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APORTES DE LA PSICOPEDAGOGIA A LA PREVENCION EN EL PROCESO DE APRENDIZAJE

LA SITUACION ESCOLAR

Irene de Franco

Por qué nos ocupamos de la prevención? En este apartado se tratara de abordar algunos aspectos de la
acción preventiva dentro del ámbito escolar a modo de planteo de problemas. Nos encontramos con una
institución que cumple con una importante función social y para ello cuenta con dos protagonistas:
docente y alumno. Pero ellos no están solos, ya que los acompañan muy de cerca los padres, y miembros
de la comunidad que autorizan o cuestionan el proceso o los resultados de su labor continua.

El niño no elige asistir a la escuela sino que la escuela lo precede como un proyecto de la sociedad en
que vive y lo incluye en ella y da por sentado su presencia y su necesidad de lograr los aprendizajes que
allí se imparten.

En la escuela se encuentra con ese otro que ha elegido como profesión enseñar y estar en relación con
sujetos jóvenes. El docente si pudo elegir y se preparó especialmente para su tarea.

¿Por qué eligió enseñar? Las motivaciones pueden haber sido muy variadas y determinaran seguramente
una forma de vínculo con sus alumnos.

¿Para qué trasmitir? Veamos dos posibles alternativas. Una de ellas puede ser para mostrar su sabiduría
y con ella ejercer poder sobre el otro o para demostrar y demostrarse que sabe, para no darse cuenta de
lo que no sabe. Otra posibilidad es enseñar para constatar que se está pensando, proceso que no es
solitario sino que supone la presencia del otro.

Para ser un verdadero acompañante del crecimiento de otro, tendrá que haber pasado el mismo por
situaciones de aprendizaje en las que él también pudo vivenciar múltiples situaciones de
acompañamiento activo.

Pasemos a referirnos a otra posibilidad en la elección del maestro. Puede haber elegido enseñar “por
amor a los niños”. Amar es liberar y permitir seguir el propio camino, permitiendo reconocer la carencia
y no calmando al alumno con respuestas y verdades terminadas porque así habrán centrado el camino
hacia el saber.

Andre Lapierre dice: “Pensar la escuela es repensar la formación del educador. Tenemos por delante una
de las tareas preventivas más importantes: encontrar nuevas modalidades para la formación de
educadores.

¿Qué se le ofrece para que pueda establecer una relación madura y sana con alumnos, padres y
autoridades escolares? Investigar, analizar y realizar nuevos propuestas para la formación de docentes es
una tarea preventiva muy importante. Tomando otro aspecto decimos con frecuencia: la escuela y el
maestro son representantes de la cultura. Sabemos que no hay una cultura sino que tendremos que
preguntarnos: ¿a qué tipo de cultura nos referimos?

Esa cultura que lo precede le dará un lugar dentro de ella.

Un concepto central dentro de la teoría psicoanalítica y que, debe estar presente en la formación del
docente. Se trata de la transferencia.

¿Por qué no se forma al docente para el reconocimiento de este fenómeno? ¿ Es que no tiene que ver
con la situación del aprendizaje? La transferencia posee un significado muy general que implica
desplazamiento pero yo quiero tomar el concepto elaborado por la teoría psicoanalítica para analizar su
incidencia en el vínculo docente. Designamos el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se
actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos.
Al docente no le corresponde analizar o interpretar la transferencia pero si tiene que saber que ese
alumno que desencadena en el rechazo, necesidad de complacerlo, ira, esta remitiéndolo a modelos
vinculares arcaicos y que no es el sino los fantasmas del pasado los que distorsionan la situación actual.

Quiero tomar, por último, lo que se puede llamar, “los objetos de la escuela”. Tratare de analizar algunas
características de su uso en la escuela.

Los docentes diferencian generalmente entre objetos escolares y objetos que no corresponden a la
escuela.

No se toma en cuenta que los objetos que el niño lleva a la escuela son signos de una identidad cultural
que el educador debe esforzarse por reconocer y asumir como punto de partida de sus propuestas
comunicativas y cognitivas.

Se ofrecen en la escuela “objetos escolares” muchas veces convertidos en objeto “fetiche” construidos
en serie, que sugieren comportamientos gestuales o modelos lingüísticos y guiones estereotipados de
comunicación. Se corre el riesgo de caer en la dictadura de los objetos si no se hace una lectura del
significado que estos asumen con referencia al contexto relacional y comunicativo en que están insertos.

El libro, el pizarrón, el pupitre pueden ser tomados como símbolos del poder cultural e instrumentos de
rituales autoritarios de transmisión del saber.

Winnicott se refiere al uso del objeto, dando por sentada y establecida la relación de objeto. Agrega que,
para que realmente se pueda usar el objeto tendrá que ser real, en el sentido de formar parte de una
realidad compartida, y no un manojo de proyecciones. Para usar un objeto será necesario el desarrollo
de la capacidad para su uso, tendrá que ubicarlo fuera de la zona de su control omnipotente, es decir, lo
percibirá como un fenómeno exterior, no como una entidad proyectiva.

¿Cómo podremos hacer los docentes para ayudar a los alumnos a destruir los objetos de conocimiento y
a la vez dejarlos sobrevivir como objetos reales?

El objetivo de estas reflexiones es plantear la tarea de prevención que puede estar a cargo de los
psicopedagogos. No intentare dar respuestas sino realizar algunos planteos que nos permitan reflexionar
sobre aspectos de la relación de aprendizaje en la escuela, ya que allí se crea una relación diferente que
responde a las normas, objetivos y vida cotidiana de esa institución que nos marca en nuestro camino de
aprendizajes posteriores.

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