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Primero de noviembre: la noche de difuntos

Gustavo Adolfo Bécquer

Las viejas continuaban con sus leyendas de ánimas aparecidas. El aire zumbaba
en los vidrios del balcón y las campanas de la ciudad doblaban a lo lejos.

Había pasado una hora, dos, tres. La medianoche estaba a punto de sonar, y
Beatriz se retiró a su oratorio. Alonso no volvía, no volvía, cuando en menos de una
hora pudiera haberlo hecho.

-¡Habrá tenido miedo! -exclamó la joven cerrando su libro de oraciones y


encaminándose a su lecho, luego de haber intentado inútilmente murmurar algunos
de los rezos que la iglesia consagra en el día de los difuntos a los que ya no
existen.

Después de haber apagado la lámpara y cruzado las dobles cortinas de seda, se


durmió.

Se durmió con un sueño inquieto, ligero, nervioso. Las doce sonaron en el reloj. Beatriz oyó entre sueños las
vibraciones de las campanas, lentas, sordas, tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído a un par de ellas
pronunciar su nombre. Pero lejos, muy lejos, y por una voz ahogada y doliente. El viento gemía en los vidrios de la
ventana.

-Será el viento –dijo, y poniéndose la mano sobre el corazón- procuró tranquilizarse. Pero su corazón latía cada vez con
más violencia. Las puertas del oratorio habían crujido sobre sus goznes, con un chirrido agudo, prolongado y estridente.

Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su
orden, estas con un sonido sordo y grave, aquellas con un lamento largo y crispador. Después silencio, un silencio lleno
de rumores extraños, el silencio de la media noche, con un murmullo monótono de agua distante; lejanos ladridos de
perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros
que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi se sienten, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de
algo que no se ve y cuya aproximación se nota no obstante en la oscuridad.
Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinillas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos.
Se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar: nada, silencio.

Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas direcciones; y
cuando dilatándolas las fijaba en un punto, nada, oscuridad, las sombras impenetrables.

-¡Bah! –Exclamó, volviendo a recostar su hermosa cabeza sobre la almohada de raso azul del lecho-. ¿Soy yo tan
miedosa como esas pobres gentes, cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura, al oír una conseja de aparecidos?

Y cerrando los ojos intentó dormir. Pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse
más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras de brocado de la puerta habían rozado al
separarse, y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra. El rumor de aquellas pisadas era sordo, casi
imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se
acercaban, y se movió el reclinatorio que estaba a la orilla de su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y arrebujándose
en la ropa que la cubría, escondió la cabeza y contuvo el aliento.

El aire azotaba los vidrios del balcón. El agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor eterno y monótono. Los
ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas del aire, y las campanas del pueblo, unas cerca, otras distantes,
doblaban tristemente por las ánimas de los difuntos.

Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz. Al fin despuntó la aurora:
vuelta de su temor, entreabrió los ojos a los primeros rayos de la luz. Después de una noche de insomnio y de terrores,
¡es tan hermosa la luz clara y blanca del día! Separó las cortinas de seda del lecho, y ya se disponía a reírse de sus
temores pasados, cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez mortal
descoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto sangrienta y desgarrada la banda azul que perdiera en el monte,
la banda azul que fue a buscar Alonso.

Cuando sus servidores llegaron despavoridos a notificarle la muerte de Alonso, que a la mañana había aparecido
devorado por los lobos entre las malezas del Monte de las Ánimas, la encontraron inmóvil, crispada, asida con ambas
manos a una de las columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca; blancos los labios, rígidos
los miembros, muerta. ¡Muerta de horror!
1. En la oración “Creía haber oído a un par de ellas c. Los trabajadores llegan y encuentran a Beatriz muerta
pronunciar su nombre”, ¿Quiénes son ellas? abrazando la banda azul.
a. Las viejas rezanderas de la noche. d. Desde ese día se cuenta que en el bosque
b. Las campanas. ronda el fantasma de un hombre que lleva entre
c. Las ráfagas de viento. sus manos una banda azul.
d. Las voces
7. La mejor definición para la palabra subrayada en el
2. La pregunta que produce suspenso en el texto es: texto es:
a. ¿De qué murió Alonso? a. Amontonándose.
b. ¿Quién puso la banda azul en el reclinatorio? b. Es la acción de producir burbujas.
c. ¿Qué es lo que hacían las viejas rezanderas? c. Véase la acción de burujar.
d. ¿Qué hacía Alonso en el Bosque? d. Doblar o amontonar sin cuidado

3. La oración que da inicio al desenlace o resolución del 8. La anterior historia hace parte del género narrativo,
conflicto de la leyenda es: ¿A qué tipo de narración pertenece?
a. El aire azotaba los vidrios en el balcón… a. el cuento
b. Cuando sus servidores llegaron despavoridos… b. la Leyenda
c. Después de una noche de insomnio y de c. la fábula.
terrores… d. el mito
d. Se durmió con un sueño inquieto, ligero,
nervioso… 9. La palabra reclinatorio, escrita en el texto, puede ser
reemplazada sin que cambie el sentido de la
4. Una opinión crítica que se puede aplicar a esta historia por:
leyenda es: a. Lugar para reclinarse
a. No logra manejar con acierto el suspenso. b. silla
b. Los lectores logran sentir compasión por el c. mueble
personaje central. d. tapete
c. Tiene un final que no se corresponde con el
10. En el fragmento “la encontraron inmóvil, crispada,
comienzo.
asida con ambas manos a una de las columnas
d. Explota muy bien los temores de la gente a la de ébano del lecho, desencajados los ojos,
noche. entreabierta la boca; blancos los labios, rígidos
los miembros, muerta. ¡Muerta de horror!”
5. El lenguaje es entendido como la capacidad racional podemos inferir que:
del ser humano para expresarse mediante a. Beatriz se encontraba muerta al pie de la cama.
señales, signos, símbolos… De los siguientes b. Beatriz mostraba síntomas de haber fallecido, al
cual No es una manifestación del lenguaje parecer el Alma de Alonso la había asesinado.
humano: c. Beatriz estaba consternada por lo ocurrido a
a. Arte musical Alonso y es consciente de que el alma de su
b. Señales de transito amado la había asistido en aquella noche de
c. Arte pictórico terror.
d. La manifestación de la naturaleza salvaje. d. Beatriz no podía comprender cómo Alonso
había dejado su banda azul en el reclinatorio en
6. Teniendo en cuenta la estructura narratológica y el aquella noche de espanto.
concepto de leyenda el mejor final para esta
historia sería: 11. Según el texto qué caía con un rumor eterno y
a. Beatriz sale a buscar a Alonso al bosque y lo monótono:
encuentra desfallecido. a. el sonido de las campanas.
b. Beatriz habla con el fantasma de Alonso y le solicita b. el sonido del viento.
que vuelva con ella. c. la hermosa cabeza sobre la almohada.
d. el agua de la fuente.

Responda la pregunta de acuerdo con la siguiente información:

12. Con la expresión del cartel, el autor pretende

a. cuestionar que se celebre el día de la mujer mas no el día del hombre.


b. criticar irónicamente algunas celebraciones culturales cuestionando su sinceridad.
c. resaltar los trabajos cotidianos que llevan a cabo las mujeres.
d. ilustrar los hechos que originaron la celebración del día de la mujer.

En el gráfico se aprecian las preferencias del público por un determinado tipo de películas.
13. Según el gráfico:

a. las películas de ficción son las más preferidas.


b. las películas de terror son las menos vistas.
c. la diferencia entre las preferencias de las películas bélicas y las comedias es de 10 preferencias.
d. las películas de acción están en el tercer lugar de las preferencias.

14. Cuál de las siguientes premisas presenta información falsa:

a. las películas de menor preferencia son bélicas, acción y comedia.


b. 350 equivale al 100% del ranking de preferencias.
c. las películas bélicas ocupan el cuarto puesto en la escala de preferencias.
d. las películas de ficción tienen el mismo margen de preferencias que las películas de terror.

15. Analiza la siguiente oración, hay un error lingüístico: Hay que trabajar para que haiga dinero. De las siguientes la
oración correcta es:

a. Hay que trabajar para que halla dinero.


b. Hay que trabajar para que aya dinero
c. Hay que trabajar para que haya dinero.
d. Hay que trabajar para que aiga dinero.
DISCURSO DE FEDERICO GARCÍA LORCA AL INAUGURAR LA BIBLIOTECA DE SU PUEBLO.

MEDIO PAN Y UN LIBRO.


Locución de Federico García Lorca
Al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931.

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta
es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se
encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del
espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la
gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y
por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es
serenidad y es pasión. Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son
infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la
primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no
pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los
que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que
los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos
los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en
esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un
hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia
de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde
están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos
pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fiodor Dostoievski,
padre de la Revolución Rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro
paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía:
‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no
pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque
la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma
insatisfecha dura toda la vida.
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República
debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo
lleno de fe, pero falto de luz.
d. Todos son conscientes de que el hambre
1. El título del discurso sugiere que: vence al conocimiento.
a. Para vivir es importante tener un pan y un
libro. 4. ¿Qué es lo que los pueblos piden a gritos?
b. Para preparar un pan es necesario tener un a. Las reivindicaciones económicas
libro de cocina. b. Las reivindicaciones sociales.
c. Es la yuxtaposición entre lo esencial y lo c. Piden pan, es decir comida.
inicuo. d. Las reivindicaciones culturales.
d. Medio pan y un libro es un título que no
sugiere nada en especial para el lector. 5. El gran pensador y político italiano Antonio
Gramsci pasó gran parte de su vida en la
2. En el primer párrafo Lorca hace la alusión cárcel, pero su peor suplicio fue no poder
sentimental de lamentación melancolía adquirir ningún libro durante su larga estadía
porque: en prisión. Como sabemos fue un bibliófilo,
a. Su familia no está a su lado en una fiesta. ello lo llevó a sentir gran angustia y dolor por
b. Su hermana y su padre están en la distancia no poder instruirse. Muchos años después
de las cosas. de ser liberado publica 3 tomos llamados
c. La humanidad no gozan del supremo bien “Escritos desde la cárcel”; comúnmente
de la belleza. solicitaba muchos cigarrillos diarios pero
d. Todo al final resulta ser melancólico. nunca se lo vio fumando lo que indica que
las copias originales estaban escritas en
3. Cuando en el texto se dice: “Bien está que papeles pequeños donde se envolvía el
todos los hombres coman, pero que todos tabaco, es decir papeles de cigarrillos.
los hombres sepan.” Podemos inferir que:
a. No sirve de nada un pueblo con el paladar Con lo anterior podemos hacer una relación intertextual
saciado pero ignorante. con el párrafo…
b. Es ridículo que el pueblo coma pero no sepa
las reglas de etiqueta para comer. a. 1.
c. Se puede inferir que todos beben saber lo b. 2.
importante que es comer. c. 3.
d. 4. b. Los libros son al conocimiento, como el
hambre al estómago.
6. Según el texto, un ser humano sufre más c. Era un hombre enfermo por los libros.
por: d. La vida no vale nada si se vive en malas
a. Hambre. condiciones económicas y climáticas.
b. Agonía del alma insatisfecha.
c. Frío 10. ¿Qué otro título le podrías asignar al texto?
d. La guerra de los hombres contra los a. De sólo pan no vive el hombre.
hombres. b. Pan y libro.
c. A comer libro.
7. A qué se refiere Lorca cuando dice: “hoy se d. El que no come libro no sabe.
debate el pueblo lleno de fe, pero falto de
luz” 11. ¿Qué signo ortográfico se utiliza al final de
a. Que existe una lucha entre la Edad Media y una abreviatura?
el Renacimiento. a. Un punto y coma.
b. Se refiere a que la gente no ha creado b. Una coma.
lámparas energéticas para poder leer. c. Un punto.
c. La gente cree en surgir del letargo pero no d. Ninguna.
se instruye a través de la lectura.
d. El pueblo tiene fe pero le falta la luz. 12. ¿Cuál de las siguientes palabras está mal
escrita?
8. Críticamente podemos decir que el texto es: a. Vigente.
a. Apropiado exclusivamente para el año de b. Rigidez.
1931 en España. c. lijero.
b. Es superfluo y no es muy claro. d. Homenaje
c. Posee bastantes elementos poéticos.
d. Es un panfleto para crear unidad, apropiado 13. ¿Cómo se escribe la 1ª persona del singular
para todas las épocas y países. del presente de indicativo de los verbos nacer,
conocer y conducir?
9. Cuando en el texto se habla del anacoreta a. Con zc.
de Fiodor Dostoievski, se puede inferir b. Con z.
críticamente que: c. Con c.
a. Es indispensable comer. d. con xc

14. Las relaciones de afijos (prefijos - sufijos y palabras parasintéticas) correctas son:

a. 1y3
b. 2, 4 y 1
c. 2, 4 y 5
d. 2y5

15. Uno de los siguientes no hace parte a la estructura de un Periódico.

a. Fecha – Nombre del Periódico – sección


b. Bajada o subtítulo
c. Epígrafe o antetítulo
d. Introducción
GABINETE DE ESTUDIO

FAUSTO, MEFISTÓFELES

FAUSTO: ¿Llaman? ¡Adelante! ¿Quién vendrá a importunarme de nuevo?

MEFISTÓFELES: Soy yo.

FAUSTO: ¡Adelante!

MEFISTÓFELES: Es menester que lo digas tres veces.

FAUSTO: ¡Adelante! pues.

MEFISTÓFELES: ¡Así me gusta! Confío que acabaremos por entendernos. Pues


sí; para ahuyentar tus quimeras, héteme aquí como un noble hidalgo, con vestido
rojo ribeteado de oro, ferreruelo de seda recia, la pluma de gallo en el sombrero,
y una larga espada de aguda punta. Y ahora te aconsejo, en breves palabras, que te vistas también de un modo
parecido, a fin de que, desembarazado y libre, sepas lo que es la vida.

FAUSTO: ¡Ah!, sea cualquiera el traje que me ponga, no cesará el tormento que llevo en mi existencia terrena. Siento los
deseos de un joven, pero soy demasiado viejo y nada puede ofrecerme el mundo. “Renunciar”, esta es la eterna canción
que resuena mis oídos. Despunta el día y sé de antemano que no habré de saciar en él uno solo de mis anhelos, y que
ninguna de las gracias de la vida podrán deleitarme, y así llegarán mis noches, en las que tendido en mi lecho tampoco
encuentro la tranquilidad porque llevo en lo más íntimo de mi ser una zozobra que se impone a todas mis facultades.
Quisiera llorar lágrimas amargas; la existencia para mí es una carga insufrible, aborrezco la vida; mi mayor ilusión es la
muerte.

MEFISTÓFELES: Y sin embargo, la muerte nunca es un huésped bienvenido del todo.

FAUSTO: ¡Oh! ¡Feliz aquel a quien ella le ciñe las sienes con sangrientos lauros en medio del esplendor de la victoria!
¡Dichoso aquel a quien sorprende en brazos de una joven después de vertiginosa y frenética danza! ¡Ah! ¡Si extasiado
ante el poder del sublime Espíritu, hubiese yo caído allí exánime! ¡Sea maldito Mammón, el que nos brinda los goces
voluptuosos, nos prepara blando lecho y nos ofrece sus tesoros!... ¡Sean también malditos el zumo de la uva, la fe, la
paciencia, la esperanza y el amor!

CORO DE ESPÍRITUS:(Invisibles).- ¡El dolor, el dolor! Su fuerte brazo destruye los encantos del mundo, que se
derrumban y se convierten en ruinas. Destruido de halla por un semidiós. Somos nosotros mismos los que llevamos sus
escombros a la nada y deploramos la belleza perdida. ¡Tú, el más poderoso entre los hijos de la Tierra, haz que suja de
nuevo el mundo, más hermoso, más apetecible, brote otra vida y láncese entre cánticos el nuevo espíritu!

MEFISTÓFELES: Estos son los pequeños entre los míos. Escucha como, con sensatez de viejo, aconsejan el placer y la
actividad. Pretenden atraerte al vasto mundo, lejos de la soledad, donde se paralizan los sentidos y los humores. Cesa
de jugar con tu pesadumbre, que, cual buitre, devora tu existencia. La más ruin compañía te hará sentir que eres hombre
entre los hombres. Con todo, no quiere esto decir que vayas a encajetarte con la chusma. No soy ninguno de los
grandes, pero, a pesar de ello, si quieres junto conmigo emprender la marcha a través de la vida, quiero prestarme
gustoso a ser tuyo ahora mismo. Tu compañero soy, y si estás satisfecho de mí, soy tu servidor, tu esclavo.

FAUSTO: Y eso, ¿a cambio de qué?

MEFISTÓFELES: Me comprometo a servirte aquí, a la menor indicación tuya, sin darme paz ni reposo; cuando nos
encontremos otra vez más allá, tú has de hacer otro tanto conmigo.

FAUSTO: No me inquieta el más allá. Este mundo es el que deseo. Es este el sol que me alumbra y en este mundo
radica toda la posibilidad de mis goces. Si alguna vez esto termina, ¡qué me importa lo que ocurra!

MEFISTÓFELES: En tal disposición de ánimo puedes arriesgar la cosa. Oblígate; estos días verás con placer: mis
artificios. Vas a experimentar goces y contemplar cosas que ningún otro mortal pudo hacerlo.

FAUSTO: ¿Qué puedes darme, pobre diablo? El espíritu humano, en sus altas aspiraciones, ¿ha sido acaso nunca
comprendido por tus semejantes? Sí, tú tienes un manjar que no sacía; tienes oro bermejo que, como el azogue, sin
cesar se escurre de la mano; un juego en el cual nunca se gana; una joven que, reclinada sobre mi pecho, por medio de
guiños se entiende ya con el vecino; la gloria, bello placer de los dioses, que se desvanece cual fugaz meteoro.
Muéstrame el fruto que se pudre antes de cogerlo, y árboles que diariamente se cubren de nuevo verdor.

MEFISTÓFELES: Hoy mismos comenzarán mis servicios, en el banquete de los doctores pero todavía falta una cosa…
es necesario que escribas unas líneas.
FAUSTO: - ¡Cómo! ¿Me pides el pacto por escrito? ¡Qué pedantería! ¿Es que no te basta mi palabra? El corazón del
hombre contiene la fe como la mejor promesa, idea en realidad quimérica, pero que hace dichoso a quien la posee, el
cual no necesita pergaminos, escritos, ni sellos, que no son más que documentos, aunque todo el mundo les dé tanta
importancia.

MEFISTÓFELES: ¿Cómo puedes extremar tu facundia con tal calor? Una pequeña hoja cualquiera es buena para el
caso. Firmarás con una gotita de tu sangre.

FAUSTO: No haya miedo alguno de que rompa yo este pacto. Cabalmente lo que prometo es la tendencia de todas mis
energías. Demasiado me envanecí; no pertenezco más que a tu condición. El grande Espíritu me desdeñó, y ante mí se
cierra la Naturaleza. Roto está el hilo del pensamiento; largo tiempo en que estoy hastiado de todo saber. Apaguemos las
ardientes pasiones en los abismos de la sensualidad. Bajo impenetrables velos mágicos, apréstese al punto toda
maravilla. Lancémonos en el bullicio del tiempo, en el torbellino de los acontecimientos. Alternen uno con otro entonces,
como puedan, el dolor y el placer, la suerte próspera y la adversa. Sólo por una incesante actividad escomo se manifiesta
el hombre.
Adaptación. J.W. Goethe. Fausto
Ed. Mediterráneo, Madrid, 1974

1. La frase, ¡El dolor, el dolor! Su fuerte brazo destruye 8. Con las palabras, ¿Qué puedes darme, pobre diablo?
los encantos del mundo, que se derrumban y se El espíritu humano, en sus altas aspiraciones, ¿ha sido
convierten en ruinas, es dicha por: acaso nunca comprendido por tus semejantes? , Fausto:
a. Fausto. a. Vitupera y desacredita el poder y la labor de
b. Coro de espíritus. Mefistófeles.
c. Mefistófeles. b. Desestima y desprecia el poder y la labor de
d. Goethe. Mefistófeles.
c. Subestima y critica el poder y la labor de
2. En la anterior frase las palabras, Su fuerte brazo, se Mefistófeles.
refiere al: d. Se burla del poder que ofrece Mefistófeles.
a. Diablo.
b. Mundo. 9. Si al comienzo Fausto dice,…nada puede ofrecerme
c. Dolor. el mundo…la existencia para mí es una carga insufrible,
d. La vida. aborrezco la vida; mi mayor ilusión es la muerte. Y un
poco más adelante asegura: Este mundo es el que
3. A Fausto lo que más le interesa es: deseo. Es este el sol que me alumbra y en este mundo
a. El más allá. radica toda la posibilidad de mis goces. Entonces se
b. La sabiduría. puede afirmar que estamos frente a:
c. Este mundo. a. Una situación escéptica.
d. Las mujeres. b. Una situación absurda.
c. Una situación contradictoria.
4. Mefistófeles se compromete a servirle a Fausto como: d. Una situación de enredo.
a. Un dios.
b. b. Un esclavo. 10. Según lo expresado por Fausto, en la anterior
c. Un semidiós. pregunta se puede afirmar que su mayor deseo es:
d. Un amigo. a. Alcanzar el olvido y el placer eterno.
b. Conocer el verdadero secreto de la existencia.
5. En el fragmento, Fausto se muestra: c. Sufrir menos y disfrutar mucho.
a. Aburrido y derrotado. d. Ser hedonista, es decir: “Comamos y bebamos
b. Insatisfecho e inconforme. que mañana moriremos”
c. Insatisfecho y desilusionado.
d. Optimista porque todo acaba. 11. ¿Qué nombre recibe la sílaba que pronunciamos con
mayor fuerza de voz?
a. Llana.
6. La frase, ¡Oh! ¡Feliz aquel a quien ella le ciñe las b. Tónica.
sienes con sangrientos lauros en medio del esplendor c. Homófona.
de la victoria!, hace referencia a que: d. Tildada
a. Los momentos de placer y de gloria son contados.
a. Los momentos de gloria y alegría son 12. ¿Cuál de las cuatro formas de escribir los siguientes
inconstantes. verbos está bien escrita?
b. Los momentos de gloria y felicidad son a. Traduje, dige, conduje. 
efímeros. b. Traduge, dige, conduge. 
c. Los momentos de victoria son eternos. c. Traduje, dije, conduje.
d. Traduge, Dije, Conduje.
7. En la frase, Sean también malditos el zumo de la uva,
hace referencia a: 13. ¿Cuál de las siguientes palabras se escribe con x?
a. El placer de estar ebrio. a. Escalar. 
b. Los placeres del vino. b. Estéril.
c. Lo mejor del vino. c. Estraer.
d. Lo mejor de todo. d. Escoger
Lea el siguiente texto:
LOS NUEVOS TEMPLOS

Los centros comerciales surgen en la medida en que hay desvalorización del centro de las ciudades y una pérdida de
funciones de los sitios que en otras épocas convocaban allí a la ciudadanía: la plaza pública, los grandes teatros y las
instancias gubernamentales que se desplazan hacia lugares que se suponen más convenientes. “Descuidamos tanto la
calle que la simulación de la calle triunfa”, dice el arquitecto Maurix Suárez, experto en el tema.

El centro comercial es escenografía, y crea una ilusión de interacción ciudadana que en realidad no existe. Lo contrario al
vecindario y al barrio, lugares que en sociedades sanas propician el encuentro y la solidaridad. El centro comercial da
estatus. Allí se va no solamente a ver y ser visto, sino a exhibir lo que exige el capitalismo rampante: capacidad de
compra. El centro comercial es un lugar privado que simula ser público, donde dejamos de ser ciudadanos para ser
clientes en potencia. Es triste ver cómo se instaura una cultura del manejo del tiempo de ocio que hace que las familias
prefieran estos lugares que venden la idea de que consumir es la forma de ser feliz, al parque o la calle que bulle con sus
realidades complejas.
Piedad Bonnett
Texto tomado de: http://www.elespectador.com/opinion/columna-402565-los-nuevos-templos

14. En el enunciado “Allí se va no solamente a ver y ser visto, sino a exhibir lo que exige el capitalismo rampante”, la
palabra subrayada tiene la función de:
A. restringir la información de la idea anterior.
B. explicar lo anotado en la idea que la precede.
C. señalar una oposición con lo anotado previamente.
D. ampliar la información de lo anotado previamente.

15. Según el texto, los centros comerciales surgen y cobran importancia porque:
A. la calle no permite la solidaridad y el encuentro entre las personas.
B. la escenografía de la ciudad crea una realidad de interacción compleja.
C. los lugares públicos se han desplazado y el centro ha perdido su valor.
D. en los espacios públicos se genera un proceso de simulación de lo privado.
El peor momento del arte”
Por Elisabetta Piqué

Un juicio radical y sorprendente del maestro Fernando Botero sobre el arte actual.

Pietrasanta, Lucca. –“El arte hoy es desechable, como un Kleenex”. Barba arregladísima, mirada intensa, bronceado
impecable, Fernando Botero, uno de los artistas contemporáneos más famosos y cotizados del mundo, es lapidario.

Camisa de jeans, pantalón caqui, y 76 años muy bien llevados, Botero habló así durante una charla con La Nación en
este encantador pueblo medieval con vista al mar, a los pies de la cadena de las montañas Apuane, donde vive al menos
tres meses al año desde hace tres décadas. En este sitio, conocido en todo el mundo por sus canteras de mármol –de
aquí Miguel Ángel extrajo la piedra para hacer el ‘David’−, y sus talleres de fundición, Botero, Botero suele trabajar en sus
monumentales esculturas, y además, juntarse con su numerosa familia durante el verano.

(…) Nacido en abril de 1932 en Medellín, Colombia, Botero, que pasó la mayor parte de su vida fuera de ese país, saltó a
la fama gracias a sus figuras “gordas”,
que él prefiere llamar voluminosas. En su carrera hizo 145 muestras individuales, de las que al menos 60 en museos,
recuerda. Su gran inspirador, asegura, fue el pintor florentino Piero della Francesca.

¿Qué siente al saber que en todo el mundo hasta los niños reconocen su obra?
Es una gran satisfacción, y se debe a que mi estilo es muy claro, muy radical. Y es cierto que también los chicos
reconocen un Botero a un kilómetro de distancia. Y esto me impresiona mucho.

¿Por qué se ofende si dicen que son “gordas” sus famosas esculturas?
No me ofendo. Lo que digo es que no son gordas, sino voluminosas. Si hago una fruta, un paisaje, un animal, un
hombre, cualquier cosa, está la deformación para exaltar el volumen. Entonces, no los veo como gordos, sino como
voluminosos. Gordo puede ser también Miguel Ángel, Masaccio o todo el arte florentino que es voluminoso.

Decir gordo es una simplificación. Como cuando la gente habla de Picasso como el artista que hace los dos ojos del
mismo lado. Algo que impacta se convierte en la simplificación del estilo…

¿Cómo juzga el arte contemporáneo?


Tengo la peor imagen del arte contemporáneo. Pienso que el arte hoy está en el momento más bajo de la historia. Es la
decadencia más grande. Por ejemplo, al final del siglo XIX estaban los impresionistas, Cezanne, etc… ¡Pero al final del
siglo XX no había nada!

¿Y Botero?
Yo no hablo de mí. Hablo de una cosa en general del arte, que está en decadencia.

¿Por qué?
Hoy el arte es como una moda, buena para las distintas estaciones, o por dos o tres años, y después hay otra moda, y no
es algo sólido, que permanece. Hoy el arte dice algo en el momento que se hace porque es la moda, pero no es arte
verdadero.

¿Y entonces no le gusta nada?


Nada de nada, y lo lamento. Cuando estoy en Nueva York voy a museos o exhibiciones, porque hay que ver todo, pero
no me gusta nada, no tengo respeto por nada.

¿Y cuándo se detuvo el arte?


Cuando el arte se volvió conceptual y eliminó el objeto. La historia del arte es una historia de cosas muy concretas, que
se pueden tocar. Desde el momento que el arte sintió repulsión por el objeto, porque era comercial, y entonces había
que crear cosas efímeras, entonces terminó el arte.

Entonces las instalaciones que se ven hoy, para usted, son horrendas…
Esos son cosas temporales, y el arte debe ser permanente. El arte hoy es desechable, como un Kleenex.

Responde según el texto:


b. Artista que inspiró a Miguel Ángel.
1. Miguel Ángel: c. Artista que inspiró a David.
a. Escultor del ‘Kleenex’. d. Artista que inspiró a Elisabetta.
b. Escultor del ‘David’.
c. Escultor de ‘La Nación’. 3. Pietrasanta:
d. Escultor del ‘Masaccio’. a. Ciudad de Colombia en la que nació Botero.
b. Ciudad de Medellín donde se encuentra el
2. Piero della Francesca: David
a. Artista que inspiró a Botero. c. Ciudad de Italia donde se encuentra Masaccio.
d. Ciudad de Italia en la que se encuentra el d. Las opiniones del artista sobre la historia del
artista. arte.

8. Cuando Botero dice: “El arte de hoy es desechable


4. Picasso: como un Kleenex”, se refiere a que:
a. Artista del 76. a. El arte se ha vuelto muy comercial.
b. Artista de 1932. b. La producción artística aumenta cada vez más.
c. Artista del siglo XX. c. El arte se ha convertido en una moda pasajera.
d. Artista del siglo XXI. d. La gente reconoce las obras de arte en
cualquier lugar.
5. Botero dice que obra es reconocida por todos
porque: 9. Según el contexto de la entrevista, ¿qué se le podría
a. Imita a los grandes artistas universales. preguntar a Fernando Botero?
b. Todas sus esculturas son de personas gordas. a. ¿Sus esculturas representan la realidad
c. Tiene un estilo muy claro, simple y radical. cotidiana de Colombia?
d. Es lo mejor del arte contemporáneo. b. ¿Qué posición deberían tener los artistas
contemporáneos para salvar el arte?
6. Según Fernando Botero, el arte perdió fuerza c. ¿Cuál es el escultor o pintor actual que más le
cuando… gusta?
a. La gente empezó a decir que sus esculturas d. ¿Venderá sus últimas esculturas o las donará a
eran gordas. un museo?
b. La gente dejó de ir a los museos.
10. Los primeros párrafos de la entrevista tienen la
c. Llegó la decadencia del siglo XX.
intención de…
d. Se eliminó el objeto y se creó un arte transitorio. a. Presentar y explicar la obra de Fernando Botero.
b. Contar por qué este artista desprecia el arte
7. La idea principal de este texto es: contemporáneo.
a. El recuento de la vida del artista Fernando c. Hacer una crítica al arte actual.
Botero. d. Presentar al entrevistado y hacer una
b. La crítica de Botero al arte contemporáneo. introducción al tema de la entrevista.
c. La enumeración de las obras de Botero.

Espuma y nada más


Hernando Téllez
(Colombia, 1908-1966)

NO SALUDÓ AL entrar. Yo estaba repasando sobre una badana la mejor de mis navajas. Y cuando lo reconocí me puse a
temblar. Pero él no se dio cuenta. Para disimular continué repasando la hoja. La probé luego sobre la yema del dedo
gordo y volví a mirarla contra la luz. En ese instante se quitaba el cinturón ribeteado de balas de donde pendía la funda
de la pistola. Lo colgó de uno de los clavos del ropero y encima colocó el kepis. Volvió completamente el cuerpo para
hablarme y, deshaciendo el nudo de la corbata, me dijo: “Hace un calor de todos los demonios. Aféiteme”. Y se sentó en
la silla. le calculé cuatro días de barba. Los cuatro días de la última excursión en busca de los nuestros. El rostro
aparecía quemado, curtido por el sol. Me puse a preparar minuciosamente el jabón. Corté unas rebanadas de la pasta,
dejándolas caer en el recipiente, mezclé un poco de agua tibia y con la brocha empecé a revolver. Pronto subió la
espuma “Los muchachos de la tropa debe tener tanta barba como yo”. Seguí batiendo la espuma. “Pero nos fue bien,
¿sabe? Pescamos a los principales. Unos vienen muertos y otros todavía viven. Pero pronto estarán todos muertos”.
“¿Cuántos cogieron?” pregunté. “Catorce. Tuvimos que internarnos bastante para dar con ellos. Pero ya la están
pagando. Y no se salvará ni uno, ni uno”. Se echó para atrás en la silla al verme la brocha en la mano, rebosante de
espuma Faltaba ponerle la sábana. Ciertamente yo estaba aturdido. Extraje del cajón una sábana y la anudé al cuello de
mi cliente. El no cesaba de hablar. Suponía que yo era uno de los partidarios del orden. “El pueblo habrá escarmentado
con lo del otro día”, dijo. “Sí”, repuse mientras concluía de hacer el nudo sobre la oscura nuca, olorosa a sudor. “¿Estuvo
bueno, verdad?” “Muy bueno”, contesté mientras regresaba a la brocha. El hombre cerró los ojos con un gesto de fatiga y
esperó así la fresca caricia del jabón. Jamás lo había tenido tan cerca de mí. El día en que ordenó que el pueblo desfilara
por el patio de la escuela para ver a los cuatro rebeldes allí colgados, me crucé con él un instante. Pero el espectáculo de
los cuerpos mutilados me impedía fijarme en el rostro del hombre que lo dirigía todo y que ahora iba a tomar en mis
manos. No era un rostro desagradable, ciertamente. Y la barba, envejeciéndolo un poco, no le caía mal. Se llamaba
Torres. El capitán Torres. Un hombre con imaginación, porque ¿a quién se le había ocurrido antes colgar a los rebeldes
desnudos y luego ensayar sobre determinados sitios del cuerpo una mutilación a bala? Empecé a extender la primera
capa de jabón. El seguía con los ojos cerrados. “De buena gana me iría a dormir un poco”, dijo, “pero esta tarde hay
mucho qué hacer”. Retiré la brocha y pregunté con aire falsamente desinteresado: “¿Fusilamiento?” “Algo por el estilo,
pero más lento”, respondió. “¿Todos?” “No. Unos cuantos apenas”. Reanudé de nuevo la tarea de enjabonarle la barba.
Otra vez me temblaban las manos. El hombre no podía darse cuenta de ello y ésa era mi ventaja. Pero yo hubiera
querido que él no viniera. Probablemente muchos de los nuestros lo habrían visto entrar. Y el enemigo en la casa impone
condiciones. Yo tendría que afeitar esa barba como cualquiera otra, con cuidado, con esmero, como la de un buen
parroquiano, cuidando de que ni por un solo poro fuese a brotar una gota de sangre. Cuidando de que en los pequeños
remolinos no se desviara la hoja. Cuidando de que la piel, quedara limpia, templada, pulida, y de que al pasar el dorso de
mi mano por ella, sintiera la superficie sin un pelo. Sí. Yo era un revolucionario clandestino, pero era también un barbero
de conciencia, orgulloso de la pulcritud en su oficio. Y esa barba de cuatro días se prestaba para una buena faena.       
  Tomé la navaja, levanté en ángulo oblicuo las dos cachas, dejé libre la hoja y empecé la tarea, de una de las
patillas hacia abajo. La hoja respondía a la perfección. El pelo se presentaba indócil y duro, no muy crecido, pero
compacto. La piel iba apareciendo poco a poco. Sonaba la hoja con su ruido característico, y sobre ella crecían los
grumos de jabón mezclados con trocitos de pelo. Hice una pausa para limpiarla, tomé la badana, de nuevo yo me puse a
asentar el acero, porque soy un barbero que hace bien sus cosas. El hombre que había mantenido los ojos cerrados, los
abrió, sacó una de las manos por encima de la sábana, se palpó la zona del rostro que empezaba a quedar libre de
jabón, y me dijo: “Venga usted a las seis, esta tarde, a la Escuela”. “¿Lo mismo del otro día?”, le pregunté horrorizado.
“Puede que resulte mejor”, respondió. “¿Qué piensa usted hacer?” “No sé todavía. Pero nos divertiremos”. Otra vez se
echó hacia atrás y cerró los ojos. Yo me acerqué con la navaja en alto. “¿Piensa castigarlos a todos?”, aventuré
tímidamente. “A todos”. El jabón se secaba sobre la cara. Debía apresurarme. Por el espejo, miré hacia la calle. Lo
mismo de siempre: la tienda de víveres y en ella dos o tres compradores. Luego miré el reloj: las dos veinte de la tarde.
La navaja seguía descendiendo. Ahora de la otra patilla hacia abajo. Una barba azul, cerrada. Debía dejársela crecer
como algunos poetas o como algunos sacerdotes. Le quedaría bien. Muchos no lo reconocerían. Y mejor para él, pensé,
mientras trataba de pulir suavemente todo el sector del cuello. Porque allí sí que debía manejar coro habilidad la hoja,
pues el pelo, aunque es agraz, se enredaba en pequeños remolinos. Una barba crespa. Los poros podían abrirse,
diminutos, y soltar su perla de sangre. Un buen barbero como yo finca su orgullo en que eso no ocurra a ningún cliente. Y
éste era un cliente de calidad. ¿A cuántos de los nuestros había ordenado matar? ¿A cuántos de los nuestros había
ordenado que los mutilaran? ... Mejor no pensarlo. Torres no sabía que yo era un enemigo. No lo sabía él ni lo sabían los
demás. Se trataba de un secreto entre muy pocos, precisamente para que yo pudiese informar a los revolucionarios de lo
que Torres estaba haciendo en el pueblo y de lo que proyectaba hacer cada vez que emprendía una excursión para
cazar revolucionarios. Iba a ser, pues, muy difícil explicar que yo lo tuve entre mis manos y lo dejé ir tranquilamente, vivo
y afeitado.
         La barba le había desaparecido casi completamente. Parecía más joven, con menos años de los que llevaba a
cuestas cuando entró. Yo supongo que eso ocurre siempre con los hombres que entran y salen de las peluquerías. Bajo
el golpe de mi navaja Torres rejuvenecía, sí; porque yo soy un buen barbero, el mejor de este pueblo, lo digo sin vanidad.
Un poco más de jabón, aquí, bajo la barbilla, sobre la manzana, sobre esta gran vena. ¡Qué calor! Torres debe estar
sudando como yo. Pero él no tiene miedo. Es un hombre sereno que ni siquiera piensa en lo que ha de hacer esta tarde
con los prisioneros. En cambio yo, con esta navaja entre las manos, puliendo y puliendo esta piel, evitando que brote
sangre de estos poros, cuidando todo golpe, no puedo pensar serenamente. Maldita la hora en que vino, porque yo soy
un revolucionario pero no soy un asesino. Y tan fácil como resultaría matarlo. Y lo merece. ¿Lo merece? No, ¡qué
diablos! Nadie merece que los demás hagan el sacrificio de convertirse en asesinos. ¿Qué se gana con ello? Pues nada.
Vienen otros y otros y los primeros matan a los segundos y éstos a los terceros y siguen y siguen hasta que todo es un
mar de sangre. Yo podría cortar este cuello, así, ¡zas! No le daría tiempo de quejarse y como tiene los ojos cerrados no
vería ni el brillo de la navaja ni el brillo de mis ojos. Pero estoy temblando como un verdadero asesino. De ese cuello
brotaría un chorro de sangre sobre la sábana, sobre la silla, sobre mis manos, sobre el suelo. Tendría que cerrar la
puerta. Y la sangre seguiría corriendo por el piso, tibia, imborrable, incontenible, hasta la calle, como un pequeño arroyo
escarlata. Estoy seguro de que un golpe fuerte, una honda incisión, le evitaría todo dolor. No sufriría. ¿Y qué hacer con el
cuerpo? ¿Dónde ocultarlo? Yo tendría que huir, dejar estas cosas, refugiarme lejos, bien lejos. Pero me perseguirían
hasta dar conmigo. “El asesino del Capitán Torres. Lo degolló mientras le afeitaba la barba. Una cobardía”. Y por otro
lado: “El vengador de los nuestros. Un nombre para recordar (aquí mi nombre). Era el barbero del pueblo. Nadie sabía
que él defendía nuestra causa...” ¿Y qué? ¿Asesino o héroe? Del filo de esta navaja depende mi destino. Puedo inclinar
un poco más la mano, apoyar un poco más la hoja, y hundirla. La piel cederá como la seda, como el caucho, como la
badana. No hay nada más tierno que la piel del hombre y la sangre siempre está ahí, lista a brotar. Una navaja como
ésta no traiciona. Es la mejor de mis navajas. Pero yo no quiero ser un asesino, no señor. Usted vino para que yo lo
afeitara. Y yo cumplo honradamente con mi trabajo... No quiero mancharme de sangre. De espuma y nada más. Usted
es un verdugo y yo no soy más que un barbero. Y cada cual en su puesto. Eso es. Cada cual en su puesto.
La barba había quedado limpia, pulida y templada. El hombre se incorporó para mirarse en el espejo. Se pasó las manos
por la piel y la sintió fresca y nuevecita.
“Gracias”, dijo. Se dirigió al ropero en busca del cinturón, de la pistola y del kepis. Yo debía estar muy pálido y sentía la
camisa empapada. Torres concluyó de ajustar la hebilla, rectificó la posición de la pistola en la funda y, luego de alisarse
maquinalmente los cabellos, se puso el kepis. Del bolsillo del pantalón extrajo unas monedas para pagarme el importe
del servicio. Y empezó a caminar hacia la puerta. En el umbral se detuvo un segundo y volviéndose me dijo: “Me habían
dicho que usted me mataría. Vine para comprobarlo. Pero matar no es fácil. Yo sé por qué se lo digo”. Y siguió calle
abajo.

11. El motivo por el que el barbero no asesinó al capitán Torres fue:


a. Porque el barbero no era un asesino.
b. Porque no tenía la valentía de hacerlo.
c. Porque no sabría que pasaría con su familia si lo hacía.
d. Porque simplemente no lo quiso hacer.
12. ¿Quién es el narrador del relato?
a. El capitán Torres
b. b. Hernando Téllez
c. c. El barbero
d. d. Un policía
13. Una de las siguientes es correcta, las demás son ideas falsas sobre el texto:
a. El barbero se considera más un revolucionario ideológico que un asesino.
b. Torres saludó muy amablemente al barbero.
c. El barbero había sido elegido para que asesinara al capitán Torres.
d. El capitán Torres fue a la barbería ignorando el peligro que corría.

14. ¿Qué grupo de adjetivos utilizarías para hacer un comentario crítico del texto?
a. Extraordinario – romántico – rural
b. Crudo – tenso – realista
c. Fantástico – horroroso – mitológico
d. Tierno – grandioso – sanguinario

15. Este relato puede hacer parte de un trabajo investigativo que se podría titular:
a. La vida triste y el desempleo de los barberos de pueblo.
b. Atraso y abandono rural: factores desencadenantes de violencia.
c. La violencia urbana en el siglo XX.
d. Técnicas para lograr una afeitada suave y reluciente.
DIARIO DE UNA HUELGA DE HAMBRE
Elena Poniatowska
Lunes 28 de agosto de 1978

La sed con calor es más y el sol cala muy fuerte sobre el atrio de la Catedral. La Catedral se asienta y hierve. Con
razón, el rojo de su tezontle se ha oscurecido. Las botellas de Tehuacán, en un rincón, refulgen como diamantes. Nadie
las ha abierto aún. Sólo algunas mujeres, al persignarse en la pila de agua bendita, se pasan tantita por la boca, mojan
sus labios resecos. Altanera, la Catedral mira la vida pública a través de las rendijas en sus espesos muros. No ve
mucho, la pobre, porque los mexicanos no suelen vivir en la calle. Sin embargo, ahora, ochenta mujeres han venido a
vivirla a ella. Pegadas a sus muros, buscan protegerse de los rayos que restallan sobre su espalda, lijando su superficie.
De vez en cuando penetran en su interior y hurgan en sus bolsas del mandado junto a los confesionarios. Sus pisadas
son más nerviosas que las de los fieles pazguatos o los turistas de boca abierta que frente a los monumentos arrastran
los pies. Como que saben a dónde van.

En 1968, los estudiantes subieron por su torre de empinados escalones y echaron a volar las campanas; ella oyó sus
pisadas de tenis, sueltas y febriles, las sintió como cosquillas y, curiosamente no le dieron opilaciones; al contrario, su
repique era una viva gloria en el pecho. De tal manera, los estudiantes quisieron regresar a ella. Si en julio de 1968 se
propusieron “ganar la calle”, en los meses que siguieron su objetivo fue “tomar el Zócalo”, manifestarse en la Plaza.
Poseer esa Plaza era gritar desde el centro mismo del país, desde el ombligo de la luna, la entraña de Tenochtitlán, el
infinito lecho de Cortés y la Malinche, la región más transparente del aire, allí donde la luz aletea.

Tomar la plaza era un acto trascendente y mágico, tocar sus campanas, liberar una bandada de palomas hacia los cuatro
puntos cardinales, hacia los confines de la tierra; por eso, todas las marchas terminaban inevitablemente en el Zócalo.
Una tarde de agosto, después de la jubilosa manifestación de más de cuatrocientos mil personas el 27, los muchachos
decidieron permanecer, quedarse de pura tanteada toda esa noche y el tiempo que fuera necesario, para instar al
gobierno a iniciar el diálogo; encendieron fogatas en la explanada, se sentaron en torno a su calor. No transcurrió
mucho antes de que se abrieran las puertas de Palacio y varias columnas de soldados salieran corriendo con bayoneta
calada. En la calle, catorce tanques esperaban para desalojar a tres mil estudiantes. Fue el principio del fin.

Diez años después, la Catedral ha sido tomada. La han poseído las mujeres. “¡Qué bárbaras! –me dice Neus
Espesate−, mira que escoger la Catedral para hacer allí su huelga de hambre.” Sonríe admirativa. “Mira que se
necesita…El problema es: ¿las dejarán?”.

Como sombras, algunas mujeres atraviesan el atrio; otras se meten y horadan la penumbra, las veo afanarse en torno a
sus bolsas de plástico, sus suéteres, sus chalecos hechos bola; una viejita de plano se ha metido dentro de un
confesionario y duerme. Por su rostro inquieto se entrecruzan las rápidas pesadillas del cansancio. Sentadas en el
suelo, las piernas estiradas, dos señoras apoyan su cabeza contra el muro. Afuera, los muros les sirven para recargar y
exhibir los grandes retratos de sus hijos impresos en un cartel blanco y negro; Jesús Piedra Ibarra, Rafael Ramírez
Duarte, Javier Gaytán Saldívar, Jacob Nájera Hernández, Jacobo Gámiz García, José Sayeg Nevares, José de Jesús
Corral García, Francisco Gómez Magdalena y tantos muchachos más que nos miran desde su foto tamaño miñón ahora
amplificada, sus rasgos agrandados a la fuerza, sus cejas más negras, más grave aún la expresión de sus ojos serios,
ojos de credencial, ojos de “este soy yo”, mírenme bien, soy yo, y soy responsable de mí mismo de este espacio ovalado
que ocupo”(…).

Todas acudieron al llamado de una sola: Rosario Ibarra de Piedra, quien ahora va y viene en el atrio porque los
tehuacanos tienen que quedar a la sombra y hay que hacerles un tendidito, los volantes aún no llegan y ya deberían
estarse repartiendo en la calle, muchos periodistas no están enterados y la comisión que debió avisarles aún no rinde
su informe. El sol pega y hierve el tezontle rojo de los muros; pienso en la moronga que se oscurece a medida que
avanza el día en los comales de las taquerías cercanas a la Catedral. Fuera del atrio, en la banqueta, la gente pasa
indiferente a pesar de una manta roja muy larga que dice en letras negras: “Los encontraremos”. Una hilera de mujeres
sostiene una cartulina blanca. Anuncian: “Huelga de hambre”, cada una con una letra. La de la segunda H parece
especialmente agobiada; se ha enroscado su suéter en la cabeza para atajar el sol, lo mismo han hecho varias otras, de
suerte que vistas de lejos bien podrían ser placeras regateando en el mercado. Y es triste que lo sean; están en la
plaza, ¿no es cierto? Y regatean exigiendo al gobierno la vida, la presencia de sus hijos. Para una madre la
desaparición de un hijo significa un espanto sin tregua, una angustia larga, no sé, no hay resignación, ni consuelo, ni
tiempo para que cicatrice la herida. La muerte mata la esperanza, pero la desaparición es intolerable porque ni mata ni
deja vivir (…).

1. Las mujeres se reúnen en la Catedral para…


a. Hacer una protesta contra el gobierno.
b. Instar al gobierno a iniciar el diálogo.
c. Hacer una huelga de hambre por la desaparición de sus hijos.
d. Tomarse la Catedral.

2. Una de las siguientes afirmaciones sobre el texto es inexacta:


a. En 1968 los estudiantes llegaron a la Catedral buscando un diálogo con el gobierno.
b. Las madres hacen una huelga de hambre como protesta por no saber nada de sus hijos desaparecidos.
c. Para las madres la desaparición de un hijo es aún peor que la muerte de este.
d. La narradora es también una de las madres que protesta contra el Gobierno.

3. Según su estructura e intencionalidad, este texto se puede clasificar como:


a. Literario.
b. Científico.
c. Periodístico.
d. Académico.

4. En la oración: “Ella oyó sus pisadas de tenis, sueltas y febriles, las sintió como cosquillas y curiosamente no le dieron
opilaciones”, el pronombre ella está reemplazando a:
a. Rosa Ibarra
b. La plaza central.
c. La Catedral.
d. Una estudiante.

5. La numeración de los hechos según su orden cronológico son:


1. Las madres hacen una huelga en la plaza.
2. En 1968 los estudiantes se toman la plaza.
3. El gobierno envía tanques para desalojar a los manifestantes.
4. Rosa Ibarra convoca a las madres de los desaparecidos a una huelga de hambre.
a. 2, 4, 1 y 3.
b. 3, 1, 2 y 4.
c. 2, 1, 3 y 4.
d. 4, 1, 2 y 3.

6. La expresión “¡Qué bárbaras!” hace referencia a:


a. Que las campanas de la Catedral suenan muy bien.
b. Que las mujeres tienen mucha valentía para tomarse la Catedral.
c. Que las madres no cuidan muy bien a sus hijos por hacer el mercado.
d. Que el Gobierno dice esto porque actúan con barbarie.

7. De acuerdo a un primer acercamiento a esta lectura, podría decirse que su contexto histórico es:
a. La Revolución Mexicana.
b. La Dictadura Argentina.
c. Las manifestaciones de Guerra de los Mil días.
d. La toma de la Casa de la Moneda.

8. Calar se puede reemplazar por:


a. Resbala.
b. Luce.
c. Resplandece.
d. Penetra.

9. La frase “La muerte mata la esperanza, pero la desaparición es intolerable porque ni mata ni deja vivir”, se puede
interpretar como:
a. La esperanza que hay después de la muerte, sin importar la forma en que se haya muerto.
b. Vivir es mejor que morir, independientemente de que no haya motivos para vivir.
c. La muerte es buena porque las personas se resignan a la pérdida, mientras que la desaparición no tolera el
sufrimiento porque se guardan esperanzas.
d. La muerte y el dolor en las personas se resiste a cambiar de estado de ánimo.

.10. ¿Qué importancia tiene el seguimiento que hacen los periodistas a sucesos como las manifestaciones masivas?
a. Que los periódicos se aprovechan del amarillismo para vender más sus diarios, sin importar el daño que causan.
b. Que los noticieros siempre muestran el lado que les conviene para no salir perjudicados y por el contrario, ganar
más rating.
c. Que se guarden datos verídicos de los hechos para saber qué es lo que realmente ocurre en nuestra sociedad.
d. Que la gente se aprovecha de la desgracia ajena para sacar la mayor ventaja posible.

11. La palabra neologismo significa:


a. Vocablo antiguo.
b. Expresión correctiva.
c. Nueva palabra.
d. Un nuevo logo.
12. Selecciona la frase incorrecta.
a. ¿Por qué no vienes al cine? 
b. Eso no vale, dime el porqué.
c. Por que no puedo comer. 
d. Porque tenía mucho trabajo.

13. Selecciona la frase que no tenga errores ortográficos.


a. Es un hombre muy bello, a pesar de tener vellos. 
b. No hierbas estas hierbas medicinales. 
c. Juan tubo un tubo de plástico.
d. Le dije que volbiera a casa.

LA ESPERA DE LA MUERTE
―¿Muerto? –dijo el hombre–. Me aburre la muerte. Nadie puede contar su muerte como otra aventura. Estaba sobre la
piedra habitual en el río, las aguas del charco hondo parecían sonar dentro de él mismo.
―Si llegara la muerte, me tiraría al charco. Porque ella era para él otro grafismo, como un aviso en los muros. Sonrió con
severa tristeza, miró las ramas altas de laureles y yarumos, las nubes sobre las hojas, el sol en la montaña, volvió la
mirada en derredor de la piedra.
―¿Por qué la muerte no le tiene miedo a la vida?
―Porque son hermanas.
―Si la muerte viene, me tiro al charco hasta que se retire. La fiebre lo había agotado, pensaba que su temblor era el
temblor del agua. Miró hacia su cuarto, allí estuvo buscándolo la muerte, de allí salía y se acercaba, definitivamente.
―¡No me agarrará sobre la piedra! Se desnudó y se tiró al charco para rehuirla. La muerte ocupó su puesto en la piedra,
nadie la vio en esos minutos, porque nadie había en derredor. El hombre seguía bajo el remolino, alcanzó a pensar que
la muerte era más rápida y de mayores presencias, pues la había encontrado también en el fondo de las aguas, sin
tiempo ya para seguir huyendo.

Tomado de: Mejía Vallejo, Manuel (2004). “Otras historias de Balandú”. En: Cuentos completos. Bogotá: Alfaguara. p.400

14. La expresión “La fiebre lo había agotado, pensaba que su temblor era el temblor del agua” indica que el hombre se
encontraba en un estado de delirio, porque

A. caminó mucho entre laureles, yarumos y montañas.


B. confundía su estado físico con el movimiento del agua.
C. podía resbalar de la piedra y caer al profundo charco.
D. estaba sobre una piedra, solo y muy angustiado.

15. La expresión “– Porque son hermanas” hace referencia a la muerte y

A. la piedra.
B. la tristeza.
C. la fiebre.
D. la vida.
LOS DIOSES NO SON INMORTALES, PERO SI SON PRODIGIOSOS

(…) En la mitología escandinava, los dioses mayores eran tres: Tor, señor del trueno; Odín, jefe del ejército de los
muertos y Fryr, inspirado de los reyes en la gobernación y en el combate. Los dioses menores, nueve: Loky, Balde,
Aeger, Tyr, Hoder, Vidar, Vale, Uller y forse. Dioses de distintas jerarquías existían veintiséis.
Características de los altos personajes de este olimpo nórdico es la de que, a diferencia de los que pueblan el
grecolatino, no son inmortales. Aun cuando no faltan tratadísticas que sostienen que sí, en realidad, murieron casi todos
y de los que no tienennoticia que falleciesen, cesaron el menos en sus funciones sobrenaturales hace más de treinta
siglos.
Las huellas de su paso quedaron en la fantasía de los pueblos del norte y sus hazañas fueron ensalzadas por los poetas
de varias centurias. Relatos y poemas a los que añadieron su inspiración los trovadores de la edad media, que al son del
laúd los iban cantando de castillo en castillo.
Los dioses escandinavos, que son típicamente los noruegos-islandeses, aparecen en realidad como hombres
sublimizados. No son omnipotentes. La naturaleza mágica de su personalidad no impide manifestaciones fundamentales
de la naturaleza humana, y así, tiene pasiones como los hombres: aman y odian, caen en flaquezas y vicios, luchan y
temen. Exteriormente, el dios presenta la figura del hombre, y de la mujer la diosa, si bien en formas de magnificencia y
perfección.
Antonio Espina, Dioses y héroes nórdicos,
Madrid, Aguilar Ediciones, 1957.

1. Según el texto, las características de los dioses escandinavos, a diferencia de los grecolatinos, tiene que ver
principalmente con:
a. El hecho de ser mortales.
b. La inmortalidad eterna.
c. Las funciones sobrenaturales.
d. La sublimación de ser seres extraordinarios

2. De acuerdo con las ideas del texto, se puede decir que según la naturaleza de los dioses, posiblemente:
a. Fueron idealizados en su poder sobrenatural por los poetas.
b. Tuvieron contactos con los humanos y tomaron su naturaleza.
c. No están impedidos para tener también la naturaleza humana.
d. Cambiaron a lo largo de las centurias y se registraron como seres humanos.

3. De acuerdo con el texto, los dioses nórdicos tiene rasgos propios de la naturaleza humana, ya que:
a. A diferencia a los seres humanos, los dioses son omnipotentes.
b. La naturaleza divina es igual a los de los humanos.
c. Los dioses son vistos como hombres idealizados.
d. Las características del género humano están inspiradas en la naturaleza de los seres divinos.

4. Cuando en el texto se afirma, que aun teniendo características humanas, también, poseían funciones sobrenaturales,
se puede ver que:
a. Como dioses tenían al poder sobre todo lo existente.
b. Poseían una condición humana y sobrenatural.
c. Su potestad era infinita, pero eran iguales a los hombres.
d. Su doble condición les permite regir a dioses y hombres.

5. De acuerdo con el texto, los dioses nórdicos eran hombres sublimizados. Un argumento que sustentaría dicha
afirmación podría ser:
a. Para ser dioses similares a los grecolatinos, deberían pasar por esta etapa.
b. Es la manera cómo podrían demostrar su superioridad frente a los hombres.
c. Eran seres que compartían la tierra con los hombres y así demostraban su superioridad.
d. Eran seres que además de ser dioses como los grecolatinos podían ser iguales a los hombres.

¿Qué carrera escoger?


Escoger profesión no es tan fácil. Existen más de 800.000 profesiones en oficios inimaginables, desde de
manipulaciones genéticas y construcción de paneles solares, satélites artificiales, computación y software, hasta
física cuántica y nanotecnología.

En Colombia, por ejemplo, el abanico de posibilidades de ingresar a la educación superior abarca alrededor de
35.000 programas de estudios, de los cuales el 50 por ciento corresponde a carreras tecnológicas. Se incluyen
además carreras profesionales, licenciaturas especializadas y maestrías. (…)

Aunque no hay fórmulas que resuelvan el dilema de qué carrera escoger, los especialistas coinciden en ciertas
conclusiones. Una de ellas es que cualquiera que sea la opción profesional, hay que hacer un balance entre sueños
y gustos innatos, y la posibilidad de verse realizado en el mercado laboral. (…)
Un primer paso es buscar la ayuda del psicólogo o consejero escolar, quien orientará al estudiante sobre sus
preferencias y gustos por ciertos oficios, sus capacidades o aptitudes, y su perfil profesional. Sin embargo, en ningún
caso el psicólogo o consejero es quien lo obliga hacia un camino o profesión, simplemente es quien aconseja y le
abre los ojos ante el creciente número de posibilidades, para que elija la que mejor se adapte a su personalidad,
intereses y capacidades.
El segundo paso es obtener información sobre estudios, carreras universitarias, formación profesional, talleres,
talleres de oficios o nuevas profesiones. (…)

Dora Constanza Lizcano, en Tiempos del mundo, No.22, Bogotá, junio de 2006.

6. El texto anterior afirma que escoger una profesión no es tan fácil; sin embargo, acceder a la educación superior en
Colombia es posible si se lograra que:
a. Los especialistas aconsejen correctamente a los estudiantes.
b. Las carreras tecnológicas aumenten los porcentajes de oferta de programas.
c. El aspirante busque la que mejor se adapte a sus características, intereses y necesidades.
d. Todas las universidades brinden la información necesaria a las personas aspirantes.

7. Según la posición del autor, la educación superior en Colombia debería brindar al estudiante:
a. Amplias variedades de oferta y demanda educativa a nivel superior.
b. La desarticulación entre las carreras tecnológicas, profesionales y licenciaturas.
c. La realización de sueños y gusto en cualquiera que sea la carrera escogida.
d. La posibilidad de realizarse en el mercado laboral según el gusto por la carrera.

8. El texto afirma que un psicólogo o consejero es quien ayuda al aspirante a elegir entre el número de posibilidades
que mejor se adapte a sus intereses y capacidades. Esta afirmaciones niega que:
a. Sean los psicólogos o consejeros quienes obliguen a un estudiante a un estudiante a escoger su profesión.
b. Son los estudiantes los que se adaptan a las entidades de educación superior.
c. En los centros de educación media, el trabajo de consejería es sólo para escoger la carrera.
d. Los estudiantes son los que deciden qué carrera quieren estudiar.

9. El texto habla de los sueños y gustos innatos para elegir una profesión. Un ejemplo de ello es:
a. Quien se presenta a una universidad pública para una carrera que exige poco puntaje de ingreso.
b. El aspirante que desea estudiar una carrera pero termina presentándose a otra.
c. El que decide presentar una prueba específica en un área de talento.
d. Quien ha soñado una profesión de alta calificación, pero su puntaje de ingreso es mínimo.

10. Según el texto y tu contexto en nuestro país, ¿cuál es la mejor manera de escoger una carrera profesional?
a. Con ayuda familiar y gustos propios.
b. Con ayuda de los amigos sin importar su inexperiencia.
c. Con la que decida el psicólogo por ti.
d. Con la que en el colegio donde estudié me diga.

11. La palabra neologismo significa:


a. Vocablo antiguo.
b. Expresión correctiva.
c. Nueva palabra.
d. Un nuevo logo.

12. Selecciona la frase incorrecta.


a. ¿Por qué no vienes al cine? 
b. Eso no vale, dime el porqué.
c. Por que no puedo comer. 
d. Porque tenía mucho trabajo.

13. Selecciona la frase que no tenga errores ortográficos.


a. Es un hombre muy bello, a pesar de tener vellos. 
b. No hierbas estas hierbas medicinales. 
c. Juan tubo un tubo de plástico.
d. Le dije que volbiera a casa.

14. La estructura de un ensayo es:


a. Introducción – opinión - síntesis.
b. Introducción – Conclusión
c. Introducción – desarrollo – conclusión
d. tesis – síntesis - conclusión

15. La mejor forma de reafirmar una idea para que sea creíble, convincente o indiscutible es:
a. por medio de buenas ideas.
b. escribiendo de manera clara y verás
c. por medio de argumentos.
d. por medio de ejemplos.

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