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En un laberinto las estructuras se repiten, por eso es lo que es, ya sean inútiles
o necesarias: "Había nueve puertas en aquel sótano; ocho daban a un laberinto
que falazmente desembocaba en la misma cámara; la novena ... daba a una
segunda cámara circular, igual a la primera" (Ibídem, p. 536). Según Gustavo
Hocke, El mundo como laberinto, la duplicación de elementos sirve para expresar
la ambigüedad y lo equívoco de la existencia.
En Dark la edición de fotografía nos hace entrar y salir por puertas que son
simétricas en tiempos y mundos distintos. Entramos en una puerta en un tiempo,
y esa puerta es la misma y es otra en otro mundo. Vemos dos ingresos a la
misma cueva. Vemos al mismo personaje con edades diferentes al mismo
tiempo. Imposible no perderse. Dark es el laberinto. El guionista supo que nos
perderíamos con facilidad. Era su recompensa.
En el laberinto solo el héroe puede encontrar la salida que le salvará la vida. Otra
temática recurrente en toda literatura es el viaje heroico. El héroe, cuando
descubre la verdad, debe revelársela a su pueblo, compartirla, hacer pública la
nueva sabiduría. No obstante, para Borges el conocimiento es personal; por
tanto, intransferible: "Que muera conmigo el misterio" ("La escritura del Dios", p.
599). Cada uno debe hacer su propio viaje hasta alcanzar el centro: la fuente de
vida.
Jonas otra vez en esta cita de Borges. Pero al comienzo se niega a contar lo que
sabe. Jonas se equivoca durante 33 años. Durante ese tiempo fue y vino y
manejó (o creyó hacerlo) las vidas de personas de dos mundos. ¿Su deseo era
salvar el mundo? ¿Qué mundo? ¿Para qué? En su viaje (aparentemente) eterno.
¿Qué buscaba? Para él, para su amor (“no puedes olvidar lo que deseas”)
Termino con esta cita de Dark (tendría que volver a ver el comienzo de cada
capítulo de la tercera temporada y prestar atención otra vez a frases como esta)
“¿Importa el camino que elegimos si terminamos frente a nosotros mismos una
y otra vez?
Lean “El otro”; “La forma de la espada”; “Las ruinas circulares”; “Hombre de la
esquina rosada”; “El fin”; “El sur”; (obviamente) “El Aleph”; y cada uno de los
cuentos que fueron citados y retomo de otros trabajos que tenía olvidados por
ahí.
Hay mucho en cada autor, no solo en Borges, que dice más de nosotros que de
ellos mismos. Escribir(y leer) literatura es solo una de las formas de entender el
mundo. Seguramente Borges lo supo más que nadie pero si sos observador, si
recurrís con placer al detalle, si te animás a buscar un poco más allá entre las
líneas y las palabras…te vas a encontrar…con VOS.
Andrea Lux
(…ahora espero comentarios)