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UNIDAD VII: PRUEBA DE LOS CONTRATOS

PRUEBA: Messineo expresa que la prueba es la representación de un hecho y en consecuencia la demostración de la


realidad o irrealidad del mismo. Si el hecho no se prueba conforme a lo dispuesto por la ley, es como si no existiese.

Son objeto de prueba los hechos jurídicos en general, y hasta puede decirse que la prueba se dirige precisamente a
afirmar hechos jurídicos. Hecho jurídico debe entenderse no solo como un hecho natural, si no como también
hechos humanos y actos y negocios jurídicos.

La prueba es un medio instructorio que opera de ordinario en el proceso. La prueba de los contratos consiste en
determinar su existencia por elementos objetivos aptos para su razonable apreciación en sede judicial.

Este concepto nos lleva a diferenciar los medios de los modos de prueba, cuya distinción corresponde a esferas de
competencia de la nación y de las provincias, respectivamente.

Estimamos que “medio” representa con qué se prueba un contrato, y “modo”, como se logra objetivizar tales
medios.

Se requiere la presencia de elementos objetivos para considerar probado un contrato, porque la ley imputa efectos a
los que se exterioriza; sin duda, no cabe detenerse en la declaración y es conveniente penetrar en la esfera subjetiva,
pero sin sustituír los elementos objetivos que denotan su presencia en el mundo jurídico.

El elemento objetivo es apto para acreditar la existencia de un contrato, con todos sus elementos, e incluso, su
inserción en el plexo normativo, un instrumento público otorgado por ante un notario con registro habilitado,
prueba la existencia de convenio.

La prueba es un medio inscriptorio, que opera de ordinario en el proceso; allí actúa la potestad jurisdiccional del juez
quien dirá cuáles son los efectos válidos de la voluntad común.

La prueba se vincula con la razonable apreciación judicial, nuestra corte suprema, por via de la sentencia arbitraria,
ha acogido la tesis según la cual el magistrado no puede apartarse del deber de valorar los medios de prueba, el
modo de como han sido utilizados y si su conjunción prueba la existencia de la relación contractual. El apartamiento
de este deber primario descalifica toda solución judicial. La aptitud de los elementos objetivos, debe permitir la
razonable apreciación en sede judicial.

LA REGLA EN MATERIA DE MEDIOS DE PRUEBA: el CCC en el art 1019 establece que los contratos pueden ser
probados por todos los medios aptos para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana critica, y con
arreglo a lo que disponen las leyes procesales.

Expresa el principio de la libertad de los medios de prueba y acepta la posibilidad de acreditar la existencia del
contrato a través de todos los medios disponibles que sean eficaces para alcanzar ese resultado.

Deja librada el criterio del juez, la apreciación razonada de la eficacia probatoria del medio utilizado, que deberá
ajustarse a los principios de la lógica para alcanzar un convencimiento racional a través de las reglas de la sana
crítica.

La norma general es lo suficientemente amplia y abarcativa como para dar cabida a todos los medios probatorios
disponibles que la jurisprudencia ha ido receptando.
LA PRUEBA DE LOS CONTRATOS FORMALES: el CCC establece en su art 1020 que los contratos en los cuales la
formalidad es requerida a los fines probatorios, pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay
imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de prueba
instrumental, o comienzo de ejecución.

También se ocupa de aclarar que se considera principio de prueba instrumental a cualquier instrumento que emana
de la otra parte, de su causante o de parte interesada que haga verosímil la existencia del contrato.

El articulo reitera el principio del artículo 1191 del código de Velez en materia de prueba de los contratos donde la
forma es ad probationem, y resuelve el problema de la omisión de la forma prescripta admitiendo la utilización de
otros medios de prueba, entre ellos la prueba de testigos, cuando haya comienzo de ejecución del contrato o
principio de prueba instrumental (esto coincide con el concepto de principio de prueba por escrito contenido en el
artículo 1192 del Codigo de Velez.

El art 286 del CCC, la define como aquella que se vuelca en instrumento público o instrumento particulares, firmados
o no, cualquier sea el soporte en el que conste “siempre que su contenido sea representado con texto inteligible,
aunque su lectura exija medios técnicos”.

La ley 25.506 regula la eficacia probatoria del documento electrónico, el cual puede ser admitido con el valor jurídico
de un instrumento particular en general, e incluso con la eficacia probatoria de un instrumento privado si cuenta con
firma digital. Ésta no es una firma ológrafa, sin un procedimiento electrónico, que otorga confiabilidad al documento
porque permite atribuirle autenticidad e integridad y con ello, acreditar la seguridad que el tráfico requiere.

Los nuevos recursos tecnológicos permiten la manifestación de voluntad en soportes digitales carentes de firma
autógrafa, y hoy han adquirido valor probatorio equivalente a otros medios de prueba.

LA PRUEBA DE LOS CONTRATOS CELEBRADOS POR MEDIOS ELECTRONICOS: en la actualidad se considera elemento
probatorio también al denominado documento electrónico, que si bien tiene muchos inconvenientes es una realidad
de la economía. La informática tiene aplicación en el derecho, las cintas magnéticas, los archivos de computación y
los microfilms.

Ya Bielsa previó que en un tiempo relativamente breve casi toda la actividad referente a la documentación se
desarrollaría en forma automatizada, es decir, que el documento tradicional seria sustituido por el documento
electrónico.

El contrato por medio de télex o fax ya es de uso común, y en Italia con una normativa similar al art 1012 del C.
Velez, se lo considera como un instrumento privado aunque carezca de firma.

Los Juristas han prevenido respecto de la inseguridad de este tipo de documentos, debido a la posibilidad de
alteración (modificación de archivos); también se ha intentado brindar alternativas postulándose el uso de
particulares programas de control, verificación de mensajes, y el múltiple tecleo de texto por terminar distintas.

Además hay que tener en claro, que si bien hay que permitir la captación y utilización del avance tecnológico, en la
concreción de los negocios, hay que resguardar la confianza de las partes y de los terceros respecto de la seguridad
jurídica que brindas estos nuevos tipos de documentos.

Por ello se lo reconoce una eficacia probatoria limitada por ser un documento no firmado, pudiendo afirmarse que
se trataría de un principio de prueba por escrito.

Los documentos electrónicos son admitidos como medios de prueba, ya que no existe norma alguna que inhiba al
juez para recurrir a ellos o que prevea su admisibilidad solo en el caso de falta de otros medios de prueba, o que le
imponga una determinada eficacia probatoria.
Sin embargo, la nueva incorporación de estas nuevas tecnologías de la información al ordenamiento jurídico
argentino aun afronta dificultades y resistencias.

El impulso a las notificaciones electrónicas, las contrataciones estatales por medios electrónicos, el domicilio fiscal
electrónico, la factura electrónica, entre otras muchas iniciativas, derriban las barreras culturales que pudieron
justificar su exclusión.

Molina Quiroga señala que aunque no se puede invocar las presunciones consagradas en la ley 25.506, porque no se
cuenta con certificados licenciados para la denominada firma digital, la eficacia probatoria debe reconocerse, pues
se trata de documentos cuya autoría y alteración pueden demostrarse, si se acude a los procedimientos adecuados.

En el caso de las firmas electrónicas avanzadas, aun cuando el certificado digital no provenga de un certificado
licenciado, su seguridad documental descansa en la tecnología empleada, más que la presunción establecida por la
ley.

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