscar alguna pauta que nos permita conocer cuándo acudir al
cumplimiento o a alguno de los procesos mencionados. En lo que con-
cierne al proceso de cumplimiento, el Tribunal Constitucional ha esta-
blecido con claridad cuáles son las características del mandato que debe
contener la norma cuyo cumplimiento se demanda. Así visto, si la norma
cumple con los requisitos del mandamus (mandato vigente, cierto, líqui-
do, obligatorio, incondicional, etc.) la vía del cumplimiento será adecua-
da para su tramitación; por el contrario, si se trata de una petición que no
tiene el carácter “ejecutivo” que sí tienen los mandatos objeto del proceso
de cumplimiento, corresponderá acudir al amparo o al contencioso-admi-
nistrativo para demandar contra la inactividad formal.
Al respecto, sin duda existe una superposición de vías procesales
poco feliz, lo que deberá resolverse casuísticamente, atendiendo a lo pre-
tendido por cada justiciable afectado y al criterio de idoneidad de la vía.

De otra parte, el inciso estudiado hace referencia al deber de emitir


una norma general o reglamentaria (el Código se refiere a la orden dirigi-
da a los funcionarios o autoridades para “dictar un reglamento”). Esta es
de una obligación de carácter objetivo, y existe de manera independiente
–aunque no excluyente– de los intereses particulares de los administrados
que pudieran estar involucrados.

(68) CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de cumplimiento en el Código Procesal Constitucional”. Ob.
cit., p. 197.

273
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

No obstante ello, el Tribunal Constitucional ha considerado que las


características comunes a los mandatos exigibles a través del proceso de
cumplimiento (vinculadas sobre todo a derechos subjetivos que provienen
de leyes o actos administrativos) también son aplicables a la obligación
de la Administración de emitir reglamentos(69).

Claro está, ya que los mandatos de reglamentar suelen ser bastante


generales, el Tribunal ha realizado interpretaciones flexibles, consideran-
do, por ejemplo, que normas en apariencia declarativas (“la autoridad ‘x’
reglamentará la institución ‘y’”) cumplen con las condiciones de un man-
damus con “calidad de cierto, claro, vigente, de obligatorio cumplimien-
to, incondicional y no sujeto a controversias interpretativas”(70).

2. Sujetos del proceso de cumplimiento


El proceso de cumplimiento, al igual que el resto de los procesos
constitucionales subjetivos, está destinado a la protección de posiciones
jurídicas a favor de una persona o un grupo de personas. Sin embargo,
debido a que el proceso de cumplimiento no tiene como objeto la tute-
la de derechos fundamentales, la posición jurídica que protege no es una
posición iusfundamental (“derecho fundamental en sentido estricto”(71)),
sino simplemente una posición infraconstitucional, que nace a partir de
derechos de rango legal o emanados de actos administrativos.

Así visto, al exigirse a través del proceso de cumplimiento la satis-


facción de derechos subjetivos, es de aplicación el análisis a partir de la
estructura de las posiciones jurídicas, conformadas por un sujeto pasivo
(titular), un sujeto activo (obligado) y un objeto protegido, a los que se ha

(69) STC Exp. Nº 0168-2005-PC/TC, f. j. 12.


(70) STC Exp. N° 09632-2006-PC/TC, f. j. 7: “[E]n lo que respecta al artículo 119 [de la Ley Orgánica de
Municipalidades, que señala: ‘El concejo provincial o el distrital, mediante ordenanza reglamentará la
convocatoria a cabildo abierto’], se aprecia claramente una norma cuya estructura denota un mandato
que puede ser exigido mediante proceso de cumplimiento, ya que palmariamente se demuestra que la
municipalidad tiene un deber legal de reglamentar dicha disposición a fin de estructurar jurídicamente
los requisitos necesarios para que se realice la convocatoria del cabildo abierto. Dicha norma enton-
ces contiene un mandato que cumple con los requisitos establecidos en la sentencia del Expediente
Nº 0168-2008-PC/TC, en cuanto guarda la calidad de cierto, claro, vigente, de obligatorio cumplimien-
to, incondicional y no sujeto a controversias interpretativas”.
(71) BERNAL PULIDO, Carlos. El principio de proporcionalidad y los derechos fundamentales. Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2003, p. 79 y ss.

274
El proceso de cumplimiento

referido el Tribunal Constitucional(72). No obstante, ello no quiere decir


que el análisis que corresponda realizar en el proceso de cumplimiento
esté encaminado a determinar si existe una intervención en el contenido
protegido del derecho subjetivo, como sí ocurre en los procesos consti-
tucionales de tutela de derechos(73). Aquí bastará con que se acredite la
titularidad de una posición legal o administrativa, así como cumplir con
los requisitos que debe tener el mandamus.

Asimismo, la relación material, que cuenta con obligaciones cuyo


cumplimiento se pretende obtener a través de este proceso, no será ne-
cesariamente idéntica a la relación procesal que se establecerá. Ello, como
veremos, se debe a ciertos matices que se produce entre el sujeto pasivo de
la posición jurídica y la legitimación activa, así como entre el sujeto activo
y la legitimidad pasiva en el proceso de cumplimiento.

2.1. Legitimación activa


Inicialmente, conforme lo señala el artículo 67 del Código Procesal
Constitucional, existen tres tipos de legitimación: personal (y por legítimo
interés), pública y para la defensa de bienes transindividuales. Asimismo,
la ley señala que la Defensoría del Pueblo tiene legitimación activa para
iniciar procesos de cumplimiento.

a) Legitimación personal y legítimo interés


Cuando el artículo 67 del Código señala que “[s]i el proceso tiene
por objeto hacer efectivo el cumplimiento de un acto administrativo,
solo podrá ser interpuesto por la persona a cuyo favor se expidió el acto

(72) STC Exp. N° 3179-2004-AA/TC, f. j. 15.


(73) Cfr. La STC Exp. N° 00665-2007-AA/TC (f. j. 5), que –como lo realiza el Tribunal Constitucional
alemán y lo desarrolla calificada doctrina– propone un examen escalonado de tres pasos para analizar
posibles lesiones iusfundamentales. Así, el Tribunal señaló que para “juzgar si el acto que se reclama
constituye una intervención injustificada en el ámbito constitucionalmente protegido del derecho” debe
seguirse tres fases: (1) la determinación de las posiciones iusfundamentales prima facie protegidas por
el derecho fundamental (ámbito normativo protegido), (2) verificación de intervención en el ámbito
protegido y (3) determinación de la legitimidad (o no) de la intervención en el derecho.
Cfr. la metodología que proponemos a efectos de determinar el contenido protegido de los derechos en
SOSA SACIO, Juan Manuel. “Contenido constitucionalmente protegido y sustento constitucional di-
recto de los derechos protegidos a través de los procesos constitucionales”. En: Gaceta Constitucional.
Tomo 12, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre del 2008, p. 17 y ss.

275
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

o quien invoque interés para el cumplimiento del deber omitido” está re-
firiéndose a la legitimación personal y al legítimo interés.

El directamente afectado por el incumplimiento de un acto adminis-


trativo tiene legitimación personal activa. Se trata de una legitimación ad
causam, pues existe identidad entre el titular del derecho reconocido por
una declaración de la Administración (beneficiario de un acto administra-
tivo) y el legitimado para demandar. En este supuesto el beneficiario del
acto administrativo y el demandante son la misma persona.

Sobre el título o derecho que surge del acto administrativo a favor de


un particular, el Tribunal Constitucional ha considerado que el mandato
incumplido debe reconocer un “derecho incuestionable” para el reclaman-
te y que el beneficiario debe quedar “individualizado”(74). Posteriormente,
ha precisado que: “[e]l acto administrativo deberá consignar a un sujeto o,
de ser el caso, un grupo de sujetos, en ambos casos perfectamente identi-
ficables; no cabe, en tal sentido, someter a la vía de cumplimiento un acto
administrativo de carácter general, en tanto es cualidad de un acto admi-
nistrativo sometido al proceso de cumplimiento que la mora o el letargo
de la Administración, vale decir la omisión, deba incidir directamente en
algún sujeto determinado”(75). Esto último, como se verá seguidamente,
reconoce matices. Ello porque el Código admite como demandantes no
solo a los beneficiarios directos de un acto administrativo, sino también
a quienes solo invocan interés, asimismo, a quienes aleguen la tutela de
derechos transindividuales, casos en los que varía la exigencia de que se
trate de un acto perfectamente individualizado.

Asimismo, la norma señala que puede presentar demanda de cumpli-


miento quien “invoque interés para el cumplimiento del deber omitido”.
Claro está, es necesario determinar cuál es este posible “interés” en el
cumplimiento del mandamus, pues, bien visto, cualquiera podría alegar la
existencia de cierto interés en el cumplimiento de un acto administrativo,
por mínimo o subjetivo que sea.

(74) STC Exp. Nº 0168-2005-PC/TC, f. j. 14, f y g.


(75) STC Exp. N° 00102-2007-PC/TC, f. j. 6.

276
El proceso de cumplimiento

Al respecto, consideramos que la norma se refiere al “interés legítimo”(76);


en tal sentido, aquel demandante que invoque “interés” deberá encontrar
en la satisfacción de su pretensión “ventajas o utilidades jurídicas de
cualquier tipo”. Con lo anotado, el demandante no debe alegar solo la
existencia de un beneficio personal o un provecho cualquiera, sino que
este debe ser jurídicamente relevante.

b) Legitimación pública
El artículo 67 indica asimismo que “[c]ualquier persona podrá iniciar
el proceso de cumplimiento frente a normas con rango de ley y reglamen-
tos”. En efecto, al tratarse de un asunto de relevancia general, el Código
habilita a toda persona para que inicie una demanda de cumplimiento (le-
gitimación actio populis).

Al respecto, consideramos que esta legitimación general se justifica


ante la titularidad de un bien constitucional difuso, que corresponde a todas
las personas. Este bien, como señalamos antes, parte de diversos principios
constitucionales y puede concebirse como un derecho subjetivo funda-
mental “al cumplimiento y eficacia de las leyes y actos administrativos”.

La vocación general de las leyes y los reglamentos (artículo 103, a con-


trario sensu), así como la subordinación de la Administración a los princi-
pios de legalidad (artículo 45) y de constitucionalidad (artículos 44 y 51),
crean a favor de cada persona una posición jurídica judicialmente exigible(77).

Sobre esta legitimación pública, el calificado intérprete de la Consti-


tución ha considerado que vale la pena hacer una distinción respecto de
la legitimidad activa en los procesos de cumplimiento, teniendo en cuenta
la distinta naturaleza y el alcance de los mandatos que provienen de nor-
mas generales o de actos administrativos. Ciertamente, “[n]o es lo mismo
invocar el cumplimiento de un acto administrativo que invocar el cumpli-
miento de una ley”; pues en el caso del cumplimiento de normas legales
(o reglamentarias) “queda claro que el mandamus tiene efectos genera-
les (…) De allí que bajo tal contexto, sea cualquier persona o individuo

(76) Vide CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de cumplimiento en el Código Procesal Constitucional”.
Ob. cit., p. 200.
(77) Sobre esto último, BOROWSKI, Martin. La estructura de los derechos fundamentales. Universidad
Externado de Colombia, Bogotá, 2003, pp. 40-46.

277
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

el que pueda gozar de legitimidad para interponer la correspondiente


demanda”(78).

c) Legitimación para la defensa de bienes transindividuales


El Código señala también que “[t]ratándose de la defensa de dere-
chos con intereses difusos o colectivos, la legitimación corresponderá a
cualquier persona”. Ello está referido a la legitimidad para la defensa de
bienes transindividuales.
Al respecto, existen diferencias entre los intereses difusos y colecti-
vos(79). Los intereses difusos se caracterizan por ser de naturaleza indivisi-
ble, y su titularidad recae en personas indeterminadas y ligadas por cues-
tiones de hecho. Así, por ejemplo, tenemos aquellos intereses vinculados
con los derechos ambientales(80) o el derecho a la salud(81), pues pertenecen
a un número extenso y no determinable de personas, vinculadas por un
elemento objetivo como es el medio ambiente o la salubridad pública(82).
Los intereses difusos, así, “vinculan a título de derecho subjetivo a
cualquier persona, grupo humano o sector de la sociedad”(83); en tal senti-
do, entre los legitimados se cuenta también a las instituciones sin fines de
lucro que tengan por objeto la defensa de este tipo de intereses(84).
Por su parte, los intereses colectivos son de naturaleza indivisible, y
su titularidad corresponde a un grupo, categoría o clase de personas (en
número determinado, o por lo menos determinable) ligadas entre sí o con
la parte contraria por una relación jurídica base. Este sería el caso, por

(78) STC Exp. N° 4549-2004-PC/TC, f. j. 3.


(79) Cfr. el artículo 1 del Código Modelo (de procesos colectivos iberoamericanos) reproducido en ABAD
YUPANQUI, Samuel. El proceso constitucional de amparo. Su aporte a la tutela de los derechos fun-
damentales. Gaceta Jurídica, Lima, 2008, p. 169; asimismo, el artículo 81 del Código de Defensa del
Consumidor de Brasil (1990), citado en FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. “El acceso a la justicia de
los intereses de grupo (hacia un juicio de amparo colectivo en México)”. En: Revista Jurídica del Perú.
Año LI, N° 25, agosto de 2001, p. 23.
(80) Por ejemplo, la STC Exp. N° 2002-2006-PC/TC.
(81) STC Exp. N° 7435-2006-PC/TC.
(82) Si bien es cierto que a través del proceso de cumplimiento se busca el acatamiento de normas y actos ad-
ministrativos, ello no significa que los intereses involucrados no puedan estar relacionados con derechos
fundamentales. Como ha explicado el Tribunal Constitucional, a través del cumplimiento –así como de
los diversos procesos ordinarios– se puede lograr la “protección indirecta” de derechos constitucionales
afectados o amenazados (STC Exp. N° 2002-2006-PC/TC, sobre todo f. j. 16 y ss.)
(83) STC Exp. N° 0921-2003-AA/TC, f. j. 3. CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Pro-
cesal Constitucional. Tomo II, Palestra, Lima, 2006, p. 871 y MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Exégesis del
Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 326.
(84) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Loc. cit., p.

278
El proceso de cumplimiento

ejemplo, de un grupo de cesantes o jubilados que pretenden un mismo be-


neficio ante la Administración(85). Claro está, las personas que comparten
un mismo interés colectivo pueden estar reunidas en una asociación civil,
la que también puede tener legitimidad activa siempre que represente el
“interés colectivo de un determinado e identificable conjunto de personas,
sujeto a un particular régimen jurídico”(86).

Con lo anotado, entendiendo que son distintos los intereses di-


fusos y los colectivos, debemos realizar una precisión sobre quiénes
detentan legitimación activa. Cuando la norma señala que “cualquier
persona” tiene legitimación para demandar en el proceso de cumpli-
miento, debe entenderse como cualquier persona que sea titular del
interés alegado, sea difuso o colectivo. Para el caso de los intereses di-
fusos “cualquier persona” equivale a “toda persona”, pues todo ser hu-
mano es titular de este interés; mientras que para los intereses colectivos
“cualquier persona” solo comprenderá a quienes pertenecen al grupo que
comparte el interés jurídico común.

d) Legitimación de la Defensoría del Pueblo


Finalmente, la norma procesal señala que “la Defensoría del Pueblo
puede iniciar procesos de cumplimiento”.

Como consecuencia del rol constitucional de “defender los dere-


chos constitucionales y fundamentales de la persona y de la comuni-
dad, y supervisar el cumplimiento de los deberes de la Administración
estatal (...)” que le ha sido asignado a la Defensoría, su ley orgánica le
reconoce legitimación para iniciar diversos procesos constitucionales:
hábeas corpus, amparo, hábeas data, cumplimiento, acción popular e
inconstitucionalidad(87).

(85) STC Exp. Nº 0542-1997-AC/TC.


(86) STC Exp. Nº 0542-1997-AC/TC, f. j. 5.
(87) Ley Nº 26520, Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo
“Artículo 9.- El Defensor del Pueblo está facultado, en el ejercicio de sus funciones, para:
(…)
2. Ejercitar ante el Tribunal Constitucional la acción de inconstitucionalidad contra las normas con
rango de ley a que se refiere el inciso 4) del artículo 200 de la Constitución Política, asimismo, para
interponer la acción de hábeas corpus, acción de amparo, acción de hábeas data, la de acción popular y
la acción de cumplimiento, en tutela de los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y
de la comunidad (…)”.

279
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

No obstante, debe tenerse en cuenta que la participación de la


Defensoría en los procesos constitucionales –y consideramos que más aún
en los procesos de cumplimiento– es subsidiaria (principalmente referida
a asistencia o colaboración), para lo cual la propia institución ha estable-
cido algunos criterios para decidir los alcances de su intervención(88).
En tal sentido, si bien la Defensoría del Pueblo participa de diversas
formas para lograr la tutela y promoción de los derechos ciudadanos, no
tiende a iniciar procesos constitucionales subjetivos en uso de su legiti-
mación activa, pues este organismo no “pretende sustituir a las partes ni
convertirse en un abogado de oficio”(89).

2.2. Legitimación pasiva


La Constitución y el Código Procesal Constitucional indican que la
demanda de cumplimiento se dirige contra el “funcionario” o “autoridad
pública” renuente.
En primer lugar, al tratarse de una autoridad o funcionario “renuente”
se entiende que el agente público fue identificado y que se le requirió para
que cumpla con el deber omitido a través de un documento de fecha cier-
ta (artículo 69 del Código Procesal Constitucional), no obstante lo cual
no se acató el mandato de la ley o la ejecución del acto administrativo.
Atendiendo a la posición jurídica protegida por este proceso, el de-
mandado debe ser el sujeto activo de la relación material; es decir, quien
tiene una “obligación de hacer” (dar cumplimiento, ejecutar, reglamentar)
con respecto del sujeto pasivo del derecho.

Sobre la noción de “autoridad” o “funcionario”, se trata de un agen-


te estatal (en sentido amplio), de cualquier nivel, responsable de cumplir
con el mandamus cuyo cumplimiento fue omitido y que ahora se exige.
Desde luego, la demanda debe entenderse como dirigida contra el respon-
sable de la función y no contra la persona natural que ejerce el cargo. Claro

(88) Cfr., in extenso, ABAD YUPANQUI, Samuel B. “Criterios y modalidades de intervención de la Defen-
soría del Pueblo en los procesos constitucionales”. En: Actualidad Jurídica. N° 139, Gaceta Jurídica,
Lima, junio de 2005, pp. 139-143.
(89) De hecho, en contraste con las demandas de inconstitucionalidad presentadas o con su participación
en calidad de amicus curiae en distintos procesos, ante el Tribunal Constitucional no habrían llegado
procesos de cumplimiento en los que el demandante sea la Defensoría del Pueblo.

280
El proceso de cumplimiento

está, una persona puede dejar el cargo que ocupaba en la Administración


por cualquier motivo, sin embargo, la exigencia de cumplir con el deber
omitido subsiste para quien asuma posteriormente esa función.

Al respecto, es cierto que –siguiendo lo regulado por la Ley que regu-


la el proceso contencioso-administrativo, Ley N° 27584 (artículo 13(90))–
el Código Procesal Constitucional podría haber previsto que la demanda
se dirija contra la “entidad administrativa” responsable(91). No obstante,
consideramos que las previsiones y recaudos que plantea el Código en
esta parte, si bien son perfectibles atendiendo a la naturaleza administra-
tiva del cumplimiento(92), permiten cuanto menos identificar, de forma di-
recta y expeditiva, al agente que incurrió en la omisión.

La norma incluso plantea fórmulas para determinar quién es el fun-


cionario responsable en caso de que la demanda haya sido dirigida inco-
rrectamente o que no se conozca al agente obligado; asimismo, permite
que el trámite del proceso continúe hasta que se tenga la certeza sobre
quién debió ser el demando.

A estos efectos, tanto el funcionario o la autoridad indebidamente de-


mandados, así como el propio juez (sobre quien recae la presunción iura
novit curia) deben coadyuvar o determinar quién es el funcionario con
competencia para cumplir con el deber omitido.

Un asunto interesante en torno a este punto es si el concepto de “au-


toridad” o “funcionario” puede extenderse de alguna forma a particula-
res(93). Al respecto, debe tenerse en cuenta que, de lo regulado expresa-
mente por la Constitución y el Código, el único proceso constitucional
subjetivo que no podría dirigirse contra cualquier “persona” es el proceso
de cumplimiento. Así visto, la demanda de cumplimiento dirigida contra
particulares debería ser inicialmente declarada improcedente(94).

(90) Artículo 15 del Decreto Supremo N° 013-2008-JUS, Texto Único Ordenado de la Ley N° 27584, Ley
que regula el proceso contencioso-administrativo, modificado por el D. Leg. N° 1067.
(91) Cfr. MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Ob. cit., pp. 587-589.
(92) CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de cumplimiento en el Código Procesal Constitucional”. Ob.
cit., p. 206.
(93) A favor, BOREA ODRÍA, Alberto. Ob. cit., pp. 515-516.
(94) La improcedencia del cumplimiento frente a particulares ha sido ratificada por el Tribunal Constitucio-
nal; cfr. RTC Exp. N° 5682-2006-PC/TC, f. j. 2, RTC Exp. N° 06915-2006-PC/TC ff. jj. 2 y 3.

281
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Al respecto, por tratarse de relaciones de Derecho Administrativo


y no de derechos fundamentales, es claro que no se puede aplicar sin
más, por lo menos no sin incurrir en errores e imprecisiones, las doctri-
nas estadounidense de la state action(95) o alemana de la Drittwirkung
der Grundrechte(96). Estas, como se sabe, han permitido hacer viable la
eficacia horizontal de los derechos fundamentales y obtener su protec-
ción judicial, pese a las limitaciones previstas por los ordenamientos
constitucionales.

Sin embargo, también es evidente que en determinadas circunstancias


los particulares se encuentran en una especial situación de poder, por en-
cargo o con autorización del Estado, lo que les coloca, frente a los ciu-
dadanos, en una posición similar a la de un agente estatal. En tal caso,
como esbozamos antes, consideramos que por “autoridad” o “funciona-
rio” debe entenderse a un agente estatal en sentido amplio, comprendien-
do en esta noción –según la regulación pertinente– a los responsables de
“[l]as personas jurídicas bajo el régimen privado que presten servicios
públicos o ejercen función administrativa, en virtud de concesión, delega-
ción o autorización del Estado están incluidas en los supuestos previstos
precedentemente, según corresponda”, como señala la norma que regula
el proceso contencioso-administrativo(97).

IV. Alcances sobre las características del mandamus


Claro está, todo acto exigible contiene un mandato, entendido como
un deber u obligación a favor de otro. Ahora bien, la idea de mandamus

(95) Vide el esclarecedor trabajo de BILBAO UBILLOS, Juan María. Los derechos fundamentales en la
frontera entre lo público y lo privado (la noción de state action en la jurisprudencia norteamericana).
McGraw-Hill, Madrid, 1997.
(96) GARCÍA TORRES, Jesús y JIMÉNEZ-BLANCO, Antonio. Derechos fundamentales y relaciones entre
particulares. La Drittwirkung en la juriprudencia del Tribunal Constitucional. Editorial Civitas, Ma-
drid, 1986; BILBAO UBILLOS, Juan María. La eficacia de los derechos fundamentales frente a par-
ticulares. Análisis de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Boletín Oficial del Estado-Centro
de Estudios Constitucionales, Madrid, 1997; JULIO ESTRADA, Alexei. La eficacia de los derechos
fundamentales entre particulares. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2000; MIJANGOS
GONZÁLEZ, Javier. Los derechos fundamentales en las relaciones entre particulares. Análisis del caso
mexicano. Porrúa, México, 2007; MENDOZA ESCALANTE, Mijail. “La eficacia de los derechos fun-
damentales entre particulares”. En: Pensamiento Constitucional. Año XI, Nº 11, MDC-PUCP, 2006.
(97) Artículo 15, inciso 7 del Decreto Supremo N° 013-2008-JUS, Texto Único Ordenado de la Ley
N° 27584, Ley que regula el proceso contencioso-administrativo, modificado por el D. Leg. N° 1067.

282
El proceso de cumplimiento

a la que nos referimos aquí requiere de cierta precisión con respecto a la


orden dirigida al poder público.

Inicialmente, el mandato del proceso de cumplimiento es aquello que


debe ser cumplido o ejecutado por la Administración, pero que fue omi-
tido (o realizado deficiente o parcialmente) por el responsable. Empero,
bien visto, el cumplimiento de este mandato podría exigirse a través de
diferentes vías, entre las que están el proceso contencioso-administrati-
vo y el proceso de amparo, además del proceso de cumplimiento. Como
ya señalamos, todas estas vías permiten controlar la inactividad de la
Administración.

Ante ello, era importante definir las características del mandato exi-
gible, además de lo ya señalado sobre el objeto del proceso de cumpli-
miento. Con este propósito, el Tribunal Constitucional había adelantado
que “la norma o acto administrativo debe tener un mandato de obligatorio
cumplimiento, que sea incondicional, cierto o líquido, y pueda, por tanto,
inferirse indubitablemente”(98).

En el mismo sentido, posteriormente estableció, en calidad de pre-


cedente vinculante, los requisitos que debe tener un mandamus para ser
exigible vía proceso de cumplimiento. Se refirió a dos tipos de requisitos:
(1) los comunes a los mandatos contenidos en actos, normas legales y ór-
denes de reglamentar, y (2) algunos solo aplicables a los mandatos de los
actos administrativos.

Sobre estos criterios que debe tener un mandamus para ser exigi-
ble mediante el proceso de cumplimiento –según lo esbozado por el
Tribunal–, además de otras cuestiones que se desprenden de sus pronun-
ciamientos, trataremos a continuación.

(98) STC Exp. N° 0453-2005-PC/TC, f. j. 2.

283
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

1. Características generales del mandato (para el cumpli-


miento de normas legales, la ejecución de actos adminis-
trativos y la emisión de resoluciones o reglamentos)
Conforme hemos venido explicando, en la STC Exp. N° 00168-2005-
PC/TC el Colegiado Constitucional ha establecido como precedente vin-
culante que:
“14. Para que el cumplimiento de la norma legal, la ejecución del acto
administrativo y la orden de emisión de una resolución sean exigibles
a través del proceso de cumplimiento, además de la renuencia del fun-
cionario o autoridad pública, el mandato contenido en aquellos deberá
contar con los siguientes requisitos mínimos comunes:
a) Ser un mandato vigente.
b) Ser un mandato cierto y claro, es decir, debe inferirse indubitable-
mente de la norma legal o del acto administrativo.
c) No estar sujeto a controversia compleja ni a interpretaciones
dispares.
d) Ser de ineludible y obligatorio cumplimiento.
e) Ser incondicional.
Excepcionalmente, podrá tratarse de un mandato condicional,
siempre y cuando su satisfacción no sea compleja y no requiera
de actuación probatoria.
Adicionalmente, para el caso del cumplimiento de los actos admi-
nistrativos, además de los requisitos mínimos comunes menciona-
dos, en tales actos se deberá:
f) Reconocer un derecho incuestionable del reclamante.
g) Permitir individualizar al beneficiario.
15. Estos requisitos mínimos se justifican porque el proceso de cum-
plimiento, diseñado por nuestra Constitución y el Código Procesal
Constitucional, dado su carácter sumario y breve, no es el adecuado
para discutir los contenidos de normas generales cuyos mandatos no
tienen las características mínimas a que hemos hecho referencia, o de
normas legales superpuestas que remiten a otras, y estas a su vez a
otras, lo cual implica una actividad interpretativa compleja que, en rigor,
debe llevarse a cabo a través de las vías procedimentales específicas.

284
El proceso de cumplimiento

16. Del mismo modo, en este tipo de procesos el funcionario o autori-


dad pública tiene un deber absoluto de acatamiento de la norma legal
o del acto administrativo, no siendo posible ningún tipo de discrecio-
nalidad de su parte. Asimismo, en ellos los derechos del demandan-
te son prácticamente incuestionables, de modo que, comprobada la
renuencia y el incumplimiento de la norma legal o el acto adminis-
trativo conforme a las pautas descritas, de ineludible cumplimiento,
corresponderá amparar la demanda”.
Sin perjuicio de lo que anotaremos luego, adelantamos que las carac-
terísticas expuestas hacen de este mandato uno de carácter “ejecutivo”,
es decir, uno cuya exigencia no genera controversia alguna y cuyo cum-
plimiento merece ser realizado o ejecutado de inmediato, sin que quepa
oponer excusas de ninguna índole.
Asimismo, el mandamus no es sino una “norma adscrita” a una dis-
posición contenida en una norma legal o acto administrativo, esto es, un
sentido interpretativo válido que se puede desprender de los enunciados
gramaticales de normas o actos. En tal sentido, como en efecto lo ha
hecho el Tribunal Constitucional, en algunas ocasiones las características
del mandato deberán ser entendidas desde esa perspectiva, y no solo de
manera literal.

1.1. Mandato vigente


Como es sabido, las normas legales y los actos administrativos man-
tienen su vigencia hasta que son modificadas (reformadas, reemplazadas,
derogadas, etc.) por otras normas o actos, de acuerdo con las formalida-
des previstas para ello. Asimismo, los actos administrativos y las leyes
pueden otorgar un tiempo determinado de vigencia para los mandatos
que contienen, e inclusive puede asignarse uno si ello no fue inicialmen-
te regulado. Igualmente, cabe la posibilidad de que actos y normas sean
anulados o declarados inconstitucionales y, por lo tanto, sean expulsados
del ordenamiento jurídico(99). Como se ve, todos estos supuestos definen y
afectan la vigencia de un mandato.

(99) Sobre todas estas consideraciones, cfr. los “criterios” o “principios” “que realizan la coherencia del
sistema jurídico” señalados en la STC Exp. Nº 00047-2004-AI/TC, f. j. 49 y ss.

285
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Los supuestos mencionados están relacionados con la vigencia for-


mal del mandato, o de la norma o acto administrativo que lo contiene(100).
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los mandatos también son “nor-
mas adscritas” y, por ello, cabe realizar un matiz sobre su vigencia, ya
que no necesariamente está atada a la vigencia formal del acto o norma
que la contiene(101).

Efectivamente, puede existir la modificación o el reemplazo formal


de una disposición legal o administrativa, incluso ser cambiados los
enunciados lingüísticos específicamente referidos al mandato; sin embar-
go, puede subsistir el contenido normativo del mandamus, es decir, los
mismos deberes y obligaciones para la Administración que contenían los
textos que fueron modificados.

Así, por ejemplo, ha resuelto el Alto Tribunal, ante un mandato exi-


gido vía cumplimiento, que “si bien las normas que lo contenían fueron
derogadas, desde la perspectiva material o sustancial la obligación seguía
vigente porque la nueva norma mantuvo las mismas obligaciones que
se derivaban del mandato”(102). A efectos prácticos, ello significa, por
ejemplo, que el juez no puede dejar de resolver una causa alegando
“sustracción de la materia” debido a que se modificó formalmente la
norma cuyo cumplimiento se solicita, si el mandamus material subsis-
te: “De una simple comparación de las normas citadas se advierte que el
mandato y las obligaciones que de ella se derivan (...) subsisten y en
la práctica siempre se mantuvieron. Por ello, este Colegiado considera
que, en el presente caso, no se presenta el supuesto de sustracción de
la materia, porque esta no solo debe ser formal sino material, es decir,
que para que aquella resulte aplicable el mandato debe ser derogado
en su integridad (material y formalmente), supuesto que no se ha dado
en el caso de autos”(103).

(100) El Colegiado Constitucional ha reiterado que estamos ante mandatos vigentes si las resoluciones que los
contienen “no han sido declaradas nulas ni derogadas”. Entre varias, vide STC Exp. N° 03954-2007-
PC/TC, f. j. 8.
(101) Cfr. STC Exps. N° 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC, f. j. 9 y ss.; STC Exps. N° 0004-2004-AI/TC
y otros, f. j. 2. Antes que a la “vigencia material” preferimos referirnos a la “validez” normativa. No co-
rresponde desarrollar aquí la distinción entre “vigencia” y “validez; ello, sin perjuicio de lo mencionado
más adelante al tratar el requisito “mandato de obligatorio cumplimiento”.
(102) STC Exp. N° 7435-2006-PC/TC, f. j. 6.
(103) Ibíd., f. j. 7.

286
El proceso de cumplimiento

1.2. Mandato cierto y claro


La certeza del mandato hace referencia a su condición de seguro y
verdadero, sobre el cual no existe duda. Un mandato cierto es uno es-
tablecido de manera precisa e incontrovertible, lo que implica que debe
generar al intérprete “certeza” sobre lo ordenado y las condiciones en que
ello debe ser ejecutado. En el mismo sentido, el Colegiado Constitucional
se ha referido a que los mandatos deben ser “virtuales”, es decir, “defi-
nidos e inobjetables”(104); asimismo, a su cualidad de “líquido y cierto”,
según el Tribunal, “susceptible de inferirse indubitablemente de la ley o
del acto administrativo que lo contiene”(105).
De otra parte, la claridad está referida a la evidencia y fácil distinción
del mandato. Así, el significado del mandamus debe fluir “claramente” de
los preceptos de la norma legal o del acto administrativo; por tanto, no
constituyen mandatos claros aquellos que provienen de enunciados ambi-
guos, confusos, demasiado genéricos, indeterminados, etc.
Con lo anotado, el Tribunal desestimó pretensiones de cumplimien-
to señalando que las normas invocadas “carecían de mandamus”(106); al
parecer, debido a la generalidad o la amplitud con que los mandatos fue-
ron enunciados. Específicamente, el Colegiado declaró improcedente la
exigencia respecto de normas que fijan un sistema para determinar los
montos por derechos de tramitación ante la Administración(107), un sis-
tema de uso de formularios para recibir información suministrada por
los ciudadanos(108), y consecuencias en caso de que una municipalidad
sea renuente a conceder la licencias de funcionamiento provisionales(109).
Si bien estos mandatos son generales y por ello no contienen detalles
sobre su implementación, según nuestro parecer, ello no significa que
estos no sean ciertos y claros, menos aún que una de las normas invoca-
das no contenga mandamus.

(104) STC Exp. N° 4452-2004-AC/TC, f. j. 2.


(105) La expresión es idéntica a la utilizada para calificar a los derechos que pueden ser protegidos a través del
mandado de segurança brasileño, proceso equivalente a nuestro proceso de amparo. En tal sentido, por
“líquido” no se hace referencia a una “obligación líquida”, esto es, plena y expresamente determinada o
con un monto cuantificado, propia del Derecho Patrimonial.
(106) STC Exp. N° 7974-2005-PC/TC, ff. jj. 6-9.
(107) Ley Nº 27444, artículo 45.1.
(108) Ley Nº 27444, artículo 154.1
(109) Ley Nº 28015, artículo 38, y Decreto Supremo Nº 009-2003-TR, Reglamento de la Ley de Promoción
y Formalización de la Micro y Pequeña Empresa, artículo 35.

287
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Y es que, de acuerdo con lo anotado antes, la certeza y claridad del


mandato no se refiere al detalle minucioso o el carácter procedimental o
reglamentista de las obligaciones contenidas en el acto administrativo o
la norma legal, sino más bien a la certidumbre respecto a la orden exi-
gida y a la posibilidad de que su significado sea fácil e inmediatamente
aprehendido.

1.3. Mandato libre de controversias complejas o interpre-


taciones dispares
Si un mandato resulta controvertido, por la complejidad de su pro-
banza o por las discrepancias en torno a su significado, no debería ser
discutido en un proceso de carácter ejecutivo como es el proceso de
cumplimiento.

Al respecto, sobre “la existencia de controversia compleja”, el


Colegiado ha mencionado expresamente que en tal caso “resulta necesa-
rio para el operador jurídico (...) la referencia a normas legales superpues-
tas que remiten a otras, y estas a su vez a otras, lo cual implica una activi-
dad interpretativa compleja que, en rigor, debe llevarse a cabo a través de
las vías procedimentales específicas” (cursivas nuestras)(110). En similar
sentido, como señala el profesor Luis Castillo, con este criterio “contro-
versia compleja” se estaría “haciendo referencia a una controversia poco
clara, que es pasible de más de una interpretación y solución”(111).

Además de interpretaciones complejas, también quedan descartados


los mandatos sujetos a una actividad probatoria compleja, pues el pro-
ceso de cumplimiento –como todo proceso constitucional– carece de una
etapa en la que puedan actuarse pruebas. Así, aquellos casos que requie-
ren una intensa actuación probatoria deben ser llevados a las vías ordi-
narias que cuenten con una adecuada estación para ello(112). Desde luego,
ello no significa que en los procesos constitucionales no exista actividad
probatoria –menos aún en el caso del cumplimiento, que requiere que se sa-
tisfagan las características del mandamus–, sino que la probanza en ningún

(110) RTC Exp. N° 01923-2007-PC/TC, f. j. 8.


(111) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Ob. cit., p. 134.
(112) Hay innumerable cantidad de resoluciones al respecto. V. gr. RTC Exp. Nº 2427-2006-PC/TC, f. j. 4;
RTC Exp. N° 706-2006-PC/TC, ff. jj. 3 y 4; STC Exp. N° 1900-2005-PC/TC, f. j. 4.

288
El proceso de cumplimiento

caso podrá ser compleja. Así, en los procesos constitucionales, como ha


explicado el Tribunal “si bien la actuación de los medios probatorios no
puede ser de la misma magnitud que la de un proceso ordinario, tampoco
puede ser inexistente. Esto, a su vez, implica una responsabilidad implíci-
ta de las partes que acuden a la vía constitucional de adjuntar medios pro-
batorios idóneos que sean suficientes para crear en el juzgador un criterio
respecto del derecho alegado”(113).

En lo que concierne a las “interpretaciones dispares”, puede darse el


caso de que las entidades administrativas o judiciales tengan diferentes
interpretaciones respecto de la norma legal o del acto administrativo cuyo
cumplimiento se demanda; en tal caso el mandamus no tendría la virtuali-
dad requerida para ser exigido a través del proceso de cumplimiento.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la mera existencia de varios


sentidos interpretativos posibles o la sola diferencia entre interpretaciones
de diversas instancias no bastan para que estemos ante un mandato cuya
interpretación dispar excluya la vía constitucional. A estos efectos, habrá
que aplicar los criterios de prevalencia de la interpretación judicial frente
a la administrativa, de jerarquía interna (dentro de la Administración y
del Poder Judicial), y de preferencia de interpretaciones calificadas frente
a interpretaciones ordinarias de una misma instancia (preferencia por pre-
cedentes, doctrina jurisprudencial, resoluciones vinculantes, etc.).

Solo si con estos criterios no llega a resolverse las diferencias (es


decir, si no existe uniformidad sobre el sentido de un mandamus en un
mismo colegiado o entre órganos de igual jerarquía) podemos entender
que estamos ante una interpretación dispareja, que no puede ser materia
de una orden ejecutiva mediante el proceso de cumplimiento.

1.4. Mandato de ineludible y obligatorio cumplimiento


En concordancia con lo anotado hasta aquí, la vigencia, la claridad y
el carácter incontrovertible del mandato harían de este uno incontestable,
que debe ser satisfecho tal cual está ordenado en la norma legal o acto
administrativo, sin que procedan excusas o evasivas al respecto.

(113) STC Exp. N° 2876-2005-PHC/TC, f. j. 22.

289
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Además de ello, cabe agregar que la evaluación sobre la obligatorie-


dad de un mandamus debe tener en cuenta también la perspectiva mate-
rial del deber u obligación que la Administración elude. Así, por ejemplo,
un mandato debe ser materialmente constitucional para ser exigible; asi-
mismo, si el mandato es verdaderamente exigible, no cabe oponer excu-
sas materiales irrazonables para evadir su cumplimiento.

Sobre lo primero, es claro que para que el mandato sea jurídicamen-


te exigible debe ser uno conforme con la Constitución(114). En efecto,
es evidente que una obligación inconstitucional no es exigible, es más,
tanto la jurisdicción como la Administración tienen el deber de preferir la
Constitución(115). Pero, además de ello, existe jurisprudencia que se refiere
a la necesidad de realizar una lectura del mandato en clave constitucional,
prefiriéndose una interpretación que haga prevalecer el sentido constitu-
cional del mandamus.

Ha indicado el calificado intérprete de la Constitución que: “tras la


presencia de mandatos derivados de una norma exigible legalmente, pero
en cambio, cuestionable constitucionalmente, la alternativa no puede ser
menos que concluyente (...). [S]i de la lectura de una norma infraconsti-
tucional apareciera que esta última instituye criterios distintos a los de la
Constitución del Estado o impide que estos puedan desarrollarse adecua-
damente, es deber de la magistratura constitucional privilegiar la eficacia
de la Constitución por encima de la eficacia de la ley (...). [E]llo no sig-
nifica de modo alguno que se pretenda desarticular el rol del proceso de
cumplimiento, sino el de orientarlo siempre o bajo toda circunstancia en
provecho de la finalidad que en un sentido amplio persigue todo proceso
constitucional, y que no es otra que la defensa de la Constitución”(116).

(114) Así, el mandato no solo debe ser “vigente” (en sentido formal), sino también “válido” (en sentido ma-
terial). La distinción entre “vigencia” y “validez” normativa ha merecido gran desarrollo. Puede verse
el estado de la cuestión, a partir de los postulados del garantismo y del positivismo, así como la crítica
a estos en: ACCATINO, Daniela. “La distinción entre vigencia (o existencia) y validez (o el aporte del
garantismo a la teoría de la norma jurídica)”. En: Revista de Derecho. Vol. XI, Universidad Austral de
Chile, diciembre de 2000, pp. 35 y ss.; DELGADO PINTO, J. “Sobre la vigencia y la validez de las
normas jurídicas”. En: Doxa. Cuadernos de filosofìa del Derecho. Nº 7, 1990, p. 101 y ss.
(115) STC Exp. N° 3741-2004-AA/TC, f. j. 6 y ss. Cfr. La defensa de la Constitución por los tribunales admi-
nistrativos. Un debate a propósito de la jurisprudencia constitucional. Cuadernos de análisis y crítica a
la jurisprudencia constitucional Nº 1, Edgar Carpio Marcos y Pedro P. Grández Castro (coordinadores).
Palestra, Lima, 2007.
(116) STC Exp. N° 4549-2004-PC/TC, f. j. 8.

290
El proceso de cumplimiento

En tal sentido, según afirma el Tribunal, ante un mandato legalmente


válido (vigente) pero incompatible con la Carta Fundamental, “la manera
más adecuada de evitar la paradoja de imponer el cumplimiento de una
norma legal aparentemente opuesta a los mandatos constitucionales, pasa
por el hecho de ensayar una lectura de dicha norma que resulte compati-
ble con la Constitución”(117).

Como mencionamos, también existe otra perspectiva material que


debe tenerse en cuenta, y está referida a las excusas que puede oponer
la Administración, por ejemplo, alegando “que ‘no existe presupuesto’ o
que, ‘teniendo toda la buena voluntad de cumplir con las resoluciones’,
no obstante, los beneficiarios ‘deben esperar la programación de parte del
Ministerio de Economía y Finanzas’”(118). En efecto, si los mandatos en
verdad son exigibles e implican para el Estado el deber de cumplirlos,
no puede admitirse que este se excuse alegando simplemente que no
los presupuestó(119). Tal proceder no solo es irrazonable(120), sino que de-
nota una actitud insensible de la Administración Pública(121). Como bien
recuerda el Tribunal, no solo está en juego la afectación de los adminis-
trados involucrados, sino que “[e]sta actitud de resistencia a acatar las
disposiciones legales a la larga, genera desesperanza en los justiciables
respecto de las soluciones que ofrece el Derecho, deslegitima el Estado
Democrático ante los ciudadanos”(122).

Asimismo, tampoco es excusa para la renuencia que las normas


no prevean un plazo para el cumplimiento del mandato, pues, en todo
caso, el plazo que emplee la Administración no puede ser arbitrario.
Ello inclusive es aplicable si se trata de la obligación de reglamentar(123),

(117) Ibíd., f. j. 9.
(118) STC Exp. N° 3149-2004-AC/TC, f. j. 8.
(119) Entre varias, cfr. STC Exp. N° 5231-2006-PC/TC, f. j. 8: “De otro lado, por más que el demandado haya
puesto como excusa para el cumplimiento de la resolución anotada la falta de previsión presupuestaria,
tal argumento no puede considerarse como válido para no respetar el derecho fundamental de una per-
sona, como es el caso de la pensión”. Igualmente la STC Exp. N° 06775-2006-PC/TC, f. j. 3.
(120) STC Exp. N° 3855-2006-PC/TC, f. j. 4, STC Exp. N° 03771-2007-PC/TC, f. j. 7
(121) STC Nº 01203-2005-PC/TC, f. j. 5, STC Exp. N° 3149-2004-AC/TC, f. j. 5.
(122) STC Exp. N° 3149-2004-AC/TC, f. j. 6.
(123) Por ejemplo, la STC EXP. N° 09632-2006-PC/TC, f. j. 8: “Como se aprecia la norma no establece plazo
alguno para que los gobiernos locales cumplan con emitir tal reglamentación. Ello no es soslayado por
este Colegiado, sin embargo debe tomarse en cuenta que al momento de interponerse la demanda el
mandato contenido en el artículo sub examine ya contaba con más de dos años de vigencia, tiempo que
debe ser considerado suficiente para que se lleve a cabo la referida regulación”.

291
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

supuesto en el que no se ve directamente involucrado el derecho cierto


de un administrado y en el que la Administración tiene cierta cuota de
discrecionalidad.

1.5. Mandato incondicional, o con condición que no sea


compleja ni requiera actuación probatoria
Un mandato sujeto a condiciones no puede entenderse como uno eje-
cutable a través del proceso constitucional que venimos analizando. Así
visto, el mandamus debe tratarse de uno “incondicional y, tratándose de
los condicionales, acreditado haber satisfecho las condiciones”(124).

Desde luego, probar que se satisficieron estas condiciones no debe re-


querir de una “controversia compleja”, específicamente una que necesite
actividad probatoria intensa y una etapa en que se actúen medios de prue-
ba. Es más, solo en este sentido es que puede entenderse la prohibición de
“actuación probatoria” a la que se refiere el requisito, y no a una prohibición
absoluta, pues –como indicamos antes– acreditar algo en un proceso siempre
implicará que se adjunte alguna prueba que respalde las pretensiones y las
alegaciones del demandante(125).

Así por ejemplo, casos usuales de mandatos con condiciones acre-


ditables son los referidos a la reincorporación de trabajadores cesados
irregularmente. Como se sabe, la Ley Nº 27803 –que implementó las
recomendaciones de las comisiones que revisaron los ceses colectivos
irregulares efectuados durante el gobierno de Fujimori– señalaba algu-
nas condiciones para que procedan las incorporaciones, entre ellas que
los trabajadores cesados se encuentren debidamente registrados y que
se cuenten con plazas presupuestadas vacantes. Como se aprecia en rei-
terada jurisprudencia del tribunal, ambas condiciones son satisfechas
simplemente adjuntando la lista oficial de trabajadores irregularmente
cesados(126) o acreditando que existen plazas disponibles iguales o equi-
valentes a las que fueron despojadas(127). Es más, en casos en que el cum-
plimiento de la condición no ha sido satisfecho por culpa de la propia

(124) STC Exp. N° 0191-2003-AC/TC, f. j. 6.


(125) Cfr. STC Exp. N° 10335-2005-PHC/TC, f. j. 1, STC Exp. N° 3484-2005-PHC/TC, f. j. 3.
(126) RTC Exp. Nº 08253-2006-PC/TC, f. j. 4.
(127) STC Exp. N° 03954-2007-PC/TC, f. j. 9.

292
El proceso de cumplimiento

Administración, el Colegiado ha considerado que su exigencia se torna


irrazonable(128), declarando finalmente fundada la demanda.

2. Características adicionales del mandato para la ejecución


de actos administrativos
2.1. Mandato que reconoce un derecho incuestionable del
reclamante
Si, como hemos explicado antes, a través de este proceso solo puede
demandarse el cumplimiento de actos administrativos firmes y, además,
el Colegiado Constitucional ha precisado que en cualquier caso el manda-
mus debe ser cierto, claro y de obligatorio cumplimiento, el requisito al que
ahora nos referimos es simplemente corolario de todo lo anterior. Así visto, el
derecho reconocido por el acto administrativo no debe ser pasible de
impugnación(129), no debe estar pendiente de un pronunciamiento definitivo,
ni debe tratarse de un asunto controversial (en cuanto a la probanza o al sig-
nificado del derecho).

Sin embargo, es posible que la condición de “derecho incuestiona-


ble” no pueda verificarse al analizar la procedencia de la demanda. En tal
caso, al resolver “se deberá revisar si existe algún cuestionamiento al de-
recho reconocido al reclamante, pues de haberlo –a pesar de la naturaleza
del proceso de cumplimiento– corresponderá su esclarecimiento. De veri-
ficarse que el derecho no admite cuestionamiento corresponderá amparar
la demanda; por el contrario, cuando el derecho sea debatido por algún
motivo, como, por ejemplo, por estar contenido en un acto administrativo
inválido o dictado por órgano incompetente, la demanda deberá desesti-
marse, en tanto el acto administrativo carece de la virtualidad suficiente
para configurarse en un mandato por no tener validez legal”(130).

Desde luego, teniendo en cuenta la naturaleza del proceso de cumpli-


miento, el esclarecimiento de la incontrovertibilidad del derecho solo será
posible si se verificaron los requisitos mínimos comunes, y si no existe

(128) STC Exp. N° 03767-2007-PC/TC, f. j. 7.


(129) Aunque la Administración nunca pierde la potestad de variar su decisión, incluso si se trate de un acto
administrativo firme. Ello puede producirse, por ejemplo, a partir de los mecanismos de nulidad de
oficio, revocación o del ejercicio del derecho de petición. Vide MORÓN, Juan Carlos. Ob. cit., p. 577.
(130) STC Exp. N° 00102-2007-PC/TC, f. j. 6.

293
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

controversia compleja derivada de la superposición de actos administrati-


vos o el derecho reclamado está sujeto a interpretaciones dispares(131). De
lo contrario, si se permitiera que se discutan y determinen derechos admi-
nistrativos en su interior, “el proceso de cumplimiento terminaría convir-
tiéndose en un proceso declarativo, o de conocimiento, con abundancia
de medios probatorios y en cuyo seno se discutan controversias propias
de este tipo de procesos”(132).

2.2. Mandato con un beneficiario individualizado


Vinculado al requisito de certeza del mandato, el Colegiado considera
que en el acto administrativo debe estar determinado claramente quién es
el sujeto beneficiado con el mandamus. Sin embargo, este requisito mere-
ce que establezcamos ciertos matices.

Como explicamos antes, el demandante en un proceso de cumpli-


miento no necesariamente es el directamente beneficiado por el mandato,
pues el Código Procesal Constitucional (artículo 67) señala que también
puede demandar quien invoque interés (“legítimo interés”, indicamos).
Asimismo, debe tenerse en cuenta que un acto administrativo puede, no
obstante referirse a situaciones concretas, dirigirse a un número incierto
de personas(133), e incluso regular intereses y derechos colectivos o difu-
sos, casos en los que puede existir un mandato clara e indubitablemente
exigible, pese a no existir stricto sensu un “beneficiario individualizable”.

En tal sentido, antes que entender al “beneficiario individualizado”


como un único sujeto titular de una relación jurídico-administrativa, debe
entenderse que el mandato del acto administrativo debe tener efectos in-
dividualizados o individualizables, comprendiendo así a los posibles de-
mandantes del proceso de cumplimiento (terceros con legítimo interés y
titulares de derechos trasindividuales).

Al respecto –a nuestro parecer de manera errónea–, el Tribunal ha de-


jado anotado que, con respecto a “la individualización del administrado
la idea es explícita. El acto administrativo deberá consignar a un sujeto o,

(131) Ídem.
(132) STC Exp. N° 0168-2005-PC/TC, f. j. 17.
(133) MORÓN URBINA, Juan Carlos. Ob. cit., p. 109.

294
El proceso de cumplimiento

de ser el caso, un grupo de sujetos, en ambos casos perfectamente identi-


ficables; no cabe, en tal sentido, someter a la vía de cumplimiento un acto
administrativo de carácter general, en tanto es cualidad de un acto admi-
nistrativo sometido al proceso de cumplimiento que la mora o el letargo
de la Administración, vale decir la omisión, deba incidir directamente en
algún sujeto determinado”(134).

Conforme lo señalado, consideramos que no es la mención expresa


del beneficiario o los beneficiarios de un acto administrativo lo que debe
considerarse como requisito del mandamus; más bien, lo que debe que-
dar determinado (o debe poder determinarse) luego de analizar el acto es
quiénes son los afectados por la renuencia de la Administración. En tal
sentido, es cierto que la omisión siempre debe incidir en “algún sujeto
determinado”, no obstante, el Tribunal se equivoca al considerar que ello
depende de que sea literalmente consignado en el acto administrativo.

V. El proceso de cumplimiento como proceso de ejecución


y como proceso para la tutela indirecta de derechos
fundamentales
Con lo anotado, el proceso de cumplimiento es un proceso constitu-
cional bastante singular, pues si bien no tiene por objeto la protección de
bienes constitucionales, sin embargo, tiene la estructura y funciona con
las reglas de un proceso de tutela de derechos fundamentales. Así, como
todo proceso constitucional subjetivo, el de cumplimiento está configura-
do como un proceso de tutela urgente.

Además, el Tribunal Constitucional, si bien se ha pronunciado sobre


el bien protegido por el proceso de cumplimiento –en pocas ocasiones
y de manera disímil–, ha puesto sobre todo énfasis en distinguir aspec-
tos formales de su objeto, especialmente los requisitos que debe tener un
mandamus para que sea exigible.

(134) STC Exp. N° 00102-2007-PC/TC, f. j. 6.

295
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Con ello, unido el trámite sumario y garantista de los procesos cons-


titucionales con los requisitos que debe contener el mandamus, tenemos
en la práctica una interesante modalidad de “proceso de ejecución”(135).

En este proceso ejecutivo el “título de ejecución” está conformado


por un acto administrativo o por una norma legal que contenga un man-
dato vigente, cierto y líquido, sin controversias complejas y de obliga-
torio cumplimiento. En efecto, bastará con que se constate la idonei-
dad de este “título” para que el juzgador otorgue el mandato ejecutivo
correspondiente.

Ahora, a pesar de que estamos ante un proceso “ejecutivo”, de natura-


leza, principalmente, administrativa y por ello podría estar regulado como
una modalidad del proceso contencioso-administrativo; lo cierto es que, a
partir de la regulación prevista por el Código Procesal Constitucional y
de lo desarrollado por los jueces constitucionales, el proceso de cumpli-
miento ha tenido un desarrollo “en clave constitucional” muy interesante.

Así, por ejemplo, además de las particularidades que conlleva aplicar


al proceso de cumplimiento las causales de improcedencia previstas en el
artículo 5 del Código Procesal Constitucional –referidas principalmente a
la afectación de derechos fundamentales–, el colegiado constitucional ha
utilizado este proceso –que, reiteramos, carece de objeto iusfundamental–
como un auténtico medio para la tutela de los derechos constitucionales.
De esta forma, se ha referido a la tutela indirecta de los derechos fun-
damentales(136), ha convertido procesos de cumplimiento en procesos de
amparo y resuelto sobre el fondo(137), y ha utilizado la técnica del estado
de cosas inconstitucional(138).

(135) Cfr. HUAPAYA TAPIA, Ramón. Ob. cit., pp. 466-470.


(136) Son varios los casos en los que el Tribunal se ha referido a la protección indirecta de derechos funda-
mentales. Ha tutelado expresamente, por ejemplo, el derecho a la salud, a un ambiente sano, a acceder
a una pensión, derechos políticos de participación vecinal, etc.
(137) Conversión que encuentra fundamento en los fines comunes a los procesos constitucionales, en los
principios procesales constitucionales y en la autonomía procesal del Tribunal Constitucional; vide SE-
VILLA TORELLO, Catherine. “Conversión de un proceso constitucional en otro. Reflexiones en torno
a la adecuación de los procesos constitucionales”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 4, Gaceta Jurídica,
Lima, abril de 2008, sobre todo pp. 480-482.
(138) El estado de cosas inconstitucional implica la “declaración de una situación determinada como contraria
a los valores constitucionales”, lo cual prima facie no correspondería ser analizado en un proceso de
cumplimiento. Vide la STC Exp. N° 3149-2004-AC/TC, ff. jj. 12-16.

296
El proceso de cumplimiento

Así, el objeto infraconstitucional del proceso de cumplimiento no


ha sido óbice para que la justicia constitucional descuide o no optimice
los derechos constitucionales involucrados. Aunque todavía falta meditar
más sobre la pertinencia o no de estas decisiones, debe tenerse en cuen-
ta que esta tutela, brindada por el Tribunal Constitucional, solo ha sido
posible al reconocer el carácter de auténtico proceso constitucional del
proceso de cumplimiento.

Es claro que no podemos abundar aquí este asunto; sin embargo,


queremos destacar las posibilidades que quedan abiertas al tratarse de un
proceso vinculado a los procesos de tutela iusfundamental. En tal senti-
do, más allá de las discrepancias con respecto a la naturaleza del proceso
de cumplimiento, debe reconocerse que su estructura ejecutiva, que sea
resuelto por jueces constitucionales, así como las herramientas procesa-
les que brinda el Código Procesal Constitucional, permiten al proceso de
cumplimiento desmarcarse de las formas y esquemas convencionales co-
rrespondientes a los procesos ordinarios.

En tal sentido, la tutela a través de este proceso (más aún si existen


derechos constitucionales en juego) parece ser, en ocasiones, muy supe-
rior y distinta a la que podría alcanzarse mediante el proceso contencioso-
administrativo, con miras a controlar la inactividad de la Administración.
Y ello debería tenerse en cuenta al analizar este proceso, y al evaluar su
perfeccionamiento, su modificación e incluso su eventual derogación.

VI. Recuento y consideraciones finales


1. El proceso de cumplimiento tiene como referentes distintas institucio-
nes, entre ellas el writ of mandamus inglés y estadounidense, el man-
dado de injunção brasileño, la expansión del proceso contencioso-
administrativo en el Derecho europeo –del que hemos recibido princi-
palmente los influjos español y alemán– y la “acción de cumplimien-
to” colombiana. Si bien estas instituciones no habrían sido tomadas
en cuenta por el constituyente, ello no obstó para que la jurispruden-
cia, la doctrina y el legislador las hayan considerado al desarrollar los
alcances del referido proceso.
2. El proceso de cumplimiento es un proceso constitucional, pero con
un objeto protegido infraconstitucional (de rango legal o adminis-
trativo). Acerca de si es un “proceso constitucionalizado” o uno

297
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

verdaderamente “constitucional”, debemos reconocer que se trata de


un proceso incorporado por la Constitución, y que esta define sus con-
tornos. En tal sentido, respetando el uso aceptado de la palabra, así
como la voluntad constituyente, podemos referirnos al cumplimiento
como un “proceso constitucional”.
3. El proceso de cumplimiento carece de objeto constitucional. Si bien
su finalidad –como la de diversos procesos ordinarios– puede referirse
a auténticos bienes constitucionales (como podría ser “la eficacia de
las leyes y los actos administrativos”), ello no significa que su objeto
tenga relevancia constitucional. El objeto del cumplimiento es el con-
trol de la inactividad de la Administración, y ello no implica ninguna
controversia constitucional, ya que está específicamente referida a la
aplicación o vigencia de normas legales y de actos administrativos.
4. De acuerdo con la actual regulación del Código Procesal Constitucional,
el proceso de cumplimiento está destinado a controlar la inactividad
material y formal de la Administración. Así visto, a tenor de lo
señalado por el Código, “omitir el cumplimiento de una norma legal o
de un acto administrativo firme” constituye una inactividad material,
mientras que “no pronunciarse expresamente cuando las normas
legales ordenan emitir una resolución administrativa o dictar un
reglamento” es un supuesto de inactividad formal.
5. Las normas legales cuyo cumplimiento puede ser exigido son todas
aquellas que tienen rango de ley (incluyendo los tratados sobre dere-
chos humanos, sobre cuya jerarquía mucho se ha discutido). Respecto
de los actos administrativos firmes, se tratan de actos que se pronun-
cian sobre el fondo y que ya no pueden impugnarse en sede adminis-
trativa ni en sede judicial ordinaria.
6. Sobre la falta de pronunciamiento cuando las normas legales ordenan
emitir una resolución administrativa, se trata de una inactividad for-
mal, y se refiere a la obligación de producir una decisión administrati-
va solicitada por un administrado, en el marco de las potestades de la
Administración. En lo que corresponde al deber de emitir una norma
general o reglamentaria, es una obligación legal de carácter objetivo,
de manera independiente a los intereses particulares de los adminis-
trados que pudieran estar involucrados.
7. El proceso de cumplimiento, al igual que el resto de los procesos
constitucionales subjetivos, está destinado a la protección de posicio-
nes jurídicas a favor de una persona o un grupo de personas (posi-
ción compuesta por un sujeto pasivo, un sujeto activo y un objeto);

298
El proceso de cumplimiento

sin embargo, no necesariamente existe coincidencia entre la relación


material y la relación jurídica procesal. Asimismo, el Código prevé
tres formas de legitimación activa: la legitimación personal y por le-
gítimo interés (cuando el incumplimiento de un acto o norma afecta a
un ciudadano), legitimación pública (cualquiera está legitimado para
exigir que se emita una reglamentación o norma de carácter general
pendiente) y legitimación para la defensa de bienes transindividuales
(que implica ser titular de intereses colectivos o de intereses difu-
sos). Además, el Código otorga legitimación activa excepcional a la
Defensoría del Pueblo.
8. La legitimación pasiva corresponde a los funcionarios o las autori-
dades públicas renuentes. Se tratan de agentes estatales (en sentido
amplio), de cualquier nivel, responsables de cumplir con el manda-
mus cuyo cumplimiento fue omitido y que ahora se exige. Se exige
“renuencia” por parte de ellos, es decir, que el desacato al manda-
mus sea reiterado, lo que se produce cuando estos no cumplen con
su deber, a pesar de haber sido requeridos con documento de fecha
cierta. Además, consideramos que el concepto de autoridad o funcio-
nario eventualmente podría comprender a particulares, especialmente
a los que prestan servicios públicos o ejercen función administrativa
por delegación o autorización del Estado.
9. El mandato exigible a través del cumplimiento debe cumplir ciertos
requisitos mínimos. Así, debe tratarse de (1) un mandato vigente, lo
que puede referirse tanto a la vigencia de la disposición, como a la
subsistencia de los efectos de la norma que contiene el mandamus;
(2) debe ser cierto y claro, en tal sentido, debe generar al intérprete
“certeza” sobre lo ordenado y las condiciones en que ello debe ser
ejecutado, asimismo, su significado debe fluir “claramente” de los
preceptos de la norma legal o del acto administrativo; (3) debe estar
libre de controversias complejas o interpretaciones dispares, lo cual
implica descartar la actividad interpretativa compleja y la actividad
probatoria compleja; además no deben existir interpretaciones disí-
miles respecto de la norma o acto cuyo cumplimiento se demanda
(asimismo, no puede establecerse la preponderancia de una de ellas);
(4) debe ser de ineludible y obligatorio cumplimiento, lo que debe en-
tenderse también desde una doble perspectiva material: el mandamus
debe ser materialmente constitucional para ser exigible, asimismo, no
cabe oponer excusas materiales irrazonables para evadir su cumpli-
miento; (5) debe ser incondicional, o con condición simple o que no

299
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

requiera actuación probatoria, esto último conlleva la posibilidad de


poder adjuntar pruebas, pero el análisis de estas no debe requerir de
actividad probatoria intensa o de etapa de actuación de pruebas.
10. Adicionalmente a estos requisitos, existen dos que solo son aplicables
a los actos administrativos. Así, se exige que (6) el mandato reco-
nozca un derecho incuestionable del reclamante, en tal sentido, este
no debe ser pasible de impugnación, no debe estar pendiente de un
pronunciamiento definitivo ni debe tratarse de un asunto controver-
sial. Además, de acuerdo con el Tribunal Constitucional, en determi-
nados casos la calidad de “derecho incuestionable” puede adquirirse
dentro del proceso. De otra parte, (7) el mandato debe contar con un
beneficiario individualizado, lo que no significa que deba existir un
único sujeto titular de una relación jurídico-administrativa, ni suje-
tos taxativamente beneficiados, sino que el acto administrativo debe
tener efectos individualizados o individualizables, idea que compren-
de a los terceros con legítimo interés y a los titulares de derechos
trasindividuales.
11. El proceso de cumplimiento es un proceso constitucional singular,
pues reúne el trámite sumario y garantista de los procesos constitu-
cionales, con requisitos específicos que debe satisfacer mandamus.
Por ello, consideramos que estamos ante una interesante modalidad
de “proceso de ejecución”, en el que el “título de ejecución” está con-
formado por el acto administrativo o la norma legal que contiene el
mandamus, el cual debe cumplir los requisitos mínimos ya señalados.
12. El proceso de cumplimiento ha tenido un desarrollo muy interesante
a partir de su regulación en el Código Procesal Constitucional y lo
desarrollado por los jueces constitucionales. Así, el objeto infracons-
titucional del proceso de cumplimiento no limitó el rol de la justicia
constitucional en la optimización y tutela de los derechos constitucio-
nales. Ello, qué duda cabe, debe tenerse en cuenta al evaluar este pro-
ceso y al estudiar posibles modificaciones.

300
El proceso constitucional
de acción popular

Sofía Liliana Salinas Cruz (∗)

Introducción
El proceso constitucional de acción popular tiene por objeto contro-
lar la constitucionalidad y/o legalidad de la actividad reglamentaria del
Poder Ejecutivo y de todo órgano público que tenga potestad normativa
con efectos generales, es decir, que pueda emitir reglamentos de alcance
general. En tal sentido, también incluye a las normas de carácter infra-
legal que emitan los órganos de los diferentes niveles de gobierno. Este
proceso, como bien se conoce, se inicia en el Poder Judicial.

Tal vez lo más resaltante en este proceso es la capacidad que tiene


cualquier persona para cuestionar la constitucionalidad o legalidad de
una norma de rango infralegal y de carácter general. En efecto, la natu-
raleza propia de la acción popular implica que su objeto esté destinado
al cuestionamiento de un asunto de interés público; pues, de tratarse de
un asunto de carácter privado, el demandante tendrá que alegar legítimo
interés en que se resuelva la controversia en sede judicial. Puede adver-
tirse que, en realidad, se trata de la facultad que tiene cualquier persona
para someter al control del Poder Judicial un reglamento emitido por el
Poder Ejecutivo. Ello, evidentemente, redunda en la formación y fortale-
cimiento de un Estado democrático, en el que se permite el debate abierto
respecto de normas que versan sobre asuntos de relevancia pública.

(∗) Asistente del Área de Derecho Constitucional de Gaceta Jurídica S.A.

301
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Empero, a pesar de que la acción popular es un instrumento pro-


cesal de marcada importancia para la vigencia de los principios de su-
premacía de la Constitución y la ley, así como de los principios de
jerarquía normativa y de competencia, su desarrollo jurisprudencial
ha sido escaso o, en todo caso, desconocido. Por ello, tal vez que-
den vacíos sobre los alcances de los pronunciamientos de los jueces
constitucionales, miembros de las salas de las cortes superiores. Pues
bien, atendiendo a las particularidades que presenta el proceso de ac-
ción popular, en este breve trabajo nos proponemos tratar sus aspectos
procesales, así como sus antecedentes.

I. El proceso de acción popular: antecedentes y definición

1. Antecedentes
Sus primeros antecedentes se remontan a la Ley I, del Título 23 del
Libro 47 del Digesto, en el que se reconoce una actio popularis preto-
rias y penales, para la protección del derecho del pueblo ante la comi-
sión de delitos que contravenían bienes, afectando así a la comunidad o
a intereses sociales(1).

El proceso de acción popular es concebido, tanto en el Derecho na-


cional como en el Derecho comparado, como un proceso de carácter ju-
dicial cuyo objeto es controlar la constitucionalidad y/o legalidad de
la potestad reglamentaria del Poder Ejecutivo. Sin embargo, su primer
antecedente en el ámbito nacional se remonta al control de la labor
de los jueces en caso cometiesen delitos como cohecho, prevaricato o
soborno(2). Posteriormente, con la Constitución de 1823 se amplió su ám-
bito de aplicación hacia la protección del derecho al debido proceso que
se concretaba con la suspensión o abreviación de determinados procedi-
mientos judiciales, así como para proteger la libertad personal y la segu-
ridad domiciliaria.

(1) CASTAÑEDA OTSU, Susana. “El proceso de acción popular: Un análisis preliminar”. En: Introduc-
ción a los procesos constitucionales. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Jurista, Lima,
2005, p. 243.
(2) En el artículo 255 de la Constitución de 1812, según lo precisa MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Exégesis al
Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 847.

302
El proceso constitucional de acción popular

Debe anotarse también que en la misma Constitución de 1823, en


su artículo 187(3), se establecía como derecho el que todo peruano podía
reclamar ante el Congreso o el Poder Ejecutivo la observancia de la
Constitución. En ese mismo sentido, la Constitución de 1856, en su ar-
tículo 10, disponía la nulidad y la ineficacia de toda ley que contravenga
la Constitución. Con ello se reconocía la importancia de un ordenamien-
to jurídico conforme con la Constitución, aun cuando en ninguno de los
dos casos se hubiera previsto el mecanismo procesal adecuado para hacer
efectiva la supremacía de la Constitución sobre el resto de las nor-
mas del ordenamiento.

Por su parte, las constituciones de 1860, 1867 y 1920 mantuvieron


esta misma línea, no obstante, esta última incorporó como causal de pro-
cedencia de la acción popular ante el Poder Judicial la protección del
derecho a un plazo razonable de duración del proceso judicial. Hasta el
momento podría decirse que la acción popular, en sus orígenes, era un
proceso de carácter penal y, a su vez, se presentaba como la figura inicial
del proceso de hábeas corpus.

El cambio del objeto del proceso de acción popular vendría a darse


con la Constitución de 1933, en la cual se concedió legitimidad a los par-
ticulares para controlar la actividad del Poder Ejecutivo. Así, no solo se
configura como un proceso para denunciar delitos cometidos por los jue-
ces, sino también para denunciar actos contra la ejecución de resoluciones
judiciales cometidos por funcionarios de la Administración Pública. Pero
además, el artículo 133 de esta Norma Fundamental convierte a la acción
popular en un instrumento de control de la actividad normativa del Poder
Ejecutivo; disponiendo que: “Hay acción popular ante el Poder Judicial
contra los reglamentos y contra las resoluciones y decretos gubernativos
de carácter general que infrinjan la Constitución y las leyes, sin perjuicio
de la responsabilidad política de los ministros. La ley establecerá el pro-
cedimiento judicial correspondiente”. Este cambio producido tenía su ori-
gen en la constatación de la gran cantidad de normas de rango infralegal
que se expidieron contraviniendo el texto de la Constitución y las leyes,
durante el gobierno de Leguía(4).

(3) ÁLVAREZ SIMONETTI, Manuel. “Debate en torno a la acción popular”. En: Derecho, N° 32, PUCP,
Lima, 1974, p. 80.
(4) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Ob. cit., p. 849.

303
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Pues bien, en este punto corresponde hacer dos precisiones. La


primera está referida a la aplicación práctica de esta disposición
constitucional. A pesar de estar vigente este mandato constitucional, no
hubo ley de desarrollo que permitiera su aplicación, sino hasta 1963, año
en que se aprobó la Ley Orgánica del Poder Judicial. Esta ley dispuso que la
acción popular se tramitara en la vía ordinaria y como un proceso de
puro Derecho.

La segunda cuestión que queríamos mencionar está relacionada a las


normas objeto de control. Como se puede advertir del texto constitucio-
nal, lo que se pretendía era controlar la actividad reglamentaria del Poder
Ejecutivo, esto es aquellas normas de carácter general emitidas por el
Poder Ejecutivo. En efecto, el Constituyente de 1932 comprendía que la
actividad reglamentaria correspondía al Poder Ejecutivo y no a otros ór-
ganos del Poder Público e incluso a los gobiernos regionales y locales(5).
En ese sentido, los órganos judiciales que conocían de estos procesos, re-
chazaban las demandas que cuestionaban normas reglamentarias que pro-
venían de otros órganos del Estado.

La Constitución de 1979 es la que le otorga a este proceso carácter


de garantía constitucional, por el que se pretende la defensa objetiva de la
Constitución y de la legalidad del ordenamiento jurídico. Esta disposición
se desarrolló con la Ley N° 24968(6), la cual fue derogada por el Código
Procesal Constitucional(7). Este Código ha sido reconocido por la doctrina
como el medio para resaltar e incidir en la connotación constitucional de
este proceso.

2. Proceso de acción popular


El proceso de acción popular es un proceso constitucional orgánico,
que al igual que el proceso de inconstitucionalidad, tiene como objeto rea-
lizar un control de validez normativa(8) sobre la actividad reglamentaria del

(5) ÁLVAREZ SIMONETTI, Manuel. Ob. cit., p. 76.


(6) Publicada en el diario oficial El Peruano el 22 de diciembre de 1988.
(7) El Código Procesal Constitucional se aprobó mediante Ley Nº 28237, publicada en el diario oficial El
Peruano el 31 de mayo de 2004, y entró en vigencia el 1 de diciembre del mismo año.
(8) MORÓN URBINA, Juan Carlos. “Aportes para el Estudio del nuevo régimen de la acción popular en
el Código Procesal Constitucional”. En: El Derecho Procesal Constitucional peruano. Grijley, Lima,
2006, pp. 1092 y 1093.

304
El proceso constitucional de acción popular

Estado. La connotación de mero instrumento de control del Poder Judicial


sobre el poder reglamentario de la Administración quedó atrás luego de
que en el CPConst. se le reconociera su alto contenido constitucional. Es
decir, en el marco jurídico desarrollado por el CPConst. se le ha reconoci-
do a este proceso, tramitado en el Poder Judicial, su verdadera connotación
constitucional.

Este proceso se configura como un instrumento de control del artícu-


lo 51 de la Constitución en sentido estricto, es decir, controla tanto la le-
galidad como la constitucionalidad de las normas infralegales. Controla,
además, las garantías del artículo 118 de la Constitución, al referirse a la
potestad reglamentaria del Estado y sus límites. Así, se trata de un proce-
so constitucional de carácter jurisdiccional(9).

Se han reconocido dos tipos de procesos constitucionales: los proce-


sos de la libertad y los procesos orgánicos(10). Los primeros (hábeas cor-
pus, amparo y hábeas data) están dedicados especialmente a la tutela de
los derechos fundamentales en un caso concreto. Los segundos (acción
popular, inconstitucionalidad y conflicto competencial), por su parte,
tienen por objeto el control de la validez normativa así como el adecua-
do ejercicio del poder por los diferentes órganos y poderes del Estado.
Asimismo, es de resaltarse que existe una estrecha relación de identifi-
cación ente el proceso de acción popular y el proceso de inconstitucio-
nalidad, en la medida que ambos tienen por objeto controlar la validez
de las normas del ordenamiento jurídico –sea porque se les acuse por in-
constitucionales o por ilegales–. De esto puede concluirse que: “este solo
aporte de conceptualización dogmática, aportará –mutatis mutandis– a
la aplicación de la acción popular, el desarrollo teórico y jurisprudencial
logrado por el proceso de inconstitucionalidad de las leyes”(11); lo cual
puede contribuir a llenar los vacíos existentes en cuanto a los alcances de
los pronunciamientos de los jueces constitucionales y las formas procesa-
les, como podremos advertir más adelante.

(9) LANDA ARROYO, César. Teoría del Derecho Procesal Constitucional. Palestra, Lima, 2004, p. 147.
(10) ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Código Procesal Constitucional. Proceso contencioso ad-
ministrativo y derechos del administrado. Palestra, Lima, 2004, pp. 83-84.
(11) MORÓN URBINA, Juan Carlos. Ob. cit. p. 1094.

305
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

En principio, como proceso constitucional, la acción popular –de


acuerdo con el artículo II del Título Preliminar del CPConst.– tiene por
finalidad garantizar, por un lado, la supremacía de la Constitución y, por
otro lado, la vigencia de los derechos fundamentales. Lo cual puede llevar
a concluir que esta última finalidad es una forma de concretizar especial-
mente la garantía de la supremacía constitucional(12). De forma tal que la
concretización de estos fines y su exigibilidad ante un órgano jurisdiccional
permite reconocer a la Constitución como verdadera norma jurídica(13).

En este orden de ideas, puede sostenerse que el proceso de acción


popular, al igual que el proceso de inconstitucionalidad, tiene dos dimen-
siones. Por un lado, está la dimensión subjetiva, por la que se procura
que una norma acusada de inconstitucional o ilegal afecte algún derecho
fundamental de las personas a las cuales se les aplicó la norma. Es decir,
tiene como última finalidad también la protección de derechos funda-
mentales. Asimismo, ostenta una dimensión objetiva, por la que se pro-
cura que el ordenamiento jurídico sea armonioso y esté de acuerdo con la
Constitución(14).

En la medida que la estructura y la consecución del proceso están di-


rigidas al logro de sus fines, la procedencia de la demanda, así como las
cuestiones procesales que se puedan presentar al interior de este, deben
absolverse de conformidad con los principios procesales constitucionales
reconocidos en el artículo III del CPConst. (los cuales tiene por objeto
garantizar el logro de las finalidades de los procesos constitucionales),
de manera que el juez constitucional o la sala competente de la Corte
Superior que conozca la acción popular analice, en cada caso concre-
to y en tanto sea necesario, si se debe aplicar los principios de fle-
xibilidad de las formalidades procesales: el principio de pro actione,
gratuidad, dirección judicial, economía y celeridad procesal, inmediación
y socialización; así como la aplicación del principio de iura novit curia
constitucional (reconocido en el artículo VIII del Título Preliminar del
CPConst.), que obliga al juez a que si en la demanda no se ha alegado

(12) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Artículo por artículo.
Ara. Piura, 2005. p. 38.
(13) Sobre el particular revisar GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. La Constitución como norma y el Tri-
bunal Constitucional. Civitas, Madrid, 1985, p. 264.
(14) STC del Exp. Nº 0020-2005-PI/TC y Nº 0021-2005-PI/TC (acumulados), f. j. 18.

306
El proceso constitucional de acción popular

adecuadamente el derecho constitucional o norma constitucional afecta-


da, el juez debe subsanar esa omisión y continuar con los trámites para la
continuación del proceso.

Del mismo modo, un límite en la labor del juez constitucional, al


resolver, lo constituye la interpretación del contenido de los derechos
constitucionales (cuando resulten afectados por una norma reglamen-
taria), de conformidad con los tratados sobre derechos humanos de
los que el Perú es parte. También deberá considerar los criterios que
el Tribunal Constitucional haya desarrollado tanto sobre el conteni-
do de los derechos como sobre las instituciones garantizadas por la
Constitución. Aun cuando al juez le asista la garantía de la indepen-
dencia en el ejercicio de su función jurisdiccional (artículo 139.1 del
texto constitucional), no puede apartarse de la doctrina jurisprudencial del
TC (artículo VI del TP del CPConst.) ni de los precedentes constituciona-
les (artículo VII del TP del CPConst.) que haya establecido expresamente
en sus pronunciamientos.

II. Las normas objeto de control


El artículo 76 del CPConst.(15), de conformidad con el nume-
ral 5 del artículo 200 de la Constitución(16), establece que el proceso
de acción popular procede contra las normas de jerarquía infralegal,
cualquiera que sea la autoridad de las que emanen, que contraven-
gan la Constitución o las leyes, expedidas por cualquier autoridad del
Poder Ejecutivo, gobiernos regionales y locales, y demás personas de
Derecho Público.

(15) Código Procesal Constitucional


“Artículo 76.- Procedencia de la demanda de acción popular
La demanda de acción popular procede contra los reglamentos, normas administrativas y resoluciones
de carácter general, cualquiera que sea la autoridad de la que emanen, siempre que infrinjan la Consti-
tución o la ley, o cuando no hayan sido expedidas o publicadas en la forma prescrita por la Constitución
o la ley, según el caso”.
(16) Constitución Política
“Artículo 200.- Son garantías constitucionales
(…)
5. La Acción Popular que procede por infracción de la Constitución y de la ley, contra los reglamentos,
normas administrativas y resoluciones y decretos de carácter general, cualquiera sea la autoridad de la
que emanen”.

307
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Y, conforme al artículo 85 del CPConst., las normas que son objeto


de control en este proceso constitucional son:
– Los reglamentos.
– Las normas administrativas.
– Las resoluciones de carácter general.
1. Normas reglamentarias. Generalidades
Como puede observarse, el Código establece tres tipos de normas que
pueden ser cuestionadas por este proceso; sin embargo, lo que no hay que
obviar, es que sea cual sea la norma a la que se refiere el CPConst., la acción
popular procede contra normas de carácter reglamentario. Esto es, normas
que están subordinadas a la ley y a la Constitución, y que, por ello, no pue-
den versar sobre materias que están reservadas a las leyes(17), ni dictarse
sin observar el procedimiento legal establecido para dichos efectos.

Los reglamentos pueden ser de tres tipos: a) cuando reglamentan o


concretizan una ley y sus alcances; b) cuando reglamentan procedimien-
tos internos de una institución –programas de ascensos, sanciones, inves-
tigaciones, entre otros–; y, c) cuando tales reglamentos establecen el fun-
cionamiento interno de las instituciones.

El profesor Morón ha señalado que ni la Constitución ni el CPConst.


han previsto, en estricto, tres diferentes tipos de normas para que puedan
ser objeto de control a través de este proceso; sino que se trata solo de
normas de naturaleza reglamentaria. Así, “no existen normas administra-
tivas ni resoluciones de carácter general que no sean reglamentarias, ni
tampoco existen normas administrativas –que por antonomasia son gene-
rales– que puedan ser singulares”(18).

Estas normas reglamentarias se emiten a través de declaraciones


unilaterales de voluntad de las entidades de la Administración Pública.
Los efectos de estas declaraciones de voluntad tienen efectos jurídicos
generales y directos. El ejercicio de la potestad normativa reglamentaria
de la Administración debe contar con fundamento constitucional, es un

(17) MORÓN URBINA, Juan Carlos. Ob. cit., p. 1098.


(18) Ibíd. p. 1095.

308
El proceso constitucional de acción popular

ejercicio unilateral y debe provenir de un órgano que esté ejerciendo sus


potestades administrativas. Finalmente, esta declaración, evidentemente,
debe ejercerse como potestad normativa cuyos efectos se consuman al in-
terior de la Administración o hacia el exterior (dirigidos a la ciudadanía
en general).

2. Normas reglamentarias regionales y locales


Ahora bien, atendiendo a la naturaleza de Estado unitario y descen-
tralizado, los gobiernos regionales y locales ostentan potestades norma-
tivas. Al respecto, es necesario realizar algunas precisiones sobre la na-
turaleza de las normas reglamentarias de carácter general que puedan ser
sometidas a control a través de este proceso constitucional.

En principio, como se sabe, la distribución del poder en un Estado


como el nuestro, obedece a un criterio funcional y a un criterio territorial.
En ese sentido, la delimitación de la potestad normativa, en general, y
reglamentaria, en particular, de los órganos de los diferentes niveles de
gobierno, debe hacerse en función del principio de competencia y no de
jerarquía normativa.

Así, la jurisprudencia constitucional ha reconocido la potestad nor-


mativa de los gobiernos regionales y locales de la siguiente manera: “En
el Estado unitario y descentralizado regional, la potestad normativa está
distribuida entre órganos nacionales y regionales, además de los locales.
La autonomía político-normativa de los gobiernos regionales conlleva
la facultad de crear Derecho y no solo de ejecutarlo. Precisamente por
ello, como quedó dicho, el Estado peruano no puede concebirse como
un Estado ‘unitario descentralizado’, es decir, como aquel en el que la
descentralización tan solo refleja una proyección estamentaria o admi-
nistrativa de un único ordenamiento jurídico a ejecutar. Se trata, por el
contrario, de un Estado ‘unitario y descentralizado’, esto es, un Estado en
el que la descentralización, al alcanzar una manifestación político-norma-
tiva, fundada en el principio constitucional de la autonomía, prevista en los
artículos 191 y 194 de la Constitución, acepta la convivencia de subsiste-
mas normativos (nacional, regional y local)”(19).

(19) STC Exp. Nº 0020-2005-PI/TC y Nº 0021-2005-PI/TC (acumulados), ff. jj. 57-60.

309
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

De modo que la existencia de gobiernos regionales con competencias


normativas implica el reconocimiento de tantos subsistemas normativos
como gobiernos regionales existan. Lo mismo ocurre con los gobiernos
locales que por ostentar competencias normativas, también se introducen
en el ordenamiento jurídico. Es evidente, por un lado, que los ámbitos de
su vigencia y aplicación se circunscriben al territorio sobre el cual ejercen
legítimamente sus competencias y, por otro lado, que se encuentran so-
metidas a la Constitución y las leyes que orientan el ejercicio de sus fun-
ciones (Ley de Bases de la Descentralización, Ley Orgánica de Gobiernos
Regionales y Ley Orgánica de Municipalidades).

Asimismo, el Tribunal Constitucional ha señalado que la articulación


de las fuentes normativas del ordenamiento jurídico no puede basarse
sobre el principio de jerarquía normativa, toda vez que la Constitución
(artículo 200.4) ha reconocido que tengan el mismo rango legal las nor-
mas emanadas del Gobierno Central (leyes, decretos legislativos, decretos
leyes, decretos de urgencia) y las normas emanadas de gobiernos regiona-
les y locales (ordenanzas regionales y locales). Así, tal articulación tiene
que darse conforme al principio de competencia.

De ello, se puede concluir que las normas sujetas a control serán:


reglamentos emitidos por el Poder Ejecutivo, reglamentos de órganos
autónomos, reglamentos emitidos por los gobiernos locales (decretos de
alcaldía) y los reglamentos regionales.

Ahora bien, respecto de las normas reglamentarias emitidas por los


gobiernos regionales, estas tienen forma de decretos regionales (artículos
37 y 40 de la Ley Orgánica de los Gobiernos Regionales), que tienen por
finalidad ejecutar las ordenanzas regionales, establecen los procedimien-
tos necesarios para la Administración regional, así como resuelven asun-
tos de orden general y de interés ciudadano, con lo cual se consagra su
carácter general. Son emitidos por el presidente regional, quien los aprue-
ba y suscribe con acuerdo del directorio de gerencias regionales(20).

Sobre los decretos de alcaldía, el Tribunal Constitucional ha precisado


sus alcances indicando que “La LOM [Ley Orgánica de Municipalidades]

(20) CASTAÑEDA OTSU, Susana. Ob. cit., p. 247.

310
El proceso constitucional de acción popular

dispone en su artículo 42 que los decretos de alcaldía “establecen normas


reglamentarias y de aplicación de las ordenanzas”. Asimismo, señala que el
alcalde está facultado para: “Dictar decretos (…), con sujeción a las leyes
y ordenanzas” (artículo 20, numeral 6, de la LOM, énfasis añadido). Esto
significa que en el sistema de fuentes que la LOM ha denominado ordena-
miento jurídico municipal (artículo 38), los decretos de alcaldía constituyen
una manifestación de la potestad reglamentaria de la Alcaldía, en tanto ór-
gano ejecutivo del gobierno local (artículo 5 de la LOM). En tal sentido, el
alcalde puede ejercer tal potestad a efectos de desarrollar o concretizar una
ordenanza, para la expedición de lo que en doctrina se conoce como regla-
mento ejecutivo(21). En ese sentido, añadió: “En consecuencia, el dictado de
normas complementarias a través de decreto de alcaldía no puede in-
terpretarse sino como alusión a la potestad reglamentaria que el alcalde
puede ejercer a efectos de desarrollar o concretizar la ordenanza, para la
expedición de lo que en doctrina se conoce como reglamento ejecutivo.
En consecuencia, en tanto la facultad de dictado de normas complemen-
tarias por decreto de alcaldía está aludiendo, en realidad, a la potestad
reglamentaria de la ordenanza, la primera norma de la disposición no re-
sulta inconstitucional”(22).
Pero, además, de los órganos del Estado, los gobiernos regionales y
locales, los órganos constitucionales autónomos y demás organismos a
quienes se les haya delegado la facultad de emitir normas reglamentarias,
o que dicha potestad les sea necesaria para el cumplimiento de sus fun-
ciones, también se reconoce que al interior de cada ordenamiento, existen
diferentes niveles de jerarquía de reglamentos, los cuales están relacio-
nados entre sí por un vínculo de prevalencia y superioridad. Por ello, un
conflicto normativo entre normas reglamentarias de distintos niveles se
resolverá considerando tanto el principio de jerarquía normativa, como el
de competencia; para dichos efectos se tomará en cuenta si existen nor-
mas que pueden entrar a formar parte del bloque de constitucionalidad o
de legalidad, según corresponda.

3. Normas derogadas
Si bien es cierto, muchas de las instituciones procesales que se han
desarrollado jurisprudencialmente en el proceso de inconstitucionalidad,

(21) STC Exp. Nº 0007-2006-PI/TC, f. j. 16.


(22) Ibíd. f. j. 17.

311
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

son de aplicación al proceso de acción popular; también es cierto, que


ello es así en función de que pueda extenderse dicha aplicación.

Como sabemos, el Tribunal Constitucional ha reconocido su compe-


tencia para controlar la constitucionalidad de una norma derogada, en la
medida que el artículo 204 de la Constitución le establecía la competen-
cia para dejar sin efecto las normas que declarase inconstitucionales. Pero
esta competencia no la ejerce en todos los casos. Por eso mismo es que no
toda norma derogada puede ser objeto de pronunciamiento del Tribunal,
sino solo en aquellos en los que se constata que la norma derogada sigue
surtiendo efectos (ultractividad).

El Tribunal Constitucional, en diversas oportunidades, ha preci-


sado que las categorías jurídicas de vigencia y validez son distintas.
Efectivamente, mientras que la derogación hace perder vigencia a una
disposición, en el proceso de inconstitucionalidad se hace un examen de
validez de la disposición y de sus efectos. De manera que aun cuando
una norma haya perdido vigencia, puede tener efectos ultractivos, siendo
estos el objeto de control de validez. De esto entendió, que mientras la
derogación hace perder vigencia a una norma, la declaración de inconsti-
tucionalidad anula por completo su capacidad regulativa.

Así, señaló que existían dos supuestos en los que se puede someter a
control constitucional una norma que ya perdió vigencia:
a) Cuando la norma continúe desplegando sus efectos.
b) Cuando, a pesar de no continuar surtiendo efectos, la sentencia de in-
constitucionalidad puede alcanzar los efectos que la norma cumplió
en el pasado, lo cual se refiere solo a los casos en que la norma cues-
tionada contenga o desarrolle materia penal o tributaria(23).
Para confirmar la posibilidad de controlar la legalidad o consti-
tucionalidad de las normas derogadas, también conviene precisar
que, como lo ha hecho el Tribunal Constitucional, existe diferencia
entre norma y disposición normativa (o enunciado normativo). Tal
distinción, sostiene Guastini, “es un instrumento conceptual indis-
pensable ya sea para clarificar la naturaleza de la actividad interpre-
tativa, ya sea para esclarecer fenómenos tales como la derogación

(23) STC Exp. Nº 00019-2005-PI/TC, ff. jj. 4-6.

312
El proceso constitucional de acción popular

tácita, la derogación indeterminada, los diversos tipos de vicios de


las leyes, las decisiones interpretativas y manipulativas del Tribunal
Constitucional, etcétera”(24).
De esta manera, cuando se trata del vocablo “norma” se hace referen-
cia “al contenido significativo de un enunciado legislativo, tal como
resulta de su interpretación”(25). En ese sentido, una norma es una va-
riable que depende de la actividad interpretativa de un enunciado. A
mayor abundancia, se señala que la disposición es un enunciado del
lenguaje y el objeto de la interpretación. La norma es, más bien, la
disposición interpretada.
Pues bien, con la derogación se expulsa a una disposición del ordena-
miento jurídico, con lo cual se impide que la norma contenida en dicha
disposición se vuelva a aplicar, pero no elimina los efectos que ha ve-
nido surtiendo. Por su parte, el control de validez alcanza tanto a las
normas como a las disposiciones que las contienen; por eso, conside-
ramos que en la medida que el proceso de acción popular es un proce-
so de control de validez de las normas, bien puede pronunciarse sobre
normas derogadas que siguen siendo aplicadas; aun cuando no se haya
previsto expresamente una norma sobre el particular como en el caso del
proceso de acción popular.

4. Normas que no han sido publicadas


La no publicación en el diario oficial de una norma de carácter gene-
ral es una violación del artículo 109 de la Constitución, el cual dispone la
obligatoriedad de las normas a partir del día siguiente de su publicación.
En efecto, la publicación, precisa el Tribunal Constitucional, es esen-
cial para que la norma cobre eficacia; de lo contrario, esta será inefi-
caz y no podrá exigirse su cumplimiento. Señaló que si bien en dicha
disposición se hace referencia a la ley, ello no excluye a cualquier fuente
normativa de carácter general que tiene una vocación de impersonalidad
y abstracción.

(24) GUASTINI, Ricardo. Distinguiendo. Estudios de teoría y metateoría del Derecho. Gedisa, Barcelona,
1999. p. 101.
(25) Ibíd., p. 100.

313
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La exigencia de publicación responde al principio de publicidad que


está inserto en todo Estado Democrático. Además, se reconoce su rela-
ción estrecha con el principio de seguridad jurídica que se desprende del
literal a del numeral 24 del artículo 2 de la Constitución, por el que las
personas pueden hacer lo que no está prohibido por la ley ni hacer lo que
ella no obliga. Además, este principio permite asegurar las posiciones ju-
rídicas de los ciudadanos, respecto del ejercicio y defensa de sus dere-
chos e intereses, así como la sujeción de los particulares y de los poderes
públicos al ordenamiento jurídico si tienen la posibilidad de conocer las
normas oportunamente(26).

El artículo 5 de la derogada Ley Procesal de Acción Popular, preveía


la admisibilidad de la demanda contra normas formalmente aprobadas
pero que aún no hubieren sido publicadas en el diario oficial; precisán-
dose, además, que de su conocimiento extraoficial se prevea que tienen
efectos lesivos o que amenacen el orden constitucional y/o legal. También
se indicaba que la subsanación del contenido de la norma, generaba la
sustracción de la materia.

El CPConst., mientras tanto, no prevé norma alguna sobre el particu-


lar; con lo cual podría considerarse que ha quedado de lado el cuestiona-
miento de una norma que no ha sido publicada. Sin embargo, el Código
ha previsto que la demanda procede contra normas de carácter reglamen-
tario, y que el plazo se comienza a contar a partir del día siguiente de su
publicación; ello no excluye la posibilidad de cuestionar una norma no
publicada. Solo es un referente en el cómputo del plazo para demandar.
Tendremos que separar dos temas. El primero está relacionado con una
norma que no ha sido publicada y que tampoco surte efectos en la rea-
lidad. En este caso, se recuerda que nuestro ordenamiento, en cuanto al
proceso de inconstitucionalidad, ha recogido el control posterior de cons-
titucionalidad de las normas (esto es, desde que cobran vigencia, a partir
del día siguiente de su publicación en el diario oficial); y sobre el particu-
lar, la demanda deberá ser rechazada.

El segundo tema que queremos tratar, es el referido a una norma no


publicada pero que es aplicable por la autoridad administrativa. En este

(26) STC Exp. N° 2050-2002-AA/TC, f. j. 24.

314
El proceso constitucional de acción popular

caso no estaríamos ante una norma ilegal o inconstitucional, sino más


bien ante un acto inconstitucional que se basa en una norma que no tiene
eficacia de conformidad con el artículo 109 de la Constitución, que no es
obligatoria para los funcionarios ni para los particulares. De ahí que ante
tal situación, el particular tiene la posibilidad de cuestionar ese acto que
afecte o que amenace con afectar algún derecho fundamental a través del
amparo, por ejemplo.

5. Inconstitucionalidad o ilegalidad de normas conexas


Con relación a la declaración de inconstitucionalidad o ilegalidad de
normas conexas(27), en primer lugar, pareciera que esta disposición del
CPConst. está destinada al proceso de inconstitucionalidad; sin embar-
go, se debe entender que ello no es así, no solo porque se trata de una
disposición general aplicable también al proceso de acción popular, sino
también porque no resulta razonable que el juez constitucional que co-
noce del proceso no pueda declarar la invalidez de disposiciones que por
conexidad son también inválidas. El Tribunal Constitucional ha señalado,
sobre la finalidad de esta disposición, que: “[l]o que se busca con esta
disposición es limpiar de impurezas el ordenamiento jurídico y asegurar
que la declaración de inconstitucionalidad de una norma sea efectiva en
su totalidad, desterrándose también aquellas otras normas que se le rela-
cionen o vinculen”(28).

Podemos añadir que –para aplicar esta disposición del Código Proce-
sal Constitucional– Carlos Mesía refiere que la jurisprudencia constitucio-
nal española ha establecido tres criterios para determinar la inconstitucio-
nalidad de normas conexas, a saber: “1) Que la sentencia sea declaratoria
de la inconstitucionalidad de los preceptos impugnados o de alguno de
ellos; 2) que exista una relación de conexión o de consecuencia entre los
preceptos declarados inconstitucionales y aquellos otros a los que la in-
constitucionalidad se extiende o propaga; y, 3) que estos últimos perte-
nezcan o queden comprendidos en la misma ley, disposición o acto con

(27) Código Procesal Constitucional


“Artículo 78. Inconstitucionalidad de normas conexas
La sentencia que declare la ilegalidad o inconstitucionalidad de la norma impugnada, declarará igual-
mente la de aquella otra a la que debe extenderse por conexión o consecuencia”.
(28) STC Exp. Nº 0053-2004-AI/TC, f. j. XIV.

315
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

fuerza de ley”(29). Estos criterios pueden coadyuvar de una manera ade-


cuada al logro de la finalidad que atribuye el Tribunal Constitucional pe-
ruano a esta disposición.

III. El principio de supremacía constitucional y el principio


de supremacía de la ley
Estos dos principios resultan de vital importancia para la compren-
sión del objeto de este proceso. En primer lugar, la supremacía de la
Constitución se basa en los artículos 45 y 51 de la Constitución, los cuales
indican que el poder emana del pueblo y quien lo ejerza debe hacerlo con
los límites que la Constitución impone y de acuerdo con el ordenamien-
to jurídico. Igualmente, la supremacía constitucional se expresa también
en el artículo 51, al establecer como fuente primaria a la Constitución y
colocarla como parámetro de la validez de las demás fuentes normativas.
De ahí que es evidente que la defensa y respeto de la Constitución no
solo es competencia del Congreso, sino de todos los poderes del Estado,
incluso de los ciudadanos (artículo 38 de la Constitución).

La Constitución es la norma que define el sistema de fuentes estable-


ciendo los límites a la labor legislativa; además, tiene vocación de perma-
nencia. Su eficacia y naturaleza de norma jurídica se concretiza a través
de la jurisdicción constitucional, es decir, se confirma su naturaleza de
norma jurídica en la medida que su cumplimiento se puede exigir y hacer
efectivo a través de la jurisdicción constitucional(30).

Empero, es evidente que si la Constitución no hubiera previsto me-


canismos jurisdiccionales para hacer valer su eficacia normativa, tal
supremacía constitucional no podría garantizarse. En ese sentido, la
Constitución ha previsto, a través del control difuso, que los jueces ten-
gan el poder de preferir las normas constitucionales a las leyes, si en un
caso concreto se advierte que estas últimas contravienen la primera. En
igual sentido, los procesos constitucionales previstos en el artículo 200,
entre los que se encuentra el proceso de inconstitucionalidad, por el que

(29) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Tercera edición, Gaceta Ju-
ridica, Lima, 2007. p. 627.
(30) GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. Ob. cit. p. 49 y ss.

316
El proceso constitucional de acción popular

el que el Tribunal Constitucional puede expulsar del ordenamiento las


leyes inconstitucionales(31); y también ha previsto el proceso de acción
popular que tiene el mismo objeto y finalidad.

Por su parte, el principio de supremacía de la ley se expresa en la


subordinación en la que se encuentran las normas de carácter infralegal
como los decretos supremos, resoluciones administrativas, decretos re-
gionales y los decretos de alcaldía, como lo dispone el artículo 51 de la
Constitución. En ese mismo sentido, el numeral 8 del artículo 118 de la
Constitución reconoce la potestad reglamentaria del Poder Ejecutivo y
dispone que esta no debe transgredir ni desnaturalizar las leyes.

En efecto, la posibilidad de controlar jurisdiccionalmente la efecti-


vidad de las normas se realiza a través de la acción popular y de otros
mecanismos establecidos por la ley ordinaria.

IV. El principio de jerarquía normativa y de competencia


El principio de jerarquía normativa y de competencia permite ana-
lizar si la disposición cuestionada vulnera o no la Constitución y la ley.
En cuanto al principio de jerarquía normativa, este se encuentra reconoci-
do en el artículo 51 de la Constitución: “La Constitución prevalece sobre
toda norma legal; la ley, sobre las normas de inferior jerarquía, y así
sucesivamente”. De esta disposición, como hemos visto, se desprenden
los principios de supremacía constitucional y de la ley. El principio de
jerarquía normativa establece la validez de las normas, en la medida de
que la norma inferior será válida solo si es conforme con la superior(32).
De constatarse dicha invalidez a través de un proceso constitucional, la
norma dejará de seguir surtiendo efectos.

Este precepto contiene el principio de jerarquía normativa que nos


dice que cualquier otra norma con rango menor está sometida a la su-
premacía de la Constitución, resultando que una norma con rango de ley
será válida solo en la medida en que sea compatible formal y material-
mente con la norma suprema; en consecuencia, el parámetro de control

(31) Entre otras se puede citar la STC Exp. Nº 0090-2005-PI/TC, ff. jj. 42 - 45.
(32) STC Exp. Nº 6403-2006-PA/TC, ff. jj. 12 y 13; STC Exp. Nº 0006-2008-PI/TC, f. j. 3.

317
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de constitucionalidad de las leyes o normas de su mismo rango, está inte-


grado, siempre y en todos los casos, por la Constitución.

El principio de competencia también se emplea para resolver los


conflictos entre normas. Este principio permite resolver conflictos de nor-
mas emanadas de diferentes órganos o niveles de gobierno que tienen en
mismo rango o nivel normativo. Este principio es tributario del principio
de jerarquía normativa y de supremacía constitucional. En efecto, si un
órgano emite una norma invadiendo las competencias de otra norma del
mismo rango, será inválida porque la Constitución misma ha establecido
el régimen de competencias de las normas y de los órganos (o, en todo
caso, lo ha delegado a otras leyes que también deben ser respetadas, en
ese entendido)(33).

V. Las formas de infracción a la Constitución y a la ley


El CPConst. ha establecido disposiciones generales aplicables tanto
al proceso de inconstitucionalidad como al proceso de acción popular.
Así, respecto a las infracciones que pueden alegarse, el artículo 75 del
CPConst. ha dispuesto que estas pueden ser: directa o indirectamente, de
carácter total o parcial y, por último, pueden cuestionarse por la forma o
por el fondo(34).

La infracción directa se caracteriza porque requiere que se confronte


la norma cuestionada con la disposición constitucional o legal, cuya vul-
neración se alega en la demanda. En cambio, para la constatación de una
infracción indirecta no basta que se contraste la norma impugnada con
la disposición legal o constitucional supuestamente afectada, sino que re-
quiere necesariamente que se le coteje con una norma que pertenece al
parámetro de constitucionalidad o de legalidad.

Este parámetro, de acuerdo con el artículo 79 del CPConst., se con-


forma con disposiciones normativas que determinan la competencia y/o
las atribuciones de los órganos estatales o el ejercicio de los derechos
fundamentales que hayan sido establecidas o delegadas en ese sentido por

(33) STC Exp. N° 00020-2005-PI/TC y Nº 00021-2005-PI/TC (acumulados), ff. jj. 15.


(34) STC Exp. N° 0020-2005-PI/TC y Nº 0021-2005-PI/TC (acumulados), ff. jj. 21-29.

318
El proceso constitucional de acción popular

la Constitución y por la ley. Asimismo, la jurisprudencia constitucional


ha señalado que la norma que se integra a este parámetro o bloque de
constitucionalidad o legalidad, se le conoce como norma interpuesta. Esta
norma interpuesta, también, tiene la característica de fijar las normas que
establecen los límites para la producción de otras disposiciones normati-
vas de igual o inferior jerarquía.

Asimismo, la jurisprudencia constitucional ha reconocido la existen-


cia de un parámetro de constitucionalidad “natural” y otro “eventual”:
“Existe, por tanto, un parámetro ‘natural’ de control de constituciona-
lidad de las ordenanzas regionales, que se encuentra integrado por la
Constitución, la LBD y la LOGR; pero también, tratándose de la regu-
lación de determinadas materias, el bloque de constitucionalidad puede
estar conformado, adicionalmente, por otras leyes nacionales. En estos
casos, dichas normas forman parte de lo que podría denominarse un pará-
metro ‘eventual’ de constitucionalidad”(35).

En segundo lugar, se puede alegar la infracción total o parcial a la


Constitución o a la ley. Cuando la totalidad de una norma reglamentaria
es inconstitucional o ilegal, se entenderá que se trata de una infracción
total; mientras que cuando solo una parte de la norma reglamentaria es
inconstitucional o ilegal, se estará hablando de una infracción parcial.

Cuando se trate de una infracción parcial, se tendrá que precisar los


alcances de la declaración de invalidez. De manera que cuando el con-
tenido dispositivo (enunciado lingüístico) contenga la invalidez, el juez
constitucional dejará sin efecto las palabras o frases que carezcan de
validez. Y, si la invalidez se refiere a un sentido interpretativo (conteni-
do normativo) atribuido a la disposición cuestionada, se deberá deter-
minar el sentido interpretativo de la disposición que sea conforme a la
Constitución o a la ley (según corresponda), y debido a que todo órgano
público está vinculado a la sentencia que resuelve un proceso de acción
popular, estará impedido de aplicar los sentidos interpretativos declara-
dos inconstitucionales o ilegales, y, además, estará obligado a aplicar la
interpretación que se ajuste a los parámetros constitucionales y legales.

(35) STC Exp. Nº 0024-2006-PI/TC, f. j. 6, en el apartado 2.

319
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Finalmente, las infracciones también pueden alegarse porque la


norma impugnada afecta la Constitución y/o la ley por el fondo o por la
forma. Si la norma cuestionada vulnera derechos, principios, normas o
valores reconocidos por la Constitución o con relevancia constitucional o
legal, se habrá producido una infracción por el fondo. Una infracción por
la forma, por su parte, se constata si:

a) La norma cuestionada no ha respetado las normas que sobre su pro-


ducción la Constitución o la ley han establecido. Es decir, no se ha
aprobado por el procedimiento establecido.
b) La norma cuestionada ha regulado una materia que ha sido reservada
para otro tipo de norma. En este supuesto se trata de una norma que
ha regulado una materia que no es de su competencia.
c) La norma cuestionada ha sido expedida por un órgano incompetente.
Se advierte que los tipos de infracción constitucional se determinan
tanto por la norma afectada por la disposición reglamentaria, como por la
forma como se concreta esta afectación.

VI. Legitimidad para obrar


La demanda de acción popular puede ser interpuesta por cualquier
persona(36), ello, sin duda, amplía tanto el grado de vinculación a la
Constitución y a las leyes y concretiza o brinda, de alguna manera, efi-
cacia al deber de defender la Constitución y el ordenamiento jurídico,
conforme al artículo 38 del texto constitucional; es decir, “al establecerse
quiénes son los sujetos facultados para presentar una demanda al respec-
to, se está al mismo tiempo determinando el grado de protección de la
Constitución”(37).

Asimismo, las personas jurídicas de Derecho Público también pueden


interponer demandas de acción popular, no solo porque el texto normati-
vo del CPConst. no establece ninguna limitación para ello; sino también
porque de esa forma –en primer término–, cumplen con su deber de exigir
el respeto a la Constitución y a la ley y, en segundo término, si la norma

(36) Artículo 84 del CPConst.


(37) HUERTA GUERRERO, Luis. “Proceso de acción popular”. En: La Constitución comentada. Análisis
artículo por artículo. Gaceta Jurídica. Lima, 2005. p. 1098.

320
El proceso constitucional de acción popular

cuestionada afecta sus funciones, pueden exigir su invalidez y, por lo tanto,


su nulidad(38). En esa medida, también el defensor del pueblo, el Ministerio
Público, entre otros, están facultados, en el ejercicio de sus funciones, para
demandar. Además, se debe tomar en cuenta que para el ejercicio adecua-
do de sus funciones, los órganos públicos acuden al órgano jurisdiccional
en defensa del interés público y de su institucionalidad. Téngase en cuenta,
por ejemplo, un caso en el cual una norma reglamentaria afecte las compe-
tencias de otro órgano público, negarle la posibilidad de presentar demanda
de acción popular para hacer respetar sus competencias, sería irrazonable.
Se entiende, pues, que no se trata de la defensa de un interés particular.

Es importante resaltar que, a diferencia de la legislación anterior que


regulaba este proceso, el Ministerio Público no forma parte procesal ni
participa en él obligatoriamente.

VII. La competencia del Poder Judicial y atribuciones del


juez constitucional
El Poder Judicial es el órgano competente para conocer del proceso
de acción popular (artículo 85 del CPConst.). Tal competencia se atribuye
a la sala de la Corte Superior de Justicia que corresponda según la mate-
ria de la que trata la norma impugnada. Asimismo, también se distribuye
territorialmente, lo que depende de la ubicación del órgano que emite la
norma impugnada, de modo que si esta es de carácter regional o local, es
competente la sala de turno de la Corte Superior del distrito judicial al
que pertenece el órgano emisor, y, en los demás casos la competencia le
corresponderá a la sala de la Corte Superior de Lima correspondiente.

El Código Procesal Constitucional ha determinado que el juez tenga


la atribución de ordenar de oficio al órgano que emitió la norma, que en
la contestación remita el expediente con la documentación e informes que
sirvieron de fundamento a la norma sometida a control. Igualmente, dis-
pondrá las medidas necesarias para conservar y mantener bajo reserva la
información brindada.

(38) MORÓN URBINA, Juan Carlos. Ob. cit. p. 1102.

321
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

El recurso de apelación se interpone ante la sala de Derecho


Constitucional y Social de la Corte Suprema de la República; y, si no se
interpone este recurso contra la sentencia estimatoria, el expediente se
eleva en consulta a este órgano judicial.
Un tema que resulta importante mencionar es que en la doctrina na-
cional se ha intentado que este proceso sea de conocimiento del Tribunal
Constitucional, como lo dispuso el Proyecto de Reforma de Constitución
de 2002, que en su artículo 61, señalaba que: “Hay acción popular ante el
Tribunal Constitucional por infracción de la Constitución y de la ley, con-
tra reglamentos, normas administrativas, resoluciones y decretos de ca-
rácter general, cualquiera sea la autoridad de la que emanen”. O, en todo
caso, como Luis Huerta señala (citando a Landa), este proceso puede ser
de conocimiento en última instancia del Tribunal Constitucional; de modo
que las decisiones sobre la constitucionalidad o legalidad de una norma
infralegal se integren en la jurisprudencia constitucional(39).
La sala, por último, deberá suspender el proceso de acción popular
si las normas sobre las que sustenta su control, son objeto de un proceso
de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional y está pendiente de
pronunciamiento. Esto se debe, evidentemente, a la necesidad de tener un
ordenamiento jurídico coherente y sistemático, que exige primero la confir-
mación o examen de validez de las normas de rango legal, que junto con la
Constitución, forman el parámetro de validez de las normas infralegales.

VIII. La medida cautelar en el proceso de acción popular


La medida cautelar tiene por finalidad asegurar, de manera provisio-
nal, la ejecución del fallo final –de estimarse la demanda–, evitándose
con ello la posible irreparabilidad de los perjuicios que pueda producir la
norma en el ordenamiento jurídico o en los derechos constitucionales(40).
Entre los supuestos de su procedencia están la apariencia de derecho, el
peligro en la demora y la adecuación de la medida cautelar.
El presupuesto de apariencia del derecho, exige que el juez haga
un juicio de verosimilitud de la pretensión, verificando la existencia de

(39) HUERTA GUERRERO, Luis. Ob. cit. pp. 1101 y 1102. Así, también lo sostiene LANDA ARROYO,
César. Ob. cit.
(40) STC Exp. N° 0023-2005-PI/TC, f. j. 49.

322
El proceso constitucional de acción popular

indicios que permitan presumir razonablemente que efectivamente se ha


producido una afectación a las disposiciones constitucionales o legales.
El demandante, respecto del peligro procesal, debe acreditar que el
transcurso del tiempo (desde que se solicita la medida cautelar hasta el
fallo definitivo) volvería en irreparable la afectación alegada. El juez
también está obligado a acreditar el peligro procesal. Y, con relación a la
adecuación de la medida, se exige al juez constitucional que la adopción
de la medida cautelar no se desvincule del principio de proporcionalidad,
de manera que el fin perseguido en el proceso principal no se vea desvir-
tuado. En último lugar, el juez debe considerar que la medida adoptada
no sea irreversible, si es que no se estima la demanda.
En el caso de la acción popular(41), el Código ha previsto que la solici-
tud de medida cautelar se presente una vez que se ha expedido la senten-
cia estimatoria de primera instancia, y el contenido de dicha solicitud está
restringida a la suspensión de la eficacia de la norma cuestionada.

IX. Prescripción de la demanda


Según el artículo 6 de la Ley Procesal de Acción Popular, Ley
Nº 24968, el plazo para interponer la demanda era de cinco años cuando la
norma impugnada violaba la Constitución; en cambio, si vulneraba la ley, el
plazo se reducía a tres años. Además, se precisaba que el plazo se empeza-
ba a computar desde el mismo día de su publicación en el diario oficial El
Peruano. El Código Procesal Constitucional(42) no solo unifica esos plazos y
establece que se podrá impugnar las normas infralegales dentro de los cinco
años, sino que, también, el plazo se computará desde el día siguiente en que
la norma fue publicada en el diario oficial. Esto es, ahora se computa el plazo
de cinco años a partir de la entrada en vigencia de la norma reglamentaria.

Un problema que se presenta tanto en el proceso de inconstitu-


cionalidad como en el proceso de acción popular, es la declaratoria de

(41) Esta regulación es diferente a la otorgada a los procesos constitucionales de la libertad en el Código
Procesal Constitucional, en tanto que esta puede interponerse en cualquier estado del proceso.
(42) Código Procesal Constitucional
Artículo 87.- Plazo
El plazo para interponer la demanda de acción popular prescribe a los cinco años contados desde el día
siguiente de publicación de la norma.

323
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

improcedencia por haber excedido el plazo para cuestionar las normas a tra-
vés de estos procesos(43). En efecto, es cuestionable que una norma, a pesar
de ser abiertamente inconstitucional, tenga que permanecer al interior del
ordenamiento jurídico, en tanto que ya pasó el plazo para que pueda ser cues-
tionada por vía del proceso de inconstitucionalidad. Así, en ordenamientos
como el español, el plazo de prescripción solo implica que los legitimados
por la norma pierdan la oportunidad de acceder al órgano constitucional
para someter a control constitucional una ley. Ello no elimina la posibilidad
de que dicha disposición sea sometida a control a través de otros mecanis-
mos como la cuestión de inconstitucionalidad (por el cual el juez somete al
Tribunal Constitucional, el análisis de la constitucionalidad de una ley).

Por otra parte, el profesor Edgar Carpio señala que si bien hay orde-
namientos europeos en los que se ha previsto el plazo prescriptorio, este
tiene como fundamento el hecho de que a las sentencias se les ha otor-
gado la posibilidad de declarar la nulidad de las normas, esto es, tienen
efectos retroactivos. Pues bien, como se recuerda, el CPConst. ha otorga-
do al juez constitucional la facultad de que sus sentencias tengan efectos
retroactivos; entonces, siguiendo ese mismo argumento, podría sostenerse
que la interposición de dicho plazo está justificado.

Pero más allá de esto, no cabe duda que la previsión de dicho plazo
no implica que la norma (legal o infralegal) inconstitucional o ilegal siga
siendo aplicada en cada caso. Así, a través de otros procesos, de acuerdo
con el artículo 138 de la Constitución, el juez tiene la facultad de aplicar
el control constitucional difuso de una norma, esto es, que debe inaplicar
la norma considerada como inconstitucional (siempre que sea necesario
para la resolución del caso) en el caso concreto. En el mismo sentido,
podría declarar la inaplicabilidad de una norma infralegal estimada como
ilegal o inconstitucional en un caso concreto.

X. Efectos de la sentencia
Las sentencias tienen autoridad de cosa juzgada, por lo que vincu-
lan a todos los poderes públicos, y no se pueden impugnar ni siquiera a

(43) CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de inconstitucionalidad en el Código Procesal Constitucional”.
En: Proceso & Justicia. Nº 5. PUCP. Lima, 2005, p. 66.

324
El proceso constitucional de acción popular

través del recurso de casación. La sentencia estimatoria deja sin efecto


la norma desde el día siguiente de su publicación en el diario oficial, y
tiene efectos generales. Esta sentencia será publicada al día siguiente de
su expedición en el mismo medio de comunicación en el que se publicó
la resolución que admite la demanda.

La declaratoria de inconstitucionalidad o ilegalidad, se comporta


como una declaratoria de nulidad de los efectos de la norma impugnada,
por lo que el CPConst. ha determinado que tenga efecto retroactivo; para
ello, debe determinarse en la sentencia sus alcances en el tiempo. Este
carácter ha sido objeto de severas críticas, señalándose que “supone un
juicio de nulidad de la norma declarada ilegal o inconstitucional, situa-
ción que solo es posible en los procesos concretos por medio del llamado
control difuso” (44). Esta situación implica considerar que la norma nunca
existió, lo cual no puede darse en el proceso de acción popular como pro-
ceso de control abstracto. Es necesario indicar que las normas ostentan
una presunción de legalidad y de constitucionalidad, que permite a los indi-
viduos conocer el marco jurídico por el que puede desarrollar sus actividades.
Esta presunción solo puede ser desestimada con la sentencia final.

De otro lado, la sentencia que declara la inconstitucionalidad o ile-


galidad de una norma por vicios formales no impide que esta sea cues-
tionada posteriormente por el fondo (siempre que se cuestione dentro
del plazo legal establecido). Si tal declaratoria se hizo por el fondo, esta
norma ya no puede ser cuestionada en los mismos términos sobre los que
ya se pronunció el órgano judicial. Asimismo, a pesar de que el Código
no lo precisa, es lógico que si los órganos se encuentran vinculados al
pronunciamiento de este proceso, no puedan emitir una nueva norma que
en el fondo adolezca del mismo vicio de invalidez.

La sentencia que declara fundada la demanda, también dispondrá


los costos que deberá asumir el Estado, a través del órgano que emitió
la norma. Si, por el contrario, la demanda es infundada, se podrá ordenar
que el demandante asuma los costos si hubiere incurrido en manifiesta
temeridad. Por último, el juez no puede dejar de aplicar una norma cuya
constitucionalidad haya sido confirmada por el TC, a través del proceso

(44) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Ob. cit., p. 636.

325
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de inconstitucionalidad, o por el Poder Judicial, a través del proceso de


acción popular.

XI. Notas finales


A través del proceso de acción popular se confirma la eficacia nor-
mativa de la Constitución, en tanto que el artículo 51 de su texto dispone,
por un lado, la jerarquía normativa y, por otro, resalta la vinculación que
existe entre los órganos del Estado por su producción normativa (la vin-
culación de la Administración a la ley y la vinculación del legislador a la
Constitución). Sus aspectos procesales no han recibido suficiente trata-
miento jurisprudencial, se puede concluir que al tener la misma naturale-
za –como proceso de control constitucional abstracto–, se le aplican los
mismos criterios establecidos para el proceso de inconstitucionalidad por
el Tribunal Constitucional. Esto será posible en la medida que tales crite-
rios permitan al juez lograr los fines del proceso de acción popular.

También, es de apreciarse, a diferencia de la legislación anterior, que


no se ha previsto la posibilidad de someter a control constitucional previo
las normas antes de su entrada en vigencia. Esta omisión, como en el caso
del proceso de inconstitucionalidad, es reprochable, pues de permitirse se
podrían evitar las posibles afectaciones al ordenamiento jurídico y a los
derechos constitucionales.

La legitimidad amplia para interponer la demanda de acción popular


(prevista en la Constitución y en el CPConst.) permite democratizar el
control constitucional y el acceso a la justicia constitucional por parte de
los ciudadanos, con lo cual se permite que el ciudadano tenga otro meca-
nismo para controlar la actividad de la Administración Pública.

Finalmente, respecto de la competencia del Poder Judicial para co-


nocer este proceso, consideramos que, de acuerdo con el proyecto de re-
forma constitucional, esta competencia, en única y definitiva instancia,
la debe tener el Tribunal Constitucional, de forma que puedan unificar-
se los criterios procesales y materiales que este órgano desarrolla en su
jurisprudencia.

326
El proceso de
inconstitucionalidad

Carlos Hakansson Nieto (∗)

Para aproximarnos a las líneas generales del proceso de inconstitu-


cionalidad en el Estado peruano es necesario enmarcarlo dentro de los
modelos existentes de jurisdicción constitucional concentrada. Como sa-
bemos, la Constitución de Checoslovaquia de 1920 fue la primera en es-
tablecer formalmente un tribunal constitucional, pero la doctrina recono-
ce a la Carta austriaca como el modelo, o molde original, del sistema de
jurisdicción concentrado que fue difundido por Europa e Iberoamérica(1).

La función de controlar la constitucionalidad en la Carta de 1993 no


solo corre a cargo de los magistrados del Poder Judicial sino también a
través de los magistrados del Tribunal Constitucional(2). Los rasgos de
este órgano no se diferencian mucho de los modelos europeos, pese a que
existen algunos como el modelo alemán, probablemente el más exitoso

(*) Doctor en Derecho (Universidad de Navarra), titular de la cátedra Jean Monnet (Comisión Europea),
profesor de las asignaturas de Derecho Constitucional, Derecho de Integración y Derecho Constitucio-
nal Comparado (Universidad de Piura).
(1) La Constitución austriaca, curiosamente, también es de 1920; véase además el trabajo de FERRER
MAC-GREGOR, Eduardo: Los tribunales constitucionales en Iberoamérica. Colección Fundap, Méxi-
co, 2002, p. 60; asimismo GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “Los tribunales constitucionales en Amé-
rica Latina”. En: AA.VV. La Constitución y su defensa, algunos problemas contemporáneos. Ponencias
peruanas al VIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Sevilla, 3, 4 y 5 de diciembre de
2003, Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional (sección peruana), Grijley, Lima, 2003, pp.
311 a 321.
(2) El Tribunal Constitucional es “(…) autónomo e independiente y solo está limitado por la Constitución,
de la cual es su custodio y garante, porque así lo decidió el Poder Constituyente que le encomendó tal
tarea”; cfr. Exp. N° 00047-2004-AI/TC (f. j. 33).

327
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

y emblemático del mundo, que no es un tribunal especializado sino que


forma parte de la judicatura.

El modelo de Tribunal Constitucional optado por la Constitución de


1993 se ubica dentro de la gama existente de jurisdicción constitucio-
nal especializada. Al respecto, encontramos en Iberoamérica hasta cua-
tro tipos de órganos encargados de controlar la constitucionalidad de las
normas.

a) Los tribunales o cortes constitucionales ubicados fuera del órgano


jurisdiccional ordinario (Chile, Ecuador, España, Guatemala, Perú y
Portugal).
b) Los tribunales o cortes autónomos pero ubicados dentro de la propia
estructura del Poder Judicial (Bolivia y Colombia).
c) Las salas especializadas en materia constitucional pertenecientes a
las propias cortes o tribunales supremos de la judicatura (El Salvador,
Costa Rica, Nicaragua, Paraguay y Venezuela).
d) Las cortes o tribunales supremos ordinarios que realizan las funciones
de Tribunal Constitucional, pero no de manera exclusiva (Argentina,
Brasil, Honduras, México, Panamá y Uruguay)(3).
De esta manera, luego de encontrar la ubicación del Tribunal
Constitucional peruano en esta clasificación, cabe añadir que se trata del
segundo intento de establecer una institución de control concentrado de
la constitucionalidad(4). Durante los debates constituyentes de 1993 se
confirmó la necesidad de contar con este modelo, es decir, el estableci-
miento de un Tribunal que conociera, entre otras competencias, un proceso
que pueda declarar, con efectos erga omnes, la inconstitucionalidad y de-
rogación de las normas con rango de ley(5).

(3) Véase FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Los tribunales constitucionales en Iberoamérica. Colec-
ción Fundap, México, 2002, pp. 27-28.
(4) En la Constitución peruana de 1979 llevó el nombre de Tribunal de Garantías Constitucionales, deno-
minación tomada del anteproyecto de la Constitución española de 1978; véase ABAD YUPANQUI,
Samuel. “La jurisdicción constitucional en la Carta peruana de 1993: antecedentes, balance y perspec-
tivas”. En: Una mirada a los tribunales constitucionales. Las experiencias recientes. Comisión Andina
de Juristas, Lima, 1995, p. 192; véase además DANÓS ORDÓÑEZ, Jorge. “Aspectos orgánicos del
Tribunal Constitucional”. En: La Constitución de 1993: Análisis y comentarios. Volumen 2, Comisión
Andina de Juristas, 1994, Lima, pp. 284-285.
(5) El profesor Carpio Marcos, en cita del profesor Cruz Villalón, nos dice que “[e]n el seno del proceso, en
efecto, el Tribunal no juzga cualquier supuesto de validez sino, en concreto, su validez constitucional,
es decir, su compatibilidad con la Norma Suprema; la Constitución, pues, es la norma de referencia en
el enjuiciamiento de la ley, y sobre ello tal vez habría poco que decir”; cfr. CARPIO MARCOS, Edgar.

328
El proceso de inconstitucionalidad

Se trató de una garantía relativamente nueva en el Derecho


Constitucional peruano dedicada a la protección de la supremacía cons-
titucional en el ordenamiento jurídico; una institución que apareció por
primera vez con la Carta de 1979(6), y aunque sufrió algunos cambios en
lo referente a la legitimidad procesal(7), la composición del órgano com-
petente(8), las normas sujetas a este control(9), y el quórum para emitir una
sentencia(10) todavía conserva sus rasgos más característicos. Se trata de
un proceso de puro Derecho, conocido en instancia única por el Tribunal
Constitucional, garantía que le dio origen a este órgano, y puede dejar sin
efecto, en todo o parte, una ley, o norma con rango de ley, que se oponga
a la Constitución ya sea por la forma o por el fondo.

I. La finalidad del proceso de inconstitucionalidad


La Constitución y el Código Procesal Constitucional establecen que
la finalidad de este proceso es garantizar la primacía constitucional frente
a las leyes, o normas con rango de ley que, por el fondo o la forma, sean
contrarias a las disposiciones constitucionales. En este proceso se confía
al Tribunal la tarea de estudiar y analizar si el Congreso observó, o no,
aquellos límites impuestos por la Constitución. Un control a cargo de los
magistrados que supone un juicio de compatibilidad abstracta entre dos
normas de diferente jerarquía. En primer lugar la Constitución, como pa-
rámetro del control, y la ley, o las normas con rango de ley, como objeto

“El proceso de inconstitucionalidad en el Código Procesal Constitucional”. En: AA.VV. Introducción a


los procesos constitucionales, comentarios al Código Procesal Constitucional, Jurista, Lima, 2005, p.
216.
(6) Antes de la Constitución de 1979, el control de constitucionalidad se encontraba formalmente confiado
solamente en el Poder Judicial, bajo el modelo de la judicial review; al respecto, Carpio Marcos nos dice
que esta “(…) situación que por cierto no varió cuando se decidió crear el Tribunal de Garantías, pues
se permitió que coexistieran ambas instancias en forma simultánea, lo que perdura hasta la actualidad y
que ha llevado a caracterizar nuestro modelo de jurisdicción constitucional como ‘dual’”; cfr. CARPIO
MARCOS (...). Ob. cit., p. 215.
(7) El artículo 299 de la Constitución de 1979 establecía que solo estaban legitimados para interponer una
demanda de inconstitucionalidad: el Presidente de la República, la Corte Suprema de Justicia, el Fiscal
de la Nación, sesenta diputados, veinte senadores y cincuenta mil ciudadanos.
(8) El artículo 296 de la Constitución de 1979 establecía un Tribunal compuesto por nueve magistrados, tres
designados por el Congreso, tres por el Gobierno y tres por la Corte Suprema.
(9) El artículo 298 de la Constitución de 1979 establecía que las normas contra las cuales se podía presentar
la demanda de inconstitucionalidad eran las leyes, los decretos legislativos, las normas regionales de
carácter general y las ordenanzas municipales.
(10) El 12 de julio de 2002 se publicó la Ley N° 27780 modificando el artículo 4 de la anterior Ley Orgánica
del Tribunal Constitucional.

329
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

del control(11). Sobre esta tarea, el máximo intérprete de la Constitución


nos dice que “[e]l objeto de la acción de inconstitucionalidad es efectuar
la valoración de una ley o norma con rango de ley de conformidad con
la Constitución, ya sea por la forma o por el fondo. Se trata, pues, de un
juicio abstracto de constitucionalidad de la norma, el cual, debido a su
propia naturaleza, no se faculta al Tribunal Constitucional a evaluar las
afectaciones subjetivas derivadas de la supuesta aplicación de la norma
inconstitucional, sino, única y exclusivamente, a cumplir la función de
eficacia integradora de la unidad constitucional, sea mediante la expul-
sión de la norma inconstitucional del sistema jurídico o a través de la in-
terpretación de conformidad constitucional, cuando sea el caso”(12).

El Tribunal Constitucional será sensible a examinar la constituciona-


lidad de una ley o una norma con rango de ley si esta se ha excedido en
sus límites de forma y fondo(13). Por una parte, el límite formal gira en
torno al procedimiento y la competencia del órgano(14); por ejemplo, la
observancia del requisito que exige la Constitución de la mitad más uno
del número legal de congresistas para la aprobación de las leyes orgá-
nicas(15); y, por otro lado, los límites de fondo o sustanciales cuando el
Tribunal considera que las materias en la ley o las normas con rango de
ley, deban regularse sin afectar los derechos fundamentales; por ejemplo,

(11) CARPIO MARCOS. Ob. cit., p. 217.


(12) Cfr. Exp. N° 00003-2004-AI/TC (f. j. 1).
(13) Los argumentos de fondo por los cuales el Tribunal declara inconstitucional una norma se relacionan
con diferentes normas constitucionales y diferentes temas, por lo que a su análisis corresponde a textos
más específicos. Si una demanda de inconstitucionalidad contra una norma es desestimada por razones
de forma, eso no impide cuestionarla posteriormente por razones del fondo.
(14) La declaración de inconstitucionalidad por deficiencias formales o materiales es explicada por el Tribu-
nal sosteniendo como ejemplo que “(…) si una materia sujeta a reserva de ley orgánica fuese aprobada
por una simple ley ‘ordinaria’, esta podría ser declarada inconstitucional por adolecer de un vicio de
forma, es decir, por no haber sido aprobada siguiéndose el procedimiento que la Constitución establece
para la aprobación de las leyes orgánicas (artículo 106). Y, del mismo modo, podría igualmente decla-
rarse su inconstitucionalidad material, pues la ley hipotética en cuestión habría regulado una materia
para la cual no tenía constitucionalmente competencia”; cfr. Exp. N° 00017-2003-AI/TC (Fundamento
jurídico 82), véase además el artículo 75 del Código Procesal Constitucional.
(15) En ese sentido, si no se observan las disposiciones del artículo 106 de la Constitución también se puede
demandar la inconstitucionalidad total o parcial, de un decreto legislativo, decreto de urgencia, cuando
esas disposiciones hubiesen regulado materias reservadas solamente a la ley orgánica o que impliquen
una modificación o derogación de una ley aprobada como tal; véase BRAGE CAMAZANO, Joaquín.
“La acción peruana de inconstitucionalidad”. En: PALOMINO MANCHEGO, José (coordinador). El
Derecho Procesal Constitucional peruano. Estudios en homenaje a Domingo García Belaunde. Tomo
II, Grijley, Lima, 2005, p. 812.

330
El proceso de inconstitucionalidad

una ley no debe vaciar el contenido de uno o más derechos humanos(16) ni


ser contraria a los principios y valores constitucionales(17).

Con relación a la naturaleza abstracta del control, significa que tiene


plena eficacia con independencia de la aplicación de la norma a un caso
concreto, para los casos particulares existe la revisión judicial de la cons-
titucionalidad de las leyes. De esta forma, el llamado control de consti-
tucionalidad abstracto se diferencia del control de constitucionalidad
concreto, conocido también como difuso, pues todo juez es competente
para aplicarlo, a diferencia del Tribunal Constitucional que es un órgano
especializado.

El proceso de inconstitucionalidad se nos presenta como el instru-


mento procesal por virtud del cual determinadas personas o instituciones
señaladas por la Constitución tienen la legitimación activa para poder
plantear, dentro de un plazo de prescripción, y de acuerdo con un proce-
dimiento establecido en el Código Procesal Constitucional, una demanda
ante el Tribunal Constitucional –órgano competente–, cuando determina-
das normas jurídicas aprobadas por concretos poderes públicos y dotados
de poder normativo se convierten en el objeto de control para determi-
nar si son o no compatibles con la Constitución, norma fundamental que
se convierte en parámetro para ese estudio y análisis que culminará con
una resolución. Luego de la tramitación procesal y con una sentencia que
resuelva de manera vinculante, y con efectos generales, el Tribunal de-
cretará, o no, la inconstitucionalidad de las normas cuestionadas hacia el
futuro, salvo en los casos la retroactividad benigna de la norma que no es
otra cosa que la eficacia de la sentencia en su dimensión tanto temporal
como personal(18).

(16) Como sostiene el profesor Luis Castillo “los derechos humanos cuentan con un único contenido, el
cual vincula de modo fuerte y en su totalidad al poder público en general y al legislador en particular;
contenido que empieza a formularse desde la norma constitucional pero que necesita de las concretas
circunstancias para su definición y delimitación en cada caso concreto, de modo que no existe un único
y predeterminado para siempre contenido de un derecho fundamental”; cfr. CASTILLO CÓRDOVA,
Luis. Los derechos constitucionales. Elementos para una teoría general. Palestra, Lima, 2007, pp. 231-
232.
(17) CARPIO MARCOS. Ob. cit., pp. 221-222; véase además el Exp. N° 0007-2002-AI/TC (f. j. 5).
(18) Véase BRAGE CAMAZANO. Ob. cit., p. 803.

331
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

El Tribunal Constitucional señala que en este proceso también se


destacan importantes funciones. La primera de ellas es la valoración de
la disposición sometida a enjuiciamiento por el órgano de control, para
analizar si es o no posible armonizar el contenido de la norma con el
texto constitucional; segundo, la labor pacificadora, ya que debe ocuparse
de resolver las controversias y los efectos de su resolución; y, en tercer
lugar, una labor de ordenación debido a que sus decisiones, estimatorias
o desestimatorias, tienen por finalidad una ordenación general con efecto
con vinculante para los operadores del Derecho(19).

Desde un punto de vista sustantivo, el proceso de inconstituciona-


lidad se encuentra estrechamente vinculado a la acción popular en la
medida que su objeto también es asegurar el orden constitucional ob-
jetivo, además del legal; pero examinando las leyes y las normas con
rango de ley. En el caso de la acción popular, el control de los decre-
tos, reglamentos y demás normas administrativas debe realizarse no
solo con relación a las normas constitucionales y legales, sino también
con las sentencias del Tribunal Constitucional que, desde luego, hayan
estimado o también desestimado la declaración de una ley como in-
constitucional(20). Es tan necesaria la unidad jurisprudencial en materia
constitucional, que el artículo 80 del Código Procesal Constitucional
establece que: “los jueces suspenden la tramitación de los procesos
de acción popular sustentados en normas respecto de las cuales se ha
planteado demanda de inconstitucionalidad ante el Tribunal, hasta que
este expida su resolución” .

(19) Véase el Exp. N° 0054-2004-PI/TC (f. j. 16).


(20) “De conformidad con la Constitución, el control abstracto de constitucionalidad de las normas con
jerarquía de ley se efectúa a través del proceso de inconstitucionalidad (artículo 200, inciso 4). Dicho
proceso es de competencia del Tribunal Constitucional (artículo 202, inciso 1). Por su parte, el control
abstracto de constitucionalidad y legalidad de las normas de jerarquía infralegal se realiza a través del
proceso de acción popular (artículo 200, inciso 5). Dicho proceso es de competencia del Poder Judicial
(artículo 85, CPConst). En este contexto, el Tribunal Constitucional está prohibido del control abstrac-
to de constitucionalidad de las normas de jerarquía infralegal debido a que el proceso constitucional
establecido para tal efecto está reservado al Poder Judicial. Sin embargo, el Tribunal Constitucional
sí puede efectuar el control abstracto de constitucionalidad de una norma de jerarquía infralegal y, así,
pronunciarse sobre su validez constitucional, cuando ella es también inconstitucional ‘por conexión o
consecuencia’ con la norma de jerarquía legal que el Tribunal Constitucional ha declarado inconstitu-
cional”; Cfr. Exp. N° 00045-2004-AI/TC (f. j. 73).

332
El proceso de inconstitucionalidad

II. Las normas que se encuentran sujetas a este proceso


constitucional
El proceso de inconstitucionalidad se encuentra regulado entre los
artículos 98 y 108 del Código y nos detalla cuáles son las normas que tie-
nen rango de ley; nos referimos a las leyes, decretos legislativos, decretos
de urgencia, los tratados internacionales(21), reglamentos del Congreso(22),
las normas regionales de carácter general y las ordenanzas municipales(23).
Podemos observar entonces que el objeto de control de la acción de inconsti-
tucionalidad no solo comprende las normas producidas en el Congreso (leyes
y reglamentos) sino además las normas con rango de ley que apruebe el go-
bierno, las regiones, municipios y también los tratados internacionales cele-
brados por el Estado peruano(24). En el caso de los tratados internacionales,
la doctrina considera como deseable la instauración de un control previo
de constitucionalidad como el establecido en la Constitución irlandesa de
1937 y la francesa de 1958(25). Cabe añadir que el Tribunal Constitucional
también ha precisado su competencia para conocer a través del proceso
de inconstitucionalidad las demandas contra los decretos leyes y las nor-
mas sobre reforma constitucional(26). La decisión de ampliar las normas
que pueden ser objeto de control es competencia del Tribunal(27).

(21) Se refiere a los tratados que hayan requerido o no la aprobación del Congreso conforme a los artículos
56 y 57 de la Constitución peruana de 1993.
(22) Véase CARPIO MARCOS, Edgar. “El reglamento parlamentario como canon de control en la acción
abstracta de inconstitucionalidad en el Código Procesal Constitucional”. En: Pensamiento Constitucio-
nal. N° 9, Lima, 2003, pp. 553-578.
(23) Véase el artículo 77 del Código Procesal Constitucional.
(24) El Tribunal Constitucional sostiene que “[l]a Constitución Política del Perú establece en su artículo
200, inciso 4), que ‘La acción de inconstitucionalidad (...) procede contra las normas que tienen rango
de ley: leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados, reglamentos del Congreso, normas
regionales de carácter general y ordenanzas municipales que contravengan la Constitución, en la forma
o en el fondo’. Siendo así, la última parte de la pretensión (…), en cuanto a la nulidad e ineficacia de
acuerdos, decretos y resoluciones, debe desestimarse, por cuanto la acción de inconstitucionalidad no
es la idónea para tal fin. Ello, en modo alguno, significa que este colegiado avale o valide tales actos,
sino que, únicamente, está informando sobre su incompetencia para pronunciarse sobre el particular, en
el presente proceso de acción de inconstitucionalidad”; cfr. Exp. N° 00016-2003-AI/TC (Fundamento
jurídico 11).
(25) Véanse los artículos 26 y 54 respectivamente.
(26) Como sostiene el Tribunal Constitucional en su jurisprudencia “(…) la lista de normas contempladas
en el artículo 200, inciso 4, de la Constitución, como susceptibles de ser impugnadas en un proceso de
inconstitucionalidad, tiene un carácter estrictamente enunciativo, mas no taxativo”; cfr. Exp. N° 0010-
2002-AI/TC (Fundamento jurídico 21).
(27) Véase HUERTA GUERRERO, Luis Alberto. “El proceso de inconstitucionalidad en el Perú”. En: PA-
LOMINO MANCHEGO, José (coordinador). El Derecho Procesal Constitucional peruano. Estudios
en homenaje a Domingo García Belaunde. Tomo II, Grijley, Lima, 2005, p. 847.

333
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Como sabemos, los decretos leyes son normas empleadas durante


los periodos de dictadura, por ese motivo nos encontramos con normas
ajenas al ordenamiento constitucional y, en consecuencia, no deberían
formar parte del ordenamiento jurídico; sin embargo, las interrupciones
democráticas no han sido pocas en el Estado peruano y, en la práctica,
una considerable cantidad de decretos leyes han pasado a formar parte
del ordenamiento jurídico y mantenido su vigencia, inclusive durante los
gobiernos libremente elegidos. Por ese motivo, si bien es cierto que los
decretos leyes no se encuentran mencionados en el artículo 200, inciso 4,
de la Constitución, el Tribunal Constitucional reconoció su competencia
para conocerlos vía una acción de inconstitucionalidad y descubrir si sus
disposiciones son compatibles, o no, con la Carta de 1993(28). Con rela-
ción al control de las normas sobre reforma constitucional, la Carta de
1993 no distingue las enmiendas constitucionales de las leyes ordinarias.
Las reformas que se han efectuado a la Constitución de 1993 se han de-
nominado leyes, llevando el número correspondiente a las ordinarias y
se introducen al ordenamiento constitucional(29). Por ese motivo la deno-
minación de leyes de reforma constitucional que se encuentra prevista en
el artículo 206 de la Carta de 1993 y sirvió de fundamento para que el
Tribunal Constitucional interprete que sus facultades también se extien-
den al control a este tipo de normas, pues no olvidemos que la atribución
parlamentaria de enmendar la Constitución es un poder constituyente
constituido, por tanto se trata de una facultad que también debe ser limi-
tada en su contenido formal y material.

(28) Al respecto, el máximo intérprete de la Constitución“(...) considera que los decretos leyes constituyen
un fenómeno sui géneris, ya que son producto de la violación de las normas sobre producción jurídica
señalada en la Constitución; y mantienen relación con la vida jurídica solo por las razones expuestas
al fundamentar la teoría de la continuidad. En el caso particular de los decretos leyes impugnados, la
singularidad del problema, más allá de su origen (…), se centra en la ‘convalidación’ efectuada por la
Ley Constitucional de 9 de enero de 1993 y sus alcances. A juicio del Tribunal Constitucional, tal ‘con-
validación’ no debe entenderse en el sentido de que su contenido haya quedado ‘constitucionalizado’
ni que no se pueda intentar reforma legislativa sobre ellas una vez disuelto el CCD, o, a su turno, que
hayan quedado inmunes a un control posterior. No solo porque ese no es el sentido del artículo 2 de la
referida Ley Constitucional, sino también porque tales decretos leyes deben considerarse como actos
con jerarquía de ley y, por lo tanto, susceptibles de ser modificados o derogados por otras de su mismo
valor y rango; y, por ende, sujetos al control de la constitucionalidad (...)”; cfr. Exp. N° 00010-2002-AI/
TC (ff. jj. 6 y 7).
(29) Por ejemplo, la reforma constitucional sobre el proceso de hábeas data (200 inciso 3 de la Constitución)
se formalizó a través de la Ley N° 26470, publicada el 12 de junio de1995; véase HUERTA GUERRE-
RO. Ob. cit., p. 850.

334
El proceso de inconstitucionalidad

III. El proceso ante el Tribunal Constitucional


Antes de describir el desarrollo del proceso, cabe citar nuevamente el
artículo 80 del Código Procesal Constitucional que dispone que los jue-
ces tienen el deber de suspender la tramitación de los procesos de acción
popular que estuviesen sustentados en las normas respecto de las cuales
también, y paralelamente, se haya planteado una demanda de inconsti-
tucionalidad ante el Tribunal, hasta que el máximo intérprete expida una
resolución definitiva.
El proceso de inconstitucionalidad se desarrolla en cinco etapas:
demanda, admisión, alegato, vista de la causa y sentencia; no admite
medidas cautelares(30), el plazo para presentar una demanda de inconsti-
tucionalidad se empieza a contar desde la fecha en que fue publicada la
norma(31). Cabe añadir que el Tribunal Constitucional impulsa el proceso
de oficio pues, tratándose de un proceso distinto, no solo existe un interés
subjetivo (las partes) sino objetivo (del Tribunal) como es la defensa de la
supremacía constitucional(32).

1. La legitimidad procesal
El artículo 98 del Código establece que la demanda se interpone ante
el Tribunal Constitucional y solo puede ser presentada por los órganos
y sujetos indicados en el artículo 203 de la Carta de 1993. En compara-
ción con la Constitución de 1979, la de 1993 amplió el número de suje-
tos legitimados para presentar estas demandas. Las instituciones capaces
para interponer la acción de inconstitucionalidad son el presidente de la
República, los parlamentarios(33), el fiscal de la Nación, el Defensor del
Pueblo, los ciudadanos(34), los colegios profesionales y los presidentes

(30) Véase el artículo 105 del Código Procesal Constitucional.


(31) La tercera disposición final y transitoria de la anterior Ley Orgánica del Tribunal Constitucional esta-
bleció que en el caso de las normas emitidas antes de que el Tribunal iniciara sus actividades, el plazo
para impugnarlas se contaba a partir “del día en que quede constituido el Tribunal”, siempre que tales
normas no hubiesen agotado sus efectos a esa fecha; véase HUERTA GUERRERO. Ob. cit., p. 857.
(32) Véase el artículo 106 del Código Procesal Constitucional.
(33) La Constitución dispone que pueden interponer una acción de inconstitucionalidad el 25 por ciento de
los congresistas, véase el artículo 203, inciso 4.
(34) La Constitución dispone que pueden interponer una acción de inconstitucionalidad cinco mil ciuda-
danos con firmas comprobadas por el Jurado Nacional de Elecciones. Si la norma es una ordenanza
municipal, está facultado para impugnarla el uno por ciento de los ciudadanos del respectivo ámbito
territorial, siempre que este porcentaje no exceda de cinco mil firmas, véase el artículo 203, inciso 5.

335
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

regionales. Si se trata de las leyes o del Reglamento del Congreso, el


Poder Legislativo se encuentra legitimado pasivamente. Si fuese un
decreto legislativo o un decreto de urgencia, la legitimación pasiva co-
rresponderá al Poder Ejecutivo; y cuando nos encontramos ante un tra-
tado internacional la parte demandada serán los poderes Legislativo y
Ejecutivo. En comparación con la Constitución de 1979, la Carta de 1993
introduce algunas reformas, como la exclusión de la Corte Suprema de la
lista de legitimados para interponer un proceso de inconstitucionalidad;
también disminuyó considerablemente el número de firmas requeridas
para que los ciudadanos puedan presentar una demanda ante el Tribunal
Constitucional(35), una atribución que han ejercido en varias ocasiones
contra normas de importancia, e incluso contra la misma Constitución(36).

Según la doctrina, la legitimación territorial del presidente de la


República responde a la necesidad de permitir que este pueda velar por
la defensa de los intereses generales; mientras que en el caso de los presi-
dentes de región y los alcaldes provinciales para la defensa de su ámbito
territorial. Por otra parte, el proceso de inconstitucionalidad se presen-
ta como una instancia donde se puedan hacer valer los derechos de las
minorías parlamentarias (legitimación de las minorías políticas), la par-
ticipación del fiscal de la Nación y la Defensoría del Pueblo que están
legitimados para defensa de los derechos fundamentales y la llamada le-
gitimación gremial a los colegios profesionales en materias de su espe-
cialidad(37). Sin embargo, en nuestra opinión, consideramos inapropiada la
incorporación de la presidencia de la República, ya que, si bien podría ser
la facultad discrecional del jefe de Estado en un parlamentarismo, se pre-
senta como una atribución desmedida en un modelo presidencial donde el
titular del ejecutivo es tanto jefe de Estado como de gobierno.

(35) Véase DÍAZ LÓPEZ-ALIAGA, José. “Legitimación activa y pasiva en la acción de inconstitucionali-
dad”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 121, Lima, 2003, pp. 86-89.
(36) “El empleo de los ciudadanos peruanos han hecho de su legitimidad para presentar una demanda de
Inconstitucionalidad es motivo suficiente para plantear como tema a debatir la posibilidad de favorecer
aún más la iniciativa ciudadana en relación a este tema. Esto puede implicar la reducción del número de
firmas necesarias o la incorporación de una legitimidad popular, es decir, que cualquier ciudadano pueda
presentar una demanda de inconstitucionalidad. Esta última opción se presenta en otros países, como el
caso de Colombia, en donde un número bastante considerable de demandas de Inconstitucionalidad han
sido presentadas por parte de los ciudadanos (…)”; cfr. HUERTA GUERRERO. Ob. cit., pp. 854-855.
(37) Véase el comentario de ALVA ORLANDINI, Javier, al artículo 203 de la Constitución peruana en La
Constitución comentada, análisis artículo por artículo, Tomo II, Gaceta Jurídica, Congreso de la Repú-
blica, Lima, pp. 1124-1125.

336
El proceso de inconstitucionalidad

2. La representación procesal
El artículo 99 del Código Procesal Constitucional establece que el
presidente de la República requiere, para interponer una demanda de in-
constitucionalidad, del voto aprobatorio del Consejo de Ministros, que
podría considerarse como una refrendación de la decisión de iniciar
un proceso en el Tribunal Constitucional. Una vez concedida la apro-
bación, se designa a uno de sus ministros para que presente la deman-
da y lo represente durante el proceso. El ministro que fuere designado
podrá a su vez delegar la representación en un procurador público. El
fiscal de la Nación y el Defensor del Pueblo también se encuentran le-
gitimados para interponer la acción de inconstitucionalidad y pueden
actuar en el proceso mediante apoderado, al igual que los congresis-
tas que actúan nombrando un apoderado. El número mínimo de ciu-
dadanos requerido en el inciso 5 del artículo 203 de la Constitución
debe actuar con patrocinio de letrado y conferir su representación a uno
de los ciudadanos. Los presidentes de región, con acuerdo del Consejo
de Coordinación Regional o los alcaldes provinciales con acuerdo de su
consejo, actúan también en el proceso por sí o mediante apoderado y con
patrocinio de letrado(38). Finalmente, en cuanto a los colegios profesio-
nales, para poder interponer la demanda necesitarán previamente de un
acuerdo de su junta directiva y actuarán con el patrocinio de abogado y
confiriendo la representación a su respectivo decano. Cabe añadir que el
Código Procesal Constitucional ha suprimido la participación de la fisca-
lía durante el proceso(39).

(38) “También cabe resaltarse el hecho que los gobiernos locales y regionales acudan de modo frecuente al
proceso de inconstitucionalidad para cuestionar ordenanzas municipales y regionales, por diferentes
razones, siendo lo más frecuente que se cuestione la competencia de tal o cual gobierno para regular
una determinada materia. El empleo que ha hecho la Defensoría del Pueblo de su legitimidad para dar
inicio a un proceso de inconstitucionalidad debe ser igualmente resaltada”; cfr. HUERTA GUERRERO.
Ob. cit., p. 855.
(39) Al respecto, el profesor Brage Camazano sostiene que “(…) sería perfectamente factible habilitar una
fiscalía especializada ante el Tribunal Constitucional, con imparcialidad garantizada e integrada por
fiscales procedentes de otros órganos jurisdiccionales, de gran experiencia en materia de legalidad y
a los que se podría formar a fondo en materia constitucional, con lo cual se evitarían los retrasos o
demoras excesivos y al mismo tiempo se contaría con un cuerpo de funcionarios muy formados que
podrían desempeñar un papel de relevancia, dada su posición institucional imparcial. Ello habría sido
posible deseable, a nuestro modo de ver, pues a la postre redundaría a favor de la función de control de
la supremacía constitucional”; cfr. BRAGE CAMAZANO. Ob. cit., pp. 823-824.

337
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

3. El contenido de la demanda
La demanda en la que se plantee la inconstitucionalidad ha de ser
interpuesta por alguno de los legitimados activamente para ello, contra
una de las normas impugnables a través de la acción de inconstituciona-
lidad y en el plazo legalmente establecido. Se interpone ante el Tribunal
Constitucional y ha de contener los siguientes datos y anexos(40):

1. Los datos de identidad de los órganos o personas que ejercitan la ac-


ción y su domicilio legal y procesal.
2. La indicación de la norma que se impugna en forma precisa.
Y aunque este artículo no lo indica expresamente, tiene que señalar-
se con qué órgano emisor debe entenderse la demanda, indicando su re-
presentante y la sede o dirección, que equivale a señalar el domicilio del
demandado.

3. Los fundamentos de hecho y de derecho que la sustentan y la relación


numerada de los documentos que se acompañan.
4. La designación del apoderado si lo hubiere y de sus sustitutos.
5. Copia simple de la norma objeto de la demanda, precisando el día,
mes y año de publicación.
Luego de los requisitos generales para determinar la legitimidad e
individualización del demandante, la demanda deberá señalar la norma o
normas que serán objeto del proceso de inconstitucionalidad.

No olvidemos la necesaria argumentación jurídica en la demanda


de cómo la ley, o las normas con rango de ley, han vulnerado la cons-
titucionalidad del ordenamiento positivo. Se tiene que acompañar ade-
más, a manera de recaudos, la certificación del acuerdo adoptado en el
Consejo de Ministros cuando el actor sea el presidente del República.
Una certificación de las firmas correspondientes por el Oficial Mayor
del Congreso si los actores son el 25% del número legal de congresis-
tas. La certificación en cada caso por el Jurado Nacional de Elecciones
en los formatos que proporcione el Tribunal, si los actores son cinco

(40) Véanse los artículos 101 y 102 del Código Procesal Constitucional.

338
El proceso de inconstitucionalidad

mil ciudadanos o el uno por ciento de los ciudadanos del respectivo


ámbito territorial. Las respectivas certificaciones del acuerdo adoptado
en el Consejo de Coordinación Regional o en el Consejo Provincial,
cuando el actor sea presidente de región o alcalde provincial, y de la
junta directiva del respectivo colegio profesional. La principal nove-
dad en comparación con la regulación anterior es que se exige acom-
pañar la demanda de una copia simple de la norma impugnada, preci-
sando la fecha de publicación.

4. La admisión de la demanda
Esta etapa del proceso también es importante pues el Tribunal de-
berá examinar la admisibilidad o no de la demanda. El Código Procesal
Constitucional distingue, a diferencia de la regulación legal vigente, entre
causas o causales de inadmisibilidad y las de improcedencia de la deman-
da. La admisibilidad se concreta en un auto y para ello el Tribunal tiene
un término máximo de diez días(41), y si fuese negativa deberá estar moti-
vado debidamente en su resolución para declarar improcedente la deman-
da en cualquiera de los siguientes casos:

1. Que la demanda se haya interpuesto vencido el plazo de prescripción


previsto, es decir, seis años para las leyes, y normas con rango de ley,
a excepción de los tratados que tienen un plazo de prescripción de
seis meses.
2. Si el Tribunal hubiere desestimado una demanda de inconstitucionali-
dad sustancialmente igual en cuanto al fondo.
3. Cuando el Tribunal carezca de competencia para conocer la norma
impugnada.
4. Que en la demanda se hubiera omitido alguno de los requisitos pre-
vistos en el artículo 101 del Código Procesal Constitucional.
Se prevé la posibilidad de que el Tribunal considere la simple sub-
sanación del requisito omitido, antes de declarar la inadmisibilidad, con-
cediendo un plazo no mayor a cinco días si la omisión es susceptible de
ser subsanada, pero si transcurrido el plazo no se subsana, el Tribunal,

(41) Véase el artículo 103 del Código Procesal Constitucional.

339
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

en resolución debidamente motivada e impugnable, declarará la improce-


dencia de la demanda y la conclusión del proceso.

5. La calificación de la demanda
Luego de la calificación puede declararse inadmisible la demanda,
ya sea si es presentada con omisión de los requisitos y recaudos exigi-
dos, fuera del plazo previsto o, eventualmente, si el Tribunal ya hubiere
resuelto desestimatoriamente una demanda igual en el fondo; estos son
aspectos que constituyen causales de improcedencia de la demanda y
no exactamente a una resolución de inadmisibilidad como señala la nor-
ma(42), por eso se admite que el Tribunal puede disponer la subsanación
de los requisitos omitidos. Por otro lado, como mencionamos y en clara
consonancia con el principio de presunción de constitucionalidad de las
leyes, en el proceso de inconstitucionalidad no existen provisiones caute-
lares, de modo tal que en el supuesto de que la demanda fuera admitida,
la norma impugnada no es suspendida en su vigencia ni en su aplicación,
lo cual no obsta para que ella pueda ser inaplicada por los jueces en ejer-
cicio del control difuso.

6. La etapa de los alegatos


Como sabemos, el sentido o naturaleza de los alegatos es la defen-
sa de la norma cuya constitucionalidad se cuestiona(43). De igual manera,
la parte demandada argumentará las razones de hecho y de Derecho, las
cuestiones de orden jurídico, político, social, pero no solo en el ámbito
nacional sino también recurriendo a la doctrina.

Admitida la demanda de inconstitucionalidad, el Tribunal correrá tras-


lado al órgano emisor de la norma, ya sea el Poder Ejecutivo, Legislativo,

(42) Véase el artículo 103 del Código Procesal Constitucional.


(43) Para Brage Camazano, en cambio, “(…) si bien hay que entender que el alegato no ha de ser necesaria-
mente de defensa de la constitucionalidad de la norma (piénsese en el caso de un cambio de Gobierno o
de mayoría parlamentaria, supuestos en que la obligación de defender la constitucionalidad de la norma
por el órgano demandado podría llevar a la incongruencia más absurda), no siendo, por otra parte, del
todo atinado, ‘obligar’ al órgano demandado a presentar ese alegato en todo caso (así, en el caso de una
acción planteada por una parte del Parlamento, la minoría parlamentaria, frente a una ley aprobada por
la mayoría, no resulta, a nuestro modo de ver, del todo ni conveniente ‘obligar’ al Parlamento, del que
forman parte igualmente la mayoría y la minoría, a defender la posición de una de las partes, la mayoría
que aprobó la ley, a través de sus servicios jurídicos)”; cfr. BRAGE CAMAZANO. Ob. cit., p. 812.

340
El proceso de inconstitucionalidad

la región o municipio; en ese sentido, si la norma impugnada fuera un


tratado internacional, una ley o reglamento del Congreso, será enviada al
Poder Legislativo, si fuese un tratado internacional, un decreto legislativo
o decreto de urgencia será enviada al Poder Ejecutivo. Finalmente, si la
norma impugnada es de carácter regional o municipal (ya sea una norma
regional de carácter general u ordenanza) se correrá traslado a los órga-
nos respectivos. Luego de producida la notificación, corresponderá al órgano
emisor apersonarse y presentar su alegato en defensa de la norma impugnada,
mediante el nombramiento de su apoderado. El apersonamiento y el alegato
se deben efectuar dentro del plazo improrrogable de treinta días contados a
partir de la fecha de notificación de la demanda; vencido el plazo estable-
cido sin que se cumpla con absolver el traslado de la demanda, se dará
por absuelto el trámite en rebeldía de la parte emplazada. En la misma
resolución el Tribunal señalará la fecha para la vista de la causa dentro de
los diez días útiles siguientes; además, las partes pueden solicitar que sus
abogados realicen sus informes oralmente(44).

7. La vista de la causa
Una vez transcurrido el plazo para el alegato, el Tribunal señala fecha
para la vista de la causa dentro de los siguientes diez días útiles; ambas
partes pueden hacer uso del derecho de informar oralmente, comenza-
do por el actor y por el tiempo que le señale el Tribunal Constitucional.
Cabe destacar que el informe oral es importante para ambas partes, pues
el abogado defensor tiene la oportunidad de ofrecer a los miembros del
Tribunal los argumentos y alcances interpretativos de la norma, siempre
apoyado en la doctrina, la jurisprudencia y normatividad, tanto nacional
como comparada. De no ser así se da por absuelto el trámite en rebeldía.

La vista de la causa se produce en la fecha que el Tribunal deter-


mine y dentro del plazo de los diez días siguientes de transcurrido el

(44) Véase el artículo 107 del Código Procesal Constitucional; al respecto, el Tribunal sostiene que “[l]os
informes ofrecidos por personas no letradas en procesos de ‘puro derecho’ –caso de la presente demanda
de inconstitucionalidad de una ley– en nada pueden alterar el orden del proceso ni perjudicar el derecho
de defensa de los demandantes, pues, como queda dicho, sus abogados informaron con total amplitud
y con razonable utilización del tiempo; los informes a la vista de la causa se dan oralmente frente a los
jueces y no para debatir con la contraparte. Es decir, el Tribunal actuó dentro de un equilibrio y con im-
parcialidad en causa que trasciende el interés privado de las partes hasta comprometer el interés general
de la colectividad”; cfr. Exp. N° 0048-2004-AI/TC (considerando IX).

341
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

término previsto para la contestación. En dicho acto, las partes tienen


el derecho de informar oralmente por el tiempo que se les asigne a las
partes. En la práctica, el Tribunal Constitucional ha sido flexible en
cuanto a la duración del informe así como con los derechos tanto de
réplica como de dúplica y a efectos de un efectivo ejercicio del dere-
cho de las partes de ser oídos por el Tribunal, un atributo del debido
proceso que tiene la finalidad de brindar la mejor ilustración a los ma-
gistrados del asunto controvertido.

La regulación del Código Procesal se ajusta a los procesos ordinarios


pero recordemos que el control de constitucional es de carácter abstrac-
to. Se trata de un proceso objetivo para excluir del ordenamiento las
normas contrarias a la Constitución; por eso, el proceso de inconstitu-
cionalidad debe tener algunas características, como por ejemplo, que
no existe una fase probatoria; además, los artículos III y IX del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional establecen que el juez
podrá recurrir a la jurisprudencia, a los principios generales del derecho
procesal y a la doctrina.

8. La etapa resolutoria
El Tribunal expide la sentencia dentro del plazo de treinta días des-
pués de producida la vista de la causa para la expedición de la senten-
cia(45). Ella debe remitirse, dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes
a la fecha de su expedición, al diario oficial El Peruano para su publica-
ción. El contenido de las resoluciones debe explicarse por sí mismo, es
decir, no debe tener una redacción muy extensa, no exagerar las citas de
doctrinarias y deberá evitarse en lo posible los votos singulares pues lo
contrario puede afectar la unidad de los magistrados del Tribunal.

La sentencia solo puede ser estimatoria o desestimatoria de la incons-


titucionalidad de la norma, pero lo más frecuente suele ser que una misma
sentencia estime en parte la inconstitucionalidad de la norma impugna-
da y en parte la desestime. El número de votos que el Código Procesal
establece para que el Tribunal pueda declarar fundada la inconstitucionalidad

(45) Véase el artículo 108 del Código Procesal Constitucional.

342
El proceso de inconstitucionalidad

de una norma es de cinco de un total de siete magistrados(46). Como men-


cionamos, los efectos de la resolución son generales (erga omnes) a di-
ferencia de la inaplicación de una norma por un juez ordinario que
en un caso concreto solo tiene efectos entre las partes. En apariencia
estos sistemas son como dos líneas paralelas; sin embargo, el artícu-
lo VI del Título Preliminar del Código establece que “[l]os jueces no
pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido
confirmada en un proceso de inconstitucionalidad (…)”(47); una disposi-
ción que confirma la calidad del Tribunal Constitucional como máximo
intérprete de la Carta de 1993.

9. Los tipos de sentencias


Las funciones del Tribunal Constitucional previstas por el cons-
tituyente de 1993, concretamente, nos referimos a la defensa de la
Constitución por medio de sus resoluciones contra las normas que la con-
travengan por la forma o el fondo, ha dado lugar con el tiempo a una evo-
lución similar a la que viene ocurriendo en los tribunales constitucionales
europeos, cuando se atribuyen funciones de legislador positivo gracias a
sus nuevos y variados tipos de sentencias. Un trabajo de interpretación
más cercano al desempeñado por el Tribunal Supremo norteamericano
con su Constitución de 1787.

Entre los tipos de resoluciones más conocidos nos encontramos con


las llamadas sentencias manipulativas, que buscan conciliar una norma
inconstitucional armonizándola por medio de la interpretación (ya sea re-
duciendo su alcance normativo, declarando la nulidad de una o más pala-
bras, derogando normas que deriven de la disposición legal impugnada,
desechando una interpretación contraria al espíritu de la Constitución, etc.).
De esta manera, el Tribunal logra salvar la norma y también su debida

(46) El 12 de julio de 2002 fue publicada la Ley N° 27780 que modificó el artículo 4 de la anterior Ley Orgá-
nica del Tribunal Constitucional. Debido a que la exigencia de seis votos conformes de un total de siete
magistrados fue cuestionada por la doctrina nacional e internacional. Se consideró que, en la práctica,
era un impedimento para el adecuado desempeño de un Tribunal Constitucional; también se argumentó
que solo bastaban dos magistrados del Tribunal que voten a favor de declarar constitucional una norma
para que se imponga la posición minoritaria sobre la voluntad del resto de magistrados. Una disposición
que ratificada en la nueva Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (Ley N° 28301), publicada el 23 de
julio de 2004, véase el artículo 5.
(47) Cfr. Artículo VI del Código Procesal Constitucional.

343
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

subordinación a la Constitución, por eso se considera que no solo actúa


como intérprete de la Carta Magna sino también de la ley cuando su ju-
risprudencia da origen a normas de carácter general.

Continuando con los tipos de sentencias del Tribunal Constitucional,


también descubrimos aquellas conocidas como interpretativas de deses-
timación, cuando el Tribunal, en vez de derogar la norma, encuentra una
interpretación que logre armonizarla con el texto constitucional. Las
llamadas sentencias-delegación buscan en cambio que se respeten de-
terminados principios con el fin que la norma guarde coherencia con la
Constitución. Otros tipos de sentencias son las llamadas aditivas o acu-
mulativas, cuando el Tribunal determina que la norma tiene un conteni-
do deficiente que afecta la constitucionalidad, por ejemplo el derecho a la
igualdad, salvando dichas omisiones(48). Las llamadas sentencias aditivas no
deben utilizarse cuando sean varias las alternativas normativas viables para
completar el vacío legal, ya que de lo contrario estaría ejercitando la elec-
ción de una opción política que solo es competencia del poder legisla-
tivo(49). Para concluir esta descripción, nos queda comentar las llamadas
sentencias desestimatorias con verificación de inconstitucionalidad, en
la cuales el Tribunal no deroga la norma por producirse un vacío legal
pero recomienda al Poder Legislativo para que realice los cambios que
solicita(50), advirtiendo que declarará su derogación en una siguien-
te oportunidad si dichas recomendaciones no fueron tomadas en cuenta
oportunamente(51).

(48) “El punto de partida para la utilización de esta técnica consiste, al igual que en las sentencias interpre-
tativas, en la distinción entre la disposición legal y la norma que de ella se deriva, de manera tal que
las sentencias aditivas, a diferencia de las interpretativas, alteran tanto el significado como el tenor
literal de la disposición. Dicha alteración es profunda dado que se elimina una situación restrictiva o
negativa”; cfr. FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José Julio: “La tipología de las sentencias del órgano de
justicia constitucional (especial referencia a las decisiones atípicas)”. En: Revista Jurídica. Colegio de
Abogados de la Libertad, N° 34, enero 1996-Julio 1999, p. 703.
(49) Ibíd., p. 703; véase además el comentario de GARCÍA TOMA, Víctor al artículo 204 de la Constitución
peruana. Ob. cit., pp. 1129-1130.
(50) Véase EGUIGUREN PRAELI, Francisco: “Los efectos de las sentencias sobre inconstitucionalidad
del Tribunal Constitucional”. En: GARCÍA BELAUNDE, Domingo (coordinador). Constitucionalismo
y derechos humanos. Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional (sección peruana), Grijley,
Lima, 2002, pp. 45-71.
(51) “El Tribunal, por lo demás, enfatiza que el fundamento y la legitimidad de uso de este tipo de sentencias
radica en el principio de conservación de la ley y en la exigencia de una interpretación conforme a la
Constitución, a fin de no lesionar el principio básico de la primacía constitucional; además, se deberá
tener en cuenta el criterio jurídico y político de evitar en lo posible la eliminación de disposiciones
legales, para no propender a la creación de vacíos normativos que puedan afectar negativamente a la
sociedad, con la consiguiente violación de la seguridad jurídica. Por tales razones, el Tribunal Constitu-

344
El proceso de inconstitucionalidad

Como era de esperar, los tipos de resoluciones descritos no han sen-


tado bien a algunas instituciones políticas, especialmente al Congreso
peruano, lo cual nos lleva a realizar una explicación en torno a la evo-
lución del Tribunal Constitucional en un sistema político en formación.
Al respecto, podemos decir que los sistemas constitucionales clásicos,
como el estadounidense, no estuvieron exentos de estos problemas a co-
mienzos del siglo XVIII, pues no creemos que al comienzo haya sentado
bien al Congreso Federal la revisión judicial de la constitucionalidad de
las leyes surgida gracias al caso Marbury versus Madison en 1803; de
hecho, se trata de una atribución que no fue considerada expresamente
por la Convención Constitucional que redactó la histórica Carta de 1787
sino que fue el triunfo de la interpretación judicial. De igual manera, el
surgimiento de los tribunales constitucionales especializados europeos
dio lugar, en la práctica, a la creación de una nueva instancia, superior,
por encima de las cortes supremas en materia de derechos humanos, un
modelo de jurisdicción constitucional no exento de recelos por parte de
las judicaturas durante sus primeros años de funcionamiento.

El Tribunal Constitucional, a semejanza de un organismo vivo, se en-


cuentra en un proceso de evolución pues a través de los años ha pasado de
ser un legislador negativo(52), previsto por la Carta de 1993, a uno de ca-
rácter positivo gracias a la interpretación constitucional(53). Es una institu-
ción todavía nueva en nuestro país y busca por medio de sus resoluciones

cional sostiene que dictar en el presente caso una sentencia interpretativa, además, aditiva, sustitutiva,
exhortativa y estipulativa, no solamente es una potestad lícita, sino fundamentalmente constituye un de-
ber, pues es su obligación la búsqueda, vigencia y consolidación del Estado Constitucional de Derecho,
siempre fundada en los principios y normas constitucionales y los valores que configuran la filosofía
jurídico-política del sistema democrático”; cfr. Exp. N° 00010-2002-AI/TC (Fundamentos jurídicos 34
y 35).
(52) El carácter de los tribunales constitucionales como legisladores negativos fue atribuido por el mismo
KELSEN cuando sostuvo que “(…) un Tribunal que no aplica a un caso concreto una ley en razón de
su inconstitucionalidad, o una ordenanza en razón de su ilegalidad, elimina una norma general y opera
así también como ‘legislador negativo’ (en sentido material del término ‘ley’)”; cfr. KELSEN. Ob. cit.,
p. 38.
(53) Se trata de una evolución que no es ajena a los países del primer mundo, como nos explica el pro-
fesor PEREIRA para el caso del Tribunal Constitucional alemán, “[c]on la pérdida de protagonismo
del legislativo –que en Alemania nunca había sido tanto como la Cámara de los Comunes en el siglo
XIX–, el incremento del poder del ejecutivo y el papel neutro del Presidente de la República, el Tri-
bunal Constitucional se convirtió en el defensor de la Constitución y garantía de equilibrio entre los
diferentes órganos constitucionales. En la práctica es, por tanto, uno de los principales contrapesos al
excesivo protagonismo del Canciller (el otro son los Länder y el Bundesrat)”; cfr. PEREIRA MENAUT,
Antonio-Carlos. Sistema político y constitucional de Alemania. Una introducción. Tórculo Ediciones,
Santiago de Compostela, 2003, p. 102.

345
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ganar espacio en un sistema político joven, un proceso que desea con-


solidar por medio de sentencias interpretativas que marcan los límites a
la literalidad de los conceptos de autonomía, de ciertas resoluciones no
susceptibles de impugnación en la vía judicial, y que el Congreso es el
principal intérprete de su legislación. Sin embargo, no debemos olvidar
que dichas resoluciones deben ser siempre previsoras para la salud, armo-
nía y estabilidad de todo el sistema jurídico y político.

10. Los efectos de la sentencia y la inconstitucionalidad por


conexión
Como comentamos al comienzo del presente trabajo, el artículo 81
del Código Procesal Constitucional establece que las sentencias fundadas re-
caídas en el proceso de inconstitucionalidad dejan sin efecto las normas sobre
las cuales se pronuncian. Las sentencias tienen alcances generales y carecen
de efectos retroactivos, salvo dos excepciones que tendremos la oportuni-
dad de comentar más adelante. El significado del efecto erga omnes de sus
resoluciones es explicado por el Tribunal diciéndonos que “[e]l proceso de
inconstitucionalidad si bien es de naturaleza abstracta tiene una doble di-
mensión: objetiva y subjetiva. En reconocimiento de la dimensión objeti-
va se debe ejercer un control de constitucionalidad acorde con los valores
y principios consagrados por la Constitución Política; es decir, que no se
reduce, únicamente, a un mero examen de la ley, sino que orienta a hacer
respetar la unidad o núcleo constitucional. Esto es, promoviendo la su-
peración de las situaciones reales conflictivistas de los diversos intereses
que coexisten en el marco del Estado Constitucional de Derecho, a fin de
otorgar una razonable aplicación de las normas constitucionales”(54).

Las sentencias que declaran, en todo o parte, la inconstitucionalidad


de una ley dejan de tener efecto el día siguiente de su publicación. El
artículo 78 del Código Procesal Constitucional, inspirado en el artículo
39.1 de la Ley española, establece que la sentencia que declare la ilegali-
dad o inconstitucionalidad de la norma impugnada, declarará igualmente
la de aquellas a la que debe extenderse por conexión o consecuencia. Las
demandas de inconstitucionalidad se presentan contra el texto completo

(54) Cfr. Exp. N° 0002-2005-AI/TC (f. j. 2).

346
El proceso de inconstitucionalidad

de una ley o contra algunas de sus disposiciones; pero, en cualquiera de


los casos, como un efecto colateral, si la norma es declarada como in-
constitucional, puede implicar la inconstitucionalidad de otras normas(55).

La llamada inconstitucionalidad de normas conexas no solo se refiere


a otras disposiciones que formen parte de un mismo cuerpo jurídico (como
lo establecía el citado artículo 38 de la anterior Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional), sino a cualquier otra que exista en el ordenamiento nor-
mativo. El Código Procesal Constitucional parece validar este supuesto
pues presenta una redacción más directa y menos restrictiva sobre la in-
constitucionalidad de normas conexas, en tanto establece que la sentencia
que declara la inconstitucionalidad de la norma impugnada, se pronuncia
también contra las demás normas a las que deba extenderse por conexión
o consecuencia. La finalidad de esta disposición es la de despejar el orde-
namiento jurídico de normas que contravengan la supremacía constitucio-
nal, a la vez de garantizar que los efectos de la declaración de inconstitu-
cionalidad de una o más normas sea efectiva en su totalidad(56).

11. La publicación de las sentencias


Un requisito indispensable para impugnar una de las normas es su pu-
blicación, pues si bien no afecta a la constitucionalidad de la norma como
tal, sí determina su eficacia, vigencia y obligatoriedad. Una ley que no
haya sido publicada, sencillamente es ineficaz, pues no ha cobrado vigen-
cia. La publicación de las sentencias derivadas de un proceso de inconsti-
tucionalidad constituye la etapa final del procedimiento. A semejanza de

(55) “(…) el Tribunal Constitucional sí puede efectuar el control abstracto de constitucionalidad de una nor-
ma de jerarquía infralegal y, así, pronunciarse sobre su validez constitucional, cuando ella es también
inconstitucional ‘por conexión o consecuencia’ con la norma de jerarquía legal que el Tribunal Consti-
tucional ha declarado inconstitucional. De conformidad con el artículo 78 del CPConst, ‘La sentencia
que declare la ilegalidad o inconstitucionalidad de la norma impugnada, declarará igualmente la de
aquella otra a la que debe extenderse por conexión o consecuencia’. Según esta disposición, la norma
a la que se extiende la inconstitucionalidad no se restringe a las que se encuentran en el mismo cuerpo
normativo (Código, Ley sobre una materia específica) a la que pertenece la norma impugnada, pues no
establece que la extensión de inconstitucionalidad hacia otras normas tenga que circunscribirse a las
que se encuentran en el ‘mismo cuerpo normativo’. Por lo tanto, las normas a las que puede extenderse
la inconstitucionalidad son las que pertenecen a nuestro ordenamiento jurídico en su integridad, con
total prescindencia de si ellas hacen parte o no del mismo cuerpo normativo de la norma impugnada.
Según esto, si una norma inconstitucional por extensión se encuentra fuera del cuerpo normativo al
que pertenece la norma impugnada, corresponderá también su declaratoria de inconstitucionalidad”;
cfr. Exp. N°. 00045-2004-AI/TC (ff. jj. del 74 al 81).
(56) Véase el Exp. N° 0053-2004-PI/TC (Considerando XIV).

347
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

la publicación de una ley, la sentencia no solamente cumple el objetivo


de información al público, sino que surte efectos a partir del día siguiente
de su publicación. Las sentencias se publican en el diario oficial o, en
su defecto, el presidente del Tribunal ordenará que se publique en uno
de los diarios de mayor circulación nacional, dentro de los tres días si-
guientes a la recepción de la transcripción remitida por el propio Tribunal
Constitucional.

En el caso de las sentencias que versen sobre normas regionales o


municipales, además de la publicación, el Tribunal también ordenará la
publicación en el diario donde se informen los avisos judiciales de la res-
pectiva circunscripción, pero en aquellas donde no existe diario que pu-
blique los avisos judiciales, la sentencia se dará a conocer, además del
diario oficial o de circulación nacional, mediante carteles fijados en luga-
res públicos. Por ese motivo es importante destacar que el Tribunal tiene
el deber de difundir la parte resolutiva de las sentencias que declaren la
inconstitucionalidad de una norma.

12. La autoridad de la sentencia como cosa juzgada


Las sentencias recaídas en los procesos de inconstitucionalidad tie-
nen autoridad de cosa juzgada y tienen efectos generales y vinculantes
para todos los poderes públicos. Del mismo modo, las sentencias de-
negatorias de inconstitucionalidad también tienen autoridad de cosa
juzgada ya que impiden la interposición de una nueva acción sobre la
misma norma fundada en el mismo precepto constitucional. En cambio,
la declaración de inconstitucionalidad de una norma impugnada por vi-
cios formales no impide para que esta sea demandada posteriormente por
razones de fondo(57).

El artículo 82 del Código Procesal Constitucional establece que “[l]as


sentencias del Tribunal Constitucional en los procesos de inconstituciona-
lidad y las recaídas en los procesos de acción popular que queden firmes
tienen autoridad de cosa juzgada, por lo que vinculan a todos los poderes
públicos y producen efectos generales desde el día siguiente a la fecha

(57) Véase el artículo 82 del Código Procesal Constitucional.

348
El proceso de inconstitucionalidad

de su publicación(58). Tienen la misma autoridad el auto que declara la


prescripción de la pretensión en el caso previsto en el inciso 1) del artícu-
lo 104. La declaración de inconstitucionalidad o ilegalidad de una norma
impugnada por vicios formales no obsta para que esta sea demandada ul-
teriormente por razones de fondo, siempre que se interponga dentro del
plazo señalado en el presente Código”.

13. Los efectos de la irretroactividad


Las sentencias carecen de efecto retroactivo; sin embargo, existen dos
excepciones previstas(59). La primera se refiere a la declaratoria de incons-
titucionalidad de las normas tributarias, en las que se habilita al Tribunal
a determinar los efectos en el tiempo de su resolución en coherencia con
el efecto nulo que la Constitución atribuye a las normas tributarias que
contravengan los principios constitucionales tributarios enunciados en
su artículo 74. La segunda excepción alude a la inconstitucionalidad de
normas de carácter penal, en las que si bien no se autoriza al Tribunal a
proceder como en el caso anterior, se exceptúa de la regla de prohibición
de revivir procesos fenecidos que implica la declaratoria de inconstitucio-
nalidad, en los casos en que aquellas hayan sido aplicadas, en consonan-
cia nuevamente, con el principio de retroactividad benigna de las leyes
penales reconocido en la Constitución(60).

(58) “(...) dado que las sentencias de este Tribunal, que declaran la inconstitucionalidad de una norma, tie-
nen calidad de cosa juzgada, fuerza de ley y vinculan a todos los poderes públicos, procede amparar
la demanda y, en consecuencia, Sunat deberá dejar sin efecto los actos de aplicación derivados de las
normas declaradas inconstitucionales, en cumplimiento de la STC Nº 033-2004-AI/TC y siguiendo los
mecanismos reglamentarios para la ejecución de la misma”. Exp. N° 02397-2004-AA/TC (f. j. 5).
(59) “(…) la posibilidad de que la declaración de inconstitucionalidad de una norma penal o tributaria
habilite la reapertura de procesos en que aquella fue aplicada, conforme establece el artículo 83
CPConst. Este supuesto ya ha sido incorporado por la jurisprudencia de este Tribunal al haber afirma-
do que el examen de constitucionalidad de una disposición derogada se da: ‘cuando, (…), la sentencia
de inconstitucionalidad puede alcanzar a los efectos que la norma cumplió en el pasado, esto es, si
hubiese versado sobre materia penal o tributaria’. De conformidad con el artículo 83 CPConst, la
declaratoria de inconstitucionalidad de una norma no habilita la reapertura de procesos concluidos
donde ella haya sido aplicada, con excepción de los supuestos de materia penal y tributaria. A con-
trario sensu, los procesos concluidos relativos a materias distintas de las anteriores no pueden ser
reabiertos. Precisamente, la posibilidad de reapertura de procesos donde se haya aplicado una norma
penal o tributaria ya derogada, pero cuya inconstitucionalidad sea advertida posteriormente, impone
que el Tribunal examine su constitucionalidad. En consecuencia, si una norma penal o tributaria
fuera derogada y hubiera sido aplicada en la resolución de procesos, corresponderá el examen de su
constitucionalidad”; cfr. Exp. N° 00045-2004-AI/TC (f. j. 12).
(60) Otro supuesto relacionado con la retroactividad benigna en materia penal es el de las sentencias del
Tribunal en las cuales no se declara la inconstitucionalidad de una norma, sino que se establece la forma
en que esta debe ser interpretada para que pueda considerarse compatible con la Constitución. En este

349
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La imposibilidad para revivir procesos fenecidos es otro de los efec-


tos que producen las sentencias declaratorias de inconstitucionalidad
salvo, como hemos explicado, en las materias previstas en el segundo pá-
rrafo del artículo 103 y último párrafo del artículo 74 de la Constitución;
es decir, a la retroactividad benigna en materia penal y, la segunda, que no
surten efecto las normas tributarias dictadas con violación de las normas
constitucionales(61); además, por la declaración de inconstitucionalidad de
una norma no recobran vigencia las disposiciones legales que ella hubiera
derogado. El máximo intérprete de la Constitución lo explica diciéndonos
que “[l]a derogación de la ley no es impedimento para que este Tribunal
pueda evaluar su constitucionalidad, pues la derogación es una categoría
del Derecho sustancialmente distinta a la inconstitucionalidad. Mientras
que la primera no necesariamente elimina los efectos (capacidad regula-
dora) de la ley derogada (así, por ejemplo, los casos de leyes que, a pesar
de encontrarse derogadas, surten efectos ultractivos), la declaración de
inconstitucionalidad ‘aniquila’ todo efecto que la norma pueda cumplir,
incluso los que pueda haber cumplido en el pasado, en caso de que haya
versado sobe materia penal o tributaria (artículo 83 del Código Procesal
Constitucional)”(62).

El artículo 81 del Código Procesal Constitucional nos dice que las


sentencias fundadas recaídas en el proceso de inconstitucionalidad dejan
sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian. Tienen alcances ge-
nerales y carecen de efectos retroactivos. Se publican íntegramente en el
diario oficial y producen efectos desde el día siguiente de su publicación.
No obstante el contenido de esta disposición, el Tribunal ha señalado la
posibilidad de postergar los efectos de su decisión; la primera oportunidad
en que el Tribunal prorrogó los efectos de una resolución fue en su senten-
cia sobre la legislación antiterrorista(63), declarando inconstitucional el tipo

sentido, los procesos penales anteriores a la sentencia del Tribunal deberán adecuarse a la interpretación
realizada por este órgano sobre las aplicadas en dichos procesos.
(61) Véase el artículo 83 del Código Procesal Constitucional.
(62) Cfr. Exp. N° 0019-2005-PI/TC (f. j. 5).
(63) Véase el trabajo de ABAB YUPANQUI, Samuel: “La sentencia del Tribunal Constitucional peruano
sobre terrorismo: Los desafíos que plantea la acción de constitucionalidad” en CASTAÑEDA OTSU,
Susana (coordinadora): Derecho Procesal Constitucional, Tomo I, segunda edición, Jurista Editores,
Lima, 2004, pp. 395-416.

350
El proceso de inconstitucionalidad

penal de traición a la patria; en ese caso, el Tribunal dispuso la posterga-


ción de los efectos de su decisión(64).

IV. La fuerza vinculante de las decisiones en los procesos de


inconstitucionalidad
Las sentencias constitucionales, estimatorias o desestimatorias, vincu-
lan a todos los poderes públicos, en el sentido de que su pronunciamiento
tiene una incidencia institucional sobre los demás órganos estatales. Tal
incidencia es consecuencia de la condición del órgano que emite la sen-
tencia, el Tribunal Constitucional, que en el ordenamiento jurídico perua-
no es el intérprete supremo de la Constitución(65).
Las sentencias están compuestas por dos elementos; en primer lugar
la ratio decidendi, o razón suficiente, aquella consideración determinante
que el Tribunal Constitucional ofrece para decidir estimativa o desesti-
mativamente una causa de naturaleza constitucional; se trata de la regla o
principio clave para resolver el litigio; y, en segundo lugar el obiter dicta,
la razón subsidiaria o accidental, que es la parte de la sentencia que nos
ofrece unos racionamientos jurídicos marginales que no son imprescin-
dibles para la decisión del Tribunal Constitucional, pero su presencia se

(64) “(…) el legislador democrático regule en un plazo breve y razonable, un cauce procesal que permita
una forma racional de organizar la eventual realización de un nuevo proceso para los sentenciados por
el delito de traición a la patria. En ese sentido señaló que su sentencia no anulaba automáticamente los
procesos judiciales donde se hubiera condenado por el delito de traición a la patria al amparo de los
dispositivos (…) declarados inconstitucionales”; cfr. Exp. N° 010-2002-AI/TC.
(65) “En el proceso de inconstitucionalidad de la ley, la ejecución de la sentencia no ofrece mayores proble-
mas. El efecto vinculante de las sentencias a que se refiere el artículo 204 de la Constitución es, en este
sentido, suficientemente preciso, estableciéndose que ‘(...) la sentencia del Tribunal que declara la in-
constitucionalidad de una norma se publica en el diario oficial. Al día siguiente de la publicación, dicha
norma queda sin efecto’. Menos clara es, en todo caso, la disposición que se refiere al mismo tema en el
Código Procesal Constitucional, que prescribe en el artículo 81 que ‘Las sentencias fundadas recaídas
en el proceso de inconstitucionalidad dejan sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian; (...)
producen efectos desde el día siguiente de su publicación’. Surge de este modo la pregunta de si las
decisiones desestimatorias del Tribunal Constitucional en los procesos de inconstitucionalidad tienen
algún efecto y, de ser así, si estas pueden ‘ejecutarse’. El artículo 82 del Código Procesal Constitucional
pareciera dar alguna respuesta a esta interrogante, al establecer ya en términos más generales a las sen-
tencias del Tribunal Constitucional en los procesos de inconstitucionalidad que queden firmes. Es decir,
ya no en función de si son estimatorias o no. La firmeza de una decisión del Tribunal Constitucional
es, en este sentido, automática, ya que como lo dispone el artículo 121 del mismo Código ‘(...) contra
las sentencias que tienen autoridad de cosa juzgada, por lo que vinculan a todos los poderes públicos
y producen efectos generales desde el día siguiente a la fecha de su publicación’. El mismo efecto se
otorga al auto a través del cual el Tribunal rechaza la demanda de inconstitucionalidad por haber sido
interpuesta luego de vencido el plazo de 6 años que contempla el artículo 100 del Código”; cfr. Exp.
Nº 04119-2005-AA/TC (f. j. 16).

351
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

justifica por orientar la labor de los operadores judiciales(66). Teniendo


clara la diferencia, los efectos vinculantes de las resoluciones del Tribunal
se basarían solamente en la ratio decidendi y no en las obiter dicta.
La vinculación de la doctrina sentada por el Tribunal Constitucional
se realiza a través del artículo VI del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional que condiciona la interpretación de los jueces
ordinarios a observar y tener presente los criterios de interpretación de
la Carta Magna. Por eso, sobre la doctrina que resulta de las sentencias
del Tribunal Constitucional, la ratio decidendi, empleada para señalar el
sentido con el cual deben entenderse los preceptos constitucionales, se ha
sostenido que la motivación tiene una importancia singular en la jurisdic-
ción constitucional, especialmente para los operadores judiciales(67).

V. La prescripción para interponer una demanda de incons-


titucionalidad
Uno de los motivos más importantes que se aduce para justificar la
introducción de un plazo de prescripción para interponer la demanda de
inconstitucionalidad suele sustentarse en el principio de seguridad jurídi-
ca. El plazo para la interposición de una demanda de inconstitucionalidad
es de seis años, cuando se impugnen tratados internacionales el plazo será
de seis meses(68). En ambos casos, el cómputo se inicia desde el día de
la publicación de la norma impugnada. Una vez culminados los plazos,
prescribe la pretensión sin perjuicio el ejercicio del control difuso por
parte de la judicatura y de acuerdo con los artículos 51 y 138, segundo
párrafo, de la Constitución(69).

(66) Véase el Exp. N° 0024-2003-AI/TC; véase además el trabajo de CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “La
configuración jurídica de los precedentes vinculantes en el ordenamiento constitucional peruano”. En:
Jus-Constitucional. Tomo I, 2008, p. 56.
(67) CARPIO MARCOS. Ob. cit., p. 229.
(68) Véase el artículo 100 del Código Procesal Constitucional.
(69) “(…) es criticable que no sea la propia Constitución la que fije el plazo de ejercicio de la acción o un
plazo mínimo, lo cual no impide, a nuestro modo de ver, que la previsión legal de un plazo demasiado
breve, insuficiente para adoptar una decisión de tanto alcance como la de plantear la acción de inconsti-
tucionalidad, puede ser declarado inconstitucional; a nuestro modo de ver, una eventual reducción legal
del plazo para interponer la acción, en tanto pretenda tener efecto retroactivo aplicándose a las leyes ya
publicadas, también ha de someterse a un control estricto de su constitucionalidad a fin de evitar cual-
quier fraude constitucional, especialmente si fuera una reducción drástica o de objetivos espurios”; cfr.
BRAGE CAMAZANO. Ob. cit., p. 821.

352
El proceso de inconstitucionalidad

Con relación al plazo de seis años consideramos que es extenso te-


niendo en cuenta que ambos controles, concentrado y difuso, existen en
el sistema peruano de manera dual o paralela, por lo que transcurridos los
seis años todavía sería posible siempre una revisión judicial de la consti-
tucionalidad de las leyes. El plazo de seis meses para los tratados inter-
nacionales tiene especial naturaleza por tratarse de normas jurídicas que
comprometen al Estado en el plano internacional, pero para ello podría
existir un control previo de la constitucionalidad de estas normas.

VI. El bloque de constitucionalidad como parámetro de con-


trol de la constitucionalidad
El Código Procesal Constitucional señala en su artículo 79 que “para
apreciar la validez constitucional de las normas el Tribunal Constitucional
considerará, además de las normas constitucionales, las leyes que, dentro del
marco constitucional, se hayan dictado para determinar la competencia o las
atribuciones de los órganos del Estado o el ejercicio de los derechos funda-
mentales de la persona”. La cuarta disposición final y transitoria constituye
una de las novedades más importantes que trajo consigo la Constitución de
1993, de acuerdo con la cual: “las normas relativas a los derechos y a las
libertades que la Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la
Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuer-
dos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú”.

Con relación a los principios de interpretación que observa el


Tribunal para declarar la inconstitucionalidad de una norma, el código es-
tablece que el máximo intérprete de la Constitución considerará, además
de lo dispuesto por la Carta de 1993, las leyes que dentro de ese marco
se hayan dictado para determinar tanto la competencia o atribuciones de
los órganos estatales, así como el ejercicio de los derechos fundamenta-
les. Finalmente, el Tribunal no podrá declarar la inconstitucionalidad de
la ley si, luego de aplicar todos los métodos de interpretación, encuentra
uno por el cual la misma norma guarda conformidad con las disposicio-
nes constitucionales (presunción de constitucionalidad)(70).

(70) El artículo sexto del Título Preliminar del Código establece que “[c]uando exista incompatibilidad entre una
norma constitucional y otra de inferior jerarquía, el juez debe preferir la primera, siempre que ello sea rele-
vante para resolver la controversia y no sea posible obtener una interpretación conforme a la Constitución”.

353
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La existencia de normas fuera de la constitución formal que sirven


como parámetros de la constitucionalidad tuvo su origen en el Derecho
Constitucional francés con el nombre de bloque de constitucionalidad. Si
aplicamos esta teoría al Derecho Constitucional peruano observaremos
que la finalidad del bloque es la de convertirse en un conjunto de fuentes
que sirvan precisamente para determinar la conformidad de una norma
con las disposiciones constitucionales(71).

El contenido de este “parámetro” también ha sido determinado por


la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, la cual nos dice que se en-
cuentra “(…) integrado únicamente por la Constitución, que es la Ley
Suprema del Estado. (…) No obstante, cabe ahora señalar que, en de-
terminadas ocasiones, ese parámetro puede comprender a otras fuentes
distintas de la Constitución y, en concreto, a determinadas fuentes con
rango de ley, siempre que esa condición sea reclamada directamente por
una disposición constitucional (v. g. la ley autoritativa en relación con el
decreto legislativo). En tales casos, estas fuentes asumen la condición
de “normas sobre la producción jurídica”, en un doble sentido; por un
lado, como “normas sobre la forma de la producción jurídica”, cuando se
les encarga la capacidad de condicionar el procedimiento de elaboración
de otras fuentes que tienen su mismo rango; y, por otro, como “normas
sobre el contenido de la normación”, es decir, cuando por encargo de la
Constitución pueden limitar su contenido. Tal capacidad (de fuentes for-
malmente no constitucionales para integrar el parámetro), es lo que en el

(71) “(...) la Constitución y las normas que conforman el bloque de constitucionalidad establecen tanto
la competencia material así como la competencia territorial, entre otros aspectos vinculados al tema,
siendo la nota condicionante de la competencia estatal, la de ser indelegable, taxativa, razonable y
proporcional. Este desarrollo del bloque de constitucionalidad fue posteriormente complementado en
la sentencia recaída en el Exp. N° 0007-2002-AI, y reproducida en algunos extremos en la resolución
que recayó en el Exp. N° 0041-2004-AI, en donde se expuso que el parámetro de control en la acción
de inconstitucionalidad, en algunos casos comprende a otras fuentes distintas de la Constitución ‘(...)
en concreto, a determinadas fuentes con rango de ley, siempre que esa condición sea reclamada direc-
tamente por una disposición constitucional (...). En tales casos, estas fuentes asumen la condición de
‘normas sobre la producción jurídica’ en un doble sentido; por un lado, como ‘normas sobre la forma de
la producción jurídica’, esto es, cuando se les encarga la capacidad de condicionar el procedimiento de
elaboración de otras fuentes que tienen su mismo rango; y, por otro, como ‘normas sobre el contenido
de la normación’; es decir, cuando por encargo de la Constitución pueden limitar su contenido’ (f. j. 5).
Esta capacidad que tienen las fuentes que formalmente no son constitucionales es lo que se ha denomi-
nado bloque de constitucionalidad, y, por ello, ‘La interpretación que efectúa el Tribunal Constitucional
no solo abarca las normas constitucionales propiamente dichas, sino que se extiende a todas las demás
comprendidas en el denominado bloque de constitucionalidad’ (Exp. N° 1049-2003-AA)”; cfr. Exp.
N° 00046-2004-AI/TC (ff. jj. del 5 al 7).

354
El proceso de inconstitucionalidad

Derecho Constitucional comparado se ha abordado bajo la denominación


de “bloque de constitucionalidad” (así, en España) o de “normas inter-
puestas” (caso de Italia)”(72).

El Tribunal Constitucional ha señalado en reiterada jurisprudencia


que para analizar cualquier demanda de inconstitucionalidad se debe par-
tir de un determinado “canon interpretativo”, el cual estará integrado por
las normas de la Constitución, y en tanto que estas desarrollen su conte-
nido, así como diversos tipos de normas(73). Un ejemplo lo encontramos
en la sentencia Exp. N° 007-2003-AI/TC, en la cual el Máximo Intérprete
de la Constitución nos dice que “[a]unque el hecho de considerar que los
pedidos de información de los regidores no representan un derecho fun-
damental podría, dentro de una concepción formal, llevar a deses-timar
la demanda, argumentándose que estos no se encuentran expresamen-
te previstos en la norma fundamental, tampoco es esa la posición que
asume este Colegiado. Cabe, en todo caso, agregar que, aunque el pedi-
do de información que aquí se discute no es una prerrogativa constitu-
cional inmediatamente reconocida, sino, más bien, una innovación de la
Ley Orgánica de Municipalidades, no existe mayor dificultad de asumirla
como mediatamente constitucional en tanto parte integrante del bloque de
constitucionalidad, confirmado por todas las normas constitucionales ex-
pedidas, sea para desarrollar los derechos fundamentales, sea para regular
sistemáticamente las instituciones u órganos de carácter constitucional,
como ocurre en el presente caso”.

La jurisprudencia constitucional colombiana nos ha dado varias luces


con relación a los instrumentos internacionales sobre derechos humanos
y su integración en el bloque cuando nos dice que “la imperatividad de
las normas humanitarias y su integración en el bloque de constituciona-
lidad implica que el Estado colombiano debe adaptar las normas de in-
ferior jerarquía del orden jurídico interno a los contenidos del Derecho
Internacional humanitario, con el fin de potenciar la realización material
de tales valores”(74).

(72) Cfr. Exp. N° 007-2002-AI/TC (Fundamento jurídico 5).


(73) Véase Exp. N°3330-2004-AA/TC (Fundamento jurídico 4).
(74) Cfr. Sentencia de la Corte Constitucional colombiana C-225/95. En el mismo sentido, la Corte Cons-
titucional colombiana se pronunció en una resolución posterior cuando sostuvo que el derecho interno
debía guardar armonía con los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de tal

355
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

VII. Conclusión
Al final de este trabajo podemos decir que el proceso de inconstitu-
cionalidad en el Estado peruano viene teniendo una importante aplicación
y el Tribunal, con algunas decisiones algo polémicas, ha resuelto muchos
casos mediante este instituto constituyendo una acción de garantía para
la defensa de la supremacía constitucional. El problema es el riesgo de
una progresiva judicialización de la política en un contexto de transición
democrática. Sin embargo, como mencionamos al inicio del estudio, el
proceso de inconstitucionalidad ante el Tribunal se realiza en instancia
única pero, como garantía del principio de la pluralidad de instancia, si
los sujetos capaces de interponerla sigan sintiendo que una ley, o norma
con rango de ley, ha vulnerado los derechos fundamentales reconoci-
dos por la Carta de 1993 y los tratados internacionales sobre derechos
humanos, el artículo 205 de la Constitución nos dice que luego de ago-
tarse la jurisdicción interna puede accederse a la internacional. En otras
palabras, para este caso concreto, si el máximo intérprete de la Norma
Fundamental desestimara una demanda de inconstitucionalidad, el artícu-
lo 113 del Código Procesal establece la posibilidad de recurrir a los or-
ganismos internacionales como son: el Comité de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
de la Organización de Estados Americanos y otros que se constituyan en
el futuro y que sean aprobados por los tratados que obliguen al Estado
peruano; con lo cual, las garantías para la protección a los derechos como
límite al ejercicio del poder (finalidad de la Constitución) permanecerán
aseguradas también en el ámbito supranacional.

modo que las organizaciones competentes del Estado deben garantizar su concordancia con la legis-
lación interna. La sentencia nos dice al respecto que “Colombia es miembro de un gran número de
organizaciones internacionales que buscan la protección y garantía de los derechos humanos ─entre
ellas, la OIT─; las obligaciones que ha contraído en ese ámbito son exigibles por partida triple: pueden
reclamarlas organizaciones como tales (en virtud del tratado constitutivo), los Estados y, lo más impor-
tante, los individuos, como se explicó anteriormente. En cualquiera de los casos es el Estado el llamado
a corregir lo que, en su orden interno, contradiga el propósito y fin de los acuerdos internacionales, y él
es responsable por el cumplimiento del tratado en todo el territorio.”; cfr. sentencia T-568/99.

356
El proceso competencial

Jorge León Vásquez (∗)

I. El Tribunal Constitucional como “Tribunal de conflictos”


En el sistema constitucional peruano, el Tribunal Constitucional
tiene una competencia general y, al mismo tiempo, un conjunto de
competencias específicas. El principio fundante que erige al Tribunal
Constitucional como órgano supremo de control e interpretación consti-
tucional no es otro que el artículo 201 de la Constitución. Esta competen-
cia general se extiende a la tradicionalmente llamada jurisdicción de la
libertad (protección de derechos fundamentales), jurisdicción de las leyes
(control constitucional abstracto de las leyes), pero también a lo que se ha
denominado jurisdicción de conflictos constitucionales (control constitu-
cional del ejercicio de competencias y atribuciones)(1).

Precisamente, una de las atribuciones específicas que la Constitución


(artículo 202.3) ha consagrado expresamente al Tribunal Constitucional
es la que se refiere a “[c]onocer los conflictos de competencia, o de atri-
buciones asignadas por la Constitución, conforme a ley”. De acuerdo
con esta disposición, puede decirse que el Tribunal es, en este sentido,
un “Tribunal de conflictos”. Es claro que en las demás controversias

(*) Asesor Jurisdiccional del Tribunal Constitucional. Docente del Postítulo en Derechos Fundamentales
y del Post título en Derecho Procesal Constitucional en la PUCP. Egresado de la Maestría en Derecho
Constitucional de la Escuela de Graduados de la PUCP. Abogado egresado de la Facultad de Derecho
y Ciencia Política de la UNMSM.
(1) Cfr. el comentario de Ángel Gómez Montoro, en: Juan Luis Requejo (coordinador). Comentarios a la
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. BOE, Madrid, 2001, p. 934 y ss.

357
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

jurídicas actúa también como árbitro dirimente, pero es en el proceso


competencial en donde se aprecia palmariamente su rol determinante de
titularidades de competencias y atribuciones constitucionales. Puede tra-
zarse así, como dice Pizzorusso, una distinción entre las funciones de tipo
garantista del Tribunal y aquellas otras de carácter arbitral, si bien esta
frontera no es siempre clara, existiendo en cada función –en cada clase de
función– rasgos propios de la otra(2).

El reconocimiento de esta atribución se justifica porque las relaciones


entre los poderes del Estado, los órganos constitucionales y los distintos
niveles de gobierno no siempre se realizan dentro de los cauces consti-
tucionales. La complejidad de las relaciones jurídicas que entre ellos se
suscita a propósito del ejercicio de competencias y atribuciones, en no
pocas ocasiones puede dar lugar a conflictos jurídicos entre aquellos. La
presencia de estos conflictos en el Estado Constitucional no tiene que ser,
necesariamente, valorado de manera negativa: el conflicto en general y el
conflicto constitucional en particular es, en realidad, reflejo inevitable de
la actividad que realizan cada uno ellos.

Sí se torna negativo para el Estado Constitucional cuando dichos con-


flictos constitucionales son expresión de posiciones antisistémicas (como
por ejemplo, cuando un gobierno regional dicta actos normativos consi-
derándose un “Estado independiente” y desvinculado de las políticas na-
cionales) y no se resuelven, en este caso, mediante el proceso constitucio-
nal de conflicto de competencias y de atribuciones. O cuando los poderes
del Estado y órganos constitucionales asumen su función constitucional
cual si no existieran vasos comunicantes entre ellos tendentes hacia una
misma finalidad; lo cual a veces es alimentada también por una concep-
ción desfasada del principio de división de poderes. En estos casos la ob-
servación del principio de lealtad constitucional (Verfassungsloyalität)(3)
aparece seriamente puesto en cuestión.

(2) PIZZORUSSO, Alessandro. Lecciones de Derecho Constitucional. Volumen II, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1984, p. 9.
(3) “Der Staat ist auf die Verfassungs vereidigt. Alle seine Organe haben im Rahmen ihrer Verantwor-
tung loyal auf den Schutz der Verfassungs hinzuwirken und ungeachtet der Kompetenzteilung auf das
Funktioneren des Gesamtgefüges zu achten. Frühzeitig und zu Recht hat das Bundesverfassungsgericht
an diese Loyalitätspflicht aller Staatorgane –die letzlich im Dienst des Bürgers steht– erinnert. (…)”.
PESTALOZZA, Christian. Verfassungsprozeβrecht. Verlag C.H. Beck, 3., völlig neubearbeitete Au-
flage, München, 1991, p. 2.

358
El proceso competencial

El proceso competencial es uno de los dos procesos, junto con el


de inconstitucionalidad, que es de competencia exclusiva del Tribunal
Constitucional, es decir su conocimiento y resolución no pasa, previa-
mente, por las instancias precedentes del Poder Judicial, como sí suce-
de con el proceso constitucional de hábeas corpus, amparo, hábeas data
y cumplimiento. Esto se justifica porque, sobre todo en los conflictos
entre los distintos niveles de gobierno, los conflictos constitucionales
tienen un innegable matiz político que no puede ser omitido ni resuel-
to por el Tribunal únicamente con criterios estrictamente jurídicos(4).
Particularmente, el actual proceso de descentralización ha exteriorizado
que no es un proceso pacífico y sencillo, sino que tiene aristas complejas
entrelazadas, muchas veces, con problemas sociales irresueltos de las dis-
tintas regiones.

En este contexto, el Tribunal Constitucional está llamado a desempe-


ñar su rol de “árbitro de conflictos”, pacificando las controversias que se
pudieran generar, entre los poderes del Estado, los órganos constitucio-
nales o entre los distintos niveles de gobierno. De ahí que se haya señala-
do que, cuando se trata de los conflictos de competencias, esa función de
control de la constitucionalidad es, a un tiempo, mecanismo que preserva
la intangibilidad de la norma constitucional e instrumento de creación de
Derecho. Cada sentencia del Tribunal Constitucional es un acto de crea-
ción de normas jurisdiccionales constitucionales(5).

No es distinto el rol del Tribunal. En este sentido, por ejemplo con


el papel que cumple el Tribunal Constitucional Federal Alemán en rela-
ción con los Länder, la Corte Constitucional italiana en relación con las
regiones o las del Tribunal Constitucional español en relación con las
Comunidades Autónomas. En estos casos, dichos procesos se han ido
afianzando a golpe de sentencias constitucionales, porque, como ha seña-
lado Rousseau, los conflictos de competencias son inevitables y un juez
es “técnicamente” necesario para resolver los conflictos entre el nivel

(4) Sobre la relación de los tribunales constitucionales y la política, puede verse a ZAGREBELSKY, Gus-
tavo. “Corte in-política”. En: 1956-2006. Cinquanti’anni di Corte Costituzionale. Corte Costituzionale,
Roma, 2006, pp. 1789 y ss.
(5) VILLAVERDE MENÉNDEZ, Ignacio. “El Tribunal Constitucional como Tribunal de conflictos. Cuan-
do el Tribunal Constitucional es poder constituyente”. En: Pablo Pérez Tremps (coordinador). La re-
forma del Tribunal Constitucional. Actas del V Congreso de la Asociación de Constitucionalistas de
España. Tirant lo Blanch, Valencia, 2007, p. 946.

359
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

central y las entidades políticas locales, o entre los distintos entes políti-
cos locales(6). En el caso del Tribunal peruano también viene cumpliendo
ese rol, a partir del proceso competencial, cuyas cuestiones que conside-
ramos principales van a ser objeto de estudio en el presente trabajo.

II. Naturaleza del proceso competencial


No se puede explicar la naturaleza del proceso competencial sin antes
tomar posición sobre la concepción del Derecho Procesal Constitucional.
Uno de los primeros principios que refleja la peculiaridad del Derecho
Procesal Constitucional es el que se refiere al principio del doble carácter
de los procesos constitucionales. De manera similar como lo ha entendido
también la doctrina(7), de acuerdo con el Tribunal Constitucional el prin-
cipio de la doble dimensión de los procesos constitucionales no es sino la
correspondencia con la concepción institucional de los derechos funda-
mentales(8), esto es, bajo un doble carácter: como derechos subjetivos y
como instituciones objetivas portadoras de valores que informan todo el
ordenamiento jurídico(9).

Este principio, que está expresado en el artículo II del Título


Preliminar del Código Procesal Constitucional(10), significa que todo pro-
ceso constitucional, al mismo tiempo, tiende a la protección de una di-
mensión subjetiva de la Constitución y a una dimensión objetiva de esta.
La primera, como es evidente, guarda relación con los derechos funda-
mentales, mientras que la segunda tiene que ver con la protección del
principio jurídico de supremacía constitucional.

El principio en cuestión, así entendido, constituye una superación de


la tesis tradicional que clasifica a los procesos constitucionales, por un

(6) ROUSSEAU, Dominique. La justicia constitucional en Europa. CEPC, Madrid, 2002. p. 80.
(7) FERNÁNDEZ FARRERES, Germán. El recurso de amparo según la jurisprudencia constitucional.
Comentarios al Título III de la LOTC. Marcial Pons, Madrid, 1994, p. 31.
(8) HÄBERLE, Peter. La garantía del contenido esencial de los derechos fundamentales en la Ley Funda-
mental de Bonn. Dykinson, Madrid, 2003, pp. 73 y ss.
(9) “(...) detrás de la constitucionalización de procesos como el de hábeas corpus, amparo, hábeas data y de
cumplimiento, nuestra constitución ha reconocido la íntima correspondencia entre la doble naturaleza
(subjetiva-objetiva) de los derechos fundamentales y la doble naturaleza (subjetiva-objetiva) de los
procesos constitucionales” (STC Exp. N° 00023-2005-AI/TC, f. j. 11).
(10) “Son fines esenciales de los procesos constitucionales garantizar la primacía de la Constitución y la
vigencia efectiva de los derechos constitucionales”.

360
El proceso competencial

lado, en procesos constitucionales de la libertad y, de otro, en procesos


constitucionales orgánicos. Según esta tesis, procesos constitucionales
como el amparo, hábeas corpus y hábeas data protegen derechos fun-
damentales, mientras que el proceso de inconstitucionalidad, el proceso
competencial, el proceso de cumplimiento y la acción popular estarían
destinados a garantizar la supremacía de la Constitución. Se escinde,
de esta manera y de manera arbitraria, el fin de los procesos constitucio-
nales: mientras los primeros persiguen un fin subjetivo; los segundos, uno
de carácter objetivo.

Dicha tesis, sin embargo, no explica la verdadera naturaleza de los


procesos constitucionales, por cuanto todos ellos al mismo tiempo que tu-
telan derechos fundamentales protegen también la posición suprema de
la Constitución en el sistema de fuentes. Si bien puede señalarse que en
los procesos constitucionales de amparo, hábeas corpus y hábeas data, en
tanto aparecen vinculados a la protección de derechos fundamentales es-
pecíficos, su dimensión subjetiva es más marcada, ello no quita ni menos
elimina su dimensión objetiva.

En el caso del proceso competencial, aun cuando su dimensión ob-


jetiva puede ser predominante, no está exento de su consideración también
como proceso subjetivo. En aquellos casos en los que existe un conflicto de
competencias es posible encontrar una clara incidencia, ya sea en la interpre-
tación o en la protección de los derechos fundamentales. Así, en el caso del
Presupuesto del Poder Judicial(11), si bien es cierto que la cuestión jurídica
principal radicó en determinar la competencia del Poder Judicial para presen-
tar su proyecto de presupuesto al Poder Ejecutivo, sin que este último pueda
modificarlo –cuestión eminentemente objetiva–, no es menos verdad que junto
a ella estaba también la obligación de garantizar el derecho fundamental al
acceso a la justicia; derecho que, como es evidente, no podría ser plena-
mente tutelado si el Poder Judicial no cuenta con los recursos económicos
mínimos para cumplir con su función constitucional de administrar justi-
cia, de conformidad con los artículos 138 y 139.3 de la Constitución).

Bajo esta concepción bidimensional del proceso competencial, en la


determinación de su naturaleza jurídica subyace la cuestión de si dicho

(11) STC Exp. N° 0004-2004-CC/TC.

361
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

proceso es un instrumento únicamente para la determinación de titulari-


dades de competencias y atribuciones (vindicatio potestatis) o si también
es un proceso de carácter impugnatorio en el cual es también decisiva la
anulación del acto viciado de incompetencia.

Considero que la naturaleza del proceso competencial incluye ambas


dimensiones. Su carácter reivindicatorio de competencias y titularidades
se aprecia, principalmente, en los conflictos constitucionales positivos y
negativos, en los cuales el objeto principal del conflicto radica en reco-
nocer una específica competencia o atribución a uno de los sujetos del
proceso que se considera titular(12).

Al mismo tiempo, parece acertado afirmar que el proceso com-


petencial tiene también un carácter impugnatorio. Los actos emitidos
por un órgano que no tiene la competencia para ello es un acto nulo;
con lo cual el Tribunal Constitucional aparte de emitir un pronuncia-
miento en relación con la titularidad de una competencia o atribución
también debe realizar alguna consideración sobre los actos viciados
de incompetencia.

La naturaleza mixta del proceso competencial ha sido recogida en


el propio Código Procesal Constitucional (artículo 113), cuando en él se
dice que el Tribunal Constitucional aparte de determinar los poderes o
entes estatales a que corresponden las competencias o atribuciones con-
trovertidas, puede anular las disposiciones resoluciones o actos viciados
de incompetencia. Y ello al margen de que se pronuncie, además, sobre
las situaciones jurídicas que pudieran haberse generado a partir del acto
viciado de incompetencia.

El Tribunal Constitucional ha reconocido esta naturaleza mixta del


proceso competencial en la RTC Exp. N° 0013-2003-CC/TC. Para el
Tribunal lógicamente se advierte una doble finalidad en el proceso com-
petencial, cual es el pronunciamiento sobre la titularidad de una compe-
tencia y la legitimidad de determinada decisión (expresada en alguna dis-
posición, acto o resolución), emitida con vicio de incompetencia.

(12) Al respecto, cfr. GÓMEZ MONTORO, Ángel. El conflicto entre órganos constitucionales. CEC, Ma-
drid, 1992, p. 257.

362
El proceso competencial

De otro lado, es pertinente referir que algunos autores distinguen


entre titularidad y ejercicio de las competencias y atribuciones, que a
mi juicio es relevante para perfilar adecuadamente la naturaleza del
proceso competencial. Una cosa es que al ejercer las competencias
y atribuciones se produzcan inevitablemente interferencias y solapa-
mientos y otra distinta que ello equivalga a una inevitable duplicidad
entre las materias y, por ende, entre los títulos competenciales. De la
imposibilidad de ejercer las competencias de forma totalmente aislada
y sin ningún tipo de interferencia o limitaciones, no debe derivarse la
imposibilidad de separar los títulos competenciales. De la imposibili-
dad de separar las competencias en el plano metajurídico puede deducirse
la necesidad de establecer mecanismos de cooperación, pero no debe ol-
vidarse que la cooperación en el ejercicio de las competencias requiere
siempre una previa y clara delimitación de ellas. El plano propio de los
mecanismos de cooperación es el del ejercicio y no el de la titularidad
competencial(13).

III. Delimitación conceptual de los conflictos constitucionales


El artículo 202.3 de la Constitución distingue, sin mayores precisio-
nes, el conflicto constitucional de competencias y el conflicto constitucio-
nal de atribuciones.

El conflicto constitucional de competencias se produce con ocasión


del ejercicio de competencias que la Constitución reconoce a los distintos
niveles de gobierno: el gobierno nacional, los gobiernos regionales y los
gobiernos locales. Al haber establecido la Constitución (artículo 43) que
el gobierno del Estado peruano es unitario, representativo y descentrali-
zado, y se organiza según el principio de la separación de poderes (enten-
dido este como control y balance de poderes) y que la descentralización
(artículo 188) tiene como objetivo fundamental el desarrollo integral del
país, conforme a criterios que permitan una adecuada asignación de com-
petencias y transferencia de recursos del gobierno nacional hacia los go-
biernos regionales y locales, la posibilidad de que se produzcan conflictos

(13) VIVER I PI-SUNYER, Carles. Materias competenciales y Tribunal Constitucional. La delimitación de


los ámbitos materiales de las competencias en la jurisprudencia constitucional. Ariel, Barcelona, 1989,
pp. 23-24.

363
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

entre ellos, en realidad, es la expresión de que el Estado, por mandato


constitucional, debe redistribuir el ejercicio del poder en diferentes entes
de gobierno.

Sobre todo, a partir de la reforma constitucional del 2002 del ca-


pítulo de la Constitución referido a la descentralización significó un
avance decisivo en el proceso de descentralización del aparato estatal.
A partir de allí, por un lado, se ha venido implementando gradualmen-
te el proceso de transferencias sectoriales del gobierno nacional hacia
los gobiernos regionales y gobiernos locales; de otro lado, los gobier-
nos regionales han comenzado a ejercer las distintas competencias que
la Constitución y las leyes de la materia les reconoce, entre ellas sus
competencias normativas.

A pesar de la delimitación constitucional y legislativa que ha realiza-


do el Congreso de la República de las competencias, funciones, recursos
económicos, relaciones y responsabilidades, entre otras, de los gobiernos
regionales era de esperarse el surgimiento inevitable de casos de con-
flictos normativos entre los gobiernos regionales y el gobierno nacional.
Muchos de esos conflictos, por su relevancia constitucional han sido re-
sueltos por el Tribunal Constitucional en el marco de sus competencias
establecidas en el artículo 200 de la Constitución del Estado; lo cual viene
permitiendo que, vía jurisprudencial, el Tribunal Constitucional precise
progresivamente los ámbitos de competencia de los gobiernos regionales
a fin de que su ejercicio no afecte el ámbito de actuación de otros pode-
res del Estado u órganos constitucionales a los cuales la Constitución, al
igual que a los gobiernos regionales, les reconoce también autonomía e
independencia.

El conflicto constitucional de atribuciones tiene que ver con las po-


sibilidades jurídicas de actuación que les confiere la Constitución (con-
flictos interorgánicos) a los poderes del Estado o entre estos con los órga-
nos constitucionales. Un primer supuesto de conflicto constitucional
es el que se presenta entre los poderes del Estado. Aun cuando en la
Constitución las atribuciones de los poderes del Estado parecen estar
claramente establecidas, no puede descartarse eventuales solapamientos
o interferencias entre ellos que pueden derivarse, paradójicamente, de la
propia Constitución.

364
El proceso competencial

Por ejemplo, el Congreso de la República no solo tiene facultades


legislativas, sino también de investigación, siendo que la investigación
judicial está reservada al Poder Judicial. Igualmente, el Poder Ejecutivo
tiene atribuciones legislativas, si bien no cabe equipararlas a las faculta-
des legislativas del Congreso de la República. Lo que no excluye la po-
sibilidad de que se presente un segundo supuesto de conflicto entre un
poder del Estado o, de un tercero, entre órganos constitucionales propia-
mente dichos.

IV. Presupuestos del proceso competencial


Realizada la distinción entre los conflictos constitucionales de com-
petencias y los conflictos constitucionales de atribuciones cabe ahora re-
ferirse a los presupuestos que deben concurrir para estar en estricto ante
un conflicto constitucional que debe ser resuelto a través del proceso
competencial. Como es obvio, no todo conflicto jurídico puede ser resuel-
to mediante el proceso competencial; a este se reserva la resolución de un
tipo de conflicto de naturaleza muy especial, distintos, por ejemplo, a los
conflictos que se pudieran generar entre entidades administrativas o entre
órganos jurisdiccionales inferiores.

El concepto de controversia constitucional, según Hesse, alude a


aquellas controversias constitucionales en la que los órganos supremos
del Estado, de la federación o de los Länder se contraponen los unos a los
otros como partes de una relación controvertida. La controversia constitu-
cional se define tanto por la posición jurídico-constitucional de las partes
(elemento subjetivo), como por el objeto y la naturaleza de la controversia
(elemento objetivo)(14).

Para estar, en sentido estricto, ante un conflicto de competencias


o un conflicto de atribuciones es necesario que concurran dos presu-
puestos: un elemento subjetivo y otro de naturaleza objetiva. El pri-
mero implica que los sujetos que intervienen en el conflicto consti-
tucional deben tener un reconocimiento de rango constitucional. Es
verdad que la Constitución no precisa, a diferencia por ejemplo del

(14) HESSE, Konrad. Grundzüge des Verfassungsrechts der Bundesrepublik Deutschland. Heidelberg: C.F.
Müller, 20., neubearbeitete Auflage, 1995. p. 280.

365
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

proceso de inconstitucionalidad (artículo 200.3), quiénes pueden deman-


dar y ser demandados en el conflicto constitucional. Pero ello no impi-
de que se pueda afirmar, si reiteramos que los sujetos deben tener rango
constitucional, que dentro de esta categoría se encuentran, para el con-
flicto constitucional de competencias el gobierno nacional, los gobiernos
regionales y los gobiernos locales. Todos ellos tienen reconocimiento
constitucional directo.

Esta exigencia no es distinta para el caso del conflicto constitucional


de atribuciones, el cual precisa que los órganos que pueden actuar en el
proceso competencial deben tener igualmente reconocimiento constitu-
cional directo. Sucede claramente esto con el Poder Legislativo, el Poder
Ejecutivo y el Poder Judicial, así como con los distintos órganos que la
Ley Fundamental ha querido precisamente otorgarles rango constitucio-
nal, como el Consejo Nacional de la Magistratura, el Ministerio Público,
la Defensoría del Pueblo, el Jurado Nacional de Elecciones, entres otros.

Debe advertirse que en el caso del Tribunal Constitucional, no obs-


tante ser un órgano que ostenta tal rango, en ningún caso puede consi-
derarse sujeto, pasivo o activo, del proceso competencial. El principio
Kompetenz-kompetenz (artículo 201 de la Constitución; artículo 3 LOTC)
prohíbe cualquier posibilidad de cuestionar sus competencias y atribuciones;
en todo caso, solo a él le corresponde decidir, de oficio, su falta de compe-
tencia o de atribuciones. Por mucho que se cuestione su competencia, por
ejemplo, para controlar las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones
o su facultad para dictar sentencias interpretativas(15), de ahí no se deriva
posibilidad alguna para que se pueda promover contra él un conflicto de
atribuciones, porque ello subvertiría su posición de órgano supremo de
control e interpretación constitucional y porque, además, no existe proce-
dimiento previsto para ello.

De ahí que, como señala Torres Muro, un órgano como el Tribunal


Constitucional no puede verse sometido a la posibilidad de que en el

(15) Desde mi punto de vista se ha producido un falso debate en torno a si los tribunales constitucionales
deben limitarse a ser legisladores negativos y no legisladores positivos. Estas categorías son inexactas
para caracterizar la labor de los tribunales constitucionales pues, su actividad interpretativa no lo acerca
ni mucho menos lo equipara a la labor que realizan los parlamentos. Entre dejar sin efecto una ley y
derogar una ley existen diferencias sustanciales.

366
El proceso competencial

ejercicio de sus facultades otro órgano constitucional le plantee un con-


flicto en el que las discuta, porque dicha posibilidad supondría subvertir
el entramado institucional del que nos hemos dotado, “entramado en el
que está prevista la existencia de un árbitro super partes (sic) para decidir
en derecho las controversias constitucionales. Si el mismo puede verse
rebajado a la condición de una parte más, entonces estaremos haciendo
un flaco favor al sistema en su conjunto, porque entraríamos en un juego
en el que la condición superior del máximo intérprete del texto constitu-
cional se vería seriamente dañada”(16).

Sin embargo, aunque la Corte Constitucional italiana en algún momen-


to admitió conflictos planteados contra ella misma en una serie de decisio-
nes que dieron lugar a una fuerte polémica y que en otras latitudes ha sido
vista, más que como modelo, como una advertencia; más recientemente
se ha excluido la posibilidad de promover el conflicto contra una senten-
cia de la misma Corte. En la sentencia N° 29 de 1998, algunas regio-
nes promovieron un pedido de referéndum abrogativo, pero la Corte
Constitucional la consideró inadmisible. Las Regiones entonces impug-
naron, vía conflicto, dicha sentencia, pero más como forma de protesta
política que con la esperanza de una posible anulación, en razón a que no
cabe la posibilidad de impugnar las sentencias de la Corte(17).

En ambos casos, el elemento subjetivo aparece recogido en el ar-


tículo 109 del Código Procesal Constitucional. Para lo cual se requie-
re que el conflicto constitucional oponga: 1) al Poder Ejecutivo con
uno o más gobiernos regionales o municipales; 2) a dos o más gobiernos
regionales, municipales o de ellos entre sí; o 3) a los poderes del Estado
entre sí o con cualquiera de los demás órganos constitucionales, o a estos
entre sí. Se concluye, pues, que en cuanto al presupuesto, en orden a
los sujetos, el régimen constitucional y procesal es restrictivo y muy
especial porque no cualquier ente del Estado puede interponer este tipo
de demandas.

(16) TORRES MURO, Ignacio. La legitimación en los procesos constitucionales. Reus, Madrid, 2007,
pp. 191-192.
(17) Cfr. CELOTTO, Alfonso. La Corte Constitucional en Italia. Porrúa-Instituto Mexicano de Derecho
Procesal Constitucional, México D.F., 2005, pp. 101-102.

367
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Algunos autores y el propio Tribunal Constitucional han equipa-


rado el elemento subjetivo con la capacidad de ser parte, activa o pa-
siva, en el proceso competencial. En la RTC Exp. N° 0004-2005-CC/
TC, por ejemplo, se reconoce que no se cumple el elemento subjetivo
del conflicto constitucional porque la legitimidad para accionar en este
tipo de proceso se encuentra reservada únicamente a los poderes del
Estado, órganos constitucionales, gobiernos regionales y gobiernos loca-
les; quedando excluidos de ella los particulares.

Es pertinente recordar que los particulares no siempre han estado


excluidos de poder interponer una demanda dentro de un proceso com-
petencial. La derogada Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (Ley
Nº 26435) en su artículo 49 preveía que estaban legitimados para recurrir
ante el Tribunal, una vez agotada la vía administrativa, los particulares
perjudicados por la negativa de la entidad estatal de que se tratara, para
asumir una competencia o atribución por entender que ha sido asignada a
otro órgano del Estado.

Esta posibilidad ha quedado descartada formalmente por el Código


Procesal Constitucional, aunque cabría preguntarse legítimamente si
es que el Tribunal Constitucional, ante un grave perjuicio de los dere-
chos fundamentales como consecuencia del ejercicio arbitrario o de una
omisión injustificada de las competencias o atribuciones de un órgano,
podría interpretar flexiblemente el artículo 109 del Código Procesal
Constitucional.

En Alemania el Tribunal Constitucional Federal (BVerfG) ha inter-


pretado extensivamente el catálogo de sujetos legitimados, cuando ha re-
conocido, por ejemplo, que los partidos políticos, no obstante carecer de
la naturaleza de órgano constitucional, dada su función constitucional en
el sistema democrático y en la formación de la voluntad estatal pueden
plantear un conflicto entre órganos, pero únicamente cuando se trata de la
afectación directa de su estatus(18). Para otro tipo de afectaciones tienen la
vía abierta del amparo (Verfassungsbeschwerde)(19).

(18) PESTALOZZA, Christian. Verfassungsprozeβrecht… Ob. cit., p. 105 y ss.


(19) LIMBACH, Jutta. Das Bundesverfassungsgericht. Verlag C. H. Beck, München, 2001, pp. 36 y ss.

368
El proceso competencial

Es particularmente interesante la posición adoptada por Zagrebelsky


cuando distingue, dentro del conflicto entre sujeto sustantivo y sujeto pro-
cesal del conflicto. De acuerdo con esta distinción materialmente puede
considerarse parte del conflicto cualquier órgano integrante de un poder
que tenga atribuciones directamente reconocidas por la Constitución,
pero procesalmente solo podrán ser parte del conflicto los órganos de vér-
tice de ese poder. Se distingue, por tanto, los órganos entre los que se
origina el conflicto y los poderes cuya esfera de atribuciones se pretende
determinar(20).

Por ejemplo, en el caso resuelto por el Tribunal Constitucional pe-


ruano del conflicto entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial (referido
a los casinos y tragamonedas) parte sustantiva era el Mincetur, pero parte
procesal del proceso competencial era el vértice del Poder Ejecutivo que
encabeza el presidente de la República, cuya esfera de atribuciones preci-
samente se determinó afectada en dicho proceso.

Otro de los presupuestos que se requiere para estar, en estricto, ante


un conflicto constitucional es la concurrencia de un elemento objetivo.
Este se refiere a que la materia del conflicto constitucional debe tener
una dimensión constitucional, es decir, deberá tratarse de competencias o
atribuciones derivadas de la Constitución. De la forma como se presente
el contenido del artículo 202.3 cabe entender que se trata de conflictos
de competencias o atribuciones asignadas por la propia Constitución: el
Tribunal Constitucional conoce y resuelve los conflictos de competencia
o atribuciones asignadas por la Constitución.

El primer párrafo del artículo 109 del Código Procesal


Constitucional ha comprendido también el supuesto de que tales com-
petencias o atribuciones se deriven de leyes orgánicas que delimiten
ámbitos de actuación de los poderes del Estado y los órganos consti-
tucionales o de los distintos niveles de gobierno. Pero cabe enfatizar
que no se trata, inclusive, de cualquier ley orgánica sino únicamente de
aquella que delimita la esfera de competencias o atribuciones constitu-
cionales. La facultad de determinar la presencia del elemento objetivo es
exclusiva del Tribunal Constitucional. Como señala el primer párrafo del

(20) ZAGREBELSKY, Gustavo. La giustizia costituzionale. Il Mulino, Bolonia, 1988, p. 383.

369
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

artículo 112 de la Constitución: solo cuando exista materia de conflic-


to (entiéndase un conflicto con relevancia constitucional) la demanda
competencial debe ser admitida.

Estos elementos subjetivos y objetivos son concurrentes. Es por ello


que cualquier conflicto jurídico que no presente estos presupuestos no
son de competencia del Tribunal Constitucional para su resolución, ya
sea porque se trata de sujetos no legitimados para ser parte en el proce-
so competencial o ya porque se advierta que la competencia o atribución
tiene un reconocimiento no previsto en la Constitución o en una ley orgá-
nica definidora de competencias o atribuciones. La determinación de la
presencia de estos dos elementos es una tarea que siempre quedará reser-
vada para el Tribunal Constitucional, lo que no exime, a quien interpone
la demanda competencial, a sustentar cumplidamente la concurrencia de
los elementos subjetivos y objetivos.
En algún caso, finalmente, el Tribunal Constitucional, no obstante
concurrir ambos presupuestos, ha decidido no entrar a resolver el conflic-
to constitucional. Así, por ejemplo, en la RTC Exp. N° 00002-2006-CC/TC,
donde se dilucidó el conflicto entre el Banco Central de Reserva contra la
Superintendencia de Banca, Seguros y AFP –el primero pretendía el recono-
cimiento de su autonomía para el ejercicio de sus atribuciones constitucio-
nales, para lo cual solicitaba se declare que la supervisión del segundo
sobre él se limite al control de la legalidad de los aspectos reglados y
formales de sus actos y decisiones– el Tribunal decidió, a pedido de las
partes, que el Convenio de Coordinación y Supervisión Interinstitucional
SBS-BCRP era un elemento que permitía disponer la conclusión y archi-
vo definitivo del proceso competencial.

V. Tipología de los conflictos constitucionales


Como frecuentemente sucede, para el Derecho siempre es imposible
prever todas las situaciones jurídicas y casuísticas que pueden darse en la
realidad. El Código Procesal Constitucional cuando señala (artículo 110)
que el conflicto se produce cuando alguno de los poderes o entidades
estatales a que se refiere el artículo anterior adopta decisiones o rehúye
deliberadamente actuaciones, afectando competencias o atribuciones que
la Constitución y las leyes orgánicas confieren a otro, solo recoge muy
parcialmente la tipología de los conflictos constitucionales.

370
El proceso competencial

Sin ánimo exhaustivo(21) en relación con la tipología de los conflic-


tos constitucionales, cabe resaltar que usualmente tanto la doctrina como
la jurisprudencia constitucional nacional y comparada suelen distinguir
entre conflictos de competencias y atribuciones positivos y negativos. Lo
que caracteriza este tipo de conflictos es que el objeto sobre el cual se va
a pronunciar el Tribunal Constitucional es la determinación de la titulari-
dad de la competencia o la atribución constitucional.

El conflicto constitucional negativo se presenta cuando dos o más


poderes del Estado u órganos constitucionales, o los distintos niveles de
gobierno se niegan a asumir una competencia o atribución constitucional.
Aunque fue resuelto bajo la legislación anterior, es bastante gráfica la de-
manda competencial interpuesta por el Sindicato Único de Trabajadores
de Petróleos del Perú Operaciones Oleoducto-Piura contra el Ministerio
de Trabajo y Promoción Social y el Poder Judicial. Dicho sindicato con-
sideraba que el Tribunal Constitucional debía determinar la competencia
y atribución de la autoridad llamada por ley para conocer y resolver asun-
tos relacionados con los conflictos laborales de los trabajadores a partir
de febrero de 1992 y/o las denuncias por incumplimiento o violación de
disposiciones legales o convencionales de trabajo cuando el vínculo labo-
ral estaba vigente. El demandante consideraba que tanto el Poder Judicial
como el Ministerio de Trabajo eran renuentes a asumir sus competencias,
perjudicando con su comportamiento omisivo al sindicato y a sus inte-
grantes en su condición de particulares. La STC Exp. N° 002-2001-CC/
TC estimó la demanda, estableciendo que el órgano competente para co-
nocer y resolver asuntos relacionados con los conflictos laborales de los
trabajadores, a partir de febrero de 1992, y/o las denuncias por incumpli-
miento o violación de disposiciones legales o convencionales de trabajo
cuando el vínculo laboral estaba vigente, era el Poder Judicial.

Mientras que el conflicto constitucional positivo se produce cuando


dos o más poderes del Estado u órganos constitucionales se disputan,
entre sí, una competencia o atribución constitucional. Este caso se pre-
sentó en el conflicto de competencias entre la Municipalidad Distrital de

(21) Tomo como referencia en esta parte a Trujillo Rincón María. Los conflictos entre órganos constitucio-
nales del Estado. Publicaciones del Congreso de los Diputados, Madrid, 1995, pp. 64 y ss.; así como la
STC Exp. N° 0006-2006-CC/TC (f. j. 17 a 23).

371
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

San Juan de Lurigancho contra la Municipalidad Metropolitana de Lima.


La primera alegaba que las municipalidades distritales tenían competen-
cia compartida con la Municipalidad Metropolitana de Lima en la admi-
nistración de los parques zonales ubicados en el ámbito de sus territorios.
El Tribunal mediante la STC Exp. N° 0012-2003-CC/TC desestimó la de-
manda, precisando que era competencia exclusiva de la Municipalidad
Metropolitana de Lima la constitución, organización y administra-
ción de los parques zonales ubicados en el distrito de San Juan de
Lurigancho.

Ciertamente que esta tipología no agota el catálogo de formas


como puede manifestarse un conflicto constitucional y trasciende lo
previsto en el artículo 110 del Código Procesal Constitucional. Es así
como en vía jurisprudencial, el Tribunal Constitucional ha identificado
otros tipos de conflictos constitucionales como son el conflicto cons-
titucional por omisión del cumplimiento de acto obligatorio y el de-
nominado conflicto constitucional por menoscabo de atribuciones. Si
hay algo que identifica de manera común estos dos tipos de conflictos
constitucionales es el hecho de que en estos la labor del Tribunal no
va dirigida a precisar la titularidad de competencias y atribuciones, sino
más bien a determinar la forma como esas competencias y atribuciones
son realmente ejercidas.

El conflicto constitucional por omisión del cumplimiento de acto obli-


gatorio tiene lugar cuando uno de los sujetos omite, voluntaria o involun-
tariamente, ejercer una competencia o atribución constitucional del cual
se considera, incuestionablemente, titular. No es suficiente, sin embargo,
que esa omisión se presente sino que, además, ella dé lugar a un perjuicio
en la esfera de competencias y atribuciones de otro sujeto. En este caso,
pues, no se trata de la disputa por titularizar o no una misma competencia
o atribución, sino de la que se suscita cuando, sin reclamar competencia
para sí, un órgano constitucional, por omitir un deber constitucional o de
relevancia constitucional, afecta el debido ejercicio de las competencias o
atribuciones constitucionales de otro.

Asumo que este tipo de conflicto no puede ser considerado como


una modalidad del conflicto constitucional negativo sino de manera au-
tónoma, porque como ya lo hemos señalado, a diferencia de este último
en el cual es necesario que el Tribunal Constitucional determine a quién

372
El proceso competencial

corresponde asumir la titularidad de una competencia o atribución, en el


conflicto constitucional por omisión del cumplimiento de acto obligatorio
esa titularidad no es objeto de controversia. En esta la cuestión funda-
mental a determinar es el modo como se ejerce una competencia o atribu-
ción constitucional.

Un ejemplo de este tipo de conflicto constitucional es el que se re-


solvió, estimando la demanda, a través de la STC Exp. N° 00005-2005-
CC/TC, en el cual el Banco Central de Reserva argumentaba que la
Superintendencia de Banca y Seguros afectaba la esfera de sus atribucio-
nes constitucionales al omitir solicitarle, previamente, una opinión acerca
de conceder una autorización para que la sucursal de una empresa finan-
ciera extranjera pueda transformarse en una empresa financiera constitui-
da en territorio del Estado peruano.

Otro tipo de conflicto constitucional de competencias o atribuciones


también puede identificarse a partir de la doctrina comparada y de la juris-
prudencia del Tribunal Constitucional. Se trata del denominado conflicto
constitucional por menoscabo de competencias o atribuciones. En la base
de este conflicto está la vulneración de un principio que está reconocido
implícitamente en la Constitución como es el principio constitucional de
interdicción del exceso del ejercicio del poder. En este caso, las compe-
tencias o atribuciones son perturbadas por el ejercicio de competencias y
atribuciones que desbordan la esfera propia de actuación y afectando, a
su vez, las competencias y atribuciones de otros. Este desbordamiento da
lugar a una interferencia que, al final, termina menoscabando otras com-
petencias o atribuciones(22).

Este tipo de conflicto constitucional es el que se presentó entre el


Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, y resuelto en la STC Exp. N° 0006-
2006-CC/TC. El Poder Ejecutivo alegaba la violación de las atribuciones
constitucionales previstas en el artículo 118 de la Constitución con oca-
sión del ejercicio excesivo de las atribuciones del Poder Judicial recono-
cidas en los artículos 138 y 139 de la Constitución, que venían estimando

(22) Cfr. GARCÍA ROCA, Javier. “Una teoría de la sentencia en el conflicto constitucional de competencia
entre entes territoriales”. En AA.VV. La sentencia en los conflictos constitucionales de competencia.
Actas de las III Jornadas de la Asociación de Letrados del Tribunal Constitucional. CEPC, Madrid,
1998, p. 52.

373
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

demandas de amparo y medidas cautelares de manera ilícita. El Tribunal


Constitucional determinó que el Poder Judicial, en efecto, había afectado
las atribuciones constitucionales del Poder Ejecutivo.

Como ha señalado el propio Tribunal, en estos casos, es evidente que


el conflicto de competencias o de atribuciones no se configura como una
disputa por la titularidad de los mismos –conflicto constitucional positi-
vo–, como una negativa a asumir competencias o atribuciones –conflicto
constitucional negativo–, o como un conflicto por omisión de cumpli-
miento de acto obligatorio; todo lo contrario, surge por el hecho de que
un poder u órgano constitucional, por el modo ilegítimo en que obra en
la esfera de sus competencias, perturba su actividad y le impida ejercer,
parcial o totalmente, dicha competencia o atribución constitucional.

Se trata aquí de un tipo de conflicto que se ha venido a denominar


como conflicto constitucional por menoscabo de atribuciones constitu-
cionales. Puede este clasificarse en: a) conflicto constitucional por me-
noscabo en sentido estricto; b) conflicto constitucional por menoscabo de
interferencia; y, c) conflicto constitucional por menoscabo de omisión. En
el conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto, cada órga-
no constitucional conoce perfectamente cuál es su competencia. Sin em-
bargo, uno de ellos lleva a cabo un indebido o prohibido ejercicio de la
competencia que le corresponde, lo que repercute sobre el ámbito del que
es titular el otro órgano constitucional.

En el conflicto constitucional por menoscabo de interferencia, las


competencias de los órganos constitucionales están enlazadas a tal punto
que uno de ellos no puede ejercer la suya sino tiene la cooperación o
la actuación de la competencia que le pertenece al otro. En el conflic-
to constitucional por menoscabo de omisión, uno de los órganos omite
ejercer su competencia produciéndose, como consecuencia de ello, una
atrofia o imposibilidad de ejercicio de la competencia del otro órgano
constitucional, solo que, en este caso, la omisión funcional no es con-
dición indispensable para el ejercicio de la competencia o atribución del
otro órgano constitucional.

No ha sido objeto todavía de pronunciamiento por parte del Tribunal


Constitucional ni tiene previsión en el Código Procesal Constitucional,
el supuesto de si los conflictos constitucionales pueden ser también

374
El proceso competencial

conflictos constitucionales virtuales o preventivos. Parece que no debe


descartarse esta hipótesis que se configuraría cuando un sujeto legitimado
recurre al Tribunal Constitucional a fin de evitar que el ejercicio de una
competencia o atribución que no le corresponde a un sujeto o correspon-
diéndole la ejerce de manera excesiva, pueda resultar lesiva de sus com-
petencias o atribuciones constitucionales. En este supuesto, el conflicto
constitucional virtual debe también cumplir con los elementos de certeza
e inminencia, descartándose los supuestos de mera sospecha.

Este tipo de conflicto ha tenido aceptación en Alemania, sobre todo


a partir del artículo 64 de la Ley del Tribunal Constitucional Federal, que
prevé no solo una lesión sino también “una puesta peligro”, en el cual
se acepta excepcionalmente los conflictos preventivos, pero para ello se
exige que se trate de una amenaza grave, inmediata e inminente, no sien-
do suficiente la existencia de un peligro abstracto. En este sentido Stein
ha precisado que ese peligro debe ser inmediato para que pueda configu-
rarse este tipo de conflicto(23).

VI. Los actos objeto de control y el test de la competencia


El objeto de control del proceso competencial depende del tipo
de conflicto constitucional que conozca y vaya resolver el Tribunal
Constitucional. Así, en el caso de los conflictos constitucionales, positi-
vos o negativos, de competencias y atribuciones el objeto es, claramente,
determinar la titularidad de estas. Si el vicio de incompetencia proviene
de un conflicto constitucional positivo, el objeto de control no se limitará
a determinar la titularidad de la atribución o competencia, sino también a
controlar el acto concreto viciado de incompetencia.

No sucede lo mismo en el caso, por ejemplo, del conflicto constitu-


cional por omisión de cumplimiento de un acto obligatorio, en el cual el
objeto de control, más que determinar una titularidad específica, apunta,
por el contrario a precisar si efectivamente tal omisión se ha configurado
y, con él, se perjudica la esfera de atribuciones y competencias del otro
sujeto. En este caso es la omisión y las consecuencias perjudiciales que se

(23) STEIN, Ekkehart. Derecho político. Madrid, 1973, p. 235.

375
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

derivan de dicha omisión la que constituye el objeto principal de control


constitucional. Por otra parte, la determinación si el ejercicio de una com-
petencia o atribución constitucional se ha realizado con exceso de poder
será el objeto de control en caso de que el conflicto constitucional sea por
menoscabo de competencias o atribuciones constitucionales.

De advertirse que si el conflicto constitucional versara sobre una


competencia o atribución expresada en una norma con rango de ley, el
Tribunal, como lo ha hecho en la STC Exp. N° 00031-2005-AI/TC y en
la STC Exp. N° 00006-2008-AI/TC, declara que la vía adecuada es el
proceso de inconstitucionalidad.

De otro lado, el Tribunal Constitucional ha sistematizado el denomina-


do test de la competencia como pauta metodológica para la determinación,
sobre todo, de la titularidad de las competencias y atribuciones; aunque hay
que reconocer que la introducción de este test entre nosotros ha sido tam-
bién por obra de la mejor doctrina constitucional(24). Esta ha sido desarrolla-
da, principalmente, en las STC Exps. N°s 0020 y 0021-2005-PI/TC, se ha
visto mejor sintetizada en la STC Exp. N° 00031-2005-AI/TC. La estructu-
ra de dicho test se basa en una serie de principios que el propio Tribunal se
ha encargado de precisar:

“A) Principio de unidad.- De acuerdo con este principio, el Estado perua-


no es unitario y descentralizado (artículo 43 de la Constitución), lo
cual quiere decir que es un Estado en el cual los gobiernos regiona-
les y locales no solo tienen autonomía administrativa, sino también
económica y, lo que es más importante, autonomía política. Esta últi-
ma se traduce, de un lado, en la elección de sus órganos por sufragio
directo (artículo 191 de la Constitución), y, de otro, en la capacidad
de dictar normas con rango de ley (artículos 192. 6 y 200. 4 de la
Constitución).
– Principio de cooperación, y lealtad nacional y regional.- Este
principio implica que el carácter descentralizado del Estado pe-
ruano no es incompatible con la configuración de Estado unitario,

(24) Ya en la primera edición de su obra, LANDA, César. Tribunal Constitucional y Estado democrático.
Fondo Editorial de la PUCP, Lima, 1999, p. 122, daba cuenta de dicho test. Una versión más actual de
Palestra Editores. Tercera edición corregida y aumentada, Lima, 2007.

376
El proceso competencial

toda vez que si bien ella supone el establecimiento de órganos de


poder territorialmente delimitados, a los cuales se les dota de au-
tonomía política, económica y administrativa, su ejercicio debe
realizarse dentro del marco constitucional y legal que regula el re-
parto competencial de los gobiernos regionales y municipales. En
consecuencia, de este principio se derivan, a su vez, deberes con-
cretos tanto para el gobierno nacional así como para los gobiernos
regionales. Así, el gobierno nacional debe observar el principio
de lealtad regional, lo que implica su cooperación y colaboración
con los gobiernos regionales. Del mismo modo, los gobiernos re-
gionales deben cumplir el principio de lealtad nacional, en la me-
dida en que no pueden afectar, a través de sus actos normativos,
fines estatales; por ello, no pueden dictar normas que se encuen-
tren en contradicción con los intereses nacionales que se derivan
de la Constitución.
– Principio de taxatividad y cláusula de residualidad.- Si bien es
cierto que la cláusula de residualidad no está expresamente reco-
nocida en la Constitución, sí es posible que se entienda reconocida
tácitamente en el artículo 192.10. Por tanto, las competencias re-
gionales solo serán aquellas que explícitamente estén consagradas
en la Constitución y en las leyes de desarrollo de descentraliza-
ción, de modo que lo que no esté señalado en ellas, será de com-
petencia exclusiva del gobierno central. Los gobiernos regionales,
por tanto, no tienen más competencias que las que la Constitución
y las leyes orgánicas les hayan concedido. De ahí que se encuen-
tren sometidos al principio de taxatividad, y que las competen-
cias que no les han sido conferidas expresamente correspondan al
Gobierno Nacional (cláusula de residualidad).
– Principio de control y tutela.- La exigencia que proyecta este
principio consiste en que los gobiernos regionales y locales están
sujetos a instancias de control y tutela por parte de órganos nacio-
nales competentes. Tal principio, que se encuentra recogido en el
artículo 199 de la Constitución, señala que los gobiernos regio-
nales y locales son fiscalizados por sus propios órganos de con-
trol y por los organismos que tengan tal atribución por mandato
constitucional o legal, y están sujetos al control y supervisión de
la Contraloría General de la República, la que organiza un sistema

377
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de control descentralizado y permanente; pero también a un siste-


ma de control interno.
B) Principio de competencia.- El principio de competencia está estructu-
rado, a criterio del Tribunal Constitucional, por los principios de dis-
tribución de competencias, el bloque de constitucionalidad de las or-
denanzas regionales y la integración de otras normas en dicho bloque.
– Distribución de competencias.- En el Estado unitario y descentra-
lizado regional, la potestad normativa está distribuida entre órga-
nos nacionales y regionales, además de los locales. La autono-
mía político-normativa de los gobiernos regionales conlleva la
facultad de crear Derecho y no solo de ejecutarlo. Precisamente
por ello, el Estado debe concebirse como un Estado “unitario y
descentralizado”, es decir, como aquel en el que la descentrali-
zación, al alcanzar una manifestación político-normativa, fun-
dada en el principio constitucional de la autonomía, prevista en
los artículos 191 y 194 de la Constitución, acepta la coexisten-
cia de subsistemas normativos (nacional, regional y local). La
creación de gobiernos regionales con competencias normativas
comporta la introducción de tantos subsistemas normativos
como gobiernos regionales existan al interior del ordenamiento
jurídico peruano. Pero la articulación de las fuentes en un ordena-
miento de tal naturaleza no puede efectuarse exclusivamente bajo
los alcances del principio de jerarquía, sino conforme al principio
de competencia. En efecto, dado que las ordenanzas regionales
son normas con rango de ley (artículo 200.4 de la Constitución),
no se encuentran jerárquicamente subordinadas a las leyes nacio-
nales del Estado, por lo que para explicar su relación con estas no
hay que acudir al principio de jerarquía, sino al principio de com-
petencia, pues tienen un ámbito normativo competencial distinto.
– El bloque de constitucionalidad de las ordenanzas regionales.-
En el bloque de constitucionalidad de las ordenanzas regionales
cuentan tanto las leyes orgánicas que desarrollan el régimen cons-
titucional de los gobiernos regionales como también aquellas otras
leyes que tengan relación con esta materia.
(1) La integración en el bloque de las leyes orgánicas.- Las leyes
orgánicas encargadas de determinar las competencias de los go-
biernos regionales son la LBD y la LOGR. Dichas competencias,

378
El proceso competencial

de conformidad con el artículo 13 de la referida ley, pueden ser


exclusivas, compartidas o delegadas. En tanto las competencias
compartidas dan lugar a funciones específicas que cada uno de
los niveles de gobierno debe llevar a cabo, tales funciones, en el
caso de los gobiernos regionales, han sido recogidas en su respec-
tiva ley orgánica; específicamente en sus artículos 47 a 64. De este
modo, la validez de las ordenanzas regionales se encuentra sujeta
al respeto del marco normativo establecido tanto en la LBD como
la LOGR, por lo que forman parte del parámetro de control en la
presente causa.
(2) La integración en el bloque de otras normas legales.- Lo ante-
rior no significa que allí se agoten las normas que pueden confor-
mar el bloque de constitucionalidad. La apertura de este a otras
normas, sean estas leyes orgánicas o simples leyes estatales o de-
cretos legislativos, depende del tipo de materias que hayan sido
reguladas por una ordenanza regional y, particularmente, de la
clase de competencia (exclusiva, compartida o delegable) de que
se trate. Existe, por tanto, un parámetro “natural” de control de
constitucionalidad de las ordenanzas regionales, que se encuentra
integrado por la Constitución, la LBD y la LOGR; pero también,
tratándose de la regulación de determinadas materias, el bloque
de constitucionalidad puede estar conformado, adicionalmente,
por otras leyes nacionales. En estos casos, dichas normas forman
parte de lo que podría denominarse un parámetro “eventual” de
constitucionalidad.
C) Principio del efecto útil y poderes implícitos.- A juicio del Tribunal,
cada vez que una norma (constitucional o legal) confiere una com-
petencia a los gobiernos regionales, debe entenderse que esta con-
tiene normas implícitas de subcompetencia para reglamentar la
norma legal, sin las cuales el ejercicio de la competencia conferida
a los gobiernos regionales carecería de eficacia práctica o utilidad.
El principio del efecto útil, así, pretende flexibilizar la rigidez del
principio de taxatividad, de modo que la predeterminación difusa
en torno a los alcances de una competencia por la ley orgánica o la
Constitución no termine por entorpecer un proceso que, en principio,
se ha previsto como progresivo y ordenado conforme a criterios que
permitan una adecuada asignación de competencias (artículo 188 de
la Constitución). Así, el principio de taxatividad de competencias no

379
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

es incompatible con el reconocimiento de que los gobiernos regio-


nales también pueden realizar aquellas competencias reglamentarias
no previstas legal ni constitucionalmente, pero que, sin embargo, son
consustanciales al ejercicio de las previstas expresamente (poderes
implícitos), o constituyan una directa manifestación y exteriorización
de los principios que rigen a los gobiernos regionales dentro de un
Estado unitario y descentralizado.
D) Principio de progresividad en la asignación de competencias y trans-
ferencia de recursos.- El proceso de descentralización del poder esta-
tal mediante el establecimiento de las regiones y sus gobiernos regio-
nales no es un acto acabado o definitivo, pues se realiza por etapas,
conforme dispone el artículo 188 de la Constitución. En consecuencia,
la asignación de competencias a los gobiernos regionales, así como la
de sus recursos, es un proceso abierto que la Constitución ha querido
asegurar, entre otros medios, al establecer solo de manera enunciativa
las competencias de los gobiernos regionales, y dejar que esta tarea se
complemente y amplíe mediante la incorporación de nuevas compe-
tencias por medio de la reserva de ley orgánica prevista en el artículo
192.10 de la Constitución o, incluso, mediante acuerdo entre el go-
bierno nacional y los gobiernos regionales, tratándose de competen-
cias delegadas. Por consiguiente, sobre el legislador nacional pesa un
mandato constitucional que lo obliga a no adoptar medidas regresivas
que posterguen el proceso de regionalización o dificulten irrazona-
blemente la asignación adecuada de competencias y transferencia de
recursos del gobierno nacional a los gobiernos regionales y locales,
conforme enuncia el artículo 188 de la Constitución; en la medida,
claro está, de que exista disponibilidad presupuestal y de gasto públi-
co para tales efectos (Undécima Disposición Final y Transitoria de la
Constitución)”.

VII. La suspensión del acto en el proceso competencial


El Código Procesal Constitucional (artículo 111), a diferencia del
proceso de inconstitucionalidad, prevé la posibilidad de que el deman-
dante puede solicitar al Tribunal Constitucional la suspensión de la dis-
posición, resolución o acto objeto de conflicto. De primera intención no
parece ajustarse a la naturaleza y la finalidad del proceso competencial
el de prever la posibilidad de solicitar la suspensión del acto, porque si
bien el proceso competencial tiene una dimensión también subjetiva, es

380
El proceso competencial

el carácter objetivo el que prima, como ya se ha señalado supra. La dis-


cusión central no se refiere a intereses de particulares, sino más bien al
interés objetivo de hacer prevalecer la propia Constitución.

La interpretación objetiva, por parte del Tribunal Constitucional, de


la medida cautelar ha quedado plasmada en la STC Exp. N° 00023-
2005-AI/TC cuando ha señalado que las características del procedi-
miento cautelar general, previstas en los procesos sobre controversias
privadas, no pueden trasladarse, sin más, cuando se está ante el cues-
tionamiento del interés público. En el caso de los actos administra-
tivos de los gobiernos locales y regionales, las disposiciones cues-
tionadas tienen por finalidad, conforme se desprende del respectivo
debate de aprobación del Código Procesal Constitucional realizado en
el pleno del Congreso de la República, evitar que se interpongan me-
didas cautelares que dificulten la actuación de los gobiernos locales y
regionales. Se concluye que no existe fundamento válido que justifi-
que cómo tales disposiciones cuestionadas puedan resultar violatorias
de los fines de la tutela cautelar, siendo evidente, por el contrario, que
su establecimiento representa la existencia de mecanismos que garantizan
una tutela cautelar razonable, en cuanto buscan persuadir a los justicia-
bles de la presentación excepcional de los respectivos pedidos de medida
cautelar, en el caso del cuestionamiento a los actos administrativos de los
gobiernos locales y regionales.

Es evidente que en esta concepción subyace la afirmación del doble


carácter de los procesos constitucionales, que implica una valoración de
esa dimensión objetiva orientada a preservar el orden constitucional como
una suma de bienes institucionales: la configuración de un proceso cons-
titucional en el que subyace una defensa del orden público constitucional.
Todo lo cual define a la jurisdicción constitucional no en el sentido de
simple pacificadora de intereses de contenido y alcance subjetivos, sino
del orden constitucional (normatividad) y de la realidad social (norma-
lidad) en conjunto; pues, con relación a la Constitución, la jurisdicción
constitucional no actúa ni puede actuar como un órgano neutro, sino, por
el contrario, como su principal promotor.

Ahora bien, el Tribunal Constitucional en muy pocas oportunidades


se ha pronunciado sobre la medida cautelar en el proceso competen-
cial. Hasta el momento se ha limitado a resolver las escasas solicitudes

381
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

cautelares en este proceso, pero sin que haya sentado aún expresa posi-
ción sobre la pertinencia de esta figura procesal. Así, por ejemplo, en la
STC Exp. N° 00002-2004-CC/TC, la demandante en el curso del proceso
competencial presentó la solicitud de concesión de una medida caute-
lar, la cual fue desestimada, porque al considerar el Tribunal que, prima
facie, la demanda interpuesta debía desestimarse, el pronunciamiento
sobre la medida cautelar carecía de objeto.

Un segundo caso fue resuelto en la RTC Exp. N° 0004-2004-CC/


TC, donde el Poder Judicial solicitaba la suspensión de la eficacia de
la parte del “Proyecto de Ley Anual de Presupuesto del Sector Público
para el año 2005” (P/L Nº 11290/2004-PE) referida al Poder Judicial. El
Tribunal Constitucional declaró infundada la solicitud de medida caute-
lar porque conforme con el artículo 80 de la Constitución, el Congreso
de la República tiene la posibilidad de modificar el Presupuesto de la
República hasta el 30 de noviembre de ese año.

Tiene mayor relevancia la STC Exp. N° 00003-2007-CC/TC que re-


solvió el conflicto de competencias entre el gobierno local de Surquillo
con el gobierno local de Miraflores. El primero solicitó una medida cau-
telar a fin conseguir la suspensión provisional de los efectos del Acuerdo
de Concejo Nº 032-2007-MM y de todo acto de disposición que pudiera
darse sobre los bienes de dominio público. Para el Tribunal no era ade-
cuada la concesión de la medida cautelar para los fines perseguidos, pues
los actos de disposición no constituyen impedimento alguno para que este
Tribunal se pronuncie acerca de la titularidad para el ejercicio de las com-
petencias constitucionales invocadas.

Más recientemente, en la RTC Exp. N° 0007-2007-CC/TC se deses-


tima tanto la demanda competencial así como también la medida cautelar
solicitada. Y es que para el Tribunal Constitucional era evidente que la
Municipalidad Provincial del Callao perseguía, por la vía de este pro-
ceso, la declaración de nulidad de diversas resoluciones judiciales y
no el cese de una agresión de las competencias del municipio deman-
dante, pues no existía atribución o competencia asignada directamen-
te por la Constitución o por la Ley Orgánica de Municipalidades que
se relacione con el blindaje de los recursos recibidos por los gobiernos
locales que constituyen el Fondo de Compensación Municipal respecto
de medidas de embargo que se adopten en sede judicial. Desestimada la

382
El proceso competencial

pretensión principal del demandante, su solicitud de medida cautelar tam-


bién fue rechazada.

De otro lado, debe tenerse presente que la existencia de un proceso


competencial ante el Tribunal Constitucional condiciona la resolución
de cualquier otro proceso en el cual se haya impugnado una disposición,
resolución o acto materia de conflicto constitucional, cuya impugnación
estuviera aún pendiente de resolver ante cualquier juez o tribunal. Estos
deben suspender el proceso hasta que el Tribunal Constitucional dicte la
resolución o sentencia que corresponda.

VIII. Efectos de la sentencia competencial


Dos son los efectos básicos de la sentencia en el proceso competen-
cial, de acuerdo con el artículo 113 del Código Procesal Constitucional.
En primer lugar, la sentencia del Tribunal Constitucional vincula no solo
a las partes del proceso sino a todos los demás poderes públicos y tiene
plenos efectos frente a todos. De modo que si, por ejemplo, el con-
flicto constitucional versa sobre la titularidad de competencias o atri-
buciones, positivas o negativas, la interpretación y el reconocimien-
to que de dicha titularidad realiza el Tribunal no puede ser puesta en
cuestión por ningún poder del Estado, órgano constitucional o nivel de
gobierno. En este sentido, la sentencia competencial tiene fuerza vincu-
lante y efectos erga omnes.

En el último párrafo del mismo artículo se ha previsto que cuando se


hubiera promovido conflicto negativo de competencias o atribuciones, la
sentencia competencial, además de determinar su titularidad, puede se-
ñalar, en su caso, un plazo dentro del cual el poder del Estado o el ente
estatal de que se trate debe ejercerlas. Parece razonable esta previsión que
el Código ha considerado, pues para el caso de un conflicto constitucional
negativo debe determinarse, a fin de no seguir afectando el ordenamiento
constitucional en su conjunto, el momento en el cual el poder del Estado,
órgano constitucional o nivel de gobierno debe asumir el ejercicio de una
titularidad que consideraba no le correspondía ejercer.

En segundo lugar, se ha previsto, en el mencionado Código, que


el Tribunal aparte de determinar los poderes o entes estatales a que

383
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

corresponden las competencias o atribuciones controvertidas, puede


anular las disposiciones resoluciones o actos viciados de incompetencia.
Asimismo, debe resolver, si fuera el caso, lo pertinente sobre las situacio-
nes jurídicas producidas sobre la base de tales actos administrativos. Para
entender el artículo 113 del Código Procesal Constitucional en este extre-
mo es necesario considerar lo señalado anteriormente sobre la naturaleza
del proceso competencial.

Recordemos que el proceso competencial posee una naturaleza tam-


bién impugnatoria, en el sentido de que los actos viciados de incompe-
tencia, en el marco de este proceso constitucional, deben ser también, por
correspondencia, anulados. En ese sentido, la sentencia constitucional
comprenderá: a) un pronunciamiento, en estricto, sobre la titularidad o el
modo de ejercicio de las competencias y atribuciones; b) la nulidad de los
actos emitidos, si fuera el caso, al amparo de una competencia o atribu-
ción que no le correspondía o de su ejercicio excesivo y, por ende, consti-
tucionalmente ilegítimo.

Cierta polémica ha causado la interpretación que le ha dado el Tri-


bunal Constitucional a este artículo del Código Procesal Constitucional,
sobre todo, cuando en la STC Exp. N° 0006-2006-CC/TC declaró la nu-
lidad de una serie de resoluciones judiciales. Aunque el ar-tículo 113 del
Código parece restringir únicamente la nulidad de los actos administrati-
vos, no sería exacto decir que solo este tipo de actos pueden ser declara-
dos nulos.

La razón principal de esta afirmación radica en que no todos los po-


deres del Estado, órganos constitucionales o niveles de gobierno expresan
el ejercicio de sus competencias y atribuciones mediante actos adminis-
trativos, que más parece cercano al Poder Ejecutivo, pero no, por ejem-
plo, al Poder Legislativo (cuya natural expresión son los actos parlamen-
tarios) o al Poder Judicial (que normalmente dicta actos jurisdiccionales).
La interpretación restrictiva del artículo 113 en este extremo no se condi-
ce con una interpretación del Código Procesal Constitucional conforme
con la Constitución.

De otro lado, cabe preguntarse si el Tribunal Constitucional en el


proceso competencial puede emitir sentencias interpretativas. Al igual
que muy raras veces el Tribunal da plena correspondencia al binomio

384
El proceso competencial

inconstitucionalidad-nulidad, en el proceso competencial también no ne-


cesariamente la incompetencia debe llevar directamente a la nulidad del
acto. De hecho, los efectos pueden ser modulados al punto que, no obs-
tante advertirse el vicio de incompetencia, el Tribunal debería ponderar si
la nulidad del acto acaso no acarrea consecuencias mucho más graves de
mantener intacto el acto viciado, lo cual habilitaría inclusive al Tribunal
Constitucional a establecer una vacatio sententiae; sin perjuicio de deter-
minar claramente, si se trata de un conflicto positivo o negativo, a quién
corresponde la titularidad de la competencia o de la atribución, así como
si hubo omisión o exceso de poder en el ejercicio de ellos.

En suma, puede pensarse que la necesidad de salvaguardar la titula-


ridad legítima de las competencias o atribuciones, unida a la búsqueda de
la paz jurídica y el restablecimiento de relaciones institucionales acaso
resquebrajadas, puede llevar a “sentencias interpretativas de desestima-
ción”, donde se salve la validez de la atribución controvertida siempre y
cuando se interprete de una determinada manera; en definitiva, optando
por la elección de la opción constitucional entre dos interpretaciones al-
ternativas de un mismo texto, para permitir una estabilidad de la esfera de
competencias o atribuciones(25).

(25) GARCÍA ROCA, Javier. El conflicto entre órganos constitucionales. Tecnos, Madrid, 1987, p. 176.

385
PARTE II
CÓDIGO PROCESAL
CÓDIGO PROCESAL
CONSTITUCIONAL
CONSTITUCIONAL
CON JURISPRUDENCIA
CON JURISPRUDENCIA
ARTÍCULO POR
ARTÍCULO POR ARTÍCULO
ARTÍCULO
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

G UÍA DEL LECTOR

A efectos del adecuado empleo de la presente obra, debe tenerse en cuenta lo siguiente:
1. Esta obra contiene extractos literales de las sentencias del Tribunal Constitucional, los que
han sido incluidos en los artículos, numerales, incisos u otras disposiciones del Código
Procesal Constitucional, con los cuales se encuentren vinculados. Excepcionalmente, se
han incluido extractos de resoluciones judiciales, administrativas y de fallos de tribunales
internacionales.

2. A efectos de mayor claridad, a los extractos de las sentencias se les ha agregado textos entre
corchetes, para que se comprenda cabalmente su sentido o significado y cuya autoría corres-
ponde exclusivamente a Gaceta Jurídica.

3. Los extractos se han extraído de sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional que abar-
can el periodo 1996-2008 (mes de octubre). La selección y clasificación de los extractos ha
sido realizada por Gaceta Jurídica.

4. Los extractos de sentencias van acompañados de sumillas o títulos y de una libra de identi-
ficación numérica. La primera parte de la sumilla o título indica una figura jurídica o tema
incluido en el dispositivo del Código Procesal Constitucional. La segunda parte refiere a lo
que se dice sobre dicha figura o tema.

5. Los extractos de sentencias van acompañados de datos de identificación, a modo abreviatu-


ras. El significado de las abreviaturas empleadas es el siguiente:

A.P. Acción popular


c. Considerando (plural: cc.)
CDOsinerg Consejo Directivo del Organismo Supervisor de la Inversión en
Energía - Osinerg
CIDH Corte Interamericana de Derechos Humanos
Data 35 000 G.J. Data de 35,000 jurisprudencias de Gaceta Jurídica
- Diálogo con la Jurisprudencia
Exp. Expediente
N° Número
f. j. Fundamento jurídico (plural: ff. jj.)
P. Fallo del Pleno del Tribunal Constitucional
p. Página

389
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

p. e. Parte expositiva
p. r. Parte resolutiva
par. Parágrafo
párr. Párrafo
PV Precedente vinculante
RTC Resolución del Tribunal Constitucional
S. Fallo de Sala del Tribunal Constitucional
SCDP Sala Corporativa Transitoria Especializada en Derecho Público
SCL Sala Civil de Lima
SDCS Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema
SLL Sala Laboral de Lima
STC Sentencia del Tribunal Constitucional
TC Tribunal Constitucional

6. Los obra incluye notas del editor, identificadas con un asterisco (*), que indican las mo-
dificaciones legales efectuadas al artículo o dispositivo específico, la existencia de errores
en la enumeración de normas o de los fundamentos jurídicos de las sentencias del Tribunal
Constitucional u otros aspectos informativos editoriales.

390
CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL
JURISPRUDENCIA ARTÍCULO POR ARTÍCULO

TÍTULO PRELIMINAR

ARTÍCULO I.- ALCANCES


El presente Código regula los procesos constitucionales de hábeas corpus, amparo, há-
beas data, cumplimiento, inconstitucionalidad, acción popular y los conflictos de compe-
tencia, previstos en los artículos 200 y 202, inciso 3) de la Constitución.

£001 Procesos constitucionales. Reconocimiento en la Constitución y tratados


internacionales
[L]a Constitución de 1993 ha establecido en el Título V denominado Garantías Constitu-
cionales, un conjunto de disposiciones que regulan, entre otras previsiones, los procesos constitu-
cionales de hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento, constituyendo una tutela especializa-
da –a cargo de jueces constitucionales– distinta a aquella tutela común –a cargo de jueces ordinarios–.
Asimismo, tal reconocimiento se deriva también de lo dispuesto por la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (artículo 25.1), así como por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (artículo 2.3.a), al permitir la interposición de un recurso “efectivo” contra las violacio-
nes de los derechos fundamentales. (STC Exp. N° 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 9)

£002 Procesos constitucionales. Especial carácter y diferencias con los procesos


ordinarios
La consagración constitucional de estos procesos [constitucionales] les otorga un especial ca-
rácter, que los hace diferentes de los procesos ordinarios en cuatro aspectos: 1) Por sus fines, pues
a diferencia de los procesos constitucionales, los ordinarios no tienen por objeto hacer valer el
principio de supremacía constitucional ni siempre persiguen la protección de los derechos funda-
mentales; 2) Por el rol del juez, porque el control de la actuación de las partes por parte del juez es
mayor en los procesos constitucionales; 3) Por los principios orientadores, pues si bien es cierto
que estos principios, nominalmente, son compartidos por ambos tipos de procesos, es indudable que
la exigencia del cumplimiento de principios como los de publicidad, gratuidad, economía procesal, so-
cialización del proceso, impulso oficioso, elasticidad y de favor processum o pro actione, es funda-
mental e ineludible para el cumplimiento de los fines de los procesos constitucionales; y 4) Por su
naturaleza, que es de carácter subjetivo-objetivo, pues no solo protegen los derechos fundamen-
tales entendidos como atributos reconocidos a favor de los individuos, sino también, en cuanto se
trata de respetar los valores materiales del ordenamiento jurídico, referidos en este caso a los fines
y objetivos constitucionales de tutela de urgencia. (STC Exp. N° 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 10)

£003 Procesos constitucionales. Como presupuesto indispensable para el adecuado


funcionamiento del sistema democrático
[L]os “derechos fundamentales” y las “garantías para su protección” se han constituido como ins-
titutos que no pueden entenderse de modo aislado, pues tales derechos solo podrían “realizarse” en
la medida que cuenten con mecanismos “rápidos”, “adecuados” y “eficaces” para su protección. Los

391
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

derechos y sus mecanismos procesales de tutela se constituyen así en el presupuesto indispensable


para un adecuado funcionamiento del sistema democrático. (STC Exp. Nº 05374-2005-AA, P, f. j. 2)

£004 Procesos constitucionales. No existencia de zonas de indefensión


[U]na lectura sistemática de la Constitución y una aplicación integral de las normas relativas
a los derechos fundamentales de la persona no admiten “zonas de indefensión” (...) [Ello significa]
que siempre es permisible a un justiciable la utilización de las acciones de garantía en defensa de
sus derechos básicos, así como la actuación contralora y tuitiva del Tribunal Constitucional sobre
dicho material. (STC Exp. Nº 02409-2002-AA, S, f. j. 1.b)

£005 Procesos constitucionales. Carácter constitucional del proceso de


cumplimiento
[E]s posible considerar que existen temas de naturaleza propiamente constitucionales y otros
que, sin tener tal condición, son incorporados a la Constitución por el constituyente. Sin embargo,
desde la perspectiva de la justicia constitucional, que es la que le compete al Tribunal Constitucional,
y a fin de preservar la supremacía jurídica de la Constitución, con arreglo a los artículos 45 y 51 de la
Carta Magna, es indispensable reiterar el carácter normativo de la Constitución en su conjunto que,
obviamente, abarca todas las materias que ella regula. (...) La Constitución es un ordenamiento que
posee fuerza normativa y vinculante; por ende, la materia constitucional será toda la contenida en ella,
y “lo constitucional” derivará de su incorporación en la Constitución. Así lo ha entendido el Tribunal
Constitucional, a lo largo de su funcionamiento, en la resolución de los diferentes casos que ha
tenido oportunidad de conocer (no solo en los procesos de inconstitucionalidad y en los procesos
competenciales, sino también en los procesos constitucionales de protección de los derechos funda-
mentales), donde ha evaluado vulneraciones a la Constitución de la más diversa índole y en las cua-
les el único requisito para tal examen consistía en que la controversia se fundara en una violación
de algún principio, valor o disposición de la Constitución. (…) Atendiendo a las consideraciones
expuestas es que debemos interpretar las normas contenidas en el Título V de la Constitución,
relativas a las garantías constitucionales o procesos constitucionales. En efecto, el planteamien-
to descrito líneas arriba se confirma con el artículo I del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, relativo a los alcances de dicho cuerpo legal (…). Consiguientemente, el Código
Procesal Constitucional acatando el mandato constitucional, reconoce al proceso de cumplimiento
su carácter de proceso constitucional. (STC Exp. N° 0168-2005-PC/TC, P, ff. jj. 2, 3 y 4)
La acción de cumplimiento es un “proceso constitucionalizado” que, prima facie, no tiene
por objeto la protección de un derecho o principio constitucional, sino la de derechos legales y
de orden administrativo, mediante el control de la inacción administrativa. Se trata, por tanto, de
un “proceso constitucionalizado”, como, a su vez, lo es el contencioso- administrativo, y no en
estricto de un “proceso constitucional”, toda vez que en su seno no se resuelven controversias
que versen sobre materia constitucional, aun cuando este haya sido creado directamente por la
Constitución (artículo 200, inciso 6). Como todo proceso jurisdiccional –y los “constitucionaliza-
dos” como los “constitucionales” no escapan de tal condición–, la posibilidad de que las preten-
siones que se planteen en su seno sean objeto de un pronunciamiento sobre el fondo está condicio-
nada a que el demandante satisfaga los presupuestos procesales y, en su caso, las condiciones de
la acción que la ley prevea. (STC Exp. N° 191-2003-AC/TC, S, f. j. 32)

£006 Procesos constitucionales. Carácter autónomo del proceso competencial


[E]l competencial es un proceso constitucional autónomo respecto de otros procesos judicia-
les o constitucionales y, a diferencia del proceso de amparo, está orientado predominantemente
a la tutela del orden constitucional objetivo, el cual se asienta en los principios de redistribución
territorial del poder –división vertical– y en el de separación tanto de poderes como de órganos
constitucionales –división horizontal–, sin que ello implique omitir la presencia de la dimensión
subjetiva. (STC Exp. N°006-2006-PC/TC, P, f. j. 5)

392
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO II.- FINES DE LOS PROCESOS


CONSTITUCIONALES
Son fines esenciales de los procesos constitucionales garantizar la primacía de la Consti-
tución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales.

£007 Fines de los procesos constitucionales. Bienes jurídicos tutelados


El proceso constitucional tiene como objetivo asegurar el funcionamiento adecuado del orden
constitucional y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales, tal como lo ha previsto el
artículo II del Título Preliminar del CPConst. (…). De esta manera, el diseño del proceso consti-
tucional se orienta a la tutela de dos distintos tipos de bienes jurídicos: la eficacia de los derechos
fundamentales y la constitucionalidad del derecho objetivo, toda vez que, por su intermedio, se
demuestra la supremacía constitucional. Y es que, gracias a ello, este Colegiado cumple sus funciones
esenciales, tanto reparativas como preventivas. (STC Exp. Nº 2877-2005-PHC/TC, P, f. j. 5)

£008 Fines de los procesos constitucionales. Derecho Procesal Constitucional como


Derecho Constitucional concretizado
[E]l Derecho Procesal Constitucional debe ser considerado como un Derecho Constitucional
concretizado (…), y sus institutos deben ser relativizados, en pos de la protección de los derechos
constitucionales y la primacía de la Norma Fundamental. Ello también se encuentra de la mano
con la autonomía procesal constitucional (…). El alejamiento del Derecho Procesal Constitucional
de las categorías clásicas del Derecho Procesal se basa en que las distintas áreas del Derecho tie-
nen un ámbito sustantivo y adjetivo en paridad de condiciones, tal como sucede, por ejemplo,
en el Derecho Civil, donde la regulación procesal tiene la misma jerarquía que la existente a
la sustantiva, pues tanto el Código Civil como el Código Procesal Civil tienen el rango de ley.
Esto no sucede, por el contrario, en el ámbito constitucional. El Código Procesal Constitucional
debe procedimentalizar las cuestiones sustantivas que se encuentran en la Constitución, norma
que tiene claramente un nivel jerárquico superior, motivo por el cual, y tomando en cuenta el
principio institucional de la interpretación conforme a la Constitución (…), el Código Procesal
Constitucional debe ser entendido, comprendido y analizado de acuerdo con los contenidos exis-
tentes en la Norma Fundamental. Tan cierto es eso que los fines del proceso constitucional, que el
propio Código reconoce en el artículo II de su Título Preliminar, son la primacía constitucional y
la protección de los derechos. (STC Exp. N° 07873-2006-PC/TC, S, f. j. 7)

£009 Fines de los procesos constitucionales. Doble naturaleza (subjetiva-objetiva)


de los procesos constitucionales
[E]n el estado actual de desarrollo del Derecho procesal constitucional, los procesos constitu-
cionales persiguen no solo la tutela subjetiva de los derechos fundamentales de las personas, sino
también comprenden la tutela objetiva de la Constitución. Pues la protección de los derechos fun-
damentales no solo es de interés para el titular de ese derecho, sino también para el propio Estado
y para la colectividad en general, pues su transgresión supone una afectación también al propio or-
denamiento constitucional. Por ello, bien puede decirse que, detrás de la constitucionalización de
procesos como el de hábeas corpus, amparo, hábeas data y de cumplimiento, nuestra Constitución
ha reconocido la íntima correspondencia entre la doble naturaleza (subjetiva-objetiva) de los de-
rechos fundamentales y la doble naturaleza (subjetiva-objetiva) de los procesos constitucionales.
Siendo que las dos vocaciones del proceso constitucional son interdependientes y se hacen nece-
sarias todas las veces en que la tutela primaria de uno de los dos intereses (subjetivo y objetivo)
comporte la violación del otro. (STC Exp. N° 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 9)
Cabe tener presente también que dicho proceso [de inconstitucionalidad] es esencialmente
objetivo, y que en él se realiza un juicio de compatibilidad abstracto entre dos normas de distinta
jerarquía: por un lado la Constitución, como parámetro de control, y por otro la ley o la norma

393
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

con rango de ley, que es la norma objeto o materia de control; sin embargo, ello no quiere decir
que este proceso no tenga una dimensión subjetiva, dado que uno de los fines esenciales de los
procesos constitucionales es el de garantizar la supremacía de la Constitución y la vigencia efecti-
va de los derechos fundamentales (artículo II del Código Procesal Constitucional). En ese sentido,
corresponde al juez constitucional tener presente ambas dimensiones, dado que no es posible la
negación de una de tales dimensiones, para preservar la otra, pues de ocurrir aquello, el resultado
siempre afectará a la Constitución. (STC Exp. N° 00017-2006-PI/TC, P, f. j. 2)

£010 Fines de los procesos constitucionales. Tutela de los valores objetivos de la


Constitución
La finalidad de los procesos constitucionales no solo es la defensa de concretos derechos
subjetivos, sino también la tutela de los valores objetivos de la Constitución. (...) [L]os derechos
fundamentales no solo tienen una dimensión subjetiva [esto es, no valen solo como derechos sub-
jetivos], sino también una dimensión objetiva, puesto que constituyen el orden material de valores
en los cuales se sustenta el ordenamiento constitucional (...). Esta es quizá la nota más saltante
en lo que hace a las diferencias entre Estado Liberal Decimonónico de Derecho y Estado Social
y Democrático de Derecho: el valor objetivo de la Constitución, que en determinados supuestos
opera incluso como límite o condicionante de las libertades y derechos individuales. (STC
Exp. Nº 04080-2004-AC, S, f. j. 5)

£011 Fines de los procesos constitucionales. Defensa del orden público


constitucional
[L]a afirmación del doble carácter de los procesos constitucionales resulta ser de especial re-
levancia para el análisis constitucional a realizar por este Colegiado, pues este caso amerita una
valoración de esta dimensión objetiva orientada a preservar el orden constitucional como una
suma de bienes institucionales. En consecuencia, se hace necesaria la configuración de un proceso
constitucional en el que subyace una defensa del orden público constitucional. Todo lo cual nos
permite definir la jurisdicción constitucional no en el sentido de simple pacificadora de intereses
de contenido y alcance subjetivos, sino del orden constitucional (normatividad) y de la realidad
social (normalidad) en conjunto; pues, con relación a la Constitución, la jurisdicción constitucio-
nal no actúa ni puede actuar como un órgano neutro, sino, por el contrario, como su principal
promotor. (STC Exp. N° 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 12)

£012 Fines de los procesos constitucionales. Dimensión subjetiva del proceso de


inconstitucionalidad
Mediante el proceso de inconstitucionalidad, la Constitución Política del Estado ha confiado
al Tribunal Constitucional el control de constitucionalidad de las leyes y las normas con rango de
ley. En él, quien cuenta con legitimación para interponer la demanda, prima facie, no persigue la
tutela de intereses subjetivos, sino “la defensa de la Constitución” como norma jurídica suprema.
No obstante, aún cuando se trata de un proceso fundamentalmente objetivo, es decir, un proceso
en el que se realiza un juicio de compatibilidad abstracta entre 2 fuentes de distinta jerarquía (“Por
un lado, la Constitución, que actúa como parámetro (...); y, por otro, la ley o las normas con rango
de ley, que constituyen las fuentes sometidas a ese control”), tal como ha afirmado este Colegiado,
también tiene una dimensión subjetiva, en la medida que son fines esenciales de los procesos
constitucionales garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos
constitucionales, según establece el Artículo II del Título Preliminar del CPConst. (STC Exp.
Nº 0020-2005-PI/TC y Exp. Nº 0021-2005-PI/TC, P, f. j. 16)

£013 Fines de los procesos constitucionales. Progreso significativo de los procesos


constitucionales
Los procesos constitucionales, (...) han tenido un significativo progreso en su propósito de lo-
grar la efectiva vigencia de los derechos fundamentales, especialmente desde que entró en vigor el

394
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Código Procesal Constitucional (CPC), corpus normativo que postula la perspectiva de entender
sus preceptos en concordancia con la interpretación que tutele mejor los derechos fundamentales y
reconozca su posición preferente, acorde con el principio pro homine. (STC Exp. N° 5470-2005-
PHC/TC, S, f. j. 3)

£014 Fines de los procesos constitucionales. Presupuesto indispensable para un ade-


cuado funcionamiento del sistema democrático y concretizadores de los valores
[L]os derechos fundamentales y los procesos que los tutelan se constituyen en el presupuesto in-
dispensable para un adecuado funcionamiento del sistema democrático y en el instrumento concretiza-
dor de los valores, principios y derechos constitucionales. (STC Exp. N° 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 8)

£015 Fines de los procesos constitucionales. Improcedencia del proceso constitucio-


nal en caso no se atienda a su naturaleza excepcional
[Si] se advierte que incluso si el recurrente hubiese interpuesto una demanda (…) contra la
resolución judicial que considera contraria a sus derechos fundamentales, esta hubiese resultado
improcedente [pues presentó contra dicha resolución una solicitud de nulidad] (…), ello eviden-
cia que se ha acudido al proceso constitucional sin atender a su excepcional naturaleza, y, por el
contrario, concibiéndolo como una opción más, entre las distintas previstas por el ordenamiento
jurídico, para enervar la eficacia de una resolución judicial que se considera arbitraria; circunstan-
cia que, desde luego, no se condice con la singular importancia de los fines que los procesos cons-
titucionales, por antonomasia, están llamados a cumplir (garantizar la primacía de la Constitución
y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales (…); motivo por el cual se debe declarar la
improcedencia de la demanda. (STC Exp. N° 3526-2004-HC/TC, S, f. j. 6, 7 y 8)

£016 Fines de los procesos constitucionales. Funciones del Tribunal Constitucional


y del Congreso
[L]a condición de órgano de control de la Constitución que se ha atribuido a este Tribunal
[Constitucional], es una competencia asignada por el Poder Constituyente, y no por ningún
poder constituido. El Congreso de la República es uno más de los poderes constituidos,
entre los cuales se encuentra este mismo Tribunal [Constitucional]. Y si la Constitución le
ha encargado a aquel, entre otras funciones, la función legislativa, a este Colegiado [Tribunal
Constitucional] le ha encargado, entre otras, la de controlar la producción legislativa a fin de
que no se transgreda el principio de supremacía constitucional (Exp. Nº 00002-2001-AI, 04/04/01,
P, F. J. 1). [E]l Tribunal Constitucional, en cuanto Poder Constituyente Constituido, se encarga de
resguardar la sujeción del ejercicio del poder estatal al plexo del sistema constitucional, la su-
premacía del texto constitucional y la vigencia plena e irrestricta de los derechos esenciales de
la persona. De ahí que formen parte de su accionar, la defensa in toto de la Constitución y de los
derechos humanos ante cualquier forma de abuso y arbitrariedad estatal. (STC Exp. Nº 02409-
2002-AA, S, f. j. 1.a)
[P]ara configurar constitucionalmente un derecho fundamental se hace imperiosa la interven-
ción del TC como órgano al cual se le ha encargado la vigilancia del efectivo cumplimiento y
pleno reconocimiento de la supremacía de la Norma Fundamental. (STC Exp. N° 1776-2004-AA/
TC, P, f. j. 14)
[Las sentencias del Tribunal Constitucional] permiten cautelar la supremacía jerárquica de la
Constitución y la vigencia plena de los derechos fundamentales de la persona. Por ende, rebasan con
largueza la satisfacción de un interés particular o de beneficio de un grupo, ya que teleológicamente
resguardan los principios y valores contenidos en la Constitución, que, por tales, alcanzan a la totalidad
de los miembros de la colectividad política. (STC Exp. Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n, párr. 3)

395
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£017 Fines de los procesos constitucionales. Principio implícito de suplencia de


queja deficiente
[E]l juez tiene, pues, desde tal perspectiva, el deber de examinar todos y cada uno de los
actos que eventualmente resulten lesivos de los derechos constitucionales del accionante, si del
contexto de hechos expuestos y acreditados por él se infiere fehacientemente la existencia objetiva
y concreta de los mismos. Este imperativo de suplencia de queja deficiente, constituye para este
supremo intérprete de la Constitución un principio implícito de nuestro derecho procesal consti-
tucional, que se infiere de la finalidad de los procesos constitucionales, conforme lo enuncia el
artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional; la vigencia de este principio
en nuestro ordenamiento se sustenta, además, en el preeminente valor de los derechos cuya tutela
se pretende y por cuanto el principio pro actione impone que el juez constitucional, en lugar de
optar por alternativas que supongan el estrechamiento del derecho de acceso a la justicia, máxime
a la justicia constitucional, debe acoger aquellas que impliquen, por el contrario, una optimización
o mayor eficacia del mismo. (RTC Exp. N° 00250-2008-PHD/TC, S, f. j. 5)
[S]i [el] petitorio de la demanda es entendido en el sentido (…) [que] la demanda habría de
ser declarada improcedente en aplicación de lo establecido por el artículo 5, inciso 1, del Código
Procesal Constitucional (…), obligado como está el Juez Constitucional a que los procesos cons-
titucionales cumplan su finalidad de proteger la primacía de la Constitución y los derechos cons-
titucionales (art. II, CPConst.), debe él interpretar el petitorio en la forma que posibilite al deman-
dante la obtención de tutela jurisdiccional de su derecho constitucional. (…) Precisamente a tal
cometido sirve el principio de suplencia de queja deficiente. Se trata de un principio implícito de
nuestro derecho procesal constitucional y que se deriva del citado principio teleológico enunciado
en el artículo II del CPConst. Conforme a él tiene el Juez Constitucional el deber de enmendar el
petitorio de la demanda cuando este ha sido erróneamente formulado o expuesto en forma ambi-
gua u obscura. (STC Exp. N° 4885-2007-PHD/TC, S, ff. jj. 4 y 5)

£018 Fines de los procesos constitucionales. No dilucidación de asuntos de mera le-


galidad ni cuestionamiento de cualquier tipo de irregularidad procesal
[C]onforme al artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, el objeto
de los procesos constitucionales es la protección de los derechos fundamentales y garantizar la
efectividad del principio de supremacía constitucional. En este sentido, siendo la Constitución el
parámetro normativo de los procesos constitucionales, no es labor de la justicia constitucional el
resolver asuntos de mera legalidad ni puede acudirse a ellos a fin de cuestionar cualquier irregula-
ridad en la tramitación de un proceso judicial. (STC Exp. N° 01043-2007-PHC/TC, S, f. j. 3)

£019 Fines de los procesos constitucionales. Concesión de recurso de queja por de-
negatoria tácita del recurso de agravio constitucional
Si bien en el presente caso el recurso de agravio constitucional no fue interpuesto, y por
lo tanto, la Sala no emitió pronunciamiento alguno respecto de su procedencia, se recortó al
recurrente la posibilidad de impugnar la sentencia de vista –debido a un registro erróneo en el
sistema de manejo de expedientes–, por lo que, a fin de cumplir con los fines de los procesos
constitucionales, esto es, garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los
derechos constitucionales –artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional–
este Colegiado considera necesario entender que nos encontramos ante una denegatoria tácita del
recurso de agravio constitucional, por lo que, el recurso de queja debe ser admitido. (RTC Exp.
N° 282-2006-Q/TC, S, f. j. 9)

£020 Fines de los procesos constitucionales. Irrelevancia del lugar de sesión


[L]o constitucionalmente relevante aquí es que el Tribunal garantice, a través de su gestión
jurisdiccional, el cumplimiento de los fines de los procesos constitucionales: tutelar la supremacía

396
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

jurídica de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos fundamentales, de confor-


midad con el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional; con inde-
pendencia de si sesiona en Lima, Arequipa o cualquier otra ciudad de la República, tal como
lo viene haciendo. (…) Y es que el Tribunal Constitucional entiende que parte de su política
jurisdiccional comprende el acercamiento real de la justicia constitucional a los ciudadanos.
Ello se debe a dos razones fundamentales: primero, al cumplimiento del mandato constitucional
de descentralización (artículo 188), en el entendido de que el proceso de descentralización
también alcanza a la justicia constitucional, en aras de contribuir al desarrollo integral de la
nación, que se fundamenta en el bienestar general y la justicia, según lo establece el artículo 44
de la Constitución. (STC Exp. N° 10340-2006-AA/TC, P, ff. jj. 6 y 7)

£021 Fines de los procesos constitucionales. Posibilidad de impugnación de normas


por conexidad
[La] posibilidad [de aplicar la figura de la conexidad para justificar la impugnación en con-
junto de normas] surge de la voluntad (…) del propio Código Procesal Constitucional (CPConst.),
cuyo artículo 78 permite extender la sanción de inconstitucionalidad de una norma a aquellas a las
que el vicio deba alcanzar “por conexión o consecuencia”. Por ello, en aras de garantizar la supre-
macía normativa de la Constitución (artículo II del Título Preliminar del CPConst.), el Tribunal
Constitucional tiene el deber de realizar una apreciación extensiva de las fuentes del ordenamiento
conexas que resulten incompatibles con ella, aún en los supuestos en los que solo alguna de dichas
normas haya sido objeto de impugnación. (STC Exp. N° 0020-2005-PI/TC y Exp. N° 0021-2005-
PI/TC, OP, f. j. 2b)

£022 Fines de los procesos constitucionales. Finalidad del proceso de amparo


la finalidad del proceso de amparo es la protección de los derechos fundamentales y ga-
rantizar la efectividad del principio de supremacía constitucional, conforme al artículo II del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional; persigue, pues, restablecer el ejercicio
de un derecho constitucional, lo que significa que, si el recurrente ostenta la calidad de titular
del derecho constitucional, el amparo se dirige básicamente a analizar si el acto reclamado es
lesivo o no de aquel atributo subjetivo reconocido por la Constitución. (STC Exp. N° 2732-
2007–PA/TC, P, f. j. 10)

£023 Fines de los procesos constitucionales. Competencia ratione materiae para


evaluar legitimidad de medida cautelar de detención preventiva vía proceso
de hábeas corpus
[S]i bien el proceso de hábeas corpus no tiene por objeto proteger en abstracto el derecho al
debido proceso (...) habida cuenta de que se han establecido judicialmente restricciones al pleno
ejercicio de la libertad locomotora, tras la imposición de la medida cautelar de detención preven-
tiva, el Tribunal Constitucional tiene competencia, ratione materiae, para evaluar la legitimidad
constitucional de los actos judiciales considerados lesivos. (…) Este criterio jurisprudencial esta-
blecido por el Tribunal Constitucional, no obstante, debe ser aplicado considerando, permanente-
mente, el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, es decir, atendien-
do a la tutela del principio de supremacía jurídica de la Constitución y a la vigencia efectiva de
los derechos fundamentales; además de las circunstancias objetivas que rodean la controversia
a resolver. En tal sentido, si bien en el presente caso no se configura una afectación concreta a la
libertad personal del recurrente, el Tribunal Constitucional estima pertinente ingresar a resolver el
fondo de la controversia planteada por dos razones esenciales. En primer lugar, en atención al ter-
cer párrafo del artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, según el cual
“(...) el Juez y el Tribunal Constitucional deben adecuar la exigencia de las formalidades previstas
en este Código al logro de los fines de los procesos constitucionales”, y del principio de economía
procesal; en segundo lugar, por la relevancia jurídica de la pretensión propuesta por el demandante

397
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

que está relacionada con el control constitucional de los actos de investigación prejurisdiccional
del Ministerio Público; vacío legal que le corresponde definir al Tribunal Constitucional, a efectos
de dilucidar la tutela o no del derecho que invoca el recurrente, en tanto supremo intérprete y
guardián de la supremacía jurídica de la Constitución y de los derechos fundamentales. (STC Exp.
N° 6204-2006-PHC/TC, P, ff. jj. 4, 5 y 6)

£024 Fines de los procesos constitucionales. Necesidad de evaluar detalle de lo re-


clamado y elemento probatorio en caso de hábeas corpus restringido
En el hábeas corpus restringido, si bien no está de por medio una medida de detención, no
quiere ello decir que la discusión o controversia a dilucidar resulte un asunto de mera constatación
empírica. Por el contrario, en estos casos, como en otros similares, es tan importante verificar la
restricción a la libertad que se alega como lo señalado por las partes que participan en el proceso,
además de merituar las diversas instrumentales que puedan haber sido aportadas. Al margen de
la sumariedad del proceso, es necesario, pues, evaluar con algún detalle lo que se reclama y el
elemento probatorio con el que se cuenta. Ello por el imperativo de tutelar la vigencia efectiva de
los derechos fundamentales, de conformidad con el artículo II del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional. (STC Exp. N° 10101-2005-PHC/TC, S, f. j. 10)

£025 Fines de los procesos constitucionales. Finalidades de procesos de cumpli-


miento y de hábeas data
Para configurar el perfil exacto del proceso de cumplimiento, garantizando la autonomía de
cada uno de los procesos constitucionales que protegen derechos constitucionales (amparo, hábeas
corpus y hábeas data), debemos precisar, dentro del marco del artículo II del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, como es que mediante el proceso de cumplimiento se alcanzan
los fines comunes a los procesos constitucionales. (…) el acatamiento de una norma legal o un
acto administrativo tiene su más importante manifestación en el nivel de su eficacia. Por tanto,
así como el proceso de hábeas data tiene por objeto esencial la protección de los derechos a la
intimidad, acceso a la información pública y autodeterminación informativa, el proceso de cum-
plimiento tiene como finalidad proteger el derecho constitucional de defender la eficacia de las
normas legales y actos administrativos. (…) Con este proceso constitucional el Estado social y de-
mocráti
mo ático de derecho que reconoce la Constitución (artículos 3 y 43), el deber de los peruanos de
resppet
etar y cumplir la Constitución y el ordenamiento jurídico (artículo 38) y la jerarquía normati-
va dde nuestro ordenamiento jurídico (artículo 51) serán reales, porque, en caso de la renuencia de
va
la autoridades o funcionarios a acatar una norma legal o un acto administrativo, los ciudadanos
las
tendrán un mecanismo de protección destinado a lograr su acatamiento y, por ende, su eficacia.
(STC Exp. N° 0168-2005-PC/TC, P, ff. jj. 5, 10 y 11)

£026 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Noción


[E]l principio de supremacía jurídica y valorativa de la Constitución, [está] recogido en el
artículo 51 de la Constitución [La Constitución prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre
las normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente]. Este valor normativo fundamental de la
Constitución constituye uno de los pilares fundamentales del Estado social y democrático de dere-
cho, que es la forma de gobierno consagrada en el artículo 43 de la Carta Fundamental, que exige
una concepción de la Constitución como norma, la primera entre todas, y la más relevante, que
debe ser cumplida acorde con el grado de compromiso constitucional de los ciudadanos y gober-
nantes, en el sentido de que todos y cada uno de los preceptos constitucionales tienen la condición
de norma jurídica, pues resulta difícil encontrar preceptos constitucionales carentes de eficacia
jurídica; convirtiéndose cada uno de los mismos en parámetros para apreciar la constitucionalidad
de otras normas y de los actos de gobierno, entre ellos los actos administrativos de los organismos
reguladores. (STC Exp. Nº 2939-2004-AA/TC, S, f. j. 8)

398
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

El artículo 51 de la Constitución, que consagra el principio de jerarquía normativa y supre-


macía normativa de la Constitución, dispone que la Constitución prevalece sobre toda norma legal
y la ley sobre las normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente. Del mismo modo, el inciso 4
del artículo 200 de la Constitución establece las normas que, en el sistema de fuentes normativas
diseñado por ella, tienen rango de ley: leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados,
reglamentos del Congreso, normas regionales de carácter general y ordenanzas. A su turno, el in-
ciso 1 del artículo 102 de la Constitución establece que es atribución del Congreso de la República
dar leyes. Consecuentemente, de las normas citadas se colige que, en nuestro ordenamiento jurí-
dico, el primer rango normativo corresponde a la Constitución y el segundo a la ley. (STC Exp.
Nº 0022-2004-AI, P, f. j. 13)
Según el principio de supremacía de la Constitución, todos los poderes constituidos están por de-
bajo de ella; de ahí que se pueda señalar que es lex superior y, por tanto, obliga por igual tanto a gober-
nantes como gobernados, incluida la administración pública. (STC Exp. Nº 0042-2004-AI, P, f. j. 8)
[E]l principio de jerarquía normativa que nos dice que cualquier otra norma con rango menor
está sometida a la supremacía de la Constitución resultando que una norma con rango de ley será
válida solo en la medida en que sea compatible formal y materialmente con la norma suprema; en
consecuencia, el parámetro de control de constitucionalidad de las leyes o normas de su mismo
rango, está integrado, siempre y en todos los casos, por la Constitución. (STC Exp. N° 006-2008-
PI/TC, P, f. j. VII. 3)

£027 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Alcances


La Constitución, como norma fundamental y guía primordial del ordenamiento jurídico, orde-
na los poderes del Estado y establece los límites del ejercicio del poder y el ámbito de libertades
y derechos fundamentales, así como los objetivos positivos y las prestaciones que el poder debe
cumplir en beneficio de la comunidad. En virtud del principio de supremacía constitucional, se le
considera como la norma jerárquicamente superior, por encima de las demás normas que posee
el ordenamiento jurídico. Al ser lex superior, define el sistema de fuentes formales del Derecho y
aparece como la expresión de una intención fundacional, configuradora de un sistema entero que
en ella se asienta, teniendo así una pretensión de permanencia. (STC Exp. Nº 2877-2005-PHC/
TC, P, f. j. 3)

£028 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Principio de jerarquía


normativa del ordenamiento estatal
La Constitución contiene un conjunto de normas supremas porque estas irradian y esparcen
los principios, valores y contenidos a todas las demás pautas jurídicas restantes. En esa perspec-
tiva el principio de jerarquía deviene en el canon estructurado del ordenamiento estatal. El prin-
cipio de jerarquía implica el sometimiento de los poderes públicos a la Constitución y al resto de
normas jurídicas. (...) Así, una norma es jerárquicamente superior a otra cuando la validez de esta
depende de aquella. (...) [E]l artículo [51 de la Constitución] afirma los principios de supremacía
constitucional que supone una normativididad supra –la Constitución– encargada de consignar la
regulación normativa básica de la cual emana la validez de todo el ordenamiento legal de la socie-
dad política. (...) La Constitución es una especie de super ley, de norma normarum, que ocupa el
vértice de la pirámide normativa. (STC Exp. Nº 0047-2004-AI, P, f. j. 55)
[E]l principio de jerarquía es el único instrumento que permite garantizar la validez de las
normas jurídicas categorialmente inferiores. Ergo, la invalidez es la consecuencia necesaria de la
infracción de tal principio. Los requisitos para que una norma pueda condicionar la validez de
otra, imponiéndose jerárquicamente, son los siguientes:
a) Relación ordinamental. La prelación jerárquica aparece entre normas vigentes en un mismo
ordenamiento constitucional.

399
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

b) Conexión material. La prelación jerárquica aparece cuando existe un enlace de contenido, ob-
jeto o ámbito de actuación entre una norma superior y otra categorialmente inferior.
c) Intersección normativa. La prelación jerárquica aparece cuando la legítima capacidad regula-
toria de una norma contraría al mandato u ordenación de contenidos de otra norma. En efecto,
para que una norma categorialmente superior cumpla su función, es vital que no pueda ser
desvirtuada por aquella cuya producción regula. En resumen el principio de jerarquía implica
la determinación por una norma de la validez de otra, de allí que la categorialización o esca-
lonamiento jerárquico se presente como el único modo posible de organizar eficazmente el
poder normativo del Estado. (STC Exp. Nº 0047-2004-AI, P, f. j. 59)
[Se] [c]onfigura (…) en [el] segundo nivel [ley y normas con rango de ley] una diversidad de
fuentes normativas del mismo rango pero que, conforme a la Constitución, varían en su denomi-
nación, producción normativa y en la materia que regulan. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI, P, f. j. 8)

£029 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Abandono de la supre-


macía del Congreso y de la Ley
[Asumir la supremacía de la Constitución significa] superar la concepción de una pretendida
soberanía parlamentaria, que consideraba a la ley como la máxima norma jurídica del ordena-
miento, para dar paso –de la mano del principio político de soberanía popular– al principio ju-
rídico de supremacía constitucional, conforme al cual, una vez expresada la voluntad del Poder
Constituyente con la creación de la Constitución del Estado, en el orden formal y sustantivo presi-
dido por ella no existen soberanos, poderes absolutos o autarquías. Todo poder devino entonces en
un poder constituido por la Constitución y, por consiguiente, limitado e informado, siempre y en
todos los casos, por su contenido jurídico-normativo. (STC Exp. Nº 5854-2005-AA, P, f. j. 3)

£030 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Sometimiento del


Congreso
Si, según el artículo 45 de la Constitución, el poder se ejerce según las limitaciones que esta
impone, queda claro que el Congreso, según lo estipula el artículo 102, debe “velar por respeto de
la Constitución y de las leyes”. El sometimiento del Congreso a la Constitución lo obliga a pro-
teger los derechos y bienes en ella recogidos, en el caso que desarrolle una norma a través de una
ley regular o, aún más, cuando lo hace mediante una ley de reforma constitucional. Debido a que
la autoridad del poder de reforma tiene como soporte el texto constitucional, su contenido no puede
destruir su fundamento ni su razón de ser. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI y acumulados, P, f. j. 22)

£031 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Ausencia de parámetro


de control para evaluar la Constitución
[La Constitución no] puede ser objeto de una evaluación de validez material, pues no existe
una norma superior sobre ella, que determine sus contenidos mínimos. Lo anterior, desde luego,
no significa que cualquier documento pueda ser considerado como una Constitución. (STC Exp.
Nº 0014-2003-AI, f. j. 4.7)

£032 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Constitución como


fuente suprema del derecho
La Constitución es la norma de normas que disciplina los procesos de producción del resto
de las normas y, por tanto, la producción misma del orden normativo estatal. El reconocimiento
de la Constitución como norma jurídica vinculante y directamente aplicable constituye la premisa
básica para que se erija como fuente de Derecho y como fuente de fuentes. (STC Exp. Nº 0047-
2004-AI, P, f. j. 9)
[L]a Constitución, como fuente suprema:

400
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

- Crea los órganos encargados de la producción normativa.


- Otorga competencias materiales.
- Determina los procedimientos para la elaboración normativa.
- Establece los límites materiales para la elaboración normativa.
- Impone los contenidos normativos. (STC Exp. Nº 0047-2004-AI, P, f. j. 11)

£033 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Fundamento


[L]a Constitución es una norma jurídica. En efecto, si expresa la autorepresentación cultural
de un pueblo, y refleja sus aspiraciones como nación, una vez formado el Estado Constitucional
de Derecho, ella pasa a ocupar una posición análoga a la que ocupaba su creador. En buena cuen-
ta, en el Estado Constitucional de Derecho, el estatus de Poder Constituyente, es decir la represen-
tación del pueblo políticamente soberano, lo asumirá la Constitución, que de esta forma pasará a
convertirse en la norma jurídicamente suprema. (STC Exp. Nº 0014-2003-AI, P, f. j. 2.1)

£034 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Fuerzas normativas ac-


tiva y pasiva (positiva y negativa)
La fuerza normativa de la Constitución implica a su vez: i) una fuerza activa, entendida como
aquella capacidad para innovar el ordenamiento jurídico, pues a partir de ella existe una nueva
orientación normativa en el sistema de fuentes del ordenamiento jurídico, derogando expresa o
implícitamente aquellas normas jurídicas infraconstitucionales que resulten incompatibles con ella
(en las que precisamente se produce un supuesto de inconstitucionalidad sobrevenida); y ii) una
fuerza pasiva, entendida como aquella capacidad de resistencia frente a normas infraconstitucio-
nales que pretendan contravenir sus contenidos. (STC Exp. N° 00005-2007-PI/TC, P, f. j. 7)
[L]as atribuciones jurisdiccionales, sea en sede judicial ordinaria, especial o cuasijurisdic-
cional administrativa, se encuentran vinculadas al principio jurídico de supremacía constitucional
señalado en el artículo 51 de la Constitución, en sus dos vertientes: Fuerza normativa positiva,
aplicando las normas legales en base a las disposiciones constitucionales; y, fuerza normativa ne-
gativa, inaplicando la norma administrativa y/o legal que sea extraña a la Constitución. (STC Exp.
Nº 0004-2006-AI, P, f. j. 13)

£035 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Supremacía normativa


objetiva y subjetiva
[L]a supremacía normativa de la Constitución de 1993 se encuentra recogida en sus dos ver-
tientes: tanto aquella objetiva, conforme a la cual la Constitución preside el ordenamiento jurídico
(artículo 51), como aquella subjetiva, en cuyo mérito ningún acto de los poderes públicos (artí-
culo 45) o de la colectividad en general (artículo 38) puede vulnerarla válidamente. (STC Exp.
Nº 5854-2005-AA, P, F. J. 6)
La Constitución es la norma jurídica suprema del Estado, tanto desde un punto de vista obje-
tivo-estructural (artículo 51), como desde el subjetivo-institucional (artículos 38 y 45). (STC Exp.
Nº 0030-2006-AI, P, f. j. 40)

£036 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Proyección de la efica-


cia de la Constitución
De conformidad con el artículo 38 de la Constitución, “Todos los peruanos tienen el deber
(...) de respetar, cumplir (...) la Constitución (...)”. Esta norma establece que la vinculatoriedad de
la Constitución se proyecta erga omnes, no solo al ámbito de las relaciones entre los particulares
y el Estado, sino también a aquellas establecidas entre particulares. Ello quiere decir que la fuerza
normativa de la Constitución, su fuerza activa y pasiva, así como su fuerza regulatoria de relacio-
nes jurídicas se proyecta también a las establecidas entre particulares, aspecto denominado como

401
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

la eficacia inter privatos o eficacia frente a terceros de los derechos fundamentales. En conse-
cuencia, cualquier acto proveniente de una persona natural o persona jurídica de derecho privado,
que pretenda conculcar o desconocerlos (...) resulta inexorablemente inconstitucional. (STC Exp.
Nº 1124-2001-AA, P, f. j. 6)

£037 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Vinculación con atri-


buciones jurisdiccionales
Como es de entender, las atribuciones jurisdiccionales, sea en sede judicial ordinaria, espe-
cial o cuasijurisdiccional administrativa, se encuentran vinculadas al principio jurídico de supre-
macía constitucional señalado en el artículo 51 de la Constitución, en sus dos vertientes: Fuerza
normativa positiva, aplicando las normas legales en base a las disposiciones constitucionales;
y, fuerza normativa negativa, inaplicando la norma administrativa y/o legal que sea extraña a la
Constitución (...). (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TCP, f. j. 13)

£038 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Restricción de dere-


chos fundamentales en caso de atentado contra Estado Constitucional de
Derecho y orden social
[La Constitución consagra un principio jurídico] fundado en la supremacía constitucional,
en virtud del cual los derechos fundamentales de quienes atenten contra el Estado Constitucional
de Derecho y el orden social pueden ser restringidos razonable y proporcionalmente. (STC Exp.
Nº 003-2005-PI/TC, P, f. j. 371)

£039 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Conformidad constitu-


cional de las normas estatutarias y actos de entidades privadas
[L]os derechos fundamentales vinculan, detentan fuerza regulatoria en las relaciones jurídicas
de Derecho privado, lo cual implica que las normas estatutarias de las entidades privadas y los
actos de sus órganos deben guardar plena conformidad con la Constitución y, en particular, con
los derechos fundamentales. (STC Exp. N° 03574-2007-PA/TC, P, f. j. 39)

£040 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Necesidad


de los procesos para su protección
Los “derechos fundamentales” y los “procesos para su protección” se han instituido como
institutos que no pueden entenderse de modo aislado, pues tales derechos solo podrían “realizar-
se” en la medida en que cuenten con mecanismos “rápidos”, “adecuados” y “eficaces” para su
protección. Así, a los derechos fundamentales, además de su condición de derechos subjetivos del
más alto nivel y, al mismo tiempo, de valores materiales de nuestro ordenamiento jurídico, les es
consustancial el establecimiento de mecanismos encargados de tutelarlos, pues es evidente que
derechos sin garantías no son sino afirmaciones programáticas, desprovistas de valor normativo.
(STC Exp. N° 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 8)

£041 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Eficacia


vertical y horizontal
Los derechos fundamentales, como instituciones reconocidas por la Constitución, vincu-
lan la actuación de los poderes públicos, orientan las políticas públicas y en general la labor del
Estado –eficacia vertical–, e irradian las relaciones inter privatos –eficacia horizontal–. (STC Exp.
Nº 0050-2004-AI, 03/06/05, P, f. j. 72)
La eficacia horizontal y vertical de los derechos fundamentales obliga que, tanto en el ámbito
estatal como en el privado, la interpretación pro homine autorice el desarrollo verdadero de la per-
sona, amén de las circunstancias que pueden afectar su libre determinación, de conformidad con
el artículo 1 de la Constitución. (STC Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 20)

402
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[E]n el marco del Estado constitucional, el respeto de los derechos fundamentales constituye
un imperativo que el Estado debe garantizar frente a las eventuales afectaciones que pueden pro-
venir, tanto del propio Estado –eficacia vertical– como de los particulares –eficacia horizontal–;
más aún cuando, a partir del doble carácter de los derechos fundamentales, su violación compor-
ta la afectación no solo de un derecho subjetivo individual –dimensión subjetiva–, sino también
el orden objetivo de valores que la Constitución incorpora –dimensión objetiva–. (STC Exp. Nº
3741-2004-AA/TC, P, f. j. 10)

£042 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Eficacia


directa en las relaciones inter privatos
La Constitución es la norma de máxima supremacía en el ordenamiento jurídico y, como tal,
vincula al Estado y la sociedad en general. De conformidad con el artículo 38 de la Constitución,
“Todos los peruanos tienen el deber (...) de respetar, cumplir (...) la Constitución (...)”. Esta norma
establece que la vinculatoriedad de la Constitución se proyecta erga omnes, no solo al ámbito de
las relaciones entre los particulares y el Estado, sino también a aquellas establecidas entre parti-
culares. Ello quiere decir que la fuerza normativa de la Constitución, su fuerza activa y pasiva,
así como su fuerza regulatoria de relaciones jurídicas se proyecta también a las establecidas entre
particulares, aspecto denominado como la eficacia inter privatos o eficacia frente a terceros de
los Derechos Fundamentales. En consecuencia, cualquier acto proveniente de una persona natu-
ral o persona jurídica de derecho privado, que pretenda conculcar o desconocerlos, como el caso
del acto cuestionado en el presente proceso, resulta inexorablemente inconstitucional. (STC Exp.
Nº 1124-2001-AA, P, f. j. 6)
Los derechos fundamentales tienen eficacia directa en las relaciones inter privatos cuando
esos derechos subjetivos vinculan y, por tanto, deben ser respetados, en cualesquiera de las re-
laciones que entre dos particulares se pueda presentar, por lo que ante la posibilidad de que estos
resulten vulnerados, el afectado puede promover su reclamación a través de cualquiera de los pro-
cesos constitucionales de la libertad. (STC Exp. Nº 0976-2003-AA, P, f. j. 6)
[E]s menester determinar si la exclusión de la asociada ha respetado los derechos invocados,
no obstante que se trata de un caso enmarcado en el ámbito privado, pues conforme al artículo
38 de la Constitución, “Todos los peruanos tienen el deber (...) de respetar, cumplir y defender la
Constitución”, norma que impone el deber de respetar los derechos de todos, sea que desarrollen
sus actividades en la esfera privada o pública. (STC Exp. Nº 1848-2004-AA, S, f. j. 2)

£043 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Eficacia indirecta


[S]e dice que los derechos fundamentales solo tienen eficacia indirecta cuando no tienen la
capacidad de regular directamente las relaciones inter privatos, sino que tal eficacia se materia-
liza mediatamente a través de su recepción por la ley y la protección de los jueces de la juris-
dicción ordinaria, quienes están llamados a aplicar las leyes y reglamentos de conformidad con
la Constitución y, en especial, con el contenido constitucionalmente protegido de los Derechos
Fundamentales. Tal teoría de la eficacia de los derechos fundamentales matiza la incidencia de
estos en el ámbito del derecho privado, filtrándolos a través de las normas propias de cada sector
del ordenamiento (civil, laboral, etc.). Desde esta perspectiva, un problema entre privados en ma-
teria de derechos fundamentales no es resoluble, en principio, mediante los procesos de la justicia
constitucional de la libertad, sino a través de los que existen en el ámbito de la jurisdicción ordi-
naria. (STC Exp. Nº 0976-2003-AA, P, f. j. 7)

£044 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Eficacia


horizontal
[E]sta eficacia horizontal de los derechos fundamentales en las relaciones entre privados
se deriva del concepto de Constitución como Ley Fundamental de la Sociedad, que en nuestro

403
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ordenamiento se encuentra plasmado a través del artículo 1 de la Constitución de 1993, que pone
énfasis en señalar que “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin su-
premo de la sociedad y del Estado”. Se trata, además, de una consecuencia que se deriva, en todos
sus alcances, del propio artículo 38 de la Constitución, según el cual “Todos los peruanos tienen
el deber (...) de respetar, cumplir (...) la Constitución (...)”. Con dicho precepto constitucional se
establece que la vinculatoriedad de la Constitución se proyecta erga omnes, no solo al ámbito
de las relaciones entre los particulares con el Estado, sino también a aquellas establecidas entre
particulares. De manera que la fuerza normativa de la Constitución, su fuerza activa y pasiva, así
como su fuerza reguladora de las relaciones jurídicas, se proyecta también a las establecidas entre
particulares, por lo que cualquier acto proveniente de una persona natural o persona jurídica de
derecho privado, que pretenda conculcarlos o desconocerlos, deviene inexorablemente en incons-
titucional. (STC Exp. Nº 0976-2003-AA, P, f. j. 5)

ARTÍCULO III.- PRINCIPIOS PROCESALES


Los procesos constitucionales se desarrollan con arreglo a los principios de dirección ju-
dicial del proceso, gratuidad en la actuación del demandante, economía, inmediación y
socialización procesales.
El Juez y el Tribunal Constitucional tienen el deber de impulsar de oficio los procesos,
salvo en los casos expresamente señalados en el presente Código.
Asimismo, el Juez y el Tribunal Constitucional deben adecuar la exigencia de las forma-
lidades previstas en este Código al logro de los fines de los procesos constitucionales.
Cuando en un proceso constitucional se presente una duda razonable respecto de si el
proceso debe declararse concluido, el Juez y el Tribunal Constitucional declararán su
continuación.
La gratuidad prevista en este artículo no obsta el cumplimiento de la resolución judicial
firme que disponga la condena en costas y costos conforme a lo previsto por el presente
Código.

£045 Principios procesales constitucionales. Noción


[L]os principios procesales constitucionales, [son entendidos] como pautas de optimización
que inspiran el establecimiento de las reglas procesales y su interpretación (…). (RTC Exp.
Nº 1317-2008-HC/TC, del 06/06/2008, S, f. j. 6)

£046 Principios procesales constitucionales. Como fundamento para no a transitar


nuevamente por la vía judicial ante suficiencia probatoria de los hechos
[P]ese a que la demanda [sea] rechazada liminarmente, este Colegiado considera que, de
acuerdo con el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, el juez cons-
titucional cuenta con la capacidad suficiente para procurar que el proceso se constituya en una
real garantía procesal de los derechos fundamentales. Por tal razón, este Tribunal considera que
resulta inútil obligar al demandante a transitar nuevamente por la vía judicial, cuando, aun sin
etapa probatoria, los medios aportados de actuación inmediata resultan suficientes para acreditar
los hechos descritos, que fundamentan la pretensión. Por otra parte, un nuevo período dilatorio
podría ser perjudicial o tornar en irreparable la presunta afectación. (STC Exp. N° 0917-2006-PC/
TC, S, f. j. 1)

£047 Dirección judicial del proceso. Contenido


[S]iendo la Constitución una Norma Fundamental abierta, encuentra en el Derecho Procesal
Constitucional y, específicamente, en el Código Procesal Constitucional, un instrumento

404
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

concretizador de los valores, principios y derechos constitucionales, de manera tal que, en última
instancia, estos informan el razonamiento y la argumentación del juez constitucional, por lo que el
principio de dirección judicial del proceso (artículo III del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional) se redimensiona en el proceso constitucional, en la medida en que la jurisdicción
constitucional no es simple pacificadora de intereses de contenido y alcance subjetivos, sino del
orden público constitucional en conjunto. Con relación a la Constitución, la jurisdicción constitu-
cional no actúa ni puede actuar como un órgano neutro, sino, por el contrario, como su principal
promotor. (STC Exp. Nº 0005-2005-CC/TC, P, f. j. 4)
[E]n los procesos constitucionales tienen una finalidad sumarísima que determina la au-
sencia de etapa probatoria en ellos, siendo responsabilidad de los recurrentes adjuntar los
medios que consideren idóneos al proceso, a fin de causar en el juzgador la suficiente dis-
crecionalidad para vislumbrar la pertinencia o no del derecho que se pretende tutelar. Sin
embargo, se tiene también que, si de la actuación de un medio probatorio depende la efectiva
tutela jurisdiccional del derecho constitucional afectado o amenazado, esta actuación proba-
toria debe ser ordenada con perjuicio de lo dispuesto en la norma procesal constitucional. Por
tanto, este Colegiado puede utilizar el principio de la dirección judicial del proceso consagrado
en el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, facultad que permite
al juez aplicar los principios procesales adecuados al proceso constitucional para verificar la
efectiva y pronta satisfacción del derecho alegado, como los de inmediación o de economía
del proceso. (STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 23)
[E]xisten casos en los cuales la pretensión no resulta clara y evidente, o está planteada de ma-
nera incorrecta, o se ha invocado erróneamente la norma de derecho aplicable, frente a lo cual el
juez constitucional, de acuerdo con el principio de dirección judicial del proceso (artículo III del
Código Procesal Constitucional) y del principio iura novit curia (artículo VIII), luego del análisis
fáctico, tiene el deber de reconocer el trasfondo o el núcleo de lo solicitado y pronunciarse respec-
to de él, sin que esto represente una extralimitación de sus facultades. (STC Exp. Nº 2302-2003-
AA, P, f. j. 30)

£048 Dirección judicial del proceso. Redimensionamiento en el proceso consti-


tucional
[S]iendo la Constitución una Norma Fundamental abierta, encuentra en el Derecho Procesal
Constitucional y, específicamente, en el CPConst., un instrumento concretizador de los valores,
principios y derechos constitucionales, de manera tal que, en última instancia, estos informan el
razonamiento y la argumentación del juez constitucional, por lo que el principio de dirección ju-
dicial del proceso (…) se redimensiona en el proceso constitucional, en la medida en que la juris-
dicción constitucional no es simple pacificadora de intereses de contenido y alcance subjetivos,
sino del orden público constitucional en conjunto. Con relación a la Constitución, la jurisdicción
constitucional no actúa ni puede actuar como un órgano neutro, sino, por el contrario, como su
principal promotor (…). (STC Exp. Nº 0005-2005-CC/TC, P, f. j. 4)

£049 Dirección judicial del proceso. Intervención del Pleno del Tribunal Constitu-
cional en caso que es competencia formal de una sala
[C]onforme informa el principio de dirección judicial del proceso (artículo III del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional) la decisión de intervención del Pleno en una causa
que por su competencia formal corresponde a una Sala debe gestarse y decidirse al interior del
propio Tribunal Constitucional, lo que se sustenta en el principio de dirección judicial del proceso,
en la oportunidad y por las razones que el Tribunal considere, y no a solicitud de las partes. (RTC
Exp. N° 1317-2008-HC/TC, S, f. j. 2)

405
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£050 Dirección judicial del proceso. Obligación del juez de detectar y desvirtuar
conductas apunten al ritualismo de formas
El principio de dirección judicial del proceso sitúa en la figura del juez constitucional el
poder-deber de controlar razonablemente la actividad de las partes, evitando una conducta proce-
sal obstruccionista y promoviendo la consecución de los fines del proceso (artículo II del TP del
CPC) de manera eficaz y pronta. En tal sentido, corresponde al juez constitucional detectar y
desvirtuar aquella conducta procesal que, intencionalmente o no, pretenda convertir al proce-
so en un ritualismo de formas, antes que en un eficiente cauce para la protección de los derechos
fundamentales y el respeto por la supremacía normativa de la Constitución. (RTC Exp. N° 00024-
2006-PI/TC, P, f. j. 4)

£051 Dirección judicial del proceso. Obligación del juez de detectar y desvirtuar
conductas dilatorias que contravengan el principio de economía procesal
[E]l principio de dirección judicial del proceso sitúa en la figura del juez constitucional el
poder-deber de controlar razonablemente la actividad de las partes promoviendo la consecución
de los fines del proceso (artículo II del TP del CPConst.) de manera eficaz y pronta. En tal sentido,
corresponde al juez constitucional detectar y desvirtuar aquella conducta procesal que, intencio-
nalmente o no, dilate los procesos ocasionando un gasto innecesario de tiempo, energía y dinero,
lo que contraviene el principio de economía procesal. (STC Exp. N° 00029-2007-PI/TC, P, f. j. 9)

£052 Dirección judicial del proceso. Diferencia con el principio de inmediación


[E]l principio de dirección judicial del proceso delega en la figura de juez constitucional el
poder-deber de controlar razonablemente la actividad de las partes, promoviendo la consecución
de los fines del proceso de manera eficaz y pronta. El principio de inmediación, por su parte, pro-
cura que el juez constitucional tenga el mayor contacto con los elementos subjetivos (intervinien-
tes) y objetivos (documentos, lugares) que conforman el proceso, para lograr una aproximación
más exacta al mismo, lo cual puede motivar la necesidad de una eventual actuación probatoria
ante la urgencia o inminencia de una tutela jurisdiccional constitucional efectiva. (STC Exp.
Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 23)

£053 Dirección judicial del proceso. Aplicación de criterio pro actione respecto del
agotamiento de la vía previa
[Se p]ropugna (…) la aplicación de un criterio de flexibilidad, pro actione, el cual impida
que la (….) exigencia [del agotamiento de la vía previa] derive en un formalismo inútil, que
impida la justiciabilidad, a partir de la dirección judicial del proceso prevista en el artículo III
del Título Preliminar (TP) del CPCo [Código Procesal Constitucional]. (STC Exp. N° 1776-2004-
AA/TC, P, f. j. 13)

£054 Dirección judicial del proceso e impulso de oficio. Deber del juez de realizar
lo necesario para entablar válidamente la relación procesal ante dificultad de
identificar a quien originó el acto
[E]n los procesos constitucionales de tutela de derechos (….), a efectos de establecer válida-
mente la relación procesal, es suficiente la identificación clara del acto que el demandante consi-
dera lesivo de sus derechos constitucionales. Identificado tal acto, por obvio razonamiento, la rela-
ción procesal quedará establecida con la persona que haya originado dicho acto. Ahora, en el caso
de que se presentase una dificultad en tal identificación, el juez deberá realizar los actos necesarios
a efectos de entablar válidamente la relación procesal y, así, continuar el proceso, pero de ninguna
manera dispondrá su archivamiento, mucho menos por inercia de la parte demandante, pues para
ello el principio de dirección del proceso e impulso de oficio obligan al juez a la continuación del
proceso a través de la ejecución de todos los actos que lo conduzcan a prestar tutela jurisdiccional,
máxime cuando se trata de procesos constitucionales de tutela de derechos como el amparo. Lo

406
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

contrario supone una actuación judicial que lesiona el derecho a la tutela jurisdiccional y el dere-
cho al debido proceso. En el primer caso, porque un tal archivamiento supone una denegatoria de
acceso a la protección jurisdiccional de los derechos; y, en el segundo, porque dicho acto importa
una inobservancia por parte del juez de principios procesales –como el de dirección del proceso e
impulso de oficio– que garantizan al demandante un proceso justo. (RTC Exp. N°9599-2005-PA/
TC, S, f. j. 7)

£055 Gratuidad en la actuación del demandante. Contenido del principio de la gra-


tuidad de la administración de justicia
El inciso 16 del artículo 139 de la Constitución establece que uno de los principios que infor-
ma el ejercicio de la función jurisdiccional es “El principio de la gratuidad de la administración de
justicia y de la defensa gratuita para las personas de escasos recursos; y, para todos, en los casos
que la ley señala”. Dicho precepto constitucional, en lo que al caso importa resaltar, contiene dos
disposiciones diferentes: Por un lado, garantiza “El principio de la gratuidad de la administración
de justicia (...) para las personas de escasos recursos”; y, por otro, consagra “(...) la gratuidad de
la administración de justicia (...) para todos, en los casos que la ley señala”. La primera dispo-
sición comporta una concretización del principio de igualdad en el ámbito de la administración
de justicia. Según este, no se garantiza a todos los justiciables la gratuidad en la administración
de justicia, sino solo a aquellos que tengan escasos recursos [económicos]. (…) [E]l principio de
igualdad, que subyace en los términos de la gratuidad en la administración de justicia aquí anali-
zada, no obliga a tratar igual a todos siempre y en todos los casos, sino a tratar igual a los iguales
y desigual a los desiguales. Dicho principio contiene, (...) un mandato constitucional que exige la
remoción de los obstáculos que impidan el ejercicio pleno de los derechos fundamentales. En el
ámbito judicial ese mandato se traduce en asegurar, a las personas de escasos recursos, el acceso,
el planteamiento y la obtención de un fallo judicial que resuelva sus diferencias dentro de un pro-
ceso judicial gratuito. (STC Exp. Nº 1607-2002-AA, S, ff. jj. 5 y 6)

£056 Gratuidad en la actuación del demandante. Improcedencia de pedido de costas


procesales contra el Estado
En cuanto a la pretensión de pago de las costas del proceso, debe señalarse que confor-
me al artículo 56 del Código Procesal Constitucional, el Estado solo puede ser condenado al
pago de los costos procesales, por lo que el pedido de pago de las costas del proceso debe ser
declarado improcedente, ello en atención a que los procesos constitucionales se desarrollan con
arreglo al principio de gratuidad en la actuación del demandante. (STC Exp. N° 2210-2005-PA/
TC, S, f. j. 6)

£057 Gratuidad en la actuación del demandante. Pago de costas y costos por temeri-
dad procesal
Según el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, los procesos
constitucionales tienen como fin la vigencia efectiva de los derechos fundamentales de la persona.
En conjunción con ello, estos procesos deben ser desarrollados sobre la base de un principio como
es la celeridad, tal como lo señala el artículo III del mismo cuerpo normativo. Sobre esta base,
corresponde a este Colegiado tutelar los derechos a las personas en un tiempo adecuado. En un
análisis objetivo de esta afirmación, queda claro que no podrá permitirse actuaciones procesales
que lo único que buscan es, antes que proteger derechos, crear supuestos temerarios asentados
en la irreflexión y osadía, con el único propósito, tal como se constata en el petitorio de la de-
manda, de demorar la conclusión final del proceso originario. Por más tutelar que sea la función
del Tribunal Constitucional, no puede permitirse que se utilice dispendiosa y maliciosamente los
recursos procesales que tiene a su disposición cualquier justiciable, lo que a su vez, acarrea una
desatención de otras causas que merecen atención, y que, por analizar casos como el planteado,
deben esperar una respuesta más lenta de la que podría haberse realizado si es que no estuviesen

407
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

permitidas actuaciones como la realizada por los recurrentes. Al respecto, según el artículo 56
del Código Procesal Constitucional, se podrá condenar al pago de costas y costos al demandante
cuando se incurra en manifiesta temeridad. Si bien la norma está relacionada con los procesos de
amparo, este Tribunal estima oportuna su utilización para el caso de autos, pues una interpretación
extensiva coadyuvará a que los fines de los procesos constitucionales (proscripción de procesos no
céleres) sean cumplidos. Este Colegiado considera, asimismo, que, para que haya una verdadera
protección objetiva, y cuando las circunstancias así lo obliguen, es pertinente imponer multas,
y no solo para los demandados, sino cuando medie mala fe por parte de los demandantes. (STC
Exp. N° 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 65)

£058 Condena de costas y costos. Gratuidad del proceso para demandado


[E]n el extremo referido al pago de las costas y los costos a cargo de la demandada, debe se-
ñalarse que, conforme a lo establecido en el artículo II (sic.) [III] del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, los procesos constitucionales se rigen por el principio de gratuidad, por
lo que dicho pedido debe desestimarse. (STC Exp. N° 7165-2006-PA/TC, S, f. j. 9)

£059 Condena de costas y costos. Supuestos


[E]l Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú
ha resuelto declarar fundada en parte la demanda (…) y, en consecuencia, ordena a la demandada
que reponga a la recurrente en su puesto de trabajo y le abone los costos del proceso. (STC Exp.
N° 02531-2007-PA/TC, S, fallo)
[E]l Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú
ha resuelto declarar fundada la demanda en el extremo referido a la aplicación de la Ley Nº 23908
durante su periodo de vigencia; (…). Ordenar que la emplazada expida a favor de la demandante
la resolución que reconozca el pago de la pensión mínima, abonando las pensiones devengadas,
los intereses legales correspondientes, así como los costos del proceso. (STC Exp. N° 00479-
2007-PA/TC, S, fallo)

£060 Economía procesal: Noción


[E]l principio de economía previsto en el artículo III del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, (..) pretende evitar un tránsito innecesario al recurrente por esta Sede,
con el probable perjuicio que ello pudiera ocasionarle en la búsqueda de tutela de la pretensión
incoada. (RTC Exp. N° 00101-2008-Q/TC, S, f. j. 8)

£061 Economía procesal: Alcances


[E]l principio de economía procesal, (…) no se restringe, en los procesos constitucionales, a
la duración del mismo, sino que exige aliviar en la mayor medida posible el esfuerzo de tiempo y
de medios económicos que supone desplazarse a la sede del Tribunal Constitucional. (STC Exp.
N° 10340-2006-AA/TC, P, f. j. 8)

£062 Economía procesal: No necesidad de notificar a todas las dependencias de en-


tidad estatal ni a sus procuradores
[S]i bien es cierto que cada entidad estatal, (…) tiene varias dependencias para poder atender
los distintos fines institucionales y deberes funcionales que tiene; eso no constituye justificación
para pretender que cada una de esas dependencias deba ser notificada de todos los actos procesales
relativos a los procesos en los que participa la entidad ni que cada uno de los procuradores públi-
cos de tales dependencias tenga el derecho de intervenir en todos los procesos en los que participa
la entidad. Suponer lo contrario constituiría un atentado contra el principio de economía procesal,
establecido en el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, al admitir

408
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

al Estado una doble representación que permitiría una dilatación injustificada de los procesos y un
abuso del derecho de defensa de las entidades estatales en detrimento de los derechos constitucio-
nales de los justiciables. (RTC Exp. Nº 2496-2007-PA/TC, S, f. j. 4)

£063 Economía procesal. Aplicación de fundamentos de sentencia anterior en caso


de demanda con idéntica pretensión
[Si d]e los actuados fluye que la (…) demanda contiene idéntica pretensión respecto de otros
casos resueltos por este Colegiado (…), los fundamentos a que se refiere la sentencia recaída en
el Expediente [anterior] resultan aplicables, en su totalidad, al caso materia de autos, a los que se
remite en aras de economía procesal. (STC Exp. N° 1172-2002-AA/TC, S, f. j. único)

£064 Economía e informalismo procesales. Como fundamento de los principio inter-


pretativos aplicables al recurso de agravio constitucional frente al incumpli-
miento de sentencias constitucionales
[Los] principios interpretativos aplicables para el trámite (…) del recurso de agravio, tratán-
dose de un supuesto de incumplimiento de los fallos del Tribunal Constitucional en los procesos
de ejecución de sentencias, (…) encuentran su fundamento en los principios de economía procesal
e informalismo, consagrados en el artículo III del Título Preliminar del CPConst. Primero. El
recurso de agravio a favor del cumplimiento de las sentencias del Tribunal Constitucional
tiene como finalidad restablecer el orden jurídico constitucional, el mismo que ha sido preser-
vado mediante sentencia estimatoria del Tribunal en el trámite de un proceso constitucional.
Segundo. El Tribunal resolvería así en instancia final para el restablecimiento del orden cons-
titucional que resultó violado con la decisión del juez de ejecución, devolviendo lo actuado
para que la instancia correspondiente dé estricto cumplimiento a lo declarado por el Tribunal
Constitucional, en lo que se refiere al alcance y el sentido del principio de la eficaz ejecución
de sus sentencias en sus propios términos. Tercero. El órgano judicial correspondiente se li-
mitará a admitir el recurso de agravio constitucional, y corresponderá a este Colegiado dentro
del mismo proceso constitucional, valorar el grado de incumplimiento de sus sentencias, cuan-
do son desvirtuadas o alteradas de manera manifiesta en su fase de ejecución. En cualquier caso,
el Tribunal tiene habilitada su competencia, ante la negativa del órgano judicial, a través del
recurso de queja a que se refiere el artículo 19 del CPConst. (RTC Exp. Nº 0168-2007-Q/TC,
f. j. 8, PV)

£065 Economía y celeridad procesales. No quebrantamiento de forma de existir sufi-


cientes elementos de juicio para dilucidar controversia constitucional
[C]orresponde(…) declarar el quebrantamiento de forma, [si] la demanda ha sido errónea-
mente rechazada en forma liminar. Sin embargo, atendiendo a lo dispuesto en el artículo III del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional y en virtud de los principios de economía y
celeridad procesal, (…) resulta innecesario hacer transitar nuevamente a los demandantes por la
vía judicial, [si] de los actuados se evidencian suficientes elementos de juicio que permitan diluci-
dar la controversia constitucional, por lo que se [debe emitir] un pronunciamiento de fondo en el
caso. (STC Exp. N° 2268-2007-PA/TC, S, f. j. 3)

£066 Economía y celeridad procesales. Lesión cuando el Ministerio Público sostiene


una imputación extinguida
[R]esulta lesivo a los principios de economía y celeridad procesal, vinculados al derecho al
debido proceso, que el representante del Ministerio Público, titular de la acción penal, sostenga
una imputación cuando esta se ha extinguido, o que formule denuncia penal cuando la potestad
persecutoria del Estado, por el transcurso del tiempo, se encuentra extinguida, y que el órgano
jurisdiccional abra instrucción en tales supuestos. (STC Exp. N° 1297-2006-PHC/TC, P, f. j. 3)

409
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£067 Celeridad procesal. Interpretación en función del principio dignidad humana


[R]esulta opuesto a una conducta responsable y, por el contrario, negligente al extremo, la
adoptada por los jueces constitucionales por quienes transit[a una] demanda, negándose –en más
de una oportunidad– a conocerla y derivándola de unos a otros sin tener en consideración, en lo
más mínimo, la naturaleza y los fines del proceso constitucional y, mucho menos, la situación del
justiciable. En el caso, el principio procesal de celeridad, de vital aplicación en todos los proce-
sos judiciales, y con mayor énfasis en los constitucionales, deb[e] ser interpretado tomando en
cuenta el principio dignidad humana y las garantías que ofrece el Estado Social y Democrático de
Derecho. (STC Exp. N° 2732– 2007–PA/TC, P, f. j. 6)

£068 Celeridad procesal: No necesidad de resolver demanda presentada en el día


[E]s por lo menos llamativo que el juez [resuelva] con una prontitud excesiva. [La] celeridad,
si bien se sustenta en el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, no
necesariamente debe entenderse como la prescripción de que si una demanda es presentada un día,
en esa misma fecha debe resolverse lo solicitado. (STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 9)

£069 Celeridad procesal. Propósito esencial del respeto del derecho a la tutela pro-
cesal efectiva
[S]i bien ha de procurarse la rapidez y la prontitud para llegar a una resolución en todo pro-
ceso (…), ello no puede desvirtuar la protección de la persona como fin supremo de la sociedad y
del Estado (artículo 1 de la Constitución). Todo acto de celeridad debe tener como propósito esen-
cial el respeto del derecho a la tutela procesal efectiva. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC, P, f. j. 29)

£070 Inmediación procesal. Noción


[Según] el principio constitucional procesal de inmediación, (…) el juez constitucional debe
tener el mayor contacto posible tanto con los sujetos –demandante, demandado, por ejemplo–
como con los elementos objetivos del proceso constitucional a resolver. (STC Exp. N° 10340-
2006-AA/TC, P, f. j. 8)
De acuerdo con el principio de inmediación, la actividad probatoria debe transcurrir en pre-
sencia del juez encargado de pronunciar sentencia, puesto que solo de esta manera se ga-
rantiza que exista un contacto directo entre el juzgador y los medios de prueba aportados al
proceso, que permitirá a este ponderarlos en forma debida y plasmar sus conclusiones en forma
suficiente y razonada al momento de emitir sentencia condenatoria. (STC Exp. N° 6846-2006-
PHC/TC, S, f. j. 5)

£071 Inmediación procesal. No afectación en caso de que más de un juez conozca


instrucción penal
[E]l principio de inmediación (…) garantiza que el juez encargado de sentenciar tenga con-
tacto directo con todas las pruebas, [el que] no resulta afectado cuando más de un juez en la etapa
de instrucción conoce del proceso, ya que ellos no serán los encargados de dictar sentencia. (STC
Exp. Nº 1934-2003-HC/TC, S, f. j. 4)

£072 Inmediación procesal. No necesidad de exigencia de oralidad


[E]l principio de inmediación no significa necesariamente la exigencia de oralidad,
pues entender la oralidad como condición sine qua non para la realización del principio
de inmediación en el proceso constitucional supondría deducir que cuando no hay infor-
mes orales el Tribunal no puede resolver. Cosa distinta ocurre en algunas etapas del pro-
ceso penal en las que la relación entre la inmediación y la oralidad es mucho mas intensa,
de allí que, por ejemplo, se haya dispuesto que no se puede realizar la preparación del

410
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

debate en el juzgamiento sin la presencia del procesado acusado. (RTC Exp. Nº 1317-
2008-HC/TC, 06/06/2008, S, f. j. 5)

£073 Inmediación procesal. No introducción de intermediarios para que las partes


informen ante el Tribunal Constitucional en proceso de hábeas corpus
[L]as partes podrán informar sobre hechos en la vista de la causa y, dado el caso el
Tribunal Constitucional escuchará los informes. Estas actuaciones procesales deben aten-
der al principio de inmediación (artículo III del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional), que para este caso concreto informa que en un proceso de hábeas corpus en
el que ya se solicitó el informe de hechos de la parte favorecida, y ya se concedió, no pueden
introducirse intermediarios entre la parte y el Tribunal Constitucional, en la medida en que
los hechos son asuntos personalísimos que deben ser percibidos, a solicitud de la parte, en
forma oportuna y directa, para que el Tribunal aprecie de modo fidedigno los hechos. Por ello
no debe confundirse la declaración de parte con la declaración testimonial, donde es posible
la participación de quienes conocen los hechos de modo referencial o de “oídas”, puesto que
tratándose de la protección de derechos fundamentales, este Colegiado considera que si algu-
na de las partes solicita informar sobre hechos, tal informe debe efectuarse en forma personal
y no a través de terceras personas, independientemente de la denominación que procesalmen-
te reciban estas. (…) Que independientemente de las razones que el beneficiado [aduzca] para
no realizar [el] informe, corresponde al Tribunal Constitucional velar por la correcta trami-
tación del proceso constitucional y porque las garantías y derechos procesales sean tutelados
en forma adecuada; en ese sentido, si alguna de las partes considera relevante la necesidad de
informar sobre hechos, puede solicitarlo y realizarlo directamente, sin pretender utilizar el
proceso para objetivos o fines ajenos al mismo, o tratar de adecuar su trámite a sus intereses.
(RTC Exp. Nº 1317-2008-HC/TC, 20/05/2008, S, ff. jj. 4 y 5)

£074 Inmediación, economía y socialización procesales. Como fundamento de la


política jurisdiccional de acercamiento real de la justicia constitucional a los
ciudadanos
[E]l Tribunal Constitucional entiende que parte de su política jurisdiccional comprende el
acercamiento real de la justicia constitucional a los ciudadanos. Ello se debe a dos razones fun-
damentales: primero, al cumplimiento del mandato constitucional de descentralización (ar-
tículo 188 (…) Segundo, al cumplimiento, por un lado, del principio constitucional procesal de
inmediación, según el cual el juez constitucional debe tener el mayor contacto posible tanto con
los sujetos –demandante, demandado, por ejemplo–como con los elementos objetivos del proceso
constitucional a resolver; por otro, del principio de economía procesal, el cual no se restringe, en
los procesos constitucionales, a la duración del mismo, sino que exige aliviar en la mayor medi-
da posible el esfuerzo de tiempo y de medios económicos que supone desplazarse a la sede del
Tribunal Constitucional; y también del principio de socialización de los procesos constitucionales,
de conformidad con el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional. (STC
Exp. N° 10340-2006-AA/TC, P, ff. jj. 7 y 8)

£075 Socialización procesal. Noción


[El principio de socialización] consiste en el deber del juez de evitar que las desigualdades
materiales existentes entre las partes impidan la consecución de una decisión judicial que sea re-
flejo cabal de la objetividad del Derecho. En efecto, el principio de socialización procesal es una
de las manifestaciones del tránsito del Estado Liberal hacia el Estado Social, de manera tal que la
falacia formalista en virtud de la cual el principio de igualdad solo adquiere plena vigencia con
una conducta absolutamente pasiva y contemplativa del Estado, sucumbe ante los principios del
constitucionalismo social, según los cuales, ante los múltiples factores que pueden situar a las par-
tes en una evidente situación de desigualdad, resulta imperativa la intervención judicial a efectos

411
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de tomar las medidas correctivas que aseguren un proceso justo. (STC Exp. N° 0048-2004-PI/TC,
28/03/2005, f. j. 4)

£076 Socialización procesal. Principio (derecho) de igualdad procesal


[P]ara que exista afectación del principio de igualdad, es necesario confrontar la resolución im-
pugnada con la resolución dictada en similares circunstancias o casos. (RTC Exp. N° 1090-2002-
HC/TC, P, f. j. 4)
El derecho de igualdad procesal o de igualdad de armas se deriva de la interpretación sis-
temática del artículo 2, inciso 2 (igualdad) y del artículo 139, inciso 3 (debido proceso), de la
Constitución. En tal sentido, todo proceso, judicial, administrativo o en sede privada, debe garan-
tizar que las partes del proceso detenten las mismas oportunidades de alegar, defenderse o probar,
de modo que no se ocasione una desventaja en ninguna de ellas respecto a la otra. Tal exigencia
constituye un componente del debido proceso ya que ningún proceso que inobserve dicho impera-
tivo puede reputarse como “debido”. (STC Exp. N° 06135-2006-PA/TC, S, f. j. 5)

£077 Socialización procesal. Como fundamento para descartar excepción de arbitra-


je planteada por compañía minera
[I]niciado un proceso de amparo por tutela urgente y efectiva, declarar fundada la excepción
de arbitraje conllevaría alargar la solución de un conflicto, lo que podría significar que, cuando
este concluya, sea demasiado tarde para el recurrente, pues la neumoconiosis es una enferme-
dad sin cura hasta el momento (enfermedad degenerativa, irreversible y mortal). Por otra parte,
el elevadísimo costo que significa para el demandante la jurisdicción arbitral hace casi imposi-
ble la defensa de su derecho fundamental frente a las poderosas compañías mineras y asegura-
doras; el amparo es gratuito y solo así se haría efectiva la tutela procesal efectiva y el principio
de socialización del derecho, previsto en el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional. (STC Exp. N° 10063-2006-PA/TC, S, f. j. 120, PV)

£078 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales (elas-


ticidad procesal). Fundamento
Todos los procesos constitucionales (incluyendo aquellos orientados a la tutela de derechos
fundamentales) gozan de una dimensión objetiva orientada a preservar el orden constitucional
como una suma de valores institucionales. En consecuencia, en todos los procesos constituciona-
les subyace una defensa del orden público constitucional, expresado en que el Estado se disgrega
en múltiples centros de poder equilibrados (…). Estos órganos constitucionales se encuentran (o
deben encontrarse) equilibrados entre sí por un sistema de frenos y contrapesos, que es lo que
hace al poder manejable por el Derecho. Es por ello que, Es por ello que, tal como lo señala el ar-
tículo III del CPConst., el juez constitucional goza de una razonable valoración en la adecuación
de toda formalidad a los fines de los procesos constitucionales, de manera tal que, en ningún caso,
la supremacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales (artículo
II del Título Preliminar del CPConst.) quede subordinada al respeto de las formas por las formas.
(STC Exp. Nº 0005-2005-CC/TC, P, F. J. 7)

£079 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales (elas-


ticidad procesal). No desconocimiento de disposiciones procesales
[La adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales] no supone en
modo alguno que las disposiciones del CPConst. puedan ser desconocidas por los jueces constitu-
cionales. Significa tan solo que ellas deben ser interpretadas y/o integradas “desde” y “conforme”

* Sentencia citada por CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “El Título Preliminar del Código Procesal Consti-
tucional”. Incluido en esta publicación, p. 48.

412
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

a la Constitución, de modo tal que resulte optimizada la finalidad sustantiva de los procesos
constitucionales (artículo II del Título Preliminar del CPConst.). (STC Exp. Nº 0005-2005-
CC/TC, P, f. j. 8)

£080 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales. Aplica-


ción en caso de error en la tramitación de la demanda y ser predecible el fallo
[Si] el acto lesivo que el recurrente cuestiona (…), presenta en este momento, una solución
predecible a su favor, a la luz de lo dispuesto en la [jurisprudencia constitucional] (…) pese al
error en la tramitación de la demanda, este Colegiado no considera correcto que en este caso, de-
bido a la predictibilidad del fallo, se desestime la demanda y ordene su tramitación en el proceso
constitucional de amparo. Tal decisión, no solo sería contraria con los fines esenciales de los pro-
cesos constitucionales, cuales son garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva
de los derechos constitucionales, sino que terminaría dando prevalencia a las cuestiones formales
sobre la oportuna protección de derechos, contrariando de este modo, el contenido del principio
pro actione. Más aún, cuando hoy en día, a la luz de los principios procesales, establecidos en
el art. 3 del TP del CPConst., resulta un deber del juez constitucional “adecuar las forma-
lidades previstas en este Código al logro de los fines de los procesos constitucionales”.
(STC Exp. Nº 0249-2005-PC-TC, S, f. j. 5)

£081 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales (elas-


ticidad procesal). Aplicación solo cuando se estime el ejercicio constitucional-
mente legítimo de los derechos fundamentales
[E]l Código Procesal Constitucional parte de un presupuesto constitucional de las institucio-
nes procesales previstas en el mismo cuerpo normativo (artículo III del Título Preliminar), según
el cual “(...) el Juez y el Tribunal Constitucional deben adecuar la exigencia de las formalidades
previstas en este Código al logro de los fines de los procesos constitucionales”. No obstante, ello
solo tiene plena aplicación en aquellos casos en los cuales se estima el ejercicio constitucional-
mente legítimo de los derechos fundamentales que la Constitución del Estado reconoce. En la
medida en que tales derechos tienen también una dimensión sustantiva, es decir que su ejercicio
debe ser compatible con los principios constitucionales y valores constitucionales, debe tenerse en
consideración, por parte del Tribunal Constitucional y de los jueces constitucionales, al momento
de calificar los presupuestos procesales de una demanda, entendidos estos como los requisitos in-
subsanables que, referidos al proceso constitucional en conjunto, condicionan que este se realice
válidamente y, por ello, a su término se pueda dictar una resolución sobre el fondo del asunto.
(RTC Exp. N° 03727-2006-PC/TC, S, f. j. 3)

£082 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales (elas-


ticidad procesal). Exigencia motivada en supuesta imprecisión y no necesidad
de nulificar los actuados
[A]unque es evidente que todo proceso constitucional de tutela se sujeta a un mínimo
de exigencias procesales, entre ellos la individualización de la demanda a partir de un deter-
minado petitorio, es inadmisible que la judicatura ordinaria pretenda razonar en función de
parámetros correspondientes a los procesos ordinarios y que anteponga todo tipo de pretextos
formales en lugar de cumplir con la función tutelar que le impone el ordenamiento para este tipo
de procesos. (…) [I]nsistir en una exigencia motivada en una supuesta imprecisión que (…) no
se advierte (sin que esto tenga que ver con la legitimidad o no del reclamo formulado), resulta
a todas luces incompatible con el rol que se espera de todo juez constitucional. Y si a lo
dicho se suma el rechazo de plano de la demanda, sin una razón materialmente cierta, se com-
prenderá que tal proceder debería ser entendido como un abierto quebrantamiento de forma.
(…) [S]in embargo, tomando en consideración el resultado previsiblemente desestimatorio
del (…) proceso (no tanto por la forma, sino y fundamentalmente por el fondo), considera
innecesario decretar la nulidad de los actuados, siendo más bien pertinente una evaluación

413
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

inmediata e integral del petitorio planteado, de conformidad con el principio procesal consti-
tucional en virtud del cual “el juez y el Tribunal Constitucional deben adecuar las exigencias
de las formalidades previstas en este código al logro de los fines de los procesos constitu-
cionales”, según señala el artículo III del CPC [Código Procesal Constitucional]. (STC Exp.
N° 3771-2006-PC/TC, S, f. j. 2)

£083 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales (elas-


ticidad procesal). Alcances del principio de informalidad
Por lo que hace al principio de informalidad, (…) si en el caso existen todos los elementos
como para emitir un pronunciamiento sobre el fondo, este se expedirá respetándose el derecho
de las partes a ser oídas por un juez o tribunal, ‘en la sustanciación de cualquier acusación penal,
formulada contra ella[s], o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil,
laboral, fiscal o de cualquier otro carácter’ [Artículo 8.1 de la Convención Americana de Derechos
Humanos], entonces, una declaración de nulidad de todo lo actuado, por el solo hecho de servir
a la ley, y no porque se justifique en la protección de algún bien constitucionalmente relevan-
te, devendría en un exceso de ritualismo procesal incompatible con el “(...) logro de los fines de
los procesos constitucionales”, como ahora establece el tercer párrafo del artículo III del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. N° 4587-2004-AA/TC, P, f. j. 18)

£084 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales (elasti-


cidad procesal) y economía procesal. Procedencia de la acumulación subjetiva
de pretensiones provenientes de varias sentencias supremas
[P]ara justificar la improcedencia de la demanda [se] pretende aplicar supletoriamen-
te el artículo 86 del Código Procesal Civil, relativa a la acumulación subjetiva de pretensio-
nes, aduciendo[se] que el derecho de acción ha sido ejercido conjuntamente por los deman-
dantes a través de un único proceso, y no de modo separado, pues el acto lesivo no proviene de
una única resolución, sino de [varias] ejecutorias supremas. (…) No obstante, en el presente caso
la aplicación supletoria no solo afecta el derecho a la tutela procesal efectiva (artículo 139, inci-
so 3 de la Constitución) de los demandantes, sino que desnaturaliza el proceso constitucional de
amparo, tornándolo inútil para el logro de sus fines –la tutela de los derechos fundamentales–,
por la sencilla razón de que los actos lesivos y sus ejecutores están plenamente identificados. (…)
[E]n función de los principios que el Código Procesal Constitucional ha incorporado, debemos tener
presente que el artículo III del Título Preliminar (…). Esta disposición impone a la jurisdicción or-
dinaria y a la constitucional exigir el cumplimiento de las formalidades solo si con ello se logra una
mejor protección de los derechos fundamentales. Por el contrario, si tal exigencia comporta la des-
protección de los derechos y, por ende, su vulneración irreparable, entonces las formalidades deben
adecuarse o, de ser el caso, prescindirse, a fin de que los fines de los procesos constitucionales se
realicen debidamente –principio de elasticidad. En el caso concreto, también se puede apreciar que
si bien los demandantes no han iniciado individualmente procesos de amparo, sino que han iniciado
uno solo conjuntamente, ello no puede ser fundamento suficiente para declarar la improcedencia de
su acción. Y no podría serlo, puesto que se estaría supeditando la tutela de un derecho fundamental
al cumplimiento de una formalidad aplicable supletoriamente, lo que contradice los fines del proceso
constitucional de amparo y no coadyuva a su mejor desarrollo. Lo anterior se condice con el princi-
pio de economía procesal, el cual tiene como fundamento la economía de tiempo y esfuerzo, además
de la incuestionable importancia que tiene la oportuna tutela de los derechos y la culminación del
proceso en un lapso de tiempo razonable. (STC. Exp. Nº 266-2002-AA/TC, P, f. j. 7)

£085 Principio procesal constitucional de prevalencia del derecho material sobre el


adjetivo. Adecuación de la demanda cuando el emplazado solo cuestiona aspec-
tos procesales
[C]on el objeto de determinar si en [un] caso, pese a (…) que [la pretensión no debió trami-
tarse en el proceso de cumplimiento, por cuanto el recurrente solicitó que se cumplan diversos

414
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

preceptos sin que alguno de ellos contenga un mandato cierto e incondicional con respecto de lo
pretendido en la demanda], este Tribunal tiene o no competencia, ratione materiae, para expedir
una resolución sobre el fondo, es preciso [dilucidar] previamente si la aplicación del principio
procesal constitucional de prevalencia del derecho material sobre el adjetivo, previsto en el tercer
párrafo del artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, satisface deter-
minadas exigencias y, en particular, el derecho de todos los justiciables a ser oídos por un juez
o Tribunal, conforme se ha destacado en la jurisprudencia de este Tribunal. (…) Que, sobre el
particular, este Tribunal tiene dicho que el contenido constitucionalmente protegido del derecho
de defensa, contemplado en el inciso 3 del artículo 139 de la Constitución, garantiza que toda
persona, natural o jurídica, sometida a un proceso jurisdiccional, cualquiera que sea la materia
de que este se trate, no pueda quedar en estado de indefensión. La situación de indefensión que
el programa normativo del derecho de defensa repulsa no solo se presenta cuando el justiciable
no ha tenido la oportunidad de formular sus descargos frente a las pretensiones de la otra parte,
sino también cuando, no obstante haberse realizado determinados actos procesales destinados a
levantar los cargos formulados en contra, en el caso, se evidencie que la defensa no ha sido real y
efectiva. Que en este último supuesto se encontrarían las emplazadas en este proceso si es que este
Tribunal expidiera una sentencia sobre el fondo, puesto que si bien la demanda se ha admitido y
ellas se han apersonado, formulando las razones por las cuales debería desestimarse la demanda
de cumplimiento, los términos en los que se ha centrado su intervención en el debate jurisdiccio-
nal no se han circunscrito en si en el caso se habrían lesionado (o no) los derechos a la igualdad
y a la educación, sino en el cuestionamiento de diversos argumentos vinculados con la naturaleza
del proceso de cumplimiento. (…) Que, por tanto, (…) en el caso, es de aplicación el segundo pá-
rrafo del artículo 20 del Código Procesal Constitucional, por lo que se deberá declarar la nulidad
de todo lo actuado, incluyendo de la resolución de admisión de la demanda, (…) debiéndosela
admitir como si se tratara de una demanda de amparo, y seguirse el trámite de ley. (RTC Exp.
N° 3997-2005-PC/TC, S, ff. jj. 7, 8, 9 y 10)

£086 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Principio pro actione (presun-
ción favorable de continuidad)
[E]l principio pro actione, (…) impone a los juzgadores la exigencia de interpretar los requi-
sitos y presupuestos procesales en el sentido más favorable a la plena efectividad del derecho a
obtener una resolución válida sobre el fondo, con lo cual, ante la duda, la decisión debe dirigirse
por la continuación del proceso y no por su extinción. (STC Exp. Nº 2302-2003-AA, P, f. j. 3)
[E]l principio pro actione precisa que debe preferirse aquel dispositivo legal que en menor
medida restrinja el derecho del justiciable al acceso a la justicia. (STC Exp. Nº 04264-2007-HD/
TC, S, f. j. 3)
[D]e existir dudas sobre el cumplimiento de los requisitos de procedibilidad de la demanda el
juzgador constitucional no solo se encuentra en la obligación de adecuar las exigencias formales
a la finalidad del proceso, sino a presumir en forma favorable a su continuidad tal y como lo es-
tablecen con precisión los principios contenidos en los párrafos tercero y cuarto pertenecientes al
artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional. (STC EXP. N° 1606-2007-
PHD/TC, S, f. j. 2)
[I]ncluso en el supuesto de que los argumentos referidos no despejen totalmente las dudas
existentes con relación a si este Colegiado debe o no continuar con la resolución de la causa
ante las excepciones alegadas, lejos de aplicar el artículo 451, inciso 5, del Código Procesal
Civil [anular lo actuado y dar por concluido el proceso], (…) es de aplicación el Artículo III del
Título Preliminar del CPConst., según el cual: “Cuando en un proceso constitucional se presen-
te una duda razonable respecto de si el proceso debe declararse concluido, el Juez y el Tribunal
Constitucional declararán su continuación”. (STC Exp. N° 0020-2005-PI/TC y Exp. N° 0021-
2005-PI/TC, P, f. j. 2c)

415
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£087 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Competencia ratione temporis
para determinar fecha de inicio de cómputo de plazo prescriptorio
[L]a duda razonable respecto de la fecha a partir de la cual se debe contabilizar el plazo pres-
criptorio de interposición de la demanda ha de ser resuelta conforme al principio pro actione, y no
optarse por una interpretación de las leyes procesales que impida al justiciable hacer ejercicio de
su derecho a la protección jurisdiccional de los derechos fundamentales. Ese, además, es el senti-
do y alcance del principio consagrado en el cuarto párrafo del artículo III del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, de modo que este Tribunal tiene competencia ratione temporis
para ingresar a evaluar el recurso extraordinario. (RTC Exp. N° 0506-2005-PA/TC, P, f. j. 4)
[Si] mediante (….) medios de prueba se [pone] al menos en duda que [el agente] solo trabajó
para [el empleador] hasta que este falleció, (…) los órganos judiciales emplazados, [desconocen]
los alcances del principio pro actione, que informa el contenido constitucionalmente protegido
del derecho de acceso a la justicia, [si declaran] fundada [la]excepción [de prescripción] y, de ese
modo, [impiden] arbitrariamente que [el agente pueda] acceder a un tribunal de justicia indepen-
diente, imparcial y competente que se pronunciara sobre el fondo de la controversia. (STC Exp.
N° 10340-2006-AA/TC, P, f. j. 22)

£088 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Cálculo de días de no funciona-
miento del Poder Judicial
[N]o solo en el campo del derecho material, es decir, en el ámbito del derecho cuya tutela se
solicita, se privilegia la protección de la situación jurídica reclamada por el sujeto requirente, sino
que en el plano propio del instrumento predispuesto para la tutela, es decir, del proceso consti-
tucional a que da lugar la acción de amparo, se configura también otro principio que refuerza la
decisión de preferir la continuación del proceso antes que su extinción, frente a una eventual duda
de carácter interpretativo. En efecto, se trata del principio favor actionis o pro actione, según el
cual “se impone a los juzgadores la exigencia de interpretar los requisitos y presupuestos pro-
cesales en el sentido más favorable a la plena efectividad del derecho a obtener una resolución
válida sobre el fondo” (p. 49), y donde se establece, a su vez, que “los requisitos formales –en el
presente proceso, el cálculo del plazo para interponer la demanda– se interpreten y apliquen de
modo flexible y atendiendo a su finalidad y de que a su incumplimiento no se anuden consecuen-
cias desproporcionadas o excesivamente gravosas” (p. 51) (PICÓ I JUNOY, JOAN. Las garantías
constitucionales del proceso. Barcelona: Bosh. 1997, en las pp. citadas). Por esta razón, si bien el
Tribunal considera que los días transcurridos durante la huelga del Poder Judicial no deben ser
incluidos en el cálculo del plazo para la interposición de la demanda de amparo, en la hipótesis
de una duda interpretativa, puede igualmente ratificarse en dicho parecer, toda vez que, en virtud
del principio pro actione, la decisión igualmente debe dirigirse por la continuación del proceso y
no por su extinción. Téngase en cuenta, finalmente, que la alternativa opuesta supondría invertir
el funcionamiento y el propósito de los procesos en general, y de los procesos constitucionales en
particular, pues implicaría convertir, erróneamente, una duda interpretativa respecto de las forma-
lidades propias del instrumento de tutela en un elemento determinante para permitir el acceso a la
tutela constitucional de los derechos, cuando, en realidad, es el instrumento procesal el que debe
ser adecuado e interpretado decididamente –siempre y cuando no se restrinjan los derechos cons-
titucionales de la contraparte– a fin de consolidar una tutela constitucional más eficaz, oportuna y
plena. (STC Exp. Nº 1049-2003-AA/TC, P, f. j. 4)
Un plazo que en la medida que su transcurso impide que el justiciable pueda someter la pro-
tección de sus derechos e intereses legítimos de orden laboral al conocimiento de la justicia labo-
ral, debe siempre interpretarse y resolverse bajo los alcances del principio pro actione, en el sen-
tido de permitir la mejor optimización de su ejercicio. En ese orden de ideas, si bien el accionante
tenía 30 días “naturales” para interponer su demanda de nulidad de despido, en el cómputo de
dicho plazo de caducidad no cabía que se comprendiera los días de “falta de funcionamiento del
Poder Judicial” (…). (STC Exp. Nº 2070-2003-AA/TC, P, ff. jj. 7 y 8)

416
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£089 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Error respecto de la competen-
cia territorial
[E]l principio pro actione impone que el juez, en lugar de optar por alternativas que supongan
el estrechamiento del derecho de acceso a la justicia, máxime, a la justicia constitucional, como
sería la de declarar improcedente una demanda por un error del recurrente respecto a la compe-
tencia territorial, deba acoger aquellas que impliquen, por el contrario, una optimización o mayor
eficacia del derecho referido. (STC Exp. Nº 933-00-AA/TC, P, f. j. 2)

£090 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Aplicación de criterio pro actio-
ne sobre necesidad del agotamiento de la vía previa
[L]a institución de la vía administrativa, como una condición de la acción del proceso de am-
paro, no puede entenderse como un privilegio del Estado, sino como una limitación del derecho
constitucional de acceso a la justicia, según la cual el ordenamiento jurídico persigue que los pro-
blemas o diferencias que un particular mantenga con la administración pública, puedan resolverse
en dicha sede, antes de acudir a la vía judicial. Esta limitación del derecho de acceso a la justicia
debe entenderse a la luz del principio pro actione y, en ese sentido, el agotamiento de la vía admi-
nistrativa solo será exigible si su tránsito se configura como una vía idónea y eficaz para los fines
que se persiguen con su instalación. (STC Exp. N° 0499-2002-AA/TC, P, f. j. 1)
[S]i el legislador prevé la obligatoriedad del agotamiento de la vía administrativa, una exi-
gencia derivada del derecho de acceso a la justicia es que este sea configurado de la manera más
breve como sea posible, pues de ese modo se optimiza mejor el principio pro actione. (STC Exp.
N° 010-2001-AI/TC, P, f. j. 3)

£091 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Concesión de plazo razonable
para subsanar deficiencias estrictamente formales
[L]a necesidad de conceder un plazo razonable para subsanar las deficiencia, de índole estric-
tamente formal en que pudieran incurrir las demandas, los medios impugnatorios y recursos en
general presentados ante la judicatura, debe considerarse como criterio inherente a todo el orden
procesal, en aplicación del principio pro actione y en resguardo de la tutela jurisdiccional
efectiva, a tenor del inciso 3) del artículo 139 de la Constitución. (RTC Exp. N° 0503-2002-
AA/TC, S, f. j. 1)

£092 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Admisión de recurso de casa-
ción en caso un solo codemandante pague tasa judicial
[U]na interpretación pro actione del derecho constitucional de acceso a los recursos no admite
que, tratándose de varios codemandantes, si solo uno de ellos hubiera pagado la tasa judicial co-
rrespondiente, y no así los otros, se tenga que declarar inadmisible el recurso de casación formula-
do. (STC Exp. N° 358-2001-AA/TC, P, f. j. 2b)

£093 Duda razonable sobre conclusión del proceso. No necesidad de notificación


notarial para demandar reingreso laboral
Conforme se desprende del petitorio de la demanda, esta tiene por objeto que se ordene el
reingreso de la recurrente como empleada (…) al haber superado su estado de invalidez temporal.
No obstante ello, la recurrida le ha desestimado su demanda, aduciendo que no se ha cumplido
con requerir notarialmente a la emplazada, toda vez que solo se ha formulado el requerimiento de
lo considerado como debido, a través del juez de paz no letrado (…). El Tribunal Constitucional
no comparte el criterio según el cual el requerimiento descrito en el fundamento anterior es insu-
ficiente, en el presente caso, para satisfacer la condición de la acción prevista en el inciso c) del
artículo 5 de la Ley N° 26301. En efecto, el derecho de obtener una sentencia que se pronuncie
sobre una pretensión es una manifestación del derecho a la tutela judicial y, como tal, si bien

417
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

exige que el justiciable previamente satisfaga las condiciones de la acción que la Ley establece, no
puede perder de vista que esta debe ser interpretada y aplicada de tal forma que se haga efectivo
el “derecho de acción” o “derecho de acceso a la jurisdicción” (principio pro actione). (STC Exp.
N° 112-2002.AC/TC, P, ff. jj. 1, 2 y 3)

ARTÍCULO IV.- ÓRGANOS COMPETENTES


Los procesos constitucionales son de conocimiento del Poder Judicial y del Tribunal
Constitucional, de conformidad con lo dispuesto en la Constitución, en sus respectivas
leyes orgánicas y en el presente Código.

£094 Conocimiento de los procesos constitucionales. Órganos de control de la consti-


tucionalidad
En el pensamiento estructuralista, dentro de la pirámide normativa, la Constitución es la
norma primordial de la cual depende la validez del orden jurídico en su conjunto. Su reconoci-
miento normativo ha supuesto que no tenga únicamente un carácter declarativo sino, también, una
vinculación con carácter obligatorio sobre los destinatarios. Sobre ella descansa el ordenamiento
jurídico; es por ello que todas las demás normas se deben someter de manera irrestricta a la Norma
Fundamental, además de buscar la salvaguardia superlativa de derechos fundamentales, como bien
se desea lograr a través del RAC. Merece la pena advertir que el sistema de protección constitu-
cional que ha sido previsto por nuestro CPCo establece, como parte de su artículo IV del Título
Preliminar, que el control de la constitucionalidad está a cargo tanto del Poder Judicial como del
TC [Tribunal Constitucional], y ambos deben seguir lo que ha sido señalado por la Constitución.
(STC Exp. N° 2877-2005-PHC/TC, P, f. j. 3)

£095 Conocimiento de los procesos constitucionales. Tutela especializada a cargo de


jueces constitucionales
[L]a Constitución de 1993 ha establecido en el Título V denominado Garantías Constitu-
cionales, un conjunto de disposiciones que regulan, entre otras previsiones, los procesos consti-
tucionales de hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento, constituyendo una tutela espe-
cializada –a cargo de jueces constitucionales- distinta a aquella tutela común– a cargo de jueces
ordinarios. (STC Exp. N° 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 11)

£096 Conocimiento de los procesos constitucionales. Primer nivel de protección de


los derechos fundamentales
[E]n la jurisdicción constitucional comparada es pacífico asumir que el primer nivel de pro-
tección de los derechos fundamentales le corresponde a los jueces del Poder Judicial a través de
los procesos judiciales ordinarios. Conforme al artículo 138 de la Constitución, los jueces admi-
nistran justicia con arreglo a la Constitución y las leyes, puesto que ellos también garantizan una
adecuada protección de los derechos y libertades reconocidos por la Constitución. Sostener lo
contrario significaría [a]firmar que solo el amparo es el único medio para salvaguardar los de-
rechos constitucionales, a pesar de que a través de otros procesos judiciales también es posible
obtener el mismo resultado. De igual modo, debe tenerse presente que todos los jueces se encuen-
tran vinculados por la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos; más aún,
la Constitución los habilita a efectuar el control difuso conforme a su artículo 138. (STC Exp.
Nº 0206-2005-AA, P, f. j. 5)
[N]uestra Norma Fundamental ha consagrado un conjunto de garantías específicas para la
protección de los derechos fundamentales, constituyendo una tutela especializada (a cargo de
jueces constitucionales) distinta a aquella tutela común (a cargo de jueces ordinarios). De este

418
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

modo, los “derechos fundamentales” y las “garantías para su protección” se han constituido como
institutos que no pueden entenderse de modo aislado, pues tales derechos solo podrían “reali-
zarse” en la medida que cuenten con mecanismos “rápidos”, “adecuados” y “eficaces” para
su protección. Los derechos y sus mecanismos procesales de tutela se constituyen así en el
presupuesto indispensable para un adecuado funcionamiento del sistema democrático. (STC
Exp. Nº 5374-2005-AA, P, f. j. 2)

£097 Conocimiento de los procesos constitucionales. Prohibición de la jurisdicción


militar de conocer procesos constitucionales
[L]a referida disposición constitucional [artículo 173] ha establecido que la única materia
que puede conocer la jurisdicción militar se encuentra limitada al conocimiento de los procesos
penales en los que se verifique la comisión de delitos de la función militar, por lo que el
Legislador se encuentra prohibido de otorgar a esta jurisdicción la competencia para conocer
cualquier otro tipo de materias, incluidos, claro está, los procesos constitucionales en los que
se verifica la amenaza o vulneración de derechos fundamentales (procesos de hábeas corpus,
amparo y hábeas data) y el control de las leyes o normas de rango legal (procesos de inconstitu-
cionalidad de acción popular), o el conflicto entre poderes del Estado o entre órganos constitucio-
nales. (proceso competencial), cuya tramitación ha sido confiada a la jurisdicción constitucional
(STC Exp. Nº 00004-2006-AI, P, f. j. 60)

ARTÍCULO V.- INTERPRETACIÓN DE LOS DERECHOS CONS-


TITUCIONALES
El contenido y alcances de los derechos constitucionales protegidos por los procesos re-
gulados en el presente Código deben interpretarse de conformidad con la Declaración
Universal de Derechos Humanos, los tratados sobre derechos humanos, así como de las
decisiones adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos humanos consti-
tuidos según tratados de los que el Perú es parte.

£098 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales. Apli-


cación de los tratados internacionales y de la jurisprudencia de las instancias
internacionales en materia de derechos humanos
[L]as obligaciones, en materia de derechos humanos, no solo encuentran un asidero claramen-
te constitucional, sino su explicación y desarrollo en el Derecho Internacional. El mandato impe-
rativo derivado de la interpretación en derechos humanos implica, entonces, que toda la actividad
pública debe considerar la aplicación directa de normas consagradas en tratados internacionales
de derechos humanos, así como en la jurisprudencia de las instancias internacionales a las que el
Perú se encuentra suscrito. (STC Exp. Nº 04677-2005-HC, P, f. j. 11)
[E]l ejercicio interpretativo que realice todo órgano jurisdiccional del Estado (o que desem-
peñe funciones materialmente jurisdiccionales), para determinar el contenido constitucionalmente
protegido de los derechos fundamentales, debe estar obligatoriamente informado por las disposi-
ciones de los tratados internacionales de derechos humanos y por la interpretación de las mismas
realizada por los tribunales internacionales sobre derechos humanos a través de sus decisiones.
(STC Exp. Nº 5854-2005-AA, P, f. j. 23)

£099 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales. Apli-


cación de los tratados internacionales
La obligación de proveer todas las medidas jurídicas necesarias que tornen efectivo el
reconocimiento de los derechos fundamentales sociales –entre ellos, el derecho a la pensión
y a la salud–, no solo constituye una obligación de carácter constitucional, sino también de

419
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

carácter internacional, puesto que la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución


Política establece que los derechos fundamentales (…) deben interpretarse de conformi-
dad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los tratados y acuerdos in-
ternacionales sobre la materia ratificados por el Perú. Es más, dicha regla de interpretación
también se encuentra reconocida en el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional (…). De ahí que este Tribunal haya establecido que la interpretación que
realice todo órgano jurisdiccional del Estado (o que desempeñe funciones materialmente ju-
risdiccionales) para determinar el contenido constitucionalmente protegido de los derechos
fundamentales, debe estar obligatoriamente informado por las disposiciones de los tratados
internacionales de derechos humanos y por la interpretación de las mismas realizada por los
tribunales internacionales sobre derechos humanos a través de sus decisiones. (STC Exp. N°
10063-2006-PA/TC, S, f. j. 22)
Los tratados internacionales sobre derechos humanos no solo forman parte positi-
va del ordenamiento jurídico nacional (artículo 55 de la Constitución), sino que la Cuarta
Disposición Final y Transitoria (CDFT) de la Constitución –en cuanto dispone que los de-
rechos fundamentales reconocidos por ella se interpretan de conformidad con los tratados y
acuerdos internacionales sobre derechos humanos ratificados por el Perú– exige a los pode-
res públicos nacionales que, a partir del ejercicio hermenéutico, incorporen en el contenido
protegido de los derechos constitucionales los ámbitos normativos de los derechos humanos
reconocidos en los referidos tratados. Se trata de un reconocimiento implícito de la identidad
nuclear sustancial compartida por el constitucionalismo y el sistema internacional de protec-
ción de los derechos humanos: la convicción jurídica del valor de la dignidad de la persona
humana, a cuya protección y servicio se reconduce, en última y definitiva instancia, el ejerci-
cio de todo poder. (STC Exp. Nº 2730-2006-PA/TC, P, f. j. 9)
[L]os tratados constituyen parámetro de interpretación de los derechos reconocidos por la
Constitución, lo que implica que los conceptos, alcances y ámbitos de protección explicitados en
dichos tratados, constituyen parámetros que deben contribuir, de ser el caso, al momento de inter-
pretar un derecho constitucional. Todo ello, claro está, sin perjuicio de la aplicación directa que
el tratado internacional supone debido a que forma parte del ordenamiento peruano (artículo 55,
Const.). (STC Exp. Nº 01124-2001-AA, P, f. j. 9)
Como puede apreciarse [de la Cuarta Disposición Final y Transitoria] nuestro sistema de
fuentes normativas reconoce que los tratados de derechos humanos sirven para interpretar los de-
rechos y libertades reconocidos por la Constitución. Por tanto, tales tratados constituyen paráme-
tro de constitucionalidad en materia de derechos y libertades. Estos tratados no solo son incorpo-
rados a nuestro derecho nacional –conforme al artículo 55 de la Constitución– sino que, además,
por mandato de ella misma, son incorporados a través de la integración o recepción interpretativa.
(STC Exp. Nº 0047-2004-AI, P, f. j. 22)
[E]n materia de derechos fundamentales, las normas que los reconocen, regulan o limitan
deben interpretarse de conformidad con los tratados sobre derechos humanos. Aquel criterio
de interpretación de los derechos no solo es una exigencia que se deriva directamente de la IV
Disposición Final y Transitoria de la Constitución, sino también del hecho de que los trata-
dos, una vez ratificados por el Estado peruano, forman parte del derecho nacional. Pues bien,
según el artículo 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos: “Toda persona
tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces
o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación
sea cometida por personas que actúen en el ejercicio de sus funciones oficiales”. La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos ha equiparado el derecho al recurso sencillo, rápido y
efectivo con los procesos de amparo y hábeas corpus (Opinión Consultiva OC/8/87, párrafo
32). De esta forma, de consuno, tanto el ordenamiento constitucional como el ordenamiento

420
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

supranacional regional reconocen el derecho constitucional a la protección judicial de los de-


rechos fundamentales. Protección judicial a la que se debe promover su acceso, aun si los
actos que ocasionan agravio de los derechos constitucionales son expedidos “por personas
que actúen en el ejercicio de sus funciones oficiales”, dentro de las cuales, naturalmente, se
encuentran comprendidos los jueces; pero también cualquier autoridad o funcionario que ejer-
za funciones estatales. (STC Exp. N° 1230-2002-HC/TC, P, f. j. 8)

£100 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.


Tratados internacionales como fuente normativa directa
El tratado como forma normativa en el derecho interno tiene algunas características
especiales que lo diferencian de las otras fuentes normativas. Ello porque, por un lado, los
órganos de producción de dicha fuente (esto es, los Estados y los organismos internaciona-
les que celebran el tratado), desarrollan su actividad productora en el ámbito del Derecho
Internacional, y por otro, porque su modo de producción (por ejemplo las reglas de la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados –negociación, aprobación y ratifica-
ción– se rige por el Derecho Internacional público. (…) A diferencia de las demás formas
normativas que se producen en el ámbito del derecho interno peruano, los tratados son fuente
normativa, no porque se produzcan internamente, sino porque la Constitución así lo dispone.
Para ello, la Constitución, a diferencia de las otras formas normativas, prevé la técnica de la
recepción o integración de los tratados en el derecho interno peruano. Así, el artículo 55 de la
Constitución [lo] dispone (...). Es la propia Constitución, entonces, la que establece que los
tratados internacionales son fuente de derecho en el ordenamiento jurídico peruano. Por man-
dato de la disposición constitucional citada se produce una integración o recepción normativa
del tratado. (STC Exp. Nº 0047-2004-AI, P, ff. jj. 19 y 21)
Tal como lo dispone el artículo 55 de la Constitución, los tratados celebrados por el Estado y
en vigor forman parte del derecho nacional. De esta manera, los tratados sobre derechos humanos
ratificados por el Estado peruano, por pertenecer al ordenamiento jurídico interno, son Derecho
válido, eficaz y, en consecuencia, inmediatamente aplicable al interior del Estado. (Exp. Nº 5854-
2005-PA, P, f. j. 22)
[E]s un hecho inobjetable (...) que cuando nuestra Constitución Política del Estado reconoce
en su artículo 55 que “Los tratados celebrados por el Estado y en vigor forman parte del derecho
racional” y el artículo 200 inciso 4) consigna entre las diversas normas con jerarquía legal, a los
tratados (sin distinción alguna), no cabe sino admitir que los mismos tiene valor normativo indis-
cutible y en consecuencia son plenamente aplicables por los jueces y tribunales peruanos. (STC
Exp. Nº 1277-1999-AC, P, f. j. 7)
De conformidad con el artículo 55 de la Constitución, “Los tratados celebrados por el
Estado y en vigor forman parte del derecho nacional” y, según lo preceptuado por la Cuarta
Disposición Final y Transitoria de la misma norma fundamental, las normas constituciona-
les relativas a derechos se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales inherentes a ellos. En este
orden de consideraciones, debe precisarse que el Tribunal Constitucional entiende que, en
nuestro ordenamiento jurídico, el denominado derecho internacional de los derechos huma-
nos posee fuerza normativa directa o aplicabilidad directa, en tanto los tratados que lo com-
ponen, como cualquier otro, “forman parte del derecho nacional” (artículo 55, Constitución);
así como fuerza interpretativa, en cuanto los derechos reconocidos por la Constitución deben
interpretarse “de conformidad” o “dentro del contexto general” (artículo 15 de la Ley Nº
25398) de dichas fuentes internacionales. (…) [E]n nuestro ordenamiento jurídico, el deno-
minado derecho internacional de los derechos humanos posee fuerza normativa directa o apli-
cabilidad directa, en tanto los tratados que lo componen, como cualquier otro, “forman parte
del derecho nacional” (artículo 55, Constitución); así con fuerza interpretativa, en cuanto los

421
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

derechos reconocidos por la Constitución deben interpretarse “de conformidad” o “dentro del
contexto general” (...) de dichas fuentes internacionales. (STC Exp. Nº 1268-2001-HC, P, ff.
jj. 2 y 3)
[E]l derecho internacional de los derechos humanos forma parte de nuestro ordenamiento ju-
rídico y detenta rango constitucional, por tal razón, este Tribunal ha afirmado que los tratados que
lo conforman y a los que pertenece el Estado peruano “son Derecho válido, eficaz y, en conse-
cuencia, inmediatamente aplicable al interior del Estado”. Esto significa en un plano más concreto
que los derechos humanos enunciados en los tratados que conforman nuestro ordenamiento vin-
culan a los poderes públicos y, dentro de ellos, ciertamente, al legislador. (STC Exp. N° 10063-
2006-PA/TC, S, f. j. 22)

£101 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales. No


invocación de disposiciones internas para justificar incumplimiento de trata-
dos o normas imperativas de Derecho Internacional
[E]s un principio general del derecho internacional el que un Estado no puede invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación para el incumplimiento de un tratado o de
normas imperativas de Derecho Internacional. Este principio ha quedado establecido en los
artículos 27 y 53 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados de 1969, ratificado
por el Perú mediante el Decreto Supremo N° 029-2000-RE de fecha 14 de septiembre de 2000
(STC Exp. Nº 2798-04-HC/TC, S, f. j. 8).
El rango constitucional [de los derechos reconocidos en los tratados internacionales de de-
rechos humanos] (…) trae consigo que dichos tratados están dotados de fuerza activa y pasiva
propia de toda fuente de rango constitucional; es decir, fuerza activa, conforme a la cual estos
tratados han innovado nuestro ordenamiento jurídico incorporando a este, en tanto derecho vi-
gente, los derechos reconocidos por ellos, pero no bajo cualquier condición, sino a título de de-
rechos de rango constitucional. Su fuerza pasiva trae consigo su aptitud de resistencia frente a
normas provenientes de fuentes infraconstitucionales, es decir, ellas no pueden ser modificadas ni
contradichas por normas infraconstitucionales e, incluso, por una reforma de la Constitución que
suprimiera un derecho reconocido por un tratado o que afectara su contenido protegido. Los trata-
dos sobre derechos humanos representan en tal sentido límites materiales de la propia potestad de
reforma de la Constitución. En lo que concierne al caso, importa resaltar su fuerza de resistencia
frente a las normas de rango legal. Estas no pueden ser contrarias a los derechos enunciados en los
tratados sobre derechos humanos. Si estos derechos detentan rango constitucional, el legislador
está vedado de establecer estipulaciones contrarias a los mismos. (STC Exp. Nº 0025-2005-PI/TC
y 0026-2005-PI/TC, P, f. j. 33)

£102 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.


Control de constitucionalidad de los derechos enunciados en los tratados
sobre derechos humanos
El que los tratados sobre derechos humanos detenten rango constitucional no implica sus-
traerlos en cuanto objeto de control del proceso de inconstitucionalidad. El rango constitucional
de una norma no es óbice para que, de ser el caso, tales sean objeto de control a través del men-
cionado proceso. Tal es el caso de las normas de reforma constitucional tal como [el Tribunal
Constitucional] (…) ya ha tenido ocasión de esclarecer. La jerarquía constitucional de una Ley
de Reforma Constitucional no lo sustrae en cuanto objeto de control de constitucionalidad. Del
mismo modo, el rango constitucional de un tratado internacional, como el caso de un tratado sobre
derechos humanos, no lo sustrae del control de constitucionalidad, tanto en cuanto al fondo como
respecto a la forma. Esto es válido también para el caso de los tratados que han sido incorporados
a través del procedimiento de reforma constitucional (art. 57, 2 párrafo). (STC Exp. Nº 0025-
2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC, P, f. j. 34)

422
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£103 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.


Disposiciones internacionales sobre derechos humanos solo protegen a la per-
sona humana (no jurídica)
[L]os derechos constitucionales tienen que ser interpretados en concordancia con los tra-
tados internacionales en los que el Perú es parte con la finalidad de evitar incompatibilidades
entre estos. Entonces debemos remitirnos al contenido de los Tratados Internacionales para
interpretar los derechos constitucionales protegidos por el Código Procesal Constitucional.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, como su misma denominación señala, de-
clara derechos directamente referidos a la persona humana, precisando así en su artículo 1
que: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”, nomi-
nado en el artículo 2 la enumeración de los derechos que se les reconoce. También es impor-
tante señalar que la Convención Americana sobre Derechos Humanos –“Pacto de San José de
Costa Rica”– expresa en el artículo primero, inciso dos, que debe entenderse que persona es
todo ser humano”, haciendo referencia marcada al precisar que los derechos reconocidos en
la señalada disposición internacional están referidos solo a la persona humana. En conclusión
extraemos de lo expuesto que las disposiciones internacionales al proteger los derechos refe-
ridos a la persona humana están limitando al campo de las denominadas acciones de garantías
constitucionales a los procesos contemplados por nuestro Código Procesal Constitucional.
(RTC Exp. Nº 04446-2007-PA/TC, S, f. j. 2)

£104 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.


Vinculatoriedad de garantías judiciales conforme a la Constitución y los trata-
dos de derechos humanos
[T]anto los derechos fundamentales establecidos en la Constitución como aquellos derechos
básicos reconocidos en tratados de derechos humanos ratificados por el Perú resultan vinculantes
principalmente para los poderes del Estado y órganos constitucionales. Dentro de tal conjunto de
derechos destaca la vinculatoriedad de las garantías judiciales (derecho a un juez independiente
e imparcial, al libre acceso a la jurisdicción, de defensa, a la prueba, motivación, a la obtención
de una resolución fundada en Derecho, la pluralidad de instancias, al plazo razonable del proce-
so, a la cosa juzgada, entre otros derechos fundamentales) pues solo mediante ellas se garantizan
procesos conformes con la Constitución y los aludidos tratados de derechos humanos. (STC Exp.
N° 00005-2007-PI/TC, P, f. j. 13)

£105 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales. Valor


de la jurisprudencia de órganos internacionales
Sobre el valor que pueda tener la (...) jurisprudencia de los órganos internacionales de
protección de los derechos humanos para la comprensión del ámbito protegido por los dere-
chos reconocidos en la Constitución Política del Estado (...) [es destacable] su capital impor-
tancia. [E]l contenido constitucionalmente protegido de los derechos reconocidos por la Ley
Fundamental no solo ha de extraerse a partir de la disposición constitucional que lo reconoce;
de la interpretación de esta disposición con otras disposiciones constitucionales con las cua-
les pueda estar relacionada (principio de unidad de la Constitución), sino también bajo los
alcances del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Tras el criterio de interpreta-
ción de los derechos fundamentales conforme con el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, este Tribunal tiene dicho que este último concepto no se restringe solo a los trata-
dos internacionales en materia de derechos humanos en los que el Estado peruano sea parte
(IV Disposición Final y Transitoria de la Constitución), sino que comprende también a la
jurisprudencia que sobre esos instrumentos internacionales se pueda haber expedido por los
órganos de protección de los derechos humanos (artículo V del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional). (STC Exp. Nº 04587-2004-AA, P, f. j. 44)

423
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£106 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales. Vincu-


latoriedad de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
[L]as obligaciones relativas a la interpretación de los derechos constitucionales no solo
se extiendan al contenido normativo de la Convención stricto sensu, sino a la interpretación
que de ella realiza la Corte [Interamericana de Derechos Humanos - CIDH] a través de sus
decisiones. (…) La vinculatoriedad de las sentencias de la CIDH no se agota en su parte re-
solutiva (la cual, ciertamente, alcanza solo al Estado que es parte en el proceso), sino que se
extiende a su fundamentación o ratio decidendi, con el agregado de que, por imperio de la
CDFT [Cuarta Disposición Final y Transitoria] de la Constitución y el artículo V del Título
Preliminar del CPConst., en dicho ámbito la sentencia resulta vinculante para todo poder pú-
blico nacional, incluso en aquellos casos en los que el Estado peruano no haya sido parte en
el proceso. En efecto, la capacidad interpretativa y aplicativa de la Convención que tiene la
CIDH, reconocida en el artículo 62.3 de dicho tratado, aunada al mandato de la CDFT de la
Constitución, hace que la interpretación de las disposiciones de la Convención que se realiza
en todo proceso, sea vinculante para todos los poderes públicos internos, incluyendo, desde
luego, a este Tribunal. (…) La cualidad constitucional de esta vinculación derivada directa-
mente de la CDFT de la Constitución, tiene una doble vertiente en cada caso concreto: a) re-
paradora, pues interpretado el derecho fundamental vulnerado a la luz de las decisiones de la
Corte, queda optimizada la posibilidad de dispensársele una adecuada y eficaz protección; y,
b) preventiva, pues mediante su observancia se evitaa las nefastas consecuencias instituciona-
les que acarrean las sentencias condenatorias de la CIDH, de las que, lamentablemente, nues-
tro Estado conoce en demasía. Es deber de este Tribunal y, en general, de todo poder público,
evitar que este negativo fenómeno se reitere. (…) En suma, por imperio del canon constitucio-
nal que es deber de este Colegiado proteger, se deriva un deber adicional para todos los pode-
res públicos; a saber, la obligatoria observancia tanto de los tratados sobre derechos humanos
ratificados por el Perú, como de la interpretación de ellos realizada en todo proceso por los
tribunales internacionales constituidos según tratados de los que el Perú es parte (STC Exp.
Nº 2730-2006-PA/TC P, ff. jj. 11, 12, 13 y 14).
De conformidad con la IV Disposición Final y Transitoria de la Constitución Política del
Estado, los derechos y libertades reconocidos en la Constitución deben interpretarse de confor-
midad con los tratados internacionales en materia de derechos humanos suscritos por el Estado
peruano. Tal interpretación conforme con los tratados sobre derechos humanos contiene, implí-
citamente, una adhesión a la interpretación que, de los mismos, hayan realizado los órganos su-
pranacionales de protección de los atributos inherentes al ser humano y, en particular, el realizado
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, guardián último de los derechos en la Región.
(STC Exp. N° 218-02-HC/TC, P, f. j. 2)

£107 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales. No


razonabilidad de establecer un númerus clausus de derechos fundamentales
conexos a la libertad personal
[D]esde una interpretación constitucional del principio in dubio pro homine (artículo V del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional), se debe acoger una concepción amplia del
proceso constitucional de hábeas corpus. En consecuencia, no es razonable establecer, a priori
y en abstracto, un númerus clausus de derechos fundamentales conexos a la libertad personal a
efectos de su tutela, ni tampoco excluirlos a efectos de su protección. Esto porque, muchas veces,
la vulneración del derecho fundamental a la libertad personal implica la vulneración de otros de-
rechos distintos a los que usualmente se le vincula, tales como el derecho a la vida (artículo 2,
inciso 1, de la Constitución), el derecho de residencia (artículo 2, inciso 11, de la Constitución),
el derecho a la libertad de comunicación (artículo 2, inciso 4, de la Constitución) e, inclusive, el
derecho al debido proceso sustantivo y adjetivo (artículo 139, inciso 3, de la Constitución). (STC
Exp. Nº 9057-2005-PHC/TC, S, f. j. 2)

424
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[B]ajo el canon de interpretación constitucional del principio in dubio pro homine (artícu-
lo V del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional), se debe señalar que, a priori y
en abstracto, no es razonable establecer un númerus clausus de derechos conexos a la libertad
personal a efectos de su tutela, ni tampoco excluirlos, pues muchas veces el derecho a la
libertad personal es vulnerado en conexión con otros derechos fundamentales, tales como el
derecho a la vida (artículo 2,1, de la Constitución), el derecho de residencia (artículo 2, 11, de
la Constitución), el derecho a la libertad de comunicación (artículo 2, 4, de la Constitución)
e, inclusive, el derecho al debido proceso (artículo 139, 3, de la Constitución). (STC Exp. N°
8123-2005-PHC/TC, P, f. j. 12 )

ARTÍCULO VI.- CONTROL DIFUSO E INTERPRETACIÓN


CONSTITUCIONAL
Cuando exista incompatibilidad entre una norma constitucional y otra de inferior jerar-
quía, el juez debe preferir la primera, siempre que ello sea relevante para resolver la con-
troversia y no sea posible obtener una interpretación conforme a la Constitución.
Los jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido con-
firmada en un proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular.
Los jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamen-
tos según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los
mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional.

£108 Control difuso. Finalidad de preservación de principios de supremacía consti-


tucional y de jerarquía de las normas
El control difuso de la constitucionalidad de las normas constituye un poder-deber del Juez
al que el artículo 138 de la Constitución habilita en cuanto mecanismo para preservar el principio
de supremacía constitucional y, en general, el principio de jerarquía de las normas enunciado en el
artículo 51 de nuestra norma fundamental. (STC Exp. N° 1383-2001-AA/TC, P, f. j. 16)

£109 Control difuso. Deber de los jueces


[A]l momento de evaluar si les corresponde ejercer el poder-deber de aplicar el control difuso
contra una determinada ley (artículo 138 de la Constitución), todos los jueces y magistrados del
Poder Judicial, bajo las responsabilidades de ley, se encuentran en la obligación de observar las
interpretaciones realizadas por el Tribunal Constitucional que tengan conexión manifiesta con el
asunto, lo que, conviene enfatizar, no ha sido efectuado por la judicatura al momento de conocer
algunas causas en las que se solicitó la aplicación de la norma impugnada. (STC Exp. Nº 00019-
2005-PI, P, f. j. 66)

£110 Control difuso. Como acto complejo


El control difuso es un acto complejo en la medida en que significa preferir la aplicación de
una norma cuya validez, en principio, resulta beneficiada de la presunción de legitimidad de las
normas del Estado. (STC Exp. Nº 1109-2002-AA, P, f. j. 32)

£111 Control difuso. Presupuestos


[El] ejercicio [del control difuso] no es un acto simple, y para que él sea válido se re-
quiere de la verificación, en cada caso, de los siguientes presupuestos: a) Que, en el proce-
so constitucional, el objeto de impugnación sea un acto que constituya la aplicación de una
norma considerada inconstitucional (artículo 3 de la [derogada] Ley Nº 23506). b) Que la
norma a inaplicarse tenga una relación directa, principal e indisoluble con la resolución del

425
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

caso, es decir, que ella sea relevante en la resolución de la controversia. c) Que la norma
a inaplicarse resulte evidentemente incompatible con la Constitución, aun luego de haberse
acudido a interpretarla de conformidad con la Constitución, en virtud del principio enunciado en
la Segunda Disposición General de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. (STC Exp. Nº
1109-2002-AA, P, f. j. 32)

£112 Control difuso. Aplicación en proceso de inconstitucionalidad


Existiendo, por lo visto, ostensible incompatibilidad entre la Ley Nº 26657, impugnada en
la demanda, interpretativa del artículo 112 de la Constitución, y este mismo dispositivo (…) [se
aplica] el “control difuso” –derecho y obligación, constitucionalmente reconocidos a todos los
jueces– y no el “control concentrado” – derecho y deber exclusivos del Tribunal Constitucional–
porque, en el Pleno Jurisdiccional, durante el debate de la causa [proceso de inconstitucionalidad],
no se logró alcanzar el número de votos señalados en el artículo 4 de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional para la aplicación del “control concentrado”, y no se consiguió el respaldo ma-
yoritario para aplicarlo. El hecho de que cuatro magistrados no hayan emitido voto, no quita a
los tres votos emitidos a favor del control difuso, en aplicación del artículo 4 de la Ley Orgánica
del Tribunal Constitucional, su carácter de mayoría indiscutible y, por tanto, de constitutivos de
resolución, a mayor abundamiento, si se toma en cuenta que las abstenciones de dos de los magis-
trados se debieron a que habían adelantado opinión, y estas previas opiniones emitidas, pública y
oficialmente, coinciden con este fallo en el sentido de que, con arreglo al texto original del artícu-
lo 112 de la Constitución vigente, el actual mandatario no puede postular a una tercera elección en
el año 2000. (Exp. Nº 0002-1996-I, P, f. j. s/n, párr. 11 y 12)

£113 Control difuso. Control concreto de constitucionalidad de normas infralegales


en proceso de inconstitucionalidad
¿Puede el Tribunal Constitucional pronunciarse sobre la constitucionalidad de una norma de
jerarquía infralegal –como el citado Reglamento– a través del proceso de inconstitucionalidad?
Adviértase que la cuestión planteada se refiere al control “abstracto” de constitucionalidad de la
norma de jerarquía infralegal. Por el contrario, el control concreto de constitucionalidad de una
norma infralegal por parte del Tribunal Constitucional no plantea problema alguno debido a que
ella deriva del poder-deber de control de inaplicabilidad que habilita la Constitución (artículo
138, 2o párrafo) a los “jueces” y, en tal sentido, al Tribunal Constitucional, con respecto a todo
norma infraconstitucional, sea de jerarquía legal o infralegal. Es en este sentido que el CPConst
ha establecido que “Cuando exista incompatibilidad entre una norma constitucional y otra de infe-
rior jerarquía, el Juez debe preferir la primera, (…)” (Artículo VI). Distinto es, en cambio, cuando
de lo que se trata es del control “abstracto” de constitucionalidad de las normas infralegales. (STC
Exp. Nº 00045-2004-AI, P, f. j. 72)

£114 Control difuso. Obligación de los jueces de observar interpretaciones realiza-


das por el Tribunal Constitucional
[El Tribunal Constitucional] estima conveniente recordar al Poder Judicial que, de conformi-
dad con el artículo IV (sic.) [VI] del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, “Los
Jueces interpretan y aplican la leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos según los
preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte
de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional”. En tal sentido, al momento de eva-
luar si les corresponde ejercer el poder-deber de aplicar el control difuso contra una determinada
ley (artículo 138 de la Constitución), todos los jueces y magistrados del Poder Judicial, bajo las
responsabilidades de ley, se encuentran en la obligación de observar las interpretaciones realiza-
das por el Tribunal Constitucional que tengan conexión manifiesta con el asunto (...) (STC Exp.
N° 0019-2005-PI/TC, P, f. j. 66).

426
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£115 Control difuso. Aplicación por la Administración Pública


[E]s preciso dejar a un lado la errónea tesis conforme a la cual la Administración Pública
se encuentra vinculada a la ley o a las normas expedidas por las entidades de gobierno, sin
poder cuestionar su constitucionalidad. El artículo 38 de la Constitución es meridianamente
claro al señalar que todos los peruanos (la Administración incluida desde luego) tienen el
deber de respetarla y defenderla. En tal sentido, en los supuestos de manifiesta inconstitucio-
nalidad de normas legales o reglamentarias, la Administración no solo tiene la facultad sino
el deber de desconocer la supuesta obligatoriedad de la norma infraconstitucional viciada,
dando lugar a la aplicación directa de la Constitución (STC Exp. Nº 0050-2004-AI, 03/06/05,
P, f. j. 156).
[E]l Tribunal Constitucional estima que la administración pública, a través de sus tribuna-
les administrativos o de sus órganos colegiados, no solo tiene la facultad de hacer cumplir la
Constitución –dada su fuerza normativa–, sino también el deber constitucional de realizar el
control difuso de las normas que sustentan los actos administrativos y que son contrarias a la
Constitución o a la interpretación que de ella haya realizado el Tribunal Constitucional (artículo
VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional). Ello se sustenta, en primer lugar,
en que si bien la Constitución, de conformidad con el párrafo segundo del artículo 138, reconoce
a los jueces la potestad para realizar el control difuso, de ahí no se deriva que dicha potestad les
corresponda únicamente a los jueces, ni tampoco que el control difuso se realice únicamente den-
tro del marco de un proceso judicial. (…) Una interpretación positivista y formal en ese sentido
no solo supone el desconocimiento de determinados principios de interpretación constitucional,
como los de unidad de la Constitución y de concordancia práctica, que ha establecido el Tribunal
Constitucional en tanto que supremo intérprete de la Constitución; sino también daría lugar a una
serie de contradicciones insolubles en la validez y vigencia de la propia Constitución. Así, por
ejemplo, una interpretación en ese sentido del artículo 138 de la Constitución supondría que el
cumplimiento de la supremacía jurídica de la Constitución solo tiene eficacia en los procesos ju-
diciales y no en aquellos otros procesos o procedimientos de naturaleza distinta lo cual signifi-
caría convertir a la Constitución en una norma legal. Evidentemente, esta forma de interpretar la
disposición aludida contradice abiertamente el artículo 51, el cual señala que “La Constitución
prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las demás normas de inferior jerarquía, y así suce-
sivamente (...)”. (STC Exp. N° 3741-2004-AA/TC, P, ff. jj. 7 y 8)

£116 Control difuso. Obligación de los tribunales administrativos


[E]n mérito al deber de protección de los derechos fundamentales que tiene todo el poder
público y, en este caso, en particular, los Tribunales Administrativos, ellos deben ejercer el poder-
deber de control difuso de constitucionalidad cuando en la resolución de un procedimiento admi-
nistrativo resulta relevante la aplicación de una norma y ella es incompatible con derechos funda-
mentales o con principios constitucionales que los garantizan (v.gr. legalidad, reserva de ley, entre
otros). En tal sentido, la omisión del control de constitucionalidad en sede administrativa, como
en el supuesto antes mencionado, representa, a su vez, la omisión del deber de protección de los
derechos fundamentales. En consecuencia, dado que los Tribunales Administrativos y órganos co-
legiados están vinculados por el deber de protección, ellos han de ejercer el control difuso cuando
el caso lo demande. (STC Exp. N° 06135-2006-PA/TC, S, f. j. 16)

£117 Control difuso. Control difuso administrativo a pedido de parte y de oficio


Que el ejercicio del control difuso administrativo se realiza a pedido de parte; en este
supuesto, los tribunales administrativos u órganos colegiados antes aludidos están facultados
para evaluar la procedencia de la solicitud, con criterios objetivos y razonables, siempre que
se trate de otorgar mayor protección constitucional a los derechos fundamentales de los ad-
ministrados. En aquellos casos en los que adviertan que dichas solicitudes responden a fines

427
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

manifiestamente obstruccionistas o ilegítimos, pueden establecerse e imponerse sanciones de


acuerdo a ley. Excepcionalmente, el control difuso procede de oficio cuando se trate de la
aplicación de una disposición que vaya en contra de la interpretación que de ella haya rea-
lizado el Tribunal Constitucional, de conformidad con el último párrafo del artículo VI del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional; o cuando la aplicación de una disposi-
ción contradiga un precedente vinculante del Tribunal Constitucional establecido de acuerdo
con el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. N°
3741-2004-AA/TC Aclaración, P, f. j. 7)

£118 Control difuso. Procedimiento administrativo incompatible con la Constitución


[L]a constatación de que un procedimiento se ha efectuado sustentándose en una norma in-
compatible con la Constitución, impone categóricamente el ejercicio del poder-deber de control
de inaplicabilidad para así cumplir con el fin de garantizar la primacía de la Constitución (artículo
II del Código Procesal Constitucional). (STC Exp. N° 06135-2006-PA/TC, S, f. j. 12)

£119 Control difuso. Beneficios penitenciarios inconstitucionales


[L]as leyes inconstitucionales que conceden algún beneficio para el reo no podrán desplegar
tales efectos porque, siendo el control difuso un poder-deber de toda la judicatura (artículo 138 de
la Constitución), el juez a quien se solicite su aplicación retroactiva deberá inaplicarla por resultar
incompatible con la Constitución. (STC Exp. Nº 00019-2005-PI, P, f. j. 52)

£120 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. Inca-


pacidad del juez de un proceso de libertad para inaplicación de norma
[E]s de aplicación al presente caso lo señalado en el artículo VI in fine del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional (…). Esto viene a significar la incapacidad del juzgador de
un proceso de libertad para inaplicar una norma (…) que fue declarada constitucional a través
de un proceso de inconstitucionalidad (como fue el resultado de la sentencia de los Expedientes
acumulados N°s 0050-2004-AI/TC, 0051-2004-AI/TC, 0004-2005-AI/TC, 0007-2005-AI/TC y
0009-2005-AI/TC). (RTC Exp. N° 06214-2006-PA/TC, P, ff. jj. 4 y 5)

£121 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. No apli-


cación de ley posteriormente declarada incompatible con un tratado sobre de-
rechos humanos
[L]a restricción de efectuar el control de constitucionalidad respecto de una ley cuya validez
fue confirmada por este Tribunal, no rige en todos aquellos casos en los que la ley, posteriormen-
te, haya sido declarada nula o sin efectos jurídicos, por su manifiesta incompatibilidad con un
tratado sobre derechos humanos, por un Tribunal Internacional de Justicia en materia de derechos
humanos, al cual el Estado peruano se encuentre sometido a su competencia contenciosa. Ese es
el caso, por ejemplo, de las Leyes de Amnistia N.os 26479 y 26492, que fueron consideradas in-
compatibles con la Convención Americana de Derechos Humanos por la Corte Interarmericana de
Derechos Humanos en la Sentencia Caso Barrios Altos, del 18 de septiembre de 2003 (Cf. STC
0275-2005-PH/TC). (STC Exp. N° 1680-2005-PA/TC, P, f. j. 9)

£122 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. No apli-


cación por modificación constitucional (inconstitucionalidad sobreviniente)
[La restricción de efectuar el control de constitucionalidad respecto de una ley cuya validez
fue confirmada por este Tribunal, no rige] cuando pese a la existencia de un pronunciamiento de
este Tribunal declarando la validez constitucional de una ley determinada, el Congreso posterior-
mente modifica la Constitución –respetando los límites formales y materiales a los que está su-
jeto el poder de la reforma constitucional–, dando lugar a un supuesto de inconstitucionalidad

428
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

sobreviniente de la ley (Cf. STC N° 0014-2003-AI/TC y STC N° 0050-2004-AI/TC). (STC Exp.


Nº 1680-2005-PA/TC, P, f. j. 9)

£123 Aplicación de norma confirmada en procesos de inconstitucionalidad. Pros-


cripción del control difuso
[A]l haberse confirmado la constitucionalidad [de determinadas normas], en aplicación del
primer párrafo del artículo VI del Código Procesal Constitucional –que resulta también de aplica-
ción en aquellos casos en los que este Colegiado desestima la solicitud de ejercer el control difuso
contra norma, por no encontrar en ella vicio alguno de inconstitucionalidad–, dichos preceptos
resultan de plena aplicación en todo tipo de procesos, quedando proscrita su inaplicación por
parte de los jueces en ejercicio del control difuso de constitucionalidad de las normas. (STC Exp.
N° 4227-2005-PA/TC, P, f. j. 43, PV)

£124 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. Norma


sometida a proceso de inconstitucionalidad
[La] habilitación se fundamenta en la circunstancia extraordinaria que, a consecuencia de
este proceso constitucional, se ha generado respecto a la norma aplicable para el cobro de ar-
bitrios (…), toda vez que, al momento de utilizar como base de cobro la Ordenanza (….), esta
aún se encontraba vigente y en proceso de inconstitucionalidad ante este Tribunal, presumién-
dose su constitucionalidad hasta antes de emitido nuestro fallo. De este modo, atendiendo a la
función pacificadora que caracteriza a todos los Tribunales Constitucionales, orientada a crear
certidumbre, estabilidad y seguridad respecto de los hechos que, directa o indirectamente,
sean sometidos a su conocimiento o que puedan tener lugar como consecuencia de la expedi-
ción de sus sentencias, consideramos pertinente y oportuna esta medida (…). (RTC Exp. N°
0041-2004-AI/TC, P, f. j. 12)

£125 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. Efectos


inconstitucionales en caso concreto
[Q]ue el Tribunal Constitucional no exprese qué puntos o criterios deben ser considerados vin-
culantes, no significa que el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional
no tenga contenido o valor alguno. Así, el segundo párrafo de la disposición establece que los
“Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada en un
proceso de inconstitucionalidad [...]”. No obstante, y como lo precisa la demandante, puede ocu-
rrir que a pesar de la constitucionalidad de una disposición, esta genere en un caso concreto con-
secuencias inconstitucionales, las que podrían ser analizadas en un amparo (razonamiento utiliza-
do en el fundamento 23 de la sentencia del Expediente 004-2004-AI/TC, Caso ITF). (RTC Exp.
N° 02472-2007-PA/TC, S, f. j. 5)
[E]l juez podrá realizar el control judicial de constitucionalidad de una ley en todos aquellos
casos en los que, tras el pronunciamiento de este Tribunal declarando en abstracto la validez cons-
titucional de una ley, sin embargo advirtiese que su aplicación en un caso dado y bajo circunstan-
cias concretas, podría resultar inconstitucional. Así se sostuvo en las STC N.os 0009-2001-AI/TC,
0010-2002-AI/TC, 0004-2004-AI/TC, entre otras, donde si bien no se invalidó en abstracto una
ley, este Tribunal delegó en el juez ordinario realizar el balancing, precisando que su aplicación
podría poner en riesgo determinados bienes constitucionalmente protegidos. (STC Exp. N° 1680-
2005-PA/TC, P, f. j. 9)

£126 Aplicación de norma confirmada en procesos de inconstitucionalidad. Obli-


gación de la Administración pública
[L]os tribunales administrativos y los órganos colegiados de la administración pública
que imparten “justicia administrativa” con carácter nacional no pueden dejar de aplicar una

429
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ley o reglamento cuya constitucionalidad haya sido confirmada en procesos constitucionales,


ni tampoco aplicar a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes,
en un caso concreto, los efectos jurídicos de una ley o reglamento que haya sido declara-
do inconstitucional en dichos procesos, de conformidad con el tercer párrafo del artículo VI
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. N° 3741-2004-AA/TC
Aclaración, P, f. j. 7 y 8)

£127 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. No aper-


tura de instrucción a juez que efectúa control difuso
[P]or mandato expreso del artículo VI del Titulo Preliminar del Código Procesal
Consti-tucional, “[...] los jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constituciona-
lidad haya sido confirmada en un proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción
popular”(Cfr. Artículo VI del Titulo Preliminar). Por esta razón, mal se podría exigir a la
judicatura la aplicación del control difuso y considerar lesiva a bienes constitucionales la
aplicación (al abrir instrucción) de los tipos penales previstos como constitucionales en el
Decreto Ley N° 25475, luego de afirmada su constitucionalidad –valga la redundancia– tras
la expedición de la sentencia recaída en la acción de inconstitucionalidad (…). (STC Exp. N°
3308-2005-PHC/TC, S, f. j. 6)

£128 Interpretación constitucional. Presunción de constitucionalidad de las leyes


[E]l juez tiene el deber de presumir la constitucionalidad de las leyes, de modo tal que solo
pueda inaplicarla (control difuso) o dejarla sin efecto (control concentrado), cuando su inconstitu-
cionalidad sea manifiesta; es decir, cuando no exista posibilidad alguna de interpretarla de confor-
midad con la Constitución (…). (STC Exp. N° 0030-2005-PI/TC, P, f. j. 53)

£129 Interpretación constitucional. Reconocimiento legal del Tribunal Constitucional


como supremo intérprete de la Constitución
[E]n una correcta interpretación de concordancia práctica de los derechos y principios cons-
titucionales involucrados, la condición del Tribunal Constitucional como supremo intérprete de
la Constitución, proyectada desde la propia Carta Fundamental, ha sido reconocida a nivel legis-
lativo. En efecto, el artículo 1 de la Ley Nº 28301 –Ley Orgánica del Tribunal Constitucional–,
establece: El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de (...) control de la constitucio-
nalidad. (...).” Por su parte, el último párrafo del artículo VI del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional (CPConst.), dispone: “los jueces interpretan y aplican las leyes o toda
norma con rango de ley y los reglamentos según los preceptos y principios constitucionales, con-
forme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal
Constitucional”. Mientras que el artículo 82 del CPConst., dispone que las sentencias del Tribunal
Constitucional, recaídas en los procesos de inconstitucionalidad que queden firmes, “tienen auto-
ridad de cosa juzgada, por lo que vinculan a todos los poderes públicos y producen efectos gene-
rales desde el día siguiente a la fecha de su publicación”. (STC Exp. Nº 00020-2005-AI y acumu-
lado, P, f. j. 158)
[E]l Tribunal Constitucional, por su condición de ente guardián y supremo intérprete de la
Constitución, y mediante la acción hermenéutica e integradora de ella, se encarga de declarar y
establecer los contenidos de los valores, principios y normas consignados en el corpus constitu-
cional. (STC Exp. Nº 02409-2002-AA, S, f. j. 1.a)
[S]i es a través de los procesos constitucionales (artículo 200 [Constitución]) que se garantiza
jurisdiccionalmente la fuerza normativa de la Constitución, y es este Tribunal el encargado de
dirimir en última (en el caso de las resoluciones denegatorias expedidas en los procesos de ampa-
ro, hábeas corpus, hábeas data y cumplimiento) o única instancia (procesos de inconstitucionali-
dad y competencial) tales procesos (artículo 203), resulta que al interior del Poder Jurisdiccional

430
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

—llamado a proteger en definitiva (artículos 138 y 200 a 204) la supremacía normativa de la


Constitución (artículos 38, 45 y 51)— el Tribunal Constitucional es su órgano supremo de protec-
ción (artículo 201) y, por ende, su supremo intérprete. No el único, pero sí el supremo. (STC Exp.
N° 0030-2005-PI/TC, P, f. j. 46)

£130 Interpretación constitucional. Obligación del Tribunal Constitucional de ac-


tualizar y desarrollar la Constitución al interpretarla
[A]l erigirse en el órgano de control de la Constitución (artículo 201 de la Constitución), y
en el órgano supremo de interpretación y control de la constitucionalidad (artículo 1 de la Ley
Nº 28301), el Tribunal Constitucional tiene la obligación de “actualizar” y “desarrollar” la
Constitución cuando la interprete en la resolución de un problema singular suscitado por una ley o
disposición con rango de ley. (RTC Exp. Nº 00005-2005-AI, P, f. j. 4)

£131 Interpretación constitucional. Noción de jurisprudencia constitucional


La noción jurisprudencia constitucional se refiere al conjunto de decisiones o fallos constitu-
cionales emanados del Tribunal Constitucional, expedidos a efectos de defender la superlegalidad,
jerarquía, contenido y cabal cumplimiento de las normas pertenecientes al bloque de constitucio-
nalidad. (STC Exp. Nº 00024-2003-AI, P, FJ. s/n, párr. 27)

£132 Interpretación constitucional. Distinción de la jurisprudencia constitucional


del precedente constitucional vinculante
[E]ste Colegiado ha establecido las diferencias entre la llamada jurisprudencia constitucional,
presente desde la anterior legislación sobre procesos constitucionales, y el precedente vinculante,
de reciente incorporación en el ordenamiento jurídico nacional a partir de la entrada en vigen-
cia del Código Procesal Constitucional. Así, las sentencias del Tribunal Constitucional, dado que
constituyen la interpretación de la Constitución del máximo tribunal jurisdiccional del país, se
estatuyen como fuente de derecho y vinculan a todos los poderes del Estado. En efecto, conforme
lo establece el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, y la Primera
Disposición General de la Ley Nº 28301, Orgánica de este Tribunal, los jueces y tribunales inter-
pretan y aplican las leyes y reglamentos conforme a las disposiciones de la Constitución y a la
interpretación que de ellas realice el Tribunal Constitucional a través de su jurisprudencia en todo
tipo de procesos. La jurisprudencia constituye, por tanto, la doctrina que desarrolla el Tribunal en
los distintos ámbitos del derecho, a consecuencia de su labor frente a cada caso que va resolvien-
do. (STC Exp. N° 1333-2006-PA/TC, P, f. j. 11, PV)
[L]a jurisprudencia constitucional, en tanto doctrina sobre las interpretaciones de los dere-
chos fundamentales previstas en la Constitución o en la ley, vincula a todos los jueces en los fun-
damentos relevantes que han incidido en la solución del conflicto de derechos (ratio decidendi).
Mas, la identificación del ámbito de vinculación es competencia del juez que va a aplicar la juris-
prudencia vinculante en los términos en que lo hace el referido artículo VI del Código Procesal
Constitucional. Ello configura una institución constitucional-procesal autónoma, con característi-
cas y efectos jurídicos distinguibles del precedente vinculante, con el que mantiene una diferencia
de grado. (STC Exp. N° 6167-2005-PHC/TC, P, f. j. 2)
La incorporación del precedente constitucional vinculante, en los términos en que precisa el
Código Procesal Constitucional, genera por otro lado, la necesidad de distinguirlo de la jurispru-
dencia que emite este Tribunal. Las sentencias del Tribunal Constitucional, dado que constituyen
la interpretación de la Constitución del máximo tribunal jurisdiccional del país, se estatuyen como
fuente de derecho y vinculan a todos los poderes del Estado. Asimismo, conforme lo establece
el artículo VI del Código Procesal Constitucional y la Primera Disposición General de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional, Nº 28301, los jueces y tribunales interpretan y aplican las
leyes y reglamentos conforme a las disposiciones de la Constitución y a la interpretación que de

431
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ellas realice el Tribunal Constitucional a través de su jurisprudencia en todo tipo de procesos. La


jurisprudencia constituye, por tanto, la doctrina que desarrolla el Tribunal en los distintos ám-
bitos del derecho, a consecuencia de su labor frente a cada caso que va resolviendo. (STC Exp.
N° 3741-2004-AA/TC, P, f. j. 42)

£133 Interpretación constitucional. Noción de doctrina constitucional


Por doctrina constitucional debe entenderse (…): a) las interpretaciones de la
Constitución realizadas por este Colegiado, en el marco de su actuación a través de los pro-
cesos, sea de control normativo o de tutela de los derechos fundamentales; b) las interpreta-
ciones constitucionales de la ley, realizadas en el marco de su labor de control de constitucio-
nalidad. En este caso, conforme lo establece el artículo VI del Título preliminar del Código
Procesal Constitucional, una ley cuya constitucionalidad ha sido confirmada por el Tribunal,
no puede ser inaplicada por los jueces en ejercicio del control difuso, a menos, claro está, que
el Tribunal solo se haya pronunciado por su constitucionalidad formal; c) las proscripciones
interpretativas, esto es las “anulaciones” de determinado sentido interpretativo de la ley rea-
lizadas en aplicación del principio de interpretación conforme a la Constitución. Se trata en
este supuesto de las sentencias interpretativas, es decir las que establecen que determinado
sentido interpretativo de una disposición legislativa resulta contrario a la Constitución, por
lo que no debe ser usado por los jueces en el ejercicio de la función jurisdiccional que les
corresponde. (STC Exp. N° 4853-2004-PA/TC, P, f. j. 15).

£134 Interpretación constitucional. Amparo contra amparo por inobservancia de


doctrina constitucional
[R]esulta razonable el uso de un segundo proceso constitucional [amparo contra amparo] para
restablecer el orden jurídico constitucional y el ejercicio de los derechos fundamentales que pueda
verse afectado con una estimatoria de segundo grado, cuando las instancias judiciales actúan al
margen de la doctrina constitucional establecida en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
(STC Exp. N° 4853-2004-PA/TC, P, f. j. 15)

£135 Interpretación constitucional. Vinculatoriedad de la ratio decidendi (motivacio-


nes, criterios e interpretaciones de las sentencias del Tribunal Constitucional)
[L]as sentencias no solo comprenden el fallo (o parte dispositiva), sino que lo más trascenden-
te en un Tribunal que suele identificarse como “supremo intérprete de la Constitución” (art. 1 de
la LOTC), son precisamente las “interpretaciones” que se ubican en la parte de la justificación del
fallo. Como se observado, dentro de la motivación hay que ubicar la denominada ratio decidendi
–o “hilo lógico” del razonamiento de los jueces–, que comprende en los sistemas del common law
tanto el principio de derecho como el hecho relevante considerado por el Juez (holding), como
también las denominadas obiter dicta o razones subsidiarias. Son las razones decisivas para el
caso las que vinculan, mas no las consideraciones tangenciales o de aggiornamento (obiter dicta).
(STC Exp. Nº 4119-2005-PA/TC, P, f. j. 12)
[E]l carácter vinculante de las sentencias de este Tribunal, (…) no solo se extiende al fallo,
sino a su ratio decidendi, es decir, a aquellas motivaciones y argumentos que le permiten concluir
en la decisión final del proceso. (STC Exp. N° 0012-2005-PI/TC, P, f. j. 4)
Debe recordarse (…) que el Tribunal Constitucional es el órgano de control y supremo intér-
prete de la Constitución (artículos 201, 203 y 1 de la Ley 28301, Orgánica del Tribunal
Consti-tucional). Asimismo, que al efectuar un análisis de constitucionalidad en abstracto
el Tribunal interpreta tanto la norma sometida a control como la Constitución (norma pará-
metro). De esta manera debe considerarse que los criterios e interpretaciones que le sirven
para resolver el caso son vinculantes. Consecuencia lógica de lo expuesto es lo indicado por
el tercer párrafo del artículo VI del Código Procesal Constitucional: “Los Jueces interpretan

432
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos según los preceptos
y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las
resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional.” Por consiguiente, los criterios e inter-
pretaciones efectuados por este Colegiado son vinculantes a pesar de que no se haya indicado
o identificado, vía precedente, cuáles son estos, por lo que el argumento esgrimido por la
recurrente respecto este punto no cuenta con ningún sustento lógico o constitucional. (RTC
Exp. N° 02472-2007-PA/TC, S, f. j. 5)

£136 Interpretación constitucional. Efecto vinculante de la sentencia de inconstitu-


cionalidad y consecuencias de su inobservancia
[L]as sentencias dictadas en un proceso de inconstitucionalidad tienen efecto vinculan-
te para todos los poderes públicos, vinculación que, por sus alcances generales, se despliega
hacia toda la ciudadanía. En tal sentido, el Tribunal Constitucional, en su condición de órgano de
control de la Constitución (artículo 201 de la Constitución) y órgano supremo de interpretación y
control de la constitucionalidad (artículo 1 de la Ley Nº 28301); considera que en el supuesto de
que alguna autoridad o persona, pretenda desconocer los efectos vinculantes de esta resolución,
resultará de aplicación el artículo 22 del CPConst., en el extremo que dispone que para el cumpli-
miento de una sentencia el juez podrá hacer uso de multas fijas acumulativas, disposición que
es aplicable supletoriamente al proceso de inconstitucionalidad en virtud del artículo IX del
mencionado cuerpo normativo [Código Procesal Constitucional]. (STC Exp. Nº 00020-2005-
AI y acumulado, P, f. j. 159)

£137 Interpretación constitucional. Vinculatoriedad de la ratio decideni de la sen-


tencia de inconstitucionalidad
[L]as sentencias dictadas por el Tribunal Constitucional vinculan, en el marco de un proceso
de inconstitucionalidad, no solo respecto al decisum o fallo de la sentencia sino también respecto
a los argumentos –ratio decidendi– que constituyen su fundamentación. Y es que, a diferencia
de los obiter dicta –que pueden ser considerados como criterios auxiliares o complementarios–,
la ratio decidendi constituye, finalmente, la plasmación o concreción de la actividad interpretati-
va del Tribunal Constitucional y, dada su estrecha vinculación con el decisum, adquiere también,
al igual que este, fuerza vinculante para los tribunales y jueces ordinarios, tanto si se declara la
inconstitucionalidad de la norma como si, por el fondo, se la desestima. (STC Exp. N°0006-2006-
PC/TC, P, f. j. 41)

£138 Interpretación constitucional. Labor de integración de los jueces para optimi-


zar criterios vinculantes
[L]os jueces del Poder Judicial, que también son jueces de la Constitución, en la medida en
que deben aplicarla como norma suprema del Estado en los casos que conocen, [pueden] también
participar en [la] labor de integración e interpretación en aras de dar una mayor y más amplia
protección a los derechos fundamentales. En cualquier caso, las relaciones entre la interpretación
del Tribunal Constitucional y la que realice el juez ordinario deben orientarse, en estos casos, por
el principio de mayor protección y más amplia cobertura que pueda brindar determinada interpre-
tación en un caso concreto. De este modo, las decisiones del Tribunal Constitucional alcanzan el
máximo grado de vinculación cuando ofrecen una mejor protección a los derechos en cuestión,
mientras que, si es posible que en un caso concreto la interpretación realizada por el Tribunal
puede ser optimizada con la intervención de los jueces del Poder Judicial, el grado de vinculación
disminuye a efectos de incorporar la mejor interpretación que objetivamente ponga de manifiesto
la mayor protección que pueda brindar a un bien constitucional determinado. (STC Exp. N° 4853-
2004-PA/TC, P, f. j. 16)

433
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£139 Interpretación constitucional. Aplicación de técnica del estado de cosas in-


constitucionales para proteger derechos inconstitucionales
[E]l Tribunal [Constitucional] no solo puede limitarse a condenar el desconocimiento del ca-
rácter vinculante de los derechos; es decir, la insensatez de que no se comprenda que, en particu-
lar, todos los órganos públicos tienen un deber especial de protección con los derechos fundamen-
tales, y que la fuerza de irradiación de ellos exige de todos los operadores estatales que realicen
sus funciones del modo que mejor se optimice su ejercicio. Es urgente, además, que adopte medi-
das más audaces que contribuyan a hacer aún más efectiva su función pacificadora de los conflic-
tos de la vida constitucional. Por ello, dado que este Tribunal [Constitucional] es competente para
fijar las reglas procesales que mejor protejan los principios y derechos constitucionales, considera
constitucionalmente exigible que se adopte la técnica del “estado de cosas inconstitucionales”.
(STC Exp. N° 2579-2003-HD/TC, S, f. j. 19)

£140 Interpretación constitucional. Noción de estado de cosas inconstitucionales


[Para que se configure el estado de cosas inconstitucionales] es preciso que la
violación de un derecho constitucional se derive de un único acto o de un conjun-
to de actos, interrelacionados entre sí, que además de lesionar el derecho constitucio-
nal de quien interviene en el proceso en el que se produce la declaración del estado de
cosas inconstitucionales, vulnera o amenaza derechos de otras personas ajenas al pro-
ceso. Y, tratándose de actos individuales, esto es, que tengan por destinatarios a de-
terminadas personas, la declaración del estado de cosas inconstitucionales se declara-
rá si es que se sustenta en una interpretación constitucionalmente inadmisible de una ley o
una disposición reglamentaria por parte del órgano público. (STC Exp. Nº 02579-2003-HD, S, f. j.
19)

£141 Interpretación constitucional. Efectos de la declaración del estado de cosas


inconstitucionales
[U]na vez declarado el “estado de cosas inconstitucionales”, se (...) [debe efectuar] un re-
querimiento específico o genérico a un (o unos) órgano(s) público(s) a fin de que, dentro de un
plazo razonable, realicen o dejen de realizar una acción u omisión, per se, violatoria de derechos
fundamentales, que repercuta en la esfera subjetiva de personas ajenas al proceso constitucional
en el cual se origina la declaración. Se trata, en suma, de extender los alcances inter partes de
las sentencias a todos aquellos casos en los que de la realización de un acto u omisión se hubiese
derivado o generado una violación generalizada de derechos fundamentales de distintas personas.
(STC Exp. Nº 02579-2003-HD, S, f. j. 19)
Con la declaración de una situación determinada como contraria a los valores constitucionales
(Estado de Cosas Inconstitucional), se generan una serie de responsabilidades de parte de los ór-
ganos, instituciones o personas concretas involucrados en los actos vulneratorios, permitiendo, de
este modo, allanar el camino en la búsqueda y satisfacción de los derechos comprometidos. (STC
Exp. Nº 03149-2004-AC, S, f. j. 12)
[A]l haberse incurrido en un comportamiento contrario a la Constitución en los términos [de
la declaración del estado de cosas inconstitucionales] (...), se ha obligado a la recurrente a in-
terponer una demanda ocasionándole gastos innecesarios que han incrementado su inicial afec-
tación. En consecuencia, y sin perjuicio de las demás responsabilidades a que hubiera lugar,
este Colegiado considera que corresponde el pago de costos conforme al artículo 56 del Código
Procesal Constitucional. (Exp. Nº 03149-2004-AC, S, f. j. 17)
[S]i con posterioridad a la fecha de expedición de una sentencia de esta clase [declaración del
estado de cosas inconstitucionales], llegase al Tribunal o a cualquier órgano judicial competente
un caso análogo, cuyos hechos se practiquen con fecha posterior a la de esta sentencia, aparte de

434
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

que se ordene la remisión de copias de los actuados por la violación del derecho constitucional
concretamente afectado, también se dispondrá que se abra proceso penal por desacato de una sen-
tencia del Tribunal Constitucional. (STC Exp. Nº 03149-2004-AC, S, f. j. 21)

£142 Interpretación constitucional. Criterio de jerarquía


El criterio de jerarquía (lex superior derogat legi inferiori) se encuentra reconocido
en el artículo 51 de la Constitución Política, el mismo que dispone que “[la] Constitución
prevalece sobre toda norma de rango legal; la ley, sobre las normas de inferior jerarquía, y así
sucesivamente (...)”. Este artículo afirma los principios de supremacía constitucional que su-
pone una normatividad supra –la Constitución- encargada de consignar la regulación norma-
tiva básica de la cual emana la validez de todo el ordenamiento legal de la sociedad política.
(…) Por tanto la validez, en materia de justicia constitucional, se encuentra relacionada con
el principio de jerarquía normativa, conforme al cual la norma inferior (…) será válida solo
en la medida que sea compatible con la norma superior (v.g. la Constitución). (STC Exp. Nº
06403-2006-PA/TC, P, ff. jj. 12 y 13)

£143 Interpretación constitucional. Criterio de temporalidad


La aplicación del criterio de temporalidad (lex posterior derogat legi anteriori) se en-
cuentra reconocido en el artículo 103 de la Constitución Política y su aplicación trae como
consecuencia el cese de la vigencia o derogación de la norma más antigua por la norma
nueva. Como es evidente, el efecto derogatorio que despliega la implantación de un nuevo
texto constitucional solo alcanza a aquellas normas cuyo contenido sea contrario a lo que la
Constitución dispone; tal derogación es automática y se produce ex constitutione, sin nece-
sidad de declaración alguna por parte del legislador o de algún Tribunal. (…) [E]l hecho de
que una norma se encuentre derogada no impediría que siga surtiendo efectos con respecto a
aquellas situaciones que acaecieron mientras se encontraba vigente (ultractividad). (STC Exp.
Nº 06403-2006-PA/TC, P, ff. jj. 10 y 11)

£144 Interpretación constitucional. Principio de unidad de la Constitución


[D]ada la insuficiencia de los métodos tradicionales para la interpretación de la
Constitución, en sentencia anterior se señaló (Exp. N.º 5854-2005-AA/TC, fundamento 12)
que la interpretación de la lex legum debe efectuarse apelando a determinados principios con-
stitucionales. En primer lugar, al principio de unidad de la Constitución, según el cual la in-
terpretación de la Constitución debe estar orientada a considerarla como un “todo” armónico
y sistemático, a partir del cual se organiza el sistema jurídico en su conjunto. (STC Exp.
N° 5156-2006-PA/TC, P, f. j. 18)
La comprensión del contenido garantizado de los derechos, esto es, su interpretación,
debe realizarse conforme a los alcances del principio de unidad de la Constitución, pues, de
suyo, ningún precepto constitucional, ni siquiera los que reconocen derechos fundamentales,
pueden ser interpretados por sí mismos, como si se encontraran aislados del resto de precep-
tos constitucionales. Y es que no se puede perder de vista que el ejercicio de un derecho no
puede hacerse en oposición o contravención de los derechos de los demás, sino de manera
que compatibilicen, a fin de permitir una convivencia armónica y en paz social. (STC Exp. Nº
1091-2002-HC, P, f. j. 4)
[R]esulta objetable el raciocinio utilizado en sede judicial (…) pues se ha renunciado al deber
de merituar, desde la perspectiva de cualquier juzgador constitucional (…). Las razones que sus-
tentan esta afirmación son (…): El hecho de que una norma constitucional pueda ser analizada
a partir de su contenido textual, no significa que la función del operador del Derecho se agote
con un encasillamiento elemental o particularizado, en el que se ignoren o minimicen los conte-
nidos de otros dispositivos constitucionales, tanto más cuando resulta claro que aquellos resultan

435
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

siendo no un simple complemento sino, en muchos casos, una obligada fuente de referencia, por
su relación o implicancia con el dispositivo examinado. Lo cierto es que las consideraciones sobre
un determinado dispositivo constitucional solo pueden darse cuando se desprenden de una inter-
pretación integral de la Constitución, y no de una parte, o de un sector de ella, como parecen
entenderlo, en forma por demás errónea, los jueces de la jurisdicción ordinaria. (STC Exp. Nº
00131-2004-AA, S, f. j. 1.a)

£145 Interpretación constitucional. Principio de concordancia práctica


[D]ada la insuficiencia de los métodos tradicionales para la interpretación de la Constitución,
en sentencia anterior se señaló (Exp. Nº 5854-2005-AA/TC, fundamento 12) que la interpreta-
ción de la lex legum debe efectuarse apelando a determinados principios constitucionales. (…)
En segundo lugar, al principio de concordancia práctica la aparente tensión entre las propias di-
sposiciones constitucionales debe ser resuelta optimizando su interpretación, es decir, sin sacri-
ficar ninguno de los valores, derechos o principios constitucionales, y teniendo presente que, en
última instancia, todo precepto constitucional, incluso aquellos pertenecientes a la denominada
“Constitución orgánica”, se encuentran reconducidos a la protección de los derechos fundamenta-
les, como manifestaciones del principio-derecho de dignidad humana, cuya defensa y respeto es el
fin supremo de la sociedad y el Estado (artículo 1 de la Constitución). (STC Exp. N° 5156-2006-
PA/TC, P, f. j. 19)
[N]o puede permitirse que so pretexto de relevar ámbitos protegidos por nuestra Carta
Fundamental, se sacrifique el contenido constitucionalmente protegido de algún derecho fun-
damental. Hacerlo, implicaría generar un desequilibrio repudiado por la configuración unitaria
de nuestro orden constitucional, que reclama la consecución de todo fin constitucional bajo el má-
ximo respeto del principio interpretativo de concordancia práctica. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA,
S, f. j. 25)

£146 Interpretación constitucional. Principio de corrección funcional


[D]ada la insuficiencia de los métodos tradicionales para la interpretación de la Constitución,
en sentencia anterior se señaló (Exp. Nº 5854-2005-AA/TC, fundamento 12) que la interpreta-
ción de la lex legum debe efectuarse apelando a determinados principios constitucionales. (…)
En tercer lugar, al principio de corrección funcional, el cual exige al Tribunal y al juez consti-
tucional que, al realizar su labor de interpretación, no desvirtúen las funciones y competencias
que el Constituyente ha asignado a cada uno de los órganos constitucionales, de modo tal que el
equilibrio inherente al Estado constitucional y democrático, como presupuesto del respeto de los
derechos fundamentales, se encuentre plenamente garantizado. (STC Exp. N° 5156-2006-PA/TC,
P, f. j. 20)

£147 Interpretación constitucional. Principio de función integradora


[D]ada la insuficiencia de los métodos tradicionales para la interpretación de la Constitución,
en sentencia anterior se señaló (Exp. Nº 5854-2005-AA/TC, fundamento 12) que la interpretación
de la lex legum debe efectuarse apelando a determinados principios constitucionales. (…) En
cuarto lugar, al principio de función integradora, de acuerdo con el cual el “producto” de la
interpretación solo podrá ser considerado como válido en la medida que contribuya a inte-
grar, pacificar y ordenar las relaciones de los poderes públicos entre sí y las de estos con la
sociedad. Finalmente, apelando al principio de fuerza normativa de la Constitución, que está
orientado a relevar y respetar la naturaleza de la Constitución como norma jurídica, vinculante
para todos los poderes públicos y privados in toto y no solo parcialmente. (STC Exp. N° 5156-
2006-PA/TC, P, f. j. 21)

436
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£148 Interpretación constitucional. Principios de razonabilidad y proporcionalidad


El principio de razonabilidad parece sugerir una valoración respecto del resultado del ra-
zonamiento del juzgador expresado en su decisión, mientras que el procedimiento para llegar a
este resultado sería la aplicación del principio de proporcionalidad con sus tres subprincipios: de
adecuación, de necesidad y de proporcionalidad en sentido estricto o ponderación. (STC Exp.
Nº 2192-2004-AA, S, f. j. 15)

£149 Interpretación constitucional. Proporcionalidad de la medida en sentido


estricto
De acuerdo con el principio de proporcionalidad strictu sensu, para que una injerencia en los
derechos fundamentales sea legítima, el grado de realización del objetivo de esta debe ser por lo
menos equivalente o proporcional al grado de afectación del derecho fundamental, comparándose
dos intensidades o grados: el de la realización del fin de la medida examinada y el de la afectación
del derecho fundamental. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI y acumulados, P, f. j. 109)

£150 Interpretación constitucional. Proporcionalidad de la medida en sentido lato


[E]l principio de proporcionalidad exige, a su vez, que la medida limitativa satisfaga los sub-
criterios de idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto. (STC Exp. Nº 2235-2004-
AA, P, f. j. 6)

£151 Interpretación constitucional. Caso de conflicto entre dos principios consti-


tucionales
[C]uando el Tribunal se enfrenta a un caso donde existe conflicto entre dos principios cons-
titucionales, deberá realizar no solo un ejercicio argumentativo enjuiciando las disposiciones
constitucionales en conflicto (ponderación), sino también deberá evaluar también todas las posi-
bilidades fácticas (necesidad, adecuación), a efectos de determinar si, efectivamente, en el plano
de los hechos, no existía otra posibilidad menos lesiva para los derechos en juego que la decisión
adoptada. (STC Exp. Nº 2192-2004-AA, S, f. j. 18)

£152 Interpretación constitucional. Insuficiencia de la interpretación literal


[Tratándose] de derechos fundamentales el operador judicial no puede sustentar sus decisio-
nes amparándose únicamente en una interpretación literal de uno o más preceptos constituciona-
les, ya que, rara vez, la solución de una controversia en este ámbito puede resolverse apelándose
a este criterio de interpretación. Requiere, por el contrario, de un esfuerzo de comprensión del
contenido constitucionalmente protegido de cada uno de los derechos, principios o bienes consti-
tucionales comprometidos, para, después de ello, realizar una ponderación de bienes. (STC Exp.
Nº 1941-2002-AA, S, f. j. 5)

£153 Interpretación constitucional. Interpretación restrictiva de limitaciones a los


derechos fundamentales
[S]obre la base del principio general de libertad, que el ser humano, en principio, es libre para
realizar todo aquello que no esté prohibido en virtud de una ley, ni obligado de hacer aquello que
la ley no manda. En ese sentido, si bien las limitaciones a los derechos fundamentales solo pueden
establecerse respetando el principio de legalidad, la interpretación de una limitación legalmente
impuesta, deberá además, realizarse en términos necesariamente restrictivos, encontrándose ve-
dada la interpretación analógica, in malam partem, de las normas que restrinjan derechos. (STC
Exp. Nº 2235-2004-AA, P, f. j. 8)

437
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£154 Interpretación constitucional. Independencia de la ley frente a la intención del


legislador
[S]i bien es cierto que la intención del legislador aporta luces para interpretar leyes oscuras o
ambiguas, también lo es que, una vez promulgada, la ley se independiza de las intenciones, tantas
veces imprecisas y hasta equívocas, de sus autores, y cobra vida autónoma. (STC Exp. Nº 00014-
1996-I, P, f. j. 1)

£155 Interpretación constitucional. Derechos constitucionales como mandatos de


optimización
La interpretación de estos [derechos constitucionales] debe efectuarse siempre en sentido di-
rigido a alcanzar mayores niveles de protección. Es por ello que la doctrina sostiene que los dere-
chos constitucionales han de interpretarse como mandatos de optimización. (STC Exp. Nº 1124-
2001-AA, P, f. j. 12)

£156 Interpretación constitucional. Necesidad de teoría material constitucional que


fundamente sentencia constitucional
La sentencia constitucional requiere, pues, de una teoría material constitucional que la fun-
damente, dotándola de nuevas herramientas de actuación que abandonen la idea clásica de cla-
sificación entre actos de declaración del derecho y actos de ejecución. Ello en atención a que
la sentencia que interpreta con la máxima fuerza jurídica las disposiciones constitucionales
ocupa una posición de primer orden entre los actos públicos en el marco del Estado Social y
Democrático de Derecho; verificada además, la especial naturaleza de las pretensiones sobre las
que se pronuncia (cosa juzgada constitucional); por el valor y la fuerza que le otorga el sistema
jurídico a sus interpretaciones (IV Disposición Final de la Constitución, artículos 1 de su propia
Ley Orgánica, VI y VII del CPConst.); y, por el poder extrapartes (efectos erga omnes). (STC
Exp. N° 0168-2007-Q/TC, S, f. j. 5)

ARTÍCULO VII.- PRECEDENTE


Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de cosa juzgada
constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, precisando el ex-
tremo de su efecto normativo. Cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartándose
del precedente, debe expresar los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la
sentencia y las razones por las cuales se aparta del precedente.

£157 Cosa juzgada constitucional. Configuración


[L]a cosa juzgada constitucional, (…) se configura con aquella sentencia que se pronuncia
sobre el fondo de la controversia jurídica, de conformidad con el orden objetivo de valores, con
los principios constitucionales y con los derechos fundamentales, y de acuerdo con la interpreta-
ción que haya realizado el Tribunal Constitucional de las leyes, o de toda norma con rango de ley,
o de los reglamentos y de sus precedentes vinculantes, como lo prescriben los artículos VI y VII
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, respectivamente. Solo de esa manera un
ordenamiento constitucional puede garantizar a la ciudadanía la certeza jurídica y la predictibili-
dad de las decisiones jurisdiccionales. (STC Exp. N° 0006-2006-PC/TC, P, f. j. 70)

£158 Cosa juzgada constitucional. Sentencia de inconstitucionalidad


[L]as sentencias del Tribunal Constitucional que declaran la inconstitucionalidad de una
norma, tienen calidad de cosa juzgada, fuerza de ley y vinculan a todos los poderes públicos.
(STC Exp. Nº 00587-2005-AA, S, f. j. 5)

438
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£159 Cosa juzgada constitucional. Efectos


La calidad de cosa juzgada de una sentencia del Tribunal Constitucional no solo impide que
su fallo sea contradicho en sede administrativa o judicial, sino que prohíbe, además, que sus tér-
minos sean tergiversados o interpretados maliciosamente, bajo sanción de los funcionarios encar-
gados de cumplir o ejecutar la sentencia en sus propios términos. (STC Exp. Nº 00012-2005-AI,
P, f. j. 32)

£160 Precedente vinculante constitucional. Noción


[E]l precedente constitucional vinculante es aquella regla jurídica expuesta en un caso
particular y concreto que el Tribunal Constitucional decide establecer como regla general; y, que,
por ende, deviene en parámetro normativo para la resolución de futuros procesos de naturaleza
homóloga. (STC Exp. Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n, párr. 28)

£161 Precedente vinculante constitucional. Naturaleza (connotación binaria)


La naturaleza del precedente tiene una connotación binaria. Por un lado, aparece como una
herramienta técnica que facilita la ordenación y coherencia de la jurisprudencia; y, por otro,
expone el poder normativo del Tribunal Constitucional dentro del marco de la Constitución, el
Código Procesal Constitucional y la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. (STC Exp.
Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n, párr. 32)

£162 Precedente vinculante constitucional. Ámbito de aplicación


El precedente constitucional en nuestro sistema tiene efectos más generales. La forma como
se ha consolidado la tradición de los tribunales constitucionales en el sistema del derecho con-
tinental ha establecido, desde muy temprano, el efecto sobre todos los poderes públicos de las
sentencias del Tribunal Constitucional. Esto significa que el precedente vinculante emitido por un
Tribunal Constitucional con estas características tiene, prima facie, los mismos efectos de una ley.
Es decir, que la regla que el Tribunal externaliza como precedente a partir de un caso concreto, es
una regla para todos y frente a todos los poderes públicos; cualquier ciudadano puede invocarla
ante cualquier autoridad o funcionario sin tener que recurrir previamente ante los tribunales, pues-
to que las sentencias del Tribunal Constitucional, en cualquier proceso, tienen efectos vinculantes
frente a todos los poderes públicos y también frente a los particulares. Si no fuese así, la propia
Constitución estaría desprotegida, puesto que cualquier entidad, funcionario o persona podría re-
sistirse a cumplir una decisión de la máxima instancia jurisdiccional. (STC Exp. Nº 3741-2004-
AA/TC, P, f. j. 49)

£163 Precedente vinculante constitucional. Presupuestos para su establecimiento


[Los presupuestos para el establecimiento de un precedente vinculante son los siguien-
tes:] a) Cuando se evidencia que los operadores jurisdiccionales o administrativos vienen re-
solviendo con distintas concepciones o interpretaciones sobre una determinada figura jurídica
o frente a una modalidad o tipo de casos; es decir, cuando se acredita la existencia de prece-
dentes conflictivos o contradictorios. b) Cuando se evidencia que los operadores jurisdiccio-
nales o administrativos vienen resolviendo en base a una interpretación errónea de una norma
del bloque de constitucionalidad; lo cual, a su vez, genera una indebida aplicación de la
misma. c) Cuando se evidencia la existencia de un vacío normativo. d) Cuando se evidencia
la existencia de una norma carente de interpretación jurisdiccional en sentido lato aplicable a
un caso concreto, y en donde caben varias posibilidades interpretativas. e) Cuando se eviden-
cia la necesidad de cambiar de precedente vinculante. En este supuesto, de conformidad con
lo establecido en el Artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, el
Tribunal Constitucional debe obligatoriamente expresar los fundamentos de hecho y de de-

439
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

recho que sustentan la sentencia y las razones por las cuales se aparta del precedente. (STC
Exp. Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n, párr. 49 al 54)

£164 Precedente vinculante constitucional. Condiciones de aplicación


El uso de los efectos normativos y la obligación de aplicación de un precedente vinculante
depende de: a) La existencia de similitudes fácticas entre el caso a resolver y aquel del que emana
el precedente. b) La existencia de similitudes y diferencias fácticas; las que en el caso de estas
últimas no justifican un trato jurídico distinto. Por ende, es factible que a través del razonamiento
analógico se extienda la regla del precedente vinculante. (STC Exp. Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n,
párr. 58 al 60)

£165 Precedente vinculante constitucional. Competencia para su determinación


La competencia del Tribunal Constitucional para determinar un precedente vinculante se en-
cuentra sustentada en el Artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional,
el cual preceptúa que “(...) las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad
de cosa juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, precisando
el extremo de su efecto normativo. Cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartándose del
precedente, debe expresar los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la sentencia y las
razones por las cuales se aparta del precedente. (STC Exp. Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n, párr. 31)

£166 Precedente vinculante constitucional. Efectos similares a los de una ley


El precedente constitucional tiene por su condición de tal efectos similares a una ley. Es decir,
la regla general externalizada como precedente a partir de un caso concreto se convierte en una
regla preceptiva común que alcanzar a todos los justiciables y que es oponible frente a los poderes
públicos (...). [L]a fijación de un precedente constitucional significa que ante la existencia de una
sentencia con unos específicos fundamentos o argumentos y una decisión en un determinado sen-
tido, será obligatorio resolver los futuros casos semejantes según los términos de dicha sentencia
(...). [L]a regla que con efecto normativo el Tribunal Constitucional decide externalizar como vin-
culante, debe ser necesaria para la solución del caso planteado (...). El Tribunal Constitucional no
debe fijar una regla so pretexto de solución de un caso, si en realidad esta no se encuentra ligada
directamente con la solución del mismo. (STC Exp. Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n, Párr. 29, 30, 35
y 36)

£167 Precedente vinculante constitucional. Como forma de cubrir un vacío normativo


La función integradora del Tribunal Constitucional permite que, a través de la constitución de
un precedente vinculante, se resuelvan las situaciones derivadas de un vacío normativo (...). [La]
función verificable mediante la expedición de un precedente vinculante se hace patente cuando, se
acredita la ausencia absoluta de norma; cuando, a pesar de la existencia de prescripción jurídica,
se entiende que esta se ha circunscrito a señalar conceptos o criterios no determinados en sus
particularidades; cuando existe la regulación jurídica de una materia, pero sin que la norma esta-
blezca una regla específica para solucionar un área con conflicto coexistencial; cuando una norma
deviniese en inaplicable por haber abarcado casos o acarrear consecuencias que el legislador his-
tórico no habría establecido de haber conocido aquellas o sospechado estas; cuando dos normas
sin referencia mutua entre sí –es decir en situación de antinomia indirecta– se contradicen en sus
consecuencias jurídicas, haciéndose mutuamente ineficaces; cuando, debido a nuevas circunstan-
cias, surgiesen cuestiones que el legislador histórico no tuvo oportunidad de prever en la norma,
por lo que literalmente no están comprendidas en ella, aunque por su finalidad pudieran estarlo
de haberse conocido anteladamente; y cuando los alcances de una norma perteneciente al bloque
de constitucionalidad no producen en la realidad efectos jurídicos por razones de ocio legislativo.
(STC Exp. Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n, párr. 55 y 56)

440
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£168 Precedente vinculante constitucional. Distinción de la exhortación


[L]a potestad del Tribunal Constitucional de establecer un precedente vinculante en los tér-
minos del artículo VII del CPConst. debe ser claramente distinguido de una exhortación. El pre-
cedente vinculante establece una obligación imperativa que han de seguir los órganos jurisdiccio-
nales; la exhortación, en cambio, persuade o invoca la ejecución de una acción. En tal sentido, ahí
donde existe una obligación impuesta por un precedente vinculante, no cabe exhortar. (STC Exp.
Nº 0016-2005-PI/TC, P, f. j. 17)

£169 Precedente vinculante constitucional. Distinción de la jurisprudencia


constitucional
[S]i bien tanto la jurisprudencia como el precedente constitucional tienen en común la carac-
terística de su efecto vinculante, en el sentido de que ninguna autoridad, funcionario o particular
puede resistirse a su cumplimiento obligatorio, el Tribunal, a través del precedente constitucional,
ejerce un poder normativo general, extrayendo una norma a partir de un caso concreto. (STC Exp.
Nº 3741-2004-AA/TC, P, f. j. 43)

£170 Precedente vinculante constitucional. Criterios para el cambio de precedente


vinculante
La competencia para el apartamiento y sustitución de un precedente vinculante está sujeta a
los tres elementos siguientes: a) Expresión de los fundamentos de hecho y derecho que susten-
tan dicha decisión. b) Expresión de la razón declarativa-teológica, razón suficiente e invocación
preceptiva en que se sustenta dicha decisión. c) Determinación de sus efectos en el tiempo. (STC
Exp. Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n, párr. 44, 45, 46 y 47)
[E]l Tribunal Constitucional, al momento de cambiar de precedente, optará, según sean
las circunstancias, por establecer lo siguiente: a) Decisión de cambiar de precedente vincu-
lante ordenando la aplicación inmediata de sus efectos, de modo que las reglas serán aplica-
bles tanto a los procesos en trámite como a los procesos que se inician después de establecida
dicha decisión. b) Decisión de cambiar de precedente vinculante, aunque ordenando que su
aplicación será diferida a una fecha posterior a la culminación de determinadas situaciones
materiales. Por ende, no será aplicable para aquellas situaciones jurídicas generadas con an-
terioridad a la decisión del cambio o a los procesos en trámite. (STC Exp. Nº 00024-2003-AI,
P, f. j. s/n, párr. 65 al 67)

£171 Precedente vinculante constitucional. Técnica del overruling


[L]a técnica del overruling permite cambiar un precedente en su ‘núcleo normativo’ apli-
cando el nuevo precedente, ya sea al caso en análisis (eficacia retrospectiva) o, en la mayoría
de los supuestos, a casos del futuro (prospective overruling). (STC Exp. Nº 03361-2004-AA,
P, f. j. 5)

£172 Precedente vinculante constitucional. Eficacia prospectiva (prospective


overruling)
[L]a técnica del prospective overruling se utiliza cuando un juzgador advierte a la población
del inminente cambio que va a realizar de sus fallos, sin cometer la injusticia ínsita en una modifi-
cación repentina de las reglas que se consideraban como válidas. (STC Exp. Nº 03361-2004-AA,
p, f. J. 5)
En el derecho comparado, una técnica semejante, destinada a anunciar la variación futura de
la jurisprudencia, es lo que en su versión sajona se denomina prospective overruling, es decir, “un
mecanismo en base al cual cualquier cambio de orientación jurisprudencial (overruling) no ad-
quiere eficacia para el caso decidido, sino solo en relación a hechos verificados con posterioridad

441
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

al nuevo precedente sentado en el overruling [Alberto Cadoppi, “Introduzione allo studio del va-
lore del precedente giudiziale nel diritto penale italiano”, en Umberto Vicenti (A cura di), Il valore
del precedenti giudiziali nella tradizione europea, CEDAM, Padova, 1998, pág. 126]. (STC Exp.
N° 0090-2004-AA/TC, P, f. j. 5)
[E]l prospective overruling, [es un] mecanismo mediante el cual todo cambio en la jurispru-
dencia no adquiere eficacia para el caso decidido sino para los hechos producidos con posteriori-
dad al nuevo precedente establecido (STC Exp. N° 05601-2006-PA/TC, P, f. j. 7).
El Tribunal Constitucional puede disponer excepcionalmente que la aplicación del
precedente vinculante que cambia o sustituya uno anterior opere con lapso diferido (vaca-
tio sententiae), a efectos de salvaguardar la seguridad jurídica o para evitar una injusticia
ínsita que podría producirse por el cambio súbito de la regla vinculante por él estableci-
da, y que ha sido objeto de cumplimiento y ejecución por parte de los justiciables y los
poderes públicos. En efecto, la decisión de otorgar expresa y residualmente eficacia pros-
pectiva es establecida por el Tribunal Constitucional, en aras de procesar constructiva y
prudentemente la situación a veces conflictiva entre continuidad y cambio en la actividad
jurisdiccional de naturaleza constitucional. La técnica de la eficacia prospectiva del pre-
cedente vinculante se propone, por un lado, no lesionar el ánimo de fidelidad y respeto
que los justiciables y los poderes públicos mostrasen respecto al precedente anterior; y,
por otro, promover las condiciones de adecuación a las reglas contenidas en el nuevo
precedente vinculante. Esta decisión de diferir la eficacia del precedente puede justifi-
carse en situaciones tales como el establecimiento de requisitos no exigidos por el propio
Tribunal con anterioridad al conocimiento y resolución de la causa en donde se incluye
el nuevo precedente; la existencia de situaciones duraderas o de trato sucesivo; cuando se
establecen situaciones objetivamente menos beneficiosas para los justiciables, etc. (STC
Exp. Nº 00024-2003-AI, P, f. j. s/n, párr. 61 al 64)
[L]a aplicación diferida se determina en una sentencia con vacatio setentiae; es decir,
las consecuencias jurídicas de una decisión se suspenden durante algún tiempo, atendiendo a
la necesidad de prever las derivaciones políticas, económicas o sociales que ello alcance. Al
respecto, no debe olvidarse que todo Tribunal Constitucional tiene la obligación de aplicar el
principio de previsión mediante el cual se predetermina la totalidad de las “consecuencias” de
sus actos jurisdiccionales. En ese sentido, los actos jurisdiccionales (tras la expedición de una
sentencia) deben contener el augurio, la proyección y el vaticinio de una “mejor” realidad
político-jurídica y la cancelación de un otrora “mal”. En ese contexto, el efecto diferido evita
el hecho de corregir un mal creando otro mal, el cual es evitable por la vía de la suspensión
temporal de los efectos de una sentencia con precedente vinculante. Los efectos diferidos se
manifiestan en las denominadas sentencias exhortativas y en los casos de sentencias con pre-
cedente vinculante de eficacia diferida (prospective overruling). (STC Exp. Nº 00024-2003-
AI, P, f. j. s/n, párr. 76 y 77)

£173 Precedente vinculante constitucional. Carácter no vinculante de sentencias


interpretativas-manipulativas exhortativas
[E]ste Tribunal [Constitucional] ha emitido en múltiples procesos constitucionales sentencias
exhortativas que (...) no tiene efectos vinculantes. Dichas sentencias son recomendaciones o suge-
rencias, estrictu sensu, que, partiendo de su función armonizadora ante los conflictos, se plantean
al legislador para que en el ejercicio de su discrecionalidad política en el marco de la constitución
pueda corregir o mejorar aspectos de la normatividad jurídica. En tales sentencias opera el princi-
pio de persuasión y se utilizan cuando, al examinarse los alcances de un proceso constitucional, si
bien no se detecta la existencia de un vicio de inconstitucionalidad, se encuentra una legislación
defectuosa que de algún modo conspira contra la adecuada marcha del sistema constitucional.
(STC Exp. Nº 00004-2004-CC, P, f. j. 3.3.4)

442
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£174 Precedente vinculante constitucional. Noción del writ of certiorary


En los Estados Unidos de América se ha venido a proponer la figura del ‘writ of certio-
rary’, a través de la cual la Corte Suprema tiene la capacidad de ‘escoger’ las causas que lle-
gan a su conocimiento y, lógicamente, evitar las que, a su entender, no corresponden a su ma-
gistratura. La implementación de esta figura se produjo a partir de 1925, cuando el Judiciary
Act introdujo tal mecanismo con el fin de rechazar casos, al considerar que no existen razones
especiales y de importancia para distraer su tiempo en su resolución. Dado que las cuestiones
constitucionales son altamente controvertidas, dicho tribunal solo se considera en aptitud para
resolverlas cuando se encuentren en el momento adecuado para ello. En este sentido, gracias
a su jurisdicción discrecional, puede seleccionar los casos y ‘decidir no decidir’ los casos que
no merecen su atención. A través de sus resoluciones, la Corte Suprema determina qué casos
de relevancia van a ingresar a desarrollar y crear jurisprudencia. Eso sí, cuando no admite
una petición, no arguye las razones por las cuales llega a tal decisión. (STC Exp. Nº 2877-
2005-PHC/TC, P, f. j. 24)

£175 Precedente vinculante constitucional. Recurso de agravio a favor del pre-


cedente
El órgano judicial correspondiente deberá admitir de manera excepcional, vía recurso de
agravio constitucional, la revisión por parte de este Colegiado de una decisión estimatoria de
segundo grado cuando se pueda alegar, de manera irrefutable, que tal decisión ha sido dictada
sin tomar en cuenta un precedente constitucional vinculante emitido por este Colegiado en
el marco de las competencias que establece el artículo VII del C.P.Const. En cualquier caso,
el Tribunal tiene habilitada su competencia, ante la negativa del órgano judicial, a través del
recurso de queja a que se contrae el artículo 19 del Código Procesal Constitucional. (…)
El recurso de agravio a favor del precedente tiene como finalidad restablecer la violación
del orden jurídico constitucional producido a consecuencia de una sentencia estimatoria de
segundo grado en el trámite de un proceso constitucional. El recurso puede ser interpuesto
por la parte interesada o por un tercero afectado directamente y que no haya participado del
proceso, sea por no haber sido emplazado o porque, tras solicitar su incorporación, le haya
sido denegada por el órgano judicial respectivo. El Tribunal resuelve en instancia final restab-
leciendo el orden constitucional que haya resultado violado con la decisión judicial y pronun-
ciándose sobre el fondo de los derechos reclamados. (STC Exp. N° 4853-2004-PA/TC, P, f. j.
40, PV)

£176 Precedente vinculante constitucional. Fijación de precedente respecto de deci-


siones del Consejo Nacional de la Magistratura
El Tribunal Constitucional, de acuerdo con lo establecido por el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, tiene la facultad jurídica para establecer, a través
de sus sentencias que adquieren la autoridad de cosa juzgada, un precedente vinculante, cuando
se estime una demanda por violación o amenaza de violación de un derecho fundamental, a
consecuencia de la aplicación directa de una disposición de la propia Constitución por parte
del Consejo Nacional de la Magistratura, no obstante ser manifiestamente incongruente con
ella misma o con la interpretación que de ella haya realizado el Tribunal Constitucional (ar-
tículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional) y que resulte, por ende,
vulneratoria de los valores y principios constitucionales, así como de los derechos fundamenta-
les de los magistrados no ratificados que deseen postular nuevamente a la magistratura. (STC Exp.
N° 1333-2006-PA/TC, P, f. j. 25, PV)

443
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO VIII.- JUEZ Y DERECHO


El órgano jurisdiccional competente debe aplicar el derecho que corresponda al proceso,
aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido erróneamente.

£177 Iura novit curia. Noción


Distinto, pero también importante para una eficiente protección de derechos, es el caso del
aforismo iura novit curia (…). Dicho aforismo, literalmente significa “el Tribunal conoce el dere-
cho” y se refiere a la invocación o no invocación de las normas jurídicas que sirven de fundamento
a las pretensiones esgrimidas por las partes dentro de un proceso. Al respecto, Luis Díez- Picazo y
Antonio Gullen (Sistema de Derecho Civil: Madrid, Tomos, 1982, pág. 227) exponen que el juez
puede alterar el fundamento jurídico de la pretensión de la parte (...)”. (Exp. N° 0569-2003-AC/
TC, S, FJ. 5)

£178 Iura novit curia. Inaplicación respecto de recurso de casación


[L]la casación es una recurso extraordinario que solo permite la revisión por el Supremo
Tribunal Casatorio en los casos específicos, exclusivos y excluyentes, del artículo 386 del Código
Procesal Civil, especificidad que impide el ejercicio de la facultad general del juez de aplicación
del aludido aforismo iura novit curia por lo que debe desestimarse la demanda (…). (STC Exp.
N° 8327-2005-AA/TC, P, f. j. 2)

£179 Iura novit curia. Posibilidad de error judicial e inviabilidad del proceso consti-
tucional de amparo
En un ordenamiento como el nuestro existe la presunción de que el juez conoce el derecho
(iura novit curia) y que debe aplicarlo así este no haya sido invocado por las partes o lo haya sido
erróneamente (artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil). La presunción de que
el juez conoce el derecho, de modo que resuelve las controversias e incertidumbres jurídicas apli-
cando el derecho que corresponda no quiere decir que él sea infalible y que, por tanto, no se pueda
equivocar. Pero la eventual equivocación en que se pueda incurrir no es un problema que pueda
resolverse mediante el proceso constitucional de amparo, sino con el ejercicio de los medios im-
pugnatorios que se prevean en la ley procesal que corresponda. (STC Exp. N° 2298-2005-PA/TC,
P, f. j. 5)

£180 Iura novit curia. Adecuación del nomen juris de recurso interpuesto
Si bien es cierto que [se] interpuso un recurso de queja por denegatoria de “recurso extraordi-
nario”, en lugar de uno por denegatoria de recurso de nulidad, es conforme a derecho que la Sala
Constitucional y Social de la Corte Suprema de la República admitiera dicho recurso entendién-
dolo como recurso de queja por denegatoria de recurso de nulidad, toda vez que de conformidad
con el principio de iura novit curia aplicado al ámbito procesal, el Juez tiene la obligación de
aplicar el derecho que corresponda aun cuando no haya sido invocado o lo haya sido errónea-
mente (artículo VII del Código Procesal Civil); es bajo este último supuesto que se halla el caso
sub júdice. (…) El hecho de que el Juez corrija ese equívoco y lo interprete como corresponde,
como recurso de queja por denegatoria de “recurso de nulidad”, no altera en absoluto la pretensión
procesal señalada, por lo que con esta actuación no se infringe el principio de congruencia, toda
vez que no se incurre en pronunciamiento extrapetita ni ultrapetita. En consecuencia, el recurso
erróneamente denominado, no obstante, podrá ser admitido, siempre y cuando, se halle dentro
de los supuestos que habilitan la procedencia de dicho recurso, es decir, dentro de plazo y ante la
instancia correspondiente; esto significa que, aun cuando el nomen juris del recurso interpuesto
fuera erróneo, se presentan objetivamente los supuestos legales dentro de los cuales se permite
su procedencia (plazo, causales e instancia competente para interponerlo), corresponde darlo por

444
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

admitido. Asumir lo contrario, esto es, desestimar un recurso por la sola errónea denominación del
mismo no resulta admisible, pues supondría la asunción de una tesis incompatible con la naturale-
za del proceso constitucional, donde la finalidad del proceso debe prevalecer sobre las exigencias
formales, hasta donde pueda ser compatible con esa finalidad. (…) (STC Exp. N° 797-99-AA/TC,
P, f. j. 7)

£181 Iura novit curia constitucional. Noción


El principio iura novit curia que recoge el Código Procesal Constitucional en su artícu-
lo VIII, a la luz de la situación mencionada, debe ser entendido como un atributo del Juez
constitucional destinado a lograr una relación armónica entre los derechos cuya tutela le en-
comienda la Constitución a través del Derecho Procesal Constitucional y los propios valores
que consagra la Carta Fundamental. El aforismo reza “El Tribunal conoce el Derecho” y, en
el ámbito de la justicia constitucional, esto supone que el Tribunal debe amparar de la mejor
manera las pretensiones sobre violaciones o amenazas a los derechos fundamentales. El “Tribunal
conoce el Derecho” supone, en esta sede, la necesidad de prestar el mejor auxilio de la jurispru-
dencia y del derecho vigente en aras de salvaguardar, en los mejores términos, las alegaciones
de violaciones a los derechos que las partes presentan a través de sus demandas. (STC Exp.
N° 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 7)

£182 Iura novit curia constitucional. Alcances


[E]l hecho de que no se aleguen determinados derechos y, por tanto, que el contradictorio
constitucional no gire en torno a ellos, no es óbice para que este Tribunal pueda pronunciarse
sobre esos y otros derechos. (…) [E]l principio del iura novit curia constitucional no tiene los
mismos alcances que el que rige en otro tipo de procesos, pues los derechos subjetivos constitu-
cionales, a su vez, están reconocidos por disposiciones constitucionales, cuya aplicación, más allá
de que no hayan sido invocados, o no se hayan identificado correctamente, corresponde decidir al
juez de la constitucional. (…) Los alcances del iura novit curia constitucional no tienen por efecto
alterar el contradictorio en el seno de un proceso constitucional de la libertad, toda vez que (...) en
estos procesos se juzga al acto reclamado, reduciéndose la labor del juez constitucional, esencial-
mente, a juzgar sobre su legitimidad o ilegitimidad constitucional. De modo que, no existiendo
alteración de los comportamientos juzgados como inconstitucionales (acto reclamado), tampoco
existe una alteración del contradictorio que podría dejar en indefensión a alguna de las partes.
(STC Exp. N° 0256-2003-HC/TC, S, ff. jj. 5 y 6)
[E]xisten casos en los cuales la pretensión no resulta clara y evidente, o está planteada de ma-
nera incorrecta, o se ha invocado erróneamente la norma de derecho aplicable, frente a lo cual el
juez constitucional, de acuerdo con el principio de dirección judicial del proceso (artículo III del
Código Procesal Constitucional) y del principio iura novit curia (artículo VIII), luego del análisis
fáctico, tiene el deber de reconocer el trasfondo o el núcleo de lo solicitado y pronunciarse respec-
to de él, sin que esto represente una extralimitación de sus facultades. (STC Exp. Nº 2302-2003-
AA, P, f. j. 30)

£183 Iura novit curia constitucional. Como deber ineludible del juez constitucional
[A] diferencia de los jueces ordinarios, quienes en la mayoría de los casos mantienen una
vinculación rígida con la ley, el deber de suplir los actos defectuosos es exigible ineludible-
mente en el caso del juez constitucional, debido al deber especial de protección de los dere-
chos fundamentales que informa los procesos constitucionales. (STC Exp. N° 0569-2003-AC/
TC, S, f. j. 3)

445
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£184 Iura novit curia constitucional. Como facultad del Tribunal Constitucional
La progresiva protección de los derechos fundamentales faculta a[l Tribunal Constitucional]
para “decir derecho”, o corregir deficiencias u omisiones cuando ello se deduzca de los hechos
fácticos y jurídicos de cada caso en particular –en este último caso, siempre a favor del quejoso
y nunca en contra de él–, resultando congruente con el ideal de vida de un Estado democrático,
donde la aspiración de un máximo reconocimiento a la protección de derechos está inspirada en
los valores de dignidad, igualdad y justicia que irradian todo el ordenamiento jurídico. (STC Exp.
N° 0569-2003-AC/TC, S, f. j. 17)
[C]uando se trate del aforismo iura novit curia, [el] Tribunal [Constitucional], al aplicar el
derecho a las cuestiones debatidas, buscará no alterar ni sustituir las pretensiones y hechos fácti-
cos que sustentan la demanda y resulten acreditados en el proceso. (STC Exp. N° 0569-2003-AC/
TC, S, f. j. 9)

£185 Iura novit curia constitucional. No afectación de principios dispositivo ni de


congruencia
Podría recusarse que tal consideración [principio iura novit curia] pondría en riesgo otros
principios del proceso como el dispositivo, que caracteriza a los procesos civiles, y según el
cual son las partes las únicas que determinan los términos en que debe pronunciarse el Juez; o
el de congruencia, a tenor del cual la decisión de un tribunal debe estar directamente vincula-
da a la pretensión planteada por las partes. Este Colegiado considera que tales principios, que
inspiran el proceso civil, no pueden ser comprendidos en los mismos términos en los procesos
constitucionales. En todo caso, el límite en la adecuación de las pretensiones al derecho aplicable
se sujeta a la necesidad de defensa que debe operar irreductiblemente respecto de las alegaciones
o causa petendi que han planteado las partes. Si en la adecuación del petitorio no se afecta el
derecho de defensa de la parte emplazada, el Tribunal no habrá sobrepasado sus límites de ac-
tuación permitidos por el ordenamiento jurídico. En tal sentido, se ha señalado anteriormente
que “(...) cuando se trate del aforismo iura novit curia, este Tribunal, al aplicar el derecho a
las cuestiones debatidas, buscará no alterar ni sustituir las pretensiones y hechos fácticos que
sustentan la demanda y resulten acreditados en el proceso”. (Exp. N° 0569-2003-AC/TC F.J.
9). (STC Exp. N° 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 8)

£186 Iura novit curia constitucional. Como límite del principio de congruencia
[El] principio de congruencia; (…) como ha sido señalado por este Tribunal (…) garantiza
que el juzgador resuelva cada caso concreto sin omitir, alterar o exceder las pretensiones formu-
ladas por las partes. En tal sentido un juez que base su decisión en hechos que no se encuentran
acreditados o se refiera a alegaciones no formuladas por las partes, estará realizando una motiva-
ción aparente y por tanto estará actuando de manera arbitraria. (…) Sin embargo (…) no se trata
de un principio absoluto pues el mismo deberá ser razonablemente ponderado con el principio de
iura novit curia, el mismo que por ejemplo cobra especial relevancia en el marco de los procesos
constitucionales. En efecto, luego del análisis fáctico de cada caso concreto, el juez constitucional
deberá conocer el trasfondo o núcleo de lo solicitado y pronunciarse respecto de él, de conformi-
dad con lo dispuesto en el artículo VIII del Título Preliminar del C.P.Const. (…). Esta actua-
ción no representará una extralimitación de las facultades del juez constitucional, siempre que
este proceda de conformidad con los fines esenciales de los procesos constitucionales, los mismos
que se orientan a garantizar la vigencia efectiva de los fundamentales y el respeto del principio
de supremacía jurídica de la Constitución (artículo II del Título Preliminar del C.P.Const.). (STC
Exp. N° 10168-2006-PA/TC, P, ff. jj. 5 y 6)
Este Tribunal (…) ha sostenido un principio de congruencia no absoluto, sino relativo;
por ello, no (… ) el que no se aleguen determinados derechos y, por tanto, que el contradictorio cons-

446
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

titucional no gire en torno a ellos, no es óbice para pronunciarse sobre esos y otros derechos.
(STC Exp. N° 8453-2005-PHC/TC, S, f. j. 30)

£187 Iura novit curia constitucional. No alteración del contradictorio


Los alcances del iura novit curia constitucional no tienen por efecto alterar el contradictorio
en el seno de un proceso constitucional de la libertad, toda vez que (…) en estos procesos se juzga
al acto reclamado, reduciéndose la labor del Juez constitucional, esencialmente, a juzgar sobre
su legitimidad o ilegitimidad constitucional. (…) De modo que no existiendo alteración del com-
portamiento juzgado como inconstitucional (acto reclamado), tampoco existe una alteración del
contradictorio que podría dejar en indefensión a alguna de las partes (…). (STC Exp. N° 8453-
2005-PHC/TC, S, ff. jj. 32 y 33)
Antes de ingresar a analizar el fondo de la controversia constitucional, hay una cuestión
previa en la que es necesario detenerse a fin de enfocar correctamente la pretensión, pues de
los hechos expuestos en la demanda se infiere que esta ha sido planteada de manera deficiente
en cuanto a la fundamentación jurídica; sin embargo, en aplicación del principio del iura novit
curia constitucional, contemplado en el artículo VIII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, el Tribunal tiene el poder-deber de aplicar el derecho que corresponda al proceso,
aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido erróneamente. (…) De este modo el
Tribunal, como director del proceso, identifica la norma legal aplicable antes de emitir sentencia,
lo que no implica, en ningún caso, la modificación del objeto de la pretensión o de los términos de
la demanda; es decir que ello no puede suponer que funda su decisión en hechos distintos de los
que han sido alegados por las partes, ya que el contradictorio constitucional ha girado en torno a
ellos. (STC Exp. N° 2094-2005-PA/TC, S, ff. jj. 1 y 2)
Por lo que respecta al principio de congruencia de las sentencias o, a su turno, a la necesidad
de que se respete el contradictorio, el Tribunal Constitucional considera que no resultan afectados
por el hecho de que el juez constitucional se pronuncie por un derecho subjetivo no alegado por
la demandante, pues una de las particularidades de la aplicación del principio iura novit curia en
el proceso constitucional es que la obligación del juzgador de aplicar correctamente el derecho
objetivo involucra, simultáneamente, la correcta adecuación del derecho subjetivo reconocido en
aquel. Y ello es así, pues sucede que el derecho subjetivo constitucional está, a su vez, reconocido
en una norma constitucional, norma esta, como la del inciso 7) del artículo 2 de la Constitución,
que es indisponible para el Juez Constitucional y que, en consecuencia, aunque no haya sido in-
vocada, debe aplicarse. Además, no puede olvidarse que el contradictorio en el amparo, por lo
general, no se expresa de manera similar a lo que sucede en cualquier otro ámbito del derecho
procesal, en particular, si se tiene en cuenta la posición y el significado de la participación de las
partes (sobre todo, la demandada) en el presente proceso; de manera que la comprensión y respeto
del contradictorio en el amparo ha de entenderse, no conforme a lo que se entiende por él en cual-
quier otro proceso, sino en función de las características muy particulares del proceso constitucio-
nal. (STC Exp. N° 0905-2001-AA/TC, P, f. j. 4)
[E]n aplicación del aforismo iura novit curia, cuya pertinencia en los procesos constitucio-
nales de la libertad ha sido reconocido por este Tribunal mediante expediente N° 0569-2003-AC/
TC, el juez constitucional puede amparar la pretensión sobre la base de un fundamento jurídico
distinto al alegado. El límite al que se encuentra sujeta la aplicación de dicha institución procesal
son los hechos alegados por las partes y el petitorio, los cuales no pueden ser modificados. (STC
Exp. Nº 0616-2003-AA/TC, P, f. j. 5)

£188 Iura novit curia constitucional. Posibilidad de estimar la demanda por la afec-
tación de otros derechos no invocados
[La] desestimación de los argumentos esgrimidos por la parte demandante con relación a
los derechos presuntamente vulnerados no determina que la demanda tenga necesariamente que

447
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ser desestimada. Y es que el iura novit curia, reconocido en el artículo VIII del Código Procesal
Constitucional permite estimar la demanda sobre la base de la afectación de otros derechos no
invocados en la demanda, máxime si en el presente caso se advierte una negativa incidencia de la
resolución cuestionada en la libertad individual del recurrente, basada en el rechazo por parte del
órgano jurisdiccional emplazado, de aplicar la gracia presidencial concedida al recurrente, este
Tribunal advierte que –al margen de los derechos invocados por la parte demandante– la materia
constitucionalmente relevante en el presente caso versa sobre el conflicto que puede suscitar la
institución de la gracia presidencial (reconocida en el artículo 118 de la Constitución) frente a
otros bienes de relevancia constitucional que se ven protegidos a través de la persecución penal
(STC Exp. N° 4053-2007-PHC/TC, P, f. j. 9)

£189 Iura novit curia constitucional. Alegación en caso de invocación de derecho


errónea o insuficiente
[C]arece de sustento el alegato (…) que: “En el supuesto negado, de que los argumentos de
la defensa del derecho invocado no hayan sido lo suficientemente convincentes, pensamos que
operaría el presupuesto para la aplicación del principio iura novit curia [...]”, toda vez que, este
principio, que faculta al juzgador a aplicar la norma legal pertinente, opera cuando la parte accio-
nante ha invocado el derecho de manera errónea o insuficiente, lo cual no ocurre en [un] caso, [en]
donde (…) este Colegiado se ha ceñido a emitir un pronunciamiento respecto a la petición clara y
concreta del demandante (…). (RTC Exp. N° 3786-2004-PA/TC, S, f. j. 5)

£190 Iura novit curia constitucional. Reconducción de proceso


Que la demanda está destinada a lograr la protección del derecho de los demandantes a la
integridad personal, la vida, la salud y la libertad ambulatoria, derechos cuya protección corres-
ponde al proceso de hábeas corpus y no al proceso de amparo. Que [en aplicación del] artículo
VIII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional (…) corresponde (…) disponer la
nulidad de lo actuado en el presente proceso de amparo y su reconducción al proceso de hábeas
corpus, a fin de que el Juez competente realice las diligencias que correspondan en relación al
esclarecimiento de los hechos. (RTC Exp. N° 3909-2005-PA, S, ff. jj. 3 al 5)

£191 Iura novit curia constitucional. Actuación procesal del demandante debe estar
de acuerdo con el derecho que se alega vulnerado
[S]i bien [un] proceso [constitucional] pretende la vigencia efectiva de los derechos funda-
mentales, para lo cual se encuentra equipado de mecanismos como el dispuesto en el artículo
VIII del Código Procesal Constitucional –que ordena al juez constitucional aplicar el derecho
correspondiente aun cuando no haya sido invocado por las partes–, también es cierto que es el
demandante el gestor de su derecho, por lo que su actuación procesal debe estar de acuerdo con el
derecho fundamental que alega vulnerado. En virtud de ello, resulta claro que es el demandante el
encargado de acreditar fehacientemente la titularidad de su derecho y lo arbitrario del acto cues-
tionado que supuestamente afecta tal derecho. (RTC Exp. N° 00590-2008-PA/TC, S, f. j. 4)

£192 Iura novit curia constitucional. Diferencia de la suplencia de queja


[A] diferencia de las situaciones resueltas sobre la base de la aplicación del principio de su-
plencia de queja deficiente, por aplicación del aforismo iura novit curia, el juez tiene el poder-
deber de identificar el derecho comprometido en la causa, aun cuando no se encuentre expresa-
mente invocado en la demanda. De este modo el juez, como director del proceso, dice el derecho
antes de emitir sentencia (Taipe Chávez, Sara. Algunas Reflexiones sobre el iura novit curia. En:
Derecho Procesal. II Congreso Internacional. Lima 2002. Pág. 215), lo que no implica, en ningún
caso, la modificación del objeto de la pretensión o de los términos de la demanda; es decir, que
ello no puede suponer fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por las
partes. (STC Exp. N° 0569-2003-AC/TC, S, f. j. 6)

448
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£193 Suplencia de queja. Noción


[Por el] principio de suplencia de las deficiencias procesales –también conocido como su-
plencia de queja–, se deberán enmendar o suplir las deficiencias u errores en que incurran las par-
tes, de modo que se garantice una adecuada protección a los derechos transgredidos. (RTC Exp.
N° 024-2005-Q/TC, S, f. j. 4)
La suplencia de las deficiencias procesales comprende la obligación del juez de subsanar los
errores en que pueda incurrir el demandante. (STC Exp. N° 509-2000-AC/TC, P, f. j. 6)

£194 Suplencia de queja. Como principio implícito del Derecho Procesal Consti-
tucional
[E]ste Tribunal Constitucional, en aplicación del principio de suplencia de queja, en tanto
principio implícito de nuestro derecho procesal constitucional subyacente a los artículos II y VIII
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, puede efectuar correcciones sobre el
error o la omisión en la que incurre el demandante en el planteamiento de sus pretensiones, tanto
al inicio del proceso como en su decurso. (STC Exp. Nº 5637-2006-PA/TC, S, f. j. 14)
[E]l principio de suplencia de queja deficiente (…) [s]e trata de un principio implícito de
nuestro derecho procesal constitucional y que se deriva del citado principio teleológico enunciado
en el artículo II del CPConst. Conforme a él tiene el Juez Constitucional el deber de enmendar el
petitorio de la demanda cuando este ha sido erróneamente formulado o expuesto en forma ambi-
gua u obscura. (STC Exp. N° 4885-2007-PHD/TC, S, f. j. 5)

£195 Suplencia de queja. Identificación de acto lesivo


[Es] de aplicación al presente caso el principio de suplencia de queja deficiente, (…) por el
cual este Tribunal está obligado a identificar el acto lesivo aun cuando la parte demandante no lo
haya invocado, facultad otorgada a los jueces constitucionales en nuestro ordenamiento jurídico,
para adecuar la pretensión a fin de otorgar protección constitucional al quejoso, en aquellos casos
en los que se advierta un error o una omisión en el petitorio, y cuando ello devenga de una volun-
tad implícita del recurrente a pesar de no haberla planteado correctamente en la demanda, confor-
me se advierte en el presente caso. (STC Exp. N° 2397-2003-AA/TC, P, f. j. 4)

£196 Suplencia de queja. Identificación del derecho vulnerado


[Sil el caso (...) no solo se refiere a la vulneración del derecho al trabajo, sino (…) también
se advierte una violación al derecho a la ejecución de las sentencias en un plazo oportuno y razo-
nable como manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional (…), en aplicación del principio
iura novit curia, recogido en el artículo VIII del Código Procesal Constitucional, y al principio de
suplencia de queja desarrollado por nuestra jurisprudencia este Colegiado también se pronunciará
sobre este último derecho. (STC Exp. N° 8078-2005-PA/TC, S, f. j. 3)

449
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO IX.- APLICACIÓN SUPLETORIA E INTEGRACIÓN


En caso de vacío o defecto de la presente ley, serán de aplicación supletoria los Códigos
Procesales afines a la materia discutida, siempre que no contradigan los fines de los pro-
cesos constitucionales y los ayuden a su mejor desarrollo. En defecto de las normas su-
pletorias citadas, el Juez podrá recurrir a la jurisprudencia, a los principios generales del
derecho procesal y a la doctrina.

£197 Principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de ley.


Distinción del retardo en la administración de justicia
[S]e [ha] violado el principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia
de la ley, como consecuencia de que diversos jueces se hayan inhibido de conocer el proce-
so (...). Una cosa es que para resolver una determinada pretensión no exista ley aplicable,
en cuyo caso los jueces, cuando corresponda, no deben dejar de administrar justicia por ese
vacío o deficiencia de la ley, y otra, muy distinta, es que un proceso no se pueda llevar ade-
lante, en determinado momento, por la inhibición de algunos jueces. Por su propia naturaleza,
este principio opera cuando el juez tiene que resolver una cuestión incidental o poner fin al
principal, pero no por el retardo en la administración de justicia, que es otra cosa (...). (STC
Exp. Nº 0290-2002-HC/TC, S, f. j. 4)

£198 Aplicación supletoria e integración. Condiciones para la aplicación analógica


del resto de regulaciones procesales ordinarias afines
[L]a incorporación del proceso de amparo al orden público constitucional supone una forma
específica dirigida primordialmente a excluirlo del tráfico iure privato, sin que ello suponga des-
conocer la aplicación supletoria de determinadas categorías, en virtud del mandato del artículo IX
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, (…). De acuerdo con esta disposición,
la integración del CPConst., a través de la aplicación analógica del resto de regulaciones
procesales ordinarias afines, está siempre condicionada a su compatibilidad o adecuación a
los mencionados fines y, además, a que los concretice y optimice (“ayuden a su mejor desa-
rrollo”). Por consiguiente, se trata de condiciones concurrentes; no es suficiente la compatibilidad
con el fin, sino también que ello suponga su optimización. Según esto, aun cuando determinada
regulación procesal diera lugar a una aplicación analógica, ello debe entenderse solo como una
posibilidad prima facie, sujeta siempre a las condiciones antes mencionadas. (STC Exp. N° 0023-
2005-PI/TC, P, f. j. 18)

£199 Aplicación supletoria e integración. Alcances del principio de inaplicabilidad


por analogía de normas que restrinjan derechos
[L]os alcances [del] principio de inaplicabilidad por analogía de las normas que restrinjan
derechos no han de entenderse restrictivamente como pertenecientes solo al ámbito del derecho
penal y procesal penal, sino como aplicables a todo el ordenamiento jurídico, particularmente
cuando con una medida limitativa de derechos el Estado intervenga en el seno del contenido cons-
titucionalmente protegido de estos (...). (STC Exp. Nº 2235-2004-AA/TC, P, f. j. 8)

£200 Aplicación supletoria e integración. Aplicación del Código Procesal Civil


[E]l artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional (CPConst.) contem-
pla la posibilidad de que se aplique supletoriamente el Código Procesal Civil (CPC), siempre que
la norma a la que se recurra no contravenga los fines de los procesos constitucionales y sea perti-
nente para la solución del caso. (STC Exp. N° 05777-2007-PHC/TC, P, f. j. 1)

450
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£201 Aplicación supletoria e integración. Aplicación de principios de inmediación,


concentración, economía y celeridad procesales
[S]i (…) la (…) resolución [recurrida] se limita a declarar la nulidad de todo lo actua-
do, ordenando reponer el proceso al estado en que se cometió el presunto vicio que sustenta tal
determinación jurisdiccional, (…) resultaría inútil, y por lo tanto injusto, obligar al demandante
a transitar nuevamente por la vía judicial para llegar a un destino que a la luz de los hechos
descritos y a la jurisprudencia existente (…), no solo resulta previsible, sino que podría deve-
nir en perjuicio irreparable para el actor con la dilación de este proceso. Consecuentemente,
dada la naturaleza del derecho protegido, y estando a lo dispuesto en el artículo V del Título
Preliminar del Código Procesal Civil [principios de inmediación, concentración, economía y
celeridad procesales] –aplicable en forma supletoria por disposición del artículo IX del Título
Preliminar de la Ley N.° 28237– es necesario que, en virtud de los principios de economía y
celeridad procesal, este Tribunal se pronuncie sobre la pretensión contenida en la demanda
(…). (STC Exp. N° 2980-2004-AA/TC, S, f. j. 1)

£202 Aplicación supletoria e integración. Inexigibilidad de requisitos adicionales a


los fijados por la legislación procesal constitucional
[S]i bien resulta cierto que por disposición del artículo IX del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, resulta de aplicación supletoria para la tramitación de los procesos consti-
tucionales los códigos procesales afines, dicha disposición no puede entenderse como una facultad
discrecional del juzgador para exigir el cumplimiento de requisitos adicionales a los exigidos
por la legislación procesal constitucional, mas aún cuando su aplicación se encuentra supedi-
tada al logro de los fines de los procesos constitucionales, esto es, garantizar la primacía de
la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales. (RTC Exp. N° 00091-
2008-Q/TC, s, f. j. 5)

£203 Aplicación supletoria e integración. Improcedencia de solicitud de integración


vía recurso no previsto por el ordenamiento procesal constitucional
[P]retender la “integración” de la sentencia expedida por este Tribunal, a través de un
recurso no previsto por el ordenamiento procesal constitucional, no solo resulta contrario a la
legislación aplicable, sino que además, desnaturaliza el proceso de amparo. En tal sentido, la
solicitud de integración de la sentencia (…) no puede ser atendida, no solo porque, conforme
a lo expuesto en el considerando precedente, solo cabe la aclaración o subsanación de cual-
quier error material u omisión, sino porque, según lo prescribe el invocado artículo 172 del
Código Procesal Civil, y aun cuando es posible la aplicación supletoria de los ordenamientos
procesales afines –artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional– la
integración procede cuando se haya omitido pronunciamiento respecto de algunas de las preten-
siones principales o accesorias, supuesto que no se ha presentado en el caso de autos. (RTC
Exp. Nº 7320-2005-PA/TC Aclaración, P, f. j. 4)

£204 Aplicación supletoria e integración. Desistimiento de un proceso constitucional


Que tal como se establece en el Título XI –Formas Especiales de Conclusión del Proceso– del
(CPC), el desistimiento es una institución jurídica que puede aplicarse a los procesos constitucio-
nales. (STC Exp. N° 05777-2007-PHC/TC, P, f. j. 2)

£205 Aplicación supletoria e integración. No necesidad de firma de magistrados


constitucionales cesantes
[Se] cuestiona la resolución adoptada por la Sala Primera del Tribunal Constitucional que
estuvo integrada por los magistrados (…) pues [se] considera que el hecho de que no firmen la
resolución [dos de] los magistrados (…) la afecta con una invalidez insubsanable. (…) Al respecto

451
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

se aprecia de la resolución impugnada que [estos dos] magistrados emitieron su voto por declarar
improcedente la demanda interpuesta el mismo que forma parte de la resolución dado que aten-
diendo a lo dispuesto en el artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional
la norma supletoria de aplicación al caso fue la establecida en el artículo 149 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial por lo que no es necesaria la firma de la resolución por los vo-
cales cesantes. Asimismo se aprecia que la resolución de autos cuenta con tres votos confor-
mes según lo dispone el artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. (STC Exp.
Nº 5957-2006-PA, S, ff. jj. 7 y 8)

£206 Aplicación supletoria e integración. Procedencia de la acumulación subjetiva


de pretensiones provenientes de varias sentencias supremas
[P]ara justificar la improcedencia de la demanda [se] pretende aplicar supletoriamente
el artículo 86 del Código Procesal Civil, relativa a la acumulación subjetiva de pretensiones,
aduciendo [se] que el derecho de acción ha sido ejercido conjuntamente por los demandantes
a través de un único proceso, y no de modo separado, pues el acto lesivo no proviene de una
única resolución, sino de [varias] ejecutorias supremas. Conforme al artículo IX del Código
Procesal Constitucional, la aplicación supletoria de los Códigos Procesales se efectuará siem-
pre que no contradigan los fines de los procesos constitucionales y los ayuden a su mejor de-
sarrollo. No obstante, en el presente caso la aplicación supletoria no solo afecta el derecho a
la tutela procesal efectiva (artículo 139, inciso 3 de la Constitución) de los demandantes, sino
que desnaturaliza el proceso constitucional de amparo, tornándolo inútil para el logro de sus
fines –la tutela de los derechos fundamentales–, por la sencilla razón de que los actos lesivos
y sus ejecutores están plenamente identificados. (STC. Exp. Nº 266-2002-AA/TC, P, f. j. 7)

£207 Aplicación supletoria e integración. Reglas de conducta, deberes y responsabi-


lidades de las partes y de sus abogados
[L]os artículos IV del Título Preliminar y 112 del Código Procesal Civil, de aplicación suple-
toria [a los procesos constitucionales], al regular la conducta, deberes y responsabilidades de las
partes y de sus abogados, establecen que estos deberán adecuar su conducta a los deberes de ve-
racidad, probidad, lealtad y buena fe en todos sus actos e intervenciones en el proceso; abstenerse
de usar expresiones descomedidas o agraviantes en sus intervenciones; guardar el debido respeto
al Juez y a las partes, y a los auxiliares jurisdiccionales, no debiendo actuar temerariamente en el
ejercicio de sus derechos procesales. (STC Exp. Nº 5957-2006-PA, S, f. j. 13)

£208 Aplicación supletoria e integración. Interrupción del cómputo del plazo de


prescripción
Si bien la interrupción en el cómputo del plazo de la prescripción con precisión no se
encuentra regulada en el Código Procesal Constitucional no significa ello que deba igno-
rarse el tratamiento que le otorga a dicha institución procesal las normas supletorias, la
jurisprudencia o la doctrina pues en concordancia con el artículo IX del Código Procesal
Constitucional debe acudirse a ellas siempre que exista vacío o defecto en el referido
complexo legal para la dilucidación de una controversia siempre que no se contradigan
los fines de los procesos constitucionales y lo ayuden a su mejor desarrollo. (STC Exp.
N° 07038-2006-PA/TC, S, f. j. 8)

£209 Aplicación supletoria e integración. Importancia de la jurisprudencia


constitucional
La jurisprudencia constitucional es una herramienta fundamental para la construcción y de-
fensa permanente del Estado Social y Democrático de Derecho, por cuanto permite que el mo-
delo mismo de organización política no solo se consolide, sino que se desarrolle en un diálogo
fructífero y constante entre texto y realidad constitucional (...). La jurisprudencia de este Tribunal

452
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Constitucional es también una fuente de primer orden no solo para los tribunales ordinarios y los
demás entes públicos, sino para el propio Tribunal a la hora de decidir un nuevo caso. En cada
sentencia de principio, un nuevo dispositivo de nuestra Constitución es desarrollado sin olvidar
que se trata de una obra duradera en el tiempo y en constante movimiento. La jurisprudencia del
Tribunal Constitucional es, en buena cuenta, Constitución viviente de la sociedad plural. (STC
Exp. Nº 00048-2004-AI, P, ff. jj. 9 y 10)

£210 Aplicación supletoria e integración. Jurisprudencia constitucional como fuen-


te de derecho
[E]n nuestro sistema jurídico la jurisprudencia también es fuente de derecho para la solución
de los casos concretos, obviamente dentro del marco de la Constitución y de la normatividad vi-
gente. Esta afirmación se confirma cuando la propia Constitución, en el inciso 8 del artículo 139,
reconoce el principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley. No re-
quiere de una disposición normativa expresa toda vez que dicha fuente deriva directamente de
la función inherente a los órganos jurisdiccionales que la Constitución configura. En efecto, es
inherente a la función jurisdiccional la creación de derecho a través de la jurisprudencia. (STC
Exp. Nº 00047-2004-AI, P, f. j. 34)

£211 Aplicación supletoria e integración. Principios generales del derecho


Esta noción [principios generales del derecho] alude a la pluralidad de postulados o
proporciones con sentido y proyección normativa o deontológica que, por tales, constitu-
yen parte de núcleo central el sistema jurídico. Insertados de manera expresa o tácita den-
tro de aquel, están destinados a asegurar la verificación preceptiva de los valores o pos-
tulados ético-políticos, así como las proporciones de carácter técnico-jurídico. Conforme
al artículo 139, inciso 8 de la Constitución, un principio de la función jurisdiccional es
el de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley, debiendo, en tal caso,
aplicarse los principios generales del derecho. (…) Los principios generales, en relación a las
normas y a los valores, han adquirido gran importancia para la interpretación jurídica, además
de su indispensable aplicación para fines de integración jurídica. En ese contexto, un sector
importante de la doctrina considera que los principios generales también pueden ser con-
siderados como normas, aun cuando en algunos casos los principios no sean expresos.
Hay casos en que los principios adoptan expresamente la estructura jurídica de normas;
por ejemplo, cuando el principio es incorporado a la disposición o texto normativo. En
esa línea se ha sostenido que los principios son una clase de norma. (STC Exp. Nº 047-
2004-AI/TC, P, ff. jj. 42 y 43)

£212 Aplicación supletoria e integración. Doctrina como fuente del derecho


Esta noción [doctrina] alude al conjunto de estudios, análisis y críticas que los peritos
realizan con carácter científico, docente, etc. Dicha fuente se encuentra constituida por la teo-
ría científica y filosófica que describe y explica las instituciones, categorías y conceptos discipli-
narios e indaga sobre los alcances, sentidos y formas de sistematización jurídica, constituyéndose
en uno de los engranajes claves de las fuerzas directrices del ordenamiento estatal. Si bien no
podemos afirmar que esta fuente derive de la Constitución, el Tribunal Constitucional y los
diversos niveles jerárquicos del Poder Judicial recurren a la doctrina, nacional y extranjera,
para respaldar, ilustrar, aclarar o precisar los fundamentos jurídicos que respaldarán los fallos
que se sustentan en la Constitución, en las normas aplicables al caso y en la jurisprudencia.
(STC Exp. Nº 047-2004-AI/TC, P, f. j. 45)

453
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£213 Aplicación supletoria e integración. Relevancia de la doctrina


[E]l Tribunal Constitucional no es una instancia donde se resuelvan las polémicas existentes
en la academia o en el foro, sino un órgano que, en el seno de los procesos constitucionales, como
el hábeas corpus, tiene que pronunciarse sobre si un acto vulnera o no un derecho constitucional.
En virtud de ello, le corresponde esclarecer la duda sobre la legitimidad constitucional de un de-
terminado acto al cual se reputa agravio a un derecho reconocido en la Constitución, tarea que,
desde luego, tampoco puede realizarse ignorando la doctrina autorizada, pues el Derecho –cual-
quiera que sea la disciplina de que se trate– no es una ciencia cuya creación la realice, ex novo,
este Tribunal. (STC Exp. N° 1594-2003-HC/TC, S, f. j. 7)

454
TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS
PROCESOS DE HÁBEAS CORPUS, AMPARO,
HÁBEAS DATA Y CUMPLIMIENTO

ARTÍCULO 1.- FINALIDAD DE LOS PROCESOS


Los procesos a los que se refiere el presente título tienen por finalidad proteger los dere-
chos constitucionales, reponiendo las cosas al estado anterior a la violación o amenaza
de violación de un derecho constitucional, o disponiendo el cumplimiento de un mandato
legal o de un acto administrativo.
Si luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza por decisión voluntaria
del agresor, o si ella deviene en irreparable, el Juez, atendiendo al agravio producido,
declarará fundada la demanda precisando los alcances de su decisión, disponiendo que
el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la interpo-
sición de la demanda, y que si procediere de modo contrario se le aplicarán las medidas
coercitivas previstas en el artículo 22 del presente Código, sin perjuicio de la responsabi-
lidad penal que corresponda.

£214 Finalidad de los procesos constitucionales. Mecanismos de tutela de derechos


constitucionales
[L]a Constitución de 1993, al tiempo de reconocer una serie de derechos constitucionales,
también ha creado diversos mecanismos procesales con el objeto de tutelarlos. A la condición de
derechos subjetivos del más alto nivel y, al mismo tiempo, de valores materiales de nuestro orde-
namiento jurídico, le es consustancial el establecimiento de mecanismos encargados de tutelarlos,
pues es evidente que derechos sin garantías no son sino afirmaciones programáticas, desprovistas
de valor normativo. Por ello, bien puede decirse que, detrás de la constitucionalización de pro-
cesos como el hábeas corpus, el amparo o el hábeas data, nuestra Carta Magna ha reconocido el
derecho (subjetivo-constitucional) a la protección jurisdiccional de los derechos y libertades fun-
damentales. El reconocimiento de este derecho no solo exige el respeto de los poderes públicos,
sino, además, se configura como una garantía institucional del Estado Constitucional de Derecho,
por cuanto la condición de norma suprema de la Constitución y la necesidad de su defensa opera
tanto en el proceso de producción jurídica de las fuentes formales del derecho como ante todos los
órganos estatales e, incluso, ante los privados, cualquiera sea el tipo, la calidad o naturaleza de los
actos que puedan practicar. Y es que el reconocimiento de los derechos fundamentales y el esta-
blecimiento de mecanismos para su protección constituyen el supuesto básico del funcionamiento
del sistema democrático. (STC Exp. Nº 1230-2002-HC/TC, P, f. j. 4)
[L]a posibilidad de expedir una sentencia estimatoria, en caso así se decidiera, está directa-
mente relacionada a que el tema sea competencia, ratione materiae, del proceso constitucional de
la libertad. En efecto, más allá de que el agravio haya desaparecido o convertido en irreparable, el
Juez debe verificar que la pretensión deducida constituya una posición iusfundamental garantizada

455
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

por una disposición de derecho fundamental, pues como recuerda el primer párrafo del mismo
artículo 1 del Código Procesal Constitucional, la finalidad de estos procesos no es la defensa de
cualquier clase de derechos, sino, concretamente, la de los derechos constitucionales. (STC Exp.
Nº 7039-2005-PHC/TC, S, f. j. 4)

£215 Finalidad de los procesos constitucionales. Protección de derechos de rango


constitucional
[Tal como lo establece el artículo 200 de la Constitución, estos tipos de procesos [constitu-
cionales] han sido establecidos para proteger derechos de rango constitucional. Los derechos que
tengan su sustento en normas de rango legal o inferior no podrán ser acogidos mediante estos
procesos; el artículo 5, inciso 1 del Código Procesal Constitucional señala, a contrario sensu,
que solamente serán amparables en sede constitucional aquellas pretensiones que estén referidas
en forma directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado. (STC Exp.
Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 15)

£216 Finalidad de los procesos constitucionales. No tutela de derechos reconocidos


en la ley o en actos administrativos
[E]n nuestro ordenamiento el concepto de “recurso sencillo, rápido y efectivo” del artículo
25.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos alude, en esencia, a los procesos de am-
paro, hábeas corpus o hábeas data, tal comprensión del derecho en referencia debe necesariamente
entenderse dentro de los términos para los cuales dichos procesos constitucionales son competen-
tes, esto es, para proteger y tutelar derechos reconocidos en la Norma Suprema, y no otro tipo de
derechos e intereses que puedan haberse reconocidos en la Ley, en un acto administrativos, etc.
(STC Exp. Nº 1941-2002-AA/TC, S, f. j. 8)

£217 Finalidad de los procesos constitucionales. Tutela de valores objetivos de la


Constitución
La finalidad de los procesos constitucionales no solo es la defensa de concretos derechos
subjetivos, sino también la tutela de los valores objetivos de la Constitución. (...) [L]os derechos
fundamentales no solo tienen una dimensión subjetiva [esto es, no valen solo como derechos sub-
jetivos], sino también una dimensión objetiva, puesto que constituyen el orden material de valores
en los cuales se sustenta el ordenamiento constitucional (...). Esta es quizá la nota más saltante
en lo que hace a las diferencias entre Estado Liberal Decimonónico de Derecho y Estado Social
y Democrático de Derecho: el valor objetivo de la Constitución, que en determinados supuestos
opera incluso como límite o condicionante de las libertades y derechos individuales. (STC Exp.
Nº 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 5)
Todos los procesos constitucionales (incluyendo aquellos orientados a la tutela de derechos
fundamentales) gozan de una dimensión objetiva orientada a preservar el orden constitucional
como una suma de valores institucionales. En consecuencia, en todos los procesos constituciona-
les subyace una defensa del orden público constitucional, expresado en que el Estado se disgrega
en múltiples centros de poder equilibrados (...). Estos órganos constitucionales se encuentran (o
deben encontrarse) equilibrados entre sí por un sistema de frenos y contrapesos, que es lo que
hace al poder manejable por el Derecho. (STC Exp. Nº 00005-2005-CC/TC, P, f. j. 7)

£218 Finalidad de los procesos constitucionales. Materialización de su tutela al re-


poner las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación del
derecho fundamental invocado
Los procesos constitucionales tienen por finalidad garantizar la primacía de la Constitución y
la vigencia efectiva de los derechos constitucionales, materializando su tutela al reponer las cosas

456
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

al estado anterior a la violación o amenaza de violación del derecho fundamental invocado. (RTC
Exp. Nº 01647-2007-AA/TC, S, f. j. 2)

£219 Finalidad de los procesos constitucionales. Tutela de derechos fundamentales


implica su ejercicio legítimo
El Tribunal Constitucional debe señalar que si bien es cierto que el fin de los procesos consti-
tucionales es tutelar la supremacía jurídica de la Constitución y los derechos fundamentales, tam-
bién es verdad que la tutela de tales derechos se refiere al ejercicio legítimo de los mismos. (RTC
Exp. Nº 02118-2005-AA/TC, P, f. j. 4)

£220 Finalidad del proceso de hábeas corpus. Ámbito de protección


El proceso de hábeas corpus no solo protege la libertad física propiamente dicha, sino que su
ámbito de protección se extiende también a la libertad de movimiento, a la libertad de tránsito y al
derecho a la integridad personal. Su tutela se prolonga ante la amenaza o acto lesivo del derecho
a la vida, la integridad física y psicológica o el derecho a la salud de las personas que se hallan
recluidas en establecimientos penales e incluso de personas que, bajo una especial relación de
sujeción, se encuentran internadas en establecimientos de tratamiento, públicos o privados. (STC
Exp. Nº 0774-2005-HC/TC, P, f. j. 5)

£221 Finalidad del proceso de hábeas corpus. Remedio procesal para la protección
de distintos ámbitos de la libertad individual
El inciso 1) del artículo 200 de la Constitución Política del Estado ha creado el procedimiento
de hábeas corpus como remedio procesal destinado a la protección de la libertad individual y de
los derechos conexos con él. Como tal, tiene por propósito esencial, aunque no exclusivo, tutelar
al individuo ante cualquier privación arbitraria del ejercicio de su derecho a la libertad individual
y, particularmente, de la libertad locomotora. Sin embargo, allí no culmina su objetivo, pues tam-
bién mediante este remedio procesal puede efectuarse el control constitucional de las condicio-
nes en las que se desarrolla la restricción del ejercicio de la libertad individual, en todos aquellos
casos en que esta se haya decretado judicialmente. (STC Exp. Nº 0726-2002-HC/TC, P, f. j. 2)

£222 Finalidad del proceso de hábeas corpus. Carácter excepcional


[E]l proceso constitucional de hábeas corpus es de naturaleza netamente excepcional, dirigido
a tutelar la libertad individual y a evitar que esta sea recortada o perturbada indebidamente por
autoridad, funcionario o persona alguna. (STC Exp. Nº 4900-2005-HC/TC, S, f. j. 7)

£223 Finalidad del proceso de amparo. Finalidad restitutoria del ejercicio de un de-
recho constitucional
[E]l amparo, y con él todos los procesos constitucionales de la libertad, solo tiene por
finalidad restablecer el ejercicio de un derecho constitucional; esto es, tienen una finalidad
eminentemente restitutoria. Lo que significa que, teniendo el recurrente la calidad de titular
del derecho constitucional, el amparo se dirige básicamente a analizar si el acto reclamado es
o no lesivo de aquel atributo subjetivo reconocido por la Carta Magna. (RTC Exp. Nº 01183-
2006-AA/TC, S, f. j. 5)

£224 Finalidad del proceso de amparo. No dilucidación de titularidad de derechos


[E]n el proceso constitucional de amparo no se dilucida la titularidad de derechos, sino, sen-
cillamente, se restablece su ejercicio. Por ello, que se encuentre fehacientemente acreditada dicha
titularidad, es presupuesto procesal ineludible a efectos de poder ingresar a evaluar el fondo del
asunto, con el propósito de determinar si el acto reclamado incide, o no, sobre el contenido consti-
tucionalmente protegido del derecho invocado. (STC Exp. Nº 3450-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

457
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

A través de estos procesos [de amparo] no se puede solicitar la declaración de un derecho


o, quizá, que se constituya uno. El artículo 1 del Código Procesal Constitucional señala que su
finalidad es la de reponer las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación de un
derecho constitucional, lo que significa que el recurrente sea o haya sido, hasta antes de la lesión,
titular del derecho, pues de otro modo no se podrían restablecer las cosas al estado anterior. En el
amparo no se discuten cuestiones concernientes a la titularidad de un derecho –así sea este cons-
titucional– sino el modo de restablecer su ejercicio, si acaso este resultó lesionado. (RTC Exp.
Nº 01183-2006-AA/TC, S, f. j. 5)

£225 Finalidad del proceso de amparo. Examen de constitucionalidad del acto


administrativo
[E]n el amparo no se juzga si un acto se expidió o no de acuerdo a la ley o, acaso, con el
reglamento que la desarrolla, sino, esencialmente, si aquel afecta o no el contenido constitucio-
nalmente protegido de un derecho reconocido por la Norma Suprema. Y es que en muchas oca-
siones la legalidad de un acto administrativo no es sinónimo de constitucionalidad del mismo,
ya sea porque el acto administrativo es expedido al amparo de una norma legal manifiestamente
incompatible con la Constitución, o bien porque tratándose de una ley o norma con rango de ley
compatible con ella sin embargo, su aplicación riñe con la Lex Legum. (STC Exp. Nº 2050-2002-
AA/TC, P, f. j. 22)

£226 Finalidad del proceso de hábeas data. Mecanismo de acceso a los registros de
información
El Hábeas Data, en puridad, constituye un proceso al que cualquier justiciable pueda recurrir
con el objeto de acceder a los registros de información almacenados en centros informáticos o
computarizados, cualquiera sea su naturaleza, a fin de rectificar, actualizar, excluir determinado
conjunto de datos personales, o impedir que se propague información que pueda ser lesiva al de-
recho constitucional a la intimidad. (STC Exp. Nº 0666-1996-HD/TC, P, f. j. 2.b)

£227 Finalidad del proceso de hábeas data. Mecanismo para agregar datos o rectifi-
car los registros de información
[El] hábeas data comprende (...) la capacidad de exigir jurisdiccionalmente la posibilidad de
acceder a los registros de información, computarizados o no, cualquiera que sea su naturaleza, en
los que se encuentren almacenados los datos de una persona. Tal acceso puede tener por objeto
que se permita conocer qué es lo que se encuentra registrado, para qué y para quién se realizó
el registro de información así como la (o las) persona(s) que recabaron dicha información (...).
[E]l hábeas data puede tener la finalidad de agregar datos al registro que se tenga, ya sea por
la necesidad de que se actualicen los que se encuentran registrados, o bien con el fin de que se
incluyan aquellos no registrados, pero que son necesarios para que se tenga una cabal referencia
sobre la imagen e identidad de la persona afectada (...). [M]ediante el hábeas data, un individuo
puede rectificar la información, personal o familiar, que se haya registrado; impedir que esta se
difunda para fines distintos de aquellos que justificaron su registro o, incluso, tiene la potestad de
cancelar aquellos que razonablemente no debieran encontrarse almacenados. (STC Exp. Nº 1797-
2002-HD/TC, S, f. j. 4)

£228 Finalidad del proceso de hábeas data. Mecanismo procesal de carácter


reparador
El proceso constitucional del hábeas data no tiene por objeto el de constituir un mecanismo
procesal a través del cual pueda desvirtuarse o vaciarse de contenido al ejercicio de las libertades
informativas, sin previa autorización, censura o impedimento alguno, tal y conforme lo enuncia el
inciso 4) del artículo 2 de la Constitución Política del Estado; no porque la Constitución no crea
que en el ejercicio de tales libertades no pueda lesionarse derechos constitucionales, o que en caso

458
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

de afectarse, estos puedan resultar inmunes a cualquier mecanismo de control social, sino porque
precisamente tales medios de control, al no actuar con carácter preventivo, siempre han de operar
en nuestro ordenamiento jurídico como mecanismos reparadores a activarse en la vía judicial or-
dinaria. (STC Exp. Nº 0666-1996-HD/TC, P, f. j. 2.a)

£229 Finalidad del proceso de cumplimiento. Mecanismo de protección para la ob-


servancia de una norma legal o acto administrativo
[E]l acatamiento de una norma legal o un acto administrativo tiene su más importante ma-
nifestación en el nivel de su eficacia. Por tanto, así como el proceso de hábeas data tiene por
objeto esencial la protección de los derechos a la intimidad, acceso a la información pública y
autodeterminación informativa, el proceso de cumplimiento tiene como finalidad proteger el dere-
cho constitucional de defender la eficacia de las normas legales y actos administrativos (...). Con
(...) [el] proceso (...) [de cumplimiento] el Estado social y democrático de derecho que reconoce
la Constitución (artículos 3 y 43), el deber de los peruanos de respetar y cumplir la Constitución
y el ordenamiento jurídico (artículo 38) y la jerarquía normativa de nuestro ordenamiento jurídico
(artículo 51) serán reales, porque, en caso de la renuencia de las autoridades o funcionarios a aca-
tar una norma legal o un acto administrativo, los ciudadanos tendrán un mecanismo de protección
destinado a lograr su acatamiento y, por ende, su eficacia. (STC Exp. Nº 0168-2005-AC/TC, P, ff.
jj. 10 y 11)

£230 Finalidad del proceso de cumplimiento. Garantía de regularidad en la vigencia


del sistema jurídico
En el proceso de cumplimiento, además de la atención de los derechos subjetivos en juego,
existe un fundamento de importancia capital para la propia labor de este Colegiado, el cual es la
vigilancia de la “regularidad” en la vigencia del sistema jurídico en su integridad. (...) [E]s eviden-
te que, desde su dimensión objetiva, el proceso de cumplimiento constituye también un proceso
para asumir la vigencia y defensa del sistema de fuentes que la Constitución encomienda a este
Colegiado. (STC Exp. Nº 3149-2004-AC/TC, S, f. j. 13)

£231 Finalidad del proceso de cumplimiento. Deber de acatamiento del funcionario


público
[En el proceso de cumplimiento] el funcionario o autoridad pública tiene un deber absolu-
to de acatamiento de la norma legal o del acto administrativo, no siendo posible ningún tipo de
discrecionalidad de su parte. Asimismo, en ellos los derechos del demandante son prácticamente
incuestionables, de modo que, comprobada la renuencia y el incumplimiento de la norma legal o
el acto administrativo conforme a las pautas descritas, de ineludible cumplimiento, corresponderá
amparar la demanda. De no ser así, el proceso de cumplimiento terminaría convirtiéndose en un
proceso declarativo, o de conocimiento, con abundancia de medios probatorios y en cuyo seno se
discutan controversias propias de este tipo de procesos. Por el contrario, si tal proceso conserva
su carácter especial (ser un proceso de condena, de ejecución, breve, sumario, donde la actividad
probatoria es mínima), bastará que se acredite el incumplimiento de la norma legal, la inejecu-
ción del acto administrativo, el incumplimiento de la orden de emisión de una resolución o de
un reglamento y la renuencia, consiguiéndose un proceso rápido y, sobre todo, eficaz. (STC Exp.
Nº 0168-2005-AC/TC, P, fs. js. 16 y 17)

£232 Sustracción de la materia. Requisitos para declarar fundada la demanda cuan-


do la agresión haya cesado
[N]o es obligación del juez constitucional declarar fundada la demanda en todos los casos en
que la agresión haya cesado una vez presentada la demanda; por el contrario, “ello dependerá del
agravio producido al demandante en relación con el acto primigeniamente vulnerador”. En con-
secuencia, se deberá constatar, entre otros aspectos, que se ha producido una efectiva vulneración

459
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

del derecho fundamental alegado y que existe la posibilidad de que dicha afectación se configure
nuevamente en el futuro. (STC Exp. Nº 10575-2006-AA/TC, P, f. j. 8)

£233 Sustracción de la materia. Deber del juez de evaluar la intensidad y proyección


del agravio desaparecido para pronunciamiento sobre el fondo
[A] la cuestión de si el segundo párrafo del artículo 1 del Código Procesal Constitucional
impone, como obligación incondicional, que el Juez de los Derechos Fundamentales expida ne-
cesariamente una sentencia fundada, si es que se encuentra ante un supuesto como el allí enun-
ciado [cuando el cese del acto lesivo se hubiese producido después de presentada la demanda], el
Tribunal ha de responder negativamente. (…), en efecto, el referido precepto del Código Procesal
Constitucional deja un margen de apreciación al Juez Constitucional para que, en atención a las
circunstancias y el contexto en el que se presenta el agravio, decida si expide o no un pronuncia-
miento sobre el fondo. Ello significa que corresponde al Juez Constitucional evaluar la intensidad
y proyección del agravio producido durante el tiempo que estuvo subsistente el acto reclamado,
juicio que, como es obvio, deberá a su vez expresarse en atención a la singularidad de cada caso
concreto y a la luz de los fines que persigue un proceso de tutela de los derechos fundamentales,
en los términos del artículo 1 del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 07039-2005-HC/
TC, S, f. j. 4)

£234 Sustracción de la materia. Facultad de expedir una sentencia sobre el fondo


cuando cesó el acto lesivo
Si acaso el cese del acto lesivo se hubiese producido después de presentada la demanda,
aún sería preciso que el juez evaluase si, por las especiales características del caso, sería nece-
sario que se expida una sentencia sobre el fondo en aplicación del artículo 1 del Código Procesal
Constitucional. Tal facultad (y no, por tanto, una obligación) es un arma con la que el legislador
ha dotado al juez constitucional para que, en atención a la magnitud de la lesión de un derecho
fundamental o a la eventualidad de que se reproduzca el mismo acto posteriormente, evalúe dete-
nidamente si aún es posible, por ser necesario, que se expida una sentencia sobre el fondo. Ello se
justifica no solo en el principio de economía procesal, sino, fundamentalmente, en el carácter ob-
jetivo que también tienen los derechos fundamentales en nuestro ordenamiento jurídico. Es decir,
en la consideración de que tales derechos no solo constituyen atributos subjetivos fundamentales
del ser humano, sino que son el sistema material de valores sobre el que reposa el sistema consti-
tucional en su conjunto, de manera que este ha de irradiarse a todo el sistema jurídico, a la par de
generar, particularmente en la actuación de los órganos del Estado, un “deber especial de protec-
ción” para con ellos. (STC Exp. Nº 00256-2003-HD/TC, S, f. j. 12)
[Si a] la fecha de la interposición de la demanda, el recurrente ya se encontraba condenado
(…) a una pena de (…) reclusión suspendida condicionalmente, la misma que fue anulada orde-
nándose ampliar la instrucción (…) [e]ste Colegiado considera que la referida anulación no im-
pide emitir resolución de fondo, en aplicación del artículo 1 del Código Procesal Constitucional,
ya que la misma se produjo con posterioridad a la sentencia. (STC Exp. Nº 06081-2005-HC/TC,
S, f. j. 2)

£235 Sustracción de la materia. Finalidad para declarar fundada la demanda pese a


al cese de la agresión
Habiéndose comprobado que aún con las excusas ofrecidas hubo agresión a los derechos re-
clamados y que no obstante la referida violación ha sido posteriormente superada, la demanda
debe considerarse en forma favorable, específicamente con la finalidad de evitar que situaciones
similares a las denunciadas vuelvan a producirse en lo sucesivo. (STC Exp. Nº 02076-2005-HC/
TC, S, f. j. 4)

460
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£236 Sustracción de la materia. Oportunidad del cese de la agresión para declarar


fundada la demanda
No obstante haber cesado la privación de la libertad objeto de reclamación constitucional,
este Colegiado deberá declarar fundada la demanda al haberse realizado dicho acto en fecha
posterior a la interposición de la demanda, ello en aplicación del artículo 1 del Código Procesal
Constitucional. (STC Exp. Nº 05944-2005-HC/TC, S, f. j. 7)

£237 Sustracción de la materia. Carácter irreparable de violación de derecho fun-


damental (libertad personal) por detención arbitraria no obsta para declarar
fundada la demanda
Si bien ha devenido en irreparable la violación del derecho fundamental a la libertad per-
sonal del demandante, en la medida que su detención inicial se produjo sin que exista, en
rigor, un mandato judicial, ello no obsta –tal como lo establece el artículo 1 del CPC–, para
que se declare fundada la demanda, aun cuando no quepa, ahora, ordenar la libertad del de-
mandante, toda vez que su detención ha sido formalizada mediante el auto de apertura de ins-
trucción; auto que se encuentra debidamente motivado en cuanto se refiere a los presupuestos
concurrentes para que se dicte un mandato de detención de acuerdo con el artículo 135 del
Código Procesal Penal. Ello, en aplicación del artículo 1 del CPC, se debe disponer que la
demandada observe mayor diligencia en el ejercicio de la función jurisdiccional (…). (STC
Exp. Nº 03421-2005-HC/TC, S, f. j. 8)

461
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 2.- PROCEDENCIA


Los procesos constitucionales de hábeas corpus, amparo y hábeas data proceden cuando
se amenace o viole los derechos constitucionales por acción u omisión de actos de cum-
plimiento obligatorio, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona. Cuando
se invoque la amenaza de violación, esta debe ser cierta y de inminente realización. El
proceso de cumplimiento procede para que se acate una norma legal o se ejecute un acto
administrativo.

£238 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Condiciones de la amenaza de vul-


neración a la libertad individual
El hábeas corpus no solo procede ante el hecho u omisión de cualquier autoridad, funcionario
o persona que vulnera la libertad individual o derechos conexos, sino también ante la amenaza de
que se pueda producir tal vulneración. Para tal efecto debe reunir determinadas condiciones tales
como: a) la inminencia de que se produzca el acto vulnerador, esto es, que se trate de un atentado
a la libertad personal que esté por suceder prontamente o en proceso de ejecución, no reputándose
como tal a los simples actos preparatorios; y b) que la amenaza a la libertad sea cierta, es decir,
que exista un conocimiento seguro y claro de la amenaza a la libertad, dejando de lado conjeturas
o presunciones. (STC Exp. Nº 04297-2007-HC/TC, S, f. j. 2)
[L]a amenaza de violación de un derecho fundamental, para ser tutelada mediante procesos
constitucionales como el hábeas corpus, debe ser, según lo dispuesto en el artículo 2 del Código
Procesal Constitucional, “cierta y de inminente realización”. En este sentido, (…) para determinar
si existe certeza de la amenaza del acto vulnerador de la libertad individual, se requiere la exis-
tencia de un conocimiento seguro y claro de la amenaza a la libertad, dejando de lado conjeturas
o presunciones, en tanto que para que se configure su inminencia es preciso que se trate de un
atentado que esté por suceder prontamente o en proceso de ejecución, no reputándose como tal a
los simples actos preparatorios. (STC Exp. Nº 00196-2006-HC/TC, S, f. j. 4)
El hábeas corpus no solo procede ante el hecho u omisión de cualquier autoridad, funcionario
o persona que vulnera la libertad individual o derechos conexos, sino también ante la amenaza de
que se pueda producir tal vulneración. En este caso, la actuación del juez constitucional es anterior
al acto violatorio de la libertad personal o derechos conexos, pues se procede ante una amenaza.
(STC Exp. Nº 03424-2006-HC/TC, S, f. j. 2)

£239 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Supuestos de procedencia y rechazo


liminar del hábeas corpus
El Código Procesal Constitucional ha señalado taxativamente que el hábeas corpus procede
en los siguientes supuestos:
a) Artículo 2: Cuando se amenace o viole los derechos constitucionales por acción u omisión de
actos de cumplimiento obligatorio, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona.
Cuando se invoque la amenaza de violación, esta debe ser cierta y de inminente realización.
Ello debe concordarse con el artículo 25, que señala específicamente cuáles son los derechos
constitucionales en los que procede el hábeas corpus frente a la acción u omisión que los
amenace o vulnere.
b) Artículo 3: Cuando se invoque la amenaza o violación de actos que tienen como sustento la
aplicación de una norma incompatible con la Constitución.
c) Artículo 4: Cuando una resolución judicial firme vulnera en forma manifiesta la libertad indi-
vidual y la tutela procesal efectiva.
Del análisis de tales dispositivos se infiere que el artículo 2 exige para la procedencia del
hábeas corpus, que cuando se invoque la amenaza de violación de la libertad individual, que esta

462
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

sea cierta y de inminente realización. Según la Real Academia Española (RAE) lo “cierto” es el
resultado del conocimiento de algo como verdadero, seguro e indubitable, y lo “inminente” sig-
nifica una situación antecedente que denota el advenimiento de un hecho que está por suceder
prontamente.
Consecuentemente, el hábeas corpus será improcedente cuando la amenaza sea incierta, es
decir, que no sea verdadera, segura o hubiese duda razonable de que pueda ocurrir; o, en otras
palabras, que no concurra el requisito de hecho, acto o suceso de realización pronta. (STC Exp.
Nº 9598-2005-HC/TC, S, f. j. 1)

£240 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No configuración de amenaza por


convocatoria ciudadana a formar un frente de defensa
La vida, así como la libertad individual, son atributos o facultades inherentes a los seres hu-
manos, que se fundan en la dignidad del hombre, conforme lo reconoce la norma constitucio-
nal, y su afectación implica la efectiva realización de actos que los vulneren o quebranten; en
consecuencia, mal podrían lesionarse dichos atributos en forma verbal, (…). En otros términos,
no constituyen amenaza cierta y de inminente realización contra derecho constitucional alguno la
convocatoria ciudadana a formar un frente de defensa que tutele los intereses de una determinada
localidad; aun cuando a dicho frente eventualmente pudiera encomendársele plantear la vacancia
de los regidores de determinado Consejo Provincial, ya que tal cuestión se realizaría en el pleno
ejercicio del derecho a la participación en forma asociada en la vida política social y económica
de su localidad. (RTC Exp. Nº 00186-2005-HC/TC, S, f. j. 4)

£241 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No configuración de amenaza con


apercibimiento de hacer efectiva la orden de captura
[E]l demandante afirma, genéricamente, que el Juez emplazado, al notificar (…) el apercibi-
miento de hacer efectiva la orden de captura, está amenazando su derecho fundamental a la liber-
tad personal. Siendo ello así, la pregunta a responder es la siguiente: ¿constituye una “amenaza”,
(…), el hecho que el Juez advierta de la posibilidad de hacer efectiva la orden de captura en contra
del demandante? Evidentemente, si el Juez actúa arbitrariamente y sin argumentar su decisión, se
estaría, prima facie, frente a una “amenaza”, (…) y, por ende, se puede recurrir al hábeas corpus
a fin de tutelar el derecho a la libertad personal o derechos conexos. Por el contrario, si el Juez
actúa dentro del marco constitucional establecido, con respeto a los derechos fundamentales –es-
pecialmente el derecho al debido proceso– y a la ley procesal penal que regula su actuación, no se
configura la “amenaza” a la que alude el artículo 2 y el último párrafo del artículo 25 del Código
Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 5414-2005-HC/TC, S, f. j. 5)

£242 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No configuración de amenaza con-


tra hijos de quien sufre detención domiciliaria
[E]n lo que atañe a la afectación de la libertad individual de las menores hijas de la persona
contra la cual se dictó detención domiciliaria, [el Tribunal Constitucional señala que] tal aseve-
ración carece de asidero por cuanto a las menores no les alcanza el citado mandato de coerción
dictado por la autoridad judicial en ejercicio de sus atribuciones. A mayor abundamiento, en el
expediente constitucional no existen elementos de juicio que denoten la inminencia o certeza de la
amenaza de violación de la libertad locomotora de las menores, por lo que resulta de aplicación el
artículo 2 del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 3263-2004-HC/TC, S, f. j. 4)

£243 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No configuración de amenaza por


notificación para prestar manifestación indagatoria
[N]o se puede considerar como amenaza de violación del derecho constitucional a la li-
bertad individual, la notificación que se pretendió realizar al actor para que se presentase a la

463
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

delegación policial a fin de que preste su manifestación indagatoria. (STC Exp. Nº 00710-1996-
HC/TC, P, f. j. 2)

£244 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Fundamento de las tipologías del
hábeas corpus
El proceso constitucional de hábeas corpus, conforme lo establece la Constitución Política del
Estado en su artículo 200, inciso 1, “Procede ante el hecho u omisión, por parte de cualquier auto-
ridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitu-
cionales conexos (…)”. Esta es una definición bastante amplia, sin embargo en el Código Procesal
Constitucional, se ha incorporado una variada gama de tipologías de este instituto procesal cons-
titucional, los mismos que pueden presentarse según las situaciones y circunstancias en las que se
producen la afectación a la libertad personal. (STC Exp. Nº 04341-2007-HC/TC, S, f. j. 2)

£245 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No utilización para modificar con-
dena penal
Por constituir el hábeas corpus un instrumento fundamental de protección del derecho a la li-
bertad individual y de los derechos constitucionales conexos a ella, la (…) demanda no puede ser
utilizada como un recurso más para modificar indirectamente una condena penal como la impues-
ta al recurrente, el cual no la impugnó, quedando, por ende, consentida y con calidad de cosa juz-
gada. Siendo así, resulta de aplicación al presente caso el artículo 2, a contrario sensu, del Código
Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 1276-2005-HC/TC, S, f. j. 7)
El hábeas corpus no puede ser utilizado como un recurso más para modificar la decisión cole-
giada que dio fin al proceso penal seguido contra el recurrente, más aún si esta fue confirmada por
ejecutoria de la Corte Suprema de la República, vía recurso de nulidad interpuesto por el deman-
dante en ejercicio pleno de su derecho de defensa y en cumplimiento del principio constitucional
de la doble instancia. Consecuentemente, resulta de aplicación al caso el artículo 2, a contrario
sensu, del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 01454-2006-HC/TC, S, f. j. 18)

£246 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Improcedencia contra actuaciones


del Ministerio Público
[L]as actuaciones del representante del Ministerio Público son postulatorias y en ningún caso
decisorias, pues es la judicatura la que resuelve; por tanto su accionar conforme al ordenamiento
legal no comporta amenaza o violación a la libertad personal ni a sus derechos conexos. En con-
secuencia, al no incidir el hecho denunciado en el contenido de los derechos que son materia de
protección mediante el proceso constitucional de hábeas corpus, la demanda debe ser declarada
improcedente. (RTC Exp. Nº 03990-2007-HC/TC, S, f. j. 3)

£247 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Salida de pacientes en caso de falta
de pago por gastos de hospitalización
[P]or la falta de pago por gastos de hospitalización, no se puede impedir que los pacientes
dados de alta –como el beneficiario– hagan uso de su libertad de salida de los centros hospita-
larios o asistenciales, ni mucho menos se les debe condicionar a trámite administrativo alguno,
salvo acto voluntario del paciente, (...). Siendo así, resulta de aplicación el artículo 2 de la Ley
N° 23506. (STC Exp. Nº 1576-2002-HC/TC, P, f. j. 4)

£248 Procedencia del proceso de amparo. Configuración de la amenaza


[C]uando se invoque amenaza de violación de un derecho constitucional, la amenaza debe ser
cierta y de inminente realización; es decir, el perjuicio debe ser real, efectivo, tangible, concreto e
ineludible. Se excluyen, pues, del amparo, los perjuicios imaginarios o aquellos que se escapan a

464
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

una captación objetiva. (STC Exp. Nº 01292-2008-AA/TC, S, f. j. 2) (STC Exp. Nº 03048-2004-


AA/TC, S, f. j. 3)

£249 Procedencia del proceso de amparo. Contra los poderes públicos y contra los
particulares
[La controversia de si es posible plantear la acción de amparo contra los poderes públicos y
contra los particulares] ha sido resuelto explícitamente por la misma Constitución, al preverse que
los procesos constitucionales de la libertad, como el amparo, no solo pueden plantearse cuando los
derechos resulten lesionados o amenazados de lesionarse por actos u omisiones de parte de cual-
quiera de los poderes públicos, sino también, y en iguales condiciones, si es que el agravio lo oca-
siona cualquier “persona” (artículo 200, inciso 2). A estos efectos, el concepto “persona”, en los
términos que señala el inciso 2) del artículo 200 de la Constitución, engloba a cualquier particular,
independientemente de que a este se le haya encargado o no la prestación de un servicio público
o que, respecto a este, el afectado se encuentre en una relación de subordinación. Los derechos
constitucionales, como antes se ha dicho, deben respetarse en las relaciones entre particulares y,
en caso de que se abuse de ellos o resulten vulnerados, las puertas del amparo están abiertas para
que en esa sede se dispense la tutela correspondiente. (STC Exp. Nº 0410-2002-AA/TC, P, f. j. 7)

£250 Procedencia del proceso de amparo. Discusión de proyecto de ley no supone


amenaza inminente a algún derecho constitucional
El debate de un proyecto de ley no tiene la virtualidad necesaria para convertirse en una ame-
naza de derecho fundamental alguno del demandante, en la medida que aun cuando se tratara de
una norma autoaplicativa el proyecto está sujeto a una serie de mecanismos para su aprobación.
La sola discusión de una propuesta legislativa no solo constituye una necesidad para el sistema
de democracia participativa, sino que además, no supone, per se, una amenaza inminente a dere-
cho constitucional alguno del demandante, por lo que debe desestimarse la demanda. (RTC Exp.
10478-2006-AA/TC, S, f. j. 3)

£251 Procedencia del proceso de amparo. Improcedencia del amparo para cuestio-
nar validez constitucional de normas con rango de ley
[E]l inciso 2) del artículo 200 de la Constitución no contiene una prohibición de cuestionarse
mediante el amparo leyes que puedan ser lesivas en sí mismas de derechos fundamentales, sino
una simple limitación, que pretende impedir que a través de un proceso cuyo objeto de protección
son los derechos constitucionales se pretenda impugnar en abstracto la validez constitucional de
las normas con rango de ley. (STC Exp. Nº 05719-2005-AA/TC, S, f. j. 41)

£252 Procedencia del proceso de hábeas data. Ámbito de aplicación


El hábeas data, en puridad, constituye un proceso al que cualquier justiciable pueda recurrir
con el objeto de acceder a los registros de información almacenados en centros informáticos o
computarizados, cualquiera sea su naturaleza, a fin de rectificar, actualizar, excluir determinado
conjunto de datos personales, o impedir que se propague información que pueda ser lesiva al de-
recho constitucional a la intimidad. (STC Exp. Nº 0666-1996-HD/TC, P, f. j. 2.b)

£253 Amenaza cierta e inminente de derechos constitucionales. Configuración


Respecto a la naturaleza real de la amenaza, no puede tratarse de una mera suposición sino
que, por el contrario, la afectación del derecho o bien jurídico tutelado debe ser objetiva y concre-
ta. (STC Exp. Nº 04909-2007-HC/TC, S, f. j. 3)
[L]a amenaza de violación contra un derecho fundamental en consonancia con lo dispuesto
por el artículo 2 del Código Procesal Constitucional, debe ser de “cierta e inminente realización”.
En ese sentido tal como lo ha sostenido este Tribunal, para que exista certeza de la amenaza del

465
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

derecho a la libertad, se requiere la existencia de un conocimiento seguro y claro de dicha ame-


naza, dejando de lado conjeturas o presunciones. Asimismo el concepto de inminencia im-
plica que el atentado contra la libertad individual esté por suceder prontamente o en proceso
de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos preparatorios. (STC Exp. Nº 03335-
2008-HC/TC, P, f. j. 3)

£254 Amenaza cierta e inminente de derechos constitucionales. Acreditación


La amenaza de violación de un derecho constitucional se acredita cuando esta es cierta y de
inminente realización; es decir, cuando el perjuicio es real, efectivo, tangible, concreto e ineludi-
ble. Se excluyen, pues, del amparo los perjuicios imaginarios o aquellos que escapan a una capta-
ción objetiva. (STC Exp. Nº 0477-2002-AA/TC, S, f. j. 3)
[C]uando se alega una amenaza de violación de un derecho constitucional, se debe acreditar
que ella sea cierta y de inminente realización. En el presente caso, estas características no han
sido debidamente probadas, pues el recurrente se ha limitado a sustentar su demanda en el dicho
de haber tomado conocimiento, de manera extraoficial, que sería pasado a la situación de disponi-
bilidad y/o retiro por causal de sentencia condenatoria, sin adjuntar documento probatorio alguno
que demuestre en forma fehaciente la referida amenaza. Es más, prueba de que la supuesta ame-
naza no es cierta ni inminente es el hecho de que, a la fecha, no se ha hecho efectiva. (STC Exp.
Nº 00987-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

£255 Amenaza cierta e inminente de derechos constitucionales. Determinación de la


naturaleza cierta o real
En lo que importa a la amenaza denunciada, el artículo 2 del Código Procesal Constitucional
establece que esta debe ser cierta y de inminente realización. Sobre el particular, debe recordarse
que (…) para determinar si existe certeza de la amenaza del acto vulnerador de la libertad indi-
vidual se requiere la existencia de un conocimiento seguro y claro de la amenaza a la libertad,
dejando de lado conjeturas o presunciones. (STC Exp. Nº 4657-2006-HC/TC, S, f. j. 2)
Respecto a la naturaleza real de la amenaza, no ha de tratarse de una mera suposición sino
que, por el contrario, la afectación del derecho o bien jurídico tutelado debe ser objetiva y concre-
ta. (STC Exp. N 07936-2006-HC/TC, S, f. j. 3)

£256 Amenaza cierta e inminente de derechos constitucionales. Configuración de la


inminencia
Respecto a que la amenaza debe ser inminente y real cabe advertir que los procesos constitu-
cionales no solo buscan remediar las violaciones de los derechos ya producidas, sino que también
buscan prevenir la comisión de tales actos. Para determinar si la amenaza de un derecho es inmi-
nente debe establecerse en primer lugar la diferencia entre actos futuros remotos y actos futuros
inminentes. Los primeros son aquellos actos inciertos que pueden o no suceder; en tanto que los
segundos están muy próximos a realizarse, su comisión es casi segura y en un tiempo breve. En
tanto que, para que se configure la inminencia del mismo es preciso que se trate de un atentado a
la libertad personal que esté por suceder prontamente o en proceso de ejecución, no reputándose
como tal a los simples actos preparatorios. (STC Exp. Nº 4657-2006-HC/TC, S, f. j. 2)
En lo que importa a la amenaza denunciada, el artículo 2 del Código Procesal Constitucional
establece que esta debe ser cierta y de inminente realización. Sobre el particular, debe recordarse
que (…) para determinar si existe certeza de la amenaza del acto vulnerador de la libertad indi-
vidual se requiere la existencia de un conocimiento seguro y claro de la amenaza a la libertad,
dejando de lado conjeturas o presunciones. En tanto que, para que se configure la inminencia del
mismo es preciso que se trate de un atentado a la libertad personal que esté por suceder pronta-
mente o en proceso de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos preparatorios. (STC
Exp. Nº 4657-2006-HC/TC, S, f. j. 2)

466
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[P]ara que se configure la inminencia (…) es preciso que se trate de un atentado a la libertad
personal que esté por suceder prontamente o en proceso de ejecución, no reputándose como tal a
los simples actos preparatorios. (STC Exp. Nº 4657-2006-HC/TC, S, f. j. 2)

£257 Procedencia del proceso de cumplimiento. Condiciones para su procedencia


[P]ara la procedencia del proceso de cumplimiento, además de acreditarse la renuencia del
funcionario o autoridad pública, deberán tenerse en cuenta las características mínimas comu-
nes del mandato de la norma legal, del acto administrativo y de la orden de emisión de una
resolución o de un reglamento, a fin de que el proceso de cumplimiento prospere, puesto que de
no reunir tales características, además de los supuestos contemplados en el artículo 70 del Código
Procesal Constitucional, la vía del referido proceso no será la idónea. (STC Exp. Nº 0168-2005-
AC/TC, P, f. j. 12)

£258 Procedencia del proceso de cumplimiento. Renuencia en el incumplimiento


como condición de procedencia
[Si] no [existe] el mandamus, el cual es requisito para la procedencia de las acciones de cum-
plimiento y, consecuentemente, no existiendo renuencia y omisión de la [entidad] demandada, la
pretensión debe desestimarse. (STC Exp. N° 483-2000-AC/TC, P, f. j. s/n)

£259 Procedencia del proceso de cumplimiento. Presupuesto procesal para su


ejercicio
Uno de esos presupuestos procesales al que está condicionado el ejercicio del derecho de ac-
ción en este proceso, que puede denominarse de carácter subjetivo, es el que se deriva del hecho
de que mediante la acción de cumplimiento no se controla la mera o simple inactividad adminis-
trativa, sino aquella que asume la condición de “renuente”, conforme lo expresa el inciso 6) del
artículo 200 de la Constitución (...). Con la satisfacción de dicho presupuesto procesal, se persigue
que se demuestre que no se trata de un simple letargo administrativo, sino que la autoridad res-
ponsable persiste en la inacción, pese a que el afectado en sus intereses legítimos le ha recordado
que existe un mandato contenido en la ley o en un acto administrativo que aún no se ha cumplido.
(STC Exp. Nº 0191-2003-AC/TC, P, f. j. 3)

£260 Procedencia del proceso de cumplimiento. Configuración del mandamus exigi-


ble de la resolución administrativa
[Si se] aduce que las (…) resoluciones [administrativas] (...) en ningún momento ordenan el
pago de suma de dinero (...) y que, por ello, no habría un mandamus exigible. (...) [tal afirmación
es incorrecta], no solo porque [se asuma] un exceso de formalismo [que] pretende desconocer la
eficacia y el contenido de lo que en (…) resoluciones se ha dispuesto, sino porque en la base de
las mismas se encuentra una decisión jurisdiccional emitida en un proceso judicial previo y cuyo
cumplimiento se pretende, en el fondo, evadir. (STC Exp. Nº 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 12)

£261 Procedencia del proceso de cumplimiento. Requisitos para la exigibilidad del


mandato contenido en norma o acto administrativo
Para que el cumplimiento de la norma legal, la ejecución del acto administrativo y la orden
de emisión de una resolución sean exigibles a través del proceso de cumplimiento, además de la
renuencia del funcionario o autoridad pública, el mandato contenido en aquellos deberá contar con
los siguientes requisitos mínimos comunes:
a) Ser un mandato vigente.
b) Ser un mandato cierto y claro, es decir, debe inferirse indubitablemente de la norma legal o
del acto administrativo.

467
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

c) No estar sujeto a controversia compleja ni a interpretaciones dispares.


d) Ser de ineludible y obligatorio cumplimiento.
e) Ser incondicional.
Excepcionalmente, podrá tratarse de un mandato condicional, siempre y cuando su satisfac-
ción no sea compleja y no requiera de actuación probatoria.
Adicionalmente, para el caso del cumplimiento de los actos administrativos, además de los
requisitos mínimos comunes mencionados, en tales actos se deberá:
f) Reconocer un derecho incuestionable del reclamante.
g) Permitir individualizar al beneficiario.
Estos requisitos mínimos se justifican porque el proceso de cumplimiento, diseñado por nues-
tra Constitución y el Código Procesal Constitucional, dado su carácter sumario y breve, no es el
adecuado para discutir los contenidos de normas generales cuyos mandatos no tienen las caracte-
rísticas mínimas a que hemos hecho referencia, o de normas legales superpuestas que remiten a
otras, y estas a su vez a otras, lo cual implica una actividad interpretativa compleja que, en rigor,
debe llevarse a cabo a través de las vías procedimentales específicas. (Exp. Nº 0168-2005-AC/TC,
P, fs. js. 14 y 15)

£262 Procedencia del proceso de cumplimiento. Procedibilidad respecto a los tratados


[E]n la medida en que el artículo 14 inciso 6) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos reconoce un mandato indemnizatorio como consecuencia de la comisión de un error ju-
dicial a propósito que quienes han sido beneficiados con una medida de indulto, esto es, crea una
obligación como correlato de una determinada situación jurídica, no cabe la menor duda, que al
tratarse de derecho aplicable en nuestro país y que como se ha dicho, tiene el mismo rango que el
de una ley, le asiste el mismo régimen jurídico que opera respecto de la Acción de Cumplimiento
y que como lo dispone el artículo 200 inciso 6) de la Constitución Política del Estado en concor-
dancia con la Ley Nº 26301, procede contra cualquier autoridad o funcionario renuente a acatar,
no solo los actos administrativos sino también las normas legales, categoría jurídica que, por otra
parte y como lo viene asumiendo en reiterada jurisprudencia este Tribunal, no solo se refiere a las
leyes en sentido formal o disposiciones emanadas del Congreso bajo dicha nomenclatura, sino a
todo tipo de norma jurídica cuyo rango o jerarquía sea igual que el de una ley en sentido estricto.
(STC Exp. Nº 1277-1999-AC/TC, P, f. j. 8)

468
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 3.- PROCEDENCIA FRENTE A ACTOS BASADOS


EN NORMAS
Cuando se invoque la amenaza o violación de actos que tienen como sustento la apli-
cación de una norma autoaplicativa incompatible con la Constitución, la sentencia que
declare fundada la demanda dispondrá, además, la inaplicabilidad de la citada norma.
Son normas autoaplicativas, aquellas cuya aplicabilidad, una vez que han entrado en vi-
gencia, resulta inmediata e incondicionada.
Las decisiones jurisdiccionales que se adopten en aplicación del control difuso de la
constitucionalidad de las normas, serán elevadas en consulta a la Sala Constitucional y
Social de la Corte Suprema de Justicia de la República, si no fueran impugnadas.
Lo son igualmente las resoluciones judiciales en segunda instancia en las que se aplique
este mismo precepto, aun cuando contra estas no proceda medio impugnatorio alguno.
En todos estos casos, los Jueces se limitan a declarar la inaplicación de la norma por in-
compatibilidad inconstitucional, para el caso concreto, sin afectar su vigencia, realizando
interpretación constitucional, conforme a la forma y modo que la Constitución establece.
Cuando se trata de normas de menor jerarquía, rige el mismo principio, no requiriéndose
la elevación en consulta, sin perjuicio del proceso de acción popular.
La consulta a que hace alusión el presente artículo se hace en interés de la ley(*).

£263 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Supuestos de procedencia del amparo contra normas
El Tribunal Constitucional ha establecido los supuestos procesales bajo los cuales procede la
interposición de un proceso de amparo contra normas. Así, el amparo procede, en primer lugar,
cuando la norma constituye en sí misma un acto (normativo) contrario a los derechos fundamen-
tales. En segundo lugar, la procedencia del amparo es consecuencia de la amenaza cierta e inmi-
nente de los derechos fundamentales que representa el contenido dispositivo inconstitucional de
una norma inmediatamente aplicable. En tal sentido, sea por la amenaza cierta e inminente, o por
la vulneración concreta de los derechos fundamentales que la entrada en vigencia que una norma
autoaplicativa representa, la demanda de amparo interpuesta contra esta deberá ser estimada, pre-
vio ejercicio del control difuso de constitucionalidad contra ella, y determinándose su consecuente
inaplicación. (STC Exp. Nº 6301-2006-AA/TC, S, f. j. 5)

£264 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Noción y procedencia del amparo contra normas autoaplicativas
De acuerdo al artículo 3 del Código Procesal Constitucional, es posible la impugnación por
vía del amparo de la amenaza o violación a derechos constitucionales como consecuencia de la
aplicación de una norma autoaplicativa incompatible con la Constitución. Es decir, el amparo con-
tra normas tiene como requisito esencial de procedencia que tales normas sean autoaplicativas.
(RTC Exp. Nº 2942-2007-AA/TC, S, f. j. 2)
De acuerdo al artículo 3 del Código Procesal Constitucional, se consideran normas autoa-
plicativas aquellas cuya aplicabilidad, una vez que han entrado en vigencia, resulta inmediata e
incondicionada; es decir, tienen eficacia inmediata ya que no se encuentran sujetas a la realización
de actos posteriores de aplicación o a una eventual reglamentación legislativa, sino que la adquie-
ren al mismo momento de entrar en vigencia. (STC Exp. Nº 04739-2007-HD/TC, S, f. j. 6)

(*) Artículo modificado por el artículo 1 de la Ley N° 28946, publicada el 24/12/2006.

469
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£265 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Distinción de normas autoaplicativas y efectos
[L]as denominadas normas autoaplicativas, [son] aquellas cuya aplicabilidad, una vez que han
entrado en vigencia, resulta inmediata e incondicionada. En este supuesto, cabe distinguir entre
aquellas normas cuyo supuesto normativo en sí mismo genera una incidencia directa sobre la es-
fera subjetiva de los individuos (v.gr. el artículo 1 del derogado Decreto Ley Nº 25446: “César,
a partir de la fecha, a los Vocales de las Cortes Superiores de los Distritos Judiciales de Lima
y Callao que se indican, cancelándose los Títulos correspondientes: (...)”), y aquellas otras que
determinan que dicha incidencia se producirá como consecuencia de su aplicación obligatoria e
incondicionada (v.gr. el artículo 2 del Decreto Ley Nº 25454: “No procede la Acción de Amparo
dirigida a impugnar directa o indirectamente los efectos de la aplicación del Decretos Leyes Nºs.
25423, 25442 y 25446”). En el primer caso, el amparo contra la norma procederá por constituir
ella misma un acto (normativo) contrario a los derechos fundamentales. En el segundo, la proce-
dencia del amparo es consecuencia de la amenaza cierta e inminente a los derechos fundamentales
que representa el contenido dispositivo inconstitucional de una norma inmediatamente aplicable.
Ambos casos se encuentran previstos en el artículo 3 del CPConst., (…). En tal sentido, sea por
la amenaza cierta e inminente, o por la vulneración concreta a los derechos fundamentales que la
entrada en vigencia que una norma autoaplicativa representa, la demanda de amparo interpuesta
contra esta deberá ser estimada, previo ejercicio del control difuso de constitucionalidad contra
ella, y determinándose su consecuente inaplicación. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA/TC, S, f. j. 4)

£266 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Aplicación de principio pro actione
[T]ratándose de una disposición que establece restricciones al derecho fundamental de ac-
ceso a la justicia, como manifestación de la tutela jurisdiccional efectiva (artículo 139.3 de la
Constitución), el impedimento para plantear una demanda de amparo contra normas, previsto en
el artículo 200.2 de la Constitución, debe ser interpretado bajo un criterio pro actione, de manera
tal que, en ningún caso, la persona afectada o amenazada en sus derechos fundamentales por una
norma autoaplicativa, se encuentre inerme e indefensa frente a ella. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA/
TC, S, f. j. 5)

£267 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Control judicial de constitucionalidad de las normas
“[E]l control de constitucionalidad solo podrá practicarse siempre que la ley sobre la que se
duda de su validez sea relevante para resolver la controversia sometida al juez. En ese sentido,
el juez solo estará en actitud de declarar su invalidez cuando la ley se encuentre relacionada con
la solución del caso (...) El juicio de relevancia que subyace al ejercicio válido del control de
constitucionalidad no solo tiene el propósito de recordar el carácter jurídico del control de cons-
titucionalidad de las leyes, sino también un límite a su ejercicio mismo, puesto que, como antes
se ha recordado, está vedado cuestionar hipotética o abstractamente la validez constitucional de
las leyes (…); es preciso que quien plantee al juez la realización del control judicial de constitu-
cionalidad de la ley acredite que su aplicación le ha causado o pueda causarle un agravio directo,
pues, de otro modo, el juez estaría resolviendo un caso abstracto, hipótetico o ficticio. (STC Exp.
Nº 1680-2005-PA/TC, P, ff. jj. 6 y 7)

£268 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Necesidad de que la norma adquiera eficacia jurídica
[L]a propia naturaleza constitutiva de la norma legal o con rango de ley, esto es, si en el caso
de autos, el Juez se encuentra ante una norma jurídica que su eficacia se encuentre condiciona-
da a la realización de determinados actos posteriores a su vigencia, en cuyo caso el juzgador no
podrá válidamente optar por su no aplicación por inconstitucional, entre tanto no se materialicen

470
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

aquellos actos que le permitan a la norma con rango de ley adquirir eficacia jurídica. (STC Exp.
Nº 1152-1997-AA/TC, P, f. j. 2.a)

£269 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Improcedencia frente a normas heteroaplicativas
[N]o procede el amparo directo contra normas cuando se trata de normas heteroaplicativas,
es decir, que tienen su eficacia condicionada a la realización de actos posteriores (STC Exp.
Nº 2302-2003-AA/TC, P, f. j. 7, PV)
[L]a improcedencia del denominado “amparo contra normas”, se encuentra circunscrita a los
supuestos en los que la norma cuya inconstitucionalidad se acusa sea heteroaplicativa, es decir,
aquella cuya aplicabilidad no es dependiente de su sola vigencia, sino de la verificación de un pos-
terior evento, sin cuya existencia, la norma carecerá, indefectiblemente, de eficacia, esto es, de ca-
pacidad de subsumir, por sí misma, algún supuesto fáctico en su supuesto normativo. Es evidente
que en tales casos no podrá alegarse la existencia de una amenaza cierta e inminente de afectación
a los derechos fundamentales, tal como lo exige el artículo 2 del Código Procesal Constitucional
(CPConst.), ni menos aún la existencia actual de un acto lesivo de tales derechos. De ahí que, en
dichos supuestos, la demanda de amparo resulte improcedente. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA/TC,
S, f. j. 3)

£270 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Improcedencia para cuestionar validez de leyes en abstracto
[E]l segundo párrafo del artículo 200, inciso 2), de la Constitución debe interpretarse en el
sentido de que no cabe que mediante el amparo se cuestione una ley cuando el propósito de esta
sea poner en tela de juicio su validez en abstracto, habida cuenta de que en el ordenamiento existe
otro proceso –el de inconstitucionalidad–, cuyo objeto, precisamente, es preservar la condición de
la Constitución como Ley Suprema del Estado. (RTC Exp. Nº 2308-2004-AA/TC, S, f. j. 6)

£271 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Improcedencia para cuestionar validez de normas de rango infralegal
Una lectura literal de la parte pertinente del artículo 200.2 de la Constitución, permitiría sos-
tener que no resulta aplicable al caso de autos. Y es que mientras la referida disposición cons-
titucional alude a la imposibilidad de plantear amparos contra “normas legales”, la disposición
cuestionada en el presente caso no es una norma legal o de rango legal, sino reglamentaria y,
consecuentemente, infralegal. Sin embargo, [el Tribunal Constitucional] aprecia, tras una interpre-
tación teleológica del aludido artículo 200.2 de la Carta Fundamental, que esta disposición tiene
por propósito evitar que el proceso constitucional de amparo se convierta en una vía en la que
pueda enjuiciarse, en abstracto, la validez constitucional de la generalidad de las normas (no solo
las legales), con el propósito de, determinada su inconstitucionalidad, expulsarlas del ordenamien-
to jurídico, pues dicho cometido ha sido reservado constitucionalmente al proceso de inconsti-
tucionalidad (artículo 200.4) –en lo que a las normas de rango legal respecta–, y al proceso de
acción popular (artículo 200.5) –en lo que a las normas de rango infralegal se refiere–. (STC Exp.
Nº 4677-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

471
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 4.- PROCEDENCIA RESPECTO DE RESOLUCIONES


JUDICIALES
El amparo procede respecto de resoluciones judiciales firmes dictadas con manifiesto
agravio a la tutela procesal efectiva, que comprende el acceso a la justicia y el debido
proceso. Es improcedente cuando el agraviado dejó consentir la resolución que dice
afectarlo.
El hábeas corpus procede cuando una resolución judicial firme vulnera en forma mani-
fiesta la libertad individual y la tutela procesal efectiva.
Se entiende por tutela procesal efectiva aquella situación jurídica de una persona en la
que se respetan, de modo enunciativo, sus derechos de libre acceso al órgano jurisdic-
cional, a probar, de defensa, al contradictorio e igualdad sustancial en el proceso, a no
ser desviado de la jurisdicción predeterminada ni sometido a procedimientos distintos de
los previstos por la ley, a la obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder
a los medios impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos,
a la actuación adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales y a la
observancia del rincipio de legalidad procesal penal.

£272 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Formas de


actuación frente a resoluciones judiciales arbitrarias
Este Colegiado estima necesario precisar que, frente a las resoluciones judiciales arbitrarias,
la doctrina reconoce la existencia de mecanismos externos orientados a corregir los excesos de la
Magistratura, los que vienen representados por la presencia de procesos independientes a aquel en
el que se generaron los vicios. Tales mecanismos pueden responder a dos variantes: los procesos
ordinarios y los especiales.
a) En el proceso ordinario, la llamada nulidad de cosa juzgada fraudulenta. Cuando una decisión
judicial se expide en contravención del debido proceso, contra ella puede promoverse el men-
cionado proceso –previsto por el artículo 178 del Código Procesal Civil–, el que está configu-
rado como una de las diversas variantes que ofrece la vía judicial ordinaria, y cuyo objeto es
dejar sin efecto la resolución –o los actos judiciales sustentados en ella– en la medida en que
vienen acompañados de vicios graves.
b) En el proceso constitucional del amparo, como lo ha expresado [el Tribunal Constitucional]
en uniforme y reiterada jurisprudencia, la referida acción procede contra aquellas resoluciones
judiciales consideradas arbitrarias por haber sido emitidas durante el desarrollo de procesos
irregulares y que, por lo mismo, afectan al debido proceso. (RTC Exp. Nº 00330-2003-AA/
TC, S, f. j. 3)

£273 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. No revisión


de cuestión de fondo (errores de derecho o de hecho)
[E]l amparo contra resoluciones judiciales no supone (…), un mecanismo de revisión de la
cuestión de fondo discutida en el proceso que lo origina, por lo que las violaciones a los derechos
de las partes de un proceso deben expresarse con autonomía de dichas pretensiones. Es decir, debe
tratarse de afectaciones del Juez o Tribunal producidas en el marco de su actuación jurisdiccional
que la Constitución les confiere y que distorsionan o desnaturalizan tales competencias al punto
de volverlas contrarias a los derechos constitucionales reconocidos y por tanto inválidas. (STC
Exp. Nº 1209-2006-PA/TC, P, f. j. 27)
El Tribunal opina que debe rechazarse la cuestión de constitucionalidad planteada sobre el
acto jurisdiccional cuestionado. En efecto, en la medida en que en el caso no existe un proble-
ma de error de interpretación de una norma legal relacionada con la percepción incorrecta del

472
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

significado del derecho a los medios impugnatorios y, en particular, en lo relacionado con la


extensión de su ámbito de protección, el Tribunal recuerda que, en el contexto del amparo con-
tra resoluciones judiciales, (...) no puede hacer las veces de un tribunal de alzada para exami-
nar supuestos errores de derecho o de hecho que puedan haber cometido los tribunales (...) que
hayan actuado dentro de los límites de su competencia (...). También ha sostenido este Tribunal,
en doctrina jurisprudencial reiterada y uniforme, que el amparo contra resoluciones judiciales no
es un instrumento procesal mediante el cual el Juez del Amparo pueda evaluar la interpretación y
aplicación correcta (o no) de una norma legal al resolver el Juez una controversia suscitada en el
ámbito de la jurisdicción ordinaria o, como en el presente caso, al resolverse sobre la admisión
o no del recurso de casación. Por tanto, el Tribunal estima que, no encontrándose comprendida
la pretensión dentro del contenido constitucionalmente protegido del derecho a los recursos, es
de aplicación el artículo 38 del Código Procesal Constitucional, por lo que la demanda debe ser
desestimada. (STC Exp. Nº 05194-2005-AA/TC, P, f. j. 8)
[E]l amparo contra resoluciones judiciales tiene por objeto controlar que las resoluciones que
se hayan podido expedir dentro de un proceso judicial, lo hayan sido con respeto del contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la tutela procesal, en los términos del artículo 4º del
Código Procesal Constitucional. Asimismo, (…) en el seno del amparo no se puede cuestionar el
criterio expuesto por un juez o tribunal de justicia al resolver un tema que es de su competencia,
pues ni el amparo es un recurso de casación, ni este abre las puertas de la justicia constitucional
para que esta termine constituyéndose en una instancia judicial más, a modo de prolongación de
las que existen en la jurisdicción ordinaria. El Tribunal Constitucional no puede pues revisar las
sentencias dictadas por los jueces ordinarios que actúen en la esfera de su competencia respetando
debidamente los derechos fundamentales de orden procesal. En ese sentido, mutatis mutandis, es
aplicable la doctrina establecida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en torno a
la “fórmula de la cuarta instancia”, según la cual el Juez de Amparo “(...) no puede hacer las veces
de un tribunal de alzada para examinar supuestos errores de derecho o de hecho que puedan haber
cometido los tribunales (...) que hayan actuado dentro de los límites de su competencia”. (RTC
Exp. Nº 00759-2005-AA/TC, P, f. j. 2)

£274 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Actos mate-
ria de control
[E]l amparo no puede “controlar” todo lo resuelto en un proceso ordinario, sino que se en-
cuentra limitado únicamente a verificar si la autoridad judicial ha actuado con un escrupuloso
respeto de los derechos fundamentales de las partes procesales, por lo que, de constatarse una
afectación de esta naturaleza, deben reponerse las cosas al estado anterior al acto en que se produ-
jo la afectación. En un proceso de amparo no se controla si una determinada persona ha cometido
un delito o si es válido un contrato de compraventa, entre otros, sino más bien si un procesado ha
sido sancionado con las debidas garantías o si una prueba relevante para la solución del caso ha
sido admitida, entre otros. (STC Exp. Nº 5374-2005-AA/TC, P, f. j. 6)

£275 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Objeto de


defender el derecho a la tutela procesal efectiva y contenido constitucional
protegido de los derechos fundamentales
Debe dejarse en claro que la garantía del derecho de defensa y a la pluralidad de instancias no
agota en absoluto el derecho al debido proceso ni, mucho menos, el derecho a una tutela procesal
efectiva. Por ello este Colegiado considera erróneo que el análisis relativo a establecer si el de
autos es un proceso regular, respecto del cual no cabe la posibilidad de interponer un proceso de
amparo, conforme lo señala el artículo 200, inciso 2 de la Constitución, se circunscriba únicamen-
te a la compulsa de los derechos antes mencionados. En efecto, en la sentencia 3179-2004-AA/
TC se estableció la necesidad de replantear el ámbito de los derechos protegidos, asumiendo que
el proceso de amparo contra resoluciones judiciales no tiene por objeto únicamente la defensa del

473
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

derecho a la tutela procesal efectiva, sino del contenido constitucional protegido de los derechos
fundamentales tutelados por dicho proceso. (STC Exp. Nº 10490-2006-AA/TC, P, f. j. 4)

£276 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Improce-


dencia del amparo en caso de proceso judicial regular
[El artículo 200, inciso 2 de la Constitución] prevé el supuesto de que los derechos fundamen-
tales puedan ser vulnerados por cualquier persona, ya sea esta funcionario público o un particular,
no excluyendo del concepto de “autoridad” a los jueces. De este modo, es plenamente admisible
que un proceso de amparo pueda controlar las resoluciones judiciales, sin que ello implique des-
conocer que la disposición mencionada establece una limitación a la procedencia del amparo, al
establecer que este no procede cuando se trate de resoluciones judiciales emanadas de “procedi-
miento regular”. (STC Exp. Nº 5374-2005-AA/TC, P, f. j. 5)
La estructuración del proceso, la determinación y valoración de los elementos de hecho, la
interpretación del derecho ordinario y su aplicación a los casos individuales son asuntos de los
tribunales competentes para tal efecto, y se encuentran sustraídos de la revisión posterior por parte
del Tribunal Constitucional (…); solo en caso de violación de un derecho constitucional específi-
co por parte de un tribunal, puede el Tribunal Constitucional (…) entrar a conocer el asunto (…).
Los procesos de subsunción normales dentro del derecho ordinario se encuentran sustraídos del
examen posterior del Tribunal Constitucional (…), siempre y cuando no se aprecien errores de in-
terpretación relacionados fundamentalmente con una percepción incorrecta del significado de un
derecho fundamental, especialmente en lo que respecta a la extensión de su ámbito de protección,
y cuando su significado material también sea de alguna importancia para el caso legal concreto”.
(RTC Exp. Nº 0111-2007-AA/TC, S, f. j. 3)

£277 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Determina-


ción de la regularidad o irregularidad de un proceso
[U]na interpretación del segundo párrafo del inciso 2) del artículo 200 de la Constitución bajo
los alcances del principio de unidad de la Constitución, no puede concluir sino con la afirmación
de que la competencia ratione materiae del amparo contra resoluciones judiciales comprende a
todos y cada uno de los derechos fundamentales que se puedan encontrar reconocidos, expresa o
implícitamente, por la Norma Suprema. En su seno, los jueces constitucionales juzgan si las ac-
tuaciones jurisdiccionales de los órganos del Poder Judicial se encuentran conformes con la tota-
lidad de los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución. De modo que la calificación
de regular o irregular de una resolución judicial, desde una perspectiva constitucional, depende de
que estas se encuentren en armonía con el contenido constitucionalmente protegido de todos los
derechos fundamentales. (STC Exp. N° 3179-2004-AA/TC, P, f, j. 20)
La existencia de un “procedimiento regular” se encuentra relacionada con la existencia de un
proceso en el que se hayan respetado garantías mínimas tales como los derechos al libre acceso
a la jurisdicción, de defensa, a la prueba, motivación, a la obtención de una resolución fundada
en Derecho, la pluralidad de instancias, al plazo razonable del proceso, a un juez competente,
independiente e imparcialidad, entre otros derechos fundamentales, por lo que un proceso judicial
que se haya tramitado sin observar tales garantías se convierte en un “proceso irregular” que no
solo puede, sino que debe ser corregido por el juez constitucional mediante el proceso de amparo.
(STC Exp. Nº 05374-2005-AA/TC, P, f. j. 6)
No toda inobservancia de una regla procesal acarrea la irregularidad del proceso. Para que un
proceso sea considerado irregular, se requiere que dicho vicio tenga como efecto la afectación del
contenido constitucionalmente protegido de algún derecho constitucional, sea este de orden pro-
cesal o cualquier otro que haya sido reconocido por la Ley Fundamental. Fuera de dicho ámbito y,
por tanto, también de la competencia ratione materiae del amparo contra resoluciones judiciales,
se encuentran aquellas anomalías procesales derivadas de la infracción de la mera legalidad pro-
cesal. (RTC Exp. Nº 00726-2007-AA/TC, P, f. j. 3)

474
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£278 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Cosa juz-
gada y la actuación adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones
judiciales
[Si] se advierte que en la etapa de ejecución de sentencia, favorable a la recurrente, el Juzgado
expidió una resolución por la que precisó que la orden de embargo (…) [pero] posteriormente
las resoluciones judiciales cuestionadas disponen lo contrario (…) [t]al actuación judicial tiene
una relación directa con el contenido constitucionalmente protegido del derecho a la tutela ju-
dicial efectiva, en la medida que este tiene como contenido el derecho al cumplimiento de una
resolución con el carácter de cosa juzgada. La tutela jurisdiccional efectiva tiene en el derecho
al cumplimiento de una resolución judicial con el carácter de cosa juzgada un contenido de suma
importancia e indesligablemente vinculado con el requisito de efectividad de la tutela judicial y el
principio constitucional de cosa juzgada. Es desde esta perspectiva que el artículo 4 del Código
Procesal Constitucional ha contemplado la procedencia del amparo contra resoluciones judiciales
a efectos de proteger el derecho “a la actuación adecuada y temporalmente oportuna de las reso-
luciones judiciales”. En tal sentido, se concluye que la demanda ha sido indebidamente declarada
improcedente de manera liminar, debiendo en consecuencia ordenarse la admisión de la misma a
trámite. (RTC Exp. Nº 00661-2007-AA/TC, P, f.j. 5)

£279 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Improceden-


cia respecto a normas aplicables en un proceso judicial ordinario
[L]a determinación de cuál sea la norma aplicable para resolver una controversia suscitada en el
ámbito de la jurisdicción ordinaria, es un tema que no está dentro de la competencia ratione materiae
del proceso constitucional de amparo. Tenemos dicho, en efecto, que el amparo contra resolucio-
nes judiciales no es un instrumento procesal que se superponga al recurso de casación o, lo que es
lo mismo, que mediante su utilización el Juez Constitucional pueda evaluar si la aplicación de una
norma legal se ha efectuado correctamente (o no) al resolverse un caso (...). [E]l amparo constitucio-
nal tampoco puede entenderse como una prolongación de las instancias de la jurisdicción ordinaria,
de modo que en su seno no se pueden reproponer cuestiones que han sido dilucidadas por esta, al no
versar sobre derechos fundamentales de orden procesal (...). En ocasiones, la frontera entre lo que es
propio de la jurisdicción ordinaria de aquello que corresponde a la jurisdicción constitucional de la
libertad no puede ser resuelto de modo abstracto y con carácter general, por la de irradiación de los
derechos fundamentales en todo el ordenamiento jurídico. Sin embargo, quiera que puedan ser las
fronteras entre una u otra jurisdicción, (...) en nuestro ordenamiento jurídico no existe un derecho
genérico por el que se resuelvan las causas judiciales conforme a determinadas normas, de modo tal
que cuando no se hace así, o cuando el juez resuelve la causa aplicando normas jurídicas distintas a
las invocadas por las partes, se produce automáticamente una violación de este. En un ordenamiento
como el nuestro existe la presunción de que el juez conoce el derecho (iura novit curia) y que debe
aplicarlo así este no haya sido invocado por las partes o lo haya sido erróneamente (artículo VII
del Título Preliminar del Código Procesal Civil). La presunción de que el juez conoce el derecho,
de modo que resuelve las controversias e incertidumbres jurídicas aplicando el derecho que corres-
ponda no quiere decir que él sea infalible y que, por tanto, no se pueda equivocar. Pero la eventual
equivocación en que se pueda incurrir no es un problema que pueda resolverse mediante el proceso
constitucional de amparo, sino con el ejercicio de los medios impugnatorios que se prevean en la ley
procesal que corresponda. (STC Exp. Nº 02298-2005-AA/TC, P, fs. js. 4 y 5)

£280 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Medidas


cautelares
[E]l Tribunal ha dejado establecido [que e]n el caso de las medidas cautelares, dicha firme-
za se alcanza con la apelación y su confirmatoria por la Sala, con lo cual, una vez emitida la
resolución de segunda instancia queda habilitada la vía de amparo si es que la amenaza o la vio-
lación continúa vigente (…). En consecuencia, dado que en el presente caso la medida cautelar

475
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

cuestionada trata de una resolución de segunda instancia, la exigencia de firmeza de la resolución


se tiene por cumplida. (RTC Exp. Nº 3933-2007-AA/TC, P, f. j. 3)

£281 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Aplicación


del requisito del carácter firme de las resoluciones judiciales
La aplicación del artículo 4 del Código Procesal Constitucional, respecto al carácter “firme”
de las resoluciones judiciales como requisito de procedibilidad del amparo, no puede aplicarse por
igual a todos los supuestos en los que se interponga dicho proceso constitucional, sino que el juez
constitucional deberá analizar el caso concreto a fin de dilucidar si la falta de agotamiento de los
medios impugnatorios se debe a una dilación indebida del operador judicial. (STC Exp. Nº 00911-
2007-AA/TC, P, f. j. 20)
La línea jurisprudencial desarrollada [por el Tribunal Constitucional] establece que la existen-
cia de un proceso irregular no se configura como el único requisito para la procedencia del ampa-
ro contra resoluciones judiciales, sino que se requiere que la resolución judicial que se impugne
sea firme, vale decir, que contra ella no proceda medio impugnatorio alguno o que alguna de las
partes haya dejado transcurrir el plazo para la interposición de tales medios. (STC Exp. Nº 00633-
2007-AA/TC, P, f. j. 6)
En materia de amparo contra resoluciones judiciales, este Tribunal tiene dicho que un requisi-
to de procedibilidad para el cuestionamiento de un acto jurisdiccional es que se debe tratar de una
resolución judicial firme. Una resolución judicial adquiere tal condición una vez que, en el ámbito
de la jurisdicción ordinaria, prima facie se han agotado todos los medios de defensa que la ley
procesal específica establece. (STC Exp. Nº 08055-2005-AA/TC, f. j. 3)

£282 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Diferencia


entre carácter firme y carácter inmutable o inalterable
[El Tribunal Constitucional] no comparte el criterio propuesto por las instancias judiciales.
(…), una cosa es que una decisión tenga el carácter de firme porque es inatacable mediante los
recursos procesales previstos, y otra que la misma sea inmutable o “inalterable” porque sea una
decisión jurisdiccional definitiva. La confusión de conceptos lleva a las instancias judiciales a la
errónea interpretación de que cuando estamos frente a decisiones producidas en el trámite de me-
didas cautelares, como estas no son “inmutables” (pues siempre existe la posibilidad de su varia-
bilidad por tratarse de medidas provisionales), ergo no cabe su control a través del proceso de am-
paro, ya que conforme al artículo 4 del Código Procesal Constitucional, para que ello suceda debe
tratarse de “resoluciones judiciales firmes”. La categoría de resolución firme, debe ser compren-
dida al margen del trámite integral del proceso, pues ello permite que incluso un auto, y no solo
la sentencia que pone fin al proceso, puedan merecer control por parte del Juez Constitucional. La
condición es, en todo caso, que su trámite autónomo (y la medida cautelar tiene una tramitación
autónoma) haya generado una decisión firme, esto es, una situación procesal en la que ya no es
posible hacer prosperar ningún otro recurso o remedio procesal que logre revertir la situación de-
nunciada. (STC Exp. Nº 01209-2006-AA/TC, f. j. 10)

£283 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Necesidad


de mínima actividad en el proceso ordinario
[L]a dilucidación del problema estriba en determinar si es posible atribuir al juez emplazado
la lesión del derecho al debido proceso, en particular, del derecho de defensa, pese a que la acto-
ra, en el proceso en el que se dictó la orden de transferencia de propiedad, no ha hecho ejercicio de
los recursos que la ley procesal específica establece. El Tribunal entiende que ello no es posible. Para
poder imputar al juez tal lesión, es preciso que exista un acto o una omisión de su parte. No es un
argumento válido para enervar la importancia de tal exigencia, aducir que los recursos los hayan
interpuesto familiares muy próximos a la recurrente, pero no en nombre y representación de ella,

476
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

sino en beneficio personal o corporativo de ellos. La ausencia, pues, de una mínima actividad en
el proceso ordinario donde se dictó la resolución que ahora se cuestiona, impide que este Tribunal
pueda advertir la lesión de los derechos que se alega. (RTC Exp. Nº 00220-2004-AA/TC, S, f .j. 4)

£284 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Cuestiona-


miento de resoluciones del Ministerio Público
El hecho de que el artículo 4 del Código Procesal Constitucional y el artículo 200.2 de la
Constitución no hagan referencia expresa a las resoluciones del Ministerio Público, no implica
que estas no puedan ser cuestionadas vía los procesos constitucionales. Resulta evidente que las
resoluciones del Ministerio Público, en vista de que se trata del ejercicio del poder público del
Estado, requieren de mecanismos adecuados de control, dado que pueden, eventualmente, afectar
derechos fundamentales de las personas sometidas a investigación, tras la imputación de algún
ilícito penal. Ante tales eventualidades, los procesos constitucionales, entre ellos el amparo, cons-
tituyen medios adecuados y efectivos de defensa que deben ser administrados por los jueces cons-
titucionales apelando a una interpretación finalista que no restrinja su uso, y sobre todo que no
generen zonas de intangibilidad a la labor de control que corresponde a la jurisdicción constitu-
cional. (RTC Exp. Nº 04883-2006-AA/TC, S, f. j. 3)

£285 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Cuestiona-


miento de laudo arbitral
Es un hecho incontrovertible que la posibilidad de cuestionarse por vía del proceso consti-
tucional un laudo arbitral, esto es, una resolución expedida por un Tribunal Arbitral, no puede
considerarse una opción equivocada ni menos inconstitucional, habida cuenta de que si bajo deter-
minadas circunstancias procede el proceso constitucional contra resoluciones provenientes tanto
de la jurisdicción ordinaria como contra resoluciones de la jurisdicción militar, como este mismo
Colegiado lo ha podido determinar en la ratio decidendi de anteriores pronunciamientos, no existe
razón alguna (tampoco y mucho menos legal, ya que se trata de derechos constitucionales) que
impida el uso del proceso constitucional frente a la jurisdicción arbitral, quedando por precisar, en
todo caso, cuáles son las circunstancias o los casos bajo los cuales procede o se habilita semejante
cuestionamiento. (STC Exp. Nº 00189-1999-AA/TC, P, f. j. 3)

£286 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Procedencia


del amparo contra amparo
[N]o obstante, que la posibilidad del “amparo contra amparo” tiene fuente constitucional
directa en el segundo párrafo del inciso 2 del artículo 200 de la propia Constitución, donde se
establece que el amparo, “(...) No procede contra normas legales ni contra resoluciones judicia-
les emanadas de procedimiento regular”. La definición de “procedimiento regular” se sitúa de
este modo en la puerta de entrada que ha venido permitiendo la procedencia del “amparo contra
amparo”. En tal sentido, debe enfatizarse que, cuando el Código Procesal Constitucional se re-
fiere en su artículo 5, inciso 6), a la improcedencia de un proceso constitucional que cuestiona
una resolución judicial firme recaída en otro proceso constitucional, esta disposición restrictiva
debe entenderse referida a procesos donde se han respetado de modo escrupuloso el debido pro-
ceso y la tutela procesal efectiva en sus distintas manifestaciones, conforme al artículo 4 del
mismo Código Procesal Constitucional, puesto que una interpretación que cierra por completo
la posibilidad del “amparo contra amparo” sería contraria a la Constitución. (STC Exp.
Nº 3846-2004-AA/TC, P, ff. jj. 4 y 5)

£287 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Objeto del
proceso de amparo contra amparo
Constituirá objeto del “amparo contra amparo”: a) La resolución estimatoria ilegítima de se-
gundo grado, emitida por el Poder Judicial en el trámite de un proceso de amparo donde se haya

477
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

producido la violación manifiesta del contenido constitucionalmente protegido de los derechos


fundamentales, o que haya sido dictada sin tomar en cuenta o al margen de la mejor protección
de los derechos establecida en la doctrina jurisprudencial de este Colegiado, desnaturalizando la
decisión sobre el fondo, convirtiéndola en inconstitucional. b) La resolución desestimatoria de
la demanda, emitida en segundo grado por el Poder Judicial en el trámite de un proceso de am-
paro, cuando esta haya quedado firme en el ámbito del Poder Judicial y cuando en su trámite se
haya violado, de modo manifiesto, el contenido constitucionalmente protegido de los derechos
fundamentales de un tercero legitimado, cuya intervención en el proceso haya sido rechazada o
en el que no haya solicitado intervenir por desconocer de dicho trámite; o tratándose del propio
interesado, cuando este, por razones que no le sean imputables, no haya podido interponer opor-
tunamente el respectivo recurso de agravio constitucional. c) En ningún caso puede ser objeto de
una demanda de “amparo contra amparo” las resoluciones del Tribunal Constitucional, en tanto
instancia de fallo última y definitiva en los procesos constitucionales. (STC Exp. N° 4853-2004-
PA/TC, P, f. j. 39, PV)

£288 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Inclusión


de la pretensión objeto del primero proceso de amparo
El nuevo amparo podrá incluir como pretensión lo que ha sido objeto del primer amparo
solo si la violación del contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental es
de tal intensidad que desnaturaliza la decisión misma y la convierte en inconstitucional; caso
contrario, no procederá el “amparo contra amparo” por haberse configurado la cosa juzgada
constitucional. También puede invocarse como pretensión en el nuevo amparo el desacato
manifiesto de la doctrina jurisprudencial de este Tribunal (…). (STC Exp. N° 4853-2004-PA/
TC, P, f. j. 39, PV)

£289 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Sujetos le-
gitimados para interponer el proceso de amparo contra amparo
Las personas legitimadas para interponer una demanda de “amparo contra amparo” son las
siguientes: a) Frente a la resolución estimatoria ilegítima de segundo grado, emitida por el Poder
Judicial en el trámite de un proceso de amparo, donde se haya producido la violación del con-
tenido constitucionalmente protegido de los derechos fundamentales, o se haya desconocido
la doctrina jurisprudencial de este Colegiado, desnaturalizando la decisión sobre el fondo,
convirtiéndola en inconstitucional; podrán interponer una demanda de “amparo contra ampa-
ro” los directamente afectados, siempre que tal afectación haya sido debidamente denunciada
al interior del primer proceso de amparo y no haya sido respondida por el órgano judicial o
lo haya sido de forma insuficiente. También están legitimados los terceros afectados por lo
resuelto en el primer amparo que no hayan sido emplazados o no se les haya permitido ejer-
cer su derecho de defensa al interior del primer amparo. b) Frente a la resolución denegatoria
de segundo grado, emitida por el Poder Judicial en el trámite de un proceso de amparo, cuando
esta haya quedado firme en el ámbito del Poder Judicial, y cuando en su trámite se haya violado,
de modo manifiesto, el contenido constitucionalmente protegido de los derechos fundamentales,
podrá interponer una demanda de “amparo contra amparo” el tercero legitimado que, pese a haber
solicitado su intervención en el primer amparo, no haya sido admitido o, teniendo la calidad de
litisconsorte necesario, no haya sido notificado con la demanda. Asimismo lo podrá interponer el
interesado que, por razones probadas, se hubiera encontrado imposibilitado de presentar el recurso
de agravio constitucional oportunamente. En estos supuestos, será indispensable que, en el primer
proceso de amparo, no exista pronunciamiento del Tribunal Constitucional a través del recurso de
agravio constitucional, sin importar quién lo haya interpuesto. Finalmente, conforme a lo señalado
supra, solo se ha de admitir por una única vez, sea que lo plantee el agraviado directamente o
terceros. (STC Exp. N° 4853-2004-PA/TC, P, f. j. 39, PV)

478
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£290 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Juez com-
petente para conocer el proceso de amparo contra amparo
A efectos de obtener un pronunciamiento de conformidad con el valor superior justicia y con
el derecho fundamental a un juez imparcial [en el caso de un proceso de amparo contra amparo],
el juez de primer y segundo grado no deberá haber conocido la primera demanda de amparo. (STC
Exp. N° 4853-2004-PA/TC, P, f. j. 39, PV)

£291 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. No inmuni-


dad de resolución firme dictada en proceso de amparo
No es (...) el legislador el órgano competente para establecer que, tratándose de una resolu-
ción judicial dictada en un proceso de amparo, por ese solo hecho, las lesiones que pudiera sufrir
el derecho a la tutela procesal efectiva queden exentas de cualquier tipo de control. Así, las re-
soluciones firmes dictadas en el seno de un amparo no gozan, por la simple circunstancia de que
hayan sido emitidas por un juez constitucional, de inmunidad alguna. (RTC Exp. Nº 02727-2004-
AA/TC, P, f. j. 5)

£292 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Competencia del Tribunal Constitucional para conocer restricciones al pleno
ejercicio de la libertad locomotora
Si bien el proceso de hábeas corpus no tiene por objeto proteger en abstracto el derecho al
debido proceso, en el presente caso, habida cuenta de que se han establecido judicialmente res-
tricciones al pleno ejercicio de la libertad locomotora, tras la imposición, en la sentencia condena-
toria, de determinadas reglas de conducta al actor, el Tribunal Constitucional tiene competencia,
ratione materiae, para evaluar la legitimidad constitucional de los actos judiciales considerados
lesivos (…). (STC Exp. N° 1230-2002-HC/TC, P, f. j. 2)

£293 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales. No


revisión de determinación de responsabilidad penal
[N]o puede acudirse al hábeas corpus ni en él discutirse o ventilarse asuntos resueltos y que,
como es la determinación de la responsabilidad criminal, son de incumbencia exclusiva de la justi-
cia penal. El hábeas corpus es un proceso constitucional destinado a la protección de los derechos
reconocidos en la Constitución y no para revisar si el modo como se han resuelto las controversias
de orden penal son las más adecuadas conforme a la legislación ordinaria. En cambio, no puede
decirse que el hábeas corpus sea improcedente para ventilar infracciones a los derechos constitu-
cionales procesales derivadas de una sentencia expedida en un proceso penal, cuando ella se haya
expedido con desprecio o inobservancia de las garantías judiciales mínimas que deben observarse
en toda actuación judicial, pues una interpretación semejante terminaría, por un lado, por vaciar
de contenido al derecho a la protección jurisdiccional de los derechos y libertades fundamentales
y, por otro, por promover que la cláusula del derecho a la tutela jurisdiccional (efectiva) y el debi-
do proceso no tengan valor normativo. (STC Exp. N° 1230-2002-HC/TC, P, f. j. 7)

£294 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Presupuestos
[E]l artículo 4 [del Código procesal Constitucional] señala que la admisión a trámite de un
hábeas corpus que cuestiona una resolución judicial, solo procede cuando:
a) Exista resolución judicial firme.
b) Exista vulneración manifiesta.
c) Que dicha vulneración sea contra la libertad individual y la tutela procesal efectiva.

479
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La resolución judicial se convierte en firme cuando ha sido impugnada y el superior jerár-


quico ha emitido decisión final confirmándola (ejecutoriada); también se convierte en firme cuan-
do dicha resolución es consentida, es decir, cuando el justiciable presuntamente agraviado con
ella no la impugna, significando esta conducta el reconocimiento de las bondades de tal decisión
o cualquiera otra expresión de aceptación de la facultad jurisdiccional. Es menester considerar
también que el sentido de “resolución judicial firme” no puede medirse solo por la posibilidad
legal del cuestionamiento directo e inmediato a través de remedios o recursos, sino a través de la
contradicción o defensa, que constituye el ingrediente principal de la tutela judicial efectiva. Y es
que el proceso penal se instaura frente al conflicto que implica la denuncia de la concurrencia de
cierta conducta atribuida a una persona determinada que contraviene una norma que previamente
ha calificado de ilícito tal comportamiento en sede penal y que ha causado un doble daño que es
menester castigar y reparar, daño concreto, inmediato y directo que tiene como agraviado al direc-
tamente afectado y daño abstracto, mediato e indirecto a la sociedad. El proceso se abre para ello,
para solucionar dicho conflicto, constituyendo así solo el instrumento del que se sirve el Estado
para decir el derecho al momento de la solución. Empero la ley, la jurisprudencia interna y la in-
ternacional, la doctrina y la razón imponen al proceso plazos racionales que se deben cumplir. El
otro requisito para la procedencia es la vulneración manifiesta del derecho constitucional funda-
mental invocado. Al respecto, la Real Academia Española expresa que “vulnerar” significa trans-
gredir, quebrantar violar una ley o precepto, en tanto que el sentido de “manifiesta” lo entiende
como descubierto, patente, claro, visible o perceptible. Por último debe entenderse que la letra “y”
en la expresión “(...) Libertad individual y la tutela procesal efectiva (...)”, en aplicación lógica-ju-
rídica, significa conjunción, lo que quiere decir que solo si se transgrede, quebranta o viola alguno
de los derechos que forman parte de la tutela procesal efectiva, de forma patente, clara, visible o
perceptible y necesariamente conduce a la privación de la libertad individual, es posible analizar
el asunto controvertido para llegar a un pronunciamiento de fondo válido. Consecuentemente, la
procedencia, en su tercera exigencia, acumula libertad individual y tutela procesal efectiva porque
esta exigencia se presenta también al comienzo del propio artículo 4, cuando trata del amparo
(“resoluciones judiciales firmes dictadas con manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva [...]”).
En síntesis, el hábeas corpus procede contra una resolución judicial firme en la que se apre-
cia la violación de la libertad individual y la tutela procesal efectiva en forma patente, clara y
perceptible.
Por tanto, el hábeas corpus es improcedente (rechazo liminar) cuando:
a) La resolución judicial no es firme.
b) La vulneración del derecho a la libertad no es manifiesta.
c) No se agravia la tutela procesal efectiva. (STC Exp. Nº 09598-2005-HC/TC, S, f. j. 1)

£295 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Concepto de proceso regular
[E]l concepto de “proceso regular”, como supuesto de improcedencia del hábeas corpus
contra resoluciones judiciales, está inescindiblemente ligado al desarrollo normal y respeto es-
crupuloso de los derechos de naturaleza procesal: el de tutela jurisdiccional efectiva y el debi-
do proceso y, con ellos, todos los derechos que los conforman. En la medida que dichas Leyes
N°s 23506 y 25398 así se entiendan, se trata, indudablemente, de disposiciones compatibles con
la Norma Suprema. En ello radica, precisamente, la técnica de la interpretación “conforme” con
la Constitución: cada vez que una norma legal pueda interpretarse cuando menos de dos maneras,
donde una de las cuales riñe con la Constitución, mientras la otra es compatible con su conte-
nido, el juez siempre debe optar por aquella que resulte conforme y en armonía con la Norma
Suprema del Estado. (…) A juicio del Tribunal Constitucional, una acción de garantía constitu-
ye la vía idónea para evaluar la legitimidad constitucional de los actos o hechos practicados por
quienes ejercen funciones jurisdiccionales, en la medida en que de ellas se advierta una violación

480
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

del derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional. Esto es, cabe incoarse el hábeas corpus
contra resoluciones judiciales emanadas de un “procedimiento irregular”, lo que se produce cada
vez que en un proceso jurisdiccional se expidan actos que violen el derecho al debido proceso. En
ese sentido, dado que en el presente caso se ha alegado la violación de diversos contenidos del de-
recho al debido proceso, como son los derechos de defensa y a la motivación de las resoluciones
judiciales, corresponde ingresar a evaluar el fondo de la controversia. (STC Exp. N° 1230-2002-
HC/TC, P, ff. jj. 6 y 9)

£296 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Necesidad de agotar los recursos que contempla la ley
[N]o todas las resoluciones judiciales pueden ser objeto de control por el proceso constitucio-
nal de hábeas corpus, antes bien y en línea de principio, cabe recalcar que lo serán solo aquellas
resoluciones judiciales firmes, lo que implica que previamente el actor, frente al acto procesal ale-
gado de lesivo, haya hecho uso de los recursos que le otorga la ley. Y es que, si luego de obtener
una resolución judicial firme, no ha sido posible conseguir en vía judicial la tutela del derecho
fundamental presuntamente vulnerado, quien dice ser agredido en su derecho podrá acudir al pro-
ceso constitucional. (RTC Exp. Nº 04862-2007-HC/TC, P, f. j. 5)
[E]l artículo 4 del Código Procesal Constitucional establece que “(...) El hábeas corpus pro-
cede cuando una resolución judicial firme vulnera en forma manifiesta la libertad individual y la
tutela procesal efectiva (...)”. En consecuencia, a contrario sensu, el hábeas corpus no procede
cuando dentro de un proceso penal no se han agotado los recursos que contempla la ley para im-
pugnar una resolución. (RTC Exp. Nº 3063-2005-HC/TC, S, f. j. 3)

£297 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Necesidad de firmeza de resolución
[S]e aprecia del contenido y análisis de la demanda que el recurrente promueve el hábeas
corpus porque el juez emplazado, careciendo de competencia, se avoca a la causa y desestima su
pretensión. No obstante, se puede concluir que la acción fue incoada prematuramente, ya que si
bien es cierto contra la resolución que es objeto de cuestionamiento en esta sede constitucional se
interpuso recurso de apelación, también es cierto que a la fecha de presentación de la demanda y
del contenido del expediente se puede afirmar que no hubo pronunciamiento jurisdiccional al res-
pecto. En consecuencia, al no cumplirse con el requisito de firmeza que establece la propia norma
procesal constitucional, corresponde desestimar la demanda en aplicación, a contrario sensu, del
artículo 4 del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 03143-2007-HC/TC, S, f. j. 4)
Según el artículo 4 del Código Procesal Constitucional, solo cabría la presentación de una
demanda de hábeas corpus por violación de la tutela procesal efectiva cuando existe una “reso-
lución judicial firme”. La firmeza de las resoluciones judiciales está referida a aquel estado del
proceso en el que no cabe presentar medio impugnatorio y, por lo tanto, solo cabrá cuestionar la
irregularidad de la actuación judicial a través del control constitucional. Por lo tanto, la inexis-
tencia de firmeza comporta la improcedencia de la demanda que se hubiese presentado, tomando
en cuenta la previsión legal expresada en el mencionado código. (STC Exp. Nº 06712-2005-HC/
TC, P, f. j. 7)
El artículo 4 del Código Procesal Constitucional establece, como un requisito de procedibi-
lidad del hábeas corpus contra resolución judicial, que se trate de una resolución firme [lo que
no se cumple si] no consta que previamente a la interposición de la demanda del (…) proceso
constitucional el accionante haya solicitado, al interior del proceso penal, su excarcelación por ex-
ceso de detención, ni que hubiera interpuesto algún medio impugnatorio contra la resolución (…)
mediante la cual se resuelve prolongar de oficio el plazo del mandato de detención. (RTC Exp.
Nº 01448-2005-HC/TC, S, f. j. 2)

481
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£298 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Carácter no firme del auto de apertura de instrucción
El sentido de “resolución judicial firme”, tratándose del auto de apertura de instrucción, ob-
viamente dictado ab initio de un proceso que debe o se espera ser “debido” –en expectativa ordi-
naria, normal, común o racional–, no puede medirse por la posibilidad legal del cuestionamiento
directo e inmediato a través de remedios o recursos, sino a través de la contradicción o defensa
que constituye el ingrediente principal de la tutela judicial efectiva. Y es que el proceso penal se
instaura frente al conflicto que implica la denuncia de la concurrencia de una conducta, atribuida
a una persona determinada, que contraviene una norma que previamente ha calificado de ilícito tal
comportamiento en sede penal y que ha causado un doble daño que es menester castigar y reparar,
daño concreto, inmediato y directo que tiene como agraviado al directamente afectado y daño
abstracto, mediato e indirecto a la sociedad. El proceso se abre para ello, para solucionar dicho
conflicto, constituyendo así solo el instrumento del que se sirve el Estado para decir el derecho al
momento de la solución. Esto nos lleva a considerar que el auto de apertura de instrucción dictado
por el Juez competente, previa denuncia del Fiscal adscrito a tal competencia, como su nombre lo
indica, no puede ser la “resolución judicial firme” que vulnere manifiestamente la libertad indi-
vidual que, precisamente, con la resolución que cuestiona el demandante en sede Constitucional,
recién comienza. (RTC Exp. Nº 04445-2007-HC/TC, S, f. j. 4)

£299 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Traslado de demanda, actuación de medios probatorios e improcedencia del
rechazo liminar
[S]iempre que se cuestione la regularidad de un proceso judicial, se requiere la admisión a
trámite de la demanda, su correspondiente traslado a los emplazados con el objeto de que expli-
quen el motivo de la agresión denunciada, y la actuación de todos aquellos medios probatorios ne-
cesarios para verificar la regularidad, o no, de la actuación jurisdiccional. Al respecto, es preciso
enfatizar que la improcedencia liminar no está prevista para el proceso constitucional de Hábeas
Corpus, a diferencia del amparo. (RTC Exp. Nº 07134-2005-HC/TC, S, f. j. 3)
[C]uando se cuestiona la regularidad de un proceso judicial (...) debe, necesariamente, admi-
tirse a trámite la demanda y trasladarla a los emplazados, con el objeto de que estos expliquen las
razones que habrían motivado la supuesta agresión, así como actuarse todos los medios probato-
rios que coadyuven a verificar la regularidad de la actuación jurisdiccional. (STC Exp. Nº 3966-
2004-HC/TC, P, f. j. 2)

£300 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Identificación del derecho afectado como carga del justiciable
[C]abe señalar que la garantía prevista en el artículo 139 de la Constitución, conlleva a que la
parte recurrente acredite objetivamente la existencia de hechos que demuestren que ha sido per-
judicado en el proceso [de hábeas corpus] afectándose las garantías del debido proceso y la tutela
jurisdiccional efectiva, para lo cual debe demostrarse tanto el perjuicio como las presuntas razones
o causas que lo originaron. (STC Exp. Nº 02986-2005-HC/TC, S, f. j. 5)

£301 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Cuestionamiento de resoluciones de jurisdicciones distintas de la judicial
[E]l artículo 4 del Código Procesal Constitucional establece como requisito para la admisión
del hábeas corpus contra resolución judicial, que se trate de una resolución firme. Tal requisito
debe ser de aplicación no solo a las resoluciones que se deriven de un proceso al interior del Poder
Judicial, sino también de otras jurisdicciones. (…) Que el artículo 139 de la Constitución señala
expresamente que “La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder
Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes”. De otro

482
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

lado, este Tribunal, en la sentencia recaída en el Expediente Nº 0023-2003-AI/TC, ha manifestado


que “(...) en puridad, como el propio texto fundamental lo reconoce, asistemática, pero expresa-
mente, existen otras jurisdicciones especiales, a saber: la militar y la arbitral (inciso 1 del artículo
139), la de las Comunidades Campesinas y Nativas (artículo 149); y la Constitucional (artículo
202)”. (…) Que, en tal sentido, si bien es verdad que las resoluciones dictadas en el marco de un
proceso en el fuero militar no son emitidas por el Poder Judicial, dado que se trata de resolucio-
nes que por mandato constitucional revisten carácter jurisdiccional, también es cierto que le son
exigibles los requisitos establecidos para la interposición de hábeas corpus contra resolución de la
justicia militar, a saber, que se trate de resolución firme y se alegue vulneración de la tutela proce-
sal efectiva. (RTC Exp. Nº 04350-2005-HC/TC, P, ff. jj. 2, 3 y 4)
[E]s un hecho incontrovertible que existe la posibilidad de cuestionar, por la vía del proceso
constitucional, una resolución arbitral. Esta, por tanto, debe ser considerada como la única opción
válida constitucionalmente, habida cuenta de que bajo determinados supuestos procede el proce-
so constitucional contra resoluciones provenientes tanto del Poder Judicial como de un Tribunal
Militar (artículo 4 del Código Procesal Constitucional). En esa medida, no existe respaldo consti-
tucional que impida recurrir al proceso constitucional frente a la jurisdicción arbitral. (STC Exp.
Nº 06167-2005-HC/TC, P, f. j. 23)

£302 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Procedencia del proceso de hábeas corpus contra hábeas corpus
Aunque no existe en nuestra jurisprudencia casuística en la que se haya dilucidado sobre la
procedencia de procesos de hábeas corpus promovidos contra procesos de hábeas corpus, dicha
hipótesis, si bien difícil de verificarse en la práctica, tampoco resulta imposible de presentarse a
la luz de eventuales cuestionamientos frente a determinadas situaciones conflictivas. El presente
caso, y las particularidades que lo rodean, así lo patentizan, pues lo que se reclama en la demanda
tiene que ver con una presunta afectación a los derechos constitucionales del recurrente, aconteci-
da dentro de la tramitación de un proceso de hábeas corpus. Por otra parte, no se trata de cualquier
afectación a cualquier derecho, sino de aquellos atributos que normalmente legitiman la interposi-
ción de un hábeas corpus contra resoluciones judiciales emanadas de procesos ordinarios. Lo que
se denuncia, en pocas palabras, está relacionado con la vulneración al debido proceso en su mani-
festación de derecho a un plazo razonable en la administración de justicia, producida al no existir
pronunciamiento dentro de un plazo perentorio sobre un recurso de apelación; y vulneración a la
libertad individual, a consecuencia de no definirse, oportunamente, un reclamo constitucional en
el que se denuncian presuntas agresiones a la libertad individual por parte de autoridades judicia-
les. (…) Como se ha señalado, no existe en nuestra jurisprudencia antecedentes de procesos de
hábeas corpus promovidos contra procesos de la misma naturaleza. Sin embargo, lo más cercano
a dicha opción es lo que la jurisprudencia ha venido en denominar amparo contra amparo, régi-
men procesal que, como lo ha precisado recientemente este mismo Colegiado en los expedien-
tes 3846-2004-PA/TC (caso Municipalidad Provincial de San Pablo) y 2707-2004-AA/TC (Caso
Superintendencia Nacional de Administración Tributaria), sigue siendo plenamente legítimo, no
obstante lo dispuesto en el artículo 5, inciso 6), del Código Procesal Constitucional, habida cuen-
ta de que la citada disposición restrictiva debe entenderse como referida a procesos donde se ha
respetado escrupulosamente la tutela procesal efectiva en sus distintas manifestaciones, conforme
al artículo 4 del mismo cuerpo normativo, y tomando en cuenta, adicionalmente, que una inter-
pretación que cierra por completo la posibilidad del amparo contra amparo sería contraria a la
Constitución. (…) Si bien en el presente caso no se trata de un amparo contra otro amparo, sino,
más bien, de un hábeas corpus contra otro hábeas corpus, no por ello deja de ser pertinente enfo-
car dicha hipótesis dentro del contexto general del Código Procesal Constitucional, cuyo texto se
refiere a la improcedencia de un proceso constitucional contra otro proceso constitucional. A este
respecto, una interpretación de dicho dispositivo, dentro de criterios similares a los que se han
realizado para el caso del amparo, permitiría concluir que, de darse tal hipótesis, aquella necesa-
riamente tendría que estar condicionada a la vulneración por parte de un juez constitucional (en

483
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

este caso de hábeas corpus) de los derechos a la tutela procesal efectiva y, concurrentemente, a la
libertad individual, conforme lo establece el artículo 4 del Código Procesal Constitucional para el
caso de los hábeas corpus contra resoluciones judiciales emanadas de procesos ordinarios. Queda
claro, por lo demás, que esa, y no otra, sería la situación en la que podría legitimarse el régimen
aquí enunciado, amén de asumirse con un carácter residual y necesariamente restrictivo. (STC
Exp. N° 3491-2005-PHC/TC, S, ff. jj. 4, 5 y 6)

£303 Procedencia de procesos constitucionales contra resoluciones judiciales.


Reconocimiento por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha equiparado el derecho al recurso sen-
cillo, rápido y efectivo con los procesos de amparo y hábeas corpus (Opinión Consultiva OC/8/87,
párrafo 32). De esta forma, de consuno, tanto el ordenamiento constitucional como el supranacio-
nal reconocen el derecho constitucional a la protección judicial de los derechos fundamentales;
protección judicial a la que se debe promover su acceso, aun si los actos que ocasionan agravio de
los derechos constitucionales son expedidos “por personas que actúen en el ejercicio de sus fun-
ciones oficiales”, dentro de las cuales, naturalmente, se encuentran comprendidos los jueces, pero
también cualquier autoridad o funcionario que ejerza funciones estatales. (STC Exp. Nº 3938-
2004-HC/TC, S, f. j. 8)

£304 Procedencia de procesos constitucionales contra resoluciones judiciales.


Tutela jurisdiccional efectiva
[S]i (…) la judicatura no asume la elemental responsabilidad de examinar lo que se le solicita
y, lejos de ello, desestima, de plano, y sin merituación alguna lo que se le pide, en el fondo lo que
hace es neutralizar el acceso al que, por principio, tiene derecho todo justiciable, desdibujando el
rol o responsabilidad que el ordenamiento le asigna. La tutela judicial efectiva no significa, pues,
la obligación del órgano jurisdiccional de admitir a trámite toda demanda, ni que, admitida a trá-
mite, tenga necesariamente que declararse fundada dicha demanda. Cabe también puntualizar que,
para la admisión a trámite, el juez solo puede verificar la satisfacción de los requisitos formales de
admisibilidad y procedencia señalados en la ley procesal; exigencias relacionadas con la validez
de la relación procesal que, como sabemos, se asientan en los presupuestos procesales y en las
condiciones de la acción; es decir, exigencias que tienen que ver con la competencia absoluta del
juez, la capacidad procesal del demandante o de su representante, los requisitos de la demanda, la
falta de legitimidad del demandante o del demandado e interés para obrar (asimila voluntad de la
ley-caso justiciable). Se trata del ejercicio del derecho a la acción que no se identifica con la pre-
tensión que constituye el elemento de fondo basado en las razones de pedir y que ha de significar
la carga de la prueba. Es en la sentencia donde el juez declara (dice) el derecho y no liminarmente;
por ello, puede haber proceso con demanda desestimada en el fondo. Y es que, como lo expresa
Peyrano, cualquiera puede demandar a cualquiera por cualquier cosa con cualquier dosis de razón.
(STC Exp. Nº 00763-2005-AA/TC, P, f. j. 8)
[E]l derecho a la tutela procesal efectiva no solo tiene un ámbito limitado de aplicación, que
se reduce a sede judicial. Se emplea en todo procedimiento en el que una persona tiene derecho
al respeto de resguardos mínimos para que la resolución final sea congruente con los hechos que
la sustenten. El Tribunal Constitucional, (…) consideró que el debido proceso (...) está concebido
como el cumplimiento de todas las garantías, requisitos y normas de orden público que deben
observarse en las instancias procesales de todos los procedimientos, incluidos los administrati-
vos, a fin de que las personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante
cualquier acto del Estado que pueda afectarlos (...), tema que también ha sido recogido por la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (…). (STC Exp. Nº 03361-2004-
AA/TC, P, f. j. 24)

484
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando:
1. Los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al conte-
nido constitucionalmente protegido del derecho invocado; (…)

£305 Contenido constitucionalmente protegido. Presupuesto consustancial a la na-


turaleza de los procesos constitucionales
Reconocer que el proceso de amparo solo procede en caso de afectación directa de los de-
rechos fundamentales (expresos o implícitos), implica, ante todo, determinar si la supuesta afec-
tación en la que incurre el acto u omisión reputada de inconstitucional, en efecto, incide sobre
el ámbito que resulta directamente protegido por dicho derecho. Este presupuesto procesal, con-
sustancial a la naturaleza de todo proceso constitucional, ha sido advertido por el legislador del
Código Procesal Constitucional (CPConst.), al precisar en el inciso 1) de su artículo 5 que los
procesos constitucionales no proceden cuando “[l]os hechos y el petitorio de la demanda no están
referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado”.
Asimismo, y con relación al proceso de amparo en particular, el artículo 38 del CPConst., estable-
ce que este no procede “en defensa de un derecho que carece de sustento constitucional directo o
que no está referido a los aspectos constitucionalmente protegidos del mismo”. En estricto, pues,
con los dispositivos citados, el legislador del CPConst. no ha incorporado al ordenamiento jurídi-
co una nueva regla de procedencia para los procesos constitucionales de la libertad. Tan solo ha
precisado legislativamente determinados presupuestos procesales que son inherentes a su natura-
leza. En efecto, en tanto procesos constitucionales, el hábeas corpus, el amparo y el hábeas data,
solo pueden encontrarse habilitados para proteger derechos de origen constitucional y no así para
defender derechos de origen legal. Sin embargo, es preciso que este Tribunal analice, de un
lado, el sustento constitucional directo del derecho invocado, y de otro, el contenido cons-
titucionalmente protegido del derecho, como presupuestos procesales del proceso de amparo.
(STC Exp. N° 1417-2005-AA/TC, P, f. j. 8)

£306 Contenido constitucionalmente protegido. Procesos constitucionales protegen


derechos de relevancia constitucional
La finalidad de los procesos constitucionales, como el amparo, es la de proteger derechos
de naturaleza constitucional y no de otra clase. Para estos efectos, se entiende por derechos
constitucionales los derechos subjetivos que, o bien han sido reconocidos expresamente por la
Constitución, o bien se tratan de atributos que, por su carácter esencial y desprenderse de prin-
cipios jurídicos medulares del ordenamiento, pueden considerarse como tales, aun cuando la
Constitución no los haya reconocido expresamente, conforme lo dispone el artículo 3 del Texto
Constitucional. (STC Exp. N° 00375-2000-AA/TC, P, f. j. 2)

£307 Contenido constitucionalmente protegido. Elementos integrantes


Tal como refiere Manuel Medina Guerrero, “en cuanto integrantes del contenido constitucio-
nalmente protegido, cabría distinguir, de un lado, un contenido no esencial, esto es, claudicante
ante los límites proporcionados que el legislador establezca a fin de proteger otros derechos o
bienes constitucionalmente garantizados, y, de otra parte, el contenido esencial, absolutamente in-
tangible para el legislador; y, extramuros del contenido constitucionalmente protegido, un conte-
nido adicional formado por aquellas facultades y derechos concretos que el legislador quiera crear
impulsado por el mandato genérico de asegurar la plena eficacia de los derechos fundamentales”.
(STC Exp. N° 01417-2005-AA/TC, P, f. j. 20)

485
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£308 Contenido constitucionalmente protegido. Relación con el contenido esencial


de los derechos
[T]odo ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fundamental se reconduce en
mayor o menor grado a su contenido esencial, pues todo límite al derecho fundamental solo resul-
ta válido en la medida de que el contenido esencial se mantenga incólume. (STC Exp. N° 01417-
2005-AA/TC, P, f. j. 21)

£309 Contenido constitucionalmente protegido. Exclusión de la tutela de derechos


sin relevancia constitucional y pretensiones que deben tramitarse en la vía
ordinaria
[E]l artículo 5 inciso 1) del Código Procesal Constitucional constituye un presupuesto pro-
cesal de observancia obligatoria cuando se trata de identificar la materia que puede ser de co-
nocimiento en procesos constitucionales como el amparo. En efecto, procesos [constitucionales]
como el amparo, por la propia naturaleza del objeto a proteger, solo tutelan pretensiones que están
relacionadas con el ámbito constitucional de un derecho fundamental susceptible de protección en
un proceso constitucional. De este modo, no pueden ser conocidas en un proceso como el amparo:
i) pretensiones relacionadas con otro tipo de derechos (de origen legal, administrativo, etc.), lo
que requiere ciertamente de una precisión: el hecho de que un derecho se encuentre regulado en
una ley, reglamento o acto de particulares no implica per se que carezca de fundamentalidad o
relevancia constitucional y que, consecuentemente, no sea susceptible de protección en la juris-
dicción constitucional, pues existe un considerable número de casos en los que la ley, el regla-
mento o el acto entre particulares tan solo desarrollan el contenido de un derecho fundamental de
manera que este contenido, por tener relevancia constitucional, sí es susceptible de protección en
la jurisdicción constitucional. Lo que no es protegible en un proceso constitucional es aquel con-
tenido de una ley, reglamento o acto de particulares que carezca de fundamentalidad o relevancia
constitucional. Así por ejemplo, es un derecho sin relevancia constitucional, el derecho de pose-
sión regulado en el artículo 896 del Código Civil o los beneficios de combustible o chofer para
militares regulados en el Decreto Ley N° 19846; y, ii) pretensiones que, aunque relacionadas con
el contenido constitucional de un derecho fundamental, no son susceptibles de protección en un
proceso constitucional sino en un proceso ordinario. Así, por ejemplo, no se protegen en el ampa-
ro contra resoluciones judiciales aquellas pretensiones mediante las cuales se persigue una nueva
valoración de la prueba o la determinación de la validez de un contrato, entre otras. (RTC Exp.
N° 01318-2007-AA/TC, P, f. j. 3)

£310 Contenido constitucionalmente protegido. Justiciable tiene el deber de argu-


mentar su afectación
[D]e conformidad con el inciso 1 del artículo 5 del Código Procesal Constitucional, es deber
del justiciable no solo identificar el derecho cuya protección solicita, sino también determinar las
razones por las cuales considera que los hechos y su pretensión están referidos al contenido cons-
titucionalmente protegido de este. Esta última exigencia, que constituye una carga argumental en
manos del justiciable, le impone la tarea de identificar ese ámbito garantizado del derecho alega-
do, puesto que, de conformidad con el artículo 38 del mismo Código Procesal Constitucional, el
amparo no procede “en defensa de un derecho que carece de sustento constitucional directo”, sino
también cuando “no está referido a los aspectos constitucionalmente protegidos del mismo”. (RTC
Exp. N° 0506-2005-PA/TC, P, f. j. 5.)

£311 Contenido constitucionalmente protegido. Acreditación de la titularidad de de-


rechos como presupuesto para su determinación
[E]n el proceso constitucional de amparo no se dilucida la titularidad de derechos, sino, sen-
cillamente, se restablece su ejercicio. Por ello, que se encuentre fehacientemente acreditada dicha
titularidad, es presupuesto procesal ineludible a efectos de poder ingresar a evaluar el fondo del

486
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

asunto, con el propósito de determinar si el acto reclamado incide, o no, sobre el contenido consti-
tucionalmente protegido del derecho invocado. (STC Exp. N° 3450-2004-AA/TC, S2, f. j. 2)

£312 Contenido constitucionalmente protegido. Tutela de derechos fundamentales


como excepción a la prohibición del juez constitucional de incursionar en el
ámbito del juez ordinario
Este Tribunal ha señalado que “no es instancia en la que pueda dictarse pronunciamiento ten-
diente a determinar si existe, o no, responsabilidad penal de los inculpados, ni tampoco la califi-
cación del tipo penal en que estos hubieran incurrido, toda vez que tales cometidos son exclusivos
de la jurisdicción penal ordinaria. Sin embargo, debe quedar plenamente establecido que si bien
el Juzgador constitucional no puede invadir el ámbito de lo que es propio y exclusivo del Juez
ordinario, (…), dicha premisa tiene como única y obligada excepción la tutela de los derechos
fundamentales, pues es evidente que allí donde el ejercicio de una atribución exclusiva vul-
nera o amenaza un derecho reconocido por la Constitución, se tiene –porque el ordenamiento
lo justifica– la posibilidad de reclamar protección especializada en tanto ese es el propósito por
el que se legitima el proceso constitucional dentro del Estado constitucional de Derecho”. (RTC
Exp. N° 02234-2007-HC/TC, P, f. j. 4)

£313 Contenido constitucionalmente protegido. Pautas para su determinación


[L]a estimación en un proceso constitucional de las pretensiones que pretendan hacerse valer
en reclamo de la aplicación de una determinada disposición que reconozca un derecho fundamen-
tal, se encuentran condicionadas, cuando menos, a las siguientes exigencias:
a) A que dicha pretensión sea válida, o, dicho de otro modo, a que sea consecuencia de un
sentido interpretativo (norma) que sea válidamente atribuible a la disposición constitucional que
reconoce un derecho. (…) b) A que en los casos de pretensiones válidas, estas deriven directa-
mente del contenido esencial de un derecho protegido por una disposición constitucional. En otras
palabras, una demanda planteada en un proceso constitucional de la libertad, resultará procedente
toda vez que la protección de la esfera subjetiva que se aduzca violada pertenezca al contenido
esencial del derecho fundamental o tenga una relación directa con él. Y, a contrario sensu, resulta-
rá improcedente cuando la titularidad subjetiva afectada tenga su origen en la ley o, en general, en
disposiciones infraconstitucionales.
En efecto, dado que los procesos constitucionales de la libertad son la garantía jurisdiccional
de protección de los derechos fundamentales, no pueden encontrarse orientados a la defensa de
los derechos creados por el legislador, sino solo aquellos reconocidos por el Poder Constituyente
en su creación; a saber, la Constitución. En consecuencia, si bien el legislador es competente para
crear derechos subjetivos a través de la ley, empero, la protección jurisdiccional de estos debe ve-
rificarse en los procesos ordinarios. Mientras que, por imperio del artículo 200 de la Constitución
y del artículo 38 del CPConst., a los procesos constitucionales de la libertad es privativa la protec-
ción de los derechos de sustento constitucional directo. Lo expuesto no podría ser interpretado en
el sentido de que los derechos fundamentales de configuración legal, carezcan de protección a tra-
vés del amparo constitucional, pues resulta claro, en virtud de lo expuesto en el Fundamento 11 y
ss. supra, que las posiciones subjetivas previstas en la ley que concretizan el contenido esencial de
los derechos fundamentales, o los ámbitos a él directamente vinculados, no tienen sustento directo
en la fuente legal, sino, justamente, en la disposición constitucional que reconoce el respectivo
derecho fundamental. Sin embargo, es preciso tener presente que prima facie las posiciones jurí-
dicas que se deriven válidamente de la ley y no directamente del contenido esencial de un derecho
fundamental, no son susceptibles de ser estimadas en el proceso de amparo constitucional, pues
ello implicaría pretender otorgar protección mediante los procesos constitucionales a derechos
que carecen de un sustento constitucional directo, lo que conllevaría su desnaturalización. Y si
bien la distinción concreta entre aquello regulado por la ley que forma parte de la delimitación del

487
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

contenido directamente protegido por un derecho fundamental y aquello que carece de relevancia
constitucional directa no es una tarea sencilla, los criterios de interpretación que sirvan a tal co-
metido deberán encontrarse inspirados, en última instancia, en el principio-derecho de dignidad
humana, pues, como ha señalado Ingo Von Münch, si bien resulta sumamente difícil determinar
de modo satisfactorio qué es la dignidad humana, “manifiestamente sí es posible fijar cuándo se la
está vulnerando” (…). (STC Exp. N° 01417-2005-AA/TC, P, f. j. 27)
Estructura del análisis de constitucionalidad del acto reclamado. El Tribunal debe juzgar si
el acto que se reclama constituye una intervención injustificada en el ámbito constitucionalmen-
te protegido del derecho (…). Tal control de constitucionalidad presupone un análisis del caso
a partir de una serie de fases. Estas fases, independientemente del derecho que se alegue, son
las siguientes: a/. Determinación del ámbito normativo del derecho fundamental (…) Se trata, en
esta primera fase, de que el Tribunal indague sobre las posiciones iusfundamentales prima facie
garantizadas por el derecho. Ello presupone dar respuesta a las interrogantes sobre quién es el su-
jeto activo o titular del derecho; quién o quiénes son sus sujetos pasivos o los obligados; y cuáles
son las posiciones iusfundamentales protegidas prima facie por el Derecho. b/. La segunda fase
consiste en verificar si los actos que se representan como lesivos suponen una intervención en el
ámbito normativo del derecho fundamental. De una intervención en el ámbito normativo de un
derecho fundamental se habla cuando el acto reclamado en el amparo supone una injerencia en las
potestades prima facie garantizadas por el derecho. La relevancia de esta fase del análisis radica
en lo siguiente: (i) Si el Tribunal constata que el acto (o los actos) cuestionado(s) no constituye(n)
una injerencia en el ámbito del derecho prima facie protegido, el análisis concluye que no se trata
de una controversia que atañe al contenido constitucionalmente protegido del derecho en cuestión
(artículos 5.1 y 38 del Código Procesal Constitucional). (ii) Si el Tribunal constata que se ha pro-
ducido una intervención en el ámbito normativo prima facie garantizado por el derecho, se pasa
a la tercera fase. c/. La última fase de este test de control de constitucionalidad consiste en deter-
minar si la intervención en el ámbito normativo del derecho fundamental se encuentra justifica-
da, tanto desde una perspectiva formal como material. Dado que los derechos fundamentales, por
regla general, no tienen la condición de derechos absolutos, una intervención en el ámbito prima
facie garantizado por el derecho no puede considerarse como sinónimo de violación del mismo.
Tal situación jurídico-constitucional solo se producirá si, en relación con el específico derecho
fundamental de que se trate, el Tribunal observa que no se han respetado las diversas exigencias
que la Constitución establece como criterios de justificación para su intervención (v.g. principio
de legalidad o reserva de ley; reserva de jurisdicción; irretroactividad de la ley; principio de pro-
porcionalidad, etc.). (STC Exp. N° 00665-2007-AA/TC, P, f. j. 5)

488
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando: (…)
2. Existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias, para la protección
del derecho constitucional amenazado o vulnerado, salvo cuando se trate del proceso
de hábeas corpus.

£314 Residualidad de los procesos constitucionales. Carácter excepcional de los


procesos constitucionales
El Tribunal Constitucional ha establecido, a propósito del artículo 5.2 del Código Procesal
Constitucional que establece la improcedencia del proceso de amparo cuando existan otras vías
procedimentales específicas igualmente satisfactorias, que dicho proceso ha sido concebido para
atender requerimientos de urgencia que tienen que ver con la afectación de derechos directamente
comprendidos dentro de la calificación de fundamentales por la Constitución Política del Perú.
(RTC Exp. Nº 06258-2007-PA/TC, S, f. j. 5)
Por ello, si hay una vía efectiva para el tratamiento de la temática propuesta por el demandan-
te, esta no es la excepcional del amparo que, como se dijo, constituye un mecanismo extraordina-
rio. (STC Exp. Nº 04196-2004-AA/TC, S, f. j. 6)
Al carácter residual del amparo establecido en el artículo 5.2 del Código Procesal
Constitucional, que dispone la causal de improcedencia cuando existan vías procedimentales es-
pecíficas, igualmente satisfactorias, para la protección del derecho constitucionalmente ame-
nazado o vulnerado. Tal excepcionalidad obedece a la finalidad y exigencia de no desnaturalizar el
carácter extraordinario, breve y expeditivo del proceso de amparo. (RTC Exp. Nº 03008-2007-PA/
TC, P, f. j. 4)

£315 Residualidad de los procesos constitucionales. Existencia de vías igualmente


satisfactorias
Conforme al inciso 2) del artículo 5 del Código Procesal Constitucional, los procesos cons-
titucionales son improcedentes cuando “existan vías procedimentales, igualmente satisfactorias,
para la protección del derecho constitucional amenazado o vulnerado (…)”; es decir, si el afectado
dispone de otros mecanismos en la vía judicial ordinaria que tienen también la finalidad de pro-
teger el derecho constitucional presuntamente vulnerado y estos son igualmente idóneos para la
defensa de sus derechos que considera lesionados, debe acudir a ellos debido al carácter residual
del proceso de amparo. (RTC Exp. Nº 05849-2007-PA/TC, S, f. j. 7)
[E]l proceso de amparo es un instrumento procesal a ser instado como residual, excepcional y
extraordinario para la protección de los derechos constitucionales por lo que de existir un procedi-
miento paralelo que permitiera brindar, de manera idónea, tutela jurisdiccional efectiva al derecho
afectado o vulnerado, no procederá el amparo debiendo agotarse las vías procedimentales ordina-
rias. (RTC Exp. Nº 02100-2007-PA/TC, S, f. j. 4)

£316 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo ante


inexistencia de otra vía igualmente satisfactoria
[E]l amparo no es procedente si es que tratándose de una pretensión referida al contenido
constitucionalmente protegido de un derecho fundamental, sin embargo su tutela jurisdiccional
puede realizarse mediante un proceso ordinario que, cuando menos, y en relación al amparo, sea
igualmente satisfactorio. Como es obvio, la aplicación de dicho presupuesto procesal está con-
dicionada a la existencia en la vía ordinaria de un proceso judicial donde se pueda discutir una
pretensión semejante a la que se podría plantear en el amparo, y no así cuando esta vía no exista.
(STC Exp. 04952-2006-PA/TC, S, f. j. 2)

489
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£317 Residualidad de los procesos constitucionales. Características de la vía igual-


mente satisfactoria
Por cierto, la sola existencia en la vía ordinaria de un proceso judicial no constituye, per se,
un motivo suficiente para desestimar una pretensión que también podría promoverse en el ampa-
ro. Y es que, a continuación, es preciso que se verifique si es que existiendo un proceso ordinario,
acaso este no pueda dispensar una tutela igualmente satisfactoria a este proceso constitucional,
ya sea por la existencia de elementos objetivos que no permitan que el proceso ordinario brinde
una tutela pronta y efectiva, ya porque no existiendo dichos impedimentos objetivos en el proceso
ordinario, sin embargo, las circunstancias propias del caso justiciable exigen sin mayor dilación
un pronunciamiento jurisdiccional a través del proceso de amparo. (STC Exp. 04952-2006-PA/
TC, S, f. j. 2)
[C]uando el inciso 2) del artículo 5 del Código Procesal Constitucional establece la impro-
cedencia de los procesos constitucionales cuando existan “(...) vías procedimentales específicas,
igualmente satisfactorias, para la protección del derecho constitucional amenazado o vulnera-
do(...)” , no debe entenderse que la existencia de cualquier vía procedimental ordinaria apta para
tutelar el derecho constitucional que se afirma vulnerado o amenazado, cierra liminarmente toda
posibilidad para el justiciable de acudir a la justicia constitucional vía el proceso de amparo, pues-
to que esta posibilidad siempre estará expedita cuando la vía ordinaria no provea de mecanismos
igualmente expeditivos y satisfactorios que aquel, de modo que pueda atender debidamente la ur-
gencia del caso antes de que el daño se torne en irreparable. En estos casos, la residualidad del
amparo cede ante la urgencia de tutela jurisdiccional y la necesidad de mantener la vigencia del
orden constitucional. Esta interpretación es acorde con los principios pro homine y pro libertatis.
(STC Exp. Nº 08716-2006-PA/TC, S, f. j. 8)

£318 Residualidad de los procesos constitucionales. Determinación de la vía igual-


mente satisfactoria
[S]olo en los casos en que tales vías ordinarias no sean idóneas, satisfactorias o eficaces para
la cautela del derecho, o por la necesidad de protección urgente, o en situaciones especiales que
han de ser analizadas, caso por caso, por los jueces, será posible acudir a la vía extraordinaria del
amparo. (STC Exp. Nº 00206-2005-PA/TC, P. f. j. 6, PV)
En consecuencia si el demandante dispone de un proceso que tiene también la finalidad tuitiva
de protección de los derechos constitucionales presuntamente lesionados y es igualmente idóneo
para tal fin, debe acudir a él. (RTC Exp. Nº 06258-2007-PA/TC, S, f. j. 5)
[E]l juzgador podrá determinar si, a la luz de los hechos, se evidencia, por lo menos de mane-
ra preliminar, la necesidad de una tutela de urgencia; o, por el contrario, si el caso podría ventilar-
se en otro proceso obteniendo símiles resultados (…). (STC Exp. Nº 03797-2006-PA/TC,
P, f. j. 2.1)

£319 Residualidad de los procesos constitucionales. Reconducción de demandas a


la vía igualmente satisfactoria
A partir de la vigencia del Código Procesal Constitucional [el Tribunal Constitucional] ha
venido efectuando una evaluación caso por caso sobre la aplicación de las normas procesales con-
tenidas en el citado código, a fin de adecuar los procesos en trámite a la actual característica resi-
dual de procesos constitucionales sin perjudicar el derecho invocado. En tal sentido ha venido pre-
cisando a través de sus precedentes vinculantes qué tipos de pretensiones pueden ser tramitadas a
través de este tipo de procesos, aplicando la fórmula de la reconducción a aquellas demandas que,
invocando la afectación de algún derecho fundamental, cuenten con una vía procesal específica o
igualmente satisfactoria al amparo. (RTC Exp. Nº 01884-2007-PA/TC, S, f. j. 3)

490
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£320 Residualidad de los procesos constitucionales. Urgencia como criterio para de-
terminar la vía igualmente satisfactoria
[L]a urgencia como aquella situación en la que por excepción el Tribunal Constitucional
puede ingresar a resolver el fondo en situaciones de necesidad, a pesar de que la demanda fue
rechazada liminarmente, cuando por ejemplo razones de edad avanzada o enfermedad grave acon-
sejen un pronunciamiento de fondo inmediato. En estos casos la vida, la integridad física y la dig-
nidad de la persona pueden estar por encima del derecho de defensa del demandado. (STC Exp.
Nº 00479-2007-PA/TC, S, f. j. 3)
[S]i bien de conformidad con lo dispuesto por el artículo 5, inciso 2, la demanda de amparo
no procede cuando existan vías específicas igualmente satisfactorias, ello no implica que toda pre-
tensión planteada en el proceso de amparo resulta improcedente, siempre que haya a disposición
del justiciable una vía ordinaria a la que acudir. Desde una perspectiva general, bien sabido es que
para la protección de derechos constitucionales, las vías ordinarias siempre han de proveer vías
procesales tuitivas, de modo que una aplicación general de tal causal de improcedencia terminaría
por excluir toda posibilidad de tutela a través del proceso constitucional de amparo. Sin embargo,
tal no es una interpretación constitucionalmente adecuada de la citada disposición, en especial
si se tiene que ha de interpretársela desde el sentido que le irradia el artículo 200, inciso 2 de la
Constitución y, además, desde la naturaleza del proceso de amparo, en tanto vía de tutela urgen-
te. Desde tal perspectiva, en la interpretación de la referida disposición debe examinarse si, aun
cuando existan vías judiciales específicas igualmente satisfactorias, la resolución de la pretensión
planteada exige, en virtud de las circunstancias del caso, una tutela jurisdiccional urgentísima y
perentoria. (RTC Exp. Nº 00488-2007-AA/TC, S, f. j. 3)
En efecto, a propósito de la aplicación del artículo 5.2 del Código Procesal Constitucional
por las instancias precedentes, debe señalarse que en virtud de que el actor, a su avanzada edad,
ha visto denegado su derecho de acceso a una pensión de jubilación, no resulta coherente suponer
la existencia de una vía procedimental igualmente satisfactoria, pues siendo el proceso de amparo
expresión de la tutela de urgencia, resulta apropiado para proteger el derecho alegado en las cir-
cunstancias desfavorables en que se encuentra el demandante. (RTC Exp. Nº 00909-2006-PA/TC,
S, f. j. 2)

£321 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo ante


irreparabilidad del daño
[E]l proceso constitucional de amparo debe distinguirse como viable, aun habiendo otros pro-
cedimientos legalmente previstos, en caso que la utilización de estos últimos pudiera ocasionar un
daño grave e irreparable a la persona, tornándose así en ficticia la resolución que se dicte. (STC
Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 8)

£322 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo por ser
idóneo para la protección de derechos fundamentales
Aun cuando pueda existir otra vía procedimental (…), es la vía del amparo la satisfactoria,
no habiéndose tenido en cuenta que de autos fluye la supuesta vulneración de los derechos funda-
mentales al debido proceso, de defensa y de asociación, respecto de los cuales este Colegiado ha
establecido que tienen eficacia directa en las relaciones inter privatos y, por tanto, ante la posibili-
dad de que estos resulten vulnerados, el afectado puede promover su reclamación a través de cual-
quiera de los procesos constitucionales de la libertad. En consecuencia, es finalidad del proceso de
amparo (…) determinar si al decidirse la expulsión del actor (lo que es lo mismo, desafiliación en
el caso concreto) se ha respetado el debido proceso, y por ende, verificar si se vulneró el invocado
derecho de asociación, que es lo que precisamente alega el demandante ha ocurrido. (STC Exp.
Nº 03574-2007-AA/TC, P, f. j. 12)

491
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£323 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo en


caso de despido
El Tribunal Constitucional estima que esta nueva situación modifica sustancialmente su com-
petencia para conocer de controversias derivadas de materia laboral individual, sean privadas
o públicas. Sin embargo, los criterios jurisprudenciales establecidos en el caso Eusebio Llanos
Huasco, Exp. Nº 976-2004-AA/TC, para los casos de despidos incausados (en los cuales no exista
imputación de causa alguna), fraudulentos y nulos, se mantendrán en esencia. En efecto, si tal
como hemos señalado, el contenido del derecho constitucional a una protección adecuada contra
el despido arbitrario supone la indemnización o la reposición según corresponda, a elección del
trabajador, entonces, en caso de que en la vía judicial ordinaria no sea posible obtener la reposi-
ción o la restitución del derecho vulnerado, el amparo será la vía idónea para obtener la protección
adecuada de los trabajadores del régimen laboral privado, incluida la reposición cuando el despido
se funde en los supuestos mencionados. (STC Exp. Nº 00206-2005-PA/TC, P, f. j. 7, PV)
[E]l proceso de amparo sigue siendo la vía idónea cuando se trate de despidos arbitrarios sin
invocación de causa, toda vez que la vía laboral ordinaria no posibilita la reposición; de modo
que esta última no puede ser considerada como una vía igualmente satisfactoria. En el presente
caso, nos encontramos frente a un despido arbitrario sin imputación de causa; consecuentemente,
corresponde ingresar al fondo. (STC Exp. Nº 05242-2005-AA/TC, S, f. j. 1)
Del mismo modo, los despidos originados en la discriminación por razón de sexo, raza, reli-
gión, opinión, idioma o de cualquier otra índole, tendrán protección a través del amparo, así como
los despidos producidos con motivo del embarazo, toda vez que, conforme al artículo 23 de la
Constitución, el Estado protege especialmente a la madre (…).
Igualmente, el proceso de amparo será el idóneo frente al despido que se origina en la condi-
ción de impedido físico mental, a tenor de los artículos 7 y 23 de la Constitución que les garantiza
una protección especial de parte del Estado. (STC Exp. Nº 00206-2005-PA/TC, P, f. j. 15, PV)
Por tanto, cuando se formulen demandas fundadas en las causales que configuran un despido
nulo, el amparo será procedente por las razones expuestas, considerando la protección urgente
que se requiere para este tipo de casos, sin perjuicio del derecho del trabajador a recurrir a la vía
judicial ordinaria laboral, si así lo estima conveniente. (STC Exp. Nº 00206-2005-PA/TC, P, f. j.
16, PV)

£324 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo para la


protección de derechos laborales colectivos
Este Tribunal Constitucional (…) estima que las garantías descritas [respecto de la libertad
sindical] se justifican por cuanto los sindicatos son formaciones con relevancia social que integran
la sociedad democrática (…), añádase, para la protección y promoción de sus intereses (artículo
8.1.a. del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de
Derechos Económicos, Sociales o Culturales o “Protocolo de San Salvador”). Consiguientemente,
los despidos originados en la lesión a la libertad sindical y al derecho de sindicación siempre ten-
drán la tutela urgente del proceso de amparo, aun cuando las vías ordinarias también puedan repa-
rar tales derechos. (STC Exp. Nº 00206-2005-PA/TC, P, f. j. 14, PV)

£325 Residualidad de los procesos constitucionales. Carga de la prueba para acredi-


tar la inexistencia de una vía igualmente satisfactoria
[Corresponde] al demandante la carga de la prueba para demostrar que la vía del amparo es la
vía idónea y eficaz para restablecer el ejercicio del derecho constitucional vulnerado, y no el pro-
ceso judicial ordinario. En consecuencia, si el demandante dispone de un proceso cuya finalidad
también es la protección del derecho constitucional presuntamente lesionado, debe acudir a dicho
proceso. (RTC Exp. Nº 10167-2006-PA/TC, S, f. j. 3)

492
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[P]ese a existir una vía procesal donde puede discutirse un tema como el planteado en el pro-
ceso de cumplimiento, no se ha expuesto ningún argumento tratando de demostrar que, en las
circunstancias particulares del caso, el proceso contencioso-administrativo no sería una vía igual-
mente satisfactoria. (STC Exp. Nº 01659-2006-PC/TC, P, f. j. 5)

£326 Residualidad de los procesos constitucionales. Cómputo del plazo de prescrip-


ción para acudir a la vía igualmente satisfactoria
[E]l amparo ha dejado de ser alternativo para convertirse en residual, resultaría especialmente
gravoso para la demandante y atentaría contra los fines de los procesos constitucionales, que bus-
can garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos fundamentales,
el considerar que el plazo de prescripción continuó corriendo mientras la recurrente transitaba el
camino del amparo. Por lo tanto, en el presente caso debe considerarse que la demandante tiene
habilitado el camino para interponer la demanda en la vía procedimental específica. (RTC Exp.
Nº 00317-2007-PA/TC, S, f. j. 4).

£327 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del proceso conten-


cioso-administrativo para cuestionar actos lesivos de carácter administrativo
La vía contencioso-administrativa resulta ser la idónea, adecuada e igualmente satisfactoria
para resolver las pretensiones por conflictos jurídicos individuales del personal dependiente al
servicio de la Administración Pública y que se derivan de derechos reconocidos por la ley, tales
como nombramientos, impugnación de adjudicación de plazas, desplazamientos, reasignaciones
o rotaciones, cuestionamientos relativos a remuneraciones, bonificaciones, subsidios y gratifi-
caciones, permisos, licencias, ascensos, promociones, impugnación de procesos administrativos
disciplinarios, sanciones administrativas, ceses por límite de edad, excedencia, reincorporaciones,
rehabilitaciones, compensación por tiempo de servicios y cuestionamiento de la actuación de la
administración con motivo de la Ley Nº 27803, entre otros. (RTC Exp. Nº 03298-2007-PA/TC,
S, f .j. 3)
[S]iendo que el acto presuntamente lesivo está constituido por los actos administrativos,
ellos pueden ser cuestionados a través del proceso contencioso-administrativo establecido en la
Ley N° 27584. Dicho procedimiento constituye una “vía procedimental específica” para la remo-
ción del presunto acto lesivo de los derechos constitucionales invocados en la demanda a través
de la declaración de invalidez de dichos actos administrativos y, a la vez, resulta también una
vía “igualmente satisfactoria”, respecto al “mecanismo extraordinario” del amparo. (RTC Exp.
Nº 00097-2006-PA/TC, S, f. j. 3).
[L]os actos presuntamente lesivos están constituidos por diversos actos de la autoridad
administrativa de trabajo demandada, calificados por el recurrente de arbitrarios, de modo que
pueden ser cuestionados a través del proceso contencioso-administrativo establecido en la Ley
Nº 27584. Dicho procedimiento constituye una “vía procedimental específica” para la remoción
de los presuntos actos lesivos de los derechos constitucionales invocados en la demanda a través
de la declaración de invalidez de dichos actos administrativos y, a la vez, resulta también una vía
“igualmente satisfactoria” respecto al “mecanismo extraordinario” del amparo. En consecuencia,
la controversia planteada en la demanda debe ser dilucidada en el proceso contencioso-adminis-
trativo y no a través del proceso de amparo. (RTC Exp. Nº 07182-2005-PA/TC, S, f. j. 3)

£328 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del proceso con-


tencioso-administrativo para cuestionar actos lesivos del régimen laboral
público
[C]on relación a los trabajadores sujetos al régimen laboral público, se debe considerar que el
Estado es el único empleador en las diversas entidades de la Administración Pública. Por ello, el
artículo 4, literal 6) de la Ley Nº 27584, que regula el proceso contencioso-administrativo, dispone

493
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

que las actuaciones administrativas sobre el personal dependiente al servicio de la Administración


Pública son impugnables a través del proceso contencioso-administrativo. Consecuentemente,
el Tribunal Constitucional estima que la vía normal para resolver las pretensiones individuales
por conflictos jurídicos derivados de la aplicación de la legislación laboral pública es el proceso
contencioso-administrativo, dado que permite la reposición del trabajador despedido y prevé la
concesión de medidas cautelares. (STC Exp. Nº 00206-2005-PA/TC, P, f. j. 21, PV)
[L]as demandas de amparo que soliciten la reposición de los despidos producidos bajo el ré-
gimen de la legislación laboral pública y de las materias mencionadas en el párrafo precedente
deberán ser declaradas improcedentes, puesto que la vía igualmente satisfactoria para ventilar este
tipo de pretensiones es la contencioso-administrativa. Solo en defecto de tal posibilidad o aten-
diendo a la urgencia o a la demostración objetiva y fehaciente por parte del demandante de que
la vía contenciosa-administrativa no es la idónea, procederá el amparo. Igualmente, el proceso de
amparo será la vía idónea para los casos relativos a despidos de servidores públicos cuya causa
sea: su afiliación sindical o cargo sindical, por discriminación, en el caso de las mujeres por su
maternidad, y por la condición de impedido físico o mental. (STC Exp. Nº 00206-2005-PA/TC, P,
f. j. 24, PV)

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando: (…)
3. El agraviado haya recurrido previamente a otro proceso judicial para pedir tutela res-
pecto de su derecho constitucional;

£329 Vías paralelas. Definición


De manera preliminar, corresponde examinar la resolución de vista a efectos de determinar si,
efectivamente, cuando el actor recurrió a la vía ordinaria, incurrió en la causal de improcedencia
prevista en el artículo 6, numeral 3), de la Ley Nº 23506 (Ley de Hábeas Corpus y Amparo). Al
respecto, Samuel Abad Yupanqui entiende por vías paralelas, “(...) convergentes o concurrentes,
a todo procedimiento judicial (ordinario, sumario, especial, etc.) distinto al amparo, mediante el
cual se puede obtener la protección del derecho constitucional o amenazado”. De igual forma,
Germán Bidart Campos señala que “la vía paralela es todo medio de defensa del que dispone el
supuesto afectado con la violación de un derecho constitucional para articular ante una autoridad
competente una pretensión jurídica al margen de la acción de amparo”. La identidad de los pro-
cesos que determina la causal de improcedencia prevista en el inciso 3) del artículo 6 de la Ley
N° 23506 se produce cuando ambos tienen una misma pretensión; es decir, cuando ambos proce-
sos comparten el petitorio y el título, esto es, el conjunto de fundamentos de hecho y de derecho
que sustentan el pedido. (STC Exp. Nº 00736-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

£330 Vías paralelas. Perspectivas procesal y material de la causal de improcedencia


Un requisito como el previsto en el inciso 3) del artículo 5 del Código Procesal
Constitucional, desde una perspectiva procesal debe entenderse como el establecimiento de una
“condición de la acción”, cuya inobservancia impide que el juez de los derechos fundamentales
pueda expedir un pronunciamiento sobre el fondo; desde una perspectiva material, en cambio, ha
de entenderse como una limitación del derecho fundamental de obtener un pronunciamiento de
fondo de parte de un tribunal de justicia. (STC Exp. Nº 01211-2006-AA/TC, P, f. j. 5)

494
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£331 Vías paralelas. Ratio iuris y finalidad de la causal de improcedencia


[D]e conformidad con el artículo 6, inciso 3), de la Ley Nº 23506 (Ley de Hábeas Corpus y
Amparo), la demanda de amparo resulta improcedente si el demandante ha optado por “recurrir a
la vía judicial ordinaria”. Esta norma establece la improcedencia de la demanda de amparo cuan-
do el demandante ha interpuesto antes otra demanda, en una vía distinta, con el mismo objeto
que plantea en la demanda de amparo. La ratio iuris de esta causal de improcedencia es impedir
que paralelamente existan en el sistema dos procesos, planteados por el mismo demandante y con
el mismo objeto, evitando así la posibilidad de que existan dos pronunciamientos jurisdicciona-
les eventualmente contradictorios. Una razón de orden constitucional de la cual se infiere tam-
bién esta causal de improcedencia es la prohibición establecida en el artículo 139, inciso 2), de
la Constitución, conforme a la cual ninguna autoridad puede avocarse al conocimiento de causas
pendientes ante los órganos jurisdiccionales (…). (RTC Exp. Nº 00439-2007-AA/TC, S, f. j. 1)
La finalidad del instituto de la vía paralela es evitar la existencia indebida e innecesaria de
dos procesos sobre el mismo objeto, que pueda generar la posibilidad de resoluciones contradicto-
rias, desnaturalizando la esencia misma del amparo, esto es, el ser un remedio extraordinario, no
utilizable si se emplean instrumentos alternativos; por ello, cuando el afectado, antes o después de
interponer la demanda, recurre a la vía ordinaria, se configura la causal de improcedencia prevista
en el inciso 3) del artículo 5 del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 06293-2006-AA/
TC, S, f. j. 2)
La finalidad de la vía paralela, al igual que en el caso de la litispendencia, es evitar los pro-
nunciamientos contradictorios sobre la misma cuestión y se materializa cuando el proceso judicial
ordinario se inicia con anterioridad al proceso constitucional y exista un trámite simultáneo de los
procesos. (RTC Exp. Nº 008933-2007-AA/TC, S, f. j. 3)

£332 Vías paralelas. Aplicación y configuración de la causal de improcedencia


Respecto de los argumentos expuestos por las instancias precedentes sobre la existencia de un
supuesto de vías paralelas, [el Tribunal Constitucional] recuerda que dicha causal de improceden-
cia se presenta cuando concurren dos procesos jurisdiccionales (uno ordinario y otro de amparo)
en el que coinciden los hechos, las partes y el fin (la protección de un derecho fundamental). (RTC
Exp. Nº 07913-2006-AA/TC, P, f. j. 3)
El objeto de la causal de improcedencia descrita es evitar que se emitan sentencias contra-
dictorias sobre el mismo asunto controvertido y se configura cuando el proceso judicial ordinario
se inicia con anterioridad al proceso constitucional y exista simultaneidad en la tramitación de
ambos, vale decir se genere una articulación disfuncional al haber acudido a la vía ordinaria antes
que a la constitucional para la defensa del derecho fundamental. (RTC Exp. Nº 04828-2007-AA/
TC, S, f. j. 3)
El demandante no acude al presente proceso constitucional de amparo para cuestionar la reso-
lución judicial que puso fin al proceso contencioso-administrativo, sino que vuelve a proponer la
misma pretensión contra la misma emplazada, motivo por el que, habiendo recurrido previamente
a otro proceso judicial para pedir tutela respecto de su derecho constitucional y existiendo senten-
cia ejecutoriada que resuelve la pretensión, la demanda deviene en improcedente conforme al artículo
5, inciso 3 del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 03979-2007-AA/TC, S, f. j. 3)

£333 Vías paralelas. Identidad subjetiva y objetiva


La identidad de dos procesos que determina la causal de improcedencia por haber recurrido a
la vía paralela se produce cuando en ambos participan las mismas partes, el petitorio es el mismo
–es decir, aquello que efectivamente se solicita, así como el título, esto es, el conjunto de funda-
mentos de hecho y de derecho que sustentan el pedido– y el interés para obrar es así mismo igual

495
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

(art. 452 del Código Procesal Civil). (…) [E]n el presente caso existe identidad subjetiva y objeti-
va entre el presente proceso constitucional y el proceso laboral ordinario (…). Existe coincidencia
entre las partes del proceso de amparo y el proceso laboral ordinario, los procesos comparten el
mismo petitorio y el mismo título y también el mismo interés procesal. Significa entonces que
ambos procesos tienen el mismo objeto: la reposición del trabajador en el puesto de trabajo. (RTC
Exp. Nº 04828-2007-AA/TC, S, ff. jj. 3 y 5)
[E]s improcedente la demanda cuando el afectado ha acudido previamente a otro proceso
judicial “para pedir tutela respecto a su derecho constitucional”. En el caso [del proceso civil
de nulidad de laudo arbitral], la pretensión planteada en el proceso ordinario se sustenta en la
infracción del principio de congruencia; ahora bien, tal elemento es un componente del dere-
cho al debido proceso, derecho cuya lesión también es alegada en la demanda de amparo. Lo
relevante aquí es que la lesión de cualquiera de los elementos de la causa petendi de ambas
demandas conducen al mismo resultado: la nulidad del laudo arbitral. (…) En este caso debe
atenderse necesariamente a la idéntica pretensión de una y otra demanda, pues lo contrario
conduciría a posibilitar, so pretexto de la diferente causa petendi, procesos “paralelos” con
el mismo fin y pronunciamientos judiciales eventualmente contradictorios, esto es, el del proceso
ordinario y el del proceso de amparo. A fin de evitar ello, es constitucionalmente más razonable
que una vez planteada una pretensión en la vía judicial, esta deba ser concluida y solo después
plantearse una demanda de amparo contra la resolución judicial proveniente de dicho proceso.
(RTC Exp. Nº 08583-2006-AA/TC, S, f. j. 4)
[E]xiste identidad subjetiva y objetiva entre el presente proceso y el proceso de interdicto de
retener. Ambos procesos se celebran entre las mismas partes y en ambos se ha planteado la misma
pretensión. Cierto es que en el caso del interdicto de retener la causa petendi es el derecho de po-
sesión y en el presente proceso de amparo los derechos a la vida, a la salud y al medio ambiente,
ello no obstante, en ambos casos la pretensión es la reposición del servicio de agua al inmueble de
la recurrente. En suma, ambos procesos tienen el mismo objeto. (RTC Exp. Nº 03266-2006-PA/
TC, S, f. j. 4)
[N]o es correcto lo que afirma el demandante en su recurso de apelación a la resolución de
primera instancia (…) en el cual sostiene que resulta viable iniciar paralelamente un proceso de
amparo y un proceso de impugnación de acto administrativo, argumentando que en el primero se
defienden sus derechos constitucionales, mientras que en el segundo se persigue el reconocimien-
to de sus derechos legales. Tal posibilidad resulta a todas luces inviable, pues en ambos procesos
lo que se pretende es la reposición en el puesto de trabajo, de modo tal que de esa forma no se
está respetando la naturaleza extraordinaria del proceso de amparo (…). (RTC Exp. Nº 01633-
2007-PA/TC, P, f. j. 4)

£334 Vías paralelas. Interposición previa de demanda en sede ordinaria


[L]a demanda debe ser declarada improcedente al resultar de aplicación lo dispuesto en el
artículo 5, inciso 3, del Código Procesal Constitucional, toda vez que la demanda contencioso-
administrativa ha sido interpuesta y admitida con fecha anterior a la interposición de la demanda
de amparo. (RTC Exp. Nº 08090-2006-PA/TC, S, f. j. 6)
[D]e autos se advierte que el demandante previamente a la tramitación del presente ampa-
ro siguió proceso judicial sobre impugnación de resolución administrativa (…) que terminara
con el pronunciamiento de la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de
la República que declaró Infundada la demanda. (…) [P]or consiguiente, acreditándose en autos
que el recurrente –antes de la interposición de la demanda– recurrió no solo a la vía paralela, sino
también al proceso de amparo, la demanda debe ser desestimada al resultar de aplicación el dispo-
sitivo legal acotado [artículo 5.3 del Código Procesal Constitucional] en el considerando 4 supra.
(RTC Exp. Nº 05402-2007-PA/TC, S, ff. jj. 4 y 6)

496
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£335 Vías paralelas. Interposición posterior de demanda en sede ordinaria


[E]l hecho de que la demanda contencioso-administrativa haya sido interpuesta después de
la demanda de amparo no altera que esta sea igualmente improcedente por haber el recurrente
acudido a la vía paralela. En efecto, conforme a esta causal de improcedencia, la demanda es im-
procedente si se ha acudido a la vía ordinaria antes de interponerse la demanda de amparo, con el
objeto de plantear la misma pretensión. El sentido de esta causal de improcedencia es articular la
relación entre el proceso constitucional y el proceso ordinario, de modo que solo puede acudirse
al proceso de amparo si no se ha planteado previamente la misma pretensión en un proceso ordi-
nario. Sin embargo, la articulación entre proceso de amparo y proceso ordinario puede también
resultar disfuncional cuando se acude al proceso de amparo antes de haberse acudido al proceso
ordinario. Cierto es que en tal supuesto, la demanda del proceso ordinario, en sentido estricto, re-
sultaría improcedente, mas no la demanda del proceso de amparo; sin embargo, en tanto ello no ha
sido declarado por el juez ordinario, se tiene la disfuncional y complicada consecuencia de existir
simultáneamente dos procesos –el ordinario y el constitucional– con el mismo objeto, en serio de-
trimento del propio derecho a la tutela judicial efectiva. Distinta sería tal conclusión si el proceso
ordinario hubiera dejado de existir, por la razón que fuere (v.gr. declaración de improcedencia), ya
que en tal caso tal disfuncionalidad ya no se produciría. (…) Que en el presente caso el recurrente,
dos días después de haber interpuesto la demanda de amparo, interpuso demanda en el proceso
contencioso-administrativo planteando idéntica pretensión; asimismo, no está acreditada en autos
la suerte del mencionado proceso contencioso-administrativo, por lo que no se sabe si sigue en
curso. En consecuencia, la demanda del presente proceso debe ser declarada improcedente. (RTC
Exp. Nº 0289-2007-PA/TC, S, ff. jj. 5 y 6)
[E]l recurrente, dos días después de haber interpuesto la demanda de amparo, interpuso una
demanda en el proceso contencioso-administrativo con el mismo objeto (…); en todo caso, no
está acreditado en autos que el mencionado proceso contencioso-administrativo no siga en curso.
En consecuencia, la demanda del presente proceso debe ser declarada improcedente. (RTC Exp.
Nº 04715-2007-PA/TC, P, f. j. 10)

£336 Vías paralelas. Inadmisibilidad de la demanda no subsanada en sede ordinaria


determina inexistencia de procesos paralelos
[L]a demanda contencioso-administrativa fue declarada inadmisible y se otorgó un plazo para
subsanarla, lo cual, conforme a lo alegado por el demandante, significa que su demanda nunca
[fue] admitida, debiendo declararse posteriormente –se entiende– el archivo del proceso. Tal cir-
cunstancia implica que la demanda tramitada conforme al proceso contencioso-administrativo al
no ser admitida no pudo configurar la apertura de proceso, lo que importa que en ningún momento
existió simultaneidad en la tramitación del actual amparo con el proceso constitucional que con-
cluyó con anterioridad a la interposición de este, ni con el contencioso-administrativo dado que
en este último caso el acto procesal que admite a trámite la demanda (auto admisorio) y permite
el emplazamiento nunca fue expedido por el juzgado. En consecuencia, al no darse la tramitación
simultánea de los procesos debe concluirse en que no se incurrió en la vía paralela y menos en la
litispendencia resuelta por las instancias judiciales. (STC Exp. Nº 00893-2007-AA/TC, S, f. j. 5)

£337 Vías paralelas. Rechazo liminar en sede ordinaria determina inexistencia de


procesos paralelos
[Q]ue la Sala Especializada en lo Civil de la Corte Superior de Justicia (...) ha declarado im-
procedente la demanda (...), tras estimar que la recurrente ha optado por acudir a la vía judicial
ordinaria, para este Tribunal resulta imprescindible determinar si, en efecto, se ha incurrido en
tal causal de improcedencia. El Tribunal Constitucional no comparte tal pronunciamiento, toda
vez que, si bien es cierto que la recurrente interpuso demanda de Revisión de Legalidad del
Procedimiento de Cobranza Coactiva seguido por la Municipalidad Distrital (...), sin embargo,
esta ha sido rechazada –declarada improcedente por razones de incompetencia, (...) por el Primer

497
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Juzgado Contencioso Administrativo de Lima. Vale decir, que no fue admitida a trámite y, por
ende, no hubo un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, de tal manera que no se ha
configurado la causal de improcedencia denominada vía paralela, no obrando en autos medio pro-
batorio alguno que pruebe lo contrario. (STC Exp. Nº 01741-2005-PA/TC, S, f. j. 2)
“[S]i bien la recurrente acudió a un proceso ordinario planteando una pretensión análoga, no
idéntica, a la que plantea en el [proceso de amparo], la misma no obtuvo un pronunciamiento
sobre el fondo, sino que ni siquiera fue tramitada, pues fue rechazada liminarmente. Esto significa
procesalmente que en dicho proceso ni siquiera tuvo lugar la etapa postulatoria y, por ello, cierta-
mente, tampoco la etapa decisoria; por tanto, no se configura la causal de improcedencia referida
a la vía paralela”. (RTC Exp. Nº 07631-2006-AA/TC, S, f. j. 5)

£338 Vías paralelas. Desistimiento de la demanda en sede ordinaria determina


inexistencia de procesos paralelos
[E]l demandante acudió en primer término a la vía contenciosa-administrativa solicitando que
se declare la nulidad de la resolución cuestionada y que, en consecuencia, se le otorgue pensión
de cesantía bajo los alcances del régimen pensionario del Decreto Ley N° 20530. No obstante, tal
accionar no debe ser considerado como causal de improcedencia debido a que la Segunda Sala
Contencioso-Administrativo (…) declaró la nulidad de la sentencia de primera instancia, que de-
claró infundada la demanda, luego de lo cual el actor se desistió del proceso (…). En tal sentido,
no existiendo un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia en la vía judicial ordinaria,
este Colegiado considera que no puede dejar de analizarse el fondo de la litis, dado que no se
ha configurado el supuesto de improcedencia regulado por el artículo 5.3 del Código Procesal
Constitucional. (STC Exp. Nº 08694-2006-PA/TC, S, f. j. 4)

£339 Vías paralelas. Demanda archivada en sede ordinaria determina inexistencia


de procesos paralelos
[C]abe sostener en una interpretación no restrictiva del referido dispositivo legal [que
establece la improcedencia cuando se opta por la vía paralela], cuando (…) la demanda
contencioso-administrativa interpuesta en la vía ordinaria fue archivada al haberse declarado
fundada la excepción de caducidad sin resolverse la cuestión de fondo, además de haber sido
interpuesta la presente acción de amparo con posterioridad al fenecimiento del proceso ordinario;
consecuentemente, no se configura la vía paralela. (STC Exp. Nº 02270-2002-AA/TC, S, f. j. 3)

£340 Vías paralelas. Misma finalidad en los procesos paralelos


En la STC 0976-2001-AA/TC, este Tribunal ha expresado que “(...) el artículo 34 del Decreto
Legislativo N° 728, en concordancia con lo establecido en el inciso d) del artículo 7 del Protocolo
de San Salvador –vigente en el Perú desde el 7 de mayo de 1995–, ha previsto la indemnización
como uno de los modos mediante los cuales el trabajador despedido arbitrariamente puede ser
protegido adecuadamente y, por ello, no es inconstitucional”. (…). En consecuencia, de confor-
midad con el inciso 3 del artículo 5 del Código Procesal Constitucional, la demanda no puede
ser acogida, puesto que el recurrente optó previamente por acudir a la vía ordinaria laboral a fin
de cobrar la indemnización como protección adecuada contra el despido arbitrario”. (STC Exp.
Nº 09272-2005PA/TC, S, ff. jj. 3 y 4)
[E]ste Colegiado considera que el tema central de la controversia tiene que ver con el ejerci-
cio del derecho de propiedad, asunto respecto del cual, y como ya se ha dicho, existen procesos
en trámite iniciados a instancias de los propios recurrentes. Si, por el contrario, ellos consideran
que lo esencial son sus derechos a no ser discriminados por los insultos de los que afirman haber
sido objeto, deberían haber acompañado su demanda con los medios probatorios sustentatorios
de sus aseveraciones, lo que, sin embargo, no han hecho, evidenciando con ello que lo principal
no es la discusión ahora planteada, sino la que vienen reclamando en la vía ordinaria. Desde tal

498
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

perspectiva, es evidente que se ha configurado la vía paralela que señala que el inciso 3 del artícu-
lo 5 del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 03953-2006-PA/TC, S, f. j. 4)

£341 Vías paralelas. Distinta finalidad en procesos supuestamente paralelos


El Tribunal Constitucional no comparte el criterio adoptado [por el A quo] (…), según el cual
la demanda resulta improcedente pues la recurrente optó por recurrir a la vía judicial ordinaria,
toda vez que dicha causal está prevista en aquellos casos en que las pretensiones de ambos pro-
cesos (el ordinario y el amparo) sean idénticas. En tal sentido, el hecho de que la actora haya
interpuesto una denuncia penal no implica la aplicación de tal causal de improcedencia, pues la
finalidad de un proceso penal es absolutamente distinta de la de un amparo. (STC Exp. Nº 07441-
2005-AA/TC, S, f. j, 1)
[E]l Tribunal Constitucional discrepa del pronunciamiento de la Sala Especializada en
Derecho Constitucional de la Corte Superior de Justicia (...), toda vez que la anotada causal de
improcedencia [del artículo 5.3 del Código Procesal Constitucional] no resulta aplicable cuando
(…) uno de los procesos es de naturaleza civil, y el otro, de naturaleza penal, pues resulta evidente
que la finalidad que persiguen ambos procesos es distinta, no pudiendo, por tanto, configurarse el
instituto de la vía paralela. (RTC Exp. Nº 00388-2008-AA/TC, S, ff. jj, 3 y 4)

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando: (…)
4. No se hayan agotado las vías previas, salvo en los casos previstos por este Código y en
el proceso de hábeas corpus;

£342 Falta de agotamiento de vías previas. Fundamento o finalidad de su exigencia


El artículo 5.4 del Código Procesal Constitucional establece que no proceden las demandas de
amparo cuando no se hayan agotado las vías previas, es decir, cuando no han culminado aquellos
procedimientos que en sede administrativa se hubiesen iniciado a fin de obtener un resultado si-
milar al que se pretende con la demanda de amparo. Esta exigencia se justifica en que permite a la
Administración Pública la revisión de sus propios actos, ejerciendo el control de las instancias in-
feriores por parte de las de mayor rango. Asimismo tiene un importante efecto económico puesto
que descongestiona el aparato judicial, al desincentivar a los particulares en el inicio de procesos
temerarios contra el Estado. (STC Exp. N° 02041-2007-AA/TC, S, f. j. 3)
La exigencia de agotabilidad de [la vía previa administrativa] antes de acudir al amparo cons-
titucional se fundamenta en la necesidad de brindar a la Administración la posibilidad de revisar
sus propios actos, a efectos de posibilitar que el administrado, sin tener que acudir a un ente juris-
diccional, pueda en esa vía solucionar, de ser el caso, la lesión de sus derechos e intereses legíti-
mos. (STC Exp. N° 1042-2002-AA/TC, S2, f. j. 2.1)
[E]l agotamiento de las vías previas es una causal de improcedencia, prevista tanto por la
derogada Ley N° 23506 como por el inciso 4) del artículo 5 y por el artículo 45 del CPConst.
[Código Procesal Constitucional] vigente. Su finalidad básica es dar a la Administración la posi-
bilidad de revisar decisiones, subsanar errores y promover el autocontrol jerárquico de lo actuado
por sus instancias inferiores. Solo así se limitará la promoción de acciones judiciales precipitadas
contra el Estado. (STC Exp. N° 01776-2004-AA/TC, P, f. j. 12)

499
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£343 Falta de agotamiento de vías previas. Excepción a su exigencia


La irreparabilidad de la agresión supondría que los efectos del acto reclamado como infracto-
rio de un derecho fundamental no pudieran ser retrotraídos en el tiempo, ya sea por imposibilidad
jurídica o material, de forma que la judicatura no pudiese tomar una medida para poder restablecer
el derecho constitucional demandado como supuestamente vulnerado. La reparación económica al
agraviado por el acto lesivo sería un mecanismo satisfactorio; sin embargo, cabe señalar que la
irreparabilidad no se refiere a este hecho, sino que este no podrá ejercer su derecho fundamental
en una determinada situación. De esta forma, este supuesto de excepción de agotamiento de las
vías previas para la interposición de la demanda de amparo busca la subsistencia de la obligación
jurisdiccional del juez constitucional de determinar la existencia o no de lesión de un derecho
constitucional, declarando procedente la demanda y entrando a conocer el fondo del asunto, pese
a no haberse cumplido con unos de los requisitos fundamentales de procedibilidad. Ello requiere
de un análisis del caso concreto. (STC Exp. N° 02939-2004-AA/TC, S, f. j. 11)
Ahora bien, no obstante la existencia de dicha obligatoriedad, existen determinadas circuns-
tancias que pueden convertir el agotamiento de la vía administrativa en un requisito dañoso, parti-
cularmente, cuando de la afectación de derechos fundamentales se trata. En tales casos, se exime
al administrado de cumplir con dicha exigencia. (STC Exp. N° 1042-2002-AA/TC, S2, f. j. 2.1)
No corresponde la exigencia del agotamiento de la vía previa cuando a través del amparo se
impugna normas autoaplicativas. (…) Por otra parte, sin perjuicio de esta argumentación, debe
considerarse además que el agotamiento de la vía previa es un presupuesto de la procedibilidad
del amparo cuando este tiene como objeto la impugnación de actos administrativos. Las ordenan-
zas en cambio son actos normativos expedidos en ejercicio de potestades normativas, no adminis-
trativas. Evidentemente la vía previa tiene como objeto la impugnación de actos administrativos,
pero no la de actos normativos, dado que la naturaleza de estos (normas) y el fundamento bajo el
cual son expedidos (potestad normativa), son radicalmente distintos a la naturaleza de los actos
administrativos (actos individuales) y a su fundamento (función administrativa). (RTC Exp. N°
06483-2005-AA/TC, S, f. j. 5)

£344 Falta de agotamiento de vías previas. Aplicación de principio pro actione


[F]rente a un caso de doble criterio sobre el agotamiento de la vía previa (…) –como se apre-
cia de autos–, corresponde en principio, aplicar el principio pro actione del artículo 45 del Código
Procesal Constitucional, aprobado por Ley 28237, según el cual, en caso de duda se preferirá dar
trámite a la demanda de amparo. Según el principio pro actione, invocado por este Tribunal en
anteriores oportunidades, se impone a los juzgadores la exigencia de interpretar los requisitos y
presupuestos procesales en el sentido más favorable a la plena efectividad del derecho a obtener
una resolución válida sobre el fondo, con lo cual, ante la duda, la decisión debe dirigirse por la
continuación del proceso y no por su extinción. (STC Exp. N° 2302-2003-AA/TC, P, f. j. 3, PV)
[P]odrían presentarse dos interpretaciones: a) una que considere que la vía previa no fue ago-
tada puesto que ante la falta de respuesta (…) el recurrente debió dar por denegada su solicitud y
apelar (…); b) otra que considere que en el presente caso es aplicable el inciso 4 del artículo 46
del Código Procesal Constitucional, que exceptúa del agotamiento de la vía previa para la presen-
tación del proceso de amparo, cuando la misma no se resuelva dentro de los plazos fijados por ley.
(…) Conforme al artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, que dispo-
ne adecuar las exigencias de las formalidades previstas en el Código al logro de los fines de los
procesos constitucionales, es deber del juez constitucional del amparo preferir la segunda opción
fundamentándose en el principio pro actione, recogido en el artículo 45 del referido Código, que
prescribe que “(...) en caso de duda sobre el agotamiento de la vía previa se preferirá dar trámite
a la demanda de amparo”, precepto que es válidamente aplicable a las circunstancias del presente
caso. Por las razones antes expuestas, la excepción de agotamiento de la vía previa debe ser deses-
timada. (STC Exp. N° 05970-2006-AA/TC, P, ff. jj. 5-6)

500
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£345 Falta de agotamiento de vías previas. Improcedencia cuando se invoque amena-


za de vulneración de un derecho constitucional
[R]esulta evidente que, por principio, no cabe invocar el agotamiento de la vía previa en los
supuestos en que se invoque la amenaza de vulneración de algún derecho constitucional, dado que
este solo se articula contra la existencia de actos administrativos formales, evidentemente conoci-
dos y no meramente presuntos. (STC Exp. N° 09807-2005-AA/TC, S, f. j. 2)

£346 Falta de agotamiento de vías previas. Agotamiento de la vía previa en la


Administración Tributaria para la procedencia del amparo
[N]os apartamos del criterio mediante el cual, afirmamos que la vía previa no se encuentra
regulada, y, por lo tanto no es exigible, cuando se cuestionan los efectos de un Decreto Supremo
que ha sido dictado contraviniendo lo dispuesto en el artículo 74 de la Constitución (…); por dos
razones fundamentales:
A) Primeramente, porque de existir actos concretos de aplicación de una norma tributaria (…) es
evidente, que el reclamo de los mismos, debe seguir previamente el trámite administrativo es-
tablecido en la norma de la materia, esto es, el Código Tributario. En ese sentido, no es cierto
que en estos casos, la vía previa no se encuentre regulada (…)
B) De otro lado, porque un Decreto Supremo, como norma reglamentaria, se encuentra subor-
dinada directamente a las leyes e indirectamente a la Constitución. Así, cuando se trata de
materia tributaria, atendiendo al principio de reserva de ley del artículo 74 de la Constitución,
cuando un Decreto Supremo regula esta materia, constituye un reglamento secumdum legem,
el cual solo puede desarrollar la ley más no trasgredirla ni desnaturalizarla. En estos casos,
de extralimitar el contenido de una ley, no cabe duda que, un órgano administrativo como el
Tribunal Fiscal, se encuentra plenamente facultado para pronunciarse al respecto, más aún
cuando, el artículo 102 del Código Tributario, establece que, al resolver el Tribunal Fiscal
deberá aplicar la norma de mayor jerarquía.
En consecuencia, cuando se cuestione los actos de aplicación de un Decreto Supremo como
norma reglamentaria en materia tributaria, estamos en principio frente a un problema de confor-
midad con la Ley, para lo cual, debe agotarse la vía administrativa hasta llegar al recurso de apela-
ción ante el Tribunal Fiscal. (RTC Exp. N° 02302-2003-AA/TC, P, ff. jj. 5-6)
[L]os actos de la administración tributaria pueden ser impugnados cuando el administrado
considera que existe afectación de sus derechos fundamentales, mediante el procedimiento ad-
ministrativo específico. En efecto, el demandante tiene la posibilidad de discutir el cobro del im-
puesto cuestionado al interior de la propia administración tributaria, conforme a las normas esta-
blecidas en el Título III del Código Tributario. Más aún, de no hallarse satisfecho con lo resuelto
en esa vía, tiene la posibilidad de recurrir ante el Poder Judicial, a través del proceso contencioso-
administrativo, de conformidad con los artículos 157 y 158 del Código Tributario.
[En ese sentido], el demandante al no haber cumplido con agotar la vía previa, de acuerdo con
el artículo 5.4 del Código Procesal Constitucional, y al no configurarse ninguno de los supuestos
de excepción previstos en el artículo 46 de dicho Código, la demanda debe ser desestimada por
estar incursa en la causal de improcedencia ya señalada. (RTC Exp. N° 01493-2008-AA/TC,
S, f. j. 3)

£347 Falta de agotamiento de vías previas. Excepción al agotamiento de la vía previa


en la Administración Tributaria para la procedencia del amparo
Lógicamente, no resultaría exigible el agotamiento de la vía previa en el caso de normas au-
toaplicativas, pues, al ser susceptibles de afectar derechos fundamentales con su sola vigencia,
el tránsito por esta vía podría convertir en irreparable la agresión. Más aún, al no requerir actos
concretos de afectación, haría inviable un pronunciamiento por parte del Tribunal administrativo.

501
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Cabe preguntarse entonces, si las normas tributarias cuestionadas (…) son normas autoapli-
cativas. En la STC 1311-2000-AA/TC cuando se cuestionó la conformidad con el principio de
legalidad, del Decreto Supremo Nº 158-99-EF, señalamos que “(...) si bien parece que el acto lesi-
vo no se había producido al interponerse la demanda, pues no constaba en autos prueba de que el
impuesto había sido aplicado o cobrado al accionante, es opinión de este Tribunal que el hecho de
que el Decreto Supremo Nº 158-99-EF no requiera de acto posterior alguno para su obligatorie-
dad, lo cual hace un dispositivo legal de eficacia inmediata, imperativo frente a los sujetos pasivos
del impuesto, por lo que no puede negarse su naturaleza autoaplicativa o de acto aplicatorio, es
decir, con mayor certeza de ocurrencia que la amenaza de violación del derecho (...) y por ende,
procedía esta acción de amparo, aun cuando en la prática no se hubiera realizado todavía el acto
de aplicación por cobranza del impuesto(...)”. (…) Este criterio es, de igual manera, aplicable al
caso de autos. En efecto, estas normas tributarias son del tipo autoaplicativas, pues en la medida
que el demandante sea sujeto pasivo del tributo y se configure en su caso el hecho imponible de
la norma, la misma ya le es exigible, es decir, ya se encuentra obligado al pago sin esperar que la
administración desemboque su actuación administrativa para ejercer la cobranza de la deuda. Este
será un caso de excepción para a la regla del agotamiento de la vía previa. (RTC Exp. N° 02302-
2003-AA/TC, P, ff. jj. 7-9)

£348 Falta de agotamiento de vías previas. Necesidad de agotar recursos de la ley


sobre arbitraje para cuestionar un laudo arbitral
Por su parte, el control constitucional [de los laudos arbitrales] deberá ser canalizado confor-
me a las reglas establecidas en el Código Procesal Constitucional; vale decir que tratándose de
materias de su competencia, de conformidad con el artículo 5, numeral 4 del precitado código, no
proceden los procesos constitucionales cuando no se hayan agotado las vías previas. En ese senti-
do, si lo que se cuestiona es un laudo arbitral que verse sobre derechos de carácter disponible, de
manera previa a la interposición de un proceso constitucional, el presunto agraviado deberá haber
agotado los recursos que la Ley General de Arbitraje prevé para impugnar dicho laudo. (STC Exp.
N° 6167-2005-HC/TC, P, f. j. 14, PV)
Tratándose de materias de carácter disponible, los árbitros se encuentran facultados para
conocer y resolver las controversias cuya resolución les ha sido encomendada, y para rechazar
ilegítimas interferencias que pudieran darse. Sin perjuicio de ello, existe la posibilidad de que se
emitan laudos arbitrales en procesos que resulte lesivos del derecho a la tutela procesal efectiva
de alguna de las partes, en cuyo caso, quien se considere afectado en su derecho podrá interponer
un proceso constitucional, siempre que, de manera previa a la interposición de dicho proceso, el
presunto agraviado haya agotado los recursos que la Ley General de Arbitraje –Ley 26572 – prevé
para impugnar el laudo arbitral que dice afectarlo. (STC Exp. N° 01567-2006-AA/TC, P, f. j. 15)
[E]ste Colegiado, si bien comparte el criterio conforme al cual el proceso de anulación de
laudo arbitral constituye, en principio, una vía previa al amparo (…); no considera que ello sig-
nifique prescindir de atender (…) que, conforme al artículo 73 de la Ley General de Arbitraje,
solo se puede impugnar un laudo en base a una lista cerrada de causales. [U]na afectación que no
esté contemplada como causal de anulación de laudo, y que, sin embargo, compromete seriamente
algún derecho constitucionalmente protegido a través del proceso de amparo, no puede ni debe
tramitarse como un recurso de anulación, de modo que para estos supuestos queda habilitado el
amparo como medio eficaz de defensa de los derechos comprometidos. (…) [A] fin de preservar
la capacidad de los árbitros de pronunciarse acerca de su propia competencia, no podrá interpo-
nerse el amparo directamente contra un acto violatorio de derechos fundamentales acaecido en el
trámite del proceso arbitral, pues, ante tal eventualidad, será necesario esperar el pronunciamiento
definitivo del Tribunal Arbitral, el que podrá ser impugnado por violación intraproceso y resol-
verse como una cuestión previa, de ser el caso. En este supuesto, además, se deberán interpretar
extensivamente las causales de admisibilidad del recurso de anulación, con relación a la cuestión
incidental. (Exp. N° 04195-2006-AA/TC, S2, ff. jj. 2-3)

502
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£349 Falta de agotamiento de vías previas. Agotamiento de la vía previa en materia


de despido arbitrario
[C]orresponde determinar si en los casos en que se alega haber sido objeto de un despido ar-
bitrario resulta o no exigible el agotamiento de la vía previa. Al respecto, este Tribunal considera
que:
a. Si el acto de despido ha sido efectuado por una entidad que conforma la Administración
Pública, cuyo régimen laboral se haya regulado por el Decreto Legislativo Nº 276 y el
Decreto Supremo Nº 005-90-PCM, la vía previa se encuentra regulada por los recursos ad-
ministrativos y el procedimiento administrativo establecido en la Ley Nº 27444. El admi-
nistrado que inicia el agotamiento de la vía administrativa, transcurrido el plazo para que la
Administración Pública resuelva el recurso administrativo interpuesto, tiene la potestad de
acogerse al silencio administrativo –y así acudir a la vía jurisdiccional– o de esperar el pro-
nunciamiento expreso de la Administración Pública.
b. Si el acto de despido ha sido efectuado por una entidad que conforma la Administración
Pública, un particular o una persona jurídica, cuyo régimen laboral se haya regulado por el
Decreto Legislativo Nº 728 y el Decreto Supremo Nº 003-97-TR, el agotamiento de la vía
previa solo será exigible si esta se encuentra prevista y regulada en el estatuto o reglamento
interno de trabajo, caso contrario, la obligación de agotamiento deviene en inexigible, resul-
tando válido acudir a la vía del amparo. (STC Exp. N° 02833-2006-PA/TC, S1, f. j. 10)

£350 Falta de agotamiento de vías previas. Excepción al agotamiento de la vía previa


en materia pensionaria
Respecto a la excepción de falta de agotamiento de la vía previa, si bien la jurisprudencia
[del Tribunal Constitucional] ha estado orientada a declarar su improcedencia en procesos sobre
materia pensionaria, ello se sustenta en virtud del carácter alimentario de la pensión. Es decir,
por la propia naturaleza del derecho invocado, teniendo en consideración que la pensión tiene tal
carácter por ser sustitutiva de la remuneración, no es exigible el agotamiento de la vía previa. Tal
argumentación sin embargo, no puede ser aplicada en el presente caso en donde tal como lo expo-
ne la demandante, viene percibiendo su remuneración. En consecuencia, en este tipo de casos sí es
exigible el agotamiento de la vía previa. (RTC Exp. N° 10118-2005-AA/TC, S, f. j. 4)

£351 Falta de agotamiento de vías previas. Agotamiento de la vía previa en organiza-


ciones privadas
tratándose de agresiones atribuidas a particulares o personas jurídicas, el afectado estará su-
jeto a tal exigencia, únicamente si el estatuto de aquella contempla el referido procedimiento, ya
que según el inciso 3) del artículo 46 del CPConst. no será exigible el agotamiento de las vías
previas si esta “no se encuentra regulada”. (STC Exp. N° 02833-2006-PA/TC, S1, f. j. 8)

503
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando: (…)
5. A la presentación de la demanda ha cesado la amenaza o violación de un derecho
constitucional o se ha convertido en irreparable;

£352 Sustracción de la materia. Configuración


La sustracción de la materia constituye una causal de improcedencia de acuerdo con el inci-
so 5) del artículo 5 del [Código Procesal Constitucional], el cual establece que no proceden los
procesos constitucionales cuando a la presentación de la demanda haya cesado la amenaza o vio-
lación de un derecho constitucional o se haya convertido en irreparable. Implica que el acto lesivo
sea necesariamente actual. El pedido no debe haber devenido en irreparable, tal como lo precisa el
artículo 5.5 del CPConst. [Código Procesal Constitucional], en concordancia con lo prescrito por
el segundo párrafo del artículo 1 del mismo. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 9)
El segundo aspecto en torno a la procedencia, o no, del hábeas corpus, tiene que ver con el
hecho de que, si pese al tiempo transcurrido, todavía es posible que [el Tribunal Constitucional]
expida una resolución sobre el fondo. Como se sabe, la finalidad de los procesos constitucionales
contemplados en el artículo 1 del Código Procesal Constitucional es la protección de los dere-
chos fundamentales. En este mismo enunciado normativo se alude a la hipótesis de que cuando
se produzca el cese del acto lesivo, o cuando el derecho haya devenido en irreparable, se decla-
rará fundada la demanda, siempre y cuando estos supuestos se hayan producido después de pre-
sentada la demanda. Entre tanto, de acuerdo al artículo 5, inciso 5) del mismo Código Procesal
Constitucional, una de las causales de improcedencia de este tipo de procesos es que se haya
producido el cese del acto reclamado o hubiese devenido en irreparable el agravio ocasionado al
derecho fundamental. Sin embargo, para que tal supuesto de improcedencia pueda prosperar, es
preciso que tales hechos se hayan producido antes de la presentación de la demanda. (STC Exp.
Nº 00256-2003-HC/TC, S, f. j. 9)

£353 Sustracción de la materia. Supuestos de configuración


Si bien la integridad personal es un derecho pasible de protección mediante hábeas corpus, la
agresión que sufrieron los demandantes por parte de la turba que los desalojó de su vivienda no
puede ser tutelada mediante el presente hábeas corpus, dado que se trata de un acto ocurrido con
anterioridad a la interposición de la demanda que se agota en el mismo momento, por lo que, en
aplicación del artículo 5, inciso 5 del Código Procesal Constitucional, la demanda debe ser decla-
rada improcedente, sin perjuicio de que los demandantes mantengan su derecho a recurrir a la vía
pertinente, en el ámbito penal o civil, según el caso. (RTC Exp. Nº 05347-2005-HC/TC, S, f. j. 2)
[El Tribunal Constitucional] estima que independientemente de la declaratoria de inconstitu-
cionalidad (…) del artículo 3 de la Ley Nº 27466 –que exigía a los postulantes a la magistratura
haber aprobado el curso del PROFA– en el caso concreto resulta de aplicación el inciso 5) del
artículo 5 del Código Procesal Constitucional, pues la eventual afectación de los derechos cons-
titucionales invocados, al no haberse declarado al actor como postulante apto para efectos de la
Convocatoria (…), ha devenido en irreparable. (RTC Exp. Nº 10237-2006-AA/TC, S, f. j. 3)
Para [el Tribunal Constitucional] importa precisar que en el caso concreto y en la medida que
lo pretendido se circunscribe a la inscripción del recurrente en el proceso electoral del año 2006,
resulta evidente que en las actuales circunstancias la alegada afectación se ha tornado irreparable
toda vez que como es de público conocimiento dicho proceso electoral culminó para todos sus
efectos con la celebración y posterior proclamación de todos y cada uno de los candidatos gana-
dores, razones por las cuales la demanda debe ser desestimada en aplicación del artículo 5.5 del
Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 02746-2006-AA/TC, S, f. j. 3)

504
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Respecto de la primera pretensión (que la demandada cumpla con expedir el Decreto Supremo
reglamentario a que se refiere el artículo 2 del Decreto Ley 26009) ha operado la sustracción de
la materia en tanto el beneficio tributario ha sido derogado por el precitado Decreto Legislativo
775, y resultaría ocioso ordenar reglamentar un beneficio que ya no existe, configurándose la irre-
parabilidad en el daño que establece el inciso 5 del artículo 5 del Código Procesal Constitucional.
Se incumpliría además, uno de los requisitos obligatorios e ineludibles de todo proceso de cum-
plimiento, es decir, que el mandato esté vigente. Por ello, este extremo debe desestimarse. (STC
Exp. Nº 03861-2005-AC/TC, S, f. j. 5)

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando: (…)
6. Se cuestione una resolución firme recaída en otro proceso constitucional o haya
litispendencia;

£354 Cuestionamiento de resolución firme recaída en otro proceso constitucional.


Presupuesto para la aplicación de causal de improcedencia
[C]uando el Código Procesal Constitucional se refiere en su artículo 5, inciso 6, a la impro-
cedencia de un proceso constitucional que cuestiona una resolución judicial firme recaída en otro
proceso constitucional, esta disposición restrictiva debe entenderse referida a procesos donde se
han respetado de modo escrupuloso el debido proceso y la tutela procesal efectiva en sus distin-
tas manifestaciones, conforme al artículo 4 del mismo Código Procesal Constitucional (...). (RTC
Exp. Nº 00123-2007-AA/TC, P, f. j. 4)

£355 Cuestionamiento de resolución firme recaída en otro proceso constitucional.


Presupuesto de improcedencia en el proceso de amparo contra amparo
El inciso 6) del artículo 5 del Código Procesal Constitucional establece que “No proceden
los procesos constitucionales cuando: (...) 6.- Se cuestione una resolución judicial firme recaída
en otro proceso constitucional o haya litispendencia”. Con dicha disposición, a juicio de los
autores de lo que después sancionaría el Congreso de la República como Código Procesal
Constitucional, “(...) se trata de evitar el polémico empleo del amparo contra resoluciones recaídas
en otros proceso de amparo” (Samuel Abad et alt., Código Procesal Constitucional. Comentarios,
Exposición de motivos, Dictámenes e índice analítico, Editorial Palestra, Lima 2004, p. 45). No
obstante, el Tribunal Constitucional considera que la posibilidad del denominado “amparo contra
amparo” no es un problema cuya solución dependa exclusivamente del legislador, pues al tener su
fuente directa en el segundo párrafo del inciso 2 del artículo 200 de la propia Constitución, según
el cual el amparo, “(...) No procede (...) contra resoluciones judiciales emanadas de procedimiento
regular”, el debate en torno a su procedencia debe realizarse en función de lo que pudiera en-
tenderse por “procedimiento regular” (resuelto en forma enunciativa por el mismo legislador a
través del artículo 4 del mismo Código Procesal Constitucional). (…) No es (...) el legislador el
órgano competente para establecer que, tratándose de una resolución judicial dictada en un pro-
ceso de amparo, por ese solo hecho, las lesiones que pudiera sufrir el derecho a la tutela procesal
efectiva queden exentas de cualquier tipo de control. Así, las resoluciones firmes dictadas en el
seno de un amparo no gozan, por la simple circunstancia de que hayan sido emitidas por un juez
constitucional, de inmunidad alguna. [L]a aplicación del Código Procesal Constitucional debe ser
interpretada conforme a la Constitución, de modo que cuando se refiere, en su artículo 5, inciso
6), a la improcedencia de un proceso constitucional que cuestiona una resolución judicial firme re-
caída en otro proceso constitucional, tal disposición debe entenderse como que efectivamente no
procede el “amparo contra amparo” si es que en el proceso se han respetado de modo escrupuloso

505
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

los derechos fundamentales de orden procesal a los que se refiere el artículo 4 del mismo Código
Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 2727-2004-HC/TC, S, ff. jj. 4 y 5)
Respecto de la posibilidad de cuestionar una decisión judicial producida en un anterior pro-
ceso constitucional, el artículo 5, inciso 6) del Código Procesal Constitucional ha establecido, en
principio, que ello ya no sería posible, al precisar que no proceden los procesos constituciona-
les cuando se cuestione “(...) una resolución firme recaída en otro proceso constitucional (...)”.
No obstante, este Tribunal ya ha definido su posición al respecto al establecer que la posibilidad
del “amparo contra amparo” tiene fuente constitucional directa en el segundo párrafo del inciso
2 del artículo 200 de la propia Constitución, donde se establece que el Amparo, (...) No proce-
de contra normas legales ni contra resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular”.
En consecuencia, hemos sostenido que no es a nivel legal donde debe definirse la limitación del
“amparo contra amparo” como opción legislativa, sino, en todo caso, ello requeriría de una refor-
ma de la propia Constitución. En tal sentido hemos interpretado que “cuando el Código Procesal
Constitucional se refiere en su artículo 5, inciso 6), a la improcedencia de un proceso constitucio-
nal que cuestiona una resolución judicial firme recaída en otro proceso constitucional, esta dispo-
sición restrictiva debe entenderse referida a procesos donde se han respetado de modo escrupuloso
el debido proceso y la tutela procesal efectiva en sus distintas manifestaciones, conforme al artí-
culo 4 del mismo Código Procesal Constitucional (...)”. (RTC Exp. Nº 03757-2004-AA/TC, P, ff.
jj. 1-3)
En el presente caso, si bien la entidad demandante alega violación del debido proceso en el
trámite judicial del amparo en el que ha sido vencida, tal como se aprecia del escrito de demanda,
los argumentos en los que pretende sustentar dicha afectación, hacen referencia a las cuestiones
de fondo que fueron materia de evaluación en el primer amparo (…) En tal sentido, para este
Colegiado es claro que el órgano judicial emplazado ha actuado en el marco de sus competencias
en defensa de los derechos que estaban siendo conculcados por la entidad estatal, ahora deman-
dante, por lo que resultaría un despropósito que ahora se revierta tal decisión que ha resultado
eficaz para la tutela de los derechos del trabajador. (…) En consecuencia, antes de interponer un
nuevo proceso de amparo con evidente ánimo de dilatar el cumplimiento de una sentencia consti-
tucional, lo que corresponde a la entidad demandante en este proceso es dar pleno cumplimiento
a lo resuelto por las instancias judiciales en el proceso de amparo en cuestión (…). (RTC Exp.
Nº 10330-2006-AA/TC, P, fs. js. 4 y 5)
Nos encontramos ante el supuesto de lo que comúnmente se denomina “amparo contra ampa-
ro”. Al respecto, este Tribunal ha sostenido en anteriores ocasiones que resulta posible interponer
un amparo contra otro amparo, entre otras razones, cuando en el primer amparo se hayan lesiona-
do “aspectos estrictamente formales del debido proceso, excluyendo toda posibilidad de análisis
sobre el fondo controvertido en el proceso constitucional cuestionado” y “solo (...) cuando se trate
de resoluciones emitidas en procesos constitucionales provenientes del Poder Judicial y no del
Tribunal Constitucional”. En el presente caso, si bien el recurrente aduce que se ha vulnerado su
derecho de defensa, su demanda tiene por objeto que se declare la nulidad de la sentencia emitida
por este Tribunal (…), así como de la resolución (…), que declaró “sin lugar” la solicitud de aclara-
ción interpuesta contra la citada sentencia (…). (RTC Exp. Nº 07504-2005-AA/TC, P, fs. js. 3 y 4)
El caso se configura como un “amparo contra amparo”, cuya eventualidad está prevista de
manera taxativa como causal de improcedencia liminar en el inciso 6 del artículo 5 del Código
Procesal Constitucional. No obstante, al haberse interpuesto la demanda durante la vigencia de la
legislación anterior, la resolución del caso será teniendo en cuenta las reglas vigentes a esa fecha a
efectos de no vulnerar el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva del recurrente. (…) Que si bien
este Tribunal admitió con la legislación anterior la procedencia del “amparo contra amparo” en
virtud del artículo 6, inciso 2, a contrario sensu, de la Ley N° 23506, también lo es que la jurispru-
dencia de este Supremo Tribunal fue bastante estricta en su aceptación, estableciéndose algunos
parámetros para su admisión, toda vez que se trataba del cuestionamiento de una decisión judicial

506
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

resultante de un proceso excepcional, previsto precisamente para tutelar derechos fundamentales.


(RTC Exp. Nº 05399-2005-AA/TC, P, ff. jj. 2 y 3)

£356 Cuestionamiento de resolución firme recaída en otro proceso constitucional.


Presupuesto de improcedencia en el proceso de hábeas corpus contra hábeas
corpus
El presupuesto de improcedencia a que se refiere el artículo 5, inciso 6), del Código tiene que
ver con la presencia de procesos constitucionales promovidos contra resoluciones judiciales fir-
mes recaídas en otro proceso constitucional. Como se ha precisado en los fundamentos 2, acápite
c), y 4 de este voto en el caso de autos, no estamos ante una resolución judicial firme considerada
lesiva de los derechos (expresión de una conducta inconstitucional positiva) sino, más bien, ante
una omisión en la expedición de una resolución (manifestación de una conducta inconstitucional
negativa). No se configura, por tanto, el presupuesto de improcedencia a que se refiere la norma,
sino algo totalmente distinto que, por lo mismo, no se encuentra proscrito de forma alguna. El
Código, en otras palabras, no ha dicho en ningún momento que no pueda prosperar un hábeas
corpus por omisión judicial, sino que se ha referido exclusivamente al caso de los hábeas cor-
pus contra resoluciones (acciones) judiciales firmes recaídas en otro proceso constitucional. (…).
El detalle aquí enunciado permite focalizar la controversia desde un ángulo diferente. Y es que,
examinados con detenimiento los antecedentes del caso, así como la pretensión demandada, se
observa que más que un hábeas corpus promovido contra una resolución judicial expedida den-
tro de otro proceso constitucional y que, desde luego, haya resultado lesiva de los derechos del
recurrente, se trata de un hábeas corpus contra autoridades judiciales por no cumplir con adminis-
trar justicia constitucional de manera diligente y oportuna, perjudicando con tal inercia el debido
proceso y, correlativamente, la libertad individual. Aunque ciertamente se trata de un proceso de
hábeas corpus contra otro proceso de hábeas corpus, y es, por tanto, atípico en sus alcances, sus
características, empero, son bastante particulares, quedando claro que, conforme a las mismas, no
existe posibilidad alguna de condicionar su procedencia, por lo menos desde la perspectiva que
ofrece el Código y que, como se ha dicho, se refiere stricto sensu a la presencia de resoluciones
judiciales formalmente emitidas. (…) aun cuando la descrita resulta una opción perfectamente le-
gítima, debe, sin embargo, quedar perfectamente establecido que, por tratarse de un emplazamien-
to contra jueces constitucionales (defensores prima facie de los derechos), no puede considerarse
con un carácter abierto, pues, de ser así, se desnaturalizaría el regimen de presunción favorable de
la que goza todo proceso constitucional por el solo hecho de su existencia. Dicho en otros térmi-
nos, aun cuando sea viable el proceso de hábeas corpus contra un proceso de la misma naturaleza,
tal situación no puede ser una regla general, sino una medida excepcional, cuya procedencia ha de
requerir una sensata ponderación según la naturaleza de cada supuesto. (STC Exp. N° 3491-2005-
PHC/TC, S, ff. jj. 7- 9)

£357 Litispendencia. Configuración


[C]orresponde examinar la resolución de vista a efectos de determinar si, efectivamente, se
ha incurrido en la causal de litispendencia. Al respecto, la identidad de los procesos que determi-
na dicha causal de improcedencia se produce cuando estos comparten las partes, el petitorio –es
decir, aquello que efectivamente se solicita– y el título, esto es, el conjunto de fundamentos de
hecho y de derecho que sustentan el pedido. En el presente caso, sin embargo, si bien existe una
coincidencia entre las partes de ambos procesos, los mismos no comparten un mismo petitorio ni
tampoco un mismo título. Así, mientras en el primer proceso de amparo la cuestión a determinar
era la validez o invalidez de la resolución administrativa de nombramiento del actor, en el presen-
te proceso de amparo se solicita la reposición del actor a su centro de trabajo, argumentándose que
ha adquirido la protección del artículo 1 de la Ley N° 24041. Por consiguiente, no se ha configu-
rado el supuesto de litispendencia y, en consecuencia, corresponde emitir pronunciamiento sobre
el fondo de la controversia. (STC Exp. Nº 00984-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

507
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£358 Litispendencia. Improcedencia de proceso de amparo


De acuerdo al artículo 5, inciso 6), del Código Procesal Constitucional no proceden los pro-
cesos constitucionales cuando haya litispendencia. El objeto de la causal de improcedencia des-
crita es evitar que se emitan sentencias contradictorias sobre el mismo asunto controvertido y se
configura cuando el proceso judicial ordinario se inicia con posterioridad al proceso constitucio-
nal y exista simultaneidad en la tramitación de los mismos, vale decir, se genere una articulación
disfuncional al haber acudido a la vía ordinaria antes que a la constitucional para la defensa
del derecho fundamental. La identidad de dos procesos que determina la causal de improce-
dencia por haber recurrido a la litispendencia se produce cuando ambos procesos comparten
las partes, el petitorio –es decir, aquello que, efectivamente, se solicita– y el título, esto es, el
conjunto de fundamentos de hecho y de derecho que sustentan el pedido. (RTC Exp. Nº 03365-
2007-AA/TC, S, f. j. 3)

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando: (…)
7. Se cuestionen las resoluciones definitivas del Consejo Nacional de la Magistratura en
materia de destitución y ratificación de jueces y fiscales, siempre que dichas resolucio-
nes hayan sido motivadas y dictadas con previa audiencia al interesado;

£359 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Teoría


de los poderes constituidos como criterio de control de constitucionalidad de
las resoluciones del CNM
[C]uando el artículo 142 de la Constitución establece que no son revisables en sede judicial
las resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura en materia de evaluación y ratificación
de Jueces, (...) el presupuesto de validez de dicha afirmación se sustenta en que las consabidas
funciones que le han sido conferidas a dicho organismo sean ejercidas dentro de los límites y
alcances que la Constitución le otorga, y no a otros distintos, que puedan convertirlo en un ente
que opera fuera o al margen de la misma norma que le sirve de sustento. En el fondo, no se trata
de otra cosa sino de la misma teoría de los llamados poderes constituidos, que son aquellos que
operan con plena autonomía dentro de sus funciones, pero sin que tal característica los convierta
en entes autárquicos que desconocen o hasta contravienen lo que la misma Carta les impone. El
Consejo Nacional de la Magistratura, como cualquier órgano del Estado, tiene límites en sus fun-
ciones, pues resulta indiscutible que estas no dejan en ningún momento de sujetarse a los linea-
mientos establecidos en la norma fundamental. Por consiguiente, sus resoluciones tienen validez
constitucional en tanto las mismas no contravengan el conjunto de valores, principios y derechos
fundamentales de la persona contenidos en la Constitución, lo que supone, a contrario sensu, que
si ellas son ejercidas de una forma tal que desvirtúan el cuadro de principios y valores materiales
o los derechos fundamentales que aquella reconoce, no existe ni puede existir ninguna razón que
invalide o deslegitime el control constitucional señalado a favor de este Tribunal en los artículos
201 y 202 de nuestro texto fundamental. (STC Exp. Nº 2409-2002-AA/TC, S2, f. j. 2. b)
El Código Procesal Constitucional compatibiliza este criterio con el artículo 142 de la
Constitución al afirmar, en su artículo 5, inciso 7, que no proceden los procesos constituciona-
les cuando se cuestionen las resoluciones definitivas del Consejo Nacional de la Magistratura
en materia de destitución y ratificación de jueces y fiscales, siempre que dichas resoluciones
hayan sido motivadas y dictadas con previa audiencia del interesado. (STC Exp. Nº 00896-
2008-PA/TC, P, f. j. 6)

508
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Respecto del carácter inimpugnable de las resoluciones del Consejo Nacional de la


Magistratura –en materia de destitución– o, lo que es lo mismo, no revisables en sede judicial –en
materia de evaluación y ratificación–, conforme lo establece el artículo 142 de la Constitución, [el
Tribunal Constitucional] ha establecido, en criterio que resulta aplicable, mutatis mutandis, que
“el hecho de que una norma constitucional pueda ser analizada a partir de su contenido textual no
significa que la función del operador del Derecho se agote, en un encasillamiento elemental o par-
ticularizado, con el que se ignore o minimice los contenidos de otros dispositivos constitucionales,
con mayor razón si resulta evidente que aquellos resultan siendo no un simple complemento, sino
en muchos casos una obligada fuente de referencia por su relación o implicancia con el disposi-
tivo examinado. La verdad, aunque resulte elemental decirlo, es que las consideraciones sobre
un determinado dispositivo constitucional solo pueden darse cuando aquellas se desprenden de
una interpretación integral de la Constitución, y no de una parte o de un sector de la misma (...)”.
(STC Exp. Nº 09851-2006-PA/TC, P, f. j. 3).

£360 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM).


Requisitos para el control constitucional de las resoluciones del CNM
El artículo 5.7 del Código Procesal Constitucional, al reconocer que no proceden los procesos
constitucionales cuando: (...) se cuestionen las resoluciones definitivas del Consejo Nacional de
la Magistratura en materia de destitución y ratificación de jueces y fiscales, siempre que dichas
resoluciones hayan sido motivadas y dictadas con previa audiencia del interesado, no ha hecho
más que compatibilizar el artículo 5, inciso 7 de dicho ordenamiento con la interpretación que ha
realizado el Tribunal Constitucional del artículo 142 de la Constitución. De ahí que [el Tribunal
Constitucional] haya establecido que ello es así siempre que se cumplan irrestrictamente
ambos presupuestos: motivación y audiencia previa del interesado; pues de lo contrario, [el
Colegiado] podrá asumir competencia para determinar la legitimidad constitucional de las re-
soluciones del Consejo Nacional de la Magistratura. Siendo ello así, debe quedar claramente
establecido que el Tribunal Constitucional, en tanto supremo intérprete y guardián de la suprema-
cía jurídica de la Constitución y de los derechos fundamentales, no solo puede, sino que tiene el
deber de someter a control constitucional las resoluciones del CNM cuando eventualmente puedan
resultar vulneratorias de los derechos fundamentales de las personas. (STC Exp. Nº 08495-2006-
PA/TC, P, ff. jj. 5 y 6).

£361 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM).


Obligación de motivar las resoluciones de los procedimientos de ratificación
Desde el 1 de diciembre de 2004 se encuentra vigente [el Código Procesal Constitucional], el
cual, en su artículo 5, inciso 7), señala que: “No proceden los procesos constitucionales cuando se
cuestione resoluciones definitivas del Consejo Nacional de la Magistratura en materia de destitu-
ción y ratificación de jueces y fiscales, siempre que dichas resoluciones hayan sido motivadas y
dictadas con previa audiencia al interesado”. De este modo puede deducirse, a contrario sensu, que
sí proceden los procesos constitucionales respecto de resoluciones definitivas del CNM, cuando
estas sean inmotivadas y/o cuando hayan sido emitidas sin audiencia del interesado. En esta
misma dirección, el CNM ha realizado, recientemente, una adecuación de su Reglamento de
Evaluación y Ratificaciones a disposición del [referido Código] y ha emitido, con fecha 1 de
julio de 2005, la Resolución N° 1019-2005-CNM. En dicho reglamento se reconoce la obliga-
ción de motivar expresamente las decisiones que emite el Pleno respecto de las ratificaciones
o no de los magistrados en sus puestos de carrera (artículo 28), además de establecer una serie
de parámetros y criterios que durante tal proceso. Así, entre otros temas, resulta relevante lo
que dispone el artículo 20 del referido reglamento, que establece que es materia de calificación en
el proceso de evaluación y ratificación de los magistrados, tanto la documentación presentada por
el magistrado, como la obtenida por el Consejo, tomándose en cuenta el rendimiento en la calidad
de las resoluciones y de las publicaciones, sobre la base de la comprensión que se realice del

509
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

problema jurídico y la claridad de la exposición, la solidez de la argumentación y el adecuado


análisis de los medios probatorios utilizados. (STC Exp. Nº 03361-2004-AA/TC, P, f. j. 2, PV)
La motivación es una exigencia que si bien es parte de las resoluciones judiciales, debe ser
observada en todo tipo de procedimiento, a la luz del artículo 139, inciso 5) de la Constitución,
como una “motivación escrita”, pues, como lo prescribe el artículo 12 de la Ley Orgánica del
PJ, todas las resoluciones, con exclusión de las de mero trámite, son motivadas, bajo respon-
sabilidad, es decir, han de incluir expresión de los fundamentos en que se sustentan. En ese
sentido, toda resolución debe ser congruente a fin de calibrar en ella la debida correlación
entre los hechos presentados y la base normativa (debe ceñirse al in dubio pro reo, es decir, la
interpretación de las normas debe ser a favor del procesado), que sustentan la decisión final
y lo que esta determina. Y es justamente la motivación la que permitirá medir la congruencia
en medida adoptada, por constituir un medio eficaz de control sobre la actividad del juzgador
que permite la verificación pública de su convencimiento último. La motivación servirá bá-
sicamente por dos razones: para la eficacia del control jurisdiccional ex post y para lograr el
convencimiento del juez respecto a la corrección y justicia de la decisión del CNM sobre sus
derechos como ciudadano. Por tanto, la resolución congruente, sustentada en la motivación,
descubre su pedestal en su articulación con el criterio de razonabilidad, a fin de regular ade-
cuadamente el “margen de apreciación” que tiene el consejero para resolver de manera final,
pese a la sensatez y la flexibilidad que se le ha impuesto en el ejercicio de sus funciones.
(…) Dando un importante paso normativo, el propio CPC ha precisado con claridad que la
motivación es parte esencial de las resoluciones del CNM, lo cual ha causado, según se ha
venido señalando, la existencia de un cambio jurisprudencial sobre la materia. Sobre esta base,
es imprescindible ingresar a una nueva lógica de intervención del Tribunal Constitucional sobre la
materia, de acuerdo al artículo 5, inciso 7) del CPC, el cual establece que cuando las resoluciones
del CNM no han sido motivadas o dictadas sin previa audiencia al interesado, sí proceden los
procesos constitucionales cuestionando las resoluciones en principio definitivas. (…) Más aún,
una interpretación literal del artículo 154, inciso 2) de la Constitución no impide la motivación re-
solutoria. Que explícitamente se haya requerido la fundamentación en las sanciones disciplinarias
a imponer [artículo 154, inciso 3)], no implica –en ningún supuesto– que para la ratificación no
pueda exigirse también este derecho-regla como garantía de los magistrados. Se plantea, entonces,
una interpretación del precitado dispositivo, conforme a la Constitución, utilizando los principios
de unidad constitucional y eficacia práctica e integradora, solo con el fin de reconocer la eficacia
de la tutela procesal efectiva en la ratificación de jueces y fiscales. (STC Exp. Nº 3361-2004-AA/
TC, P, ff. jj. 39-41, PV)
[Respecto a la motivación de las resoluciones emitidas por el Consejo Nacional de la
Magistratura] es menester considerar que: a) la exigencia de motivación antes expuesta, para
ser tal, tiene que ser racionalmente interpretativa y suficiente para fundamentar, fáctica y ju-
rídicamente, la decisión. Es decir, una resolución no puede entenderse motivada si quien la
expide no tiene facultad o competencia para ello, las consideraciones con las que dice o cree
fundamentar su decisión son aberrantes o absolutamente ajenas al tema en conflicto, o si la
Constitución o la Ley le exigen o le niegan a su vez, una posición determinada. No es por
tanto el tamaño o la dimensión de la fundamentación la que refleja si se cumple con la exi-
gencia de la motivación sino si racional y propiamente quien resuelve explica las razones
por las que hace lo que hace. De allí que una mala motivación puede ser equiparada a falta
de motivación; y b) que ante la ausencia de motivación tiene que existir un contralor con
autoridad y competencia para decirle al infractor que no ha satisfecho la exigencia legal o
constitucional cuando este, creyendo que ha motivado diciendo cualquier cosa, se ha alejado
de su cometido. (STC Exp. Nº 0896-2008-PA/TC, P, f. j. 13)

510
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£362 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM).


Posibilidad de plantear demanda de amparo para su revisión
[E]n uniforme y reiterada jurisprudencia, incluso anterior a la entrada en vigencia del Código
Procesal Constitucional y a pesar de las limitaciones establecidas por el artículo 2 de la Ley
Orgánica del Consejo y el artículo 142 de la Constitución, [el Tribunal Constitucional] ha expedi-
do sendas sentencias –estimatorias y desestimatorias– mediante las que estableció la posibilidad
de revisar las decisiones [del Consejo Nacional de la Magistratura]. Por tanto, mal puede alegar el
actor que estaba impedido de plantear la demanda de amparo, y que tal impedimento se eliminó
con la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 02104-2006-PA/TC,
P, f. j. 3)

£363 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Ejercicio


arbitrario de la facultad de evaluación y ratificación de magistrados viabiliza
revisión en sede constitucional
En el supuesto particular de los procedimientos de evaluación y ratificación de magistrados
ante el Consejo Nacional de la Magistratura, si bien el ejercicio per se de tal atribución discre-
cional no vulnera derechos fundamentales, sí lo hace cuando dicha facultad se ejerce de manera
arbitraria; esto es, cuando no se motivan debidamente las decisiones adoptadas y/o no se siguen
los procedimientos legalmente establecidos para su adopción. (…) Sin embargo, según la juris-
prudencia [del Tribunal Constitucional] se estableció que no todo acto administrativo expedi-
do al amparo de una potestad discrecional, siempre y en todos los casos, debe estar motivado,
y es precisamente en dicha situación en la que se encuentra la institución de las ratificaciones
judiciales, pues cuando fue introducida en la Constitución de 1993, fue prevista como un me-
canismo que únicamente expresara el voto de confianza de la mayoría o la totalidad de miembros
del CNM sobre la forma como se había ejercido la función jurisdiccional. De este modo, se dis-
puso que el establecimiento de un voto de confianza que se materializa a través de una decisión
de conciencia por parte de los miembros del CNM, sobre la base de determinados criterios que
no requieran ser motivados, no es una institución que se contraponga al Estado Constitucional
de Derecho y los valores que ella persigue promover, pues en el derecho comparado existen ins-
tituciones como los jurados, que pudiendo decidir sobre la libertad, la vida o el patrimonio de las
personas, al momento de expresar su decisión no expresan las razones que las justifican. (STC
Exp. Nº 02442-2005-PA/TC, S, ff. jj. 4 y 5)

511
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando: (…)
8. Se cuestionen las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones en materias electora-
les, de referéndum o de otro tipo de consultas populares, bajo responsabilidad.
Resoluciones en contrario, de cualquier autoridad, no surten efecto legal alguno
La materia electoral comprende los temas previstos en las leyes electorales y aquellos que
conoce el Jurado Nacional de Elecciones en instancia definitiva”. (DEROGADO(*))

£364 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones. Criterios de interpre-


tación para el control constitucional de las resoluciones del JNE
[A]lguno puede haberse preguntado: ¿cómo puede el Tribunal Constitucional sostener que la
Constitución es norma jurídica vinculante y, no obstante, haber expedido la STC 2366-2003-AA,
contraviniendo (sic) el “claro mandato” de los artículos 142 y 181 de la Constitución que estable-
cen, respectivamente, que las resoluciones del JNE en materia electoral “no son revisables en sede
judicial” y que “son dictadas en instancia final, definitiva, y (...) contra ellas no procede recurso
alguno”? (…)
Pues bien, resulta evidente que luego de la lectura aislada de alguna de estas disposiciones, se
llegará a resultados inconsecuentes con el postulado unitario o sistemático de la Constitución. De
ahí que nunca ha sido ni será válido interpretar las disposiciones constitucionales de manera aisla-
da. Es indiscutible que esta es una lectura más sencilla; sí, tan sencilla como ilegítima.
Qué duda cabe de que una interpretación literal y aislada de los artículos 142 y 181 de la
Constitución, concluirá en que, sin ingresar en consideración adicional alguna, una resolución en
materia electoral expedida por el JNE, es inatacable jurisdiccionalmente; es decir, incluso en aque-
llos supuestos en los que afecten los derechos fundamentales de la persona. Empero, el resultado
de esta interpretación ¿es sustentable constitucionalmente?
Son distintas las razones que permiten al Tribunal Constitucional sostener que tal interpreta-
ción resulta manifiestamente inconstitucional. En primer lugar, porque lejos de optimizar el con-
tenido constitucionalmente protegido de los derechos fundamentales, desconoce la limitación que
dicho contenido representa para los actos llevados a cabo por todo poder público, incluyendo,
desde luego, los que efectúe el JNE.
Si bien es cierto que esta entidad es el máximo órgano de administración de justicia electoral
del país, no lo es menos que, como cualquier otro poder público, se encuentra obligado a respetar
los derechos fundamentales, en el marco del respeto al derecho al debido proceso y a la tutela
jurisdiccional efectiva (artículo 139 de la Constitución); por cuanto, si así no ocurriese, será nulo
y punible todo acto que prohíba o limite al ciudadano el ejercicio de sus derechos, de conformidad
con el artículo 31, in fine, de la Carta Fundamental.
En otras palabras, el “producto” resultante de realizar una interpretación aislada de los artí-
culos 142 y 181 de la Constitución, viola los más elementales principios de interpretación cons-
titucional (unidad de la Constitución y concordancia práctica), pues pretendiendo auspiciar la

* Nota del editor: por disposición del punto resolutivo número 1 del fallo de la STC Exp. Nº 0007-
2007-PI/TC, publicada el 22/06/2007, se declara inconstitucional el artículo único de la Ley Nº 28642,
publicada el 08/12/2005, que modificó el presente numeral, con lo cual se determinó la procedencia de
los procesos constitucionales contra las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones por violación
de derechos fundamentales.

512
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

seguridad jurídica que debe informar a todo proceso electoral, “sacrifica” los derechos fundamen-
tales, ya que los despoja de toda garantía jurisdiccional de protección.
La interpretación aislada de los artículos constitucionales bajo análisis resulta manifiestamen-
te contraria al principio de fuerza normativa de la Constitución y al de corrección funcional, ya
que desconoce, por un lado, el carácter jurídico-vinculante de la Constitución y, por otro, la fun-
ción de contralor de la constitucionalidad conferida al Tribunal Constitucional (artículo 201 de
la Constitución). En efecto, dicha interpretación confunde la autonomía que ha sido reconocida
constitucionalmente al JNE (artículo 177 de la Constitución) con autarquía, pues pretende que sus
resoluciones no sean objeto de control constitucional en aquellos casos en los que resulten con-
trarias a los principios y derechos fundamentales reconocidos en la Carta Fundamental. Lo que
equivaldría a sostener que para el JNE, tales principios y derechos no resultan vinculantes.
Es preciso tener presente que, de conformidad con el principio de corrección funcional, el
JNE, bajo las responsabilidades de ley, se encuentra impedido constitucionalmente de descono-
cer las decisiones vinculantes que los otros órganos constitucionales expiden en el ejercicio de
sus funciones constitucionalmente previstas. Así, por ejemplo, el JNE se encuentra impedido de
desconocer una resolución adoptada por el Congreso de la República que inhabilita a una persona
para el ejercicio de la función pública, de conformidad con el artículo 100 de la Constitución;
máxime si la validez constitucional de dicha resolución ha sido plenamente confirmada a través
de una sentencia del Tribunal Constitución, supremo intérprete de la Constitución (artículo 201 de
la Constitución y artículo 1 de la LOTC).
Al referir que las resoluciones del JNE en materia electoral se dictan en última instancia y no
pueden ser objeto de control constitucional en sede jurisdiccional, los artículos 142 y 181 de la
Constitución, tienen por propósito garantizar que ningún otro órgano del Estado se arrogue la ad-
ministración de justicia sobre los asuntos electorales, pues en esta materia técnico-jurídica, el JNE
es, en efecto, instancia definitiva. Así lo ordena la Constitución y bajo el principio de corrección
funcional ese fuero debe ser plenamente respetado por todo poder constituido, incluyendo, desde
luego, a este Tribunal.
Asunto distinto se presenta cuando el JNE ejerce funciones excediendo el marco normativo
que la Constitución le impone. Ello tendría lugar, claro está, si se expide una resolución contraria
a los derechos fundamentales. En tales supuestos, el criterio del JNE escapa a los asuntos técnico-
jurídicos de carácter estrictamente electoral, siendo de inmediata aplicación el inciso 2) del ar-
tículo 200 de la Constitución que dispone que el proceso de amparo “procede contra el hecho
u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza los
(...) derechos reconocidos por la Constitución”. En otras palabras, en tales casos, la jurisdicción
constitucional se torna inmediatamente en el fuero competente para dirimir la litis circunscrita a si
existió o no violación de la Carta Fundamental. Sin que pueda caber aquí, desde luego, una subro-
gación en las funciones reservadas constitucionalmente al JNE. (…)
[N]o se trata de una superposición de funciones, sino de delimitar clara y correctamente las
competencias que la Constitución ha conferido a cada uno de los órganos constitucionales (princi-
pio de corrección funcional). (…)
No existe, pues, justificación constitucional alguna para que el JNE se encuentre relevado
de dicho control; es decir, cuando no respete los derechos fundamentales en el marco del debido
proceso y la tutela jurisdiccional efectiva. (…)
En tal sentido, sin perjuicio de lo que luego se sostendrá, llegado a este punto, el Tribunal
Constitucional se encuentra en condiciones de afirmar que toda interpretación de los artículos 142 y
181 de la Constitución que realice un poder público, en el sentido de considerar que una resolución
del JNE que afecta derechos fundamentales, se encuentra exenta de control constitucional a través
del proceso constitucional de amparo, es una interpretación inconstitucional. Consecuentemente,

513
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

toda vez que el JNE emita una resolución que vulnere los derechos fundamentales, la demanda de
amparo planteada en su contra resultará plenamente procedente.
En aplicación del artículo VII del Título Preliminar del CPConst., este criterio normativo
constituye precedente vinculante para todos los poderes públicos. (STC Exp. Nº 5854-2005-PA/
TC, P, ff. jj. 13, 16-21 y 35, PV)
Este Tribunal, (…) debe enfatizar, (…) que no cabe invocar la existencia de campos de in-
vulnerabilidad absoluta al control constitucional, so pretexto de que la Constitución confiere una
suerte de protección especial a determinadas resoluciones emitidas por parte de determinados or-
ganismos electorales. En efecto, aun cuando de los artículos 142 y 181 de la Norma Fundamental,
se desprende que en materia electoral no cabe revisión judicial de las resoluciones emitidas por el
Jurado Nacional de Elecciones, y que tal organismo representa la última instancia en tal asunto,
dicho criterio solo puede considerarse como válido en tanto y en cuanto se trate de funciones
ejercidas en forma debida o, lo que es lo mismo, compatibles con el cuadro de valores materia-
les reconocido por la misma Constitución. Como es evidente, si la función electoral se ejerce de
una forma que resulte intolerable para la vigencia de los derechos fundamentales o quebrante los
principios esenciales que informan el ordenamiento constitucional, no solo resulta legítimo sino
plenamente necesario el control constitucional, especialmente cuando este resulta viable en meca-
nismos como el amparo.
En un contexto como el anteriormente descrito queda absolutamente claro que, cuando reso-
luciones como las emitidas en sede judicial, pretenden apoyarse en un criterio consistente en una
ausencia de mecanismos de control o fiscalización jurisdiccional, se incurre en una lectura no solo
sesgada sino unilateral de la Constitución, porque se pretende adscribir los organismos electorales
a una concepción de autarquía funcional opuesta a la finalidad de respeto a la persona que, desde
una perspectiva integral, postula la misma Norma Fundamental. Como ya se ha enfatizando en
otro momento, no pueden admitirse como razonables o coherentes interpretaciones tendientes a
convalidar ejercicios irregulares o arbitrarios de las funciones conferidas a los órganos públicos,
puesto que un Estado solo puede predicarse como de Derecho cuando los poderes constituidos no
solo se desenvuelvan con autonomía en el ejercicio de sus competencias, sino que, sobre todo,
respeten plenamente y en toda circunstancia los límites y restricciones funcionales que la misma
Carta establece, sea reconociendo derechos elementales, sea observando los principios esenciales
que, desde el Texto Fundamental, informan la totalidad del ordenamiento jurídico. (STC Exp.
Nº 2366-2003-AA/TC, S1, ff. jj. 4 y 5)

£365 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones(JNE). Revisión de re-


soluciones del Jurado Nacional de Elecciones deriva de una adecuada inter-
pretación constitucional
La procedencia de las demandas de amparo contra las resoluciones del JNE que violen dere-
chos fundamentales no deriva de lo que una norma infraconstitucional pueda determinar, sino de
una adecuada interpretación de la propia Constitución del Estado. (STC Exp. Nº 2730-2006-PA/
TC, P, f. j. 19)
De conformidad con los tratados y la jurisprudencia internacional sobre derechos humanos,
(…) el inciso 8) del artículo 5 del CPConst. establece que son objeto de control constitucional
las resoluciones del JNE que violen la tutela procesal efectiva [artículo 4 del Código Procesal
Constitucional]. (…)
Consecuentemente, la posibilidad de ejercer control constitucional a las resoluciones del JNE
que resulten contrarias a los derechos fundamentales no solo emerge de una adecuada interpreta-
ción de la Carta Fundamental, sino que se encuentra expresamente concretizada en una disposi-
ción del CPConst. (STC Exp. Nº 5854-2005-PA/TC, P, f. j. 37)

514
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£366 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones(JNE). Pautas de obser-


vancia obligatoria para el control constitucional de materias electorales
Admitido entonces que cuando se presenta un ejercicio irregular en una función conferida
a un organismo del Estado, procede (indiscutiblemente) el control constitucional, cabe precisar,
como pautas de observancia obligatoria, y especialmente por lo que respecta a las materias electo-
rales, las siguientes: a) en aquellos casos en los que, como consecuencia de una tacha formulada
contra un candidato a alcalde o regidor municipal, esta es declarada fundada, no puede ni debe
interpretarse dicha decisión como de un pronunciamiento definitivo y por tanto irrecurrible en
la misma sede electoral. Esta interpretación tiene su fundamento en tres razones esenciales. En
primer término, debe tenerse en cuenta que lo que se está afectando es, en el fondo, el derecho
de participación ciudadana y, por tanto, existe la ineludible necesidad de tomar las precauciones
suficientes para que tal decisión realmente responda a circunstancias totalmente objetivas. En se-
gundo, todo pronunciamiento que afecte derechos fundamentales necesariamente debe contar con
la posibilidad de ser recurrido ante una autoridad diferente de quien lo tomó, como garantía de
instancia plural o expresión de un auténtico proceso debido. Y, finalmente, el Jurado Nacional de
Elecciones, máxima instancia en sede electoral, ha venido conociendo de diversos reclamos en
los que se ha pronunciado como segunda instancia respecto de tachas contra candidatos a alcal-
des o regidores, como se puede apreciar de jurisprudencia uniforme y reiterada emitida por dicho
organismo; b) cuando, a la luz de lo señalado por el máximo órgano de justicia electoral, existe ju-
risprudencia sobre determinada materia y, además, uniforme y reiterada, resulta inadmisible que,
aduciendo, una supuesta imposibilidad de recurrir a dicha instancia, un órgano de justicia electo-
ral inferior pueda desvincularse de los criterios o pautas interpretativas señaladas por su superior,
tanto más cuando incidan directamente sobre el ejercicio de derechos fundamentales. O el Jurado
Nacional de Elecciones es la máxima instancia en sede electoral y, por lo tanto, sus decisiones
asumen una línea directriz que al resto de órganos electorales corresponde seguir o, simplemente,
carece del poder de sentar pautas jurisprudenciales. Entre ambas alternativas, la única compati-
ble con el carácter de instancia máxima y definitiva que le reconoce el artículo 181 de la Norma
Fundamental es, evidentemente, la primera de las señaladas; c) el criterio según el cual no puede pri-
varse del derecho de participación a quien se encuentre sometido a un proceso penal, no solo resulta de
observancia obligatoria por cumplir con la característica de vinculación antes señalada, sino porque
responde a una lectura de la Constitución compatible con su cuadro de valores materiales, con-
forme a la cual, toda persona es considerada inocente mientras su responsabilidad no quede acre-
ditada fehacientemente, lo que supone la existencia de una sentencia definitiva expedida como
corolario de un proceso penal justo o debido. (STC Exp. Nº 2366-2003-AA/TC, S1, f. j. 6)

£367 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Criterios a con-
siderar por los órganos judiciales ante el cuestionamiento de resoluciones del
JNE
[E]ste Tribunal, en su calidad de supremo intérprete de la Constitución, (…) establece que
(…)
b) En atención a la seguridad jurídica que debe rodear todo proceso electoral y a las especia-
les funciones conferidas a los órganos del sistema electoral en su conjunto (JNE, ONPE,
RENIEC —artículos 178, 182 y 183 de la Constitución—), en ningún caso la interposición de
una demanda de amparo contra el Jurado Nacional de Elecciones suspende el calendario elec-
toral, el cual sigue su curso inexorable. Toda afectación de los derechos fundamentales en la
que incurra el Jurado Nacional de Elecciones, devendrá en irreparable cada vez que precluya
cada una de las etapas del proceso electoral o que la voluntad popular, a la que hace alusión
el artículo 176 de la Constitución, haya sido manifestada en las urnas. En dichos supuestos
el proceso de amparo solo tendrá por objeto determinar las responsabilidades a que hubiera
lugar, de conformidad con el artículo 1 del Código Procesal Constitucional.

515
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

c) Este Colegiado considera, sin embargo, que es preciso incrementar las garantías que asegu-
ren la celeridad y seguridad jurídica que deben caracterizar a todo proceso electoral, sin que
con ello se afecte el plausible control constitucional de una resolución del Jurado Nacional
de Elecciones en materia electoral que contravenga derechos fundamentales. Debe recordarse
que con el mismo énfasis con el que la Corte Interamericana ha señalado que todo órgano
supremo electoral, “debe estar sujeto a algún control jurisdiccional que permita determinar si
sus actos han sido adoptados al amparo de los derechos y garantías mínimas previstos en la
Convención Americana, así como los establecidos en su propia legislación”, ha establecido
que “dicho recurso debe ser sencillo y rápido, tomando en cuenta las particularidades del pro-
cedimiento electoral.
d) Resulta evidente que esta previsión de la Corte Interamericana, no solo apunta a que no corra
riesgo el cronograma electoral, sino también a evitar en lo posible que las eventuales afec-
taciones a los derechos fundamentales en las que incurran los órganos encargados de admi-
nistrar justicia electoral no se tornen irreparables. (STC Exp. Nº 0007-2007-PI/TC, P, punto
resolutivo Nº 2)

[L]a seguridad jurídica –que ha sido reconocida por este Tribunal como un principio implíci-
tamente contenido en la Constitución http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2005/05854-2005-AA.
html - _ftn23–, es pilar fundamental de todo proceso electoral. En efecto, siendo que los procesos
electorales ostentan plazos perentorios y preclusivos, y que una de las garantías para la estabilidad
democrática es el conocimiento exacto y oportuno del resultado de la voluntad popular manifesta-
da en las urnas (artículo 176 de la Constitución), no es factible que, so pretexto del establecimien-
to de garantías jurisdiccionales de los derechos fundamentales, se culmine por negar la seguridad
jurídica del proceso electoral, y con ella, la estabilidad y el equilibrio del sistema constitucional
en su conjunto (principio de interpretación constitucional de concordancia práctica). (STC Exp.
Nº 5854-2005-PA/TC, P, f. j. 38)

£368 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Imposibilidad


de cuestionar resoluciones del JNE vulnera el derecho de acceso a la justicia
[E]l Tribunal Constitucional considera que la norma acusada de inconstitucional [numeral 8
del artículo 5 del Código Procesal Constitucional] vulnera el derecho de acceso a la justicia como
manifestación del derecho al debido proceso, reconocido en el artículo 139.3 de la Constitución,
toda vez que, conforme se ha expuesto, no permite cuestionar judicialmente las resoluciones del
Jurado Nacional de Elecciones, negando la posibilidad de reclamar una eventual afectación de los
derechos fundamentales ante un órgano jurisdiccional y, por ende, no susceptibles de ser garan-
tizados mediante un recurso judicial, lo cual resulta contrario a los tratados y a la jurisprudencia
internacional sobre derechos humanos. Lo anterior conduce a este Colegiado a rechazar la tesis
del abogado del Jurado Nacional de Elecciones, quien durante la audiencia pública sostuvo que
el único control que admiten, como último mecanismo, es el de la opinión pública. (STC Exp.
Nº 0007-2007-PI/TC, P, f. j. 38)

516
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando: (…)
9. Se trate de conflictos entre entidades de derecho público interno. Los conflictos cons-
titucionales surgidos entre dichas entidades, sean poderes del Estado, órganos de
nivel o relevancia constitucional, gobiernos locales y regionales, serán resueltos por
las vías procedimentales correspondientes;

£369 Conflictos constitucionales entre entidades de Derecho Público interno.


Finalidad de la causal de improcedencia
Determinar que las personas jurídicas de derecho público sean titulares del derecho funda-
mental al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva, conlleva la posibilidad de su tutela
vía el proceso de amparo. Aunado a ello, debe observarse la causal de improcedencia contenida en
el artículo 5, numeral 9 del Código Procesal Constitucional, la cual estipula que frente a conflictos
entre entidades de derecho público la demanda tendrá que declararse improcedente. Es importante
resaltar que tal disposición pretende que el amparo no sea utilizado para resolver contiendas com-
petenciales, conflictos intraorgánicos entre entidades administrativas y conflictos competenciales
o de atribuciones constitucionales en sentido estricto. (STC Exp. Nº 01407-2007-AA/TC, S, f. j. 1)
El artículo 5.9 del Código Procesal Constitucional está destinado a evitar el uso de la vía de
amparo para la solución de conflictos de Derecho Público Interno, los cuales están caracterizados
por ser interinstitucionales, es decir, por desarrollarse en el seno del propio Estado y por estar
referidos a cuestiones relativas a las facultades y las competencias de dichas entidades. En otras
palabras, el inciso 9 del artículo 5 del Código Procesal Constitucional tiene como objetivo evitar
que la vía del amparo sea utilizada para ventilar cuestiones que típicamente corresponden a otros
procesos constitucionales, como el proceso de conflicto de competencia. (RTC Exp. Nº 02118-
2007-AA/TC, S, f. j. 3)

£370 Conflictos constitucionales entre entidades de Derecho Público interno.


Aplicación de la causal de improcedencia
[L]as partes son dos entes que poseen la categoría de instituciones públicas: por un lado,
ESSALUD, creado por Ley 27056, es un organismo público descentralizado, con personería ju-
rídica de Derecho Público interno; y, por otro, la Municipalidad de Distrital del Tambo, es una
entidad creada por la Constitución; no siendo posible entre sí interponer acciones de garantía,
conforme lo establece el artículo 5, inciso 9) del Código Procesal Constitucional (…). (RTC Exp.
Nº 01641-2004-PA/TC, S, f. j. 2)
[L]as partes pertenecen a una misma entidad, toda vez que el ejecutor coactivo al ejercer,
a nombre de la municipalidad, las acciones de coerción para el cumplimiento de la obligación,
constituye un órgano dependiente de la misma, tal como lo establece la Ley de Procedimiento
de Ejecución Coactiva (26979); no siendo posible la interposición de la presente acción, confor-
me lo prescribe el artículo 5, inciso 9, del Código Procesal Constitucional, según el cual “(...) no
proceden los procesos constitucionales cuando se trate de conflicto entre entidades de Derecho
Público interno. Los conflictos constitucionales surgidos entre dichas entidades, sean poderes del
Estado, órganos de nivel o relevancia constitucional, gobiernos locales y regionales, serán resuel-
tos por las vías procedimentales correspondientes. Este Tribunal ha señalado que Los derechos
constitucionales se constituyen en la forma más efectiva para proteger a la persona humana frente
al ejercicio abusivo del poder, siendo evidente que los órganos del Estado no tienen derechos o
facultades, por su propia naturaleza, sino competencias previas y taxativamente señaladas por la
Constitución y además normas del bloque de constitucionalidad. (RTC Exp. Nº 01883-2005-AA/
TC, S, f. j. 3)

517
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

[D]el petitorio y los hechos expuestos en la demanda se desprende la existencia de un conflic-


to de competencia entre la Municipalidad Distrital de Canta y la Dirección General de Transportes
y Comunicaciones. La emplazada [Dirección General] viene desconociendo la autonomía munici-
pal, pues a través de sus inspectores realiza constantes operativos irregulares, produciendo agravio
a conductores que tienen autorización para efectuar transporte público en la modalidad de taxi
urbano e interurbano. (RTC Exp. Nº 03743-2006-PA/TC, S, f. j. 2)

£371 Conflictos constitucionales entre entidades de Derecho Público interno.


Inaplicación de la causal cuando el conflicto no está en relación con las
competencias
[El Tribunal Constitucional] debe hacer notar que tampoco cabe aplicar al caso de autos la
previsión contenida en el inciso 9) del artículo 5 del Código Procesal Constitucional, pues dicho
precepto tiene como propósito derivar a la vía del proceso competencial conflictos entre entidades
del Estado directamente vinculadas con la titularidad de sus competencias. En el caso de autos,
(…), la discusión no está en relación directa con las competencias entre dos entidades de gobier-
no municipal, sino con un derecho constitucional como el debido proceso administrativo, lo que
redunda en la necesidad de que la presente causa, pese a estar referida a dos entidades del Estado,
deba ventilarse por la presente vía del amparo. (RTC Exp. Nº 05261-2006-AA/TC, S, f. j. 5)

£372 Conflictos constitucionales entre entidades de Derecho Público interno.


Derecho de los funcionarios y servidores públicos para demandar a sus
empleadores
[E]l hecho de que el demandante sea un funcionario público perteneciente al Poder Judicial y
la demandada sea representante de un organismo autónomo del Estado, como es el Ministerio
Público, no sitúa el caso dentro del supuesto recogido en la disposición alegada, pues este
se refiere a las personas jurídicas de naturaleza administrativa pertenecientes al Estado, y de
ningún modo a los funcionarios o servidores públicos. Una interpretación contraria concluiría
en el absurdo de considerar que los servidores públicos no puedan interponer demandas contra
sus empleadores en ninguno de los procesos constitucionales de la libertad. (STC Exp. Nº 02083-
2002-HC/TC, P, f. j. 1)

518
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No proceden los procesos constitucionales cuando: (…)
10. Ha vencido el plazo para interponer la demanda, con excepción del proceso de hábeas
corpus.

£373 Plazo para interponer la demanda. Naturaleza de prescripción y no de


caducidad
[E]s menester que este Tribunal determine –a pesar de la denominación (caducidad) que el
texto normativo le otorga– qué calidad jurídica (prescripción o caducidad) tiene el plazo previsto
en el artículo 37 de la [derogada] Ley N° 23506. Es una idea pacíficamente aceptada por la doctri-
na que la caducidad es un plazo que extingue un derecho y que su cómputo se inicia con su naci-
miento. Tal situación, sin embargo, no se presenta en el supuesto regulado en la ley aludida, pues
el plazo para interponer la acción de amparo no empieza a transcurrir desde el momento en que
nace el derecho constitucional del demandante, sino desde que se produce su afectación, siempre
que “el interesado, en aquella fecha, se hubiese hallado en la posibilidad de interponer la acción.
(…) Por otro lado, ante la interposición de una demanda de amparo extemporánea, el transcurso
del plazo no extingue el derecho constitucional invocado, toda vez que su defensa podrá reali-
zarse en las vías procesales ordinarias –distintas del amparo– que ofrezca el ordenamiento. Por
lo tanto, esta Sala interpreta que el plazo indicado en el artículo 37 de la Ley N° 23506 no es
un plazo de caducidad, sino un plazo de prescripción, pues su transcurso no extingue el derecho
constitucional agraviado sino, simplemente, cancela la posibilidad de utilizar la vía procesal ur-
gente del amparo para su protección. Sostener lo contrario equivaldría a señalar que un sujeto de
derecho, por cada vía procedimental en la que puede demandar el reconocimiento de una misma
situación jurídica, posee un derecho distinto, con lo cual el proceso se convertiría en un fenómeno
ab initio de atribución de derechos, no obstante que, en realidad, constituye fundamentalmente el
instrumento necesario para la protección de los derechos preconstituidos a él, ante la realización o
amenaza de actos contrarios al ordenamiento jurídico. Por ello, en el caso de la acción de amparo,
el proceso a que da lugar no constituye un mecanismo constitutivo o extintivo de derechos, sino
un remedio contra las vulneraciones y amenazas frente a derechos de orden constitucional. De
esta manera, transcurrido el plazo para interponer la demanda de amparo, el sujeto afectado no se
ve desprovisto de su derecho constitucional, ni mucho menos del correlativo derecho de solicitar
tutela jurisdiccional efectiva al Estado (derecho constitucional de acción), sino que simplemente
pierde la posibilidad de acceder a una vía procedimental excepcional y urgente como es la acción
de amparo. Por el contrario, si el transcurso del plazo extinguiera el derecho constitucional cuya
protección se solicita, entonces este Tribunal necesariamente se debería expresar en términos de
caducidad. Dado que no es así, en función de lo expuesto se puede concluir que, independiente-
mente del defecto en el nomen iuris utilizado por el legislador, el artículo 37 de la Ley N° 23506
regula el plazo de prescripción extintiva para la interposición de la demanda de amparo. (STC
Exp. Nº 01049-2003-AA/TC, P, f. j. 6 y 7)
Inicialmente, durante la vigencia de la Ley 23506, se consideró que el plazo para la inter-
posición de la demanda era el de caducidad. Sin embargo, en la STC 1049-2003-AA/TC, este
Tribunal interpretó que la denominación de la referida ley no era adecuada, estableciendo que la
correcta interpretación consistía en considerarlo como un plazo de naturaleza prescriptiva, lo cual
permitía dejar a salvo el derecho del demandante para que este pudiera hacerlo valer en un proce-
so ordinario. (…) [C]omo en nuestro ordenamiento el plazo es de prescripción y no de caducidad,
la pretensión del recurrente no dejará de estar protegida y podría ser encauzada a un proceso or-
dinario. Con lo cual se puede afirmar válidamente que la existencia de un plazo de prescripción
para la procedencia del amparo ayuda a “hacer más residual lo residual”. Ello es así toda vez que
hay que desmitificar la idea de que los procesos constitucionales son los únicos procesos capaces
de proteger los derechos constitucionales y/o fundamentales de las personas, ya que en el Estado

519
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Constitucional todo juez es, en principio, juez para la tutela de los derechos fundamentales. (RTC
Exp. Nº 05938-2007-AA/TC, P, ff. jj. 12 y 14)

£374 Plazo para interponer la demanda. Inicio del cómputo del plazo prescriptorio
[E]l artículo 5, inciso 10, y el artículo 44 del Código Procesal Constitucional establecen ex-
presamente que el ejercicio de la acción de amparo se realiza hasta los 60 días hábiles de pro-
ducida la afectación, y que, para el cómputo de la prescripción debe tomarse en cuenta la fecha
en que se produjeron los hechos que supuestamente vulneraron los derechos constitucionales del
demandante. (RTC Exp. Nº 02375-2005-AA/TC, P, f. j. 3)
Es irrazonable alegar la caducidad en los procesos de amparo cuando el accionante se en-
cuentra impedido de ejercer su derecho de acción en virtud del mandato expreso de una norma
legal, ya que mientras esta surta efectos la inexistencia de un recurso idóneo no puede implicar la
convalidación de un acto atentatorio de sus derechos fundamentales. En todo caso, dicho plazo se
computará desde la remoción del impedimento, lo cual, hasta la fecha, no ha ocurrido, más aún si
en su oportunidad los efectos de la citada norma permitieron la vulneración de derechos funda-
mentales. (STC Exp. Nº 07973-2006-AA/TC, S, f. j. 7)
[E]n el caso materia de análisis, el presunto acto lesivo que constituiría una afectación a los
derechos fundamentales al trabajo, al debido proceso, a la presunción de inocencia, y a no ser
sancionado dos veces por un mismo hecho, invocados por el recurrente, se habría dado con fecha
10 de diciembre de 1998. Y, con fecha 27 de mayo de 2005, fue emitida la Resolución Directoral
N° 4377-98-DGPNP/DIPER, acto administrativo que dio por agotada la vía administrativa y que
fuera notificado al recurrente el 27 de julio de 2005, según obra en la constancia de notificación de
fojas 10. (…) [P]or lo expuesto, se advierte que el demandante interpuso la demanda de [amparo]
fuera del plazo de 60 días hábiles contabilizados desde la comisión del presunto acto lesivo, e in-
cluso desde que tomara conocimiento del mismo, razón por la cual la demanda debe desestimarse.
(RTC Exp. Nº 01334-2007-PA/TC, S, ff. jj. 3 y 4)
[S]i la persona afectada con el acto lesivo no hubiese tenido conocimiento de este, el cómputo
del plazo habría de contabilizarse a partir de la “remoción del impedimento”. Ahora bien, en los
supuestos donde el afectado desconoce de la existencia del acto lesivo debido a la omisión de una
notificación válida del mismo, debe entenderse que la “remoción del impedimento” se produce en
el momento en que el afectado toma conocimiento de dicho acto. (…) En el presente caso, (…) el
recurrente no fue notificado válidamente ni la demandada efectuó las diligencias idóneas al efecto
de que pueda tomar conocimiento de la existencia del procedimiento disciplinario en su contra.
En tal sentido, el recurrente no tuvo conocimiento de la existencia de este, por lo que el plazo
para interponer la demanda debe contarse a partir del momento en que él toma conocimiento de
la existencia de dicho procedimiento. Tal evento tiene lugar, según afirma el recurrente, al tomar
conocimiento por un tercero de la sanción en su contra, momento en el que inmediatamente, sos-
tiene, inicia el cuestionamiento del acto lesivo. (STC Exp. Nº 02728-2007-PA/TC, S, ff. jj. 3 y 4)

£375 Plazo para interponer la demanda. Cómputo del plazo prescriptorio en


caso de huelga de trabajadores del Poder Judicial
El argumento de la recurrida [que la huelga de los trabajadores del Poder Judicial del mes
de noviembre de 2001 no había interrumpido el plazo de caducidad, por ello los días que duró
dicha huelga siguieron siendo laborables] contraviene lo dispuesto en el artículo 124 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, que prescribe que las actuaciones judiciales se realizan en días há-
biles, pues un día en que se paralizan las labores judiciales desde ningún punto de vista puede
considerarse hábil. Además, contraviene la propia legislación laboral en que se sustenta, pues esta
utiliza un criterio absolutamente distinto. Así, por ejemplo, el artículo 36 del Decreto Legislativo
Nº 728 dispone que, en el caso del despido arbitrario, el plazo de caducidad para demandar se

520
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

suspende por “falta de funcionamiento del Poder Judicial”. Es menester indicar que, aun cuando
existiera alguna duda acerca de la condición de los días de huelga judicial –sobre su carácter hábil
o inhábil–, este Tribunal tendría que utilizar la interpretación que mejor favoreciera a la protec-
ción de los derechos constitucionales. Esta opción responde al principio pro homine, según el cual
corresponde interpretar una regla concerniente a un derecho humano “del modo más favorable
para la persona, es decir, para el destinatario de la protección” (SAGUÉS, Néstor Pedro. La in-
terpretación de los derecho humanos en las jurisdicciones nacional e internacional. En: Derechos
Humanos y Constitución en Iberoamérica - Libro Homenaje a Germán J. Bidart Campos. Instituto
Iberoamericano de Derecho Constitucional (Sección Peruana), Primera Edición, abril de 2002,
Lima-Perú, p. 36). Evidentemente, en el supuesto de duda experimentado por la recurrida, que
se advierte de su recurso al ordenamiento laboral para resolver la cuestión, la interpretación que
mejor favorecería a los derechos protegidos por el amparo sería aquella que considera inhábiles
los días de huelga judicial, pues la interpretación contraria conllevaría una intensificación de la
exigencia temporal contenida en el artículo 37 de la Ley N° 23506. (…) Sin embargo, no solo en
el campo del derecho material, es decir, en el ámbito del derecho cuya tutela se solicita, se privi-
legia la protección de la situación jurídica reclamada por el sujeto requirente, sino que en el plano
propio del instrumento predispuesto para la tutela, es decir, del proceso constitucional a que da
lugar la acción de amparo, se configura también otro principio que refuerza la decisión de preferir
la continuación del proceso antes que su extinción, frente a una eventual duda de carácter inter-
pretativo. En efecto, se trata del principio favor actionis o pro actione, según el cual “se impone
a los juzgadores la exigencia de interpretar los requisitos y presupuestos procesales en el sentido
más favorable a la plena efectividad del derecho a obtener una resolución válida sobre el fondo”
(p.49), y donde se establece, a su vez, que “los requisitos formales –en el presente proceso, el cál-
culo del plazo para interponer la demanda– se interpreten y apliquen de modo flexible y atendien-
do a su finalidad y de que a su incumplimiento no se anuden consecuencias desproporcionadas
o excesivamente gravosas” (p. 51) (PICÓ I JUNOY, JOAN. Las garantías constitucionales del
proceso. Barcelona: Bosh. 1997, en las pp. citadas). Por esta razón, si bien el Tribunal considera
que los días transcurridos durante la huelga del Poder Judicial no deben ser incluidos en el cálculo
del plazo para la interposición de la demanda de amparo, en la hipótesis de una duda interpre-
tativa, puede igualmente ratificarse en dicho parecer, toda vez que, en virtud del principio pro
actione, la decisión igualmente debe dirigirse por la continuación del proceso y no por su extin-
ción. Téngase en cuenta, finalmente, que la alternativa opuesta supondría invertir el funcionamien-
to y el propósito de los procesos en general, y de los procesos constitucionales en particular, pues
implicaría convertir, erróneamente, una duda interpretativa respecto de las formalidades propias
del instrumento de tutela en un elemento determinante para permitir el acceso a la tutela constitu-
cional de los derechos, cuando, en realidad, es el instrumento procesal el que debe ser adecuado e
interpretado decididamente –siempre y cuando no se restrinjan los derechos constitucionales de la
contraparte– a fin de consolidar una tutela constitucional más eficaz, oportuna y plena. (STC Exp.
Nº 01049-2003-AA/TC, P, ff. jj. 3 y 4)

£376 Plazo para interponer la demanda. Demanda de amparo


El artículo 37 de la derogada Ley N° 23506 (Ley de Amparo y Hábeas Corpus), vigente al
momento de producirse la alegada vulneración, establecía que “El ejercicio de la acción de am-
paro caduca a los sesenta días hábiles de producida la afectación”. Este mismo plazo se mantiene
en el artículo 44 de la Ley N° 28237, Código Procesal Constitucional, vigente desde el 1 de di-
ciembre de 2004. (…) [D]esde la notificación de la resolución [4 de diciembre de 2002] hasta la
fecha de presentación de la demanda de amparo [14 de marzo de 2003], ha transcurrido en exceso
el plazo establecido para ejercer la acción, razón por la cual la presente demanda no puede ser
acogida. (STC Exp. Nº 02796-2003-AA/TC, S, fs. js. 1 y 3)

521
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£377 Plazo para interponer la demanda. Demanda de amparo laboral


[El Tribunal Constitucional] ha venido asumiendo una tesis según la cual se dejaba entrever
una cierta homologación entre “imprescriptibilidad” e “irrenunciabilidad” de los derechos labo-
rales, de modo que estos no tenían plazo de prescripción para reclamarlos judicialmente (…). Sin
duda, esta tesis no se corresponde con lo que ocurre con la regulación actual de los procesos cons-
titucionales, los que están sujetos a un plazo de prescripción respecto de su reclamo en la vía de
los procesos constitucionales (artículo 5.10 del Código Procesal Constitucional). Para el caso de
los derechos de naturaleza laboral, este Tribunal considera necesario variar el criterio adoptado y
que se referido supra, pues una cosa es la irrenunciabilidad de los derechos, esto es, su naturale-
za inalienable en su condición de bienes fuera de la disposición, incluso llegado el caso, de sus
propios titulares (por ejemplo, no podría argumentarse válidamente que un trabajador “ha renun-
ciado” al pago de sus haberes), y otra cosa distinta es la “sanción” legal que se impone al titular
de un derecho que, tras su agresión, no ejercita el medio de defensa en un lapso previsto normal-
mente en la ley. De este modo, la figura jurídica de la prescripción no supone la denegatoria del
derecho en cuestión, sino, en todo caso, la restricción del remedio procesal para exigirlo, lo
cual no debe olvidarse, constituye también la defensa de otro bien constitucional en la medi-
da que se protege por esta vía la seguridad jurídica. En efecto, la prescripción no opera por
la “voluntad” del trabajador, sino por un mandato de la norma que sanciona su negligencia en
pos de la seguridad jurídica. Adicionalmente, cabe anotar que la prescripción es una institución
que ha gozado de rango constitucional en nuestro ordenamiento (…). (STC Exp. Nº 04272-2006-
AA/TC, P, fs. js. 4 y 5)
[E]s necesario precisar que el trámite de la vía inspectiva por parte de la autoridad administra-
tiva del trabajo no constituye vía previa administrativa –la cual está regulada en el Capítulo II del
Título III de la Ley Nº 27444, del Procedimiento Administrativo General–, razón por la cual no
interrumpe el cómputo del plazo de prescripción. (RTC Exp. Nº 04772-2006-AA/TC, S, f. j. 3)

£378 Plazo para interponer la demanda. Demanda de amparo contra resolucio-


nes judiciales
[R]especto al momento desde el cual contar el plazo de prescripción, relacionado con el
concepto de resolución judicial firme, el Tribunal Constitucional tiene dicho que una resolución
adquiere el carácter de firme cuando se ha agotado todos los recursos que prevé la ley para impug-
narla dentro del proceso ordinario, siempre que dichos recursos tengan la posibilidad real de re-
vertir los efectos de la resolución impugnada. En ese sentido, cuando exista una resolución contra
la cual no cabe interponer medios impugnatorios o recursos que tengan real posibilidad de revertir
sus efectos, el plazo prescriptorio debe contarse desde el día siguiente de la fecha de notificación
de dicha resolución inimpugnable (Cf. STC 2494-2005-AA/TC, fundamento 16). (…) Que obra
(…) del cuaderno principal la constancia de notificación de la cuestionada Ejecutoria Suprema,
con la cual se pone fin al proceso ordinario, la cual fue recepcionada por el recurrente con fecha
(….), habiendo interpuesto demanda de amparo (…) fuera del plazo de 30 días establecido por el
artículo 44 el Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 05938-2007-PA/TC, P, ff. jj. 2 y 3)
“[E]l artículo 44 del Código Procesal Constitucional [plazo de interposición de la demanda]
establece los plazos para la interposición de la demanda de amparo de la siguiente manera:
1.- Regla General: Contenida en el primer párrafo de dicho artículo 44 que establece que la de-
manda de amparo deberá presentarse dentro de los 60 días hábiles de producida la afectación.
2.- Regla Especial: Contenida en el segundo párrafo del mismo artículo que señala que para el
caso de demandas de amparo contra una resolución judicial firme, el nuevo plazo será de 30
días hábiles después de la notificación de la resolución judicial que se cuestiona, bien se trate
de auto, sentencia o decreto.

522
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Que el recurrente interpuso demanda de amparo el 28 de diciembre de 2004 contra dos reso-
luciones judiciales de fechas 11 de junio y 8 de setiembre de 2004, siendo notificada esta última
el día 26 de octubre de 2004, es decir la demanda de amparo fue interpuesta cuando el Código
Procesal Constitucional y con él su artículo 44, estaba vigente (desde el 1 de diciembre de 2004).
(…) Que de ello se colige que: (a) La demanda fue interpuesta cuando estaba en plena vigen-
cia el Código Procesal Constitucional; y (b) Se trataba de un proceso contra una resolución judi-
cial. Así pues es de aplicación la teoría de los hechos cumplidos, pues el artículo 103 de nuestra
Constitución Política, señala “La ley desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias
de las relaciones y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo,
en ambos supuestos, en materia penal cuando favorece al reo (...)”. Dicha regla relativa a la apli-
cación inmediata de la ley en materia de conflictos de normas en el tiempo fue elevada a rango
constitucional”. (RTC Exp. Nº 02982-2007-PA/TC, P, ff. jj. 4, 5 y 6)
[E]n el presente caso el Tribunal considera que la demanda ha sido interpuesta extemporá-
neamente, por lo que es de aplicación el artículo 5.10 del Código Procesal Constitucional, ya que
mediante la demanda de amparo, presentada con fecha 14 de noviembre de 2006, se pretende
cuestionar las resoluciones de fecha 25 de mayo de 2006 y 31 de julio de 2006, respectivamente.
(…) Que el Tribunal observa también que, pese a que dicha circunstancia fue el motivo para que
se desestimase la pretensión ante las instancias judiciales precedentes, la recurrente ha persistido
en no adjuntar la cédula de notificación [judicial], único medio hábil con el cual puede acreditar la
fecha en que le fueron realmente notificadas las resoluciones sobre las cuales se alega agravio. En
su lugar la recurrente solo ha argumentado que la Resolución (…) que ordena el cumplimiento de
lo ejecutoriado, no se notificó en aquella fecha sino mucho tiempo después, no siendo esta decla-
ración prueba suficiente para tener por establecido la fecha en que empieza a computarse el plazo
de prescripción. Por otra parte, en el recurso de agravio constitucional afirma que “se desconoce
la fecha de (…) notificación a la recurrente, no habiéndose establecido con precisión la fecha en
que empieza a computarse el plazo establecido en la ley” Con esta afirmación se corrobora que
la recurrente no ha podido acreditar que haya interpuesto la demanda de amparo dentro del plazo
establecido por Ley. (RTC Exp. Nº 03749-2007-PA/TC, P, ff. jj. 4 y 5)

£379 Plazo para interponer la demanda. Uso pernicioso de medios impugnatorios


A la luz de la práctica jurídica generalizada, es posible advertir que [el plazo de prescripción
para la procedencia del amparo] es uno de los presupuestos procesales menos respetados por nues-
tros operadores jurídicos (…), en especial por los abogados, pues, en su afán por eludirlo, han lle-
gado a hacer uso pernicioso de los medios impugnatorios que la ley prevé. Así, queda comprobado
en nuestra realidad que se utiliza cualquier tipo de medio impugnatorio con la finalidad de obtener
hasta el último pronunciamiento judicial que permita contar, recién a partir de ese momento, el
plazo para la interposición de la demanda. Esto ha generado –y sigue generando–, graves proble-
mas a la administración de justicia y, en especial, a la constitucional, pues cuando los recurrentes
advierten que no tienen más posibilidad de revertir el fallo de los jueces, acuden a la jurisdicción
constitucional con la finalidad de que se revisen los criterios adoptados por los jueces ordinarios,
intentando convertirla en una suprainstancia, posibilidad que ha sido reiteradamente negada por la
jurisprudencia [del Tribunal Constitucional]. (STC Exp. Nº 02494-2005-AA/TC, P, f. j. 15)

523
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 6.- COSA JUZGADA


En los procesos constitucionales solo adquiere la autoridad de cosa juzgada la decisión
final que se pronuncie sobre el fondo.

£380 Cosa juzgada. Efectos de la calidad de cosa juzgada de las sentencias del
Tribunal Constitucional
La calidad de cosa juzgada de una sentencia del Tribunal Constitucional no solo impide que
su fallo sea contradicho en sede administrativa o judicial, sino que prohíbe, además, que sus tér-
minos sean tergiversados o interpretados maliciosamente, bajo sanción de los funcionarios encar-
gados de cumplir o ejecutar la sentencia en sus propios términos. (STC Exp. Nº 0012-2005-PI/TC,
P, f. j. 32)

£381 Cosa juzgada. Configuración


[Si] se ha comprobado al contrastar ambos procesos constitucionales, [que] las partes y el
petitorio son los mismos, (…) la sentencia a que se refiere el considerando precedente ha puesto
fin a una controversia constitucional, siendo que lo resuelto al amparo del artículo 6 del Código
Procesal Constitucional ha adquirido la calidad de cosa juzgada, pues se ha emitido pronuncia-
miento sobre el fondo de la controversia (...). (RTC Exp. N° 6794-2005-PA/TC, f. j. 4)

£382 Cosa juzgada. Sentencias de inconstitucionalidad y calidad de cosa juzgada


[L]as sentencias del Tribunal Constitucional que declaran la inconstitucionalidad de una
norma, tienen calidad de cosa juzgada, fuerza de ley y vinculan a todos los poderes públicos.
(STC Exp. Nº 0587-2005-AA/TC, S, f. j. 5)

£383 Cosa juzgada. Supuestos de vulneración de la calidad de cosa juzgada


Debe precisarse que la cosa juzgada derivada de procesos resueltos en sede constitucional
está amparada por el artículo 139, inciso 2) de la Constitución que establece, entre otras previ-
siones, que “Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional
ni interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar sin efecto resoluciones que
han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar
sentencias ni retardar su ejecución”. Por lo tanto, vulnera la cosa juzgada de las resolucio-
nes judiciales el hecho de que se distorsione el contenido de las mismas, o la interpretación
“parcializada” de sus fundamentos. De este modo, toda “práctica” o “uso” que tenga por fin
distorsionar el contenido de una resolución que ha pasado en autoridad de cosa juzgada, debe
ser sancionada ejemplarmente, debiendo comprenderse en la sanción no solo a la institución de
la que emana la decisión, sino precisamente a quienes actúan en su representación. (STC Exp.
Nº 0054-2004-PI/TC, P, ff. jj. 14 y 15)

£384 Cosa juzgada. No aplicación de requisitos del Código Procesal Civil


[C]onforme al artículo 8 de la Ley N° 23506, constituyen cosa juzgada constitucional, que
debe ser entendida como cosa juzgada material; vale decir, inmutable, inimpugnable y absoluta,
que no se perfecciona con el cumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo 452 del
Código Procesal Civil, dado que estos únicamente son aplicables para los procesos ordinarios;
más aún cuando de acuerdo con el inciso 2) de la Cuarta Disposición Transitoria de la Ley N°
26435, Orgánica del Tribunal Constitucional y el artículo 202, inciso 2) de la Constitución, la
Corte Superior conoce los procesos de garantía en segunda y última instancia, vía apelación; y,
solo si se deniega en esa instancia la acción de garantía, el Tribunal Constitucional conoce de
dichos procesos como última y definitiva instancia. (STC Exp. N° 1978-2002-AA/TC, S, f. j. 1)

524
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£385 Cosa juzgada. Desistimiento no constituye cosa juzgada


El desistimiento de un proceso de amparo no puede excluir la posibilidad de que la persona
afectada pueda interponer una demanda posterior debido a que no se está ante el desistimiento de
la pretensión, lo cual deja abierta la posibilidad de que aquella puede instar otro proceso de am-
paro o un proceso ordinario a efectos de plantear tal pretensión. Por otra parte debe también con-
siderarse que de conformidad con el artículo 6 del Código Procesal Constitucional, solo adquiere
la calidad de cosa juzgada la “decisión final que se pronuncie sobre el fondo”. Esto significa que,
debido a que el anterior proceso de amparo concluyó sin pronunciamiento sobre el fondo, no exis-
te una cosa juzgada sobre la controversia planteada y, por ello, no hay un impedimento procesal
para examinarla. (STC Exp. N° 6730-2006-PA/TC, S, f. j. 5)

£386 Cosa juzgada. Características de la cosa juzgada constitucional


La sentencia que adquiere calidad de cosa juzgada tiene dos atributos esenciales: es coercible
y es inmutable. La sentencia es coercible, ya que puede ser ejecutada compulsivamente en caso de
eventual resistencia del obligado, como lo señala el artículo 715 del Código Procesal Civil, y es
inmutable, porque ningún juez podrá alterar los efectos del fallo ni modificar sus términos, salvo
las excepciones a que se refieren los artículos 178 y 407 del acotado. (STC Exp. N° 1546-2002-
AA/TC, S, f. j. 2)

ARTÍCULO 7.- REPRESENTACIÓN PROCESAL DEL ESTADO


La defensa del Estado o de cualquier funcionario o servidor público está a cargo del
Procurador Público o del representante legal respectivo, quien deberá ser emplazado con
la demanda. Además, debe notificarse con ella a la propia entidad estatal o al funcionario
o servidor demandado, quienes pueden intervenir en el proceso. Aun cuando no se aper-
sonaran, se les debe notificar la resolución que ponga fin al grado. Su no participación
no afecta la validez del proceso.
Las instituciones públicas con rango constitucional actuarán directamente, sin la interven-
ción del Procurador Público. Del mismo modo, actuarán directamente las entidades que
tengan personería jurídica propia(*).
El Procurador Público, antes de que el proceso sea resuelto en primer grado, está facul-
tado para poner en conocimiento del titular de la entidad su opinión profesional motiva-
da cuando considere que se afecta el derecho constitucional invocado.
Si el demandante conoce, antes de demandar o durante el proceso, que el funcionario
contra quien dirige la demanda ya no ocupa tal cargo, puede solicitar al Juez que este no
sea emplazado con la demanda.

£387 Representación procesal del Estado en los procesos constitucionales.


Notificación de resolución que pone fin a la instalación
[E]l derogado artículo 7 del Código Procesal Constitucional, (...), establecía que la defensa
del Estado o de cualquier funcionario o servidor público estaba a cargo del Procurador Público
o del representante legal respectivo, quien debía ser emplazado con la demanda, la cual también
debía ser notificada a la propia entidad estatal o al funcionario o servidor demandado, quienes
podían intervenir en el proceso. Sin embargo, según tal artículo, si bien la no participación de la
entidad estatal demandada no afectaba la validez del proceso, la resolución que ponía fin a la ins-
tancia le debía ser notificada. (RTC Exp. N° 2496-2007-PA/TC, f. j. 2).

(*) Segundo párrafo derogado por el artículo 2 de la Ley N° 28946, publicada el 24/12/2006.

525
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 8.- RESPONSABILIDAD DEL AGRESOR


Cuando exista causa probable de la comisión de un delito, el Juez, en la sentencia que
declara fundada la demanda en los procesos tratados en el presente título, dispondrá
la remisión de los actuados al Fiscal Penal que corresponda para los fines pertinentes.
Esto ocurrirá, inclusive, cuando se declare la sustracción de la pretensión y sus efectos,
o cuando la violación del derecho constitucional haya devenido en irreparable, si el Juez
así lo considera.
Tratándose de autoridad o funcionario público, el Juez Penal podrá imponer como pena
accesoria la destitución del cargo.
El haber procedido por orden superior no libera al ejecutor de la responsabilidad por
el agravio incurrido ni de la pena a que haya lugar. Si el responsable inmediato de la
violación fuera una de las personas comprendidas en el artículo 99 de la Constitución, se
dará cuenta inmediata a la Comisión Permanente para los fines consiguientes.

£388 Responsabilidad del agresor. Determinación de responsabilidad


Diversa jurisprudencia de este Colegiado ha hecho mención a la determinación de la respon-
sabilidad del agresor (...), también se utilizaba la previsión existente en el derogado artículo 11
de la Ley N° 23506), figura que ha versado sobre diversos temas. Entre ellos se pueden encontrar
algunos referidos al hábeas corpus, como puede ser lo estipulado cuando se producía la arbitra-
ria negativa judicial de la excarcelación de una persona, supuesto que se puede encontrar en las
sentencias de los Expedientes N° 1093-2000-HC/TC, N° 601-2003-HC/TC o N° 702-2000-HC/
TC. Pero, ¿qué se está buscando exactamente con la aplicación del artículo 8 del CPConst. Según
la sentencia emitida en el Expediente N° 2366-2004-AA/TC, (...) cuya resolución final concluía
en una sustracción de la materia, la responsabilidad del agresor puede ser aplicada (...) a fin de
que puedan deslindarse, en la vía correspondiente, las responsabilidades a que hubiere lugar. Por
consiguiente, es claro que este Colegiado utiliza la figura de la responsabilidad del agresor para,
de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 159, inciso 1) de la Constitución (función fiscal de
promoción de la acción judicial), determinar si es que se logra establecer un nexo causal entre los
hechos investigados en sede constitucional y la comisión de un delito. No es que el TC considere
la existencia de responsabilidad penal del investigado, sino tan solo estima pertinente que el ac-
cionar del demandado sea analizado a la luz de la legislación penal. Es más, así la sentencia en el
proceso constitucional no determine la utilización del artículo 8 del CPConst., el afectado con la
conducta antijurídica de un demandado, tiene el camino libre para iniciar las acciones penales que
considere. Asimismo, la investigación fiscal también puede ser realizada de oficio. El análisis que
se realice en sede penal es independiente del efectuado en el ámbito constitucional, aunque los
hechos ya establecidos no podrán ser objeto de cuestionamiento y serán una prueba válida de la
posible responsabilidad del agresor. (STC Exp. N° 2877-2005-PHC/TC, P, f. j. 19)

£389 Responsabilidad del agresor. Tutela a través del recurso de agravio consti-
tucional
[E]ste Tribunal (...), estableció que permitir que cualquier persona acuda a este Colegiado
para solicitar la aplicación del artículo 8 del Código Procesal Constitucional no tiene relación
alguna con lo que se pretende con el recurso de agravio constitucional, puesto que solo es
pertinente la utilización de este con el fin de atacar una resolución que sea propiamente dene-
gatoria de protección de derechos fundamentales y en caso concreto de la libertad personal.
(RTC Exp. N° 0667-2006-PHC/TC, f. j. 2)

526
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 9.- AUSENCIA DE ETAPA PROBATORIA


En los procesos constitucionales no existe etapa probatoria. Solo son procedentes los
medios probatorios que no requieren actuación, lo que no impide la realización de las
actuaciones probatorias que el Juez considere indispensables, sin afectar la duración del
proceso. En este último caso no se requerirá notificación previa.

£390 Ausencia de etapa probatoria. Procesos constitucionales


[L]os procesos constitucionales tienen un carácter sumario ya que son procesos configurados
para la defensa de derechos constitucionales cuya vulneración es manifiesta y evidente, por lo
que carecen de una etapa procesal de actuación de pruebas, según lo dispone el numeral 9 del
Código Procesal Constitucional. En efecto, la tutela de los derechos constitucionales se encuentra
condicionada a que en la dilucidación de la controversia, la lesión del derecho constitucional o la
amenaza que a este se produzca sea de tal manera evidente que no sea necesario transitar por una
previa estación probatoria. (RTC Exp. N° 474-2008-PA/TC, f. j. 7)
[E]ste Colegiado considera que el amparo no resulta la vía idónea para dilucidar la materia
controvertida, pues para ello se requiere de una estación probatoria adecuada, de la cual carecen
los procesos constitucionales como el presente, en los cuales solo procede estimar la demanda
cuando la violación o amenaza de violación de los derechos fundamentales resulte evidente y sea
plenamente acreditable con las instrumentales acompañadas a la demanda o recabadas durante el
proceso (...). (STC Exp. N° 9745-2006-PA/TC, S, f. j. 4)
Este Tribunal ha reiterado en innumerables pronunciamientos que en los procesos constitucio-
nales no existe estación probatoria porque en ellos no se declaran ni constituyen derechos, lo que
sí se da en procesos ordinarios, para cuyo caso, precisamente, se ha previsto la estación probato-
ria. (STC Exp. N° 3714-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

£391 Ausencia de etapa probatoria. Justificación de la ausencia de medios probatorios


[E] Tribunal Constitucional ya ha tenido oportunidad de pronunciarse en las STC 0976-2001-
AA/TC y 1797-2002-HD/TC, en las cuales sostuvo que la inexistencia de una estación de pruebas
se debe a que en estos procesos no se dilucida la titularidad de un derecho, sino solo se resta-
blece su ejercicio, y que el juez no tiene tanto que actuar pruebas, sino juzgar, en esencia, sobre
su legitimidad o ilegitimidad constitucional; agregando que si bien es correcto afirmar que en el
amparo no existe estación probatoria, con ello, en realidad, no se está haciendo otra cosa que in-
vocar el texto del artículo 13 de la Ley 25398 (Ley recogida en el artículo 9 del Código Procesal
Constitucional). No es ese, desde luego, el problema, sino determinar si la inexistencia de la su-
sodicha estación probatoria impide que el juez constitucional expida una sentencia sobre el fondo
del asunto. (RTC Exp. N° 7011-2005-PA/TC, f. j. 5)
[E]l Tribunal Constitucional ya ha tenido oportunidad de pronunciarse sosteniendo que la
inexistencia de una estación de pruebas se debe a que en estos procesos no se dilucida la titulari-
dad de un derecho, sino solo se restablece su ejercicio. (STC Exp. N° 4415-04-AA/TC, P, f. j. 5)

£392 Ausencia de etapa probatoria. Excepción a los límites de la actuación probatoria


[S]i bien el artículo 9 del (…) Código [Procesal Constitucional] limita y establece la ausencia
de estación probatoria en los procesos constitucionales, también es cierto que existe una excep-
ción a la regla cuando en la segunda parte del mismo artículo se permite “(…) la realización de
actuaciones probatorias que el juez considere indispensables, sin afectar la duración del proceso”.
Desde esta perspectiva, lo que existe en realidad es solo una limitación de la actuación probato-
ria, pues en la práctica es indispensable la presentación de pruebas que acrediten la violación o
amenaza de un derecho constitucional. La excepción a la regla tiene como fundamento lo previsto

527
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

en el artículo 1 del Código, en el sentido de que la finalidad de todos los procesos de derechos
humanos es “(…) proteger los derechos constitucionales reponiendo las cosas al estado ante-
rior a la violación o amenaza de un derecho constitucional”. Partiendo de esta premisa, este
Tribunal tiene el deber inexcusable de realizar cualquier actuación probatoria que considere
necesario siempre que con ello no se afecte la duración del proceso. (STC Exp. Nº 3081-2007-
AA/TC, S, ff. jj. 3 y 4)

£393 Ausencia de etapa probatoria. Necesidad de medios probatorios que no re-


quieran actuación
[L]a violación de un derecho constitucional requiere no solo de su invocación en el escrito
de demanda, sino de la acreditación del acto lesivo mediante los recaudos anexados. Tanto más,
si dada la ausencia de etapa probatoria en los procesos constitucionales, el artículo 9 del Código
Procesal Constitucional exige para su procedencia que los medios probatorios presentados no re-
quieran actuación. (STC Exp. Nº 0774-2005-HC/TC, P, f. j. 27)

£394 Ausencia de etapa probatoria. No implica inexistencia de actuación probatoria


[S]i bien [en los procesos constitucionales] la actuación de los medios probatorios no puede
ser de la misma magnitud que la de un proceso ordinario, tampoco puede ser inexistente. Esto, a
su vez, implica una responsabilidad implícita de las partes que acuden a la vía constitucional de
adjuntar medios probatorios idóneos que sean suficientes para crear en el juzgador un criterio
respecto del derecho alegado. La naturaleza excepcional, urgente y sumarísima de los pro-
cesos constitucionales determina que no se pueda actuar una diversidad de medios probatorios;
ello por el contexto en el cual el juzgador constitucional tiene que dictar en forma inmediata una
orden encaminada a detener o suspender la realización de un hecho violador de un derecho
constitucional, medida que no puede admitir demora en la ejecución en su trámite. Por tanto,
la tutela inmediata no permite actuaciones procedimentales del tipo probatorio, en principio.
(STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 22)
[E]l artículo 9 del Código Procesal Constitucional ha establecido la inexistencia, en los pro-
cesos constitucionales, de una etapa probatoria, sin embargo, también prevé la procedencia de me-
dios probatorios que no requieran de actuación y de los que el juez considere indispensables, pero
siempre que ello no afecte la duración del proceso. (STC Exp. N° 9165-2005-PA/TC, P, f. j. 15)
[S]i bien la actuación de los medios probatorios no puede ser de la misma magnitud que la de
un proceso ordinario, tampoco puede ser inexistente. Esto, a su vez, implica una responsabilidad
implícita de las partes que acuden a la vía constitucional de adjuntar medios probatorios idó-
neos que sean suficientes para crear en el juzgador un criterio respecto del derecho alegado.
La naturaleza excepcional, urgente y sumarísima de los procesos constitucionales determina
que no se pueda actuar una diversidad de medios probatorios; ello por el contexto en el cual
el juzgador constitucional tiene que dictar en forma inmediata una orden encaminada a dete-
ner o suspender la realización de un hecho violador de un derecho constitucional, medida que
no puede admitir demora en la ejecución en su trámite. Por tanto, la tutela inmediata no permite
actuaciones procedimentales del tipo probatorio, en principio. (STC Exp. N° 2876-2005-PHC/TC,
S, f. j. 22)

£395 Ausencia de etapa probatoria. Principios de dirección judicial del proceso e


inmediación motivarían una eventual actuación probatoria
[E]l principio de dirección judicial del proceso delega en la figura de juez constitucional el
poder-deber de controlar razonablemente la actividad de las partes, promoviendo la consecución
de los fines del proceso de manera eficaz y pronta. El principio de inmediación, por su parte, pro-
cura que el juez constitucional tenga el mayor contacto con los elementos subjetivos (intervinien-
tes) y objetivos (documentos, lugares) que conforman el proceso, para lograr una aproximación

528
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

más exacta al mismo, lo cual puede motivar la necesidad de una eventual actuación probatoria
ante la urgencia o inminencia de una tutela jurisdiccional constitucional efectiva. (STC Exp. Nº
2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 23)

£396 Ausencia de etapa probatoria. Inexistencia de etapa probatoria en el proceso


de amparo
[N]o existe estación probatoria en el amparo porque en él no se declaran ni constituyen a
favor de ninguna de las partes derechos constitucionales, lo que sí sucede en otra clase de proce-
sos ordinarios, para cuyo caso, precisamente, se ha previsto la estación probatoria. El amparo, y
con él todos los procesos constitucionales de la libertad (...) solo tiene por finalidad restablecer
el ejercicio de un derecho constitucional, esto es, tiene una finalidad eminentemente restitutoria.
(STC Exp. Nº 0410-2002-AA/TC, P, f. j. 5)
La carencia de la etapa probatoria se debe a que el proceso de amparo solo tiene por finalidad
reestablecer el ejercicio de un derecho constitucional. Su objetivo es eminentemente restitutorio,
es decir, solo analiza si el acto reclamado es lesivo de un derecho reconocido por la Constitución.
Las pruebas se presentan en la etapa postulatoria, siendo improcedentes las que requieran de ac-
tuación. Si bien el artículo 9 del referido Código limita y establece la ausencia de estación pro-
batoria en los procesos constitucionales, también es cierto que existe una excepción a la regla
cuando en la segunda parte del mismo artículo se permite “(…) la realización de actuaciones
probatorias que el juez considere indispensables, sin afectar la duración del proceso”. Desde esta
perspectiva, lo que existe en realidad es solo una limitación de la actuación probatoria, pues en la
práctica es indispensable la presentación de pruebas que acrediten la violación o amenaza de un
derecho constitucional. (STC Exp. N° 3081-2007-PA/TC, S, f. j. 2 y 3)

£397 Ausencia de etapa probatoria. Relatividad de la ausencia de etapa probatoria


Si bien los procesos constitucionales de tutela de derechos y entre ellos el de amparo carecen
de etapa probatoria (art. 9 CPConst.), esta disposición debe ser interpretada desde la Constitución,
más exactamente, desde o a partir de los derechos constitucionales. Se trata de la aplicación del
principio de interpretación desde la Constitución. La consecuencia de esta interpretación es que,
aun cuando determinadas controversias, (…), presentan aspectos que requieren una acentuada ac-
tividad probatoria, ello no es motivo para concluir en la inidoneidad del proceso de amparo y
la consiguiente declaración de improcedencia de la demanda. Cuando el derecho presuntamente
amenazado o lesionado detenta un especial valor material en el sistema de derechos constitucio-
nales dada su condición de presupuesto para el ejercicio de los otros derechos, tal como el caso
del derecho a la vida, a la salud, a la integridad, el derecho a la identidad o el propio derecho al
medio ambiente adecuado y equilibrado, la declaración de improcedencia que, prima facie, deriva
de la ausencia de una etapa probatoria en el proceso de amparo, debe ser morigerada. (RTC Exp.
N° 2682-2005-PA/TC, ff. jj. 6 y 7)

529
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 10.- EXCEPCIONES Y DEFENSAS PREVIAS


Las excepciones y defensas previas se resuelven, previo traslado, en el auto de sanea-
miento procesal.
No proceden en el proceso de hábeas corpus(*).

£398 Excepciones. Momento de resolución


Con respecto al momento de que debe ser resuelta una excepción, el artículo 10 del CPConst.
[Código Procesal Constitucional] ha sido muy explícito en señalar que es en la sentencia. Ante
ello, solo cabe mencionar que este Colegiado considera que una lectura amplia y desventajosa de
una excepción por parte de los juzgadores de primera y segunda instancias sí puede terminar vul-
nerando los derechos de las personas que acuden a los procesos constitucionales. Por ello, queda
claramente habilitada la vía del RAC [recurso de agravio constitucional] para solicitar la protec-
ción en este supuesto. Ahora bien, si la sentencia de segunda instancia es declarada infundada
o improcedente pero por una materia distinta a la de la excepción, y por tal motivo llega a este
Colegiado, igualmente se puede declarar fundada la excepción de prescripción, porque solo así se
estará protegiendo objetivamente el orden constitucional, por más que ella no haya sido planteada
por el recurrente sino más bien por el demandado. Lo contrario significaría desconocer el substra-
to de justicia en la labor de nuestra institución. (STC Exp. Nº 02877-2005-HC/TC, P, f. j. 15, PV)

ARTÍCULO 11.- INTEGRACIÓN DE DECISIONES


Los jueces superiores integrarán las decisiones cuando adviertan alguna omisión en
la sentencia, siempre que en ella aparezcan los fundamentos que permitan integrar tal
omisión.

Nota del editor: En relación con el artículo 11 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 12.- TURNO


El inicio de los procesos constitucionales se sujetará a lo establecido para el turno en
cada distrito judicial, salvo en los procesos de hábeas corpus en donde es competente
cualquier juez penal de la localidad.

Nota del editor: En relación con el artículo 12 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

(*) Artículo modificado por el artículo 1 de la Ley N° 28946, publicada el 24/12/2006.

530
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 13.- TRAMITACIÓN PREFERENTE


Los jueces tramitarán con preferencia los procesos constitucionales. La responsabilidad
por la defectuosa o tardía tramitación de estos, será exigida y sancionada por los órganos
competentes.

£399 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Principio pro homine


Los procesos constitucionales, (…) han tenido un significativo progreso en su propósito de
lograr la efectiva vigencia de los derechos fundamentales, especialmente desde que entró en vigor
el Código Procesal Constitucional (CPC), corpus normativo que postula la perspectiva de entender
sus preceptos en concordancia con la interpretación que tutele mejor los derechos fundamentales y
reconozca su posición preferente, acorde con el principio pro homine. (STC Exp. N° 5470-2005-
PHC/TC, S, f. j. 3)

£400 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Plazo razonable para


la actuación judicial
En los procesos constitucionales, los jueces tienen –por razones más trascendentes que en los
procesos ordinarios– el deber de controlar la actuación de las partes, a fin de conseguir, dentro de
un plazo razonable, la tutela efectiva de los derechos fundamentales.
[A] diferencia de los ordinarios, los constitucionales son procesos de tutela de urgencia. (STC
Exp. Nº 0266-2002-HC/TC, P, f. j. 6)

£401 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Responsabilidad de


los jueces y órgano competente
[N]o debe perderse de vista que el artículo 7 de la Ley Nº 23506, como los artículos 6 y
7 de la Ley Nº 25398 –legislación procesal constitucional vigente al momento de interponerse
la demanda (…)–, cuyos criterios han sido reiterados por el numeral 13 del Código Procesal
Constitucional, disponen que los jueces darán preferencia a la tramitación y resolución de los
procesos constitucionales. La responsabilidad por la defectuosa o tardía tramitación de estos será
exigida por los órganos competentes, lo que a tenor de lo dispuesto en los numerales 150 y 154
de la Constitución vigente es competencia del Consejo Nacional de la Magistratura. (STC Exp.
Nº 02732-2007-AA/TC, P, f. j. 11)
Que mediante Oficios (…) este Colegiado solicitó al (…) Juzgado Especializado en lo Civil
de la Corte Superior de Justicia (…) información para mejor resolver el presente recurso de queja,
sin obtener respuesta alguna hasta la fecha, por lo que considera necesario prescindir de esta, a
fin de no dilatar más tiempo su tramitación. Asimismo, estima que la falta de respuesta por parte
del citado órgano jurisdiccional no se condice con la tramitación preferente, bajo responsabilidad,
que dispone el Código Procesal Constitucional; en atención a ello, deben remitirse los actuados al
órgano competente a efectos de determinar las responsabilidades y sanciones a que hubiere lugar,
a tenor del artículo 13 del referido código. (RTC Exp. N° 054-2006-Q/TC, S, f. j. 7)

£402 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Tramitación


defectuosa
[R]esulta importante resaltar que (…) se advierte que el presente proceso constitucional se
tramitó en forma defectuosa, dado que el recurso impugnatorio interpuesto por la recurrente fue
elevado fuera del término previsto por ley, debido a que el recurso de subsanación presentado
por esta se traspapeló luego de haber sido recepcionado por la Sala, hecho que no se condice
con la tramitación preferente bajo responsabilidad que dispone el Código Procesal Constitucional;
atendiendo a ello, deben remitirse los actuados al órgano competente a efectos de determinar las

531
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

responsabilidades y sanciones a que hubiere lugar, a tenor del artículo 13 del Código Procesal
Constitucional. (RTC Exp. N° 4327-2004-HC/TC, S, f. j. 6)
Es importante resaltar que este Colegiado, al advertir (..) que (…) el demandante solicitó la
adecuación de la pena (pretensión idéntica que la del presente proceso constitucional), cursó ofi-
cio (..) a la Presidencia de la Corte Superior de Justicia (…) con el objeto de que se le informe del
pronunciamiento respecto de dicha petición. Esta información, contraviniendo la tramitación pre-
ferente bajo responsabilidad establecida por el artículo 7 de la Ley N° 23506 en su oportunidad, y
prevista en el artículo 13 del Código Procesal Constitucional, recién fue remitida a este Tribunal
mediante Oficio (…) de fecha [tardía], pese a las múltiples reiteraciones hechas. (…). [E]s impor-
tante resaltar que durante la tramitación del presente no se observó la prioridad debida y la dili-
gencia especial que requieren los procesos constitucionales, situación descrita explícitamente en
el Fundamento 3, supra, de modo que procede hacer en tal sentido de conocimiento tal cuestión a
la Oficina del Control de la Magistratura, a fin de determinar las responsabilidades a que hubiere
lugar. (STC Exp. Nº 3057-2003-HC/TC, S, f. j. 3 y 16)
[S]e observa que la fecha de interposición de la demanda es incierta al estar resellada y con-
tradicha por la instrumental que le sigue. En todo caso se desprende que pasaron 9 días a la fecha
de su tramitación; hecho que no se condice con la tramitación preferente, bajo responsabilidad,
que dispone el artículo 13 del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 04542-2005-HC/
TC, P, f. j. 7)

£403 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Proceso de hábeas


corpus
El proceso constitucional de hábeas corpus se caracteriza por tener un trámite breve y suma-
rísimo, y dicha característica reposa en esencia en la necesidad de brindar una pronta y adecua-
da tutela al derecho que se reclama. Sin embargo, tal carácter de sumariedad no puede utilizarse
como pretexto para omitir diligencias esenciales, cuando de la realización o puesta en práctica de
las mismas dependa la tutela de los derechos objeto de reclamo. (STC Exp. Nº 2936-2002-HC/
TC, S, f. j. 1)

£404 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Proceso de amparo


electoral
[D]e conformidad con lo establecido en el artículo 107 de la Constitución, este Tribunal pro-
pone al Congreso de República introducir en el CPConst., en el más breve plazo posible, las mo-
dificaciones conducentes a:
• Reducir sustancialmente el plazo de prescripción para interponer una demanda de amparo
contra una resolución del JNE en materia electoral.
• Que las demandas de amparo contra una decisión del JNE en materia electoral sean presenta-
das ante la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema; y cuyas resoluciones denegato-
rias, emitidas en un plazo sumarísimo, puedan ser conocidas por el Tribunal Constitucional,
mediante la interposición de un recurso de agravio constitucional a ser resuelto también en
tiempo perentorio.
• Sancionar a aquellos jueces constitucionales que, contraviniendo el artículo 13 del CPConst.,
no concedan trámite preferente a las demandas de amparo interpuestas contra las resoluciones
del JNE en materia electoral.
• Los plazos deben ser perentorios a efectos de no crear incertidumbre en las decisiones electo-
rales y asegurar la confianza en el sistema de control jurisdiccional constitucional.
Estas medidas no solo garantizarán la seguridad jurídica del proceso electoral, sino que tam-
bién permitirán la oportuna protección de los derechos fundamentales. Debe recordarse cómo, por
ejemplo, a pesar de haberse acreditado la manifiesta afectación por parte del JNE del derecho a la

532
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

presunción de inocencia (artículo 2.24 e. de la Constitución) de un ciudadano y, como consecuen-


cia de ello, la afectación de su derecho político a ser candidato a un cargo público (artículos 2.17,
31 y 35 de la Constitución), la ausencia de plazos perentorios en los procesos de amparo orienta-
dos a la protección de derechos fundamentales políticos, el debido proceso y la tutela jurisdiccio-
nal efectiva, determinó la imposibilidad de reponer las cosas al estado anterior, al haber devenido
dichas afectaciones en irreparables. (STC Exp. Nº 5854-2005-HC/TC, P, f. j. 39)

ARTÍCULO 14.- NOTIFICACIONES


Todas las resoluciones serán notificadas oportunamente a las partes, con excepción de
las actuaciones a que se refiere el artículo 9 del presente Código.

£405 Notificación de resoluciones. Como garantía del derecho de defensa


[E]ste Colegiado en reiterada jurisprudencia ha establecido que “(...) la notificación es un acto
procesal cuyo cuestionamiento o anomalía no genera per se violación del derecho al debido proce-
so o a la tutela procesal efectiva; así, para que ello ocurra, resultará indispensable la constatación
o acreditación indubitable de parte de quien alega la violación del debido proceso, de que con falta
de una debida notificación se ha visto afectado de modo real y concreto el derecho de defensa u
otro derecho constitucional directamente implicado en un caso concreto. Esto se entiende desde la
perspectiva de que los procesos constitucionales ni son una instancia a la que pueden extenderse
las nulidades o impugnaciones del proceso (judicial ordinario), ni pueden convertirse en un medio
para la articulación de estrategias de defensa (...)”. (STC Exp. Nº 6785-2006-PA/TC, S, f. j. 5)

£406 Notificación de resoluciones. Efectos de la notificación


[D]e conformidad con el artículo 157 del Código Procesal Civil, las resoluciones judiciales
solo producen efectos cuando hayan sido notificadas con las formalidades que exige el artículo
165 del mismo cuerpo de leyes, el mismo que prescribe que la notificación por edictos solo pro-
cederá cuando se trate de personas inciertas o cuyo domicilio se ignore, debiendo haberse agotado
previamente las gestiones que hubieran permitido conocer el domicilio de la persona a quien se
deba notificar, siendo el caso que si la afirmación resultase falsa –es decir, que pudiera acreditarse
que pudo conocerse dicho domicilio, como sucede en el presente caso, conforme se ha expuesto
en el fundamento precedente– es pertinente anular todo lo actuado, máxime si se tiene en cuenta
que en el citado proceso laboral, además, no se cumplió con publicar el auto admisorio recaído en
el mismo en un diario de mayor circulación, agravándose ello, cuando tampoco se cumple con pu-
blicar en forma íntegra la sentencia, conforme lo exigen los artículos 167 y 459 del citado código;
en consecuencia, al haberse procedido de esa manera, no obstante advertirse que con el eventual
resultado a obtenerse en dicho proceso judicial se podría afectar la esfera subjetiva de la men-
cionada empresa y de otras personas, como los Trabajadores del (…) se ha vulnerado el derecho
constitucional al debido proceso y, particularmente, el derecho de defensa, pues se les impidió que
a través de sus representantes legales puedan exponer los hechos y el derecho que a sus intereses
convenga, a fin de propender a la resolución del conflicto de intereses planteado, con el fin de
alcanzar la paz con justicia. (STC Exp. Nº 0921-1998-AA/TC, P, f. j. 3)

533
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 15.- MEDIDAS CAUTELARES


Se pueden conceder medidas cautelares y de suspensión del acto violatorio en los proce-
sos de amparo, hábeas data y de cumplimiento, sin transgredir lo establecido en el pri-
mer párrafo del artículo 3 de este Código. Para su expedición se exigirá apariencia del
derecho, peligro en la demora y que el pedido cautelar sea adecuado o razonable para
garantizar la eficacia de la pretensión. Se dictan sin conocimiento de la contraparte y la
apelación solo es concedida sin efecto suspensivo; salvo que se trate de resoluciones de
medidas cautelares que declaren la inaplicación de normas legales autoaplicativas, en
cuyo caso la apelación es con efecto suspensivo.
Su procedencia, trámite y ejecución dependerán del contenido de la pretensión constitu-
cional intentada y del adecuado aseguramiento de la decisión final, a cuyos extremos de-
berá limitarse. Por ello mismo, el Juez al conceder en todo o en parte la medida solicitada
deberá atender a la irreversibilidad de la misma y al perjuicio que por la misma se pueda
ocasionar en armonía con el orden público, la finalidad de los procesos constitucionales
y los postulados constitucionales.
Cuando la solicitud de medida cautelar tenga por objeto dejar sin efecto actos admi-
nistrativos dictados en el ámbito de aplicación de la legislación municipal o regional,
se correrá traslado por el término de tres días, acompañando copia certificada de la
demanda y sus recaudos, así como la resolución que la da por admitida, tramitan-
do el incidente por cuerda separada, con intervención del Ministerio Público. Con
la contestación expresa o ficta, el Juez resolverá dentro del plazo de tres días, bajo
responsabilidad.
En todo lo no previsto expresamente en el presente Código, será de aplicación supletoria
lo dispuesto en el Título IV de la Sección Quinta del Código Procesal Civil, con excep-
ción de los artículos 618, 621, 630, 636 y 642 al 672(*).

£407 Medidas cautelares. Finalidad constitucional de la tutela cautelar en los pro-


cesos constitucionales
Al igual que el derecho al libre acceso a la jurisdicción, la tutela cautelar no se encuentra
contemplada expresamente en la Constitución. Sin embargo, dada su trascendencia en el asegura-
miento provisional de los efectos de la decisión jurisdiccional definitiva y en la neutralización de
los perjuicios irreparables que se podrían ocasionar por la duración del proceso, se constituye en
una manifestación implícita del derecho al debido proceso, consagrado en el artículo 139, inciso
3 de la Constitución. No existiría debido proceso, ni Estado Constitucional de Derecho, ni demo-
cracia, si una vez resuelto un caso por la autoridad judicial, resulta de imposible cumplimiento la
decisión adoptada por esta.
De lo cual se desprende que la función de la medidas cautelares está orientada en su carácter
instrumental a asegurar la efectividad del derecho demandado en el marco de un debido proceso,
no solo cuando se trate de procesos que adolecen de dilaciones indebidas o que no se resuelvan
dentro de los plazos establecidos, sino también cuando se trate de la duración ordinaria de los
procesos. Existen procesos que por su duración, aunque tramitados dentro de los respectivos pla-
zos, pueden constituir un serio peligro para eficacia del Derecho.
Así, las medidas cautelares son exclusivamente conducentes a hacer posible la efectividad de
la tutela que pudiera otorgarse en una eventual sentencia estimatoria de amparo. Es por eso que
el profesor Calamandrei las configura como instrumentos del instrumento. (STC Exp. N° 00023-
2005-AI/TC, S, ff. jj. 23 y 24)

(*) Artículo modificado por el artículo 1 de la Ley N° 28946, publicada el 24/12/2006.

534
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£408 Medidas cautelares. Finalidad. Tutela cautelar como manifestación del dere-
cho a la tutela jurisdiccional efectiva
Dada su trascendencia en el aseguramiento provisional de los efectos de la decisión jurisdic-
cional definitiva, en la neutralización de los perjuicios irreparables que se podrían ocasionar por
la duración del proceso y, sobre todo, en hacer efectiva la tutela, el derecho a la tutela cautelar se
constituye en una manifestación implícita del derecho a la tutela jurisdiccional “efectiva” consa-
grado en el artículo 139. 3 de la Constitución. No existiría tutela jurisdiccional, ni Estado Social
y Democrático de Derecho, si una vez resuelto un caso por la autoridad judicial, resultase de im-
posible cumplimiento la decisión que esta adopte. La finalidad de la medida cautelar es, principal-
mente, garantizar la efectiva tutela de una pretensión principal que tiene apariencia de encontrarse
protegida por el Derecho (fumus boni iuris), mediante una medida idónea (adecuación), para evi-
tar el peligro que puede significar la demora en la tramitación del respectivo proceso (periculum
in mora) (artículo 15 del CPConst). Por ello, el artículo 15 del CPConst, ha determinado que, en
caso de que así lo determine la judicatura, el recurso de apelación interpuesto contra una resolu-
ción que concede una medida cautelar, se otorgará sin efecto suspensivo. De ello deriva un deber
constitucional de ejecutar lo decidido por la judicatura desde el mismo instante en que se es noti-
ficado con la resolución cautelar estimatoria. En caso contrario, existirá una afectación al derecho
fundamental a la ejecución de las resoluciones judiciales (artículo 139. 2 de la Constitución) y, en
definitiva, al derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva (artículo 139. 3). (STC Exp.
N° 02730-2006-AA/TC, S, ff. jj. 85, 86 y 87)

£409 Medidas Cautelares. Características esenciales


[E]l artículo 15 del CPConst., que contiene cinco párrafos, estableció en los dos primeros que
“Se pueden conceder medidas cautelares y de suspensión del acto violatorio en los procesos de
amparo, hábeas data y cumplimiento. Para su expedición se exigirá apariencia del derecho, peligro
en la demora y que el pedido cautelar sea adecuado para garantizar la eficacia de la pretensión. Se
dictan sin conocimiento de la contraparte y la apelación solo es concedida sin efecto suspensivo.
Su procedencia, trámite y ejecución dependen del contenido de la pretensión constitucional inten-
tada y del aseguramiento de la decisión final”, y “El juez al conceder la medida atenderá al límite
de irreversibilidad de la misma”. Tal como se aprecia, los aludidos párrafos establecen, entre otras
previsiones, las características esenciales de toda medida cautelar, como son el fumus boni iuris
(apariencia del derecho), el periculum in mora (peligro en la demora), así como la adecuación
(uso de medida adecuada a los fines perseguidos). Asimismo, se exige que a) una vez presentada
la solicitud de medida cautelar, esta será resuelta sin conocimiento de la parte demandada; b) de
apelarse la decisión adoptada en primera instancia, esta solo será concedida sin que se suspendan
sus efectos; y, c) en el momento de concederse la medida cautelar, el juzgador deberá tener en
consideración que esta es irreversible. (STC Exp. N° 00023-2005-AI/TC, S, ff. jj. 23 y 24)

£410 Medidas cautelares. Clases de tramitación


[E]l artículo 15 del Código Procesal Constitucional contempla dos supuestos en relación a las
solicitudes de medidas cautelares en los procesos de amparo, hábeas data y de cumplimiento, los
cuales tienen trámite diferente: 1) supuesto general: se solicita ante el Juez de la causa; la medida
se concede sin conocimiento de la contraparte y es impugnable, sin efecto suspensivo, ante la
Corte Superior; 2) solicitudes que tienen por objeto dejar sin efecto actos administrativos dictados
en el ámbito de aplicación de la legislación municipal o regional: conoce en primera instancia
la Corte Superior; se corre traslado de la solicitud por 3 días, en cuerda separada; interviene el
Ministerio Público; con la contestación expresa o ficta la Corte Superior resuelve la solicitud; la
resolución es recurrible, con efecto suspensivo, ante la Corte Suprema de Justicia de la República.
(RTC Exp. N° 06210-2006-AA/TC, S, f. j. 1)

535
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£411 Medidas cautelares. Procedimiento especial para el caso de los gobiernos loca-
les y regionales
[E]n los párrafos tercero y cuarto del referido artículo 15 se establece que “Cuando la solici-
tud de medida cautelar tenga por objeto dejar sin efecto actos administrativos dictados en el ám-
bito de aplicación de la legislación municipal o regional, serán conocidas en primera instancia por
la Sala competente de la Corte Superior de Justicia del Distrito Judicial correspondiente”, y que
“De la solicitud se corre traslado por el término de tres días, acompañando copia certificada de la
demanda y sus recaudos, así como de la resolución que la da por admitida, tramitando el incidente
en cuerda separada, con intervención del Ministerio Público. (...) La resolución que dicta la Corte
será recurrible con efecto suspensivo ante la Corte Suprema de Justicia de la República, la que
resolverá en el plazo de diez días de elevados los autos, bajo responsabilidad” Este procedimiento
cautelar especial creado por el Legislador para el caso de los gobiernos locales y regionales se
diferencia del procedimiento cautelar “general” por las siguientes características:
a) Una vez presentada la solicitud de medida cautelar, esta será resuelta con conocimiento de la
parte demandada.
b) Es posible solicitar informe oral.
c) De apelarse la decisión adoptada en primera instancia esta solo será concedida suspendiéndo-
se sus efectos.
d) Intervención del Ministerio Público.
e) En primera instancia es de conocimiento de una sala superior y, en segunda instancia por la
Corte Suprema de Justicia.
Como se aprecia, el legislador ha creado dos procedimientos cautelares diferentes. Un proce-
dimiento especial para el caso de los gobiernos locales y regionales y otro general para los demás
casos. Ello, en principio, es constitucional, en la medida que “pueden expedirse leyes especiales
porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no por razón de las diferencias de las perso-
nas”, según lo dispone el artículo 103 de la Constitución. (STC Exp. N° 00023-2005-AI/TC, S1,
ff. jj. 25, 26 y 27)

£412 Medidas cautelares. Constitucionalidad del procedimiento cautelar ante go-


biernos locales y regionales
[E]l Tribunal Constitucional, teniendo en consideración el contenido constitucionalmente pro-
tegido del derecho al libre acceso a la jurisdicción, estima (…) que el extremo del artículo 15 del
Código Procesal Constitucional, que establece que la solicitud de medida cautelar en el caso de
los actos administrativos de los gobiernos locales y regionales es conocida en primera instancia
por una Sala Superior y en segunda instancia por la Corte Suprema, no es inconstitucional.
Por cuanto la Constitución no ampara el abuso de derecho (artículo 103 de la Constitución),
para este Colegiado, el procedimiento cautelar especial establece requisitos razonables para ac-
ceder a la tutela jurisdiccional, que se constituyen en la alternativa necesaria para la satisfacción
de las pretensiones que hacen valer el pedido cautelar sin menoscabo de bienes constitucionales
protegidos como la gobernabilidad; asimismo, proporcional, por poseer una razón jurídica legíti-
ma para su establecimiento (…) [E]l legislador al configurar libremente el procedimiento cautelar
especial cuestionado, la ha ejercido limitadamente, respetando no solo los derechos fundamen-
tales, dentro de los que destacan el de libre acceso a la jurisdicción y la igualdad en la ley; sino
también la supremacía constitucional expresada en la gobernabilidad del Estado en sus niveles
descentralizados. Por ello, el legislador no puede limitar irrazonablemente la autonomía municipal
o regional, creando un procedimiento cautelar único que desconozca la necesaria gobernabilidad
que podría verse comprometida con medidas cautelares inmediatas e irrevisables (…) De allí que
este Colegiado reconoce plena validez a las actuaciones realizadas por los gobiernos regionales
y municipalidades en el marco de sus atribuciones, por ser de su competencia, siempre que no

536
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

violen los derechos fundamentales constitucionalmente protegidos. (STC Exp. N° 00023-2005-


AI/TC, S1, f. j. 34, 36 y 39)
[Si] el objeto de la solicitud de medida cautelar [es] dejar sin efecto un acto administrativo
dictado en aplicación de la legislación municipal, el trámite a seguir es el señalado en el artículo
15, tercer párrafo del Código Procesal Constitucional, debiendo ser conocido en primera instancia
por la Sala competente de la Corte Superior de Justicia, del distrito judicial correspondiente. (RTC
Exp. N° 04869-2005-AA/TC, S, f. j. 3)

£413 Medidas cautelares. Plazo para su concesión


[S]i bien no es posible que en abstracto se establezca un único plazo a partir del cual la
concesión de la medida cautelar pueda reputarse irrazonable, es necesario que los jueces que
conozcan de ellas se ajusten a los plazos y a las actuaciones previstas en el artículo 15 del
CPConst. Así, es deber del juez constitucional dotar de la prioridad debida y actuar con una
diligencia especial en la tramitación de los pedidos cautelares que conozca. De no tenerse
presente ello, una medida que debería ser concebida como cautelar y excepcional, en el marco
de procesos de tutela de urgencia, se convertiría en un instrumento inoperante, resquebrajando la
capacidad de respuesta de la jurisdicción constitucional frente a los actos violatorios de derechos
fundamentales que provienen de las autoridades públicas, y mellando el propio principio-derecho
de dignidad humana, consagrado en el artículo 1 de la Constitución Política del Perú. (STC Exp.
N° 00023-2005-AI/TC, S, f. j. 39)

£414 Medidas cautelares. Improcedencia del recurso de agravio constitucional en el


proceso cautelar
[L]a solicitud de medida cautelar pretende que (…) se suspenda los efectos de la Resolución
Suprema (…) que lo pasó de la situación de actividad a la de retiro. [D]icha solicitud no se enmarca
dentro del segundo supuesto a que se ha hecho referencia (...), [sobre la procedencia de medidas
cautelares que tienen por objeto dejar sin efecto actos administrativos municipales o regio-
nales] por tanto, la resolución que la desestimó en segunda instancia no era recurrible ante la
Corte Suprema de Justicia de la República. [S]in embargo, los integrantes de la Sala Mixta
Descentralizada (…) incurriendo en una errónea lectura del artículo 15 del Código Procesal
Constitucional, concedieron el recurso de agravio constitucional interpuesto por el deman-
dante y dispusieron que se eleven los autos al Tribunal Constitucional de la Corte Suprema de la
República (sic), sin tener en cuenta, tampoco, que de conformidad con lo prescrito por el artículo
18 del adjetivo acotado, el recurso de agravio constitucional procede únicamente contra la re-
solución de segundo grado que declara infundada o improcedente la demanda, mas no contra
resoluciones expedidas en trámite de medida cautelar. (RTC Exp. N° 06210-2006-PA/TC, f. j.
2 y 3)
[E]l Tribunal Constitucional conoce en última y definitiva instancia las resoluciones denega-
torias de las acciones de garantía (…). [D]e acuerdo con el artículo 41 de su Ley Orgánica y los
artículos 96 y siguientes de su Reglamento Normativo (…) este Colegiado también conoce del
recurso de queja interpuesto contra resoluciones denegatorias del recurso extraordinario (...).
[S]i se aprecia que el recurso extraordinario fue interpuesto contra la resolución (...) que re-
chazó la medida cautelar de suspensión formulada por el demandante dentro del marco de un pro-
ceso cautelar, el cual se tramita como incidente en cuerda separada del expediente principal, esto
es, del proceso de amparo en curso (…); [se] colige, que la resolución cuestionada no es denega-
toria de una acción de garantía en segunda instancia, como lo estipulan la Ley y el Reglamento
mencionados en el considerando precedente. (RTC Exp. N° 0011-2003-Q/TC, S, ff. jj. 1-3)

537
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 16.- EXTINCIÓN DE LA MEDIDA CAUTELAR


La medida cautelar se extingue de pleno derecho cuando la resolución que concluye el
proceso ha adquirido la autoridad de cosa juzgada.
Si la resolución final constituye una sentencia estimatoria, se conservan los efectos de la
medida cautelar, produciéndose una conversión de pleno derecho de la misma en medida
ejecutiva. Los efectos de esta medida permanecen hasta el momento de la satisfacción del
derecho reconocido al demandante, o hasta que el juez expida una resolución modifica-
toria o extintiva durante la fase de ejecución.
Si la resolución última no reconoce el derecho reclamado por el demandante, se proce-
de a la liquidación de costas y costos del procedimiento cautelar. El sujeto afectado por
la medida cautelar puede promover la declaración de responsabilidad. De verificarse la
misma, en modo adicional a la condena de costas y costos, se procederá a la liquidación
y ejecución de los daños y, si el juzgador lo considera necesario, a la imposición de una
multa no mayor de diez Unidades de Referencia Procesal.
La resolución que fija las costas y costos es apelable sin efecto suspensivo; la que estable-
ce la reparación indemnizatoria y la multa lo es con efecto suspensivo.
En lo que respecta al pago de costas y costos se estará a lo dispuesto por el artículo 56.

£415 Extinción de la medida cautelar. Diferencia entre medida cautelar y sentencia


de fondo
[E]l hecho de que con la Resolución Suprema (…) se haya ascendido al actor al grado de
Comandante CJ.PNP, no es óbice para que este Supremo Tribunal de la Constitucionalidad deje
de pronunciarse sobre el fondo de la cuestión litigiosa, pues según se está a la parte considerativa
de la referida Resolución Suprema, el ascenso que se practicara a favor del actor se realizó en
aplicación de la medida cautelar que a su favor dictara el Juez del Décimo Juzgado Especializado
en lo Civil de Lima, siendo en consecuencia, de aplicación lo previsto por el artículo 31 de la Ley
N° 23506, modificada por el artículo 1 del Decreto Ley N° 25433, según el cual la medida de sus-
pensión del acto lesivo no implica ejecución de lo que es materia del fondo mismo del proceso de
amparo. (STC Exp. N° 0555-1996-HC/TC, P, f. j. 2)

538
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 17.- SENTENCIA


La sentencia que resuelve los procesos a que se refiere el presente título deberá contener,
según sea el caso:
1) La identificación del demandante;
2) La identificación de la autoridad, funcionario o persona de quien provenga la
amenaza, violación o que se muestre renuente a acatar una norma legal o un acto
administrativo;
3) La determinación precisa del derecho vulnerado, o la consideración de que el mismo
no ha sido vulnerado, o, de ser el caso, la determinación de la obligación incumplida;
4) La fundamentación que conduce a la decisión adoptada;
5) La decisión adoptada señalando, en su caso, el mandato concreto dispuesto.

£416 Sentencias de procesos constitucionales. Noción de sentencia constitucional


[Las sentencias en materia constitucional] aluden a aquellos actos procesales emanados de
un órgano adscrito a la jurisdicción especializada, mediante las cuales se pone fin a una litis cuya
tipología se deriva de alguno de los procesos previstos en el Código Procesal Constitucional. Así,
en los casos de los procesos de hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento, el fin de su
expedición apunta a proteger los derechos constitucionales, reponiendo las cosas al estado ante-
rior a la violación o amenaza de violación de un derecho constitucional, o disponiendo el cum-
plimiento de un mandato legal o de un acto administrativo (…) [P]ermiten cautelar la supremacía
jerárquica de la Constitución y la vigencia plena de los derechos fundamentales de la persona. Por
ende, rebasan con largueza la satisfacción de un interés particular o de beneficio de un grupo, ya
que teleológicamente resguardan los principios y valores contenidos en la Constitución, que, por
tales, alcanzan a la totalidad de los miembros de la colectividad política. (STC Exp. N° 0024-
2003-AI/TC, P, f. j. s/n, párr. 3)

£417 Sentencias de procesos constitucionales. Estructura de la sentencia consti-


tucional
[E]l Tribunal Constitucional considera necesario estipular que la estructura interna de sus de-
cisiones se compone de los siguientes elementos: la razón declarativa-teológica, la razón suficien-
te (ratio decidendi) la razón subsidiaria o accidental (obiter dicta), la invocación preceptiva y la
decisión o fallo constitucional (decisum).
(…) La razón declarativa-axiológica es aquella parte de la sentencia constitucional que
ofrece reflexiones referidas a los valores y principios políticos contenidos en las normas de-
clarativas y telológicas insertas en la Constitución. En ese sentido, implica el conjunto de
juicios de valor concomitantes a la interpretación y aplicación de las normas técnicas y pres-
criptivas de la Constitución, que permiten justificar una determinada opción escogitada por el
Colegiado. Ello a efectos de consolidar la ideología, la doctrina y hasta el programa político esta-
blecido en el texto supra.
La razón suficiente expone una formulación general del principio o regla jurídica que
se constituye en la base de la decisión específica, precisa o precisable, que adopta el Tribunal
Constitucional. En efecto, esta se constituye en aquella consideración determinante que el
Tribunal Constitucional ofrece para decidir estimativa o desestimativamente una causa de natu-
raleza constitucional; vale decir, es la regla o principio que el Colegiado establece y precisa como
indispensable y, por ende, como justificante para resolver la litis.
Se trata (…) del fundamento directo de la decisión; que (…) eventualmente puede manifes-
tar la basa, base o puntal de un precedente vinculante. La razón suficiente (la regla o principio

539
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

recogida como fundamento) puede encontrarse expresamente formulada en la sentencia o puede


ser inferida por la vía del análisis de la decisión adoptada, las situaciones fácticas y el contenido
de las consideraciones argumentativas.
La razón subsidiaria o accidental es aquella parte de la sentencia que ofrece reflexiones, aco-
taciones o apostillas jurídicas marginales o aleatorias que, no siendo imprescindibles para funda-
mentar la decisión adoptada por el Tribunal Constitucional, se justifican por razones pedagógicas
u orientativas, según sea el caso en donde se formulan. Dicha razón coadyuva in genere para pro-
poner respuestas a los distintos aspectos problemáticos que comprende la materia jurídica objeto
de examen. Ergo expone una visión más allá del caso específico; por ende, una óptica global acer-
ca de las aristas de dicha materia. [E]n algunas circunstancias la razón subsidiaria o accidental
aparece en las denominadas sentencias instructivas, las cuales se caracterizan por realizar, a partir
del caso concreto, un amplio desarrollo doctrinario de la figura o institución jurídica que cobija el
caso objeto de examen de constitucionalidad. La finalidad de estas sentencias es orientar la labor
de los operadores del derecho mediante la manifestación de criterios que pueden ser utilizados en
la interpretación jurisdiccional que estos realicen en los procesos a su cargo; amén de contribuir a
que los ciudadanos puedan conocer y ejercitar de la manera más óptima sus derechos. (STC Exp.
N° 0024-2003-AI/TC, P, f. j. s/n, párr. 4 y ss.)

£418 Sentencias de procesos constitucionales. Invocación preceptiva


La invocación preceptiva es aquella parte de la sentencia [constitucional] en donde se con-
signan las normas del bloque de constitucionalidad utilizadas e interpretadas, para la estimación o
desestimación de la petición planteada en un proceso constitucional. (STC Exp. N° 0024-2003-AI,
P, f. j. s/n, párr. 22)

£419 Sentencias de procesos constitucionales. Alcances y contenido del fallo consti-


tucional
La decisión o fallo constitucional es la parte final de la sentencia constitucional que, de con-
formidad con los juicios establecidos a través de la razón declarativa-axiológica, la razón suficien-
te, la invocación normativa y, eventualmente, hasta en la razón subsidiaria u occidental, precisa las
consecuencias jurídicas establecidas para el caso objeto de examen constitucional. [L]a decisión o
fallo constitucional se refiere simultáneamente al acto de decidir y al contenido de la decisión.
El acto de decidir se encuentra justificado cuando se expone dentro de las competencias
asignadas al Tribunal Constitucional; mientras que el contenido de la decisión está justificado
cuando se deriva lógica y axiológicamente de los alcances técnicos y preceptivos de una norma
perteneciente al bloque de constitucionalidad y de la descripción de ciertos hechos consignados
y acreditados en el proceso constitucional. [L]a decisión o fallo constitucional constituye el
pronunciamiento expreso y preciso, por medio del cual el Tribunal Constitucional estima o
desestima el petitorio de una demanda de naturaleza constitucional. En ese contexto, en dicha
decisión puede surgir una exhortación vinculante o persuasiva. (STC Exp. N° 0024-2003-AI/TC,
P, f. j. s/n, párr. 23 al 26)

£420 Sentencias de procesos constitucionales. Fundamentos


La sentencia constitucional requiere, pues, de una teoría material constitucional que la fun-
damente, dotándola de nuevas herramientas de actuación que abandonen la idea clásica de clasifi-
cación entre actos de declaración del Derecho y actos de ejecución. Ello en atención a que la sen-
tencia que interpreta con la máxima fuerza jurídica las disposiciones constitucionales ocupa una
posición de primer orden entre los actos públicos en el marco del Estado Social y Democrático de
Derecho; verificada además, la especial naturaleza de las pretensiones sobre las que se pronuncia
(cosa juzgada constitucional); por el valor y la fuerza que le otorga el sistema jurídico a sus inter-
pretaciones (IV Disposición Final de la Constitución, artículos 1 de su propia Ley Orgánica, VI y

540
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

VII del CPConst.); y, por el poder extrapartes (efectos erga omnes). (RTC Exp. N° 0168-2007-Q/
TC, S, f. j. 5)

£421 Sentencias de procesos constitucionales. Efectos personales directos e indirectos


[L]os efectos personales [de las sentencias constitucionales], (...) pueden ser directos o
indirectos.
Los efectos directos de la sentencia se producen para las partes vinculadas al proceso consti-
tucional, frente al cual la sentencia expedida pone fin a la litis.
Los efectos indirectos se producen para la ciudadanía en general y los poderes públicos. En
ese contexto, los citados quedan “atados”, en su comportamiento personal o funcional, a las reglas
y decisiones que una sentencia constitucional declare como precedente vinculante. (STC Exp.
N° 0024-2003-AI/TC, P, f. j. s/n, párr. 72 al 74)

£422 Sentencias de procesos constitucionales. Efectos temporales


En relación a los efectos en el tiempo [de las sentencias constitucionales], estos pueden ser
irretroactivos, retroactivos o de aplicación diferida.
Como se ha referido anteriormente, la aplicación diferida se determina en una sentencia con
vacatio setentiae; es decir, las consecuencias jurídicas de una decisión se suspenden durante algún
tiempo, atendiendo a la necesidad de preveer las derivaciones políticas, económicas o sociales que
ello alcance. Al respecto, no debe olvidarse que todo Tribunal Constitucional tiene la obligación
de aplicar el principio de previsión mediante el cual se predetermina la totalidad de las “conse-
cuencias” de sus actos jurisdiccionales. En ese sentido, los actos jurisdiccionales (tras la expe-
dición de una sentencia) deben contener el augurio, la proyección y el vaticinio de una “mejor”
realidad político-jurídica y la cancelación de un otrora “mal”. En ese contexto, el efecto diferido
evita el hecho de corregir un mal creando otro mal, el cual es evitable por la vía de la suspensión
temporal de los efectos de una sentencia con precedente vinculante.
Los efectos diferidos se manifiestan en los denominadas sentencias exhortativas y en los
casos de sentencias con precedente vinculante de eficacia diferida (prospective overruling).
Respecto a la aplicación con efectos irretroactivos o retroactivos, cabe señalar lo siguiente:
a) Las sentencias sobre demandas de inconstitucionalidad, cumplimiento y conflictos competen-
ciales, en principio, se aplican con efectos irretroactivos; esto es, tienen alcances ex nunc.
b) Las sentencias sobre demandas de hábeas corpus, amparo y hábeas data se aplican con efec-
tos retroactivos; ya que su objeto es reponer las cosas al estado anterior a la violación de un
derecho constitucional; es decir, tienen alcances ex tunc.
c) Las sentencias en los casos de procesos de inconstitucionalidad, en donde se ventile la exis-
tencia de violación de los principios constitucionales tributarios contenidos en el artículo 74
del texto supra, deben contener la determinación sobre sus efectos en el tiempo; e igual pre-
visión debe efectuarse respecto de las situaciones judiciales mientras estuvo en vigencia la
norma declarada inconstitucional. Entonces, cabe la posibilidad de que se establezca la apli-
cación del principio de retroactividad.
En consecuencia puede tener efectos ex tunc.
Al respecto, cabe recordar la decisión adoptada por el Tribunal Constitucional en relación a la
declaración de inconstitucionalidad de los artículos 38.1, 39, Primera y Segunda Disposición
Transitoria de la Ley N° 27153 [Expediente N° 009-2001-AI/TC], en donde de manera espe-
cífica resolvió lo pertinente a las situaciones jurídico-tributarias producidas mientras estuvo
en vigencia la citada ley.

541
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

d) Las sentencias en materia constitucional no conceden derecho a reabrir procesos concluidos


en los que se hayan aplicado normas declaradas inconstitucionales, salvo en materia penal o
tributaria, conforme a lo dispuesto en los artículos 103 y 74 de la Constitución.
En ese contexto, estas pueden tener efectos ex tunc. (STC Exp. N° 0024-2003-AI/TC, P, f. j.
s/n, párr. 75-85)

£423 Sentencias de procesos constitucionales. Efectos de la calidad de cosa juzgada


La calidad de cosa juzgada de una sentencia del Tribunal Constitucional no solo impide que
su fallo sea contradicho en sede administrativa o judicial, sino que prohíbe, además, que sus tér-
minos sean tergiversados o interpretados maliciosamente, bajo sanción de los funcionarios encar-
gados de cumplir o ejecutar la sentencia en sus propios términos. (STC Exp. N° 0012-2005-AI/
TC, P, f. j. 32)

£424 Sentencia de procesos constitucionales. Valor jurídico constitucional


[E]l valor de la sentencia constitucional se encuentra no solo en la ponderación objetiva de
su función en el marco del ordenamiento constitucional, sino por los efectos derivados de la vis
subjetiva de la decisión judicial estimatoria que deviene en ejecutada en sus propios términos; es
decir, como componente esencial del derecho a la tutela judicial efectiva (artículo 139, inciso 3 de
la Constitución) y como la principal forma restitutiva de los derechos fundamentales lesionados
en la relación jurídica material que es llevada a proceso, permitiendo que las situaciones inconsti-
tucionales se modifiquen o reviertan. (RTC Exp. N° 0168-2007-Q/TC, S, f. j. 6)

£425 Sentencias de procesos constitucionales. Ponderación de consecuencias como


criterio al resolver
La función pacificadora de la jurisdicción constitucional obliga a esta a comprender que
nunca la pretendida corrección técnico-jurídica de una sentencia es capaz de legitimarla consti-
tucionalmente, si de ella deriva la inseguridad, la incertidumbre y el caos social. De allí que sea
deber, y no mera facultad del Tribunal Constitucional, ponderar las consecuencias de sus reso-
luciones, de modo tal que, sin perjuicio de aplicar la técnica y la metodología interpretativa que
resulte conveniente a la litis planteada, logre verdaderamente pacificar la relación entre las partes,
y contribuir a la certidumbre jurídico-constitucional e institucional de la sociedad toda. (STC Exp.
N° 0005-2005-CC/TC, P, f. j. 59)

542
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 18.- RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL


Contra la resolución de segundo grado que declara infundada o improcedente la deman-
da, procede recurso de agravio constitucional ante el Tribunal Constitucional, dentro del
plazo de diez días contados desde el día siguiente de notificada la resolución. Concedido
el recurso, el Presidente de la Sala remite al Tribunal Constitucional el expediente dentro
del plazo máximo de tres días, más el término de la distancia, bajo responsabilidad.

£426 Recurso de agravio constitucional. Fundamento


El más clásico de los recursos es aquel por el cual, tras la sentencia de primera instancia,
las partes tienen la posibilidad de apelar la resolución emitida. Pero, más aún, el constituyente
consideró otro adicional para el caso de los procesos constitucionales de libertad, el cual merece
ser entendido como parte de la teoría de los medios impugnatorios: este es el RAC [recurso de
agravio constitucional]. Este tipo de recurso tiene su fundamento en lo señalado por la Norma
Fundamental, en el inciso 2) del artículo 202, (…). Una presentación de este tipo [de recurso] se
ve complementada por el artículo 20 del [Código Procesal Constitucional], cuando expresa con
claridad los plazos para su actuación (veinte días para los procesos de hábeas corpus, y treinta
para el resto). Entonces, es pertinente que [el Tribunal Constitucional] revise algunas de las ca-
racterísticas que adquiere el RAC, en tanto se presenta como un recurso de los procesos constitu-
cionales. El fundamento de la existencia de los recursos parte de la premisa de que, en la delicada
misión de administrar justicia, no debe descartarse a priori la existencia del error judicial. La base
constitucional de esta aseveración se halla en el artículo 139, inciso 6) de la Constitución, que ga-
rantiza el acceso de los justiciables a la pluralidad de grados como garantía de justicia. Asimismo,
la Convención Americana sobre Derechos Humanos enumera, en su artículo 8, las garantías judi-
ciales a las que tiene derecho toda persona, estableciendo, en el inciso h), el derecho de recurrir
del fallo ante juez o tribunal superior. (STC Exp. N° 2877-2005-HC/TC, P, f. j. 6)

£427 Recurso de agravio constitucional. Procedencia


[E]l RAC [(recurso de agravio constitucional)], en tanto recurso impugnativo dentro de un
peculiar proceso, como es el constitucional, debe ser utilizado como un mecanismo procesal es-
pecializado que permita que el Tribunal Constitucional] intervenga convenientemente. Aparte de
los requisitos formales para su interposición, se requerirá que el RAC planteado esté directamente
relacionado con el ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fundamental; que no sea
manifiestamente infundado; y que no esté inmerso en una causal de negativa de tutela claramente
establecida por el Tribunal Constitucional. (STC Exp. N° 2877-2005-HC/TC, P, f. j. 31, PV)

£428 Recurso de agravio constitucional. Competencia del Tribunal para conocer re-
soluciones denegatorias de procesos constitucionales
[A]nte el Tribunal Constitucional procede el recurso de agravio constitucional que se inter-
ponga contra la resolución de segundo grado que declare infundada o improcedente la demanda.
En los mismos términos, el Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional, aprobado por
Resolución Administrativa N° 095-2004-P/TC, dispone, en el inciso 2 del artículo 5, que es com-
petencia del Tribunal conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de
las demandas de amparo, hábeas corpus, hábeas data y cumplimiento. Por lo tanto, sentada dicha
premisa, [el] Colegiado debe pronunciarse sobre el recurso extraordinario. (RTC Exp. N° 02918-
2004-AC/TC, S, f. j. 1)

£429 Recurso de agravio constitucional. Legitimidad para su interposición


[D]e conformidad con el artículo 18 del Código Procesal Constitucional, el recurso de agravio
constitucional procede frente a resolución de segundo grado que declara infundada o improcedente

543
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

la demanda. De esto se infiere que la legitimación para la interposición de este recurso se atribu-
ye al demandante, mas no al demandado, toda vez que el interés para obrar, como presupuesto
habilitante para el acceso a este recurso, solo puede detentarlo el demandante, afectado por una
resolución que declara infundada o improcedente su demanda. (RTC Exp. N° 08143-2006-AA/
TC, S, f. j. 1)

£430 Recurso de agravio constitucional. Idoneidad para reparar el orden constitu-


cional
[E]l diseño del proceso constitucional se orienta a la tutela de dos distintos tipos de bienes
jurídicos: la eficacia de los derechos fundamentales y la constitucionalidad del derecho objeti-
vo, toda vez que, por su intermedio, se demuestra la supremacía constitucional. Y es que, gracias
a ello, este Colegiado cumple sus funciones esenciales, tanto reparativas como preventivas (…).
[Así, en] el sistema constitucional, cada elemento tiene un espacio determinado, por lo que no
puede salirse de ese lugar sin que el sistema corra peligro de verse desequilibrado. Por eso, es
imprescindible en cada Estado Social y Democrático de Derecho que los derechos fundamentales
tengan el verdadero sitial que les corresponde, máxime si solo a partir de ello se podrá validar el
precepto medular recogido en el artículo 1 de la Constitución. [de esta manera, la] perturbación de
un derecho fundamental o de una norma constitucional, a través de su amenaza o directa lesividad,
altera el ordenamiento jurídico constitucional; para que vuelva a funcionar de modo armónico, es
necesario reponer la situación a su estado anterior al de la vulneración o amenaza del orden cons-
titucional. La reposición al correcto estado anterior puede lograrse a través del RAC [recurso de
agravio constitucional]. Allí radica su importancia. (STC Exp. N° 2877-2005-HC/TC, P, f. j. 5)

£431 Recurso de agravio constitucional. Recurso a favor de la defensa del preceden-


te vinculante
El órgano judicial correspondiente deberá admitir de manera excepcional, vía recurso de agra-
vio constitucional, la revisión por parte de este Colegiado de una decisión estimatoria de segundo
grado cuando se pueda alegar, de manera irrefutable, que tal decisión ha sido dictada sin tomar
en cuenta un precedente constitucional vinculante emitido por este Colegiado en el marco de las
competencias que establece el artículo VII del CPConst. En cualquier caso, el Tribunal tiene habi-
litada su competencia, ante la negativa del órgano judicial, a través del recurso de queja a que se
contrae el artículo 19 del Código Procesal Constitucional (…). El recurso de agravio a favor del
precedente tiene como finalidad restablecer la violación del orden jurídico constitucional produ-
cido a consecuencia de una sentencia estimatoria de segundo grado en el trámite de un proceso
constitucional. El recurso puede ser interpuesto por la parte interesada o por un tercero afectado
directamente y que no haya participado del proceso, sea por no haber sido emplazado o porque,
tras solicitar su incorporación, le haya sido denegada por el órgano judicial respectivo. El Tribunal
resuelve en instancia final restableciendo el orden constitucional que haya resultado violado con
la decisión judicial y pronunciándose sobre el fondo de los derechos reclamados. (STC Exp.
N° 4853-2004-PA/TC, P, f. j. 40, PV)
[P]rocede admitir el Recurso de Agravio Constitucional (RAC) cuando se pueda alegar, de
manera irrefutable, que una decisión estimatoria de segundo grado “ha sido dictada sin tomar
en cuenta un precedente constitucional vinculante emitido por [el Tribunal Constitucional] en
el marco de las competencias que establece el artículo VII del Código Procesal Constitucional”.
(RTC Exp. N° 04215-2007-AC/TC, S, f. j. 1)

£432 Recurso de agravio constitucional. Recurso contra el incumplimiento de reso-


luciones del Tribunal Constitucional
[E]ste Colegiado no puede permanecer indiferente ante los supuestos de incumplimiento de lo
dispuesto en sus sentencias o de su ejecución defectuosa, que termina virtualmente modificando la

544
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

decisión (…) Por todo ello, resulta oportuno realizar un redimensionamiento del recurso de agra-
vio constitucional. [A] partir de lo desarrollado supra, es posible precisar algunos principios inter-
pretativos aplicables para el trámite del nuevo supuesto establecido a través de esta resolución de
procedencia del recurso de agravio, tratándose de un supuesto de incumplimiento de los fallos del
Tribunal Constitucional en los procesos de ejecución de sentencias, los mismos que encuentran su
fundamento en los principios de economía procesal e informalismo, consagrados en el artículo III
del Título Preliminar del CPConst.
Primero. El recurso de agravio a favor del cumplimiento de las sentencias del Tribunal
Constitucional tiene como finalidad restablecer el orden jurídico constitucional, el mismo que
ha sido preservado mediante sentencia estimatoria del Tribunal en el trámite de un proceso
constitucional.
Segundo. El Tribunal resolvería así en instancia final para el restablecimiento del orden
constitucional que resultó violado con la decisión del juez de ejecución, devolviendo lo actua-
do para que la instancia correspondiente dé estricto cumplimiento a lo declarado por el Tribunal
Constitucional, en lo que se refiere al alcance y el sentido del principio de la eficaz ejecución de
sus sentencias en sus propios términos.
Tercero. El órgano judicial correspondiente se limitará a admitir el recurso de agravio cons-
titucional, y corresponderá a este Colegiado dentro del mismo proceso constitucional, valorar el
grado de incumplimiento de sus sentencias, cuando son desvirtuadas o alteradas de manera ma-
nifiesta en su fase de ejecución. En cualquier caso, el Tribunal tiene habilitada su competencia,
ante la negativa del órgano judicial, a través del recurso de queja a que se refiere el artículo 19 del
CPConst. (RTC Exp. N° 0168-2007-Q/TC, S, f. j. 8)

£433 Recurso de agravio constitucional. Aplicación de principios iura novit curia y


pro actione al evaluar la procedencia del recurso
“[E]ste Tribunal considera necesario pronunciarse sobre la inobservancia de los principios
iura novit curia y pro actione por parte del órgano jurisdiccional de primera instancia, ya que si
bien el recurso de agravio constitucional se interpuso ante este, en observancia de los principios
descritos, debió remitir el expediente al Supremo Colegiado, a fin de que se pronuncie respecto de
dicho recurso, toda vez que reunía los requisitos exigidos para tal finalidad; razón por la cual, el
recurso de queja debe ser estimado”. (RTC Exp. N° 00298-2006-Q/TC, S, f. j. 5)

£434 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia por no cumplir con los su-
puestos para la presentación del recurso
[E]l artículo 18 del Código Procesal Constitucional dispone que “Contra la resolución de
segundo grado que declara infundada o improcedente la demanda, procede recurso de agravio
constitucional (...)”. [En ese sentido; dado que] la recurrida se limita a confirmar el rechazo
de la demanda y ordena su archivo; por tanto, al no tratarse de una resolución denegatoria
que declare infundada o improcedente la demanda incoada, corresponde declarar la nulidad
del concesorio del recurso de agravio constitucional. (RTC Exp. N° 05680-2007-AA/TC, S1,
ff. jj. 2 y 4)
[P]ara la procedencia del recurso de agravio constitucional se requiere, además de los requi-
sitos previstos en el artículo 18 del Código Procesal Constitucional: que el referido medio impug-
natorio esté directamente relacionado con el ámbito constitucionalmente protegido de un derecho
fundamental, que no sea manifiestamente infundado y que no esté inmerso en una causal de nega-
tiva de tutela claramente establecida por el Tribunal Constitucional. (RTC Exp. N° 00033-2007-Q/
TC, S1, f. j. 4)

545
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£435 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia sobre los extremos consenti-


dos en la sentencia de segunda instancia
[D]e acuerdo al artículo 18 del Código Procesal Constitucional, [el Tribunal Constitucional]
solo conoce del recurso de agravio constitucional contra la resolución de segundo grado que de-
clara infundada o improcedente la demanda; sin embargo, el presente recurso impugnatorio solo
versa sobre el extremo en que en segunda instancia se ha declarado que se produjo la sustracción
de la materia, dejando consentido los demás extremos del petitorio; motivo por el cual deviene en
improcedente este medio impugnatorio. (RTC Exp. N° 06835-2005-AA/TC, S, f. j. 5)

£436 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia cuando el proceso de ampa-


ro está en fase de ejecución
[E]l recurso de agravio constitucional no reúne los requisitos previstos en el artículo 18 del
[Código Procesal Constitucional], ya que el proceso de amparo promovido por el recurrente se
encuentra en la fase de ejecución de sentencia, no tratándose, por lo tanto, de una resolución de
segundo grado denegatoria de una acción de garantía; en consecuencia, al haber sido correctamen-
te denegado el referido medio impugnatorio, el presente recurso de queja debe ser desestimado.
(RTC Exp. N° 00130-2006-Q/TC, S, f. j. 4)

£437 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia por denegación de medida


cautelar
[E]l recurso de agravio constitucional solo procede contra las resoluciones de segundo grado
que declaren infundada o improcedente la demanda, de lo que se desprende del caso materia de
análisis, que al no haberse denegado la demanda, sino más bien una solicitud de medida cautelar,
el Tribunal Constitucional no es competente para resolver el (…) caso. (RTC Exp. 04869-2005-
AA/TC, S, f. j. 2)
[D]e conformidad con lo prescrito por el artículo 18 del adjetivo acotado, el recurso de agra-
vio constitucional procede únicamente contra la resolución de segundo grado que declara infun-
dada o improcedente la demanda, mas no contra resoluciones expedidas en trámite de medida
cautelar. (RTC Exp. N° 06210-2006-PA/TC, f. j. 2 y 3)

£438 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia por transcurso del plazo


para presentar el recurso
[E]l artículo 18 del Código Procesal Constitucional establece que contra la resolución de se-
gundo grado que declara infundada o improcedente la demanda procede recurso de agravio cons-
titucional; sin embargo, tras ser notificado de la sentencia de segunda instancia, el recurrente optó
por solicitar la nulidad de dicha resolución, pedido que fue declarado improcedente, por lo que
el plazo para la interposición del recurso de agravio constitucional no puede computarse a par-
tir dicha fecha, dado que su solicitud fue desestimada. [S]iendo así, conforme a lo expuesto en
el cuarto considerando, el recurrente debió interponer recurso de agravio constitucional y funda-
mentar en aquel, las razones por las cuales considera que el ad quem hubiere incurrido en error,
habiéndose vencido el plazo para la interposición de dicho medio impugnatorio por exclusiva
responsabilidad suya; por lo tanto, al haber sido correctamente denegado, el presente recurso de
queja debe desestimarse. (RTC Exp. N° 00137-2006-Q/TC, S1, ff. jj. 4 y 5)

546
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 19.- RECURSO DE QUEJA


Contra la resolución que deniega el recurso de agravio constitucional procede recurso
de queja. Este se interpone ante el Tribunal Constitucional dentro del plazo de cinco días
siguientes a la notificación de la denegatoria. Al escrito que contiene el recurso y su fun-
damentación, se anexa copia de la resolución recurrida y de la denegatoria, certificadas
por abogado, salvo el caso del proceso de hábeas corpus. El recurso será resuelto dentro
de los diez días de recibido, sin dar lugar a trámite. Si el Tribunal Constitucional declara
fundada la queja, conoce también el recurso de agravio constitucional, ordenando al juez
superior el envío del expediente dentro del tercer día de oficiado, bajo responsabilidad.

£439 Recurso de queja. Procedencia


El propio CPConst., en su artículo 19, establece el recurso de queja, (…) es una forma de
recurso ordinario. Es necesario señalar que la posibilidad de interposición de un recurso de
queja frente a la denegatoria del RAC implica la predictibilidad de los supuestos de denegatoria
de dicho recurso, y ello es lo que está buscando a través de la presente resolución. (STC Exp.
N° 2877-2005-HC/TC, S1, f. j. 14)

£440 Recurso de queja. Ámbito de análisis


[A]l conocer el recurso de queja, este Colegiado solo está facultado para revisar las posibles
irregularidades que pudieran cometerse al expedir el auto que resuelve el recurso de agravio cons-
titucional, no siendo de su competencia, dentro del mismo recurso, examinar las resoluciones emi-
tidas en etapas previas ni posteriores a la antes señalada. (RTC Exp. 00133-2006-Q/TC, S, f. j. 3)

£441 Recurso de queja. Ampliación de sus alcances


[S]egún lo previsto en el artículo 19 del CPConst., y lo establecido en los artículos 54 a 56
del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional, este Colegiado también conoce del re-
curso de queja interpuesto contra resoluciones denegatorias del recurso de agravio constitucional,
siendo su objeto examinar que la denegatoria de este último sea acorde al marco constitucional
y legal vigente. [Así], al conocerse el recurso de queja, este Colegiado solo está facultado para
revisar las posibles irregularidades que pudieran conocerse al expedir el auto sobre la procedencia
del recurso de agravio constitucional, no siendo prima facie de su competencia, dentro del mismo
recurso, examinar las resoluciones emitidas en etapas previas ni posteriores a las antes señalada.
Sin embargo, si bien el artículo 19 del CPConst., establece de manera restrictiva el alcan-
ce de este medio impugnatorio, considera este Colegiado que una interpretación literal de dicha
disposición puede generar en el actual contexto de desarrollo jurisprudencial de la justicia cons-
titucional algunas distorsiones en la interpretación y defensa de los derechos constitucionales
que corresponden a la etapa de ejecución de sentencia, y que en última instancia, debe tutelar el
Tribunal Constitucional conforme al artículo 201 de la Constitución y al artículo 1 de su propia
Ley Orgánica (Ley N° 28301). (RTC Exp. N° 0168-2007-Q/TC, S, f. j. 4)

547
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 20.- PRONUNCIAMIENTO DEL TRIBUNAL


CONSTITUCIONAL
Dentro de un plazo máximo de veinte días tratándose de las resoluciones denegatorias de
los procesos de hábeas corpus, y treinta cuando se trata de los procesos de amparo, há-
beas data y de cumplimiento, el Tribunal Constitucional se pronunciará sobre el recurso
interpuesto.
Si el Tribunal considera que la resolución impugnada ha sido expedida incurriéndose en
un vicio del proceso que ha afectado el sentido de la decisión, la anulará y ordenará se
reponga el trámite al estado inmediato anterior a la ocurrencia del vicio. Sin embargo, si
el vicio incurrido solo alcanza a la resolución impugnada, el Tribunal la revoca y proce-
de a pronunciarse sobre el fondo.

£442 Pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Quebrantamiento de forma


[El] Tribunal [Constitucional] ha precisado que la facultad de rechazo liminar no puede ser
entendida como una opción absolutamente discrecional de la magistratura constitucional, sea ordi-
naria o especializada, sino como una opción alternativa a la que solo cabe acudir cuando, además
de configurarse las causales de improcedencia general previstas en la ley procesal constitucional,
no exista ningún margen de discusión respecto a la configuración de los supuestos de hecho con-
signados en dichas disposiciones, esto es, que no se presente controversia alguna con relación a
las variables de improcedencia general, lo que supone que, por el contrario, cuando se adviertan
elementos de juicio que admitan un razonable margen de debate o discusión, tales disposiciones
resultan impertinentes, como impertinente resulta el haber decretado el rechazo liminar de la de-
manda para el caso de autos, cuando la razón por la que se desestima no resulta suficientemente
clara para sustentar la decisión de rechazo por improcedente. (…) [P]or ello, debe declararse la
nulidad de todo lo actuado hasta el momento en que se lleve a cabo la investigación sumaria, efec-
tuándose la devolución de los autos a la Sala de origen para que proceda con arreglo a derecho.
(STC Exp. Nº 03483-2004-HC/TC, S, ff. jj. 5 y 6)
[L]a aplicación del segundo párrafo del artículo 20 del Código Procesal Constitucional y, por
tanto, la anulación de todo lo actuado tras un indebido rechazo liminar de la demanda solo po-
dría decretarse tratándose de la eventual formulación de un acto nulo; entendiéndolo como aquel
“(...) que, habiendo comprometido seriamente derechos o principios constitucionales, no pueden
ser reparados”. Desde esta perspectiva, la declaración de invalidez de todo lo actuado solo es pro-
cedente en aquellos casos en los que el vicio procesal pudiera afectar derechos constitucionales
de alguno de los sujetos que participan en el proceso. En particular, del emplazado con la deman-
da, cuya intervención y defensa pueda haber quedado frustrada como consecuencia precisamente
del rechazo liminar. Tal construcción jurisprudencial, realizada incluso antes de que entrara en
vigencia el Código Procesal Constitucional, se ha sustentado en diferentes principios propios a
la naturaleza y fines de los procesos constitucionales y, particularmente, en los de a) economía,
b) informalidad y c) la naturaleza objetiva de los procesos de tutela de derechos fundamentales.
(STC Exp. Nº 04587-2004-AA/TC, S, ff. jj. 14, 15 y 16)
[L]a posición jurisprudencial de este Tribunal ha sido uniforme, al considerar que la aplica-
ción del segundo párrafo del artículo 20 del Código Procesal Constitucional, esto es, la anula-
ción de todo lo actuado tras constatarse que se ha producido un indebido rechazo liminar de
la demanda en las instancias judiciales, solo podría decretarse tratándose de la presencia irrefu-
table de un acto nulo; entendiéndolo como aquel, “(...) que, habiendo comprometido seriamente
derechos o principios constitucionales, no pueden ser reparados”. (STC Exp. Nº 01209-2006-AA/
TC, S1, f. j. 13)
[P]ara el Tribunal Constitucional se ha producido un indebido rechazo liminar de la de-
manda por parte de las instancias precedentes, que conlleva al quebrantamiento de forma en

548
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

la tramitación del proceso de amparo en los términos establecidos en el artículo 20 del Código
Procesal Constitucional. Consecuentemente, estima que debe procederse con arreglo a dicho dis-
positivo, debiendo reponerse la causa al estado respectivo a efectos de que el juzgado de origen
admita a trámite la demanda de autos y corra traslado de la misma a los emplazados. (STC Exp.
Nº 03189-2007-AA/TC, S, f. j. 5)

£443 Pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Aplicación no arbitraria del


quebrantamiento
[E]n primer lugar porque no es posible la aplicación mecánica [de la figura del quebranta-
miento de forma] del artículo 20 del Código Procesal Constitucional para sobreponerlo, arbitra-
riamente, en contra del párrafo segundo del artículo 141 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
que a la letra dice: “(…) En las salas penales se requiere de dos votos [conformes para hacer
resolución]”. En segundo lugar, en el caso Jalilie Awapara se produjo un punto de quiebre en las
decisiones de este Colegiado, ya que razones humanitarias lo obligaron a preferir la Constitución
por encima de las formalidades procesales. Con mayor razón aún, en el presente caso, ya que el
cumplimiento de estas formalidades podría significar una grave afectación del derecho a la liber-
tad, a la vida e integridad personal del favorecido de quien a la fecha no se conoce su paradero,
se manifiesta a través de interpósitas personas, no concurre a las citaciones de los jueces y pide
hablar sobre hechos a través de un apoderado pero no asiste. Todo esto produce en el Juez de la
Constitución la idea de que es su deber buscar el cuerpo e indagar por él para darle a la brevedad
posible la tutela que requiere. (STC Exp. Nº 1317-2008-HC/TC, S, f. j. 7)

£444 Pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Pronunciamiento de fondo a


pesar del quebrantamiento de forma
Frente a casos como el que ahora nos toca decidir, esto es, si pese al rechazo liminar de la
demanda este Tribunal podría (o no) dictar una sentencia sobre el fondo, nuestra jurisprudencia es
constante, uniforme y consolidada. Si hemos de atenernos a la diferencia que formuláramos en la
STC 0569-2003-AC/TC, entre actos procesales defectuosos, inválidos y nulos, la aplicación del
segundo párrafo del artículo 20 del Código Procesal Constitucional y, por tanto, la anulación de
todo lo actuado tras un indebido rechazo liminar de la demanda solo podría decretarse tratándose
de la eventual formulación de un acto nulo; entendiéndolo como aquel “(...) que, habiendo com-
prometido seriamente derechos o principios constitucionales, no pueden ser reparados”. Desde
esta perspectiva, la declaración de invalidez de todo lo actuado solo es procedente en aquellos
casos en los que el vicio procesal pudiera afectar derechos constitucionales de alguno de los suje-
tos que participan en el proceso. En particular, del emplazado con la demanda, cuya intervención
y defensa pueda haber quedado frustrada como consecuencia precisamente del rechazo liminar.
Tal construcción jurisprudencial, realizada incluso antes de que entrara en vigencia el Código
Procesal Constitucional, se ha sustentado en diferentes principios propios a la naturaleza y fines
de los procesos constitucionales y, particularmente, en los de a) economía, b) informalidad y c) la
naturaleza objetiva de los procesos de tutela de derechos fundamentales.
a) Por lo que hace al principio de economía procesal, tenemos dicho que si de los actuados exis-
ten los suficientes elementos de juicio como para emitir un pronunciamiento sobre el fondo,
pese al rechazo liminar de la demanda, resulta innecesario condenar a las partes a que vuelvan
a sufrir la angustia de ver que su proceso se reinicie, no obstante todo el tiempo transcurrido.
Con ello, no solo se posterga la resolución del conflicto innecesariamente, sino que, a la par,
se sobrecarga innecesariamente la labor de las instancias jurisdiccionales competentes.
b) Por lo que hace al principio de informalidad, este Tribunal tiene dicho que si en el caso exis-
ten todos los elementos como para emitir un pronunciamiento sobre el fondo, este se expedirá
respetándose el derecho de las partes a ser oídas por un juez o tribunal, “en la sustanciación
de cualquier acusación penal, formulada contra ella[s], o para la determinación de sus dere-
chos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”, entonces, una

549
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

declaración de nulidad de todo lo actuado, por el solo hecho de servir a la ley, y no porque
se justifique en la protección de algún bien constitucionalmente relevante, devendría en un
exceso de ritualismo procesal incompatible con el “(...) logro de los fines de los procesos
constitucionales”, como ahora establece el tercer párrafo del artículo III del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional.
c) Finalmente, y no en menor medida, el rechazo liminar de la demanda tampoco ha impedi-
do que este Tribunal, después de percatarse que los derechos de las partes hayan quedado
salvados, expida sentencia sobre el fondo en casos en los que la controversia era de notoria
trascendencia nacional y, por tanto, de alcances que trascendían al caso concreto.
Así por ejemplo, en la STC N° 4549-2004-PC/TC, donde después de advertirse lo innecesario
que resultaría declarar la nulidad de todo lo actuado, tras el impertinente rechazo liminar de la
demanda, el Tribunal afirmó que su competencia para expedir sentencias sobre el fondo obedecía
a “(...) la necesidad de pronunciamiento inmediato justificada en la particular naturaleza de los
hechos discutidos en el presente proceso, los que por otra parte y dado que revisten importancia e
incidencia en el ordenamiento, precisan ser abordados de manera prioritaria por este Tribunal en
su condición de Supremo Intérprete de la Constitución” (Fund. Jur. Nº. 2).
En el caso, como se ha expuesto antes, los jueces de las instancias precedentes debieron
admitir la demanda. Y, si bien no lo hicieron, una evaluación de los actuados evidencia:
a) En primer lugar, que existen todos los recaudos necesarios como para emitir un pronuncia-
miento sobre el fondo.
b) En segundo lugar, que el rechazo liminar de la demanda no ha afectado el derecho de defen-
sa de los emplazados, quienes fueron notificados, y si bien no participaron directamente, sí
lo hicieron mediante el procurador público encargado de los asuntos judiciales de la Justicia
Militar.
c) Por último, es innegable la importancia y trascendencia del caso por las cuestiones que él
conlleva, particularmente en lo relativo al cumplimiento de sentencias expedidas por órganos
internacionales en materia de derechos humanos y su incidencia en la comprensión y delimi-
tación del contenido constitucionalmente protegido del derecho a no ser objeto de una doble
persecución penal.
Por tanto, este Tribunal es competente para resolver el fondo del asunto. (STC Exp. N° 4587-
2004-AA/TC, S, ff. jj. 13-21)
Toda pretensión que cuestione la regularidad de un proceso judicial requiere, necesariamente,
la admisión a trámite de la demanda y su correspondiente traslado a los emplazados, con el objeto
de que estos expliquen las razones que habrían motivado la agresión y así evaluar la regulari-
dad de la actuación jurisdiccional. En este sentido, el rechazo in limine de una demanda supone
el quebrantamiento de forma previsto en el segundo párrafo del artículo 20 del Código Procesal
Constitucional, lo que implica que deben devolverse los autos con la finalidad de que se emita un
nuevo pronunciamiento. Sin embargo, este Colegiado considera que en el presente caso, por razo-
nes de celeridad procesal y al apreciarse de los actuados suficientes elementos de juicio como para
emitir un pronunciamiento, este Tribunal es competente para resolver sobre el fondo del asunto.
(STC Exp. 07502-2005-AA/TC, S, f. j. 1)

550
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 21.- INCORPORACIÓN DE MEDIOS PROBATO-


RIOS SOBRE HECHOS NUEVOS AL PROCESO
Los medios probatorios que acreditan hechos trascendentes para el proceso, pero que
ocurrieron con posterioridad a la interposición de la demanda, pueden ser admitidos por
el Juez a la controversia principal o a la cautelar, siempre que no requieran actuación.
El Juez pondrá el medio probatorio en conocimiento de la contraparte antes de expedir
la resolución que ponga fin al grado.

£445 Prueba. Dimensión subjetiva del derecho a la prueba


[E]l derecho a la prueba lleva aparejada la posibilidad de postular, dentro de los límites y
alcances que la Constitución y las leyes reconocen, los medios probatorios pertinentes para justi-
ficar los argumentos que el justiciable esgrime a su favor. Por ello, no se puede negar la existencia
del derecho fundamental a la prueba. Constituye un derecho fundamental de los justiciables pro-
ducir la prueba relacionada con los hechos que configuran su pretensión o su defensa. Según esta
dimensión subjetiva del derecho a la prueba, las partes o un tercero legitimado en un proceso o
procedimiento tienen el derecho de producir la prueba necesaria con la finalidad de acreditar los
hechos que configuran su pretensión o defensa. (STC Exp. Nº 1014-2007-HC/TC, P, f. j. 10)

£446 Incorporación de medios probatorios sobre hechos nuevos. Presentación opor-


tuna de la prueba
[U]na de las garantías que asiste a las partes del proceso es la de presentar los medios probatorios
necesarios que posibiliten crear la convicción en el juzgador de que sus argumentos son los correctos.
De esta manera, si no se autoriza la presentación oportuna de pruebas a los justiciables, ¿se podrá con-
siderar amparada la tutela procesal efectiva? Todo hace indicar que ello sería imposible. Solo con los
medios probatorios necesarios, el juzgador podrá sentenciar adecuadamente. Por ello, la ligazón
entre prueba y tutela procesal efectiva es ineluctable: la primera constituye un derecho-regla de la
segunda; una verdadera garantía de su ejercicio. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 13)

£447 Incorporación de medios probatorios sobre hechos nuevos. Oportunidad de la


presentación
Conforme a lo establecido por el artículo 21 del Código precitado [Código Procesal
Constitucional], la presentación de nuevos medios de prueba que se consideren relevantes para la
resolución de la controversia debe efectuarse antes de que se ponga fin a la instancia, a fin de que
las decisiones jurisdiccionales se adopten conforme a lo acreditado por las partes durante el pro-
ceso, generándose seguridad jurídica en la resolución de las causas. (RTC Exp. Nº 1640-2007-PC/
TC, reposición, S, f. j. 4)
[Vía aclaración, el interesado] solicita que se examine la copia simple de la Resolución
N° (…), según la cual [se] le otorgó una pensión vitalicia por el régimen del Decreto Ley
N° 18846, al padecer (..) incapacidad a causa de una enfermedad profesional contraída, la misma
que no fue mencionada en ningún instante en el petitorio de su demanda ni en sus escritos poste-
riores y, en consecuencia, no formó parte de la litis, lo cual procesalmente constituye un elemento
que comporta un hecho nuevo que no puede ser evaluado en forma extemporánea y fuera del
contexto del proceso, conforme lo prescribe el artículo 44 de la Ley N° 26435, Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional. (RTC Exp. Nº 1037-2000-AA/TC, P, f. j. 3)

£448 Incorporación de medios probatorios sobre hechos nuevos. Requisitos para la


presentación y admisión de medios probatorios
Para que los medios probatorios sean admitidos deben ser presentados en su oportunidad.
(…) El derecho a que se admitan los medios probatorios, como elemento del derecho de prueba,

551
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

no implica la obligación del órgano jurisdiccional de admitir todos los medios probatorios que hu-
bieran sido ofrecidos. En principio, las pruebas ofrecidas por las partes se pueden denegar cuando
importen pedidos de medios probatorios que no sean pertinentes, conducentes, legítimos o útiles,
así como manifiestamente excesivos. En tal sentido, es imperioso que se realice un análisis de
cuál es el rol que cumple el medio probatorio, ya que así se podrá determinar, entre otras cosas,
si el momento en que fue postulado era el que correspondía según las normas procesales sobre la
materia. Así, entre otros, el medio probatorio debe contar con:
• Pertinencia: Exige que el medio probatorio tenga una relación directa o indirecta con el hecho
que es objeto de proceso. Los medios probatorios pertinentes sustentan hechos relacionados
directamente con el objeto del proceso.
• Conducencia o idoneidad: El legislador puede establecer la necesidad de que determinados
hechos deban ser probados a través de determinados medios probatorios. Será inconducente
o no idóneo aquel medio probatorio que se encuentre prohibido en determinada vía procedi-
mental o prohibido para verificar un determinado hecho.
• Utilidad: Se presenta cuando contribuya a conocer lo que es objeto de prueba, a descubrir la
verdad, a alcanzar probabilidad o certeza. Solo pueden ser admitidos aquellos medios proba-
torios que presten algún servicio en el proceso de convicción del juzgador, mas ello no podrá
hacerse cuando se ofrecen medios probatorios destinados a acreditar hechos contrarios a una
presunción de derecho absoluta; cuando se ofrecen medios probatorios para acreditar hechos
no controvertidos, imposibles, notorios, o de pública evidencia; cuando se trata de desvirtuar
lo que ha sido objeto de juzgamiento y ha hecho tránsito a cosa juzgada; cuando el medio
probatorio ofrecido no es el adecuado para verificar con él los hechos que pretenden ser pro-
bados por la parte; y, cuando se ofrecen medios probatorios superfluos, bien porque se han
propuesto dos medios probatorios iguales con el mismo fin (dos pericias con la finalidad de
acreditar un mismo hecho) o bien porque el medio de prueba ya se había actuado antes.
• Licitud: No pueden admitirse medios probatorios obtenidos en contravención del ordena-
miento jurídico, lo que permite excluir supuestos de prueba prohibida.
• Preclusión o eventualidad: En todo proceso existe una oportunidad para solicitar la admisión
de medios probatorios, pasado dicho plazo, no tendrá lugar la solicitud probatoria. (STC Exp.
Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 26)

552
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 22.- ACTUACIÓN DE SENTENCIAS


La sentencia que cause ejecutoria en los procesos constitucionales se actúa conforme a
sus propios términos por el juez de la demanda. Las sentencias dictadas por los jueces
constitucionales tienen prevalencia sobre las de los restantes órganos jurisdiccionales y
deben cumplirse bajo responsabilidad.
La sentencia que ordena la realización de una prestación de dar, hacer o no hacer es
de actuación inmediata. Para su cumplimiento, y de acuerdo al contenido específico del
mandato y de la magnitud del agravio constitucional, el juez podrá hacer uso de mul-
tas fijas o acumulativas e incluso disponer la destitución del responsable. Cualquiera de
estas medidas coercitivas debe ser incorporada como apercibimiento en la sentencia, sin
perjuicio de que, de oficio o a pedido de parte, las mismas puedan ser modificadas duran-
te la fase de ejecución.
El monto de las multas lo determina discrecionalmente el juez, fijándolo en Unidades de
Referencia Procesal y atendiendo también a la capacidad económica del requerido. Su
cobro se hará efectivo con el auxilio de la fuerza pública, el recurso a una institución
financiera o la ayuda de quien el Juez estime pertinente.
El juez puede decidir que las multas acumulativas asciendan hasta el cien por ciento por
cada día calendario, hasta el acatamiento del mandato judicial.
El monto recaudado por las multas constituye ingreso propio del Poder Judicial, salvo
que la parte acate el mandato judicial dentro de los tres días posteriores a la imposición
de la multa. En este último caso, el monto recaudado será devuelto en su integridad a su
titular.

£449 Actuación de sentencias. Modelo de justicia constitucional


La ejecución de las sentencias constitucionales está directamente vinculada al modelo de
organización de la justicia constitucional de un sistema jurídico determinado, y a las posibilida-
des, fácticas y jurídicas, de su actuación. Así, en ordenamientos donde el diseño y la organización
de la justicia constitucional están debidamente articulados, y donde, además, existe una cultura de
respeto a las instituciones democráticas, la ejecución de las sentencias se corresponde con los ni-
veles de eficacia que las normas otorgan a las decisiones del máximo intérprete de la Constitución.
En efecto, parece un hecho incontrastable que una decisión de la Corte Suprema Norteamericana,
del Tribunal Federal Alemán, de la Corte Italiana o del Tribunal Constitucional Español, obliga
a los poderes públicos de sus países respectivos, sin que pueda ponerse en cuestión su eficacia.
(…) El problema de la ejecución de las sentencias constitucionales en estos escenarios no es el del
mandato que emitan las Cortes o Tribunales en un caso particular. Es decir, no existe, en térmi-
nos generales, un problema de efectividad de la orden concreta que emana del más alto Tribunal.
Como se ha señalado, para el caso español, “(...) la autoridad del Tribunal induce al cumplimien-
to. Ningún poder público desea verse censurado –más allá de la censura que ya supone una sen-
tencia estimatoria– por el Tribunal Constitucional por incumplir una sentencia”. En todo caso,
las discusiones académicas y también prácticas, desde luego, surgen respecto de la forma en que
vinculan estas decisiones; su capacidad para producir efectos en las instancias judiciales y, de ma-
nera especial, los contenidos vinculantes de las sentencias. Esto debido a que las sentencias no
solo comprenden el fallo (o parte dispositiva), sino que lo más trascendente en un Tribunal que
suele identificarse como “supremo intérprete de la Constitución” (art. 1 de la [Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional]), son precisamente las “interpretaciones” que se ubican en la parte de
la justificación del fallo. Como se ha observado, dentro de la motivación hay que ubicar la de-
nominada ratio decidendi –o “hilo lógico” del razonamiento de los jueces–, que comprende en
los sistemas del common law tanto el principio de derecho como el hecho relevante considera-
do por el juez (holding), como también las denominadas obiter dicta o razones subsidiarias. Son

553
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

las razones decisivas para el caso las que vinculan, mas no las consideraciones tangenciales o de
aggiornamento (obiter dicta). (STC Exp. Nº 04119-2005-AA/TC, P, ff. jj. 11 y 12)

£450 Actuación de sentencias. Problema de la ejecución de sentencias


[T]al como ya ha sido establecido en reiterada jurisprudencia de este Colegiado. (STC
N° 4119-2005-AA, de fecha 9 de noviembre de 2006), el problema de la ejecución no solo com-
porta un debate doctrinal, sino también y sobre todo, un problema práctico; esto es, la capacidad
de este Tribunal para poder llevar al terreno de los hechos la decisión expuesta en términos con-
cretos en su fallo. Por ello, el proceso de ejecución –a cargo del juez de la demanda (art. 22 y 59
del CPConst.), y por el Tribunal Constitucional en cuanto al incumplimiento de sus sentencias por
las instancias judiciales (artículo 50 del Reglamento Normativo)–, no puede ser comprendido ni
analizado exclusivamente desde las perspectivas desarrolladas por la teoría general del proceso,
ni desde las teorías que estudian los efectos de las sentencias a partir de la perspectiva civil o
penal; más aún, si el Tribunal Constitucional ha reconocido expresamente la autonomía y parti-
cularidad del Derecho Procesal Constitucional. La sentencia constitucional requiere, pues, de una
teoría material constitucional que la fundamente, dotándola de nuevas herramientas de actuación
que abandonen la idea clásica de clasificación entre actos de declaración del derecho y actos de
ejecución. Ello en atención a que la sentencia que interpreta con la máxima fuerza jurídica las
disposiciones constitucionales ocupa una posición de primer orden entre los actos públicos en el
marco del Estado Social y Democrático de Derecho; verificada además, la especial naturaleza de
las pretensiones sobre las que se pronuncia (cosa juzgada constitucional); por el valor y la fuerza
que le otorga el sistema jurídico a sus interpretaciones (IV Disposición Final de la Constitución,
artículos 1 de su propia Ley Orgánica, VI y VII del CPConst.); y, por el poder extrapartes (efectos
erga omnes). (RTC Exp. Nº 00168-2007-Q/TC, S, f. j. 5)
[E]ste Colegiado no puede permanecer indiferente ante los supuestos de incumplimiento
de lo dispuesto en sus sentencias o de su ejecución defectuosa, que termina virtualmente modi-
ficando la decisión; frente a estas situaciones debería habilitarse la procedencia del recurso de
agravio constitucional. Esto porque la invocación de tales vulneraciones requieren siempre de una
verificación por el Tribunal donde puedan acreditarse los alegatos escuchando al órgano judicial
emplazado y permitiendo, al propio tiempo, una afirmación de su decisión por parte del Tribunal
Constitucional. (RTC Exp. Nº 00168-2007-Q/TC, S, f. j. 7)

£451 Actuación de sentencias. Derecho a la tutela efectiva


Como lo ha establecido la doctrina, “ El Derecho a la tutela efectiva [...] exige también que el
fallo se cumpla; lo contrario sería convertir las decisiones judiciales y el reconocimiento de dere-
chos que ellas comportan a favor de alguna de las partes en meras declaraciones de intenciones”.
En ese sentido, este Tribunal [Constitucional] considera que el proceso de ejecución de sentencias
en sus propios términos forma parte del derecho fundamental a la tutela efectiva, cuestión de esen-
cial importancia para dar efectividad al Estado Democrático de Derecho, que implica, entre otras
manifestaciones, la sujeción de los ciudadanos y de la Administración Pública al ordenamiento
jurídico y a las decisiones que adopta la jurisdicción, no solo juzgando sino también ejecutando lo
juzgado. (STC Exp. Nº 0161-2001-AA/TC, P, ff. jj. 5 y 6)
El derecho a la ejecución de las sentencias se encuentra contenido implícitamente en el dere-
cho a la tutela jurisdiccional, reconocido en el inciso 3) del artículo 139 de nuestra Constitución.
En efecto, si bien la referida norma no hace referencia expresa a la “efectividad” de las resolucio-
nes judiciales, dicha cualidad se desprende de su interpretación, de conformidad con los tratados
internacionales sobre derechos humanos (cuarta disposición final y transitoria de la Constitución).
Precisamente, el artículo 8 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dispone que “Toda
persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la
ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o por

554
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

la ley”; y el artículo 25.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos dispone que “Toda
persona tiene derecho a un recurso sencillo, rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jue-
ces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención (...)”. De este modo, el derecho
a la tutela jurisdiccional no solo implica el derecho de acceso a la justicia y el derecho al debido
proceso, sino también el derecho a la “efectividad” de las resoluciones judiciales; busca garantizar
que lo decidido por la autoridad jurisdiccional tenga un alcance práctico y se cumpla, de manera
que no se convierta en una simple declaración de intenciones. (STC Exp. Nº 1042-2002-AA/TC,
S, f. j. 2.3.1)
El derecho a la tutela judicial efectiva está reconocido en nuestro ordenamiento constitucio-
nal en el artículo 139°, inciso 3, donde si bien aparece como “principio y derecho de la función
jurisdiccional”, es claro tanto para la doctrina unánime como para la propia jurisprudencia de este
Tribunal, que se trata de un derecho constitucional que en su vertiente subjetiva supone, en térmi-
nos generales, un derecho a favor de toda persona de acceder de manera directa o a través de re-
presentante ante los órganos judiciales; de ejercer sin ninguna interferencia los recursos y medios
de defensa que franquea la ley; de obtener una decisión razonablemente fundada en derecho; y,
finalmente, de exigir la plena ejecución de la resolución de fondo obtenida. (STC Exp. Nº 4080-
2004-AC/TC, S, f. j. 14)
[E]l derecho a la ejecución de las sentencias como componente del derecho a la tutela juris-
diccional efectiva supone la posibilidad de que la tutela ofrecida por el juez constitucional opere
generando consecuencias fácticas en el ámbito de los derechos fundamentales de las personas.
De ahí que sea acertado afirmar que la tutela jurisdiccional que no es efectiva no es tutela. Y
es que la pronta y debida ejecución de las sentencias permite, además, dar efectividad al Estado
Democrático de Derecho, que implica, entre otras cosas, la sujeción de los ciudadanos y de la
Administración Pública al ordenamiento jurídico y a las decisiones que adopta la jurisdicción,
no solo juzgando sino también ejecutando lo juzgado. Así pues será inconstitucional todo aquel
acto que prorrogue en forma indebida e indefinida el cumplimiento de las sentencias. (RTC Exp.
Nº 1140-2008-HC/TC, S, f. j. 3)

£452 Actuación de sentencias. Vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva


La vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva puede tener lugar, entre otras situacio-
nes, cuando se produce el rechazo liminar de una demanda invocándose una causal de improce-
dencia impertinente; con la inadmisión de un recurso ordinario o extraordinario; con la aplicación
de la reformatio in peius; y con la ejecución de la sentencia modificándose sus propios términos, o
con su inejecutabilidad. La tutela solo será realmente efectiva cuando se ejecute el mandato judi-
cial. Dicha ejecución es, por tanto, parte vital y esencial del derecho consagrado en nuestro texto
constitucional. Al respecto, en la sentencia del Tribunal Constitucional Español N° 102/84, de
fecha 12 de noviembre de 1984, se declaró que “En cuanto al ámbito del derecho […] comprende
el de acceso a la tutela judicial, el de conseguir una resolución fundada en derecho y el de obtener
la ejecución de la sentencia”. En ese sentido, el incumplimiento de lo establecido en una sentencia
con carácter de cosa juzgada implica la violación, lesión o disminución antijurídica de un derecho
fundamental, que este Colegiado [Tribunal Constitucional] tiene la obligación de reparar con toda
firmeza. (STC Exp. Nº 1546-2002-AA/TC, S, f. j. 2)

£453 Actuación de sentencias. Respeto de los derechos fundamentales durante el


cumplimiento de las sentencias
[E]n el procedimiento de ejecución de sentencia –en cualquier tipo de proceso jurisdiccional–,
también deben respetarse los derechos fundamentales, así como las garantías de la administración
de justicia, principalmente, el relativo al principio de cosa juzgada, la que no puede ser alterada
ni modificada durante su ejecución; del mismo modo, esta protección alcanza al contenido de las

555
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

sentencias que causen estado, las que deben ser ejecutadas en sus propios términos, no pudiendo
quedar librado su cumplimiento, a la particular interpretación que de ella pudieran hacer las partes
o la que hagan los órganos encargados de su ejecución; lo contrario importa una afectación al
derecho al debido proceso y debe dar lugar a un nuevo proceso de amparo, donde procede evaluar
las irregularidades procesales cometidas durante el precitado procedimiento. (STC Exp. Nº 04733-
2004-AA/TC, S, f. j. 4)

£454 Actuación de sentencias. Oportunidad de la ejecución de la sentencia


estimatoria
[E]n un proceso constitucional la sentencia estimatoria de primera instancia debe ser ejecuta-
da en forma inmediata y en sus propios términos, esto es, desde la fecha en que le es comunicada
al emplazado por el órgano que emitió la sentencia, tal como lo dispone el artículo 22 del Código
Procesal Constitucional, lo cual implica que el juez constitucional debe verificar su cumplimiento
o, de ser el caso, si se incumple, adoptar las medidas necesarias para la inmediata ejecución de lo
ordenado. (RTC Exp. Nº 1140-2008-HC/TC, S, f. j. 4)
[E]l Tribunal considera pertinente recordar que es obligación de los entes públicos dar efecti-
vo y preferente cumplimiento a las sentencias constitucionales tal como lo exige el artículo 22 del
Código Procesal Constitucional, sin que pueda permitirse la articulación de maniobras dilatorias
en el trámite de su ejecución, ni menos aún volver a utilizar un nuevo proceso de amparo en abier-
to desafío a la justicia constitucional. (STC EXP. N° 09680-2006-PA/TC, P, f. j.6)

£455 Actuación de sentencias. Supuestos de observación para el cumplimiento de


una sentencia
[E]l cumplimiento y ejecución de las reglas y decisiones contenidas en las sentencias expe-
didas por el Tribunal Constitucional pueden ser observados en función a los efectos personales o
temporales que de ellos se derivan. (STC Exp. Nº 0024-2003-AI/TC, P, f. j. s/n, párr. 71)

£456 Actuación de sentencias. Inmediatez en el cumplimiento


[A]unque del cargo de notificación de la sentencia no se pueda acreditar la hora exacta en que
esta fue efectuada, ha quedado probado, no obstante, que: a) la sentencia se notificó en la misma
fecha que se expidió, (…); b) la beneficiada con el hábeas corpus solo pudo salir después que le
fue notificada la sentencia a la clínica emplazada, hecho que sucedió el mismo día (…), según
refiere la demandante (…), afirmación que no ha sido contradicha por la otra parte. (…) En tal
sentido, este Tribunal considera que ha quedado demostrado que la beneficiada del hábeas corpus
no salió de las instalaciones de la clínica demandada por decisión voluntaria de esta última para
poner fin al acto reclamado, sino por mandato de la sentencia estimatoria dictada por el juez de
primera instancia. Consecuentemente, no corresponde aplicar el segundo párrafo del artículo 1 del
Código Procesal Constitucional, por lo que el cese del acto reclamado debe entenderse como efec-
to de la actuación inmediata de las sentencias, en los términos del artículo 22 del mismo Código
Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 07039-2005-HC/TC, S, ff. jj. 5 y 6)

£457 Actuación de sentencias. Necesidad de cumplimiento real, efectivo y en plazo


oportuno
El cumplimiento pleno de lo establecido en una decisión judicial supone (…), la satisfacción
real y efectiva, en tiempo oportuno, de lo decidido por el poder jurisdiccional. No es posible admi-
tir como alegato que, si lo que se ordena mediante una sentencia judicial es la realización de uno o
más actos administrativos previos a la asignación de un monto que se ha dejado de pagar, cuando
correspondía hacerlo, y debido a que en la medida que en la sentencia no se ha ordenado el pago
de una suma líquida, tal obligación no es atendible en la etapa de ejecución. Es como pretender
que para el cumplimiento de las obligaciones de la administración, haya que pasar previamente

556
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

por el Poder judicial, en una suerte de intermediación jurisdiccional permanente. (STC Exp.
Nº 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 17)
[E]ste Tribunal considera que el derecho a una decisión sobre el fondo y al cumplimiento
de la misma en un plazo razonable es extrapolable a todo tipo de procesos jurisdiccionales. El
plazo razonable no solo debe entenderse referido al trámite que existe entre la presentación de
una demanda y la decisión sobre el fondo, sino que resulta indispensable que dicho concepto se
entienda también como una exigencia para lograr la efectividad del pronunciamiento judicial en
un plazo que no debe exceder lo que la naturaleza del caso y sus naturales complicaciones de
cumplimiento ameriten, sin que en ningún caso su ejecución se difiera por dilaciones indebidas.
(…) En consecuencia, toda dilación indebida que retarde innecesariamente el cumplimiento pleno
de lo que mediante una sentencia judicial firme se ha ordenado, debe entenderse como vulnerato-
ria del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva que la constitución reconoce. (STC Exp.
Nº 4080-2004-AC/TC, S, ff. jj. 19 y 20)

£458 Actuación de sentencias. Efecto vinculante de las sentencias y su ejecución


[E]l efecto vinculante de las decisiones del Tribunal debe predicarse (…), no solo como se
hacía hasta hace poco, respecto de los efectos anulatorios o no de las decisiones del máximo
Tribunal sobre una ley en particular, sino también en referencia a las órdenes concretas dictadas
por él en su rol de controlador de los actos del poder a través de los procesos constitucionales
de la libertad. De este modo, el efecto vinculante de las decisiones debe generar mecanismos de
actuación autónoma del Tribunal también en fase de ejecución, ya sea a través de los demás entes
de la administración, ya sea a través de la propia organización judicial o, en su caso, del propio
órgano en fase de ejecución de sus sentencias. (STC Exp. Nº 04119-2005-AA/TC, P, f. j. 14)

£459 Actuación de sentencias. Autoridad de cosa juzgada de sentencia que causa


ejecutoria y actuación en sus propios términos
El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales que han pasado en autoridad de cosa
juzgada, es una manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional, reconocido en el inciso 3) del
artículo 139 de la Constitución. También se encuentra aludido en el segundo párrafo del inciso 2)
del mismo artículo 139, cuando se menciona que “ninguna autoridad puede (...) dejar sin efecto
resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada (...) ni retardar su ejecución”. (STC
Exp. Nº 0015-2001-AI/TC acumulados, P, f. j. 8)
[D]ebe precisarse que la cosa juzgada derivada de procesos resueltos en sede constitucional
está amparada por el artículo 139, inciso 2) de la Constitución que establece, entre otras previsio-
nes, que “Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional ni
interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar sin efecto resoluciones que han
pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar sentencias
ni retardar su ejecución”. Por lo tanto, vulnera la cosa juzgada de las resoluciones judiciales el
hecho de que se distorsione el contenido de las mismas, o la interpretación “parcializada” de
sus fundamentos. (…) De este modo, toda “práctica” o “uso” que tenga por fin distorsionar el
contenido de una resolución que ha pasado en autoridad de cosa juzgada, debe ser sancionada
ejemplarmente, debiendo comprenderse en la sanción no solo a la institución de la que emana la deci-
sión, sino precisamente a quienes actúan en su representación. (STC Exp. Nº 0054-2004-PI/TC,
P, ff. jj. 14 y 15)

£460 Actuación de sentencias. Cumplimiento de sentencia con el cambio de la situa-


ción inconstitucional
Los procesos judiciales no constituyen instancias para lograr declaraciones epistolares sin
ningún contenido material. El cumplimiento de las sentencias solo es pleno cuando en la realidad

557
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

se produce el cambio de una situación jurídica o fáctica solicitada mediante la actuación de la


jurisdicción. (STC Exp. Nº 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 22)
[E]l valor de la sentencia constitucional se encuentra no solo en la ponderación objetiva de
su función en el marco del ordenamiento constitucional, sino por los efectos derivados de la vis
subjetiva de la decisión judicial estimatoria que deviene en ejecutada en sus propios términos; es
decir, como componente esencial del derecho a la tutela judicial efectiva (artículo 139 inciso 3 de
la Constitución) y como la principal forma restitutiva de los derechos fundamentales lesionados
en la relación jurídica material que es llevada a proceso, permitiendo que las situaciones inconsti-
tucionales se modifiquen o reviertan. (RTC Exp. Nº 00168-2007-Q/TC, S, f. j. 6)

£461 Actuación de sentencias. Papel del juez para el cumplimiento de las sentencias
[L]a actuación de la autoridad jurisdiccional en la etapa de ejecución de sentencias constituye
un elemento fundamental e imprescindible en el logro de una “efectiva” tutela jurisdiccional, sien-
do de especial relevancia para el interés público, pues difícilmente se podría señalar la existencia
de un Estado de derecho, cuando en su interior las personas no pueden lograr la justicia a través de
los órganos establecidos para tal efecto. Para ello, la autoridad jurisdiccional deberá realizar todas
aquellas acciones que tiendan a que los justiciables sean repuestos en sus derechos y compensa-
dos, si hubiera lugar a ello, por el daño sufrido. Conviene insistir en este componente del derecho
a la tutela judicial efectiva, con objeto de que los propios órganos judiciales reaccionen frente a
posteriores actuaciones o comportamientos que debiliten el contenido material de sus decisiones,
pues solo así se podrán satisfacer los derechos de quienes han vencido en juicio, sin obligarles a
asumir la carga de nuevos procesos. (STC Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.3.2)
Si las sentencias de los jueces no se cumplen, simplemente no podría hablarse de un Poder
Judicial independiente que es capaz de hacer valer su juris dictio con plena eficacia respecto de lo
que decide, y de este modo, los ciudadanos no tendrían un garante real para la protección de sus
derechos. (STC Exp. Nº 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 16)
La ejecución de las sentencias judiciales constituye un asunto medular para la eficacia de los
derechos fundamentales en el Estado Constitucional y Democrático, pero también para la defi-
nición del poder jurisdiccional de los jueces, como un auténtico poder independiente para hacer
cumplir la Constitución y las leyes. (STC Exp. Nº 04119-2005-AA/TC, P, f. j. 10)
[E]l Código Procesal Constitucional, vigente desde el 1 de diciembre de 2004, ha incorporado
para los procesos de tutela de derechos el régimen de actuación inmediata de sentencias, conforme
al cual el juzgador se encuentra habilitado para ejecutar los mandatos contenidos en su sentencia
estimatoria, independientemente de la existencia de mecanismos de acceso a la instancia superior.
Bajo dicho marco referencial, no es aceptable, entonces, que bajo el pretexto del acceso a una
instancia distinta por el lado de la contraparte, el juez constitucional renuncie a dar cumplimiento
efectivo a su sentencia. Si esta es estimatoria tal condición es suficiente para franquear su actua-
ción inmediata, no teniendo por qué esperar la culminación del proceso para recién decidir. (STC
Exp. Nº 5994-2005-PHC/TC, S, f. j. 3)
[A] diferencia del modelo procesal de la derogada Ley N° 23506 y normas conexas, el
Código Procesal Constitucional, vigente desde el 1 de diciembre de 2004, ha incorporado para
los procesos de tutela de derechos el régimen de actuación inmediata de sentencias conforme al
cual el juzgador se encuentra habilitado para ejecutar los mandatos contenidos en su sentencia
estimatoria, independientemente de la existencia de mecanismos de acceso a la instancia superior.
Bajo dicho marco referencial, no es, pues, aceptable que bajo el pretexto del acceso a una instancia
distinta por el lado de la contraparte, el juez constitucional renuncie a darle cumplimiento efectivo
a su sentencia. Si esta es estimatoria, tal condición es suficiente elemento para proceder a su
ejecución inmediata, sin que se espere a la culminación del proceso para recién decidir, como
equivocadamente lo ha considerado el juzgador de primera instancia, quien evidentemente ha

558
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

omitido cumplir sus deberes, dejándose impresionar por el dicho de la corporación municipal
demandada. En tales circunstancias este Colegiado considera necesario reconvenir al juzgador
constitucional ordinario, recordándole no solo las disposiciones pertinentes de la norma adjetiva
(que evidentemente está obligado a conocer), sino sus deberes de vinculación especial para con
la Norma Fundamental y el cuadro de valores materiales que esta reconoce. (STC Exp. Nº 05287-
2005-HC/TC, S, f. j. 3). (STC Exp. Nº 05994-2005-HC/TC, S, f. j. 3)
[R]especto del juez competente, a partir de las normas relativas a la ejecución de sentencias,
es posible afirmar que en el ámbito de los procesos constitucionales de tutela de derechos, el juez
de ejecución es el juez que conoció el proceso en primera instancia. En efecto, el Código Procesal
Constitucional regula la etapa de ejecución del proceso bajo el epígrafe de “Actuación de senten-
cia” (artículo 22). En él se establece que la “sentencia que cause ejecutoria en los procesos consti-
tucionales se actúa (...) por el juez de la demanda.” En ese sentido, una interpretación sistemática
del artículo 60 del Código Procesal Constitucional y del artículo 22 del mismo cuerpo normativo,
conduce a la conclusión de que el “juez de ejecución” viene a ser el juez que admitió la demanda
y la resolvió en primer grado. (RTC Exp. Nº 05033-2006-AA/TC, P, f. j. 6)
[L]a actuación de la autoridad jurisdiccional en la etapa de ejecución de sentencias consti-
tuye un elemento fundamental e imprescindible en el logro de una efectiva tutela jurisdiccional,
siendo de especial relevancia para el interés público, dado que el Estado de Derecho no puede
existir cuando no es posible alcanzar la justicia a través de los órganos establecidos para tal efec-
to. Para ello, la autoridad jurisdiccional deberá realizar todas aquellas acciones que tiendan a que
los justiciables sean repuestos en sus derechos [...] reaccionando frente a posteriores actuaciones o
comportamientos que debiliten el contenido material de sus decisiones, pues solo así se podrán sa-
tisfacer los derechos de quienes han vencido en juicio, sin obligarles a asumir la carga de nuevos
procesos. (STC Exp. Nº 04909-2007-HC/TC, S1, f. j. 8)

£462 Actuación de sentencias. Principio de prevalencia de las sentencias de los


procesos constitucionales
[L]a demandada incumplió en dos oportunidades con el mandato judicial (…), pretendió des-
pedir nuevamente al recurrente [bajo el argumento de que no atendió el requerimiento para que
se acerque a sus oficinas a fin de proceder a su reposición] –sin haberse restablecido el vínculo
laboral y con el objeto de incumplir una orden judicial–, y finalmente, tornó moroso el cumpli-
miento de la orden judicial (más de un año), a pesar de que se trataba de un proceso constitucional
de tutela de derechos fundamentales. Es menester, aquí, enfatizar que, conforme al artículo 22
del Código Procesal Constitucional, las sentencias dictadas por los jueces constitucionales tienen
prevalencia sobre las de los restantes órganos jurisdiccionales y deben cumplirse, bajo responsabi-
lidad. (STC Exp. Nº 08078-2005-AA/TC, S, f. j. 10)
[E]s obligación de los entes públicos dar cumplimiento preferente a las sentencias consti-
tucionales, tal como lo exige el artículo 22 del Código Procesal Constitucional, sin que pueda
permitirse la articulación de maniobras dilatorias en el trámite de su ejecución, menos aún volver
a utilizar un nuevo proceso de amparo en abierto desafío a la justicia constitucional. El Tribunal
considera que el “amparo contra amparo”, al ser un remedio excepcional, solo ha de admitirse
tratándose de la protección de derechos fundamentales cuya titularidad pueda atribuirse de modo
indubitable a personas naturales y cuando resulte manifiesto e intolerable el proceder arbitrario de
las instancias judiciales. (STC Exp. Nº 02667-2006-AA/TC, P, f. j. 7)
[E]n el presente caso no se ha emitido laudo arbitral. Ello se constata de la lectura de la reso-
lución (…), de fecha (…), emitida por el tribunal arbitral (…), en la cual se resuelve la suspensión
del proceso arbitral en atención a la medida cautelar concedida por el juez (…), en el marco de un
proceso constitucional de amparo. La medida cautelar dispone que el tribunal arbitral se abstenga
de expedir laudo que ponga fin al proceso seguido por (…), hasta que se emita sentencia definitiva
en dicho proceso. En la resolución emitida por el tribunal arbitral se deja expresa constancia de su

559
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

rechazo a la tramitación de dicho proceso, pero no obstante acata la medida dispuesta por el juez
en observancia del artículo 22 del Código Procesal Constitucional, que consagra el principio de
prevalencia de lo dispuesto en los procesos constitucionales. (STC Exp. Nº 01567-2006-AA/TC,
P, f. j. 29)

£463 Actuación de sentencias. Medidas coercitivas para el cumplimiento de las


sentencias
[A]l existir renuencia por parte de la demandada a cumplir la referida resolución, pese a que
la obligación que contiene es clara, cierta y vigente, debe estimarse la presente acción, debiendo
cumplirse lo ordenado en un plazo máximo de treinta (30) días hábiles, contados desde la notifica-
ción de la (…) resolución, bajo apercibimiento de aplicársele una multa de veinte (20) Unidades
de Referencia Procesal, de conformidad con el artículo 9 del Texto Único Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, aprobado por Decreto Supremo N° 017-93-JUS, aplicable supleto-
riamente por mandato del artículo 63 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. (STC Exp.
Nº 1266-2004-AC/TC, S, f. j. 5)
Toda vez que (…) se advierte el incumplimiento reiterado no solo de una decisión judicial,
sino de las sucesivas resoluciones administrativas que establecieron el monto líquido que debe
abonarse al recurrente, resulta de aplicación lo previsto en el artículo 22 del Código Procesal
Constitucional referido a la aplicación de los apercibimientos que corresponde hacer al juez cons-
titucional para el efectivo cumplimiento de las sentencias en los procesos constitucionales. En
consecuencia, analizando las graves consecuencias que tiene sobre el derecho a la efectividad de
la tutela judicial el incumplimiento de pago por parte de la emplazada de los montos líquidos
que han sido ordenados con base en una decisión judicial firme, (…), a efectos de no ver burla-
do una vez más el cumplimiento de las decisiones judiciales, resulta necesario establecer como
multa (…), el equivalente a 10 Unidades de Referencia Procesal, estableciéndose, además, que
de no darse cumplimiento a lo dispuesto en las Resoluciones Directorales (…), en el término de
10 días hábiles luego de notificada la (…) sentencia, se deberá proceder a la destitución del (…)
funcionario, tal como lo prevé el artículo 22 del Código Procesal Constitucional, pudiéndose, en
todo caso, suspender la medida de multa si es que en la fase de ejecución el juez constata que se
ha dado cumplimiento a lo dispuesto en el término del quinto día de notificada (…). (STC Exp.
Nº 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 23)
El Tribunal Constitucional considera que, tratándose del pago de los subsidios de luto y se-
pelio, (…), es imperativo que, después de fijarse el plazo dentro del cual la sentencia deba ser
cumplida, asimismo se señale que el cumplimiento de la sentencia se hará bajo apercibimiento
de disponerse la destitución del responsable y de fijarse una multa acumulativa, que deberá ser
señalada por el juez de ejecución, por cada día calendario en que el mandato no sea cumplido,
hasta su ejecución total, conforme al artículo 22 del Código Procesal Constitucional. (STC Exp.
Nº 3495-2004-AC/TC, S, f. j. 7)
[L]as sentencias dictadas en un proceso de inconstitucionalidad tienen efecto vinculante para
todos los poderes públicos, vinculación que, por sus alcances generales, se despliega hacia toda la
ciudadanía. En tal sentido, el Tribunal Constitucional, en su condición de órgano de control de la
Constitución (artículo 201 de la Constitución) y órgano supremo de interpretación y control de la
constitucionalidad (artículo 1 de la Ley Nº 28301); considera que en el supuesto de que alguna
autoridad o persona, pretenda desconocer los efectos vinculantes de esta resolución, resultará
de aplicación el artículo 22 del CPConst., en el extremo que dispone que para el cumplimien-
to de una sentencia el juez podrá hacer uso de multas fijas acumulativas, disposición que
es aplicable supletoriamente al proceso de inconstitucionalidad en virtud del artículo IX del
mencionado cuerpo normativo [Código Procesal Constitucional]. (STC Exp. Nº 0020-2005-PI/TC
y acumulado, P, f. j. 159)

560
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[E]ste Colegiado no puede dejar de pronunciase expresamente respecto a los argumentos que
sirven de sustento a la demanda, e incluso a los expuestos en el propio escrito del recurso de agra-
vio constitucional, los que, en puridad, persiguen un objetivo ajeno al derecho fundamental cuya
tutela se exige [derecho a la libertad individual] ya que en efecto, se aprecia que el demandante
recurre al presente proceso constitucional de hábeas corpus sin atender a su excepcional naturale-
za y, por el contrario, lo concibe como una opción más a efectos de obtener un pronunciamiento
constitucional favorable que eventualmente tendría efectos sobre los procesos subyacentes [entre
el recurrente y los demandados existen procesos judiciales y constitucionales en trámite], con-
ducta que no puede dejar de advertirse, por lo que si el demandante (…) vuelve a incurrir en tal
despropósito procesal, (…), podría ser pasible de las medidas coercitivas previstas en el artículo
22 del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 08812-2005-HC/TC, S, f. j. 3)
[E]l juez constitucional declarará fundada la demanda precisando los alcances de su decisión,
disponiendo que el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la
interposición de la demanda, y que si fuere de modo contrario se le aplicarán las medidas coerciti-
vas previstas en el artículo 22 del Código Procesal Constitucional, sin perjuicio de la responsabili-
dad penal que corresponda. (STC Exp. Nº 3081-2007-AA/TC, S, f. j. 9)

561
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 23.- PROCEDENCIA DURANTE LOS REGÍMENES


DE EXCEPCIÓN
Razonabilidad y proporcionalidad.- Los procesos constitucionales no se suspenden du-
rante la vigencia de los regímenes de excepción. Cuando se interponen en relación con
derechos suspendidos, el órgano jurisdiccional examinará la razonabilidad y proporcio-
nalidad del acto restrictivo, atendiendo a los siguientes criterios:
1) Si la demanda se refiere a derechos constitucionales que no han sido suspendidos;
2) Si tratándose de derechos suspendidos, las razones que sustentan el acto restrictivo
del derecho no tienen relación directa con las causas o motivos que justificaron la
declaración del régimen de excepción; o,
3) Si tratándose de derechos suspendidos, el acto restrictivo del derecho resulta mani-
fiestamente innecesario o injustificado atendiendo a la conducta del agraviado o a la
situación de hecho evaluada sumariamente por el juez.
La suspensión de los derechos constitucionales tendrá vigencia y alcance únicamente en
los ámbitos geográficos especificados en el decreto que declara el régimen de excepción.

£464 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Aproximaciones


conceptuales sobre el régimen de excepción
La doctrina y el derecho constitucional comparado admiten que la vida institucional no es
siempre uniforme, permanentemente lineal, ni absolutamente previsora del acontecer coexisten-
cial dentro de una comunidad política; por el contrario, ante los avatares de la historia, la sensatez
acredita la necesidad de que el Estado esté premunido de los instrumentos necesarios para afrontar
aquellas situaciones extraordinarias que impiden el cumplimiento de los fines de la sociedad esta-
tal y que amenacen su perdurabilidad como tal. El régimen de excepción conceptualmente hace
referencia a aquellas “competencias de crisis” que la Constitución otorga al Estado con el carácter
de extraordinarias, a efectos de que pueda afrontar hechos, sucesos o acontecimientos que, por
su naturaleza, ponen en peligro el normal funcionamiento de los poderes públicos o amenazan la
continuidad de las instituciones estatales y los principios básicos de convivencia dentro de una
comunidad política. Según Bernardino Gonzáles [Cit. por Adolfo Rodríguez en: Consideraciones
sobre el Estado y el Gobierno. Punto, 1991], dicho régimen se traduce en competencias especiales
que asume el jefe del Ejecutivo, para poner fin, por medios jurídicos, a la situación de excep-
ción que se ha producido, o para precaverse de ella en caso de que sea inminente. Esto implica
una regulación constitucional ad hoc destinada a “enmarcar” la anormalidad. El efecto inmediato
de lo expuesto es el surgimiento de una concentración de competencias o funciones. (STC Exp.
N° 0017-2003-AI/TC, P, ff. jj. 15 y 16)

£465 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Características del


régimen de excepción
Consideramos como características del régimen de excepción las siguientes:
a) Concentración del poder, con permisión constitucional, en un solo detentador –normalmente
el jefe del Ejecutivo–, mediante la concesión de un conjunto de competencias extraordinarias,
a efectos de que la acción estatal sea tan rápida y eficaz como lo exijan las graves circunstan-
cias de anormalidad que afronta la comunidad política. Fruto de ello es el acrecentamiento de
las atribuciones de las Fuerzas Armadas y de la Policía.
b) Existencia o peligro inminente de una grave circunstancia de anormalidad, cuyo origen puede
ser de naturaleza político-social, o deberse a situaciones de fuerza mayor o a crisis económi-
cas. Tales los casos de guerra exterior, guerra civil, revueltas, motines, revoluciones, cataclis-
mos, maremotos, inflaciones, deflaciones, etc.

562
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

c) Imposibilidad de resolver las situaciones de anormalidad a través del uso de los procedimien-
tos legales ordinarios.
d) Transitoriedad del régimen de excepción. Habitualmente, su duración se encuentra prevista en
la Constitución o en las leyes derivadas de esta; o en su defecto, regirá por el tiempo necesario
para conjurar la situación de anormalidad. La prolongación indebida e inexcusable del régimen
de excepción, además de desvirtuar su razón de ser, vulnera la propia autoridad política, ya que,
como señala Carlos Sánchez Viamonte [La libertad y sus problemas. Buenos Aires: Bibliográfica
Argentina], “lo único que hace tolerable la autoridad, más allá de su carácter representativo,
es su carácter de servicio público y las limitaciones que impiden desnaturalizarla”.
e) Determinación espacial del régimen de excepción. La acción del Estado, premunido de com-
petencias reforzadas, se focalizará en el lugar en donde se producen las situaciones de anor-
malidad. De allí que se precise que la medida tiene carácter nacional, regional, departamental
o local.
f) Restricción transitoria de determinados derechos constitucionales.
g) Aplicación, con criterio de proporcionalidad y razonabilidad, de aquellas medidas que se su-
pone permitirán el restablecimiento de la normalidad constitucional. Dichas medidas deben
guardar relación con las circunstancias existentes en el régimen de excepción.
h) Finalidad consistente en defender la perdurabilidad y cabal funcionamiento de la organización
político-jurídica.
i) Control jurisdiccional expresado en la verificación jurídica de la aplicación de los princi-
pios de razonabilidad y proporcionalidad del acto restrictivo o suspensivo de los derechos
fundamentales de la persona, y en el cumplimiento del íter procedimental exigido por la
Constitución para establecer su decretamiento; así como en el uso del control político par-
lamentario para que se cumplan los principios de rendición de cuentas y de responsabilidad
política. (STC Exp. N° 0017-2003-AI/TC, P, f. j. 18)

£466 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Suspensión o limi-


tación de algunos derechos fundamentales
Los elementos necesarios de la doctrina de la situación de [a]normalidad se pueden resumir
en las tres siguientes:
a) La situación de anormalidad. Se trata de una circunstancia fáctica peligrosa o riesgosa que
exige una respuesta inmediata por parte del Estado. Esta situación anómala impone o deman-
da una solución casi instantánea, so pena de producirse un grave daño que comprometa la
estabilidad o supervivencia del Estado.
b) El acto estatal necesario. Es la respuesta imprescindible, forzosa o inevitable, para enfrentar
la situación de anormalidad. En esta circunstancia, el Estado no actúa siguiendo criterios de
discrecionalidad, utilidad o conveniencia, sino que se moviliza en virtud de lo inevitable, im-
perioso o indefectible.
c) La legalidad excepcional. Es decir, la existencia de un marco normativo derivado de una
grave situación de anormalidad, el cual, sin embargo, vincula al acto estatal necesario con los
valores y principios mismos del Estado de Derecho.
En dicho contexto, si bien las normas que consagran los derechos fundamentales de la perso-
na son previstos para su goce pleno en situaciones de normalidad, en cambio durante los “tiempos
de desconcierto” pueden convertirse en instrumentos para la destrucción del propio orden consti-
tucional que los reconoce y asegura. Por ende, en vía de excepción, legislativamente es admisible
la suspensión o limitación de algunos de ellos, sin que ello signifique llegar al extremo de consa-
grar un estado de indefensión ciudadana y proscripción de la actuación del Estado con sujeción a
reglas, principios y valores que justifican su existencia y finalidad. (STC Exp. N° 0017-2003-AI/
TC, P, f. j. 19)

563
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£467 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Procedencia


[E]s evidente que una lectura sistemática de la Constitución y una aplicación integral de
las normas relativas a los derechos fundamentales de la persona no admiten “zonas de indefen-
sión”, menos aún de los denominados estados de excepción previstos en el artículo 137 de la
Constitución, y que siempre es permisible a un justiciable la utilización de las acciones de ga-
rantía en defensa de sus derechos básicos, así como la actuación contralora y tuitiva del Tribunal
Constitucional sobre dicho material. (…) [C]abe consignar que en atención a que el artículo 44
de la Constitución establece como deber fundamental del Estado el garantizar la plena vigencia
de los derechos humanos, con la actuación eficaz del Tribunal Constitucional dentro del marco de
sus competencias en pro de la defensa de la dignidad de la persona y de sus derechos y libertades
esenciales, este contribuye de manera decisiva a la legitimación de la razón y sentido de la exis-
tencia del cuerpo político. (STC Exp. N° 2409-2002-AA/TC, S, f. j. 1.b)
El Tribunal Constitucional comparte plenamente el criterio del Consejo Nacional de Derechos
Humanos del Ministerio de Justicia, en el sentido de que, tal como lo ha establecido la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, no cabe, en ninguna circunstancia (ni aun durante los es-
tados de excepción), desconocer el derecho de toda persona a recurrir a los procesos constitucio-
nales de amparo y hábeas corpus frente a toda vulneración de los derechos fundamentales
reconocidos en la Constitución del Estado, como manifestación concreta, a nivel interno, del
derecho humano de toda persona “a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso
efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun
cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficia-
les”, en los términos del artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos. (STC
5854-2005-PA/TC, P, f. j. 46)

£468 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Examen de razona-


bilidad y proporcionalidad del acto restrictivo
El test de razonabilidad es un análisis de proporcionalidad que está directamente vinculado
con el valor superior justicia; constituye, por lo tanto, un parámetro indispensable de constitu-
cionalidad para determinar la actuación de los poderes públicos, sobre todo cuando esta afecta el
ejercicio de los derechos fundamentales. Para que la aplicación del test sea adecuada, corresponde
utilizar los tres principios que lo integran. De acuerdo con el principio de idoneidad o adecuación,
toda injerencia en los derechos fundamentales debe ser idónea para fomentar un objetivo constitu-
cionalmente legítimo, suponiendo dos cosas: primero, la legitimidad constitucional del objetivo y,
segundo, la idoneidad de la medida sub examine. El principio de necesidad significa que, para que
una injerencia en los derechos fundamentales sea necesaria, no debe existir ningún otro medio al-
ternativo que revista, por lo menos, la misma idoneidad para alcanzar el objetivo propuesto y que
sea más benigno con el derecho afectado. Requiere analizar, de un lado, la idoneidad equivalente o
mayor del medio alternativo, y, de otro, el menor grado en que este intervenga en el derecho fun-
damental. Por último, de acuerdo con el principio de proporcionalidad stricto sensu, para que una
injerencia en los derechos fundamentales sea legítima, el grado de realización del objetivo de esta
debe ser por lo menos equivalente o proporcional al grado de afectación del derecho fundamental,
comparándose dos intensidades o grados: el de la realización del fin de la medida examinada y el
de la afectación del derecho fundamental. (STC Exp. N° 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 109)

£469 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Motivos que


justifican declaración del régimen de excepción y alcances del bien jurídi-
co seguridad ciudadana
Aunque no existe una aproximación conceptual precisa en cuanto a lo que para la
Constitución representa la seguridad ciudadana, sino, básicamente, un conjunto de características
o elementos que permiten integrar lo que sería su contenido, esta puede ser catalogada como un

564
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

estado de protección que brinda el Estado y en cuya consolidación colabora la sociedad, a fin de
que determinados derechos pertenecientes a los ciudadanos puedan ser preservados frente a si-
tuaciones de peligro o amenaza o reparados en caso de vulneración o desconocimiento. Derechos
como la vida, la integridad, la tranquilidad, la propiedad o la libertad personal suelen ser los prin-
cipales referentes que integran el contenido de la seguridad ciudadana en atención a lo que del
Estado y la colectividad se espera, siendo evidente que, por sus alcances, se trata fundamental-
mente de un bien jurídico de relevancia antes que de un atributo o libertad a título subjetivo. (…)
De alguna forma la idea de los bienes jurídicos relevantes se encuentra, pues, asociada al interés
general, mientras que el concepto de derechos se asocia al interés subjetivo particular de quien re-
clama por su defensa. Lo dicho cobra especial importancia si se parte del supuesto que la ciudada-
nía ve cotidianamente arriesgada su seguridad como resultado del entorno conflictivo y antisocial,
cuando no de la criminalidad mayoritariamente presente en las ciudades con abundante población
y tráfico económico y, frente a lo cual se hace necesaria una específica política de seguridad en
favor de la colectividad. En el Estado Social de Derecho, por otra parte, es incuestionable la exis-
tencia de roles vitales en relación con la consecución de grandes objetivos. Vista la seguridad ciu-
dadana como uno de esos roles en los que todo Estado se compromete, no cabe discusión alguna
respecto del papel relevante que le toca cumplir y la especial posición que el ordenamiento consti-
tucional le suele otorgar. (…) Cabe precisar que cuando se trata de bienes jurídicos como los aquí
descritos, no resulta extraño, sino perfectamente legítimo que, en determinadas circunstancias, y
como se anticipó anteriormente, los derechos puedan verse restringidos en determinados ámbitos
de su contenido, a fin de compatibilizar los objetivos sociales propios de todo bien constitucio-
nal con los intereses individuales correspondientes a todo atributo o libertad. Naturalmente, no
es que los derechos se encuentren posicionados por debajo de los bienes jurídicos y ni siquiera a
un mismo nivel o jerarquía, pero es evidente que ante la existencia de ambas categorías al interior
del ordenamiento se hace imperioso integrar roles en función de los grandes valores y principios
proclamados desde la Constitución. En ese gran reto ponderativo el juez constitucional ocupa un
papel gravitante. (STC Exp. N° 3482-2005-PHC/TC, P, ff. jj. 13, 14 y 15)

565
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 24.- AGOTAMIENTO DE LA JURISDICCIÓN


NACIONAL
La resolución del Tribunal Constitucional que se pronuncie sobre el fondo agota la juris-
dicción nacional.

£470 Agotamiento de la jurisdicción nacional. Configuración


[C]on lo resuelto por este Tribunal se ha producido el agotamiento de la jurisdicción interna,
sin perjuicio del derecho que tiene el actor de recurrir, en forma directa, a los tribunales u organis-
mos internacionales constituidos según tratados o convenios de los que el Perú es parte, de con-
formidad con el artículo 205 de nuestra Constitución. (…) [R]especto a la solicitud del recurrente
para que sea el Tribunal Constitucional quien eleve todo lo actuado a la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, dicho trámite no se encuentra previsto en el ordenamiento jurídico nacio-
nal vigente; en todo caso, debe tenerse en cuenta que, de acuerdo a los procedimientos estableci-
dos por la mencionada Comisión para la interposición de peticiones, la legitimación activa recae
en los propios afectados o en terceros que actúen en su nombre. (RTC Exp. N° 0708-2001-AA/
TC, S, ff. jj. 2 y 3)
[C]onforme lo dispone el artículo 59 de la Ley N° 26435, contra las sentencias del Tribunal
Constitucional no cabe entablar recursos, salvo “(...) aclarar algún concepto o subsanar cualquier
error material u omisión en que se hubiese incurrido”, lo cual se aplica en concordancia con su
artículo 45, que establece el agotamiento de la jurisdicción interna. (RTC Exp. N° 0814-2003-AA/
TC, S, f. j. 1). (RTC Exp. N° 1612-2004-AA/TC, S, f. j. 1)
[E]l derecho fundamental de acceso a la justicia frente a toda vulneración de los derechos hu-
manos, como manifestación del derecho al debido proceso reconocido en el inciso 3) del artículo
139 de la Constitución, no solo se reduce al acceso a los tribunales internos, sino también a los
internacionales, tal como se tiene previsto en el artículo 205 de la Constitución: “Agotada la juris-
dicción interna, quien se considere lesionado en los derechos que la Constitución reconoce puede
recurrir a los tribunales u organismos internacionales constituidos según tratados o convenios de
los que el Perú es parte”. Es también en base a estas consideraciones que debe ser analizada la
aplicación aislada de los artículos 142 y 181 de la Constitución, según la cual las resoluciones del
JNE en materia electoral no pueden ser objeto de control constitucional, incluso en los supuestos
en los que resulten contrarias a los derechos fundamentales. (STC Exp. N° 5854-2005-PA/TC, P,
f. j. 24)
[E]l artículo 46, acápite 1, literal a, de la Convención Americana de Derechos Humanos,
relativa a los requisitos exigidos para la presentación de peticiones o comunicaciones ante la
Comisión Interamericana, señala: “que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción
interna (...)”. No obstante, el mismo artículo, acápite 2, literal a., dice que “las disposiciones de
los incisos 1.a y 1.b del presente artículo no se aplicarán cuando haya retardo injustificado en la
decisión sobre los mencionados recursos”. (STC Exp. Nº 0633-2007-PA/TC, P, f. j. 8)

566
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO II
EL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

CAPÍTULO I
DERECHOS PROTEGIDOS

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (...)

£471 Derechos protegidos. Libertad individual


[L]a acción de hábeas corpus, garantía típica de la libertad individual entendida como liber-
tad personal, física y de libre tránsito, procede ante el hecho u omisión, perpetuado por cualquier
autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza la libertad individual o derechos consti-
tucionales conexos. (STC Exp. Nº 0927-96-HC/TC, P, párr. 1)

£472 Derechos protegidos. Libertad personal


La libertad personal es un derecho subjetivo reconocido por el artículo 2, inciso 24), de la
Constitución Política del Estado, el artículo 9.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y el artículo 7.2 de la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos. Asimismo,
por mandato constitucional, el proceso de hábeas corpus es una garantía constitucional que proce-
de contra el hecho u omisión, de parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que amenaza
o vulnera la libertad individual o los derechos constitucionales conexos a ella, en concordancia
con el artículo 25 del Código Procesal Constitucional, que precisa los derechos protegidos que la
conforman y los derechos conexos a este atributo fundamental. (STC Exp. Nº 9021-2005-PHC/
TC, S, f. j. 2)
[La libertad personal] es un derecho subjetivo, reconocido en el inciso 24) del artículo 2 de la
Constitución Política del Estado y, al mismo tiempo, uno de los valores fundamentales de nuestro
Estado Constitucional de Derecho, por cuanto fundamenta diversos derechos constitucionales a la
vez que justifica la propia organización constitucional. En tanto que derecho subjetivo, garantiza
que no se afecte indebidamente la libertad física de las personas, esto es, la libertad locomotora,
ya sea mediante detenciones, internamientos o condenas arbitrarias. Los alcances de la garantía
dispensada a esta libertad comprende, frente a cualquier supuesto de privación de la libertad, inde-
pendientemente de su origen, la autoridad o persona que la haya efectuado. Garantiza, pues, ante
cualquier restricción arbitraria de la libertad personal, según señala el artículo 9 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos y el artículo 7.3 de la Convención Americana de Derechos
Humanos. (STC Exp. Nº 1091-2002-HC/TC, P, ff. jj. 1 y 2)

567
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

El inciso 24 del artículo 2 de la Constitución reconoce el derecho fundamental a la libertad


personal. Se trata de un derecho subjetivo en virtud del cual ninguna persona puede sufrir una li-
mitación o restricción a su libertad física o ambulatoria, ya sea mediante detenciones, internamien-
tos o condenas arbitrarias. La plena vigencia del derecho fundamental a la libertad personal es un
elemento vital para el funcionamiento del Estado Social y Democrático de Derecho, pues no solo
es una manifestación concreta del valor libertad implícitamente reconocido en la Constitución,
sino que es presupuesto necesario para el ejercicio de otros derechos fundamentales. (STC Exp.
Nº 0019-2005-PI/TC, P, f. j. 11)

£473 Derechos protegidos. Dimensiones de la libertad


El significado de libertad obedece a una doble dimensión, en tal sentido, puede ser enten-
dida como un valor superior que inspira al ordenamiento jurídico y a la organización misma del
Estado, pero, de otro lado, la libertad también es un derecho subjetivo cuya titularidad ostentan
todas las personas sin distinción. (…) La libertad concebida como derecho subjetivo supone que
ninguna persona puede sufrir una limitación o restricción a su libertad física o ambulatoria, ya sea
mediante detenciones, internamientos, condenas o privaciones arbitrarias. (STC Exp. Nº 1317-
2008-PHC/TC, S, f. j. 12)

£474 Proceso de hábeas corpus. Tipología del hábeas corpus según la amplitud de
su carácter y contenido
a) El hábeas corpus reparador. Dicha modalidad se utiliza cuando se produce la privación
arbitraria o ilegal de la libertad física como consecuencia de una orden policial; de un mandato
judicial en sentido lato –juez penal, civil, militar–; de una decisión de un particular sobre el in-
ternamiento de un tercero en un centro psiquiátrico sin el previo proceso formal de interdicción
civil; de una negligencia penitenciaria cuando un condenado continúe en reclusión pese a haberse
cumplido la pena; por sanciones disciplinarias privativas de la libertad; etc. En puridad, el hábeas
corpus reparador representa la modalidad clásica o inicial destinada a promover la reposición de
la libertad de una persona indebidamente detenida.
b) El hábeas corpus restringido. Se emplea cuando la libertad física o de locomoción es ob-
jeto de molestias, obstáculos, perturbaciones o incomodidades que, en los hechos, configuran una
seria restricción para su cabal ejercicio. Es decir, que, en tales casos, pese a no privarse de la liber-
tad al sujeto, “se le limita en menor grado”. Entre otros supuestos, cabe mencionar la prohibición
de acceso o circulación a determinados lugares; los seguimientos perturbatorios carentes de funda-
mento legal y/o provenientes de órdenes dictadas por autoridades incompetentes; las reiteradas e
injustificadas citaciones policiales; las continuas retenciones por control migratorio o la vigilancia
domiciliaria arbitraria o injustificada, etc.
c) El hábeas corpus correctivo. Dicha modalidad, a su vez, es usada cuando se producen
actos de agravamiento ilegal o arbitrario respecto a las formas o condiciones en que se cumplen
las penas privativas de la libertad. Por ende, su fin es resguardar a la persona de tratamientos
carentes de razonabilidad y proporcionalidad, cuando se ha determinado cumplir un mandato de
detención o de pena. (…). Así, procede ante la amenaza o acto lesivo del derecho a la vida, la
integridad física y psicológica, o del derecho a la salud de los reclusos o personas que se encuen-
tran bajo una especial relación de sujeción internados en establecimientos de tratamiento públicos
o privados (tal es el caso de personas internadas en centros de rehabilitación y de menores, en
internados estudiantiles, etc.). Igualmente, es idóneo en los casos en que, por acción u omisión,
importen violación o amenaza del derecho al trato digno o se produzcan tratos inhumanos o de-
gradantes. Es también admisible la presentación de esta modalidad en los casos de arbitraria res-
tricción del derecho de visita familiar a los reclusos; de ilegitimidad del traslado de un recluso de
un establecimiento penitenciario a otro; y por la determinación penitenciaria de cohabitación en
un mismo ambiente de reos en cárcel de procesados y condenados.

568
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

d) El hábeas corpus preventivo. Éste podrá ser utilizado en los casos en que, no habiéndose
concretado la privación de la libertad, existe empero la amenaza cierta e inminente de que ello
ocurra, con vulneración de la Constitución o la ley de la materia. Al respecto, es requisito sine
qua non de esta modalidad que los actos destinados a la privación de la libertad se encuentran en
proceso de ejecución; por ende, la amenaza no debe ser conjetural ni presunta. (…)
e) El hábeas corpus traslativo. Es empleado para denunciar mora en el proceso judicial u
otras graves violaciones al debido proceso o a la tutela judicial efectiva; es decir, cuando se man-
tenga indebidamente la privación de la libertad de una persona o se demore la determinación ju-
risdiccional que resuelva la situación personal de un detenido. César Landa Arroyo refiere que
en este caso “se busca proteger la libertad o la condición jurídica del estatus de la libertad de los
procesados, afectados por las burocracias judiciales [...]”. (…)
f) El hábeas corpus instructivo. Esta modalidad podrá ser utilizada cuando no sea posible
ubicar el paradero de una persona detenida-desaparecida. Por consiguiente, la finalidad de su in-
terposición es no solo garantizar la libertad y la integridad personal, sino, adicionalmente, asegu-
rar el derecho a la vida, y desterrar las prácticas de ocultamiento o indeterminación de los lugares
de desaparición. (…).
g) El hábeas corpus innovativo. Procede cuando, pese a haber cesado la amenaza o la vio-
lación de la libertad personal, se solicita la intervención jurisdiccional con el objeto de que tales
situaciones no se repitan en el futuro, en el particular caso del accionante. Al respecto, Domingo
García Beláunde [Constitución y Política, Eddili, Lima 1991, pág.148], expresa que dicha acción
de garantía “debe interponerse contra la amenaza y la violación de este derecho, aun cuando éste
ya hubiera sido consumado”. Asimismo, César Landa Arroyo [Tribunal Constitucional, Estado
Democrático, Editorial Palestra, Lima 2003, pág. 193], acota que “(...) a pesar de haber cesado
la violación de la libertad individual, sería legítimo que se plantee un hábeas corpus innovativo,
siempre que el afectado no vea restringida a futuro su libertad y derechos conexos”.
h) El hábeas corpus conexo. Cabe utilizarse cuando se presentan situaciones no previs-
tas en los tipos anteriores. Tales como la restricción del derecho a ser asistido por un abogado
defensor libremente elegido desde que una persona es citada o detenida; o de ser obligado a
prestar juramento; o compelido a declarar o reconocer culpabilidad contra uno mismo, o contra
el o la cónyuge, etc. Es decir, si bien no hace referencia a la privación o restricción en sí de la
libertad física o de la locomoción, guarda, empero, un grado razonable de vínculo y enlace con
este. Adicionalmente, permite que los derechos innominados –previstos en el artículo 3 de la
Constitución– entroncados con la libertad física o de locomoción, puedan ser resguardados. Esta
Tipología ha sido elaborada de modo casuístico, en atención a la continua evolución que ha expe-
rimentado este proceso constitucional, por lo que no puede ser tomada como un númerus clausus.
(STC Exp. Nº 02663-2003-HC/TC, P, f. j. 6)

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual:
1) La integridad personal, y el derecho a no ser sometido a tortura o tratos inhumanos o
humillantes, ni violentado para obtener declaraciones.

£475 Derecho a la integridad personal. Vinculación con otros derechos fun-


damentales
El derecho a la integridad personal se encuentra consagrado en el inciso 1 del artículo 2 de
la Constitución Política vigente. En puridad se trata de un atributo indesligablemente vinculado
con la dignidad de la persona, y con los derechos a la vida, a la salud, a la seguridad personal y al
libre desarrollo y bienestar. El reconocimiento de su importancia es tal, que obligó al legislador

569
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

constituyente no solo a establecer su protección a través de lo dispuesto en el referido precepto,


sino también, adicionalmente, a ratificarlo tuitivamente a través de lo dispuesto en el apartado h)
del numeral 23 del artículo 2 de la Constitución; el cual, textualmente, señala que toda persona tiene
derecho: “A la libertad y seguridad personales. En consecuencia: h) Nadie debe ser víctima de violen-
cia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o a tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera
puede pedir de inmediato el examen médico de la persona agraviada o de aquella imposibilitada
de recurrir por sí misma a la autoridad. Carecen de valor las declaraciones obtenidas por la violen-
cia. Quien la emplea incurre en responsabilidad”. (STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

£476 Derecho a la integridad personal. Vinculación con la dignidad humana


En efecto, la dignidad importa el reconocimiento del derecho irrefragable a un determinado
modo de existir. En ese contexto, el ser humano es, per se, portador de estima, custodia y apoyo
heterónomo para su realización acorde con su condición humana, de allí que la defensa de su inte-
gridad forme parte de la dimensión vital de la persona y, que, por ende, la Constitución le reserve
deferente tutela y vocación tuitiva. (STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

£477 Derecho a la integridad personal. Vinculación con el derecho a la vida


Enrique Álvarez Conde [Curso de Derecho Constitucional. Vol. I. Madrid: Tecnos. 1999, pág.
334] enfatiza que el derecho a la vida se prolonga en el derecho a la integridad física y moral.
En efecto, el reconocimiento y defensa que el texto constitucional consagra a la vida humana, no
supone llana y elementalmente la constitucionalización del derecho a la mera existencia, sino que
abarca la responsabilidad de asegurar que esta se despliegue con dignidad. Por ende, necesita y
exige condiciones mínimas, entre las cuales ocupa lugar preferente el resguardo de la integridad
humana en sentido lato. (STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

£478 Derecho a la integridad personal. Vinculación con el derecho a la salud


Asimismo, el derecho a la integridad personal tiene implicación con el derecho a la salud,
en la medida que esta última tiene como objeto el normal desenvolvimiento de las funciones bio-
lógicas y psicológicas del ser humano; deviniendo, así, en una condición indispensable para el
desarrollo existencial y en un medio fundamental para alcanzar el bienestar individual y colectivo.
(STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

£479 Derecho a la integridad personal. Vinculación con el derecho a la seguridad


personal
Igualmente, el derecho a la integridad personal se entronca con el derecho a la seguridad perso-
nal, puesto que supone la convicción y certeza del respeto de uno mismo por parte de los demás, en
tanto se ejercita un derecho y se cumple con los deberes jurídicos. En efecto, la seguridad personal
representa la garantía que el poder público ofrece frente a las posibles amenazas por parte de terceros
de lesionar la indemnidad de la persona o desvanecer la sensación de tranquilidad y sosiego psíquico y
moral que debe acompañar la vida coexistencial. (STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

£480 Derecho a la integridad personal. Indemnidad humana


El derecho a la integridad personal reconoce el atributo a no ser sometido o a no autoinflingir-
se medidas o tratamientos susceptibles de anular, modificar o lacerar la voluntad, las ideas, pensa-
mientos, sentimientos o el uso pleno de las facultades corpóreas. El reconocimiento de la indem-
nidad humana, in totum, se expresa, como regla general, en la no privación de ninguna parte de su
ser. Por ende, proscribe toda conducta que inflinja un trato que menoscabe el cuerpo o el espíritu
del hombre. El inciso 1 del artículo 2 de la Constitución direcciona conceptualmente la integridad
en tres planos: físico, psíquico y moral. (STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

570
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£481 Derecho a la integridad personal. Integridad física


La integridad física presupone el derecho a conservar la estructura orgánica del ser humano; y, por
ende, a preservar la forma, disposición y funcionamiento de los órganos del cuerpo humano y, en gene-
ral, la salud del cuerpo. La afectación de la integridad física se produce cuando se generan incapacida-
des, deformaciones, mutilaciones, perturbaciones o alteraciones funcionales, enfermedades corpóreas,
etc. En ese orden de ideas, el apartado h) del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución prohíbe toda
forma de violencia física. La indemnidad corporal está sujeta, como regla general, al principio de irre-
nunciabilidad; vale decir, que la Constitución no avala ni permite las limitaciones físicas voluntarias,
salvo casos excepcionales. En ese sentido, la persona tiene la responsabilidad de mantener incólume su
integridad y, por consiguiente, de no atentar contra su propia estructura corpórea. Los actos de disposi-
ción del cuerpo solo son admisibles cuando surge una exigencia ante un estado de necesidad, una razón
médica o motivos de humanitarismo (pérdida de un miembro u órgano para salvar el resto de la estruc-
tura corpórea, una gangrena o la donación de un órgano para preservar una vida ajena). Al respecto, el
artículo 6 del Código Civil –precepto que complementa el mandato constitucional– prohíbe los actos
de disposición del propio cuerpo cuando ocasionan una disminución permanente del mismo o, en todo
caso, cuando sean contrarios al orden público o a la buenas costumbres. En virtud de ello, la persona
solo puede disponer de aquellas partes de su cuerpo que, al ser despojadas o separadas, no ocasionen
una disminución permanente de su integridad física. Por ende, cabe la posibilidad de que la persona
pueda ceder todas aquellas partes, sustancias o tejidos que se regeneren, siempre que ello no atente
gravemente contra su salud o ponga en peligro su vida; tales los casos del corte del cabello, la dona-
ción de sangre, etc. Dicha postura tiene como base y fundamento el histórico caso de Paolo Salvatori
(Nápoles, 1930), en el cual este fue objeto de una intervención quirúrgica de cedencia de testículo a
favor de Vittorio La Pegna. Allí el Tribunal de Nápoles fijó el criterio de que, con dicha disposición del
cuerpo, no se había ocasionado ninguna disminución grave. Asimismo, el artículo 7 del Código Civil
autoriza expresamente la facultad de donar partes del cuerpo o de órganos o de tejidos; empero, precisa
que dicha cesión no deberá perjudicar gravemente la salud o reducir sensiblemente el tiempo de vida
del donante.
El consentimiento del donante debe ser expreso y por escrito, además de ser libre, sin coac-
ción ni fraude. Añádase que la autorización debe sustentarse en la previa y adecuada información
acerca de la naturaleza del acto quirúrgico a practicarse sobre él, sus consecuencias y riesgos.
(STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

£482 Derecho a la integridad personal. Integridad moral


El derecho a la integridad moral defiende los fundamentos del obrar de una persona en el
plano de la existencia y coexistencia social. Dichos fundamentos manifiestan el conjunto de obli-
gaciones elementales y primarias que el ser humano se fija por mandato de su propia conciencia,
y los condicionamientos que ella recibe a través de la educación y cultura de su entorno. Néstor
Pedro Sagüés [Elementos de Derecho Constitucional. Tomo II. Buenos Aires: Astrea, 2003, pág.
331] expone que el referido derecho asegura el respeto al desarrollo de la vida personal de confor-
midad con el cuadro de valores que se derivan de la libertad de conciencia. En efecto, la integri-
dad moral se liga inescindiblemente al atributo de desarrollar la personalidad y el proyecto de vida
en comunidad conforme a la convicción personal (religión, política, cultura, etc.). Debe aclararse
que la integridad moral no implica la idea de algo extraño o superior a la persona para reconocer
su existencia y defender su intangibilidad, ya que se funda en el libre albedrío. Empero, es obvio
que estos fundamentos, en caso del obrar, no deben colisionar con el orden público. En ese orden
de ideas, el apartado h del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución prohíbe toda forma de vio-
lencia moral contra una persona. (STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)
En efecto, dado que el derecho a la integridad personal comprende el libre desarrollo del pro-
yecto de vida en sociedad, de acuerdo a las costumbres que le asisten a las personas, así como el
ejercicio de determinadas conductas que las identifican como parte de dicha comunidad, el rito de
darle sepultura a un cadáver está amparado por dicho derecho fundamental.

571
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La práctica de los ritos, como el de dar sepultura digna al familiar fallecido, forma parte de
la libertad de culto, de modo que el impedimento de dicha práctica afecta irremediablemente la
integridad moral de los familiares. (STC Exp. N° 0256-2003-HC/TC, S, f. j. 19)

£483 Derecho a la integridad personal. Integridad psíquica


El derecho a la integridad psíquica se expresa en la preservación de las habilidades motrices,
emocionales e intelectuales. Por consiguiente, asegura el respeto de los componentes psicológicos
y discursivos de una persona, tales como su forma de ser, su personalidad, su carácter, así como su
temperamento y lucidez para conocer y enjuiciar el mundo interior y exterior del ser humano. En
ese sentido, se considera como un atentado contra este derecho la utilización de procedimientos
médicos como el llamado “suero de la verdad”, que supone la aplicación de soluciones líquidas
para explorar, sin expresión de voluntad, el campo del subconsciente. Asimismo, se encuentran
proscritos los denominados “lavados de cerebro” o las hipnosis realizadas por vía compulsiva o
no avaladas por el libre albedrío. En la jurisprudencia son recurrentes los actos de afectación psí-
quica en el ámbito educativo como consecuencia de ciertas medidas correctivas a los educandos
(ofensa verbal, prohibiciones de ingreso y salida del recinto escolar, etc.); así como aquellos que
aparecen en el ámbito familiar (manipulaciones para el goce del régimen de visitas, retardo no
justificado de las prestaciones alimentarias, etc.). En ese orden de ideas, el apartado h) del inciso
24) del artículo 2 de la Constitución prohíbe toda forma de violencia psíquica contra una persona.
(STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

£484 Derecho a la integridad personal. Experimentación científica


Los continuos conflictos entre la defensa del derecho arriba invocado y los trabajos
de prueba y examen de las condiciones o propiedades de la psiche y soma de una persona,
tendientes a alcanzar un grado de conocimiento mediante la utilización de un método, han
motivado una respuesta desde el campo del derecho y la propia ciencia médica. El Tribunal
Constitucional español, ha expresado, mediante STC N.° 37/190 –posición que este Colegiado
comparte– que la experimentación sobre seres humanos llevada a cabo con desconocimiento
o no autorización del sujeto constituye un atentado contra la integridad personal. Asimismo,
la Asociación Médica Mundial aprobó en 1964 la denominada “Carta de Experimentaciones
Humanas de Helsinki” (Suecia), consignando los requisitos necesarios para llevar a cabo tal
cometido. Entre ellos aparece el principio de exclusión de toda forma de experimentación
sobre el ser humano, o el que la persona sujeta a alguna prueba científica no hubiere previa-
mente dado su consentimiento en forma libre y expresa. Tales exigencias se justifican a raíz
de las prácticas encubiertas con los presos de raza negra del Estado de Alabama, llevadas a
cabo por el Servicio Estatal de Salud Pública desde los años 1932 a 1942, a efectos de en-
contrar una vacuna contra la sífilis, o las efectuadas en el periodo más cruento del III Reich
(1939-1945) contra los judíos en los campos de concentración, con el propósito de ahondar
en el campo de la genética. (STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

£485 Derecho a la integridad personal. Grado de afectación de la integridad moral y


su vinculación con un trato cruel, inhumano y degradante
En el caso, el grado de afectación de la integridad moral es tal que el acto reclamado linda
con un trato cruel, inhumano o degradante, puesto que constituye una práctica cuyo fin es “(...)
despertar en la víctima sentimientos de miedo, angustia e inferioridad, además de humillación y
degradación, con la finalidad de obtener información, como medio intimidatorio, como castigo o
medida preventiva, para intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, como castigo o por cual-
quier razón basada en cualquier tipo de discriminación u otro fin”. (STC Exp. N° 0256-2003-HC/
TC, S, f. j. 20)

572
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£486 Derecho a la integridad personal. No entregar cuerpo de familiar fallecido vul-


nera derecho a no ser objeto de trato inhumano
En ese sentido, el Tribunal Constitucional estima que el comportamiento de los funcionarios
del Hospital (…) constituyó una violación del derecho a no ser objeto de un trato inhumano, de tal
gravedad o severidad, que lograron despertar sentimientos de angustia y sufrimientos de especial
intensidad en los familiares del occiso Francisco Javier Francia Sánchez, con el objeto de intimar-
los al pago de la deuda por los servicios prestados por dicho hospital. (STC Exp. N° 0256-2003-
HC/TC, S, f. j. 20)

£487 Derecho a no ser violentado para obtener declaraciones. Noción


A la luz de la doctrina de los derechos fundamentales, Marcelo Eduardo Riquert y Eduardo
Pablo Jiménez [Teoría de la Pena y Derechos Humanos. Buenos Aires: Ediar, 1998, Pág. 175]
exponen que, en aras de impedir los abusos en la obtención a cualquier costo de los medios pro-
batorios: “[...] se hace necesario establecer la inadmisibilidad judicial de la prueba obtenida en
forma ilícita” (v.gr., mediante la violencia física, psíquica o moral]. Así, Enrique Ruiz Vodillo [La
Sociedad y el mundo penitenciario (la protección de los derechos fundamentales en la cárcel). En
Revista Eguzkilore, N° 4. San Sebastián. 1990, pág. 1723] sostiene que el problema del proceso
penal no consiste en solo conocer la verdad material, sino que esta debe ser obtenida con el respeto
de un procedimiento legítimo compatible con los principios rectores y cautelados en los derechos
fundamentales. De allí que solo cuando esta compatibilidad se encuentre asegurada, cabrá afirmar
que dicha verdad es jurídicamente válida. Tal como lo ha señalado el Tribunal Constitucional en el
caso Marcelino Tineo Silva y más de 5,000 ciudadanos (…): “Como todo derecho constitucional,
el de la prueba se encuentra sujeto a restricciones o limitaciones, derivados tanto de la necesidad
de que sean armonizados en ejercicio con otros derechos o bienes constitucionales, como de la
propia naturaleza del derecho en cuestión (...)”. En términos generales, el derecho a la prueba
se encuentra sujeto a determinados principios, como que su ejercicio se realice de conformidad
con los valores de pertinencia, utilidad, oportunidad y licitud. Ellos constituyen principios de la
actividad probatoria y, al mismo tiempo, límites a su ejercicio, derivados de la propia naturaleza
del derecho. Al respecto, el apartado h del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución prescribe
el derecho a que se establezca la invalidez de las declaraciones obtenidas mediante el uso de la
violencia en sentido lato. Esta facultad tiene como fin enervar el valor jurídico de aquellas revela-
ciones o exposiciones alcanzadas mediante cualesquiera de las formas de agresión anteriormente
señaladas. El funcionario estatal que emplee la violencia injustificada incurre en la comisión de
ilícito justiciable penalmente. (STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, párr. 2)

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
2) El derecho a no ser obligado a prestar juramento ni compelido a declarar o reco-
nocer culpabilidad contra sí mismo, contra su cónyuge, o sus parientes dentro del
cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.

£488 Derecho a la no autoincriminación. Contenido constitucional


La garantía de la no incriminación constituye también un contenido del debido proceso y está
reconocida de manera expresa en instrumentos internacionales de derechos humanos, como el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 3.g), y la Convención Americana de los
Derechos Humanos (art.8.2.g). Dicha garantía consiste en el derecho a no declararse culpable ni a
ser obligado a declarar contra sí mismo. (STC Exp. Nº 1808-2003-HC/TC, P, f. j. 7)

573
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Si bien todo procesado goza del derecho fundamental a la no autoincriminación, una de cuyas
manifestaciones incluso autoriza al inculpado a guardar un absoluto silencio y la más imperturba-
ble pasividad durante el proceso, en el correcto supuesto de que debe ser la parte acusatoria la en-
cargada de desvanecer la inocencia presunta, ello no le autoriza para que mediante actos positivos
se desvíe el camino del aparato estatal en la búsqueda de la verdad dentro del proceso. (STC Exp.
Nº 0376-2003-HC/TC, S, f. j. 9)

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
3) El derecho a no ser exiliado o desterrado o confinado sino por sentencia firme.

Nota del editor: En relación con el numeral 3 del artículo 25 del Código Procesal Constitucional, no se
ha ubicado pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
4) El derecho a no ser expatriado ni separado del lugar de residencia sino por mandato
judicial o por aplicación de la Ley de Extranjería.

£489 Derecho a no ser expatriado ni separado del lugar de residencia. Noción


[E]l Estado está facultado total o parcialmente para reglar, controlar y condicionar la entrada
y admisión de extranjeros. Igualmente, el cuerpo político goza del atributo de la expulsión, que
también es un límite a la libertad de tránsito, (…), siempre que se cumplan algunas condiciones: el
Estado puede imponer a través de la ley requisitos para autorizar el ingreso y la salida del territo-
rio nacional (v.gr. presentación del pasaporte, visas, pago de tasas, certificaciones sanitarias, entre
otros); las restricciones legales están sujetas a su fundamentación en resguardo de la prevención
de infracciones penales de la seguridad nacional, el orden público, la salud, la moral pública o los
derechos y libertades de terceros; la expulsión de un extranjero no debe fundarse en su mera con-
dición de tal, sino en el hecho de haber ingresado o permanecer en el territorio nacional con viola-
ción de la ley. Dicha disposición debe emanar de autoridad administrativa o judicial competente,
según sea la naturaleza del caso que la motiva. (STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 12)

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
5) El derecho del extranjero, a quien se ha concedido asilo político, de no ser expulsado
al país cuyo gobierno lo persigue, o en ningún caso si peligrase su libertad o seguri-
dad por el hecho de ser expulsado.
Nota del editor: En relación con el numeral 5 del artículo 87 del Código Procesal Constitucional, no se
ha ubicado pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
6) El derecho de los nacionales o de los extranjeros residentes a ingresar, transi-
tar o salir del territorio nacional, salvo mandato judicial o aplicación de la Ley de
Extranjería o de Sanidad.

574
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£490 Derecho a la libertad de tránsito. Contenido constitucional


La facultad de un libre tránsito comporta el ejercicio del atributo de ius movendi et ambulan-
di. Es decir, supone la posibilidad de desplazarse autodeterminativamente en función a las propias
necesidades y aspiraciones personales, a lo largo y ancho del territorio, así como a ingresar o salir
de él, cuando así se desee. Se trata de un imprescindible derecho individual y de un elemento
conformante de la libertad. Más aún, deviene en una condición indispensable para el libre de-
sarrollo de la persona, toda vez que se presenta como “el derecho que tiene toda persona para
ingresar, permanecer, circular y salir libremente del territorio nacional”. El ejercicio de este de-
recho es fundamental en consideración a la libertad –inherente a la condición humana–, pues es
“una condición indispensable para el libre desarrollo de la persona” cuyo sentido más elemental
radica en la posibilidad de transitar en las vías y los espacios públicos. Sin embargo, de ello no
puede aseverarse que el derecho sea absoluto sino que tiene que ejercerse según las condiciones
que cada titular del mismo posee, según las limitaciones que se deben observar (…). Como se ob-
serva, la libertad de tránsito se encuentra relacionada sobre todo con la capacidad locomotora por
parte de los nacionales y extranjeros para transitar dentro del país. Sin embargo, se le debe dotar
de un contenido más específico. Debe incluir, además, la facultad de cada uno de los residentes
de una localidad, de un poblado o de una ciudad para movilizarse dentro de ella y en las zonas o
urbanizaciones que las componen. (STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 11)

£491 Derecho a la libertad de tránsito. Supuesto de hecho protegido


Como se observa, en tales casos este Colegiado ha buscado delimitar cuál es el supuesto de
hecho que la libertad de tránsito incluye como forma de protección. Debe puntualizarse entonces
que, dentro de una propiedad privada, no puede existir ejercicio alguno de la libertad de tránsi-
to, toda vez que ella involucra la posibilidad de traslado de un lugar público a otro, pero no el
desplazamiento que se realice dentro de zonas privadas, las mismas que habrán de encontrarse
amparadas por la inviolabilidad de domicilio. Por ende, no es razonable que se salvaguarde como
parte de la libertad de tránsito cualquier tipo de movimiento que una persona realice dentro de una
espacio destinado al uso particular, ya sea dentro de una casa, centro de trabajo o cualquier tipo
de propiedad privada, aunque con una precisión al respecto; sí cabría protección a través de la
libertad de tránsito si existe una vía privada de uso público, según se explica a renglón seguido. El
derecho al libre tránsito, a partir de su relación con la aptitud para residir en el lugar escogido dentro
del territorio, no puede incluir –es más, proscribe– cualquier forma de desplazamiento interno forzado,
situación a la cual el país no ha estado ajeno. (STC Exp. N° 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 13)

£492 Derecho a la libertad de tránsito. Titularidad


La doctrina es uniforme en señalar que el sujeto activo de este derecho es una persona natural
o extranjera, y que el sujeto pasivo es el Estado o cualquier persona natural o jurídica, reconocién-
dose así la eficacia no solo vertical del derecho fundamental, sino también horizontal, elemento
este último destacable para la resolución de la presente controversia constitucional. Respecto al
sujeto activo, es necesario precisar que, en principio, la titularidad de la libertad de tránsito recae-
ría en los nacionales, pues son ellos los que estarían en capacidad de moverse libremente a lo largo
de su territorio, como efecto directo de la soberanía estatal (artículo 54 de la Constitución). Sin
embargo, un análisis especial merece el caso de los extranjeros, a quienes también el dispositivo
constitucional les ha reconocido la titularidad del derecho. El artículo 12 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos señala expresamente que toda persona –sea nacional o extranjero–
que se halla legalmente en el territorio de un Estado, tendrá derecho a circular libremente por él y
a escoger libremente en él su residencia. Asimismo, estipula que tendrá derecho a salir de este por
decisión autodeterminativa. Las restricciones a su ejercicio están sujetas al principio de legalidad.
De otro lado, el artículo 22 de la Convención Americana de Derechos Humanos estipula que toda
persona –sin distinción de nacionalidad–, que se halle legalmente en el territorio de un Estado,
tiene derecho a circular por el mismo, con sujeción a las disposiciones legales allí imperantes. Es

575
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

más, el Comité de Derechos Humanos, en la Observación General N° 27, “Artículo 12.- Libertad
de circulación”, ha señalado que todo extranjero que se encuentre legalmente dentro del territorio
de un Estado o a pesar que hubiese entrado ilegalmente pero que posteriormente hubiese lega-
lizado su situación, tiene derecho al ejercicio del libre tránsito, con sujeción a las restricciones
establecidas en la ley. En atención a lo expuesto, el Estado está facultado total o parcialmente para
reglar, controlar y condicionar la entrada y admisión de extranjeros. Igualmente, el cuerpo polí-
tico goza del atributo de la expulsión, que también es un límite a la libertad de tránsito, según se
explicará más adelante, siempre que se cumplan algunas condiciones: el Estado puede imponer a
través de la ley requisitos para autorizar el ingreso y la salida del territorio nacional (v. gr. presen-
tación del pasaporte, visas, pago de tasas, certificaciones sanitarias, entre otros); las restricciones
legales están sujetas a su fundamentación en resguardo de la prevención de infracciones penales
de la seguridad nacional, el orden público, la salud, la moral pública o los derechos y libertades
de terceros; la expulsión de un extranjero no debe fundarse en su mera condición de tal, sino en el
hecho de haber ingresado o permanecer en el territorio nacional con violación de la ley. Dicha dis-
posición debe emanar de autoridad administrativa o judicial competente, según sea la naturaleza
del caso que la motiva. (STC Exp. N° 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 12)

£493 Derecho a la libertad de tránsito. Restricciones o límites


Por mandato expreso de normas contenidas en el bloque de constitucionalidad, la libertad
de tránsito se encuentra sometida a una serie de límites o restricciones en su ejercicio, con el fin
de tutelar otros bienes constitucionalmente protegidos. La aplicación de una medida restrictiva a
un caso concreto debe ajustarse al principio de razonabilidad, ser adecuada para desempeñar su
función protectora, posibilitar ser el instrumento menos perturbador de los que permitan conseguir
el resultado deseado, y guardar proporción con el interés que debe protegerse. De esta manera,
como bien lo ha señalado este Colegiado en la sentencia recaída en el Expediente N° 2961-2002-
HC/TC, no puede permitirse que exista “(...) una afectación irrazonable y desproporcionada del
derecho a la libertad de tránsito, reconocido en el inciso 11 del artículo 2 de la Constitución, dado
que no tiene por finalidad la protección de bien constitucional alguno”. A una conclusión similar
llega la Defensoría del Pueblo cuando expresa que “(...) cualquier acto o medida que suponga una
afectación del derecho al libre tránsito deberá evaluarse dentro de los márgenes de los principios
de legalidad y razonabilidad, teniendo presente que dicho derecho, por su carácter fundamental,
constituye un parámetro de conformidad para la interpretación de cualquier norma que intente
regularlo o limitarlo”. Entonces, si bien toda persona tiene derecho a transitar libremente, nadie
tiene la capacidad para impedir tal locomoción, salvo que se incurra en alguno de los supuestos
limitativos. Según lo establece el artículo 2 inciso 11 de la Constitución, su ejercicio está restrin-
gido por cuestiones de sanidad, mandato judicial o aplicación de la ley de extranjería, supuestos
reconocidos explícitamente en la Sentencia del Tribunal en el Expediente N° 3040-2004-HC/TC.
Además, se deben admitir los supuestos expresamente señalados por la Convención Americana
de Derechos Humanos, en el artículo 22 inciso 3, el cual incluye las posibilidades de la preven-
ción de infracciones penales, el resguardo de la seguridad nacional o el orden público, así como
la defensa de la moral pública. Cabe mencionar, además, que en la sentencia del Expediente Nº
3482-2005-HC/TC, este Tribunal expresó que las restricciones a la libertad de tránsito pueden ser
calificadas como explícitas e implícitas. Las explícitas son aquellas que se encuentran claramente
enumeradas en la Constitución o en la ley y pueden, a su vez, ser de carácter ordinario o extraor-
dinario. De otro lado, las restricciones son implícitas cuando no son expresamente detalladas en
norma alguna. (STC Exp. Nº 2876-2005 PHC/TC, S, f. j. 15)

£494 Derecho a la libertad de tránsito. Restricciones explícitas ordinarias


Estas se presentan cuando, en un estado de normalidad constitucional, se estima necesario
que deben protegerse otros derechos fundamentales o bienes jurídicos, de modo que, en atención
a un estudio de razonabilidad, pueda limitarse el derecho a la libertad de tránsito. Son diversos los
supuestos que se incluyen dentro de las restricciones explícitas ordinarias:

576
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

- Razones sanitarias: Son aquellas que surgen en pro del resguardo de la plenitud físico-psíqui-
ca de la población, la cual puede verse afectada por la existencia de pestes, epidemias y otros
eventos de similares características, limitación permitida en el propio inciso 11 del artículo 2
de la Constitución.
- Razones jurisdiccionales: Son aquellas que surgen de la existencia de una orden judicial de
impedimento de salida del territorio nacional, expatriación de nacionales o la expulsión de
extranjeros.
La expatriación de un nacional (acción de sacar a la fuerza a un natural del territorio de su
propio país) procede en los casos de comisión de atentados contra la seguridad nacional, la
participación de un grupo armado dirigido por un extranjero, la alteración de hitos fronteri-
zos, actos desleales con el país o la traición a la patria (casos previstos explícitamente entre
los artículos 325 y 332 del Código Penal). Sobre la materia, este Colegiado reserva pronun-
ciamiento sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de dicha modalidad punitiva.
La expulsión de un extranjero (acción de hacer salir por la fuerza a un no nacional del terri-
torio patrio) procede como consecuencia de un acto subsecuente del cumplimiento de una
condena con pena privativa de la libertad impartida por un tribunal nacional.
- Razones de extranjería: Son aquellas que, basándose en el inciso 11 del artículo 2 de la
Constitución, derivan de la falta de aptitud legal de un extranjero para ingresar al territorio
nacional o para continuar residiendo dentro de él. Tales son los casos siguientes:
- Por ingreso clandestino o fraudulento al territorio nacional.
- Por haber sido anteriormente expulsado del territorio nacional por razones jurisdiccionales de
poder de policía (reglas de migración).
- Por ser prófugo de la justicia por delitos tipificados como ilícitos comunes en la legislación
nacional.
- Por haber sido expulsado de otro país por la comisión de delitos tipificados como ilícitos co-
munes en la legislación nacional o por infracciones a normas de extranjería homólogas a las
nuestras.
- Por encontrarse incurso en razones de seguridad.
- Por registrar antecedentes penales o policiales por delitos tipificados como comunes en la le-
gislación nacional.
- Por carecer de recursos económicos que le permitan solventar los gastos de permanencia en
nuestro territorio.
- Por haber realizado actos contra la seguridad del Estado, el orden público interno o la defensa
nacional.
- Razones políticas: Son aquellas que se derivan de la discrecionalidad política que la
Constitución otorga al Congreso de la República en el caso del Presidente de la República. En
efecto, el inciso 9 del artículo 102 de la Constitución señala que es atribución del Congreso
de la República autorizar al Presidente de la República para salir del país. En ese sentido, me-
diante la Ley N° 26656 se ha establecido la modalidad y plazo para las autorizaciones sobre
la materia.
- Razones de capacidad de ejercicio: Son aquellas que se derivan de la restricción para poder
realizar per se el ejercicio de la facultad de libre tránsito. Al respecto, el segundo párrafo del
artículo 6 de la Constitución, concordante con los artículos 12, 74 y subsiguientes del Código
de los Niños y Adolescentes, establece que la libertad de tránsito de los menores de edad está
sujeta a las restricciones y autorizaciones establecidas en la ley.
- Razones administrativas: Pueden exigirse determinados requisitos legales o administrativos
para el ejercicio del derecho, los cuales deben ser razonables a fin de no desnaturalizarlo; en
el caso del transporte público, es necesario contar con una licencia de funcionamiento para
transitar por las vías que se autoricen. (STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 16)

577
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£495 Derecho a la libertad de tránsito. Restricciones explícitas extraordinarias


Este tipo de restricción se deriva de situaciones singulares, que ameritan una intervención
rápida y concreta. Un estado de anormalidad constitucional supone la posibilidad de restringir la
libertad de tránsito de las personas.
Al respecto son citables los casos siguientes:
- Estado de Emergencia o de Sitio: De conformidad con lo establecido en el artículo 137
de la Constitución, el Presidente de la República, con acuerdo del Consejo de Ministros,
puede decretar, por plazo determinado, en todo el territorio nacional, o en parte de él (con
cargo de posteriormente, dar cuenta al Congreso o a la Comisión Permanente), el Estado de
Emergencia o el Estado de Sitio. En dicha eventualidad puede restringirse el derecho relativo
a la libertad de tránsito.
Tal como lo señalara este Colegiado en la sentencia del Expediente Nº 0349-2004-AA/TC,
dicha restricción encuentra su justificación en la existencia de causas de extrema necesidad
o grave alteración de la vida del Estado, “circunstancias en las que resulte posible limitar
en cierta medida el ejercicio de determinados atributos personales, uno de los cuales, resulta
siendo el derecho de transitar o de locomoción. Dentro de dicho contexto, cabe naturalmen-
te precisar que lo que resulta limitable o restringible no es el ejercicio de la totalidad del
derecho (...), sino aquellos aspectos estrictamente indispensables para la consecución de los
objetivos de restablecimiento a lo que propende el régimen excepcional, para efectos de lo
cual ha de estarse a lo determinado por referentes tan importantes como la razonabilidad y la
proporcionalidad”.
- Asilo diplomático: Es la tutela que se otorga a una persona perseguida por razón de sus ideas
y/o actos de carácter político. Se ejecuta en las legaciones diplomáticas, naves, aeronaves o
campamentos castrenses del Estado asilante.
- Extradición: Alude a un instituto jurídico que viabiliza la remisión compulsiva de un indivi-
duo, por parte de un Estado, a los órganos jurisdiccionales competentes de otro, a efectos de
que sea enjuiciado o cumpla con la condena señalada, según haya sido su situación de proce-
sado o condenado en la comunidad política de destino.
Al respecto, se ha señalado que: “La extradición, y el asilo, cuando conllevan restricciones
a la libertad de locomoción, o cuando dan lugar a la salida compulsiva del país, no implican una
trasgresión de la Constitución si es que se cumplen por lo menos los siguientes requisitos: a) la
legislación aplicable debe guardar correspondencia con los tratados internacionales de derechos
humanos; b) la decisión del Poder Ejecutivo –instancia administrativa– debe haber sido objeto de
control suficiente. El artículo 32 de la Constitución dispone que “la extradición solo se concede
por el Poder Ejecutivo previo informe de la Corte Suprema; c) el Estado a favor del cual se extra-
dite a una persona debe ofrecer un juzgamiento con las garantías del debido proceso”. (STC Exp.
Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 17)

£496 Derecho a la libertad de tránsito. Restricciones implícitas


Se trata de aquellas situaciones en donde se hace necesario vincular el ejercicio del derecho
a la libertad de tránsito con otros derechos o bienes constitucionalmente relevantes, a fin de poder
determinar, dentro de una técnica de ponderación, cuál de ellos es el que, bajo determinadas cir-
cunstancias, debe prevalecer. Son diversos los casos en que existe limitación implícita a la libertad
de tránsito, pero entre ellas cabe resaltar las siguientes:
• Seguridad ciudadana: La seguridad ciudadana no debe ser observada como un derecho funda-
mental sino como un bien jurídico protegido, habida cuenta que hace referencia a un conjunto de
acciones o medidas que están destinadas a salvaguardar el desarrollo de la vida comunitaria den-
tro de un contexto de paz, tranquilidad y orden, mediante la elaboración y ejecución de medidas
vinculadas al denominado poder de la Policía. La seguridad ciudadana consolida una situación de

578
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

convivencia con “normalidad”, vale decir, preservando cualquier situación de peligro o amenaza
para los derechos y bienes esenciales para la vida comunitaria. Tal como lo señala la Defensoría
del Pueblo, la seguridad ciudadana tiene una doble implicancia; por un lado, plantea un ideal de
orden, tranquilidad y paz, que es deber del Estado garantizar; y, por el otro, permite el respeto
de los derechos y cumplimiento de las obligaciones individuales y colectivas. De otro lado, este
Colegiado ha precisado en la sentencia emitida en el Expediente N° 349-2004-AA/TC, que se
trata de “(...) un estado de protección que brinda el Estado y en cuya consolidación colabora la
sociedad, a fin de que determinados derechos pertenecientes a los ciudadanos puedan ser preser-
vados frente a situaciones de peligro o amenaza o repararlos en casos de vulneración o descono-
cimiento”. Es más, también ha acotado en la sentencia del Expediente Nº 2961-2002-HC/TC, que
“(...) es posible permitir la instalación de dispositivos de seguridad, vigilancia y control en las vías
públicas, siempre que dicha medida tenga por propósito resguardar la seguridad y tranquilidad de
los ciudadanos, cuente con la previa autorización de la autoridad competente, y resulte razonable
y proporcional con el fin que se pretende alcanzar”. Empero, enfatizaba que, en el caso concreto,
“(...) no solo no obra documento alguno que permita acreditar algún problema de seguridad en la
zona donde han sido instaladas las rejas, sino que existen suficientes elementos probatorios que
permiten sostener que la instalación tenía por finalidad la disminución del tránsito en las calles
Arcos de la Frontera y Jacarandá”. En el caso, este Colegiado declaró fundado el hábeas corpus y
ordenó que la demandada retire en forma inmediata e incondicional las rejas metálicas colocadas
en la vía pública.
En general, este Tribunal se pronunció a favor de la colocación de rejas en la vía de acceso
al lugar de residencia de los demandantes, argumentando que con ello se estaría tutelando la
seguridad de los habitantes de la zona. Es decir, se aceptaba la reducción del contenido de la
libertad de tránsito (ello tampoco significa que se eliminaba su existencia) en pos de un bien
jurídico que merece una protección superlativa en las circunstancias actuales de inseguridad
ciudadana.
• Seguridad nacional: El Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones
Unidas, como parte de la ya mencionada Observación General N° 27, reconoce la posibili-
dad de restricciones a zonas militares por motivos de seguridad nacional. Asimismo, se puede
recurrir a una restricción válida y necesaria de la libertad de tránsito para la protección de la
seguridad nacional y el orden público. (STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 18)
£497 Derecho a la libertad de tránsito. Instalación de rejas y restricciones a la liber-
tad de circulación
[L]a instalación de rejas como medidas de seguridad vecinal no es, per se, inconstitucional,
si se parte de la necesidad de compatibilizar o encontrar un marco de coexistencia entre la liber-
tad de tránsito como derecho con la seguridad ciudadana como bien jurídico. Lo inconstitucional
sería, en todo caso, que el mecanismo implementado o la forma de utilizarlo resulte irrazonable,
desproporcionado, o simplemente lesivo de cualquiera de los derechos constitucionales que reco-
noce el ordenamiento. Como lo ha sostenido la Defensoría del Pueblo en el Informe Defensorial
N° 81 sobre “Libertad de Tránsito y Seguridad Ciudadana. Los enrejados en las vías públicas de
Lima Metropolitana”, emitido en el mes de enero del 2004, pp. 42, “No se puede admitir un cierre
absoluto de una vía pública ya que ello afectaría el contenido esencial del derecho al libre tránsito.
Consecuentemente, se debe garantizar que los enrejados no sean un obstáculo para el ejercicio del
derecho al libre tránsito, sino solo una limitación razonable y proporcional. Ello quiere decir que
dicha medida tiene que estar justificada por los hechos que le han dado origen, el crecimiento de
la delincuencia; por la necesidad de salvaguardar un interés público superior, la protección del
bien jurídico seguridad ciudadana; y debe ser proporcionada a los fines que se procuran alcanzar
con ella”. (STC Exp. N° 3482-2005-PHC/TC, S, f. j. 20)

579
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
7) El derecho a no ser detenido sino por mandato escrito y motivado del juez, o por las
autoridades policiales en caso de flagrante delito; o si ha sido detenido, a ser pues-
to dentro de las 24 horas o en el término de la distancia, a disposición del juzgado
que corresponda, de acuerdo con el acápite “f” del inciso 24) del artículo 2 de la
Constitución sin perjuicio de las excepciones que en él se consignan.

£498 Derecho a no ser detenido arbitrariamente. Supuestos constitucionales de


detención
[D]e conformidad con el artículo 2, inciso 24), literal “f” de la Constitución, la detención de
una persona solo procede bajo dos circunstancias: por un lado la existencia de un mandato judicial
escrito y motivado, y, por otro, en el supuesto de flagrante delito. Esta norma constitucional debe
ser interpretada de manera teleológica, vale decir, como prescripciones garantistas con la finalidad
de tutelar el derecho a la libertad individual; desde tal perspectiva, resulta inconstitucional la ha-
bilitación de cualquier supuesto no contemplado en los dos anteriores. Asimismo, resultan incons-
titucionales aquellos actos que, (…), restrinjan la libertad de manera ilegal, es decir, al margen o con
inobservancia de las normas establecidas por la ley. (STC Exp. Nº 0030-2001-HC/TC, P, f. j. 2)

£499 Derecho a no ser detenido arbitriariamente. Requisitos para dictar mandato de


detención judicial
[El artículo 135 del Código Procesal Penal] señala que el juez puede dictar mandato de deten-
ción cuando atendiendo a los primeros recaudos acompañados por el Fiscal Provincial sea posible
determinar: 1.- que existen suficientes elementos probatorios de la comisión de un delito doloso
que vincule al imputado como autor o partícipe del mismo. 2.- que la sanción a imponerse sea su-
perior a los cuatro años de pena privativa de libertad, y, 3.- que existen suficientes elementos para
concluir que el imputado intenta eludir la acción de la justicia o perturbar la actividad probatoria.
En todo caso, el Juez Penal podrá revocar de oficio el mandato de detención previamente orde-
nado, cuando nuevos actos de investigación pongan en cuestión la suficiencia de las pruebas que
dieron lugar a la medida”. Considera el Tribunal que los tres incisos del artículo 135 del Código
Procesal Penal deben concurrir copulativamente, a fin que proceda la medida de detención. (STC
Exp. Nº 0139-2002-HC/TC, P, f. j. 4)

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
8) El derecho a decidir voluntariamente prestar el servicio militar, conforme a la ley de
la materia.

£500 Derecho a decidir voluntariamente prestar servicio militar. Contenido consti-


tucional
[C]ualquier acto por el cual, de manera subrepticia, encubierta o directa, se pretenda incorpo-
rar a la persona en edad militar al servicio militar activo, con prescindencia de su expresa y libre
manifestación de efectuarlo en esos términos, constituye de manera indubitable para este supremo
intérprete de la Constitución, una forma de detención arbitraria, lesiva del derecho a la libertad
individual y, por lo tanto, susceptible de ser reparada a través del proceso constitucional de hábeas
corpus. (STC Exp. N° 0030-2001-HC/TC, P, f. j. 3)

580
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
9) El derecho a no ser detenido por deudas.

£501 Derecho a no ser detenido por deudas. Contenido constitucional


El artículo 2, inciso 24), literal “c”, de la Constitución Política del Estado señala, como uno
de los contenidos constitucionalmente garantizados de la libertad y seguridad personal, que “no
hay prisión por deudas. Este principio no limita el mandato judicial por incumplimiento de debe-
res alimentarios”. En ese sentido, el Tribunal Constitucional considera que cuando el literal “c”,
del inciso 24), del artículo 2 de la Constitución prohíbe la prisión por deudas, con ello se garantiza
que las personas no sufran restricción de su libertad locomotora por el incumplimiento de obli-
gaciones cuyo origen se encuentra en relaciones de orden civil. La única excepción a dicha regla
se da como el propio dispositivo constitucional señala, en el caso del incumplimiento de deberes
alimentarios, toda vez que están de por medio los derechos a la vida, salud y a la integridad del
alimentista, en cuyo caso el juez competente puede ordenar la restricción de la libertad individual
del obligado. Sin embargo, tal precepto constitucional –y la garantía que ella contiene– no se ex-
tiende al caso del incumplimiento de pagos que se establezcan en una sentencia condenatoria. En
tal supuesto, no es que se privilegie el enriquecimiento del erario nacional o el carácter disuasorio
de la pena en desmedro de la libertad individual del condenado, sino, fundamentalmente, la propia
eficacia del poder punitivo del Estado y los principios que detrás de ella subyacen, como son el
control y regulación de las conductas de acuerdo con ciertos valores y bienes jurídicos que se con-
sideran dignos de ser tutelados. (STC Exp. N° 1428-2002-HC/TC, P, f. j. 2)

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
10) El derecho a no ser privado del documento nacional de identidad, así como de obte-
ner el pasaporte o su renovación dentro o fuera de la República.

£502 Derecho a no ser privado del documento nacional de identidad. Naturaleza y


fundamento del documento nacional de identidad
En nuestro sistema jurídico, al igual como ocurre en otros modelos que ofrece el Derecho
Comparado, los referentes objetivos con los que se determina la identidad suelen ser patentizados
a través de algún documento especial. En el caso particular del Perú, es el Documento Nacional
de Identidad el que cumple tal rol o función, constituyéndose en un instrumento que permite no
solo identificar a la persona, sino también le facilita realizar actividades de diverso orden, como
participar en comicios electorales, celebrar acuerdos contractuales, realizar transacciones comer-
ciales, etc. En efecto, en nuestro ordenamiento, el Documento Nacional de Identidad tiene una
doble función: de un lado, permite que el derecho a la identidad se haga efectivo, en tanto posi-
bilita la identificación precisa de su titular; y, de otro, constituye un requisito para el ejercicio de
los derechos civiles y políticos consagrados por la Constitución vigente. Además, dicho documen-
to es requerido para el desarrollo de actividades comerciales, trámites judiciales y otros trámites
de carácter personal, con lo que la carencia del mismo supone una limitación de otros derechos
ciudadanos, uno de los cuales está referido a la libertad individual. Como es fácil percibir, de la
existencia y disposición del Documento Nacional de Identidad depende no solo la eficacia del de-
recho a la identidad, sino de una multiplicidad de derechos fundamentales. De ahí que cuando se
pone en entredicho la obtención, modificación, renovación, o supresión de tal documento, no solo

581
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

puede verse perjudicada la identidad de la persona, sino también un amplio espectro de derechos,
siendo evidente que la eventual vulneración o amenaza de vulneración podría acarrear un daño de
mayor envergadura, como podría ocurrir en el caso de una persona que no pueda cobrar su pen-
sión de subsistencia, por la cancelación intempestiva del registro de identificación y del documen-
to de identificación que lo avala. Así, este Colegiado considera que en los casos en los que están
de por medio discusiones sobre la identificación de las personas, generadas por la afectación de
un Documento Nacional de Identidad, resulta imprescindible revisar, minuciosamente, el com-
portamiento de la autoridad, funcionario o persona emplazada, así como los eventuales daños
que tal comportamiento haya podido generar. Consecuentemente, el Tribunal Constitucional
estima que es en tales supuestos que debe centrarse la controversia de autos, encontrándose
habilitado para emitir un pronunciamiento sobre el fondo del asunto. (STC Exp. N° 2733-2005-
PHC/TC, P, ff. jj. 24-27)

£503 Derecho a obtener el pasaporte. Contenido constitucional


[E]l derecho al pasaporte no solo supone la expedición de un documento de identificación a
nivel internacional que por sus propias características permite el libre tránsito de un país a otro,
sino que su presencia representa una garantía para su titular en relación con el Estado al que per-
tenece y que, como ente emisor, le otorga en cualquier caso su protección mas allá de sus fronte-
ras. Si dicho atributo no fuera entendido en tal sentido, el pasaporte solo quedaría reducido a un
documento de abandono del país o de reingreso a su territorio, sin que el Estado tuviese porque
responder respecto del destino legal de sus ciudadanos cuando de identificaciones se trata. Es por
demás evidente que si una persona adquiere el referido documento, luego de cumplir con todos
los requisitos exigidos por la ley, lo hace bajo la presunción de que el mismo resulta idóneo en los
fines para los cuales se utiliza y que no son otros que los relativos al traslado a nivel internacional.
Empero, si por el contrario, no cumple con los objetivos para los cuales este se expide, la respon-
sabilidad por tal hecho recae, como lógica consecuencia, sobre el Estado que lo emite y no sobre
el Estado o las autoridades que formulan observaciones a su contenido. Dentro de dicho contexto
aparece como un hecho inobjetable entonces, que el pasaporte, además de valido en su emisión,
debe reunir ciertas condiciones técnicas de uso internacional y cuya ausencia no puede ser vista
como un hecho fortuito no imputable en lo absoluto al Estado emisor (…). (STC Exp. N° 0120-
1998-HC/TC, P, f. j. 3)

£504 Derecho a renovar el pasaporte. Requisitos


[C]uando el Código Procesal Constitucional en su artículo 25 inciso 10) regula el derecho a
obtener o renovar el pasaporte, se entiende que este documento no puede ser denegado en virtud a
una decisión discrecional e inmotivada por la autoridad competente para ello. Si se cumple con los
requisitos exigidos en la ley para su obtención, se tiene, en consecuencia, derecho para reclamar
su expedición. Analógicamente se aplica el mismo criterio en el supuesto de renovación. (STC
Exp. N° 7853-2006-PHC/TC, S. f. j. 3)

582
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
11) El derecho a no ser incomunicado sino en los casos establecidos por el literal “g” del
inciso 24) del artículo 2 de la Constitución.

£505 Derecho a no ser incomunicado. Contenido constitucional


En lo que atañe al primer aspecto, nuevamente el Tribunal Constitucional ha de recordar que
el derecho a no ser incomunicado no es un derecho absoluto, sino susceptible de ser limitado,
pues como el mismo literal “g”, inciso 24), del artículo 2 de la Constitución se encarga de pre-
cisar, tal incomunicación puede realizarse en los casos indispensables para el esclarecimiento de
un delito, y en la forma y por el tiempo previstos por la ley. En tal supuesto, “la autoridad está
obligada bajo responsabilidad a señalar, sin dilación y por escrito, el lugar donde se halla la per-
sona detenida”. En consecuencia, no hay un derecho absoluto a no ser incomunicado. Este puede
efectuarse, excepcionalmente, en los casos indispensables, y siempre que con ello se persiga el es-
clarecimiento de un delito, considerado como muy grave. Además, el Tribunal Constitucional con-
sidera que cuando la Constitución alude a la existencia de un “caso indispensable”, con ello exige
la presencia de una razón objetiva y razonable que la justifique. Pero, a su vez, sea cual fuere esa
base objetiva y razonable, tal incomunicación no puede practicarse para otros fines que no sean
el esclarecimiento de un delito, en la forma y plazo que la ley establezca. Como lo ha expresado
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, “la incomunicación es una medida de carácter
excepcional que tiene como propósito impedir que se entorpezca la investigación de los hechos”
(Caso Suárez Rosero. Ecuador, párrafo 51). En segundo lugar, aunque el literal “g”, inciso 24),
del artículo 2 de la Constitución no indique expresamente la autoridad responsable para decretar
la incomunicación, el Tribunal Constitucional entiende que ella debe ser efectuada necesariamente
por el Juez penal, en tanto que se trata de una medida limitativa de un derecho fundamental. (STC
Exp. N° 00010-2002-AI/TC, P, f. j. 172)

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
12) El derecho a ser asistido por un abogado defensor libremente elegido desde que se es
citado o detenido por la autoridad policial u otra, sin excepción.

£506 Derecho a ser asistido por un abogado defensor. Noción


La Constitución Política del Perú, en su artículo 139, inciso 14), reconoce el derecho de defen-
sa. El Tribunal Constitucional considera que el principio de no ser privado del derecho de defensa
en ningún estado del proceso, constituye una de las condiciones indispensables para que un pro-
ceso judicial sea realizado con arreglo al debido proceso. El ejercicio del derecho de defensa, de
especial relevancia en el proceso penal, tiene una doble dimensión: una material, referida al dere-
cho del imputado de ejercer su propia defensa desde el mismo instante en que toma conocimiento
de que se le atribuye la comisión de determinado hecho delictivo; y otra formal, lo que supone el
derecho a una defensa técnica, esto es, al asesoramiento y patrocinio de un abogado defensor du-
rante todo el tiempo que dure el proceso. Ambas dimensiones del derecho de defensa forman parte
del contenido constitucionalmente protegido del derecho en referencia. En ambos casos, se garan-
tiza el derecho a no ser postrado a un estado de indefensión. Al respecto, en casos análogos al de
autos, el Tribunal Constitucional ha afirmado anteriormente. (Expediente N° 1323-2002-HC/TC)

583
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

que ambas dimensiones del derecho de defensa pueden ser ejercidas por un abogado que, al
mismo tiempo, es procesado. Para ello, es preciso que el letrado esté debidamente capacitado y
habilitado conforme a ley; y, en particular, que no esté comprendido en ninguno de los impedi-
mentos previstos en los artículos 285, 286 y 287 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica
del Poder Judicial. En otras palabras, reconocer el ejercicio del derecho de defensa en forma in-
tegral, a un procesado que no ostenta la calidad de abogado, implicaría someterlo a un estado de
indefensión por ausencia de una asistencia letrada, versada en el conocimiento del Derecho y de
la técnica de los procedimientos legales, situación que, además, quebranta el principio de igualdad
de armas o igualdad procesal de las partes. (STC Exp. N° 2028-2004-HC/TC, S, ff. jj. 2-5)

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
13) El derecho a retirar la vigilancia del domicilio y a suspender el seguimiento policial,
cuando resulten arbitrarios o injustificados.

£507 Derecho a suspender el seguimiento policial. Noción


Una forma de molestia a la libertad individual pasible de protección mediante proceso de há-
beas corpus la constituye los actos de indebido registro y seguimiento. Este supuesto se concreta
cuando “La presencia de agentes policiales en las inmediaciones de un domicilio o el seguimiento
que estos puedan realizar de las personas, supondrá necesariamente afectar el libre desenvolvi-
miento de las personas, en tanto supondrá una suerte de amedrentamiento o de control de sus
actividades. La presencia de terceros en el desarrollo de las actividades normales de las perso-
nas cohíbe y limita el ejercicio libre de las mencionadas actividades”. (Castillo Córdova, Luis.
Comentarios al Código Procesal Constitucional. Lima, Ara, p. 380). (STC Exp. N° 6936-2005-
HC/TC, S, f. j. 4)

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
14) El derecho a la excarcelación de un procesado o condenado, cuya libertad haya sido
declarada por el juez.

£508 Derecho a un plazo razonable de detención. Vinculación con otros valores cons-
titucionales
El contenido del derecho a que la detención preventiva no exceda de un plazo razonable se
expresa en el adecuado equilibrio entre los dos valores que se encuentran en contrapeso al mo-
mento de aplicar la medida: por una parte, el deber del Estado de garantizar sentencias penales
justas, prontas y plenamente ejecutables; y, por otra, el derecho de toda persona a la libertad per-
sonal (artículo 2.24) y a que se presuma su inocencia, mientras no se declare judicialmente su
culpabilidad (artículo 2.24.e). La presunción de inocencia se mantiene “viva” en el proceso penal
siempre que no exista una sentencia judicial que, como corolario del cauce investigatorio llevado
cabo con las garantías inherentes al debido proceso, logre desvirtuarla. Mientras ello no ocurra
dicho principio debe informar a todos y cada uno de los actos de la judicatura, máxime si existe
una medida de detención vigente. La duración desproporcionada de dicha medida desvirtúa la fun-
cionalidad del principio en el seno del proceso, generando la mutación de una medida cautelar en
una sanción que, a diferencia de la pena impuesta por una resolución judicial condenatoria, agota

584
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

su propósito en el abatimiento del individuo, quien deja de ser “sujeto” del proceso, para conver-
tirse en “objeto” del mismo. Tal como ha establecido la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos: “(...) el principio de legalidad que establece la necesidad de que el Estado proceda al
enjuiciamiento penal de todos los delitos, no justifica que se dedique un periodo de tiempo ilimita-
do a la resolución de un asunto de índole criminal. De otro modo, se asumiría de manera implícita
que el Estado siempre enjuicia a culpables y que, por lo tanto, es irrelevante el tiempo que se
utilice para probar la culpabilidad” (Informe N° 12/96, párrafo 78). (STC Exp. Nº 2915-2004-HC/
TC, P, ff. jj. 11-13)
[Debido a la función institucional, vital para el funcionamiento del Estado Social y
Democrático, que tiene el derecho a la libertad] la determinación del plazo razonable de detención
no puede tomar en consideración únicamente la presunción de inocencia y el derecho a la libertad
del procesado, sino que la constitucionalidad de la prisión provisional encierra el deber estatal de
perseguir eficazmente el delito, como una manifestación negativa del derecho a la libertad perso-
nal. (STC Exp. Nº 7624-2005-PHC/TC, P, f. j. 2)

£509 Derecho a un plazo razonable de detención. Presupuestos para la legitimidad


de la detención preventiva
El recurrente solicita que se ordene su inmediata excarcelación por considerar que se ha ven-
cido el plazo máximo de prisión preventiva previsto en el artículo 137 del Código Procesal Penal
(CPP), sin haberse dictado sentencia en primera instancia. En tal sentido, el derecho que se alega
como vulnerado es el de no ser detenido provisionalmente más allá de un plazo razonable. Son
dos los factores sustanciales que deben ser atendidos por la judicatura al momento de evaluar la
razonabilidad y proporcionalidad de la limitación del derecho a la libertad personal materializa-
da en una detención judicial preventiva: de un lado, las causales que la justifican; y, de otro, la
duración de la medida. El Tribunal Constitucional, en el Caso Silva Checa (…), ha tenido opor-
tunidad de pronunciarse in extenso respecto de las causas que justifican el dictado de una medida
de detención; siendo estas, básicamente, la presunción de que el acusado ha cometido un delito
(como factor sine qua non, pero en sí mismo insuficiente), el peligro de fuga, la posibilidad de
perturbación de la actividad probatoria (que pudiera manifestarse en la remoción de las fuentes
de prueba, colusión, presión sobre los testigos, entre otros supuestos), y el riesgo de comisión de
nuevos delitos. Cabe enfatizar que cada una de las razones que permiten presumir la existencia
del denominado peligro procesal, deben permanecer como amenazas efectivas mientras dure la
detención preventiva pues, en caso contrario, esta, automáticamente, deviene en ilegítima. (STC
Exp. Nº 2915-2004-HC/TC, P, ff. jj. 1 y 3)

£510 Derecho a un plazo razonable de detención. Como manifestación implícita del


derecho a la libertad personal
El derecho a que la prisión preventiva no exceda de un plazo razonable, no se encuentra ex-
presamente contemplado en la Constitución. Sin embargo, se trata de un derecho que coadyuva
el pleno respeto de los principios de proporcionalidad, razonabilidad, subsidiariedad, necesidad,
provisionalidad y excepcionalidad que debe guardar la aplicación de la prisión provisional para
ser reconocida como constitucional. Se trata, propiamente, de una manifestación implícita del de-
recho a la libertad personal reconocido en la Carta Fundamental (artículo 2.24 de la Constitución)
y, en tal medida, se funda en el respeto a la dignidad de la persona humana. Por lo demás, la inter-
pretación que permite a este Tribunal reconocer la existencia implícita del referido derecho en la
Constitución, se encuentra plenamente respaldada por su Cuarta Disposición Final y Transitoria,
que exige que las normas relativas a los derechos y las libertades que la Constitución reconoce se
interpreten de conformidad con los tratados sobre derechos humanos ratificados por el Perú. Al
respecto, debe señalarse que existen diversos tratados en materia de derechos humanos ratificados
por el Estado que sí reconocen expresamente este derecho. Tal es el caso del artículo 9.3 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que establece que “[t]oda persona detenida (...)

585
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad”. Por su parte,
el artículo 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, reconoce el derecho de “[t]
oda persona detenida o retenida (...) a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en
libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso”. En consecuencia, el derecho a que la detención
preventiva no exceda de un plazo razonable forma parte del núcleo mínimo de derechos reconoci-
do por el sistema internacional de protección de los derechos humanos y, por tanto, no puede ser
desconocido. (STC Exp. Nº 2915-2004-HC/TC, P, ff. jj. 5 y 6)

£511 Derecho a un plazo razonable de detención. Diferencias con el derecho al


plazo razonable del proceso
Es necesario precisar que el derecho a la razonabilidad del plazo de la prisión preventiva
es distinto –tanto en su contenido como en sus presupuestos– del derecho a la razonabilidad del
plazo del proceso en su totalidad, al que hace alusión el artículo 8.1 de la Convención Americana.
Así, tal como ha establecido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “Un atraso que
constituya violación de la disposición del artículo 7.5 puede estar justificado según el artículo 8.1”
(Informe N° 12/96, Caso N° 11,245, párrafo 110), por el sencillo motivo de que mientras en el
primero de los casos de lo que se trata es de garantizar un tiempo limitado de detención, en el se-
gundo se busca garantizar el límite temporal entre el inicio y el fin del proceso. Esta sentencia se
ocupa solo del primero de los referidos derechos, es decir, del derecho de toda persona a no sufrir
detención preventiva más allá de un plazo razonable. (STC Exp. Nº 2915-2004-HC/TC, P, f. j. 7)

£512 Derecho a un plazo razonable de detención. Razonabilidad


Como resulta evidente, no es posible que en abstracto se establezca un único plazo a partir
del cual la prisión provisional pueda reputarse como irrazonable. Ello implicaría asignar a los pro-
cesos penales una uniformidad objetiva e incontrovertida, supuesto que es precisamente ajeno a la
grave y delicada tarea que conlleva merituar la eventual responsabilidad penal de cada uno de los
individuos acusados de la comisión de un ilícito. Este criterio es compartido, por ejemplo, por el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), al referir que “el plazo razonable (...) no puede
traducirse en un número fijo de días, semanas, meses o años, o en varios periodos dependiendo
de la gravedad del delito” (Caso Stogmuller. Sentencia del 10 de noviembre de 1969, párrafo 4).
En tal sentido, para determinar si dicha razonabilidad ha sido rebasada, es preciso atenerse a las
específicas circunstancias de cada caso concreto. Sin embargo, la imposibilidad de establecer un
plazo único e inequívoco para evaluar la razonabilidad o irrazonabilidad de la duración de la pri-
sión preventiva, no impide el establecimiento de criterios o pautas que, aplicadas a cada situación
específica, permitan al juez constitucional determinar la afectación del derecho constitucional a no
ser privado de la libertad preventivamente más allá del tiempo razonablemente necesario. A con-
tinuación, el Tribunal procede a desarrollar los referidos criterios. (STC Exp. Nº 2915-2004-HC/
TC, P, ff. jj. 14-17)

£513 Derecho a un plazo razonable de detención. Criterios de evaluación de la razo-


nabilidad
a) Actuación de los órganos judiciales: “Prioridad y diligencia debida”
Es deber del juez penal dotar de la prioridad debida y actuar con una diligencia especial en
la tramitación de las causas en las que el inculpado se encuentre en condición de detenido de
un lado porque: “(...) el poder del Estado para detener a una persona en cualquier momento del
proceso constituye el fundamento principal de su obligación de sustanciar tales casos dentro de
un plazo razonable” (Informe N.° 2/97, párrafo ); y, de otro, porque el procesado que afronta tal
condición sufre una grave limitación de la libertad que, strictu sensu, la ley ha reservado solo a
los que han sido efectivamente condenados. De no tenerse presente ello, una medida que debería
ser concebida como cautelar y excepcional, se convertiría en un instrumento de excesiva aflicción
física y psicológica para quien no tiene la condición de condenado, resquebrajando su capacidad

586
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

de respuesta en el proceso y mellando el propio principio de dignidad. Tal como lo ha establecido


la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “[l]a situación jurídica de la persona que se
encuentra en prisión preventiva es muy imprecisa: existe una sospecha en su contra, pero aún no
ha logrado demostrarse la culpabilidad. Los detenidos en tales circunstancias sufren usualmente
grandes tensiones personales como resultado de la pérdida de ingresos, y de la separación forzada
de su familia y comunidad. Debe enfatizarse igualmente el impacto psicológico y emocional al
que son sometidos mientras dura esta circunstancia”. (Informe N° 2/97. Casos Nºs 11205 y otros,
párrafo 7). En consecuencia, a efectos de determinar la razonabilidad del plazo de detención, es
preciso analizar si el juez penal ha procedido con la “diligencia especial” debida en la tramitación
del proceso (Caso Kenmache. Sentencia del TEDH, párrafo 45). Para determinar si en la causa se
ha obrado con la debida diligencia, no solo se deberá analizar, propiamente: a) la conducta de la
autoridades judiciales, sino también, b) la complejidad del asunto, y c) la actividad procesal del
interesado (Caso Toth. Sentencia del TEDH del 12 de diciembre de 1991, párrafo 77/ Caso Genie
Lacayo. Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 27 de enero de 1995.
Serie C, núm. 21, párrafo 77; aunque en este último caso los criterios fueron utilizados para eva-
luar la razonabilidad de la duración de la totalidad del proceso). En lo que respecta a la actuación
de los órganos judiciales, será preciso evaluar el grado de celeridad con el que se ha tramitado
el proceso, sin perder de vista en ningún momento el especial celo que es exigible a todo juez
encargado de dilucidar una causa en la que se encuentra un individuo privado de su libertad. En
tal sentido, serían especialmente censurables, por ejemplo, la demora en la tramitación y resolu-
ción de los recursos contra las decisiones que imponen o mantienen la detención preventiva; las
indebidas e injustificadas acumulaciones o desacumulaciones de procesos; o, como estableciera
el TEDH, los repetidos cambios de juez instructor, la tardanza en la presentación de un peritaje
o en la realización de una diligencia en general (Caso Clooth, párrafo 45). La falta de diligencia
de los órganos judiciales tendría lugar, incluso, en aquellos supuestos en los que su actuación se
viera “formalmente” respaldada por el ordenamiento legal, puesto que, tal como ha establecido
la Corte Interamericana de Derechos Humanos: “(...) nadie puede ser sometido a detención o en-
carcelamiento por causas y métodos que –aun calificados de legales– puedan reputarse como in-
compatibles con el respeto de los derechos fundamentales del individuo, por ser, entre otras cosas,
irrazonables, imprevisibles, o faltos de proporcionalidad”. (Caso Gangaram Panda. Sentencia del
4 de diciembre de 1991. Serie C, núm. 12, párrafo 47). Así, por ejemplo, tal como ocurriera en el
Caso Toth vs. Austria, ventilado en el seno del TEDH, sería atribuible a la falta de diligencia de
los órganos judiciales la aplicación de leyes de procedimiento que tengan un injustificado efecto
suspensivo sobre las investigaciones en diversas oportunidades. (Sentencia de 12 de diciembre
de 1991, párrafo 77). El análisis de la debida o indebida actuación por parte de las autoridades
judiciales, debe abarcar el tiempo transcurrido desde que la persona se encuentra efectivamente
detenida, hasta el dictado de la sentencia (Caso Wemhoff. Sentencia del TEDH del 27 de junio de
1968, párrafo 16).
b) Complejidad del asunto
Para valorar la complejidad del asunto es menester tomar en consideración factores tales
como la naturaleza y gravedad del delito (Caso Tomasi. Sentencia del TEDH del 27 de agosto de
1992), los hechos investigados, los alcances de la actividad probatoria para el esclarecimiento de
los eventos, la pluralidad de agraviados o inculpados, o algún otro elemento que permita concluir,
con un alto grado de objetividad, que la dilucidación de una determinada causa resulta particular-
mente complicada y difícil.
c) Actividad procesal del detenido
En lo que respecta a la valoración de la actividad procesal del detenido a efectos de determi-
nar la razonabilidad del plazo, es preciso distinguir el uso regular de los medios procesales que la
ley prevé y la falta de cooperación mediante la pasividad absoluta del imputado (muestras ambas
del ejercicio legítimo de los derechos que el Estado Constitucional permite), de la denominada
“defensa obstruccionista” (signo inequívoco de la mala fe del procesado y, consecuentemente,

587
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

recurso repudiado por el orden constitucional). En consecuencia, “(...) la demora solo puede ser
imputable al acusado si este ha abusado de su derecho a utilizar los resortes procesales disponi-
bles, con la intención de atrasar el procedimiento” (Informe N.° 64/99, Caso 11.778, Ruth Del
Rosario Garcés Valladares. Ecuador, 13 de abril de 1999. Asimismo, Caso Wemhoff, TEDH, pá-
rrafo 2; y Caso Neumeister, TEDH, párrafo 2). Entre las conductas que podrían ser merituadas
como intencionalmente dirigidas a obstaculizar la celeridad del proceso, se encuentran la inter-
posición de recursos que desde su origen y de manera manifiesta, se encontraban condenados a la
desestimación, o las constantes y premeditadas faltas a la verdad que desvíen el adecuado curso
de las investigaciones. [P]or otra parte, “[l]as recusaciones constituyen una hipótesis corriente y
que suele demorar el curso de un proceso. Aun cuando tales situaciones no justifiquen retardos
irrazonables, sí cabe descartar la defensa [del encausado] basada en que, durante su resolución,
es posible que intervenga otro juez: pues aunque esto fuese teóricamente posible, lo cierto es que
difícilmente puede pedírsele a otro magistrado que prosiga inmediatamente con la instrucción,
sobre todo si esta es prolongada y compleja, pues la sola ‘puesta en autos’ de aquel puede nece-
sitar mucho tiempo” (Gialdino, Rolando. La prisión preventiva en el Derecho Internacional de
los Derechos Humanos. Artículo publicado en la página web de la Comisión Andina de Juristas:
www.cajpe.org.pe/guia/g-prisi.htm). Sin perjuicio de lo expuesto, conviene destacar que, en prin-
cipio, no podría generar perjuicios para el procesado la repetida presentación de recursos que
tengan por objeto la reevaluación de la pertinencia y suficiencia de las razones que, prima facie,
legitimaron el dictado del mandato de detención en su contra. Y es que dicha evaluación constante
constituye un deber del juez penal, aun en circunstancias en las que no medie una solicitud de
parte, de manera tal que, desde el mismo instante en que se desvanece la pertinencia de los mo-
tivos que sirvieron de fundamento para el dictado de la medida, esta debe ser revocada. En todo
caso, corresponde al juez penal demostrar la conducta obstruccionista del imputado. (STC Exp.
Nº 2915-2004-HC/TC, P, ff. jj. 18-31)

£514 Derecho a un plazo razonable de la detención. Prórroga del plazo máximo de


detención en casos excepcionales
El Tribunal Constitucional ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre el plazo razonable de
detención (…) en el sentido de que el plazo máximo de 36 meses solo podría prorrogarse cuando
la dilación del proceso se deba a una conducta obstruccionista del procesado. Sin embargo, este
Tribunal considera pertinente desarrollar esta regla interpretativa y complementarla de conformi-
dad con lo dispuesto en el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.
Cuando en casos excepcionalísimos, el delito de tráfico ilícito de drogas represente un grave
peligro para la seguridad ciudadana, la soberanía nacional, el estado de derecho y de la socie-
dad en conjunto, el juez podrá disponer la prolongación del plazo de detención más allá de 36
meses hasta el máximo permitido por ley, mediante resolución debidamente motivada. (STC Exp.
Nº 7624-2005-PHC/TC, P, f. j. 22)

588
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
15) El derecho a que se observe el trámite correspondiente cuando se trate del procedi-
miento o detención de las personas, a que se refiere el artículo 99 de la Constitución.

£515 Derecho al antejuicio político. Como prerrogativa funcional


[E]n el antejuicio solo caben formularse acusaciones por las supuestas responsabilida-
des jurídico-penales (y no políticas) de los funcionarios estatales citados en el artículo 99 de la
Constitución, ante los supuestos delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones. Una vez que el
Parlamento ha sometido a investigación la denuncia (que puede provenir de su propio seno) y ha
determinado la existencia de suficientes elementos de juicio que, desde su perspectiva, configuran
la comisión de un delito en el ejercicio de las funciones, actúa como entidad acusadora, dejando
sin efecto la prerrogativa funcional del dignatario, suspendiéndolo en el ejercicio de sus funcio-
nes, y poniéndolo a disposición de la jurisdicción penal. De esta forma en los casos de antejuicio
las funciones del Congreso pueden ser, en cierta medida, asimiladas a las del Ministerio Público
(porque acusa), e incluso a las del juez instructor (porque previamente investiga), pero nunca a
las del juez decisor (porque nunca sanciona). Y es que la facultad de aplicar sanciones sobre la
base de argumentos jurídico-penales, es exclusiva del Poder Judicial. En síntesis, el antejuicio es
una prerrogativa funcional de la que gozan determinados funcionarios, con el propósito de que
no puedan ser procesados ante la judicatura penal por los delitos cometidos en el ejercicio de sus
funciones, sin que medie un procedimiento con las debidas garantías procesales ante el Congreso
de la República y la consecuente acusación del propio Legislativo. El procedimiento de acusación
constitucional contra los funcionarios enumerados en el artículo 99 de la Constitución, por los su-
puestos delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones (antejuicio), se encuentra regulado en el
artículo 89 del Reglamento del Congreso. Queda ello meridianamente claro cuando dicho artículo,
ab initio, establece que “[...] mediante el procedimiento de acusación constitucional se realiza el
antejuicio político, al que tienen derecho los altos funcionarios del Estado comprendidos en el
artículo 99 de la Constitución Política”. (STC Exp. Nº 006-2003-AI/TC, P, ff. jj. 3 y 4)

£516 Derecho al antejuicio político. Facultades del Ministerio Público


[S]i bien es cierto que el Ministerio Público es el titular de la acción penal y el defensor de la
legalidad, como bien lo reconoce la propia Constitución, también es verdad que en virtud de estas
facultades otorgadas no puede arrogarse un ejercicio arbitrario de ellas. Es decir, el Ministerio
Público no puede promover una investigación a propósito de la supuesta comisión delictiva por
parte de un alto funcionario si este previamente no ha sido objeto de una acusación constitucional
en el Congreso. De lo contrario, todos los actos llevados a cabo en sede jurisdiccional ordinaria
sin la observancia de lo establecido en los artículos 99 y 100 de la Constitución, así como del artí-
culo 89 del Reglamento del Congreso de la República y de la Ley Nº 27399, que también forman
parte del parámetro de control para evaluar casos como el presente, adolecen de nulidad. Permitir
este tipo de actuación es abrir la puerta a interpretaciones restrictivas de la ley fundamental que no
solo la vacían de contenido, sino que también, resultan violatorias de los derechos fundamentales
(en el caso específico, el derecho al debido proceso de los altos funcionarios públicos) y no se
condicen con los principios que inspiran el Estado Constitucional. (STC Exp. Nº 4747-2007-PHC/
TC, P, f. j. 6)

589
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
16) El derecho a no ser objeto de una desaparición forzada.

£517 Derecho a no ser objeto de desaparición forzada. Noción


La desaparición forzada de personas es un delito pluriofensivo, por cuanto afecta la liber-
tad física, el debido proceso, el derecho a la integridad personal, el reconocimiento de la per-
sonalidad jurídica y, (…), el derecho a la tutela judicial efectiva. La vigencia de estos derechos
es absoluta, por lo que su protección se encuentra regulada en el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. En efecto, la desaparición forzada de
personas supone generar una cruel sensación de incertidumbre tanto para la persona desaparecida
como para sus familiares, los mismos que pasan a ser víctimas directas de este grave hecho. Por
ello, el Derecho Internacional reconoce a la desaparición forzada como una de las modalidades
más graves de violaciones de los derechos humanos. Ahora bien, cuando este hecho es cometido
como parte de una estrategia general o representa solo un ejemplo de un conjunto de conduc-
tas ilícitas similares, estamos frente a la existencia de un patrón de violaciones, lo que las con-
vierte en crimen de lesa humanidad. Al respecto, el informe final de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación constató que los hechos atribuibles al autodenominado grupo Colina representaron
un patrón sistemático y generalizado de violaciones a los derechos humanos, expresado en hechos
como las desapariciones de La Cantuta, la del periodista Pedro Yauri, los asesinatos de estudiantes
en la Universidad Nacional del Centro y la masacre de Barrios Altos. Tal como lo expresa la juez
del Segundo Juzgado Penal Especial en el auto apertorio de instrucción del proceso signado con
el número 01-2003, la organización de la desaparición de los campesinos del Santa hubiera sido
imposible sin la consecución de recursos logísticos significativos, razón por la cual han sido con-
siderados como responsables los altos mandos a cargo de las labores de inteligencia de esos años,
incluyendo el procesamiento del ex presidente de la República. El delito de desaparición forzada
ha sido desde siempre considerado como un delito de lesa humanidad, situación que ha venido a
ser corroborada por el artículo 7 del Estatuto de la Corte Penal Internacional, que la define como
“la aprehensión, la detención o el secuestro de personas por un Estado o una organización política,
o con su autorización, apoyo o aquiescencia, seguido de la negativa a informar sobre la privación
de libertad o dar información sobre la suerte o el paradero de esas personas, con la intención de
dejarlas fuera del amparo de la ley por un periodo prolongado”. Se trata, sin duda, de un deli-
to de lesa humanidad cuya necesidad social de esclarecimiento e investigación dada su extrema
gravedad, no puede ser equiparada a la de un mero delito común. En este sentido, la Resolución
N° 666 (XIII-083) de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, estable-
ció en el artículo 4, “Declarar que la práctica de la desaparición forzada de personas en América
es una afrenta a la conciencia del hemisferio y constituye un crimen de lesa humanidad”. La
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas reafirma en su preámbulo
que la práctica sistemática de desapariciones forzadas constituye un delito de lesa humanidad.
La necesidad social del esclarecimiento e investigación de estos delitos no puede ser equipara-
da a la de un mero delito común (Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de
Personas, Resolución adoptada en la séptima sesión plenaria, 9 de junio de 1994. OEA/Ser.P AG/
doc.3114/94 rev.). (STC Exp. N° 4677-2005-PHC/TC, P, ff. jj. 26-30)

590
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual: (…)
17) El derecho del detenido o recluso a no ser objeto de un tratamiento carente de razo-
nabilidad y proporcionalidad, respecto de la forma y condiciones en que cumple el
mandato de detención o la pena.

£518 Derecho del recluso a un tratamiento razonable y proporcional. Traslado


indebido
El (…) hábeas corpus se interpone a favor de la beneficiaria alegando un indebido trasla-
do del Establecimiento Penal (…). Sobre el particular, el Tribunal Constitucional debe señalar,
como ya lo ha hecho en otras ocasiones (…) que el traslado de los internos de un establecimiento
penal a otro, no es en sí mismo un acto inconstitucional. Eso sí es obligación de las autoridades
penitenciarias tomar las medidas necesarias para que no se afecte o lesione la vida, la integridad
física y los demás derechos constitucionales de los internos que no hayan sido restringidos con
la orden judicial que decreta la privación de libertad; por ende, la Administración Penitenciaria
debe, dentro de márgenes sujetos al principio de razonabilidad, adoptar aquellas las estrictamen-
te necesarias para preservar los derechos constitucionales de los internos. Tal deber de salva-
guardar la integridad de los internos guarda concordancia con lo establecido en el artículo 2 del
Decreto Legislativo N° 654, Código de Ejecución Penal, según el cual, el interno: “Es ubicado
en el Establecimiento que determina la Administración Penitenciaria”. Asimismo, el Reglamento
del Código de Ejecución Penal, aprobado por Decreto Supremo Nº 015-2003-JUS, señala en su
artículo 159 que “El traslado de internos de un establecimiento penitenciario a otro se ejecutará
por los siguientes motivos: (...) 5. Por hacinamiento, (...)”. (STC Exp. Nº 2476-2004-HC/TC, S,
ff. jj. 1 y 2)

591
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS


(…)
También procede el hábeas corpus en defensa de los derechos constitucionales conexos
con la libertad individual, especialmente cuando se trata del debido proceso y la inviola-
bilidad del domicilio.

£519 Derechos conexos. Tutela del debido proceso a través del proceso de hábeas corpus
[E]l (…) proceso [de hábeas corpus] lo que (…) pretende cuestionar es una supuesta viola-
ción del derecho al debido proceso, específicamente del derecho que tiene toda persona a no ser
desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley. Sin embargo, debe recordarse que el proce-
so de hábeas corpus no tiene por objeto proteger en abstracto el derecho al debido proceso; sino
que cuando se viola este, su efecto negativo también debe incidir sobre la libertad individual y en
el caso de autos no se ha producido tal situación, toda vez que sobre los beneficiarios no existe
mandato de detención alguno. En consecuencia, si los beneficiarios consideran que efectivamente
su derecho al debido proceso ha sido violado, la vía idónea para solicitar protección es el proceso
de amparo. (STC Exp. Nº 6432-2006-PHC/TC, S, f. j. 2)
De ahí que se pueda afirmar que, también, dentro de un proceso constitucional de hábeas cor-
pus, es posible que el juez constitucional se pronuncie sobre una eventual vulneración del dere-
cho fundamental al debido proceso; claro está siempre que, en el caso concreto, exista conexión
entre este y el derecho fundamental a la libertad personal. Así lo ha establecido también este
Tribunal en anteriores oportunidades (…) al señalar que: “Conforme a reiterada jurisprudencia
de este Colegiado, si bien el proceso de hábeas corpus no tiene por objeto proteger en abstracto
el derecho al debido proceso, en el presente caso, habida cuenta que se han establecido judicial-
mente restricciones al pleno ejercicio de la libertad locomotora, tras la imposición de la medida
cautelar de detención preventiva, el Tribunal Constitucional tiene competencia, ratione materiae,
para evaluar la legitimidad constitucional de los actos judiciales considerados lesivos”. (STC Exp.
Nº 3526-2004-HC/TC, S, f. j. 5)

£520 Derechos conexos. Diferencias entre tutela judicial efectiva y debido proceso
No se trata naturalmente de que el juez constitucional, de pronto, termine revisando todo lo
que hizo un juez ordinario, sino, específicamente, que fiscalice si uno o algunos de los derechos
procesales con valor constitucional están siendo vulnerados. Para proceder de dicha forma existen
dos referentes de los derechos de los justiciables: la tutela judicial efectiva como marco objetivo y
el debido proceso como expresión subjetiva y específica, ambos previstos en el artículo 139, inci-
so 3, de la Constitución Política del Perú. Mientras que la tutela judicial efectiva supone tanto el
derecho de acceso a los órganos de justicia como la eficacia de lo decidido en la sentencia, es
decir, una concepción garantista y tutelar que encierra todo lo concerniente al derecho de ac-
ción frente al poder-deber de la jurisdicción, el derecho al debido proceso, en cambio, signifi-
ca la observancia de los derechos fundamentales esenciales del procesado, principios y reglas
esenciales exigibles dentro del proceso como instrumento de tutela de los derechos subjetivos.
El debido proceso tiene, a su vez, dos expresiones: una formal y otra sustantiva; en la de carácter
formal, los principios y reglas que lo integran tienen que ver con las formalidades estatuidas, tales
como las que establecen el juez natural, el procedimiento preestablecido, el derecho de defensa, la
motivación; en su faz sustantiva, se relaciona con los estándares de justicia como son la razonabi-
lidad y proporcionalidad que toda decisión judicial debe suponer. (STC Exp. Nº 8123-2005-PHC/
TC, P, f. j. 6)

592
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£521 Derechos conexos. Vinculación entre libertad personal y tutela procesal


efectiva
[D]ebe entenderse que la letra “y” en la expresión “(...) Libertad individual y la tutela proce-
sal efectiva (...)”, en aplicación lógico-jurídica, significa conjunción, lo que quiere decir que solo
si se transgrede, quebranta o viola alguno de los derechos que forman parte de la tutela procesal
efectiva, de forma patente, clara, visible o perceptible y necesariamente conduce a la privación de
la libertad individual, es posible analizar el asunto controvertido para llegar a un pronunciamien-
to de fondo válido. Consecuentemente, la procedencia, en su tercera exigencia, acumula libertad
individual y tutela procesal efectiva porque esta exigencia se presenta también al comienzo del
propio artículo 4, cuando trata del amparo (“resoluciones judiciales firmes dictadas con manifiesto
agravio a la tutela procesal efectiva [...]”). (STC Exp. Nº 9598-2005-PHC/TC, S, f. j. 1)

£522 Derechos conexos. Procedencia del hábeas corpus frente a la vulneración de


derechos fundamentales procesales
[N]o puede decirse que el hábeas corpus sea improcedente para ventilar infracciones a los
derechos constitucionales procesales derivadas de una sentencia expedida en un proceso penal,
cuando ella se haya expedido con desprecio o inobservancia de las garantías judiciales mínimas
que deben observarse en toda actuación judicial, pues una interpretación semejante terminaría,
por un lado, por vaciar de contenido al derecho a la protección jurisdiccional de los derechos
y libertades fundamentales y, por otro, por promover que la cláusula del derecho a la tutela juris-
diccional (efectiva) y el debido proceso no tengan valor normativo. (STC Exp. Nº 1230-2002-HC/
TC, P, f. j. 7)
En el supuesto de que una resolución judicial desconozca o desnaturalice algunos de los com-
ponentes de cualquiera de los derechos [fundamentales procesales], estaremos, sin lugar a dudas,
ante la circunstancia de un proceder inconstitucional, y ante un contexto donde, al margen de la
función judicial ordinaria ejercida y de la exclusividad que se le reconoce, resulta procedente el
ejercicio del proceso constitucional como instrumento de defensa y corrección de una resolución
judicial contraria a la Constitución. Puntualizado queda, en todo caso, que solo si vulnera el con-
tenido esencial de alguno de los derechos [confortantes de la tutela procesal efectiva], estaremos
ante un proceso inconstitucional, quedando totalmente descartado que, dentro de dicha noción, se
encuentren las anomalías o simples irregularidades procesales, violación del contenido no esencial
o adicional, que no son, por sí mismas, contrarias a la Constitución sino al orden legal. Mientras
que el proceso que degenere en inconstitucional se habrá de corregir mediante el ejercicio del
proceso constitucional, la simple anomalía o irregularidad lo será mediante los medios de impug-
nación previstos al interior de cada proceso. Ese es el límite con el cual ha de operar el juez cons-
titucional y, a la vez, la garantía de que no todo reclamo que se le hace por infracciones al interior
de un proceso pueda considerarse un verdadero tema constitucional. (STC Exp. Nº 8453-2005-
PHC/TC, S, f. j. 7)

£523 Derechos conexos. Control constitucional de la actuación del juez ordinario


No se trata, como es evidente, de que el Tribunal Constitucional, revise todo lo realizado por
el Juez ordinario, sino, específicamente, que controle desde un canon de interpretación constitu-
cional si en el ejercicio de la función jurisdiccional se ha vulnerado o no un derecho fundamental
específico. Lo que se justifica si se considera que no toda afectación al debido proceso es suscep-
tible de ser sometida a control constitucional por parte de este Colegiado. Así, mientras las afec-
taciones al debido proceso constitucional siempre son susceptibles de ser controladas por parte
del Juez constitucional, no sucede lo mismo en relación con el debido proceso legal. [E]l debido
proceso constitucional garantiza que todas las afectaciones del contenido esencial del derecho fun-
damental al debido proceso y de los principios y derechos que de él se derivan sean susceptibles
de ser controladas mediante los procesos constitucionales destinados a su tutela. Únicamente este
ámbito es susceptible de control y tutela por parte de la jurisdicción constitucional, a fin de evitar

593
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

que la jurisdicción constitucional termine sustituyendo a la justicia ordinaria. Por tanto, mientras
que el debido proceso constitucional siempre puede ser sometido a control a través de los proce-
sos constitucionales, el debido proceso legal –esto es, aquellas afectaciones o irregularidades que
no inciden en dicho contenido– no convierte necesariamente al proceso penal en inconstitucional.
Sin embargo, esta distinción entre el debido proceso constitucional y el debido proceso legal no
debe ser asumida como una sistematización rígida. Ello por cuanto no cabe descartar que, en un
determinado caso, una cuestión que, prima facie, puede considerarse violatoria del debido proceso
legal, puede esconder una afectación también al debido proceso constitucional. En estos casos,
como es evidente, el proceso constitucional es el instrumento idóneo para su cuestionamiento y
resolución. Precisamente, uno de los derechos comprendidos por el debido proceso constitucional
es el relacionado con el derecho a presentar y controvertir pruebas dentro del proceso penal (…),
lo cual lleva aparejada también la exigencia de que el órgano jurisdiccional se pronuncie sobre el
valor jurídico de las pruebas controvertidas. (STC Exp. Nº 1014-2007-PHC/TC, P, ff. jj. 4, 6 y 7)

£524 Derechos conexos. Derecho al procedimiento preestablecido


[E]l el derecho al procedimiento preestablecido en la ley no garantiza que se respeten todas
y cada una de las disposiciones legales que regulan el procedimiento, sea este administrativo o
jurisdiccional, sino que las normas con las que se inició un determinado procedimiento, “no sean
alteradas o modificadas con posterioridad” por otra. De esta manera, iniciado un procedimiento
determinado, cualquier modificación realizada a la norma que lo regulaba, no debe ser la inme-
diatamente aplicable al caso, pues el inciso 3) del artículo 139 de la Constitución garantiza que
“nadie puede ser sometido a procedimiento distinto de los previamente establecidos”. (STC Exp.
Nº 1593-2004-HC/TC, p, f. j. 12)

£525 Derechos conexos. Derecho al procedimiento preestablecido en la gracia


presidencial
[Cuando] se invoca [en la demanda] el derecho al procedimiento preestablecido no se alega la
aplicación de una modificación normativa del procedimiento posterior al inicio del mismo, sino el
respeto al procedimiento establecido en la gracia presidencial, lo que no incide en el contenido de
este derecho, por lo que este extremo de la demanda debe ser desestimado. (STC Exp. Nº 4053-
2007-PHC/TC, P, f. j. 4)

£526 Derechos conexos. Vulneración del debido proceso en las actuaciones del
Ministerio Público
[L]a posibilidad de control constitucional de los actos del Ministerio Público es una permisión
vigente que se deriva de lo estipulado por el artículo 200 inciso 1 de la Constitución, que estable-
ce que el proceso constitucional de hábeas corpus “(...) procede ante el hecho u omisión de cual-
quier autoridad, funcionario o persona que vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos
constitucionales conexos”. Este control constitucional tiene su fundamento en el reconocimiento
del derecho fundamental al debido proceso, y en el hecho de que este derecho puede desplegar
su eficacia jurídica en el ámbito de la etapa prejurisdiccional de los procesos penales; es decir, en
aquella fase del proceso penal en el cual al Ministerio Público le corresponde concretizar el man-
dato constitucional previsto en el artículo 159 de la Constitución. (STC Exp. Nº 2037-2007-PHC/
TC, P, ff. jj. 2 y 3)
[L]os actos de los poderes del Estado y los órganos constitucionales, en general, y del
Ministerio Público, en particular, no se legitiman, desde la perspectiva constitucional, en sí mis-
mos, sino a partir del respeto pleno del conjunto de valores, principios constitucionales y los dere-
chos fundamentales de la persona, de conformidad con el artículo 1 de la Constitución, situación
que no se ha cumplido en el presente caso, al quedar acreditada la vulneración de los derechos

594
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

constitucionales que se invocan en la demanda, por lo que esta debe ser estimada. (STC Exp.
Nº 9544-2006-PHC/TC, S, f. j. 14)

£527 Derechos conexos. Procedencia del hábeas corpus contra la investigación


fiscal
[S]olo será pertinente este proceso constitucional de la libertad para cuestionar el procedi-
miento de investigación fiscal si de aquel accionar se ha derivado una vulneración o amenaza de
algún derecho constitucional, como la supuesta avocación indebida que se le atribuye al Fiscal
Superior. (STC Exp. Nº 2037-2007-PHC/TC, P, f. j. 4)

£528 Derechos conexos. Procedencia del hábeas corpus contra el Ministerio Público
por coartar la libertad personal
[S]i bien este Tribunal ha señalado que la actividad del Ministerio Público en el marco de la
investigación preliminar se encuentra vinculada al principio de interdicción de la arbitrariedad y
el debido proceso (…), el Ministerio Público no tiene facultades para coartar la libertad indivi-
dual, y su participación en el proceso es meramente postulatoria, por lo que al no incidir el hecho
denunciado en el contenido de los derechos que son materia de protección mediante el proceso de
hábeas corpus, la demanda deberá ser declarada improcedente. (RTC Exp. Nº 10382-2006-PHC/
TC, S, f. j. 3)

£529 Derechos conexos. Procedencia contra el auto apertorio de instrucción


Por otro lado, si bien de lo expuesto en el párrafo anterior se deduce que la condena impuesta
al demandante no tenía, al momento de interponerse la demanda, carácter de firme, y por lo tanto
no se estaría cumpliendo uno de los requisitos para cuestionar mediante hábeas corpus una reso-
lución de carácter jurisdiccional previsto en el artículo 4 del Código Procesal Constitucional, no
corresponde declarar la improcedencia de la demanda, toda vez que la resolución cuestionada es
el auto apertorio de instrucción, contra el cual no procede ningún medio impugnatorio mediante el
cual se pueda cuestionar lo alegado en el presente hábeas corpus. (STC Exp. Nº 6081-2005-PHC/
TC, S, f. j. 3)

£530 Derechos conexos. Vulneración del principio de inocencia


[L]a eficacia de este derecho no autoriza al Tribunal y, en general, al juez de los derechos
fundamentales, a superponerse o sustituirse en las labores que son propias del juez penal. Por ello,
tratándose del cuestionamiento de una resolución judicial por violación del principio de presun-
ción de inocencia, al Juez Constitucional le está vedado realizar una valoración sobre la responsa-
bilidad penal que pudiera tener el procesado. Su ámbito de actuación se circunscribe a determinar
si en el desarrollo de dicho proceso, la sanción impuesta no se fundamenta en ningún medio de
prueba, o las que le sirvieron de sustento son manifiestamente insuficientes para servir de justifi-
cación a una condena. (RTC Exp. Nº 0506-2005-PA/TC, P, f. j. 8)

£531 Derechos conexos. Derecho a ser informado de los cargos imputados


[C]onstituye una exigencia derivada del derecho de defensa, elemento del debido proceso re-
conocido expresamente en le artículo 139, inciso 14 de la Constitución, el reconocer de forma
clara los hechos que se imputan. En ese sentido, el auto de apertura de instrucción debe permitir
al acusado conocer de manera cierta los cargos que se le imputan (…). Por tanto, no basta la plena
individualización de los autores o partícipes si es que no se incluye la conducta concreta que se
imputa. (RTC Exp. Nº 6196-2006-PHC/TC, S, f. j. 3)

595
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

[E]l derecho de defensa, consagrado en el artículo 139 inciso 14 de la Constitución, obliga al


juez a precisar en el auto de apertura de instrucción la específica calificación jurídica asignada al
hecho imputado. (RTC Exp. Nº 1030-2007-PHC/TC, f. j. 6)
[L]a obligación de motivación del Juez penal al abrir instrucción, no se colma únicamente
con la puesta en conocimiento al sujeto pasivo de aquellos cargos que se le dirigen, sino que com-
porta la ineludible exigencia que la acusación ha de ser cierta, no implícita, sino, precisa, clara y
expresa; es decir, una descripción suficientemente detallada de los hechos considerados punibles
que se imputan y del material probatorio en que se fundamentan. (STC Exp. Nº 4103-2006-PHC/
TC, S, f. j. 3)
Asimismo este Tribunal ha señalado respecto de la debida motivación del auto de apertura
de instrucción que si dicha resolución no permite al imputado conocer de manera cierta los car-
gos que se le imputan, resulta vulneratoria del derecho de defensa. [Teniendo en cuenta que la
debida motivación del auto de apertura de instrucción] constituye una exigencia derivada del de-
recho de defensa, elemento del debido proceso reconocido expresamente en el artículo 139.14 de
la Constitución, el conocer en forma clara los hechos que se imputan. Por tanto, no basta la plena
individualización de los autores o partícipes si es que ella no incluye la conducta concreta que se
imputa. (STC Exp. Nº 00476-2008-PHC/TC, S, f. j. 7)
Según la Constitución (artículo 139, incisos 4 y 15), el derecho a la información procesal se
puede inferir del principio de ‘publicidad en los procesos’ y del ‘derecho a la información’ (con
inmediatez y por escrito) atribuirle a toda persona para que se le informe de las causas o razones
de su detención. Así, el derecho a la información procesal es aquel según el cual el justiciable está
en la capacidad de tener acceso a los documentos que sustentan una resolución, tanto para contra-
decir su contenido como para observar el sustento del juzgador al emitir su fallo. (STC Exp. Nº
3361-2004-AA/TC, P, f. j. 26)
[E]s derecho de todo procesado el que conozca de manera expresa, cierta, e inequívoca los
cargos que se formulan en su contra, y en el presente caso tanto más, dado que la naturaleza públi-
ca o privada de los documentos cuya presunta falsificación se investiga, permanecerá inalterable
durante el desarrollo de la instrucción, pero su determinación por parte del juzgador incidirá en el
derecho de defensa de los imputados y en su libertad personal cuando se determine su situación
jurídica y la posterior pena a imponérseles. (STC Exp. Nº 3390-2005-HC/TC, P, f. j. 16)
[E]l juez penal cuando instaura instrucción por el delito por falsificación de documentos en
general, omitiendo pronunciarse en cuál de las modalidades delictivas presumiblemente habría in-
currido la imputada, y al no precisar si la presunta falsificación de documentos que se imputa a la
favorecida está referida a instrumentos públicos o privados, lesiona su derecho a la defensa, toda
vez que, al no estar informada con certeza de los cargos imputados, se le restringe la posibilidad
de declarar y defenderse sobre hechos concretos, o sobre una modalidad delictiva determinada y,
con ello, la posibilidad de aportar pruebas concretas que acrediten la inocencia que aduce. Esta
omisión ha generado un estado de indefensión que incidirá en la pena a imponerse y en la con-
dición jurídica de la procesada, lo cual demuestra que el proceso se ha tornado en irregular por
haberse transgredido los derechos fundamentales que integran el debido proceso, esto es, el de-
recho de defensa; ello, a su vez, ha determinado la afectación de la tutela jurisdiccional, ambos
garantizados por la Norma Constitucional (STC Exp. Nº 3390-2005-HC/TC, P, f. j. 14).

£532 Derechos conexos. Vulneración del derecho a la defensa al no informarse al


procesado sobre los cargos imputados
[Se garantiza] que el acusado pueda conocer de la acusación formulada en su contra en el
curso del proceso penal y, de esa manera, tener la posibilidad real y efectiva de defenderse de los
cargos que se le imputan; pero también que exista congruencia entre los términos de la acusa-
ción fiscal y el pronunciamiento definitivo del Tribunal superior, pues de otro modo se enervaría

596
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

la esencia misma del contradictorio, garantía natural del proceso judicial y, con ello, el ejercicio
pleno del derecho de defensa del acusado. (STC Exp. Nº 1230-2002-HC/TC, P, f. j. 19)

£533 Derechos conexos. Derecho a un traductor e intérprete como presupuesto del


derecho de defensa
[E]l ejercicio del derecho de defensa no es posible si al recurrente no se le designa traductor
o intérprete, y –acorde a la Convención– que este derecho es una garantía mínima del procesado
para el respeto de su derecho al debido proceso y a su identidad cultural, en consecuencia, para su
validez, así lo ha señalado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “(…) toda decla-
ración de una persona que no comprenda o no hable adecuadamente el idioma en el cual esta le es
tomada, carece de valor”. (STC Exp. N° 4719-2007-PHC/TC, S, f. j. 17)
En este sentido, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el artículo 14.3, es-
tablece las siguientes garantías mínimas: “a) A ser informada sin demora, en un idioma que com-
prenda y en forma detallada, de la naturaleza y causas de la acusación formulada contra ella”, y
“f) A ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o no habla el idioma empleado
en el tribunal”; y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante la Convención)
establece en el artículo 8.2; “a. derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traduc-
tor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal”; cabe precisar que
la Convención establece una condición para ser asistido en juicio por un intérprete, en el caso que
no se comprenda o no hable el idioma del juzgado o tribunal. (STC Exp. N° 4719-2007-PHC/TC,
S, f. j. 15)

£534 Derechos conexos. Derecho a la inviolabilidad de domicilio


El derecho a la inviolabilidad del domicilio en una acepción específica encarna el espacio fí-
sico y limitado que la propia persona elige para domiciliar, quedando facultado para poder excluir
a otros de dicho ámbito impidiendo o prohibiendo la entrada en él; en un concepto de alcance más
amplio, “la inviolabilidad de domicilio encuentra su asentamiento preferente, no exclusivo, en la
vida privada de las personas, (...) no se refiere, pues, a la protección de la propiedad, posesión u
otros derechos reales, sino a la necesidad de preservar el carácter privado e íntimo” de lo que en él
hay de emanación de la persona. Sin embargo, es claro que la intromisión al espacio físico e íntimo
(domicilio) con el consentimiento del titular de este derecho, lo legítima. (STC Exp. Nº 7455-2005-
PHC/TC, S, f. j. 4)
Tal como señala dicha Norma Fundamental, existe la posibilidad de controlar el ingreso a un
domicilio, sin embargo “[e]llo no significa la vulneración del derecho, sino una fórmula constitu-
cional que limita el ámbito de la inviolabilidad de domicilio” (…), pues, no es un derecho absolu-
to, como no lo es ninguno de los derechos fundamentales, pudiendo ceder ante los supuestos des-
critos en la misma ley, siempre que el recorte que aquel haya de experimentar sea: justificada en
una resolución judicial debidamente motivada o, necesario para lograr un fin constitucionalmente
legítimo, proporcionado para alcanzarlo y respetuoso del contenido esencial del Derecho. (STC
Exp. Nº 7455-2005-PHC/TC, S, f. j. 5)
Tal como lo señala el propio artículo de la Norma Fundamental, existe la posibilidad de con-
trolar el ingreso a un domicilio (como puede ser el de la entidad recurrente) si es que media un
“mandato judicial”. Ello no significa la vulneración del derecho, sino una fórmula constitucional
que limita el ámbito de la inviolabilidad de domicilio. Como se puede observar, en el presente
caso ha existido una resolución judicial, la cual no impide el ingreso al domicilio de algunas per-
sonas, pero sí ordena [la suspensión provisional de sus actividades] (…). De una medida como
esta se colige que existen ciertas restricciones que se han dispuesto a nivel judicial, para la reali-
zación de actividades de la entidad reclamante, pero que no implican necesariamente una orden a
la Policía para impedir el ingreso de las personas enunciadas. Lo que se aprecia en realidad es que
existe una orden judicial perfectamente válida, y que debe ser plenamente aceptada a la luz de la

597
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

independencia de los estamentos judiciales prevista en el artículo 139, inciso 2 de la Constitución.


Ahora bien, la recurrente ha presentado, como medios probatorios, fotografías en las cuales se
muestran policías en el frontis del local de la institución. Sin embargo, ello no demuestra ni evi-
dencia exactamente la vulneración de la inviolabilidad del domicilio de “Generación”. Lo único
que muestra es que se está cumpliendo con la orden judicial emitida por juez competente. Así las
cosas, este Colegiado considera que no existe vulneración alguna del derecho a la inviolabilidad
del domicilio. En primer lugar, porque existe una orden judicial que amerita la intervención poli-
cial, la misma que tiene como finalidad principal el acatamiento de la medida cautelar dictada. En
segundo lugar, porque no se ha demostrado fehacientemente que se impida el ingreso a la deman-
dante, empleados, trabajadores, socios o menores de edad al local en mención. Y, en tercer lugar,
porque tampoco se ha alegado el ingreso injustificado del personal policial al local, sino solo el
impedimento de estos a que otros ingresen. (STC Exp. Nº 6165-2005-PHC/TC, S, ff. jj. 5-7)

£535 Derechos conexos. Derecho a la verdad


[E]l derecho a la verdad, aunque no tiene un reconocimiento expreso en nuestro texto cons-
titucional, es un derecho plenamente protegido, derivado en primer lugar de la obligación esta-
tal de proteger los derechos fundamentales y de la tutela jurisdiccional. Sin embargo, el Tribunal
Constitucional considera que, en una medida razonablemente posible y en casos especiales y no-
vísimos, deben desarrollarse los derechos constitucionales implícitos, permitiendo así una mejor
garantía y respeto a los derechos del hombre, pues ello contribuirá a fortalecer la democracia y
el Estado, tal como lo ordena la Constitución vigente. El Tribunal Constitucional considera que
si bien detrás del derecho a la verdad se encuentra comprometidos otros derechos fundamentales,
como la vida, la libertad o la seguridad personal, entre otros, este tiene una configuración autó-
noma, una textura propia, que la distingue de los otros derechos fundamentales a los cuales se
encuentra vinculado, debido tanto al objeto protegido, como al telos que con su reconocimiento
se persigue alcanzar. Sin perjuicio del contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
verdad, este también ostenta rango constitucional, pues es una expresión concreta de los princi-
pios constitucionales de la dignidad humana, del Estado Democrático y Social de Derecho y de
la forma republicana de gobierno. Es un derecho que se deriva directamente del principio de dig-
nidad humana, pues el daño ocasionado a las víctimas no solo se traduce en la lesión de bienes
tan relevantes como la vida, la libertad y la integridad personal, sino también en la ignorancia de
lo que verdaderamente sucedió con las víctimas de los actos criminales. El desconocimiento del
lugar donde yacen los restos de un ser querido, o de lo que sucedió con él, es tal vez una de las
formas más perversamente sutiles, pero no menos violenta, de afectar la conciencia y dignidad de
los seres humanos. Asimismo, el derecho a la verdad, en su dimensión colectiva, es una concre-
tización directa de los principios del Estado Democrático y Social de Derecho y de la forma re-
publicana de gobierno, pues mediante su ejercicio se posibilita que todos conozcamos los niveles
de degeneración a los que somos capaces de llegar, ya sea con la utilización de la fuerza pública
o por la acción de grupos criminales del terror. Tenemos una exigencia común de que se conozca
cómo se actuó, pero también de que los actos criminales que se realizaron no queden impunes. Si
el Estado Democrático y Social de Derecho se caracteriza por la defensa de la persona humana
y el respeto de su dignidad, es claro que la violación del derecho a la verdad no solo es cuestión
que afecta a las víctimas y a sus familiares, sino a todo el pueblo peruano. Tenemos, en efecto, el
derecho a saber, pero también el deber de conocer qué es lo que sucedió en nuestro país, a fin de
enmendar el camino y fortalecer las condiciones mínimas y necesarias que requiere una sociedad
auténticamente democrática, presupuesto de un efectivo ejercicio de los derechos fundamentales.
Tras de esas demandas de acceso e investigación sobre las violaciones a los derechos humanos,
desde luego, no solo están las demandas de justicia con las víctimas y familiares, sino también
la exigencia al Estado y la sociedad civil para que adopten medidas necesarias a fin de evitar
que en el futuro se repitan tales hechos. De igual forma, el Tribunal Constitucional considera que
el derecho a la verdad proviene de una exigencia derivada del principio de la forma republicana
de gobierno. En efecto, la información sobre cómo se manejó la lucha antisubversiva en el país,

598
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

así como de cómo se produjo la acción criminal de los terroristas, constituye un auténtico bien
público o colectivo, y también contribuye con la realización plena de los principios de publicidad
y transparencia en los que se funda el régimen republicano. Necesarios no solo para conocer estos
luctuosos hechos, sino también para fortalecer el control institucional y social que ha de funda-
mentar la sanción a quienes, con sus actos criminales, afectaron a las víctimas y en general a la
sociedad y el Estado. En torno a ello, existe una obligación específica del Estado de investigar
y de informar, que no solo consiste en facilitar el acceso de los familiares a la documentación
que se encuentra bajo control oficial, sino también en la asunción de las tareas de investigación y
corroboración de hechos denunciados. Así lo ha entendido la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, cuando ha señalado que la no investigación y sanción a los autores y cómplices de las
desapariciones forzadas constituye una violación al deber estatal de respetar los derechos reco-
nocidos por la Convención Americana, así como al de garantizar su libre y pleno ejercicio (Caso
Bámaca Velásquez, sentencia, párrafo 129). Además, en el caso de violaciones de derechos huma-
nos, el derecho de la víctima no se limita a obtener una reparación económica, sino que incluye el
de que el Estado asuma la investigación de los hechos. Así lo ha precisado la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (Caso Castillo Páez, Reparaciones, párrafo 168, y Loayza Tamayo,
Reparaciones, párrafo 175), dado que el pleno conocimiento de las circunstancias de cada caso
también es parte de una forma de reparación moral que el país necesita para su salud democrática.
De allí que para este Colegiado, si bien el derecho a la verdad no tiene un reconocimiento expre-
so, sí es uno que forma parte de la tabla de las garantías de derechos constitucionales; por ende
susceptible de protección plena a través de derechos constitucionales de la libertad, pero también
a través de ordinarios existentes en nuestro ordenamiento jurídico, pues se funda en la dignidad
del hombre, y en la obligación estatal concomitante de proteger los derechos fundamentales, cuya
expresión cabal es el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. (STC Exp. Nº 2488-2002-HC/TC,
P, ff. jj. 13-20)

£536 Derechos conexos. Derecho a la libertad religiosa


El artículo 25 del Código Procesal Constitucional señala que el derecho susceptible de pro-
tección mediante el hábeas corpus es la libertad individual. Dentro de su contenido, enuncia los
derechos a la integridad personal y a no ser sometido a tortura o tratos inhumanos o humillantes.
Sin embargo, dicho precepto no enuncia a la libertad de creencias, la que como contenido de la
libertad religiosa, por el contrario, constituye un derecho susceptible de protección mediante el
amparo. ¿Ello impide que este Tribunal pueda pronunciarse sobre este último derecho? Debido a
la singularidad del caso [entrega del cuerpo de un fallecido a sus familiares], la respuesta debe ser
negativa. La posibilidad de que la libertad religiosa y, dentro de su contenido, la libertad de creen-
cias, sea susceptible de una protección exclusiva mediante el proceso constitucional de amparo,
está supeditada a que su eventual lesión repercuta íntegra y exclusivamente sobre su contenido
constitucionalmente protegido, y no en aquellos supuestos en los que la eventual lesión sea con-
secuencia relacional de haberse afectado uno de los contenidos de la libertad individual, como se
ha planteado en el presente caso. Tal aseveración se ajusta también a las exigencias que imponen
los principios de economía procesal y de prevalencia del derecho material sobre el derecho adje-
tivo, incorporados como principios que rigen los procesos constitucionales en el primer y tercer
párrafo del artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional. Por consiguiente,
el Tribunal Constitucional es competente, ratione materiae, para pronunciarse sobre el fondo del
asunto. (STC Exp. Nº 0256-2003-HC/TC, S, f. j. 8)

£537 Derechos conexos. Derecho al honor


Este Tribunal considera que el juicio crítico o la información divulgada acerca de la conducta
profesional o laboral de una persona que constituye en el fondo una descalificación personal como
la que se vertió sobre el demandante, a propósito de la denuncia penal contra su persona por pre-
suntos actos cometidos en ejercicio de su función notarial, en distintos medios de comunicación,

599
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

constituyó una intrusión ilegítima a su derecho al honor y a la buena reputación, por cuanto desde
el momento mismo de la divulgación de su detención y por la forma desdorosa en que esta se
efectuó, repercutió directamente en la consideración ajena de su dignidad como persona, acarreán-
dole daño moral como materiales, y una manifiesta trasgresión a su derecho a la presunción de
inocencia. (STC Exp. Nº 5490-2007-PHC/TC, S, f. j. 10)

£538 Derechos conexos. Protección de la esfera subjetiva de libertad de la persona


humana
El proceso constitucional de hábeas corpus aun cuando tradicionalmente ha sido concebido
como un recurso o mecanismo procesal orientado, por antonomasia, a la tutela del contenido cons-
titucionalmente protegido del derecho fundamental a la libertad personal, su evolución positiva,
jurisprudencial, dogmática y doctrinaria, denota que su propósito garantista transciende el obje-
tivo descrito para convertirse en una verdadera vía de protección de lo que podría denominarse
la esfera subjetiva de libertad de la persona humana, correspondiente no solo al equilibrio de su
núcleo psicosomático, sino también a todos aquellos ámbitos del libre desarrollo de su persona-
lidad que se encuentren en relación directa con la salvaguarda del referido equilibrio. (STC Exp.
Nº 1317-2008-PHC/TC, S, f. j. 13)

£539 Derechos conexos. Garantía institucional de protección a la familia


[L]as restricciones al establecimiento armónico, continuo y solidario de las relaciones fami-
liares, que impide el vínculo afectivo que todo estrecho nexo consanguíneo reclama, no solo inci-
den sobre el contenido constitucionalmente protegido de la integridad física, psíquica y moral de
la persona, protegida por el artículo 2.1 de la Constitución y el artículo 25.1 del Código Procesal
Constitucional, sino que se oponen también a la protección de la familia como garantía institucio-
nal de la sociedad, tenor del artículo 4 de la Constitución. En consecuencia, una situación como
a la que fueron sometidos los accionantes bien podría ser amparada por el juez constitucional ya
que, efectivamente, encuadra dentro del ámbito de protección del proceso libertario y ello no solo
porque el derecho a la integridad personal tiene un vínculo de conexidad con la libertad individual
(artículo 25. 1 del Código Procesal Constitucional), sino porque la institucionalidad familiar se
constituye en un principio basilar que también influye de manera determinante en el libre desa-
rrollo de la personalidad de los seres humanos que además se encuentra asociado al derecho de
integridad personal. (STC Exp. Nº 1317-2008-PHC/TC, S, ff. jj. 14-15)

£540 Derechos conexos. Derecho a la propiedad


[E]l derecho al libre tránsito implica más que el simple transitar por el territorio en su dimen-
sión pública, extendiéndose al interior de la propiedad, en aplicación de la potestad que distingue
a todo propietario: la facultad de disposición del bien, característica esencial del ejercicio de la
propiedad que no puede perfeccionarse sin el libre tránsito dentro de los límites del mismo, campo
de acción que constituye la esencia fundamental de una acción garantista de hábeas corpus. (STC
Exp. Nº 1840-2004-HC/TC, S, f. j. 3)
Lo que este Colegiado individualiza del petitorio reclamado no es una libertad de tránsito
que pueda ser utilizada para cualquier tipo de propósito, sino únicamente para los fines de ingreso
o egreso del lugar donde reside la recurrente. Como ya se anticipó, lo que tiene que ver con la
discusión acerca de los alcances de la propiedad o incluso, con los alcances de la contratación, no
es materia del presente proceso constitucional, en atención a existir procesos judiciales en trámite
destinados a tales objetivos (…). (STC Exp. Nº 1840-2004-HC/TC, S, f. j. 6, d)
Si bien la libertad de tránsito suele manifestarse en tanto el ciudadano se desplaza a través
de autopistas, avenidas, calles, veredas, plazas, o vías con similar característica, ello no significa
que dentro de espacios semiabiertos e, incluso, ámbitos de carácter particular, no puedan darse

600
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

manifestaciones vinculadas al ejercicio de tal derecho. Dentro de dicho contexto, y aun cuando
lo que se cuestiona (…) es una restricción sobre la libertad de tránsito, conviene aquí puntualizar
que la situación discutida no se viene presentando en un espacio que pueda considerarse como
abierto o de carácter público, sino que se encuentra circunscrita, más bien, respecto de un área
de uso común de un grupo de personas residentes en determinado lugar de propiedad privada. Se
trata, entonces, de establecer si una vía de acceso común, para los vecinos de una determinada
zona privada, le puede o no ser restringida a uno de sus integrantes, so pretexto de la existencia de
derechos como la propiedad o la contratación. (STC Exp. Nº 4453-2004-HC/TC, S, f. j. 4)
Dentro de dicho contexto y aun cuando lo que se cuestiona en el presente caso es una restric-
ción sobre la libertad de tránsito, conviene aquí puntualizar que la situación discutida no se viene
presentando en un espacio que pueda considerarse como abierto o de carácter público, sino que
se encuentra circunscrita, más bien, a un área de uso común de un grupo de personas residentes
en determinado lugar de propiedad privada. Se trata, entonces, de establecer si una vía de acceso
común, para los vecinos de una determinada zona privada, le puede o no ser restringida a uno
de sus integrantes, so pretexto de la existencia de derechos como la propiedad o la contratación.
Para determinar si las conductas cuestionadas son legítimas este Colegiado considera necesario
contrastar lo que afirman las partes con los instrumentos probatorios acompañados al expediente.
(STC Exp. Nº 7518-2006-PHC/TC, S, f. j. 3)
[D]ebe puntualizarse entonces que, dentro de una propiedad privada, no puede existir ejerci-
cio alguno de la libertad de tránsito, toda vez que ella involucra la posibilidad de traslado de un
lugar público a otro, pero no el desplazamiento que se realice dentro de zonas privadas, las mis-
mas que habrán de encontrarse amparadas por la inviolabilidad de domicilio. Por ende, no es ra-
zonable que se salvaguarde como parte de la libertad de tránsito cualquier tipo de movimiento que
una persona realice dentro de un espacio destinado al uso particular, ya sea dentro de una casa,
centro de trabajo o cualquier tipo de propiedad privada, aunque con una precisión al respecto; sí
cabría protección a través de la libertad de tránsito si existe una vía privada de uso público. (STC
Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 13)

£541 Derechos conexos. Derechos comunicativos


Debe quedar claro que los derechos comunicativos no se convierten en derechos conexos a la
libertad personal per se, sino que en el caso concreto existe un nivel de conexidad tal que, en el
fondo, a través de este proceso, se está protegiendo el derecho fundamental a la libertad personal.
(STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC, P, f. j. 5)
Cuando se determina una restricción de la libertad personal a través de una regla de conducta
del mandato de comparecencia, puede establecerse un control previo del discurso que va a ser
emitido por las partes en el proceso penal. [Un claro ejemplo se presenta en los casos en los que]
se impide al demandante realizar comentarios referidos a los hechos que son materia del juzga-
miento. Para determinar la viabilidad de esta restricción es necesario analizarla a la luz de la pros-
cripción de la censura previa en el ordenamiento nacional, en el marco de los derechos fundamen-
tales a la expresión y a la información, establecidos en el artículo 2, inciso 4 de la Constitución.
(STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC, P, f. j. 12)

£542 Derechos conexos. Derecho a la libertad de información


[C]onforme el artículo 200.1 de la Constitución, el proceso de hábeas corpus está destinado a
la tutela de “(...) la libertad individual o los derechos constitucionales conexos”. Por ello, (…) las
alegadas afectaciones a la libertad de expresión podrán ser tuteladas a través del proceso hábeas
corpus, únicamente en tanto derechos conexos a la libertad individual. (RTC Exp. Nº 9877-2006-
PHC/TC, S, f. j. 2)

601
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£543 Derechos conexos. Derecho a la salud


El derecho a la vida es el primero de los derechos fundamentales, ya que sin este no es posi-
ble la existencia de los demás derechos. No solo es un derecho fundamental reconocido, sino un
valor superior del ordenamiento jurídico. Y el derecho a la integridad personal se encuentra vincu-
lado con la dignidad de la persona, con el derecho a la vida, a la salud y a la seguridad personal.
Tiene implicación con el derecho a la salud en la medida que esta última tiene como objeto el
normal desenvolvimiento de las funciones biológicas y psicológicas del ser humano; deviniendo
así, en una condición indispensable para el desarrollo existencial y en un medio fundamental para
alcanzar el bienestar individual y colectivo. (STC Exp. Nº 6057-2007-PHC/TC, S, f. j. 6)
[L]a declaración de improcedencia de [la] solicitud de traslado [del paciente] resuelta por los
demandados en efecto constituye una afectación al derecho a la integridad psíquica, y por ende a
la salud, contenida dentro del atributo de la protección a la integridad personal, protegido median-
te el proceso constitucional de hábeas corpus. (STC Exp. Nº 1711-2005-PHC/TC, S, f. j. 22)

£544 Derechos conexos. Contenido constitucional del derecho a la salud


[L]a salud es derecho fundamental por su relación inseparable con el derecho a la vida, y la
vinculación entre ambos derechos es irresoluble, ya que la presencia de una enfermedad o pato-
logía puede conducirnos a la muerte o, en todo caso, desmejorar la calidad de la vida. Entonces,
es evidente la necesidad de proceder a las acciones encaminadas a instrumentalizar las medidas
dirigidas a cuidar la vida, lo que supone el tratamiento orientado a atacar las manifestaciones de
cualquier enfermedad para impedir su desarrollo o morigerar sus efectos, tratando, en lo posible,
de facilitar los medios que al enfermo le permitan desenvolver su propia personalidad dentro de su
medio social. Agrega, que el derecho a la salud comprende la facultad que tiene todo ser humano
de mantener la normalidad orgánica funcional, tanto física como mental, y de restablecerse cuan-
do se presente una perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser, lo que implica,
por tanto, una acción de conservación y otra de restablecimiento; acciones que el Estado debe
proteger tratando de que todas las personas, cada día, tengan una mejor calidad de vida, para lo
cual debe invertir en la modernización y fortalecimiento de todas las instituciones encargadas de
la prestación del servicio de salud, debiendo adoptar políticas, planes y programas en ese sentido.
(STC Exp. Nº 6057-2007-PHC/TC, S, f. j. 8)

602
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

CAPÍTULO II
PROCEDIMIENTO

ARTÍCULO 26.- LEGITIMACIÓN


La demanda puede ser interpuesta por la persona perjudicada o por cualquier otra en
su favor, sin necesidad de tener su representación. Tampoco requerirá firma del letrado,
tasa o alguna otra formalidad. También puede interponerla la Defensoría del Pueblo.

£545 Legitimación. Demanda no requiere firma de letrado


[R]especto a la Resolución (...), emitida (...) por la Sala Mixta Descentralizada de la Corte
Superior de Justicia (...), en virtud de la cual se requiere al abogado para que se apersone y pre-
sente constancia de inscripción y habilitación en el Colegio de Abogados (...), el artículo 26 del
Código Procesal Constitucional establece claramente que “La demanda puede ser interpuesta por
la persona perjudicada o por cualquier otra en su favor, sin necesidad de tener su representación.
Tampoco requerirá firma del letrado, tasa o alguna otra formalidad (...)”; consecuentemente, resul-
ta un requisito inexigible el requerimiento de la sala, dada la naturaleza garantista del proceso de
hábeas corpus. (RTC Exp. Nº 4441-2004-HC/TC, S, f. j. 3)
[D]ada la naturaleza del bien jurídico que protege, el proceso de hábeas corpus no requiere
de firma de letrado, tasa o alguna otra formalidad, pudiendo la demanda presentarse por escrito
o verbalmente, en forma directa o por correo, a través de medios electrónicos de comunicación o
cualquier otro idóneo. En suma para su tramitación solo se exigen requisitos mínimos imprescin-
dibles. (Exp. N° 1970-2005-PHC/TC, S, f. j. 3)
[E]s preciso indicar que si bien es cierto la demanda en el proceso de hábeas corpus, dada la
importancia del bien que persigue, no requiere de formalidad general alguna, como por ejemplo
la firma de letrado o el pago de tasas, pudiendo presentarse por escrito o verbalmente, en forma
directa o por correo, a través de medios electrónicos de comunicación o cualquier otro idóneo,
también lo es que sí le son exigibles para su tramitación ciertos requisitos mínimos imprescindi-
bles, tales como la determinación del acto lesivo o el titular del derecho cuya vulneración se alega.
En otras palabras, así como este Tribunal ha sostenido que la falta de determinación del titular de
un presunto derecho afectado como sustento de la demanda de hábeas corpus solo permitiría una
protección abstracta de un derecho a la libertad, que no es procedente en sede judicial (...), resulta
pertinente establecer también que la sola identificación del beneficiario, sin la determinación del
acto constitutivo de la pretendida vulneración, precisamente permitiría en este caso la protección
en abstracto del derecho invocado. (RTC Exp. N° 1518-2006-PHC/TC, S, f. j. 2)
Dada la naturaleza del bien jurídico que protege, el proceso de hábeas corpus no requiere de
firma de letrado, tasa o alguna otra formalidad, pudiendo la demanda presentarse por escrito o
verbalmente, en forma directa o por correo, a través de medios electrónicos de comunicación o
cualquier otro idóneo. En suma para su tramitación solo se exigen requisitos mínimos imprescin-
dibles. (STC Exp. N° 7512-2005-PHC/TC, S, f. j. 4)
[A] mayor argumento, el propio beneficiario ha reafirmado en sede constitucional por escri-
to (...), que en la causa penal que se le sigue (...), subrogó a su abogado defensor (...) por (...)
[otra] letrada (...), señalando además su desacuerdo con la acción de hábeas corpus interpuesta a
su favor, disentimiento que resulta relevante por cuanto si bien (…) [se] establece que [se] puede
ejercer la acción de hábeas corpus la persona perjudicada o cualquier otra en su nombre, esta libe-
ralidad que estriba en que en la promoción y sustanciación del hábeas corpus existe un interés pú-
blico superior al mero interés individual del agraviado, no supone, sensatamente, que la voluntad
del promotor del hábeas corpus pueda prevalecer sobre la voluntad del propio presunto agraviado.
(STC Exp. N° 0935-2000-HC/TC, P, f. j. 3)

603
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 27.- DEMANDA


La demanda puede presentarse por escrito o verbalmente, en forma directa o por correo,
a través de medios electrónicos de comunicación u otro idóneo. Cuando se trata de una
demanda verbal, se levanta acta ante el juez o secretario, sin otra exigencia que la de
suministrar una sucinta relación de los hechos.

£546 Demanda. Informalidad


El proceso constitucional de hábeas corpus, como se sabe, está exento de ritualismos y for-
malidades. El Código Procesal Constitucional en su artículo 27 ha recogido esta tesis al establecer
que “La demanda puede presentarse por escrito o verbalmente, en forma directa o por correo, a
través de medios electrónicos de comunicación u otro idóneo. Cuando se trate de una demanda
verbal, se levanta acta ante el juez o secretario, sin otra exigencia que la de suministrar una su-
cinta relación de los hechos”. No son necesarios los formalismos cuando de por medio está la
libertad, lo que obliga al juez a resolver la causa sin mayores preámbulos porque su parámetro de
actuación no es el derecho infraconstitucional, sino el contenido constitucional de los derechos
fundamentales. (STC Exp. N° 1317-2008-PHC/TC, S, f. j. 3)

£547 Demanda. Interposición verbal


En el caso de autos, (...) la demanda fue interpuesta verbalmente y se hizo un recuento pun-
tual de los hechos, quedando los alcances del petitorio en el contenido mismo de la fundamenta-
ción fáctica vertida por los accionantes. Por ello, este Colegiado toma en consideración lo señala-
do (...), y llega a la conclusión después del respectivo análisis que el proceso de hábeas corpus ha
sido promovido en nombre propio y a favor del padre de los accionantes; por tanto, el petitorio se
concreta en: i) Garantizar la libertad individual del padre (favorecido del hábeas corpus), su dere-
cho a gozar de una vida digna y la conservación de su plena integridad personal, y, ii) Garantizar
a los hijos (accionantes del hábeas corpus) el libre contacto personal con el favorecido, ya que a
propósito de los acontecimientos acaecidos –los mismos que fueron relatados verbalmente en la
demanda y se dejaron señalados en la diligencia de declaración indagatoria– han resultado impe-
didos de verlo. (STC Exp. N° 1317-2008-PHC/TC, S, f. j. 4)

604
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 28.- COMPETENCIA


La demanda de hábeas corpus se interpone ante cualquier juez penal, sin observar
turnos.

£548 Competencia territorial del juez penal. Prórroga


[E]n sede judicial en doble instancia, se ha rechazado in limine la demanda estimándose que
el juez competente para tramitar el hábeas corpus es el de la localidad de Arequipa, criterio que
no resulta acorde con lo prescrito en el Código Procesal Constitucional, que no establece compe-
tencia por razón de territorio. Conviene recalcar que para resolver un proceso constitucional de
hábeas corpus es competente cualquier juez penal de la República, de conformidad con lo previsto
por el artículo 28 del Código precitado. Debe precisarse asimismo que en atención al artículo IX
del Código Procesal Constitucional, de conformidad con el artículo 26 del Código Procesal Civil y
lo acogido por la doctrina, la competencia por razón de territorio es prorrogable, más aún si en los
procesos constitucionales, entre ellos el hábeas corpus, debe entenderse los preceptos normativos
en concordancia con la interpretación que tutele mejor los derechos fundamentales y reconozca su
posición preferente, interpretación acorde con el principio pro homine. (STC Exp. N° 2712-2006-
PHC/TC, S, f. j. 2)

ARTÍCULO 29.- COMPETENCIA DEL JUEZ DE PAZ


Cuando la afectación de la libertad individual se realice en lugar distinto y lejano o de
difícil acceso de aquel en que tiene su sede el juzgado donde se interpuso la demanda,
este dictará orden perentoria e inmediata para que el juez de paz del distrito en el que se
encuentra el detenido cumpla en el día, bajo responsabilidad, con hacer las verificacio-
nes y ordenar las medidas inmediatas para hacer cesar la afectación.

Nota del editor: En relación con el artículo 29 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

605
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 30.- TRÁMITE EN CASO DE DETENCIÓN


ARBITRARIA
Tratándose de cualquiera de las formas de detención arbitraria y de afectación de la in-
tegridad personal, el juez resolverá de inmediato. Para ello podrá constituirse en el lugar
de los hechos, y verificada la detención indebida ordenará en el mismo lugar la libertad
del agraviado, dejando constancia en el acta correspondiente y sin que sea necesario no-
tificar previamente al responsable de la agresión para que cumpla la resolución judicial.

£549 Trámite en caso de detención arbitraria. Aplicación


Algunas consideraciones sobre la resolución del juzgador. En primer lugar, es por lo menos
llamativo que el juez haya resuelto con una prontitud excesiva. Tal celeridad, si bien se susten-
ta en el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, no necesariamente
debe entenderse como la prescripción de que si una demanda es presentada un día, en esa misma
fecha debe resolverse lo solicitado.
En segundo lugar, no es permisible que en un Estado Constitucional de Derecho se resuelva
la improcedencia de una demanda como la planteada de manera liminar, más aún si esta posibi-
lidad no está reconocida explícitamente por el Código Procesal Constitucional para el caso del
hábeas corpus. Cualquier demanda planteada merece, por lo menos, un mínimo análisis de lo soli-
citado. Para determinar el iter conveniente, es preciso partir de la norma constitucional y solo así
dilucidar el caso concreto. Consideramos, por ende, errado el razonamiento y la actitud del juez
de primera instancia para resolver el presente proceso, a diferencia de lo que resolvió el a quo del
otro hábeas corpus planteado sobre el mismo tema. (STC Exp. N° 2876-2005-PHC/TC, S, f. j. 9)
[E]n la tramitación del proceso se advierte también que se ha incurrido en vicio procesal
insubsanable, al no haberse emplazado con la demanda a quienes presumiblemente vulneraron
el derecho constitucional del favorecido, sino solamente al mayor PNP Carlos Omar Arguedas
Salinas en su calidad de Jefe de la Comisaría PNP de Villa María del Triunfo, y no al encargado
del operativo policial y a sus participantes. En consecuencia, la omisión del juez constitucional,
que afectaría trascendentalmente la decisión adoptada en primera y segunda instancia, toda vez
que no se han tomado las explicativas de los efectivos emplazados, conforme lo establece el ar-
tículo 30 del Código Procesal Constitucional Ley Nº 28237, para los casos de detenciones arbitra-
rias. (RTC Exp. Nº 3557-2003-HC/TC, S, f. j. 3)
En tal sentido, (...) se advierte que en la demanda no se recaudan elementos de juicio suficien-
tes que permitan al juez constitucional determinar la violación del derecho fundamental alegado
para que consecuentemente, se proceda a materializar la tutela del derecho sustantivo, tanto más si
al constituirse al lugar donde presuntamente se suscitaron los hechos, se constató que no existe la
dirección donde presumiblemente se encuentra detenido el favorecido, siendo la ubicación exacta
del presunto lugar de detención el requisito mínimo e indispensable, exigible a todo justiciable
que demande detención arbitraria, distinta a los supuestos de desaparición forzada por ser este
el lugar donde deberá constatarse la detención indebida a que se refiere el artículo 30 del Código
Procesal Constitucional, Ley Nº 28237. (RTC Exp. Nº 0482-2005-PHC/TC, S, f. j. 4)

606
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 31.- TRÁMITE EN CASOS DISTINTOS


Cuando no se trate de una detención arbitraria ni de una vulneración de la integridad
personal, el juez podrá constituirse en el lugar de los hechos o, de ser el caso, citar a
quien o quienes ejecutaron la violación, requiriéndoles expliquen la razón que motivó la
agresión, y resolverá de plano en el término de un día natural, bajo responsabilidad.
La resolución podrá notificarse al agraviado, así se encontrare privado de su libertad.
También puede notificarse indistintamente a la persona que interpuso la demanda así
como a su abogado, si lo hubiere.

£550 Trámite en casos distintos. Vicios procesales


[E]n la tramitación del proceso de hábeas corpus se advierte la existencia de vicio procesal
insubsanable, consistente en el hecho de que no se emplazó ni citó con la demanda a quienes
presumiblemente ejecutaron la vulneración constitucional denunciada en la demanda. Esta omi-
sión del juez constitucional afecta trascendentalmente la decisión adoptada en primera y segunda
instancia, toda vez que la recepción de las manifestaciones indagatorias de los magistrados empla-
zados hubiera permitido explicar la razón que motivó la expedición de la sentencia cuestionada,
conforme lo exige el artículo 31 del Código Procesal Constitucional, para los casos de detenciones
arbitrarias. (RTC Exp. Nº 0252-2005-PHC/TC, S, f. j. 3)
[L]a demanda (...) fue rechazada liminarmente, sin que se efectúe la investigación necesa-
ria que permita determinar si en autos existe la afectación de derecho alguno protegido a través
del proceso de hábeas corpus, conforme a lo dispuesto por el artículo 31 del Código Procesal
Constitucional; en ese sentido, en principio, se habría incurrido en un vicio procesal que podría
afectar al presente proceso, por lo que sería de aplicación al caso el artículo 20 de la norma preci-
tada, que establece que si la resolución impugnada ha sido expedida incurriéndose en un vicio del
proceso que ha afectado el sentido de la decisión, debe anularse y ordenarse la reposición del trá-
mite al estado inmediato anterior a la ocurrencia del vicio. (RTC Exp. Nº 7217-2005-PHC/TC, S,
f. j. 2; STC Exp. N° 6233-2005-PHC/TC, S, f. j. 2 y STC Exp. N° 6528-2005-PHC/TC, P, f. j. 2)
[E]l demandante alega una vulneración del debido proceso en la modalidad de la debida fun-
damentación de las decisiones jurisdiccionales, por lo que este Colegiado opina que, para dilu-
cidar la pertinencia, razonabilidad y necesidad de la medida restrictiva de libertad adoptada por
el órgano judicial, es necesario contar con la declaración de los emplazados, en el marco de la
investigación sumaria prevista en el artículo 31 del Código Procesal Constitucional para casos en
los que no se trate de detenciones arbitrarias ni de una vulneración a la integridad personal (RTC
Exp. Nº 4529-2005-PHC/TC, S, f. j. 3).
[P]ese a que en autos existe una constancia policial mediante la cual se da cuenta de la exis-
tencia de una tranquera que impide el acceso del accionante a su domicilio, y en contraposición
con la manifestación del accionado, según la cual no es posible que se pueda impedir el acceso
al domicilio del actor, toda vez que su domicilio se encuentra ubicado en un campo abierto de
aproximadamente tres kilómetros (3 Km.), el a quo no ha realizado las diligencias necesarias a
que lo faculta el artículo 13 de la Ley N° 25398, a fin de constatar in situ si efectivamente se viene
transgrediendo la libertad de tránsito del actor. (RTC Exp. Nº 0729-2002-HC/TC, P, f. j. 2)

607
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 32.- TRÁMITE EN CASO DE DESAPARICIÓN


FORZADA
Sin perjuicio del trámite previsto en los artículos anteriores, cuando se trate de la de-
saparición forzada de una persona, si la autoridad, funcionario o persona demandada no
proporcionan elementos de juicio satisfactorios sobre su paradero o destino, el juez debe-
rá adoptar todas las medidas necesarias que conduzcan a su hallazgo, pudiendo incluso
comisionar a jueces del distrito judicial donde se presuma que la persona pueda estar
detenida para que las practiquen. Asimismo, el juez dará aviso de la demanda de hábeas
corpus al Ministerio Público para que realice las investigaciones correspondientes.
Si la agresión se imputa a algún miembro de la Policía Nacional o de las Fuerzas
Armadas, el juez solicitará, además, a la autoridad superior del presunto agresor de la
zona en la cual la desaparición ha ocurrido, que informe dentro del plazo de veinticuatro
horas si es cierta o no la vulneración de la libertad y proporcione el nombre de la autori-
dad que la hubiere ordenado o ejecutado.

£551 Trámite en caso de desaparición forzada. Hábeas corpus instructivo


En el caso de autos, estamos ante lo que doctrinariamente se ha definido como hábeas corpus
instructivo, en el cual, el juez constitucional “a partir de sus indagaciones sobre el paradero del
detenido-desaparecido, busca identificar a los responsables de la violación constitucional, para su
posterior proceso y sanción penal en la vía ordinaria, en base al artículo 11 de la Ley 23506”
[Landa Arroyo, César. Teoría del Derecho Procesal Constitucional, p. 117]. Esa deberá ser la labor
que realice el juez del hábeas corpus al llevar a cabo la investigación sumaria que dispone la Ley
Nº 23506, cuando se trate de un caso de desaparición forzada. No obstante, dada la carencia de
etapa probatoria en los procesos constitucionales, el que se tramita será poco eficaz para lograr
la identificación de los responsables y la consiguiente ubicación de la víctima o sus restos, por
lo que no se podrá dispensar en esta vía una tutela en los términos en los que se ha solicitado; sin
embargo, sí cabe disponer que el o los órganos competentes inicien y culminen las investigaciones
necesarias destinadas a brindar la imperiosa información requerida. (STC Exp. Nº 2488-2002-HC/
TC, P, ff. jj. 24 y 25)

608
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 33.- NORMAS ESPECIALES DE PROCEDIMIENTO


Este proceso se somete además a las siguientes reglas:
1) No cabe recusación, salvo por el afectado o quien actúe en su nombre.
2) No caben excusas de los jueces ni de los secretarios*.
3) Los jueces deberán habilitar día y hora para la realización de las actuaciones
procesales.
4) No interviene el Ministerio Público.
5) Se pueden presentar documentos cuyo mérito apreciará el juez en cualquier estado
del proceso.
6) El juez o la sala designará un defensor de oficio al demandante, si lo pidiera.
7) Las actuaciones procesales son improrrogables.

£552 Excusas de los jueces. Supuestos


[S]i bien es cierto que el Código Procesal Constitucional no admite excusas de jueces y secre-
tarios durante la tramitación de las garantías constitucionales, también lo es que no se puede ser
juez en la causa donde el supuesto agravio se imputa precisamente a quien tiene capacidad de fallo
en relación a lo impugnado. Hacerlo supone ser juez y parte al mismo tiempo y la Constitución no
ampara el abuso del derecho. (RTC Exp. Nº 0649-2006-PHC/TC, S, f. j. 3)
El primer tema a resolver se refiere a la capacidad del juzgador para intervenir en un proceso
de hábeas corpus. Al respecto, los demandantes alegan que la jueza de primera instancia del pro-
ceso constitucional no es imparcial, pues ha hecho público su punto de vista respecto a los proce-
sados (…). Aun cuando no lo expresen claramente, los recurrentes solicitan que la magistrada se
inhiba de seguir conociendo el hábeas corpus incoado. El principal argumento que sostienen está
referido a la independencia que debe tener todo juzgador a la hora de resolver un proceso. Sobre
la base del artículo 139, inciso 2 de la Constitución (que garantiza la independencia en el ejercicio
de la función jurisdiccional), aducen que no puede aceptarse que un juez pueda emitir juicios de
valor sobre las partes de un proceso. Sin embargo, debe anotarse que, como derecho fundamental,
también los principios de la función jurisdiccional tienen límites. Por ello, es necesario determinar
si en los procesos de hábeas corpus existe alguna restricción referida a tal principio, pues solo así
se justificaría que se haya determinado la imposibilidad de la inhibición de la magistrada. Razona
la propia jueza, cuando emite la sentencia de primera instancia respecto al presente hábeas corpus,
que la inhibición planteada no resulta amparable. Se sustenta en lo dispuesto en el artículo 305
del Código Procesal Civil, en concordancia con el artículo 52 del Código Procesal Constitucional.
Sobre tal base declara inadmisible la inhibición, aunque en segunda instancia se reforma este ex-
tremo de la sentencia y se le declara improcedente. Pero ante ello se debe responder a la inte-
rrogante acerca de si una solución de este tipo está permitida por las normas procesales sobre la
materia. Por la peculiaridad que tiene el proceso de hábeas corpus, se ha dispuesto la existencia de
normas procesales especiales que rijan su desarrollo. El artículo 33, inciso 2 del Código Procesal
Constitucional expresa que: Este proceso somete además a las siguientes reglas: (...) No caben
excusas de los jueces ni de los secretarios (...). Es decir, explícitamente se ha determinado, en aras
de la celeridad del proceso de hábeas corpus, que los jueces constitucionales no puedan alejarse
del ejercicio de su función jurisdiccional. Por ello, en el presente caso, no correspondía, por in-
compatible, aplicar el Código Procesal Civil para pedir que la jueza se inhiba –o, excuse, usando
la terminología del Código Procesal Constitucional– del conocimiento de la causa. Por ello, es va-
ledero el pronunciamiento realizado por la jueza al respecto. Lo que no es válido es la utilización

* Nota del editor: En la versión del Código Procesal Constitucional publicada en el diario oficial El
Peruano, el artículo 33 carece de numeral 2, por lo cual se ha efectuado la adecuación de la numeración
allí consignada.

609
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de las normas detalladas en su sentencia. Se usan dispositivos previstos explícitamente para el


caso del amparo o para procesos civiles, lo cual no puede ser aceptable tomando en consideración
que el hábeas corpus, en tanto proceso constitucional y por su carácter de tutela de extrema urgen-
cia, tiene reglas sumamente especiales y plazos muy breves, que han sido claramente determina-
das por el legislador. Por lo tanto, el pedido de inhibición planteado por los reclamantes debe ser
declarado improcedente. (STC Exp. Nº 6712-2005-PHC/TC, P, ff. jj. 2-4)

ARTÍCULO 34.- CONTENIDO DE LA SENTENCIA FUNDADA


La resolución que declara fundada la demanda de hábeas corpus dispondrá alguna de
las siguientes medidas:
1) La puesta en libertad de la persona privada arbitrariamente de este derecho.
2) Que continúe la situación de privación de la libertad de acuerdo con las disposiciones
legales aplicables al caso, pero si el juez lo considerase necesario, ordenará cambiar
las condiciones de la detención, sea en el mismo establecimiento o en otro, o bajo la
custodia de personas distintas de las que hasta entonces la ejercían.
3) Que la persona privada de libertad sea puesta inmediatamente a disposición del juez
competente, si la agresión se produjo por haber transcurrido el plazo legalmente es-
tablecido para su detención.
4) Que cese el agravio producido, disponiendo las medidas necesarias para evitar que el
acto vuelva a repetirse.

£553 Cese del agravio producido. Vuelta al estado anterior de la violación


[El Tribunal Constitucional] prefiere optar por una posición garantista y proteccionista ins-
pirada en el principio pro homine (…) y de conformidad con el artículo 1 del Código Procesal
Constitucional, repone las cosas al estado anterior del día de la interposición de la demanda de
hábeas corpus (es decir antes del traslado del favorecido a la casa de la emplazada y de la celebra-
ción del matrimonio civil entre estos, cuya validez es cuestionada por sus hijos) y ordena que [el
beneficiario] no sea víctima de una incomunicación forzada atentatoria de su libertad y derechos
conexos. [Asimismo] ordena que [los demandantes] puedan ingresar libremente al domicilio de su
padre o a cualquier otro lugar donde resida o se encuentre para interactuar con él sin la presencia
de terceros. (STC Exp. Nº 1317-2008-PHC/TC, S, ff. jj. 43 y 47)

ARTÍCULO 35.- APELACIÓN


Solo es apelable la resolución que pone fin a la instancia. El plazo para apelar es de dos días.

Nota del editor: En relación con el artículo 35 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 36.- TRÁMITE DE LA APELACIÓN


Interpuesta la apelación, el juez elevará en el día los autos al superior, quien resolverá el
proceso en el plazo de cinco días bajo responsabilidad. A la vista de la causa los abogados
podrán informar.

Nota del editor: En relación con el artículo 36 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

610
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO III
PROCESO DE AMPARO

CAPÍTULO I
DERECHOS PROTEGIDOS

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos:
1) De igualdad y de no ser discriminado por razón de origen, sexo, raza, orientación
sexual, religión, opinión, condición económica, social, idioma, o de cualquier otra
índole; (…)

£554 Derecho de igualdad. Noción


Es constante la línea jurisprudencial del Tribunal Constitucional según la cual, la cláusula de
igualdad prevista en el artículo 2 [inciso] 2 de la Constitución, no implica el derecho a un trata-
miento “uniforme”, esto es, que no supone un principio de protección frente al trato diferenciado
sino, tan solo, frente al discriminatorio, entendido este como aquel juicio de distinción que no se
sustenta en base razonable, objetiva y concretamente verificable. (STC Exp. Nº 0001-2004-AI/
TC, P, f. j. 47)
La igualdad ante la ley es un principio constitucional a la vez que un derecho subjetivo que
garantiza el trato igual de los iguales y el desigual de los desiguales (STC Exp. Nº 0649-2002-
AA/TC, P, f. j. 6)
La igualdad como derecho fundamental está consagrada por el artículo 2 de la Constitución
de 1993, de acuerdo al cual: “(...) toda persona tiene derecho (...) a la igualdad ante la ley. Nadie
debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición eco-
nómica o de cualquiera otra índole”. Contrariamente a lo que pudiera desprenderse de una in-
terpretación literal, estamos frente a un derecho fundamental que no consiste en la facultad de
las personas para exigir un trato igual a los demás, sino a ser tratado de igual modo a quienes se
encuentran en una idéntica situación. (STC Exp. Nº 0048-2004-PI/TC, P, f. j. 59)
La igualdad ante la ley obliga a que el Estado asuma una determinada conducta al momento
de legislar o de impartir justicia. Al respecto, el artículo 103 de la Constitución compromete al
Estado a no dictar leyes por razón de las personas, sino por la naturaleza de las cosas. El artículo
22 de la Ley Orgánica del Poder Judicial exige a dicho ente no apartarse de sus precedentes judi-
ciales, salvo que existan razones justificadas para ello; y el artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, prescribe que el Tribunal Constitucional solo podrá apartarse de
sus precedentes vinculantes cuando exprese los fundamentos de hecho y derecho que sustenten la
sentencia y las razones del apartamiento del precedente jurisprudencial. (STC Exp. Nº 0008-2005-
AI/TC, P, f. j. 23)

611
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£555 Derecho de igualdad. Noción de igualdad desde dos planos convergentes


[L]a noción de igualdad debe ser percibida en dos planos convergentes. En el primero se cons-
tituye como un principio rector de la organización y actuación del Estado Social y Democrático
de Derecho. En el segundo, se erige como un derecho fundamental de la persona. Como princi-
pio fundamental se encuentra reconocida en los artículos 103 y 2.2. de la Constitución, e implica
un postulado o proposición con sentido y proyección normativa o deontológica que, como tal,
constituye parte del núcleo del sistema constitucional de fundamento democrático. Como derecho
fundamental, se encuentra reconocida en el artículo 2 inciso 2), de nuestra Norma Fundamental,
que comporta el reconocimiento de la existencia de una facultad o atribución conformante del
patrimonio jurídico de la persona, derivada de su naturaleza, que consiste en ser tratada igual que
los demás en hechos, situaciones o acontecimientos coincidentes; por ende, deviene en el derecho
subjetivo de obtener un trato igual y de evitar los privilegios y las desigualdades arbitrarias. (STC
0018-2003-AI.). (STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 64)

£556 Derecho de igualdad. Como principio


Como [principio] (...) la igualdad solamente será vulnerada cuando el trato desigual carez-
ca de una justificación objetiva y razonable. La aplicación, pues, del principio de igualdad, no
excluye el tratamiento desigual; por ello, no se vulnera dicho principio cuando se establece una
diferencia de trato, siempre que se realice sobre bases objetivas y razonables. (STC Exp. Nº 0048-
2004-AI/TC, P, f. j. 61)
El principio de igualdad proscribe la posibilidad de que el legislador otorgue idéntico trata-
miento a dos instituciones sustancialmente distintas, sin base objetiva y razonable que justifique
su decisión. (STC Exp. Nº 0019-2005-AI/TC, P, f. j. 25)

£557 Derecho de igualdad. Como principio y derecho


[D]ebe advertirse que el artículo 2, inciso 2 de nuestra Constitución consagra, a su vez, el
principio de igualdad y el derecho a la igualdad. La igualdad, en tanto principio, es uno de los
pilares del orden constitucional que permite la convivencia armónica en sociedad. Por su parte, la
igualdad, en tanto derecho, implica una exigencia individualizable que cada persona puede oponer
frente al Estado para que este lo respete, proteja o tutele. (STC Exp. Nº 0606-2004-AA/TC, S, f. j. 9)
[E]l principio-derecho de igualdad se constituye en un presupuesto indispensable para el ejer-
cicio de los derechos fundamentales. No posee una naturaleza autónoma sino relacional, es decir,
que funciona en la medida en que se encuentre relacionada con el resto de derechos, facultades y
atribuciones constitucionales y legales. Dicho carácter relacional solo opera vinculativamente para
asegurar el goce, real, efectivo y pleno del plexo de derechos que la Constitución y las leyes reco-
nocen y garantizan. En efecto, el examen sobre la vulneración del principio-derecho de igualdad
siempre va a estar relacionado con el examen sobre la vulneración de otros derechos. Con mucha
frecuencia, y tal como ha tenido oportunidad de constatar este Colegiado, han sido frecuentes los
casos en los que se vulneraba el derecho a la igualdad y, a su vez, derechos como a la libertad
de empresa o al trabajo, entre otros. Al respecto, el Tribunal Constitucional ha sostenido que en
función a su carácter relacional, precisamente, opera para asegurar el goce real, efectivo y pleno
del plexo de derechos que la Constitución y las leyes reconocen y garantizan. (STC Exp. Nº 0261-
2003-AA/TC, S, f. j. 3.1.)

£558 Derecho de igualdad. Fundamento


[E]l derecho a la igualdad, como el conjunto de derechos consagrados en nuestra
Constitución, encuentra su fundamento último en la dignidad de la persona. Así, cuando el artículo
1 de la Constitución establece que “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad
son el fin supremo de la sociedad y del Estado”, está reconociendo una igualdad esencial de todas

612
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

las personas, por lo que exige que tanto la sociedad como el Estado deban tener como principal
objetivo la vigencia de la dignidad humana. (STC Exp. Nº 0004-2006-AI/TC, P, f. j. 115)

£559 Derecho de igualdad. Configuración


[L]a igualdad [entendida como Derecho Constitucional] se encuentra resguardada cuando se
acredita la existencia de los dos requisitos siguientes: a) paridad, uniformidad y exactitud de otor-
gamiento o reconocimiento de 2510-2002-AA derechos ante hechos, supuestos o acontecimientos
semejantes, y b) paridad, uniformidad y exactitud de trato o relación intersubjetiva para las per-
sonas sujetas a idénticas circunstancias y condiciones. En buena cuenta, la igualdad se configura
como un derecho fundamental de la persona a no sufrir discriminación jurídica alguna; esto es, a
no ser tratada de manera dispar respecto a quienes se encuentren en una misma situación, salvo
que exista una justificación objetiva y razonable para esa diferencia de trato. (STC Exp. Nº 2510-
2002-AA/TC, S, f. j. 2)

£560 Derecho de igualdad. Implicancias de la diferenciación


El principio de igualdad no impide al operador del derecho determinar, entre las personas,
distinciones que expresamente obedezcan a las diferencias que las mismas circunstancias prácti-
cas establecen de manera indubitable (...). Un texto normativo es coherente con los alcances y el
sentido del principio de igualdad, cuando su imperio regulador se expande a todas las personas en
virtud de no acreditar ningún atisbo de discriminación; y cuando, luego de satisfacer dicha priori-
dad, adjudica beneficios o castigos diferenciadamente, a partir de rasgos distintivos relevantes.
En ese mismo contexto, es igualmente aceptable para el derecho que la pauta basilar de la
igualdad esté subordinada al desarrollo pleno de otros principios constitucionales, valorados
como de superior jerarquía en específicas y concretas circunstancias. La existencia de una
diferente regulación normativa o de un trato distinto, derivado de la interpretación-aplicación
de la ley, deben ser apreciadas en relación con la finalidad y los efectos de la medida legal
adoptada sobre la materia. El establecimiento de una diferenciación jurídica ha de perseguir
un resultado jurídico legítimo, a la luz de la moral y los valores del derecho. A mayor abun-
damiento, la finalidad debe ser concreta, palpable y verificable en sus consecuencias efecti-
vas. La diferenciación debe perseguir una intencionalidad legítima, determinada, concreta y
específica, cuyo fin sea la consecución o aseguramiento de un bien o valor constitucional, o de un
bien o valor constitucionalmente aceptable. Es decir, deberá asentarse en una justificación objetiva
y razonable, de acuerdo con certeros juicios de valor generalmente aceptados. En ese sentido, no
cabe hablar válidamente de un proceso diferenciador de trato, cuando este se basa en supuestos
de hecho o en situaciones subjetivas. La diferenciación implica una relación efectiva entre el trato
desigual que se establece, el supuesto de hecho y la finalidad que se persigue alcanzar. (STC Exp.
Nº 0261-2003-AA/TC, S, f. j. 3.2)
La primera condición para que un trato desigual sea constitutivo de una diferenciación ad-
misible, es la desigualdad de los supuestos de hecho. Es decir, implica la existencia de sucesos
espacial y temporalmente localizados que poseen rasgos específicos e intransferibles que hacen
que una relación jurídica sea de un determinado tipo y no de otro. Asimismo, la existencia de
una diferenciación debe perseguir una intencionalidad legítima, determinada, concreta y específi-
ca, debiendo asentarse en una justificación objetiva y razonable, de acuerdo con juicios de valor
generalmente aceptados. Se trata pues de un tema que, en la doctrina, se conoce con el nombre de
“discriminación inversa”. (STC Exp. Nº 0261-2003-AA/TC, S, f. j. 3.3)

£561 Derecho de igualdad. Doble faceta


El principio-derecho de igualdad, a su vez, distingue dos manifestaciones relevantes: la igual-
dad en la ley y la igualdad en la aplicación de la ley. La primera manifestación (igualdad en la ley)
constituye un límite para el legislador, en tanto la actividad de legislar deberá estar encaminada a

613
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

respetar la igualdad, encontrándose vedado establecer diferenciaciones basadas en criterios irrazo-


nables y desproporcionados. En otros términos, el actuar del legislador tiene como límite el prin-
cipio de igualdad, en tanto que dicho principio le exige que las relaciones y situaciones jurídicas
determinadas que vaya a determinar deban garantizar un trato igual y sin discriminaciones. (STC
Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 123)
Respecto de la segunda manifestación: la igualdad en la aplicación de la ley, si bien esta se-
gunda manifestación del principio de igualdad no será examinada en el presente caso, cabe men-
cionar, de modo referencial, que se configura como límite al actuar de órganos públicos, tales
como los jurisdiccionales y administrativos. Exige que estos órganos, al momento de aplicar la
ley, no deban atribuir una consecuencia jurídica a dos supuestos de hecho que sean sustancial-
mente iguales. En otros términos, la ley debe ser aplicada de modo igual a todos aquellos que
estén en la misma situación, sin que el aplicador pueda establecer diferencia alguna en razón de
las personas o de circunstancias que no sean las que se encuentren presentes en la ley. (STC Exp.
Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 124)

£562 Derecho de igualdad. Doble dimensión


El derecho de igualdad (…) tiene dos dimensiones: formal y material. En su dimensión for-
mal, impone una exigencia al legislador para que este no realice diferencias injustificadas; pero
también a la administración pública y aun a los órganos de la jurisdicción, en el sentido de que la
ley no puede aplicarse en forma desigual frente a supuestos semejantes (igualdad en la aplicación
de la ley). (STC Exp. Nº 0606-2004-AA/TC, S, f. j. 10)

£563 Derecho de igualdad. Dimensión material


En su dimensión material, el derecho de igualdad supone no solo una exigencia negativa, es
decir la abstención de tratos discriminatorios; sino, además, una exigencia positiva por parte del
Estado, que se inicia con el reconocimiento de la insuficiencia de los mandatos prohibitivos de
discriminación y la necesidad de equiparar situaciones, per se, desiguales. Tratar igual a los igua-
les y desigual a los desiguales, pues, no se traduce en el derecho a ser objeto del mismo trato, con
independencia del contexto o las circunstancias en las que un sujeto se encuentre, sino a que se
realice un tratamiento diferenciado si es que dos sujetos no se encuentran en una situación igual.
Por tanto, el problema es determinar qué tratos diferenciados son constitucionalmente admisibles,
lo que deberá de analizarse en cada caso concreto conforme al test de razonabilidad y proporcio-
nalidad. (STC Exp. Nº 0606-2004-AA, S, f. j. 11)

£564 Derecho de igualdad. Dimensión liberal


[E]n su dimensión liberal, la idea de igualdad conlleva la prohibición de arbitrio, tanto en el
momento de creación de la norma que introduce la diferencia como en el de su aplicación.
La igualdad, desde la perspectiva del principio democrático, excluye que ciertas minorías o
grupos sociales en desventaja puedan quedarse “aislados y sin voz”. Desde el punto de vista
social, la idea de igualdad legitima un derecho desigual a fin de garantizar a individuos y
grupos desventajados una igualdad de oportunidades” (BILBAO UBILLOS, Juan María y
otro. “El principio constitucional de igualdad en la jurisprudencia española”. En: El prin-
cipio constitucional de igualdad. México: Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2003,
p. 106.) De allí que este Tribunal postule una igualdad ante los principios, que integra una
moralidad social de tipo democrático y una igualdad social en libertad, lo que constituye la
forma superadora de la visión de la igualdad formal ante la ley propia del Estado liberal.
Por ello, los fines esenciales del Estado Democrático y Social de Derecho son conformes a
la realización de la igualdad material en la protección de los menos favorecidos. (STC Exp.
Nº 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 62)

614
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£565 Derecho de igualdad. En la ley


[D]esde la perspectiva de quien se considera afectado en su derecho a la igualdad “en la ley”,
no basta alegar la existencia de una determinada circunstancia que lo asemeja a quien preten-
de utilizar como término de comparación, sino que es necesario incidir en la ausencia de un
criterio razonable que permita diferenciarlos en atención a la materia que es regulada por la
norma; y, desde la perspectiva de quien considera legítima una determinada diferenciación legal,
no bastará incidir en un criterio accesorio o inocuo de distinción, sino en la existencia de una
diferencia objetiva y esencial a la luz de la materia regulada por la norma. (STC Exp. Nº 0001-
2004-AI/TC, P, f. j. 47)
[E]l plano de la igualdad en la ley, cabe aplicar el respectivo test de igualdad sobre la ac-
tuación del legislador que requiere de la verificación de su legitimidad. Toda vez que si bien el
legislador puede, en base a sus atribuciones constitucionales, establecer un trato diferente ante
situaciones que sean diferentes, debe también tomar en consideración si la medida dictada resulta
razonable y proporcional con el fin que se pretende obtener. Seguidamente se analizarán los dife-
rentes pasos o niveles que comprenden el test de igualdad. Antes bien, cabe destacar que las tres
etapas que se consignan tienen carácter preclusivo, es decir, que de no superarse una de ellas, en
el orden en que se plantean, no se requiere el análisis del siguiente paso, resultando, por tanto,
inválida la medida examinada por vulnerar el principio-derecho de igualdad. Asimismo, es impor-
tante mencionar que la construcción del test de igualdad implica, prima facie, que puede ser apli-
cable a todos los casos en que se evalúe si se ha vulnerado o no el principio-derecho de igualdad,
el mismo que fue desarrollado en extenso en la sentencia recaída en el Exp. Nº 0045-2004-AI,
CASO PROFA. (STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 71)

£566 Derecho de igualdad. En la aplicación de la ley


[L]a igualdad “en la aplicación de la ley” (…) se configura como límite al actuar de órganos
públicos, tales como los jurisdiccionales y administrativos. Exige que estos, al momento de apli-
car la ley, no deban realizar tratos diferentes entre casos que son sustancialmente iguales. En otros
términos, la ley debe ser aplicada de modo igual a todos aquellos que se encuentren en la misma
situación, sin que el aplicador pueda establecer diferencia alguna en razón de las personas o de
circunstancias que no sean las que se encuentren presentes en la ley. (STC Exp. 0023-2005-PI/TC,
P, f. j. 68)
Independientemente de cualquier consideración relacionada con el respeto de este derecho en
el ámbito jurisdiccional, (...) [debe considerarse que] en sede administrativa, el derecho a la igual-
dad en la aplicación de la ley exige que un mismo órgano administrativo, al aplicar una misma ley,
o una disposición de una ley, no lo haga de manera diferenciada o basándose en condiciones per-
sonales o sociales de los administrados. Se prohíbe, así, la expedición por un mismo órgano admi-
nistrativo de actos o resoluciones administrativas arbitrarias, caprichosas y subjetivas, carentes de
una base objetiva y razonable que la legitime. Dicha dimensión del derecho de igualdad jurídica
se encuentra, como es obvio, directamente conectado con el principio de seguridad jurídica que
este Tribunal Constitucional ha proclamado como un principio implícito de nuestro ordenamiento
constitucional. (STC Exp. Nº 1279-2002-AA/TC, S, f. j. 3)

£567 Derecho de igualdad. Vinculación negativa y positiva de los poderes públicos


El principio de igualdad en el Estado constitucional exige del legislador una vinculación ne-
gativa o abstencionista y otra positiva o interventora. La vinculación negativa está referida a la
ya consolidada jurisprudencia de este Colegiado respecto de la exigencia de “tratar igual a los
que son iguales” y “distinto a los que son distintos”, de forma tal que la ley, como regla general,
tenga una vocación necesaria por la generalidad y la abstracción, quedando proscrita la posibi-
lidad de que el Estado, a través del legislador, pueda ser generador de factores discriminatorios
de cualquier índole. Sin embargo, enfocar la interpretación del derecho a la igualdad desde una

615
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

faz estrictamente liberal, supondría reducir la protección constitucional del principio de igualdad
a un contenido meramente formal, razón por la cual es deber de este Colegiado, de los poderes
públicos y de la colectividad en general, dotar de sustancia al principio de igualdad reconocido en
la Constitución. En tal sentido, debe reconocerse también una vinculación positiva del legislador a
los derechos fundamentales, de forma tal que la ley esté llamada a revertir las condiciones de des-
igualdad o, lo que es lo mismo, a reponer las condiciones de igualdad de las que la realidad social
pudiera estarse desvinculando, en desmedro de las aspiraciones constitucionales. (STC Exp. Nº
0001-2003-AI/TC, P, f. j. 11)

£568 Derecho de igualdad. Juicio de razonabilidad para tratamiento diferenciado


[L]a razonabilidad aparece como una exigencia de fundamento, de una razón o base que justi-
fique el tratamiento diferente. Aquí, el tratamiento diferente aparece como un medio para la prose-
cución de una finalidad. (STC Exp. Nº 00045-2004-AI/TC, P, f. j. 23)

£569 Derecho de igualdad. Razonabilidad de la medida diferenciadora


[C]on el objeto de determinar cuándo se está frente a una medida que implica un trato desi-
gual no válido a la luz de cláusula de la igualdad, la medida diferenciadora no solo debe sus-
tentarse en una base objetiva, sino, además, encontrarse conforme con el test de razonabilidad.
Mediante este test se controla si el tratamiento diferenciado está provisto de una justificación. En
segundo lugar, si entre la medida adoptada y la finalidad perseguida existe relación. Y, finalmente,
determinar si se trata de una medida adecuada y necesaria, esto es, si respeta el principio de pro-
porcionalidad. (STC Exp. Nº 0649-2002-AA/TC, P, f. j. 6)

£570 Derecho de igualdad. Principio de razonabilidad y proporcionalidad


El principio de razonabilidad y de proporcionalidad, en cuanto par conceptual para exami-
nar la constitucionalidad de los supuestos de eventual discriminación, comprende los siguientes
aspectos: determinación de la finalidad del tratamiento diferenciado, examen de idoneidad y de
necesidad. (STC Exp. Nº 00045-2004-AI/TC, P, f. j. 26)

£571 Derecho de Igualdad. Razonabilidad desde la proporcionalidad


[M]ás allá de los diferentes significados que ha asumido la razonabilidad tanto en doctri-
na como en jurisprudencia comparada, de los que puede dar muestra la jurisprudencia de este
Colegiado, cabe destacar, prima facie, que en el ámbito del juicio de igualdad una medida que
establezca un trato diferente será razonable solo cuando haya superado el juicio de proporcionali-
dad. Por ello, el principio de proporcionalidad se constituye, a su vez, en un mecanismo (medio)
que sirve para llegar a una decisión razonable (fin), es decir, a una decisión ponderada y equilibra-
da. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 151)

£572 Derecho de igualdad. Pasos a seguir en el test de igualdad


Con la finalidad de evaluar si una medida limitativa de derechos o principios constitucionales
resulta conforme con el principio-derecho de igualdad establecido en la Norma Fundamental, es
necesario someter esta medida a una evaluación estructurada en distintos pasos. Dicha evaluación
es entendida (...), como un test de igualdad, el cual será desarrollado a continuación. (STC
Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 128)

£573 Derecho de igualdad. Verificación de la diferenciación legislativa (Primer paso


del test de igualdad)
En [el] primer nivel, debe analizarse si el supuesto de hecho acusado de discrimina-
ción es igual o diferente al supuesto de hecho que sirve de término de comparación (tertium

616
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

comparationis). De resultar igual, la medida legislativa que contiene un tratamiento diferente


deviene en inconstitucional por tratar diferente a dos supuestos de hecho que son similares. De
resultar diferente, entonces debe proseguirse con los siguientes pasos del test de igualdad, pues
el hecho de que se dé un tratamiento legislativo diferente a dos situaciones jurídicas distintas no
implica que tal medida sea [in]constitucional, pues debe aún superar los siguientes pasos del men-
cionado test. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 129)

£574 Derecho de igualdad. Determinación del nivel de intensidad de la intervención


en la igualdad (Segundo paso del test de igualdad)
[E]n este paso deben evaluarse los diferentes grados o intensidades de la medida legislati-
va que va a intervenir en el principio-derecho de igualdad. Así: a) Una intervención es de in-
tensidad grave cuando la discriminación se sustenta en alguno de los motivos proscritos por la
propia Constitución (artículo 2, inciso 2: origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición
económica) y, además, tiene como consecuencia el impedimento del ejercicio o goce de un dere-
cho fundamental (v. gr. derecho a la participación política) o un derecho constitucional. b) Una
intervención es de intensidad media cuando la discriminación se sustenta en alguno de los moti-
vos proscritos por la propia Constitución (artículo 2, inciso 2: origen, raza, sexo, idioma, religión,
opinión, condición económica) y, además, tiene como consecuencia el impedimento del ejercicio
o goce de un derecho de rango meramente legal o el de un interés legítimo. c) Una intervención es
de intensidad leve cuando la discriminación se sustenta en motivos distintos a los proscritos por la
propia Constitución y, además, tiene como consecuencia el impedimento del ejercicio o goce de
un derecho de rango meramente legal o el de un interés legítimo. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC,
P, f. j. 132)

£575 Derecho de igualdad. Verificación de la existencia de un fin constitucional en


la diferenciación (Tercer paso del test de igualdad).
La existencia de una diferente regulación normativa o de un trato distinto deben ser aprecia-
das en relación con la finalidad constitucional de la medida legal adoptada sobre una determinada
materia. El establecimiento de una diferenciación jurídica ha de perseguir siempre un fin consti-
tucional. Si la medida legislativa que establece un trato diferente a supuestos de hecho diferentes
no contiene un fin constitucional, entonces tal medida resulta inconstitucional. Si contiene un fin
constitucional, entonces corresponde avanzar al siguiente paso. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC,
P, f. j. 133)
De presentarse un caso que ofrezca dudas en cuanto a la identificación de la legitimidad de la
finalidad del trato legislativo diferenciado, atendiendo a la mencionada presunción de constitucio-
nalidad de la ley, debe considerarse que la diferenciación contiene, prima facie, un fin constitucio-
nal. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 137)
Si bien puede identificarse un fin constitucional en la diferenciación efectuada por el
Legislador, ello no implica que la medida adoptada no vulnere el principio-derecho de igualdad,
pues hace falta verificar si resulta proporcional, aspecto que debe verificarse en los siguientes tres
pasos. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 138)
El fin del tratamiento diferenciado comprende dos aspectos que deben ser distinguidos: ob-
jetivo y fin. El objetivo es el estado de cosas o situación jurídica que el legislador pretende con-
formar a través del tratamiento diferenciado. La finalidad o fin viene a ser el derecho, principio o
bien jurídico cuya realización u optimización se logra con la conformación del objetivo. La finali-
dad justifica normativamente la legitimidad del objetivo del tratamiento diferenciado. (STC Exp.
Nº 00045-2004-AI/TC, P, f. j. 37)

617
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£576 Derecho de igualdad. Examen de idoneidad (Cuarto paso del test de igualdad)
Este paso [examen de idoneidad] exige que la medida legislativa que establece la diferencia
de trato deba ser congruente con el fin legítimo que se trata de proteger. En otras palabras, se
evalúa si la medida legislativa es idónea para conseguir el fin pretendido por el Legislador. Por el
contrario, si se verifica que la medida adoptada por el Legislador no guarda ninguna relación con
el fin que se trata de proteger, esta limitación resultará inconstitucional. (STC Exp. Nº 0004-2006-
PI/TC, P, f. j. 140)
El principio de igualdad exige, entre otros requisitos, que exista coherencia entre las medidas
adoptadas y el fin perseguido y, especialmente, que la delimitación concreta del grupo o categoría
así diferenciada se articule en términos adecuados a dicha finalidad. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/
TC, P, f. j. 141)

£577 Derecho de igualdad. Examen de necesidad (Quinto paso del test de igualdad)
En cuanto al ámbito del examen de necesidad, la evaluación de la eventual vulneración de la
igualdad por parte de una disposición legal no debe realizarse del mismo modo y con el mismo
rigor, dependiendo siempre del caso concreto. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 144)
[E]xisten determinadas materias que exigen un juicio de igualdad más riguroso, que se va a
plantear de modo especial en la evaluación de “necesidad” de la medida legislativa cuestionada.
Así, por ejemplo, cuando se trate de leyes que diferencian por motivo de origen, raza, sexo, idio-
ma, religión, opinión, condición económica (artículo 2, inciso 2 de la Constitución) o cuando se
trate de leyes que limiten el ejercicio de un derecho fundamental, entre otros, el subprincipio de
necesidad exige que la medida adoptada por el Legislador, para ser constitucional, deba ser abso-
lutamente indispensable para la consecución del fin legítimo, pues de existir una medida alternati-
va que, siendo igualmente idónea para conseguir el mencionado fin, influya con menor intensidad
en el respectivo bien constitucional, entonces la medida legislativa cuestionada resultará inconsti-
tucional. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 145)
Situación distinta se aprecia respecto de materias que, a diferencia de las antes mencionadas,
exigen un juicio de igualdad flexible cuando se trate de ámbitos en los que la Constitución ha
otorgado al Parlamento una amplia libertad de configuración, por lo que en el caso de la evalua-
ción de la necesidad de la medida legislativa cuestionada bastaba que esta no sea manifiesta y
evidentemente innecesaria. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 146)

£578 Derecho de igualdad. Examen de proporcionalidad en sentido estricto (Sexto


paso del test de igualdad)
En general, de acuerdo con el examen de proporcionalidad en sentido estricto, también co-
nocido con el nombre de ponderación, para que una intromisión en un derecho fundamental sea
legítima, el grado de realización de la finalidad legítima de tal intromisión debe ser, por lo menos,
equivalente al grado de afectación del derecho fundamental. En otros términos, la proporcionalidad
en sentido estricto exige la comparación entre dos pesos o intensidades: 1) aquel que se encuentra en
la realización del fin de la medida legislativa diferenciadora; y, 2) aquel que radica en la afectación
del derecho fundamental de que se trate, de manera tal que la primera de estas deba ser, como se ha
mencionado, por lo menos, equivalente a la segunda. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 147)
En el caso del test de igualdad, este subprincipio exige que, habiéndose determinado previa-
mente el peso de los bienes jurídicos en pugna, las ventajas que se vayan a obtener con la medi-
da legislativa que establece una diferenciación deban ser proporcionales con la intervención en
otros bienes constitucionales, es decir, que el trato desigual no “sacrifique” principios o derechos
fundamentales (incluido el principio-derecho de igualdad) que tengan un mayor peso que el bien
constitucional que se quiere satisfacer mediante el aludido trato. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC,
P, f. j. 148)

618
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

De este modo, cuando el resultado del juicio de proporcionalidad indique que el fin constitu-
cional de la medida legislativa diferenciadora es, por lo menos, “equivalente” a los bienes consti-
tucionales con los que encuentran en conflicto, entonces se podrá sostener que tal medida, además
de proporcional, resulta razonable. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 150)

£579 Derecho de igualdad. Aplicación del juicio de proporcionalidad en el test de


igualdad
[E]n el plano de la igualdad en la ley, cabe mencionar que el respectivo juicio de igualdad
sobre la actuación del legislador requiere de la verificación, entre otros, del principio de propor-
cionalidad, toda vez que si bien el legislador puede, en base a sus atribuciones constitucionales,
establecer un trato diferente ante situaciones que sean diferentes, debe también tomar en consi-
deración si la medida dictada resulta proporcional con el fin que se pretende obtener. Por ello,
el principio de proporcionalidad se constituye en uno de los elementos esenciales a evaluar en el
juicio de igualdad. (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 125)

£580 Derecho de igualdad. Intervención en la igualdad


La intervención en la igualdad consiste en la introducción de un trato diferenciado a los desti-
natarios de la norma que, en cuanto medio, está orientada a la consecución de un fin y que, prima
facie, aparece como contraria a la prohibición de discriminación. (STC Exp. Nº 00045-2004-AI/
TC, P, f. j. 34)

£581 Derecho a no ser discriminado. Noción


La discriminación es (...) el trato diferenciado que se da a una persona por determinadas cues-
tiones, lo que imposibilita su acceso a oportunidades esenciales a las que otros, en su misma con-
dición tienen derecho. (STC Exp. Nº 0090-2004-AA/TC, P, f. j. 43)

£582 Derecho a no ser discriminado. Como principio


El principio de no discriminación establece la proscripción de un trato que excluya, restrinja
o separe, menoscabando la dignidad de la persona e impidiendo el pleno goce de los derechos
fundamentales. Este es aplicable a la diferenciación no justificable en el ámbito laboral, educati-
vo, etc., o al desempeño de cargos o funciones de naturaleza pública que estén condicionados a la
adhesión o no adhesión a una filiación religiosa. (STC Exp. Nº 3283-2003-AA/TC, P, f. j. 19)

£583 Derecho a no ser discriminado. Discernimiento entre diferenciación y


discriminación
[Debe hacerse] el adecuado discernimiento entre dos categorías jurídico-constitucionales, a
saber, diferenciación y discriminación. En principio, debe precisarse que la diferenciación está
constitucionalmente admitida, atendiendo a que no todo trato desigual es discriminatorio; es decir,
se estará frente a una diferenciación cuando el trato desigual se funde en causas objetivas y ra-
zonables. Por el contrario, cuando esa desigualdad de trato no sea ni razonable ni proporcional,
estaremos frente a una discriminación y, por tanto, frente a una desigualdad de trato constitucio-
nalmente intolerable. (STC Exp. Nº 0048-2004-AI/TC, P, f. j. 62)

£584 Derecho a no ser discriminado. Discriminación positiva


[E]l Estado en algunas oportunidades promueve el trato diferenciado de un determinado
grupo social, otorgándoles ventajas, incentivos o, en general, tratamientos más favorables. Esto
es lo que en doctrina constitucional se conoce como “discriminación positiva o acción positiva
–affirmative action–”. La finalidad de esta acción afirmativa no es otra que compensar jurídica-
mente a grupos marginados económica, social o culturalmente; persigue, pues, que dichos grupos

619
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

puedan superar la inferioridad real en la que se encuentran con acciones concretas del Estado.
(STC Exp. Nº 0048-2004-AI/TC, P, f. j. 63)

£585 Derecho a no ser discriminado. Igualdad de condiciones para el acceso a la


función pública
[L]a igualdad de condiciones supone una prohibición de establecer discriminaciones en mo-
tivos de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica, o de “cualquier otra
índole”. De esta forma, prima facie, ninguno de estos motivos podrían ser considerados razones
para el establecimiento de un requisito o procedimiento para el acceso a la función pública. (STC
Exp. Nº 0025-2005-PI/TC y acumulados, P, f. j. 55)

£586 Derecho a no ser discriminado. Proscripción de discriminación sexual


[E]s inconstitucional, por afectar el principio de igualdad, que solo se haya previsto como
una conducta antijurídica –no importa ahora si en el sentido de naturaleza disciplinaria o como
figura delictiva– la práctica de un acto deshonesto contra una persona del mismo sexo, y no, por
el contrario, con igual razón, la práctica deshonesta contra una persona de sexo diferente. Si lo
antijurídico es la práctica de una conducta deshonesta, no existe razón objetiva ni base razonable,
para que se sancione solo las efectuadas entre personas del mismo sexo. (...) [También] es incons-
titucional, por afectar el principio de igualdad, que se haya previsto que los actos sexuales contra
natura, realizados en sede militar, sean considerados como faltas disciplinarias y/o delitos (según
se trate de un oficial o miembro de la tropa), y no se haya previsto en iguales términos –en rigor,
como un supuesto de falta disciplinaria–, la práctica, en general, de cualquier relación sexual en
sede militar, no destinada a esos fines. (STC Exp. Nº 0023-2003-AI/TC, P, f. j. 87)
[Expresa el] artículo 1 de la Constitución [que] la defensa de la persona humana y el respeto
de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado. En ese sentido, el respeto por la
persona se convierte en el leitmotiv que debe informar toda actuación estatal. Para tales efectos, la
Constitución peruana no distingue a las personas por su opción y preferencias sexuales; tampoco
en función del sexo que pudieran tener. Se respeta la dignidad de la persona. El carácter digno
de la persona, en su sentido ontológico, no se pierde (...) por ser homosexual o transexual o, en
términos generales, porque se haya decidido por un modo de ser que no sea de aceptación de la
mayoría. (STC Exp. Nº 2868-2004-AA/TC, S, f. j. 23)

£587 Derecho a no ser discriminado. Discriminación en material laboral


[L]a discriminación en materia laboral aparece cuando se afecta al trabajador en sus caracte-
rísticas innatas como ser humano (lo propio y privativo de la especie), o cuando se vulnera la
cláusula de no discriminación prevista por la Constitución. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC,
P, f. j. 23)

£588 Derecho a no ser discriminado. Discriminación por acción directa en materia


laboral
[En el caso de la discriminación por acción directa] la conducta del empleador forja una dis-
tinción basada en una razón inconstitucional. En esta hipótesis, la intervención y el efecto perse-
guibles se fundamentan en un juicio y una decisión carente de razonabilidad y proporcionalidad.
Tal el caso de la negación de acceso al empleo derivada de la opción política o sexual del postu-
lante, por la concesión de mayores beneficios a unos trabajadores sobre otros, por su mera condi-
ción de no afiliados a una organización sindical, el despido por el solo hecho del ejercicio de las
actividades sindicales, etc. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 23)
La discriminación en el trabajo puede ser directa o indirecta. Es directa cuando la normativa,
las leyes o las políticas excluyen o desfavorecen explícitamente a ciertos trabajadores atendiendo

620
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

a características como la opinión política, el estado civil, el sexo o, también, en nuestro criterio, la
edad. (STC Exp. Nº 01875-2006-PA/TC, P, f. j. 6)

£589 Derecho a no ser discriminado. Discriminación por acción indirecta en mate-


ria laboral
[En el caso de la discriminación por acción indirecta] la conducta del empleador forja una
distinción basada en una discrecionalidad antojadiza y veleidosa revestida con la apariencia de “lo
constitucional”, cuya intención y efecto perseguible, empero, son intrínsecamente discriminatorios
para uno o más trabajadores. Tal el caso, por ejemplo, de las reglas de evaluación laboral sobre la
base de exigencia de conocimientos no vinculados con la actividad laboral del o los trabajadores.
(STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 23)

£590 Derecho a no ser discriminado. Circunstancias de discriminación en el acceso


a oportunidades laborales
Dichas acciones [directas o indirectas de discriminación], proscritas por la Constitución, pue-
den darse en las condiciones o circunstancias siguientes:
- Acto de diferenciación arbitraria al momento de postular a un empleo.
- Acto de diferenciación arbitraria durante la relación laboral (formación y capacitación laboral,
promociones, otorgamiento de beneficios, etc.). (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 23)

£591 Derecho a no ser discriminado. Proscripción del uso de criterios de selección


discriminatorios
Mediante la Ley Nº 26772, modificada por la Ley Nº 27270, se regulan los actos de discri-
minación, tanto en el acceso al empleo como en el trato dentro de una relación laboral. En ese
contexto, se proscribe la utilización de criterios de selección que carezcan de una justificación
objetiva y razonable; la adhesión a criterios de selección simultáneamente distintos, cuando las
situaciones de postulación son idénticas; amén de tratos diferenciados basado en motivos de raza,
sexo, religión, opinión, origen social, etc. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 23)

£592 Derecho a no ser discriminado. Discriminación por no ascenso de diplomático


La recurrente se encontraba en paridad de circunstancias y condiciones respecto de todos
aquellos [diplomáticos] que sí fueron ascendidos en aplicación de la Ley Nº 28091, sin embargo
y sin la existencia de causas objetivas que justifiquen su exclusión del proceso de ascenso (...),
fue tratada de forma dispar con relación a aquellos que se hallaban en su misma situación, lo cual
constituye ciertamente una directa afectación al derecho a la igualdad de trato, consagrado tanto
constitucionalmente como en los documentos internacionales suscritos por el Perú y que lo vincu-
lan como Estado. (STC Exp. Nº2053-2007-PA/TC, f. j. 14)

621
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
2) Del ejercicio público de cualquier confesión religiosa; (…)

£593 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Contenido de la


libertad de religión
[L]a libertad de religión comporta el derecho fundamental de todo individuo de formar parte
de una determinada confesión religiosa, de creer en el dogma y la doctrina propuesta por dicha
confesión, de manifestar pública y privadamente las consecuentes convicciones religiosas y de
practicar el culto. Como todo derecho de libertad, el derecho a la libertad religiosa tiene una ver-
tiente negativa, que garantiza la libertad de cada persona para decidir en conciencia que no desea
tomar parte en actos de la naturaleza antes descrita. (STC Exp. Nº 0895-2001-AA/TC, P, f. j. 3)

£594 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Atributos de la


libertad de religión
[E]l reconocimiento y protección constitucional de la libertad religiosa comporta el estableci-
miento de los cuatro atributos jurídicos siguientes: a) Reconocimiento de la facultad de profesión
de la creencia religiosa que libremente elija una persona. b) Reconocimiento de la facultad de
abstención de profesión de toda creencia y culto religioso. c) Reconocimiento de la facultad de
poder cambiar de creencia religiosa. d) Reconocimiento de la facultad de declarar públicamente
la vinculación con una creencia religiosa o de abstenerse de manifestar la pertenencia a alguna.
Es decir, supone el atributo de informar, o no informar, sobre tal creencia a terceros. (STC Exp.
Nº 3283-2003-AA/TC, P, f. j. 18)

£595 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Ejercicio indivi-


dual y colectivo de la libertad de religión
La libertad religiosa se configura como un derecho individual y colectivo, pues se predica
tanto de la persona en sí misma como de la pluralidad de ellas asociadas en una Iglesia, Confesión
o Comunidad religiosa. En este último caso se expresa en el derecho a establecer lugares de culto,
a formar y nombrar operadores religiosos, a divulgar y propagar la fe de la asociación religiosa,
etc. (STC Exp. Nº 3283-2003-AA/TC, P, f. j. 20)

£596 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Vertiente positi-


va de la libertad de religión
[La] libertad de religión comporta el derecho fundamental de todo individuo de formar parte
de una determinada confesión religiosa, de creer en el dogma y la doctrina propuesta por dicha
confesión, de manifestar pública y privadamente las consecuentes convicciones religiosas y de
practicar el culto. Como todo derecho de libertad, el derecho a la libertad religiosa tiene una ver-
tiente negativa, que garantiza la libertad de cada persona para decidir en conciencia que no desea
tomar parte en actos de la naturaleza antes descrita. (STC Exp. Nº 0895-2001-AA/TC, P, f. j. 3)

£597 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Vertiente negati-


va de la libertad de religión
Como todo derecho de libertad, el derecho a la libertad religiosa tiene una vertiente negativa,
que garantiza la libertad de cada persona para decidir en conciencia que no desea tomar parte en
actos de la naturaleza antes descrita [como de creer en el dogma y la doctrina propuesta por algu-
na confesión, de manifestar pública y privadamente las consecuentes convicciones religiosas y de
practicar el culto]. (STC Exp. Nº 0895-2001-AA/TC, P, f. j. 3)

622
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£598 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Principio de


incompetencia recíproca entre Iglesia y Estado
[El] principio de incompetencia recíproca [consiste], de un lado, [que] el Estado reconoce la
existencia de “espacios” en la vida de las personas en los que le está vedado regular y actuar. De
manera concordante, las Iglesias aceptan como valladar ético y jurídico la intervención institucio-
nal en asuntos propiamente estatales. (STC Exp. Nº 3283-2003-AA/TC, P, f. j. 22)

£599 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Principio de


inmunidad de coacción
El principio de inmunidad de coacción consiste en que ninguna persona puede ser obliga-
da a actuar contra sus creencias religiosas; es decir, que no podrá ser obligada o compelida ju-
rídicamente a obrar de manera opuesta a dichas convicciones. Tal exención alcanza al ateo o al
agnóstico, que en modo alguno puede ser apremiado a participar en alguna forma de culto, o a
comportarse en coincidencia con los ritos y prácticas derivados de un dogma religioso, o a prestar
juramentos bajo dichas formas y convicciones (...). (STC Exp. Nº 3283-2003-AA/TC, P, f. j. 19)

£600 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Principio de no


lesión de derechos de terceros
El principio de no lesión de derechos de terceros consiste en la proscripción de conductas
perniciosas o de molestias efectuadas durante el ejercicio de un culto o práctica religiosa, que
dañen o menoscaben los derechos que la Constitución y las leyes reconocen a los no creyentes o
creyentes de confesiones distintas. (STC Exp. Nº 3283-2003-AA/TC, P, f. j. 21)

£601 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Actuación estatal


La libertad religiosa, como toda libertad constitucional, consta de dos aspectos. Uno negativo,
que implica la prohibición de injerencias por parte del Estado o de particulares en la formación y
práctica de las creencias o en las actividades que las manifiesten. Y otro positivo, que implica, a su
vez, que el Estado genere las condiciones mínimas para que el individuo pueda ejercer las potesta-
des que comporta su derecho a la libertad religiosa. (STC Exp. Nº 0256-2003-HC/TC, S, f. j. 15)

£602 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Derechos derivados


El reconocimiento de la profesión religiosa genera, por derivación, los derechos a practicar
los actos de culto y a recibir la asistencia religiosa de la propia confesión; a conmemorar las fes-
tividades y a celebrar los ritos matrimoniales; y a recibir e impartir enseñanza e información reli-
giosa de toda índole de acuerdo con las propias convicciones. De acuerdo con dichas facultades
se generan los principios de inmunidad de coacción y de no discriminación. (STC Exp. Nº 3283-
2003-AA/TC, P, f. j. 19)
La libertad religiosa no solo se expresa positivamente en el derecho a creer, sino también en
el derecho a practicar. En ese contexto aparece la libertad de culto, entendida como la atribución
que tiene toda persona para ejecutar actos y participar en ceremonias representativas vinculadas
con su creencia religiosa. Así, formada la convicción religiosa, la fe trasciende el fuero interno del
creyente y se manifiesta socialmente, percibiéndose como la facultad de la concurrencia a lugares
de culto y la práctica de los ritos de veneración o adoración a “su” divinidad, e incluso como la
adopción de determinadas reglas de trato social (saludo, vestimenta, etc.). La existencia del culto
religioso apareja la posibilidad de poder erigir construcciones sacras; el empleo de fórmulas y ob-
jetos rituales; la exhibición de símbolos; la observancia de las fiestas religiosas; y hasta la prerro-
gativa de solicitar y recibir contribuciones de carácter voluntario. (STC Exp. Nº 3283-2003-AA/
TC, P, f. j. 21)

623
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La manifestación de la libertad religiosa a través de las creencias es consustancial a la libertad


religiosa. Esta manifestación incluye tanto el proselitismo de las creencias como el culto, el cual
forma parte de la religión que se profesa. En ese sentido, la libertad religiosa subsume a la libertad
de culto, y dentro de la libertad de culto, quedan garantizadas constitucionalmente todas aquellas
ceremonias que la expresan, como las relativas al matrimonio y los ritos. Dentro de estos últimos,
se encuentra la sepultura digna de los muertos por parte de sus familiares o seres queridos. (STC
Exp. Nº 0256-2003-HC/TC, S, f. j. 16)

£603 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Discriminación


por filiación religiosa
Un aspecto importante que forma parte del contenido de este derecho [a la libertad religiosa]
es la protección contra toda discriminación que tenga por motivo el ejercicio del derecho a la
libertad religiosa. Mediante esta prohibición se garantiza también la formación de creencias y sus
manifestaciones. (STC Exp. Nº 0256-2003-HC/TC, S, f. j. 16)

£604 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Límites


[C]omo sucede con cualquier derecho fundamental, tampoco el ejercicio de la libertad reli-
giosa, en cuyo ámbito se encuentra comprendido el de la libertad de culto, es absoluto. Está sujeto
a límites. Uno de ellos es el respeto al derecho de los demás. Este límite forma parte del contenido
del derecho en su dimensión negativa, que, (…), prohíbe la injerencia de terceros en la propia
formación de las creencias y en sus manifestaciones. También constituye un límite la necesidad
de que su ejercicio se realice en armonía con el orden público; particularmente, con la libertad de
culto. Asimismo, se encuentra limitado por la moral y la salud públicas. Tales restricciones deben
ser evaluadas en relación con el caso concreto e interpretadas estricta y restrictivamente. (STC
Exp. Nº 0256-2003-HC/TC, S, f. j. 17)

£605 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Limitación por


orden público de la libertad de religión
El orden público es el conjunto de valores, principios y pautas de comportamiento político,
económico y cultural en sentido lato, cuyo propósito es la conservación y adecuado desenvolvi-
miento de la vida coexistencial. En tal sentido, consolida la pluralidad de creencias, intereses y
prácticas comunitarias orientadas hacia un mismo fin: la realización social de los miembros de un
Estado. El orden público alude a lo básico y fundamental para la vida en comunidad, razón por la
cual se constituye en el basamento para la organización y estructuración de la sociedad. (...) [E]l
Estado puede establecer medidas limitativas o restrictivas de la libertad de los ciudadanos [especí-
ficamente los relacionados con la libertad de religión], con el objeto que, en el caso específico de
la defensa de valores como la paz o de principios como la seguridad, se evite la consumación de
actos que puedan producir perturbaciones o conflictos. De allí que en resguardo del denominado
orden material –elemento conformante del orden público– el Estado procure la verificación de
conductas que coadyuven al sostenimiento de la tranquilidad pública, el sosiego ciudadano, etc.
(STC Exp. Nº 3283-2003-AA/TC, P, ff. jj. 28 y 29)

£606 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Fundamento de


la libertad de conciencia en la educación religiosa
El fundamento de (...) [la libertad de conciencia al impartir la educación religiosa] supone una
autonomía en sentido general que garantice que la formación en conocimientos y espíritu tenga
lugar en un ambiente libre de todo tipo de injerencias ilegítimas, particularmente de aquellas pro-
venientes del poder público, sean estas de carácter confesional, académico o ideológico. (STC
Exp. Nº 0005-2004-AI/TC, P, f. j. 8)

624
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
3) De información, opinión y expresión; (…)

£607 Derecho a la información, opinión y expresión. Derechos fundamentales


comunicativos
La Constitución ha sido muy clara en reconocer los derechos fundamentales comunicativos a
través del artículo 2, inciso 4): A las libertades de información, opinión, expresión y difusión del
pensamiento mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación
social, sin previa autorización ni censura ni impedimento algunos, bajo las responsabilidades de
ley. (STC Exp. Nº 00013-2007-PI/TC, P, f. j. 2)
Si bien la Constitución señala en su artículo 2, inciso 4, la existencia de “las libertades de
información, opinión, expresión y difusión del pensamiento”, en realidad, existen solamente dos
derechos fundamentales en juego: a la expresión y a la información, pues el derecho a la opinión
solo es el bien jurídico tutelado de la expresión; y el derecho a la difusión del pensamiento, un
grado superlativo en que la comunicación puede llegar al público. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/
TC, P, f. j. 13)

£608 Derecho a la información, opinión y expresión. Libertades de información y


expresión como derechos distintos
El inciso 4) del artículo 2 de la Constitución reconoce las libertades de expresión e informa-
ción. Aun cuando históricamente la libertad de información haya surgido en el seno de la libertad
de expresión, y a veces sea difícil diferenciar la una de la otra, el referido inciso 4) del artículo 2
de la Constitución las ha reconocido de manera independiente, esto es, como dos derechos distin-
tos y, por tanto, cada uno con un objeto de protección distinto. (STC Exp. Nº 0905-2001-AA/TC,
P, f. j. 9)

£609 Derecho a la información. Definición de la libertad de información


Respecto a la [libertad de] información, esta se refiere a la capacidad de emitir y recibir las
noticias veraces, completas y asequibles, en la medida en que su objeto son los hechos, los mis-
mos que pueden ser comprobables. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC, P, f. j. 13)

£610 Derecho a la información. Objeto de la libertad de información


El objeto protegido [por la libertad de información] es la comunicación libre, tanto la de los
hechos como la de las opiniones. Por ello, tratándose de hechos difundidos, para merecer protec-
ción constitucional, requieren ser veraces, lo que supone la asunción de ciertos deberes y respon-
sabilidades delicadísimas por quienes tienen la condición de sujetos informantes, forjadores de la
opinión pública. (STC Exp. Nº 0905-2001-AA/TC, P, f. j. 11)

£611 Derecho a la información. Información veraz como contenido esencial del


derecho
Como todo derecho fundamental, la información posee un elemento constitutivo que le da
sentido a su tutela constitucional, componente conocido como su contenido esencial (...) En el
caso de la información (...) su contenido esencial se encuentra en la veracidad de lo que se mani-
fiesta, lo cual no se refiere explícitamente a una verdad inobjetable e incontestable, sino más bien
a una actitud adecuada de quien informa en la búsqueda de la verdad, respetando lo que se conoce
como el deber de diligencia, y a contextualizarla de manera conveniente; es decir, se busca ampa-
rar la verosimilitud de la información. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 35)

625
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

[La] libertad de información garantiza el acceso, la búsqueda y la difusión de hechos noticio-


sos o, en otros términos, la información veraz. Por su propia naturaleza, los juicios de valor, las
opiniones, los pensamientos o las ideas que cada persona pueda tener son de naturaleza estricta-
mente subjetivas y, por tanto, no pueden ser sometidos a un test de veracidad; a diferencia de lo
que sucede con los hechos noticiosos, que, por su misma naturaleza de datos objetivos y contras-
tables, sí lo pueden ser. (STC Exp. Nº 0905-2001-AA/TC, P, f. j. 9)
[A]unque la Constitución no especifique el tipo de información que se protege, el Tribunal
Constitucional considera que el objeto de esta libertad no puede ser otro que la información veraz.
Desde luego que, desde una perspectiva constitucional, la veracidad de la información no es sinó-
nimo de exactitud en la difusión del hecho noticioso. Exige solamente que los hechos difundidos
por el comunicador se adecuen a la verdad en sus aspectos más relevantes. (STC Exp. Nº 0905-
2001-AA/TC, P, f. j. 10)

£612 Derecho a la información. Componentes de la libertad de información


El artículo 2, inciso 4 de la Constitución reconoce como uno de los derechos comunicati-
vos que merecen protección elemental, a la información (presentada como libertad de información).
Dentro de ella, históricamente se ha presentado que el principal componente de su ejercicio es el ámbi-
to positivo-activo, léase la posibilidad de difundir las noticias. Sin embargo, también se llegó a recono-
cer la existencia de un ámbito negativo-pasivo, relacionado con la capacidad de las personas de recibir
informaciones (como puede ser leer un periódico o ver televisión). No obstante, esta configuración (…)
del derecho a la información se ha visto trastocada con la evolución de la respuesta constitucional ante
las necesidades crecientes de las comunidades en la actualidad. Por eso, se ha llegado a incluir
dentro de un genérico derecho a la información un ámbito negativo-activo. Y ¿qué llega a signifi-
car este? Se refiere a la capacidad de la persona de poder acceder a la información [consagrada en
el artículo 2, inciso 5 de la Constitución] que la considere necesaria en tanto es parte básica de su
desarrollo personal y de su calidad de ciudadano. (STC Exp. Nº 3619-2005-HD/TC, P, f. j. 10)
[L]a libertad de información (...) garantiza un complejo haz de libertades, que, conforme
enuncia el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, comprende las liber-
tades de buscar, recibir y difundir informaciones de toda índole verazmente. (STC Exp. Nº 0905-
2001-AA/TC, P, f. j. 9)

£613 Derecho a la información. Doble dimensión de la libertad de información


Las dimensiones de la libertad de información son: a) el derecho de buscar o acceder a la
información, que no solo protege el derecho subjetivo de ser informado o de acceder a las fuentes
de información, sino, al mismo tiempo, garantiza el derecho colectivo de ser informados, en forma
veraz e imparcial, protegiéndose de ese modo el proceso de formación de la opinión pública y, en
consecuencia, no solo al informante, sino también a todo el proceso de elaboración, búsqueda,
selección y confección de la información. b) la garantía de que el sujeto portador de los hechos
noticiosos pueda difundirla libremente. (STC Exp. Nº 0905-2001-AA/TC, P, f. j. 11)

£614 Derecho a la información. Titulares del derecho de libertad de información


La titularidad del derecho [de libertad de información] corresponde a todas las personas
y, de manera especial, a los profesionales de la comunicación. (STC Exp. Nº 0905-2001-AA/
TC, P, f. j. 11)

£615 Derecho a la información. Libertades informativas como derechos subjetivos y


garantías institucionales
[Las] libertades informativas son, al tiempo que derechos subjetivos, garantías institucionales
del sistema democrático constitucional. Además, en tanto permiten la plena realización del sistema

626
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

democrático, tienen la condición de libertades preferidas y, en particular, cuando su ejercicio per-


mite el debate sobre la cosa pública. (STC Exp. Nº 0905-2001-AA/TC, P, f. j. 13)

£616 Derecho a la información. Libertades informativas como libertades preferidas


Esta condición de las libertades informativas [como libertades preferidas] requiere que, cada
vez que con su ejercicio se contribuya con el debate sobre las cosas que interesan a todos, deban
contar con un margen de optimización más intenso, aun cuando con ello se pudiera afectar otros
derechos constitucionales. Lo anterior no implica que ambas libertades tengan que considerarse
como absolutas, esto es, no sujetas a límites o que sus excesos no sean sancionables. Con
anterioridad, este mismo Tribunal Constitucional ha señalado que, con carácter general, todos
los derechos fundamentales pueden ser objeto de limitaciones o restricciones en su ejercicio.
Pero, cuando ello se haga, tales límites no pueden afectar el contenido esencial de ellos, pues
la limitación de un derecho no puede entenderse como autorización para suprimirlo. (STC Exp.
Nº 0905-2001-AA/TC, P, f. j. 14)

£617 Derecho a la información. Afectación de la libertad por falta de información


[N]o se es consecuente con la libertad cuando, so pretexto de ella, se presenta al individuo
solo las opciones entre las cuales deberá escoger, y no se le informa de las ventajas, y posible[s]
desventajas comparativas de un[a] y otr[a] [opción]. (STC Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 27)

£618 Derecho a la información. Intervención estatal sobre una libertad informativa


preferida
[T]ratándose de una intervención legislativa sobre una libertad preferida, esta condición im-
pone que el control sobre las normas y actos que incidan sobre ella no solo se encuentren sujetos
a un control jurisdiccional más intenso, a la luz de los principios de razonabilidad y proporciona-
lidad, sino, además, que en ese control tenga que considerarse que tales actos o normas que sobre
él inciden carecen, prima facie, de la presunción de constitucionalidad. (STC Exp. Nº 2579-2003-
HD/TC, S, f. j. 6)

£619 Derecho a la información. No intromisión en ámbito privado como interés


público
Lo público es una garantía de respeto a lo privado si se asume el rol del Estado, pero no debe
olvidarse que la sociedad se preocupa también del respeto de sus miembros y de evitar la invasión
de los ámbitos personales. De esta forma, no se puede argüir como válida, por más interés del
público que exista, una intromisión ilegítima en el ámbito privado de las personas (...). (STC Exp.
Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 57)
No debe confundirse interés del público con mera curiosidad. Es deleznable argumentar que
cuando muchas personas quieran saber de algo, se está ante la existencia de un interés del público,
si con tal conocimiento tan solo se persigue justificar un malsano fisgoneo (...). Por tal razón,
cuando una información no cumple un fin democrático y se convierte en un malsano entrome-
timiento que afecta el derecho a la vida privada de un tercero, el grado de protección del primer
derecho fundamental habrá de verse distendido, sobre todo si se afecta la protección de la digni-
dad de las personas, establecida en el artículo 1 de la Constitución. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/
TC, P, f. j. 58)

£620 Derecho a la información. Noción de autorización previa


La autorización previa consiste en solicitar permiso a alguna autoridad para ejercer el de-
recho, la cual podría no concederlo sin mediar razón alguna. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/
TC, P, f. j. 15)

627
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£621 Derecho a la información. Noción de impedimento previo


El impedimento previo se refiere a la implementación de algún obstáculo o prohibición para
ejercer estos derechos [informativos]. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC, P, f. j. 15)

£622 Derecho a la información. Aplicación de limitaciones a la proscripción de la


censura
Pese a la restricción normativa de la Convención Americana y de la propia Constitución,
un estudio sistemático de ambas, cuyo fin sea la búsqueda de un sentido de unidad y coherencia
interna, permite aseverar que mientras estén en juego bienes jurídicos tutelados por las normas
constitucionales, es imprescindible, en un Estado Democrático de Derecho, que los jueces puedan
analizar con un criterio de conciencia jurídicamente amplio la posibilidad de control de un discur-
so que resulte perjudicial para la sociedad, en un caso concreto. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC,
P, f. j. 18)
Atendiendo a la congruencia entre las normas constitucionales, es necesario que se fijen ade-
cuadas limitaciones a la proscripción de censura previa (...). En caso de que no exista tal limi-
tación, solamente se estará realizando una protección “a medias” de la justicia en el país, y ello
no puede estar permitido en un Estado Democrático de Derecho. Para que, efectivamente, esta
se logre, es necesario que se evite la transmisión de discursos que comporte la vulneración de la
idoneidad de la instrucción penal. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC, P, f. j. 24)

£623 Derecho a la información. Momento de presentación de censura previa


La censura previa propiamente dicha se presenta en la revisión de aquello que se va a
informar, opinar, expresar o difundir, con la opción del veto. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/
TC, P, f. j. 15)
[S]e trata de una apariencia de conflicto entre dos derechos constitucionales susceptible de
ser medido bajo aquel test [de ponderación de los derechos] (...) pues, conforme se desprende del
artículo 2, inciso 4) de la Constitución vigente, cuando, como consecuencia del ejercicio de las
libertades informativas, se trasgreden otros derechos constitucionales, como los derechos al honor
o a la buena reputación, su tutela no puede significar que, con carácter preventivo, se impida a que
un medio de comunicación social, cualquiera que sea su naturaleza, pueda propalar la información
que se considera como lesiva, pues ello supondría vaciar de contenido a la cláusula que prohíbe
la censura previa, la que proscribe el impedimento del ejercicio de tales libertades y, con ellos, la
condición de garantía institucional de las libertades informativas como sustento de un régimen
constitucional basado en el pluralismo. (STC Exp. Nº 0905-2001-AA/TC, P, f. j. 15)

£624 Derecho a la información. Regulación constitucional sobre limitaciones a su


ejercicio
El ejercicio del derecho a la información no es libre ni irrestricto; por el contrario, está sujeto
a ciertos condicionamientos que deben ser respetados dentro de un Estado Democrático y Social
de Derecho. Solo así, con los límites que se deben encontrar en la propia Constitución, el derecho
a la información podrá convertirse en la piedra angular de la democracia. (STC Exp. Nº 6712-
2005-HC/TC, P, f. j. 36)

£625 Derecho a la información. Límites a la proscripción de censura previa en la


potestad de administrar justicia
Si se considera la proscripción de la censura previa como una regla que resguarda el conteni-
do de un derecho-principio, como puede ser la expresión o la información, y se aprecia la norma
de función jurisdiccional (según el artículo 138 de la Constitución, el Estado tiene la “potestad de
administrar justicia”) también como una regla, se estaría ante un conflicto de reglas. La resolución

628
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

del conflicto pasará por la eliminación de una de ellas o por la introducción de una excepción.
Esta última debe ser la solución adecuada y se tendrá entonces una regla final, como la que sigue:
“Toda persona ejercitará sus derechos a la expresión y a la información sin previa autorización,
ni censura ni impedimentos algunos, salvo para garantizar el correcto ejercicio de la potestad de
administrar justicia”. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC, P, f. j. 25)

£626 Derecho a la información. Límites sobre la base del respeto del secreto sumarial
Para determinar si el juez puede dictar, en el caso concreto, una medida restrictiva a un dere-
cho fundamental sobre la base del respeto del secreto sumarial, este debe analizar la existencia, o
no, de un riesgo claro e inminente a la independencia judicial. Así, se debe determinar si la suma
del “coste del valor de la pérdida social derivada de la restricción del discurso” con el “valor del
error judicial” es mayor o menor a los “beneficios de la supresión”, a fin de consentir el control
previo del discurso. Es decir, se debe realizar un estudio sobre lo que la sociedad deja de recibir
cuando se prohíbe la emisión de un discurso, a lo que se habrá de sumar las circunstancias que
pueden llevar al juez a equivocarse en contraposición con los bienes jurídicos constitucionales
que se estaría protegiendo a través de la supresión del discurso. Este triple análisis permitirá al
juzgador analizar cuándo, en pos del secreto sumarial, es preferible poner medidas restrictivas al
derecho de las personas sujetas a un proceso penal. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC, P, f. j. 25)

£627 Derecho a la información. Vida privada como límite


[S]obre la base del principio interpretativo de la unidad de la Constitución, la vida privada de
las personas aparecerá como límite al derecho a la información, en el sentido que el ejercicio de
uno no podrá realizarse vulnerando el espacio del otro. Así, y tomando en cuenta su naturaleza de
derecho principio de ambos, se buscará la optimización de sus contenidos. (STC Exp. Nº 6712-
2005-HC/TC, P, f. j. 36)
La vida privada de las personas es un límite válido del derecho a la información. Por ello, co-
rresponde fijar algunos contenidos básicos del primero de los derechos mencionados con el fin de
controlar jurisdiccionalmente el segundo (...). En primer lugar, es menester observar cómo ha sido
reconocida en el ordenamiento jurídico. En la Constitución, como derecho-regla base se ha pres-
crito en el artículo 2, inciso 7, que toda persona tiene derecho a la intimidad personal y familiar.
Además, existen otros dispositivos que siguen refiriéndose a este tema dentro del mismo artículo
2: el impedimento de que los servicios informáticos no suministren informaciones que afecten
la intimidad personal y familiar (inciso 6); la inviolabilidad de domicilio (inciso 9); el secreto
e inviolabilidad de comunicaciones y documentos privados. (inciso 10); entre otros (STC Exp.
Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 37)
[L]a intimidad protegía todo acto dentro de un espacio personal de la querellante, como puede
ser las relaciones sexuales que practique, con prescindencia de la motivación o la causa de dicho
hecho. Queda claro, entonces, que su derecho a la vida privada sí protegía la posibilidad de evitar
que otros se inmiscuyan y reproduzcan en un canal de televisión los actos sexuales que realizó.
Sin embargo, esto no quiere decir que, si se presenta un ilícito, la investigación periodística que se
realice no puede estar también protegida, haciendo disminuir la protección del contenido acciden-
tal del derecho a la vida privada de la persona. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 39)

£628 Derecho a la información. Ponderación entre la información y la vida privada


Si bien la relación existente entre los derechos a la vida privada y a la información es una de
las más clásicas en el Derecho, en muchos casos se ha dado una respuesta poco idónea a la teoría
de los derechos fundamentales. Así, se ha propuesto la primacía de la información en virtud de
la aplicación equívoca de la teoría valorativa de las preferred fredoms al sistema constitucional,
postura doctrinal que propendería a una jerarquía entre los derechos fundamentales. Pero, de otro
lado, también se manifiesta y se presencia una prevalencia de la información, basándose en el

629
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

efecto irradiante que posee respecto al resto de derechos. Pero no hay que olvidar que los dere-
chos fundamentales (todos, sin excluir ninguno) están en igualdad de condiciones dentro de la
Constitución.
Por eso, lo que corresponde realizar es una determinación de los contenidos de cada uno de
los derechos involucrados. Solo así se llegará a la delimitación adecuada de sus contornos. Para
ello, será necesario optar por el método de la ponderación, con una utilización mixta de los crite-
rios de razonabilidad (propios de cualquier relación entre derechos fundamentales) y de desarrollo
colectivo (exclusivo de los derechos de respeto de la persona y los comunicativos). (STC Exp.
Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 40)
En el análisis de la validez del derecho a la información o a la vida privada se tendrá como
característica esencial e imprescindible su acercamiento a una base razonable para el mejoramien-
to social y personal de los miembros de la colectividad. Solo de esta forma podrá ser entendido el
interés público en una información vertida por los medios de comunicación social. Este desarrollo
colectivo se materializa en dos ámbitos: uno subjetivo (proyección pública) y otro objetivo (inte-
rés del público). (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 52)

£629 Derecho a la información. Análisis de adecuación de la acción informativa


frente al derecho a la vida privada
A través de la adecuación, la conclusión a la cual se arribe debe ser lo más ajustada posible a
la finalidad de la Constitución, explícita o implícitamente reconocida. En tal sentido, la acción
que realice la persona debe ser conveniente, jurídicamente hablando (la norma habrá de ser
accesible y previsible) y contar con un fin legítimo. Este juicio aplicado a la relación entre
información y vida privada permite determinar que solo existirá una solución adecuada, si
es que la noticia sobre la cual versa la información no desconoce el objetivo previsto en la
Constitución en su artículo 1 (la persona es el fin supremo de la sociedad y del Estado) y que
se materializa en la vigencia del respeto de los ámbitos de la vida privada de una persona, por más
pública que esta sea. Por tanto, ¿es permisible que el derecho a la información pueda tocar temas
tan sensibles como las relaciones sexuales de una persona, por más que haya estado en un supues-
to de prostitución clandestina? Este Colegiado considera que no. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/
TC, P, f. j. 42)
Independientemente del fin con el que se realiza el reportaje, lo importante en este
punto es analizar si con él se respetaban los valores y principios previstos en la Norma
Fundamental: ni la democracia se veía favorecida con un reportaje de este tipo y menos aún
la dignidad de la persona podría ser argüida como sustento jurídico del mismo. Nada produc-
tivo para el Estado democrático y constitucional de derecho se ha de conseguir con [un] video
sobre [prostitución clandestina], ni con la emisión de imágenes que muestran partes íntimas
(…) máxime si los medios de comunicación social están obligados a colaborar con el Estado
en la educación y formación moral y cultural de la nación, tal como lo precisa el artículo
14, in fine, de la Constitución. Queda claro, entonces, que la utilización del argumento de la
prostitución clandestina no ayudaba ni ahondaba en nada en el tema de la adecuación de la
medida realizada (…). (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 43)

£630 Derecho a la información. Análisis de razonabilidad de la acción informativa


frente al derecho a la vida privada
La razonabilidad es un estándar de control de una acción que, como en el caso concreto, está
referido a la emisión de imágenes respecto a los actos sexuales cometidos por la querellante con
otro sujeto. Incluye, dentro de sí, tres juicios claramente establecidos: la adecuación, la necesidad
y la proporcionalidad, en cada uno de los cuales se debe dejar sentado si los argumentos de los
recurrentes tienen, o no, sentido. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 41)

630
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£631 Derecho a la información. Aplicación de criterio de necesidad frente al dere-


cho a la vida privada
El criterio de necesidad importa la ausencia de una solución más efectiva y adecuada de la
que se esté tomando. Lo que se busca realizar a través de este juicio es elegir, entre las medi-
das posibles, la mejor que exista. Es relevante, por tanto, para evitar afectar la vida privada de
una persona [mediante una acción informativa], que el ejercicio del derecho fundamental a la
información se realice sin excesos. Y de otro lado, en pos de la optimización de cada derecho
en juego, buscar que la medida utilizada permita el mejor desarrollo posible del derecho a la vida
privada (…).
[S]e deb[e] evitar la difusión de imágenes que puedan afectar algún derecho de las personas,
tal como ocurre cuando se cubre el rostro de alguien (el ejemplo más clásico de ello es cuando
aparece un menor de edad, o también cuando testifica alguien que no desea ser reconocido), ya
sea tanto con su consentimiento o sin él (…). Un discurso visual requiere, además de veracidad,
ser necesario para cumplir su objetivo. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 44)

£632 Derecho a la información. Aplicación de criterio de proporcionalidad frente al


derecho a la vida privada
A través de la proporcionalidad se procura que cada solución a la cual se arribe responda
a una conveniencia constitucional o finalidad de la determinación de contenidos de cada uno
de los derechos que están en juego. Es decir, busca que el resultado del acto interpretativo
responda al objeto perseguido por la ponderación realizada. En el caso de la relación entre
vida privada e información, se procura que ambos derechos tengan la mayor efectividad posi-
ble, y que uno y otro sean protegidos de una manera adecuada. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/
TC, P, f. j. 50)

£633 Derecho a la información. Proyección de la vida privada de personajes públicos


Se asume que el grado de conocimiento de la población respecto a ciertos personajes cono-
cidos hace que la protección de su vida privada puede verse reducida. (STC Exp. Nº 6712-2005-
HC/TC, P, f. j. 53)
[E]xisten diversos tipos de personas con proyección pública, cada una de las cuales cuenta
con un nivel de protección disímil. Según el grado de influencia en la sociedad, se pueden propo-
ner tres grupos de acuerdo con el propósito de su actuación:
1) Personas cuya presencia social es gravitante: determinan la trayectoria de una sociedad, parti-
cipando en la vida política, económica y social del país. Ellas son las que tienen mayor expo-
sición al escrutinio público, por cuanto solicitan el voto popular.
2) Personas que gozan de gran popularidad sin influir en el curso de la sociedad: Su actividad
implica la presencia de multitudes y su vida es constantemente motivo de curiosidad por parte
de los particulares, aunque tampoco se puede negar que ellos mismos buscan publicitar sus
labores, porque viven de la fama.
3) Personas que desempeñan actividades públicas, aunque su actividad no determina la marcha
de la sociedad: sus actividades repercuten en la sociedad, pero no la promueven, como puede
ser el caso de los funcionarios públicos (...). (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 54)

£634 Derecho a la información. Calidad de la información necesaria


[T]oda información deberá respetar aquellos elementos mínimos indispensables para que el
derecho sea reconocible como tal y para que el usuario pueda realizar una decisión de consumo
adecuada. Al proteger el Estado el interés de los usuarios como consecuencia de sus relaciones
asimétricas con los proveedores (sentencia recaída en el Expediente Nº 018-2003-AI/TC), debe

631
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

promover la información y la educación respecto de aquellos, y, llevar a cabo una serie de con-
ductas y actos que garanticen o amparen un estatus para los ciudadanos que corresponda con el de
un Estado Social y Democrático de Derecho. (STC Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 41)

£635 Derecho a la información. Provocación de inducción al error por la forma de


presentar información
La inducción al error puede ocurrir incluso cuando las afirmaciones planteadas sean verdade-
ras dependiendo de la forma en que dichas afirmaciones son presentadas (…) y qué imágenes las
acompañan. Por lo tanto, afecta el derecho a la información de los usuarios, y, en consecuencia,
los proveedores deben actuar de buena fe y no aprovecharse de la ignorancia del usuario para
mentir u ocultar información que pueda inducirlo a error y encaminarlo a que tome una decisión
de consumo inadecuada. (...) Por tal motivo, el proveedor debe informar al usuario sobre la ido-
neidad y cualidades del producto o servicio, y, de haberlas, de las restricciones o limitaciones del
mismo. (STC Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 42)

£636 Derecho a la información. Delitos cometidos a través de los medios de


comunicación
En el ámbito constitucional, se ha prescrito respecto al derecho a la información, como parte
del artículo 2, inciso 4, que los delitos cometidos a través de los medios de comunicación social se
encuentran tipificados en el Código Penal, sancionándose ex post la afectación a un derecho fun-
damental, y reconociéndose de manera explícita un límite externo en la vida privada. (STC Exp.
Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 36)

£637 Derecho a la información. Puntos de vista para determinar correctamente la


formación de la opinión pública
Para determinar correctamente la formación de la opinión pública, se ha considerado perti-
nente observarla desde un doble punto de vista. Normativamente, se protege exclusivamente el
discurso cuya importancia implica una real y efectiva participación de los ciudadanos en la vida
colectiva, en clara referencia a las materias relevantes para el proceso democrático de autogobier-
no. Descriptivamente, es el discurso que interesa a una parte del público o a todo él en el sentido
de presentarse, en el ámbito ético-político, como actitud que tiende a compartir e identificarse con
las inquietudes y necesidad ajenas, y, de forma jurídica, como un compromiso de los poderes pú-
blicos de hacer efectiva la igualdad material. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 57)

£638 Derecho de opinión. Libertad de opinión como garantía


La libertad de opinión garantiza el derecho de toda persona a tener y mantener sus ideas y
convicciones, y a poderlas manifestar libremente. (STC Exp. Nº 003-2005-PI/TC, P, f. j. 230)

£639 Derecho de opinión. Dimensión externa de la libertad de opinión


En su dimensión externa, el ejercicio de la libertad de opinión se encuentra estrechamente
relacionado al ejercicio, a su vez, de la libertad de expresión. Mediante ella se garantiza que toda
persona pueda actuar o comportarse de manera acorde con su cosmovisión del hombre, la socie-
dad y del mundo, o divulgarla públicamente, siempre que dicho ejercicio no afecte el orden públi-
co constitucional. (STC Exp. Nº 0003-2005-PI/TC, P, f. j. 231)

£640 Derecho de opinión. Dimensión interna de la libertad de opinión


[A través del] carácter interno [de la libertad de opinión] (…) se garantiza el derecho de toda
persona a adoptar libremente su concepción del hombre, la sociedad y el mundo, ya sea en térmi-
nos políticos, filosóficos o morales. (STC Exp. Nº 0003-2005-PI/TC, P, f. j. 230)

632
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£641 Derecho de opinión. Concreción de la dignidad en la libertad de opinión


[La libertad de opinión se representa c]omo concreción de la dignidad humana (…), en virtud
de ella nadie puede ser forzado a asumir o prestar su adhesión a un determinado ideario, provenga
este del Estado o, incluso, de los privados. Impide, de esta forma, que el Estado pueda sentirse
autorizado a inculcar o adoctrinar política, filosófica o moralmente y, correlativamente, que su
ordenamiento pueda valorar positiva o negativamente las diferentes ideas y convicciones que una
persona se pueda formar. Por ello, el inciso 3) del artículo 2 de la Constitución garantiza que nadie
pueda ser perseguido por razón de sus ideas o creencias y que el legislador, dentro del amplio
margen que tiene para configurar los comportamientos prohibidos por el ordenamiento penal, y
que tampoco se criminalice la opinión, así esta sea disidente o minoritaria. (STC Exp. Nº 0003-
2005-PI/TC, P, f. j. 230)

£642 Derecho de opinión. Definición de la libertad de difusión del pensamiento


[E]l derecho a la difusión del pensamiento (...) [es] un grado superlativo en que la comunica-
ción puede llegar al público. (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC, P, f. j. 13)

£643 Derecho de opinión. Protección del ejercicio de la libertad de opinión de las


minorías
En la medida que una de las formas como se puede poner en peligro la real vigencia de los
principios de tolerancia, pluralismo y democráticos, es a través del desconocimiento del ejercicio
de la libertad de opinión, el inciso 3) del artículo 2 de la Ley Fundamental ha prohibido tajante-
mente el llamado delito de opinión. El Estado no puede criminalizar las opiniones, aun cuando
estas sean de las minorías. Por el contrario, tiene para con ellas un deber especial de protección,
que no solo se traduce en deberes positivos de protección, ante supuestos de lesión, sino también
en deberes de promoción y garantía a través de sus diversos canales institucionales. (STC Exp.
Nº 0003-2005-PI/TC, P, f. j. 319)

£644 Derecho de opinión. Como bien jurídico tutelado de la expresión


Si bien la Constitución señala en su artículo 2, inciso 4, la existencia de (...) las libertades de
información, opinión, expresión y difusión del pensamiento (...), en realidad, existen solamen-
te dos derechos fundamentales en juego: a la expresión y a la información, pues el derecho
a la opinión solo es el bien jurídico tutelado de la expresión (…). (STC Exp. Nº 2262-2004-HC/
TC, P, f. j. 13)

£645 Derecho de opinión. Relación de la libertad de opinión con la libertad de


expresión
[L]as libertades de opinión y expresión son libertades fundamentales sobre las cuales se
asienta una sociedad democrática fundada en el respeto de las minorías, así como en el principio
del pluralismo, que comporta la tolerancia con las ideas, pensamientos y convicciones de grupos
minoritarios. (STC Exp. Nº 0003-2005-PI/TC, P, f. j. 232)

£646 Derecho de opinión. Limitaciones a su ejercicio


[A]l igual que otras libertades, tanto la dimensión externa de la libertad de opinión como el
ejercicio de la libertad de expresión, no pueden considerarse como absolutas, en el sentido que
garanticen cualquier contenido del discurso. Pueden ser limitadas cuando su ejercicio pretenda
exteriorizar pensamientos u opiniones que alaben, elogien o exalten comportamientos calificados
como ilícitos, y cuya finalidad sea la de afectar la vida humana y destruir los cimientos en los que
se asienta una sociedad democrática. (STC Exp. Nº 0003-2005-PI/TC, P, f. j. 232)

633
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£647 Derecho a la expresión. Censura previa


[S]e encuentra proscrito todo tipo de censura previa al contenido de un discurso. El ejercicio
de los derechos a la expresión y a la información se realiza de acuerdo con el artículo 2, inciso 4,
de la Constitución (...) sin previa autorización ni censura ni impedimento alguno. Según el artículo
13.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos, cualquier derecho de comunicación del
discurso (...) no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores. (STC Exp.
Nº 2440-2007-PHC/TC, f. j. 8)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
4) A la libre contratación; (...)

£648 Derecho a la libre contratación. Definición


[E]l derecho a la libre contratación previsto por el artículo 2.14 de la Constitución, se concibe
como el acuerdo o convención de voluntades entre dos o más personas naturales y/o jurídicas
para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica de carácter patrimonial. Dicho vín-
culo –fruto de la concertación de voluntades– debe versar sobre bienes o intereses que poseen
apreciación económica, tener fines lícitos y no contravenir las leyes de orden público. (STC Exp.
Nº 0001-2005-PI/TC, P, f. j. 47)

£649 Derecho a la libre contratación. Libertad de contratar y libertad contractual


Tal derecho [a la libre contratación] garantiza, prima facie:
• Autodeterminación para decidir la celebración de un contrato, así como la potestad de elegir
al cocelebrante.
• Autodeterminación para decidir, de común acuerdo, la materia objeto de regulación contrac-
tual. (STC Exp. Nº 7320-2005-AA/TC, P, f. j. 47)

£650 Derecho a la libre contratación. Alcances de la libertad de contrato


Una cláusula contractual manifiestamente irrazonable y fuera del sentido común resulta in-
compatible con la propia libertad de contrato. La libertad de contrato garantiza la libre determina-
ción del objeto y las condiciones de la prestación de un servicio, sin embargo, no la de cláusulas
irrazonables que terminen anulando un sentido mínimo de justicia y el sentido común. Lo contra-
rio significaría desnaturalizar la finalidad misma del contrato, en cuanto instituto, y dar la aparien-
cia de acuerdo autónomo de las partes a condiciones manifiestamente contrarias u onerosas a los
intereses de alguna de ellas. Tal no es el sentido de la libertad de contrato, constitucionalmente
entendida. La libertad de contrato constituye un derecho fundamental y su ejercicio legítimo, en
el marco de los principios y derechos fundamentales, requiere su compatibilidad con estos, lo cual
no supone una restricción del legítimo ámbito de este derecho, sino su exacto encuadramiento en
ese marco. (STC Exp. Nº 6534-2006-PA/TC, f. j. 3)

£651 Derecho a la libre contratación. Determinación de la legalidad de las cláusu-


las contractuales
[L]a revisión del contenido de un contrato (...) no corresponde que (...) sea determinad[a] en
sede constitucional, sino en la vía ordinaria, en la que, en aplicación de la legislación sustantiva
pertinente se determine la legalidad de las cláusulas pactadas. (STC Exp. Nº 0558-2003-AA/TC,
S, f. j. 4)

634
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£652 Derecho a la libre contratación. Intangibilidad de términos contractuales


[D]e una interpretación sistemática de los dos párrafos del artículo 62 de la Constitución se
establece una regla de carácter general, y es que no solo los términos contractuales contenidos en
un contrato-ley, sino que, en general, todo término contractual, no puede ser modificado por leyes
u otras disposiciones de cualquier clase. (STC Exp. Nº 0003-2004-AI/TC, P, f. j. 13)

£653 Derecho a la libre contratación. Interpretación concordada de la intangibili-


dad de los términos contractuales
[S]i bien el artículo 62 de la Constitución establece que la libertad de contratar garantiza que
las partes puedan pactar según las normas vigentes al momento del contrato y que los términos
contractuales no pueden ser modificados por leyes u otras disposiciones de cualquier clase, dicha
disposición necesariamente debe interpretarse en concordancia con su artículo 2, inciso 14), que
reconoce el derecho a la contratación con fines lícitos, siempre que no se contravengan leyes de
orden público. (STC Exp. Nº 2670-2002-AA/TC, S, f. j. 3.d)

£654 Derecho a la libre contratación. Exclusión del medio de pago como parte de su
contenido
Estos elementos [la autodeterminación para decidir la celebración de un contrato, la potes-
tad para elegir al cocelebrante y para decidir, de común acuerdo, la materia objeto de regulación
contractual] constituirían en abstracto el contenido mínimo o esencial de la libertad contractual.
Desde esta perspectiva, no formaría parte de dicho contenido el medio de pago a través del cual
la obligación contenida en el contrato deba cumplirse, de modo que tocará ahora determinar si
tal limitación resulta justificada para alcanzar un fin constitucionalmente relevante. (STC Exp.
Nº 0004-2004-AI/TC y acumulados, P, f. j. 8)

£655 Derecho a la libre contratación. Posibilidad de regulación por razones de


orden público
“Si bien es cierto que la libertad contractual deriva de la ley, no puede discutirse la facul-
tad administrativa de regularla por razones del orden público. (STC Exp. Nº 0048-2004-AI/
TC, f. j. 104)

£656 Derecho a la libre contratación. Límites


[E]s necesaria una lectura sistemática de la Constitución que, acorde con lo citado, permita
considerar que el derecho a la contratación no es ilimitado, sino que se encuentra evidentemen-
te condicionado en sus alcances, incluso, no solo por límites explícitos, sino también implícitos.
(STC Exp. Nº 2670-2002-AA/TC, S, f. j. 3.d)
La libertad de contrato constituye un derecho fundamental, sin embargo, como todo derecho
tal libertad encuentra límites en otros derechos constitucionales y en principios y bienes de rele-
vancia constitucional. Desde tal perspectiva, resulta un argumento insustentable que lo estipulado
en un contrato sea absoluto, bajo la sola condición de que haya sido convenido por las partes.
Por el contrario resulta imperativo que sus estipulaciones sean compatibles con el orden público,
el cual, en el contexto de un Estado Constitucional de Derecho, tiene su contenido primario y
básico en el conjunto de valores, principios y derechos constitucionales. En consecuencia, debe
examinarse si la estipulación analizada constituye además una “irrazonable autorestricción” de
determinados derechos constitucionales. (STC Exp. Nº 6534-2006-PA/TC, S, f. j. 6)

£657 Derecho a la libre contratación. Derechos fundamentales como límite


Los acuerdos contractuales, incluso los suscritos en ejercicio de la autonomía privada y la li-
bertad contractual de los individuos, no pueden contravenir otros derechos fundamentales, puesto

635
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

que, por un lado, el ejercicio de la libertad contractual no puede considerarse como un derecho
absoluto y, de otro, pues todos los derechos fundamentales, en su conjunto, constituyen, (...), el
orden material de valores en los cuales se sustenta todo el ordenamiento jurídico peruano. (STC
Exp. Nº 0858-2003- AA/TC, S, f. j. 22)

£658 Derecho a la libre contratación. Límites explícitos e implícitos


[C]onforme a la norma pertinente [artículo 2, inciso 14) de la Constitución, los límites ex-
plícitos], son la licitud como objetivo de todo contrato y el respeto a las normas de orden públi-
co. Límites implícitos, en cambio, serían las restricciones del derecho de contratación frente a lo
que pueda suponer el alcance de otros derechos fundamentales y la correlativa exigencia de no
poder pactarse contra ellos. Asumir que un acuerdo de voluntades, por más respetable que parez-
ca, puede operar sin ningún referente valorativo, significaría no precisamente reconocer un dere-
cho fundamental, sino un mecanismo de eventual desnaturalización de los derechos. (STC Exp.
Nº 2670-2002-AA/TC, S, f. j. 3.e)

£659 Derecho a la libre contratación. Fin lícito como límite explícito


[S]i bien el artículo 62 de la Constitución establece que la libertad de contratar garantiza que
las partes puedan pactar según las normas vigentes al momento del contrato y que los términos
contractuales no pueden ser modificados por leyes u otras disposiciones de cualquier clase, dicha
disposición necesariamente debe interpretarse en concordancia con su artículo 2, inciso 14), que
reconoce el derecho a la contratación con fines lícitos, siempre que no se contravengan leyes de
orden público. Por consiguiente, y a despecho de lo que pueda suponer una conclusión apresu-
rada, es necesaria una lectura sistemática de la Constitución que, acorde con lo citado, permita
considerar que el derecho a la contratación no es ilimitado, sino que se encuentra evidentemen-
te condicionado en sus alcances, incluso, no solo por límites explícitos, sino también implícitos.
(STC Exp. Nº 2670-2002- AA/TC, S, f. j. 3)

636
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
5) A la creación artística, intelectual y científica; (…)

£660 Derecho a la creación artística, intelectual y científica. Carácter limitado y re-


lación con otros derechos
El acceso a la cultura se relaciona con varios aspectos, siendo uno de ellos la obligación de
los poderes públicos de promoverla y tutelarla. Sin embargo, dicho derecho es limitado y se rela-
ciona con otros, como el derecho de propiedad sobre las creaciones intelectual, artística, técnica
y científica. En consecuencia, la afectación, o no, al ejercicio de este derecho debe ser analizada
tomando en cuenta el derecho de propiedad de las creaciones intelectual y artística, en el que se
incluye la música. (STC Exp. Nº 01492-2005-AA/TC, S, f. j. 3)

£661 Derecho a la de creación artística, intelectual y científica. Deber del Estado


[E]l deber que asume el Estado, en relación con la Constitución cultural, se manifiesta en (...)
respetar, por mandato constitucional, todas aquellas manifestaciones culturales de los individuos o de
grupos de ellos que constituyan la expresión de su derecho a la libertad de creación intelectual, artística,
técnica y científica (artículo 2, inciso 8 de la Constitución). (STC Exp. Nº 0042-2004-AI/TC, P, f. j. 4)

£662 Derecho a la creación artística, intelectual y científica. Respeto de manifesta-


ciones culturales
[L]a cultura constituye un deber primordial del Estado Social y Democrático de Derecho, esta-
blecidos en el artículo 44 de la Constitución. De ahí que el Estado, por mandato constitucional, deba
respetar, todas aquellas manifestaciones culturales de las personas o de grupos de ellos que
constituyan la expresión de su derecho a la libertad de creación intelectual, artística, técnica y
científica (artículo 2.8 de la Constitución). (STC Exp. Nº 0020-2005-PI/TC y acumulados, P, f. j. 106)

£663 Derecho a la creación artística, intelectual y científica. Derecho moral de inte-


gridad del Himno Nacional
[E]l artículo 4 de la Ley Nº 1801, que establece la letra del Himno Nacional, no con-
signa la quinta estrofa de la letra original compuesta por don José de la Torre Ugarte (...).
Consiguientemente, existe consenso académico en que la quinta estrofa de la letra original del
Himno Nacional, compuesta por don José de La Torre Ugarte, no fue incorporada por el legislador
de 1913. El Tribunal Constitucional considera que este hecho constituye una omisión del legisla-
dor que vulnera el derecho de autor, en su acepción de derecho moral de integridad de la obra de
carácter perpetuo y en su dimensión objetiva.
[S]i bien se ha restituido la integridad de la versión original del Himno Nacional ante la omi-
sión del legislador, la adición de una estrofa cuya autoría no corresponde a don José de la Torre
Ugarte constituye también una alteración de su obra en cuanto a su integridad (...) y, por tanto,
vulnera también el derecho moral de integridad de la obra inherente al derecho de autor protegido
por el inciso 8 del artículo 2 de la Constitución. (STC Exp. Nº 0044-2004-AI/TC, P, ff. jj. 18 y 24)
[E]ste Colegiado declara que el Congreso de la República sí tenía competencia para incluir
una primera estrofa de autor anónimo en la versión oficial del Himno Nacional que estableció,
siempre que se interprete jurídicamente y se haga de público conocimiento que la letra del Himno
Nacional del Perú establecido por el artículo 4 de la Ley Nº 1801 comprende la versión original
completa debida a la pluma de José de la Torre Ugarte, y que este Tribunal ha restituido, y una
primera estrofa de autor anónimo establecida e incorporada por voluntad del pueblo peruano re-
presentado por el Congreso de la República. (STC Exp. Nº 0044-2004-AI/TC, P, f. j. 27)

637
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
6) De la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comunicaciones; (...)

£664 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comuni-


caciones. Definición y efectos
Tal derecho [al secreto y a la inviolabilidad de las comunicaciones] se encuentra reconocido
en el inciso 10) del artículo 2 de la Constitución, e impide que las comunicaciones y documen-
tos privados sean interceptados o acceda a su conocimiento quien no esté autorizado para ello.
Asimismo, el derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones y documentos privados tiene efi-
cacia erga omnes, es decir, garantiza su no penetración y conocimiento por terceros, sean estos ór-
ganos públicos o particulares, ajenos al proceso de comunicación. (STC Exp. Nº 2863-2002-AA/
TC, S, f. j. 3)
Con relación al secreto alegado [y a la inviolabilidad de las comunicaciones], es importante
señalar que la protección a las comunicaciones interpersonales se encuentra plenamente recono-
cido en el artículo 2, inciso 10), de la Constitución. A través de esta norma se busca salvaguardar
que todo tipo de comunicación entre las personas sea objeto exclusivamente de los intervinientes
en el mismo. (STC Exp. Nº 0774-2005-HC/TC, P, f. j. 24)

£665 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comuni-


caciones. Contenido
El amplio derecho fundamental a la vida privada [que abarca el derecho a la inviolabilidad
y secreto de las comunicaciones] permite garantizar que la comunicación entre particulares, sea
mediante llamada telefónica, correo –clásico o electrónico– o nota entre particulares, no pueda
ser objeto de conocimiento de terceros o de la interrupción de su curso. (STC Exp. Nº 0774-2005-
HC/TC, P, f. j. 24)
El concepto de “secreto” e “inviolabilidad” de las comunicaciones y documentos privados,
(...) comprende a la comunicación misma, sea cual fuere su contenido y pertenezca o no el objeto
de la comunicación al ámbito de lo personal, lo íntimo o lo reservado. De manera que se conculca
el derecho tanto cuando se produce una interceptación de las comunicaciones, es decir, cuando
se aprehende la comunicación dirigida a terceros, como cuando se accede al conocimiento de lo
comunicado, sin encontrarse autorizado para ello. (STC Exp. Nº 2863-2002-AA/TC, S, f. j. 3)
[D]entro de la garantía del secreto e inviolabilidad de las comunicaciones, se encuentran
comprendidos también los recibos por los servicios públicos. De manera que es inconstitucional,
prima facie, que estos se intercepten y, sin contarse con la autorización de su destinatario, se acce-
da a su contenido. (STC Exp. Nº 2863-2002-AA/TC, S, f. j. 4)

£666 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comuni-


caciones. Existencia de límites
[C]ualquier derecho fundamental posee límites, los mismos que pueden ser explícitos o im-
plícitos. En el caso del (...) supuesto de la vida privada [secreto e inviolabilidad de comunicacio-
nes], la Constitución ha creído conveniente circunscribir su reconocimiento en el mismo artículo
2, inciso 10), estableciendo con claridad cuáles son las excepciones en las que se suspende esta
garantía. (STC Exp. Nº 0774-2005-HC/TC, P, f. j. 25)

638
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£667 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comuni-


caciones. Exclusión de jerarquización del derecho a la vida privada frente al
derecho de información
Si bien la relación existente entre los derechos a la vida privada y a la información es una de
las más clásicas en el Derecho, en muchos casos se ha dado una respuesta poco idónea a la teoría
de los derechos fundamentales. Así, se ha propuesto la primacía de la información en virtud de
la aplicación equívoca de la teoría valorativa de las preferred freedoms al sistema constitucional,
postura doctrinal que propendería a una jerarquía entre los derechos fundamentales. Pero, de otro
lado, también se manifiesta y se presencia una prevalencia de la información, basándose en el
efecto irradiante que posee respecto al resto de derechos. Pero no hay que olvidar que los dere-
chos fundamentales (todos, sin excluir ninguno) están en igualdad de condiciones dentro de la
Constitución. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 40)

£668 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comuni-


caciones. Diferencia entre el interés público y la mera curiosidad o fisgoneo
No debe confundirse interés del público con mera curiosidad. Es deleznable argumentar que
cuando muchas personas quieran saber de algo, se está ante la existencia de un interés del público,
si con tal conocimiento tan solo se persigue justificar un malsano fisgoneo. (...) Por tal razón,
cuando una información [en documento privado] no cumple un fin democrático y se convierte
en un malsano entrometimiento que afecta el derecho a la vida privada de un tercero, el grado de
protección del primer derecho fundamental habrá de verse distendido, sobre todo si se afecta la
protección de la dignidad de las personas, establecida en el artículo 1 de la Constitución. (STC
Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 58)

£669 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comuni-


caciones. Interceptación o intervención de las comunicaciones
[E]l derecho a la inviolabilidad y secreto de las comunicaciones [no] es absoluto. El inciso
10) del artículo 2 de la Ley Fundamental tiene previsto que la interceptación o intervención de las
comunicaciones prima facie garantizadas, puede ser dispuesta mediante mandato judicial, con las
garantías previstas en la ley. Los alcances de la reserva de ley que contempla el artículo 2.10 de
la Constitución, sin embargo, no deben entenderse como que solamente las causas por las cuales
puede ordenarse una interceptación o intervención en las comunicaciones, se encuentren expre-
samente señaladas en la ley. También es preciso que allí se regulen las garantías que permitan
circunscribir el poder discrecional del juez al momento de autorizar la intervención. (STC Exp.
Nº 003-2005-PI/TC, P, f. j. 362)

£670 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comu-


nicaciones. Fines de la intervención de las comunicaciones de liberados por
beneficios penitenciarios
[La intervención en las comunicaciones en el caso de los liberados por beneficios penitencia-
rios] persigue alcanzar fines constitucionalmente legítimos. En primer lugar, el control y fiscaliza-
ción de la concesión de los beneficios penitenciarios, dentro de las funciones que el Estado está en
la obligación de preservar, conforme al artículo 139.22 de la Ley Fundamental. En segundo lugar,
la prevención y persecución del delito de terrorismo, que forma parte del deber primordial del
Estado de garantizar la plena vigencia de los derechos y protegerla frente a las amenazas contra
su seguridad, conforme al artículo 44 de la Constitución Política del Estado. (STC Exp. Nº 003-
2005-PI/TC, P, f. j. 369)

639
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£671 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comuni-


caciones. Infracciones que dan lugar a la intervención de las comunicaciones
de liberados por beneficios penitenciarios
En cuanto a la naturaleza de las infracciones que pueden dar lugar a [la] intervención de las
comunicaciones de los liberados por beneficios penitenciarios, (…) esta es la sospecha de que en
un lugar público o locales abiertos al público, se estén desarrollando actividades vinculadas con el
terrorismo u organizaciones o grupos terroristas o que actúan en servicio o colaboración con ellos.
(STC Exp. Nº 003-2005-PI/TC, P, f. j. 369)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
7) De reunión; (...)

£672 Derecho de reunión. Definición


El derecho de reunión puede ser definido como la facultad de toda persona de congregarse
junto a otras, en un lugar determinado, temporal y pacíficamente, y sin necesidad de autorización
previa. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA/TC, S, f. j. 14)

£673 Derecho de reunión. Factor volitivo (elemento subjetivo)


[El derecho de reunión es] un derecho individualmente titularizado, pero solo susceptible de
ejercitarse de manera colectiva. Lo ejercita una agrupación de personas con fines o propósitos, en
esencia, comunes. La identidad básica de la intención de quienes se congregan, es decir, el fac-
tor volitivo común de los agrupados, es el que permite distinguir la reunión constitucionalmente
protegida por el artículo 2.12 de la Constitución, de aquellas meras aglomeraciones casuales de
individuos a quienes no asiste tal identidad. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA/TC, S, f. j. 15.a)

£674 Derecho de reunión. Finalidad lícita (elemento finalista)


Es requisito fundamental para el válido ejercicio del derecho de reunión que su finalidad sea
lícita. Dicha licitud no solo debe ser predicable del propósito último de la reunión, sino de los
medios como este pretende ser alcanzado. Y es que cuando el artículo 2.12 de la Constitución
alude a que el modus de la reunión se materializa “pacíficamente sin armas”, hace referencia a un
requisito que atañe al contenido esencial del derecho, de manera tal que, desde el mismo instante
en el que se manifiesta algún elemento objetivo que permita apreciar la intencionalidad o concreta
actividad violenta durante la congregación, el o los individuos involucrados en el evento, dejan de
encontrarse inmersos en el ámbito protegido del derecho, pudiendo ser reprimidos de forma inme-
diata, mediante medidas razonables y proporcionales, por la autoridad pública. De esta manera,
resulta manifiesto que el mínimo daño intencionalmente provocado a los bienes o personas, no
forma parte del ejercicio válido del derecho. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA/TC, S, f. j. 15.c)

£675 Derecho de reunión. Lugar de celebración concreto (elemento real o espacial)


El derecho de reunión se ejerce en un lugar de celebración concreto. Así, el artículo 2.12 de la
Constitución establece que estos lugares pueden ser locales privados, locales abiertos al público,
así como plazas o vías públicas. La selección del lugar en el que se lleve a cabo la congregación
es vital para el libre ejercicio del derecho, puesto que muchas veces este solo puede alcanzar su
propósito en atención a la proximidad física de los reunidos con aquellas personas o entidades
destinatarios de las ideas, reclamos, pedidos, loas, etc. En otras ocasiones, el lugar escogido es
representativo de la expresión o manifestación misma a la que la reunión sirve de instrumento.

640
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Resulta claro, sin embargo, que la elección del lugar no siempre puede quedar a discreción de la
voluntad del celebrante, pues, en ocasiones, es el lugar escogido el que determina, ante el objetivo
riesgo de afectación de determinados bienes constitucionalmente protegidos, la aparición de una
causa objetiva y suficiente para restringir o prohibir la reunión. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA/TC,
S, f. j. 15.d)

£676 Derecho de reunión. Manifestación temporal o efímera de su ejercicio (ele-


mento temporal)
Una de las características del derecho de reunión es la manifestación temporal o efímera de su
ejercicio, incluso en los supuestos en los que tal manifestación sea periódica. Tal característica es
uno de los principales factores que permite distinguirlo del derecho de asociación, reconocido en
el artículo 2.13 de la Constitución, al que inspira un ánimo de permanencia o, cuando menos, una
determinada continuidad en el tiempo. De otra parte, a diferencia de lo que ocurre con el derecho
de reunión, el ejercicio del derecho de asociación, y el consecuente pacto asociativo, da lugar a la
aparición de una entidad jurídica, distinta de las personas que la conforman. (STC Exp. Nº 4677-
2004-AA/TC, S, f. j. 15.b)

£677 Derecho de reunión. Objeto


[El derecho de reunión tiene] el propósito compartido de exponer y/o intercambiar libremente
ideas u opiniones, defender sus intereses o acordar acciones comunes. (STC Exp. Nº 4677-2004-
AA/TC, S, f. j. 14)

£678 Derecho de reunión. Eficacia inmediata y directa


El hecho de que, a diferencia de las reuniones en locales privados o abiertos al público, el
artículo 2.12 de la Constitución exija un anuncio previo a la autoridad para realizar reuniones en
plazas y vías públicas, puede llevar a la errónea impresión de que para el ejercicio de este últi-
mo tipo de reuniones es imprescindible la autorización previa de algún representante gubernativo,
siendo, en consecuencia, un derecho mediatizado en su manifestación a la anticipada aquiescencia
expresa de la autoridad pública (...). En efecto, el derecho de reunión es de eficacia inmediata y
directa, de manera tal que no requiere de ningún tipo de autorización previa para su ejercicio. Lo
que ocurre es que, en el caso específico de las reuniones convocadas en plazas o vías públicas,
el constituyente ha establecido un instrumento expreso de armonización entre su ejercicio y las
eventuales restricciones a otros derechos que este represente, de manera tal que ordena que la
autoridad tome noticia del evento con antelación suficiente a efectos de que tome las providencias
necesarias para que el derecho al libre tránsito (artículo 2.11 de la Constitución) no se vea limi-
tado más allá de lo estrictamente necesario, habilitando vías alternas de circulación, además de
adoptar las medidas necesarias para proteger a los manifestantes y asumir una conducta vigilante
y, de ser el caso, proporcionalmente represiva, frente a las eventuales afectaciones a la integridad
personal de terceros o de los bienes públicos o privados. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA/TC, S, f. j.
15.e, PV)

£679 Derecho de reunión. Relación con la manifestación pública


[A]unque (...) los elementos que configuran el derecho de reunión, determinan, sin lugar a
dudas, que la libertad de expresión y la libertad de reunión, strictu sensu, gocen de un contenido
constitucionalmente distinto, la estrecha relación reunión-manifestación, genera una singular vincu-
lación entre ambos. (STC Exp. Nº 4677-2004-AA/TC, S, f. j. 14)

£680 Derecho de reunión. Restricciones a su ejercicio


El derecho de reunión, (...) como todo derecho fundamental, no es un derecho absoluto o
ilimitado. Así lo tiene expuesto el propio artículo 2.12 de la Constitución, cuando permite a la

641
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

autoridad prohibir su materialización “por motivos probados de seguridad o de sanidad públicas”.


Desde luego, cuales sean esos concretos “motivos probados” o los alcances específicos de lo que
deba entenderse por “seguridad pública” o “sanidad pública”, deberá ser evaluado a la luz de cada
caso concreto. Empero, ello no es óbice para que este Tribunal pueda desarrollar algunas pautas
sobre los límites del derecho de reunión. (STC Exp. Nº 4677-2004-PA/TC, S, f. j. 16)
[A] partir de una interpretación sistemática de los preceptos internos e internacionales sobre
la materia, queda claro que los límites susceptibles de oponerse al derecho de reunión alcanzan
a las razones de orden público y al respeto de los derechos y libertades fundamentales de ter-
ceros; como, por lo demás, viene impuesto a partir de una interpretación unitaria de la propia
Carta Fundamental (principio de unidad de la Constitución). (STC Exp. Nº 4677-2004-PA/
TC, S, f. j. 17)

£681 Derecho de reunión. Razonabilidad y proporcionalidad de la restricción


[L]a prohibición debe ser la última ratio a la que puede apelar la autoridad administrativa
para limitar el derecho, debiendo optar, de ser posible, por medidas simplemente restrictivas, tales
como proponer la modificación del lugar, fecha, hora, duración o itinerario previsto. Se trata, en
suma, de que la prohibición o establecimiento de restricciones al ejercicio del derecho de reunión
se encuentren debidamente motivadas por la autoridad competente, caso por caso, de manera tal
que el derecho solo se vea restringido por causas válidas, objetivas y razonables (principio de
razonabilidad), y, en modo alguno, más allá de lo que resulte estrictamente necesario (principio de
proporcionalidad). (STC Exp. Nº 4677-2004-PA/TC, S, f. j. 18, PV)

£682 Derecho de reunión. Restricción por razón de seguridad pública


[L]a “seguridad pública” prevista en el artículo 2.12 de la Constitución como límite del de-
recho de reunión, no solo queda referida a la seguridad ciudadana, sino también, en los térmi-
nos de la Convención [Americana sobre Derechos Humanos], a la seguridad nacional. (STC Exp.
Nº 4677-2004-PA/TC, S, f. j. 17)
Aunque no existe una aproximación conceptual precisa en cuanto a lo que para la
Constitución representa la seguridad ciudadana, sino, básicamente, un conjunto de características
o elementos que permiten integrar lo que sería su contenido, esta puede ser catalogada como un
estado de protección que brinda el Estado y en cuya consolidación colabora la sociedad, a fin de
que determinados derechos pertenecientes a los ciudadanos puedan ser preservados frente a si-
tuaciones de peligro o amenaza o reparados en caso de vulneración o desconocimiento. Derechos
como la vida, la integridad, la tranquilidad, la propiedad o la libertad personal suelen ser los prin-
cipales referentes que integran el contenido de la seguridad ciudadana en atención a lo que del
Estado y la colectividad se espera, siendo evidente que, por sus alcances, se trata fundamental-
mente de un bien jurídico de relevancia antes que de un atributo o libertad a título subjetivo. (STC
Exp. Nº 3482-2005-PHC/TC, S, f. j. 13)

£683 Derecho de reunión. Restricción por razón de sanidad pública


[E]n el ámbito de la sanidad pública [como restricción al derecho de reunión] a la que hace
alusión la Constitución, debe incorporarse la protección de la salud pública, en los concretos
alcances que vengan justificados por las circunstancias específicas de cada caso. (STC Exp. Nº
4677-2004-PA/TC, S, f. j. 17)

£684 Derecho de reunión. Restricción en tiempo de elecciones


[L]os límites a este derecho fundamental deberán resultar particularmente restringidos en
tiempos de elecciones, pues son épocas en las que la necesidad de la expresión e intercambio de
ideas, tanto de las agrupaciones políticas, en particular, como de la ciudadanía, en general, alcanza

642
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

su punto más elevado. Las primeras (agrupaciones políticas), actúan en procura de materializar su
legítimo derecho pasivo de elección y dar lugar a la alternancia en el poder, y la segunda (ciuda-
danía), con el ánimo –imprescindible por cierto en una sociedad democrática– de apoyar a su al-
ternativa eleccionaria o, en su caso, de transmitir su disconformidad, parcial o total, con la gestión
del gobierno saliente, exponiendo, de esta manera, los cambios que juzga prudentes. (STC Exp.
Nº 4677-2004-PA/TC, S, f. j. 19)

£685 Derecho de reunión. Inconstitucionalidad de la autorización previa como cri-


terio de restricción
[I]ncurre también en un vicio de inconstitucionalidad al pretender que el derecho de reunión
sea sometido a un requisito de autorización previa, razón por la cual este Tribunal se encuentra
facultado para declarar también su inaplicación. Empero, se abstiene de hacerlo a efectos de evi-
tar la ausencia de una autoridad competente para conocer los avisos previos de celebración de
reuniones en plazas o vías públicas. Sin embargo, este Colegiado ordena al Ministerio del Interior
la inmediata reforma de dicha disposición, la cual, entretanto, deberá ser interpretada, de confor-
midad con la Constitución, esto es, en el sentido de que es competencia de la Prefectura restringir
o prohibir el derecho de reunión, solo cuando existan causas objetivas, suficientes y fundadas que
lo justifiquen. (STC Exp. Nº 4677-2004-PA/TC, S, f. j. 35)

£686 Derecho de reunión. Medidas preventivas


[Las] medidas preventivas [para limitar justificadamente el derecho de reunión] (…) podrían
tener lugar si existen objetivas pruebas (no meras sospechas) de la tendencia violentista de las
personas o dirigentes de la entidad organizadora; si existe otra reunión programada en un lugar
próximo en la misma fecha; si distintas reuniones son convocadas reiteradamente en un mismo
lugar, comprometiendo, objetivamente, su preservación y su ornato; si la cantidad de gente convo-
cada, con certeza, superará la capacidad del lugar o de las vías propuestas como itinerario; entre
otros. (STC Exp. Nº 4677-2004-PA/TC, S, f. j. 37)

643
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
8) Del honor, intimidad, voz, imagen y rectificación de informaciones inexactas o agra-
viantes; (...)

£687 Derecho al honor. Vinculación con dignidad y objeto


El derecho al honor forma parte del elenco de derechos fundamentales protegidos por el inci-
so 7) del artículo 2 de la Constitución, y está estrechamente vinculado con la dignidad de la perso-
na; su objeto es proteger a su titular contra el escarnecimiento o la humillación, ante sí o ante los
demás, e incluso frente al ejercicio arbitrario de las libertades de expresión o información, puesto
que la información que se comunique, en ningún caso puede resultar injuriosa o despectiva. (STC
Exp. Nº 0446-2002-AA/TC, S, f. j. 2)

£688 Derecho al honor. Configuración


El honor no es pues ni “interno” ni “externo”, como ha sugerido cierta doctrina para expresar
las formas en que puede ser padecida su agresión, frente a uno mismo o frente a los demás.
Se mancilla el honor cuando se humilla y se degrada en la condición de ser humano a una
persona lanzándole ofensas o agrediéndola directamente o haciéndolo ante el público y de
cualquier forma. La diferencia es, en todo caso, que en el segundo supuesto, en el caso de la
agresión a la reputación social, el honor está comprometido doblemente, como una ofensa
hacia uno mismo, y como un desprestigio frente a los demás, desmereciendo la condición
de ser social por excelencia que es toda persona. El honor corresponde, así, a toda persona
por el solo hecho de serlo y se manifiesta, sobre la base del principio de igualdad, contrario
a las concepciones aristocráticas, plutocráticas o meritocráticas. La valoración diferente del
honor que alguien pretenda fundar en el linaje, la posición social y económica o incluso en
los méritos, resulta irrelevante en el marco de la concepción pluralista del Estado Social y
Democrático de Derecho y desde la función que cumplen los derechos fundamentales. Si bien
es verdad que, desde una perspectiva de la responsabilidad civil, pueden identificarse particulari-
dades para establecer los montos de reparación en función de determinadas características perso-
nales, profesionales o circunstanciales inclusive, ello no debe llevarnos necesariamente a vislum-
brar una distinta calificación del honor de las personas individuales desde la perspectiva de sus
derechos fundamentales. El derecho al honor, tal como lo configura la Constitución, corresponde
a todos por igual y ha de tener, por consiguiente, un contenido general compatible con los demás
principios y valores que la propia Constitución también reconoce y da objetividad. (STC Exp.
Nº 4099-2005-AA/TC, P, f. j. 8)

£689 Derecho al honor. Interno y externo


[E]l honor interno de cada persona, es decir la apreciación que de sus propios valores y virtu-
des tiene, debe diferenciarse del honor externo, que es la percepción que tienen los demás respecto
a los valores y virtudes de esa persona. (STC Exp. Nº 0018-1996-I/TC, P, f. j. 2)

£690 Derecho al honor. Afectación del honor interno


La injuria, a diferencia de la calumnia y la difamación, incide solo sobre el honor interno,
que es muy subjetivo, pues depende de la escala de valores particular del individuo y de la
comparación que sobre su propia conducta y su escala de valores, el mismo individuo realiza,
sin que interese, a estos efectos, la apreciación externa de terceros. (STC Exp. Nº 0018-1996-
AI/TC, P, f. j. 2)

644
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£691 Derecho al honor. Determinación de su lesión


El que determinada actitud o comportamiento de un particular o de un poder público cause
reacciones de indignación, impotencia, frustración o desasosiego en determinada persona, no
puede evaluarse como violación del honor puesto que las reacciones de cada persona dependen de
factores diversos, la mayoría de ellos vinculados a situaciones subjetivas o emocionales de cada
persona. El honor que se presume ha sido vulnerado debe ser analizado en cada caso concreto, y
en función de los estándares valorativos disponibles en el momento a efectos de establecer el con-
texto en que tal agresión se ha producido, los actores del caso (agraviado y el agresor), y la con-
ducta específica a la que se le imputa el acto violatorio. (STC Exp. 4099-2005-AA/TC, P, f. j. 9)

£692 Derecho al honor y buena reputación. Objeto


El derecho al honor y a la buena reputación forma parte del elenco de derechos fundamen-
tales protegidos por el inciso 7) del artículo 2 de la Constitución, y está estrechamente vinculado
con la dignidad de la persona, derecho consagrado en el artículo 1 de la Carta Magna; su objeto
es proteger a su titular contra el escarnecimiento o la humillación, ante sí o ante los demás, e
incluso frente al ejercicio arbitrario de las libertades de expresión o información, puesto que la
información que se comunique, en ningún caso puede resultar injuriosa o despectiva. (STC Exp.
Nº 2790-2002-AA/TC, S, f. j. 3)

£693 Derecho al honor y buena reputación. Supuestos de afectación


[E]l juicio crítico o la información divulgada acerca de la conducta profesional o laboral de
una persona que constituye en el fondo una descalificación personal (…), en distintos medios de
comunicación, constituyó una intrusión ilegítima a su derecho al honor y a la buena reputación,
por cuanto desde el momento mismo de la divulgación de su detención y por la forma desdorosa
en que esta se efectuó, repercutió directamente en la consideración ajena de su dignidad como
persona, acarreándole daño moral como materiales, y una manifiesta trasgresión a su derecho a la
presunción de inocencia. (STC Exp. Nº 5490-2007-PHC/TC, S, f. j. 10)

£694 Derecho al honor y buena reputación. Finalidad de la obligación de rectificación


La obligación de rectificar informaciones inexactas o agraviantes al honor o a la buena repu-
tación difundidas por cualquier medio de comunicación social, tiene por finalidad, a la par de con-
tribuir con una correcta formación de la opinión pública libre, el de corregir informaciones sobre
hechos inexactos que hayan sido propalados mediante el ejercicio de la libertad de información,
esto es, informaciones cuyo carácter material permita determinar que se trata de informaciones no
veraces, o que hayan sido formuladas como consecuencia de no observarse una conducta razona-
blemente diligente para agenciarse de los hechos noticiosos que podrían ser objeto de informa-
ción. (STC Exp. Nº 0929-1998-AA/TC, P, f. j. 5.a)

£695 Derecho al honor y buena reputación. Opiniones son excluidas del contenido
del derecho de rectificación
[E]l contenido y el ámbito del derecho de rectificación no comprende la posibilidad de que
en ejercicio de dicho derecho subjetivo se pueda pretender corregir, enmendar, suprimir o sim-
plemente rectificar juicios de valor u opiniones que a través del medio de comunicación social se
hubieran trasmitido, conforme lo enuncia el artículo 6 de la Ley Nº 26847, pues por su propia na-
turaleza abstracta y subjetiva, estas no pueden ser objeto de una demostración acerca de su exacti-
tud, lo que no exime ni justifica, por supuesto, que so pretexto de ello se utilicen frases o palabras
objetivamente injuriosas o insultantes. (STC Exp. Nº 0929-1998-AA/TC, P, f. j. 5.b)

645
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£696 Derecho al honor y buena reputación. Vulneración por la Administración


Pública
[Uno] de los derechos fundamentales protegidos por la Declaración Universal de Derechos
Humanos, y reconocido por nuestra Norma Suprema, es el derecho al honor y a la buena reputa-
ción que tiene todo ser humano, derecho que también se ve afectado con el mal uso de la facul-
tad discrecional de la Administración de pasar al retiro por renovación a oficiales de la Policía
Nacional y Fuerzas Armadas mediante resoluciones no motivadas y arbitrarias, exponiéndose el
honor del administrado, pues las causas de su cese quedarán sujetas a la interpretación individual
y subjetiva de cada individuo. (STC Exp. Nº 0090-2004-AA/TC, P, f. j. 44)

£697 Derecho a la intimidad. Definición


[Respecto a la intimidad personal], la persona puede realizar los actos que crea convenientes
para dedicarlos al recogimiento, por ser una zona ajena a los demás en que tiene uno derecho a
impedir intrusiones y donde queda vedada toda invasión alteradora del derecho individual a la
reserva, la soledad o el aislamiento, para permitir el libre ejercicio de la personalidad moral que
tiene el hombre al margen y antes de lo social. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 39)

£698 Derecho a la intimidad. Contenido esencial


[D]ebe tenerse presente que respecto al derecho fundamental a la intimidad, también cabe la
distinción entre aquella esfera protegida que no soporta limitación de ningún orden (contenido
esencial del derecho), de aquella otra que permite restricciones o limitaciones, en tanto estas sean
respetuosas de los principios de razonabilidad y proporcionalidad (contenido “no esencial”). (STC
Exp. Nº 0004-2004-AI/TC, P, f. j. 34)

£699 Derecho a la intimidad. Reserva de información en entidades estatales


[D]eterminadas manifestaciones del derecho a la intimidad no importan conservar en cono-
cimiento privativo del titular la información a ella relativa, sino tan solo la subsistencia de un
ámbito objetivo de reserva que, sirviendo aun a los fines de la intimidad en tanto derecho subjeti-
vo constitucional, permitan mantener esa información reservada en la entidad estatal que corres-
ponda, a fin de que sea útil a valores supremos en el orden constitucional, dentro de márgenes de
razonabilidad y proporcionalidad. (STC Exp. Nº 0004-2004-AI/TC, P, f. j. 38)

£700 Derecho a la intimidad. Relación con el derecho a la vida privada


La vida privada es un derecho fundamental en primordial relación con la intimidad. El último
de ellos tiene una protección superlativa dado que configura un elemento infranqueable de la exis-
tencia de una persona; la vida privada, por su parte, la engloba y también incluye un ámbito que
sí admite algunas intervenciones que habrán de ser consideradas como legítimas, vinculándose
inclusive con otros derechos como la inviolabilidad de domicilio, prevista en el artículo 2, inciso
9 de la Norma Fundamental. (STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 38)
[E]s menester observar cómo ha sido reconocido en el ordenamiento jurídico el derecho a
la vida privada. En la Constitución, como derecho-regla base se ha prescrito en el artículo 2°,
inciso 7, que toda persona tiene derecho a la intimidad personal y familiar. Además, existen otros
dispositivos que siguen refiriéndose a este tema dentro del mismo artículo 2°: el impedimento
de que los servicios informáticos no suministren informaciones que afecten la intimidad personal
y familiar (inciso 6); la inviolabilidad de domicilio (inciso 9); el secreto e inviolabilidad de co-
municaciones y documentos privados (inciso 10); entre otros. (…) Con respecto al bien jurídico
vida privada[,] tutelado en la Constitución en relación a las personas jurídicas, se considera que
está constituida por los datos, hechos o situaciones desconocidos para la comunidad que, siendo
verídicos, están reservados al conocimiento a la persona jurídica misma y de un grupo reducido, y

646
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

cuya divulgación o conocimiento por otros trae aparejado algún daño. Y este concepto de daño es
determinante, pues no se trata de verificar únicamente el acceso de un tercero a dichos datos, sino
se deberá corroborar si ello trae consigo un daño. (STC Exp. N° 0009-2007-PI/TC y 0010-2007-
PI/TC, ff. jf. 43 y 44)

£701 Derecho a la intimidad. Contenido del derecho a la autodeterminación


informativa
El derecho a la autodeterminación informativa consiste en la serie de facultades que tiene
toda persona para ejercer control sobre la información personal que le concierne, contenida en re-
gistros ya sean públicos, privados o informáticos, a fin de enfrentar las posibles extralimitaciones
de los mismos. Se encuentra estrechamente ligado a un control sobre la información, como una
autodeterminación de la vida íntima, de la esfera personal. Mediante la autodeterminación infor-
mativa se busca proteger a la persona en sí misma, no únicamente en los derechos que conciernen
a su esfera personalísima, sino a la persona en la totalidad de ámbitos (…). [N]o puede identificar-
se con el derecho a la intimidad, personal o familiar, ya que mientras este protege el derecho a la
vida privada, el derecho a la autodeterminación informativa busca garantizar la facultad de todo
individuo de poder preservarla ejerciendo un control en el registro, uso y revelación de los datos
que le conciernen. (…) En este orden de ideas, el derecho a la autodeterminación informativa
protege al titular del mismo frente a posibles abusos o riesgos derivados de la utilización de los
datos, brindando al titular afectado la posibilidad de lograr la exclusión de los datos que considera
“sensibles” y que no deben ser objeto de difusión ni de registro; así como le otorga la facultad de
poder oponerse a la transmisión y difusión de los mismos. (STC Exp. Nº 4739-2007-PHD/TC,
ff. jj. 2, 3 y 4)

£702 Derecho a la intimidad. Derecho a la inviolabilidad del domicilio como garantía


El derecho a la inviolabilidad de domicilio garantiza a toda persona a no ser objeto de inter-
venciones, ilegales y arbitrarias, por parte de particulares o por el Estado, dentro de su domicilio.
(STC Exp. Nº 003-2005-PI/TC, P, f. j. 345)

£703 Derecho a la intimidad. Definición de domicilio


El domicilio es el espacio físico donde las personas desarrollan su vida privada. (STC Exp.
Nº 003-2005-PI/TC, P, f. j. 345)

£704 Derecho a la intimidad. Carácter subjetivo del domicilio


[E]l domicilio tiene un carácter subjetivo, en tanto la persona desarrolla su vida en una esfera
de intimidad personal y familiar. (STC Exp. Nº 003-2005-PI/TC, P, f. j. 347)

£705 Derecho a la intimidad. Carácter objetivo del domicilio


[El domicilio tiene] un carácter objetivo, toda vez que asegura diversos espacios de vida más
allá del privado, es decir, más allá del lugar en el que el ser humano desarrolla su vida personal y
familiar. (STC Exp. Nº 003-2005-PI/TC, P, f. j. 347)

£706 Derecho a la intimidad. Concepción amplia del domicilio


[E]l concepto de “domicilio” no puede ser restringido al espacio físico donde los titulares del
derecho constituyen su residencia habitual, en los términos del artículo 33 del Código Civil; antes
bien, debe extenderse a todo lugar o espacio en el que la persona pueda desarrollar su vida privada
y, por tanto, vedados al libre acceso de terceros. (STC Exp. Nº 003-2005-PI/TC, P, f. j. 350)

647
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£707 Derecho a la intimidad. Extensión a las habitaciones de hotel


[L]a inviolabilidad de domicilio (artículo 2, inciso 9 de la Constitución) [es un] derecho que
protege también las actividades realizadas por una persona en la habitación un hotel. (STC
Exp. Nº 6712-2005-HC/TC, P, f. j. 43)

£708 Derecho a la intimidad. Intervención en el derecho a la inviolabilidad del


domicilio
[E]l derecho a la inviolabilidad del domicilio repele intervenciones no consentidas sobre el
espacio físico donde se desarrolla la vida privada y familiar de una persona. Sin embargo, como
sucede con todo derecho fundamental, el de inviolabilidad del domicilio tampoco es un derecho ab-
soluto y, en ese sentido, no siempre que se produzca una injerencia en el espacio físico por él garanti-
zado, sin que se cuente con el consentimiento de su titular, se generará automáticamente una lesión del
derecho. Sin embargo, de conformidad con el inciso 9) del artículo 2 de la Constitución, una injerencia
sobre el domicilio que no cuente con el consentimiento de su titular no se considerará arbitraria si
es que se sustenta en un mandato judicial. (STC Exp. Nº 0003-2005-PI/TC, P, f. j. 351)

£709 Derecho a la intimidad. Restricciones a la inviolabilidad del domicilio


[N]o es un derecho absoluto, como no lo es ninguno de los derechos fundamentales, pudiendo
ceder ante los supuestos descritos en la misma ley, siempre que el recorte que aquel haya de expe-
rimentar sea: justificado en una resolución judicial debidamente motivada o, necesario para lograr
un fin constitucionalmente legítimo, proporcionado para alcanzarlo y respetuoso del contenido
esencial del derecho. (STC Exp. Nº 07455-2005-PHC/TC, S., f. j. 5)

£710 Derecho a la intimidad. Secreto bancario y contenido esencial del derecho a la


intimidad
[E]xisten, cuando menos, tres motivos que permiten sostener que el secreto bancario, en tanto
se refiere al ámbito de privacidad económica del individuo, no forma parte del contenido esen-
cial del derecho a la intimidad personal: a) la referencia al contenido esencial del derecho a la
intimidad personal, reconocido por el artículo 2.7 de la Constitución, hace alusión a aquel ámbito
protegido del derecho cuya revelación pública implica un grado de excesiva e irreparable aflic-
ción psicológica en el individuo, lo que difícilmente puede predicarse en torno al componente
económico del derecho; b) incluir la privacidad económica en el contenido esencial del derecho a
la intimidad, implicaría la imposición de obstáculos irrazonables en la persecución de los delitos
económicos; c) el propio constituyente, al regular el derecho al secreto bancario en un apartado
específico de la Constitución (segundo párrafo del artículo 2.5), ha reconocido expresamente la
posibilidad de limitar el derecho. (STC Exp. Nº 0004-2004-AI/TC, P, f. j. 37)
[E]l secreto bancario forma parte del contenido constitucionalmente protegido del derecho
a la intimidad, y su titular es siempre el individuo o la persona jurídica de Derecho Privado que
realiza tales operaciones bancarias o financieras. En la medida en que tales operaciones bancarias
y financieras forman parte de la vida privada, su conocimiento y acceso solo pueden levantarse “a
pedido del juez, del Fiscal de la Nación o de una Comisión Investigadora del Congreso con arre-
glo a ley y siempre que se refiera al caso investigado”. (STC Exp. Nº 1219-2003-HD/TC, S, f. j. 9)
[El] derecho a la intimidad financiera y bancaria impone obligaciones de diversa clase a quie-
nes tienen acceso, por la naturaleza de la función y servicio que prestan, a ese tipo de información.
En primer lugar, a los entes financieros y bancarios, con quienes los particulares, en una relación
de confianza, establecen determinada clase de negocios jurídicos. En segundo lugar, a la misma
Superintendencia de Banca y Seguros, que, como organismo supervisor del servicio público en re-
ferencia, tiene acceso a determinada información, a la que, de otro modo, no podría acceder. (STC
Exp. Nº 1219-2003-HD/TC, S, f. j. 10)

648
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£711 Derecho a la intimidad. Derecho a guardar el secreto profesional


El derecho a “guardar el secreto profesional” supone una obligación para el profesional (abo-
gado, notario, médico, periodista, etc.) de mantener en reserva o confidencialidad las confesiones,
hechos, situaciones o cualquier noticia de la que haya tomado conocimiento, o que se le haya
confiado de modo directo en su condición de profesional o técnico en determinada arte o ciencia.
Dicha obligación le impone que no divulgue ni participe a otros dichos “secretos” sin consen-
timiento de la persona a quien le conciernan. El secreto profesional es, así, una garantía para el
ejercicio de determinada profesión u oficio, de modo que ninguna autoridad o poder público, en
general, pueda obligar a entregar dicha información reservada para usos propios de la profesión.
(STC Exp. Nº 7811-2005-PA/TC, P, f. j. 5)
[El derecho a “guardar el secreto profesional”, tiene] (…) dos (…) ámbitos de actuación de la
garantía-derecho al secreto profesional que reconoce la Constitución. En cuanto derecho, recono-
ce al titular de tales secretos la exigencia de que estos sean celosamente guardados por los profe-
sionales a quienes se les confía de modo directo, o que tuvieran acceso a información confidencial
en razón de su ejercicio profesional; del mismo modo, el secreto profesional también protege a los
propios profesionales, quienes podrán hacerlo valer en cualquier situación o circunstancia en que
los poderes públicos o cualquier persona o autoridad pretendan desconocerlo de cualquier forma,
sea obligando a confesar dichos secretos o poniendo en riesgo su preservación en el ejercicio de su
profesión. En cuanto garantía, el secreto profesional impone un deber especial de parte del Estado
a efectos de preservar su eficaz cumplimiento. Dichas acciones de parte del Estado deben concre-
tarse en una adecuada legislación, así como en la promoción de una cultura de respeto al ejercicio
de las profesiones en general y, en especial, de aquellas que tienen directa implicancia con la pro-
moción de los derechos y libertades públicas, como es el caso de la profesión del periodismo y la
promoción del derecho a la libre expresión e información; la abogacía y el ejercicio del derecho
de defensa; la profesión médica y la promoción de la salud, así como las profesiones que inciden
en la promoción de las libertades económicas en el marco del Estado Social y Democrático de
Derecho. (STC Exp. Nº 7811-2005-PA/TC, P, f. j. 7)

£712 Derecho a la intimidad. Contenido del secreto profesional


En cuanto al contenido de lo que debe considerarse secreto para los fines de su protección,
(…) aunque resulta difícil determinarlo en abstracto, de modo general puede establecerse que,
se trata de toda noticia, información, situación fáctica o incluso proyecciones o deducciones que
puedan hacerse en base a la pericia o conocimientos del profesional y que hayan sido obtenidas
o conocidas a consecuencia del ejercicio de una determinada profesión, arte, ciencia o técnica en
general. Están incluidas en la cláusula de protección y, por tanto, también les alcanza la obliga-
ción de mantener el secreto, no solo los profesionales a quienes se ha confiado directamente, sino
también sus colaboradores, ayudantes, asistentes e, incluso, el personal al servicio del profesional
que tuviera acceso directo a tales secretos. (STC Exp. Nº 7811-2005-PA/TC, P, f. j. 8)

£713 Derecho a la imagen. Noción


[F]orma parte del mencionado inciso [7 del artículo 2 de la Constitución] el derecho a la ima-
gen, que protege, básicamente, la imagen del ser humano, ínsita en la dignidad de la que se en-
cuentra investido, garantizando el ámbito de libertad de una persona respecto de sus atributos más
característicos, propios e inmediatos, como son la imagen física, la voz o el nombre; cualidades
definitorias, inherentes e irreductibles de toda persona. (STC Exp. Nº 0446-2002-AA/TC, S, f. j. 3)

£714 Derecho a la imagen. Distinción del derecho de autodeterminación informativa


[E]l derecho a la autodeterminación informativa [no] debe confundirse con el derecho a la
imagen, reconocido en el inciso 7) del artículo 2 de la Constitución, que protege, básicamente la
imagen del ser humano, derivada de la dignidad de la que se encuentra investido; mientras que

649
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

el derecho a la autodeterminación informativa, en este extremo, garantiza que el individuo sea


capaz de disponer y controlar el tipo de datos que sobre él se hayan registrado, a efectos de
preservar su imagen derivada de su inserción en la vida en sociedad. (STC Exp. N° 1797-2002-
HD/TC, S, f. j. 3)

£715 Derecho a la rectificación. Contenido esencial


[L]a existencia de un contenido esencial en el derecho fundamental a la rectificación, para
que de esta forma sea conveniente y oportunamente tutelado. Básicamente este derecho [a la rec-
tificación] incluirá dos ámbitos: uno positivo y uno negativo. Dentro del primero, se encuentra la
posibilidad de que una persona afectada por un mensaje desatinado respecto a su persona pueda
acceder libremente a un medio de comunicación de masas a fin de que este se rectifique en mérito
a los derechos comunicativos. Como parte de la esfera negativa, se entiende que es inadecuado
que el medio niegue esta posibilidad a la persona, toda vez que le asiste con el objeto de proteger
su honor, y de presentar la verdad noticiosa; tal negativa se puede producir tanto con no publicar
la rectificación propuesta o, si se realiza, por hacerse con comentarios inexactos o agraviantes
adicionales. (STC Exp. Nº 3362-2004-AA/TC, P, f. j. 6)

£716 Derecho a la rectificación. Finalidad de la rectificación


[L]a rectificación aparece como una vía para hacer valer la responsabilidad ante el ejercicio
abusivo de los derechos comunicativos en desmedro del honor de los demás. Por ello, fluye como
un mecanismo idóneo y adecuado para que el derecho al honor, en un sistema de integración de
derechos, pueda ser protegido ante un derecho comunicativo cuando este es ejercido de manera
inconstitucional, a través de datos inexactos ofrecidos y que afecten o agravien a las personas. En
tal sentido, aparece como un derecho relacional entre el honor y la información, aunque no por
ello puede dejar de ser reconocido como un pleno derecho fundamental. Asimismo, la función de
la rectificación, como garantía procesal de un derecho como es el honor, hace que la viabilidad de
este último pueda quedar asegurada ante un ataque injustificado. Por lo tanto, rectificación es, al
mismo tiempo, un derecho relacional y una garantía procesal. (STC Exp. Nº 3362-2004-AA/TC,
P, f. j. 7)

£717 Derecho a la rectificación. Elementos configuradores de la rectificación


[R]especto a la rectificación constitucionalmente aceptada y la declaración respecto al caso
concreto, es pertinente insistir en algunos aspectos no menos importantes respecto a su configura-
ción (…):
a. Con relación a su naturaleza:
El artículo 2, inciso 7), in fine de la Norma Fundamental señala los elementos que están inser-
tos en una rectificación: esta debe ser gratuita, inmediata y proporcional.
Gratuidad: La Constitución señala que todo acto de rectificación debe ser completamente gra-
tuito para quien se ve afectado. Ahora bien, este hecho no impide que la persona realice algunos
pagos en el trámite del pedido (como puede ser la carta notarial que debe enviar), pero lo que sí
no debe abonarse al medio de comunicación es monto alguno por concepto de la publicación o
emisión en sí.
Momento: La Constitución exige que la rectificación debe darse de manera inmediata, es
decir, en el menor tiempo posible desde que se produjo la afectación. En el artículo 3 de la Ley
Nº 26775 se establece que los responsables deben efectuar la rectificación dentro de los siete días
siguientes después de recibida la solicitud para medios de edición o difusión diaria o en la próxi-
ma edición que se hiciera, en los demás casos. Sabiendo que los medios de comunicación tie-
nen distinta naturaleza (no pueden ser iguales la radio con un periódico, y menos aún, un correo

650
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

electrónico masivo), la rectificación debe realizarse según la manera en que cada medio difunda
el mensaje. Por ello, este Colegiado se ha de preocupar en que la inmediatez de la rectificación
deba ser cumplida, pues ella es una característica esencial y constituyente en el ejercicio de este
derecho fundamental.
Forma: Lo que siempre habrá de buscarse es que la rectificación sea proporcional con aquel
mensaje que terminó violentando el derecho fundamental al honor de la persona. Tratándose de
una edición escrita, la rectificación deberá publicarse íntegramente, sin intercalaciones, en la
misma página y con características similares a la comunicación que lo haya provocado o, en su
defecto, en un lugar destacado de la misma sección. Cuando se trata de radio o televisión, la recti-
ficación tendrá que difundirse en el mismo horario y con características similares a la transmisión
que la haya motivado. Por ello, se señala en el artículo 3 in fine mencionado que, tras la solicitud
de la persona afectada, la rectificación se efectuará el mismo día de la semana y, de ser el caso, a
la misma hora en que se difundió el mensaje que la origina en los medios no escritos. Lo que en
fondo se persigue con la rectificación es que se presente un mensaje discursivo con el mismo peso
periodístico que el original, pero siempre en términos respetuosos y convenientes.
b. Con relación a los intervinientes: Como todo derecho fundamental, la rectificación posee
un titular y un destinatario.
Reclamante: La titularidad del derecho alcanza a cualquier persona, natural o jurídica, ofendi-
da o injustamente aludida por algún medio de comunicación. Es así como el derecho está recono-
cido a toda “persona” afectada por afirmaciones inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio,
pudiendo ejercerlo, según lo precisa el artículo 2 de la Ley Nº 26775, por la misma afectada o por
su representante legal. También estará legitimada activamente para realizar la solicitud de rectifi-
cación, aquella persona que, pese a que el medio se haya rectificado espontáneamente, no juzgue
satisfactoria la misma.
Obligado: La rectificación se traduce en una obligación que recae, como ya ha sido explica-
do, en cualquier medio de comunicación, y que consiste en insertar o difundir gratuitamente las
rectificaciones que les sean dirigidas. Cuando se trata de un medio de comunicación social, el
artículo 2 de la Ley Nº 26775 señala que será responsable el director del órgano de comunicación
y, a falta de este, quien haga sus veces. Cabe señalar que según el artículo 14.3 de la Convención
Americana, toda publicación o empresa periodística, cinematográfica, de radio o televisión tendrá
una persona responsable que no esté protegida por inmunidades ni disponga de fuero especial. En
caso de que el responsable no estuviese en un medio de comunicación social, entonces el respon-
sable será el propio emisor de la información.
c. Con relación al trámite: Este tema ha sido desarrollado a través de la citada Ley Nº 26775,
básicamente a través de los artículos 2 y 3; pero hay aspectos que merecen ser resaltados.
Solicitud: Se debe hacer un requerimiento al director del medio de comunicación o a las per-
sonas que se presentan como responsables, en el cual se solicite la rectificación. Según el artículo
2 de la referida ley, la solicitud será cursada por conducto notarial u otro fehaciente. Es así como
tal carta se configura en una vía previa para la presentación de la demanda de amparo.
- Tramitación: El pedido realizado puede ser realizado hasta quince días naturales posterio-
res a la publicación o difusión que se propone rectificar, tal como lo señala el antes mencionado
artículo 2 de la Ley Nº 26775. Este plazo está de la mano con la exigencia de inmediatez expli-
cada. (STC Exp. Nº 3362-2004-AA/TC, P, f. j. 20)

651
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£718 Derecho a la rectificación. Supuestos en que debe ser solicitada la rectificación


Son dos los supuestos considerados por el constituyente en que puede plantearse un pedido de
rectificación:
- Información inexacta
Según el artículo 2, inciso 7), de la Norma Fundamental, cabe la rectificación por “afirmacio-
nes inexactas”; sin embargo, la Convención Americana, en su artículo 14, hace referencia a “infor-
maciones inexactas”. Por eso, consideramos que en este primer supuesto, independientemente del
término utilizado, la remisión directa de la rectificación se da respecto al derecho a la información.
Es por ello que la información periodística requiere un estricto control de veracidad, pues buena
parte de su legitimidad proviene de las certezas y certidumbres contenidas en ella. En el ámbito
del ejercicio de este derecho fundamental, la veracidad está más ligada con la diligencia debida de
quien informa, y no con la exactitud íntegra de lo informado. De hecho, cada uno puede tener su
verdad, exponerla o aceptar la de los otros. Cabe señalar, además, que el derecho a la rectificación
fluye cuando se produce una información falsa o inexacta. Es decir, solo se podrá dar cuando la
información publicada o difundida no corresponde en absoluto con la verdad (falsedad) o cuando
se ajusta solo en parte a ella (inexactitud). Así, la nota será falsa o inexacta si es que no se expresó
la verdad o lo hizo a medias, con lo que incurre en una transgresión voluntaria o involuntaria a la
responsabilidad profesional de informar con sentido de la verdad y con tendencia a la objetividad.
La verdad o no de la información se debe medir en su propio y estricto contexto, constatando las
falencias en menor o mayor grado de la información (…).
- Honor agraviado
El otro supuesto en que se puede ejercer el derecho a la rectificación se presenta cuando la
persona se ha sentido afectada a través de un agravio, y esto significa una violación de su dere-
cho al honor (así lo señala también el artículo 14.3 de la Convención Americana), a través de un
medio de comunicación de masas con independencia del derecho comunicativo ejercido. Esta es
la interpretación adecuada que puede fluir de una correcta lectura del artículo 2, inciso 7), de la
Constitución. Si bien la Norma Fundamental prefiere adscribirse a una postura fáctica del honor
(reconocimiento de honor interno y de honor externo, entendido este último como buena reputa-
ción), lo que en el fondo está admitiendo es la existencia de un derecho único al honor, tal como
lo ha hecho también el artículo 37, inciso 8), del Código Procesal Constitucional. En este marco,
se puede considerar que el honor, sobre la base de la dignidad humana, es la capacidad de aparecer
ante los demás en condiciones de semejanza, lo que permite la participación en los sistemas socia-
les y corresponde ser establecido por la persona en su libre determinación. Esto viene a significar
que para que haya rectificación debe haberse producido previamente un ataque injustificado al
derecho fundamental al honor (…). (STC Exp. Nº 3362-2004-AA/TC, P, f. j. 7)

652
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
9) De asociación; (...)

£719 Derecho de asociación. Noción


El derecho de asociación, previsto en el inciso 13) del artículo 2 de la Constitución Política
del Perú, consiste en la libertad que tienen las personas para reunirse entre ellas con un objetivo
en común; comprende no solo el derecho de asociarse, sino también el derecho de establecer la
organización propia del ente constituido, y la delimitación de sus finalidades con sujeción a la
Constitución y las leyes. (STC Exp. Nº 3161-2004-AA/TC, S, f. j. 7)
[El derecho de asociación] se explica en la medida en que gran parte de los planes de vida
del ser humano depende, para su cristalización, de la cooperación e interacción con otros; y ello
porque su naturaleza gregaria lo lleva a agruparse con otros a fin de conseguir los objetivos que,
de hacerlo solo, no podría llegar a conseguirlos. (STC Exp. Nº 4241-2004-AA/TC, S, f. j. 5)
[El derecho de asociación] se concibe como un medio necesario para que la autonomía de
las personas pueda expandirse hacia formas de convivencia solidaria y fructífera. Dicha facultad
se erige como una manifestación de la libertad personal dentro de la vida coexistencial, a efectos
de que las personas se unan para realizar una meta común. Gran parte de los planes de vida de los
seres humanos depende, para su cristalización, de la cooperación e interacción con otros. (STC
Exp. Nº 1027-2004-AA/TC, S, f. j. 1)

£720 Derecho de asociación. Contenido esencial


El contenido esencial del derecho de asociación está constituido por: a) el derecho de asociar-
se, entendiendo por tal la libertad de la persona para constituir asociaciones, así como la posibili-
dad de pertenecer libremente a aquellas ya constituidas, desarrollando las actividades necesarias
en orden al logro de los fines propios de las mismas; b) el derecho de no asociarse, esto es, el
derecho de que nadie sea obligado a formar parte de una asociación o a dejar de pertenecer a ella,
y c) la facultad de auto organización, es decir, la posibilidad de que la asociación se dote de su
propia organización. (STC Exp. Nº 4241-2004-AA/TC, S, f. j. 5)
Se trata pues de un derecho que no solo implica la libertad de integración (libertad de asociar-
se en sentido estricto) sino que por correlato también supone la facultad de no aceptar compulsi-
vamente dicha situación (libertad de no asociarse) o, simplemente, de renunciar en cualquier mo-
mento a ella, pese a haberla aceptado en algún momento o circunstancia (libertad de desvincularse
asociativamente). Como se verá más adelante, es este último aspecto el que resulta esencial a los
efectos de dilucidar sobre el asunto aquí controvertido. (STC Exp. N° 06730-2006-PA/TC, S, f. j. 10)
[E]l derecho de asociación se encuentra reconocido en el artículo 2, inciso 17), de la
Constitución, en tanto reconoce a la asociación como persona jurídica; y, a título de garantía ins-
titucional, en el inciso 13) del mismo artículo de la Norma Fundamental. Por su parte, (…) entre
las facultades del derecho de asociación se encuentran las de asociarse, ya sea como libertad para
constituir asociaciones o de pertenecer a ellas libremente, la de no asociarse, la de desafiliarse
de una a la que se pertenezca y esté previamente constituida o, incluso, la de no ser excluido
arbitrariamente.
Dentro del contenido constitucionalmente protegido del derecho de asociación también se
encuentra la facultad de que la asociación creada se dote de su propia organización, la cual se
materializa a través del Estatuto. Tal Estatuto representa el pactum associationis de la institución
creada por el acto asociativo y, como tal, vincula a todos los socios que pertenezcan a la institu-
ción social” (STC Exp. N° 03574-2007-PA/TC, P, ff. jj. 46 y 47).

653
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£721 Derecho de asociación. Objetivos genéricos


Por consiguiente, la única lectura que desde la Constitución es posible realizar respecto del
derecho de asociación, obliga, pues, a considerar el carácter genérico en sus objetivos, existiendo
como único y razonable condicionamiento la sujeción en el ejercicio de dicho atributo a lo que
determine la ley, la que, por su parte y como ya se adelantó, puede establecer requisitos, determi-
nar reglas de actuación o, incluso, limitar las propias finalidades de modo que se armonicen con el
resto de derechos fundamentales y bienes jurídicos de relevancia, mas de ninguna manera proscri-
bir ipso facto actividades o roles a menos que con la existencia de las mismas se desnaturalizara
los propios objetivos constitucionales. (STC Exp. Nº 4938-2006-PA/TC, S, f. j. 17)

£722 Derecho de asociación. Características


Entre las principales características del derecho de asociación se tiene a las tres siguientes:
a) Existencia del derecho de asociación como un atributo de las personas naturales o jurídicas
a asociarse libremente, sin autorización previa y con arreglo a la ley, con el objeto de participar
en la vida política, económica, social y cultural de la nación. b) El reconocimiento de la garantía
institucional de la asociación, como forma de organización jurídica (...). [I]mplica una acción de
juntamiento con carácter estable a plazo determinado o indeterminado, según la naturaleza y fina-
lidad del acto asociativo. c) Operatividad institucional conforme a la propia organización del ente
creado por el acto asociativo; la cual, si bien se establece conforme a la voluntad de los asociados,
debe sujetarse al marco de la Constitución y las leyes, las que, respetando el contenido esencial
de tal derecho, lo desarrollan y regulan. La organización debe establecerse en el estatuto de la
asociación y debe constar por escritura pública, salvo disposición distinta de la ley. (STC Exp.
Nº 1027-2004-AA/TC, S, f. j. 6)

£723 Derecho de asociación. Carácter no análogo a concepción jus privatista de


asociación
[L]a temática de los fines del derecho de asociación no es en realidad un asunto tan gravitante
si se toma en cuenta la existencia de controles de sujeción a la legalidad o la existencia de límites
razonables para cada tipo o variante de actividad asociativa. Pretender analogar el régimen del
derecho de asociación a la concepción ius privatista de “asociación” significa desconocer diversos
aspectos no solo doctrinales sino también históricos, pues ninguna de nuestras Constituciones pre-
cedentes (ni la de 1856, donde por primera vez se reconoció dicho atributo, ni en las posteriores
de 1860, 1867, 1920, 1933 y, sobre todo, la de 1979) han exigido como presupuesto del derecho
de asociación que este tenga fines no lucrativos. (STC Exp. Nº 4938-2006-PA/TC, S, f. j. 12)

£724 Derecho de asociación. Titularidad y ejercicio


[E]l derecho [de asociación] (…) es, en primer término, una facultad que, aunque puede in-
vocarse por cualquier persona a título individual, solo se concretiza en tanto aquella se integra
juntamente con otras personas que, al igual que la interesada, aspiran a ejercer dicha libertad. Su
titularidad, en otros términos, es individual; su ejercicio efectivo, fundamentalmente colectivo.
(STC Exp. Nº 4938-2006-PA/TC, S, f. j. 6)

£725 Derecho de asociación. Restricciones al derecho a no asociarse


[S]olo podrán establecerse restricciones al derecho a no asociarse en interés de la seguridad
nacional o del orden público, para proteger la salud o la moral pública o para la protección de
los derechos y libertades de terceros. Es decir, se trata de un derecho que solo podrá ser limitado
de modo excepcional, debiendo interpretarse tales excepciones de modo restrictivo. (STC Exp.
Nº 3507-2005-PA/TC, P, f. j. 1)

654
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£726 Derecho de asociación. Facultad para constituir asociaciones


La persona, en consuno con algunos o muchos de sus semejantes, tiene el derecho de crear,
establecer o instituir una persona jurídica, para el cumplimiento de un fin de interés común. Dicha
facultad es asimilable a las personas jurídicas, las cuales, a su vez, pueden en consenso formar
otra de la naturaleza anteriormente descrita. (STC Exp. Nº 1027-2004-AA/TC, S, f. j. 7.a)

£727 Derecho de asociación. Facultad de autoorganización como parte de su conte-


nido (el estatuto)
[D]entro de [el] mismo derecho de asociación o, dicho de otro modo, dentro de su conteni-
do constitucionalmente protegido también se encuentra la facultad de que la asociación creada se
dote de su propia organización, la cual se materializa a través del estatuto. Tal estatuto representa
el pactum associationis de la institución creada por el acto asociativo y, como tal, vincula a todos
los socios que pertenezcan a la institución social. (STC Exp. Nº 3312-2004-AA/TC, S, f. j. 11)
[El principio de autoorganización] permite encauzar el cumplimiento de los fines y demás
actividades derivadas de la constitución y funcionamiento de una asociación de la manera más
conveniente a los intereses de las personas adscritas a ella. En ese sentido, el estatuto de la asocia-
ción debe contener los objetivos a alcanzarse conjuntamente, los mecanismos de ingreso y egreso,
la distribución de cargos y responsabilidades, las medidas de sanción, etc. (STC Exp. Nº 1027-
2004-AA/TC, S, f. j. 2.b)

£728 Derecho de asociación. Principio de autonomía de la voluntad


[El principio de autonomía de la voluntad es la] pauta basilar [que] plantea que la noción y
pertenencia o no pertenencia a una asociación se sustentan en la determinación personal. (STC
Exp. Nº 1027-2004-AA/TC, S, f. j. 2.a)

£729 Derecho de asociación. Principio de fin altruista


[El principio de fin altruista] enuncia que los objetivos que permitan aunar voluntades en una
misma dirección se caracterizan por el desapego a la obtención de ventajas o beneficios econó-
micos. En ese sentido, la finalidad asociativa no puede sustentarse en la expectativa de obtención
de ganancias, rentas, dividendos o cualquier otra forma de acrecentamiento patrimonial de sus
integrantes.
Para tal efecto, se acredita la presunción de utilidad en torno al objetivo que nuclea la organi-
zación asociativa. (STC Exp. Nº 1027-2004-AA/TC, S, f. j. 2.c)

£730 Derecho de asociación. No exigencia de fines no lucrativos en instrumentos


internacionales
[L]a respuesta que dispensan los instrumentos internacionales a la temática que rodea a los
fines del derecho de asociación es absolutamente concluyente en todos los casos. En ninguno de
ellos se condiciona el ejercicio de dicho atributo fundamental a unos presuntos fines de carác-
ter no lucrativo. Las únicas restricciones que pueden considerarse son, como lo dicen las propias
normas, las que se deriven de las exigencias impuestas por un Estado democrático, la seguridad
nacional, el orden público, la salud y moral públicas y los derechos y libertades fundamentales.
(STC Exp. Nº 4938-2006-PA/TC, S, f. j. 16)

£731 Derecho de asociación. No condicionamiento a objetivo o variable particular


[P]or lo que respecta al propósito por el cual se estructura, el derecho de asociación no se con-
diciona a objetivo o variable particular alguna. Aunque desde luego alguna doctrina haya creído
encontrar una identificación entre el derecho de asociación reconocido por la Constitución (inciso

655
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

13 del artículo 2) y la asociación reconocida por el Código Civil (artículo 80), es conveniente es-
pecificar que, para efectos constitucionales, las finalidades de dicho atributo no solo se concretan
en los consabidos fines no lucrativos, sino en toda clase de objetivos. (STC Exp. Nº 4938-2006-
PA/TC, S, f. j. 10)

£732 Derecho de asociación. Finalidad de participar en la vida de la nación


[Se entiende al] derecho de asociación como un atributo de las personas naturales o jurí-
dicas a asociarse libremente, sin autorización previa y con arreglo a la ley, con el objeto de
participar en la vida política, económica, social y cultural de la nación. (STC Exp. Nº 1027-
2004-AA/TC, S, f. j. 6.a)

£733 Derecho de asociación. Respeto de derechos fundamentales


[A]unque la organización corporativa emplazada tiene plenas facultades para organizarse
de acuerdo con sus propios reglamentos y normas internas, de ninguna manera puede pretender
legitimar conductas o prácticas reñidas con los derechos fundamentales de las personas, ni
siquiera por el hecho de encontrarse vinculada de alguna forma a una institución sustentada
en principios de jerarquía y disciplina como la Policía Nacional del Perú. (STC Exp. Nº 4938-
2006-PA/TC, S, f. j. 19)

£734 Derecho de asociación. No exigencia de autorización administrativa previa


[C]uando la norma establece que el derecho puede ser ejercido “sin autorización previa”, no
solo pretende instaurar una garantía individual, sino también una de índole social, pues se entien-
de que el caso de las organizaciones cuyo funcionamiento, dado el especial interés público que
reviste su objeto, requiera del previo consentimiento del Estado, se encuentran fuera de la protec-
ción de la disposición in comento. Desde luego, corresponderá en cada caso determinar la razona-
bilidad y proporcionalidad al establecerse la necesidad de la previa autorización, a efectos de que
esta no se convierta en una herramienta estatal para escapar de la protección que la Constitución
brinda al derecho de asociación. (STC Exp. Nº 0011-2001-AI/TC, P, f. j. 4)
[E]l derecho de asociación no requiere ningún tipo de autorización administrativa a efectos
de configurarse como tal. Que, en todo caso, presuponga para los fines de su formalización el
cumplimiento de determinados y específicos requisitos, no se debe interpretar como que la auto-
ridad sea quien prima facie autoriza su funcionamiento, sino únicamente en el sentido de que ella
supervisa su correcto desempeño de acuerdo a ley. Sin perjuicio de lo que más adelante se verá, es
pertinente puntualizar que no es lo mismo ejercer el derecho de asociación (para lo cual, y como
dijo, no se requiere autorización) que desplegar determinado tipo de actividades (lo que, en ciertos
casos, sí supone autorización de por medio). (STC Exp. Nº 4938-2006-PA/TC, S, f. j. 8)

£735 Derecho de asociación. Libertad de incorporación


La persona, en el ejercicio de su autodeterminación, puede optar positivamente por incorpo-
rarse a una asociación ya constituida; e, inversamente, por negarse a inscribirse en ella. (STC Exp.
Nº 1027-2004-AA/TC, S, f. j. 7.b)

£736 Derecho de asociación. Excepción a la libertad de incorporación


En vía de excepción al principio genérico de autonomía personal, es posible que el Estado es-
tablezca formas de asociación compulsiva. (...) Esta obligación surge de la necesidad de alcanzar
específica y concretamente fines públicos de relevancia constitucional. En este contexto, las aso-
ciaciones de tipo corporativo y las creadas por mandato constitucional o legal, deben inspirarse en
el desarrollo de algún valor, principio o fin de importancia relevante para la comunidad política.
(STC Exp. Nº 1027-2004-AA/TC, S, f. j. 4)

656
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£737 Derecho de asociación. Libertad para desafiliarse


La persona, en el ejercicio de su potestad autodeterminativa, puede renunciar y, en conse-
cuencia, negarse a continuar como miembro de una asociación. (STC Exp. Nº 1027-2004-AA/TC,
S, f. j. 7.c)

£738 Derecho de asociación. Organizaciones protegidas de la intervención estatal


[A]sí como existen organizaciones jurídicas cuyos fines no justifican sino un casi absoluto
abstencionismo estatal (en estos casos, la intervención del Estado solo estaría admitida ante la
afectación del orden legal o los derechos de terceros), existen otras cuyos fines de carácter público
o social traen consigo una labor más cercana del Estado, sea a través de su participación directa,
sea a través de su permanente supervisión. El derecho de asociación, tal como está concebido en
el inciso 13) del artículo 2 de la Constitución, solo protege a las primeras. (STC Exp. Nº 0011-
2001-AI/TC, P, f. j. 5)

£739 Derecho de asociación. Aplicación de la presunción de inocencia en el ámbito


de las asociaciones
La libertad de asociación, simplemente, no garantiza que una sanción se pueda imponer invir-
tiéndose el ámbito protegido del principio de inocencia. El ámbito garantizado por la libertad de
asociación no se entremezcla con el contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
presunción de inocencia, por la sencilla razón de que cada uno de ellos tiene una esfera cons-
titucionalmente protegida en la que no existen superposiciones. (STC Exp. Nº 3312-2004-AA/
TC, S, f. j. 12)

£740 Derecho de asociación. Caso de urgencia de tutela jurisdiccional ante


arbitrariedades
[L]a Asociación demandada (…) ha expulsado [al recurrente] lesionando su derecho de libre
asociación, información, opinión y expresión, situación que (…) le ha de impedir el ejercicio del
derecho de asociación y en consecuencia el goce de los atributos derivados de la membresía de
la [entidad] demandada. Tal situación pone de manifiesto la urgencia de la tutela jurisdiccional
requerida, al margen de la existencia de una vía igualmente satisfactoria, dado que dicho impe-
dimento proviene no del poder público –en cuyo caso hay la presunción del ejercicio regular de
una competencia–, sino de un particular, trayendo ello consigo la apariencia de una manifiesta
arbitrariedad frente al recurrente al impedírsele el ejercicio de su derecho invocado. (RTC Exp.
Nº 0847-2007-PA/TC, f. j. 4)

657
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
10) Al trabajo; (...)

£741 Derecho al trabajo. Contenido esencial


[E]l contenido esencial de este derecho constitucional [al trabajo] implica dos aspectos. El de
acceder a un puesto de trabajo, por una parte y, por otra, el derecho a no ser despedido sino por
causa justa. (STC Exp. Nº 1124-2001-AA/TC, P, f. j. 12)
[S]e afecta al contenido esencial del derecho del trabajo cuando a una trabajadora públi-
ca, que gozaba de estabilidad laboral, se le despide sin la observancia del procedimiento esta-
blecido por la legislación laboral de los trabajadores públicos. (STC Exp. Nº 0661-2004-AA/
TC, S, f. j. 8)

£742 Derecho al trabajo. No vulneración por interrupción legal


El derecho al trabajo (…) no se ve vulnerado, si la forma en que su ejercicio se interrumpe
está permitida dentro del ordenamiento jurídico. Entonces, esto es lo que debe comprobarse en el
caso concreto. (STC Exp. N.° 03505-2006-PA/TC, f. j. 3)

£743 Derecho al trabajo. Libertad de trabajo


Establecida en el inciso 15 del artículo 2 de la Constitución, [la libertad de trabajo] se formu-
la como el atributo para elegir a voluntad la actividad ocupacional o profesional que cada persona
desee o prefiera desempeñar, disfrutando de su rendimiento económico y satisfacción espiri-
tual; así como de cambiarla o de cesar de ella. Para tal efecto, dicha facultad autodetermina-
tiva deberá ser ejercida con sujeción a la ley. Por ello es que existen limitaciones vinculadas
con el orden público, la seguridad nacional, la salud y el interés público. (STC Exp. Nº 0008-
2003-AI/TC, P, f. j. 26.c)
[E]ste derecho [libertad de trabajo] consiste en la libre determinación de cada persona para
dedicarse a una o más actividades que pudiera desarrollar, para su realización personal, o, en
suma, para trabajar en lo que libremente escoja. (STC Exp. Nº 0661-2004-AA/TC, S, f. j. 2)
[E]l derecho a la libertad de trabajo comprende el derecho de todo trabajador a seguir su vo-
cación y a dedicarse a la actividad que mejor responda a sus expectativas, a la libre elección del
trabajo, a la libertad para aceptar, o no, un trabajo, y a la libertad para cambiar de empleo (STC
Exp. Nº 4058-2004-AA/TC, S, f. j. 5)

£744 Derecho al trabajo. Ámbito de protección de la libertad de trabajo


La libertad de trabajo (…) es un derecho fundamental reconocido por el artículo 2, inciso 15),
de la Constitución. El contenido o ámbito de protección de este derecho fundamental constituye
la facultad de ejercer toda actividad que tenga como finalidad el sustento vital de la persona. El
ejercicio válido de este derecho requiere, sin embargo, la observancia del marco legal vigente,
siempre y cuando este no implique una restricción o limitación desproporcional o haya sido
expedido con inobservancia de principios constitucionales, v.gr., principio de legalidad, de-
bido proceso, publicidad. Ahora bien, la limitación del ejercicio de este derecho fundamental
en base a una ordenanza que no ha sido publicada no surte efecto alguno con respecto al
recurrente, debido a que, como se ha afirmado en el fundamento precedente, al no haber sido
publicada la ordenanza, esta no se halla vigente; i.e., no existe en el ordenamiento. (STC Exp.
Nº 10287-2005-PA/TC, P, f. j. 7)

658
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£745 Derecho al trabajo. Doble dimensión de la libertad de trabajo


La libertad de trabajo, en cuanto derecho fundamental, detenta una doble faz. Por un lado,
constituye derecho de defensa y, por otro, derecho de protección. (STC Exp. Nº 8726-2005-PA/
TC, S, f. j. 7)

£746 Derecho al trabajo. Libertad de trabajo como derecho de defensa


[La libertad de trabajo] En cuanto derecho de defensa, proyecta su vinculatoriedad típica,
clásica, oponible al Estado y a particulares, como esfera de actuación libre. (STC Exp. Nº 8726-
2005-PA/TC, S, f. j. 7)

£747 Derecho al trabajo. Libertad de trabajo como derecho de protección


En cuanto derecho de protección, la libertad de trabajo reconoce a la persona el derecho a una
acción positiva, que vincula al Estado a la protección activa del bien jusfundamental protegido
–libre trabajo– a través del establecimiento de normas, procedimientos e instituciones orientadas
a hacer posible el ejercicio de tal derecho fundamental. En virtud de ello se constituye para el
Estado y el poder público en general lo que el Tribunal Constitucional alemán ha denominado
en su jurisprudencia como “deber de protección”. Tal deber de protección ha sido acogido por la
doctrina jurisprudencial de este tribunal. Ahora bien, dado que la libertad de trabajo constituye
también un derecho de protección, se configura un deber de protección de tal derecho, conforme
al cual, el Estado y las municipalidades deben desarrollar o adoptar normas, procedimientos e
instituciones, orientadas a la posibilidad de su real, efectivo y pleno ejercicio. (STC Exp. Nº 8726-
2005-PA/TC, S, f. j. 7)

£748 Derecho al trabajo. Deber del Estado de garantizar la libertad de trabajo


[E]l Estado no solo debe garantizar el derecho de acceder a un puesto de trabajo o a prote-
ger al trabajador frente al despido arbitrario, sino que, además, debe garantizar la libertad de las
personas de elegir la actividad mediante la cual se procuran los medios necesarios para su subsis-
tencia. En tal sentido, el Estado debe proteger tanto al trabajador dependiente como a la persona
que realiza actividades económicas por cuenta propia. Siendo así, a efectos de su protección, “no
existe diferencia alguna entre el individuo que se gana la vida como trabajador por cuenta ajena
del que lo hace por cuenta propia” y, por ello, sería una aberración “afirmar que es más digno
constitucionalmente hablando el trabajo dependiente que el independiente”. (STC Exp. Nº 3330-
2004-AA/TC, P, f. j. 31)

£749 Derecho al trabajo. Responsabilidades del Estado


De conformidad con lo que dispone el artículo 23 de la Constitución, el Estado asume las
siguientes responsabilidades con relación al trabajo:
- Promover condiciones para el progreso social y económico. Para tal efecto, tiene la obliga-
ción de establecer políticas de fomento del empleo productivo y de educación para el trabajo.
- Asegurar que ninguna relación laboral limite el ejercicio de los derechos constitucionales ni
desconozca o rebaje la dignidad del trabajador.
- Asegurar que a ningún trabajador se le obligue a prestar servicios sin retribución compensato-
ria o sin su libre consentimiento.
- Proteger especialmente la actividad laboral de la madre, el menor de edad y el impedido.
(STC Exp. Nº 0008-PI/TC, P, f. j. 19)

659
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£750 Derecho al trabajo. Libre ejercicio de la profesión como contenido de la liber-


tad de trabajo
El derecho al libre ejercicio de la profesión es uno de aquellos derechos que forma parte del
contenido de otro. En concreto, del derecho a la libertad de trabajo, reconocido en el artículo 2,
inciso 15, de la Constitución. Como tal, garantiza que una persona pueda ejercer libremente la
profesión para la cual se ha formado, como un medio de realización personal. Sin embargo, el
libre ejercicio de la profesión, como todo derecho fundamental, puede ser restringido para satisfa-
cer fines constitucionalmente valiosos (STC Exp. Nº 2235-2004-AA/TC, P, f. j. 2)

£751 Derecho al trabajo. Acreditación de relación laboral


[Q]uedará acreditada la existencia de una relación laboral al estar presente los tres elemen-
tos esenciales, como son: i) la prestación personal por parte del trabajador; ii) la remuneración, y
iii) la prestación de labores subordinada. (RTC Exp. Nº 04641-2007-PA/TC, ff. jj. 5 y 7)

£752 Derecho al trabajo. Aplicación del principio de primacía de la realidad


[H]abiéndose determinado que [el agente] –al margen de lo consignado en el texto de los
contratos de locación de servicios suscritos por ambas partes– ha desempeñado labores en forma
continua, subordinada y permanente, procede aplicar al presente caso el principio de la primacía
de la realidad, en virtud del cual queda establecido que entre las partes ha existido una relación
laboral y no civil; por lo que el cese de la recurrente se encontraba supeditado a la existencia de
causa justa, lo que no fue tomado en cuenta por la emplazada, configurándose de ese modo un
despido arbitrario que vulnera el derecho constitucional al trabajo de la demandante. (STC Exp.
Nº 1411-2007-PA/TC, S, f. j. 8)
[S]e prueba que el demandante fue contratado [por la municipalidad] para realizar las labores
de limpieza pública y jardinería (…) y que siempre realizó las mismas labores cumpliendo un ho-
rario de trabajo (…). Un contrato civil suscrito sobre la base de estos supuestos debe ser conside-
rado como un contrato de trabajo de duración indeterminada, y cualquier decisión del empleador
de dar por concluida la relación laboral, solo podría sustentarse en una causa justa establecida por
la ley así como por aquella prevista en Ley especial; de lo contrario se configuraría un despido
arbitrario, como ha sucedido en el caso de autos. En consecuencia, al haber sido despedido el de-
mandante sin expresión de una causa justa relacionada con su conducta o capacidad de trabajo, se
ha vulnerado su derecho al trabajo. (STC Exp. N° 04691-2006-PA/TC, S, ff. jj. 6 y 7)
[E]l recurrente (…) fue asignado a labores de naturaleza permanente (…). En consecuencia,
debe considerarse que existió entre las partes un contrato de trabajo a plazo indeterminado, en
virtud del cual el recurrente no podía ser despedido sin expresión de una causa objetiva relativa
a su capacidad o a su conducta laboral. Entonces, en el caso de autos, la emplazada incurrió en la
afectación del derecho constitucional al trabajo del recurrente al haber dado por resuelto el víncu-
lo laboral sin expresión de causa. (STC Exp. Nº 01519-2007-PA/TC, S, ff. jj. 7 y 9)

£753 Derecho al trabajo. Requisito para la contratación temporal


[Si] la [empresa empleadora] ha omitido un requisito especial que señala la misma
norma, cual es el de “constar la causa objetiva que justifica la contratación temporal”; requi-
sito que resulta de imperiosa necesidad para la validez de los contratos por necesidad de mer-
cado en concordancia con el artículo 72 del mismo cuerpo legal. (…) los contratos de trabajo
celebrados con la emplazada fueron desnaturalizados en esencia por cuanto no se cumplió
con consignar la causa objetiva de contratación, de manera que hubo fraude en los contratos,
porque se simuló labores de naturaleza temporal, cuando en realidad las labores que realizó
fueron de naturaleza “permanente”. (STC Exp. Nº 02531-2007-PA/TC, S, ff. jj. 6 y 7)

660
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£754 Derecho al trabajo. Relevancia de la libertad de trabajo para el comercio


ambulatorio
Esta faz de la libertad de trabajo [libertad de trabajo como derecho de protección] es de suma
relevancia para el comercio ambulatorio. En efecto, por imperativo de este deber de protección,
las municipalidades, en cuanto entes titulares de competencias normativas en materia de comercio
ambulatorio, deben adoptar normas que lo regulen de manera completa y exhaustiva y, en espe-
cial, que garanticen a las personas la facultad de ejercer dicha actividad en condiciones dignas,
por imperativo del principio de dignidad (artículos 1 y 3 de la Constitución). Como consecuencia
del deber de protección que tiene el Estado y las municipalidades con respecto a la libertad de tra-
bajo, la lesión de este derecho no se restringe al solo impedimento arbitrario de su ejercicio, sino
también se concreta en la omisión de tales entes de adoptar las medidas –normas, procedimientos
y/o instituciones– que el caso exija, en particular, tratándose del comercio ambulatorio, la omisión
de que las municipalidades expidan normas que lo regulen en el marco de los términos antes seña-
lados. (STC Exp. Nº 8726-2005-PA/TC, S, f. j. 8)

£755 Derecho al trabajo. Vinculación de la libertad de trabajo con la libertad de


empresa
[T]eniendo en cuenta la naturaleza accesoria del derecho a la libertad de trabajo (...) en los
casos vinculados al otorgamiento de licencias municipales de funcionamiento de establecimien-
to, se vulnerará la libertad de trabajo (...) si es que no se (...) permite ejercer [el] derecho a la
libertad de empresa. Es decir, si al demandante no se le estaría permitiendo abrir su discoteca,
tampoco se le estaría permitiendo trabajar (...) [P]ara poder determinar si se afecta la libertad de
trabajo, tendrá que esclarecerse previamente la vulneración del derecho a la libertad de empresa.
Asimismo, (...) para poder reconocer el derecho a la libertad de empresa, debe acreditarse con-
tar con la licencia de funcionamiento correspondiente de parte de la autoridad municipal; caso
contrario, no puede asumirse la afectación de dicho derecho fundamental; concluyendo que si un
derecho fundamental no asiste a la parte demandante, la demanda deberá ser declarada necesaria-
mente improcedente, en virtud de que, según el artículo 38 del Código Procesal Constitucional,
“(...) no procede el amparo en defensa de un derecho que carece de sustento constitucional direc-
to o que no está referido a los aspectos constitucionalmente protegidos del mismo”. (STC Exp.
Nº 2802-2005-PA/TC, P, f. j.5, PV)
Siempre que (...) se alegue la vulneración de los derechos fundamentales a la libertad de em-
presa y/o a la libertad de trabajo, y el demandante no cuente con la autorización municipal co-
rrespondiente –y de los actuados no se constante una manifiesta arbitrariedad en el accionar de
la Administración, que vulnere algún derecho fundamental del administrado–, serán aplicables,
mutatis mutandis, los criterios vertidos en los fundamentos (...) supra la demanda deberá ser de-
clarada necesariamente improcedente. Dichos criterios serán también aplicables a las demandas en
las que se solicite la inaplicación, suspensión o nulidad de cualquier sanción o procedimiento ad-
ministrativo o coactivo, derivadas de la falta de la correspondiente autorización municipal. (STC
Exp. Nº 2802-2005-PA/TC, P, f. j. 9, PV)

£756 Derecho al trabajo. Actos de hostilidad del empleador


“Los actos de hostilidad son los supuestos donde el empleador se excede en sus facul-
tades de dirección y, por lo tanto, pueden ser controlados por los trabajadores” (TOYAMA
MIYAGUSUKU, Jorge. Instituciones del Derecho Laboral. Gaceta Jurídica. Lima, 2005.
Pág. 214). Los actos de hostilidad –de acuerdo al artículo 30 de la Ley de Productividad y
Competitividad Laboral (LPCL)– pueden ser equiparables al despido, en los casos como b) La
reducción inmotivada de la remuneración o categoría, c) El traslado del trabajador a lugar distinto
de aquel en el que preste habitualmente servicios, con el propósito de ocasionarle perjuicio (...).
Ambos supuestos, se han materializado en el caso de autos, a través de la emisión de los memos

661
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

que ordenan el traslado y la rebaja en la categoría del recurrente, con el agravante que se trata
de actos que han afectado el ejercicio de las actividades sindicales que como dirigente, en
medio de la negociación de un pliego de reclamos, le corresponden. (STC Exp. Nº 8330-2006-
PA/TC, P, f. j. 9)
[L]os traslados sucesivos, la rebaja de categoría sin justificación alguna y sin amparo legal,
así como la clausura del centro de labores en el contexto de una negociación colectiva, resultan
actos violatorios que atentan contra la actividad sindical. En efecto, si bien los actos señalados
podrían encontrar justificación en caso se sujeten a la legislación pertinente (lo que no ha sido
probado en el caso de autos), tales actos, en su conjunto, neutralizan en gran medida la actividad
sindical de los trabajadores, a efectos de poder negociar, de forma libre, con su empleador. (STC
Exp. Nº 8330-2006-PA/TC, P, f. j. 12)

£757 Derecho al trabajo. Despido incausado


El despido incausado consiste en remover a un trabajador, sea de manera verbal, sea mediante
comunicación escrita (…) sin expresarle causa alguna derivada de su conducta o su labor que la
justifique. (STC Exp. Nº 2252-2003-AA/TC, S, f. j. 3)

£758 Derecho al trabajo. Despido fraudulento


[Nos encontramos frente] al despido fraudulento (...) cuando se imputa al trabajador hechos
notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios, o se le atribuye una falta no prevista legalmente,
solo será procedente la vía del amparo cuando el demandante acredite fehaciente e indubitable-
mente que existió fraude, pues en caso contrario, es decir, cuando haya controversia o duda sobre
los hechos, corresponderá a la vía ordinaria laboral determinar la veracidad o falsedad de ellos.
(STC Exp. Nº 0206-2005-PA, f. j. 8)
Se produce el denominado despido fraudulento, cuando: Se despide al trabajador con ánimo
perverso y auspiciado por el engaño, por ende, de manera contraria a la verdad y la rectitud de
las relaciones laborales; aun cuando se cumple con la imputación de una causal y los cánones
procedimentales, como sucede cuando se imputa al trabajador hechos notoriamente inexistentes,
falsos o imaginarios o, asimismo, se le atribuye una falta no prevista legalmente, vulnerando el
principio de tipicidad, (...) o se produce la extinción de la relación laboral con vicio de voluntad
(...) o mediante la “fabricación de pruebas”. En estos supuestos, al no existir realmente causa justa
de despido ni, al menos, hechos respecto de cuya trascendencia o gravedad corresponda dilucidar
al juzgador o por tratarse de hechos no constitutivos de causa justa conforme a la ley, la situación
es equiparable al despido sin invocación de causa, razón por la cual este acto deviene lesivo del
derecho constitucional al trabajo. (STC Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, P, f. j. 15.c)

£759 Derecho al trabajo. Despido fraudulento de trabajador legalmente


reincorporado
El vínculo laboral proviene de un mandato legal, en donde el acceso del trabajador a un pues-
to de trabajo (…) depende (…) del mero cumplimiento de requisitos legalmente preestablecidos,
como lo son la disponibilidad de las plazas, la inscripción en el Registro Nacional de Trabajadores
Cesados Irregularmente básicamente, no condicionando tal reincorporación a la aprobación o re-
sultado de calificación de algún curso o examen. En todo caso, la calificación de reincorporable de
este trabajador ha operado con antelación a la reinstauración del vínculo laboral. (…) [A] juicio de
este Colegiado [Tribunal Constitucional] se ha efectuado un despido fraudulento, toda vez que la
invocación del periodo de prueba no constituye, en el presente caso, causa justa de despido, sino
más bien una forma de evadir lo dispuesto por mandato legal. Es sabido que en las relaciones la-
borales existe una desequiparidad que la legislación laboral busca resarcir brindando al trabajador
adecuada protección frente a los poderes que el empleador tiene, precisamente por la naturaleza
de la relación instaurada. (STC Exp. Nº 00891-2007-PA/TC, ff. jj. 9 y 10)

662
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£760 Derecho al trabajo. Derecho a no ser despedido arbitrariamente


Mediante dicho precepto constitucional [artículo 27 de la constitución] no se consagra el de-
recho a la estabilidad laboral absoluta, es decir, el derecho “a no ser despedido arbitrariamente”.
Solo reconoce el derecho del trabajador a la “protección adecuada” contra el despido arbitrario.
(STC Exp. Nº 0976-2003-AA/TC, P, f. j. 11)

£761 Derecho al trabajo. Protección contra el despido arbitrario


Ante la diversidad de las formas como el legislador nacional puede desarrollar el contenido
del derecho en referencia [protección contra el despido arbitrario], para lo que goza un amplio
margen de discrecionalidad dentro de lo permitido constitucionalmente, este Tribunal considera
que dicho tema puede ser abordado, por decirlo así, desde dos perspectivas: por un lado a través
de un régimen de carácter “sustantivo” y, por otro, con un régimen de carácter “procesal” (STC
Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, P, f. j. 11). El segundo aspecto [del contenido esencial del derecho
al trabajo s]e trata del derecho al trabajo entendido como proscripción de ser despedido salvo por
causa justa. Debe considerarse que el artículo 27 de la Constitución contiene un “mandato al legis-
lador” para establecer protección “frente al despido arbitrario”. Tres aspectos deben resaltarse de
esta disposición constitucional: a. Se trata de un “mandato al legislador”. b. Consagra un principio
de reserva de ley en garantía de la regulación de dicha protección. c. No determina la forma de
protección frente al despido arbitrario, sino que la remite a la ley. (STC Exp. Nº 1124-2001-AA/
TC, P, f. j. 12)
[E]l régimen de protección adecuada enunciado en el artículo 27 de la Constitución y que se
confió diseñarlo al legislador ordinario, no puede entenderse, para el caso de los trabajadores so-
metidos al régimen privado, únicamente circunscrito al Decreto Legislativo Nº 728, sino de cara
a todo el ordenamiento jurídico, pues este (el ordenamiento) no es una agregación caótica de dis-
posiciones legales, sino uno basado en las características de coherencia y completitud (...). (STC
Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, P, f. j. 14)
El Tribunal Constitucional estima que esta nueva situación [por la que en situaciones especia-
les se puede acudir al amparo ante la vulneración de un derecho constitucional] modifica sustan-
cialmente su competencia para conocer de controversias derivadas de materia laboral individual,
sean privadas o públicas. Sin embargo, los criterios jurisprudenciales establecidos (…) para los
casos de despidos incausados (en los cuales no exista imputación de causa alguna), fraudulentos
y nulos, se mantendrán en esencia. [E]l contenido del derecho constitucional a una protección
adecuada contra el despido arbitrario supone la indemnización o la reposición (…), a elección del
trabajador, entonces, en caso de que en la vía judicial ordinaria no sea posible obtener la reposi-
ción o la restitución del derecho vulnerado, el amparo será la vía idónea para obtener la protección
adecuada de los trabajadores del régimen laboral privado, incluida la reposición cuando el despido
se funde en los supuestos mencionados. (STC Exp. Nº 0206-2005-AA/TC, P, f. j. 7, PV)
[E]l segundo párrafo del artículo 34 del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo
Nº 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, Decreto Supremo Nº 003-97-TR, es-
tablece que frente a un despido arbitrario corresponde una indemnización “como única repara-
ción”. No prevé la posibilidad de reincorporación. El denominado despido ad nútum impone solo
una tutela indemnizatoria. Dicha disposición es incompatible con la Constitución, a juicio de este
Tribunal, por las siguientes razones: a. El artículo 34, segundo párrafo, es incompatible con el de-
recho al trabajo porque vacía de contenido este derecho constitucional. En efecto, sí, como quedó
dicho, uno de los aspectos del contenido esencial del derecho al trabajo es la proscripción del
despido salvo por causa justa, el artículo 34, segundo párrafo, al habilitar el despido incausado o
arbitrario al empleador, vacía totalmente el contenido de este derecho constitucional (...). (STC
Exp. Nº 1124-2001-AA/TC, P, f. j. 12)

663
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£762 Derecho al trabajo. Interpretación de la protección adecuada contra el despido


arbitrario
[C]uando el artículo 27 de la Constitución establece que la ley otorgará “adecuada protección
frente al despido arbitrario”, debe considerarse que este mandato constitucional al legislador no
puede interpretarse en absoluto como un encargo absolutamente abierto y que habilite al legisla-
dor una regulación legal que llegue al extremo de vaciar de contenido el núcleo duro del ci-
tado derecho constitucional. Si bien es cierto que el legislador tiene en sus manos la potestad
de libre configuración de los mandatos constitucionales, también lo es que dicha potestad se
ejerza respetando el contenido esencial del derecho constitucional. Una opción interpretativa
diferente solo conduciría a vaciar de contenido el mencionado derecho constitucional y, por esa
razón, la ley que la acogiera resultaría constitucionalmente inadmisible. (STC Exp. Nº 1124-2001-
AA/TC, P, f. j. 12)

£763 Derecho al trabajo. Protección sustantiva preventiva contra el despido arbitrario


[E]l contenido del derecho puede ser configurado por el legislador de modo tal que se “pre-
venga”, “evite” o “impida” que un trabajador pueda ser despedido arbitrariamente. Es decir, que
mediante ley se prevea que no se puede despedir arbitrariamente al trabajador si es que no es por
alguna causal y en la medida que esta se pruebe, previo procedimiento disciplinario, si fuera el
caso. Recibe la calificación de preventiva debido a que la protección adecuada que enuncia el ar-
tículo 27 de la Constitución se traduce en evitar el despido arbitrario. (STC Exp. Nº 0976-2001-
AA/TC, P, f. j. 12.a.1)

£764 Derecho al trabajo. Protección sustantiva reparadora contra el despido arbitrario


[E]l legislador puede optar por desarrollar el contenido del derecho regulado por el artículo
27 de la Constitución de modo tal que, ante el supuesto de despido arbitrario contra un trabajador,
la ley prevé una compensación económica o una indemnización por el accionar arbitrario del em-
pleador. En tal supuesto, la ley no evita que se produzca el despido arbitrario, sino que se limita a
reparar patrimonialmente sus consecuencias. (...) [E]l régimen resarcitorio es compatible con los
principios y valores constitucionales en aquellos casos en los que, o bien el trabajador, una vez
que fue despedido arbitrariamente, cobra la indemnización correspondiente o, en su defecto, inicia
una acción judicial ordinaria con el objeto de que se califique el despido como injustificado, con el
propósito de exigir del empleador el pago compulsivo de la referida indemnización. En cualesquiera
de esos casos, por tratarse de una decisión enteramente asumida conforme a su libre albedrío por el
trabajador, la protección adecuada contra el despido arbitrario debe traducirse inexorablemente en
el pago de la correspondiente indemnización. En tal caso, el trabajador decide que la protección
adecuada es el pago de su indemnización. (STC Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, P, f. j. 12.a.2)

£765 Derecho al trabajo. Protección procesal contra el despido arbitrario


[E]l establecimiento de un régimen “sustantivo” de protección adecuada contra el despido
arbitrario (...) no es incompatible con la opción de que el mismo legislador establezca, simultánea-
mente, un sistema de protección adecuada contra el despido arbitrario, por decirlo así, de carácter
“procesal”. Es decir, el establecimiento mediante ley de un régimen de protección jurisdiccional
contra el despido arbitrario que, en algunas oportunidades, puede encontrarse estrechamente rela-
cionado con el régimen sustantivo, pero que en otros, también puede tener un alcance totalmente
independiente. (STC Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, P, f. j. 13.b)

£766 Derecho al trabajo. Protección contra el despido arbitrario a través del proce-
so de amparo
[E]l contenido del derecho constitucional a una protección adecuada contra el despido ar-
bitrario supone la indemnización o la reposición según corresponda, a elección del trabajador,

664
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

entonces, en caso de que en la vía judicial ordinaria no sea posible obtener la reposición o la resti-
tución del derecho vulnerado, el amparo será la vía idónea para obtener la protección adecuada de
los trabajadores del régimen laboral privado, incluida la reposición cuando el despido se funde en
los supuestos mencionados. (STC Exp. Nº 0206-2005-PA, P, f. j. 7, PV)
[E]n la vía del amparo no se cuestiona, ni podría cuestionarse, la existencia de una causa justa
de despido; sino la presencia, en el despido, como elemento determinante del mismo, de un mo-
tivo ilícito, que suponga la utilización del despido como vehículo para la violación de un derecho
constitucional; por lo que, en verdad, el bien jurídico protegido a través del amparo constitucional
no es la estabilidad laboral del trabajador, sino el goce y ejercicio de sus derechos constituciona-
les. Así ocurre, por ejemplo, con el despido discriminatorio, en el cual el despido es tan solo el
medio utilizado para practicar un acto discriminatorio en perjuicio de un trabajador a causa de su
raza, color, sexo, idioma, religión, actividad sindical, opinión política o cualquier otra condición.
[E]n el caso de la acción de amparo, la protección que se dispensa al trabajador no está referida a
la arbitrariedad del despido, que dependerá de la prueba de la existencia de la causa justa impu-
tada, sino al carácter lesivo de los derechos constitucionales presente en dicho despido. (STC Exp.
Nº 0976-2001-AA/TC, P, f. j. 13)

£767 Derecho al trabajo. Reserva de ley de los alcances de la protección adecuada


contra el despido arbitrario
El referido artículo [artículo 27] no indica en qué términos ha de entenderse esa “protección
adecuada”. En su lugar señala que la ley tiene la responsabilidad de establecerla; es decir, que su
desarrollo está sujeto al principio de reserva de ley. En la medida que el artículo 27 constitucional
no establece los términos en que debe entenderse la “protección adecuada” y prevé una reserva de
ley para su desarrollo, el derecho allí reconocido constituye lo que en la doctrina constitucional se
denomina un “derecho constitucional de configuración legal”. (...) Si bien el texto constitucional
no ha establecido cómo puede entenderse dicha protección contra el despido arbitrario, ella exige
que, cualesquiera que sean las opciones que se adopten legislativamente, estas deban satisfacer un
criterio mínimo de proporcionalidad o, como dice expresamente el texto constitucional, se trate de
medidas “adecuadas”. (STC Exp. Nº 0976-2003-AA/TC, P, f. j. 11)

£768 Derecho al trabajo. Eficacia restitutoria en caso de despido arbitrario


[P]uede establecerse un sistema o régimen de protección jurisdiccional con alcances diferen-
tes. Es decir, que en vez de prever una eficacia resarcitoria, pueda establecerse una vía procesal de
eficacia restitutoria. Es lo que sucede con el régimen de protección procesal previsto a través del
proceso de amparo constitucional. (STC Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, P, f. j. 13.b.2)
La forma de protección no puede ser sino retrotraer el estado de cosas al momento de come-
tido el acto viciado de inconstitucionalidad, por eso la restitución es una consecuencia consustan-
cial a un acto nulo. (STC Exp. Nº 1124-2001-AA/TC, P, f. j. 12)

£769 Derecho al trabajo. Eficacia indemnizatoria en caso de despido arbitrario


[U]n modelo de protección procesal, estrechamente ligado al régimen de protección sustanti-
va, (...) denominado de carácter reparador, es lo que sucede con la acción indemnizatoria o, exclu-
yentemente, la acción impugnatoria de despido (con excepción del supuesto de despido “nulo”)
en el ámbito de la jurisdicción ordinaria. En tal supuesto, el régimen de protección procesal se
encuentra inexorablemente vinculado con lo dispuesto por el Decreto Legislativo Nº 728, pues, de
advertirse que el despido del que fue objeto un trabajador fue arbitrario, el juez laboral no podrá
tutelar el derecho más allá de lo que en dicha legislación se prevé a propósito de los trabajadores
sujetos al régimen de la actividad privada; es decir, ordenar el pago de la indemnización corres-
pondiente. Se trata de un sistema de protección adecuada contra el despido arbitrario que tiene una
eficacia resarcitoria y, como tal, se trata de un derecho que el ordenamiento reconoce al trabajador,

665
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

tal como se desprende, por lo demás, de la propia ubicación estructural asignada al artículo 34
dentro del Decreto Legislativo Nº 728. (STC Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, P, f. j. 13.b.1)

£770 Derecho al trabajo. Carácter complementario o sustitutorio de la indemnización


La forma de protección no puede ser sino retrotraer el estado de cosas al momento de come-
tido el acto viciado de inconstitucionalidad, por eso la restitución es una consecuencia consustan-
cial a un acto nulo. La indemnización será una forma de restitución complementaria o sustitutoria
si así lo determinara libremente el trabajador, pero no la reparación de un acto ab initio inválido
por inconstitucional. (STC Exp. Nº 1124-2001-AA/TC, P, f. j. 12)

£771 Derecho al trabajo. No ruptura del vínculo laboral por retiro de confianza a
trabajador promovido
[L]a inobservancia de la formalidad establecida por el Reglamento del TUO de la Ley de
Productividad y Competitividad Laboral no enerva el hecho de que el trabajador pueda ser con-
siderado como personal de confianza, si es que de la naturaleza de las funciones desempeñadas
se desprende alguna de las particularidades reseñadas en el fundamento precedente. (…) Sin em-
bargo tal criterio tiene una excepción por cuanto no procede en el supuesto de que el trabajador,
después de haber venido laborando en un cargo ordinario, hubiera variado su calidad a personal
de confianza, en cuyo caso, de producirse el retiro de la confianza, no corresponderá como con-
secuencia la ruptura del vínculo laboral sino el retorno del trabajador al puesto que había venido
desempeñando anteriormente. Suponer lo contrario, es decir, que incluso en tales casos el retiro de
la confianza implica la ruptura del vínculo laboral significaría permitir un abuso del derecho del
empleador, el cual es prohibido por el artículo 103 de la Constitución, dado que podría darse el
caso de que se varíe la calidad de un trabajador a “trabajador de confianza”, con el propósito
de despedirlo más adelante aduciendo la pérdida de la misma. (STC Exp. Nº 08257-2006-PA/
TC, P, ff. jj. 7 y 8)

£772 Derecho al trabajo. Cese de discapacitado por aplicación de política de auste-


ridad ante inexistencia de medidas menos gravosas
[S]i bien la emplazada debía ejecutar dicha política de austeridad, debió haberlo hecho con
respeto de los derechos fundamentales del recurrente, lo cual implicaba, de acuerdo al principio
de razonabilidad, específicamente al subprincipio de necesidad, aplicar la disolución del vínculo
laboral únicamente si es que no existían medidas menos gravosas para lograr tal fin, teniendo en
cuenta que el recurrente, en su calidad de discapacitado, gozaba de una protección especial ante
medidas de esa naturaleza, máxime cuando de acuerdo al artículo 33 de la Ley N° 27050, la em-
plazada está en la obligación de contratar personas con discapacidad en una proporción no inferior
al 3% de la totalidad de su personal. (STC Exp. Nº 5218-2007-PA/TC, S, f. j. 12)

£773 Derecho al trabajo. Nulidad o ineficacia del despido por lesión de derechos
fundamentales
[L]a extinción unilateral de la relación laboral, fundada única y exclusivamente en la voluntad
del empleador, está afectada de nulidad –y por consiguiente el despido carecerá de efecto legal–
cuando se produce con violación de los derechos fundamentales de la persona, reconocidos por
la Constitución o los tratados relativos a la promoción, defensa y protección de los derechos hu-
manos. La pérdida de toda eficacia legal de cierto tipo de despidos, deriva de la conexión directa
e inmediata entre el acto de extinción de la relación laboral y la contravención de la Constitución
o los tratados en materia de derechos humanos. Así, se encontrará afectada de plena nulidad toda
aquella voluntad de empleador que restrinja, limite, disminuya, impida o conculque el goce de los
referidos derechos a uno o más de sus dependientes (...).

666
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[L]a naturaleza misma del acto inconstitucional es la que determina la ineficacia legal del
despido, en razón de que el principio de primacía constitucional, contenido en el artículo 51 de
nuestra Norma Fundamental, no admite que puedan reputarse como legítimas y eficaces aquellas
conductas y actuaciones que importan la vulneración de los derechos que dicho conjunto norma-
tivo consagra. En efecto, la lesión de los derechos fundamentales de la persona constituye, per
se, un acto inconstitucional, cuya validez no es en modo alguno permitida por nuestro supra or-
denamiento. En ese contexto, y, al amparo de la Constitución, el Tribunal Constitucional tiene
la obligación de disponer a favor del agraviado la tutela más amplia, efectiva y rápida posible,
restituyéndole en el goce integral y en el ejercicio pleno de su derecho amenazado o vulnerado; lo
que se conseguirá mediante la cesación del acto lesivo y la privación de efecto legal alguno que
por arbitrariedad el empleador quisiese consumar. (STC Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, P, f. j. 20)
[L]a protección adecuada contra el despido arbitrario previsto en el artículo 27 de la
Constitución ofrece dualmente una opción reparadora (readmisión en el empleo) o indemnizato-
ria (resarcimiento por el daño causado), según sea el caso. Esta orientación (...) plantea el refor-
zamiento de los niveles de protección a los derechos del trabajador frente a residuales prácticas
empresariales abusivas respecto al poder para extinguir unilateralmente una relación laboral. (…)
[L]a competencia y actuación de la vía jurisdiccional –ordinaria o constitucional– y los alcances
de la protección jurisdiccional –reposición o indemnización– dependen de la opción que adopte el
trabajador despedido, así como de la naturaleza de los derechos supuestamente vulnerados. (STC
Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, P, ff. jj. 16 y 19)

£774 Derecho al trabajo. Protección urgente de supuestos de despido nulo


[C]uando se formulen demandas fundadas en las causales que configuran un despido nulo,
el amparo será procedente por las razones expuestas, considerando la protección urgente que se
requiere para este tipo de casos, sin perjuicio del derecho del trabajador a recurrir a la vía judicial
ordinaria laboral, si así lo estima conveniente. (STC Exp. 0206-2005-PA/TC, P, f. j.16, PV)
[L]os despidos originados en la lesión a la libertad sindical y al derecho de sindicación siem-
pre tendrán la tutela urgente del proceso de amparo, aun cuando las vías ordinarias también pue-
dan reparar tales derechos. (STC Exp. 0206-2005-PA/TC, P, f. j.14, PV)

£775 Derecho al trabajo. Protección contra despidos producidos por motivo de


embarazo
[L]os despidos originados en la discriminación (...) tendrán protección a través del amparo,
así como los despidos producidos con motivo del embarazo, toda vez que, conforme al artículo 23
de la Constitución, el Estado protege especialmente a la madre. Deber que se traduce en las obli-
gaciones estatales de adoptar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra
la mujer en la esfera del empleo, prohibiendo, en especial, bajo pena de sanciones, el despido por
motivo de embarazo o licencia de maternidad, así como la discriminación sobre la base del estado
civil y prestar protección especial a la mujer durante el embarazo (artículo 11 numerales 1 y 2
literales a y d de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra
la mujer de Naciones Unidas). (STC Exp. Nº 0206-2005-AA/TC, P, f. j. 15, PV)

£776 Derecho al trabajo. Protección de las personas con impedimento físico o


mental
[E]l proceso de amparo será el idóneo frente al despido que se origina en la condición de
impedido físico mental, a tenor de los artículos 7 y 23 de la Constitución que les garantiza una
protección especial de parte del Estado. En efecto, conforme al artículo 18 del Protocolo adicional
a la Convención Americana de Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales o “Protocolo de San Salvador”, sobre protección de los minusválidos, toda persona
afectada por una disminución en sus capacidades físicas o mentales tiene derecho a recibir una

667
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

atención especial con el fin de alcanzar el máximo desarrollo de su personalidad. (STC Exp.
Nº 0206-2005-AA/TC, P, f. j. 15, PV)

£777 Derecho al trabajo. Protección del trabajador respecto de sus actos propios
La Constitución protege (...) al trabajador, aun respecto de sus actos propios, cuando pretenda
renunciar a los derechos y beneficios que por mandato constitucional y legal le corresponden, evi-
tando que, por desconocimiento o ignorancia –y sobre todo, en los casos de amenaza, coacción o
violencia–, se perjudique. (STC Exp. Nº 2906-2002-AA/TC, S, f. j. 4)

£778 Derecho al trabajo. Protección especial de los dirigentes sindicales


[L]a vía del amparo es idónea para la protección especial [de los dirigentes sindicales] contra
el despido arbitrario, “pues a criterio del Tribunal Constitucional, la dimensión plural o colectiva
de la libertad sindical garantiza no solo la protección colectiva de los trabajadores sindicalizados
(como fue reconocido por este Colegiado en el Exp. N.° 1124-2001-AA/TC, Fundamento 11),
sino que también reconoce una protección especial para los dirigentes sindicales, toda vez que
estos últimos, libremente elegidos, detentan la representación de los trabajadores sindicalizados
a fin de defender sus intereses. Consecuentemente, todo acto lesivo, no justificado e irrazonable,
que afecte a los trabajadores sindicalizados y a sus dirigentes y que haga impracticable el funcio-
namiento del sindicato, deberá ser reparado”. (Cfr. Fundamento 13 de la STC Exp. N° 0206-2005-
PA). (STC Exp. Nº 01147-2007-PA/TC, f. j. 4)
[D]e acuerdo a los criterios de procedibilidad de las demandas de amparo en materia laboral
individual privada, (…) en el presente caso resulta procedente efectuar la verificación del despido
con vulneración del derecho a la libertad sindical alegado por el recurrente [miembro de la comi-
sión de prensa y difusión del sindicato]. (STC Exp. Nº 01946-2007-PA/TC, f. j. 3)

£779 Derecho al trabajo. Supuestos de improcedencia del proceso de amparo


[L]a Ley Procesal del Trabajo, Nº 26636, prevé (…) la competencia por razón de la materia
de las Salas Laborales y Juzgados de Trabajo (…). [E]stablece que los Juzgados de Trabajo cono-
cen, entre las materias más relevantes de las pretensiones individuales por conflictos jurídicos, las
siguientes:
a) Impugnación de despido (sin reposición).
b) Cese de actos de hostilidad del empleador, incluidos los actos de hostigamiento sexual, con-
forme a la ley sobre la materia.
c) Incumplimiento de disposiciones y normas laborales cualquiera fuera su naturaleza.
d) Pago de remuneraciones y beneficios económicos (...).
A su turno, el (…) Decreto Supremo Nº 003-97-TR, TUO del Decreto Legislativo Nº 728,
Ley de Productividad y Competitividad Laboral, considera que constituyen actos de hostilidad:
a) La falta de pago de la remuneración en la oportunidad correspondiente, salvo razones de fuer-
za mayor o caso fortuito debidamente comprobados por el empleador.
b) La reducción inmotivada de la remuneración o de la categoría.
c) El traslado del trabajador a lugar distinto de aquel en el que preste habitualmente servicios,
con el propósito de ocasionarle perjuicio.
d) La inobservancia de medidas de higiene y seguridad que pueda afectar o poner en riesgo la
vida y la salud del trabajador.
e) El acto de violencia o el faltamiento grave de palabra en agravio del trabajador o de su
familia.

668
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

f) Los actos de discriminación por razón de sexo, raza, religión, opinión o idioma.
g) Los actos contra la moral y todos aquellos que afecten la dignidad del trabajador.
Consecuentemente, los amparos que se refieran a las materias descritas (fundamentos 17 y
18), que por mandato de la ley son competencia de los jueces de trabajo, serán declaradas impro-
cedentes en la vía del amparo. (STC Exp. Nº 0206-2005-PA/TC, P, ff. jj. 17 y 18, PV)
[E]l amparo no es la vía idónea para el cuestionamiento de la causa justa de despido imputada
por el empleador cuando se trate de hechos controvertidos, o cuando, existiendo duda sobre tales
hechos, se requiera la actuación de medios probatorios a fin de poder determinar la veracidad, fal-
sedad o la adecuada calificación de la imputación de la causa justa de despido, que evidentemente
no pueden dilucidarse a través del amparo. En efecto, es claro que, en este supuesto, para que
se produzca certeza en el juzgador, respecto de los puntos controvertidos, y pueda así sustentar
su fallo en determinado sentido, necesariamente tendrá que desarrollar la actividad probatoria a
través de sus diversas etapas, en particular respecto de la actuación y valoración de la prueba que,
entre otras muchas, se relacionarán con declaraciones de parte, testigos, documentos (libros de
planillas, informes), peritajes y, especialmente, las pruebas de oficio. (STC Exp. Nº 0206-2005-
PA/TC, P, f. j. 19, PV)
[A]quellos casos que se deriven de la competencia por razón de materia de los jueces de tra-
bajo, los actos de hostilidad y aquellos derivados del cuestionamiento y calificación del despido
fundado en causa justa que se refieran a hechos controvertidos, mencionados en los puntos prece-
dentes, no serán tramitados en el proceso de amparo, sino en el proceso laboral de la jurisdicción
laboral ordinaria, a cuyos jueces corresponde, en primer lugar, la defensa de los derechos y liber-
tades constitucionales y de orden legal que se vulneren con ocasión de los conflictos jurídicos de
carácter individual en el ámbito laboral privado. Solo en defecto de tal posibilidad o atendiendo
a la urgencia o a la demostración objetiva y fehaciente por parte del demandante de que la vía
laboral ordinaria no es la idónea, corresponderá admitir el amparo. (STC Exp. Nº 0206-2005-PA/
TC, P, f. j. 20, PV)

£780 Derecho al trabajo. Improcedencia de proceso de amparo por despido bajo el


régimen de la legislación laboral pública
[C]onforme al artículo 5, inciso 2 del Código Procesal Constitucional, las demandas de ampa-
ro que soliciten la reposición de los despidos producidos bajo el régimen de la legislación laboral
pública y de las materias mencionadas en el párrafo precedente deberán ser declaradas impro-
cedentes, puesto que la vía igualmente satisfactoria para ventilar este tipo de pretensiones es la
contencioso-administrativa. Solo en defecto de tal posibilidad o atendiendo a la urgencia o a la
demostración objetiva y fehaciente por parte del demandante de que la vía contencioso-adminis-
trativa no es la idónea, procederá el amparo. Igualmente, el proceso de amparo será la vía idónea
para los casos relativos a despidos de servidores públicos cuya causa sea: su afiliación sindical o
cargo sindical, por discriminación, en el caso de las mujeres por su maternidad, y por la condición
de impedido físico o mental conforme a los fundamentos 10 a 15 supra. (STC Exp. Nº 0206-2005-
PA/TC, P, f. j. 24, PV)

669
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
11) De sindicación, negociación colectiva y huelga; (...)

£781 Derechos colectivos del trabajador. Ejercicio pacífico


[E]l ejercicio de los derechos laborales colectivos (...) debe ser conforme a la Constitución y
al ordenamiento jurídico vigente. Dicho ejercicio comporta el respeto de los derechos de terceros,
en particular de los del empleador. En tal sentido, nuestro sistema jurídico proscribe, prohíbe y
sanciona los actos violentos y aquellos que puedan configurar delitos. Incurrir en tales actos com-
porta un ejercicio ilegítimo de los derechos. (STC Exp. Nº 03311-2005-AA/TC, P, f. j. 18)

£782 Derecho de sindicación. Definición de libertad sindical


Se (...) define [a la libertad sindical] como la capacidad autodeterminativa para participar en
la constitución y desarrollo de la actividad sindical (...). [A]lude a un atributo directo, ya que rela-
ciona un derecho civil y un derecho político, y se vincula con la consolidación del Estado Social y
Democrático de Derecho, ya que constitucionaliza la creación y fundamentación de las organiza-
ciones sindicales. (STC Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, P, f. j. 26)
[E]ste derecho [Libertad sindical] es definido: ‘como la capacidad autodeterminativa para
participar en la constitución y desarrollo de la actividad sindical, esta facultad se manifiesta en dos
planos: (i) la libertad sindical intuito personae, que comprende, en su faceta positiva, el derecho
de un trabajador a constituir organizaciones sindicales y a afiliarse a los sindicatos ya constituidos
y, en su faceta negativa, el derecho de un trabajador a no afiliarse o a desafiliarse de una organiza-
ción sindical; (ii) la libertad sindical plural, la misma que plantea tres aspectos: a) ante el Estado
(comprende la autonomía sindical, la personalidad jurídica y la diversidad sindical); b) ante los
empleadores (comprende el fuero sindical y la proscripción de prácticas desleales); y, c) ante las
otras organizaciones sindicales (comprende la diversidad sindical, la proscripción de las cláusulas
sindicales, etc.). (STC Exp. Nº 01139-2007-PA/TC; S, f. j. 6)

£783 Derecho de sindicación. Contenido


[La libertad sindical] implica un haz de facultades y el ejercicio autónomo de homus faver-
homus politicus, referido a aspectos tales como:
- El derecho a fundar organizaciones sindicales.
- El derecho de libre afiliación, desafiliación y reafiliación en las organizaciones sindicales
existentes.
- El derecho a la actividad sindical.
- El derecho de las organizaciones sindicales a ejercer libremente las funciones que la
Constitución y las leyes le asignen, en defensa de los intereses de sus afiliados. Ello compren-
de la reglamentación interna, la representación institucional, la autonomía en la gestión, etc.
- El derecho a que el Estado no interfiera –salvo el caso de violación de la Constitución o
la ley– en las actividades de las organizaciones sindicales. (STC Exp. Nº 0008-2005-PI/
TC, P, f. j. 26)

£784 Derecho de sindicación. Aspecto orgánico del contenido esencial


[El aspecto orgánico del contenido esencial de la libertad sindical] consiste en la facultad de
toda persona de constituir sindicatos con el propósito de defender sus intereses gremiales. (STC
Exp. Nº 3311-2005-PA/TC, P, f. j. 6)

670
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£785 Derecho de sindicación. Aspecto funcional del contenido esencial


[El aspecto funcional del contenido esencial de la libertad sindical] se refiere a la facultad de
afiliarse o no afiliarse a este tipo de organizaciones. A su vez, (...) implica la protección del tra-
bajador afiliado o sindicado frente a la comisión de actos que perjudiquen sus derechos y tengan
como motivación real su condición de afiliado o no afiliado de un sindicato u organización análo-
ga. (STC Exp. Nº 3311-2005-PA/TC, P, f. j. 6).

£786 Derecho de sindicación. Doble dimensión


[La libertad sindical se] manifiesta en dos planos: el intuito personae y el plural. (STC Exp.
Nº 0008-2005-PI/TC, P, f. j. 27)

£787 Derecho de sindicación. Dimensión intuito personae


La libertad sindical intuito personae plantea dos aspectos:
- Aspecto positivo: Comprende el derecho de un trabajador a constituir organizaciones sindica-
les y a afiliarse a los sindicatos ya constituidos. Dentro de ese contexto se plantea el ejercicio
de la actividad sindical.
- Aspecto negativo: Comprende el derecho de un trabajador a no afiliarse o a desafiliarse de
una organización sindical (...). (STC Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, P, f. j. 27)

£788 Derecho de sindicación. Excepciones a la dimensión intuito personae en su as-


pecto positivo
La libertad sindical intuito personae se encuentra amparada genéricamente por el inciso 1
del artículo 28 de la Constitución. Empero, una lectura integral de dicho texto demuestra que se
encuentran excluidos de su goce los siguientes componentes del Estado peruano:
- Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional (artículo 42 de la
Constitución).
- Los miembros del Ministerio Público y del Órgano Judicial (artículo 153 de la Constitución).
- Los miembros de la Administración Pública, con poder de decisión o que desempeñen cargos
de confianza o dirección (artículo 42 de la Constitución). (STC Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, P,
f. j. 27)

£789 Derecho de sindicación. Dimensión plural


[L]a libertad sindical en su dimensión plural (...) protege la autonomía sindical, esto es, la
posibilidad de que el sindicato pueda funcionar libremente sin injerencias o actos externos que
lo afecten. Protege, asimismo, las actividades sindicales que desarrollan los sindicatos y
sus afiliados de manera colectiva, así como la de los dirigentes sindicales para que puedan
desempeñar sus funciones y cumplir con el mandato para el que fueron elegidos. (STC Exp.
Nº 3311-2005-PA/TC, P, f. j. 6)
Sin esta protección [sobre la autonomía sindical] no sería posible el ejercicio de una serie
de derechos y libertades, tales como el derecho de reunión sindical, el derecho a la protección
de los representantes sindicales para su actuación sindical, la defensa de los intereses de los
trabajadores sindicalizados y la representación de sus afiliados en procedimientos administra-
tivos y judiciales.
Del mismo modo, no sería posible un adecuado ejercicio de la negociación colectiva y del
derecho de huelga. (STC Exp. Nº 0206-2005-PA/TC, P, f. j. 12, PV)

671
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La libertad sindical plural plantea tres aspectos:


- Ante el Estado: Comprende la autonomía sindical, la personalidad jurídica y la diversidad
sindical.
- Ante los empleadores: Comprende el fuero sindical y la proscripción de prácticas desleales.
- Ante las otras organizaciones sindicales: Comprende la diversidad sindical, la proscripción de
las cláusulas sindicales, etc. (STC Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, P, f. j. 27)

£790 Derecho de sindicación. Protección negativa de la libertad sindical


[A] efectos de fortalecer la protección negativa [planteada frente al Estado y que se dirige a la
remoción de todos los obstáculos y restricciones que impidan el libre ejercicio de la libertad sindi-
cal], que garantiza una eficaz protección al derecho a la libertad sindical, es conveniente precisar
que una intervención con el ánimo de evitar el libre funcionamiento, ya sea de manera directa o
indirecta de perjudicar las actividades sindicales, se considera vulneratoria de este derecho consti-
tucionalmente protegido. (STC Exp. Nº 01139-2007-PA/TC, S, f. j. 8)

£791 Derecho de sindicación. Protección internacional


En esa línea el Convenio 98 sobre el derecho de sindicación y la negociación colectiva, en su
artículo 1 establece que:
“1. Los trabajadores deberán gozar de adecuada protección contra todo acto de discriminación
tendiente a menoscabar la libertad sindical en relación con su empleo.
2. Dicha protección deberá ejercerse especialmente contra todo acto que tenga por objeto:
(...)
b) Despedir a un trabajador o perjudicarlo en cualquier otra forma a causa de su afiliación
sindical o de su participación en actividades sindicales fuera de las horas de trabajo o, con el con-
sentimiento del empleador, durante las horas de trabajo” (...).
Además el Convenio 151, sobre las relaciones de trabajo en la administración pública, señala
en su artículo 4 que:
“1. Los empleados públicos gozarán de protección adecuada contra todo acto de discrimina-
ción antisindical en relación con su empleo.
2. Dicha protección se ejercerá especialmente contra todo acto que tenga por objeto:
(...)
b) despedir a un empleado público, o perjudicarlo de cualquier otra forma, a causa de su afi-
liación a una organización de empleados públicos o de su participación en las actividades norma-
les de tal organización” (...).
De forma complementaria, conviene traer a colación lo señalado por el Comité de Libertad
Sindical de la OIT con relación a la libertad sindical:
“Uno de los principios fundamentales de la libertad sindical es que los trabajadores gocen
de protección adecuada contra los actos de discriminación antisindical en relación con su em-
pleo –tales como despido, descenso de grado, traslado y otras medidas perjudiciales– y que dicha
protección es particularmente necesaria tratándose de delegados sindicales, porque para poder
cumplir sus funciones sindicales con plena independencia deben tener la garantía de que no serán
perjudicados en razón del mandato que detentan en el sindicato. El Comité ha estimado que tal ga-
rantía, en el caso de dirigentes sindicales, es también necesaria para dar cumplimiento al principio
fundamental de que las organizaciones de trabajadores han de contar con el derecho de escoger

672
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

a sus representantes con plena libertad” (La libertad sindical. Oficina Internacional del Trabajo
Ginebra. Recopilación de decisiones y principios del Comité de Libertad sindical del Consejo
de Administración de la OIT. Quinta edición [revisada] 2006) (...). (STC Exp. Nº 8330-2006-PA/
TC, P, ff. jj. 4 y 5)

£792 Derecho de sindicación. Protección especial de los dirigentes especiales


[L]a libertad sindical no solo garantiza la protección colectiva de los trabajadores sindicali-
zados; sino que también reconoce una protección especial para los dirigentes sindicales, toda vez
que estos últimos, libremente elegidos, detentan la representación de los trabajadores sindicaliza-
dos a fin de defender sus intereses. Consecuentemente, todo acto lesivo, no justificado e irrazo-
nable, que afecte a los trabajadores sindicalizados y a sus dirigentes y que haga impracticable el
funcionamiento del sindicato, deberá ser reparado. (STC Exp. Nº 01139-2007-PA/TC, S, f. j. 7)

£793 Derecho de sindicación. Prohibición de actos de represión sobre su ejercicio


[S]e infiere de los tratados de Derechos Humanos (…) que la libertad sindical, como un dere-
cho constitucional protegido, no debe ser sometida a ningún acto de represión; como, por ejemplo,
despedir a un trabajador o perjudicarle en cualquier otra forma a causa de su afiliación o represen-
tación sindical. En efecto, se prohíbe y queda vedado cualquier trato discriminatorio e irracional
que afecte el derecho a la sindicalización como derecho fundamental de la persona humana. (STC
Exp. Nº 01139-2007-PA/TC; f. j. 11)

£794 Negociación colectiva. Definición del convenio colectivo


[El convenio colectivo es] el acuerdo que permite crear, modificar o extinguir derechos y
obligaciones referidas a remuneraciones, condiciones de trabajo, productividad y demás aspectos
concernientes a las relaciones laborales. En puridad, emana de una autonomía relativa consistente
en la capacidad de regulación de las relaciones laborales entre los representantes de los trabajado-
res y sus empleadores.
[Asimismo], constituye un instrumento idóneo para viabilizar la promoción de la armonía la-
boral, así como para conseguir un equilibrio entre las exigencias sociales de los trabajadores y la
realidad económica de la empresa. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 29)

£795 Negociación colectiva. Naturaleza del convenio colectivo


El convenio colectivo permite la facultad de autorregulación entre trabajadores y empleado-
res, a efectos de reglamentar y administrar por sí mismos sus intereses en conflicto. Surge de la
negociación llevada a cabo entre el empleador o una organización de empleadores y una o varias
organizaciones sindicales, con miras a ordenar y regular las relaciones laborales. En la doctrina
aparece bajo varias denominaciones; a saber, contrato de paz social, acuerdo corporativo, pacto de
trabajo, etc. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 29)

£796 Negociación colectiva. Características del convenio colectivo


Entre las principales características [del convenio colectivo] se cuentan las siguientes:
- La supraordinación del convenio colectivo sobre el contrato de trabajo; ello en virtud a que el
primero puede modificar los aspectos de la relación laboral pactada a título individual, siem-
pre que sea favorable al trabajador.
- La aplicación retroactiva de los beneficios acordados en el convenio, dado que rige desde el
día siguiente de la caducidad del convenio anterior o en su defecto desde la fecha de presen-
tación del pliego de reclamos; a excepción de las estipulaciones que señalan plazo distinto
o que consisten en obligaciones de hacer o de dar en especie, que rigen desde la fecha de su
suscripción.

673
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

- Los alcances del convenio tienen una duración no menor de un año.


- Los alcances del convenio permanecen vigentes hasta el vencimiento del plazo, aun cuando
la empresa fuese objeto de fusión, traspaso, venta, cambio de giro del negocio. (STC Exp.
Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 31)

£797 Negociación colectiva. Elementos del convenio colectivo


Los elementos [del convenio colectivo] son:
- Los agentes negociadores.
- El contenido negocial.
- La fuerza normativa y la eficacia de la convención colectiva. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/
TC, P, f. j. 30)

£798 Negociación colectiva. Agentes que intervienen en el convenio colectivo


[La] convención [colectiva] es establecida por los representantes de los trabajadores expresa-
mente elegidos y autorizados para la suscripción de acuerdos y por el empleador o sus represen-
tantes. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 29)

£799 Negociación colectiva. Tipos de convenio colectivo


[S]e presentan los dos modelos siguientes [de convenio colectivo]:
- El modelo vertical: La normatividad estatal limita en términos bastante específicos el poder
negocial de los trabajadores y empleadores.
- El modelo horizontal: La normatividad estatal deja en gran medida a la discrecionalidad de
las partes de la relación negocial, los alcances de las convenciones colectivas.
[E]n nuestro país el modelo horizontal es aplicable al régimen privado y el vertical al público.
(STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 32)

£800 Negociación colectiva. Convenio colectivo articulado o por rama de actividad


[El convenio colectivo articulado], que se aplica en el régimen privado, consiste en la cele-
bración de un acuerdo de carácter nacional o rama de actividad, a efectos de poder uniformizar
un tipo específico de relación laboral, así como para salvaguardar el ejercicio de este derecho en
favor de los trabajadores en aquellos casos en que esta sea la única forma posible de negociación
colectiva. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 34)

£801 Negociación colectiva. Fuerza vinculante de los convenios colectivos


[E]l inciso 2 del artículo 28 de la Constitución actual señala que las convenciones colectivas
[o convenios colectivos] tienen fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado. En tal sentido, la
fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado obliga:
- A las personas celebrantes de la convención colectiva.
- A las personas representadas en la suscripción de la convención colectiva.
- A las personas que se incorporen con posterioridad a la celebración de la convención colecti-
va (...).
Cabe señalar que la fuerza vinculante para las partes establece su obligatorio cumplimiento
para las personas en cuyo nombre se celebró, así como para los trabajadores que se incorporaron
con posterioridad a las empresas pactantes, con excepción de quienes ocupen puestos de dirección
o desempeñen cargos de confianza.

674
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

En suma (...), la fuerza vinculante implica que en la convención colectiva las partes pueden
establecer el alcance y las limitaciones o exclusiones que autónomamente acuerden con arreglo a
ley. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 33)

£802 Negociación colectiva. Obligación estatal del fomento y estímulo de los conve-
nios colectivos
[E]l derecho constitucional a la negociación colectiva se expresa principalmente en el deber
del Estado de fomentar y estimular la negociación colectiva entre los empleadores y trabajadores,
conforme a las condiciones nacionales, de modo que la convención colectiva que se deriva de la
negociación colectiva tiene fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado. (STC Exp. Nº 0785-
2004-AA/TC, S, f. j. 5)

£803 Derecho de huelga. Definición


[El derecho a la huelga] consiste en la suspensión colectiva de la actividad laboral, la misma
que debe ser previamente acordada por la mayoría de los trabajadores (...). Por huelga debe en-
tenderse (...) al abandono temporal con suspensión colectiva de las actividades laborales, la cual,
dentro de determinadas condiciones, se encuentra amparada por la ley (...). [L]a huelga es una
manifestación de fuerza, respaldada por el derecho, tendente a defender los legítimos intereses de
los trabajadores. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 40)

£804 Derecho de huelga. Atribuciones vinculadas


Entre las atribuciones vinculadas al derecho de huelga aparecen las siguientes:
- Facultad de ejercitar o no ejercitar el derecho de huelga.
- Facultad de convocatoria dentro del marco de la Constitución y la ley. En ese contexto, tam-
bién cabe ejercitar el atributo de su posterior desconvocatoria.
- Facultad de establecer el petitorio de reinvindicaciones; las cuales deben tener por objetivo
la defensa de los derechos e intereses socioeconómicos o profesionales de los trabajadores
involucrados en la huelga.
- Facultad de adoptar las medidas necesarias para su desarrollo, dentro del marco previsto en la
Constitución y la ley.
- Facultad de determinar la modalidad de huelga; esto es, si se lleva a cabo a plazo determinado
o indeterminado. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 41)

£805 Derecho de huelga. Titularidad del derecho


[L]os trabajadores, como titulares de dicho derecho, se encuentran facultados para desligarse
temporalmente de sus obligaciones jurídico-contractuales, a efectos de poder alcanzar la obten-
ción de algún tipo de mejora por parte de sus empleadores, en relación a ciertas condiciones so-
cioeconómicas o laborales. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 40)
La doctrina tiene opiniones dispares sobre este punto, ya sea respecto a la titularidad de los traba-
jadores en sentido lato o a la de los trabajadores adscritos a una organización sindical. Este colegiado
[Tribunal Constitucional] estima que (...) su ejercicio corresponde a los trabajadores en sentido lato,
aunque sujeto a que la decisión sea adoptada en la forma que expresamente determina la ley y dentro
de su marco, el estatuto de la organización sindical. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 41)

£806 Derecho de huelga. Convocatoria


[L]a huelga debe ser convocada tomándose en consideración lo siguiente:
- La existencia de proporcionalidad y carácter recíproco de las privaciones y daño económico
para las partes en conflicto.

675
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

- La constatación de que no se haya impuesto a los trabajadores discrepantes con la medida de


fuerza acordada la participación en la huelga (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 41).

£807 Derecho de huelga. Relación con otros derechos


[L]a huelga no es un derecho absoluto, sino regulable. Por ende, debe efectivizarse en armo-
nía con los demás derechos. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 40)

£808 Derecho de huelga. Respeto de los derechos de terceros


[E]l ejercicio de los derechos laborales colectivos, en especial el derecho de huelga, debe ser
conforme a la Constitución y al ordenamiento jurídico vigente. Dicho ejercicio comporta el respe-
to de los derechos de terceros, en particular de los del empleador. En tal sentido, nuestro sistema
jurídico proscribe, prohíbe y sanciona los actos violentos y aquellos que puedan configurar delitos.
Incurrir en tales actos comporta un ejercicio ilegítimo de los derechos. (STC Exp. Nº 3311-2005-
PA/TC, P, f. j. 18)

£809 Derecho de huelga. Ejercicio sin regulación legal


En aquellos casos en que no exista legislación sobre la materia, tal ausencia no puede ser es-
grimida como impedimento para su cabal efectivización por parte de los titulares de este derecho
humano. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 40)

£810 Derecho de huelga. Presupuesto para su ejercicio


El ejercicio del derecho de huelga presupone que se haya agotado previamente la negociación
directa con el empleador, respecto de la materia controvertible.
La ley del régimen privado, aplicable en lo pertinente al Sector Público, exige que esta ac-
ción de cesación transitoria de la actividad laboral se efectúe en forma voluntaria y pacífica –sin
violencia sobre las personas o bienes– y con abandono del centro de trabajo. (STC Exp. Nº 0008-
2005-AI/TC, P, f. j. 40)

£811 Derecho de huelga. Ejercicio en armonía con el interés público y no solo


social
Debe anotarse que el inciso 3 del artículo 28 de la Constitución señala, por equívoco con-
ceptual, que la huelga debe ejercerse en armonía con el interés social. [E]s evidente la diferencia
conceptual entre el interés público y el interés social. Este último se utiliza como medida tuitiva
en favor de sectores económico-sociales que soportan condiciones desventajosas de vida.
En rigor, la huelga debe ejercerse en armonía con el interés público, que hace referencia a las
medidas dirigidas a proteger aquello que beneficia a la colectividad en su conjunto.
El Tribunal Constitucional deja constancia de ello, en razón a las atribuciones estipulativas
que contienen sus decisiones jurisdiccionales. (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 42)

£812 Derecho de huelga. Sujetos impedidos de ejercer la huelga


La Constitución señala textualmente que se encuentran impedidos de ejercer el derecho de
huelga:
- Los funcionarios de la Administración Pública con poder de decisión o con cargo de confian-
za o de dirección (artículo 42 de la Constitución).
- Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional (artículo 42 de la Constitución).

676
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

- Los miembros del Ministerio Público y del Órgano Judicial (artículo 153 de la Constitución).
(STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, P, f. j. 42)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
12) De propiedad y herencia; (...)

£813 Derecho de propiedad. Noción


[El derecho de propiedad] es concebido como el poder jurídico que permite a una persona
usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien. Así, la persona propietaria podrá servirse directa-
mente de su bien, percibir sus frutos y productos, y darle destino o condición conveniente a sus in-
tereses, siempre que ejerza tales actividades en armonía con el bien común y dentro de los límites
establecidos por la ley; e incluso podrá recuperarlo si alguien se ha apoderado de él sin derecho
alguno. (STC Exp. Nº 0008-2003-AI/TC, P, f. j. 26.c)
La propiedad, como derecho fundamental, se encuentra prevista en el artículo 2, incisos 8
[propiedad intelectual] y 16 de la Constitución. Dicho derecho, desde una perspectiva iuspri-
vatista, se concibe como el poder jurídico que permite a una persona usar, disfrutar, disponer y
reivindicar un bien. Así, el propietario puede servirse directamente del bien, percibir sus frutos
y productos, y darle destino o condición conveniente a sus intereses patrimoniales. (STC Exp.
Nº 0030-2004-AI/TC, P, f. j. 11)

£814 Derecho de propiedad. Contenido


El derecho de propiedad privada (…) constituye un derecho fundamental cuyo ámbito de pro-
tección o contenido garantiza las facultades de uso, usufructo y la libre disposición del bien. Pero,
la comprensión constitucional de la propiedad es más amplia y, prima facie, comprende además la
garantía de indemnidad o conservación de la integridad del patrimonio de la persona. La “invio-
labilidad” de la propiedad a la que se refiere el artículo 70 de la Constitución debe interpretarse
no solo como prohibición de intervenciones en el libre ejercicio o goce de los mencionados
atributos clásicos del derecho de propiedad, sino también como garantía de indemnidad. Así
las cosas, el derecho de propiedad garantiza la conservación de la integridad del patrimonio de la
persona y, por consiguiente, prohíbe la indebida detracción del mismo. (STC Exp. N° 0043-2007-
PA/TC, f. j. 6)
[E]l contenido esencial del derecho de propiedad no puede determinarse únicamente bajo
la óptica de los intereses particulares (...) sino que debe tomarse en cuenta, necesariamente,
el derecho de propiedad en su dimensión de función social. No hay duda que las acciones
que el Estado lleve a cabo respecto a los bienes que, siendo patrimonio de la Nación,
son concedidos en dominio privado, se encuentran legitimadas cuando se justifican en la
obligación de atender el bien común, que es la función social de la propiedad en sí misma.
(STC Exp. Nº 0048-2004-AI/TC, P, f. j. 80)

£815 Derecho de propiedad. Exclusión de atributos legales del contenido constitucional


[S]i bien el derecho de propiedad tiene reconocimiento y protección constitucional de con-
formidad con lo establecido en nuestra Constitución Política del Estado, no todos los aspectos de
dicho atributo fundamental pueden considerarse de relevancia constitucional. Es esto último lo
que sucede precisamente con la posesión que, no obstante configurarse como uno de los elementos
que integra la propiedad, no pertenece al núcleo duro o contenido esencial de la misma, carecien-
do por tanto de protección en sede constitucional, limitándose su reconocimiento y eventual tutela

677
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

a los supuestos y mecanismos que la ley, a través de los procesos ordinarios, establece. (STC Exp.
Nº 3773-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

£816 Derecho de propiedad. Dentro del sistema constitucional personalista


En el sistema constitucional personalista, caso de nuestra Constitución, la propiedad privada
no es ni puede ser en modo alguno absoluta, debido a que, al igual que los restantes derechos y li-
bertades que dignifican al ser humano, la propiedad se encuentra sujeta a las limitaciones impues-
tas por el interés general, las que, sin embargo, nunca podrían sustituir a la persona humana como
titular de la libertad, así como tampoco imponer trabas intensas a su ejercicio que desconozcan la
indemnidad de dicho derecho”. (STC Exp. Nº 0008-2003-AI/TC, P, f. j. 26)

£817 Derecho de propiedad. Objeto en el Derecho Civil


[En el Derecho Civil] el objeto de la propiedad son las cosas u objetos materiales susceptibles
de valoración, para el derecho constitucional la propiedad no queda “enclaustrada” en el marco
del dominio y de los derechos reales, sino que abarca y se extiende a la pluralidad in totum de los
bienes materiales e inmateriales que integran el patrimonio de una persona y que, por ende, son
susceptibles de apreciación económica. (STC Exp. Nº 0008-2003-AI/TC, P, f. j. 26)

£818 Derecho de propiedad. Necesidad de oponibilidad


Para el pleno desarrollo del derecho de propiedad en los términos que nuestra Constitución le
reconoce y promueve, no es suficiente saberse titular del mismo por una cuestión de simple con-
vicción, sino que es imprescindible poder oponer su titularidad frente a terceros y generar, a partir
de la seguridad jurídica que la oponibilidad otorga, las consecuencias económicas que a ella le son
consustanciales. Es decir, es necesario que el Estado cree las garantías que permitan instituciona-
lizar el derecho (...).
La concepción de la propiedad privada como una garantía institucional, no implica el desco-
nocimiento de las garantías que, a su vez, deben ser instauradas a efectos de reconocer al propie-
tario las facultades de oponibilidad del derecho. Y es que, al igual que la gran mayoría de dere-
chos fundamentales, la propiedad no mantiene más la condición de derecho absoluto. (STC Exp.
Nº 0008-2003-AI/TC, P, f. j. 26)

£819 Derecho de propiedad. Limitaciones a su ejercicio


El ejercicio del derecho a la propiedad no es absoluto, e importa limitaciones legales que
tienen por finalidad armonizar:
a) El derecho de propiedad individual con el ejercicio del mismo por parte de los demás
individuos.
b) El derecho de propiedad individual con el ejercicio de las restantes libertades individuales.
c) El derecho de propiedad individual con el orden público y el bien común. (STC Exp. Nº
0008-2003-AI/TC, 11/11/03, P, f. j. 26.c)
d) El derecho de propiedad se encuentra reconocido por el artículo 2, inciso 16 de la
Constitución, según el cual: “Toda persona tiene derecho: 16) A la propiedad (...)”; así como
por su artículo 70, a tenor del cual: “El derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo ga-
rantiza”. Como cualquier derecho fundamental, el de propiedad no es un derecho absoluto,
pues se encuentra limitado por disposiciones constitucionales expresas o por delimitaciones
tácitas. (STC Exp. Nº 0031-2004-AI/TC, P, f. j. 2)

678
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£820 Derecho de propiedad. Ejercicio en armonía con el bien común y dentro de los
límites de ley
Entendido el derecho fundamental a la propiedad [desde la perspectiva iusprivatista] parece
atribuir a su titular un poder absoluto, lo cual no se condice con los postulados esenciales de los
derechos fundamentales que reconoce un Estado Social y Democrático de Derecho como el nuestro.
Por ello, el derecho a la propiedad debe ser interpretado no solo a partir del artículo 2, incisos 8 y 16,
sino también a la luz del artículo 70 de la Constitución, el cual establece que este se ejerce en armo-
nía con el bien común y dentro de los límites de ley. (STC Exp. Nº 0030-2004-AI/TC, P, f. j. 11)

£821 Derecho de propiedad. Contenido como derecho subjetivo y como garantía


institucional
[D]icho atributo fundamental [de la propiedad] está constituido esencialmente (...) por los
elementos que la integran en su rol tanto de instituto sobre el que el Estado interviene bajo de-
terminados supuestos, como de derecho individual de libre autodeterminación. Con lo primero
se garantiza que el poder estatal o corporativo no invada los ámbitos de la propiedad fuera de lo
permisiblemente aceptado por la Norma Fundamental. Con lo segundo, que la propiedad pueda
responder a los supuestos mínimos de uso, usufructo y disposición. (STC Exp. Nº 3773-2004-AA/
TC, S, f. j. 3)
[E]l derecho constitucional a la propiedad tiene una incuestionable connotación económica,
y así lo ha entendido nuestra Carta Fundamental cuando no solo reconoce a la propiedad dentro
de la enumeración de su artículo 2, que agrupa a los principales derechos fundamentales, sino que
en su artículo 70 establece que “El derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza (...).
A nadie puede privarse de su propiedad sino, exclusivamente, por causa de seguridad nacional
o necesidad pública (...)”. De este modo, el derecho a la propiedad no solo adquiere la categoría
constitucional de derecho fundamental, sino que su defensa y promoción se constituyen en garan-
tía institucional para el desarrollo económico. (STC Exp. Nº 0016-2002-AI/TC, P, f. j. 5)

£822 Derecho de propiedad. Como atributo subjetivo y como institución objetiva


[D]esde la perspectiva constitucional, el derecho fundamental a la propiedad, como los demás
derechos, posee un doble carácter: de derecho subjetivo y, a su vez, de institución objetiva valo-
rativa. Es decir, en nuestra Constitución se reconoce a la propiedad no solo como un derecho sub-
jetivo o individual, sino también como una institución objetiva portadora de valores y funciones.
(STC Exp. Nº 0030-2004-AI/TC, P, f. j. 11)
Dado su doble carácter, el derecho fundamental a la propiedad no es un derecho absoluto,
sino que tiene limitaciones que se traducen en obligaciones y deberes a cargo del propietario, pre-
vistas legalmente. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 96)

£823 Derecho de propiedad. Función social


Cuando nuestra Constitución garantiza la inviolabilidad de la propiedad privada y señala que
debe ser ejercida en armonía con el bien común y dentro de los límites legales, no hace más que
referirse a la función social que el propio derecho de propiedad contiene en su contenido esencial.
(STC Exp. Nº 0048-2004-AI/TC, P, f. j. 78)
[La] función social explica la doble dimensión del derecho de propiedad y determina que,
además del compromiso del Estado de proteger la propiedad privada y las actuaciones legítimas
que de ella se deriven, pueda exigir también un conjunto de deberes y obligaciones concernientes
a su ejercicio, en atención a los intereses colectivos de la nación. (STC Exp. Nº 0048-2004-AI/
TC, P, f. j. 79)

679
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£824 Derecho de propiedad. Inscripción en registros como garantía institucional


[P]ara el pleno desarrollo del derecho de propiedad en los términos que nuestra Constitución
lo reconoce y promueve, no es suficiente saberse titular del mismo por una cuestión de simple
convicción, sino que es imprescindible poder oponer la titularidad de dicho derecho frente a terce-
ros y tener la oportunidad de generar, a partir de la seguridad jurídica que la oponibilidad otorga,
las consecuencias económicas que a ella le son consubstanciales. Es decir, es necesario que el
Estado cree las garantías que permitan institucionalizar el derecho. Es la inscripción del derecho
de propiedad en un registro público el medio a través del cual el derecho trasciende su condición
de tal y se convierte en una garantía institucional para la creación de riqueza y, por ende, para el
desarrollo económico de las sociedades, tanto a nivel individual como a nivel colectivo. (STC
Exp. Nº 0016-2002-AI/TC, P, f. j. 5)

£825 Derecho de propiedad. Variedad de estatutos y carácter unitario


[V]ista la existencia de una variada e ilimitada gama de bienes sobre los que puede configu-
rarse la propiedad (urbanos, rurales, muebles inmuebles, materiales, inmateriales, públicos, priva-
dos, etc.), puede hablarse de diversos estatutos de la misma, los que, no obstante asumir matices
particulares para cada caso, no significan que la propiedad deje de ser una sola y que, por tanto, no
pueda predicarse respecto de la misma elementos de común configuración. (STC Exp. Nº 3773-
2004-AA/TC, S, f. j. 3)

£826 Derecho de propiedad. Obligaciones del Estado y de particulares


[Las limitaciones del derecho a la propiedad obligan] por un lado, a que el Estado regule su
goce y ejercicio a través del establecimiento de límites establecidos por ley; y, por otro, impone al
titular del derecho el deber de armonizar su ejercicio con el interés colectivo. La función social es,
pues, consustancial al derecho de propiedad y su goce no puede ser realizado al margen del bien
común, el cual constituye, en nuestro ordenamiento constitucional, un principio y un valor consti-
tucional. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 96)

£827 Derecho de propiedad. Restricciones a la adquisición, posesión, explotación y


transferencia de bienes por seguridad nacional
[El artículo 72 de la Constitución] establece que la Ley puede, solo por razones de seguridad
nacional, establecer temporalmente restricciones y prohibiciones específicas para la adquisición,
posesión, explotación y transferencia de determinados bienes. En puridad, los alcances de dicho
precepto configuran de manera i[nn]ominada una situación de anormalidad de naturaleza econó-
mica y financiera que pone en peligro la seguridad nacional, o cuando se acredita la existencia de
una situación en la cual, a efectos de lograr el control de la pluralidad de influencias que atenten
contra los fines de preservación, desarrollo y continuidad de la Nación peruana, se adoptan en el
campo económico determinadas medidas para ayudar a superar dicha grave situación. (STC Exp.
Nº 0018-2003-AA/TC, P, f. j. 2)

£828 Derecho de propiedad. Inviolabilidad de la propiedad


El derecho de propiedad garantizado por el artículo 2, inciso 16, de la Constitución. Este de-
recho garantiza el poder jurídico que permite a una persona usar, disfrutar, disponer y reivindicar
un bien. Así, la persona propietaria podrá servirse directamente de su bien, percibir sus frutos y
sus productos, y darle destino y condición conveniente a sus intereses, siempre que ejerza tales
actividades en armonía con el bien común y dentro de los límites establecidos por la ley. Por su
parte, el artículo 70 de la Constitución garantiza la inviolabilidad de la propiedad. (STC Exp.
N° 1873-2007-PA/TC, S, f. j. 3)

680
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£829 Derecho de propiedad. No existencia de titularidad a partir de presunciones


[Si] en el fondo el demandante pretende obtener un pronunciamiento respecto de la titularidad
del derecho de propiedad, [este] supuesto (…) acreditaría la inexistencia de un sustento constitu-
cional directo de su pretensión, toda vez que funda su derecho de propiedad en la aplicación de
presunciones consagradas en una norma de rango legal como el Código Civil; siendo así debe
declararse la improcedencia de la demanda en aplicación de lo dispuesto en el artículo 5 inciso 1
del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 3590-2007-PA/TC, f. j. 9)

£830 Derecho a la herencia. Intransmisibilidad de la pensión


La pensión no es susceptible de ser transmitida por la sola autonomía de la voluntad del cau-
sante, como si se tratase de una herencia, pues se encuentra sujeta a determinados requisitos esta-
blecidos en la ley y que, solo una vez que hubiesen sido satisfechos, podría generar su goce a este
o sus beneficiarios. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 97)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
13) De petición ante la autoridad competente; (...)

£831 Derecho de petición. Definición


[Desde siempre] el derecho de petición ha sido configurado como una facultad constitucional
que se ejerce individual o colectivamente y que no se encuentra vinculada con la existencia
en sí de un derecho subjetivo o de un interés legítimo que necesariamente origina la petición.
[D]icho derecho se agota con su solo ejercicio, estando la autoridad estatal competente obli-
gada únicamente a acusar recibo y dar respuesta de las solicitudes. (STC Exp. Nº 1042-2002-AA/
TC, S, f. j. 2.2.1)
El derecho de petición se constituye así en un instrumento o mecanismo que permite a los
ciudadanos relacionarse con los poderes públicos y, como tal, deviene en un instituto caracterís-
tico y esencial del Estado Democrático de Derecho. Así, todo cuerpo político que se precie de ser
democrático, deberá establecer la posibilidad de la participación y decisión de los ciudadanos en
la cosa pública, así como la defensa de sus intereses o la sustentación de sus expectativas, ya sean
estos particulares o colectivos en su relación con la Administración Pública. (STC Exp. Nº 1042-
2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.2.)

£832 Derecho de petición. Contenido


[P]uede afirmarse que el derecho de petición implica un conjunto de obligaciones o mandatos.
Entre ellos cabe mencionar los siguientes:
a. Facilitar los medios para que el ciudadano pueda ejercitar el derecho de petición sin trabas
absurdas o innecesarias.
b. Abstenerse de cualquier forma o modo de sancionamiento al peticionante, por el solo hecho
de haber ejercido dicho derecho.
c. Admitir y tramitar el petitorio.
d. Resolver en el plazo señalado por la ley de la materia la petición planteada, ofreciendo la
correspondiente fundamentación de la determinación.

681
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

d. Comunicar al peticionante la decisión adoptada (STC Exp. Nº 1797-2002-HD/TC, S,


f. j. 2.2.4).
[E]l derecho de petición, como cláusula general, comprende:
La facultad (derecho) de presentar escritos de solicitud ante la administración como peticio-
nes individuales o colectivas. Estos escritos pueden contener: a) solicitudes concretas a favor del
solicitante; b) solicitudes a favor de terceros o de un colectivo; c) reclamaciones, por ejemplo, por
la deficiencia de los servicios públicos; d) solicitudes de información; e) consultas; o, f) solicitu-
des de gracia. Todas estas manifestaciones del derecho de petición tienen en común el hecho de
que se desarrollan al margen de un procedimiento instaurado ya sea de oficio o a instancia del ad-
ministrado, constituyéndose, si se quiere, como un derecho incondicional y espontáneo que surge
de la simple dimensión ciudadana del sujeto que se vincula de este modo con el poder público a
través de un documento escrito.
La facultad (derecho) de contradecir las decisiones de la administración. Esta es una dimen-
sión que difiere de las manifestaciones anteriores, en tanto estamos ante el supuesto de un acto
previo de parte de la administración, iniciado de oficio o a instancia de parte. El legislador na-
cional ha incluido esta dimensión del derecho de petición aun a contracorriente de la doctrina,
que siempre ha diferenciado el derecho de queja o el derecho al recurso administrativo del dere-
cho de petición. En consecuencia, en el derecho nacional, el derecho de contradicción como un
derecho genérico ejercitable contra los actos de la administración, puede concretarse a través de
los recursos administrativos cuando la legislación así lo establezca, o a través del propio proceso
contencioso-administrativo ante el Poder Judicial.
Tratándose del ejercicio de un derecho subjetivo, el derecho de petición impone, al propio
tiempo, una serie de obligaciones a los poderes públicos. Esta obligación de la autoridad compe-
tente de dar al interesado una respuesta también por escrito, en el plazo legal y bajo responsabili-
dad, confiere al derecho de petición mayor solidez y eficacia, e implica, entre otros, los siguientes
aspectos: a) admitir el escrito en el cual se expresa la petición, sin poner ninguna condición al
trámite; b) exteriorizar el hecho de la recepción de la petición, extendiendo un cargo de ingre-
so del escrito; c) dar el curso correspondiente a la petición; d) resolver la petición, motivándola
de modo congruente con lo peticionado, y e) comunicar al peticionante lo resuelto. (STC Exp.
Nº 3741-2004-AA/TC, P, f. j. 31)

£833 Derecho de petición. Aspectos del contenido esencial


[E]l contenido esencial del derecho de petición –artículo 2, inciso 20), de la Constitución– está
conformado por dos aspectos, el primero de los cuales se relaciona con la libertad reconocida a
cualquier persona para formular pedidos por escrito a la autoridad competente; y el segundo, vin-
culado inevitablemente al anterior, se refiere a la obligación de dicha autoridad de dar una respuesta al
peticionante por escrito y en un plazo razonable. (STC Exp. Nº 0343-2004-AA/TC, S, f. j. 3)

£834 Derecho de petición. Clases


[E]l derecho de petición puede ser de dos clases: a) el derecho de petición simple, el cual se
manifiesta como un instrumento de participación ciudadana, y que incluye a la petición cívica,
informativa y consultiva, y b) el derecho de petición calificado, que se manifiesta como adopción
de un acto o decisión concreta y precisa por parte de la autoridad recurrida. Tales son los casos de
la petición gracial y subjetiva. (STC Exp. Nº 1797-2002-HD/TC, S, f. j. 6)

£835 Derecho de petición. Petición cívica


[La petición cívica e]s aquella que se encuentra referida a la representación de un grupo in-
determinado de personas o de la colectividad en su conjunto, la cual tiene por objeto la protección y
promoción del bien común y el interés público (...). (STC Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.1.c)

682
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£836 Derecho de petición. Petición consultiva


[La petición consultiva e]s aquella que se encuentra referida a la obtención de un asesora-
miento oficial en relación con una materia administrativa concreta, puntual y específica (...). (STC
Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.1.e)

£837 Derecho de petición. Petición gracial


[La petición gracial e]s aquella que se encuentra referida a la obtención de una decisión ad-
ministrativa a consecuencia de la discrecionalidad y libre apreciación de un ente administrativo.
Esta modalidad es stricto sensu la que originó el establecimiento del derecho de petición, en
razón de que la petición no se sustenta en ningún título jurídico específico, sino que se atiene
a la esperanza o expectativa de alcanzar una gracia administrativa. A lo sumo, expone como fun-
damento para la obtención de un beneficio, tratamiento favorable o liberación de un perjuicio no
contemplado jurídicamente, la aplicación de la regla de merecimiento. (STC Exp. Nº 1042-2002-
AA/TC, S, f. j. 2.2.1.a)

£838 Derecho de petición. Petición informativa


[La petición informativa e]s aquella que se encuentra referida a la obtención de documenta-
ción oficial contenida en los bancos informativos o registros manuales de la institución requerida
(...). (STC Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.1.d)

£839 Derecho de petición. Petición subjetiva


[La petición subjetiva e]s aquella que se encuentra referida a la solicitud individual o colec-
tiva que tiene por objeto el reconocimiento administrativo de un derecho administrativo; es decir,
conlleva a la admisión de la existencia de una facultad o atribución para obrar o abstenerse de
obrar y para que el administrado peticionante haga exigible a terceros un determinado tipo de
prestación o comportamiento. (STC Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, F. J. 2.2.1.b)

£840 Derecho de petición. Sujetos activo y pasivo


[C]ualquier persona natural o jurídica, nacional o extranjera puede actuar como sujeto activo
en el ejercicio de dicho derecho. Por consiguiente, los extranjeros, residualmente, pueden parti-
cipar como electores y hasta candidatos en comicios vecinales, tal y conforme lo permite nuestro
ordenamiento. En lo referente al sujeto pasivo del derecho de petición, es evidente que este puede
ser cualquier órgano u organismo estatal. En suma, el peticionante puede dirigirse a toda aquella
autoridad pública que él entiende competente para satisfacer su pretensión. (STC Exp. Nº 1042-
2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.3)

£841 Derecho de petición. Naturaleza mixta como derecho civil y político


[Es] un derecho de naturaleza mixta, toda vez que la petición puede ser de naturaleza pública
o privada, según sea utilizada en el caso de la defensa de los derechos o intereses del peticionario
o para la presentación de puntos de vista de interés general. Por ende, en atención al primer caso,
la referida atribución puede ser considerada dentro del conjunto de los derechos civiles que perte-
necen al ser humano en sí mismo; y, respecto al segundo caso, pertenece al plexo de los derechos
políticos que le corresponden a una persona en su condición de ciudadano; de ahí que aparezca
como manifestación de la comunicación, participación y control en relación con el poder político.
(STC Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.2)

£842 Derecho de petición. Como mecanismo principal o residual


De este modo, en determinados ámbitos, (...) el derecho en mención se constituirá en un
medio ordinario para su efectiva realización; pero, en aquel ámbito en el cual existan mecanismos
o recursos establecidos por una normativa específica para el ejercicio o tutela de un derecho sub-
jetivo, tales como la acción penal privada o la acción civil ante órgano jurisdiccional, entre otros,

683
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

se constituirá en un medio residual, que podrá cubrir ámbitos no tomados en consideración. (STC
Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.2.)

£843 Derecho de petición. Deber de respuesta de la Administración


[E]l derecho de petición implica que la autoridad competente debe dar respuesta por escrito a
una petición formulada también por escrito. (STC Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.4)

£844 Derecho de petición. Características de la respuesta de la Administración


[La] respuesta oficial [por parte de la administración], de conformidad con lo previsto en el
inciso 20) del artículo 2 de la Constitución, deberá necesariamente hacerse por escrito y en el
plazo que la ley establezca (...). Sobre la materia debe insistirse en que es preciso que la contesta-
ción oficial sea motivada; por ende, no es admisible jurídicamente la mera puesta en conocimiento
al peticionante de la decisión adoptada por el funcionario público correspondiente. En consecuen-
cia, la acción oficial de no contestar una petición o hacerlo inmotivadamente trae como conse-
cuencia su invalidez por violación, por omisión de un deber jurídico claro e inexcusable. (STC
Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.4)
[L]a autoridad tiene la obligación de realizar todos aquellos actos que sean necesarios para
evaluar materialmente el contenido de la petición y expresar el pronunciamiento correspon-
diente, el mismo que contendrá los motivos por los que se acuerda acceder o no a lo peticio-
nado, debiendo comunicar lo resuelto al interesado o interesados. (STC Exp. Nº 1797-2002-HD/
TC, S, f. j. 2.2.4)

£845 Derecho de petición. Contenido de la respuesta de la Administración


[La] obligación de la autoridad competente de dar al interesado una respuesta también por
escrito, en el plazo legal y bajo responsabilidad, confiere al derecho de petición mayor solidez y
eficacia, e implica, entre otros, los siguientes aspectos: a) admitir el escrito en el cual se expresa
la petición; b) exteriorizar el hecho de la recepción de la petición; c) dar el curso correspondiente
a la petición; d) resolver la petición, motivándola de modo congruente con lo peticionado, y e)
comunicar al peticionante lo resuelto. (STC Exp. Nº 1797-2002-HD/TC, S, f. j. 2.2.4)

£846 Derecho de petición. Distinción entre el contenido de la respuesta y la notifi-


cación de los actos realizados
[N]o debe confundirse el contenido del pronunciamiento de la autoridad con la notificación al
peticionante de las acciones desarrolladas por aquella en atención a lo solicitado, pues el conteni-
do del pronunciamiento –a expresarse por medio de la forma jurídica administrativa adecuada– se
refiere a la decisión de la Administración que favorece o no lo peticionado; y la notificación se re-
fiere más bien a una formalidad ineludible para la autoridad, utilizada para poner en conocimiento
del peticionante el resultado de su petición. (STC Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.4)

684
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
14) De participación individual o colectiva en la vida política del país; (...)

£847 Derecho de participación en la vida política del país. Como concreción del
principio democrático
[E]l principio democrático se materializa a través de la participación directa, individual o co-
lectiva, de la persona como titular de una suma de derechos de dimensión tanto subjetiva como
institucional (derecho de voto, referéndum, iniciativa legislativa, remoción, o revocación de auto-
ridades, demanda de rendición de cuentas, expresión, reunión, etc.), así como en su participación
asociada, a través de organizaciones orientadas a canalizar el pluralismo político. Tales organiza-
ciones son los partidos y movimientos políticos. (STC Exp. Nº 00030-2005-AI/TC, P, f. j. 22)

£848 Derecho de participación en la vida política del país. Derecho y garantía ins-
titucional
[E]l artículo 2, inciso 17), de nuestra Carta Fundamental, (…) reconoce el derecho de toda
persona de participar en forma individual o asociada en la vida política, económica, social y cul-
tural de la nación. Este derecho, además de constituir un derecho fundamental por sí mismo, es,
a su vez, una garantía institucional, en la medida en que promueve el ejercicio de otros derechos
fundamentales, ya en forma individual, ya en forma asociada, por lo que aquí interesa destacar.
(STC Exp. Nº 0905-2001-AA/TC, P, f. j. 5)

£849 Derecho de participación en la vida política del país. Configuración legal del
derecho a ser elegido
El derecho fundamental a ser elegido representante es un derecho de configuración legal. Ello
es así no solo porque el artículo 31 de la Constitución establece que los ciudadanos tienen derecho
a ser elegidos representantes, “de acuerdo con las condiciones y procedimientos determinados por
ley orgánica”, sino también porque el principio de representación proporcional –entendido en este
caso como el mecanismo, regla o fórmula que permite traducir los votos en escaños– recogido por
el artículo 187 de la Constitución, queda determinado “conforme al sistema que establece la ley”,
según señala este mismo artículo. En otras palabras, por voluntad del propio constituyente, la ley
(orgánica) no solo puede, sino que debe culminar la delimitación del contenido constitucional-
mente protegido del derecho a acceder al cargo de congresista. Desde luego, que el referido dere-
cho fundamental sea de configuración legal, no implica que la ley llamada a precisar determinadas
delimitaciones a su contenido protegido se encuentre exenta de un control de constitucionalidad.
Significa, tan solo, que el constituyente ha querido dotar al legislador de un margen amplio de
apreciación en la determinación del ámbito normativo del referido derecho, lo que debe ser tenido
en cuenta por la jurisdicción constitucional al momento de valorar la validez o invalidez constitu-
cional de su actuación. (STC Exp. Nº 0030-2006-AI/TC, P, f. j. 27 a)

£850 Derecho de participación en la vida política del país. Titularidad del derecho
al sufragio
El derecho fundamental de sufragio activo se manifiesta a través del voto (tercer y cuarto
párrafo del artículo 31 de la Constitución), y su titularidad se encuentra reservada a los ciudada-
nos, es decir, a los mayores de 18 años, y siempre que dicha ciudadanía se encuentre inscrita en el
registro electoral correspondiente (artículo 30 de la Constitución) (…). (STC Exp. Nº 0030-2005-
PI/TC, P, f. j. 63)

685
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£851 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter igualitario del
derecho al sufragio (voto)
[El voto e]s igual: Esta característica deriva del mandato previsto en el artículo 2, inciso 2, de
la Constitución, conforme al cual ninguna persona puede ser discriminada por motivo de origen,
raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole. Siendo el
derecho de voto una garantía institucional para la estabilidad y la convivencia armónica en una
sociedad democrática, en modo alguno puede justificarse la restricción en su ejercicio por causas
carentes de objetividad, razonabilidad y proporcionalidad. Por el contrario, dichas restricciones
deben ser en todos los casos valoradas bajo el imperio del principio pro homine, de manera tal
que toda interpretación debe encontrarse orientada a procurar el ejercicio pleno del derecho. (STC
Exp. Nº 0030-2005-PI/TC, P, f. j. 64)

£852 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter libre del dere-
cho al sufragio (voto)
[El voto e]s libre: Esta característica del derecho de voto merece un análisis conjunto con su
obligatoriedad hasta los setenta años. La libertad inherente al derecho de voto debe ser compren-
dida en el sentido de que a nadie pueda conminarse a que se manifieste en un determinado sentido,
de manera tal que su orientación sea consecuencia de una meditación personalísima, “espontánea”
(artículo 176) y responsable entre las distintas opciones posibles. La “decisión”, consiguientemen-
te, jamás puede ser consecuencia de algún grado de incidencia previa sobre la libertad de concien-
cia (artículo 2, inciso 3) ni menos aún sobre la integridad física, psicológica o moral (artículo 2,
inciso 1). (STC Exp. Nº 0030-2005-PI/TC, P, f. j. 64.c)

£853 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter obligatorio del
derecho al sufragio (voto)
[E]n aras de forjar una identidad ciudadana con los principios consubstanciales a la participa-
ción política y la democracia, el constituyente no solamente ha estatuido el voto como un derecho,
sino como un deber, de modo tal ha optado por estatuir el voto obligatorio, dando lugar a que, sin
perjuicio de lo expuesto, ante la ausencia de causas justificadas, pueda derivarse alguna sanción
administrativa por no acudir a las urnas. (STC Exp. Nº 0030-2005-PI/TC, P, f. j. 64)

£854 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter personal del de-
recho al sufragio (voto)
[El voto e]s personal: Debe ser ejercido directamente y, en ningún caso, a través de interpósita
persona. (STC Exp. Nº 0030-2005-PI/TC, P, f. j. 64)

£855 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter secreto del de-
recho al sufragio (voto)
[El voto e]s secreto: Nadie puede ser obligado a revelar, sea con anterioridad o posterioridad
al acto de sufragio, el sentido del voto. Este componente del derecho al voto deriva, a su vez, del
derecho fundamental de toda persona a mantener reserva sobre sus convicciones políticas (artículo
2, inciso 18), y constituye una garantía frente a eventuales intromisiones tendentes a impedir que
se forje una elección libre y espontánea. (STC Exp. Nº 0030-2005-PI/TC, P, f. j. 64)

£856 Derecho de participación en la vida política del país. Regulación reservada a


ley orgánica sobre derecho al sufragio
[M]aterias sujetas a reserva de ley orgánica a que se refieren [el] artículo 31 (...) de la
Constitución son: el derecho de ser elegido y de elegir libremente a sus representantes (...). (STC
Exp. Nº 00047-2004-AI/TC, P, f. j. 16)

686
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£857 Derecho de participación en la vida política del país. Suspensión del derecho
al voto como consecuencia de la suspensión de la ciudadanía
[L]a suspensión de la ciudadanía por cualquiera de las causales previstas en el artículo 33
de la Norma Fundamental [resolución judicial de interdicción, sentencia con pena privativa de
la libertad y sentencia con inhabilitación de los derechos políticos], da lugar a la suspensión del
ejercicio del derecho de voto. (STC Exp. Nº 00030-2005-AI/TC, P, f. j. 63)

£858 Derecho de participación en la vida política del país. Diferencia entre la sus-
pensión del ejercicio de la ciudadanía y la inhabilitación política
[La] inhabilitación [política] es consecuencia de un juicio político y es distinta de la inhabi-
litación judicial. La primera opera por decisión del Congreso de la República y tiene los efectos
de inhabilitación para el ejercicio de toda función pública. La segunda es consecuencia de una
sentencia judicial que suspende el ejercicio de la ciudadanía, de acuerdo con el artículo 33 de la
Constitución Política del Perú. (STC Exp. Nº 2791-2005-AA/TC, S, f. j. 3)

£859 Derecho de participación en la vida política del país. Fiscalización de


autoridades
[A]quellos funcionarios que desempeñaron cargos políticos por haber sido elegidos en elec-
ciones a nivel nacional (...) se encuentran sujetos –en cuanto a la fiscalización del ejercicio de
sus funciones– a procedimientos (...) específicos establecidos en la Carta Magna, en ejercicio del
derecho de participación en los asuntos públicos con el que cuenta todo ciudadano, como son la
remoción o revocatoria de autoridades y la demanda de rendición de cuentas, y cuyo trámite es
competencia del Jurado Nacional de Elecciones. (STC Exp. Nº 04698-2004-AA/TC, S, f. j. 3)

£860 Derecho de participación en la vida política del país. Referéndum y reforma


constitucional
La Constitución de 1993 regula la participación del pueblo en el proceso de reforma consti-
tucional, para aquellos casos en los que el Congreso no haya logrado la aprobación de la reforma
parcial de la Constitución con el voto conforme de los dos tercios del número legal de miembros
del Congreso en dos legislaturas ordinarias sucesivas. Adicionalmente, su participación es faculta-
tiva cuando, pese a haberse alcanzado el número de votos necesarios a los que se hace referencia
en el artículo 206 de la Constitución, el Congreso decide que ella debe también ser aprobada me-
diante referéndum [artículo 32, inciso 1) de la Constitución]. (STC Exp. Nº 0014-2002-AI/TC, P,
f. j. 86)

£861 Derecho a elegir y a ser elegido. Necesidad de formar parte de un partido


político
[C]abe mencionar que respecto al derecho de elegir y ser elegido, invocado por el recurrente,
se trata de un derecho fundamental de configuración legal. Ello en virtud del artículo 31 de la
Constitución que establece que dicho derecho se encuentra regulado por una ley, específicamente
la Ley Orgánica de Elecciones, la cual prevé que para ejercer el derecho a ser elegido congresista
es necesario pertenecer a la fórmula de candidatos presentada por alguna agrupación política debi-
damente inscrita, lo que en este caso no se verifica. (RTC Exp. Nº 1339-2007-AA/TC, f. j. 7)

687
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
15) A la nacionalidad; (...)

£862 Derecho a la nacionalidad. Definición


El derecho de nacionalidad es el derecho que posee toda persona por el hecho de haber nacido
dentro del territorio de la República del Perú, denominándose peruanos de nacimiento. También
son peruanos de nacimiento los nacidos en el exterior de padre o madre peruanos, inscritos en el
registro correspondiente durante su minoría de edad. Son también peruanos los que adquieren la
nacionalidad por naturalización o por opción, siempre que tengan residencia en el Perú. (STC Exp.
Nº 00010-2002-AI/TC, P, f. j. 213)

£863 Derecho a la nacionalidad. Sujetos


Este derecho está reconocido por el artículo 2, inciso 21, de la Constitución Política, según el
cual toda persona tiene derecho a la nacionalidad y nadie puede ser despojado de ella. El párrafo
segundo del artículo 53 de la propia Constitución señala que la nacionalidad peruana no se pierde,
salvo por renuncia expresa ante autoridad peruana. (STC Exp. Nº 00010-2002-AI/TC, P, f. j. 213)

£864 Derecho a la nacionalidad. Reconocimiento en instrumentos internacionales


En los instrumentos internacionales suscritos por el Perú también se declara el derecho a la
nacionalidad. Así, el artículo XIX de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre, menciona que: “Toda persona tiene derecho a la nacionalidad que legalmente le corres-
ponda”. La Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 15, indica: “Toda persona
tiene derecho a una nacionalidad. A nadie se le privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del
derecho a cambiar de nacionalidad”. La Convención Americana sobre Derechos Humanos, a su
vez, se refiere a este tema en el numeral 3), artículo 20: “A nadie se privará arbitrariamente de su
nacionalidad”. (STC Exp. Nº 00010-2002-AA/TC, P, f. j. 214)

£865 Derecho a la nacionalidad. Relación con la expedición de documento de


identidad
[S]i bien el derecho de obtener o renovar pasaporte puede reputarse como una exteriorización
del derecho de nacionalidad, la Constitución Política ha establecido, para el caso de los extranje-
ros, que este vínculo específico se adquiere mediante el procedimiento de naturalización. (STC
Exp. Nº 0102-1997-HC/TC, P, f. j. 3)
El DNI constituye la única cédula de identidad personal para todos los actos civiles, comer-
ciales, administrativos, judiciales y, en general, para todos aquellos casos en que por mandato
legal deba ser presentado. (STC Exp Nº 0999-2001-AA/TC, P, f. j. 3)
[E]l derecho al pasaporte no solo supone la expedición de un documento de identificación a
nivel internacional que por sus propias características permite el libre tránsito de un país a otro,
sino que su presencia representa una garantía para su titular en relación con el Estado al que perte-
nece y que, como ente emisor, le otorga en cualquier caso su protección mas allá de sus fronteras.
(STC Exp. Nº 00120-1998-HC/TC, P, f. j. 3)

688
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
16) De tutela procesal efectiva; (...)

£866 Derecho a la tutela procesal efectiva. Derechos comprendidos


El derecho a la tutela jurisdiccional es un atributo subjetivo que comprende una serie de de-
rechos, entre los que destacan el acceso a la justicia, es decir, el derecho de cualquier persona de
promover la actividad jurisdiccional del Estado, sin que se le obstruya, impida o disuada irrazona-
blemente; y el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales. (STC Exp. Nº 0015-2005-
AI/TC, P, f. j. 16)

£867 Derecho de tutela procesal efectiva. Tutela jurisdiccional efectiva como dere-
cho genérico
[La tutela jurisdiccional efectiva] constituye un derecho, (…) “genérico” que se descompone
en un conjunto de derechos específicos enumerados, principalmente, en el mencionado artículo, o
deducidos implícitamente de él. (STC Exp. Nº 0004-2006-AI/TC, P, f. j. 22)
El derecho a la tutela jurisdiccional es un atributo subjetivo que comprende una serie de de-
rechos, entre los que destacan el acceso a la justicia, es decir, el derecho de cualquier persona de
promover la actividad jurisdiccional del Estado, sin que se le obstruya, impida o disuada irrazona-
blemente; y el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales. (STC Exp. Nº 0015-2005-
AI/TC, P, f. j. 16)

£868 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido constitucional del derecho a la


tutela jurisdiccional efectiva
[L]a tutela jurisdiccional es un derecho “continente” que engloba, a su vez, dos derechos
fundamentales: el acceso a la justicia y el derecho al debido proceso (…). Tal condición del
derecho a la tutela jurisdiccional se ha expresado también en el artículo 4 del Código Procesal
Constitucional que, al referirse al derecho a la tutela procesal efectiva, ha establecido en su pri-
mer párrafo que este ”(...) comprende el acceso a la justicia y el debido proceso (...)”. (STC Exp.
N° 4719-2007-PHC/TC, S, f. j. 3)
También (…) al igual que lo que sucede con el derecho a la tutela jurisdiccional, el derecho al
debido proceso es un derecho que tiene la propiedad de albergar en su seno una serie de derechos
fundamentales de orden procesal (...). (STC Exp. Nº 1434-2006-PA/TC, P, f. j. 2)

£869 Derecho de tutela procesal efectiva. Tutela jurisdiccional efectiva


El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, reconocido en el artículo 139, inciso 3, de la
Constitución, implica que cuando una persona pretenda la defensa de sus derechos o intereses
legítimos, ella deba ser atendida por un órgano jurisdiccional mediante un proceso dotado de un
conjunto de garantías mínimas. (STC Exp. Nº 0004-2006-AI/TC, P, f. j. 22)

£870 Derecho de tutela procesal efectiva. Vertiente subjetiva de la tutela jurisdiccio-


nal efectiva
El derecho a la tutela judicial efectiva está reconocido en nuestro ordenamiento constitucional
en el artículo 139, inciso 3, donde si bien aparece como “principio y derecho de la función juris-
diccional”, es claro (…) que se trata de un derecho constitucional que en su vertiente subjetiva
supone, en términos generales, un derecho a favor de toda persona de acceder de manera directa
o a través de representante ante los órganos judiciales; de ejercer sin ninguna interferencia los

689
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

recursos y medios de defensa que franquea la ley; de obtener una decisión razonablemente fun-
dada en derecho; y, finalmente, de exigir la plena ejecución de la resolución de fondo obtenida.
(STC Exp. Nº 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 14)

£871 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido complejo del debido proceso y
la tutela jurisdiccional
Asimismo, estos derechos [al debido proceso y a la tutela jurisdiccional] poseen un conte-
nido complejo (pues se encuentran conformados por un conglomerado de mecanismos que no
son fácilmente identificables) que no se limita a los derechos fundamentales reconocidos en el
artículo 139, el segundo párrafo del artículo 103 u otras disposiciones de la Constitución, sino
también a aquellos derechos que resulten esenciales para que el proceso pueda cumplir con su
finalidad y que se deriven del principio-derecho de dignidad de la persona humana (artículo 3 de
la Constitución). (STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 42)
El contenido constitucional de los derechos al debido proceso y a la tutela jurisdiccional, es-
tablecidos en el artículo 139 inciso 3), de la Constitución, no puede ser identificado correctamente
si tales derechos no son interpretados sistemáticamente con disposiciones constitucionales, tanto
subjetivas como objetivas.
En relación con los bienes subjetivos, cabe mencionar el principio-derecho de dignidad de la
persona (artículo 1), el principio del Estado democrático y social de derecho (artículo 43), la protec-
ción jurisdiccional de los derechos (artículo 200), y la interpretación de los derechos fundamentales de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos inter-
nacionales sobre las mismas materias (Cuarta Disposición Final y Transitoria), entre otros.
En cuanto a los bienes objetivos, tenemos los deberes de todos los peruanos (artículo 38), los
deberes primordiales del Estado (artículo 44), el principio político de soberanía popular (artículo
45), el principio jurídico de supremacía constitucional (artículo 51), los principios constituciona-
les del proceso de descentralización (artículo 188), por señalar los principales.
Asimismo, la determinación de tal contenido debe tener en consideración, además, la doctrina
jurisprudencial y los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional, así como la jurispru-
dencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya competencia contenciosa ha sido
aceptada por el Estado peruano.
De otro lado, es necesario precisar que la delimitación del contenido de los referidos dere-
chos no puede prescindir de las circunstancias de hecho que rodean cada caso concreto. En efecto,
si bien es cierto que el análisis armónico y sistemático de las disposiciones constitucionales, así
como la revisión de la jurisprudencia nos van a proporcionar un concepto del derecho fundamen-
tal del que se trate, este análisis se encontrará incompleto si es que se prescinde de los hechos que
caracterizan cada caso y lo distinguen de otros, pues el contenido de todo derecho fundamental
no es posible determinarlo en forma general o abstracta –de modo que pueda tener validez para
todos los casos, al igual que sucede con las fórmulas matemáticas–, sino que deberá fijarse a la luz
de cada caso, teniendo en cuenta las particulares circunstancias que rodean el mismo. (STC Exp.
Nº 0023-2005-PI/TC, P, ff. jj. 44-46)

£872 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito de aplicación del debido proceso y
la tutela jurisdiccional
En reiterada jurisprudencia, el Tribunal ha precisado que los derechos fundamentales que
componen el debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva son exigibles a todo órgano que
tenga naturaleza jurisdiccional (jurisdicción ordinaria, constitucional, electoral y militar) y que
pueden ser extendidos, en lo que fuere aplicable, a todo acto de otros órganos estatales o de par-
ticulares (procedimiento administrativo, procedimiento legislativo, arbitraje y relaciones entre
particulares, entre otros). (STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 43)

690
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£873 Derecho de tutela procesal efectiva. Debido proceso y tutela jurisdiccional en


los procesos constitucionales
El debido proceso y la tutela jurisdiccional que es ejercida en los procesos constitucionales,
para ser considerada como tal, debe ser efectiva, desde el inicio de un proceso hasta el cumpli-
miento de lo decidido por la autoridad judicial, pues, no tendría ningún sentido la existencia de
un sistema de administración de justicia si la tutela que este debería brindar no pudiera ser real y
verdadera.
En referencia al proceso de amparo, el elemento de efectividad que caracteriza al debido pro-
ceso y a la tutela jurisdiccional, prima facie, debe ser observado bajo un principio de oportunidad,
en cada una de las etapas del proceso y en la realización de todo acto procesal, inclusive, claro
está, procedimientos como el cautelar. (STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC, P, ff. jj. 28 y 29)

£874 Derecho de tutela procesal efectiva. Diferencia entre debido proceso y tutela
judicial efectiva
Mientras que la tutela judicial efectiva supone tanto el derecho de acceso a los órganos de
justicia como la eficacia de lo decidido en la sentencia, es decir, una concepción garantista y tute-
lar que encierra todo lo concerniente al derecho de acción frente al poder-deber de la jurisdicción,
el derecho al debido proceso, en cambio, significa la observancia de los derechos fundamentales
esenciales del procesado; principios y reglas esenciales exigibles dentro del proceso como instru-
mento de tutela de los derechos subjetivos. (STC Exp. Nº 8125-2005-HC/TC, P, f. j. 6)

£875 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de acceso a la justicia


[E]l derecho de acceso a la justicia como manifestación del derecho a la tutela judicial efec-
tiva, previsto en el artículo 139.3 de la Constitución, como todo derecho fundamental, es un de-
recho relativo y, en su caso, específico, de configuración legal, toda vez que el acceso al proceso
y el derecho a la expedición de una sentencia sobre el fondo de la cuestión, se encuentran condi-
cionados, entre otros factores, a la existencia de legitimidad e interés para obrar, conforme a lo
dispuesto por los incisos 1 y 2 del artículo 427 del Código Procesal Civil. (STC Exp. Nº 0009-
2004-AI/TC, P, f. j. 8)
[E]l derecho de acceso a la justicia es un componente esencial del derecho a la tutela jurisdic-
cional reconocido en el inciso 3 del artículo 139 de la Constitución. Dicho derecho no ha sido
expresamente enunciado en la Carta de 1993, pero ello no significa que carezca del mismo
rango, pues se trata de un contenido implícito de un derecho expreso. (STC Exp. Nº 0010-2001-
AI/TC, P, f. j. 10)

£876 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho de acceso a la


justicia
[S]u contenido protegido [del derecho al acceso a la justicia] no se agota en garantizar el
“derecho al proceso”, entendido como facultad de excitar la actividad jurisdiccional del Estado y
de gozar de determinadas garantías procesales en el transcurso de él, sino también garantiza que
el proceso iniciado se desarrolle como un procedimiento de tutela idóneo para asegurar la plena
satisfacción de los intereses accionados. (STC Exp. Nº 0010-2001-AI/TC, P, f. j. 10)

£877 Derecho de tutela procesal efectiva. Límites al acceso a la justicia


Como sucede con todos los derechos fundamentales, el de acceso a la justicia tampoco es
un derecho ilimitado cuyo ejercicio no pueda restringirse; sin embargo, siendo posible establecer
restricciones a su ejercicio, ellas no pueden afectar su contenido esencial. La exigencia del respeto
del contenido esencial de los derechos fundamentales no se deriva de la existencia de una cláu-
sula que, ex profeso, lo señale así, sino, básicamente, del diverso nivel en el que opera el Poder

691
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Constituyente (que los reconoce en normas constitucionales) y los poderes constituidos (que
solo pueden limitarlos en virtud de leyes cuya validez depende de su conformidad con la Norma
Suprema del Estado). (STC Exp. Nº 0010-2001-AI/TC, P, f. j. 11)

£878 Derecho de tutela procesal efectiva. Requisitos procesales como límites al ac-
ceso a la justicia
[E]l establecimiento de cualquier requisito para poder iniciar un proceso judicial importa, per
se, una limitación del derecho de acceso a la justicia. Este derecho, como se ha dicho, garantiza,
en su contenido inicial, el poder de acceder a un tribunal de justicia. (STC Exp. Nº 0010-2001-AI/
TC, P, f. j. 12)
Los requisitos procesales o las condiciones legales que se puedan establecer a fin de ejercerse
el derecho de acción, constituyen, prima facie, límites al derecho de acceso a la justicia. Para que
estos sean válidos (…) es preciso que respeten su contenido esencial. Evidentemente, no están
comprendidos en los límites justificados por el ordenamiento, aquellos requisitos procesales que,
so pretexto de limitar el derecho de acceso a la justicia, introduzcan vías y mecanismos que impi-
dan, obstaculicen o disuadan, irrazonable y desproporcionadamente, el acceso al órgano judicial.
Lo que significa que, si el derecho de acceso a la justicia “no comporta obtener una decisión acor-
de con las pretensiones que se formulen, sino el derecho a que se dicte una resolución en Derecho,
siempre que se cumplan los requisitos procesales”, no todos los requisitos procesales que la ley
prevea, por el solo hecho de estar previstos en la ley o en una norma con rango de ley, son de suyo
restricciones ab initio plenamente justificadas. (STC Exp. Nº 0010-2001-AI/TC, P, f. j. 12)

£879 Derecho de tutela procesal efectiva. Acceso a la justicia entendido como eva-
luación de la pretensión por la Administración de Justicia
[C]uando el ordenamiento reconoce el derecho de todo justiciable de poder acceder a la juris-
dicción, como manifestación de la tutela judicial efectiva, no quiere ello decir que la judicatura,
prima facie, se sienta en la obligación de estimar favorablemente toda pretensión formulada, sino
que simplemente, sienta la obligación de acogerla y brindarle una sensata como razonada pon-
deración en torno a su procedencia o legitimidad. No es, pues, que el resultado favorable esté
asegurado con solo tentarse un petitorio a través de la demanda, sino tan solo la posibilidad
de que el órgano encargado de la administración de Justicia pueda hacer del mismo un ele-
mento de análisis con miras a la expedición de un pronunciamiento cualquiera que sea su
resultado. En dicho contexto, queda claro que si, a contrario sensu de lo señalado, la judica-
tura no asume la elemental responsabilidad de examinar lo que se le solicita y, lejos de ello,
desestima, de plano, y sin merituación alguna lo que se le pide, en el fondo lo que hace es
neutralizar el acceso al que, por principio, tiene derecho todo justiciable, desdibujando el rol
o responsabilidad que el ordenamiento le asigna. La tutela judicial efectiva no significa, pues,
la obligación del órgano jurisdiccional de admitir a trámite toda demanda, ni que, admitida a
trámite, tenga necesariamente que declararse fundada dicha demanda. Cabe también puntua-
lizar que, para la admisión a trámite, el juez solo puede verificar la satisfacción de los requisitos
formales de admisibilidad y procedencia señalados en la ley procesal; exigencias relacionadas con
la validez de la relación procesal que, como sabemos, se asientan en los presupuestos procesales
y en las condiciones de la acción; es decir, exigencias que tienen que ver con la competencia
absoluta del juez, la capacidad procesal del demandante o de su representante, los requisitos de
la demanda, la falta de legitimidad del demandante o del demandado e interés para obrar (asimila
voluntad de la ley-caso justiciable). Se trata del ejercicio del derecho a la acción que no se identi-
fica con la pretensión que constituye el elemento de fondo basado en las razones de pedir y que
ha de significar la carga de la prueba. Es en la sentencia donde el juez declara (dice) el dere-
cho y no liminarmente; por ello, puede haber proceso con demanda desestimada en el fondo.
(STC Exp. Nº 0763-2005-AA/TC, P, f. j. 8)

692
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£880 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho al acceso a la justicia de tribuna-


les internacionales
El derecho fundamental de acceso a la justicia frente a toda vulneración de los derechos hu-
manos, como manifestación del derecho al debido proceso reconocido en el inciso 3) del artículo
139 de la Constitución, no solo se reduce al acceso a los tribunales internos, sino también a los
internacionales, tal como se tiene previsto en el artículo 205 de la Constitución. (STC Exp. Nº
5854-2005-AA/TC, P, f. j. 24)

£881 Derecho de tutela procesal efectiva. Definición del debido proceso


El debido proceso implica el respeto, dentro de todo proceso, de los derechos y garantías mí-
nimas con que debe contar todo justiciable, para que una causa pueda tramitarse y resolverse en
justicia. Tal es el caso de los derechos al juez natural, a la defensa, a la pluralidad de instancias,
acceso a los recursos, a probar, plazo razonable, etc. (STC Exp. Nº 0200-2002-AA/TC, P, f. j. 3)
[E]l debido proceso está concebido como el cumplimiento de todas las garantías, requisitos y
normas de orden público que deben observarse en las instancias procesales de todos los procedi-
mientos, incluidos los administrativos, a fin de que las personas estén en condiciones de defender
adecuadamente sus derechos ante cualquier acto del Estado que pueda afectarlos. Vale decir que
cualquier actuación u omisión de los órganos estatales, dentro de un proceso, sea este administra-
tivo (…) o jurisdiccional, debe respetar el debido proceso legal. Uno de los atributos del debido
proceso lo constituye el derecho de defensa, que tiene como presupuesto, para su ejercicio, la
debida notificación de las decisiones que pudieran afectar una situación jurídica. (STC Exp. Nº
2508-2004-AA/TC, S, f. j. 1)

£882 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del debido proceso


[E]l derecho al debido proceso comprende (…) un haz de derechos que forman parte de su
estándar mínimo. Entre estos derechos constitucionales, especial relevancia (...) adquieren los
derechos de razonabilidad, proporcionalidad, interdicción de la arbitrariedad y motivación de las
resoluciones. (STC Exp. Nº 0090-2004-AA/TC, P, f. j. 25)
En ese sentido, garantiza [el debido proceso], entre otras cosas, que una persona sometida
a una investigación, sea esta de orden jurisdiccional o administrativa, y donde se encuentren en
discusión derechos e intereses suyos, tenga la oportunidad de contradecir y argumentar en defensa
de tales derechos e intereses, para cuyo efecto se le debe comunicar, previamente y por escrito,
los cargos imputados, acompañando el correspondiente sustento probatorio, y otorgarle un plazo
prudencial a efectos de que –mediante la expresión de los descargos correspondientes– pueda
ejercer cabalmente su legítimo derecho de defensa. Se conculca, por tanto, dicho derecho cuando
los titulares de derechos e intereses legítimos se ven imposibilitados de ejercer los medios legales
suficientes para su defensa. (STC Exp. N° 5514-2005-PA/TC, S, f. j. 4)
El derecho al debido proceso no tiene un ámbito constitucionalmente garantizado en forma
autónoma, sino que su lesión se produce a consecuencia de la afectación de cualesquiera de los
derechos que lo comprenden (v.g. el derecho a la motivación de las resoluciones jurisdiccionales
y el derecho de defensa, reconocidos en los incisos 5 y 14 del artículo 139 de la Constitución,
respectivamente. (STC Exp. N° 1434-2006-PA/TC, P, f. j. 3)
[E]l Tribunal ha establecido en reiterada jurisprudencia que “(…) el derecho al debido proceso
comprende una serie de derechos fundamentales de orden procesal, cada uno de los cuales cuenta
con un contenido constitucionalmente protegido que le es propio (…) es necesario precisar que en la
medida en que el derecho al debido proceso no tiene un ámbito constitucionalmente garantizado en
forma autónoma, sino que su lesión se produce a consecuencia de la afectación de cualesquiera de
los derechos que lo comprenden (…)”. (STC Exp. N° 4719-2007-PHC/TC, S, f. j. 4)

693
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£883 Derecho de tutela procesal efectiva. Características del debido proceso


Dentro de las características principales del derecho al debido proceso cabe destacar las
siguientes:
a) Es un derecho de efectividad inmediata. Es aplicable directamente a partir de la entrada en
vigencia de la Constitución, (…) su contenido [no] se encuentra supeditado a la arbitraria
voluntad del legislador, sino a un razonable desarrollo de los mandatos constitucionales.
Como lo ha sostenido el Tribunal Constitucional, “Un derecho tiene sustento constitucional
directo, cuando la Constitución ha reconocido, explícita o implícitamente, un marco de refe-
rencia que delimita nominalmente el bien jurídico susceptible de protección. Es decir, existe
un baremo de delimitación de ese marco garantista, que transita desde la delimitación más
abierta a la más precisa. Correspondiendo un mayor o menor desarrollo legislativo, en fun-
ción de la opción legislativa de desarrollar los derechos fundamentales establecidos por el
constituyente”. (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, P, f. j. 10)
b) Es un derecho de configuración legal. En la delimitación concreta del contenido constitucio-
nal protegido es preciso tomar en consideración lo establecido en la respectiva ley.
Al respecto, el Tribunal ha sostenido en la precitada sentencia que los derechos fundamenta-
les cuya configuración requiera de la asistencia de la ley no carecen de un contenido per se
inmediatamente exigible a los poderes públicos, pues una interpretación en ese sentido sería
contraria al principio de gobernabilidad y fuerza normativa de la Constitución. Lo único que
ello implica es que, en tales supuestos, la ley se convierte en un requisito sine qua non para
la culminación de la delimitación concreta del contenido directamente atribuible al derecho
fundamental. Y es que si bien algunos derechos fundamentales pueden tener un carácter
jurídico abierto, ello no significa que se trate de derechos “en blanco”, sino que la capaci-
dad configuradora del legislador se encuentra orientada por su contenido esencial, de manera
tal que la voluntad política expresada en la ley debe desenvolverse dentro de las fronteras ju-
rídicas de los derechos, principios y valores constitucionales. (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/
TC, P, f. j. 12.)
c) Es un derecho de contenido complejo. No posee un contenido que sea único y fácilmente
identificable, sino reglado por ley conforme a la Constitución. Al respecto, el contenido del
derecho al debido proceso no puede ser interpretado formalistamente, de forma que el haz de
derechos y garantías que comprende, para ser válidos, no deben afectar la prelación de otros
bienes constitucionales. (STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 47)

£884 Derecho de tutela procesal efectiva. Dimensiones formal y sustantiva del debi-
do proceso
El debido proceso tiene (…) dos expresiones: una formal y otra sustantiva; en la de carácter
formal, los principios y reglas que lo integran tienen que ver con las formalidades estatuidas, tales
como las que establecen el juez natural, el procedimiento preestablecido, el derecho de defensa, la
motivación; en su faz sustantiva, se relaciona con los estándares de justicia como son la razonabi-
lidad y proporcionalidad que toda decisión judicial debe suponer. (STC Exp. Nº 8125-2005-HC/
TC, P, f. j. 6)

£885 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito de protección del debido proceso
[A] partir de la dimensión sustancial del debido proceso, cualquier decisión judicial puede ser
evaluada por el juez constitucional no solo con relación a los derechos enunciativamente señala-
dos en el artículo 4 del CPConst. sino a partir de la posible afectación que supongan en la esfera
de los derechos constitucionales. (STC Exp. Nº 1209-2006-PA/TC, P, f. j. 31)

694
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

El artículo 139, inciso 3 de la Constitución establece que: “[s]on principios y derechos de la


función jurisdiccional (...) 3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional (...)”.
Sobre esta disposición constitucional debe realizarse dos precisiones interpretativas. En primer
lugar, pareciera desprenderse de la literalidad del texto de la disposición constitucional aludida
que el debido proceso constituye, antes que un derecho fundamental, un principio de la función
jurisdiccional. El Tribunal Constitucional no asume esta interpretación, pues desde la perspecti-
va de la interpretación constitucional de los derechos fundamentales, y a la luz del principio pro
homine (artículo V del Código Procesal Constitucional), es conforme con la Constitución que se
interprete también que en dicha disposición constitucional se reconoce el derecho fundamental
al debido proceso. En segundo lugar, si se ha reconocido que en el artículo 139, inciso 3 de la
Constitución está implícito el derecho fundamental al debido proceso, tal interpretación debe ser
integrada con aquella otra que extiende la vigencia y eficacia de este derecho fundamental más
allá del ámbito de los procesos judiciales. Es decir, el debido proceso en tanto derecho fundamen-
tal también se manifiesta como tal en los procesos y procedimientos al margen de la naturaleza de
que se trate. Esto es, en el ámbito judicial, parlamentario, militar, laboral, administrativo e incluso
entre particulares, dado que los derechos fundamentales tienen una eficacia vertical –frente a los
poderes públicos– y una eficacia horizontal –entre particulares–. (STC Exp. Nº 5156-2006-PA/
TC, P, ff. jj. 37 y 38)
Una interpretación literal de esta disposición constitucional [artículo 139, inciso 3 de la
Constitución] podría llevar a afirmar que el debido proceso se circunscribe estrictamente a los
procesos de naturaleza jurisdiccional. Sin embargo, una interpretación en ese sentido no es correc-
ta. El derecho fundamental al debido proceso es un derecho que ha de ser observado en todo tipo
de procesos y procedimientos, cualquiera que fuese su naturaleza. Ello es así en la medida en que
el principio de interdicción de la arbitrariedad es un principio inherente a los postulados esenciales
de un Estado Constitucional democrático y a los principios y valores que la propia Constitución
incorpora. (STC Exp. Nº 4241-2004-AA/TC, S, f. j. 5)
[E]l debido proceso es un derecho fundamental de naturaleza procesal con alcances gené-
ricos, tanto en lo que respecta a los ámbitos sobre los que se aplica como en lo que atañe a las
dimensiones sobre las que se extiende. Con relación a lo primero, queda claro que dicho atributo
desborda la órbita estrictamente judicial para involucrarse o extenderse en otros campos como el
administrativo, el corporativo particular, el parlamentario, el castrense, entre muchos otros, dando
lugar a que en cada caso o respecto de cada ámbito pueda hablarse de un debido proceso juris-
diccional, de un debido proceso administrativo, de un debido proceso corporativo particular, de
un debido proceso parlamentario, etc. Por lo que respecta a lo segundo, y como ha sido puesto
de relieve en innumerables ocasiones, las dimensiones del debido proceso no solo responden a
ingredientes formales o procedimentales, sino que se manifiestan en elementos de connotación
sustantiva o material, lo que supone que su evaluación no solo repara en las reglas esenciales
con las que se tramita un proceso (juez natural, procedimiento preestablecido, derecho de defensa,
motivación resolutoria, instancia plural, cosa juzgada, etc.) sino que también, y con mayor
rigor, se orienta a la preservación de los estándares o criterios de justicia sustentables de toda
decisión (juicio de razonabilidad, juicio de proporcionalidad, interdicción de la arbitrariedad,
etc.). Así las cosas, el debido proceso es un derecho de estructura compleja, cuyos alcances
corresponde precisar a la luz de los ámbitos o dimensiones en cada caso comprometidas. (STC
Exp. Nº 3075-2006-PA/TC, P, f. j. 4)

£886 Derecho de tutela procesal efectiva. Gratuidad de la administración de justicia


[E]n aquellos supuestos en los que por propio derecho se solicita la expedición de copias cer-
tificadas de un expediente tramitado en la vía penal, resulta inconstitucional la exigencia de tasas
judiciales o cargas impositivas de algún tipo. Tal criterio, por lo demás, se desprende del
derecho a la gratuidad de la administración de justicia en cuanto componente fundamental
del debido proceso, derecho que, como lo reconoce la propia Constitución Política del Perú,

695
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

no solo opera para las personas de escasos recursos económicos, sino para aquellos supuestos
que la ley señala, significando ello que si el Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, aprobado por Decreto Supremo Nº 017-93-JUS, precisa en el inciso d) de su ar-
tículo 24 que, entre las exoneraciones en el pago de las tasas judiciales, se encuentran los procesos
penales, con la única excepción de las querellas, no puede habilitarse ninguna disposición ad-
ministrativa ni legal que permita distinguir donde la norma referida no distingue. (STC Exp.
Nº 2206-2002-AA/TC, S, f. j. 4)
[Si en un] caso (...) se declar[a] inadmisible el recurso de apelación propuesto, [porque] el
recurrente no sufragó el importe total de la tasa judicial por la interposición de dicho medio im-
pugnatorio, y tampoco solicitó acogerse al auxilio judicial; (...) no puede compartirse la tesis de
que con ello se han violado los derechos constitucionales a la gratuidad de la administración de
justicia y a la igualdad procesal. (STC Exp. Nº 1607-2002-AA/TC, S, ff. jj. 5 y 6)

£887 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho al procedimiento preestablecido


[E]l contenido del derecho al procedimiento preestablecido en la ley no garantiza que se res-
peten todas y cada una de las disposiciones legales que regulan el procedimiento, sea este ad-
ministrativo o jurisdiccional, sino que las normas con las que se inició un determinado procedi-
miento, “no sean alteradas o modificadas con posterioridad” por otra. De esta manera, iniciado
un procedimiento determinado, cualquier modificación realizada a la norma que lo regulaba, no
debe ser la inmediatamente aplicable al caso, pues el inciso 3) del artículo 139 de la Constitución
garantiza que “nadie puede ser sometido a procedimiento distinto de los previamente estableci-
dos”. (Cfr. Exp. N.° 2928-2002-AA/TC, Martínez Candela, Exp. Nº 1593-2003-HC/TC, Dionisio
Llajaruna Sare). (STC Exp. Nº 4053-2007-PHC/TC, P, f. j. 4)

£888 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a la jurisdicción predeterminada


por ley
El segundo párrafo del inciso 3) del artículo 139 de la Constitución, consagra el derecho al
“juez natural” o, como expresis verbis allí se señala, el derecho a no ser desviado de la jurisdic-
ción predeterminada por la ley. Dicho derecho es una manifestación del derecho al “debido proce-
so legal” o, lo que con más propiedad, se denomina también “tutela procesal efectiva”. Mediante
él se garantiza un diverso haz de atributos, que si inicialmente surgieron como garantías del indi-
viduo dentro de un proceso, ahora se ha convertido en una institución que asegura la eficacia de la
potestad jurisdiccional del Estado. (STC Exp. Nº 0290-2002-HC/TC, S, f. j. 8)

£889 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho a la jurisdicción


predeterminada por ley
Uno de los derechos que integran el debido proceso es el derecho al procedimiento prede-
terminado por la ley. Sin embargo, este no garantiza que cuando una persona sea sometida a un
proceso o procedimiento sancionador, todas las reglas procedimentales establecidas en la ley o
(…) en el estatuto, deban inexorablemente ser respetadas, pues de otro modo, inmediata e inexo-
rablemente, se generaría una violación de dicho derecho. Tal forma de comprender el contenido
constitucionalmente protegido del derecho terminaría con el absurdo de reconducir todo problema
de incumplimiento de la ley adjetiva al ámbito de este derecho fundamental y, por su virtud, al
seno de la justicia constitucional. (STC Exp. Nº 3312-2004-AA/TC, S, f. j. 5)
[La] predeterminación del juez deb[e] ser interpretada bajo los alcances del principio de con-
cordancia práctica, que exige determinar el contenido esencial de un derecho en coordinación con
otros principios o exigencias constitucionalmente relevantes. Entre esas exigencias y principios
se encuentran, por ejemplo, la continuidad y prontitud del ejercicio de la función jurisdiccional,
la independencia e imparcialidad del juez, la prohibición de incoherencias en el ejercicio de la
potestad jurisdiccional, etc. (STC Exp. Nº 1013-2003-HC/TC, P, f. j. 6)

696
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[El derecho a la jurisdicción predeterminada por ley] comporta la predeterminación (y no solo


la determinación) del órgano judicial y también la de su competencia. Desde esta (…) perspectiva,
la asignación de competencia judicial necesariamente debe haberse establecido con anterioridad al
inicio del proceso, garantizándose así que nadie pueda ser juzgado por un juez ex post facto o por
un juez ad hoc. (STC Exp. Nº 1013-2003-HC/TC, P, f. j. 3)
[E]l derecho (…) [a la jurisdicción predeterminada por ley] implica que el órgano judicial
haya sido creado por una norma legal que lo haya investido de jurisdicción y competencia con
anterioridad al inicio de la actuación judicial (STC Exp. Nº 1013-2003-HC/TC, P, f. j. 4).
[M]ediante [e]l derecho al juez natural o a la jurisdicción predeterminada por la ley se garan-
tiza que el juzgamiento de una persona o la resolución de una controversia determinada, cualquie-
ra sea la materia, no sea realizada por ‘órganos jurisdiccionales de excepción’ o por ‘comisiones
especiales creadas para tal efecto, cualquiera sea su denominación’, sino por ‘un juez o un órgano
que ejerza potestad jurisdiccional’, cuya competencia haya sido previamente determinada por la
ley; es decir, que el caso judicial sea resuelto por un juez cuya competencia necesariamente deba
haberse establecido en virtud de una ley con anterioridad al inicio del proceso, garantizándose
de ese modo que nadie sea juzgado por un juez ex post facto o por un juez ad hoc. (RTC Exp.
Nº 5776-2007-PHC/TC, f. j. 3)

£890 Derecho de tutela procesal efectiva. Finalidad de la jurisdicción predetermina-


da por ley
[S]i la finalidad del derecho al procedimiento predeterminado por la ley (…) es impedir que
la alteración y aplicación de las nuevas reglas procesales repercutan en el ejercicio efectivo de
otros derechos fundamentales del debido proceso, es claro que esa finalidad no resulta afectada en
todos aquellos supuestos en los que el proceso ha concluido en virtud de una resolución judicial
firme, en el que las partes, conforme a las reglas procesales que correspondían a la resolución de
esa controversia, ejercieron dichos derechos. (STC Exp. Nº 2298-2005-AA/TC, P, f. j. 11)
El derecho a la jurisdicción predeterminada por la ley está expresada en términos dirigidos
a evitar que se juzgue a un individuo en base a “órganos jurisdiccionales de excepción” o por
“comisiones especiales creadas al efecto, cualquiera sea su denominación”. En ese sentido, exige,
en primer lugar, que quien juzgue sea un juez o un órgano que tenga potestad jurisdiccional. Se
garantiza, así, la interdicción de ser enjuiciado por un juez excepcional, o por una comisión espe-
cial creada ex profesamente para desarrollar funciones jurisdiccionales, o que dicho juzgamiento
pueda realizarse por comisión o delegación. De esa manera se impide que cualquiera de los po-
deres públicos pueda avocarse el conocimiento de un asunto que debe ser ventilado ante el Poder
Judicial o ante cualquiera de los órganos jurisdiccionales especializados que la Constitución ha
establecido. (STC Exp. Nº 0290-2002-HC/TC, S, f. j. 8)

£891 Derecho de tutela procesal efectiva. Diferencia entre jurisdicción excepcional


y jurisdicción especial
La noción de juez “excepcional”, que el derecho (...) [a la jurisdicción predeterminada por
ley] prohíbe, no debe confundirse con la de jurisdicciones especializadas. En efecto, sin perjuicio
de reconocerse la unidad de la jurisdicción estatal, nuestro derecho nacional (como el comparado)
admite que, además de los jueces ordinarios, puedan haber jueces especiales (...).
Tampoco la idea de juez “excepcional” debe asociarse a la de jueces “especializados” exis-
tentes en el seno del Poder Judicial. Esto es, a la existencia de jueces y salas, al interior del Poder
Judicial, cuya competencia venga restringida a un determinado ámbito de materias. (STC Exp.
Nº 1013-2003-HC/TC, P, f. j. 3)

697
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£892 Derecho de tutela procesal efectiva. Jurisdicción predeterminada por la ley y


modificación legislativa
[N]o existiendo un derecho a la petrificación de las reglas a las que está sometido un proce-
dimiento judicial, la garantía que este [derecho a la jurisdicción predeterminada por ley] ofrece
es que, de producirse una modificación del procedimiento judicial, su aplicación no devenga en
arbitraria.
La respuesta a la pregunta ¿cuándo la aplicación de una modificación legislativa a las reglas
del proceso judicial puede devenir en arbitraria, por irrazonable o desproporcionada?, es una cues-
tión que (…) [no se] puede absolver en abstracto y con carácter general, sino en función de cada
caso concreto. (STC Exp. Nº 2298-2005-AA/TC, P, f. j. 7)
[C]ualquier modificación orgánica o funcional, cualquiera que sea su alcance y su contenido,
pueda tener incidencia en los procedimientos ya iniciados y que se encuentran pendientes de reso-
lución, pues si la ratio del derecho es proteger la imparcialidad del juzgador, es claro que si tales
modificaciones se realizan con criterios objetivos y de manera general, dentro de la jurisdicción
ordinaria, es porque existe una presunción fundada de que el cambio normativo no persigue aten-
tar contra la imparcialidad de los jueces y, por tanto, no resulta contraria al derecho en cuestión.
(STC Exp. Nº 0290-2002-HC/TC, S, f. j. 9)

£893 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a no ser desviado de la jurisdic-


ción predeterminada por la ley
[C]orresponde al legislador establecer los criterios de competencia judicial por medio de una
ley orgánica, que concretice su contenido constitucionalmente protegido. En este último sentido,
pues, el derecho a no ser desviado de la jurisdicción preestablecida por la ley participa de la con-
dición de un derecho de configuración legal, de modo que el empleo del nomen iuris “derecho al
juez natural” no debe entenderse sino en el sentido de que se le utiliza por la tradición con la que
cuenta y la aceptación que tiene en la comunidad jurídica nacional. (STC Exp. Nº 1934-2003-HC/
TC, S, f. j. 6)

£894 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho al juez natural


[E]n el Derecho Comparado y en la literatura especializada, se suele diferenciar a ambos [de-
recho a la jurisdicción predeterminada por la ley y derecho al juez natural], y al hacerlo, se asigna
como contenido constitucionalmente protegido del derecho al juez natural, el reconocimiento de
un atributo subjetivo a favor del procesado o, en términos generales, de un justiciable, a ser juz-
gado por un juez-persona determinado, un juez-órgano territorialmente competente, o que cuente
con una presunta mayor especialización, idoneidad, actitud, capacidad, etc. (STC Exp. Nº 1934-
2003-HC/TC, S, f. j. 6)
[B]ajo la nomenclatura de[l derecho al juez natural] (…) subyace el derecho a no ser desvia-
do de la jurisdicción predeterminada por la ley, como se afirma en el precepto constitucional antes
referido (artículo 139, inciso 3 de la Constitución). (STC Exp. Nº 1934-2003-HC/TC, S, f. j. 6).

£895 Derecho de tutela procesal efectiva. Exigencias del derecho al juez natural
El contenido de este derecho [al juez natural] plantea dos exigencias: en primer lugar, que
quien juzgue sea un juez o un órgano que tenga potestad jurisdiccional, garantizándose así la inter-
dicción de ser enjuiciado por un juez excepcional o por una comisión especial creada ex profeso
para desarrollar funciones jurisdiccionales o que dicho juzgamiento pueda realizarse por comisión
o delegación, o que cualquiera de los poderes públicos pueda avocarse al conocimiento de un
asunto que debe ser ventilado ante órgano jurisdiccional; y, en segundo lugar, exige que la ju-
risdicción y la competencia del juez sean predeterminadas por la ley, por lo que la asignación
de competencia judicial necesariamente debe haberse establecido con anterioridad al inicio

698
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

del proceso, garantizándose así que nadie pueda ser juzgado por un juez ex post facto o por un
juez ad hoc. (STC Exp. Nº 5231-2007-PHC/TC, S, f. j. 5)

£896 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho al juez independiente e imparcial


La independencia y la imparcialidad del juzgador no solo constituyen principios y garantías
de la administración de justicia, sino también una garantía para quienes acuden a los órganos ju-
risdiccionales en busca de justicia (...). (STC Exp. Nº 0004-2006-PI/TC, P, f. j. 23)
[C]uando se vulneran principios como la independencia o imparcialidad del juzgador, tam-
bién se afecta el derecho a un juez independiente e imparcial y consecuentemente, la tutela juris-
diccional “efectiva”. (STC Exp. Nº 0004-2006-AI/TC, P, f. j. 24)

£897 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de defensa


[E]l derecho de defensa constituye un derecho fundamental de naturaleza procesal que con-
forma, a su vez, el ámbito del debido proceso, y sin el cual no podría reconocerse la garantía de
este último. Por ello, en tanto derecho fundamental, se proyecta como principio de interdicción
para afrontar cualquier indefensión y como principio de contradicción de los actos procesales que
pudieran repercutir en la situación jurídica de algunas de las partes, sea en un proceso o procedi-
miento, o en el caso de un tercero con interés. (STC Exp. Nº 8605-2005-AA/TC, P, f. j. 14)
El derecho de defensa garantiza, entre otras cosas, que una persona sometida a una inves-
tigación, sea esta de orden jurisdiccional o administrativa, y donde se encuentren en discusión
derechos e intereses suyos, tenga la oportunidad de contradecir y argumentar en defensa de
tales derechos e intereses. Se conculca, por tanto, cuando los titulares de derechos e intere-
ses legítimos se ven imposibilitados de ejercer los medios legales suficientes para su defensa, o
cuando, como ocurre en el presente caso, se establezcan condiciones para la presentación de los
argumentos de defensa.
Evidentemente, no cualquier imposibilidad de ejercer tales medios legales para la defensa
produce un estado de indefensión reprochable constitucionalmente. Esta solo adquiere tal relevan-
cia cuando la indefensión se genera en una indebida actuación del órgano que investiga o juzga al
individuo o cuando, como ocurre en autos, se establecen condicionamientos al ejercicio mismo
del derecho de defensa. (STC Exp. Nº 3741-2004-AA/TC, P, f. j. 23)
[E]l derecho de defensa protege el derecho a no quedar en estado de indefensión en cual-
quier etapa del proceso judicial o del procedimiento administrativo sancionatorio. Este estado de
indefensión no solo es evidente cuando, pese a atribuírsele la comisión de un acto u omisión an-
tijurídico, se le sanciona a un justiciable o a un particular sin permitirle ser oído o formular sus
descargos, con las debidas garantías, sino también a lo largo de todas las etapas del proceso y
frente a cualquier tipo de articulaciones que se puedan promover. (STC Exp. Nº 0090-2004-AA/
TC, P, f. j. 27)

£898 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido constitucional del derecho de


defensa
[D]entro del contenido constitucionalmente protegido de este derecho [de defensa] no se en-
cuentra el que una investigación criminal a realizarse por un juez pueda iniciarse solo después de
haberse oído a la persona contra la que se abrirá el proceso penal. Sí garantiza, en cambio, que
en el desarrollo del proceso penal mismo, el imputado de la comisión de determinados delitos no
quede en estado de indefensión. (STC Exp. Nº 0506-2005-PA/TC, P, f. j. 6)
[E]l derecho de defensa “(...) se proyecta (...) como un principio de contradicción de los actos
procesales que pudieran repercutir en la situación jurídica de algunas de las partes de un proceso o
de un tercero con interés (...)”.

699
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

La posibilidad de su ejercicio presupone, en lo que aquí interesa, que quienes participan en


un proceso judicial para la determinación de sus derechos y obligaciones jurídicas tengan cono-
cimiento, previo y oportuno, de los diferentes actos procesales que los pudieran afectar, a fin
de que tengan la oportunidad de ejercer, según la etapa procesal de que se trate, los derechos
procesales que correspondan (v.g interponer medios impugnatorios). (STC Exp. N° 05277-2006-
AA/TC, P, f. j. 4)

£899 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación del derecho de defensa en todas
las etapas del proceso
Como en diversas causas se ha sostenido, el derecho en referencia [derecho de defensa] pro-
tege el derecho a no quedar en estado de indefensión en cualquier etapa del proceso judicial o del
procedimiento administrativo sancionatorio. Este estado de indefensión al que se ha hecho alusión
no solo opera en el momento en que, pese a atribuírsele la comisión de un acto u omisión antijurí-
dico, se le sanciona a un justiciable o a un particular, sin permitirle ser oído o formular sus descar-
gos, con las debidas garantías, sino a lo largo de todas las etapas del proceso y frente a cualquier
tipo de articulaciones que se puedan promover. (STC Exp. Nº 2209-2002-AA/TC, P, f. j. 12)
Si bien una interpretación literal de la primera parte del inciso 14) del artículo 139 de la
Constitución parecería circunscribir el reconocimiento del derecho de defensa al ámbito del pro-
ceso, una interpretación sistemática de la última parte del mismo precepto constitucional permite
concluir que ese derecho a no ser privado de la defensa debe entenderse, por lo que hace al ámbito
penal, como comprensivo de la etapa de investigación policial, desde su inicio; de manera que el
derecho a ser asesorado por un defensor, libremente elegido, no admite que, por ley o norma con
valor de ley, este ámbito pueda reducirse y, en ese sentido, disponerse que el derecho a ser asistido
por un profesional del derecho no alcance el momento previo a la toma de la manifestación. (STC
Exp. Nº 0010-2002-AI/TC, P, f. j. 121)

£900 Derecho de tutela procesal efectiva. Afectación del contenido esencial del dere-
cho de defensa
La Constitución reconoce el derecho de defensa en el inciso 14), artículo 139, en virtud del
cual se garantiza que los justiciables, en la protección de sus derechos y obligaciones, cualquiera
sea su naturaleza (civil, mercantil, penal, laboral, etc.), no queden en estado de indefensión. El
contenido esencial del derecho de defensa queda afectado cuando, en el seno de un proceso ju-
dicial, cualquiera de las partes resulta impedida, por concretos actos de los órganos judiciales, de
ejercer los medios necesarios, suficientes y eficaces para defender sus derechos e intereses legíti-
mos. (STC Exp. Nº 1231-2002-HC/TC, P, f. j. 2)

£901 Derecho de tutela procesal efectiva. Falta de notificación


[E]l derecho de defensa garantiza que una persona sometida a un proceso judicial no quede
en estado de indefensión por actos u omisiones que sean imputables directa e inmediatamente al
órgano jurisdiccional” (…). Por cierto, las exigencias que se derivan del significado constitucional
del derecho de defensa no se satisfacen con la posibilidad de que in abstracto las partes puedan
formalmente hacer ejercicio de los recursos necesarios previstos en la ley, sino también con la ga-
rantía de que pueda ejercerse este derecho de manera efectiva. La posibilidad del ejercicio de este
derecho presupone, en lo que aquí interesa, que quienes participan en un proceso judicial tengan
conocimiento, previo y oportuno, de los diferentes actos procesales que los pudieran afectar, o
de aquellos que se constituyan como presupuestos para el dictado o la realización de otros actos
procesales donde se definan los derechos e intereses legítimos de los justiciables. De modo
que la falta de notificación, además de constituir un vicio que puede terminar con la nulidad
de un acto procesal, en determinados casos puede tener relevancia constitucional; en parti-
cular cuando produce un estado de indefensión material, es decir, en aquellos supuestos en que

700
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

el justiciable se ve impedido, de modo injustificado, de argumentar a favor de sus derechos


e intereses legítimos, con el consiguiente perjuicio para tales derechos o intereses. (STC
Exp. N° 9537-2006-PA/TC, S, f. j. 2)

£902 Derecho de tutela procesal efectiva. Indebida notificación


[L]os problemas que se puedan derivar de la carencia de notificación no son ajenos al con-
tenido constitucionalmente protegido del derecho de defensa. Esa relevancia constitucional de la
notificación de los actos procesales (…) se extiende (…) solo en los casos en que los efectos de
tales vicios pudieran haber dejado en estado de indefensión a los sujetos procesales.
Por ello, en el ámbito de la justicia constitucional de la libertad, el juzgamiento de un defecto
o vicio en el acto procesal de notificación no puede circunscribirse a un análisis de su legalidad,
sino en relación con los efectos que estos pudieran generar en el ejercicio efectivo del derecho de
defensa. (STC Exp. N° 1434-2006-PA/TC, P, f. j. 7)

£903 Derecho de tutela procesal efectiva. Supuesto de indefensión constitucional-


mente relevante
[La] imposibilidad de ejercer (…) medios para la defensa produce un estado de indefensión
(…) [y] será constitucionalmente relevante cuando aquella indefensión se genera en una indebida
y arbitraria actuación del órgano que investiga o juzga al individuo. Y esto se produce solo en
aquellos supuestos en que el justiciable se ve impedido, de modo injustificado, de argumentar a
favor de sus derechos e intereses legítimos, con el consiguiente perjuicio para tales derechos o
intereses. (STC Exp. N° 05277-2006-AA/TC, P, f. j. 4)

£904 Derecho de tutela procesal efectiva. Vulneración del derecho de defensa


[L]a vulneración del derecho de defensa quedaría fehacientemente constatada si se comproba-
se que la Administración Tributaria ha sustentado sus conclusiones en base a pruebas inexistentes
o desconocidas, pues ello determinaría la imposibilidad de contradecirlas y, obviamente, defen-
derse contra ellas; más aún si tales pruebas, por sí mismas, resultaron sustanciales y determinantes
para la resolución de la controversia. (STC Exp. Nº 8605-2005-AA/TC, P, f. j. 15)

£905 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de igualdad de armas


El derecho de igualdad procesal o de igualdad de armas se deriva de la interpretación sis-
temática del artículo 2, inciso 2 (igualdad) y del artículo 139, inciso 3 (debido proceso), de la
Constitución. En tal sentido, todo proceso, judicial, administrativo o en sede privada, debe garan-
tizar que las partes del proceso detenten las mismas oportunidades de alegar, defenderse o probar,
de modo que no se ocasione una desventaja en ninguna de ellas respecto a la otra. Tal exigencia
constituye un componente del debido proceso ya que ningún proceso que inobserve dicho impera-
tivo puede reputarse como “debido”. (STC Exp. N° 06135-2006-PA/TC, S, f. j. 5)

£906 Derecho de tutela procesal efectiva. Límites al derecho a la prueba


[Pueden establecerse límites al derecho a la prueba] derivados (…) de la necesidad de ar-
monizarse su ejercicio con otros derechos o bienes constitucionales, siempre que con ellos no se
afecte su contenido esencial o, en su caso, los principios de razonabilidad y proporcionalidad. En
cualquier caso, la posibilidad de justificar válidamente estos otros límites debe basarse en la ne-
cesidad de proteger otros derechos y bienes de la misma clase que aquel que se limita. (STC Exp.
Nº 0010-2002-AI/TC, P, f. j. 150)
[S]i bien la realización de un proceso con las debidas garantías es un derecho que se debe
respetar en toda circunstancia, también lo es que, la limitación de determinados contenidos, como

701
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

el de interrogar a los que elaboran el atestado policial, se encuentra perfectamente justificada si es


que, con tal limitación, el legislador persigue proteger derechos fundamentales tan valiosos como
la vida y la integridad personal. (STC Exp. Nº 0010-2002-AI/TC, P, f. j. 154)

£907 Derecho de tutela procesal efectiva. Prueba diabólica vulneración del derecho
a la igualdad de armas
[La] prueba diabólica (…) tiene relación directa con el contenido constitucionalmente prote-
gido del derecho a la igualdad de armas en el proceso y, ciertamente, con el derecho a la prueba,
en la medida que el impedimento o la imposibilidad de una persona de ofrecer un medio probato-
rio que acredite un hecho por causa de la otra parte o del juez pueda significar una afectación (…)
[d]el contenido constitucionalmente protegido del derecho a la igualdad de armas y del derecho a
la prueba. (RTC Exp. Nº 04281-2007-PA/TC, f. j. 4)

£908 Derecho de tutela procesal efectiva. Carga de la prueba


Ahora bien, como es sabido, constituye principio procesal que la carga de la prueba corres-
ponde a quien afirma un hecho. Si la sociedad colectiva denunciante afirma detentar la representa-
ción de determinadas obras, no resulta nada oneroso para ella exhibir el documento que la acredi-
ta. Por el contrario, si es a la parte denunciada a quien se exige acreditar que la sociedad colectiva
carece del título de representación, significa ello una carga excesiva e intolerable. (STC Exp. N°
06135-2006-PA/TC, S, f. j. 6)

£909 Derecho de tutela procesal efectiva. Carga de la prueba dinámica


[L]a carga probatoria dinámica significa un apartamiento de los cánones regulares de la distri-
bución de la carga de la prueba cuando esta arroja consecuencias manifiestamente disvaliosas para
el propósito del proceso o procedimiento, por lo que es necesario plantear nuevas reglas de repar-
to de la imposición probatoria, haciendo recaer el onus probandi sobre la parte que está en mejo-
res condiciones profesionales, técnicas o fácticas para producir la prueba respectiva. (STC Exp.
N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 50)
La doctrina de las cargas probatorias dinámicas interviene para responder a una concepción
de un derecho dúctil y una concepción más dinámica del devenir del proceso. (STC Exp. N° 1776-
2004-AA/TC, P, f. j. 50)
[En la prueba dinámica] no correspondería al demandante la carga de la prueba del hecho (de
índole negativo) sino que el demandado tendría la carga de probar el hecho positivo. (STC Exp.
N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 50)

£910 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de igualdad procesal y dificultad


de la prueba
Esta situación tiene como consecuencia que el denunciado se encuentre en desventaja con res-
pecto al denunciante, en relación con la posibilidad de probar (probar algo de difícil acreditación
y que, por el contrario, puede efectuarlo fácilmente el denunciante) y, con ello, con la posibilidad
de defenderse de manera efectiva; dicho de otro modo, la disposición cuestionada coloca en des-
ventaja al denunciado frente al denunciante, con respecto al ejercicio de su derecho a probar y de
su derecho de defensa. Esta circunstancia es por sí misma lesiva del derecho de igualdad procesal.
(STC Exp. N° 06135-2006-PA/TC, S, f. j. 7)

£911 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho a la motivación


El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales constituye un elemento
esencial del derecho al debido proceso, reconocido en el inciso 5) del artículo 139 de la Norma

702
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Fundamental, que garantiza el derecho de obtener de los órganos judiciales una respuesta razona-
da, motivada y congruente con las pretensiones oportunamente deducidas por las partes en cual-
quier clase de procesos. La exigencia de que las decisiones judiciales sean motivadas, garantiza
que los jueces, cualquiera sea la instancia a la que pertenezcan, expresen el proceso mental que
los ha llevado a decidir una controversia, asegurando que el ejercicio de la potestad de administrar
justicia se haga con sujeción a la Constitución y a la ley; pero también con la finalidad de facilitar
un adecuado ejercicio del derecho de defensa de los justiciables (…).
En tal sentido (…) implica la exigencia de que el órgano jurisdiccional sustente de manera
lógica y adecuada los fallos que emita en el marco de un proceso. (…) [F]undamentalmente que
exista: a) fundamentación jurídica, lo que conlleva a que se exprese no solo la norma aplicable al
caso en concreto, sino también la explicación y justificación de por qué el hecho investigado se
encuentra enmarcado dentro de los supuestos que la norma prevé; b) congruencia entre lo pedido
y lo resuelto, que implica la manifestación de los argumentos que expresan la conformidad entre
los pronunciamientos del fallo y lo pretendido por las partes; y, c) que por sí misma exprese una
suficiente justificación de la decisión adoptada, aun cuando esta sea suscinta, o se establezca el
supuesto de motivación por remisión (…). (STC Exp. N° 2707-2007-PHC/TC, P. ff. jj. 2 y 3)
[E]l derecho a recibir resoluciones debidamente motivadas implica que estas no estén fun-
dadas en el mero arbitrio del juez, sino en datos objetivos, sea de la realidad fáctica o del orde-
namiento jurídico. No obstante, conviene precisar que este derecho no implica que las decisiones
de los juzgadores deban ajustarse a la interpretación que de las normas o los hechos realicen las
partes o a las interpretaciones que puedan ser consideradas correctas, cuando dichos errores no
afecten derechos constitucionales.
En efecto, (…) [este] derecho (…) no garantiza que, al resolverse una controversia, esta se
realice basándose en una interpretación correcta de la norma jurídica aplicable (…). Y no es que
el ordenamiento no haya previsto los mecanismos necesarios para hacer frente a anomalías de esa
naturaleza. (STC Exp. N° 9515-2006-PA/TC, S, f. j. 4)
[E]n el proceso de amparo el análisis de si una determinada resolución judicial vulnera, o
no, el derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales, debe realizarse a partir de
los propios fundamentos expuestos en la resolución cuestionada, de modo que las demás piezas
procesales o medios probatorios del proceso en cuestión solo pueden ser evaluados para contrastar
las razones expuestas, mas no pueden ser objeto de una nueva evaluación o análisis. Y esto porque
en este tipo de procesos, al juez constitucional no le incumbe el mérito de la causa, sino el análisis
externo de la propia resolución a efectos de constatar si esta es el resultado de un juicio racional y
objetivo en el que el juez ha puesto en evidencia su independencia e imparcialidad en la solución
de un determinado conflicto, sin caer ni en arbitrariedad en la apreciación e interpretación del
Derecho, ni tampoco en subjetividades o inconsistencias en la valoración de los hechos del caso.
(STC Exp. Nº 0938-2007-PA/TC, P, f. j. 3)
[S]u contenido constitucional [del derecho a la motivación] se respeta, prima facie, siempre
que exista:
a) fundamentación jurídica, que no implica la sola mención de las normas a aplicar al caso,
sino la explicación y justificación de por qué tal caso se encuentra o no dentro de los supues-
tos que contemplan tales normas; b) congruencia entre lo pedido y lo resuelto, que implica la
manifestación de los argumentos que expresarán la conformidad entre los pronunciamientos del
fallo y las pretensiones formuladas por las partes; y c) que por sí misma exprese una suficiente
justificación de la decisión adoptada, aun si esta es breve o concisa, o se presenta el supuesto de
motivación por remisión. (STC Exp. Nº 4348-2005-PA/TC, P, f. j. 2)
[E]l derecho a una sentencia debidamente justificada no se agota en la mera enunciación de
la norma aplicable a un caso, sino que importa de manera gravitante la acreditación de los hechos
y la forma en que estos han sido introducidos en el proceso, a efectos de crear convicción en

703
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

determinado sentido en el juzgador. De este modo, el contenido constitucionalmente protegido de


dicho derecho no garantiza, (...) que la valoración de los medios de prueba realizados por el Juez
coincida necesariamente con el realizado por (una de) las partes, pues tal valoración está también
presidida por la regla de la imparcialidad judicial. (STC Exp. Nº 4226-2004-AA/TC, P, f. j. 2)
[E]l contenido del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales exige que exista: a)
fundamentación jurídica, que no implica la sola mención de las normas a aplicar al caso, sino la
explicación y justificación de por qué en tal caso se encuentra o no dentro de los supuestos que
contemplan tales normas; b) congruencia entre lo pedido y lo resuelto, que implica la manifesta-
ción de los argumentos que expresarán la conformidad entre los pronunciamientos del fallo y las
pretensiones formuladas por las partes; y c) que por sí misma exprese una suficiente justificación
de la decisión adoptada, aún si esta es breve o concisa, o se presenta el supuesto de motivación
por remisión. (STC Exp. Nº 3989-2007-PHC/TC, S, f. j. 6)

£912 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito protegido del derecho a la


motivación
[E]l derecho a la motivación de las resoluciones impone que se tenga que justificar por qué se
considera que la norma aplicada lo fue correctamente. (…) Solo en la etapa decisoria del proceso
podrá arribarse a una conclusión, ya sea estimatoria o desestimatoria; (…) tampoco resulta exacto
afirmar que la impugnación de una resolución judicial a la luz del derecho a la motivación de las
resoluciones termine convirtiendo al proceso de amparo en una instancia adicional a la ordinaria,
ya que se trata solo de exigir que el juez argumente en base a las premisas jurídicas y fácticas rele-
vantes en el caso el por qué arriba a una determinada conclusión; tal exigencia no solo se impone
por el derecho a la motivación de las resoluciones sino por la propia vinculación que los Jueces
tienen al principio del Estado de Derecho (art. 3, Constitución). (RTC Exp. N° 3963-2007-PA/TC,
P, ff. jj. 2 y 3)

£913 Derecho de tutela procesal efectiva. Doble naturaleza del derecho a la


motivación
[L]a motivación no es solo una obligación legal impuesta a la Administración, sino también
un derecho del administrado, a efectos de que pueda interponer los recursos de impugnación per-
tinentes, cuestionando o respondiendo las imputaciones que deben aparecer con claridad y preci-
sión en el acto administrativo, lo que (…) no ocurrió, dado que solo se expresa, tajantemente, que
dicha decisión no puede ser impugnada en sede administrativa. (STC Exp. Nº 2732-2007-PA/TC,
P, f. j. 44)

£914 Derecho de tutela procesal efectiva. Adecuada motivación de las decisiones


[U]na decisión debe contener una adecuada motivación, tanto de los hechos como de la inter-
pretación de las normas o el razonamiento realizado por el colegiado; no debe utilizar citas legales
abiertas que solo hagan referencia a normas en conjunto como reglamentos o leyes, pero sin con-
cretar qué disposición ampara la argumentación o análisis de la autoridad. Motivar una decisión
no solo significa expresar únicamente al amparo de qué norma legal se expide el acto administra-
tivo, sino, fundamentalmente, exponer en forma sucinta –pero suficiente– las razones de hecho y
de derecho que justifican la decisión tomada. (STC Exp. Nº 2732-2007-PA/TC, P, f. j. 419)

£915 Derecho de tutela procesal efectiva. Motivación implícita


[E]ste [derecho a la motivación] no supone un derecho a recibir pronunciamientos explícitos
respecto a cada uno de los puntos que se soliciten. Por el contrario, sus exigencias pueden verse
satisfechas cuando se reciben pronunciamientos que impliquen una resolución desfavorable en lo
relacionado a los puntos propuestos, más aún cuando dichos pronunciamientos no revistan una
especial trascendencia en el trámite del proceso y no acarreen, en definitiva, la indefensión de la

704
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

parte reclamante. En ese sentido, el Tribunal tiene dicho, respecto al deber de motivación de las
resoluciones judiciales, que: “(...) no es ajeno a su contenido las llamadas motivaciones implíci-
tas; es decir, aquellas que están referidas a las razones que han sido desechadas a consecuencia de
haberse asumido otras”. (RTC Exp. Nº 6407-2007-PA/TC, P, f. j. 5)

£916 Derecho de tutela procesal efectiva. Motivación debida de las decisiones de las
entidades públicas
En todo Estado Constitucional y Democrático de Derecho la motivación debida de las deci-
siones de las entidades públicas es un derecho fundamental que forma parte del contenido esen-
cial del derecho a la tutela procesal efectiva. Tal derecho constituye una garantía fundamental en
los supuestos en que con la decisión emitida se afecte de manera negativa la esfera o situación
jurídica de las personas. Así, toda decisión que carezca de una motivación adecuada, suficiente y
congruente, constituirá una decisión arbitraria y, en consecuencia, será inconstitucional.
En el supuesto particular de los procedimientos de evaluación y ratificación de magistrados
ante el CNM, si bien el ejercicio per se de tal atribución discrecional no vulnera derechos fun-
damentales, sí lo hace cuando dicha facultad se ejerce de manera arbitraria, esto es, cuando no
se motiva debidamente las decisiones adoptadas o no se siguen los procedimientos legalmente
establecidos para su adopción. (STC Exp. N° 3788-2007-PA/TC, S, f. j. 3 y 4)

£917 Derecho de tutela procesal efectiva. Ausencia de motivación


[U]n acto administrativo dictado al amparo de una potestad discrecional legalmente estableci-
da resulta arbitrario cuando solo expresa la apreciación individual de quien ejerce la competencia
administrativa, o cuando el órgano administrativo, al adoptar la decisión, no motiva o expresa las
razones que lo han conducido a adoptar tal decisión. (STC Exp. Nº 2732-2007-PA/TC, P, f. j. 39)

£918 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a ser juzgado en un plazo


razonable
[E]l derecho a que una persona sea juzgada dentro de un plazo razonable y sin dilaciones
indebidas, [es un] atributo que si bien es cierto, no se encuentra expresamente contemplado en la
Constitución, se trata de una manifestación implícita del derecho a un debido proceso, derivado de
los principios relativos a la dignidad de la persona y al Estado Social y Democrático de Derecho
que, por otra parte, coadyuva al pleno respeto de los principios de proporcionalidad, razonabili-
dad, subsidiariedad, necesidad, provisionalidad y excepcionalidad que debe guardar la duración
de un proceso para ser reconocido como constitucional. Aunque dicho derecho suele asociarse a
los procesos de tipo penal –donde las restricciones sobre la libertad individual requieren plazos
que no terminen perjudicándola indebidamente–, no existe ninguna razón por la cual no pueda
invocarse el mismo atributo en el ámbito de los procesos constitucionales, donde el objetivo de
tutela preferente y oportuna constituye la razón de la existencia y legitimidad de tales mecanismos
de defensa. (STC Exp. Nº 2732-2007-PA/TC, P, f. j. 13)

£919 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito de aplicación del derecho a ser
juzgado en un plazo razonable
[E]l derecho a una decisión sobre el fondo y al cumplimiento de la misma en un plazo razo-
nable es extrapolable a todo tipo de procesos jurisdiccionales. El plazo razonable no solo debe en-
tenderse referido al trámite que existe entre la presentación de una demanda y la decisión sobre el
fondo, sino que resulta indispensable que dicho concepto se entienda también como una exigencia
para lograr la efectividad del pronunciamiento judicial en un plazo que no debe exceder lo que la
naturaleza del caso y sus naturales complicaciones de cumplimiento ameriten, sin que en ningún
caso su ejecución se difiera por dilaciones indebidas. (STC Exp. Nº 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 19)

705
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£920 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a la pluralidad de instancias


[E]l derecho a la pluralidad de instancias constituye una garantía consustancial del derecho
al debido proceso, con la cual se persigue que lo resuelto por un juez de primera instancia pueda
ser revisado por un órgano funcionalmente superior y, de esa manera, permitir que lo resuelto por
aquel, cuando menos, sea objeto de un doble pronunciamiento jurisdiccional. (STC Exp. Nº 0282-
2004-AA/TC, P, f. j. 4)
[El] derecho [una instancia plural] es el fundamento a recurrir razonablemente las resolucio-
nes ante las instancias superiores de revisión final, más aún si se ha reconocido este derecho en
la Constitución, en su artículo 139, inciso 6, cuando señala que debe existir la pluralidad de ins-
tancias. El recurso no debe tener una nomenclatura determinada, pero debe suponer una revisión
integral de la recurrida, fundada en el derecho. (STC Exp. Nº 3361-2004-AA/TC, P, f. j. 44)
El derecho a la pluralidad de instancias constituye una garantía consustancial del derecho
al debido proceso, reconocida expresamente en el artículo 139, inciso 6), de la Constitución.
Garantiza que lo resuelto por un órgano jurisdiccional pueda ser revisado por un órgano funcio-
nalmente superior, y de esta manera se permita que lo resuelto por aquel, cuando menos, sea ob-
jeto de un doble pronunciamiento jurisdiccional [Cfr. STC Exp. Nº 0023-2003-AI/TC]. De allí
que este derecho, dada la vital importancia que presenta para los justiciables (en la medida que
permite que puedan ejercer su defensa de manera plena), se erige como un elemento basilar en el
ejercicio de la administración de justicia (STC Exp. Nº 4617-2007-PHC/TC, S, f. j. 2)

£921 Derecho de tutela procesal efectiva. Relación con el uso de los medios impug-
natorios y el derecho a la doble instancia
Como refiere el inciso mencionado [artículo 139 num. 14], tal derecho [de defensa] se pro-
yecta a todas las etapas y articulaciones que pudiera comprender la articulación del proceso, las
que indudablemente abarcan, por lo que importa resaltar, cuando se hace uso de los recursos im-
pugnatorios. El derecho a los recursos forma parte, así, del contenido esencial del derecho a la
pluralidad de instancias, no solo a título de una garantía institucional que posibilita su ejercicio,
sino también como un elemento necesario e impostergable del contenido del debido proceso, en la
medida en que promueve la revisión, por un superior jerárquico, de los errores de quienes se en-
cuentran autorizados, en nombre del pueblo soberano, a administrar justicia. (STC Exp. Nº 1231-
2002-HC/TC, P, f. j. 2)

£922 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho de acceso a los
recursos
[El derecho de acceso a los recursos] garantiza el no ser privado arbitrariamente de la posibi-
lidad de interponer un recurso, y se deriva del derecho a la pluralidad de instancias, reconocido en
el inciso 6) del artículo 139 de la Constitución. Dado que se trata de un derecho de configuración
legal, su ejercicio debe realizarse en los términos previstos en la ley, siempre que dichas condi-
ciones no constituyan una afectación al contenido esencial de este derecho. (RTC Exp. N° 00943-
2007-PA/TC, f. j. 3)

£923 Derecho de tutela procesal efectiva. Cosa juzgada


[L]a doctrina ha establecido un doble contenido respecto de la cosa juzgada, el cual ha sido
acogido por este Colegiado al establecer que existe un “(…) contenido formal, que alude al hecho
de que las resoluciones que han puesto fin al proceso judicial no puedan ser nuevamente cuestio-
nadas, en la medida en que ya se han agotado todos los recursos impugnatorios que la ley prevé,
o que, en su defecto, han transcurrido los plazos exigidos para hacerlo. Y un contenido material,
que hace referencia a la materia contenida en la resolución judicial, la misma que al adquirir tal

706
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

condición no puede ser modificada o dejada sin efecto, sea por parte de otros poderes públicos, de
terceros, o inclusive, de los propios órganos jurisdiccionales que emitieron la resolución judicial
en mención”. (RTC Exp. Nº 4354-2007-PHC/TC, f. j. 7)

£924 Derecho de tutela procesal efectiva. Garantías de la cosa juzgada


[M]ediante el derecho a que se respete una resolución que ha adquirido la autoridad de cosa
juzgada se garantiza el derecho de todo justiciable, en primer lugar, a que las resoluciones que
hayan puesto fin al proceso judicial no puedan ser recurridas mediante medios impugnatorios, ya
sea porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarlas, y, en se-
gundo lugar, a que el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal condición no pueda
ser dejado sin efecto ni modificado, sea por actos de otros poderes públicos, de terceros o, inclu-
so, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el caso en el que se dictó. (STC Exp.
Nº 0462-2007-PHC/TC, S, f. j. 10)

£925 Derecho de tutela procesal efectiva. Prohibición de revivir procesos fenecidos


con resolución ejecutoriada
[E]l derecho al debido proceso es un derecho que tiene la propiedad de albergar en su seno
una serie de derechos fundamentales de orden procesal. Uno de esos derechos es el derecho
a que no se revivan procesos fenecidos con resolución ejecutoriada. (STC Exp. Nº 4587-2004-
AA/TC, P, f. j. 26)

£926 Derecho de tutela procesal efectiva. Relación entre el derecho a la efectividad


de las resoluciones judiciales y la cosa juzgada
[El derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales] también se encuentra recogido en
el segundo párrafo del inciso 2) del mismo artículo 139, cuando se menciona que “ninguna auto-
ridad puede (...) dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada (...) ni
retardar su ejecución”. (STC Exp. Nº 0015-2005-AI/TC, P, f. j. 18)
La tutela jurisdiccional efectiva tiene en el derecho al cumplimiento de una resolución judi-
cial con el carácter de cosa juzgada un contenido de suma importancia e indesligablemente vincu-
lado con el requisito de efectividad de la tutela judicial y el principio constitucional de cosa juzga-
da. (STC Exp. Nº 0661-2007-PA/TC, P, f. j. 5)

£927 Derecho de tutela procesal efectiva. Non bis in ídem y su relación con el prin-
cipio de cosa juzgada
[L]a eficacia negativa de las resoluciones que pasan con la calidad de cosa juzgada configura
lo que en nuestra jurisprudencia se ha denominado como el derecho a no ser juzgado dos veces
por el mismo fundamento (ne bis in idem).
En relación a este derecho el Tribunal Constitucional tiene declarado que si bien el ne bis in
idem no se encuentra textualmente reconocido en la Constitución como un derecho fundamental
de orden procesal, sin embargo al desprenderse del derecho reconocido en el inciso 2) del artículo
139 de la Constitución (cosa juzgada), se trata de un derecho implícito que forma parte de un de-
recho reconocido. (STC Exp. Nº 0462-2007-PHC/TC, S, f. j. 11)

£928 Derecho de tutela procesal efectiva. Ejecución de sentencias no afecta el dere-


cho a la cosa juzgada
El derecho a la cosa juzgada, se tiene dicho, garantiza entre otras cosas el derecho “a que el
contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal condición, no pueda ser dejado sin efecto ni

707
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

modificado, sea por actos de otros poderes públicos, de terceros o, incluso, de los mismos órganos
jurisdiccionales que resolvieron el caso en el que se dictó” (STC 4587-2004-AA/TC, fundamento
38). Nada tiene que ver con la faz negativa del derecho en cuestión que, en ejecución de sentencia,
y siempre que no se desnaturalice lo decidido, el juez pueda dictar medidas propias de esta etapa
del proceso, como ordenar el pago de las costas y costos procesales o, tratándose de obligaciones
pecuniarias, el pago de los intereses de ley. (RTC Exp. Nº 4062-2006-PA/TC, f. j. 3)

£929 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a la ejecución de las resoluciones


judiciales
El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales que han pasado en autoridad de cosa
juzgada, es una manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional, reconocido en el inciso 3) del
artículo 139 de la Constitución. Si bien la citada norma no hace referencia expresa a la “efectividad”
de las resoluciones judiciales, dicha cualidad se desprende de su interpretación, de conformidad con los
tratados internacionales sobre derechos humanos. (STC Exp. Nº 0015-2005-AI/TC, P, f. j. 16)
Tal como lo ha manifestado este Tribunal, el derecho a la ejecución de resoluciones judiciales
es una manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional reconocido en nuestra Constitución (ar-
tículo 139, inciso 3).
Si bien nuestra Carta Fundamental no se refiere en términos de significado a la “efectividad”
de la tutela jurisdiccional, resulta claro que la tutela jurisdiccional que no es efectiva no es tutela.
En este sentido, el derecho al cumplimiento efectivo y, en sus propios términos, de aquello que ha
sido decidido en el proceso, forma parte inescindible del derecho a la tutela jurisdiccional a que
se refiere el artículo 139.3 de la Constitución. Esta obligación constitucional se desprende además
de los convenios internacionales de los que el Perú es parte. En efecto, este Tribunal recuerda que
el numeral 1) del artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos dispone que
“Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo, rápido o cualquier otro recurso efectivo ante
los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos funda-
mentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal viola-
ción sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales”.
En este sentido, este Colegiado ha establecido, en la sentencia recaída en el Exp. N° 015-
2001-AI/TC (acumulados), que “El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales no es
sino una concreción específica de la exigencia de efectividad que garantiza el derecho a la tutela
jurisdiccional, y que no se agota allí, ya que, por su propio carácter, tiene una vis expansiva que se
refleja en otros derechos constitucionales de orden procesal (v. gr. derecho a un proceso que dure
un plazo razonable, etc.)”.
El derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales garantiza que lo decidido en una sen-
tencia se cumpla, y que la parte que obtuvo un pronunciamiento de tutela, a través de la sentencia
favorable, sea repuesta en su derecho y compensada, si hubiere lugar a ello, por el daño sufrido.
(STC Exp. Nº 4119-2005-PA/TC, P. ff. jj. 64 y 65)

£930 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho a la ejecución de


sentencias
El derecho a la ejecución de las sentencias como componente del derecho a la tutela juris-
diccional efectiva supone la posibilidad de que la tutela ofrecida por el juez constitucional opere
generando consecuencias fácticas en el ámbito de los derechos fundamentales de las personas. De
ahí que sea acertado afirmar que la tutela jurisdiccional que no es efectiva no es tutela. Y es que la
pronta y debida ejecución de las sentencias permite además dar efectividad al Estado democrático
de Derecho, que implica, entre otras cosas, la sujeción de los ciudadanos y de la Administración

708
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Pública al ordenamiento jurídico y a las decisiones que adopta la jurisdicción, no solo juzgando
sino también ejecutando lo juzgado. Así pues, será inconstitucional todo aquel acto que prorrogue
en forma indebida e indefinida el cumplimiento de las sentencias. (STC Exp. Nº 4909-2007-PHC/
TC, S, f. j. 7)

£931 Derecho de tutela procesal efectiva. Exigencias del contenido constitucional


del derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales
El contenido constitucionalmente protegido de este derecho [a la efectividad de las resolucio-
nes judiciales] impone especiales exigencias a los sujetos pasivos del derecho, es decir, a los que
se encuentran en principio vinculados y, en particular, a quienes participaron en calidad de partes
en el proceso y, desde luego, al propio juez. Pero también lo está el presidente de la República, a
quien, en su condición de titular del Poder Ejecutivo, conforme establece el inciso 9) del artículo
118 de la Constitución, le corresponde “Cumplir y hacer cumplir las sentencias y resoluciones de
los órganos jurisdiccionales”. (STC Exp. Nº 0015-2001-AI/TC y acumulados, P, f. j. 12)

£932 Derecho de tutela procesal efectiva. Plazo razonable en la ejecución de resolu-


ciones judiciales
El derecho a la ejecución de la decisión de fondo contenida en una sentencia firme, también
supone su cumplimiento en tiempo oportuno. (...) [E]l derecho a una decisión sobre el fondo y al
cumplimiento de la misma en un plazo razonable es extrapolable a todo tipo de procesos jurisdic-
cionales. El plazo razonable no solo debe entenderse referido al trámite que existe entre la pre-
sentación de una demanda y la decisión sobre el fondo, sino que resulta indispensable que dicho
concepto se entienda también como una exigencia para lograr la efectividad del pronunciamiento
judicial en un plazo que no debe exceder lo que la naturaleza del caso y sus naturales complica-
ciones de cumplimiento ameriten, sin que en ningún caso su ejecución se difiera por dilaciones
indebidas. (STC Exp. Nº 4080-2004-AC/TC, S, f. j. 19)
[T]oda dilación indebida que retarde innecesariamente el cumplimiento pleno de lo que me-
diante una sentencia judicial firme se ha ordenado, debe entenderse como vulneratoria del derecho
fundamental a la tutela judicial efectiva que la constitución reconoce. (STC Exp. Nº 4080-2004-
AC/TC, S, f. j. 20)

£933 Derecho de tutela procesal efectiva. Exigencias a los jueces respecto al dere-
cho a la efectividad de las resoluciones judiciales
Respecto de los jueces, el glosado derecho [a la efectividad de las resoluciones judiciales]
exige un particular tipo de actuación. Y es que si el derecho a la ejecución de las resoluciones
judiciales garantiza que lo decidido en una sentencia o en una resolución judicial sea cumplido, es
claro que quienes las dictan, o quienes resulten responsables de ejecutarlas, tienen la obligación de
adoptar, según las normas y procedimientos aplicables –y con independencia de que la resolución
a ejecutar haya de ser cumplida por un ente público o no– las medidas necesarias y oportunas para
su estricto cumplimiento. (STC Exp. Nº 0015-2001-AI/TC y acumulados, P, f. j. 12)
[L]a actuación de la autoridad jurisdiccional en la etapa de ejecución de sentencias consti-
tuye un elemento fundamental e imprescindible en el logro de una efectiva tutela jurisdiccional,
siendo de especial relevancia para el interés público, dado que el Estado de Derecho no puede
existir cuando no es posible alcanzar la justicia a través de los órganos establecidos para tal efec-
to. Para ello, la autoridad jurisdiccional deberá realizar todas aquellas acciones que tiendan a que
los justiciables sean repuestos en sus derechos [...] reaccionando frente a posteriores actuaciones o
comportamientos que debiliten el contenido material de sus decisiones, pues solo así se podrán sa-
tisfacer los derechos de quienes han vencido en juicio, sin obligarles a asumir la carga de nuevos
procesos. (STC Exp. Nº 4909-2007-PHC/TC, S, f. j. 8)

709
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£934 Derecho de tutela procesal efectiva. Límites al derecho a la ejecución de las


resoluciones judiciales
[C]omo sucede con todos los derechos fundamentales, el de efectividad de las resoluciones
judiciales tampoco es un derecho absoluto, es decir, que esté exento de condiciones, límites o
restricciones en su ejercicio. Al margen de los requisitos y la presencia de una serie de circunstan-
cias generales que la ley pueda prever, como puede ser que la ejecución deba llevarla adelante el
órgano jurisdiccional competente; que se trate de una resolución firme; que la ejecución se realice
respetando el contenido del fallo, etc., (…) [es] legítimo que, tomando en cuenta al sujeto procesal
vencido en juicio y, en concreto, cuando ese vencido en juicio sea el Estado, el legislador pueda
establecer ciertos límites o restricciones al derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales
firmes, en la medida en que estas tengan una justificación constitucional. (STC Exp. Nº 0015-
2001-AI/TC y acumulados, P, f. j. 15)

£935 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación de las manifestaciones


de la tutela jurisdiccional efectiva y del debido proceso al procedimiento
administrativo
[L]as manifestaciones de la tutela jurisdiccional efectiva y del debido proceso, son extensibles
al procedimiento administrativo siempre que así se derive de la naturaleza de aquellas y de los
fines constitucionales que cada una persigue. En tal sentido, así como los derechos fundamentales
a la tutela jurisdiccional efectiva y al debido proceso no suponen el respeto inexorable a cada una
de las reglas procedimentales fijadas en el ordenamiento procesal de configuración legal, sino solo
de aquellas derivadas del contenido constitucionalmente protegido de sus respectivas manifesta-
ciones, lo propio ocurre con el debido procedimiento administrativo. (STC Exp. Nº 2730-2006-
PA/TC, P, f. j. 33)

£936 Derecho de tutela procesal efectiva. Debido procedimiento administrativo


[E]l derecho al debido proceso, consagrado en el artículo 139, inciso 3, de la Constitución
(...) es una garantía que, si bien tiene su ámbito natural en sede judicial, también es aplicable en el
ámbito de los procedimientos administrativos, que tiene su formulación legislativa en el artículo
IV, numeral 1.2., del Título Preliminar de la Ley Nº 27444, Ley del Procedimiento Administrativo
General. (STC Exp. Nº 0091-2005-AA/TC, S, f. j. 9)
[E]l debido proceso y los derechos que conforman su contenido esencial están garantizados
no solo en el seno de un proceso judicial, sino también en el ámbito del procedimiento administra-
tivo. (STC Exp. Nº 8605-2005-AA/TC, P, f. j. 13)
No solo los principios materiales del derecho sancionador del Estado son aplicables al ámbito
del Derecho Administrativo sancionador y disciplinario. También lo son las garantías adjetivas
que en aquel se deben de respetar. En efecto (...) el derecho reconocido en el inciso 3) del artículo
139 de la Constitución no solo tiene una dimensión, por así decirlo, “judicial”, sino que se extien-
de también a sede “administrativa”. (STC Exp. Nº 2050-2002-AA/TC, P, f. j. 12)

£937 Derecho de tutela procesal efectiva. Noción de debido procedimiento


administrativo
El debido procedimiento en sede administrativa supone una garantía genérica que resguar-
da los derechos del administrado durante la actuación del poder de sanción de la administración.
Implica, por ello, el sometimiento de la actuación administrativa a reglas previamente estableci-
das, las cuales no pueden significar restricciones a las posibilidades de defensa del administrado
y menos aún condicionamientos para que tales prerrogativas puedan ser ejercitadas en la práctica.
(STC Exp. Nº 3741-2004-AA/TC, P, f. j. 21)

710
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[E]l derecho al debido proceso y los derechos que este tiene como contenido son invocables
y, por tanto, garantizados, no solo en el seno de un proceso judicial, sino también en el ámbito del
procedimiento administrativo. Así, “el Debido Proceso Administrativo” supone, en toda circuns-
tancia, el respeto –por parte de la administración pública o privada– de todos aquellos principios y
derechos normalmente invocables en el ámbito de la jurisdicción común o especializada a los que
se refiere el Artículo 139 de la Constitución del Estado (juez natural, juez imparcial e indepen-
diente, derecho de defensa, etc.). (STC Exp. Nº 2732-2007-PA/TC, P, f. j. 31)

£938 Derecho de tutela procesal efectiva. Fundamento del derecho al debido proce-
so administrativo
El fundamento principal por el que se habla de un debido proceso administrativo encuentra
sustento en el hecho de que tanto la administración como la jurisdicción están indiscutiblemente
vinculadas a la Carta Magna, de modo que si esta resuelve sobre asuntos de interés del admi-
nistrado y lo hace mediante procedimientos internos, no existe razón alguna para desconocer las
categorías invocables ante el órgano jurisdiccional. (STC Exp. Nº 2732-2007-PA/TC, P, f. j. 32)

£939 Derecho de tutela procesal efectiva. Dimensión sustantiva del debido proceso
administrativo
[La] dimensión sustantiva del debido proceso administrativo se satisface, no tanto porque la
decisión sancionatoria se haya expedido con respeto de los derechos constitucionales de orden
procesal, sino (…) [porque] cuando la sanción impuesta a una persona no se encuentra debida-
mente fundamentada, sea irrazonable o excesiva, de cara a las supuestas faltas que se hubieran
podido cometer. (STC Exp. Nº 2868-2004-AA/TC, S, f. j. 26)

£940 Derecho de tutela procesal efectiva. Extensión del debido proceso a las perso-
nas jurídicas
[A]tendiendo a la naturaleza no estrictamente personalísima del derecho al debido procedi-
miento administrativo, se reconoce su extensión a las personas jurídicas (…). Este fundamento
encuentra su sustento constitucional en el sentido de reconocer a las personas jurídicas, indepen-
dientemente de su naturaleza pública o privada, que puedan ser titulares de algunos derechos fun-
damentales, y que en esa medida puedan solicitar su tutela mediante los procesos constitucionales,
entre ellos, el amparo. (STC Exp. Nº 2939-2004-AA/TC, S, f. j. 6)
[S]e debe hacer extensivo dicho reconocimiento de la titularidad del derecho fundamental [al
debido procedimiento] para el caso de las personas jurídicas de derecho público, pues una inter-
pretación contraria concluiría con la incoherencia de, por un lado, habilitar el ejercicio de facul-
tades a las municipalidades consagradas en la Constitución y, por otro, negar las garantías nece-
sarias para que las mismas se ejerzan y, sobre todo, puedan ser susceptibles de protección (STC
Exp. Nº 2939-2004-AA/TC, S, f. j. 6)
[A] propósito del derecho al debido procedimiento administrativo que: “(...) atendiendo a la
naturaleza no estrictamente personalísima del derecho al debido procedimiento administrativo, se
reconoce su extensión a las personas jurídicas, y, entre ellas, se debe hacer extensivo dicho reco-
nocimiento de la titularidad del derecho fundamental para el caso de las personas jurídicas de
derecho público, pues una interpretación contraria concluiría con la incoherencia de, por un
lado, habilitar el ejercicio de facultades a las municipalidades consagradas en la Constitución
y, por otro, negar las garantías necesarias para que las mismas se ejerzan y, sobre todo, pue-
dan ser susceptibles de protección”, reconociendo expresamente algunos derechos fundamen-
tales a las personas jurídicas de Derecho Público para hacerlos valer en sede constitucional
cuando se señala que: “Este fundamento encuentra su sustento constitucional en el sentido de
reconocer a las personas jurídicas, independientemente de su naturaleza pública o privada, que

711
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

puedan ser titulares de algunos derechos fundamentales, y que en esa medida puedan solicitar su
tutela mediante los procesos constitucionales, entre ellos, el amparo”. (RTC Exp. Nº 2118-2007-
PA/TC, S, f. j. 7)

£941 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación al proceso administrativo disci-


plinario del derecho a ser juzgado en un plazo razonable
[La observancia al debido proceso] es aplicable a todo proceso en general, por lo que cons-
tituye también un principio y un derecho del proceso administrativo disciplinario, tal como lo ra-
tifica el Código Procesal Civil. El derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas forma parte del
derecho al debido proceso, reconocido por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(inciso 3, literal c del artículo 14) y por la Convención Americana de Derechos Humanos, la cual
prescribe en el inciso 1) del artículo 8 que: “Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas
garantías y dentro de un plazo razonable (…)”. (STC Exp. Nº 3778-2004-AA/TC, S, f. j. 20)

£942 Derecho de tutela procesal efectiva. Criterios de razonabilidad de duración del


procedimiento administrativo
[E]s preciso determinar si el exceso en el plazo constituye una afectación al derecho funda-
mental al debido proceso y, de ser así, si dicha afectación tiene como consecuencia la nulidad del
proceso administrativo disciplinario, teniendo en cuenta que en dicho proceso se respetaron las
demás garantías procesales integrantes del debido proceso (...). Se postula que el criterio a seguir
sea el del plazo razonable exigible por los ciudadanos y que el carácter razonable de la duración
de un proceso se debe apreciar según las circunstancias de cada caso y teniendo en cuenta: a) la
complejidad del asunto; b) el comportamiento del recurrente; c) la forma en que el asunto ha sido
llevado por las autoridades administrativas (es decir, lo que ordinariamente se demora en resolver
determinado tipo de procesos), y d) las consecuencias que la demora produce en las partes. (STC
Exp. Nº 3778-2004-AA/TC, S, f. j. 21)

£943 Derecho de tutela procesal efectiva. Motivación de resoluciones administrati-


vas como derecho del administrado
En la medida que una sanción administrativa supone la afectación de derechos, su motivación
no solo constituye una obligación legal impuesta a la Administración, sino también un derecho
del administrado, a efectos de que este pueda hacer valer los recursos de impugnación que la le-
gislación prevea, cuestionando o respondiendo las imputaciones que deben aparecer con claridad
y precisión en el acto administrativo sancionador. De otro lado, tratándose de un acto de esta na-
turaleza, la motivación permite a la Administración poner en evidencia que su actuación no es
arbitraria sino que está sustentada en la aplicación racional y razonable del derecho y su sistema
de fuentes. (STC Exp. Nº 2192-2004-AA/TC, S, f. j. 11)

£944 Derecho de tutela procesal efectiva. Supuestos de exoneración de la motiva-


ción de resoluciones administrativas
[N]o todo acto administrativo expedido al amparo de una potestad discrecional, siempre y
en todos los casos, debe estar motivado. Así sucede, por ejemplo, con la elección o designación
de los funcionarios públicos cuya validez, como es obvio, no depende de que sean motivadas. En
idéntica situación se encuentran actualmente las ratificaciones judiciales que (...) fue prevista [en
la Constitución de 1993] como un mecanismo que, únicamente, expresara el voto de confianza de la
mayoría o de la totalidad de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura acerca de la manera
cómo se había ejercido la función jurisdiccional. (STC Exp. Nº 1941-2002-AA/TC, S, f. j. 20)

712
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£945 Derecho de tutela procesal efectiva. Forma de motivación de resoluciones admi-


nistrativas
[L]a motivación [de la resolución de la Administración] puede generarse previamente a la
decisión –mediante los informes o dictámenes correspondientes– o concurrentemente con la reso-
lución, esto es, puede elaborarse simultáneamente con la decisión. En cualquier caso, siempre de-
berá quedar consignada en la resolución. La Administración puede cumplir la exigencia de la mo-
tivación a través de la incorporación expresa, de modo escueto o extenso, de sus propias razones
en los considerandos de la resolución, como también a través de la aceptación íntegra y exclusiva
de lo establecido en los dictámenes o informes previos emitidos por sus instancias consultivas, en
cuyo caso los hará suyos con mención expresa en el texto de la resolución, identificándolos ade-
cuadamente por número, fecha y órgano emisor. (STC Exp. Nº 4289-2004-AA/TC, S, f. j. 10)

£946 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito de aplicación del derecho a


impugnar
[E]l debido procedimiento administrativo comprende, entre otros aspectos, el derecho a im-
pugnar las decisiones de la administración, bien mediante los mecanismos que provea el propio
procedimiento administrativo o, llegado el caso, a través de la vía judicial, bien mediante el con-
tencioso-administrativo o el propio proceso de amparo. En este último supuesto, el derecho de
impugnar las decisiones de la administración confluye con el derecho de acceso a la jurisdicción
cuando no existan vías propias dentro del propio procedimiento administrativo, o cuando estas
se hayan agotado y causado estado en la decisión final de la administración. (STC Exp. Nº 3741-
2004-AA/TC, P, f. j. 19)

£947 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación del debido proceso al procedi-
miento administrativo sancionador
[Al destacarse] la necesidad de extender los alcances del derecho al debido proceso al ámbi-
to del procedimiento administrativo, tal extensión debe considerarse en relación con los procedi-
mientos, prima facie, de carácter sancionador, y no con los procedimientos de investigación (...).
Y ello es así, pues las investigaciones que realiza el Ministerio Público no tienen el propósito de
sancionar a los sujetos a ella, sino solo de determinar si existen indicios suficientes de la comisión
de un delito que ameriten la formalización de una denuncia penal ante el juez penal competente.
(STC Exp. Nº 2928-2002-HC/TC, S, f. j. 2)

£948 Derecho de tutela procesal efectiva. Diferente aplicación del derecho a la plu-
ralidad de instancias en proceso judicial y procedimiento administrativo
[E]l derecho a la pluralidad de instancias no es un contenido esencial del derecho al “debido
proceso administrativo” –pues no toda resolución es susceptible de ser impugnada en dicha
sede–; pero sí lo es del derecho al debido proceso “judicial”, pues la garantía que ofrece el
Estado constitucional de derecho es que las reclamaciones de los particulares contra los actos
expedidos por los órganos públicos, sean resueltas por un juez independiente, imparcial y com-
petente, sede esta en la que, además, se debe posibilitar que lo resuelto en un primer momento
pueda ser ulteriormente revisado, cuando menos, por un órgano judicial superior. (STC Exp.
Nº 0010-2001-AI/TC, P, f. j. 3)
[S]i el establecimiento del recurso de revisión no se deriva tanto de que con él se garantice el
derecho a la pluralidad de instancias en sede administrativa (que, como se ha dicho, no es extra-
polable al caso del procedimiento administrativo), la obligación de tener que interponerse nece-
sariamente, solo puede justificarse cuando con él se persigue alcanzar fines constitucionalmente
legítimos, que, además, han sido previstos en un acto legislativo que goce de las características
de generalidad y de igualdad en el tratamiento del ejercicio de los derechos fundamentales. (STC
Exp. Nº 0010-2001-AI/TC, P, f. j. 15)

713
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

[N]o siempre y en todos los casos, es posible extrapolar acríticamente las garantías del debido
proceso judicial al derecho al debido procedimiento administrativo. Así, por ejemplo, si en sede
judicial uno de los contenidos del derecho en referencia lo constituye el de la necesidad de res-
petarse el juez natural o pluralidad de instancias, en el caso del procedimiento administrativo, en
principio, que el acto haya sido expedido por un órgano incompetente genera un vicio de incom-
petencia, pero no la violación del derecho constitucional. Y, en el caso de que no se pueda acudir
a una instancia administrativa superior por haber sido expedido el acto por la última instancia en
esa sede, ello desde luego no supone, en modo alguno, que se haya lesionado el derecho a la plu-
ralidad de instancias (STC Exp. Nº 2209-2002-AA/TC, P, f. j. 12)

£949 Derecho de tutela procesal efectiva. Prohibición de la aplicación de la analo-


gía al procedimiento administrativo disciplinario
[L]a prohibición constitucional de no ser procesado ni condenado por acto u omisión que al
tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca,
como infracción punible, así como la prohibición de inaplicabilidad por analogía de la ley penal y
de las normas que restrinjan derechos, reconocidos en el literal “d” del inciso 24) del artículo 2 y
en el inciso 9) del artículo 139 de la Constitución, respectivamente; no constituyen garantías pro-
cesales constitucionalmente reconocidas que puedan resultar aplicables únicamente en el ámbito
de los procesos de naturaleza penal, sino que, por extensión, constituyen también garantías que
deben observarse en el ámbito de un procedimiento administrativo disciplinario y, en general, de
todo procedimiento de orden administrativo –público o privado– que se pueda articular contra una
persona. (STC Exp. Nº 0274-1999-AA/TC, P, f. j. 3)

£950 Derecho de tutela procesal efectiva. Debido proceso en el ámbito de los proce-
dimientos administrativos sancionatorios
[E]l derecho al debido proceso, consagrado en el artículo 139, inciso 3, de la Constitución, tal
como lo ha recordado este Tribunal en reiterada jurisprudencia, es una garantía que, si bien tiene
su ámbito natural en sede judicial, también es aplicable en el ámbito de los procedimientos admi-
nistrativos sancionatorios. En ese sentido, el debido proceso –y los derechos que lo conforman,
p.ej. el derecho de defensa y la debida motivación de las resoluciones administrativas– resultan
aplicables al interior de la actividad institucional de cualquier persona jurídica, máxime si ha pre-
visto la posibilidad de imponer una sanción tan grave como la expulsión. (STC Exp. N° 5514-
2005-PA/TC, S, f. j. 3)

£951 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de defensa en el procedimiento


administrativo de sanción
El derecho de defensa en el ámbito del procedimiento administrativo de sanción se estatuye
como una garantía para la defensa de los derechos que pueden ser afectados con el ejercicio de
las potestades sancionatorias de la administración. Sus elementos esenciales prevén la posibilidad
de recurrir la decisión, ya sea al interior del propio procedimiento administrativo o a través de las
vías judiciales pertinentes; la posibilidad de presentar pruebas de descargo; la obligación de parte
del órgano administrativo de no imponer mayores obstrucciones para presentar los alegatos de
descargo o contradicción y, desde luego, la garantía de que los alegatos expuestos o presentados
sean debidamente valorados, atendidos o rebatidos al momento de decidir la situación del admi-
nistrado. (STC Exp. Nº 3741-2004-AA/TC, P, f. j. 25)

£952 Derecho de tutela procesal efectiva. Titularidad del derecho al debido proceso
en personas de derecho público
[A]tendiendo a la naturaleza no estrictamente personalísima del derecho al debido procedi-
miento administrativo, se reconoce su extensión a las personas jurídicas, y, entre ellas, se debe

714
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

hacer extensivo dicho reconocimiento de la titularidad del derecho fundamental para el caso de las
personas jurídicas de Derecho Público, pues una interpretación contraria concluiría con la incohe-
rencia de, por un lado, habilitar el ejercicio de facultades a las municipalidades consagradas en
la Constitución y, por otro, negar las garantías necesarias para que las mismas se ejerzan y, sobre
todo, puedan ser susceptibles de protección.
Este fundamento encuentra su sustento constitucional en el sentido de reconocer a las per-
sonas jurídicas, independientemente de su naturaleza pública o privada, que puedan ser titulares
de algunos derechos fundamentales, y que en esa medida puedan solicitar su tutela mediante los
procesos constitucionales, entre ellos, el amparo. (STC Exp. Nº 2939-2004-AA/TC, S, f. j. 6)

£953 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación del derecho al debido proceso
en procedimientos corporativos
De ahí que el debido proceso se aplica también a las relaciones inter privatos, pues el que las
asociaciones sean personas jurídicas de Derecho Privado no quiere decir que no estén sujetas a los
principios, valores y disposiciones constitucionales; por el contrario, como cualquier ciudadano
o institución (pública o privada), tienen la obligación de respetarlas, más aún cuando se ejerce la
potestad disciplinaria sancionadora.
En tal sentido, las asociaciones no están dispensadas de observar el estricto respeto del dere-
cho fundamental al debido proceso, sea en sus manifestaciones de derecho de defensa, doble ins-
tancia, motivación resolutoria u otro atributo fundamental, debiéndolo incorporar a la naturaleza
especial del proceso particular que establezcan; a efectos de garantizar un adecuado ejercicio de la
facultad sancionadora que poseen (…). (STC Exp. Nº 03574-2007-PA/TC, P, f. j. 53)

£954 Derecho de tutela procesal efectiva. Proyección de las garantías del debido
proceso a los procesos sancionatorios privados
Los principios y derechos que garantizan a la persona en un proceso penal son de aplicación
también, mutatis mutandis, al ámbito del proceso administrativo sancionatorio y, además, al ám-
bito del proceso sancionatorio privado. Es aspecto común en ellos y que justifica su proyección
el que todos son gravosos en tanto inciden en el ejercicio o goce de derechos constitucionales o,
por último, suponen una incidencia negativa en el genérico derecho al libre desenvolvimiento de
la personalidad. Tal aspecto común justifica que estos procedimientos deban observar todos los
derechos y principios del debido proceso cuya naturaleza pueda proyectarse al orden del procedi-
miento disciplinario público y privado. (STC Exp. Nº 8280-2006-PA/TC, S, f. j. 6)

£955 Derecho de tutela procesal efectiva. Razonabilidad del debido proceso corpo-
rativo particular
El hecho de que toda organización privada retenga la facultad de aceptar o no a los preten-
dientes a integrar la asociación no significa sin embargo que dicha capacidad le permita, aplicar
criterios carentes de base razonable u objetiva, en la toma de sus decisiones. (STC Exp. Nº 7034-
2006-PA/TC, S, f. j. 10)
[E]l derecho al debido proceso corporativo particular, entendido desde su dimensión o vertiente
fundamental, que exige, entre otras cosas, razonabilidad en la toma de decisiones y proscripción de
todo comportamiento que denote arbitrariedad manifiesta. (STC Exp. Nº 7034-2006-PA/TC, S, f. j. 11)

£956 Derecho de tutela procesal efectiva. Tutela cautelar como manifestación del
debido proceso
Al igual que el derecho al libre acceso a la jurisdicción, la tutela cautelar no se encuen-
tra contemplada expresamente en la Constitución. Sin embargo, dada su trascendencia en el

715
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

aseguramiento provisional de los efectos de la decisión jurisdiccional definitiva y en la neutraliza-


ción de los perjuicios irreparables que se podrían ocasionar por la duración del proceso, se consti-
tuye en una manifestación implícita del derecho al debido proceso, consagrado en el artículo 139
inciso 3), de la Constitución. No existiría debido proceso, ni Estado Constitucional de Derecho,
ni democracia, si una vez resuelto un caso por la autoridad judicial, resulta de imposible cumpli-
miento la decisión adoptada por esta. (STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 49)
[E]l reconocimiento del derecho a la tutela cautelar no implica el derecho a que, en todos
los casos en que se solicite una medida cautelar, esta tenga que ser aceptada o concedida. Es la
respectiva autoridad judicial la encargada de valorar, en función al caso concreto, si corresponde
dictar una medida cautelar o, en su caso, mantenerla o revocarla, por lo que todo juez está faculta-
do para aplicar la medida cautelar pertinente para así garantizar el debido proceso de las partes del
proceso. (STC Exp. Nº 0023-2005-PI/TC, P, f. j. 46)

£957 Derecho de tutela procesal efectiva. Debido procedimiento previo al despido


[A]l omitir la parte demandada el procedimiento previo al despido, se ha acreditado de mane-
ra fehaciente que el presidente de la entidad demandada ha violado la garantía constitucional del
debido proceso, infracción que además conlleva la violación del derecho de defensa, motivos por
los cuales, el despido resulta arbitrario. (…) [L]a extinción de la relación laboral se encuentra fun-
dada –única y exclusivamente– en la voluntad del empleador, lo que constituye un acto arbitrario
lesivo de los derechos fundamentales de la demandante, razón por la cual dicho despido es pros-
crito conforme al artículo 27 de nuestra Constitución. (STC Exp. Nº 9252-2006-PA/TC, S, f. j. 6)
[A] efectos de separar a una persona de su cargo, era indispensable que se exprese los moti-
vos de la decisión y se le notifique del cargo que se le imputaba, así como que se le concediese un
plazo para formular su defensa, lo cual no se aprecia de los actuados. Por ello es que la Resolución
de la Fiscalía de la Nación (…), expedida en virtud del Decreto Ley Nº 25735, al no haber moti-
vado la separación de la actora del cargo que venía desempeñando [Técnico Administrativo I de
la Fiscalía Provincial] y tampoco respetar su derecho de defensa, deviene en arbitraria. En con-
secuencia (…) su nombramiento, indebidamente cancelado, nunca perdió su validez y por ende
sigue vigente. Siendo así tiene expedito su derecho a la reincorporación (…). Por lo demás el
tiempo que la demandante permaneció injustamente separada del cargo ha de ser computado úni-
camente a efectos pensionarios, por lo que deberá abonar los aportes al régimen previsional que
corresponda. (STC Exp. Nº 7629-2006-PA/TC, S, f. j. 7)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
17) A la educación, así como el derecho de los padres de escoger el centro de educación y
participar en el proceso educativo de sus hijos; (...)

£958 Derecho a la educación. Contenido esencial


[El] contenido constitucionalmente protegido [del derecho a la educación] está determinado
por el acceso a una educación adecuada (artículo 16), la libertad de enseñanza (artículo 13), la
libre elección del centro docente (artículo 13), el respeto a la libertad de conciencia de los estu-
diantes (artículo 14), el respeto a la identidad de los educandos, así como a un buen trato psicoló-
gico y físico (artículo 15), la libertad de cátedra (artículo 18), y la libertad de creación de centros
docentes y universidades (artículos 17 y 18). Este contenido debe realizarse en concordancia con

716
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

las finalidades constitucionales que le corresponden a la educación en el marco del Estado Social
y Democrático de Derecho. (STC Exp. Nº 0091-2005-AA/TC, S, f. j. 6)
[L]a educación es un derecho fundamental intrínseco y un medio indispensable para la plena
realización de otros derechos fundamentales, y permite al ciudadano participar plenamente en la
vida social y política en sus comunidades. Mediante este derecho se garantiza la formación de la
persona en libertad y con amplitud de pensamiento, para gozar de una existencia humana plena,
es decir, con posibilidades ciertas de desarrollo de las cualidades personales y de participación
directa en la vida social. En consecuencia, es posible señalar que el contenido constitucional de la
educación también es comprehensivo de los fines que persigue, contribuyendo así a promover el
respeto de la actividad humana en cada una de sus manifestaciones, entre ellas las prácticas depor-
tivas, en sentido amplio. (STC Exp. N° 03574-2007-PA/TC, P, f. j. 15)

£959 Derecho a la educación. Dimensiones de su contenido


[S]e considera constitucionalmente protegido el derecho fundamental a la educación tanto en
la dimensión de libertad como en la dimensión prestacional, en la que encontramos el derecho a
la educación en sentido estricto, dirigido a asegurar que nadie se vea impedido de recibir la
educación adecuada; asimismo, se protege el derecho de los padres de escoger el centro edu-
cativo y participar en el proceso de educación de sus menores hijos. (STC Exp. Nº 1391-2007-
PA/TC, S, f. j. 11)

£960 Derecho a la educación. Como derecho de los educandos


El deber de educar a los hijos que se ha impuesto a los padres de familia (...) está en correla-
ción con el derecho de los hijos de ser educados. No solo se trata de un deber de los padres para
con sus hijos, sino también de un derecho –el de educación– que cabe oponer y exigir al Estado:
“El educando tiene derecho a una información que respete su identidad, así como al buen trato
psicológico y físico” (segundo párrafo del artículo 15 de la Constitución). (STC Exp. Nº 0052-
2004-AA/TC, S, f. j. 3)

£961 Derecho a la educación. Función social y finalidad


La función social de la educación se encuentra cifrada en los artículos 13 y 14 de la
Constitución, al integrar en ella la finalidad que le es consubstancial en un Estado Democrático
y Social de Derecho; a saber, el desarrollo integral de la persona humana, promoviendo el cono-
cimiento, el aprendizaje, la práctica de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, la educa-
ción física y el deporte; todo ello encauzado en el fomento de la solidaridad, la ética y el civismo,
y bajo los principios y valores que emanan de la propia Constitución y se proyectan hacia la so-
ciedad en su conjunto.
Toda entidad educativa debe orientarse hacia la consolidación de dichos fines, los que deter-
minan, por un lado, las libertades en las que debe desarrollarse la difusión del conocimiento y, por
otro, los límites en el obrar de los centros educativos. (STC Exp. Nº 0005-2004-AI/TC, P, f. j. 7)
La educación es un derecho fundamental intrínseco y un medio indispensable para la plena
realización de otros derechos fundamentales, y permite al ciudadano participar plenamente en la
vida social y política en sus comunidades. Cabe acotar que la educación desempeña un papel de-
cisivo en la emancipación de la mujer, la protección de los niños contra la explotación laboral, el
trabajo peligroso y la explotación sexual, la promoción de los derechos humanos y la democracia, la
protección del medio ambiente y el control del crecimiento demográfico. Es a través de este derecho
que se garantiza la formación de la persona en libertad y con amplitud de pensamiento, para gozar de
una existencia humana plena, es decir, con posibilidades ciertas de desarrollo de las cualidades per-
sonales y de participación directa en la vida social. (STC Exp. Nº 0091-2005-AA/TC, S, f. j. 6)

717
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£962 Derecho a la educación. Carácter no irrestricto


[L]a educación es el pilar del desarrollo de la persona humana toda vez que promueve el
aprendizaje y la práctica de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes y el deporte, per-
mitiendo así al ser humano prever o medir el alcance de sus decisiones y actos en el ejercicio de
su derecho a la libre autodeterminación. Este derecho tiene una función social que se encuen-
tra prescrita en los artículos 13 y 14 de nuestra Ley Fundamental; empero, como todo atributo
no es irrestricto, pues en su ejercicio debe observarse directrices dadas por el Estado. (STC Exp.
N° 3456-2007-PA/TC, P, f. j. 3)

£963 Derecho a la educación. Condiciones que garantizan gratuidad de la enseñanza


[El] artículo 17 de la Constitución (…) establece las condiciones que garantizan la gratuidad
de la enseñanza en las universidades públicas. A saber, mantener un rendimiento satisfactorio y no
contar con recursos económicos necesarios. (STC Exp. Nº 0606-2004-AA/TC, S, f. j. 13)
Cuando la Constitución prescribe como requisito mantener un rendimiento satisfactorio, este
debe ser verificado en un breve periodo en el que la Universidad pueda concluir que, efectivamen-
te, hay un rendimiento académico de ese tipo. Lo razonable será un semestre o año académico,
según como esté organizado el plan curricular de cada Universidad en particular. Añadido
inseparablemente a este requisito está el de la precariedad de los recursos económicos, pues
ambas condiciones son consustanciales para la gratuidad de la enseñanza universitaria. (STC
Exp. Nº 0606-2004-AA/TC, S, f. j. 14)

£964 Derecho a la educación. Fundamento de la libertad de enseñanza


El fundamento de (...) [la libertad de enseñanza] supone una autonomía en sentido general
que garantice que la formación en conocimientos y espíritu tenga lugar en un ambiente libre
de todo tipo de injerencias ilegítimas, particularmente de aquellas provenientes del poder pú-
blico, sean estas de carácter confesional, académico o ideológico. (STC Exp. Nº 0005-2004-AI/
TC, P, f. j. 8)

£965 Derecho a la educación. Garantías de la libertad de enseñanza


[Las] garantías de libertad [de enseñanza] aseguran que la formación del saber y el impulso
de la investigación científica se encuentren al servicio del pluralismo (artículo 17) y la tolerancia
(artículo 18 de la Constitución), y no de paradigmas dogmáticos que vengan impuestos por po-
deres ajenos a los fines reservados a la educación, los que coartarían la realización intelectual del
ser humano e impedirían el desarrollo de una opinión pública crítica como proyección de conoci-
miento en el proceso de evolución social, económica y cultural. (STC Exp. Nº 0005-2004-AI/TC,
P, f. j. 8)

£966 Derecho a la educación. Fundamento de la libertad de conciencia en la educa-


ción religiosa
El fundamento de (...) [la libertad de conciencia al impartir la educación religiosa] supone una
autonomía en sentido general que garantice que la formación en conocimientos y espíritu tenga
lugar en un ambiente libre de todo tipo de injerencias ilegítimas, particularmente de aquellas pro-
venientes del poder público, sean estas de carácter confesional, académico o ideológico. (STC
Exp. Nº 0005-2004-AI/TC, P, f. j. 8)

£967 Derecho a la educación. Deber de los padres de educar a sus hijos


El deber de educar a los hijos que se ha impuesto a los padres de familia conforme al
artículo 13 de la Constitución, está en correlación con el derecho de los hijos de ser educados.
No solo se trata de un deber de los padres para con sus hijos, sino también de un derecho –el de

718
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

educación– que cabe oponer y exigir al Estado: “El educando tiene derecho a una formación que
respete su identidad, así como al buen trato psicológico y físico” (segundo párrafo del artículo 15
de la Constitución). Si la Constitución ha establecido que los padres tienen el deber de brindar
educación a sus hijos, respecto del Estado ha declarado que este está en la obligación de proteger
especialmente al niño y al adolescente (artículo 4). Naturalmente esta protección especial implica
primeramente la obligación de permitirle ingresar a un centro educativo, así como que se adopten
todas las medidas necesarias y oportunas destinadas a impedir que “nadie se vea impedido de
recibir educación adecuada por razón de su situación económica o de limitaciones mentales o físi-
cas” (artículo 16). Evidentemente, se incumple ese deber especial, por ejemplo, cuando el Estado,
a través de sus órganos y funcionarios competentes, niega a un menor la posibilidad de continuar
sus estudios, sin existir motivos razonables para ello. (STC Exp. Nº 0052-2004-AA/TC, S, f. j. 3)

£968 Derecho a la educación. Garantías para que se condigan promoción de la edu-


cación y desarrollo integral de la persona
[U]na promoción de la educación que condiga con el desarrollo integral de la persona exigi-
do por la Constitución, requiere que el Estado garantice la libertad de enseñanza (artículo 13), la
libertad de conciencia (artículo 14) y la libertad de cátedra (artículo 18 de la Constitución). (STC
Exp. Nº 0005-2004-AI/TC, P, f. j. 8)

£969 Derecho a la educación. Inconstitucionalidad de fijación en función de la


edad
[L]a finalidad primordial del literal a del artículo 34 del Decreto Ley Nº 20530 consiste en
que los hijos que sigan estudios básico o superior, puedan mantener el ingreso que les permita
afrontar sus necesidades básicas, esto es, el ingreso que, en última instancia, les asegure, durante
dicha etapa, mantener una vida acorde con el principio-derecho de dignidad. Sucede que la me-
dida que el legislador ha adoptado para alcanzar ese fin no resulta idónea, pues no se toma como
referencia para el decaimiento de la pensión el momento en el que el hijo culmina sus estudios,
sino la fecha en la que cumple veintiún años. En tanto es evidente que en la gran mayoría de casos
a la edad de veintiún años aún no se han culminado los estudios superiores, la disposición no re-
sulta idónea para la consecución del fin que persigue, y en consecuencia, resulta desproporcionada
en este aspecto. Consecuentemente, corresponde declarar la inconstitucionalidad de la frase “hasta
que cumplan los veintiún (21) años” del literal a del artículo 34 del Decreto Ley Nº 20530 (...).
(STC Exp. Nº 0050-2004-AI y acumulados, P, f. j. 153)

£970 Derecho a la educación. Deporte como instrumento para lograr finalidad de la


educación
Así, nuestra Constitución realiza una importante referencia al deporte al incardinarla en el
concepto educativo, asignándole una función integradora en la persona; lo que supone captar al
ser humano no solo como ser “racional”, sino también aprehende la conditio humana desde el lado
de la potenciación de la capacidad física, la expresión corporal y el entretenimiento. Esto lleva
aparejado que el Estado tenga un especial deber de promoción del deporte. Si conforme al artículo 13
de la Constitución, la finalidad de la educación es lograr el desarrollo integral de la persona humana a
través de instrumentos como el deporte, dicha actividad está orientada a desarrollar y mantener nuestro
organismo en las mejores condiciones, a efectos de alcanzar no solo mejoras físicas y biológicas,
sino también intelectuales y espirituales. (STC Exp. N° 03574-2007-PA/TC, P, f. j. 16)

£971 Derecho a la educación. Análisis de la afectación del derecho a la educación


en cada caso concreto
[S]obre [la jurisprudencia del TC referida] [a]l derecho a la educación (…), es oportuno pre-
cisar que esta no puede ser aplicada sin más y por igual a todos los casos, pues hacerlo supondría

719
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

creer que todas las causas son iguales, lo cual no solo no es cierto, sino que además debe tenerse
presente que cuando se someten a la justicia cuestiones (…) en las que se encuentra comprometi-
do un derecho fundamental de tanta trascendencia como el derecho a la educación de un menor, el
análisis debe hacerse de acuerdo al caso concreto y ponderando objetivamente las circunstancias
que rodean al mismo. (STC Exp. Nº 1391-2007-PA/TC, S, f. j. 17)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
18) De impartir educación dentro de los principios constitucionales; (...)

£972 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.


Principio de coherencia
Esta pauta basilar [Principio de coherencia] plantea como necesidad que las distintas mane-
ras y contenidos derivados del proceso educativo mantengan una relación de armonía, compe-
netración, compatibilidad y conexión con los valores y fines que inspiran las disposiciones de la
Constitución vigente, destacando dentro de estos últimos el artículo 4, que establece que la co-
munidad y el Estado deben proteger especialmente al niño y al adolescente, y el artículo 13, que
dispone que la educación tiene como fin el desarrollo integral de la persona. (STC Exp. 4232-
2004-AA/TC, S, f. j. 12.a)

£973 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.


Principio de libertad y pluralidad de la oferta educativa
Este principio [de libertad y pluralidad de la oferta educativa] plantea la diversidad de op-
ciones para el desarrollo del proceso educativo, así como la presencia concurrente del Estado y
los particulares como agentes para llevar a cabo tal acción. Por ende, se acredita la posibilidad
de elección entre las diversas opciones educativas y queda proscrita cualquier forma de mono-
polio estatal sobre la materia. Así se encuentra establecido en el artículo 15, tercer párrafo de la
Constitución, que dispone que “Toda persona, natural o jurídica, tiene el derecho de promover y
conducir instituciones educativas y el de transferir la propiedad de estas, conforme a ley”. (STC
Exp. Nº 4232-2004-AA/TC, S, f. j. 12.b)

£974 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.


Principio de responsabilidad
Concierne [el principio de responsabilidad] al deber de los padres de familia para que su prole
inicie y culmine todo el proceso de educación básica formal (inicial, primaria y secundaria). Ello
se deriva, entre otros, del artículo 17 de la Constitución que establece que “La educación inicial,
primaria y secundaria son obligatorias”. (STC Exp. Nº 4232-2004-AA/TC, S, f. j. 12.c)

£975 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.


Principio de participación
Se refiere [el principio de participación] a la atribución de los padres de familia de intervenir
activamente en el desarrollo del proceso educativo de su prole. Ello equivale a fomentar la coope-
ración, opinión y cierto grado de injerencia en la relación escuela-educando, entre otras cuestio-
nes. Así lo establece, entre otros, el artículo 13 de la Constitución, según el cual, “Los padres de
familia tienen el deber de educar a sus hijos y el derecho de escoger los centros de educación y de
participar en el proceso educativo”. (STC Exp. Nº 4232-2004-AA/TC, S, f. j. 12.d)

720
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£976 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.


Principio de obligatoriedad
[El principio de obligatoriedad] importa que determinados niveles y contenidos educativos se
alcancen y plasmen de manera imperativa. Por ejemplo, el artículo 14 de la Constitución establece
que “La formación ética y cívica y la enseñanza de la Constitución y de los derechos humanos son
obligatorias en todo el proceso educativo civil o militar. La educación religiosa se imparte con res-
peto a la libertad de las conciencias. La enseñanza se imparte, en todos sus niveles, con sujeción
a los principios constitucionales y a los fines de la correspondiente institución educativa”. (STC
Exp. Nº 4232-2004-AA/TC, S, f. j. 12.e)

£977 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.


Principio de contribución
Se refiere [el principio de contribución] al deber genérico de colaborar solidariamente en el
proceso de formación moral, cívica y cultural de la población. A manera de ejemplo, cabe men-
cionar el artículo 14 párrafo quinto, que dispone que “Los medios de comunicación social deben
colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y cultural”. (STC Exp. Nº 4232-
2004-AA/TC, S, f. j. 12.f)

£978 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.


Fines constitucionales del proceso educativo
Asimismo, de conformidad con lo establecido en los artículos 13 y 14 de la Constitución, se
puede concluir, prima facie, que son tres los grandes objetivos que se deben alcanzar a través del
proceso educativo peruano, a saber:
a) Promover el desarrollo integral de la personal.
El proceso educativo debe contribuir a la plena formación intelectual, moral, psicológica y
física de las personas.
b) Promover la preparación de la persona para la vida y el trabajo.
El objeto del proceso educativo es que la persona pueda insertarse plenamente en la sociedad,
y que, por ende, pueda crecer y progresar como ser humano dentro del entorno en donde
coexiste.
Asimismo, tiene como fin que el educando pueda desarrollar con inteligencia, conocimiento y
habilidad suficiente, una determinada actividad generadora de un bien o servicio que coadyu-
ve a su gratificación espiritual por lo realizado, y que le sirva como medio de sustento para la
satisfacción de sus necesidades materiales.
c) El desarrollo de la acción solidaria.
La solidaridad implica la creación de un nexo ético y común para las personas adscritas a un
entorno social.
Marcial Rubio Correa [Estudio de la Constitución Política de 1993. Lima: Fondo Editorial de
la Universidad Católica del Perú, 1999] señala, respecto a la solidaridad, que es “(...) un prin-
cipio de organización de la sociedad que consiste en que cada individuo haga causa común
con los demás por la mejor marcha del grupo humano en su conjunto. Su signo es el preocu-
parse de los demás como de sí mismo. Su regla práctica es el respeto y la colaboración con
los demás”.
La solidaridad expresa una modalidad de orientación dirigida a la exaltación de los sentimien-
tos, que impulsa a los hombres a prestarse ayuda mutua. (STC Exp. Nº 4232-2004-AA/TC, S,
f. j. 13)
Sobre los fines constitucionales de las instituciones educativas el Tribunal Constitucional ha
precisado que “la función social de la educación se encuentra cifrada en los artículos 13 y 14 de la

721
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

Constitución, al integrar en ella la finalidad que les es consubstancial en un Estado Democrático


y Social de Derecho (...). Toda entidad educativa debe orientarse hacia la consolidación de dichos
fines, los que determinan, por un lado, las libertades en las que debe desarrollarse la difusión del
conocimiento y, por otro, los límites en el obrar de los centros educativos (...). Asimismo, la fun-
ción social de la educación y su condición incuestionable de servicio público delinea los límites
de la labor de las instituciones educativas. En tal sentido, debe reconocerse al Estado una labor de
supervisión constante en el funcionamiento de las actividades educativas, de manera tal que, sin
incidir ilegítimamente en la creación y difusión del conocimiento, pueda velar por la calidad de la
enseñanza y su adecuación a los principios y valores constitucionales”. En dicha línea, el segundo
párrafo del artículo 16 de la Constitución establece que “El Estado coordina la política educativa.
Formula los lineamientos generales de los planes de estudios, así como los requisitos mínimos de
la organización de los centros educativos. Supervisa su cumplimiento y la calidad de la educación.
(STC Exp. Nº 0005-2004-AI/TC, P, f. j. 47)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
19) A la seguridad social; (...)

£979 Derecho a la seguridad social. Noción de seguridad social


La seguridad social (…) posibilita la existencia de este derecho [a la pensión]. [L]a seguridad
social es un instituto constitucionalmente garantizado que comprende un sistema institucionali-
zado de prestaciones individualizadas, basado en la prevención del riesgo y en la redistribución
de recursos, y que tiene como propósito el de coadyuvar en la calidad y el proyecto de vida de la
comunidad, así como actuar bajo el signo de la doctrina de la contingencia, fines remarcados en
el fundamento 54 de la sentencia emitida del Expediente Nº 0050-2004-AI/TC y otros. (STC Exp.
N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 15)

£980 Derecho a la seguridad social. Contenido


[L]a ley constituye fuente normativa vital para delimitar [el] contenido protegido [del derecho
a la seguridad social] (...).
[D]icho contenido se encuentra conformado fundamentalmente por los siguientes aspectos:
en primer lugar, por las disposiciones legales que establecen las condiciones de pertenencia a un
determinado régimen de seguridad social, lo cual no significa que sea irreformable, sino que su
reforma requeriría de una mayor carga de consenso en cuanto a su necesidad, oportunidad y pro-
porcionalidad. En segundo lugar, por las disposiciones legales que establecen las condiciones para
la obtención de un derecho subjetivo a una determinada prestación. En tercer lugar, por el princi-
pio de solidaridad (...) que es portador de la justicia redistributiva subyacente en todo sistema de
seguridad social. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 55)
La seguridad social (dentro de cuyo concepto, se entenderá incluido el servicio previsional de
salud, conforme a los alcances del artículo 11 de la Constitución) es un sistema institucionalizado
de prestaciones individualizadas, basado en la prevención del riesgo y en la redistribución de re-
cursos, con el único propósito de coadyuvar en la calidad y el proyecto de vida de la comunidad.
(STC Exp. Nº 0011-2002-AI/TC, P, f. j. 14)

722
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Asimismo, también es imperioso admitir, tal como lo hace el artículo 10 de la Norma


Fundamental, que en el país se reconoce el derecho a la seguridad social. Este derecho, que a la
vez se concibe como garantía institucional del derecho a la pensión, otorga a la persona no solo
la capacidad de recibir algún tipo de monto dinerario para contrarrestar una contingencia, como
sucede en el caso de los adultos mayores. También sirve para que el disfrute de su existencia se
realice sobre la base de una búsqueda real de una elevación de la calidad de vida de las personas.
(STC Exp. Nº 9381-2005-PA/TC, P, f. j. 1)
E]n el país se reconoce el derecho a la seguridad social. Este derecho, que a la vez se concibe
como garantía institucional del derecho a la pensión, otorga a la persona no solo la capacidad de
recibir algún tipo de monto dinerario para contrarrestar una contingencia, como sucede en el caso
de los adultos mayores. También sirve para que el disfrute de su existencia se realice sobre la base
de una búsqueda real de una elevación de la calidad de vida de las personas. (STC Exp. Nº 9381-
2005-PA/TC, P, f. j. 1)

£981 Derecho a la seguridad social. Sustentación en la dignidad


[L]a seguridad social es un derecho humano fundamental, que supone el derecho que le asiste
a la persona para que la sociedad provea instituciones y mecanismos mediante los cuales pueda
tener una existencia en armonía con su dignidad, teniendo presente que la persona humana es el
fin supremo de la sociedad y del Estado. (STC Exp. Nº 0174-2004-AA/TC, S, f. j. 4)
[C]onforme lo enuncia el artículo 10 de la Constitución, el derecho a la seguridad social es
un derecho humano fundamental, que supone el derecho que le “asiste a la persona para que la
sociedad provea instituciones y mecanismos a través de los cuales pueda obtener recursos de vida
y soluciones para ciertos problemas preestablecidos”, de modo tal que pueda obtener una existen-
cia en armonía con la dignidad, teniendo presente que la persona humana es el fin supremo de la
sociedad y del Estado. (STC Exp. Nº 0008-1996-AI/TC, P, f. j. 10)

£982 Derecho a la seguridad social. Carácter irrenunciable


[El] derecho constitucional a la seguridad social (…) es irrenunciable. (STC Exp. Nº 0394-
2001-AA/TC, P, f. j. 6)

£983 Derecho a la seguridad social. Finalidad


El artículo 10 de la vigente Constitución Política garantiza a toda persona el derecho univer-
sal y progresivo a la seguridad social, derecho constitucional que tiene una doble finalidad: por un
lado, proteger a la persona frente a las contingencias de la vida; y, por otro, elevar su calidad de
vida, lo cual se concreta a través de los distintos regímenes de pensiones que pudieran establecer-
se, y con la pensión que, en este caso, resulta ser el medio fundamental que permite alcanzar dicho
nivel de vida. (STC Exp. Nº 0174-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

£984 Derecho a la seguridad social. Como derecho de configuración legal


El derecho a la seguridad social se encuentra previsto en forma expresa en el artículo 10 de
la Constitución vigente. Se trata de un derecho de configuración legal, esto es, que a través de la
ley se precisan los requisitos y condiciones que se deben cumplir a efectos de gozar de los benefi-
cios que cada uno de los regímenes previsionales establece en cada caso en particular. (STC Exp.
Nº 1396-2004-AA/TC, S, f. j. 6)
[L]a seguridad social, para poder operar directamente, a diferencia de un derecho fundamen-
tal clásico, requiere de configuración legal. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 55)

723
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£985 Derecho a la seguridad social. Principio de solidaridad


[E]l principio de solidaridad genera que los aportes de los trabajadores activos sirvan de sus-
tento a los retirados mediante los cobros mensuales de las pensiones. En este caso, el rol que
compete al Estado en la promoción del ejercicio del instituto no puede ser subestimado ni mucho
menos desconocido. (STC Exp. Nº 0011-2002-AI/TC, P, f. j. 14)

£986 Derecho a la seguridad social. Progresividad


[E]l concepto de progresividad es uno netamente objetivo, motivo por el cual el análisis de las
eventuales regresiones que en materia de seguridad social realice el Estado, debe hacerse con-
siderando a un grupo de pensionistas no representativos de la situación que afronta el Estado
en dicha materia. (...) En consecuencia, cualquier modificación a dicho régimen privilegiado
de pensiones solo puede ser promovida invocando el principio de solidaridad, en el que no
se anula el derecho de la minoría, sino que se le redimensiona limitadamente. (STC Exp.
Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 64)

£987 Derecho a la seguridad social. Inconstitucionalidad de exclusión inmotivada


[El hecho de que el] reglamento [de Prestaciones de Salud de la Caja de Beneficios y
Seguridad Social del Pescador] excluye radical y totalmente a una serie de eventualidades, que
dan lugar a prestaciones médicas, ortopédicas y protésicas, sin motivación alguna, [importa una]
exclusión que resulta atentatoria con lo prescrito en los artículos 7 y 11 de la Constitución Política
del Estado que garantizan el derecho de todas las personas a la protección de su salud, y al libre
acceso a las prestaciones de salud (...), a través de entidades públicas, privadas o mixtas, entendi-
da la salud y los medios para preservarla como un todo integral, en orden al retorno del trabajador
enfermo a la vida productiva, y no como persona invulnerable a ciertas contingencias, a las que,
sin embargo, se encuentra expuesto. (STC Exp. Nº 0722-1999-AA/TC, P, f. j. 5)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
20) De la remuneración y pensión; (...)

£988 Derecho a la remuneración. Prohibición de prestar servicios sin retribución


[N]adie está obligado a prestar servicios sin retribución alguna. En consecuencia (...) [el tra-
bajador] tiene derecho a que la Administración le pague sus remuneraciones por el trabajo efec-
tuado conforme a la norma citada. (STC Exp. Nº 2684-2003-AA/TC, S, f. j. 6)

£989 Derecho a la remuneración. Necesidad de contraprestación


La propia Constitución establece, en su artículo 24, que “El trabajador tiene derecho a una
remuneración equitativa y suficiente, que procure, para él y su familia, el bienestar material
y el espiritual”; sin embargo, el pago de tal remuneración únicamente procede (...) cuando se
ha producido la contraprestación efectiva de un servicio o labor. (STC Exp. Nº 0029-2001-AA/
TC, P, f. j. 2)

£990 Derecho a la remuneración. Carácter irrenunciable


[L]as remuneraciones de los trabajadores, al amparo de lo dispuesto en el artículo 26, inciso
2), de la Constitución Política del Perú, son irrenunciables e intangibles, y solo se podrán afectar

724
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

las planillas de pago por orden judicial o por un descuento aceptado por el trabajador. (STC Exp.
Nº 0818-2005-PA/TC, S, f. j. 6)
[Respecto a la rebaja de categoría y a la rebaja de sueldo] se trata de hechos que no pueden ni
deben ser tolerados en nuestro ordenamiento jurídico, pues están en abierta contradicción con el
artículo 23 de la Constitución (...) y es concordante con su artículo 26, inciso 2), que dispone que
constituye un principio de la relación laboral el carácter irrenunciable de los derechos reconocidos
por la Constitución y la ley, principio que no ha sido respetado en autos, razón por la cual cabe
amparar la demanda en tal extremo. (STC Exp. Nº 2906-2002-AA/TC, S, f. j. 5)

£991 Derecho a la remuneración. Carácter equitativo y suficiente


[L]a Constitución Política vigente, en sus artículos 23 y 24, respectivamente, prescribe que
nadie está obligado a prestar servicios sin retribución remunerativa, y que el trabajador tiene de-
recho a una remuneración equitativa y suficiente como contraprestación por el servicio brindado.
Por consiguiente, (...) se (...) debe[n] abonar [las] remuneraciones desde el momento en que [el
trabajador] fue reincorporado. (STC Exp. Nº 1806-2003-AA/TC, S, f. j. 5)
[L]a Constitución Política vigente, en sus artículos 23 y 24, respectivamente, prescribe que
nadie está obligado a prestar servicios sin retribución remunerativa, y que el trabajador tiene de-
recho a una remuneración equitativa y suficiente como contraprestación por el servicio brindado.
Por consiguiente, (...) se (...) debe abonar sus remuneraciones desde el momento en que [el traba-
jador] fue reincorporado. (STC Exp. Nº 1806-2003-AA/TC, S, f. j. 5)

£992 Derecho a la remuneración. No vulneración por congelamiento de sueldos de


servidores
[C]ongelar los sueldos de los servidores (...) para el ejercicio presupuestal (...) no constitu-
ye, per se, un acto vulneratorio del derecho constitucional (...) reconocido en el artículo 24 de la
Constitución Política de 1993, puesto que, si bien es cierto que todo trabajador tiene derecho a
una remuneración equitativa y suficiente que procure, para él y su familia, el bienestar material
y espiritual, no lo es menos que el congelamiento de los sueldos fue de carácter temporal, toda
vez que solo fue aplicado durante el año (…), debido a la carencia de presupuesto. (STC Exp.
Nº 0642-2004-AA/TC, S, f. j. 3)

£993 Derecho a la remuneración. Pago de créditos laborales


[L]a norma [artículo 83 de la Ley General del Sistema Concursal] no puede excluir a los
titulares de derechos de crédito de origen laboral, protegidos por el artículo 24 de la Constitución,
el cual prescribe que: “El pago de la remuneración y de los beneficios sociales del trabajador tiene
prioridad sobre cualquiera otra obligación del empleador”, norma concordante con el artículo 42
de la LGSC, la cual determina el primer rango de preferencia de los créditos laborales. (STC Exp.
Nº 0446-2004-AA/TC, S, f. j. 4)
[Si un] grupo de acreedores (…) ha dispuesto de bienes de la masa en concurso en contra de
las normas que regulan el procedimiento concursal ordinario; [y] asimismo, con sus actos han
obstaculizado la liquidación (…) han vulnerado los principios que rigen este procedimiento así
como el derecho al pago efectivo de los créditos laborales, contemplado en el artículo 24 de la
Constitución Política del Perú. (STC Exp. Nº 0446-2004-AA/TC, S, f. j. 21)
[L]a bonificación extraordinaria por vacaciones es un derecho adquirido del trabajador y, por
ende, irrenunciable, por lo que, de conformidad con el artículo 24 de la Constitución, su pago
tiene carácter prioritario sobre cualquier otra obligación del empleador. (STC Exp. Nº 1358-2001-
AA/TC, P, f. j. 3)

725
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£994 Derecho a la remuneración. Forma de cuestionamiento del cálculo de utilida-


des distribuidas
[Los trabajadores] debieron solicitar que se efectúe una nueva liquidación cuando se realizó
el reparto de las utilidades y no cuando se produjeron las rectificaciones [de declaraciones juradas
del reparto de dichas utilidades]. Tampoco podría alegarse afectación continuada de derechos, pues
no estamos frente a un tema pensionario, único caso en el cual el Tribunal sostiene la tesis de la
excepción a la caducidad (prescripción extintiva). Es más, si comoquiera que lo que se cuestiona
no es un tema de utilidades no distributivas, sino más bien la forma legal conforme se ha estableci-
do su cálculo en la ley, es lógico que los supuestos trabajadores afectados debieron accionar en la
oportunidad de su reparto y no con la rectificatoria. (STC Exp. Nº 4762-2004-AA/TC, S, f. j. 3)

£995 Derecho a la remuneración. Supuestos de improcedencia de acción de amparo


[L]a Ley Procesal del Trabajo, Nº 26636, prevé (…) la competencia por razón de la materia
de las Salas Laborales y Juzgados de Trabajo (…). [E]stablece que los Juzgados de Trabajo cono-
cen, entre las materias más relevantes de las pretensiones individuales por conflictos jurídicos, las
siguientes: (…).
d) Pago de remuneraciones y beneficios económicos.
A su turno, el (…) Decreto Supremo Nº 003-97-TR, TUO del Decreto Legislativo Nº 728,
Ley de Productividad y Competitividad Laboral, considera que constituyen actos de hostilidad:
a) La falta de pago de la remuneración en la oportunidad correspondiente, salvo razones de fuer-
za mayor o caso fortuito debidamente comprobados por el empleador.
b) La reducción inmotivada de la remuneración o de la categoría. (…)
Consecuentemente, los amparos que se refieran a las materias descritas (…) que por mandato
de la ley son competencia de los jueces de trabajo, serán declaradas improcedentes en la vía del
amparo. (STC Exp. 0206-2005-PA/TC, P, ff. jj. 17 y 18, PV)
[E]n lo que respecta a [si] las acciones no rinden ningún tipo de dividendos y/o utilidades, [y]
la empresa demandada ha cumplido con explicar a los [accionistas trabajadores] sobre por qué, si
[estos] aún abrigan alguna duda, esta deben despejarla en la vía y forma legal que corresponda,
no siendo el camino de la acción de amparo el idóneo, ya que las situaciones mencionadas por los
emplazantes en su escrito de demanda son materia de las acciones que prevé la Ley General de
Sociedades, así como el Código Civil vigente, procedimientos en los que los accionantes han de
hacer valer sus derechos. (STC Exp. Nº 0340-1997-AA/TC, P, f. j. 1)

£996 Derecho a la remuneración. Pago de remuneraciones devengadas


En cuanto (…) al pago de remuneraciones durante el tiempo que duró el cese, (…) tenien-
do tal reclamo naturaleza indemnizatoria, y no, obviamente restitutoria, no es esta la vía en que
corresponda atender dicha pretensión, razón por la que se deja a salvo el derecho del actor para
hacerlo valer, en todo caso, en la forma legal que corresponda. Por lo demás, el tiempo que el
demandante permaneció injustamente separado del cargo debe ser computado únicamente para
efectos pensionables y de antigüedad en el cargo, debiendo el actor abonar los aportes al régimen
provisional correspondiente. (STC Exp. Nº 1994-2004-AA/TC, S, f. j. 8)
La pretensión [de inaplicación de convenio laboral y pago de remuneraciones] devengadas
(…) no procede porque existe una vía procedimental específica, igualmente satisfactoria, para la
protección del derecho constitucional supuestamente vulnerado. (RTC Exp. Nº 00422-2006-PA/
TC, f. j. 3)

726
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£997 Derecho a la pensión. Diferencia entre derechos previsionales y derechos sur-


gidos de la derrama
Existe una diferencia entre los derechos previsionales y que son manejados a través del sis-
tema previsional nacional y que son derechos irrenunciables, inembargables e imprescriptibles, y
los derechos concedidos a los trabajadores a través de la Derrama. La diferencia radica en que los
primeros forman parte del contenido esencial del derecho a la seguridad social, y, en esa medida,
asegurar su provisión resulta un imperativo para el Estado. Los segundos, en cambio, suponen una
mejora en relación a estos derechos mínimos, y no son concedidos con carácter general a todos los
trabajadores, sino solo a aquellos que pertenecen a determinada institución. Es decir, se trata de
derechos adicionales a aquellos que constituyen el contenido esencial del derecho a la seguridad
social. Conforme a lo anterior, en la medida que los derechos concedidos a través de la Derrama
no forman parte del contenido esencial del derecho a la seguridad social, es posible admitir que
sea el trabajador quien decida si quiere continuar gozando de los mismos y, consecuentemente,
continuar afrontando las obligaciones que ello implica o si, por el contrario, prefiere apartarse de
la Derrama. (STC Exp. Nº 3507-2005-PA/TC, P, f. j. 1)

£998 Derecho a la pensión. Como derecho fundamental


De una interpretación sistemática de estas disposiciones constitucionales [artículos 10 y 11],
y en concordancia con el principio de dignidad humana y con valores superiores como la igualdad
y solidaridad, además de los derechos fundamentales a la vida y al bienestar, se puede inferir que
la Constitución de 1993 reconoce el derecho fundamental a la pensión, el cual adquiere relevancia
porque asegura a las personas llevar una vida en condiciones de dignidad e igualdad. (STC Exp.
Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 107)
El derecho a la pensión tiene el rango de derecho fundamental, lo que le otorga una posición
preferente dentro de nuestro ordenamiento jurídico, razón por la cual el operador constitucional
estará en la obligación de preferir aquella interpretación más favorable al ejercicio de los derechos
fundamentales, rechazando aquellas que restrinjan sus alcances o no garanticen su eficacia. (STC
Exp. Nº 1201-2005-PA/TC, S, f. j. 10)

£999 Derecho a la pensión. Como derecho social


El derecho fundamental a la pensión tiene la naturaleza de derecho social –de contenido eco-
nómico –. Surgido históricamente en el tránsito del Estado liberal al Estado social de Derecho,
impone a los poderes públicos la obligación de proporcionar las prestaciones adecuadas a las per-
sonas en función a criterios y requisitos determinados legislativamente, para subvenir sus nece-
sidades vitales y satisfacer los estándares de la “procura existencial”. De esta forma se supera la
visión tradicional que suponía distintos niveles de protección entre los derechos civiles, políticos,
sociales y económicos, atendiendo al principio de indivisibilidad de los derechos fundamentales y
a que cada uno formaba un complejo de obligaciones de respeto y protección –negativas– y de ga-
rantía y promoción –positivas– por parte del Estado. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 74)

£1000 Derecho a la pensión. Relación con la seguridad social


[E]l derecho a la seguridad social se instituye como una garantía institucional del derecho
a la pensión, al posibilitar su vigencia según los parámetros correspondientes a un Estado social
y Democrático de Derecho. Pero, ¿qué es en estricto una garantía institucional? Es una fórmula
constitucional que permite asegurar una especial salvaguarda de ciertas instituciones (...). De esta
forma, la seguridad social está prevista en la Constitución como la garantía institucional del dere-
cho a la pensión. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 53)
El derecho pensionario que asiste a todo asegurado, como parte del derecho a la seguri-
dad social, y que se genera a partir de la fecha de cese laboral, cuenta en nuestro país con una

727
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

normatividad especial, que permite a los causahabientes acceder a una prestación pensionaria, de
acuerdo a la calidad que ostenten respecto del causante. Así, se generan pensiones de sobrevivien-
tes a favor del cónyuge y de los hijos del causante. (STC Exp. Nº 0638-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

£1001 Derecho a la pensión. Como prestación social básica


La pensión de jubilación constituye una de las prestaciones sociales básicas que goza de jerar-
quía constitucional, por lo que no puede ser desconocida por la Administración, toda vez que los
derechos constitucionales deben orientar la actuación de los poderes públicos, a tenor del artículo
44 de la Constitución, que prescribe que es un deber primordial del Estado garantizar la plena
vigencia de los derechos humanos. (STC Exp. Nº 0174-2004-AA/TC, S, f. j. 4)

£1002 Derecho a la pensión. Diferencia con la propiedad


[S]i la pensión consta de los mismos atributos de la propiedad privada, cabe la equiparación
entre ambos. Al respecto, debemos señalar que la pensión, si bien forma parte del patrimonio de
la persona que goza del derecho a recibirla, no se puede desprender, sin más, su asimilación con
el derecho a la propiedad, pues entre la propiedad y la pensión existen diferencias notables que
se manifiestan en su naturaleza jurídica, en los actos que pueden realizarse con ellas, en el modo
de su transferencia y en su titularidad (...). En cuanto a los actos que pueden realizarse sobre la
pensión, existen también diferencias bastante marcadas con la propiedad. Así, la pensión no puede
ser objeto, por ejemplo, de determinados actos de libre disposición (compraventa, permuta, dona-
ción, entre otros), ni es susceptible, como es evidente, de expropiación –como equivocadamente
señalan los demandantes–. Tampoco puede equipararse la pensión con la propiedad por el modo
como se transfieren, puesto que la pensión no es susceptible de ser transmitida por la sola autono-
mía de la voluntad del causante, como si se tratase de una herencia, dado que se encuentra sujeta
a determinados requisitos establecidos en la ley y que, solo una vez que hubiesen sido satisfechos,
podría generar el derecho de goce de su titular o de o sus beneficiarios. En cuanto a la titularidad,
no siempre coincide el titular de la pensión con la persona beneficiada con ella, por lo que se debe
distinguir entre el pensionista y el beneficiario. Es evidente, por consiguiente, que la pensión no
comporta los atributos privativos de la propiedad, por lo que no corresponde asimilarlas como
si el derecho a la pensión fuera una forma de ejercicio del derecho de propiedad. (STC Exp. Nº
0030-2004-AI/TC, P, f. j. 12)

£1003 Derecho a la pensión. Carácter alimenticio


El derecho fundamental a la pensión, al tener carácter alimenticio, se desprende que el agota-
miento de la vía previa no debe ser exigida en el presente caso proceso de amparo.
Además, en el presente proceso de amparo, no debió pretenderse el agotamiento de la vía pre-
via judicial, sino administrativa, al requerirse tutela urgente bajo riesgo de devenir en irreparables
las condiciones de vida y de salud del demandante. (STC Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 13)

£1004 Derecho a la pensión. Elementos del contenido esencial (protección vía proce-
do de amparo)
El contenido esencial del derecho fundamental a la pensión está constituido por tres elemen-
tos, a saber:
- El derecho de acceso a una pensión;
- El derecho a no ser privado arbitrariamente de ella; y,
- El derecho a una pensión mínima vital.
Mediante el derecho fundamental a la pensión, la Constitución de 1993 garantiza el acceso
de las personas a una pensión que les permita llevar una vida en condiciones de dignidad. Este

728
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

derecho fundamental también comporta el derecho de las personas a no ser privadas de modo
arbitrario e injustificado de la pensión; de ahí que corresponda garantizar, frente a la privación
arbitraria e irrazonable, el goce de este derecho, sin perjuicio de reconocer el disfrute de una pen-
sión mínima vital como materialización concreta del clásico contenido esencial del derecho a la
pensión. Estos tres elementos [derecho de acceso a una pensión, a no ser privado arbitrariamente
de ella y a una pensión mínima vital] constituyen el núcleo duro del derecho fundamental a la
pensión y en el cual el legislador no puede intervenir para restringir o privar a las personas de ese
derecho. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, ff. jj. 107 y 108)
[A través de los siguientes criterios se] procede a delimitar los lineamientos jurídicos que
permitirán ubicar las pretensiones que, por pertenecer al contenido esencial dicho derecho fun-
damental [a las pensiones] o estar directamente relacionadas a él, merecen protección a través del
proceso de amparo:
a) [F]orman parte del contenido esencial directamente protegido por el derecho fundamental a
la pensión, las disposiciones legales que establecen los requisitos del libre acceso al sistema
de seguridad social consustanciales a la actividad laboral pública o privada, dependiente o
independiente, y que permite dar inicio al periodo de aportaciones al Sistema Nacional de
Pensiones.
Por tal motivo, serán objeto de protección por vía del amparo los supuestos en los que ha-
biendo el demandante cumplido dichos requisitos legales se le niegue el acceso al sistema de
seguridad social.
b) [F]orma parte del contenido esencial directamente protegido por el derecho fundamental a la
pensión, las disposiciones legales que establecen los requisitos para la obtención de un dere-
cho a la pensión. Así, será objeto de protección en la vía de amparo los supuestos en los que,
presentada la contingencia, se deniegue a una persona el reconocimiento de una pensión de
jubilación o cesantía, a pesar de haber cumplido los requisitos legales para obtenerla (edad
requerida y determinados años de aportación), o de una pensión de invalidez, presentados los
supuestos previstos en la ley que determinan su procedencia.
c) [D]ado que (...) el derecho fundamental a la pensión tiene una estrecha relación con el de-
recho a una vida acorde con el principio-derecho de dignidad, es decir, con la trascendencia
vital propia de una dimensión sustancial de la vida, antes que una dimensión meramente exis-
tencial o formal, forman parte de su contenido esencial aquellas pretensiones mediante las
cuales se busque preservar el derecho concreto a un “mínimo vital”.
En tal sentido, en los supuestos en los que se pretenda ventilar en sede constitucional pre-
tensiones relacionadas no con el reconocimiento de la pensión que debe conceder el sistema
provisional público o privado, sino con su específico monto, ello solo será procedente cuando
se encuentre comprometido el derecho al mínimo vital.
d) [A]un cuando, prima facie, las pensiones de viudez, orfandad y ascendientes, no forman parte
del contenido esencial del derecho fundamental a la pensión, en la medida de que el acceso a
las prestaciones pensionarias sí lo es, son susceptibles de protección a través del amparo los
supuestos en los que se deniegue el otorgamiento de una pensión de sobrevivencia, a pesar de
cumplir con los requisitos legales para obtenerla.
e) En tanto el valor de igualdad material informa directamente el derecho fundamental a la pen-
sión, las afectaciones al derecho a la igualdad como consecuencia del distinto tratamiento (en
la ley o en la aplicación de la ley) que dicho sistema dispense a personas que se encuentran en
situación idéntica o sustancialmente análoga, serán susceptibles de ser protegidos mediante el
proceso de amparo, siempre que el término de comparación propuesto resulte válido.
En efecto, en tanto derecho fundamental relacional, el derecho a la igualdad se encontrará
afectado ante la ausencia de bases razonables, proporcionales y objetivas que justifiquen el
referido tratamiento disímil en el libre acceso a prestaciones pensionarias.

729
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

f) [E]s preciso tener en cuenta que para que quepa un pronunciamiento de mérito en los proce-
sos de amparo, la titularidad del derecho subjetivo concreto de que se trate debe encontrarse
suficientemente acreditada.
g) Debido a que las disposiciones legales referidas al reajuste pensionario o a la estipulación de
un concreto tope máximo a las pensiones, no se encuentran relacionadas a aspectos consti-
tucionales directamente protegidos por el contenido esencial del derecho fundamental a la
pensión, prima facie, las pretensiones relacionadas a dichos asuntos deben ser ventiladas en la
vía judicial ordinaria.
Las pretensiones vinculadas a la nivelación como sistema de reajuste de las pensiones o a
la aplicación de la teoría de los derechos adquiridos en materia pensionaria, no son susceptibles
de protección a través del amparo constitucional, no solo porque no forman parte del contenido
protegido del derecho fundamental a la pensión, sino también, y fundamentalmente, porque han
sido proscritas constitucionalmente, mediante la primera disposición final y el artículo 103 de la
Constitución, respectivamente. (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, P, f. j. 37, PV)

£1005 Derecho a la pensión. Disposiciones que lo dotan de contenido esencial


[N]o todas las disposiciones de la legislación ordinaria que tienen por objeto precisar los be-
neficios o prestaciones relacionadas con materia previsonal, dotan de contenido esencial al de-
recho fundamental a la pensión. Solo cumplen dicha condición aquellas disposiciones legales
que lo desarrollan de manera directa (tal como ocurre, por ejemplo, con las condiciones para
obtener una pensión dentro de un determinado régimen). Por el contrario, las condiciones
indirectas relativas al goce efectivo de determinadas prestaciones, como por ejemplo, asuntos
relacionados al monto de la pensión (en la medida que no se comprometa el mínimo vital),
topes, mecanismos de reajuste, entre otros, no podrían considerarse como componentes esenciales
del derecho fundamental referido, sino como contenidos no esenciales y, en su caso, adicionales,
y, en tal medida, tampoco como disposiciones legales que lo configuran. (STC Exp. Nº 0050-
2004-AI/TC, P, f. j. 120)

£1006 Derecho a la pensión. Intangibilidad de la pensión dentro del contenido


esencial
[Cuando la norma] hace alusión al derecho “a la pensión” legalmente obtenido, de manera
tal que queda proscrita al legislador la posibilidad de: a) desconocer tal derecho y, por ende, la
calidad de pensionista, so pretexto de que a posteriori varió alguno de los requisitos para obtener
la pensión; y, b) reducir el monto de esta, bajo el argumento de que, también posteriormente, ha
cambiado la regla para su cálculo o se ha establecido un tope pensionario. (STC Exp. Nº 0001-
2004-AI/TC y acumulados, P, f. j. 8)

£1007 Derecho a la pensión. Valores subyacentes al contenido esencial


El análisis sistemático de la disposición constitucional que reconoce el derecho fundamental
a la pensión (artículo 11) con los principios y valores que lo informan, es el que permite de-
terminar los componentes de su contenido esencial. Dichos principios y valores son el principio-
derecho de dignidad y los valores de igualdad material y solidaridad. (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/
TC, P, f. j. 36)

£1008 Derecho a la pensión. Libre acceso a las prestaciones pensionarias como con-
tenido esencial
Como parte del contenido esencial constitucionalmente protegido por el derecho a la pensión,
cabe señalar que este no solo garantiza el obtener prestaciones de pensiones de manera universal
y progresiva, sino también el libre acceso a dichas prestaciones, supuesto de hecho claramente

730
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

establecido en el (...) artículo 11 de la Constitución. Como este Tribunal ha señalado en el funda-


mento 107 de la sentencia del Expediente Nº 0050-2004-AI/TC y otros, el derecho a la pensión
garantiza, entre otras cosas, el acceso a una pensión que les permita llevar una vida en condiciones
de dignidad. Por ello, habrá de considerarse porción integrante de tal derecho la posibilidad de su
libre acceso, y en consecuencia, contar con los adecuados requisitos para que dicho acceso se pro-
duzca. El derecho a la pensión garantiza, entre otras cosas, el acceso a una pensión que les permita
llevar una vida en condiciones de dignidad. Por ello, habrá de considerarse porción integrante de
tal derecho la posibilidad de su libre acceso, y en consecuencia, contar con los adecuados requisi-
tos para que dicho acceso se produzca. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 17)
[La] libertad de acceso a las prestaciones no implica que todos podamos acceder a él sin más
trabas u obstáculos que los que se puedan derivar del ámbito de autonomía del individuo. La li-
bertad de acceso a tales prestaciones opera en la medida que el individuo satisfaga las condiciones
legalmente establecidas por el legislador para dicho acceso. En específico respecto del acceso a
los sistemas de pensiones, queda claro que este no es irrestricto ni ilimitado sino que está suje-
to al cumplimiento de condiciones y requisitos. Así, no todo ciudadano tiene acceso efectivo a
los sistemas de pensiones, sino solo aquellos que, tengan la calidad de trabajadores y que,
como tales, observen las exigencias de cada sistema. Lo que garantiza la Constitución es que
a aquellos que cumplan los requisitos y condiciones fijados por ley, no se les niegue acceder
al sistema pensionario que elijan. La Constitución asegura la posibilidad de toda persona de
gozar de una pensión poniendo a su disposición sistemas pensionarios, pero el goce efectivo
de las prestaciones supone que estos respeten los requisitos y condiciones exigidos. (STC Exp.
Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 17)
De acuerdo al derecho al libre acceso a una prestación de pensiones, su ámbito protegido no
solo garantiza la libertad para acceder a él, después de cumplidas las cláusulas que la ley prevea,
sino también la posibilidad de reconsiderar su elección [trasladarse a otro sistema] y, en un acto
consciente, decidir lo que, como ser racional considera más conveniente para sus intereses, más
aún si existe un derecho a libre contratación según lo previsto en el artículo 2, inciso 14) de la
Norma Fundamental. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 31)

£1009 Derecho a la pensión. Carácter de optimizable


Tener el carácter de optimizable no quiere decir que el derecho a la pensión, y específica-
mente, el derecho al acceso a la prestación pensionaria, puedan ser incumplidos, sino que
siguiendo el carácter de eficacia directa e inmediata de la Constitución, también deben ser
plenamente efectivizados a favor de los titulares de [dichos] los derechos. (STC Exp. Nº 1776-
2004-AA/TC, P, f. j. 16)

£1010 Derecho a la pensión. Contenido económico


El derecho a la pensión, por su contenido económico, no puede situarse en la universa-
lidad reinterpretada como ‘proceso de generalización’, referida más a un objetivo político, a
una meta ideal contraria en sí misma a su naturaleza de derecho fundamental específico. Al
ser atribuidos a todos, sin establecer determinadas condiciones para su acceso, se convertirían
no en derechos para unos sectores concretos de la población, sino para todos, carentes de una
meta a alcanzar –la igualdad como equiparación–, que solo sería posible en el caso de que
se hubiera utilizado como medio la igualdad como diferenciación. Esta concepción supone
el riesgo de que estos propios derechos sirvan para mantener la desigualdad, beneficiando a
quienes no lo necesitan realmente, puesto que un trato igual a los desiguales trae consigo una
consecuencia injusta. Es a partir de este criterio de universalización en el que también se han
fundado los demandantes para argumentar la existencia de un derecho progresivo. (STC Exp.
Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 76)

731
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1011 Derecho a la pensión. Contenido adicional


La presencia de un contenido adicional guarda relación directa con el tema de los beneficia-
rios derivados del derecho fundamental a la pensión, es decir, con las personas favorecidas con
la pensión de un titular fallecido (...) Por lo tanto, la pensión que corresponde recibir a viudas y a
huérfanos es parte constitutiva del contenido adicional del derecho a la pensión, dado que permite
que el derecho a la pensión tenga efectividad real. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 75)
El derecho fundamental a una pensión digna corresponde a toda persona, de conformidad con
los artículos 2, 3 y 11 de la Constitución. Esta titularidad se ha ido conformando paulatinamente,
y no corresponde ya exclusivamente al aportante; se ha ido incorporando, gracias a una configu-
ración legal, a un grupo específico de personas distinto a quien aportó durante su vida (viudas,
viudos, ascendientes y huérfanos). Este constituirá, pues, el contenido adicional del derecho a la
pensión. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 81)

£1012 Derecho a la pensión. Como concreción del derecho a la vida


Este derecho [a la pensión] es una concreción del derecho a la vida, en su sentido material,
en atención al principio de indivisibilidad de los derechos fundamentales y al telos constitucional
orientado a la protección de la dignidad de la persona humana (...). De esta forma, nuestro texto
constitucional consagra la promoción de una digna calidad de vida entre sus ciudadanos como
un auténtico deber jurídico, lo que comporta al mismo tiempo una definida opción en favor de
un modelo cualitativo de Estado que encuentre en la persona humana su presupuesto ontológico,
de expreso rechazo a una forma de mero desarrollo social y económico cuantitativo. (STC Exp.
Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 76)

£1013 Derecho a la pensión. Principio-derecho de dignidad


La dignidad humana [artículo 1 de la Const.] (...) es el presupuesto jurídico de la existencia
de todos los derechos fundamentales. La persona humana [es] (…) un fin en sí mismo; de allí que
su defensa constituya el fin supremo que debe inspirar todos los actos estatales, en particular, y los
de la sociedad, en general (...). (…) La seguridad social y el derecho a la pensión son elementos
esenciales que configuran el mínimo existencial necesario para garantizar una vida no solo
plena en su faz formal o existencial, sino también en su dimensión sustancial o material; o,
en otras palabras, para garantizar una vida digna. [U]na pensión constitucionalmente prote-
gida solo será aquella que se sustente en el principio de dignidad de la persona humana. De tal
forma, pues, se infiere la existencia de un derecho a la dignidad pensionaria. (STC Exp. Nº 0050-
2004-AI/TC, P, f. j. 46)

£1014 Derecho a la pensión. Principio de progresividad


[L]a plena realización de este derecho puede y debe lograrse de manera paulatina, y que es
vocación del Estado, conforme a las obligaciones internacionales asumidas, ejecutar las medidas
tendentes a que este objetivo se realice en un plazo razonablemente breve. Ello en concordancia
con las exigencias del bienestar general, que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo inte-
gral y equilibrado de la nación, deber impuesto al Estado por el artículo 44 de la Constitución.
[E]xiste una serie de medidas de carácter inmediato que deben adoptarse, las cuales garanticen
el goce y ejercicio de conformidad con el contenido esencial de este derecho fundamental, entre
ellas efectuar las providencias legislativas indispensables acordes con la fuerza expansiva de los
derechos y afianzar el carácter de justiciable del derecho fundamental a la pensión, lo cual permita
que pueda ser invocado ante los tribunales. Ello supone, a su vez, la provisión de mayores recur-
sos al Poder Judicial. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 91)
Es indudable que la efectividad plena de los derechos económicos, sociales y culturales en
general, no podrá lograrse en un breve periodo de tiempo (...). Debe tenerse presente, por otro

732
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

lado, que se trata de un principio [de progresividad] netamente objetivo y no subjetivo, motivo
por el cual la reforma cuestionada, que impacta sobre un grupo de pensionistas no representativos
cuantitativamente en materia de seguridad social, no es inconstitucional per se. Si la reducción
objetiva y proporcional de las pensiones de la minoría se ha previsto en línea de equidad con el
propio derecho a una pensión de acuerdo con el principio de dignidad humana de la mayoría, el
principio de progresividad no estará afectado. Por ello, no se vulnera tal principio cuando se busca
la justicia e igualdad entre los pensionistas al amparo de una idea democrática de justicia común.
No se puede beneficiar a un grupo minoritario de pensionistas en detrimento de la mayoría de
ellos. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 49)

£1015 Derecho a la pensión. Valor-principio de solidaridad


Este principio [solidaridad], derivado directamente de la cláusula de Estado Social y
Democrático de Derecho prevista en el artículo 43 de la Constitución, implica el compromiso
directo de cada persona con los fines sociales del Estado, de manera tal que a nadie resul-
te ajena la vocación por priorizar las nuevas medidas pensionarias que eleven la calidad de
vida de la mayoría de los pensionistas, así como la de acabar los privilegios pensionarios que
contravengan un orden constitucional solidario (...). Nuestra Constitución Política recoge en
sus normas disposiciones referidas a la solidaridad, estatuyendo que es deber primordial del
Estado promover el bienestar general fundamentado en la justicia y en el desarrollo integral
y equilibrado de la nación (artículo 44); que la economía social de mercado es en sí misma la
superación de la visión reduccionista de las relaciones entre los hombres como intercambio
de cosas (artículo 58); y que la educación prepara para la vida y el trabajo y fomenta la soli-
daridad (artículo 14) (...). Por tal razón, dentro del universo de los titulares del derecho a la pen-
sión del régimen pensionario del Decreto Ley Nº 20530, es plenamente constitucional que estén
vinculados por el principio de solidaridad, correspondiente a un Estado Social y Democrático de
Derecho, lo cual supone la asunción de los fines comunitaristas de la seguridad social y el derecho
a la pensión, en el marco de los artículos 10 y 11 de la Constitución. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/
TC, P, f. j. 48)
[E]l valor superior solidaridad, entendido como el deber de desarrollar, de acuerdo con las
posibilidades y preferencias propias, una actividad o función que redunde en el progreso material
o espiritual de la sociedad, debe ponderarse a efectos de determinar el contenido esencial del dere-
cho fundamental a la pensión. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 106)

£1016 Derecho a la pensión. Valor-principio de igualdad


La aplicación del principio de igualdad no excluye el tratamiento diferenciado. Es decir, no se
vulnerará dicho principio cuando se establezca una diferencia de trato fundada en bases objetivas
y razonables (...). Debe enfatizarse que el constituyente derivado goza de un margen más o menos
amplio de discreción para configurar las nuevas posiciones subjetivas exigibles en materia
de seguridad social. No obstante, el respeto al principio de igualdad se constituye como un
límite a dicha competencia, debido a su condición de universalidad, propia del sistema de
seguridad social, conforme a lo señalado por el artículo 10 de la Constitución; asimismo, el
constituyente debe respetar los principios de solidaridad y progresividad, subyacentes en todo
sistema de seguridad social que provee un derecho a la pensión con equidad. (STC Exp. Nº 0050-
2004-AI/TC, P, f. j. 47)
El derecho a la pensión se funda (...) en el valor de igualdad, que tiene como objetivo la
protección de un colectivo concreto, el de los pensionistas, que por determinadas razones de
edad, sexo o situaciones sociales, físicas, económicas, se encuentra en una situación de des-
ventaja que es necesario compensar en el marco del Estado Social y Democrático de Derecho
configurado por nuestra Constitución. El derecho a la pensión, como expresión del valor de
igualdad, utiliza la técnica de la equiparación desde el punto de vista de los objetivos, y de la

733
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

diferenciación, desde el punto de vista de los medios empleados; es decir, de tratar desigual-
mente a los desiguales, en base a un test de la razonabilidad. Tiene por finalidad equiparar al
resto de personas que no están incluidas y no son titulares de este derecho. (STC Exp.
Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 67)

£1017 Derecho a la pensión. Aplicación del principio de idoneidad


De acuerdo con el principio de idoneidad o adecuación, toda injerencia en los derechos
fundamentales debe ser idónea para fomentar un objetivo constitucionalmente legítimo, supo-
niendo dos cosas: primero, la legitimidad constitucional del objetivo y, segundo, la idoneidad
de la medida. Debe analizarse, a la luz del principio de idoneidad o adecuación, si con la
reforma de la primera disposición final y transitoria de la Constitución se persigue un fin
constitucionalmente legítimo y si, para ello, dicha reforma es idónea. Mediante la reforma
constitucional de la primera disposición final y transitoria de la Constitución se busca que las
personas tengan una pensión equitativa, como exigencia de la realización de los valores superiores
justicia e igualdad. Es indudable, pues, que tal finalidad es constitucionalmente incuestionable; su
legitimidad radica en el hecho mismo de que es un imperativo del Estado Social y Democrático
de Derecho promover la justicia distributiva entre sus miembros. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI, P,
ff. jj. 109 y 111)

£1018 Derecho a la pensión. Aplicación del principio de necesidad


El principio de necesidad significa que, para que una injerencia en los derechos fundamen-
tales sea necesaria, no debe existir ningún otro medio alternativo que revista, por lo menos, la
misma idoneidad para alcanzar el objetivo propuesto y que sea más benigno con el derecho afec-
tado. Requiere analizar, de un lado, la idoneidad equivalente o mayor del medio alternativo, y, de
otro, el menor grado en que este intervenga en el derecho fundamental. (…) La realización de la
reforma constitucional de la primera disposición final y transitoria de la Constitución constituye la
alternativa más adecuada, y constitucionalmente legítima, para reducir y eliminar la brecha exis-
tente entre quienes perciben una pensión bastante elevada y los que perciben una pensión ínfima.
Es evidente, entonces, que el principio de necesidad se cumple en el caso concreto. (STC Exp.
Nº 0050-2004-AI, P, f. j. 109 y 112)

£1019 Derecho a la pensión. Aplicación del principio de proporcionalidad


De acuerdo con el principio de proporcionalidad stricto sensu, para que una injerencia en los
derechos fundamentales sea legítima, el grado de realización del objetivo de esta debe ser por lo
menos equivalente o proporcional al grado de afectación del derecho fundamental, comparándose
dos intensidades o grados: el de la realización del fin de la medida examinada y el de la afectación
del derecho fundamental (…). En cuanto corresponde al principio de proporcionalidad stricto sensu,
se debe analizar si la realización del fin perseguido es proporcional a la intervención del legislador
en el derecho fundamental a la pensión. Sobre esto, se debe insistir en que el contenido esen-
cial del derecho a la pensión está constituido por el derecho de acceso a la pensión, por la prohi-
bición de ser privado arbitrariamente de ella y por el derecho a una pensión mínima vital. En ese
sentido, la reforma constitucional de la Ley N° 28389 no afecta el contenido esencial del derecho
a la pensión porque no prohíbe su acceso a él, no priva a quienes son pensionistas de su ejercicio
ni desconoce la existencia de una pensión mínima. La intervención del derecho fundamental a la
pensión, es legítima constitucionalmente, en la medida que el grado de realización del objetivo
de la injerencia —justicia e igualdad pensionaria— es proporcional al grado de afectación del
derecho; asimismo, porque no lo vacía de contenido ni tampoco desprotege a quienes gozan de él.
(STC Exp. Nº 0050-2004-AI, P, f. j. 109 y 113)

734
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1020 Derecho a la pensión. Momento de asunción de titularidad del derecho


[L]a persona asume la titularidad [del derecho a la pensión] ni bien termina de aportar al sis-
tema al cual se adscribió el monto que está obligado a sufragar, y cuando adquiera la edad mínima
para ello. Entonces, será titular del derecho fundamental a la pensión ni bien cumple todos los
requisitos exigidos (condiciones materiales y temporales) para ejercerlo plenamente, así sea de un
régimen especial o de pensión adelantada. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 36)

£1021 Derecho a la pensión. Supuesto de titularidad no ejercida del derecho a la


pensión
[Es] viable que si un trabajador ya cumplía con los requisitos para acceder a la pensión (ya
tenía la titularidad del derecho), pero no lo había reclamado, y aun así se pasó a la SPP, debe tener
expedito el camino para regresar al SNP. Solo de esta forma la persona tendrá a su disposición
un derecho que ya estaba en la esfera de su autonomía. (...) Por ende, puede permitirse la desafi-
liación a un pensionista que ha cumplido con los requisitos para obtener una pensión. (STC Exp.
Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 36)

£1022 Derecho a la pensión. Derechos adquiridos


[L]o que el Constituyente estableció [en la primera disposición final y transitoria] es el derecho
fundamental que tienen un grupo determinado de personas pensionistas de los regímenes de los decre-
tos leyes 19990 y 20530 a que se respeten los derechos por ellos adquiridos al amparo de los referidos
decretos leyes, de modo tal que al legislador le es vedado restringirlos o negarlos; si estas condiciones
no las puede variar ni siquiera un nuevo régimen, con mayor razón no podrá hacerlo una norma cuyas
disposiciones están referidas casualmente a los pensionistas de los regímenes ya mencionados. De
donde se desprende que el primer y principal derecho adquirido es el derecho a ser pensionista de los
regímenes contemplados en los decretos leyes 19990 y 20530, calidad que ninguna norma legal puede
variar sin incurrir en flagrante violación a lo establecido en la primera disposición final y transitoria de
la Constitución. (STC Exp. Nº 00008-1996-AI/TC y acumulados, P, f. j. 16)
Dicho beneficio [de renovación de la pensión de cesantía] forma parte de los derechos ad-
quiridos por los pensionistas del régimen del Decreto Ley Nº 20530, por lo que, al no cumplir
[una] entidad emplazada con otorgar la renovación solicitada, está lesionando el derecho (…) a la
seguridad social, establecido en el artículo 12 de la Constitución. (STC Exp. Nº 2424-2002-AA/
TC, S, f. j. 4)

£1023 Derecho a la pensión. Sujetos pasivos


Importa señalar que aun cuando la administración y las prestaciones de pensiones están en
manos de agentes distintos del Estado, no por ese hecho este último deja de tener la condición de
sujeto pasivo del derecho a la pensión y, en ese sentido, carece de obligaciones para con él. (STC
Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 20)
Frente a la existencia del rol asignado al Estado, se reconoce la existencia de un SPP, el
mismo que incluye a las AFP como destinatario novedoso del derecho a la pensión, en tanto
observación explícita de la drittwirkung –eficacia frente a terceros– de los derechos. Las AFP
son los nuevos responsables de la prestación exigida constitucionalmente, pero siempre el princi-
pal obligado de asegurar el acceso a la prestación es el Estado. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC,
P, f. j. 21)

£1024 Derecho a la pensión. Deberes de los sujetos pasivos


Los deberes del Estado y de las AFP como destinatarios del derecho a la pensión pueden re-
conducirse a un grupo determinado de acciones, básicamente relacionadas con conductas de res-
peto, de cumplimiento y de protección a favor de los pensionistas.

735
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

- Respeto: Supone una abstención de desarrollar cualquier actividad que ponga en riesgo dere-
chos, lo cual acarrea la inversión en políticas que permitan a la población satisfacerlos por los
medios que consideren adecuados. Esto significa el deber de respetar el derecho a la pensión,
y con él, a todos los derechos que lo complementan y están relacionados.
- Cumplimiento: Evidencia medidas activas para que todas las personas tengan la oportunidad
de disfrutar de sus derechos cuando no puedan hacerlo por sí mismas. Por lo tanto, se debe
analizar en qué medida se buscan asimilar las condiciones del SNP al SPP.
- Protección: Implica un conjunto de medidas que deben ser adoptadas para evitar que otros
agentes violen derechos sociales, en un sentido de prevención. El deber de garantizar obliga
a establecer estructuras, procedimientos y todo medio a su alcance que sea capaz de asegurar
jurídicamente el libre y pleno ejercicio del derecho a la pensión. (STC Exp. Nº 1776-2004-
AA/TC, P, f. j. 21)
[L]as obligaciones del Estado aparecen como precisas. Al ser uno de los sujetos pasivos del
derecho a la pensión, cabe que se establezcan las obligaciones y responsabilidades constitucio-
nales que le corresponden. Por ejemplo, al promover el SPP, el Estado debe hacerse cargo de las
consecuencias de la actividad de las AFP, sobre todo tomando en consideración el rol que se le ha
asignado a la SBS para supervisarlas. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 20)

£1025 Derecho a la pensión. Intervención del Estado en el acceso a la pensión


[E]l Estado, como garante de los derechos fundamentales de la persona (artículo 44 de la
Constitución y sentencia del Expediente Nº 0858-2003-AA/TC), asume la vocación suficiente
como para intervenir en el cumplimiento del acceso a la pensión, y lo hace de dos formas: por
intermedio [de] la ya explicada prestación directa (SNP), pero también a través de la supervisión
de la actuación del SPP. A colación de esta segunda forma de actuación, consideramos que la ges-
tión a cargo del Estado de la prestación pensionaria no está sujeta al principio de subsidiariedad
de la actividad empresarial del Estado, en el sentido del segundo párrafo del artículo 60 de la
Constitución. En efecto, con independencia de que la prestación de la pensión –por su telos o
finalidad– no constituya una actividad empresarial, es claro que, de una interpretación sistemática
de la Norma Fundamental, además se desprende que el margen de discrecionalidad legislativa no
autoriza a que se pueda prever un régimen legal según el cual el Estado quede completamente
desvinculado de su prestación directa, y ello es válido, incluso para el diseño constitucional que se
deriva tras la reforma constitucional introducida mediante la Ley Nº 28389. (STC Exp. Nº 1776-
2004-AA/TC, P, f. j. 20)

£1026 Derecho a la pensión. Implementación de medidas estatales


El derecho fundamental a la pensión requiere de la implementación de medidas a fin de
asegurar prestaciones a los individuos, cuando estos no son capaces de satisfacerlas por ellos
mismos. En este sentido, se otorga libertad a los Estados para instituir políticas destinadas a
dicho fin sujetando su actuación a ciertos parámetros mínimos. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/
TC, P, f. j. 15)

£1027 Derecho a la pensión. Intervención de agentes privados en la prestación de la


pensión
[E]l hecho que la Constitución haya abierto la posibilidad de que en la prestación del derecho
a la pensión, así como en la gestión de fondos de pensiones, intervengan agentes privados, ello
no significa que las relaciones que se dan entre una administradora de fondos de pensiones y un
afiliado o pensionista, eventualmente, sean relaciones donde rijan de manera absoluta las reglas de
la libre contratación. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 34)

736
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1028 Derecho a la pensión. Discrecionalidad del legislador en el acceso a la


pensión
Para establecer cláusulas de acceso al derecho a la pensión, la Constitución le concede al
legislador un adecuado margen de discrecionalidad, es decir, libertad para fijar condiciones y re-
quisitos dentro de los límites que ella misma prevé y, entre los cuales, se encuentran, entre otros,
la igualdad ante la ley y de trato. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 32)

£1029 Derecho a la pensión. Acreditación de la relación laboral


[L]as pruebas que se presenten para acreditar el vínculo laboral deben ser sometidas a una
valoración conjunta, tanto en contenido como en forma, siempre teniendo en consideración que el
fin último de este análisis probatorio es brindar protección al derecho a la pensión y no establecer
únicamente la existencia de relación laboral (…). (STC Exp. Nº 03355-2007-PA/TC, S, f. j. 5)
[E]l certificado de trabajo, la liquidación de beneficios sociales, las boletas de pago, entre
otros documentos, pueden servir para acreditar aportaciones al Sistema Nacional de Pensiones.
(STC Exp. Nº 03311-2007-PA/TC, S, f. j. 6)

£1030 Derecho a la pensión. No necesidad de pago efectivo de aportes por el empleador


[L]a suspensión del pago de la prestación reclamada [pago de pensión por jubilación bajo
la modalidad de retiro programado efectuado] se generó (…), debido a que la cuenta individual
de capitalización del actor no cubría el pago mensual de su pensión [como consecuencia del no
pago de los aportes por el empleador]. No obstante, (…) la [AFP] emplazada debió abonarle esta
al actor hasta que se acabe su CIC. (…) En tal sentido y considerando que la amenaza de lesión
denunciada se encuentra directamente ligada al goce del derecho a un ingreso mínimo y a la dig-
nidad de la persona, que por ende resulta cierta e inminente, este Colegiado considera pertinente
que en tanto concluyan los procesos judiciales que se tramitan (…) la emplazada deberá otorgar
una prestación a favor del demandante hasta que concluyan estos procesos toda vez que esa es la
única forma en que el. (STC Exp. Nº 08398-2006-PA/TC, ff.jj. 7 y 8)
[E]l derecho de los afiliados a tener una pensión bajo el principio de la dignidad pensionaria,
remarcado en la STC Nº 0050-2004-AI/TC y otros, no puede ser diferido y menos aún desco-
nocido en su verdadera dimensión por un inconveniente en el pago por parte de la empleadora
a la AFP a la cual la persona está afiliada. No es admisible que un problema económico entre
ambas entidades suponga, en una suerte de traslado previo, arbitrario y lesivo de las consecuen-
cias a quien no forma parte del conflicto, que se deniegue el derecho fundamental de la persona
a percibir una pensión, pues ello puede acarrear una afectación a la vida, máxime si la propia
normatividad prevé los mecanismos procesales para que la AFP reclame el pago de la empleadora.
Es más, algo similar ya está reconocido en el Sistema Nacional de Pensiones (SNP), y si bien hay
diferencias entre el SNP y el SPP (tal como se dejó sentado en la STC Nº 1776-2004-AA/TC), no
puede admitirse que el ejercicio de derechos fundamentales pueda ser totalmente diferente según
el sistema en el cual se encuentra la persona; y (…), no habrá de permitirse que por el incumpli-
miento de pago de un empleador a la entidad encargada de la pensión (ONP, en el SNP, AFP, en el
SPP), esta última pueda dejar en desamparo a la persona que requiere el pago de una determinada
pensión. (STC Exp. Nº 08128-2006-PA/TC, f. j. 9)
El planteamiento utilizado por este Tribunal Constitucional para evaluar el cumplimien-
to del requisito de aportaciones dentro del Sistema Nacional de Pensiones se origina en la
comprobación de la vinculación de naturaleza laboral entre el demandante y la entidad em-
pleadora, y la consecuente responsabilidad, de origen legal, de esta última en el pago de los
aportes a la entidad previsional. En efecto, de la previsión legal contenida en los artículos 11
y 70 del Decreto Ley Nº 19990, concordante con el artículo 13 del mismo cuerpo normativo,
este Alto Tribunal ha interpretado de manera uniforme y reiterada que las aportaciones de los

737
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

asegurados obligatorios deben tenerse por realizadas al derivar de su condición de trabajado-


res. (STC Exp. Nº 06329-2007-PA/TC, S, f. j. 5)
[E]n cuanto a las aportaciones de los asegurados obligatorios, los artículos 11 y 70 del
Decreto Ley 19990 establecen, respectivamente, que “Los empleadores (...) están obligados a re-
tener las aportaciones de los trabajadores asegurados obligatorios (...), y que “Para los asegurados
obligatorios son periodos de aportación los meses, semanas o días en que presten, o hayan pres-
tado servicios que generen la obligación de abonar las aportaciones a que se refieren los artículos
7 al 13”. Más aún, el artículo 13 de esta norma dispone que la emplazada se encuentra obligada a
iniciar el procedimiento coactivo si el empleador no cumple con efectuar el abono de las aporta-
ciones indicadas. (STC Exp. Nº 5689-2007-PA/TC, S, f. j. 7)

£1031 Derecho a la pensión. No acumulación de tiempos de servicios laborales en


regímenes privado y público
La Constitución Política vigente dispone, en su tercera disposición final y transitoria, que
“En tanto subsistan regímenes diferenciados de trabajo entre la actividad privada y la pública,
en ningún caso, y por ningún concepto, pueden acumularse servicios prestados bajo ambos regí-
menes. Es nulo todo acto o resolución en contrario”. Por tanto el mandato es taxativo y proceder
de otro modo significaría contravenir la Constitución. Si] se advierte que la demandada declaró
sin efecto legal la incorporación del demandante al régimen público de pensiones por haberse
realizado en contravención del artículo 14 del Decreto Ley Nº 20530, al haberse acumulado
servicios prestados en los regímenes público y privado; en consecuencia, en el presente caso
no se encuentra acreditada la vulneración de los derechos constitucionales invocados. (Exp. Nº
00700-2005-AA, 07/12/05, S1, ff. jj. 4 y 5)

£1032 Derecho a la pensión. Carácter pensionario del seguro de vida


[S]i bien el beneficio del seguro de vida no tiene, en estricto, carácter pensionario es
posible encontrar en el origen de su reconocimiento un elemento que permite identificarlo
con una situación en la que todo el personal militar y policial genera el derecho a percibir
una pensión. En efecto, del análisis del artículo 11 del Decreto Ley Nº 19846, Régimen de
pensiones del personal militar y policial de la Fuerza Armada y Fuerzas Policiales, fluye que
la pensión de invalidez e incapacidad es otorgada al personal que se invalida en acto o a con-
secuencia del servicio, cualquiera fuese el tiempo de servicio prestado. De ahí que el seguro
de vida al operar, para su reconocimiento, bajo las mismas condiciones que una pensión de
invalidez o incapacidad, siempre será otorgado al personal invalidado en acto o consecuencia
de servicio, correspondiendo su titularidad únicamente al afectado con la incapacidad, con lo
cual la vía del amparo permite su protección como mecanismo de tutela urgente. (STC Exp.
Nº 03093-2007-PA/TC, P, f. j. 2)

£1033 Derecho a la pensión. Fecha de la contingencia en caso del seguro de vida


En cuanto a la fecha en que se genera el derecho, este Tribunal estima que la contingencia
debe establecerse desde la fecha del dictamen o certificado médico emitido por una Comisión
Médica de EsSalud, o del Ministerio de Salud o de una EPS, que acredita la existencia de la en-
fermedad profesional, dado que el beneficio deriva justamente del mal que aqueja al demandante,
y es a partir de dicha fecha que se debe abonar la pensión vitalicia del Decreto Ley Nº 18846 o
pensión de invalidez de la Ley Nº 26790 y sus normas complementarias y conexas. (STC Exp.
N° 00061-2008-PA/TC, P, f. j. 18.b, PV)

£1034 Derecho a la pensión. Inexistencia del derecho fundamental a la nivelación


No existe un derecho fundamental a la nivelación, dado que esta no forma parte del conte-
nido esencial del derecho fundamental a la pensión, sino a su contenido no esencial. Si así fuera,

738
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

la ‘nivelación’ debería también aplicarse a otros regímenes pensionarios, pues de lo contrario se


estaría incurriendo en un acto injustificado de discriminación. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI, P, f.
j. 100)

£1035 Derecho a la pensión. No percepción de monto superior al del funcionario en


actividad
Existe la posibilidad de que [el] pensionista perciba en algunos casos un monto superior
que aquel que percibe la servidora en actividad, cuestión que constituiría un abuso del dere-
cho prohibido expresamente por el artículo 103 de la Constitución. (STC Exp. Nº 2924-2004-AC/
TC, S, f. j. 5)

£1036 Derecho a la pensión. Reajuste por inflación


La restitución del derecho a la pensión y el pago que ello implica resultaría insignifican-
te, dada la evidente depreciación monetaria si se considera como pago pendiente el monto
nominal establecido en el decreto del año 1989, en concordancia con el Decreto Supremo del
año 1987 cuyo cumplimiento se solicita. En consecuencia para apreciar el monto del rein-
tegro solicitado, por equidad, se debe adoptar, el criterio valorista contenido en el artículo
1236 del Código Civil, descontando el pago efectuado. A lo expuesto se debe agregar que el
artículo 13 de la Constitución de 1979 establecía que “La seguridad social tiene como objeto
cubrir los riesgos de enfermedad, maternidad, invalidez, desempleo, accidente, vejez, muerte,
viudez, orfandad y cualquier otra contingencia susceptible de ser amparada conforme a ley”,
el mismo que concuerda con el artículo 10 de la actual Constitución. (Exp. Nº 00956-2001-
AA, 22/08/02, P, ff. jj. 6 y 7)

£1037 Derecho a la pensión. Reajuste automático de la pensión


En cuanto al reajuste automático de la pensión, el TC ha señalado que este se encuentra
condicionado a factores económicos externos y al equilibrio financiero del Sistema Nacional de
Pensiones, y que no se efectúa en forma indexada o automática. Asimismo, que ello fue previsto
de esta forma desde la creación del Sistema Nacional de Pensiones y posteriormente recogido por
la segunda disposición final y transitoria de la Constitución de 1993, que establece que el reajuste
periódico de las pensiones que administra el Estado se atiende con arreglo a las previsiones presu-
puestarias. (STC Exp. Nº 04490-2007-PA/TC, f. j. 6)

£1038 Derecho a la pensión. Reajuste de pensión vitalicia


Es válido inferir que procede el reajuste del monto de la pensión de invalidez vitalicia cuando
se acredite el aumento del grado de incapacidad del asegurado. Esta afirmación se sustenta en lo
siguiente:
a) La improcedencia del reajuste desnaturalizaría la esencia misma del seguro, el cual está con-
cebido para cubrir la incapacidad laboral, resultando razonable, por lo tanto, que la cobertura
se incremente a medida que la incapacidad laboral se acentúe.
b) El riesgo cubierto –la incapacidad laboral producto de accidentes de trabajo o enfermedades
profesionales– no es estático ni se agota, en todos los casos, en el momento en que se produce
el siniestro o se manifiesta la enfermedad.
c) Existen accidentes de trabajo y, especialmente, enfermedades profesionales que generan una
progresión degenerativa de la incapacidad laboral y que son incurables, como la neumoconio-
sis (silicosis). (Exp. Nº 1008-2004-AA, 15/03/05, P, f. j. 11)

739
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1039 Derecho a la pensión. Tope pensionario


Tope pensionario es la denominación asignada al monto máximo de pensión que puede recibir
un pensionista de un determinado régimen. Tiene por función la imposición de un límite objetivo
al monto de las pensiones, de manera tal que se permita al Estado un control en el reajuste perió-
dico y progresivo de las pensiones, ponderando el derecho constitucional a un sistema de seguri-
dad social que asegure una vida digna, con la previsión y capacidad presupuestaria del Estado. Por
tanto, el pago de la pensión del cesante o jubilado tendrá como “tope” el monto máximo previsto
en el ordenamiento jurídico, aun cuando, conforme al sistema de cálculo de la pensión, esta alcan-
ce un monto superior. (STC Exp. Nº 00029-2004-AI/TC, P, f. j. 19)
Lo que debe quedar claro es que el establecimiento de topes pensionarios obedece a dos ra-
zones esenciales, a saber: la disponibilidad económica del sistema de seguridad social y el prin-
cipio de solidaridad (...). Por estas consideraciones, y mientras el Estado garantice el pago de las
pensiones y los montos de estas cubran el mínimo de subsistencia, la fijación de topes no pueden
ser tachada de inconstitucional. Será, entonces, constitucionalmente razonable y legítimo que se
disponga la disminución progresiva del monto de las pensiones más elevadas –propio del conte-
nido no esencial– y el incremento de las pensiones más bajas a un tope mínimo vital –propio del
contenido esencial–. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC, P, f. j. 100)

£1040 Derecho a la pensión. Reducción


[El] monto [de las pensiones] podría ser reducido, esto es, limitado legítimamente, en tanto se
respeten las siguientes condiciones:
a) Que no sean afectados los componentes del derecho adquirido a la pensión (...);
b) Que la reducción sea inspirada en razones de utilidad pública o interés social y con el objeto
de preservar el bienestar general o bien común dentro de una sociedad democrática;
c) Que sea realizada por vía legal;
d) Que, aun cuando la restricción o limitación se presente a nivel subjetivo (personas individual-
mente consideradas), continúe manteniéndose un nivel de progresividad objetivo en el dere-
cho a la seguridad social, de manera tal que la colectividad verdaderamente representativa de
la situación que afronta el Estado en materia de seguridad social no vea afectado su derecho.
(STC Exp. Nº 00029-2004-AI/TC, P, f. j. 15)

£1041 Derecho a la pensión. Percepción de pensión mínima vigente


[A]l comprobarse (…) que la demandante percibe la pensión mínima vigente, es de rigor
colegir que en el presente caso no hay vulneración de su derecho al mínimo legal. (STC Exp.
Nº 04950-2007-PA/TC, S, f. j. 9)

£1042 Derecho a la pensión. Tributo al patrimonio de las pensiones


[E]l establecimiento de un tributo al patrimonio, representado en el monto de la pensión, no
impide, de ningún modo, que dicho monto continúe incrementándose progresivamente para ni-
velarse con la remuneración del trabajador activo en el último cargo o en otro similar en el que
prestó servicios el cesante o jubilado. (STC Exp. Nº 00029-2004-AI/TC, P, f. j. 22)

£1043 Derecho a la pensión. No percepción de dos pensiones de invalidez por la


misma enfermedad profesional
[A]dvirtiéndose que el demandante se encuentra percibiendo una pensión de invalidez por
enfermedad profesional conforme a la Ley Nº 26790, no resulta legítimo que pueda percibir una
segunda pensión de invalidez por la misma enfermedad profesional que padece, razón por la cual
la demanda debe ser desestimada. (STC Exp. Nº 01066-2007-PA/TC, S, f. j. 7)

740
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1044 Derecho a la pensión. Inexistencia de incompatibilidad para percepción con-


junta de pensiones de jubilación y vitalicia (enfermedad profesional)
[N]o existe incompatibilidad entre percibir la pensión de jubilación junto con la pensión vita-
licia, por cuanto estas pensiones provienen de fuentes distintas de financiamiento, sirviendo, ade-
más, para cubrir contingencias diferentes. (STC Exp. Nº 6205-2007 PA/TC, S, f. j. 7)

£1045 Derecho a la pensión. Independencia de la fuente y cobertura de las pensiones


de jubilación
[T]eniendo en cuenta que las prestaciones se financian con fuentes distintas e independientes
y están previstas para cubrir riesgos y contingencias diferentes, el riesgo de jubilación cubier-
to por el Sistema Nacional de Pensiones y los otros regímenes previsionales especiales con-
cordantes con él, es independiente del riesgo de invalidez por incapacidad laboral produci-
da por accidentes de trabajo o enfermedades profesionales, regulada actualmente por el Seguro
Complementario de Trabajo de Riesgo Obligatorio, al punto tal que no es incompatible percibir
simultáneamente una pensión de jubilación del Sistema Nacional de Pensiones y una pensión vi-
talicia (antes renta vitalicia) del Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo. (STC Exp. Nº
2111-2007-PA/TC, S, f. j. 7)
Dado que las prestaciones se financian con fuentes distintas e independientes y están previs-
tas para cubrir riesgos y contingencias diferentes, el riesgo de jubilación cubierto por el Sistema
Nacional de Pensiones y los otros regímenes previsionales especiales concordantes con él, es in-
dependiente del riesgo de invalidez por incapacidad laboral producida por accidentes de trabajo
o enfermedades profesionales, regulada actualmente por el Seguro Complementario de Trabajo
de Riesgo Obligatorio, al punto tal que no es incompatible percibir simultáneamente una pensión
de jubilación del Sistema Nacional de Pensiones y una pensión vitalicia (antes renta vitalicia) del
Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo. En ese sentido no se puede aplicar los reajustes es-
tablecidos al Régimen de Pensiones del Decreto Ley Nº 19990 por el Decreto Legislativo Nº 817
para el Decreto Ley Nº 18846, por cuanto esta no se encuentra cubierta por el Sistema Nacional
de Pensiones, sino por el Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo. (STC Exp. N.° 10123-
2006-PA/TC, S, ff. jj 5 y 6)

£1046 Derecho a la pensión. Compatibilidad de percepción simultánea de pensiones


del SNP y del SPP
[N]o existe impedimento legal alguno para que una persona pueda percibir una pensión del
SNP [Sistema Nacional de Pensiones] mediante el Estado y una pensión del SPP [Sistema Privado
de Pensiones] mediante una AFP, ya que dichas pensiones derivan de dos regímenes pensionarios
de naturaleza y origen distinto. (STC Exp. Nº 09107-2006-PA/TC, S, f. j. 8)

£1047 Derecho a la pensión. Acción contencioso-administrativa


La vía idónea para dilucidar los asuntos pensionarios que no versen sobre el contenido direc-
tamente protegido por el derecho fundamental a la pensión, es el proceso contencioso-administra-
tivo. En efecto, en tanto que es la Administración Pública la encargada de efectuar el otorgamiento
de las pensiones específicas una vez cumplidos los requisitos previstos en la ley, es el proceso
contencioso-administrativo la vía orientada a solicitar la nulidad de los actos administrativos que
se consideren contrarios a los derechos subjetivos que a pesar de encontrarse relacionados con
materia previsional, sin embargo, no derivan directamente del contenido constitucionalmente pro-
tegido por el derecho fundamental a la pensión (...).
[E]n los supuestos en los que se pretenda la estimación en juicio de pretensiones que no se
encuentren relacionadas con el contenido directamente protegido por el derecho fundamental

741
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

a la pensión, los justiciables deberán acudir al proceso contencioso-administrativo a efectos de


dilucidar el asunto controvertido. (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, P, ff. jj. 51 y 52)

£1048 Derecho a la pensión. Excepción al agotamiento de la vía previa


[E]l derecho fundamental a la pensión, al tener carácter alimenticio, se desprende que el ago-
tamiento de la vía previa no debe ser exigida (…). Además, en el presente proceso [de amparo],
no debió pretender[se] el agotamiento de la vía previa judicial, si no administrativa, al requerirse
tutela urgente bajo riesgo de devenir en irreparables las condiciones de vida y de salud del deman-
dante. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 13)

£1049 Derecho a la pensión. Carácter imprescriptible de la pensión


Además, el derecho al cobro de la pensión es de naturaleza imprescriptible, motivo por el cual
el pago de la pensión generada, en tanto no se realice, queda garantizado por el Fondo previsto en
la Ley. (STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC y acumulados, P, f. j. 160)

£1050 Derecho a la pensión. Arbitraje


Cuando en un proceso de amparo se demande el otorgamiento de una pensión de invalidez
conforme a la Ley Nº 26790 y al Decreto Supremo Nº 003-98-SA, y la emplazada proponga una
excepción de arbitraje o convenio arbitral que tenga como fundamento el artículo 9 del Decreto
Supremo Nº 003-98-SA, el juez deberá desestimar bajo responsabilidad la excepción referida, de-
bido a que la pretensión de otorgamiento de una pensión de invalidez forma parte del contenido
constitucionalmente protegido por el derecho a la pensión, el cual tiene el carácter de indisponi-
ble, y porque la pensión de invalidez del SCTR tiene por finalidad tutelar el derecho a la salud del
asegurado que se ha visto afectado por un accidente de trabajo o una enfermedad profesional, el
cual tiene también el carácter de indisponible para las partes. (STC Exp. N° 00061-2008-PA/TC,
P, f. j. 12, PV)
Para que el arbitraje voluntario sea constitucional, en el momento de la instalación del órgano
arbitral el árbitro o árbitros deberán dejar constancia que informaron:
1. Las ventajas que brinda el arbitraje del Centro de Conciliación y Arbitraje de la
Superintendencia de Entidades Prestadoras de Salud.
2. Que para la resolución de su controversia se aplicará la jurisprudencia y los precedentes vin-
culantes establecidos por el Tribunal Constitucional.
3. Que el asegurado o beneficiario, si lo prefiere, puede renunciar al arbitraje y preferir su juez
natural, que es el Poder Judicial.
4. Que contra el laudo arbitral caben los recursos que prevé la Ley General de Arbitraje.
El arbitraje voluntario será inconstitucional si es iniciado por la Aseguradora Privada y el ase-
gurado o beneficiario no desea someterse a él. (STC Exp. N° 00061-2008-PA/TC, P, f. j. 15.b, PV)

£1051 Derecho a la pensión. Sujetos obligados a brindar información sobre sistema


pensionario
[C]orresponde al Estado brindar al individuo, información veraz, actual y completa de las
ventajas y desventajas de permanecer en un sistema [pensionario] o en otro. (STC Exp. N° 1776-
2004-AA/TC, P, f. j. 38)
[R]especto a la información, (...) [d]ebe mencionarse que esta también es una obligación del
Estado y de las AFP. (STC Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 22)

742
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1052 Derecho a la pensión. Derecho al retorno al Sistema Nacional de Pensiones


(SNP) como parte del contenido esencial
[El retorno al SNP] es necesario relacionarlo con el contenido constitucionalmente [protegi-
do] del derecho fundamental a la pensión, sin tomar en cuenta plazo alguno, pues la Constitución
no los ha reconocido y porque la pensión asume el carácter pensionario e irrenunciable. (STC
Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 32)

£1053 Derecho a la pensión. Noción de derecho al retorno al SNP


[S]í se ha encontrado –y se encuentra– admitido el derecho al retorno, esto es, la au-
torización para pasarse del SPP [Sistema Nacional de Pensiones] al SNP [Sistema Privado
de Pensiones], pero únicamente de aquellas personas con ciertas condiciones especiales
que ameritaron protección superlativa, aunque no se puede negar que se ha realizado en la
Administración una interpretación restrictiva de las situaciones habilitantes. (STC Exp.
Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 31)

£1054 Derecho a la pensión. Fundamentos del derecho al retorno al SNP


Aparte de la libertad y autonomía personal, es la solidaridad la que fundamenta la existencia
de un derecho al retorno parcial al SNP [Sistema Nacional de Pensiones]. Este es un principio,
que (…) [promueve el cumplimiento [del] deber del núcleo dirigencial de la colectividad política
de redistribuir adecuadamente los beneficios aportados por sus integrantes; ello sin mengua de la
responsabilidad de adoptar las medidas necesarias para alcanzar los fines sociales (STC Exp.
Nº 2945-2003-AA/TC, P, f. j. 16)], implica una orientación normativa dirigida a que los seres
humanos se presten ayuda mutua, haciéndoles sentir que la sociedad no es algo externo sino con-
sustancial. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 33)

£1055 Derecho a la pensión. Legitimidad para ejercer el retorno


[E]l ejercicio del retorno al SNP [Sistema Nacional de Pensiones] debe ser ejercido por los
afiliados. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 32)

£1056 Derecho a la pensión. Libre contratación como límite del retorno


[A]sí como todos los derechos fundamentales, el retorno al SNP [Sistema Nacional de
Pensiones] también posee límites, y uno de los cuales es la libre contratación prevista en el artícu-
lo 2, inciso 14) de la Constitución. (STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 34)

£1057 Derecho a la pensión. Retorno parcial


[C]on el reconocimiento del retorno parcial se está cumpliendo con el fin constitucional del
libre acceso pensionario. De este modo, la medida se presenta como justa a efectos de incenti-
var decisiones responsables de los trabajadores y posibilitar un ahorro de recursos en la socie-
dad. Colegimos que la prohibición de retorno de modo irrestricto y en cualquier momento sin
mayor expresión de causa del SNP [Sistema Nacional de Pensiones] al SPP [Sistema Privado de
Pensiones], no constituye algo razonable y en esa medida, no se encuentra conforme con lo dis-
puesto por el artículo 11 de la Constitución, pero sí se justifica un retorno condicionado y con
requisitos, de conformidad con el artículo 2, inciso 2) de la Constitución. (STC Exp. Nº 1776-
2004-AA/TC, P, f. j. 35)

£1058 Derecho a la pensión. Supuestos pertinentes de retorno


Son tres los supuestos en que (...) [es] pertinente el retorno del SPP al SNP (...). En primer
lugar, se puede regresar si la persona cumpl[e] con los requisitos exigidos para acceder a una

743
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

pensión. En segundo lugar, si no existió información para que se realizara la afiliación. En tercer
lugar, si se está protegiendo labores que impliquen un riesgo a la vida o a la salud. Solo en estos
tres casos, será fundada la demanda planteada por amparo, pues solo ellos constituyen el respeto
por el contenido esencial constitucionalmente protegido del derecho fundamental a la pensión.
(STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 35)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
21) De la libertad de cátedra; (...)

£1059 Libertad de cátedra. Fundamento


El fundamento de (...) [la libertad de cátedra] supone una autonomía en sentido general que
garantice que la formación en conocimientos y espíritu tenga lugar en un ambiente libre de todo
tipo de injerencias ilegítimas, particularmente de aquellas provenientes del poder público, sean
estas de carácter confesional, académico o ideológico (…). [De esta forma se asegura] que la for-
mación del saber y el impulso de la investigación científica se encuentren al servicio del pluralis-
mo (artículo 17) y la tolerancia (artículo 18 de la Constitución), y no de paradigmas dogmáticos
que vengan impuestos por poderes ajenos a los fines reservados a la educación, los que coartarían
la realización intelectual del ser humano e impedirían el desarrollo de una opinión pública crítica
como proyección de conocimiento en el proceso de evolución social, económica y cultural. (STC
Exp. Nº 0005-2004-AI/TC, P, f. j. 8)

£1060 Libertad de cátedra. Contenido esencial


El contenido esencial de la libertad de cátedra, en esa medida el ámbito protegido por
esta vía constitucional, comprende la libertad del individuo para expresar libremente sus opi-
niones sobre la institución o el sistema en el que trabaja, para desempeñar sus funciones sin
discriminación ni miedo a la represión del Estado o de cualquier otra institución, o de parti-
cipar en organismos académicos profesionales o representativos y de disfrutar de todos los
derechos humanos reconocidos internacionalmente que se apliquen a los demás habitantes
del mismo territorio (...). Los miembros de la comunidad académica son libres, individual
o colectivamente, de buscar, desarrollar y transmitir el conocimiento y las ideas mediante la
investigación, la docencia, el estudio, el debate, la documentación, la producción, la creación
o los escritos. Este reconocimiento constitucional se fundamenta en una realidad objetiva,
como es que tanto el cuerpo docente y los alumnos de enseñanza superior son especialmente
vulnerables a las presiones políticas y de otro tipo que ponen en peligro los contenidos acadé-
micos. Para el disfrute de la libertad de cátedra es imprescindible la autonomía de las institu-
ciones de enseñanza superior (STC Exp. Nº 0091-2005-AA/TC, S, f. j. 8).

£1061 Libertad de cátedra. Derecho subjetivo


Como derecho subjetivo (...) [la libertad de cátedra] supone la posibilidad de expresar las
ideas o convicciones que cada profesor asume como propias con relación a la materia obje-
to de su enseñanza, y la prohibición genérica con la finalidad de evitar intromisiones en el
ejercicio de su labor, la cual debe ser desarrollada conforme a sus convicciones, pero con los
límites inmanentes impuestos por las currículas aprobadas por las instancias estatales pertinentes,
cumpliendo el catedrático una función de desarrollo de dichos contenidos. (STC Exp. Nº 0091-
2005-AA/TC, S, f. j. 8)

744
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1062 Libertad de cátedra. Sujetos del derecho


[S]on sujetos de este derecho [libertad de cátedra] cada uno de los docentes que imparten
conocimientos en organizaciones educativas. (STC Exp. Nº 2724-2005-PA/TC, S, f. j. 4)

£1063 Libertad de cátedra. Condición del disfrute del derecho a la educación


Solo se puede disfrutar del derecho a la educación si va acompañado de la libertad de cátedra
del cuerpo docente, de conformidad con el primer párrafo del artículo 18 de la Constitución. (STC
Exp. Nº 0091-2005-AA/TC, S, f. j. 8)

£1064 Libertad de cátedra. Límites en su ejercicio


[C]omo todo derecho fundamental, [la libertad de cátedra] conlleva límites inmanentes en su
ejercicio, como el deber de respetar la libertad de cátedra de los demás, velar por la discusión
ecuánime de las opiniones contrarias y tratar a todos sin discriminación por ninguno de los moti-
vos prohibidos. (STC Exp. Nº 0091-2005-AA/TC, S, f. j. 8)

£1065 Libertad de cátedra. Principio organizativo dentro de la enseñanza


La libertad de cátedra, como principio organizativo dentro de la enseñanza –pública o priva-
da– supone la libre transmisión del saber en el proceso educativo. La autonomía e independencia
como parte de la libertad de cátedra, se desarrolla dentro de la investigación y la enseñanza, como
libertades para elegir y aplicar los métodos, procedimientos y tratamientos conducentes a la ad-
quisición, exposición y transmisión de los conocimientos a los posibles receptores o educandos
–siempre dentro de los límites que supone el respeto de los derechos y libertades de la persona–.
(STC Exp. Nº 2724-2005-PA/TC, S, f. j. 4)
[L]a libertad de cátedra supone reglas o métodos de carácter subjetivo de libre formulación y
elección de cada docente o catedrático, los cuales son destinados a perseguir una mejor recep-
ción y aprehensión de la información brindada a los educandos. (STC Exp. Nº 2724-2005-PA/
TC, S, f. j. 4)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
22) De acceso a los medios de comunicación social en los términos del artículo 35 de la
Constitución; (...)

£1066 Derecho de acceso a los medios de comunicación social. Reconocimiento de


los medios de comunicación social como instituciones constitucionales
Ahora bien, [en cuanto] (...) a lo que son los medios de comunicación social, entre los cuales
se encuentran la radio y la televisión, materias de regulación de la ley controvertida en el presente
proceso de inconstitucionalidad, se puede señalar que estos pueden ser considerados como institu-
ciones constitucionales. Cabe recordar que las instituciones son realidades con efectiva vida social
y política que ameritan una protección jurídica determinada, por lo que son institutos delimitables
y efectivamente existentes. (STC Exp. Nº 00013-2007-PI/TC, P, f. j. 5)

745
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1067 Derecho de acceso a los medios de comunicación social. Como instrumento


canalizador de las libertades constitucionales
No es solamente [el acceso a los medios de comunicación social] un servicio a los ciudadanos
para mejorar su bienestar o sus condiciones de vida; es también el instrumento por el que se ca-
nalizan libertades constitucionales como la de comunicación y se hace posible la preservación de
valores constitucionales como la formación de la opinión pública libre. Al mismo tiempo que es
el lugar que permite el ejercicio y consagración de dichas libertades, es también una herramienta
imprescindible para que puedan desarrollarse otros valores, como la cultura común o la protección
de la infancia. (STC Exp. Nº 00013-2007-PI/TC, P, f. j. 8)

£1068 Derecho de acceso a los medios de comunicación social. Ejercicio por organi-
zaciones políticas sin efectuarse apología delictiva
El artículo 41 de la Ley Nº 28094 (…) permite a los partidos políticos el uso de los medios
de comunicación de propiedad del Estado, en periodo no electoral, “(...) para la difusión de sus
propuestas y planteamientos (...)”, de manera que cualquier contenido distinto debe ser dife-
rido por los órganos competentes para su difusión en el periodo señalado por el artículo 37 de
la ley referida. En ese sentido, en ningún caso, los partidos políticos, ni sus integrantes, pueden
usar los medios de comunicación social para realizar la apología de algún delito, sin incurrir los
autores en el ilícito previsto en el artículo 316 del Código Penal. (STC Exp. Nº 2791-2005-
AA/TC, S, f. j. 7)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
23) De gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la vida; (...)

£1069 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Noción


[E]l derecho a un medio ambiente sano y equilibrado para el desarrollo de la persona
supone la exigencia de condiciones mínimas que el Estado debe asegurar a los individuos
a fin de permitir su desarrollo, siendo que el Estado no solo está obligado jurídicamente a
establecer estas condiciones mínimas de modo técnico, sino, adicionalmente, a respetarlas y
a asegurar el respeto de los demás agentes sociales. Para ello, el Estado determina una serie
de actividades reguladoras imponiendo estándares mínimos, pero, además, se compromete a
desplegar una serie de actos tendentes a asegurar esos estándares mínimos y, como resulta evi-
dente, a no vulnerar los mismos ni permitir su vulneración como resultado de la actividad de
terceros. (STC Exp. Nº 03448-005-PA/TC, P, f. j. 4)

£1070 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Contenido


[El derecho a gozar de un medio ambiente equilibrado y adecuado] comporta la facultad de
las personas de poder disfrutar de un medio ambiente en el que sus elementos se desarrollan e
interrelacionan de manera natural y armónica. (STC Exp. Nº 0048-2004-AI/TC, P, f. j. 17)
[E]n el caso del derecho a un ambiente equilibrado y adecuado, la determinación de ese con-
tenido [constitucionalmente protegido] es más problemática, pues la expresión “medio ambiente”
a la que implícitamente se hace referencia, como lo reconoce la doctrina y jurisprudencia compa-
rada, tiene un contenido difícilmente delimitable, debido a que este concepto está compuesto de
muchos elementos, distintos los unos de los otros. (STC Exp. Nº 0964-2002-AA/TC, S, f. j. 8)

746
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[E]l contenido del derecho fundamental a un medio ambiente equilibrado y adecuado para
el desarrollo de la persona está determinado por los siguientes elementos; a saber: 1) el derecho
a gozar de ese medio ambiente y 2) el derecho a que ese medio ambiente, se preserve. En su
primera manifestación, esto es, el derecho a gozar de un medio ambiente equilibrado y adecua-
do, comporta la facultad de las personas de poder disfrutar de un medio ambiente en el que sus
elementos se desarrollan e interrelacionan de manera natural y armónica; y, en el caso de que el
hombre intervenga, no debe suponer una alteración sustantiva de la interrelación que existe entre
los elementos del medio ambiente. Esto supone, por tanto, el disfrute no de cualquier entorno,
sino únicamente del adecuado para el desarrollo de la persona y de su dignidad (artículo 1 de la
Constitución). (…) Y (…) el derecho a la preservación de un medio ambiente sano y equilibrado
entraña obligaciones ineludibles, para los poderes públicos, de mantener los bienes ambientales
en las condiciones adecuadas para su disfrute. A juicio de este Tribunal, tal obligación alcanza a
aquellos cuyas actividades inciden, directa o indirectamente, en el medio ambiente. (STC Exp.
Nº 2268-2007-PA/TC, S, f. j. 5, e)

£1071 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Bases naturales de la vida


como contenido
A partir de la referencia a un medio ambiente “equilibrado”, el Tribunal Constitucional consi-
dera que es posible inferir que dentro de su contenido protegido se encuentra el conjunto de bases
naturales de la vida y su calidad, lo que comprende, a su vez, sus componentes bióticos, como la
flora y la fauna; los componentes abióticos, como el agua, el aire o el subsuelo; los ecosistemas e,
incluso, la ecósfera, esto es, la suma de todos los ecosistemas, que son las comunidades de espe-
cies que forman una red de interacciones de orden biológico, físico y químico. A todo ello, habría
que sumar los elementos sociales y culturales aportantes del grupo humano que lo habite. (STC
Exp. Nº 0018-2001-AI/TC, P, f. j. 7)
Tales elementos no deben entenderse desde una perspectiva fragmentaria o atomizada, vale
decir, en referencia a cada uno de ellos considerados individualmente, sino en armonía sistemática
y preservada de grandes cambios. (STC Exp. Nº 0018-2001-AI/TC, P, f. j. 7)

£1072 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Orientación al desarrollo de


la persona
[E]l derecho a gozar de un medio ambiente equilibrado y adecuado comporta la facultad
de las personas de poder disfrutar de un medio ambiente en el que sus elementos se desarrollan
e interrelacionan de manera natural y armónica; y, en el caso de que el hombre intervenga,
no debe suponer una alteración sustantiva de la interrelación que existe entre los elementos del
medio ambiente.
Esto supone, por tanto, el disfrute no de cualquier entorno, sino únicamente del adecuado
para el desarrollo de la persona y de su dignidad (artículo 1 de la Constitución). De lo contrario,
su goce se vería frustrado y el derecho quedaría, así, carente de contenido. (STC Exp. Nº 3510-
2003-AA/TC, P, f. j. 2.d)
[E]l inciso 22) del artículo 2 de la Constitución, implica que la protección comprende el siste-
ma complejo y dinámico de todos sus componentes, en un estado de estabilidad y simetría de sus
ecosistemas, que haga posible precisamente el adecuado desarrollo de la vida de los seres huma-
nos. (STC Exp. Nº 0018-2001-AI/TC, P, f. j. 7)

£1073 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Dimensiones


El derecho al ambiente equilibrado y adecuado comporta un deber negativo y positivo frente
al Estado. Su dimensión negativa se traduce en la obligación del Estado de abstenerse de realizar

747
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

cualquier tipo de actos que afecten al medio ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de
la vida y la salud humana. En su dimensión positiva le impone deberes y obligaciones destinadas
a conservar el ambiente equilibrado, las cuales se traducen, a su vez, en un haz de posibilidades.
Claro está que ello no solo supone tareas de conservación, sino también de prevención. (STC Exp.
Nº 2268-2007-PA/TC, S, f. j. 5, c)

£1074 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Doble titularidad


Dicho derecho [a gozar de un medio ambiente equilibrado y adecuado], en principio, estable-
ce un derecho subjetivo de raigambre fundamental, cuyo titular es el ser humano considerado en
sí mismo, con independencia de su nacionalidad o, acaso, por razón de la ciudadanía.
Sin embargo, [el derecho al medio ambiente equilibrado y adecuado] no es solo un derecho
subjetivo, sino que se trata también de un derecho o interés con caracteres difusos, en el sentido
de que es un derecho que lo titularizan todas y cada una de las personas. (STC Exp. Nº 0018-
2001-AI/TC, P, f. j. 6)
En cuanto al interés difuso, cualquier persona natural está autorizada para iniciar las acciones
judiciales que se hayan previsto en el ordenamiento con el objeto de dispensarle tutela, por lo que,
para tales casos, no se requiere que exista una afectación directa al individuo que promueve la
acción judicial. (STC Exp. Nº 0964-2002-AA/TC, S, f. j. 8)

£1075 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Faz reaccional y prestacional


El derecho al ambiente equilibrado y adecuado participa tanto de las propiedades de los de-
rechos reaccionales como de los derechos prestacionales. En su faz reaccional, este se traduce en
la obligación del Estado de abstenerse de realizar cualquier tipo de actos que afecten al medio
ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida humana. En su dimensión presta-
cional, impone al Estado tareas u obligaciones destinadas a conservar el ambiente equilibrado,
las cuales se traducen, a su vez, en un haz de posibilidades. Desde luego, no solo supone tareas
de conservación, sino también de prevención que se afecte a ese ambiente equilibrado. [P]or la
propia naturaleza del derecho, dentro de las tareas de prestación que el Estado está llamado a
desarrollar, especial relevancia tiene la tarea de prevención y, desde luego, la realización de ac-
ciones destinadas a ese fin. Y es que si el Estado no puede garantizar a los seres humanos que su
existencia se desarrolle en un medio ambiente sano, estos sí pueden exigir del Estado que adopte
todas las medidas necesarias de prevención que lo hagan posible. En ese sentido, este Tribunal es-
tima que la protección del medio ambiente sano y adecuado no solo es una cuestión de reparación
frente a daños ocasionados, sino, y de manera especialmente relevante, de prevención de que ellos
sucedan. (STC Exp. Nº 3510-2003-AA/TC, P, f. j. 2.c)

£1076 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Alcances del deber de preservación


[E]l derecho en análisis se concretiza en el derecho a que el medio ambiente se preserve. El
derecho a la preservación de un medio ambiente sano y equilibrado entraña obligaciones inelu-
dibles, para los poderes públicos, de mantener los bienes ambientales en las condiciones adecua-
das para su disfrute. A juicio de este Tribunal, tal obligación alcanza también a los particulares, y
con mayor razón a aquellos cuyas actividades económicas inciden, directa o indirectamente, en el
medio ambiente. (STC Exp. Nº 3510-2003-AA/TC, P, f. j. 2.d)
[El derecho a gozar de ambiente equilibrado y adecuado] se traduce en la obligación del
Estado, pero también de los propios particulares, de mantener las condiciones naturales del am-
biente a fin de que el ser humano viva en condiciones ambientalmente dignas (…), [así como
también a] protegerla de los ataques al medio ambiente en el que esa existencia se desenvuel-
ve, a fin de permitir que su vida se desarrolle en condiciones ambientales aceptables. (STC Exp.
Nº 0964-2002-AA/TC, S, f. j. 9)

748
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1077 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Deber de protección al medio


ambiente por el Estado
[D]entro de las tareas de prestación que el Estado está llamado a desarrollar, especial relevan-
cia tiene la tarea de prevención y, desde luego, la realización de acciones destinadas a ese fin. Y
es que si el Estado no puede garantizar a los seres humanos que su existencia se desarrolle en un
medio ambiente sano, estos sí pueden exigir del Estado que adopte todas las medidas necesarias
de prevención que lo hagan posible. En ese sentido, este Tribunal estima que la protección del
medio ambiente sano y adecuado no solo es una cuestión de reparación frente a daños ocasiona-
dos, sino, y de manera especialmente relevante, de prevención de que ellos sucedan. (STC Exp.
Nº 9340-2006-PA/TC, S, f. j. 2, c)

£1078 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Deber estatal de instituir una


política nacional del ambiente
El artículo 67 de la Constitución establece la obligación perentoria del Estado de instituir la
política nacional del ambiente. Ello implica un conjunto de acciones que el Estado se compromete
a desarrollar o promover, con el fin de preservar y conservar el ambiente frente a las actividades
humanas que pudieran afectarlo. Esta política nacional –entendida como el conjunto de directivas
para la acción orgánica del Estado a favor de la defensa y conservación del ambiente– debe per-
mitir el desarrollo integral de todas las generaciones de peruanos que tienen el derecho de gozar
de un ambiente adecuado para el bienestar de su existencia. Esta responsabilidad estatal guarda
relación con lo dispuesto en el artículo 2, inciso 22), de la Constitución, que reconoce el derecho
fundamental de toda persona “a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la
vida”. En concordancia, el artículo I del Título Preliminar del Código del Medio Ambiente enun-
cia: “Toda persona tiene el derecho irrenunciable a gozar de un ambiente equilibrado, saludable,
ecológicamente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida, y asimismo, a la preserva-
ción del paisaje y la naturaleza. Todos tienen el deber de conservar dicho ambiente (...). Le corres-
ponde –al Estado– prevenir y controlar la contaminación ambiental”. (STC Exp. Nº 9340-2006-
PA/TC, S, f. j. 2, e)

£1079 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Formas de afectación del


medio ambiente
Desde una perspectiva práctica, un ambiente puede ser afectado por alguna de estas cuatro
actividades: a) Actividades molestas: Son las que generan incomodidad por los ruidos o vibracio-
nes, así como por emanaciones de humos, gases, olores, nieblas o partículas en suspensión y otras
sustancias. b) Actividades insalubres: Se generan cuando se vierten productos al ambiente
que pueden resultar perjudiciales para la salud humana. c) Actividades nocivas: Se generan
cuando se vierten productos al ambiente que afectan y ocasionan daños a la riqueza agrícola,
forestal, pecuaria o piscícola. d) Actividades peligrosas: Son las que ocasionan riesgos graves a
las personas o sus bienes debido a explosiones, combustiones o radiaciones. (STC Exp. Nº 0018-
2001-AI/TC, P, f. j. 6)

£1080 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Principio precautorio


[R]esulta necesario subrayar que por el llamado “principio precautorio”, recogido primero por
el Derecho Internacional del Medio Ambiente –adoptado por nuestro Derecho interno– “[…] los
Estados deben aplicar ampliamente el criterio de precaución conforme a sus capacidades. Cuando
haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utili-
zarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para
impedir la degradación del medio ambiente”. (Cfr. inciso 3) del artículo 3 del Convenio Marco
de Naciones Unidas sobre Cambio Climático). (…) En este orden de ideas, si bien el elemento
esencial del principio de precaución es la falta de certeza científica para aplicarlo, aun cuando no

749
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

sea imprescindible demostrar plenamente la gravedad y realidad del riesgo, sí resulta exigible
que haya indicios razonables y suficientes de su existencia y que su entidad justifique la ne-
cesidad de adoptar medidas urgentes, proporcionales y razonables. (STC Exp. Nº 9340-2006-PA/
TC, S, ff. jj. 3 y 4)

£1081 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Relación entre el principio


precautorio y el principio de prevención
El ‘principio precautorio’ o también llamado ‘de precaución’ o ‘de cautela’ se encuentra es-
trechamente ligado al denominado principio de prevención. Este exige la adopción de medidas de
protección antes de que se produzca realmente el deterioro al medio ambiente. Aquel opera más
bien ante la amenaza de un daño a la salud o medio ambiente y la falta de certeza científica sobre
sus causas y efectos. Es justamente en esos casos en que el principio de precaución puede justifi-
car una acción para prevenir el daño, tomando medidas antes de tener pruebas de este. (STC Exp.
Nº 9340-2006-PA/TC, S, f. j. 4)

£1082 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Relación entre la producción


económica y el derecho al medio ambiente
En cuanto al vínculo existente entre la producción económica y el derecho a un ambiente
equilibrado y adecuado al desarrollo de la vida, este se materializa en función a los principios
siguientes: a) el principio de desarrollo sostenible o sustentable; b) el principio de conservación,
en cuyo mérito se busca mantener en estado óptimo los bienes ambientales; c) el principio
de prevención, que supone resguardar los bienes ambientales de cualquier peligro que pueda
afectar su existencia; d) el principio de restauración, referido al saneamiento y recuperación de
los bienes ambientales deteriorados; e) el principio de mejora, en cuya virtud se busca maximizar
los beneficios de los bienes ambientales en pro del disfrute humano; f) el principio precauto-
rio, que comporta adoptar medidas de cautela y reserva cuando exista incertidumbre científi-
ca e indicios de amenaza sobre la real dimensión de los efectos de las actividades humanas
sobre el ambiente; y, g) el principio de compensación, que implica la creación de mecanismos
de reparación por la explotación de los recursos no renovables. (STC Exp. Nº 2268-2007-PA/
TC, S, f. j. 5)

£1083 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Aprovechamiento razonable y


sostenible de recursos naturales
[D]e una interpretación sistemática del artículo 2, inciso 22) y de los artículos 66 y 67
de la Constitución, se concluye que una manifestación concreta del derecho de toda persona
a disfrutar de un entorno ambiental idóneo para el desarrollo de su existencia, es el reconoci-
miento de que los recursos naturales –especialmente los no renovables– en tanto patrimonio
de la Nación, deben ser objeto de un aprovechamiento razonable y sostenible, y los beneficios
resultantes de tal aprovechamiento deben ser a favor de la colectividad en general, correspon-
diendo al Estado el deber de promover las políticas adecuadas a tal efecto. (STC Exp.
Nº 0048-2004-AI/TC, P, f. j. 33)

£1084 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Estándares mínimos en las


zonas urbanas
[E]l derecho de gozar de un ambiente sano y equilibrado para el desarrollo de la persona su-
pone también el derecho de los individuos que viven en zonas urbanas a que estas reúnan estánda-
res mínimos que posibiliten su desarrollo; ello implica para el Estado una labor de planificación,
de tal forma que se asegure a sus pobladores, entre otras cosas, un mínimo de áreas verdes. (…)
[Así la] precisión de estándares mínimos de áreas verdes en los centros urbanos supone una labor
técnica de desarrollo infraconstitucional, siendo que cualquier modificación de los estándares

750
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

mínimos requiere, necesariamente, de una justificación técnica sustentada, no en razones de opor-


tunidad sino de calidad de vida de la población de la zona. En este sentido, corresponde recordar
que la planificación urbana supone una labor de interés público en favor de una comunidad deter-
minada. (STC Exp. Nº 03448-2005-PA/TC, P, ff. jj. 5 y 6)

£1085 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Garantía implícita de vivir en


un entorno acústicamente sano
Este derecho [a un ambiente equilibrado y adecuado] comprende, entre otros aspectos, la ga-
rantía de un entorno acústicamente sano. (STC Exp. Nº 007-2006-PI/TC, P, f. j. 54)
Este derecho [a un ambiente equilibrado y adecuado] cobra especial importancia en tanto que,
en la sociedad de nuestros días, la contaminación acústica se ha convertido en uno de los factores
más psicopatógenos y una fuente de deterioro permanente de la calidad de vida de las personas.
(STC Exp. Nº 3330-2004-AA/TC, P, f. j. 48)
[Estamos] frente a la prohibición [de emitir ruidos nocivos o molestos] que recae sobre las in-
jerencias arbitrarias en la vida privada de una persona y su familia que afectan a su tranquilidad y
que, en el caso de autos, por ser una demanda particular, no se enmarca necesariamente dentro de
lo que la doctrina conoce como intereses colectivos; sin embargo, resulta amparable la violación
del derecho a la tranquilidad del demandante, pues la invasión de que él es objeto, mediante la
emisión de ruidos nocivos o molestos no tolerables normalmente, penetran la esfera de intangibi-
lidad de su vida personal o familiar, vulnerando el derecho de no ser molestado que forma parte
del núcleo esencial del derecho a la tranquilidad y a la intimidad personal o familiar. (STC Exp.
Nº 0260-2001-AA/TC, P, f. j. 6)

£1086 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. No afectación por instalación


de antenas de telefonía fija
[L]a instalación de este tipo de artefactos en lugares muy próximos a la residencia habitual de
las personas pueda tener consecuencias nocivas a la salud de estas ordenando en base al principio
de precaución el retiro de las aludidas instalaciones debe advertirse también que la jurisprudencia
sobre la materia ha respondido a la evaluación de las circunstancias de cada caso en particular.
De este modo, así como ha protegido los derechos en algún caso extremo, estimando la demanda
de amparo tras constatar que “la instalación cuestionada está extremadamente próxima a diversas
viviendas” (…) o como ocurrió en otra oportunidad en la que el Tribunal estimó la demanda tras
constatar que una antena de más de 10 toneladas de peso había sido instalada en la azotea de una
vivienda causando grave riesgo no solo para la salud y la vida del recurrente sino para la integri-
dad y seguridad de todos los vecinos residentes en el referido edificio (…); así también en otras
ocasiones ha rechazado tal pretensión tras constatarse a partir de los informes técnicos que “no
existe riesgo de exposición radioeléctrica”. (RTC Exp. N° 02063-2006-PA/TC, S, f. j. 4)

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS


El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (…)
24) A la salud; y (...)

£1087 Derecho a la salud. Noción


El derecho a la salud debe entenderse como la facultad que tiene toda persona para el disfrute
de toda una gama de facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el más
alto nivel posible de salud. A veces las condiciones de salud de una persona varían según el grado

751
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de libertad que vivan, o de la vivienda que habiten, del acceso a alimentación adecuada, a vestido
y –claro está– a trabajo. (STC Exp. Nº 1711-2004-AA/TC, S, f. j. 2)
[E]l derecho a la salud se entiende no solo como el derecho al cuidado de la salud personal,
sino, sobre todo, como el derecho a vivir en condiciones de higiene ambiental, lo que se logra
proporcionando a los individuos educación y condiciones sanitarias básicas. (STC Exp. Nº 2064-
2004-AA/TC, S, f. j. 2)

£1088 Derecho a la salud. Noción de salud


La salud puede ser entendida como el funcionamiento armónico del organismo tanto del as-
pecto físico como psicológico del ser humano. Es evidente que, como tal, constituye una condi-
ción indispensable para el desarrollo y medio fundamental para alcanzar el bienestar individual y
colectivo. (STC Exp. Nº 2945-2003-AA/TC, S, f. j. 30)

£1089 Derecho a la salud. Como derecho de primer orden


[E]l derecho a la salud deviene en un derecho de primer orden cuya protección y tutela es una
de las obligaciones primarias que todo Estado debe implementar (STC Exp. N° 1711-2005-PHC/
TC, S, f. j. 9)

£1090 Derecho a la salud. Contenido


El derecho a la salud, previsto en el artículo 7 de la Constitución de 1993, comprende no solo
el derecho al cuidado de la salud personal, sino también el acceso a condiciones mínimas de salu-
bridad a fin de vivir una vida digna. Así, se afirma que el derecho a la salud abarca, por un lado,
la atención de salud oportuna y apropiada, y, por otro, los factores que determinan la buena salud,
tales como el agua potable, la nutrición, la vivienda y las condiciones ambientales y ocupacionales
saludables, entre otros. (STC Exp. Nº 2064-2004-AA/TC, S, f. j. 2)
El derecho a la salud comprende la facultad que tiene todo ser humano de mantener la nor-
malidad orgánica funcional, tanto física como mental, y de restablecerse cuando se presente una
perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser, lo que implica, por tanto, una acción
de conservación y otra de restablecimiento. (STC Exp. Nº 2016-2004-AA/TC, S, f. j. 27)

£1091 Derecho a la salud. Elementos esenciales


[S]on elementos esenciales del derecho a la salud: a) Su definición; Debe ser entendido como
un indiscutible derecho fundamental. b) Los beneficiarios; Debe estar reconocido para toda per-
sona humana, tutelando de manera especial la salud de aquellas personas con pronóstico no favo-
rable de curación o aquellas otras que se encuentren en situaciones especiales (adultos mayores,
minorías étnicas, mujeres embarazadas en abandono. c) Acceso al servicio; Debe garantizar la
igualdad de oportunidades en el acceso al servicio de la salud y d) La calidad de servicio; Debe
garantizar un obrar adecuado y un estándar mínimo en la actuación de las entidades prestadores
(privadas o públicas) del servicio de salud. (STC N° 3599-2007-PA/TC, S, f. j. 2)

£1092 Derecho a la salud. Supuesto para adquisición de carácter de derecho fundamental


Si bien en nuestro ordenamiento jurídico el derecho a la salud no se encuentra contemplado
entre los derechos fundamentales establecidos en el artículo 2 de la Constitución, sino más bien se
lo reconoce en el capítulo de los derechos económicos y sociales a que se refieren los artículos 7 y
9 de la Constitución, (...) cuando la vulneración del derecho a la salud compromete otros derechos
fundamentales, como el derecho a la vida, la integridad física o el libre desarrollo de la persona-
lidad, tal derecho adquiere carácter de derecho fundamental y, por tanto, su afectación merece
protección vía la acción de amparo. (STC Exp. Nº 2945-2003-AA/TC, S, f. j. 6)

752
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Si bien el derecho a la salud no está contenido en el capítulo de derechos fundamentales, su


inescindible conexión con el derecho a la vida (artículo 2), a la integridad (artículo 2) y el prin-
cipio de dignidad (artículo 1 y 3), lo configuran como un derecho fundamental indiscutible (...).
[D]eviene en condición necesaria del propio ejercicio del derecho a la vida y, en particular, a la
vida digna. De otra parte, siempre que el derecho a la integridad resulte lesionado o amenazado,
lo estará también el derecho a la salud, en alguna medida. Sin embargo, son también posibles
supuestos en que se afecte de manera directa y grave el mínimo vital necesario para el desempeño
físico y social en condiciones normales. La salud resulta un estado variable, susceptible de afec-
taciones múltiples, que incide en mayor o menor medida en la vida del individuo, dependiendo
de sus condiciones de adaptación. Teniendo como base esta apreciación gradual de la salud, la
protección del derecho a la salud importa la tutela de un mínimo vital, fuera del cual el deterioro
orgánico impide una vida normal o un grave deterioro de esta. (STC Exp. Nº 1429-2002-HC/TC,
P, f. j. 14)

£1093 Derecho a la salud. Dimensiones


El derecho a la salud reconocido en el artículo 7 de la Constitución no puede ser entendido
como una norma que requiere de desarrollo legal para su efectividad, siendo así podemos afirmar
que posee una doble dimensión: a) El derecho de todos los miembros de una determinada comuni-
dad de no recibir por parte del Estado un tratamiento que atente contra su salud y 2) El derecho de
exigir del Estado las actuaciones necesarias para el goce de parte de los ciudadanos de servicios
de calidad en lo relacionado a la asistencia médica, hospitalaria y farmacéutica. (STC N° 3599-
2007-PA/TC, S, f. j. 2)

£1094 Derecho a la salud. Obligaciones del Estado


[E]l derecho a la salud comprende la facultad que tiene todo ser humano de mantener el esta-
do de normalidad orgánica funcional, tanto física como mental, y de restablecerse cuando se pre-
sente una perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser, lo que implica, por tanto,
una acción de conservación y otra de restablecimiento; acciones cuyo cumplimiento corresponde
al Estado, el cual debe garantizar una progresiva y cada vez más consolidada calidad de vida,
promoviendo mediante políticas, planes y programas su correcto funcionamiento, y generando ac-
ciones positivas por parte de los poderes públicos o por quienes a su nombre lo representan. (STC
Exp. N° 1711-2005-PHC/TC, S, f. j. 9)
[S]e desprende que existen dos tipos de obligaciones estatales [en lo referido al derecho a
la salud], claramente diferenciadas: I) Por un lado, el Estado adquiere obligaciones de ‘hacer’,
es decir, afirmativas, cuyo propósito es asegurar a cada persona el pleno goce y ejercicio de los
mismos derechos, en este caso, el derecho a la integridad y a la salud, realizando todo tipo de
actividades tendentes a prevenir los daños a la salud de las personas, conservar las condiciones
necesarias que aseguren el efectivo ejercicio de este derecho, y atender, con la urgencia y eficacia
que el caso lo exija, las situaciones de afectación a la salud de toda persona; y por otro lado, II)
una obligación específica de ‘no hacer’ que reposa en los agentes estatales, quienes deben abste-
nerse de realizar cualquier actuación que pudiera resultar dañosa a la salud o a la integridad de las
personas. (STC Exp. N° 1711-2005-PHC/TC, S, f. j. 16)
[S]i la salud es un derecho cuyas condiciones el Estado se encuentra obligado a promover
mediante políticas, planes y programas, o a garantizar su correcto funcionamiento en caso de que
estos ya existan, el hecho de que el mismo Estado, o quienes a su nombre lo representan, opten
por decisiones que desconozcan de forma unilateral o irrazonable la concretización o aplicación
de los mismos, sobre todo para quienes ya gozan de prestaciones individualizadas, supone un evi-
dente proceder inconstitucional que en modo alguno puede quedar justificado. O la salud es un
derecho constitucional indiscutible y, como tal, generador de acciones positivas por parte de los
poderes públicos, o simplemente se trata de una opción de actuación discrecional y, como tal,

753
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

prescindible de acuerdo con la óptima disponibilidad de recursos. Entre ambas alternativas, y por
lo que ya se ha puntualizado, el Estado social solo puede ser compatible con la primera de las
descritas, pues resulta inobjetable que allí donde se ha reconocido la condición fundamental del
derecho a la salud, deben promoverse, desde el Estado, condiciones que lo garanticen de modo
progresivo, y que se le dispense protección adecuada a quienes ya gocen del mismo. (STC Exp.
N° 6057-2007-PHC/TC, S, f. j. 12)

£1095 Derecho a la salud. Consolidación con la vida en dignidad (vida saludable)


[E]l derecho a la salud, (...) se consolida como un concepto más amplio que la simple y limi-
tada posibilidad de existir o no, extendiéndose al objetivo de garantizar también una existencia en
condiciones dignas. Por esta razón, es indispensable la consideración de la vida en dignidad que,
en este caso, se manifiesta como vida saludable. (STC Exp. N° 1711-2005-PHC/TC, S, f. j. 8)

£1096 Derecho a la salud. Perspectivas


Dicho derecho [a la salud] debe ser abordado en tres perspectivas, a saber: la salud de cada
persona en particular, dentro de un contexto familiar y comunitario. (STC Exp. N° 2945-2003-
AA/TC S, f. j. 30)

£1097 Derecho a la salud. Protección de la familia


El derecho fundamental a la salud, previsto en el artículo 7 de la Constitución, no solo incluye
la protección de la persona sino también de la familia. De otro lado, el acceso a las prestaciones
de salud (artículo 11 de la Constitución) constituye una manifestación –no única por cierto– de la
garantía institucional de la seguridad social (artículo 10 de la Constitución) (STC Exp. Nº 1711-
2004-AA/TC, S, f. j. 2)

£1098 Derecho a la salud. Vinculación con otros derechos


[L]a salud es derecho fundamental por su relación inseparable con el derecho a la vida, y la
vinculación entre ambos derechos es irresoluble, ya que la presencia de una enfermedad o pato-
logía puede conducirnos a la muerte o, en todo caso, desmejorar la calidad de la vida. Entonces,
es evidente la necesidad de proceder a las acciones encaminadas a instrumentalizar las medidas
dirigidas a cuidar la vida, lo que supone el tratamiento orientado a atacar las manifestaciones de
cualquier enfermedad para impedir su desarrollo o morigerar sus efectos, tratando, en lo posible,
de facilitar los medios que al enfermo le permitan desenvolver su propia personalidad dentro de su
medio social. Agrega, que el derecho a la salud comprende la facultad que tiene todo ser humano
de mantener la normalidad orgánica funcional, tanto física como mental, y de restablecerse cuan-
do se presente una perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser, lo que implica,
por tanto, una acción de conservación y otra de restablecimiento; acciones que el Estado debe
proteger tratando de que todas las personas, cada día, tengan una mejor calidad de vida, para lo
cual debe invertir en la modernización y fortalecimiento de todas las instituciones encargadas de
la prestación del servicio de salud, debiendo adoptar políticas, planes y programas en ese sentido.
(STC Exp. N° 6057-2007-PHC/TC, S, f. j. 8)
La salud tiene la característica de ser, por un lado, un derecho en sí mismo y, por el otro, con-
dición habilitante para el ejercicio de otros derechos. (STC Exp. Nº 1711-2004-AA/TC, S, f. j. 2)

£1099 Derecho a la salud. Relación con el derecho a la vida


La salud es derecho fundamental por su relación inseparable con el derecho a la vida; y la
vinculación entre ambos es irresoluble, ya que la presencia de una enfermedad o patología puede
conducirnos a la muerte o, en todo caso, desmejorar la calidad de la vida. Entonces, es evidente
la necesidad de efectuar las acciones para instrumentalizar las medidas dirigidas a cuidar la vida,

754
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

lo que supone el tratamiento destinado a atacar las manifestaciones de cualquier enfermedad para
impedir su desarrollo o morigerar sus efectos, tratando, en lo posible, de facilitar al enfermo los
medios que le permitan desenvolver su propia personalidad dentro de su medio social. (STC Exp.
N° 2016-2004-AA/TC, S, f. j. 27)
[E]l derecho a la salud (…) es considerado por este Tribunal como un derecho fundamental
por su relación inseparable con el derecho a la vida, esto en uso del criterio de conexidad. (STC
N° 3599-2007-PA/TC, S, f. j. 2)
[E]l derecho a la salud en tanto se trata de un derecho ligado estrechamente a la vida, asume
características de urgencia o, cuando menos, de necesidad, ya que la presencia de una enfermedad
o anomalía en salud puede conducir a la muerte o desmejorar la calidad de vida de la persona que
la padece. Por lo mismo, y en el caso de que la salud corra algún riesgo, o se vea perturbada, se
evidencia la necesidad de adoptar medidas adecuadas para su tratamiento, sea que estas supongan
prevención, sea que impliquen neutralización de los males que se padece, o sea que representen
medidas de restablecimiento o recuperación. (STC Exp. N° 6057-2007-PHC/TC, S, f. j. 11)

£1100 Derecho a la salud. Relación con derecho a la integridad personal


[E]l derecho a la integridad personal tiene implicación con el derecho a la salud, en la
medida que esta última tiene como objeto el normal desenvolvimiento de las funciones bio-
lógicas y psicológicas del ser humano; deviniendo, así, en una condición indispensable para
el desarrollo existencial y en un medio fundamental para alcanzar el bienestar individual y
colectivo. (RTC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, S, f. j. 2)

£1101 Derecho a la salud. Afectación en razón de lesión o amenaza al derecho a la


integridad
[S]iempre que el derecho a la integridad resulte lesionado o amenazado, lo estará también el
derecho a la salud, en alguna medida, dado que la salud resulta un estado variable, susceptible de
afectaciones múltiples, que incide en mayor o menor medida en la vida del individuo, dependien-
do de sus condiciones de adaptación. (STC Exp. Nº 1711-2005-PHC/TC, S, f. j. 7)

£1102 Derecho a la salud. Vinculación con el derecho a la tranquilidad


El derecho a la tranquilidad está relacionado con la protección del aspecto psicológico de la
salud. Este derecho cobra especial importancia en tanto que, en la sociedad de nuestros días, la
contaminación acústica se ha convertido en uno de los factores más psicopatógenos y una fuente
de deterioro permanente de la calidad de vida de las personas. (STC Exp. Nº 3330-2004-AA/TC,
P, f. j. 48)

£1103 Derecho a la salud. Protección a través del amparo del derecho a la tranquilidad
[El proceso de amparo] procede cuando la contaminación por ruido afecta directamente un
derecho fundamental como el derecho a la tranquilidad, y cuando, a pesar de haber recurrido al
órgano competente, en este caso la municipalidad, la inacción de la Administración o la ineficacia
de las medidas adoptadas por ella dejan al demandante en una situación de indefensión. (STC
Exp. Nº 0260-2001-AA/TC, P, f. j. 1)

£1104 Derecho a la salud. Reconocimiento en instrumentos internacionales


[El derecho a la salud] ha sido reconocido en diversos documentos internacionales suscri-
tos por el Estado peruano. Así la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en
su artículo 25 que: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así
como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda,

755
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene, asimismo, derecho a los seguros
en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus me-
dios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”. Esto se halla reafirmado
a su vez en el artículo 11 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
que establece que: “Toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por medidas sa-
nitarias y sociales, relativas a la alimentación, el vestido, la vivienda y la asistencia médica,
correspondientes al nivel que permitan los recursos públicos y los de la comunidad”. En idén-
tico sentido existen normativas internacionales de carácter vinculante, tales como el artículo 10
del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. (STC Exp. N° 1711-2005-PHC/TC, S, ff.jj. 10 y 11)

ARTÍCULO 38.- DERECHOS NO PROTEGIDOS


No procede el amparo en defensa de un derecho que carece de sustento constitucional
directo o que no está referido a los aspectos constitucionalmente protegidos del mismo.

£1105 Derechos no protegidos. Sustento constitucional directo


La noción de “sustento constitucional directo” a que hace referencia el artículo 38 del
CPConst., no se reduce a una tutela normativa del texto constitucional formal. Alude, antes
bien, a una protección de la Constitución en sentido material (pro homine), en el que se in-
tegra la Norma Fundamental con los tratados de derechos humanos, tanto a nivel positivo
(artículo 55 de la Constitución), como a nivel interpretativo (Cuarta Disposición Final y
Transitoria de la Constitución); y con las disposiciones legales que desarrollan directamente
el contenido esencial de los derechos fundamentales que así lo requieran. Tales disposiciones
conforman el denominado cánon de control constitucional o “bloque de constitucionalidad”.
De ahí que el artículo 79 del CPConst., establezca que “[p]ara apreciar la validez constitucio-
nal de las normas el Tribunal Constitucional considerará, además de las normas constitucio-
nales, las leyes que, dentro del marco constitucional, se hayan dictado para determinar (...) el
ejercicio de los derechos fundamentales”. Un derecho tiene sustento constitucional directo,
cuando la Constitución ha reconocido, explícita o implícitamente, un marco de referencia que
delimita nominalmente el bien jurídico susceptible de protección. Es decir, existe un baremo
de delimitación de ese marco garantista, que transita desde la delimitación más abierta a la
más precisa. Correspondiendo un mayor o menor desarrollo legislativo, en función de la
opción legislativa de desarrollar los derechos fundamentales establecidos por el constituyen-
te. (STC Exp. N° 1417-2005-AA/TC, P, ff. jj. 9 y 10, PV)

£1106 Derechos no protegidos. Carga argumental por parte del justiciable


[C]onstituye una carga argumental en manos del justiciable (…) la tarea de identificar ese
ámbito garantizado del derecho alegado, puesto que, de conformidad con el artículo 38 del mismo
Código Procesal Constitucional, el amparo no procede “en defensa de un derecho que carece de
sustento constitucional directo”, sino también cuando “no está referido a los aspectos constitucio-
nalmente protegidos del mismo”. (STC Exp. Nº 0506-2005-PA/TC, P, f. j. 5)

£1107 Derechos no protegidos. Contenido esencial de los derechos fundamentales


El contenido esencial de un derecho fundamental está constituido por aquel núcleo mínimo e
irreductible que posee todo derecho subjetivo reconocido en la Constitución, que es indisponible
para el legislador, debido a que su afectación supondría que el derecho pierda su naturaleza y
entidad. En tal sentido, se desatiende o desprotege el contenido esencial de un derecho funda-

756
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

mental, cuando este queda sometido a limitaciones que lo hacen impracticable y lo despojan de la
protección constitucional otorgada. (STC Exp. Nº 1042-2002-AA/TC, S, f. j. 2.2.4)
[T]odo ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fundamental se reconduce en
mayor o menor grado a su contenido esencial, pues todo límite al derecho fundamental solo re-
sulta válido en la medida de que el contenido esencial se mantenga incólume. (...) [E]l conteni-
do esencial de un derecho fundamental es la concreción de las esenciales manifestaciones de los
principios y valores que lo informan, su determinación requiere un análisis sistemático de este
conjunto de bienes constitucionales, en el que adquiere participación medular el principio-derecho
de dignidad humana, al que se reconducen, en última instancia, todos los derechos fundamentales
de la persona. (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, P, f. j. 21)

£1108 Derechos no protegidos. Contenido de los derechos fundamentales de configu-


ración legal
Los derechos fundamentales cuya configuración requiera de la asistencia de la ley no carecen
de un contenido per se inmediatamente exigible a los poderes públicos, pues una interpretación en
ese sentido sería contraria al principio de fuerza normativa de la Constitución. Lo único que ello
implica es que, en tales supuestos, la ley se convierte en un requisito sine qua non para la culmi-
nación de la delimitación concreta del contenido directamente atribuible al derecho fundamental.
Y es que si bien algunos derechos fundamentales pueden tener un carácter jurídico abierto, ello no
significa que se traten de derechos “en blanco”, es decir, expuestos a la discrecional regulación del
legislador, pues el constituyente ha planteado un grado de certeza interpretativa en su reconoci-
miento constitucional directo. (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, P, f. j. 12)

£1109 Derechos no protegidos. Diferencia entre contenido esencial y no esencial de


un derecho constitucional
Tal como refiere Manuel Medina Guerrero, “en cuanto integrantes del contenido constitucio-
nalmente protegido, cabría distinguir, de un lado, un contenido no esencial, esto es, claudicante
ante los límites proporcionados que el legislador establezca a fin de proteger otros derechos o bie-
nes constitucionalmente garantizados, y, de otra parte, el contenido esencial, absolutamente intan-
gible para el legislador; y, extramuros del contenido constitucionalmente protegido, un contenido
adicional formado por aquellas facultades y derechos concretos que el legislador quiera crear im-
pulsado por el mandato genérico de asegurar la plena eficacia de los derechos fundamentales” (La
vinculación negativa del legislador a los Derechos Fundamentales. Madrid: McGraw-Hill, 1996,
pág. 41). (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, P, f. j. 20)

£1110 Derechos no protegidos. Determinación del contenido protegido de un derecho


fundamental
Si bien es cierto que la exactitud de aquello que constituye o no el contenido protegido por
parte de un derecho fundamental, y, más específicamente, el contenido esencial de dicho derecho,
solo puede ser determinado a la luz de cada caso concreto, no menos cierto es que existen deter-
minadas premisas generales que pueden coadyuvar en su ubicación. Para ello, es preciso tener
presente la estructura de todo derecho fundamental (…) De esta forma cabe distinguir entre las
disposiciones de derecho fundamental, las normas de derecho fundamental y las posiciones de
derecho fundamental. (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, P, ff. jj. 22 y 23)

£1111 Derechos no protegidos. Fuerza expansiva de los derechos fundamentales


Los derechos constitucionales albergan contenidos axiológicos que, por su propia naturaleza,
pueden y deben desarrollarse, proyectando su vis expansiva a través de remozadas y, otrora, inusi-
tadas manifestaciones. (STC Exp. Nº 1124-2001-AA/TC, P, f. j. 8)

757
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1112 Derechos no protegidos. Incorporación de los ámbitos normativos de los tratados


internacionales sobre derechos humanos al contenido protegido
Los tratados internacionales sobre derechos humanos no solo forman parte positi-
va del ordenamiento jurídico nacional (artículo 55 de la Constitución), sino que la Cuarta
Disposición Final y Transitoria (CDFT) de la Constitución –en cuanto dispone que los de-
rechos fundamentales reconocidos por ella se interpretan de conformidad con los tratados y
acuerdos internacionales sobre derechos humanos ratificados por el Perú– exige a los pode-
res públicos nacionales que, a partir del ejercicio hermenéutico, incorporen en el contenido
protegido de los derechos constitucionales los ámbitos normativos de los derechos humanos
reconocidos en los referidos tratados. Se trata de un reconocimiento implícito de la identidad
nuclear sustancial compartida por el constitucionalismo y el sistema internacional de protec-
ción de los derechos humanos: la convicción jurídica del valor de la dignidad de la persona
humana, a cuya protección y servicio se reconduce, en última y definitiva instancia, el ejerci-
cio de todo poder. (STC Exp. Nº 2730-2006-PA/TC, P, f. j. 9)

758
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

CAPÍTULO II
PROCEDIMIENTO

ARTÍCULO 39.- LEGITIMACIÓN


El afectado es la persona legitimada para interponer el proceso de amparo.

£1113 Legitimación para interponer proceso de amparo. Necesidad de no contravenir


demás bienes y valores constitucionales y de respetar el marco legal
[L]a legitimidad en el proceso constitucional de amparo, (…), no solo debe ser evaluada
desde el punto de vista adjetivo o formal sino también desde la óptica sustantiva. Lo cual quiere
decir que su ejercicio se debe realizar sin contravenir los demás bienes y valores constitucionales;
pero, además de ello, respetando el marco legal establecido. Más aún si se trata de una actividad
económica que requiere, ineludiblemente, el cumplimiento de disposiciones legales específicas
para su ejercicio regular. (RTC Exp. Nº 4087-2007-PA/TC, S, f. j. 5)

£1114 Legitimación para interponer proceso de amparo. Activa


La legitimidad activa –en un proceso constitucional– la ejerce el titular del derecho –legitima-
tio ad causam– es decir, corresponde –interponer la acción– a quien es perjudicado o amenazado
por el acto lesivo u omisión sea del particular o del funcionario público, que viola su derecho
constitucional.(Cfr. art. 39 del Código Procesal Constitucional) (…) porque los derechos fun-
damentales son personalísimos, indelegables e intransferibles, pues el acto violatorio solamen-
te afecta al agraviado, de allí que carezca de legitimación quien no es el verdadero afectado en
el derecho, con solo las excepciones previstas en la propia constitución o en la ley. (STC Exp.
Nº 6138-2006-PA/TC, P, f. j. 3)

£1115 Legitimación para interponer proceso de amparo. Necesidad de acreditar feha-


ciente titularidad del derecho
[E]n el proceso constitucional de amparo no se dilucida la titularidad de derechos, sino, sen-
cillamente, se restablece su ejercicio. Por ello, que se encuentre fehacientemente acreditada dicha
titularidad, es presupuesto procesal ineludible a efectos de poder ingresar a evaluar el fondo del
asunto, con el propósito de determinar si el acto reclamado incide, o no, sobre el contenido consti-
tucionalmente protegido del derecho invocado. (STC Exp. Nº 03450-2004-AA/TC, S, f. j. 2)
[L]a titularidad del derecho cuya vulneración o amenaza de vulneración se alega debe ser
cierta e indubitable, y no controvertida o dudosa. (STC Exp. Nº 04762-2007-AA/TC, P, f. j. 10)
[E]n la STC 1417-2005-PA, este Tribunal señaló, en el inciso f) del fundamento 37, que “para
que quepa un pronunciamiento de mérito en los procesos de amparo, la titularidad del derecho
subjetivo concreto de que se trate debe encontrarse suficientemente acreditada”, debido a que en
procesos de esta naturaleza “no se dilucida la titularidad de un derecho como sucede en otros, sino
solo se restablece su ejercicio. Ello supone, como es obvio, que quien solicita tutela en esta vía
mínimamente tenga que acreditar la titularidad del derecho constitucional cuyo restablecimiento
invoca, en tanto que este requisito constituye un presupuesto procesal (…)”. (STC 0976-2001-
AA). (RTC Exp. N° 04440-2007-PA/TC, f .j. 3)

759
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 40.- REPRESENTACIÓN PROCESAL


EI afectado puede comparecer por medio de representante procesal. No es necesaria la
inscripción de la representación otorgada.
Tratándose de personas no residentes en el país, la demanda será formulada por repre-
sentante acreditado. Para este efecto, será suficiente el poder fuera de registro otorgado
ante el Cónsul del Perú en la ciudad extranjera que corresponda y la legalización de la
firma del Cónsul ante el Ministerio de Relaciones Exteriores, no siendo necesaria la ins-
cripción en los Registros Públicos.
Asimismo, puede interponer demanda de amparo cualquier persona cuando se trate de
amenaza o violación del derecho al medio ambiente u otros derechos difusos que gocen
de reconocimiento constitucional, así como las entidades sin fines de lucro cuyo objeto
sea la defensa de los referidos derechos.
La Defensoría del Pueblo puede interponer demanda de amparo en ejercicio de sus com-
petencias constitucionales.

£1116 Representación procesal. Representación legal


En el caso de la representación legal, los que carecen de la capacidad de ejercicio son susti-
tuidos en el ejercicio del derecho de acción (padres representan a sus hijos menores, los tutores
respecto de los menores no sometidos a la patria potestad, o curadores respecto de los mayores de
edad sometidos a interdicción). (RTC Exp. Nº 00996-2005-AA/TC, S, f. j. 2)

£1117 Representación procesal. Representación judicial


Respecto a la representación judicial, la sustitución emana del otorgamiento de facultades a
un tercero para llevar a cabo la interposición de una demanda, así como los demás actos procesa-
les derivados de aquella. (RTC Exp. Nº 00996-2005-AA/TC, S, f. j. 2)

£1118 Representación Procesal. Representación convencional


En el caso de la representación convencional, la sustitución proviene de la libre determina-
ción del representado; vale decir, se otorga a través de un contrato por el cual una persona encar-
ga a otra, que acepta la realización a favor de aquel de determinados actos jurídicos. (RTC Exp.
Nº 00996-2005-AA/TC, S, f. j. 2)

£1119 Representación Procesal. Comparecencia de los representantes legales de los


incapaces
[E]l artículo 45 del Código Civil establece que los representantes legales de los incapaces
ejercen sus derechos civiles de estos según las normas referentes a la patria potestad, tutela y cu-
ratela. Pero nada impide que sean también los llamados a la defensa de sus derechos constitucio-
nales. La legitimidad ad causan en este caso se halla probada, a tenor del artículo 40 del Código
Procesal Constitucional, que a la letra dice en su parte pertinente: “(…) el afectado puede com-
parecer por medio de representante procesal sin que sea necesaria la inscripción de la representa-
ción”. (STC Exp. Nº 03081-2007-AA/TC, S, f. j. 13)

760
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 41.- PROCURACIÓN OFICIOSA


Cualquier persona puede comparecer en nombre de quien no tiene representación pro-
cesal, cuando esta se encuentre imposibilitada para interponer la demanda por si misma,
sea por atentado concurrente contra la libertad individual, por razones de fundado temor
o amenaza, por una situación de inminente peligro o por cualquier otra causa análoga.
Una vez que el afectado se halle en posibilidad de hacerlo, deberá ratificar la demanda y
la actividad procesal realizada por el procurador oficioso.

£1120 Procuración oficiosa. Como excepción a la legitimación activa


[C]orresponde -interponer la acción- a quien es perjudicado o amenazado por el acto lesivo
u omisión sea del particular o del funcionario público, que viola su derecho constitucional (…)
[s]alvo la procuración oficiosa a que se refiere el artículo 41 del mismo código. Y ello porque los
derechos fundamentales son personalísimos, indelegables e intransferibles, pues el acto violatorio
solamente afecta al agraviado, de allí que carezca de legitimación quien no es el verdadero afec-
tado en el derecho, con solo las excepciones previstas en la propia constitución o en la ley. (STC
Exp. Nº 6138-2006-PA/TC, P, f. j. 3)

£1121 Procuración oficiosa. Ratificación de demanda de amparo


[Si e]l [agente] tiene la calidad de inculpado en numerosos procesos penales y se ha solicita-
do, en alguno de ellos, su extradición judicial (…) [d]ebe retornar al Perú no solo para ejercitar su
defensa, con las garantías del debido proceso y la tutela jurisdiccional que le concede el Estado
Democrático y Social de Derecho, en el que hay separación de poderes, sino para ratificar la de-
manda de amparo materia de este proceso. (STC Exp. N° 3760-2004-AA/TC, P, f. j. 11)

ARTÍCULO 42.- DEMANDA


La demanda escrita contendrá, cuando menos, los siguientes datos y anexos:
1) La designación de Juez ante quien se interpone;
2) El nombre, identidad y domicilio procesal del demandante;
3) El nombre y domicilio procesal del demandado, sin perjuicio de lo previsto en el ar-
tículo 7 del presente Código;
4) La relación numerada de los hechos que se hayan producido, o estén en vías de pro-
ducir la agresión del derecho constitucional;
5) Los derechos que se consideran violados o amenazados;
6) El petitorio, que comprende la determinación clara y concreta de lo que se pide;
7) La firma del demandante o de su representando o de su apoderado, y la del abogado.
En ningún caso la demanda podrá ser rechazada por el personal administrativo del
Juzgado o Sala correspondiente.

£1122 Demanda. Presupuestos


[L]a pretensión ha sido desestimada por las instancias judiciales precedentes argumentándose
que la recurrente no acreditó la existencia del acto reclamado (…). El Tribunal Constitucional
considera que, efectivamente, tal omisión es mérito suficiente para desestimar la pretensión. Y
es que en el ámbito de los procesos constitucionales de la libertad, los dos presupuestos que debe
satisfacer la demanda son: que el Juez esté en capacidad de poder expedir una sentencia sobre el
fondo (caso justiciable) y la acreditación de la titularidad del derecho constitucional reclamado
(legitimidad procesal activa), amén obviamente del carácter constitucional del aludido derecho.
(STC Exp. Nº 00072-2005-AA/TC, P, f. j. 2 y 3)

761
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1123 Demanda. Firma del demandante o de representante y no perjuicio del dercho


fundamental por presentación extemporánea del DNI
[S]e debe tener en cuenta lo siguiente: a-) Conforme al artículo 42 inciso 7-) del Código
Procesal Constitucional la demanda de amparo debe contener la firma del demandante o de su
representante o de su abogado; (…) c-) La exigencia de adjuntar la copia del DNI la encontramos
en el Código Procesal Civil, artículo 425 inciso 1) de aplicación supletoria en caso de vacío o
defecto del Código Procesal Constitucional (artículo IX del Título Preliminar del acotado) ; d-)
sin embargo el hecho de haber presentado extemporáneamente la copia del documento nacional
de identidad no puede perjudicar al accionante en su derecho fundamental cuando como en el
presente caso queda en autos acreditada la vulneración que denuncia en su pretensión, por lo que
es factible la aplicación de los principios “pro actione” y “pro homine”, que permiten inaplicar
una norma legal cuando esta convierte a la formalidad en formalismo estéril que niega per se la
exigida eficacia del proceso. (RTC Exp. Nº 10078-2005-PA/TC, S, f. j. 4)

ARTÍCULO 43.- ACUMULACIÓN SUBJETIVA DE OFICIO


Cuando de la demanda apareciera la necesidad de comprender a terceros que no han
sido emplazados, el juez podrá integrar la relación procesal emplazando a otras perso-
nas, si de la demanda o de la contestación aparece evidente que la decisión a recaer en el
proceso los va a afectar.

£1124 Acumulación subjetiva de oficio. Emplazamiento de tercero por posible afecta-


ción de su esfera jurídica
[E]ste Colegiado considera que aun cuando los derechos por los que se plantea la demanda
[proceso de amparo] tienen una indiscutible relevancia constitucional, cuya dilucidación sí puede
ser susceptible de tutela mediante la presente vía procesal, no es menos cierto que solo se ha cum-
plido con emplazar con el texto de la demanda a [el agente], cuando es evidente que lo que se
peticiona tiene que ver con la situación jurídica de terceros ajenos a dicho emplazamiento. (…)
[T]omando en consideración que un pronunciamiento futuro podría afectar la esfera de intereses
subjetivos de los terceros o empresas no emplazadas en la forma en que se ha precisado en el
párrafo precedente, se torna necesaria su incorporación al presente proceso a efectos de garantizar
de manera irrestricta su derecho de defensa. No habiéndose percatado de dicha situación ninguna
de las instancias de la sede judicial, se ha incurrido en quebrantamiento de forma, siendo nece-
sario decretar la nulidad parcial de los actuados y la recomposición del proceso (…). (RTC Exp.
N° 5566-2006-PA/TC, ff. jj. 3 y 4)

£1125 Acumulación subjetiva de oficio. Desestimación de intervención de litisconsorte


[C]onforme establece el artículo 43 del Código Procesal Constitucional, el juez del amparo
puede decidir si incorpora o no a un tercero en el proceso, potestad que debe ejercitarse siempre
que “(...) de la demanda o de la contestación aparece evidente que la decisión a recaer en el proce-
so los va a afectar”. (…) [N]o encontrando este Tribunal la afectación de un interés cierto y actual
para que se haya admitido la intervención de la recurrente como litisconsorte y, de otro lado, en
la medida que dicho problema ya fue objeto de discusión en el ámbito del proceso en el cual se
originó la resolución que mediante este amparo se cuestiona, el Tribunal Constitucional considera
que debe desestimarse la pretensión, habida cuenta que, como se ha recordado en jurisprudencia
uniforme, la finalidad del proceso de amparo constitucional no es revisar el criterio jurisdiccio-
nal que un juez haya podido tener para desestimar una solicitud como la referida. En efecto, el
amparo no es un medio que puede ser utilizado para replantear ad infinitum cuestiones que ya se
han discutido y debatido en otro proceso, sino como un mecanismo de protección de los derechos
fundamentales de orden procesal. (STC Exp. Nº 09567-2005-AA/TC, P, ff. jj. 4 y 5)

762
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 44.- PLAZO DE INTERPOSICIÓN DE LA DEMANDA


El plazo para interponer la demanda de amparo prescribe a los sesenta días hábiles de
producida la afectación, siempre que el afectado hubiese tenido conocimiento del acto
lesivo y se hubiese hallado en posibilidad de interponer la demanda. Si esto no hubiese
sido posible, el plazo se computará desde el momento de la remoción del impedimento.
Tratándose del proceso de amparo iniciado contra resolución judicial, el plazo para in-
terponer la demanda se inicia cuando la resolución queda firme. Dicho plazo concluye
treinta días hábiles después de la notificación de la resolución que ordena se cumpla lo
decidido.
Para el cómputo del plazo se observarán las siguientes reglas:
1) El plazo se computa desde el momento en que se produce la afectación, aun cuando
la orden respectiva haya sido dictada con anterioridad.
2) Si la afectación y la orden que la ampara son ejecutadas simultáneamente, el cómpu-
to del plazo se inicia en dicho momento.
3) Si los actos que constituyen la afectación son continuados, el plazo se computa desde
la fecha en que haya cesado totalmente su ejecución.
4) La amenaza de ejecución de un acto lesivo no da inicio al cómputo del plazo. Solo si
la afectación se produce se deberá empezar a contar el plazo.
5) Si el agravio consiste en una omisión, el plazo no transcurrirá mientras ella subsista.
6) El plazo comenzará a contarse una vez agotada la vía previa, cuando ella proceda.

£1126 Plazo de interposición de la demanda. Regulación legal


[E]l artículo 44 del Código Procesal Constitucional establece los plazos para la interposición
de la demanda de amparo de la siguiente manera:
1.- Regla General: Contenida en el primer párrafo de dicho artículo 44 que establece que la de-
manda de amparo deberá presentarse dentro de los 60 días hábiles de producida la afectación.
2.- Regla Especial: Contenida en el segundo párrafo del mismo artículo que señala que para el
caso de demandas de amparo contra una resolución judicial firme, el nuevo plazo será de 30
días hábiles después de la notificación de la resolución judicial que se cuestiona, bien se trate
de auto, sentencia o decreto. (RTC Exp. Nº 2982-2007-PA/TC, S, f. j. 4)
[E]l artículo 44 del Código Procesal Constitucional establece que el plazo para interponer la
demanda de amparo prescribe a los sesenta días hábiles (60) de producida la afectación, siempre
que el afectado hubiese tenido conocimiento del acto lesivo y se hubiese encontrado en posibili-
dad de interponer la demanda. (RTC Exp. N° 04890-2007-PA/TC, S, f. j. 4)

£1127 Plazo de interposición de la demanda. Momento de afectación de derecho la-


boral y cómputo de la prescripción
[L]os derechos laborales, como cualquier otro derecho, requieren de cierta diligencia por
parte de su titular para garantizar su ejercicio. Es por esto que el Estado, a través de las reglas pro-
cesales, ha establecido plazos en los cuales estos pueden hacerse valer, de modo de preservar un
sistema de protección que no sea incierto en el tiempo y que permita, al propio tiempo, que tanto
trabajadores como empleadores conozcan los límites temporales de sus obligaciones y derechos.
El desconocimiento de estos plazos por parte de los tribunales solo generaría incertidumbre en
los operadores del derecho y, a la postre, restaría legitimidad al propio modelo de tutela de los
derechos que la Constitución garantiza. (…) Respecto de la fecha en que opera el cómputo del
plazo para efectos de la prescripción, conforme lo establece el artículo 44 del Código Procesal
Constitucional, es “desde el momento en que se produce la afectación”. En el caso (…), la supues-
ta afectación ocurre con el despido del trabajador, (…) fecha en la que ya se encontraba vigente

763
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

la Ley 26513, que establecía un plazo prescriptorio de 3 años para el caso de derechos laborales.
Este criterio tiene en cuenta, además, que en nuestro ordenamiento ha sido acogida la tesis de los
hechos cumplidos, en lugar de los derechos adquiridos. (STC Exp. Nº 04272- 2006-AA/TC, P, ff.
jj. 6 y 7)

£1128 Plazo de interposición de la demanda. No alegación de caducidad en caso de


impedimento para ejercer acción
No procede alegar la caducidad en los procesos de amparo cuando el accionante se encontró
impedido de ejercer su derecho de acción, en forma directa o indirecta, en virtud del mandato
expreso de una norma legal, dado que mientras la misma no sea removida, la inexistencia de un
recurso idóneo no puede implicar la convalidación de un acto atentatorio de los derechos funda-
mentales. En todo caso, dicho plazo se computará desde la remoción del impedimento (...). (STC
Exp. Nº 01109-2002-AA/TC, P, f. j. 16)

£1129 Plazo de interposición de la demanda. Demanda contra una resolución judicial


[E]l Tribunal Constitucional estima que la demanda debe rechazarse. En efecto, el segundo
párrafo del artículo 44 del Código Procesal Constitucional establece que el plazo para interponer
la demanda de amparo contra una resolución judicial concluye a los 30 días hábiles posteriores a
la notificación de la resolución que ordena se cumpla lo decidido. [E]l Tribunal aprecia que entre
la notificación de la resolución expedida (…) y la interposición de la demanda, (…) ha transcurri-
do con exceso el plazo señalado (…). (RTC Exp. N° 3325-2006-PA/TC, f. j. 3)

£1130 Plazo de interposición de la demanda. Agotamiento de vía previa (procedimien-


to tributario)
[Si] la Resolución [administrativa] fue objeto de un procedimiento contencioso-tributario, el
cual culminó –acorde con la normativa que regula este tipo de procedimientos contenida en los ar-
tículos 124 a 156 del Código Tributario– con la emisión de la Resolución del Tribunal Fiscal (…),
que fue notificada (…), [se configura] así el supuesto contemplado por el inciso 6) del artículo 44
del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 5221-2006-PA/TC, S, f. j. 4)

ARTÍCULO 45.- AGOTAMIENTO DE LAS VÍAS PREVIAS


El amparo solo procede cuando se hayan agotado las vías previas. En caso de duda sobre
el agotamiento de la vía previa se preferirá dar trámite a la demanda de amparo.

£1131 Agotamiento de la vía previa. Objeto


La vía previa ha sido configurada con el objeto de examinar actos administrativos que, en
cuanto tales, son manifestación de potestades administrativas, pero no cuando el acto lesivo
proviene de una norma que, como tal, es manifestación de una potestad normativa. (STC Exp.
Nº 06730-2006-PA/TC, S, f. j. 3)

£1132 Agotamiento de la vía previa. Finalidad


[L]a exigencia del agotamiento de la vía previa tiene por objeto preservar el carácter subsidia-
rio del proceso de amparo, evitando que el acceso a esta jurisdicción constitucional se produzca
sin dar oportunidad a la Administración Pública de pronunciarse y, en definitiva, de remediar la le-
sión que luego se invoca en el proceso de amparo, pues conforme al artículo 38 de la Constitución

764
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

tiene el deber “de respetar, cumplir y defender la Constitución”. (STC Exp. Nº 2833-2006-PA/TC,
S, ff. jj. 5 y 6)

£1133 Agotamiento de la vía previa. Presupuesto procesal consustancial al proceso de


amparo
[E]l agotamiento de la vía previa constituye un presupuesto procesal consustancial al proceso
de amparo, que ha sido destacado por (…) [el] Tribunal [Constitucional] en la STC 0485-2002-
AA/TC como ‘una condición de la acción exigible para que pueda obtenerse un pronunciamiento
sobre el fondo de la controversia constitucional’. De ahí que el inciso 4) del artículo 5 del Código
Procesal Constitucional (CPConst.) establezca que no proceden los procesos constitucionales
cuando ‘[n]o se hayan agotado las vías previas, salvo en los casos previstos por este Código y en
el proceso de hábeas corpus’. (STC Exp. Nº 2833-2006-PA/TC, S, f. j. 3)
La exigencia de agotabilidad de [la vía previa administrativa] antes de acudir al amparo cons-
titucional se fundamenta en la necesidad de brindar a la Administración la posibilidad de revi-
sar sus propios actos, a efectos de posibilitar que el administrado, sin tener que acudir a un ente
jurisdiccional, pueda en esa vía solucionar, de ser el caso, la lesión de sus derechos e intereses
legítimos. Ahora bien, no obstante la existencia de dicha obligatoriedad, existen determinadas
circunstancias que pueden convertir el agotamiento de la vía administrativa en un requisito
dañoso, particularmente, cuando de la afectación de derechos fundamentales se trata. En tales
casos, se exime al administrado de cumplir con dicha exigencia. (STC Exp. Nº 01042-2002-AA/
TC, S, f. j. 2.1)

£1134 Agotamiento de la vía previa. Requisitos para el agotamiento de la vía previa


Para que se cumpla el agotamiento de la vía previa, no basta la sola presentación de los re-
cursos administrativos por parte del demandante, sino que estos deben cumplir con los requisitos
establecidos por la ley para su validez y eficacia administrativa. Asimismo, los recursos adminis-
trativos, para que den inicio al agotamiento de la vía previa y suspendan el cómputo del plazo de
prescripción, deben ser presentados en el plazo legalmente estipulado para ello, ya que un acto ad-
ministrativo que no es impugnado dentro del plazo adquiere la calidad de cosa decidida, y porque
el recurso presentado fuera del plazo no conlleva el inicio de la vía previa, por cuanto esta es un
efecto propio y reservado a los recursos que se interponen dentro del plazo legalmente estipulado
para ello. (STC Exp. Nº 2833-2006-PA/TC, S, f. j. 9)

£1135 Agotamiento de la vía previa. Improcedencia de la demanda previa


[E]l agotamiento de las vías previas es una causal de improcedencia, prevista tanto por la
derogada Ley Nº 23506 como por el inciso 4) del artículo 5 y por el artículo 45 del CPCo [Código
Procesal Constitucional] vigente. Su finalidad básica es dar a la Administración la posibilidad de
revisar decisiones, subsanar errores y promover el autocontrol jerárquico de lo actuado por sus
instancias inferiores. Solo así se limitará la promoción de acciones judiciales precipitadas contra
el Estado. (STC Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 12)

£1136 Agotamiento de la vía previa. Improcedencia y criterio de flexibilidad pro


actione
Propugnamos [como Tribunal Constitucional] la aplicación de un criterio de flexibilidad, pro
actione, el cual impida que la citada exigencia [agotamiento de la vía previa] derive en un forma-
lismo inútil, que impida la justiciabilidad, a partir de la dirección judicial del proceso prevista en
el artículo III del Título Preliminar (TP) del CPCo [Código Procesal Constitucional]. (STC Exp.
N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 13)

765
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1137 Agotamiento de la vía previa. Despido arbitrario


[C]orresponde determinar si en los casos en que se alega haber sido objeto de un despido
arbitrario resulta o no exigible el agotamiento de la vía previa. Al respecto, (…) [el] Tribunal
considera que: a) Si el acto de despido ha sido efectuado por una entidad que conforma la
Administración Pública, cuyo régimen laboral se haya regulado por el Decreto Legislativo Nº 276
y el Decreto Supremo Nº 005-90-PCM, la vía previa se encuentra regulada por los recursos admi-
nistrativos y el procedimiento administrativo establecido en la Ley Nº 27444. El administrado que
inicia el agotamiento de la vía administrativa, transcurrido el plazo para que la Administración
Pública resuelva el recurso administrativo interpuesto, tiene la potestad de acogerse al silencio
administrativo –y así acudir a la vía jurisdiccional– o de esperar el pronunciamiento expreso de la
Administración Pública. b) Si el acto de despido ha sido efectuado por una entidad que conforma
la Administración Publica, un particular o una persona jurídica, cuyo régimen laboral se haya re-
gulado por el Decreto Legislativo Nº 728 y el Decreto Supremo Nº 003-97-TR, el agotamiento de
la vía previa solo será exigible si esta se encuentra prevista y regulada en el estatuto o reglamento
interno de trabajo, caso contrario, la obligación de agotamiento deviene en inexigible, resultando
válido acudir a la vía del amparo. Ahora bien, cabe señalar que a las reglas de agotamiento de la
vía previa referidas, les son aplicables las excepciones previstas en el artículo 46 del CPConst.
(STC Exp. Nº 2833-2006-PA/TC, S, f. j. 10)

ARTÍCULO 46.- EXCEPCIONES AL AGOTAMIENTO DE LAS


VÍAS PREVIAS
No será exigible el agotamiento de las vías previas si:
1) Una resolución, que no sea la última en la vía administrativa, es ejecutada antes de
vencerse el plazo para que quede consentida;
2) Por el agotamiento de la vía previa la agresión pudiera convertirse en irreparable;
3) La vía previa no se encuentra regulada o ha sido iniciada innecesariamente por el
afectado; o
4) No se resuelve la vía previa en los plazos fijados para su resolución.

£1138 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Supuestos


[E]n aplicación del principio pro actione que impone al Juez intepretar los requisitos de admi-
sibilidad de las demandas en el sentido que más favorezca el derecho de acceso a la jurisdicción,
en los supuestos en los que en el expediente de amparo obre escrito en el que la Administración
contradiga la pretensión del recurrente, el Juez del contencioso administrativo, no podrá exigir el
agotamiento de la vía administrativa. (…) [D]ado que la finalidad de la interposición de los recur-
sos administrativos de impugnación consiste en darle la oportunidad a la propia Administración
de revisar su actuación o reevaluarla y, en su caso, disponer el cese de la vulneración del derecho,
sería manifiestamente contrario al principio de razonablidad y al derecho fundamental de acceso a
la jurisdicción, exigir el agotamiento de la vía adminitrativa en los casos en los que resulta eviden-
te que la propia Administración se ha ratificado en la supuesta validez del acto considerado ilegal.
(STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, P, f. j. 55)
[L]os expedientes de amparo en los que no sea posible verificar si la Administración se ha
o no ratificado en torno a la supuesta validez del acto considerado atentatorio de los derechos
previsionales que no configuran el contenido directamente protegido por el derecho fundamental
a la pensión, no serán remitidos al Juez del contencioso administrativo, pues dado que en estos
supuestos es plenamente exigible el agotamiento de la vía administrativa prevista en el artículo 18

766
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

de la Ley Nº 27584, los recurrentes deberán agotarla para encontrarse habilitados a presentar la
demanda contencioso administrativa. (STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, P, f. j. 56)
[E]xisten determinadas circunstancias que pueden convertir el agotamiento de la vía adminis-
trativa en un requisito perverso o en un ritualismo inútil, particularmente, cuando de la afectación
de derechos fundamentales se trata. En tales casos, se exime al administrado de cumplir esta obli-
gación. Las variables, en sentido enunciativo, de esas excepciones se encuentran recogidas en el
artículo 46 del CPConst. (STC Exp. Nº 2833-2006-PA/TC, S, f. j. 7)

£1139 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Procedencia aun cuando exis-
tan otros procedimientos previstos
[E]l proceso constitucional de amparo debe distinguirse como viable, aun habiendo otros pro-
cedimientos legalmente previstos, en caso que la utilización de estos últimos pudiera ocasionar un
daño grave e irreparable a la persona, tornándose así en ficticia la resolución que se dicte. (STC
Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 8)

£1140 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Derechos pensionarios


Respecto a la excepción de falta de agotamiento de la vía administrativa, esta debe desesti-
marse, ya que por la naturaleza del derecho invocado, y teniendo en consideración que la pensión
tiene carácter alimentario, tal requisito no es exigible, resultando de aplicación el inciso 2) del
artículo 46 del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 6152-2005-PA/TC, S, f. j. 4)

£1141 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Actos lesivos provenientes de


una norma
En supuestos donde el acto lesivo proviene directamente de una norma o se basa o es apli-
catoria de una norma, no es exigible el agotamiento de la vía previa. En estos casos el origen del
acto lesivo se halla en la norma, y la norma no constituye un acto administrativo, sino un acto
emanado de una potestad normativa. Por definición, no hay vía previa frente a normas. La vía pre-
via ha sido configurada con el objeto de examinar actos administrativos que, en cuanto tales, son
manifestación de potestades administrativas, pero no cuando el acto lesivo proviene de una norma
que, como tal, es manifestación de una potestad normativa. En consecuencia, dado que en el pre-
sente caso el acto lesivo proviene del ejercicio de una potestad normativa, mas no de una potestad
administrativa, no es aplicable la exigencia del agotamiento de la vía previa establecida por el
artículo 45 del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. Nº 06730-2006-PA/TC, S, f. j. 3)

£1142 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Agresiones de la Administración


Pública
[T]ratándose de agresiones atribuidas a las entidades que conforman la Administración
Pública, la vía previa viene constituida por la vía administrativa, que siempre viene configurada
por los recursos administrativos y el procedimiento administrativo, que son conocidos, tramitados
y resueltos al interior de la propia entidad. (STC Exp. Nº 2833-2006-PA/TC, S, f. j. 8)

£1143 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Agresiones de particulares o


personas jurídicas
[T]ratándose de agresiones atribuidas a particulares o personas jurídicas, el afectado estará
sujeto a tal exigencia, únicamente si el estatuto de aquella contempla el referido procedimiento,
ya que según el inciso 3) del artículo 46 del CPConst. no será exigible el agotamiento de las vías
previas si esta “no se encuentra regulada”. (STC Exp. Nº 2833-2006-PA/TC, S, f. j. 8)

767
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 47.- IMPROCEDENCIA LIMINAR


Si el Juez al calificar la demanda de amparo considera que ella resulta manifiestamen-
te improcedente, lo declarará así expresando los fundamentos de su decisión. Se podrá
rechazar liminarmente una demanda manifiestamente improcedente en los casos previs-
tos por el artículo 5 del presente Código. También podrá hacerlo si la demanda se ha
interpuesto en defensa del derecho de rectificación y no se acredita la remisión de una
solicitud cursada por conducto notarial u otro fehaciente al director del órgano de comu-
nicación o, a falta de este, a quien haga sus veces, para que rectifique las afirmaciones
consideradas inexactas o agraviantes.
Si la resolución que declara la improcedencia fuese apelada, el Juez pondrá en conoci-
miento del demandado el recurso interpuesto.

£1144 Improcedencia liminar. Finalidad en el proceso de amparo


[T]odo Juez, al calificar la demanda, se encuentra en el deber y en la potestad de verificar si
esta satisface las exigencias de forma y de fondo previstas en la ley, para los efectos de garantizar
la tutela procesal efectiva. Por ello, [el artículo 47 del Código Procesal Constitucional] faculta
el rechazo in lìmine, si, al momento de la calificación de la demanda el Juez advirtió omisiones
o errores en cuanto a presupuestos procesales y condiciones de la acción, expuestos manifiesta-
mente. Esta concepción elemental del proceso, que constituye el instrumento del que se sirve el
Estado en el ejercicio de la tutela jurisdiccional para que el Juez, ordinario y constitucional, pueda
impartir justicia con autonomía y autoridad, permite poner coto a conductas temerarias que bus-
can torcer el imperio del derecho con demandas, por ejemplo, dirigidas a destruir o entorpecer la
ejecución de resoluciones judiciales o administrativas firmes, a sabiendas que no tienen futuro
pero que pueden dar, ilegal o injustamente, algún tipo de beneficio inmediato con burla de la juris-
dicción a cargo del Estado. (RTC Exp. Nº 2245-2004-AA/TC, f. j. 4)

£1145 Improcedencia liminar. Por sustracción de la materia


La sustracción de la materia constituye una causal de improcedencia de acuerdo con el inciso
5) del artículo 5 del CPCo [Código Procesal Constitucional], el cual establece que no proceden los
procesos constitucionales cuando a la presentación de la demanda haya cesado la amenaza o vio-
lación de un derecho constitucional o se haya convertido en irreparable. Implica que el acto lesivo
sea necesariamente actual. El pedido no debe haber devenido en irreparable, tal como lo precisa
el artículo 55 del CPCo [Código Procesal Constitucional], en concordancia con lo prescrito por el
segundo párrafo del artículo 1 del mismo. (STC Exp. N° 1776-2004-AA/TC, P, f. j. 9)
Estando pues a que el Artículo 47 del Código Procesal Constitucional faculta al Juez Cons-
titucional para rechazar de plano una demanda de garantía cuando esta resulte manifiestamen-
te improcedente, el rechazo liminar de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia (…),
confirmado por la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la
República, ha sido legalmente realizado. (STC Exp. 2725-2006-PA/TC, S, f. j. 4)
[S]e ha dado cumplimiento al artículo 47 del Código Procesal Constitucional; vale decir,
poner en conocimiento del emplazado el recurso de apelación interpuesto contra la resolución
que rechazó liminarmente la demanda y de la resolución concesoria con objeto de que exprese
lo conveniente. Por ello, al haberse garantizado el derecho de defensa de la demandada y al veri-
ficarse de los actuados que se cuenta con los suficientes elementos de juicio que permitan emitir
un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, debe prevalecer la protección del derecho
constitucional afectado. Por tal motivo, en aplicación de los principios de economía y celeridad
procesal, y habiendo evaluado el mandamus contenido en la resolución administrativa cuyo cum-
plimiento se exige, este Colegiado emitirá pronunciamiento sobre el fondo de la controversia.
(STC Exp. Nº 6517-2006-PC/TC, S, f. j. 2).

768
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1146 Improcedencia liminar. Prohibición de aplicar formulas genéricas


[C]onforme lo establece el artículo 47 del Código Procesal Constitucional, el rechazo
liminar de una demanda de amparo debe sustentarse en una causal de manifiesta improceden-
cia, o en alguna de las taxativamente recogidas en el artículo 5 del mismo Código. No obs-
tante, las dos instancias del Poder Judicial han recurrido a fórmulas genéricas para rechazar
in límine la demanda, estableciendo como fundamento central, en ambos casos, la aplicación
del derogado artículo 10 de la Ley N° 25398, que establecía que las anomalías que pudieran
cometerse en el trámite de un proceso regular deben ser ventilados y resueltos dentro de los
mismos procesos mediante el ejercicio de los recursos procesales. (RTC Exp. N° 4706-2004-
AA/TC, f. j. 2)

£1147 Improcedencia liminar. Apelación y emplazamiento


[A] pesar de que la demanda ha sido rechazada liminarmente por las instancias prece-
dentes, este Colegiado, de conformidad con los criterios establecidos a lo largo de su juris-
prudencia y existiendo elementos de prueba suficientes para emitir un pronunciamiento de
fondo, en proceso de urgencia en sede constitucional tal como ha sido establecido en la STC
4587-2004-AA/TC, comprende que resultaría innecesario obligar a la parte demandante a
transitar nuevamente por la vía judicial, lo que significaría dilación innecesaria y mayor gasto
en el proceso. Por ello, procede a emitir un pronunciamiento sobre el fondo de la materia;
sobre la que la demandada tiene amplio conocimiento, aparte que conforme al art. 47 del
Código Procesal Constitucional se ha puesto en conocimiento de esta el recurso de apelación
interpuesto contra la resolución que rechazó liminarmente la demanda. (STC Exp. N° 02299-
2007-PA/TC, S, f. j. 1)

£1148 Improcedencia liminar. Circunstancias excepcionales que hacen viable un pro-


nunciamiento sobre el fondo de la controversia
[E]n el caso (…) se ha configurado un rechazo liminar de la demanda. Frente a este supuesto,
y siguiendo lo establecido por este Tribunal se considera que la emisión de un pronunciamiento
sobre el fondo dependerá de la verificación de diversas situaciones. Así, cuando se compruebe la
agresión del derecho fundamental invocado en lo concerniente a su ámbito constitucionalmente
protegido, cuando se revisen demandas manifiestamente infundadas y cuando se evalúen casos en
los que a pesar de haberse tutelado el derecho se haya desestimado el pedido de reparación o res-
tablecimiento del agraviado en el pleno goce de sus derechos constitucionales, corresponderá emi-
tir un pronunciamiento de fondo. Asimismo, en atención a las circunstancias excepcionales que
permiten conocer una pretensión que no corresponde al contenido constitucionalmente protegido
del derecho fundamental, debe precisarse que la jurisprudencia es uniforme al señalar que si de
los actuados se evidencian los suficientes elementos de juicio que permitan dilucidar el resultado
del proceso, resulta innecesario condenar al recurrente a que vuelva a sufrir la angustia de ver que
su proceso se reinicia o se dilata no obstante el tiempo transcurrido, más aún si se tiene en cuenta,
(…), que se ha dado cumplimiento al artículo 47 del Código Procesal Constitucional; vale decir,
poner en conocimiento de los emplazados el recurso de apelación interpuesto contra la resolución
que rechazó liminarmente la demanda y de la resolución concesoria con el objeto que expresen
los conveniente. Por ello, al haberse garantizado el derecho de defensa de los demandados y al
verificarse de los actuados que se cuenta con los suficientes elementos que permitan dilucidar la
controversia, debe privilegiarse la tutela urgente de la situación advertida. Por tal motivo, en apli-
cación de los principios de economía y celeridad procesal, y al haberse identificado una circuns-
tancia excepcional, este Colegiado considera viable emitir un pronunciamiento sobre el fondo de
la controversia. (STC Exp. Nº 08548-2006-PA/TC, S, f. j. 2)

769
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 48.- INADMISIBILIDAD


Si el Juez declara inadmisible la demanda, concederá al demandante tres días para que
subsane la omisión o defecto, bajo apercibimiento de archivar el expediente. Esta resolu-
ción es apelable.

Nota del editor: En relación con el artículo 48 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 49.- RECONVENCIÓN, ABANDONO Y


DESISTIMIENTO
En el amparo no procede la reconvención ni el abandono del proceso. Es procedente el
desistimiento.

£1149 Desistimiento del proceso de amparo. Como forma especial de conclusión


[E]l desistimiento es una forma especial de conclusión del proceso por aplicación supletoria
del artículo 343 del Código Procesal Civil, y ha sido previsto en el artículo 49 del Código Procesal
Constitucional, próximo a entrar en vigencia. (RTC Exp. Nº 1047-2003-AA/TC, f. j. 3)

£1150 Desistimiento del proceso de amparo. No exclusión de demanda posterior


El desistimiento de un proceso de amparo no puede excluir la posibilidad de que la persona
afectada pueda interponer una demanda posterior debido a que no se está ante el desistimiento de
la pretensión, lo cual deja abierta la posibilidad de que aquélla puede instar otro proceso de ampa-
ro o un proceso ordinario a efectos de plantear tal pretensión. (STC Exp. N° 06730-2006-PA/TC,
S, f. j. 5)

ARTÍCULO 50.- ACUMULACIÓN DE PROCESOS Y RESOLU-


CIÓN INIMPUGNABLE
Cuando un mismo acto, hecho, omisión o amenaza afecte el interés de varias personas
que han ejercido separadamente su derecho de acción, el Juez que hubiese prevenido, a
pedido de parte o de oficio, podrá ordenar la acumulación de los procesos de amparo.

Nota del editor: En relación con el artículo 50 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

770
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 51.- JUEZ COMPETENTE Y PLAZO DE RESOLU-


CIÓN EN CORTE
Es competente para conocer del proceso de amparo, del proceso de hábeas data y del pro-
ceso de cumplimiento el Juez civil o mixto del lugar donde se afectó el derecho, o donde
tiene su domicilio principal el afectado, a elección del demandante.
En el proceso de amparo, hábeas data y en el de cumplimiento no se admitirá la prórroga
de la competencia territorial, bajo sanción de nulidad de todo lo actuado.
Promovida la excepción de incompetencia, el Juez le dará el trámite a que se refieren los
artículos 10 y 53 de este Código.
De comprobarse malicia o temeridad en la elección del Juez por el demandante, este será
pasible de una multa no menor de 3 URP ni mayor a 10 URP, sin perjuicio de remitir
copias al Ministerio Público, para que proceda con arreglo a sus atribuciones.
Si la afectación de derechos se origina en una resolución judicial, la demanda se inter-
pondrá ante la Sala Civil de turno de la Corte Superior de Justicia de la República res-
pectiva, la que designará a uno de sus miembros, el cual verificará los hechos referidos
al presunto agravio.
La Sala Civil resolverá en un plazo que no excederá de cinco días desde la interposición
de la demanda(*).

£1151 Juez competente. Competencia en razón a la materia


[L]a posibilidad de expedir una sentencia estimatoria, en caso así se decidiera, está directa-
mente relacionada a que el tema sea competencia, ratione materiae, del proceso constitucional
[respectivo]. En efecto, más allá de que el agravio haya desaparecido o convertido en irrepara-
ble, el Juez debe verificar que la pretensión deducida constituya una posición iusfundamental
garantizada por una disposición de derecho fundamental, pues como recuerda el primer párrafo
del mismo artículo 1 del Código Procesal Constitucional, la finalidad de estos procesos no es la
defensa de cualquier clase de derechos, sino, concretamente, la de los derechos constitucionales.
(STC Exp. N° 7039-2005-PHC/TC, S, f. j. 4)

£1152 Juez competente. Facultad del demandante para designación del juez competente
[E]l CPConst. en su artículo 51 prescribe: “Es competente para conocer del proceso de ampa-
ro, del proceso de hábeas data y del proceso de cumplimiento el Juez civil o mixto del lugar donde
se afectó el derecho, o donde tiene su domicilio principal el afectado, a elección del demandante
(...)” (resaltado nuestro); se entiende entonces que es el demandante que en la mayoría de ocasio-
nes es también el afectado quien decide el juez competente que ha de avocarse al conocimiento de
la demanda.
[En] las instancias judiciales precedentes han considerado en forma errada que el Juez Mixto
de Huanta Departamento de Ayacucho no es el competente para dilucidar la presente deman-
da, a pesar de que el recurrente, tal como se verifica con la copia de su Documento Nacional
de Identidad, (…), tiene domicilio en la ciudad de Ayacucho, provincia de Huanta, y que en su
escrito de demanda ha consignado domicilio real en la ciudad de Huanta y domicilio procesal en
la ciudad de Ayacucho. En este contexto y en ejercicio del derecho que le asiste el peticionante ha
optado por demandar ante el juez de Huanta estando facultado para ello. (RTC Exp. N° 00275-
2008-PHD/TC, ff. jj. 4 y 5)

771
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1153 Juez competente. Procesos de amparo contra resoluciones del Ministerio Público
[E]l trámite que debe seguir una demanda de amparo contra resoluciones judiciales es distinto
al trámite contra las resoluciones emitidas por el Ministerio Público. Es evidente que la acción de
amparo contra las resoluciones judiciales debe tramitarse de manera especial, de manera que sea
compatible con la naturaleza jerárquica de la organización judicial, evitando que un Juez de pri-
mera instancia pueda, por ejemplo, anular un fallo emitido por la Corte Suprema. Como vemos,
ese problema no se presenta cuando se trata de una resolución del Ministerio Público, por lo que,
de conformidad con el artículo 51 del Código Procesal Constitucional el Juez competente para co-
nocer una demanda de amparo contra dichas resoluciones, es el Juez natural del amparo genérico.
(RTC Exp. N° 4883-2006-PA/TC, f. j. 4)

£1154 Juez competente. Conocimiento de demanda de amparo contra amparo


A efectos de obtener un pronunciamiento de conformidad con el valor superior justicia y con
el derecho fundamental a un juez imparcial, el juez de primer y segundo grado no deberá haber
conocido la primera demanda de amparo [amparo contra amparo]. (STC Exp. Nº 4853-2004-PA/
TC, P, f. j. 39, PV)

ARTÍCULO 52.- IMPEDIMENTOS


El Juez deberá abstenerse cuando concurran las causales de impedimento previstas en el
Código Procesal Civil. En ningún caso será procedente la recusación.
El Juez que intencionalmente no se abstiene cuando concurre una causal de impedimen-
to, o lo hace cuando no concurre una de ellas, incurre en responsabilidad de naturaleza
disciplinaria y penal.

£1155 Abstención de la actuación del juez. Evaluación de aplicación de abstención


por decoro
[A]l fundamentar[se] el recurso de apelación, [se] indica que el artículo 313 del CPC [Código
Procesal Civil] –de aplicación supletoria a los procesos constitucionales–, establece la figura de la
abstención por decoro, la cual no está prevista como causal de impedimento en el artículo 52 del
CPConst., pero que considera viable en el presente caso, porque existen elementos que perturban
la función del juez, entre otras alegaciones. No obstante, el Tribunal Constitucional debe resaltar
que la solicitud de abstención queda sujeta a la evaluación que de ella realice el juzgador, y si
bien su decisión puede ser revisada por una instancia superior, para ello resulta necesario que se
acredite la afectación del principio de imparcialidad –garantía innominada que forma parte del
derecho a un debido proceso, contenido en el artículo 139.3 de la Constitución–, de modo tal que
se pretenda favorecer o perjudicar a alguna de las partes. Sin embargo, en el caso de autos, se
advierte que la actuación del juzgador y las decisiones adoptadas por este, son conformes a las
garantías procesales contenidas en el texto constitucional, dado que no ha queda acreditado que
la resolución impugnada se sustente en la enemistad o animadversión que el a quo hubiera tenido
contra el JNE o su Procurador, las cuales, antes bien, surgen a partir de una “evaluación” subjetiva
hecha por el Procurador del JNE sobre su actuación que demuestra falta de probidad profesional
para la defensa constitucional. (STC Exp. N° 2730-2006-Pa/TC, P, f. j. 29)

772
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 53.- TRÁMITE


En la resolución que admite la demanda, el Juez concederá al demandado el plazo de cinco
días para que conteste. Dentro de cinco días de contestada la demanda, o de vencido el
plazo para hacerlo, el Juez expedirá sentencia, salvo que se haya formulado solicitud de
informe oral, en cuyo caso el plazo se computará a partir de la fecha de su realización. Si
se presentan excepciones, defensas previas o pedidos de nulidad del auto admisorio, el Juez
dará traslado al demandante por el plazo de dos días; con la absolución o vencido el plazo
para hacerlo, dictará un Auto de Saneamiento Procesal en el que se anule lo actuado y se
dé por concluido el proceso, en el caso de que se amparen las excepciones de incompeten-
cia, litispendencia, cosa juzgada y caducidad. La apelación de la resolución que ampare
una o más de las excepciones propuestas es concedida con efecto suspensivo. La apelación
de la resolución que desestima la excepción propuesta es concedida sin efecto suspensivo.
Si el Juez lo considera necesario, realizará las actuaciones que considere indispensables,
sin notificación previa a las partes. Inclusive, puede citar a audiencia única a las partes y
a sus abogados para realizar los esclarecimientos que estime necesarios.
El Juez expedirá sentencia en la misma audiencia o, excepcionalmente, en un plazo que
no excederá los cinco días de concluida esta.
El Juez en el auto de saneamiento, si considera que la relación procesal tiene un defecto
subsanable, concederá un plazo de tres días al demandante para que lo subsane, vencido
el cual expedirá una sentencia. En los demás casos, expedirá sentencia pronunciándose
sobre el mérito.
Los actos efectuados con manifiesto propósito dilatorio, o que se asimilen a cualquiera
de los casos previstos en el artículo 112 del Código Procesal Civil, serán sancionados con
una multa no menor de diez ni mayor de cincuenta Unidades de Referencia Procesal.
Dicha sanción no excluye la responsabilidad civil, penal o administrativa que pudiera
derivarse del mismo acto(*).

£1156 Procedimiento del proceso de amparo. No afectación por variación de la legis-


lación procesal constitucional u omisión de dispensar defensa oral
[E]l artículo 53 del Código Procesal Constitucional ha diseñado el procedimiento a seguirse
en los procesos de amparo y cumplimiento, de manera tal que antes de que se expida sentencia en
primera instancia, si las partes lo hubieran solicitado, se concederá el uso de la palabra a ambas
por igual. Pero ni el hecho de que el procedimiento haya variado con la legislación procesal cons-
titucional hoy vigente, ni el hecho de que en la sustanciación del procedimiento del proceso de
cumplimiento, en primera instancia, se haya permitido que el recurrente ejerza el derecho a ofre-
cer sus argumentos en forma oral, suponen una violación de este. Y no comporta una violación
porque, además, la omisión de haberle dispensado la posibilidad de defenderse oralmente ante el
juez de primera instancia no produjo que este: a) quedara postrado en estado de indefensión; b) no
ejerciera dicho derecho más adelante, al ventilarse la causa en segunda instancia; haya quedado
en situación de desventaja respecto de la otra parte, al haberse permitido a este último el uso de la
palabra. (RTC Exp. N° 0197-2005-PA/TC, f. j. 6)

£1157 Procedimiento del proceso de amparo. Multas por actitudes ofensivas que
atentan contra el respeto de la actividad jurisdiccional
[E]ste Colegiado [Tribunal Constitucional] estima que la remisión de cartas notariales,
el cuestionamiento de la elección del magistrado (…) –aun cuando la actora se sometió,
voluntariamente, a la jurisdicción de este Colegiado– y las expresiones consignadas en el
Considerando Nº 29, supra, son actitudes que resultan ofensivas y vejatorias, y no se con-
dicen con una conducta procesal correspondiente a la importancia y respeto de la actividad

773
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

jurisdiccional, situación que justifica la imposición de la sanción de multa equivalente a vein-


ticinco (25) Unidades de Referencia Procesal (URP) –a cada uno de los abogados firmantes–
vigentes a la fecha en que se haga efectivo el pago, las cuales deberán ser abonadas por los
abogados de la recurrente de conformidad con el artículo 49 del Reglamento Normativo del
Tribunal Constitucional, aprobado mediante Resolución Administrativa Nº 095-2004-P-TC y
publicado en el diario oficial El Peruano con fecha 2 de octubre de 2004, que dispone que
este Tribunal puede imponer multas a cualquier persona, investida o no de función pública,
que incumpla los deberes de las partes, abogados y apoderados en el proceso. (RTC Exp. N°
4227-2005-PA/TC, f. j. 31)

ARTÍCULO 54.- INTERVENCIÓN LITISCONSORCIAL


Quien tuviese interés jurídicamente relevante en el resultado de un proceso, puede aper-
sonarse solicitando ser declarado litisconsorte facultativo. Si el Juez admite su incorpo-
ración ordenará se le notifique la demanda. Si el proceso estuviera en segundo grado, la
solicitud será dirigida al Juez superior. El litisconsorte facultativo ingresa al proceso en
el estado en que este se encuentre. La resolución que concede o deniega la intervención
litisconsorcial es inimpugnable.

£1158 Intervención litisconsorcial. Aplicación en sede del Tribunal Constitucional


[S]i bien el (…) artículo 54 del CPConst. se refiere a la intervención del litisconsorte faculta-
tivo en sede del Poder Judicial ello no impide que dicha regla procesal sea aplicable al caso permi-
tiéndose la incorporación del solicitante en sede del Tribunal Constitucional en la medida en que
el principio de elasticidad (Artículo III del Titulo Preliminar del Código Procesal Constitucional)
informa sobre su aplicación adecuándose las formalidades a los fines de los procesos constitucio-
nales, sobre todo si este Tribunal ya ha considerado que la intervención en calidad de litisconsorte
es facultativa “cuando la pluralidad de sujetos obedece a criterios de ocasionalidad o economía;
y, por ende, surge por voluntad de las partes, y en modo alguno por una exigencia legal” (STC
00961-2004-AA) por lo que su ausencia no afecta el desarrollo del proceso, en este sentido, la
aplicación al caso del artículo 54 del CPConst. debe considerar la participación del solicitante in
statu et terminis, es decir sin que su participación afecto lo actuado en el presente proceso. (RTC
Exp. Nº 05180-2007-PA/TC, P, ff. jj. 1 y 2)

£1159 Intervención litisconsorcial. Presupuestos respecto del interés legítimo


A la luz de los fundamentos legales y jurisprudenciales expuestos, no solo basta que el solici-
tante acredite tener un legítimo interés respecto del resultado del proceso, sino que dicho interés
debe ser: (i) jurídicamente relevante y (ii) común o conexo a las pretensiones de las partes involu-
cradas en el caso (…). Con relación al primer punto, no se demuestra que el solicitante posea un
interés jurídicamente relevante respecto del resultado del proceso, ya que, tratándose el presente
caso de un amparo contra resoluciones judiciales, los efectos de la sentencia a emitirse se circuns-
criben a la tutela del derecho fundamental al debido proceso y no son determinantes del cumpli-
miento de una obligación que garantice el cobro por honorarios profesionales. Por otro lado, en lo
que concierne a la existencia de intereses comunes o conexos a las partes, resulta evidente que el
principal interés de las partes en este proceso es dilucidar si la Resolución N° (…), está viciada de
nulidad, pues habría sido emitida en un proceso que devendría en irregular por la presunta incom-
petencia del juzgador (afectación del derecho fundamental al juez natural), mientras que, por el
contrario, la pretensión del solicitante tiene que ver con un interés patrimonial, lo que no es objeto
del proceso de amparo. (RTC Exp. Nº 00911-2007-AA/TC, P, ff. jj. 4, 5 y 6)

774
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1160 Intervención litisconsorcial. Necesidad del interés común con alguna de las
partes
Conforme a lo establecido por el artículo 54 del Código Procesal Constitucional: “Quien tu-
viese interés jurídicamente relevante en el resultado de un proceso, puede apersonarse solicitando
ser declarado litisconsorte facultativo (...)”. Asimismo, el artículo 92 del Código Procesal Civil,
aplicable supletoriamente a los procesos constitucionales, dispone, de forma conjunta con lo ex-
presado por este Colegiado en la resolución recaída en el expediente N° 961-2004-AA/TC, que
para que se adjudique a alguien calidad de litisconsorte, es necesario que tenga un interés común
con alguna de las partes. (STC N° 0911-2007-PA/TC, S, f. j. 3)

£1161 Intervención litisconsorcial. Imposibilidad de intervención ante un proceso


concluido del que no se fue parte
[E]l solicitante, invocando el artículo 54 del Código Procesal Constitucional, Ley N.° 28237,
se apersona “[...] a la instancia por tener interés jurídicamente relevante en el resultado del presen-
te proceso, en razón [de] que la sentencia expedida por [este] Colegiado [...] no se está cumplien-
do en todos sus extremos, lo cual me está ocasionando un grave perjuicio y atenta contra mi dere-
cho a la defensa y al debido procedimiento” (subrayado agregado). (…) [C]onviene señalar que el
recurrente no puede pretender apersonarse a un proceso –por tener interés en su resultado– en el
que no ha sido parte, más aún cuando, como él mismo lo dice, este concluyó al haberse expedido
sentencia (….), la cual ha adquirido la calidad de cosa juzgada. (RTC Exp. N° 2229-2004-AA/TC,
ff. jj. 2 y 3)

ARTÍCULO 55.- CONTENIDO DE LA SENTENCIA FUNDADA


La sentencia que declara fundada la demanda de amparo contendrá alguno o algunos de
los pronunciamientos siguientes:
1) Identificación del derecho constitucional vulnerado o amenazado;
2) Declaración de nulidad de decisión, acto o resolución que hayan impedido el pleno
ejercicio de los derechos constitucionales protegidos con determinación, en su caso,
de la extensión de sus efectos;
3) Restitución o restablecimiento del agraviado en el pleno goce de sus derechos consti-
tucionales ordenando que las cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes de
la violación;
4) Orden y definición precisa de la conducta a cumplir con el fin de hacer efectiva la
sentencia.
En todo caso, el Juez establecerá los demás efectos de la sentencia para el caso concreto.

£1162 Contenido de la sentencia fundada. Deber del Tribunal de fundamentar contenido


[E]l Tribunal Constitucional sostiene que dictar en el presente caso una sentencia [fun-
damentando su contenido] (…), no solamente es una potestad lícita, sino fundamentalmente
constituye un deber, pues es su obligación la búsqueda, vigencia y consolidación del Estado
Constitucional de Derecho, siempre fundada en los principios y normas constitucionales y los
valores que configuran la filosofía jurídico-política del sistema democrático. (STC Exp. Nº 010-
2002-AI/TC, P, f. j. 35)

£1163 Contenido de la sentencia fundada. Fallo constitucional


La decisión o fallo constitucional es la parte final de la sentencia constitucional que, de
conformidad con los juicios establecidos a través de la razón declarativa-axiológica, la razón

775
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

suficiente, la invocación normativa y, eventualmente, hasta en la razón subsidiaria u occidental, pre-


cisa las consecuencias jurídicas establecidas para el caso objeto de examen constitucional (...). [L]a
decisión o fallo constitucional se refiere simultáneamente al acto de decidir y al contenido de la de-
cisión. El acto de decidir se encuentra justificado cuando se expone dentro de las competencias asig-
nadas al Tribunal Constitucional; mientras que el contenido de la decisión está justificado cuando se
deriva lógica y axiológicamente de los alcances técnicos y preceptivos de una norma perteneciente
al bloque de constitucionalidad y de la descripción de ciertos hechos consignados y acreditados en el
proceso constitucional (...). [L]a decisión o fallo constitucional constituye el pronunciamiento expre-
so y preciso, por medio del cual el Tribunal Constitucional estima o desestima el petitorio de una de-
manda de naturaleza constitucional. En ese contexto, en dicha decisión puede surgir una exhortación
vinculante o persuasiva. (Exp. Nº 00024-2003-AI/TC, P, f. j. s/n, párr. 23 al 26)

£1164 Contenido de la sentencia fundada. Declaración de inaplicación de resolucio-


nes de la ONP
[Q]ueda claro que se debe declarar inaplicables las resoluciones emitidas por la ONP
[Oficina de Normalización Previsional], pero ello no importa necesariamente que este ente
debe aumentar de manera automática el bono de reconocimiento del recurrente. Como resul-
tado de haberse estimado la demanda, lo único que posibilita es que no pueda utilizarse, en el
procedimiento de evaluación del bono de reconocimiento, el injusto y atentatorio impedimen-
to para acceder a la correcta determinación del valor nominal del bono, con todos los aportes
de los empleadores que la persona tuvo durante su vida laboral. Por tanto, luego de esta sen-
tencia, queda expedito el camino para que en la propia ONP se pueda reconocer los meses de
aporte al SNP, hayan o no estado detallados en la solicitud presentada para la determinación del
bono de reconocimiento. (STC Exp. N° 9381-2005-PA/TC, P, f. j. 8)

ARTÍCULO 56.- COSTAS Y COSTOS


Si la sentencia declara fundada la demanda, se impondrán las costas y costos que el Juez
establezca a la autoridad, funcionario o persona demandada. Si el amparo fuere desesti-
mado por el Juez, este podrá condenar al demandante al pago de costas y costos cuando
estime que incurrió en manifiesta temeridad(*).
En los procesos constitucionales el Estado solo puede ser condenado al pago de costos.
En aquello que no esté expresamente establecido en la presente Ley, los costos se regulan
por los artículos 410 al 419 del Código Procesal Civil.

£1165 Costas y Costos. Sujeto responsable y supuestos


[E]n cuanto a la pretensión de costas y costos del proceso, conforme al artículo 56 del Código
Procesal Constitucional, la demandada debe abonar los costos del proceso mas no las costas. (STC
Exp. Nº 3916-2005-PA/TC, S, f. j. 11)
En la medida en que, en este caso, se ha acreditado que la emplazada ha vulnerado el dere-
cho constitucional a la pensión, corresponde, de conformidad con el artículo 56 del Código Procesal
Constitucional, ordenar a dicha entidad que asuma los costos procesales, los cuales deberán ser liqui-
dados en la etapa de ejecución de la presente sentencia. (STC Exp. Nº 9650-2005-PA/TC, S, f. j. 9)
[D]e conformidad con el artículo 56 del Código Procesal Constitucional, si la sentencia de-
clara fundada la demanda, se deberá disponer el pago de costos, mas no de costas por cuanto la
demandada es una institución del Estado. (STC Exp. Nº 3082-2005-PA/TC, S, f. j. 11)

776
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Por lo que se refiere al pago de costas y costos procesales, conforme al artículo 56 del Código
Procesal Constitucional, la demandada solo abona los costos procesales. (STC Exp. Nº 0605-2006-
PA/TC, S, f. j. 16)
[A]l negarle la ONP el derecho de percibir una pensión reducida, la demandante ha quedado
desprotegida y afectada en su derecho a la seguridad social, como es el caso del derecho a la
pensión, contemplado en el artículo 11 de nuestra Carta Política y que debe ser otorgado en el
marco de la seguridad social, reconocido en el artículo 10, por lo que debe ampararse su demanda,
y ordenarse además que la emplazada abone los reintegros devengados conforme al artículo 81
del Decreto Ley 19990, con el pago de costos en aplicación del artículo 56 del Código Procesal
Constitucional. (STC Exp. Nº 1394-2005-PA/TC, S, f. j. 7)

£1166 Costas y Costos. Manifiesta temeridad


[S]egún el artículo 56 del Código Procesal Constitucional, se podrá condenar al pago de
costas y costos al demandante cuando se incurra en manifiesta temeridad. En consecuencia, este
Tribunal estima justificada su utilización para el caso (…), motivo por el cual se impone al de-
mandante el pago de costos y costas, así como una multa e diez unidades de referencia procesal
(10 URP). (STC Exp. Nº 1778-2005-PA/TC, S, f. j. 14)
Todo esto significa que el actor abusando del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva,
ha pretendido envolver a la Justicia Constitucional a efectos de burlar pronunciamientos con-
trarios a sus intereses, buscando en alguna de estas instancias obtener sentencia favorable en
clara implicancia con otras, lo que traería como consecuencia caos en la impartición de jus-
ticia e inseguridad jurídica por pronunciamientos contradictorios. Existiendo pues manifiesta
temeridad del demandante debe condenársele al pago de las costas y costos, en concordancia
con el artículo 56 del Código Procesal Constitucional a favor del demandado. Los Juzgados
correspondientes sancionarán a los abogados que se vienen prestando concientemente a este
juego en típica conducta impropia con la medida disciplinaria que corresponda. (RTC Exp. Nº
5180-2007-PA/TC, S, f. j. 5)
Respecto a la actitud temeraria por parte del demandante y su abogado patrocinador, este
Tribunal debe recordar que en los fundamentos 4 y 5 de la STC 08094-2005-AA, ha dejado esta-
blecido algunos parámetros en la actuación de los abogados en el marco de la ética en el ejercicio
de la profesión y conforme a los deberes de lealtad con los valores constitucionales que constitu-
yen el fundamento de organización de la justicia constitucional en el Estado Democrático. (…) En
consecuencia, de acuerdo con lo establecido en el artículo 56 del Código Procesal Constitucional,
este Tribunal impone al demandante el pago de costos y costas del proceso, así como una multa
de diez unidades de referencia procesal (10 URP). De la misma manera, se impone la citada multa
a la abogada patrocinante que suscribió la demanda, porque ha patrocinado al demandante en dos
procesos de amparo para acceder a dos pensiones por la misma enfermedad profesional, y se dis-
pone la remisión de los actuados pertinentes al Colegio de Abogados de Ica, para los fines de ley.
(STC Exp. N° 05287-2007-PA/TC, ff. jj. 7, 8 y 9)
[A]nte este Tribunal, (…) el recurrente ha presentado un escrito adjuntando la resolución (…)
expedida en el trámite del expediente (…), referido a un proceso cautelar, donde tras la solicitud
del propio recurrente se ha concluido el referido trámite mediante transacción judicial. Con esto el
recurrente ha puesto en evidencia que su pretensión no estaba orientada una verdadera reparación
de sus derechos que alegaba estaban siendo conculcados en el trámite del proceso en cuestión,
sino más bien lo que pretendía era que los órganos judiciales resuelvan su pretensión en sentido
favorable a sus intereses. Todo ello muestra no solo un evidente desconocimiento de la naturaleza
excepcional del proceso constitucional de Amparo, sino que pone en evidencia una actitud mani-
fiestamente temeraria del recurrente en el uso de los medios procesales de protección de los de-
rechos fundamentales, por lo que debe ser sancionado en el marco de lo que establece el artículo
56 del Código Procesal Constitucional, pues con este tipo de actitudes irresponsables los órganos

777
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

judiciales dedican tiempo y esfuerzos a responder alegatos sin ninguna relevancia constitucional,
en desmedro de la atención oportuna a pretensiones que en verdad requieren de tutela en sede
constitucional. (RTC Exp. N° 00796-2007-PA/TC, f. j. 5)

£1167 Costas y costos. Regulación exclusiva del Código Procesal Constitucional


[C]onviene enfatizar que el artículo 413 del CPC [Código Procesal Civil] no es aplicable al
proceso de amparo, ya que las costas y costos se encuentran reguladas expresamente por el ante-
dicho artículo 56 del CPConst. En efecto, el CPC solo es aplicable supletoriamente a los proce-
sos constitucionales siempre que exista un “vacío o defecto” en la regulación establecida por el
CPConst, según se señala en el Artículo IX de su Título Preliminar, vacío que en este caso no se
advierte. (RTC Exp. Nº 1064-2005-PA/TC, f. j. 7)

ARTÍCULO 57.- APELACIÓN


La sentencia puede ser apelada dentro del tercer día siguiente a su notificación. El expe-
diente será elevado dentro de los tres días siguientes a la notificación de la concesión del
recurso.

ARTÍCULO 58.- TRÁMITE DE LA APELACIÓN


El superior concederá tres días al apelante para que exprese agravios. Recibida la ex-
presión de agravios o en su rebeldía, concederá traslado por tres días, fijando día y hora
para la vista de la causa, en la misma resolución. Dentro de los tres días siguientes de
recibida la notificación, las partes podrán solicitar que sus abogados informen oralmente
a la vista de la causa. El superior expedirá sentencia dentro del plazo de cinco días poste-
riores a la vista de la causa, bajo responsabilidad.

£1168 Apelación y trámite. Inaplicación supletoria del Código Civil por no contrave-
nir los fines del proceso
Los artículos 57 y 58 del Código Procesal Constitucional regulan la interposición y el trá-
mite del recurso de apelación contra las sentencias expedidas en los procesos de amparo. Estos
dispositivos legales no prevén, aparte del plazo de interposición, ningún otro requisito de proce-
dibilidad, lo cual no constituye vacío o defecto legal que justifique la aplicación supletoria del
artículo 366 del Código Procesal Civil efectuada por la recurrida; máxime si no se ha tenido
en cuenta que, como lo establece el artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, las disposiciones procesales previstas en otros códigos serán de aplicación
supletoria siempre que no contradigan los fines de los procesos constitucionales y los ayuden
a su mejor desarrollo, supuestos que no se cumplirían en el caso del artículo 366. del Código
Procesal Civil –en el supuesto negado de vacío o defecto en la regulación del recurso de ape-
lación contra sentencias en el proceso de amparo– dado que este contiene requisitos cuyo cumpli-
miento es razonable exigir en los procesos civiles, pero que en los procesos constitucionales –en
los que está proscrito el ritualismo procesal– devendrían en excesivos y atentatorios del principio
pro actione, puesto que podrían provocar indefensión; lo que no significa, por otro lado, que el
recurso de apelación en el proceso de amparo deba estar exento de una mínima fundamentación.
(STC Exp. N° 08947-2005-PA/TC, S, f. j. 3)

778
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 59.- EJECUCIÓN DE SENTENCIA


Sin perjuicio de lo establecido en el artículo 22 del presente Código, la sentencia firme
que declara fundada la demanda debe ser cumplida dentro de los dos días siguientes de
notificada. Tratándose de omisiones, este plazo puede ser duplicado.
Si el obligado no cumpliera dentro del plazo establecido, el Juez se dirigirá al superior
del responsable y lo requerirá para que lo haga cumplir y disponga la apertura del proce-
dimiento administrativo contra quien incumplió, cuando corresponda y dentro del mismo
plazo. Transcurridos dos días, el Juez ordenará se abra procedimiento administrativo
contra el superior conforme al mandato, cuando corresponda, y adoptará directamente
todas las medidas para el cabal cumplimiento del mismo. El Juez podrá sancionar por
desobediencia al responsable y al superior hasta que cumplan su mandato, conforme a
lo previsto por el artículo 22 de este Código, sin perjuicio de la responsabilidad penal del
funcionario.
En todo caso, el Juez establecerá los demás efectos del fallo para el caso concreto, y man-
tendrá su competencia hasta que esté completamente restablecido el derecho.
Cuando el obligado a cumplir la sentencia sea un funcionario público el Juez puede
expedir una sentencia ampliatoria que sustituya la omisión del funcionario y regule la
situación injusta conforme al decisorio de la sentencia. Para efectos de una eventual im-
pugnación, ambas sentencias se examinarán unitariamente.
Cuando la sentencia firme contenga una prestación monetaria, el obligado que se en-
cuentre en imposibilidad material de cumplir deberá manifestarlo al Juez quien puede
concederle un plazo no mayor a cuatro meses, vencido el cual, serán de aplicación las
medidas coercitivas señaladas en el presente artículo.

£1169 Ejecución de sentencia. Actuación del Tribunal Constitucional


[E]ste Colegiado no puede permanecer indiferente ante los supuestos de incumplimiento
de lo dispuesto en sus sentencias o de su ejecución defectuosa, que termina virtualmente modi-
ficando la decisión; frente a estas situaciones debería habilitarse la procedencia del recurso de
agravio constitucional. Esto porque la invocación de tales vulneraciones requieren siempre de una
verificación por el Tribunal donde puedan acreditarse los alegatos escuchando al órgano judicial
emplazado y permitiendo, al propio tiempo, una afirmación de su decisión por parte del Tribunal
Constitucional. (RTC Exp. Nº 0168-2007-Q/TC, f. j. 7)

£1170 Ejecución de sentencia. Caso en que el obligado a cumplir la sentencia es fun-


cionario público
Especial mención merece el párrafo 4 del artículo 59, pues prevé la posibilidad de que, cuan-
do el obligado a cumplir la sentencia sea un funcionario público, “(...) el juez puede expedir una
sentencia ampliatoria que sustituya la omisión del funcionario y regule la situación injusta confor-
me al decisorio de la sentencia”. Para este Colegiado, la segunda sentencia que tenga que expedir-
se, sea integrando o complementando la decisión recaída en el proceso constitucional, correspon-
de al mismo órgano que emitió la sentencia materia de ejecución, sin distorsionar el sentido de la
fundamentación y el fallo de la primera sentencia firme, de modo tal que, en caso de que aquella
sea impugnada, le corresponderá resolver el recurso a la instancia jerárquicamente superior. (STC
Exp. Nº 4119-2005-PA/TC, P. f. j. 56)

£1171 Ejecución de sentencia. Carácter ejecutable de la sentencia que reincorpora a


magistrado en caso de falta de vacante en la corte
[E]ste Colegiado debe precisar, de un lado, que el hecho de que no existan vacantes en
la Corte Suprema de Justicia de la República no supone que la sentencia (…) [que dispone la

779
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

reincorporación de un Vocal Titular de la Corte Suprema] sea inejecutable, pues como ha ocu-
rrido en otros casos, corresponderá que el recurrente espere a que ella [la vacante] se genere,
momento en el que se hará efectiva su reincorporación en el Poder Judicial. (RTC Exp. Nº 8495-
2006-PA/TC, f. j. 7)

ARTÍCULO 60.- PROCEDIMIENTO PARA REPRESIÓN DE


ACTOS HOMOGÉNEOS
Si sobreviniera un acto sustancialmente homogéneo al declarado lesivo en un proceso de
amparo, podrá ser denunciado por la parte interesada ante el juez de ejecución.
Efectuado el reclamo, el Juez resolverá este con previo traslado a la otra parte por el
plazo de tres días. La resolución es apelable sin efecto suspensivo.
La decisión que declara la homogeneidad amplía el ámbito de protección del amparo,
incorporando y ordenando la represión del acto represivo sobreviniente.

£1172 Represión de actos homogéneos. Finalidad


[M]ediante la represión de actos homogéneos se busca evitar que los justiciables se vean obli-
gados a interponer una nueva demanda de amparo, en caso se configure un acto (u omisión) sus-
tancialmente homogéneo al declarado lesivo de derechos fundamentales en un proceso de amparo.
Asimismo, se pretende asegurar la plena eficacia de la cosa juzgada constitucional. (STC Exp.
N° 5033-2006-PA/TC, S, f. j. 5)

£1173 Represión de actos homogéneos. Alcances


El procedimiento [de la represión de actos homogéneos] está previsto (…) para aquellos casos
en los que el que ha resultado vencedor en un proceso de amparo se vea nuevamente afectado en
sus derechos fundamentales, por actos similares a los que ya fueron objeto de pronunciamiento en
sede jurisdiccional, y siempre que los derechos constitucionales afectados sean sustancialmente
los mismos. En estos casos, igualmente corresponde que el juzgador adopte las medidas previstas
en el artículo 8 del CPC [Código Procesal Civil] y, de ser el caso, con el apoyo de la fuerza públi-
ca. (STC Exp. Nº 4119-2005-PA/TC, P. f. j. 58)

£1174 Represión de actos homogéneos. Determinación de los actos homogéneos


[S]erá preciso determinar cuándo se está ante un “acto sustancialmente homogéneo” al decla-
rado lesivo en la sentencia. Para tal efecto, se deberá prestar atención a determinados presupues-
tos, tales como la identidad material del acto considerado lesivo en la sentencia y el derecho le-
sionado con el acto sobreviniente. En ese sentido, el acto sobreviniente, que puede ser una acción
o una omisión, debe tener la misma consecuencia gravosa en la esfera subjetiva de la persona, es
decir, ocasionar la misma situación jurídica del acto lesivo originario. (STC Exp. N° 5033-2006-
PA/TC, S, f. j. 4)

£1175 Represión de actos homogéneos. Presupuestos del acto sustancialmente homogéneo


[P]ara determinar cuándo se está ante un acto sustancialmente homogéneo al declarado le-
sivo en la sentencia, se deberá prestar atención a determinados presupuestos como “la identidad
material del acto considerado lesivo en la sentencia y el derecho lesionado con el acto sobrevi-
niente. En ese sentido, el acto sobreviniente, que puede ser una acción o una omisión, debe tener
la misma consecuencia gravosa en la esfera subjetiva de la persona, es decir, ocasionar la misma
situación jurídica del acto lesivo originario”. (STC Exp. Nº 4909-2007-PHC/TC, S, f. j. 9)

780
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1176 Represión de actos homogéneos. Juez competente


[R]especto del juez competente, a partir de las normas relativas a la ejecución de sentencias,
es posible afirmar que en el ámbito de los procesos constitucionales de tutela de derechos, el juez
de ejecución es el juez que conoció el proceso en primera instancia. En efecto, el Código Procesal
Constitucional regula la etapa de ejecución del proceso bajo el epígrafe de “Actuación de senten-
cia” (artículo 22). En él se establece que la “sentencia que cause ejecutoria en los procesos consti-
tucionales se actúa (...) por el juez de la demanda”. En ese sentido, una interpretación sistemática
del artículo 60 del Código Procesal Constitucional y del artículo 22 del mismo cuerpo normativo,
conduce a la conclusión de que el “juez de ejecución” viene a ser el juez que admitió la demanda
y la resolvió en primer grado. (STC Exp. N° 5033-2006-PA/TC, S, f. j. 6)

£1177 Represión de actos homogéneos. Ampliación de los efectos de la sentencia


[S]egún el artículo 60 del Código Procesal Constitucional, todo justiciable que ha obtenido
una sentencia favorable en un proceso constitucional, en la que se ha identificado el acto lesivo
de su derecho fundamental por parte del infractor demandado, se encuentra ante la posibilidad
de denunciar la realización de un nuevo acto lesivo con características similares al anterior (acto
homogéneo), durante la etapa de ejecución de sentencia, mediante el mecanismo de represión de
actos homogéneos, a fin de obtener tutela inmediata mediante la ampliación de los efectos de la
sentencia hacia el nuevo acto lesivo. (RTC Exp. N° 00172-2007-Q/TC, f. j. 5)

781
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

TÍTULO IV
PROCESO DE HÁBEAS DATA

ARTÍCULO 61.- DERECHOS PROTEGIDOS


El hábeas data procede en defensa de los derechos constitucionales reconocidos por los
incisos 5) y 6) del artículo 2 de la Constitución. En consecuencia, toda persona puede
acudir a dicho proceso para: (…)

£1178 Proceso de hábeas data. Finalidad


[E]l hábeas data [como instrumento que tutela el derecho consagrado en el inciso 6 del ar-
tículo 2 de la Constitución] constituye un proceso al que cualquier justiciable pueda recurrir con
el objeto de acceder a los registros de información almacenados en centros informáticos o compu-
tarizados, cualquiera sea su naturaleza, a fin de rectificar, actualizar, excluir determinado conjunto
de datos personales, o impedir que se propague información que pueda ser lesiva al derecho cons-
titucional a la intimidad. (STC Exp. Nº 0666-1996-HD /TC, P, f. j. 2.b)
[Se] protege a través del proceso de hábeas data tanto el derecho de todo ciudadano al acceso
a la información pública, como el derecho a mantener en reserva la información que pueda afectar
su intimidad personal y familiar. (STC Exp. N° 10614-2006-PHD/TC, S, f. j. 3)

£1179 Proceso de hábeas data. Tutela indirecta del derecho a la intimidad


[S]i bien la intimidad es un derecho protegido centralmente por el proceso constitucional de
amparo, no es menos cierto que dicho atributo puede ser también tutelado indirectamente median-
te el proceso de hábeas data, conforme se deduce del inciso 2), último párrafo, del artículo 61 del
Código Procesal Constitucional. Por consiguiente en los casos en los que se demuestre que un
eventual ejercicio de los derechos de acceso a la información pública o autodeterminación infor-
mativa vulnera o amenaza el atributo constitucional en mención, no hay razón justificada para que
no pueda recurrirse al proceso de hábeas data. (STC Exp. N° 04627-2006-PHD/TC, S, f. j. 2)

£1180 Proceso de hábeas data. Tipos de hábeas data


[E]ste Colegiado considera pertinente, (…), precisar los tipos de hábeas data que se encuen-
tran establecidos tanto en la Constitución Política (art. 200, inciso 3) como en el Código Procesal
Constitucional (art. 61). En tal sentido, los tipos de hábeas data son los siguientes:
a) Hábeas data informativo: por medio de la cual se procura recabar la información necesaria
para permitir a su promotor, a partir de esta, verificar si los datos del sistema están funcionan-
do legalmente o si, por el contrario no lo están en cuyo caso habrá de solicitar información de
las operaciones sobre los asientos registrados o sobre el sistema de información en sí mismo.
Se subdivide en tres tipos: 1) finalista, cuando se indaga acerca de la finalidad para la cual se
creó el registro, con lo que se llega a determinar si el tipo de datos almacenados se correspon-
den con dicha finalidad; 2), exhibitorio, por el que se indaga qué datos de carácter personal se

782
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

encuentran almacenados en un banco de información; y finalmente, 3), autoral, en el cual se


indaga acerca de quién proporcionó los datos almacenados en el banco de datos.
b) Hábeas data aditivo: tiene por finalidad agregar al sistema de información datos de carác-
ter personal no asentados en este. Este puede, a su vez, ser actualizador –para actualizar
datos vetustos pero ciertos-, aclarador –para aclarar datos que pueden ser incorrectamen-
te interpretados por quien acceda a los mismos-, o inclusorio –para incluir datos aún no
incorporados-.
c) Hábeas data rectificador o correctivo: dirigido a corregir los datos falsos, inexactos o imprecisos.
d) Hábeas data exclutorio o cancelatorio: cuyo objeto es excluir información de un banco de
datos que el titular considera debe ser cancelada.
e) Hábeas data reservador: destinado a asegurar que un dato correcta y legítimamente alma-
cenado sea mantenido en confidencialidad. Se vincula frecuentemente a la reserva de datos
sensibles.
f) Hábeas data de acceso a la información pública: garantiza el libre acceso a la información
pública, sin embargo en algunos casos se restringe esta garantía tratándose de asuntos relacio-
nados a la seguridad del Estado.
Este último constituye lo que puede denominarse como hábeas data “impropio”, frente a los
hábeas data “propios”, que comprende los cuatro anteriores (informativo, aditivo, rectificador, ex-
clutorio y reservador). [PUCCINELLI, Oscar Raúl “Tipos y subtipos de Hábeas Data en América
Latina (Un intento clasificador con fines didácticos)”, en Cuadernos Electrónicos, Nº 1]. (RTC
Exp. N° 06164-2007-HD/TC, f. j. 2)

£1181 Proceso de hábeas data. Vinculación con la libertad de información (libertades


informativas)
El derecho de acceso a la información pública evidentemente se encuentra estrechamente
vinculado a uno de los contenidos protegidos por la libertad de información. (STC Exp. N° 1797-
2002-HD/TC, S, f. j. 10)
El proceso constitucional del hábeas data, no tiene por objeto el de constituir un mecanismo
procesal a través del cual pueda desvirtuarse o vaciarse de contenido al ejercicio de las libertades
informativas, sin previa autorización, censura o impedimento alguno, tal y conforme lo enuncia el
inciso 4) del artículo 2 de la Constitución Política del Estado; no porque la Constitución no crea
que en el ejercicio de tales libertades no pueda lesionarse derechos constitucionales, o que en caso
de afectarse, estos puedan resultar inmunes a cualquier mecanismo de control social, sino porque
precisamente tales medios de control, al no actuar con carácter preventivo, siempre han de operar
en nuestro ordenamiento jurídico como mecanismos reparadores a activarse en la vía judicial or-
dinaria. (STC Exp. Nº 0666-1996-HD/TC, P, f. j. 2.a)

£1182 Proceso de hábeas data. No revelación de fuentes de información periodística


ni afectación de libertad de comunicar
El hábeas data no es un proceso destinado a obligar a los periodistas o empresas periodísticas
a revelar sus fuentes de información, que, por lo demás, se encuentran protegidas por el artículo
2, inciso 18, de la Constitución, y menos a impedir el libre ejercicio de la libertad de comunicar.
(STC Exp. Nº 00134-2003-HD/TC, S, f. j. 3)

783
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 61.- DERECHOS PROTEGIDOS


El hábeas data procede en defensa de los derechos constitucionales reconocidos por los
incisos 5) y 6) del artículo 2 de la Constitución. En consecuencia, toda persona puede
acudir a dicho proceso para:
1) Acceder a información que obre en poder de cualquier entidad pública, ya se trate de
la que generen, produzcan, procesen o posean, incluida la que obra en expedientes
terminados o en trámite, estudios, dictámenes, opiniones, datos estadísticos, informes
técnicos y cualquier otro documento que la administración pública tenga en su poder,
cualquiera que sea la forma de expresión, ya sea gráfica, sonora, visual, electromag-
nética o que obre en cualquier otro tipo de soporte material.

£1183 Derecho de acceso a la información pública. Contenido esencial


[E]l derecho fundamental de acceso a la información, cuyo contenido esencial reside en el re-
conocimiento de la facultad de toda persona de solicitar y recibir información de cualquier entidad
pública, (…) no existiendo, en tal sentido, entidad del Estado o entidad con personería jurídica de
derecho público que resulte excluida de la obligación de proveer la información solicitada. (STC
Exp. Nº 0950-2000-HD/TC, P, f. j. 5)

£1184 Derecho de acceso a la información pública. Bien jurídico protegido


Una formulación jurídica de este tipo [artículo 2, inciso 5 de la Constitución] nos deriva a la
existencia de información que, por pertenecer a una entidad pública, adquiere también el carácter
de pública. Es decir, el bien jurídico que esta norma protege es el acceso a la información pública
(...). Solo teniendo acceso a [la] información [pública], la persona podrá tomar decisiones correc-
tas en su vida diaria y llegar a controlar la actuación de aquellos entes que merecen el escrutinio
popular, ya sea porque conocen o manejan información económica, política o administrativa del
Estado. (STC Exp. Nº 3619-2005-HD/TC, P, ff. jj. 6 y 11)

£1185 Derecho de acceso a la información pública. Dimensión individual


El derecho de acceso a la información pública evidentemente se encuentra estrechamente vin-
culado a uno de los contenidos protegidos por la libertad de información. Y al igual de lo que
sucede con esta última, debe indicarse que el derecho de acceso a la información pública tiene
una doble dimensión. Por un lado, se trata de un derecho individual, en el sentido de que garantiza
que nadie sea arbitrariamente impedido de acceder a la información que guarden, mantengan o
elaboren las diversas instancias y organismos que pertenezcan al Estado, sin más limitaciones que
aquellas que se han previsto como constitucionalmente legítimas. A través de este derecho se po-
sibilita que los individuos, aisladamente considerados, puedan trazar, de manera libre, su proyecto
de vida, pero también el pleno ejercicio y disfrute de otros derechos fundamentales. Desde esta
perspectiva, en su dimensión individual, el derecho de acceso a la información se presenta como
un presupuesto o medio para el ejercicio de otras libertades fundamentales, como puede ser la
libertad de investigación, de opinión o de expresión, por mencionar alguna (...). (STC 1797-2002-
HD, S, f. j. 10)
[E]l acceso a la información desde su perspectiva de derecho individual se presenta como un
presupuesto o medio para el ejercicio de otras libertades fundamentales, como puede ser la
libertad de investigación, de opinión o de expresión, entre otras. (STC Exp. Nº 0959-2004-HD/
TC, S, f. j. 10)
Por un lado, [el acceso a la información pública] se trata de un derecho subjetivo de carác-
ter individual en virtud del cual se garantiza que nadie sea arbitrariamente impedido de acceder
a la información que guarden, mantengan o elaboren las diversas instancias y organismos que

784
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

pertenezcan al Estado, sin más limitaciones que las que se han previsto como constitucionalmente
legítimas. (STC Exp. Nº 1219-2003-HD/TC, S, f. j. 4)

£1186 Derecho de acceso a la información pública. Dimensión colectiva


[E]l derecho de acceso a la información tiene una dimensión colectiva, ya que garantiza el
derecho de todas las personas de recibir la información necesaria y oportuna, a fin de que pueda
formarse una opinión pública, libre e informada, presupuesto de una sociedad auténticamente de-
mocrática. Desde este punto de vista, la información sobre la manera como se maneja la res pú-
blica termina convirtiéndose en un auténtico bien público o colectivo, que ha de estar al alcance
de cualquier individuo, no solo con el fin de posibilitar la plena eficacia de los principios de pu-
blicidad y transparencia de la Administración Pública, en los que se funda el régimen republicano,
sino también como un medio de control institucional sobre los representantes de la sociedad; y
también, desde luego, para instar el control sobre aquellos particulares que se encuentran en la
capacidad de poder inducir o determinar las conductas de otros particulares o, lo que es más grave
en una sociedad como la que nos toca vivir, su misma subordinación. (STC Exp. Nº 1797-2002-
HD/TC, S, f. j. 11)
En su perspectiva colectiva, este derecho [de acceso a la información pública] (…) representa
una garantía para todas las personas de recibir la información necesaria y oportuna, a fin de que
pueda formarse una opinión pública, libre e informada. Por ello, conforme a nuestra jurispruden-
cia, hemos subrayado que el reconocimiento al acceso a la información pública es consustancial a
un régimen democrático. (STC Exp. Nº 0959-2004-HD/TC, S, f. j. 11)
[El derecho de acceso a la información pública] tiene también una dimensión colectiva, vin-
culada a las exigencias mínimas que se desprenden del principio democrático, mediante el cual
se garantiza el derecho de todas las personas de recibir la información necesaria y oportuna que
posibilite la formación libre y racional de la opinión pública, presupuesto de una sociedad demo-
crática, basada en el pluralismo. (STC Exp. Nº 1219-2003-HD/TC, S, f. j. 5)

£1187 Derecho de acceso a la información pública. Concepto de información pública


[Respecto a] la información pública, se podrá dar fiel cumplimiento a lo que la Constitución
busca proteger: todo tipo de dato o informe que constituya parte de las funciones esenciales del
Estado, pero que por alguna circunstancia habilitante se encuentre en manos de él mismo o de
entidades particulares. (STC Exp. Nº 3619-2005-HD/TC, P, f. j. 11)
Lo realmente trascendental, a efectos de que pueda considerarse como “información pública”,
no es su financiación [tal como lo estipula la norma reglamentaria de la Ley de transparencia y ac-
ceso a la información pública], sino la posesión y el uso que le imponen los órganos públicos en la
adopción de decisiones administrativas, salvo, claro está, que la información haya sido declarada
por ley como sujeta a reserva. (STC Exp. Nº 2579-2003-HD/TC, S, f. j. 12)

£1188 Derecho de acceso a la información pública. Presupuesto de existencia de la


información requerida
El derecho de acceso a la información, garantizado por el artículo 2, inciso 5, de la Cons-
titución, tiene como objeto el acceso a la información pública, lo cual supone que tal información
ya existe o se halla en poder del requerido, siendo obligación de este proveerla de manera opor-
tuna, incondicional y completa. Por el contrario, no es objeto de este derecho que el requerido
“evacue” o “elabore” un informe o emita algún tipo de declaración. En tal sentido, no hay en el
ámbito de protección del derecho garantizado por el artículo 2, inciso 5), un supuesto derecho
a que se emita un Informe. Por tanto, las pretensiones que importan no el acceso a información
preexistente sino la elaboración de algún tipo de informe o simplemente la declaración o mani-
festación de voluntad de cualquier tipo, resultan improcedentes en atención a lo establecido en el

785
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, debido a que en este tipo de pretensiones
el hecho descrito como presuntamente lesivo y el petitorio de la demanda no tiene relación con
el contenido constitucionalmente protegido del derecho de acceso a la información. (STC Exp.
Nº 2176-2006-PHD/TC, S, f. j. 2)

£1189 Derecho de acceso a la información pública. Carácter público de información


proporcionada por particulares a la Administración
Aunque este Colegiado no afirma que determinadas informaciones proporcionadas a la admi-
nistración por los particulares no tengan, bajo ciertos supuestos, un carácter estrictamente privado
[...] no quiere ello decir que toda información derivada de un particular resulte, per se, protegida
de toda forma de acceso (...). [U]na vez incorporados estos al ámbito administrativo a consecuen-
cia de un procedimiento de ese tipo, asumen el carácter de información pública (…). (STC Exp.
N° 0644-2004-HD/TC, S, f. j. 5)
[N]o es razonable, y así lo considera este Tribunal, que los planos proporcionados por deter-
minadas entidades a fin de cumplir con los requisitos que la administración impone, sean conside-
rados documentos susceptibles de reserva. Como ya se dijo, una vez incorporados estos al ámbito
administrativo a consecuencia de un procedimiento de ese tipo, asumen el carácter de información
pública que puede encontrarse a disposición de quienes, cumpliendo los requisitos de ley, así lo
soliciten. (Exp. Nº 0644-2004-HD, 17/10/05, S, f. j. 5)

£1190 Derecho de acceso a la información pública. Información pública que detenta


persona jurídica privada
Debe partirse de la premisa de que no toda información de una persona jurídica de derecho
privado constituye información exenta de ser conocida; por el contrario, ellas pueden también de-
tentar información pública susceptible de ser exigida y conocida por las personas. Ahora bien,
queda pendiente por determinar cuál es la información que puede solicitarse a una persona jurídi-
ca de derecho privado. (STC Exp. Nº 00390-2007-PHD/TC, S, f. j. 4)
[E]s necesario determinar, (…) cuál es el tipo de información que maneja la persona jurídica
de régimen privado para que se llegue a definir si corresponde que la población pueda tener o no
acceso a la información que ella maneja. Un buen ejemplo de las entidades privadas que merecen
entregar información pública es el de las universidades, pues es en ellas donde el derecho de los
educandos superiores puede notarse de una manera palmaria y directa, más aún si tienen un régi-
men especial de funcionamiento. (STC Exp. Nº 3619-2005-HD/TC, P, f. j.12)
[D]e conformidad con lo dispuesto en el artículo 9º de la Ley de Transparencia y Acceso a la
Información Pública, las personas jurídicas privadas –que efectúan servicios públicos o efectúan
funciones administrativas– “están obligadas a informar sobre las características de los servicios
públicos que presta, sus tarifas y sobre las funciones administrativas que ejerce” (énfasis agrega-
do). En consecuencia, la información accesible debe referirse a alguno de estos tres aspectos, sien-
do este el ámbito de información que puede solicitarse a una persona jurídica de derecho privado.
(STC Exp. Nº 00390-2007-PHD/TC, S, f. j. 7)

£1191 Derecho de acceso a la información pública. Carácter público de la informa-


ción producida en ejercicio de la función notarial
[En el caso] es un notario quien ha sido denunciado como sujeto pasivo de la vulneración
constitucional, por lo que se debe tener en cuenta que este, en su calidad de profesional del dere-
cho autorizado por el Estado para brindar un servicio público en el ejercicio de su función pública,
comparte la naturaleza de cualquier funcionario público en cuanto a la información que genera.
En esa medida, toda la información que el notario origine en el ejercicio de la función notarial y
que se encuentre en los registros que debe llevar conforme a la ley sobre la materia, constituye

786
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

información pública, encontrándose la misma dentro de los alcances del derecho fundamental del
acceso a la información, sobre todo si se tiene en cuenta que en el servicio notarial es el notario el
único responsable de las irregularidades que se cometan en el ejercicio de tal función. (STC Exp.
N° 0301-2004-HD/TC, S, f. j. 4)

£1192 Derecho de acceso a la información pública. Necesidad que la información


proporcionada sea veraz, actual y clara (no falsa, incompleta, fragmentaria,
indiciaria o confusa)
[N]o solo se afecta el derecho de acceso a la información cuando se niega su suministro, sin
existir razones constitucionalmente legítimas para ello, sino también cuando la información que
se proporciona es fragmentaria, desactualizada, incompleta, imprecisa, falsa, no oportuna o erra-
da. De ahí que si en su faz positiva el derecho de acceso a la información impone a los órganos de
la Administración pública el deber de informar, en su faz negativa, exige que la información que
se proporcione no sea falsa, incompleta, fragmentaria, indiciaria o confusa. Y es que si mediante
el derecho en referencia se garantiza el acceso, conocimiento y control de la información pública,
a fin de favorecer la mayor y mejor participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, así
como la transparencia de la actuación y gestión de las entidades gubernamentales, entonces, un
mínimo de exigencia que imponen que esos fines se puedan cumplir, es que la información sea
veraz, actual y clara”. (STC Exp. N° 1797-2002-HD/TC, S, f. j. 16)

£1193 Derecho de acceso a la información pública. No exigencia de motivación de la


información solicitada
Aunque el demandante tiene todo el derecho de conocer el contenido del Expediente (…),
pretender que la información requerida debe contener una motivación [sustentación] detallada
sobre las razones por las que no fue incluido en el (…) listado, no se corresponde stricto sensu
con el proceso de hábeas data, pues puede ocurrir que tal motivación no exista o que exista solo
parcialmente, debiéndose limitar la demandada a entregar la información requerida, en los propios
términos en los que aparece en el expediente. La razón de ser de esta premisa reside en el hecho
de que la información pública obliga al Estado o a sus instituciones a proporcionarla a quien la
requiere, pero no a producir información distinta o adicional a la ya existente. (…) [Si] la mo-
tivación no existe o esta resulta deficiente, tal situación puede considerarse discutible, pero su
dilucidación no es pertinente en el proceso constitucional de hábeas data sino en otra clase de
proceso. En tales circunstancias y aun cuando el demandante tiene razón cuando requiere infor-
mación sobre su expediente, no la tiene en cambio (…), cuando pretende que tal información le
sea dispensada de determinada manera. (STC Exp. N° 315-2007-PHD/TC, S, ff. jj. 3 y 4)

£1194 Derecho de acceso a la información pública. No obligación de producir infor-


mación
[L]a información pública obliga al Estado o a sus instituciones a proporcionarla a quien la
requiere, pero no a producir información distinta o adicional a la ya existente. (STC Exp. N° 315-
2007-PHD/TC, S, f. j. 3)

£1195 Derecho de acceso a la información pública. Improcedencia respecto de infor-


mes de asesores jurídicos de la Administración Pública
[S]e debe señalar que el artículo 17, numeral 4 del Decreto Supremo Nº 043-2003-ACM,
Texto único Ordenado de la Ley Nº 27806, Ley de Transparencia y Acceso a la Información
Pública, establece lo siguiente: “Artículo 17.- Excepciones al ejercicio del derecho: información
confidencial. El derecho de acceso a la información pública no podrá ser ejercido respecto de lo
siguiente: (…) 4.- La información preparada u obtenida por asesores jurídicos o abogados de las
entidades de la Administración Pública cuya publicidad pudiera revelar la estrategia a adoptarse

787
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

en la tramitación o defensa en un proceso administrativo o judicial, o de cualquier tipo de infor-


mación protegida por el secreto profesional que debe guardar un abogado respecto de su asesora-
do. Esta excepción termina al concluir el proceso. (…) [D]e lo señalado precedentemente queda
claro que (…), [la] Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, establece una excep-
ción, [al derecho de acceso a la información pública] ya que tratándose de “informes preparados
por asesores jurídicos de la administración pública, su conocimiento puede afectar la tramitación
o defensa del un procedimiento judicial”. En este sentido la solicitud referida a la documentación
que da inicio a la investigación (como el informe de contraloría, atestado policial, acusación cons-
titucional u otro) debe ser declarada improcedente toda vez que la publicidad de tal información
podría afectar la defensa en el proceso judicial. (RTC Exp. N° 03849-2007-HD/TC, ff. jj. 7 y 8)

£1196 Proceso de hábeas data. Improcedencia de exigir formulación o elaboración de


un informe
[El proceso de habeas data] tiene como objeto el acceso a [la] información pública, lo cual
supone que tal información ya existe o se halla en poder del requerido [entidad pública], siendo
obligación de este el proveerla de manera oportuna, incondicional y completa. Por el contrario, no
es objeto de este derecho que el requerido “evacue” o “elabore” un informe o emita algún tipo de
declaración. En tal sentido, no hay bajo el ámbito de protección del derecho garantizado (…) un
supuesto derecho a que se emita un Informe. Por tanto, las pretensiones que importan no el acceso
a [la] información [pública] preexistente sino la elaboración de algún tipo de informe o simple-
mente la declaración o manifestación de voluntad de cualquier tipo, resultan improcedentes (…)
debido a que en este tipo de pretensiones el hecho descrito como presuntamente lesivo y el petito-
rio de la demanda no tiene relación con el contenido constitucionalmente protegido del derecho de
acceso a la información. (STC Exp. N° 4885-2007-PHD/TC, S, f. j. 2)

£1197 Derecho de acceso a la información pública. Trascendencia constitucional de


la desproporción o exceso del costo de la información
[L]a discusión acerca de lo desproporcionado o excesivo que pueda resultar el cobro de la in-
formación solicitada no puede considerarse un asunto de contenido meramente legal, como lo ha
entendido la jurisdicción ordinaria, sino de incidencia constitucional evidente que, como tal, exige
del juzgador constitucional un análisis sobre el fondo de la controversia planteada. (RTC Exp.
N° 4468-2006-PHD/TC, f. j. 5)
El derecho de acceso a la información pública resultaría siendo ilusorio si el costo que se
exige por la reproducción de la información representa un monto desproporcionado o ausente de
un fundamento real. Ello ocasionaría el efecto práctico de una denegatoria de información [...].
Por tanto, este derecho puede también resultar afectado cuando el monto de reproducción exigido
es desproporcionado. (STC Exp. Nº 01912-2007-HD/TC, S, f. j. 4)

£1198 Derecho de acceso a la información pública. Precio de mercado como criterio


de referencia para la fijación del costo de la información
[O]bra el Informe de la Defensoría del Pueblo (…), el que indica que el precio de mercado de
las copias puede ser tomado como un precio de referencia para determinar cuando la tasa que se
pretende cobrar supone un costo adicional a los de reproducción, que son los establecidos por la
norma. Ello, en la medida en que, a diferencia de la actividad empresarial, el servicio prestado por
las entidades no tiene un ánimo de lucro. (STC Exp. N° 0915-2006-HD/TC, f. j. 3)

£1199 Derecho de acceso a la información pública. Obligación del Estado de justifi-


car negación del acceso a la información
[La] presunción de inconstitucionalidad se traduce en exigir del Estado y sus órganos la obli-
gación de probar que existe un bien, principio o valor constitucionalmente relevante que justifique

788
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

que se mantenga en reserva, secreto o confidencialidad la información pública solicitada y, a su


vez, que solo si se mantiene tal reserva se puede servir efectivamente al interés constitucional
que la justifica. De manera que si el Estado no justifica la existencia del apremiante interés pú-
blico para negar el acceso a la información, la presunción [de inconstitucional] que recae sobre
la norma o acto debe efectivizarse y confirmarse su inconstitucionalidad; y, consecuentemente,
la carga de la prueba sobre la necesidad de mantener en reserva el acceso a la información ha de
estar, exclusivamente, en manos del Estado. (STC Exp. Nº 2579-2003-HD/TC, S, f. j. 13)

£1200 Derecho de acceso a la información pública. Exclusión de informaciones razo-


nablemente susceptibles de protección por la garantía de reserva
Aunque [no se afirme] que determinadas informaciones proporcionadas a la administración
por los particulares no tengan, bajo ciertos supuestos, un carácter estrictamente privado (como
sucede con la reserva tributaria o el secreto bancario, por ejemplo), no quiere ello decir que
toda información derivada de un particular resulte, per se, protegida de toda forma de acceso.
Exceptuados los casos relativos a la defensa nacional y a la intimidad (...), queda claro que, con-
forme lo establece el artículo 2 de la Constitución del Estado, lo que la ley excluye de un eventual
seguimiento informativo solo puede encontrarse referido a informaciones razonablemente suscep-
tibles de protección por la garantía de reserva. (Exp. Nº 0644-2004-HD, 17/10/05, S, f. j. 5)

£1201 Derecho de acceso a la información pública. No constitucionalidad de declara-


ción de confidencialidad legitimada en el solo amparo de la ley
[N]o es constitucionalmente tolerable que una declaración de confidencialidad se legitime por
el solo hecho de ampararse en la ley. (Exp. Nº 2579-2003-HD, 06/04/04, S, f. j. 14)

£1202 Derecho de acceso a la información pública. No carácter de decisión de go-


bierno de documentos provenientes del ejercicio del control de la legalidad
presupuestal
[Si los documentos requeridos] están relacionados a la investigación sobre irregularidades
atribuidas al demandante (...), no constituyen decisiones de gobierno, se trata por el contrario de
investigaciones orientadas a la determinación de infracciones e ilícitos imputados al recurrente.
Dichas investigaciones constituyen el ejercicio de la atribución de control de la legalidad presu-
puestal de la Contraloría General (artículo 82, Constitución). En tal sentido los documentos pro-
venientes del ejercicio de tal atribución de control no constituyen, bajo ningún punto de vista, do-
cumentación relacionada a “decisiones de gobierno”. Por tal razón no se hallan bajo aplicación del
supuesto de excepción contemplado por el citado artículo 17, inciso 1, de la Ley de Transparencia
y de Acceso a la Información Pública. (STC Exp. N° 00712-2007-PHD/TC, S, f. j. 5)

£1203 Derecho de acceso a la información pública. Obligación de brindar informa-


ción sobre actuaciones administrativas derivadas de procedimiento de despido
[S]e reconoce que uno de los derechos que pueden ser tutelados a través del proceso consti-
tucional de hábeas data es el derecho de acceso a la información pública. (…) En tal medida, se
debe señalar que la información solicitada por el recurrente forma parte del ejercicio de su dere-
cho de acceso a la información pública, dado que hace referencia a las actuaciones administrativas
derivadas del procedimiento seguido en su contra que concluyó con la orden de despido por falta
grave. Asimismo, hace alusión a otras actuaciones derivadas de la relación laboral que mantuvo
con la entidad demandada y a la normativa interna de dicha entidad que justificó su despido. Por
tanto, se advierte que existe la obligación de que la entidad demandada cumpla con brindar la
información requerida por el demandante, siempre que la tenga en su poder o que se encuentre
obligada a contar con la misma. (STC Exp. Nº 4871-2005-PHD/TC, S, ff. jj. 3 y 4)

789
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1204 de asociaciones no registradas ante el Ministerio de Trabajo


El objeto de la demanda [de Habeas data] es obtener información respecto de los montos
adeudados a los trabajadores afiliados al Sindicato de la Municipalidad (…) En relación con la
capacidad del demandante [Sindicato Unitario de Trabajadores Municipales sin registro alguno],
cabe precisar que, conforme a lo dispuesto por el artículo 17 del TUO de la Ley de Relaciones
Colectivas de Trabajo, el registro no es constitutivo. (…) [E]n la medida en que la información
solicitada es de carácter público, la misma se encuentra a disposición de cualquier persona, sea
esta natural o jurídica, por lo que constitucionalmente no puede ser denegado el derecho del ac-
ceso a la información pública con el argumento de no encontrarse registrado el Sindicato ante el
Ministerio de Trabajo. (STC Exp. N° 4877-2006-HD/TC, ff. jj. 1, 3 y 4)

£1205 Excepciones al acceso a la información pública. Interpretación restrictiva


El criterio de interpretación extensiva de una disposición que restringe el ejercicio de un dere-
cho constitucional, como el que ahora se discute [Derecho de acceso a la información pública], se
encuentra vedado implícitamente por el principio general que se deriva del inciso 9) del artículo
139 de la Constitución, y está desarrollado por el artículo VI del Título Preliminar del Código
Civil; asimismo, está precisado, de mejor forma aún y de modo categórico, por el artículo 18 de la
Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, a tenor del cual los límites al derecho de
acceso a la información pública “deben ser interpretados de manera restrictiva por tratarse de una
limitación a un derecho fundamental”. (STC Exp. N° 2579-2003-hd/TC, S, f. j. 15)

£1206 Excepciones al acceso a la información pública. Derecho a la intimidad


[E]l derecho a la intimidad no importa, per se, un derecho a mantener en el fuero íntimo toda
información que atañe a la vida privada, pues sabido es que existen determinados aspectos refe-
ridos a la intimidad personal que pueden mantenerse en archivos de datos, por razones de orden
público (v. gr. historias clínicas). De allí la necesidad de que la propia Carta Fundamental esta-
blezca que el acceso a dichas bases de datos constituyan una excepción al derecho fundamental
a la información, previsto en el primer párrafo del inciso 5 del artículo 2 de la Constitución. A
su vez, debe tenerse presente que respecto al derecho fundamental a la intimidad, también cabe
la distinción entre aquella esfera protegida que no soporta limitación de ningún orden (contenido
esencial del derecho), de aquella otra que permite restricciones o limitaciones, en tanto estas sean
respetuosas de los principios de razonabilidad y proporcionalidad (contenido “no esencial”). (Exp.
Nº 0004-2004-AI y acumulados, 21/09/04, P, f. j. 36)
[D]eterminadas manifestaciones del derecho a la intimidad no importan conservar en cono-
cimiento privativo del titular la información a ella relativa, sino tan solo la subsistencia de un
ámbito objetivo de reserva que, sirviendo aun a los fines de la intimidad en tanto derecho subjeti-
vo constitucional, permitan mantener esa información reservada en la entidad estatal que corres-
ponda, a fin de que sea útil a valores supremos en el orden constitucional, dentro de márgenes de
razonabilidad y proporcionalidad. (Exp. Nº 0004-2004-AI y acumulados, 21/09/04, P, f. j. 38)

£1207 Excepciones al acceso a la información pública. Razones de seguridad nacional


[E]l solo hecho de que una norma o un acto administrativo (…) atribuya o reconozca la con-
dición de seguridad nacional a una información determinada, no es razón suficiente, en térmi-
nos constitucionales, para denegar el acceso a la misma; por el contrario, es siempre indis-
pensable examinar si la información calificada de reservada reviste realmente o no tal carácter,
acudiendo para tal efecto al principio constitucional de razonabilidad. (Exp. Nº 0950-2000-HD,
13/12/00, P, f. j. 6)
[L]a medida adoptada que restringe o limita algún derecho fundamental (…) [debe tener]
como finalidad o propósito la protección de un bien jurídico constitucional o un derecho

790
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

fundamental, exigiendo que esa relación de medio-fin sea directa y no aparente o indirecta. (…)
[L]a proscripción del acceso al conocimiento de (...) dispositivos reglamentarios (...) constituye
la medida o decisión restrictiva o limitativa del derecho fundamental de acceso a la información;
[pero] dicha proscripción pretende proteger un bien jurídico constitucional como es el de la segu-
ridad nacional. (Exp. Nº 0950-2000-HD, 13/12/00, P, f. j. 7)

ARTÍCULO 61.- DERECHOS PROTEGIDOS


El hábeas data procede en defensa de los derechos constitucionales reconocidos por los
incisos 5) y 6) del artículo 2 de la Constitución. En consecuencia, toda persona puede
acudir a dicho proceso para: (…)
2) Conocer, actualizar, incluir y suprimir o rectificar la información o datos referidos
a su persona que se encuentren almacenados o registrados en forma manual, mecá-
nica o informática, en archivos, bancos de datos o registros de entidades públicas o
de instituciones privadas que brinden servicio o acceso a terceros. Asimismo, a hacer
suprimir o impedir que se suministren datos o informaciones de carácter sensible o
privado que afecten derechos constitucionales.

£1208 Derecho a la autodeterminación informativa. Contenido


El derecho a la autodeterminación informativa consiste en la serie de facultades que tiene toda
persona para ejercer control sobre la información personal que le concierne, contenida en registros
ya sean públicos, privados o informáticos, a fin de enfrentar las posibles extralimitaciones de los
mismos. Se encuentra estrechamente ligado a un control sobre la información, como una autodeter-
minación de la vida íntima, de la esfera personal. (STC Exp. N° 4739-2007-PHD/TC, S, f. j. 2)

£1209 Derecho a la autodeterminación informativa. Acceso al registro o archivo


Este derecho [a la autodeterminación informativa] permite al titular de los datos conocer la
información registrada sobre su persona. Este derecho actúa como presupuesto para el ejercicio
de las facultades que integran el derecho a la protección de datos de carácter personal: conociendo
el contenido de la información personal registrada, se podrá detectar su carácter inexacto, desac-
tualizado o erróneo, tras lo cual será exigible su rectificación, actualización o eventual exclusión.
Según ha definido el Tribunal Constitucional peruano “Tal acceso puede tener por objeto que se
permita conocer qué es lo que se encuentra registrado, para qué y para quién se realizó el registro
de información así como la (o las) persona(s) que recabaron dicha información (…)”. (STC Exp.
N° 3052-2007-HD/TC, S, f. j. 3)

£1210 Derecho a la autodeterminación informativa. Rectificación de datos como


manifestación
[En relación con e]l derecho a la autodeterminación informativa, una de [sus] manifestaciones
consiste en la facultad de toda persona de solicitar la rectificación de aquella información inexacta
referente a ella, que esté contenida en bancos de datos o registros. (RTC Exp. Nº 0700-2003-HC/
TC, f. j. 2)

£1211 Derecho a la autodeterminación informativa. Relación con el derecho a la


intimidad
[Se hace referencia a la autodeterminación informativa como] el derecho a mantener en reser-
va la información que pueda afectar su intimidad personal y familiar. (STC Exp. Nº 10614-2006-
PHD/TC, S, f. j. 3)

791
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

[D]icho atributo [protección de datos personales] solo se circunscribe a garantizar que la in-
formación o los datos de la persona no puedan ser utilizados en detrimento de su intimidad. (RTC
Exp. N° 4602-2005-PHD/TC, f. j. 4)

£1212 Derecho a la autodeterminación informativa. No identificación con derecho a


la intimidad
[A]unque su objeto sea la protección de la intimidad, el derecho a la autodeterminación infor-
mativa no puede identificarse con el derecho a la intimidad, personal o familiar, reconocido, a su
vez, por el inciso 7) del mismo artículo 2 de la Constitución. Ello se debe a que mientras que este
protege el derecho a la vida privada, esto es, el poder jurídico de rechazar intromisiones ilegítimas
en la vida íntima o familiar de las personas, aquel garantiza la facultad de todo individuo de poder
preservarla controlando el registro, uso y revelación de los datos que les conciernen. (STC Exp.
Nº 1797-2002-HD/TC, S, f. j. 3)

£1213 Derecho a la autodeterminación informativa. Relación con el derecho a la


imagen
Tampoco el derecho a la autodeterminación informativa debe confundirse con el dere-
cho a la imagen, reconocido en el inciso 7) del artículo 2 de la Constitución, que protege,
básicamente la imagen del ser humano, derivada de la dignidad de la que se encuentra investi-
do; mientras que el derecho a la autodeterminación informativa, en este extremo, garantiza que el
individuo sea capaz de disponer y controlar el tipo de datos que sobre él se hayan registrado,
a efectos de preservar su imagen derivada de su inserción en la vida en sociedad. (STC
Exp. Nº 1797-2002-HD/TC, S, f. j. 3)

£1214 Derecho a la autodeterminación informativa. Relación con el derecho a la


identidad personal
[T]ambién se diferencia [el derecho a la autodeterminación informativa] del derecho a la
identidad personal, esto es, del derecho a que la proyección social de la propia personalidad no
sufra interferencias o distorsiones a causa de la atribución de ideas, opiniones, o comportamientos
diferentes de aquellos que el individuo manifiesta en su vida en sociedad. (STC Exp. Nº 1797-
2002-HD /TC, S, f. j. 3).

£1215 Derecho a la autodeterminación informativa. Rectificación de información conte-


nida en la Central de Riesgos de la Superintendencia de Banca, Seguro y AFP
La Constitución reconoce como derecho fundamental el derecho de autodeterminación infor-
mativa. Al respecto este Colegiado se ha pronunciado en la STC 1797-2002-HD/TC subrayando
que “(...) la protección del derecho a la autodeterminación informativa a través del hábeas data
comprende, en primer lugar, la capacidad de exigir jurisdiccionalmente la posibilidad de acceder a
los registros de información, computarizados o no, cualquiera que sea su naturaleza, en los que se
encuentren almacenados los datos de una persona. Tal acceso puede tener por objeto que se per-
mita conocer qué es lo que se encuentra registrado, para qué y para quién se realizó el registro de
información así como la (o las) persona(s) que recabaron dicha información. En segundo lugar el
hábeas data puede tener la finalidad de agregar datos al registro que se tenga, sea por la necesidad
de que se actualicen los que se encuentran registrados, o con el fin de que se incluyan aquellos
no registrados, pero que son necesarios para que se tenga una cabal referencia sobre la imagen
e identidad de la persona afectada. Asimismo con el derecho en referencia, y en defecto de él,
mediante el hábeas data, un individuo puede rectificar la información, personal o familiar, que se
haya registrado; impedir que esta se difunda para fines distintos de aquellos que justificaron su
registro o, incluso tiene la potestad de cancelar aquellos que razonablemente no debieran encon-
trarse almacenados”. (STC Exp. N° 3052-2007-HD/TC, S, f. j. 3)

792
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Este Colegiado considera que son estimables en sede constitucional las pretensiones del de-
mandante, puesto que la entidad demandada no logra acreditar mediante la presentación de docu-
mentos que la deuda aún no ha sido cancelada. Además el derecho a la autodeterminación posibi-
lita al demandante requerir que la información de las deudas que figuran en la base de datos sea
actualizada, pues conforme obra en las boletas de pago (…), la deuda ha sido pagada, a través de
descuentos. (STC Exp. N° 3052-2007-HD/TC, S, f. j. 5)
En consecuencia, la demanda debe estimarse en los extremos que solicita la actualización y
rectificación de información a la Central de Riesgos de la Superintendencia de Banco de Banca,
Seguro y AFP, con los últimos registros de pagos realizados por la demandante. (STC Exp.
N° 3052-2007-HD/TC, S, f. j. 7)

ARTÍCULO 62. REQUISITO ESPECIAL DE LA DEMANDA


Para la procedencia del hábeas data se requerirá que el demandante previamente haya
reclamado, por documento de fecha cierta, el respeto de los derechos a que se refiere el
artículo anterior, y que el demandado se haya ratificado en su incumplimiento o no haya
contestado dentro de los diez días útiles siguientes a la presentación de la solicitud tratán-
dose del derecho reconocido por el artículo 2 inciso 5) de la Constitución, o dentro de los
dos días si se trata del derecho reconocido por el artículo 2 inciso 6) de la Constitución.
Excepcionalmente se podrá prescindir de este requisito cuando su exigencia genere el
inminente peligro de sufrir un daño irreparable, el que deberá ser acreditado por el de-
mandante. Aparte de dicho requisito, no será necesario agotar la vía administrativa que
pudiera existir.

£1216 Requisito especial de procedencia. Reclamación previa del derecho de acceso


a información
De acuerdo al artículo 62 del Código Procesal Constitucional, para la procedencia del hábeas
data se requerirá que el demandante previamente haya reclamado, por documento de fecha cierta,
el respeto de su derecho de acceso a la información. En el presente caso, mediante documento de
fecha cierta (…) el demandante solicitó a la entidad estatal respectiva el acceso a la notificación
(…) de la Resolución de Intendencia (…). Durante el transcurso del proceso, no se ha acreditado
que el demandante hubiese recibido respuesta a su solicitud. En este sentido, ha quedado acredi-
tado que el demandante cumplió con el requisito especial de la demanda establecido en el artículo
62 del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. N° 01083-2007-PHD/TC, S, ff. jj. 4, 5 y 6)
[L]as solicitudes de información (documentos de fecha cierta) que el peticionante dirige a la
entidad emplazada (…) constituyen lo que el Código Procesal constitucional ha denominado “re-
quisito especial de demanda” (artículo 62 del CPConst.). El cumplimiento de este requisito torna
procedente una demanda de hábeas data que busca tutelar el derecho de acceso a la información
pública, por lo que el reclamante tiene la obligación de recurrir previamente a la entidad que tenga
en su poder la información que requiera. (RTC Exp. N° 00275-2008-PHD/TC f. j. 3)

£1217 Requisito especial de procedencia. No necesidad de agotar la vía administrativa


El artículo 62 del Código Procesal Constitucional prescribe que para la procedencia del
hábeas data solo se requerirá que el demandante haya reclamado, por documento de fecha cier-
ta, el respeto de su derecho y que el demandado se haya ratificado en su incumplimiento o no
haya contestado dentro de los diez días útiles siguientes a la presentación de la solicitud, dispo-
niendo taxativamente que, aparte de este requisito, no será necesario agotar la vía administrati-
va; mientras que el inciso e) del artículo 11 de la Ley Nº 27806 [Ley de Transparencia y Acceso
a la Información Pública] dispone que (…) es necesario agotar la vía administrativa. (…) [E]l

793
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

principio pro actione precisa que debe preferirse aquel dispositivo legal que en menor medida res-
trinja el derecho del justiciable al acceso a la justicia, por lo que la norma legal aplicable (…) es el
artículo 62 del Código Procesal Constitucional. Por tanto, (…) es de preferencia la utilización del
Código Procesal Constitucional porque su aplicación no afecta los derechos del demandante sino
que, por el contrario, los optimiza. (STC Exp. N° 04264-2007-HD/TC, S, ff. jj. 2 y 3)

£1218 Requisito especial de procedencia. Información del requerimiento debe guar-


dar relación con información requerida en la demanda
[N]o se aprecia el documento de fecha cierta que el recurrente debió de haber cursado a la en-
tidad demandada [s]i [en] (…) las solicitudes cursadas a [la entidad] la información que se solicita
en ellas no guarda relación con la información que el demandante requiere en su demanda de há-
beas data. (…) [N]o habiéndose acreditado el cumplimiento del requisito previsto en el artículo 62
del Código Procesal Constitucional, resulta evidente o manifiesta la improcedencia de la presente
demanda [de habeas data]. (RTC Exp. N° 6325-2007-HD/TC, ff. jj. 4 y 5)

£1219 Requisito especial de procedencia. Improcedencia por reclamo de información


posterior a la demanda
[P]ara la procedencia de la demanda de hábeas data, tal como lo prescribe el artículo 62 del
CPConst.: “(...) se requerirá que el demandante previamente haya reclamado, por documento de
fecha cierta (…)” [Si] la solicitud de la información requerida en el presente proceso, presentada
por el recurrente ante el (..) demandado en este proceso, [se hizo] después de presentar la deman-
da, [ello] denota el incumplimiento del requisito especial de la demanda de hábeas data regulado
en el artículo 62 del CPConst. (RTC Exp. N° 06481-2007-PHD/TC, f. j. 4)

£1220 Requisito especial de procedencia. Cumplimiento en caso requerimiento sea


dirigido a dirección regional y la demanda a la sede central de la entidad
[S]e ha cumplido con el requisito de emplazamiento mediante documento de fecha cierta,
previsto en el artículo 62 del Código Procesal Constitucional [si] el documento de fecha cierta
se [dirigió] a la Dirección Regional del Ministerio (…) y la demanda se [dirigió] al Ministerio
de (…) con sede en la ciudad de Lima (…) [N]o puede utilizarse [ello] como argumento para
alegar la omisión del antes citado requisito procesal, ya que aunque se trate de una dependencia
central o una de carácter descentralizada, no se enerva en lo más mínimo la responsabilidad en la
que incurre el respectivo sector administrativo al no otorgar la información requerida; (…) queda
claro, en todo caso, que de existir dudas sobre el cumplimiento de los requisitos de procedibilidad
de la demanda, el juzgador constitucional no solo se encuentra en la obligación de adecuar las exi-
gencias formales a la finalidad del proceso, sino en la de presumir en forma favorable su continui-
dad, tal y como lo establecen con precisión los principios contenidos (…) [en el] Código Procesal
Constitucional. (STC Exp. N° 00987-2007-PHD/TC, S, f. j. 2)

£1221 Requisitos para aceptar requerimiento de información


[L]os demandantes refirieron que la carta solicitando la información requerida no había
sido aceptada en su momento por los demandados. Asimismo, (…) obra la carta remitida
por los demandantes solicitando la entrega de la información, la misma que fue recibida (…).
[Apersonándose al proceso] los demandados conocen del requerimiento de información formula-
do por los demandantes, pese a lo cual no han otorgado hasta la fecha la información solicitada,
en el entendido de que deben cumplirse los requisitos adicionales impuestos por la [entidad] para
la entrega de la información. (…) [E]ste Tribunal considera que (…) está debidamente acreditado
que los demandados fueron oportunamente requeridos para la entrega de la información, pese a lo
cual se mostraron renuentes a ello, por lo que en el caso se cumplió el requisito de la demanda a

794
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

que se refiere el artículo 62 del Código Procesal Constitucional (…). (RTC Exp. N° 8167-2006-
HD/TC, ff. jj. 4, 5 y 6)

ARTÍCULO 63. EJECUCIÓN ANTICIPADA


De oficio o a pedido de la parte reclamante y en cualquier etapa del procedimiento y
antes de dictar sentencia, el Juez está autorizado para requerir al demandado que posee,
administra o maneja el archivo, registro o banco de datos, la remisión de la información
concerniente al reclamante; así como solicitar informes sobre el soporte técnico de datos,
documentación de base relativa a la recolección y cualquier otro aspecto que resulte con-
ducente a la resolución de la causa que estime conveniente. La resolución deberá conte-
ner un plazo máximo de tres días útiles para dar cumplimiento al requerimiento expresa-
do por el Juez.

Nota del editor: En relación con el artículo 63 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 64.- ACUMULACIÓN


Tratándose de la protección de datos personales podrán acumularse las pretensiones de
acceder y conocer informaciones de una persona, con las de actualizar, rectificar, incluir,
suprimir o impedir que se suministren datos o informaciones.

£1222 Acumulación de pretensiones. Acceso a información de central de riesgo y ac-


tualización de datos sobre deuda pagada
[E]ste Colegiado se ha pronunciado en la STC Exp. N° 1797-2002-HD respecto a la autode-
terminación informativa, subrayando que “la protección del derecho a la autodeterminación infor-
mativa a través del hábeas data comprende, en primer lugar, la capacidad de exigir jurisdiccional-
mente la posibilidad de acceder a los registros de información,(…). En segundo lugar, el hábeas
data puede tener la finalidad de agregar datos al registro que se tenga, sea por la necesidad de que
se actualicen los que se encuentran registrados, o con el fin de que se incluyan aquellos no regis-
trados, (…). Asimismo (…) mediante el hábeas data, un individuo puede rectificar la información,
personal o familiar, que se haya registrado; impedir que esta se difunda para fines distintos de
aquellos que justificaron su registro o, incluso, tiene la potestad de cancelar aquellos que razona-
blemente no debieran encontrarse almacenados”. (…) [Si] se observa que las [entidades] recurri-
das [solo] declararon fundada la demanda respecto de la pretensión principal; (…) son estimables
en sede constitucional las pretensiones accesorias, puesto que el derecho a la autodeterminación
posibilita al demandante requerir que la información de las deudas que figuran en la base de datos
sea actualizada (…) [si] la deuda ha sido pagada (…). En consecuencia, la demanda debe esti-
marse en los extremos que solicita la actualización y rectificación de información a la Central de
Riesgos de la Superintendencia de Banco de Banca, Seguro y AFP, con los (…) registros de pagos
realizados por la demandante. (STC Exp. N° 10614-2006-PHD/TC, S, ff. jj. 4, 5 y 7)

£1223 Acumulación de pretensiones. Hábeas data correctivo y exclutorio


[L]os tipos de hábeas data son los siguientes (…) c) Hábeas data rectificador o correcti-
vo: dirigido a corregir los datos falsos, inexactos o imprecisos (…) d) Hábeas data exclutorio o

795
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

cancelatorio: cuyo objeto es excluir información de un banco de datos que el titular considera
debe ser cancelada. (…) [L]a pretensión [acumulativa] del recurrente se encuentra circunscrita
a la rectificación y supresión de los datos contenidos en los reportes emitidos por la Central de
Riesgos de la SBS, que lo califica como cliente pérdida. Se trata, así, de un hábeas data correctivo
o rectificador y, por otra parte, de un hábeas data exclutorio. (RTC Exp. N° 06164-2007-HD/TC,
ff. jj. 2 y 4)

£1224 Acumulación de pretensiones. Anulación de información y rectificación


[R]especto a la primera pretensión (…) esta puede dividirse en dos partes: 1) Que se anule la
información contenida en los archivos (…). 2) Que se rectifique y borre la información contenida
en los archivos (…) y se impida que estadísticamente se siga considerando al recurrente como
miembro de la [institucióon]. (…) [R]especto al extremo 2) reseñado supra, debe precisarse que,
para que se pueda borrar y rectificar la información contenida en los Archivos (…), es necesario
proceder antes a su anulación, pues no es posible pedir la rectificación y borrado de la informa-
ción si antes no se ha hecho ello. En tanto subsista tal información no puede rectificarse dado que
continúa siendo información exacta y cierta. (RTC Exp. N° 1004-2006-PHD/TC, ff. jj. 4 y 5)

ARTÍCULO 65.- NORMAS APLICABLES


El procedimiento de hábeas data será el mismo que el previsto por el presente Código
para el proceso de amparo, salvo la exigencia del patrocinio de abogado que será facul-
tativa en este proceso. El juez podrá adaptar dicho procedimiento a las circunstancias del
caso.

£1225 Aplicación de normas sobre proceso de amparo. Prescripción


Tal como lo han previsto las (…) actuales normas procesales sobre la materia [Código Procesal
Constitucional], la figura de la prescripción –entendida equivocadamente como caducidad– ha es-
tado presente, para el caso del hábeas data, siempre utilizando las reglas generales aplicables al
[proceso de] amparo. (STC Exp. Nº 3619-2005-HD/TC, P, f. j. 2)

£1226 Aplicación de normas sobre proceso de amparo. Inexistencia de etapa


probatoria
[E]s preciso determinar los alcances de[l] (…) proceso constitucional (…) [d]el hábeas data,
que carece de una estación de pruebas. Sobre este aspecto, ya el Tribunal Constitucional ha tenido
la oportunidad de precisar sus alcances y límites. Así, por ejemplo, en la sentencia recaída en
el Exp. N° 0976-2001-AA/TC (Fund. Jur. N° 3), sostuvo que la inexistencia de una estación de
pruebas se debe al hecho de que mediante esta clase de procesos [constitucionales como el de am-
paro y de habeas data] “[...] no se dilucida la titularidad de un derecho [...], sino solo se restablece
su ejercicio. A juicio del Tribunal [Constitucional], no existe estación probatoria en el amparo (y
en el hábeas data), porque en él no se declaran ni constituyen a favor de ninguna de las partes
derechos constitucionales, lo que sí sucede en otra clase de procesos ordinarios, para cuyo caso,
precisamente, se ha previsto la estación probatoria. (…) [T]eniendo el recurrente la calidad de
titular del derecho constitucional, el amparo (o el hábeas data) se dirige básicamente a analizar si
el acto reclamado es o no lesivo de aquel atributo subjetivo reconocido por la Norma Suprema del
Estado. En efecto, a través de estos procesos no se puede solicitar la declaración de un derecho o,
quizá, que se constituya uno. (STC Exp. Nº 1797-2002-HD/TC, S, ff. jj. 13 y 14)

796
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1227 Aplicación de normas sobre proceso de amparo. Afectación de derechos funda-


mentales por resoluciones judiciales
[C]onforme al articulo 65 del código procesal constitucional el proceso de habeas data se rige
por las mismas reglas del proceso de amparo, siendo así el articulo 51 del acotado texto legal esta-
blece, como excepción, que en los casos en que la afectación de derechos se origine en una reso-
lución judicial, la demanda se interpondrá ante la sala civil de turno respectiva, la que actúa como
primera instancia. En atención a lo establecido en la citada norma, se concluye que (…) no existe
justificación alguna para que el proceso se haya interpuesto ante el ad quem [Sala Civil] [si] la
denunciada afectación de los derechos de recurrente no tiene su origen en una resolución judicial
sino en la negativa de la emplazada de proporcionar la información a que se refiere el petitorio de
la demanda. Por las razones expuestas [debe declararsae] nulo lo actuado (…) y [remitirse] los
autos al juez civil competente a fin de que califique la demanda con arreglo ley. (PROCESO DE
HÁBEAS DATA-Exp. Nº 602-2006 LIMA, SDCS, f. j. 3)

797
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO V
PROCESO DE CUMPLIMIENTO

ARTÍCULO 66.- OBJETO


Es objeto del proceso de cumplimiento ordenar que el funcionario o autoridad pública
renuente: (…)

£1228 Objeto del proceso de cumplimiento. Naturaleza del proceso de cumplimiento


y de su objeto
Desde el punto de vista doctrinario, es posible considerar que existen temas de naturaleza pro-
piamente constitucionales y otros que, sin tener tal condición, son incorporados a la Constitución
por el constituyente. Sin embargo, desde la perspectiva de la justicia constitucional (…) es indis-
pensable reiterar el carácter normativo de la Constitución en su conjunto que, obviamente, abarca
todas las materias que ella regula. La Constitución es un ordenamiento que posee fuerza normati-
va y vinculante; por ende, la materia constitucional será toda la contenida en ella, y “lo constitu-
cional” derivará de su incorporación en la Constitución (…).
Atendiendo a las consideraciones expuestas es que debemos interpretar las normas contenidas
en el Título V de la Constitución, relativas a las garantías constitucionales o procesos constitu-
cionales. En efecto, el planteamiento descrito líneas arriba se confirma con el artículo I del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional (…) [que] acatando el mandato constitucional,
reconoce al proceso de cumplimiento su carácter de proceso constitucional. (STC Exp. N° 0168-
2005-PC/TC, S, f. j. 2 y 3)
La acción de cumplimiento es un “proceso constitucionalizado” que, prima facie, no tiene
por objeto la protección de un derecho o principio constitucional, sino la de derechos legales y de
orden administrativo, mediante el control de la inacción administrativa.
Se trata, por tanto, de un “proceso constitucionalizado”, como, a su vez, lo es el contencio-
so- administrativo, y no en estricto de un “proceso constitucional”, toda vez que en su seno no se
resuelven controversias que versen sobre materia constitucional, aun cuando este haya sido creado
directamente por la Constitución (artículo 200, inciso 6).
Como todo proceso jurisdiccional –y los “constitucionalizados” como los “constitucionales”
no escapan de tal condición–, la posibilidad de que las pretensiones que se planteen en su seno
sean objeto de un pronunciamiento sobre el fondo está condicionada a que el demandante satisfa-
ga los presupuestos procesales y, en su caso, las condiciones de la acción que la ley prevea. (STC
Exp. N° 0191-2003-AC/TC, P, f. j. 2)

799
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1229 Objeto del proceso de cumplimiento. Tutela del derecho constitucional a ase-
gurar y exigir la eficacia de las normas legales y de los actos administrativos
[C]onforme al artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, los pro-
cesos constitucionales tienen, entre sus fines esenciales, los de garantizar la supremacía de la
Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales. [P]ara configurar el perfil
exacto del proceso de cumplimiento, garantizando la autonomía de cada uno de los procesos
constitucionales que protegen derechos constitucionales (amparo, hábeas corpus y hábeas data),
debemos precisar (…) como es que mediante el proceso de cumplimiento se alcanzan los fines
comunes a los procesos constitucionales.
[E]l control de la regularidad del sistema jurídico en su integridad constituye un principio
constitucional básico en nuestro ordenamiento jurídico nacional que fundamenta la constitucio-
nalidad de los actos legislativos y de los actos administrativos (ambos en su dimensión objetiva),
procurándose que su vigencia sea conforme a dicho principio. Sin embargo, no solo basta que una
norma de rango legal o un acto administrativo sea aprobado cumpliendo los requisitos de forma y
fondo que le impone la Constitución, las normas del bloque de constitucionalidad o la ley, según
sea el caso, y que tengan vigencia; es indispensable, también, que aquellas sean eficaces. Es sobre
la base de esta última dimensión que, conforme a los artículos 3, 43 y 45 de la Constitución, el
Tribunal Constitucional reconoce la configuración del derecho constitucional [no enumerado] a
asegurar y exigir la eficacia de las normas legales y de los actos administrativos. Por tanto, cuan-
do una autoridad o funcionario es renuente a acatar una norma legal o un acto administrativo que
incide en los derechos de las personas o, incluso, cuando se trate de los casos a que se refiere el
artículo 65 del Código Procesal Constitucional (relativos a la defensa de los derechos con intere-
ses difusos o colectivos en el proceso de cumplimiento), surge el derecho de defender la eficacia
de las normas legales y actos administrativos a través del proceso constitucional de cumplimiento.
(STC Exp. N° 0168-2005-PC/TC, S, f. j. 5, 8 y 9)

£1230 Objeto del proceso de cumplimiento. Control de la inactividad de la


Administración
Debe tenerse presente que el proceso constitucional de cumplimiento tiene por objeto con-
trolar la “inactividad material de la Administración”, es decir, la que deriva del incumplimiento
de mandatos nacidos de la ley o de actos administrativos, donde no media la petición de un par-
ticular, sino donde se encuentra vinculado, prima facie, un deber o el ejercicio de una atribución
relacionada con sus competencias naturales, protegiendo así los derechos e intereses legítimos de
los administrados que se deriven de la inacción de los órganos de la Administración Pública. (STC
Exp. N° 3055-2005-PC/TC, P, f. j. 2)
[E]n el proceso de cumplimiento no solo se examina: a) si el funcionario o autoridad pú-
blica ha omitido cumplir una actuación administrativa debida que es exigida por un mandato
contenido en una ley o en un acto administrativo, sino, además, b) si este funcionario o auto-
ridad pública ha omitido realizar un acto jurídico debido, ya sea que se trate de la expedición
de resoluciones administrativas o del dictado de reglamentos, de manera conjunta o unilateral
(...) [E]l proceso de cumplimiento sirve para controlar la inacción de los funcionarios o au-
toridades públicas, de modo tal que se puedan identificar conductas omisivas, actos pasivos
e inertes o la inobservancia de los deberes que la ley les impone a estos funcionarios y au-
toridades públicas, y, a consecuencia de ello, se ordene el cumplimiento del acto omitido o el
cumplimiento eficaz del acto aparente o defectuosamente cumplido, y se determine el nivel de
responsabilidades, si las hubiere.
Y es que en virtud del principio de legalidad de la función ejecutiva, los agentes públicos
deben fundar todas sus actuaciones en la normativa vigente. “El principio de ‘vinculación positiva
de la Administración a la Ley’ exige que la certeza de validez de toda acción administrativa de-
penda de la medida en que pueda referirse a un precepto jurídico o que, partiendo de este, pueda

800
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

derivársele como su cobertura o desarrollo necesario. El marco normativo para la Administración


es un valor indisponible, motu proprio, irrenunciable ni transigible”. (STC Exp. N° 2002-2006-
PC/TC, S, ff. jj. 21, 22 y 23)

£1231 Objeto del proceso de cumplimiento. Omisión renuente del funcionario o


autoridad
Uno de esos presupuestos procesales al que está condicionado el ejercicio del derecho de ac-
ción en este proceso, que puede denominarse de carácter subjetivo, es el que se deriva del hecho
de que mediante la acción de cumplimiento no se controla la mera o simple inactividad adminis-
trativa, sino aquella que asume la condición de “renuente”, conforme lo expresa el inciso 6) del
artículo 200 de la Constitución. (STC Exp. Nº 0191-2003-AC/TC, P, f. j. 3)
[L]a acción de cumplimiento se configura como un proceso constitucional orientado a ma-
terializar las obligaciones derivadas de una norma legal o un acto administrativo, respecto de los
cuales existe renuencia por parte de cualquier autoridad o funcionario. (STC Exp. Nº 3735-2004-
AC/TC, S, f. j. 1)

801
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 66.- OBJETO


Es objeto del proceso de cumplimiento ordenar que el funcionario o autoridad pública
renuente:
1. Dé cumplimiento a una norma legal o ejecute un acto administrativo firme; o (...)

£1232 Cumplimiento del mandato de norma legal o acto administrativo. No basta ve-
rificar cualquier inacción de la Administración
La [mera] inactividad de la Administración no es presupuesto válido para interponer una
acción de garantía, pues, como se ha precisado, la acción de cumplimiento procede contra el in-
cumplimiento de un acto administrativo que contiene un mandamus expreso. (STC Exp. N° 1172-
2004-AC/TC, S, f. j. 2)

£1233 Cumplimiento del mandato de norma legal o acto administrativo. Debe ser efi-
caz y no solo formal
[E]l proceso de cumplimiento no puede tener como finalidad el examen sobre el cumplimien-
to “formal” del mandato contenido en una norma legal o acto administrativo, sino, más bien, el
examen sobre el cumplimiento eficaz de tal mandato, por lo que si en un caso concreto se verifica
la existencia de actos de cumplimiento aparente, parcial, incompleto o imperfecto, el proceso de
cumplimiento servirá para exigir a la autoridad administrativa precisamente el cumplimiento efi-
caz de lo dispuesto en el mandato. (STC Exp. N° 2002-2006-PC/TC, S, f. j. 37)

£1234 Cumplimiento del mandato de norma legal o acto administrativo. Cumplimiento


aparente o parcial como incumplimiento
[R]esulta pertinente señalar la diferencia entre omisión formal y omisión material. Aquella se
manifiesta cuando la Administración no efectúa acto alguno a fin de dar cumplimiento al mandato
establecido. Esta en cambio, implica la realización por parte de la Administración de cierta activi-
dad, sin que con ello se cumpla el mandato de la norma. Tales actos, solo en apariencia demues-
tran el cumplimiento del mandamus, no pudiendo ser considerados, en consecuencia, como actos
destinados a efectivizar la norma. De igual forma puede ocurrir que la administración despliegue
su actividad, dejando incumplidos ciertos aspectos de la norma, lo que supondría un cumplimien-
to parcial. Otro supuesto de la omisión formal ocurre cuando la ejecución de lo ordenado por la
administración no alcanza a todos los que debían haberse beneficiado por el referido mandato, lo
que implica una afectación al principio de igualdad.
Y puesto que el objetivo del proceso de cumplimiento es corregir la conducta omisiva de la
administración, velando por el cumplimiento efectivo de la norma, y no la mera apariencia de
cumplimiento, es lógico que se deba analizar si los actos realizados por la administración real-
mente cumplieron con llevar a efecto los mandatos establecidos en la norma. (STC Exp. N° 9754-
2005-PC/TC, P, ff. jj. 25 y 26)

£1235 Mandamus de la norma legal o del acto administrativo. Requisitos


[D]icho proceso requiere de un mandamus, esto es, la norma o acto administrativo debe tener
un mandato de obligatorio cumplimiento, que sea incondicional, cierto o líquido, y pueda, por
tanto, inferirse indubitablemente (STC Exp. N° 0453-2005-PC/TC, S, f. j. 2)
[P]ara que mediante un proceso de la naturaleza que ahora toca resolver –que, como se sabe,
carece de estación probatoria–, se pueda expedir una sentencia estimatoria, es preciso que el man-
dato previsto en la ley o en un acto administrativo tenga determinadas características. Entre otras,
debe tratarse de un mandato que sea de obligatorio cumplimiento, que sea incondicional y, tratán-
dose de los condicionales, que se haya acreditado haber satisfecho las condiciones; asimismo, que

802
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

se trate de un mandato cierto o líquido, es decir, susceptible de inferirse indubitablemente de la ley


o del acto administrativo que lo contiene y, en lo que al caso se refiere, que se encuentre vigente.
(STC Exp. N° 0191-2003-AC/TC, P, f. j. 6)
Para que el cumplimiento de la norma legal, la ejecución del acto administrativo y la orden
de emisión de una resolución sean exigibles a través del proceso de cumplimiento, además de la
renuencia del funcionario o autoridad pública, el mandato contenido en aquellos deberá contar
con los siguientes requisitos mínimos comunes:
a) Ser un mandato vigente.
b) Ser un mandato cierto y claro, es decir, debe inferirse indubitablemente de la norma legal o
del acto administrativo.
c) No estar sujeto a controversia compleja ni a interpretaciones dispares.
d) Ser de ineludible y obligatorio cumplimiento.
e) Ser incondicional.
Excepcionalmente, podrá tratarse de un mandato condicional, siempre y cuando su satisfac-
ción no sea compleja y no requiera de actuación probatoria (...).
Estos requisitos mínimos se justifican porque el proceso de cumplimiento, diseñado por nues-
tra Constitución y el Código Procesal Constitucional, dado su carácter sumario y breve, no es el
adecuado para discutir los contenidos de normas generales cuyos mandatos no tienen las caracte-
rísticas mínimas a que hemos hecho referencia, o de normas legales superpuestas que remiten a
otras, y estas a su vez a otras, lo cual implica una actividad interpretativa compleja que, en rigor,
debe llevarse a cabo a través de las vías procedimentales específicas.
Del mismo modo, en este tipo de procesos el funcionario o autoridad pública tiene un deber
absoluto de acatamiento de la norma legal o del acto administrativo, no siendo posible ningún tipo
de discrecionalidad de su parte. Asimismo, en ellos los derechos del demandante son prácticamen-
te incuestionables, de modo que, comprobada la renuencia y el incumplimiento de la norma legal
o el acto administrativo conforme a las pautas descritas, de ineludible cumplimiento, corresponde-
rá amparar la demanda. (STC Exp. N° 00168-2005-PC/TC, P, ff. jj. 14-16, PV)

£1236 Cumplimiento de una norma legal. No sustracción de la materia si se mantie-


nen efectos de la norma derogada
Este Colegiado estima que la opción de la recurrida privilegió solo el aspecto formal del man-
dato, porque si bien las normas que lo contenían fueron derogadas, desde la perspectiva material o
sustancial la obligación seguía vigente porque la nueva norma mantuvo las mismas obligaciones
que se derivaban del mandato. En efecto, [d]e una simple comparación de las normas citadas se
advierte que el mandato y las obligaciones que de ella se derivan para el Ministerio de Salud
subsisten y en la práctica siempre se mantuvieron. Por ello, este Colegiado considera que, en el
presente caso, no se presenta el supuesto de sustracción de la materia, porque esta no solo debe ser
formal sino material, es decir, que para que aquella resulte aplicable el mandato debe ser derogado
en su integridad (material y formalmente), supuesto que no se ha dado en el caso de autos. (STC
Exp. N° 7435-2006-PC/TC, P, ff. jj. 6 y 7)

£1237 Cumplimiento de una norma legal. Interpretación del mandato de la norma


debe ser conforme con la Constitución
[T]ras la presencia de mandatos derivados de una norma exigible legalmente, pero en cambio,
cuestionable constitucionalmente, la alternativa no puede ser menos que concluyente (...) [S]i de
la lectura de una norma infraconstitucional apareciera que esta última instituye criterios distintos
a los de la Constitución del Estado o impide que estos puedan desarrollarse adecuadamente, es
deber de la magistratura constitucional privilegiar la eficacia de la Constitución por encima de

803
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

la eficacia de la ley (...) [E]llo no significa de modo alguno que se pretenda desarticular el rol del
proceso de cumplimiento, sino el de orientarlo siempre o bajo toda circunstancia en provecho de
la finalidad que en un sentido amplio persigue todo proceso constitucional, y que no es otra que la
defensa de la Constitución (…) [E]ste Colegiado entiende que la manera más adecuada de evitar
la paradoja de imponer el cumplimiento de una norma legal aparentemente opuesta a los mandatos
constitucionales, pasa por el hecho de ensayar una lectura de dicha norma que resulte compatible
con la Constitución. Dicha alternativa, además de suponer una opción perfectamente legítima den-
tro del cuadro de opciones habilitadas por la jurisdicción constitucional, resulta procedente si de
lo que se trata es de operativizar el derecho a la gratuidad en la administración de justicia, y no de
neutralizarlo o simplemente tornarlo impracticable. (STC Exp. N° 4549-2004-PC/TC, S, f. j. 8 y 9)

£1238 Cumplimiento de una norma legal. Plazo razonable para el cumplimiento del
mandato
[E]l Tribunal Constitucional considera que la pretensión de los demandantes debe estimarse en
parte, toda vez que, si bien el Ministerio de Salud ha adoptado determinadas medidas, establecidas
en la Ley N° 26842, General de Salud, y en el Decreto Supremo N° 074-2001-PCM, Reglamento de
Estándares Nacionales del Calidad Ambiental del Aire, su cumplimiento no ha sido eficaz, sino más
bien parcial e incompleto (…) En el caso concreto de la población de la ciudad de La Oroya, sobre
todo de los niños y mujeres gestantes, ocurre que desde 1999, año en que se realizaron los prime-
ros estudios que determinaron la existencia de población contaminada con plomo en la sangre,
hasta la actualidad, han transcurrido más de 7 años sin que el Ministerio de Salud implemente un
sistema de emergencia que proteja, recupere y rehabilite la salud de la población afectada (…)
El mandato (…) se encuentra indisolublemente ligado a la protección del derecho fundamen-
tal a la salud de los niños y mujeres gestantes de La Oroya, cuya sangre se encuentra contaminada
con plomo, tal como se ha acreditado en autos. No es válido sostener que la protección de este de-
recho fundamental, por su dimensión de derecho social, deba diferirse en el tiempo a la espera de
determinadas políticas de Estado. Tal protección debe ser inmediata, pues la grave situación que
atraviesan los niños y mujeres gestantes contaminados, exige del Estado una intervención concre-
ta, dinámica y eficiente (…) Por tanto, debe ordenarse al Ministerio de Salud que, en el plazo de
30 días, implemente un sistema de emergencia para atender la salud de las personas contaminadas
con plomo, en el caso de la ciudad de La Oroya, a efectos de lograr su inmediata recuperación.
(STC Exp. N° 2002-2006-PC/TC, S, ff. jj. 56, 60 y 61)

£1239 Cumplimiento de una norma legal. Tratados internacionales sobre derechos


humanos como normas exigibles a través del proceso de cumplimiento
[E]n lo que respecta al primer extremo, es un hecho inobjetable para este Tribunal que cuando
nuestra Constitución Política del Estado reconoce en su artículo 55 que “Los tratados celebrados por
el Estado y en vigor forman parte del derecho nacional” y el artículo 200, inciso 4 consigna entre las
diversas normas con jerarquía legal, a los tratados (sin distinción alguna), no cabe sino admitir que los
mismos tienen valor normativo indiscutible y en consecuencia son plenamente aplicables por los jue-
ces y tribunales peruanos. Bajo dicha perspectiva y habiendo sido aprobado por nuestro país el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos mediante Decreto Ley N° 22128 y posteriormente ratifi-
cado (…) es un hecho que el citado instrumento supranacional forma parte integrante del sistema jurí-
dico peruano, siendo plenamente aplicable en vía jurisdiccional ordinaria o especializada. [Ya] que el
artículo 14, inciso 6 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos reconoce un mandato
indemnizatorio como consecuencia de la comisión de un error judicial a propósito que quienes
han sido beneficiados con una medida de indulto, esto es, crea una obligación como correlato de
una determinada situación jurídica, no cabe la menor duda, que al tratarse de derecho aplicable en
nuestro país y que como se ha dicho, tiene el mismo rango que el de una ley, le asiste el mismo
régimen jurídico que opera respecto de la acción de cumplimiento y que como lo dispone el ar-
tículo 200, inciso 6 de la Constitución Política del Estado (…) procede contra cualquier autoridad
o funcionario renuente a acatar, no solo los actos administrativos sino también las normas legales,

804
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

categoría jurídica que, por otra parte y como lo viene asumiendo en reiterada jurisprudencia este
Tribunal, no solo se refiere a las leyes en sentido formal o disposiciones emanadas del Congreso
bajo dicha nomenclatura, sino a todo tipo de norma jurídica cuyo rango o jerarquía sea igual que
el de una ley en sentido estricto. (STC Exp. N° 1277-1999-AC/TC, P, ff. jj. 7 y 8)

£1240 Cumplimiento del acto administrativo. Características del mandato contenido


en el acto administrativo
[P]ara el caso del cumplimiento de los actos administrativos, además de los requisitos míni-
mos comunes (...), en tales actos se deberá:
f) Reconocer un derecho incuestionable del reclamante.
g) Permitir individualizar al beneficiario. (STC Exp. N° 00168-2005-PC/TC, P, ff. jj. 16, PV)
[L]a acción de cumplimiento procede contra cualquier autoridad o funcionario renuente a
acatar una norma legal o un acto administrativo, requiriéndose, en el caso de los actos administra-
tivos, que estos sean virtuales, es decir, definidos e inobjetables, caso contrario será necesario el
trámite previo que permita un mandato con las características señaladas.

£1241 Cumplimiento del acto administrativo. Acto administrativo debe individualizar


al beneficiario
[A]tendiendo a la naturaleza de los actos administrativos, el Tribunal ha recogido dos cua-
lidades o características que deben someterse a evaluación cuando lo solicitado sea el cumpli-
miento de un acto administrativo. En efecto, en dicho supuesto, además de la verificación de los
requisitos mínimos comunes del mandato, en el acto administrativo se deberá reconocer un dere-
cho incuestionable del reclamante e individualizar al beneficiario. Sobre la individualización del
administrado la idea es explícita. El acto administrativo deberá consignar a un sujeto o, de ser el
caso, un grupo de sujetos, en ambos casos perfectamente identificables; no cabe, en tal sentido,
someter a la vía de cumplimiento un acto administrativo de carácter general, en tanto es cuali-
dad de un acto administrativo sometido al proceso de cumplimiento que la mora o el letargo de
la Administración, vale decir la omisión, deba incidir directamente en algún sujeto determinado.
(STC Exp. N° 00102-2007-PC/TC, f. j. 6)

£1242 Cumplimiento del acto administrativo. Acto administrativo debe reconocer un


derecho incuestionable del reclamante
[E]n lo concerniente al reconocimiento del derecho del reclamante –segunda característica
propia del acto administrativo– este Tribunal considera que el cuestionamiento al derecho recono-
cido en el acto administrativo puede efectuarse con posterioridad a la verificación de los requisitos
mínimos comunes, siempre que no se haya comprobado la existencia de una controversia comple-
ja derivada de la superposición de actos administrativos, o que el derecho reclamado esté sujeto
a interpretaciones dispares. Así, cuando deba efectuarse un pronunciamiento sobre el fondo de
la controversia se deberá revisar si existe algún cuestionamiento al derecho reconocido al recla-
mante, pues de haberlo –a pesar de la naturaleza del proceso de cumplimiento– corresponderá su
esclarecimiento. De verificarse que el derecho no admite cuestionamiento corresponderá amparar
la demanda; por el contrario, cuando el derecho sea debatido por algún motivo, como por ejemplo
por estar contenido en un acto administrativo inválido o dictado por órgano incompetente, la de-
manda deberá desestimarse, en tanto el acto administrativo carece de la virtualidad suficiente para
configurarse en un mandato por no tener validez legal. (STC Exp. N° 00102-2007-PC/TC, f. j. 6)

£1243 Cumplimiento del acto administrativo. Resolución debe estar referida al ejerci-
cio de funciones administrativas
[L]a resolución cuyo cumplimiento solicita la demandante no se encuentra sujeta a los
preceptos del Derecho Público o, lo que es lo mismo, no ha sido realizada en el ejercicio de la

805
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

función administrativa. De modo que el origen de la obligación dineraria cuyo pago pretende la
demandante no es el acto cuyo cumplimiento se solicita, sino más bien un contrato suscrito con la
demandante, en donde la Administración no actúa ejerciendo sus potestades públicas administrati-
vas. (RTC Exp. N° 4260-2005-PC/TC, S, f. j. 5)

ARTÍCULO 66.- OBJETO


Es objeto del proceso de cumplimiento ordenar que el funcionario o autoridad pública
renuente: (…)
2. Se pronuncie expresamente cuando las normas legales le ordenan emitir una resolu-
ción administrativa o dictar un reglamento.

£1244 Cumplimiento de la obligación de reglamentar. Plazo razonable para la


reglamentación
Como se aprecia la norma no establece plazo alguno para que los gobiernos locales cumplan
con emitir tal reglamentación. Ello no es soslayado por este Colegiado, sin embargo debe tomarse
en cuenta que al momento de interponerse la demanda el mandato contenido en el artículo sub
exámine ya contaba con más de dos años de vigencia, tiempo que debe ser considerado suficiente
para que se lleve a cabo la referida regulación. (STC Exp. N° 09632-2006-PC/TC, S, f. j. 8)

£1245 Cumplimiento de la obligación de reglamentar. Sustracción de la materia por


derogación de beneficio objeto de regulación
[E]n cuanto al petitorio, esto es, que la demandada cumpla con expedir el Decreto Supremo
reglamentario a que se refiere el artículo 2 del Decreto Ley Nº 26009 (…) ha operado la sus-
tracción de la materia en tanto el beneficio tributario ha sido derogado por el precitado Decreto
Legislativo Nº 775, y resultaría ocioso ordenar reglamentar un beneficio que ya no existe, confi-
gurándose la irreparabilidad en el daño que establece el inciso 5 del artículo 5 del Código Procesal
Constitucional. Se incumpliría, además, uno de los requisitos obligatorios e ineludibles de todo
proceso de cumplimiento, es decir, que el mandato esté vigente. Por ello, este extremo debe deses-
timarse. (STC Exp. 3861-2005-PC/TC, S, ff. jj. 4 y 5)

£1246 Cumplimiento de la obligación de reglamentar. Cumplimiento indirecto del


mandato mediante emisión de normas reglamentarias
Con relación a la segunda pretensión, relativa a la expedición del Decreto Supremo regla-
mentario a que se refiere la Octava Disposición Transitoria del Decreto Legislativo 775 (…) este
Tribunal, a fin de esclarecer cualquier duda y en virtud de la facultad conferida por el artículo 119
del Código Procesal Constitucional, solicitó información al Ministerio de Economía y Finanzas
para que comunique sobre la dación del Decreto Supremo que se debió expedir como medida de
solución a los problemas tributarios suscitados a consecuencia de la derogatoria de los Decretos
Leyes N°s 25764 y 26009 (….) En conclusión, el MEF señala que si bien el Decreto Supremo
(…) no fue aprobado, con posterioridad a dicha norma se dictaron diversas medidas que favo-
recieron al sector exportador en conjunto; recogiéndose en ellas el espíritu que había tenido el
legislador al dictar la octava disposición transitoria del mencionado texto.
Consecuentemente (…), este Tribunal aprecia que, aunque no fuera mediante Decreto
Supremo, tal como lo disponía la disposición derogatoria, la autoridad ha cumplido con pronun-
ciarse expresamente dictando las normas correctivas correspondientes para cumplir lo prescrito
por la Octava Disposición Transitoria del Decreto Legislativo 775. En tal sentido, la demanda
debe ser desestimada. (STC Exp. N° 3861-2005-PC/TC, S, ff. jj. 7 y 8)

806
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 67.- LEGITIMACIÓN Y REPRESENTACIÓN


Cualquier persona podrá iniciar el proceso de cumplimiento frente a normas con rango
de ley y reglamentos. Si el proceso tiene por objeto hacer efectivo el cumplimiento de un
acto administrativo, solo podrá ser interpuesto por la persona a cuyo favor se expidió el
acto o quien invoque interés para el cumplimiento del deber omitido.
Tratándose de la defensa de derechos con intereses difusos o colectivos, la legitimación
corresponderá a cualquier persona. Asimismo, la Defensoría del Pueblo puede iniciar
procesos de cumplimiento.

£1247 Legitimación para demandar. Legitimación popular (legitimatio actio populis)


frente a normas de carácter general e intereses difusos
Las recurrentes solicitan, mediante el presente proceso, el cumplimiento de la Resolución
Ministerial N° 465-99-SA/DM, así como de la Resolución Ministerial N° 399-2001-SA/DM, que
al aprobar las normas sobre planificación familiar, dispusieron la incorporación del AOE como
uno de los métodos anticonceptivos, así como su difusión y reparto en los hospitales y centros de
Salud bajo la dirección del Ministerio de Salud (…).
[T]ratándose el presente caso del cumplimiento de normas legales de carácter general,
conforme al artículo 67 del Código Procesal Constitucional, las recurrentes tienen plena le-
gitimidad por tratarse de la defensa de intereses difusos. (STC Exp. N° 7435-2006-PC/TC, P,
ff. jj. 1 y 13)

£1248 Legitimación para demandar. Acreditación de legitimación personal (legitima-


tio ad causam)
[E]n el acto administrativo se deberá reconocer un derecho incuestionable del reclamante e
individualizar al beneficiario. Sobre la individualización del administrado la idea es explícita. El
acto administrativo deberá consignar a un sujeto o, de ser el caso, un grupo de sujetos, en ambos
casos perfectamente identificables; no cabe, en tal sentido, someter a la vía de cumplimiento un
acto administrativo de carácter general, en tanto es cualidad de un acto administrativo sometido
al proceso de cumplimiento que la mora o el letargo de la Administración, vale decir la omisión,
deba incidir directamente en algún sujeto determinado.
Por otro lado, en lo concerniente al reconocimiento del derecho del reclamante (…) este
Tribunal considera que el cuestionamiento al derecho reconocido en el acto administrativo puede
efectuarse con posterioridad a la verificación de los requisitos mínimos comunes [C]uando deba
efectuarse un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia se deberá revisar si existe algún
cuestionamiento al derecho reconocido al reclamante, pues de haberlo (…) corresponderá su es-
clarecimiento. (STC Exp. N° 00102-2007-PC/TC, f. j. 6)

£1249 Legitimación para demandar. Diferencia entre legitimaciones para exigir cum-
plimiento de un acto administrativo y de una norma de carácter general
[No] es cierto, como se ha sostenido en la sede judicial, que el demandante haya carecido
de legitimidad para obrar en el presente proceso. En efecto, aunque el proceso de cumpli-
miento importa una cierta dosis de legitimidad en su interposición, no puede decirse que el
mismo régimen opera para todos los casos o supuestos en los que procede dicho proceso. No
es lo mismo invocar el cumplimiento de un acto administrativo que invocar el cumplimiento
de una ley. Mientras que en el primer caso, el mandamus suele encontrarse asociado a una
persona o grupo de personas que son las que gozan de legitimidad para reclamar frente al
supuesto de su inobservancia, en el segundo caso, queda claro que el mandamus tiene efectos
generales, por derivar de una ley. De allí que bajo tal contexto, sea cualquier persona o indi-
viduo el que pueda gozar de legitimidad para interponer la correspondiente demanda. Este

807
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

mismo criterio ha sido recogido recientemente en el Código Procesal Constitucional (artículo


67) y es, sin duda, resultado de una sana como adecuada interpretación de cada supuesto.
(STC Exp. N° 4549-2004-PC/TC, S, f. j. 3)

£1250 Legitimación para demandar. Legitimación de asociaciones para demandar


ante la afectación de intereses colectivos
[D]ado que se ha cuestionado la legitimidad para obrar de la Asociación Nacional de
Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria, ya que lo
que se exigiría como debido y que la entidad emplazada se muestre renuente a acatar, consti-
tuye un derecho o interés jurídico personalizado, que exigiría de cada individuo el ejercicio de
su derecho de acción de manera individualizada; este Supremo Intérprete de la Constitución (…)
habrá de evaluar si la entidad actora cuenta con legitimidad para procurar la tutela de los intereses
de sus instituciones (…).
[L]a eventual renuencia a acatar lo dispuesto por una ley o un acto administrativo que se
reputa como acto lesivo, no constituye un interés jurídicamente protegido que recaiga en forma
directa sobre la esfera jurídica de la persona moral que ha interpuesto la Acción de Cumplimiento.
[L]a entidad demandante en realidad no persigue alcanzar la tutela de un interés individual que le
pueda ser reconocido, sino la de un interés colectivo de un determinado e identificable conjunto de
personas, sujetos a un particular régimen jurídico (ser cesante o jubilados de la Superintendencia
Nacional de Administración Tributaria), y cuya procuración es consecuencia inmediata y directa
del objeto social en base a la cual se constituyó la Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados
de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria; por lo que corresponde a este
Colegiado ingresar a pronunciarse sobre el fondo del asunto litigioso. (STC Exp. Nº 0542-1997-
AC/TC, P, f. j. 3 y 5)

808
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 68.- LEGITIMACIÓN PASIVA


La demanda de cumplimiento se dirigirá contra la autoridad o funcionario renuente de
la Administración Pública al que corresponda el cumplimiento de una norma legal o la
ejecución de un acto administrativo.
Si el demandado no es la autoridad obligada, aquel deberá informarlo al juez indicando
la autoridad a quien corresponde su cumplimiento. En caso de duda, el proceso conti-
nuará con las autoridades respecto de las cuales se interpuso la demanda. En todo caso,
el juez deberá emplazar a la autoridad que conforme al ordenamiento jurídico, tenga
competencia para cumplir con el deber omitido.

£1251 Legitimación para ser demandado. Improcedencia del proceso de cumplimien-


to contra particulares
[L]a presente demanda es promovida contra un particular, cuando el presupuesto esen-
cial del proceso de cumplimiento, conforme se desprende del artículo 67 del Código Procesal
Constitucional, es el de proceder únicamente contra funcionarios o autoridades públicas renuentes
a acatar lo dispuesto en la ley o en las resoluciones administrativas. (RTC Exp. N° 5682-2006-PC/
TC, S, f. j. 2)
[E]l primer párrafo del artículo 68 del Código Procesal Constitucional prescribe que “La de-
manda de cumplimiento se dirigirá contra la autoridad o funcionario renuente de la administración
pública al que corresponda el cumplimiento de una norma legal o la ejecución de un acto adminis-
trativo”. [E]n el presente caso la demanda no ha sido dirigida contra una autoridad o funcionario
perteneciente a la Administración Pública, sino contra una entidad financiera y bancaria de carác-
ter privado; en consecuencia, debe desestimarse la demanda, puesto que la emplazada carece de
legitimidad pasiva para obrar. (RTC Exp. N° 06915-2006-PC/TC, S, ff. jj. 2 y 3)

£1252 Legitimación para ser demandado. Titular de la entidad como legitimado y cri-
terio para resolver dudas conforme a la legislación anterior
[E]n el caso de autos, la vía previa específicamente regulada para el proceso de cumpli-
miento en el inciso c del artículo 5 de la Ley N° 26301 [reemplazada por el Código Procesal
Constitucional], ha sido adecuadamente tramitada por los demandantes con el solo requerimien-
to por conducto notarial [hoy “requisito especial de la demanda”] al Presidente de la República,
sin que por el contrario, y como lo han entendido los jueces de la jurisdicción común, deba exi-
girse el mismo tipo de emplazamiento respecto de quien desempeña la cartera del Ministerio de
Justicia, habida cuenta que el titular del Poder Ejecutivo es el primero de los funcionarios en men-
ción y una de sus responsabilidades específicas es justamente la de cumplir y hacer cumplir la
Constitución, los tratados, la leyes y demás disposiciones legales conforme lo establece el inciso
1 del artículo 118 de la Constitución Política del Estado, y que en todo caso, y ante la incertidum-
bre respecto del funcionario obligado a cumplir con el mandato cuya exigibilidad se invoca, es
la misma Ley N° 26301, la que en su artículo 7 contempla de modo expreso, que la respectiva
demanda (por lógica consecuencia, el emplazamiento notarial) deberá entenderse con el superior
jerárquico, hipótesis precisamente acontecida en el caso de autos. (STC Exp. N° 1277-1999-AC/
TC, P, f. j. 2)

809
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 69.- REQUISITO ESPECIAL DE LA DEMANDA


Para la procedencia del proceso de cumplimiento se requerirá que el demandante pre-
viamente haya reclamado, por documento de fecha cierta, el cumplimiento del deber
legal o administrativo, y que la autoridad se haya ratificado en su incumplimiento o no
haya contestado dentro de los diez días útiles siguientes a la presentación de la solici-
tud. Aparte de dicho requisito, no será necesario agotar la vía administrativa que pudiera
existir.

£1253 Requisito especial de la demanda. Finalidad de acreditar renuencia de la auto-


ridad o funcionario
Uno de esos presupuestos procesales al que está condicionado el ejercicio del derecho de ac-
ción en este proceso, que puede denominarse de carácter subjetivo, es el que se deriva del hecho
de que mediante la acción de cumplimiento no se controla la mera o simple inactividad adminis-
trativa, sino aquella que asume la condición de “renuente”, conforme lo expresa el inciso 6 del
artículo 200 de la Constitución.
El legislador ordinario ha previsto que ese presupuesto procesal, que en el inciso c del artícu-
lo 5 de la Ley N° 26301 se denomina vía previa, no es otro que “el requerimiento por conducto
notarial, a la autoridad pertinente, del cumplimiento de lo que se considera debido, previsto en
la ley o el cumplimiento del correspondiente acto administrativo o hecho de la Administración,
con una antelación no menor de quince días [...]” [y que en el Código Procesal Constitucional es
denominado “requisito especial de la demanda”].
Con la satisfacción de dicho presupuesto procesal, se persigue que se demuestre que no se
trata de un simple letargo administrativo, sino que la autoridad responsable persiste en la inacción,
pese a que el afectado en sus intereses legítimos le ha recordado que existe un mandato contenido
en la ley o en un acto administrativo que aún no se ha cumplido. (STC Exp. N° 0191-2003-AC/
TC, P, f. j. 3)

£1254 Requisito especial de la demanda. Cumplimiento de requisito a través de carta


notarial
Con respecto al artículo 69 del Código Procesal Constitucional, que prevé un requisito espe-
cial de la demanda de cumplimiento (...) Este Tribunal observa que la presente demanda cumple
con tal requisito por cuanto se observa que, a fojas 10, obra la carta notarial de fecha 12 de marzo
de 2007, por medio de la cual el recurrente solicita al emplazado el cumplimiento de la Ordenanza
Municipal N° 028-2003-GPH, habiéndose constatado que han transcurrido más de diez días hábi-
les entre la presentación de dicha solicitud y la interposición de la demanda, sin que el emplazado
haya dado respuesta a tal solicitud en dicho lapso de tiempo. (STC Exp. N° 02576-2008-PC/TC,
S, ff. jj. 5 y 6)

£1255 Requisito especial de la demanda. Irrelevancia de error material en el docu-


mento si puede determinarse el mandamus
Conforme a lo dispuesto por el artículo 69 del Código Procesal Constitucional, el único re-
quisito previo a la interposición de una demanda de cumplimiento es que el recurrente haya re-
clamado por documento de fecha cierta el cumplimiento del deber legal o administrativo y que
la autoridad se haya ratificado en su incumplimiento o no haya contestado dentro del plazo. [S]e
verifica que a fojas 56 y 57 obra una carta notarial de fecha 27 de enero de 2003, mediante la cual
el recurrente requiere a la demandada el cumplimiento de la Resolución de División de Tributos
(…) que ordena la devolución de tributos indebidamente pagados. Como a la fecha dicha solicitud
no ha sido atendida se entiende que la recurrente ha cumplido con agotar la vía previa según los

810
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

términos del artículo 69 del Código Procesal Constitucional. Si bien (…) por error en la carta no-
tarial se ha consignado un monto distinto del que corresponde a la referida resolución, el hecho de
que esta se haya adjuntado al comunicado y que haya sido expedida por la misma entidad requeri-
da, evidencia que se trata de un error que no enerva la validez de lo solicitado pues la demandada
estuvo en plena posibilidad de conocer cuál era el acto cuyo cumplimiento se requería. En virtud
de estas consideraciones este Tribunal no comparte los argumentos del ad quem, siendo proceden-
te emitir un pronunciamiento sobre el fondo. (STC Exp. N° 7320-2006-PC/TC, S, ff. jj. 2 y 3)

£1256 Requisito especial de la demanda. Interpretación pro actione del requisito


Un análisis minucioso de las cartas notariales (…) evidencia que el requerimiento de lo consi-
derado como omitido por la demandada se circunscribe únicamente a lo dispuesto en el artículo 5
de la Ley N° 23495, y no a ninguna de las resoluciones a las que se hace referencia en el petitorio
de la demanda. No obstante, este Tribunal considera que el defecto de las cartas notariales no le
impide pronunciarse sobre el fondo, toda vez que si bien no se hace referencia directamente a
las Resoluciones Supremas N°s 018-97-EF y 019-97, a las Resoluciones de Gerencia General del
antiguo IPSS N°s 298-GG-IPSS-97 y 361-GG-IPSS-97, y a las que la demandada debe dar cum-
plimiento, del contexto en que tal requerimiento se formuló es posible inferirlas. En efecto, por un
lado, porque en las cartas notariales se hace mención expresa de ellas, y, por otro, porque se las
relaciona con un precedente de este Tribunal.
En ese sentido, el Tribunal Constitucional debe recordar que, en materia de interpretación de
los derechos fundamentales, uno de los criterios a los que debe apelarse cada vez que se trata
de determinar los alcances de la limitación o restricción al ejercicio de un derecho consti-
tucional de naturaleza procesal, es el denominado pro actione, según el cual, tratándose del
derecho de acceso a un tribunal de justicia, este exige del operador judicial que interprete las
restricciones impuestas a tal derecho del modo que mejor se optimice su ejercicio. (STC Exp.
N° 0191-2003-AC/TC, P, f. j. 4)

811
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 70.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA


No procede el proceso de cumplimiento:
1. Contra las resoluciones dictadas por el Poder Judicial, Tribunal Constitucional y
Jurado Nacional de Elecciones.
2. Contra el Congreso de la República para exigir la aprobación o la insistencia de una
ley.
3. Para la protección de derechos que puedan ser garantizados mediante los procesos de
amparo, hábeas data y hábeas corpus.
4. Cuando se interpone con la exclusiva finalidad de impugnar la validez de un acto
administrativo.
5. Cuando se demanda el ejercicio de potestades expresamente calificadas por la ley
como discrecionales por parte de una autoridad o funcionario.
6. En los supuestos en los que proceda interponer el proceso competencial.
7. Cuando no se cumplió con el requisito especial de la demanda previsto por el artículo
69 del presente Código.
8. Si la demanda se interpuso luego de vencido el plazo de sesenta días contados desde
la fecha de recepción de la notificación notarial.

£1257 Improcedencia para exigir el cumplimiento de resoluciones jurisdiccionales.


Frente a resoluciones dictadas por el Poder Judicial
En atención al criterio precedente, en el caso de autos la demanda de cumplimiento debe
desestimarse, ya que la pretensión de que se dé cumplimiento a la Resolución Judicial N° 2 ex-
pedida por el Séptimo Juzgado Civil de Trujillo con fecha 21 de diciembre de 2005, recaída en el
Expediente Nº 1537-05, sobre medida cautelar (de carácter provisoria), por la Asamblea Nacional
de Rectores, se refiere a mandatos judiciales, los cuales no son exigibles en su cumplimiento em-
pleando este proceso constitucional, ya que existe un mecanismo procesal en la vía ordinaria en-
caminado al cumplimiento de las resoluciones judiciales, por lo que el mandato de cumplimiento
que se solicita no contiene un mandamus cierto, claro, ineludible y de obligatorio cumplimiento;
además la Ley Nº 24163, que se pretende hacer cumplir ha sido derogada. Además, de los
medios probatorios de las resoluciones antes mencionadas que se adjuntan, no se puede ve-
rificar con exactitud los nombres de los demandantes ni cuáles de ellos se deberían inscribir.
(STC Exp. N° 08714-2006-AC/TC, S, f. j. 8)
El inciso 6 del artículo 200 de la Constitución establece, expresamente, que la acción de cum-
plimiento “procede contra cualquier autoridad o funcionario renuente a acatar una norma legal
o un acto administrativo, sin perjuicio de las responsabilidades de ley”. En ese sentido, es necesario
contar con una norma legal o un acto administrativo que ordene lo peticionado por el accionante (…).
[L]a Resolución Administrativa N° 14369-98-ONP/DC, de fojas 2, fue emitida en mérito de
la Resolución N° 08, del 20 de mayo de 1998, expedida por la Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Ica, que ordena que la ONP cumpla con expedir una nueva resolución, reconociendo al
actor su derecho a una pensión de jubilación minera. En consecuencia, la acción incoada no es la
vía idónea para demandar el cumplimiento de la resolución judicial que en el proceso de amparo
reconoce al actor el goce de su pensión minera con arreglo a la Ley N° 25009, extremo que debe
ser peticionado en el proceso en que dicha resolución fue emitida, sobre todo porque ella no puede
ser equiparada a una norma legal o acto administrativo, pues la naturaleza de cada una de ellas
(norma legal y resol[ución] jud[icial]), así como la autoridad de la que emanan, son diferentes.
(STC Exp. N° 3277-2003-AC/TC, S, ff. jj. 1-3)

812
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

[E]n el caso de autos la demanda de cumplimiento debe desestimarse, ya que la pre-


tensión de que se dé cumplimiento a la Resolución Judicial Nº 2 expedida por el Séptimo
Juzgado Civil de Trujillo con fecha 21 de diciembre de 2005, recaída en el Expediente
Nº 1537-05, sobre medida cautelar (de carácter provisoria), por la Asamblea Nacional de
Rectores, se refiere a mandatos judiciales, los cuales no son exigibles en su cumplimiento
empleando este proceso constitucional, ya que existe un mecanismo procesal en la vía ordina-
ria encaminado al cumplimiento de las resoluciones judiciales, por lo que el mandato de cum-
plimiento que se solicita no contiene un mandamus cierto, claro, ineludible y de obligatorio
cumplimiento; además la Ley Nº 24163, que se pretende hacer cumplir ha sido derogada. (STC
EXP. Nº 08714-2006-AC/TC, S, f. j. 8)

£1258 Improcedencia para exigir el cumplimiento de resoluciones jurisdiccionales.


Frente a resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional
[L]a exigencia de la presente acción es que se dé cumplimiento a una sentencia favorable
expedida por el Tribunal Constitucional, recaída en el proceso de acción de amparo que interpu-
sieron los demandantes contra la Municipalidad Distrital del Rímac (…) que declaró fundada la
demanda y en mérito a lo cual se les repuso en su centro de trabajo.
Es necesario señalar que en ningún caso puede interponerse una acción de garantía, y menos
de cumplimiento, para iniciar un proceso de ejecución de resoluciones judiciales.
Por consiguiente, el derecho a la ejecución de las sentencias –que es la pretensión de los re-
currentes– exige que los propios órganos judiciales reaccionen frente a ulteriores actuaciones o
comportamientos enervantes del contenido material de sus decisiones, y que lo hagan en el propio
procedimiento en ejecución de resolución judicial, sin obligarles a asumir la carga de un nuevo
proceso que resultaría incompatible con la tutela eficaz y oportuna que deben prestar los órganos
judiciales. (STC Exp. N° 0338-2002-AC/TC, P, ff. jj. 1-3)

£1259 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados


mediante procesos de amparo. Tutela del derecho a la eficacia de las normas
legales y actos administrativos
[L]os procesos constitucionales tienen, entre sus fines esenciales, los de garantizar la supre-
macía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales que son posibles,
o se concretizan, a través de las finalidades específicas de cada uno de los procesos constitucio-
nales. Por tanto, para configurar el perfil exacto del proceso de cumplimiento, garantizando la
autonomía de cada uno de los procesos constitucionales que protegen derechos constitucionales
(amparo, hábeas corpus y hábeas data), debemos precisar (…) cómo es que mediante el proceso
de cumplimiento se alcanzan los fines comunes a los procesos constitucionales. Para ello, es ne-
cesario tener presente que el artículo 3, concordante con el artículo 43 de la Constitución, dispone
que la enumeración de los derechos establecidos en su capítulo I del Título I no excluye los demás
que la Constitución garantiza ni otros de naturaleza análoga (…)
[E]l Tribunal Constitucional reconoce la configuración del derecho constitucional a asegurar
y exigir la eficacia de las normas legales y de los actos administrativos. Por tanto, cuando una au-
toridad o funcionario es renuente a acatar una norma legal o un acto administrativo que incide en
los derechos de las personas o, incluso, cuando se trate de los casos a que se refiere el artículo 65
del Código Procesal Constitucional (relativos a la defensa de los derechos con intereses difusos o
colectivos en el proceso de cumplimiento), surge el derecho de defender la eficacia de las normas
legales y actos administrativos a través del proceso constitucional de cumplimiento. (STC Exp.
N° 0168-2005-PC/TC, S, f. j. 5, 6 y 9)

813
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1260 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados


mediante procesos de amparo. Tutela indirecta del derecho a la salud
[L]a protección del derecho a la salud se relaciona con la obligación por parte del Estado de
realizar todas aquellas acciones tendentes a prevenir los daños a la salud de las personas, conser-
var las condiciones necesarias que aseguren el efectivo ejercicio de este derecho, y atender, con la
urgencia y eficacia que el caso lo exija, las situaciones de afectación a la salud de toda persona,
prioritariamente aquellas vinculadas con la salud de los niños, adolescentes, madres y ancianos,
entre otras.
En cuanto a la protección “indirecta” del derecho a la salud mediante el proceso de cumpli-
miento, cabe destacar que procederá siempre y cuando exista un mandato claro, concreto y vigen-
te contenido en una norma legal o en un acto administrativo, mandato que precisamente se deberá
encontrar en una relación indisoluble con la protección del referido derecho fundamental. (STC
Exp. N° 2002-2006-PC/TC, S, ff. jj. 17 y 18)
[L]a mínima actividad del Ministerio de Salud, de un lado, repartir las Guías Nacionales –que
en rigor no satisfacen el requisito de la información masiva– y de otro lado, iniciar un reparto
que luego es detenido, evidencian una omisión material. [E]ste Colegiado estima que el primer
extremo del petitorio debe ser amparado, en el sentido de que el Ministerio de Salud debe poner
la información sobre el AOE [Anticoncepción oral de emergencia] al alcance de los ciudadanos
al igual que la información relativa a otros métodos anticonceptivos. Igualmente, las recurrentes
también han probado que el Ministerio de Salud no cumple el mandato de poner permanente-
mente a disposición de las ciudadanas y ciudadanos los insumos del AOE de manera gratuita,
al igual que otros métodos anticonceptivos (...) [E]ste Colegiado, en estricto acatamiento de las
normas debidamente aprobadas por el Ministerio de Salud, de sus mandatos vigentes, del mandato
constitucional de eficacia de las normas legales y de los actos administrativos, teniendo en cuenta
los diversos informes amicus curiae así como de las instituciones involucradas (los cuales han de-
terminado que en el estado actual de la medicina los efectos del AOE son anticonceptivos), estima
que las pretensiones de las recurrentes deben ser amparadas, toda vez que se ha evidenciado que,
después de cinco años y tres meses de vigencia de los mandatos exigidos, el Ministerio de Salud
se ha mostrado renuente a su cumplimiento. (STC Exp. N° 7435-2006-PC/TC, P, ff. jj. 20-22)

£1261 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados


mediante procesos de amparo. Tutela indirecta de los derechos a la paz, a la
tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso; y, a gozar de un am-
biente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida
Si bien es cierto que el proceso de cumplimiento tiene por finalidad esencial proteger la efi-
cacia de las normas legales y de los actos administrativos, también puede servir, en aquellos casos
en que el mandato cuyo cumplimiento se exige está directamente relacionado con uno o más de-
rechos fundamentales, como un medio de protección “indirecta” de tales derechos (...) Esto es así
porque el proceso de cumplimiento, como todos los procesos constitucionales, ostenta una doble
naturaleza, es decir, tiene una naturaleza objetiva, en tanto mecanismo de protección de principios
y valores que informan todo el ordenamiento jurídico, y una naturaleza subjetiva, en tanto es un
medio de tutela para la afectación de derechos fundamentales. En consecuencia, el proceso de
cumplimiento no solamente debe procurar que se logre la eficacia del ordenamiento jurídico, ase-
gurando que tanto las normas legales como los actos administrativos surtan plenos efectos, sino,
además, la tutela de aquellos derechos fundamentales vinculados a aquella norma legal o acto
administrativo cuyo cumplimiento se pretende.
En el caso de autos, este Tribunal observa que al exigir el cumplimiento de la Ordenanza
Municipal N° 028-2003-GPH, el demandante también está reclamando por la tutela del derecho
constitucional de los vecinos residentes de la Zona de Excepción Temporal a la paz, a la tranqui-
lidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como a gozar de un ambiente equilibrado y

814
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

adecuado al desarrollo de su vida, consagrado en el artículo 2, inciso 22) de la Constitución. (STC


EXP. N° 02576-2008-PC/TC, S, ff. jj. 9-11)

£1262 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados


mediante procesos de amparo. Tutela indirecta de derechos de participación
política
[Es] obligación de la municipalidad emplazada facilitar el ejercicio de los derechos de par-
ticipación vecinal de los ciudadanos que viven en su circunscripción, por lo que la inactividad
producida al no reglamentar el procedimiento a seguir para la convocatoria de cabildo abierto es
un acto que no solo omite un mandato legal, sino que termina por vulnerar los derechos, no solo
del actor, sino de todos los ciudadanos que domicilian en esa circunscripción, ya que impide un
normal desarrollo del derecho de participación vecinal.
[P]lantear condiciones irrazonables a fin de entorpecer el ejercicio de un derecho fundamen-
tal, como es la participación política de los vecinos, no hace más que poner de manifiesto la inten-
ción de la emplazada, esto es no llevar a cabo un cabildo abierto. Así, acercarse a la comunidad,
recoger las opiniones de los pobladores y satisfacer en la medida de lo posible las interrogantes
que surjan del intercambio de opiniones es una labor para la cual no era necesario contar con el
informe de la Contraloría General. (STC Exp. N° 09632-2006-PC/TC, S, ff. jj. 11 y 14)

£1263 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados


mediante procesos de amparo. Tutela indirecta del derecho a la pensión
[N]o puede pasarse por desapercibido por este Supremo Intérprete de la Constitución que, si
bien en el presente hay motivos más que suficientes para desechar un actuar omisivo de parte de la
entidad demandante que pueda catalogarse de arbitrario y/o inconstitucional, también lo es que se
trata de una cuestión absolutamente excepcional, al que no cabe recurrir indiscriminadamente, si
con su instrumentalización antes de buscarse la compatibilización de los derechos constitucionales
de los actores con los principios constitucionales que informan y vertebran nuestro ordenamiento
constitucional, en realidad se pretende hallar en la ponderación practicada, un instrumento para
desvirtuar y vaciar de contenido los legítimos derechos pensionarios de los que gozan los actores
y, a su vez, del régimen jurídico a los que se encuentran sometidos. (STC Exp. Nº 0542-1997-AC/
TC, P, f. j. 11)

£1264 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados


mediante procesos de hábeas data. Violación del derecho a la infomración
[S]e desprende de la demanda que lo que pretende el accionante es que se le brinde deter-
minada información, la misma que le ha sido negada; por lo que el derecho constitucional pre-
suntamente violado sería el de información, reconocido por el artículo 2, inciso 5 del Código
Fundamental. [S]iendo así, el medio procesal de defensa del derecho a la información es el pro-
ceso de hábeas data. En tal virtud, debe declararse la improcedencia de la demanda en aplicación
del artículo 70 del Código Procesal Constitucional, que establece que no procede el proceso de
cumplimiento para la protección de derechos que puedan ser garantizados mediante los procesos
de amparo, hábeas data y hábeas corpus. (RTC Exp. N° 00605-2007-PC/TC, ff. jj. 4 y 5)

815
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 71.- DESISTIMIENTO DE LA PRETENSIÓN


El desistimiento de la pretensión se admitirá únicamente cuando esta se refiera a actos
administrativos de carácter particular.

£1265 Desistimiento de la pretensión. Procedencia ante actos administrativos de ca-


rácter particular
[C]onforme lo establece el artículo 71 del Código Procesal Constitucional, en el proceso de
cumplimiento se admitirá el desistimiento únicamente cuando la pretensión esté dirigida a cues-
tionar actos administrativos de carácter particular.
[E]n el presente caso, el recurso de agravio constitucional está dirigido a que el Tribunal
Constitucional se pronuncie sobre la reincorporación del recurrente a su centro de labores, por
lo que no existe impedimento alguno para que se tramite el presente desistimiento (RTC Exp.
N° 2374-2006-PC/TC, S, ff. jj. 1 y 2)

ARTÍCULO 72.- CONTENIDO DE LA SENTENCIA FUNDADA


La sentencia que declara fundada la demanda se pronunciará preferentemente respecto
a:
1. La determinación de la obligación incumplida.
2. La orden y la descripción precisa de la conducta a cumplir.
3. El plazo perentorio para el cumplimiento de lo resuelto, que no podrá exceder de diez
días.
4. La orden a la autoridad o funcionario competente de iniciar la investigación del caso
para efecto de determinar responsabilidades penales o disciplinarias, cuando la con-
ducta del demandado así lo exija.

£1266 Contenido de la sentencia fundada. Determinación de la obligación omitida


La jurisprudencia expedida por este Colegiado en casos similares ha sido declarar la impro-
cedencia de la demanda; no obstante, las circunstancias especiales del presente caso ameritan un
análisis distinto de la materia. [D]el Expediente y del Cuadernillo del Tribunal Constitucional, el
Acuerdo Nº 917-2005-2006/MESA-CR permite que, a partir del 21 de julio de 2006, veinte ex
trabajadores parlamentarios retornen a su puesto, entre los que se encuentra la actora. Sin embar-
go, con posterioridad a esta resolución, a través del Acuerdo de Presidencia del Congreso de fecha
27 de julio de 2006, se dejaron sin efecto todas las resoluciones y acuerdos emitidos por la ante-
rior Mesa Directiva, dentro de las cuales se encuentra el Acuerdo Nº 917-2005-2006/MESA-CR.
A entender de este Colegiado, el Congreso de la República no puede negar el cumplimiento
de una norma legal como la solicitada por el recurrente, la que además contaba con una posterior
convalidación por parte de la autoridad competente [Acuerdo Nº 917-2005-2006/MESA-CR], por
intermedio de un acto posterior de una autoridad distinta a la reglamentariamente correspondía
(por Presidencia y no por Mesa Directiva). Es decir, por simple resolución administrativa, se está
enervando de efectos la Ley Nº 27803, cuando esta ya había sido aceptada por la entidad.
Queda claro que todo acto arbitrario de una institución del Estado no puede ser ratificado y
menos aún reafirmado en su constitucionalidad por este Colegiado, máxime cuando se están vul-
nerando explícitamente derechos fundamentales de la persona.

816
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

En consecuencia (...) corresponde amparar la demanda, más aún cuando desde la expedición
de esta ley hasta la fecha ha transcurrido más de cinco años sin que se haga efectivo la reincorpo-
ración reclamada. (STC Exp. N° 08253-2006-PC/TC, S, f. j. 5)

£1267 Contenido de la sentencia fundada. Determinación de la obligación omitida y


orden de cumplimiento
[E]l mandamus contenido en la resolución materia de este proceso estaría sujeto a una con-
dición; la disponibilidad presupuestaria y financiera de la emplazada. Sin embargo este Tribunal
ya ha establecido (…) que este tipo de condición es irrazonable, más aún si desde la expedición
de tal resolución hasta la fecha han transcurrido casi 2 años (…) En consecuencia, al acreditarse
la renuencia por parte de la Municipalidad Provincial de (…) en cumplir con la resolución citada,
corresponde estimar la presente demanda.
Por otro lado, este Colegiado considera que corresponde por parte de la demandada el pago de
costos conforme al artículo 56 del Código Procesal Constitucional, el mismo que deberá hacerse
efectivo en la etapa de ejecución de sentencia, donde además deberá abonarse según los artículos
1236 y 1244 del Código Civil los intereses legales a partir de la fecha en que se determinó el pago
del derecho al recurrente hasta la fecha que se haga efectivo. La liquidación deberá realizarla el
juez de acuerdo con la tasa fijada por el Banco Central de Reserva en el momento de ejecutarse la
presente sentencia. (STC Exp. N° 03771-2007-PC/TC, S, ff. jj. 7, 8 y 9)

£1268 Contenido de la sentencia fundada. Determinación de la obligación omitida y


descripción precisa del mandato ordenado
[S]e ha probado en autos que las emplazadas se han mostrado renuentes a cumplir con lo dis-
puesto en el artículo 8 de la Ley Nº 28341, en la condiciones señaladas en los artículos 5 y 7 de la Ley
Nº 27551, ya que de su lectura se trata de una norma mandatoria, consignándose el término “procede-
rán”, lo que impide cualquier otra interpretación. En consecuencia, de acuerdo con los fundamentos 12,
13 y 14 de la sentencia 168-2005-PC/TC, que constituye precedente de obligatorio cumplimiento,
corresponde amparar la demanda, más aún cuando existe un mandamus claro e inobjetable.
De otro lado, las entidades emplazadas procederán a reestructurar los créditos de [la empresa]
en las condiciones financieras del denominado “Programa de Rescate Financiero Agropecuario”
creado por la Ley Nº 27551, en su artículo 5 y 7, lo que deberán hacer dentro del proceso concur-
sal al que se encuentra sometida la empresa [la empresa] ante el Indecopi, disponiéndose igual-
mente reestablecer la administración originaria al proceso de insolvencia. Cabe señalar que la
aplicación de los dispositivos del Programa de Rescate Financiero Agropecuario, a que se hacen
mención en el petitorio de la demanda, viabilizan a [la empresa], dentro del proceso concursal al
que esta sometida ante el Indecopi. (STC Exp. N° 10145-2006-PC/TC, S, ff. jj. 8-9)

£1269 Plazo perentorio para el cumplimiento del mandato


El mandato (…) se encuentra indisolublemente ligado a la protección del derecho fundamen-
tal a la salud de los niños y mujeres gestantes de La Oroya, cuya sangre se encuentra contamina-
da con plomo (...) [La] protección debe ser inmediata, pues la grave situación que atraviesan los
niños y mujeres gestantes contaminados, exige del Estado una intervención concreta, dinámica y
eficiente (…) Por tanto, debe ordenarse al Ministerio de Salud que, en el plazo de 30 días, imple-
mente un sistema de emergencia para atender la salud de las personas contaminadas con plomo,
en el caso de la ciudad de La Oroya, a efectos de lograr su inmediata recuperación. (STC Exp.
N° 2002-2006-PC/TC, S, ff. jj. 60 y 61)

£1270 Responsabilidad de la autoridad competente. Pago de costas y costos y posibili-


dad de iniciar las acciones legales correspondientes
[A]l haberse incurrido en un comportamiento contrario a la Constitución y a las normas antes
citadas, en los términos expuestos en los fundamentos precedentes, se ha obligado al recurrente

817
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

a interponer una demanda, ocasionándole gastos innecesarios que han incrementado su inicial
afectación, por lo que, no solo deben pagársele sus costos y costas peticionados, sino que queda
a salvo su derecho para poder interponer las acciones legales que considere adecuadas, a pesar
de lo expuesto en las opiniones favorables al demandante, emitidas por la Comisión Agraria del
Congreso de la República y el Ministerio de Agricultura, obrantes en autos. (STC Exp. N° 10145-
2006-PC/TC, S, f. j. 10)

ARTÍCULO 73.- EJECUCIÓN DE LA SENTENCIA


La sentencia firme que ordena el cumplimiento del deber omitido será cumplida de con-
formidad con lo previsto por el artículo 22 del presente Código.

£1271 Ejecución de sentencia de cumplimiento. Ejecución conforme a los propios tér-


minos de la sentencia
[E]l Banco Continental alega que la resolución impugnada, al establecer como fecha de inicio
del cómputo de intereses el 30 de abril de 1997, está desconociendo lo resuelto por el Tribunal
Constitucional, en el fundamento 3.f de la STC Nº 1020-2000-AC/TC (...) [E]ste Tribunal consi-
dera necesario enfatizar que la referida STC Nº 1020-2000-AC/TC constituye, para todo efecto, el
único pronunciamiento que resuelve el fondo de la controversia que la recurrente planteó a través
del proceso de cumplimiento. En consecuencia, el solo mérito de esta sentencia es el que determi-
na el contenido y alcance de la reparación derivada a favor del demandante (...).
[E]ste Colegiado no comparte el criterio sostenido conforme al cual se pretende desconocer
el mandato concreto contenido en la STC Nº 1020-2000-AC/TC, al señalarse que la misma no ha
fijado fecha a partir de la cual deben computarse los intereses. Reiteramos que la sentencia de este
Colegiado, siguiendo el mandato legal, ha señalado la fecha del nacimiento de la obligación eco-
nómica (19 de febrero de 1992), y ello significa que el derecho a cobrar intereses ha nacido en esa
fecha y que no es necesaria ninguna operación ni determinación posterior. [A]simismo, la profusa
secuencia de normas reglamentarias existentes no hace otra cosa que revelar la razón por la que
el Banco Continental se vio obligado a interponer la demanda de cumplimiento ante la variación
de las condiciones que efectuó el propio Estado de manera sucesiva, para no cumplir con su obli-
gación (...) [P]or lo expuesto, los argumentos de la resolución recurrida permiten concluir que, en
ejecución de sentencia, la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima ha desvirtuado
y vulnerado lo resuelto por el Tribunal Constitucional. (RTC Exp. Nº 02090-2008-PC/TC, S, ff. jj.
12-16 y 20)

£1272 Ejecución de sentencia de cumplimiento. Aclaración sobre el sentido de los or-


denado por la sentencia
[A] través de la sentencia emitida en el Expediente Nº 2337-2006-PC/TC el Tribunal
Constitucional ordena: “(...) que el titular del pliego del Poder Judicial y el Ministerio de
Economía de Finanzas cumplan solidariamente con ejecutar las resoluciones de Gerencia de
Personal y Escalafón Judicial 1163-2003-GPEJ-GG-PJ, 068-2004-GPEJ-GG-PJ y 304-2005-
GPEJ-GG-PJ, su fecha 3 de julio de 2003, 13 de abril de 2004 y 23 de febrero de 2005 respecti-
vamente, abonando en forma inmediata e íntegra las sumas reconocidas a favor del recurrente por
CTS (Compensación por Tiempo de Servicios)”. [A]l respecto, la solidaridad a la que se refiere
el Tribunal hace alusión a una responsabilidad conjunta para el perfeccionamiento del pago, no
obstante lo cual corresponde aclarar en el presente caso los límites de la responsabilidad que co-
rresponde a cada una de las entidades involucradas en el presente caso.
[E]n este sentido la responsabilidad del Poder Judicial está referida a la programación con
cargo a su propio Presupuesto –y tomando en cuenta lo dispuesto por el artículo 42 de la Ley

818
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Nº 27584, el artículo 70 de la Ley Nº 28411 y la Décimo Primera Disposición Final de la Ley de


Presupuesto– del monto a ser pagado al demandante, así como de gestionar la ejecución del gasto
con cargo a su Presupuesto institucional. [A]simismo la responsabilidad del MEF está referida a
tener en cuenta la sentencia al momento de la programación del Presupuesto que realiza el Poder
Judicial y en su momento, dar su conformidad vía calendario de compromisos para la ejecución
efectiva del pago al demandante, con cargo al presupuesto institucional del Poder Judicial. (RTC
EXP. N° 2337-2006-PC/TC, aclaración, S, ff. jj. 2-5)

ARTÍCULO 74.- NORMAS APLICABLES


El procedimiento aplicable a este proceso será el mismo que el previsto por el presente
Código para el proceso de amparo, en lo que sea aplicable. El juez podrá adaptar dicho
procedimiento a las circunstancias del caso.

£1273 Aplicación supletoria de la normas procesales del amparo. Aplicación del


cómputo del plazo prescriptorio
[D]e conformidad con lo dispuesto en la Ley Nº 26301, de Hábeas Data y Acción de
Cumplimiento, son de aplicación supletoria a estos procesos las disposiciones de las leyes que re-
gulan la acción de amparo. En ese sentido, de la interpretación concordada de los plazos previstos
en el inciso b del artículo 5 de la Ley Nº 26301 y en el artículo 37 de la Ley N° 23506 [reemplaza-
das hoy por el Código Procesal Constitucional], se concluye que en las acciones de cumplimiento
el plazo prescriptorio debe computarse desde el primer día posterior a los 15 días de realizado el
requerimiento por conducto notarial, salvo que los actos que constituyan la afectación sean conti-
nuados. (STC EXP. N° 722-2004-AC/TC, S, f. j. 3)

819
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO VI
DISPOSICIONES GENERALES DE
LOS PROCESOS DE ACCIÓN POPULAR
E INCONSTITUCIONALIDAD

ARTÍCULO 75.- FINALIDAD


Los procesos de acción popular y de inconstitucionalidad tienen por finalidad la defen-
sa de la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía normativa. Esta in-
fracción puede ser, directa o indirecta, de carácter total o parcial, y tanto por la forma
como por el fondo.
Por contravenir el artículo 106 de la Constitución, se puede demandar la inconstitu-
cionalidad, total o parcial, de un decreto legislativo, decreto de urgencia o ley que no
haya sido aprobada como orgánica, si dichas disposiciones hubieren regulado ma-
terias reservadas a ley orgánica o impliquen modificación o derogación de una ley
aprobada como tal.

£1274 Proceso de acción popular. Finalidad


La acción popular es uno de los procesos constitucionales orgánicos cuya finalidad es la de-
fensa de la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía normativa a la cual puede re-
currir cualquier persona dentro de los cinco años posteriores a la publicación de la norma. (STC
Exp. Nº 00774-2005-HC/TC, P, f. j. 6)

£1275 Proceso de acción popular. Control constitucional de carácter objetivo


[L]a naturaleza jurídico constitucional de la acción popular, es la de ser una acción de “con-
trol constitucional”, equiparable a la acción de inconstitucionalidad, distinguiéndose de aquella en
cuanto a su objeto y foro; por ende, dicho control es de orden objetivo pues resulta irrelevante el
derecho afectado del actor al no ser necesaria la relación de causalidad entre el hecho denunciado
y el derecho afectado, ya que cualquiera está facultado para interponerla, dada la legitimación
abierta que la caracteriza. (Exp. N° 2090-98, SCDP, f. j. 2)
[S]i tenemos en cuenta que la acción popular está dirigida a verificar si algún reglamento,
norma administrativa o resolución de carácter general, infringe la constitución o la ley, mal podría
ampararse la presente demanda [de acción popular], la cual, (…) únicamente tiene por finalidad
que se inaplique una norma específica al caso concreto, lo que [es] evidente no constituye [la]
finalidad de la acción popular. En efecto, la citada acción constitucional [acción popular] es de
orden objetivo pues resulta irrelevante el derecho afectado del actor al no ser necesaria la relación
de causalidad entre el hecho denunciado y el derecho afectado, ya que cualquiera está facultado
para interponerla, dada la legitimación abierta que la caracteriza. (A.P. Exp. Nº 1414–2005-
LIMA, SDCS, f. j. 4)

821
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1276 Proceso de inconstitucionalidad. Finalidad


El proceso de inconstitucionalidad tiene como finalidad inmediata la defensa de la Cons-
titución, en su condición de Ley suprema, frente a normas de menor rango que la contravengan
y como finalidad mediata impedir la aplicación de dichas normas cuando estas puedan generar
afectaciones concretas a los derechos fundamentales de los individuos. (STC Exp. Nº 006-2008-
PI/TC, P, f. j. VII.1)
[A] través de la acción de inconstitucionalidad, este Tribunal [Constitucional] evalúa si una
ley o una norma con rango de ley transgrede, por la forma o por el fondo, la Norma Suprema. Se
trata, en principio, de un juicio abstracto respecto a dos normas de diversa jerarquía. Por un lado,
la Constitución, que actúa como parámetro, en la medida que es la Lex Legum; y, por otro, la ley
o las normas con rango de ley, que constituyen las fuentes sometidas a ese control. (STC Exp.
Nº 00007-2002-AI/TC, P, f. j. 3)

£1277 Proceso de inconstitucionalidad. Defensa de la jerarquía normativa de la


Constitución
No está demás recordar que la doctrina ha señalado que la Constitución es la norma de nor-
mas o norma subordinante porque es obra del Poder Constituyente (pueblo); en ella se reconocen
los derechos fundamentales del ser humano, se establecen las reglas básicas de convivencia social
y política, y además crea y regula el proceso de producción de las demás normas del sistema ju-
rídico nacional. Es así que por su origen y su contenido se diferencia de cualquier otra fuente del
derecho. Y una de las maneras como se traduce tal diferencia es ubicándose en el vértice del or-
denamiento jurídico. Desde allí la Constitución exige no solo que no se cree legislación contraria
a sus disposiciones sino que la aplicación de tal legislación se realice en armonía con ella misma.
Lo expuesto en el fundamento precedente ha sido recogido por el artículo 75 del Código Procesal
Constitucional (…). Este precepto contiene el principio de jerarquía normativa que nos dice que
cualquier otra norma con rango menor está sometida a la supremacía de la Constitución resultan-
do que una norma con rango de ley será válida solo en la medida en que sea compatible formal y
materialmente con la norma suprema; en consecuencia, el parámetro de control de constitucionali-
dad de las leyes o normas de su mismo rango, está integrado, siempre y en todos los casos, por la
Constitución. (STC Exp. Nº 006-2008-PI/TC, P, ff. jj. VII. 2 y 3)

£1278 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional directa


La infracción directa de la Carta Fundamental por una norma, tiene lugar cuando dicha vul-
neración queda verificada sin necesidad de apreciar, previamente, la incompatibilidad de la norma
enjuiciada con alguna(s) norma(s) legal(es). Se trata de aquellos supuestos en los que el parámetro
de control de constitucionalidad, se reduce únicamente a la Norma Fundamental. Así, todos los
ejemplos a los que se ha hecho referencia hasta el momento revelan una vulneración directa de la
Constitución. (STC Exp. Nº 00020-2005-AI/TC y acumulados, P, f. j. 26)

£1279 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional indirecta


[L]a infracción indirecta de la Constitución implica incorporar en el canon del juicio de
constitucionalidad a determinadas normas además de la propia Carta Fundamental. Se habla en
estos casos de vulneración “indirecta” de la Constitución, porque la invalidez constitucional de la
norma impugnada no puede quedar acreditada con un mero juicio de compatibilidad directo frente
a la Constitución, sino solo luego de una previa verificación de su disconformidad con una norma
legal perteneciente al parámetro de constitucionalidad (...). [S]e produce una afectación indirecta
de la Constitución, ante la presencia de una incompatibilidad entre la norma sometida a juicio y
otra norma legal a la que el propio Constituyente delegó:
a) La regulación de un requisito esencial del procedimiento de producción normativa.

822
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

b) La regulación de un contenido materialmente constitucional. Es el caso, por ejemplo, de las


leyes que, por mandato de la propia Constitución, se encuentran encargadas de configurar
determinados derechos fundamentales.
c) La determinación de las competencias o límites de las competencias de los distintos órganos
constitucionales. Tal es el caso de la LBD [Ley de Bases de la Descentralización]. Normas
legales de esta categoría servirán de parámetro cuando se ingrese en la evaluación de la cons-
titucionalidad o inconstitucionalidad de las ordenanzas regionales incoadas.
Mientras las normas legales a las que se ha hecho referencia en el fundamento precedente
sean plenamente compatibles con la Constitución, formarán parte del denominado “bloque de
constitucionalidad”, a pesar de que, desde luego, no gozan del mismo rango de la lex legum. En
estos casos, las normas delegadas actúan como normas interpuestas, de manera tal que su discon-
formidad con otras normas de su mismo rango, que sean impugnadas en un proceso de inconstitu-
cionalidad, desencadena la invalidez constitucional de estas. (STC Exp. Nº 00020-2005-AI/TC y
acumulado, P, ff. jj. 27 al 29)

£1280 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional total o parcial


La totalidad o parcialidad de las infracciones constitucionales, no se encuentra referida a un
quántum de la fuente afectada (la Constitución), sino de la fuente lesiva (la ley o norma con rango
de ley). (STC Exp. Nº 00020-2005-AI/TC y acumulados, P, f. j. 23)

£1281 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional total


[U]na ley puede ser totalmente inconstitucional cuando la totalidad de su contenido disposi-
tivo o normativo es contrario a la Constitución. En tales supuestos, la demanda de inconstitucio-
nalidad es declarada fundada, y la disposición impugnada queda sin efecto. (STC Exp. Nº 00020-
2005-AI/TC y acumulados, P, f. j. 24)

£1282 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional parcial


[L]a ley es parcialmente inconstitucional cuando solo una fracción de su contenido dispositi-
vo o normativo resulta inconstitucional. En caso de que el vicio parcial recaiga sobre su contenido
dispositivo (texto lingüístico del precepto), serán dejadas sin efecto las palabras o frases en que
aquel resida. Si el vicio recae en parte de su contenido normativo, es decir, en algunas de las inter-
pretaciones que pueden ser atribuidas al texto del precepto, todo poder público quedará impedido,
por virtud de la sentencia del Tribunal Constitucional, de aplicarlo en dichos sentidos interpretati-
vos. (STC Exp. Nº 00020-2005-AI/TC y acumulados, P, f. j. 25)

£1283 Proceso de inconstitucionalidad. Infracciones constitucionales de forma y de


fondo (material)
[E]l inciso 4) del artículo 200 de la Constitución establece que la declaración de inconstitu-
cionalidad de una ley puede originarse en una violación a ella, ya sea por la forma o por el fondo.
Y si bien allí no se alude a una transgresión de orden competencial, como fundamento para decla-
rarse la inconstitucionalidad de una ley o norma con rango de ley, inmediatamente ha de repararse
que esta se encuentra comprendida dentro de los vicios de forma o de fondo, según sea el caso.
Así, por ejemplo, si una materia sujeta a reserva de ley orgánica fuese aprobada por una simple
ley “ordinaria”, esta podría ser declarada inconstitucional por adolecer de un vicio de forma, es
decir, por no haber sido aprobada siguiéndose el procedimiento que la Constitución establece para
la aprobación de las leyes orgánicas (artículo 106). Y, del mismo modo, podría igualmente de-
clararse su inconstitucionalidad material, pues la ley hipotética en cuestión habría regulado una
materia para la cual no tenía constitucionalmente competencia. (STC Exp. Nº 00017-2003-AI/TC,
P, f. j. 82)

823
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1284 Proceso de inconstitucionalidad. Supuestos de infracción constitucional de forma


Una norma incurre en una infracción constitucional de forma, fundamentalmente, en 3
supuestos:
a) Cuando se produce el quebrantamiento del procedimiento legislativo previsto en la
Constitución para su aprobación. Dicho evento tendría lugar, por ejemplo, si, fuera de las
excepciones previstas en el Reglamento del Congreso de la República, un proyecto de ley es
sancionado sin haber sido aprobado previamente por la respectiva Comisión dictaminadora,
tal como lo exige el artículo 105 de la Constitución.
b) Cuando se ha ocupado de una materia que la Constitución directamente ha reservado a otra
específica fuente formal del derecho. Así, por ejemplo, existen determinadas materias que
la Constitución reserva a las leyes orgánicas (v. g. de conformidad con el artículo 106, la
regulación de la estructura y el funcionamiento de las entidades del Estado previstas en la
Constitución), razón por la cual en caso de que una ley ordinaria se ocupe de dicha regula-
ción, incurriría en un vicio de inconstitucionalidad formal.
c) Cuando es expedida por un órgano que, constitucionalmente, resulta incompetente para ha-
cerlo. Ello tendría lugar, por ejemplo, si el Poder Legislativo expidiera decretos de urgen-
cia, pues la posibilidad de dictar dichas fuentes normativas ha sido reservada al Presidente
de la República, conforme a lo previsto en el artículo 118 19 de la Constitución. (STC Exp.
Nº 00020-2005-AI/TC y acumulados, p, f. j. 22)

£1285 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional de fondo


Las infracciones constitucionales de fondo tienen lugar cuando la materia regulada por la
norma con rango ley, resulta contraria a algunos de los derechos, principios y/o valores constitu-
cionales, es decir, cuando resulta atentatoria no de las normas procedimentales o del iter legislati-
vo, sino de las normas sustanciales reconocidas en la Constitución. (STC Exp. Nº 00020-2005-AI/
TC y acumulados, P, f. j. 23)
La inconstitucionalidad de una ley, prima facie, se genera por la incompatibilidad entre las
fuentes legales sometidas a control, y la Constitución, y no porque una de ellas colisione, viole o
transgreda a otra de su misma jerarquía. Y es que no se presenta un problema de validez constitu-
cional cada vez que se produce la colisión de dos normas del mismo rango, sino un típico proble-
ma de antinomia, resoluble conforme a las técnicas que existen en nuestro ordenamiento jurídico
(v. gr. “ley especial deroga ley general”, “ley posterior deroga ley anterior”, etc.). Desde esta pers-
pectiva, (...) en una acción de inconstitucionalidad es absolutamente intrascendente que una ley
determinada colisione contra otra ley u otra norma de su mismo rango, pues de allí no se deriva la
invalidez constitucional de la ley colisionante. Menos, por supuesto, que la colisión se presente,
concurrente o alternativamente, con una norma de rango infralegal, como puede ser el caso de un
decreto supremo, en cuyo caso la fuerza pasiva de la norma con rango legal simplemente expulsa
del ordenamiento a la de menor jerarquía. (STC Exp. Nº 00007-2002-AI/TC, P, f. j. 3)

£1286 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción de orden competencial


[E]l inciso 4) del artículo 200 de la Constitución establece que la declaración de inconstitu-
cionalidad de una ley puede originarse en una violación a ella, ya sea por la forma o por el fondo.
Y si bien allí no se alude a una transgresión de orden competencial, como fundamento para decla-
rarse la inconstitucionalidad de una ley o norma con rango de ley, inmediatamente ha de repararse
que esta se encuentra comprendida dentro de los vicios de forma o de fondo, según sea el caso.
Así, por ejemplo, si una materia sujeta a reserva de ley orgánica fuese aprobada por una sim-
ple ley “ordinaria”, esta podría ser declarada inconstitucional por adolecer de un vicio de forma,
es decir, por no haber sido aprobada siguiéndose el procedimiento que la Constitución establece
para la aprobación de las leyes orgánicas (artículo 106). Y, del mismo modo, podría igualmente

824
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

declararse su inconstitucionalidad material, pues la ley hipotética en cuestión habría regulado una
materia para la cual no tenía constitucionalmente competencia. (STC Exp. Nº 00017-2003-AI/TC,
P, f. j. 82)

£1287 Proceso de inconstitucionalidad. Inconstitucionalidad de norma que regula


materia reservada a ley orgánica
[S]i una materia sujeta a reserva de ley orgánica fuese aprobada por una simple ley “ordina-
ria”, esta podría ser declarada inconstitucional por adolecer de un vicio de forma, es decir, por no
haber sido aprobada siguiéndose el procedimiento que la Constitución establece para la aproba-
ción de las leyes orgánicas (artículo 106). Y, del mismo modo, podría igualmente declararse su
inconstitucionalidad material, pues la ley hipotética en cuestión habría regulado una materia para
la cual no tenía constitucionalmente competencia. (STC Exp. Nº 00017-2003-AI/TC, P, f. j. 82)
[E]l artículo 106 de la Constitución establece que: “Mediante leyes orgánicas se regulan la
estructura y el funcionamiento de las entidades del Estado previstas en la Constitución, así como
también las otras materias cuya regulación por ley orgánica está establecida en la Constitución.
Los proyectos de ley orgánica se tramitan como cualquier proyecto de ley y para su aprobación o
modificación, se requiere el voto de más de la mitad del número legal de miembros del Congreso”.
En efecto, dicho artículo no establece una jerarquía distinta a la de la ley, sino que dispone dos
requisitos especiales para este tipo de leyes; uno de orden material, referido a la materia que regu-
larán las leyes orgánicas; y otro de carácter formal, relativo al número de votos necesario para su
aprobación. (...) Reafirmando esta postura, (…) no se genera, per se, un problema de inconstitu-
cionalidad cada vez que una ley ordinaria colisione con una ley orgánica. La eventual inconstitu-
cionalidad sería consecuencia de que la ley ordinaria haya infringido directamente el artículo 106
de la Constitución, en un doble sentido: a) porque no tenía competencia para regular una materia
sujeta a reserva de ley orgánica; o, b) porque pese a regular una materia sujeta a reserva de ley
orgánica, no se aprobó con la mayoría exigida por el artículo 106 de la Constitución. (STC Exp.
N° 0022-2004-AI/TC, p, f. j. 14)

£1288 Proceso de inconstitucionalidad. Procedencia de regulación legal de modalida-


des para exigir el pago de retribuciones por concesión de recursos naturales
[L]a Carta Fundamental, reserva a la ley orgánica la fijación de las condiciones de utilización
y otorgamiento a particulares de los recursos naturales, renovables o no renovables. Los dere-
chos para el aprovechamiento de los recursos naturales se otorgan a los particulares mediante las
modalidades que establecen las leyes especiales para cada recurso natural, según lo determina el
artículo 19 de la Ley N° 26281, que –como se ha indicado–, es ley orgánica. (…) [T]al como lo
dispone el artículo 66 de la Constitución, la condición para exigir a los particulares el pago de una
retribución económica por la concesión de los recursos naturales, se encuentra fijada en una ley
orgánica (en este caso la Ley N° 26821). No obstante, la regulación específica de cada una de las
modalidades como pueda materializarse dicha retribución, corresponde ser desarrollada por leyes
especiales. Y no podría ser de otro modo, pues, si como quedó dicho, las leyes orgánicas tienen
naturaleza excepcional y su contenido es eminentemente restringido, sería constitucionalmente
inaceptable extender la materia reservada a la regulación y reglamentación de los muy diversos
modos como tal retribución económica pueda hacerse efectiva. Justamente, es por ley especial
como se regula la regalía minera. (STC Exp. N° 0048-2004-PI/TC, P, ff. jj. 46 y 47)

825
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 76.- PROCEDENCIA DE LA DEMANDA DE ACCIÓN


POPULAR
La demanda de acción popular procede contra los reglamentos, normas administrativas
y resoluciones de carácter general, cualquiera que sea la autoridad de la que emanen,
siempre que infrinjan la Constitución o la ley, o cuando no hayan sido expedidas o publi-
cadas en la forma prescrita por la Constitución o la ley, según el caso.

£1289 Proceso de acción popular. Procedencia respecto de decretos supremos


[E]l proceso de hábeas corpus no puede ser utilizado para cuestionar la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de los Decretos Supremos vigentes, para cuyo efecto la Norma Fundamental
ha previsto el proceso de acción popular, al disponer en el artículo 200, inciso 5), que este “(...)
procede contra los reglamentos, normas administrativas, y resoluciones y decretos de carácter ge-
neral, cualquiera sea la autoridad de la que emanen” (…). En este sentido, de considerar el deman-
dante que los Decretos Supremos [materia de la demanda] contravienen la Constitución, puede
hacer uso de su derecho con arreglo a ley mediante el proceso constitucional específico y será
la sala respectiva del Poder Judicial la que se pronuncie sobre la procedencia o improcedencia, la
existencia o inexistencia, así como sobre los efectos generados por los decretos cuestionados, siendo su
pronunciamiento de carácter erga omnes. (STC Exp. Nº 00774-2005-HC/TC, P, ff. jj. 6 y 7)

£1290 Proceso de acción popular. Procedencia respecto de normas de carácter


general
[El proceso de] acción popular (…), procede por infracción de la Constitución y de la Ley;
contra los reglamentos, normas administrativas, resoluciones y decretos de carácter general
que expiden el Poder Ejecutivo, Gobiernos Regionales y Locales y demás personas de Derecho
Público. (…) [Por esta razón] no corresponde mediante esta acción de garantía [proceso de acción
popular] declarar la inaplicación del Decreto Supremo objeto de la litis para el caso individual
del demandante, puesto que [el proceso de] acción popular procede contra normas cuyos efec-
tos y ámbito de aplicación tienen carácter general y son erga omnes, con implicancias y alcances
para la comunidad en general y no solo para un sector o grupo determinado de ciudadanos (…).
(Corte Suprema de Justicia de La República-Sala de Derecho Constitucional y Social - Expediente
Nº 2441-02 (29/04/2005) f. j. 3 y 5)

£1291 Proceso de acción popular. Improcedencia respecto de estatuto aprobado me-


diante resolución suprema
[S]i bien en el caso (…) se ha interpuesto [un proceso de] acción popular contra [una]
Resolución Suprema (…), lo que se pretende en el fondo es cuestionar la validez de un acto in-
terno de la Asociación como es la ratificación de la modificación de sus Estatutos; que puede ser
impugnado por los socios integrantes de la misma mediante el derecho de impugnación a que
se refiere el artículo 92 del Código Civil, dado que la citada Asociación al ser una entidad de
derecho privado se rige bajo las normas del Código Civil (…), en consecuencia, [el proceso de]
acción popular no es la vía pertinente para cuestionar la validez de la aprobación de un Estatuto,
por cuanto se trata de un acto interno de una asociación y que además solamente tiene alcance
limitado entre sus integrantes; siendo la naturaleza de la acción popular que procede contra los
reglamentos, normas administrativas y resoluciones y decretos de carácter general por infracción
de la Constitución y de la Ley (…). (Exp. Nº 1343-2000-04/11/2003), SDCS, ff. jj. 4 y 5)

£1292 Proceso de acción popular. Improcedencia sobre ordenanzas municipales


[E]l numeral 4 del artículo 200 de la constitución, en concordancia con el artículo 77 del
Código Procesal Constitucional, han otorgado rango de ley a las ordenanzas municipales,

826
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

reservando para su impugnación, la acción de inconstitucionalidad cuyo trámite exige la obser-


vancia de los artículos 98 y 99 del citado código. (…) [S]iendo así, y estando dirigida la presente
demanda de acción popular contra ordenanzas municipales que tienen rango de ley, y no contra las
normas a que se refiere el acotado artículo 76 del código procesal constitucional, resulta improce-
dente la demanda propuesta; por lo que no siendo susceptible que las ordenanzas municipales
se sometan al control de constitucionalidad a través del proceso de acción popular. (…) (A. P.
Exp. Nº 437-2006-CHINCHA, SDCS, ff. jj. 3 y 5)

£1293 Proceso de acción popular. Improcedencia sobre resoluciones judiciales


[S]iendo que la acción popular tiene como objeto el control de la constitucionalidad de nor-
mas de carácter general: a) reglamentos, cualquiera sea el órgano emisor, salvo el reglamento del
congreso que tiene rango de ley, b) normas administrativas y resoluciones de carácter general,
como son las que expiden los órganos que tienen autonomía por mandato constitucional y a los
cuales se les faculta regular materias que son propias de su competencia. (…) [E]stando a la natu-
raleza de la acción popular, la pretensión incoada en [una] demanda no se encuentra enmarcada en
ninguna de las características señaladas (…), [si] lo que [se] pretende es cuestionar una resolución
judicial expedida dentro de un proceso civil, no siendo este el objeto de la acción popular, mas
aún si [el agente] puede hacer valer sus derechos que según manifiesta le han sido vulnerados uti-
lizando los medios impugnatorios que le franquea la ley y no a través de la presente acción. (Exp.
N° 676-2006 ICA, SDCS, ff. jj. 4 y 5)

£1294 Proceso de acción popular. Resoluciones emitidas por autoridades o funciona-


rios no públicos (colegio profesional)
[Q]ueda claro que las resoluciones que son materia de la demanda [de acción popular] no
han sido expedidas por una autoridad o funcionario público en ejercicio de sus funciones, sino se
trata de una incorporación a un colegio profesional, el cual está regulado por lo establecido en sus
estatutos y demás normas organizativas; además se advierte que las resoluciones cuestionadas no
tienen carácter general, ya que se trata de incorporaciones particulares al colegio (…) y no de una
incorporación universal ni abstracta de miembros a dicha orden (…); al no cumplirse con ninguno
de los presupuestos indispensables para la procedencia de la acción popular, debe confirmarse la
apelada, pues el proceso constitucional no resulta ser la vía procesal adecuada para cuestionar la
validez de las resoluciones de incorporación de miembros al Colegio de Abogados de la Libertad.
(Exp. N° 1789- 2005, SDCS, ff. jj. 3 y 4)

827
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 77.- PROCEDENCIA DE LA DEMANDA DE IN-


CONSTITUCIONALIDAD
La demanda de inconstitucionalidad procede contra las normas que tienen rango de ley:
leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados que hayan requerido o no la
aprobación del Congreso conforme a los artículos 56 y 57 de la Constitución, Reglamento
del Congreso, normas regionales de carácter general y ordenanzas municipales.

£1295 Proceso de inconstitucionalidad. Objeto


El objeto de la [procedencia de] acción de inconstitucionalidad es efectuar la valoración de
una ley o norma con rango de ley de conformidad con la Constitución, ya sea por la forma o por el
fondo. Se trata, pues, de un juicio abstracto de constitucionalidad de la norma, en el cual, debido a
su propia naturaleza, no se faculta al Tribunal Constitucional a evaluar las afectaciones subjetivas
derivadas de la supuesta aplicación de la norma inconstitucional, sino, única y exclusivamente, a
cumplir la función de eficacia integradora de la unidad constitucional, sea mediante la expulsión
de la norma inconstitucional del sistema jurídico o a través de la interpretación de conformidad
constitucional, cuando sea el caso. (STC Exp. Nº 00003-2004-AI/TC, P, f. j. 2)

£1296 Proceso de inconstitucionalidad. Dimensiones objetiva y subjetiva


[El proceso de constitucionalidad] es esencialmente objetivo, y que en él se realiza un juicio
de compatibilidad abstracto entre dos normas de distinta jerarquía: por un lado la Constitución,
como parámetro de control, y por otro la ley o la norma con rango de ley, que es la norma objeto
o materia de control; sin embargo, ello no quiere decir que este proceso no tenga una dimensión
subjetiva, dado que uno de los fines esenciales de los procesos constitucionales es el de garantizar
la supremacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos fundamentales (artículo II
del Código Procesal Constitucional). En ese sentido, corresponde al juez constitucional tener pre-
sente ambas dimensiones, dado que no es posible la negación de una de tales dimensiones, para
preservar la otra, pues de ocurrir aquello, el resultado siempre afectará a la Constitución. (STC
Exp. Nº 00017-2006-PI/TC, P, f. j. 2)
Cuando se resuelve un proceso de inconstitucionalidad, no puede soslayarse su naturaleza
dual, dado su carácter abstracto –u objetivo–, por ser un proceso de puro derecho, y concreto –o
subjetivo–, por las consecuencias económicas y sociales que producen sus sentencias. (STC Exp.
Nº 00050-2004-AI/TC y acumulados, P, f. j. 10)

£1297 Proceso de inconstitucionalidad. Dimensión objetiva


[E]n un sentido objetivo, el control de constitucionalidad debe ejercerse según los valores y
principios consagrados constitucionalmente (STC Exp. Nº 00050-2004-AI/TC y acumulados, P,
f. j. 10).
En reconocimiento de la dimensión objetiva se debe ejercer un control de constitucionalidad
acorde con los valores y principios consagrados por la Constitución Política; es decir, que no se
reduce, únicamente, a un mero examen de la ley, sino que se orienta a hacer respetar la unidad o
núcleo constitucional. Esto es promoviendo la superación de las situaciones reales conflictivas de
los diversos intereses que coexisten en el marco del Estado Constitucional de Derecho, a fin de
otorgar una razonable aplicación de las normas constitucionales. (STC Exp. Nº 00002-2005-AI/
TC, P, f. j. 2)

£1298 Proceso de inconstitucionalidad. Dimensión subjetiva


[N]o puede soslayarse que aun cuando el control abstracto de las normas tiene una finali-
dad inmediata, como es el de salvaguardar el principio de supremacía jurídica de la Constitución

828
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

–expulsando del ordenamiento aquellas disposiciones que la contravengan material o formalmen-


te–, como fin mediato impide su aplicación y con ello evita que se puedan generar afectaciones
concretas (subjetivas) a los derechos fundamentales de las personas. Por tanto, el juez constitu-
cional debería considerar que el proceso orientado por antonomasia a defender la supremacía de
la Constitución (proceso de inconstitucionalidad) siempre tendrá también, en última instancia, la
vocación subjetiva de preservar los derechos fundamentales de las personas. (STC Exp. Nº 0031-
2005-PI/TC, P, f. j. 9)
[El Tribunal Constitucional] valora subjetivamente la constitucionalidad de actos concretos
(...), pues tal valoración se impone como un canon interpretativo de la Constitución; o, lo que es
lo mismo, asume una ‘función de valoración’ para la resolución de la controversia constitucional.
(STC Exp. Nº 00050-2004-AI/TC y acumulados, P, f. j. 10)
En mérito a la dimensión subjetiva, el Tribunal Constitucional puede valorar la constitucio-
nalidad de los actos concretos realizados al amparo de la norma legal impugnada, lo cual defi-
nitivamente no supone la resolución del problema en un caso concreto; sino otorgarle un canon
valorativo constitucional –función de valoración, para la resolución del presente proceso de in-
constitucionalidad. (STC Exp. Nº 00002-2005-AI/TC, P, f. j. 2)

£1299 Proceso de inconstitucionalidad. Noción de rango


Con la expresión “rango” se denota la posición que una fuente formal del derecho pueda os-
tentar en el ordenamiento jurídico. (STC Exp. Nº 00005-2003-AI/TC, P, f. j. 10)

£1300 Proceso de inconstitucionalidad. Noción de rango de ley


[C]on la fórmula “rango de ley” se indica que las fuentes a las que se ha calificado como tales,
se ubican en el ordenamiento en el grado inmediatamente inferior al que ocupa la Constitución.
Sin embargo, “rango de ley” no equivale, necesariamente, a que se tenga la condición de “fuen-
te primaria”, esto es, que se encuentren creadas y disciplinadas, única y directamente, por la
Constitución. En efecto, muchas de las fuentes mencionadas en el inciso 4) del artículo 200 de la
Ley Fundamental, no solo tienen en las normas constitucionales a las que regulan el proceso de
su producción jurídica, es decir, las reglas mediante las cuales el ordenamiento regula su proceso
de creación, modificación y extinción. En efecto, en ocasiones, sobre las diversas fuentes aludidas
en el inciso 4) del artículo 200, la propia Norma Suprema establece que otras fuentes del mismo
rango formal cumplan, por reenvío, la función de regular el proceso de su elaboración. En tal
situación, por ejemplo, se encuentran el decreto legislativo, las normas regionales o la ordenanza
municipal, por solo citar algunas cuyas reglas de producción normativa, como es evidente, no
provienen solo de la Constitución, sino también de aquellas fuentes, como la ley, a las que aquella
remite. (STC Exp. Nº 00005-2003-AI/TC, P, f. j. 10)

£1301 Proceso de inconstitucionalidad. Presupuestos para el control constitucional


de tratados internacionales
[E]n cuanto a la verificación de si el instrumento internacional [Tratado] materia de exa-
men es susceptible de ser controlado mediante el presente proceso de inconstitucionalidad,
cabe precisar [que] (…) conforme a una interpretación conjunta de los artículos 200 inciso 4)
y 55 de la Constitución, los tratados, en tanto normas susceptibles de ser controladas mediante
el proceso de inconstitucionalidad, solo lo serán cuando se trate de tratados que formen parte
del Derecho nacional, es decir cuando sean tratados celebrados por el Estado y que se encuen-
tren en vigor. (…) [A]l no haber entrado en vigor el aludido instrumento internacional y con-
secuentemente, no formar parte del derecho interno, no cabe examinarlo mediante el presente
proceso constitucional, por lo que debe declararse la improcedencia de la demanda. (RTC Exp.
N° 00033-2006-PI/TC, f. j. 3.a)

829
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1302 Proceso de inconstitucionalidad. Noción de tratados ordinarios y aprobación


[Los tratados ordinarios] son los que específicamente versan sobre derechos humanos; sobe-
ranía, dominio o integridad del Estado; defensa nacional u obligaciones financieras del Estado.
(...) Estos tratados deben ser necesariamente aprobados por el Congreso antes de su ratificación
por el Presidente de la República. (STC Exp. Nº 0047-2004-AI/TC, P, f. j. 20.b)
Para que forme parte de nuestro ordenamiento jurídico [un tratado que incide sobre el régi-
men tributario] debe ser aprobado por el congreso, conforme lo establece el segundo párrafo del
artículo 56 de la Constitución política de 1993, derogándose el tratamiento tributario actual. (STC
Exp. Nº 1249-2001-AA/TC, P. f. j. 5)

£1303 Proceso de inconstitucionalidad. Presupuesto para control constitucional de


tratado (TLC con los Estados Unidos de América)
Conforme al principio de interpretación de unidad de los artículos 200°, inciso 4 y 55° de la
Constitución, los tratados, en tanto normas susceptibles de ser controladas mediante el proceso de
inconstitucionalidad, solo lo serán cuando formen parte del Derecho nacional, es decir, cuando
sean tratados celebrados por el Estado y que se encuentren en vigor. (…) [E]l Gobierno del Perú
puso en conocimiento de la Embajada de los Estados Unidos de América en Lima, “la culminación
de los procedimientos internos, estando a la espera que la contraparte haga lo propio”. Como es de
público conocimiento, el 8 de noviembre de 2007, la Cámara de Representantes del Congreso es-
tadounidense aprobó el proyecto de Ley de Implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC)
entre ambos países, estando pendiente su aprobación por el Senado de los EE.UU., así como su
ratificación y depósito correspondiente. (…) Por tanto, al no estar en vigor el aludido instrumento
internacional y consecuentemente no formar parte del Derecho interno, no cabe su examen me-
diante el presente proceso constitucional, por lo que debe declararse la improcedencia de la de-
manda. (RTC Exp. N.° 00036-2007-PI/TC, ff. jj. 7-a, 7-d y 7-e)

£1304 Proceso de inconstitucionalidad. Rango de ley las ordenanzas regionales


Dado que las ordenanzas regionales son normas con rango de ley (artículo 200.4 de la
Constitución), no se encuentran jerárquicamente subordinadas a las leyes nacionales del
Estado, por lo que para explicar su relación con estas no hay que acudir al principio de jerar-
quía, sino al principio de competencia, pues tienen un ámbito normativo competencial dis-
tinto. Lo cual no significa que este pueda ser desintegrado, ni mucho menos, contrapuesto.
De hecho –según se ha podido referir, y respecto de lo cual a continuación se profundizará–,
en tanto existen leyes a las que la Constitución ha delegado la determinación de las compe-
tencias o límites de las competencias de los distintos órganos constitucionales, los gobiernos
regionales no pueden expedir ordenanzas que resulten contrarias a ellas, so pena de incurrir
en un vicio de inconstitucionalidad indirecta (...). [S]in perjuicio de la autonomía normativa
de los gobiernos regionales, sus ordenanzas no solo se encuentran limitadas territorialmente (solo
resultan aplicables en la respectiva circunscripción territorial del gobierno regional), sino que su
validez se encuentra supeditada a su compatibilidad con la Constitución y las normas legales que,
para tales efectos, integren el bloque de constitucionalidad. (STC Exp. Nº 00020-2005-AI/TC y
acumulados, P, ff. jj. 61 y 64)

£1305 Proceso de inconstitucionalidad. Control constitucional de ordenanzas


municipales
El artículo 200, inciso 4) de nuestra ley fundamental señala expresamente que el proceso de
inconstitucionalidad puede ser interpuesto “contra las normas que tienen rango de ley”, otorgán-
dole dicha cualidad a las ordenanzas municipales. En ese sentido, resulta correcto que a través del
presente proceso [de inconstitucionalidad] se esté evaluando la constitucionalidad de la Ordenanza
Municipal (…) expedida por la Municipalidad Provincial (…), posición que tiene respaldo en la

830
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

consecución del objetivo fundamental de la defensa de la Constitución frente a infracciones contra


su jerarquía normativa, tal como lo establece el artículo 75 del Código Procesal Constitucional.
(STC Exp. Nº 0008-2006-PI/TC, P, f. j. 2)

£1306 Proceso de inconstitucionalidad. Improcedencia frente a normas de rango


infralegal
[L]a demanda de inconstitucionalidad procede contra normas que tienen rango de ley, confor-
me lo dispone el inciso 4 del artículo 200 de la Constitución, concordante con el artículo 77 del
Código Procesal Constitucional. (…) [E]stando la (…) demanda dirigida a cuestionar una norma
de rango infralegal, en este caso un Decreto Supremo, este Colegiado no resulta competente para
conocer la norma impugnada, toda vez que el proceso de inconstitucionalidad no está diseñado
para ello, siendo de aplicación lo establecido en el inciso 3 del artículo 104 del Código Procesal
Constitucional. (RTC Exp. Nº 00035-2007-PI/TC, ff. jj. 3 y 4)
El Tribunal Constitucional sostiene que [l]a Constitución Política del Perú establece en su
artículo 200, inciso 4), que ‘La Acción de Inconstitucionalidad (...) procede contra las normas que
tienen rango de ley: leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados, reglamentos del
Congreso, normas regionales de carácter general y ordenanzas municipales que contravengan la
Constitución, en la forma o en el fondo’. Siendo así, la última parte de la pretensión (…); en cuan-
to a la nulidad e ineficacia de acuerdos, decretos y resoluciones, debe desestimarse, por cuanto la
acción de inconstitucionalidad no es la idónea para tal fin. ello, en modo alguno, significa que este
Colegiado avale o valide tales actos, sino que, únicamente, está informando sobre su incompeten-
cia para pronunciarse sobre el particular, en el presente proceso de acción de inconstitucionalidad.
(STC Exp. N° 00016-2003-AI/TC, P, f. j. 11)

£1307 Proceso de inconstitucionalidad. Procedencia contra normas legales derogadas


La circunstancia que una disposición no esté vigente no es óbice para que no se examine su
constitucionalidad. Si bien el objeto del proceso de inconstitucionalidad es el examen de normas
vigentes, las normas que carecen de vigencia o que ya no forman parte del ordenamiento jurídico
pueden también serlo. (STC Exp. Nº 00045-2004-AI/TC, P, f. j. 10)
[N]o toda norma derogada se encuentra impedida de ser sometida a un juicio de validez pues,
aun en ese caso, existen dos supuestos en los que procedería una demanda de inconstitucionali-
dad: a) cuando la norma continúe desplegando sus efectos, y, b) cuando, a pesar de no continuar
surtiendo efectos, la sentencia de inconstitucionalidad puede alcanzar a los efectos que la norma
cumplió en el pasado, esto es, si hubiese versado sobre materia penal o tributaria. (STC Exp.
N°0004-2004-AI/TC y acumulados, P, f. j. 2)
[L]a derogación de la ley no es impedimento para que este Tribunal pueda evaluar su
constitucionalidad, pues la derogación es una categoría del Derecho sustancialmente distin-
ta a la inconstitucionalidad. Mientras que la primera no necesariamente elimina los efectos
(capacidad reguladora) de la ley derogada (así, por ejemplo, los casos de leyes que, a pesar
de encontrarse derogadas, surten efectos ultractivos), la declaración de inconstitucionalidad
“aniquila” todo efecto que la norma pueda cumplir; incluso los que pueda haber cumplido en el
pasado, en caso de que haya versado sobre materia penal o tributaria. (STC Exp. Nº 00019-2005-
AI/TC, P, f. j. 5)
La derogación de una norma solo tiene la propiedad de cancelar su vigencia y aplicabilidad
para los hechos y situaciones jurídicas que acaezcan con posterioridad a la derogación/abrogación,
pero no la regulación de aquellos hechos y situaciones jurídicas que hubieron acaecido durante el
lapso en que la disposición legal estuvo vigente, en los que es posible una aplicación ultraactiva
de la norma. (STC Exp Nº 00004-2007-PI/TC, P, f. j. 7)

831
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1308 Proceso de inconstitucionalidad. Procedencia contra decretos leyes


[El Tribunal Constitucional] considera que los Decretos Leyes constituyen un fenómeno sui
géneris, ya que son producto de la violación de las normas sobre producción jurídica señalada
en la Constitución; y mantienen relación con la vida jurídica solo por las razones expuestas al
fundamentar la teoría de la continuidad. En el caso particular de los Decretos Leyes impugnados,
la singularidad del problema, más allá de su origen (…), se centra en la ‘convalidación’ efectuada
por la Ley Constitucional de 9 de enero de 1993 [Constitución Política] y sus alcances. A juicio
del Tribunal Constitucional, tal ‘convalidación’ no debe entenderse en el sentido de que su con-
tenido haya quedado ‘constitucionalizado’ ni que no se pueda intentar reforma legislativa sobre
ellas una vez disuelto el CCD [Congreso Constituyente Democrático], o, a su turno, que hayan
quedado inmunes a un control posterior. No solo porque ese no es el sentido del artículo 2 de la
referida Ley Constitucional, sino también porque tales Decretos Leyes deben considerarse como
actos con jerarquía de ley y, por lo tanto, susceptibles de ser modificados o derogados por otras
de su mismo valor y rango; y, por ende, sujetos al control de la constitucionalidad (...). (STC Exp.
N° 00010-2002-AI/TC, P, ff. jj. 6 y 7)

832
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 78.- INCONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS


CONEXAS
La sentencia que declare la ilegalidad o inconstitucionalidad de la norma impugna-
da, declarará igualmente la de aquella otra a la que debe extenderse por conexión o
consecuencia.

£1309 Inconstitucionalidad de normas conexas. Como deber del Tribunal


Constitucional para garantizar la supremacía normativa de la Constitución
[El] artículo 78 [del Código Procesal Constitucional (CPConst.)] permite extender la sanción
de inconstitucionalidad de una norma a aquellas a las que el vicio deba alcanzar “por conexión
o consecuencia”. Por ello, en aras de garantizar la supremacía normativa de la Constitución (ar-
tículo II del Título Preliminar del CPConst.), el Tribunal Constitucional tiene el deber de realizar
una apreciación extensiva de las fuentes del ordenamiento conexas que resulten incompatibles con
ella, aún en los supuestos en los que solo alguna de dichas normas haya sido objeto de impugna-
ción. (STC Exp. Nº 0020-2005-PI/TC y acumulados, P, ff. jj. 1 y 2.b)

£1310 Inconstitucionalidad de normas conexas. Aplicación a normas que no fueron


materia del petitorio
La declaración de la inconstitucionalidad de normas conexas resulta perfectamente admisible
en nuestro ordenamiento jurídico. A diferencia de lo establecido por el artículo 38 de la anterior
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, N° 26435, actualmente la declaratoria de inconstitucio-
nalidad no se restringe únicamente a los preceptos derivados de la misma norma cuestionada, que
haya sido materia del contradictorio, sino que se extiende a aquellas otras normas que se encuen-
tren ligadas por conexión o consecuencia, evidentemente, aun cuando no hayan sido materia del
petitorio. (STC Exp. N° 0012-2005-PI/TC, P, f. j. 6)

£1311 Inconstitucionalidad de normas conexas. Supuestos de conexidad


Los supuestos en los que la declaratoria de inconstitucionalidad ha de extenderse a otras nor-
mas son, así, dos: conexidad y consecuencia. Prima facie y sin perjuicio de ulteriores precisio-
nes que ha de efectuarse en la jurisprudencia de este Tribunal [Constitucional], estas relaciones
pueden entenderse del siguiente modo. La relación de conexidad entre normas consiste en que el
supuesto o la consecuencia de una de ellas es complementada por la otra. O, si se prefiere, desde
una perspectiva más general: que el régimen de una materia dispuesto en una norma es comple-
mentado, precisado o concretizado por otra (….). (STC Exp. Nº 045-2004-PI/TC, P, f. j. 69)

£1312 Inconstitucionalidad de normas conexas. Supuestos de consecuencia


[L]a alusión al concepto “consecuencia” supone una relación de causalidad, donde el con-
tenido de una norma resulta instrumental en relación a otra. La relación de instrumentalidad que
una norma tiene respecto a otra supone una relación de medio-fin, en la cual si la que desenvuelve
el rol de fin es declarada inconstitucional, por lógica consecuencia, la que desempeña el rol de
medio deviene también inconstitucional. La declaratoria de inconstitucionalidad de la “norma-fin”
trae como consecuencia la inconstitucionalidad de la “norma-medio”. (STC Exp. Nº 045-2004-PI/
TC, P, f. j. 69)

£1313 Inconstitucionalidad de normas conexas. Relación entre normas de diferente


jerarquía
[El artículo 78 del Código Procesal Constitucional] no establece que la norma a la que se
extiende la inconstitucionalidad tenga que ser de la misma jerarquía de la que es declarada in-
constitucional. La advertencia de este aspecto adquiere singular relevancia si se advierte que las

833
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

relaciones de conexidad y de consecuencia entre las normas no se producen únicamente entre


normas de la misma jerarquía, sino también entre las que ostentan diferente jerarquía –v. gr. la
relación entre Ley y Reglamento de desarrollo–. Esta circunstancia puede imponer que la cons-
tatación de la extensión de la inconstitucionalidad tenga que proyectarse a normas de jerarquía
inferior (...). (STC Exp. Nº 00045-2004-AI/TC, P, f. j. 76)

£1314 Inconstitucionalidad de normas conexas. Control de constitucionalidad de


normas infralegales conexas
[E]l Tribunal Constitucional sí puede efectuar el control abstracto de constitucionalidad de
una norma de jerarquía infralegal y, así, pronunciarse sobre su validez constitucional, cuando ella
es también inconstitucional “por conexión o consecuencia” con la norma de jerarquía legal que el
Tribunal Constitucional ha declarado inconstitucional (…). (STC Exp. Nº 00045-2004-AI/TC,
P, f. j. 74)

£1315 Inconstitucionalidad de normas conexas. Inconstitucionalidad por reproduc-


ción o redundancia de norma declarada inconstitucional
[Existe] un supuesto distinto consistente de [la] relación entre normas en las que una redunda,
reitera o reproduce la enunciada por otra que es la declarada inconstitucional. En tal supuesto,
resulta lógico que aquella [norma redundante], al reproducir el contenido inconstitucional de la
norma impugnada, es también inconstitucional y, por tanto, debe declararse su inconstituciona-
lidad. En sentido exacto, para emplear la dicotomía disposición-norma frecuentemente emplea-
da por este Tribunal, se trata de dos “disposiciones” que expresan la misma norma. Desde esta
perspectiva, en cuanto la declaración de inconstitucionalidad es respecto de la norma, todas las
disposiciones que la enuncien o reproduzcan deben ser también declaradas inconstitucionales. En
este supuesto, no cabe hablar de que entre la disposición que enuncia la norma inconstitucional
y la que la reproduce exista una relación de conexidad o de consecuencia, en los términos antes
expuestos. Las relaciones de conexidad o de consecuencia presuponen por definición la existencia
de normas “distintas”, se dan entre normas “diferentes”. Por el contrario, en el supuesto analizado
se trata solo de una reproducción o redundancia de una norma que ya ha sido declarada inconsti-
tucional. Aquí, entre la norma declarada inconstitucional y la otra que reproduce su contenido no
existe relación de conexidad o de consecuencia, sino una relación de identidad. En este sentido,
este supuesto no se encuentra comprendido por la disposición procesal antes mencionada [artículo
78 del Código Procesal Constitucional]. (STC Exp. Nº 045-2004-PI/TC, P, ff. jj.70 y 71)

£1316 Inconstitucionalidad de normas conexas. Aplicación de principio de coheren-


cia frente a reproducción o redundancia de norma declarada inconstitucional
[A]unque este supuesto [de las normas que reproducen, reiteran o redundan otra que es decla-
rada inconstitucional] no se halla comprendido en sentido estricto por el artículo 78 del CPConst.,
desde su literalidad, sí es posible, por el contrario, entender que ella subyace a la ratio de dicha
norma. En efecto, si ella habilita la expulsión de normas distintas a la declarada inconstitucional, a
fortiori, ha de admitirse la expulsión de otras normas que tienen el mismo contenido que la decla-
rada inconstitucional. El citado artículo 78 constituye una excepción al principio procesal de con-
gruencia, pero si el objeto del control abstracto puede ser extendido por el Tribunal a comprender
normas distintas a la impugnada y declarada inconstitucional, con mayor razón esa consecuencia
ha de proyectarse sobre otras disposiciones que reproducen el contenido de aquella. (…) Abona
esta postura, además, el principio de coherencia del ordenamiento jurídico. Este principio deriva, a
su vez, del principio de unidad del ordenamiento. Según este, las normas que lo conforman deben
integrarse armónicamente y, así, evitar contradicciones entre las mismas. Precisamente, el impera-
tivo de no contradicción impone un mandato de coherencia entre las normas del ordenamiento. He
aquí, el principio de coherencia. Resulta contrario a este principio permitir la presencia de una dis-
posición que reproduce o contiene otra que está siendo declarada inconstitucional. Es incoherente

834
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

que después de haberse constatado la inconstitucionalidad de una norma, se permita la presencia


de otra disposición que reproduce el mismo contenido de la norma declarada inconstitucional.
(STC Exp. Nº 045-2004-PI/TC, P, ff. jj. 72 y 73)
Resulta contrario (...) [al] principio [de coherencia] permitir la presencia de una disposición
que reproduce o contiene otra que está siendo declarada inconstitucional. Es incoherente que des-
pués de haberse constatado la inconstitucionalidad de una norma, se permita la presencia de otra
disposición que reproduce el mismo contenido de la norma declarada inconstitucional. (STC Exp.
Nº 00045-2004-AI/TC, P, f. j. 81)

£1317 Inconstitucionalidad de normas conexas. Conexión respecto a ordenanzas mu-


nicipales en materia de arbitrios
Si bien a diferencia del caso de la declaratoria de inconstitucionalidad de una ley de alcance
nacional, la declaratoria de inconstitucionalidad de ordenanzas se restringe al ordenamiento jurí-
dico municipal del que provienen, ello no impide a este Tribunal para que, a efectos de garantizar
la primacía de la Constitución y el correcto funcionamiento del sistema de producción norma-
tiva en general, extienda por conexidad los efectos de su sentencia a casos similares, toda vez
que se constatan los mismos vicios de forma y fondo que en este caso particular se sancionan.
En tal sentido, procede interpretar la vinculación a todos los demás casos invocando el artículo
78 del Código Procesal Constitucional (…). Lo que se busca con esta disposición es limpiar de
impurezas el ordenamiento jurídico y asegurar que la declaración de inconstitucionalidad de una
norma sea efectiva en su totalidad, desterrándose también aquellas otras normas que se le relación
o vinculen. Lógicamente, en el supuesto de ordenanzas municipales sobre arbitrios, no se lograría
tal fin en tanto no se depuren ordenanzas de algunos municipios, y subsistan otras con idénti-
cos problemas de fondo y forma en el resto. Consecuentemente, para tal efecto, todas las demás
municipalidades del país se encuentran vinculadas, a partir de la fecha, a las reglas vinculantes
establecidas en esta sentencia, bajo sanción de nulidad de sus ordenanzas. (STC Exp. N° 00053-
2004-PI/TC, P, f. j. XIV, PV)
[C]on respecto al cobro de los arbitrios municipales, mediante la STC Exp. N° 0053-2004-PI/
TC (…), el Tribunal Constitucional estableció las reglas vinculantes para la producción normativa
municipal en materia de arbitrios, tanto en el aspecto formal (requisito de ratificación) como ma-
terial (criterios para la distribución de costos). Asimismo, precisó que los efectos de su fallo y la
declaratoria de inconstitucionalidad resultaban extensivos a todas las ordenanzas municipales que
incurrieran en los mismos vicios de constitucionalidad, conforme a lo dispuesto en el artículo 78
del Código Procesal Constitucional. (STC Exp. N° 3081-2006-PA/TC, S, f. j. 3)

835
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 79.- PRINCIPIOS DE INTERPRETACIÓN


Para apreciar la validez constitucional de las normas el Tribunal Constitucional conside-
rará, además de las normas constitucionales, las leyes que, dentro del marco constitucio-
nal, se hayan dictado para determinar la competencia o las atribuciones de los órganos
del Estado o el ejercicio de los derechos fundamentales de la persona.

£1318 Apreciación de validez constitucional de normas. Fuerza normativa y vinculante


de la Constitución
La Constitución es un ordenamiento que posee fuerza normativa y vinculante; por ende, la
materia constitucional será toda la contenida en ella, y “lo constitucional” derivará de su incor-
poración en la Constitución. Así lo ha entendido el Tribunal Constitucional, a lo largo de su fun-
cionamiento, en la resolución de los diferentes casos que ha tenido oportunidad de conocer (no
solo en los procesos de inconstitucionalidad y en los procesos competenciales, sino también en
los procesos constitucionales de protección de los derechos fundamentales), donde ha evaluado
vulneraciones a la Constitución de la más diversa índole y en las cuales el único requisito para tal
examen consistía en que la controversia se fundara en una violación de algún principio, valor o
disposición de la Constitución. (STC Exp. Nº 0168-2005-AC/TC, P, f. j. 3)

£1319 Apreciación de validez constitucional de normas. Principios de la interpreta-


ción constitucional
Como actividad racional la interpretación constitucional se orienta por una serie de métodos
y estrategias que deben coadyuvar a su corrección. Sobre el particular este Colegiado ha precisado
una serie de principios que deben permitir establecer los contenidos correctos de la Constitución,
a saber: a) el principio de unidad de la Constitución en su interpretación; b) el principio de con-
cordancia práctica; c) el principio de corrección funcional; d) el principio de función integradora;
e) el principio de fuerza normativa de la Constitución; f) el principio de irreversibilidad de la tute-
la que otorga la Constitución; entre otros. (STC Exp. Nº 4853-2004-PA/TC, P, f. j. 29)

£1320 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de unidad de la


Constitución en su interpretación
[El] principio de unidad de la Constitución, [señala que] (…) la interpretación de la
Constitución debe estar orientada a considerarla como un “todo” armónico y sistemático, a partir
del cual se organiza el sistema jurídico en su conjunto. (STC Exp. Nº 5156-2006-PA/TC, P, f. j. 18)

£1321 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de concordancia


práctica
[El principio de concordancia práctica resulta aquel [e]n virtud del cual toda aparente tensión
entre las propias disposiciones constitucionales debe ser resuelta “optimizando” su interpretación,
es decir, sin “sacrificar” ninguno de los valores, derechos o principios concernidos, y teniendo
presente que, en última instancia, todo precepto constitucional, incluso aquellos pertenecientes a
la denominada “Constitución orgánica” se encuentran reconducidos a la protección de los dere-
chos fundamentales, como manifestaciones del principio-derecho de dignidad humana, cuya de-
fensa y respeto es el fin supremo de la sociedad y el Estado (artículo 1 de la Constitución). (STC
Exp. Nº 5854-2005-AA/TC, P, f. j. 12.b)

£1322 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de corrección funcional


Este principio [de corrección funcional] exige al juez constitucional que, al realizar su labor
de interpretación, no desvirtúe las funciones y competencias que el Constituyente ha asignado
a cada uno de los órganos constitucionales, de modo tal que el equilibrio inherente al Estado

836
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Constitucional, como presupuesto del respeto de los derechos fundamentales, se encuentre plena-
mente garantizado. (STC Exp. Nº 5854-2005-AA/TC, P, f. j. 12.c)

£1323 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de función


integradora
[De acuerdo al principio de función integradora e]l “producto” de la interpretación solo podrá
ser considerado como válido en la medida que contribuya a integrar, pacificar y ordenar las rela-
ciones de los poderes públicos entre sí y las de estos con la sociedad. (STC Exp. Nº 5854-2005-
AA/TC, P, f. j. 12.d)

£1324 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de fuerza normativa


[De acuerdo al principio de fuerza normativa, [l]a interpretación constitucional debe encon-
trarse orientada a relevar y respetar la naturaleza de la Constitución como norma jurídica, vinculante
in toto y no solo parcialmente. Esta vinculación alcanza a todo poder público (incluyendo, desde luego,
a este Tribunal) y a la sociedad en su conjunto. (STC Exp. Nº 5854-2005-AA/TC, P, f. j. 12.e)

£1325 Apreciación de validez constitucional de normas. Normas que confor-


man bloque de constitucionalidad (parámetro de control del proceso de
inconstitucionalidad)
[L]a Constitución y las normas que conforman el bloque de constitucionalidad establecen
tanto la competencia material así como la competencia territorial, entre otros aspectos vinculados
al tema, siendo la nota condicionante de la competencia estatal, la de ser indelegable, taxativa,
razonable y proporcional. Este desarrollo del bloque de constitucionalidad fue posteriormente
complementado en la sentencia recaída en el Exp. N° 0007-2002-AI, y reproducida en algunos
extremos en la resolución que recayó en el Exp. N° 0041-2004-AI, en donde se expuso que el pa-
rámetro de control en la acción de inconstitucionalidad, en algunos casos comprende a otras fuen-
tes distintas de la Constitución “(...) en concreto, a determinadas fuentes con rango de ley, siempre
que esa condición sea reclamada directamente por una disposición constitucional (...). En tales
casos, estas fuentes asumen la condición de ‘normas sobre la producción jurídica” en un doble
sentido; por un lado, como “normas sobre la forma de la producción jurídica”, esto es, cuando
se les encarga la capacidad de condicionar el procedimiento de elaboración de otras fuentes que
tienen su mismo rango; y, por otro, como “normas sobre el contenido de la normación”; es decir,
“cuando por encargo de la Constitución pueden limitar su contenido” (f. j. 5). Esta capacidad que
tienen las fuentes que formalmente no son constitucionales es lo que se ha denominado bloque de
constitucionalidad, y, por ello, “La interpretación que efectúa el Tribunal Constitucional no solo
abarca las normas constitucionales propiamente dichas, sino que se extiende a todas las demás
comprendidas en el denominado bloque de constitucionalidad”. (Exp. N° 1049-2003-AA) (STC
Exp. N° 00046-2004-AI/TC, P, f. j. 5, 6 y 7)
[El contenido del parámetro de control en la acción de inconstitucionalidad está] integrado
únicamente por la Constitución, que es la Ley Suprema del Estado. (…). No obstante, cabe ahora
señalar que, en determinadas ocasiones, ese parámetro puede comprender a otras fuentes distintas
de la Constitución y, en concreto, a determinadas fuentes con rango de ley, siempre que esa con-
dición sea reclamada directamente por una disposición constitucional (v.g. la ley autoritativa en
relación con el decreto legislativo). En tales casos, estas fuentes asumen la condición de “normas
sobre la producción jurídica”, en un doble sentido; por un lado, como “normas sobre la forma
de la producción jurídica”, cuando se les encarga la capacidad de condicionar el procedimiento
de elaboración de otras fuentes que tienen su mismo rango; y, por otro, como “normas sobre el
contenido de la normación”, es decir, cuando por encargo de la Constitución pueden limitar su
contenido. Tal capacidad (de fuentes formalmente no constitucionales para integrar el parámetro),
es lo que en el derecho constitucional comparado se ha abordado bajo la denominación de “bloque

837
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de constitucionalidad” (así, en España) o de “normas interpuestas” (caso de Italia). (STC Exp.


N° 007-2002-AI/TC, P, f. j. 5)
[E]l bloque de constitucionalidad está integrado por aquellas normas que “se caracterizan por
desarrollar y complementar los preceptos constitucionales relativos a los fines, estructura, orga-
nización y funcionamiento de los órganos constitucionales, amén de precisar detalladamente las
competencias y deberes funcionales de los titulares de estos, así como los deberes, cargas públi-
cas y garantías básicas de los ciudadanos”. Ese es el sentido del artículo 79 del CPConst. (…).
[E]ste Colegiado [Tribunal Constitucional] ha advertido que incluso, en determinadas circunstan-
cias, cabe incorporar en el bloque de constitucionalidad leyes distintas de las orgánicas. (STC Exp.
N° 0005-2005-CC/TC, P, ff. jj. 31 y 32)

£1326 Apreciación de validez constitucional de normas. Bloque de constitucionalidad


de normas sobre descentralización
[En atención al artículo 79 del Código Procesal Constitucional] a parte del desarrollo de la
parte de descentralización de la Constitución, se han dado una serie de normas que (…) [tienen
un] reconocimiento explícito por parte de la Constitución. [R]elacionando y armonizando la
Constitución y el ordenamiento jurídico nacional, se puede entender como bloque de constitucio-
nalidad todo el conjunto de disposiciones que deben ser tenidas en cuenta para apreciar los vicios
de constitucionalidad de una ley sujeta a su control. De lo expresado se puede entender que el
Tribunal Constitucional debe analizar la (…) demanda a partir de un canon interpretativo integra-
do por las normas de la Constitución, y en tanto desarrollan su contenido, la Ley Nº 27783, Ley de
Bases de la Descentralización y de la Ley Nº 27867, Ley Orgánica de Gobiernos Regionales. Esto
es así, en mérito del principio de interpretación establecido en el artículo 79 del Código Procesal
Constitucional, que ha sido señalado (…). (STC Exp. N° 002-2005-PI/TC, P. ff. jj. 9 y 10)

£1327 Apreciación de validez constitucional de normas. Bloque de constitucionalidad


de normas municipales (Ley Orgánica de Municipalidades) como parámetro
de control de competencias
A efectos de establecer el parámetro de control (bloque de constitucionalidad) en aras de
la interpretación constitucional que generará la plataforma sobre la cual se realice el control [de
competencias]. Este Colegiado considera oportuno citar los mandatos constitucionales, así como
las disposiciones previstas en la Ley Orgánica de Municipalidades (en adelante, LOM), que se
concatenan para efectos de contar con un parámetro de control adecuado en las materias que son
relevantes para resolver el conflicto [de competencia] (…). Si bien la Norma Fundamental ha
previsto un listado de competencias asignadas a los gobiernos locales, es la LOM la norma que
desarrolla in extenso tales disposiciones constitucionales. En aplicación del bloque de constitucio-
nalidad, parámetro de control para la interpretación constitucional, corresponde a este Colegiado
interpretar las competencias respecto de las cuales se ha planteado el conflicto, a la luz no solo de
la norma fundamental, sino que se debe incorporar a dicho bloque las disposiciones pertinentes de
la LOM, tal como lo señaláramos. (STC Exp. Nº 00003-2007-PC/TC, P, ff. jj. 55 y 56)

ARTÍCULO 80.- RELACIONES INSTITUCIONALES CON


OCASIÓN A LOS PROCESOS DE CONTROL DE NORMAS
Los Jueces deben suspender el trámite de los procesos de acción popular sustentados en
normas respecto de las cuales se ha planteado demanda de inconstitucionalidad ante el
Tribunal, hasta que este expida resolución definitiva.

Nota del editor: En relación con el artículo 80 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

838
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 81.- EFECTOS DE LA SENTENCIA FUNDADA


Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de inconstitucionalidad dejan sin efec-
to las normas sobre las cuales se pronuncian. Tienen alcances generales y carecen de
efectos retroactivos. Se publican íntegramente en el diario oficial El Peruano y producen
efectos desde el día siguiente de su publicación.
Cuando se declare la inconstitucionalidad de normas tributarias por violación del artícu-
lo 74 de la Constitución, el Tribunal debe determinar de manera expresa en la sentencia
los efectos de su decisión en el tiempo. Asimismo, resuelve lo pertinente respecto de las
situaciones jurídicas producidas mientras estuvo en vigencia.
Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de acción popular podrán determinar la
nulidad, con efecto retroactivo, de las normas impugnadas. En tal supuesto, la sentencia
determinará sus alcances en el tiempo. Tienen efectos generales y se publican en el dia-
rio oficial El Peruano.

£1328 Sentencia de inconstitucionalidad. Rango de ley


[D]el artículo 103 de la Constitución se deriva que las sentencias de inconstitucionalidad ex-
pedidas por el Tribunal Constitucional tienen rango de ley. (STC Exp. Nº 00047-2004-AI/TC, P,
f. j. 34)

£1329 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia estimativa


Las sentencias estimativas son aquellas que declaran fundada una demanda de inconstitucio-
nalidad. Su consecuencia jurídica específica es la eliminación o expulsión de la norma cuestionada
del ordenamiento jurídico, mediante una declaración de invalidez constitucional. En dicha hipóte-
sis, la inconstitucionalidad se produce por la colisión entre el texto de una ley o norma con rango
de ley y una norma, principio o valor constitucional. Las sentencias estimativas pueden ser de
simple anulación, interpretativa propiamente dicha o interpretativas-manipulativas (normativas).
(STC Exp. Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 3)

£1330 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia estimativa de simple


anulación
En (...) [el caso de las sentencias estimativas de simple anulación], el órgano de control cons-
titucional resuelve dejar sin efecto una parte o la integridad del contenido de un texto. La estima-
ción es parcial cuando se refiere a la fracción de una ley o norma con rango de ley (un artículo,
un párrafo, etc.); y, por ende, ratifica la validez constitucional de las restantes disposiciones con-
tenidas en el texto normativo impugnado. La estimación es total cuando se refiere a la plenitud de
una ley o norma con rango de ley; por ende, dispone la desaparición íntegra del texto normativo
impugnado del ordenamiento jurídico. (STC Exp. Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 3.1)

£1331 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia estimativa interpre-


tativa propiamente dicha
En (...) [el caso de las sentencias estimativas interpretativas propiamente dichas,] el órgano de
control constitucional, según sean las circunstancias que rodean el proceso constitucional, decla-
ra la inconstitucionalidad de una interpretación errónea efectuada por algún operador judicial, lo
cual acarrea una aplicación indebida. Dicha modalidad aparece cuando se ha asignado al texto ob-
jeto de examen una significación y contenido distinto al que la disposición tiene cabalmente. Así,
el órgano de control constitucional puede concluir en que por una errónea interpretación se han
creado “normas nuevas”, distintas de las contenidas en la ley o norma con rango de ley objeto de
examen. Por consiguiente, establece que en el futuro los operadores jurídicos estarán prohibidos

839
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

de interpretar y aplicar aquella forma de interpretar declarada contraria a la Constitución. (STC


Exp. Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 3.2)

£1332 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia estimativa


interpretativa-manipulativa
En (...) [el caso de las sentencias estimativas interpretativas-manipulativas,] el órgano de
control constitucional detecta y determina la existencia de un contenido normativo inconstitucio-
nal dentro de una ley o norma con rango de ley. La elaboración de dichas sentencias está suje-
ta alternativa y acumulativamente a dos tipos de operaciones: la ablativa y la reconstructiva. La
operación ablativa o de exéresis consiste en reducir los alcances normativos de la ley impugnada
“eliminando” del proceso interpretativo alguna frase o hasta una norma cuya significación colisio-
na con la Constitución. Para tal efecto, se declara la nulidad de las “expresiones impertinentes”;
lo que genera un cambio del contenido preceptivo de la ley. La operación reconstructiva o de
reposición consiste en consignar el alcance normativo de la ley impugnada “agregándosele” un
contenido y un sentido de interpretación que no aparece en el texto por sí mismo. (STC Exp.
Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 3.3)

£1333 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia interpretativa-mani-


pulativa reductora
Las sentencias reductoras: Son aquellas que señalan que una parte (frases, palabras, líneas,
etc.) del texto cuestionado es contraria a la Constitución, y ha generado un vicio de inconstitu-
cionalidad por su redacción excesiva y desmesurada. En ese contexto, la sentencia ordena una
restricción o acortamiento de la “extensión” del contenido normativo de la ley impugnada. Dicha
reducción se produce en el ámbito de su aplicación a los casos particulares y concretos que se
presentan en la vía administrativa o judicial. Para tal efecto, se ordena la inaplicación de una parte
del contenido normativo de la ley cuestionada en relación a algunos de los supuestos contem-
plados genéricamente; o bien en las consecuencias jurídicas preestablecidas. Ello implica que la
referida inaplicación abarca a determinadas situaciones, hechos, acontecimientos o conductas ori-
ginalmente previstas en la ley; o se dirige hacia algunos derechos, beneficios, sanciones o deberes
primicialmente previstos. En consecuencia, la sentencia reductora restringe el ámbito de aplica-
ción de la ley impugnada a algunos de los supuestos o consecuencias jurídicas establecidas en la
literalidad del texto. (STC Exp. Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 3.3.1)

£1334 Sentencia de inconstitucionalidad. Efecto de la sentencia interpretativa-mani-


pulativa aditiva
Las sentencias aditivas: son aquellas en donde el órgano de control de la constitucionalidad
determina la existencia de una inconstitucionalidad por omisión legislativa. En ese contexto pro-
cede a “añadir” algo al texto incompleto, para transformarlo en plenamente constitucional. En
puridad, se expiden para completar leyes cuya redacción roñica presenta un contenido normativo
“menor” respecto al exigible constitucionalmente. En consecuencia, se trata de una sentencia que
declara la inconstitucionalidad no del texto de la norma o disposición general cuestionada, sino
más bien de lo que los textos o normas no consignaron o debieron consignar. En ese sentido, la
sentencia indica que una parte de la ley impugnada es inconstitucional, en tanto no ha previsto
o ha excluido algo. De allí que el órgano de control considere necesario “ampliar” o “extender”
su contenido normativo, permitiendo su aplicación a supuestos inicialmente no contemplados, o
ensanchando sus consecuencias jurídicas. La finalidad en este tipo de sentencias consiste en con-
trolar e integrar las omisiones legislativas inconstitucionales; es decir, a través del acto de adición,
evitar que una ley cree situaciones contrarias a los principios, valores o normas constitucionales.
Es usual que la omisión legislativa inconstitucional afecte el principio de igualdad; por lo que al
extenderse los alcances de la norma a supuestos o consecuencias no previstos para determinados
sujetos, en puridad lo que la sentencia está consiguiendo es homologar un mismo trato con los

840
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

sujetos comprendidos inicialmente en la ley cuestionada. El contenido de lo “adicionado” surge


de la interpretación extensiva, de la interpretación sistemática o de la interpretación analógica.
(STC Exp. Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 3.3.2)
[M]ediante las sentencias denominadas aditivas, se declara la inconstitucionalidad de una dis-
posición o una parte de ella, en cuanto se deja de mencionar algo (“en la parte en la que no prevé
que (...)”) que era necesario que se previera para que ella resulte conforme a la Constitución. En
tal caso, no se declara la inconstitucionalidad de todo el precepto legal, sino solo de la omisión, de
manera que, tras la declaración de inconstitucionalidad, será obligatorio comprender dentro de la
disposición aquello omitido. (STC Exp. Nº 00010-2002-AI/TC, P, f. j. 30)

£1335 Sentencia de inconstitucionalidad. Sentencia interpretativa-manipulativa


estipulativa
Las sentencias estipulativas: Son aquellas en donde el órgano de control de la constituciona-
lidad establece, en la parte considerativa de la sentencia, las variables conceptuales o terminoló-
gicas que utilizará para analizar y resolver una controversia constitucional. En ese contexto, se
describirá y definirá en qué consisten determinados conceptos. (STC Exp. Nº 00004-2004-CC/TC,
P, f. j. 3.3.5)

£1336 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia interpretativa-mani-


pulativa exhortativa
Las sentencias exhortativas: son aquellas en donde el órgano de control constitucional declara
la incompatibilidad constitucional de una parte o la totalidad de una ley o norma con rango de ley,
pese a lo cual no dispone su inmediata expulsión del ordenamiento constitucional, sino que reco-
mienda al Parlamento para que, dentro de un plazo razonable, expida una ley sustitutoria con un
contenido acorde a las normas, principios o valores constitucionales. Como puede observarse, si
en sede constitucional se considera ipso facto que una determinada disposición legal es contraria a
la Constitución, en vez de declararse su invalidez constitucional, se confiere al legislador un plazo
determinado o determinable para que la reforme, con el objeto de eliminar la parte violatoria del
texto fundamental. (STC Exp. Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 3.3.4)
[Las sentencias exhortativas] son aquellas en virtud de las cuales, al advertirse una mani-
festación de inconstitucionalidad en un determinado dispositivo legal, sin embargo, el Tribunal
Constitucional solo declara su mera incompatibilidad y exhorta al legislador para que, en un plazo
razonable, introduzca aquello que es necesario para que desaparezca el vicio meramente declarado
(y no sancionado). (STC Exp. Nº 00010-2002-AI/TC, P, f. j. 32)
[D]etrás de dichas sentencias [exhortativas] se halla la necesidad de no crear vacíos legislati-
vos o generar peores efectos que los que se podrían producir con la declaración de la inconstitu-
cionalidad de una disposición legal. Al igual que cualquier sentencia constitucional, ellas también
vinculan a los poderes públicos, y si bien no determinan un plazo concreto o determinado dentro
del cual deba subsanarse la omisión, sin embargo, transcurrido un plazo de tiempo razonable, a
propósito de la protección de derechos constitucionales, pueden alcanzar por completo sus efectos
estimatorios, hasta ahora solo condicionados. (STC Exp. Nº 00010-2002-AI/TC, P, f. j. 33)

£1337 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia interpretativa-mani-


pulativa sustitutiva
Las sentencias sustitutivas: son aquellas en donde el órgano de control de la constituciona-
lidad declara la inconstitucionalidad parcial de una ley y, simultáneamente, incorpora un reem-
plazo o relevo del contenido normativo expulsado del ordenamiento jurídico; vale decir, dispo-
ne una modificación o alteración de una parte literal de la ley. Ahora bien, debe aclararse que la
parte sustituyente no es otra que una norma ya vigente en el ordenamiento jurídico. La actividad

841
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

interpretativa se canaliza con el traslado de los supuestos o las consecuencias jurídicas de una
norma aprobada por el legislador, hasta la parte de la ley cuestionada –y en concreto afectada de
inconstitucional–, con el objeto de proceder a su inmediata integración. Dicha acción se efectúa
excepcionalmente para impedir la consumación de efectos políticos, económicos, sociales o cul-
turales gravemente dañosos y derivados de la declaración de inconstitucionalidad parcial. (STC
Exp. Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 3.3.3)
[L]as sentencias sustitutivas se caracterizan por el hecho de que con ellas el Tribunal
Constitucional declara la inconstitucionalidad de una ley en la parte en la que prevé una deter-
minada cosa, en vez de prever otra. En ese caso, la decisión sustitutiva se compone de dos partes
diferentes: una que declara la inconstitucionalidad de un fragmento o parte de la disposición legal
impugnada, y otra que la “reconstruye”, a través de la cual el Tribunal Constitucional procede a
dotar, a la misma disposición, de un contenido diferente, de acuerdo con los principios constitu-
cionales vulnerados. Tales decisiones –las aditivas y las sustitutivas–, en realidad, no innovan el
ordenamiento jurídico, si es que con ello se quiere expresar el acto por el cual el Poder Legislativo
innova el ordenamiento jurídico “escribiendo” y poniendo en vigencia nuevas disposiciones lega-
les, pues evidentemente, el Tribunal Constitucional no tiene capacidad para hacerlo. (STC Exp.
Nº 00010-2002-AI/TC, P, f. j. 31)

£1338 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia desestimativa


Las sentencias desestimativas son aquellas que declaran, según sea el caso, inadmisibles, im-
procedentes o infundadas las acciones de garantía, o resuelven desfavorablemente las acciones de
inconstitucionalidad. En este último caso, la denegatoria impide una nueva interposición fundada
en idéntico precepto constitucional (petición parcial y específica referida a una o varias normas
contenidas o en una ley); además, el rechazo de un supuesto vicio formal no obsta para que esta
ley no pueda ser cuestionada ulteriormente por razones de fondo. (STC Exp. Nº 00004-2004-CC/
TC, P, f. j. 4)

£1339 Sentencia de inconstitucionalidad. Sentencia desestimativa por rechazo simple


[En el caso de l]a desestimación por rechazo simple: el órgano de control de la constituciona-
lidad resuelve declarar infundada la demanda presentada contra una parte o la integridad de una
ley o norma con rango de ley. (STC Exp. Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 4.1)

£1340 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia desestimativa por el


sentido interpretativo
[En el caso de l]a desestimación por sentido interpretativo (interpretación estricto sensu) (…)
el órgano de control de la constitucionalidad establece una manera creativa de interpretar una ley
parcial o totalmente impugnada. Es decir, son aquellas en donde el órgano de control de la consti-
tucionalidad declara la constitucionalidad de una ley cuestionada, en la medida que se la interpreta
en el sentido que este considera adecuado, armónico y coherente con el texto fundamental. En ese
entendido, se desestima la acción presentada contra una ley, o norma con rango de ley, previo
rechazo de algún o algunos sentidos interpretativos considerados como infraccionantes del texto
supra. Por ende, se establece la obligatoriedad de interpretar dicha norma de “acuerdo” con la
Constitución; vale decir, de conformidad con la interpretación declarada como única, exclusiva y
excluyentemente válida. (STC Exp. Nº 00004-2004-CC/TC, P, f. j. 4.2)

£1341 Sentencia de inconstitucionalidad. Potestad de diferir efectos de sentencia


(vacatio setentiae)
[L]a potestad de los Tribunales o Cortes Constitucionales de diferir los efectos de sus senten-
cias de acuerdo a la naturaleza de los casos que son sometidos a su conocimiento, constituye en la

842
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

actualidad un elemento de vital importancia en el Estado Constitucional de Derecho, pues con el


objeto de evitar los efectos destructivos que podría generar la eficacia inmediata de una sentencia
que declara la inconstitucionalidad de una ley, se tiende a aplazar o suspender los efectos de esta
(...). No debe dejarse de lado, la consideración de que la potestad de diferir los efectos de las deci-
siones de inconstitucionalidad por parte del Tribunal Constitucional, no implica en modo alguno
suplantar la labor del Poder Legislativo, sino precisamente el reconocimiento de que es este el
órgano constitucional competente para establecer la regulación respectiva. (STC Exp. Nº 00004-
2006-AI/TC, P, ff. jj.174 y 178)
[L]a aplicación diferida se determina en una sentencia con vacatio setentiae; es decir, las con-
secuencias jurídicas de una decisión se suspenden durante algún tiempo, atendiendo a la necesidad
de preveer las derivaciones políticas, económicas o sociales que ello alcance. Al respecto, no
debe olvidarse que todo Tribunal Constitucional tiene la obligación de aplicar el principio de
previsión mediante el cual se predetermina la totalidad de las “consecuencias” de sus actos
jurisdiccionales. En ese sentido, los actos jurisdiccionales (tras la expedición de una senten-
cia) deben contener el augurio, la proyección y el vaticinio de una “mejor” realidad político-
jurídica y la cancelación de un otrora “mal”. En ese contexto, el efecto diferido evita el hecho
de corregir un mal creando otro mal, el cual es evitable por la vía de la suspensión temporal
de los efectos de una sentencia con precedente vinculante. (…) Los efectos diferidos se mani-
fiestan en las denominadas sentencias exhortativas y en los casos de sentencias con preceden-
te vinculante de eficacia diferida (prospective overruling). (STC Exp. Nº 00024-2003-AI/TC,
P, ff. jj. s/n, párr. 76 y 77)
El Tribunal Constitucional tiene el deber de prever las consecuencias de sus decisiones y, por
tal motivo, teniendo en cuenta que la declaración de inconstitucionalidad [de la norma objeto de
control] dejaría un vacío normativo susceptible de generar efectos nefastos (…) dispone una vaca-
tio sententiae. (STC Exp. Nº 0030-2004-AI/TC, P, f. j. 13)
La función integradora del Tribunal Constitucional ha comportado que en reiteradas ocasio-
nes tenga que supeditar la determinación de los efectos de sus sentencias a la optimización de la
fuerza normativo-axiológica de la Constitución, evitando de esa manera que, en virtud de un aná-
lisis literal y asistemático de las normas que regulan la materia, se contravengan las principales
funciones de los procesos constitucionales (…). (STC Exp. Nº 0019-2005-PI/TC, P, f. J. 55)

£1342 Sentencia de inconstitucionalidad. Vacatio sententiae en sentencia interpreta-


tiva-manipulativa exhortativa
En este tipo de sentencias [exhortativas] se invoca el concepto de vacatio setentiae, mediante
el cual se dispone la suspensión de la eficacia de una parte del fallo. Es decir, se modulan los efec-
tos de la decisión en el tiempo. Dicha expresión es un equivalente jurisprudencial de la
o suspensión temporal de la entrada en vigencia de una ley aprobada. (STC Exp. Nº 00004-
2004-CC/TC, P, f. j. 3.3.4)
El Tribunal Constitucional tiene el deber de prever las consecuencias de sus decisiones y, por
tal motivo, teniendo en cuenta que la declaración de inconstitucionalidad del artículo 1 de la Ley
Nº 28047 dejaría un vacío normativo susceptible de generar efectos nefastos en el funcionamiento
del régimen pensionario del Decreto Ley Nº 20530, dispone una vacatio sententiae. En esa medi-
da, la presente sentencia comenzará a surtir efectos una vez que el legislador haya promulgado la
norma correspondiente, que reemplace la actualmente vigente y que ha sido declarada inconstitu-
cional, de tal manera que no quede un vacío en la regulación del porcentaje mensual de pago de
pensión correspondiente al régimen pensionario del Decreto Ley Nº 20530. Por consiguiente, se
propone al Congreso emitir, a la brevedad posible, la norma que modifique el contenido del artícu-
lo 1 de la Ley N° 28047, respetando los principios establecidos y desarrollados por este Tribunal.
(STC Exp. Nº 00030-2004-AI/TC, P, ff. jj.13 y 14)

843
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1343 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos temporales


En relación a los efectos en el tiempo [de las sentencias de inconstitucionalidad], estos pue-
den ser irretroactivos, retroactivos o de aplicación diferida. (STC Exp. Nº 00024-2003-AI/TC, P,
f. j. s/n, párr. 75)

£1344 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos temporales irretroactivos


Las sentencias sobre demandas de inconstitucionalidad, cumplimiento y conflictos competen-
ciales, en principio, se aplican con efectos irretroactivos; esto es, tienen alcances ex nunc. (STC
Exp. Nº 00024- 2003-AI/TC, P, f. j. s/n, párr. 79)
Las sentencias en materia constitucional no conceden derecho a reabrir procesos concluidos
en los que se hayan aplicado normas declaradas inconstitucionales, salvo en materia penal o tribu-
taria, conforme a lo dispuesto en los artículos 103 y 74 de la Constitución. En ese contexto, estas
pueden tener efectos ex tunc. (STC Exp. Nº 00024-2003-AI/TC, P ff. jj. s/n, párr. 84 y 85)

£1345 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos temporales retroactivos en materia


penal
En mérito a la “fuerza de ley” atribuida a las sentencias del Tribunal Constitucional, y a
la luz de una interpretación que concuerda el artículo 204 de la Constitución, que establece la
función de este Tribunal de dejar sin efecto las leyes que resulten incompatibles con la Norma
Fundamental, con el artículo 103 de la Constitución, que establece que ninguna ley tiene fuer-
za ni efecto retroactivo, salvo en materia penal, cuando favorece al reo, el legislador del Código
Procesal Constitucional ha establecido en su artículo 83, que: “Las sentencias declaratorias de
(...) inconstitucionalidad no conceden derecho a reabrir procesos concluidos en los que se hayan
aplicado las normas declaradas inconstitucionales, salvo en las materias previstas en el segundo
párrafo del artículo 103 (...) de la Constitución (...)”. Es decir, dicho precepto autoriza a que, en
virtud de una sentencia de este Colegiado expedida en los procesos de inconstitucionalidad, se
declare la nulidad de resoluciones judiciales amparadas en leyes penales declaradas inconstitu-
cionales, en la medida que de dicha retroactividad se desprenda algún beneficio para el reo. (STC
Exp. Nº 00019-2005-AI/TC, P, f. j. 51)

£1346 Sentencia de inconstitucionalidad. Determinación de efectos temporales y re-


troactividad en materia tributaria
Las sentencias en los casos de procesos de inconstitucionalidad, en donde se ventile la exis-
tencia de violación de los principios constitucionales tributarios contenidos en el artículo 74 [de
la Constitución Política] (...), deben contener la determinación sobre sus efectos en el tiempo; e
igual previsión debe efectuarse respecto de las situaciones judiciales mientras estuvo en vigencia
la norma declarada inconstitucional. Entonces, cabe la posibilidad de que se establezca la apli-
cación del principio de retroactividad. En consecuencia puede tener efectos ex tunc. (STC Exp.
Nº 00024-2003-AI/TC, P, f. j. s/n, párr. 81 y 82)
El artículo 204 de la Constitución establece que la norma declarada inconstitucional queda sin
efecto al día siguiente de la publicación de la sentencia que así la declara. Por su parte, el artículo
74 de la Constitución prescribe que no surten efecto las normas tributarias dictadas en violación
de los principios tributarios, disposición que, junto a lo previsto por los artículos 36 y 40 de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC), permite a este Colegiado, de manera excepcional,
modular los efectos de su sentencia en el tiempo, en el caso de normas tributarias. Así, en mate-
ria tributaria, conforme se establece en el segundo párrafo del artículo 36 de la LOTC, “(...) el
Tribunal debe determinar de manera expresa en la sentencia los efectos de su decisión en el tiem-
po” y resolver “(...) lo pertinente respecto de las situaciones jurídicas producidas mientras estuvo
en vigencia”. Esta atribución permite al Tribunal Constitucional decidir, en materia tributaria, si

844
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

los efectos de sus sentencias deben ser a futuro (ex nunc) o con carácter retroactivo (ex tunc), en
cuya deliberación, evaluaciones en torno al coste económico, jurídico y político de su decisión
adquieren especial relevancia. (STC Exp. Nº 00041-2004-AI/TC, P, f. j. 70)

£1347 Sentencia de inconstitucionalidad. Distinción entre inconstitucionalidad del


tributo y de la ley que lo regula
[E]s preciso distinguir la eventual inconstitucionalidad de un tributo en atención a su inciden-
cia concreta en las circunstancias particulares en las que se encuentre cada uno de los obligados
a sufragarlo, y la inconstitucionalidad en la que pueda incurrir la ley que lo regula, la cual solo
podría ser determinada, en sentido abstracto, analizando los elementos constitutivos del tributo,
y particularmente la materia imponible y la alícuota, cuyos contenidos o dimensiones podrían ser
muestras evidentes de un exceso de poder tributario. (STC Exp. Nº 2302-2003-AA/TC, P, f. j. 14)

£1348 Sentencia de inconstitucionalidad. No exoneración del pago de tributo (im-


puesto a la explotación de los juegos de casino y tragamonedas)
[S]i bien es cierto (…) este Tribunal declaró inconstitucionales los artículos 38.1 y 39 de la
Ley Nº 27153 [que establece la base imponible y la alícuota del impuesto a la explotación de
los juegos de casino y tragamonedas], ello no implica que la recurrente se encuentre exonerada
del pago de tributos, sino que estos deben regularse en función de una nueva base imponible y
alícuota del impuesto. (…) [Esta disposición del Tribunal] no afecta en modo alguno el principio
de no retroactividad de las normas en materia tributaria, dado que este se basa en la inafectación a
una capacidad contributiva ya agotada, que no puede invocarse en este caso, pues el fallo de este
Colegiado no dispuso la exención de pago alguno, sino que precisó que, habiéndose producido el
hecho gravado, el mismo debía recalcularse conforme a una nueva base imponible y alícuota justa
(…).[Como] al día siguiente de la publicación de la STC Exp. N° 009-2001-AI/TC no existía aún
en el ordenamiento jurídico norma alguna que regulara el pago del referido impuesto en base a las
nuevas reglas constitucionales, se produjo una vacatio legis que justificó lo dispuesto en la reso-
lución aclaratoria del Tribunal Constitucional. [la aplicación temporal y no definitiva hasta nueva
promulgación del impuesto de Ley Nº 27153]. (STC Exp. Nº 3595-2006-PA/TC, S, ff. jj. 5, 7 y 8)

845
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 82.- COSA JUZGADA


Las sentencias del Tribunal Constitucional en los procesos de inconstitucionalidad y las
recaídas en los procesos de acción popular que queden firmes tienen autoridad de cosa
juzgada, por lo que vinculan a todos los poderes públicos y producen efectos generales
desde el día siguiente a la fecha de su publicación.
Tiene la misma autoridad el auto que declara la prescripción de la pretensión en el caso
previsto en el inciso 1) del artículo 104.
La declaratoria de inconstitucionalidad o ilegalidad de una norma impugnada por vi-
cios formales no obsta para que esta sea demandada ulteriormente por razones de fondo,
siempre que se interponga dentro del plazo señalado en el presente Código.

£1349 Sentencia de inconstitucionalidad. Calidad de cosa juzgada


[L]as sentencias del Tribunal Constitucional que declaran la inconstitucionalidad de una
norma, tienen calidad de cosa juzgada, fuerza de ley y vinculan a todos los poderes públicos.
(STC Exp. Nº 00587-2005-AA/TC, S, f. j. 5)
La calidad de cosa juzgada de una sentencia del Tribunal Constitucional no solo impide que
su fallo sea contradicho en sede administrativa o judicial, sino que prohíbe, además, que sus tér-
minos sean tergiversados o interpretados maliciosamente, bajo sanción de los funcionarios encar-
gados de cumplir o ejecutar la sentencia en sus propios términos. (STC Exp. Nº 00012-2005-AI/
TC, P, f. j. 32)
[D]ado que las sentencias de este Tribunal [Constitucional], que declaran la inconstituciona-
lidad de una norma, tienen calidad de cosa juzgada, fuerza de ley y vinculan a todos los poderes
públicos, procede amparar la demanda y, en consecuencia, Sunat deberá dejar sin efecto los actos
de aplicación derivados de las normas declaradas inconstitucionales, en cumplimiento de la STC
033-2004-AI/TC y siguiendo los mecanismos reglamentarios para la ejecución de la misma. (STC
Exp. N° 02397-2004-AA/TC, S, f. j. 5)

£1350 Sentencia de inconstitucionalidad. Derechos garantizados por la autoridad de


cosa juzgada
[M]ediante el derecho a que se respete una resolución que ha adquirido la autoridad de cosa
juzgada se garantiza el derecho de todo justiciable, en primer lugar, a que las resoluciones que
hayan puesto fin al proceso judicial no puedan ser recurridas mediante medios impugnatorios, ya
sea porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarla; y, en se-
gundo lugar, a que el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal condición, no pueda
ser dejado sin efecto ni modificado, sea por actos de otros poderes públicos, de terceros o, inclu-
so, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el caso en el que se dictó. (STC Exp.
Nº 04587-2004-AA/TC, f. j. 38)

£1351 Sentencia de inconstitucionalidad. Calidad de cosa juzgada alcanza a funda-


mentos de sentencia
[E]s importante precisar los alcances de la calidad de cosa juzgada no solo en cuanto al fallo,
como tradicionalmente se ha estimado, sino considerando también los fundamentos jurídicos en
virtud de los cuales se determina la inconstitucionalidad. Al respecto, este Colegiado ha sostenido
que “las sentencias dictadas por el Tribunal Constitucional vinculan, en el marco de un proceso
de inconstitucionalidad, no solo respecto al decisum o fallo de la sentencia sino también respecto
a los argumentos –ratio decidendi– que constituyen su fundamentación. Y es que, a diferencia de
los obiter dicta –que pueden ser considerados como criterios auxiliares o complementarios–, la
ratio decidendi constituye, finalmente, la plasmación o concreción de la actividad interpretativa

846
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

del Tribunal Constitucional y, dada su estrecha vinculación con el decisum, adquiere también,
al igual que este, fuerza vinculante para los tribunales y jueces ordinarios, tanto si se decla-
ra la inconstitucionalidad de la norma como si, por el fondo, se la desestima” (Expediente
Nº 0006-2006-PC/TC FJ 41). Sobre el particular, Bocanegra Sierra identifica como “norma
concreta de la sentencia” a “aquella consideración o afirmación jurídica que fundamenta el fallo, y
que está formulada exactamente de tal modo general que fuera de la decisión adoptada en el caso
concreto, resultaría de ella una decisión igual en casos iguales”. (STC Exp. Nº 00005-2007-PI/TC,
ff. jj. 43 y 44)

£1352 Sentencia de inconstitucionalidad. Cosa juzgada respecto de sentencias esti-


matoria y desestimatoria
De conformidad con el art. 82 del CPConst., las sentencias expedidas en los procesos de
inconstitucionalidad “tienen autoridad de cosa juzgada”. Tal atributo de res iudicata corres-
ponde tanto a las sentencias estimatorias como desestimatorias (…) (RTC Exp. N° 0025-
2005-PI/TC, f. j. 6).

£1353 Sentencia de inconstitucionalidad. Doble efecto de la cosa juzgada en senten-


cia desestimatoria
La cosa juzgada de la sentencia desestimatoria en el proceso de inconstitucionalidad desplie-
ga un doble efecto: El efecto positivo consiste en el deber de partir de la verdad jurídicamente
declarada en la sentencia –la constitucionalidad de la norma– en todo proceso donde tal norma
sea aplicable. El efecto negativo radica en la prohibición de someter a un nuevo examen de cons-
titucionalidad, una disposición cuya constitucionalidad ya ha sido afirmada positivamente por el
Tribunal Constitucional. En este contexto, la finalidad de la cosa juzgada de la sentencia deses-
timatoria es la denominada –por la doctrina alemana– “prohibición de repetición” del proceso
(Wiederholenverboten). (RTC Exp. N° 0025-2005-PI/TC, f. j. 6)

£1354 Sentencia en proceso de acción popular. Efectos de la cosa juzgada


[D]e conformidad con el artículo 82 del Código Procesal Constitucional la sentencia firme
en el proceso constitucional de acción popular tiene autoridad de cosa juzgada y vincula a todos
los poderes públicos; es decir, la sentencia de acción popular tiene efectos generales. (RTC Exp.
Nº 05410-2007-PA/TC, f. j. 3)

847
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 83.- EFECTOS DE LA IRRETROACTIVIDAD


Las sentencias declaratorias de ilegalidad o inconstitucionalidad no conceden derecho a
reabrir procesos concluidos en los que se hayan aplicado las normas declaradas inconsti-
tucionales, salvo en las materias previstas en el segundo párrafo del artículo 103 y último
párrafo del artículo 74 de la Constitución.
Por la declaración de ilegalidad o inconstitucionalidad de una norma no recobran vigen-
cia las disposiciones legales que ella hubiera derogado.

£1355 Posibilidad de reapertura de procesos. Aplicación de normas penales o tributa-


rias inconstitucionales
[Existe] la posibilidad de que la declaración de inconstitucionalidad de una norma penal o
tributaria habilite la reapertura de procesos en que aquella fue aplicada, conforme [lo] establece el
artículo 83 CPConst. [Código Procesal Constitucional]. Este supuesto ya ha sido incorporado por
la jurisprudencia de este Tribunal al haber afirmado que el examen de constitucionalidad de una
disposición derogada se da: “cuando, (…), la sentencia de inconstitucionalidad puede alcanzar a
los efectos que la norma cumplió en el pasado, esto es, si hubiese versado sobre materia penal o
tributaria”. De conformidad con el artículo 83 CPConst., la declaratoria de inconstitucionalidad de
una norma no habilita la reapertura de procesos concluidos donde ella haya sido aplicada, con ex-
cepción de los supuestos de materia penal y tributaria. A contrario sensu, los procesos concluidos
relativos a materias distintas de las anteriores no pueden ser reabiertos. Precisamente, la posibili-
dad de reapertura de procesos donde se haya aplicado una norma penal o tributaria ya derogada,
pero cuya inconstitucionalidad sea advertida posteriormente, impone que el Tribunal examine su
constitucionalidad. En consecuencia, si una norma penal o tributaria fuera derogada y hubiera sido
aplicada en la resolución de procesos, corresponderá el examen de su constitucionalidad. (STC
Exp. Nº 00045-2004-AI/TC, P, f. j. 12)

£1356 Posibilidad de reapertura de procesos. Inconstitucionalidad de normas


derogadas
[E]ste Tribunal admite la posibilidad de revisar la constitucionalidad de normas derogadas,
toda vez que la derogación termina con la vigencia de la norma pero no logra eliminarla del or-
denamiento jurídico, afectando su efectividad futura, mas no su existencia. Se verifican dos su-
puestos en los que procedería una demanda de inconstitucionalidad: (…) b) cuando, a pesar de
no continuar surtiendo efectos, la sentencia de inconstitucionalidad puede alcanzar a los efectos
que la norma cumplió en el pasado, si hubiese versado sobre materia penal o tributaria. (STC Exp.
Nº 00053-2004-AI/TC, P, f. j. VII.B.1)
[L]a derogación de la ley no es impedimento para que [el] Tribunal [Constitucional] pueda
evaluar su constitucionalidad, pues la derogación es una categoría del Derecho sustancialmente
distinta a la inconstitucionalidad. Mientras que la primera no necesariamente elimina los efectos
(capacidad reguladora) de la ley derogada (así, por ejemplo, los casos de leyes que, a pesar de
encontrarse derogadas, surten efectos ultractivos), la declaración de inconstitucionalidad “aniqui-
la” todo efecto que la norma pueda cumplir; incluso los que pueda haber cumplido en el pasado,
en caso de que haya versado sobre materia penal o tributaria. (artículo 83 del Código Procesal
Constitucional). (STC Exp. Nº 00019-2005-AI/TC, P, f. j. 5)

£1357 Posibilidad de reapertura de procesos. Declaración de nulidad de resoluciones


judiciales en materia penal
[D]icho precepto [artículo 83 del Código procesal constitucional] autoriza a que, en virtud de
una sentencia de este Colegiado [Tribunal Constitucional] expedida en los procesos de inconstitu-
cionalidad, se declare la nulidad de resoluciones judiciales amparadas en leyes penales declaradas

848
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

inconstitucionales, en la medida que de dicha retroactividad se desprenda algún beneficio para


el reo. (…) No obstante, el principio de aplicación retroactiva de la ley penal más favorable no
puede ser interpretado desde la perspectiva exclusiva de los intereses del penado. Si tal fuera el
caso, toda ley más favorable, incluso aquellas inconstitucionales, inexorablemente deberían des-
plegar sus efectos retroactivos concediendo la libertad al delincuente. (STC Exp. Nº 0019-2005-
PI/TC, P, ff. jj. 51 y 52)

£1358 Posibilidad de reapertura de procesos. No aplicación de la retroactividad be-


nigna sustentada en ley inconstitucional
La interpretación de aquello que resulte más favorable al penado debe ser interpretado a partir
de una comprensión institucional integral, es decir, a partir de una aproximación conjunta de todos
los valores constitucionalmente protegidos que resulten relevantes en el asunto que es materia de
evaluación. De ahí que, como quedó dicho, por ejemplo, las leyes inconstitucionales que conce-
den algún beneficio para el reo no podrán desplegar tales efectos porque, siendo el control difuso
un poder-deber de toda la judicatura (artículo 138 de la Constitución), el juez a quien se solicite
su aplicación retroactiva deberá inaplicarla por resultar incompatible con la Constitución. La re-
troactividad benigna sustentada en una ley inconstitucional carece de efectos jurídicos. (STC Exp.
Nº 0019-2005-PI/TC, P, f. j. 52)

849
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO VII
PROCESO DE ACCIÓN POPULAR

ARTÍCULO 84.- LEGITIMACIÓN


La demanda de acción popular puede ser interpuesta por cualquier persona.

£1359 Legitimación. Legitimación extraordinaria para demandar


[E]n nuestro sistema esta suerte de legitimación extraordinaria, o como lo denomina
Cappelletti “parte ideológica”, concedida a todo sujeto de derecho existe en la acción popular,
en la que para accionar no hay necesidad de un interés directo, por cuanto lo tutelable es la
legalidad y constitucionalidad del sistema normativo. (Exp. 1639-89-TACNA, SDCS, c. único,
Data 35 000 G.J.)
[L]a naturaleza jurídica de la acción popular, es la de ser una acción de control constitucional
de orden abstracto, equiparable a la Acción de Inconstitucionalidad, distinguiéndose de aquella en
cuanto a su objeto y foro; por ende, dicho control es de orden objetivo pues resulta irrelevante el
derecho particular afectado del actor, al no ser necesaria la relación o nexo de causalidad entre el
hecho denunciado y el derecho afectado, pues cualquiera se encuentra facultado para interponerla,
dada la legitimación abierta que la caracteriza, tal como se encuentra prevista en el artículo 84
del Código Procesal Constitucional; en tal sentido, para accionar no hay necesidad de un interés
directo, por cuanto lo tutelable es la legalidad y constitucionalidad del sistema normativo. (Exp.
Nº 807-2006 LIMA, SDCS, c. 3, El Peruano 23/11/2006, p. 9129)
[E]n cuanto a la excepción de representación insuficiente del demandante, (…) esta puede
ser formulada por todo ciudadano peruano en ejercicio pleno de sus derechos; habiendo cum-
plido el actor dicho requisito es admisible atender la demanda, por tanto deviene en infunda-
da la excepción planteada por la demandada. (Exp. Nº 827-2002-AP, SLL, 24/09/2003, c. 6,
Data 35 000 G.J.)
[R]especto a la excepción de falta de legitimidad para obrar del demandante, estando a que la
Ley Orgánica de Municipalidades número 27972 en su artículo I del Título Preliminar señala entre
otros, que las Municipalidades Distritales son órganos con personería jurídica de Derecho Público,
y que el Alcalde es el representante legal de la Municipalidad y la máxima autoridad administra-
tiva, al haber promovido la presente acción los Alcaldes de las Municipalidades Distritales (…),
se ha ejercido el derecho de acción con la facultad contenida en el artículo 4, inciso 3) de la Ley
Procesal de Acción Popular N° 24968, vigente por razones de temporalidad; siendo así, la excep-
ción deducida no resulta amparable, debiéndose confirmar este extremo de la impugnada; tanto
más si el artículo 84 del Código Procesal constitucional otorga legitimidad a cualquier persona
para interponer la presente acción de garantía (Exp. N° 1907-2005 Lima, SDCS, c. 5, El Peruano
17/06/2006, p. 6481).

851
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 85.- COMPETENCIA


La demanda de acción popular es de competencia exclusiva del Poder Judicial. Son
competentes:
1) La Sala correspondiente, por razón de la materia de la Corte Superior del Distrito
Judicial al que pertenece el órgano emisor, cuando la norma objeto de la acción
popular es de carácter regional o local.
2) La Sala correspondiente de la Corte Superior de Lima, en los demás casos.

£1360 Competencia del Poder Judicial. Exclusividad


[L]a demanda de acción popular es de competencia exclusiva del Poder Judicial; no existien-
do norma alguna que permita interponer en la vía administrativa un recurso impugnatorio contra
una norma expedida por autoridad administrativa. (Res. Nº 392-2005-OS/CD, CDOsinerg, 5 párr.,
Data 35 000 G.J.)
De conformidad con la Constitución, el control abstracto de constitucionalidad de las normas
con jerarquía de ley se efectúa a través del proceso de inconstitucionalidad (artículo 200, inciso
4). Dicho proceso es de competencia del Tribunal Constitucional (artículo 202, inciso 1). Por su
parte, el control abstracto de constitucionalidad y legalidad de las normas de jerarquía infralegal se
realiza a través del proceso de acción popular (artículo 200, inciso 5). Dicho proceso es de compe-
tencia del Poder Judicial (artículo 85, CPConst.). En este contexto, el Tribunal Constitucional está
prohibido del control abstracto de constitucionalidad de las normas de jerarquía infralegal debido
a que el proceso constitucional establecido para tal efecto está reservado al Poder Judicial. (STC
Exp. Nº 045-2004-PI/TC, P, f. j. 73)

£1361 Competencia del Poder Judicial. Control concentrado para derogación de nor-
mas infralegales
[Si una entidad] fue creada por el Decreto Supremo (…), y redefinida por (…) Resolución
Suprema (…), como una entidad de utilidad pública de Derecho Privado, cuyo funcionamiento se
rige por sus estatutos sociales, (…) la derogación de dichas normas legales y otras que regulan su
funcionamiento administrativo no puede hacerse vía Acción de Amparo sino, llegado el caso, [vía]
acción popular (…), y las impugnaciones y los planteamientos para los efectos de la adopción de
los acuerdos respectivos, como los que se proponen en esta demanda –según afirman, por una
mala administración–, deben hacerse valer al interior de esa institución (…). (STC Exp. Nº 1253-
2000-AA-TC, P, f. j. 3)

£1362 Competencia de sala. Por razón de la materia


[Si] el dispositivo, cuya ilegalidad se denuncia, es de naturaleza previsional, la Segunda Sala
Laboral de Lima resulta incompetente para conocer de la presente litis [acción popular], en aten-
ción a lo dispuesto por el inciso uno a) del artículo cuarto de la Ley Procesal del Trabajo (…), co-
rrespondiendo conocer de esta litis a la Sala Civil a la cual serán remitidos los presentes actuados
a fin de no afectar el derecho de tutela jurisdiccional del recurrente. (Exp. N° 704-2004 LIMA,
SDCS, c. 5, El Peruano 18/02/2005, p.188)
[L]a presente acción cumple los requisitos de admisibilidad previstos en [legislación procesal
constitucional sobre la acción popular]; asumiendo la competencia [la] Sala Superior Colegiada
[Laboral] por razón de la materia, en aplicación del acápite a) Numeral 1) del artículo 4 de la Ley
26636, Ley Procesal del Trabajo. (Exp. Nº 827-2002-AP, SLL, 24/09/2003, c. 2, Data 35 000 G.J.)

852
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 86.- DEMANDA


La demanda escrita contendrá cuando menos, los siguientes datos y anexos:
1) La designación de la Sala ante quien se interpone.
2) El nombre, identidad y domicilio del demandante.
3) La denominación precisa y el domicilio del órgano emisor de la norma objeto del
proceso.
4) El petitorio, que comprende la indicación de la norma o normas constitucionales y/o
legales que se suponen vulneradas por la que es objeto del proceso.
5) Copia simple de la norma objeto del proceso precisándose el día, mes y año de su
publicación.
6) Los fundamentos en que se sustenta la pretensión.
7) La firma del demandante, o de su representante o de su apoderado, y la del abogado.

£1363 Demanda. Fundamentos de la pretensión


[E]n cuanto a los requisitos de la demanda, la (…) Ley N° 24968 [Ley Procesal de la Acción
Popular, derogada] señalaba en el inciso 6 del artículo 11 que la demanda debía contener la expo-
sición de motivos en que se sustenta la acción; presupuesto que también ha sido recogido por el
Código Procesal Constitucional, Ley N° 28237, en el inciso 6 de su artículo 86 al indicarse que la
demanda escrita contendrá cuando menos, los fundamentos en que se sustenta su pretensión. (…)
[S]iendo así la demanda de Acción Popular incoada contra [un] Decreto Supremo (…) deviene
en improcedente, (…) si(…) el [demandante] no ha cumplido con expresar las razones por las
que estima que el mencionado Decreto Supremo (…) infringe la Constitución. (Exp. N° 175-2006
Lima, SDCS, cc. 3 y 6, El Peruano 10/10/2006, p. 8332)
[E]l (…) Decreto Supremo N° 011-2004-ED se expidió una vez concluidas cada unas de las
etapas del proceso de nombramiento dispuestas por los Decretos Supremos N°s. 020-2003-ED
y 002-2004-ED y habiéndose adjudicado las plazas presupuestas en conforme al orden de méri-
tos a los docentes que obtuvieron calificación aprobatoria en el concurso autorizado por la Ley
N° 27491, dando de esta manera concluido dicho proceso; (…) siendo así (…) no [se] ha acredita-
do la infracción que [se] alega por lo que la demanda no puede ser estimada. (Exp. N° 2470-05, 4a
SCL, c. 7, El Peruano 10/09/2006, p. 7681)

ARTÍCULO 87.- PLAZO


El plazo para interponer la demanda de acción popular prescribe a los cinco años conta-
dos desde el día siguiente de publicación de la norma.
Nota del editor: En relación con el artículo 87 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 88.- ADMISIBILIDAD E IMPROCEDENCIA


Interpuesta la demanda, la Sala resuelve su admisión dentro de un plazo no mayor de
cinco días desde su presentación. Si declara la inadmisibilidad, precisará el requisito
incumplido y el plazo para subsanarlo. Si declara la improcedencia y la decisión fuese
apelada, pondrá la resolución en conocimiento del emplazado.
Nota del editor: En relación con el artículo 88 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

853
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 89.- EMPLAZAMIENTO Y PUBLICACIÓN DE LA


DEMANDA
Admitida la demanda, la Sala confiere traslado al órgano emisor de la norma objeto del
proceso y ordena la publicación del auto admisorio, el cual incluirá una relación sucin-
ta del contenido de la demanda, por una sola vez, en el diario oficial El Peruano si la
demanda se promueve en Lima, o en el medio oficial de publicidad que corresponda si
aquella se promueve en otro Distrito Judicial.
Si la norma objeto del proceso ha sido expedida con participación de más de un órgano
emisor, se emplazará al de mayor jerarquía. Si se trata de órganos de igual nivel jerár-
quico, la notificación se dirige al primero que suscribe el texto normativo. En el caso
de normas dictadas por el Poder Ejecutivo, el emplazamiento se hará al ministro que la
refrenda; si fuesen varios, al que haya firmado en primer término.
Si el órgano emisor ha dejado de operar, corresponde notificar al órgano que asumió sus
funciones.

£1364 Emplazamiento. Excepción de falta de legitimidad para obrar del demandado


[E]n cuanto a la excepción de falta de legitimidad para obrar del demandado, cabe precisarse
que la defensa de forma propuesta procede cuando no existe una relación de identidad lógica entre
la persona del actor o del demandado concretamente considerada y la persona abstracta a quien la
ley concede la acción o contra quien la concede, asimismo la legitimidad para obrar conocida tam-
bién como cualidad para obrar, no es un derecho ni tampoco el título de un derecho, expresa sim-
plemente una idea de pura relación; (…). [E]n materia de legitimidad para obrar se ha establecido
que allí donde se afirma existir un interés jurídico sustancial propio que amerite la protección del
órgano jurisdiccional competente, allí existe un derecho de acción a favor del titular de ese interés
jurídico, quien tiene por ello mismo, cualidad para hacerlo valer en juicio; y que la persona con-
tra quien se afirme ese interés en nombre propio tiene cualidad para integrar la relación procesal
como sujeto pasivo de ella; (…). [C]onforme se puede apreciar en el mencionado dispositivo legal
materia de la presente acción, esta ha sido debidamente refrendada por el Presidente del Consejo
de Ministros con las atribuciones que la Ley Orgánica de la Presidencia del Consejo de Ministros
le faculta, cumpliéndose con la formalidad legal en cuanto a la forma [del] Decreto Supremo, por
tanto deviene en infundada la citada excepción planteada por la demandada. (Exp. Nº 827-2002-
AP, SLL, cc. 3, 4 y 5, Data 35 000 G.J.)
[E]n cuanto a la excepción de falta de legitimidad para obrar deducida por [el demandado]
cabe agregar que del inciso 3), artículo 86 del Código Procesal Constitucional se colige que la
demanda debe interponerse contra el órgano emisor de la norma objeto de la acción popular; (…)
que no siendo [la] entidad [demandada] una de las emisoras de la norma que se cuestiona, (…) la
excepción deducida debe ser amparada, por lo que siendo así es nulo todo lo actuado y (…) debe
darse por concluido el proceso solo respecto de [dicha entidad]. (Exp. Nº 5124-05, 4ta. SCL, cc. 3
y 4, El Peruano 25/06/2007, p. 12295)

£1365 Emplazamiento. Denuncia civil para el emplazamiento de un nuevo sujeto


procesal
[R]especto a la pretensión accesoria [inaplicación de un impuesto] (…) [la ley que lo aprueba]
(…) establece que dicho impuesto será administrado por la Superintendencia de Administración
Tributaria, constituyendo ello un ingreso del Tesoro Público de cargo del Ministerio de Economía
y Finanzas, quien tiene interés en el presente proceso, por lo que debe ampararse la denuncia
civil conforme al artículo ciento dos del Código Procesal Civil (…) debiéndose emplazar con la
demanda al Ministerio de Economía y Finanzas. (Exp. A.P. Nº 907-2007 LIMA, SDCS, c. 4, El
Peruano 18/02/2005, p. 189)

854
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 90.- REQUERIMIENTO DE ANTECEDENTES


La Sala puede, de oficio, ordenar en el auto admisorio que el órgano remita el expediente
conteniendo los informes y documentos que dieron origen a la norma objeto del proceso,
dentro de un plazo no mayor de diez días, contado desde la notificación de dicho auto,
bajo responsabilidad. La Sala dispondrá las medidas de reserva pertinentes para los ex-
pedientes y las normas que así lo requieran.

£1366 Requerimiento de informes y documentos. Estado para emitir sentencia


[A] mérito de lo dispuesto en el artículo 90 del Código Procesal Constitucional mediante
resolución (…) el Colegiado requiere a la emplazada a efectos de que cumpla con adjuntar los
informes y documentos que dieron origen a la norma objeto del presente proceso; siendo que me-
diante Oficio (…) se acata dicho mandato, glosando copias certificadas (…); y habiéndose cum-
plido con el procedimiento establecido para el trámite de conformidad con el Código Procesal
Constitucional el estado de la causa es el de emitir sentencia. (Exp. 055-05-AP, 1era. SLL, p. e.,
El Peruano 26/07/2008, p. 18773)

ARTÍCULO 91.- CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA


La contestación deberá cumplir con los mismos requisitos de la demanda, en lo que co-
rresponda. El plazo para contestar la demanda es de diez días.

£1367 Contestación de la demanda. Improcedencia de excepción de agotamiento de


la vía administrativa
[R]especto a la excepción de falta de agotamiento de la vía administrativa deducida (…), tra-
tándose la presente causa de una acción popular, dicho medio de defensa técnico deviene en inam-
parable. (Exp. N° 864-99, SCDP, c. 2, Data 35 000 G.J.)

ARTÍCULO 92.- VISTA DE LA CAUSA


Practicados los actos procesales señalados en los artículos anteriores, la Sala fijará día
y hora para la vista de la causa, la que ocurrirá dentro de los diez días posteriores a la
contestación de la demanda o de vencido el plazo para hacerlo.
A la vista de la causa, los abogados pueden informar oralmente. La Sala expedirá sen-
tencia dentro de los diez días siguientes a la vista.

£1368 Vista de la causa. Realización y expedición de sentencia


El Procurador Público a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio (…), apela de la sen-
tencia en el extremo declarado fundado, exponiendo como agravios que, la causa se ha sentencia-
do sin haberse realizado el acto procesal de la vista de la causa señalada [en una] fecha en la que
paralizaron los trabajadores del Poder Judicial y por ello no pudo ingresar a la sede de la Sala, re-
cortándosele su derecho de defensa, dictándose sentencia sin proveer su escrito de reprogramación
de la vista de la causa. (…) Ahora bien, en lo que se refiere al acto procesal de la vista de la causa
programada por el A Quo (…) hay que señalar que, del informe (…) y constancia (…), ambas
suscritas por el Relator de la Primera Sala Civil de Lima, se acredita de modo fehaciente que este
se efectuó con normalidad; y en todo caso, el impugnante no ha acreditado con medio probatorio
idóneo su afirmación de que no se realizó. (Exp. N° 731-2007 LIMA, SDCS, c. 2 y 7, El Peruano
17/02/2008, pp. 16431 y 16432)

855
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 93.- APELACIÓN Y TRÁMITE


Contra la sentencia procede recurso de apelación, el cual contendrá la fundamentación
del error dentro de los cinco días siguientes a su notificación. Recibidos los autos, la Sala
Constitucional y Social de la Corte Suprema dará traslado del recurso concediendo cinco
días para su absolución y fijando día y hora para la vista de la causa, en la misma reso-
lución. Dentro de los tres días siguientes de recibida la notificación, las partes podrán
solicitar que sus abogados informen oralmente a la vista de la causa.

Nota del editor: En relación con el artículo 93 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 94.- MEDIDA CAUTELAR


Procede solicitar medida cautelar una vez expedida sentencia estimatoria de primer
grado. El contenido cautelar está limitado a la suspensión de la eficacia de la norma
considerada vulneratoria por el referido pronunciamiento.

Nota del editor: En relación con el artículo 94 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 95.- CONSULTA


Si la sentencia que declara fundada la demanda no es apelada, los autos se elevarán en
consulta a la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema. La consulta se absolverá
sin trámite y en un plazo no mayor de cinco días desde que es recibido el expediente.

£1369 Consulta. Elevación en caso no se interponga apelación


[S]egún [la legislación procesal constitucional derogada] aun en los casos en que no se inter-
ponga apelación los autos se elevan en consulta obligatoria a la Corte Suprema cuando la senten-
cia ampara la demanda. (Exp. Nº 20-96 Lima, SDCS, c. único, Data 35 000 G.J.)

ARTÍCULO 96.- SENTENCIA


La sentencia expedida dentro de los diez días posteriores a la vista de la causa será publi-
cada en el mismo medio de comunicación en el que se publicó el auto admisorio.
Dicha publicación no sustituye la notificación de las partes. En ningún caso procede el
recurso de casación.

Nota del editor: En relación con el artículo 96 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

ARTÍCULO 97.- COSTOS


Si la sentencia declara fundada la demanda se impondrán los costos que el juez establez-
ca, los cuales serán asumidos por el Estado. Si la demanda fuere desestimada por el Juez,
este podrá condenar al demandante al pago de los costos cuando estime que incurrió en
manifiesta temeridad. En todo lo no previsto en materia de costos, será de aplicación su-
pletoria lo previsto en el Código Procesal Civil.

856
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1370 Costos. Exoneración al demandante


[C]orresponde exonerarse al demandante del pago de costos en aplicación del artículo 97 del
Código Procesal Constitucional, al no advertirse manifiesta temeridad en su interposición; por
tal razón, este colegiado considera que tampoco corresponde condenarlo al pago de costas. (Exp.
N° 940-2007, 4a SCL, c. 18, El Peruano 30/01/2006, p. 4365)
[N]o advirtiéndose que el demandante haya incurrido en manifiesta temeridad, deberá exo-
nerársele del pago de costos del proceso de conformidad con el artículo 97 del Código Procesal
Constitucional. (Exp. N° 1062-04, 4a SCL, c. 10, El Peruano 11/07/2006, p. 6864)

857
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO VIII
PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD

ARTÍCULO 98.- COMPETENCIA Y LEGITIMACIÓN


La demanda de inconstitucionalidad se interpone ante el Tribunal Constitucional y
solo puede ser presentada por los órganos y sujetos indicados en el artículo 203 de la
Constitución.

£1371 Competencia del Tribunal Constitucional. Control de constitucionalidad de las


leyes y normas con rango de ley
Mediante el proceso de inconstitucionalidad, la Constitución Política del Estado ha confiado
al Tribunal Constitucional el control de constitucionalidad de las leyes y las normas con rango de
ley. (STC Exp. Nº 0020-2005-PI/TC y acumulados, P, f. j. 16).
[A] través de la acción de inconstitucionalidad, este Tribunal [Constitucional] evalúa si una
ley o una norma con rango de ley transgrede, por la forma o por el fondo, la Norma Suprema. Se
trata, en principio, de un juicio abstracto respecto a dos normas de diversa jerarquía. Por un lado
la Constitución, que actúa como parámetro, en la medida que es la Lex Legum; y, por otro, la ley
o las normas que con rango de ley, que constituyen las fuentes sometidas a ese control. (STC Exp.
Nº 00007-2002-AI/TC, P, f. j. 3)

£1372 Competencia del Tribunal Constitucional. Valoración de constitucionalidad de


actos concretos
[E]l Tribunal Constitucional puede valorar la constitucionalidad de los actos concretos rea-
lizados al amparo de la norma legal impugnada, lo cual definitivamente no supone la resolución
del problema en un caso concreto; sino otorgarle un canon valorativo constitucional-función de
valoración, para la resolución del presente proceso de inconstitucionalidad. (STC Exp. Nº 0000-
2005-AI/TC, P, f. j. 2)

£1373 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Falta de legiti-


midad activa
[Si] la demanda no [es] interpuesta en concordancia con el artículo 203 de la Constitución
[agentes facultados para interponer demanda de inconstitucionalidad], el accionante no tiene
legitimidad activa para interponer demanda de inconstitucionalidad. (RTC Exp. Nº 0022-2005-
PI/TC, f. j. 2)

£1374 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Persecución de


intereses objetivos
En [el proceso de inconstitucionalidad], quien cuenta con legitimación para interponer la de-
manda, [de inconstitucionalidad] prima facie, no persigue la tutela de intereses subjetivos, sino

859
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

“la defensa de la Constitución” como norma jurídica suprema. (STC Exp. Nº 0020-2005-PI/TC y
acumulados, P, f. j. 16)

£1375 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Legitimación


de colegios profesionales
De los roles constitucionales de los colegios profesionales, tal vez el de velar por la vigen-
cia del principio de supremacía constitucional sea el de mayor relevancia. Esto por cuanto la
Constitución (…) y el Código Procesal Constitucional (artículos 98 y 99) los ha facultado para
la interposición de demandas de inconstitucionalidad en materias de su especialidad. Tal reco-
nocimiento solo puede justificarse si se considera que (…) debido a la particularidad, singulari-
dad y especialidad de los conocimientos científicos y técnicos que caracterizan a las diferentes
profesiones (Medicina, Abogacía, Ingeniería, Arquitectura, Contabilidad, Química-farmacéutica,
Periodismo, Psicología y Biología, entre otras), estas instituciones se sitúan en una posición idó-
nea para poder apreciar, por una parte, si una determinada ley o disposición con rango de ley –que
regula una materia que se encuentra directamente relacionada con los conocimientos de una deter-
minada profesión– vulnera disposiciones de la Norma Fundamental; y, por otra, si resulta necesa-
ria la expedición de una determinada ley que regule las materias que se encuentren relacionadas
con los referidos conocimientos. (STC Exp. Nº 0027-2005-PI/TC, P, f. j. 12)

£1376 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Necesidad


que ley cuestionada sea del ámbito de conocimiento (especialidad) del colegio
profesional
[L]os colegios profesionales, si bien tienen legitimidad para interponer demandas de inconsti-
tucionalidad, no pueden cuestionar cualquier tipo de leyes, sino aquellas circunscritas a su ámbito
de conocimientos; y, por otro, que esta legitimidad no puede servir de instrumento para viabilizar,
soterradamente, intereses particulares, sino más bien accionar en cautela de intereses generales o
que atañen a la sociedad en su conjunto. (STC Exp. N° 0027-2005-PI/TC, P, f. j. 13)
El caso de los Colegios de Abogados constituye un supuesto especial. En primer lugar, debe
descartarse el sentido interpretativo según el cual estos colegios podrían interponer acciones de
inconstitucionalidad contra toda ley o disposición con rango de ley. En efecto, si bien los Colegios
de Abogados agremian a profesionales en Derecho, estos no tienen legitimidad para cuestionar
todas las leyes o disposiciones con rango de ley que se encuentren vigentes en nuestro ordena-
miento jurídico, sino solo aquellas que regulen una materia propia de esta profesión. Por ejemplo,
en el caso de que un Colegio de Abogados cuestione una ley que regula un proceso de filiación
judicial de paternidad extramatrimonial, es claro que la materia que regula esta ley coincide con
la materia que constituye la especialidad de los abogados, por lo que, si además esta ley vulnera
una disposición constitucional, entonces esta institución sí tendría legitimidad para interponer la
respectiva acción de inconstitucionalidad. (RTC Exp. Nº 00005-2005-AI/TC, f. j. 3)

£1377 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Reglas adicio-


nales aplicables a los colegios profesionales
[L]os colegios profesionales deberán observar, además de las contenidas en el Código
Procesal Constitucional, las siguientes reglas [para interponer demandas de inconstitucionalidad]:
a) La materia que regulan las leyes o disposiciones con rango de ley que se pretenda cuestionar
deberá encontrarse directa y claramente relacionada con la materia o especialidad en la que, dada
la profesión que agrupa a los miembros del respectivo colegio, se tenga singulares conocimientos
que no poseen otras profesiones, y, b) En el ejercicio de la facultad de interponer demandas de
inconstitucionalidad no deberán imponerse los intereses particulares de cada uno de los miembros
del respectivo colegio profesional, sino la voluntad institucional de este por la defensa del interés
general y de los derechos ciudadanos. (RTC Exp. Nº 00005-2005-AI/TC, f. j. 4)

860
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1378 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Legitimidad


conjunta de diversos colegios profesionales
[Existe la posibilidad de que] una ley o norma con rango de ley pueda contener una variedad
de disposiciones que versen sobre diversas materias, siendo plenamente factible su cuestionamien-
to [vía demanda de inconstitucionalidad] por dos o más colegios profesionales en aquellos extre-
mos relacionados con su especialidad. (RTC Exp. Nº 00005-2005-AI/TC, f. j. 3)

£1379 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Legitimidad de


los alcaldes provinciales por medio de apoderado
[D]e acuerdo a lo establecido en el inciso 6 del artículo 203 de la Constitución Política del
Perú y en concordancia con (…) [el] Código Procesal Constitucional, están facultados para inter-
poner acción de inconstitucionalidad los Alcaldes Provinciales con acuerdo de su concejo (…).
(RTC Exp. N° 00020-2008-PI/TC, f. j. 2)

£1380 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Legitimidad de


los presidentes regionales para temas de su competencia
El artículo 203 de la Constitución Política del Perú establece que (…) Están facultados para
interponer acción de inconstitucionalidad: (…) inciso 6. Los presidentes de Región con acuerdo
del Consejo de Coordinación Regional, o los alcaldes provinciales con acuerdo de su Concejo, en
materias de su competencia (…) [Si] se advierte que la norma cuestionada (…) no tiene nada que
ver con los asuntos que son competencia de la Región [materia penal] (…) [a]ún cuando el recu-
rrente hubiera cumplido con subsanar (…) errores de forma (…), la demanda debe ser rechazada
por improcedente pues es la propia Constitución Política la que ha impuesto como requisito que
los Presidentes de Región acudan al proceso de inconstitucionalidad solo sobre materias de su
competencia. (RTC Exp. Nº 00022-2007-PI/TC, ff. jj. 4 y 5)

861
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 99.- REPRESENTACIÓN PROCESAL LEGAL


Para interponer una demanda de inconstitucionalidad el Presidente de la República re-
quiere del voto aprobatorio del Consejo de Ministros. Concedida la aprobación, desig-
na a uno de sus Ministros para que presente la demanda de inconstitucionalidad y lo
represente en el proceso. El Ministro designado puede delegar su representación en un
Procurador Público.
El Fiscal de la Nación y el Defensor del Pueblo interponen directamente la demanda.
Pueden actuar en el proceso mediante apoderado.
Los Congresistas actúan en el proceso mediante apoderado nombrado al efecto.
Los ciudadanos referidos en el inciso 5) del artículo 203 de la Constitución deben actuar
con patrocinio de letrado y conferir su representación a uno solo de ellos.
Los Presidentes de Región con acuerdo del Consejo de Coordinación Regional o los
Alcaldes Provinciales con acuerdo de su Concejo, actúan en el proceso por sí o mediante
apoderado y con patrocinio de letrado.
Para interponer la demanda, previo acuerdo de su Junta Directiva, los Colegios
Profesionales deben actuar con el patrocinio de abogado y conferir representación a su
Decano.
El órgano demandado se apersona en el proceso y formula obligatoriamente su alegato
en defensa de la norma impugnada, por medio de apoderado nombrado especialmente
para el efecto.

£1381 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Designación de


representante por órganos demandados
[El] Tribunal [Constitucional], en línea informativa respecto a la regla establecida en el último
párrafo del artículo 99 de Código Procesal Constitucional, recuerda que esta dispone la necesaria
participación de los titulares de los órganos involucrados en el proceso de inconstitucionalidad, la
que se materializaría mediante la designación especial, y actualizada, para la defensa específica de
esta causa, del representante que se haga cargo de ella. (RTC Exp. N° 00020-2008-PI/TC, f. j. 3)

£1382 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Representación


del Presidente de la República y conexidad normativa
Tanto la Presidenta como el Procurador Público del Gobierno Regional (…) han deducido
las excepciones de falta de legitimidad para obrar y representación [procesal] insuficiente del de-
mandante [Presidente de la República], pues consideran que, de conformidad con la Resolución
Ministerial (…), la delegación conferida a la Procuradora Pública por el Presidente del Consejo de
Ministros (quien, a su vez, fue designado por el Presidente de la República para que lo represente
en este proceso) tan solo incluía la impugnación de la [determinada] Ordenanza Regional (…) más
[de] no la [otra]; a pesar de lo cual la Procuradora ha solicitado también la inconstitucionalidad
“por conexión” de esta última. Si bien el demandado ha cuestionado que la Procuradora Pública
de la Presidencia del Consejo de Ministros (…) recurra a la figura de la conexidad existente entre
ambas Ordenanzas para justificar su impugnación en conjunto, tal cuestionamiento resulta injus-
tificado, no solo porque, según ha quedado dicho, la conexidad existe, sino, fundamentalmente,
porque tal posibilidad no surge de la voluntad de la referida Procuradora, sino del propio Código
Procesal Constitucional (CPConst.), cuyo artículo 78 permite extender la sanción de inconstitucio-
nalidad de una norma a aquellas a las que el vicio deba alcanzar “por conexión o consecuencia”.
Por ello, en aras de garantizar la supremacía normativa de la Constitución (artículo II del Título
Preliminar del CPConst.), el Tribunal Constitucional tiene el deber de realizar una apreciación
extensiva de las fuentes del ordenamiento conexas que resulten incompatibles con ella, aun en los

862
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

supuestos en los que solo alguna de dichas normas haya sido objeto de impugnación. (STC Exp.
Nº 0020-2005-PI/TC y acumulados, P, ff. jj. 1 y 2.b)

£1383 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Actuación directa


de Defensor del Pueblo
[C]onforme lo dispone el artículo 99 del Código Procesal Constitucional, (…) el Defensor del
pueblo se encuentra legitimado para promover [directamente] demanda de inconstitucionalidad.
(RTC Exp. N° 0053-2004-PI/TC, f. j. 1)

£1384 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Representación


ciudadana exigida
[C]onforme lo dispone el inciso 5 del artículo 203 de la Constitución Política del Perú, en
concordancia con el artículo 99, párrafo quinto del Código Procesal Constitucional, se encuentran
facultados para interponer acción de inconstitucionalidad contra ordenanza municipal el 1% de
los ciudadanos del respectivo ámbito territorial, los cuales deben actuar con patrocinio de letrado
y conferir su representación a uno solo de ellos (…). (RTC Exp. Nº 00019-2008-PI/TC, f. j. 1)
[E]l solicitante, como ciudadano, no se encuentra facultado para interponer, él solo, demanda
de inconstitucionalidad ya que siendo la norma que se impugna una ordenanza municipal es nece-
sario el uno por ciento de los ciudadanos del respectivo ámbito territorial con firmas comprobadas
por el Jurado Nacional de Elecciones, conforme lo indica el artículo 203 de la Constitución, en
concordancia con el artículo 99 del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 022-2006-PI/
TC, f. j. 1)

£1385 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Necesidad del pa-


trocinio de letrado en demanda de ciudadanos
[L]as firmas presentadas [por los ciudadanos] deben cumplir con lo establecido en el artículo
99 del Código Procesal Constitucional, que señala que para interponer una demanda de inconstitu-
cionalidad presentada por ciudadanos, estos deben actuar con patrocinio de letrados y conferir su
representación a uno solo de ellos (…). (RTC Exp. N° 0007-2006-PI/TC, ff. jj. 3 y 4)

£1386 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Facultad de nú-


mero legal de congresistas
[L]os recurrentes [31 congresistas de la República] se encuentran facultados para inter-
poner demanda de inconstitucionalidad conforme lo dispone el inciso 4) del artículo 203 de la
Constitución, en concordancia con el artículo 99 del Código Procesal Constitucional. (RTC Exp.
N° 00002-2008-PI/TC, f. j. 1)
[L]a congresista (…), en representación de 32 congresistas de la República, interpuso deman-
da de inconstitucionalidad (…). Que, (…) el Tribunal Constitucional resolvió admitir a trámite la
demanda de inconstitucionalidad (…) y además correr traslado de esta al Poder Ejecutivo. (RTC
Exp. Nº 00013-2008-PI/TC, ff. jj. 1 y 2)

£1387 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Actuación de los


gobiernos regionales
[E]l artículo 99 in fine del Código Procesal Constitucional establece que el órgano deman-
dado [Gobierno Regional] se apersona en el proceso y formula obligatoriamente su alegato en
defensa de la norma impugnada, por medio de apoderado nombrado especialmente al efecto (…)
[Por ello] la representación del Gobierno Regional recae en su Presidente y, en su caso, le co-
rrespondería a este nombrar apoderado conforme al artículo antes citado (…) [Si] los escritos

863
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

(…) interpuestos por los procuradores [supuestos representantes procesales] de los Gobiernos
Regionales (…) no han sido suscritos por los representantes de dichos Gobiernos Regionales –es
decir por los Presidentes Regionales– ni ellos han nombrado al apoderado que los represente, (…)
el Tribunal Constitucional no tiene por contestada la demanda. (RTC Exp. Nº 00024-2006-PI/TC,
ff. jj. 1, 2 y 3)

£1388 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Actuación de al-


caldes provinciales
[D]e acuerdo a lo establecido en el inciso 6 del artículo 203 de la Constitución Política del
Perú y en concordancia con el artículo 99 de Código Procesal Constitucional, están facultados
para interponer acción de inconstitucionalidad los Alcaldes Provinciales con acuerdo de su conce-
jo, actuando en el proceso por medio de apoderado nombrado especialmente para el efecto. (RTC
Exp. N° 00020-2008-PI/TC, f. j. 3)
[Se declara inadmisible la demanda de inconstitucionalidad si] se observa que, en la (…) de-
manda, no obra (…) la Resolución de Alcaldía (…) que ratifica, como apoderado [al] Gerente
Municipal de la entidad recurrente. (RTC Exp. N° 00020-2008-PI/TC, f. j. 3)

£1389 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. No exigencia de


precisar ley de creación de colegio profesional
El [demandado] Congreso ha propuesto la excepción de falta de legitimidad para obrar del
demandante Colegio [profesional] (…). Sostiene que, al no haber sido creado por Ley, se trata
simplemente de una asociación de abogados y no de un colegio profesional cuya creación precisa
de una Ley (…) Sobre este extremo, (…) la exigencia de precisar la ley de creación del Colegio
[profesional] demandante, no se configura como un impedimento de admisibilidad nacido de la
voluntad expresa del Código Procesal Constitucional (…). (STC Exp. Nº 0025-2005-PI/TC y acu-
mulados, P, ff. jj. 3 y 4)

£1390 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Presentación de


acuerdo de concejo por colegio profesional
El [demandado] Congreso ha propuesto la excepción de falta de legitimidad para obrar del
demandante Colegio [profesional] (…) al no haber adjuntado a la demanda el acuerdo de la Junta
Directiva para interponer la demanda (...) Aun cuando dicho documento no se adjuntó a la de-
manda, él fue presentado (…), luego de que la demanda fuera presentada (…). Se advierte que
el Acuerdo data [de] fecha anterior al [momento] en que fue presentada la demanda. Conforme
a esto, se tiene que aun cuando la demanda no adjuntó el Acuerdo de la Junta Directiva, él
preexistió a la fecha de la presentación de la demanda y dicha omisión fue subsanada antes (…)
del correspondiente auto admisorio. (STC Exp. Nº 0025-2005-PI/TC y acumulados, P, ff. jj. 1 y 2)

£1391 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Necesidad del pa-


trocinio de letrado en demanda de colegio profesional
[S]e aprecia que la demanda está firmada por [el] Decano del Colegio [profesional] pero no
como abogado patrocinante (…) [E]n consecuencia, al no cumplir con lo previsto en el artículo 99
del Código Procesal Constitucional e incurrir en los supuestos previstos en su artículo 103 –en la
medida que falta la delegación procesal a favor del Decano del Colegio [profesional] y la firma de
este también como abogado patrocinante–, la demanda debe ser declarada inadmisible. (RTC Exp.
Nº 00034-2007-PI/TC, ff. jj. 4 y 5)

864
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 100.- PLAZO PRESCRIPTORIO


La demanda de inconstitucionalidad de una norma debe interponerse dentro del plazo de
seis años contado a partir de su publicación, salvo el caso de los tratados en que el plazo
es de seis meses. Vencido los plazos indicados, prescribe la pretensión, sin perjuicio de lo
dispuesto por el artículo 51 y por el segundo párrafo del artículo 138 de la Constitución.

£1392 Plazo prescriptorio de la pretensión. Plazo no computable (lapso en el que asu-


mieron funciones solo cuatro magistrados del Tribunal Constitucional).
[P]ara determinar si ha transcurrido el plazo establecido en el artículo 100 del CPConst.
[Código Procesal Constitucional] no se debe computar el lapso en el que asumieron las funciones
del Tribunal Constitucional solo 4 Magistrados, pues en aquel entonces era imposible que se ejer-
ciera la demanda de inconstitucionalidad (…). (RTC Exp. N° 0033-2005-PI/TC, f. j. 2)
[A]unque en el presente caso algunas de las Ordenanzas materia de cuestionamiento datan
de los años 1997 y 1998, este Colegiado, reiterando el criterio jurisprudencial establecido en la
resolución del 17 de julio de 2002, emitida en el Exp. N° 010-2002-AI/TC, estima que el plazo
para contabilizar el periodo en el que debe promoverse el proceso de inconstitucionalidad, no
puede considerar el lapso comprendido entre el 30 de mayo de 1997 y el 18 de noviembre de
2000, en que el Tribunal Constitucional se encontraba imposibilitado para resolver demandas de
inconstitucionalidad. Por consiguiente, la demanda ha cumplido con interponerse dentro del plazo
previsto por el artículo 100 del anteriormente citado Código Procesal Constitucional. En atención
a lo expuesto, el plazo para interponer demandas de inconstitucionalidad contra normas expedidas
con anterioridad a la fecha de instalación del Tribunal Constitucional (24 de junio de 1996), pres-
cribirá el 14 de diciembre de 2005. (RTC Exp. N° 0053-2004-PI/TC, f. j. 2)

£1393 Plazo prescriptorio de la pretensión. Efecto del auto que rechaza demanda de
inconstitucionalidad
Surge (…) la pregunta de si las decisiones desestimatorias del Tribunal Constitucional en los
procesos de inconstitucionalidad tienen algún efecto y, de ser así, si estas pueden “ejecutarse”. El
artículo 82 del Código Procesal Constitucional pareciera dar alguna respuesta a esta interrogan-
te, al establecer ya en términos más generales a las sentencias del Tribunal Constitucional en los
procesos de inconstitucionalidad que queden firmes. Es decir, ya no en función de si son estimato-
rias o no. La firmeza de una decisión del Tribunal Constitucional es, en este sentido, automática,
ya que como lo dispone el artículo 121 del mismo Código “(...) contra las sentencias que tienen
autoridad de cosa juzgada, por lo que vinculan a todos los poderes públicos y producen efectos
generales desde el día siguiente a la fecha de su publicación”. El mismo efecto se otorga al auto a
través del cual el Tribunal [Constitucional] rechaza la demanda de inconstitucionalidad por haber
sido interpuesta luego de vencido el plazo de 6 años que contempla el artículo 100 del Código.
(STC Exp. Nº 4119-2005-PA/TC, P, f. j. 16)

865
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 101.- DEMANDA


La demanda escrita contendrá, cuando menos, los siguientes datos y anexos:
1) La identidad de los órganos o personas que interponen la demanda y su domicilio
legal y procesal.
2) La indicación de la norma que se impugna en forma precisa.
3) Los fundamentos en que se sustenta la pretensión.
4) La relación numerada de los documentos que se acompañan.
5) La designación del apoderado si lo hubiere.
6) Copia simple de la norma objeto de la demanda, precisándose el día, mes y año de su
publicación.

£1394 Requisitos de admisibilidad. Domicilio legal y procesal


[E]l artículo 101 del Código Procesal Constitucional dispone que la demanda escrita deberá
contener el domicilio legal y procesal del demandante. [Si] se aprecia que los demandantes solo
han señalado el domicilio legal; sin embargo, en consideración al principio de que el Tribunal
Constitucional debe adecuar las exigencias de las formalidades previstas en el Código Procesal
Constitucional al logro de los fines de los procesos constitucionales (…), [se] decide admitir a trá-
mite la demanda; no obstante, con la finalidad de salvar esta omisión, el Tribunal Constitucional
dispone que los demandantes a la brevedad posible señalen domicilio procesal. (RTC Exp.
Nº 00012-2008-PI/TC, f. j. 4)

£1395 Requisitos de admisibilidad. Indicación precisa de la norma impugnada


[E]l artículo 101 del Código Procesal Constitucional establece que “la demanda escrita con-
tendrá: (...) 2.- la indicación de la norma que se impugna en forma precisa”. Tal referencia a la
norma precisa, cuando no se cuestiona la violación de un límite formal, no solo comprende la
numeración de la norma con rango de ley que se impugna, sino, sobre todo, los preceptos que
esta pueda comprender y que se estimen inválidos. En ese sentido, [el Tribunal en anteriores pro-
nunciamientos] sostuvo que: “(…) cuando se solicita a este Tribunal que declare la inconstitucio-
nalidad de una norma con rango de ley, y que tal impugnación se sustente en criterios de validez
material, es preciso no solo que se identifiquen las disposiciones o preceptos de dicha fuente, sino,
además, que se identifique la norma constitucional lesionada por cada uno de dichos dispositivos,
detallándose los argumentos jurídico-constitucionales por los que, a su juicio, debería declararse
su invalidez”. A través de dicho criterio (…), se quiere poner en evidencia que a los legitimados
activamente para iniciar el proceso no solo se les ha confiado la posibilidad de abrir la vía para
que el Tribunal pueda pronunciarse, sino también la de colaborar con la justicia del Tribunal en
un pormenorizado análisis de las graves cuestiones que se suscitan. Es justo por ello hablar de
una carga del recurrente y en los casos en que esta no se observe, de una falta de diligencia pro-
cesalmente exigible, que es la diligencia de ofrecer la fundamentación que razonablemente es de
esperar. (RTC Exp. Nº 0003-2008-PI/TC, f. j. 2)

£1396 Requisitos de admisibilidad. Fundamentos de la pretensión


[M]ediante Resolución (…) este Colegiado consideró que en el escrito de demanda (..) el de-
mandante no fundamentó su pretensión por lo que se le concedió el plazo de cinco días para sub-
sanar tal omisión. (RTC Exp. Nº 00016-2006-PI/TC, f. j. 2)
[N]o se ha especificado en el petitorio cuáles son los preceptos de las normas con rango de
ley cuestionados. Y si bien en los fundamentos de hecho se ha efectuado alguna que otra indi-
vidualización de cuáles serían tales preceptos impugnados, cuando se solicita que se declare la

866
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

inconstitucionalidad de una norma con rango de ley, es preciso no solo que se identifiquen las
disposiciones o preceptos de dicha fuente, sino, además, que se identifique la norma consti-
tucional lesionada para cada uno de dichos dispositivos, detallándose los argumentos jurídico-
constitucionales por los que debería declararse su inconstitucionalidad. (RTC Exp. Nº 0015-2006-
PI/TC, f. j. 4)
[N]o [se] ha especificado en el petitorio cuáles son los decreto de urgencia cuestionados. Y
si bien en los fundamentos de hecho se ha efectuado alguna que otra individualización de cua-
les serían los preceptos impugnados, cuando se solicita que se declare la inconstitucionalidad de
una norma con rango de ley, es preciso no solo que se identifique las disposiciones o preceptos
de dicha fuente, sino, además, que se identifique la norma constitucional lesionada por cada uno
de dichos dispositivos, detallándose los argumentos jurídicos-constitucionales por los que debería
declararse su inconstitucionalidad. (RTC Exp. N° 00021-2008-PI/TC, f. j. 5)

£1397 Requisitos de admisibilidad. Designación de apoderado


[E]n la presente demanda, no obra en autos la Resolución de Alcaldía (…) que ratifica,
como apoderado [al] Gerente Municipal de la entidad recurrente. (RTC Exp. N° 00020-2008-
PI/TC, f. j. 4)

£1398 Requisitos de admisibilidad. Copia simple de la norma


[Si] ha cumplido los requisitos para la admisibilidad de la demanda previstos en los artículos
101 y 102 del Código Procesal Constitucional, excepto el establecido en e1 inciso 6) del artículo
101 del adjetivo acotado, al no acompañarse como anexo de la demanda la copia simple de la
norma objeto de impugnación, precisándose el día, mes y año de su publicación (…); en estricta
aplicación del inciso 1) del artículo 103 del Código Procesal Constitucional, la demanda (…) debe
ser declarada inadmisible. (RTC Exp. N° 00002-2008-PI/TC, ff. jj. 3 y 4)

867
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 102.- ANEXOS DE LA DEMANDA


A la demanda se acompañan, en su caso:
1) Certificación del acuerdo adoptado en Consejo de Ministros, cuando el demandante
sea el Presidente de la República;
2) Certificación de las firmas correspondientes por el Oficial Mayor del Congreso si los
actores son el 25% del número legal de Congresistas;
3) Certificación por el Jurado Nacional de Elecciones, en los formatos que proporcione
el Tribunal, y según el caso, si los actores son cinco mil ciudadanos o el uno por
ciento de los ciudadanos del respectivo ámbito territorial, conforme al artículo 203
inciso 5) de la Constitución;
4) Certificación del acuerdo adoptado en la Junta Directiva del respectivo Colegio
Profesional; o
5) Certificación del acuerdo adoptado en el Consejo de Coordinación Regional o en el
Concejo Provincial, cuando el actor sea Presidente de Región o Alcalde Provincial,
respectivamente.

£1399 Anexos de la demanda. Certificación por el Jurado Nacional de Elecciones


[E]l Tribunal Constitucional declar[a] inadmisible la (…) demanda de inconstitucionalidad,
por no [cumplirse] con adjuntar la certificación de las firmas de los demandantes realizada por
el Jurado Nacional de Elecciones, requisito previsto en el inciso 3) del artículo 102 del Código
Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 00033-2007-PI/TC, f. j. 1)
[L]a Universidad (…)., en representación de más de cinco mil ciudadanos, interpone deman-
da de inconstitucionalidad (…). [C]onforme lo previsto en el inciso 3) del artículo 102 del Código
Procesal Constitucional, se verifica que a la demanda se ha acompañado la respectiva certificación
por el Jurado Nacional de Elecciones de los más de cinco mil registros válidos de adherentes.
(RTC Exp. N° 00017-2008-PI/TC, ff. jj. 2 y 5)

£1400 Anexos de la demanda. Determinación del 1% de ciudadanos debe correspon-


der a padrón electoral de últimas elecciones
[S]e infiere que la determinación del cumplimiento del requisito de que la demanda de in-
constitucionalidad sea interpuesta por el 1% de ciudadanos de la circunscripción correspondiente
a la Municipalidad que expidió las Ordenanzas cuestionadas, ha tenido en consideración el padrón
electoral de las últimas elecciones nacionales que tuvo lugar con motivo de las elecciones regiona-
les y municipales del año 2002, (…) debido a que en el momento de que la demandante solicitó la
comprobación de firmas, (…) la cifra correspondiente al 1% era la que había sido publicada (…) y
que, según afirma, ha sido la considerada para efectos de examinar si la demandante cumplía o no
el requisito cuestionado (…). (STC Exp. Nº 007-2006-PI/TC, P, f. j. 4)

£1401 Anexos de la demanda. Certificación de junta directiva de colegio profesional


[M]ediante resolución (…) se declaró inadmisible la demanda interpuesta por el Colegio [pro-
fesional]; en tanto, se omitió expresar en el Acuerdo de su Junta Directiva la delegación procesal
a favor del Decano del Colegio (…) y la firma del abogado patrocinante en el escrito de demanda
(…) [L]a resolución (…) que declara la inadmisibilidad de la demanda concede al demandante un
plazo de cinco días para subsanar las omisiones. (RTC Exp. N° 00034-2007-PI/TC, ff. jj. 1 y 2)

£1402 Anexos de la demanda. Certificación del acuerdo del concejo de coordinación


regional
[C]onforme a lo previsto en el artículo 102 inciso 5 del CPConst. se ha cumplido con acom-
pañar la respectiva certificación del acuerdo adoptado por el Consejo de Coordinación Regional

868
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

del Gobierno Regional (…), autorizando al demandante para interponer la demanda (…). (RTC
Exp. Nº 0033-2005-PI/TC, f. j. 3)

£1403 Anexos de la demanda. Certificación del acuerdo del concejo municipal


provincial
[E]l requisito a que se refiere el inciso 5) del artículo 102 del Código Procesal Constitucional
tiene especial relevancia (…) porque la referida norma constitucional establece que tienen legiti-
mación activa ad prosessum los Alcaldes Provinciales con el Acuerdo de Concejo respectivo; ello
implica que la autorizada para demandar en procesos de inconstitucionalidad es la Municipalidad
Provincial como órgano. [E]l Alcalde es el representante legal y la máxima autoridad administrati-
va de la Municipalidad Provincial (…) mientras que el Concejo Municipal está conformado por el
alcalde y por el número de regidores que establezca el Jurado Nacional de Elecciones, conforme a
la Ley de Elecciones Municipales; asimismo, la LOM (ley Orgánica de Municipalidades) estable-
ce que el quórum para las sesiones del Concejo Municipal es de la mitad más uno de sus miem-
bros hábiles (artículo 16) pudiendo adoptar acuerdos por mayoría calificada o mayoría simple (ar-
tículo 17); por otro lado, también se aprecia de la LOM que el 20% del número de los miembros
hábiles del Concejo puede solicitar la reconsideración respecto de los acuerdos, en estricta obser-
vancia de su reglamento de organización interna y dentro del tercer día hábil contados a partir de
la fecha en que se adoptó el acuerdo; la misma LOM establece que el Alcalde ejecuta los acuerdos
del Concejo, bajo responsabilidad. (RTC Exp. Nº 0029-2007-PI/TC, ff. jj. 5 y 6)
[C]onforme a lo previsto en el inciso 5) del artículo 102 del Código Procesal Constitucional,
se verifica que a la demanda se ha acompañado la respectiva certificación del acuerdo adoptado en
el Consejo Provincial. (RTC Exp. N° 00018-2008-PI/TC, f. j. 4)

£1404 Anexos de la demanda. Contenido de la certificación del acuerdo de concejo


[A] efectos de apreciar positivamente que el requisito establecido en el inciso 5 del artícu-
lo 102 del Código Procesal Constitucional se cumple, este Colegiado dispone que la parte de-
mandante presente la certificación del Acuerdo de Concejo que, como información mínima,
contenga lo siguiente: Firma del Alcalde Provincial; Número del acuerdo; Fecha de la certifica-
ción; Designación de la municipalidad que realiza el acuerdo; Fecha de la sesión del Concejo;
Información sobre la convocatoria de la sesión de Concejo; Datos de los asistentes a la sesión
(Alcalde y regidores); El número del quórum; El número de aquellos que adoptaron el acuer-
do con la indicación del número de votos a favor y en contra o unanimidad; Transcripción del
proceso de formación del acuerdo o copia fedatada o notarial del acta de sesiones en la parte
pertinente y en el que conste la autorización respectiva al Alcalde y el número y designación de
la norma que se autoriza impugnar; Indicación expresa de que no hay solicitud de reconsideración
del acuerdo pendiente de resolver, atendiendo lo establecido en el artículo 41 de la LOM y, de ser
el caso, la certificación del acuerdo que resuelve la reconsideración”. (RTC Exp. Nº 0027-2007-
PI/TC, f. j. 11)

869
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 103.- INADMISIBILIDAD DE LA DEMANDA


Interpuesta la demanda, el Tribunal resuelve su admisión dentro de un plazo que no
puede exceder de diez días.
El Tribunal resuelve la inadmisibilidad de la demanda, si concurre alguno de los siguien-
tes supuestos:
1) Que en la demanda se hubiera omitido alguno de los requisitos previstos en el artícu-
lo 101; o
2) Que no se acompañen los anexos a que se refiere el artículo 102.
El Tribunal concederá un plazo no mayor de cinco días si el requisito omitido es suscep-
tible de ser subsanado. Si vencido el plazo no se subsana el defecto de inadmisibilidad, el
Tribunal, en resolución debidamente motivada e inimpugnable, declara la improcedencia
de la demanda y la conclusión del proceso.

£1405 Inadmisibilidad de la demanda. Omisión de datos y anexos


[D]e conformidad con lo dispuesto en el artículo 103, inciso 1) del Código Procesal
Constitucional, la omisión de alguno de los requisitos de la demanda acarrea su inadmisibilidad.
(RTC Exp. Nº 00020-2008-PI/TC, ff. jj. 4 y 5)
[A]l no cumplir con lo previsto en el artículo 99 del Código Procesal Constitucional [falta la
delegación procesal a favor del Decano del Colegio profesional y la firma de este también como
abogado patrocinante] e incurrir en los supuestos previstos en su artículo 103, la demanda debe
ser declarada inadmisible. (RTC Exp. Nº 00034-2007-PI/TC, ff. jj. 4 y 5)

£1406 Inadmisibilidad de la demanda. Plazo para subsanar defectos


[M]ediante resolución (…) se declaró inadmisible la demanda interpuesta por [el actor]; ar-
gumentándose que no se señaló domicilio procesal, no se precisó el o los artículos materia de
impugnación; y, no se acompañó la certificación expedida por el Jurado Nacional de Elecciones.
[L]a resolución emitida por este Colegiado [Tribunal Constitucional] que declara la inadmisi-
bilidad de la demanda concede al demandante un plazo de cinco días para subsanar las omisiones.
(RTC Exp. 00031-2007-PI/TC, ff. jj. 1 y 2)
[E]ste Colegiado [Tribunal Constitucional], (…) concede un plazo de cinco (5) días para sub-
sanar la demanda (…) [S]in embargo el requisito omitido no ha sido subsanado, siendo de aplica-
ción lo dispuesto por el artículo 103 del Código Procesal Constitucional [declarar la improceden-
cia de la demanda]. (RTC Exp. Nº 00002-2007-PI/TC F.J. 2)

£1407 Inadmisibilidad de la demanda. No subsanación de defectos


[D]e conformidad con lo previsto en el artículo 103 del Código Procesal Constitucional, al no
haberse subsanado el referido defecto de inadmisibilidad en el plazo establecido, se debe declarar
la improcedencia de la demanda de inconstitucionalidad y la conclusión del proceso. (RTC Exp.
Nº 00017-2007-PI/TC, f. j. 4)

870
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 104.- IMPROCEDENCIA LIMINAR DE LA DEMANDA


El Tribunal declarará improcedente la demanda cuando concurre alguno de los siguien-
tes supuestos:
1) Cuando la demanda se haya interpuesto vencido el plazo previsto en el artículo 100;
2) Cuando el Tribunal hubiere desestimado una demanda de inconstitucionalidad sus-
tancialmente igual en cuanto al fondo; o
3) Cuando el Tribunal carezca de competencia para conocer la norma impugnada.
En estos casos, el Tribunal en resolución debidamente motivada e inimpugnable declara
la improcedencia de la demanda.

£1408 Improcedencia liminar de la demanda. Preexistencia de una sentencia desesti-


matoria de inconstitucionalidad sustancialmente igual en cuanto al fondo
De conformidad con [el artículo 104, inciso 2 del Código Procesal Constitucional] se tiene
que el Tribunal Constitucional ha expedido una sentencia desestimatoria de una demanda y, por
tanto, la questio iuris ha sido resuelta en el sentido de reconocer la constitucionalidad de la norma
cuestionada. Tal es el sentido del enunciado de la disposición comentada en su primera parte –“[c]
uando el Tribunal hubiere desestimado una demanda de inconstitucionalidad (...)”–: la expedición
de una sentencia desestimatoria. La disposición precisa, empero, que debe tratarse de la deses-
timatoria de una demanda “sustancialmente igual en cuanto al fondo”. Esta última alusión –“en
cuanto al fondo”– denota la controversia constitucional planteada en la demanda y que ha sido
dilucidada en la sentencia desestimatoria. Por tanto, se trata aquí de la controversia constitucional
resuelta en la sentencia desestimatoria. Adicionalmente se precisa que debe tratarse de la deses-
timatoria de una demanda “sustancialmente igual” a la controversia constitucional resuelta en la
sentencia desestimatoria y que ahora se plantea en la nueva demanda. A contrario sensu, cuando
la nueva demanda no plantee una controversia constitucional “sustancialmente igual” a la resuel-
ta en la preexistente sentencia desestimatoria, la causal de improcedencia no será de aplicación.
En consecuencia, el supuesto para la declaración liminar de improcedencia de una demanda de
inconstitucionalidad está conformado por la preexistencia de una sentencia desestimatoria de in-
constitucionalidad que haya resuelto una controversia constitucional “sustancialmente igual” a la
planteada en la nueva demanda. A contrario sensu, si la controversia constitucional no es “sustan-
cialmente igual”, no corresponderá la declaración de improcedencia. Ahora bien, el análisis de si
la controversia constitucional planteada en una demanda de inconstitucionalidad es “sustancial-
mente igual” a la resuelta en una preexistente sentencia desestimatoria, no es sino, dogmática-
mente, el análisis de si la nueva demanda plantea un asunto que ya constituye, o no, cosa juzgada
constitucional. (RTC Exp. Nº 0025-2005-PI/TC, f. j. 5)

£1409 Improcedencia liminar de la demanda. Incompetencia del Tribunal Constitucional


para pronunciarse respecto de la norma impugnada (infralegal).
[E]stando la presente demanda dirigida a cuestionar una norma de rango infralegal, como lo
es un Decreto Supremo, este Colegiado no es competente para pronunciarse sobre la inconstitucio-
nalidad del mismo, puesto que el proceso de inconstitucionalidad no está diseñado para ello, sien-
do de aplicación lo establecido en el artículo 104, numeral 3) del Código Procesal Constitucional.
(RTC Exp. Nº 0001-2006-PI/TC, f. j. 2)

871
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 105.- IMPROCEDENCIA DE MEDIDAS CAUTELARES


En el proceso de inconstitucionalidad no se admiten medidas cautelares.

£1410 Medidas cautelares. Inadmisibilidad


[E]n cuanto al petitorio de [la] medida cautelar en el presente proceso de inconstitucionali-
dad, (…) este debe desestimarse dado que de conformidad con el art. 105 del CPConst., “[e]n el
proceso de inconstitucionalidad no se admiten medidas cautelares”. (RTC Exp. Nº 0025-2005-PI/
TC, f. j. 6)
[L]a pretensión de que se suspendan los efectos [interponiendo una medida cautelar] de la
norma cuestionada debe declararse improcedente con arreglo a lo dispuesto por el artículo 105 del
Código Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 0004-2006-PCC/TC, f. j. 4)

ARTÍCULO 106.- EFECTO DE LA ADMISIÓN E IMPULSO DE


OFICIO
Admitida la demanda, y en atención al interés público de la pretensión discutida, el
Tribunal Constitucional impulsará el proceso de oficio con prescindencia de la actividad
o interés de las partes.
El proceso solo termina por sentencia.

£1411 Impulso de oficio. Facultad del Tribunal Constitucional de permitir interven-


ción de partícipe
[E]l artículo 106 del Código Procesal Constitucional establece como facultad del Tribunal
Constitucional la de impulsar de oficio los procesos de inconstitucionalidad, una vez admitidos, y
atendiendo al interés público de la pretensión discutida, con prescindencia de la actividad o interés
de las partes. Por ello es que, aun cuando [la entidad] no es parte en el presente proceso al que, por
Resolución de este Tribunal Constitucional (…), se le incorporó en la condición de Partícipe, (…)
dicha incorporación en el proceso de inconstitucionalidad [tuvo] una justificación muy concreta:
“La razón de su intervención es la de ‘aportar una tesis interpretativa en la controversia constitu-
cional que contribuya al procedimiento interpretativo.’(…)” (…). En tal sentido, el Partícipe es un
sujeto procesal del proceso de inconstitucionalidad, pero no constituye parte. Debido a ello, este
Tribunal estimó que el Partícipe puede presentar informe escrito así como intervenir en la vista
de la causa para sustentar el informe oral, si es que así lo estimara conveniente. (RTC Exp. N°
00007-2007-PI/TC, f. J. 1)

872
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 107.- TRAMITACIÓN


El auto admisorio concede a la parte demandada el plazo de treinta días para contestar la
demanda. El Tribunal emplaza con la demanda:
1) Al Congreso o a la Comisión Permanente, en caso de que el Congreso no se encuen-
tre en funciones, si se trata de Leyes y Reglamento del Congreso.
2) Al Poder Ejecutivo, si la norma impugnada es un Decreto Legislativo o Decreto de
Urgencia.
3) Al Congreso, o a la Comisión Permanente y al Poder Ejecutivo, si se trata de
Tratados Internacionales.
4) A los órganos correspondientes si la norma impugnada es de carácter regional o
municipal.
Con su contestación, o vencido el plazo sin que ella ocurra, el Tribunal tendrá por
contestada la demanda o declarará la rebeldía del emplazado, respectivamente. En
la misma resolución el Tribunal señala fecha para la vista de la causa dentro de
los diez días útiles siguientes. Las partes pueden solicitar que sus abogados informen
oralmente.

£1412 Cómputo de plazo para contestar la demanda. Preclusión del plazo cuando el
Tribunal Constitucional lo determina
[E]l procurador público a cargo de los asuntos judiciales del Gobierno Regional (…), debi-
damente autorizado por la Presidencia del Gobierno Regional, ha presentado la contestación de
la demanda sin embargo esta ha sido ingresada fuera del plazo a que se refiere el artículo 107 del
Código Procesal Constitución y según lo dispuesto en el último párrafo del mismo artículo hubie-
ra correspondido declarar la rebeldía del demandado, sin embargo, dado que el TC debe adecuar
la exigencia de las formalidades previstas en el CPC al logro de los fines del proceso, según el
artículo III del Título Preliminar del CPC; este Tribunal aprecia que el vencimiento de dicho plazo
no implica la preclusión de la etapa del proceso en la que se encuentra inmersa la contestación
(postulación del proceso) pues esto ocurrirá cuando así lo decrete este Tribunal. No obstante cabe
llamar la atención del Gobierno Regional por la demora en que incurrió. (RTC Exp. Nº 00024-
2006-PI/TC, f. j. 7)

£1413 Cómputo de plazo para contestar la demanda. Feriados no laborales


[E]s conveniente puntualizar que el plazo para contestar la demanda de inconstitucionalidad,
establecido en el artículo 107 del Código Procesal Constitucional, es de 30 días hábiles y se cuen-
ta a partir del día siguiente de la notificación de la resolución con que se corre traslado del escrito
de demanda. [P]ara la contabilidad del plazo referido no se han considerado los días (…) que
fueron declarados feriados no laborables para el sector público por (…) decretos supremos (…).
(RTC Exp. Nº 0017-2005-PI/TC, f. j. 4)

£1414 Cómputo de plazo para contestar la demanda. No aplicación de Ley Orgánica


del Poder Judicial al Tribunal Constitucional
[L]a alusión (..) respecto de que se suspendió el despacho judicial [en determinada fecha], en
aplicación de la Ley Orgánica del Poder Judicial, es impertinente en la medida en que el Tribunal
Constitucional es independiente y autónomo, y se rige por lo establecido en la Constitución, su
propia Ley Orgánica y el Código Procesal Constitucional, marco dentro del cual laboró normal-
mente en tal fecha. (RTC Exp. Nº 0017-2005-PI/TC, ff. jj. 4 y 5)

873
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1415 Cómputo de plazo para contestar la demanda. Concesión de plazo para subsa-
nar error
[E]l principio de dirección judicial del proceso sitúa en la figura del juez constitucional el po-
der-deber de controlar razonablemente la actividad de las partes, evitando una conducta procesal
obstruccionista y promoviendo la consecución de los fines del proceso de manera eficaz y pronta.
En tal sentido, corresponde al juez constitucional detectar y desvirtuar aquella conducta procesal
que, intencionalmente o no, pretenda convertir al proceso en un ritualismo de formas, antes que en
un eficiente cauce para la protección de los derechos fundamentales y el respeto por la supremacía
normativa de la Constitución (…) [E]n este sentido, dado que el plazo para contestar la deman-
da (…) venció [en la] fecha en que ingresó el escrito de vista (…), el Tribunal considera que es
razonable otorgar un plazo para que la entidad emplazada subsane el error en que ha incurrido,
bajo responsabilidad de ser declarada en rebeldía conforme lo establece el artículo 107 del Código
Procesal Constitucional. (RTC Exp. Nº 0007-2006-PI/TC, ff. jj. 4 y 5)

£1416 Emplazamiento. Congreso


[S]e encuentran facultados para interponer demanda de inconstitucionalidad cinco mil o más
ciudadanos con firmas debidamente comprobadas por el Jurado Nacional de Elecciones, conforme
lo dispone el inciso 5) del artículo 203 de la Constitución, en concordancia con el artículo 99 del
Código Procesal Constitucional (…) [El Tribunal Constitucional] Admiti[da] a trámite la demanda
de inconstitucionalidad presentada por (…) ciudadanos representados (…) y, de conformidad con
el artículo 107, inciso 1) del Código Procesal Constitucional, dispone correr traslado de la misma
al Congreso de la República. (RTC Exp. Nº 0016-2008-PI/TC, f. j. 1 y p. r.)

£1417 Emplazamiento. Órgano que no expidió disposición cuestionada (partícipe)


De conformidad con el art. 107, inc. 1) del CPConst., tratándose de una Ley la disposición
cuya declaración de inconstitucionalidad se solicita, corresponde el traslado de la demanda al
Congreso o a la Comisión Permanente (…) La disposición cuestionada no contempla la posibili-
dad de correr traslado de la demanda a otro sujeto procesal que no sea sino aquél que ha expedido
la norma cuestionada o que ha intervenido en el proceso (v.gr. al Congreso y al Poder Ejecutivo
tratándose de tratados internacionales, art. 107, inc. 3). Ante este vacío normativo corresponde
integrar el CPConst. con el objeto de precisar si procede correr traslado de la demanda a un ór-
gano que no es el que ha expedido la disposición cuestionada (…). [E]n aplicación del principio
de autonomía procesal, este Tribunal incorpora en la presente resolución la figura del “partícipe”
en el proceso de inconstitucionalidad, en cuanto sujeto procesal del mismo (…). En consecuencia,
[los partícipes] han de incorporarse al presente proceso de inconstitucionalidad en cuanto sujetos
procesales con la calidad de “partícipes”. (RTC Exp. Nº 0025-2005-PI/TC, f. j. 23)

£1418 Emplazamiento. No condición de parte del partícipe


[E]l Partícipe debe ser notificado de la demanda y de la contestación, pudiendo presentar in-
forme escrito así como intervenir en la vista de la causa para sustentar el informe oral si es que así
lo estimara por conveniente (…). La intervención del Partícipe se circunscribe así estrictamente a
los actos señalados, no pudiendo plantear nulidades o excepciones, pretensiones que solo pueden
proponerlas quienes detentan la condición de Parte en el proceso de inconstitucionalidad, mas no
quienes intervienen en la condición de Partícipes. (RTC Exp. Nº 0033-2005-PI/TC, f. j. 5)

£1419 Emplazamiento. Gobierno regional


De acuerdo a lo establecido en el artículo 107 del Código Procesal Constitucional córrase
traslado de la demanda al Gobierno Regional (…) y a su Presidente, para que de conformidad
con el artículo 99 in fine del Código Procesal Constitucional, se apersone al proceso, formule su

874
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

alegato en defensa de la norma impugnada y constituya apoderado para tal efecto. (RTC Exp.
Nº 00018-2008-PI/TC, f. j. 2)
[Admitida a] trámite la demanda de inconstitucionalidad promovida por el Presidente de la
República contra [una] Ordenanza Regional (…) de conformidad con el artículo 107, inciso 4),
del Código Procesal Constitucional, [se] dispone correr traslado de la misma al Gobierno Regional
(…). (RTC Exp. Nº 0011-2008-PI/TC, fase resolutiva)

£1420 Informes orales. Informes ofrecidos por personas no letradas


[l]os informes ofrecidos por personas no letradas en procesos de “puro derecho” –caso de
la (…) demanda de inconstitucionalidad de una ley– en nada pueden alterar el orden del proceso
ni perjudicar el derecho de defensa de los demandantes, pues, como queda dicho, sus abogados
informaron con total amplitud y con razonable utilización del tiempo; los informes a la vista de
la causa se dan oralmente frente a los jueces y no para debatir con la contraparte. Es decir, el
Tribunal actuó dentro de un equilibrio y con imparcialidad en causa que trasciende el interés pri-
vado de las partes hasta comprometer el interés general de la colectividad. (STC Exp. N° 0048-
2004-AI/TC, P, f. j. 9)

ARTÍCULO 108.- PLAZO PARA DICTAR SENTENCIA


El Tribunal dicta sentencia dentro de los treinta días posteriores de producida la vista de
la causa
Nota del editor: En relación con el artículo 108 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

875
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO IX
PROCESO COMPETENCIAL

ARTÍCULO 109.- LEGITIMACIÓN Y REPRESENTACIÓN


El Tribunal Constitucional conoce de los conflictos que se susciten sobre las competen-
cias o atribuciones asignadas directamente por la Constitución o las leyes orgánicas que
delimiten los ámbitos propios de los poderes del Estado, los órganos constitucionales, los
gobiernos regionales o municipales, y que opongan:
1) Al Poder Ejecutivo con uno o más gobiernos regionales o municipales;
2) A dos o más gobiernos regionales, municipales o de ellos entre sí; o
3) A los poderes del Estado entre sí o con cualquiera de los demás órganos constitucio-
nales, o a estos entre sí.
Los poderes o entidades estatales en conflicto actuarán en el proceso a través de sus ti-
tulares. Tratándose de entidades de composición colegiada, la decisión requerirá contar
con la aprobación del respectivo pleno.

£1421 Conflicto de competencia. Noción


“[E]l conflicto [de competencia] se identifica como un contraste entre dos o más órganos sur-
gido al afirmar (o negar) estos recíprocamente su competencia para actuar sobre una determinada
materia y cuya resolución corresponde a un ente superior (...), el conflicto se define como un tipo
de controversia jurídica que se distingue de las demás, tanto por sujetos (son autoridades dota-
das de poderes públicos) como por el objeto (que es la competencia para realizar un acto de-
terminado). Aparece así el término ‘conflicto’” unido al concepto de “competencia” (TRUJILLO
RINCÓN, María Antonieta. Los conflictos entre órganos constitucionales del Estado. Madrid:
Publicaciones del Congreso de los Diputados, 1995. p. 59.)”. El conflicto se presenta en la medida
en que “Uno de los órganos considera el comportamiento del otro ilegítimo, al violar las reglas
competenciales, y lesivo, al invadir la propia esfera de atribuciones (Ob. cit., p. 60)”. (STC Exp.
Nº 00003-2007-PC/TC, P, f. j. 13)

£1422 Proceso competencial. Conocimiento


[D]e conformidad con el inciso 3) del artículo 202 de la Constitución Política del Perú,
concordante con el artículo 109 del Código Procesal Constitucional (CPConst.), este Colegiado
[Tribunal Constitucional] conoce los conflictos que se susciten sobre las competencias y atribu-
ciones asignadas directamente por la Constitución o las leyes orgánicas que delimiten los ámbitos
propios de los poderes del Estado, los órganos constitucionales, los gobiernos regionales o muni-
cipales. (RTC Exp. Nº 00006-2005-CC/TC, f. j. 1)

£1423 Proceso competencial. Objeto


[E]n el proceso de conflicto constitucional de competencias se persigue principalmen-
te la tutela del orden competencial establecido por las normas que integran el bloque de la

877
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

constitucionalidad. En tal sentido, el objeto del proceso lo constituye exclusivamente la titularidad


de una competencia o atribución constitucional pudiéndose determinar en él, la validez o nulidad
del acto que da origen al conflicto, por estar viciado de incompetencia. (STC Exp. Nº 00001-
2000-CC/TC, P, f. j. 1)
[C]uando se constate la existencia de un conflicto de competencias o atribuciones, también
resulta necesario que ellas gocen de reconocimiento constitucional, para lo cual debe tomarse en
cuenta el bloque de constitucionalidad. En ese contexto, en los casos en que deba definirse las
competencias o atribuciones que cuenten con desarrollo constitucional. (STC Exp. Nº 00046-
2004-AI/TC, P, f. j. 4)

£1424 Proceso competencial. Presupuestos


Respecto de los presupuestos que deben concurrir en los procesos constitucionales de esta
naturaleza [proceso competencial], este Colegiado [tribunal constitucional] se ha pronunciado y
ha establecido la existencia de un elemento subjetivo que implica que los sujetos involucrados
en el conflicto competencial ostenten la legitimidad especial establecida en el artículo 109 del
CPConst.; es decir, que se trate de poderes del Estado, órganos constitucionales, gobiernos regio-
nales o municipales; y, de otro lado, la existencia de un elemento objetivo; es decir, que la materia
objeto del conflicto tenga sustento constitucional o en las leyes orgánicas que correspondan. (STC
Exp. Nº 00003-2007-PC/TC, P, f. j. 15)
[D]ebe resaltarse que el proceso competencial debe versar sobre los temas expresamente
previstos en el Código Procesal Constitucional, así como ser iniciado por los sujetos legiti-
mados por dicha norma. En el primer caso –la materia–, el conflicto debe estar directamente
vinculado con la Constitución o las leyes orgánicas; mientras que en el segundo –los sujetos–, la
parte demandante debe ser un poder del Estado, un órgano constitucional o un gobierno regional
o local. La ausencia de uno de tales requisitos acarreará un resultado desestimatorio, dado
que ambos presupuestos procesales son necesarios para incoar el proceso competencial. (STC
Exp. Nº 0003-2005-PC/TC, P, f. j. 1)

£1425 Proceso competencial. Elemento subjetivo (legitimidad especial para obrar)


[P]ara que se verifique la presencia de un conflicto de competencias o de atribuciones, debe
concurrir un elemento subjetivo y otro objetivo. Así, se ha señalado que el elemento subjetivo
implica que los sujetos involucrados en el conflicto cuenten con legitimidad para obrar, siendo
estos los órganos constitucionales, poderes del Estado y gobiernos locales o regionales por expre-
sa disposición hoy del art. 109 del Código Procesal Constitucional. Es decir, se trata de un caso de
legitimidad especial. (STC Exp. N° 0006-2006-PC/TC P, f. j. 6)

£1426 Proceso competencial. Elemento objetivo (reserva de jurisdicción constitucio-


nal a favor del Tribunal Constitucional)
[D]e acuerdo al elemento objetivo, la materia del conflicto [materia del proceso competencial]
debe tener una dimensión constitucional, es decir, deberá tratarse de competencias o atribuciones
derivadas de la Carta Fundamental o, prima facie, de las leyes orgánicas respectivas, quedando, de
este modo, fuera de la competencia de este Tribunal cualquier conflicto de materia administrativa
o de otra índole, ya sea porque no existe coincidencia de sujetos o porque se advierte falta de materia
constitucional. Se reconoce, así, una reserva de jurisdicción constitucional de los conflictos de compe-
tencia a favor del Tribunal Constitucional (…). (STC Exp. N° 0006-2006-PC/TC P, f. j. 7)

£1427 Proceso competencial. Incidencia sobre la esfera jurídica de terceros


Debe puntualizarse que en el proceso competencial se resuelven las controversias jurídi-
cas de los sujetos legitimados por la Constitución (artículo 202, inciso 3) y el Código

878
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Procesal Constitucional (artículo 109). Ciertamente, sus efectos –como todo acto le-
gislativo, judicial o administrativo– pueden incidir, directa o indirectamente, sobre la esfera
jurídica de terceros, pero no puede decirse que de ahí se derive, necesariamente, una afecta-
ción del derecho al debido proceso; más aún si se considera que los derechos fundamentales no son
absolutos, sino susceptibles de afectaciones legítimas por parte del Estado. (STC Exp. N° 0006-2006-
PC/TC, P, f. j. 66)

£1428 Proceso competencial. Legitimidad activa reservada a poderes del Estado y en-
tidades estatales
[L]as personas naturales, como la recurrente, no tienen legitimidad para interponer proceso
competencial, estando reservada dicha facultad a los poderes del Estado y entidades estatales, pri-
mando finalmente la garantía del orden objetivo constitucional. (RTC Exp. Nº 0006-2006-PCC/
TC, f. j. 2)
[C]onforme lo establece el segundo párrafo del artículo 109 del Código Procesal
Constitucional, para que este máximo órgano de control constitucional conozca de un conflicto de
competencia, es necesario que los poderes o entidades estatales en conflicto actúen en el proceso a
través de sus titulares, y, tratándose de entidades de composición colegiada, la decisión debe con-
tar con la aprobación del respectivo pleno (…). (RTC Exp. N° 0005-2004-CC/TC, f. j. 2)
[U]no de los requisitos que se debe cumplir para interponer una demanda de conflicto compe-
tencial, es que los sujetos involucrados en el conflicto cuenten con legitimidad activa. En tal sen-
tido, conforme a lo acotado en el considerando anterior, la legitimidad para accionar en este tipo
de procesos se encuentra reservada a los poderes del Estado, órganos constitucionales, gobiernos
regionales y locales, mas no a los particulares, como sucede en el presente caso (…). (RTC Exp.
Nº 007-2006-PCC/TC, f. j. 2)

£1429 Proceso competencial. Conflicto entre poderes del Estado


[E]l Poder Ejecutivo interpone demanda de conflicto competencial contra el Poder Judicial,
solicitando que se determine: (1) si, dentro de las competencias del Poder Judicial, está la de otor-
gar licencias de funcionamiento para juegos de casino y máquinas tragamonedas; (2) si el Poder
Judicial, en su quehacer jurisdiccional, tiene la potestad de declarar inaplicables normas lega-
les, relativas a la actividad de los juegos de casino y máquinas tragamonedas, validadas por el
Tribunal Constitucional (…) [E]l demandante considera que se afecta la competencia que ostenta,
a través de la Dirección Nacional de Turismo del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo,
sobre el ámbito de la regulación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas. (RTC Exp.
Nº 006-2006-PCC/TC f. j. 1)
[Admitida] a trámite la demanda sobre conflicto de competencia interpuesta por el Poder
Ejecutivo contra el Poder Judicial (…), [se] ordena correr traslado de la misma al Poder Judicial
para que, de conformidad con los artículos 107 y 109 del Código Procesal Constitucional, se aper-
sone en el proceso y formule sus alegatos. (RTC Exp. Nº 006-2006-PCC/TC Fase resolutiva)

£1430 Proceso competencial. Conflicto entre gobiernos municipales


[E]n el conflicto competencial (…) el elemento subjetivo queda plenamente configurado, en
la medida en que, en concordancia con lo previsto por el artículo 109 numeral 2 del CPConst., el
conflicto competencial instaurado se presenta entre dos gobiernos municipales (ambos sujetos le-
gitimados para ser parte en el proceso constitucional competencial), y es cada uno de ellos el que
se reconoce como titular legítimo –por razones contrapuestas– para el ejercicio de las competen-
cias municipales cuestionadas. (STC Exp. Nº 00003-2007-PC/TC, P, f. j. 16)

879
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1431 Proceso competencial. Configuración del elemento objetivo en conflicto entre


gobiernos municipales
[E]l caso (…) se trata, en efecto, de un conflicto a propósito de las competencias constitucio-
nales plasmadas en los artículos 194 y 195 incisos 3 y 5 de la norma fundamental, referidas espe-
cíficamente a la competencia municipal territorial y al ejercicio de autonomía en esta materia; así
como a la competencia asignada a los gobiernos municipales para administrar sus bienes y rentas,
y para organizar, reglamentar y administrar los servicios públicos locales de su responsabilidad.
Es necesario señalar que al oponer el conflicto competencial de autos a dos gobiernos municipa-
les, en el que ambos se afirman como titulares de las competencias constitucionales esbozadas,
se trata de un típico conflicto positivo de competencias, y dicha cuestión deberá ser dilucidada
por este Colegiado, debiendo definir a cuál de los órganos en conflicto corresponde ejercer la
competencia(s) constitucional(es) reclamada(s). (STC Exp. Nº 00003-2007-PC/TC, P, f. j. 16)

£1432 Proceso competencial. Legitimidad de municipalidad para cuestionar acuerdo


de concejo de otra municipalidad viciado de incompetencia
[L]a [municipalidad] demandante tiene legitimidad para obrar, en la medida en que la relación
material del conflicto se ha[ya] producido entre dos gobiernos municipales que se afirman como
titulares de las competencias constitucionales (…). Tal legitimación para el caso materia de aná-
lisis concuerda con lo dispuesto en el art. 109 del CPConst. [Si una] Municipalidad Distrital (…)
considera que [otra] Municipalidad Distrital (…) ha emitido un acto (Acuerdo de Concejo (…)
viciado de incompetencia en términos constitucionales (…) nos encontramos ante una relación ju-
rídica procesal, de índole constitucional, válidamente instaurada. (STC Exp. Nº 00003-2007-PC/
TC P, f. j. 7)

£1433 Proceso competencial. Ley Orgánica de Municipalidades como parámetro de


control de competencias municipales
A efectos de establecer el parámetro de control (bloque de constitucionalidad) en aras de
la interpretación constitucional que generará la plataforma sobre la cual se realice el control [de
competencias] (…) [e]ste Colegiado considera oportuno citar los mandatos constitucionales, así
como las disposiciones previstas en la Ley Orgánica de Municipalidades (en adelante, LOM), que
se concatenan para efectos de contar con un parámetro de control adecuado en las materias que
son relevantes para resolver el conflicto [de competencia] (…). Si bien la Norma Fundamental ha
previsto un listado de competencias asignadas a los gobiernos locales, es la LOM la norma que
desarrolla in extenso tales disposiciones constitucionales. En aplicación del bloque de constituciona-
lidad, [como] parámetro de control para la interpretación constitucional, corresponde a este Colegiado
interpretar las competencias respecto de las cuales se ha planteado el conflicto, a la luz no solo de
la norma fundamental, sino que se debe incorporar a dicho bloque las disposiciones pertinentes de
la LOM, tal como lo señaláramos. (STC Exp. Nº 00003-2007-PC/TC, P, ff. jj.55 y 56)

£1434 Proceso competencial. Municipalidades de centros poblados menores no


poseen atribuciones o competencias de las municipalidades provinciales o
distritales
Conforme a lo expuesto por la parte demandante [municipalidad del centro poblado
menor], las atribuciones que ella reclama le fueron otorgadas por la Municipalidad Provincial
(…), de modo que ni se encuentran reconocidas en la Constitución, ni en la Ley Orgánica de
Municipalidades vigente, (…). [L]a Constitución, (…) hace referencia a que las municipalidades
de los centros poblados menores deben ser creadas conforme a ley, pero en modo alguno conside-
ra a estas corporaciones como poseedoras de las mismas atribuciones o competencias que las mu-
nicipalidades provinciales o distritales, a las que expresamente se les reconoce como órganos de
gobierno local (…) En consecuencia, en la medida que las competencias cuya atribución se arroga

880
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

la Municipalidad del Centro Poblado Menor (…), no se encuentran previstas en la Constitución


Política del Estado ni en la Ley Orgánica de Municipalidades, la demanda debe ser desestimada.
(STC Exp. Nº 0003-2005-PC/TC, P, ff. jj. 2 y 3)

£1435 Proceso competencial. Propósito de la actuación de los titulares de las entida-


des estatales
Cuando el artículo 109 del CPConst. Establece que “los poderes o entidades estatales en con-
flicto actuarán en el proceso a través de sus titulares”, tiene por propósito que quede plenamente
manifestada la voluntad de los órganos constitucionales de dirimir el conflicto constitucional en
sede de este Colegiado. Es así que, si no ha sido el propio titular del BCR quien ha suscrito la
demanda de conflicto competencial, la formalidad podría quedar subsanada si del análisis de otros
hechos sustantivos y procesales se advierte que dicha voluntad resulta indubitable. (STC Exp.
Nº 0005-2005-CC/TC P, f. j. 11)

ARTÍCULO 110.- PRETENSIÓN


El conflicto se produce cuando alguno de los poderes o entidades estatales a que se re-
fiere el artículo anterior adopta decisiones o rehuye deliberadamente actuaciones,
afectando competencias o atribuciones que la Constitución y las leyes orgánicas con-
fieren a otro.
Si el conflicto versare sobre una competencia o atribución expresada en una
norma con rango de ley, el Tribunal declara que la vía adecuada es el proceso de
inconstitucionalidad.

£1436 Conflicto de competencia. Presupuesto


[E]l presupuesto del conflicto [de competencia] lo constituyen las decisiones que adopte
alguno de los órganos constitucionales (conflicto positivo) o la omisión deliberada de actuacio-
nes (conflicto negativo), afectando competencias o atribuciones que la Constitución y las leyes
orgánicas confieren a otro órgano. Dentro del término “decisiones” debemos entender que están
comprendidas las resoluciones y en general los actos administrativos que se emitan. (STC Exp.
Nº 00001-2000-CC/TC, P, f. j. 1)

£1437 Conflicto de competencia. Existencia de modalidades


[E]l proceso competencial no solamente se reduce a [las] dos categorías típicas de fórmulas
conflictivas [que dos órganos constitucionales se consideran competentes para ejercer una misma
función (conflicto positivo), o que ambos se consideren incompetentes para tales efectos (conflicto
negativo)]. (STC Exp. Nº 00005-2005-CC/TC, P, f. j. 19)

£1438 Conflicto de competencia. Tipología


Consideramos relevante y pertinente precisar que los procesos constitucionales de conflictos
competenciales y su tipología han sido materia de pronunciamiento por parte de este Tribunal. Así,
se ha señalado que los conflictos competenciales pueden ser típicos o atípicos. Entre los conflictos
competenciales típicos, cabe mencionar los conflictos competenciales positivos y negativos. El
“(...) conflicto constitucional positivo se produce cuando dos o más poderes del Estado u órganos
constitucionales se disputan, entre sí, una competencia o atribución constitucional; el conflicto
constitucional negativo se da cuando dos o más poderes del Estado u órganos constitucionales se
niegan a asumir una competencia o atribución constitucional (STC EXP Nº 00006-2006-CC/TC.
Fund. 17)”. En cuanto a los conflictos competenciales atípicos, este Tribunal ha tratado, en primer
término, el (i) conflicto constitucional por menoscabo de atribuciones constitucionales, indicando

881
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

que “Puede este clasificarse en: a) conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto; b)
conflicto constitucional por menoscabo de interferencia; y, c) conflicto constitucional por menos-
cabo de omisión. En el conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto, cada órgano
constitucional conoce perfectamente cuál es su competencia. Sin embargo, uno de ellos lleva a
cabo un indebido o prohibido ejercicio de la competencia que le corresponde, lo que repercute
sobre el ámbito del que es titular el otro órgano constitucional (STC EXP Nº 00006-2006-CC/
TC Fund. 22)”. [E]n segundo término, los (ii) conflictos por omisión en cumplimiento de acto
obligatorio, indicando que“(...), si bien es cierto que los “típicos” conflictos positivo y negativo
de competencia pueden dar lugar al proceso competencial, también lo es que cuando el artículo
110 del CPConst. establece que en este pueden ventilarse los conflictos que se suscitan cuando
un órgano rehúye deliberadamente actuaciones “afectando” las competencias o atribuciones de
otros órganos constitucionales, incorpora también en su supuesto normativo a los conflictos por
omisión en cumplimiento de acto obligatorio, pues no cabe duda de que cuando un órgano omite
llevar a cabo una actuación desconociendo las competencias constitucionales atribuidas a otro ór-
gano constitucional, las “afecta”. No se trata, pues, de la disputa por titularizar o no una misma
competencia, sino de aquella que se suscita cuando, sin reclamarla para sí, un órgano constitucio-
nal, por omitir un deber constitucional o de relevancia constitucional, afecta el debido ejercicio
de las competencias constitucionales de otro (STC 00005-2005-CC/TC (Fund. 23)”. (STC Exp.
Nº 00003-2007-PC/TC, P, f. j. 12)

£1439 Conflicto de competencia. Distinción entre conflictos de competencias y de


atribuciones
[D]ebe recalcarse que la jurisprudencia de este Colegiado [Tribunal Constitucional] distin-
gue entre conflicto constitucional de competencias y conflicto constitucional de atribuciones. Así,
mientras el primero está relacionado con el gobierno nacional, los gobiernos regionales y los go-
biernos locales (de acuerdo con los artículos 191, 192 y 197 de la Constitución, Ley Orgánica de
Gobiernos Regionales, Ley Orgánica de Municipalidades y Ley de Bases de la Descentralización),
el segundo tiene que ver con las posibilidades jurídicas de actuación que la Constitución y las nor-
mas que la desarrollan confieren a los poderes del Estado y a los órganos constitucionales. (STC
Exp. Nº 0006-2006-PC/TC P, f. j. 10)
[C]abe precisar que el artículo 46 de la LOTC [Ley Orgánica del Tribunal Constitucional,
Ley N° 26435] hace referencia a los conceptos de competencia o atribuciones sin distinguir su
uso para algún supuesto concreto, pues ellos, junto con otros términos como los de funciones, fa-
cultades y potestades, son utilizados de manera alterna en el ámbito constitucional. Sin embargo,
puede entenderse que, en puridad, el término competencia es utilizado cuando el conflicto verse
sobre gobiernos regionales o municipales, de acuerdo con la lectura de los artículos 191, 192 y
197 de la Constitución, así como lo dispuesto en la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, Ley
Orgánica de Municipalidades y Ley de Bases de la Descentralización, en tanto que puede enten-
derse por atribuciones a las posibilidades jurídicas de actuación que la Constitución y las normas
que la desarrollan, confieren a los poderes y órganos constitucionales del Estado. (RTC Exp. N°
0013-2003-CC/TC, f. j. 10.4)

£1440 Conflicto de competencia. Conflicto por omisión en cumplimiento de acto


obligatorio
[S]i bien es cierto que los “típicos” conflictos positivo y negativo de competencia pueden dar
lugar al proceso competencial, también lo es que cuando el artículo 110 del CPConst. establece
que en este pueden ventilarse los conflictos que se suscitan cuando un órgano rehúye deliberada-
mente actuaciones “afectando” las competencias o atribuciones de otros órganos constitucionales,
incorpora también en su supuesto normativo a los conflictos por omisión en cumplimiento de acto
obligatorio, pues no cabe duda de que cuando un órgano omite llevar a cabo una actuación desco-
nociendo las competencias constitucionales atribuidas a otro órgano constitucional, las “afecta”.

882
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

No se trata pues de la disputa por titularizar o no una misma competencia, sino de aquella que se
suscita cuando, sin reclamarla para sí, un órgano constitucional, por omitir un deber constitucional
o de relevancia constitucional, afecta el debido ejercicio de las competencias constitucionales de
otro. (STC Exp. Nº 0005-2005-CC/TC, P, f. j. 23)
En la jurisprudencia del Tribunal Constitucional se ha distinguido, hasta ahora, tres clases
de conflictos de competencias. Mientras el conflicto constitucional positivo se produce cuando
dos o más poderes del Estado u órganos constitucionales se disputan, entre sí, una competencia
o atribución constitucional, el conflicto constitucional negativo se da cuando dos o más poderes
del Estado u órganos constitucionales se niegan a asumir una competencia o atribución constitu-
cional (…) Junto a ellos se ha advertido también el conflicto por omisión en cumplimiento de acto
obligatorio, que se configura cuando un órgano omite llevar a cabo una actuación desconociendo
las competencias o atribuciones constitucionales reconocidas a otro poder del Estado u órgano
constitucional, a la par que las afecta. En este no se trata, pues, de la disputa por titularizar o no
una misma competencia o atribución, sino de la que se suscita cuando, sin reclamar competencia
para sí, un órgano constitucional, por omitir un deber constitucional o de relevancia constitucio-
nal, afecta el debido ejercicio de las competencias o atribuciones constitucionales de otro. (STC
Exp. N° 0006-2006-PC/TC, P, ff. jj. 17 y 18)

£1441 Conflicto de competencia. Conflicto por menoscabo de atribuciones


constitucionales
[M]ás allá de lo previsto en el artículo 110 del Código Procesal Constitucional, “en los con-
flictos de atribuciones entre poderes del Estado, el recurrente puede aducir que sus atribuciones
son perturbadas por un acto o comportamiento que se considere ilegítimo del demandado y que
le ocasione un perjuicio, o bien por interferir en su esfera de competencias, o por impedir ejer-
citar atribuciones propias, o por obstaculizar la eficacia de sus actos, o turbar su independencia
como poder del Estado” (TRUJILLO RINCÓN, María. Los conflictos entre órganos constitucio-
nales del Estado. Madrid: Publicaciones del Congreso de los Diputados, 1995. p. 156). (STC Exp.
Nº 0006-2006-PC/TC, P, f. j. 19)
[T]ambién cabe hablar, dentro de los tipos de conflictos de competencia y de atribuciones,
de un conflicto constitucional por menoscabo, según el cual, junto a la configuración subjetiva
se añade otra, objetiva, más amplia, que atañe no solo a la titularidad o pertenencia de la compe-
tencia, sino al modo como, sustancial y procesalmente, esta se ejerce. En tal supuesto, lo que es
materia de controversia es el hecho de cómo una atribución –cuya titularidad no se discute– está
siendo ejercitada; siempre que en la ilegítima modalidad del ejercicio pueda ser derivada, una
lesión del ámbito de las atribuciones constitucionales ajenas, un impedimento o un menoscabo, tal
como también lo reconoce la doctrina constitucional atinente. (STC Exp. Nº 0006-2006-PC/TC, P,
ff. jj. 22 y 23)

£1442 Conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales. Clases


Se trata aquí de un tipo de conflicto que se ha venido a denominar como conflicto constitu-
cional por menoscabo de atribuciones constitucionales. Puede este clasificarse en: a) conflicto
constitucional por menoscabo en sentido estricto; b) conflicto constitucional por menoscabo de
interferencia; y, c) conflicto constitucional por menoscabo de omisión. (STC Exp. Nº 0006-2006-
PC/TC, P, f. j. 22)

£1443 Conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales. Menoscabo de atri-


buciones en sentido estricto
En el conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto, cada órgano constitucional
conoce perfectamente cuál es su competencia. Sin embargo, uno de ellos lleva a cabo un indebido

883
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

o prohibido ejercicio de la competencia que le corresponde, lo que repercute sobre el ámbito del
que es titular el otro órgano constitucional. (STC Exp. Nº 0006-2006-PC/TC, P, f. j. 22)

£1444 Conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales. Menoscabo de atri-


buciones de interferencia
En el conflicto constitucional por menoscabo de interferencia, las competencias de los ór-
ganos constitucionales están enlazadas a tal punto que uno de ellos no puede ejercer la suya sino
tiene la cooperación o la actuación de la competencia que le pertenece al otro. (STC Exp. Nº
0006-2006-PC/TC, P, f. j. 22)

£1445 Conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales. Menoscabo de atri-


buciones de omisión
En el conflicto constitucional por menoscabo de omisión, uno de los órganos omite ejercer su
competencia produciéndose, como consecuencia de ello, una atrofia o imposibilidad de ejercicio
de la competencia del otro órgano constitucional, solo que, en este caso, la omisión funcional no
es condición indispensable para el ejercicio de la competencia o atribución del otro órgano consti-
tucional. (STC Exp. Nº 0006-2006-PC/TC, P, f. j. 22)

£1446 Test de competencia. Aplicación


[C]orresponde a este Tribunal [Constitucional] definir a quién corresponde el ejercicio de las
competencias constitucionales demandadas en este Conflicto Competencial, y para efectos de que
el conflicto planteado sea resuelto, es necesario realizar una labor de interpretación constitucional
y delimitar así la titularidad de las competencias. [Debe procederse] a la aplicación del Test de
Competencia (…) [E]n materia del Test de Competencia (…), en primer lugar se debe analizar
el principio de unidad. Luego, se debe ingresar propiamente en el análisis del principio de com-
petencia, relacionado con la lista de materias pormenorizada previstas en la Constitución y en el
bloque de constitucionalidad. (STC Exp. Nº 00003-2007-PC/TC, P, ff. jj. 46 y 47)
[E]l Tribunal Constitucional considera que el (…) conflicto [de competencias] puede ser re-
suelto apelando al test de la competencia. De allí que, antes de precisar cuál sea el bloque de
constitucionalidad conforme al cual el Tribunal analizará la constitucionalidad de las normas cues-
tionadas, es preciso detenerse en el análisis de los distintos criterios que permiten, en aplicación
del referido test, determinar la titularidad de las competencias en los Estados de configuración
compleja como el nuestro. (STC Exp. Nº 0020-2005-PI/TC y acumulados, P, f. j. 32)

£1447 Test de competencia. Principio de unidad


[E]l test de la competencia está estructurado según determinados principios constituciona-
les, como a continuación se precisa. A).- Principio de unidad.– De acuerdo con este principio,
el Estado peruano es unitario y descentralizado (artículo 43 de la Constitución), lo cual quiere
decir que es un Estado en el cual los Gobiernos Regionales y Locales no solo tienen autonomía
administrativa, sino también económica y, lo que es más importante, autonomía política. Esta úl-
tima se traduce, de un lado, en la elección de sus órganos por sufragio directo (artículo 191 de la
Constitución), y, de otro, en la capacidad de dictar normas con rango de ley (artículo 192. 6 y 200.
4 de la Constitución).
- Principio de cooperación, y lealtad nacional y regional.– Este principio implica que el ca-
rácter descentralizado del Estado peruano no es incompatible con la configuración de Estado
unitario, toda vez que si bien ella supone el establecimiento de órganos de poder territorial-
mente delimitados, a los cuales se les dota de autonomía política, económica y administrati-
va, su ejercicio debe realizarse dentro del marco constitucional y legal que regula el reparto
competencial de los Gobiernos Regionales y Municipales. En consecuencia, de este principio

884
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

se derivan, a su vez, deberes concretos tanto para el Gobierno Nacional así como para los
Gobiernos Regionales. Así, el Gobierno Nacional debe observar el principio de lealtad regio-
nal, lo que implica su cooperación y colaboración con los Gobiernos Regionales. Del mismo
modo, los Gobiernos Regionales deben cumplir el principio de lealtad nacional, en la medida
en que no pueden afectar, a través de sus actos normativos, fines estatales; por ello no pueden
dictar normas que se encuentren en contradicción con los intereses nacionales que se derivan
de la Constitución.
- Principio de taxatividad y cláusula de residualidad.– Si bien es cierto que la cláusula de resi-
dualidad no está expresamente reconocida en la Constitución, sí es posible que se entienda re-
conocida tácitamente en el artículo 192.10. Por tanto, las competencias regionales solo serán
aquellas que explícitamente estén consagradas en la Constitución y en las leyes de desarrollo
de descentralización, de modo que lo que no esté señalado en ellas, será de competencia ex-
clusiva del Gobierno Central. Los Gobiernos Regionales, por tanto, no tienen más compe-
tencias que las que la Constitución y las leyes orgánicas les hayan concedido. De ahí que se
encuentren sometidos al principio de taxatividad, y que las competencias que no les han sido
conferidas expresamente correspondan al Gobierno Nacional (cláusula de residualidad).
- Principio de control y tutela.– La exigencia que proyecta este principio consiste en que los
Gobiernos Regionales y Locales están sujetos a instancias de control y tutela por parte de
órganos nacionales competentes. Tal principio, que se encuentra recogido en el artículo 199
de la Constitución, señala que los Gobiernos Regionales y Locales son fiscalizados por sus
propios órganos de control y por los organismos que tengan tal atribución por mandato cons-
titucional o legal, y están sujetos al control y supervisión de la Contraloría General de la
República, la que organiza un sistema de control descentralizado y permanente; pero también
a un sistema de control interno. (STC Exp. N° 0031-2005-PI/TC, P, ff. jj. 10 y 11)
£1448 Test de competencia. Principio de competencia
Principio de competencia.– El principio de competencia está estructurado, a criterio del
Tribunal Constitucional, por los principios de distribución de competencias, el bloque de constitu-
cionalidad de las ordenanzas regionales y la integración de otras normas en dicho bloque.
- Distribución de competencias.– En el Estado unitario y descentralizado regional, la potestad
normativa está distribuida entre órganos nacionales y regionales, además de los locales. La au-
tonomía político-normativa de los Gobiernos Regionales conlleva la facultad de crear Derecho
y no solo de ejecutarlo. Precisamente por ello, el Estado debe concebirse como un Estado
“unitario y descentralizado”, es decir, como aquel en el que la descentralización, al alcanzar
una manifestación político-normativa, fundada en el principio constitucional de la autonomía,
prevista en los artículos 191 y 194 de la Constitución, acepta la coexistencia de subsistemas
normativos (nacional, regional y local). La creación de Gobiernos Regionales con competen-
cias normativas comporta la introducción de tantos subsistemas normativos como gobiernos
regionales existan al interior del ordenamiento jurídico peruano. Pero la articulación de las
fuentes en un ordenamiento de tal naturaleza no puede efectuarse exclusivamente bajo los al-
cances del principio de jerarquía, sino conforme al principio de competencia. En efecto, dado
que las ordenanzas regionales son normas con rango de ley (artículo 200.4 de la Constitución),
no se encuentran jerárquicamente subordinadas a las leyes nacionales del Estado, por lo que
para explicar su relación con estas no hay que acudir al principio de jerarquía, sino al principio
de competencia, pues tienen un ámbito normativo competencial distinto.
- El bloque de constitucionalidad de las ordenanzas regionales.– En el bloque de constitu-
cionalidad de las ordenanzas regionales cuentan tanto las leyes orgánicas que desarrollan el
régimen constitucional de los Gobiernos Regionales como también aquellas otras leyes que
tengan relación con esta materia (1) La integración en el bloque de las leyes orgánicas.– Las
leyes orgánicas encargadas de determinar las competencias de los Gobiernos Regionales son
la LBD y la LOGR. Dichas competencias, de conformidad con el artículo 13 de la referida

885
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ley, pueden ser exclusivas, compartidas o delegadas. En tanto las competencias compartidas
dan lugar a funciones específicas que cada uno de los niveles de gobierno debe llevar a cabo,
tales funciones, en el caso de los Gobiernos Regionales, han sido recogidas en su respectiva
ley orgánica; específicamente en sus artículos 47 a 64 De este modo, la validez de las orde-
nanzas regionales se encuentra sujeta al respeto del marco normativo establecido tanto en la
LBD como la LOGR, por lo que forman parte del parámetro de control en la presente causa
(2) La integración en el bloque de otras normas legales.– Lo anterior no significa que allí
se agoten las normas que pueden conformar el bloque de constitucionalidad. La apertura de
este a otras normas, sean estas leyes orgánicas o simples leyes estatales o decretos legislati-
vos, depende del tipo de materias que hayan sido reguladas por una ordenanza regional y, par-
ticularmente, de la clase de competencia (exclusiva, compartida o delegable) de que se trate.
Existe, por tanto, un parámetro “natural” de control de constitucionalidad de las ordenanzas
regionales, que se encuentra integrado por la Constitución, la LBD y la LOGR; pero también,
tratándose de la regulación de determinadas materias, el bloque de constitucionalidad puede
estar conformado, adicionalmente, por otras leyes nacionales. En estos casos, dichas normas
forman parte de lo que podría denominarse un parámetro “eventual” de constitucionalidad.
(STC Exp. N° 0031-2005-PI/TC, P, f. j. 12)
£1449 Test de competencia. Principio del efecto útil y poderes implícitos
Principio del efecto útil y poderes implícitos.– A juicio del Tribunal, cada vez que una
norma (constitucional o legal) confiere una competencia a los Gobiernos Regionales, debe
entenderse que esta contiene normas implícitas de subcompetencia para reglamentar la norma
legal, sin las cuales el ejercicio de la competencia conferida a los Gobiernos Regionales carece-
ría de eficacia práctica o utilidad. El principio del efecto útil, así, pretende flexibilizar la rigidez
del principio de taxatividad, de modo que la predeterminación difusa en torno a los alcances
de una competencia por la ley orgánica o la Constitución no termine por entorpecer un proceso
que, en principio, se ha previsto como progresivo y ordenado conforme a criterios que permitan
una adecuada asignación de competencias (artículo 188 de la Constitución). Así, el principio de
taxatividad de competencias no es incompatible con el reconocimiento de que los Gobiernos
Regionales también pueden realizar aquellas competencias reglamentarias no previstas legal ni
constitucionalmente, pero que sin embargo son consustanciales al ejercicio de las previstas ex-
presamente (poderes implícitos), o constituyan una directa manifestación y exteriorización de
los principios que rigen a los Gobiernos Regionales dentro de un Estado unitario y descentrali-
zado. (STC Exp. N° 0031-2005-PI/TC, P, f. j. 13)

£1450 Test de competencia. Principio de progresividad


Principio de progresividad en la asignación de competencias y transferencia de recursos.–
El proceso de descentralización del poder estatal mediante el establecimiento de las regiones y
sus Gobiernos Regionales no es un acto acabado o definitivo, pues se realiza por etapas, confor-
me dispone el artículo 188 de la Constitución. En consecuencia, la asignación de competencias a
los Gobiernos Regionales, así como la de sus recursos, es un proceso abierto que la Constitución
ha querido asegurar, entre otros medios, al establecer solo de manera enunciativa las competen-
cias de los Gobiernos Regionales, y dejar que esta tarea se complemente y amplíe mediante la
incorporación de nuevas competencias por medio de la reserva de ley orgánica prevista en el ar-
tículo 192.10 de la Constitución o, incluso, mediante acuerdo entre el Gobierno Nacional y los
Gobiernos Regionales, tratándose de competencias delegadas. Por consiguiente, sobre el legisla-
dor nacional pesa un mandato constitucional que lo obliga a no adoptar medidas regresivas que
posterguen el proceso de regionalización o dificulten irrazonablemente la asignación adecuada de
competencias y transferencia de recursos del Gobierno Nacional a los Gobiernos Regionales y
Locales, conforme enuncia el artículo 188 de la Constitución; en la medida, claro está, de que
exista disponibilidad presupuestal y de gasto público para tales efectos (Undécima Disposición
Final y Transitoria de la Constitución). (STC Exp. N° 0031-2005-PI/TC, P, f. j. 14)

886
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1451 Conflicto o atribución expresada en norma con rango de ley. Vía procedimental
[En caso] en la demanda, se observ[e] que el conflicto versa sobre una competencia o atri-
bución expresada en una norma con rango de ley (…) [es de aplciación] el artículo 110 de[l]
(…) Código Procesal Constitucional [que] establece que, en [estos] casos (…) el Tribunal
Constitucional declarará que la vía adecuada para ventilar la controversia es el proceso de incons-
titucionalidad. (RTC Exp. Nº 0001-2005-PC/TC, ff. jj. 2 y 3)
[E]l Tribunal Constitucional considera que es aplicable al (…) proceso [competencial] lo dis-
puesto en el artículo 110 in fine del Código Procesal Constitucional, [si] el conflicto alegado se
atribuye a la expedición de una norma con rango de ley, cuestionándose su inconstitucionalidad.
En consecuencia, el (…) proceso competencial debe entenderse como uno de inconstitucionalidad,
debiendo regirse por las normas pertinentes. (RTC Exp. Nº 0004-2006-PCC/TC, f. j. 2)
[Si] la revisión de la demanda [de competencia], que se pretende [es] que el Tribunal
Constitucional dilucide a qué entidad le corresponde las competencias en lo que concierne a la
administración del tránsito de peatones y el transporte de vehículos en [un] Distrito (…), compe-
tencias que se encuentran desarrolladas en la Ley Orgánica de Municipalidades; (…) el proceso
(…) se tramita[rá] como uno de inconstitucionalidad porque, aunque de lo expuesto por las par-
tes se aprecia la existencia de un conflicto positivo de competencias, el artículo 110 del Código
Procesal Constitucional, expresamente señala que “si el conflicto versa sobre una competencia o
atribución contenida en una norma con rango de Ley, como es el caso, la vía adecuada para su
tramitación es la que correspondiente al proceso de inconstitucionalidad”. (STC Exp. N° 032-
2005-PI/TC, P, f. j. 3)
[S]i bien [una] demanda cumple los requisitos de forma de una demanda de conflicto compe-
tencial, [si] este se produce con la expedición [de un] Decreto de Urgencia (…), que tiene rango
de ley, cuestionándose su constitucionalidad como tema de fondo, (…) se advierte que la vía pro-
cedimental ha sido invocada erróneamente. Por tal razón, este Tribunal considera que el tema de
fondo debe ventilarse en un proceso de inconstitucionalidad de conformidad con el artículo VIII
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, que a la letra dice: “El órgano jurisdic-
cional debe aplicar el derecho que corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las
partes, o lo haya sido erróneamente [...]”, debiendo aplicarse, por tanto, el artículo 110 del Código
Procesal Constitucional según el cual la vía adecuada sería el proceso de inconstitucionalidad.
(RTC Exp. Nº 00001-2007-PCC/TC, f. j. 2)

887
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 111.- MEDIDA CAUTELAR


El demandante puede solicitar al Tribunal la suspensión de la disposición, resolución o
acto objeto de conflicto. Cuando se promueva un conflicto constitucional con motivo de
una disposición, resolución o acto cuya impugnación estuviese pendiente ante cualquier
juez o tribunal, este podrá suspender el procedimiento hasta la resolución del Tribunal
Constitucional.

£1452 Medida cautelar. Evaluación de la apariencia del derecho


En cuanto a la medida cautelar solicitada (…), es necesario evaluar los elementos esenciales
de toda medida cautelar; en primer lugar, en relación al fumus boni iuris (apariencia del derecho),
en [este] caso (…), la pretensión cautelar para ser estimada requiere a priori la definición por parte
de este Colegiado respecto de a quién (demandante o demandada) corresponde ejercer las compe-
tencias constitucionales cuya titularidad se reclama. En consecuencia, no se configura la aparien-
cia del derecho. (STC Exp. Nº 00003-2007-PC/TC, P, f. j. 2)

£1453 Medida cautelar. Evaluación del peligro en la demora


[En cuanto a la medida cautelar solicitada e]n segundo lugar, es necesario evaluar el pericu-
lum in mora (peligro en la demora); si bien la demandada ha emitido [un] Acuerdo de Concejo
que aprueba la privatización del Mercado de Abastos (…) y la conformación de un Comité de
Privatización, no es menos cierto que la sentencia que emita este Colegiado “(...)vincula a los
poderes públicos y tiene plenos efectos frente a todos. Determina los poderes o entes estatales a
que corresponden las competencias o atribuciones controvertidas y anula las disposiciones, reso-
luciones o actos viciados de incompetencia (...); en esa medida consideramos que tampoco se evi-
dencia el elemento de peligro en la demora, dado que –en caso así correspondiera y de acuerdo a
lo expuesto– la reversibilidad del acto es aún viable. (STC Exp. Nº 00003-2007-PC/TC, P, f. j. 3)

£1454 Medida cautelar. Evaluación de la adecuación


[C]on respecto al elemento de la adecuación (uso de medida adecuada a los fines persegui-
dos), el fin perseguido mediante la instauración del conflicto competencial es que este Tribunal
defina a quién corresponde el ejercicio legítimo de las competencias constitucionales reclamadas.
De autos se evidencia que el contenido en la pretensión cautelar (que es la suspensión provisional
de los efectos de [un] Acuerdo de Concejo (…) y de todo acto de disposición que pueda darse
sobre los bienes de dominio público) no es adecuado para los fines perseguidos, pues los actos
de disposición no constituyen impedimento alguno para que este Tribunal se pronuncie acerca de
la titularidad para el ejercicio de las competencias constitucionales invocadas. En consecuencia,
por los fundamentos esgrimidos, este Colegiado se pronuncia por la improcedencia de la medida
cautelar solicitada. (STC Exp. Nº 00003-2007-PC/TC, P, ff. jj. 4 y 5)

£1455 Medida cautelar. Posibilidad de exigencia de informe oral para acceder a


pedido
[R]especto de la medida cautelar solicitada [se] considera que, para mejor resolver, deben las
partes y sus abogados informar oralmente, en audiencia pública (…). (RTC Exp. Nº 0004-2004-
CC/TC, f. j. 3)

£1456 Medidas cautelares. Falta de objeto por desestimación prima facie de la


demanda
[H]abiéndose promovido durante la tramitación del presente proceso [competencial] una
petición de medida cautelar por parte de la recurrente, este Colegiado considera que, siendo

888
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

desestimable prima facie la demanda interpuesta, la citada solicitud carece de objeto. (STC Exp.
N° 00002-2004-CC/TC, P, f. j. 7)

£1457 Medida cautelar. Sobre el proyecto de ley anual del presupuesto del Sector
Público
[E]l demandante [Poder Judicial] sustenta su pedido de medida cautelar en el hecho de que
el trámite legislativo de discusión y aprobación de la parte referida al Poder Judicial, consignada
en el proyecto de Ley Anual del Presupuesto del Sector Público (…), puede causar un perjuicio al
interés general de imposible reparación, puesto que podría ocurrir que, antes de la culminación del
presente proceso, el Congreso de la República apruebe dicho proyecto, dentro del plazo estableci-
do por el artículo 80 de la Constitución (…) o, en caso contrario, que entre en vigencia el proyecto
del Poder Ejecutivo; y que, en tales supuestos, se aprobaría un proyecto de presupuesto recortado
por el Poder Ejecutivo, y no el presentado por el Poder Judicial (…) [E]l Tribunal Constitucional
estima que, conforme al artículo 80 de la Constitución, el Poder Judicial puede sustentar ante el
Poder Legislativo el pliego total de su propio proyecto presupuestario, razón por la cual no existe
el riesgo de irreparabilidad en que se sustenta el pedido de medida cautelar (…) [R]especto al
supuesto perjuicio al interés general de imposible reparación, el Tribunal Constitucional considera
que tal condición no se presenta en el presente caso toda vez que, conforme al artículo 80 de la
Constitución, el Congreso de la República tiene la posibilidad de modificar el Presupuesto de la
República hasta el 30 de noviembre del presente año; más aún si se tiene que, a tenor del artícu-
lo 81, inciso c) del Reglamento del Congreso, la Comisión de Presupuesto del Congreso de la
República elabora el dictamen de la ley para su debate ante el pleno del Congreso (…). [Se decla-
ra infundada la solicitud de medida cautelar]. (RTC Exp. Nº 0004-2004-CC/TC, ff. jj. 1, 4 y 6)

889
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 112.- ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA


Si el Tribunal Constitucional estima que existe materia de conflicto cuya resolución
sea de su competencia, declara admisible la demanda y dispone los emplazamientos
correspondientes.
El procedimiento se sujeta, en cuanto sea aplicable, a las disposiciones que regulan el
proceso de inconstitucionalidad.
El Tribunal puede solicitar a las partes las informaciones, aclaraciones o precisiones que
juzgue necesarias para su decisión. En todo caso, debe resolver dentro de los sesenta días
hábiles desde que se interpuso la demanda.

£1458 Aplicación de disposiciones del proceso de inconstitucionalidad. Demanda


presentada por el Presidente de la República
[C]orresponde al Tribunal Constitucional conocer los procesos de competencia que se susci-
ten y que opongan al Poder Ejecutivo con uno o más gobiernos regionales (…). [E]l artículo 112
del Código Procesal Constitucional establece que el procedimiento se sujeta, en cuanto sea aplica-
ble, a las disposiciones que regulan el proceso de inconstitucionalidad (…) [D]e acuerdo con [las
disposiciones del proceso de inconstitucionalidad], para interponer una demanda de inconstitucio-
nalidad, el Presidente de la República requiere del voto aprobatorio del Consejo de Ministros y,
concedida la aprobación, designa a uno de sus ministros para que presente dicha demanda, el cual
lo representa en el proceso y, a su vez, puede delegar su representación en un procurador público.
(RTC Exp. Nº 003-2006-PCC/TC, ff. jj. 1, 3 y 4)

£1459 Aplicación de disposiciones del proceso de inconstitucionalidad. Demanda


presentada por la Contraloría General de la República
[E]l artículo 112 del Código Procesal Constitucional establece que el proceso competencial se
sujeta, en cuanto sea aplicable, a las disposiciones que regulan el proceso de inconstitucionalidad
(…) [E]n tal sentido, la demanda interpuesta por la Contraloría General de la República cumple,
en lo pertinente, con los requisitos de admisibilidad previstos en los artículos 101 y 102 del código
acotado [referentes a los requisitos, y anexos que debe contener una demanda de inconstitucionali-
dad aplicables también al proceso competencial]. (RTC Exp. Nº 0005-2006-PCC/TC, ff. jj. 3 y 4)

£1460 Demanda de conflicto de competencia. Inadmisibilidad por no versar sobre el


cese de agresión a competencias (municipales)
[D]e acuerdo con el artículo 112 [del Código Procesal Constitucional] para declarar la admisi-
bilidad de la demanda competencial es preciso además que la controversia gire en torno a las com-
petencias o atribuciones asignadas directamente por la Constitución o las leyes orgánicas que las
delimiten. Al respecto este Colegiado advierte que en el fondo [del caso] lo que se persigue por la
vía del proceso competencial es la declaración de nulidad de diversas resoluciones judiciales y no
el cese de una agresión de las competencias del municipio demandante pues no existe atribución o
competencia asignada directamente por la Constitución o por la Ley Orgánica de Municipalidades
que se relacione con el blindaje de los recursos recibidos por los gobiernos locales que constitu-
yen el Fondo de Compensación Municipal respecto de medidas de embargo que se adopten en
sede judicial. [La demanda es inadmisible]. (RTC Exp. Nº 00007-2007-PCC/TC, f. j. 4)

890
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 113.- EFECTOS DE LAS SENTENCIAS


La sentencia del Tribunal vincula a los poderes públicos y tiene plenos efectos frente a
todos. Determina los poderes o entes estatales a que corresponden las competencias o
atribuciones controvertidas y anula las disposiciones, resoluciones o actos viciados de
incompetencia. Asimismo resuelve, en su caso, lo que procediere sobre las situaciones
jurídicas producidas sobre la base de tales actos administrativos.
Cuando se hubiera promovido conflicto negativo de competencias o atribuciones, la sen-
tencia, además de determinar su titularidad, puede señalar, en su caso, un plazo dentro
del cual el poder del Estado o el ente estatal de que se trate debe ejercerlas.

£1461 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Reconocimiento de doble fina-


lidad del proceso competencial
[Se] advierte (…) una doble finalidad en el proceso [competencial], cual es el pronunciamien-
to sobre la titularidad de una competencia y la legitimidad de determinada decisión (expresada en
alguna disposición, acto o resolución), emitida con vicio de incompetencia, tal como lo dispone
el artículo 52 de la LOTC; no pudiendo existir conflicto, si la duda sobre la titularidad de compe-
tencia no se materializa en alguna decisión concreta, o, si existiendo, la misma no se fundamenta
en una vulneración al orden de competencias (Gómez Montoro, Ángel. El conflicto entre órganos
constitucionales.). (RTC Exp. N° 0013-2003-CC/TC, f. j. 10.4)

£1462 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Observancia por poderes pú-


blicos y órganos constitucionales
[E]l carácter vinculante de las sentencias del Tribunal Constitucional genera consecuencias
que van más allá de los efectos de la cosa juzgada formal, toda vez que su observancia es no
solo para las partes del proceso, sino también para los poderes [Públicos] y órganos consti-
tucionales y para los casos futuros similares, debido a lo dispuesto en el fallo de la sentencia y
también a sus fundamentos y consideraciones –ratio decidendi– (…). (STC Exp. Nº 0006-2006-
PC/TC, P, f. j. 40)

£1463 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Anulación (nulidad) de dispo-


siciones, resoluciones o actos viciados de incompetencia
[E]l Código Procesal Constitucional (artículo 113) prevé que la sentencia (...) anula las dispo-
siciones, resoluciones o actos viciados de incompetencia (…). De lo cual se concluye que, normal-
mente, la sentencia sobre el fondo que pone fin al proceso competencial tiene como fin principal
determinar la titularidad de las competencias o atribuciones que correspondan a un determinado
poder del Estado u órgano constitucional, seguido, algunas veces, de la anulación de los actos vi-
ciados de incompetencia que se hayan dictado. (STC Exp. Nº 0006-2006-PC/TC, P, ff. jj. 55 y 56)
El (…) proceso [competencial] se dirige a determinar la titularidad de una competencia o atri-
bución constitucional, pudiéndose establecer en él la validez o nulidad del acto que da origen al
conflicto por estar viciado de incompetencia. (STC Exp. N° 001-2001-CC/TC, P, f. j. 1)
En definitiva, el Tribunal considera que, al levantarse [un] acta de reposición (…), y disponer-
se que [el agente] asumiera la Jefatura del Órgano de Control Institucional del Gobierno Regional
(…), el Gobierno Regional (…) se atribuy[e] materialmente una competencia que, de conformidad
con la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales y la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Control
y de la Contraloría General de la República, solo corresponde a la referida Contraloría. Por consi-
guiente, de conformidad con el artículo 113 del Código Procesal Constitucional, debe declararse
la nulidad del acta de reposición (…). (STC Exp. N° 00005-2006-CC/TC, P, f. j. 10)

891
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1464 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Nulidad (afectación) de reso-


luciones judiciales que afectan atribuciones del Poder Ejecutivo
[S]e configura un conflicto de atribuciones por menoscabo, en el cual el Poder Judicial, a tra-
vés del ejercicio de su función jurisdiccional, ilegítimo, como habrá de verse, ha producido un de-
trimento en las atribuciones constitucionales del Poder Ejecutivo, tales como la de cumplir y hacer
cumplir las leyes (artículo 118, inciso 1) y cumplir y hacer cumplir las sentencias y resoluciones
jurisdiccionales (artículo 118, inciso 9); ello mediante el pronunciamiento estimatorio de sendas
demandas de amparo y de cumplimiento (…). [D]ada la peculiar configuración de este tipo de
conflicto, no cabe recurrir al test de la competencia, pues no está en juego la determinación de la
titularidad de atribuciones de un poder u órgano constitucional del Estado. En todo caso, el princi-
pio de jerarquía (de las sentencias del Tribunal Constitucional con respecto a las resoluciones del
Poder Judicial en materia de los procesos constitucionales [proceso competencial]) es el que se
muestra como el más idóneo para determinar la legitimidad de los actos jurisdiccionales que es-
tarían menoscabando algunas de las atribuciones constitucionales del Poder Ejecutivo. (STC Exp.
N° 0006-2006-PC/TC, P, ff. jj. 26 y 27)
[E]n la medida que las sentencias del Tribunal Constitucional son concreciones de la
Constitución que se incorporan al sistema de fuentes, son parámetros jurídicos para evaluar la
legitimidad constitucional de los actos legislativos, administrativos e, incluso, jurisdiccionales. Su
omisión o desvinculación por parte de cualquier poder del Estado u órgano constitucional aca-
rrea, prima facie, su nulidad. Ello es precisamente lo que determina, en el presente caso [proceso
competencial], la ilegitimidad de las resoluciones estimatorias de amparo y de cumplimiento ex-
pedidas por el Poder Judicial; lo que finalmente causa un detrimento en las atribuciones del Poder
Ejecutivo (…). [E]n aplicación del artículo 113 del Código Procesal Constitucional, el cual esta-
blece que junto a la determinación de las competencias o atribuciones controvertidas, el Tribunal
Constitucional anula las disposiciones o actos viciados de incompetencia, debe declararse la nuli-
dad de todas aquellas resoluciones judiciales que han estimado sendas demandas de amparo o de
cumplimiento con desconocimiento de las sentencias 009-2001-AI/TC y 4227-2005-AA/TC y que
el Poder Ejecutivo, de acuerdo con el artículo 118, inciso 9, tenía la atribución constitucional de
cumplir y hacerlas cumplir. (STC Exp. N° 0006-2006-PC/TC, P, ff. jj. 62 y 63)

£1465 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Autorización al Tribunal


Constitucional para resolver situaciones jurídicas producidas por la nulidad
del acto viciado de incompetencia
[C]uando el Tribunal Constitucional tiene la capacidad de declarar la nulidad de los actos
viciados de incompetencia o de aquellos en cuyo iter de gestación no se hayan respetado los al-
cances de las competencias de algún órgano constitucional, el CPConst. autoriza a este Tribunal
para que, “en su caso”, resuelva “lo que procediere” sobre las situaciones jurídicas producidas a
consecuencia de la afectación de las mencionadas competencias. Dicho de otro modo, como mani-
festación del principio de previsión de consecuencias –derivado del artículo 45 de la Constitución,
que ordena a todos los poderes públicos a actuar con las responsabilidades que ella exige–, el
artículo 113 del CPConst. ha establecido la posibilidad de que este Tribunal module los efectos
de sus resoluciones con la intención de que de ellas no derive una inconstitucionalidad mayor que
aquella que pretende solucionarse (…) La función pacificadora de la jurisdicción constitucional
obliga a esta a comprender que nunca la pretendida corrección técnico-jurídica de una sentencia
es capaz de legitimarla constitucionalmente, si de ella deriva la inseguridad, la incertidumbre y
el caos social. De allí que sea deber, y no mera facultad del Tribunal Constitucional, ponderar las
consecuencias de sus resoluciones, de modo tal que, sin perjuicio de aplicar la técnica y la meto-
dología interpretativa que resulte conveniente a la litis planteada, logre verdaderamente pacificar
la relación entre las partes, y contribuir a la certidumbre jurídico-constitucional e institucional de
la sociedad toda. (STC Exp. Nº 0005-2005-CC/TC, P, ff. jj. 58 y 59)

892
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO X
JURISDICCIÓN INTERNACIONAL

ARTÍCULO 114.- ORGANISMOS INTERNACIONALES


COMPETENTES
Para los efectos de lo establecido en el artículo 205 de la Constitución, los organismos
internacionales a los que puede recurrir cualquier persona que se considere lesionada
en los derechos reconocidos por la Constitución, o los tratados sobre derechos humanos
ratificados por el Estado peruano, son: el Comité de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de
Estados Americanos y aquellos otros que se constituyan en el futuro y que sean aproba-
dos por tratados que obliguen al Perú.

£1466 Jurisdicción supranacional. Derecho de acceso a la justicia de tribunales


internacionales
[E]l derecho fundamental de acceso a la justicia frente a toda vulneración de los derechos hu-
manos, como manifestación del derecho al debido proceso reconocido en el inciso 3) del artículo
139 de la Constitución, no solo se reduce al acceso a los tribunales internos, sino también a los
internacionales, tal como se tiene previsto en el artículo 205 de la Constitución: “Agotada la juris-
dicción interna, quien se considere lesionado en los derechos que la Constitución reconoce puede
recurrir a los tribunales u organismos internacionales constituidos según tratados o convenios de
los que el Perú es parte”. (STC Exp. Nº 5854-2005-AA/TC, P, f. j. 24)

£1467 Jurisdicción supranacional. Sentencias del Tribunal Constitucional agotan la


jurisdicción interna
[C]ontra las sentencias del Tribunal Constitucional, que constituye la última instancia juris-
diccional competente para conocer de los procesos de amparo, es improcedente que se formule
una demanda de amparo contra el intérprete supremo de la Constitución que se pronuncia sobre
la defensa de los derechos amenazados o vulnerados en sentencias que adquieren un carácter de
presunción absoluta que no puede ser negado sin que se desnaturalice la propia lógica del sistema.
Las sentencias que este Colegiado dicta agotan la jurisdicción interna y, de conformidad con el ar-
tículo 205 de la Constitución, abren la jurisdicción de los tribunales y organismos internacionales
en materia de derechos humanos. (RTC Exp. Nº 05453-2005-AA/TC, f. j. 3)
[H]abiéndose agotado la jurisdicción interna, el demandante tiene expedito su derecho para
recurrir, en forma directa, a los tribunales u organismos internacionales constituidos según trata-
dos o convenios de los que el Perú es parte, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 205 de
la Constitución Política del Perú. (RTC Exp. Nº 2201-2002-AC/TC, f. j. 3)

£1468 Jurisdicción supranacional. Excepciones a la exigibilidad de agotamiento de la


jurisdicción interna
[E]s requisito indispensable para acceder al sistema interamericano de protección de los de-
rechos humanos, y para que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pueda conocer

893
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

las denuncias o quejas por violación de la Convención Americana de Derechos Humanos, que
previamente se hayan interpuesto y agotado los recursos de la jurisdicción interna de cada Estado
conforme a los principios del Derecho Internacional generalmente reconocidos (…) [S]in embar-
go, el artículo 46.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos, establece tres supuestos
específicos de excepción para la regla de la obligación de agotar la jurisdicción interna, precisando
que tal requisito no será exigible cuando:
a) No se prevenga en la legislación interna del Estado el debido proceso legal para la protección
del derecho o derechos que se alega han sido violados;
b) No se haya permitido al presunto lesionado en sus derechos el acceso a los recursos de la
jurisdicción interna, o haya sido impedido de agotarlos; y
c) Haya retardo injustificado en la decisión sobre los mencionados recursos. (RTC Exp.N° 4121-
2004-HC/TC, ff. jj. 5 y 6).

£1469 Jurisdicción supranacional. Alcances de los pronunciamientos del Comité de


Derechos Humanos
[E]l pronunciamiento emitido por el Comité de Derechos Humanos, cuya observancia pre-
cisamente se está invocando por el demandante, tiene en sí mismo, los alcances de una senten-
cia internacional definitiva, que al Estado [como es el caso del Perú] que suscribe un Convenio
Internacional en materia de Derechos Humanos, necesariamente corresponde cumplir y ejecutar
(…). (STC Exp. N° 012-95-AA/TC, P, f. j. 2)

£1470 Jurisdicción supranacional. Alcance de las recomendaciones de la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos
[L]a Comisión Interamericana [de Derechos Humanos] es un órgano competente junto con la
Corte [Interamericana de Derechos Humanos] “para conocer de los asuntos relacionados con el
cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados Partes”, por lo que, al ratificar dicha
Convención, los Estados Partes se comprometen a atender las recomendaciones que la Comisión
aprueba en sus informes. (CIDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú, sentencia de 17 de septiembre
de 1997, serie C-Nº 33, par. 81)

£1471 Jurisdicción supranacional. Competencia contenciosa de la Corte Interamericana


de Derechos Humanos
El Estado peruano no solo ha ratificado la Convención Americana de Derechos Humanos (12
de julio de 1978), sino que, en observancia de su artículo 62.1, mediante instrumento de acepta-
ción de fecha 21 de enero de 1981, ha reconocido como obligatoria de pleno derecho la compe-
tencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, CIDH o “la
Corte”), para conocer cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las disposiciones
de la Convención Americana (en adelante, la Convención) que le sea sometido (artículo 62.3 de la
Convención). Sobre el particular, la Corte tiene establecido que “La aceptación de la competencia
contenciosa de la Corte constituye una cláusula pétrea que no admite limitaciones que no estén ex-
presamente contenidas en el artículo 62.1 de la Convención (...). El artículo 29.a de la Convención
Americana establece que ninguna disposición de la misma puede ser interpretada en el sentido
de permitir a alguno de los Estados parte, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los
derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista
en ella. Una interpretación de la Convención Americana en el sentido de permitir que un Estado
pueda retirar su reconocimiento de la competencia obligatoria del Tribunal [de la CIDH] (...), im-
plicaría la supresión del ejercicio de los derechos y libertades reconocidos por la Convención, iría
en contra de su objeto y propósito como tratado de derechos humanos, y privaría a todos los be-
neficiarios de la Convención de la garantía adicional de protección de tales derechos por medio de
la actuación de su órgano jurisdiccional (...). Un Estado [como el Perú] que aceptó la jurisdicción

894
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

obligatoria de la Corte Interamericana según el artículo 62.1 de la misma, pasa a obligarse por la
Convención como un todo (...). (STC Exp. N° 2730-2006-AA/TC, P, f. j. 10)

£1472 Jurisdicción supranacional. Sistema de articulación competencial (no de pri-


macía) entre las jurisdicciones internacional y constitucional
No cabe (…) asumir una tesis dualista de primacía del Derecho internacional sobre el Derecho
interno y a la inversa; se requiere, por el contrario, una solución integradora y de construcción
jurisprudencial, en materia de relaciones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y el
Derecho constitucional nacional. Se precisa de un sistema de articulación competencial entre las
jurisdicciones internacional y constitucional, en virtud del cual no resulta aceptable fijar una com-
petencia de competencias privativa, sino establecer la voluntad del Estado peruano, en concordan-
cia con las obligaciones internacionales asumidas como miembro de dicho Sistema; siendo que la
confluencia teleológica, dada la protección efectiva de los derechos fundamentales de los ciudada-
nos peruanos, determina esta relación de cooperación entre ambas jurisdicciones (…). (STC Exp.
N° 679-2005-PA/TC, P, f. j. 36)

£1473 Jurisdicción supranacional. Importancia de la jurisprudencia internacional


Sobre el valor que pueda tener la (...) jurisprudencia de los órganos internacionales de protec-
ción de los derechos humanos para la comprensión del ámbito protegido por los derechos recono-
cidos en la Constitución Política del Estado (...) [es destacable] su capital importancia (…) [E]l
contenido constitucionalmente protegido de los derechos reconocidos por la Ley Fundamental no
solo ha de extraerse a partir de la disposición constitucional que lo reconoce; de la interpretación
de esta disposición con otras disposiciones constitucionales con las cuales pueda estar relacionada
(principio de unidad de la Constitución), sino también bajo los alcances del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos. Tras el criterio de interpretación de los derechos fundamentales confor-
me con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, este Tribunal tiene dicho que este úl-
timo concepto no se restringe solo a los tratados internacionales en materia de derechos humanos
en los que el Estado peruano sea parte (IV Disposición Final y Transitoria de la Constitución), sino
que comprende también a la jurisprudencia que sobre esos instrumentos internacionales se pueda haber
expedido por los órganos de protección de los derechos humanos (artículo V del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional). (STC Exp. Nº 04587-2004-AA/TC, P, f. j. 44)

£1474 Jurisdicción supranacional. Sujeción del Estado peruano a la jurisprudencia


internacional
[L]as obligaciones, en materia de derechos humanos, no solo encuentran un asidero claramen-
te constitucional, sino su explicación y desarrollo en el Derecho Internacional. El mandato impe-
rativo derivado de la interpretación en derechos humanos implica, entonces, que toda la actividad
pública debe considerar la aplicación directa de normas consagradas en tratados internacionales
de derechos humanos, así como en la jurisprudencia de las instancias internacionales a las que el
Perú se encuentra suscrito. (STC Exp. Nº 04677-2005-HC/TC, 12/08/05, P, f. j. 11)
[L]os tratados constituyen parámetro de interpretación de los derechos reconocidos por la
Constitución, lo que implica que los conceptos, alcances y ámbitos de protección explicitados en
dichos tratados, constituyen parámetros que deben contribuir, de ser el caso, al momento de inter-
pretar un derecho constitucional. Todo ello, claro está, sin perjuicio de la aplicación directa que
el tratado internacional supone debido a que forma parte del ordenamiento peruano (artículo 55,
Const.). (STC Exp. Nº 01124-2001-AA/TC, P, f. j. 9)
[P]ara este Tribunal [Constitucional] queda claro que la norma sometida a control no debe
oponerse a una interpretación de los derechos y libertades reconocidos por la Constitución de
conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los tratados sobre de-
rechos humanos ratificados por el Estado peruano y las decisiones adoptadas por los tribunales

895
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

internacionales sobre derechos humanos, constituidos según tratados de los que el Perú es parte.
(STC Exp. Nº 00007-2007-PI/TC, P, f. j. 17)

£1475 Jurisdicción supranacional. Cumplimiento obligatorio de los tratados ratifica-


dos por el Estado Peruano
[E]s un principio general del derecho internacional el que un Estado no puede invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación para el incumplimiento de un tratado o de
normas imperativas de Derecho Internacional. Este principio ha quedado establecido en los artí-
culos 27 y 53 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados de 1969, ratificado por
el Perú mediante el Decreto Supremo Nº 029-2000-RE, de fecha 14 de septiembre de 2000. (STC
Exp. Nº 04677-2005-HC/TC, P, f. j. 12)

ARTÍCULO 115.- EJECUCIÓN DE RESOLUCIONES


Las resoluciones de los organismos jurisdiccionales a cuya competencia se haya someti-
do expresamente el Estado peruano no requieren, para su validez y eficacia, de recono-
cimiento, revisión, ni examen previo alguno. Dichas resoluciones son comunicadas por
el Ministerio de Relaciones Exteriores al Presidente del Poder Judicial, quien a su vez,
las remite al tribunal donde se agotó la jurisdicción interna y dispone su ejecución por el
juez competente, de conformidad con lo previsto por la Ley Nº 27775, que regula el pro-
cedimiento de ejecución de sentencias emitidas por tribunales supranacionales.

£1476 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Reconocimiento de


validez y eficacia
[L]os tribunales nacionales deben reconocer la validez jurídica de aquellos hechos que han
sido propuestos, analizados y probados ante las instancias internacionales de protección de los de-
rechos humanos (…) En mérito de ello, el Tribunal considera que las leyes de amnistía Nº 26479
y N.º 26492 son nulas y carecen, ab initio, de efectos jurídicos. Por tanto, también son nulas las
resoluciones judiciales dictadas con el propósito de garantizar la impunidad de la violación de
derechos humanos cometida por los integrantes del denominado Grupo Colina. En su condición
de resoluciones judiciales nulas, ellas no dan lugar a la configuración de la cosa juzgada constitu-
cional garantizada por los artículos 102, inciso 6 y el artículo 139, inciso 13, de la Constitución,
en la medida en que no existe conformidad con el orden objetivo de valores, con los principios
constitucionales y con los derechos fundamentales que la Constitución consagra. (STC Exp.
N° 679-2005-PA/TC, P, ff. jj. 56 y 60)

£1477 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Inviabilidad del pro-


ceso de amparo
[E]l proceso de amparo no es la vía para ejecutar las sentencias de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, las que en cualquier caso, prima facie, se hacen valer en el marco de lo
que establece el artículo 115º del Código Procesal Constitucional y la Ley Nº 27775, que regula
el procedimiento de ejecución de sentencias emitidas por Tribunales supranacionales. (STC Exp.
N°1993-2008-PA/TC, S, f. j. 14)

£1478 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Efectos vinculantes


de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
[A]l Tribunal Constitucional, (…) no le queda más que ratificar su reiterada doctrina, impres-
cindible para garantizar los derechos fundamentales, bien se trate de procesos jurisdiccionales,
administrativos o políticos: que las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

896
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

son vinculantes para todos los poderes públicos y que esta vinculatoriedad no se agota en su
parte resolutiva, sino que se extiende a la ratio decidendi, incluso en aquellos casos en los que el
Estado peruano no haya sido parte en el proceso (…) [E]l Sistema Interamericano de Protección
de los Derechos Humanos constituye un mecanismo supletorio o residual que solo debe operar
cuando no existan remedios internos, que en el caso del Perú lo constituye el proceso de ampa-
ro, siendo obligación del Estado peruano adecuar su derecho interno a los principios derivados
de la Convención Americana de Derechos Humanos, según lo dispone su artículo 2. (STC Exp.
Nº 00007-2007-PI/TC, P, ff. jj. 36 y 37)

£1479 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Aplicación de reco-


mendaciones de Comisión Interamericana de Derechos Humanos
[S]i un Estado suscribe y ratifica un tratado internacional, especialmente si se trata de dere-
chos humanos, como es el caso de la Convención Americana, tiene la obligación de realizar sus
mejores esfuerzos para aplicar las recomendaciones de un órgano de protección como la Comisión
Interamericana [de Derechos Humanos] que es, además, uno de los órganos principales de la
Organización de los Estados Americanos, que tiene como función “promover la observancia y
la defensa de los derechos humanos” en el hemisferio. (CIDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú.
Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C-Nº 33, par. 80)

£1480 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Carácter no vincu-


lante de informes de Comisión Interamericana de Derechos Humanos
[C]onviene tener en cuenta que, conforme al artículo 28 del Estatuto de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos com-
parecerá y será tenida como parte ante la Corte, en todos los casos relativos a la función jurisdic-
cional de esta, conforme al artículo 2.1 del presente Estatuto”. Siendo así, la solicitud presentada
por la Comisión [informe] ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos constituye una so-
licitud de parte y no vincula ni a la Corte y tampoco, en principio, a este Tribunal [Constitucional].
(STC Exp. N° 1993-2008-PA/TC, S, f. j. 24)

£1481 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Deber jurídico pro-


pio de investigación del Estado y obligación de garantía
[L]a Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que la obligación de investigar
debe cumplirse con seriedad y no como una simple formalidad condenada de antemano a ser in-
fructuosa. La investigación que desarrolle el Estado, por medio de sus autoridades jurisdicciona-
les, debe ser asumida como un deber jurídico propio y no como una gestión procesal cualquiera.
El derecho a la tutela judicial exige que los jueces dirijan el proceso con el imperativo de evitar
dilaciones y entorpecimientos indebidos que provoquen situaciones de impunidad, frustrando así
la debida protección judicial de los derechos humanos (caso Bulacio versus Argentina, Sentencia
del 18 de septiembre del 2003). (STC Exp. N° 2310-2004-HC/TC, S, f. j. 5)
La obligación de garantía ha sido desarrollada en la jurisprudencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos. Así, en la sentencia sobre el caso Velásquez Rodríguez, del 29 de julio de
1988 (párrafo 164), la Corte indica que el deber de garantía implica que el Estado debe prevenir,
investigar y sancionar toda violación de los derechos reconocidos, y procurar, además, el restable-
cimiento, si es posible, del derecho conculcado y, en su caso, la reparación de los daños produci-
dos por la violación de los derechos humanos. La obligación del Estado consiste en el ejercicio de
la acción penal correspondiente contra aquellos funcionarios públicos, o cualquier individuo, que
sea presuntamente responsable de la violación alegada. El Derecho Internacional de los Derechos
Humanos vela de esta manera por la protección de los derechos de las personas pero, simultánea-
mente, exige la intervención del Derecho Penal contra aquellos que resulten responsables de la
infracción. (STC Exp. N° 4677-2005-PHC/TC, P, f. j. 14)

897
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1482 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Supuestos y alcances


de eficacia
[C]onforme se desprende tanto de las propias resoluciones cuestionadas como también de la
sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso “Barrios Altos”, los efec-
tos de la decisión de la Corte no se contraen solamente a quienes hayan resultado beneficiados de
manera directa con las leyes de amnistía aludidas, sino que comportan la obligación del Estado
peruano de investigar los hechos y establecer la responsabilidad de los culpables de tan execrables
delitos, que por cierto, no constituyen materia de competencia del fuero militar al tratarse de vio-
laciones a los derechos humanos y no de delitos de función (…) [E]n tal sentido la Resolución de
la Sala Plena del Consejo Supremo de Justicia Militar, de fecha 1 de junio de 2001, que es materia
del presente proceso, estableció que “los sobreseimientos dispuestos cerrando las investigaciones
de los graves hechos que dieron lugar a la intervención de la Justicia Militar y excluyendo defini-
tivamente a los procesados de la instrucción materia del presente proceso, vulnera claramente la
Quinta decisión de la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que ordena al
Estado investigar los hechos para determinar las personas responsables de las violaciones de los
derechos humanos”. Dicha investigación desde luego debe hacerse por jueces competentes y den-
tro de los parámetros y exigencias mínimas para el esclarecimiento de los hechos, la individuali-
zación de los responsables y la imposición de las sanciones penales que correspondan conforme a
la legislación penal. (RTC Exp. Nº 04441-2007-PA/TC, ff. jj. 6 y 7)
[T]ras un proceso de evaluación y ratificación de jueces y fiscales se emitió la resolución
Nº 292-2003-CNM [Consejo Nacional de la Magistratura] en la que este decidió no ratificar en
sus cargos a determinados jueces, dentro de los que se encontraba el demandante. Por ello algu-
nos de estos magistrados no ratificados interpusieron denuncias contra el Estado Peruano ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por considerar que tal resolución vulneraba sus
derechos fundamentales (…)
[L]a Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Consejo Nacional de la
Magistratura del Perú la rehabilitación del título correspondiente a los jueces y fiscales recurren-
tes, disponiendo asimismo su reincorporación en la plaza de magistrados que venían ostentando
(…) En consecuencia el Consejo Nacional de la Magistratura, acatando dicho fallo, resolvió dejar
sin efecto los acuerdos adoptados por el Pleno de dicho ente constitucional interno, emitiendo las
resoluciones N°s 019-2007-CNM, de fecha 11 de enero 2007, Nº 123-2007-CNM, de fecha 20
de abril de 2007 y Nº 124-2007-CNM, de fecha 20 de abril de 2007, las que (…), resuelve dejar
sin efecto las resoluciones que causaron agravio a los peticionantes ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, quedando en consecuencia sin efecto los extremos en que no ratificaron y
cancelaron los títulos de nombramiento de los citados magistrados del Poder Judicial, disponiendo
que se rehabiliten los títulos correspondientes que fueran expedidos por las autoridades competen-
tes (…). (STC Exp. N° 01458-2007-PA/TC, S, ff. jj. 4, 5 y 6)
En opinión del Tribunal Constitucional, las obligaciones de investigar y sancionar a los res-
ponsables de las violaciones de los derechos humanos por el caso “Barrios Altos” ordenada por
la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el ordinal 5 del fallo de la sentencia, no se
circunscriben, como ha sido interpretado por el recurrente, solo a los supuestos contemplados en
los ordinales 3 y 4 de dicho fallo; es decir, en relación a aquellas resoluciones judiciales que se
dictaron aplicando las leyes de amnistía dejadas sin efecto. Comprende, también, al ordinal 2, en
todos los aspectos que allí se desarrollan; esto es, la declaración de que el Estado peruano violó el
derecho a la vida, el derecho a la integridad personal y las garantías y protección judiciales de las
víctimas y sus familiares. (STC Exp. N° 4587-2004-AA/TC, P, f. j. 61)

898
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 116.- OBLIGACIÓN DE PROPORCIONAR DOCU-


MENTOS Y ANTECEDENTES
La Corte Suprema de Justicia de la República y el Tribunal Constitucional deberán re-
mitir a los organismos a que se refiere el artículo 114, la legislación, las resoluciones y
demás documentos actuados en el proceso o los procesos que originaron la petición, así
como todo otro elemento que a juicio del organismo internacional fuere necesario para
su ilustración o para mejor resolver el asunto sometido a su competencia.

£1483 Obligación de proporcionar documentos. Exigibilidad de elementos


probatorios
Esta Corte [Interamericana de Derechos Humanos] considera que las partes deben allegar
al Tribunal la prueba solicitada por este, sea documental, testimonial, pericial o de otra índole.
La Comisión [Interamericana de Derechos Humanos] y el Estado [peruano] deben facilitar todos
los elementos probatorios requeridos –de oficio, como prueba para mejor resolver o a petición de
parte– a fin de que el Tribunal cuente con el mayor número de elementos de juicio para conocer
los hechos y motivar sus resoluciones. Al respecto, es preciso tomar en cuenta que en los procesos
sobre violaciones de Derechos Humanos puede ocurrir que el demandante no cuente con la posi-
bilidad de allegar pruebas que solo puedan obtenerse con la cooperación del Estado (CIDH. Caso
Durand y Ugarte vs. Perú-Sentencia sobre el fondo. 16 de agosto de 2000. Serie C- Nº 68, par. 51)

£1484 Obligación de proporcionar documentos. Exigibilidad de textos legales


[La] Corte, para mejor resolver, solicitó [al Estado] el envío de varios textos legales y a la
Comisión el escrito mediante el cual [se] interpuso la excepción de cosa juzgada con fundamento
en el principio non bis in ídem (…) [L]a Comisión presentó una copia de dicho escrito junto con
una copia de un escrito ampliatorio (…), la Constitución Política del Perú de 1993 y una publica-
ción (…). El (..) el Estado presentó los textos legales solicitados. (CIDH. Caso Loayza Tamayo
vs. Perú. Sentencia del 17 de septiembre de 1997. Serie C Nº 33, par. 19)

899
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO XI
DISPOSICIONES GENERALES APLICABLES
A LOS PROCEDIMIENTOS ANTE EL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

ARTÍCULO 117.- ACUMULACIÓN DE PROCESOS


El Tribunal Constitucional puede, en cualquier momento, disponer la acumulación de
procesos cuando estos sean conexos.

£1485 Acumulación de procesos. Facultad del Tribunal Constitucional


[E]n algunas ocasiones este Colegiado [Tribunal Constitucional] ha tenido que recurrir a cier-
tas instituciones del derecho procesal general, como la acumulación de procesos o la reiteración
de jurisprudencia. Con el primero, controversias sustancialmente análogas, han sido resueltas me-
diante una sola sentencia. Y mediante la segunda, el Tribunal se ha ahorrado el deber de expresar
sus razones sobre cada uno de los puntos controvertidos, para simplemente expresarlas por remi-
sión. (STC Exp. N° 2579-2003-HD/TC, S, f. j. 18)

£1486 Acumulación de procesos. Procedencia por identidad de causas


[A]unque el petitorio de las demandas [sean] distintos, [si] entre ellas se aprecia una afinidad
causal en la medida en que la resolución de una de las causas afectará indudablemente y de
manera directa a la otra, (…) debe ser privilegiada la unidad de la resolución en procura de
evitar fallos contradictorios (…) [A]mbas causas se encuentran en la misma situación procesal, es
decir, expeditas para ser resueltas por el Pleno Jurisdiccional del Tribunal Constitucional, por lo que se
aprecia identidad de competencia (…) [En tal razón el] artículo 117 del Código Procesal Constitucional
faculta al Tribunal Constitucional para disponer, en cualquier momento, la acumulación de los pro-
cesos cuando estos sean conexos. (RTC Exp. Nº 0671-2007-PA/TC, ff. jj. 3, 4 y 5)
[M]ediante resolución (…) el juez constitucional dispuso la acumulación de las dos deman-
das de hábeas corpus (…) por considerar que existe identidad [y conexidad] en los hechos que
sustentan las pretensiones. (RTC Exp. N° 00994-2007-PHC/TC, f. j. 3)

ARTÍCULO 118.- NUMERACIÓN DE LAS SENTENCIAS


Las sentencias dictadas por el Tribunal Constitucional se enumeran en forma correlativa
y anualmente.

Nota del editor: En relación con el artículo 118 del Código Procesal Constitucional, no se ha ubicado
pronunciamento alguno relevante.

901
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 119.- SOLICITUD DE INFORMACIÓN


El Tribunal puede solicitar a los poderes del Estado y a los órganos de la Administración
Pública todos los informes y documentos que considere necesarios para la resolución de
los procesos de su competencia. En tal caso, el Tribunal habilita un plazo para que las
partes conozcan de ellos y puedan alegar lo que convenga a su derecho.
El Tribunal dispone las medidas necesarias para preservar el secreto que legalmente
afecta a determinada documentación, y el que, por decisión motivada, acuerda para su
actuación.

£1487 Solicitud de información. Sobre fecha de notificación


[P] ara efectos de mejor resolver y, estando a la atribución conferida por el artículo 119º del
Código Procesal Constitucional, este Tribunal solicitó la información pertinente respecto de la
fecha de notificación de la resolución por la cual se ordena el cumplimiento de lo ejecutoriado
(…). (RTC Exp. N° 2973-2007-PA/TC, ff. jj. 5 y 6)

£1488 Solicitud de información. Respecto de posturas adoptadas por organismos


supranacionales
Para mejor resolver, y estando a la atribución conferida por el artículo 119 de Código Procesal
Constitucional; [el Tribunal Constitucional] DISPONE: Ofíciese al Ministerio de Jusiticia, a fin
de que remita a este Tribunal Constitucional un informe en el que se detalle la posición de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (sea a través de sentencias y/u opiniones consulti-
vas), en relación con la obligación del Estado (…) de establecer un recurso sencillo y rápido ante
los jueces y tribunales competentes contra actos que violen sus derechos fundamentales, tal como
lo exige el artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos. (RTC Exp. N° 5854-
2005-PA/TC, f. j. 1)

£1489 Solicitud de información. Respecto de medidas adoptadas para efectivizar re-


comendaciones de organismos supranacionales
[S]e solicita que se informe si en la actualidad el Ministerio de Justicia viene promovien-
do la adopción de las medidas pertinentes para posibilitar un recurso efectivo y sencillo, en los
términos del artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos, contra las decisio-
nes del JNE que afecten los derechos fundamentales, tal como lo ha recomendado la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en el punto 1 de la parte resolutiva del Informe Nº 119/99,
Caso 11.428, Susana Higuchi Miyagawa, Perú, del 6 de octubre de 1999. (RTC Exp. N° 5854-
2005-PA/TC, f. j. 3)

£1490 Solicitud de información. Sobre programas anuales de entidades supervisoras


[T]eniéndose presente que OSINERGMIN tiene las competencias de supervisión y fisca-
lización de la actividad minera en materia de seguridad e higiene, este Tribunal, en virtud del
artículo 119 del CPConst. [Código Procesal Constitucional], estima necesario solicitarle que
remita el programa anual de seguridad e higiene minera de todas las compañías mineras que
tenga en su poder. Ello con la finalidad de poder resolver en un contexto general los procesos
referidos a la aplicación del Decreto Ley N° 18846 y la Ley N° 26790. (STC Exp. N° 10063-
2006-PA/TC, S, f. j. 145)

902
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

ARTÍCULO 120.- SUBSANACIÓN DE VICIOS EN EL PROCE-


DIMIENTO
El Tribunal, antes de pronunciar sentencia, de oficio o a instancia de parte, debe subsa-
nar cualquier vicio de procedimiento en que se haya incurrido.

£1491 Subsanación de vicios. Indebida legitimación procesal pasiva


[E]n el presente proceso se demandó a la Oficina de Normalización Previsional a solicitud del
actor lo cual resulta indebido dado que la legitimación procesal pasiva para obrar le corresponde
a la Aseguradora (...). En consecuencia debe emplazarse a esta con la demanda y de este modo
establecer una relación jurídica procesal válida. (RTC Exp. N° 09946-2006-PA/TC, f. j. 3)

ARTÍCULO 121.- CARÁCTER INIMPUGNABLE DE LAS


SENTENCIAS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Contra las sentencias del Tribunal Constitucional no cabe impugnación alguna. En el
plazo de dos días a contar desde su notificación o publicación tratándose de las resolucio-
nes recaídas en los procesos de inconstitucionalidad, el Tribunal, de oficio o a instancia
de parte, puede aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión en
que hubiese incurrido.
Estas resoluciones deben expedirse, sin más trámite, al segundo día de formulada la
petición.
Contra los decretos y autos que dicte el Tribunal, solo procede, en su caso, el recurso de
reposición ante el propio Tribunal. El recurso puede interponerse en el plazo de tres días
a contar desde su notificación. Se resuelve en los dos días siguientes.
Lo anterior no afecta el derecho a recurrir a los tribunales u organismos internacionales
constituidos según tratados de los que el Perú es parte.

£1492 Carácter inimpugnable de las sentencias del Tribunal Constitucional.


Acatamiento por todos los órganos del Estado
Debe tenerse presente que el Tribunal Constitucional es el interprete máximo de la
Constitución y defensor supremo de los derechos fundamentales de la persona humana. En este
sentido cuando comprueba que se está vulnerando un derecho fundamental de la persona humana
protegido por la Constitución del Estado busca el mecanismo para la defensa de dicho derecho,
siendo en consecuencia este pronunciamiento inimpugnable, debiendo ser acatado por todos los
órganos del Estado. (STC Exp. Nº 02607-2008-PA/TC, S, f. j. 13)

£1493 Carácter inimpugnable de las sentencias del Tribunal Constitucional. Solicitud


de aclaración o subsanación y plazo
[C]ontra las sentencias que emite este Colegiado [Tribunal Constitucional] solo cabe la soli-
citud de aclaración o subsanación de error material, habiéndose vencido en el caso el plazo para la
presentación del escrito correspondiente, esto es dos días hábiles establecido en el artículo 121 del
Código Procesal Constitucional (…) [S]e debe resaltar el hecho de que [si] lo que [se] pretende es
cuestionar una sentencia del Tribunal Constitucional, (…) conforme a lo señalado [en el Código
Procesal Constitucional esta] es inimpugnable, además de encontrarse conforme a la sostenida
línea jurisprudencial. (RTC Exp. Nº 09753-2006-PA/TC, ff. jj. 4 y 5)

903
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1494 Aclaración de concepto. Finalidad


[C]onforme al artículo 121 del Código Procesal Constitucional contra las sentencias del
Tribunal Constitucional no cabe recurso alguno, salvo que este Colegiado, de oficio o a instancia
de parte, decida “[...] aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión en que
se hubiese incurrido” (…) [L]a aclaración solo tiene por finalidad puntualizar algún concepto o
subsanar cualquier error material u omisión que se haya advertido, siempre y cuando tal aclara-
ción sea relevante para lograr los fines que persiguen los procesos constitucionales. (RTC Exp.
Nº 0004-2006-PI/TC, ff. jj. 1 y 2)

£1495 Aclaración de concepto. Solo en caso de dudas que incidan sobre ejecución de
la sentencia
[E]ste Tribunal solo puede aclarar sus sentencias cuando advierta que de su contenido
se desprenden dudas o confusiones (objetivas y razonables) que inciden sobre su ejecución
o cumplimiento cabal. Siendo esta la finalidad de la aclaración, en ningún caso es admisible
su utilización con el objeto de modificar o cambiar el sentido de la decisión emitida, pues
ello contravendría no solo el citado primer párrafo del artículo 121, sino también el inciso
2 del artículo 139 de la Constitución, que reconoce el principio y el derecho constitucional
a la cosa juzgada. Queda claro, entonces, que solo procederán los pedidos de aclaración que
contribuyan al mejor cumplimiento de las sentencias expedidas por este Tribunal. (RTC Exp.
Nº 3259-2006-AC/TC, f. j. 2)

£1496 Aclaración de concepto. Improcedencia por pretenderse impugnar decisión de


fondo (reconsideración o modificación de fallo)
[E]n este sentido [del articulo 121 del Código Procesal Constitucional], dado el carácter
inimpugnable de las sentencias del Tribunal Constitucional, no resulta procedente el reexamen
de fondo de la sentencia cuestionada y menos la alteración sustancial de la misma, que plantea el
recurrente en su escrito de nulidad. (RTC Exp. N° 1476-2004-HC/TC, f. j. 3)
[El] pedido [de aclaración] debe ser rechazado [si] resulta manifiesto que no tiene como pro-
pósito aclarar la sentencia (..,), sino impugnar la decisión que contiene –la misma que se encuentra
conforme con la jurisprudencia de este Tribunal–, lo que infringe el mencionado artículo 121 del
Código Procesal Constitucional. (RTC EXP. Nº 10154-2006-PA/TC, f. j. 4)
[Si] se advierte que [el] solicitante pretende en realidad la reconsideración y modificación
del fallo emitido, [ello] no es posible por resultar incompatible con la finalidad de la aclaración,
que, como queda expuesto, es precisar algún concepto o subsanar algún error material en que se
hubiese incurrido; y además porque ninguna autoridad puede dejar sin efecto resoluciones que han
pasado en autoridad de cosa juzgada, ni modificar sentencias ni retardar su ejecución (…). (RTC
Exp. Nº 03088-2007-PA/TC, f. j. 2)

£1497 Aclaración de concepto. Sobre pago de intereses moratorios a la Sunat


[L]a demandante presentó una solicitud de aclaración contra la sentencia (…) indicando que
en esta el Tribunal omitió pronunciarse sobre el extremo referido a la abstención, por parte de la
SUNAT, de cobrar los intereses moratorios (…) [E]l Tribunal Constitucional estima conveniente
aclarar este extremo de la demanda puesto que, aunque por los fundamentos esbozados en la STC
3797-2006-PA/TC no consideró confiscatorio ni vulneratorio al denominado ITAN [Impuesto
Temporal a los Activos Netos], no cree en ninguna medida razonable condenar al contribuyente
al pago de intereses, sino solamente al pago de la deuda principal. (RTC Exp. N° 00215-2008-PA/
TC, ff. jj. 3 y 5)

904
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

£1498 Subsanación de error. Fecha


[C]conforme con el artículo 121 del Código Procesal Constitucional, este Tribunal, de oficio
o a instancia de parte, puede aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión
en que hubiese incurrido en sus resoluciones; [si] en el caso, teniendo en cuenta lo expuesto en
el pedido de corrección presentado (…), se aprecia que en el fundamento (…) de la resolución
precitada dice [una fecha] en lugar de [la fecha correcta], (…) debe efectuarse la subsanación
correspondiente. (RTC Exp. Nº 010208-2006-PA/TC, f. j. 1)

£1499 Subsanación de error. Parte resolutiva


[Si] este Colegiado [Tribunal Constitucional] aprecia que en la resolución (…) se ha con-
signado erróneamente la parte (…) resolutiva (...) debe efectuarse la corrección correspondiente.
(RTC Exp. Nº 00046-2006-PA/TC, f. j. 1)

905
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO XII
DISPOSICIONES FINALES

PRIMERA.- DENOMINACIONES EMPLEADAS


Para los efectos de este Código, se adoptarán las siguientes denominaciones:
1) Proceso de hábeas corpus, a la acción de hábeas corpus;
2) Proceso de amparo, a la acción de amparo;
3) Proceso de hábeas data, a la acción de hábeas data;
4) Proceso de inconstitucionalidad, a la acción de inconstitucionalidad;
5) Proceso de acción popular, a la acción popular;
6) Proceso de cumplimiento, a la acción de cumplimiento; y,
7) Proceso competencial, a los conflictos de competencias o atribuciones.

Nota del editor: En relación con la Primera Disposición Final del Código Procesal Constitucional, no
se ha ubicado pronunciamento alguno relevante.

SEGUNDA.- VIGENCIA DE NORMAS


Las normas procesales previstas por el presente Código son de aplicación inmediata, in-
cluso a los procesos en trámite. Sin embargo, continuarán rigiéndose por la norma ante-
rior: las reglas de competencia, los medios impugnatorios interpuestos, los actos procesa-
les con principio de ejecución y los plazos que hubieran empezado.

£1500 Aplicación inmediata de normas procesales. Inicio de vigencia del Código


Procesal Constitucional
La primera parte [de la Segunda disposición final del Codigo Procesal Constitucional] dispo-
ne una regla general: “Las normas procesales previstas por el presente Código son de aplicación
inmediata”. Así pues, a partir del 1 de diciembre de 2004 todo el Código Procesal Constitucional
entró en vigencia, de manera que los justiciables debían adecuar su conducta a sus normas (…).
(RTC Exp. Nº 02982-2007-PA/TC, f. j. 9)
[A] partir del 1 de diciembre de 2004, fecha de entrada en vigencia del Código Procesal
Constitucional, todo justiciable debía regirse por este nuevo cuerpo normativo, especialmente en
el caso de que se pretendiese interponer una demanda de amparo. Ello significa que la norma vi-
gente al momento de interponer la demanda [en una fecha posterior], era el artículo 44 del Código
Procesal Constitucional y no el derogado artículo 37 de la Ley Nº 23506 [Ley de Hábeas Corpus
y Amparo]. Es necesario resaltar que el Código Procesal Constitucional dispuso una vacatio
legis de seis meses para su adecuado funcionamiento con el objetivo que los operadores del
Código, sobre todo los jueces y abogados, lo conozcan y entiendan sus alcances. (RTC Exp.
Nº 02982-2007-PA/TC, f. j. 8)

907
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1501 Aplicación inmediata de normas procesales. Procesos en trámite


[Si bien] la demanda de amparo fue interpuesta (…) bajo el imperio de lo normado en la
Ley Nº 23506 [Ley de Hábeas Corpus y Amparo] y su complementaria, la Ley Nº 25398 (…); la
Segunda Disposición Final del Código Procesal Constitucional, vigente desde el 1 de diciembre
de 2004, dispone que las normas procesales previstas en el presente Código son de aplicación in-
mediata, incluso a los procesos en trámite (…). En tal sentido, para emitir pronunciamiento sobre
el caso (…), el Tribunal Constitucional aplicará el Código Procesal Constitucional, en virtud del
principio de aplicación inmediata de las leyes y por no existir vulneración de los derechos proce-
sales del demandante. (STC 3771-2004-HC/TC). (STC Exp. N° 2703-2005-PA/TC, S, ff. jj. 3 y 4)

£1502 Aplicación inmediata de normas procesales. Necesidad de garantizar vigencia


del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva
Es necesario precisar que si bien de la citada disposición legal [Segunda Disposición Final
del Código Procesal Constitucional] se puede interpretar que un proceso constitucional en curso
(…) puede comenzar a ser regido por una nueva ley procesal, ello solo será posible siempre que la
aplicación de la referida norma garantice la vigencia del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva,
lo que debe ser apreciado atendiendo a las particularidades del caso en concreto (…) [D]e acuerdo
con lo que establece el Código Procesal Constitucional, se advierte que a la demanda no se le im-
ponen requisitos de procedibilidad que afecten el derecho a la tutela jurisdiccional del accionante,
por lo que la aplicación de este corpus normativo resulta adecuada. (STC Exp. N° 3771-2004-HC/
TC, S, ff. jj. 4 y 5)

£1503 Aplicación inmediata de normas procesales. Conveniencia para resolver


proceso
Según la Segunda Disposición Final del Código Procesal Constitucional, que rige desde el
1 de diciembre del año 2004, (...) las normas procesales previstas por el presente Código son de
aplicación inmediata, incluso a los procesos en trámite. Sin embargo, continuarán rigiéndose por
la norma anterior: las reglas de competencia, los medios impugnatorios interpuestos, los actos
procesales con principio de ejecución y los plazos que hubieran empezado (…) [D]ebe aplicarse el
Código Procesal Constitucional, [si] sus disposiciones no tienen relación alguna con los supuestos
de excepción [presentados en el caso] y no afectan derechos del demandante. Además, su empleo
es de carácter inmediato y sus normas son más convenientes para resolver los cuestionamientos
planteados en el proceso en curso. (STC Exp. N° 1276-2005-HC/TC, S, f. j. 1)

£1504 Aplicación inmediata de normas procesales. Plazo para interponer demanda de


amparo
[Si se] interpone la demanda [en fecha posterior al 1 de diciembre de 2004], [y] no existía
ningún proceso en trámite, de manera que la norma aplicable sigue siendo la norma vigente desde
el 1 de diciembre de 2004 que es el Código Procesal Constitucional (…) [E]l plazo que antes
establecía la Ley Nº 23506 para interponer una demanda de amparo contra una resolución judicial
era de 60 días hábiles. Tal plazo fue reducido a 30 días hábiles por el nuevo Código Procesal
Constitucional (…). (RTC Exp. Nº 02982-2007-PA/TC, ff. jj. 10 y 12)

£1505 Aplicación inmediata de normas procesales. Excepciones


[L]a segunda parte de la norma [Segunda Disposición Final del Código Procesal
Constitucional] establece una regla de excepción pero referida evidentemente a la aplicación de
las normas del Código Procesal Constitucional a los procesos en trámite, es decir, a los procesos
iniciados cuando estaba vigente la Ley Nº 23506 [Ley de Hábeas Corpus y Amparo] (esto es a las
demandas interpuestas con anterioridad al 1 de diciembre de 2004). El presente caso no se había
iniciado bajo la vigencia de la antigua Ley de Hábeas Corpus y Amparo sino cuando el Código

908
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

Procesal Constitucional ya estaba en vigencia. Y el Código establece: “Sin embargo, continuarán


rigiéndose por la norma anterior: las reglas de competencia, los medios impugnatorios interpues-
tos, los actos impugnatorios interpuestos, los actos procesales con principio de ejecución y los
plazos que hubieren empezado”. (RTC Exp. Nº 02982-2007-PA/TC, f. j. 10)

TERCERA.- JUECES ESPECIALIZADOS


Los procesos de competencia del Poder Judicial a que se refiere el presente Código se
iniciarán ante los jueces especializados que correspondan en aquellos distritos judiciales
que cuenten con ellos, con la sola excepción del proceso de hábeas corpus que podrá
iniciarse ante cualquier juez penal.

£1506 Procesos de competencia del Poder Judicial. No avocación al conocimiento de


casos y controversias que conoce el Poder Judicial
[E]l principio de independencia judicial no solo exige la ausencia de vínculos de sujeción o de
imposición de directivas políticas por parte de los otros poderes públicos o sociales, sino también
la imposibilidad de aceptar intromisiones en el conocimiento de los casos y controversias que son
de conocimiento del Poder Judicial. Pero, de otro lado, la prohibición del avocamiento de causas
pendientes ante el Poder Judicial también es una garantía compenetrada con el derecho al juez
predeterminado por la ley, cuyo contenido constitucionalmente declarado excluye que una perso-
na pueda ser juzgada por órganos que no ejerzan funciones jurisdiccionales o que, ejerciéndolas,
no tengan competencia previamente determinada en la ley para conocer de un caso o controversia.
(Exp. Nº 003-2005-PI/TC, 09/08/06, P, f. j. 151)
[S]e impide que cualquiera de los poderes públicos pueda avocarse el conocimiento de asun-
tos que deban ser ventilados ante el Poder Judicial o ante cualquiera de los órganos jurisdicciona-
les especializados que la Constitución ha establecido. (STC Exp. N° 1013-2003-HC/TC, P, f. j. 3)

£1507 Juez especializado. No asociación con la idea de juez excepcional


Tampoco la idea de juez “excepcional” debe asociarse a la de jueces “especializados” exis-
tentes en el seno del Poder Judicial. Esto es, a la existencia de jueces y salas, al interior del Poder
Judicial, cuya competencia venga restringida a un determinado ámbito de materias. (STC Exp.
N° 1013-2003-HC/TC, P, f. j. 3)

£1508 Juez especializado. Jurisdicción establecida por ley


[C]on respecto a los jueces “especializados” existentes en el seno del Poder Judicial, cabe
señalar que las jurisdicciones especializadas constituyen una jurisdicción preestablecida por la ley,
distintas de la jurisdicción ordinaria; por tanto los jueces especializados nacen tras producirse de-
terminadas exigencias de justicia y de la necesidad de darles una adecuada composición. (STC
Exp. N° 347-2007-PHC/TC, S, f. j. 6)

909
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

CUARTA.- PUBLICACIÓN DE SENTENCIAS


Las sentencias finales y las resoluciones aclaratoria de las mismas, recaídas en los pro-
cesos constitucionales deben remitirse, dentro de las cuarentiocho horas siguientes a la
fecha de su expedición, al Diario Oficial El Peruano para su publicación gratuita, dentro
de los diez días siguientes a su remisión. La publicación debe contener la sentencia y las
piezas del expediente que sean necesarias para comprender el derecho invocado y las
razones que tuvo el Juez para conceder o denegar la pretensión.
Las sentencias recaídas en el proceso de inconstitucionalidad, el proceso competencial y
la acción popular se publican en el diario oficial dentro de los tres días siguientes al de
la recepción de la transcripción remitida por el órgano correspondiente. En su defecto, el
Presidente del Tribunal ordena que se publique en uno de los diarios de mayor circula-
ción nacional, sin perjuicio de las responsabilidades a que hubiere lugar.
Cuando las sentencias versan sobre normas regionales o municipales, además de la pu-
blicación a que se refiere el párrafo anterior, el Tribunal ordena la publicación en el dia-
rio donde se publican los avisos judiciales de la respectiva circunscripción. En lugares
donde no exista diario que se publique los avisos judiciales, la sentencia se da a conocer,
además de su publicación en el diario oficial o de circulación nacional, mediante carteles
fijados en lugares públicos.

Nota del editor: En relación con la Cuarta Disposición Final del Código Procesal Constitucional, no se
ha ubicado pronunciamento alguno relevante.

QUINTA.- EXONERACIÓN DE TASAS JUDICIALES


Los procesos constitucionales se encuentran exonerados del pago de tasas judiciales.

£1509 Exoneración de pago de tasas judiciales. Como manifestación del principio de


gratuidad de la administración de justicia
[E]n aquellos supuestos en los que por propio derecho se solicita la expedición de copias cer-
tificadas de un expediente tramitado en la vía penal, resulta inconstitucional la exigencia de tasas
judiciales o cargas impositivas de algún tipo. Tal criterio, por lo demás, se desprende del derecho
a la gratuidad de la administración de justicia en cuanto componente fundamental del debido pro-
ceso, derecho que, como lo reconoce la propia Constitución Política del Perú, no solo opera para
las personas de escasos recursos económicos, sino para aquellos supuestos que la ley señala (…).
(STC Exp. Nº 2206-2002-AA/TC, S, f. j. 4)

910
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

SEXTA.- ENSEÑANZA DE LOS DERECHOS Y DE LOS PROCE-


SOS CONSTITUCIONALES
En todos los centros de enseñanza, de cualquier nivel, civiles, o militares, se impartirán
cursos obligatorios sobre derechos fundamentales y procesos constitucionales.
Compete promover y supervisar esta tarea al Ministerio de Educación; a la Asamblea
Nacional de Rectores, y a los Ministerios de Defensa y del Interior. El Ministerio de
Justicia queda encargado de la labor de publicación y difusión de la Constitución y tex-
tos básicos conexos. Queda encargado igualmente de editar, periódicamente, una versión
fidedigna de todas las constituciones históricas del Perú y de la vigente Constitución.
Adicionalmente editará y patrocinará estudios, publicaciones, textos, jurisprudencia y
legislación Constitucional.

Nota del editor: En relación con la Sexta Disposición Final del Código Procesal Constitucional, no se
ha ubicado pronunciamento alguno relevante.

SÉPTIMA.- GACETA CONSTITUCIONAL


La Gaceta Constitucional es el órgano oficial del Tribunal Constitucional y será editada
periódicamente, sin perjuicio de otras compilaciones oficiales y de la publicación elec-
trónica de su jurisprudencia. En ella el Tribunal Constitucional dará cuenta de sus ac-
tividades, publicará los documentos relacionados con su marcha institucional, así como
las resoluciones finales de los procesos constitucionales de su competencia. Esta publi-
cación se hace con independencia de la que efectúe obligatoriamente el Diario Oficial El
Peruano.

Nota del editor: En relación con la Séptima Disposición Final del Código Procesal Constitucional, no
se ha ubicado pronunciamento alguno relevante.

911
Código Procesal Constitucional. Jurisprudencia artículo por artículo

TÍTULO XIII
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Y DEROGATORIAS

PRIMERA.- NORMAS DEROGADAS


Quedan derogadas:
1) La Ley Nº 23506, Ley de Hábeas Corpus y Amparo.
2) La Ley Nº 25398, Ley complementaria de la Ley de Hábeas Corpus y Amparo.
3) La Ley Nº 24968, Ley Procesal de la Acción Popular.
4) La Ley Nº 25011, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506.
5) La Ley Nº 25315, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506.
6) El Decreto Ley Nº 25433, que modifica la Ley Nº 23506 y la Ley Nº 24968.
7) La Ley Nº 26248, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506.
8) La Ley Nº 26301, Ley de Hábeas Data y Acción de Cumplimiento.
9) Los artículos 20 al 63, con excepción del artículo 58, así como la primera y segunda
disposición general de la Ley Nº 26435, Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
10) La Ley Nº 26545, que modifica parcialmente los procesos de hábeas data y acción de
cumplimiento.
11) El Decreto Legislativo Nº 824, que modifica parcialmente la Ley Nº 235069(*).
12) La Ley Nº 27053, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506.
13) La Ley Nº 27235, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506.
14) La Ley Nº 27959, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506.
15) Todas las disposiciones que se opongan al presente Código.

£1510 Disposiciones transitorias. Fuerza vinculante


En cualquier caso, ya se trate de una Disposición Final o de una Disposición Transitoria, al
Tribunal no le cabe la menor duda de que estas constituyen auténticas disposiciones constitucio-
nales, que tienen fuerza vinculante y, por ello, integran el parámetro de control en cualesquiera de
los procesos constitucionales. (STC Exp. N° 005-2003-AI/TC, P, f. j. 21)

£1511 Disposiciones transitorias. Dimensión temporal


[C]on las Disposiciones Transitorias se regula el régimen temporal al cual se sujetará la re-
gulación de determinadas materias desarrolladas en el corpus constitucional. Por lo general, se
trata de disposiciones que poseen una eficacia circunscrita a una dimensión temporal, que, desde
luego, no incide sobre su fuerza jurídico-formal. Es decir, son disposiciones que, por su propia
naturaleza, habrán de cesar en su eficacia no bien los supuestos que temporalmente ellas regulan
se agoten, como sucede, en la actualidad (…). (STC Exp. N° 005-2003-AI/TC, P, f. j. 21)

(*) El artículo único de la ley N° 28400 (El Peruano, 27/11/2004) precisó que la derogativa es solo del
artículo 17 del Decreto Legislativo N° 824.

913
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

SEGUNDA.- VIGENCIA DEL CÓDIGO


El presente Código entra en vigencia a los seis meses de su publicación en el Diario
Oficial El Peruano(*).

£1512 Vigencia del Código Procesal Constitucional. Vacatio legis


[A] partir del 1 de diciembre de 2004, fecha de entrada en vigencia del Código Procesal
Constitucional, todo justiciable debía regirse por este nuevo cuerpo normativo, especialmente en
el caso de que se pretendiese interponer una demanda [constitucional]. Ello significa que la norma
vigente al momento de interponer la demanda [en una fecha posterior], era el artículo 44 del
Código Procesal Constitucional y no el derogado artículo 37 de la Ley Nº 23506 [Ley de Hábeas
Corpus y Amparo]. Es necesario resaltar que el Código Procesal Constitucional dispuso una
vacatio legis de seis meses para su adecuado funcionamiento con el objetivo que los operadores
del Código, sobre todo los jueces y abogados, lo conozcan y entiendan sus alcances. (RTC Exp.
Nº 02982-2007-PA/TC, f. j. 8)

(*) El presente código entró en vigencia el 01/12/2004.

914
Índice general

ÍNDICE GENERAL

Introducción ................................................................................................................ 5

PARTE I
ESTUDIOS A LOS PROCESOS
CONSTITUCIONALES

EL TÍTULO PRELIMINAR DEL CÓDIGO


PROCESAL CONSTITUCIONAL
LUIS CASTILLO CÓRDOVA
Introducción ................................................................................................................ 11
I. La finalidad de los procesos constitucionales .................................................... 12
1. La Constitución como norma jurídica ........................................................ 12
2. Mecanismos jurídicos de protección ........................................................... 14
3. La situación particular de la acción de cumplimiento ............................... 16
II. La jurisprudencia vinculante del Tribunal Constitucional ............................... 17
1. A partir del segundo párrafo del artículo VI del CPConst.: respecto de los
procesos de inconstitucionalidad ................................................................ 17
2. A partir del artículo VII del CPConst.: los precedentes vinculantes ......... 26
3. A partir del tercer párrafo del artículo VI del CPConst.: la interpretación
del Tribunal Constitucional ........................................................................ 39
4. Espacio para la decisión judicial, en particular respecto de los precedentes
vinculantes ................................................................................................... 43
III. Los principios procesales .................................................................................... 47
1. Identificación y definición........................................................................... 47
2. El principio de dirección judicial ................................................................ 48
3. El principio de gratuidad ............................................................................. 50
4. El principio de economía y celeridad procesal ........................................... 51
5. El principio de inmediación ........................................................................ 53
6. El principio de socialización ........................................................................ 54
7. Principio de impulso de oficio ..................................................................... 55
8. El principio de elasticidad ........................................................................... 56
9. El principio pro actione ............................................................................... 57

915
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

10. El principio iura novit curia y el principio de suplencia de queja deficiente........... 62


11. Principio de interpretación conforme a la norma internacional sobre de-
rechos humanos ........................................................................................... 65

EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE
HÁBEAS CORPUS
CHRISTIAN DONAYRE MONTESINOS
Introducción ................................................................................................................ 69
I. Antecedentes del hábeas corpus en el Perú ....................................................... 70
II. Algunos de los derechos cuya tutela es exigible a través del hábeas corpus en
el Código Procesal Constitucional ..................................................................... 72
III. Los tipos de hábeas corpus en el Código Procesal Constitucional y en la juris-
prudencia del Tribunal Constitucional peruano ............................................... 80
1. El hábeas corpus preventivo ........................................................................ 80
2. El hábeas corpus restringido ........................................................................ 83
3. El hábeas corpus reparador .......................................................................... 85
4. El hábeas corpus traslativo .......................................................................... 88
5. El hábeas corpus correctivo ......................................................................... 93
6. El hábeas corpus innovativo ........................................................................ 97
7. El hábeas corpus instructivo ........................................................................ 100
8. El hábeas corpus excepcional ...................................................................... 101
9. El hábeas corpus conexo .............................................................................. 106
IV. Aspectos procesales del hábeas corpus en el Código Procesal Constitucional
con referencia a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional peruano ......... 108
1. La legitimación activa para el proceso de hábeas corpus según el Código
Procesal Constitucional .............................................................................. 108
2. El proceso constitucional de hábeas corpus como la vía procedimental
específica más satisfactoria para los derechos que se encuentran dentro
de su ámbito de protección ......................................................................... 109
3. Las condiciones y demás requisitos para presentar una demanda de hábeas
corpus según el Código Procesal Constitucional ....................................... 111
4. Acerca del juez competente para conocer la demanda de hábeas corpus:
algunas precisiones y ciertos criterios para facilitar su determinación y la
tutela efectiva de los derechos que caen en su ámbito de protección....... 112
5. Los diferentes trámites de la demanda de hábeas corpus que ha previsto
el Código Procesal Constitucional según el acto lesivo y los derechos
involucrados ................................................................................................. 118
5.1. El trámite de la demanda de hábeas corpus en caso de privación
arbitraria o violación de la integridad personal .................................. 119
5.2. El trámite de la demanda de hábeas corpus en casos distintos a la
detención arbitraria y a la violación de la integridad personal .......... 120
5.3. El trámite de la demanda de hábeas corpus en caso de desaparición
forzada de personas ............................................................................. 121

916
Índice general

6. Las disposiciones especiales de procedimiento previstas para el hábeas


corpus en el Código Procesal Constitucional ............................................. 123
7. Las medidas que podrá contener la sentencia que declara fundada la
demanda de hábeas corpus interpuesta ...................................................... 125
8. El procedimiento previsto para el hábeas corpus en el Código Procesal
Constitucional.............................................................................................. 127
9. Sobre el agotamiento de la vía interna y la posibilidad de recurrir a los
organismos internacionales de protección de los derechos humanos cons-
tituidos según tratados o convenios de los que el Perú es parte ................ 129
10. A modo de conclusión ................................................................................. 131

EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE
AMPARO
LUIS CASTILLO CÓRDOVA

I. Justificación de las fuentes ................................................................................. 133


II. El ámbito de actuación del proceso de amparo ................................................ 134
1. Los derechos fundamentales protegidos ..................................................... 134
2. El objeto de la protección: contenido constitucional de los derechos fun-
damentales ................................................................................................... 135
III. La finalidad de la actuación en el proceso de amparo ...................................... 144
1. Modalidades de las agresiones ..................................................................... 144
2. Sujetos agresores .......................................................................................... 148
3. Neutralizar la agresión como finalidad del proceso de amparo ................. 151
4. Causales de improcedencia del amparo que se concluyen de su finalidad 152
IV. El amparo como un instrumento excepcional .................................................. 153
1. Modalidades del amparo.............................................................................. 153
2. Las modalidades del amparo en el Código Procesal Constitucional ......... 154
V. Amparo contra leyes ........................................................................................... 159
1. Desde la Constitución ................................................................................. 159
2. Desde el Código Procesal Constitucional................................................... 161
VI. Amparo contra resoluciones judiciales ................................................................. 165
1. Justificación constitucional ......................................................................... 165
2. El debido proceso como objeto de protección del amparo ........................ 166
3. Requisitos ..................................................................................................... 176
VII. Algunas cuestiones procesales ............................................................................ 178
1. Plazo de prescripción ................................................................................... 179
2. Las vías previas ............................................................................................. 185

917
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

EL PROCESO DE HÁBEAS DATA


KARIN CASTRO CRUZATT
Introducción ................................................................................................................ 193
I. Los derechos protegidos por el hábeas data ...................................................... 195
1. El derecho de acceso a la información pública ........................................... 196
1.1. Las entidades que ejercen funciones públicas son los sujetos obligados
por el derecho de acceso a la información pública ............................ 199
1.2. El principio de la posesión como definitorio de la información
pública ....................................................................................... 200
1.3. La información pública puede encontrarse en cualquier tipo de for-
mato ..................................................................................................... 202
1.4. Los atributos de la información pública ............................................. 203
1.5. Las características de la solicitud de información: un pedido inmo-
tivado y razonablemente claro ........................................................... 204
1.6. La imposibilidad de solicitar la producción de información ...................... 206
1.7. El costo del pedido .............................................................................. 208
1.8. Las excepciones del derecho de acceso a la información pública ..... 210
2. El derecho a la protección de datos personales o autodeterminación in-
formativa ...................................................................................................... 213
2.1. La regla general del consentimiento previo e informado para el tra-
tamiento de datos personales .............................................................. 217
2.2. Los datos personales y los datos sensibles .......................................... 218
2.3. Los sujetos activos o titulares del derecho a la protección de datos per-
sonales o autodeterminación informativa ................................................. 220
2.4. Los sujetos pasivos u obligados por el derecho a la protección de datos
personales o autodeterminación informativa ..................................... 221
2.5. Las facultades del derecho a la protección de datos personales o
autodeterminación informativa .......................................................... 224
2.6. Reconocimiento constitucional y regulación del derecho a la autodeter-
minación informativa en el Perú ........................................................ 228
II. La regulación del proceso constitucional de hábeas data ................................. 234
1. Normas comunes aplicables a los procesos de amparo, hábeas corpus y
hábeas data: algunas cuestiones interesantes ............................................. 235
1.1. El contenido constitucionalmente protegido de los derechos prote-
gidos por el hábeas data ...................................................................... 235
1.2. ¿Un hábeas data residual? .................................................................... 238
1.3. El hábeas data contra normas .............................................................. 240
2. Normas específicas sobre el proceso de hábeas data .................................. 242

918
Índice general

EL PROCESO DE CUMPLIMIENTO
JUAN MANUEL SOSA SACIO
Introducción ................................................................................................................ 247
I. Antecedentes y referentes del proceso de cumplimiento ................................ 248
II. Naturaleza “constitucional” del proceso de cumplimiento .............................. 253
1. ¿Proceso constitucional o proceso constitucionalizado? ........................... 254
2. Sobre la pretendida “eficacia de leyes y actos administrativos” como derecho
fundamental no enumerado y como objeto del proceso de cumplimiento .... 259
3. Relevancia de la constitucionalización del proceso de cumplimiento ........ 264
III. Objeto y sujetos del proceso de cumplimiento ................................................. 266
1. Objeto del proceso de cumplimiento ......................................................... 266
1.1. Que se dé cumplimiento a una norma legal o se ejecute un acto
administrativo firme ............................................................................ 270
1.2. Que las autoridades se pronuncien expresamente cuando las normas
legales le ordenan emitir una resolución administrativa o dictar un
reglamento ........................................................................................... 272
2. Sujetos del proceso de cumplimiento ......................................................... 274
2.1. Legitimación activa .............................................................................. 275
2.2. Legitimación pasiva .............................................................................. 280
IV. Alcances sobre las características del mandamus ............................................... 282
1. Características generales del mandato (para el cumplimiento de normas
legales, la ejecución de actos administrativos y la emisión de resoluciones
o reglamentos).............................................................................................. 284
1.1. Mandato vigente ................................................................................... 285
1.2. Mandato cierto y claro.......................................................................... 287
1.3. Mandato libre de controversias complejas o interpretaciones dispares .. 288
1.4. Mandato de ineludible y obligatorio cumplimiento ........................... 289
1.5. Mandato incondicional, o con condición que no sea compleja ni
requiera actuación probatoria ............................................................. 292
2. Características adicionales del mandato para la ejecución de actos admi-
nistrativos ..................................................................................................... 293
2.1. Mandato que reconoce un derecho incuestionable del reclamante........ 293
2.2. Mandato con un beneficiario individualizado ................................... 294
V. El proceso de cumplimiento como proceso de ejecución y como proceso para
la tutela indirecta de derechos fundamentales.................................................. 295
VI. Recuento y consideraciones finales ................................................................... 297

919
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE ACCIÓN


POPULAR
SOFÍA LILIANA SALINAS CRUZ
Introducción ................................................................................................................ 301
I. El proceso de acción popular: antecedentes y definición ................................ 302
1. Antecedentes ................................................................................................ 302
2. Proceso de acción popular ........................................................................... 304
II. Las normas objeto de control ............................................................................ 307
1. Normas reglamentarias. Generalidades ...................................................... 308
2. Normas reglamentarias regionales y locales ................................................ 309
3. Normas derogadas ........................................................................................ 311
4. Normas que no han sido publicadas ........................................................... 313
5. Inconstitucionalidad o ilegalidad de normas conexas ................................ 315
III. El principio de supremacía constitucional y el principio de supremacía de la
ley ...................................................................................................................... 316
IV. El principio de jerarquía normativa y de competencia ..................................... 317
V. Las formas de infracción a la Constitución y a la ley ........................................ 318
VI. Legitimidad para obrar ....................................................................................... 320
VII. La competencia del Poder Judicial y atribuciones del juez constitucional ...... 321
VIII. La medida cautelar en el proceso de acción popular......................................... 322
IX. Prescripción de la demanda ................................................................................ 323
X. Efectos de la sentencia ....................................................................................... 324
XI. Notas finales ........................................................................................................ 326

EL PROCESO DE
INCONSTITUCIONALIDAD
CARLOS HAKANSSON NIETO

I. La finalidad del proceso de inconstitucionalidad ............................................. 329


II. Las normas que se encuentran sujetas a este proceso constitucional .............. 333
III. El proceso ante el Tribunal Constitucional ....................................................... 335
1. La legitimidad procesal ................................................................................ 335
2. La representación procesal .......................................................................... 337
3. El contenido de la demanda ........................................................................ 338
4. La admisión de la demanda ......................................................................... 339
5. La calificación de la demanda ..................................................................... 340
6. La etapa de los alegatos ............................................................................... 340
7. La vista de la causa....................................................................................... 341
8. La etapa resolutoria...................................................................................... 342
9. Los tipos de sentencias ................................................................................ 343
10. Los efectos de la sentencia y la inconstitucionalidad por conexión .......... 346

920
Índice general

11. La publicación de las sentencias ................................................................. 347


12. La autoridad de la sentencia como cosa juzgada........................................ 348
13. Los efectos de la irretroactividad ................................................................ 349
IV. La fuerza vinculante de las decisiones en los procesos de inconstitucionalidad. 351
V. La prescripción para interponer una demanda de inconstitucionalidad ......... 352
VI. El bloque de constitucionalidad como parámetro de control de la constitucio-
nalidad ................................................................................................................. 353
VII. Conclusión .......................................................................................................... 356

EL PROCESO COMPETENCIAL
JORGE LEÓN VÁSQUEZ
I. El Tribunal Constitucional como “Tribunal de conflictos” ............................. 357
II. Naturaleza del proceso competencial ............................................................... 360
III. Delimitación conceptual de los conflictos constitucionales............................... 363
IV. Presupuestos del proceso competencial............................................................. 365
V. Tipología de los conflictos constitucionales ...................................................... 370
VI. Los actos objeto de control y el test de la competencia .................................. 375
VII. La suspensión del acto en el proceso competencial ......................................... 380
VIII. Efectos de la sentencia competencial................................................................ 383

PARTE II
CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL
JURISPRUDENCIA ARTÍCULO POR ARTÍCULO

Guía del lector ............................................................................................................. 389

TÍTULO PRELIMINAR

ARTÍCULO I.- ALCANCES

£001 Procesos constitucionales. Reconocimiento en la Constitución y tratados


internacionales ................................................................................................ 391
£002 Procesos constitucionales. Especial carácter y diferencias con los procesos
ordinarios ......................................................................................................... 391
£003 Procesos constitucionales. Como presupuesto indispensable para el adecuado
funcionamiento del sistema democrático ...................................................... 391
£004 Procesos constitucionales. No existencia de zonas de indefensión .............. 392

921
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£005 Procesos constitucionales. Carácter constitucional del proceso de ..............


cumplimiento .................................................................................................. 392
£006 Procesos constitucionales. Carácter autónomo del proceso competencial .. 392
ARTÍCULO II.- FINES DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES

£007 Fines de los procesos constitucionales. Bienes jurídicos tutelados ............... 393
£008 Fines de los procesos constitucionales. Derecho Procesal Constitucional
como Derecho Constitucional concretizado ................................................. 393
£009 Fines de los procesos constitucionales. Doble naturaleza (subjetiva-objetiva)
de los procesos constitucionales ..................................................................... 393
£010 Fines de los procesos constitucionales. Tutela de los valores objetivos de la
Constitución .................................................................................................... 394
£011 Fines de los procesos constitucionales. Defensa del orden público constitu-
cional................................................................................................................ 394
£012 Fines de los procesos constitucionales. Dimensión subjetiva del proceso de
inconstitucionalidad ....................................................................................... 394
£013 Fines de los procesos constitucionales. Progreso significativo de los procesos
constitucionales ............................................................................................... 394
£014 Fines de los procesos constitucionales. Presupuesto indispensable para un
adecuado funcionamiento del sistema democrático y concretizadores de los
valores ......................................................................................................................... 395
£015 Fines de los procesos constitucionales. Improcedencia del proceso constitu-
cional en caso no se atienda a su naturaleza excepcional ............................. 395
£016 Fines de los procesos constitucionales. Funciones del Tribunal Constitucional
y del Congreso ................................................................................................. 395
£017 Fines de los procesos constitucionales. Principio implícito de suplencia de
queja deficiente ............................................................................................... 396
£018 Fines de los procesos constitucionales. No dilucidación de asuntos de mera
legalidad ni cuestionamiento de cualquier tipo de irregularidad procesal ... 396
£019 Fines de los procesos constitucionales. Concesión de recurso de queja por
denegatoria tácita del recurso de agravio constitucional............................... 396
£020 Fines de los procesos constitucionales. Irrelevancia del lugar de sesión....... 396
£021 Fines de los procesos constitucionales. Posibilidad de impugnación de normas
por conexidad .................................................................................................. 397
£022 Fines de los procesos constitucionales. Finalidad del proceso de amparo ... 397
£023 Fines de los procesos constitucionales. Competencia ratione materiae
para evaluar legitimidad de medida cautelar de detención preventiva vía
proceso de hábeas corpus ........................................................................ 397
£024 Fines de los procesos constitucionales. Necesidad de evaluar detalle de lo
reclamado y elemento probatorio en caso de hábeas corpus restringido...... 398
£025 Fines de los procesos constitucionales. Finalidades de procesos de cumpli-
miento y de hábeas data ................................................................................. 398
£026 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Noción ................. 398
£027 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Alcances ............... 399

922
Índice general

£028 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Principio de jerarquía


normativa del ordenamiento estatal............................................................... 399
£029 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Abandono de la
supremacía del Congreso y de la Ley ............................................................. 400
£030 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Sometimiento del
Congreso .......................................................................................................... 400
£031 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Ausencia de pará-
metro de control para evaluar la Constitución .............................................. 400
£032 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Constitución como
fuente suprema del derecho............................................................................ 400
£033 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Fundamento ........ 401
£034 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Fuerzas normativas
activa y pasiva (positiva y negativa) ............................................................... 401
£035 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Supremacía norma-
tiva objetiva y subjetiva................................................................................... 401
£036 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Proyección de la
eficacia de la Constitución ............................................................................. 401
£037 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Vinculación con
atribuciones jurisdiccionales ........................................................................... 402
£038 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Restricción de de-
rechos fundamentales en caso de atentado contra Estado Constitucional de
Derecho y orden social .................................................................................... 402
£039 Principio de supremacía (primacía) de la Constitución. Conformidad cons-
titucional de las normas estatutarias y actos de entidades privadas ............. 402
£040 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Nece-
sidad de los procesos para su protección ........................................................ 402
£041 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Eficacia
vertical y horizontal ......................................................................................... 402
£042 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Eficacia
directa en las relaciones inter privatos ............................................................ 403
£043 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Eficacia indi-
recta......................................................................................................................................... 403
£044 Vigencia efectiva de los derechos constitucionales (fundamentales). Eficacia
horizontal......................................................................................................... 403
ARTÍCULO III.- PRINCIPIOS PROCESALES

£045 Principios procesales constitucionales. Noción ............................................. 404


£046 Principios procesales constitucionales. Como fundamento para no a transitar
nuevamente por la vía judicial ante suficiencia probatoria de los hechos.... 404
£047 Dirección judicial del proceso. Contenido..................................................... 404
£048 Dirección judicial del proceso. Redimensionamiento en el proceso
constitucional ...................................................................................... 405
£049 Dirección judicial del proceso. Intervención del Pleno del Tribunal Consti-
tucional en caso que es competencia formal de una sala .............................. 405

923
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£050 Dirección judicial del proceso. Obligación del juez de detectar y desvirtuar
conductas apunten al ritualismo de formas ................................................... 406
£051 Dirección judicial del proceso. Obligación del juez de detectar y desvirtuar
conductas dilatorias que contravengan el principio de economía procesal . 406
£052 Dirección judicial del proceso. Diferencia con el principio de inmediación ... 406
£053 Dirección judicial del proceso. Aplicación de criterio pro actione respecto
del agotamiento de la vía previa ..................................................................... 406
£054 Dirección judicial del proceso e impulso de oficio. Deber del juez de realizar
lo necesario para entablar válidamente la relación procesal ante dificultad
de identificar a quien originó el acto.............................................................. 406
£055 Gratuidad en la actuación del demandante. Contenido del principio de la
gratuidad de la administración de justicia .................................................... 407
£056 Gratuidad en la actuación del demandante. Improcedencia de pedido de
costas procesales contra el Estado .................................................................. 407
£057 Gratuidad en la actuación del demandante. Pago de costas y costos por
temeridad procesal .......................................................................................... 407
£058 Condena de costas y costos. Gratuidad del proceso para demandado ........ 408
£059 Condena de costas y costos. Supuestos ......................................................... 408
£060 Economía procesal: Noción ............................................................................ 408
£061 Economía procesal: Alcances .......................................................................... 408
£062 Economía procesal: No necesidad de notificar a todas las dependencias de
entidad estatal ni a sus procuradores ............................................................ 408
£063 Economía procesal. Aplicación de fundamentos de sentencia anterior en
caso de demanda con idéntica pretensión .................................................... 409
£064 Economía e informalismo procesales. Como fundamento de los principio
interpretativos aplicables al recurso de agravio constitucional frente al in-
cumplimiento de sentencias constitucionales ............................................... 409
£065 Economía y celeridad procesales. No quebrantamiento de forma de existir
suficientes elementos de juicio para dilucidar controversia constitucional .... 409
£066 Economía y celeridad procesales. Lesión cuando el Ministerio Público sos-
tiene una imputación extinguida .................................................................. 409
£067 Celeridad procesal. Interpretación en función del principio dignidad
humana ................................................................................................... 410
£068 Celeridad procesal: No necesidad de resolver demanda presentada en el día ... 410
£069 Celeridad procesal. Propósito esencial del respeto del derecho a la tutela
procesal efectiva .............................................................................................. 410
£070 Inmediación procesal. Noción ........................................................................ 410
£071 Inmediación procesal. No afectación en caso de que más de un juez conozca
instrucción penal ............................................................................................. 410
£072 Inmediación procesal. No necesidad de exigencia de oralidad ..................... 410
£073 Inmediación procesal. No introducción de intermediarios para que las partes
informen ante el Tribunal Constitucional en proceso de hábeas corpus ..... 411
£074 Inmediación, economía y socialización procesales. Como fundamento de
la política jurisdiccional de acercamiento real de la justicia constitucional a
los ciudadanos ................................................................................................. 411

924
Índice general

£075 Socialización procesal. Noción ....................................................................... 411


£076 Socialización procesal. Principio (derecho) de igualdad procesal................. 412
£077 Socialización procesal. Como fundamento para descartar excepción de
arbitraje planteada por compañía minera ...................................................... 412
£078 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales
(elasticidad procesal). Fundamento ............................................................... 412
£079 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales
(elasticidad procesal). No desconocimiento de disposiciones procesales .... 412
£080 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales. Aplica-
ción en caso de error en la tramitación de la demanda y ser predecible el fallo ... 413
£081 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales
(elasticidad procesal). Aplicación solo cuando se estime el ejercicio consti-
tucionalmente legítimo de los derechos fundamentales ............................... 413
£082 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales
(elasticidad procesal). Exigencia motivada en supuesta imprecisión y no
necesidad de nulificar los actuados ............................................................... 413
£083 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales
(elasticidad procesal). Alcances del principio de informalidad..................... 414
£084 Adecuación de formalidades a los fines de los procesos constitucionales
(elasticidad procesal) y economía procesal. Procedencia de la acumulación
subjetiva de pretensiones provenientes de varias sentencias supremas ....... 414
£085 Principio procesal constitucional de prevalencia del derecho material sobre
el adjetivo. Adecuación de la demanda cuando el emplazado solo cuestiona
aspectos procesales .......................................................................................... 414
£086 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Principio pro actione (presun-
ción favorable de continuidad) ....................................................................... 415
£087 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Competencia ratione tem-
poris para determinar fecha de inicio de cómputo de plazo prescriptorio 416
£088 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Cálculo de días de no funcio-
namiento del Poder Judicial............................................................................ 416
£089 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Error respecto de la compe-
tencia territorial ............................................................................................... 417
£090 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Aplicación de criterio pro
actione sobre necesidad del agotamiento de la vía previa ............................. 417
£091 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Concesión de plazo razonable
para subsanar deficiencias estrictamente formales........................................ 417
£092 Duda razonable sobre conclusión del proceso. Admisión de recurso de ca-
sación en caso un solo codemandante pague tasa judicial ............................ 417
£093 Duda razonable sobre conclusión del proceso. No necesidad de notificación
notarial para demandar reingreso laboral ....................................................... 417
ARTÍCULO IV.- ÓRGANOS COMPETENTES

£094 Conocimiento de los procesos constitucionales. Órganos de control de la


constitucionalidad ........................................................................................... 418

925
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£095 Conocimiento de los procesos constitucionales. Tutela especializada a cargo


de jueces constitucionales .............................................................................. 418
£096 Conocimiento de los procesos constitucionales. Primer nivel de protección
de los derechos fundamentales ...................................................................... 418
£097 Conocimiento de los procesos constitucionales. Prohibición de la jurisdicción
militar de conocer procesos constitucionales ................................................ 419
ARTÍCULO V.- INTERPRETACIÓN DE LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES

£098 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.


Aplicación de los tratados internacionales y de la jurisprudencia de las ins-
tancias internacionales en materia de derechos humanos ............................ 419
£099 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.
Aplicación de los tratados internacionales ..................................................... 419
£100 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.
Tratados internacionales como fuente normativa directa ............................. 421
£101 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.
No invocación de disposiciones internas para justificar incumplimiento de
tratados o normas imperativas de Derecho Internacional ............................ 422
£102 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.
Control de constitucionalidad de los derechos enunciados en los tratados
sobre derechos humanos ......................................................................... 422
£103 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.
Disposiciones internacionales sobre derechos humanos solo protegen a la
persona humana (no jurídica) ........................................................................ 423
£104 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.
Vinculatoriedad de garantías judiciales conforme a la Constitución y los
tratados de derechos humanos ....................................................................... 423
£105 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.
Valor de la jurisprudencia de órganos internacionales................................... 423
£106 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales.
Vinculatoriedad de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ......................................................................................................... 424
£107 Interpretación del contenido y alcances de los derechos constitucionales. No
razonabilidad de establecer un númerus clausus de derechos fundamentales
conexos a la libertad personal ......................................................................... 424
ARTÍCULO VI.- CONTROL DIFUSO E INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL

£108 Control difuso. Finalidad de preservación de principios de supremacía


constitucional y de jerarquía de las normas ................................................... 425
£109 Control difuso. Deber de los jueces ............................................................... 425
£110 Control difuso. Como acto complejo ............................................................ 425
£111 Control difuso. Presupuestos ......................................................................... 425
£112 Control difuso. Aplicación en proceso de inconstitucionalidad ................... 426

926
Índice general

£113 Control difuso. Control concreto de constitucionalidad de normas infrale-


gales en proceso de inconstitucionalidad ....................................................... 426
£114 Control difuso. Obligación de los jueces de observar interpretaciones reali-
zadas por el Tribunal Constitucional ............................................................ 426
£115 Control difuso. Aplicación por la Administración Pública ........................... 427
£116 Control difuso. Obligación de los tribunales administrativos ...................... 427
£117 Control difuso. Control difuso administrativo a pedido de parte y de ofi-
cio ..................................................................................................................... 427
£118 Control difuso. Procedimiento administrativo incompatible con la Consti-
tución ......................................................................................................................... 428
£119 Control difuso. Beneficios penitenciarios inconstitucionales ....................... 428
£120 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. Inca-
pacidad del juez de un proceso de libertad para inaplicación de norma ..... 428
£121 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. No
aplicación de ley posteriormente declarada incompatible con un tratado
sobre derechos humanos ................................................................................ 428
£122 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. No
aplicación por modificación constitucional (inconstitucionalidad sobrevi-
niente) ............................................................................................................ 428
£123 Aplicación de norma confirmada en procesos de inconstitucionalidad. Pros-
cripción del control difuso .............................................................................. 429
£124 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. Norma
sometida a proceso de inconstitucionalidad .................................................. 429
£125 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. Efectos
inconstitucionales en caso concreto .............................................................. 429
£126 Aplicación de norma confirmada en procesos de inconstitucionalidad. Obli-
gación de la Administración Pública .............................................................. 429
£127 Aplicación de norma confirmada en proceso de inconstitucionalidad. No
apertura de instrucción a juez que efectúa control difuso ............................ 430
£128 Interpretación constitucional. Presunción de constitucionalidad de las
leyes.................................................................................................................. 430
£129 Interpretación constitucional. Reconocimiento legal del Tribunal Constitucional
como supremo intérprete de la Constitución ................................................ 430
£130 Interpretación constitucional. Obligación del Tribunal Constitucional de
actualizar y desarrollar la Constitución al interpretarla ................................ 431
£131 Interpretación constitucional. Noción de jurisprudencia constitucional ..... 431
£132 Interpretación constitucional. Distinción de la jurisprudencia constitucional
del precedente constitucional vinculante ...................................................... 431
£133 Interpretación constitucional. Noción de doctrina constitucional ............... 432
£134 Interpretación constitucional. Amparo contra amparo por inobservancia
de doctrina constitucional .......................................................................... 432
£135 Interpretación constitucional. Vinculatoriedad de la ratio decidendi (motivacio-
nes, criterios e interpretaciones de las sentencias del Tribunal Constitucional) 432
£136 Interpretación constitucional. Efecto vinculante de la sentencia de incons-
titucionalidad y consecuencias de su inobservancia ...................................... 433

927
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£137 Interpretación constitucional. Vinculatoriedad de la ratio decideni de la


sentencia de inconstitucionalidad................................................................. 433
£138 Interpretación constitucional. Labor de integración de los jueces para opti-
mizar criterios vinculantes .............................................................................. 433
£139 Interpretación constitucional. Aplicación de técnica del estado de cosas
inconstitucionales para proteger derechos inconstitucionales ...................... 434
£140 Interpretación constitucional. Noción de estado de cosas inconstitu-
cionales ............................................................................................. 434
£141 Interpretación constitucional. Efectos de la declaración del estado de cosas
inconstitucionales ........................................................................................... 434
£142 Interpretación constitucional. Criterio de jerarquía ..................................... 435
£143 Interpretación constitucional. Criterio de temporalidad .............................. 435
£144 Interpretación constitucional. Principio de unidad de la Constitución ....... 435
£145 Interpretación constitucional. Principio de concordancia práctica .............. 436
£146 Interpretación constitucional. Principio de corrección funcional................. 436
£147 Interpretación constitucional. Principio de función integradora.................. 436
£148 Interpretación constitucional. Principios de razonabilidad y proporcionali-
dad ................................................................................................................... 437
£149 Interpretación constitucional. Proporcionalidad de la medida en sentido
estricto................................................................................................................... 437
£150 Interpretación constitucional. Proporcionalidad de la medida en sentido
lato ................................................................................................................... 437
£151 Interpretación constitucional. Caso de conflicto entre dos principios consti-
tucionales ......................................................................................................... 437
£152 Interpretación constitucional. Insuficiencia de la interpretación literal ...... 437
£153 Interpretación constitucional. Interpretación restrictiva de limitaciones a
los derechos fundamentales ............................................................................ 437
£154 Interpretación constitucional. Independencia de la ley frente a la intención
del legislador .................................................................................................... 438
£155 Interpretación constitucional. Derechos constitucionales como mandatos
de optimización ............................................................................................... 438
£156 Interpretación constitucional. Necesidad de teoría material constitucional
que fundamente sentencia constitucional ..................................................... 438
ARTÍCULO VII.- PRECEDENTE

£157 Cosa juzgada constitucional. Configuración ................................................. 438


£158 Cosa juzgada constitucional. Sentencia de inconstitucionalidad ................ 438
£159 Cosa juzgada constitucional. Efectos............................................................. 439
£160 Precedente vinculante constitucional. Noción .............................................. 439
£161 Precedente vinculante constitucional. Naturaleza (connotación binaria) ... 439
£162 Precedente vinculante constitucional. Ámbito de aplicación ....................... 439
£163 Precedente vinculante constitucional. Presupuestos para su establecimiento ... 439
£164 Precedente vinculante constitucional. Condiciones de aplicación............... 440

928
Índice general

£165 Precedente vinculante constitucional. Competencia para su determina-


ción .................................................................................................................. 440
£166 Precedente vinculante constitucional. Efectos similares a los de una ley .... 440
£167 Precedente vinculante constitucional. Como forma de cubrir un vacío
normativo......................................................................................................... 440
£168 Precedente vinculante constitucional. Distinción de la exhortación ........... 441
£169 Precedente vinculante constitucional. Distinción de la jurisprudencia ......
constitucional .................................................................................................. 441
£170 Precedente vinculante constitucional. Criterios para el cambio de precedente
vinculante ........................................................................................................ 441
£171 Precedente vinculante constitucional. Técnica del overruling ...................... 441
£172 Precedente vinculante constitucional. Eficacia prospectiva (prospective
overruling) ............................................................................................... 441
£173 Precedente vinculante constitucional. Carácter no vinculante de sentencias
interpretativas-manipulativas exhortativas .................................................... 442
£174 Precedente vinculante constitucional. Noción del writ of certiorary ............ 443
£175 Precedente vinculante constitucional. Recurso de agravio a favor del
pre-cedente.............................................................................................. 443
£176 Precedente vinculante constitucional. Fijación de precedente respecto de
decisiones del Consejo Nacional de la Magistratura ..................................... 443
ARTÍCULO VIII.- JUEZ Y DERECHO

£177 Iura novit curia. Noción .................................................................................. 444


£178 Iura novit curia. Inaplicación respecto de recurso de casación ..................... 444
£179 Iura novit curia. Posibilidad de error judicial e inviabilidad del proceso cons-
titucional de amparo ....................................................................................... 444
£180 Iura novit curia. Adecuación del nomen juris de recurso interpuesto .......... 444
£181 Iura novit curia constitucional. Noción .......................................................... 445
£182 Iura novit curia constitucional. Alcances ....................................................... 445
£183 Iura novit curia constitucional. Como deber ineludible del juez constitucio-
nal .................................................................................................................... 445
£184 Iura novit curia constitucional. Como facultad del Tribunal Constitucio-
nal..................................................................................................................... 446
£185 Iura novit curia constitucional. No afectación de principios dispositivo ni de
congruencia ..................................................................................................... 446
£186 Iura novit curia constitucional. Como límite del principio de congruencia 446
£187 Iura novit curia constitucional. No alteración del contradictorio ................. 447
£188 Iura novit curia constitucional. Posibilidad de estimar la demanda por la
afectación de otros derechos no invocados .................................................... 447
£189 Iura novit curia constitucional. Alegación en caso de invocación de derecho
errónea o insuficiente...................................................................................... 448
£190 Iura novit curia constitucional. Reconducción de proceso............................ 448
£191 Iura novit curia constitucional. Actuación procesal del demandante debe
estar de acuerdo con el derecho que se alega vulnerado ............................... 448

929
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£192 Iura novit curia constitucional. Diferencia de la suplencia de queja ............ 448
£193 Suplencia de queja. Noción ............................................................................ 449
£194 Suplencia de queja. Como principio implícito del Derecho Procesal
Constitucional ........................................................................................ 449
£195 Suplencia de queja. Identificación de acto lesivo.......................................... 449
£196 Suplencia de queja. Identificación del derecho vulnerado ........................... 449
ARTÍCULO IX.- APLICACIÓN SUPLETORIA E INTEGRACIÓN

£197 Principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de ley.


Distinción del retardo en la administración de justicia ................................ 450
£198 Aplicación supletoria e integración. Condiciones para la aplicación analógica
del resto de regulaciones procesales ordinarias afines .................................. 450
£199 Aplicación supletoria e integración. Alcances del principio de inaplicabilidad
por analogía de normas que restrinjan derechos............................................ 450
£200 Aplicación supletoria e integración. Aplicación del Código Procesal Civil .. 450
£201 Aplicación supletoria e integración. Aplicación de principios de inmediación,
concentración, economía y celeridad procesales ........................................... 451
£202 Aplicación supletoria e integración. Inexigibilidad de requisitos adicionales
a los fijados por la legislación procesal constitucional .................................. 451
£203 Aplicación supletoria e integración. Improcedencia de solicitud de integra-
ción vía recurso no previsto por el ordenamiento procesal constitucional ... 451
£204 Aplicación supletoria e integración. Desistimiento de un proceso constitu-
cional................................................................................................................ 451
£205 Aplicación supletoria e integración. No necesidad de firma de magistrados
constitucionales cesantes ................................................................................ 451
£206 Aplicación supletoria e integración. Procedencia de la acumulación subjetiva
de pretensiones provenientes de varias sentencias supremas........................ 452
£207 Aplicación supletoria e integración. Reglas de conducta, deberes y respon-
sabilidades de las partes y de sus abogados .................................................... 452
£208 Aplicación supletoria e integración. Interrupción del cómputo del plazo de
prescripción ..................................................................................................... 452
£209 Aplicación supletoria e integración. Importancia de la jurisprudencia ........
constitucional .................................................................................................. 452
£210 Aplicación supletoria e integración. Jurisprudencia constitucional como
fuente de derecho ............................................................................................ 453
£211 Aplicación supletoria e integración. Principios generales del derecho ......... 453
£212 Aplicación supletoria e integración. Doctrina como fuente del derecho ..... 453
£213 Aplicación supletoria e integración. Relevancia de la doctrina..................... 454

930
Índice general

TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
DE LOS PROCESOS DE HÁBEAS
CORPUS, AMPARO, HÁBEAS DATA Y
CUMPLIMIENTO

ARTÍCULO 1.- FINALIDAD DE LOS PROCESOS

£214 Finalidad de los procesos constitucionales. Mecanismos de tutela de derechos


constitucionales ............................................................................................... 455
£215 Finalidad de los procesos constitucionales. Protección de derechos de rango
constitucional .................................................................................................. 456
£216 Finalidad de los procesos constitucionales. No tutela de derechos reconocidos
en la ley o en actos administrativos ................................................................ 456
£217 Finalidad de los procesos constitucionales. Tutela de valores objetivos de la
Constitución .................................................................................................... 456
£218 Finalidad de los procesos constitucionales. Materialización de su tutela al
reponer las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación del
derecho fundamental invocado ...................................................................... 456
£219 Finalidad de los procesos constitucionales. Tutela de derechos fundamentales
implica su ejercicio legítimo ........................................................................... 457
£220 Finalidad del proceso de hábeas corpus. Ámbito de protección .................. 457
£221 Finalidad del proceso de hábeas corpus. Remedio procesal para la protección
de distintos ámbitos de la libertad individual................................................ 457
£222 Finalidad del proceso de hábeas corpus. Carácter excepcional .................... 457
£223 Finalidad del proceso de amparo. Finalidad restitutoria del ejercicio de un
derecho constitucional .................................................................................... 457
£224 Finalidad del proceso de amparo. No dilucidación de titularidad de dere-
chos .................................................................................................................. 457
£225 Finalidad del proceso de amparo. Examen de constitucionalidad del acto
administrativo ................................................................................................. 458
£226 Finalidad del proceso de hábeas data. Mecanismo de acceso a los registros
de información ................................................................................................ 458
£227 Finalidad del proceso de hábeas data. Mecanismo para agregar datos o rec-
tificar los registros de información ................................................................. 458
£228 Finalidad del proceso de hábeas data. Mecanismo procesal de carácter re-
parador ............................................................................................................. 458
£229 Finalidad del proceso de cumplimiento. Mecanismo de protección para la
observancia de una norma legal o acto administrativo ................................ 459
£230 Finalidad del proceso de cumplimiento. Garantía de regularidad en la vigencia
del sistema jurídico ......................................................................................... 459
£231 Finalidad del proceso de cumplimiento. Deber de acatamiento del funcio-
nario público .................................................................................................... 459

931
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£232 Sustracción de la materia. Requisitos para declarar fundada la demanda


cuando la agresión haya cesado ...................................................................... 459
£233 Sustracción de la materia. Deber del juez de evaluar la intensidad y proyec-
ción del agravio desaparecido para pronunciamiento sobre el fondo ........... 460
£234 Sustracción de la materia. Facultad de expedir una sentencia sobre el fondo
cuando cesó el acto lesivo ............................................................................... 460
£235 Sustracción de la materia. Finalidad para declarar fundada la demanda pese
a al cese de la agresión..................................................................................... 460
£236 Sustracción de la materia. Oportunidad del cese de la agresión para declarar
fundada la demanda ........................................................................................ 461
£237 Sustracción de la materia. Carácter irreparable de violación de derecho fun-
damental (libertad personal) por detención arbitraria no obsta para declarar
fundada la demanda ........................................................................................ 461
ARTÍCULO 2.- PROCEDENCIA

£238 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Condiciones de la amenaza de


vulneración a la libertad individual ................................................................ 462
£239 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Supuestos de procedencia y
rechazo liminar del hábeas corpus.................................................................. 462
£240 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No configuración de amenaza
por convocatoria ciudadana a formar un frente de defensa .......................... 463
£241 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No configuración de amenaza
con apercibimiento de hacer efectiva la orden de captura ............................ 463
£242 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No configuración de amenaza
contra hijos de quien sufre detención domiciliaria ....................................... 463
£243 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No configuración de amenaza
por notificación para prestar manifestación indagatoria ............................... 463
£244 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Fundamento de las tipologías del
hábeas corpus .................................................................................................. 464
£245 Procedencia del proceso de hábeas corpus. No utilización para modificar
condena penal.................................................................................................. 464
£246 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Improcedencia contra actuaciones
del Ministerio Público ..................................................................................... 464
£247 Procedencia del proceso de hábeas corpus. Salida de pacientes en caso de
falta de pago por gastos de hospitalización .................................................... 464
£248 Procedencia del proceso de amparo. Configuración de la amenaza ............. 464
£249 Procedencia del proceso de amparo. Contra los poderes públicos y contra
los particulares ................................................................................................. 465
£250 Procedencia del proceso de amparo. Discusión de proyecto de ley no supone
amenaza inminente a algún derecho constitucional ..................................... 465
£251 Procedencia del proceso de amparo. Improcedencia del amparo para cues-
tionar validez constitucional de normas con rango de ley ............................ 465
£252 Procedencia del proceso de hábeas data. Ámbito de aplicación ................... 465
£253 Amenaza cierta e inminente de derechos constitucionales. Configuración 465
£254 Amenaza cierta e inminente de derechos constitucionales. Acreditación ... 466

932
Índice general

£255 Amenaza cierta e inminente de derechos constitucionales. Determinación


de la naturaleza cierta o real .......................................................................... 466
£256 Amenaza cierta e inminente de derechos constitucionales. Configuración
de la inminencia .............................................................................................. 466
£257 Procedencia del proceso de cumplimiento. Condiciones para su proce-
dencia ...................................................................................................... 467
£258 Procedencia del proceso de cumplimiento. Renuencia en el incumplimiento
como condición de procedencia ..................................................................... 467
£259 Procedencia del proceso de cumplimiento. Presupuesto procesal para su
ejercicio ............................................................................................................ 467
£260 Procedencia del proceso de cumplimiento. Configuración del mandamus
exigible de la resolución administrativa ........................................................ 467
£261 Procedencia del proceso de cumplimiento. Requisitos para la exigibilidad
del mandato contenido en norma o acto administrativo .............................. 467
£262 Procedencia del proceso de cumplimiento. Procedibilidad respecto a los tra-
tados ...................................................................................................................... 468
ARTÍCULO 3.- PROCEDENCIA FRENTE A ACTOS BASADOS EN NORMAS

£263 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.


Supuestos de procedencia del amparo contra normas .................................. 469
£264 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.
Noción y procedencia del amparo contra normas autoaplicativas ............... 469
£265 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.
Distinción de normas autoaplicativas y efectos ............................................. 470
£266 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.
Aplicación de principio pro actione ............................................................... 470
£267 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.
Control judicial de constitucionalidad de las normas ................................... 470
£268 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.
Necesidad de que la norma adquiera eficacia jurídica .................................. 470
£269 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.
Improcedencia frente a normas heteroaplicativas ......................................... 471
£270 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.
Improcedencia para cuestionar validez de leyes en abstracto ....................... 471
£271 Procedencia de procesos constitucionales contra actos basados en normas.
Improcedencia para cuestionar validez de normas de rango infralegal ........ 471
ARTÍCULO 4.- PROCEDENCIA RESPECTO DE RESOLUCIONES JUDICIALES

£272 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Formas


de actuación frente a resoluciones judiciales arbitrarias .............................. 472
£273 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. No revisión
de cuestión de fondo (errores de derecho o de hecho) ................................. 472
£274 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Actos
materia de control ........................................................................................... 473

933
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£275 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Objeto de


defender el derecho a la tutela procesal efectiva y contenido constitucional
protegido de los derechos fundamentales ...................................................... 473
£276 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Impro-
cedencia del amparo en caso de proceso judicial regular .............................. 474
£277 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Determi-
nación de la regularidad o irregularidad de un proceso ................................. 474
£278 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Cosa juz-
gada y la actuación adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones
judiciales .......................................................................................................... 475
£279 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Improceden-
cia respecto a normas aplicables en un proceso judicial ordinario................ 475
£280 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Medidas
cautelares ......................................................................................................... 475
£281 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Aplicación
del requisito del carácter firme de las resoluciones judiciales ....................... 476
£282 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Diferencia
entre carácter firme y carácter inmutable o inalterable ............................... 476
£283 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Necesidad
de mínima actividad en el proceso ordinario ................................................. 476
£284 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Cuestio-
namiento de resoluciones del Ministerio Público ......................................... 477
£285 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Cuestio-
namiento de laudo arbitral ............................................................................. 477
£286 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Proce-
dencia del amparo contra amparo .................................................................. 477
£287 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Objeto
del proceso de amparo contra amparo .......................................................... 477
£288 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Inclusión
de la pretensión objeto del primero proceso de amparo ............................... 478
£289 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Sujetos
legitimados para interponer el proceso de amparo contra amparo ............... 478
£290 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. Juez
competente para conocer el proceso de amparo contra amparo................... 479
£291 Procedencia del proceso de amparo contra resoluciones judiciales. No in-
munidad de resolución firme dictada en proceso de amparo ....................... 479
£292 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.
Competencia del Tribunal Constitucional para conocer restricciones al pleno
ejercicio de la libertad locomotora ................................................................. 479
£293 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales. No
revisión de determinación de responsabilidad penal ..................................... 479
£294 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.
Presupuestos .................................................................................................... 479
£295 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.
Concepto de proceso regular .......................................................................... 480

934
Índice general

£296 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.


Necesidad de agotar los recursos que contempla la ley ................................. 481
£297 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.
Necesidad de firmeza de resolución ............................................................... 481
£298 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.
Carácter no firme del auto de apertura de instrucción ................................. 482
£299 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales. Traslado
de demanda, actuación de medios probatorios e improcedencia del rechazo
liminar ........................................................................................................................ 482
£300 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.
Identificación del derecho afectado como carga del justiciable ................... 482
£301 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.
Cuestionamiento de resoluciones de jurisdicciones distintas de la judicial 482
£302 Procedencia del proceso de hábeas corpus contra resoluciones judiciales.
Procedencia del proceso de hábeas corpus contra hábeas corpus ................. 483
£303 Procedencia de procesos constitucionales contra resoluciones judiciales.
Reconocimiento por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.. 484
£304 Procedencia de procesos constitucionales contra resoluciones judiciales.
Tutela jurisdiccional efectiva .......................................................................... 484
ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 1

£305 Contenido constitucionalmente protegido. Presupuesto consustancial a la


naturaleza de los procesos constitucionales ................................................... 485
£306 Contenido constitucionalmente protegido. Procesos constitucionales pro-
tegen derechos de relevancia constitucional .................................................. 485
£307 Contenido constitucionalmente protegido. Elementos integrantes ........... 485
£308 Contenido constitucionalmente protegido. Relación con el contenido esen-
cial de los derechos .......................................................................................... 486
£309 Contenido constitucionalmente protegido. Exclusión de la tutela de derechos
sin relevancia constitucional y pretensiones que deben tramitarse en la vía
ordinaria ..................................................................................................................... 486
£310 Contenido constitucionalmente protegido. Justiciable tiene el deber de
argumentar su afectación ................................................................................ 486
£311 Contenido constitucionalmente protegido. Acreditación de la titularidad
de derechos como presupuesto para su determinación ................................. 486
£312 Contenido constitucionalmente protegido. Tutela de derechos fundamen-
tales como excepción a la prohibición del juez constitucional de incursionar
en el ámbito del juez ordinario ....................................................................... 487
£313 Contenido constitucionalmente protegido. Pautas para su determinación 487
ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 2

£314 Residualidad de los procesos constitucionales. Carácter excepcional de los


procesos constitucionales................................................................................ 489

935
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£315 Residualidad de los procesos constitucionales. Existencia de vías igualmente


satisfactorias .................................................................................................... 489
£316 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo ante
inexistencia de otra vía igualmente satisfactoria ........................................... 489
£317 Residualidad de los procesos constitucionales. Características de la vía
igualmente satisfactoria .................................................................................. 490
£318 Residualidad de los procesos constitucionales. Determinación de la vía
igualmente satisfactoria .................................................................................. 490
£319 Residualidad de los procesos constitucionales. Reconducción de demandas
a la vía igualmente satisfactoria ...................................................................... 490
£320 Residualidad de los procesos constitucionales. Urgencia como criterio para
determinar la vía igualmente satisfactoria ..................................................... 491
£321 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo ante
irreparabilidad del daño .................................................................................. 491
£322 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo por
ser idóneo para la protección de derechos fundamentales ............................ 491
£323 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo en
caso de despido................................................................................................ 492
£324 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del amparo para
la protección de derechos laborales colectivos ............................................... 492
£325 Residualidad de los procesos constitucionales. Carga de la prueba para
acreditar la inexistencia de una vía igualmente satisfactoria ........................ 492
£326 Residualidad de los procesos constitucionales. Cómputo del plazo de pres-
cripción para acudir a la vía igualmente satisfactoria .................................... 493
£327 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del proceso
contencioso-administrativo para cuestionar actos lesivos de carácter admi-
nistrativo .......................................................................................................... 493
£328 Residualidad de los procesos constitucionales. Procedencia del proceso
contencioso-administrativo para cuestionar actos lesivos del régimen laboral
público ............................................................................................................. 493
ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 3

£329 Vías paralelas. Definición ............................................................................... 494


£330 Vías paralelas. Perspectivas procesal y material de la causal de improceden-
cia ..................................................................................................................... 494
£331 Vías paralelas. Ratio iuris y finalidad de la causal de improcedencia .......... 495
£332 Vías paralelas. Aplicación y configuración de la causal de improcedencia .. 495
£333 Vías paralelas. Identidad subjetiva y objetiva ............................................... 495
£334 Vías paralelas. Interposición previa de demanda en sede ordinaria .............. 496
£335 Vías paralelas. Interposición posterior de demanda en sede ordinaria ......... 497
£336 Vías paralelas. Inadmisibilidad de la demanda no subsanada en sede ordinaria
determina inexistencia de procesos paralelos ............................................... 497
£337 Vías paralelas. Rechazo liminar en sede ordinaria determina inexistencia de
procesos paralelos ........................................................................................... 497

936
Índice general

£338 Vías paralelas. Desistimiento de la demanda en sede ordinaria determina


inexistencia de procesos paralelos ................................................................. 498
£339 Vías paralelas. Demanda archivada en sede ordinaria determina inexistencia
de procesos paralelos ...................................................................................... 498
£340 Vías paralelas. Misma finalidad en los procesos paralelos ............................. 498
£341 Vías paralelas. Distinta finalidad en procesos supuestamente paralelos ...... 499
ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 4

£342 Falta de agotamiento de vías previas. Fundamento o finalidad de su exigen-


cia .................................................................................................................... 499
£343 Falta de agotamiento de vías previas. Excepción a su exigencia .................. 500
£344 Falta de agotamiento de vías previas. Aplicación de principio pro actione .. 500
£345 Falta de agotamiento de vías previas. Improcedencia cuando se invoque
amenaza de vulneración de un derecho constitucional ................................ 501
£346 Falta de agotamiento de vías previas. Agotamiento de la vía previa en la
Administración Tributaria para la procedencia del amparo .......................... 501
£347 Falta de agotamiento de vías previas. Excepción al agotamiento de la vía
previa en la Administración Tributaria para la procedencia del amparo ...... 501
£348 Falta de agotamiento de vías previas. Necesidad de agotar recursos de la ley
sobre arbitraje para cuestionar un laudo arbitral ........................................... 502
£349 Falta de agotamiento de vías previas. Agotamiento de la vía previa en materia
de despido arbitrario ....................................................................................... 503
£350 Falta de agotamiento de vías previas. Excepción al agotamiento de la vía
previa en materia pensionaria ......................................................................... 503
£351 Falta de agotamiento de vías previas. Agotamiento de la vía previa en orga-
nizaciones privadas.......................................................................................... 503

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 5

£352 Sustracción de la materia. Configuración ...................................................... 504


£353 Sustracción de la materia. Supuestos de configuración ................................ 504
ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 6

£354 Cuestionamiento de resolución firme recaída en otro proceso constitucional.


Presupuesto para la aplicación de causal de improcedencia ......................... 505
£355 Cuestionamiento de resolución firme recaída en otro proceso constitucional.
Presupuesto de improcedencia en el proceso de amparo contra amparo ..... 505
£356 Cuestionamiento de resolución firme recaída en otro proceso constitucional.
Presupuesto de improcedencia en el proceso de hábeas corpus contra hábeas
corpus............................................................................................................... 507
£357 Litispendencia. Configuración ....................................................................... 507
£358 Litispendencia. Improcedencia de proceso de amparo ................................. 508

937
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 7

£359 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Teoría


de los poderes constituidos como criterio de control de constitucionalidad
de las resoluciones del CNM .......................................................................... 508
£360 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Re-
quisitos para el control constitucional de las resoluciones del CNM ........... 509
£361 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Obli-
gación de motivar las resoluciones de los procedimientos de ratificación ... 509
£362 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Po-
sibilidad de plantear demanda de amparo para su revisión .......................... 511
£363 Contra resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Ejer-
cicio arbitrario de la facultad de evaluación y ratificación de magistrados
viabiliza revisión en sede constitucional ....................................................... 511
ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 8

£364 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones. Criterios de inter-


pretación para el control constitucional de las resoluciones del JNE ........... 512
£365 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones(JNE). Revisión de
resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones deriva de una adecuada
interpretación constitucional.......................................................................... 514
£366 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones(JNE). Pautas de ob-
servancia obligatoria para el control constitucional de materias electorales 515
£367 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Criterios a
considerar por los órganos judiciales ante el cuestionamiento de resoluciones
del JNE ............................................................................................................. 515
£368 Contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Imposibilidad de
cuestionar resoluciones del JNE vulnera el derecho de acceso a la justicia......... 516
ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 9

£369 Conflictos constitucionales entre entidades de Derecho Público interno.


Finalidad de la causal de improcedencia ....................................................... 517
£370 Conflictos constitucionales entre entidades de Derecho Público interno.
Aplicación de la causal de improcedencia...................................................... 517
£371 Conflictos constitucionales entre entidades de Derecho Público interno.
Inaplicación de la causal cuando el conflicto no está en relación con las
competencias ................................................................................................... 518
£372 Conflictos constitucionales entre entidades de Derecho Público interno.
Derecho de los funcionarios y servidores públicos para demandar a sus
empleadores .................................................................................................... 518
ARTÍCULO 5.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA. INCISO 10

£373 Plazo para interponer la demanda. Naturaleza de prescripción y no de ca-


ducidad ............................................................................................................ 519

938
Índice general

£374 Plazo para interponer la demanda. Inicio del cómputo del plazo prescrip-
torio.................................................................................................................. 520
£375 Plazo para interponer la demanda. Cómputo del plazo prescriptorio en caso
de huelga de trabajadores del Poder Judicial ................................................. 520
£376 Plazo para interponer la demanda. Demanda de amparo ............................. 521
£377 Plazo para interponer la demanda. Demanda de amparo laboral ................. 522
£378 Plazo para interponer la demanda. Demanda de amparo contra resoluciones
judiciales .......................................................................................................... 522
£379 Plazo para interponer la demanda. Uso pernicioso de medios impugnatorios .. 523
ARTÍCULO 6.- COSA JUZGADA

£380 Cosa juzgada. Efectos de la calidad de cosa juzgada de las sentencias del
Tribunal Constitucional .................................................................................. 524
£381 Cosa juzgada. Configuración.......................................................................... 524
£382 Cosa juzgada. Sentencias de inconstitucionalidad y calidad de cosa juzgada.... 524
£383 Cosa juzgada. Supuestos de vulneración de la calidad de cosa juzgada....... 524
£384 Cosa juzgada. No aplicación de requisitos del Código Procesal Civil .......... 524
£385 Cosa juzgada. Desistimiento no constituye cosa juzgada ............................. 525
£386 Cosa juzgada. Características de la cosa juzgada constitucional .................. 525
ARTÍCULO 7.- REPRESENTACIÓN PROCESAL DEL ESTADO

£387 Representación procesal del Estado en los procesos constitucionales. Noti-


ficación de resolución que pone fin a la instalación ...................................... 525
ARTÍCULO 8.- RESPONSABILIDAD DEL AGRESOR

£388 Responsabilidad del agresor. Determinación de responsabilidad ................. 526


£389 Responsabilidad del agresor. Tutela a través del recurso de agravio cons-
titucional.......................................................................................................... 526
ARTÍCULO 9.- AUSENCIA DE ETAPA PROBATORIA

£390 Ausencia de etapa probatoria. Procesos constitucionales.............................. 527


£391 Ausencia de etapa probatoria. Justificación de la ausencia de medios probato-
rios .................................................................................................................... 527
£392 Ausencia de etapa probatoria. Excepción a los límites de la actuación pro-
batoria ..................................................................................................... 527
£393 Ausencia de etapa probatoria. Necesidad de medios probatorios que no
requieran actuación ......................................................................................... 528
£394 Ausencia de etapa probatoria. No implica inexistencia de actuación proba-
toria .................................................................................................................. 528
£395 Ausencia de etapa probatoria. Principios de dirección judicial del proceso e
inmediación motivarían una eventual actuación probatoria ....................... 528
£396 Ausencia de etapa probatoria. Inexistencia de etapa probatoria en el proceso
de amparo ........................................................................................................ 529

939
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£397 Ausencia de etapa probatoria. Relatividad de la ausencia de etapa probatoria .. 529


ARTÍCULO 10.- EXCEPCIONES Y DEFENSAS PREVIAS

£398 Excepciones. Momento de resolución............................................................ 530


ARTÍCULO 11.- INTEGRACIÓN DE DECISIONES ............................................................... 530

ARTÍCULO 12.- TURNO ................................................................................................. 530

ARTÍCULO 13.- TRAMITACIÓN PREFERENTE

£399 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Principio pro homine 531
£400 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Plazo razonable
para la actuación judicial ................................................................................ 531
£401 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Responsabilidad
de los jueces y órgano competente ................................................................. 531
£402 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Tramitación ........
defectuosa ........................................................................................................ 531
£403 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Proceso de hábeas
corpus............................................................................................................... 532
£404 Tramitación preferente de los procesos constitucionales. Proceso de amparo
electoral ........................................................................................................... 532
ARTÍCULO 14.- NOTIFICACIONES

£405 Notificación de resoluciones. Como garantía del derecho de defensa ........ 533
£406 Notificación de resoluciones. Efectos de la notificación ............................... 533
ARTÍCULO 15.- MEDIDAS CAUTELARES

£407 Medidas cautelares. Finalidad constitucional de la tutela cautelar en los


procesos constitucionales................................................................................ 534
£408 Medidas cautelares. Finalidad. Tutela cautelar como manifestación del
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva ...................................................... 535
£409 Medidas Cautelares. Características esenciales ............................................. 535
£410 Medidas cautelares. Clases de tramitación ................................................... 535
£411 Medidas cautelares. Procedimiento especial para el caso de los gobiernos
locales y regionales .......................................................................................... 536
£412 Medidas cautelares. Constitucionalidad del procedimiento cautelar ante
gobiernos locales y regionales ......................................................................... 536
£413 Medidas cautelares. Plazo para su concesión ................................................. 537
£414 Medidas cautelares. Improcedencia del recurso de agravio constitucional en
el proceso cautelar ........................................................................................... 537
ARTÍCULO 16.- EXTINCIÓN DE LA MEDIDA CAUTELAR
£415 Extinción de la medida cautelar. Diferencia entre medida cautelar y sentencia
de fondo ........................................................................................................... 538

940
Índice general

ARTÍCULO 17.- SENTENCIA

£416 Sentencias de procesos constitucionales. Noción de sentencia constitu-


cional ....................................................................................................... 539
£417 Sentencias de procesos constitucionales. Estructura de la sentencia
constitucional ........................................................................................ 539
£418 Sentencias de procesos constitucionales. Invocación preceptiva.................. 540
£419 Sentencias de procesos constitucionales. Alcances y contenido del fallo
constitucional .................................................................................................. 540
£420 Sentencias de procesos constitucionales. Fundamentos ............................... 540
£421 Sentencias de procesos constitucionales. Efectos personales directos e indi-
rectos .......................................................................................................................... 541
£422 Sentencias de procesos constitucionales. Efectos temporales ...................... 541
£423 Sentencias de procesos constitucionales. Efectos de la calidad de cosa juz-
gada .................................................................................................................. 542
£424 Sentencia de procesos constitucionales. Valor jurídico constitucional ........ 542
£425 Sentencias de procesos constitucionales. Ponderación de consecuencias
como criterio al resolver .................................................................................. 542
ARTÍCULO 18.- RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL

£426 Recurso de agravio constitucional. Fundamento........................................... 543


£427 Recurso de agravio constitucional. Procedencia ............................................ 543
£428 Recurso de agravio constitucional. Competencia del Tribunal para conocer
resoluciones denegatorias de procesos constitucionales ............................... 543
£429 Recurso de agravio constitucional. Legitimidad para su interposición............ 543
£430 Recurso de agravio constitucional. Idoneidad para reparar el orden constitu-
cional ..................................................................................................................... 544
£431 Recurso de agravio constitucional. Recurso a favor de la defensa del prece-
dente vinculante .............................................................................................. 544
£432 Recurso de agravio constitucional. Recurso contra el incumplimiento de reso-
luciones del Tribunal Constitucional ...................................................................... 544
£433 Recurso de agravio constitucional. Aplicación de principios iura novit curia y
pro actione al evaluar la procedencia del recurso ................................................... 545
£434 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia por no cumplir con los su-
puestos para la presentación del recurso................................................................. 545
£435 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia sobre los extremos consentidos
en la sentencia de segunda instancia ...................................................................... 546
£436 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia cuando el proceso de amparo
está en fase de ejecución .......................................................................................... 546
£437 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia por denegación de medida
cautelar ............................................................................................................ 546
£438 Recurso de agravio constitucional. Improcedencia por transcurso del plazo
para presentar el recurso ................................................................................. 546

941
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 19.- RECURSO DE QUEJA

£439 Recurso de queja. Procedencia ....................................................................... 547


£440 Recurso de queja. Ámbito de análisis............................................................. 547
£441 Recurso de queja. Ampliación de sus alcances .............................................. 547
ARTÍCULO 20.- PRONUNCIAMIENTO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

£442 Pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Quebrantamiento de forma 548


£443 Pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Aplicación no arbitraria del
quebrantamiento ............................................................................................. 549
£444 Pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Pronunciamiento de fondo
a pesar del quebrantamiento de forma .......................................................... 549
ARTÍCULO 21.- INCORPORACIÓN DE MEDIOS PROBATORIOS SOBRE HECHOS NUEVOS AL PROCESO

£445 Prueba. Dimensión subjetiva del derecho a la prueba .................................. 551


£446 Incorporación de medios probatorios sobre hechos nuevos. Presentación
oportuna de la prueba ..................................................................................... 551
£447 Incorporación de medios probatorios sobre hechos nuevos. Oportunidad de
la presentación................................................................................................. 551
£448 Incorporación de medios probatorios sobre hechos nuevos. Requisitos para
la presentación y admisión de medios probatorios ........................................ 551
ARTÍCULO 22.- ACTUACIÓN DE SENTENCIAS

£449 Actuación de sentencias. Modelo de justicia constitucional ........................ 553


£450 Actuación de sentencias. Problema de la ejecución de sentencias ............... 554
£451 Actuación de sentencias. Derecho a la tutela efectiva ................................. 554
£452 Actuación de sentencias. Vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva .... 555
£453 Actuación de sentencias. Respeto de los derechos fundamentales durante
el cumplimiento de las sentencias .................................................................. 555
£454 Actuación de sentencias. Oportunidad de la ejecución de la sentencia .....
estimatoria ....................................................................................................... 556
£455 Actuación de sentencias. Supuestos de observación para el cumplimiento
de una sentencia .............................................................................................. 556
£456 Actuación de sentencias. Inmediatez en el cumplimiento ........................... 556
£457 Actuación de sentencias. Necesidad de cumplimiento real, efectivo y en
plazo oportuno ................................................................................................ 556
£458 Actuación de sentencias. Efecto vinculante de las sentencias y su ejecución 557
£459 Actuación de sentencias. Autoridad de cosa juzgada de sentencia que causa
ejecutoria y actuación en sus propios términos ............................................. 557
£460 Actuación de sentencias. Cumplimiento de sentencia con el cambio de la
situación inconstitucional .............................................................................. 557
£461 Actuación de sentencias. Papel del juez para el cumplimiento de las senten-
cias ................................................................................................................... 558

942
Índice general

£462 Actuación de sentencias. Principio de prevalencia de las sentencias de los


procesos constitucionales ............................................................................... 559
£463 Actuación de sentencias. Medidas coercitivas para el cumplimiento de las
sentencias ........................................................................................................ 560
ARTÍCULO 23.- PROCEDENCIA DURANTE LOS REGÍMENES DE EXCEPCIÓN

£464 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Aproximaciones


conceptuales sobre el régimen de excepción ................................................. 562
£465 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Características
del régimen de excepción................................................................................ 562
£466 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Suspensión o
limitación de algunos derechos fundamentales ............................................ 563
£467 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Procedencia ... 564
£468 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Examen de
razonabilidad y proporcionalidad del acto restrictivo.................................... 564
£469 Procesos constitucionales durante regímenes de excepción. Motivos que
justifican declaración del régimen de excepción y alcances del bien jurídico
seguridad ciudadana........................................................................................ 564
ARTÍCULO 24.- AGOTAMIENTO DE LA JURISDICCIÓN NACIONAL

£470 Agotamiento de la jurisdicción nacional. Configuración ............................. 566

943
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

TÍTULO II

EL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

CAPÍTULO I
DERECHOS PROTEGIDOS

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS

£471 Derechos protegidos. Libertad individual ...................................................... 567


£472 Derechos protegidos. Libertad personal......................................................... 567
£473 Derechos protegidos. Dimensiones de la libertad ......................................... 568
£474 Proceso de hábeas corpus. Tipología del hábeas corpus según la amplitud
de su carácter y contenido .............................................................................. 568
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 1

£475 Derecho a la integridad personal. Vinculación con otros derechos funda-


mentales........................................................................................................... 569
£476 Derecho a la integridad personal. Vinculación con la dignidad humana ..... 570
£477 Derecho a la integridad personal. Vinculación con el derecho a la vida....... 570
£478 Derecho a la integridad personal. Vinculación con el derecho a la salud ..... 570
£479 Derecho a la integridad personal. Vinculación con el derecho a la seguridad
personal ............................................................................................................ 570
£480 Derecho a la integridad personal. Indemnidad humana ............................... 570
£481 Derecho a la integridad personal. Integridad física ....................................... 571
£482 Derecho a la integridad personal. Integridad moral ...................................... 571
£483 Derecho a la integridad personal. Integridad psíquica .................................. 572
£484 Derecho a la integridad personal. Experimentación científica ..................... 572
£485 Derecho a la integridad personal. Grado de afectación de la integridad moral
y su vinculación con un trato cruel, inhumano y degradante ....................... 572
£486 Derecho a la integridad personal. No entregar cuerpo de familiar fallecido
vulnera derecho a no ser objeto de trato inhumano ...................................... 573
£487 Derecho a no ser violentado para obtener declaraciones. Noción ................ 573
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 2

£488 Derecho a la no autoincriminación. Contenido constitucional ................... 573


ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 3 ...................................................... 574

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 4 ....................................................... 574

944
Índice general

£489 Derecho a no ser expatriado ni separado del lugar de residencia. Noción ... 574
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 5 ....................................................... 574

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 6 ....................................................... 575

£490 Derecho a la libertad de tránsito. Contenido constitucional ........................ 575


£491 Derecho a la libertad de tránsito. Supuesto de hecho protegido .................. 575
£492 Derecho a la libertad de tránsito. Titularidad................................................ 575
£493 Derecho a la libertad de tránsito. Restricciones o límites ............................. 576
£494 Derecho a la libertad de tránsito. Restricciones explícitas ordinarias........... 576
£495 Derecho a la libertad de tránsito. Restricciones explícitas extraordinarias .. 578
£496 Derecho a la libertad de tránsito. Restricciones implícitas .......................... 578
£497 Derecho a la libertad de tránsito. Instalación de rejas y restricciones a la
libertad de circulación..................................................................................... 579
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 7

£498 Derecho a no ser detenido arbitrariamente. Supuestos constitucionales de


detención ......................................................................................................... 580
£499 Derecho a no ser detenido arbitriariamente. Requisitos para dictar mandato
de detención judicial ....................................................................................... 580
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 8

£500 Derecho a decidir voluntariamente prestar servicio militar. Contenido cons-


titucional.......................................................................................................... 580
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 9

£501 Derecho a no ser detenido por deudas. Contenido constitucional .............. 581
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 10

£502 Derecho a no ser privado del documento nacional de identidad. Naturaleza


y fundamento del documento nacional de identidad ................................... 581
£503 Derecho a obtener el pasaporte. Contenido constitucional ......................... 582
£504 Derecho a renovar el pasaporte. Requisitos ................................................... 582
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 11

£505 Derecho a no ser incomunicado. Contenido constitucional......................... 583


ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 12

£506 Derecho a ser asistido por un abogado defensor. Noción .............................. 583

945
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 13

£507 Derecho a suspender el seguimiento policial. Noción................................... 584


ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 14

£508 Derecho a un plazo razonable de detención. Vinculación con otros valores


constitucionales ............................................................................................... 584
£509 Derecho a un plazo razonable de detención. Presupuestos para la legitimidad
de la detención preventiva .............................................................................. 585
£510 Derecho a un plazo razonable de detención. Como manifestación implícita
del derecho a la libertad personal .................................................................. 585
£511 Derecho a un plazo razonable de detención. Diferencias con el derecho al
plazo razonable del proceso ............................................................................ 586
£512 Derecho a un plazo razonable de detención. Razonabilidad ........................ 586
£513 Derecho a un plazo razonable de detención. Criterios de evaluación de la
razo-nabilidad .................................................................................................. 586
£514 Derecho a un plazo razonable de la detención. Prórroga del plazo máximo
de detención en casos excepcionales .............................................................. 588
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 15

£515 Derecho al antejuicio político. Como prerrogativa funcional ....................... 589


£516 Derecho al antejuicio político. Facultades del Ministerio Público ............... 589
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 16

£517 Derecho a no ser objeto de desaparición forzada. Noción ............................ 590


ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 17

£518 Derecho del recluso a un tratamiento razonable y proporcional. Traslado


indebido .................................................................................................. 591
ARTÍCULO 25.- DERECHOS PROTEGIDOS

£519 Derechos conexos. Tutela del debido proceso a través del proceso de hábeas
corpus.............................................................................................................................. 592
£520 Derechos conexos. Diferencias entre tutela judicial efectiva y debido proceso . 592
£521 Derechos conexos. Vinculación entre libertad personal y tutela procesal
efectiva ................................................................................................. 593
£522 Derechos conexos. Procedencia del hábeas corpus frente a la vulneración de
derechos fundamentales procesales................................................................ 593
£523 Derechos conexos. Control constitucional de la actuación del juez ordinario 593
£524 Derechos conexos. Derecho al procedimiento preestablecido ...................... 594
£525 Derechos conexos. Derecho al procedimiento preestablecido en la gracia
presidencial ...................................................................................................... 594

946
Índice general

£526 Derechos conexos. Vulneración del debido proceso en las actuaciones del
Ministerio Público ........................................................................................... 594
£527 Derechos conexos. Procedencia del hábeas corpus contra la investigación
fiscal ................................................................................................................. 595
£528 Derechos conexos. Procedencia del hábeas corpus contra el Ministerio Pú-
blico por coartar la libertad personal .............................................................. 595
£529 Derechos conexos. Procedencia contra el auto apertorio de instrucción ..... 595
£530 Derechos conexos. Vulneración del principio de inocencia .......................... 595
£531 Derechos conexos. Derecho a ser informado de los cargos imputados ........ 595
£532 Derechos conexos. Vulneración del derecho a la defensa al no informarse al
procesado sobre los cargos imputados ............................................................ 596
£533 Derechos conexos. Derecho a un traductor e intérprete como presupuesto
del derecho de defensa .................................................................................... 597
£534 Derechos conexos. Derecho a la inviolabilidad de domicilio ........................ 597
£535 Derechos conexos. Derecho a la verdad ......................................................... 598
£536 Derechos conexos. Derecho a la libertad religiosa ......................................... 599
£537 Derechos conexos. Derecho al honor ............................................................. 599
£538 Derechos conexos. Protección de la esfera subjetiva de libertad de la persona
humana ............................................................................................................ 600
£539 Derechos conexos. Garantía institucional de protección a la familia........... 600
£540 Derechos conexos. Derecho a la propiedad ................................................... 600
£541 Derechos conexos. Derechos comunicativos ................................................. 601
£542 Derechos conexos. Derecho a la libertad de información ............................. 601
£543 Derechos conexos. Derecho a la salud ........................................................... 602
£544 Derechos conexos. Contenido constitucional del derecho a la salud ........... 602

CAPÍTULO II
PROCEDIMIENTO

ARTÍCULO 26.- LEGITIMACIÓN

£545 Legitimación. Demanda no requiere firma de letrado .................................. 603


ARTÍCULO 27.- DEMANDA

£546 Demanda. Informalidad.................................................................................. 604


£547 Demanda. Interposición verbal ...................................................................... 604
ARTÍCULO 28.- COMPETENCIA

£548 Competencia territorial del juez penal. Prórroga .......................................... 605


ARTÍCULO 29.- COMPETENCIA DEL JUEZ DE PAZ ........................................................... 605

947
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 30.- TRÁMITE EN CASO DE DETENCIÓN ARBITRARIA

£549 Trámite en caso de detención arbitraria. Aplicación ..................................... 606


ARTÍCULO 31.- TRÁMITE EN CASOS DISTINTOS

£550 Trámite en casos distintos. Vicios procesales ................................................. 607


ARTÍCULO 32.- TRÁMITE EN CASO DE DESAPARICIÓN FORZADA

£551 Trámite en caso de desaparición forzada. Hábeas corpus instructivo .......... 608
ARTÍCULO 33.- NORMAS ESPECIALES DE PROCEDIMIENTO

£552 Excusas de los jueces. Supuestos .................................................................... 609


ARTÍCULO 34.- CONTENIDO DE LA SENTENCIA FUNDADA

£553 Cese del agravio producido. Vuelta al estado anterior de la violación .......... 610
ARTÍCULO 35.- APELACIÓN........................................................................................... 610

ARTÍCULO 36.- TRÁMITE DE LA APELACIÓN ................................................................... 610

TÍTULO III

PROCESO DE AMPARO

CAPÍTULO I
DERECHOS PROTEGIDOS
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 1

£554 Derecho de igualdad. Noción ......................................................................... 611


£555 Derecho de igualdad. Noción de igualdad desde dos planos convergentes.. 612
£556 Derecho de igualdad. Como principio ........................................................... 612
£557 Derecho de igualdad. Como principio y derecho .......................................... 612
£558 Derecho de igualdad. Fundamento ............................................................... 612
£559 Derecho de igualdad. Configuración ............................................................. 613
£560 Derecho de igualdad. Implicancias de la diferenciación ............................... 613
£561 Derecho de igualdad. Doble faceta ................................................................ 613
£562 Derecho de igualdad. Doble dimensión......................................................... 614
£563 Derecho de igualdad. Dimensión material .................................................... 614

948
Índice general

£564 Derecho de igualdad. Dimensión liberal........................................................ 614


£565 Derecho de igualdad. En la ley ....................................................................... 615
£566 Derecho de igualdad. En la aplicación de la ley ............................................ 615
£567 Derecho de igualdad. Vinculación negativa y positiva de los poderes públicos . 615
£568 Derecho de igualdad. Juicio de razonabilidad para tratamiento diferenciado .. 616
£569 Derecho de igualdad. Razonabilidad de la medida diferenciadora............... 616
£570 Derecho de igualdad. Principio de razonabilidad y proporcionalidad .......... 616
£571 Derecho de Igualdad. Razonabilidad desde la proporcionalidad .................. 616
£572 Derecho de igualdad. Pasos a seguir en el test de igualdad........................... 616
£573 Derecho de igualdad. Verificación de la diferenciación legislativa (primer
paso del test de igualdad) ............................................................................... 616
£574 Derecho de igualdad. Determinación del nivel de intensidad de la interven-
ción en la igualdad (segundo paso del test de igualdad) ............................... 617
£575 Derecho de igualdad. Verificación de la existencia de un fin constitucional
en la diferenciación (tercer paso del test de igualdad). ................................. 617
£576 Derecho de igualdad. Examen de idoneidad (cuarto paso del test de igual-
dad) .................................................................................................................. 618
£577 Derecho de igualdad. Examen de necesidad (quinto paso del test de igual-
dad) .................................................................................................................. 618
£578 Derecho de igualdad. Examen de proporcionalidad en sentido estricto (sexto
paso del test de igualdad) ............................................................................... 618
£579 Derecho de igualdad. Aplicación del juicio de proporcionalidad en el test
de igualdad ...................................................................................................... 619
£580 Derecho de igualdad. Intervención en la igualdad ........................................ 619
£581 Derecho a no ser discriminado. Noción ........................................................ 619
£582 Derecho a no ser discriminado. Como principio ........................................... 619
£583 Derecho a no ser discriminado. Discernimiento entre diferenciación y dis-
criminación ...................................................................................................... 619
£584 Derecho a no ser discriminado. Discriminación positiva .............................. 619
£585 Derecho a no ser discriminado. Igualdad de condiciones para el acceso a la
función pública................................................................................................ 620
£586 Derecho a no ser discriminado. Proscripción de discriminación sexual ....... 620
£587 Derecho a no ser discriminado. Discriminación en material laboral ............ 620
£588 Derecho a no ser discriminado. Discriminación por acción directa en materia
laboral .............................................................................................................. 620
£589 Derecho a no ser discriminado. Discriminación por acción indirecta en
materia laboral ................................................................................................. 621
£590 Derecho a no ser discriminado. Circunstancias de discriminación en el acceso
a oportunidades laborales ............................................................................... 621
£591 Derecho a no ser discriminado. Proscripción del uso de criterios de selección
discriminatorios ............................................................................................... 621
£592 Derecho a no ser discriminado. Discriminación por no ascenso de diplomá-
tico ................................................................................................................... 621

949
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 2

£593 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Contenido de


la libertad de religión ...................................................................................... 622
£594 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Atributos de
la libertad de religión ...................................................................................... 622
£595 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Ejercicio
individual y colectivo de la libertad de religión ............................................. 622
£596 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Vertiente
positiva de la libertad de religión.................................................................... 622
£597 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Vertiente
negativa de la libertad de religión................................................................... 622
£598 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Principio de
incompetencia recíproca entre Iglesia y Estado............................................. 623
£599 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Principio de
inmunidad de coacción ................................................................................... 623
£600 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Principio de
no lesión de derechos de terceros ................................................................... 623
£601 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Actuación
estatal ............................................................................................................... 623
£602 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Derechos deriva-
dos ............................................................................................................................ 623
£603 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Discriminación
por filiación religiosa ....................................................................................... 624
£604 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Límites........ 624
£605 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Limitación por
orden público de la libertad de religión ......................................................... 624
£606 Derecho al ejercicio público de cualquier confesión religiosa. Fundamento
de la libertad de conciencia en la educación religiosa ................................... 624
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 3

£607 Derecho a la información, opinión y expresión. Derechos fundamentales


comunicativos.................................................................................................. 625
£608 Derecho a la información, opinión y expresión. Libertades de información
y expresión como derechos distintos .............................................................. 625
£609 Derecho a la información. Definición de la libertad de información ........... 625
£610 Derecho a la información. Objeto de la libertad de información ................. 625
£611 Derecho a la información. Información veraz como contenido esencial del
derecho ............................................................................................................ 625
£612 Derecho a la información. Componentes de la libertad de información ..... 626
£613 Derecho a la información. Doble dimensión de la libertad de información 626
£614 Derecho a la información. Titulares del derecho de libertad de información 626
£615 Derecho a la información. Libertades informativas como derechos subjetivos
y garantías institucionales ............................................................................... 626

950
Índice general

£616 Derecho a la información. Libertades informativas como libertades preferi-


das .................................................................................................................... 627
£617 Derecho a la información. Afectación de la libertad por falta de información 627
£618 Derecho a la información. Intervención estatal sobre una libertad informativa
preferida ........................................................................................................... 627
£619 Derecho a la información. No intromisión en ámbito privado como interés
público ............................................................................................................. 627
£620 Derecho a la información. Noción de autorización previa ............................ 627
£621 Derecho a la información. Noción de impedimento previo .......................... 628
£622 Derecho a la información. Aplicación de limitaciones a la proscripción de la
censura ............................................................................................................. 628
£623 Derecho a la información. Momento de presentación de censura previa ... 628
£624 Derecho a la información. Regulación constitucional sobre limitaciones a
su ejercicio ...................................................................................................... 628
£625 Derecho a la información. Límites a la proscripción de censura previa en la
potestad de administrar justicia .................................................................... 628
£626 Derecho a la información. Límites sobre la base del respeto del secreto sumarial 629
£627 Derecho a la información. Vida privada como límite .................................... 629
£628 Derecho a la información. Ponderación entre la información y la vida
privada ..................................................................................................... 629
£629 Derecho a la información. Análisis de adecuación de la acción informativa
frente al derecho a la vida privada .................................................................. 630
£630 Derecho a la información. Análisis de razonabilidad de la acción informativa
frente al derecho a la vida privada .................................................................. 630
£631 Derecho a la información. Aplicación de criterio de necesidad frente al
derecho a la vida privada ................................................................................. 631
£632 Derecho a la información. Aplicación de criterio de proporcionalidad frente
al derecho a la vida privada ............................................................................. 631
£633 Derecho a la información. Proyección de la vida privada de personajes públicos.. 631
£634 Derecho a la información. Calidad de la información necesaria .................. 631
£635 Derecho a la información. Provocación de inducción al error por la forma
de presentar información ............................................................................... 632
£636 Derecho a la información. Delitos cometidos a través de los medios de .....
comunicación .................................................................................................. 632
£637 Derecho a la información. Puntos de vista para determinar correctamente
la formación de la opinión pública ................................................................ 632
£638 Derecho de opinión. Libertad de opinión como garantía ............................. 632
£639 Derecho de opinión. Dimensión externa de la libertad de opinión ............. 632
£640 Derecho de opinión. Dimensión interna de la libertad de opinión .............. 632
£641 Derecho de opinión. Concreción de la dignidad en la libertad de opinión . 633
£642 Derecho de opinión. Definición de la libertad de difusión del pensamiento..... 633
£643 Derecho de opinión. Protección del ejercicio de la libertad de opinión de las
minorías ........................................................................................................... 633
£644 Derecho de opinión. Como bien jurídico tutelado de la expresión .............. 633

951
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£645 Derecho de opinión. Relación de la libertad de opinión con la libertad de


expresión .......................................................................................................... 633
£646 Derecho de opinión. Limitaciones a su ejercicio ........................................... 633
£647 Derecho a la expresión. Censura previa ......................................................... 634
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 4

£648 Derecho a la libre contratación. Definición ................................................... 634


£649 Derecho a la libre contratación. Libertad de contratar y libertad contrac-
tual ................................................................................................................... 634
£650 Derecho a la libre contratación. Alcances de la libertad de contrato ........... 634
£651 Derecho a la libre contratación. Determinación de la legalidad de las cláusulas
contractuales ................................................................................................... 634
£652 Derecho a la libre contratación. Intangibilidad de términos contractuales . 635
£653 Derecho a la libre contratación. Interpretación concordada de la intangibi-
lidad de los términos contractuales ................................................................ 635
£654 Derecho a la libre contratación. Exclusión del medio de pago como parte
de su contenido ............................................................................................... 635
£655 Derecho a la libre contratación. Posibilidad de regulación por razones de
orden público................................................................................................... 635
£656 Derecho a la libre contratación. Límites ........................................................ 635
£657 Derecho a la libre contratación. Derechos fundamentales como límite ...... 635
£658 Derecho a la libre contratación. Límites explícitos e implícitos ................... 636
£659 Derecho a la libre contratación. Fin lícito como límite explícito ................. 636
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 5

£660 Derecho a la creación artística, intelectual y científica. Carácter limitado y


relación con otros derechos............................................................................. 637
£661 Derecho a la de creación artística, intelectual y científica. Deber del Estado .... 637
£662 Derecho a la creación artística, intelectual y científica. Respeto de manifes-
taciones culturales ........................................................................................... 637
£663 Derecho a la creación artística, intelectual y científica. Derecho moral de
integridad del Himno Nacional ...................................................................... 637
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 6

£664 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las co-


municaciones. Definición y efectos................................................................ 638
£665 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las co-
municaciones. Contenido ............................................................................... 638
£666 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las co-
municaciones. Existencia de límites .............................................................. 638
£667 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comu-
nicaciones. Exclusión de jerarquización del derecho a la vida privada frente
al derecho de información ............................................................................. 639

952
Índice general

£668 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las co-


municaciones. Diferencia entre el interés público y la mera curiosidad o
fisgoneo ............................................................................................................ 639
£669 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las co-
municaciones. Interceptación o intervención de las comunicaciones.......... 639
£670 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las co-
municaciones. Fines de la intervención de las comunicaciones de liberados
por beneficios penitenciarios .......................................................................... 639
£671 Derecho a la inviolabilidad y secreto de documentos privados y de las comuni-
caciones. Infracciones que dan lugar a la intervención de las comunicaciones
de liberados por beneficios penitenciarios ..................................................... 640
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 7
£672 Derecho de reunión. Definición ..................................................................... 640
£673 Derecho de reunión. Factor volitivo (elemento subjetivo) ........................... 640
£674 Derecho de reunión. Finalidad lícita (elemento finalista) ............................ 640
£675 Derecho de reunión. Lugar de celebración concreto (elemento real o espacial) 640
£676 Derecho de reunión. Manifestación temporal o efímera de su ejercicio
(elemento temporal) ....................................................................................... 641
£677 Derecho de reunión. Objeto ........................................................................... 641
£678 Derecho de reunión. Eficacia inmediata y directa......................................... 641
£679 Derecho de reunión. Relación con la manifestación pública ........................ 641
£680 Derecho de reunión. Restricciones a su ejercicio .......................................... 641
£681 Derecho de reunión. Razonabilidad y proporcionalidad de la restricción .... 642
£682 Derecho de reunión. Restricción por razón de seguridad pública ................ 642
£683 Derecho de reunión. Restricción por razón de sanidad pública ................... 642
£684 Derecho de reunión. Restricción en tiempo de elecciones ........................... 642
£685 Derecho de reunión. Inconstitucionalidad de la autorización previa como
criterio de restricción ...................................................................................... 643
£686 Derecho de reunión. Medidas preventivas ..................................................... 643
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 8

£687 Derecho al honor. Vinculación con dignidad y objeto................................... 644


£688 Derecho al honor. Configuración ................................................................... 644
£689 Derecho al honor. Interno y externo .............................................................. 644
£690 Derecho al honor. Afectación del honor interno ........................................... 644
£691 Derecho al honor. Determinación de su lesión.............................................. 645
£692 Derecho al honor y buena reputación. Objeto .............................................. 645
£693 Derecho al honor y buena reputación. Supuestos de afectación .................. 645
£694 Derecho al honor y buena reputación. Finalidad de la obligación de rectificación 645
£695 Derecho al honor y buena reputación. Opiniones son excluidas del contenido
del derecho de rectificación ............................................................................ 645
£696 Derecho al honor y buena reputación. Vulneración por la Administración
Pública ............................................................................................................. 646

953
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£697 Derecho a la intimidad. Definición................................................................ 646


£698 Derecho a la intimidad. Contenido esencial ................................................. 646
£699 Derecho a la intimidad. Reserva de información en entidades estatales .... 646
£700 Derecho a la intimidad. Relación con el derecho a la vida privada .............. 646
£701 Derecho a la intimidad. Contenido del derecho a la autodeterminación
informativa ...................................................................................................... 647
£702 Derecho a la intimidad. Derecho a la inviolabilidad del domicilio como garantía 647
£703 Derecho a la intimidad. Definición de domicilio .......................................... 647
£704 Derecho a la intimidad. Carácter subjetivo del domicilio ............................ 647
£705 Derecho a la intimidad. Carácter objetivo del domicilio .............................. 647
£706 Derecho a la intimidad. Concepción amplia del domicilio .......................... 647
£707 Derecho a la intimidad. Extensión a las habitaciones de hotel .................... 648
£708 Derecho a la intimidad. Intervención en el derecho a la inviolabilidad del
domicilio .......................................................................................................... 648
£709 Derecho a la intimidad. Restricciones a la inviolabilidad del domicilio ...... 648
£710 Derecho a la intimidad. Secreto bancario y contenido esencial del derecho
a la intimidad................................................................................................... 648
£711 Derecho a la intimidad. Derecho a guardar el secreto profesional ............... 649
£712 Derecho a la intimidad. Contenido del secreto profesional ......................... 649
£713 Derecho a la imagen. Noción.......................................................................... 649
£714 Derecho a la imagen. Distinción del derecho de autodeterminación informativa 649
£715 Derecho a la rectificación. Contenido esencial ............................................. 650
£716 Derecho a la rectificación. Finalidad de la rectificación ............................... 650
£717 Derecho a la rectificación. Elementos configuradores de la rectificación .... 650
£718 Derecho a la rectificación. Supuestos en que debe ser solicitada la rectifica-
ción .................................................................................................................... 652
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 9

£719 Derecho de asociación. Noción ...................................................................... 653


£720 Derecho de asociación. Contenido esencial .................................................. 653
£721 Derecho de asociación. Objetivos genéricos .................................................. 654
£722 Derecho de asociación. Características .......................................................... 654
£723 Derecho de asociación. Carácter no análogo a concepción jus privatista de
asociación......................................................................................................... 654
£724 Derecho de asociación. Titularidad y ejercicio .............................................. 654
£725 Derecho de asociación. Restricciones al derecho a no asociarse ................... 654
£726 Derecho de asociación. Facultad para constituir asociaciones ..................... 655
£727 Derecho de asociación. Facultad de autoorganización como parte de su
contenido (el estatuto) ................................................................................... 655
£728 Derecho de asociación. Principio de autonomía de la voluntad ................... 655
£729 Derecho de asociación. Principio de fin altruista .......................................... 655
£730 Derecho de asociación. No exigencia de fines no lucrativos en instrumentos
internacionales ................................................................................................ 655

954
Índice general

£731 Derecho de asociación. No condicionamiento a objetivo o variable particular.. 655


£732 Derecho de asociación. Finalidad de participar en la vida de la nación ....... 656
£733 Derecho de asociación. Respeto de derechos fundamentales ....................... 656
£734 Derecho de asociación. No exigencia de autorización administrativa previa ..... 656
£735 Derecho de asociación. Libertad de incorporación ....................................... 656
£736 Derecho de asociación. Excepción a la libertad de incorporación ................ 656
£737 Derecho de asociación. Libertad para desafiliarse ......................................... 657
£738 Derecho de asociación. Organizaciones protegidas de la intervención estatal ... 657
£739 Derecho de asociación. Aplicación de la presunción de inocencia en el ámbito
de las asociaciones ........................................................................................... 657
£740 Derecho de asociación. Caso de urgencia de tutela jurisdiccional ante arbi-
trariedades ....................................................................................................... 657
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 10

£741 Derecho al trabajo. Contenido esencial ......................................................... 658


£742 Derecho al trabajo. No vulneración por interrupción legal ........................... 658
£743 Derecho al trabajo. Libertad de trabajo ......................................................... 658
£744 Derecho al trabajo. Ámbito de protección de la libertad de trabajo............. 658
£745 Derecho al trabajo. Doble dimensión de la libertad de trabajo .................... 659
£746 Derecho al trabajo. Libertad de trabajo como derecho de defensa .............. 659
£747 Derecho al trabajo. Libertad de trabajo como derecho de protección ......... 659
£748 Derecho al trabajo. Deber del Estado de garantizar la libertad de trabajo .. 659
£749 Derecho al trabajo. Responsabilidades del Estado ........................................ 659
£750 Derecho al trabajo. Libre ejercicio de la profesión como contenido de la
libertad de trabajo ........................................................................................... 660
£751 Derecho al trabajo. Acreditación de relación laboral .................................... 660
£752 Derecho al trabajo. Aplicación del principio de primacía de la realidad ...... 660
£753 Derecho al trabajo. Requisito para la contratación temporal ....................... 660
£754 Derecho al trabajo. Relevancia de la libertad de trabajo para el comercio
ambulatorio ..................................................................................................... 661
£755 Derecho al trabajo. Vinculación de la libertad de trabajo con la libertad de
empresa ............................................................................................................ 661
£756 Derecho al trabajo. Actos de hostilidad del empleador ................................ 661
£757 Derecho al trabajo. Despido incausado .......................................................... 662
£758 Derecho al trabajo. Despido fraudulento ....................................................... 662
£759 Derecho al trabajo. Despido fraudulento de trabajador legalmente ...........
reincorporado................................................................................................... 662
£760 Derecho al trabajo. Derecho a no ser despedido arbitrariamente................. 663
£761 Derecho al trabajo. Protección contra el despido arbitrario .......................... 663
£762 Derecho al trabajo. Interpretación de la protección adecuada contra el des-
pido arbitrario .................................................................................................. 664
£763 Derecho al trabajo. Protección sustantiva preventiva contra el despido
arbitrario ................................................................................................. 664

955
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£764 Derecho al trabajo. Protección sustantiva reparadora contra el despido arbitrario .. 664
£765 Derecho al trabajo. Protección procesal contra el despido arbitrario ........... 664
£766 Derecho al trabajo. Protección contra el despido arbitrario a través del proceso
de amparo ........................................................................................................ 664
£767 Derecho al trabajo. Reserva de ley de los alcances de la protección adecuada
contra el despido arbitrario ............................................................................. 665
£768 Derecho al trabajo. Eficacia restitutoria en caso de despido arbitrario ........ 665
£769 Derecho al trabajo. Eficacia indemnizatoria en caso de despido arbitrario . 665
£770 Derecho al trabajo. Carácter complementario o sustitutorio de la indemnización .. 666
£771 Derecho al trabajo. No ruptura del vínculo laboral por retiro de confianza a
trabajador promovido ...................................................................................... 666
£772 Derecho al trabajo. Cese de discapacitado por aplicación de política de
austeridad ante inexistencia de medidas menos gravosas ............................. 666
£773 Derecho al trabajo. Nulidad o ineficacia del despido por lesión de derechos
fundamentales ................................................................................................. 666
£774 Derecho al trabajo. Protección urgente de supuestos de despido nulo ........ 667
£775 Derecho al trabajo. Protección contra despidos producidos por motivo de
embarazo ......................................................................................................... 667
£776 Derecho al trabajo. Protección de las personas con impedimento físico o
mental................................................................................................................. 667
£777 Derecho al trabajo. Protección del trabajador respecto de sus actos propios 668
£778 Derecho al trabajo. Protección especial de los dirigentes sindicales............. 668
£779 Derecho al trabajo. Supuestos de improcedencia del proceso de amparo.... 668
£780 Derecho al trabajo. Improcedencia de proceso de amparo por despido bajo
el régimen de la legislación laboral pública.................................................... 669
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 11

£781 Derechos colectivos del trabajador. Ejercicio pacífico................................... 670


£782 Derecho de sindicación. Definición de libertad sindical .............................. 670
£783 Derecho de sindicación. Contenido ............................................................... 670
£784 Derecho de sindicación. Aspecto orgánico del contenido esencial............... 670
£785 Derecho de sindicación. Aspecto funcional del contenido esencial ............. 671
£786 Derecho de sindicación. Doble dimensión .................................................... 671
£787 Derecho de sindicación. Dimensión intuito personae .................................. 671
£788 Derecho de sindicación. Excepciones a la dimensión intuito personae en su
aspecto positivo ............................................................................................... 671
£789 Derecho de sindicación. Dimensión plural .................................................... 671
£790 Derecho de sindicación. Protección negativa de la libertad sindical ............ 672
£791 Derecho de sindicación. Protección internacional ........................................ 672
£792 Derecho de sindicación. Protección especial de los dirigentes especiales .... 673
£793 Derecho de sindicación. Prohibición de actos de represión sobre su ejer-
cicio ......................................................................................................... 673
£794 Negociación colectiva. Definición del convenio colectivo ............................ 673

956
Índice general

£795 Negociación colectiva. Naturaleza del convenio colectivo............................ 673


£796 Negociación colectiva. Características del convenio colectivo ..................... 673
£797 Negociación colectiva. Elementos del convenio colectivo ............................ 674
£798 Negociación colectiva. Agentes que intervienen en el convenio colectivo .. 674
£799 Negociación colectiva. Tipos de convenio colectivo ..................................... 674
£800 Negociación colectiva. Convenio colectivo articulado o por rama de actividad 674
£801 Negociación colectiva. Fuerza vinculante de los convenios colectivos......... 674
£802 Negociación colectiva. Obligación estatal del fomento y estímulo de los
convenios colectivos ........................................................................................ 675
£803 Derecho de huelga. Definición ....................................................................... 675
£804 Derecho de huelga. Atribuciones vinculadas ................................................. 675
£805 Derecho de huelga. Titularidad del derecho.................................................. 675
£806 Derecho de huelga. Convocatoria .................................................................. 675
£807 Derecho de huelga. Relación con otros derechos .......................................... 676
£808 Derecho de huelga. Respeto de los derechos de terceros .............................. 676
£809 Derecho de huelga. Ejercicio sin regulación legal ......................................... 676
£810 Derecho de huelga. Presupuesto para su ejercicio ......................................... 676
£811 Derecho de huelga. Ejercicio en armonía con el interés público y no solo
social ................................................................................................................ 676
£812 Derecho de huelga. Sujetos impedidos de ejercer la huelga ......................... 676
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 12

£813 Derecho de propiedad. Noción ...................................................................... 677


£814 Derecho de propiedad. Contenido ................................................................. 677
£815 Derecho de propiedad. Exclusión de atributos legales del contenido consti-
tucional ............................................................................................................ 677
£816 Derecho de propiedad. Dentro del sistema constitucional personalista ...... 678
£817 Derecho de propiedad. Objeto en el Derecho Civil ...................................... 678
£818 Derecho de propiedad. Necesidad de oponibilidad....................................... 678
£819 Derecho de propiedad. Limitaciones a su ejercicio ....................................... 678
£820 Derecho de propiedad. Ejercicio en armonía con el bien común y dentro de
los límites de ley .............................................................................................. 679
£821 Derecho de propiedad. Contenido como derecho subjetivo y como garantía
institucional ..................................................................................................... 679
£822 Derecho de propiedad. Como atributo subjetivo y como institución objetiva .. 679
£823 Derecho de propiedad. Función social ........................................................... 679
£824 Derecho de propiedad. Inscripción en registros como garantía institucional..... 680
£825 Derecho de propiedad. Variedad de estatutos y carácter unitario ................ 680
£826 Derecho de propiedad. Obligaciones del Estado y de particulares ............... 680
£827 Derecho de propiedad. Restricciones a la adquisición, posesión, explotación
y transferencia de bienes por seguridad nacional .......................................... 680
£828 Derecho de propiedad. Inviolabilidad de la propiedad ................................. 80

957
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£829 Derecho de propiedad. No existencia de titularidad a partir de presunciones ... 681


£830 Derecho a la herencia. Intransmisibilidad de la pensión............................... 681
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 13

£831 Derecho de petición. Definición .................................................................... 681


£832 Derecho de petición. Contenido .................................................................... 681
£833 Derecho de petición. Aspectos del contenido esencial ................................. 682
£834 Derecho de petición. Clases ........................................................................... 682
£835 Derecho de petición. Petición cívica .............................................................. 682
£836 Derecho de petición. Petición consultiva....................................................... 683
£837 Derecho de petición. Petición gracial............................................................. 683
£838 Derecho de petición. Petición informativa .................................................... 683
£839 Derecho de petición. Petición subjetiva......................................................... 683
£840 Derecho de petición. Sujetos activo y pasivo................................................. 683
£841 Derecho de petición. Naturaleza mixta como derecho civil y político ......... 683
£842 Derecho de petición. Como mecanismo principal o residual ....................... 683
£843 Derecho de petición. Deber de respuesta de la Administración................... 684
£844 Derecho de petición. Características de la respuesta de la Administración. 684
£845 Derecho de petición. Contenido de la respuesta de la Administración ....... 684
£846 Derecho de petición. Distinción entre el contenido de la respuesta y la
notificación de los actos realizados ................................................................ 684
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 14

£847 Derecho de participación en la vida política del país. Como concreción del
principio democrático ..................................................................................... 685
£848 Derecho de participación en la vida política del país. Derecho y garantía
ins-titucional ................................................................................................... 685
£849 Derecho de participación en la vida política del país. Configuración legal
del derecho a ser elegido ................................................................................. 685
£850 Derecho de participación en la vida política del país. Titularidad del derecho
al sufragio ........................................................................................................ 685
£851 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter igualitario del
derecho al sufragio (voto) ............................................................................... 686
£852 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter libre del
derecho al sufragio (voto) ............................................................................... 686
£853 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter obligatorio
del derecho al sufragio (voto) ......................................................................... 686
£854 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter personal del
derecho al sufragio (voto) ............................................................................... 686
£855 Derecho de participación en la vida política del país. Carácter secreto del
derecho al sufragio (voto) ............................................................................... 686
£856 Derecho de participación en la vida política del país. Regulación reservada
a ley orgánica sobre derecho al sufragio ......................................................... 686

958
Índice general

£857 Derecho de participación en la vida política del país. Suspensión del derecho
al voto como consecuencia de la suspensión de la ciudadanía ..................... 687
£858 Derecho de participación en la vida política del país. Diferencia entre la
suspensión del ejercicio de la ciudadanía y la inhabilitación política .......... 687
£859 Derecho de participación en la vida política del país. Fiscalización de auto-
ridades .............................................................................................................. 687
£860 Derecho de participación en la vida política del país. Referéndum y reforma
constitucional .................................................................................................. 687
£861 Derecho a elegir y a ser elegido. Necesidad de formar parte de un partido
político ............................................................................................................. 687
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 15

£862 Derecho a la nacionalidad. Definición ........................................................... 688


£863 Derecho a la nacionalidad. Sujetos ................................................................ 688
£864 Derecho a la nacionalidad. Reconocimiento en instrumentos internacionales . 688
£865 Derecho a la nacionalidad. Relación con la expedición de documento de
identidad.......................................................................................................... 688
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 16

£866 Derecho a la tutela procesal efectiva. Derechos comprendidos.................... 689


£867 Derecho de tutela procesal efectiva. Tutela jurisdiccional efectiva como
derecho genérico ............................................................................................. 689
£868 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido constitucional del derecho
a la tutela jurisdiccional efectiva .................................................................... 689
£869 Derecho de tutela procesal efectiva. Tutela jurisdiccional efectiva .............. 689
£870 Derecho de tutela procesal efectiva. Vertiente subjetiva de la tutela jurisdic-
cional efectiva .................................................................................................. 689
£871 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido complejo del debido proceso
y la tutela jurisdiccional .................................................................................. 690
£872 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito de aplicación del debido proceso
y la tutela jurisdiccional .................................................................................. 690
£873 Derecho de tutela procesal efectiva. Debido proceso y tutela jurisdiccional
en los procesos constitucionales ..................................................................... 691
£874 Derecho de tutela procesal efectiva. Diferencia entre debido proceso y tutela
judicial efectiva ............................................................................................... 691
£875 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de acceso a la justicia ........... 691
£876 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho de acceso a la
justicia.............................................................................................................. 691
£877 Derecho de tutela procesal efectiva. Límites al acceso a la justicia.............. 691
£878 Derecho de tutela procesal efectiva. Requisitos procesales como límites al
acceso a la justicia ........................................................................................... 692
£879 Derecho de tutela procesal efectiva. Acceso a la justicia entendido como
evaluación de la pretensión por la Administración de Justicia ..................... 692

959
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£880 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho al acceso a la justicia de tribu-


nales internacionales ....................................................................................... 693
£881 Derecho de tutela procesal efectiva. Definición del debido proceso............ 693
£882 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del debido proceso ........... 693
£883 Derecho de tutela procesal efectiva. Características del debido proceso ..... 694
£884 Derecho de tutela procesal efectiva. Dimensiones formal y sustantiva del
debido proceso................................................................................................. 694
£885 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito de protección del debido pro-
ceso .................................................................................................................. 694
£886 Derecho de tutela procesal efectiva. Gratuidad de la administración de
justicia.............................................................................................................. 695
£887 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho al procedimiento preestable-
cido................................................................................................................... 696
£888 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a la jurisdicción predeterminada
por ley ............................................................................................................. 696
£889 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho a la jurisdicción
predeterminada por ley ................................................................................... 696
£890 Derecho de tutela procesal efectiva. Finalidad de la jurisdicción predeter-
minada por ley ................................................................................................. 697
£891 Derecho de tutela procesal efectiva. Diferencia entre jurisdicción excepcional
y jurisdicción especial ..................................................................................... 697
£892 Derecho de tutela procesal efectiva. Jurisdicción predeterminada por la ley
y modificación legislativa ............................................................................... 698
£893 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a no ser desviado de la juris-
dicción predeterminada por la ley .................................................................. 698
£894 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho al juez natural ....................... 698
£895 Derecho de tutela procesal efectiva. Exigencias del derecho al juez natural 698
£896 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho al juez independiente e im-
parcial............................................................................................................... 699
£897 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de defensa ............................. 699
£898 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido constitucional del derecho
de defensa ........................................................................................................ 699
£899 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación del derecho de defensa en
todas las etapas del proceso ............................................................................ 700
£900 Derecho de tutela procesal efectiva. Afectación del contenido esencial del
derecho de defensa .......................................................................................... 700
£901 Derecho de tutela procesal efectiva. Falta de notificación ........................... 700
£902 Derecho de tutela procesal efectiva. Indebida notificación ......................... 701
£903 Derecho de tutela procesal efectiva. Supuesto de indefensión constitucio-
nalmente relevante .......................................................................................... 701
£904 Derecho de tutela procesal efectiva. Vulneración del derecho de defensa ... 701
£905 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de igualdad de armas ........... 701
£906 Derecho de tutela procesal efectiva. Límites al derecho a la prueba............ 701
£907 Derecho de tutela procesal efectiva. Prueba diabólica vulneración del derecho
a la igualdad de armas .................................................................................... 702

960
Índice general

£908 Derecho de tutela procesal efectiva. Carga de la prueba .............................. 702


£909 Derecho de tutela procesal efectiva. Carga de la prueba dinámica .............. 702
£910 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de igualdad procesal y dificultad
de la prueba ..................................................................................................... 702
£911 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho a la motiva-
ción ................................................................................................................. 702
£912 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito protegido del derecho a la
motivación ....................................................................................................... 704
£913 Derecho de tutela procesal efectiva. Doble naturaleza del derecho a la mo-
tivación ........................................................................................................... 704
£914 Derecho de tutela procesal efectiva. Adecuada motivación de las decisio-
nes .................................................................................................................... 704
£915 Derecho de tutela procesal efectiva. Motivación implícita ........................... 704
£916 Derecho de tutela procesal efectiva. Motivación debida de las decisiones de
las entidades públicas...................................................................................... 705
£917 Derecho de tutela procesal efectiva. Ausencia de motivación ..................... 705
£918 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a ser juzgado en un plazo
razonable.......................................................................................................... 705
£919 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito de aplicación del derecho a ser
juzgado en un plazo razonable ....................................................................... 705
£920 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a la pluralidad de instancias 706
£921 Derecho de tutela procesal efectiva. Relación con el uso de los medios im-
pugnatorios y el derecho a la doble instancia ................................................ 706
£922 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho de acceso a los
recursos ............................................................................................................ 706
£923 Derecho de tutela procesal efectiva. Cosa juzgada ....................................... 706
£924 Derecho de tutela procesal efectiva. Garantías de la cosa juzgada ............... 707
£925 Derecho de tutela procesal efectiva. Prohibición de revivir procesos fenecidos
con resolución ejecutoriada ............................................................................ 707
£926 Derecho de tutela procesal efectiva. Relación entre el derecho a la efectividad
de las resoluciones judiciales y la cosa juzgada .............................................. 707
£927 Derecho de tutela procesal efectiva. Non bis in ídem y su relación con el
principio de cosa juzgada ................................................................................ 707
£928 Derecho de tutela procesal efectiva. Ejecución de sentencias no afecta el
derecho a la cosa juzgada ................................................................................ 707
£929 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho a la ejecución de las resoluciones
judiciales .......................................................................................................... 708
£930 Derecho de tutela procesal efectiva. Contenido del derecho a la ejecución
de sentencias ................................................................................................... 708
£931 Derecho de tutela procesal efectiva. Exigencias del contenido constitucional
del derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales ............................ 709
£932 Derecho de tutela procesal efectiva. Plazo razonable en la ejecución de
resoluciones judiciales ..................................................................................... 709
£933 Derecho de tutela procesal efectiva. Exigencias a los jueces respecto al
derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales .................................. 709

961
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£934 Derecho de tutela procesal efectiva. Límites al derecho a la ejecución de las


resoluciones judiciales ..................................................................................... 710
£935 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación de las manifestaciones de la
tutela jurisdiccional efectiva y del debido proceso al procedimiento admi-
nistrativo .......................................................................................................... 710
£936 Derecho de tutela procesal efectiva. Debido procedimiento administrativo .... 710
£937 Derecho de tutela procesal efectiva. Noción de debido procedimiento ad-
ministrativo ..................................................................................................... 710
£938 Derecho de tutela procesal efectiva. Fundamento del derecho al debido
proceso administrativo. ................................................................................... 711
£939 Derecho de tutela procesal efectiva. Dimensión sustantiva del debido proceso
administrativo ................................................................................................. 711
£940 Derecho de tutela procesal efectiva. Extensión del debido proceso a las
personas jurídicas ........................................................................................... 711
£941 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación al proceso administrativo
disciplinario del derecho a ser juzgado en un plazo razonable ..................... 712
£942 Derecho de tutela procesal efectiva. Criterios de razonabilidad de duración
del procedimiento administrativo .................................................................. 712
£943 Derecho de tutela procesal efectiva. Motivación de resoluciones adminis-
trativas como derecho del administrado ........................................................ 712
£944 Derecho de tutela procesal efectiva. Supuestos de exoneración de la moti-
vación de resoluciones administrativas .......................................................... 712
£945 Derecho de tutela procesal efectiva. Forma de motivación de resoluciones
administrativas ................................................................................................ 713
£946 Derecho de tutela procesal efectiva. Ámbito de aplicación del derecho a
impugnar.......................................................................................................... 713
£947 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación del debido proceso al pro-
cedimiento administrativo sancionador ......................................................... 713
£948 Derecho de tutela procesal efectiva. Diferente aplicación del derecho a la plu-
ralidad de instancias en proceso judicial y procedimiento administrativo.......... 713
£949 Derecho de tutela procesal efectiva. Prohibición de la aplicación de la analogía
al procedimiento administrativo disciplinario .............................................. 714
£950 Derecho de tutela procesal efectiva. Debido proceso en el ámbito de los
procedimientos administrativos sancionatorios ............................................ 714
£951 Derecho de tutela procesal efectiva. Derecho de defensa en el procedimiento
administrativo de sanción ............................................................................... 714
£952 Derecho de tutela procesal efectiva. Titularidad del derecho al debido proceso
en personas de derecho público ...................................................................... 714
£953 Derecho de tutela procesal efectiva. Aplicación del derecho al debido proceso
en procedimientos corporativos ..................................................................... 715
£954 Derecho de tutela procesal efectiva. Proyección de las garantías del debido
proceso a los procesos sancionatorios privados .............................................. 715
£955 Derecho de tutela procesal efectiva. Razonabilidad del debido proceso
corporativo particular ...................................................................................... 715

962
Índice general

£956 Derecho de tutela procesal efectiva. Tutela cautelar como manifestación del
debido proceso................................................................................................. 715
£957 Derecho de tutela procesal efectiva. Debido procedimiento previo al
despido .................................................................................................... 716
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 17

£958 Derecho a la educación. Contenido esencial ................................................. 716


£959 Derecho a la educación. Dimensiones de su contenido ................................ 717
£960 Derecho a la educación. Como derecho de los educandos ........................... 717
£961 Derecho a la educación. Función social y finalidad....................................... 717
£962 Derecho a la educación. Carácter no irrestricto ............................................ 718
£963 Derecho a la educación. Condiciones que garantizan gratuidad de la enseñanza .. 718
£964 Derecho a la educación. Fundamento de la libertad de enseñanza.............. 718
£965 Derecho a la educación. Garantías de la libertad de enseñanza ................... 718
£966 Derecho a la educación. Fundamento de la libertad de conciencia en la
educación religiosa .......................................................................................... 718
£967 Derecho a la educación. Deber de los padres de educar a sus hijos ............. 718
£968 Derecho a la educación. Garantías para que se condigan promoción de la
educación y desarrollo integral de la persona ................................................ 719
£969 Derecho a la educación. Inconstitucionalidad de fijación en función de la
edad.................................................................................................................. 719
£970 Derecho a la educación. Deporte como instrumento para lograr finalidad
de la educación ................................................................................................ 719
£971 Derecho a la educación. Análisis de la afectación del derecho a la educación
en cada caso concreto ..................................................................................... 719
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 18

£972 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.


Principio de coherencia ................................................................................... 720
£973 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.
Principio de libertad y pluralidad de la oferta educativa .............................. 720
£974 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.
Principio de responsabilidad ........................................................................... 720
£975 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.
Principio de participación .............................................................................. 720
£976 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.
Principio de obligatoriedad. ........................................................................... 721
£977 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.
Principio de contribución ............................................................................... 721
£978 Derecho de impartir educación dentro de los principios constitucionales.
Fines constitucionales del proceso educativo ................................................ 721

963
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 19

£979 Derecho a la seguridad social. Noción de seguridad social ........................... 722


£980 Derecho a la seguridad social. Contenido...................................................... 722
£981 Derecho a la seguridad social. Sustentación en la dignidad ......................... 723
£982 Derecho a la seguridad social. Carácter irrenunciable .................................. 723
£983 Derecho a la seguridad social. Finalidad ........................................................ 723
£984 Derecho a la seguridad social. Como derecho de configuración legal .......... 723
£985 Derecho a la seguridad social. Principio de solidaridad ................................ 724
£986 Derecho a la seguridad social. Progresividad.................................................. 724
£987 Derecho a la seguridad social. Inconstitucionalidad de exclusión inmotivada .. 724
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 20

£988 Derecho a la remuneración. Prohibición de prestar servicios sin retribu-


ción .................................................................................................................. 724
£989 Derecho a la remuneración. Necesidad de contraprestación ........................ 724
£990 Derecho a la remuneración. Carácter irrenunciable...................................... 724
£991 Derecho a la remuneración. Carácter equitativo y suficiente....................... 725
£992 Derecho a la remuneración. No vulneración por congelamiento de sueldos
de servidores .................................................................................................... 725
£993 Derecho a la remuneración. Pago de créditos laborales ................................ 725
£994 Derecho a la remuneración. Forma de cuestionamiento del cálculo de uti-
lidades distribuidas.......................................................................................... 726
£995 Derecho a la remuneración. Supuestos de improcedencia de acción de
amparo .................................................................................................... 726
£996 Derecho a la remuneración. Pago de remuneraciones devengadas ............... 726
£997 Derecho a la pensión. Diferencia entre derechos previsionales y derechos
surgidos de la derrama .................................................................................... 727
£998 Derecho a la pensión. Como derecho fundamental ...................................... 727
£999 Derecho a la pensión. Como derecho social .................................................. 727
£1000 Derecho a la pensión. Relación con la seguridad social ................................ 727
£1001 Derecho a la pensión. Como prestación social básica ................................... 728
£1002 Derecho a la pensión. Diferencia con la propiedad ....................................... 728
£1003 Derecho a la pensión. Carácter alimenticio ................................................... 728
£1004 Derecho a la pensión. Elementos del contenido esencial (protección vía
procedo de amparo) ........................................................................................ 728
£1005 Derecho a la pensión. Disposiciones que lo dotan de contenido esencial ... 730
£1006 Derecho a la pensión. Intangibilidad de la pensión dentro del contenido...
esencial............................................................................................................. 730
£1007 Derecho a la pensión. Valores subyacentes al contenido esencial................. 730
£1008 Derecho a la pensión. Libre acceso a las prestaciones pensionarias como
contenido esencial ........................................................................................... 730
£1009 Derecho a la pensión. Carácter de optimizable ............................................. 731

964
Índice general

£1010 Derecho a la pensión. Contenido económico ................................................ 731


£1011 Derecho a la pensión. Contenido adicional ................................................... 732
£1012 Derecho a la pensión. Como concreción del derecho a la vida .................... 732
£1013 Derecho a la pensión. Principio-derecho de dignidad ................................... 732
£1014 Derecho a la pensión. Principio de progresividad .......................................... 732
£1015 Derecho a la pensión. Valor-principio de solidaridad .................................... 733
£1016 Derecho a la pensión. Valor-principio de igualdad ........................................ 733
£1017 Derecho a la pensión. Aplicación del principio de idoneidad ...................... 734
£1018 Derecho a la pensión. Aplicación del principio de necesidad ....................... 734
£1019 Derecho a la pensión. Aplicación del principio de proporcionalidad ........... 734
£1020 Derecho a la pensión. Momento de asunción de titularidad del derecho .... 735
£1021 Derecho a la pensión. Supuesto de titularidad no ejercida del derecho a la
pensión............................................................................................................. 735
£1022 Derecho a la pensión. Derechos adquiridos ................................................... 735
£1023 Derecho a la pensión. Sujetos pasivos ............................................................ 735
£1024 Derecho a la pensión. Deberes de los sujetos pasivos ................................... 735
£1025 Derecho a la pensión. Intervención del Estado en el acceso a la pensión .... 736
£1026 Derecho a la pensión. Implementación de medidas estatales ...................... 736
£1027 Derecho a la pensión. Intervención de agentes privados en la prestación de
la pensión ......................................................................................................... 736
£1028 Derecho a la pensión. Discrecionalidad del legislador en el acceso a la pensión 737
£1029 Derecho a la pensión. Acreditación de la relación laboral............................. 737
£1030 Derecho a la pensión. No necesidad de pago efectivo de aportes por el empleador. 737
£1031 Derecho a la pensión. No acumulación de tiempos de servicios laborales en
regímenes privado y público ........................................................................... 738
£1032 Derecho a la pensión. Carácter pensionario del seguro de vida.................... 738
£1033 Derecho a la pensión. Fecha de la contingencia en caso del seguro de vida 738
£1034 Derecho a la pensión. Inexistencia del derecho fundamental a la nivelación 738
£1035 Derecho a la pensión. No percepción de monto superior al del funcionario
en actividad ..................................................................................................... 739
£1036 Derecho a la pensión. Reajuste por inflación ................................................ 739
£1037 Derecho a la pensión. Reajuste automático de la pensión ............................ 739
£1038 Derecho a la pensión. Reajuste de pensión vitalicia...................................... 739
£1039 Derecho a la pensión. Tope pensionario ........................................................ 740
£1040 Derecho a la pensión. Reducción ................................................................... 740
£1041 Derecho a la pensión. Percepción de pensión mínima vigente ..................... 740
£1042 Derecho a la pensión. Tributo al patrimonio de las pensiones ..................... 740
£1043 Derecho a la pensión. No percepción de dos pensiones de invalidez por la
misma enfermedad profesional ...................................................................... 740
£1044 Derecho a la pensión. Inexistencia de incompatibilidad para percepción
conjunta de pensiones de jubilación y vitalicia (enfermedad profesional) .. 741
£1045 Derecho a la pensión. Independencia de la fuente y cobertura de las pensiones
de jubilación .................................................................................................... 741

965
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1046 Derecho a la pensión. Compatibilidad de percepción simultánea de pensiones


del SNP y del SPP............................................................................................ 741
£1047 Derecho a la pensión. Acción contencioso-administrativa ........................... 741
£1048 Derecho a la pensión. Excepción al agotamiento de la vía previa ................ 742
£1049 Derecho a la pensión. Carácter imprescriptible de la pensión...................... 742
£1050 Derecho a la pensión. Arbitraje ...................................................................... 742
£1051 Derecho a la pensión. Sujetos obligados a brindar información sobre sistema
pensionario ...................................................................................................... 742
£1052 Derecho a la pensión. Derecho al retorno al Sistema Nacional de Pensiones
(SNP) como parte del contenido esencial ..................................................... 743
£1053 Derecho a la pensión. Noción de derecho al retorno al SNP ....................... 743
£1054 Derecho a la pensión. Fundamentos del derecho al retorno al SNP ............ 743
£1055 Derecho a la pensión. Legitimidad para ejercer el retorno ........................... 743
£1056 Derecho a la pensión. Libre contratación como límite del retorno .............. 743
£1057 Derecho a la pensión. Retorno parcial ........................................................... 743
£1058 Derecho a la pensión. Supuestos pertinentes de retorno .............................. 743
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 21

£1059 Libertad de cátedra. Fundamento ................................................................. 744


£1060 Libertad de cátedra. Contenido esencial ....................................................... 744
£1061 Libertad de cátedra. Derecho subjetivo ......................................................... 744
£1062 Libertad de cátedra. Sujetos del derecho ....................................................... 745
£1063 Libertad de cátedra. Condición del disfrute del derecho a la educación ..... 745
£1064 Libertad de cátedra. Límites en su ejercicio .................................................. 745
£1065 Libertad de cátedra. Principio organizativo dentro de la enseñanza ............ 745
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 22

£1066 Derecho de acceso a los medios de comunicación social. Reconocimiento


de los medios de comunicación social como instituciones constitucionales 745
£1067 Derecho de acceso a los medios de comunicación social. Como instrumento
canalizador de las libertades constitucionales ............................................... 746
£1068 Derecho de acceso a los medios de comunicación social. Ejercicio por orga-
nizaciones políticas sin efectuarse apología delictiva .................................... 746
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 23

£1069 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Noción ............................. 746


£1070 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Contenido ....................... 746
£1071 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Bases naturales de la vida
como contenido............................................................................................... 747
£1072 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Orientación al desarrollo
de la persona .................................................................................................... 747
£1073 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Dimensiones ................... 747
£1074 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Doble titularidad ............ 748

966
Índice general

£1075 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Faz reaccional y prestacional 748


£1076 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Alcances del deber de pre-
servación ............................................................................................................. 748
£1077 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Deber de protección al
medio ambiente por el Estado ....................................................................... 749
£1078 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Deber estatal de instituir
una política nacional del ambiente ................................................................ 749
£1079 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Formas de afectación del
medio ambiente .............................................................................................. 749
£1080 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Principio precautorio ...... 749
£1081 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Relación entre el principio
precautorio y el principio de prevención ........................................................ 750
£1082 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Relación entre la producción
económica y el derecho al medio ambiente ................................................... 750
£1083 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Aprovechamiento razonable
y sostenible de recursos naturales ................................................................... 750
£1084 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Estándares mínimos en las
zonas urbanas .................................................................................................. 750
£1085 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. Garantía implícita de vivir
en un entorno acústicamente sano................................................................. 751
£1086 Derecho a un ambiente equilibrado y adecuado. No afectación por instalación
de antenas de telefonía fija ............................................................................. 751
ARTÍCULO 37.- DERECHOS PROTEGIDOS. INCISO 24

£1087 Derecho a la salud. Noción ............................................................................. 751


£1088 Derecho a la salud. Noción de salud .............................................................. 752
£1089 Derecho a la salud. Como derecho de primer orden ..................................... 752
£1090 Derecho a la salud. Contenido ....................................................................... 752
£1091 Derecho a la salud. Elementos esenciales ...................................................... 752
£1092 Derecho a la salud. Supuesto para adquisición de carácter de derecho fundamental 752
£1093 Derecho a la salud. Dimensiones ................................................................... 753
£1094 Derecho a la salud. Obligaciones del Estado ................................................. 753
£1095 Derecho a la salud. Consolidación con la vida en dignidad (vida saludable) ..... 754
£1096 Derecho a la salud. Perspectivas ..................................................................... 754
£1097 Derecho a la salud. Protección de la familia ................................................. 754
£1098 Derecho a la salud. Vinculación con otros derechos ..................................... 754
£1099 Derecho a la salud. Relación con el derecho a la vida ................................... 754
£1100 Derecho a la salud. Relación con derecho a la integridad personal .............. 755
£1101 Derecho a la salud. Afectación en razón de lesión o amenaza al derecho a la
integridad......................................................................................................... 755
£1102 Derecho a la salud. Vinculación con el derecho a la tranquilidad ............... 755
£1103 Derecho a la salud. Protección a través del amparo del derecho a la tranquili-
dad ................................................................................................................... 755

967
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1104 Derecho a la salud. Reconocimiento en instrumentos internacionales ....... 755


ARTÍCULO 38.- DERECHOS NO PROTEGIDOS

£1105 Derechos no protegidos. Sustento constitucional directo ............................ 756


£1106 Derechos no protegidos. Carga argumental por parte del justiciable ........... 756
£1107 Derechos no protegidos. Contenido esencial de los derechos fundamenta-
les ..................................................................................................................... 756
£1108 Derechos no protegidos. Contenido de los derechos fundamentales de
configuración legal .......................................................................................... 757
£1109 Derechos no protegidos. Diferencia entre contenido esencial y no esencial
de un derecho constitucional ......................................................................... 757
£1110 Derechos no protegidos. Determinación del contenido protegido de un
derecho fundamental ...................................................................................... 757
£1111 Derechos no protegidos. Fuerza expansiva de los derechos fundamentales 757
£1112 Derechos no protegidos. Incorporación de los ámbitos normativos de los tratados
internacionales sobre derechos humanos al contenido protegido ................... 758

CAPÍTULO II
PROCEDIMIENTO

ARTÍCULO 39.- LEGITIMACIÓN

£1113 Legitimación para interponer proceso de amparo. Necesidad de no contra-


venir demás bienes y valores constitucionales y de respetar el marco legal . 759
£1114 Legitimación para interponer proceso de amparo. Activa ............................ 759
£1115 Legitimación para interponer proceso de amparo. Necesidad de acreditar
fehaciente titularidad del derecho.................................................................. 759
ARTÍCULO 40.- REPRESENTACIÓN PROCESAL

£1116 Representación procesal. Representación legal ............................................. 760


£1117 Representación procesal. Representación judicial ......................................... 760
£1118 Representación Procesal. Representación convencional ............................... 760
£1119 Representación Procesal. Comparecencia de los representantes legales de
los incapaces .................................................................................................... 760
ARTÍCULO 41.- PROCURACIÓN OFICIOSA

£1120 Procuración oficiosa. Como excepción a la legitimación activa ................... 761


£1121 Procuración oficiosa. Ratificación de demanda de amparo .......................... 761
ARTÍCULO 42.- DEMANDA

£1122 Demanda. Presupuestos ................................................................................. 761


£1123 Demanda. Firma del demandante o de representante y no perjuicio del
dercho fundamental por presentación extemporánea del DNI .................... 762

968
Índice general

ARTÍCULO 43.- ACUMULACIÓN SUBJETIVA DE OFICIO

£1124 Acumulación subjetiva de oficio. Emplazamiento de tercero por posible


afectación de su esfera jurídica ...................................................................... 762
£1125 Acumulación subjetiva de oficio. Desestimación de intervención de litisconsorte . 762
ARTÍCULO 44.- PLAZO DE INTERPOSICIÓN DE LA DEMANDA

£1126 Plazo de interposición de la demanda. Regulación legal............................... 763


£1127 Plazo de interposición de la demanda. Momento de afectación de derecho
laboral y cómputo de la prescripción ............................................................. 763
£1128 Plazo de interposición de la demanda. No alegación de caducidad en caso
de impedimento para ejercer acción .............................................................. 764
£1129 Plazo de interposición de la demanda. Demanda contra una resolución judicial ... 764
£1130 Plazo de interposición de la demanda. Agotamiento de vía previa (procedi-
miento tributario) ........................................................................................... 764
ARTÍCULO 45.- AGOTAMIENTO DE LAS VÍAS PREVIAS

£1131 Agotamiento de la vía previa. Objeto ............................................................ 764


£1132 Agotamiento de la vía previa. Finalidad ........................................................ 764
£1133 Agotamiento de la vía previa. Presupuesto procesal consustancial al proceso
de amparo ........................................................................................................ 765
£1134 Agotamiento de la vía previa. Requisitos para el agotamiento de la vía previa .. 765
£1135 Agotamiento de la vía previa. Improcedencia de la demanda previa ........... 765
£1136 Agotamiento de la vía previa. Improcedencia y criterio de flexibilidad pro
actione .............................................................................................................. 765
£1137 Agotamiento de la vía previa. Despido arbitrario .......................................... 766
ARTÍCULO 46.- EXCEPCIONES AL AGOTAMIENTO DE LAS VÍAS PREVIAS

£1138 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Supuestos ......................... 766


£1139 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Procedencia aun cuando
existan otros procedimientos previstos .......................................................... 767
£1140 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Derechos pensionarios ...... 767
£1141 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Actos lesivos provenientes
de una norma................................................................................................... 767
£1142 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Agresiones de la Adminis-
tración Pública................................................................................................. 767
£1143 Excepciones al agotamiento de las vías previas. Agresiones de particulares o
personas jurídicas ............................................................................................ 767
ARTÍCULO 47.- IMPROCEDENCIA LIMINAR

£1144 Improcedencia liminar. Finalidad en el proceso de amparo.......................... 768


£1145 Improcedencia liminar. Por sustracción de la materia ................................... 768
£1146 Improcedencia liminar. Prohibición de aplicar formulas genéricas .............. 769

969
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1147 Improcedencia liminar. Apelación y emplazamiento .................................... 769


£1148 Improcedencia liminar. Circunstancias excepcionales que hacen viable un
pronunciamiento sobre el fondo de la controversia ...................................... 769
ARTÍCULO 48.- INADMISIBILIDAD

ARTÍCULO 49.- RECONVENCIÓN, ABANDONO Y DESISTIMIENTO

£1149 Desistimiento del proceso de amparo. Como forma especial de conclusión 770
£1150 Desistimiento del proceso de amparo. No exclusión de demanda posterior 770
ARTÍCULO 50.- ACUMULACIÓN DE PROCESOS Y RESOLUCIÓN INIMPUGNABLE

ARTÍCULO 51.- JUEZ COMPETENTE Y PLAZO DE RESOLUCIÓN EN CORTE

£1151 Juez competente. Competencia en razón a la materia.................................. 771


£1152 Juez competente. Facultad del demandante para designación del juez compe-
tente ......................................................................................................................... 771
£1153 Juez competente. Procesos de amparo contra resoluciones del Ministerio Público 772
£1154 Juez competente. Conocimiento de demanda de amparo contra amparo... 772
ARTÍCULO 52.- IMPEDIMENTOS

£1155 Abstención de la actuación del juez. Evaluación de aplicación de abstención


por decoro ....................................................................................................... 772
ARTÍCULO 53.- TRÁMITE

£1156 Procedimiento del proceso de amparo. No afectación por variación de la


legislación procesal constitucional u omisión de dispensar defensa oral .... 773
£1157 Procedimiento del proceso de amparo. Multas por actitudes ofensivas que
atentan contra el respeto de la actividad jurisdiccional ................................ 773
ARTÍCULO 54.- INTERVENCIÓN LITISCONSORCIAL

£1158 Intervención litisconsorcial. Aplicación en sede del Tribunal Constitucional.... 774


£1159 Intervención litisconsorcial. Presupuestos respecto del interés legítimo ..... 774
£1160 Intervención litisconsorcial. Necesidad del interés común con alguna de las
partes................................................................................................................ 775
£1161 Intervención litisconsorcial. Imposibilidad de intervención ante un proceso
concluido del que no se fue parte .................................................................. 775
ARTÍCULO 55.- CONTENIDO DE LA SENTENCIA FUNDADA

£1162 Contenido de la sentencia fundada. Deber del Tribunal de fundamentar con-


tenido ............................................................................................................... 775
£1163 Contenido de la sentencia fundada. Fallo constitucional ............................. 775

970
Índice general

£1164 Contenido de la sentencia fundada. Declaración de inaplicación de resolu-


ciones de la ONP ............................................................................................. 776
ARTÍCULO 56.- COSTAS Y COSTOS

£1165 Costas y Costos. Sujeto responsable y supuestos .......................................... 776


£1166 Costas y Costos. Manifiesta temeridad ......................................................... 777
£1167 Costas y costos. Regulación exclusiva del Código Procesal Constitucional 778
ARTÍCULO 57.- APELACIÓN

ARTÍCULO 58.- TRÁMITE DE LA APELACIÓN

£1168 Apelación y trámite. Inaplicación supletoria del Código Civil por no contra-
venir los fines del proceso ............................................................................... 778
ARTÍCULO 59.- EJECUCIÓN DE SENTENCIA

£1169 Ejecución de sentencia. Actuación del Tribunal Constitucional.................. 779


£1170 Ejecución de sentencia. Caso en que el obligado a cumplir la sentencia es
funcionario público ......................................................................................... 779
£1171 Ejecución de sentencia. Carácter ejecutable de la sentencia que reincorpora
a magistrado en caso de falta de vacante en la corte ..................................... 779
ARTÍCULO 60.- PROCEDIMIENTO PARA REPRESIÓN DE ACTOS HOMOGÉNEOS

£1172 Represión de actos homogéneos. Finalidad .................................................. 780


£1173 Represión de actos homogéneos. Alcances .................................................... 780
£1174 Represión de actos homogéneos. Determinación de los actos homogéneos 780
£1175 Represión de actos homogéneos. Presupuestos del acto sustancialmente homo-
géneo................................................................................................................................. 780
£1176 Represión de actos homogéneos. Juez competente ....................................... 781
£1177 Represión de actos homogéneos. Ampliación de los efectos de la sentencia
.......................................................................................................................... 781

971
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

TÍTULO IV

PROCESO DE HÁBEAS DATA

ARTÍCULO 61.- DERECHOS PROTEGIDOS. PROCESO DE HÁBEAS DATA

£1178 Proceso de hábeas data. Finalidad .................................................................. 782


£1179 Proceso de hábeas data. Tutela indirecta del derecho a la intimidad ........... 782
£1180 Proceso de hábeas data. Tipos de hábeas data............................................... 782
£1181 Proceso de hábeas data. Vinculación con la libertad de información (libertades
informativas) ................................................................................................... 783
£1182 Proceso de hábeas data. No revelación de fuentes de información periodística
ni afectación de libertad de comunicar ......................................................... 783
ARTÍCULO 61.- DERECHOS PROTEGIDOS. ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA

£1183 Derecho de acceso a la información pública. Contenido esencial................ 784


£1184 Derecho de acceso a la información pública. Bien jurídico protegido ......... 784
£1185 Derecho de acceso a la información pública. Dimensión individual ........... 784
£1186 Derecho de acceso a la información pública. Dimensión colectiva.............. 785
£1187 Derecho de acceso a la información pública. Concepto de información
pública ............................................................................................................. 785
£1188 Derecho de acceso a la información pública. Presupuesto de existencia de
la información requerida ................................................................................. 785
£1189 Derecho de acceso a la información pública. Carácter público de información
proporcionada por particulares a la Administración...................................... 786
£1190 Derecho de acceso a la información pública. Información pública que detenta
persona jurídica privada .................................................................................. 786
£1191 Derecho de acceso a la información pública. Carácter público de la infor-
mación producida en ejercicio de la función notarial ................................... 786
£1192 Derecho de acceso a la información pública. Necesidad que la información
proporcionada sea veraz, actual y clara (no falsa, incompleta, fragmentaria,
indiciaria o confusa) ........................................................................................ 787
£1193 Derecho de acceso a la información pública. No exigencia de motivación de
la información solicitada ................................................................................ 787
£1194 Derecho de acceso a la información pública. No obligación de producir
información ............................................................................................. 787
£1195 Derecho de acceso a la información pública. Improcedencia respecto de
informes de asesores jurídicos de la Administración Pública........................ 787
£1196 Proceso de hábeas data. Improcedencia de exigir formulación o elaboración
de un informe ................................................................................................. 788

972
Índice general

£1197 Derecho de acceso a la información pública. Trascendencia constitucional


de la desproporción o exceso del costo de la información ............................ 788
£1198 Derecho de acceso a la información pública. Precio de mercado como criterio
de referencia para la fijación del costo de la información ............................. 788
£1199 Derecho de acceso a la información pública. Obligación del Estado de jus-
tificar negación del acceso a la información ................................................. 788
£1200 Derecho de acceso a la información pública. Exclusión de informaciones
razonablemente susceptibles de protección por la garantía de reserva ........ 789
£1201 Derecho de acceso a la información pública. No constitucionalidad de de-
claración de confidencialidad legitimada en el solo amparo de la ley .......... 789
£1202 Derecho de acceso a la información pública. No carácter de decisión de go-
bierno de documentos provenientes del ejercicio del control de la legalidad
presupuestal ............................................................................................... 789
£1203 Derecho de acceso a la información pública. Obligación de brindar infor-
mación sobre actuaciones administrativas derivadas de procedimiento de
despido ............................................................................................................. 789
£1204 de asociaciones no registradas ante el Ministerio de Trabajo ........................ 790
£1205 Excepciones al acceso a la información pública. Interpretación restrictiva . 790
£1206 Excepciones al acceso a la información pública. Derecho a la intimidad .... 790
£1207 Excepciones al acceso a la información pública. Razones de seguridad nacional ..... 790
ARTÍCULO 61.- DERECHOS PROTEGIDOS. AUTODETERMINACIÓN INFORMATIVA

£1208 Derecho a la autodeterminación informativa. Contenido ........................... 791


£1209 Derecho a la autodeterminación informativa. Acceso al registro o archivo . 791
£1210 Derecho a la autodeterminación informativa. Rectificación de datos como
manifestación .................................................................................................. 791
£1211 Derecho a la autodeterminación informativa. Relación con el derecho a la
intimidad ......................................................................................................... 791
£1212 Derecho a la autodeterminación informativa. No identificación con derecho
a la intimidad................................................................................................... 792
£1213 Derecho a la autodeterminación informativa. Relación con el derecho a la
imagen ............................................................................................................. 792
£1214 Derecho a la autodeterminación informativa. Relación con el derecho a la
identidad personal ........................................................................................... 792
£1215 Derecho a la autodeterminación informativa. Rectificación de información
contenida en la Central de Riesgos de la Superintendencia de Banca, Seguro y
AFP. ............................................................................................................................. 792
ARTÍCULO 62. REQUISITO ESPECIAL DE LA DEMANDA

£1216 Requisito especial de procedencia. Reclamación previa del derecho de acceso


a información................................................................................................... 793
£1217 Requisito especial de procedencia. No necesidad de agotar la vía administrativa 793
£1218 Requisito especial de procedencia. Información del requerimiento debe
guardar relación con información requerida en la demanda ......................... 794

973
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1219 Requisito especial de procedencia. Improcedencia por reclamo de informa-


ción posterior a la demanda ............................................................................ 794
£1220 Requisito especial de procedencia. Cumplimiento en caso requerimiento sea
dirigido a dirección regional y la demanda a la sede central de la entidad... 794
£1221 Requisitos para aceptar requerimiento de información ................................ 794
ARTÍCULO 63. EJECUCIÓN ANTICIPADA

ARTÍCULO 64.- ACUMULACIÓN

£1222 Acumulación de pretensiones. Acceso a información de central de riesgo y


actualización de datos sobre deuda pagada .................................................. 795
£1223 Acumulación de pretensiones. Hábeas data correctivo y exclutorio............. 795
£1224 Acumulación de pretensiones. Anulación de información y rectificación ... 796
ARTÍCULO 65.- NORMAS APLICABLES

£1225 Aplicación de normas sobre proceso de amparo. Prescripción ...................... 796


£1226 Aplicación de normas sobre proceso de amparo. Inexistencia de etapa pro-
batoria ............................................................................................................. 796
£1227 Aplicación de normas sobre proceso de amparo. Afectación de derechos
fundamentales por resoluciones judiciales .................................................... 797

TÍTULO V

PROCESO DE CUMPLIMIENTO

ARTÍCULO 66.- OBJETO

£1228 Objeto del proceso de cumplimiento. Naturaleza del proceso de cumpli-


miento y de su objeto ...................................................................................... 799
£1229 Objeto del proceso de cumplimiento. Tutela del derecho constitucional a
asegurar y exigir la eficacia de las normas legales y de los actos administra-
tivos .................................................................................................................. 800
£1230 Objeto del proceso de cumplimiento. Control de la inactividad de la Admi-
nistración ......................................................................................................... 800
£1231 Objeto del proceso de cumplimiento. Omisión renuente del funcionario o
autoridad.......................................................................................................... 801
ARTÍCULO 66.- OBJETO

£1232 Cumplimiento del mandato de norma legal o acto administrativo. No basta


verificar cualquier inacción de la Administración ........................................ 802

974
Índice general

£1233 Cumplimiento del mandato de norma legal o acto administrativo. Debe ser
eficaz y no solo formal..................................................................................... 802
£1234 Cumplimiento del mandato de norma legal o acto administrativo. Cumpli-
miento aparente o parcial como incumplimiento ............................................. 802
£1235 Mandamus de la norma legal o del acto administrativo. Requisitos ............ 802
£1236 Cumplimiento de una norma legal. No sustracción de la materia si se man-
tienen efectos de la norma derogada .............................................................. 803
£1237 Cumplimiento de una norma legal. Interpretación del mandato de la norma
debe ser conforme con la Constitución ......................................................... 803
£1238 Cumplimiento de una norma legal. Plazo razonable para el cumplimiento
del mandato ..................................................................................................... 804
£1239 Cumplimiento de una norma legal. Tratados internacionales sobre derechos
humanos como normas exigibles a través del proceso de cumplimiento ..... 804
£1240 Cumplimiento del acto administrativo. Características del mandato conte-
nido en el acto administrativo ....................................................................... 805
£1241 Cumplimiento del acto administrativo. Acto administrativo debe individua-
lizar al beneficiario ......................................................................................... 805
£1242 Cumplimiento del acto administrativo. Acto administrativo debe reconocer
un derecho incuestionable del reclamante .................................................... 805
£1243 Cumplimiento del acto administrativo. Resolución debe estar referida al
ejercicio de funciones administrativas ........................................................... 805
ARTÍCULO 66.- OBJETO

£1244 Cumplimiento de la obligación de reglamentar. Plazo razonable para la


reglamentación ................................................................................................ 806
£1245 Cumplimiento de la obligación de reglamentar. Sustracción de la materia
por derogación de beneficio objeto de regulación ......................................... 806
£1246 Cumplimiento de la obligación de reglamentar. Cumplimiento indirecto
del mandato mediante emisión de normas reglamentarias .......................... 806
ARTÍCULO 67.- LEGITIMACIÓN Y REPRESENTACIÓN

£1247 Legitimación para demandar. Legitimación popular (legitimatio actio po-


pulis) frente a normas de carácter general e intereses difusos ...................... 807
£1248 Legitimación para demandar. Acreditación de legitimación personal (legiti-
matio ad causam) ............................................................................................. 807
£1249 Legitimación para demandar. Diferencia entre legitimaciones para exigir cum-
plimiento de un acto administrativo y de una norma de carácter general.......... 807
£1250 Legitimación para demandar. Legitimación de asociaciones para demandar
ante la afectación de intereses colectivos ....................................................... 808
ARTÍCULO 68.- LEGITIMACIÓN PASIVA

£1251 Legitimación para ser demandado. Improcedencia del proceso de cumpli-


miento contra particulares .............................................................................. 809

975
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1252 Legitimación para ser demandado. Titular de la entidad como legitimado y


criterio para resolver dudas conforme a la legislación anterior ..................... 809
ARTÍCULO 69.- REQUISITO ESPECIAL DE LA DEMANDA

£1253 Requisito especial de la demanda. Finalidad de acreditar renuencia de la


autoridad o funcionario .................................................................................. 810
£1254 Requisito especial de la demanda. Cumplimiento de requisito a través de
carta notarial .................................................................................................... 810
£1255 Requisito especial de la demanda. Irrelevancia de error material en el docu-
mento si puede determinarse el mandamus ................................................... 810
£1256 Requisito especial de la demanda. Interpretación pro actione del requisito ..... 811
ARTÍCULO 70.- CAUSALES DE IMPROCEDENCIA

£1257 Improcedencia para exigir el cumplimiento de resoluciones jurisdiccionales.


Frente a resoluciones dictadas por el Poder Judicial...................................... 812
£1258 Improcedencia para exigir el cumplimiento de resoluciones jurisdiccionales.
Frente a resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional ..................... 813
£1259 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados
mediante procesos de amparo. Tutela del derecho a la eficacia de las normas
legales y actos administrativos ........................................................................ 813
£1260 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados
mediante procesos de amparo. Tutela indirecta del derecho a la salud ....... 814
£1261 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados
mediante procesos de amparo. Tutela indirecta de los derechos a la paz, a
la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso; y, a gozar de un
ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida..................... 814
£1262 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados
mediante procesos de amparo. Tutela indirecta de derechos de participación
política ........................................................................................................................ 815
£1263 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados
mediante procesos de amparo. Tutela indirecta del derecho a la pensión ... 815
£1264 Improcedencia para la protección de derechos que puedan ser garantizados
mediante procesos de hábeas data. Violación del derecho a la infomración 815
ARTÍCULO 71.- DESISTIMIENTO DE LA PRETENSIÓN

£1265 Desistimiento de la pretensión. Procedencia ante actos administrativos de


carácter particular............................................................................................ 816
ARTÍCULO 72.- CONTENIDO DE LA SENTENCIA FUNDADA

£1266 Contenido de la sentencia fundada. Determinación de la obligación omitida . 816


£1267 Contenido de la sentencia fundada. Determinación de la obligación omitida
y orden de cumplimiento ................................................................................ 817
£1268 Contenido de la sentencia fundada. Determinación de la obligación omitida
y descripción precisa del mandato ordenado ................................................. 817

976
Índice general

£1269 Plazo perentorio para el cumplimiento del mandato ................................... 817


£1270 Responsabilidad de la autoridad competente. Pago de costas y costos y
posibilidad de iniciar las acciones legales correspondientes.......................... 817
ARTÍCULO 73.- EJECUCIÓN DE LA SENTENCIA

£1271 Ejecución de sentencia de cumplimiento. Ejecución conforme a los propios


términos de la sentencia ................................................................................. 818
£1272 Ejecución de sentencia de cumplimiento. Aclaración sobre el sentido de los
ordenado por la sentencia ............................................................................... 818
ARTÍCULO 74.- NORMAS APLICABLES

£1273 Aplicación supletoria de la normas procesales del amparo. Aplicación del


cómputo del plazo prescriptorio ............................................................ 819

TÍTULO VI
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS
PROCESOS DE ACCIÓN POPULAR E
INCONSTITUCIONALIDAD

ARTÍCULO 75.- FINALIDAD

£1274 Proceso de acción popular. Finalidad ............................................................. 821


£1275 Proceso de acción popular. Control constitucional de carácter objetivo ...... 821
£1276 Proceso de inconstitucionalidad. Finalidad ................................................... 822
£1277 Proceso de inconstitucionalidad. Defensa de la jerarquía normativa de la
Constitución .................................................................................................... 822
£1278 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional directa ............. 822
£1279 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional indirecta .......... 822
£1280 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional total o parcial.. 823
£1281 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional total................. 823
£1282 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional parcial ............. 823
£1283 Proceso de inconstitucionalidad. Infracciones constitucionales de forma y
de fondo (material) ......................................................................................... 823
£1284 Proceso de inconstitucionalidad. Supuestos de infracción constitucional de
forma........................................................................................................................ 824
£1285 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción constitucional de fondo.......... 824
£1286 Proceso de inconstitucionalidad. Infracción de orden competencial ........... 824
£1287 Proceso de inconstitucionalidad. Inconstitucionalidad de norma que regula
materia reservada a ley orgánica .................................................................... 825
£1288 Proceso de inconstitucionalidad. Procedencia de regulación legal de mo-
dalidades para exigir el pago de retribuciones por concesión de recursos
naturales .......................................................................................................... 825

977
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 76.- PROCEDENCIA DE LA DEMANDA DE ACCIÓN POPULAR

£1289 Proceso de acción popular. Procedencia respecto de decretos supremos...... 826


£1290 Proceso de acción popular. Procedencia respecto de normas de carácter
general.............................................................................................................. 826
£1291 Proceso de acción popular. Improcedencia respecto de estatuto aprobado
mediante resolución suprema ......................................................................... 826
£1292 Proceso de acción popular. Improcedencia sobre ordenanzas municipales .. 826
£1293 Proceso de acción popular. Improcedencia sobre resoluciones judiciales..... 827
£1294 Proceso de acción popular. Resoluciones emitidas por autoridades o funcio-
narios no públicos (colegio profesional) ........................................................ 827
ARTÍCULO 77.- PROCEDENCIA DE LA DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD

£1295 Proceso de inconstitucionalidad. Objeto ....................................................... 828


£1296 Proceso de inconstitucionalidad. Dimensiones objetiva y subjetiva ............ 828
£1297 Proceso de inconstitucionalidad. Dimensión objetiva .................................. 828
£1298 Proceso de inconstitucionalidad. Dimensión subjetiva................................. 828
£1299 Proceso de inconstitucionalidad. Noción de rango ....................................... 829
£1300 Proceso de inconstitucionalidad. Noción de rango de ley ............................. 829
£1301 Proceso de inconstitucionalidad. Presupuestos para el control constitucional
de tratados internacionales ............................................................................ 829
£1302 Proceso de inconstitucionalidad. Noción de tratados ordinarios y aproba-
ción .................................................................................................................. 830
£1303 Proceso de inconstitucionalidad. Presupuesto para control constitucional de
tratado (TLC con los Estados Unidos de América) ...................................... 830
£1304 Proceso de inconstitucionalidad. Rango de ley las ordenanzas regionales .. 830
£1305 Proceso de inconstitucionalidad. Control constitucional de ordenanzas.....
municipales...................................................................................................... 830
£1306 Proceso de inconstitucionalidad. Improcedencia frente a normas de rango
infralegal .......................................................................................................... 831
£1307 Proceso de inconstitucionalidad. Procedencia contra normas legales dero-
gadas ................................................................................................................ 831
£1308 Proceso de inconstitucionalidad. Procedencia contra decretos leyes............ 832
ARTÍCULO 78.- INCONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS CONEXAS

£1309 Inconstitucionalidad de normas conexas. Como deber del Tribunal Consti-


tucional para garantizar la supremacía normativa de la Constitución ......... 833
£1310 Inconstitucionalidad de normas conexas. Aplicación a normas que no fueron
materia del petitorio........................................................................................ 833
£1311 Inconstitucionalidad de normas conexas. Supuestos de conexidad ............. 833
£1312 Inconstitucionalidad de normas conexas. Supuestos de consecuencia ....... 833
£1313 Inconstitucionalidad de normas conexas. Relación entre normas de diferente
jerarquía ........................................................................................................... 833

978
Índice general

£1314 Inconstitucionalidad de normas conexas. Control de constitucionalidad de


normas infralegales conexas ............................................................................ 834
£1315 Inconstitucionalidad de normas conexas. Inconstitucionalidad por repro-
ducción o redundancia de norma declarada inconstitucional ...................... 834
£1316 Inconstitucionalidad de normas conexas. Aplicación de principio de cohe-
rencia frente a reproducción o redundancia de norma declarada inconstitu-
cional................................................................................................................ 834
£1317 Inconstitucionalidad de normas conexas. Conexión respecto a ordenanzas
municipales en materia de arbitrios ............................................................... 835
ARTÍCULO 79.- PRINCIPIOS DE INTERPRETACIÓN

£1318 Apreciación de validez constitucional de normas. Fuerza normativa y vin-


culante de la Constitución ............................................................................. 836
£1319 Apreciación de validez constitucional de normas. Principios de la interpre-
tación constitucional ....................................................................................... 836
£1320 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de unidad de la
Constitución en su interpretación ................................................................. 836
£1321 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de concordancia
práctica ........................................................................................................... 836
£1322 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de corrección funcio-
nal............................................................................................................................................ 836
£1323 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de función in-
tegradora ......................................................................................................... 837
£1324 Apreciación de validez constitucional de normas. Principio de fuerza norma-
tiva ........................................................................................................................ 837
£1325 Apreciación de validez constitucional de normas. Normas que conforman
bloque de constitucionalidad (parámetro de control del proceso de incons-
titucionalidad) ................................................................................................. 837
£1326 Apreciación de validez constitucional de normas. Bloque de constituciona-
lidad de normas sobre descentralización ....................................................... 838
£1327 Apreciación de validez constitucional de normas. Bloque de constitucio-
nalidad de normas municipales (Ley Orgánica de Municipalidades) como
parámetro de control de competencias .......................................................... 838
ARTÍCULO 80.- RELACIONES INSTITUCIONALES CON OCASIÓN A LOS PROCESOS DE CONTROL DE NORMAS 839

ARTÍCULO 81.- EFECTOS DE LA SENTENCIA FUNDADA

£1328 Sentencia de inconstitucionalidad. Rango de ley ......................................... 839


£1329 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia estimativa ....... 839
£1330 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia estimativa de
simple anulación ............................................................................................. 839
£1331 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia estimativa inter-
pretativa propiamente dicha ........................................................................... 839

979
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1332 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia estimativa


interpretativa-manipulativa ............................................................................ 840
£1333 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia interpretativa-
manipulativa reductora ................................................................................... 840
£1334 Sentencia de inconstitucionalidad. Efecto de la sentencia interpretativa-
manipulativa aditiva........................................................................................ 840
£1335 Sentencia de inconstitucionalidad. Sentencia interpretativa-manipulativa
estipulativa ...................................................................................................... 841
£1336 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia interpretativa-
manipulativa exhortativa ................................................................................ 841
£1337 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia interpretativa-
manipulativa sustitutiva ................................................................................. 841
£1338 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia desestimativa.. 842
£1339 Sentencia de inconstitucionalidad. Sentencia desestimativa por rechazo
simple............................................................................................................... 842
£1340 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos de la sentencia desestimativa
por el sentido interpretativo ........................................................................... 842
£1341 Sentencia de inconstitucionalidad. Potestad de diferir efectos de sentencia
(vacatio setentiae) ........................................................................................... 842
£1342 Sentencia de inconstitucionalidad. Vacatio sententiae en sentencia interpre-
tativa-manipulativa exhortativa...................................................................... 843
£1343 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos temporales ............................... 844
£1344 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos temporales irretroactivos ........ 844
£1345 Sentencia de inconstitucionalidad. Efectos temporales retroactivos en ma-
teria penal ........................................................................................................ 844
£1346 Sentencia de inconstitucionalidad. Determinación de efectos temporales y
retroactividad en materia tributaria ............................................................... 844
£1347 Sentencia de inconstitucionalidad. Distinción entre inconstitucionalidad
del tributo y de la ley que lo regula ................................................................ 845
£1348 Sentencia de inconstitucionalidad. No exoneración del pago de tributo
(impuesto a la explotación de los juegos de casino y tragamonedas) ........... 845
ARTÍCULO 82.- COSA JUZGADA

£1349 Sentencia de inconstitucionalidad. Calidad de cosa juzgada ....................... 846


£1350 Sentencia de inconstitucionalidad. Derechos garantizados por la autoridad
de cosa juzgada ............................................................................................... 846
£1351 Sentencia de inconstitucionalidad. Calidad de cosa juzgada alcanza a fun-
damentos de sentencia.................................................................................... 846
£1352 Sentencia de inconstitucionalidad. Cosa juzgada respecto de sentencias
estimatoria y desestimatoria ........................................................................... 847
£1353 Sentencia de inconstitucionalidad. Doble efecto de la cosa juzgada en sen-
tencia desestimatoria ..................................................................................... 847
£1354 Sentencia en proceso de acción popular. Efectos de la cosa juzgada ........... 847

980
Índice general

ARTÍCULO 83.- EFECTOS DE LA IRRETROACTIVIDAD

£1355 Posibilidad de reapertura de procesos. Aplicación de normas penales o tri-


butarias inconstitucionales ............................................................................. 848
£1356 Posibilidad de reapertura de procesos. Inconstitucionalidad de normas de-
rogadas ............................................................................................................ 848
£1357 Posibilidad de reapertura de procesos. Declaración de nulidad de resoluciones
judiciales en materia penal ............................................................................. 848
£1358 Posibilidad de reapertura de procesos. No aplicación de la retroactividad
benigna sustentada en ley inconstitucional ................................................... 849

TÍTULO VII

PROCESO DE ACCIÓN POPULAR

ARTÍCULO 84.- LEGITIMACIÓN

£1359 Legitimación. Legitimación extraordinaria para demandar.......................... 851


ARTÍCULO 85.- COMPETENCIA

£1360 Competencia del Poder Judicial. Exclusividad .............................................. 852


£1361 Competencia del Poder Judicial. Control concentrado para derogación de
normas infralegales .......................................................................................... 852
£1362 Competencia de sala. Por razón de la materia ............................................... 852
ARTÍCULO 86.- DEMANDA

£1363 Demanda. Fundamentos de la pretensión ..................................................... 853


ARTÍCULO 87.- PLAZO .................................................................................................. 853

ARTÍCULO 88.- ADMISIBILIDAD E IMPROCEDENCIA ........................................................ 853

ARTÍCULO 89.- EMPLAZAMIENTO Y PUBLICACIÓN DE LA DEMANDA

£1364 Emplazamiento. Excepción de falta de legitimidad para obrar del demandado 854
£1365 Emplazamiento. Denuncia civil para el emplazamiento de un nuevo sujeto
procesal ............................................................................................................ 854
ARTÍCULO 90.- REQUERIMIENTO DE ANTECEDENTES

£1366 Requerimiento de informes y documentos. Estado para emitir sentencia .. 855

981
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

ARTÍCULO 91.- CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA

£1367 Contestación de la demanda. Improcedencia de excepción de agotamiento


de la vía administrativa ................................................................................... 855
ARTÍCULO 92.- VISTA DE LA CAUSA

£1368 Vista de la causa. Realización y expedición de sentencia .............................. 855


ARTÍCULO 93.- APELACIÓN Y TRÁMITE .......................................................................... 856

ARTÍCULO 94.- MEDIDA CAUTELAR ............................................................................... 856

ARTÍCULO 95.- CONSULTA

£1369 Consulta. Elevación en caso no se interponga apelación .............................. 856


ARTÍCULO 96.- SENTENCIA ........................................................................................... 856

ARTÍCULO 97.- COSTOS

£1370 Costos. Exoneración al demandante .............................................................. 857

TÍTULO VIII

PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD

ARTÍCULO 98.- COMPETENCIA Y LEGITIMACIÓN

£1371 Competencia del Tribunal Constitucional. Control de constitucionalidad


de las leyes y normas con rango de ley ........................................................... 859
£1372 Competencia del Tribunal Constitucional. Valoración de constitucionalidad
de actos concretos ........................................................................................... 859
£1373 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Falta de
legitimidad activa ............................................................................................ 859
£1374 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Persecución
de intereses objetivos ..................................................................................... 859
£1375 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Legitimación
de colegios profesionales ................................................................................. 860
£1376 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Necesidad
que ley cuestionada sea del ámbito de conocimiento (especialidad) del
colegio profesional .......................................................................................... 860

982
Índice general

£1377 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Reglas


adicionales aplicables a los colegios profesionales ......................................... 860
£1378 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Legitimidad
conjunta de diversos colegios profesionales ................................................... 861
£1379 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Legitimidad
de los alcaldes provinciales por medio de apoderado .................................... 861
£1380 Legitimidad para interponer demanda de inconstitucionalidad. Legitimidad
de los presidentes regionales para temas de su competencia ........................ 861
ARTÍCULO 99.- REPRESENTACIÓN PROCESAL LEGAL

£1381 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Designación


de representante por órganos demandados ................................................... 862
£1382 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Representación
del Presidente de la República y conexidad normativa ................................. 862
£1383 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Actuación
directa de Defensor del Pueblo ...................................................................... 863
£1384 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Representación
ciudadana exigida ............................................................................................ 863
£1385 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Necesidad del
patrocinio de letrado en demanda de ciudadanos ......................................... 863
£1386 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Facultad de
número legal de congresistas .......................................................................... 863
£1387 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Actuación de
los gobiernos regionales................................................................................... 863
£1388 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Actuación de
alcaldes provinciales ....................................................................................... 864
£1389 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. No exigencia
de precisar ley de creación de colegio profesional ......................................... 864
£1390 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Presentación
de acuerdo de concejo por colegio profesional .............................................. 864
£1391 Representación procesal en proceso de inconstitucionalidad. Necesidad del
patrocinio de letrado en demanda de colegio profesional............................. 864
ARTÍCULO 100.- PLAZO PRESCRIPTORIO

£1392 Plazo prescriptorio de la pretensión. Plazo no computable (lapso en el que


asumieron funciones solo cuatro magistrados del Tribunal Constitucional). 865
£1393 Plazo prescriptorio de la pretensión. Efecto del auto que rechaza demanda
de inconstitucionalidad ................................................................................. 865
ARTÍCULO 101.- DEMANDA

£1394 Requisitos de admisibilidad. Domicilio legal y procesal ............................... 866


£1395 Requisitos de admisibilidad. Indicación precisa de la norma impugnada .. 866
£1396 Requisitos de admisibilidad. Fundamentos de la pretensión ....................... 866
£1397 Requisitos de admisibilidad. Designación de apoderado .............................. 867

983
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1398 Requisitos de admisibilidad. Copia simple de la norma ............................... 867


ARTÍCULO 102.- ANEXOS DE LA DEMANDA

£1399 Anexos de la demanda. Certificación por el Jurado Nacional de Elecciones 868


£1400 Anexos de la demanda. Determinación del 1% de ciudadanos debe corres-
ponder a padrón electoral de últimas elecciones ........................................... 868
£1401 Anexos de la demanda. Certificación de junta directiva de colegio profesional 868
£1402 Anexos de la demanda. Certificación del acuerdo del concejo de coordinación
regional ............................................................................................................ 868
£1403 Anexos de la demanda. Certificación del acuerdo del concejo municipal
provincial ......................................................................................................... 869
£1404 Anexos de la demanda. Contenido de la certificación del acuerdo de concejo.. 869
ARTÍCULO 103.- INADMISIBILIDAD DE LA DEMANDA

£1405 Inadmisibilidad de la demanda. Omisión de datos y anexos ........................ 870


£1406 Inadmisibilidad de la demanda. Plazo para subsanar defectos .................... 870
£1407 Inadmisibilidad de la demanda. No subsanación de defectos ..................... 870
ARTÍCULO 104.- IMPROCEDENCIA LIMINAR DE LA DEMANDA

£1408 Improcedencia liminar de la demanda. Preexistencia de una sentencia


desestimatoria de inconstitucionalidad sustancialmente igual en cuanto al
fondo ................................................................................................................ 871
£1409 Improcedencia liminar de la demanda. Incompetencia del Tribunal Cons-
titucional para pronunciarse respecto de la norma impugnada (infralegal). 871
ARTÍCULO 105.- IMPROCEDENCIA DE MEDIDAS CAUTELARES

£1410 Medidas cautelares. Inadmisibilidad .............................................................. 872


ARTÍCULO 106.- EFECTO DE LA ADMISIÓN E IMPULSO DE OFICIO

£1411 Impulso de oficio. Facultad del Tribunal Constitucional de permitir inter-


vención de partícipe ........................................................................................ 872
ARTÍCULO 107.- TRAMITACIÓN

£1412 Cómputo de plazo para contestar la demanda. Preclusión del plazo cuando
el Tribunal Constitucional lo determina ........................................................ 873
£1413 Cómputo de plazo para contestar la demanda. Feriados no laborales ......... 873
£1414 Cómputo de plazo para contestar la demanda. No aplicación de Ley Orgánica
del Poder Judicial al Tribunal Constitucional ................................................ 873
£1415 Cómputo de plazo para contestar la demanda. Concesión de plazo para
subsanar error .................................................................................................. 874
£1416 Emplazamiento. Congreso.............................................................................. 874
£1417 Emplazamiento. Órgano que no expidió disposición cuestionada (partícipe) .. 874

984
Índice general

£1418 Emplazamiento. No condición de parte del partícipe ................................... 874


£1419 Emplazamiento. Gobierno regional ............................................................... 874
£1420 Informes orales. Informes ofrecidos por personas no letradas ...................... 875
ARTÍCULO 108.- PLAZO PARA DICTAR SENTENCIA ........................................................... 875

TÍTULO IX

PROCESO COMPETENCIAL

ARTÍCULO 109.- LEGITIMACIÓN Y REPRESENTACIÓN

£1421 Conflicto de competencia. Noción ................................................................ 877


£1422 Proceso competencial. Conocimiento............................................................ 877
£1423 Proceso competencial. Objeto ........................................................................ 877
£1424 Proceso competencial. Presupuestos ............................................................. 878
£1425 Proceso competencial. Elemento subjetivo (legitimidad especial para
obrar) ............................................................................................................... 878
£1426 Proceso competencial. Elemento objetivo (reserva de jurisdicción constitu-
cional a favor del Tribunal Constitucional) ................................................... 878
£1427 Proceso competencial. Incidencia sobre la esfera jurídica de terceros ......... 878
£1428 Proceso competencial. Legitimidad activa reservada a poderes del Estado y
entidades estatales ......................................................................................... 879
£1429 Proceso competencial. Conflicto entre poderes del Estado .......................... 879
£1430 Proceso competencial. Conflicto entre gobiernos municipales .................... 879
£1431 Proceso competencial. Configuración del elemento objetivo en conflicto
entre gobiernos municipales ........................................................................... 880
£1432 Proceso competencial. Legitimidad de municipalidad para cuestionar acuerdo
de concejo de otra municipalidad viciado de incompetencia ....................... 880
£1433 Proceso competencial. Ley Orgánica de Municipalidades como parámetro
de control de competencias municipales ....................................................... 880
£1434 Proceso competencial. Municipalidades de centros poblados menores no
poseen atribuciones o competencias de las municipalidades provinciales o
distritales ......................................................................................................... 880
£1435 Proceso competencial. Propósito de la actuación de los titulares de las enti-
dades estatales ................................................................................................. 881
ARTÍCULO 110.- PRETENSIÓN

£1436 Conflicto de competencia. Presupuesto ........................................................ 881


£1437 Conflicto de competencia. Existencia de modalidades ................................ 881
£1438 Conflicto de competencia. Tipología ............................................................. 881

985
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1439 Conflicto de competencia. Distinción entre conflictos de competencias y


de atribuciones ................................................................................................ 882
£1440 Conflicto de competencia. Conflicto por omisión en cumplimiento de acto
obligatorio ........................................................................................................ 882
£1441 Conflicto de competencia. Conflicto por menoscabo de atribuciones
constitucionales ............................................................................................... 883
£1442 Conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales. Clases............. 883
£1443 Conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales. Menoscabo de
atribuciones en sentido estricto...................................................................... 883
£1444 Conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales. Menoscabo de
atribuciones de interferencia .......................................................................... 884
£1445 Conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales. Menoscabo de
atribuciones de omisión ................................................................................. 884
£1446 Test de competencia. Aplicación ................................................................... 884
£1447 Test de competencia. Principio de unidad ..................................................... 884
£1448 Test de competencia. Principio de competencia ............................................ 885
£1449 Test de competencia. Principio del efecto útil y poderes implícitos ............ 886
£1450 Test de competencia. Principio de progresividad .......................................... 886
£1451 Conflicto o atribución expresada en norma con rango de ley. Vía procedi-
mental .............................................................................................................. 887
ARTÍCULO 111.- MEDIDA CAUTELAR
£1452 Medida cautelar. Evaluación de la apariencia del derecho............................ 888
£1453 Medida cautelar. Evaluación del peligro en la demora .................................. 888
£1454 Medida cautelar. Evaluación de la adecuación .............................................. 888
£1455 Medida cautelar. Posibilidad de exigencia de informe oral para acceder a
pedido .............................................................................................................. 888
£1456 Medidas cautelares. Falta de objeto por desestimación prima facie de la
demanda .......................................................................................................... 888
£1457 Medida cautelar. Sobre el proyecto de ley anual del presupuesto del Sector
Público ............................................................................................................. 889
ARTÍCULO 112.- ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA

£1458 Aplicación de disposiciones del proceso de inconstitucionalidad. Demanda


presentada por el Presidente de la República ................................................ 890
£1459 Aplicación de disposiciones del proceso de inconstitucionalidad. Demanda
presentada por la Contraloría General de la República ................................ 890
£1460 Demanda de conflicto de competencia. Inadmisibilidad por no versar sobre
el cese de agresión a competencias (municipales)......................................... 890
ARTÍCULO 113.- EFECTOS DE LAS SENTENCIAS

£1461 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Reconocimiento de doble


finalidad del proceso competencial ................................................................ 891

986
Índice general

£1462 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Observancia por poderes


públicos y órganos constitucionales ............................................................... 891
£1463 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Anulación (nulidad) de
disposiciones, resoluciones o actos viciados de incompetencia .................... 891
£1464 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Nulidad (afectación) de
resoluciones judiciales que afectan atribuciones del Poder Ejecutivo.......... 892
£1465 Efectos de la sentencia (proceso competencial). Autorización al Tribunal
Constitucional para resolver situaciones jurídicas producidas por la nulidad
del acto viciado de incompetencia ................................................................. 892

TÍTULO X

JURISDICCIÓN INTERNACIONAL

ARTÍCULO 114.- ORGANISMOS INTERNACIONALES COMPETENTES

£1466 Jurisdicción supranacional. Derecho de acceso a la justicia de tribunales


internacionales ................................................................................................ 893
£1467 Jurisdicción supranacional. Sentencias del Tribunal Constitucional agotan
la jurisdicción interna ..................................................................................... 893
£1468 Jurisdicción supranacional. Excepciones a la exigibilidad de agotamiento de
la jurisdicción interna ..................................................................................... 893
£1469 Jurisdicción supranacional. Alcances de los pronunciamientos del Comité
de Derechos Humanos .................................................................................... 894
£1470 Jurisdicción supranacional. Alcance de las recomendaciones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.......................................................... 894
£1471 Jurisdicción supranacional. Competencia contenciosa de la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos ........................................................................... 894
£1472 Jurisdicción supranacional. Sistema de articulación competencial (no de
primacía) entre las jurisdicciones internacional y constitucional ................. 895
£1473 Jurisdicción supranacional. Importancia de la jurisprudencia internacional 895
£1474 Jurisdicción supranacional. Sujeción del Estado peruano a la jurisprudencia
internacional ................................................................................................... 895
£1475 Jurisdicción supranacional. Cumplimiento obligatorio de los tratados rati-
ficados por el Estado Peruano......................................................................... 896
ARTÍCULO 115.- EJECUCIÓN DE RESOLUCIONES

£1476 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Reconocimiento


de validez y eficacia ......................................................................................... 896
£1477 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Inviabilidad del
proceso de amparo .......................................................................................... 896

987
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

£1478 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Efectos vinculantes


de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.......... 896
£1479 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Aplicación de
recomendaciones de Comisión Interamericana de Derechos Humanos...... 897
£1480 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Carácter no vin-
culante de informes de Comisión Interamericana de Derechos Humanos 897
£1481 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Deber jurídico
propio de investigación del Estado y obligación de garantía ........................ 897
£1482 Ejecución de resoluciones de tribunales supranacionales. Supuestos y alcan-
ces de eficacia .................................................................................................. 898
ARTÍCULO 116.- OBLIGACIÓN DE PROPORCIONAR DOCUMENTOS Y ANTECEDENTES

£1483 Obligación de proporcionar documentos. Exigibilidad de elementos .........


probatorios ....................................................................................................... 899
£1484 Obligación de proporcionar documentos. Exigibilidad de textos legales..... 899

TÍTULO XI
DISPOSICIONES GENERALES
APLICABLES A LOS PROCEDIMIENTOS
ANTE EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

ARTÍCULO 117.- ACUMULACIÓN DE PROCESOS


£1485 Acumulación de procesos. Facultad del Tribunal Constitucional ............... 901
£1486 Acumulación de procesos. Procedencia por identidad de causas ................. 901
ARTÍCULO 118.- NUMERACIÓN DE LAS SENTENCIAS ....................................................... 901

ARTÍCULO 119.- SOLICITUD DE INFORMACIÓN .............................................................. 902

£1487 Solicitud de información. Sobre fecha de notificación ................................. 902


£1488 Solicitud de información. Respecto de posturas adoptadas por organismos
supranacionales ............................................................................................... 902
£1489 Solicitud de información. Respecto de medidas adoptadas para efectivizar
recomendaciones de organismos supranacionales ......................................... 902
£1490 Solicitud de información. Sobre programas anuales de entidades supervisoras. 902
ARTÍCULO 120.- SUBSANACIÓN DE VICIOS EN EL PROCEDIMIENTO

£1491 Subsanación de vicios. Indebida legitimación procesal pasiva .................... 903


ARTÍCULO 121.- CARÁCTER INIMPUGNABLE DE LAS SENTENCIAS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

£1492 Carácter inimpugnable de las sentencias del Tribunal Constitucional.


Acatamiento por todos los órganos del Estado .............................................. 903

988
Índice general

£1493 Carácter inimpugnable de las sentencias del Tribunal Constitucional. Soli-


citud de aclaración o subsanación y plazo ..................................................... 903
£1494 Aclaración de concepto. Finalidad ................................................................. 904
£1495 Aclaración de concepto. Solo en caso de dudas que incidan sobre ejecución
de la sentencia ................................................................................................. 904
£1496 Aclaración de concepto. Improcedencia por pretenderse impugnar decisión
de fondo (reconsideración o modificación de fallo). ..................................... 904
£1497 Aclaración de concepto. Sobre pago de intereses moratorios a la Sunat ...... 904
£1498 Subsanación de error. Fecha ........................................................................... 905
£1499 Subsanación de error. Parte resolutiva ............................................................ 905

TÍTULO XII

DISPOSICIONES FINALES

PRIMERA.- DENOMINACIONES EMPLEADAS ................................................................ 907

SEGUNDA.- VIGENCIA DE NORMAS ........................................................................... 907

£1500 Aplicación inmediata de normas procesales. Inicio de vigencia del Código


Procesal Constitucional .................................................................................. 907
£1501 Aplicación inmediata de normas procesales. Procesos en trámite ................ 908
£1502 Aplicación inmediata de normas procesales. Necesidad de garantizar vigencia
del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva ................................................ 908
£1503 Aplicación inmediata de normas procesales. Conveniencia para resolver
proceso ............................................................................................................. 908
£1504 Aplicación inmediata de normas procesales. Plazo para interponer demanda
de amparo ........................................................................................................ 908
£1505 Aplicación inmediata de normas procesales. Excepciones ............................ 908

TERCERA.- JUECES ESPECIALIZADOS

£1506 Procesos de competencia del Poder Judicial. No avocación al conocimiento


de casos y controversias que conoce el Poder Judicial ................................... 909
£1507 Juez especializado. No asociación con la idea de juez excepcional............... 909
£1508 Juez especializado. Jurisdicción establecida por ley....................................... 909
CUARTA.- PUBLICACIÓN DE SENTENCIAS .................................................................... 910

989
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional

QUINTA.- EXONERACIÓN DE TASAS JUDICIALES ........................................................... 910

£1509 Exoneración de pago de tasas judiciales. Como manifestación del principio


de gratuidad de la administración de justicia ................................................ 910
SEXTA.- ENSEÑANZA DE LOS DERECHOS Y DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES ........ 911

SÉPTIMA.- GACETA CONSTITUCIONAL ...................................................................... 911

TÍTULO XIII

DISPOSICIONES TRANSITORIAS Y
DEROGATORIAS

PRIMERA.- NORMAS DEROGADAS .............................................................................. 913

£1510 Disposiciones transitorias. Fuerza vinculante................................................ 913


£1511 Disposiciones transitorias. Dimensión temporal ........................................... 913
SEGUNDA.- VIGENCIA DEL CÓDIGO ......................................................................... 914

£1512 Vigencia del Código Procesal Constitucional. Vacatio legis ......................... 914

990

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