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Jesús En Las Ofrendas Levíticas: Y Otros Temas Importantes
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Ebook304 pages8 hours

Jesús En Las Ofrendas Levíticas: Y Otros Temas Importantes

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About this ebook

Cada ofrenda nos enseña a detalle la vida, el ministerio, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Cada una de las ofrendas nos muestra a detalle la forma en que nuestro Mesías Jesucristo iba a padecer por nosotros. Cada ofrenda nos enseña la forma de acercarnos a Dios apropiadamente.
LanguageEspañol
PublisherWestBow Press
Release dateJan 11, 2023
ISBN9781664288720
Jesús En Las Ofrendas Levíticas: Y Otros Temas Importantes
Author

Eder Castillo

Eder Castillo ha dedicado su vida a investigar algunos temas importantes de la biblia que a menudo no son muy enseñados por las iglesias. El estudió su licenciatura en Teologia en la Universidad Teologica de Jerusalen de Puerto Rico. El posee un Doctorado en Teología en la universidad Hosanna de Maryland y tambien posee una licenciatura en exegesis biblica en la Universidad Springfield de Virginia. actualmente está sirviendo como maestro en la Asamblea de Dios de Culpeper Virginia. Eder Castillo tambien sirve como maestro en el Seminario Teologico Hillel enseñando tipología biblica y trasfondo Historico cultural de la biblia. Eder Castillo tambien ha dictado conferencias acerca del panorama del Antiguo y Nuevo Testamento.

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    Jesús En Las Ofrendas Levíticas - Eder Castillo

    cover.jpg

    JESÚS

    EN LAS OFRENDAS LEVÍTICAS

    y otros Temas importantes

    EDER CASTILLO

    Derechos reservados © 2023 Eder Castillo.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida por

    cualquier medio, gráfico, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabación o

    por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información sin el permiso

    por escrito del editor excepto en el caso de citas breves en artículos y reseñas críticas.

    WestBow Press

    A Division of Thomas Nelson & Zondervan

    1663 Liberty Drive

    Bloomington, IN 47403

    www.westbowpress.com

    844-714-3454

    Debido a la naturaleza dinámica de Internet, cualquier dirección web o

    enlace contenido en este libro puede haber cambiado desde su publicación

    y puede que ya no sea válido. Las opiniones expresadas en esta obra son

    exclusivamente del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor

    quien, por este medio, renuncia a cualquier responsabilidad sobre ellas.

    ISBN: 978-1-6642-8871-3 (tapa blanda)

    ISBN: 978-1-6642-8873-7 (tapa dura)

    ISBN: 978-1-6642-8872-0 (libro electrónico)

    Library of Congress Control Number: 2023900357

    Las personas que aparecen en las imágenes de archivo proporcionadas por Getty Images

    son modelos. Este tipo de imágenes se utilizan únicamente con fines ilustrativos.

    Ciertas imágenes de archivo © Getty Images.

    Sino marcado del contrario, todo el texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-

    Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades

    Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada

    de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

    Escrituras indicada con LBLA son tomadas de La Biblia de las Américas® (LBLA®),

    Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso.

    Las citas bíblicas marcadas como VM están tomadas de La Biblia Versión

    Moderna. Usado por permiso de la Sociedad Bíblica Americana.

    Las citas bíblicas marcadas JND se toman de la BIBLIA DARBY,

    publicada en 1867, 1872, 1884, 1890; dominio publico.

    Fecha de revisión de WestBow Press: 01/11/2023

    CONTENTS

    Introduccion

    Capitulo 1:    Jesus En El Holocausto

    Capitulo 2:    Jesus En La Ofrenda Vegetal

    Capitulo 3:    Jesus En La Ofrenda De La Paz.

    Capitulo 4:    Jesus En La Ofrenda Por La Culpa

    Capitulo 5:    Jesús En La Ofrenda Por El Pecado

    Capitulo 6:    El Misterio De La Vaca Roja

    Capitulo 7:    El Sacerdocio Según La Orden De Melquisedec

    Capitulo 8:    El Olivo Frondoso Develado A Pablo

    Capitulo 9:    ¿Quien Es El Angel De Jehova?

    Capitulo 10:  ¿Quienes Son Las Ovejas Perdidas De La Casa De Israel?

    Capitulo 11:  ¿Quien Es El Hijo Prodigo?

    Capitulo 12:  Fariseos Y Saduceos Ayer Y Hoy

    Bibliografía

    INTRODUCCION

    Esta investigación nos transportará a una gran aventura de experiencia con la Persona de Jesucristo, ya que el entender la forma en que los israelitas se acercaban a Dios por medio de las diferentes ofrendas nos ayudará hoy a entender como Jesús cumplió con cada una de esas ofrendas que se ofrecían en el Antiguo Testamento.

    Esta introducción a las ofrendas levíticas nos enseñara a valorar lo que Jesús hizo al cumplir con cada una de las ofrendas en su padecimiento, al ser llevado fuera de Jerusalén para su muerte de Cruz, al morir como el cordero pascual y resucitar con cuerpo glorificado.

    Esta investigación nos introduce a reflexionar acerca de la persona de Jesús como la ofrenda que Dios escogió para que cada creyente de Jesús pueda disfrutar del perdón de pecados, de la paz que nos lleva a tener comunión nuevamente con el Padre, de la justificación que se nos otorga por medio de su sacrificio expiatorio y de la limpieza de nuestra conciencia que Jesús efectúa en cada creyente.

    CAPITULO 1

    JESUS EN EL HOLOCAUSTO

    Levítico 1, Levítico 6: 8 al 13.

    Mi intención es ocuparme de un modo sencillo, tal como el Señor pueda ayudarme, de algunas de las ofrendas mencionadas en el Libro de Levítico, porque ellas exponen de una manera especial a la Persona y obra de nuestro Señor Jesucristo, y podemos añadir también, las bendiciones que han llegado a ser nuestras por medio de lo que Él ha hecho. Leamos, por tanto, los versículos en Levítico 1 completo, y la ley del holocausto en Levítico 6: 8 al 13.

    ⁸ habló aún Jehová a Moisés, diciendo:

    ⁹ manda a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él. ¹⁰ Y el sacerdote se pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las pondrá junto al altar. ¹¹ después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio. ¹² Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre l, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. ¹³ el fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.

    Probablemente todos los que están aquí presentes son conscientes de que las ofrendas que son traídas ante nosotros en el Libro de Levítico son, tal como yo he insinuado, tipos o imágenes presentadas por el Espíritu Santo de la Persona y obra del Señor Jesucristo, y también de qué resultados redundan para nosotros por medio de esa obra, gracias a Dios. Pero alguien podría decir, «¿Está usted seguro que en realidad son tipos? ¿O está solamente en la imaginación del hombre que ellos son eso?»

    Al responder esta interrogante nosotros acudiremos al Nuevo Testamento, donde aprenderemos de las palabras del propio Señor Jesucristo, así como de las inspiradas palabras de un apóstol, que las ofrendas del Antiguo Testamento son en realidad tipos del Salvador y Su obra.

    En primer lugar, leeremos un pasaje en Lucas 24. El Señor Jesús, hablando a aquellos dos que iban a Emaús, dijo:

    "¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras." (Lucas 24: 25 al 27 – LBLA).

    La expresión " comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, comprende en realidad la totalidad del Antiguo Testamento. Comenzando por Moisés, es decir, los cinco libros de Moisés Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio y después por todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras, es decir, Las Escrituras del Antiguo Testamento)."

    ¿Han leído ustedes alguna vez el Libro de Levítico y aprendido de él lo que del Señor Jesús dice? ¿O han hecho ustedes lo que muchos del pueblo del Señor hacen hasta este día? Ellos comienzan a leer la Biblia, pero cuando llegan a Levítico, lo pasan por alto. Ellos no lo leen en absoluto, porque piensan que es solamente un libro de formas y ceremonias judías un ritual que no tiene absolutamente nada que ver con cristianos. Pero nosotros aprendemos de este pasaje en Lucas que el Señor explicó a esos dos viajeros "en todas las Escrituras lo que de Él decían.

    Un poco más abajo en este capítulo de Lucas leemos, Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. (Lucas 24:44).

    La ley de Moisés no significa meramente los diez mandamientos, sino los cinco primeros libros de la Biblia.

    Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día. (Lucas 24: 45 y 46).

    ¡Oh, que maravillosa exposición debió haber sido esa! Fue a partir de las Escrituras del Antiguo Testamento la ley de Moisés, los profetas y los Salmos que Él les explicó lo que de Él decían. Cuán maravilloso llega ser, entonces, este libro de Levítico para nuestros ojos cuando encontramos que, en lugar de ser solamente algún ritual judío, nosotros tenemos cosas preciosas en él concernientes al propio Señor Jesús. Y cuando encontramos que cada una de estas ofrendas nos presenta un retrato del Señor Jesús, sea en Su Persona o en Su obra, ¡cuán interesante ello llega a ser! Es realmente muy misericordioso por parte de Dios enseñarnos de esta forma, por medio de tipos o retratos, porque nuestras pobres y estrechas mentes no podrían aprender de inmediato la gloria de la Persona del Señor Jesús, o el valor de Su obra. Por consiguiente, Dios presenta estos tipos para que podamos, por así decirlo, considerar un aspecto de la Persona u obra del Señor Jesús a la vez. Entonces, habiendo considerado un tipo, nos volvemos a otro, lo que nos presenta un aspecto diferente. Así, reuniéndolos todos, nuestros corazones se llenan de asombro, adoración y alabanza, mientras aprendemos, de una forma en que no podríamos haber aprendido por otra parte, cuál es la gloria de Su Persona y cuál el valor de Su obra.

    Nosotros encontramos en este Libro de Levítico que hubo cuatro ofrendas principales. El primer capítulo presenta el holocausto; el segundo capítulo, la oblación u ofrenda vegetal, el tercer capítulo, el sacrificio de paz; y el cuarto capítulo, la ofrenda por el pecado. Cuatro ofrendas son traídas ante nosotros por el Espíritu Santo con el fin de aclarar a nuestras mentes cuatro diferentes aspectos de la Persona y obra del Señor Jesucristo, tal como en el Nuevo Testamento el Espíritu Santo nos ha presentado, en los cuatro Evangelios, cuatro diferentes aspectos de la Persona del Señor.

    Ahora bien, si ustedes van a hebreos 10, encontrarán mencionadas estas cuatro ofrendas:

    "Por lo cual cuando entra en el mundo, dice: Sacrificio y ofrenda, no los quisiste; empero un cuerpo me has preparado: en holocaustos y ofrendas por el pecado no te complaciste" (hebreos 10: 5 y 6 VM).

    Sacrificio y ofrenda, en el versículo 5, responderían al sacrificio de paz y a la oblación u ofrenda vegetal, y en el versículo 6 tenemos " holocaustos y ofrendas por el pecado." De modo que nosotros encontramos todas estas cuatro ofrendas mencionadas. Luego en hebreos 10:7 el Señor Jesús es visto viniendo a cumplir la voluntad de Dios.

    Es muy evidente, a partir de estos versículos, que las ofrendas son tipos de Aquel que dijo, "He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, es decir, del Señor Jesús.

    Otra Escritura que puede ser mencionada está en hebreos 9:

    "Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie." (hebreos 9: 6 al 8).

    Entonces; mediante Aarón entrando sólo una vez al año en el lugar santísimo, el Espíritu Santo quiere decir algo. De hecho, el acto era típico; todo el ritual lo era. Nosotros encontramos realmente, de la lectura de hebreos 9:23, que el tabernáculo y las cosas que estaban en él fueron llamados representaciones de las cosas en los cielos (hebreos 9:23 LBLA).

    Hasta ahora hemos visto lo suficiente del Nuevo Testamento para mostrarnos claramente que todas estas ofrendas son realmente tipos del Señor Jesús mismo presentados a nosotros por el Espíritu Santo. Regresaremos por tanto a nuestro tema.

    Es muy útil conectar el final de Éxodo con el comienzo de Levítico. Esto no se lleva a cabo a menudo, pero yo creo que podemos sufrir pérdida no haciéndolo, y es la razón por la cual yo leo esos versículos finales.

    En ellos encontramos esta expresión dos veces: "la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. (Éxodo 40: 34 y 35). Moisés no se atrevió a entrar debido a la gloria que estaba allí.

    Leamos ahora Levítico 1:1: "Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo … Fue desde el interior del tabernáculo que Jehová habló. Él no habló desde el monte Sinaí, donde Él dio la ley. No. La gloria de Jehová llenó el tabernáculo, y de esa gloria Él habló a Moisés y dijo, Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová … " Él divulgó todas esas instrucciones, no acerca de guardar la ley, sino acerca de las ofrendas.

    ¿No es eso significativo? En primer lugar, nosotros encontramos la gloria llenando el tabernáculo, y luego a Dios hablando desde esa gloria en cuanto a la manera en que un pecador, como usted y yo, podía ser hecho apto para morar toda la eternidad en esa gloria. ¡Cuán sencillamente, cuán hermosamente, ello es sacado a luz en este capítulo! El holocausto está primero, porque muestra de qué manera un pecador por naturaleza puede ser aceptado delante de un Dios santo en el terreno de la ofrenda.

    Pues bien, ¿de qué habla este holocausto? Usted dice, de la obra de Cristo. Pero ¿qué aspecto de la obra de Cristo? Bueno, la ofrenda por el pecado, que es la última en el orden, habla por sí misma. Eso es un tipo de Cristo llevando nuestros pecados, lo que hemos hecho, quitándolos para siempre. Pero ¿qué es el holocausto? El holocausto es aquello que tipifica a Cristo viniendo a hacer la voluntad de Dios, a toda costa para Él, a pesar de todo ese padecimiento y agonía terribles de la cruz. Él vino a cumplir la voluntad de Dios y a glorificarle a Él en la muerte. Gracias a Dios, fue por nosotros también. La voluntad de Dios fue nuestra salvación, así el Señor Jesús, al venir a cumplir la voluntad de Dios, vino también a consumar nuestra salvación. Supongan que yo planteara esta pregunta al pueblo del Señor de manera general: «¿Cuál piensan ustedes que fue el primer objetivo del Señor Jesús al venir a este mundo?» ¿Qué respuesta piensan ustedes que ellos darían? Nueve de diez dirían que el primer objetivo fue a salvar pecadores, obviamente. Sin embargo, ese no fue el primer objetivo. Ello fue un objetivo. Pero ¿cuál fue el primer objetivo del Señor al venir a este mundo? ¿Acaso no hemos leído recién de hebreos 10?

    "Por lo cual cuando entra en el mundo, dice: Sacrificio y ofrenda, no los quisiste; empero un cuerpo me has preparado: en holocaustos y ofrendas por el pecado no te complaciste: entonces dije: He aquí yo vengo … para hacer, oh Dios, tu voluntad." (hebreos 10: 5 al 7).

    El primer objetivo que el Señor Jesús tuvo al venir a este mundo fue cumplir la voluntad de Dios y glorificarle. ¿Y cuándo fue esta obediencia perfecta a la voluntad de Dios más perfectamente expresada que cuando Él por nosotros fue hecho pecado en la cruz? ¿Cuándo descendió Él a la muerte para hacer la voluntad de Dios, y eso por nosotros? Fue cuando Él tomó nuestros pecados sobre Él y fue hecho pecado que Dios adquirió Su más elevada y mayor gloria (Juan 13: 31 al 32). Es muy importante entender eso.

    Por consiguiente, El holocausto viene, de manera muy natural, en primer lugar, porque representa a Cristo, no tanto como tomando nuestros pecados, sino como ofreciéndose Él mismo sin mancha a Dios, para cumplir la voluntad de Dios y glorificarle, y eso en muerte.

    Si ustedes acuden a Efesios 5:2 encontrarán que hay dos aspectos de la obra de Cristo presentados a nosotros en un versículo:

    andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros; ese es nuestro aspecto:

    "ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante"; ese es el otro aspecto, y ese es el aspecto que es presentado en el holocausto ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma. Yo estoy seguro de que nosotros perdemos mucho en nuestras almas por no considerar ese aspecto del sacrificio de Cristo lo que es para Dios, y no meramente lo que es para nosotros. Nosotros obtenemos una paz mucho más profunda considerándolo de ese modo. Nos beneficiamos inmensamente mediante ello. Permítanme preguntarles, ¿Han contemplado ustedes alguna vez ese aspecto de la muerte del Señor Jesús? Yo confío que todo el que está aquí puede decir desde el corazón, «El Señor Jesús murió por mí; en el amor de Su corazón Él se entregó por mí.» ¡Hecho maravilloso y bienaventurado! Nosotros jamás lo olvidaremos a través de toda la eternidad. Pero permítanme preguntarles, ¿Han pensado ustedes de manera insistente en lo que esa obra de Cristo fue para Dios? ¿Han considerado ustedes alguna vez cuales fueron los pensamientos de Dios con respecto a Aquel bendito cuando Él se ofreció así sin mancha? Regresando a Levítico 1 leemos:

    "Si fuere su oblación holocausto tomado de la vacada, presentará a este efecto un macho sin tacha: a la entrada del Tabernáculo de Reunión lo presentará; para que sea acepto en favor suyo (esta es la lectura correcta) delante de Jehová." (Levítico 1:3 – VM).

    Presten atención: el animal no es inmolado aún. Es traído, o presentado en primer lugar, sin defecto, para la aceptación del oferente delante de Jehová. Un animal imperfecto no podía ser aceptado. Vayan solamente a un pasaje en Levítico 22.

    "Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel y diles: Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros residentes en Israel, que quisiere presentar su oblación, por cualquier voto suyo, o por cualquiera ofrenda voluntaria suya, de las que suelen presentar a Jehová como holocausto, a fin de que sea acepto por vosotros, (o para que vosotros podáis ser aceptados, véase la ‘Version revisada’ en Inglés), habrá de ser macho sin tacha, ora sea de la vacada, ora de las ovejas o de las cabras. No podréis presentar ninguna cosa que tuviere defecto; porque no será acepto de vosotros. Asimismo, en cuanto a cualquier hombre que quisiere presentar sacrificio de paces a Jehová, por cumplir un voto o por ofrenda voluntaria, ya sea de la vacada ya del rebaño, ha de ser perfecto para que sea acepto; ningún defecto ha de haber en él." (Levítico 22: 18 al 21 VM).

    En primer lugar, la ofrenda tenía que ser perfecta para ser aceptada. Si hubiese habido una sola mancha, una sola imperfección, en ese becerro, no podía haber sido aceptado, y si el becerro no había sido aceptado, el oferente no habría sido aceptado, porque el animal era ofrecido para que él fuese aceptado. ¿A qué señala esto? A la Persona santa del Señor Jesús, nacido en este mundo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, Aquel que no estimó el ser igual a Dios (Filipenses 2) como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, viniendo a este mundo, no como un hombre adulto como Adán, sino como un niño recién nacido, y pasando después a través de este mundo como Uno santo, inmaculado y ofreciéndose sin mancha a Dios. La totalidad de esa vida bienaventurada, inmaculada (sobre lo cual no me detengo ahora, porque ello está tipificado en la oblación u ofrenda vegetal), la totalidad de esa vida, toda palabra que Él habló, toda acción que Él llevó a cabo, ascendió a Dios como fragante aroma. Y encontramos después que Él fue a la muerte.

    La obediencia que Le caracterizó en Su vida sólo fue perfeccionada, por así decirlo, en Su muerte. O, tal como leemos en Filipenses 2, Él fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Nosotros conocemos los pensamientos de Dios acerca de Aquel bendito. Los cielos fueron abiertos dos veces, y la voz del Padre fue oída, Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia, o, en quien hallo mi delicia (JND). Todo pensamiento de Su corazón fue para Dios un fragante aroma. Vino después la hora terrible en el huerto de Getsemaní, cuando fue traído ante el Señor Jesús todo aquello a través de lo cual Él tendría que pasar si Él persistía en esa bienaventurada senda de obediencia por lo que Él tendría que pasar si Él llevaba a cabo la voluntad de Dios perfectamente. Todo fue traído de tal manera ante Él que el Señor dijo, Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. (Mateo 26:39). Así que Él va a la cruz en obediencia perfecta y bienaventurada y Él mismo se ofrece como una víctima voluntaria, para cumplir la voluntad de Dios.

    Yo no les pregunto, amados amigos, cuál es el pensamiento que ustedes albergan acerca de este hecho maravilloso, ese hecho de obediencia y consagración bienaventuradas a la gloria del Padre, sino, ¿han considerado ustedes alguna vez cuál es el pensamiento de Dios acerca de Aquel bendito y Su obediencia hasta la muerte? Si el Padre pudo decir acerca de Él durante Su vida aquí, Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia, cuánto más ahora que Él ha ido a la muerte misma, por obediencia y amor al Padre. En Juan 14:31 nosotros encontramos dos cosas, Su amor y Su obediencia al Padre, ambas cosas mostradas al ir Él a la muerte. "Más para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí." Él se levantó de la cena para ir a la cruz.

    Suponiendo que un amigo al cual amamos mucho pasara a través de gran tribulación y padecimiento para hacer algo que nosotros deseásemos que sea hecho, ¿no deberíamos apreciar su consagración a nosotros? Piensen entonces en el Señor Jesucristo, a todo costo para Él mismo, a expensas de esa horrible agonía de la cruz, en obediencia perfecta viniendo a hacer la voluntad de Dios; como Él dijo, Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. (Juan 4:34). El Padre tuvo siempre Su complacencia en Él. Pero Él iba ahora a poner Su vida en amor y obediencia al Padre y dice; Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. (Juan 10:17). ¡Por eso! ¿Acaso el Padre no amó siempre al Hijo? No obstante, Él dice, " Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida." Hubo una causa nueva, un motivo nuevo, por así decirlo, para que el amor del Padre fluya hacia el Hijo; y cuando en la cruz el Señor fue hecho pecado, Él nunca fue más el Objeto del deleite del Padre de manera personal. El haber sido Él hecho pecado fue la perfección de Su obediencia. Él fue a la muerte por obediencia a Dios. Él fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Oh, amados amigos, ¿qué piensa Dios acerca de eso? Ello está expresado en nuestro capítulo en estas palabras:

    "Y lavará con agua

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